La Vía Láctea Vía Láctea o Camino de Santiago es el nombre que se da a la tenue luz que se extiende por el cielo nocturno. Esta luz proviene de las estrellas y nebulosas en nuestra galaxia (alrededor de 100 mil millones), que se conoce con el nombre de Galaxia de la Vía Láctea o el Camino de Santiago. Tiene forma de espiral, con un abultamiento denso. No podemos ver la forma espiral porque el Sistema Solar está en uno de los brazos espirales, en el Brazo de Orión (también llamado Brazo Local). Desde nuestra posición, el centro de la Galaxia está oscurecido por nubes de polvo; por eso, los mapas ópticos nos dan una visión limitada de la Galaxia. Sin embargo, usando radio, infra−rojo y otras radiaciones, se puede obtener una imagen más completa. El abultamiento central de la Galaxia es una esfera relativamente pequeña y densa que contiene fundamentalmente las estrellas rojas y amarillas viejas. El halo es una región menos densa en la que están las estrellas más viejas, algunas de las cuales podrían ser casi tan viejas como la propia Galaxia (posiblemente unos 15.000 millones de años). Los brazos espirales están mayoritariamente constituidos por estrellas azules, calientes y jóvenes, así como por nebulosas (nubes de polvo y gas dentro de las cuales nacen estrellas). La Galaxia es enorme, con un diámetro de unos 100.000 años luz es equivalente a unos 9.460 millones de Km). En comparación, el Sistema Solar parece pequeño, puesto que sólo tiene unas 12 horas luz de diámetro (unos 13.000 millones de Km.). Toda la Galaxia gira en el espacio, pero las estrellas del interior lo hacen con diferente velocidad que las del exterior. El Sol, que está a unos dos tercios del centro, le da una vuelta a la Galaxia cada 220 millones de años. Al parecer un gigantesco agujero negro ocupa el centro de nuestra galaxia, han encontrado las primeras pruebas concluyentes de la existencia de ese fenómeno cósmico. 1 El hallazgo, anunciado, durante la 191 reunión de la Asociación de Astrónomos de EEUU, es el resultado de cinco años de estudios. Los astrónomos sospechaban desde hacía tiempo de la existencia del agujero negro en el centro de la galaxia, en concreto en una potente fuente de emisiones de radio llamada Sagitario A. Científicos del Instituto Max−Planck para Física Extraterrestre, en Alemania, estudiaron los movimientos de las aproximadamente 200 estrellas cercanas a ese objeto y hallaron que viajan más rápidas cuanto más cerca están de Sagitario A. Las mediciones, muy delicadas, se realizaron en colaboración con científicos estadounidenses y observatorios en EEUU, Chile y Europa. La velocidad de la órbita de las estrellas más cercanas al agujero negro excede los 1.000 kilómetros por segundo, lo que demuestra que la región central debe tener una masa enorme, que fue calculada en unas 2,6 millones de veces superior a la del Sol. "La concentración de masa quedó muy clara desde el principio", indicó Andreas Eckart, del centro investigador alemán. Precisamente la principal y más exclusiva característica de un agujero negro es la importante concentración de masa en una zona muy pequeña. "La única explicación plausible es la presencia de un enorme agujero negro. Sólo un agujero negro puede tener la enorme cantidad de energía que podemos ver", explicó Mark Reid, del Centro Astrofísico Harvard−Smithsonian. Los investigadores midieron también la velocidad de Sagitario A y hallaron que es inferior a 20 kilómetros por segundo, aún menos que la velocidad de la órbita terrestre alrededor del Sol. "El agujero negro está asentado firmemente en el centro de la Vía Láctea", señaló Reid. El astrónomo insistió en que la enorme concentración de masa en una zona de pequeño tamaño es "mucho mayor" de lo que podría explicarse por una estrella, por un racimo de estrellas o por los restos acumulados de estrellas desaparecidas. Los corazones de las galaxias tienen mayores concentraciones de estrellas que en las zonas periféricas, y por ello las probabilidades de una colisión entre dos astros que dé lugar a la formación de un agujero negro "son mucho mayores", explicó a EFE Farhed Yusef−Hadeh, de la Universidad del Noroeste (EEUU). "Los centros de las galaxias son el lugar natural para ver agujeros negros", añadió. Los científicos van a seguir estudiando ese agujero negro y sus efectos. Como explicó Eckart, la masa de Sagitario A y las velocidades de las estrellas que la rodean hacen de esa región espacial "un laboratorio único para la física relativa" 2