Documento 834960

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EL DERECHO
La palabra derecho proviene del término latino directum, que significa lo q esta
conforme a la regla, el derecho se inspira en postulados de justicia y constituye el
orden normativo e institucional que regula la conducta humana en sociedad, la base
del derecho son las relaciones sociales, las cuales determinan su contenido y carácter.
El derecho no es más que un conjunto de normas que permiten resolver conflictos en
el seno de una sociedad.
CONCEPTOS DE TRABAJO
El trabajo es la actividad realizada por el hombre, con la meta de recibir algo a
cambio, es decir, una remuneración; así tanto el que contrata al trabajador para
determinada tarea, como el trabajador mismo, se benefician mutuamente. Cuando el
trabajo se efectúa involuntariamente, se está hablando de trabajo forzoso.
Deriva del término latino, “tripalium”, que significa tres palos, que se
empleaban como instrumento de tortura. El castellano arcaico cambió el vocablo a
“trebejare”, y de allí pasó a nuestro idioma como trabajo.
Es toda actividad humana lícita, remunerada, que expresa la capacidad creativa
del hombre, manifestada como esfuerzo físico, intelectual o artístico. Extensivamente
puede usarse el término para designar la acción de la herramienta, utensilio, o
máquina que la persona utiliza para realizar su propio trabajo personal.
El derecho al trabajo es uno de los derechos humanos más importantes, junto a
los derechos del trabajador, los cuales son bastante recientes. Éstos surgieron en el
siglo XIX cuando los trabajadores oprimidos por la Revolución Industrial (siglo XVIII)
reclamaron por el reconocimiento de sus reivindicaciones laborales
El término trabajo es además utilizado como sinónimo de esfuerzo, es decir,
que utilizamos esta palabra para referirnos a algo que nos es difícil, pero no obstante
luchamos por conseguirlo. Por ejemplo: a Santiago le costó mucho trabajo comprar su
primera casa.
EL DERECHO LABORAL:
Es un conjunto de normas sustantivas y subjetivas de orden público que regula
las relaciones jurídicas del hecho social trabajo, y por tener su propio sistema
administrativo legislativo y judicial, lo hacen ser autónomos de cualquier otra rama
del derecho.
Es un sistema normativo heterónomo y autónomo que regula determinados
tipos de trabajo dependiente y de relaciones laborales.
Nuestra sociedad está sujeta a cambios constantes y puesto que el Derecho regula la
convivencia humana, éste debe ser un concepto evolutivo.
No siempre ha existido el Derecho del Trabajo, es más, se trata de un concepto
reciente surgido a partir de la Revolución Industrial.
El Derecho Laboral se crea a causa de las consecuencia de las malas condiciones de
trabajo a las que a lo largo de la historia han estado sometidas las personas, primero
los esclavos durante la época de la Roma y la Grecia Clásicas, luego la situación de los
siervos (casi esclavos) durante la Edad Media y por último las pésimas condiciones de
trabajo durante la Revolución Industrial, en la que los trabajadores no tenían ningún
tipo de seguro social, la jornada era agotadora, se explotaba a mujeres y a niños, los
salarios apenas alcanzaban para comer y no existían condiciones de seguridad e
higiene en el trabajo.
Es en este momento cuando se produce una reacción por parte de los obreros
obligando a que el Estado intervenga creando una serie de normas tuitivas, que
protejan a la parte más débil de la relación laboral, el trabajador.
DERECHO COMÚN VS. DERECHO LABORAL:
En la disciplina o ciencia del derecho, cuyo fin último puede resumirse en
garantizar la paz social y dentro del cual, analizando el derecho común o privado
como un derecho general, se estudia la Teoría de las Obligaciones o las Relaciones
Obligacionales que nacen de las relaciones jurídicas entre sujetos de derecho, esto con
el propósito de proteger o tutelar el cumplimiento, básicamente, del objeto de esas
relaciones, es decir, el cumplimiento de la obligación, sin importarle al derecho, en
principio no siempre así, los sujetos de esas relaciones jurídicas, garantizando así el
logro del fin último perseguido por el derecho, el cual es esa paz social, es decir, el
derecho o sistema jurídico le da las herramientas o medios lícitos al acreedor o
beneficiario de ese objeto para que pueda ver cumplida la obligación a su favor por
parte del deudor, sin importarle su condición económica o social ni las causas de su
incumplimiento, mientras que a el deudor le da la oportunidad de alegar a su favor las
excepciones al cumplimiento de la obligación lícitamente contraída, también sin
importarles las condiciones sociales o económicas de este, sino lo que le importa al
derecho común, como un derecho general, es el cumplimiento de la obligación objeto
de la relación jurídica para que pueda mantenerse esa paz social deseada.
Mientras que en el derecho laboral se cambia este paradigma, ahora y por
razones históricos-sociales que luego analizaremos, la protección o tutela ahora va
dirigida fundamentalmente, no hacia el objeto de la relación laboral (trabajo), sino
también a los sujetos de la misma (trabajador-patrono), el derecho laboral busca
resaltar la prelación que debe tener el contenido ético-social sobre el simple carácter
patrimonial de las relaciones obligacionales tutelado casi exclusivamente por el
derecho común.
EXPOSICION DE MOTIVOS
LEY ORGÁNICA DEL TRABAJO, LOS TRABAJADORES Y LAS TRABAJADORAS
El derecho laboral venezolano, tal y como se le conoce contemporáneamente,
nace a partir de la promulgación de la primera Ley del Trabajo del 23 de julio de 1928,
que permitió superar las disposiciones del Código Civil sobre arrendamiento de
servicios que regía las relaciones laborales, y se afianza con la promulgación de la Ley
del Trabajo del 16 de julio de 1936, que estableció un conjunto sustantivo de normas
para regular los derechos y obligaciones derivados del hecho social del trabajo.
A partir de este momento, la evolución de la legislación laboral venezolana ha
discurrido en forma paralela con la historia de las luchas sociales de los trabajadores y
trabajadoras de Venezuela, produciéndose una relación de mutua influencia que ha
legado importantes páginas a la historia contemporánea del país.
Esta Ley se mantuvo vigente por casi 55 años, durante los cuales fue objeto de
sucesivas reformas parciales (en los años 1945, 1947, 1966, 1974, 1975 y 1983),
sufriendo una evolución sustantiva en 1991, cuando le fue otorgado carácter orgánico,
con la promulgación de la Ley Orgánica del Trabajo del 1º de mayo de 1991.
La ley orgánica del trabajo surgió como consecuencia de las importantes
contradicciones surgidas con la instauración del modelo neoliberal, que en Venezuela
vivió su momento de mayor intensidad a partir del año 1989. La ola privatizadora de
entonces, entre otras medidas económicas de gran impacto social, impulsó una serie
de luchas sociales que llevaron al reordenamiento de una serie de reglamentaciones
dispersas en diversas normas de distinta categoría, remozando de esta manera el
contrato social existente.
Poco duró esta paz social, pues apenas seis años después el avance de las
teorías neoliberales produjo una importante reforma de la Ley Orgánica del Trabajo,
la cual fue sancionada en fecha 19 de junio de 1997, en cuyo texto se logró consagrar
la supresión de una de las más importantes conquistas de la clase trabajadora
venezolana, como lo era la llamada retroactividad del cálculo de las prestaciones de
antigüedad. Esa misma ola logró que un año después, el 23 de septiembre de 1998, se
decretara además la liquidación del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales.
Estos importantes retrocesos y distorsiones de los derechos laborales, lograron
ser contrarrestados en un plazo relativamente breve, en el marco de las
deliberaciones de la Asamblea Nacional Constituyente de 1999, que dejó sin efecto la
liquidación del IVSS e incluyó en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela (CRBV) el derecho de los trabajadores y trabajadoras “a prestaciones
sociales que les recompensen la antigüedad en el servicio y los amparen en caso de
cesantía” (CRBV, artículo 92), complementada con una disposición transitoria que
ordena la instauración de “un nuevo régimen para el derecho a prestaciones sociales
reconocido en el artículo 92 de esta Constitución, el cual integrará el pago de este
derecho de forma proporcional al tiempo de servicio y calculado de conformidad con
el último salario devengado, estableciendo un lapso para su prescripción de diez años”
(CRBV, disposición transitoria Cuarta, numeral 3).
Adicionalmente, la disposición transitoria supra mencionada ordena que la
legislación laboral contemple normas que “regulen la jornada laboral y propendan a
su disminución progresiva” (CRBV, disposición transitoria Cuarta, numeral 3).
Este punto de quiebre se debe, sin lugar a dudas, a la valiente decisión de la
Asamblea Nacional Constituyente de incluir el precedente doctrinario más importante
en materia social en Venezuela, la doctrina social de El Libertador, Simón Bolívar, el
cual se resume de la mejor manera en la proposición recogida en su célebre Discurso
al Congreso Constituyente de Angostura, el 15 de febrero de 1819:
“El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad
posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”.
No podía ser de otra forma, cuando el objetivo central para el cual el Pueblo en
1999 otorgó el poder constituyente originario fue, precisamente, “transformar el
Estado y crear un nuevo ordenamiento jurídico que permita el funcionamiento
efectivo de una democracia social y participativa”, como lo reconoce la Asamblea
Nacional Constituyente en el epígrafe con el cual decreta la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela.
Esto es lo que explica que, más allá de las reparaciones al desmantelamiento de
los derechos laborales que lograron colarse en las normas venezolanas en las horas
finales de la larga noche neoliberal, con la entrada en vigor de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, en 1999, se produce un salto cualitativo de
enorme importancia en la concepción doctrinaria del derecho laboral, a partir del
reconocimiento del trabajo, al igual que la educación, como “procesos fundamentales”
para alcanzar los fines esenciales del Estado (CRBV, artículo 3).
De esta manera, el hecho social del trabajo, en la medida en que
constituye además un proceso fundamental, pasa a ser considerado por la ley de
leyes venezolana como un proceso social, el proceso social del trabajo.
La promulgación de la presente Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y
las Trabajadoras (LOTTT) resulta especialmente oportuna a la luz de la manera como
la coyuntura política internacional ha evolucionado desde 1999: evidencias de un
agotamiento del modelo económico predominante y la subsecuente explosión de crisis
estructurales, que han llevado a los gobiernos de muchos países del mundo a ceder
ante la tentación de introducir regresiones a los derechos de los trabajadores y las
trabajadoras, incurriendo en evidentes violaciones de derechos fundamentales de la
población.
En este contexto, la República Bolivariana de Venezuela da un paso al frente en
su propósito de asegurar los derechos de la población, otorgando base legal a los
mandatos constitucionales recibidos en 1999 e introduciendo una importante
interpretación progresiva de los mismos, rumbo hacia una sociedad eminentemente
justa, ética, moral y democrática, como se desprende del mandato de la doctrina social
de El Libertador, Simón Bolívar.
FUNDAMENTO CONSTITUCIONAL DEL DERECHO DEL TRABAJO EN VENEZUELA
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Artículo 87. Toda persona tiene derecho al trabajo y el deber de trabajar. El Estado
garantizará la adopción de las medidas necesarias a los fines de que toda persona
puede obtener ocupación productiva, que le proporcione una existencia digna y
decorosa y le garantice el pleno ejercicio de este derecho. Es fin del Estado fomentar el
empleo. La ley adoptará medidas tendentes a garantizar el ejercicio de los derechos
laborales de los trabajadores y trabajadoras no dependientes. La libertad de trabajo
no será sometida a otras restricciones que las que la ley establezca.
Todo patrono o patrona garantizará a sus trabajadores y trabajadoras condiciones de
seguridad, higiene y ambiente de trabajo adecuados. El Estado adoptará medidas y
creará instituciones que permitan el control y la promoción de estas condiciones.
Artículo 88. El Estado garantizará la igualdad y equidad de hombres y mujeres en el
ejercicio del derecho al trabajo. El Estado reconocerá el trabajo del hogar como
actividad económica que crea valor agregado y produce riqueza y bienestar social. Las
amas de casa tienen derecho a la seguridad social de conformidad con la ley.
Artículo 89. El trabajo es un hecho social y gozará de la protección del Estado. La ley
dispondrá lo necesario para mejorar las condiciones materiales, morales e
intelectuales de los trabajadores y trabajadoras. Para el cumplimiento de esta
obligación del Estado se establecen los siguientes principios:
1. Ninguna ley podrá establecer disposiciones que alteren la intangibilidad y
progresividad de los derechos y beneficios laborales. En las relaciones laborales
prevalece la realidad sobre las formas o apariencias.
2. Los derechos laborales son irrenunciables. Es nula toda acción, acuerdo o convenio
que implique renuncia o menoscabo de estos derechos. Sólo es posible la
transacción y convenimiento al término de la relación laboral, de conformidad con
los requisitos que establezca la ley.
3. Cuando hubiere dudas acerca de la aplicación o concurrencia de varias normas, o
en la interpretación de una determinada norma se aplicará la más favorable al
trabajador o trabajadora. La norma adoptada se aplicará en su integridad.
4. Toda medida o acto del patrono contrario a esta Constitución es nulo y no genera
efecto alguno.
5. Se prohíbe todo tipo de discriminación por razones de política, edad, raza, sexo o
credo o por cualquier otra condición.
6. Se prohíbe el trabajo de adolescentes en labores que puedan afectar su desarrollo
integral. El Estado los o las protegerá contra cualquier explotación económica y
social.
Artículo 90. La jornada de trabajo diurna no excederá de ocho horas diarias ni de
cuarenta y cuatro horas semanales. En los casos en que la ley lo permita, la jornada de
trabajo nocturna no excederá de siete horas diarias ni de treinta y cinco semanales.
Ningún patrono o patrona podrá obligar a los trabajadores o trabajadoras a laborar
horas extraordinarias. Se propenderá a la progresiva disminución de la jornada de
trabajo dentro del interés social y del ámbito que se determine y se dispondrá lo
conveniente para la mejor utilización del tiempo libre en beneficio del desarrollo
físico, espiritual y cultural de los trabajadores y trabajadoras.
Los trabajadores y trabajadoras tienen derecho al descanso semanal y vacaciones
remunerados en las mismas condiciones que las jornadas efectivamente laboradas.
Artículo 91. Todo trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que
le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas
materiales, sociales e intelectuales. Se garantizará el pago de igual salario por igual
trabajo y se fijará la participación que debe corresponder a los trabajadores y
trabajadoras en el beneficio de la empresa. El salario es inembargable y se pagará
periódica y oportunamente en moneda de curso legal, salvo la excepción de la
obligación alimentaria, de conformidad con la ley.
El Estado garantizará a los trabajadores y trabajadoras del sector público y del sector
privado un salario mínimo vital que será ajustado cada año, tomando como una de las
referencias el costo de la canasta básica. La Ley establecerá la forma y el
procedimiento.
Artículo 92. Todos los trabajadores y trabajadoras tienen derecho a prestaciones
sociales que les recompensen la antigüedad en el servicio y los amparen en caso de
cesantía. El salario y las prestaciones sociales son créditos laborales de exigibilidad
inmediata. Toda mora en su pago genera intereses, los cuales constituyen deudas de
valor y gozarán de los mismos privilegios y garantías de la deuda principal.
Artículo 93. La ley garantizará la estabilidad en el trabajo y dispondrá lo conducente
para limitar toda forma de despido no justificado. Los despidos contrarios a esta
Constitución son nulos.
Artículo 94. La ley determinará la responsabilidad que corresponda a la persona
natural o jurídica en cuyo provecho se presta el servicio mediante intermediario o
contratista, sin perjuicio de la responsabilidad solidaria de éstos. El Estado
establecerá, a través del órgano competente, la responsabilidad que corresponda a los
patronos o patronas en general, en caso de simulación o fraude, con el propósito de
desvirtuar, desconocer u obstaculizar la aplicación de la legislación laboral.
Artículo 95. Los trabajadores y las trabajadoras, sin distinción alguna y sin necesidad
de autorización previa, tienen derecho a constituir libremente las organizaciones
sindicales que estimen convenientes para la mejor defensa de sus derechos e
intereses, así como a afiliarse o no a ellas, de conformidad con la Ley. Estas
organizaciones no están sujetas a intervención, suspensión o disolución
administrativa. Los trabajadores y trabajadoras están protegidos y protegidas contra
todo acto de discriminación o de injerencia contrario al ejercicio de este derecho. Los
promotores o promotoras y los o las integrantes de las directivas de las
organizaciones sindicales gozarán de inamovilidad laboral durante el tiempo y en las
condiciones que se requieran para el ejercicio de sus funciones.
Para el ejercicio de la democracia sindical, los estatutos y reglamentos de las
organizaciones sindicales establecerán la alternabilidad de los y las integrantes de las
directivas y representantes mediante el sufragio universal, directo y secreto. Los y las
integrantes de las directivas y representantes sindicales que abusen de los beneficios
derivados de la libertad sindical para su lucro o interés personal, serán sancionados o
sancionadas de conformidad con la ley. Los y las integrantes de las directivas de las
organizaciones sindicales estarán obligados u obligadas a hacer declaración jurada de
bienes.
Artículo 96. Todos los trabajadores y las trabajadoras del sector público y del privado
tienen derecho a la negociación colectiva voluntaria y a celebrar convenciones
colectivas de trabajo, sin más requisitos que los que establezca la ley. El Estado
garantizará su desarrollo y establecerá lo conducente para favorecer las relaciones
colectivas y la solución de los conflictos laborales. Las convenciones colectivas
amparan a todos los trabajadores y trabajadoras activos y activas al momento de su
suscripción y a quienes ingresen con posterioridad.
Artículo 97. Todos los trabajadores y trabajadoras del sector público y del privado
tienen derecho a la huelga, dentro de las condiciones que establezca la ley.
Realizado por: Alnelys Reyes
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