GREGORIO FERRO ( La Coruña, 1742- Madrid, 1812) “Entrega de las llaves a Cevallos por el Gobernador de Sacramento” Oleo sobre lienzo 28 x 74 cm. 1787 INS: en una cartela del basamento, con tinta roja, “ENTREGA DE LLAVES DEL GOVERNADOR DE LA COLONIA DEL SACRAMENTO A ORILLAS DEL RIO DE LA PLATA DEL MISMO ZEBALLOS”; en la parte izquierda del zócalo, con tinta negra en parte borrada, “Ferro 1787”. Boceto de presentación aparecido recientemente en el mercado anticuario y adquirido por la Galería Caylus de Madrid. Está inscrito en un trapecio, en cuya parte central, en sección cuadrangular con moldura dorada, se abre un cuadro que se explica a través de una cartela que pende de un zócalo. La escena central recoge un asunto histórico: la segunda expedición contra Portugal de don Pedro Antonio de Cevallos Cortés y Calderón a Río Grande acaecido entre 1776 y 1777. Para frenar las pretensiones de Portugal sobre el río de la Plata y aprovechando que su potencial aliado, Inglaterra, estaba en conflicto con sus trece colonias americanas, el rey Carlos III, a través de su secretario de Estado, conde de Floridablanca, nombraba a don Pedro de Cevallos, teniente general de Madrid, quien había sido gobernador de Buenos Aires entre 1756 y 1766 y había combatido contra los portugueses en Colonia de Sacramento y el sur de Brasil (1762-1763), comandante de la expedición a América meridional -27 de julio de 1776-, que desde Cádiz pretendía luchar contra los portugueses “por los insultos cometidos en mis provincias del Río de la Plata”, y por real cédula, su virrey -1 de agosto-, esto es, el gobierno de todas las provincias de Charcas, además del corregimiento de Cuyo que pertenecían a Chile. Cevallos embarcó en Cádiz el 13 de noviembre en el navío Poderoso, seguido por 117 naves en las que viajaban 12.000 hombres y 600 cañones, ocupando la isla de Santa Catalina en las costas de Brasil a finales de febrero de 1777, arrasando las fortificaciones de Ponta Grosa, Ratones y Santa Cruz. Se dirigió después a Montevideo desde donde planeó la ocupación de Colonia de Sacramento, cuyo asedió comenzó a finales de mayo. El 30 de aquel mes se habían abierto trincheras contra la plaza, instalando una batería de morteros, otra de cañones, dos de piezas gruesas para batir en brecha y otras dos para los flancos. El 1 de junio, el gobernador portugués ofreció la capitulación de la plaza, que fue rechazada por Cevallos a la espera de su rendición incondicional, hecho acaecido el 4 de junio. Con el Tratado de San Ildefonso, el 1 de octubre, cesaban las hostilidades quedando España con la soberanía de Colonia de Sacramento, la isla de San Gabriel y las Misiones Orientales. El lienzo recoge el momento de la rendición incondicional de Colonia de Sacramento. En el centro de la composición se representa a don Pedro de Cevallos con uniforme de campaña de capitán general de la armada, con sobrero de ala recogida y casaca de color azul con bordado de oro, entorchados por su condición de general y tres coronelas en las mangas. Lleva la banda roja de la orden de Malta, bastón y botas de caño largo. A su lado, don Francisco José da Rocha, gobernador de Colonia de Sacramento, que de gala y en reverencia, entrega al virrey las llaves de la plaza. A ambos lados, sendas parejas de oficiales acompañan a ambos bandos, al que se suma por el lado portugués dos figuras mestizas, una de ellas de rodillas, entre los dos protagonistas, implorando, y una montura que cierra la composición por la derecha. En primer término, el pintor ha representado los trofeos de campaña, que ascendieron a dos banderas de regimiento, ciento cuarenta y una piezas de artillería -ángulo inferior izquierdo-, dos mil trescientos fusiles, y varios efectos de almacén (que empaqueta un hombre a la derecha en varios fardos), que fueron embarcados en la escuadra española. Al fondo, por la izquierda, una batería con un cañón acompañado de dos infantes de marina y un artillero, a los que sigue por la derecha varios doseles de campaña, entre los que sobresale una arboleda, y varios miembros de la tropa de artilleros, portando las tres banderas del batallón: una morada con las armas españolas en su centro y cuatro anclas, una en cada extremo, y las otras dos con el campo blanco, la cruz de Borgoña en su centro y la divisa de anclas en sus extremos, como así regían las ordenanzas de 1748, y varias piezas de artillería. Cierra la composición por el fondo, la vista parcial del río de la Plata, por la izquierda, y una fortaleza, por la derecha, en un terreno escarpado, sobre el que se eleva una porción de celaje. Estas fortificaciones fueron demolidas por el propio Cevallos mediante voladuras de hornillos, para evitar que se volviese a devolver la plaza a los portugueses, como había ocurrido hasta en tres ocasiones anteriores, reduciéndose a escombros. El inevitable recuerdo a la Redición de Breda de Velázquez, en composición horizontal de masas equilibradas, traducido en recursos mengsianos de depurados y limpios volúmenes, sin contrastes, lleva el inconfundible sello del pintor gallego Gregorio Ferro. Detalle de la escena central del lienzo. A ambos lados, en el ángulo recto de los dos triángulos con molduras que flanquean la escena central, se sitúan sendas parejas de putti en grisalla, a la izquierda, uno recostado sobre un velo porta una corona de aro dorada, y a su lado, otro de pie, flanqueando la escena central, sostiene con su mano izquierda ramas de palma, mientras que con la derecha cobija un escudo que apoya sobre el suelo, en donde se disponen más hojas de palma; a la derecha, un putto con velo flotante flanqueando la escena por aquel lado, en esta ocasión sosteniendo únicamente unas hojas de palma con su mano derecha, y a su lado, otro sentado de lado, sobre velo, que con su mano derecha sujeta un cetro de oro. Por el asunto tratado y la fecha inscrita en la obra, este lienzo se pone en relación con los trabajos emprendidos por el pintor bosqueixón para la decoración de la residencia del rey Carlos III destinada a su secretario de Estado, don José Moñino, conde de Floridablanca. Según declaración del propio Gregorio Ferro en un memorial elevado el 18 de agosto de 1795 a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, solicitando el puesto de director por la sección de Pintura, por orden del rey “pintó a fresco, en compañía de Don Josef del Castillo, los techos de la casa del Rey, que habitaba el Ministro de Estado en Madrid,…” Casi dos años después, el 30 de abril de 1797, volvía a elevar otro, pidiendo la misma gracia a la Academia; esta vez añadía más información a lo anteriormente señalado: “Por real orden de S.M. el Señor Don Carlos Tercero, comunicada por el Excelentísimo Señor Conde de Floridablanca, en veinte de Julio de 1787, se empleó cinco años pintando a Fresco, en compañía del Teniente Director, Don Josef Castillo, los techos y bóbedas de la casa del Rei que habitaba, en Madrid, el Ministro de Estado, con la asignación de diez y ocho mil reales”; volviendo a recoger dicha información en el memorial que envió el 29 de septiembre de 1804, cuando solicitaba, en esta ocasión, el cargo de director general de la Academia. Antonio Ferrer del Río (Historia del reinado de Carlos III en España, Madrid, 1856, t. III, p. 255 y 256) señalaba que el propio Floridablanca había trabajado desde el comienzo de su ministerio en la íntima unión de los españoles y portugueses, habiendo alcanzado con el tratado de San Ildefonso el sendero de la gloria, al ser considerado por el propio conde el tratado más provechoso de su administración, pues cesando el contrabando en el Río de la Plata, las exportaciones de Buenos Aires aumentaron de dos millones de pesos anuales a cinco, y las importaciones crecieron cuantiosamente. No sería pues de extrañar que para la decoración de su residencia oficial, encargase a los dos pintores escenas de la expedición de Cevallos a América meridional, hito histórico de su secretaría. Del mismo modo, el lienzo corresponde a la decoración de altos muros flanqueados por una cubierta a dos aguas o a la del tímpano de un vano de una residencia palaciega, lo que vendría a corresponder con la obra que tratamos. Detalle de los putti desarrollados en los laterales del lienzo. Existen varios trabajos preparatorios de Ferro que podemos poner en relación no sólo con este lienzo sino con la decoración palatina de la residencia del conde de Floridablanca. En colección particular, se custodian dos pequeños lienzos procedentes de la colección de don Francisco Ussía que registran, al menos uno de ellos, un asunto que está en íntima conexión con éste que tratamos: Despedida del teniente general Cevallos del monarca Carlos III (Ol./lienzo. 43 x 34 cm); el otro, de medidas similares, representa, Carlos III entrega al conde Ricla y al marqués de Castejón la declaración de guerra a Inglaterra (Ol./lienzo. 43 x 25 cm), asunto que Ferro retoma en otro boceto que se conserva en el Museo de Pontevedra, depósito de Patrimonio Artístico, éste firmado y fechado en 1788 (nº inv. 1.238. Ol./lienzo. 43 x 28 cm). Sobre la guerra de España con Inglaterra (1779-1783), en la que Inglaterra reconoció por el Tratado de Versalles la soberanía española en la isla de Menorca, en las dos Floridas, en Honduras y en Campeche, aunque sin llegar a recuperar Gibraltar, hace algunos años, procedentes de una colección cordobesa, salieron a la luz cuatro lienzos que recogían episodios del conflicto, que fueron subastados en Sotheby´s Montecarlo el 22 de junio de 1985, y más recientemente en Sotheby´s Nueva York (5-6-2008, lote 123); dos de ellos, de idénticas medidas, están firmados por Gregorio Ferro y fechados en 1788, al igual que el de Pontevedra: Reunión de las armadas de España y Francia a la vista de la Coruña, y Huida de las gentes en el puerto de Plymouth, (29,2 x 55,3 cm), los otros dos, sin fecha ni firma, podrían corresponder a lienzos de José del Castillo, Embarco en el puerto de Brest y Combate en el canal de Inglaterra (Ol./lienzo. 29,2 x 84,5 cm). Grandes hechos destacados de victorias, no sólo militares sino también diplomáticas, de la secretaría de Estado, presidida por el conde de Floridablanca, que quiso dejar constancia en la decoración de su residencia. JESUS LÓPEZ ORTEGA