DECLARACIÓN POR LA VIDA En 1954 la Asamblea General de la ONU recomendó que todos los países instituyeran el Día Universal del Niño, fecha que se dedicaría a la fraternidad y a la comprensión entre los niños del mundo entero y se destinaría a actividades para promover el bienestar de los infantes. Se sugirió a los gobiernos que celebraran tal día en la fecha que cada uno de ellos estimara conveniente. No obstante, el día 20 de noviembre marca la fecha en que se aprobó la Declaración de los Derechos del Niño en 1959 y la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989. Se autoriza la reproducción del contenido de este material siempre que se cite la fuente Desde el balcón. Por Isabel Cristina Hamze El grupo de teatro para niños Okantomí estrenó el espectáculo Chari en el balcón a cargo de la directora Marta Díaz Farré. El colectivo liderado por Pedro Valdés Piña se acercó así a un texto de Graciela Peña: una historia de amor y lealtad. Chari es una graciosa perrita que anhela ir a jugar y conocer el amor, pero su dueña la prefiere dentro de la casa y lejos de los demás perros. La trama gira en torno a la falta de libertad de Chari y la tozudez de su dueña, quien luego de haberla perdido, la acepta casada y rodeada de cachorros. Graciela Peña crea un texto convencional, sencillo y portador de valores educativos. La puesta en escena de Marta Díaz Farré lleva consigo estas cualidades y como valor agregado cuenta con el diseño escenográfico de Tomás Galo, que aporta dinamismo a la visualidad y la concepción del espacio. La fachada de dos casas con sus puertas y sus ventanas nos hace entrar en la historia sin dilaciones y permite que los títeres sean manipulados desde diferentes niveles. Los muñecos son animados desde el interior de las casitas, los muros que mantienen protegida a Chari o el banco en el que se sienta Telba a acariciar su suave pelaje. La directora conforma una puesta para títeres y actores, donde las dueñas de Chari y el gato Lady Di son interpretadas por actrices que fungen como manipuladoras cuando se relacionan con sus mascotas. Sin embargo los personajes cobran vida en manos del titiritero y es entonces cuando pueden hablar y cantar y soñar. Se trata de una relación que pudiera aprovecharse más, no solo como recurso formal, sino también como apoyo dramático. Imagino el retorno de Chari y su familia, animados por el titiritero y dotados de voz y sueños y amor -tal vez, la mejor manera de volver a casa- no como el de simples mascotas capaces de sufrir, sino en tanto seres capaces de razonar, como lo precisa la fantasía del teatro. La música original de Augusto Blanca y Marta Díaz Farré constituye un atractivo especial y, como ocurre con otras puestas de Okantomí, los temas musicales no son un simple apoyo, sino parte indispensable de la historia. Si bien pudiera ser efectivo que las canciones interpretadas por títeres sean grabadas, no resulta convincente que las actrices doblen su propia voz; más coherente sería que cantaran en vivo, sobre todo si el espectáculo plantea dos niveles de representación: el de los títeres y el de las actrices. Es cierto que el pequeño espectador se regocija ya con descubrir a los títeres en movimiento; sin embargo, en ocasiones le falta al espectáculo esa chispa que enciende los ojos del niño, que convierte a los actores en magos y a su trabajo, en maravilla. Escenas de extenso diálogo como las de Lobi y Chari o algunas de las conversaciones de Telba y Ambarina hacen que pueda decaer el interés de los niños, quienes prefieren el desfile de pretendientes, donde la música y la sorpresa titiritera acompañan los diálogos. La canción compuesta por Augusto Blanca refiere en sus versos el ardiente deseo de encontrar la pasión y el asombro de algo nuevo, y es eso lo que todavía le falta a Chari en el balcón: “arriesgarse en el sendero tras el amor verdadero.” Los Cuenteros en busca de una nueva ruta. Por Isabel Cristina Hamze La compañía teatral Los Cuenteros de San Antonio de los Baños nos regala su más reciente estreno a cargo de Malawy Capote González como directora general y artística. Blancanieves de Esther Suárez Durán es la obra escogida por la agrupación para iniciar una etapa de continuidad y nuevos rumbos. Escrito en 1993 el texto explora un recurso poco usual en la dramaturgia de aquellos años, la combinación de actores y títeres, sobre este principio se edifica toda la acción de Blancanieves. En la adaptación de la obra original de los Hermanos Grimm, la autora consigue mezclar recursos dramatúrgicos como la parodia con los códigos de la escena, tal vez por esa razón el texto escapa del terrible peligro que corren las versiones de clásicos. Esther Suárez Durán concibe a su Blancanieves en clave titiritera, a partir de esta premisa se subvierten los cánones del cuento original y nace la historia para títeres y actores que sedujo a Los Cuenteros en su nueva ruta. Malawy Capote crea un espectáculo deudor de una estética que privilegia lo campechano, la risa, el títere de retablo, los ritmos populares y la parodia. Sin embargo es fácilmente reconocible que la directora busca su propio camino y hablo de búsquedas más que de hallazgos, esos llegarán después de esta hermosa etapa de cambio y reafirmación. Como otros espectáculos de la agrupación, Blancanieves cuenta con una escenografía de excelente factura capaz de transformarse en dos escenarios, el interior del castillo y la casa de los enanitos. El diseño escenográfico está pensado para funcionar en dos planos visuales aunque el nivel superior correspondiente a los títeres proporciona una mayor interacción con los personajes. Creo que la relación de los actores en vivo con la escenografía pudiera afianzarse mediante el espejo en el que se proyectan sombras en algunos momentos el espectáculo. El recurso de las sombras tal vez pudiera explotarse más a lo largo de la puesta con el objetivo de otorgarle un mayor valor a ese gran espejo que ocupa el centro del retablo. El diseño de vestuario y de figuras muestra la pulcritud y coherencia de un espectáculo que está pensado en gran medida desde la visualidad, sin embargo algunos de los mejores momentos de la puesta están logrados a partir de la sencillez y la astucia titiritera. Tal es el caso de la coreografía donde las manos danzan y se cortejan al compás de la música como en una verdadera fiesta palaciega. Un efecto similar de regocijo visual, provoca la escena tras la que se deduce el paso del tiempo, en la que aparecen mágicamente peces, olas, girasoles, y mariposas. Es en estas escenas donde descubro el espíritu inconfundible de Los Cuenteros y su capacidad para encantar tras el retablo. Malawy Capote decide combinar guantes, varillas, planos, digitales, sombras y marotes, pero a pesar de la extensa variedad de títeres, la figura del actor en vivo es más fuerte desde el punto de vista físico, sin embargo los títeres a un metro setenta logran trasmitir una energía especial que no consigue el actor desde proscenio. Esta dicotomía se pone de manifiesto en las escenas que son representadas por títeres y actores al mismo tiempo, mientras en el texto un plano enriquece al otro y cada uno es independiente, en la puesta en escena se repiten casi idénticamente sin otro atractivo que el de una bonita formalidad. Si desde el punto de vista conceptual, estas escenas dobles no alcanzan en el espectáculo la efectividad requerida, la directora sí consigue igualar vestuarios, voces y gestos de los actores y títeres que representan un mismo personaje. El dúo integrado por Graciela González y Malawy Capote, como Malvada títere y actriz respectivamente demuestra la limpieza y el rigor en la construcción de los dobles personajes. Aunque los actores tras el retablo salen airosos en sus desempeños, son las interpretaciones de Malawy Capote y Pepe Romero en el Espejo mágico las que atrapan el interés de niños y adultos. La actriz posee un histrionismo y un carisma naturales que sabe aprovechar en escena, por su parte el actor tiene una vena cómica particular que lo ubica sin reparos en el centro de las miradas. Los dos actores poseen características diferentes, sin embargo ambos se igualan en la conquista del espectador y esto se debe a que la relación de Malawy Capote y Pepe Romero con sus personajes está signada por el desenfado, la parodia y la subversión. Creo que el espectáculo necesita contagiarse aún más con el sentido paródico que se logra desde la banda sonora y que ha sido desde siempre un triunfo en la obra de Los Cuenteros. Mientras se utilizan fragmentos de temas musicales como Thriller y Pretty Woman la directora se toma demasiado en serio lo que tal vez no debería serlo. Cuando termina la obra y el elenco se reúne a bailar con la canción del Espejo, se crea el ambiente propicio para que comience el espectáculo, sin embargo está terminando y es ese momento final uno de los más celebrados por el público. Con el estreno de Blancanieves Malawy Capote demuestra ser heredera de una estirpe de grandes titiriteros. Mis mejores deseos para esta agrupación en la búsqueda de su nueva ruta, ojalá que la directora haga coincidir su sentido espectacular con el genuino sabor criollo que Los Cuenteros han regalado a la escena titiritera cubana. Taller de jóvenes actores: nuevos aires impulsan a Papalote. Por Arneldy Cejas Hace algún tiempo, tras una visita al Teatro Papalote -lugar que fue mi escuela-, escribí un texto motivado por uno de los primeros trabajos del Taller de Jóvenes Actores: el montaje de Andariegos, por René Fernández. Justamente, ahora que este Taller está cumpliendo cinco años, lo vuelvo a ver y con mucha alegría disfruto de su crecimiento profesional y artístico; como regalo de aniversario, me he motivado a escribir estas líneas. En el contexto de las celebraciones por los 50 años de la fundación del Guiñol de Matanzas -hoy Teatro Papalote-, estos muchachos se presentan como el más seguro relevo de los actuales integrantes del elenco papalotero. Su desempeño durante estos días demostró que son el motor energético, bajo la certera conducción de René, que mueve ese largo tren que es la creación en el grupo. Vuelvo a decir que su entrega y dedicación me recuerdan mucho al Taller de Aprendices de los años 90, del que salieron espectáculos como Jueguipayasos, Circo de sueños, Al tercer día o Perlimplím… por solo mencionar algunos. La lectura dramatizada de la obra La guitarra de Felipito, dirigida por Pedro Rubí, nos dejó a todos encantados. Concebida en solo cuatro ensayos, este elenco demostró que tiene para todo lo que se proponga. Sin grandes pretensiones, los muchachos muestran en escena una frescura que se agradece, su organicidad es admirable, aprovechan todos los espacios del retablo y del escenario creando verdaderas sorpresas titiriteras. Por momentos desencadenan una risa que sale espontánea, sin artimañas ni trucos, para provocarla en el espectador. Con una escenografía “construida” con pedazos de telas y una pantalla blanca, crean todo lo necesario para trasportarnos al lugar de la acción. La utilización de la sombra y de elementos comunes como pueden ser unas varas de pescar o una cesta tejida, se convierten ante nuestros ojos en imágenes de verdadero lujo titiritero, como la escena de los erizos o la tortuga, o la utilización de sus cuerpos entrenados para regalarnos un pulpo de grandes dimensiones con solo interrelacionar a tres actores en una masa. La manera de entrar y salir de la lectura y la comunicación entre ellos, soltando y retomando los libretos, a la vez que presenciaban lo que ocurría en escena, demuestran la química que existe entre estos jóvenes. Pienso en este ejercicio o lectura como un punto de partida para lo que puede ser una renovada versión de esta obra de los inicios del Guiñol matancero. Sería un crimen no volver a ver a Felipito en escena luego de haberlo rescatado por este Taller. Puedo decir sus nombres completos o simplemente, como hago siempre: Yanetsys, El Chino, Leymi, Ediara o Pedrito; pero prefiero llamarles “los muchachos de Papalote”. Todos sabrán de quienes hablo. He dejado para el final, y que sirva de paradigma para todos, un reconocimiento especial a Pedro Rubí: el guía del Taller, por su entrega al teatro, por su constante ímpetu de crecimiento, por regalarnos tantas bellas imágenes y por estar siempre dispuesto a colaborar con todos de forma creativa y humilde. Ojalá que estos jóvenes, con sus buenos aires, sigan impulsando para que el Papalote vuele muchos años entre las blancas nubes del cielo matancero. El largo viaje de una zapatera. Por Aimelys Díaz Decir cuán grande resulta la obra y la vida de Federico García Lorca para la cultura cubana quizá pueda ser redundante. Afirmar cómo sus piezas teatrales han enriquecido durante décadas la escena teatral causaría el mismo efecto. Sin embargo, cada vez que presencio un nuevo montaje basado en una obra de Lorca lo asevero; tal es el caso de mi encuentro con la propuesta de La zapatera prodigiosa, por Teatro de la Villa. Quién diría que aquel primer viaje del poeta español a nuestra tierra entre los meses de marzo y junio de 1930, sería el inicio de una relación profunda que perdura hasta nuestros días. Jugar con la cadencia y la poesía lorquianas en sus obras dramáticas es llegar hasta las contradicciones del ser humano, sus pasiones desenfrenadas, las muertes trágicas, los prejuicios y las tristezas que han convertido a sus personajes en visitantes asiduos de nuestras salas teatrales. Se conocen estudios que marcan el año 1944 como la primera vez que Lorca fue representado, con la puesta de Doña Rosita la soltera o El lenguaje de las flores por A.D.A.D, bajo la dirección de Reinaldo Zúñiga. Ocho años después de ser asesinado, sus piezas encontraron un espacio dentro del público y la escena cubanos: Bodas de sangre, Mariana Pineda, La casa de Bernarda Alba y Yerma fueron propuestas frecuentes en nuestra cartelera teatral, con grandes puestas aún recordadas, como los montajes de Bodas… y de La casa… dirigidos por Berta Martínez junto a Teatro Estudio a inicios de los 80. Junto a aquellas, obras de teatro de títeres han sido representadas en diversos momentos como El retablillo de Don Cristóbal, El maleficio de la mariposa, El paseo de Buster Keaton, La doncella, el marinero y el estudiante, Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín, llevadas a escena por los Camejo y Pepe Carril con el Teatro Nacional de Guiñol. Muchos son los retornos de las piezas titiriteras a la escena cubana. Así encontramos la exitosa puesta de Amor de don Perlimplín… por Teatro Papalote bajo la dirección de René Fernández en los 90 o La niña que riega la albahaca y el príncipe preguntón, llevada a escena en 1996 por Teatro Las Estaciones. La zapatera prodigiosa ha tenido igual dominio, y quizá mayor, pues según estudios, junto a Doña Rosita la soltera, es el texto más repuesto en el país. Directores como Vázquez Gallo, Luis A. Baralt, Andrés Castro, Berta Martínez y René Fernández con su montaje de 1982, han sido atraídos por esta historia donde ensueños y realidades van de la mano. Cada artista ha dotado al texto de múltiples lecturas y visualidades. Ahora, se suma la de María Elena Tomás y Teatro de la Villa para adentrarnos en la historia de amor y odio de una zapatera y su zapatero. Esta vez, mediante una escena sencilla, la recepción de la pieza se adecua a los jóvenes, aunque por instantes abandona la jovialidad del texto original. Amparados por la poesía del lenguaje y el canto, los actores trazan la historia y sin dejar su condición titiritera, delinean personajes a través de la animación de figuras. Las evocaciones y los sueños de la zapatera son construidos con escenas titiriteras. Una dualidad entre el actor y el títere se establece en paralelo con la realidad de la historia y de la protagonista; sin embargo, a mi entender, debieran cuidarse los cambios entre ambas realidades escénicas. Tal mezcla de lenguajes se enriquece aún más en la representación titiritera propuesta por Lorca. La vocación de Teatro de la Villa en el mundo de la figura animada se evidencia en esta escena que talentosamente establece el juego del teatro dentro del teatro. Nos convertimos en espectadores de unos personajes-actores que a su vez observan una representación de títeres. Luego de engaños y crueldades, cada telón de las realidades que se nos muestran se descorre hasta develarnos la verdad del amor del zapato y su zapatera. Para ello, los actores se apoyan en tonadas españolas mediante cantos corales, la acción progresa y nos recrea el entorno de su época. Tal manejo del canto constituye sin dudas un reto para cualquier actor; por ello pienso que en el montaje debe profundizarse en el trabajo de las voces y la alternancia producidos con las grabaciones. Pienso que a pesar de cuestiones no tan afortunadas, el montaje enriquece el arsenal de visiones de la obra lorquiana. A través de las manos de este grupo que desde el poblado habanero de Guanabacoa nos enseña su teatro altamente comunitario, La zapatera prodigiosa vuelve a hacer eco y nos evidencia cuán presente sigue Lorca en las tablas cubanas. De esta manera podremos continuar acercándonos al poeta de la luna, envueltos en esa belleza de la palabra que, parafraseando una frase suya, supo convertir en vida y bondad, en serenidad y pasión. Para el Guiñol en su 50 Aniversario, con toda mi tristeza y admiración. Por Carmen Sotolongo Valiño Siempre he sentido un inmenso orgullo cuando alguien me asociaba al Guiñol de Santa Clara. Colaborar con este colectivo desde mi docencia en la Universidad, redactarles notas a los programas de mano, ayudarles con los papeles de viaje de sus giras internacionales, llevar mis alumnos a sus ensayos y funciones, son parte de los escasos momentos placenteros que me ha deparado la vida laboral. Estar cerca de ellos desde 1975 me ha convertido en testigo de primera mano de una trayectoria excepcional, la cual muchos se han empeñado en no reconocer. En numerosas ocasiones he escuchado a otros teatristas apropiarse de sus méritos, decir que fueron los pioneros en esto o en lo otro y obtener un eco extraordinario con estas afirmaciones. Los del Guiñol nunca hablan de sí mismos, no han tenido la más mínima proclividad al autoelogio y esto se paga con creces en nuestro medio. El buen titiritero sabe esconderse detrás de su retablo, o neutralizarse ante el público tras el muñeco que anima, no busca su protagonismo sino el de sus títeres. Sin embargo ¿qué otro colectivo teatral puede exhibir -como el Guiñol- tantos textos de la crítica especializada que elogian a casi todos sus montajes durante cincuenta años? La crítica nacional comenzó a seguirlos desde los primeros momentos con reseñas detalladas y aprobadoras acerca de sus obras; esta huella se esconde en las hemerotecas, en revistas y periódicos nacionales, como Bohemia, Granma, Revolución y Cultura, Conjunto y Tablas, en las voces de Nati González Freire, Freddy Artiles, José Manuel Otero, Armando Morales, Claudia Pérez Ruiz, Rubén Darío Salazar, Osvaldo Cano, Vivian Martínez Tabares y Marilyn Garbey, por citar a los más reconocidos. ¿Qué decir de sus numerosísimos premios, (nacionales e internacionales) también obtenidos desde las sencillas puestas iniciales hasta los grandes espectáculos de la década recién terminada? Yo, que he investigado su historia, he podido comprobar que siempre sus montajes se adelantaban a su tiempo, que su interés por experimentar, por innovar lo clásico y buscar nuevas formas de expresión ha asombrado a los conocedores en el país y también fuera de él, en Festivales de gran renombre titiritero, como el de Bielsko-Biala (Polonia) o el Titirimundi de Segovia (España). Sin embargo, he leído dictámenes de especialistas locales, caracterizando al Guiñol solamente como un grupo baluarte de las técnicas y el retablo tradicional, lo cual verdaderamente no es poca cosa, aunque los no entendidos lo hayan escrito por salir del paso. Para colmo de males, el libro que terminé hace cuatro años, como resultado de esta investigación, no ha visto la luz, ni siquiera por la envergadura que pudo tener este Aniversario. La exposición que la Galería El Mejunje hizo por esta conmemoración revivió parte de esta historia. Digo “parte” también con desconsuelo pues casi nada queda de las primeras décadas. Hay que tener en cuenta que la reconstrucción de la sede de la calle Tristá -sede inaugurada por el grupo en 1970- fue un largo período de más de once años (1987-1999) en el cual vagaron “provisionalmente” por numerosos locales, algunos en ruinas, lo cual destruyó un patrimonio cuya pérdida es muy lamentable para el patrimonio nacional. Aún ahora, lo que puede salvarse está amenazado por el estado de deterioro, invasión de hongos y humedad del almacén; una situación perjudicial para la salud del personal, que se desempeña en contacto directo con los títeres, escenografías y retablos allí guardados. Cuando se reinauguró la sede se entregó un edificio remozado, pero los equipos de trabajo siguieron siendo los de 1970. Así, la consola de aire acondicionado no funciona hace más de doce años, aún con la promesa renovada por parte de aquellos a quienes compete, en cada Convenio Colectivo de Trabajo, de atender esta situación. El agobiante calor es una de las quejas más constantes del público y la causa principal de que, fundamentalmente durante los meses de mayo a octubre (la mitad del año), la asistencia a las funciones decaiga notablemente en proporción directa con el calor. Tampoco hay suficiente provisión de ventiladores para paliar la situación, bien lo saben los actores, que hacen su labor con uniforme, tras un retablo, cargando y moviendo títeres bajo las luminarias teatrales. Los telones de la cámara negra del escenario nunca han sido sustituidos y sus cortinas son jirones raídos, como heroicas banderas viejas, que se han remendado una y otra vez, pero no pueden ocultar, a pesar de lo precario de la iluminación, sus numerosos agujeros y sus orillas desgastadas. En estos últimos doce años el tabloncillo ha sido reparado por partes, nunca completamente ni con la madera idónea; los laterales (hombros) continúan sin cubrir y forman rampas inclinadas, desfavorables al trabajo y peligrosas para el elenco. Hace tiempo que existen filtraciones en el techo de la sala de teatro, goteras sobre el escenario que se multiplican sobre las lunetas cuando llueve, situación que no está en manos del Guiñol solucionar pues el edificio de la planta alta no le pertenece. Los baños (servicios sanitarios) están rotos y los murales decorativos de cerámica que adornan las paredes de la institución, hechos por Juan Ramón Valdés, Yiqui, y Oscar de la Portilla, se han caído a pedazos. Ya muchos grupos, cuando visitan la provincia, no quieren programar sus obras en la sala por las malas condiciones técnicas que padece. Sin embargo el Guiñol de Santa Clara continúa trabajando sin cesar, a contrapelo de que el enemigo rumor esparce una opinión contraria. Los hechos hablan, no hay otro colectivo en la provincia (ni en el país) que mantenga sistemáticamente, contra viento y marea, tres funciones en su sala los fines de semana -una el sábado y dos el domingo: por la mañana y por la tarde- además de salir entre semana, una o dos veces, por barrios, escuelas, municipios, campos y poblados. Actores recién llegados que apenas sabían manipular un títere de guante, se lucen en la compleja animación de Los polluelos, El caballito enano y los grandes peces de El explorador, ¿cómo explicar entonces la opinión esparcida entre el gremio de que ya en este grupo no se “entrena”? Es el eterno problema de la paja en el ojo ajeno o la eterna verdad de que nadie es profeta en su tierra. No obstante, cincuenta años de vida artística ininterrumpida no son arqueología, son historia viva y merecen celebrarse dignamente. Honrar, honra y no hacerlo es una vergüenza para la provincia y para la nación. NOTA: Publicado en Hacerse el cuerdo, publicación digital de la filial de la Uneac en Villa Clara, No.40, junio de 2012. Cumpleaños 50 de un joven Papalote. El 21 de junio de 1962 se fundó el Guiñol de Matanzas en la calle Daoiz del barrio de La Marina en la ciudad del Yumurí. Los Hermanos Camejo y Pepe Carril iniciaron una historia que medio siglo después continúa viva de la mano de René Fernández y su teatro Papalote. Directores de teatro, teatrólogos, actores e investigadores se reunieron en el coloquio celebrado en honor al aniversario 50 de la fundación del colectivo para reflexionar e intercambiar experiencias sobre su aporte a la cultura cubana. En la fiesta, René Fernández fue homenajeado como figura principal y se reconoció su labor de pedagogo, maestro y guía en el teatro de títeres en Cuba. Entre los invitados y ponentes estuvieron Armando Morales, Esther Suárez Durán, Rubén Darío Salazar, Blanca Felipe Rivero, Ulises Rodríguez Febles, Aimelys Díaz, Derbys Domínguez, el Circo Espectro, Danza Espiral, Proyecto Audiovisual Afrocuba y los grupos habaneros Calidoscopio, Hilos Mágicos, La Salamandra y Teatro La Proa. Informó Erduyn Maza. Una gota de 20 años. Una expo en homenaje a los veinte años de grupo Dripy fue inaugurada en la galería del Centro Cultural El Mejunje, de Santa Clara. “…La exposición 20 Años de Dripy: Una historia para ser contada, permite el viaje desde los primeros pasos de la emprendedora Margot y el nacimiento de una de sus criaturas más preciadas: Dripy, el simpático títere digital de mesa que fue creciendo -no en tamaño ni edad- y sí en el vigor para incesantemente visitar escuelas, círculos infantiles y tantos rincones de nuestra urbe; hasta se le pudo ver en programas de televisión, en los que fue centro de aquellas memorables aventuras. Luego tendría su propia casa -el viejo lavadero de la calle Martí- la incorporación gradual de talentosos artistas, nuevas obras, otros formatos, metas más ambiciosas, sueños cumplidos y el inevitable relevo…” Más payasos en Matanzas. Del 22 al 24 de junio se celebró en Matanzas la XII Temporada de payasos Narices Rojas, auspiciada por el Teatro Papalote y el Consejo Provincial de las Artes Escénicas de esta provincia. Con funciones en espacios alternativos como el Centro Cultural Abraham Lincoln, la Casa de Cultura Bonifacio Byrne, la sala Pepe Camejo y los teatros Mirón cubano y Papalote, se celebraron los 15 años del proyecto sociocultural comunitario La Calle de los Títeres, que desde sus inicios ha estado directamente relacionado con el trabajo del payaso en esta institución yumurina. Los espectáculos de Hilos Mágicos, Teatro La Proa, Luces, Alas Buenas y el anfitrión, Papalote, divirtieron al público y ni la persistente lluvia de esos días pudo impedir que se celebrara la fiesta. La Andariega sigue andando. La compañía de teatro y danza La Andariega, donde actúan y bailan niños y jóvenes, continúa trabajando incesantemente y visitará durante los meses del verano algunos municipios del país. En esta ocasión se presentará en el Teatro Fausto de la capital cubana el 12 de julio a las 8:00p.m.y el 14 a las 2:00p.m. con el espectáculo danzario musical Montómpolo; y el 13 del mismo mes a las 8:00p.m.y el 15 a las 2:00p.m.se presentará el ballet teatro Flashback. Completan esta gira las presentaciones del espectáculo Duérmete mi niño, de María Elvira Fernández Sá, anunciadas en el Café Teatro Bertold Brecht los días 3, 4, 18 y 19 de agosto a las 11:00 a.m. Dirigida por Luis Orlando Antúnez (Bambino), La Andariega es uno de los grupos más importantes de teatro con niños del país y en cada uno de sus espectáculos se puede ver el rigor del entrenamiento físico y la entrega de sus integrantes a la profesión. Informó Wilfredo Rodríguez. Cuentos y premios en los barrios. El XV Festival Internacional de Oralidad Escénica Barrio Cuento 2012, que organiza el grupo Teatro Cimarrón dirigido por Alberto Curbelo, fue clausurado este 30 de junio en la Casa del ALBA, después de cinco jornadas de funciones en teatros, barrios, escuelas y otras instituciones de la capital. El dramaturgo y director teatral matancero René Fernández recibió la Distinción Caliban 2012 que entregan el teatro Cimarrón, el Consejo Nacional de las Artes Escénicas y el Centro de Teatro de La Habana, por la extraordinaria validación de las tradiciones orales afrocubanas en su obra dramática y escénica. También se entregó el lauro Makandal, que distingue a personalidades e instituciones, concedido esta vez a Francisco Garzón Céspedes, presidente de la Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral; también, al escritor Enrique Pérez Díaz, director de la Editorial Gente Nueva; a la Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa y a los grupos Mirón Cubano, de Matanzas, Tropatrapo, de La Habana y Teatro Primero, de Ciego de Ávila. Por su parte, los narradores orales José Miguel Morán, de Ecuador, y Emily Andrade, de Brasil, recibieron el premio Juan Candela por la calidad con que afrontan este difícil arte.La gala contó con las actuaciones de Elvia Pérez, maestra de la narración oral escénica, quien hizo las delicias de los presentes con décimas en homenaje a su padre y a su pequeño pueblo de San Antonio de las Vueltas, en Villa Clara. Esta edición de Barrio Cuento rindió homenaje a las culturas originarias de América y a las narrativas orales y escritas de los países que integran la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). Tomado de Radio Habana Cuba. Hilos Mágicos renueva su hechizo. La Compañía de Marionetas de Cuba Hilos Mágicos, única de su tipo en la Isla, se presentó en la recién concluida XII Temporada de payasos Narices Rojas, en Matanzas, donde presentó su producción Ritmos, juegos y marionetas. Tras el regreso a su sede en el Teatro La Edad de Oro (Santa Catalina y Juan Delgado, reparto Santos Suárez, La Habana), la compañía inicia la etapa vacacional con un nuevo espectáculo musical: Llegó el verano. Lleno de invitados y sorpresas, la puesta se desarrolla en una base de campismo y cuenta con la participación especial del taller de danza de la compañía. Informó Carlos González. Reunión de títeres en Oriente. Un original lanzamiento de la nueva edición de las Páginas Amarillas de ETECSA, donde aparece La Guerrilla de Teatreros, de Granma, formó parte de las actividades en esta oriental provincia del primer Encuentro de la Red Cultural Títeres Mueven Titiriteros (TMT), que agrupa a jóvenes artistas de varias ciudades del país. Además, tuvo lugar un evento teórico en el Café Ventana Sur; un taller de animación de la técnica del “Puppi” impartido por la titiritera capitalina Yaqui Saíz, directora del grupo Títeres Nueva Línea; y proyecciones de audiovisuales en el espacio cultural La Canchánchara. El plato fuerte de este encuentro resultó ser el intercambio directo en las funciones con los habitantes de la Sierra Maestra, que asistieron a los numerosos espacios alternativos donde tuvieron lugar las presentaciones del grupo Alas, de Pinar del Río; el Guiñol de Guantánamo; Los Zahoríes, de Las Tunas; Parabajitos, de Sancti Spíritus; el recientemente creado La Canchánchara y la anfitriona Guerrilla de Teatreros. Los integrantes de TMT realizaron la producción de los muñecos de un posible montaje de Romeo y Julieta, donados al pinareño grupo Alas que dirige Doris Méndez. Informó Geraidy Brito. Los adolescentes que hacen más de cuatro comidas al día están más delgados. Un estudio del CSIC revela que ciertos hábitos saludables, como comer menos pero de forma más frecuente y sin prisas, están asociados con una menor cantidad de grasa corporal, al margen de la actividad física que se realice. La influencia benéfica del desayuno puede ser especialmente relevante en los adolescentes varones que no practican ninguna actividad física. Que la clave para prevenir la obesidad es mantener unos hábitos alimenticios saludables, no parece una novedad. Sin embargo, un nuevo estudio liderado por el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (ICTAN), adscrito al CSIC, va un paso más allá. El trabajo demuestra que ciertos hábitos saludables, como comer más de cuatro veces al día y hacerlo de forma pausada, se relacionan con una menor cantidad de grasa corporal, independientemente de la actividad física que se realice durante el tiempo libre. La información relativa a la grasa se obtuvo a través de la suma de seis pliegues cutáneos y de la circunferencia de la cintura de 1978 adolescentes (1017 chicas) entre 13 y 18 años procedentes de cinco ciudades españolas (Granada, Madrid, Murcia, Santander y Zaragoza). También se evaluó el papel de la actividad física en el tiempo libre. Necesidades especiales: La maduración sexual y el aumento de talla y peso son las características que marcan las necesidades nutricionales de los adolescentes, que durante esta etapa desarrollan el 20% de la altura que tendrán como adulto y el 50% de su masa muscular y ósea. Estos procesos requieren una elevada cantidad de energía y nutrientes, de ahí que la alimentación deba estar diseñada para cubrir el gasto que se origina. Durante la adolescencia, son tres los minerales que tienen especial importancia: el calcio, el hierro y el zinc. Mientras que el calcio es fundamental en el crecimiento de la masa ósea, el hierro interviene en el desarrollo de tejidos hemáticos (los glóbulos rojos) y del tejido muscular, y el zinc en el desarrollo de la masa ósea y muscular. Entre las recomendaciones diarias para la alimentación de los adolescentes se halla la ingestión de tres o cuatro tazas de leche o yogur para el aporte de calcio, vitamina D y riboflavina; cinco o más raciones de frutas o verduras; dos porciones de alimentos proteínicos magros; de seis a once porciones de cereales, pasta, arroz y papas; y pequeñas cantidades de alimentos ricos en. grasa y en azúcar. La moringa oleífera es un cultivo originario del norte de la India del cual se aprovecha prácticamente todo, y donde realmente adquiere una importancia decisiva es en la alimentación. Moringa, moringa y moringa. Se trata de especie que exige poco cuidado agrícola, crece rápidamente (hasta alcanzar entre tres y cinco metros en un año) y es resistente a la sequía. La moringa ofrece una amplia variedad de productos alimenticios, ya que todas las partes de la planta son comestibles: las vainas verdes (parecidas a las legumbres), las hojas, las flores, las semillas (negruzcas y redondeadas) y las raíces son muy nutritivas. Estas se pueden usar para el consumo humano por su alto contenido en proteínas, vitaminas y minerales. Las hojas de moringa tienen grandes cualidades nutritivas: contiene un 27 % de proteínas (como el huevo; el doble que la leche), 4 veces más calcio que la leche, 3 veces más potasio que los plátanos, hierro, fósforo, 4 veces más vitamina A que la zanahoria y 7 veces más vitamina C que las naranjas. La semilla contiene un 40 % de aceite, que es de alta calidad similar al aceite de oliva. El consumo de moringa te ayuda a: . Incrementar las defensas naturales del cuerpo . Promover la estructura celular del cuerpo . Controlar de forma natural los niveles elevados de colesterol sérico . Reducir la aparición de arrugas y líneas finas . Promover el funcionamiento normal del hígado y el riñón . Embellecer la piel . Incorporar energía y activar la memoria . Promover una correcta digestión . Actúa como antioxidante . Presta atención al sistema inmunológico del cuerpo . Proporciona un sistema circulatorio saludable . Es un antinflamatorio . Produce una sensación de bienestar general . Todas las partes del árbol de moringa son comestibles; pero no todos tenemos acceso a tener un árbol de moringa, así que también se puede consumir en cápsulas. El uso de moringa te ayuda para el tratamiento de las siguientes enfermedades: Infecciones del Tracto Urinario VIH SIDA Fiebre Hipertensión Diabetes Tiroides Colitis Diarrea Ulcera / Gastritis Reumatismo Artritis Dolor de cabeza Deficiencia de Hierro Caries Dental / Dolor de muelas Resfriado común Epilepsia Asma Cardiotónicos Flatulencia Antiespasmódico rubefaciente Sífilis Fiebre tifoidea Dolor de oído infección de garganta Cáncer de piel Dolor articular Tomado de Medicinafácil Matiné estrena en el verano esta nueva sección. Adivinen quiénes son estos niños que hoy día son personas importantes de nuestro teatro. Las respuestas las pueden mandar a: assitejcuba@cubaescena.cult.cu Equipo creador: Erduyn Maza, Amelia Duarte de la Rosa, Marianela González, Isabel Cristina, Aymelis Díaz, Dania del Pino, Blanca Felipe Rivero, Arneldy Cejas, Wilfredo Rodríguez (Villa Clara), Mónica Alfonso y Frida Padrón. email: assitejcuba@cubaescena.cult.cu Se autoriza la reproducción del contenido de este material siempre que se cite la fuente