Adieu Maurice, je t´aime Luisa Díaz Fotografía de G. Galindo. Palacio de Bellas Artes, México Fotografía de portada: William Dupont, Bélgica Estimado Lector: H que la revista Juventud´es tiene como objetivo principal la orientación vocacional, esta es la razón por la que nos damos a la tarea de estar siempre buscando a los profesionales más sobresalientes de las diferentes carreras que en nuestro país se ofrecen, es así como llegamos con Luisa María Díaz González; la más sobresaliente representante de la danza clásica y contemporánea a nivel mundial de origen mexicano. ACE MÁS DE UNA DÉCADA Sin embargo hemos llegado en un momento en el que ella se encuentra de luto y la hemos invitado a que comparta con los jóvenes este sentimiento para hacer de esta edición una especie de catarsis para ella y para nosotros los lectores adentrarnos en el mundo de la danza y de sus representantes. Esta es la primera entrega de una serie que sin duda te atraparán y por medio de las cuales, a los interesados de la Danza les abrirá el panorama de esta apasionante y difícil profesión. Esperamos que las disfrutes tanto como nosotros. Samia Payán Coordinadora de la edición Samia Payán además es editora de la Revista Juventud´es *Los textos son completamente originales por respeto a la autora y editora. Maurice Béjart y Luisa Díaz Adieu Maurice Número de Registro: 03-2008-022813334500-01 ISBN: 978-970-95468-0-4 Texto original de Luisa María Díaz González Editora. Luisa María Díaz González Teya No. 329-8, Jardines del Ajusco, Tlalpan, 14200, México D.F. luisadiaz9@hotmail.com Coordinadora de la edición: Samia Payán www.juventudes.com.mx Desarrollo creativo: Luz María Zamitiz l.zamitiz@gmail.com 1a. Edición 2008 Adieu Maurice Por: Luisa Díaz Sasaki, Luisa Díaz y Maurice Béjart Lausanne, jueves 22 de noviembre, 2007. L que nunca pensé que llegaría, o por lo menos creía que sería en mucho tiempo, pero no hoy. LEGÓ EL DÍA Al regresar de Lyon tuvimos dos días de descanso, es decir el martes 20 y el miércoles 21 de noviembre y retomamos el jueves 22 de noviembre. Llegué a la compañía y se me hizo raro no ver el coche de Gil1 estacionado en la entrada. Tampoco estaba pegado en la tablilla, el planning2 del día, de lo qué ensayaríamos. Entré a los vestidores a prepararme para bailar; mientras me cambiaba, las bailarinas comentaban que Maurice estaba en el hospital, y que al parecer, los médicos habían dicho que le quedaban sólo algunas horas de vida. Dafni3 me dijo que Eiji4 le había mandado un mensaje al teléfono de su novio Kesuke5, para que fueran a ver a Maurice al hospital, porque le quedaban 24 horas de vida. Sentí preocupación y temor por la vida de Maurice. Durante nuestra estancia en Lyon salió en el periódico que Maurice estaba internado nuevamente en el hospital CHUV, Centre Hospitalier Universitaire Vaudois. Peter Berger, director de la Fundación, dio una rueda de prensa y dijo que no era nada grave, que era algo de rutina y que Maurice seguiría un tratamiento estricto para sus problemas renales y del corazón. Desde hace un par de años, Maurice iba seguido al hospital, se quedaba una semana y regresaba a la compañía mejor, así es que pensé que sería una vez más. 1 2 3 4 5 Gil Roman. Director artístico. “Planning”: Plan de trabajo detallado de clases de ballet, ensayo de variaciones y creaciones, que cada día aparecen en un tablero. Dafni. Bailarina chipriota. Eiji. Asistente de Maurice Béjart. Kesuke. Bailarín japonés. 5 Al parecer, Peter Berger tuvo que hacer esta rueda de prensa porque la gente del hospital preguntaba si era Maurice Béjart quién estaba en la habitación y decidieron hacer público que Béjart estaba internado. Entré al salón de ballet y algo no iba bien, sentía que algo malo estaba pasando. Mientras que trataba de calentarme un poco para la clase de ballet, le comenté mi preocupación a un bailarín y él trató de tranquilizarme diciendo: —“A mi abuelita los médicos le daban pocos días de vida y vivió todavía un año más, no te preocupes”. Comenzó la barra, el maestro Azari marcaba los ejercicios como de costumbre. Gil no estaba en la barra. Pasamos al centro, y después del primer ejercicio, entró Gil al salón caminando rápidamente y se detuvo en frente, e interrumpió la clase. Pidió que cerraran la puerta y que se salieran las dos personas que estaban en el balcón mirando la clase; llamaron también al equipo técnico de la compañía. Y dijo: —“Venez tout le monde”6. Pensé que nos diría que Maurice estaba muy grave en el hospital, pero al ver que estaban entrando al salón los jefes de sonido y luces, sentí que era eso, eso que no pensé que llegaría. —“No Catarina, no puede ser”— le dije espantada en voz baja, casi llorando, a Catarina que estaba a mi lado. Nos sentamos todos en el piso y Gil en el centro. —“Les tengo que decir que Maurice se fue, Maurice ha muerto”— dijo llorando Gil Roman. Sentí el golpe más fuerte que jamás había sentido en mi corazón. Lloré las lágrimas más dolorosas de mi alma y bajé la mirada, estaba aterrorizada, no lo podía creer. Gil continuó hablando, pero yo no podía escuchar lo que decía, mi mundo se había detenido, mi cielo se había derrumbado. 6 “Venez tout le monde”. Tr. Venga todo el mundo. 6 —“Murió ayer, a media noche. Se los quería decir yo personalmente porque no quería que se enteraran esta mañana por los periódicos o la radio, es por eso que la prensa no está aún informada. Tomen dos horas de pausa y nos vemos en el salón a las 2 de la tarde”. No podía controlar mi llanto, no pensé vivir esto. Salí a la puerta de la entrada y me senté junto a la jardinera a respirar el aire frío de Lausanne. Se sentaron junto a mí dos bailarinas más, Dafni y Florence. A los pocos minutos, reporteros con cámaras de video y de fotografías llegaron, ya estaban enterados de la noticia; se acercaron a nosotras y comenzaron a hacernos preguntas. Yo no podía hablar, tenía un nudo en la garganta, se me había ido el habla, estaba simplemente en estado de shock. Florence comenzó a contarles muy tranquilamente a los reporteros cómo nos anunciaron la noticia. No entendí cómo Florence podía hablar y contar lo que acababa de ocurrir; ¡claro!… ¡Cómo Florence va a sentir el dolor que yo siento, la pena tan grande que está en mi corazón, si apenas llegó a la compañía el año pasado y conoció muy poco a Maurice! En ese mismo momento me levanté y me metí a la compañía, dejándola sola con el reportero, y me siguió Dafni. Nos sentamos en la cafetería en donde estaban algunos otros bailarines sentados en silencio. Por el vidrio de la cafetería veíamos como llegaban más y más reporteros con grandes cámaras de televisión. Se quedaban en la entrada de la cafetería, hacían preguntas a los bailarines, pero nadie respondía. Hasta que llegó el manager y anunció que daría una conferencia de prensa en el Hôtel de Ville7 a las tres de la tarde, dejándonos así en paz. Varias personas me llamaron por teléfono dejándome mensajes en mi contestadora, se habían enterado en las noticias del fallecimiento de Maurice Béjart y me daban el pésame. Yo no podía hablar con nadie, estaba inconsolable. Una hora después le llamé al abogado Jean Paul Maire y le conté lo que sucedía, con un llanto que no pude controlar, pero creo que ya estaba enterado porque reaccionó con mucha calma. También le llame a mi mamá, aunque fueran para ella las cinco de la mañana8, para decirle la noticia. 7 8 Hôtel de Ville Tr. Ayuntamiento. Hora de la Ciudad de México. 7 A las dos de la tarde comenzamos el ensayo. Gil nos dijo que Maurice hubiera querido que siguiéramos trabajando, como él decía “The show must go on”9. El ensayo duró poco tiempo, colocaron a los hombres en el principio de “Le Sacre du Printemps”10 y las chicas nada más hicimos el principio. A las tres de la tarde, entraron al salón: la Sra. Silvia Zamora, consejera municipal de Lausanne encargada de la cultura, su asistente y Peter Berger, para anunciarnos qué sucedería con la compañía Béjart Ballet Laussane. Peter Berger, antes de explicarnos la situación, pidió que guardáramos unos instantes de silencio. Nos informó que ya hace tiempo, el Béjart Ballet Lausanne había firmado con la ciudad de Lausanne un contrato en el cual hay una cláusula que dice que si Maurice Béjart muere, la compañía continuará durante tres años a partir de la fecha de deceso, es decir, a partir de hoy 22 de noviembre 2007, bajo la dirección de Gil Roman, y además la Escuela Rudra continuaría igualmente. Pasados esos tres años, no se sabe con certeza qué ocurrirá; la compañía podría continuar si la ciudad la subvenciona o podría cerrar sus puertas. Pero que eso se verá con el paso de estos tres años. Se despidió de nosotros y continuamos durante diez minutos más el ensayo y terminamos. Pasé la tarde en mi casa llorando y recordando todos los instantes que fui tan feliz gracias a Maurice. En todos los canales de televisión pasaban la terrible noticia con hermosas imágenes de sus ballets. Algunas cadenas de televisión modificaron completamente su programación para rendirle homenaje a Maurice Béjart emitiendo ballets suyos. Le llamé a Claude Bessy para preguntarle cómo estaba, y me dijo: —“Estoy muy mal, muy triste”. —“Yo también estoy muy triste, no me lo esperaba”, le dije. —“Era hora que Maurice se fuera porque estaba sufriendo mucho, cuando fui a verlo la semana pasada al hospital era ya demasiado para él”. 9 10 “The show must go on”. Tr. El show debe continuar. “Le Sacre du Printemps”. Tr. La consagración de la primavera. 8 Me preguntó cómo la compañía se había enterado de la muerte de Maurice y le conté lo sucedido. —“He recibido todas tus letras y postales”, me dijo. —“Mme.,11 le quiero dar gracias por todo lo que usted ha hecho por mí, porque fue una estrella que me guió. Gracias a usted conocí a Maurice Béjart y tuve la fortuna de bailar sus ballets”, le dije. —“Voy a ir a Lausanne el domingo porque el lunes hay una ceremonia en su honor”, me dijo. —“¡Ah! no sé, no nos han informado”. —“Yo creo que les dirán mañana a todos los bailarines, así es que ahí nos veremos”. Platicamos un poco más y nos despedimos. 11 Mme. Abreviación de Madame. Tr. Señora. 9 Maurice Béjart y Luisa Díaz 10 Lausanne, viernes 23 de noviembre, 2007. L a la compañía fue muy difícil. Entrar al estudio de ballet y saber que Él nunca más estará ahí para vernos ensayar, corregirnos, regañarnos, halagarnos y crear coreografías, fue como cruzar un camino cubierto de espinas que llagaban mi alma. Saqué mi tristeza en la clase de ballet, acabando empapada de sudor tratando de ahogar mi dolor. LEGAR ESTA MAÑANA Al ver a Gil en el pasillo lo saludé y abracé. Me preguntó cómo estaba y le dije que estaba muy triste y que era muy difícil. Le comenté que ayer había hablado por teléfono con Claude Bessy y me dijo que qué bueno que hubiera hablado con ella porque él no tuvo tiempo de llamarle. A pesar de todo ensayamos la creación, y por momentos los bailarines llorábamos sin quererlo. Gil Roman nos explicó que vendría la televisión suiza a grabar algunos pedazos de la creación durante pocos minutos, que sabía que era difícil pero que tenían que promocionar la nueva creación. Al ensayo vino Shonach Mirk, que fue una gran bailarina de Maurice Béjart. Me acerqué a ella y me dijo: “¿Luisita cómo estás?”, —en español— nos abrazamos y le dije que era muy difícil. A la mitad del ensayo el manager de la compañía vino al estudio a darnos unas informaciones. Los restos mortales de Maurice estarían velados en la capilla Chapelle Saint Roch a partir de hoy, hasta el sábado por la tarde, y si queríamos podíamos ir a verlo. Después estaría en el Teatro Metropole el domingo 25 de noviembre de 16 hrs. a 20 hrs. y el lunes 26 de noviembre de 9 hrs. a 14 hrs. Nos dijo que Maurice no quería ceremonia religiosa, y es por eso que no se realizará misa; la ceremonia sería en el Teatro Metropole. El lunes 26 de noviembre a las 4 de la tarde habría una ceremonia de adiós privada 11 para la familia de Maurice, para su compañía, su escuela y amigos cercanos de Maurice. Nos dijo, que habían reservado las cinco primeras filas de butacas del teatro para la compañía y escuela, y que nos reuniríamos a las 15:30 hrs. en la entrada de los artistas para que los periodistas no nos molestaran, ya que ellos estarían en la entrada principal. La ceremonia sería organizada y presidida por su gran amigo íntimo, desde casi medio siglo, François Weyergans. El ataúd estaría cerrado en el teatro Metropole, así es que si quería verlo una última vez y decirle adiós tenía que ir al tanatorio. Continuamos con los ensayos. No todos terminamos los ensayos al mismo tiempo, y como nos dijeron que el tanatorio cerraba a las 5:30 p.m. Héctor Navarro12 se adelantó para ir a verlo. En cuanto terminé de ensayar fui con Catarina a tratar de entrar al tanatorio, a pesar de que ya eran las seis de la tarde. Nos reunimos con Héctor frente a la entrada. Eran las 6:30 p.m. y pudimos entrar con el código de la puerta. Bajamos las escaleras que nos llevaron a una pequeña sala en donde estaba sentado Eiji platicando con Azari y Giuliano13. Había diferentes salas, Maurice estaba en la sala H. Héctor ya había visto a Maurice, pero le pedí que nos acompañara a Catarina y a mí, porque no sabía cómo reaccionaría yo, ya que nunca antes había visto a alguien “así”14 y Catarina tampoco. Jamás en mi vida he asistido a un velatorio, ni a un entierro. Nos dirigimos hacia la sala. Héctor abrió la puerta de la sala y yo fui la primera en entrar: di un paso para ingresar y fue como un rayo de luz blanca que me iluminó de golpe al verlo, ahí acostado sobre el ataúd con su rostro muy pálido, mis piernas temblaban, comencé a darme la media vuelta para salir, no podría soportar verlo “así”, pero en ese mismo instante pensé: “Sé fuerte y despídete de él”. Volví sobre mis pasos y me acerqué a Él. Ahí estaba Él, con los ojos cerrados, con una expresión de tranquilidad, con su elegante camisa negra japonesa. No había vidrio alguno que me impidiera sentir su alma. Lloré, lloré y lloré al verlo. Detrás de mi entraron Catarina y Héctor. 12 13 14 Héctor Navarro. Bailarín español. Giuliano. Bailarín italiano. “Así”, ¿Por qué es tan difícil llamar a la muerte por su nombre? 12 —¿Cómo se pudo haber muerto mi genio? ¿Por qué? ¿Por qué? Lloré amargas lágrimas del más doliente adiós. Miré la cubierta de su ataúd recargada sobre una pared en donde decía: Maurice Béjart 1927-2007 Me parecía tan irreal… No podía ser cierto. En silencio le di las gracias por todo, por todas las alegrías que me había dado, por todo aquello que me permitió vivir; le di las gracias por todos los roles que me dio. Aún recuerdo cuando me dijiste en español “Quiero que te aprendas La consagración de la primavera”, es como si hubiera sido ayer: recuerdo que fue en el lobby del hotel en Barcelona. Recuerdo cuando me besabas mis manos y yo quedaba apenada al verlas tan secas; cuando me besaste la frente en los aplausos del “Prebytère”15; cuando me dijiste al oído: —“Qué hermoso tu cabello”—, bajo la música “The show must go on”16 y los aplausos del público. Evoco ese momento qué me dijiste: —“Vas a aprenderte Juliette”—,17 en las bambalinas del teatro de Ludwigshafen, fui tan feliz; cuando creaste la exitosa “Valse” conmigo; cuando presumiste mi voz frente al productor japonés Sasaki: —“Ella tiene una hermosa voz coloratura”. Tantos recuerdos… Ya no me queda más que llorarte, porque te has ido. Te debo todo a ti, soy quien soy gracias a ti. Siempre te querré y me doy cuenta ahora de lo mucho que te quiero. No puedo describir exactamente qué fuiste para mí: mi abuelo, mi maestro, mi protector, mi padre en la danza. No pude dejar de llorar ni un segundo, me limpiaba con mis manos las lágrimas que desgarraban mis sienes, no tenía un pañuelo para secar mi sufrimiento. 15 16 17 “Le Presbytère”. Tr. “El presbítero”. Ballet de Maurice Béjart. Música de Queen. Juliette. Tr. Julieta (Romeo y Julieta). 13 Luisa Díaz y Maurice Béjart 14 Lo miré detenidamente, no quería olvidar ninguno de sus rasgos: su nariz picuda, sus cejas cubriendo las cejas tatuadas, su barba en candado, era Él, Maurice Béjart, fue él, el genio que un día conocí y que me dio las más grandes satisfacciones de mi vida. Pareciera que estaba dormido; — “¡Despierta Maurice! ¡Despierta!”— desesperadamente en sollozos traté de decirle. Pero no reaccionó. Ya todo había acabado, no volvería a ver jamás sus ojos azul relámpago, esos ojos que parecían hipnotizarte. Sus manos estaban hinchadas con muchos moretones negros hasta en los dedos. —Adiós Maurice, adiós. Siempre te querré y no te olvidaré18. Con la palma de mi mano tomé un beso de mi boca y coloqué mi beso en su ataúd. Han sido los momentos más tristes y dolorosos de toda mi vida, nunca antes había perdido a alguien tan cercano. Cuando murieron mis abuelos paternos a quienes quiero muchísimo19, era demasiado pequeña para comprender y darme cuenta lo que significa la muerte, para entender que la vida llegó a su fin. Al salir de la sala en donde se encontraba Maurice estuvimos unos momentos sentados en la sala con Eiji, quién nos platicó como fueron los últimos días de Maurice. Nos contó que Maurice sufría mucho al estar lejos de nosotros y no poder crear, al ver que no podía moverse. Se aburría en el hospital y a veces les daba órdenes a los médicos y enfermeras y éstos se negaban a realizarlas. Eiji le explicó al personal del hospital, que Maurice era así, que toda su vida estuvo rodeado de bailarines a los cuales les daba órdenes, y éstos las ejecutaban inmediatamente sin discutirle. Nos contó que aún en su habitación del hospital seguía creando mises en scène.20 Maurice sufría al ver que la muerte no llegaba, él que tenía la costumbre de pedir algo y tenerlo al instante siguiente, así como en los ensayos, que en cuanto faltaba algún accesorio, decía su: 18 19 20 “Siempre te querré y no te olvidaré”. La muerte no puede matar el sentimiento de amor. Idem. “quiero muchísimo”, porque se sigue queriendo en tiempo presente. mises en scène .Tr. puestas en escena. 15 —“¡Oh!”— con una voz fuerte y de garganta, se enojaba y se desesperaba. Eiji nos contó que a pesar de las fuertes dosis de calmantes que le daban, Maurice no lograba conciliar el sueño, estaba demasiado angustiado. Su cuerpo sería incinerado y como él lo pidió, sus cenizas serán aventadas en el mar de Ostende, por que él amaba Bélgica, decía que la Francia no le dio nunca ni un céntimo. Maurice estaba cansado y enfermo, ya no tenía ganas de vivir y le confió a su gran amigo, el escritor belga François Weyergans, quien estuvo a su lado hasta su último respiro: —“J’ai tout eu, j’ai tout fait, j’ai fait le tour du monde”. (—“Yo tuve todo, lo hice todo, hice la vuelta al mundo”). Maurice murió dormido, en su habitación del hospital CHUV, estaba ya inconciente hasta que su corazón dejó de latir… 16 Lausanne, sábado 24 de noviembre, 2007 E STA MAÑANA, me desperté y al abrir los ojos pensé que todo era un mal sueño, pero no, Maurice ha muerto. Me cuesta trabajo pensar que no lo volveré a ver, que no volverá al salón de ballet. Es más duro de lo que pensé, no creía que lloraría tanto, que me dolería tanto así como sufro ahora. En realidad nunca pensé que ese día llegaría, nunca me lo imaginé. Sabía que algún día se moriría Béjart… pero no un día tan cercano. Han pasado dos días y mi dolor no se ha serenado. Al llegar a mi casa prendo la televisión para despejar mis ideas, pero en todos los canales de televisión pasan reportajes, entrevistas y ballets de Maurice y me es imposible retener mis lágrimas. Varios bailarines de la Ópera de Paris, amigos míos que estudiaron conmigo en la Escuela de la Ópera de Paris, me mandan e-mails21 preguntándome cómo estoy y dándome el pésame. Recuerdo que Maurice siempre nos contaba que él no le tenía miedo a la muerte, decía que uno teme aquello que puede evitar, pero que a la muerte no se le podía evitar. Su vida estuvo rodeada de muertes; su madre murió cuando él tenía sólo siete años; su padre murió muy joven en un accidente automovilístico; tenía dos hermanos más jóvenes, de diez años y veinte años menores que él y ambos murieron hace tiempo, sus bailarines preferidos, como Jorge Donn, también murieron jóvenes. 21 e-mails. Tr. correo electrónico. 17 Maurice Béjart, Luisa Díaz y Vladimir Vassiliev 18 Lausanne, domingo 25 de noviembre, 2007 E de la compañía estaban pegadas cartas de pésame dirigidas hacía nosotros los bailarines, enviadas por Duska Sifnios (bailarina con la que Maurice creó el “Boléro”22) y de Tania Bari (con la que creó la “Elegida”23). N LA PLANILLA Maurice tenía la idea de crear el “Boléro”, pero cuando vio a Duska Sifnios salir del agua del mar, caminando sobre la arena, fue en ese preciso instante que Maurice se inspiró y comenzó a crear los pasos míticos del “Boléro” sobre ella. Este día llegaron muchas personas a la compañía, antiguos bailarines de Maurice, algunos que se han convertido en famosos coreógrafos como Micha Van Hoecke. Todos arribaron a Lausanne hoy para asistir a la ceremonia de mañana en el teatro Metropole. Los bailarines queríamos comprar 80 rosas blancas, pero nos dijeron que Maurice pidió que no le llevaran flores, ni rosas, ni coronas de flores, ni bouquets24. Maurice siempre soñó morir en el escenario como Molière; él pidió que no se realizara una ceremonia religiosa; no quiso su amigo François organizarlo en un crematorio, porque en 1992 Maurice asistió a un crematorio, en la muerte de Jorge Donn, y rechazaba poner los pies nuevamente en un lugar igual; es por eso, que llevará a cabo la ceremonia en un teatro. 22 23 24 Bolero. Coreografía de Maurice Béjart con la Música de Ravel. La Elegida (l’Élue) de la coreografía de Maurice Béjart: “La consagración de la primavera”. Bouquet, voz francesa, buqué. 19 Luisa Díaz Fotografía de William Dupont (Bélgica) 20 Lausanne, lunes 26 de noviembre, 2007. E STABA NERVIOSA, no quería que avanzara la manecilla de mi reloj; se estaba acercando la hora, la hora de acudir a la ceremonia de adiós a Maurice. Me vestí llorando… no quería ir… con un traje sastre negro que no había aún estrenado, lo había comprado antes de las vacaciones y estaba esperando la ocasión para ponérmelo, pero jamás hubiera pensado que sería para la muerte de Maurice. Nos citaron a las 15:30 hrs. en la entrada de artistas del teatro Métropole, teatro en donde (el Béjart Ballet) hemos bailado un sin número de veces. Llegamos a la hora prevista y ya estaba una multitud de gente vestida de negro, amontonada en la entrada, había policías, barreras de hierro impidiendo el paso, la zona estaba bloqueada. Caminé por la banqueta que llega a la puerta de la entrada de los artistas, encontrándome con muchos conocidos que ya no trabajan en el Béjart Ballet, pero que algún día estuvieron con Maurice. Kathy Bradney y su esposo Igor Piovano, me abrazaron y dieron el pésame; ellos habían sido bailarines de Maurice durante muchos años y también ensayadores. También me abrazó efusivamente Maïna Gielgud, quien fue una gran bailarina de Béjart. La puerta estaba controlada, sólo los actuales miembros del Béjart Ballet pudieron entrar por ahí. En la sala que está atrás del escenario estuvimos los bailarines esperando a que nos llamaran para sentarnos en la sala del teatro, en donde reinaba un silencio y un dolor profundo. Las tres primeras filas del teatro estaban reservadas para nosotros: me coloqué en la segunda fila, casi en el centro, a mi derecha tenía a Héctor Navarro y a mi izquierda al coreógrafo Mischa y enseguida Azari. Minutos después entró Mme. Bessy25 con Brigitte Lefèvre26 y se sentaron en la primera fila, junto a ellas estaba Santo Versace, hermano de Gianni Versace. Delante de mí estaba sentada la hermana de Maurice. Eiji me ha- 25 26 Mme. Claude Bessy. Étoile de l’Opéra de Paris. Tr. Estrella de la Ópera de París. Ex-Directora de la Escuela de la Ópera de París. Mme. Brigitte Lefèvre. Directora del Ballet de la Ópera de Paris. 21 bía contado que ella nunca venía a ver las “premières”27 de las creaciones de Maurice, porque se ponía muy nerviosa y le daba miedo que al público no le fuera a gustar la creación de su hermano, por eso ella venía solamente a los ensayos generales. La ceremonia no comenzaba aún y me quedé mirando el foso de orquesta que estaba cubierto. Evoqué esa vez que Maurice estaba ahí, de pie con el micrófono en la mano y nos presentó al público, a Ivana28 y a mí que íbamos a cantar “Les filles de Cadix”29. Recuerdo que canté mirándolo a él, quien me veía con sus ojos azul centella y con una sonrisa. Y ahora en ese lugar, sólo estaban coronas de flores enviadas por el Tokio Ballet, el Ballet de Marsella, el Ballet de la Ópera de París; flores enviadas por la Reina Elizabeth II de Inglaterra, por el gobierno belga, por la ex Emperatriz de Iran Farah Pahlavi y muchos más, hasta una fan japonesa que vino desde Japón para acudir a la ceremonia le dejó unas rosas; comencé a llorar sin consuelo, Maurice ya no estaría nunca más frente a mí. Me forcé a no recordar más, porque no podría dejar de llorar y no quería llamar la atención. El síndico de Lausanne Daniel Brelaz, dijo algunas palabras al principio de la ceremonia: “Les Suisses perdent un ami, un ambassadeur dans le monde” (“Los suizos pierden un amigo, un embajador en el mundo”). Nombró al embajador de Francia en Suiza, Jean-Didier Roisin; al Presidente del Senado belga, Armand De Decaer; el Presidente del Comité Internacional Olímpico, Jacques Rogge; el director del Oficio Federal de la Cultura, Jean-Frédéric Jauslin; el Presidente del Consejo de Estado de la región de Vaud, Pascal Broulis, quienes estuvieron todos ellos presentes. El telón se levantó, bajo una música grave e imponente, y al ver el catafalco de Béjart en el centro del escenario, me quedé sin poder respirar, fue mucho el estremecimiento que sentí al ver su ataúd cerrado. 27 28 29 Première: Tr. Estreno: cuando se presenta frente al público por primera vez un ballet. Ivana. Cantante y bailarina croata. Opereta de Delibes. 22 Su amigo, el escritor belga François Weyergans, continuó con la ceremonia evocando el deseo de Maurice, que era que no le enviaran ni flores ni coronas a su entierro, así como el ballet que él había creado “Ni fleures ni couronnes”, pero que a pesar de eso, del mundo entero le habían enviado, hasta la Reina Elizabeth II de Inglaterra. En el escenario estaban también varios de los objetos preferidos de Maurice, y François describió cada uno de ellos: un simple taburete de cocina que Maurice utilizó toda su vida, desde sus comienzos en donde no tenía ni un centavo hasta que conoció el éxito, en donde a él le gustaba sentarse a meditar. Nos comentó la sencillez de Maurice que vivía en un departamento en la Place de la Riponne30 pudiendo haber vivido en un lujoso palacio. Junto al taburete estaba una copia del sillón sobre el cual murió Molière en el escenario; un vestuario de payaso que utilizó Maurice en su espectáculo “Le Roi Lear”31 de Shakespeare; una estatua de Buda que perteneció a su padre; François comentó que Maurice días antes de morir le preguntó: —“¿Y qué le va a pasar al Buda de mi padre? No me importa todo lo demás, sólo quiero saber qué le pasará al Buda de mi padre”. También, estaba la silla mecedora de escenario que la cantante francesa Bárbara le heredó: “Maurice tenía una afección un poco incestuosa con Barbara”, dijo su amigo François. En el ballet “L’Amour-la Danse”32, cuando bailo Juliette, me siento en una réplica de esa silla mecedora y me balanceo en ella durante “La Valse”. François relató que hace varias semanas Maurice le llamó por teléfono a Bruselas diciéndole que debía venir a Lausanne a verlo: —“Voy a ir la semana que entra” — le dijo François. —“Será demasiado tarde. Ya no estaré vivo” —le contestó Maurice. —“¿Por qué lo dices?”—le respondió François. —“Lo sé.” —concluyó Maurice. François nos cuenta que tomó el primer tren en dirección a Lausanne y al llegar vio a Maurice bastante bien: 30 31 32 Una de las plazas principales de Lausanne, Suiza. Ballet de Maurice Béjart. Ballet de Maurice Béjart. 23 —“Pero ¿qué me has dicho en el teléfono? Pensé que llegaría a ver a un moribundo y estás bien” —le dijo François al verlo. —“Lo hice a propósito, porque si no sabría que tardarías mucho en venir” —le dijo Maurice. François reveló que en sus últimos días, Béjart soñaba con un proyecto de ballet…. …—Algún día yo haré tu sueño realidad, Maurice, ya me había aprendido el aria “Voi che sapete che cosa è amor…”33 de las “Bodas de Fígaro”, como le dijiste a Julio34. —“Maurice en su habitación del hospital pidió que se le comprara una televisión y un reproductor de DVD y la canción de Marlène Dietrichs fue la última música que escuchó”, dijo François. Sobre una pantalla fueron proyectadas las imágenes del concierto de 1972 donde Marlene Dietrichs canta “I Get a Kick Out Of You”. También, otras músicas, las favoritas de Maurice sobre las cuales creó coreografías, fueron emitidas: “Casta Diva” cantada por la Callas, “La Barcarolle” en versión instrumental de los Cuentos de Hoffmann35; “Le Jerk” un extracto de su ballet “Messe pour le temps présent”36, y una música que parece de cajita de música de Nino Rota. De todas estas músicas, yo me sé las coreografías y me dolió mucho acordarme al escuchar Casta Diva37, recordar cuando Maurice creó, con esa aria, con nosotras las bailarinas. También escuchamos “La mort de Tristan”, ya que nos contó, que un día Maurice y él se preguntaron qué harían si solamente les quedaran cinco horas de vida y que Maurice contestó que escucharía “Tristan et Isolde” de Wagner. 33 34 35 36 37 Aria de Cherubino de “Les Nozze di Figaro” de Mozart. Julio. Ensayador. Offenbach. Tr. Misa por los tiempos presentes. Aria de la Ópera Norma de Bellini. 24 —“Maurice se durmió tranquilamente hasta que su corazón dejó de latir. Esa noche sabíamos que sería la última y estábamos con él en la habitación del hospital: un enfermero, Eiji, Octavio Stanley38 y yo”, dijo frente al micrófono François. Lloré mucho durante la ceremonia, no podré olvidar nunca a Maurice y me duele tanto haberlo perdido, me duele tanto saber que no volveré a ver a Maurice con su bufanda roja alrededor del cuello. Después de una hora llena de tristeza, terminó la ceremonia bajo los aplausos de todos nosotros, quienes nos pusimos de pie haciendo que el telón se abriera y cerrara dos veces. Encendieron las luces y nos fuimos levantando de las butacas; me acerqué a Mme. Bessy y la abracé, me dijo: —“¿Pero por qué los bailarines no hicieron nada, por qué no participaron en la ceremonia?” —“Mme. Bessy, estamos todos muy sentidos y tristes y creo que no hubiéramos podido hacer nada. Yo sé que yo personalmente no hubiera podido ni hablar”, y no pude controlar mis ganas de llorar y lloré. —“Es que todo fue tan rápido que no les dio tiempo de organizar nada”, le dijo Mme. Brigitte Lefèvre a Mme. Bessy tratando de calmarla. Algunos bailarines se fueron inmediatamente a sus casas, pero nos dijo el manager que organizó una pequeña recepción en el lobby del teatro, porque había gente que había venido del extranjero y era para que no se fueran tan rápido. Sirvieron bebidas y vinos; yo no podía tomar nada, me sentía muy mal; intentaba no llorar más. Me abrazó el abogado Jean Paul Maire, quien es Presidente de Honor de la Fundación Béjart, y me dijo que lo llamara a mi regreso de Friedrichshafen para que platicáramos. Estuve un momento en el lobby y pasaron menos de cinco minutos cuando ya me quería ir de ahí; no podía ver cómo había gente con copas de vino platicando tranquilamente como si fuera una fiesta. Maurice estaba muerto. 38 Octavio Stanley. Bailarín argentino que interpreta Bolero. Mi pareja en muchos ballets de Maurice Béjart. 25 Me fui a despedir de Mme. Bessy, la abracé y me dijo que nos veríamos en febrero en París cuando estuviera la compañía de gira. Frente a la entrada de los artistas estaba el auto funerario de Maurice, su ataúd estaba ya colocado, con todas las coronas de flores que le habían mandado. Había muchos flashes de cámaras de periodistas fotografiándolo, policías estaban rodeando la zona. Me quedé unos instantes mirándolo una última vez y nos fuimos caminando alejándonos del teatro con mis ojos llenos de lágrimas y mi alma le dijo: “Adieu Maurice, je t´aime” * Al redactar estas páginas he llorado a cada letra que escribo, sollozado, gemido, cayendo en llantos incontrolables. Ha sido sumamente difícil sentimentalmente para mí redactar este capítulo de mi vida. Nunca pensé vivir esto, y aún ahora, sigo esperando el momento en que alguien me despierte de esta larga pesadilla que es perder a Maurice. 26 Maestra Elsa Recagno Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea INBA - CENART 27 Matilde Abarca Pintora mexicana Acrílico sobre tela www.art-abarca.com Luisa María Díaz González Premio Nacional de la Juventud 2001, México. Ejecutante de Danza Clásica de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea del INBA-SEP, CNA con Mención Honorífica. Medalla de Oro en el Concurso Nacional de Danza Clásica México en 1995,1996 y 1997 con Mención Honorífica. Premio de Teatro Morelos del Estado de México, 1997. Becaria del Instituto Nacional de Bellas Artes, México l998-2000. Bailarina Egresada de la Escuela de la Ópera de Paris, 1998-2000. Medalla de Oro del Instituto Internacional de Danza de la Sala Pleyel. 2000. Premio Danza y Danza de Italia 2001. Premio Nacional de la Juventud 2001. Becaria del FONCA 2005-2006. Premio Sonia Amelio 2007. Conservatorio de Música de Lausanne. Estudiante de Filosofía de la Universidad Intercontinental. Primera Bailarina del Béjart Ballet Lausanne desde 2000. 29 Mi creador El arco iris no tiene más colores que ofrecerme, Desde que tú te has ido. Suelo perderme en el laberinto de esta locura, Llorando en silencio, Llorando mi pena la de saber que te he perdido. Perdí mi rumbo en tu mirada, Al cielo daré la queja de esta desdicha Que me ahoga lentamente Perdiéndome en tus recuerdos. Alma mía, no sé por qué te lo llevaste No encuentro arrullo en mi dolor. Esa oscuridad que suele adentrarme a tu esencia, Quemándome el alma viva Que llevo dentro. Quisiera volver a saborear esa alegría Que sentía cuando creabas conmigo, Ideas tan tuyas A las que yo con mis pies daba vida. Heme aquí, Media noche ha sonado Y mi tinta sigue bailando Deslizándose ansiosamente Sobre mi hoja de papel. Se ha ido, Estrella mía, Con el beso, Ese beso prometido, que tantas veces compartimos al cerrar del telón. Quiero vivir como en el pasado, Dejándome llevar por tu mano Que me guió por todos los escenarios. Mi corazón en mil pedazos no sabe cómo poder olvidar esos ojos fieles Que me miraban firmemente Bailar tus coreografías. Es en los aplausos, que mi alma pierde la esperanza, de verte volver a mi lado saludando al público una vez más. Luisa M. Díaz Luisa Díaz Adieu Maurice Se terminó de imprimir en el mes de junio de 2008 en los talleres de Dimensión Artes Gráficas S.A. de C.V. Francisco Álvarez Icaza núm. 9 Col. Obrera, México, D.F. La impresión consta de 200 ejemplares. Luisa Díaz Fotografía de William Dupont (Bélgica) Fotografía de contraportada: William Dupont (Bélgica) Mtro. Sergio Vela Presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes Teresa Franco González Salas Directora General del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura Ricardo Calderón Figueroa Subdirector General de Administración Omar Chanona Burguete Subdirector General de Educación e Investigación Artística Guadalupe del Rosario Núñez López Directora de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea