Título: METODOLOGÍA DE LA CIENCIA CONTEMPORÁNEA Y LA TEORÍA DEL SIGNIFICADO Esther Arjona Aguilar CONTENIDO I. INTRODUCCIÓN II. POSITIVISMO LÓGICO Y REFERENCIA DIRECTA. III. KUHN Y LA TEORÍA DEL SENTIDO: TRADUCCIÓN E INTERPRETACIÓN. IV. BIBLIOGRAFÍA. I. INTRODUCCIÓN En este artículo queremos tratar los fundamentos de la metodología de la ciencia contemporánea desde un punto de vista nada habitual: el de las teorías del significado. El tratamiento que recibe habitualmente la metodología de la ciencia del S. XX proviene fundamentalmente de la Epistemología. Esto significa que la metodología de la ciencia del neopositivismo, Popper, Kuhn, Lakatos y Feyerabend se han visto fundamentalmente como teorías del conocimiento científico. Sin embargo, el punto de vista desde el que vamos a comprender la teoría de estos autores, no pretende negar su contenido epistemológico, sino más bien explicar cómo cada una de ellas tiene su base o es deudora de un análisis del lenguaje. La relación que se pretende estudiar en este trabajo, esta es, la de la metodología de la ciencia con las teorías del significado y el análisis del lenguaje, no es producto de una mera invención, ni está presente únicamente en los autores que hemos citado. Un precedente de la coimplicación entre metodología de la ciencia y análisis del lenguaje lo encontramos en Kant. Sabemos que las conclusiones epistemológicas a las que llega Kant (por ejemplo, que los juicios científicos son juicios sintéticos a priori), no se comprenden sin la distinción lingüística entre los términos analítico y sintético. Así, vemos que la comprensión kantiana de la ciencia está mediada por un análisis del lenguaje. 1 En este artículo se verá como dos grandes posturas antitéticas de la metodología científica se corresponden a su vez con las dos posturas centrales en la teoría del significado. Así, en un primer punto, se tratará el positivismo lógico y al primer Wittgenstein, y se verá después cómo ambas posturas de la metodología de la ciencia comparten en su raíz una teoría directa del significado. Para este primer punto se utilizará como bibliografía esencial el libro de Javier Echeverría “Introducción a la metodología de la ciencia” y, además, el libro de Ludwig Wittgenstein “Tractatus-logico-philosophicus”. En un segundo punto, se tratará la metodología de la ciencia de Kuhn, que como se verá tiene a su base una teoría del sentido de estilo fregeano. Por ello, en este segundo punto se aclararán términos fundamentales como traducción, interpretación, holismo, taxonomía, e inconmensurabilidad. Estos términos nos ayudarán a fundamentar la metodología de la ciencia de Thomas S. Kuhn. Para este segundo punto se tomará como texto guía los ensayos “¿Qué son las revoluciones científicas?”, “Conmensurabilidad, comparabilidad y comunicabilidad”, y “Racionalidad y elección de teorías”, reunidos en el libro titulado “¿Qué son las revoluciones científicas? y otros ensayos”. Como herramientas para nuestras explicaciones de las teorías del significado que subyacen a las diferentes teorías de la ciencia, se manejará un esquema con tres elementos. Estos elementos son: el lenguaje (signo), la mente (significado) y el mundo (la referencia). Con este esquema se verá claramente cómo el positivismo mantiene una teoría del significado en la que el sentido está ausente. Y por el contrario, se verá además, cómo la teoría de Kuhn mantiene una teoría del significado en la que el sentido (significado) juega un papel fundamental. Antes de plantearnos en los puntos II y III del trabajo la relación de las diferentes teorías de la ciencia con las teorías del significado, vamos a explicar brevemente qué se entiende por teoría del significado, cuáles son sus dos posturas fundamentales, y quiénes son sus representantes. Las teorías del significado buscan resolver el problema de la relación entre lenguaje y mundo. El centro del problema es el de cómo y porqué se vinculan las palabras con los objetos, esto es, clarificar las relaciones entre el lenguaje y el mundo. Con el lenguaje, formado por un conjunto de signos significamos las cosas, o sea, los referentes de las palabras. Pero, ¿qué hay que decir del significado de ese designador? Podemos responder a esta pregunta de dos maneras: o bien con las palabras se está significando el mundo mismo, o bien se está significando lo que se percibe del mundo. Así, o el significado está en la cabeza (mente), o el significado está en el mundo. Dicho de otra manera el dilema es el siguiente: ¿la relación del lenguaje con el mundo es directa o indirecta? Si la relación del lenguaje y mundo es directa, se tendría una teoría de la referencia directa o teoría del no sentido que afirma que el significado de las palabras es el mundo (referente). Sin embargo, cuando la relación del lenguaje con el mundo no es directa, tenemos una teoría del sentido o teoría descriptiva de la referencia, que afirma que el significado se encuentra en el sentido de lo que se dice, esto es, que el significado está en la cabeza. SIGNO REFERENTE SENTIDO Esquema 1. Teoría del sentido o descriptiva de la referencia. SIGNO REFERENTE Esquema 2. Teoría del no sentido o de la referencia directa. 2 A continuación se explicarán brevemente las teorías del significado que se acaban de nombrar. La primera de ellas es la teoría que mantiene Gottlob Frege. Frege, fundador de la moderna filosofía del lenguaje, mantuvo en su famoso artículo “Sobre sentido y referencia” que la relación entre signo y referente, tanto en el caso de los nombres propios como en el de las descripciones, era indirecta, se producía por medio del sentido. El problema de la significación se plantea en Frege en relación al problema del principio de identidad. Para Frege el sentido es la solución a este problema. Así, el sentido se define como el modo de darse el referente. Esta distinción entre sentido y referencia la aplicará Frege a las dos situaciones que se pueden dar en el lenguaje de igualdad: igualdad de nombres propios e igualdad de enunciados. Se verá ahora cómo queda el problema del significado en cada uno de los dos casos. En el caso de la igualdad de nombres propios, Frege descarta que se trate de una igualdad, y también que se trate de una igualdad de meros signos. Se da una distinción porque la diferencia de signos también corresponde a una diferencia en el modo de darse lo designado: el sentido del signo que es su significado. Frege también estudia los juicios de identidad en el caso de que se trate de enunciados. En este tipo de igualdad tampoco se puede tratar de una igualdad de objetos o de signos. Así, al igual que en el caso de los nombres propios , el pensamiento no puede ser el referente del enunciado, sino su sentido. Frente a la teoría del sentido de Frege que entiende que la relación entre el lenguaje y el mundo es indirecta y se produce por medio del sentido, Mill representa la postura opuesta. Para John Stuart Mill que mantiene una teoría del no sentido o teoría referencialista del significado, la relación entre lenguaje y mundo es directa. Los nombres los toma Mill como nombres que se refieren directamente a las cosas, y no como nombres que lo fueran de nuestras ideas o conceptos de aquéllas. Mill separa los nombres connotativos de los no connotativos, estos últimos son los que significan únicamente un sujeto o un atributo. Así, “Londres” o “Juan”, son nombres no connotativos de sujetos. Los nombres propios simplemente representan objetos sin tener ningún otro sentido que el de representar objetos. Por tanto, los nombres propios tienen referencia pero no tienen sentido. Así, para Mill, a diferencia de Frege, nombrar es anterior a describir. Los únicos nombres de objetos que no connotan nada son los nombres propios; y estos no tienen, estrictamente hablando, ninguna sinificación. El significado de los nombres propios (signos) es el individuo (referente), y agotan su significado en estar por este individuo. Por tanto, lo que mantiene Mill es que no hay ningún sentido que medie entre el signo y el referente. Los signos (palabras) están por los referentes (personas o cosas). II. POSITIVISMO LÓGICO Y REFERENCIA DIRECTA. En este segundo punto del trabajo se verá concretamente cómo el positivismo lógico, como metodología de la ciencia, mantiene de fondo una teoría de la referencia directa o teoría del no sentido como la que ya se ha visto con John Stuart Mill. Así es, detrás del lenguaje fisicalista, su defensa de la inducción y la posibilidad de una “Enciclopedia para la ciencia unificada”, está la creencia en una teoría de la referencia directa: el hecho (referente) se corresponde con una proposición protocolar u observacional. Sin embargo, antes de explicar directamente el neopositivismo, se va a ver un antecedente suyo que mantiene la misma postura: Ludwig Wittgenstein. Como ahora se verá, Wittgenstein en su “Tractatus-logico-philosophicus” mantiene también una teoría de la referencia directa. Veamos como se desarrolla. El primer Wittgenstein llama a los elementos de una proposición nombres. En cuanto nombres, representan objetos. Frege había introducido la distinción entre el sentido y la referencia de una expresión. La referencia de una expresión es la entidad por la que está; su sentido es el modo de presentación de esa entidad. Para Frege tanto los nombres como las proposiciones tienen a la vez sentido y referencia. Para Wittgenstein los nombres tienen referencia pero no sentido, y las proposiciones tienen sentido pero no referencia. La referencia de un nombre es el objeto por el que está. Es cierto que las proposiciones tiene valor de verdad. Pero hay un importante contraste entre la relación que se da entre un nombre y 3 su portador, y la relación que se da entre una proposición y su valor de verdad. Pues para entender un nombre debe saber a qué se refiere, pero se puede entender una proposición sin saber si es verdadera o falsa. Así, lo que se conoce cuando entendemos una proposición es su sentido. Conocemos pues lo que sería el caso si fuera verdadera y lo que sería el caso si fuera falsa. Por ello, entender una proposición es entender sus condiciones de verdad. Esto la diferencia de un nombre, puesto que un nombre tiene una sola relación con la realidad: o bien nombra algo o carece de significado. En cambio una proposición tiene una doble relación: no deja de tener significado cuando es falsa. Toda esta teoría del significado de Wittgenstein está a la base de su teoría de la ciencia. De hecho su teoría de la ciencia es una teoría del lenguaje. El primer Wittgenstein se vale de dos términos: el mundo como totalidad de hechos, y el lenguaje como totalidad de proposiciones expresivas de los hechos. Las proposiciones, a su vez son hechos; pero a diferencia de los demás hechos que acaecen o se manifiestan y son mudos, significan y expresan precisamente hechos. En el “Tractatus-logico-philosophicus”, la relación entre los hechos del mundo y los constitutivos del lenguaje se expresa en la tesis de que el lenguaje es la representación lógica del mundo. Según Wittgenstein, no existe una esfera del pensamiento o del conocimiento que haga mediación entre el mundo y el lenguaje. Por tanto, si para Wittgenstein cada hecho atómico se corresponde con una proposición atómica y ésta (lenguaje) es la representación lógica del mundo, entonces a la base de la teoría de la ciencia de Wittgenstein hay una teoría de la referencia directa. La teoría positivista de la ciencia le debe mucho a la teoría que hemos visto del primer Wittegenstein sobre la relación entre el mundo y el lenguaje. Los positivistas lógicos piensan, como el primer Wittgenstein, que el lenguaje es la representación lógica del mundo y que entre ambos no cabe hablar de distintos significados. Para comprender la postura que mantienen los positivistas lógicos en el problema de la relación entre la teoría de la ciencia y la del significado, vamos a ver ahora a partir de su teoría de la ciencia, cómo los positivistas lógicos mantienen esta postura respecto a la relación entre el mundo y el lenguaje. Será a partir del objetivo fundamental del positivismo desde el que se intente comprender esta postura. El proyecto institucional común a casi todos los miembros del Círculo de Viena es la elaboración de la “Enciclopedia para la ciencia unificada”1. El proyecto del Círculo de Viena estriba en conformar una filosofía científica. Las matemáticas, así como la física, son los dos grandes modelos a los que debe atenerse toda forma de discurso científico. El programa de Comte en el siglo XIX debía ser culminado, convirtiendo a la biología, a la psicología y a la sociología en ciencias positivas. Entre las distintas tendencias existentes dentro del Círculo en relación con dicha unificación de la ciencia acabó imponiéndose el fisicalismo. El fisicalismo se interesa por los enunciados observacionales, que serían la base de cada una de las ciencia positivas. La unificación de la ciencia debe llevarse a cabo reduciendo todas las proposiciones observacionales a lenguaje fisicalista, con lo cual se mostraría que existe un núcleo común a todas las ciencia positivas. La reducción a lenguaje fisicalista es, pues, el medio de llevar a cabo el programa para la unificación de la ciencia, y para ello hay que partir siempre de enunciados empíricos, y preferentemente observacionales. Dicho lenguaje fisicalista tiene como elemento característico y constitutivo las proposiciones protocolares. Las leyes científica, teorías y modelos científicos y, en general los enunciado utilizados por los científicos, surgirían a partir de las proposiciones protocolares por vía inductiva. Por tanto, la ciencia es un reflejo de la realidad. puesto que surge por vía inductiva de la misma. Como en el caso de Wittgenstein, los neopositivistas mantienen una teoría de la referencia directa. Ésta está implícita en su teoría de la ciencia. Como se ha visto en el resumen Se resume brevemente el punto 1.2 del libro de Javier Echeverría “Introducción a la Metodología de la Ciencia” titulado la ciencia unificada. Se necesita este breve resumen para hacer después una crítica acorde a las teorías del positivismo lógico. 1 4 que hemos hecho de su teoría de la ciencia, las proposiciones observacionales o protocolares, esto es, el lenguaje, procede directamente por inducción de los hechos que se observan. Así, se ve que entre el lenguaje y el mundo no hay un sentido, como es el caso de las teorías descriptivas de la referencia. Cada proposición para los neopositivistas está por un hecho empírico, y no cabe hablar de que existan diferentes interpretaciones de un hecho o de que todo hecho esté cargado de teoría. Por el contrario, todas las teorías y leyes científicas proceden por inducción de las proposiciones observacionales. Estas proposiciones observacionales a su vez proceden por inducción de los hechos empíricos (lo que Wittgenstein llamaba hechos atómicos). Por tanto, para los positivistas lógicos la relación entre el mundo y el lenguaje es unívoca: un hecho se corresponde con una proposición, y esto quiere decir que su teoría de la ciencia está basada en una teoría de la referencia directa o del no sentido. La búsqueda de un lenguaje lógicamente perfecto (lenguaje fisicalista) para una ciencia unificada les llevó a pensar que el mundo natural coincide en forma y estructura con el lenguaje (isomorfía mundolenguaje). Los positivistas lógicos harían suya la frase que hizo famoso al Wittgenstein del Tractatus: “Los límites de mi lengua son los límites de mi mundo”. III. KUHN Y LA TEORÍA DEL SENTIDO: TRADUCCIÓN E INTERPRETACIÓN. Hasta ahora se ha visto cómo la metodología del primer Wittgenstein y del positivismo lógico tienen como base una teoría del significado de tipo milliana, es decir, que mantienen una teoría de la referencia directa. Sin embargo, en este punto se verá cómo la teoría de la ciencia propuesta por Kuhn se fundamenta desde una teoría del sentido o teoría descriptiva de la referencia. Así, si para Wittgenstein y los positivistas lógicos lenguaje y mundo son isomórficos, para Kuhn en cambio, la relación mundo-lenguaje está mediada por el sentido. Por tanto, se verá ahora cómo la famosa teoría de los paradigmas científicos se basa en una teoría del sentido. Antes de ver la metodología de la ciencia de Kuhn desde el problema de los significados, se va ha exponer a continuación brevemente su teoría de la ciencia. Thomas S. Kuhn2, con la publicación de “La estructura de las revoluciones científicas” marca una nueva etapa en la filosofía de la ciencia del siglo XX. El término fundamental es el de paradigma científico. Kuhn lo presenta como un modelo o patrón aceptado por los científicos de una determinada época, que normalmente ha llegado a ser vigente tras imponerse a otros paradigmas rivales. La aparición de un paradigma da lugar a un período de ciencia normal. Durante esta fase los científicos no buscan nuevas teorías, ni siguiera nuevos fenómenos. En toda esta etapa de ciencia normal existen numerosas anomalías, es decir, hechos que no son de ninguna manera explicables en el marco conceptual del paradigma y que incluso lo contradice. Kuhn no puede estar de acuerdo con el falsacionismo popperiano, a la vista de los múltiples ejemplos en los que se muestra que hechos contradictorios con una determinada teoría no conllevan ni su refutación ni su falsación efectiva. Cuando se acumulan las anomalías el paradigma va entrando en crisis. Se inaugura así una nueva etapa en el desarrollo de un paradigma, que acabará dando lugar a una revolución científica que hará triunfar un nuevo paradigma. Si la ciencia para Kuhn se constituye por los paradigmas científicos, se puede decir que estos no son un reflejo de la realidad, como para el positivismo lógico, sino que cada uno de los paradigmas científicos conllevan un sentido o ven de una manera la realidad que nos sirve de referente. Por tanto el sentido media entre el mundo y el lenguaje. Breve resumen del capítulo cuatro del libro de Javier Echeverría “Introducción a la metodología de la ciencia”. 2 5 Después de ver que la metodología de la ciencia de Kuhn se basa fundamentalmente en el concepto de revolución científica, nos podemos preguntar por qué hay inconmensurabilidad entre teorías, y cómo distinguir entre desarrollo científico normal y revolucionario. La respuesta a estas preguntas la expone Kuhn en su libro “¿Qué son las revoluciones científicas? y otros ensayos”. En él se aclaran conceptos como el de traducción, interpretación, holismo o taxonomía que nos ayudarán a comprender mejor la relación entre las teoría del significado y la teoría de la ciencia de Kuhn. De especial importancia para el problema que tratamos es el artículo del libro que acabamos de nombrar que se titula “Conmensurabilidad, comparabilidad y comunicabilidad”. En este artículo Kuhn responde a las objeciones fundamentales que se han hecho al uso del término inconmensurabilidad. Desde un principio Kuhn admite la tesis que en este trabajo se quería poner de relieve: “(...) los significados de los términos y conceptos científicos –por ejemplo “fuerza” y “masa”, o “elemento” y “compuesto”- cambiaban frecuentemente según la teoría en la que aparecía; y ambos afirmábamos que cuando ocurría este tipo de cambio era imposible definir todos los términos de una teoría en el vocabulario de la otra.” 3. Como vemos Kuhn piensa que la inconmensurabilidad entre teorías se basa en último término en una diferencia en el significado. Así, un mismo término o signo lingüístico como “masa” o “fuerza” cambia su sentido según se trate de una teoría científica o de otra. Por ejemplo, la incomensurabilidad entre la teoría de Newton y la de Einstein se basa a su vez en la inconmensurabilidad entre los significados de los términos que forman cada teoría. Esta postura de Kuhn, que admite varios significados con un único signo, rompe radicalmente con la postura del positivismo lógico que como ya se vio en el punto dos del trabajo, piensa que todo signo científico, por ejemplo el de masa, tiene un único signo. Este único signo científico se corresponde con un único significado que a su vez es el referente. Así, en el texto se puede encontrar un pasaje en el que Kuhn critica que sea posible un lenguaje común a todas la ciencias y las teorías científicas. Así, dirá Kuhn: “Afirmar que dos teorías son inconmensurables significa afirmar que no hay ningún lenguaje neutral o de cualquier otro tipo al que ambas teorías, concebidas como conjuntos de enunciado, puedan traducirse sin resto o pérdida. Ni en su forma metafórica ni en su forma literal inconmensurabilidad implica comparabilidad, y precisamente por la misma razón.”4. Con esta cita, Kuhn está diciendo claramente que es imposible que exista el lenguaje lógicamente perfecto o lenguaje fisicalista al que aspiraban los positivistas lógicos. El sentido de un término científico no es el referente real, sino un sentido que en cada teoría científica va cambiando. Por tanto, también se declara imposible por extensión el objetivo fundamental del positivismo lógico, la “Enciclopedia para la ciencia unificada”. No hay una ciencia o la ciencia, sino diferentes teorías científicas inconmensurables que nos proporcionan una explicación o dan un sentido al mundo fenoménico que percibimos. Sin embargo, con la crítica al positivismo lógico, Kuhn no ha respondido a las objeciones que se plantean principalmente por Hilary Putnam a su concepto de inconmensurabilidad. Estas objeciones son dos. La primera es la que dice que “(...) si dos teorías son inconmensurables deben ser formuladas en lenguajes mutuamente intraducibles. Si esto es así, señala una primera línea de crítica, si no hay ningún modo en que las dos puedan formularse en un único lenguaje, entonces no pueden compararse, y ningún argumento basado en la evidencia puede ser relevante para la elección entre ellas.”5. La segunda crítica es la que dice que “Gente como Kuhn, se señala, nos dicen que es imposible traducir teorías antiguas a un lenguaje moderno. Pero luego ellos hacen precisamente eso, reconstruir las teorías de Aristóteles, o de Newton, o de Lavoisier, o de Maxwell, sin separarse del lenguaje que ellos y 3 KUHN, Thomas S., ¿Qué son las revoluciones científicas? y otros ensayos. Paidós, Barcelona, 1996. Pág. 96. 4 Ibid. Pág. 99. 5 Ibid. Pág. 97. 6 nosotros hablamos todos los días. En estas circunstancias, ¿qué pueden querer decir cuando hablan de inconmensurabilidad?”6. La clave para entender la defensa que hace Kuhn del término inconmensurabilidad entre teorías y entre significados, es la diferencia entre traducción e interpretación: “Yo mantengo que la interpretación -un proceso sobre el que tendré algo más que decir- es distinta de la traducción, al menos tal como la traducción se entiende en la mayor parte de la filosofía reciente.”7. Si bien, la traducción e interpretación entre teorías se da a nivel de lenguajes científicos, que son siempre lenguajes formales, para explicar la distinción entre traducción e interpretación acude a ejemplos del lenguaje natural. Antes de ver las consecuencias de la diferencia entre traducción e interpretación, se verá qué entiende Kuhn por traducción y por interpretación. Kuhn define así la traducción: “Así pues, para nuestros propósitos, la traducción es algo efectuado por una persona que sabe dos idiomas. Al enfrentarse con un texto, oral o escrito, en uno de estos idiomas, el traductor sustituye sistemáticamente palabras o secuencias de palabras en el texto por palabras o secuencias de palabras en el otro idioma, a fin de producir un texto equivalente.”8. Por otra parte la interpretación la entiende de la siguiente manera: “A diferencia de la persona que traduce, puede que la que efectúa la interpretación domine inicialmente sólo una lengua. Al principio, el texto sobre el que trabaja consiste, total o parcialmente en ruidos o inscripciones ininteligibles.”9. Se verá ahora la relación que tienen traducción e interpretación con la teoría del significado. En la traducción se da una igualdad de significados y de referentes, aunque los signos sean distintos. En palabras de Kuhn: “(...) las traducciones deben preservar no sólo la referencia sino también el sentido o intensión.”10 y “En primer lugar, la lengua en la que se expresa la traducción existía antes de que la traducción comenzara. Esto es, el hecho de la traducción no ha cambiado los significados de palabras o frases.”11. Por tanto, en el caso de la traducción los significados de las palabras no cambian aunque se trate de signos diferentes. En la traducción no hay ningún problema de inconmensurabilidad. Sin embargo, hay que admitir que no todas las palabras son traducibles en todos los lenguajes, ya sean naturales o formales. Hay términos que no es posible transmitirlos individualmente mediante una traducción, puesto que su sentido depende de la relación con otros sentidos. Para el caso de la interpretación es para el que kuhn reserva el término inconmensurabilidad. El hecho de que dos teorías científicas sean inconmensurables, no significa que no sean comparables, o que no sea posible la traducción (hasta cierto punto). Lo que significa es que cada una de ellas tiene una red de significados que explica el mismo referente de una manera distinta. Por ejemplo, las teorías físicas de Aristóteles y de Newton explican perfectamente el fenómeno físico de la gravedad. Pero el concepto, por ejemplo de causa en Aristóteles no es traducible literalmente al lenguaje de Newton, ya que el sentido de causa en Aristóteles está íntimamente unido al de substancia, y el de Newton se comprende desde una física mecanicista, que a su vez se define desde un conjunto de sentidos muy determinados de lo que es el espacio, el tiempo o la masa, que nada tiene que ver con la substancia aristotélica. Este es el elemento holista que encontramos en Kuhn respecto al significado: el significado de un término científico se entiende sólo a partir de una red de significados, desde la totalidad de sentido. Sin embargo, respondiendo a las objeciones que le hace Hilary Putnam, Kuhn piensa que la inconmensurabilidad entre teorías científicas y sus 6 Ibid. Pág. 98. Ibid. Pág. 102. 8 Ibid. Pág. 103. 9 Ibid. Pág. 104 10 Ibid. Pág. 127. 11 Ibid. Pág. 104. 7 7 redes de significado no implica que no se pueda dar una traducción hasta cierto punto de una a otra, puesto que sus estructuras taxonómicas en una comunidad de hablantes son las mismas. IV. BIBLIOGRAFÍA. KUHN, Thomas S., ¿Qué son las revoluciones científicas? y otros ensayos,Paidós, Barcelona, 1996. ECHEVERRÍA, Javier, Introducción a la Metodología de la Ciencia, Barcanova, Barcelona, 1994. WITTGENSTEIN, L., Tractatus Logico-Philosophicus,Alianza, Madrid, 2000. 8