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El espacio luminoso
Poesía reunida 1956-2007
31
Confluencia
Lic. Juan Sabines Guerrero
gobernador del estado de chiapas
Lic. Marvin Lorena Arriaga Córdova
directora general del coneculta
Oscar Bonifaz
Lic. Ernesto Gómez Pananá
coordinador operativo técnico
Lic. Ana María Avendaño Zebadúa
directora de publicaciones
CH
861.44M
B715
E771
Bonifaz, Oscar
El espacio luminoso : poesía reunida 1956-2007 / Oscar Bonifaz.
— Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México : Consejo Estatal para las
Culturas y las Artes de Chiapas, 2011.
128 p. ; 21 cm. — (Colección Hechos en Palabras. Serie Confluencia
; 31)
ISBN 978-607-7855-25-5
1. POESÍA MEXICANA — SIGLO XX 2. POESÍA CHIAPANECA —
SIGLO XX
El espacio luminoso
Poesía reunida 1956-2007
© oscar bonifaz
D.R. © 2011 Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas,
Boulevard Ángel Albino Corzo 2151, Fracc. San Roque, Tuxtla Gutiérrez,
Chiapas, C.P. 29040.
publicaciones@conecultachiapas.gob.mx
ISBN: 978-607-7855-25-5
hecho en méxico
consejo estatal para las culturas y las artes de chiapas
2011
Grito sin espacio
Grito sin espacio
A Dios
Voy a vivir la herencia que me diste.
Vivir clavado
en la verdad de mi mentira amarga.
Quedarme intacto.
Quiero a mis ojos desnudos
mirándome por dentro
y ahogándose en naufragio
sin puertos.
Agiganta el huracán,
para que en él se rompa
este agónico cuerpo
sin palabras.
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Oscar Bonifaz
Grito sin espacio
Exactitud
La hora sin tiempo
Un látigo constante me flagela:
En el centro del círculo
el dolor trina de júbilo,
que me ahorca,
porque encontró en mí,
las gotitas del reloj
nido de primavera.
llueven incontenibles
sobre mi color gris.
Soy la estructura misma
Mi lágrima se pone a llorar
de mi propia lágrima,
la absurda confesión de una brújula.
y es que guardo en la prisión de mi silencio,
una frase que me rebelo a pronunciar.
La vida se detiene en una esquina
y su índice de tiempo sin medida
Contradicción inédita:
me señala el sendero
amo al mundo con su cauda
donde se suicidó la lógica.
de cadáveres suicidas,
y tengo miedo que sus sombras
La copa de la muerte,
tiendan lenguas a mi paso.
desborda por mis poros.
No hay péndulos
en todos los relojes.
Pero a pesar del horror
que mi espejo me inspira;
desgarraré la máscara
y me desnudaré ante el mundo,
para enseñar el pulso del Creador
en mi fiel arquitectura.
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Oscar Bonifaz
Grito sin espacio
El mar y yo
Súplica
El mar y yo somos gemelos.
No me cierres esa puerta,
Su verde indefinido
que estoy cercado de paredes.
lo llevo yo disuelto en esperanzas.
Abre a mi paso tu esperanza
Y estas gotas que bajan de mis órbitas
y me descalzaré las sandalias de la angustia
como las aguas del mar,
para llegar en secreto hasta tu estancia.
son muy amargas.
No entrecierres los párpados a mi ruego
El mar es profundo,
y sin temor,
insospechado.
guíame hasta el camino de tus brazos.
Igual a mí que me soy desconocido,
Tómame.
hacemos tempestades
Succiona mis tristezas,
y por sí mismos nuestra furia aplacamos.
—me vestiré de verde—
y cuando mis huesos crujan
No sabemos de puntos cardinales.
crepitando de dolor, no huyas.
Inquietos,
ignorantes del sueño y las edades.
La soledad se derrama en mi vacío
y si tú no me abres esa puerta,
se romperán mis muros
y quedaré sepulto en los escombros.
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Oscar Bonifaz
Grito sin espacio
Primera elegía
La espera
Mis paredes
Ola temperamental
son círculos de lágrimas
que tienes al mar
con orillas de niebla.
para desdoblar tu historia:
tu pupila verde
No hay azules océanos
refleja los místicos asesinatos
con puertos verdes;
de las horas de sangre
ni reflejos de cielos
y devuelves al cielo
sobre este polvo mío.
su agujereado paisaje.
La tormenta toma tu columpio
Solamente llevo un grito
de consistencia líquida,
en crisálida
y sin egoísmo
que promete florecer en monstruo
repartes espejos
sobre el litoral de mi angustia.
a todas las presencias.
Vete ola a jugar al mar,
que la integridad de mi orilla
espera fiel todos tus retornos
a la quieta paciencia de mi playa.
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Oscar Bonifaz
Grito sin espacio
Deseo
Sed
Mi destino es de isla enamorada:
Tengo sed.
verde deseo adolescente,
Sed de lirios y luceros
impuro.
que colmen mi cabeza
Amor con angustia de muelle abandonado.
en cada madrugada.
En la llorosa estancia
Llevo en las manos
de mi pecho nocturno,
la cárcel de dos tímidas caricias;
naufraga su derrota un ángel
y en el cristal de mis ojos
y el diablo incendia presuroso
se destiñe la imagen
mi promesa sin alas.
que aprendiera a adivinar el ansia.
En mis noches de amor desenfrenado,
En mi garganta se vierte
soy una lágrima en esencia,
el imperio del anhelo,
río que pasa monologando sus tristezas
por la sed que mis dientes tienen
por la vertiente concéntrica del alma.
de morder violetas frustradas.
En el tacto se cuelgan las palabras…
¡hay fiesta subterránea!
En tanto,
la locura sin cascabeles,
va ascendiendo silenciosa por su escala.
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Oscar Bonifaz
Grito sin espacio
No cierres tus ojos,
para que cuando despierte,
El niño blanco
me bese tu hermoso niño blanco.
Tienes un niño blanco
durmiendo entre tus ojos,
ese niño no ha de llegar
al día en que siempre nace
la mórbida voracidad de los sexos.
Tus ojos,
que a los ojos del mundo han retratado,
le han servido de cuna, sin saberlo;
yo quiero con la mirada,
mecerle al niño blanco
su dormir sereno.
Ha de soñar con flores o con alas,
porque ignora la sed de tu sexo
de manos multiplicadas,
que inventan con su intento,
morbideces de carnes
y formas poseídas.
Yo también tuve un niño,
pero se me murió una noche
cuando de mi árbol adolescente
se desprendió la hoja de parra.
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Oscar Bonifaz
Grito sin espacio
Presencia
Décima a la angustia
Quiero negarte, y sin embargo existes
Me he descubierto
en mí como una verdad irrevocable,
en el centro de una órbita apagada
con tus raíces hundidas
y he descendido al vacío
en mi fatal misterio.
por la escala del miedo.
En los ojos el desierto asoma dos oasis
donde se baña desnuda
Estás en mí.
la esperanza.
Desde antes de mi arribo doloroso,
El llanto descalzo,
tu savia estaba en mí...
se derrama irremediable
por el gotero del tiempo.
Tu destino era iluminar
esta prisión enferma,
donde crece la sombra
y se mueren las auroras.
Y desde entonces
tuve la suerte de la ola
que agitada en la noche tormentosa
llega hasta tu playa a descansar.
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Oscar Bonifaz
Grito sin espacio
porque lo necesitaba
en los momentos en que el día,
Amor y soledad
empieza a cerrar pestañas.
Yo estaba solo.
De mi epidermis para adentro
hace poco una sombra preguntaba:
Y de mi polvosa envoltura al interior
—Arena de veinticinco abriles
creció mi amor como arbusto en primavera
¿Qué has hecho de tu tiempo?
y yo a su sombra fui,
millón de brazos de amorosa enredadera.
—¡He amado!
De amor está lleno
Y estoy de nuevo solo,
hasta el último rincón de mis huesos
solo con tres clavos de olvido
y mis átomos,
que al amor en mis carnes sepultara.
y de este nuevo pecado
solamente de Dios
he sido perdonado.
Creí, sin ojos,
como el pájaro en el viento
y con la fe del paisaje
en el ojo de la garza.
Creí en el amor,
aunque quise para él
las puertas clausuradas
y la sombra constante
en el ojo de todas sus ventanas.
Creí en él,
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Oscar Bonifaz
Grito sin espacio
siguen con el vientre fértil
a la primavera.
Retorno
El grano de la arena sigue estéril,
huelen igual las rosas
Asomado al ventanal de la sorpresa
y el hombre sigue sin entender al hombre.
Como antes,
he descubierto algo nuevo esta mañana:
alternativamente se vive y se muere
que aunque no estés conmigo,
todos los días:
el mundo sigue su indiferente marcha.
y sigue siendo igual,
decir mariposa o poesía.
El sol sigue saliendo cada día,
y está la tierra cubierta
El universo sin ti,
con su constante vestido de siglos.
(¡qué milagroso descubrir de cosas!)
sigue su cauce total.
Tú ya no estás en este laberinto
Y es que sin tu amor,
de asombrosos contrastes,
mis ojos ven exactos
en esta caja de violín
lo que de exacto hay
sorda de sugerencias
en la condición de las materias.
y llena de palabras quebradas.
Y a pesar de esta ausencia,
Y vuelvo al centro de mí mismo,
mi bestia voraz germina dentro
colmado de ojos
en su implacable romance
y esperanzas.
de sangre y de mordisco.
Ya no estás en mi grito
ni en la razón de mi sonrisa,
no,
y las madres como siempre,
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Poemas en blanco y negro
Para el conquistador Alejandro II de España
Ya no soy
quietud que refleja,
sino afilada
pregunta sin respuesta.
Dolores Castro
De amor y soledad
Poemas en blanco y negro
Ofrenda
Voy a llamar a mi paisaje
para guardarlo entre tus manos;
voy a traerte la llovizna
de esos rostros clandestinos
que de constantes,
se borraron.
Porque no hay recuerdo;
sólo ese momento lúcido
de mi entrega en pedazos.
Todo se olvida,
como olvida el viento sin memoria
al paisaje que ha dejado.
No me queda ya
ni el viejo papalote
que jugó a ser astro,
ni los inmensos mares
con su antigua aspiración de lágrima.
Sólo ha quedado
el agua mansa de alguna sonrisa
en medio de mis frecuentes llamaradas.
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Oscar Bonifaz
Poemas en blanco y negro
Amor:
voy a traerte todo lo que he dejado:
mi baúl de pasiones oxidadas,
Un ademán
el jadeo con que sueña
el sueño de mis almohadas
y esos besos imantados
Yo, igual que tú,
que siempre me dejaron
hermano de todos los tiempos,
la huella líquida
tengo urgencia de inventar a Dios.
de mis tantas lágrimas.
Un Dios sin plazos,
Quiero entregarte
íntegro para esta hora de angustia,
todos mis suicidios
para este tiempo de necesaria conversación.
y la campana paralítica
de mi soledad y mi palabra.
—Hágase la luz.
Y tuve por razón
Te regalo mi vacío
sólo un par de muletas
y el vapor de mi llanto
en que apoyar esta fe paralítica
en esta dualidad enmascarada.
de infiernos altísimos
Te doy todas mis muertes
y cielos ruborosamente equivocados.
y el adiós de mis muelles
que se rompieron
No.
cada vez que de mi árbol en otoño,
Nadie ha inventado nunca nada.
caía temblorosa
No hay ley para el asombro,
una hoja madura de distancias.
ni libertad, ni amor, ni odio.
Nada.
Te ofrezco las brasas de mi infierno
Y es tan difícil ser un solo ademán
con su sabor de ceniza en mi garganta
suspendido en el lenguaje de los años.
...y las hebras desteñidas
de mi poesía intacta.
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Oscar Bonifaz
Poemas en blanco y negro
en cuyos pétalos amarillentos salta
este otoño que juega con ser niño.
Llamado
Desahuciado del mundo,
te llamo.
Ven,
para que cierres
este litoral inmenso
donde la incomprensión
clavó una garra.
Ven,
al refugio espinoso
de mi hechura,
a esa mitad de espejo
que duplica el silencio
de todas mis catástrofes.
Ven,
si quieres platicar
de mis cloroformados pensamientos,
de las inútiles esperas
en norias sosegadas,
de profecías quebradas
que no han logrado
deshilachar el viento.
Déjame contarte esta historia;
es necesario
rememorar los viejos calendarios
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Oscar Bonifaz
Poemas en blanco y negro
Agazapados en la emboscada de los muebles,
acechan los aruños.
El hogar
Mi reticencia aguarda
con sigiloso paso de palabras.
Esta es tu casa.
Este es el hogar que construiste:
Tu casa de piedras absolutas
cal, cemento, piedra, arena,
donde el silencio carcome los rincones;
lodo.
las ventanas están debidamente clausuradas
para que no penetre el resplandor de afuera.
Sin los trinos de ayer
incendiando la llanura de la oreja,
Presidiendo,
sin el lamento compartido
en el lugar usual —de honor—,
en la tibieza de una almohada
cuelga el retrato de novios
que repartía equitativamente
como macabra estatua disecada
sueños, trabajo y pobreza.
y en el lecho baldío
duermen las tranquilas telarañas.
En la sala, los espejos
ya no pueden disimular
Los niños de hoy
su orgullo de luna limpia
ensayan equilibrios
en la antigua ternura
de tu rencor y mi rencor
de nuestras dos miradas.
en la balanza,
mientras los niños de ayer,
Crepitan los cimientos de tu casa,
afinan atentos el oído
se bambolean las alcobas frías
al pequeño ruido de la piedra
y nuestros pájaros escapan
que ha iniciado el derrumbe de las tapias.
lastimando sus alas
entre los filos de vidrieras mansas.
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Oscar Bonifaz
Poemas en blanco y negro
Requerimientos
Letras de sopa
Necesito para escribir este poema:
Traicioné el agua de mis poemas
una violada angustia restaurada,
y presté mi palabra.
el incienso encendido del amor
Hice fórmulas de estatuas,
y una máscara para los relojes olvidados.
me fabriqué las máscaras
y bebí el veneno de las charcas.
Que aquella espesa lágrima
retorne el alma
Así, tras la emboscada,
y que mis pies con alas
oculté mi vergüenza
rompan el papel de china
y lloré con lágrimas
de mis alboradas.
prestadas a otros ojos.
Necesito para el poema:
Mi poesía bailó
una que otra tempestad,
la danza de los siete velos
playas donde asolear mi soledad
con lentes para el sol
y el repaso de sal de mi memoria.
en la neblina de la madrugada,
así me llegaron
Luego,
sólo reflejos
escribir el poema
de una verdad quebrada,
en la llanura de una hoja,
y fui el avestruz de las palabras
con cien puntos para mis silencios
que oculta en salas de hospital,
y doscientas comas para respirarlos.
la urgencia de una lágrima:
Un lápiz sin borrador
cloroformo y muletas,
...y un cerillo para quemarlo.
vendas que alquilé
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Oscar Bonifaz
Poemas en blanco y negro
en alguna farmacia
y unos poemas con bastón
Esperanza líquida
para que no se me caiga
la mirada.
Esperar.
Esperar con el corazón latiendo
en un rostro ajeno,
que no existe.
Esperar
a un cuerpo que se esfuma
y llenarme los poros de agonía
mientras oigo a mi puerta muda
y yo adentro
proponiéndome al fuego.
Sé que alguien no llegará
y espero.
Sé que alguien no viene
porque siempre está partiendo.
Y yo abro la puerta
y mi alma.
Silencio.
Mis uñas rasgan
la guitarra de un cuerpo
que no veo.
Y el temblor
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Oscar Bonifaz
y la puerta
y el teléfono quieto.
Poemas en blanco y negro
¡Que llamen a mi puerta,
que me hablen por teléfono
y que me traigan
la gota salvadora de unos ojos,
para hacer líquida
mi espera en el silencio!
Nadie ronda en la calle,
yo descorro las cortinas
para sólo ver al viento
que imagino un respirar
junto a mi oído atento.
El hambre del vacío
carcome los rincones
de mi casa con frío.
Mi boca espera
el manantial de un beso
y a lo lejos de un mar desconocido
canta la amoratada sonata del silencio.
El deseo es un cachorro
que quiere colmarse de agua;
yo soy la sed,
no el cántaro
de agua prisionera y mansa,
ni la lluvia que siembra
su canción en la tierra:
soy tan sólo un charco
que se bebe solo;
el amor de otras aguas,
lágrimas dispersas
de otros cauces ajenos.
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Oscar Bonifaz
Poemas en blanco y negro
ni furia desatada
de un potro desbocado.
Esta manera absurda
Porque tras de buscarte
como el piso al bastón del ciego,
He gastado mis días
he venido a encontrarte aquí,
en cerrarme ventanas.
fruto que avanza cumplido, por mi savia.
Sucesivas ventanas
donde vigila el ojo tuerto
Y yo que transité, paso a paso
de calles solitarias.
como orillas sin sueño,
voy de cruz en Cristo,
De pronto,
de Cristo en cruz,
un viento limpio, de alas,
buscando ese espejo que soy y no poseo.
se puso a recoger las telarañas,
derrumbó mi torre de suspiros
Clavado de besos y deseos,
y candados cerrados
mientras tú me esperabas
apresaron los aruños
con tus manos de ruta,
afilados de mis gatos.
remo, ancla, pañuelo.
Ahora,
¡Y qué triste fue descubrirlo, amor!,
el amor es la quebradura
que cuando tus brazos se abrían
del aire por la pluma,
en mi espera,
adiós de nido
yo, ajeno de ti, de tu presencia,
al trino que lo alimenta.
con mis garras de besos
procuraba el siguiente infierno
Ya no más la frente persignada
que no quiero.
en la celda del llanto,
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Oscar Bonifaz
Poemas en blanco y negro
Ahora lo sé:
al nacer traje la muerte
Otra vez
en esta absurda manera
de vivir sediento.
Incompleto de amor...
Enciendo un cigarro
sonido sin campana al viento.
y lo aspiro
hasta el envenenamiento;
miro el humo lento.
La taza de café
consumida en el silencio.
Sacudo el polvo
—otra vez—
de la mesa de centro.
Mi pulso y mi reloj,
corriendo
y mi corazón detrás
ladrando como un perro.
Escojo un disco,
es Roberto Carlos
que me regala su lamento.
Espío la calle
y me espío dentro.
El cenicero guarda
lo que fue mi aliento.
...Y otro cigarro.
Y un café
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Oscar Bonifaz
Poemas en blanco y negro
y el polvo sacudido
de la mesa de centro.
Nocturno
Otro disco
con su nuevo lamento;
mi pulso y mi reloj,
Tu cuerpo:
sin sueño.
pájaro que madrugó
Quiero poner orden
en mis manos,
a mis pensamientos
agua pequeña
pero no puedo hacerlo
deslizándose en mi cauce,
porque esta noche, otra vez,
ala para arrebatarme
te espero.
el espacio luminoso de mi vuelo.
Tu cuerpo:
chispa que se quemó en mi fuego,
deletreo que pronuncio en el silencio
para aprenderme de memoria,
la sílaba sin nombre
de tu sexo.
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Oscar Bonifaz
Poemas en blanco y negro
Caminaba a media calle,
a medio sol,
a media luna,
a medio calendario,
y fui el vecino del huracán,
huésped de la tormenta.
Absolución
La verdad es que hoy
no pude escribir;
es mi pasado el que lo hace.
Anoche tuve insomnio
y hoy me enfrenté a mi espejo:
me devolví a un Oscar
que no se ha cansado
de ser Oscar,
y vi en mis ojos
el abismo sin abismos
de mi pasado,
allí donde tejieron las arañas
del odio, el rencor, la venganza;
en este lugar donde también
llegó el vislumbre de la luz,
de los amores sin rostro
y sin memoria.
El pasado:
bocado que mordí:
una verdad tragada lentamente,
mientras hervían las palomas
en mi tejado
y un día pleno de sol
se acurrucaba en mi espalda.
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No me habité,
me habitaron.
No me inventé,
me inventaron.
Y ejercí el oficio limpio
del que busca en la máscara
la huella de su propio rostro.
Tras las esquinas
reuní migajas de amor
y el agua bendita de algún beso.
En mis horas sin horas,
entretuve un gajo de sol
para iluminar
el filo de un cuchillo
clavado,
lentamente,
a mis espaldas.
Y me rompí en lágrimas,
me deshice en tristezas
y nuevamente el amor,
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Oscar Bonifaz
el amor,
el amor con su lejana voz
de caracola:
el estruendo del otro lado del mar,
donde rompí unos muelles
para no decirme adiós.
Fui entonces el niño
del día que amanece,
la yerba que crece en la orilla,
la piel que espera el jadeo,
el temblor que lo aquieta.
Poemas en blanco y negro
Me echo a volar
en un cielo constelado de palomas
mientras el azogue
lentamente me va cerrando la garganta.
Vuelvo al fin de mi grito sin espacio,
absuelto del amor,
con la memoria leal,
con mi vieja agonía
y un sol decidido
a meterse en mi cuerpo,
gota a gota.
Ansia que revienta
en el llano del lecho
donde sacudo
dos o tres telerañas olvidadas.
Luego, el incendio
de caricas entregadas,
el labio, la mordida
y el acecido
que respira mi garganta.
Yo espero en este túnel roto,
la costumbre de mis amaneceres
o la muerte discreta
que fuma un cigarro
y me toca suavemente
el hombro desgarrado.
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Oscar Bonifaz
Poemas en blanco y negro
o entre las puertas entreabiertas
de tu risa —sonaja peregrina—.
Testamento
Tú,
Para la Cumusita
pañuelito en que he llorado,
respiración en mis ahogos,
latido de mi pulso trasnochado.
Cuando me vaya,
no preguntes por mí.
Mi niña;
No me di al viento
agua que se regó en mí
ni al mar;
para mis repentinos florecimientos,
ni me consumí
pajarito amputado de sus alas
en las hogueras
brincando entre la jaula de mi pecho.
que prendieron a mis pies.
No dormiré entre los colores
Cuando yo me ausente
de un pretendido
no me busques pues
arco iris celestial
más allá de tu mirada,
ni en los cristalitos
búscame en ti,
que cubren
que allí estaré escondido
el pasto de la mañana.
desde mi anochecer,
hasta tu madrugada.
No.
Yo me quedaré en ti,
vivo, latente,
clandestino;
espiando desde los balcones
de tus lágrimas,
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En el pulso del mundo
Poemas en blanco y negro
Poema al siglo XX
Siglo veinte:
tiempo donde naufraga el amor.
Soga corrediza en la garganta de las horas,
abismo sin brújulas
donde la noche sueña
presentimientos de cañón
y desgarraduras de banderas.
El hombre de mis días
—hechura de pólvora y espada—,
gime como una isla
sin la promesa de una alborada
que ponga misericordia en sus entrañas.
Sin ritmo para sus horas.
Tan sólo un péndulo loco
igual que un ciego decapitando esperanzas.
Fermenta el odio
en la charca sin rumbo de los ojos.
La ambición es un remo sin destino;
y es el poder una ancla.
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Oscar Bonifaz
Poemas en blanco y negro
¿Qué sabe el cielo
llegan lentas sombras de paz y de armonía:
de los signos que escribe el humo de la guerra?
¡alarga las manos,
¿Qué copió Dios
hombre del siglo veinte!,
en los ojos de los niños mutilados?
que un nuevo mundo redentor
espera.
Y el horror crece
ya deshabitado de esperanzas
con un tiro de gracia
sobre la sonrisa de un ángel solo,
que solo se quedó jugando.
¡Señor del siglo veinte!,
hombre en ruinas del espacio donde crezco:
detén tu mirada
en el puente de esta espera,
frente al paisaje desolado que avizoras;
porque quizá tus manos...
tus tristes manos solas
puedan construir posibles universos,
mundos de aliento y esperanza
y sobre los escombros de hoy,
¡todas las palomas de los cielos bajen!
Y cuando el hambre no sea
el pan nuestro de todos los días,
cuando en tu mirada
y la mirada de los otros sientas
que tras los lobos y las bayonetas,
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Oscar Bonifaz
Poemas en blanco y negro
En lo alto
están las estrellas vigilantes,
San Juan Chamula
comunicándole a Dios
que en la otra cara del mundo
alguien juega una pelota
Hoy,
que se llama Bomba de Cobalto.
de noche,
camino solitario por el pueblo
Aquí una parturienta canta
de San Juan Chamula, en Chiapas;
su himno de polen
curioso me detengo en una esquina
—y la noche se hace flor
para ver cómo pasa, arrastrándose,
en su vientre de mieles—.
el tiempo,
el tiempo atrapado entre mis manos,
Lejos,
que hoy guarda la quietud
muy lejos de San Juan,
de un trompo adormecido.
alguien reza
y mientras tanto, atranca su puerta
Se aquietan en mi pulso los relojes
con el frío escalofriante
y no puedo escuchar
de alguna bayoneta.
el silbido sin nombre de la milpa,
Los hombres en guerra, se matan.
porque hoy los maizales traen,
Un rubio le escupe a un negro,
una voz de violines y campanas.
un salivazo en la cara.
A lo lejos ladra un perro
Yo me vuelvo a mirar este pueblo
que se funde con la noche;
desde la ventana abierta
pienso entonces en los hombres
de la noche cerrada:
que manejan el mundo
las calles entumidas de anestesia
desde el helado metal de su cerebro.
se han quedado dormidas,
porque ayer, desde la madrugada,
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65
Oscar Bonifaz
Poemas en blanco y negro
pasó el buey del trabajo
...y ese hombre sin rostro
Declaración de amor a Campeche
que lleva el pan limpio
hasta su casa.
En un idioma extraño
En el grácil tobillo de la danza,
maúlla el radio
despierta alucinado
un canto de protesta,
tu cascabel de luz.
mientras que cerca de mí se riega
una tímida canción de cuna
Ritmo de ola en tu cadera,
de la madre que arrulla a su hijo
bongó en las brasas de tus arenas.
con rosas en los labios
Gaviota en vuelo, sacrificada cruz.
y raíz en el alma.
La playa entretenida
El vampiro de la noche
tiende serpientes de cristal
me habla del odio distante,
en la paciencia de tus orillas.
de la muerte y del hambre.
Es preciso entonces
Peces meditabundos,
que desgarremos la noche
suceso de tus mares palpitantes,
¡y amanezca ahora mismo
péndulos sin ritmo,
en el poblado de San Juan,
sonámbulos espejos vegetales.
en Chiapas!
Huellas de pescador
sudando síntesis de sol
en la epidermis rota del trabajo.
El mar trota
en el potro de cristal de tus espumas
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67
Oscar Bonifaz
Poemas en blanco y negro
y en la espuela de las olas,
galopa el viento
que se quiebra en tus esquilas.
Al artista de la plata
Mi corazón velero te saluda
con el violín sureño de su sangre,
En tus manos,
Campeche, astilla de cristal,
artista de la plata,
proa de evocación, ancla del aire.
florecen los pasados universos de mi raza.
Sonámbula maraca cancionera,
Mientras laboras,
paloma al sol,
hay música regada en tu contorno
poesía de campana enloquecida.
y tú que ya lo sabes,
amoroso callas.
Historia de mi abuelo marinero
que ensartó tu leyenda en mi memoria
Un lento teponaxtle
como una hebra de luz en mis recuerdos.
se agazapa en las yemas de tus dedos
y la parvada de dibujos vuelve
Envío:
aleteando entre la noche de los tiempos.
Hablo de tus galeones olvidados,
Llegan de las edades;
de tu amanecer que puso entre mis nervios
la forma, el rasgo, la figura...
el colibrí veloz de mi alegría.
y tú, dador de gracia
—minúsculo Dios—, das vida
Hablo de tus mujeres y tus soles
al ritmo exacto que se queda
con esta voz de abecedario nuevo;
en tus alhajas.
porque quiero dejarte en mi poesía,
la harina de mis sueños tempraneros.
En redondo soliloquio,
llora con tu tacto toda una raza entera.
68
69
Oscar Bonifaz
Es la vieja historia carcomida
que te contó el pretérito abuelo
que supo del pillaje y del azote
que tatuó cicatrices en su espalda;
y entonces el contorno que cincelas,
sangra,
y la estrella olvidada
derrama su pintura
en el vaso sin fondo
de tu alucinada soledad compacta.
Cincelador de lunas y soles sucesivos,
dueño de la simetría
y la línea que canta:
en tus manos despierta el surco
y las cuerdas del violín
que pulsa el viento cuando pasa.
Quedan en tus dibujos
la línea del vuelo detenido en marcha
y el perfil de las olas que retornan
con su sabor de lágrimas.
Labra, artífice,
el beso paralítico de una novia provinciana,
plasma con fe de cincel
tu alegría, tu nostalgia...
y retorna a lo tenaz de tu obra,
en la lenta epidermis
de la plata.
70
Poemas en blanco y negro
Ceín
Ceín es un chofer.
Ceín es un chofer sin vehículo.
Ceín es un hombre silencioso; puerta cerrada
“de esta Dirección a mi muy digno cargo”.
Ceín tiene una mirada triste,
una mirada sin gente,
como que mira
y esconde lo que ve.
Ceín tiene las manos regordetas,
manos con mirada
—la que le falta a sus ojos—.
Hoy en la mañana,
Ceín cobró su quincena,
como tú o como nadie.
Cobró el pan para su mujer,
cobró leche para sus hijos.
A Ceín lo asaltaron anoche
cuatro tipos sin hambre,
con puñal y pistola,
pero sin madre.
71
Oscar Bonifaz
Poemas en blanco y negro
Golpearon a Ceín
en sus manos que dan,
La oración
en sus ojos que no ven,
en la mirada.
¡Golpe brutal en el alma!
¿Por qué permites Señor
Hoy Ceín tiene la mirada
que la grana de la sangre
más quieta que nunca...
se rompa en oleadas de horror
porque no hay pan en su casa.
en las guerras de tu mundo?
¿Qué podemos hacer nosotros
para no volverle a asaltar el alma
Centroamérica derrama
y regresar a su casa,
la anilina de su dulce geografía
pan, leche y mirada?
en suspiros de sangre y de miseria.
Ya no hay olores de frutas desvestidas,
ni el nostálgico tañido
de campanas desveladas
resbalando su sonido
entre los tejados
de los lentos caseríos.
En esta hora de fusiles
sólo hay pájaros negros
que en geométrica escapada
rompen en puntos suspensivos
todos los cristales de la madrugada.
Y los hombres del maíz
—cristos morenos, torturados—,
72
73
Oscar Bonifaz
con su paso reticente
de paloma perseguida,
regresan sus huellas a la selva
como tristísimos árboles
de hondas raíces soñadoras.
Y mientras el río iza su canción de trabajo
y el reptil del viento se arrastra en la llanura,
una metralleta perfora los silencios
y abre estrellas de sangre
en los humildes cuerpos torturados.
¡Las bayonetas se hunden en la carne,
la tierra paridora de frutos, bebe sangre,
reptan por los suelos los niños mutilados
y hay chispas relampagueantes
en los ojos de los hombres que masacran!
Poemas en blanco y negro
A los presos políticos del mundo
se les unta en la lengua
tatuajes de silencio
y mordazas de sombras,
pero su voz, inútilmente cancelada,
florece en repentinos nomeolvides.
La historia gritará algún día,
porque no hay musgo
de olvido en la memoria,
no se puede estrangular la idea
como no puede despertarse
el sueño de luz de una mirada.
¡Bájate de tu cruz, Señor!,
ven a mirar la orilla de este espejo
en el que Caín no termina
de aniquilar a su adversario...
Y en el madero
desdibujando en ruinas,
un Cristo agonizante,
llora.
Florecen los rifles
en los vientres de las madres que fecundan...
¿Por qué lo permites, Señor?
¿Por qué aceptas que el hambre
mastique su bocado en Biafra?,
mientras que en Medio Oriente
los hombres sin patria
lloran la sal de su abandono
en busca de un pedazo de tierra
donde puedan sembrar una esperanza.
74
75
Oscar Bonifaz
Convidado de los siglos
Como lirio de luces encendidas,
aquí estuve,
bajo los dedos del sol
que violó la piel desnuda
de los mares.
Poemas en blanco y negro
Aquí,
en la fe ciega del paisaje
que espió el ojo de la garza,
sorbí los sabores del mundo,
—árbol frutal
que se convirtió en mi casa­—.
Amaneció en las alas
y el horizonte se quebró en rojeces,
como una granada.
Los pétalos colgaron su color,
como ropa de niño,
lavada.
Aquí vi
el colibrí del aire,
llegar cada mañana
con un himno de ternura
entumido entre sus alas.
Aquí,
en el sitio de la luz,
donde mi sueño
vistió de verdor la primavera.
Nací en este lugar de cascabeles
como el invitado
que alza su brindis
en la copa de cristal
de lunas nuevas,
para beber, una por una,
todas las campanitas
de la selva.
76
Pisada en cautela
de algún tigre inventado,
que bebe estrellas sonámbulas
en lagunas en verde disecadas.
Verde,
verde,
verde, que no esmeralda,
verde que arde,
verde que muerde las miradas.
Mares de peces soñados,
con su ritmo lento
de cíclicos astros trastornados,
entre las olas,
jugando pirotecnias
77
Oscar Bonifaz
Poemas en blanco y negro
en cada hueco que taladró
la madrugada.
Huésped del siglo veintiuno
Frutas de inéditos azúcares
derramando sus mieles
en la lengua
de algún peregrino
de la mañana.
Soy un cardo solitario
en la tarascada
de la medianoche.
Tengo arenas en la voz
y el páramo desolado del mundo
se ha cubierto de telarañas.
Alfileres rotundos
punzaron mi garganta
y un horizonte de plástico
regó vidrios letales
en mi esperanza.
Un niño llora
por el pan nuestro de sus días,
entre el vuelo satisfecho de las moscas
y el pentagrama roto
de la poesía.
Hombre de soledades
me ha llamado el arcángel
que dictó mi sentencia
de víctima y verdugo
en balanceada armonía.
78
79
Oscar Bonifaz
Poemas en blanco y negro
Desde la altura
de la noche
Dios pronunció:
Cuatro tañidos para el hambre
—¡Hágase la luz!
...y sabio,
separó las tinieblas
de los días.
Somalia
Madre:
¿Dónde están tus pechos
para tomar de tu leche?,
¿dónde dejaste tu hambre
para beberla?,
¿tus lágrimas
para salar mis labios?,
¿en qué rincón de tu alma
rompiste tu alegría
para hacer redondas
las aristas de mi agonía?
Etiopía
Los campos no guardan zumos,
la tierra seca mi boca
y mi estómago se llena
de esperanzas vacías.
La bofetada del hambre
80
81
Oscar Bonifaz
Poemas en blanco y negro
duele.
de un niño oscuro
Los buitres bajan hacia nosotros,
que por tener manos vacías,
carnada.
sólo aprendió
a beberse el baile.
Dioses tuertos
reparten nuestras raciones negadas,
mientras que en otros espacios hay luz
Cuba
de plurales bocados
para la hartura
Hay que ver cómo un mulato
regalada.
absorto ante su mar,
muere sin sed de Coca Cola.
Un espectáculo.
África
Hay que oir a la abuela Úrsula
en su bohío de Matanzas
Pieles de noche sin luna,
hablar de su bandera
arena negra bailando,
de Estrella Solitaria,
¡tam, tam, tam...!,
porque eso es Cuba;
¡tam, tam, tam...!, el hambre.
un lucero íngrimo
navegando,
Hambre vieja danzando
un mulatico temprano
en el antiguo girar de los astros,
con un fusil esperando
sangre que golpea
entre sus manos.
como una pedrada
en el balcón del aire.
Hay que oler el sudor
de la caña
Cae el hombre negro
y beberse a Cuba
y otra vez el tam, tam, del hambre,
en cualquier mañana.
tambor roto en el ritmo
82
83
Oscar Bonifaz
Poemas en blanco y negro
...Y hay que callar
cuando la lumbre
Vuelo nupcial
incendie de estoicismo,
esta asombrosa isla
trastornada.
Me acompañaste toda la noche.
Junto a mi oído cantabas
esa lejana canción de luna;
ávidamente te pegaste a mi piel desnuda,
en el estremecimiento
de las dos de la mañana.
Y el dolor de estar juntos,
frente a la evidencia
de una mancha ensangrentada.
Pero hoy en la mañana te maté,
pinche zancudo,
en la pared azul de mi recámara.
84
85
Oscar Bonifaz
Deseo
Amada:
espérame a las once de la noche,
quiero sentir tu tibieza,
tu suavidad;
quiero que te asomes
al litoral de mis sueños.
Te buscaré en la oscuridad
de nuestra alcoba,
para que toques mi piel que te desea
y pueda yo cerrar los ojos
en la presencia
de nuestro nocturno encuentro.
Amada:
espérame,
espérame querida almohada.
86
Poemas que
el tiempo olvidó
Poemas que el tiempo olvidó
Sonata en vario tiempo
I
Hoy
la eternidad se hizo niña
y me habló al oído,
quedito...
sentí al ayer desplomarse
en su tic tac que me retoma.
La pluma de mis ojos
escribe
y las palabras diseñan
un nuevo tiempo.
89
Oscar Bonifaz
Poemas que el tiempo olvidó
II
III
La araña del silencio
Es la hora de fabricarte lirio,
me habla con su idioma eterno
amapola,
y me taladra.
espina;
Estoy presto.
porque quiero renacer otra vez
en la agreste serranía de tu cuerpo
y te hago lluvia
para mojarme,
hoguera, para lograr mi incendio.
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91
Oscar Bonifaz
Poemas que el tiempo olvidó
IV
V
La geografía de tus manos
Tú eres la tierra y yo tu árbol sin hojas,
descubren mi universo
sin raíces,
y la flor de mis sueños
sin pájaros
van abriendo, uno a uno,
ni cielos.
tus pétalos.
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93
Oscar Bonifaz
Poemas que el tiempo olvidó
VI
VII
El soneto de tu risa
Con mis ojos
me repite, una y otra vez,
voy dibujando tu cuerpo
que no te tengo,
hasta sentirme dentro.
que están mis almohadas
rozando las tristes horas del silencio,
sorbiéndote poco a poco.
Bebo el licor de tu cuerpo,
yo, adicto de tus besos
me vuelvo uva en el fermento.
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95
Oscar Bonifaz
Poemas que el tiempo olvidó
VIII
Meditación
Es necesario vivir
Para que yo sea
para tenerte...
esta ola que soy,
será necesario morir
un viento pasado
para olvidarte.
me ha de haber empujado.
Para ser esta ave que llora
en la rama más alta de mi pecho,
alguien debió de arrancarme las alas.
Si soy cántaro,
no se quién me bajó al río,
para ser este cauce encerrado,
esta agua trémula
que ha dormido soñando en la corriente.
Y si llevo esta muerte prendida
en la felpa incolora de mis días,
tuve que haber nacido tiempo;
un inútil reloj sin manecillas.
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97
Oscar Bonifaz
Poemas que el tiempo olvidó
Tú y yo, seremos todos;
esa antorcha encendida
donde Dios nos alumbra
cuando nos mira pasar.
Perfil del amor
Con cariño para el maestro José Ramón
Aunque tu piel
tenga otro tinte que mi piel,
aunque tu orgullo
sea más grande que mi dignidad,
escucha mi palabra y mi verdad.
Abre de par en par tu corazón
y tiéndeme la mano
hombre de mi tiempo
con quien es necesario
que nos pongamos a conversar.
Mi hambre pide el mendrugo
que has vomitado en tu hartazgo;
bébete mis lágrimas
para que sepas el sabor de la sal.
Dame tu mano
para que sostengas mi debilidad,
dame tu palabra,
que es lo que buscan
los linderos de mi soledad.
Mira mis ojos vacíos
de tan amarga orfandad,
mira las fronteras del odio
donde me arrojan
los que no saben mirar.
98
99
Oscar Bonifaz
Poemas que el tiempo olvidó
y con tu hechura de piedra,
poseías mi cintura
en esa cópula sin máscara
en la que nace un niño
con los ojos abiertos a la mañana.
Poema del insomnio
Y fue un llenarme de amor
al inventarte,
al saber que podías existir
si yo te hiciera;
si en mi orfandad
tú suplieras la caricia
que no me dieron
y ese beso estampado
frente a la puerta cerrada.
Poco a poco mis manos
se abrieron para la caricia
y me puse a jugar contigo
en la cálida tibieza
de mi mediodía.
Te adiviné
en el pie de una niña descalza,
en el temblor de la música
que exprimía el ojo impar
de alguna guitarra.
Poco a poco te hacía
a mi forma
100
Alternativamente
y poseedora de mis bríos,
te hacías a la altura
donde la poesía canta
su penúltimo violín.
Te amé por huérfana,
porque tenía que hacerte
para que se cumpliera
una de mis más hondas mañanas.
Y con mis besos cantó la cigarra
y la luz de mis soles
gotearon en la lentitud
de mis entrañas.
Crecías en mis ojos,
subías escalando las alturas
y mi pasión te adivinaba,
entregada,
plena de un azul constante.
Iluminada.
101
Oscar Bonifaz
Ya me voy,
porque algún día,
cuando la luz no tenga
humos grises y ardientes llamaradas,
alguien deletreará mi nombre
y un sabor a sal
ha de atrapar mi boca.
Y luego la plenitud de otra mirada
y un lejano temblor
de algún árbol extraño
que quiera sacudir con su memoria,
Poemas que el tiempo olvidó
Poema líquido
A quien no corresponde
Tú,
agua,
mi agua.
Agua que bajó de mi tejado
para empapar mi antigua soledad.
este intento de muerte anticipada.
Agua con suaves oleajes de mar
estrellándose en el filo
de mis acantilados.
Agua prisionera
en mi hechura
de cántaro de barro;
gota de estalactita
perforando mis esencias,
noria quieta
en el sueño delirante
de mis almohadas.
Agua fresca de río
que visita en su camino
102
103
Oscar Bonifaz
Poemas que el tiempo olvidó
la agreste soledad
de mis paisajes.
Alzheimer
Tú,
arroyo que quiero abrevar
en la ruta sin fin
del manantial de tu boca.
Para Alex
Aguacero que moja mi desierto,
Olvidé tu nombre
agua de mis lágrimas
y mi nombre.
No sé quién soy
con su viejo sabor de sal.
y cuáles han sido
Llovizna de mis horas sin sueño,
ansia del pozo estancado
que quiere despertar.
los rumbos de mis veredas.
Olvidé mis rencores,
arrinconé en un desván
Agua en la peña de mi orilla:
la justa balanza de mis tiempos
ven a saciarme
que solamente supieron advertir
que te está esperando
los labios del silencio.
el caudal de mi sed.
Así me convertí tan solo
Agua,
en el proyecto de una sombra
mi agua:
tras el ardiente territorio
ven,
de mi cuerpo.
que quiero amanecer
una mañana,
Ya no recuerdo los labios
empapado de ti.
ni los besos,
ni los nombres
que huyeron del caudal seco
de mi memoria ausente.
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105
Oscar Bonifaz
Poemas que el tiempo olvidó
No sé de mis semillas
ni de los frutos
que untaron su miel en mis momentos.
He sopesado con tiento
Mimetismo
los siglos de mi soledad
Con la mudez de la piedra,
en el menguante de mis lunas nuevas
con las palabras de su silencio,
y sólo recupero
me he propuesto encontrar a Dios
la hora aquella en que tus manos
desde las aristas de mi quebranto.
embarraron de caricas mis cabellos
llenando de música perfecta,
mis más puros silencios.
Y Dios oculto.
Lo busco en la neblina
de mis pasos perdidos,
en las veredas que me proponen
sus pies descalzos.
Y Dios oculto.
Quiero pedirle de su abundancia
y agradecerle por mi sonrisa.
Alzo la vista al azul indiferente,
en la promesa de los pájaros,
entre el acertijo de los astros.
Y Dios oculto.
Con el pan sobre mi mesa,
con mi soledad a cuestas,
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107
Oscar Bonifaz
Poemas que el tiempo olvidó
con la sal que encuentra el mar
Los luceros regresan puntuales
para el retozo de sus olas,
cuando escribo,
así lo espero,
cuando me traicionan
así lo llamo.
mientras yo amo.
Y Dios oculto.
Y Dios visible.
Esta mañana me habló Alexandro,
Dios invadiéndome,
mi hijo,
colmándome,
me dijo de su cercano amor,
derramándose en mí,
me mostró su mano abierta
jugando...
en mi verano.
Y Dios visible.
Amé entonces, la araña de mi cuarto,
los pies desnudos de los campesinos
y al río que se fuga de sí mismo;
amé la nota de una guitarra ausente
y la savia que oculta
el rubor de mis geranios.
Y Dios visible.
Dios patente en los dedos del viento
que pulsa serenatas
y en la boca que dice que me quiere
cuando con mis besos, la abro.
108
109
Oscar Bonifaz
Poemas que el tiempo olvidó
Y mis manos,
pétalos de agua,
Esta hora de amor
muerden las luciérnagas
que ponen luces
en mis dedos,
Soy la cajita
en esta hora de amor
donde guardo
en que te escribo.
el vuelo azul
de todas mis primaveras;
pasan los años ciegos
frente al vacío sin fin
de mis ventanas.
Y yo aquí.
Mamá Chayito me habló
de mi cordón umbilical
donde inicié mi asfixia
y respiré mi primera salvación.
Luego,
la jaula de mi insomnio
se fue llenando de agujeros,
ahí donde te pienso,
ahí donde te admito,
en ese lugar exacto
donde me torno alacrán
para comerme mis vísperas
en esta geografía sin nombre.
110
111
Oscar Bonifaz
Cascabel de la distancia
Colgada en el cielo
de la medianoche
está la luna creciente,
más allá de mi puerta oxidada.
Lejos,
el Atlántico duerme...
De pronto,
una voz de cascabeles
despierta al mar y lo sacude.
Las aguas sonámbulas,
entonces,
desanudan sus olas
que llegan intactas
hasta la atenta
caracola de mi oreja.
Poemas que el tiempo olvidó
y de nostalgia;
con sus peces
que son los pétalos
del agua,
con sus alas y nubes
que se embarran de luz
en la distancia.
Así llegaste a mí
y el azúcar de tu voz
me entregó
la espuma de tus playas
y este océano que soy
para asesinar,
de golpe,
todas nuestras distancias.
Despiertan las gaviotas
en su playa
y vienen a aletear
en mi cabeza.
Es una voz mañanera que me canta
con sus ritmos de viento
112
113
Oscar Bonifaz
Poemas que el tiempo olvidó
a esa víctima sin nombre
….ni edad,
El tribunal del tiempo
quien en su agonía
no alcanzó ni siquiera,
a su recurso de llorar.
Este siglo abre los ojos
y en su lento parpadeo,
Lejos,
su mirada se anega de sangre,
un hombre se suicida
de lágrimas
con su vestido de pólvora,
y miseria.
para matarse
y matar.
Las bocas frenéticas
mastican el hambre
Y el grito,
que guarda en su lengua
los gritos…
su lento sabor a sal.
que el eco del tiempo
va aprendiendo a perpetuar.
Y los niños lloran
ante un paisaje de ceniza
La risa se nos fue
y sin pan;
y el llanto de los pobres
dilatan sus huérfanos ojitos
nos cubrió;
y su ávida mirada
ellos por ser pobres
les devuelve un paisaje de espinas
ni siquiera sus lágrimas
que no quieren aprender
pudieron entregar.
a mirar.
En el trote de los días
Allá,
perdimos nuestros amaneceres
un asesino va devorando
y los bocados sabrosos
en mordiscos
del amor y la paz.
114
115
Oscar Bonifaz
Poemas que el tiempo olvidó
en el remolino sin medida
de alguna mar sonora.
Dádiva
Aquí tienes mi mano,
hermano;
ala azul para tu vuelo,
Aquí tienes mi mano,
chisporroteo en tu ceguera,
hermano;
pañuelo que bebe
tómala para tu camino,
el agua salada
para tu compañía.
de tus ojos ciegos.
Mi mano es el nido
Mi mano que quiere ser
que buscabas
lluvia tenue en tu sequía;
para empollar tu historia;
amanecer que rasgue con sus colores
es el anzuelo
de alegre guacamaya,
con que pescar tus días.
las tinieblas de tus noches
de letales anestesias embarradas.
Aquí tienes mi mano,
hermano;
Quiero ser la caricia disecada
es el bastón
en tu amorosa piel adolorida,
que sostendrá tu caída,
el bocado sabroso
el bordón del equilibrio
en el pan nuestro
en la contorsión
de tu diaria agonía.
de este mundo alucinado.
Y entonces,
Mi mano quiere ser
cuando temblando
el peso del ancla en tu canoa,
tomes entre las tuyas
para que flote tu naufragio
la mano que te ofrezco,
116
117
Oscar Bonifaz
Poemas que el tiempo olvidó
seremos juntos;
la raíz oculta que amaneció despierta
Mascarita
en los azúcares del fruto;
nido que presagia la esperanza de un vuelo,
abeja trastornada
1950
que pasa zumbando
por el balcón del día.
Sentado, a la entrada del bazar del mundo,
hay un hombre que reparte máscaras,
no las vende,
las regala para el carnaval que se está celebrando
en todas las entrañas;
caretas para quien quiera esconder una lágrima
o encerrar las angustias diseminadas:
payasos, calaveras,
diablitos de sonrisas coaguladas;
me las mido todas
y todas me envuelven
mi tristeza opaca.
Pero hay una mascarita
que en un clavo cuelga
su sonrisita clara
y me la llevo para el carnaval prolongado.
Hace poco he sabido
que el señor del mercado
118
119
Oscar Bonifaz
Poemas que el tiempo olvidó
se llamaba Destino
y en la mascarita que yo elegí,
frivolidad es la marca de fábrica.
Arnía
Reflejo de gaviotas en la mar,
mil alfileres friolentos
en el aire
y un suspiro de Dios:
eso es Arnía.
Arnía viene desde lejos
a deshacerse en espumas
entre los acantilados
que esperan la calma
de una playa
y se mantiene sonando
en los fieles regresos
de las aguas.
En Arnía, la luna espía
y oculta en resplandores de plata
sus íntimos secretos
de agua, espuma y arena.
Y cuando el sol
ha cumplido su diaria tarea,
deja su forma de naranja
120
121
Oscar Bonifaz
Poemas que el tiempo olvidó
en el cielo que bebe zumos
y se traga un paisaje congelado.
El primer premio
Arnía líquida
se ha derramado en mi memoria
Para Alejandro Molinari
y he decidido llevármela
para cargar en mi equipaje
el alma de una nube
La nada era la nada
y una estrella cintilante de Cantabria.
y de la nada surgió un escritor;
quería que su pulso
comenzara a escribir
para que en la nada
se pusiera a dictar.
Tenía seguridades
de ganar el certamen:
envió la calidez de su aliento
y ahí supo que Él era
un íngrimo concursante;
por eso convocó
al estruendo de los mares
y del vientre del día,
nació la oscuridad.
Entonces
se puso a jugar con las estrellas
y escribió en un papel azul
la presencia absoluta de los mares.
122
123
Oscar Bonifaz
Surgía un poema
sin enmiendas ni tachaduras,
mientras las letras se ordenaban
y cantaban himnos
en aquellos renglones limpios
donde los peces movían su cadencia
y las flores desentumían
la presencia del perfume y el color.
Arriba, los astros despertaban
y bajo los pies desnudos del Poeta
los pájaros ensayaban su vuelo
en alegre aleteo de pinceles
que embarraron al horizonte
con aquella primera luz.
En el certamen del mundo,
estos primeros versos
fueron escritos por un Poeta.
Su nombre:
Dios.
Poemas que el tiempo olvidó
Ven mi niño
A la labor del doctor Julio Salas Alanís
Aquí estoy yo,
ven,
platiquemos un rato:
toma mi mano
que es venda
y caminemos juntos
en este viaje absurdo
al que llamamos vida,
donde la endeble astilla
que eres tú,
se hizo luz y dolor,
hebra dorada por Dios
para costurar
tu existencia hecha de tersura de marfil,
pedazo de cielo azul
derrumbado sobre la tierra.
Niño nube,
124
espuma,
aire,
pétalo,
125
Oscar Bonifaz
Poemas que el tiempo olvidó
agua sosegada,
hechura de astillas cristalinas
Entrega
y vuelo de mariposas
que se diluyeron
en el vuelo azul
de un ángel que asciende
Este es mi aliento
dulcemente a las alturas.
y ahora sé
que nunca voy a morirme del todo
Tú eres la copa frágil de Bavaria
ya que me quedaré contigo
que Dios quiso apartar
dentro de la llamarada
para beber tu esencia
de tu corazón abierto
de cristales puros.
para que yo pueda morder
la uva dorada del silencio.
Ven mi niño,
quiero tender en tu cuerpo,
Tú,
mi mano presta
que en esta hora
me estás aproximando al cielo,
ven.
Te estoy esperando.
tú,
astilla de mis noches,
gotita de agua,
esponja abierta,
manos con palabras nuevas
en mi analfabeta oscuridad.
Llegaste justo,
antes que me perdiera
en el vientre abierto de mi soledad,
en la hora exacta
126
127
Oscar Bonifaz
en que mi reloj
desgranaba su última voluntad.
Y te quedaste en mí
perdido en mis laberintos
y me tomaste
para beberte a ti mismo
con tu pasado
de dientes ásperos
mordiendo un presente
mucho antes que yo apareciera
en los colores de tu ansiedad.
Yo,
limpio para tus horas vecinas,
para tus desengaños
y para que logremos
juntos, esa palabra nueva
a la que llamamos eternidad.
128
Contenido
Grito sin espacio
A Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Exactitud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
La hora sin tiempo . . . . . . . . . . . . . . . 11
El mar y yo . . . . . . . . . . . . . . . . . . .12
Súplica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Primera elegía . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
La espera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Deseo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
Sed . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
El niño blanco . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
Presencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
Décima a la angustia . . . . . . . . . . . . . . 21
Amor y soledad . . . . . . . . . . . . . . . . 22
Retorno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
Poemas en blanco y negro
De amor y soledad
Ofrenda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
Un ademán . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
Llamado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
El hogar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
Requerimientos . . . . . . . . . . . . . . . . 40
Letras de sopa . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
Esperanza líquida . . . . . . . . . . . . . . . 43
Esta manera absurda . . . . . . . . . . . . . . 46
Otra vez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
Nocturno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
Absolución . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
Testamento . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
En el pulso del mundo
Poema al siglo XX . . . . . . . . . . . . . . . 61
San Juan Chamula . . . . . . . . . . . . . . . 64
Declaración de amor a Campeche . . . . . . . 67
Al artista de la plata . . . . . . . . . . . . . . 69
Ceín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
La oración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
Convidado de los siglos . . . . . . . . . . . . 76
Huésped del siglo veintiuno . . . . . . . . . . 79
Cuatro tañidos para el hambre . . . . . . . . . 81
Vuelo nupcial . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
Deseo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
Poemas que el tiempo olvidó
Sonata en vario tiempo . . . . . . . . . . . . 89
Meditación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
Perfil de amor . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
Poema del insomnio . . . . . . . . . . . . . 100
Poema líquido . . . . . . . . . . . . . . . . 103
Alzheimer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
Mimetismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
Esta hora de amor . . . . . . . . . . . . . . . 110
Cascabel de la distancia . . . . . . . . . . . 112
El tribunal del tiempo . . . . . . . . . . . . . 114
Dádiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116
Mascarita . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
Arnía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
El primer premio . . . . . . . . . . . . . . . 123
Ven mi niño . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
Entrega . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127
El espacio luminoso.
Poesía reunida 1956-2007
se terminó de imprimir
en junio de 2011 en la ciudad de
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Los interiores se
tiraron sobre papel cultural de 45 kg en el área de
impresión del coneculta y la portada sobre cartulina couché
de 169 kg en Talleres Gráficos. En su composición
tipográfica se utilizó la familia ITC Usherwood.
Se imprimieron 500 ejemplares.
El espacio luminoso.
Poesía reunida 1956-2007
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en junio de 2011 en la ciudad de
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Los interiores se
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de 169 kg en Talleres Gráficos. En su composición
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Se imprimieron 500 ejemplares.
La edición estuvo a cargo
La edición estuvo a cargo
de la Dirección de Publicaciones del CONECULTA
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Corrección de estilo / Liliana Velásquez • Mario Alberto Bautista • Fabiola Gutiérrez
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Diseño y formación electrónica / Mónica Trujillo Ley • Mario Alberto Palacios Álvarez
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• Jonathan Enriquez Huerta
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