Superación de la voluntad vanguardista XABIER SAENZ DE GORBEA l espíritu de la Ilustración alumbró buena parte de los mitos que han llegado hasta nuestro tiempo. Su afán era poner el saber al alcance de todos mediante la acumulación enciclopédica de ideas, datos y hechos. El recuento pormenorizado de conocimientos permite ponerlos al servicio de su aplicación en la vida. Imbuido de este clima, Haacke trata de acercarnos su personal investigación contrastada sobre determinados hechos políticos, sociales o concernientes al sistema del arte. lista, estudiando cada caso, investigando cada cuestión y traduciendo ese debido proceso a priori mediante una plástica capaz de crear una contextualización implicante. Hemos de ser conscientes de que "El arte, como la filosofía, no da respuestas; plantea bien las preguntas", dice Massimo Cacciari, aserto que resume con bastante fidelidad el trabajo del artista alemán. De una u otra forma, transformando los vehículos constructivos, Haacke ejemplifica -como pocos- las actitudes e intentos de las vanguardias históricas por negociar no tanto un arte nuevo como construir un mañana distinto para un hombre nuevo. Al seguir su trayectoria pueden observarse diversas etapas que a su modo evocan el proceso y los principios vanguardistas. Simbolizada bajo su más famosa divisa, "Libertad, Igualdad y Fraternidad", la Revolución francesa propagó más que aplicó el espíritu de un individualismo libre y solidario que desde entonces hasta nuestros días va a enmarcar bastante fielmente no pocos destinos artísticos como el del creador alemán. Es en el contexto decimonónico donde el resurgimiento del yo alcanza una inusitada presencia en la vida y el arte. Kierkegaard puso como epitafio la inscripción: "Fue el individuo", acentuando esta nueva sensibilidad subjetiva. Primero asume una vanguardia generadora y germinal, propia de la actitud modernizante del lenguaje, en la que hay apertura a una concepción más conceptual de la pintura, a lo que se llega tanto por sendas psicologistas como analíticas y racionales, como ocurre en Seurat y Cézanne y su afán por el conocimiento. Dividido entre la naturaleza y la razón, el yo heroico y trágico del romántico se sitúa entre el enaltecimiento hasta las altas cumbres del iluminado divino, cual dios redivivo sobre la tierra (a lo Nietzsche), y el malditismo bohemio del incomprendido y marginal. Haacke tomará partido por una actitud de investigación analítica del espacio, la luz y el tiempo, participando en muestras de grupos como Zero y GRAV (Grupo de Búsquedas de Artes Visuales), colectivos que se caracterizan por no perder de vista el captar la atención de los espectadores, proponiéndoles su incorporación y colaboración. El artista alemán -como ellos- se plantea asimismo no sólo preocupaciones formales sino interés por el público artístico y sus miradas, lo que ocurre con la serie de fotografías "Visitantes a la II Documenta de Kasel" donde trata de explicar y explicarnos cuáles son las actitudes frente a las obras. Durante este tiempo el avance de la industrialización -y la aplicación técnica de la ciencia en la vida cotidiana- es constante y acelerado, lo que conduce a una continua celebración de los cambios vivenciados en el ámbito ciudadano, cuya exaltación lleva a los artistas a trasladarlos a sus obras. Acercarse al presente de modo vivo e inmediato fue uno de los considerandos que el creador moderno puso sobre la mesa en pleno siglo diecinueve. No se trataba sólo de una primera toma de conciencia individual del lenguaje, sino de extraer el grado de eternidad de la realidad cambiante y movediza, tal y como quería Baudelaire. Después plantea una vanguardia convencida. Como los vanguardistas históricos, toma conciencia de un papel más protagonista en la visión de la representación de la realidad. Siendo obras en transformación constante, entre lo preparado mentalmente y un resultado azaroso que procura un conocer instintivo, Haacke confronta fenómenos de la vida cotidiana con la naturaleza y la ciencia, asumiendo la doble dimensión lingüística del primer vanguardismo. Se sitúa entre el mentalismo de Apollinaire y el planteamiento más subjetivista de Nolde. Entre "El paso de la pintura sensorial a la mental", del que habla el primero, hasta "Lo instintivo pasa a ser más importante que el conocimiento", como pensaba el germano. Si antes decía Keats: "Belleza es verdad", ahora ya no puede serlo. Rimbaud manifiesta que "la belleza es amarga", por lo que sólo resta el abrazar "la rugosa realidad". En el creador moderno, el problema que se plantea en la vida y en el arte es el rechazo a la belleza establecida, perfilándose contra la rutina cotidiana. Al patentizar hechos concretos, Haacke piensa el presente no para verificar los datos visivos de la realidad circundante, sino para excarvar en lo oculto y permitir su mayor divulgación y conocimiento. Interesado en 1962 por la idea de los sistemas en el mundo real, tras su estancia en Colonia entre 1963-65 se identifica en 1965 con la Teoría General de Bertalanffy, una vez instalado en Nueva York. El objetivo de Bertalanffy es conectar jerárquicamente todo nivel de naturaleza animada o inanimada. Los niveles altos presuponen la organización de los bajos. Se pueden establecer isomorfirmos entre todos los sistemas simbólicos del hombre (el habla, la lengua, las matemáticas, la lógica, el arte o la música), entre diferentes campos y en distintos niveles de complejidad de sistemas. "El contraste entre el todo y la suma es la trágica tensión en cualquier evolución, biológica, psicológica y sociológica" 1. El discurso de la modernidad, como sentido ascendente y progresista de la historia e instrumentación para la superación de obstáculos, es puesto por Hans Haacke al servicio del análisis de situaciones aisladas. La razón debe servir para conseguir un mayor conocimiento que permita la superación de problemas, injusticias e hipocresías de doble moral. El clima estrictamente retiniano y visual cambia cuando el artista comienza a vislumbrar el mundo negativamente y de modo no tan optimista como con anterioridad. Ya en los inicios del siglo veinte los creadores con actitud moderna amanecen con conciencia vanguardista. Su fin no es tanto perseguir la realidad cuanto el tratar de mejorarla, infundiéndole un nuevo espíritu. En esa tesitura, la abstracción revela entre otras cosas 25 de julio, 1938. Al pie de la Mariensãule, Graz, Austria. el rechazo frente a lo existente, tanto contra la tradición del arte como en lo referente a la vida. Establece así una sutil comunicación con ambientes aislados, patentizando la Instalación "Y sin embargo sois los vencedores". Graz, 1988. complejidad de las condiciones visuales de procesos físico-químicos habituales en la naturaleza. Usa materiales naturales como agua, aire y fueg o , propone mi¬ croclimas que permiten visionar la transformación procesual donde se activa un azar Hans Haacke resume mejor que nadie en el siglo veinte esta tendencia vanguardista, pero no a la manera utópica y universal sino pragmática y rea- ARTELEKU 3 ZEHAR 26 predispuesto. Excita la actividad perceptiva, e incorpora los procesos del ambiente, lo que hay detrás de la vida natural, desarrollando un land-art muy especial y nada formal, como echar pan al mar y esperar la llegada de las gaviotas para fotografiarlas ("Live Airbone System" 1965-68). mentos plásticos estimula un tipo de obra muy relacionada con la cultura de masas. Utiliza logotipos y eslóganes reales y muchos de los elementos son extraídos de la prensa y fuentes oficiales. Opera por contraposición y simula un encuentro azaroso, cuando es estudiado y calculado al máximo. Para Haacke se trata de "Hacer algo que reaccione en su ambiente, cuya forma no puede predecirse con exactitud, hacer algo que reaccione a los cambios de luz y temperatura, que esté sujeto a las corrientes de aire y dependa en su funcionamiento de las fuerzas de gravedad. (1965). Paulatinamente y ya en los ochenta, cada obra es creada no sólo para un espacio concreto sino también para un contexto cultural específico, para así mejor entrar en comunicación con las gentes del lugar y conseguir captar su interés. Al referirse a problemáticas locales pone fin al mito de lo universal. La obra crea su mayor climax en lugares concretos, como ocurrió en 1988, en Graz, con "Y sin embargo sois los vencedores", más entendible teniendo las debidas claves históricas. Se pasa así de la primacía de lo conceptual y objetual a lo contex¬ tual y situacional, imponiéndose una mayor relatividad en la recepción de los trabajos, hechos para el aquí y ahora más que para la posterioridad. Como trabajo para cada contexto, cuya función difiere de un lugar a otro, se trata de constituir ámbitos circunstanciales y relaciona¬ dores. Según Dore Ashton: "Para un seguidor de Heráclito como Hans Haacke, un monumento es algo necesariamente fugaz. Haacke recorre la tierra en busca de situaciones naturales en las que pueda intervenir. Y basa sus esfuerzos en lo que él ve como "leyes naturales" articuladas en sistemas entrelazados. Sus analogías con esos sistemas van desde ambiciosas intervenciones en las leyes que rigen el crecimiento vegetal a esfuerzos todavía más ambiciosos por intervenir en las leyes todopoderosas que rigen el curso de una catarata". Tiempo hay también para una vanguardia militante. Tras el seguimiento de los sucesos del sesenta y ocho, su directa participación en la AWC (Coalición de Trabajadores Artísticos) en Nueva York, entre 1969 y 1972, le sitúa en una línea de trabajo más directamente vinculado a planteamientos alternativos donde se cuestiona el papel y la función del arte. Ya no se limita a obras e ideas que sólo tienen trascendencia inmediata en el mundo plástico, sino que también persigue objetivos de tipo social, político y cultural. Otros creadores, como Goya, David, Delacroix o Courbet pintaron al hilo de acontecimientos puntuales que superaron, elevando la anécdota a categoría creativa. Al igual que ellos Haacke siente la necesidad de anclar su trabajo en problemáticas precisas de fenómenos públicos que obedecen a circunstancias concretas. La doble moral empresarial de patrocinar actos relacionados con la cultura y ayudar a regímenes como el sudafricano o el chileno que explotan a cientos de personas, son algunas de las obras en las que más empeño pone. No se olvida tampoco de la situación de la política norteamericana en el cono sur, ni de escarbar en la vldá de los más altos mandatarios de USA o Gran Bretaña, exponiendo curiosas y hasta contradictorias situaciones. Crea sistemas abiertos en tiempo real en los que usa información facilitada por la informática, la sociología y los mass-media, o por los propios espectadores con los que mediante encuestas tematiza a una nueva clase, la de los visitantes artísticos. Hace demostraciones ecologistas, presentaciones de las agencias de prensa, trabaja en pro de la defensa de la profesión y denuncia la acumulación de la propiedad. Decir vanguardia es tanto como asumir el papel educativo del arte, continuando una vieja línea de pensamiento filosófico y de práctica que, por poner un hito, llega hasta Beuys, cuyo interés en Haacke no sólo alcanzará a su obra sino que lo compaginará con su tarea de profesor en instituciones como la Copper Union neoyorquina. La vanguardia militante puede ser constructiva o negativa. En la historia de las vanguardias las hay de signo positivo y las hay negativas. En unas se trata de restar vicios y hábitos, de negar lo establecido, eliminando si fuere necesario hasta la propia huella del sujeto. Mientras que en las otras hay un sujeto más positivo y hasta utópico que considera la formación de la obra como parte fundamental de la formación de un nuevo hombre. Entre ambas pueden situarse las aportaciones de Haacke. Son piezas que dada su fuerte conceptualización permiten la pregunta: pero, ¿esto es arte?, y al mismo tiempo pasando su umbral posibilitan la construcción de una identidad crítica y siempre alerta para con algunos aspectos del entorno. Decir vanguardia en arte es también hablar de compromiso ideológico. El discurso de Haacke se instala, más que en la órbita partidista, en la senda progresista de organizaciones supragubernamentales del tipo de Amnistía Internacional, en pro de la dignidad individual y en defensa de los Derechos Humanos y contra los vicios y lacras de los sistemas dominantes. Se imponen ideas, más que ideologia, que van surgiendo al hilo de los acontecimientos. Se trata por lo tanto, como piensa Sartoris, de una vanguardia que "No es una evolución progresiva sino una metamorfosis continua", la de una individualidad consciente y en perpetuo estado de alerta. Atenta tanto contra la institución arte y sus privilegios en defensa de los derechos de los artistas, como contra las multinacionales del capital y en pro del individuo, poniendo en relación ambos aspectos. Decir vanguardia es tanto como decir autocrítica del arte y su sistema, y repensar el papel y la función en la sociedad de cada tiempo. Haacke se posiciona tanto contra los modos y maneras productivos como contra la institución Arte. Cuestiona para alcanzar significación y prestigio social, haciendo trabajos sobre las plusvalías de las obras en las sucesivas reventas o utilizando alusiones superadoras de creaciones anteriores como las de Duchamp. En un intento por superar sus propias contradicciones y revelar situaciones inéditas e incómodas, Hans Haacke asume los retos que las sociedades liberales y el arte correspondiente se han ido dando, y lo hace bajo la perspectiva amable y dulce de una puesta en escena atractiva, extrayendo sus formas tanto de las tradiciones del arte como de hábitos sociales propios del comercio, la propaganda, el display urbano, la documentación pública y la escenografía teatral. Hasta mediados de los setenta (1975), conforme a los cánones vigentes en el Conceptual más exigente, potenciador de ideas antes que de envoltorios, trabaja con austeridad jansenista con medios simples pero eficaces donde domina el blanco y el negro. De manera pobre y sin especiales fiorituras, usa fiVista del Obelisco tras el atentado. Fotg. Angelika Grandwohl. chas y letreros mecanografiados a máquina, utiliza métodos sociológicos e inicia la obra después del resultado de una investigación previa, tomando partido artístico desde una posición ética dominante. Frente a la complejidad de todo sistema, Haacke aisla circunstancias y concede al individuo un papel que le ha sido coartado a lo largo de la historia y aún hoy por la partitocracia. Plantea un discurso sobre lo opinable, aisla como buen estructuralista una cuestión y la aborda hasta lo inimaginable. 1 Debo estas consideraciones al trabajo de Txaro Fontalba: "Arte y poder". Con la placa de "Tiffany Cares" (1977) franquea la convención de la pobreza estética para preocuparse también por lo formal y utilizar características plásticas provenientes de la publicidad, la propaganda política y demás medios de masas. Artikulu honen egileak Hans Haackek arte sistemaz, artearen eginkizu¬ naz eta, horren harira, banguardismo joeraz egiten dituen gogoetei buruz hitz egiten digu. Banguardismoa era pragmatiko eta errealista batean ulertzen du, inguruarekin konprometiturik. Artean ikuslearen arreta bereganatzeari funtsezko irizten dio eta kezkaz formalez gaine¬ ra, publikoaren begiradei garrantzi handia ematen die. Azkenik, mundu plastikoa gaindituz, abanguardia militante baten aldeko agertzen da, artearen, horren sistemaren eta gizartean betetzen duen eginkizunaren autokritika bezala ulerturik. Hala, obra bakoitza espazio konkretu bate¬ rako ezezik, kultur testuinguru berezi baterako egiten da haren ustez. La llegada del color supondrá un otorgar a imagen y texto similar importancia. El interés por la tipografía y demás ele- ARTELEKU 4 ZEHAR 26