05. El Macizo Galaico-leonés, la C. Cantábrica, el Sistema

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05. El Macizo Galaico-leonés, la C. Cantábrica, el Sistema Ibérico y Sierra Morena.
Escrito por Javier Velilla
Viernes, 23 de Octubre de 2009 19:49 - Actualizado Lunes, 27 de Septiembre de 2010 18:32
5. LOS REBORDES MONTAÑOSOS DE LA MESETA
5.1. EL MACIZO GALAICO-LEONÉS ocupa la superficie de Galicia y la de gran parte de
León.
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Su origen se sitúa en el movimiento alpino, que fracturó esta zona del zócalo (antiguo macizo
Hespérico), lo elevó, y, posteriormente, lo basculó hacia el oeste.
Su litología es de rocas muy antiguas, silíceas, lo que ocasionó una estructura de relieve
fracturado: donde predomina el granito, relieve germánico, y donde hay alternancia de rocas de
diferente dureza (fundamentalmente pizarras y cuarcitas), apalachense. El conjunto presenta
unas alineaciones elevadas al sureste y al oeste, entre las cuales discurre una gran fosa.
Conforme se aproxima al mar, el macizo presenta un conjunto de horst escalonados que van
perdiendo altura.
El modelado presenta:
- Formas glaciares en las zonas más elevadas del sureste.
- Formas de erosión del granito donde este predomina
- Cumbres muy erosionadas, que dan lugar a relieves redondeados de escasa altitud.
- Los ríos, que discurren por las fosas, han excavado profundos valles. Así, aunque tiene
escasa altitud, la fragmentación del relieve en horst y fosas, y la acción de los ríos excavando
sus valles en ellas, pueden dar la imagen de un relieve muy accidentado.
En las costas, destacan las rías, que son valles fluviales hundidos e invadidos por las aguas
del mar. Separadas por Finisterre, tenemos al norte las rías “altas”, y al sur las “bajas”. Las
primeras son fosas tectónicas que la basculación de la meseta sumerge progresivamente bajo
las aguas marinas; las “altas” son el resultado de la erosión diferencial de los ríos y los mares.
Los usos del suelo son muy variados y aparecen muy influidos por el clima de la zona (muy
lluvioso y con escaso número de días de sol) y por la proximidad al mar. En las zonas altas
destacan los usos forestales y los de la ganadería extensiva de vacuno orientado a la leche o la
carne. En las fosas y depresiones es donde se localizan los usos agrarios y urbanos. Las
costas, donde se daban usos pesqueros y agrarios, han visto como el desarrollo urbano y
turístico desplazaba estos a favor de los artificiales.
5.2. EL SISTEMA IBÉRICO mide 400 km en dirección NO-SE, desde la Sierra de la demanda
hasta el norte de la provincia de Alicante. Su anchura supera en algunas zonas los 100 km. Su
apariencia no es la de una cordillera continua, sino la de un conjunto de sierras independientes.
La causa hay que buscarla en la fuerte erosión.
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Origen: en el Mesozoico, la zona que actualmente ocupa el Sistema Ibérico estaba cubierta
por un mar poco profundo; no obstante, había tres zonas: dos zonas hundidas (la Fosa
Numantina, al norte, y la Fosa Valenciano-aragonesa, al sur) donde se acumulaba un cierto
nivel de sedimentos, y una zona elevada (el llamado “Umbral Bilbilitano), cubierto por el mar
pero con escasa profundidad, donde la acumulación de sedimentos fue muy escasa.
El movimiento alpino actuó sobre estos materiales:
-
Reelevó las zonas elevadas
Plegó los materiales sedimentarios de las fosas
Posteriormente, en la etapa miocénica, se produjo una relevación de las zonas ya antes
elevadas, que llevó consigo un “rejuvenecimiento” de la erosión y exhumaciones del zócalo.
Litológicamente el Sistema Ibérico presenta:
- Dos zonas en las que predominan los materiales sedimentarios mesozoicos de origen
marino: noreste (zona de la antigua Fosa Numantina) y sureste (antigua Fosa
Valenciano-balear). No obstante, la erosión y las exhumaciones del mioceno han dado lugar a
un importante desgaste de la cobertera sedimentaria y a la consiguiente aparición del zócalo en
muchas zonas elevadas.
- Una zona central (antiguo Umbral Bilbilitano) en el que predominan las rocas antiguas del
zócalo.
- Las fosas, especialmente las que recorren los actuales valles del Jalón y el Jiloca, están
cubiertas por una importante cantidad de sedimentos postalpinos arcillosos.
Esta variedad litológica se refleja en la diversidad de tipologías estructurales:
- En las zonas donde persiste la cobertera sedimentaria, en el noroeste y en el sur-sureste,
encontramos relieve plegado.
- En las zonas en las que el zócalo está exhumado, predomina el relieve fracturado:
germánico o apalachense.
- En las zonas hundidas, donde encontramos rocas arcillosas, encontramos relieve
horizontal-tabular.
El modelado presenta las formas típicas de cada estructura y litología, destacando la erosión
glaciar en las zonas más elevadas.
- En la zona noroccidental encontramos las mayores alturas, por ejemplo en las sierras de
la Demanda (2.265 m), la Cebollera (2.147 m), el Moncayo (2.386 m) o los Picos de Urbión
(2.228 m).
- En la zona sur, con alturas en torno a los 1.500 m, tenemos la Paramera de Molina, el
macizo de Albarracín, los Montes Universales o la Serranía de Cuenca. En el sureste, donde
las alturas son intermedias (entre 1.500 y un poco más de 2.000 m), están las sieras del
Maestrazgo, Javalambre y Gúdar.
- Separando las tres zonas tenemos una larga fosa tectónica por la que discurren los valles
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del Jalón y del Jiloca.
Las características climáticas derivadas de la altura y de la continentalidad de la zona dan
lugar a usos del suelo que se orientan generalmente hacia la ganadería extensiva o la
explotación forestal. No obstante, en la fosa intermedia, donde los suelos son más ricos y el
clima más benigno, tenemos importantes usos agrícolas. En las zonas de piedemonte
encontramos la trilogía mediterránea: vid, trigo y olivo.
5.3. LA CORDILLERA CANTÁBRICA
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Tiene una extensión de unos 400 km y ocupa el solar de las comunidades asturiana y
cántabra.
Su origen se sitúa en el movimiento alpino que:
- Levantó el sector más oriental del zócalo (zona asturiana)
- Plegó los sedimentos (más abundantes cuanto más al este, aunque en general no era una
zona de grandes profundidades marinas) de origen marino de la zona próxima a este zócalo
El resultado es la división de la cordillera en dos zonas claramente diferenciadas en lo litológ
ico
y
lo
estructural
:
- La zona occidental o asturiana, donde predominan las cuarcitas, pizarrras y calizas muy
antiguas y duras. Su estructura es fracturada, fundamentalmente apalachense.
- La zona oriental es la zona plegada, de rocas sedimentarias mesozoicas de origen marino.
En las zonas donde los sedimentos son más escasos la estructura es Salónica.
El modelado viene determinado por el roquedo y por la climatología del lugar. La abundancia
de precipitaciones da lugar a que se multipliquen los fenómenos erosivos relacionados con ella.
En las zonas calizas es importante el modelado kárstico, los ríos, bastante caudalosos, aunque
cortos, han excavado valles que son mucho más abruptos en los que van a desembocar al
Cantábrico que en los que lo hacen en el Duero. Las causas las encontramos en que los que lo
hacen hacia el norte recorren un mayor desnivel, lo que les da una mayor fuerza de erosión y
transporte.
Los usos del suelo tradicionales se orientaban hacia la ganadería extensiva para leche, y en
las zonas bajas de la costa o de las fosas tectónicas a una pobre agricultura. El desarrollo
industrial y minero de la zona, primero, y la potenciación de las actividades turísticas y de
servicios, posteriormente, han multiplicado los usos artificiales, especialmente en el litoral.
5.4. SIERRA MORENA
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Se trata de una cordillera peculiar: no constituye propiamente un conjunto elevado, sino el
talud que separa la Meseta de la depresión del Guadalquivir, en la que los ríos (por la fuerza
para la erosión y el transporte a la que da lugar la fuerte pendiente que recorren) han excavado
encajados valles que dan al paisaje la forma de una abrupta sierra cuando se analiza desde la
zona baja del valle del Guadalquivir.
Mide unos 450 km de largo, yendo desde Huelva hasta Albacete. Su anchura varía entre los
40 y los 80 km.
Su origen se sitúa en la etapa miocena, cuando se levantaron los Sistemas Béticos y se
hundió la fosa por la que luego se trazaría el valle del Guadalquivir. En esa etapa, el zócalo de
la Meseta se hundió a lo largo de una línea de falla que, a su vez, quedó atravesada por un
conjunto de pequeñas resquebrajaduras o fallas transversales.
Su litología es la de la Meseta: rocas antiguas silíceas muy duras, lo que da lugar a estructu
ras
fracturadas, germánicas donde domina el granito y apalachenses donde materiales más duros
y más blandos se alternan. En la zona oriental, donde se depositaron algunos sedimentos (el
macizo Hespérico estuvo basculado hacia el este), encontramos estructuras sajónicas.
La larga historia geológica de Sierra Morena ha dado lugar a multitud de fenómenos de
metamorfización de las rocas, que le han dado una importante cantidad de recursos mineros,
que se han venido explotando desde hace tres mil años. Por otro lado, la pobreza de los suelos
y la altura sólo han permitido usos ganaderos y agrícolas extensivos. Sólo en los pequeños
valles donde ha habido depósito de sedimentos aluviales podemos encontrar usos agrícolas
más productivos.
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