LWSnit*--~'@& " ' - ~ ~ u I ~ ~ E BRAIEN ~ I I w Dr. H e r n á n R o m e r o e t al. Dr. E n r i q u e H r d a l o S. M. J a r r e t El grave problema de los accidentes Patrocinio de BRADEN COPPER CO. @ Dr. H. Romero, Dr. E. Hrdalo, S. M. Jarret. 1959. Inscripción NQ 19126 Prensas de la EDITORIAL UNIVERSITARIA, S. A. Ricardo Santa Cruz 747, Santiago de Chile. Proysctd la edicidn MAURICIO AMSTER Indice PROLOGO Pág. 7 EPIDEMIOLOGIA DE LOS ACCIDENTES EN CHILE Dr. Hernán Romero, Sr. Jerj es Vildósola, Dres. Ernesto Medina, Ana María Kaempffer, Fernando Symon, Femando Massad, Jorge Jaramillo, y Sr. Sergio Cruzat pág. Dr. Enrique Hrdalo Su bdirector, Departamento Médico, Braden Copper Co. Pág. 47 II ETIOLOGIA DE LOS TRAUMATISMOS EN LOS ACCIDENTES DEL TRABAJO LA PREVENCION DE LOS ACCIDENTES INDUSTRIALES S. M. Jarret Director del Departamento de Higiene y Seguridad Industrial pág. 61 de Braden Copper Co. PROLOGO Fiel a su costumbre, el Capitulo Chileno del Colegio Americano de Cirujanos publica, este año, e n el tercero de sus Cuadernos de Cirugía los trabajos presentados al Symposium sobre Traumatismos, que llevó a efecto e n Antofagasta e n cooperación con la Sociedad .Médica de esa ciudad, e n octubre próximo pasado. Dos rasgos diferentes tuvo el Symposium de Antofagasta: contó con la participacidn semioficial de instituciones interesadas e n el tema, ya sea desde el punto de vista directamente médico o e n lo que dice relación con el trabajo y obtuvo la colaboración d e u n especialista e n Salubridad q u e enfocara el punto d e vista social y epidemiológico. Sin q u e las colaboraciones de los demás participantes desmerezcan e n nada, just o es declarar que los trabajos del Dr. Hernán Romero, Profesor de Higiene y Medicina Preventiva sobre "Epidemiologia d e los Traumatismos"; del Dr. Enrique Hrdalo, Subdirector del Departamento Médico, sobre "Etiologia de los Traumatismos e n los Accidentes del Trabajo", y del Sr. Stanley Jarret, Ingeniero de Seguridad Industrial, ambos de Braden Copper Co., sobre "Prevención de los Accidentes del Trabajo", sobresalieron por su novedad, originalidad e interés, mereciendo untinimes y elogiosos comentarios. Este hecho movió al Directorio a considerar la posibilidad d e hacer llegar estos trabajos a u n pziblico mds antplio y a sugerir a Braden Copper Co., que tan buena disposición habla tenido para facilitar la cooperación del Dr. Hrdalo y del Sr. Jarret, que contribuyera con u n a tirada aparte, más profusa, de ellos. Como era de esperarlo, nuestra gestión encontró favorable acogida de parte de la Empresa y de su Médico-Jefe, Dr. Luis H. Silva. A ellos debemos que n o sólo los médicos y cirujanos, sino el pziblico e n general y especialmente los dirigentes políticos, administradores de Empresas, ingenieros, industriales, sociólogos etc., puedan conocer estas tres contribuciones a zLn tema de tanta trascendencia en el momento actual. El Capitulo Chileno del American College of Surgeons agradece a Bruden Copper Co., su generosa actitud y n o cree equivocarse al expresarle, también, la gratitud de todos aquéllos que encontrarán e n Ea lectura de estos tres trabajos profundas enseñanzas y amplios motivos de meditación. Abriga también la certeza de que esta publicación hará época e n el estudio y enfoque de estos problemas en Chile. DR. IGNACIO GONZALEZGINOWES, Presidente del Capitulo Chileno del Colegio Americano de Cirujanos Epidemiología de los Accidentes en Chile Más que la cordillera, el cerro Santa Lucia o el Club Hípico, llama la atención del extranjero la conducta del chileno en la calle. .Con luz verde o cuando el carabinero está dando la pasada a los vehículos, cruza él en ambos s,entidos y en cualquier punto de la cuadra, sale entre los coches estacionados o en movimiento y espera en la calzada misma el ómnibus o el momento de atravesar. Hay quien avanza con la mirada alta y desafiante del torero, que está calculan~dola velocidad y la tdirección del toro o hace una verónica, rozan,do uno de los tapabarros delanteros. Ci,erto es que los -diarios de la tarde son aquí una fuente incomparable de cultura; en todo caso, parece lamentable que se les lea mientras se camina y no falte quien baje de la cuneta contemplando una revista ilustrada. A,lguien 'debe haberle ,dicho que los anteojos oscuros lo embellecen o le dan aire de importancia y aun en día de poca luz, anda tan titubeante que aparenta necesitar !de lazarillo. No sólo los trenes llegaban a la hora en los tiempos de Mussolini, sino que también los romanos aprendi.eron a tomar ,la derecha para caminar por las aceras y pasar de una a otra solamente en las esquinas y bajo la dirección del semáforo o $delcarabinero. Como en otras ,partes, el $policíacobra, expeditamente, en Australia y en SudAfrica, una libra esterlina ,de multa al que cometa cualquiera de estas infracciones. Más pesadamente habría ,de cargar la mano al col,ega suyo, porque nadie negará que, entre nosotros, el hombre uniformado .no es particularmente cuidadoso; también a la madre o al padre que comete una imprudencia llevando al niño de la mano y enseñándole así a menospreciar la seguridad. A veces, la persona se escurre entre los parachoques de dos vehículos que están aguardando la partida y a uno se le pone carne 'de gallina, pensando que si retrocediera distraídamente el *deadelante o le diaeran a uno un empujbn por detrás, probablemente le costaría las dos piernas al aventurero. Cuando se gasta tal consducta alguien con apariencia de individuo culto, uno no sabe qué pensar, como tampoco del que se vanagloria de ignorar quC indica la luz roja o verde, porque él o ella no conduce automóvil. Los automovilistas pertenecen a Ia misma categorda zoológica y ninguno d e ellos ha rebajado su dignidad tomando jamás la derecha. Compiten por el lado izquierdo 'de la calle o del camino y en la observación más superficial se advierte que, en una y otro, esta parte se halla siempre más gastada. Cuando se trata de cruzarse, bastaría que quien viene más distante quitara el (pie dcl acelerador; pero eso tambidn le daría una sensaci6n de menor valía. El mismo afán d e ,dominio se impone cuansdo ve que u n vehículo quiere atravesar perpendicularmente o virar, aprovechando una interrupción de la corriente. A toda costa, hay que bloquearle el paso. A todos nos ha ocurrido que hagamos u n gesto de indignación ante una maniobra incalificable de otro automóvil y tengamos la desagradable sorpresa de verlo conducido por un amigo o por otra persona respetable y nos hemos dicho a menudo que muchos de estos #problemasse solucionarían si el hombre que lleva un volante e n las manos se gastara, en esos momentos, la misma cortesía o urbanidad que cuando se desplaza sobre sus pies. Son tantas las oportunidades que, de vuelta a casa, uno se siente con deseos de darle gracias al cielo porque todavía no es homicida. En muchas partes hemos proclamado que el Cuerpo de Carabineros es una de las primeras instituciones de este país. Ultimamente algunos han sentido que el entusiasmo se va enfriando, no s610 porque les pide los documentos, por quítame allá estas pajas, con la actitud de ejército de ocupaci6n, sino también porque parece no darle suEiciente importancia a su función educativa. Conducir un vehiculo requiere cierta dosis de inteligencia y ya veremos que abundan los oligofrénicos entre los queyiollan repetidamente los reglamentos; exige tambiCn cierto grado de instrucción. Ordinariamente el individuo no sabe por qué ha de tomar la derecha si va a menor velocidad y suele aprender la necesidad de mantener distancia con el vehiculo anterior cuando éste frena y él se embute por detrás. A costa de experiencias dolorosas, suele aprender también que los cambios de dirección o de velocidad deben anunciarse con anticipación y que los reglamentos son trasunto ,de experiencia, codificados !por gente competente en la materia. Según los americanos, el individuo que, en un año, conduce unas 10 mil millas comete unos 25.000 errores. A la >policía corresponde castigar algunos y sobre todo, estar permanentemente enmendándolos por persuasión y demostración. Debe haber algunas excepciones, que n o están registradas; pero la regla general es que los accidentes, como causa 'de invalidez y d e muerte, han aumentado en todo el mundo. De ~defunciones,son la tercera, despuCs de las cardiopatias y el cáncer, en los países más avanzados, como Estados Uni,dos o Canadá. En aquel son la primera entre 1 y 34 años d e edad y la segunda entre 35 y 44; cuestan al año unos 4.500 millones de dólares o el equivalente de un 2% ,de !la renta nacio- nal y ocasionan más muertes y más incapacidad que cualquiera otra entidad, y unos 9% millones de lesiones serias. Para los varones, representan la primera causa entre 1 y 45 años en la República Federal de Alemania, y ocasionan 1/3 de todos los decesos en Baviera, entre los 15 y 25 años. Como tienen predilección por los grupos de edad más baja, representan, indiscutiblemente, el mecanismo más importante de pérdida de dias por vivir y de inualideces de larga duración. Según dice atinadamente K. H. Bauer, Profesor de Clínica Quirúrgica de la Universidad de Heildelberg, la aparicibn de una epidemia que produjera diariamente, en una nación de 50 millones de habitantes como Alemania Occidental, 1.000 casos y 35 defunciones, haria estallar 1'á alarma pública y que se proveyeran medidas y recursos extraordinarios para afrontarla; por si solo, el tránsito ocasiona allí tantas víctimas y la gente sigue impertérrita. Dicho aumento es s610 absoluto, porque se han incrementado considerablemente la ,población, el número de vehículos y las distancias recorripdas. Para dar un ejemplo, la mortalidad era, en Estados Uni'dos, de 19 por 100 millones de millas, en 1925, cuando había veinte millones de autombviles; en 1955, se habían triplicado éstos y las defunciones se habían reducido a un tercio (6,4), o sea, que esta Última ganancia quedaba automáticamente anulada y superalda por la mayor masa. Según la Sociedad Real para la Prevención de Accidentes, éstos eran, ,en Gran Bretaña, de 99,4 por 10.000 vehiculos a motor, en 1934, y de 42,7, en 1953. T a b l a N9 1 N ú m e r o de accidentados, de muertes y de vehiculos a motor y tasas de accidentes y de muertes por 100.000 habitantes y por 1.000 vehiculos. Chile, 1943, 1947, 1951 y 1955 % aumento . . . . . . . . . 1943 1955 1943-55 5.355 20,5 NQ personas accidentadas 3.034 6.452 10.229 237,l Tasa por 100.000 56.6 158,5 180,O 234 1 .O54 350,4 . . . . . . . 4~4 16,3 270,4 . . . . . . . . . 47.214 100.205 112,2 643 110,O Población N9 (miles) muertes . . . . . . . . habitantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . Tasa por 100.WO habitantes N? vehiculos a motor Accidentados por 1.000 vehículos a motor . . . . . 580 102,l 10,5 . . . . . . 7,7 10,3 Muertes por 1.000 vehIculos a motor % muertes sobre total accidentados . . . . 58,8 Como veremos varias veces, los accidentes han aumentado entre nosotros n o sólo numérica, sino también proporcionalmente (Tabla N? 1 ) . En este crecimiento dfebe influir, en magnitud grande pero im,precisable, la mejoría del registro. Probablemente, es del orden de un tercio. Los vehículos aparecen duplicándose en el período (1943-1955) y las muertes suben más que el número de víctimas. Se .puede atribuir a una mejor clasificación y constancia de aquéllas. En la tabla siguiente (Tabla NQ 2) se ve que aquel fenómeno fue menos marcado para Santiago que para la República, no obstante haber sido mayor el incremento ,de vehículos en la capital (55%) que en provincias (40%), donde las estadísticas beben haber experimentado mayor progreso. Tabla N? 2 Tasas de mortalidad por accidentes del tránsito para Chile y provincia de Santiago por 100.000 habitantes y por 1.000 vehiculos a motor, 1949 y 1955 C H I L E Por 100.000 habitantes Por 1.000 vehículos motor S A N T 1A G O Por 100.000 habitantes Por 1.000 vehículos motor . . . . . . . . . . . . . . . . . . - . . . . . . 1949 1955 83 16,4 72 10,5 14,7 17,6 5,4 4,6 El fenómeno consignado en la última columna vertical de la Tabla NQ 3 proviene .dteque los automóviles, camiones y camionetas ocasionan el 60%, aproximadamente, de las de'funciones; que éstas hayan ,disminuimdo puede acaso atribuirse a que se han introduci.do muchos vehiculos nuevos, con buenos frenos y que sus dueños cuidan prolijamente. T a b l a N9 3 Tasas de mortalidad por 1.000 vehículos a motor, según tipo de vehículo. Santiago, 1949 y 1955 Vehículo Automóvil Camión y Autobús . . . . . . . . . . . camioneta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Trolebús y tranvía Otros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1949 1955 Diferencia 32 2,4 - 25,0% 67 34,3 6,1 36,7 + 43,O 47,3 + io,o% 1,5 2,1 + 40,0% 9,0% 7,0% Se suelen clasificar los accidentes en domésticos, del trabajo, del tránsito y pziblicos, reservando esta cuarta cabegoría para aquellos en que no interviene el auto- m6vil. Aquí están incluidos, pues, los barcos y las embarcaciones, el repartidor que se cae d e la bicicleta, los ahogamientos en (piscinas y playas etc. No obstante constituir u n problema .de primera magnitud, se les conoce malamente en todas partes y casi nada, entre nosotros. Se comprende que sea así, porque muchos de 10s leves no recurren en busca de tratamientos o van a médicos particulares. N o coinciden y aún se haceñ fuego entre si las informaciones de los hospitales, del Cuerpo ,de Carabineros (de que emanan las citadas más arriba), del Instituto Médico Legal, de los organismos del trabajo, de los Servicios Nacionales ,de Estadistica y de Salud. El policía no sabe lo que ocurre despuks con las víctimas y no hay intercambio de informaciones entre el Instituto Traumatolbgico y otras instituciones que practican atención de emergencia' o cuidan de las lesiones constituidas. Ocurre así, por ejemplo, que en 1948, las tasas de mortalidad por accidentes del tránsito, calculadas a base de los ,datos de Ia Direcci6n General de Estadistica alcanzaban a 5 por 100.000 habitantes; según los datos 'de Carabineros, a 9,9, y del Instituto de Medicina Legal, a 12,O. En 1955, el Subdepartamento de Estadística del Servicio Nacional de Salud registró 1.398 defunciones de este origen, total muy semejante al dado por este Instituto; .pero 32,50/,superior al de ese Cuerpo. A su vez, Carabineros anotó, entonces, 11.444 accidentes con 10.229 personas envueltas en ellos y 1.054 ,decesos. Evidentemente, estas cantidades revelan una subenum~eraci6nconsiderable, puesto que no se puede suponer que la letalida,d llegue casi al 10% y a la inversa, que sean tan pocos esos siniestros y el número de individuos participantes. A menudo, se trata de evitar la intervención de la autoridad y ella, a su vez, s610 insiste en dejar constancia de los acontecimientos de cierta magnitud. En algunas partes, la policía tiene obligaci6n de hacerlo cuanmdo hay daños personales o los materiales exceden de cierto mínimo (50 6 100 dólares) . Por lo dem5s. s610 recientemente se ,ha caído verdaderamente en la cuenta d e que el médico tiene responsabilidad en la prevencidn de estos daños y que se les puede estudiar, aplicando técnicas epidemioldgicas parecidas a las que se utiIizan en otros campos .de salud. S610 ese estudio y los conocimientos que se desprenden de él permitirán establecer programas preventivos y de control. En efecto, se les puede consi.derar como una enfermedad endémica, por cuanto existen permanentemente y revisten considerablle volumen y como en ella, actúan aquí 3 factores: el mesonero o sea el que recibe la injuria, el huésped o agente que la produce y el ambiente. Como en ella tambidn, se pueden clasificar los casos según sexo y edad, según sitio y, por tanto, según la distribucibn geográlica y en el tiempo. Igualmente, se puede observar la tendencia secular e introducir componentes (o parámetros), como ,las condiciones atmosféricas y otras circunstancias. Gordon y Armstrong, en Estados Unidos, y Cruikshank, en Gran Bretaña, nos señalaron la ruta y muchos la estamos siguiendo. Veamos algo de lo que nos ha permitido aprender el procedimiento y tomemos primero los accidentes automovilísticos. Se sabe, por ejemplo, que, aproximadamente en un tercio, la causa principal del accidente de automóvil es la velocidad* y en un cuarto, el consumo de bebidas alcolzólicas. Se sabe tambiCn que en una mayoría substancial se producen en las 3 primeras horas de manejo, o sea, que, *probablemente,influye más el cansancio de una mala noche o por otro mecanismo. Influye, asimismo, una tensión emocional, aun pasajera -mecanismo primordial- y algunas drogas. Se dice que algunos somníferos prolongan su accibn durante unas 24 horas, que los remedios contra el resfrío -tan populares en otras partes- juegan papel, que las molestias de hemorroi,des graves .pueden distraer peligrosamente y algo semejante ocurre con los síndromes ,dolorosos ,de la columna. Respecto a la hora del día, su frecuencia guarda correlación bastante estrecha con las distancias recorridas (Tabla NQ 4), salvo entre las O y 4 horas, eii que ocurren 3 veces más a menudo. T a b l a No 4 Hora d e firoducción d e accidentes e n Chile, Santiago y otras provincias (porcentajes) Alzo 1957 - Chile 11.444 Stgo. urbano 5.128 1.092 0-4 4,5 3,9 5,o 5,o 4-8 4~9 19,O 428 20,5 7z1 16,O 4,5 18,3 12-16 23,4 23,8 19,O 23,9 16-20 30,9 30,l 31,3 31,7 33-24 17,3 16,9 21,6 16,6 Total 100,O 100,O 100,O 100,O 73,3 74,4 66,s 73,9 26,7 25,6 33,7 26,l Hora Nv accid. 8-1 2 Stgo. ~ r a l Resto patn 5.224 Día (8 A. M. a 8 P. M.) Noche (8 P. M .a 8 A. M.) Se advierte que en Santiago rural la mayor proporción ,de acci,dentes fue nocturna; tambidn que, en la ,parte urbana, la .distribución horaria coincilde con el volumen ,del tránsito, usando como índice el número 'de pasajeros de movilización colectiva y que la excepción está constituida por el lapso entre O y 4 horas (Tabla NQ 5). +Cabe recordar que la energía quinética es igual a la mitad de la masa por el cuadrado de la velocidad, de modo que "el ímpetu, determinado ademis de un modo decisivo por la velocidad, no asciende, pues, en proporción aritmética, sino geomktrica, es decir, que su efecto, al duplicarse la velocidad, se cuadruplica y al triplicarse se haee nueve veces mayor" (K. H. Bauer) . T a b l a NQ 5 Distribución horaria de los accidentes de Santiago urbano (1957) y el ndmero de pasajeros de movilizacidn colectiva - Hora NQ N9 accidentes pasajeros Relación (por 1.000) 0-4 200 13.072 15,3 4-8 247 103.464 2,4 8-12 1.049 519.313 290 12-16 1.226 589.766 2J 16-20 1.543 644.267 2,4 20-24 869 345.618 23 5.128 2.215.500 23 Total En otras .partes, se nota predominio de accidentes en el medio rural sobre el urbano y d e noche, que corresponde seguramente a vehículos -muchos de carga- que practican largos recorridos. En ,Chile abundan mbs en las ciudades por el diferente mecanismo (Tabla NQ 6) . Se acumulan, asimismo, en los tres primeros meses ,del año, seguramente por la influencia ,del veraneo, y en sábado y lunes para el medio urbano, y tambikn en domingo, para el rural. Universalmente, una mayoría substancial se produce en las esquinas o en los cruces de caminos. Para conductores y viandantes tan arbitrarios como nosotros, no es de sorprender la distribución que revela la misma tabla (mayor frecuencia en la calle o en el camino que en los cruces por Santiago rural y Valparaiso). T a b l a N'? 6 Sitio del accidente. Santiago y Valparaiso, 1957 (porcentajes) Sitio Santiago urbano Nv total 4.737 [ Santiago rural Valparaíso 966 1.947 53,l Cuadra 39,3 54,2 Esquina 60.7 45,8 46,9 Total 100,O 100,O 100,O Al menos entre nosotros, la influencia ,del alcoholismo no es susce,ptible d e muchas precisiones. Su dosificación en la sangre puede revelar que el individuo ha estado bebiendo y según la concentración, aun con exceso; pero nada más. Estudios extensos revelan que la alcoholemia es mucho menos peligrosa cuando está disminuyentdo que cuando está aumentando. Puede ser más temible, pues, u n individuo que acaba de ingerir dos o tres aperitivos con el estómago vacío que otro que ha consumi,do, algún tiempo antes, cantidad mucho mayor en el curso de la comida. A ciertas horas del día, una mayoría de los automovilistas tienen cierta cantidad de alcohol circulante, que produce algún grado de incoordinación y de perturbación. La dificultad está en establecer hasta d6nde existe relación de causa a efecto con el accidente; es mayor cuando las determinaciones se realizan en el cadáver; finalmente, cuando no se las practica sistemáticamente y en condiciones comparables. Según Ross A. McFarland -el investigador que más ha trabajado en este problema-, esas perturbaciones se producirían aun con concentración en la sangre de 0,04%. En Virginia (EE. UU.) se dice que los ebrios ocasionan u n cuarto de los accidentes fatales y se ha pedido cárcel, siquiera de 24 horas, para el individuo que comete una infracción y cuya alcoholemia excede d e un mínimo. Sin embargo, no se determina rutinariamente y las incertidumbres que todavía rodean esta medida explican que se haya impuesto en muy pocas partes. En una investigación de Adriazola y Armijo, encontraron ellos casi un 20% de ebrios (25% si se les suma los sospechosos) entre 196 implicados: 33% entre los conductores y 5% entre los peatones. En cambio, Carabineros los acusa en el 2,7% (1,7 y 1%, respectivamente) ,de los accidentes producidos en Santiago y Valparaíso y en el 3,5 de los sucedidos en el país, en 1955 (Tabla N9 7). Este año, el antecedente figura como determinante en el 1,5% de los atropellos, el 5,9% de los choques, el 7,5% de los volcamientos, el 1% de las caídas y el 1,6% del resto. Se detuvo, entonces, 19.238 indivilduos por infracciones a los reglamentos del tránsito: 18.968 hombres (98,6y0) y 270 mujeres; 1.388 (7,2%) de estos infractores aparecían como intcmperantes y más o menos la mitad era conductor profesional. T a b l a No 7 Causa de accidentes segiin tipo. Chile, 1955 Causa N9 accidentes Manejo . . . . Desperfecto máquina . . . Exceso velocidad . . . Ignorancia o impericia . . Dific. caminero . . . . Respons. pasajero o peatón . Otros . . . , . . Total . . . , . . estado ebriedad Manejo estado bebido Total Atrop. Choque Volc. 11.444 4.947 4.564 452 - - . . . . . . . . . . 1 Caída Otros 801 676 u 03 1,8 2,9 0,4 0,3 23 IDO 4,1 0,6 1,3 4,1 u 3,9 4,6 35,4 2.5 7,7 4,3 10,8 82 33,9 68 12,8 03 3,3 1,4 12,8 31,2 0,4 55,6 34,6 100.0 26,2 100,O 1,6 45,l 133 24,2 10n,0 100,O 5,6 19,4 M 42 6,4 3,l 63,5 3,1 34,O 252 100,O 43,9 100,O La relación entre infracción y accidente debería constituir índice de la gravedald d e aquélla y aparecerían así especialmente riesgosos el exceso de uelocidad y la intemperancia (Tabla N? 7 ) . Le quita validez la irregularildad con que se sanciona o registra aquella. Puede sorprender al chileno que tanto pondera las sanciones que los partes alcancen, en promedio, sólo a 12,4 por carabinero y 2,02 por vehículo, al año. En todo caso, esta relación va desde 0,37 en Llanquihue a 3,07 en O'Higgins y aquella, 1,5 en Chiloé a 18,7 en Santiago (Tabla N? 17). La Asistencia Pública no separa estos accidentes de otras violencias y sobre u n total de 225.105, en 1956, ~ g i s t r ala alcoholemia en 16.860. En el trimestre mayo a julio de 1958, se ,practicaron 3.514 determinaciones entre 14.715 casos de traumatismos diversos con los siguientes resultados (Tabla NQ 8 ) . T a b l a NQ 8 Alcoholemias practicadas en la Posta Central Asistencia Pública Mayo-Jt~nio1958 Titulacioncs N9 090 586 16,7 0,01 a 0,50 1.237 35,2 0,51 a 1,O 204 5,8 1,01 a 1,5 288 82 1,51 a 2,O 446 12,7 2,01 a 2,5 444 12,6 2,51 a 3,O 224 6,4 3,01 85 64 3.514 100,O a 4,O Total En Suecia, la Compañía Motorforarna se especializa en asegurar abstinentes. Entre 1943 y 1946 las demandas anuales de indemnización por 100 vehículos asegurados fue de 7,4 'frente a 11,4 (54% superior) (para otras empresas. Estos excesos oscilan entre 21% .para los camiones y 92% para los taxis. Se calcula en ese país que el riesgo para el borracho es más de 5 veces mayor que para el abstinente o el bebedor muy moderado. En un estudio #practicado en Chicago, este coeficiente alcanzaría a 54 con alcoholemias superiores al 1,5%. Hay consenso en que al hombre, bebedor o abstinente, corresponde más responsabilidad que al ambiente (camino y clima) o al vehiculo. He aquí como la estima Carabineros (Tabla N? 9). T a b l a N9 9 Causa de Accidentes. Santiago y Valpa~aiso,1957 Causas Responsabilidad del conductor . . . . . . . . . . . . . . . . . . Responsabilidad del peatón o pasajero . . . . . . . . . . . . . . Vehículo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ambiente 2.956 2.410 330 168 No especificada 1.786 Total 7.650 Sobre otras características de los causantes sabemos mucho menos de lo que deberíamos. Al igual que en la industria, el 20 6 30% de este universo se ve envuelto en el 70 u 80% de los acontecimientos. Predominan los jóvenes y en otras partes, los adolescentes y entre los reincidentes -que deberían consi,derarse como con,ductores enfermos-, los oligolrénicos, los individuos emocionalmente inestables o que resienten la autoridad organizada; también los inadaptaldos frente a otras demandas personales o sociales. A la inversa, los sordos serían habitualmente cuildadosos y hay quien hace el elogio del diabético. Aunque nos duela, debemos reconocer que, entre los infractores, son proporcionalmente más numerosos los varones que las mujeres (Tabla N? 10). T a b l a N9 10 Detenidos por accidentes del tránsito, según edad y sexo, e n tanto por ciento sobre el total de detenidos y por 100.000 habitantes. Chile, 1955 C/, sobre total detenidos Edades H T 1 Relac. 7-14 O,4 26,O 15-20 60 30,4 21-30 39,O 80,8 31-40 28,7 46,O 41-50 17,2 47,7 51-60 61 y + 7,1 73,7 127 40,8 ? 0,4 Total 100,O Z5,2 Las condiciones desfavorables del medio son mucho más peligrosas para el inexperto y en el cansancio extremo, pueden sobrevenir alucinaciones y desastres, por sortear obstáculos inexistentes. En todo caso, se dice que el individuo conduce como vive y que nada es más dañino que considerar el acci,dente como algo que ocurre simplemente o que es producto ,de mala suerte. La inminencia de uno que no llega a materializarse está llena de enseñanzas. En cuanto a grupos de edad, los conductores más peligrosos tienen entre 20 y 24 años. Calculada en proporción sobre el total de accidentados y sobre la poblacibn de igual edad, nuestros datos revelan que el riesgo dismi,iiuye lentamente después de los 30. En Santiago rural, aparecen edades inferiores que en la parte urbana y en Valparaiso (Tabla N? l l ) , lo que puede atribuirse, acaso, al ti.po #de accidente (Tabla N? 12). Distribución parecida de edad vimos entre los detenidos al comentar la de sexos. Tabla N9 11 Edad d e accidentados y tasas para Santiago y Valparaiso. 1957 Porcentajes sobre el total Edadea Total de accidentes Tasas por 100.000 habitantes de accidentados Santiago urbano Santiago rural Valparaíso 4.589 1.385 1.467 Santiago Valparaíso 10 10,O 13,l 12,7 136 143 10-19 21,3 13,7 18,9 322 206 20-29 24,2 266 24,3 397 351 30-39 21,4 20,9 20,2 455 388 4&49 12,7 13,4 11,4 369 280 + 10,4 12,l 12,5 243 224 Total 100,O 100,O 100,O 304 264 50 T a b l a NQ 1 2 Edad de accidentados (porcentajes sobre el total) para diversos tipos de accidentes. Santiago urbano. 1957 Edad Ah-opello Choque Caída 10 14,3 10-19 22,4 42 19,5 9,8 19,8 23,7 20-29 23,4 26,7 30-39 17,5 27,7 19,9 40-49 11,3 13.6 12,9 + 11,l 8,3 13,9 50 Las lesiones más graves son las ocasionadas por los lanzamientos fuera del vehículo. Dentro de él, predominan las propulsiones contra el parabrisas y el tablero de instrumentos, y en menor grado, contra el volante y su vástago y contra el respaldo del asiento delantero. Corren más peligro quienes van al lado del conductor; después, &te y finalmente los que ocupan los asientos traseros. T a n to en peatones c o m o e n pasajel-os, predominan las lesiones cráneo-encefálicas,* que son responsables del 30 al 70y0de las muertes: de ahi la #importancia que adquieren el neurocirujano y el que practica cirugia estética, como colaboradores del ortopedista. Le siguen las lesiones de los miembros in'feriores, d e la pelvis y de11tórax. Las del abdomen casi nunca están solas y en 2/3 de todos los casos, las injurias son múltiples. De ahí la necesidodt del examen #prolijo y en su defecto, la posibili,dad 'de que sobrevengan sorpresas desagradables. Con frecuencia ocurre lo que llaman los americanos el .huascazo (whiplash) o pencazo, esto es la Qlexi6n violenta y brutal de la columna cervical, que ocasiona un choque o una frenada o una maleta u otro cuerpo pesado que se proyecta desde el hueco ,de la ventana trasera. El conductor suele quebrarse el esternón o las costillas contra el vástago del volante, sobre todo si la imaginación del constructor lo hizo metilico y agudo. En años recientes, los fabricantes han comenzado a darle verdadera preocupación al problema de la seguridad. Se dice que, en Estados Unidos, se han gastado, en los últimos 35 años, unos 2 billones y medio de d6lares en vehículos motorizados y accesorios y que a prevenir n o se dedica siquiera un centdsimo de lyo. Con afán estético bastante discutible, se han desarrollado los mascarones d e proa y otros adornos fálicos para mejor ensartar a un transeúnte y s6l0 ahora Último, hay fuerte movimiento para conformar el vehículo alrededor del indivi'duo. Quieren que sea para éI como la caparazón para la tortuga, y puesto que es más dificil modificar la naturaleza humana, transformarlo de peligro en riesgo*" y aun en armadura de defensa. A pesar )de que Teare ha sostenido que 'pueden matar ,por ruptura de la aorta abdominal, los cinturones de nylon y alos arneses para el piloto comienzan a probar su valor como mecanismo de defensa. TambiCn para evitar eyecciones, se recomienda colocar el seguro en las puertas después de cerradas; se está reemplazando las chapas por u n sistema semejante a1 d e avión y aun uniéndolas, de un lado a otro, lpor una banda resistente y fácilmente desabrochable, que corre a lo largo de los asientos. Se están suprimiendo las ,perillas y otras eminencias, acolchando con felmpa de piano o goma sintética el tablero y el respaldo del asiento delantero, que se hace más aIto para disminuir las probabilidades del huascazo. El parabrisas es desplazable y 'Los traumatismos de cráneo figuran en la mitad de los accidentes de inotocicletas y son responsables de 415 de las muertes. Por eso, debería exigirse el uso del casco protector. En aqukllas, las lesiones miiltiples son casi de regla. **Se llama riesgo al peligro disminuido por la acción de medidas preventivas. el volante tiene forma de plato so;ero y vástago corto y aun replegable. Se suprime el compartimento para colocar objetos debajo del vidrio de atrás, se pone luz para retroceder y material reflejante en el parachoque trasero y aun en reemplazo de algunos cromados laterales. Se prohibe el espejo de retrovisión colocado bajo y se agrega otro en el exterior y a la izquierda, que se puede manipular desde adentro. La intensidad d e los faros se regula con un ojo fotoeltctrico. Importa muchísimo que en los volcarnientos en campana se mantengan las puertas cerradas (ahora se abren en la i/z a 9/4 d e los casos) para reforzar el eje que sustenta la caparazón metálica. Porque es más débil en ellos, son más peligrosos los modelos que se llaman de techo duro y más aún, los convertibles. El parabrisas envolvente está creando dificultades por su efecto prismático y la producción de imágenes fantasmas que suelen determinar .diplopia. Los coloreados constituyen buena defensa contra el exceso de calor y sobre todo, de luminosidad. En tanto que los incoloros interceptan u n 12% d e la luz, aquéllos la disminuyen en un 30% y pueden resultar inconvenientes en la penumbra. Los efectos de la acción de la luz han sido estudiados con particular prolijidad y muchos conocimientos adquiridos en la aviación han encontrado aplicación en el automovilismo. La precisión de algunos datos es sospechosa. No es discutible que la visión en la obscuridad ,del hombre de más edad es mucho más defectuosa que la .del joven ni tampoco que haya peligro en exponerse prolongadamente al sol de la playa o de la montaña y regresar conduciendo al atardecer. Parece dudoso, en cambio, que se pueda postular que diferencias de 13 años exigen doble cantidad de luz o que el óxido #decarbono que circula en la sangre de un individuo que se ha fumado 3 cigarrillos seguidos, lo coloca en condiciones parecidas al que se halIa a 2 6 3.000 metros de altura. Los efectos se dejarian sentir al nivel del nervio óptico y de las terminaciones en la retina. El óxido d e carbono proviene tambien de los gases de combustión del motor propio y de otros veliículos acumulados en aglomeraciones de tránsito. A instancias de los Estados Unidos, Naciones Unidas ha reclutaldo u n grupo de expertos que se preocupa: 1) de la seguridad en la construcción de caminos; 2) de la concepción del automóvil, y 3) de las condiciones de la licencia o permiso medico. Este punto más concreto ha sido tomado por la Organización Mundial de la Salud. No procede entrar en el detalle *desus recomendaciones y basta comentar que se aconseja no autorizar el manejo de individuos cuya visión sea inferior a 0,8 aun con anteojos, o que presenten anomalías o reducción marcada del campo visual o de la audición; que sufran de bradica~diapor debajo de 40 pulsaciones por minuto u otra causa de perdida del conocimiento, hipertensión maligna, diabetes insipida, alcoholismo crónico, enfermedad de Meniere y otras varias. Insisten en que conducir automóvil requiere habilidad y atención más constantes que el aeroplano y que en el permiso d e conducir es un privilegio y no u n derecho inherente, que no se concibe no exigirlo, como ocurre todavía en algunos países o concederlo para toda la vida, cuando las circunstancias cambian. Naturalmente las exigencias deben ser mayores cuando se trate de vehiculos pesados, de locomoción colectiva y comerciales. En Estados Unidos se está enseñando a conducir en los colegios secundarios y en otras partes y para programas recientes, los vendedores -de automóviles han .prestado ya 6.000 coches y las compañías de seguro han contribuido con cientos de miles de dólares. Naturalmente hay becas para los profesores respectivos. Se han establecido sistemas para espiar los errores 'de los automovilistas, con ,fines educativos y abundan los manuales .del buen conductor. De las muertes por accidentes, en general, 1/5, aproximadamente, es *debisdoa los domksticos. Más importa aún la abundancia ,de ,los más leves, de modo tal que se estima que ocurren 100 a 150 de éstos ,por cada defunción. En Estados Unidos, se calcula que hay unos 2 millones de niños que requieren atención médica por esta causa, fallecen unos 12.000 y 50.000 quedan inválidos. Predominan en las edades extremas y entre 1 y 4 años, las muertes son ,dobles de la suma de las debidas a sarampión, escarlatina, difteria, tos convulsiva, disenteria, .poliomielitis y tuberculosis. E n el 25%, los accidentes suceden en el dormitorio; le siguen en peligro el baño, el patio y el comedor. En los individuos .de eda,d más avanzatda hay número considerable de caídas, debi,das con frecuencia a errores y a limitaciones sensoriales. Abundan también-entre ,los niños y en ellos se agregan los envenenamientos, porque actúa la tendencia a llevarse las cosas a la boca y lo que llaman malamente los alemanes exploración bucal, o sea, el adán de reconocer las propiedades de las cosas 'del mundo por este me,dio. En el lactante hay cierto número de sofocaciones, porque se le hace .dormir con adultos o se le maneja mal en la cuna. hlis adelante, se quema con liqui,dos calientes, se cae al brasero * y en otras partes, se le inflama la ropa. En u n pueblo 'de Gran Bre-' taña hubo una epi,demia, durante un período de #dosaños, de un 70% de quemaduras graves en niños, que hacían 3 veces más víctimas entre las niñitas que entre los varones; ,por investigacibn se las atribuyó a las estufas eléctricas abiertas, que prendían las camisas de dormir o las faldas largas y condujo a la prohibición de ese tipo de aparato. Las intoxicaciones se deben a 'los agentes más variados y aun a la aspirina, que se suele endulzar. En varias partes del mundo, la enfermera, el educador y el inspector sanitario, como también los que trabajan en extensión agrícola, participan, en distintos grados, en pro,gramas de información y pro.paganda ,para la familia y aprovechan sus visitas para corregir ,defectos. La propia Fundación Kellogg está auspiciando proyectos de observaci6n y enseñanza, en los cuales se dejan libretas calendarios que las dueñas lde casa llenan con el relato de acontecimientos dignos de mencidn. Contra lo que cree la gente, los campesinos están tambikn bastante expuestos, de modo tal que suelen constituir el grupo más numeroso de accidentados. Como veremos para el caso d e Chile, no ocupan el .primer lugar por la magnitud de la población expuesta, sino que quedan bastante después de la minería. Entre ellos predominan las lesiones debidas a las máquinas y a los animales, como *Si no lo sientan en 121o en una plancha caliente para curarlo de la enuresis. IMPORTANCIA RELATIVA DE LAS CAUSAS DE MUERTE % RESPECTO DEL TOTAL C H I L E CAUSAS Is -SINTOMAS. 5ENILIOA0 Y M I L OErINIoAS % ocr iairii DE CAUSAS - 1920 - 1957 % CAUSAS or c l u r r s Dcr P . 7 INFECCIOSAS 0) r"'<? P . 8 .ACCIDENTES Y OTPAS 9 -TUMORES LOS SENTiOOS MORTALIDAD POR ACCIDENTES, ENVENENAMIENTOS. Y VIOLEN.CIAS. EN 2 8 PAISES''' POR IOOOOO TASAS TASAS O HABTS. POR 100000 10 20 30 40 50 10 20 30. TASAS 10 50 lOO.WO HABITANTES 60 70 60 70 AUSTRIA SUIZA ESTA005 UN1005 ALEMANIA ORIENIAL ALEMANIA FRANCIA 1 FINLANOIA 53 AUSTRALIA 53 1 M ISLANOIA 1 CANAOA S( 1 53 1 JAPON SUECIA BELGICA ESCOCIA 1 1 NORUEGA PUER 1 0 RICO ;1 PORTUGAL INGLATERRA 7 GALES ITALIA ESPAÑA I R L A N O A DEL NORTE% 1 REP. DE IRLANOA 5 1 REP DOHlNlCANA 1 Y O CAW PAlf POR r o r i i or crurrr HABITANTES 80 tambidn a las armas de fuego; pero hay, además, los envenenamientos debidos a gases de silos y bodegas, a ,los abonos fosfatados, a algunos pesticitdas etc. Más bien excepcionalmente se ha descrito el pulmón del trilla,dor y electrocuciones debi,das a cercados eléctricos, de ordinario muy ,inofensivos. E n las industrias, el 50% se da e n menores de 25 años y en el grupo de 20 a 24 años alcanzan doble volumen que en el de 40 a 44. Oscilan entre un mínimo a 'primeras horas de la mañana y un máximo al final del d,ía y son probablemente menos frecuentes en las in,dustrias granjdes que en las pequeñas del mismo género. Son más peligrosas las operaciones ruidosas y las que no se repiten. Ya veremos qué enorme peso representan los accidentes del trabajo para nuestra producción y para nuestra salubridad. En Chile es práctica agrupar los homicidios y suicidios (muertes voluntarias) y todos los accidentes bajo el rubro de muertes violentas. En 1957 ocuparon éstas el octavo lugar entre las causas de defunción con (poco más *de un 6y0 (Tabla NQ 13). Fueron superadas por las ,enfermedades respiratorias, digestivas y circulatorias, por los grupos #desíntomas y causas mal definidas, por las propias del primer año de vida, por los tumores y por el total de infecciones, incluyendo tuberculosis. A su vez, excedieron de las causas ,del sistema nervioso y órganos ,de los sentidos -responsables del 6% de las muertes- y #deotros 8 grupos que, en conjunto, representan el 5,5% (Gráfico NQ 1). Entre 18 países estudiados, Chile aparece después de Canadá, Australia y Estados Unidos, situación que es más grave para nosotros, puesto que no hemos dominado tan considerablemente las causas prevenibles. En ellos, sustraer la mortalidad infantil no inEluiría notoriamente en las proporciones, en tanto que ola nuestra subiría a 9y0 -vale decir en un 50% (Anexo NQ 1). De 86,7 por 100.000 habitantes, nuestra tasa de mortalidad es la más alta de 28 países con estadísticas conocidas. Siguen, en orden 'descendente, Austria (82,4), Suiza (78,4), EE. UU. (75,0), Alemania Oriental (73,9), Alemania Occidental (72,s) etc. (Gráfico NQ2). Contrasta esta prominencia con lla importancia relativa, simplemente porque, entre nosotros, las muertes violentas están comprimidas por una masa de causas susceptibles de mucha reducción (Gráfico NQ3). Aun entre nosotros, ha llegado a duplicarse en los últimos 40 años, precisamente por ese mecanismo (en especial por la disminución de enfermedades infecciosas). La tasa misma, que entonces estaba alrededor de 100 por 100.000, se mantuvo prolongadamente y empezó a #disminuir paulatinamente, hace una media docena de años (Ancexo NQ 2). Por provincias, dicha importancia relativa fue mayor, en los 3 años últimos, en Aisén, ~Magallanes,O'Higgins y Santiago y mínima (menos de 5%) en Clii106, Coquimbo, Maule y Linares. La posición se explicaría, en las (dos primeras, por las actividades riesgosas más la composción por sexo y edad de la población; en las otras 3, por la in~dustrializaciónrelativa y en las Últimas, por la dependencia de la agricultura. Cualquiera que sea esa posición, concuerda ordinaria- mente con dicha importancia relativa, o sea, que ésta es alta o baja cuando lo es también la tasa. Se exceptúan Linares, ldonde la última alcanza casi a 112 y representa apenas 4,4% y Santiago, donde sube a 7y0, no obstante tener tasa de regular magnitud (un punto menos que el promedio de la República). En Linares el volumen grande de muertes violentas no logra hacer eminencia, porque las defunciones son abundantes. Como éstas han menguado mucho, aqukllas sobresalen más en la capital. Vimos ya que las muertes violentas representan el 9% entre los mayores de 1 año. Entre ellos son responsables del 14,2% de las de'funciones masculinas y del 3,5y0 ,de las femeninas: en otras palabras, de u n deceso por cada 7, entre los varones que ya superaron la mortalidad infantil (Tabla N9 14). Dicha proporción es cercana o mayor de 1 a 5 entre los 5 y 44 años de edad y alcanza su máximo entre los 20 y los 24, grupo en el cual ocasiona 2 de ca4da 3 defunciones. Esta destrucción de vilda es, en general, 4 veces la de mujeres. También en ellas, la importancia relativa aumenta con la edad; pero alcanza su cumbre antes, entre los 15 y los 19 años y aquí ocasiona 1 de cada 4 muertes. El patrón general está dado por el sexo masculino, cuya mortalidad es parecida a la femenina hasta los 5 años, se va separando ,progresivamente hasta ser 7 veces superior a la suya en el grupo .de 25 a 34 años (Gráfico N9 4). N ? 1 3 T a b l a Importancia relativa de las causas de muerte. Chile, 1957 Grupos de Causas Respiratorias. (Nomenclaturas) . . Síntomas, senilidad . . . . Enfermedades propias de la 16 infancia Digestivas Infecciosas . . . . . . . . . (470-527) 20.125 22,l (780-795) 12.061 13,2 (760-776) 10.731 11,8 (530-587) 9.621 10,7 (400-468) 9.373 10,3 (140-239) 7.017 7,7 (101-138)* 6.167 6,8 (800-999) 5.736 . 63 (330-398) 5.200 5,7 (240-289) 1.573 1,7 (590-637) . . . . . . . . . 1.060 12 (640-689) 767 0,8 . . . . . . . . . . . (750-759) 620 0,7 (300-326) 435 03 (720-749) 275 03 (290-299) 179 032 91.073 100,O Alérgicas, etc. Génito-urinarias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Partos y complicaciones Congenitas % . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Enfermedades del sistema nervioso . . . Huesos y órganos movimiento . . . De la sangre y órganos hematopoyéticos Total . . . . . . . . . . . . . Violentas Mentales . . . . . . . . . . . . . Cardiovasculaies Tumores . . . Cifra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . *Incluye tuberculosis (001 - 019) = 4,573. 26 T a b l a NQ 1 4 Importancia relativa de las muertes violentas por edad y sexo. Chile. 1957 - Grupo edad Total Hotiibre - Mujer 1 0,5 1-4 5-9 5,O 18,6 5,7 20,3 10-14 21,3 29,5 12,5 41,2 24,O ' 4,4 16,6 15-19 28,9 20-24 3430 60,6 937 25-34 27,4 44.1 62 35-44 17,5 10,5 26,7 15,3 5,4 45-54 55-64 5,1 7,7 1,7 + 2,O 3,1 1 ,o 65 y 3,l En tasas por 100.000 el riesgo de muerte violenta sigue ¡patrón semejante al de todas las causas (Anexos N.os 3 y 4). Comienza en punto relativamente alto (61,18), desciendae a ,27,61 entre los 5 y los 9 años y aumenta, desde entonces, hasta el fin de la vida (148,23). La conducta de los sexos es distinta: entre las mujeres, la máxima se alcanza en el grupo de 15 a 19 años, por efecto de los suicidios y en general, su mortalildad es media vez menor que la del hombre, entre 1 a 4 años; ,llega a ser 10 veces menor entre 25 y 34 años y se acerca progresivamente hasta los 65 años, porque entonces las (defunciones masculinas por esta causa disminuyen un ,tanto y las femeninas siguen aumentando (Gráfico N'? 4) . Las muertes violentas no se pueden separar claramente entre acci,dentales y voluntarias. En los datos de 1957, queda un remanente de 806 defunciones (0,9y0 del total), que representan una tasa de 12,3 .por 100.000 y que no se sabe dónde ubicar, pudiendo invalidar todas las conclusiones. Sin olvidar esta reserva, atribuimos, en 1957, a ,los accidentes propiamente tales 3.671 defunciones, que representan el 4y0 de todas las muertes y el 64% de las violentas. Su tasa es d e 55,3 por 100.000 habitantes y nos ubica en sexto lugar entre 24 países (Anexo NQ l), (Gráfico N'? 5). Seguimos a Islandia (63,0), EE. UU., Canadá, Australia y Suiza (56,5) ; pero la fracción que corresponde a los decesos sin clasilicar podría llevarnos al primer lugar, al igual que en las muertes violentas en general. Los (defectos graves de clasificación y los cambios en las nomenclaturas internacionales impiden estudiar las tendencias de los distintos componentes. Así las defunciones por accidentes automovilísticos en Chile han brincado, en el último quinquenio, de 2 por 100.000, en 1953; a 6,6, en 1954; a 11,8, en 1955; a I6,7, en 1956, y a 17,0, en 1957. Evidentemente el aumento real de estas muertes no pudo ser de tal magnitud. En el plano internacional, quedamos en condición todavía más desairada si esas #diferencias se estudian en relación con el número de vehículos a motor (Tabla No 15). Estos datos han d e ser tomados con beneficios (de inventario, no sblo porque están influidos por muchos factores, sino también porque no consi,deran ,la magnitud de los recorridos. T a b l a N o 1 5 Tasas de mortalidad por 1.000 velziculos a motor. 1951 . . . . . . . , Colombia. . . . Japón . . . . Italia . . . . Egipto* 15,9 ChileYi 9,O España 8,6 Suiza. 7,O Francia 4,9 México El Salvador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1,6 . . . . Uruguay. . . . Canadá . . . , 0,9 1,4 EE.UU.. 0,7 3,6 Australia , 1,4 2,9 GranBretaña. 1,2 2,l . . . 1,l *Sólo ciudades con Servicio Sanitario. **Se quitaron varios paises situados despues de Chile, a fin de abreviar. Por edad y sexo, e1 patr6n lde accildentes en general remeda el de muertes violentas, salvo que (como se debe a suicildios) no aparece el repunte en las mujeres, entre los 15 y 19 años y en los hombres no cae la tasa en los últimos grupos d e edad (Anexos 3 y 4) y (Gráfico 6 ) . Todavía más notoria, la diferencia entre los sexos llega casi a 1 por 11, en el grupo de 25 a 34 años. Con variaciones enormes de una provincia a otra, las tasas menores corresponden a Chilo& (28,42), Aconcagua (37,61) y Tarapacá (39,15) y en el otro extremo las mayores, a Bío-Bio (75,1), Talca (82,9) y Linares (87,4) (Anexos 5 y 6) . Talca y Linares son las provincias trágicas y uno no puede excusarse de atribuir esta característica a que son grandes productoras de vinos. Talca tiene una de las tasas altas por envenenamiento, caídas accidentales, accidentes con armas de fuego, ahogamientos y otros, y Linares, por los tres últimos mecanismos. Ambas exceden en mortalidad de peatones (alrsdedor de 17) y por otros accidentes automovilísticos (30 y 27) y ferroviarios y riesgos semejantes, como también por transportes, en general (40 y 42). Ambas tienen también los guarismos más altos de Chile por accidentes que no son transporte y cumbre, para Linares, en general y para Talca, en cuanto a homicidios. En ninguna #de las dos son muy grandes en cuanto a suicidios. Chiloé está en el otro extremo en cuanto a muertes voluntarias e involuntarias; Ias lde transporte son algo más de i/4 del total de accidentes y entre los otros, los ahogamientos representan I/g. Curicó es contraldictorio en cuanto ostenta tasas altas de muertes voluntarias de ambos tipos, como tambidn por accildentes de transporte y de las más bajas por otros acci- MORTALIDAD POR ACCIDENTES T A S A S POR O 1O €N 27 PAISES ('1 100.000 HABITANTES TASAS 20 POR 100000 30 HABITANTES 40 50 80 ESTAWS UNIDOS DE N A. l ISLANOIA SUIZA - - - CANAOA S1 ALEMANIA OCCIDENTAL MEJICO ESCOCIA 1 I 1 1 NORUEGA ALEMANIA ORIENTAL - 4 3 DINAMARCA SUECIA IRLANDA DEL NORTE REP. OE I R L A N D A PUERTO RICO 53 51 * PORTUGAL REP. DOMINICANA 5C , O 30 30 20 TASAS POR 100.000 40 HABITANTES 50 w MORTALIDAD POR ACCIDENTES, SUICIDIOS Y HOMI CI DIOS, POR SEXO Y EDAD..- CHILE, 1957 ACCIDENTES '601 P. 2 m 2 50- HOMICIDIOS LO- **. ,L w -4 /, o u 1 5 10 15 20 ?S 35 ¿S >*.-*4- 55 GRUPOS DE EDADES HOMBRES MUJERES .-- ; --y - 20. 65 - yrnás MORTALIDAD POR ACCIDENTES ENVENENAMIEN TOS Y OTRAS VIOLENCIAS CHILE ,1957 MORTALIDAD POR ACCIDENTES AUTOMOVI LISTICOS EN 27 P A I S E S ('1 TASAS POR 100.000 HABIT A N T E S TASAS O PORTUGAL 5. POR 10 IOOOOO HABIIANIES 15 20 25 54 ORIENTAL O 5 TASA5 10 POR 15 IOOOOO H A B I T A N l E S 70 25 dentes. Por efecto de las muertes no clasificadas, Aisén podría aparecer en posición muy exaltada, con tasa cercana a 100 por 100.000. Estamos practicando ahora subdivisiones según causas más específicas y naturalmente, con mayores reservas, porque las canti:dades son más pequeñas y ,exageran las imperfecciones de registro y clasificación. De todos modos, hemos separado las muertes voluntarias (homici,dios y suicidios) de las accisdentales y entre 6stas, las debitdas a transporte (automóvil, ferrocarril, vehiculos de sangre), de las demás (accidentes domiciliarios, del trabajo, públicos). La tasa lde mortalidad por accidentes automovilísticos (17,5) nos ubica en el sexto lugar (Gráfico NQ 8) y por otros accidentes (38,3) en séptimo (Gráfico NQ 9 y Anexo N9 2). En cuanto a muertes de peatones (96,6 por millón d e habitantes), ocupamos el primer lugar del m u n d o , segui,dos por Italia (88,7), Canadá (70,7) y Australia (67,6) y superamos en el doble a Estados Unidos (47,7) (Tabla NQ 16 y Gráfico NQ 8). T a b l a N 9 16 Mortalidad por accidentes automovilisticos en 19 países. Tasas por 1.000.000 de habitantes Año Peatón Pais Total Resto (812) . . . . . . . (812) - (810 825) 57 96,6 72,6 169,3 55 U8,7 56,O 144,7 . . . . . . . Aiirtralia . . . . . . 56 55 70,5 122,6 153,l 220,8 Escocia 56 60,l 46,7 106,8 55 52,8 119,l 171,9 Chile . . . . . . . Italia Canadá . . . . . . . 67,6 193,O . . . . . . . Estados Unidos . . . . . Francia . . . . . . !E 47,7 177,5 225,2 56 47,3 Inglaterra 56 221,5 101,6 55 44,3 41,9 174,2 57,3 102,6 144,5 55 41,7 86,4 128,l 56 40,3 101,4 141,7 55 35,5 59,7 95,l 55 34,7 28,2 62,9 55 30,l 27,4 57,5 403 93,9 121,3 942 110,5 23,6 37,6 Suiza Gales y Nueva Zelandia Dinamarca. Finlandia Irlanda Holanda España . . . Noruega Belgica . . . . . . . . . . . . Suecia Japón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55 28,5 55 55 27,3 16.3 55 14,O 69,O T a b l a N 9 1 7 Tasas de accidentes por 100.000 habitantes, de muertes por 100.000 habitantes, de letalidad por 100 accidentados, de accidentes por 100.000 habitantes urbanos, de accidentes por 1.000 vehiculos a motor e infracciones del transito por provincias. Chile. 1955 Provincias República Valparaíso Santiago Aconcagua Atacama Concepciún Tarapacá Coquimbo O'Higgins Colchagua Magallanes - Bío Bío Osorno Valdivia Linares Aisén . Llanquihue Cautín 100.000 100.000 habit. habit. accidentados 177,4 16,3 10,2 737 6,2 335,7 18,7 326,O 17,2 . 310,O . . . . . . . , . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . x 100.000 Tasa accid. Tasa acc. Urbanización 100.000 N9 hab. urb. autos buses y cam. 295 117 2,o 12,4 2 394 160 1 376 134 2,1 2,55 18,7 1.000 Infrac. bus auto camión Infrac. x cara- binero 15,8 3,5 13,O 432,O 166,2 19,9 186 107 1,o 32,9 9,3 22,l 6 165,7 13 445 119 u 161,O 25,9 17,3 12 408 136 1,s 11,8 152,O 17,2 15,l 8 383 104 13 10.2 4,7 18,O 135,O 20,7 18,6 7 263 106 130 131,5 22,l 14,2 4 172 92 2,9 485 12,4 103,O 35,8 l8,l 5 172 85 1,8 4,6 94,4 O 9 249 101 1,1 6,4 88,6 9,8 13,l 12,9 14 221 70 3,1 18,3 88,4 19,8 18,4 24 338 79 0,4 23 10,3 3 97 28 0,4 23 25,2 20 219 86 03 32,3 11 155 39 1,1 4,8 11,8 0,s 23 . 78,5 . 70,O 5,0 17,3 62,8 15,7 61,8 11,9 21,l 16 167 72 58,5 14,5 24,O 22 193 53 1,o 63 56,l 7,O 11,l 10 126 64 039 1,5 44,6 11,2 39,5 21 136 50 0,4 22 19 127 56 0~9 4,3 41,O 9,8 14,4 14,2 10,6 15 106 51 03 2,1 39,5 22,9 45,O 23 138 109 0,8 1,3 33,O 737 31,9 23,6 18 94 50 0,7 3,1 10,6 17 86 53 0,6 1,4 03 12,5 25 10 17 1,o 13 . . , . . . . . . . , Muertes . , . . . Arauco . . . Ñuble . . . , Maule . . . , Chiloé . . . Malleco Tasa niuertes . . . . . . . . rural . . . Antolagasta . . Curicó . . . Talca . . . . urbano Tasa accid. 42,2 30,7 1,8 Según los datos #deCarabineros para 1955 (Tabla N? 17), la distribución por provincias de accidentes automovilisticos y del tránsito es irregular. En relación con los habitantes, aquéllos son frecumtes en Valparaíso y Santiago, comparables con el .promedio nacional en Antofagasta, Aconcagua, Curicb, Talca y Concepción y bajos, en el resto. Las provincias con tasas altas tienen letalidad mi- nima (y a la inversa), lo que revela que en ellas menudean los partes ,policiales y es mejor el registro. Por eso parecería mejor atenerse a la mortalidad en relacibn con el número de vehiculos; pero tambikn aparecen aquí contrasentidos. La posición exaltada de Osorno puede ser-fortuita; pero no se entiende, .por qué quedan en el mismo grupo Aisén y Chiloé con Santiago y Vabparaíso. A base de (las patentes municipales, la Tabla NQ 18 muestra la acumulación de vehículos en estas #dosprovincias y la NQ 19, que el camión y la camioneta, el automóvil y el ómnibus &producenla gran mayoría (81,5%) de los daños. Todavía no es posible determinar el .peligro de las motonetas (Tabla N9 20), porque no se sabe cuántas están circulando. T a b l a NQ 1 8 Vehículos e n circulación, distribución segzín tipo, en Chile, $7-ovincias d e Santiago y Valparaíso. 1955 Tipo . . . . . , . . Total autos . . . . . Buses. . . . . Camiones y camionetas . . Motocicl. . . . . . bicicl. . . . . . Tr. an. pasaj. alquiler . . Tr. an. pasaj. partic. . . carret. y carr. . . . . Auto alquiler Auto partic. carretas TOTAL SANTIAGO CHILE Vehículo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . % de Chile No 3191 55,l 480 83 19,3 23160 54,5 5301 12,5 48256 22,O 26351 54,6 5781 12,O 4725 22 2776 58,s 690 14,6 45179 20,6 17273 38,2 4868 10,8 2045 03 1404 68,5 182 8,9 57691 26,3 15307 26,6 10507 18,2 NV % No 5791 2,6 42465 03 137 13,4 168 16,5 1,8 723 17,9 97 2,4 26186 11,9 9294 353 2255 30568 13,9 118 38,6 70 02 219717 100,O 73383 33,4 24618 11,2 STGO. Y VALP. % Veliíc. a motor 100,205 Otros 119,512 219,717 TOTAL Chile 1021 No . . . . . . . . . . . . . . . . % de 4046 CHILE vehic. VALPARAISO N9 70 45,6 59325 54,4 38676 100,O 98001 . 8,6 RESTO PAIS N9 % 60,5 40,880 33,6 39,5 80,836 66,4 100,O 121,716 100,O T a b l a No 1 9 Distribución del total de accidentes ~egistradosen 1955 según vehículo causal Accidentes Vehículo Nv Total . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Taxibuses. . . . Buses Trolebuses y Tranvías . . . . . . . . . . Automóviles Camiones y Camionetas . . . . . . . . . . . Ferrocarriles Bicicletas y Motocicletas . Vehículos de tracción animal . . . . . . . . . . . . . . Otros % Vehículos en circulación Accidentes anuales por 1.000 vehículos 11.444 100,O 2.143 18,7 4.725 454,O 221 13 221 1.000,O 192 197 3.237 28,3 48.256 67,O 3.942 343 45.179 87,O 512 43 575 58 59.736 10,O 301 2,6 61.821 5,O 321 23 T a b l a NQ 2 0 Vehiculos en circulación, productores de accidentes y tasa anual de accidentes por 1.000 vehiculos, según tipo. Santiago y Valparaiso. 1957 SANTIAGO Tipo No Cir. . Camiones y Camionetas Autosparticulares Bwes . Autosalquiler Biciclem . Tracción animal Motocicletas. Trolebuses Tranvías . . . . . . . . . . . . . Prod. acc. VALPARAISO porAcc. Vehíc. Prod. acc. vehíc. Acc. por 1.000 vehic. 17.273 1.538 89 4.868 643 23.160 1.409 61 5,301 514 97 2.776 1.286 463 690 356 5 16 3.191 383 120 480 56 117 15.307 216 14 10.507 85 8 10.272 147 14 2.590 20 8 1.404 121 86 182 38 209 118 106 898 31 64 72 34 472 - - 132 ? - El manejo ,de las cifras induce a suponer .que las diferencias en la distribución de los tipos de accidentes pueden deberse más bien a la cali,dad #delregistro (Tabla N? 21). El automóvil produce casi exclusivamente atropellos y choques; el ómnibus, consilderable proporción de caídas y el camión o la camioneta, de volcamientos. MORTALIDAD POR ACCIDENTES DE TRANSPORTES Y OTROS CHILE.- 1957 ACCIDENTES POR TRANSPORTES E N HOMBRES ---biOTAL !41-$--,~lF AUlOYOYL OTROS TTCC "w ' 2O u 4 POR OTROS ACCIDENTES 80' *TOTAL T z 60. - O 0 \ P "7 4 POR OTROS ACCIDENTES E N MUJERES Uh TOTAL AIlOCA001 m( MUJERES I MUJERES 0OurY.wW G R U P O S DE EDADES ACCIDENTES DEL TRABAJO SEGUN ACTIVIDAD PROMEDIO AÑOS 1955 - 1956 ACCIDENTES 40 30 EN MILES 20 I TASAS IO O O d--~ TRANSPORTE t CONSTRUCCION INDUSTRIA p-7 m AGRICULTURA i COMERCIO b SERVICIOS 1 M A L DEFINIDAS m 50 POR 1000 100 i HABITANTES 150 - 200 8 MORTALIDAD POR ACCIDENTES EN 27 PAISES(') TASAS POR ,.100.000 HABITANTES TbSAS 1 1 AUSTRIA O 10 O 10 POR 2O H481TbNTES 100.000 30 LO 50 30 LO HABITANTES 50 1954 FINLANDIA 53 FRANCIA 54 JAPON 53 ALEMANIA ORIENTAL IRLANDA DEL NORTE 54 PUERTO RICO 51 PORTUGAL 20 TASAS (1) PCCIOENTES (2) EL ANO sc D E L AUTOMOVILISYO EXCLUlbOS INOICA!.AL COSTADO DE CPIDPI P A I S POR 100.000 MORTALIDAD POR ACCl DENTES AUTOMOVlLlSTlCOS EN 19 PAISES TASAS POR 1.000.000 HABITANTES T A S A S POR 1 000.000 HABITANTES 100 150 50 CHILE 57 FRANCIA 56 FINLANDIA 1 HOLANDA - 5 a) A P E A T O N E S 1a121@ ) - O 1ROS ALC LU IOMOVIL / T a b l a N? 21 T i p o d e velziculo productor de diversos tipos de accidentes. Chile. 1955 Tipo veli. . . . NV accid. . Total . . . 11.444 . . Trol. Tranv. . . Taxibuses . . . Auto . . . . . Camión - Camionetas . FF. CC. . . . Buses . , , . . . Bicicleta y motocicl. Tracc. aniiiial Otros. Total. . Atrop. Choque Volc. Caida Otros 4,947 4,564 452 805 676 ------- . . . . . . . . . . . % 18,7 58 48,7 1,7 02 38 1,6 03 0,7 13 31,9 32,l 15,5 23 15,4 30,5 38,4 59,l 25,5 31,2 3,3 60 2,4 52 13,4 18,3 13 13 1,7 1,9 28,3 34,5 4.5 8,o 0,8 33,5 3~7 73 381 29 2,s 24 2,4 2,6 22 4,7 2,s 23 23 1,4 10,6 6,o 4,3 100,O 100 100 100 100 100 5,o Según los $datos del S. N. S., los automóviles mataron 1.129 personas en 1957. Chile ocupó, como dijimos, el sexto lugar, con una tasa d e 17 por 100.000 habitantes, despuds de EE. UU. (24), Australia (22,l) , Portugal (20,O) , Alemania Occidental (19,7) y Canadá (18,9). Constituyeron el 20% de las muertes violentas, el 30y0 de las debidas a accidentes, en general y 67y0 de las propiamente de transporte. Como se dijo, nosotros ostentamos el récord mundial d e fallecimientos de peatones; entre las provincias, se llevaron las palmas Curicó, Linares y Talca, en tanto que no los hubo en Chiloé y 'fueron ,pocos en los extremos del país, como asimismo en .Maule y Arauco (Anexos N.os 5 y 6). También en este riesgo específico, el hombre excede (5 veces) a la mujer y alcanza la máxima (6 veces) de 25 a 34 años. En el extranjero, los otros accidentes automovilisticos son más importantes que los ,de peatones (Tabla N9 16) (Gráfico N9 10) : 4 veces en EE. UU. y Francia y 2% en Australia y Nueva Zelandia. En contraste, no alcanzan al 80% en Chile. En el otro grupo, hay predominio de volcamientos (162 víctimas), caidas o golpes sufrildos por ocupantes de vehículos (ll26), lo que no es de sorprender (dados nuestros usos y costumbres) y d e colisiones. Estos distintos riesgos son entre 2 y 15 veces más letales en el hombre que en la mujer, alcanzan su máximo en Colchagua, Talca y en los extremos del país y su mínimo en Llanquihue y Linares. Volviendo a los accidentes de transporte en general, la carencia -de datos fidedignos impide estudiar la tendencia secular y en cuanto a la distribución por provincias, basta decir que los riesgos se reparten bastante parejamente (Anexos N.os 5 y 6). Pesan poco, entre los hombres antes de los 15 años y se acumulan rápidamente hasta el grupo de 25 a 34 (Anexos N.os 3 y 4) (GráEico N? l l ) , en que se han sextuplicado. Los demás accidentes comienzan en ellos con tasas altas y caen hasta los 10 años para ascender rápidamente, también hasta los 25 años, momento en que se modera la velocidad 'del alza; pero no se flecta. En los primeros años, los accidentes #de transporte son i/4 de los otros y ya a los 25, los han superado y siguen predominando hasta los 65 años, en que ambos riesgos se equiparan. En las mujeres, la conducta es marcadamente diferente. Los riesgos de transporte aumentan regularmente con la edad desde 5 por 100.000 hasta poco más d e 20, a los 65 años; comienzan siendo la mitad que en los hombres y llegan a ser un catorceavo, entre 25 y 34 años d e edald, para acercarse progresivamente hasta ser un tercio aproximadamente, hacia el fin de la vida. Para ellas, dichos riesgos de transporte comienzan siendo un sexto de los domésticos y otros: éstos van disminuyendo con la edad, se emparejan y exceden a los 45 años. A los 65 y más, el hogar pasa a ser, d e nuevo, causa d e más accildentes. Los accidentes d e los ferrocarriles son relativamente frecuentes y sus víctimas no son ni los funcionarios ni los pasajeros, sino los que son atropellados e n pasos a nivel. Como en años anteriores, fueron responsables, en 1957, de unas 400 muertes, o sea, de 6 por 100.000. Las tasas mayores se dan en Concepción (13,9), Arauco, O'Higgins, Malleco y Liaares (10,4) y las más bajas, en Maule, Chiloé y Tarapacá (0,87), exceptuando naturalmente Aisén y Magallanes, que carecen de vías férreas (Anexos N.os 5 y 6). Se explica la posición d e Concepción, porque tiene el mayor kilometraje por kilómetro cuadrado de superficie, y la de Chiloé, que está muy mal provisto, pero no la #de Arauco, ~Mallecoy Linares con red pobre ni tampoco la de Tarapacá, que ocupa el 100 lugar en cuanto a -dotacibn. La respuesta puede hallarse en el nzimero de cruces, que suelen ser otras tantas trampas. El riesgo es 7 veces mayor en el hombre. Excluídos los accidentes de ferrocarril y automóvil, emergen los de transporte por mar y de vehículos a tracción animal, ambos casi exclusivos para el varón. La mortalidad es más apreciable en Aisén (10,3), Maule, Arauco, Bío-Bío y Valdivia (5,4), donde se usan principalmente las vías marítimas y fluviale es. Resulta curioso que no figure Chiloé, acaso por mal registro o porque sus habitantes son marineros de fama. También aquí la altura máxima se alcanza entre 110s25 y 34 años. Cuando se trata de vehículos d e sangre, hay dos situaciones en contraste, porque si la víctima es el peatón, los riesgos aumentan en los primeros años y en los últimos y si es el conductor u ocupante, son más bajos en general y muy tenues, esas alzas. Los envenenamientos apenas representaron 64 decesos (1 por 100.000), en 1957, lo que nos deja en 169 lugar entre 19 paises (Anexo NQ 1). No se les registraron en siete provincias y fueron relativamente más frecuentes en los primeros años con un ligero predominio para los hombres, a toda edad. Tampoco son problemas las caídas accidentales, rubro en el que ocupamos el penúltimo lugar de esa lista con una tasa 4 veces menor que la de Suiza, Dinamarca y Noruega. El riesgo es 5 veces mayor para el hombre y esa circunstancia, más el hecho de que la tasa sea más alta en Valparaíso, Coquimbo, Concepción y Atacama y que sean ínfimas en las mujeres menores de 25 años, sugiere que cpesen aquí los accidentes #deltrabajo. Entre nosotros las caídas de un nivel a otro representan el 64%, en contraste con Canadá, Inglaterra y Gales, donde predominan las del mismo nivel. Las máquinas apenas provocaron 26 muertes, en 1957 -uno de los guarismos más bajos del mundo- y ninguna, en 12 provincias. Entre esos difuntos hubo una sola mujer y los varones se acumulan, naturalmente, entre 20 y 54 años. El fuego y la explosión de materiales combustibles produjeron 183 víctimas, en 1957. Representan una tasa de 2,8, que nos coloca, en 'la misma lista, en tercer lugar, después de EE. UU. y Canadá. Son notoriamente más frecuentes en las provincias de Talca al Sur (Anexos N.os 5 y 6). En común con las quemaduras por líquidos, son d e los pocos riesgos algo mayores en la mujer. En ella excede al masculino en las primeras edades, pero su curva se cruza con la otra en el grupo de 35 a 44 años y desde entonces, siguen tendencia paralela (Anexos N.os 3 y 4). Las substancias ardientes y corrosivas, el vapor y las radiaciones mataron 52 individuos y la tasa respectiva (0,8) nos sitúa en el 8Q lugar. Las mujeres están expuestas más bien en los extremos de la vida y los hombres, en los primeros 5 años y en el lapso de 15 a 44. Por armas de fuego fueron ulbimados 65 individuos (1 por 100.000), y esta tasa nos coloca inmediatamente después ,de Australia, Estados Uniados y Canadá. Los accidentes se dieron principalmente en Talca y Colchagua y tambidn en Antofagasta y Atacama. Para los varones el riesgo es 10 veces superior y en general, va subiendo desde las primeras edades hasta el grupo de t20-24 años para disminuir despubs. L a tasa de ahogamientos y sumersiones (9,9) es segunda solamente a la de Finlandia (Anexo NQ 1). Le siguen Japón y Noruega. Se dan principalmente en A i s h , Bio-Bío y Ruble y de ordinario, en las provincias sureñas más que en el Norte (Anexos N.os 5 y 6). Los hombres aparecen expuestos cinco veces más, tienen tasa alta entre 1 y 4 años y menor en el grupo siguiente para subir bruscamente, desde los 10 años hasta el grupo de 25 a 34 y mantenerse a esa altura (Anexos N.os 3 y 4). Entre las mujeres, la tasa es también alta entre 1 y 4 años, cae hasta los 14 y sufre u n repunte en el grupo de 15 a 19 años. El resto de los accidentes (693) con tasa de 10,4, nos coloca inmediatamente después de Francia, Holanda y Japón (Anexo N'? 1). El grupo está compuesto por los daños ocasionados por animales (175 muertes), caídas de objetos o golpes causados por ellos (128), sofoca~ionesmecánicas y debidas a ropas de cama o a alimentos (125) , electrocuciones (70) , accidentes terapéuticos y consecuencias tardías de los mismos (60), frío excesivo (32), etc. Por su heterogeneidald no revelan tendencia clara en la distribucidn por edad; pero sí u n promedio de varones 7 veces mayor y también mayor frecuenoia, en Osorno y Linares. Las muertes voluntarias (1.260)) incluyeron cantidades virtualmente iguales de suicidios y homicidios (632 y 627) con tasa total de 19 por 100.000 habitantes. Chile aparece e n el primer lugar de homicidas, seguido por Honlduras, Puerto Rico, República Dominicana y Guatemala, y en el 130, en cuanto a suicidios. El hombre comete éstos con frecuencia 4 veces mayor y aqukllos, con 7 y en cuanto los segundos, los intenta más tardíamente (grupo de 25 a 34 años) que la mujer, cuya mayor frecuencia, como dijimos al principio, se acumula entre los 15 y 19 años. Para Cstas el riesgo de homicidio se reparte parejamente y es pequeño; para el hombre tiene su cumbre entre 25 y 34 años d e edad y desciende despuCs, lentamente. # En cuanto a accidentes propiamente del trabajo, se conviene internacionalmente en registrar sólo los que producen invalibdez de un día o más .de duración, a fin d e lograr mayor precisión; en llamar tiemfio efectivo al que transcurre hasta la recuperación de las lesiones, e imputado a la manera de valorar la pérdida definitiva, total o parcial, de la capacidad de trabajo. La total, como asimismo la muerte, se calculan a razón de 7.500 días y la parcial, aplicando a esta caatimdad el porcentaje de invalidez diagnosticado. Si éste asciende a 80 o más, la incapacidad se considera como total. La tasa d e frecuencia corresponde a: NP accidentes por millón T i e m p o trabajado e n horas-hombres y de gravedad, a: NQ dias de trabajo perdido por millón T i e m p o trabajado e n horas-hombres En 1956, se denunciaron al Subdepartamento de Higiene y Seguridad Industrial y Medicina del Trabajo del SNS, 119.475 accidentes del trabajo, de los cuales 110.091 produjeron incapacidad de un día o más. Esta última cantidad equivale a 46,5 por cada mil individuos econ6micameate activos y es, por tanto, muy alarmante. Los cálculos hechos a base de este denomina.dor son bastante generosos, puesto que aparecen clasificados como tales en el censo muchos que despliegan muy poco esfuerzo y afrontan riesgos mínimos. Puede traducir frecuencia enorme de accidentes y también la prodigalidad de tzuestras leyes sociales. Si bien sólo el 2,15y0 de ellos acarreó incapacidad permanente, esta proporción es, d e nuevo, muy preocupante. Dicha incapacidad fue total o absoluta en el 19,2% y de grados inferiores a 20%, en el 41%. Las invalideces temporales duraron, en promedio, 19,5 días y en total, 2.05'2.704 días en el año. Dichas invalideces fueron de más de 15 dias en el 37,77, de los casos; de más de u n mes en 12,3% y de más de seis meses, en 0,4%. Más alarmante es el dato de que un 1 por 1.000 de dicha población activa queda permanente y completamente baldada. En 1955 y 1956, el promedio de días perdidos anualmente fue cercano a los ACCIDENTES DEL TRABAJO SEGUN CAUSAS PROMEDIO ANOS -1955-1956 ACCIDENTES - O 5 EN 10 MILES 15 CAIDA DE OBJETOS CAIDA DEL T R A B A J A W R 1 I CALSAS D I V E R S A S HERRAMIENTAS DE MANO MAOUINARIAS PISADAS O CHOOUES CON OBJETOS CARGU~O APARATOS TRANSPORTE ANIMALES SUBSTANCIAS TOXICAS CORROSIVAS DERRUMBES ELECTRICIDAD EXPLOSIONES INCENDIOS E o 5. ID ACCIDENTES EN MILES dos millones, o sea, a los 6 mil años (Tabla NQ 22) por tiempo efectivo y el imputado (Tabla NQ 23) por incapacidades permanentes fue del orden de los 7% millones de días, o sea de más de 20.000 años. La suma de estas estimaciones arroja ~antida~des astronómicas. Durante ese lapso, unos 2.300.000 obreros trabajaron unas 5,2 millones de horas y la tasa d e .frecuencia (de sus accidentes fue .de 42, en término medio y de gravedad, de 3.615 días. Respecto a la actividald hubo mayor número en la industria, agricultura, minería y transporte; pero si se le calcula a base de las tasas, el orden cambia y la agricultura pasa al sexto lugar y la minería, al primero, seguida por transporte, construcción e industria. El Servicio Nacional .de Salud calcula la lpérdiada para la economía por accidentes ldel trabajo, en 1956, en más de 1.250 millones en .pesos de ese año; en más de 2 millones de ,días, el tiempo efectivo y en más de 7 millones, el imputado. E,ntonces la tasa 'de frecuencia habría sido, para 1.200.000 obreros, de 40,l y la de gravedad, de 3.383 (Gráfico No 12). Respecto al tipo, ,predominan las caí.das (de objetos y del trabajandor mismo y los accidentes ocasionados por herramientas d e mano y maquinarias. Forman más del 50% del total; en cambio, sólo el 5y0 las substancias tóxicas, los derrumbes, explosiones e incendios. Esta distribución sugiere que las actividades mismas no son particularmente peligrosas y que hay a m p l i o m a r g e n para programas preventivos y d e seguridad (Tabla NQ 24, Gráfico N9 13). Por desgracia, en cerca de un quinto de los casos no figura u n diagnóstico claro. Conducen a pérdida de tiempo inferior a un 'día el 11,5%; a incapacildades temporales, el 87,3y0; invalidez .parcial, en 1,5% y total o muerte, en 0,3%. En más d e la mitad ,de las lesiones definitivas, se registra pérdidas de 'dedos, ,de manos y pies. En general las víctimas son diez veces más numerosas entre los hombres. A ellos corresponden tasa .de 86,7 por 1.000 contra 7,4 para las mujeres, calculadas, una y otra, restando los empleadores y empleados a la población activa. Si s610 se substrae a los patrones y se la clasifica en empleados, obreros y domésticos, se obtienen tasas de 3,9, 95,7 y 5,1 por 1.000. El grupo 'de 18 a 35 años aparece unas tres veces más afectado que el 'de 36 a 50, que le sigue. Todos estos cálculos están basados en los datos de población que arrojó el censo de 1952. Para estudiar en los hospitales la morbilidad por accidentes, se presta mejor 1952, porque entonces apareció en "Asistencia Social", por última vez, el conjunto de datos de estos establecimientos, incluyendo clínicas particulares y traumatológicas que tienen importancia en Santiago, Valparaíso y Concepción. Además, ese año se practicó el censo más reciente. Puede apreciarse que el riesgo maculino es 6,4 veces mayor, a toda edad; 2, en el niño; 10, en el adulto joven y 3 a 4 en el viejo. La diferencia se debe a la mayor audacia y agresividad del varón y en su momento, a las actividades de trabajo. Tanto es así que el ascenso es considerable al comenzar la época activa, como lo es el descenso, a su término. En la mujer, el riesgo crece paulatina y regularmente, en forma que se duplica T a b l a N? 22 Accidentes del trabajo. T i e m p o efectivo perdido, afios 1955 y 1956 I 1 T. promedio Tiempo estadístico 1 r. N9 casos (días) . . . . Más 4 semanas hasta 13 sem. . Más 13 semanas hasta 6 meses . MAS 6 meses hasta 1 año . . TOTAL . . . . . . Proniedio años 55 y 56 . . . 2 semanas o menos . Más 2 senianas hasta 4 sem. . . . efectivo calculado (días) 7 139.771 978.397 21 52.678 1.106.238 . 60 17.969 1.078.140 136 2.899 394.264 . 274 733 200.842 214.250 3.757.881 107.025 1.878.940,5 . . T a b l a N? 23 Accidentes del trabajo. T i e m p o imputado. Años 1955 y 1956 Grado incapacidad según estadística (%) . . . . . . . . . . . . . . . . . Días trab. imputados N9 casos Tiempo total imputado (días) 10 750 1.982 1.486.000 30 2.250 905 2.036.250 50 3.750 394 1.477.500 70 5.250 293 1.538.250 90 7.500 168 1.260.000 100 7.500 952 7.140.000 . . . . . 4.694 14.812.000 .. 2.347 7.406.000 Inferior a 20% 20a- 40. 40a- 60. 6 0 a - 80. 80a-100. 1 0 0 . . TOTAL Grado incap. promedio (%) Promedio años 55 y 56 a lo largo de la vida *. En dicha #diferencia puede influir el mejor registro de los accidentes obreros, pero no la explica, puesto que se la ve tambien en cuanto a mortalidad. En globo, ,la violencia representó el 20,80/, de los egresos de hombres y el 2,l de los femeninos, porcentaje que ascienlde a 4,l si se excluyen las causas relacionaldas con la .procreación. En aquél, llegan a constituir el 25% entre 15 y 45 años, en tanto que para las mujeres aumentan algo en las edaldes extremas. No conviene estud,iar en detalle el sitio y la calidad de las lesiones, porque un 40%, más o menos, aparece incluido en el rubro de "Otras" (que ,debe estar constitui,do principalmente por accidentes del trabajo que la Dirección General de Estadisti- * Esta conducta de los accidentes en la mujer es parecida a la que se observa en otras partes, salvo que aqui la frecuencia no disminuye de la niñez a la edad adulta, sino que sigue aumentando. Cabe especular que los riesgos domiciliarios son reemplazados por los de transito y aún de trabajo. ca tabuló separadamente hasta 1951). Además, las clasifica simultáneamente según una y otra característica y los dos grupos no se excluyen recíprocamente. Se percibe, sin embargo, predominio de fracturas, contusiones, heridas y traumatismo~encefálicos en el hombre y -de quemaduras y envenenamientos, en la mujer (que prevalecen también, para ambos sexos, a edades menores). La diferencia es más sorprendente en el grupo de 1 a 4 años, en que no influyen el trabajo ni las emociones que llevan a la mujer al suicidio, entre 15 y 19 años. Se debe probablemente al temperamento, al tipo de juegos, a la vestimenta que favorece las quemaduras de la niñita y a la actitud materna. Esta última, debe ser #decisivapara explicar riesgos tan distintos en el menor de un año. Entre los lactantes, hubo 110 hospitalizados #delsexo masculino y sólo 64 ,del femenino y también los motivos 'fueron algo distintos. Tabla NP 2 4 Accidentes del trabajo, e n tanto por ciento, según causas. Chile. Promedio años 1955/1956 Causas Caídas de objetos . . . . . . . . . . . Causas Herr. diversas de mano maquinaria 15,9 14,2 Caídas del trabajador . . . . . . Pisadas o choques con ob. . . . Transporte . . carguio Manip. sin apar. mecán. Subst. Animales . . . tóxicas, corrosivas. Irritantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Electricidad . . . . . . . . . . . . Explosiones o incendios . . . . . . . . . . . Derrumbes El análisis de los ,datos $delSNS, de 1954 a 1957, suministra algunas informaciones a.dicionales. La Tabla NP.2'5 revela aumento progresivo de los partos sin complicación en el total de los egresados, a pesar de lo cual los accidentes se han mantenido constantes. Entre las mujeres, éstos representan poco: un promedio de 2,56%, que sube a 5,68 si se *dejan de laldo las causas relacionadas con gestación (embarazo, aborto, parto y puerperio), cuya importancia puede juzgarse, considerando que condicionb el ingreso de 187.211 (56,5%) de un total de 333.709 mujeres, en 1957. En cambio, los accidentes significaron, en el prornedio de los 4 años, el 16,31% de las .hospitalizaciones ,de varones. La variación ahora al hospital y quiere acogerse a los beneficios de las leyes sociales). La difrrencia entre los sexos -a favor idel hombre- tienlde a atenuarse. Se puede atribuir a que éstos ingresan más a menudo por heridas cortantes y ,punzantes de poca monta, mientras las mujeres sufren a menu~dode quemaduras y llegan, en general, en estado de mayor gravedad. Entre los egresos de establecimientos del SNS, en 1957, hubo 35.505 accidentados, que .permanecieron 453.598 días con 12,8 d e promedio de estada. En orden de frecuencia, figuran fracturas (27,2y0) ; laceraciones y heridas (17,7) ; traumatismo~d e la cabeza sin fractura (16,l) ; contusiones y aplastamientos (13,4) ; quemaduras (6,5) ; envenenamientos (4,l) , y muchas lesiones menores. Respecto a segmentos, aparecen afectados, en orden de frecuencia, los miembros superiores (50%) e inferiores, la cabeza, el tórax (4,5%) y el abdomen (1,4%). Las lesiones múltiples constituyen poco más del 2Y0. Es curioso que entre los accidentes de la cara, casi la totalidad (88%) compromete los ojos. No es de sorprender así la importancia del oftalmólogo en medicina industrial. En general, puede decirse que los accidentes se han aduplicado: de 382,4 para todos los hospitales de Chille, en 1920, subieron a 555,l para los dsel SNS, en 1957, a 'pesar de lo cual ha disminuido su importancia relativa (de 108,Z a 70,7) por el fuerte incremento de embarazos y sus complicaciones. T a b l a No 26 Tasas egrcsados por accidentes por 100.000 habitantes Provincias . Antofagasta. . Maule y Linares . Curicó y Talca . Aconcagua. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Tarapacá O'Higgins AisCn y Magallancs . . . . . . . . . . Santiago . Bio-Bío Concepción. Rublc . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Atacama y Coquimbo Valdivia y Osorno . . . . . . . . . . . . Valparaíso. . . . . Arauco . . . . . Llanquihue y Chiloé . . . Malleco y Cautin . . . Colchagoa REPUBLICA . . . . . . . . . . 948 Camas por 1.000 habitantes % población urbana 46,4 908 7,6 -3,6 805 -3,5 792 5,1 39,5 788 4,9 -3,O 59,6 758 736 -5,3 68' 706 56,5 33 38,7 -7,7 86 633 -3,2 32 609 -3,2 76 578 . -3,4 34 566 -3,2 44 490 -3,l 38 468 -3,O 26 86 426 28 427 -3,2 334 -2,O 25 329 139 35 525 -439 COMENTARIOS Y CONCLUSIONES En Chile es práctica agrupar en el rubro de muertes violentas a las voluntarias (suicidios y homicidios) y por accidentes de todo tipo. Entre éstos, se reconocen los de tránsito, del trabajo, domiciliarios y públicos. En cuanto a ese rubro general, nuestra tasa (86,7 por 100.000 habitantes) es la más alta del mundo. Evidentemente, la comparación sólo puede establecerse con los países que publican estadísticas y entre los otros, habrá algunos que estén en condición todavía más desairada. Entre nosotros, los accidentes son el primer responsable de pérdida de años por vivir y de invalideces prematuras. Entre las causas .de muerte propiamente tales, las violentas ocupan el octavo lugar, ,porque todavía las enfermedades susceptibles de prevenir y combatir representan mucho volumen. No s61o su importancia absoluta, sino también relativa, están aumentando progresivamente. Ocasionan una (defunción d e cada 7 entre varones mayores de u n año y dos de cada 3, en el grupo de 20 a 25 años; también un deceso entre 4 para las mujeres de 15 a 19 años. En el territorio la distribución está condicionada por distintos factores. Por su posición exaltada, ,puede $decirse,en general, que Talca y Linares son las provincias trágicas y apenas cabe excusarse de relacionarlas con el hecho de que sean grandes pro~ductorasde vino. En cuanto al total de accidentes automovilísticos, ocupamos el cuarto lugar y el primero del planeta, en lo que se refiere a peatones. Quedamos en segundo lugar (después de Egipto), si se comparan las defunciones en relación con el número de vehículos. Este dato tiene menos significado, puesto que no se anotan las ldistancias recorridas. Como Santiago acumula cerca del 557, de los automóviles y del 60% de los ómnibus, no es de sorprender que abunden aquí los accidentes. Al respecto, no conviene establecer comparaciones entre las provincias por el diferente criterio con que aparentemente se practican los registros. Entre nosotros, la situación del tránsito es desastrosa y escandaloso el comportamiento de los conductores de vehiculos, y, sobre todo, de los peatones. Los reglamentos, que nadie nace sabiendo y todos demoran en aprender, deberían ser dados a conocer y puestos realmente en vigencia, sancionando las infracciones. Más efectivo que castigar, resulta educar y en esta funcibn, cabe responsabilildad constante al Cuerpo de Carabineros. Los mMicos, que tratan las víctimas, tienen, en el momento de su actuación, oportunidad de singular eficacia. El problema es mal conocido en todas ,partes y casi nada entre nosotros, no obstante ser susceptible de estudiar según métodos epidemiológicos más o menos clásicos. Dicho estudio constituye la base de los programas de control y preventivos y se dificulta aquí por la insuficiencia y la infidelidad d e los datos. Urge establecer normas para su recolección en el Cuerpo dle Carabineros, en el Servicio Nacional de Salud y en otras instituciones médicas. Entre Cstas interesan, particularm mente, el Instituto de Medicina Legal, las asistencias #públicas y los hospitales traumatológicos. La velocidad es responsable de u n cuarto, aproximadamente, de los accidentes automovilisticos y el consumo d e bebidas alcohólicas, de un tercio. En ellas influyen decisivamente los defectos físicos y mentales, el cansancio y más aún, la tensión emocional. En general, puede afirmarse que el hombre conduce como vive y que son más peligrosos los individuos jóvenes y los varones que las mujeres. El número d e aquéllos guarda relación con e1 de vehículos en circulación, salvo entre O y 4 horas, en que son tres veces más frecuentes. Entre las lesiones predominan las múltiples y entre las localizaciones, las cráneoenceEálicas. Dichos traumatismos del cráneo figuran en la mitad de los accidentes de motocicleta~y son responsables de 4/5 'de las muertes: de ahi, la exigencia imperativa del casco protector. En estos casos las lesiones múltiples son casi de regla. Por definición, los accidentes son acontecimientos imprevistos; ,pero eso no quiere decir que sean imprevisibles. Los inminentes que no llegaron a ocurrir están llenos d e lecciones úti,l,es. Los fabricantes están preocupados de disminuir los riesgos que los automóviles mismos significan y querrían convertirlos aun en protección, como lo es para la tortuga su caparazón. El conductor debe cuidar de mantenerlo en buenas condiciones (frenos, faros, gomas, etc). Por cuanto éste tiene más influencia que aquéllos o que el ambiente, interesa muchísimo su control. Considerado como privilegio y no como derecho y renovado periódicamente el permiso, se presta para verificar que el individuo conoce los reglanzentos del trúnsito y n o sufre de enfermedades o defectos que lo inhabiliten. Vale en especial para los conductores de vehículos colectivos. Naturalmente, importan también la construcción y la calidad de calles y caminos, su calidad y estado de ronservación, como tambiCn la iluminacidn, la señalización, etc. Los accidentes ferroviarios son relativamente frecuentes y de ordinario no afectan a los empleados ni a los .pasajeros, sino a los que atraviesan los pasos a nivel. Por eso su distribución por provincias guarda relación más bien con el número de éstos que con el kilometraje d e vías férreas. Por ahogamiento y sumersión, nuestros guarismos s610 son superados por Finlandia. Con excepción de Chiloé, esta causa naturalmente figura a menudo en las provincias que más emplean las vías fluviales y marítimas. En cuanto a muertes por armas de fuego, nosotros ocupamos 'el cuarto lugar y el primero, en cuanto a homicidios. Como en muchísimos otros casos, estas posiciones sólo se explican, porque nuestras estadLsticas vitales y sanitarias h a n progresado considerablemente más q u e nuestro nivel de civilización. Los accidentes domdsticos representan algo así como u n quinto del total. Su magnitud es particularmente ldificil de estimar, porque, entre ellos, hay muchos leves que ni siquiera llegan al conocimiento del médico. Predominan en las edades extremas de la vida. Calculadas en la forma internacionalmente adoptada, la frecuencia y gravedad de los accidentes del trabajo son verdaderamente espeluznantes. Sin embargo, ambas tasas ,deben estar exageradas por la prodigalidad de nuestros regímenes de seguro social. Ultimamente, habrían ocasionado, en promedio anual, la pérdida de unos dos millones de ,días ,de tiempo efectivo y más de siete millones por tiempo imputado. En 1956, habrían representado, se.@n el s ~ s una , merma para la economía de unos 1.250 millones d e pesos. Son más frecuentes entre los obreros jóvenes y entre los que acaban de incorporarse a una actividad. En cuanto a morbiliadad, cabe apenas decir que las violencias representaron, en 1952 (año del último censo y en que la Dirección de Estadística dejó d e publicar los datos de los establecimientos médicos en total), algo más de un quinto de los egresos .de hospital entre los hombres, y 'de un 2 a un 4y0,entre las mujeres. La diferencia está lógicamente condicionada por el temperamento y las actividades de trabajo y también porque los varones buscan y reciben más atención médica. En 1957, hubo en los establecimientos -del s ~ más s de 35.000 accidentados que permanecieron, aproximadamente, u n promedio de 13 días y un total de 450.000. Su magnitud ha aumentado en número absoluto, pero ha disminuido proporcionalmente por el mayor incremento ,de hospitalizaciones por causas relacionadas con la procreación. En suma, los accidentes representan una carga m u y pesada y progresivamente creciente para la salubridad y para la economia. Originan, además, muchas desgracias. Son eminentemente susceptibles de reducir mediante programas sistemáticos de prevención. Para que sean eficaces, dichos programas preventivos y de seguridad deben estar basados e n un conocimiento cabal del problema. Se le logra abordándolo por métodos epidemiológicos que el sanitario conoce o debiera conocer. A él corresponde, pues, la mayor responsabilidad. Tienen mucha tambikn el Cuerpo de Carabineros, los medicos en general y otros miembros de la colectividad, cuyo papel se analiza en las páginas ?de estos trabajos. PRIMERA PARTE Según algunas estadísticas, los accidentes del trabajo representarían u n tercio d e este grupo. El estudio de las causas permite, en cierto modo, encontrar los puntos en que deberá concentrarse nuestra atención en la lucha que ha de librarse, día a día, para reducir un rubro que afecta fuertemente el bienestar de nuestras clases trabajadoras y la economía nacional. Este trabajo tiene mucha afinidad con la prevención, que tratará el señor S. M. Jarret, y en muchos momentos duplicará la información. No es d e extrañar, porque, en la práctica, ,la medicina ocupacional y la ingeniería e higiene industrial tienen muchos puntos 'de contacto y relación. Para los legisladores, accidente del trabajo es toda lesión sulfrida a causa o con ocasión )del mismo y que produce incapacidad; para el ingeniero de seguridad, lo es todo hecho imprevisto que interfiere con el proceso normal de trabajo. Las definiciones difieren en sus principios, ya que al primero sólo interesan los casos en que hay lesión y por tanto, margen de compensación. El segundo trata de involucrar en su definición al aspecto preventivo del problema. No habla de hecho imprevisible, sino de imprevisto y orienta su acción a evitar que ocurra o se repita. Los conceptos se aclaran con el ejemplo clásico que permite grabar mejor las ideas (Gráfico No 1). Ün hombre transporta una barra de cualquier material, que cae al suelo. Pueden presentarse cuatro posibilidades: 1) la recoge y sigue su camino; 2) se parte en dos o más pedazos; 3) cae sobre u n pie y ocasiona una Eractura, y 4) se quiebra en pedazos y ocasiona también una fractura. No obstante variar las consecuencias en los dos últimos, desde el punto de vista de la seguridad industrial, en las cuatro eventuali,daldes ha ocurrido el mismo accidente que ha interrumpi'do el trabajo. La lesión aparece como una consecuencia inmediata del acci- dente. Difiere así del concepto corriente o legal de que en todo accidente debe haber algún lesionado. Aparece, pues, el hecho paradójico de que para los ingenieros .de seguridad hay accidentes sin "accidente". Para presentar la etiología, es menester entrar, en cierto modo, al anilisis filosófico ,del hecho. Sin nombrar a todos los que se han dedicado a esta investigación, mencionaremos a Heinrich de Connecticut, Estados Unildos, quien esbozó una teoría según la cual el traumatismo es resultante de la acción combinada de cinco factores. Cuatro son previos a la lesión ti ofensa recibida y entrarían a actuar en una verdadera reacción en cadena, tal como lo harian las piezas de un dominó coloca,das verticalmente: al caer la primera actúa sobre todas las demás (Gráfico N9 2). Heinrich desmenuza las causas previas en hechos o con,diciones ubicados profundamente en el indivisduo mismo, que incluyen aspectos hereditarios o ancestrales. Cree que el factor individual es decisivo y lo estima en un 88%, mientras los accidentes imputables a fallas físicas o mecánicas serían del orden del 10%. Fundamenta sus afirmaciones en el estu.dio d e unos 75.000 casos de accidentes con compensación, sufri'dos por trabajadores d e distintas ,industrias. En muchos casos, el obrero no se aldapta sino al precio de grandes esfuerzos y de una tensión constante y estas dificultades d e adaptación y la obligación de mantener un ritmo hacen :perder a las actividades humanas su carácter .propiamente biológico y exponen al riesgo ,de acci,dentes. Si bien deben mencionarse aspectos especiales, como la pedisposición, no pueden constituir un grupo tan importante como para segregarlos y considerarlos aparte. Muchos autores sostienen que son expresión de una mi,noría que aparece como una necesidad matemática en el cá~lculode probabili'dades. Como veremos después, se ha variado un tanto de criterio y si es cierto que no es posible desconocer la enorme importancia de la componente psíquica o fisiológica, no lo es menos que las condiciones d e trabajo, esto es, las máquinas y la parte propiamente física, tienen tambien gran participación. Simplificando se ha establecildo que cuatro serían los factores fundamentales a considerar en un caso de accidente: 1) agente, 2) causa, 3) fuente, y 4) tipo. S.e denomina agente (Gráfico N9 3) al elemento físico o material que nunca falta e interviene en la forma más inmediata para establecer el contacto con el indivi,duo y .provocar la lesión. En el caso de una máquina complicada es corriente que no se le pueda precisar y haya que buscar la parte que más participación tuvo, determinándose así lo que se I.lama parte del agente. Por ejemplo, el agente puede ser el molino chancador y la parte, el volante. En cuanto a cazua, el común d e la gente piensa que el accidente es el punto de de hechos que termina en una lesión. Equivale a partida del en~a~denamiento aifirmar que el acci,dente se produce porque sí, sin que haya ningún hecho que lo motive cuando está regido siempre por un principio de causalidad. Tiene u n carácter consecuencial y en lugar de ser el punto d e partida, resulta ,de un hecho previo. El accidente es u n efecto y ocupa, por tanto, una posición intermedia en el encadenamiento de circunstancias. Podríamos identi- ficarlo en el siguiente dibujo que representa una cadena con tres eslabones: causa, accidente y .lesión (Gráfico No 4) Atribuir los accidentes a u n factor casual, como pretenden muchos y como respondió el 90% de un grupo encuestado recientemente y caracterizado por la repeticibn d e sus acc+dentes, es colocarse en u n plano cómodo, a la vez que absurdo. Realmente, no obe.decen a las leyes del azar, sino a las de causalidad. Se acostumbra a dividir las causas en idos grupos: 1) el ambiente o meldio, y 2) los individuos que operan en él. En ingeniería de seguridad, se les denomina, respectivamente, condiciones inseguras y acciones inseguras, y para abreviar, podemos presentar dichas causas en los siguientes cuadros: . hfaquinarias. Transmisiones insuficienteniente protegidas. Herramientas en mal estado o inapropiadas. Instalaciones provisorias. DEFICIENCIA DE LOS EQUIPOS Insuficiente resistencia de materiales. 1 V CONDICIONES INSEGURAS Ritmo inadecuado para la capacidad dc las máquinas. Mala iluminación o ventilación. Planificación errónea: mal flujo de los materiales, trabajo 1 DEFICIENCIA DE AMBIENTE - manual excesivo, amontonamiento de equipos, demasiada gente. Falta de identificación del material Mala señalización. Falta de protección personal. Superficies de trabajo deficientes. Vestimenta inadecuada. + I1 - 1 1 ACCIONES PROPIAMENTE -1 I TALES 2. ACCIONES INSEGURAS -1 1 I Retirar protección a los equipos. Dejar intencionadamente inoperantes los equipos de a t a ridad. Operar equipos que se desconocen. Falta de experiencia o entrenamiento. Vigilancia inadecuada. 1-~rabajo a trato. 1-Prescindir COhlISIONES de los elementos de proteccijn personal, de los -1-reglamentos I -Ejecutar ! de seguridad y de las normas de trabajo. actos proliibidos. Bronias y Jugueteo. - ACTITUDES Embriaguez. Impedir el trabajo normal de otros. 1- Indisciplina. - Reacciones lentas o precipitadas I1 Exceso de celo. Desagrados con el jefe, la empresa, el trabajo, la familia, etc. - 1 PSIQUIMS -1 ( Incapacidad o disminiición de la concentración mental. Abstracciones o preocupaciones por problemas varios. ACCIONES INSEGURAS (Continuación) - ] FACTORES Trastornos mentales crónicos o agudos. I1 PERSONALES AGREGADOS Fatiga mental. Acciones del subconaciente. - 1-Mutilaciones o pérdidas de capacidad de extreinidades, árganos de los sentidos. Enfermedades. 1 FISIOLOGICOS -1 Vigilias prolongadas. Deficiencias orginicaa o fallas de otro tipo 1- (Daltonismo, etc.). TIPOS DE ACCIDENTES GOLPEADO POR ATRAPADO ENTRE CONTRA CONTACTO CON CAIDAS DEL MISMO NIVEL EXPOSICIOÑ-'-' A DE CAIDAS DE DISTINTO NIVEL SOBRE ESFUERZOS ACCIDENTES SEGUN SU NATURALEZA EN CHILE AÑO 1956 DATOS ASFIXIAS SERVICIO TOTAL D E NACIONAL 119.475 DE SALUD ACCIDENTES EN UN 0.04 INMERSIONES 0.06 - LUXO FRACTURAS TRAUM. ENC. - DEL 00.4 - CRANEANO ATRlClONES 0.44 0.80 0.99 LUXACIONES 1 2.93 FRACTURAS 3.07 QUEMADURAS 6.37 ESGUINCES TRAUM. OCULAR .". 8.18 "HCL%r~f~m ....." , DIVERSOS 10.06 . 2115 HERIDAS EN GENERAL CONTUSIONES 39.51'. 0.1 O '0.2 0.3 0.4 0.6 2 0.8 1 DE PORCENTAJE 3 4 56789K120 4060 100 CASOS - ANALlSlS DE ACCIDENTES POR PARTES DEL CUERPO COMPROMETIDAS - E.E. U.U. DATOS DEL W A l l O l A L SAFETY COUWCIL 1054 BRAAON B R A D E I COPPER CO 1857 CHILE DATOS DEL SERVICIO ldClOYAL DE SALUD 1958 OJOS CABEZA RDA7OS --- -- DE Das II 13 --.-- 12.00 laoso PIERNAS 13.02 7.00 4-00 3.33 17.30 12.73 16.00 PIES ORT EJOS GENERAL Como factor etiológico, no se puede negar el predominio de las acciones inseguras, o sea, de la motivación~psicológica.Pero $debemosponernos en guardia contra la tendencia a darle importancia excesiva, tratando de sumirnos en las prdfundidades del psiquismo para descubrir las causas y abandonando .las condiciones, que son el factor accidental donde el ingeniero industrial y de seguridad puede actuar plenamente y con la precisión de una operación matemática. Preconizar cambios de actitudes y hábitos #delhombre en un ambiente <detrabajo que no es adecuado, resulta un contrasentido. Debe estimulársele con el ejemplo y creándole condiciones óptimas. Las fuentes se refieren al tipo de trabajo que el hombre desarrolla en el momento del accidente (Gráfico NQ 5). Puede ser tornear, manejar una grúa, acarrear materiales, soldar al arco, etc. Se habla !de tipo de accidente cuando ,nos referimos a la lornla en que se produce el contacto entre el agente y el inldividuo (Gráfico N? 6 ) . Puede &te ser golpeado por; golpeado contra; atrapado entre; expuesto a; proyectado de; en contacto con; caerse adel mismo nivel, etc. Los factores analizados ,dan respuesta a las siguientes preguntas que deben plantearse en el caso de un accidente: 1. ¿Qué cosa lo produjo? 2. ¿Por qu6 se produjo? 3. ¿Qué hacia el individuo? 4. (Cómo se produjo? ( ( ( ( AGENTE) CAUSA) F U E N T E ) TIPO) SEGUNDA P A R T E Para presentar las estadísticas de etiología, tendremos que aclarar varios conceptos y definiciones. Los datos extranjeros se expresan en tasas *defrecuencia y g ~ a v e d a d ,mientras los chilenos están basados, prácticamente, en números absolutos. Supongamos, 'por ejemplo, que en una industria trabajan tres turnos y que el número ,de accidentes en un año es el siguiente: Turno "A" ,de 7 a 15 hrs. con 1.000 liombres - Accidentes: 40 T u r n o "8" ,de 15 a 23 hrs. con 500 hombres - Acci.dentes: 30 Turno "C" de 23 a 7 hrs. con 100 hombres - Accidentes: 8 Si bien el número es máximo en el T u r n o "A", no podremos ,decir que en 61 las 'faenas son ,de más riesgo que en el T u r n o "C",.pues debemos considerar que el número de hombres expuestos en el T u r n o " A es considerablemente mayor. Para establecer comparaciones se ha introducido el termino frecuencia, que contempla el número d e hombres/horas y se expresa por la fórmula siguiente: TOTAL: Niimero de nccidentes con incapacidad por 1.000.000 Horas hombres de t ~ a b a j o . Aplicada a cada uno de los turnos menciona.dos, se observa que la mayor frecuencia no correspon,de al mayor número absoluto, debido al factor exposición. Turno "A" : Turiio "B" : Turno "C" : - 40 x 1.000.000 300 días x 8 hrs. x 1.000 = Frecuericia : 16,7 30 x 1.000.600 2.400 x 500 = Frecuencia : 25,O = Frecueiicia : 33,3 8 x l.ODO.OM) 2.400 x 100 H a aparecido el término accidentes c o n incapacidad. En general, las estadisticas sólo computan los accidentes que se denuncian y que son los que envuelven una incapacidad. A su vez, ésta puede ser, para el cálculo de frecuencia, temporal total y permanente, total o parcial. Hay, además, los accidentes fatales. Se habla d e incapacidad temporal total cuando no sobreviene la muerte o la incapacidad permanente, pero el individuo no puede regresar a sus ocupaciones habituales, al día siguiente. La tasa d e gravedad rdleja la trascendencia del accildente y resulta d e multiplicar el número total de horas perdidas ,por 1.000.000 y dividirlo por el número cle horas hombre. Para hacer el cá~lculo,la muerte y la incapacidad total se contabilizan, según normas norteamericanas, en 6.000 dias cada una y las incapacidades #permanentes parciales e n el equivalente del porcentaje correspondiente, que viene determinando en tablas especiales d e tiempo. La OMS fija, para la muerte, 7.500 días. En Estados Unidos, T h e National Safety Council, incorpora las industrias más adelantadas y que más se han $preocupado de bajar su tasa de accidentes por medio de sus Departamentos de Seguri.dad. Por tanto, sus )datos son en cierto modo seleccionados (Tablas N.os 2 y 3 ) . Las estadísticas del Servicio Nacional de Salu,d (Tabla NQ 1) incluyen la totalidad <delos trabajadores industriales y están elaboradas sobre cifras absolutas. Las de Braden .Copper Company se conforman con las normas norteamericanas y se basan en 'frecuencia y gravedad. No son, pues, comparables. El porcentaje de accidentados disminuye considerablemente con el tiempo. En 1957, bajó, en Braden Copper Co., de 27%, en el primer año 'de trabajo, a 16%, en el segundo, y después, todavía más apreciablemente. T a b l a N o 1 Accidentes del trabajo por principales actividades. Chile . 1956 Agricultura y silvicultura Minas . . . . . . N9 Accidentes Porcentajes 21.091 17. 65 Salitre . . . . . . . . . 6.905 5. 77 Cobre . . . . . . . . . 3.663 3.06 7.893 6. 60 1.841 1.54 Carbón Diversas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.085 238 . . . . 5.013 4. 19 Industrias de caucho . . . . . . . 1.047 O. 87 Indushias madereras . . . . . . . 5.737 4. 80 Industrias quImicas Fábrica de productos alimenticios . . . . . . . . Fca . maquinarias y transporte . Construcción . . . . Transporte y caminos . . . Actitidades varias . . . Industrias textiles Fundiciones TOTAL ACCIDENTES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.682 3.91 4.388 3. 67 6.999 5. 85 16.312 13. 65 13.726 11. 48 17.093 14. 30 119.475 100. O0 T a b l a N 9 2 . Accidentes del Trabajo . National Safety Cotrncil Tasa de frecuencia segiiiz actividades 1956 . hIanufacturas de aviones Industrias del cemento Industria de automóviles Industria química Industria del . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2. 66 . 3. 21 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . tabaco 2. 22 2. 76 3. 65 Industria del acero 4. 16 Industria textil 5. 07 Industria del vidrio . . . . . . . . 5. 82 . . . . . 6. 96 Promedio total da lar industriar . . . Gas . . . Canteras . . Petróleo Fundiciones Construcción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Mineria no carbonifera Minería carbonifera Industria maderera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7. 83 9. 45 10. 30 11.23 19. 33 20. 52 (Braden Copper Company 5. 13) 24. 65 (Estimado para Chile 194. 23) 26. 25 T a b l a NQ S Accidentes del trabajo. National Safety Council . Tasa d e gravedad. segUn actividades . 1956 Industria del tabaco . . . . . . . . . . Manufactura de automóviles . Industria del vidrio . . . Iiidustria del cauclio . . . Industria textil . . . . Industria química . . . Industria del gas . . . . . . . Fundiciones . . . . . . . . Manufactura de aviones . . . . . . . . . . . . . . . . 87 . . . . . . . . 223 303 3 5 5 . 390 422 521 710 814 . . . . . . . . T o d a s las itidustrias 815 . . . . . . . . . . Petróleo Acero . . . . . . . . 820 . . . . . . . . . . . 946 . . . . . . . . . . Cemento 1. 372 . . . . . . . . . Construcción 2. 368 . . . . . . . . Industria maderera hfinería no cacbonífera 3. 122 . . . . . . . 3. 569 (Bradcn Copper Co. 2. 506) . . . . . . . . Minería carbonifera 6. 293 T a b l a NQ 4 Accidentes del trabajo . Causas e12 fio~centajes según el Servicio Nacional d e Salud . TIze Nationnl Safety Council . 1956 . . . Estados Unidos Manipulación de objetos . . . . Caídas de objetos . Maquinarias . . . Vehículos . . . Caídas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Electricidad. calor. mano . . . . . . . . . . explosivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Substancias Varios de . . . . . . . . Aplastamiento por objetos y choques contra objetos Herramientas . . . . tóxicas . . . . . . . . . . Chile 24.4 12. 8 18.O O. 36 10. 1 16.05 9. 8 10.6 75 6.3 6.6 92 6. 5 11.3 3. 1 1. 1 2. 6 13 11.3 16.7 5 T a b l a N ? . Edad de los accidentados . S . N . S 1956 Menores de 18 años De 18 a 35 años De 36 a 50 años Más de 50 anos Edad . . . . . . 7. 70% 55.61% . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . indeterminada . . . . . . 25.38% &06% . 33% T a b l a N'? 6 ACCIDENTES DEL TRABAJO EN ESTADOS UNIDOS Fallas mecánicas o fisicas de Seguridad Industrial . 92.000 casos (Extractado de National Safety Council). 1956 POR CONDICIONES INSEGURAS . . . . . . . . . . 3. Equipo o vestimenta inadecuado . . . . 4. Protección inadecuada . . . . . . 5. Iluminación inadecuada . . . . . . 6. Ventilación inadccuada . . . . . . 7. Varios . . . . . . . . 1 Disposición o procedimiento peli~roso 2. Agentes defectuosos . . . . . . . . . . . . . . . . Lesiones (%) Fatales (%) 45 63 44 28 3 1 -1 1 . . . . -1 -1 . -1 1 7 6 . . . . . . POR ACCIONES INSEGURAS Mal tiso de equipo o herramientas 21 Exposición innecesaria al peligro . . . . . . . . . . . . . . . 36 . 31 36 3 . Exceso de peso. colocando materiales en forma insegura . . . 16 27 4. No usar equipos de seguridad 3 2 5. Trabajar en equipos en movimiento o peligrosos 6. Trabajo a ritmo extra-rápido 1 2 . 7 . 8. . 10. 9 . . . . . . . . . Operando equipo sin autorización . : . . . . . 2 . 6 3 ' 1 1 3 . 1 1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 7 3 Distracciones. bromas . Artículos de seguridad inoperantes Val ios . . 1 N o 7 T a b l a Accidentes del trabajo e n Chile según su nntznaleza.. S . N . S . 1956 # % Contusiones . . . . . . . . . . . . . . . Heridas en general Quemaduras , . . . . . . . . . . 39. 52 27. 15 a . . . . . . Luxo-fracturas . . Fracturas . . . . Esguinces . . . Asfixias . . . . . . . . . . Atriciones Luxaciones 3. 07 . . . . . . . . . . . Traumatismo Ocular incluido cuerpo extraiío . . . . . . . . . . . . . . . . . . O. 44 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8. 18 . . . . . . O. 80 O. 99 O. 34 2. 93 6. 37 O. 05 . . . . . . . . . . . . . . . . 10. 16 . . . . . . . . . . . . . . Total (119.475) * . . . . . . . . . . . . . . . . Traumatismo cráneo encefálico Varios . Véase GrRfico No 7 100 . T a b l a N ? 8 Accidentes del trabajo e n porcentajes. según uliicacióiz 1 . Cabeza 3. Brazos . Tronco 5. Manos . . . . . . . . 7. Dedos 8. 9. Ortejos . . . . . . . . . . General . . . . . . . . . . 1 2 4 6 10 Ojos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Nacional Pfety Zouncil 1956 3 1 . SNS 1956 1 * 1 Braden Copper Totalr* iompany 1957 (Con incapac.) 12. 44 8. 6 1. 8 7 5. 14 14 12. 7 9 13.64 1.5 43 27 6. 52 12. 5 65' 7 7. 80 + . . . . . . . . . 18 22. O 11. 3 11. 1 Piernm . . . . . . . . . 12 13.0 18. 5 27. 7 Pies . 7 12. 73 17. 3 7.0 4 3. 33 16. O 3. 5 3. 34 03 131 * Véase Grálico . . . . . . . . 1 8. 1 N V 8. COMENTARIOS FINALES Al analizar la etiología de los accidentes del trabajo. nos hemos valido de los elementos a disposici6n . No se puede negar el factor psicol6gico individual que se suele llamar susceptibilidad; pero debemos ser cautos para conferirle importancia, puesto que .no se ha llegado aún a estudiarla científicamente. Los trabajos en ese senti'do han teni,do )la particularidad de ser análisis minuciosos de casos individuales que no alcanzan a tener significado estadístico. Las estadísticas nacionales de accidentes del trabajo adolecen de serios defectos que impiden compararlas con las de otros países. Urge modificar las normas según las bases universalmente aceptadas. Las tasas de frecuencia y de gravedad son indispensables para conocer el factor de exposición a riesgo y su importancia y permiten valorar las medidas de seguridad que se hayan implantado en una industria dada. Salta también a la vista la utilidad del examen preocupacional o de ingreso para establecer las limitaciones físicas o fisiológicas de cualquier candidato para 'determinada faena. En las grandes industrias d e Europa y los Estados Unidos se ha buscado el concurso del psicólogo !para que ayude al mCdico a obtener ubicación adecuada y el mejor aprovechamiento de las aptitudes físicas y mentales de los postulantes. La Prevención de los Accidentes Industriales S. M . JARRET Director del Departamento d e Higiene y Seguridad Industrial de Braden Copper Co. Prevenir accidentes y lesiones personales constituye el propósito principal del trabajo *deseguridad. Cuando sobreviene u n accidente, todos los que participan en él deben preocuparse de la forma en que ocurrió y particularmente, de establecer si pudo ser evitado. El tprogreso 'de la seguridad inadustrial, e n la última década, proviene sobre todo del concepto d e que la mayoría de los accidentes son evitables. Los gerentes #deempresas no los consideran ya subproductos necesarios del proceso industrial. Por leve que sea, todo accidente es u n síntoma. Los mé~dicosacostumbran reconocer las enfermedades por los síntomas que son típicos de cada una. Para el especialista en seguridad, los accidentes son igualmente indicación de que algo ha andado mal en el proceso ordenado de una actividad cualquiera. Eliminarlos es vital para el interés público, ,puesto que acarrean perdidas sociales y económicas, dañan la producción individual y del grupo, son causa d e ineficiencia y retardan la elevación de los niveles de vida. Son indeseables y ocasionan derroclie d e la fuerza de trabajo. El concepto de seguridad no es nuevo. En forma esporádica y muy imperfecta, se le tuvo presente desde las épocas más primitivas. IR/luchos se preocuparon de evitar las lesiones personales en el campo de batalla y en l a lucha contra condiciones desfavorables del medio. Los trabajadores industriales sólo vinieron a beneficiarse muchos siglos más tarde, o sea, en la época moderna. En verdad, los progresos técnicos que se han ,denominado "revolución industrial" crearon la necesidad de organizar la prevención tde accidentes al liberar lfuerzas tremendas de producción. Sin resguardo ni protección, estas fuerzas ocasionaron lesiones y muertes en una escala que -indujo forzosamente a buscar mejoramiento y la seguridad se convirtió entonces en u n campo especializado del conocimiento. Así como la máquina ha ,de ser adecuadamente mantenimda para obtener los EL COSTE OCULTO DE LOS ACCIDENTES Coste Hospitalizacii>n y compenrncion legal. - Los costes indirectos son cuatro o cinco veces superiores a los directos. 1i Tiempo de trabajo perdido. Perdida de capacidad de ganar. Perdida económica para la familia del accideiitado. Tiempo que pierden los demis trabajadores y los jefes. Gastos en entrenar un hombre nuevo. Daño en el equipo y las maquinarias. Tiempo que uno y otras estan fuera de uso. Pbrdida de producci6n en el resto del día. Estropeo a causa de fuego, agua, explosivos, etc. Hay, al menos, otros cien item que aparecen en cada accidente. Como en el témpano, los costes ocultos de los accidentes no son visibles en la superficie, pero no por eso dejan de existir mejores resultados, asi también el trabajador requiere atención y cuidaldos constantes para que actúe con la mayor eficiencia. Su manejo se complica considerablemente, porque el hombre es capaz de pensar. Las reacciones adversas, las actitudes inadecuadas, la insatisfaccidn, la preocupación, la indiferencia y el descuido son unas pocas )de las muchísimas complejidades que precisa tomar en cuenta cuando se trata de seres humanos. Sus imperfecciones ocasionan muchos accidentes y el programa debe estar orientado: 1) a crear una conciencia de seguridad, de que esas fallas existen y deben ser reducidas a un mínimo, como también 2) a que se desee trabajar bien y sin riesgos. Al principio, la preocupaci6n inteligente por la seguridad exigió algo más que una buena disposición por parte de los empresarios. Hubo que formar u n cuerpo de personas especializadas que tomaran conocimiento del problema y propusieran soIuciones para los riesgos que acechan las distintas activitdades humanas. Se convirtieron asi en ayu,da indispensable para el progreso y llegó a reconocerse que no cabe producción eficiente a menos que los accidentes se retduzcan al minimo. Cada hora sustraída a la produ~cciónes una pérdida para la industria, cuyo progreso es motivo de justo orgullo para cualquier país. La importancia del trabajo de seguridad no autoriza para .prescindir de sus costes. Además de sus ventajas concretas, mejora las relaciones y la actitud personales, a la vez que ,disminuye #lamigraci6n de u n trabajo a otro. Para que tenga éxito, el .programa de seguridad debe estar bien planead,^ y organizado. Porque no cumple estos requisitos, muchas inldustrias están derrochando en él cantidades ingentes de #dinero.Porque en este campo no hay dos BRADEN COPPER COMPANY ORGANIZACION DE SEGURIDAD GERENCIA GENERAL Asesoria a la hlina - el hialino la Fundición Departamento de Química * * * la Construcción Departamento de Electricidad * Entrenamiento y Fonieiito Estadísticas de Accidentes Higiene Industrial Inspección de las Plantas los Talleres el Ferrocarril Departamento de Higiene y Seguridad Industrial I I Control de Incendio 1 - Asesoría a los De/iarfa~nsntos - Médico de Relaciones Iridustriales de Relaciones l'úblicas - de Control 1- t - Legal de Adquisiciones de Ingeniería General de Ingeniería Industrial probleinas iguales, programas calcados no pueden producir resultados igualmente buenos. Deben considerar las conldiciones peculiares de cada operación o proceso y su sujeción a ciertos principios fundamentales determina la diferencia entre el 6xito y el Iracaso. Entre ellos cabe mencionar: Organización bdsica. La responsabilidad en la prevención d e accidentes recae en la gerencia. Si no constituye política suya dicha prevención y si el departamento ,de seguridad no está investi'do d e autoridad y prestigio suficientes para realizar su programa, los esfuerzos, por sinceros que sean, están condenados al fracaso. Porque se cumple con este principio, se han obtenildo, en Braden, resultados notables. E n efecto, nuestro Departamento depende 'directamente de la gerencia y actúa como consultor d e todos los otros departamentos. ELE,MENTOS BASICOS DE LA ORGANIZACION DE SEGURIDAD 1. 2. 3. 4. 5. Participación directiva de la gerencia: reconocimiento de su responsabilidard y formulación de una política. Distribución de Ea responsabilidad, que corresponde a los inspectores, a los jefes y al personal 'de seguridad. Mantenimiento de condiciones adecuadas de trabajo, que importan inspección y verificación d e los ingenieros, protección d e la maquinaria, ambiente saludable, dinhmica del color, equipo !de (protecci6n personal, ventilación, iluminación, etc. Entrenamiento e n seguridad, de capataces y trabajadores, orientación del personal recientemente ingresado y fomento por medio de cartelones, literatura y ayudas visuales. Sistema moderno de registro, que incorpora análisis de los accidentes, medición d e resulta~dosy tasas standard. 6. Examen médico de ingl-eso, que incluye reconocimiento físico, historia ocupacional, controles de rutina y sistemas de primeros auxilios. 7. Aceptación de la responsabilidad penonal por los empleados, mediante el entrenamiento, el mantenimiento d e una organización y la creación d e una conciencia cle seguridatd. Selección del personal. Por cuanto lla prevención .implica muchos problemas d e naturaleza altamente técnica, hay que seleccionar a las lpersonas que cumplan este programa y como muy ,pocas universidades o escuelas técnicas se encargan de prepararlos, las industrias han debido .entrenar sus ,propios especialistas por medio de la .investigación, el estudio y lIa capacitación práctica. Para los efectos de obtener ingenieros e liigienistas de seguridad competentes, las distintas empresas deberían combinar sus esfuerzos y su experiencia. Determinación del problema. Es el primer requisito d e u n programa efectivo y se lo logra estableciendo un sistema estadístico que !pueda medir la magnitud del problema objetiva y exactamente. Dicho sistema es u n arma valiosa y debe conformarse con las normas internacionales, a fin (de ,poder establecer comparaciones entre una industria y otra y a lo largo del tiempo. Uniformar los criterios debería ser preocupación importante !de quienes se interesan 'por este asunto, en Chile. Los nlCtodos adoptados por Braden son sencillos y permiten representar grálicamente las distintas fases del lproblema y a la vez, unificar los propósitos y consolidar (los esfuerzos. Responsabilidad de la gerencia e n la prevención d e accidentes. La organización de u n programa d e seguridad requiere, ante todo, u n lugar de trabajo a cubierto ,de riesgos. En general, importa maquinarias adecuadamente protegidas, eliminación de impurezas atmosféricas, buena ,iluminación, aplicación de la dinámica del color y equipos adecuados para la protección personal. Mientras no esté el taller a cubierto ,de peligros, no se *puede,pretender que los individuos acepten su responsabilidad en la prevención d e accidentes y cumplan disposiciones rígirdas #desegurildad. Las directivas bien fundadas que dicte la gerencia deben incluir la eliminación rutinaria de todas las condiciones peligrosas. Debe ella tomar la iniciativa y no pretender que los trabajadores creen las condiciones de ambiente por impwlso e imaginacibn propios. Integración de actividades complementarias. Incluye: 1) Entrenamiento d e seguridad; 12) Fomento de la misma; 3) Establecimiento d e ,normas y controles; 4) Suministro de equipos de ,protección personal; 5) Control d e incendio; 6) Protección #dela planta; 7) Higiene industrial, y 8) Preparación de especialistas en seguridad. Su integración es in.dispensable para obtener los resultados deseados, -puesto que :los esfuerzos dispersos y esporádicos de organizaciones distintas -sin coordinación ni unidad de propósitos- sólo pueden .producir fracasos costosos. *. B R A D E N C O P P E R C O M P A N Y GERENCIA GENERAL DIRECTOR DE SEGURIDAD I HIGIENE INDUSTRIAL I CONTIOL DE INCENDIO ESTA~ISTICAS INSPECCION DE PLANTAS ENTRENAMIENTO Y FOMENTO * Ventilación y polvo * Equipo de Proyección * Mantenimiento de un ambiente saludable * Muestras y determinación de gases * Entrenamiento Recomendaciones para corregir las condiciones peligrosas * * Micro- * + Inspección de Im riesgos d e incendio * Mantenimiento de los equipos para su control y combate Brigadas de bomberos Recolección y presentación de las estadísticas de accidentes * de ac- Control del material de protección y de primeros auxilios Control de la sujeción a reglainentos y legislación Cartelones d e seguridad, ayudas visuales, sistemas de estiinulo y competencia Instrucción práctica de jefes y trabajadores * Investigación cidentes en técnicas d e control Recomendaciones para corregir las condiciones peligrosas * Inspección de los locales de trabajo * Recomendaciones para corregir las condiciones peligrosas * Instrucción sobre rescate, primeros auxilios y seguridad en la mina * Publicación de boletines y circulares de seguridad, etc. Seguridad e n las pequeñas plantas. En ellas no es siempre posible establecer organizaciones completas de seguri'dad y por eso suelen no tener programa al/ guno. Los .esfuerzos aislados que realiza la gerencia para combinarlo con otras actividades ondinariamente no tienen éxito. Puede echarse mano de dos mktodos: 1. Asociación central de seguridad. Industrias aIines, tales como las compañías d e construcción, textiles o minas, situadas Identro de .un área razonable, pueden ser servidas por una asociación central que ellas mantienen a :prorrata d e los trabajadores que ocupa cada una. Se la coloca a cargo de u n ingeniero .de seguridad competente y los detalles de ,planeo, programa, adquisiciones, servicios y gastos de seguridad son resueltos por u n directorio en que están representaldas las gerencias de las compafiías participantes. Naturalmente es indispensable que ese ingeniero goce d,e autoridad y respalodo. 2. Comités d e seguridad. Si !dicha organización no es práctica o factible, se pueden establecer comités de seguridad que ayuden a la gerencia y a los jefes a combinar sus esfuerzos con vistas a obtener los mejores resultados al menor coste. Los capataces lde distintas secciones o plantas se reúnen .periódicamente para analizar los acci'dentes y deducir lecciones prácticas ide cada uno; para ,determinar qué condiciones son ,pel,igrosas y cómo se olas puede eliminar; para colectar y distribuir información de seguridad y para establecer controles y reglamentos, etc. Son objetivos principales d e estos comitCs investigar los acci.dentes tan pronto como sea posible, inspeccionar las instalaciones de la planta y estimular la prevención de accidentes a todos los niveles d e la organización. Desarrollo de normas. Si bien se atribuye la mayoría de los accidentes ocupa- cionales a actos imprudentes de los trabajadores, n o se puede prescindir de la importancia .de las condiciones físicas. Deben establecerse reglamentos que consideren das fases principales del proceso ,de ,producción y que estén de acuerdo con la tCcnica aprobada. En tanto que la mayoría de las normas se han hecho universales y pueden ser aplicadas íntegramente .por la induitria, hay que tener siempre presentes las operaciones y los procesos especfficos. Una vez establecidas esas normas, se las da a conocer ampliamente por medio *de un programa adecuado ,de entrenamiento permanente que queda a cargo del .departamento de seguridad. Conti-01. Establecidos un ,programa adecuado y las normas especificas para la prevencidn ,de accidentes, hay que imponer el control !de las condiciones y el cumplimiento ,de los reglamentos. Para aquel objeto nada es más eficaz que la vigilancia ,de la planta a cargo d e inspectores de seguridad competentes. Con ayu.da d e estadísticas objetivas, pueden ellos determinar las causas y las medidas correctoras y contribuir tambien al éxito, entrenando prácticamente a los individuos y demostrándoles los métodos defectuosos y las condiciones peligrosas. Investigación de accide?ztcs. Todos ellos (deben ser !pronta y cui-dadosamente estu'diados por el departamento d e seguridad y los inspectores respectivos. La investigación debe ser objetiva y exenta de todo propósito de castigo. De no cumplir esta condi,ci6n, resulta más perjudicial que útil. Los accidentes n o ocurren porque sí: cada uno tiene una o más causas, que pueden ser externas a51 indivi'duo, o .provenir de 61, o tener ambos orígenes. La mayoría de ellos se atribuye al descuido; pero esta palabra explica ,poco y suele constituir la pantalla tras de la cual se escon,den la negligencia o (los errores de los capataces y la pereza o la falta de tiempo para realizar una investigación adecuada. Se corrigen estos defectos si las personas que investigan honestamente los accidentes tratan de sorprenader la verdad y no temen exhibirla. DEPARTAMENTO MINA Los jefes deben investigar todos los accidentes y mostrar así a los trabajadores que están activamente preocupados &des~ seguri,da,dy bienestar personales, Deben .poseer ,la experiencia y los conocimientos necesarios para analizar cada uno ,de ellos y determinar sus causas. Sin embargo, las meclimdas correctoras deben ser adoptadas por los miembros ,del departamento d e seguridad, que estrín mejor calificados para recomendar la eliminación {de los riesgos existentes, la instalación .de protecciones y d e procedimientos tkcnicamente correctos. La observación posterior resulta también indispensable. Entrenamiento en segzlridad. Constituye uno $de los .procediinientos más eficaces y es de particular utilidad en el caso de los trabajad ores nuevos. Los cursos incluyen orientación en seguridad, primeros auxilios, control d e incendios, etc. y se enriquecen con ayudas visuales y demostraciones. Tienen por objeto crear la actitud mental necesaria y asegurar la cooperación de los trabajadores y d e los jefes. El hombre nuevo. Las estadísticas prueban incontrovertiblemente que la mayoría 'de los acci,dentes industriales sobreviene en indivi~duoscon menos de un año de empleo. La inexperiencia y la adaptación insuficiente al ambiente son causas principalisimas y exigen que esas personas reciban entrenamiento en prevención general y de los riesgos específicos. Dicho entrenamiento debe empezar- ENTRENAMIEN,TO DEL NOVICIO EN SEGURIDAD INSTRUYENDOLO FAMILIARIZANDOLO CON SU LABOR MEDIANTE CHARLAS OBSERVANDO SU DESEMPEÑO se en las primeras semanas y continuarse hasta conferir la experiencia y la conciencia de seguridad indispensables para lla realización de la tarea. Responsabilidad de los jefes en la prevención de accidentes. Es decisiva, especialmente en lo que se refiere a actos peligrosos y ,por tanto, una de las obligaciones primordiales del especialista en seguridad es enseñar a (los jefes y ayudarlos en el control de acci,dentes. Es *de responsabilidad del jefe producir eficientemente y n o hay producción eficiente si ocurren accidentes. En su prevención, el contacto permanente con los trabajadores, la ex.periencia y la autori'dad suyas son realmente esenciales. Por el ejemplo de prácticas correctas, el entrenamiento de los subalternos y el interCs en la protección ,personal d e los mismos, contribuyen los jefes al cumplimiento de la ,política de la gerencia. Algunos sostienen que es injusto responsabilizarlos de accidentes que origina el descuido d e los reglamentos estableci.dos o la falla !de herramientas y equipos. Debe recordarse, sin embargo, que responsabili,dald no es sinónimo de culpabIli,dad y que no interesa tanto establecer Csta como diagnosticar los riesgos potenciales y dar los ,pasos ne,cesarios para evitar la repetición del accidente. A Examen fisico d e ingreso. La eficiencia de un trabajador depenlde de que se le dedique a una tarea de acuerdo con su capacidad física. Para cada uno debe mantenerse la observación !de sus defectos o limitaciones, lde su historia ocupacional y de otros datos que permitan utilizar sus aptitudes en la mejor forma. Debe someterse a control periódico d e rayos X a dos individuos empeñados en actividades peligrosas. El objeto principal de los distintos exámenes consiste en sorpren~derlas habilidades más bien que los defectos o las limitaciones del individuo y comprenlden radiología de tórax, estudio de la visión y de la audición, d e dos defectos cardíacos, de los reflejos, de las enfermedades ocupacionales anteriores, etc. Si se mantiene un expediente exacto en formularios adecuados, la compañia .puede colocar al trabajador en actividades que no resulten peIigrosas para 41 ni para los demás y puede protegerse de acusaciones o reclamos injustos. EXAMEN FISICO DE INGRESO Dicha colocación selectiva pone a cubierto de muchos accidentes $debidos a #defectosfísicos y a perturbaciones nerviosas. Se la .perfecciona estableciendo descripciones de las distintas )faenas, que tomen en cuenta las aptitudes físicas y mentales que se requieren para cada tarea o para cada grupa de tareas. Los con- troles ulteriores permiten corregir errores, observar la Eorma de trabajar, la adaptabilidad, las actitudes y reacciones y establecer si el individuo ha sido colocado correctamente. Sistemas de estimielo. Bien organizados, representan poderosa ayuda. En verdad, el espíritu de competencia contribuye a desarrol'lar la conciencia de seguridad y las aptitudes adecuadas. Los procedimientos correctos de trabajadores individuales, de grupos o de departamentos deben ser recoinpenzados con preinios y publicidad. Aiin siendo esenciales, las competencias de seguridad no cleben ponerse en juego sino despiiés de establecidas las bases esenciales, o sea, u n sistema de estaclistica, un programa d e entrenamiento y u n departamento con los recursos indispensables. Estas competencias son útiles, porque crean interés y no 'deben continuarse cuando se ha .perdido éste. D e b m basarse en la experiencia $dealos accidentes ocurridos en determinado período y en que toclos los tra- ENTRENAMIENTO EN SEGURIDAD CURSOS DE SEGURIDAD CINE INSTRUCC\OUSS DE TERRENO REUN lONES INVESTIGACION DE ACCIDENTES DETERAIINACION DE LAS CAUSAS RECOLECCION DE TODA LA INFORMACION POSIBLE INSTRUCCION CONTROL CONTROL bajadores conozcan los reglamentos básicos y lo que se espera de ellos; también, en las tasas de frecuencia. Para que sean atrayentes y aseguren rivalidald de buena clase, los premios deben valer la pena. PAPEL DEL INSPECTOR EN LA PREVENCION DE ACCIDENTES ADIESTRANDO OBSERVANDO RESOLVIENDO DIFICULTADES ESTIMULANDO F o m e n t o de Ea seguridad. La conciencia de seguridad se adquiere por educación permanente y ,objetiva. Se la 'puede ayudar con diversoi, recursos que conviene utilizar al máximo. Los cartelones constituyen una de las técnicas más sencillas y más eficaces para recordar la necesidad ,de ,protegerse contra los riesgos. Dichas itlustraciones .deben ser atrayentes y tener aplicación en las situaciones y los riesgos locales. Deben ser concisas y objetivas y cambiarse frecuentemente, subrayando, cada vez, los aspectos positivos de prevención. Deben mostrar la manera correcta (de realizar una tarea y no ios aspectos negativos: "no haga esto" o "esto es incorrecto y peligroso", porque puede inducir al indivi,duo a incurrir precisamente en el error contra el cual pone en guar,dia el cartel6n. También hay que celebrar regularmente reuniones en que participen los trabajedores y sus jefes y que sean cortas y cui~dadosarnente:preparadas. Constituyen buenos tópicos )de discusió.n: 1) presentación breve d e la situación del departamento o :de la ,planta en cuanto a su trabajo actual y pasado y comparación con otras secciones; 2) análisis breve de los accidentes que han ocurrido en el mes, preocupándose de subrayar su prevención y no de poner en evidencia Ia culpabilidad. Todos los participantes ldeben expresar o p i n i ~ nsobre dicha pre. vención; 3) ideas de los participantes respecto a la manera de eliminar riesgos o de corregir métodos peligrosos; 4) selección de un tápico cada mes y comprensión prolija de los reglamentos de seguridad existentes, y 5) uso de películas o diapositivas, cartelones, gráficos y literatura que demuestren la prevención de accidentes y sus ventajas. Se puede echar mano también de competencias públicas para sorprender errores, para sugerir la leyenda de 110s cartelones de seguridad o para tomar fe. tografías que muestren la eficacia de los equipos de protección, etc. H a de recordarse que ningún programa ,de fomento puede mantenerse igual, porque pierde interés. Dinámica del color. La buena iluminación y el uso correcto de colores puede educir al mínimo los accidentes industriales y el estropeo 'de material. Dicl-io uso correcto debe conformarse con las normas internacionales, puesto que ~determinados colores han adquirido significado específico en todo el mundo. Así el rojo indica peligro; el vevde, seguridad y el naranja o ámbar, la necesidad d e ser cauto. Quienquiera que haya atravesado una calle conoce el significado d e estas tres indicaciones. No se puedlen usar indistintamente los colores. Aun plantas que siguen las tendencias modernas suelen emplearlos erróneamente y en exceso o en cantidad insuficiente. Cuando s610 constituyen adorno y no contribuyen a mejorar las actitudes del trabajaldor, el cumplimiento de \la tarea o a refducir los accidentes, constituyen lujo y derroches vanos. El color es funcional cuando ayuda al obrero a ver mejor, o con menos fatiga, o con más claridald para los eEectos de su protección personal. La experiencia demuestra que su simple aplicación puede disminuir los riesgos que significan algunas máquinas y determinatdas superficies. Pintar la planta y la maquinaria dondequiera que lo recomiende el código $deseguridad, representa, respectivamente, un 10% y un 15% del coste total de la pintura. U n item y otro suman, pues, 25% y aumentan en 90% los beneficios potenciales de seguridad. La uniformidald y la sujeción a normas acepta~dasconducen a que el obrero aprenda el significado d e los colores y confíe en ellos. Se logra así reducir drásticamente los accidentes. Campañas de seguridad. Fijar objetivos a los trabajadores y a sus jefes constituye excelente ,práctica y es naturalmente mejor establecer unos cuantos que empeñarse en cubrir muchos frentes. Una campaña distinta cada mes puede corregir adecuadamente muchas condiciones peligrosas. El tema debe ser sugerido por lla experiencia real de la planta. Si el análisis de las causas indica, por ejemplo, que la mayoría de los accidentes se debe a caídas, conveadrá subrayar la importancia del buen mantenimiento del local, *delos pisos limpios, d e la iluminación adecuada, de los equipos protectores, etc. He aquí una lista de tópicos ,posibles: Enero: Febrero: Marzo: Abril: Mayo: Junio: Julio: mantenimiento d e locales; protección de la maquinaria; herramientas; clavos salientes; manejo d e explosivos; manejo de otros materiales; .prevención de incendios, etc. Equipos de p~otecciónpersonal. Pueden prevenir la mayoría de los accidentes. Los hay numerosos y permiten ponerse a cubierto ,de riesgos específicos. Debe mantenérseles en estado de buen funcionamiento y asegurarse, mediante inspecciones peribdicas, que se les usa cada vez que se des necesita. Evidentemente las observaciones anteriores no cubren todas las Iases de un buen programa de seguridad. Para establecerlo, muchas empresas industriales emplean ingenieros, médicos e higienistas. Proveer las mejores condiciones de ambiente y de trabajo constituye para ellas deber esencial. Si bien se han lograado, en Chile, muchos progresos en materia de seguridad, to~daviase derrochan muchos esfuerzos por faIta d e conocimiento y experiencia. Su éxito depende de 'la colaboración estrecha entre médico e ingeniero, de que el programa haya sildo científicamente planeado y cuente con el respaldo de la gerencia. Aun dejando de lado factores humanitarios, la industria reconoce hoy que prevenir accidentes constituye buen negocio. Ocioso es agregar que los métodos de tanteo son ineficientes. En u n mundo donde la competencia es muy viva, las industrias requieren que e1 trabajo sea rendidor y bajo, el coste de operación. Para lograr estos objetivos, se requiere que profesionales competentes planeen y estudien ?la manera de adaptar a calda caso las normas universalmente aceptadas. El hombre que beneficia de buenas condiciones ambientales de trabajo se convierte en aporte activo y útil para la industria y el país. Para terminar, conviene poner de relieve el objetivo lfundamental de nuestros esfuerzos: Bajo este cieIo de Dios, nada justifica mejor nuestra existencia que el credo que snluar zinn v i d a sdlo es menos importante qzie crearla. Anexos y Bibliografía 1 1e 91.073 127.381 (57) (53) (53) 1.517.541 CHILE Canada EE. UU. 15.6 41.7 49.7 2.7 2.9 3.8 2.2 1.7 1.3 1.1 4.9 4.6 5.2 4.5 39.350 39.925 513.439 2.4 3.3 1.5 2.0 1.1 1.3 1.9 1.9 2.1 5.2 6.4 2-9 4.2 3.9 4.3 5.4 6.1 4.9 28.412 80.551 503.529 58.878 14.813 69.553 49.684 80.188 17.009 (53) (53) (53) (53) Irlanda Italia Noniega Holanda Inglaterra y Gales (53) (53) (53) (53) (53) (53) Idanda del N. Suecia Suiza Australia Nueva Ielandia (53) 1.8 1.5 3.3 472.711 (53) Francia Escocia 1.6 0.8 2.4 34.591 (53) Finlandia 5.2 6.3 5.9 33.7 29.1 24.0 21.8 26.3 19.5 55.5 55.5 43 .5 3.2 2.7 2.2 39.5 6.3 5.0 6.1 0.9 1.9 2.6 52.3 40.3 5.1 5.7 1.0 4.5 23.4 18.0 41.4 2.5 5.7 21.4 20.2 41.6 49.6 5.0 1.2 41.1 16.5 33.1 14.7 47.8 45.6 6.1 1.8 48.4 9.8 0.7 21.5 3.4 34.3 1.3 2.5 1.5 20.5 4.3 1.4 49.8 4.9 43.2 4.5 34.3 3.5 19.2 30.8 7.0 1.8 22.4 17.6 5.8 0.4 1.9 0.2 26.3 7.0 12.2 43.9 37.0 2.3 1.5 1.9 5.8 1.5 0.7 12.7 4.1 61.4 9A 9.8 917-918 1.3 1 5.2 912 n 11.0 1 i 26.1 43.9 13.3 39.9 30.3 13.3 870-895 Caidas 5.5 4.8 5.1 7.1 3.3 900-904 1 1 29.6 28.7 / E$.';; 12.1 15.1 12.9 15.4 8.9 14.3 12.7 10.6 32.7 32.8 30.1 870-962 Otros 33.6 49.3 43.6 33.0 28.1 58.3 39.3 27.3 1 1 2.9 2.0 2.9 1.9 4.5 3.6 3.4 (53) Dinamarca 539.134 (53) Rep. Alemana / 24.0 53.6 3.2 1.2 4.4 772.547 (53) Japón 60.0 3.4 2.9 25.7 25.2 800-866 6.3 1 58.6 800-999 Accident. Transp. 55.3 1 Accident. Total 3.8 870-962 ( 1 2.2 800-866 Otros 1.8 1 1 1 3.0 800-999 C. 6.8 / t IMPORTANCIA RELATIVA (% sobre total causas) 4.0 001-999 Año Causas r PAISES 1 1 Total 1 3.0 1.7 1.2 4.6 2.8 1.7 2.2 1.0 0.8 1.0 1O . 6.4 2.7 1.3 0.3 1.3 3.2 1.8 1.5 2.0 1.1 0.5 0.8 4.4 3.3 3.4 929 2.6 1 , 1 16.9 17.5 11.1 20.5 13.5 11.5 9.6 13.2 22.5 15.9 23.6 14.7 34.3 8.3 10.9 33.3 10.3 18.7 34.0 916 1 Am&sde~o~;¡en-~ 0.6 6.4 5.5 4.5 1.5 1.4 3.7 2.9 1.6 1.5 2.7 919 Va~or MORTALIDAD POR ACCIDENTES EN 19 PAISES. - IMPORTANCIAS RELATIVAS Y ABSOLUTAS Anexo N o 32.7 21.7 20.9 24.7 14.8 20.2 21.2 22.0 59.4 15.7 21.2 22.7 49.3 16.0 14.2 31.6 37.5 21.9 24.0 870-962 Otros NOTA: 2 (1) 1) Fuente de loa datos. CHILE S. N. de S: Resto de Países: Demographic Yearbook 1955 (U. N.) Tabla 29. 2) E n Chile existe un nibro de' muertes violentas (999). cuya causa (como suicidio u homicidio) se desconoce y por ello se incluye en total de Accidentes y no en los Subgrupos: En 1952 alcanzó una tasa de 12.5 por 100.000 habitantes. TASAS POR 1oo.000 HABITANTES MORTALIDAD POR ACCIDENTES, SUICIDIOS Y HOMICIDIOS EN 28 PAISES Anexo No A n e x o N o g, MUERTOS POR ACCIDENTES, SUICIDIOS Y HOMICIDIOS POR CAUSA EDAD Y SEXO CHILE - 1957 18.98 970-998 999 Sin calificar Total violentas (*) 9.53 O 9.45 5.88 970-979 980-998 Suicidios Homicidios Total volunt. 38.8 61.4 1.2 7.3 1.2 1.6 0.2 31 22:3 24.5 76.9 - 20.5 47.5 8.9 - 67.7 7.3 60.6 0.8 1.6 0.4 11.5 0.2 0.8 1.3 2.4 0.2 0.3 O 2.1 1.5 16.5 2.8 25.5 - 5.6 1.5 18.4 3.8 44.9 4.5 0.2 - 66.1 16.1 43.4 6.6 7.2 64.6 2.2 0.5 1.5 12.8 l. O 1.5 1.0 O O 0.2 1.5 1.2 20.4 2.7 25.2 - 7.7 1.7 5.5 0.5 8.4 0.3 1.4 O 1.4 O 0.3 1.4 3.5 10.1 2.1 7.3 0.7 72.4 0.6 15.7 0.6 3.6 O 0.6 22.3 29.0 79.7 21.8 53.1 4.8 11.6 0.5 1.6 O 2.2 1.1 O 3.3 2.7 14.9 O 76.7 O 23.4 20.6 1.4 23.4 0.7 7.1 76.7 4.4 22.7 9.9 47.6 6.4 0.5 1.55 5.64 0.42 29.2 47.16 11.79 O 1.05 0.73 12.8 6.65 1.30 O 0.76 0.03 6.1 2.25 2.73 1.8 0.57 0.82 O 2.06 0.18 2.4 16.95 3.49 6.1 17.07 2.52 21.9 44.79 7.61 6.7 10.96 14.0 29.65 1.2 4.18 w Total por 800-999 86.45 61.18 5.88 1.1 1.1 1.4 O 1.4 26.7 1.4 O 1.1 2.6 0.8 1.7 34.2 2.9 1.7 1.1 23.8 15.3 8.5 14.3 11.5 2.8 47.7 21.4 26.2 11.5 111.7 9.4 7.6 1.8 10.9 32.9 40.9 8.8 48.3 6.2 21.3 2.5 27.0 12.9 128.3 11.0 6.0 5.0 51.5 26.6 24.8 15.0 130.7 4.9 3.1 1.7 53.1 27.2 25.9 18.5 152.1 2.8 3.3 41.2 24.1 17.0 153.3 4.9 32.50 1.8 15.52 3.0 16.98 6.54 4.24 2.30 51.2 91.95 19.40 63.0 49.3 31.6 23.7 40.7 16.3 102.1 30.8 179.6 23.8 247.3 25.3 207.6 30.3 220.5 I 28.3 242.0 36.9 230.7 73.7 144.28 31.01 6.1 73.9 -----------------------5.1 3.6 7.1 12.15 5.10 4.6 3.9 5.0 20.2 3.8 9.8 3.6 31.0 4.9 36.8 4.2 38.3 2.3 4.4 36.2 17.7 19.8390's - - _ _ _ - - - - _ _ - - - - - - - 35.1- O 1.1 41.1 O 1.1 56.8 26.5 17.8 68.5 138.3 ----------------------- ---------__---------- O.; 0.3 0.6 4.2 1.0 2.9 11.2 1.2 5.3 800-962 55.33 50.20 - 1.2 3.5 0.6 Total accid. 55.1 14.7 33.9 6.4 5.3 0.6 O O 0.6 0.3 4.7 1.2 3.1 0.3 6.8 56.7 _ 29.7 4.6 21.9 3.3 6.3 _ 4.9 O 4.8 O O.; 1.5 1.5 _ 11.6 2.8 8.2 0.6 4.5 0.6 19.2 23.7 7.1 0.2 6.4 0.5 3.4 1.2 _ 12.7 0.7 10.4 1.6 O 0.3 0.6 3.3 O 0.6 2.0 0.3 O 0.6 0.3 3.3 2.0 18.9 1.4 11.4 - 5.9 0.8 4.8 0.3 Porenvenen. 870-895 0.96 2.75 0.3 2.3 0.2 2.2 0.5 Por caídas 900-904 3.87 1.57 1.7 0.3 2.0 1.1 0.5 Por máquinas 912 O 0.39 0.39 0.6 0.6 0.4 O 2.76 8.63 Por fuego 916 7.6 4.2 1.1 1.4 5.7 Por vapor, etc. 917-918 0.78 2.75 3.4 4.8 O O 0.5 0.98 Por armas de fuego 919 O 1.1 1.4 O 0.6 0.2 Por ahogamientos 929 9.92 3.14 23.6 16.1 3.4 9.6 2.0 4.0 Resto 870-962 10.43 27.45 6.7 7.9 7.0 1.4 Total accid. no transportes 870-962 30.10 46.7 43.3 35.1 14.1 10.7 22.6 _ 13.5 1.1 11.5 0.8 ('1 Corresponde a suicidios u homicidios cuya causa se desconoce (999). , 3.53 _ Total por transp. 800-866 25.23 - O 2.75 0.78 800-802 5.98 810-835 17.02 840-866 2.23 PorFF. CC. Porautomóvil Por otros CAUSAS G r u p o d e e ~ d a d e sy s e x o s Anexo No 4 MORTALIDAD POR ACCIDENTES, SUICIDIOS Y HOMICIDIOS POR CAUSA, EDAD Y SEXO TASAS POR i oo.ooo HABITANTES CHILE - i 957 Tara acá ~nto?agasta Atacama Coquimbo Aconcapua Valparaíso Santiago O'Higgins Colchagua Cunc6 Talcn Maule Linarea Nuble Concepciba Arauco Bío-Bio Malleco Cautin Valdivia Osorno Llanquihue Chiloé Aisén Magallanes PROVINCIAS 68 154 75 189 91 399 1.671 268 147 95 271 53 183 251 503 70 182 146 258 274 136 112 42 35 63 5.736 o O 397 1 7 4 6 9 41 65 27 11 8 16 1 17 17 64 9 11 19 21 25 10 7 1 4 8 8 20 9 56 245 36 14 19 33 2 28 21 53 3 15 9 13 23 14 5 O 1 2 671 32 95 11 34 24 39 57 26 8 3 4 10 1.123 44 14 92 359 44 35 31 59 5 44 17 22 19 21 33 25 51 25 142 467 74 49 42 82 11 64 54 176 25 54 44 62 91 38 20 5 7 12 1.674 n 24 52 31 85 29 134 411 97 49 22 79 25 79 132 167 20 62 71 137 104 60 61 27 11 28 1.997 3 2 3 O 1 4 19 3 O O 2 1 1 1 11 O O O 4 3 1 1 1 O 3 64 P1 ; 2 8 5 17 5 51 60 12 4 2 9 2 2 6 26 O 1 9 9 8 7 8 1 1 2 257 CHILE - 1957 1 O O 26 1 1 O O 3 1 1 1 1 4 O O O 2 6 1 O O O O o 3 7 1 O 7 183 l2 11 11 2 4 2 13 O 8 34 5 5 1 10 2 10 10 16 3 6 O O 52 o 2 2 3 5 2 2 2 1 3 3 1 o 1 5 6 12 1 O O o o t 1 O 1 63 2 5 5 O 2 1 5 2 3 2 1 11 2 4 2 5 1 O 4 3 O a e O 7 7 658 23 9 7 2 7 17 6 29 107 39 20 . 7 27 7 32 61 48 7 37 20 69 45 18 MUERTES POR ACCIDENTES, SUICIDIOS Y HOMICIDIOS Anexo No 5 l73 1 3 8 692 9 27 11 34 10 33 162 34 16 10 26 10 31 46 55 7 13 23 37 29 28 4 11 23 63 13 28 13 22 21 17 6 3 4 13 632 9 8 5 13 29 5 26 18 60 180 38 S 25 29 46 6 15 8 21 44 17 9 2 2 4 627 5 14 7 17 13 40 145 35 29 20 69 n 7 13 51 6 23 10 16 14 4 16 5 11 6 806 5 26 7 10 6 23 468 24 15 3 32 5 1 'u O t O. TOTAL m Z ~ w ~ w ~ m m E m Z m ~ m E w a ~ m ~ m m m ~ u mNW4-mUw-4PuW-hobPhyyypypW &bbbbbibbbmb~bL&b~L-~bu4uN 800-802 U ~ ~ y y g o oo$ ~~ $ ~~ k &w , ~~ ~ ~~ g gw g g= g 2E ~ g~ ~ g~g g~ $ ~FF.~ CC. w C 1 1 L --- ~ N P -LbLbjLb&L&bbbiLbbbbbL mPOOW4PmhO-N<NmWO+Wmvi21NWrlm --. -N-N-N p w o 810-825 --N- W W N - - ~ ~ 812 Peatones ~OmW~wWr4~NhamPNOammWW Www ~ m m ~ N u m Q w ~ - ~ O - ~ m ~ - ~ ~ m m w u O - P Automóvil b~&&~bb:~&b&&;b~;&g,b~,j'ohbj ~ ~ N m e W W ' a m r n - P m ~ a ~ o ~ ~ N w ~ i u - P - a 800-866 Transportes e sw,L:%:g:grn;gzee:gYG?:ya; bfbfb&bL&bbbb¿&b&Lfj w ~ w P m - ~ ~ ~ N N P - ~ w - o o ~ a ~ ~ ~ ~ ~ ~ O W 870-962 Otros WPWNWP~WWPNWPPWPNWWMNMNWNN ou4ymyFwwo~mmmoowymopompyo L&&wamw~ab8LbbL&&&emao~am-m O N W ~ 4 O V ~ N O P ~ m 0 4 4 0 0 N P ~ O ~ O ~ m 22 ~ ~ gzQE% ~ O ~ ?':-'zo P W ~ ~ ~ ~ ~ ~ L%g ~ - 870-895 Envenenamientos P W O O ~ ~ N O ~ - 900-904 Caídas wywpui<nwppio u p y p p p ! a p w p y y % y ~ - 2~OOr~Vg~%oB~~~~~2~g~gg90:2 p-p-ppp 912 MAquinas y 000 iii wooo~ooP~%~~h2oooo0-mooo~o - 916 pprr p7 O P p P N h w w W W m U u c w - r r Incendios ~ ~ o ~ ~ ~ ~ ~ ~ $ ~ $ ~ ~ $ ~ ~ k $ , j ~ o , P ~ ~ , j O Q 917-918 Vapor PP?yPy moooE88%L~~8~N~ooo0~~~~Zoo or bs O- i-rr 919 Armas de fuego gP gg-TJ~g~z?'~~'~ mb U N O ~ N O N N N W 0 ~ N 0 p 4 O h O m P I a N W h l 4 ----UN +N -N- 929 Ahogados r- w-W4~Wym-~mo-~m~4N~Viueucloh bWbbhoibb&&LL&&bbbLLLL.&t.;O8 W ~ ~ ~ W ~ 0 0 N N ~ W 0 ~ 4 O 0 N ~ W 0 m 0 - 4 ~ Otros ELZZZ9EaÑmm=Z8GEZZCmum=GE4 L&b&&iL&b&&~WbWi&b&h,;O;o&b~& ~ m - u m u ~ m ~ - m u c l ~ a a o u ~ V i ~ - ~ o m m w 970-979 w C t ~ w L o u u 8 W W m a p e m w ~ ~ o Ñ ~ ~ f ~Suicidios ~8&&bibWbLb&Lj~&'oM,-U~m~ow W a ~ m W ~ ~ a w o m w m ~ m ~ o o w U ~ e ~ m w r- ri, W N r r ~p~r.pguawclwowwuomu~uwuclma 980-998 Homicidios ~o-m~g~~&~k$~&bbgb~~,¿Rg&~U 999, Sin calificar BIBLIOGRAFIA G . 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