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La adopción homoparental
Homoparental adoption
FÉLIX GARCÍA-VILLANOVA ZURITA1
RESUMEN
Las estructuras afectivas de los homosexuales son tan antiguas como la propia humanidad y han compartido el mismo espacio social en la sombra desde
entonces. Se presenta una panorámica de dichas organizaciones afectivas.
Actualmente la situación legal en la UE respecto a las uniones entre homosexuales es muy cambiante y presentamos una panorámica. Exponemos los resultados de las últimas investigaciones en población española sobre familias de
gays y lesbianas con hijos en lo relativo a organización familiar, rendimiento
escolar, expectativas de futuro, inserción social y escolar, y la concepción de los
padres sobre la educación de los hijos. Se dan unas recomendaciones para la
conducción de las entrevistas de valoración de la idoneidad de la adopción en
candidatos de esta orientación sexual
Palabras clave:
Adopción, Homosexualidad, Paternidad, Maternidad
1. Psicólogo Especialista en Psicología Clínica. Doctor en Psicología. Programa de Salud Mental de
Niños y Adolescentes. Servicios de Salud Mental de la Comunidad Autónoma de Madrid, España.
Paseo de las Delicias 91, 1ºA. 28045 Madrid, España. Tel. +34 915 278 890. E-mail:
fgarcia@correo.cop.es
RIDEP · Vol. 19 · Nº1 · 2005
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SUMMARY
Homosexual relationships are strong and long lasting as heterosexuals since
the beginning of the human being and both organizations have shared the same
social field. Legal situation in changing very fast in the UE, a review is presented. Latest outcomes studies of lesbians and gays adoptive families in Spanish
population are presented, in respect of familylife organization, scholar rates and
peer relationships, futures expectations for there children, social activities and
parental educational ideals. Some ideas for futures adoptive homosexual parents
report interviewing are also presented.
Key words:
Adoption, Homosexuality, Fatherhood, Matherhood
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INTRODUCCIÓN
En los últimos años asistimos a la
reapertura del debate social sobre la
posible equiparación de los derechos
de los/as homosexuales al resto de la
población en cuanto al matrimonio
civil. En esta ocasión el debate incluye la posibilidad del reconocimiento
del derecho a la adopción. En algunas
comunidades de nuestro entorno se
han dado pasos importantes en este
camino. La UE lleva algunos años
instando a los países miembros a
recoger en sus legislaciones aquellos
aspectos que ayuden a proteger y
equiparar a las minorías, también por
motivos de orientación sexual. En
España las llamadas Comunidades
Históricas, que son autónomas en
materia de legislación, han seguido
sus indicaciones.
La familia homosexual es una de
las nuevas formas de familia que han
llamado recientemente la atención de
los especialistas de la adopción, que
han reconocido así su realidad. En la
historia reciente española los homosexuales y sus organizaciones afectivas,
se han desarrollado de manera oculta,
compartiendo cierto espacio con otros
tipos de familia coexistentes, igualmente rechazadas en su momento:
divorciadas, monoparentales, uniones
de hecho, etc. Tan sólo hace tres décadas eran perseguidos y castigados con
cárcel, juzgados por la Ley de
Peligrosidad Social o la de Vagos y
Maleantes. Afortunadamente en estos
momentos asistimos a los actos públicos oficiales para la rehabilitación de
dichas personas e incluso se habla de
una compensación económica por el
daño causado.
La familia nuclear homosexual
estaría compuesta por uno o dos gays,
o una o dos lesbianas y sus hijos, cuya
procedencia puede ser biológica,
adoptiva, inseminación o acogimiento,
mostrando una conformación similar a
otras organizaciones familiares, cumpliendo los mismos fines, con similar
distribución de roles y con relaciones
internas igualmente similares.
Para hacernos una idea de su
extensión podríamos tomar en consideración algunos datos publicados
desde diferentes medios (Sears y
Hirsch, 2004). Así, según los colectivos homosexuales de Estados
Unidos, el número de hijos de lesbianas conseguidos por inseminación
artificial asciende a 100.000 al año y
hay más de tres millones de niños
viviendo en familias homoparentales.
La American Psychiatric Association
(APA) cita que: “La estimación del
número de madres lesbianas oscila
entre 1 y 5 millones y el número de
niños oscila entre 6 y 14 millones”.
Las fuentes más conservadoras no
bajan de 4 millones de niños.
http://www.psych.org/public_info/
En nuestro entorno más próximo
tenemos el ejemplo de Francia,
donde la Association de Parents et
Futurs Parents Gays et Lesbiens
pasó a tener cerca de 1.000 asociados
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en los meses siguientes a la aparición
de la ley de regulación de uniones
civiles (PACS) y hablan de cientos de
miles de niños franceses. Esta organización afirma que el 7% de los
gays y el 11% de las lesbianas tiene
hijos. En Gran Bretaña la asociación
Gay Dads UK tiene asociados en más
de 40 ciudades del país. En Alemania
el Senado de Berlín estima que existe un millón de homosexuales padres
y madres en el país.
Estudios elaborados por el
Colectivo de Lesbianas y Gays de
Madrid ponen de manifiesto que hasta
el 20% de los gays y el 30% de las lesbianas se casa en algún periodo de su
vida con parejas heterosexuales, con
las que tienen unos hijos que, probablemente, terminen creciendo de alguna forma vinculados a hogares homoparentales, reconstituidos o no
(COGAM. Noviembre de 2000.
Informe sobre la realidad social de las
familias formadas por lesbianas y
gays y sus hijos/as. Madrid).
Al igual que la homosexualidad es
universal y se da en porcentajes prácticamente similares en todas las
sociedades, las familias homosexuales no son tampoco algo que acaba de
constituirse. Se pueden rastrear referencias de relaciones homoeróticas
hasta en la antigüedad clásica, con
regulaciones legales que dotaban de
estatus a los cónyuges del mismo
sexo. Ahí están las ceremonias paleocristianas de hermanamiento, que
unían a dos personas del mismo sexo
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mediante un rito que equivalía al de
los matrimonios heterosexuales. En
Grecia y Roma era la manera de legalizar a la pareja y asegurarse la transmisión patrimonial.
Desarrollo de la
identidad homoparental
No obstante desde entonces hasta
aquí ha llovido mucho y muy diverso. A lo largo de los siglos se han
producido ciertos acontecimientos
que han ido marcando la actual construcción de la identidad llamada
homosexual. Uno de los puntos de
inflexión ha sido la separación de la
orientación del deseo homosexual
del deseo de los homosexuales de
tener hijos.
Se hace aparecer el estereotipo de
homosexual separado del de procreación y por tanto dotado de un contenido implícito de esterilidad. A los
propios homosexuales se les representa, sobre todo en el comienzo, su
homosexualidad como contradictoria
con la de fertilidad. De hecho no es
nada despreciable el número de lesbianas y gays que se ven envueltos
en embarazos involuntarios durante
los primeras y críticas fases del proceso de asumir la orientación homosexual, como forma de asimilarse a
la orientación heterosexual (Cass,
1970, 1990).
Otro de los puntos de inflexión ha
sido el categorizar la orientación del
deseo en base exclusivamente al ejer-
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cicio del sexo y por tanto se le han
negado al homosexual implícitamente
otros componentes y aspectos en la
vida emocional. De tal manera que se
les representa como personas sin vínculos afectivos, incapaces de comprometerse y de organizar una estructura
de lazos estables (Weston, 2003;
McWhirter y Mattison, 1984). Eso es
lo que se espera de ellos, por tanto la
crianza de hijos está consecuentemente bien alejada del modelo.
Además, nos encontramos de igual
modo con que al estereotipo homosexual se le ha ido posicionando como
blanco de innumerables descalificaciones en casi todas las culturas y
ámbitos: médicos, morales, sociales,
religiosos, etc., por los cuales se ha
asociado a este sector de la población
con una vida licenciosa execrable,
blanco legítimo del rechazo, el desprecio social y el humor más convencional. Algunos de los conceptos más
representativos se recogen en el
Cuadro 1.
Cuadro 1 - Diferentes perspectivas sobre homosexualidad
SANITARIA
MORAL
PSICOLÓGICA
SOCIAL
Enfermedad Mental
Vicio
Inmadurez psicosexual
Soledad
Enfermedad orgánica
Depravación
Inmadurez afectiva
Delito
Infertilidad
Desviación
Incapacidad de
vínculo afectivo
Inhabilitado para
vínculo social
Contagioso
Pecado
Perversión
Marginado / Inadaptado
Corruptor
Botón de muestra han sido y son los
innumerables homosexuales que, por
el hecho de serlo o manifestarlo verbal
o gestualmente, se granjean el rechazo
y, en no pocos casos, el repudio de la
familia, de los compañeros de colegio
y trabajo, de los amigos, etc., con total
complacencia e impunidad del entorno
social. Las publicaciones científicas
hacen constantes referencias a ello y la
literatura de temática homosexual del
mismo modo.
En paralelo ha habido también
ciertas vías abiertas para la integración social, véase Cuadro 2, mediante la adopción de roles relativos a la
intelectualidad, al juego de la provocación y la risa, el camino de las
artes, la renuncia a la realización personal afectiva y sexual y la más
actual de los derechos humanos, a
nuestro juicio también la más efectiva en cuanto a integración social se
refiere.
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Cuadro 2 - Perspectiva integradora
Esteta
Artista
Bufón
En otro orden de cosas es importante también considerar, como un
punto de inflexión más para la coyuntura actual, la visibilidad que ha ido
adquiriendo últimamente la homosexualidad y los/las homosexuales en
las culturas democráticas desarrolladas económicamente. Aparecen junto
a sus estereotipos, es cierto, pero también junto a sus estilos de vida y sus
reivindicaciones, marcando buenas
cuotas de audiencia en todos los
medios de comunicación de manera
periódica. Dicho fenómeno, era
impensable a mediados del siglo XX,
viene ocurriendo en las llamadas
sociedades occidentales principalmente desde los años 60, apoyándose
en el desarrollo de los derechos individuales. Ponerse de moda ha permitido que la homosexualidad y sus gentes salgan a la luz y sean tratadas con
tolerancia y reconocimiento, a veces
en pie de igualdad.
Paralelamente a las condiciones
referidas anteriormente ha habido
toda una reconstrucción social de la
identidad homosexual, vinculada claramente con la orientación sexual,
pero algo más alejada del sexo como
base o eje principal, que pasa por
mostrarse públicamente con orgullo,
sin miedos, y por afrontar, como rasgos positivos, aquellos que en épocas
anteriores eran negativos.
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Asexual
Derechos humanos
De tal manera se muestran las relaciones afectivas en público, que puede
observarse cómo pasean juntos de la
mano, ocasionalmente se dan un beso
o se hacen un cariño y se llevan adelante modos de organización familiar
propios: vida en familia. Se formalizan los vínculos apoyándose en los
registros de parejas de hecho, se presentan como pareja en actos sociales
públicos y privados, se adquieren propiedades en sociedades de bienes, se
hacen contratos privados donde se
regulan mutuamente las relaciones y
también su disolución, y un sin fin de
otras
posibilidades,
insertando
amplias capas de población, antes
marginadas y perseguidas, en el tejido
social con plena responsabilidad,
dejando obsoleto el viejo estigma,
herencia de la sociedad católica y
conservadora que, ante la evolución
de la sociedad incorporando lo diferente, preconiza la destrucción de la
misma al estilo de Sodoma y Gomorra
(Serrat, 2004).
También en fechas recientes se han
producido otra serie de fenómenos en
la población heterosexual que merece
la pena señalar, como son: el descubrimiento de los anticonceptivos y su
uso extendido en amplias capas de la
población, se ha desligado la sexualidad de la procreación, se ha incluido
la sexualidad en el terreno de la comu-
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nicación libre entre los sexos.
Posteriormente, la desvinculación de
la reproducción respecto a los condicionantes biológicos de la relación
sexual, con la más tardía reproducción
asistida. Igualmente, el acceso de la
mujer al discurso sobre su cuerpo
sexuado, la incorporación progresiva
de la mujer al trabajo y la obtención
de su independencia económica, que
ha resultado ser uno de los métodos de
control de natalidad poblacional más
eficaces.
En otro orden de cosas hay que
destacar el enorme desarrollo reciente
del interés por la resolución de las
necesidades de la infancia, dotando a
cada niño del derecho a tener unos
padres y una familia dentro de los
parámetros que garanticen unas condiciones saludables de desarrollo,
donde se garanticen también el amor,
la estimulación positiva, la protección, etc.
Todos estos factores juntos están
llevando a los países situados bajo el
paraguas de las economías occidentales a un importante descenso de la
natalidad y a un importante aumento
del número de adopciones nacionales
e internacionales. No podemos dejar
de lado también el importante fenómeno que ha supuesto el cambio de
estatus en la consideración social de
la adopción, que mueve el sentimiento afectivo positivo de toda la sociedad y para lo que se ha dispuesto todo
un aparato técnico que da cobertura a
los procesos, harto complejos.
Evolución reciente del
estatus homoparental
El Parlamento Europeo en 1984 se
hace eco de la evolución social en la
Unión Europea y aprueba la primera
resolución a favor de promover la
igualdad de gays y lesbianas. Diez
años después, en 1994, de nuevo el
Parlamento Europeo aprueba un
informe sobre la Igualdad de derechos
para los homosexuales y lesbianas en
la Unión Europea. En esta última se
exhortaba a la Comisión Europea a
que presentara un proyecto de
Recomendación al Consejo de
Ministros para la abolición de todas
las formas de discriminación por
razones de orientación sexual, incluyendo las discriminaciones en áreas
como parejas de hecho y legislación
en materia de adopciones.
El Tratado de Ámsterdam en su
artículo 13 establece que “el Consejo
unánimemente, a propuesta de la
Comisión y tras consultar al
Parlamento Europeo, podrá adoptar
las medidas adecuadas para luchar
contra la discriminación por razones
de sexo, origen étnico o racial, religión o creencia, discapacidad, edad u
orientación sexual ” otorgando gran
importancia como vemos a la no discriminación.
También la Asamblea Parlamentaria
del Consejo de Europa ha recomendado en fecha de 26 de septiembre de
2000 que los países miembros adopten
las medidas para poner fin a la discriRIDEP · Vol. 19 · Nº1 · 2005
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minación de los homosexuales.
En Dinamarca en 1989 su legislación equiparó las parejas de hecho
con los matrimonios excepto en lo
relativo al derecho a la adopción. A
continuación lo hicieron Suecia y
Noruega con unas leyes similares. En
septiembre de 2000 lo hizo Holanda,
suprimiendo ya cualquier punto de
discriminación entre personas o parejas hétero u homosexuales incluida la
adopción. Los países nórdicos han ido
aumentando el alcance de sus leyes
desde entonces, al comprobar la normalización social del hecho homosexual que se ha producido desde el inicio de las mismas. Alemania y Francia
a continuación.
Los nuevos países de la UE distan
mucho de tener incorporado el debate
tan siquiera, con claras situaciones de
discriminación y rechazo, lo que hará
que se vean impulsadas sus normativas. La única excepción, en positivo,
es la República Checa que reconoce
casi los mismos derechos a ambos
tipos de matrimonios.
En lo referente a adopción, acogida
y reconocimiento de los hijos hay una
infinita casuística y variabilidad que
hace casi imposible establecer cual es
la situación de cada país. Parece ser
que aunque no hay una definición
legal clara si que, grosso modo, podríamos hacer referencia a que en
Alemania no se impide explícitamente acceder a la adopción y de hecho
hay documentados casos de acogida.
En Bélgica no está legislado y se deja
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a la discreción de los centros de adopción. En Italia y en Austria se permite
la adopción individual y se conocen
casos de parejas de lesbianas que han
obtenido el acogimiento. En Finlandia
las parejas homosexuales pueden
optar por la custodia compartida. En
Suecia y Dinamarca se permite la
adopción de los hijos de la pareja.
Por regla general, salvo unos pocos
países, está reconocida la adopción
individual, por lo que de uno u otro
modo, con mayor o menor dificultad,
en toda la Unión Europea lesbianas y
gays están adoptando o acogiendo
niños. La experiencia histórica nos
dice que los logros sociales que se han
iniciado en los países de nuestro
entorno luego se han ido extendiendo
al resto. Esperemos que en este tema
ocurra lo mismo.
En España aún estamos en proceso
y son las Comunidades autónomas las
que están dando pasos en este camino.
La izquierda actualmente en el
gobierno central está promoviendo
una ley nacional para julio de 2005.
Navarra en el 2000 aprueba la Ley
Foral para la Igualdad Jurídica de la
Parejas Estables que sí permite la
equiparación total de las parejas estables y las casadas. Es la primera vez
que se legisla para que los hijos de las
lesbianas y los gays, existentes de
facto, gocen de la misma doble protección de la que gozan los hijos de
las parejas heterosexuales. La
Comunidad
Balear,
el
País
Valenciano, Asturias y el País Vasco
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han ido a continuación por este loable
camino cada uno con sus propias
características. Día a día vamos
teniendo noticias de avances en esta
línea.
Desde el ámbito laboral también se
aprecian cambios. Numerosas empresas han incluido en sus convenios
colectivos derechos similares a las de
los matrimonios para las parejas de
hecho e hijos, que también disfrutan
algunos gays y lesbianas.
Aunque no tiene rango de ley, también el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos defendió en diciembre de
1999 la no discriminación por motivos de orientación sexual en el disfrute de los hijos en la vida familiar,
garantizando en el Artículo 8 de la
Convención para la Protección de los
Derechos Humanos y Libertades
Fundamentales el respeto a la privacidad y la vida familiar, condenando la
denegación de custodia basada en la
orientación sexual. Punto por el que
un número nada despreciable de
homosexuales, de manera especial
lesbianas, que han concebido en relación heterosexual previa, acarrean no
poca ansiedad y estrés en las relaciones con sus hijos y demás familiares,
por el temor a ser reconocidos/as
como tales por sus exmujeres y exmaridos y reclamados/as en la guarda de
los hijos/as.
Diversos colectivos han denunciado la indefensión en la que se encuentran especialmente las mujeres al sentirse amenazadas de esta manera. Se
echa en falta un desarrollo mayor y
más explícito sobre la no discriminación de cara a los procesos de separación y divorcio.
Las familias homoparentales
y sus hijos/as
Cuando se habla de adopción y
homoparentalidad surgen con cierta
rapidez una serie de preguntas que
están en la mente de todos. La primera es si el número de adopciones por
parte de la población homosexual es
tan alto como para que sea necesario
desarrollar todo el volumen de atención y de legislación que acabamos de
exponer, aunque se trate de un tema
de derechos humanos o de no discriminación en una sociedad civil.
Cualquiera de nosotros que se acerque a las asociaciones, colectivos y
círculos homosexuales se sorprenderá
de la cantidad de padres y madres que
hay. Se apuntan las cifras que expusimos más arriba y que nos dan idea de
la magnitud. En la llamada Europa de
las Comunidades, con alrededor de
cuatrocientos millones de habitantes,
se deberá de hablar de varios millones
de familias homoparentales con hijos
y en todas ellas la adopción es un
modo de regulación formal de los vínculos, en unas ocasiones para el que
adopta y en otras ocasiones para formalizar el vínculo de segundo padre o
madre.
Con tal volumen tenemos que interrogarnos sobre las familias en las que
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están incluidos los niños/as ¿Cómo
son las familias en las que están ubicados estos niños/as? ¿Cómo son y
cómo se comportan los padres gays y
las madres lesbianas? ¿Se rigen por
los mismos esquemas los padres y
madres homosexuales que los heterosexuales? ¿Cuáles son sus maneras de
educar? ¿Cómo son esos niños/as?
¿Son felices? ¿Se desarrollan bien?
En su origen, los hijos de las familias homosexuales no se diferencian
de las no homosexuales, véase
Cuadro 3. Pueden provenir de la
adopción nacional o internacional, así
mismo del acogimiento de menores
tanto temporal como indefinido, llevado a cabo legalmente por uno de
los miembros de la pareja conyugal,
dado que teóricamente no está vedada
la adopción individual o monoparental a los homosexuales, sólo por el
hecho retórico de ser inconstitucional
preguntar la orientación sexual del
futuro padre o madre durante el proceso, cosa que, por otra parte, es harto
frecuente que se realice. En todos los
casos de varones adoptantes que
conozco, que no es la totalidad de los
posibles claro está, se preguntó explícitamente por el profesional elegido
para el informe psicosocial.
Cuadro 3 - Origen de los hijos
Adopción
Acogimiento
Los hijos pueden provenir de la
reproducción asistida realizada en clínicas especializadas. En la mayoría de
las clínicas de nuestro país no se interroga a la mujer soltera su orientación
sexual, en cambio otros países lo tiene
explícitamente vetado para mujeres
solteras o lesbianas. Algunas de las
clínicas de fertilidad invitan abiertamente a las parejas de las que se van a
inseminar a participar, aunque estas
sean mujeres. También las incluyen
en los protocolos previos y en los programas de seguimiento.
Entre las lesbianas es frecuente utilizar el método de la llamada autoinseminación, para la que circulan
manuales muy claros y didácticos que
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Reproducción asistida
Relación sexual
se pueden adquirir en numerosas
librerías (por ejemplo Griffen y
Mulholand, 1994). En unas ocasiones
se hace con semen de donante anónimo y en otras de donante conocido
que explicita su deseo de no tener vínculo de ningún tipo con el recién nacido, pero en otras ocasiones el donante
sí tiene deseo de establecer un vínculo con el futuro hijo, el cual se regula
mediante un acuerdo de parentalidad
que armoniza el compromiso de las
partes con el menor, al estilo de los
actuales convenios reguladores en las
parejas heterosexuales separadas o
divorcidas.
Algunas veces la autoinseminación
de las parejas estables homosexuales
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de mujeres se suele realizar durante
una de sus relaciones sexuales, con el
semen donado por una pareja de hombres que lo recogen de igual modo en
el contexto de una relación sexual
entre ellos, como acto de amor. Así en
la concepción pueden llegar a participar las dos parejas, una de hombres y
otra de mujeres, tal y como Anne
Cadoret (2003) nos ilustra en las descripciones de la organización del vínculo afectivo padres hijos en el seno
de las parejas homosexuales, sellando
así la alianza de la parentalidad afectiva (no realizada por el supuesto de lo
biológico, sino por el supuesto del
amor) para la autora la única válida,
hacia la que nos encaminamos en este
momento histórico (Ugarte, 2004). En
ambos casos de inseminación nos
encontramos con el problema del
segundo padre o segunda madre adoptivo/a. Aunque sean hijos deseados y
planificados responsablemente, habidos en una relación de amor de la
pareja de lesbianas. Aunque sea
mediante una madre externa inseminada en el caso de los gays, el otro
padre o madre y sus hijos necesitan
amparo legal para poder acceder al
reconocimiento de su parentalidad.
Un último bloque de hijos puede
provenir de una relación heterosexual
previa, matrimonial o no, donde puede
estar presente el otro padre o madre
biológico. Si no lo está, supuesto harto
frecuente también, se da lugar de nuevo
a la necesidad de posicionar el segundo
padre o madre como adoptivo.
Para todos estos niños/as y para
todas estas familias la adopción está
tremendamente presente puesto que
es el modo de filiar definitivamente al
menor con los dos progenitores: un
progenitor lo será por la vía biológica
y el otro por la adoptiva.
Desde principios de los años 70 en
USA las madres lesbianas comenzaron a ser foco de atención pública, por
el incremento de casos de disputas de
custodia en los tribunales por los
hijos/as concebidos en los primeros
años de su matrimonio, antes de su
“salida” (outing) como lesbianas. El
movimiento gay (vocablo usado para
ambos sexos en la literatura anglosajona) y feminista impulsa a más mujeres lesbianas a admitir su orientación
lésbica y luchar en los tribunales por
la custodia de sus hijos/as.
Las madres lesbianas en el año
1970 ganaban el 1% de los casos de
custodia en EE.UU. Todo tipo de
asunciones sobre las dificultades que
los niños/as podían experimentar han
salido a la luz en las salas de los tribunales. Para 1987 las lesbianas que
ganaban estos juicios eran el 15%,
pasando a ser el 70-80% en nuestros
días, según jueces y estados. Los jueces otorgaban mayoritariamente la
custodia a los padres heterosexuales,
discriminando a las madres lesbianas,
afirmando que los niños/as debían
vivir con su padre en lugar de con una
madre lesbiana, cuya sexualidad
podía provocar daño psicológico en
los hijos/as.
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Los resultados de todas las líneas de
investigación suelen coincidir casi unánimemente sobre la idea de que no hay
diferencias significativas entre los grupos por causa de la orientación homosexual parental (Gómez Arias, 2002).
En cambio si que ofrecen un material
cualitativo muy importante para conocer de cerca las características de la
relaciones en el seno de estos grupos
familiares. Por ello vamos a ofrecer
algunos cortes concretos del volumen
informativo del que disponemos.
Con respecto a los trabajos que
comparan descriptivamente a los
padres gays con los padres no gays los
resultados muestran numerosos rasgos comunes entre ellos (Bozett y
Sussman 1990), como se puede apreciar en el Cuadro 4. Así es común su
habilidad para resolver los problemas
de los hijos, su interés por compartir y
participar el ocio con los hijos en actividades estimulantes para ambos.
Parece que comparten el interés por
desarrollar la autonomía de los hijos,
en el valor que le dan a los momentos
de intimidad, etc.
Cuadro 4 - Variables comunes entre padres gays y padres no gays
Resolución de problemas
Participación activa del tiempo de ocio con los hijos/as
Refuerzo de la autonomía de los hijos
Manejo de problemas relacionados con el cuidado de los hijos/as
Expresar intimidad
Mantener relaciones positivas
Así mismo hay aspectos diferenciales en el ejercicio de la parentalidad, como los mostrados en el
Cuadro 5, donde se presentan cualidades significativas en los padres
gays, en las que destacan al ser comparados con las mismas áreas con
padres no gays. Así valoran, compa-
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rativamente más, la importancia de
los límites en la educación de los
hijos. Dedican más tiempo y esfuerzo
a la comunicación y es un interés
constante el estado afectivo de los
hijos, por lo que dedican mucho tiempo y refuerzan constantemente la
relación y la comunicación, etc.
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Cuadro 5 - Variables diferenciales entre padres gays y padres no gays
Estrictos. Valoran la importancia de establecer límites
Dedican su esfuerzo a reforzar la comunicación
Sensibles y perceptivos con los hijos. Apoyan sus actividades
Alta responsabilidad con las necesidades de los hijos
Pasan mucho tiempo con ellos y la relación es próxima y positiva
Esfuerzo por crear hogares positivos y estables
En cuanto a las madres lesbianas,
también han sido comparadas con
otras madres no lesbianas en el ejercicio de su estilo educativo (Stracey y
Biblarz 2001) y se pueden destacar
rasgos comunes con otras madres, no
lesbianas, en los que no se aprecian
diferencias entre ellas, véase Cuadro 6
Cuadro 6 - Variables comunes entre madres lesbianas y madres no lesbianas
Prefieren que sus hijos/as tengan actividades de juego de su género
Prefieren o no que sus hijos/as sean gays o lesbianas cuando crezcan
Clasifican el niño/a ideal como masculino si es chico y como femenina si es chica
Permiso materno para que las parejas de sus hijos/as adolescentes mayores pasen la noche en casa
La valoración de la calidad de la relación con los hijos
y, de igual manera que en lo anterior,
rasgos diferenciales en las que destacan
las madres lesbianas sobre las otras y
que están volcadas en el Cuadro7.
Cuadro 7 - Variables diferenciales entre madres lesbianas y madres no lesbianas
Deseo de distribución igualitaria en el cuidado de los hijos/as
Grado en el que las parejas comparten el cuidado de los hijos/as
División igualitaria en el trabajo doméstico
Similares habilidades parentales entre los miembros de las pareja
La pareja evalúa el comportamiento y el estado de los hijos/as de manera similar
Mayor frecuencia de contacto de los hijos/as con el padre que no tiene la custodia
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Merece hacer referencia a resultados de estudios más recientes, como
son: el llevado a cabo en población
española, en los últimos meses, con
padres gays y madres lesbianas, diseñado por el Departamento de
Psicología
Evolutiva
de
la
Universidad de Sevilla y, fuera de
nuestras fronteras, el trabajo de
Nanette Gartrell (2004), profesora del
Departamento de Psiquiatría de la
Universidad de California.
El primero recoge muestra en
Andalucía y en la Comunidad de
Madrid. El equipo de investigación
cuenta con personal de dicho
Departamento y del Colegio Oficial
de Psicólogos de Madrid y está financiado por la Consejería de Relaciones
Institucionales de la Junta de
Andalucía y la Oficina del Defensor
del Menor de la C. A. de Madrid
(González, 2003). La muestra estudiada es contrastada con dos grupos control y los resultados son concordantes
con estudios similares de otros países
e investigadores.Concluyen que los
padres y las madres estudiados, adoptivos y biológicos, reúnen características personales que garantizan un buen
desempeño de los roles parentales,
implicados en la educación con sus
hijos de manera responsable y consciente. Del estudio se desprende que
los padres y madres que participan en
él tienen ideas avanzadas sobre la
educación de los hijos, sensibles a los
aspectos psicológicos y con criterios
ajustados en lo que se refiere a los
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items de desarrollo evolutivo, donde
la comunicación, el afecto, buenas
dosis de responsabilidad y una cierta
disciplina razonada son valores
importantes.
Con respecto a la integración con
el entorno se ve que tienen una red
social amplia, situada en el promedio
de la población española, con personas significativas de los dos sexos y
orientaciones, de las que perciben y
reciben apoyo cuando lo necesitan y
en todo caso integrados por un mayor
número de amigos que de familiares,
estos últimos en número adecuado.
La vida cotidiana es estable en rutinas y actividades según edades, con
flexibilización en fines de semana al
igual que los otros chicos coetáneos
de su entorno educativo: infantil, primaria o secundaria. Los hijos tienen
buen ajuste y desarrollo emocional,
con buena competencia académica y
adecuado comportamiento. Buena
autoestima y aceptación social.
Flexibles en los roles de género y en
la aceptación de la homosexualidad.
El segundo trabajo, de los mencionados, estudia una muestra de 84
familias de lesbianas y sus 85 hijos/as.
El objetivo del estudio fue analizar el
estado psicológico de los hijos/as
criados en familias lesboparentales
tenidos por inseminación artificial. 1ª
generación de niños/as en EE.UU.
nacidos en estas familias. El trabajo se
desarrolla durante 25 años, mediante
entrevistas y tests a las familias e
hijos/as a lo largo de varias fases, a
161
saber: comienzo del proceso de inseminación artificial, a la edad de año y
medio, a la edad de cinco años, a la
edad de 10 años, adolescencia y
madurez.Las conclusiones de su estudio son concordantes con las anteriores expuestas en cuanto al ajuste emocional, desarrollo psicológico y
social, inteligencia, etc. igualmente en
la identidad, la autoestima, la orientación sexual y el comportamiento
social, siendo niños muy deseados.
Adopción y orientación sexual
El desarrollo de una identidad
homosexual lleva siempre asociado el
ocultamiento o no de la homosexualidad en los diferentes ámbitos en los
que se desenvuelven los homosexuales
y de manera especial en el seno familiar. Los padres y madres gays y lesbianas no están exentos de este debate.
Han vivido en ellos mismos, durante
un cierto periodo de sus vidas, el trabajo de reconocimiento de que su orientación sexual no coincidía con aquella
que el entorno daba por hecho y que
ellos/as siempre habían esperado.
En términos generales los albores
de la conciencia de la orientación
sexual suele ubicarse las más de las
veces en la adolescencia, pero hay un
bloque importante de personas que lo
hacen años antes y otro bloque, no
menos despreciable, que lo hace años
después. En cada situación y momento histórico la identidad puede estar
ubicada en un estadío o en otro y se
puede estar incluido en varios simultáneos, según el ámbito en el que el
sujeto se desenvuelve. Por ejemplo,
podría ocurrir no ser abierto en el trabajo o sólo con uno o varios compañeros y ser abierto en el resto de la
vida social. Podría darse el caso de
que los padres no lo conozcan y sí los
hermanos y no en el trabajo, pero a la
vez estar implicado en movimientos
en defensa de la homosexualidad y un
largo etc. de combinaciones, todos
ellos compatibles. Se trata sólo de un
perfil, que cambia fácilmente y que,
bajo determinados estresores, puede
dar origen a malestar o ansiedad.
Los padres y madres adoptivos
gays y lesbianas, según se desarrolla
su vida familiar, se enfrentan de
nuevo con este tema en relación a sus
hijos adoptivos y a los ámbitos en los
que estos viven sus vidas. No es banal
puesto que es uno de los pilares de su
identidad y que cada cual elabora de
manera individual. La llegada de un
hijo pone en danza, reactualiza, el
proceso descrito, como se puede
suponer.
Para algunos padres y madres no
significa el más mínimo atisbo de
inseguridad o duda de cómo hacerlo y
todo su entorno puede tener una reacción acorde con sus expectativas.
Hablamos de varias generaciones
(abuelos, sobrinos, etc.) y ámbitos
(laboral, vecinal, afectivo, etc.). Otros
pueden tener que hacer todo un recorrido para poder resolver esta identidad en niveles donde puede que antes
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no hayan llegado (como mínimo la
escuela y el barrio) y otros pueden en
cambio ver aumentada la vulnerabilidad y requerir una revisión profunda
de estos procesos y no dudamos que
con apoyo profesional específico, no
descartaríamos tampoco que con
especialistas de la misma orientación
sexual.
Pero no sólo están los padres y sus
procesos, los hijos también pueden ser
un aspecto muy a tener en cuenta,
sobre todo si el adoptado o acogido ya
tiene una edad superior a la de la organización de la identidad sexual, lo
cual es fácil dados los tiempos de
espera y los arduos procesos para que
los niños estén disponibles para la
adopción. Todos los padres y madres
en estas circunstancias pueden ver
elevada su ansiedad no sólo con respecto a ellos mismos, según su proceso de adaptación, sino también con
respecto a la relación padres hijos.
Los especialistas recomiendan la
apertura de la orientación a los hijos
(Ricketts y Achtenberg, 1990, 1989).
Los padres y madres que no lo explicitan envuelven su intimidad y afectividad de un halo de misterio que les
hace temerosos de ser descubiertos
por sus hijos o por otros adultos y no
permite ofrecer un modelo a los hijos
de salud y adecuación a la propia subjetividad compartida. No obstante con
la panorámica descrita respecto al
proceso de identidad las reacciones y
vivencias son muy variadas, como
podemos suponer, encontrándonos
RIDEP · Vol. 19 · Nº1 · 2005
una casuística extraordinaria.
Algunos temen perder a los hijos si
estos perciben su homosexualidad,
pero otros temen perder su propia
identidad, su adaptación y su inserción al mundo heterosexual. No es
ninguna descalificación para los
homosexuales sino que, muy al contrario, puede ser visto como una
recurso adaptativo. Muchos hombres
y mujeres pasan por ello todos los
días cuando las parejas o los familiares amenazan con ir a los tribunales
para reclamar la guarda y custodia de
los hijos biológicos habidos en el
matrimonio o los adoptivos.
Se sabe también que hay un número importante de homosexuales que
son chantajeados o expulsados de sus
trabajos, etc. y no es necesario salir de
las fronteras de nuestro país para
poder contar con casos así. El programa de apoyo e información a gays,
lesbianas y transexuales que tiene en
marcha la C. A. de Madrid desde hace
ya varios años tiene conocimiento de
situaciones repetidas en este sentido y
tiene abierto varios grupos para elaborar la orientación, así como un grupo
de padres y madres gays y lesbianas
para apoyar en la elaboración de las
situaciones de estrés de la vida diaria.
Los padres que tienen miedo a ser
desvelados invierten mucha energía
en guardar un secreto, lo que se convierte en una prioridad ante todas las
decisiones que se van a tomar encaminadas a cuidar a los hijos. Si ellos
mismos temen ser investigados o des-
163
cubiertos por una perspectiva negativa de los profesionales (profesores,
pediatras, etc.), entonces se podría
cuestionar fácilmente que vayan a
poder posicionarse, incluyendo su
orientación sexual, en defensa de las
tribulaciones de sus vástagos, más aún
llegado el hipotético caso de que estos
últimos les pudieran cuestionar de
manera abierta, en algún momento, su
orientación sexual.
Evidentemente este punto se complementa con el del estilo de afrontamiento que los profesionales, encargados de elaborar el informe de idoneidad correspondiente, pueden tener
ante el tema de la homoparentalidad
por un lado y la normativa que desean
respetar por el otro. Las diferentes
comunidades autónomas y sus comisiones de tutela de manera implícita o
totalmente explícita, pueden respaldar
o impedir el resultado final del informe, que puede ser elaborado de acuerdo al material de las entrevistas y
entrar en contradicción con los criterios guía.
Se recomienda en general no ocultarlo si los evaluadores de la idoneidad lo preguntan, siempre que se tengan garantías de ser respetados. Si se
les miente a ellos los futuros padres o
madres adoptantes pueden tratar de
ocultarlo también ante toda la sociedad, incluidos otros homosexuales, y
por tanto estar construyendo una
familia sobre la base de un ocultamiento estructural. Por otro lado, si no
ha sido puesto el tema sobre la mesa
se corre el riesgo de que se entre en el
proceso de adopción completamente a
ciegas en un aspecto absolutamente
central como es éste, pero es evidente
que es un arma de doble filo porque, a
su vez, no se pueden obviar la existencia de la homofobia, internalizada
o no, que se puede encontrar presente
o latente en los diversos especialistas
encargados tanto de la evaluación
como del seguimiento de la adopción
o el acogimiento.
Ver la homosexualidad en relación
con los procesos de adopción como
algo sucio, vicioso, degenerado, perverso, enfermo, incompetente u otras
representaciones descalificadoras,
puede llevar a situaciones aún más
perjudiciales. A estos profesionales les
debemos recomendar que sean honestos y deleguen su responsabilidad en el
caso a otro compañero/a que pueda
hacer la valoración de manera menos
prejuiciosa, en pro de un ejercicio limpio y respetuoso de los derechos
humanos y no se posicionen en el rol
de juez, lo cual no siempre es fácil.
Si pudiéramos evaluar abiertamente recomendaríamos que se evaluara
el ajuste emocional y sexual de los
padres incluyéndolos, como uno más,
en el ramillete de otros factores para
valorar la compatibilidad de un determinado niño con unos determinados
padres. Si se concibe que la inclusión
de un niño en un hogar (homosexual)
puede ser traumática en todos los
casos, en realidad se estará atentando
contra los intereses del menor. Vivir
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164
en un hogar donde los padres son
homosexuales no es con mucho el
mayor de los problemas, es más, si los
padres son abiertamente homosexuales en su entorno, los hijos no tendrán
que sobrellevar este estigma sobre sus
hombros y mucho menos afrontar en
solitario el “terrible” secreto de su
familia.
Es importante tener en cuenta que
la experiencia de ser diferente es
común en el ser humano y por tanto
en los niños, y que en algunos casos
incluso puede ser vivida como emocionalmente positiva, aunque en ciertos sujetos pueda tener un impacto
traumático. Cada sujeto afrontará con
mayor o menor recursos y protección
cada una de las vivencias de las diferencias, donde se verá expuesto al
prejuicio, la ignorancia o el estatus
quo del sistema. Las instituciones
deben ser las encargadas de valorar si
es su función sostener un sistema que
crea marginación y estigmatización.
En nuestra sociedad muchísimos
niños viven en familias divorciadas,
con padres de diferente cultura y raza,
en familias monoparentales u otras
modalidades, sin haber conocido o sin
haberse relacionado con uno de los
progenitores y un sin fin de características diferenciales con respecto a los
iguales con los que conviven en los
colegios o en el barrio y que abarcan la
cultura, la raza, la religión, etc. En no
pocos centros escolares de los barrios
de las grandes ciudades ser mediterráneo, vivir en el seno de una familia
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nuclear de religión católica, padre trabajador y madre dedicada al hogar, es
estar en franca minoría. Incluso puede
ser percibido por los chicos como
segregación con respecto a la mayoría
de los compañeros muy alejados de
este prototipo. Son todos estos aspectos y otros posibles, los que tienen que
ser tenidos en cuenta para elaborar
políticas socioeducativas integradoras
que enriquezcan y potencien el intercambio entre iguales.
Un menor de cultura árabe o de
raza negra, aunque probablemente
sufra a lo largo de su infancia los efectos del racismo y la xenofobia, suele
crecer en el seno de una familia o de
un entorno que es sensible y comprende lo que significa experimentar fanatismo e intolerancia por ser negro o
árabe. Reciben desde su cuna una
cierta dosis de orgullo y de apoyo
positivo tanto en sus modelos de identificación como en su herencia cultural, lo cual supone un antídoto ante los
mensajes de menosprecio del racismo
y la xenofobia. De igual manera los
hijos de gays y de lesbianas reciben en
sus familias desde su nacimiento o
adopción, la idea de que ser homosexual es una de tantas maneras de ser y
es algo natural, lo que les ayuda a
afrontar los estereotipos presentes en
el entorno.
No deberíamos quedarnos con la
idea de que los niños criados en familias homoparentales son víctimas y
que los demás les van a restar oportunidades. Por el contrario, deberíamos
165
acercarnos a la idea de que respetar la
diversidad en la adopción o el acogimiento es una tarea positiva e importante, en la que ni los niños ni los
padres ni las instituciones están solas.
Mención especial merecen los/as
púberes o adolescentes maricas y lesbianas que son una parte también de
los posibles menores candidatos a una
adopción y para los cuales su minoritaria orientación sexual supone un
estrés añadido al cúmulo de otros factores de desprotección al ser comparados con otras minorías. Los púberes y
los adolescentes gays y lesbianas,
especialmente los adoptivos o en acogimiento, no pueden experimentar los
apoyos derivados de formar parte de
un ambiente respetuoso que presente
de manera positiva su orientación
sexual y pueden tener que crecer por
tanto encubriendo u ocultando un
secreto vergonzante que van afrontando en solitario incluso dentro de la
intimidad de sus familias, de las que
dependen afectiva y económicamente.
No pocos de éstos, cuando revelan
su homosexualidad a la familia, reciben a cambio la incomprensión, el
rechazo abierto, en algunos casos la
marginación dentro de la propia familia o el maltrato físico y emocional,
llegando a ser expulsados directa o
indirectamente de sus hogares. El
daño producido a los púberes y adolescentes por las vivencias traumáticas causadas por la homofobia heterosexista es incalculable.
En algunos casos nos encontramos
que según que homosexuales, dependiendo de cómo hayan organizado o
desarrollado la identidad con respecto
a su orientación sexual, no están dispuestos a adoptar menores que ya tienen conciencia de ser ellos mismos
homosexuales (Ricketts y Achtenberg,
1989), porque tienen que reelaborar
demasiados aspectos de su vida social,
laboral o afectiva, aunque para los
menores fuera un gran apoyo psicoafectivo poder compartirlo en el seno
de una nueva familia que aceptara esa
particularidad.
La inclusión de uno de estos menores en un hogar homosexual posibilita
la reestructuración del mundo interno,
con un aporte suplementario de vivencia positiva de su orientación sexual y
en estos emplazamientos está ya descartada la posibilidad de contagiar la
homosexualidad al menor. En muchos
casos los menores han sufrido una
serie de emplazamientos previos, sin
resultados positivos en la adaptación
por causa de los sentimientos homosexuales, padeciendo, por qué no,
rechazo, ignorancia, castigos, etc. en
los hogares de acogimiento o adopción y también en las instituciones
encargadas de velar por ellos.
Muchos de estos sujetos recorren un
circuito cuyos parámetros pasan por
experiencias de abuso, vivir en las calles
o frecuentar el ejercicio de la prostitución y requerir asistencia psiquiátrica o
psicológica por intentos de suicidio
durante su adolescencia. La experiencia
de la calle, la falta de confianza y crediRIDEP · Vol. 19 · Nº1 · 2005
166
bilidad en los adultos y los abandonos
repetidos se combinan frecuentemente
con trastornos en la identidad sexual
haciendo sus necesidades de atención
complejas y urgentes.
Para finalizar este trabajo recalcaríamos que todas estas preguntas aquí
reflejadas y algunas más que se nos
habrán abierto nos llevan ineludiblemente a la cuestión esencial de cuál es
la familia adecuada para un niño, y la
respuesta creemos que no está en la
orientación sexual de los padres, sino
en la apertura de éstos al mundo. El
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problema real para todas las familias
adoptivas es afrontar día a día la formación del niño, su educación, su crianza
y su posterior transformación en adulto.
Estamos asistiendo al nacimiento de
unas nuevas familias y al reconocimiento social de que están construidas
sobre la alianza, sobre la base más fundamental de la relación afectiva parentofilial, a las cuales hay que dotar de un
estatus jurídico que permita que los
menores sean incluidos, de pleno derecho, en la sociedad civil y ésta es la
cuestión más importante.
167
ANEXO
Recomendaciones para la valoración psicosocial de la
idoneidad para la adopción en familias homoparentales
Hay un importante despliegue de
medios para realizar las valoraciones
psicosociales, multitud de escalas que
permiten ver los ajustes y la madurez
de la personalidad. Entre otras destacaríamos las aportaciones de Amorós
y Fuertes (1996), (citados por Rosser
y Moya, 2001) que trabajan en lo que
respecta a factores de protección que
contrarresten los efectos descritos en
los párrafos anteriores. Nosotros, apoyándonos en sus factores, sugerimos
una serie de contenidos adaptados,
que harían de las entrevistas con
población homosexual un material
fructífero.
1. Conocimiento de la homosexualidad: proceso de descubrimiento y
asimilación por parte de la familia. Posicionamiento del sujeto
con respecto a la asimilación también en terceras personas: padres,
hermanos,
amigos,
etc.
Tolerancia, capacidad de espera,
de escucha y apoyo. Grado de
apertura del sujeto y la pareja en
cada uno de los entornos sociales
(trabajo, ocio, amigos heterosexuales / homosexuales). Grado de
integración del sujeto y su pareja
en los medios sociales con hijos
(heterosexuales / homosexuales).
Haber desarrollado suficientes
áreas vitales de la identidad gay y
haber vivido un buen número de
experiencias previas al proyecto
de la adopción.
2. Incorporación de la orientación
homosexual: descubrimiento de
la orientación sexual. Estilo de
afrontamiento. Salida del “armario” en diferentes ámbitos:
escuela, iglesia, trabajo, familia,
amigos. Estrategias actuales
para afrontar las dificultades
emocionales, pérdidas y decepciones, con exploración de los
aspectos narcisistas afectados e
implicados en la resolución.
3. Ajuste de pareja: historia de las
relaciones, crisis por las que han
pasado y forma de afrontarlas,
tiempos de convivencia y estilo
relacional (pareja abierta o
cerrada. Apertura compartida o
no), sentimientos ante la propia
infertilidad y la del compañero
sentimental, etc.
RIDEP · Vol. 19 · Nº1 · 2005
168
4. Salud física y mental: historia
de enfermedades actuales, prevención de ETSs, grado de incapacitación para atender a un
niño, pronóstico, etc.
5. Proyecto de la adopción: aspectos referidos a la toma de decisiones sobre la adopción
(¿quién, cuando, cómo?).
Reacción del otro miembro de la
pareja, modalidad de acuerdo en
la decisión, roles preasignados.
Expectativas realistas acerca de
los cambios que van a suceder
en la familia homoparental con
la adopción, etc.
6. Apoyos familiares y sociales al
proyecto de la adopción. ¿Con
quién cuentan de verdad? ¿Son
suficientes los que hay?. Otras
familias homoparentales en su
entorno y vínculos.
7. Disponibilidad para la educación de un niño: licitación de los
llamados aspectos femeninos de
entrega y cuidados y su integración con los masculinos de
apoyo y normativización, recursos del entorno en la labor
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parental. Distribución personal
y de pareja de los rasgos de los
contínuum masculino / femenino. Capacidad para postergar
satisfacciones inmediatas como
adulto.
8. Recursos económicos y condiciones materiales suficientes y
estables que permitan cuidar a
los niños, con horarios laborales
flexibles y adaptables a las condiciones que requieren los
menores en su estilo de vida.
9. Disponibilidad de tiempo para
dedicarle a los hijos y compatibilidad con los tiempos de la
pareja.
10.Grado de uso de servicios y
recursos sociocomunitarios dentro y fuera del “ambiente”
homosexual. Valoración de las
actividades y los tiempos de
ocio, adecuación para la infancia. Afrontamientos para la resolución de necesidades. Análisis
de los comportamientos más
individualistas (positivos o
negativos) y del grado de integración o de aislamiento social.
169
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