José Luis García Rodríguez Mis treinta y cinco años de banca A Maribel In memoriam forever Te debía un «gracias» por dejar vivo el amor más allá de la existencia. Por la fuerza que le impulsas para ese reto de vivir cada mañana y cada noche. Te debía un «gracias» por ser lo que fuiste, lo que eres, lo que serás. El último pitillo nos lo fumamos en la terraza de ahí arriba. Y si sirven, pídete una barra libre, que yo me apunto a ella. Luis Carlos García Rodríguez Lo que te debía Índice Prólogo ..................................................................................................... 7 La banca de principios de los 70 ......................................................... 11 La banca de la segunda mitad de los 70 ............................................ 17 Las letras de cambio ............................................................................. 27 La revolución de los 80: de 1980 a 1985 ........................................... 33 La revolución de los 80: de 1985 a 1991 ........................................... 67 En Puerta de Hierro (Parte 1).............................................................. 76 De la “supercuenta” a la “superhipoteca” ........................................ 89 Las comisiones bancarias................................................................... 107 En Puerta de Hierro (Parte 2)............................................................ 119 El euro .................................................................................................. 133 Adiós, Velayos ..................................................................................... 144 La oficina estrella de la Zona ............................................................. 158 No está lloviendo; Madrid está llorando ......................................... 171 La huella de 2005 ................................................................................ 193 2006. Prohibido fumar ....................................................................... 205 ¿Por qué no te callas? ........................................................................ 217 La profesionalidad de los empleados de banca ............................. 228 Adiós, Pitu ............................................................................................ 239 El papel actual de las Cajas de Ahorro ............................................. 249 Perdón por molestar .......................................................................... 257 Epílogo.................................................................................................. 259 ANEXO: Carta de un empleado de banca al Banco de España ..... 261 Prólogo Eran más o menos las dos y media de la tarde del viernes 24 de septiembre de 2010. Estaba dando cuenta de un salmorejo en el Parador de la Seu d’Urgell (sí, ha leído bien, un salmorejo en un parador catalán –y, además, preparado por un jefe de cocina cántabro–) cuando he recibido la llamada telefónica de otro cántabro, Carletes. Ha sido relativamente breve porque tenía que comenzar a cuadrar: me ha confirmado que, según las informaciones a las que ha tenido acceso –de fuentes generalmente muy bien informadas, por cierto–, el acuerdo de prejubilaciones en la Caja establece su punto de corte en los 52 años. Y con el 88% del sueldo neto. Pero lo verdaderamente revelador ha sido que debe concretarse antes del 31 de diciembre1. Es decir, que podría ocurrir que sólo que me quedaran tres meses de trabajo efectivo. Sin embargo, y dejando a un lado los sentimientos que tal noticia puede provocar, lo cierto es que la Caja no puede prescindir de sus directivos más veteranos de un plumazo y en tres meses de tiempo: ni ha sido nunca el estilo de la Entidad, ni puede hacerlo porque el mercado se lo impide. Es verdad que los criterios de efectividad llevan a una reducción paulatina de oficinas físicas abiertas al público. Es verdad también que el acuerdo de fusión del SIP obliga a una reordenación en las siete entidades que lo han firmado; por otro lado, las ayudas del FROB a las que el nuevo SIP va a acudir obligan a cumplir una serie de criterios, entre ellos, la reducción de costes. Pero todo eso debe hacerse con un solo pensamiento: no puede perderse el servicio a los clientes a los que nos debemos (que son los mismos que nos dan de comer). Por otro lado, el estilo de la Caja no se plantea otra cosa que pisar ordenadamente, paso a paso, para consolidar el primer grupo financiero en el que nos pretendemos situar. Bien, pues no serán tres meses, serán seis, o nueve, o dos años o cinco, quién sabe, pero lo que es claro que mi vida profesional en la Caja tiene ya establecida fecha de caducidad. Es pues el momento de ir haciendo balance, pero desde el prisma de la profesión, y, más concretamente, de lo que ha cambiado ésta en los más de 35 años que llevo ejerciéndola, y los casi 40 que llevo relacionándome, de una u otra forma, con los bancos. Siempre he dicho que uno de mis objetivos como directivo era enseñar todo lo que yo sé a los que me tienen que suceder. Pues allá va mi primer consejo: considero que algo que no se debería perder en esta profesión (y, lamentablemente, parece que esto ocurre más de lo debido) es, precisamente, la profesionalidad. Y no me refiero exclusivamente a la preparación que se supone que deberían tener todos aquellos que acceden a este oficio (contabilidad, cálculo, 1 Luego, finalmente, la edad de prejubilación se fijó en 54 años, con el 95% de la remuneración. 7 mecanografía2), sino a una cosa muchísimo más importante, cual es la preparación para ser gestor de patrimonios ajenos. Reconozco que todo esto es muy bonito como teoría, pero la realidad es otra bien distinta: la presión de los objetivos o la retribución en función de éstos pueden hacer que “lo que es bueno para” puede que no sea “lo más conveniente para”. Sin embargo, el éxito está precisamente ahí, en acertar con la mejor inversión para el cliente que te ha confiado su dinero. Y digo la mejor inversión, que no necesariamente la más rentable. Por supuesto, siempre estarán los clientes a los que en el argot denominamos de dinero caliente o subasteros, esos que se van moviendo de banco en banco en busca del céntimo de más. Estos clientes ni demandan asesoramiento ni son merecedores de tenerlo. En mi opinión, de la misma manera que ellos se aprovechan de nuestras ofertas, nosotros debemos aprovechamos de su dinero en tanto en cuanto nos interese, pero sin dedicarles ni el más mínimo esfuerzo, ya que tienen exclusivamente lo que buscan: un buen tipo de interés. Bien, pues entonces dedicaré las líneas que siguen a esa enseñanza a la que me refería antes para los que me tienen que suceder. Y como por algún sitio hay que empezar, yo lo haré en el momento en que comencé a tener relaciones con los bancos: en 1971 aproximadamente. Quizá para algunos hablar de los años 70 sea hablar de la prehistoria –y puede que, en parte, tengan razón–, pero me parece que es un buen punto de partida para poder analizar las diferencias entre la forma de hacer banca de antes y la forma de hacer banca de ahora. Pero el relato va mucho más allá. Vamos a analizar el negocio bancario de las distintas épocas, pero también las razones económicas que obligaron a la banca a trabajar de esa forma, porque la evolución de la banca y la de la economía van íntimamente ligadas. Y entremezclado con todo esto, los avatares de quien esto escribe tanto en su vida profesional como en la personal. Espero que esta especie de “intromisión” en la historia sea vista por usted, querido lector, como una pequeña licencia para cumplir con lo que dije más arriba. Y, puestos ya en el terreno personal, entenderán el homenaje a la coprotagonista de toda esta historia, la persona que me ha acompañado durante 31 años de mi vida, a mi mujer Maribel Villaverde. Pues manos a la obra: vamos a hablar del negocio bancario. Sí, digo bien, negocio, porque ningún banco es una ONG3, y buscan el beneficio para repartirlo a sus accionistas como cualquier otra sociedad mercantil que se precie. Y hablo en sentido genérico, esto es, igual cabe hablar de las cajas de ahorro, porque aunque no tengan accionistas, en palabras de mi anterior 2 Personalmente dudo que muchos de los que ahora son empleados de las entidades financieras tengan esos conocimientos. Y, si no, pregunten quién sabe liquidar una cuenta corriente por el método hamburgués, por ejemplo. 3 ONG son las siglas de Organización No Gubernamental. Suelen ser entidades de carácter público y con objetivos humanitarios y sociales definidos por sus integrantes. Creadas independientemente de gobiernos o de organismos internacionales, jurídicamente suelen ser fundaciones, asociaciones, corporaciones o cooperativas. 8 Presidente, “no sabéis lo exigentes que son los de la Obra Social” en alusión a las cantidades que demandan para mantener e incrementar las obras sociales de las cajas. Además de estos objetivos, lo cierto es que parece existir un cierto ranking para ver quién es el que más beneficios obtiene, tal vez para demostrar a su clientela que “es el banco más seguro”. No voy a ser yo quien diga si esto es bueno o no, pero desde luego se vuelve como un bumerán contra los propios bancos cuando de comisiones se habla. Que sepa, el resto de grandes empresas no se dedica a pregonar urbi et orbi los beneficios que han obtenido (¿o lo hacen compañías como El Corte Inglés, por ejemplo?), ni, por supuesto, las pequeñas (más bien al contrario, no vaya a ser que los de Hacienda se enteren). Pues los bancos sí, y, además, para demostrar que el banco de color tal ha ganado más que el banco de color cual. Se les suele olvidar matizar si el origen de tales beneficios proceden del negocio tradicional o de la venta de participaciones industriales, igual que también silencian si los beneficios se han producido en España o en sus filiales en el extranjero, pero lo importante es salir en todos los periódicos diciendo se ha ganado un no-sé-cuánto-más que el año pasado. Así luego pasa lo que pasa. 9 La banca de principios de los 70 Cuando tuve el primer contacto con la banca, más o menos, en 1971, los bancos eran unos sitios a los que entraba porque mi padre me había ordenado que le hiciera alguna operación bancaria. Y para muestra, valgan estos ejemplos (que, en plan jocoso, he decidido llamarlos mandaos): Mandao número 1: - José Luis García padre: “Hijo, mañana te acercas a Banesto en la calle Atocha, frente a Bobo y Pequeño4, y me cobras este talón5”. Yo, siguiendo sus órdenes, iba al día siguiente al banco. Todas las ventanas tenían (y tienen, porque aunque esa Sucursal está ya cerrada, se mantiene igual) unos gruesos barrotes de hierro negro. La puerta redonda, en el chaflán, también estaba resguardada por barrotes más gruesos aún. Quiero pensar que era la forma de anunciar a sus clientes que “ese banco era seguro, que allí podían depositar tranquilamente su dinero, que estaba muy bien guardado”. Por supuesto, no hacía falta nada de publicidad ni carteles ostentosos. “BANCO ESPAÑOL DE CRÉDITO” en letras de bronce sobre la puerta principal como únicas señas. A lo más, y en tipo más pequeño, “Sucursal Urbana”. Entrabas y tras bajar un par de peldaños, tenías ante ti el patio de operaciones con la caja a la derecha, cuentas corrientes al frente, y cartera a la izquierda. En cada ventanilla un empleado, y, detrás, mesas con más empleados trabajando. El suelo de mármol blanco inmaculadamente limpio contrastaba con los escritorios marrones casi negros en los que tenías que cumplimentar los impresos, o con las mesas y las sillas donde esperabas a que te llamaran. Yo tenía muy bien aprendida la lección: presentaría el talón en el mostrador de cuentas corrientes, donde un empleado se lo quedaba y me daba un número mientras me decía: “espere hasta que le llamen”. Después miraba el talón de todas las formas posibles, y se levantaba para consultar unos enormes ficheros en los que localizaba la ficha cuyo número coincidía con el estampado en el documento que le había dado. Si no había problema (y el problema entonces era que la firma del talón fuera la misma que la que tenía reconocida el banco y que, según la ficha que consultaba el empleado hubiera dinero para pagarlo), el empleado se lo daba al cajero, que te llamaba gritando el número que estaba grapado al cheque (perdón, al talón) y que se correspondía con el que yo tenía en la mano. Entonces me levantaba y me acercaba a caja. El cajero, sin mirarme siquiera, me pedía el 4 Una tienda textil que hacía esquina con Atocha y Relatores. 5 Los cheques de cuenta corriente se denominaban, antes de la Ley Cambiaria a la que más adelante me referiré, “talones”. Con ello se distinguían estos documentos de los “cheques”, que eran talones emitidos por los bancos y firmados por sus apoderados. Estos documentos eran siempre “conformes” puesto que el banco cargaba el importe del cheque en la cuenta del cliente antes de emitirlo. 11 número para verificar que tenía que pagarme a mí, al portador6, y me daba los billetes. No existía ningún tipo de conversación entre ambos, ni falta que hacía: su trabajo había terminado. Me había pagado y punto; qué más necesitaba. Sin embargo, cuando el empleado se dirigía a una mesa absolutamente llena de papeles, en la que, a duras penas, se podía leer un cartel de “Interventor”, la cosa empezaba a presentar problemas. Si éste lo firmaba, esos problemas eran “veniales”; ahora bien, cuando el interventor sacudía la cabeza, el de cuentas corrientes sabía que tendría que solicitar la autorización del director de la sucursal. Entonces pasaba por detrás del cajero y se dirigía a una habitación sin ventanas de ningún tipo, y con dos puertas: una por la que él entraría, en la zona de empleados, y la otra en el patio de operaciones, por la que entraban los clientes. En esta puerta había un cartel que decía “Dirección”. Normalmente tenías que esperar un rato que a mí se me hacía interminable. Si se acercaba al cajero para darle el talón entonces es que había buenas noticias. En caso contrario, te llamaba por el número y te decía lacónicamente mientras te devolvía el documento que le habías dado: “lo siento, no es conforme”. Después, se sentaba y seguía con sus papeles sin darte la más mínima oportunidad de preguntar, ni siquiera qué significaba eso de “no es conforme”. Debías imaginarte que si no te lo pagaban es porque no había dinero para hacerlo. Y se acabó; fin de la conversación. Mandao número 2: - José Luis García padre: “Hijo, mañana llevas esta remesa al Banco Bilbao, y, cuando la descuenten, cobras este talón y luego te acercas al Popular a pagar esta xerocopia”. Traduzco: la remesa a la que se refería mi padre eran unas letras, algunas veces “de pelota”, que el banco le descontaba. Traduzco más: las letras “de pelota” eran efectos de colusión7, esto es, detrás de esa deuda no existía una operación comercial de ningún tipo, sino más bien el amigo al que mi padre se dirigía para pedirle “que le firmara esas letras, que andaba un poco apurao”. Con ese importe iría a pagar la que le firmó ese mismo amigo tres meses antes, ésa de la que había recibido la xerocopia (se llamaban así a las fotocopias reducidas de las letras hechas con una máquina marca Xerox, que era la única que reducía el tamaño de las copias entonces). El descuento era la operación mediante la que el banco anticipaba el importe de las letras, menos intereses y gastos, antes de llegar al vencimiento de las mismas. Lo que pagara mi padre por estos teje-manejes se lo llevó él solo a la tumba, pues jamás comentó nada en casa ni, por supuesto, a mi madre. Pero así malvivía (bueno, así malvivíamos toda la familia), así intentaba sacar adelante un negocio que lo único que le reportaba eran mayores pérdidas cuanto más se empeñaba en seguir con él. Mi padre entonces no se daba cuenta de que el margen comercial con el que trabajaba –estaría por apostar que en torno al 20%– se lo estaba 6 Según el Diccionario, el portador es el tenedor de efectos públicos o valores comerciales que no son nominativos, sino transmisibles sin endoso, por estar emitidos a favor de quienquiera que sea poseedor de ellos. DRAE. 22ª edición. Fuente: http://buscon.rae.es/draeI/ 7 Pacto ilícito en daño de tercero. DRAE. 22ª edición. Fuente: http://buscon.rae.es/draeI/ 12 llevando el tipógrafo que le hacía los trabajos, el encuadernador, el transportista y los bancos con los que trabajaba. Y si sobraba algo, pues era para él. Esa lección de economía la aprendí cuando apenas había cumplido 13 ó 14 años. Luego, por desgracia, no pude aconsejarle cuando conseguí la acreditación para poder hacerlo, el título que tengo colgado en la misma habitación desde la que escribo estas líneas. Pero eso es otra historia. Valgan estos ejemplos para dejar constancia que, por aquel entonces, el negocio bancario era diametralmente opuesto al actual. Con mayor rigor, la radiografía de la bancarización podría ser la siguiente: Los bancos eran sólo para clientes exclusivos en el sentido de que no existía en la década de los 70 la popularización de las oficinas bancarias. Eran sitios para los empresarios o para los comerciantes. La gente de a pie, los trabajadores asalariados, basaban su economía en el sobre semanal (o mensual) que el marido entregaba en casa, y que la mujer distribuía en montones para hacer frente al pago de la luz, del teléfono, la compra, y, si sobraba algo, a la Caja de Ahorros. Al margen quedaba la sisa8 que algún que otro marido practicaba antes de entregar el sobre en casa. La mujer veía el sobre y nunca la nómina del esposo (claro que, a veces, ésta ni existía). He aquí otra de las características de aquella época: las empresas pagaban en efectivo a sus trabajadores, diariamente (jornal), semanal o mensualmente, pero siempre en efectivo. Y otra más: los bancos tenían cobradores que iban de casa en casa cobrando las letras de cambio (de las que luego hablaré) igual que lo hacían las compañías de la luz, del teléfono, o del gas. El dinero en efectivo era el instrumento de cambio más importante. Sólo en el mundo de los negocios se utilizaban los talones de cuenta corriente, a los que la Ley 19/1985, Cambiaria y del Cheque les cambió el nombre pasando a denominarlos cheques, para igualarlos en su denominación con los documentos de pago que firmaban los bancos.9 Para las ventas a plazos el instrumento de crédito era la letra de cambio, que comenzó a hacerse famosa a raíz del crecimiento que en España se produjo desde la aparición de los Planes de Desarrollo a mediados de la década de los 60 y hasta 1975. Todos firmaban letras para todo: para comprar el coche, para la tele, y para comprar el piso. Estoy seguro que más de uno y más de dos de mi edad o mayores que yo moverá la cabeza en señal de asentimiento mientras lee esto. Algunos porque fueron ellos los que firmaron no-sé-cuántas-letras a la constructora para pagar el primer piso que compraron o para comprarse su primer coche; otros porque sufrieron cada mes la pesada carga de la tramitación de la cámara del cinco10, renegando de la 8 Según el Diccionario, es la parte que se defrauda o se hurta, especialmente en la compra diaria de comestibles y otras cosas. DRAE. 22ª edición. Fuente: http://buscon.rae.es/draeI/. En el contexto, la parte que el marido sacaba del sobre antes de entregárselo a su mujer. 9 Véase cita 5 10 Las Cámaras de Compensación Bancarias son oficinas que facilitan cobros y pagos de documentos entre bancos establecidos en una plaza, reduciendo al mínimo el movimiento físico de dinero y evitando un crecimiento innecesario de la circulación monetaria. Los documentos objeto de compensación son los cheques o talones contra establecimientos bancarios o de crédito, si están cruzados, conforme a las prescripciones del Código de comercio, bien 13 concentración de tantos documentos en un mismo día. Desconozco el motivo, y quiero pensar que por mera costumbre, pero la concentración de letras el día 5 era tal que se buscaban métodos para “estirar“ el tiempo que teníamos para poder analizar todas las letras de ese vencimiento, sobre todo, para que no se pasase el plazo de devolución del mismo en los sistemas de compensación, o del protesto notarial11 en los casos de que las letras no fueran conformes. Para ello, se buscaba ir a recoger “la cámara” la tarde del día anterior, para acercarte a la oficina e ir preparando las fichas para luego cargarlas en las cuentas a primera hora del día siguiente, y, a ser posible, antes de cualquier otra operación que requiriera la utilización de aquéllas de nuevo. El negocio bancario en esa época era mucho más sencillo que el actual: en los bancos, cuentas corrientes y préstamos a corto plazo (incluidas las clasificaciones de descuento). Para las cajas de ahorro, las libretas de ahorro y las hipotecas. Además, había otra diferencia no menos notable: antes de la democratización de las cajas12, éstas estaban obligadas a cumplir con lo que establecían las leyes sobre los coeficientes de inversión obligatoria, esto es, invertir en la deuda que se estableciera en porcentajes que podían llegar hasta un 80%. A raíz de la publicación de la anterior medida y de la Orden de 23 de julio de 1977, las cajas de ahorro ya pudieron hacer las mismas operaciones que cualquier banco por un lado y, por otro, comenzaron a reducirse aquellos coeficientes de inversión obligatoria, lo que permitió que las Cajas pudieran invertir un poco más libremente. Aunque sea adelantarme un poco al guión prefijado, hay que tener en cuenta que el escenario económico en España en aquella época no era precisamente el más propicio: “en 1977 la situación económica es explosiva: • • en un país en el que el 66% de la energía es importada, la crisis petrolífera de 1973 ha pasado desapercibida, es decir los últimos gobiernos de Franco no han tomado ninguna medida frente al barril de petróleo que pasa en doce meses de 1,63 a 14 dólares. Las exportaciones cubren el 45% de las importaciones, el país carece de recursos para mantener sus intercambios con el exterior y pierde 100 millones de dólares diarios de reservas exteriores, sean al portador o nominativos, y por extensión letras de cambio y otras órdenes de pago. Cada jornada de compensación comprende dos fases: presentación de documentos y devolución de aquellos disconformes y liquidación de diferencias entre los distintos Establecimientos compensadores. En la actualidad, el Sistema Nacional de Compensación Electrónica, de ámbito nacional, supera las limitaciones de las Cámaras convencionales y abarca diversos tipos de documentos. A. GALÁN, Estructura del Sistema Crediticio Español, Madrid: ICE, 1968; J. PRADOS, El sistema bancario español, Madrid: Aguilar, 1958; B. H. BECKHART, Sistemas Bancarios, Madrid: Aguilar, 1958. http://www.canalsocial.net/ger/ficha_GER.asp?id=5189&cat=economia 11 También sustituido por la Declaración Equivalente al Protesto por la Ley Cambiaria. Con ello los Notarios vieron reducida en una magnitud importante su carga de trabajo, pero también sus emolumentos. 12 Antes de la promulgación del R.D. 2290/1977 por el que se regulaban los órganos de gobierno y las funciones de las cajas de ahorro (también llamado Decreto Fuentes por haberse promulgado siendo Ministro de Economía Don Enrique Fuentes Quintana, luego derogado por la Ley 31/1985, salvo los Capítulos II y III. 14 • • • • Se acumulan entre 1973 y 1977 14.000 millones de dólares de deuda exterior, lo que representa un importe superior al triple de las reservas de oro y divisas del Banco de España. La inflación está a niveles casi sudamericanos: del 20% de 1976 se pasa a mediados de 1977 al 44%, frente al 10% de promedio de los países de la OCDE. Las empresas tienen deudas de centenares de miles de millones de pesetas lo cual contribuye a que el paro empiece su largo crecimiento: ya se si-túa en 900.000 personas de las cuales sólo 300.000 reciben subsidio de desempleo y seguirá subiendo hasta los actuales (1998) 2.000.000 de parados.”13 A todo ello se unían huelgas salvajes de sectores estratégicos como los transportes (sonada fue la que se produjo en el Metro de Madrid, que obligó a la militarización del servicio), y un ambiente convulso que ponía en grave peligro la democracia recién nacida en nuestro país. Pero ése no era el ánimo de los españoles: nuestra joven democracia no podía resquebrajarse por eso, y por ello, y por los buenos oficios del profesor Enrique Fuentes Quintana (hombre de confianza de Adolfo Suárez), haciendo suyas las palabras pronunciadas por un político de la República en 1932: "O los demócratas acaban con la crisis económica española, o la crisis económica acaba con la democracia", es por lo que desde el Gobierno se promueve la idea de llegar a un ‘compromiso histórico’ como paso previo a la reforma política, consiguiendo que políticos tan dispares en su ideología –por no decir rivales durante años– tales como Enrique Tierno, Santiago Carrillo, Josep María Triginer, Joan Raventós, Felipe González, Juan Ajuriaguerra, Adolfo Suárez, Manuel Fraga, Leopoldo Calvo Sotelo y Miquel Roca firmen el 25 de octubre de 1977 los denominados Pactos de la Moncloa, que se dividen en dos grupos: “Las medidas de saneamiento a corto plazo: • • • • • una política monetaria que frene la expansión de la masa monetaria, una política presupuestaria que reduzca el déficit público, la fijación de un cambio de la peseta realista que reduzca la deuda exterior, y la obligación de incrementar los salarios en base a la inflación prevista y no a la pasada, con el objetivo de que los salarios no aumenten más de un 22% como promedio en 1978 respecto a 1977: se pide pues a los trabajadores que no mejoren su nivel de vida durante ese año. Contra el paro se presentan una serie de normas que permiten la contratación temporal, sobre todo de jóvenes que no han accedido nunca a un puesto de trabajo. Las reformas a estudiar: • 13 la fiscal y la de la administración tributaria para que todos los ciudadanos paguen sus impuestos (en esos años muy poca gente lo hace, mientras que tras la etapa socialista, en los años 90, España es sin duda uno de los países donde más difícil es evadir), http://www.vespito.net/historia/transi/economft.html 15 • • la aplicación de un control real a la liquidez y solvencia de los bancos y cajas de ahorro, la reforma en sentido flexibilizador del mercado laboral: en tiempos de Franco el despido era prácticamente imposible. Los efectos de los Pactos de la Moncloa son positivos en algunos sentidos y menos en otros: la inflación acaba el año en el 26,4% contra las previsiones del 80% y cerrará 1978 en el 16%, las reservas de divisas duplican y las cuentas de las empresas empiezan a mejorar y emprenden el camino hacia los beneficios.”14 Algún que otro comentario he oído por ahí solicitando una nueva reinvención de los Pactos de la Moncloa. Afortunadamente, la situación actual no es, ni de largo, como la que se acaba de describir de 1977, pero, lamentablemente, tampoco lo es ese espíritu de arrimar todos el hombro para sacar adelante el país. Y si los remeros no reman al unísono, jamás ganarán la regata. Encima pierden el tiempo discutiendo de quién es la culpa, y mientras tanto, el resto de participantes se acerca a la meta, que bien podría llamarse, en este caso, el final de la crisis. En las cajas de ahorro, la incorporación a sus órganos directivos de profesionales muy cualificados, y una cierta lejanía de los principales efectos de la crisis de 1977 (al tener una clientela menos proclive a tormentas económicas como la banca), propician un despegue envidiado por muchos miembros del sistema financiero. Quien suscribe, que por aquel entonces acudía cada noche a las aulas de la Facultad de Económicas en Somosaguas, se codeaba con compañeros de la banca (meros auxiliares administrativos como él), pero lo suficientemente “importantes” como para hablar de las diferencias de los bancos y las cajas. Y una de las cosas que más envidiaban (además del sueldo, que decían que era superior el de las cajas de ahorro, guardándose para sí los vales de banca, las acciones liberadas y los sobres-pelota) eran “las colas”. Las presentaban como un signo negativo, pero en el fondo estaban deseando que entraran en su banco la misma cantidad de personas que diariamente visitaban nuestras cajas de ahorro. 14 http://www.vespito.net/historia/transi/economft.html 16 La banca de la segunda mitad de los 70 Finalizado el COU15, en junio de 1974, mi padre me dice que él ya no puede pagarme más estudios, que tengo a tres hermanos detrás a los que tiene que dar la misma educación que a mí, y que si quiero seguir estudiando tengo que ponerme a trabajar. Mi intención era matricularme en la Facultad, hacer Económicas porque era la carrera perfecta para lo que quería ser: empleado de banca. Los test psicológicos que me hicieron ese curso determinaban que “económicas iba a resultarle demasiado fácil”, pero yo tenía descartada la posibilidad de estudiar arquitectura (la carrera que siempre me hubiera gustado haber hecho), o aquella lejana de “cámara de televisión” de mis años de crío. Quizás había influido en mi decisión el hecho de que mi primo hermano Juan Carlos hubiera comenzado a trabajar en el Banco de Bilbao, o tal vez es que era lo que verdaderamente me apetecía, pero por encima de todos y de todo quería seguir estudiando, y no cualquier cosa, sino económicas. Y como mi padre me lo había dejado muy clarito, no me quedaba otra que ponerme a trabajar. Su consejo: te levantas prontito, compras el Ya, y te dedicas a mirar las ofertas de empleo para encontrar trabajo. Y así, cada mañana de cada día del mes de julio de 1974, quien suscribe aparecía de buena mañana en el kiosco que había frente al Congreso de los Diputados (entonces Cortes Generales) a comprar su ejemplar del Ya. Me subía a casa para buscar los trabajos que pudieran interesarme, y fui a un par de entrevistas (siempre con chaqueta y corbata, para dar buena sensación) que ofrecían la venta de libros puerta a puerta. Afortunadamente, en estos dos casos se juntó el hambre con las ganas de comer, quiero decir que ni ellos me llamaron después ni yo tenía la más mínima intención de aceptar ese tipo de trabajo. Sin embargo, uno de aquellos anuncios fue fructífero: tenía que presentarme en la calle Carlos Maurrás, en una pequeña tienda denominada Seara. Era una correduría de seguros que trabajaba con los americanos de la base de Torrejón. El dueño de la misma, Don Rafael Seara, un hombre gordo y con aspecto de bonachón, me recibió en su despacho, me hizo unas cuantas preguntas y me indicó que ya me llamaría. Cuando salí algo me decía que aquella era la buena, y que le había causado una grata impresión a aquel hombre. Pero pasaban los días y el Sr. Seara no me llamaba, lo que acrecentaba mi desesperación –luego me enteré que era una estrategia para ver si el candidato estaba interesado en el puesto o no–. Lo llamé un par de veces, pero nunca conseguía hablar con él. Finalmente, me llamó y firmamos el contrato. Bien, pues allí estaba yo, sin haber cumplido todavía los diecisiete, firmando el primer contrato de trabajo de mi vida. Algún día contaré lo que fue trabajar con los americanos, pero ahora debo hablar de bancos. En aquella época a los bancos se entraba por oposición. Las pruebas consistían generalmente en tres exámenes (contabilidad, cálculo mercantil y mecanografía), concentrados en un día o en varios. 15 Curso de Orientación Universitaria 17 Recuerdo que las primeras oposiciones a las que me presenté fueron para el Banco Bilbao: un sábado, de muy buena mañana (creo que estábamos convocados a las nueve), tenía que estar en La Paloma16 para hacer los ejercicios. El primero de ellos, el de cálculo, fue terrorífico, pues era tipo test pero con respuestas muy complicadas. Por ejemplo, cuál es el resultado de dividir 100 entre 10.000: a) 0,001 b) 0,01 c) 0,0001 La respuesta es fácil (la b) porque el divisor es cien veces mayor que el dividendo, pero después de haber hecho cuarenta o cincuenta, ya no resulta tan intuitivo. Aquel día, cuando salí ya de noche, después del examen de mecanografía, me maldije por haber tomado la decisión de ser empleado de banca, porque ello conllevaba tener que estar presentándome a este tipo de pruebas. Quizá por ello los dioses no se apiadaron de mí y suspendí aquella oposición. Luego vinieron las del Banco Exterior y, simultáneamente, las de la Caja. Aunque ya lo he contado en otra ocasión, recibí una llamada de mi tío indicándome que se había publicado en el periódico un anuncio avisando de la convocatoria de unas oposiciones para la caja de ahorros, y me preguntó que por qué no me presentaba17. Yo, por no decirle que no tenía las doscientas cincuenta pesetas que había que pagar por derechos de examen, le contesté que no lo hacía porque eran unas oposiciones muy difíciles, a lo que él me respondió, precedido por un taco, que cómo sabía yo si las oposiciones eran fáciles o difíciles si no me había presentado nunca. Finalmente tuve que admitirle que era por el dinero, problema que solucionó inmediatamente enviándome un giro postal para que pagara los derechos de examen y me presentara. El día 27 de agosto de 1974 firmaba una instancia dirigida al Excmo. Sr. Presidente del Tribunal del Concurso-Oposición a 125 plazas de Auxiliares Administrativos solicitando mi inscripción en el grupo “libre”. Adjuntaba a la misma una partida de nacimiento, un certificado de antecedentes penales, un certificado de buena conducta, una carta de garantía, dos fotografías y la fotocopia del título de Bachiller Elemental expedido el 3 de abril de 1972, que acreditaba mi aptitud en la convocatoria de junio de 1971 con la calificación de notable. Recordaré siempre la llamada telefónica que me hizo mi madre para anunciarme que había aprobado las oposiciones del Banco Exterior. Dado que yo estaba trabajando, la había pedido que se acercara a la sede central del banco, en la Carrera de San Jerónimo, para ver si estaban las listas. Estaban y mi nombre en ellas. Me llamó desde una cabina telefónica para darme la 16 Instituto de Enseñanza Profesional situado en la calle Francos Rodríguez, de Madrid 17 La reproducción se refiere a un anuncio aparecido en ABC el día 16 de agosto de 1974, aunque la convocatoria se publicó en el Boletín Oficial del Estado el día 13 de agosto. Fuente: http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1974/08/16/045.html 18 buena nueva, y, en ese momento, la pedí que se acercara a la Plaza de Celenque, a ver si habían salido las de la Caja, a las que finalmente también me había presentado. Al cabo de una media hora me volvió a llamar para decirme que también había aprobado aquellas oposiciones. No recuerdo las del Exterior, pero sí las de la Caja: tras dos exámenes en el garaje del edificio de Plaza de Celenque (mucho más sencillo el de cálculo y con truco el de contabilidad, porque el primer asiento pedía pagar una compra en efectivo cuando no había suficiente saldo en la cuenta de caja), me quedaba la mecanografía, la dactiloscopia y un ejercicio de nociones de las cajas de ahorro. Éstos ya no se hicieron en el garaje, sino en la cuarta planta, en lo que fue en su día el Departamento de Extranjero. Recuerdo el estrépito de todas las máquinas de escribir funcionando al mismo tiempo, y recuerdo también la preocupación de una compañera de pupitre que comentó nada más terminar el examen que lo había pasado muy mal porque se le había caído una lentilla. Me compadecí de ella pensando que al perderla no vería bien y que por ello habría tenido más dificultades para hacer el ejercicio; sin embargo, ella me corrigió diciéndome que lo estaba porque como andaba guiñando constantemente el ojo, el examinador podría pensar que esos guiños eran para que la aprobara. Finalmente me quedé con la duda de saber si aquella mujer aprobó o no. Para más de las tres cuartas partes de los 125 que aprobamos aquella oposición, éste era su primer trabajo. Y probablemente será el único. El día 31 de enero de 1975, viernes, estábamos convocados en la quinta planta del edificio de Celenque, en el Departamento de Personal, para recibir nuestro nombramiento, firmar el contrato y a aquellos que no tenían cartilla de la Seguridad Social, para darlos de alta. En particular, mi nombramiento dice textualmente: “Me es grato comunicarle que el Consejo de Administración de esta Entidad, en sesión celebrada el día 14 de enero actual, en armonía con la propuesta que eleva el Tribunal del concurso-oposición a 125 plazas de Auxiliares Administrativos, acordó nombrar a usted Auxiliar Administrativo de la Entidad, a partir de su toma de posesión, con el número 87, en las condiciones y con los derechos y obligaciones establecidos en las Bases del concurso-oposición a que se sometió y que fueron aprobadas por el Consejo de Administración en su sesión de 15 de julio de 1974. Además de las condiciones expuestas en las Bases citadas anteriormente, disfrutará de una participación en los beneficios de la Institución, de conformidad con lo dispuesto por el Consejo de Administración en su sesión del día 11 de diciembre de 1973. Tendrá la obligación de asistir a la Escuela de Formación y Perfeccionamiento de la Entidad durante un periodo de tiempo de seis meses, con objeto de realizar las prácticas y pruebas que demuestren su idoneidad, cuya comprobación será efectiva y objetiva. Si consigue superar dichas prácticas y pruebas su nombramiento se considerará definitivo, despidiéndosele en caso contrario. Dios guarde a usted muchos años. Madrid, 25 de enero de 1975 EL DIRECTOR GERENTE,” 19 La carta está firmada de su propio puño y letra por Don Mateo Ruiz Oriol, y aparece un sello del Registro de Salida de la Entidad del 31 de enero de 1975, número 731. Una vez firmados todos estos papeles, te daban tu destino y una credencial que consistía en una simple nota interior, tamaño octavilla, que tenías que presentar al día siguiente, sábado 1 de febrero, al Jefe de la oficina a la que te habían destinado. A mí me tocó la 3018, en la calle Carlos Martín Álvarez, en pleno Vallecas. Con un frío de mil demonios, con una gabardina prestada y la corbata que me dejó mi padre, me presenté, media hora antes de la hora oficial de entrada, al Jefe de aquella oficina, tal y como me habían mandado. El señor Hidalgo, que así se llamaba mi primer jefe en la Entidad, me preguntó si sabía lo que eran las “imposiciones” o los “reintegros”. Yo le contesté que no, que no tenía ni idea de lo que significaban esas palabras. Y él, con esa humanidad que siempre le caracterizó, se prestó a explicármelo, aunque sin mucha teoría. Allí lo que primaba era atender rápido, rellenar unos papelillos y pasárselos a los cajeros para que ellos cobraran o pagaran. Tras explicarme cómo se cumplimentaba el impreso, me ordenó sentarme en “imposiciones” (ingresos) junto a mi querido compañero Jaime19. A las ocho y media en punto se abrieron aquellas puertas, y una marabunta humana corrió hacia el fondo de la oficina, donde estaban Alberto y Manolo, los compañeros de “reintegros” (pagos), que también eran los encargados de pagar las pensiones. Cuando vi aquello le dije a Jaime que “aquel puesto (y me quería referir al que estábamos nosotros) era un chollo, pues todo el mundo iba hacia el otro lado”. Él no dijo nada, sólo sonrió. Lo que yo no sabía es que, después de pasar por reintegros, después de “cobrar” (y, en aquel entonces, cobrar era tocar los billetes), pasaban con nosotros para “ingresar”. A las dos de la tarde Jaime contestó a mi pregunta: “¡qué!, conque era un chollo estar aquí, ¿verdad?”. Esta vez el que no respondió fui yo. La plantilla la formábamos doce personas, con algún que otro refuerzo: además del jefe, el ya fallecido Sr. Hidalgo, Jaime, Carlos, Julita (para mí siempre será Julita), Fernando, Manolo, los cajeros Antonio y Daniel, Alberto, Ramón y José María, y yo, naturalmente. Luego se incorporaron Chema, Amalia y José Antonio. Con una mecanización muy escasa, la tarea diaria se terminaba con mucho trabajo por parte de todos y con las “horas” que eran obligadas para llevarlo al día. Una pequeña radiografía de un día cualquiera: la mitad de la plantilla antes citada se dedicaba a atender al público, dos en imposiciones, dos en reintegros y los dos cajeros (uno de cobros y el otro de pagos). El botones y el ordenanza para recopilar y ordenar las fichas de cada uno de los clientes, para luego guardarlas en sus respectivos ficheros. Además, había que ensobrar los documentos (letras, recibos, etc.) para remitírselos a sus destinatarios. El “maquinista”, que era el encargado de teclear todas las operaciones en una máquina contable, tenía la obligación, además de pasarlas 18 En la profesión es muy común hablar de los números de las oficinas en lugar de su domicilio. Damos por hecho que todos nuestros interlocutores saben a la que nos estamos refiriendo, cuando en la mayor parte de los casos ni nosotros mismos lo sabemos. Pero seguimos hablando así. 19 No pongo los apellidos porque hay algunos que los he olvidado. Pido perdón por ello. 20 todas, naturalmente, de cuadrar20 cada día antes de las tres de la tarde. De los que quedaban, uno se encargaba de los cargos diarios (recibos y letras que se recibían por compensación), otro de los abonos, y el que queda era el “refuerzo” para grandes cargas de trabajo (recibos de teléfono, intereses de plazo, etc.). Y, por supuesto, el jefe, el responsable de que todo aquello funcionara. Tuve la suerte de pasar por casi todos los puestos antes de abandonar aquella oficina, para ir a hacer la mili: comencé, como ya dije, en imposiciones. De ahí pasé a reintegros, donde, además, tenía que poner las libretas al día. José María me enseñó a utilizar la máquina contable de la que antes hablaba, pasando a ser posteriormente el “maquinista” de la oficina. El puesto presentaba la ventaja de que podía distribuirme el tiempo como quisiera con tal de estar “cuadrado” al final de la mañana. El inconveniente era que cuando había mucho trabajo no tenías tiempo ni para desayunar. Anécdotas de esta época hay alguna que otra: la máquina, además de contabilizar las operaciones, perforaba una cita que se mandaba al equipo21 para que se tratara y se llevara una contabilidad paralela e idéntica a la de las oficinas, por supuesto. Por tanto, era obligatoria la confección de esa famosa cinta perforada y su tratamiento porque, de lo contrario, habría diferencias insolubles en aquel entonces. Bien, pues un buen día quien suscribe realizó todo el trabajo sin poner a perforar la tal cinta. Al final de la mañana, al sacarla comprobé mi error. Luego, por la tarde, me tocó repetir todo el trabajo para dejar aquello al día. Gajes del oficio. Abucheos generales cuando, a eso de las tres menos cinco, gritaba a todo el mundo: “tengo diferencia”. Entonces acudían mis compañeros (algunos con caras un tanto encendidas) a ayudarme a encontrarla para marcharnos lo antes posible. Aunque parezca mentira, resultaba más difícil encontrar un céntimo que cien mil pesetas, porque había pocas operaciones de importes tan elevados y, sin embargo, con céntimos eran casi todas las demás. También tenía compañeros expertos en localizar diferencias (a ellos, por su ayuda en aquellos momentos y por lo que me enseñaron, eternamente agradecido) y que enseguida te decían “eso es un baile”22 y eran capaces de centrar incluso el tiro para que la búsqueda fuera más rápida (ver la referencia al pie). La “máquina” se fue modernizando conforme se incrementaba el trabajo en la oficina. De la legendaria Audit 623, que es de la que he venido hablando todo el tiempo, se pasó a la Audit 5, que grababa una mini cinta magnetofónica en lugar del rollito amarillo de cinta perforada. Diariamente había que programarla con unas fichas con banda magnética. Otra anécdota de la independencia del maquinista ocurrió un día de poco trabajo: a eso de las dos y cuarto ya había cuadrado, y todos mis compañeros habían terminado también. Quien más quien menos andaba zanganeando en lo que podía. Por mi parte, en una de las visitas que 20 21 Hacer que coincidan los totales del debe y del haber de una cuenta, un balance. Fuente: DRAE. 22ª edición. El incipiente sistema informático con el que contábamos en 1975 22 “baile” es teclear los mismos números pero en distinto orden. Así, por ejemplo, un “baile” se produce si tecleas 540 en lugar de 450. En todos estos casos, la suma de los números de la diferencia siempre es 9 o múltiplo de nueve (en nuestro caso, 90, nueve más cero, nueve). 21 los técnicos de Olivetti habían hecho a la oficina, había conseguido que me dejaran unas fichas con banda magnética con el juego de los barquitos, que tenías que cargar una vez terminado el trabajo. Mediante coordenadas numéricas realizabas el disparo, y la máquina te decía si era “agua”, “tocado” o “hundido”. El final (en italiano) era siempre el mismo: “como cañonero eres una calamidad”, pero resultaba divertido. Decía que todos estábamos escaqueados menos el jefe, que salió del despacho diciendo aquello de “hay que aprovechar estos ratitos”. “Veis, como hace José Luis” añadió. En esos momentos recé para que no se acercara a mi máquina y viera lo que andaba haciendo. Mis plegarias se oyeron arriba y no se acercó. Y ya que hablo de frases célebres, si tengo suerte de que lo lea quien lo dijo, allá va eso de “aquí hay mucho chulo disfrazado de lagarterana”. Se admiten apuestas sobre su autoría. Trimestralmente había que hacer balance, lo que nos obligaba a sumar todas las letras que teníamos en unos grandes archivadores guardadas por vencimientos, y que teníamos “en gestión de cobro”, o sea, esperando al vencimiento para cobrárselas a los clientes que nos las habían dejado. Siempre he dicho que a los directores de aquellas oficinas se les llamaba “jefes” porque eran los mejores administrativos y no por su labor de dirección intrínsecamente. Y el señor Hidalgo no se quedaba a la zaga. Resultaba verdaderamente impresionante verle cómo hacía de cabeza increíbles sumas, diciendo por lo bajini, veintiocho, treinta y seis, cuarenta y cinco,…, noventa y cuatro y me llevo nueve…, mucho más deprisa que lo que pudiera teclear yo en una sumadora, a pesar de que entonces yo tenía auténtica maña para teclear deprisa. En aquellos años sólo interesaba el pasivo (los depósitos de los clientes). Cuantos más, mejor. Si alguien acudía por la oficina para “pedir un préstamo”, la respuesta era sencilla: “eso es en la central”. En aquel Vallecas, donde te ofrecían El Mundo Obrero por la calle estando todavía Franco bien vivo, podría faltar cultura, pero, sin ninguna duda, sobraba humanidad. Hay muchas pruebas de ello, de lo primero y de lo segundo: de lo primero, pues bástese que alguien que vistiera chaqueta y corbata dijera una palabra (aunque no existiera en el Diccionario) para que todos los que le estaban escuchando –normalmente, un montón, tanto por la cantidad de clientes que nos visitaban como por el volumen de voz con el que se dirigían a nosotros– la utilizaran para describir lo que querían. Así, por ejemplo, los intereses tenían diversos nombres, cuya autoría bien podría ser de ésos que vestían chaqueta y corbata: rentuaos, caídos,… Mucha imaginación había que tener para saber lo que querían cuando te daban la cartilla para que les pusieras “los rentuaos”, además de un semblante a prueba de bombas para no reírte del palabro cuando tus compañeros detrás andaban partiéndose de risa. Sobre lo de la humanidad, sólo había que ver la cantidad de regalos que nos llevaban, a los doce, en las fiestas de navidad. Botellas, colonias, turrón,… puede que ninguno de marca, pero con la gratitud de las gentes humildes grabadas a fuego. Tal vez por eso llevaré aquella etapa siempre en mi corazón. No sé cómo será el barrio ahora, porque hace veintisiete años que no he vuelto a visitarlo, pero a poco que quede de la esencia de aquellos días, merecerá mi recuerdo infinito. 22 Hablaba de los intereses y de sus sobrenombres, pero creo que es conveniente recordar aquí a mis colegas-sucesores-en-la-profesión que antes el cálculo de los intereses era un poco más complicado que lo que supone ahora (sencillamente, porque ahora lo hace el ordenador y antes había que hacerlo más o menos “a mano”). En banca los intereses se calculan día a día, teniendo en cuenta los saldos que tiene cada cuenta al finalizar cada jornada. Por ejemplo, si una cuenta tenía el día 27, 5.000 euros, y dispone hoy, día 29, de 3.200, los intereses generados esos dos días, capitalizándose al 1%, y aplicando la fórmula del interés simple, serán: 5.000 x 1 x 2 ---------------- = 0,2739726 36500 El saldo resultante (1.800) si estuviera otros dos días: 1.800 x 1 x 2 ---------------- = 0,09863014 36500 Realmente, en banca no se hace así, sino que se utilizan lo que en cálculo mercantil de denominan “números comerciales”, que no es, ni más ni menos, que multiplicar los saldos por los días y dividir por cien. En este caso, los números comerciales son 100 (5.000 x 2 /100) para el primer movimiento y 36 para el segundo (1.800 x 2 /100). Si la fecha de cierre de la capitalización fuera el día 31, sólo habría que sumar los números comerciales, 136, multiplicarlos por el tipo de interés en tanto por uno, el 1, y dividirlo entre 365. Obtendríamos 0,37260274, que es lo mismo que sumar los intereses que hemos calculado más arriba con la fórmula. Cuando empecé a trabajar ya no se calculaban los intereses “a mano”, pero sí que vi fichas antiguas con sus intereses calculados como ha quedado descrito. Además, había que tener en cuenta que la valoración en las libretas era distinta de la actual: las imposiciones tenían valor el primer día de la quincena siguiente (días 1 ó 16 del mes, en función de que se hiciera el movimiento en la segunda o en la primera quincena, respectivamente), en tanto que los reintegros tenían valor la misma quincena (días 1 ó 16 del mes, en función de que se hiciera el movimiento en la primera o en la segunda quincena, respectivamente). Para ello se utilizaban unas tablas que, aunque las vi por algún rincón, no llegué a utilizarlas, porque la capitalización nos la hacía el equipo23. Aunque eso supuso una reducción del trabajo diario, tras el día de la capitalización (generalmente, el segundo domingo de diciembre) había que contabilizar éstos antes de realizar cualquier movimiento para que no existieran discrepancias entre los movimientos que reflejaba el ordenador con los de la oficina. Para “facilitar” el trabajo, los intereses nos los proporcionaban en unas tiras adhesivas, que teníamos que pegar en cada ficha de cada uno de los clientes, pero, como ha quedado dicho, había que hacerlo antes de contabilizar cualquier otra operación. Por aquel entonces en la Sucursal teníamos unas 16.000 cuentas, no todas vivas –no canceladas–, pero sí la mayor parte 23 Ver cita 21 23 de ellas. Así pues, “tocábamos” a unas 1.300 tiras por empleado. Pero alguien se tenía que encargar de la intendencia (sacar y guardar fichas) y, por supuesto, la actividad diaria de la oficina no podía pararse. Por tanto, o se comenzaba antes de abrir la oficina y se seguía después de cerrar, o el trabajo no salía. Pues sí, salía todos los años; quien escribe esto, que era el que más cerca vivía de la Plaza de Celenque, el lugar donde estaba el famoso equipo24, era el encargado de estar allí a las cinco de la mañana, para recoger las tiras autoadhesivas en listados de papel continuo y llevarlas a la Sucursal, donde el resto de compañeros esperaban para comenzar el trabajo. Así, a las ocho y media, ya llevábamos unas cuantas tiras pegadas. Luego sólo era cuestión de compatibilizar ese rutinario trabajo con la operativa del día a día, localizando quién era “el que tenía el millar” para dirigirse a él y pegar la tira de intereses antes de contabilizar la operación requerida. A partir de las dos, otra vez el frenesí para terminar el trabajo lo antes posible para marcharse a casa. ¿Y a cambio? Pues a cambio, nada, sólo 50 pesetas para comer el menú. Ese día no había horas extras. Se hacía y ya está. Y es que, en aquellos tiempos, la Caja era una especie de segunda madre que, en ocasiones, se comportaba como la biológica, la de verdad. Te ayudaba con dinero si estabas estudiando para que pudieras pagarte los estudios, o los libros y la matrícula. Te ayudaba cuando ibas a comprar tu vivienda, y cuando tenías cualquier problema, siempre había un jefe que, en tono paternalista, te decía: “¿qué problema tienes, hijo?”. Esto, que ahora puede parecer incomprensible, era una auténtica realidad en una empresa de apenas 2.500 empleados25, donde casi todos nos conocíamos, donde cada Navidad nos reuníamos en la llamada “comida de hermandad”, que bastante historias guarda en sus postres, donde había Reyes para los hijos de los empleados el día 6 de enero, y donde, en fin, si estabas de baja te pagaban el doble del sueldo, puesto que la deducción que se podía hacer en la Seguridad Social te la pagaba a ti… En fin, esto es lo que el difunto Ángel Montero, Director General Adjunto y Secretario General de esta Casa, definió sabiamente como “el espíritu de la Caja”. Así pues, aunque a raíz del R.D. 2290/1977 las cajas podían competir con los bancos en igualdad de condiciones (al menos, en teoría), el negocio de las sucursales no difería significativamente del que teníamos en 1975. Es verdad que la mecanización comenzaba a abrirse paso, impulsada por nuestro Director General Don Mateo Ruiz Oriol, pero aún tenía un largo camino por delante. Ya se empezaba a oír hablar de una cosa que se llamaba “teleproceso”, pero eso estaba todavía demasiado lejos. Ni que decir tiene que las operaciones de descuento o las cuentas de crédito eran operaciones impensables en aquellas oficinas, porque aunque pudiéramos hacerlas, necesitábamos saber cómo se hacían. 24 Concretamente, en la segunda planta 25 Según la Memoria de la Caja de 2009, ahora somos 15.259 empleados. 24 Para terminar con buen sabor de boca, un par de anécdotas más de aquella época que dan una idea de la cultura bancaria española (o, al menos, la vallecana): Un buen día una cliente se dirigió a Antonio, uno de los cajeros, para pedirle que “le mostrara su 100.000 pesetas, que quería ver si las teníamos allí guardadas o no”. Antonio se quedó un tanto atónito, pero reaccionó inmediatamente: desconectó la alarma, cogió el fajo de billetescebo para los atracos y se los mostró. La mujer tomó nota de la numeración y se marchó aliviada. De vez en cuando se acercaba a verificar que “seguíamos teniendo sus billetes”, a lo que Antonio siempre la enseñaba los mismos y la mujer se quedaba tranquila. ¡Menos mal que nunca le dio por sacar su dinero, porque esos billetes no podían entregarse! Otra: un buen día aparece una señora mayor y me dice que quiere comprar para sus nietos “acciones de ésas que anunciaban en la tele”. Se refería a las acciones de Telefónica, conocidas por todos en aquella época por las “matildes” en alusión a un anuncio que hizo José Luis López Vázquez con ocasión de una ampliación de capital en 196726. Aunque era sencillo, tenías que cumplimentar la orden a máquina para remitirla a Bolsa. Cuando le pregunté para cuántos nietos me contestó que ocho. El mundo se me vino abajo. Pero el apocalipsis final fue cuando le pregunté cuántas acciones quería comprar para cada uno de sus netos: “una, hijo, una solo, pá qué más”. 26 “Matilde, Matilde, ¡que he comprado telefónicas!” era la frase que le decía José Luis López Vázquez supuestamente a su esposa, a través del teléfono de una cabina. 25 Las letras de cambio Me van ustedes a permitir que dedique un capítulo al instrumento que creo que marcó una época: las letras de cambio (“la letra” en términos coloquiales). Como he dicho en un capítulo anterior, gracias a las famosas letras de cambio muchos españolitos pudieron comprarse el piso, el coche, los muebles de su casa o la televisión. Ahora que impera el dinero de plástico (las tarjetas de crédito) para pagar también “en cómodos plazos”, la letra de cambio ha quedado en desuso, pero me parece de justicia hacerle aquí un homenaje. Según el Banco de España, una letra es un “mandato de pago por el que la persona que emite el documento –librador– ordena al librado el pago de una cantidad de dinero en una fecha determinada (vencimiento) a favor un tercero, cuyo nombre ha de figurar en la letra. Es negociable y se puede endosar”27. Para no liarnos, básicamente una letra recoge la deuda que tiene una persona (librado) con otra (librador), expresando el importe, y cuándo y dónde debe hacerla efectiva. La letra puede recoger el compromiso de pago total o parcial. Quizá con un ejemplo se entienda mejor: cuando mi mujer y yo compramos nuestra primera televisión en color, allá por 1981, la pagamos con tres letras. Al día siguiente de comprarla, la tienda de electrodomésticos nos la llevó a casa y nos la instaló, pero nosotros no habíamos pagado nada. Se lo pagaríamos en los próximos tres meses, coincidiendo –mira qué casualidad– con los días 5 de cada mes, a razón de una tercera parte del precio final de la tele, en un domicilio determinado, en mi caso, allí donde tenía abierta mi cuenta corriente. Debo reconocer que tenía cierto enchufe con la tienda de electrodomésticos –bromas aparte por aquello de los enchufes y los electrodomésticos, eran unos de mis clientes–, porque lo normal es que te pidieran una “entrada” antes de servirte la mercancía, que siempre es más fácil cobrar la deuda si el cliente ha puesto una parte del precio que si no ha puesto nada. Y como la tienda necesitaba dinero para seguir comprando televisiones y seguir vendiéndolas a los españolitos, pues tenía dos opciones: una, la más común, llevarlas al banco a descontar, operación ésta por la que el banco anticipaba el importe del crédito a cambio de sus correspondientes intereses; dos, entregando la letra a otra persona para liberar una deuda que tenía contraída con ella. Por seguir con nuestro ejemplo, la otra opción que tenía la tienda de electrodomésticos era endosar mi letra (junto con otras) a la fábrica para pagarles las televisiones que les habían comprado. Por si alguien no ha visto en su vida una letra de cambio, éste es su último diseño:28 27 http://www.bde.es/clientebanca/glosario/l/letra_de_cambio.htm 28 Aprobado por la Orden de 30 de junio de 1999 del Ministerio de Economía y Hacienda, firmada por el que hoy es mi Presidente (D. Rodrigo de Rato), publicada en el BOE número 169 de 16 de julio. 27 La nueva letra de cambio pretendía corregir términos que ya estaban en desuso, a la vez que se adaptaban a una normalización que se inició con el Sistema Nacional de Compensación Electrónica (R.D. 1369/1987 de 18 de septiembre) y con la Ley 19/1985, Cambiaria y del Cheque. La antigua letra de cambio era ésta: Déjenme que describa un poco este antiguo formato: Primea línea: fecha de libramiento (fecha en la que se rellena la letra) que debe coincidir, en principio, cuando se genera la deuda. Segunda línea: “Por”. Aquí debe figurar el importe en número, además de la moneda. Era un error bastante común olvidar su mención, lo que provocaba perjudicar el efecto (hacerle perder su fuerza ejecutiva). Tercera línea: “A”. Es el vencimiento del efecto, que podía ser ‘a la vista’, esto es, justamente cuando se presentara al cobro, ‘a X días vista’, lo que significa que deberá hacerse efectiva equis días después de su presentación al cobro, o bien (que era lo más común), a un vencimiento explícito: el día (DD) del mes (MM) del año (AA). “Se servirá Ud. Pagar en” y aquí figu28 raba la domiciliación bancaria o la mención ‘el domicilio abajo indicado’, razón por la que los bancos tenían cobradores que iban a los domicilios a cobrar las letras. Cuarta línea: “Por esta”: siempre se hacía constar la palabra ‘primera’ (porque la expresión estaba ahí por si se perdía el efecto y había que hacer un segundo en sustitución del primero) “de cambio, no” Quinta línea: “habiéndolo hecho por la”: análogamente, siempre se hacía constar la palabra ‘segunda’, salvo que se tratara de un duplicado donde se haría constar ‘primera’. “A la orden de”: importantísima cláusula que esconde un endoso, o, lo que es lo mismo, la esencia del efecto cambiario. En principio, el que figura en la cláusula ‘a la orden de’ es el tenedor cambiario, el propietario del efecto, salvo que la haya endosado a otro (u otros), en cuyo caso habría que analizar esta cadena de endosos para ver quién es el legítimo propietario del mismo. Normalmente los efectos no tenían otros endosos que los realizados al banco que descontaba la letra, y, por tanto, el tenedor y dueño de la letra era el que la había compra comprado, esto es, el banco que se la había descontado al librador. Sexta línea: “la cantidad de” de nuevo recordar que un error común era hacer constar la cantidad en letra, pero sin expresar la moneda. Séptima línea: “valor”. Otra cláusula importantísima, que determinaba las relaciones entre el tenedor y el librador en lo que se refiere al nominal de la letra: si se había ‘recibido’ o se había cedido el efecto ‘al cobro’. En las letras descontadas por algún banco, el valor siempre era ‘recibido’. “que sentará Ud. en” siempre se ponía ‘en cuenta’, ordenando al banco tenedor que te pusiera el dinero en tu cuenta corriente. Octava línea: “según aviso de”: otra cláusula protocolaria. Siempre se ponía ‘s.s.s.’ que significaba ‘su seguro servidor’. Sin comentarios. Novena línea: “A”: aquí debía figurar el nombre del librado, y en la otra línea, su domicilio y la población. Además, en el espacio en blanco que hay a la derecha de la letra, había que hacer constar el nombre del librador del efecto y su firma. Décima línea: en las rayas horizontales se hacía constar la cláusula “con gastos” o “sin gastos”, que determinaba si, en caso de impago, había que realizar protesto notarial o no. Finalmente, en la parte izquierda de la letra, justo debajo del timbre, aparecía la palabra “acepto”, a veces seguida de la notación “cantidad, vencimiento y domicilio”, y luego, sobre la ilustración de color rojo, la firma del librado. Hablaba del timbre: es esa impresión en verde de la parte superior izquierda de la letra. Representa el pago del Impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados y, como se puede apreciar, el coste de la letra (que se compraba en los estancos) estaba en función del importe de la misma. Pero otro error muy común era que cuando entre la fecha de libramiento y el vencimiento mediaran más de seis meses, el timbre tenía que ser el correspondiente al doble de la base. Y si la letra estaba ya rellena pues no se podía cambiar; por eso se admitía adherir timbres en el reverso de la misma. En las nuevas letras de cambio este requisito, aunque seguía resultando 29 imprescindible, no restituía la fuerza ejecutiva perdida por la letra al no haberse librado con su tarifa correcta29. Algún listillo utilizaría este truco para no pagar sus letras. El nuevo modelo corregía muchos de los defectos de la anterior, aunque todavía mantenía algunas de las cláusulas que hacían de las letras unos títulos “algo complicados” de cumplimentar. La nueva letra ya recoge la casilla para la moneda, son más claros sus campos, establece un domicilio de pago y un identificador de cuenta (el Código Cuenta Cliente). Igualmente clarifica quién y dónde deben firmar, manteniéndose la palabra “cláusulas” donde se sigue poniendo el “valor” de la letra anterior. Todo esto que he estado describiendo, que se conocía como “requisitos formales de las letras de cambio” lo estudié cuando me preparé las oposiciones. Luego me lo repitieron en un curso de promoción interna, pero cuando realmente lo aprendí fue cuando me destinaron al departamento de Cartera de Efectos, donde sus directores, Jesús y Alfredo me estaban esperando con unas cuantas de las 2.000 letras que cada día se descontaban en el año 1982 en la Entidad. Y para prueba baste un botón, que después de 28 años he sido capaz de describirlos creo que pormenorizadamente. Y les juro que sin ayuda de ningún tipo. Ahora ya con la perspectiva del tiempo (o quizás amparado por la prescripción del delito), debo decir que en aquella época se descontaban auténticos “cromos del Bimbo” como solíamos definir los chicos de cartera a algunas letras que nos mandaban nuestras oficinas. Déjenme que les cuente otra anécdota: existía (y existe, porque el impuesto está vigente) una tabla por la que se establece la cuantía del timbre en función del nominal del efecto. En concreto, para una letra de cambio cuyo nominal esté entre 3.005,07 y 6.010,13 euros le corresponde un timbre de 16,83 euros. Para una entre 6.010,13 y 12.020,25 euros el importe es de 33,66 euros. ¿Y qué pasa si tengo una factura de 6.100 euros, por ejemplo? Pues que tendría 29 Artículo 37 del I.A.J.D.: “Las letras de cambio se extenderán necesariamente en el efecto timbrado de la clase que corresponda a su cuantía. La extensión de la letra en efecto timbrado de cuantía inferior privará a estos documentos de la eficacia ejecutiva que les atribuyen las leyes”. 30 que tributar por 33,66 euros, pero si en lugar de una letra hago dos, una por 6.010 y otra por 90 euros, por ejemplo, entonces tendría que pagar 16,83 más 0,12, esto es, 16,95 euros. ¡Ay!, estos españoles practicando el deporte nacional de defraudar al Fisco… Para estos casos el legislador se había curado en salud. Si se producía un hecho así, se originaba un “fraccionamiento de deuda” que automáticamente conllevaba la pérdida de la fuerza ejecutiva de los efectos. Y no simplemente era de aplicación a las letras con la misma fecha de expedición y mismo vencimiento, sino para todas aquellas con la misma fecha de expedición y vencimiento de menos que quince días. Claro que quien hizo la ley hizo la trampa, porque si en el origen de la deuda (la factura) se hacía constar que la cantidad se pagaría en dos letras, una de 6.010 euros y otra de 90 euros, ya no existía fraccionamiento de deuda y, por tanto, las letras eran ejecutivas. Hablando de impagos, si en este país ocurriera como en el Reino Unido, donde todo aquel que firma un cheque sin fondos (y, por extensión, no paga una letra aceptada) fuera detenido, no quiero ni pensar cuántas cárceles habrían sido necesarias para encerrarlos a todos. A propósito, y por si alguien no lo sabe, el famoso R.A.I. no es ni más ni menos que el Registro de Aceptaciones Impagadas, la lista negra donde aparecen todos aquellos que, tras aceptar un efecto como los que venimos hablando, luego no lo pagan a su vencimiento. Antes quien devolvía una letra de este tipo ya quedaba marcado “de por vida” por aparecer en este registro. Ahora las cosas han cambiado, y si luego pagas el efecto que devolviste en su día, aparece éste como “pagado” y, pasado el tiempo, desaparece tu nombre de esa dichosa lista que sirve de excusa para algunos para no darte el crédito (no se considera una buena práctica bancaria aducir la inclusión en este tipo de ficheros para denegarte una operación crediticia, pero, en fin, cada uno es cada uno). Dos pequeños apuntes sobre el RAI: en la profesión se decía antes que había que desconfiar de aquellas empresas que no aparecieran en ese registro, esto es, que no tuvieran ninguna anotación en el RAI. Es probable que a alguno de ustedes le resulte paradójico lo que acabo de afirmar, pero seguro que estarán de acuerdo conmigo si tienen en cuenta que en el tráfico normal de las empresas se producen de vez en cuando controversias con las facturas que un proveedor emite, bien por haber existido devoluciones de mercancías o por cualquier otro motivo. Esto obliga a devolver la letra de cambio que se había firmado para que pueda ser librada en su cantidad correcta. Si la letra ya había sido presentada a compensación no se podía recuperar y, consecuentemente, se producía la devolución. Resultaba poco probable que cualquier empresa “normal” no hubiera tenido, alguna vez en su vida, un percance de este tipo. El segundo se refiere a la “tarjeta de visita” que había que llevar cuando una empresa se presentaba en un banco y tenía que pedir crédito: esa “tarjeta” eran las letras que aparecían en el RAI como devueltas, pero que al tenerlas la empresa en su poder demostraba que las tenía pagadas. 31 Como he dicho anteriormente, este registro, por el tipo de información que suministra, está especialmente regulado por la Ley Orgánica de Protección de Datos (Ley Orgánica 15/1999 de 13 de diciembre), no estando permitida la divulgación de ninguno de los datos contenidos en él a persona distinta del interesado. Además, “la LOPD define expresamente el uso de este tipo de ficheros en su artículo 29: • • • Debe notificarse al afectado su inclusión en el fichero dentro de un plazo de 30 días. Apartado 3: Cuando el interesado lo solicite, el responsable del tratamiento le comunicará los datos, así como las evaluaciones y apreciaciones que sobre el mismo hayan sido comunicadas durante los últimos seis meses y el nombre y dirección de la persona o entidad a quien se hayan revelado los datos. Apartado 4: Sólo se podrán registrar y ceder los datos de carácter personal que sean determinantes para enjuiciar la solvencia económica de los interesados y que no se refieran, cuando sean adversos, a más de seis años, siempre que respondan con veracidad a la situación actual de aquéllos.”30 30 Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Registro_de_Aceptaciones_Impagadas 32 La revolución de los 80: de 1980 a 1985 El día trece de octubre de 1978 dejé a mis compañeros de la 30 para incorporarme al Servicio Militar. Juré bandera el día 3 de diciembre de 1978, exactamente tres días antes de celebrarse el Referéndum para la ratificación de la Constitución Española. En aquellos días, por el CIR31 corría el rumor de que no tendríamos el permiso de jura (una semana tras prestar juramento a la bandera) puesto que deberíamos estar acuartelados por la celebración del Referéndum. Afortunadamente no fue así, y aquel domingo lluvioso en el que mi mujer (mi novia entonces) tuvo la genial idea de presentarse para ver mi jura con un abrigo de color crema –que terminó en el tinte–, me permitió comer en mi casa y disfrutar luego de una semanita sin ejército, no sin antes cumplir, por primera vez en mi vida, con el principal derecho de una democracia: el voto. Gracias al Real Decreto Ley 33/1978, de 16 de noviembre, la mayoría de edad se alcanzaba a los dieciocho años, lo que me permitía votar en aquel Referéndum. Y lo hice en el Colegio Público Palacio Valdés, en el Paseo del Prado, 38 de Madrid. No se pueden imaginar la sensación de orgullo con la que salí de aquel colegio, o quizás sí, si son capaces de recordar la primera vez que votaron ustedes. A partir de aquello, algo más de un año al servicio del Ejército, concretamente, hasta el día 27 de noviembre de 1979. Al día siguiente, como era mi obligación, me presenté en el Departamento de Personal de la Caja para reincorporarme al trabajo. Recuerdo perfectamente que Jacinto del Campo, entonces Subdirector de Personal, me preguntó que si tenía coche, a lo que le respondí que sí. Siguió entonces diciéndome que en la 31 CIR: Centro de Instrucción de Reclutas; enormes cuarteles militares donde los reclutas iniciaban su servicio militar hasta la jura de bandera. En el que yo estaba (CIR 2 en Alcalá de Henares, en Madrid –cuya entrada era la de la imagen que ilustra el texto–) concentraba a 5.000 soldados, divididos en 5 Batallones, con 4 Compañías cada uno, y, evidentemente, 250 soldados por Compañía. 33 oficina de Campo Real el director estaba enfermo… y el cajero también a punto de… y había que abrir la Sucursal… - Pero, Jacinto, yo llevo un año sin pisar una oficina… - No te preocupes, José Luis, ya verás cómo eres capaz de defenderte. Pues nada, al día siguiente, de muy buena mañana, a Campo Real. Se suponía que iba a estar Don Mario, el cajero, para darme las llaves de la oficina, enseñarme cómo se abría y se cerraba la caja, cómo se ponía la alarma y esas cosas. Las ocho y media y allí no había nadie. Las nueve y don Mario sin dar señales de vida. Por fin me decidí a preguntar en un bar que había al lado que a qué hora se abría la oficina, a lo que me contestaron que “cuando llegara Don Mario”. Nada que no supiese ya. Pero añadieron: “que venía en el coche de línea y que normalmente llegaba a las nueve y cuarto o nueve y media”. Efectivamente, a esa hora apareció Mario con aspecto claramente febril y entre estornudos y toses me explicó lo mínimo y básico que debía saber. Me dijo también que ya que se había levantado estaría conmigo ese día, pero que al día siguiente él se quedaba en cama. - ¿Y cuando quiera ir a desayunar? - Pues cierras la puerta del búnker32, y sales a desayunar aquí al lado. Por cierto, las aceitunas no puedes perdértelas. - ¿Y dejo la oficina abierta? - Sí, no pasa nada. Si viene algún cliente y no te ve por aquí, se acercará al bar para decirte que le atiendas. Aquí todo el mundo se conoce. Me quedé perplejo, pero no iba a ser yo quien cambiara aquella costumbre. Algo parecido me pasó cuando me contó cuándo se cerraba: - Aquí no puedes cerrar la oficina hasta que no llegue la Guardia Civil. - ¿Pero no se cierra a las dos, como en todos los sitios? - No, aquí tienes que esperar a la patrulla de la Guardia Civil, que tienen que hacer su ronda. Te pedirán novedades, te invitarán a un vinito y luego ya puedes cerrar. ¡Menos mal que acababa de terminar la mili y sabía lo que significaba eso de dar novedades!. Además, formalmente no estaba licenciado, sino que tenía permiso indefinido, y cualquier mando de la Benemérita, por muy cabo que fuera, era un superior… Una semanita en aquella oficina hasta que el director y Don Mario se pusieron buenos. Apenas si me daba tiempo a comer en casa, porque tenía que asistir a mis clases de Doctorado en la Facultad, pero mereció la pena, tanto para ponerme al día en los cambios que se habían producido (allí daba tiempo a leer las Circulares internas, instrumento en el que se publicaban las 32 En nuestro argot, el recinto con cristal blindado donde estaba la caja y el dinero. 34 novedades más relevantes), como luego al ver mi nómina en la que me liquidaron dietas y kilometraje. Antes de finalizar mi servicio militar me había enterado que a uno de mis compañeros de la 30, José María, le habían dado una oficina. Me llevaba muy bien con él, y, de hecho, fue quien me enseñó a manejar la famosa máquina a la que me referí en un capítulo anterior. Días antes de licenciarme, fui a verlo a su nueva oficina, que había abierto un par de meses antes, y que estaba en la calle Huerta Castañeda, 46. Para nosotros, la 737. Me dijo que estaría encantado de que trabajara con él y me comentó que había hablado con su Director de Zona para reclamarme. Después de esa semanita en Campo Real, me incorporaba definitivamente a mi nuevo destino, en el que desempeñaría el puesto de “segundo responsable”. Con ese nombre tan rimbombante se designaba a la figura del Interventor en la banca, o del Subdirector actual, aunque con un matiz: el segundo responsable no era un apoderado, por lo que no podía firmar en nombre de la Caja (salvo los cheques bancarios33) ni, por supuesto, cobrar ninguna prima por tal desempeño. Eso sí, era el peldaño necesario para acceder a la jefatura de oficinas (y sigo hablando de “jefatura” no de “dirección” de sucursales). Por lo general, el puesto lo desempeñaba un oficial segundo administrativo, categoría que conseguías a los seis años de antigüedad, siempre que hubieras entrado de auxiliar, naturalmente. A la mitad de este camino había un escalafón intermedio, que, como no podía ser de otro modo, se denominaba Auxiliar Administrativo de 3 años. Luego, para ser Oficial Primero ya era obligatoria una oposición interna. Primero se tenía que convocar por la Entidad, luego inscribirte y finalmente presentarte a los exámenes. Trabajar en aquella oficina de cuatro personas me permitió aprender mucho. Además, mi recién estrenado puesto de “segundo responsable” me abría las puertas a un horizonte que no conocía, y del que fui aprendiendo conforme la Caja iba también ejercitando la forma de hacer banca en este país. Recordar que gracias a los cambios legislativos que se produjeron en 1977 (ver página 14) las cajas de ahorro ya pudieron hacer operaciones bancarias más sofisticadas que los meros préstamos hipotecarios. Allí comenzaron a aparecer las primeras solicitudes de préstamos personales, y cómo había que tramitarlos: los informes necesarios, el análisis de la operación y la propuesta a Comité. Hoy, después de treinta años de bagaje, uno se echa las manos a la cabeza al recordar cómo se analizaban aquellas operaciones. No quiero entrar en detalles, pero supongo yo que pueden imaginárselos fácilmente: la decisión se basaba más en datos subjetivos que en objetivos. El análisis del endeudamiento del cliente era incipiente y, aunque se tenía en cuenta la solvencia económica, no se realizaban verificaciones para comprobar la bondad de la información. El aquella época mis compañeros del Gabinete de Estudios, capitaneados por el difunto Antonio Medina andaban trabajando sobre un modelo de credit scoring para la evaluación de crédi- 33 Existían unas microfichas que recogían las firmas de los apoderados de las distintas entidades bancarias facultados para firmar cheques bancarios. En teoría, había que verificar las firmas en los cheques que se ingresaran, aunque no se hacía nunca. 35 tos. El primero de estos modelos se desarrolló en 1958 por la Fair Isaac Corporation (FICO) para proporcionar un método rápido que permitiera determinar la solvencia de una persona física o jurídica34. El “credit scoring abarca todas las técnicas y modelos estadísticos que ayudan a los prestamistas a tomar decisiones vinculadas con el otorgamiento de crédito (principalmente, de consumo). Estos métodos permiten determinar, con una rigurosa base matemática, quién es sujeto de crédito, cuánto dinero se le otorgará y bajo qué condiciones.”35 Estos modelos de credit scoring, que en la actualidad lo aplican todas las entidades financieras para el análisis de sus riesgos (sobre todo, en préstamos consumo y tarjetas de crédito), ha evolucionado mucho desde aquellos ochenta. Se ha nutrido de la mejora exponencial en los sistemas informáticos y la utilización de modelos estadísticos y matemáticos más sofisticados, y ha demostrado con creces su validez en la toma de decisiones. Pero no siempre ha sido así: en su nacimiento se utilizaban unas pocas variables para establecer una puntuación (que estaba impresa en unas plantillas de acetato) que, afortunadamente, no era determinante en la decisión de riesgo. Algún compañero, adelantándose a la decisión futura de considerar el credit scoring como determinante en la concesión de la operación o no, lo definió como “la prueba del embarazo”. Luego acertaría de pleno con esa definición. Salvo excepciones, iba a la oficina en autobús. Desde donde me dejaba el 31 en la Plaza de Santa Cruz hasta mi casa había unos ochocientos cincuenta metros, diez minutos de paseo, pero me venía bien para desentumecer músculos tras siete horas de estar sentado. En plena Plaza de Santa Ana, antes de llegar a la calle Príncipe, estaba (y está) la famosa Cervecería Alemana, que lleva abierta desde 1904. “Su público, una mezcla de turistas y asiduos, acude a tomar cerveza y raciones españolas, que no alemanas. Lo mejor, sus croquetas caseras o sus pinchos de tortilla. Aunque por supuesto también podéis encontrar platos típicos alemanes, como ciertas ensaladas o salchichas. Madera en el suelo, en las estanterías, en las columnas... La música no es muy alta lo que permite hablar bastante bien. Es un local nocturno histórico. El escritor Enrique Jardiel Poncela era asiduo de la cervecería Alemana, junto a muchos toreros, entre otros los Dominguín. Fue uno de los muchos lugares europeos predilectos de Hemingway, también fueron asiduos personajes como Frank Sinatra y Ava Gardner.”36 A esta cita puedo añadir yo que también la famosa cantante Lola Flores, su marido, Antonio El Pescaílla y toda su cohorte gustaban de frecuentar las terrazas de esa cervecería en sus momentos de gloria. Cada vez que pasaba por ella me fijaba en una enorme fuente de barro con ensaladilla rusa que situaban tras el ventanal. Y, curiosamente, siempre faltaba la misma cantidad, no sé si 34 http://www.ehow.com/about_4613002_how-did-credit-scoring-come.html 35 http://www.materiabiz.com/mbz/economiayfinanzas/nota.vsp?nid=44224 36 http://www.juancato.es/madrid/bares.htm 36 porque vendían todos los días las mismas raciones o porque la ensaladilla de aquella fuente era “de mentira”, es decir, un reclamo publicitario, y la “de verdad” estaba dentro. Aquellos años ochenta fueron muy importantes tanto en mi vida profesional como en la personal. Y las páginas que siguen van a descubrir algunas de las cosas que me sucedieron, pero no todas, porque me van a permitir que me guarde algunas para otra ocasión. En el terreno particular, el año empezaba con buen pie. Un día de enero aparece en la cartera interna37 el anuncio de la venta de una vivienda en la calle Monroy de Madrid. - ¿Y eso dónde está, Jose?, preguntó Maribel - En San Ignacio de Loyola, por lo que he podido ver en el callejero, contesté. Llevábamos un tiempo buscando un pisito que pudiéramos comprar. Contábamos con la gran ventaja de saber que teníamos un préstamo concedido en mi condición de empleado, que, en función de mi sueldo, podría ser de 2.771.000 pesetas si lo pedía a 20 años, al 3% de interés, o de 3.463.000 pesetas si lo pedía hasta la jubilación (70 años de edad) al 4,50% de interés. Ese anuncio (que ahora está en algún lugar de mi casa, y que se resiste a aparecer) tenía algo que nos gustaba, y aunque en aquellos momentos no sabíamos qué era, nos atraía como un imán. Por eso una tarde cogimos el autobús número 39, que parecía que terminaba donde estaba el piso, en “San Ignacio de Loyola”, para ir a verlo. Luego, preguntando, preguntando, llegamos hasta la calle. El barrio, que no sabíamos ni que existía, tenía “muy buena pinta”. Casi todas las casas tenían cuatro alturas, todas de ladrillo visto y con unas buenas terrazas. Había muchas zonas verdes y parecía ser un sitio tranquilo y bastante bien comunicado; no había Metro, pero era Madrid. “Mari, esto me gusta”, comenté. La casa que buscábamos hacía esquina. Había un aparcamiento a escasos veinte metros de la entrada de la vivienda. Era la primera de un bloque de 3 portales, todos ellos con un pequeño jardín circundante. Enfrente había otro bloque idéntico. Se accedía a ambos por un paso peatonal. La vivienda que íbamos a ver estaba en la cuarta planta, en el último piso. Cuatro viviendas por planta; la “nuestra”, nada más terminar la escalera, a la izquierda. El piso no era muy grande (66,10 m2), pero estaba perfectamente bien distribuido: nada más abrir la puerta estaba el salón con chimenea; a la izquierda, la cocina y un pequeño tendedero. A la derecha, el baño. Enfrente de derecha a izquierda, un dormitorio, el de matrimonio y otra habitación convertida en cuarto de estar. Y lo más importante: tenía calefacción. Ésta era una de las condiciones a la que no estábamos dispuestos a renunciar, hartos de pasar frío tanto en mi casa como en la de Maribel. 37 A través de ella se reparte la documentación que corresponde a cada sucursal. Se llamaba así porque en aquellos tiempos era una cartera de piel la que contenía los documentos. Luego se sustituyó por otros recipientes de lona, a semejanza del saco petate militar. Por eso también se la denomina también saca o valija. 37 Llegar a un acuerdo en el precio fue fácil; además, el vendedor era un compañero, lo que hacía mucho más sencillo el trámite. Por eso, el día 1 de febrero de 1980 dirigí una instancia al Ilmo. Sr. Director Gerente de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid por la que solicitaba la concesión de un “Auxilio reintegrable para la adquisición de vivienda, de conformidad con las normas aprobadas por el Consejo de Administración el 23 de marzo de 1966 y el último Convenio Colectivo sindical en vigor”. El propio Director General, Don Mateo Ruiz Oriol, firmó el día 12 de marzo de 1980 la respuesta en la que me comunicaba que “la Comisión de Créditos, en sesión celebrada en el día de hoy, acordó concederle un auxilio reintegrable en forma de préstamo, en las condiciones vigentes establecidas para esta clase de operaciones… Importe: 3.450.000 pesetas Interés: 4,50% anual Plazo: 47 años Anualidad: 177.700,44 pesetas La Sección de Personal retendrá mensualmente de su sueldo la cantidad que corresponda…”. Pues exactamente, 14.808,37 pesetas, que si no hacía horas extra, me suponían el 65% de mi sueldo, o lo que es lo mismo, cobrar menos que cuando entré en la Entidad. Hoy es muy fácil el cuadro de amortización porque disponemos de potentes ordenadores que lo hacen ellos solos (bueno, más o menos), pero entonces había que hacerlo a mano (bueno, con fórmulas financieras y alguna que otra calculadora Casio comprada en Canarias). En mi baúl de los recuerdos han aparecido unas hojas cuadriculadas de tamaño DIN A3 con ese cuadro de amortización manuscrito con una caligrafía que envidio hoy. Las filas estaban compuestas por los años 1980 a 2000 y las columnas recogían los términos amortizativos “a”, las cuotas de intereses “Ir”, las cuotas de amortización “Ar”, el capital vivo o pendiente de amortizar “Cr” y el capital amortizado “Mr”. Los nombres y las notaciones se corresponden a la terminología utilizada en la asignatura de Matemáticas Financieras que cursé en cuarto curso de mi carrera, siguiendo la doctrina del catedrático D. Lorenzo Gil Peláez. Si hubiera terminado de desarrollar aquel cuadro de amortización para los 47 años que firmé me habría percatado que hubiera pagado 4.901.915,10 pesetas de intereses, esto es un 142% del importe que la Caja me prestó. Pero hay que tener en cuenta varias cosas: estamos comparando pesetas de 1980 con otras hipotéticas de 2027, es decir, sin tener en cuenta los efectos de la inflación. Además, en realidad no ocurrió así, porque cuando vendí el piso, en junio de 1994, tuve que cancelar la hipoteca, lo que propició que el cálculo se terminara en aquella fecha. El resultado final arroja que de los dos millones y medio de pesetas que había pagado en total (concretamente, 2.487.804,50 pts.) tan sólo 425.031,94 pesetas se destinaron a la devolución del capital prestado, siendo el resto intereses. Pero para hacernos una idea mejor voy a intentar actualizar estas pesetas a su teórico valor a septiembre de 2010. Para ello voy a utilizar la información que facilita el Instituto Nacional de Estadística relativa a la evolución del IPC (Índice de precios al consumo). 38 Según esto, las 3.450.000 pesetas que me concedieron (20.734,92 €) serían hoy 13.415.824 pesetas, es decir, 80.630,73 euros. La amortización anual de 177.700,44 pesetas serían hoy unos 346 euros al mes. Análogamente, las 425.031,94 pesetas que había devuelto hasta junio de 2004, en términos de hoy, equivaldrían a 1.660.487 pesetas, esto es, 9.979,73 euros. Y los pagos totales realizados por aquel préstamo, es decir, las 2.487.804,50 pesetas a los que me refería antes equivaldrían a 9.719.192,91 pesetas de hoy, o 58.413,53 euros. Todo esto es utilizando tan sólo la evolución del IPC, y suponiendo que el indicador recoge la evolución del nivel de vida (que, en mi opinión, es mucho suponer). Si a ello agregamos lo que se podría denominar depreciación económica, entendiendo por tal la pérdida de valor del dinero, la cosa sería peor. Me refiero a que, como dicen los mayores que conocieron bien las pesetas y que conviven mal con los euros, con quinientas pesetas antes casi llenabas la bolsa de la compra, y actualmente apenas si puedes comprar algo de carne. Hoy, si vemos 10 céntimos tirados en el suelo somos incapaces de agacharnos a recogerlos, pero esos diez céntimos, en 1980, por ejemplo, equivalían a un duro (5 pesetas). Concretamente, a 4,28 pesetas. Personalmente les aseguro que en aquella época me habría agachado a recogerlo. Me paro un segundo para analizar el tipo de interés. Si lo miramos con la referencia actual38, un tipo de interés del 4,50% puede resultar una barbaridad, pero si en lugar de escribir esto hoy lo hubiera hecho a finales de julio de 2007 o a finales de febrero de 2008 podría decir que la Caja me iba a cobrar el Mibor (antecesor del Euribor)39. Pero venimos hablando de 1980, y en ese tiempo no se publicaban esos tipos, sino el tipo de interés legal, el tipo de interés básico y el tipo de referencia oficial a 1 año. Para este trabajo el tipo de interés que voy a tener en cuenta es el último (porque, en principio, es el que tiene mayor trascendencia económica). Según el Boletín Estadístico del Banco de España, en febrero de 1980 el tipo de referencia oficial era del 16,375%, por lo que mi tipo de interés estratosférico con ese escenario de tipo de interés era 3,64 veces menor que el de referencia oficial. El Banco de España publica este índice hasta 1985. A partir del 1 de enero de 1986 se publica el tipo de referencia de CECA40. En septiembre de 1987 se comienza a publicar el tipo hipotecario a más de 3 años para vivienda libre de las Cajas, y a partir de enero de 1989 el homónimo para los Bancos. En noviembre de 1990 se publica el índice conjunto de entidades y a partir de 1999 el famoso índice Mibor que antes he explicado. La pregunta, pues, surge espontánea: ¿cuál era entonces el índice de referencia para los préstamos hipotecarios? 38 Tipo publicado en el BOE del 3 de noviembre de 2010: 1,495% 39 Mibor y Euribor son los acrónimos de Madrid Inter Bank Offered Rate y European Inter Bank Offered Rate, que se corresponden al tipo de interés cobrado en las operaciones interbancarias (al plazo al que se refiera el índice) a las once de la mañana de cada día. Lo que se publica en el BOE es la media de estas observaciones a lo largo del mes, por lo que el índice publicado se corresponde con la media aritmética de los índices correspondientes a operaciones cruzadas el mes anterior a su publicación. 40 CECA: Confederación Española de Cajas de Ahorro, Entidad que agrupa a todas las Cajas de Ahorro españolas. 39 La respuesta es sencilla: ninguno. En aquellos años nadie se planteaba un tipo de interés que variara con “algo”. Por decir más: en aquellos años nadie se planteaba nada que estuviera fuera de lo que estaban dispuestos a dar los bancos. Como los seguros (incluso actualmente): esto es lo que hay; o lo tomas, o lo dejas. Los tipos de interés en esta época (primer lustro de los ochenta) podían rondar en torno al 18%-19% para los préstamos personales y del 15%-16% para los hipotecarios. Los descubiertos en cuenta se disparaban: entre el 22% y el… infinito (29%) porque no existía regulación de ningún tipo que fijara máximos. El pasivo (los depósitos de los clientes) se pagaban entonces desde el 2,75% a la vista hasta el 12% o el 14% a plazo. Esto significa que la banca operaba con unos márgenes entre el 5% en el peor de los casos y el 12% en el escenario más favorable. Entenderán ahora por qué antes no se hablaba tanto de las comisiones: primero, porque eran una especie de axioma41, esto es, que no existía posibilidad de negociarlas (como tampoco existía posibilidad de negociar los tipos de interés), y segundo, porque los márgenes con los que se trabajaba permitían determinadas licencias, entre ellas, eximir a los clientes de pagar comisiones por los servicios que la banca prestaba. Hablando de servicios, éstos eran escasos y malos. Me explico: vamos a imaginar que un determinado cliente de principios de los 80 tiene a bien ingresar un cheque en una agencia urbana de cualquier banco en Madrid, y es un cheque que le ha firmado su cuñado contra su banco en Barcelona, por ejemplo. Hablamos de dos bancos distintos, y en dos plazas diferentes, como son Madrid y Barcelona. El banco tomador (el que ingresa el cheque) tiene que cobrarlo en Barcelona, por lo que la única forma que tiene de hacerlo es enviándoselo a cualquiera de sus oficinas en la Ciudad Condal, para que ellos lo presenten en aquella Cámara de Compensación y pueda cobrarse. Como tiene que presentar el cheque físicamente, la única forma de hacerlo es enviándolo por correo. Luego se presentará en Cámara y si resultara incorriente (no conforme) la Sucursal lo devolverá, también por correo, a los de Madrid para que se lo devuelvan, a su vez, al cliente que lo presenta. Total, que se van unos cuantos días…¡Ah, maldita indefinición! ¿Y cuántos son esos días? Pues un misterio: diez, quince, veinte, treinta… Y mientras tanto, el cliente esperando a que el banco cobre el cheque para poder retirarlo de su cuenta. 41 Proposición tan clara y evidente que se admite sin necesidad de demostración. DRAE. 22ª edición. 40 Detrás de todo esto está lo que en banca denominamos valor y que pocos conocen. La palabra valor recoge la fecha a partir de la cual se generan intereses. En teoría, es cuando un banco tiene el dinero disponible en sus cajas para poder prestarlo. Cuando hablamos de dinero en efectivo poco hay que discutir: los billetes entran directos a las cajas del banco para prestarlos inmediatamente, en teoría. El problema surge cuando concurren hechos como el que he relatado. Ahí ya no está tan claro cuándo ha cobrado el banco el cheque que se ingresó. Para homogeneizar el sistema, el Banco de España, en su loable función de banco supervisor (un orgullo para los españoles, del que hemos presumido poco en la reciente de la crisis bancaria internacional) publicó la Circular 8/199042, en cuyo anexo IV se determinan los días exactos de valoración para los ingresos en efectivo y de cheques, transferencias, operaciones de valores, etc. En particular, destaco que los ingresos en efectivo efectuados antes de las once de la mañana tenían valor el mismo día del ingreso, y los posteriores, el día hábil siguiente. Recientemente, la Ley 16/2009, de 13 de noviembre, de Servicios de Pago estableció que esos ingresos lleven valor el mismo día de la operación, independientemente de la hora en la que se produzca. El tema del valor no es baladí, y por esta razón el regulador ha tenido que intervenir para establecer los criterios de valoración en cargos y abonos. No obstante, este concepto es un completo desconocido incluso ahora que la cultura financiera de nuestra clientela es mayor, y es fuente de múltiples reclamaciones, resueltas por el Servicio de Reclamaciones del Banco de España unas veces a favor de los clientes, y otras a favor de las entidades financieras si ésta ha cumplido correctamente con la norma publicada. Valga una muestra: antes de la publicación de la Ley de pagos, la valoración de las transferencias recibidas en las cuentas de nuestros clientes era de dos días posteriores a la fecha de inicio de la misma. Por la propia modernización de los sistemas de compensación, y por la armonización al aplicar la identificación de cuentas a través del Código Cuenta Cliente, una transferencia iniciada hoy se recibía, si el C.C.C.43 era correcto, mañana, pero con valor pasado mañana. Eso siempre que ni hoy ni mañana fueran festivos (o sábados en verano), porque, de ocurrir esta circunstancia, el valor sería el primer o segundo día hábil posterior al abono. Imagínese usted un día de jueves santo que coincida, por ejemplo, con el día 31 de marzo. Ese día, como todos los finales de mes, su empresa le paga la nómina, que recibe normalmente al día siguiente, el día 1 de abril. Pero esta vez tanto el día 1 como el día 2 y el día 3 de abril son festivos (y en Cataluña incluso el día 4). Como quiera que los ordenadores no se van de vacaciones en Semana Santa, el de su banco le abona su nómina el día de Viernes Santo, esto es, el día 1 de abril, pero con valor el 4 ó el 5 de abril. Y usted, que está deseando cobrarla para marcharse a la playa, se acerca a un cajero, pide movimientos y… ¡olé, ya he cobrado!. Si, como es normal, la siguiente operación es una extracción de dinero, acaba de firmar un préstamo con 42 http://app.bde.es/clf/leyes.jsp?id=9282 43 Código Cuenta Cliente 41 su banco por el importe que ha retirado, al tipo de interés de descubierto (que no puede superar 2,5 veces el tipo de interés legal del dinero, según la Ley44), esto es, al 10% TAE y por los días en los que teóricamente está en números rojos. Si a ello añade la comisión por descubierto que generalmente se cobra en las entidades financieras, probablemente su Semana Santa le salga demasiado cara… pero disfrute, porque se enterará en junio, cuando el banco capitalice el segundo semestre. Éste era uno de los mayores negocios de la banca en los ochenta, la valoración. Resumiendo, en la banca de entonces las comisiones no eran un capítulo prioritario: a) Porque los márgenes con los que se trabajaban permitían pingües beneficios, por lo que no hacía falta estudiar otras formas de engrosar las cuentas de resultados al margen de la propia intermediación financiera. b) Porque las valoraciones permitían tener grandes cantidades de dinero en un limbo financiero (al 0% de coste y al 19% de beneficio) por un tiempo indeterminado. c) Porque la clientela ni discutía los intereses (estaban las cosas como para andar negociando) ni cualquier operación bancaria que, dicho sea de paso, se hacían en todos los bancos de la misma forma. Quienes empezábamos en esto (léase las cajas de ahorro) aprendimos deprisa: unas veces porque fichamos a auténticos fenómenos procedentes de la banca, y las más porque observamos las prácticas de nuestros competidores y sencillamente repetimos su uso –yo no digo copiar, sino hacer lo mismo que hacían ellos–. Pero no todo fueron fichajes o eufemismos de copias. Hubo un negocio cuya patente fue exclusiva de la Entidad: Aunque mi memoria no me permite fijarlo con exactitud, creo recordar que en el mes de mayo de 1981 la Caja decide regalar el libro “Raíces” de Álex Haley a todos aquellos clientes que ingresen en su cuenta 5.000 pesetas, utilizando de alguna forma la notoriedad que tuvo una serie de televisión del mismo nombre. Pueden imaginarse el revuelo que se formó en las oficinas. Fue de los que hacen época, hasta el extremo de agotarse la edición en un de días. Entonces se decide regalar otro libro, “Antonio Bienvenida, Historia de un torero” escrito por el 44 Ley 7/1995, de 23 de marzo. BOE núm. 72 del 25 de marzo 42 célebre crítico taurino Filiberto Mira que también llega a agotarse haciendo necesario entregar unos vales que se canjearían cuando se reimprimiera otra edición. Como había relatado en un capítulo anterior, las economías domésticas de aquella época gustaban de tener el dinero en casa (los sobres para pagar la luz, o para ir la compra –al mercado de abastos–), por lo que fue fácil conseguir que nuestros clientes nos ingresaran esas 5.000 pesetas que podían sacar como mínimo, al día siguiente de la imposición, aunque lo que ocurrió fue que las últimas 5.000 pesetas que cada esposa española cliente de la Caja tenía para terminar el mes fueron las que se ingresaron, y se sacaron pues precisamente a final de mes. ¿Y qué ganó la Caja con todo este revuelo? A primera vista, sólo muchísimo trabajo, pero la realidad fue bien distinta: la Entidad prestó todo este dinero en el mercado interbancario a un día, a unos tipos que rondaban el 17%. En otras palabras, cada 5.000 pesetas le permitió ganar 2,40 pesetas por cada día que transcurría. Yo no me atrevería a aventurar cuánto dinero se ingresaba en la Entidad cada día, pero suponiendo que lo hicieran 200 personas en cada una de las 400 oficinas abiertas entonces (400 millones de pesetas), habríamos obtenido unos beneficios diarios de 192.600 pesetas (setenta millones trescientas mil pesetas anuales). Y todo por un librito. La pena es que no se nos ocurrió hacer esto el 11 de agosto de 1978, fecha en la que el mercado interbancario a un día estuvo en el 55%45. Como diría mi amigo Kiko, los españoles pensamos bien, pero tarde. Unos meses después, concretamente el 8 de diciembre de 1980, Mark David Chapman asesina a John Lennon, aunque para mi hijo –y probablemente, para muchos más entre los que también me incluyo– “John Lennon didn’t die” [John Lennon no murió]. Entretanto, la Caja desea mejorar su Escuela de Formación, y por ello solicita al Instituto de Ciencias de la Educación la creación de un curso para la formación del profesorado, al objeto de dotar a sus empleados del Certificado de Aptitud Pedagógica necesario para impartir cursos de formación interna. En mi particular baúl de los recuerdos han aparecido dos cartas de la Escuela de Formación y Selección firmadas por el entonces Director de la misma, Rogelio Sáez. La primera está fechada el 24 de noviembre de 1980, en la que me confirma la inscripción en el Curso para la obtención del Certificado de Aptitud Pedagógica, a impartir por la Universidad Politécnica de Madrid. La segunda data del 5 de febrero de 1981, y en ella me comunica que el curso “dará comienzo el día 9 de febrero a las 17:00 horas en el Aula número 14 de esta Escuela de Formación, Plaza de San Martín número 5 1ª planta”. Ciento veinte horas teóricas y sesenta prácticas, al objeto de enseñarnos las técnicas más modernas para la enseñanza; concretamente, el calendario se distribuía de la siguiente forma: a) Primeras cuatro semanas: del 9 de febrero de 1981 (lunes) hasta el 6 de marzo de 1981 (viernes). Clases teóricas 45 Sólo por curiosidad, hubiéramos ganado unas 611.000 pesetas diarias, 3,72 veces más de lo que ganamos. En términos anuales, 261,5 millones de pesetas. 43 b) Semanas quinta y sexta: del 9 de marzo de 1981 (lunes) hasta el 20 de marzo de 1981 (viernes). Clases prácticas. c) Séptima y octava semanas: del 23 de marzo de 1981 (lunes) hasta el 3 de abril de 1981 (viernes). Clases teóricas. d) Finalmente, del 6 de abril de 1981 (lunes) hasta el 10 de abril de 1981 (viernes). Clases prácticas. Estábamos, pues, en el primer ciclo de nuestra formación cuando el lunes 23 de febrero, en el descanso que teníamos a media tarde, nos sorprendió la noticia: un compañero, tras hablar con su esposa que trabajaba en Televisión Española, nos confirmó que en el Congreso “había habido un follón” y que el Ejército había tomado Prado del Rey (donde estaban los estudios de TVE). No nos pudo dar más noticias porque probablemente su mujer tampoco podía contarle mucho más. En esos momentos recordamos que habíamos oído muchas sirenas de la policía (entonces la Dirección General de Seguridad estaba en la Puerta del Sol, y una de las salidas era a través de la calle Arenal, a escasos doscientos metros de donde estábamos nosotros), a las que no habíamos dado demasiada importancia pero que, en aquellos momentos, sí que parecían tenerla. Decidimos suspender las clases y marcharnos a nuestras casas. Acostumbraba a llevarme el coche porque al terminar las clases me iba a Campamento a ver a mi novia, y aquel día no iba a ser la excepción. Pues lo fue. Había algo que nos decía que teníamos que ir a nuestras casas y esperar acontecimientos. Le ofrecí a mi compañera Margarita Castro (luego llamada “la Thatcher”46) llevarla a su casa de la calle Atocha. Aceptó y recuerdo ir mascullando los dos en mi R-5 las consecuencias que eso que parecía un golpe de estado podría tener. No nos importaban tanto las implicaciones políticas cuanto las personales, puesto que ambos teníamos previsto casarnos ese mismo año. Llegar a mi casa fue una odisea. Aún vivía en casa de mis padres, muy cerca del Congreso. Tenía que aparcar el coche en el “Garaje del Prado”, sito en la calle Huertas esquina a Fúcar (justo donde hoy está nuestra oficina 1902, que dirige mi amigo Jacinto Yestera). En esa esquina había un par de policías impidiendo el paso. Yo me afanaba en decirles que tan sólo iba a aparcar el coche “ahí enfrente” (desde donde estábamos se podía ver perfectamente el garaje), pero ellos me contestaban “que tenían órdenes de no dejar pasar a nadie”. Les enseñé mi carnet de identidad para demostrarles que yo vivía allí, y que tan sólo quería aparcar el coche y subir a mi casa, “que mi madre estaría muy preocupada si se había enterado –y seguro que era así, porque la radio en mi casa estaba puesta desde que ella se levantaba hasta que se acostaba– y ni su marido ni ninguno de sus cuatro hijos estaba en casa a esas horas”. 46 Margarita fue después profesora de ortografía. Al parecer tenía fama de dura con los alumnos, recibiendo ese sobrenombre en comparación con la Primera Ministra británica Margaret Thatcher. (también conocida como la dama de hierro), en el gobierno en aquella época. Como yo siempre la llamaba “la Tatcher” ella decidió llamarme a mí “el Puma”, más por el parecido de mi nombre de pila y mi segundo apellido al del célebre cantante y actor venezolano, que por mi físico o mi voz. 44 Parece que eso les apiadó un poco, y me permitieron pasar. Por el retrovisor del coche observé que no me perdían de vista. Aparqué el coche lo más rápido que pude, y al pasar a su lado, les di las gracias y me despedí amablemente. Al fin y al cabo, ellos cumplían órdenes. Al entrar a mi casa mi madre estaba histérica. Por supuesto, lo había oído por la radio, y no paraba de decir: “hijo, aquí va a pasar como en el 36, aquí va a haber otra guerra civil… y tú acabas de terminar la mili… te van a hacer volver, hijo, vas a ir a la guerra…”. Y comenzaba a llorar amargamente. Yo intentaba consolarla, pero cuando mi madre se obstina es difícil hacerla cambiar así como así. Luego siguió con sus elucubraciones: “y a tu hermano también, que sortea este año…”. Conforme fueron llegando mis hermanos se fue tranquilizando. Finalmente cuando llegó mi padre se sintió segura y le cambió por un segundo la cara. Pero sólo un segundo, porque cuando estaban todos les dije que yo me iba a ir a buscar a mi novia, que estaba con su hermano en un piso de alquiler en el barrio de Campamento. Mis padres se negaron en redondo: “¿estás loco?, me dijo mi padre… en Campamento, donde están todos los militares… ¡a saber qué co.. pasa por allí!. Llámala y así te quedas más tranquilo, pero de ir a buscarla nada”. Me sorprendió la reacción de mi padre porque era evidente que ambos se profesaban un cariño mutuo. Luego el tiempo me hizo ver que su opinión fue acertada: no tenía ni la menor idea de lo que estaba pasando por ahí fuera, la radio sólo emitía música clásica y teníamos un coche de la policía justo debajo de nuestros balcones. ¡Como para andar saliendo!. Llamé a su vecina Loli, que inmediatamente la avisó y estuve hablando con ella. Me dijo que estuviera tranquilo, que lo que me había dicho mi padre era correcto, y que no me preocupara porque estaba su hermano Fernando en casa. Entretanto, mi hermano, que por entonces estudiaba en la Facultad de Ciencias de la Información, había montado una especie de redacción periodística en mi propia casa, fichando como colaboradores a mi padre y a quien suscribe, obligándonos a estar pendientes cada uno de un transistor distinto y de las noticias que aparecían por la televisión. Él iba apuntando en un cuaderno cuantas noticias comenzaban a estar más o menos contrastadas. Sabíamos que la Cadena SER había conseguido mantener el sonido de la Cámara, y que TVE también seguía emitiendo, pero ambos medios se decantaron por la música clásica. La radio únicamente repetía los momentos del asalto, pero sin aclarar del todo lo que había pasado. La palabra “golpe de estado” comenzaba a gravitar en el ambiente, pero nadie se atrevía a declarar aquello como tal hasta tanto no se disiparan los acontecimientos. Mi madre, con todas las ovejas en el redil, cambió su preocupación por la de los policías que habían aparcado su coche patrulla frente a los balcones de mi casa. La noche se había vuelto muy fría y los pobres policías ponían de vez en cuando el coche en marcha para que funcionara la calefacción y así calentarse un poco. Al verlos pasar tanto frío, les preparó un termo con café caliente y me ordenó que bajara a llevárselo. Pueden imaginarse la cara de aquellos policías, con la noche cerrada, observando 45 cómo un individuo de veintitrés años como yo blandía un termo al lado de su coche patrulla y les pedía que bajaran la ventanilla. Al final la bajaron y tuve la oportunidad de explicarles que nosotros éramos los vecinos “de ahí arriba” (mientras señalaba los balcones de mi casa) y que como mi madre les había visto pasar frío, pues que había preparado café y me pedía que se lo bajara. Para aquellos dos hombres aquel termo de café les pareció mejor que cualquier caviar beluga. Se lo tomaron enseguida y uno de ellos subió a casa para agradecernos, en nombre del Cuerpo de Policía, el favor que les habíamos hecho. Su cara dibujaba el miedo que todos teníamos en el cuerpo, pero su uniforme le obligaba a disimular. Como no se fiaban de la emisora de radio (no me extraña, hasta yo era capaz de oír sus conversaciones con una simple radio de coche, en las frecuencias cercanas a los 89 MHz), las órdenes se daban de viva voz. De vez en cuando paraba un coche al lado del patrulla, se bajaba un hombre vestido de paisano, hablaba con los grises47 y se marchaba. A las 01:14 horas del 24 de febrero se emitió el mensaje televisado del Rey Juan Carlos48: “Al dirigirme a todos los españoles con brevedad y concisión, en las circunstancias extraordinarias que en estos momentos estamos viviendo, pido a todos la mayor serenidad y confianza, y les hago saber que he cursado a los capitanes generales de las regiones militares la orden siguiente: ante la situación creada por los sucesos desarrollados en el palacio del Congreso, y para evitar cualquier posible confusión, confirmo que he ordenado a las autoridades civiles y a la Junta de Estado Mayor que tomen las medidas necesarias para mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente. Cualquier medida de carácter militar que, en su caso, hubiera de tomarse deberá contar con la aprobación de la Junta de Estado Mayor. La Corona, símbolo de la permanencia y la unidad de la patria, no puede tolerar en forma alguna, acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza el proceso democrático que la Constitución votada por el pueblo español determinó en su día a través de referéndum.” A las 01:38 horas, también a través de TVE, los locutores Iñaki Gabilondo (entonces director de Informativos) y Victoria Prego anunciaban que el General Milans del Bosch ordenaba la retirada de las fuerzas que estaban estacionadas en la vía pública de Valencia. El golpe de estado parecía haber fracasado… Comenzaron a salir ediciones especiales de los distintos periódicos. Mi hermano me pidió que bajara a buscarlas, a los kioscos que teníamos cerca (o donde los pudiera encontrar). Aquel encargo no fue fácil de cumplir; si yo tenía dificultades para moverme, imagínense ustedes los 47 No creo que haga falta explicar el significado de la palabra, pero, por si acaso, se denominaba así al cuerpo de la Policía Armada (actualmente la Policía Nacional) por el color de su uniforme, gris claro. Luego lo cambiaron por otro de colores marrones y cremas, pasando a denominarse la madera. Hoy en día, con uniforme azul oscuro, hasta donde yo sé, sólo se les denomina “nacionales”. 48 http://www.kalipedia.com/historia-peru/tema/mensaje-rey-golpe-23.html?x1=20070712klphishes_ 335.Kes&x=20070712_klphishes_227.Kes 46 repartidores de prensa. Finalmente, algunos conseguí y mi hermano pudo redondear quizá el único trabajo periodístico de su vida (porque aunque terminó su carrera, no ejerce el periodismo). Y, por supuesto, al día siguiente, a trabajar. Los controles ya eran más laxos, por lo que no tuve problema para coger mi coche y conducir hasta la oficina de Huerta Castañeda. La preocupación en nuestros rostros se disimulaba tras las ojeras que todos presentábamos. Habíamos dormido poco, pero teníamos la sensación de haber asistido, en vivo y en directo, al acontecimiento más importante de nuestra incipiente democracia. Y aquel desenlace nos volvió mucho más maduros, hasta el punto de congregar a un millón doscientas mil personas en la manifestación celebrada en Madrid el 27 de febrero de 1981, a las siete de la tarde, en defensa de nuestra democracia. Los cuatro meses siguientes (marzo, abril, mayo y junio) tuvieron un denominador común: la boda. No me voy a extender aquí en detalles, salvo en uno: como casi todo en esta época, había que enviar una instancia al Director General para solicitar los días de permiso por contraer matrimonio. Yo lo solicité el 12 de mayo de 1981, y el Director General me contestó con fecha 18 de mayo. Un día después de haberme casado, es decir, el lunes 29 de junio de 1981, cuatro horas más tarde de haber llegado a Madrid, y sin haber comido prácticamente, me presentaba en el antiguo edificio de Eloy Gonzalo, 10 a las oposiciones de oficial primero. A la salida, mis compañeros comenzaron a felicitarme. Miré a mi mujer y enseguida supe quién se lo había dicho. Ya había comenzado a contar los 10.132 días que estuvimos casados. Los otros 1.639 se corresponden con nuestra etapa de noviazgo. Al día siguiente, a mediodía, comenzamos nuestra luna de miel en el Puerto de la Cruz, en la polvera nacional como magistralmente definió esa ciudad mi compañero Manuel Pérez. Tras haber obtenido el CAP49, la Escuela de Formación me propone dar la clase de contabilidad para los Cursos de Conversión a la Rama Administrativa, dirigida a ayudantes de ahorro que quisieran ser auxiliares administrativos. Acepté ilusionado, y me asignaron dos grupos muy heterogéneos: uno de ellos estaba formado por chavales con edades medias cercanas a los dieciocho años. El otro lo formaban personas mucho más mayores, hasta el punto de que alguno de ellos bien podría ser mi padre. Recuerdo perfectamente el primer día que tenía que dar clase. Había intentado por todos los medios prepararla como me habían dicho. Me había hecho un pequeño guión para seguirlo: primero presentarme; luego exponer cuál era el objetivo de la asignatura y cómo se iban a desarrollar las clases. La mecánica de los exámenes y la calificación final. 49 El Certificado de Aptitud Pedagógica, al que me referí antes. 47 Cuando estaba a punto de abrir la puerta del aula, me quedé paralizado. Jamás en mi vida había sentido tanto miedo, hasta el punto de que estuve a punto de darme la vuelta y desertar. Afortunadamente, no lo hice. Inspiré fuertemente, mantuve el aire unos segundos y lo expulsé luego con fuerza, en un gran soplido. Aquello consiguió ahuyentar los fantasmas que me tenían atenazado, y entré al aula con gallardía, y dispuesto a que no se me notaran los nervios que me envolvían. No lo conseguí. Y hay dos detalles que lo corroboran: el primero, que me senté tras la mesa del profesor, cuando normalmente lo hacía sobre la mesa del profesor. Y el segundo, que no fumé un solo cigarrillo (entonces se podía fumar en las aulas) por temor a que me vieran temblar cuando lo encendiese. Luego, cinco años maravillosos enseñando Contabilidad a mis compañeros para acceder a la escala administrativa. Hoy muchos de aquellos alumnos son directivos de la Entidad (lo cual me llega de orgullo, tengo que decirlo), más por sus propios méritos que por los nuestros, aunque, digo yo, que en algo contribuiríamos todos los que fuimos profesores de aquella Escuela mítica que tuvo su comienzo y, por supuesto, también su final. Cuando el 11 de septiembre de 1984 presentaba al Director General y a los Directores Generales Adjuntos mi libro, titulado sencillamente “Curso de Contabilidad”, les adjuntaba una carta en la que hacía una breve historia del origen del mismo: “Durante el curso académico 81-82 se planteó la idea de facilitar a los alumnos unos apuntes fotocopiados, cuyo fin principal estribaba en librar, de alguna manera, la toma de notas casi al dictado, así como de sistematizar el contenido de la asignatura, ayudándose de numerosos supuestos prácticos. Como quiera que la idea obtuvo buenos resultados, en el siguiente curso se realizó una tirada similar, entregándose al principio del año. Así pues, los alumnos disfrutaron de un, digamos, texto durante el curso. Con la implantación del nuevo plan de Formación, la Escuela editó el presente libro, que recoge en su mayor parte la doctrina del Prof. D. José Rivero. La labor de este autor, tal y como se menciona en la introducción del texto, se ha limitado a recoger esas ideas e intentar plasmarlas de una forma más asequible al nivel que estos cursos requieren, dada su estructura pedagógica.” Todos ellos me contestaron, y guardo como una auténtica joya sus cartas, que acompañan a un ejemplar encuadernado en rústica y con mi nombre grabado que tuvo a bien regalarme el Director de Escuela de Formación Rogelio Sáez. Incluso Don Ángel Montero me descubre una errata de imprenta al hablar de la partida doble: se me coló el año 1944 cuando debería ser 1494. Y eso que tuve el privilegio de contar con el mejor corrector del mundo: mi padre. El impresor de profesión volvía a ayudar –lamentablemente por última vez en su vida– a su primogénito. Maquetó el libro, corrigió los primeros textos que aún llevaban el olor de la tinta impregnado en ellos con los signos de corrección que utilizan los profesionales de las cajas y el 48 componedor50 (la imprenta que realizó el trabajo lo felicitó por su trabajo) y me ayudó para que quedara lo mejor posible. No obstante, tal y como destacó el Sr. Montero, en la página 9 se deslizó el año 1944 cuando la partida doble se inventó en 1494. Pero en aquella época además de ser profesor tenías que ser también alumno para aprender los productos que algunos compañeros ponían en práctica. Como no existían libros ni manuales, la única forma de formarse era viendo cómo se hacía. En mi caso, aprendí el descuento de efectos de la mano de otro director de oficina que “ya descontaba”. Ello me obligó a confeccionar artesanalmente el sello que había que poner a las letras de cambio antes de enviarlas a Cartera, hasta que recibí en el pedido bimensual los correspondientes sellitos normalizados. El descuento de papel51 era, en los tiempos que estamos analizando, la operación más común de la banca y la que le reportaba los mayores beneficios. Como señalé en el primer capítulo, el descuento consiste en anticipar la liquidez de los derechos de cobro que uno tiene sobre sus clientes. Es decir, si he acordado con un cliente el cobro a los 90 días de la emisión de la factura, puedo acudir con el instrumento representativo de esa deuda (la letra de cambio) al banco para que me adelanten el importe del efecto, descontando de ese adelanto los intereses y gastos correspondientes. Vamos a verlo con números: siguiendo el ejemplo, supongamos que tenemos una letra de 15.000 euros, aceptada y domiciliada52, emitida el día 20 de febrero de 2011, con vencimiento 21 de mayo de 2011 (90 días), que deseamos anticipar su cobro. Para ello nos dirigimos a nuestro banco para descontarla. En primer lugar el banco estudiará si “nos clasifica” o no, esto es, si quiere admitir el papel que le vamos a llevar a no. Para ello analizará tanto los librados a cuyo cargo le llevaremos documentos (solvencia, dimensión, RAI) como nuestros propios datos, a fin de cubrir el riesgo en que puede incurrir si alguno de nuestros librados devuelve el efecto que él nos ha anticipado. Vamos a suponer que ese estudio ya está hecho, y que, por tanto, estamos habilitados para descontar. Eso no significa que automáticamente el banco vaya a aceptar todo el papel que le llevemos, todo lo contrario. Cada efecto lo analizará y determinará si lo “toma” o no. Supongamos también que superamos este segundo control y que el banco está dispuesto a descontar la letra que le llevamos. Entonces procederá a liquidar la remesa (en este caso, compuesta por un solo efecto) en función de los días que restan hasta el vencimiento, y al tipo de interés que tenemos negociado (que varía en función del plazo; a plazos más largos, mayor es el tipo a 50 Lo que voy a contar es auténtica historia, pero antes los textos se hacían letra a letra (“tipo a tipo” como se decía en el argot), con caracteres que se guardaban en cajones (”cajas”) divididos por tamaños (“cuerpos”), que se montaban ayudados por unas pinzas por líneas en el “componedor”, una especie de regla en forma de “L”, para ensamblarlos finalmente y formar las páginas. Luego se “tiraban” (imprimían) las denominadas “pruebas de imprenta” que había que corregir para minimizar los errores, aunque no por ello éstos dejaban de existir. 51 En el argot, el “papel” son los documentos susceptibles de ser negociados, esto es, letras, recibos, pagarés, certificaciones, etc. 52 Ver el capítulo “Las letras de cambio” 49 aplicar). Supongamos finalmente que el tipo de interés que corresponde es del 6,50%. La liquidación que se practicaría sería la siguiente: Nominal: 15.000 € Días hasta el vencimiento (desde el 1 de marzo hasta el 21 de mayo): 81. 15.000 x 6,50 x 81 Intereses = ------------------------- = 219,38 36000 53 Pero también hay que tener en cuenta las comisiones de cobranza. En nuestro ejemplo, al tratarse de un efecto aceptado y domiciliado, la comisión es de un 0,40%, por tanto, 60 euros. En total, el anticipo del efecto nos cuesta 279,38 euros que, dicho así, no se deduce si es mucho o poco dinero. Pero si utilizo este crédito “todos los días del año” (esto es, en cuanto se cobre la letra presento otra para descontar, con lo que me garantizo liquidez en mi empresa para hacer pagos), habré pagado esos intereses cuatro veces y media (365 / 81) en el año, o, lo que es lo mismo, la clasificación de descuento habrá tenido cuatro rotaciones y media. Por tanto, los gastos totales serán de 1.257,19 euros, lo que supone un 8,38% sobre los 15.000 euros adelantados. Pero si en lugar de descontarlo el 1 de marzo este mismo efecto se hubiera descontado el día 1 de mayo (esto es, por 20 días en lugar de 81), la rentabilidad anual de la clasificación pasaría del 8,38% hasta el 13,89%. Supongo que no hacen falta más explicaciones. Aprendí lo que era el descuento, pero también y por desgracia, lo que fueron los atracos. “El número de atracos a entidades bancarias ha pasado de 108 en 1976 a 2.149 el año pasado [1982]. Esto supone un aumento del 1.980%, que es el doble de asaltos bancarios ocurridos en Francia, a pesar de que en este país hay 26.000 entidades y en España 20.000, según un informe que publica la revista Policía Española, editada por la Dirección de la Seguridad del Estado. Las cantidades logradas como botín alcanzaron el máximo en 1980, con 2.129 millones de pesetas. Los estudios realizados sobre los robos con intimidación en bancos ponen de manifiesto características específicas, tales como que no es un delito típico de la delincuencia juvenil, que hay una tendencia a disminuir el producto medio por atraco, debido a las medidas de prevención adoptadas por la banca, y que más de los dos tercios de los robos son cometidos antes de las 12 de la mañana”54. Recuerdo el primer atraco con absoluta claridad. Eran… sí, más o menos las doce de la mañana. En la esquina de la calle Cebreros con Huerta Castañeda los municipales andaban requisando la espléndida fruta que vendían unos gitanos, y que las malas lenguas decían que eran para comérselas ellos después. 53 Nótese que el divisor es 360 porque en el descuento se utilizan años comerciales (30 * 12 = 360 días). 54 http://www.elpais.com/articulo/espana/numero/atracos/bancos/aumento/1980/1976/elpepiesp/19830817 elpepinac_16/Tes 50 Yo me disponía a entrar a la zona privada donde estaban los servicios cuando entraron dos jóvenes, de unos dieciocho años aproximadamente. Uno de ellos (rubio con el pelo rizado), se desabrochó el anorak y sacó una escopeta recortada mientras voceaba: - ¡Todos al suelo, esto es un atraco! Como le pareció que yo me quería marchar, se dirigió a mí y me indicó: - ¡Y tú dónde vas!. Te he dicho que te tires al suelo… Cualquiera le explicaba que sólo quería mear. Claro que, por otra parte, se me quitaron las ganas de golpe. Por supuesto, le hice caso y me tiré al suelo. No puedo contarles más porque con la perspectiva que tenía se veía más bien poco; eso sí, pude observar cómo el Director, que también estaba tumbado en el suelo, se afanaba en estirar la manga izquierda de su chaqueta con la mano derecha. El atraco duró apenas un minuto, pero a mí me pareció que habían pasado horas. Cuando se marchaban, nos ordenaron que esperásemos cinco minutos para levantarnos. Oímos cómo se cerraba la puerta de la calle porque en la oficina reinaba el más absoluto silencio. Fue entonces cuando José María se levantó y, al verificar que ya se habían marchado, nos indicó que podíamos levantarnos nosotros también. Salió lo más rápido que pudo para avisar a los municipales del atraco, supongo yo que con la sana intención de que fueran a perseguirlos. Pero ellos estaban con su fruta y el resto del mundo parecía no existir. Al cabo de un tiempo (probablemente, cuando pensaron que ya había pasado todo el peligro) entraron en la sucursal para tranquilizarnos diciendo que “seguramente las pistolas eran de mentira”. En ese momento vi a José María que se mordía la lengua para no contestarles “y tú cómo c..o sabes eso, si ni siquiera los has visto”. Luego llamamos a la Policía y a nuestro Departamento de Seguridad para comunicar el hecho. Ambos nos pidieron que cerráramos la oficina, que no dejáramos que se marcharan los clientes que había dentro cuando sucedió el atraco y que no comentáramos lo que había sucedido ni siquiera entre nosotros hasta que ellos no llegaran. A los pocos minutos aparecieron dos inspectores de policía con un álbum de fotos para mostrárnoslas. Recuerdo que uno de nuestros clientes estaba especialmente nervioso, porque el dinero que iba a ingresar estaba sobre el mostrador cuando el atracador entró en el búnker, y, por supuesto, se lo llevaron también. Me imagino que pensaría que se iba a quedar sin el dinero, que no se lo restituiríamos. Para colmo, se trataba de una persona sordomuda. Cuando los inspectores se dieron cuenta de esa circunstancia, se dirigieron a él en primer lugar. Comenzaron a enseñarle las fotos del álbum, y al ver una de ellas el sordomudo comenzó a emitir grititos y a hacer grandes aspavientos con las manos. Estaba claro que había identificado a uno de ellos. Localizar al segundo fue también muy fácil: los policías centraron la atención en los compañeros del identificado. Algunos eran descartados antes de enseñarle la foto porque “a éste lo cogimos ayer”, pero, de las tres o cuatro fotos adicionales que le enseñaron, el sordomudo reconoció al segundo con la misma facilidad que lo hizo con el primero. 51 Y mientras José María iba a la Comisaría a formular la correspondiente denuncia, y mis compañeros de auditoría contaban el dinero que había quedado para determinar el importe del botín de los atracadores, a mí me tocó tranquilizar a Marga y a Isabel, mis compañeras entonces, invitándolas a tomar una tila en el bar de enfrente de la oficina. Por supuesto, la noticia ya la sabía el barrio entero, y en ese momento parece primar el morbo sobre cualquier otro sentimiento humano, como puede ser, por ejemplo, infundir tranquilidad. Así pues, nos tocó rememorar esa desagradable experiencia de nuevo. Pero lo lamentable de todo esto es que esa explicación tuvimos que repetirla cientos de veces después hasta que el tiempo, bendito tiempo, se encargó de que la gente olvidara el incidente. Un extenso informe que se publicó en febrero de 2009 en la prestigiosa revista Addiction55, muestra los resultados de un trabajo sobre la evolución de la incidencia del consumo de heroína en España, desde 1971 hasta el 2005. “El informe revela que actualmente el número de personas que se inician en el consumo de heroína en España es menor que a principios de los años 70, y un 95 % inferior respecto el período entre 1979 y 1982, donde el índice de nuevos consumidores de heroína entre la población –de 15 a 44 años de edad– mostró su máximo. De 190 inicios en el consumo de heroína por cada 100.000 habitantes en 1980, se pasó a 8 inicios por cada 100.000 habitantes en 2005”. Creo que no tengo que extenderme demasiado en explicar el motivo de la anterior cita. Me acuerdo de Miguel Ríos cuando cantaba “Un caballo llamado muerte”: No montes ese caballo, “pa” pasar de la verdad, mira que su nombre es muerte, y que te enganchará. Hablo de la heroína, jaco, caballo, h, manteca, brown, tailandesa, sugar, chute, pico, dama blanca. La heroína pertenece a la familia de los opiáceos. Es una sustancia semisintética que se elabora a partir de la morfina extraída de la planta del opio (Papaver somniferum) con un potencial tóxico de tres a cinco veces superior al opio. Fue sintetizada a finales del siglo XIX por la industria farmacéutica alemana Bayer, buscando un medicamento que tuviera la misma capacidad analgésica de la morfina pero que fuera menos adictiva. En sus inicios, la heroína se utilizó terapéuticamente para la curación de los morfinómanos, pero pronto se abandonó su uso legal al no obtener los resultados deseados. Hasta la década de 1990, la vía habitual de consumo era por inyección. Ahora, en la actualidad, como consecuencia de la propagación del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) responsable de la sida, está generalizado, sobre todo entre los nuevos consumidores, la vía pulmonar, inhalando sus vapores (chino).”56 55 Fuente: http://www.agenciasinc.es/Noticias/Heroina-una-droga-en-recesion 56 ATENCIÓN: Página sólo accesible a personas mayores de edad. http://www.somnit.org/es/sustancias/heroina.php?8c48c7a22cacc259561897e9d97279da 52 En aquella época no se sabía prácticamente nada de esta droga ni, lamentablemente, de otras igualmente adictivas y perjudiciales. Y eso llevó al abismo57 a muchos jóvenes, que no tenían otro remedio que atracar bancos para conseguir efectivo con el que comprar su dosis diaria. “Un estudio retrospectivo realizado en Cataluña con un grupo de 12.711 adictos a opiáceos de 15 a 44 años refleja claramente la magnitud y el rápido crecimiento de la mortalidad, que pasó de 13,8 fallecimientos por 1.000 personas-año en 1987-1988 a 34,8 en 1988-1989”58. Esta proliferación de asaltos obligó a las entidades financieras a la contratación de vigilantes jurados provistos de un revólver del 38 que, en algunos casos, eran meros matones al más puro estilo de las películas de gánsters. A veces daba más miedo entrar en una oficina bancaria en la que estaba un individuo de éstos que enfrentarte al atraco en sí. Aunque, bien mirado, tal vez era ese tipo de persuasión la que primaba al contratarlos. Vaya por delante que no quiero generalizar, pero sí recuerdo algunas empresas de seguridad que habían florecido como setas como consecuencia del incremento de los atracos gustaban de contratar tipos así. Pero, al margen de todo esto, y sin ningún ánimo de resultar presuntuoso, puedo concluir que el que llevaba la oficina 737 de la calle Huerta Castañeda era yo, a pesar de no ser el director de la misma. Quizá por ello en 1982 José María Martínez me propuso para hacer el curso de Jefe de 5ª. Mi carrera hacia la dirección de oficinas comenzaba a perfilarse… Con lo que no contaba era con el fielato de José Luis Pardo, que era un sicólogo a quien la Caja le había encargado la realización de un informe de cada uno de los futuros candidatos a la jefatura, al objeto de determinar la aptitud para el desempeño del puesto. La cita con Pardo era doble: en la primera semana del curso y en la última. El lugar, el Parador de Gredos. Te recogían en un autocar a la puerta de la Central un lunes a las ocho de la mañana y te devolvían el viernes a eso de las siete de la tarde. Estaba prohibido ir al Parador con tu coche propio. Nada más llegar, y tras dejar la maleta en tu habitación, ya te estaba esperando para darte un repasito. Su estrategia consistía en llevarte a situaciones límite, para observar tu reacción. Muchas veces comentábamos que te estaba analizando hasta cuando jugábamos al tute. Esta actitud (que era su trabajo) le granjeó múltiples enemigos, y se dice que alguna ocasión llegó casi a las manos con algún compañero que no soportaba tal presión. Con cierta petulancia puedo decir que en el grupo en el que estaba yo tuvo que ser de los mejores, puesto que muchos de los que allí estuvimos fuimos jefes al poco tiempo de finalizar el curso. 57 Y, si quieren, quédense con su sentido literal: “Profundidad grande, imponente y peligrosa, como la de los mares, la de un tajo, la de una sima, etc.” Fuente: DRAE. 22ª edición. 58 ROCA J. ESTEVE, M. ¿De qué mueren los jóvenes? Med Clin (Barc) 1997; 108:263-5, citado por SUELVES, Josep M. y otros en el artículo Consumo de drogas. Evaluación de los objetivos del Plan de Salud de Cataluña para el año 2000”. Fuente: http://www.gencat.cat/salut/depsalut/pdf/eva60-63.pdf 53 Otra consecuencia del paso por Gredos en aquella época fueron los embarazos de nuestras esposas. Una semana de alta tensión tuvo como consecuencia un desahogo que, probablemente, fue lo que propició esos embarazos. Puede ser o no, pero lo cierto es que, años después, volvimos a coincidir muchos de nosotros cuando acercábamos a nuestros hijos a la Plaza de Toros de Las Ventas para que fueran a las colonias de verano que organizaba la Entidad. A los dos meses de haber terminado estos cursos recibí una llamada del Responsable de Personal de la Dirección de Zona, indicándome que debía presentarme al día siguiente ante nuestro Director para tratar un asunto de importancia. Así lo hice, y Don Pedro Vives, que en paz descanse, nos sentó a Fernando y a mí frente a él para exponernos lo que deseaba: quería montar en la Zona un departamento de planificación, que se encargara de la formulación de objetivos y del control posterior de su realización. Para ello nos envió al Departamento de Planificación de la Caja, para aprender lo que allí se hacía. A las órdenes del también fallecido Don Ángel Montero, estaban Ramón, Antonio y Emilio. Se estaba preparando una contabilidad analítica para su implantación en la Entidad. Y nuestra primera misión fue acompañar a Ramón a las reuniones a las que era convocado, para escucharle cómo explicaba el funcionamiento de la contabilidad analítica de la Entidad. Nosotros fuimos unos alumnos privilegiados, puesto que Ramón nos explicó mucho más a fondo la filosofía del proyecto que se puso en marcha en la Entidad, aunque, en mi opinión, no con los éxitos que suponíamos iba a tener. Trabajar en aquel departamento era un auténtico privilegio. Era la primera vez en mi vida que vivía la Caja con otro perfil, distinto del prisma de las oficinas donde había trabajado siempre. Podías trabajar con datos globales en lugar de hacerlo con datos particulares. Incluso el Sr. Montero me pidió que realizara un estudio para analizar si debería modificarse la remuneración de las cuentas a la vista. Para ello dispuse de listados de todos los clientes de la Caja, agrupados por clases de cuenta (a la vista, a plazo) y por tramos de saldo. Las conclusiones a las que llegué es que el saldo medio de las cuentas a la vista estaba en torno a las 750.000 pesetas, que remunerábamos al 3,75%59 cuando, de estar invertido a plazo60, esta remuneración no bajaría del 12% o del 14% (la tasa de inflación era del 14%). El Sr. Montero, tras llevar mi trabajo al Comité de Dirección, me hizo extensiva la felicitación que había recibido. El resultado es que no se modificaron los tipos de interés que estábamos pagando a las cuentas a la vista y se descartó la idea de comenzar a cobrar por las domiciliaciones que se realizaran en estas cuentas. Las fiestas navideñas las pasamos en la Dirección de Zona preparando la propuesta de objetivos para 1983. Fernando y yo, economistas ambos, teníamos acceso a la evolución de los saldos diarios de las oficinas de la Zona, y estábamos creando series con cada uno de esos saldos 59 Establecido por O.M. de 17 de enero de 1981 60 La Orden de la cita anterior establecía que el tipo de interés de las imposiciones a más de un año era libre, pero si lo comparamos con los rendimientos de las cuentas a la vista (ahorro bursátil el 8%, ahorro vivienda el 9%, y emigrante el 10%) es fácil de imaginar que los tipos podrían estar en el intervalo citado. El tipo para imposiciones entre 6 meses y 1 año estaba establecido oficialmente, y era del 7,50%. 54 para intentar hacer un modelo matemático que nos permitiera inferir los objetivos del año siguiente. La representación gráfica mostraba un modelo bastante homogéneo, aunque había grandes “picos” que, desde fuera, tenían poca explicación. En cualquier caso, podíamos ajustarla a una distribución normal y obtener resultados válidos con la segunda derivada. Así lo hicimos, y así nos presentamos en el despacho del Subdirector de Zona, con nuestros papeles y la propuesta de objetivos. Mientras Vicente los veía nos iba preguntando de qué forma habíamos llegado a aquella conclusión. Por entonces, Vicente estaba también estudiando la carrera por lo que podíamos hablar con términos científicos porque nos entendería perfectamente. Todo fue normal hasta llegar a la Sucursal 44. Le hicimos nuestra propuesta de objetivos y se negó en redondo. Nos afanábamos en demostrarle que el modelo que habíamos preparado determinaba aquellos objetivos, que era la tendencia que llevaba demostrando todo el mes de diciembre… Vicente, que siempre tenía un cuaderno frente a él, comenzó a dibujar. Hizo un cuadrado y preguntó: - ¿Conocéis por dentro la 44? Nosotros contestamos que no. - Pues la 44 es esto (y señaló el cuadrado que había dibujado). Es imposible que haga esos objetivos porque no entra tanta gente aquí. Le miramos perplejos, pero nos dimos cuenta de que, por encima de modelos económicos, debe primar el sentido común. El mismo que llevó a la Caja, años después, a quedarse con el local de enfrente que era considerablemente más grande. Finalizada la negociación de objetivos, el Sr. Vives nos vuelve a convocar a su despacho: - Bueno, ahora que ya están fijados los objetivos sólo puedo quedarme con uno de vosotros. ¿Quién quiere marcharse? Ninguno de los dos abrimos la boca. Ambos estábamos encantados con el trabajo, y no teníamos ni la más mínima intención de borrarnos. Tendría que ser el Director de Zona quien decidiera. Él lo sabía, y quizá ya había tomado su decisión, pero prefirió hacer un requiebro: - ¿Quién ha hecho el curso de Jefe de 5ª? El único que lo había hecho era yo. Por eso respondí: - Yo, señor Vives. - Bien, pues entonces te habrán enseñado lo que es Cartera, Préstamos, Valores y esas cosas… 55 - Sí, contesté, esperando que no se le ocurriera preguntarme nada de aquellos cursos, que hice de una forma un tanto apresurada, porque estaba obligado a conjugarlos con las clases de la Escuela. - Bien, pues ahora vas a aprender de verdad lo que se hace allí. Quiero que trabajes en esos departamentos hasta que sepas bien lo que hacen; irás a Cartera, a Extranjero, a Préstamos y a Valores. Cada vez que termines tu formación en ellos, tienes que darme un informe de las cosas que se hagan mal desde las oficinas, para ver si somos capaces de arreglarlas. Levantó entonces el teléfono y llamó a Jesús, el Jefe de Cartera, para anunciarle lo que me acababa de decir. Le dijo que el lunes estaría a primera hora en su departamento, y que me dejaba “en sus manos”. Como ya dije anteriormente cuando hablé de la letra de cambio, aquélla fue la mejor formación que he podido recibir en mi vida. Cuando terminé en Cartera me presenté en la Zona con el informe solicitado. Pedro Vives lo leyó y con un gesto de absoluta sorpresa me preguntó: - ¿De verdad esto es lo que ocurre? Le dije que sí, y, arrimando el ascua a mi sardina, apostillé que para eso mismo estábamos trabajando desde la Escuela de Formación, para tener profesionales que estuvieran bien preparados para la banca que estábamos haciendo. La segunda etapa fue Extranjero: desde la caja de moneda extranjera, pasando por las transferencias y cheques emitidos, hasta los créditos documentarios y los informes técnicos para la aprobación y renovación de las operaciones de extranjero. Un recorrido absoluto por el departamento que, además, me permitió librar los primeros sábados de mi vida, porque su horario era el europeo: de nueve a cinco de lunes a viernes, por lo que el sábado no se trabajaba. Y como yo pertenecía a la Zona, pues el horario ampliado no era para mí, por lo que a las tres me marchaba. Estaba en el departamento de Arbitrajes cuando recibí una nueva llamada de mi Director de Zona. Su secretaria me pidió que me acercara a su despacho antes de las tres. Al llegar, me explicó que acababa de inaugurar la Sucursal de la calle Carretas, 14, y que quería que fuera yo el subdirector de la misma. Me pidió que comiera con él, que quería hablar conmigo. Por mi parte, le pedí que me dejara llamar a mi mujer para decirla que no iba a ir a comer. Me ofreció uno de sus teléfonos para que lo hiciera. La llamada fue muy breve: “Mari, no voy a poder ir a comer”, pero ella supo perfectamente que si no le contaba más es porque no le podía contar más en ese momento. Cuando llegara a casa podría darle más noticias. En el almuerzo, el Sr. Vives me pidió que consiguiera que en la oficina se trabajase con el espíritu de la Zona, aunque ello supusiera no cumplir estrictamente las órdenes que pudiera recibir de mi Director. Enseguida me di cuenta del marrón en el que me estaba metiendo (hacer lo 56 que me dice la Zona en contra de lo que pueda decir mi jefe superior, esto es, mi director), pero con veinticinco años estaba dispuesto a comerme el mundo después de habérmelo puesto de montera. Don Pedro Vives me ofreció también la recompensa: “si lo consigues, tendrás tu premio rápidamente”. Yo sabía que el premio era el nombramiento como Jefe de 5ª. Acepté y al día siguiente me presentaba a José Manuel como el segundo responsable de la oficina, nombrado por la Dirección de Zona. A pesar de la aparente dificultad que podría encontrarme, la verdad es que trabajar con José Manuel me permitió aprender mucho. Como abogado en ejercicio que era (y supongo que lo sigue siendo) sabía de qué forma había que redactar las cosas para no meter la pata. Además, pude conocer mejor los entresijos de cada contrato o de cada producto financiero desde el prisma legal. Como experto fiscal (y quizá uno de los mejores) me enseñó varias cosas: a) No des a Hacienda más de lo que te pide. b) Aprovecha todas las ventajas fiscales que la Ley te proporciona, o, dicho de otra forma, c) Paga los menores impuestos posibles, pero siempre dentro de la legalidad. Recuerdo un artículo que firmó para una publicación interna de la Caja explicando las ventajas fiscales que podían obtenerse con el “ahorro bursátil”. Se basaba en la Orden Ministerial de 20 de Octubre de 1966, que desarrollaba el Decreto Ley 8/1966 de 3 de octubre. En esa Orden se establecían las condiciones para abrir la cuenta y para acceder a los préstamos asociados. Básicamente, podía abrir la cuenta cualquier persona física, incluidos menores e incapacitados, si bien siempre tenía que ser una cuenta individual. En el momento de la apertura había que establecer qué clase de valores se iban a adquirir y el importe de tal adquisición. La duración de la cuenta era de tres meses, tiempo en el que había que cumplir el plan establecido. Si así se hacía, se podía solicitar un préstamo en función de los títulos que se fueran a adquirir. En la Orden se fijaba el porcentaje que debía cumplirse. Se establecían también los intereses tanto de la cuenta de ahorro bursátil como del préstamo, y la duración máxima que era de cinco años. Antes de seguir, indicar que estas cuentas fueron derogadas por la Ley 13/1985 de 25 de mayo. Explicado el funcionamiento, vamos con el ejemplo que José Manuel proponía: a) Se abre una cuenta ahorro bursátil con 120.000 pesetas. La remuneración de esta cuenta61 será del 8%. Para cumplir lo que se ha dicho anteriormente, se indica que pre- 61 Establecido por O.M. de 17/01/1981, BOE de 19 de enero 57 tendemos adquirir cédulas hipotecarias emitidas por Caja Madrid62 por 600.000 pesetas. b) Cumplidos los tres meses establecidos, se accede a un préstamo concedido por la Caja, con la garantía pignoraticia de los títulos adquiridos, por importe de 480.000 pesetas, a un tipo del 10%63. c) La Caja compra a nuestro nombre las Cédulas, y, por tanto: i. Cobramos los intereses establecidos en la emisión ii. Nos desgravamos en nuestro IRPF por el 15% de la inversión, como establece la Ley64 La ventaja se va a ver clara en el momento que lo traduzcamos a números. Para ello, voy a utilizar como emisión a comprar la que lanzó la Caja el 24 de septiembre de 1984, y que aparecía publicada así en el diario ABC de 3/12/198465: Quedémonos con la fórmula de interés fijo: Interés nominal: 13% Desgravación fiscal: 15% (según legislación vigente) Amortización: 3 años Pago de intereses: Semestrales Recordemos que la aportación inicial era de 120.000 pesetas, que me generarán unos intereses al trimestre de 2.400 pesetas (capitalizadas al 8%). Obtengo el préstamo de la Caja. Importe: 480.000 pesetas, tipo de interés, 10%, plazo de amortización 36 meses. Sistema de amortización francés o de cuotas de amortización constantes. Importe de estas cuotas: 15.488,25 pesetas. Intereses totales pagados: 77.577 pesetas. 62 Emisiones de Renta Fija emitidas por la Entidad al amparo del artículo 15 de la Ley 2/1981 y R.D. 685/1982, modificado posteriormente por el R.D. 1289/1991, y que contaban con la garantía de las hipotecas constituidas por los clientes a favor de la Entidad (titulización de créditos). 63 Igualmente establecido por O.M. de 17/01/1981 64 Ley 44/1978 de 8 de septiembre y Reglamento de 3 de agosto de 1981 65 http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1984/12/03/004.html 58 Por la remuneración, obtengo unos intereses brutos de 234.000 pesetas (600.000 x 13% x 3 años). Desgravación fiscal en cuota de IRPF: 90.000 pesetas. Por tanto, del lado de los ingresos tengo 2.400 + 234.000 + 90.000 = 326.400 pesetas, y del lado de los costes, 77.577 pesetas. Resultado: Beneficios de 248.823 pesetas. Esos mismos beneficios los habría obtenido en tres años si hubiera existido un producto financiero que me hubiera pagado el 27,52%, esto es, unos diez puntos por encima de la inflación. Además, tras pagar el préstamo y al final del tercer año, las 120.000 pesetas con las que comencé se convirtieron en 600.000 pesetas, puesto que fueron las que me devolvieron cuando llegó la amortización de las Cédulas Hipotecarias. ¿Qué les parece? Supongo que lo mismo que a mí, una pasada que sólo los expertos fiscales saben. Y absolutamente legal. Por mi parte, hice esa operación y aproveché el negocio que he descrito. No en vano tenía que pagar el pan que había traído mi hijo bajo el brazo cuando nació el sábado 16 de julio de aquel año. Por algún rincón de casa conserva todavía el muñeco azul que le regaló José Manuel, mutilado de uno de los ojos y destripado para eliminar la caja musical que sonaba cuando tirabas de una cuerdecita que salía a la altura del rabo. Aquel negocio se lo recomendé también a mi suegro, que decidió invertir como yo, pero a él lo llamaron de Hacienda. Recuerdo que me telefoneó asustadísimo, preguntándome si iba a tener algún problema. Lo tranquilicé diciéndole que lo que habíamos hecho era absolutamente legal, que llevara los papeles a Hacienda, y que no pasaría nada. Efectivamente, así fue. Pero no sólo aprendí esto. José Manuel dirigía la oficina de una forma distinta a la que yo estaba acostumbrado. Él no se ocupaba de las labores administrativas, de las que prácticamente si tenía conocimiento (porque había trabajado en departamentos centrales tales como Valores o Auditoría). Afortunadamente, confiaba plenamente en mí como su “segundo responsable” y también en los oficiales administrativos Luis y Manolo (números 2 y 4 respectivamente de su oposición). Frecuentemente se marchaba “a la Central” y nos dejaba todo el trabajo administrativo. Reconozco que esa falta de ayuda a veces nos exasperaba, pero sin embargo tenía claro que su trabajo era otro distinto, mucho más en la línea de la concepción moderna de dirección de empresas que la antigua. Por eso ahora ya comienzo a hablar de “dirección” y no de “jefatura” como he venido haciendo. Espero que haya quedado claro el matiz. Sus profundos conocimientos de derecho nos ayudaron en muchos aspectos, y sus ganas de innovar nos llevaron a poner en práctica un suculento negocio para las entidades financieras que en la Entidad se desconocía: las cuentas de crédito. En efecto, recuerdo que las pólizas teníamos que mecanografiarlas puesto que no había modelos impresos. Por supuesto que estas pólizas no podían llevar ni la más mínima enmienda o tachadura, y eso, con aquellas máquinas de escribir Olivetti Línea 90 manuales era una labor prácticamente imposible. Así que, después de muchas hojas que terminaron en la basura, con59 seguíamos una póliza inmaculada, que era la que se firmaba. A nivel operativo, la ausencia absoluta de mecanización nos obligaba a llevar la contabilidad a mano, enviando adeudos y abonos a nuestro departamento de Riesgos para que ellos contabilizaran a nivel de ordenador. Las cuentas de crédito son, junto con las clasificaciones de descuento a las que me he referido antes, otro de los negocios típicos de la banca. Ambas tienen en común su carácter de inversión a corto plazo, a diferencia del negocio típico de las cajas de ahorro, cuyas inversiones se caracterizan por el largo plazo (préstamos para adquisición de vivienda con garantía hipotecaria). Una “cuenta de crédito”, o, por definirla con mayor propiedad, un “crédito en cuenta corriente” no es, ni más ni menos, que la formalización de un contrato por el que la entidad bancaria autoriza un saldo en descubierto de hasta una determinada cantidad, durante un periodo determinado de tiempo, a cambio de unos intereses previamente fijados y unas comisiones asociadas al mismo. Fundamentalmente, las cuentas de crédito sirven para la financiación del capital circulante de la empresa, y tienen su origen en la diferencia entre los periodos medios de cobro y pago de la misma. Por ejemplo, si una empresa cobra a sus clientes a 90 días, pero tiene que pagar a sus proveedores a 30 días, tiene tres opciones para cubrir ese desfase de liquidez: a) Con tesorería propia de la empresa b) Recurriendo al descuento de efectos c) Contratando una cuenta de crédito. Llegados a este punto, me gustaría explicar un poco lo que son los “fondos de rotación”, también denominado “fondo de maniobra”. El “fondo de rotación” puede definirse como el plazo de tiempo en días que tarda la empresa en recuperar el primer euro invertido en el proceso de producción, es decir, el tiempo desde que se invierte en el pago al proveedor hasta que se recupera con el cobro al cliente. Recuerdo que, cuando en la Facultad me explicaban este concepto, el profesor ponía el siguiente ejemplo: Imagínese que tiene una camisería. Siempre debe tener existencias de camisas de las diferentes tallas, y de distintos colores, porque, de contrario, podrían encontrarse con que no puede vender una determinada camisa al no tener la talla que le pide el cliente. Supongamos que se requiere tener cinco camisas de distintos colores por talla; si hay cinco tallas distintas (S,M,L,X y XL), debe tener siempre en sus estanterías veinticinco camisas, ello independientemente de lo que establezca la moda (de cuello ancho o estrecho, entalladas o no, con doble puño o sencillas, etc.). Dado que siempre tiene que tener esas veinticinco camisas, no puede depender de venderlas para pagar al proveedor, razón por la que esas existencias necesarias siempre deben estar pagadas con su dinero (capital propio) o, a lo sumo, con préstamos a largo plazo. Contablemente hablando, lo anterior se llama “fondo de maniobra”, definido como la parte de capital circulante (activo corriente como se define en el Plan General Contable de 2007) que excede del pasivo circulante (pasivo corriente), o, lo que es lo mismo, que está financiado con recursos propios o a largo plazo. 60 La experiencia me dice que no todo el mundo tiene asumido este tema claramente, y que, lamentablemente, es bastante común encontrarte con balances de los que se deduce un fondo de maniobra negativo. Eso significa que la actividad corriente (del negocio) se está financiando con créditos a corto plazo, y si resulta que estos créditos no se renuevan, el cliente se encuentra ante un estrangulamiento que le impide seguir con su actividad. Estoy seguro de que el lector conoce a algún que otro empresario que está en esta situación. Son los típicos ejemplos de aquellos que protestan porque “el banco no le da crédito” cuando presenta una información contable en la que se aprecian unos fondos propios mínimos, unos resultados negativos que cada año se incrementan, y unas deudas que cada vez tienen más peso relativo en su pasivo. Esas deudas suelen recoger en la cuenta “con socios y administradores” la abultadísima deuda que tiene contraída la empresa con sus dueños. Ese empresario, que opta por inyectar liquidez a su empresa vía créditos y no vía ampliación de capital (no vaya a ser que las cosas salgan mal y pierda dinero), está dispuesto a presentar todos los años sus impuestos declarando pérdidas recurrentes. Cuando la entidad bancaria a la que ha pedido crédito le dice que no puede darle la financiación porque lleva X años dando pérdidas consecutivamente, se defiende argumentando que “ése no es el balance oficial”. Naturalmente, pero, como decía uno de mis jefes, con ese balance es con el que se declara en suspensión de pagos (hoy denominada concurso de acreedores). Y un amigo mío, Inspector de Hacienda, apostilla que si el negocio que tiene es tan ruinoso como se desprende de su declaración fiscal, no entiende cómo sigue con él año tras año. Estos “empresarios” (y permítanme que entrecomille el apelativo, puesto que personalmente pienso que no lo son) son los que se quejan de no tener acceso al crédito, sin darse cuenta que si ellos mismos no se fían ni se su propio negocio (porque, si lo hicieran, invertirían en el capital social de su empresa), es difícil que otros puedan confiar en él. Pero, en honor a la verdad, tengo que reconocer que la banca ha sabido aprovecharse de esta ignorancia de los empresarios, por no decir que la ha propiciado directamente: una cuenta de crédito no es, ni más ni menos, que una cuenta corriente que puede quedarse en descubierto. Ello significa que el titular de la misma dispone de un talonario de cheques que puede firmar cuando necesite liquidez. Su banco, mientras que el saldo dispuesto esté por debajo del límite autorizado, va a atender ese cheque como si tuviera el cliente dinero. Si el empresario no es consciente de que debe utilizar la cuenta “como es debido”, corre el riesgo de firmar cheques para pagar cualquier cosa, tanto si se corresponde con las necesidades del negocio a corto plazo como si no (pago las camisas del ejemplo anterior o el Mercedes que necesito para trabajar). Si, como suele ocurrir en épocas de crisis, el banco no le renueva la cuenta de crédito, el empresario se encuentra con el problemón de tener que devolver todo el saldo dispuesto de la cuenta de crédito cuando resulta que lo ha invertido en el coche que conduce cada día. En ese momento el empresario depende totalmente de que el banco le refinancie la operación, lo que le impide discutir el precio viéndose en la obligación de aceptar el que le establez- 61 ca la entidad financiera, aunque formalmente ésta argumentará que se ha elevado la prima de riesgo con ese cliente por no haber utilizado la cuenta de crédito como debe hacerse o por no restituir el saldo dispuesto cuando se le ha requerido. Pero independientemente de que la utilización sea correcta o no, las cuentas de crédito vuelven a ser un negocio muy rentable para los bancos. Y ello por tres motivos: a) Además de los intereses pactados en la póliza, el cliente también tiene que pagar múltiples comisiones (de apertura de crédito, sobre la parte no dispuesta, de modificación, etc.). b) Al ser una operación a corto plazo (seis meses o un año) es el banco quien decide si le interesa seguir o no con la inversión c) Ese corto plazo le permite adecuar el precio de la financiación a los tipos de mercado casi inmediatamente. La situación estratégica de la oficina nos favoreció para entre nuestros clientes con dos grupos destacables: los Habilitados de Clases Pasivas y los funcionarios de Policía. Según el Colegio Oficial de Habilitados de Clases Pasivas, el habilitado es “el profesional que, con título administrativo y en virtud de mandato acordado por el interesado asesora, gestiona y abona las prestaciones que reconoce el Estado, así como el trámite y cobro de Mutualidades de funcionarios: MUFACE, ISFAS, MUGEJU, etc.”66 El organismo que se encargaba del pago de estas pensiones (generalmente, militares) era la Dirección General del Tesoro y Política Financiera, que estaba situada en la Plaza de Jacinto Benavente. Dado que ya se imponía el abono por transferencia bancaria, muchos de estos profesionales se personaron en nuestras oficinas para abrir una cuenta y, a través de ella, tramitar los abonos para sus clientes. Ahora, cuando busco en la web antes citada, encuentro nombres que todavía me resultan conocidos. La banca electrónica estaba muy lejos todavía, aunque se comenzaba a trabajar en el llamado Sistema Nacional de Compensación Electrónica, que vio la luz en 1987, si bien en lo relativo a transferencias, se normalizó en 1992. El servicio que se prestaba a los habilitados de Clases Pasivas se circunscribía a tramitar los abonos domiciliados en la Entidad, a través de unos listados que tenían los datos de los beneficiarios previamente grabados, salvo el importe. Esos listados, una vez incorporado este dato, se mandaban a una empresa de servicios, que recuperaba los registros informáticos que daban soporte a aquél, los actualizaban con el importe, y se los remitían a la Entidad para su tratamiento informático. Esto que ahora puede parecer antediluviano en aquellos años era un considerable adelanto, acostumbrados como estábamos a hacer todo a mano. Por su parte, los funcionarios de Policía tenían su sede en la Puerta del Sol de Madrid, en la famosa Dirección General de Seguridad, justamente en el mismo edificio que ahora ocupa la Comunidad de Madrid. 66 http://www.habilitadosmadrid.org/ 62 Formaban un colectivo un tanto particular, tanto por su trabajo en sí (rodeado siempre de un cierto halo novelesco), como por las prerrogativas que seguían manteniendo, a pesar de haber terminado el Régimen. Aún tengo amigos de aquella época, aunque debo reconocer que la mayor parte de ellos se han jubilado ya, y alguno lamentablemente ha fallecido. Recuerdo un buen día en que un Inspector adscrito al grupo IV de la Brigada Central de Estupefacientes (en el argot, los estupas), de nombre de pila Ángel, aparece en la oficina vestido con traje y corbata, y portando un gran maletín. Resultaba muy raro verlo vestido de aquella forma, porque normalmente vestía de forma desharrapada. Una tarde mi mujer y yo bajábamos la calle Carretas en tanto que Ángel subía por nuestra misma acera. La pinta que tenía era tal que mi mujer me pidió que nos cambiáramos de acera, a lo que yo la respondí: “pero, Mari, si es mi amigo Ángel, si es un policía…”. Siguiendo con la historia, me pidió que entráramos al despacho para enseñarme una cosa. Una vez dentro abrió aquella maleta y aparecieron un montón de fajos de billetes de 5.000 pesetas, como el que se muestra en la imagen adjunta. Al segundo, volvió a cerrar el maletín, mientras me preguntaba: - ¡Qué! ¿qué te han parecido? A lo que respondí: - ¿Y tú dónde vas con tanto dinero? Me contestó que tenía un servicio por la noche, que todos los billetes eran falsos, y que habían intentado poner los que mejor estaban hechos en primer lugar. Quería tener la opinión de un experto (¿?) abriendo y cerrando rápidamente el maletín, tal y como haría horas después. Le deseé suerte y le pedí que me contara después la operación. Estuvo casi tres semanas sin aparecer por la oficina, y, sinceramente, pensé que le habría pasado algo puesto que tenía que entrar desarmado y con un transmisor para dar la orden al resto de policías que le estarían esperando para detener a los malos. Al final apareció y cuando le pregunté por la operación me dijo que habían tenido que abortarla puesto que el día anterior habían emitido un reportaje por televisión con una operación que se desarrollaba igual que la que tenían planeada. Cuando tenías la oportunidad de conocer a fondo a aquellos policías te dabas cuenta que el suyo era un trabajo muy complicado, rodeados siempre de mierda con el riesgo de contagiarse si se metían demasiado…y en ocasiones tenían que meterse demasiado. Afortunadamente, su profesionalidad estaba muy por encima de su sueldo porque, aunque por lo general estaban bien pagados, en ocasiones lo que hacían no se pagaba ni con todo el dinero del mundo. Don Pedro Vives cumplió fielmente su promesa. Por Circular 246/83 de 13 de diciembre fui nombrado Jefe de 5ª, y tres meses después, me llamó de nuevo a su despacho. Cuando entré no estaba solo. Frente a él se sentaba Antonio Carramolino, un hombre algo más joven que el Sr. Vives, pero desde luego mayor que yo. 63 Me lo presentó informándome de su nombre y apellidos, añadiendo que “éste es de los míos”, parafraseando lo que me había dicho meses antes de José Manuel67. Seguidamente, me indicó que pasaría a prestar servicio en su oficina, como Subdirector de la misma, y con categoría de Jefe. Por tanto, puedo decir que mi primera Sucursal en la que estuve de Jefe fue la 1003, sita en la calle Valencia, 25 de Madrid. Antonio se encargó de enseñarme, en el año menos un día que estuve con él, muchos de los truquillos que se necesitan para llevar una oficina: para empezar, si yo era el Subdirector, era el encargado de bregar con los doce empleados que tenía a mis órdenes. Utilizando la expresión que estaba de moda en aquella época, somos 12 más el Jefe y el Subjefe, con lo que es fácil imaginar el grado de cohesión que había allí. “Doce colegas y esos dos (en referencia a los que llevábamos estrellas)”. Mi primer trabajo fue conseguir la unión de aquel equipo. La verdad es que Antonio (yo sólo podía tutearlo cuando estuviéramos dentro del despacho) me dejó hacer, para que aprendiera de mis aciertos y también de mis errores. Como responsable máximo, él era quien establecía “las reglas del juego”, que yo tenía que cumplir y hacer cumplir con el resto de empleados. Valgan dos ejemplos para ilustrar lo que estoy comentando: el primero, cuando hubo que hacer el cuadro de vacaciones. “En Julio sólo puede tener vacaciones uno y en agosto dos”, fueron las instrucciones que recibí, junto al encargo de “negocia tú con la gente”. ¿Negociar? ¿El qué? Si éramos catorce… Bien, pues a fuerza de malabarismos y mucha negociación conseguí encajar aquel maldito cuadro de vacaciones… El segundo, un día que coincidí comiendo con mi nuevo y flamante Director de Zona, Vicente Espinosa. Vicente me conocía demasiado bien, en parte porque tuve el honor de trabajar con él cuando llevábamos la planificación en la zona –como ya conté–, y probablemente porque soy demasiado transparente. En aquella comida consiguió arrancarme el compromiso de demostrarle que la Sucursal tenía los empleados justos, porque, de lo contrario, me quitaría a una persona. Cuando me despedí, fui consciente del marrón en el que me acababa de meter: si no puedo demostrar que tenemos que ser catorce en la oficina, me quita a un empleado, y a ver cómo le explico eso a Antonio, mi Jefe. Echando mano a unos apuntes de la asignatura “Métodos de Trabajo, Salarios e Incentivos”, asignatura que cursé en Cuarto Curso, y del libro “Introducción al Estudio del Trabajo”68, y con distintos diagramas de contenido69, conseguí demostrarle que la plantilla que teníamos era la correcta. El documento se llamó “Análisis de la Productividad en la Sucursal número tres”, un documento de veintiséis páginas con planos de la oficina dibujados por mí mismo (y a escala 67 “Éste es un hombre de Rafael Rojo” en referencia a uno de nuestros Directores Generales Adjuntos. 68 Oficina Internacional del Trabajo. Ginebra 1973 69 Diagrama o modelo más o menos a escala, que muestra el lugar donde se efectúan actividades determinadas y el trayecto seguido por los trabajadores, los materiales o el equipo a fin de ejecutarlas (OIT. Op. cit. pág. 420). 64 1:150), y con varios proyectos de comprobantes, diseñados también por mí. De aquel estudio me permito extraer algunos párrafos: a) Cómo comienza: “por parte de la Dirección de Zona nos fue requerido un estudio sobre la productividad en la Oficina, en base a la hipótesis de que había dos tipos, o, dicho con mayor propiedad, dos ‘grupos de trabajo’ distintos con productividades diferentes: el ‘grupo de caja’ con unas cotas elevadas, y el ‘grupo de ventanilla’ con un rendimiento inferior”. b) La Sucursal 3, situada en un barrio castizo por antonomasia, vive, si se nos permite la comparación, su “tercera edad”. Quede bien sentado que el matiz de la expresión no se orienta hacia un aspecto caduco, sino todo lo contrario. La experiencia de tantos años de vida le confieren una solera anhelada por muchos y conseguida sólo por muy pocos… Sus más de 70.000 cuentas aperturadas, de las que aún están vivas unas 28.000 le permiten decir, no sin orgullo, que la clientela que tiene le es fiel. c) Del análisis de la situación actual afloran diversos aspectos que, a nuestro juicio, son susceptibles de ser mejorados. Para ello se plantea lo que en el trabajo se denominan “medidas organizativas propuestas”, que se refieren tanto al desarrollo del trabajo en sí como a la forma de realizarlo. d) Permítanme concluir estas líneas con una cita a los clásicos. Con frecuencia, mientras se desarrollaban las medidas antes apuntadas, aparecían en nuestra mente aquellas últimas palabras de Lope de Vega en su famoso “Soneto de Repente”: …”contad si son catorce y está hecho” Luego, con ese tono socarrón que utilizaba Vicente de vez en cuando, me confesó que “cualquiera me quitaba a un tío, después de haber mencionado lo de productividad y lo de la OIT”. Este trabajo me permitió demostrarle que no estaba dispuesto a cerrar ninguna puerta que pudiera tener abierta. Tenía 26 años, un hijo bien pequeñito y una vida que forjar. Estaba atento a cuantas oportunidades de progresar se me pudieran plantear. Por otro lado, aunque estaba muy contento con la formación in situ que había recibido (y sabía, además, que era un privilegio que sólo yo tenía), pensaba que podría ser mucho más útil a la Caja desarrollando un puesto acorde a mis estudios; como, por ejemplo, en un departamento de Planificación. Y ya que el de mi Zona estaba ocupado (lo había obtenido, con todo merecimiento, mi compañero Fernando), pues por qué no probar en otras zonas… Aproveché que conocía a otro director de zona (permítanme silenciar su nombre) para contarle las pretensiones que he explicado en el párrafo anterior. Él sabía perfectamente cómo trabajaba yo, y, a mi vez, yo sabía perfectamente cómo trabajaba él. La simbiosis perfecta. Me dijo que ese viernes llevaría mi propuesta al Comité de Dirección. A eso de la una de la tarde me llamó a la oficina, para comentarme que antes de proponer mi traslado, mi Director de Zona, Vicente Espinosa me había propuesto como Director de la Sucursal 1826, en la calle Princesa, 15. El Comité de Dirección lo había aprobado, razón por lo que mi amigo no llegó a plantear su propuesta de llevarme con él. 65 Nada más colgar el teléfono me llamó Vicente: “como en esta Casa las noticias vuelan –me dijo–, quiero que sepas que te he propuesto como director de la 1826, y el Comité de Dirección lo ha aprobado”. Cualquiera era el guapo que le decía que ya lo sabía; por eso intenté que mis palabras mostraran sorpresa y agradecimiento al mismo tiempo, pero sin descubrir a nadie. Y el estrambote: a los pocos segundos recibo una nueva llamada de mi compañero Manolo López que me dice que se ha enterado de lo de mi nombramiento como director de Princesa, y que si le acepto para trabajar conmigo. Por supuesto le dije que sí, porque habíamos tenido una sintonía perfecta en la 793, pero cuando le pregunté cómo se había enterado, me respondió: “se dice el pecado, pero no el pecador”. Mucho tiempo después, ya sé cómo se enteró. 66 La revolución de los 80: de 1985 a 1991 El día 11 de abril de 1985 ejercía por primera vez el cargo de Director de la Sucursal 1826 de Caja Madrid. Anabel, Manolo y yo llevábamos casi un mes trabajando a puerta cerrada en la oficina, puesto que todavía no teníamos la autorización del Banco de España para abrir. De hecho, llevábamos un cuaderno donde apuntábamos los nombres y teléfonos de contacto de los clientes que querían abrir cuenta con nosotros, a quienes explicábamos amablemente que no podíamos invitar a pasar porque formalmente no existíamos. Aprovechamos esa circunstancia para preparar nuestro “Estudio Socioeconómico”, que era obligatorio presentar cuando abrías una oficina. El documento, del que por supuesto tengo una copia, está compuesto por 32 páginas y un apéndice estadístico de 10 hojas más. También hay muchos gráficos que están hechos a mano, e incluso la portada se realizó con letras autoadhesivas de la marca “Letraset”. Pero la alegría por la apertura de la oficina me duró poco. A las siete y cuarto de la mañana del recién estrenado martes día 23 de abril, sonó el teléfono mientras me afeitaba. Mi mujer lo cogió, sospechando la noticia que me iba a dar; se acercó al baño y me dijo: “Jose, ponte que es tu madre…” No se atrevió a seguir contando… Mi padre tenía un cáncer de garganta y cuello que lo llevó a la tumba; el gallito José Luis García se acercó una tarde a hablar con el médico que le llevaba en el Oncológico, y le pidió absoluta claridad. El médico no se amedrentó: “tu padre no tiene más operaciones; lo que dure, una semana, dos o tres, pues eso es lo que tiene de vida; yo no puedo operarle más veces”. Recuerdo haber recorrido la calle Isaac Peral llorando amargamente. Iba a perder a mi padre, eso estaba claro, pero pedía a Dios que me permitiera contarle que podía ser Director de una oficina de la Caja. Sabía que eso le llenaría de orgullo. Conseguí contárselo, y creo que me entendió. No hablaba (no podía hablar), pero aquellos ojos azules purísimos me contestaron. Dos enormes lágrimas se escaparon de su prisión, lágrimas que llevaban dentro todo el orgullo del padre que ve a su primogénito triunfar. Él no quería llorar, pero lo hizo. Me abrazó con las pocas fuerzas que le quedaban y me sonrió. Esa fue la última foto que tengo de mi padre vivo. Cuando cogí el teléfono y contesté a mi madre ambos sabíamos que había llegado el final. Sólo acerté a decirle que iba para allá enseguida, que se tranquilizara. Maribel me abrazó y me besó. Ella también había perdido de alguna forma a su padre. Lo quería tanto como al suyo de verdad, y el sentimiento era mutuo. Por eso lloraba amargamente… Esperamos a que llegara Raquel para cuidar a nuestro hijo, que tenía entonces un año y medio, para marcharnos. Paré unos segundos el coche frente a la oficina y entré para llamar a mi Jefe y contarle lo que había pasado. No había llegado todavía, pero desde la Zona me indicaron que me marchara al hospital, que ellos se encargaban de todo. A las dos de la mañana apareció Vicente Espinosa para decirme que no podía marcharse a casa sin darme un abrazo. 67 Jamás podré agradecerle suficientemente lo que hizo. Al día siguiente, junto a Luis Miguel Bris, el responsable de Recursos Humanos, se personaron en el cementerio en el momento que lo dábamos tierra. Cuando fui a verle para preguntarle cuántos días tenía para arreglar los papeles, Vicente me respondió: “los que te hagan falta”. Que me ayudó, incluso cuando me criticaba duramente, es tan verdad como que usted está leyendo estas líneas ahora mismo. Que lo pasé mal, pues indudablemente, pero que me enseñó mucho, muchísimo, pues… alto y claro, SÍ SEÑOR y nunca le estaré suficientemente agradecido. Por ello, si alguna vez lees esto, Gracias, Vicente. Mi madre me transmitió que la pérdida de mi padre no debía suponer que la vida se parase, al contrario. Había que ayudar a mis hermanos pequeños (uno aún no había cumplido los diecisiete y el otro acaba de hacer catorce), y eso suponía redoblar los esfuerzos que “los mayores” (mi madre, mi otro hermano, mi mujer y yo) teníamos que hacer. Yo sabía que tenía que inundar de confianza a mi hermano Eugenio. En el velatorio, solos los dos frente a nuestro padre muerto, se me abrazó y me dijo: “¿qué vamos a hacer ahora, Jose, qué vamos a hacer?”. A lo que yo le respondí (sin saber realmente lo que decía, aunque pretendía que aquello fuera una declaración de intenciones): “pues tirar p’alante, tito, nuestros hermanos necesitan ayuda…”. Luego le obligué a acompañarme para preparar todos los “papeles” de mi padre. Primero, nos fuimos a El Corte Inglés para comprarnos sendas corbatas negras. Le pedí que se la pusiera, mientras yo hacía lo propio. Aunque nunca me ha gustado exteriorizar mi luto (porque considero que es un tema estrictamente personal), entendía que en aquella España de 1985 íbamos a conseguir más si mostrábamos nuestro luto externamente que si, como queríamos, lo interiorizábamos. La primera visita fue al Registro Civil, a por el Certificado de Defunción. Desde allí, al Ministerio de Justicia para pedir el Certificado de Actos de Últimas Voluntades. Yo sabía que mi padre no había otorgado testamento, pero para estas cosas no basta saber que no existen, sino que hay que demostrarlas. La siguiente visita fue a Asesoría Jurídica de la Caja. Allí nos esperaba mi amigo Manuel Fernández. Le conté nuestra situación (fallecimiento sin otorgar testamento, masa hereditaria consistente en una libreta de ahorro en la que yo estaba también de titular y un piso en el que vivían la viuda –mi madre– y mis tres hermanos solteros, dos de los cuales, en el momento de fallecimiento, eran menores de edad). Manolo nos comentó que por el hecho de existir menores de edad la cosa no era precisamente fácil, y nos recomendó, si no era nuestra intención vender el piso, dejarlo tal cual hasta que prescribiera el Impuesto sobre Sucesiones (cinco años y medio, puesto que hay seis meses para la declaración voluntaria). 68 Con aquella recomendación reunimos a la familia en torno a la mesa del comedor. Expusimos lo que Manolo nos había contado, y Eugenio me preguntó en voz alta que, dado que yo era el único que estaba casado, que si iba a pedir algo “de lo de papá”. Yo le contesté que consideraba que “no había nada mío, sino que era todo de todos” y que, desde luego, no estaba dispuesto a perjudicar de ninguna forma ni a mi madre ni a mis hermanos. Entonces me respondió: “pues no se hable más”. Y desde entonces no hemos vuelto a hablar más del tema, a pesar de haber transcurrido ya un cuarto de siglo. El año pasado, cuando un presunto cartero70 se personó en casa de mi madre para entregarle una carta certificada para el pago de la tasa de basuras (el piso formalmente aún está a nombre de mi padre), mi madre lo despachó indicándole que “si tenía que dar la carta personalmente a José Luis García tendría que ir a la Almudena a entregársela”. Luego, cuando me llamó, le hice ver el error que había cometido al no aceptar aquella carta, pero, a la vez, la tranquilicé al decirle que podía arreglarlo directamente con el Ayuntamiento. Me personé en una de sus oficinas de recaudación, y como tenía claro que lo que quería el Consistorio era cobrar, no tuve ningún problema para que me hicieran un duplicado del recibo, que pagamos luego religiosamente. Cuando el funcionario me preguntó por qué no arreglábamos el tema del nombre, lo miré cínicamente mientras le preguntaba: - Eso es lo que hay que hacer con un Notario, lo que llaman testamentaría, ¿verdad? El funcionario asintió. Entonces respondí: - Pues justamente llevamos mis hermanos y yo hablando de este tema desde hace veinticinco años, y aún no nos hemos puesto de acuerdo… El funcionario se dio cuenta del tono en el que le contestaba y optó por callar. Con el debido respeto a todos los que me han sucedido en la dirección de la 1826, siempre la consideraré como MI oficina. Por supuesto, tengo claro que de la que inauguré en 1985 solo queda la ubicación física, y que todos los que me han sucedido reivindicarán su papel en la historia de la Sucursal. Se lo respeto, a la vez que les pido disculpas si les incomoda verme girar la cabeza cada vez que paso por su puerta, porque espero que entiendan que, de alguna forma, es mi hija. Y lo fue, en determinados sentidos: supongo yo que todos los que han tenido el privilegio de inaugurar una oficina dirán lo mismo, pero lo uno no quita que te enorgullezcas de haber sido el protagonista de esas primeras horas, de esos primeros días o de esos primeros meses. Si tuviera que hacer ahora un balance de aquellos primeros años, probablemente destacaría más los errores que los aciertos. La inexperiencia en el oficio (aunque con veintisiete años se 70 Y utilizo la palabra presunto porque ni llevaba uniforme ni mostró ninguna credencial que lo acreditase como funcionario de Correos. 69 piense lo contrario) es un hándicap importante que te lastra sin querer. O por decirlo mejor: que no quieres que te lastre, pero lo hace. Sin darme cuenta volví al papel de “controlador absoluto” de todo lo que pasaba en la oficina, sin aplicar las nuevas técnicas directivas que me habían enseñado tanto José Manuel como Antonio. Y como de repente te conviertes en el bombero que está ahí para arreglar todo (olvidándote que tienes unos colaboradores que también están para trabajar en lo mismo que tú), cada vez vas dedicando más horas al trabajo para “que todo esté controlado, para que todo vaya como tú quieres que vaya”. Y en esa elección tu familia comienza a quedar en un segundo grado, luego en un tercero… En la otra cara de la moneda, en la de los aciertos, creo que puedo destacar el hecho de que mi oficina fue rentable desde el primer día en el que abrió sus puertas. Rentable en los términos de contabilidad analítica que había estudiado con Ramón, que habíamos explicado en diciembre de 1982 y que comenzaba a aplicarse en esas fechas: se partía de un supuesto de base, que consistía en establecer que cada peseta que entraba como pasivo71 se prestaba a un ente que voy a denominar “Central” (en el lenguaje de contabilidad analítica, el pool), que pagaba un precio prefijado (establecido en función de la política de la Entidad, por supuesto). Por el contrario, cada peseta que la sucursal prestaba tenía que comprarla a la “Central” a un precio también predeterminado. El resto de servicios que el banco presta se liquidaban en función del coste de los mismos. Así, por ejemplo, los servicios de compensación cobraban una determinada tarifa por cada documento que se remitía a Cámara, de la misma manera que tú cobrabas de otras oficinas si prestabas el servicio de pago vía cajero automático, por ejemplo. El cálculo de la cuenta de resultados analítica era, pues, bien simple: en el lado de los costes, los precios del pasivo, más los costes de los servicios que otros departamentos prestaban a la oficina; en el lado de los beneficios, los ingresos por el activo, más los ingresos por servicios prestados a otros miembros de la Organización, o corresponsales. La diferencia entre ambos era el beneficio analítico (o el coste analítico). Pero era preciso homogeneizar este dato para hacerlo comparable entre oficinas, y por ello se establecía el ratio de beneficio analítico sobre saldos medios pasivos. Pues ahora las matemáticas vuelven a entrar en juego: cuanto menor sea el denominador (saldo medio del pasivo) mayor será el ratio a igualdad de numerador. Por si no me explico: supongamos un beneficio analítico de 100. Si el pasivo patrimonial medio es de 50 el ratio será 2 (100 / 50), pero si el pasivo es de 20 el ratio será de 5 (100 / 20). Si hubiera estado en vigor lo que Ramón proponía en las reuniones de presentación de esta contabilidad analítica, esto es, si el único objetivo hubiera sido incrementar la rentabilidad de la oficina en un X por ciento, yo hubiera tenido matrícula de honor. Pero el objetivo seguía siendo el crecimiento en pasivo, y se seguía formulando “como siempre”, o sea, así: 71 Para los bancos, los depósitos de los clientes son pasivo, puesto que es un dinero que les debe a sus cuentacorrentistas. Análogamente los préstamos son activo porque son los clientes son que deben dinero al banco. Según la contabilidad financiera, el activo lo forman los bienes y los derechos de cobro, y el pasivo las obligaciones de pago. 70 A principios de diciembre se solicitaban a las oficinas sus previsiones para el siguiente año. Estas previsiones, obviamente, se formulaban claramente a la baja ya que se suponía que proponer unos objetivos ambiciosos a priori podía suponer hacerse el haraquiri72. Por su parte, la Dirección de Zona, con la cifra de objetivos que le asignaba la Dirección General Adjunta, procedía a repartir esa cifra de objetivos entre sus oficinas dependientes, de la forma que expliqué en el capítulo anterior. Luego se cerraba el acuerdo en lo que se llamaba “reunión de negociación de objetivos”. En ellas el Director de Zona exponía en primer lugar los objetivos globales de la Entidad y luego los objetivos que la zona estimaba para cada oficina. Supongamos que la propuesta de la Zona para una oficina era la de conseguir 800 millones, frente a los 300 que había comunicado el director en la previsión de final de año, aunque él había calculado que podría hacer 600 sin problemas. Cuando el Director de Zona comentaba que la oficina X tenía que hacer 800 millones, la reacción era la siguiente: - ¡Eso es una barbaridad. Yo no puedo conseguir 800 millones! En ese momento el director de la oficina ya sabía que tenía que subir su propuesta mucho más que los 300 que había dicho, pero algo menos de los 600 que sabía que podía hacer. El Director de Zona le preguntaba entonces: - Bien, pues ¿cuánto puedes hacer tú? - Yo creo que 500 es una barbaridad, pero, en fin, ponme 500. Según eso, las cuentas de la Zona “descuadraban” en 300 millones (800 iniciales menos los 500 apuntados a la oficina). Por eso el Director de Zona decía: - Bien, hay 300 millones sobre la mesa. ¿A quién se los apunto? Silencio general hasta que otro director de los que ya tenían asignado el objetivo (y que se había quedado por debajo de su previsión real) decía: - Está bien, asígnamelos a mí. Total, no voy a llegar al objetivo de ninguna forma… (mentía, porque sabía perfectamente era bastante probable que lo pudiera hacer). Este juego era conocido por todos los jugadores, y cada cual hacía su papel. Con ello presumían todos de “negociar” los objetivos. Si lo era realmente o no lo dejo a su libre albedrío, pero desde luego es más democrático que cualquier asignación unilateral. En la dirección de zona en la que estaba, estas reuniones de negociación de objetivos se hacían en el archivo de la Sucursal 1800, en la oficina de mi amigo y compañero en la Escuela de Formación Manuel Tordesillas. Le recordaré siempre cuando asomaba aquella calva brillante sigilosamente por entre las enormes puertas de la antigua Escuela, y los gestos que hacía con sus manos indicándome que me estaba enrollando, que “cortara ya de una vez”. Cuando finali72 Forma de suicidio ritual, practicado en el Japón por razones de honor o por orden superior, consistente en abrirse el vientre. DRAE. 22ª edición. 71 zaba la clase y me acercaba hasta donde él estaba, se mezclaban sus comentarios sobre “lo que me enrollo” con un fuerte olor a perfume. Por eso mi mujer lo bautizó como “Manolo el perfumado”. Coincidía además que ambos teníamos oficinas con volúmenes parecidos, por lo que ambos sabíamos que los objetivos serían si no iguales, sí por lo menos similares. Por eso, media hora antes de entrar formalmente a la reunión de objetivos, Manolo y yo nos veíamos en el bar Lubla para fijar la estrategia que llevaríamos en la reunión. Establecíamos los “topes” a los que estábamos dispuestos a llegar, y los límites que no deberíamos traspasar en ningún caso. Los ases, que también los teníamos, nos los guardábamos por si teníamos que jugarlos… Un cierto día de julio me llamó Ricardo de Diego directamente al despacho para, tras cerciorarse de que estaba sentado, transmitirme la noticia de que Manolo había fallecido electrocutado la tarde-noche anterior. Luego el tiempo devino en que Ricardo me sustituyera en la dirección de la 1826, y que yo recalara en la oficina de Manolo, en la 1800, como luego contaré. La oficina de Princesa era un tanto atípica si la comparamos con el resto de oficinas de la Zona en la que estaba enmarcada, las del distrito municipal de Moncloa. La característica común de todas ellas, muchas de ellas muy consolidadas en sus respectivos barrios, era la gran cantidad de saldos de pasivo frente a unas cifras de inversión relativamente bajas. La 1826 no cumplía este patrón: su situación estratégica73 hacía que tuviera bastante inversión, y su escasa densidad de población residencial una cifra de pasivo relativamente baja. Si a ello sumamos los ingresos por operaciones por cuenta de otra oficina (recuerdo que los viernes dejábamos el cajero cargado con 12 millones de pesetas y cuando volvíamos el lunes apenas si había medio millón, habiendo hecho más de 1.000 operaciones de reintegro), nuestro ratio de rentabilidad se situaba en torno a 7 cuando el resto de las oficinas de la zona rondaba el 2. Mentiría si dijera que esto no me llenaba de orgullo, de la misma manera que mentiría también si dijera que dedicaba todas las horas del mundo a mantener esta situación de “privilegio”. Además de ello, y desde una perspectiva histórica, creo que la Entidad se equivocó al establecer una oficina universal allí donde tenía que haber abierto una oficina especializada. Y si encima por aquella oficina pasaban todos los que se convertían en nuevos empleados de la Caja como consecuencia de las absorciones en las que estábamos inmersos, pues los esfuerzos por “mantener el barco a flote” se redoblaban. Ya sé que ahora es muy fácil hablar de carterización o de oficinas especializadas, pero cualquiera era el guapo de decía eso en 1985. Sin embargo, nuestra competencia comenzaba a hacerlo, y no le dolían prendas en poner un cartel anunciando que aquella oficina pertenecía al segmento de “banca de empresas” o de “banca especializada”, para dejar de atender de un plumazo a clientes particulares (clientes de la entidad, pero que aportaban poco valor añadido, por no decir un gran coste) y atender otro tipo de negocios mucho más susceptibles de generar beneficios. 73 Calle Princesa número 15, al lado de una de las zonas “de marcha” más tradicionales de Madrid, sobre todo los fines de semana. 72 Vaya por delante que en absoluto pretendo menospreciar a estos clientes, máxime cuando siempre he pensado que gracias a ellos mi familia y yo podemos comer cada día, pero habríamos podido dar el mismo servicio con una serie de autómatas, y, de puertas adentro, habernos dedicado, además, a los negocios que se fraguaban en el barrio por aquellas fechas. Pero el escenario era el de ser una oficina universal, lo que implicaba atender a clientes desde las 08:15 que se abría la puerta hasta las 16:45 en que se cerraba, y el trabajo chachi piruli ya se haría después. La primera consecuencia fue tener que renunciar a las clases de la Escuela de Formación; las demás llegaron en cascada y creo que se pueden intuir fácilmente… Me voy a parar en el miércoles día 14 de diciembre de 1988, el día de la tercera huelga general que se convocaba en España en nuestra reciente democracia74, contra el plan de empleo juvenil y la política económica del gobierno. En ella participaron cerca del 90% de la población activa, unos ocho millones de personas, lo que obligó al Presidente del Gobierno, Felipe González, a reconocer el “éxito político” de la huelga general para los sindicatos, profundamente abatido y en un “estado creciente de depresión”75. Aquel día mi mujer y yo estábamos en Girona (entonces Gerona) de vacaciones. Había quedado con mi amigo Javi, a quien la Entidad lo había nombrado Director de Zona recientemente, para darle la enhorabuena con un fuerte abrazo. Casi en la clandestinidad, en una cafetería con el cierre echado y con un Corredor de Comercio de testigo, Javi, delante de mi mujer, me dijo: “Jose, debes establecer una frontera muy clara entre tu trabajo y tu familia. Si te decantas por lo primero, desatenderás a tu familia y tu mujer se divorciará de ti y se llevará a tus hijos. En ese momento, te entrará la depre y entonces no rendirás como el trabajo te demanda, por lo que te expedientarán… Así que… ya sabes lo que tienes que hacer…”. Parece como si hubiera sido capaz de adivinar lo que me estaba pasando, y aunque me di por aludido, la verdad es que no apliqué su receta a rajatabla. Los múltiples cambios que tuve en la plantilla daban una idea de la interinidad de todos los que pasaban por allí. Además, salvo alguna honrosa excepción, la verdad es que la cualificación del personal había perdido muchos enteros. Es cierto que trabajar en aquella oficina no era fácil: digerir que todo o casi todo el trabajo que has hecho sin parar durante ocho horas seguidas “ha sido para otro” era muy complicado; luego la ausencia de cinco minutos para echar un cigarrillo a gusto (entonces se podía fumar sin problemas ni leyes de ningún tipo) minaba la resistencia de la gente, que, en una ocasión, llegaron casi a las manos. Y yo, lejos de reivindicar ante mis jefes aquella situación, sólo consideré oportuno trabajar más y más horas para sacar aquello a flote. Los resultados de la oficina no eran buenos y hasta creo 74 Las otras dos se convocaron el 5 de abril de 1978, con UCD en el poder, contra el desempleo, y el 20 de junio de 1985 con el PSOE en el poder contra la reforma de las pensiones. 75 http://www.abc.es/20100927/archivo/huelga-general-psoe-democracia-201009270939.html 73 que mis jefes comenzaron a sospechar que “allí podía estar pasado algo raro” puesto que tuve una auditoría interna durante casi tres meses, escudriñando cada papel de mi gestión. Finalmente, un buen día me llamó mi Director de Zona a su despacho, espetándome nada más sentarme en una silla frente a él: - ¿Qué tal tus relaciones con tu familia, Jose? Aquella pregunta me descolocó, aunque inmediatamente la esquivé: - Perdona, José Manuel, pero creo que mi vida privada no tiene nada que ver aquí. Encajó el golpe, pero no se dio por vencido. Dio un par de rodeos y volvió a formularme la misma pregunta, que de nuevo recibió por mi parte la misma respuesta. Así durante tres o cuatro veces, hasta que, al final, se decidió a preguntarme directamente: - Dime una cosa, José Luis: ¿te ha puesto tu mujer la maleta a la puerta, sí o no? A lo que yo le contesté: - No, llevo meses sin ver a mi hijo, cuando llego a casa ya está dormido, y apenas si hablo con mi mujer, salvo para discutir. Pero, de momento, no me ha puesto la maleta a la puerta. ¿Por qué me preguntas eso? - Porque entonces llego a tiempo… Me quedé perplejo. José Manuel siguió hablando: - Mira, he pensado que voy a cambiarte de oficina, a una más tranquila, para que, además de trabajar, puedas disfrutar de tu familia… En aquel momento recordé el comentario de mi amigo Javier en aquel bar de Girona, y me di cuenta de lo cerca que había estado de perder mi vida familiar y, de cumplirse lo que me dijo, también mi vida profesional. Mi siguiente destino sería la Sucursal 1800, en pleno Puerta de Hierro, uno de los mejores barrios de Madrid. Atrás dejaba mis primeros 2.145 días como Director de una Sucursal que siempre consideraré como mi oficina, a pesar de haber pasado ya un cuarto de siglo. Ésa que siempre miro (y miraré) cada vez que paso por delante de su fachada, aunque sólo tengan en común ambas eso, su ubicación. Pero en la 1826 se quedaron muchas más cosas, la mayor parte de ellas disfrazadas dentro de lo que podíamos llamar “errores de novato”. Cuando en septiembre de 2002 rememoraba aquellos días, decía que todo el bagaje que llevaba en una enorme maleta negra era mucha ilusión, una foto de mi hijo y la promesa de no repetir los errores en los que había incurrido en la sucursal de Princesa. 74 Lo que me callaba es que no estaba dispuesto a hacer “de bombero”, es decir, que José Luis no está para cuadrar si el cajero descuadra, que José Luis no está para preparar el “topo”76 ni para pasarlo, que José Luis no está para ponerse en ventanilla, ni mucho menos en caja, que José Luis no es quien debe archivar o preparar el pedido. José Luis está para dirigir la oficina, para organizarla y para planificar lo que hay que hacer; José Luis está para atender a los clientes importantes en el despacho (como había visto en aquel Banesto de los 70 que inició este relato), y para trabajar, por supuesto, pero en el trabajo que le corresponde por su función. El traslado me suponía, por otra parte, pasar a un cierto dique seco. 76 En nuestro argot, el “topo” se refiere a la aplicación de cargos y abonos que tenemos en la Entidad. Formalmente se llama TPOCAS –teleproceso operaciones cargos y abonos–, pero convertimos su nombre impronunciable por otro más común. 75 En Puerta de Hierro (Parte 1) Terminaba el capítulo anterior diciendo que pasaba a un cierto dique seco. Aunque hay muchas lecturas de aquel tiempo, quizá fue lo mejor que me podía haber pasado. En aquella época, “el que se movía no salía en la foto”, y no estaba moviéndome en ocasiones en terrenos algo pantanosos. El día 11 de diciembre de 1990 había presentado un trabajo denominado “Estudio de Rentabilidad de las Operaciones Financieras”, que se basaba en un documento similar elaborado por el Departamento de Planificación y Control de la Entidad77. Mi aportación consistía en “informatizar” los conceptos teóricos del documento utilizando para ello un paquete integrado (antecedente de una suite ofimática) denominado Open Acccess II Plus que permitía calcular la rentabilidad de un cliente analizando sus posiciones tanto deudoras como acreedoras. Mi Director Regional, en una carta que me dirige el 28 de diciembre, dice que “a buen seguro será de utilidad como método para medir y determinar la rentabilidad tanto de un cliente como de un paquete de operaciones”. Sin embargo, a mi Director de Zona le hace un comentario absolutamente distinto, en el que viene a decir que menos programas informáticos y más cumplimiento de objetivos. Quizá lo me más me dolió de esa frase no fue el contenido en sí (porque la Caja no me pagaba por hacer programitas informáticos sino por dirigir una oficina y conseguir el cumplimiento de los objetivos marcados), sino que se dejaba entrever que durante mi jornada laboral me dedicaba a hacer el programa en lugar de a conseguir los objetivos. Nada más lejos de la realidad, y para demostrarlo, basten tan sólo un par de apuntes: a) en la oficina no podía hacer eso porque no existía ningún ordenador personal en el que pudiera cargar la aplicación Open Access. Es verdad que tenía un PC “autónomo” (porque no estaba conectado al teleproceso de la oficina), pero de ahí a decir que era como el que tenía en casa… en fin, no hay color… b) teniendo en cuenta el volumen de trabajo que había en la oficina, y que he descrito anteriormente, resulta muy difícil pensar que podía destinar mis horas laborables en otra cosa que no fuera atender a los clientes que cada día nos visitaban. Hoy, que releo un poco por encima el trabajo que firmé el 1 de noviembre de 1990, observo, por un lado, el vuelco que ha dado la informática en veinte años, y, por otro, que aunque nadie discute la utilidad de un dato como éste, la política comercial sigue vetando el acceso a la rentabilidad de un cliente porque cabe la posibilidad de que alguien aparentemente no rentable, sin embargo, lo sea. 77 Sistemática para medir la rentabilidad de las operaciones financieras más habituales. Departamento de Planificación y Control. 22 de junio de 1985 (revisado el 7 de abril de 1989). Firmado por Ramón Martínez. 76 Y ello porque la rentabilidad sólo se puede calcular en términos financieros (cuánto gano o pierdo con este cliente), cuando puede haber otras variables que pueden pesar más a la hora de tomar una decisión. Se me ocurren dos: la primera el coste de oportunidad, que vendría a ser a lo que se renuncia cuando se toma la decisión de prescindir de ese cliente. Aunque cualquier estudio de rentabilidad se basa en la utilización de precios de referencia (precios del pool de fondos), y que teóricamente éstos recogen el precio de los recursos, a nadie se le escapa de tales precios se mueven muchas veces al día (sólo hay que analizar los movimientos del mercado monetario o los precios de los índices Euribor, por ejemplo) y no sólo por consecuencias económicas, sino por “bulos”, “movimientos especulativos”, decisiones de los bancos centrales o de los meros especuladores de mercado. Por tanto, para determinar la rentabilidad real de un determinado cliente necesitaríamos el dato lo más actualizado posible para poder calcularla. Además, los precios del pool suelen ser precios políticos, porque la dirección puede lastrar más o menos un precio para evitar su utilización abusiva. Imaginemos, por ejemplo, un precio único para el pasivo (los depósitos de nuestros clientes) a un año y dos productos financieros: una libreta a plazo clásica y un fondo de inversión garantizado con vencimiento a doce meses. Si a la Dirección le interesa reconducir las inversiones hacia el fondo de inversión primará negativamente el precio de la imposición a plazo, y viceversa. La segunda variable por la que no se desciende el cálculo de la rentabilidad a las oficinas puede estar en la propia idiosincrasia de la banca: a ver quién es el guapo que dice que se vaya a un cliente de no-sé-cuántos-millones-en-pasivo, aunque tenga claro que cuanto más tiempo permanezca ese cliente con nosotros o nos demande más productos y servicios más vamos a perder. Su aparente posición de dominio (que utilizará muchas veces como chantaje) nos obligará a proponer precios más que preferenciales para mantenerlo como cliente. En mi opinión, y aunque duela tomar la decisión, considero que clientes de ese tipo no son los más adecuados para tenerlos en nuestra oficina, máxime si tenemos un objetivo de rentabilidad. Ya sé que habrá algunos (tal vez muchos) que no estén de acuerdo con mi opinión, y que piensen que la solución pasa por negociar unos precios digamos mínimos para evitar la sangría en la cuenta de resultados que está produciendo el cliente. Estoy de acuerdo siempre que éste te permita ese tipo de diálogo o sea lo suficientemente razonable como para darse cuenta de que lo que le estás exponiendo es coherente. Cuando no es así, pues que vaya buscando en el mercado quienes de forma permanente le ofrezcan ese “todo gratis” que busca. Y si lo encuentra, pues como decía aquel spot: “cómprelo”. En ese momento, el cliente, sin darse cuenta, se acaba de meter en una especie de peregrinación de banco en banco, en busca del mejor precio para su pasivo o el “todo gratis” para sus operaciones. Y suele ser bastante común que tales condiciones preferenciales se apliquen tan sólo a unos determinados productos o durante un periodo de tiempo exclusivamente, cuando no el gratis una cosa que se cobra con otro tipo de comisión. Al cabo de ese tiempo, y cuando esas condiciones se terminan, “a desmontar el quiosco” de nuevo para peregrinar hacia otro banco. Y en cada etapa del camino el cliente va perdiendo, además de tiempo y generalmente 77 de dinero, otros requisitos que posteriormente primarán para poder pagarle más: su vinculación como cliente. Pero la aplicación de la que he hablado no fue la primera que programé. Mucho más rudimentariamente, y utilizando el lenguaje BASIC78 bajo la supervisión y enseñanza de mi hermano Eugenio, en septiembre de 1988 conseguí hacer funcionar una aplicación que me permitía llevar el control de los efectos que desde Cartera nos remitían en gestión de cobro. Permítanme pararme unos momentos para explicar esta operativa, que también ha pasado a formar parte de la historia de la banca. Recordarán que cuando hablábamos de las letras de cambio, y, en particular, cuando comentábamos el domicilio de pago veíamos que podía establecerse una domiciliación bancaria o bien establecer el pago en una dirección postal (el domicilio de la empresa, por ejemplo). Y que para eso los bancos tenían cobradores que iban a esos domicilios para presentar y cobrar las letras. De aquí precisamente viene la denominación de “cartera” a todo aquello que esté relacionado con los efectos, porque esos cobradores los llevaban en unas carteras de piel del tamaño que aquellas aparatosas letras de cambio. Posteriormente, tanto por motivos de coste como de seguridad, la figura del “cobrador” fue suprimiéndose, al tiempo que se generalizaba el uso de la domiciliación bancaria. Pero siempre había efectos que, o bien no se habían domiciliado, o bien estaban sin aceptar y se requería el acepto. Por motivos comerciales, los bancos tenedores de los efectos los ponían en las sucursales más próximas al domicilio del librado, con el ánimo de que la sucursal pudiera cursar visita al librado e intentar su captación como cliente. Además de esta acción comercial, las sucursales tenían que velar para que no se perjudicara el efecto, enviándolo al protesto o devolviéndolo conforme estaba establecido. Por lo general, se trataba de unos pocos efectos que eran fáciles de controlar. Pero eso no ocurría así en la Sucursal de la calle Princesa. Por ello me vi en la necesidad de preparar “algo” que me permitiera tener esos efectos “controlados”. Y por ello preparé aquel programa “básico”, realizado con un lenguaje de programación llamado BASIC79. El programa (si a aquello se le podía llamar así) era realmente simple, pero fue el primer paso que me atreví a dar en esto de la informática, si bien bajo la atenta supervisión de mi hermano, que es el informático de verdad. Pero lo más importante de todo es que a mí me servía. Este programa, junto a otras pequeñas aplicaciones y la foto de mi hijo fue de lo poco que formó parte del bagaje que llevé en un maletín negro aquel lunes 25 de febrero de 1991 a la sucursal de Puerta de Hierro. 78 79 BASIC, siglas de Beginner's All-purpose Symbolic Instruction Code. Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/BASIC Ver cita anterior 78 Aunque todo el mundo (incluido yo mismo) hablamos del barrio de “Puerta de Hierro”, realmente no existe como tal, pues forma parte del barrio 93 Ciudad Universitaria, dentro del distrito 09 Moncloa-Aravaca. Pero cuando hablamos de “Ciudad Universitaria” nos situamos en el entorno de la Avenida Complutense donde hay muchas facultades universitarias, o de la zona de la Avenida de Séneca donde están los Colegios Mayores, y cuando hablamos de Puerta de Hierro pensamos en el lugar donde se situaba la antigua Clínica Puerta de Hierro y toda la zona residencial compuesta por los extraordinarios chalets de la Avenida de Miraflores, Isla de Oza, Turégano, Guisando o los fabulosos pisos en la calle San Martín de Porres, de la propia calle Velayos o de la calle Artesa de Segre. “La Clínica Puerta de Hierro se crea por Orden Ministerial de 5 de junio de 1964, como Centro Nacional de Investigaciones Médico-Quirúrgicas; un centro piloto para la introducción de nuevas ideas de organización y funcionamiento, dentro de la asistencia hospitalaria de la Seguridad Social”80. Fue un centro innovador tanto por la creación de policlínicas como por la implantación de un sistema rotatorio de internos y residentes (1964). En 1969 “se adscribe a la recién creada Universidad Autónoma, y junto al Hospital La Paz y a la Fundación Jiménez Díaz constituyen el núcleo clínico de la nueva Facultad. La docencia se amplió más tarde al ámbito de la enfermería y los técnicos. […] La contribución de la Clínica Puerta de Hierro a la modernización hospitalaria española ha sido positiva; su organización fue aplicada a otros hospitales que pasaron a denominarse “jerarquizados” y en los que también se estableció la docencia de posgraduados. Puerta de Hierro fue, en definitiva, un centro piloto y catalizador de las transformaciones que el país y la Medicina estaban demandando.”81 Creo que nadie duda del prestigio de la Clínica Puerta de Hierro y de sus profesionales. Y, para muestra, baste con poner el ejemplo del Rey Don Juan Carlos I, que fue operado de la rodilla derecha como consecuencia de un accidente que sufrió esquiando en Baqueira-Beret los últimos días de diciembre de 1991. Recuerdo que el día 31 de diciembre apareció en mi despacho mi amigo Pepenrique82, un inspector de policía que entonces era el jefe de la seguridad exterior de Zarzuela. Me contó lo que le había pasado al Rey, y que lo habían traído en helicóptero para operarlo. - Menuda se está montando a la puerta del hospital, me dijo. Están todas las televisiones y todos los periodistas allí. ¿Quieres verlo? 80 http://www.madrid.org/cs/Satellite?cid=1142475098141&Language=es&pagename=HospitalPuertaHierroMaja%2 FPage%2FHPHM_contenidoFinal 81 Ver cita anterior 82 Entenderán que no pueda desvelar aquí su nombre y apellidos reales. 79 Naturalmente, le respondí que sí. Al salir, se dirigió a Enrique, el vigilante jurado que teníamos en la oficina, y le dijo: - Tranquilo que estos días no te van a atracar. He ordenado que aparque una lechera83 a la puerta. Efectivamente, en la misma puerta de la oficina estaba aparcando un furgón de la Unidad de Intervención Policial, que se mantuvo allí mientras que el Rey estuvo ingresado. De vez en cuando los policías se acercaban a saludarlo y le decían: - Anda, bájate a desayunar tranquilo, que no van a venir a atracarte. Enrique recelaba un poco al principio, pero luego los hacía caso y se bajaba al archivo para tomarse su bocata tranquilamente. Como decía, acepté la invitación de mi amigo Pepenrique y nos acercamos a la puerta principal de la Clínica. En efecto, allí estaban ya todas las televisiones del país, los periodistas de la Casa84 y los de todos los periódicos, guardia civil, curiosos y… el Príncipe Felipe a la puerta de un Renault 21 respondiendo a las preguntas que le hacían desde la puerta principal: - ¿Sabe, Alteza, qué es lo que va a cenar Su Majestad esta noche? Pues no, respondió el Príncipe, supongo que lo que den de cenar aquí85… Se disponía a entrar en el coche (que conducía él mismo) cuando se dirigió de nuevo a los periodistas: - Siento, señores, que esta circunstancia les impida estar con su familia esta noche. Que tengan un feliz año. Cerró la puerta del coche y arrancó. Un par de coches de su escolta salieron detrás de él a toda velocidad. Aquellas palabras me habían llegado al alma. Pude comprobar personalmente la educación de un joven de 23 años (cumplía 24 un mes después) que es capaz de darse cuenta del trabajo extra que el accidente de su Padre les había proporcionado, y les pide perdón por ello. Les juro que la escena que les acabo de contar no se me va a olvidar jamás. Como si se tratase de una fatídica premonición, a las 9:40 horas del primer día de 1992 “un coche Citroën (AV-9297-C) conducido por Javier Ballesteros Navarro, alcanzó lateralmente al 83 Coloquialmente se denomina así a los coches o a las furgonetas policiales. 84 Los acreditados en la Casa de S.M. el Rey, que siempre cubren la información de la Familia. 85 Don Juan Carlos cenó una crema de verdura y un pescado como único menú de la velada de Nochevieja, a pesar de que la dirección del centro hospitalario le había preparado una cena especial. http://www.elpais.com/articulo/espana/JUAN_CARLOS_I/_REY/EI/Rey/califica/mala/pata/accidente/esqui/sufrio/B aqueira-Beret/elpepiesp/19920102elpepinac_8/Tes 80 Renault 12 (M-7665-BY) que dirigía Prudencio Águeda Tomé, de 50 años. El conductor de este último automóvil, que fue identificado por la agencia Efe en fuentes de la Casa Real como uno de los escoltas del Rey, salió despedido de su vehículo y falleció desnucado. Prudencio Águeda, según estas fuentes, se dirigía a hacer el relevo a otro compañero en la clínica Puerta de Hierro, donde está ingresado el Monarca”86. Por desgracia en un hospital coexisten, a veces, la vida y la muerte sin solución de continuidad. Me imagino que lo que voy a contar ocurre casi todos los días, pero parece que en navidad estas noticias impactan más: Me había despedido de un cirujano amigo el día 31 de diciembre deseándole “una guardia tranquilita” para esa noche. A eso de las once de la noche lo llamé, y me comentó que todo indicaba que iban a tener una noche serena, y que, de hecho, tenían unos langostinos que estaban a punto de comerse a modo de “cena de navidad”. Cuando el día 2 de enero le pregunté de nuevo cómo había ido todo, me contestó: - - ¿Recuerdas que te dije que estábamos a punto de comernos unos langostinos? Sí, claro… Pues al final nos los hemos comido a las ocho de la mañana. Cuando íbamos a comenzar a cenar nos avisaron de que había habido un tráfico87 y que nos traían a uno de los conductores “literalmente reventado por dentro”. Comencé a operarlo al filo de las doce y he terminado a las siete de la mañana. ¿Y cómo está? Pues, de momento, vivo, pero no le auguro más de una semana de vida. Por desgracia, ese paciente falleció ocho días después. Y desde el 5 de junio de 1964 hasta el 12 de septiembre de 1988 el Puerta de Hierro habrá guardado cientos, miles de historias como las que he narrado. “Uno abre. Y otro cierra. Para siempre. El futuro del antiguo Puerta de Hierro se desveló ayer: la demolición. El consejero de Sanidad, Juan José Güemes, anunció durante la inauguración oficial del nuevo hospital, en Majadahonda, el destino del viejo centro hospitalario, un gigante de 44 años que se había quedado obsoleto y saturado. El derribo se hará «cuanto antes», precisó, para poder empezar a construir el edificio que lo sustituirá, un hospital de media y larga estancia y de cuidados paliativos”88. De confirmarse esa información (que yo sepa y hasta el momento de escribir estas líneas – diciembre de 2010– aún sigue en pie), su demolición se llevará también por delante los doce 86 http://www.elpais.com/articulo/madrid/MADRID/MADRID_/MUNICPIO/escolta/Rey/fallece/desnucado/primeros/a ccidentes/trafico/1992/elpepiespmad/19920102elpmad_8/Tes?print=1 87 Un accidente de tráfico 88 http://www.elpais.com/articulo/madrid/viejo/Puerta/Hierro /demolera/construir/hospital/paliativos/elpepusoc/20080912elpmad_10/Tes 81 años más intensos de mi vida, probablemente los más fascinantes, y desde luego los que irán marcados a fuego en mi alma; no en vano suponen la tercera parte de mi vida profesional. Debo reconocer aquí que cuando el día 2 de marzo de 2000 el Ministro de Sanidad Romay Beccaría y el Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid José Ignacio Echániz pusieron la primera piedra del nuevo hospital, yo era uno de los que decían “que había visto poner la primera piedra, pero que no sabía si podría ver cómo ponían la segunda”. Pues al final pusieron la segunda, y la tercera, y así hasta construir los más de 172.000 metros cuadrados del nuevo hospital, en el que me perdí varias veces la primera (y única) vez que lo he visitado. Bien, pero vamos a centrarnos en 1991, para seguir con el hilo de lo que veníamos contando: La plantilla estaba formada por otras cinco personas, además de yo mismo –aunque enseguida nos quitaron a Pilar–: Adela, que era quien ejercía como “segundo responsable”, Pilar, con funciones comerciales, Vicente y Mamen como cajeros, y Leo, encargada de las operaciones de interior, que cuando tomé posesión de la oficina estaba ya de baja maternal. Días antes la había vosto con un vestido azul premamá y su tripa enorme chocando con los muebles de la oficina (espantosamente situados, por cierto). Recuerdo que mi primer “trabajo” fue recolocar los puestos de aquella sucursal: desapareció la mesa en la que la embarazada preparaba el topo89 de espaldas al público, dentro del búnker. Luego fue el turno de la otra mesa gemela, aquélla contra la que chocaba una y otra vez su prominente embarazo. Desaparecieron las notas hechas a máquina de pedales90 en papel DIN A5 (la mitad de lo que hoy conocemos como folio “normal”, que no es más que un formato DIN A4). Luego fenecieron, a un paso de haberse caído accidentalmente de las mesas, unos teléfonos espantosamente grandes, “el último grito” de finales de los 70. Luego..., y luego.... José Luis había cambiado su despacho por la “mesa de aperturas”, al lado del PC autónomo. ¿Por qué lo hacía?, fundamentalmente, por dos razones: la primera para poder conocer a los clientes, para ver lo que hacían y cómo lo hacían. La segunda, para enseñar a Mamen y a Adela que las notas se podían realizar con WordStar91, un programa informático que las imprimía con los márgenes perfectamente bien alineados; que aquella máquina que nos habían puesto (y me refería a un PC autónomo –desconectado del teleproceso general de la oficina, aunque con conexión al ordenador central– se podían hacer muchas cosas: a) Conectarnos a URSUS, la primera aplicación de gestión de clientes instalada en la Caja. Ahora ya está integrada con el resto de procesos de la Entidad, pero en la etapa de la que hablo todavía era independiente, interconectándose ambas a través del “número 89 Véase nota de la página 162 90 Antiguas máquinas de escribir manuales, a las que me he referido antes. 91 WordStar fue un procesador de textos publicado por MicroPro, originalmente escrito para el sistema operativo CP/M pero más tarde portado a DOS, que gozó de una posición dominante en el mercado durante la primera mitad de los años 1980. Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/WordStar. 82 de cliente”. Para acceder a ella había que conectarse a través del IMS92 general, y con una serie de comandos incorporábamos a clientes a la base de datos o llevábamos su mantenimiento. b) Podíamos hacer la nómina de la Clínica Puerta de Hierro: cuando llegué a la oficina, la Clínica pagaba a través de tres entidades: por el Santander los clientes que tenían domiciliados sus haberes en ese banco; por la Caja con los que los tenían domiciliados con nosotros y con Banesto para el resto de bancos. El administrador de la Clínica, Don Agapito Alonso, lo tenía así establecido y a pesar de los intentos de mis antecesores y de mí mismo, mantuvo esa decisión hasta su fallecimiento el 22 de diciembre de 1992. Le sucedió en la Dirección de Gestión Carlos Sangregorio, y, aprovechando la afinidad que tenía con la Caja, conseguí la unificación de la nómina a través de la Entidad. En aquella época, la nómina de la Clínica y los recibos de Club G concentraban las tres cuartas partes del trabajo de la Sucursal. Un trabajo a todas luces manual, lo que propiciaba un montón de errores y unos dilatados plazos de ejecución. La nómina de la Clínica nos la entregaban en unos listados que confeccionaban ellos. Nosotros teníamos que traspasar esos datos a unos listados propios (denominados “Selisten”), cuadrar la nómina (verificar que los totales de ambos listados eran iguales) y enviarla a una empresa de servicios para grabarla y procesarla. Eso nos llevaba varios días de trabajo, además de ser fuente de numerosos errores. Y yo estaba dispuesto a buscar la forma de hacer esto de una forma más eficiente. Aprovechando la amistad que me une con la Directora del departamento de quien dependía (y sigue dependiendo) el control de las nóminas93, mi querida Concha (para mí siempre será Conchita) Álvarez, conseguí que uno de nuestros informáticos, Pedro Lorenzo se pusiera manos a la obra para preparar un programa de ordenador que nos permitiera la tramitación digamos “automática” de las nóminas concertadas, ahorrándonos, como primera medida, la factura de la empresa de servicios que nos grababa mensualmente unos datos siempre recurrentes. La primera versión de GNOMOS, que así se llamó la aplicación de nóminas en la Caja, se creó con los datos de los perceptores de la Clínica Puerta de Hierro. Eran el colectivo perfecto (1.429 perceptores) para poder probar el tamaño de las bases de datos y el acceso y modificación de las mismas. Naturalmente asistí, junto a Conchita, a todas las pruebas que Pedro fue haciendo del programa, hasta su “lanzamiento” final. En la oficina el trabajo era más o menos el mismo (había que teclear los datos del listado de la Clínica a nuestros “sistemas”), pero al menos nos ahorrábamos tener que sumar los listados para ver si estábamos cuadrados o no, con lo que reducíamos la posibilidad de error a la mitad (antes nos podíamos equivocar al pasar el importe al listado o 92 IBM Information Management System (IMS) es un gestor de bases de datos jerárquicas y un gestor transaccional con alta capacidad de proceso (http://es.wikipedia.org/wiki/IMS_%28IBM%29). 93 S.A.C.E., o lo que es lo mismo, Servicios con las Administraciones, Corporaciones y Empresas. 83 al sumarlo; ahora, como la suma era automática, sólo existía la posibilidad de haber tecleado mal el importe). Aquello reducía en bastantes días el tiempo que dedicábamos a la nómina de la Clínica. De una semana para su preparación habíamos pasado a un par de días, y, con suerte –si cuadrábamos “a la primera”– a un solo día. Luego generábamos el soporte (un diskette) que enviábamos a la Central para su procesamiento. La aplicación se hizo en lenguaje dBaseIV versión 1.1, y, como se recogía en el manual de la propia aplicación, “empleando el método de selección de opciones a través de menús desplegables y proceso con manejo de ‘ventanas’. Necesita un PC con disco duro “C” que es donde se instala el producto y al menos 1 MB de memoria RAM instalada”. Asimismo, al final del antedicho documento, en el apartado “Instalación y uso del producto” se señala que “El lenguaje de programación utilizado no dispone, de momento, de la facilidad de producir ficheros ‘ejecutables’”, por lo que se hace necesario ejecutar módulos runtime que se entregaban comprimidos en el diskette de instalación. Por supuesto, la aplicación “corría” bajo MSDOS, el estándar en aquel momento. El segundo gran paso que acometí en la Sucursal de Velayos fue la “mecanización” de los recibos en gestión de cobro que nos cedían nuestros queridos clientes CLUB G, S.A. Me permito mencionar su nombre porque esa empresa ya no existe, habiéndose fusionado hace años con otra de que ya no puedo citar. Bien, esta empresa giraba mensualmente a sus socios el importe de los pedidos que hacían, y para ello confeccionaban un recibo que había que presentar a Cámara de compensación. Pero la tramitación no era tan simple; en primer lugar, había que sellar todos y cada uno de los recibos al dorso para identificar quién lo compensaba (esto es, quién lo presentaba en Cámara para cobrar), al objeto de estar identificados frente a devoluciones. En segundo lugar, y dependiendo de dónde estuviera domiciliado el mismo, había que mandarlo a uno de estos tres centros compensadores: a) A Cámara Interna para los domiciliados en la Entidad. b) A Cámara de Compensación Madrid para los domiciliados en bancos de la plaza94 y c) A Cámara de Compensación Resto para los domiciliados en bancos fuera de la plaza. De nuevo el trabajo de separar por grupos, sumar los efectos y presentarlos a compensar. Los informáticos de Club G nos ayudaban dividiendo los recibos en tres grupos (entidades 10, 11 y 12 respectivamente), aunque no por ello teníamos que revisar documento a documento porque, en ocasiones, tal división no era lo perfecta que hubiéramos deseado. 94 Aprovecho para explicar el concepto de “plaza” y “fuera de plaza”. Se entiende que están en “plaza”, como sinónimo de “misma plaza” todas aquellas entidades financieras cuyo domicilio forma parte del mismo municipio que la entidad tomadora. Por ejemplo, la entidad tomadora está en Móstoles y toma un documento sobre Móstoles; todo lo demás, se considera “fuera de plaza”. Siguiendo con el ejemplo, la entidad tomadora está en Móstoles y toma un efecto sobre Madrid capital. Ni que decir tiene que también es fuera de plaza cualquier otra provincia o localidad. 84 De nuevo aprovechando mis “contactos” en Servicios Centrales, llamé a mi querido compañero Juanjo para que me ayudara. Una visita a la empresa, y asunto solucionado. Juanjo se encargaría de “informatizar” aquellos recibos para presentarlos “por soporte magnético”. Sabía que teníamos que pasar un sarampión los primeros meses, hasta que ambos (Club G y nosotros) fuéramos capaces de tener los datos bancarios correctos y poder presentar las cosas “como Dios manda” (para ser exactos, como la Asociación Española de Banca recomendaba). Como decía, unos cuantos meses en los que dependíamos a mitades de los de fuera (nuestros clientes) y de los de dentro (los departamentos que nos ayudaban), pero que nos permitió aprender a todos una nueva forma de trabajar: la que se establecía en los “Cuadernos” del Asociación Española de Banca. Los Cuadernos o Normas AEB (Asociación Española de la Banca), son una serie de normas o protocolos comunes a todas las entidades bancarias que operan en nuestro país y que fijan las características de los ficheros informáticos emitidos o recibidos por una entidad financiera. Existen distintos “cuadernos” o Normas en función de los documentos que haya que tramitar95: Cuaderno 19: Adeudos por domiciliaciones en soporte magnético. Cuaderno 32: Remesas de efectos en fichero informático de clientes a Entidades Financieras. Cuaderno 34: Órdenes en fichero para emisión de transferencias y cheques. Cuaderno 43: Información normalizada de cuenta corriente. Cuaderno 58: Créditos comunicados mediante fichero informático para su anticipo y gestión de cobro. Cuaderno 67: Comunicaciones de datos relativos a cheques y pagarés de c/c emitidos directamente por el cliente. Cuaderno 68: Ordenes en fichero para emisión de Pagos domiciliados. Este lenguaje común permite, por un lado y para empresas de gran dimensión, que puedan generar adeudos, transferencias, cheques, etc. desde sus propios sistemas informáticos, y que el banco cedente pueda procesarlos para enviarlos a compensación sin “traducciones” de ningún tipo. De la misma forma, se pueden incorporar los movimientos bancarios generados a los propios sistemas informáticos de las empresas automáticamente, a través de la Norma 43. 95 http://capitales.cajamadrid.es/CajaMadrid/Home/cruce/0,0,4003,00.html 85 Para las PYMES, las entidades financieras han creado pequeñas aplicaciones informáticas que les permiten generar y presentar estas mismas operaciones a su nivel, en idénticas condiciones que la gran empresa a la que nos hemos referido. Hoy estas aplicaciones generalmente están integradas dentro de los portales que cada entidad financiera tiene, aunque también se pone a disposición de todos aquellos clientes que lo demanden aplicaciones informáticas que pueden ejecutar desde su propio ordenador para generar los soportes de salida, que, como todo, también han sufrido variaciones: del antiguo diskette se ha pasado a CD, a DVD, a los modernos Pen Drives o sencillamente a la transmisión a través de la Red de los ficheros que se generan. Precisamente por el desarrollo de este tipo de programas informáticos tuve el honor de recibir dos premios de Calidad, pero a ello me referiré más adelante. En la Entidad comenzaban a evidenciarse los cambios: “en 1991, Caja Madrid vuelve a ser pionera al convertirse en la primera caja que adquiere un banco. Fue el Banco de Crédito y Ahorro, hoy Altae Banco Privado”96. Entretanto, el 21 de enero se fusionaban la Caja General de Ahorros de Granada y la Caja Provincial de Ahorros de Granada, formando “Caja Granada”. El 18 de marzo las Cajas de Ahorros de Ronda, Antequera, Málaga, Cádiz y Almería se fusionan en Unicaja. El 11 de mayo se fusionan las Cajas de ahorro de Salamanca y la de Soria, formando la Caja de Salamanca y Soria (Caja Duero a partir de 1997), y finalmente, el 31 de octubre la Caja de Castellón se fusiona con la de Valencia, constituyendo Bancaja (Caja de Ahorros de Valencia, Castellón y Alicante)97. Fuera de la Caja también se vivían tiempos convulsos98: el crecimiento en Estados Unidos presenta en 1991 una tasa negativa del 0,8%; Gran Bretaña y Suecia sufren la recesión más fuerte desde la posguerra, hasta el punto de que los 24 países de la OCDE eliminaron en este año seis millones de puestos de trabajo. Además, las recetas “tradicionales” para luchar contra la crisis, las consistentes en la inyección de dinero por parte de los bancos centrales no provoca la reactivación del crédito bancario. Valga como ejemplo que entre 1989 y 1992 la Reserva Federal estadounidense baja 22 veces el tipo de interés, pasando del 10% al 3%, produciéndose además un rebrote inflacionario. Y, por si fuera poco (o tal vez como consecuencia de todo ello), el 16 de enero de 1991 se desarrolla en el Golfo Pérsico la “Operación Tormenta del desierto” por la que 31 naciones agrupadas en una coalición internacional dirigida por Estados Unidos, atacan a las tropas iraquíes que habían invadido Kuwait en agosto de año anterior. De nuevo la historia se repite: ¿se reactiva la economía como consecuencia de la producción de armas de guerra? ¿Se desencadena esa guerra para conseguir reactivar la economía? ¿Tiene algo que ver la lucha por el control del mercado del petróleo? Me limito a dejar esas preguntas en el aire y que cada cual ponga la 96 https://www.cajamadrid.es/Ficheros/CMA/ficheros/GPV-CMDossierTercerCenta.PDF 97 http://www.elmundo.es/mundodinero/2010/05/24/economia/1274727172.html 98 http://es.internationalism.org/rint98-anos90 86 respuesta que crea que es más conveniente, aunque en lo que supongo que estarán ustedes de acuerdo conmigo es que todo el mundo desea que cualquier escenario bélico esté lo más lejos posible de su propia casa. La crisis también tiene su reflejo en España. En 1986 nos convertimos en miembros de pleno derecho de la Comunidad Económica Europea, aunque con unas infraestructuras sustancialmente mejorables y con nuestro mal endémico: la inflación. Para combatirla se requerían elevados tipos de interés, lo que propició la entrada de capital extranjero que favoreció el empleo, si bien centrado en la construcción y en el sector servicios, en detrimento de la industria. Pero, a la vez (y sobre todo, en el periodo 1989-1992), la peseta estaba sobrevalorada, no correspondiendo esa sobrevaloración a la realidad española de aquel momento (déficit público elevado e inflación que no terminaba de corregirse). Esos tipos de interés altos “atrajeron masivamente capital a corto plazo de otros países con tipos más bajos, buscando una mayor rentabilidad. Pero esas entradas de capital aumentaban la base monetaria y, consecuentemente, también la oferta monetaria, con lo que se producía un repunte en los precios [inflación]. Ante esta situación, la autoridad monetaria española siguió luchando contra la inflación esterilizando las entradas de capital, lo que obligó a subir aún más los tipos de interés y a obtener mayores entradas de capital, desarrollándose así un círculo vicioso de pérdida de competitividad para el país.”99 La organización de la Olimpiada de Barcelona y la Expo de Sevilla, ambas en 1992, “cuyo costo alcanzó el billón de pesetas de entonces, 6.000 millones de euros”100 favoreció la creación de empleo, pero destruido –como se preveía– una vez finalizados tales acontecimientos. Era obligado, pues, “un serio ajuste macroeconómico tendente a reducir el déficit y la deuda. La crisis se combatió mediante sendas devaluaciones en 1992 y 1993 que aportaron nuevas dosis de competitividad, y las medidas de austeridad, apoyadas en la contención de la inflación y en la caída de tipos de interés que se registraban en los mercados financieros, enlazaron inmediatamente con una recuperación internacional que enseguida se potenció gracias a la explosión de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación que dio origen a Internet. Nacía la nueva economía. De hecho, la fase de fuerte crecimiento internacional comenzó a mediados de 1994. Y Solbes aprovechó para emprender una serie de reformas estructurales que, a partir de 1996, año de la victoria electoral del PP, facilitaron a Rato el cumplimiento de las condiciones de Maastrich y la incorporación de España a la moneda única. Rato así lo ha reconocido en diversas ocasiones”101. “Con el Tratado de Maastricht, el objetivo económico original de la Comunidad, es decir, la realización de un mercado común, queda ampliamente superado y la vocación política claramente expresada. En este marco, el Tratado de Maastricht responde a cinco objetivos esenciales: • 99 refuerzo de la legitimidad democrática de las instituciones, www.aedem-virtual.com/articulos/iedee/v02/023119.pdf 100 http://www.lavozdigital.es/cadiz/20081003/opinion/crisis-1993-actual-20081003.html 101 http://www.lavozdigital.es/cadiz/20081003/opinion/crisis-1993-actual-20081003.html 87 • • • • mejora de la eficacia de las instituciones, instauración de una unión económica y monetaria, desarrollo de la dimensión social de la Comunidad, institución de una política exterior y de seguridad común”102. “Los criterios de convergencia, o los criterios de Maastricht, son los requisitos que deben cumplir los estados pertenecientes a la Unión Europea para ser admitidos dentro de la Eurozona, y consecuentemente, para participar en el Eurosistema. Los criterios vienen establecidos en el artículo 121(1) del tratado que establece la Comunidad Europea (Tratado de la CE). En total hay cuatro criterios, el que se refiere a la estabilidad de precios, el que se refiere a las finanzas gubernamentales, el que se refiere a los tipos de cambio y por último el que hace mención a las tasas de interés a largo plazo”103. Creo que es importante resaltar en este momento lo que supone la Unión Económica y Monetaria. Digo esto porque en ocasiones he escuchado críticas al gobierno solicitándole que haga cosas que no puede hacer, porque “los Estados miembros deben garantizar la coordinación de sus políticas económicas, instaurar una vigilancia multilateral de esta coordinación y quedar sometidos a normas de disciplina financiera y presupuestaria. El objetivo de la política monetaria consiste en instaurar una moneda única y garantizar su estabilidad mediante la estabilidad de los precios y el respeto de la economía de mercado”104. En consecuencia, desde el 1 de enero de 1999 los gobiernos no pueden devaluar su moneda, porque se estableció un valor fijo de cada una de ellas con relación al euro el día 31 de diciembre de 1998. Y a partir de la desaparición física de las monedas nacionales, el 1 de enero de 2002, ya no tiene sentido hablar de “devaluación”. Además, la política financiera y presupuestaria viene determinada desde la propia Unión Europea, siendo el Banco Central Europeo el vigilante de su cumplimiento, luego tampoco puede ningún gobierno miembro establecer su “propia” política. Trimestralmente, los Jefes de Estado o de Gobierno de los Estados de la Unión, más el Jefe del Consejo Europeo y el Presidente de la Comisión Europea se reúnen en Bruselas para fijar las directrices de la Unión, y para analizar las políticas comunes que deben establecerse en cada momento. Son, por tanto, en estos foros (y no en las reuniones del Consejo de Ministros) donde se toman las decisiones determinantes para el devenir de la UEM. 102 http://europa.eu/legislation_summaries/economic_and_monetary_affairs/institutional_and_economic_framework /treaties_maastricht_es.htm 103 http://es.wikipedia.org/wiki/Criterios_de_convergencia 104 http://europa.eu/legislation_summaries/economic_and_monetary_affairs/institutional_and_economic_framewo rk/treaties_maastricht_es.htm 88 De la “supercuenta” a la “superhipoteca” Volviendo de nuevo al ámbito bancario, el escenario de tipos de interés se mantenía en cifras de dos dígitos. El tipo de interés legal del dinero estaba en el 10% y el tipo interbancario de referencia oficial a 1 año comenzó a oscilar desde el 15% de enero de 1991 hasta el 10% de julio de 1993. Sin embargo, los tipos que reflejan más la evolución del mercado (porque se forman como media de los tipos de las operaciones firmadas)105 se mantuvieron con tipos de dos dígitos hasta 1996. Estamos hablando de tipos de interés en torno al 15% para operaciones que contaban con garantías reales106. Para los préstamos que contaban con garantías personales (las del patrimonio del solicitante, pero sin constituir garantía por escrituras) los tipos se movían en torno al 18% o el 19%. Por su parte, las subastas de Letras del Tesoro a 12 meses se situaron, en términos medios, entre el 10% y el 12%107, y, aunque no he sido capaz de localizar información de los tipos de interés que se aplicaban al pasivo (sobre todo, a los depósitos a plazo), es bastante probable que se movieran en ese mismo intervalo del 10-12%. Aunque el diferencial de tipos de interés se mantenía en torno al 6-8% parecía intuirse que las cosas en un futuro no muy próximo iban a cambiar… En 1989 el Banco Santander comenzó una “guerra” que rompía con el statu quo108 bancario, o, lo que es lo mismo, el pacto de “no agresión” interbancaria que había reinado hasta entonces. “En 1989, aunque sueñe extraño hoy por hoy, existía un cártel bancario. Las cajas de ahorro no habían iniciado su expansión, la banca extranjera seguía dándose morrazos, y los llamados ‘siete grandes’ (Banco Santander, Bilbao, Vizcaya, Popular, Banesto, Central e Hispano) mantenían reuniones frecuentes, donde la competencia brillaba por su ausencia.”109 “La primera vez que vi a Emilio Botín Ríos fue en la antesala de uno de los almuerzos de los ‘Siete Grandes’ de la banca, que organizaba el presidente del Banco Central, Alfonso Escámez. El Central era el primero de esos siete grandes. Muy correcto y afable, Emilio Botín parecía, sin embargo, que no se encontraba muy a gusto en esas reuniones de los ‘grandes’. Después, él 105 Se incluyen los tipos de referencia de CECA –Confederación Española de Cajas de Ahorro– y los tipos hipotecarios para vivienda libre, tanto de cajas como de bancos y del conjunto de entidades 106 Del latín res, rei, que significa “cosa”. Se aplica a aquellas operaciones que cuentan con garantía de un bien mueble (prenda) o inmueble (hipoteca). Ejemplo de la primera garantía serían los préstamos contra joyas del Monte de Piedad. De la segunda las hipotecas que todos hemos firmado alguna vez. 107 http://www.tesoro.es/doc/SP/home/estadistica/20y21.pdf 108 Según el Diccionario Panhispánico de Dudas, “significa literalmente ‘en el estado en que’. Se emplea como locución nominal masculina con el sentido de ‘estado de un asunto o cuestión en un momento determinado’”. Fuente: http://buscon.rae.es/dpdI/Srvlt_Consulta?lema=statu%20quo 109 http://www.elblogsalmon.com/productos-financieros/santander-espana-1989-reino-unido-2009 89 mismo reconocería que aquello le parecía una especie de ‘solución previa no deseable a todos los problemas que tiene la banca’. Y no fue nunca muy asiduo a tales reuniones”110. Se comenta que a una de estas reuniones no asistió Emilio Botín… precisamente porque estaba lanzando un torpedo que iba directamente a la línea de flotación de sus competidores… la supercuenta. El Santander, de la mano de Don Emilio, quería dejar al margen el ‘pacto de no agresión’ entre los grandes. La idea que éstos tenían era “captar nuevos clientes a través de la expansión en zonas no bancarizadas. Y una muestra de cómo estaban las cosas es que las cuentas corrientes no se remuneraban, independientemente de su importe. No era plan de fastidiar la cuenta de resultados”111. Sin embargo, ”de la noche a la mañana lanzó la campaña de las supercuentas pagando un 11% en las mismas. Puede parecer mucho y era mucho, pero era absolutamente rentable, frente a otras ofertas actuales, dado que el Mibor estaba en el 15%, dando un margen de cuatro puntos”112. Lo anterior es lo mismo que decir que ganaban un 36% si los fondos que captaban a los clientes los prestaban en el mercado interbancario. Pero realmente el banco ganaba más: la cuenta ofrecía esa rentabilidad para un saldo mínimo de 500.000 pesetas (3.005,06 euros de los de ahora), y con una franquicia de 125.000 pesetas (751,26 euros) que no se remuneraban. Luego entonces para un cliente que abriera una cuenta con esas 500.000 pesetas su remuneración para el saldo total no era del 11%, sino del 8,25%. Pero, además, esa cuenta corriente de alta remuneración establecía también una comisión de mantenimiento (250 pesetas trimestrales) y una comisión por apuntes, aunque los diez primeros eran gratuitos. Teniendo en cuenta todo esto, y sin “pasarse” de los diez apuntes gratuitos mensuales, la rentabilidad bajaba del 8,25% hasta el 8,05%. Cada apunte adicional, de los que ya comenzaban a costar 30 pesetas, hace bajar la rentabilidad en un 0,07%. Por tanto, la rentabilidad del 11% se queda en un 6,61% para aquel cliente que tuviera treinta apuntes al mes (10 gratuitos y los otros 20 de pago). ¿Son muchos treinta apuntes mensuales en su cuenta corriente? Les invito a que cuenten los que aparecen en el extracto mensual que su banco les remite y luego concluyen si son muchos o pocos. Pero con este producto el Banco Santander no planteaba tan sólo una batalla al estilo de la que libró la Caja en mayo de 1981 y que relataba en la página 42. El Santander había declarado una guerra abierta a todo el sistema financiero, justo cuando los pilares de la banca tradicional se tambaleaban. Y Don Emilio Botín estaba dispuesto a descubrir una nueva forma de hacer banca, que le proporcionó hacerse con la hegemonía de la banca española. En palabras de Ángel Gómez Escorial, “puede ser sólo una impresión de entonces, pero tuve la idea –y la mantengo– que el innegable esfuerzo de su padre para transformar un ‘banquito’ en un gran banco 110 http://www.banca15.com/mas/historia/150-sch.htm 111 http://www.elblogsalmon.com/prodeuctos-financieros/santander-espana-1989-reino-unido-2009 112 Ver cita anterior 90 ha sido uno de los resortes que ha movido toda la actividad de Emilio Botín-Sanz de Sautuola y García de los Ríos con una proyección ascendente”113. La estrategia a medio plazo ideada por Don Emilio tenía como objetivo “llegar a tener la mayor base de clientela posible antes de que finalizase 1992”114. “El equipo técnico que estuvo trabajando en sus preparativos desde mayo de 1989 sabía que su introducción en el mercado llevaría aparejada dos problemas para el pasivo. El Banco Santander contaba, en aquellos momentos, con una capacidad financiera que le permitía llevar a cabo acciones que le encareciesen su pasivo, dado el volumen de dotaciones que tenía. Estaba en una posición financiera ideal para iniciar la lucha por conseguir mayor número de clientes. A pesar de disponer de esa capacidad financiera, el Banco Santander había estimado que el encarecimiento de su pasivo supondría una reducción de su margen financiero en torno al 8%. […] Aun conociendo el encarecimiento del pasivo […], parece que lo más importante para el presidente del Banco Santander era que su entidad fuese la pionera en el mercado de las cuentas corrientes de alta remuneración, […] para así poder conseguir una participación más elevada que la que obtendrían los competidores que entrasen después”115. El diario El País, en su edición de 16 de diciembre de 1989, publicaba, bajo la firma de Salvador Arancibia, que “los efectos de la puesta en marcha de la cuenta de alta remuneración por parte del Banco Santander, en un intento por ampliar su número de clientes, han dado resultados muy elevados al mes y medio de su existencia. Las cuentas corrientes han aumentado en más de 150.000 millones de pesetas entre septiembre y octubre, mientras que la media del resto de los grandes bancos nacionales no supera los 1.400 millones de pesetas. Este crecimiento ha permitido que el Santander ocupe el cuarto puesto en el ranking del pasivo bancario superando al Banco Hispano Americano. Las cifras de evolución de las cuentas corrientes en los dos últimos meses, según los datos del Consejo Superior Bancario, muestran un elevado crecimiento de las correspondientes al Banco Santander. Mientras que el resto de las entidades muestran aumentos muy poco significativos, y en algunos casos retrocesos, en el volumen total de dinero depositado en cuentas corrientes, el Santander aumentó sus cifras en algo más de 150.000 millones de pesetas, hasta situarse en 526.000 millones de pesetas, lo que significa que en dos meses este epígrafe creció el 28,5%. […] No obstante, toda esta cantidad no representa entrada de dinero nuevo en las cuentas del Santander ya que una parte del pasivo que estaba en otras rúbricas de su balance ha pasado de éstas a las cuentas corrientes. Es el caso del dinero depositado en cuentas de ahorro, que 113 http://www.banca15.com/mas/historia/150-sch.htm 114 HERNÁNDEZ, S. Ajuste de cuentas. El 11% del Banco Santander desata la guerra por atraer pasivo. El País, Suplemento Negocios, domingo 1 de octubre de 1989, pp. 1 y 14. Citado por BOCIGAS SOLAR, Olga, El Banco de Santander, motor del marketing entre los grandes bancos españoles, Publicaciones de la Universidad Pontificia de Comillas, Madrid, 2001, pág. 16 115 BOCIGAS, O. Op. Cit. Págs. 16 y 17 91 ha descendido en cerca de 17.000 millones en esos dos meses. Algo similar puede pensarse en los vencimientos de los depósitos a plazo y en los pagarés emitidos por el propio banco”116. Mientras, “la competencia reaccionaba tarde y mal. No podían creer lo que les habían hecho. Cuando intentaron competir era demasiado tarde, tenían su base de datos dañada y sobrevino la crisis. El Santander, con los bolsillos llenos, pudo hacerse con un Banesto aquejado de múltiples males, y cobrarse después al Central y al Hispano, que sufrían el mismo mal. De los siete se comió a tres, y dos de ellos de los más grandes.”117. La reacción de los bancos se produce en febrero de 1990, con anuncios tales como éstos118: “Tras el lanzamiento de las cuentas de los restantes bancos, el Banco Santander respondió ofreciendo un interés superior al inicial, el 12%, aprovechando la ocasión para empezar a denominar a la suya ‘Supercuenta’. En realidad, tal denominación fue acuñada por los medios de comunicación, las asociaciones de consumidores y el público en general. Empezaron a utilizar el término ‘supercuenta’ para designar a todas las cuentas corrientes de alta remuneración existentes en el mercado”119. Con la supercuenta, el Santander pretendía dirigirse a los segmentos de renta alta y media alta. Aquellas 500.000 pesetas (3.005,06 euros) que se exigían para su apertura equivalen hoy a 6.286,59 euros (1.046.000 pesetas) según el Instituto Nacional de Estadística120. 116 http://www.elpais.com/articulo/economia/BANCO_DE_SANTANDER/supercueta/Banco/Santander/eleva/depósitos /150000/millones/pesetas/meses/elpepieco/19891216elpepieco_12/Tes 117 http://www.elblogsalmon.com/productos-financieros/santander-espana-1989-reino-unido-2009 118 http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1990/03/12/016.html y http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1990/03/22/017.html 119 BOCIGAS, O. Op. Cit. Pág. 19 120 http://www.ine.es/calcula/calcula.do;jsessionid=7D027328B049BF33F9FB2078076560AA.calcula01 92 En abril de 1990 el BBV lanza “el Libretón”, una libreta de ahorro con altos tipos de interés y con sorteos mensuales121. Con el matiz “libreta” en lugar de “cuenta corriente” el BBV se dirigía al segmento de rentas bajas, patrimonio hegemónico de las cajas de ahorro. Por ello, no es de extrañar la reacción de éstas, tal y como reproducía el diario El País: «La Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) responderá “de modo corporativo y contundentemente al ataque comercial del Banco Bilbao Vizcaya con sistema promocional común para responder al producto del libretón, que es un tiro en la línea de flotación de las cajas de ahorros, sobre todo de las pequeñas” según ha señalado medios cercanos al consejo de la CECA. Cada entidad tendría sus propios productos pero los clientes podrían entrar en un sorteo general de más de 500 millones. Se trata de “defender con uñas y dientes al cliente tradicional de las cajas que se ha convertido en el objetivo prioritario del BBV en este caso” añaden esas fuentes» 122. Y es cierto. Tradicionalmente los bancos tenían “cuentas corrientes” y las cajas de ahorro “libretas de ahorro”. Y aunque en realidad ambos tenían los dos productos (si me apuran, el único anuncio que hacían los bancos en la etapa de ‘los barrotes’ –la banca de los 70 a las que me referí en el primer capítulo– era el de “cuentas de ahorro”), la verdad es que cada cual se conformaba con la especialización que tenían en su propio producto. Incluso entre los empleados de banca de aquella época era común menospreciar las libretas de las cajas de ahorro y las “colas”123 que teníamos día a día en nuestras oficinas. Y años después, paradojas del destino, se pegarían por tener ellos también nuestras famosas libretas de ahorro y nuestras “colas”. Por eso el Libretón de BBV (hoy BBVA) se ha mantenido en el tiempo y sigue siendo un producto en cartera del banco. Se mantiene el soporte en libreta, la participación en sorteos y el acceso a regalos, aunque las condiciones van variando conforme cambian los tiempos: requisitos 121 La imagen reproducida corresponde a un anuncio publicado en La Vanguardia el 9 de julio de 1990. Fuente: http://hemeroteca.lavanguardia.es/preview/1990/09/27/pagina-64/33446105/pdf.html?search=libreton 122 http://www.elpais.com/articulo/economia/ESPANA/CONFEDERACION_ESPANOLA_DE_CAJAS_DE_AHORRO_/CEC A/BANCOBILBAOVIZCAYA/CECA/respondera/modo/corporativo/libreton/BBV/pro-ducto/similar/elpepieco/19900517elpepieco_11/Tes 123 Según el DRAE, hacer cola significa “esperar vez, formando hilera con muchas personas, para poder entrar en una parte o acercarse a un lugar con algún objeto.” 93 de permanencia, dinero “nuevo”124, plazos mínimos de inmovilización del saldo y retribución en especie. Sobre este tema, me permito recordar al lector que, de conformidad con los artículos 43 y 44 de la Ley 40/1998, de 9 de diciembre, del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, “constituyen rentas en especie la utilización, consumo u obtención, para fines particulares, de bienes, derechos o servicios de forma gratuita o por precio inferior al normal de mercado, aun cuando no supongan un gasto real para quien las conceda” (art. 43) y “con carácter general, las rentas en especie se valorarán por su valor normal en el mercado” (art. 44). Pero, además hay que tener en cuenta lo que establece el artículo 103 del Reglamento del IRPF125: “la cuantía del ingreso a cuenta que corresponda realizar por las retribuciones satisfechas en especie se calculará aplicando el porcentaje previsto en la sección 2.ª del capítulo II anterior al resultado de incrementar en un 20 por ciento el valor de adquisición o coste para el pagador”. El valor normal del mercado es, pues, el valor de coste más un 20%. Este aspecto suele “obviarse” cuando se habla de la retribución en especie. Así, te puedes encontrar con que el banco X te regala una vajilla, una cristalería, un horno eléctrico o una televisión de plasma simplemente ingresando Y euros. Lo que no se dice es que, primero, tienes que tenerlo durante un periodo determinado de tiempo; segundo, que no te pagan un duro de intereses, sino que la remuneración es el propio regalo, y tercero, que cuando recibes la información fiscal para hacer tu declaración de la Renta, te encuentras con la “sorpresa” de que ese regalito tributa por el IRPF, y tu obligación es declararlo sobre si te hubieran pagado su valor de mercado en intereses, aunque, eso sí, pudiéndote deducir de la entrega a cuenta que, por lo general, ha realizado el banco por ti. Como siempre, respetaré siempre a ese tipo de clientes que son capaces de ir de la ceca a la meca126 buscando la olla o la manta de turno, pero, puestos a elegir, me quedo con la retribución en efectivo para que yo mismo pueda decidir qué olla o qué manta me compro y dónde. Creo, sin embargo, que hay un tema que merece destacarse en relación a los regalos. Tradicionalmente, la “guerra” consistía en arrebatar el pasivo de un banco hacia otro, es decir, conseguir que el cliente del banco X se lo llevara al banco Y para conseguir el extratipo o el regalo de turno. BBV (ahora BBVA) ha ido un poco más lejos: ofrece la posibilidad de obtener ese mismo regalo en el Libretón aunque no se tenga dinero: te da un préstamo y listo. 124 En el argot, se llama “dinero nuevo” a aquel que procede de las entidades de la competencia, esto es, no de los saldos que el cliente pueda tener en el propio banco. 125 R.D. 439/2007, de 30 de marzo, por el que se aprueba el Reglamento del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas. BOE de 31 de marzo. 126 “Es un dicho muy común entre los españoles y significa ir de acá para allá, algo alocadamente. Pero hay que tener en cuenta que ni ceca quiere decir en este caso “casa de moneda”, ni meca es la ciudad sagrada de los musulmanes. Es más, es un dicho que ha venido reflejándose siempre sin el artículo “la”, que es algo añadido recientemente. Se decía “andar de ceca en meca”. En el Quijote, Cervantes lo pone en boca de Sancho”. Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Ceca 94 Y para muestra, baste un botón. La reseña es del día 19 de octubre de 2010, pero podía ser cualquier otra campaña del banco: “BBVA después de habernos informado del lanzamiento de una nueva campaña del Libretón con un regalo muy interesante, ha oficializado esta oferta por tiempo limitado hasta el 29 de octubre. Este año la entidad ofrece un set de mesa de 53 piezas de Zara Home. BBVA Zara Home es una propuesta que incluye 6 servilletas, 6 servilleteros, 3 caminos [sic] de mesa, 24 piezas [de] cubertería, 6 copas de agua, 6 vasos de agua y 2 candelabros. Para conseguir set de mesa de 53 piezas de Zara Home exclusivo para BBVA tendrá dos opciones diferentes para escoger: • • Aportación de dinero nuevo en efectivo, cheque o transferencia externa al Grupo BBVA por un importe de 3.500 euros a 5 meses de plazo con remuneración en especie (2,96% TAE). A través de la tarjeta de crédito BBVA financiando 3.000 euros (3,46% TAE), pagando en 5 meses (8,42% TAE). BBVA informa también sobre los gastos e impuestos que conlleva este tipo de campañas. En esta oportunidad el cliente deberá abonar 7,80€ de IVA y 9,40€ de ingreso a cuenta. Como novedad, en esta nueva edición de la ‘Quincena del Ahorro’ BBVA ofrece a los clientes que participen en la campaña completar y complementar el juego de mesa de Zara Home con la compra de una moderna vajilla de porcelana modelo King de la misma marca a través de BBVA Servicios y con unas condiciones económicas preferentes”127. La jugada perfecta. Personalmente, no me extraña sabiendo que el padrino del conocido Libretón128 fue uno de los gurús de la banca moderna, Don José Ignacio Goirigolzarri Tellaeche129. 127 http://www.finanzzas.com/regalo-libreton-bbva-2010 128 http://www.elmundo.es/especiales/2002/01/500espa/poder2.html 129 “Nacido en Bilbao en 1954. Casado y con dos hijos. Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Comercial de Deusto. Finanzas y Planificación Estratégica por la Universidad de Leeds (U.K.). Consejero Delegado de BBVA y Consejero de BBVA Bancomer. Trayectoria profesional: Ingresó en el BB en 1977 en el Área de Planificación Estratégica. En 1992 es nombrado Director General del BBV y en 1994 pasa a formar parte del Comité de Dirección del BBV. Desde 1995 dirige la Unidad de BBV-América, coincidiendo con el comienzo de la expansión americana del Grupo BBV. Con la fusión entre BBV y Argentaria en octubre del 1999, es nombrado miembro del Comité de Dirección y responsable de Latinoamérica. En abril del 2001 es nombrado Director General del Grupo BBVA, responsable de Banca Minorista. En diciembre de ese mismo año 2001 es nombrado Consejero Delegado del Grupo BBVA, cargo que ocupa hasta octubre de 2009. Ha sido Presidente de la Fundación Consejo España - EE.UU. desde octubre de 2005 a octubre de 2009. En la actualidad, es Patrono Honorífico de esta entidad.” Fuente: http://www.spainusa.org/index.jsp?seccion=68&activo=7&idioma=es_ES&id=2007061300000003 95 Aunque muchas veces esa financiación no fue tan “alternativa”, al menos, desde el punto de vista de UGT en BBVA en septiembre de 2008: Reitero que es lo que se puede obtener por Internet, que reproduzco tal y como aparece publicado130. Y es que algunos mandos intermedios, llevados por motivaciones ignotas, alguna vez se “despistan” y mandan correos electrónicos de este tipo. Pero, créanme, cosas de éstas son absolutamente marginales. Puedo decir con rotundidad que, en mis treinta y seis años de profesión (cuando escribo estas líneas ya he pasado un nuevo “cumpleaños” profesional), jamás he tenido un director de ese tipo. Por supuesto que en mi trabajo también he recibido algún correo parecido de alguna central sindical, pero no hacen más que recoger excepciones al comportamiento general, tanto en mi casa como, supongo, en el BBVA o en cualquier otro sitio. En cualquier caso, y para no perder el norte, la idea de financiar el regalo me parece demostrativa del banquero de pura cepa, del auténtico, del innovador. Hasta ahora he citado aquí dos ejemplos, pero les aseguro que hay muchos más. Lo que pasa es que, por desgracia, la mayoría de ellos ya no desarrollan su actividad profesional en la banca. Y mucho me temo que la propia banca lo va a echar de menos. Cuando Maribel y yo cumplíamos nuestro décimo aniversario de boda, esto es, el 28 de junio de 1991, el Banco Santander lanzaba una nueva batalla en la “guerra” que se mantenía en el sistema financiero por los clientes. Esta vez se focalizaba en los fondos de inversión. Su principal competidor, BBV, reacciona antes y los lanza también en el mes de septiembre. Hay que tener en cuenta que los fondos de inversión resultaron ser una alternativa válida a las demandas de mayor rentabilidad de la clientela, sin menoscabar la cuenta de resultados de los bancos, y percibiendo, además, suculentas comisiones tanto por la gestión como por la administración de los fondos. Este aspecto resultó especialmente interesante en aquel momento, puesto que la “guerra del pasivo” había deteriorado notablemente las cuentas de resultados de los bancos, estrechando notablemente los márgenes de intermediación, y, aunque comenzaban a emerger las comisiones, éstas no habían sido capaces de enjugar los bocados a los márgenes que habían dado las supercuentas. 130 www.ugtbbva.org/andal008.pdf 96 Además, aunque la lucha por el ranking seguía viva, los bancos no estaban dispuestos a mantener por mucho tiempo la sangría que les suponía las supercuentas en sus cuentas de resultados. Pero los fondos de inversión estaban muy lejos de ser la panacea. Aunque lo analizaré más pormenorizadamente en la página 100, personalmente me parece que en aquella época el sistema no estaba preparado para un producto como los fondos de inversión. Y mis razones son las siguientes: En primer lugar, “la competencia en fondos de inversión exigía tener constituidas las sociedades gestoras y las propias instituciones de inversión colectiva, un equipo especialista en los mercados de valores y una aplicación informática capaz de soportar la operativa de los fondos”131. En segundo, porque muy pocos (por no decir ninguno) de los profesionales que trabajábamos entonces en la banca sabíamos lo que era aquello de “fondos de inversión”. Ello llevó a que los vendiéramos como si de otro producto de pasivo se tratase, sin darnos cuenta que podríamos cometer dos graves errores: Uno. Un fondo de inversión no es un depósito y, por tanto, su rentabilidad no viene dada contractualmente, lo que puede hacer (y así sucedió, lamentablemente), que el fondo incurra en pérdidas. Ahora me dirán ustedes que eso sólo se materializa si el cliente vende su fondo en ese momento. Tienen razón, pero explíquenle ustedes al cliente de pasivo “de toda la vida” que lo que le ofrecieron no es como su libreta de plazo también “de toda la vida” y que, encima, ahora, si lo saca, va a perder dinero… Dos. Pues si nosotros no sabíamos lo que eran los fondos de inversión, nuestros clientes los conocían menos, y se guiaban de “lo que anunciaban en la tele” o de lo que les había contado ese amigo-familiar-vecino que “había ganado…”. Ese “experto financiero”, del que me voy a ahorrar epítetos –no vaya a ser que hiera la sensibilidad de mi querido lector– los conocía aún menos que nosotros, pero se permitía aconsejar a la abuela (que siempre ha llevado su cartilla a su caja de ahorros para que le anotasen los intereses) que invirtiera en fondos de inversión. Se lo apuntaba también en un papel no fuera a ser que en el banco “la engañaran” y la dieran otra cosa. ¡Ay!, pueden ustedes imaginarse el desasosiego de aquella abuela cuando ni siquiera la daban una cartilla, sino un papel donde decía que allí estaba el millón de pesetas que había estado ahorrando toda su vida, cuando no la iban a pagar sus intereses cada tres meses, como siempre, y cuando iba a preguntar que qué tal iba “eso” que la había aconsejado su hijo, o su sobrino o su nieto le decían: “abuela, déjelo estar, que ahora no se puede vender”… Y, finalmente, y aunque nadie ha sido capaz de reconocerlo jamás, la comercialización masiva de fondos de inversión, en tanto en cuanto suponía desviar los fondos del pasivo de los bancos al pasivo de la gestora, limitaba tremendamente la capacidad de éstos para dar préstamos. En 131 BOCIGAS, O. Op.cit. pág. 21, citando, a su vez, a CONTRERAS GÓMEZ, C. y BUENO MAYO, O. Productos y servicios financieros en el sistema bancario. 97 pocas palabras, los bancos se quedaron sin pasivo prestable, que es lo mismo que decir que se quedaban sin dinero propio para conceder préstamos, y que tendrían que solicitarlo a las propias gestoras a quienes les habían dado “en bandeja de plata” 2,5 billones de pesetas (2.500.000.000.000 pesetas) de 1991, esto es, algo más de 27.000 millones de euros a septiembre de 2010, según datos de la CNMV. Pero, ¿por qué se produjo el auge de los fondos de inversión?; alguna la he apuntado más arriba (ofrecer productos rentables sin menoscabar la cuenta de resultados –al contrario, incluso incrementándola por el efecto comisiones–), pero creo que sobre todo por la extraordinaria fiscalidad que proporcionaban. Sí, porque la fiscalidad ya comenzaba a ser un tema preocupante para los españolitos de aquella época. “Hacienda” empezaba a enseñar sus “garras”, aunque a principios de 1991 se ofreció una “regularización fiscal” que el diario El País recogía así: “El ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, avanzó ayer que la regularización fiscal se Iimitará a la posibilidad de realizar declaraciones complementarias sin intereses de demora y con facilidades para pagar la deuda tributaria tras la reforma de la ley de renta y durante un periodo muy limitado de tiempo. La regularización se complementará con la desaparición de los pagarés del Tesoro, que podrán voluntariamente canjearse por un activo de similar rentabilidad, pero que mantendrá cautiva la inversión durante los cinco años de vida antes de la amortización. Esta vía elimina la posibilidad de una amnistía parcial de afloración de dinero negro con un pago limitado del 20% o el 30%, tal y como habían propuesto algunos sectores”132. Los fondos de inversión tributan por plusvalías, definidas éstas como diferencia entre el precio de enajenación o venta y el de adquisición o compra, y siempre utilizando el criterio FIFO133 para la determinación de la tal plusvalía. La Ley 18/1991, de 6 de junio, del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (BOE nº 136 de 7 de junio) establecía dos importantes ventajas fiscales, que serían de aplicación a partir del 1 de enero de 1992: a) “No estarán sujetos los incrementos netos de patrimonio que se pongan de manifiesto como consecuencia de transmisiones onerosas134 cuando el importe global de éstas durante el año natural no supere 500.000 pesetas” (Art. 44). b) “Con carácter general, el incremento o disminución patrimonial se reducirá en un 7,14% por cada año de permanencia que exceda de dos” (Art. 45, 2-b). 132 http://www.elpais.com/articulo/economia/SOLCHAGA/_CARLOS/ESPNA/MINISTERIO_DE_ECONOMIA_Y_HACIEND A/IMPUESTO_SOBRE_LA_RENTA/PODER_EJECUTIVO/_GOBIERNO_PSOE_/19891993/PRESUPUESTOS_GENERALES_DEL_ESTADO_/HASTA_1999/elpepieco/19910130elpepieco_19/Tes 133 First In, First Out, es decir, la primera entrada es la primera salida. En caso de venta se entenderá que las primeras participaciones que se venden son las más antiguas de todas. 134 Que implican alguna contraprestación 98 Tal y como recoge el Diario La Vanguardia en su edición del 29 de septiembre de 1991, «el BBV, a través de su gestora de patrimonios, Gestinova, abrió el fuego el pasado día 18 al lanzar una agresiva campaña de publicidad recomendando a sus inversores que pusieran sus ahorros fuera del alcance de Hacienda. Inmediatamente el Banco Santander lanzó otra en el mismo sentido, prometiendo que su “Superfondo” pone al alcance de todos los ahorradores un paraíso fiscal»135. “A finales de 1991 los bancos comercializaban más de la mitad del patrimonio total de los fondos de inversión, tanto en el caso de los FIM (56,2%) como en el de los FIAMM (casi el 60%). En segundo lugar se situaba el grupo de cajas, con el 35% del patrimonio de los FIAMM y el 27,4% del de los FIM”136. Por si alguien no sabe lo que significan las siglas anteriores, los Fondos de Inversión Mobiliaria (FIM) invierten más del 90% en activos de un mercado de valores (acciones, deuda pública...). Este tipo de fondos son adecuados para inversores agresivos que desean obtener una alta rentabilidad de su inversión asumiendo una mayor volatilidad en la misma. Por su parte, los Fondos de Inversión en Activos del Mercado Monetario (FIAMM) invierten principalmente en renta fija y letras del tesoro. Este tipo de fondos son recomendables para inversores que no desean una alta volatilidad. Desde la promulgación de la Circular 1/2009, del 4 de febrero, de la CNMV hay 15 categorías de fondos de inversión: Monetarios Renta Fija Internacional Renta Fija Mixta Internacional Renta Variable Mixta Euro Renta Variable Internacional Garantizado de Rendimiento Fijo De Garantía Parcial Global Renta Fija Euro Renta Fija Mixta Euro Renta Variable Mixta Internacional Renta Variable Euro IIC de Gestión Pasiva Garantizado de Rendimiento Variable Retorno Absoluto Los Profesores Pedro A. López Suárez y Isabel Nóvoa Arechaga, de la Universidad de La Coruña recogen en un trabajo denominado “La publicidad bancaria como determinante del desarrollo y popularización de los fondos de inversión mobiliaria”137 el número de fondos de inversión y su patrimonio a lo largo de los años. 135 http://hemeroteca.lavanguardia.es/preview/1991/09/29/pagina-82/33496597/pdf.html 136 www.aedem-virtual.com/articulos/iedee/v02/021125.pdf 137 El comportamiento de la empresa ante entornos dinámicos: XIX Congreso anual y XV Congreso Hispano Francés de AEDEM, Vol. 2, 2007 (Comunicaciones), pág. 11. Fuente: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2480968 99 En el periodo 1991-1993 el patrimonio de los fondos de inversión se multiplicó por diez, y por treinta y cinco si el análisis lo alargamos hasta 2004. Sin embargo, este auge no significa necesariamente que los fondos de inversión fueran la mejor alternativa de inversión. En un estudio realizado por el IESE de la Universidad de Navarra, y firmado por Pablo Fernández, José María Carabias y Lucía de Miguel, fechado el 24 de mayo de 2007138 se concluye que “la rentabilidad media de los fondos de inversión en renta variable 138 http://www.iese.edu/research/pdfs/DI-0695.pdf 100 nacional durante los 3, 5, 10 y 15 últimos años fue inferior a la del ITBM (Índice Total de la Bolsa de Madrid) en más de un 6%. […] Si la rentabilidad de cada fondo de inversión en los últimos 15 años no hubiera sido la obtenida, sino la del ITBM, la apreciación de los fondos en el periodo 1991-2006 habría sido de 13.753 millones de euros en lugar de los 6.480 millones de euros que obtuvieron. El total de comisiones y gastos repercutidos en este periodo ascendió a unos 1.400 millones de euros. El resto se debe a comisiones ocultas y a decisiones de inversión mejorables”. El estudio define las “comisiones ocultas” como aquellas que el cliente paga y no aparecen reflejadas en el contrato del fondo como, por ejemplo, las comisiones de compra-venta que se originan cuando el gestor vende unos valores y compra otros. No es posible cuantificar el importe de éstas porque la mayoría de los fondos no las proporcionan. Independientemente de que las comisiones sean “explícitas” u “ocultas”, lo cierto es que el estudio concluye que, aunque la rentabilidad de los fondos de inversión en renta variable fue de 6.480 millones de euros, se han “disipado” otros 7.273 millones de euros, 1.400 millones en comisiones “explícitas” y 5.873 millones en comisiones “ocultas” o en decisiones “poco afortunadas” de los gestores de esos fondos de inversión. Ésta quizá sea la explicación más lógica a la apuesta del sistema bancario por los fondos de inversión, apuesta que, por otra parte, también hizo ganar dinero a los partícipes de esos fondos. La pregunta sería entonces si éstos, invirtiendo directamente en Bolsa sin el concurso de gestores expertos, hubieran sido capaces de obtener estas rentabilidades139: El día 30 de abril de 1993 el Banco Santander presenta su “Superhipoteca”140, desencadenando una nueva “guerra” para la captación de clientes. Como siempre, la elección del momento no fue caprichosa: a pesar del estancamiento económico que comentamos en páginas anteriores (ver página 87), las políticas restrictivas de crédito del Banco de España, los altos tipos de in- 139 http://www.iese.edu/research/pdfs/DI-0695.pdf 140 Dado el éxito de la “supercuenta” (término acuñado por los medios de comunicación, las asociaciones de consumidores y el público en general), el Banco Santander lo adoptó y lo convirtió en su marca. […] A partir de entonces, se implantó una política de marcas basada en el prefijo “súper” al que se añadía el nombre genérico del producto. BOCIGAS, O. Op. Cit. pág 19. 101 terés y los altos precios de la vivienda libre, “la financiación a personas físicas para la adquisición de viviendas se convierte, con tasas de crecimiento anual en torno al 20%, en la única actividad que permite al sistema bancario incrementar el crédito global a la economía”141. El Servicio de Estudios del BBVA, en un documento denominado “Situación y perspectivas del Sistema Bancario Español”142 incluía la siguiente diapositiva: Y en las siguientes desarrollaba el comentario que aparece en el margen de la misma: 141 SOLER TORMO, Francisco V. La financiación de la adquisición de viviendas: crecimiento y sus repercusiones para las cooperativas de crédito españolas. CIRIEC-España, 2001. Fuente: www.ciriec-revistaeconomia.es/banco/05_Soler_38.pdf 142 050624_PresentacionesEspana_03_tcm268-107988.pdf 102 A todo ello hay que añadir que los bancos tenían una escasa presencia en el mercado hipotecario. Así, en 1989 los préstamos hipotecarios sólo suponían el 8% del total de préstamos en los bancos, en tanto que en las cajas esta magnitud era del 18,8%.143 La superhipoteca del Santander “es un crédito con garantía hipotecaria sobre la vivienda habitual que reduce el tipo de interés al 12,12% [TAE] (11,50% nominal), muy por debajo de los créditos hipotecarios del mercado, que tienen un tipo de interés medio del 14%.”144 En este caso la reacción de los bancos fue inmediata: el diario ABC, en su edición sevillana del 4 de mayo145 ya recoge que “los bancos Central Hispano (BCH), Bilbao Vizcaya (BBV) y las cajas de ahorro Ibercaja y Caja Laboral anunciaron ayer rebajas significativas de los tipos de interés hipotecarios, en respuesta a la «guerra del crédito» abierta el pasado viernes por el Santander y seguida casi inmediatamente por Argentaria”. Y en el artículo se incluía el cuadro reproducido con los tipos de interés de mercado en el momento de la aparición de las “superhipotecas”. 143 SOLER TORMO, Francisco V., op. cit. citando a FREIXAS, X. El Mercado hipotecario español. Situación actual y proyecto de reforma. FEDEA, Madrid, 1991. 144 http://www.elpais.com/articulo/economia/BANCO_DE_SANTANDER/Banco/Santander/rompe/mercado/hipotecari o/oferta/creditos/interes/elpepieco/19930501elpepieco_28/Tes? 145 http://hemeroteca.abcdesevilla.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/sevilla/abc.sevilla/1993/05/04/071.html 103 Sin embargo, parece que el Banco Santander “no buscaba clientes de nuevas hipotecas, sino clientes con hipoteca que se cambiaran de banco, ofreciéndoles la posibilidad de pagar menos interés en comparación con el crédito anterior”146. En aquel momento, esto es, antes de la promulgación de la Ley 2/1994, de la que luego hablaré, había que pensarse muy mucho el tema de cambiar la hipoteca de banco. Vamos a hacer números: supongamos una hipoteca de 100.000 euros concedida a 20 años, al 13,50% de interés. Supongamos también que el cliente acaba de terminar la octava anualidad, es decir, que le quedan 12 años para terminar de pagar su hipoteca, y, finalmente, que el tipo de interés es invariable. El capital pendiente de pago al inicio del año 9º es de 85.890,30 euros, y los intereses pendientes de pago son de 87.971,65 euros. Si sólo nos fijamos en el tipo de interés, la oferta del Santander es prometedora, puesto que le permite ahorrarse 15.138,75 euros en total (105,13 euros al mes). Sin embargo, si tenemos en cuenta todos los gastos que conlleva el cambio de hipoteca, y se concretan en: a) Tributación por el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados por la cancelación de la hipoteca anterior (1% sobre el principal concedido). b) Tributación por el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados por la constitución de la nueva hipoteca (1% sobre el principal pendiente de pago). c) Comisiones de apertura y de estudio aplicadas por el Santander (1% y 120,20 € respectivamente) d) Comisión de cancelación del préstamo anterior (3% de media) e) Gastos de Notaría, Registro y Tasación el ahorro para ese hipotético cliente ascendería a 8.424,03 euros (58,50 euros al mes). Pero el problema es que para beneficiarse de ello, en el momento de la operación hay que pagar todos esos gastos, que suponen 6.714,72 euros. Y supongo yo que pocos clientes que pagaran la hipoteca en esas fechas tendrían ese dinero para “invertirlo” en ahorrarse 58 euros al mes. Parece que lo más probable es que el Santander, con el ánimo de ayudar al cliente a cambiarse de hipoteca, añadiría esta cantidad al importe a conceder. Entonces, tras recalcular todo, resultaría que el ahorro de 2.348,21 euros, o lo que es lo mismo, de algo más de 16 euros al mes. Y cuanto menor sea el tiempo que queda para terminar la hipoteca, el cambio es menos beneficioso. En el supuesto que he planteado, esto ocurriría a quien le queden 10 años o menos para la finalización de la hipoteca. Antes hacía referencia a la promulgación de la Ley 2/94147. Me refería a la Ley de Subrogación y Modificación de préstamos hipotecarios. En su exposición de motivos, se destaca que “el des146 BOCIGAS, O. Op. Cit. Pág. 23 104 censo generalizado de los tipos de interés experimentado en los últimos meses ha repercutido, como es lógico, en los de los préstamos hipotecarios, y parece razonable y digno de protección que los ciudadanos que concertaron sus préstamos con anterioridad a la bajada de los tipos puedan beneficiarse de las ventajas que supone este descenso. Pero, por otra parte, la situación de estos prestatarios se ve agravada por la concurrencia de una doble circunstancia, que determina la inviabilidad económica del «cambio de hipoteca»: la fuerte comisión por amortización anticipada, impuesta por las entidades crediticias al tiempo de otorgar el contrato y la duplicación de gastos que implican la cancelación de un crédito hipotecario y la constitución de otro nuevo. Esta Ley viene además a cumplir con el mandato parlamentario que en su moción del 2 de noviembre de 1993, aprobada por unanimidad, instaba al Gobierno a «habilitar los mecanismos para que los deudores, en aplicación de los artículos 1.211 y concordantes del Código Civil, puedan subrogar sus hipotecas a otro acreedor»”. En definitiva, la Ley lo que permitía (y permite) es poder cambiar la hipoteca de banco ahorrándose el cliente la tributación por el Impuesto de Actos Jurídicos documentados (1% de la responsabilidad hipotecaria tanto en la cancelación de la anterior como en la constitución de la nueva), además de una tarifa más barata en la minuta del notario y una clarificación en las comisiones máximas que podrían aplicarse por la cancelación. Sin embargo, aunque todos estos beneficios resultan evidentes, su sencillez dejó entreabiertas muchas puertas que sólo el tiempo se encargó de matizar. La Ley se refería a la mejora del tipo de interés, aunque mezclaba el tipo ordinario, el de demora, el inicial y el actual. La doctrina determinó que la mejora se refería a tipo de interés de cobro, medido en términos de TAE que establece la Circular 8/1990 del Banco de España. La novación en el plazo (de amortización) sólo podría ir aparejada a la mejora en el tipo de interés que he apuntado antes. Y finalmente, a pesar de que la Ley establecía el derecho del banco deudor a igualar las nuevas condiciones ofrecidas148, lo cierto es que era el criterio del cliente el que prevalecía. Quiero decir que si el cliente decidía seguir con la subrogación a pesar de que su banco anterior le igualase las condiciones que el nuevo le ofrecía, la subrogación se llevaba a efecto. Esto ha variado tras la Sentencia de la Sala 1ª del Tribunal Supremo, que ratifica una anterior de la Audiencia Provincial de Zaragoza. “La Sala Primera del Tribunal Supremo establece el derecho del primer banco a impedir la subrogación de otra entidad bancaria. La sentencia del Supremo ratifica la de la Audiencia Provincial que declaraba nulas las escrituras de subrogación de un préstamo hipotecario, ordenando la cancelación de los asientos inscritos en el Registro de la Propiedad y dando un plazo a los deudores para firmar con el primer acreedor la correspondiente escritura de novación, apercibiendo de que de no hacerlo, quedarían subsistentes las condiciones de la hipoteca inicial. El Supremo establece que la subrogación queda automáticamente enervada (véase nota al pie de la página 105) cuando el acreedor inicial comunica vinculante y fehacientemente dentro del 147 BOE núm. 80 el 4 de abril de 1994 148 Lo que la Ley llama enervación. Enervar según el DRAE significa “debilitar, quitar las fuerzas”, por lo que podría decirse que el legislador utiliza el término como sinónimo de “dejar sin efecto” 105 plazo de 15 días naturales, su disposición para novar la operación en las mismas condiciones ofrecidas por la entidad que pretende subrogarse en la posición acreedora”149. En cualquier caso, y desde mi particular experiencia, la realidad es que pocas hipotecas se han subrogado. Porque lo normal era que el cliente solicitara directamente a su banco (donde tiene la hipoteca) la mejora en las condiciones de la misma. A lo más, el cliente podría haber preguntado en alguna otra para ver qué condiciones podría tener si se cambiaba, pero más como instrumento para conseguir la rebaja en su banco que para cambiarla realmente, porque si el banco accede a esa rebaja, el cliente, además de la reducción en su cuota, se ahorrará los gastos que pueden suponerle la subrogación (notario, registro, tasación, comisiones). Además, si acepta cambiar de banco, junto con la hipoteca se verá en la obligación de cambiar su nómina y todos los recibos que tiene domiciliados, ya que suele ser habitual tener estas dos cosas en el mismo banco en el que se paga la hipoteca. Si analizamos la posición contraria, esto es, si el cliente se decide a iniciar con otro banco la subrogación, normalmente suele ser porque, como se diría coloquialmente, “está todo el pescao vendido”. Esto puede venir desencadenado bien porque ha solicitado una revisión de su hipoteca y no se la han concedido, bien porque existen otros problemas que propician al cliente a dar el paso de cambiar el banco. En esta situación, en mi opinión, lo más inteligente es no enervar la subrogación porque lo único que se puede conseguir es enfadar todavía más al cliente, y empeorar las relaciones comerciales que les unen. Pero, en cualquier caso, la Ley sigue en vigor, aunque modificada tanto por la Ley 41/2007 como (para el caso que nos ocupa) por el Real Decreto 716/2009 de 24 de abril150, donde se establece la obligatoriedad de «que se entregue la “oferta vinculante [y que haya sido] aceptada por el deudor»151, lo que obliga a hacer estas notificaciones por conducto notarial. Si la entidad financiera primitiva deseara enervar la subrogación debería trasladar al deudor en el plazo de 10 días desde la notificación una oferta vinculante que iguales o mejore las condiciones financieras propuestas, aunque no se exige que sea por conducto notarial. Parece claro que, aunque las tres normas jurídicas presentan múltiples interpretaciones (algunas de ellas recogidas por los notarios y los registradores de las citas al pie), lo que el legislador pretende es facilitar a los titulares de hipotecas el cambio de entidad financiera sin complicaciones de ningún tipo. Otro tema es que, con los preceptos legales en la mano, se pueda conseguir o no. 149 http://www.canalhipotecas.com/subrogacion.htm 150 BOE número 107 de 2 de mayo de 2009 151 http://www.notariosyregistradores.com/doctrina/ARTICULOS/2009-modifficacionsubrogacion.htm 106 Las comisiones bancarias Antes de comenzar este capítulo, me van a permitir una serie de precisiones: a) Permítame recordarles que el prisma desde el que voy a analizar este capítulo va a ser el del empleado de banca, y, aunque voy a intentar ser lo más objetivo posible, tal vez puedan sentir el análisis de forma sesgada. b) Al mismo tiempo, les pido que intenten leer lo que van a leer “poniéndose en el lugar del empleado de banca que les atiende”. c) Finalmente, permítanme un alegato a su educación: los empleados de banca no somos “ladrones” ni somos merecedores de insultos152 similares con los que algunos clientes nos califican. Todos los días tenemos que acudir a nuestro trabajo, como ustedes, para ganarnos la nómina que cobramos a fin de mes. Trabajamos para ganarnos nuestro sueldo como cualquier otro funcionario o empleado. Y, por supuesto, no robamos a nadie. Espero ser capaz de demostrárselo en las líneas que siguen. Como señalaba en la página 87, tras la crisis de 1992 se establecieron importantes medidas de austeridad, apoyadas en la contención de la inflación y en la caída de tipos de interés que se registraban en los mercados financieros, lo que hacía peligrar el diferencial de tipos “tradicional”. 152 Aunque pueda parecer inconcebible, les aseguro que en más de una ocasión me lo han dicho a la cara. Yo siempre contesto lo mismo: que yo no robo a nadie, y que si consideran que lo he hecho, que me denuncien. Les aseguro que todas las veces que me han calificado así, he perdido el apetito durante ese día. 107 Como puede apreciarse en el gráfico de la página anterior153, el margen financiero de la banca, entendido como la diferencia entre lo que cobran por sus préstamos y lo que pagan por sus depósitos se ve reducido año a año desde 1993 hasta 1999. Por ello, tiene que buscar la forma de mantener sus beneficios. En un trabajo realizado por el Servicio de Estudios de Caixa Catalunya en julio de 2002, denominado “Evolución de las comisiones en el período 1990-2001”154 ya se destacaba en la presentación que “pese a todo, la creciente implantación de las comisiones no ha estado ausente de constante controversia. Ciertamente, tal vez por el hecho de cobrar por unos servicios que antes habían sido aparentemente gratuitos, o tal vez porque los costes asociados a estos servicios son básicamente de carácter fijo, lo cierto es que el precio de los servicios bancarios es tema de recurrente de debate social. Permítanme que subraye una frase de la cita anterior: “tal vez por el hecho de cobrar por unos servicios que antes habían sido aparentemente gratuitos”. Aparentemente, ésa es la palabra clave. La comisión se diluía en el diferencial entre lo que se cobraba por los préstamos y lo que se pagaba por el ahorro. Creo que en páginas anteriores he sido capaz de demostrarlo suficientemente. Luego jamás los servicios prestados por los bancos han sido gratuitos (ni los de los médicos, los abogados o los notarios), sino que se cobraban en lo que ahora gustan llamar en la sombra, que no es más que un eufemismo para denominar lo que un paisano mío denominaría sablazo (o rejonazo) sin enterarte. Mis compañeros de Caixa Catalunya hablaban de la controversia en el año 2002. Les aseguro que se mantiene, y, para prueba, les invito a teclear en cualquier buscador de Internet las palabras “comisiones bancarias en España” para tener un montón de resultados (cuando escribo estas líneas, enero de 2011, Google me dice que hay aproximadamente 10.800). Reconozco que algunos me parecen, cuanto menos, pintorescos. Parece que cualquiera puede descolgarse con opiniones tales como “… Generalmente se pagan más comisiones cuanto más pobre se es o menos relación se tiene con el director de la entidad bancaria. Amigos y pariente[s] varios, me refiero, y esto es una verdad universal, no pagan comisiones.”155 Personalmente les invito a que pregunten a mi hijo si él paga comisiones bancarias o no. Su respuesta es que sí, como las pagaba mi mujer por la tarjeta que tenía mientras vivió, por ejemplo. Y, aunque les pueda parecer mentira, la realidad es que precisamente por su condición de ‘familiares’ de empleados lo tienen muchísimo más complicado que cualquier otro cliente. 153 Fuentes: http://web.iese.edu/rtermes/acer/acer325c08.htm, citando, a su vez, como fuentes 1992-1998, Banco de España, Boletín Económico, y elaboración propia. 154 http://www.caixacatalunya.com/caixacat/es/ccpublic/particulars/publica/pdf/nf0702e0.pdf 155 http://informativos.net/economia/quien-paga-las-comisiones-bancarias-en-espana_51378.aspx. Artículo firmado por Gema Castellano. 108 Por no hablar de otras comisiones que nuestra clientela puede ahorrarse fácilmente, y que también parecen fuente de críticas: ”los bancos y las cajas de ahorros han elevado en noviembre las comisiones que cobran a los usuarios por los descubiertos en las cuentas, según datos del Banco de España. Concretamente, los descubiertos en las cuentas cuestan de media 3,94 euros en noviembre, frente a los 3,87 euros correspondientes a octubre, o los 3,50 euros que se cobraban por tener ‘números rojos’ en la cuenta en diciembre de 2009 y en noviembre del año pasado”156. En mi modesto entender, de la misma forma que si no estoy de acuerdo con las tarifas de los taxis no utilizo sus servicios, si no deseo pagar tales comisiones la cosa es fácil: tengo dinero en mi cuenta corriente para pagar todos los recibos que tenga domiciliados o curso instrucciones para que se me devuelva el recibo de la luz, o el del teléfono, en caso de no tener dinero suficiente. Aparte queda el riesgo de que me puedan cortar el suministro, pero, desde luego, si no genero descubiertos difícilmente me cobrará el banco por esos “números rojos” (que, por cierto, ya no existen puesto que la razón de esta nomenclatura data de la época en las que las sumadoras – igual que las máquinas de escribir– tenían cintas de dos colores, rojo y negro. Ahora las calculadoras y los ordenadores utilizan el signo menos para expresar números negativos). A lo mejor es que el cliente quiere otra cosa y yo no me entero… Siguiendo con aquel estudio de Caixa Catalunya que citaba más arriba: centrándonos en el periodo que estudió (entre 1990 y 2001), “las comisiones han representado un creciente volumen de ingresos en las cuentas de resultados de las entidades de depósito. A lo largo de los últimos años, se ha pasado de los poco más de 2.000 millones de euros de 1990 a los cerca de 7.500 de 2001, lo que representa una tasa anual acumulativa superior al 12%”. Pero el estudio añade: “Cabe señalar, sin embargo, que este significativo incremento de las comisiones no puede analizarse de forma individual, sino que es preciso entenderlo desde una perspectiva más global y que tiene que ver con una cierta transformación de los ingresos de las entidades de depósito. Así, a lo largo de estos años, se ha pasado de un modelo en el cual se imputaba una mínima parte de los gastos de transformación asociados a las diferentes gestiones bancarias, que se cubrían gracias a la baja retribución del ahorro a la vista, a un nuevo modelo en el cual se retribuye el ahorro en función de los tipos de interés del mercado y en el cual se tiende a trasladar a cada cliente los costes de las gestiones que requiere, mediante el cobro de comisiones”. “Sin embargo […], buena parte de la expansión de las comisiones se explica por el significativo crecimiento de la actividad financiera. Ciertamente, si se analizan las comisiones netas de las entidades financieras en relación con el volumen de activos intermediados, puede comprobarse que en 2001 las comisiones netas equivalían a 0,64% de los activos totales de las entidades de depósito, un porcentaje que es sólo 0,20 puntos157 superior al de 1990. En consecuencia, si bien es cierto que las comisiones netas, en términos absolutos, han experimentado un signifi156 http://ganarenbolsaporcarbolsin.blogspot.com/2010/12/espana-la-banca-sube-las-comisiones.html 157 Es lo mismo que decir un 0,20% 109 cativo incremento a lo largo de estos años, también es cierto que la variación ha sido relativamente pequeña en comparación al volumen de la actividad financiera. Es más, en caso de excluir del cálculo las comisiones que se generan a partir de la comercialización de productos financieros no bancarios, como, por ejemplo, los fondos de inversión, los fondos de pensiones o los seguros, resultaría que las comisiones netas sobre activos totales prácticamente se han mantenido entre 1990 y 2001”.158 El Banco de España opina lo mismo. En su Informe sobre Estabilidad Financiera de mayo de 2005 describía: “El importe absoluto de las comisiones netas recibidas por bancos y cajas ha crecido de forma sostenida desde 1992, en línea con el crecimiento de la actividad bancaria en sentido amplio (activo en balance, operaciones fuera de balance, gestión de activos, operaciones con valores, etc.). Así, las comisiones netas de bancos y cajas se han triplicado en los últimos 12 años. Algo más de la mitad de las comisiones netas son atribuibles al servicio de cobros y pagos (gráfico 1), siendo la comercialización de productos financieros no bancarios la segunda fuente de ingresos por comisiones, oscilando entre el 25% y el 30%”159 158 http://www.caixacatalunya.com/caixacat/es/ccpublic/par-ticulars/publica/pdf/nf0702e0.pdf 159 Fuente: Banco de España. Informe sobre Estabilidad Financiera. Mayo de 2005. Página 60 110 En el documento denominado “Evolución de los márgenes de las Entidades de Depósito entre 2004 y 2008”160, se vuelve a reiterar que “los ingresos por comisiones en términos de los ATM161 mostraron un cierto retroceso, pese a que los valores medios de las tarifas aplicadas162 no experimentaron cambios significativos en el periodo considerado. Dos factores pueden explicar esta evolución. En primer lugar, pese a que el importe de las operaciones de pagos creció significativamente entre 2004 y 2007 como consecuencia de la notable expansión de la actividad financiera […], su ritmo de avance fue inferior al del conjunto del balance bancario, lo que explica la reducción de su peso relativo. Por otra parte, es probable que, como consecuencia de la creciente competencia, aumentara la proporción de clientes a los que se le aplican los valores mínimos de las comisiones establecidas”163. El mismo autor publica un análisis similar para el periodo 2005-2009164, concluyendo que éstas representan, “a finales de 2009, alrededor del 25% del margen bruto y el 0,60% del margen total medio”165. No obstante, el autor reconoce que el análisis resulta complicado ante las limitaciones de información disponibles –los bancos sólo tienen obligación de informar al Banco de España sobre las comisiones máximas, no sobre las que cobran realmente–, y su heterogeneidad, a pesar de que la Circular 4/2004166 establezca una diferencia entre comisiones financieras y no financieras. Las primeras “son aquellas que forman parte integral del rendimiento o coste efectivo de una operación financiera y se reciben por adelantado […]”. Las segundas “son aquellas asociadas a prestaciones de servicios.”167 Un ejemplo de las primeras sería la comisión de apertura de un préstamo, mientras que un ejemplo de la segundas sería la percibida por la compensación de un cheque. Sin embargo, el estudio concluye que “los resultados obtenidos indican que se ha producido una caída en el peso de esta rúbrica, medida tanto en términos del margen bruto como del activo total. Este desarrollo vendría explicado tanto por el menor crecimiento relativo de las partidas sobre las que se calculan las comisiones como, en la mayoría de los casos, por la re- 160 Autor: Ignacio Fuentes Egusquiza, de la Dirección General del Servicio de Estudios. Fuente: Banco de España. Boletín Económico, junio de 2009. Págs. 73 y ss. 161 ATM: Activos Totales Medios, equivalente a la inversión media de las entidades financieras. Se suele utilizar para el análisis escalar de las cuentas de resultados. 162 Reseña del Banco de España: “Estos valores no están ponderados por el volumen de operaciones, sino que son la media simple de las tarifas comunicadas por las entidades”. 163 Op. Cit. Página 76 164 Autor: Ignacio Fuentes Egusquiza, de la Dirección General del Servicio de Estudios. Fuente: Banco de España. Boletín Económico, febrero de 2010 “Evolución reciente de las comisiones por servicios bancarios”. Págs. 57 y ss. 165 Op. Cit. Página 64 166 http://www.bde.es/normativa/circu/c200404.pdf 167 Op. cit. pág. 58 111 ducción de las tarifas aplicadas, que habría podido venir determinada por el aumento de la competencia y la eficiencia de la gestión de los servicios asociados al cobro de la comisión.”168 Pero no sólo lo dice el Banco de España; Doña Ángeles García Molero, del Departamento de Prensa de Capgemini, una de las mayores compañías de Consultoría, Tecnología y Outsourcing del mundo, citando la VI edición del World Retail Banking Report, señala que “los consumidores pagan una media de 70,3 euros por servicios bancarios, lo que equivale a un descenso de un 2% en 2008. En España el precio que las entidades cobran por servicios bancarios ha descendido un 7,2% en 2008, frente al 4,6% de reducción que se produjo en 2007.”169. Pero es que actualmente las cosas, aunque ustedes puedan pensar lo contrario, no non diferentes: el diario económico Cinco Días, en su página de Internet, publicaba el 27 de agosto de 2010, que “la crisis económica española está pasando factura a las comisiones cobradas por las entidades financieras. La menor formalización de créditos, la disminución de las transacciones y la caída de los movimientos bursátiles han hecho que bajen los ingresos por dar servicios bancarios. Tanto los gigantes del sector como la gran mayoría de entidades financieras han registrado descensos de esta partida durante el último semestre, en lo referente al negocio en España. 168 Op. Cit. Pág. 64 169 http://www.es.capgemini.com/m/es/n/newsPDF.php?pdf=pdf_ Las_comisiones_de_los_servicios_bancarios_globales_siguen_descendiendo.pdf 112 Las cifras agregadas de comisiones de 13 de los principales bancos y cajas del país muestran un ligero incremento gracias a las filiales en el extranjero de Santander y BBVA y alguna honrosa excepción a la tónica general, como es el caso de La Caixa, BBK o Banesto. En conjunto, estos 13 grupos bancarios obtuvieron unos ingresos por comisiones de 9.348 millones de euros, un 3,2% más que en el primer semestre de 2009. Sin embargo, restando el efecto de las divisiones internacionales, el sector habría registrado caídas. El grupo Santander logró mejorar este tipo de ingresos un 6% gracias, fundamentalmente, al buen comportamiento de las filiales. Así, Santander cosechó 1.439 millones de comisiones en Brasil (+25%), su filial de préstamos al consumo -con presencia en Europa Central y Estados Unidos- otros 453 millones (+8%), y las de Portugal, México o Chile registraron subidas en torno al 10% y aportaron otros 663 millones. En España, Banesto logró aumentar las comisiones un 2,5% (gracias a los ingresos por seguros y servicios), pero la red de Banco Santander en registró una caída del 9,8% en entre comisiones y resultados de operaciones financieras. BBVA presenta una evolución muy similar. Su división de España y Portugal tienen un retroceso del 4,8% en comisiones, que se ve compensado con creces por empuje de las filiales americanas: en México suben un 11,3%, en EE UU un 9,3% y en América del Sur un 7%. En total, el banco ingresó 2.272 millones por comisiones (+4,2%). El resto de bancos nacionales, cuya presencia en el exterior es testimonial, tuvieron caídas de los ingresos por comisiones: desde el leve descenso de Bankinter (-1%) hasta el desplome de Banco de Valencia (-24,3%). En el caso de las cajas, tan sólo La Caixa ha conseguido mejorar esta partida. La mayor red de oficinas de la banca española ingresó 679 millones en comisiones hasta junio, lo que supone un 4,6% más. Según explica la entidad, la mejora se ha producido por los servicios relacionados con la actividad bancaria y la gestión de productos fuera de balance. Caja Madrid, sin embargo, vio caer este tipo de ingresos en un 7,2%, hasta 376 millones. Esta fuente de negocio se vio especialmente afectada por la caída de las comisiones bursátiles (se redujeron un 12,7%) y las pagadas por empresas (-14,2%)”.170 Pero no pretendo cansarles con datos y más datos. Permítanme concluir con una referencia que, en mi opinión, es tan real como la vida misma. Voy a reproducir el artículo entero, aunque al final intentaré aclarar un aspecto que en él se incluye. En la página de Noticias.com del 1 de enero de 2010 se publica este artículo: 170 http://www.cincodias.com/articulo/empresas/banca-registra-junio-nuevas-caidas-comisionesEspana/20100827cdscdiemp_17/ 113 «Mitos y leyendas sobre las comisiones bancarias En los últimos tiempos, el término “comisiones bancarias” se ha incorporado ya a léxico financiero del ciudadano de a pie, añadiéndose a la terminología bursátil y la habitual de los contratos hipotecarios. También ha contribuido la política aplicada por las entidades financieras respecto a esas comisiones. Curiosamente, algunas han ido incrementado el coste y el volumen de servicios susceptibles de ser repercutidos al cliente y en cambio, otras han apostado por una drástica reducción de las comisiones aplicables a sus clientes. Para las empresas, con significativas diferencias en función del tamaño, el tema no es realmente nuevo. Sí que en los últimos años, se observa una mayor presión por parte de las entidades financieras, léase bancos y cajas de ahorros. Las entidades financieras podrían cobrar comisiones por las nóminas de sus clientes. Deberíamos añadir que en las últimas semanas han aparecido noticias en prensa advirtiendo de la posibilidad que las entidades financieras puedan aplicar comisiones a algo tan preciado para el ciudadano como es el cobro de la nómina. Con este preámbulo, sería conveniente situar los antecedentes históricos sobre cómo se ha desarrollado el sistema de comisiones bancarias. En primer lugar, ha existido en nuestro sistema financiero un acuerdo implícito de compensación del coste de los servicios proporcionados por las entidades financieras por el de una retribución del pasivo –ahorro del cliente- por debajo de un precio de mercado. Como los tipos de interés en nuestro país eran altos antes del proceso de convergencia para la implantación de la moneda única, el diferencial entre la retribución al pasivo y el rendimiento de la inversión por parte de las entidades financieras en forma de préstamos y créditos, era suficiente para cubrir el coste de ciertos servicios financieros. En segundo lugar, también hemos asistido a un progresivo aumento de los servicios demandados por clientes particulares y empresas, es decir, hay una mayor “bancarización”. Asimismo, las entidades financieras han desarrollado agresivos planes de apertura de oficinas e instalación de dispositivos de autoservicio. No en vano, España es el país con mayor número de oficinas bancarias per cápita (casi 96 por cada 100.000 habitantes) y el segundo en número de cajeros (126 por cada 100.000h.), sólo superado por Canadá. Es fácil comprender que representa una enorme inversión que hay que rentabilizar. En tercer y último lugar, existe la percepción por parte del cliente y particular y todavía en algunas compañías, que la cesión de los activos financieros de estos clientes es suficiente para sufragar el coste de los servicios bancarios. Esta cesión del uso de esos activos tiene menos valor ahora para las entidades financieras ya que en un entorno de tipos de interés bajos, el diferencial entre el rendimiento de los activos y el coste de los pasivos se ha estrechado y estrangula los márgenes. A nivel de empresas, los altos volúmenes de cesión de negocio bancario por parte de las grandes corporaciones también permitían la baja repercusión de costes por servicios financieros, quizás en detrimento de las pymes. 114 Llegados a este punto, tenemos por un lado una tradicional falta de transparencia en los “contratos de servicio” y por otro una visión un tanto distorsionada del valor de los activos depositados en las entidades financieras. Pero esta distorsión también ha sido alentada por las mismas entidades, ya que el uso universal de la red de oficinas y de los cajeros automáticos ha sido uno de los estandartes de la política de captación de clientes. Habría que desterrar el mito de que los servicios recibidos por los clientes no tienen coste. ¿Cuál puede ser la evolución de este sistema de asignación de precios a los servicios bancarios? Es condición indispensable que haya un reconocimiento mutuo del nivel de prestaciones requerido por parte de los clientes y el nivel de calidad ofrecido por bancos y cajas. En especial, las empresas deben reconocer que las entidades financieras españolas, por su reconocida eficiencia, proveen de una serie de servicios que de otra manera supondrían una inversión en recursos humanos o materiales, como por ejemplo los servicios de cobro (domiciliaciones e ingresos a través de oficinas o dispositivos automáticos). Por otro lado, los cambios en los próximos años en la aplicabilidad de comisiones en forma de una Directiva de Pagos y la entrada en vigor de la “SEPA” (zona única de pagos a nivel europeo171), debería propiciar una mayor competencia pero también desterrar el mito de que los servicios recibidos por los clientes no tienen coste. En todo caso, las entidades más eficientes son las que podrán ofrecer precios más bajos… y mantenerlos en el tiempo. En cualquier caso, la expresión “a mí no me cobran nada por…” ya tiene poco sentido. Como mucho responderá a una compensación por una serie compromisos adquiridos en forma de vinculación con la entidad financiera. A nivel de empresas, la definición de todos los servicios recibidos y de las cesiones de negocio indirecto deberían abordarse con la misma claridad que se tratan los tipos de interés aplicables. Acuerdos de servicio y tarifas globales, al estilo de las existentes en los servicios de telefonía y transmisión de datos, pueden satisfacer a ambas partes. Pero ningún profesional o directivo de empresa podrá vanagloriarse de tener un trato preferencial sin explicar que hay un contrato implícito por el cual la entidad financiera recibe unas compensaciones, que a fin de cuentas articulan la rentabilidad exigida. »172 La matización a la que me refería antes es la que se refiere a la frase “en las últimas semanas han aparecido noticias en prensa advirtiendo de la posibilidad que las entidades financieras puedan aplicar comisiones a algo tan preciado para el ciudadano como es el cobro de la nómina”: La Ley 16/2009, de 13 de noviembre173, de servicios de pago, establece en el artículo 38 que “el beneficiario y el proveedor de servicios de pago podrán acordar que éste deduzca sus propios gastos del importe transferido antes de abonárselo al beneficiario. Es decir, que tiene que haber un pacto entre el proveedor de servicios financieros (el banco) y el beneficiario (el cliente) para que ello pueda hacerse. A ese pacto se le denomina contrato, y el banco no puede realizarlo unilateralmente. 171 SEPA= Single Euro Payments Area 172 http://www.noticias.com/mitos-y-leyendas-sobre-las-comisiones-bancarias-noticias-com.92930 173 BOE número 275 de 14 de noviembre de 2009 115 En mi opinión, del informe pueden extraerse las siguientes conclusiones: a) Las comisiones surgen tanto por el estrechamiento en los márgenes que los bancos tienen entre lo que cobran por sus préstamos y lo que pagan por el ahorro, como por el mayor grado de utilización de productos y servicios bancarios. b) Habría que descartar la idea de que la cesión de los activos financieros de estos clientes es suficiente para sufragar el coste de los servicios bancarios (“ya ganan ustedes mucho con mi dinero”). Con el índice Euribor en el 1,526% (publicado el 4 de enero de 2011) ya hay que invertir millones de euros para ganar lo que cuestan los servicios. Y yo me pregunto: ¿los comerciantes también trabajan con un margen similar? c) “Habría que desterrar el mito de que los servicios recibidos por los clientes no tienen coste”. d) “En cualquier caso, la expresión «a mí no me cobran nada por…» ya tiene poco sentido. Como mucho responderá a una compensación por una serie compromisos adquiridos en forma de vinculación con la entidad financiera”. La Ley de Servicios de Pago a la que me refería antes tiene como objetivo garantizar que los pagos (transferencias, adeudos directos y las operaciones realizadas con tarjeta) realizados en el ámbito de la Unión Europea puedan realizarse con la misma facilidad, eficiencia y seguridad que los pagos nacionales internos de los Estados miembros,174 y establece los requisitos que deben cumplirse en las relaciones entre emisores, proveedores de servicios de pago y beneficiarios siempre con el ánimo de clarificar lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer, lo que se puede cobrar y cómo hacerlo. Llegados a este punto, creo que es importante recordar que, en este aspecto, los clientes de los bancos están muchísimo más protegidos que cualquier otro consumidor. La Orden ECO/734/2004 de 11 de marzo175, en desarrollo de la Ley 44/2002 establece la obligación que tienen todas las entidades financieras de contar con un departamento o un servicio de atención al cliente, a través del que éstos pueden canalizar las quejas y reclamaciones referidas “a sus intereses y derechos legalmente reconocidos, ya deriven de los contratos, de la normativa de transparencia y protección de la clientela o de las buenas prácticas y usos financieros, en particular, del principio de equidad.”176 Estos servicios de atención al cliente tienen, pues, el deber de recoger las quejas y reclamaciones que les formulen sus clientes, analizarlas y resolverlas en un plazo de dos meses. En caso de que el reclamante no esté de acuerdo con su resolución, puede dirigirse posteriormente al Servicio de Reclamaciones del Banco de España que volverá a analizar todos los ante174 Preámbulo de la Ley 175 BOE número 72, de 24 de marzo de 2004 176 Artículo 2, punto 2 116 cedentes y emitirá un informe que, aunque no es vinculante para ninguna de las dos partes, lo cierto es que suele ser respetado por todas ellas. Aún así, parece que los clientes de la banca prefieren utilizar los tópicos que afrontar unos hechos que la realidad impone. Me parece justo que todo el mundo desee obtener el máximo interés posible por el dinero que tiene ahorrado, me parece justo también pagar lo mínimo posible por el dinero que el banco le presta y me parece bueno disfrutar de los múltiples servicios que la banca presta. Pero al mismo tiempo se debe tener en cuenta que, por un lado, los distintos servicios que el banco le proporciona tienen un coste (¿o el gratis el reparto de las cartas, la luz o las líneas telefónicas con las que trabaja un cajero automático, por ejemplo?), y, por otro, que parece de justicia pagar por el servicio que el banco te da, igual que pago al taxista cuando tomo un taxi o en el Metro o en el autobús. Me resulta paradójico ver cómo ese mismo cliente, que asume sin ningún problema el pago de la “mano de obra” del mecánico de su concesionario de automóviles, del técnico que va a revisar su electrodoméstico o del fontanero que le visita en su casa, no reconozca el valor del trabajo de la banca. Estoy seguro de que no protestará cuando en le cobren “una hora mínimo” aunque el trabajo les haya llevado cinco o diez minutos. Sin embargo, pondrá el grito en el cielo (“esto es un robo” o expresiones similares) si su banco le aplica una comisión por cobrar (en Barcelona, por ejemplo) el cheque de 50 euros que le ha mandado la abuela a su nieto. Lo que me gustaría saber es si también le dice lo mismo al mecánico, al técnico de electrodomésticos o al fontanero que ha ido a su casa, ha estado cinco minutos, y le cobra, además del desplazamiento (¿?) una hora de mano de obra. Igualmente ocurre si hablamos de asesoramiento: todo el mundo tiene claro que si acude a un abogado o a un gestor administrativo tiene que pagar por su consulta. Sin embargo, eso no es aplicable a lo que se realiza en banca: el asesoramiento financiero-fiscal que se recibe del empleado de banca es como el valor en el ejército: se supone. Las operaciones que hay que hacer a petición del cliente (pago de impuestos o seguros sociales, por ejemplo), en ocasiones, un determinado día también deben ser gratis. Y cuidado con que no se te olvide, porque, de ocurrir, además de la consabida “bronca” el banco tendrá que asumir el recargo en el que ha incurrido… sólo por ahorrar al cliente unos escasos céntimos por pagar el recibito el último día del periodo voluntario de pago en lugar del primero. Si he sido capaz de explicarme bien, creo que ha quedado claro que hay determinados tópicos que en los tiempos actuales no deberían tener sentido, como que las comisiones de los bancos crecen y crecen, o como que ya nadie paga comisiones “en su banco”. Lo que parece más cierto es que las bonificaciones que pudieran tener los clientes se deben más a negociaciones de “paquetes cerrados”, al estilo de las tarifas telefónicas, que a otras prerrogativas. Por otra parte, la exención en la percepción de determinadas comisiones (cuota de emisión de tarjetas o ingresos de cheques por ejemplo) suelen compensarse –y con creces– con otras comisiones que sí están obligados a pagar, como suelen ser las comisiones por mantenimiento. Por supuesto, siempre existirán ofertas de bancos que “no cobran comisiones”, aunque los servicios que ofrecen se realizan a través de centros de atención telefónica que no permiten la 117 relación vis a vis cliente-banco. Es por ello que su oferta es limitada y por lo que necesitan otra entidad financiera por la que el cliente realice el trabajo digamos “sucio”. La crisis económica actual va a obligar al sistema financiero a redefinir los modelos de atención a la clientela, y la búsqueda de la rentabilidad de sus clientes será la piedra angular sobre la que giren las relaciones bancarias en un futuro que puede ser mañana. Por tanto, no sería de extrañar que los costes que ahora asumen los bancos se repercutan, sobre todo, a los clientes menos rentables. Por su parte, la clientela debería escoger su banco en función del servicio integral que éste le proporciona, basándose no tanto en la transaccionalidad cuanto en el asesoramiento en inversión y financiación y en la ayuda que reciba de su proveedor para optimizar tales decisiones. Las comisiones, o, por mejor decir, el coste de los servicios prestados debería ser algo que la clientela debería asumir como se ha asumido la utilización de los cajeros automáticos o el hecho de no pagar los recibos a los cobradores de antaño, por ejemplo. A cambio, debería reclamar verdaderos profesionales que le ayudaran a maximizar su inversión o a localizar la mejor financiación para un proyecto de inversión determinado. Y a lo mejor esto no necesariamente tiene que ocurrir en una oficina bancaria que abre de nueve a dos. 118 En Puerta de Hierro (Parte 2) Hacía un paréntesis en mi relato en 1993 para hablar de las comisiones que el sistema bancario se veía obligado a cobrar al reducirse los márgenes de intermediación. Creo sinceramente que el lector que haya sido capaz de no aburrirse después de tanto estudio económico y tanta cita bibliográfica habrá sido capaz de concluir que, a pesar de lo que se dice por ahí, las comisiones bancarias no se han incrementado. Y, desde luego, si dejamos aparte la demagogia que rodea a todo este tema, espero que coincidan conmigo en decir que el pago del coste de los servicios bancarios es tan necesario como el pago de cualquier otro, llámese servicio telefónico, de luz, de gas, o de transporte. Digo bien, el pago del servicio, porque el primero no puede existir sin el segundo. Es decir, si no hay servicio no puede haber coste, o comisión, o como se quiera llamar. Esto es, precisamente, por lo que lucha el Banco de España a través de su Servicio de Reclamaciones: si no se presta servicio el banco no está facultado para cobrar una comisión (o coste o como quiera llamarlo). A sensu contrario (es decir, si cambiamos la oración por pasiva), esto es, si el banco realiza un servicio al cliente, y puede demostrarlo, debe estar habilitado a repercutir el coste de tal servicio. Me gustaría que el lector hiciera hincapié en lo que he subrayado antes: “y puede demostrarlo”. A diferencia de otros servicios, en caso de discrepancia, la carga de la prueba recae sobre la entidad financiera, cosa que no ocurre con otras actividades profesionales (como, por ejemplo, trabajos de fontanería, electricidad, asesoría, etc.). Esto es, en un caso similar, el consumidor y el profesional se “verían las caras en un Juzgado”. Por el contrario, las relaciones bancarias pasan antes por dos filtros: el primero, la Oficina del Cliente de cada banco, y el segundo el Servicio de Reclamaciones del Banco de España. Permítanme concluir que ojalá todos los servicios a los que accedemos los consumidores tuvieran el mismo nivel de protección que los bancarios, tan denostados. Llegados a este punto, me pregunto si alguna vez se han parado a pensar qué ocurriría si no existieran tales filtros… si los bancos incluyeran en sus facturas (como hacen otros profesionales) conceptos tales como “mano de obra” o “desplazamiento” o “facturación mínima una hora”. Y les aseguro que se podría hacer, porque tales conceptos existen en la realidad. Si ahora somos “usureros”, “ladrones” o epítetos semejantes, si hiciéramos eso iríamos directamente al patíbulo... ¿o no? Punto y final (de momento) al tema comisiones. El segundo paréntesis en este relato lo han ocupado las “supercuentas”, los fondos de inversión y las “superhipotecas”, porque me parecía que se merecían un capítulo aparte esos tres hitos que llevaron al traste el statu quo bancario, y que se escenificaron como “guerras”. Supongo yo que, a estas alturas, el lector habrá empezado a darse cuenta que la banca de los setenta fue diferente que la de los ochenta y que la de los noventa repuntaba a ser también distinta de sus predecesoras. Así, el 14 de mayo de 1991 se anuncia la segunda gran fusión bancaria tras la protagonizada por el Banco Bilbao y el Banco Vizcaya, el 1 de junio de 1988, la protagonizada por el Banco 119 Central con el Banco Hispanoamericano. “Alfonso Escámez, presidente del Central permanece un año como presidente único, y, finalmente, Amusátegui asume la presidencia única”177. El 28 de diciembre de 1993 el Banesto de Mario Conde es intervenido por el Banco de España, poniendo al frente del mismo a Alfredo Sáenz, a la sazón vicepresidente del BBV. Pocos meses después, “el Fondo de Garantía de Depósitos, previo concurso, adjudicó el 73,45% de Banesto al Banco Santander que confirmó como Presidente a Alfredo Sáenz”178, lo que, evidentemente, generó recelos en BBV puesto que el 19 de noviembre de 1986 el Banco de Bilbao propuso a Banesto la fusión, que fue desestimada por el Consejo de Administración de Banesto. En mi caso particular, también sucede un hecho relevante en esa época: de forma puramente casual (mediante una publicidad depositada en el buzón de casa) me entero que se van a construir 60 viviendas de 2, 3 y 4 dormitorios, piscina, jardines y control de acceso en la mejor zona de Aluche. Mi mujer y yo llevábamos tiempo pensando en cambiarnos de piso, tanto por sí mismos como por la influencia de un buen cliente y amigo (aparejador y tasador), que me empujaba a decidirme a cambiar de piso «porque ahora era la época “buena” para comprar uno nuevo y vender bien el mío». Reconozco que tenía muchos recelos, porque mi vecino llevaba con el cartel puesto de “se vende” un año, y no había conseguido venderlo; por supuesto, su opinión profesional era muy importante, pero… y si luego no puedo vender el piso yo tampoco… ¿cómo pago todo? Aquello me agobiaba. El piso de Monroy estaba muy bien, pero cada vez se hacía más difícil aparcar, y, sobre todo, si llegábamos a casa a partir de las siete de la tarde, o los sábados, que aún tenía que trabajar. Además, parecía que las cosas en el trabajo iban bien, y soñábamos con prosperar un poco. Aunque la hipoteca del piso de Ávila nos “apretaba” cada seis meses, estábamos generando ahorro y, junto con el préstamo que me daba la Caja, podría pensar en un piso más grande, y, sobre todo, con plaza de garaje. Un domingo por la mañana nos acercamos al solar donde se iba a edificar “Residencial Oasis de Aluche”, guiándonos por el planito que se incluía en la publicidad. En él sólo había un cartel gigantesco, que decía lo mismo que he transcrito más arriba (60 viviendas…), aunque figuraba el nombre de la constructora: Probayre, S.A., domiciliada en la calle Ayala, 3 de Madrid. Fue fácil descubrir que esa sociedad pertenecía al grupo Reyal, una empresa constructora con un importantísimo renombre, y consolidada en el mercado. Me personé en la sede de la constructora, y me facilitaron una primera información sobre las condiciones de la promoción. Precio total: 26.900.000 pesetas y el garaje 1.800.000 pesetas (más el 6% de IVA), o, lo que es lo mismo, 182.839,90 euros, IVA incluido. 177 http://www.banca15.com/mas/historia/150-sch.htm 178 http://www.banesto.es/CsAppsExp/Portales/WebCorporativa/html/es_ES/imprimir/sobre_banesto_historia_imp .htm 120 Lo bueno era que había que entregar una entrada única de dos millones de pesetas, pudiendo pagar el resto mientras se construía la vivienda. Al final se pagaban 2.200.000 pesetas y se subrogaba uno en la hipoteca que, curiosamente, estaba constituida con Caja Castilla La Mancha. Había hecho todo tipo de cálculos, simulando ingresos de sueldo sin subidas y manteniendo el mismo volumen de gastos, y las cuentas “me daban”, incluso con la hipoteca de Ávila, por la que había que pagar 250.000 pesetas (1.500 euros) cada seis meses. Por tanto, el día 1 de diciembre de 1992 me volví a acercar a la calle Ayala, con un cheque en el bolsillo de un millón de pesetas, para formalizar mi contrato de reserva. Tuve la gran suerte de encontrar un extraordinario aliado179, que me ayudó a elegir tanto el piso como la plaza de garaje. - Mira, salvo el octavo que es un poquito más grande (y más caro, naturalmente), los pisos de cada planta son todos iguales. ¿Cuál quieres?, me preguntó. Yo tenía claro que queríamos uno de cuatro dormitorios, pero no me había parado a pensar qué planta era la mejor. Así pues, me encogí de hombros mientras le miraba. Él prosiguió: - En mi opinión, lo mejor es la mitad más uno. No dio el motivo, pero supuse que habría alguno. Como para mí esa elección era indiferente, pues acepté elegir en la sexta planta. - Bien, pues ahora vamos con la plaza de garaje: ¿cuál quieres? Esta vez le devolví la pregunta nada más terminar de hablar: - ¿Tú cuál me recomiendas? Desplegó los planos del aparcamiento, los analizó brevemente y me señaló una plaza: - Ésta. ¿Y sabes por qué? Pues no, ni idea. Porque tienes enfrente el pasillo, y así podrás maniobrar sin tener a nadie enfrente. ¿Qué te parece? A mí me parecían todas iguales, pero acepté su consejo porque me pareció razonable. Por tanto, de nuevo, volví a asentir. En la “Hoja de reserva” que tenía frente a él anotó el piso y la plaza de garaje, completando el resto de condiciones. Nos emplazó para el día 31 de marzo de 1993 para firmar los correspondientes contratos tanto del piso como de la plaza de garaje, así como para aceptar las letras de 179 Por supuesto este aliado tiene nombre y apellidos, pero lo silenciaré en orden a preservar su intimidad. 121 cambio que tendríamos que pagar todos los meses. Finalmente me dio un recibo del millón de pesetas que le había entregado. Recuerdo que aquel día me encontraba físicamente mal, porque la gripe se había instalado en mi cuerpo y me tenía completamente atenazado. Conforme iba avanzando la mañana notaba que la fiebre me iba subiendo, pero no quería anular aquella cita por nada del mundo. Así pues, como pude, llegué hasta el aparcamiento subterráneo de la Plaza de Colón, y aparqué el coche. Como no me fiaba de mi memoria, se me ocurrió apuntar en el tique el color de la planta y el número de plaza donde había dejado el coche. Al salir, me acerqué a un bar que había frente al portal de la calle Ayala para llamar a Maribel y comentarla cómo me había ido. Como en esa época no había móviles, la única opción para poder hablar con ella eran los teléfonos públicos. Y el bar tenía uno… y así, mientras se hacía bebible el café que, bien calentito, tenía frente a mí, pedí que me “diera línea”180 para llamarla y contarle cómo me había ido. Enseguida se dio cuenta de mi estado febril. Y entonces me pidió que anotara el número de plaza donde había estacionado el coche –cosa que había hecho ya–, “pero que lo dejara allí aparcadito”, que me cogiera un taxi y que me fuera a casa para acostarme nada más llegar. Aunque al principio me negué, la verdad es que era consciente de que no estaba en condiciones de conducir. Por eso, cuando le pregunté que quién llevaría nuestro coche a casa, me contestó que ”de eso se encargaba ella”, sin darme más explicaciones. Luego me enteré que había llamado a mi hermano para pedirle que fuera a casa para darle las llaves del coche y el sitio donde estaba aparcado, con el fin de que se acercara a buscarlo y nos lo trajera a casa (ella nunca quiso sacarse el carnet de conducir, y esta anécdota me permitió reprochárselo después una vez más, pero no me hizo caso como el resto de las ocasiones). Fui obediente y cuando llegué a casa me acosté. La fiebre me hizo quedarme dormido inmediatamente, y el siguiente recuerdo que tengo fue de cuando me desperté, tres horas después. Se acercó a besarme, y me ordenó que me levantara de la cama. Cuando la pregunté el motivo, me contestó: “para cambiarte las sábanas, que las tienes empapadas”. Es verdad, había sudado tanto que parecían recién lavadas. Las retiró y puso otro juego seco: me volvió a besar y me dijo que me acostara otra vez “para seguir sudando la gripe, que era la única forma de echar los virus fuera. Este razonamiento, quizá poco científico pero que forma parte de la idiosincrasia del abulense, no suele fallar casi nunca. Y, por supuesto, no falló. El 31 de marzo, miércoles, tal y como estaba convenido, estábamos en la calle Ayala 3, 3º derecha para firmar nuestros contratos de compra-venta del piso y del garaje. Las cuatro primeras firmas para el contrato del piso; las seis siguientes para el del garaje, y otras 36 más para 180 Para evitar que pudieras utilizar el teléfono sin permiso del dueño del bar, existía un mecanismo que impedía usarlo sin su consentimiento. Así luego podría cobrarte la llamada telefónica (“a ojo”, por supuesto, porque no existía ningún tipo de contador) cuando terminaras de hablar. 122 las dieciocho letras del piso y las dieciocho del garaje. Tanto el representante de Probayre como yo plasmamos nuestras ilegibles firmas rápidamente, acostumbrados como estamos a firmar un montón de documentos, pero Maribel era de las que tenía que poner su nombre y apellido, por lo que el trámite le llevó un tiempo. Pidió disculpas mil veces, y en el fondo estaba deseando que aquello terminara lo antes posible porque cada minuto que pasaba se sentía más avergonzada de tenernos esperando por firmar como lo hacía. Cuando terminó y nos despedimos pensó que ya se iba a sentir aliviada. Nada más lejos de la realidad: mientras tomábamos café en el bar desde donde la llamé febril, se me ocurrió decirla que “no sabía dónde nos habíamos metido”, que “sospechaba que no íbamos a ser capaces de pagar las letras que acabábamos de firmar”. Se le atragantó literalmente el café, y hasta que fui capaz de hacerle ver que la estaba tomando el pelo no cesó en repetir, una y otra vez, que “mejor subíamos y rompíamos el contrato y todas las letras que habíamos firmado”. El hecho cierto es que todas y cada una de aquellas letras de cambio obran en mi poder, pagadas religiosamente. Mentiría si dijera que no pasamos ciertas apreturas, de la misma forma que sería un desagradecido si no señalara aquí que gracias a los capotes de nuestros padres alguna de aquellas letras se pagó a tiempo. Es verdad que luego les devolvimos cada peseta que nos habían dejado, pero ese colchón de liquidez adicional nos salvó en más de una ocasión. A partir de ese momento, al menos una vez por semana me desviaba de mi ruta habitual para echar un vistazo a la obra. Puedo contar cómo se cimentó el edificio, cuál era nuestra plaza de garaje, o cómo se fue levantando piso a piso. Las obras iban a buen ritmo, lo que nos hacía sospechar que podrían durar menos de los dieciocho meses que había presupuestado la constructora. A la mitad del tiempo previsto, esto es, en la navidad de 1993 nos decidimos a poner nuestro piso a la venta. Como todos los años, aprovechando los puentes de diciembre, nos habíamos acercado al trastero de Ávila para traernos el árbol de navidad, el belén y todos los adornos navideños. El siguiente fin de semana lo dedicábamos los tres a montar el árbol, adornarlo con muchas luces y bolas de colores, colocar el belén y engalanar la casa con guirnaldas y figuritas pintadas en los espejos. Aquello llenaba de ilusión a Juan Pablo, ilusión que (por qué no decirlo) era también compartida por nosotros. Por tanto, cuando fuimos a Cismisa181 para encargarles la venta de nuestro piso, el día 13 de diciembre de 1993, éste estaba en el mejor estado de revista posible. La verdad es que no lo habíamos pensado así, pero debo reconocer que la casualidad en este caso jugó a nuestro favor. 181 Una agencia inmobiliaria del Grupo 123 Tras media docena de visitas poco relevantes, surgió la buena. Por la mañana la agencia nos avisó de que se iban a acercar dos señoritas a ver la vivienda. Maribel me llamó a la oficina para decirme “que habían venido dos chicas a las que les había gustado mucho el piso, especialmente nuestro dormitorio…”. Por la tarde nos llamaron de nuevo, para preguntarnos si podían acercarse a ver otra vez el piso con su padre. Estaba claro que venían a solicitar su venia. A media tarde aparecieron los tres y, tras visitarlo, el paterfamilias me dijo que estaban dispuestos a comprarlo; que me daba la señal en ese instante y que quitara el cartel. Por mi parte, le comenté que tenía firmado un contrato de exclusividad y que tendríamos que hacerlo a través de la agencia. Quedamos para vernos al día siguiente, con mi promesa de quitar el cartel una vez volviera de firmar el contrato en Cismisa. Así fue, tras firmar el día 4 de enero de 1994 (y tras comprobar que la compradora era una vecina del barrio) salí a la terraza y lo quité. Lo que yo no sabía es que la entrega que hicieron mis compradores (600.000 pesetas) se quedó en la agencia inmobiliaria como cobro anticipado de su comisión, aunque todos teníamos claro que ese dinero eran las arras182 de la compra definitiva. Esto es, no vi un duro de aquel cheque; eso sí, a cambio, se firmó la venta en firme, y los compradores aceptaron llevarla a término (elevarla a escritura pública y pagarme el resto del precio de la vivienda) “a determinar antes del día 30 de septiembre de 1994”. Aquello me permitió, por fin, dormir tranquilo, puesto que no sólo había conseguido vender el piso en un tiempo récord, sino que, además, podría vivir en él hasta que nos entregaran el nuevo, que, según el contrato que habíamos firmado con Probayre, sería como muy tarde en septiembre de 1994. Y, mientras tanto, Juan Pablo acudía cada martes a la catequesis para tomar su Primera Comunión el domingo 15 de mayo en la Parroquia Virgen de los Llanos de Madrid. La meteorología no fue precisamente una aliada en las fechas previas. Recuerdo un atasco monumental en la M-30 ocasionado, probablemente, por la pertinaz lluvia que caía sobre Madrid el viernes anterior. Y mientras rumiaba mil improperios por la mala suerte que se cernía sobre mí, comencé a perfilar las palabras que pronunciaría en su ceremonia: “¿Habéis escrito alguna vez vuestros pensamientos?, escribir lo primero que te viene a la cabeza es lo más sincero. Aunque suene a cuento, escuchad: Viernes 13 de mayo. Llevo más de una hora inmerso en un terrible atasco en la M-30 y aún me queda casi un kilómetro para salir. La radio no para de hablar de escándalos, corrupciones y corruptelas. Hay tantos millones en juego como coches en el atasco. Parece como si el virus informático que se anunciaba para hoy se haya instalado en la política y no en los ordenadores. 182 “Las arras son una suma de dinero, que sin ser el precio total de la compraventa, entrega una parte a la otra”. Fuente: http://www.lainmobiliaria.org/ftopict-762.html 124 Comienza a llover torrencialmente. La monotonía de las noticias hace que mi mente deje de escucharlas. ¡Vaya fastidio si el tiempo sigue así!. Las chicas que toman este fin de semana su comunión no van a poder lucir sus vestidos. Y sus mamás dudarán si ponerse ese traje nuevo que se compraron cuando hacía calor o aquel otro de más abrigo que se empolva en el armario. “¡Arranca de una vez, hombre!, ¿o vamos a estar toda la tarde aquí?”, me parece entender cuando los coches que están atrás pitan con reiteración. Avanzamos apenas veinte metros y otra parada. Debo preparar la acción de gracias. Pienso en los motivos que tengo para dar gracias: por poderme levantar cada día en este mundo tan hostil. Por tener trabajo con todo el paro que hay. Por vivir en España y no en Bosnia (hay que ver, veinte siglos matándonos los unos a los otros y los hombres no nos hemos dado cuenta que las guerras no conducen a nada). Por tener una familia que te quiere y a la que tú quieres. Por mi hijo que el domingo toma su Primera Comunión, que ha elegido libremente el mismo camino cristiano que yo. Por los sacerdotes y catequistas que le han guiado en ese camino. Por los padres de sus compañeros, a los que conocí y empecé a apreciar sin darme cuenta… Esta vez sí me percato que los coches vuelven a arrancar. Y mientras conduzco me digo a mí mismo: te olvidas de lo más importante. De dar las gracias al Jefe. Debes dar las gracias a Dios por habernos premiado con estos hijos que, como nosotros, ya Le tienen dentro del corazón. En la radio hay música y comienza a salir el sol. Así escribiré mi particular acción de gracias. Cuando llegue a casa.” Creo que no hace falta recordar que el texto se escribió para leerse en la Iglesia. Las letras del piso vencían inmisericordes, y había que pagarlas. Por eso, los estrenos de ropa iban a quedar para otra ocasión. Las únicas licencias fueron el traje de comunión –nada de marineritos: un pantalón, una chaqueta, una camisa blanca y una pajarita–, regalo de su madrina y el almuerzo en el ya extinto restaurante “De Torres” al lado de la Plaza de Toros de Las Ventas. El menú fue el siguiente: crema a la reina, entremeses calientes (calamares a la romana, gambas orly, croquetas de ave, croquetas de jamón, empanadillas sanjenjo y rizos de bacalao adobado), surtido de ahumados (salón, trucha, anchoa y esturión), y ternera de Ávila asada en su jugo (como no podía ser de otra forma, claro). Tarta, delicias de chocolate, pastas, helado y café redondearon el almuerzo. Mis “contactos” en Reyal me permitieron visitar la obra sin estar totalmente terminada: faltaban las puertas de acceso a las viviendas y muchos remates, pero lo fundamental estaba finalizado. Por supuesto no había ni luz ni agua, pero aquella visita lo que pretendía era tener una medición lo más exacta posible de mi piso nuevo. Había pedido a mi amigo Pepe Revilla, aparejador de profesión, que nos ayudara a medir la vivienda y a preparar un plano con cotas reales. De paso aprovecharíamos para pedirle su impresión sobre la vivienda que habíamos comprado. Decía que no había ni luz ni agua. Por supuesto, tampoco ascensores, por lo que nos tocó subir los seis pisos andando. Tras recuperar la respiración (lo que hace el tabaco, madre mía) pudimos comprobar que aquello era mucho mejor de lo que nos podíamos haber imaginado. Amplísima, con grandes dormitorios y un salón enorme y muy soleado, aunque con un punto 125 débil: la cocina. Fue lo primero que dijo Maribel cuando entró (“¡ay, qué cocina más oscura!”). Las mediciones reales, tal y como había comentado el jefe de obra, Manolo Sánchez, no variaban significativamente sobre el plano que nos había facilitado la constructora; al contrario, incluso el dormitorio principal era un poquito más grande. Pregunté a los técnicos cuál era la razón, y ambos me contestaron que conforme se subía de altura los pilares iban siendo más delgados (por mejor decir, cuanto más cercanos al suelo más gruesos son) por lo que la superficie útil de las viviendas es mayor. Al abandonar la obra Pepe nos volvió a felicitar por el éxito de nuestra compra, aunque indirectamente también se felicitaba a sí mismo, puesto que había sido él quien nos había animado a comprar, tal y como comenté al principio de este capítulo. El día 8 de junio recibimos una carta en la que nos anunciaban que firmaríamos la escritura de compra-venta del piso el día 6 de julio, a las 17:30 horas. Necesitaba, pues, ponerme en contacto con la compradora de mi piso para firmar previamente la venta, porque, de lo contrario, no tendría suficiente dinero para pagar de un golpe las letras pendientes de vencer (julio, agosto y septiembre), y la diferencia entre la hipoteca que tenía la vivienda (a la que no me iba a subrogar) y la que me daba la Caja. Además, había que preparar todo el tema de la mudanza. Contraté los servicios de Gil Stauffer, porque me parecía una empresa de mudanzas seria y profesional. Y no me equivoqué. El lunes 27 de junio tenía a la puerta un camión y ocho operarios dispuestos a dejar mi casa “limpia” en el menor tiempo posible. Gracias a una coordinación absoluta, tardaron unas tres horas en desmontar y bajar al camión todos los muebles y electrodomésticos de la casa, así como en empaquetar cuidadosamente la vajilla y la cristalería, para luego guardarla en unas cajas especiales como toda la ropa, los trajes y los abrigos. Cuando terminaron, sentí que un escalofrío recorría mi cuerpo. Mi mente retrocedió catorce años atrás, y me presentó la imagen de Maribel sentada en unas guías telefónicas en aquel salón, esperándome mientras yo asistía a la primera reunión de vecinos de mi vida. Allá quedaron las ilusiones de la primera vivienda que es tuya –al menos, en la parte que no cubría la hipoteca–, de los primeros muebles (“hijo, ¿no es muy claro este sofá?”, preguntó mi madre pensando en que algún día mi hijo se subiría en él –como así fue–), la ilusión de tu primera botella de cava al día siguiente de haberte casado, las noches de pasión y amor, el embarazo y el nacimiento de tu hijo. El robo de aquella noche de reyes; las humedades de los armarios que no se quitaron nunca, la sillita donde Juan Pablo tomaba “la carne gris”183 y las cunas (porque tuvo dos), el baño diario y sus tu-tús184. Sus primeros reyes magos, sus cumpleaños con los abuelos y con los tíos… 183 184 Criadillas de toro Así llamaba mi hijo a los gorros 126 Claro que, bien pensado, quizá no necesariamente quedó todo esto entre aquellas cuatro paredes… El día 29 de junio, un día después de nuestro 13º aniversario, firmábamos en la Notaría de Don Julio Vázquez y Velasco, en la calle Alcalá número 364 la venta del piso. Fuimos millonarios las veinticuatro horas que transcurrieron entre la venta de la que acabo de hablar y la compra del nuevo. También fue el único día desde aquel lejano abril de 1980 en el que no debía la hipoteca de mi vivienda habitual (como dice Hacienda), por lo que puedo decir que durante un día nos convertimos en mr. & ms. Millonetis. Pero, como a Cenicienta, la ilusión duró muy poco. El jueves 30 de junio volvíamos a firmar una hipoteca (y esta vez, de dieciocho millones de pesetas) para comprar nuestro nuevo piso. Aquel día, en el centro de formalizaciones de la Plaza de San Martín, y tras cuatro horas de espera, llegué a pensar que la firma se iba al garete. El Notario que autorizaba la escritura, Don Francisco Castro Lucini comenzó a leerla: “la vivienda… gravada con una hipoteca que se cancela económicamente hoy… y la plaza de garaje…”. Súbitamente el notario se para y pregunta: “¿tiene hipoteca el garaje?”. El apoderado de Probayre señala que no. “¿y dónde lo pone?” pregunta de nuevo el notario. En ese momento me sentí morir porque, a pesar de haberme leído la escritura media docena de veces, no me había percatado de ese detalle en ninguna de ellas. Además, como Don Francisco, notario muy veterano, actuaba por sustitución de su compañero D. Francisco Javier Cedrón López-Guerrero, me imaginaba que no se atrevería a rectificar una escritura que no pertenecía a su protocolo. Afortunadamente no fue así, y cuando nos preguntó “¿les parece que yo haga constar aquí que la parte vendedora manifiesta que el garaje está libre de cargas?” ambos asentimos con gran alivio. Bien, pues ya éramos dueños del piso. Ya podríamos llevar los muebles (que estaban en el mismo camión de Gil Stauffer que los recogió el lunes) y devolver a mi madre el uso de la cama que nos había prestado mientras no teníamos casa. Sin embargo, con lo que no contábamos era que no tendríamos ni luz ni gas, puesto que había que darlo de alta individualmente y esos trámites llevaban unos días. Ello provocó que nuestra estancia en casa de mi madre se prolongara un poco más, y que tuviera que ponerme más veces de las previstas la poca ropa que no se había guardado de las cajas de la mudanza. Ese tiempo me permitió ir haciendo pequeñas cosas en casa, tales como colocar los halógenos, los electrodomésticos de la cocina (el horno, el microondas) y realizar un par de ñapas que eran más fáciles de hacer al no disponer de muebles. Pero en el mes de julio en Madrid hace calor, y cuando uno trabaja suda, y cuando uno suda no hay nada mejor que una buena ducha para quedarse fresquito… Finalmente llegaron los muebles, las cajas con la ropa, el gas para el agua caliente y nuestro traslado. 127 A nivel económico, 1994 supuso el inicio de una fase de recuperación, tal y como puede apreciarse en el siguiente cuadro, que recoge la variación trimestral, en tasas anuales, del Producto Interior Bruto (PIB) español185. Año/Trimestre 1993/I 1993/II 1993/III 1993/IV 1994/I 1994/II 1994/III 1994/IV 1995/I 1995/II 1995/III 1995/IV Tasa Anual -2,50 -1,50 -0,60 0,20 2,20 2,60 2,20 2,50 3,00 2,90 2,70 2,40 Por su parte, el desempleo seguía siguiendo un lastre muy importante, situándose el número de parados, según la Encuesta de Población Activa (EPA) en más de tres millones y medio de personas. Los siguientes cuadros presentan esta evolución:186 185 186 INE. Contabilidad Nacional Trimestral de España. Tasas de variación del PIB. Serie desde 1/1970. http://javiersevillano.es/EPA.htm#EPA 128 “Desde 1982 la tasa de paro en España no ha bajado del 15%, llegando al récord histórico del 24% en 1994. La baja tasa de empleo (empleados sobre la población de 16-64 años) es la característica más relevante de la economía española de finales del Siglo XX. En otras palabras, España se diferencia de otros países porque menos de la mitad de quienes podrían trabajar trabajan (44,7% en 1985, 48,1% en 1996); mientras la media europea se sitúa sobre el 60% (60,2% en 1995) y la de Estados Unidos sobre el 70% (73,5 en 1995)”187. En el siguiente cuadro se analiza la evolución de la tasa de inflación española en el periodo 1993-2003188 187 MARIMON, R. Una reflexión sobre el desempleo en España. Els opuscles del CREI nº 1 junio de 1997. Fuente: http://www.crei.cat/files/filesOpuscle/24/090429182629_ESP_op1cas.pdf 188 Elaboración propia economicas/inflacion a partir de los datos obtenidos 129 de http://es.global-rates.com/estadisticas- Como puede apreciarse, la tasa de inflación fue reduciéndose para cumplir los Acuerdos de Maastricht y para pertenecer al primer grupo de países que fundaron el Euro el día 2 de mayo de 1998. Junto a nuestro país, adoptaron la moneda única en el primer momento Alemania, Austria, Bélgica, Francia, Finlandia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos y Portugal. “España formará parte de una nueva potencia económica mundial. Sin lugar a dudas ha sido el gran éxito del Gobierno Aznar durante su primera legislatura”189. “En 1996 Aznar hereda los Fondos Estructurales para el período de 1994-1999 con los que la Unión Europea pretende fortalecer la economía de los países más pobres (España, Irlanda, Grecia y Portugal). España percibirá más de la mitad de estos fondos, además será el país de la UE que más dinero reciba del Fondo de Cohesión y, tras Francia, de la PAC [Política Agraria Común]. En esta legislatura el PIB de España vive un crecimiento un 1,1% superior a la media de la Unión Europea, tendencia que se mantuvo en los años posteriores. El desempleo se redujo 7 puntos porcentuales en 4 años. Se flexibilizó el mercado laboral, ahondando la precariedad laboral. Mientras que los beneficios empresariales crecían por encima del 30%, los salarios aumentaron por debajo del 3%. El aumento de los salarios era menor al de los precios haciendo que durante el mandato de Aznar el poder adquisitivo de los trabajadores se redujese un 4%, siendo España el único país de toda la Unión Europea donde se produjese un retroceso. Los sectores que lideraron el crecimiento de la actividad laboral (construcción, hostelería, servicio doméstico...) generaron empleos poco productivos y consecuentemente bajos salarios. Los contratos temporales aumentaron hasta llegar a representar 1 de cada 3 puestos de trabajo, siendo esta cifra un 250% superior a la media europea. A pesar de la entrada en vigor de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales en febrero de 1996 los accidentes laborales se incrementan un 42% entre 1996 y 1999. El índice de siniestralidad pasó de 61 a 73 accidentes por cada 1.000 trabajadores. La UE recomienda en La Carta Social Europea que el salario mínimo interprofesional (SMI) sea igual o mayor al 60% del salario medio del país, en España alcanzaba el 34% en el año 2000, situándose en 424€ mensuales (742€ serían necesarios para cumplir con la recomendación de la UE). Una de las primeras medidas del Gobierno de Aznar fue aprobar el «Programa de modernización del sector público empresarial del Estado», es decir, la sistematización de las privatizaciones. Algunas de las empresas que dejaron de ser propiedad del Estado en ese período fueron Telefónica, Endesa, Aceralia, Argentaria, Tabacalera, Repsol y Gas Natural. Los ingresos procedentes de las privatizaciones contribuyeron a reducir rápidamente la deuda pública del 68 al 63%. Los sindicatos se mostraron contrarios a una medida que consideraban «pan para hoy y hambre para mañana». En esta legislatura la presión fiscal aumentó más de un 10%. En 1999 se lleva a cabo la reforma del IRPF, elevándose los tipos medios efectivos del 14,91% al 14,94%. Se redistribuye la carga, aumentándola en un 2% a las rentas más bajas, mientras la carga a las rentas más elevadas se reduce un 6%. Se redujo el gasto en protección social (educación, pensiones, sanidad pública, 189 http://es.wikipedia.org/wiki/VI_Legislatura_de_España 130 seguridad ciudadana...) un 9%, siendo en el último ejercicio de la legislatura del 20% del PIB frente al 27% de la media europea. El precio de la vivienda aumentó más de un 28% en tan sólo 4 años. El precio medio pasó de 62.500 euros a 80.500, a lo que hay que sumar el aumento de las hipotecas del 45%, pasando de 47.500 euros a 69.000. El esfuerzo para adquirir una vivienda aumentó, pasando de una relación precio/salario de 4,1 años en 1996 a 4,9 en 2000. El gobierno de José María Aznar firmó el Protocolo de Kioto en 1998, a pesar de la postura negacionista del presidente sobre el cambio climático antropogénico. Las emisiones de gases de efecto invernadero en España aumentaron, superando en 2000 un 32,7% el máximo permitido, incumpliendo así lo pactado. Durante este mandato, se produjo la división en dos del Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente (MOPTMA), dando lugar al Ministerio de Fomento y el Ministerio de Medio Ambiente. En 1996 se anunció el final del Servicio Militar Obligatorio fruto de un pacto alcanzado por CiU con el PP en las conversaciones para formar gobierno. Entre 1996 y 1999 se procedió a la plena integración de España en la estructura militar de la OTAN y en la Unión Europea. En 1999 España participa en el bombardeo de Yugoslavia llevado a cabo por la OTAN durante diez semanas. Al menos 500 civiles murieron. El Partido Popular vota a favor del bombardeo, al igual que la mayoría del Parlamento; sólo se opusieron Izquierda Unida y el BNG. En 1998 ETA declaró una tregua. Aznar ordenó contactos la banda terrorista, teniendo una primera reunión en Zúrich y modificando su política de dispersión de los terroristas, acercando al País Vasco a 135 presos. Sin embargo, las conversaciones fracasan y ETA rompe la tregua un año y dos meses después del anuncio de la misma. En esta legislatura se cometió el secuestro y posterior asesinato del concejal popular Miguel Ángel Blanco, y los secuestros de José Antonio Ortega Lara y Cosme Delclaux, entre otros múltiples atentados”190. Pido disculpas por esta cita tan amplia, pero me ha parecido el mejor resumen que se puede hacer del periodo 1996-1999. A nivel doméstico, en la Sucursal de Velayos ocurrieron muchas cosas, como, por ejemplo: • • 190 El 22 de junio de 1996 nació mi primer sobrino “García” (tengo otros cuatro más mayores que él, pero todos ellos son “Villaverdes”). A finales de 1996 o principios de 1997 se quedaron embarazadas, casi simultáneamente, Sonia de Andrés y Leo de Blanca. http://es.wikipedia.org/wiki/VI_Legislatura_de_España 131 • • • • • • 28 de junio de 1997. Celebramos nuestras “bodas de hojalata” con una ceremonia y con un convite muy parecido al de las bodas de plata. Presento el “Programa de Tarjetas” el 10 de julio de 1997, por que se cobraban, además de la deuda pendiente, sus intereses de demora. No fue aceptado porque la Entidad estaba a punto de lanzar uno “institucional” que perseguía el mismo fin. Junio de 1998: con las plusvalías obtenidas de las OPV de Telefónica (febrero de 1997) y de Endesa (junio de 1998) más la venta de nuestro R-21 (junio de 1991) y parte de nuestros ahorros nos compramos un Volvo S-40. Presentación del programa “Euronomincam” bajo el entorno MS-DOS, el 12 de agosto de 1998, adaptado al Euro. 19 de abril de 1999. IV Semana Cultural del Colegio Arcángel Rafael: publicación de un trabajo denominado “Irene y Carmen”, firmado por mí, que recogía la historia de lo que ocurrió el 1 de agosto de 1998 en Segovia, tras la representación de “Apocalipsis, voz de mujer”. Protagonistas: Irene Papas y Carmen Linares. El 4 de septiembre de 1999 se casa el tercero de mis hermanos y se encuentra con que en su boda leo una carta a los Reyes Magos, pidiéndoles “la fuerza y la inteligencia para ser un buen matrimonio. La capacidad de aplicar la ilusión que tienen hoy a todos los días de su vida. El empuje para superar juntos los momentos críticos. La amistad para emprender como si fueran uno los proyectos comunes. El amor para educar a sus hijos y la sensibilidad para comprender y comprenderse. El perdón mutuo y constante para afrontar aquellos aspectos que el otro no ve bien, y la sonrisa siempre en los labios, el beso a tiempo, para olvidarlos inmediatamente”. • • • 6 de enero de 2000: publicación del libro “Cuatro Caminos en Atocha”, la historia del paso de los cuatro hijos de la familia García-Rodríguez por el Colegio Salesiano María Auxiliadora (Salesianos de Atocha). 8 de septiembre de 2000: presentación al Programa de Ideas 2002 de las aplicaciones “Infotransferencias” y “Euronomincam”, bajo el entorno Windows’95 y Windows/98 (32 bits). Incorporación de Carlos a la plantilla de la oficina: 11 de septiembre de 2000 (y no el día 10 como decía él, porque ese día fue domingo). Y aquí deberían estar las anécdotas que pedí a mis compañeros de la oficina de Velayos que me recordaran, y de las que sólo he recibido dos. Ésta es, pues, la reproducción fiel de su silencio. 132 El euro “El 1 de enero de 1999 se fijan los tipos fijos de cambio de cada una de las monedas con respecto al euro y el Banco Central Europeo sustituye al Instituto Monetario Europeo. Desde esta fecha el euro existía como unidad monetaria, de cotización y cambio en los mercados, pero no existían los billetes y monedas de euro. El 1 de enero de 2002 entran en vigor las nuevas monedas y billetes de euro, sustituyendo a las de los respectivos países, que desaparecen”.191 “Los tipos de conversión fijados irrevocablemente entre el euro y las monedas de los primeros Estados miembros en adoptar el euro se determinaron y decidieron el 31 de diciembre de 1998. Este Reglamento se ha modificado tras la entrada de otros países en la zona del euro (Grecia en 2001, Eslovenia en 2007, Chipre y Malta en 2008), a fin de indicar los tipos de cambio correspondientes a dichos Estados. Los tipos de conversión son los siguientes”192: 1 euro = Tipo de cambio Antigua moneda nacional - 40,3399 1,95583 francos belgas marcos alemanes - 340,75 166,386 6,55957 0,787564 1936,27 0,585274 40,3399 dracmas griegas* pesetas españolas francos franceses libras irlandesas liras italianas libras chipriotas*** francos luxemburgueses - 0,4293 2,20371 13,7603 200,482 239,64 5,94573 liras maltesas*** florines neerlandeses chelines austriacos escudos portugueses tolares eslovenos** marcos finlandeses *aplicable a partir del 1 de enero de 2001; **aplicable a partir del 1 de enero de 2007; ***aplicable a partir del 1 de enero de 2008. A partir de 1999 el euro se convierte en el eje central de todos los acontecimientos. En el boletín “Euro Cajas”193 editado por CECA en mayo de 1997 ya se establecía que “cajas y bancos 191 http://es.wikipedia.org/wiki/Uni%C3%B3n_Econ%C3%B3mica_y_Monetaria_de_la_Uni%C3%B3n_Europea 192 http://europa.eu/legislation_summaries/economic_and_monetary_affairs/institutional_and_economic_framework /l25043_es.htm 193 Boletín Informativo de las Cajas de Ahorros Confederadas sobre la Adaptación a la Unión Económica y Monetaria. Número 1, mayo de 1997. 133 negociarán en euros desde el 1 de enero de 1999”, fijándose las especificaciones que deberían presentar los distintos soportes (en pesetas y en euros) que se presentaran en el Sistema de Compensación. “Se deberán distinguir fácilmente los documentos según estén expresados en euros o pesetas”. Para ello, “como criterio específico se utilizará el campo «código de operación» en cada uno de los tipos de registro para identificar el tipo de moneda. Los actuales códigos serán aplicables para las operaciones en pesetas y se crean unos nuevos códigos de operación, sumando «50» a los actuales, para operaciones en euros”194. Aunque el primer precedente digamos “tangible” se produjo el día 15 de diciembre de 2001. Por mejor decir, fue la antesala de lo que nos esperaba en los primeros días de enero de 2002. El día 15 de diciembre de 2001 aparecieron los denominados euromonederos. “Los euromonederos o monederos euro son bolsas selladas que contienen monedas de euro de las ocho denominaciones. El objetivo principal de los euromonederos era el de familiarizar a los ciudadanos de los países que iban a adoptar el euro como moneda oficial. Otro objetivo era tener preparadas las cajas registradoras antes de que el euro pasara a ser de curso legal. Generalmente se podían adquirir en los bancos algunas semanas antes del cambio de moneda”.195 Los euromonederos españoles se componían de las siguientes monedas: 2 de 2€; 2 de 1€; 7 de 0,50€; 7 de 0,20€; 6 de 0,10€; 6 de 0,05€; 9 de 0,02€ t 4 de 0,01€. En total, 12,02€, o lo que es lo mismo, 2.000 pesetas. Según Wikipedia (ver cita anterior), se repartieron 23 millones de euromonederos. La gente se acercaba en avalancha a las oficinas bancarias a por tan preciado botín, en una especie de “fiebre del oro” incomprensible. Se convirtieron en el regalo perfecto para las fiestas navideñas que se avecinaban, como ese juguete que cada año se agota para no perder la tradición, y que todos los niños piden a los Reyes Magos. Sinceramente, no llegué a entender el motivo de aquella “fiebre” porque tenía claro que en tan sólo unos meses “nos íbamos a hartar de los … euros” (en los puntos suspensivos pueden ustedes poner el calificativo que deseen, admitido o no por el Diccionario de la Real Academia). En contra de lo que la gente pensaba, en las oficinas bancarias no se recibieron tantos, porque, supongo yo, ni aquellos 23 millones estuvieron preparados desde el primer día, ni, por supuesto, distribuidos a todas y cada una de las sucursales de los bancos españoles, y muchísimo menos para poner a disposición de cada uno de los clientes de cada una de las sucursales de cada uno de los bancos del sistema financiero el número indeterminado de bolsitas de euromonederos que demandara cada cual. Además (y parece que nadie lo tuvo en cuenta) aquello supuso un problema logístico importante: al margen de su peso, hablamos de dinero de curso legal, por lo que había que adoptar mismas medidas de seguridad para el transporte y la custodia que con las pesetas. 194 CECA. Op. cit. página 3 195 http://es.wikipedia.org/wiki/Euromonedero#cite_note-autogenerated2-2 134 En mi opinión, parece lógico pensar que las escasas bolsas que cada sucursal recibía las pusiera a disposición de sus propios clientes y racionalizando (o racionando, como deseen) la asignación de cada una de aquellas famosas bolsitas para intentar distribuirlas entre el mayor número de clientes posible. Que hubo algunos que las repartieron entre amigos y afines, pues seguro, pero creo que fueron casos aislados y que todos mis compañeros aplicaron criterios parecidos al que acabo de describir (que fue el que utilicé en mi oficina) para distribuir aquellos paquetitos que iban a ser nuestra moneda de uso habitual a partir del 1 de marzo de 2002. Pero, como decía antes, la vorágine de los famosos euromonederos no fue nada comparado con lo que nos esperaba en 2002. Los compañeros que tuvieron que abrir las oficinas el día 1 de enero (les recuerdo que el día 1 de enero es una fiesta nacional) no tenían palabras para describir aquello: gente, gente y gente agolpándose ante las ventanillas para cambiar sus pesetas por euros. Algunos incluso me contaron que tuvieron que cerrar antes de tiempo porque literalmente se quedaron sin euros para seguir cambiando. Como contrapunto, todos hablaban del apoyo que habían recibido de sus Presidentes o de sus Directores Generales, quienes se habían personado en las oficinas para ver in situ lo que estaba sucediendo y para agradecerles el esfuerzo que estaban realizando. El miércoles día 2 de enero nos tocaba a los demás. Sospechaba –como así sucedió– que la nueva moneda traería muchos quebraderos de cabeza, por eso el día 31 de diciembre, y una vez que habían cuadrado196 el efectivo, pedí a mis cajeros que además de las pesetas que tenían en sus puestos al cierre del año, tuvieran también monedas y billetes de euro. Como medida de precaución adicional, habíamos realizado arqueo197 de todo el dinero que teníamos en la oficina, tanto en pesetas como en euros. A las ocho de la mañana vi mis sospechas cumplidas. Los primeros clientes ávidos por tener euros comenzaban a colocarse en la puerta de entrada a la oficina. A las ocho y veintinueve minutos el acceso a la oficina estaba tan lleno como esos grandes almacenes que siempre muestran minutos antes de abrir la puerta el primer día de rebajas. Y, como no podía ser de otra forma, cuando a las ocho y media abrimos, la avalancha humana corrió para agolparse frente a las ventanillas de mis compañeros de caja. Yo creo que en esos momentos, por primera vez en su vida, agradecieron estar detrás de aquellos cristales blindados porque el espectáculo resultó indescriptible. Las dificultades comenzaron a surgir con la coexistencia de ambas monedas: aunque en el papel resulte sencillo, para los cajeros era muy complicado manejar simultáneamente dos cajas distintas (pesetas y euros). Además, nuestra obligación era devolver siempre euros aunque recibiéramos pesetas. Es decir, si un cliente deseaba ingresar en su cuenta 7.000 pesetas y te entregaba 10.000, tu obligación era devolverle 18,03 euros (el contravalor de sus 3.000 pesetas sobrantes). Traduzcan esto a lenguaje informático “Ingreso en pesetas contra caja en pesetas-pague 3.000 pesetas sobrante del dinero entregado-calcule el cambio en euros de esas 196 En el argot, “cuadrar” consiste en verificar que el dinero en efectivo que hay en un puesto de caja se corresponde con la cantidad que arroja la contabilidad del banco. 197 También en el argot, “arquear” es contar el efectivo total con el que cuenta la oficina. 135 pesetas sobrantes-contabilice el pago de 18,03 euros contra la caja de euros”, añadan la presión y el desconocimiento de las nuevas monedas tanto de los empleados como de los clientes y tendrán el caos que se organizó en las oficinas esos días. El miércoles día 2 de enero no comimos, sustituyendo el almuerzo por una merienda a eso de las siete de la tarde. Pero es que el jueves 3 tampoco tuvimos la suerte de comer, aunque esta vez conseguimos engañar al cuerpo con un bocadillo y una cerveza. Cuando a las diez de la noche de aquel jueves nos marchamos a casa, después de catorce horas ininterrumpidas de trabajar, lo hicimos con la sensación de que “lo estábamos haciendo mal”, y de que tendríamos poco tiempo para reflexionar en qué nos estábamos equivocando puesto que ocho horas después volveríamos de nuevo a someternos al mismo suplicio. La palabra “descansar” tardó mucho tiempo en incorporarse de nuevo a nuestro diccionario. Pero, al menos, el esfuerzo mereció la pena: “el 3 de enero el 96% de los cajeros automáticos de la zona del euro ya dispensaban billetes en euros y una semana después del lanzamiento, más de la mitad de las transacciones en efectivo se hicieron en euros”.198 Y simultáneamente, también apareció el famoso redondeo, a pesar de que la Ley 46/1998, de 17 de diciembre, sobre la introducción del euro199, dedica su Sección III al tema, estableciendo que: “Artículo 11. Redondeo. Uno. En los importes monetarios que se hayan de abonar o contabilizar, cuando se lleve a cabo una operación de redondeo después de una conversión a la unidad euro, deberán redondearse por exceso o por defecto al céntimo más próximo. Los importes monetarios que se hayan de abonar o contabilizar y se conviertan a la unidad monetaria peseta deberán redondearse por exceso o por defecto a la peseta más próxima. En caso de que al aplicar el tipo de conversión se obtenga una cantidad cuya última cifra sea exactamente la mitad de un céntimo o de una peseta, el redondeo se efectuará a la cifra superior. Dos. En ningún caso podrá modificarse el importe a pagar, liquidar o contabilizar como saldo final, como consecuencia de redondeos practicados en operaciones intermedias. A los efectos de este apartado, se entiende por operación intermedia aquella en que el objeto inmediato de la operación no sea el pago, liquidación o contabilización como saldo final del correspondiente importe monetario. Tres. En el caso de la conversión a la unidad euro de sanciones pecuniarias, tributos, precios, tarifas y demás cantidades con importes monetarios expresados únicamente en pesetas, cuando exista una graduación por tramos y, como resultado del redondeo efectuado según lo dispuesto en este artículo, se obtengan cantidades coincidentes en diferentes tramos, se procederá a incrementar en un céntimo de euro la correspondiente al tramo superior. 198 http://www.bde.es/webbde/es/secciones/eurosist/uem/euro.html 199 BOE número 302 de 18 de diciembre 136 Cuatro. Cuando se trate de la conversión a la unidad euro de tarifas, precios, aranceles o cantidades unitarias, que hayan de aplicarse a bases expresadas en cualquier magnitud, las cifras que resulten de la aplicación del tipo de conversión se tomarán con seis cifras decimales, efectuándose el redondeo por exceso o por defecto al sexto decimal más próximo. En caso de que al aplicar el tipo de conversión se obtenga una cantidad cuya séptima cifra decimal sea cinco, el redondeo se efectuará a la cifra superior. Si el producto resultante de la aplicación de la tarifa en euros a la base, determinada conforme al procedimiento anterior, tiene la naturaleza de operación intermedia se estará a lo dispuesto en el apartado dos de este artículo; en otro caso, será de aplicación el apartado uno del mismo.” Pero, como siempre, “el redondeo por la llegada del euro hizo subir los precios en España. Así lo reconoció ayer el secretario de Estado de Economía, Luis de Guindos, un año después de la implantación de la moneda única. Sin embargo, según De Guindos, en conjunto la nueva moneda ha tenido una aportación «claramente positiva» porque ha permitido a nuestro país crecer por encima del 2% en un momento difícil y de desaceleración. […] En el aspecto negativo, De Guindos destacó que «se han dado problemas con el llamado redondeo, ya que el cambio del euro a la peseta (166,386) ha causado, al no ser exacto, lo que los economistas llamamos un velo monetario». Según sus palabras, esto «ha hecho que se incrementen algunos costes, sobre todo, en el sector servicios, en una cantidad que los expertos y analistas cifran en dos décimas»"200. Y referencias de este tipo hay cientos. Vean, por ejemplo, la siguiente información, publicada bajo un titular que rezaba “El redondeo se adelanta a las uvas” en CincoDias.com con la firma de C. GALINDO /L. ABELLÁN en Madrid el 14/12/2001201: “Un menú en una conocida cadena de bocadillos costaba 5,11 euros (850 pesetas) este verano. Ahora hay que pagar 5,5 euros (915 pesetas), un 7% más para lograr un precio más redondo en la nueva moneda. Muchos consumidores se están encontrando con subidas inesperadas en panaderías, cafeterías, bares y cines a 18 días de la entrada en circulación del euro. Mientras se produce la conversión de precios, algunos comercios aprovechan para redondear demasiado al alza y encarecer sus productos. En algunos casos, el alza es del 15%. […] El del menú de la bocadillería es un ejemplo de un doble etiquetaje que, en ocasiones, muestra precios en euros curiosamente redondos. Como sucede en la carta de un restaurante madrileño convertida a euros, que ofrece tartas caseras a cuatro euros justos (666 pesetas). Algunos comercios han empezado a cambiar sus etiquetas para incluir la moneda europea y cuadrar sus precios. La subida se percibe principalmente en los pequeños comercios, sobre todo en bares, cafeterías y panaderías. En algunos casos, el precio de una barra de pan ha registrado alzas del 50%, según Antonio López, portavoz de la Confederación Española de Consumidores y Usuarios (CECU). Una peluquería de un barrio de Madrid exhibe en su escaparate desde hace 200 http://www.elpais.com/articulo/economia/Economia/admite/redondeo/euro/afecto/inflacion/elpporeco/2002123 1elpepueco_2/Tes 201 http://www.cincodias.com/articulo/economia/redondeo-adelanta-uvas/20011214elpepieco_9/ 137 unos días precios sólo en euros. La empresa ha aprovechado esta coyuntura para cobrar más por el mismo servicio. Un corte de pelo, que antes costaba 1.500 pesetas, ha subido a 9,10 euros (1.514 pesetas). Lavar y peinar se cobra ahora a 4,90 euros (815 pesetas), frente a las 800 de hace escasos días. «Se ha producido un incremento medio de precios del 1% entre septiembre y noviembre», explica Juan Aguado, de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que está realizando controles de precios de 750 productos. El último, realizado el mes pasado, muestra subidas del 15,16% en las panaderías, del 4,72% en bares y cafeterías, y del 5,73% en los cines. También se detectan errores en la conversión. «Sobre todo en las gasolineras y, casi siempre, al alza», explica Aguado. Más de la mitad de los precios expuestos en euros por las estaciones de servicio, según la OCU, están mal calculados. […] Aunque los ejemplos de subidas son muchos, las denuncias concretas escasean. Una de las voces que se han alzado para criticar alzas específicas es la de la Asociación de Internautas. La organización critica que Retevisión haya elevado algunas de sus tarifas del 15 de noviembre sin motivo justificado. La tarifa plana ha pasado de 15.000 pesetas al mes a 91 euros (o 15.141 pesetas)”. En un estudio realizado por CEACCU en 2006 se compararon los precios en 2001 (cuando todavía estaban en pesetas) con los de 2002 y con los 2006 (ambos ya en euros). La CEACCU calcula en sendas columnas el incremento de 2002 sobre 2001 y el que se produce en 2006 desde la introducción del euro (incremento absoluto 2001/2006)202. En mi opinión, ese porcentaje debería tener en cuenta la evolución del IPC durante los cinco años estudiados. Por ello, he añadido a la tabla calculada por CEACCU el precio de 2001 actualizado a 2006 y el incremento de los precios de 2001 con relación a los precios actualizados en 2006, utilizando para el cálculo la evolución del IPC que determina el Instituto Nacional de Estadística. Y, puestos a calcular, he hecho lo mismo pero para el año 2011. Dejo al lector que compare los precios actuales con los “teóricos”; por ejemplo, el precio de la barra de pan sería de 33 céntimos, y, sin embargo, es difícil comprarla por menos de 50 céntimos (por no decir 70/75 céntimos por barra). 202 Fuente: http://www.ceaccu.org/index.php?option=com_content&task=view&id=240&Itemid=71 138 139 140 141 Cada cual puede hacer la lectura que considere oportuna, pero es muy importante que antes de crucificar a nadie (en el ejemplo, al panadero), tengamos en cuenta que en la determinación del precio final influyen también otros muchos aspectos, tales como el precio de la energía o, en nuestro caso, el de la harina. No obstante, creo que no es aventurado decir, a la vista del cuadro que reproduzco más abajo (Incremento en los precios de 2006 sobre precios actualizados de 2001), que los aumentos de algunos productos o servicios han resultado desproporcionados, mientras que otros presentan evoluciones incluso negativas. Bajada de bandera taxi 175,98% Curso idiomas extranjero 118,31% Metro cuadrado vivienda 118,06% Corte de pelo señora 77,13% Bolsa aperitivos 76,92% Barra Pan 70,36% Entrada museo del Prado 70,36% Cerveza (copa) 70,02% Matrícula Universidad 62,01% Compra media semanal (4 pers) 60,56% Café con leche 53,32% Entrada de cine 53,32% Cerdo 1ª 49,06% Bacaladilla 49,06% Cebollas 44,80% Tomates 44,80% Aceite oliva 0,4° 43,95% Menú básico en casa/ 4 pers. 41,65% Chucherías (unidad) 41,40% Menú del día 41,40% Paga mensual hijo 41,40% Celebración cumpleaños 41,40% Teléfono móvil 41,40% Máquinas recreativas 41,40% Pantalón vaquero 37,31% Celebrar la Comunión 37,14% Peras de agua Un whisky Tarifas postales Pañales 0-1 año Aceite girasol Abono fútbol Deportivas Adidas Chirlas Ternera 1ªA Sopa Maggi Pescadilla Detergente Ariel 1Kg Cuota mensual Telefónica Billete 10 viajes (Madrid) Paquete de Fortuna Un donut Agua mineral (litro) Coca-cola (litro) Videoconsola Leche litro Azúcar (Kilo) Habitación doble hotel (5*) Caja de aspirinas Periódico Bolígrafo BIC Décimo de lotería Gallos Carne de Pollo Bicicleta 12 años Yogur Ordenador personal Crema Nivea 36,29% 34,92% 34,58% 28,84% 27,77% 26,92% 25,89% 25,21% 19,25% 18,40% 16,70% 16,70% 15,91% 15,50% 12,90% 10,73% 10,73% 6,47% 6,47% -2,04% -2,04% -4,09% -5,45% -5,54% -6,30% -6,30% -13,12% -14,82% -14,82% -14,82% -14,82% -24,19% Reitero que es un estudio realizado en 2006 y que no necesariamente es extrapolable a 2011. Además, detrás de aparentes aumentos desproporcionados de precios puede haber otros factores exógenos que propician ese incremento: en el ejemplo de la barra de pan que citaba 142 antes hay que tener en cuenta, además del porcentaje de beneficio del panadero, las materias primas (harina, sal o levadura), la electricidad o el gas necesarios para calentar el horno, los sueldos de los asalariados y todos los impuestos que rodean la actividad económica. Por tanto, cualquier juicio apriorístico puede resultar aventurado. Suele ser muy habitual escuchar frases como “antes con cinco mil pesetas hacías la compra y ahora ni con cincuenta euros eres capaz de hacerla”. Utilizando de nuevo la fuente del Instituto Nacional de Estadística, las “cinco mil pesetas” del 1 de enero de 2002, esto es, los 30,05 euros serían el primer día de este año 38,46 euros; luego los 20 euros “teóricos” de incremento se quedan tan sólo en 11,54. Dicho de otro modo, tan sólo el incremento del IPC les ha dado un bocao del 42,3%. Porque, en contra de lo que puedan pensar muchos españoles, 50 euros NO EQUIVALEN a cinco mil pesetas, NI un euro EQUIVALE a cien pesetas. Cincuenta euros son 8.319 pesetas, y un euro son 166 pesetas de las de antes. Y para terminar, creo que después de diecinueve años de convivencia con el euro, la comparación con las antiguas pesetas no tienen razón de ser. La peseta dejó de existir el 28 de febrero de 2002 por lo que cualquier referencia a ésta carece de sentido, y la nostalgia, como dice la Real Academia, es la “tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida”203. Y a su juicio dejo si se la puede calificar de dicha –como sinónimo de felicidad–, o no. 203 DRAE. 22ª edición. Fuente: http://buscon.rae.es/draeI/ 143 Adiós, Velayos Pero no todo puede tener como denominador común el euro. La Nochebuena del año 2001, que había aparecido nevada en Madrid y que a primera hora de la mañana me llevó a Boadilla del Monte para presentar una Oferta Vinculante a La Caixa para hacerme con una hipoteca de 25 millones de pesetas, me deparaba una sorpresa. Mientras intentaba engañar a mi estómago para que asociara las cinco de la tarde con plato de calamares en su tinta y comida, aparece mi hijo en la cocina con un par de folios de la mano, llevándome impreso un correo de mi hermano Luis Carlos denominado Christma navideño que comenzaba así: “Caminábamos por la puerta principal del Hotel Palace. Era una tarde de diciembre. Un árbol de Navidad temprano alumbraba con bombillas blancas el glamour de sus clientes recién descendidos de un coche. Pensé que aquella idea podría ser fantástica. Como si una parte de la historia pudiera comenzar en nuestros dedos. En una cena de Nochebuena”. Y terminaba: “El libro de folios blancos y pastas rojas tenía un prólogo onírico. Una Nochebuena ruidosa, generosa, abierta a todos y a todas. Donde tuviera cabida el espíritu de aquellas primeras líneas que escribí para el Cuatro Caminos. Yo no quería ausencias ni síndromes de Estocolmo. Yo soñé con una orquesta afinada y completa, ahora que aún la batuta sentía el calor de las manos más calientes de todas mis Nochebuenas, las manos más importantes, las manos más valerosas. Ahora que aún era verde el tallo que a todos nos floreció. Por eso, al despertar de este sueño he llorado con honda tristeza. Por eso la luz de este amanecer me ha dañado en las entrañas. Por eso he sufrido y he maldecido. Por eso me hacen sangrar los pellizcos de los viejos recuerdos. Y me topé de bruces con la triste realidad. Al final Sancho siempre tiene razón y aquellos que crees gigantes son tan sólo molinos que mueve el viento. Maldito viento. Y como en el cuento de Dickens he sufrido la visita de fantasmas del pasado, del presente y del futuro. Un atormentado Scrooge redacta estas líneas: FELIZ NOCHEBUENA A TODOS, QUERIDA FAMILIA”. No podía permitir que aquello sucediera como mi hermano había escrito. Por eso, y emulando Nochebuenas de mi niñez, aparecimos toda la familia en su casa por sorpresa, enfundados en unos gorros navideños, soplando unos matasuegras y tocando la pandereta. Aquella Nochebuena dio cabida a todo: a las lágrimas, a las risas, a la cena, a los karaokes, a las melodías afinadas y a las voces desafinadas. Una cinta de vídeo guarda aquellos momentos hasta que cualquier viejo reproductor VHS sea capaz de desempolvarla. O alguien consiga transformar aquellas imágenes a un formato digital que sea compatible con los modernos DVD o con los discos duros de un ordenador. Sólo entonces se descubrirá el secreto que aquella grabación guarda: la incipiente perilla que comenzaba a aflorar en mi cara, para acompañar al bigote que lleva sin afeitarse desde el 31 de diciembre de 1976. Sin embargo, su vida fue efímera: un chantaje cruel de mi mujer me llevó a hacerla desaparecer la tarde del 31 de diciembre. Y mis clientas de Velayos, que habían 144 comenzado a llamarme Bin Laden, se alegraron también por volverme a ver sólo con mi bigote de siempre. El año 2002 se estrena con la presidencia española de la UE durante el primer semestre. Durante este periodo, “España tenía dos prioridades esenciales. Por un lado, lograr una operatividad real de la Política Europea de Seguridad y Defensa (PESD) y, por otro, que la lucha contra el terrorismo figurara dentro de sus misiones”204. “En opinión de algunos analistas, la presidencia tuvo más éxito en la «función de coordinación» que en la «función de iniciativa», lo cual parecería sugerir que la mejor táctica para promover los intereses nacionales es precisamente la defensa de los intereses generales. Eso al menos cabría deducir también de la presidencia danesa que cerró el año 2002. Sea como fuere, de los comentarios publicados en los medios de comunicación extranjeros se deduce que España satisfizo las expectativas suscitadas, confirmando la buena reputación conquistada a lo largo de más de tres lustros”205. El 28 de abril, domingo, se consumó el milagro: después de dos años en “el infierno”, el Atleti volvía a la Primera División del fútbol español. Y como no podía ser menos en una afición como ésa, lo celebraron por todo lo alto: como cuando conquistan una Copa, se concentraron todos ellos en la madrileña plaza de Neptuno, debidamente uniformados como colchoneros. Mi mujer y yo fuimos testigos involuntarios de ese acontecimiento: salíamos del Teatro de la Zarzuela de la representación de "Agua, azucarillos y aguardiente". Oímos un helicóptero sobrevolar el cielo. ¡Qué raro –comenté–, si hoy no hay sesión en el Congreso!, pero tampoco dimos al asunto demasiada importancia. Cuando encaramos la calle Marqués de Cubas comenzamos a oír cláxones de coches que bajaban el Paseo del Prado. "Claro, Maribel, eso es que el Atleti ha subido a Primera". Aceleramos nuestro paso hasta llegar a la desembocadura de la calle con la Carrera de San Jerónimo, que, afortunadamente, se encontraba cortada al tráfico. Acababa de ocurrir, pero resultaba impresionante ver la cantidad de gente que comenzaba a concentrarse en Neptuno. Encendí mi móvil y escribí a Luis Carlos un mensaje contándole lo que estaba viviendo en ese momento. Debo dejar constancia aquí que mi hermano es del Atleti [Atlético de Madrid] “hasta las trancas”. Y el azar (bueno, realmente su familia política) le hizo recibir la noticia en un autobús de ALSA. Él lo contaba así: 204 http://www.mde.es/Galerias/politica/seguridad-defensa/ficheros/DGL_Presidencia_espanola_EU_2002.pdf 205 Http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=496733&orden=0&info=link 145 “Domingo, veintiocho de abril de dos mil dos. Un autobús nos devuelve a Madrid. Al Madrid de los madridistas eufóricos por su próxima novena copa de Europa, al Madrid de las bromas de los lunes, al Madrid viudo de Neptunos y bufandas rojiblancas. Siete y cincuenta siete minutos de la tarde: Radio Nacional de España anuncia que el ATLETICO ES EQUIPO DE PRIMERA DIVISION. Qué caprichosa es la historia. El pasado año el Leganés no pasó del empate frente al Tenerife en su feudo. Una victoria del Lega habría ascendido al Atlético. El Leganés venció hoy en Huelva, pese a comenzar perdiendo. Su victoria convirtió el punto frente al Nástic en un punto de oro. El Atlético de esta forma ascendía matemáticamente. La noticia del ascenso me sorprende a la entrada de Lerma. Aprieto los puños en el autobús. Veinte horas quince minutos y un mensaje en el móvil desde el PC de Joseba: «Cuñadín, que ya estáis en Primera. El Recreativo ha palmado. Enhorabuena». Veinte horas cincuenta y cuatro minutos, Jose transmite otro mensaje: «Enhorabuena por salir del infierno. ¡Cómo está Neptuno! Lo estoy viendo». Me emociono. Mis lágrimas están a punto de saltar y escribo a ambos: «En Lerma canta Neptuno. Adiós al infierno. Gracias». Hubiera deseado estar en la fuente de Neptuno. Celebrar con rabia la alegría de un regreso al lugar que nos corresponde, al lugar del que nunca debimos salir. Se me agolpaban en la mente imágenes de otros mayos, de otros Neptunos. Mi cabeza se erguía al fin desde aquel siete de mayo de dos mil, día de la Madre. Cuando Oviedo lloró entero lágrimas rojiblancas, cuando Jimmy lanzó un penalti a Segunda División, cuando Alberto no comprendió qué pasaba, cuando Juan Pablo y Amaia y Jose y mamá miraban piadosos mis ojos repletos de lágrimas. Setecientos veintiún días después el Atlético volvía a ser EQUIPO DE PRIMERA DIVISION. La élite volvía al fútbol, el fútbol volvía a ser el fútbol para mí. Gracias a quienes fueron partícipes de este sueño, gracias a la mejor afición del fútbol, gracias a mis cómplices de tardes de tristeza. Y en el póster de los ídolos grabaron siempre su nombre: Germán Burgos, Sergio, Armando, Carreras, Antonio López, Otero, García Calvo, Santi, Hibic, Movilla, Nagore, Colsa, Stánkovic, Aguilera, Luque, DANI, Fernando Torres, El Tornado Diego Alonso, Petete Correa, Roberto Fresnedoso... A las órdenes del Sabio Luis Aragonés, rescatado de aquel Oviedo que nos mandó a Segunda. Cuando llegamos a Madrid, cansados tras cinco horas de viaje, aún regresaban algunos coches por la M30 haciendo sonar sus cláxones. Yo me fui a la cama a dormir un sueño de fútbol. Sin pesadillas. El lunes, al levantarme, fui aficionado de un equipo de Primera División. Los diarios en portada fotografiaron a Neptuno con una gran bandera rojiblanca. ¡Qué grande es ser del Atleti! ¡Qué orgullo de afición!”. 206 206 GARCIA RODRIGUEZ, Luis Carlos. La historia de un ascenso. Madrid, 5 de mayo de 2002 146 Esto le hizo tener sonoros enfrentamientos con nuestro padre, madridista “de la cabeza a los pies”. Lo anterior y también el hecho de no callarse ni debajo del agua. Y desde mi punto de vista neutral,207 asistía impávido a sus discusiones, en las que parecía que veían más con el corazón que con sus propios ojos. Valga un ejemplo: imagínense ustedes un clásico MadridBarça208: - Penalti, eso ha sido penalti, grita mi padre ante una caída de un delantero del Madrid en el área culé209. Qué dices, eso no es penalti. Si se ve claramente que se ha tirado… responde mi hermano. Mi padre, visiblemente enfadado, sentencia: - Pero bueno, ¿qué pasa?... tú no eres atletista, tu eres antimadridista…210 Y mi hermano responde (demostrando eso de no callarse ni debajo del agua): - Y a mucha honra… Eso es la gota que colma la paciencia de mi padre. En ese instante, saca a relucir sus estrellas: - Te voy a dar una... En ese momento, no me queda más remedio que mediar. Intento hacerles ver que, aunque parece que ha habido un empujón del defensa del Barça, la verdad es que no lo ha hecho con la fuerza suficiente como para derribar al delantero. Ambos parecen calmarse y, aunque no tengo claro que me hayan oído (quiero decir que no sé si se han enterado de lo que les dicho o no), ambos mantienen sus miradas fijas en la pantalla de esa tele en color que preside el salón de nuestra casa. El año 2002 fue también un año de éxitos para el Real Madrid. El día 15 de mayo se enfrentó en Hampden Park, en Glasgow, contra el Bayer Leverkusen. 207 Aunque reconozco que me gusta el fútbol, no me considero un forofo. En los famosos cursos de J.L. Pardo, a los que me referí en un capítulo anterior, nos enseñaron que en las relaciones comerciales no se puede hablar ni de religión, ni de política ni de fútbol. Yo, además, la aplico también en situaciones como las que relato. 208 Me parece que lo correcto es hablar de clásico en lugar de derbi, porque entiendo que esta última expresión se refiere a los enfrentamientos entre equipos de la misma ciudad (el Real Madrid-Atlético de Madrid, por ejemplo). 209 Se denominan culés a los aficionados del Barcelona, igual que a los del Real Madrid los llaman vikingos, a los del Atleti, indios o a los del Espanyol, pericos. 210 Dicen que, por definición, un seguidor del Atlético de Madrid es antimadridista en primer lugar y pro cualquier otro equipo en segundo lugar. Sin embargo, un madridista es antibarcelonista por encima de todo y antiatlético después; no obstante, el madridista ve con buenos ojos al Atleti en sus enfrentamientos contra el Barça. 147 “«Zidane, ¡viva la madre que te parió!». Así relató Manolo Lama en la Cadena SER el tanto que mandaba la novena Copa de Europa a las vitrinas del Santiago Bernabéu. La final, en Glasgow; el ambiente, en Madrid, y nosotros en el Parador de Teruel, frente a un pequeño televisor, con un par de latas de cerveza y un excelente bocadillo de jamón de Teruel, –por supuesto– a modo de cena. […] Supusieron [las empleadas de una tienda de cositas en la que nos gastamos 60€] que nosotros, al ser de Madrid, también lo seríamos, y nos lanzaron un órdago: «si el Madrid gana hoy, lo celebraremos en la Plaza del Torico. ¿Quieren venir a verlo?». Aceptamos el reto porque queríamos que el Madrid ganase la Copa, y nos emplazamos después del partido. Y como todos ustedes saben, el Madrid ganó la novena. Y como todos ustedes suponen, nos subimos a la Plaza del Torico. Como dirían las crónicas, «medio centenar de personas, según las fuerzas de orden público, dos centenares según los convocantes» se concentraban en la tan nombrada plaza, todos debidamente uniformados de Real Madrid: camisetas de todas las épocas, bufandas al uso, banderas y demás instrumentos de celebración. Me subí la cámara para grabar lo que viera, aunque debo reconocer que tomé ciertas precauciones porque no sabía si a aquellos hinchas les sentaría bien que les grabara. Cuando llegamos, todos hacían un semicírculo a la fuente, y, dentro, un par de ellos se dedicaban, aparte de bañarse ellos mismos, a bañar al resto de los concurrentes. Comencé a filmar desde las últimas filas y absolutamente solo. En caso de problemas, no quería que nadie supiera que Maribel estaba conmigo. Ni se inmutaron. Me acerqué un poco más, incluso me permití mezclarme entre ellos. Me aceptaban, incluso saludaban a mi cámara, saludo que yo correspondía con el dedo pulgar de mi mano izquierda levantado. Recorrí de un lado a otro la concentración. Había perdido definitivamente el miedo. A los que estaban allí les importaba un carajo –en lenguaje de Sabina– que tuviera una cámara y que les filmara. Resultaba curioso estar a unos 300 kilómetros de la cuna del madridismo y oír los mismos cánticos que, estoy seguro, se proferían en Cibeles: alabanzas al Barça por los títulos conseguidos este año, piropos a Luis Enrique, y todo tipo de reverencias a los protagonistas de la gesta, con Zizou en primer plano. Alguien había escrito sobre una valla: LA 9ª YA ES NUESTRA. GRACIAS […] Media hora, más o menos, duró la euforia, porque al día siguiente había que trabajar. Cuando volvimos al Parador y retomamos de nuevo el relato de Poli Rincón ya afónico, de Manolo Lama, de Paco González, de Pepe Domingo Castaño y de Jose Ramón de la Morena, nos enteramos que en Cibeles los ultras la habían vuelto a armar. Que había heridos y todo. Juan Pablo estaba allí, seguro, y Maribel se preocupó. Pero Juan Pablo es más listo que todos ellos. A la una estaba llamando a mi madre para decirla: «abuela, ya estoy en casa». Mi madre durmió tranquilamente. Y seguro que el instinto de Maribel también. Ella 211 no sé.” 211 GARCIA RODRIGUEZ, José Luis. La novena en Teruel. Mayo de 2002 148 El 30 de agosto, en el Stade Louis II de Mónaco, el Real Madrid consigue su segundo título europeo, ganando la Supercopa de la UEFA (o la Supercopa de Europa) 2002, al vencer al Feyenoord holandés por 3-1. Finalmente, el 3 de diciembre, en el Estado Yokohama japonés, el Madrid consigue su tercer título en el año, la Copa Intercontinental, al vencer al Olimpia de Paraguay por 2-0. El 13 de junio mi hermano se despide de la Agencia 9, en la que se curtió como empleado. Él lo describía así: “Estaba toda en silencio. Hay silencios que no pueden describirse con palabras. Respiras entre ellos el aire doliendo en tu cuerpo. Silencios que son nubes negras repletas de lágrimas y buscas los ecos que atrás se quedaron prendidos en las paredes. Pero no hay más ecos que tus recuerdos martilleando las sienes, tronando con la fuerza de una tormenta eléctrica de verano. Estaba toda en silencio y la contemplé largamente, pausadamente. Tratando de encajar en cada lugar, en cada baldosa, todo el tiempo pasado que sentí exiliado de mi mente. La contemplé como se mira la cara de un muerto minutos antes de cerrar por siempre el ataúd. Igual que de niño contemplaba el ruedo al final de cada corrida. Buscando sangre en el albero, tratando de pisar aquel terreno del mejor natural, aquel otro del mejor volapié. La contemplé con la hondura que expresa Garci en los largos planos de la Asturias vasta y densamente verde. Sabía que aquella escena formaría parte de la historia de mi vida. Que algo imborrable estaba pasando en ese momento mientras el silencio suplía cualquier otra banda sonora. Las mesas vacías y limpias de papeles. Los ordenadores apagados. La puerta cerrada a cal y canto. Sin billetes ni filas de personas esperando, sin sonidos de teléfonos. Sin caras, sin nombres, sin fechas. […] Eran las quince horas y cuarenta y dos minutos. Después llegó el abrazo con Juanjo mientras decía “aquí dejas un amigo”. Y el fuerte apretón de manos de Fermín. Gabi no quería dejarme solo. Intentó un último cigarrillo a mi lado pero al fin comprendió que necesitaba emborracharme de toda aquella soledad. Cogí por última vez la chaqueta, tomé mis escasos bártulos, puse la alarma y me encaminé hacia la puerta sin poder mirar atrás. 212 Y mientras echaba la cerradura rompí a llorar desconsoladamente” . Una semana después de lo que cuenta mi hermano, al gobierno del PP le convocaron una huelga general: el 20 de junio contra el llamado decretazo (declarado inconstitucional en marzo de 2007 por el T.C.), que provocó una crisis de gobierno y la salida del ministro de Trabajo de entonces, Juan Carlos Aparicio. El 16 de julio, el día del 19º cumpleaños de mi hijo, las tropas españolas toman la Isla Perejil, un islote en el que cinco días antes “un grupo de 6 gendarmes marroquíes instalaron tiendas de campaña en una pequeña explanada situada entre las escarpadas paredes de roca de la isla, según Marruecos para usarla como observatorio contra la inmigración ilegal y el tráfico de 212 GARCIA RODRIGUEZ, Luis Carlos. Estaba toda en silencio. Junio de 2002 149 drogas”213. “La isla de Perejil (en árabe ليلى, Laila o Leila; también llamada توراTura) es un islote deshabitado situado en el estrecho de Gibraltar (entre el mar Mediterráneo y el océano Atlántico), a unos 200 metros de la costa continental de África y a unos 8 km al noroeste del núcleo urbano de la ciudad española de Ceuta. Durante un tiempo apareció alternativamente en los mapas como punta Alemán debido a que en ella repostaban, supuestamente, submarinos y barcos alemanes alejados de sus bases durante las dos Guerras Mundiales. En la actualidad se encuentra deshabitada y sin que exista ningún símbolo de soberanía por parte de los dos países que reclaman el islote como propio (España y Marruecos)”214. Cuatro días después, volvía a estar en la iglesia en la que me bauticé (San Jerónimo el Real, de Madrid), asistiendo a la boda de mi hermano Fran. Casi al final de la ceremonia, leía a los novios esto: “Ante todo, enhorabuena. Gracias por traerme a la iglesia en la que me bauticé, y gracias por hacer realidad un sueño, como en los cuentos de hadas. Hoy, 20 de julio de 2002, vuelvo a estar al lado de un rubio de cabello ensortijado y una morena que se postran de rodillas ante Dios para ofrecer su amor. Hace casi 45 años, me escondía bajo un faldón blanco arropado por el regazo de mi madre. Sentía el orgullo que ella sentía de tenerme entre sus brazos, y el de mi padre, cuyos ojos azules purísimos, ocultos tras sus eternas gafas, intentaban disimular las traicioneras lágrimas que siempre delataban su corazón de oro. Hoy, ciertamente, asisto como protagonista de excepción a la comparecencia en este mismo altar de quien aglutina más cromosomas de nuestro padre que los de los otros tres hermanos juntos, porque sólo tengo que mirar a mi hermano para ver a mi padre. Sólo tengo que hablar con mi hermano para estar hablando con él. Sólo debo abrazarlo para estar abrazándole. Y sólo tengo que vivir con él para volver a sentir el privilegio de vivir con una persona irrepetible, que ha sido capaz de conseguir que plasme en papel las sensaciones que dicta mi corazón. Gracias de nuevo por este particular regalo, que no puedo por menos que terminar diciendo: «Gracias por habernos dado a todos la vida, papá»”. Cuando terminé de leerlo, los asistentes a la ceremonia me aplaudieron. Aquel 20 de julio, que coincidía con el cumpleaños de mi cuñado Fernando y de su hijo Sergio, y también con el aniversario de la muerte de mi tío Carlos, vio a los García-Rodríguez, al García-Villaverde (que hereda los genes de los anteriores), al novio y al padrino vestidos de riguroso chaqué, diferenciados únicamente por el color de las corbatas. Y a las mujeres de los GarcíaRodríguez con sus vestidos largos como una ceremonia vespertina se merece. Y a la madrina de la boda vistiéndose de tal por cuarta vez, para casar al pequeño de la saga, aunque tuviera ya 31 años. Demasiados fastos para tan poco fruto, a juzgar por lo que sucedió después. 213 Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Isla_de_Perejil 214 Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Isla_de_Perejil 150 Pero el año termina con la mayor tragedia medioambiental de los últimos tiempos: el día 13 de noviembre, el día del cumpleaños de Eugenio, un petrolero liberiano monocasco, que operaba bajo bandera de Bahamas, se encontraba transitando a 28 millas náuticas (51,856 kilómetros) de Finisterre, “con 77.000 Tm de fueloil a bordo, cuando se vio inmerso en un temporal y sufrió una vía de agua. El 19 de noviembre, tras intentar alejarlo de la costa, se partió en dos a las 8 de la mañana, hundiéndose a una profundidad de 3.850 m. El petrolero, que estaba en ese momento a unos 250 km de la costa española, provocó las primeras manchas negras en la costa. La parte afectada de la costa no sólo tenía gran importancia ecológica (como es el caso de las Rías Bajas), sino también una notable industria pesquera. El 2 de enero de 2003, las manchas de combustible estaban a 50 kilómetros de la costa. Posteriormente, alcanzaron las costas gallegas, originando un desastre ecológico de grandes proporciones. Desde el desastre, los petroleros similares al Prestige han sido apartados de la costa francesa y española. La comisaria europea de transporte, Loyola de Palacio consiguió también la prohibición en toda la UE de los petroleros monocasco”215. “La marea negra provocada por el vertido resultante causó una de las catástrofes medioambientales más grandes de la historia de la navegación, tanto por la cantidad de contaminantes liberados como por la extensión del área afectada, una zona comprendida desde el norte de Portugal hasta las Landas de Francia. El episodio tuvo una especial incidencia en Galicia, donde causó además una crisis política y una importante controversia en la opinión pública. El derrame de petróleo del Prestige ha sido considerado el tercer accidente más costoso de la historia; la limpieza del vertido y el sellado del buque tuvieron un coste de 12.000$ millones, según algunos documentos, el doble que la explosión del Challenger pero por detrás de la desintegración del Columbia y el accidente nuclear de Chernobyl”.216 El día de Navidad veía la luz El Clown, el primer cuento de una saga de felicitaciones navideñas que se iban a desplegar durante tres años. Manuel Ruiz López, Tonnetty, es un personaje inventado. Surgió en una mesa de un triste bar de la calle Luchana de Madrid, a medio camino entre Francisco de Rojas y Santa Engracia, mientras comía el menú de aquel día antes de asistir a la última reunión de zona del año. El mantel de celulosa fue el testigo de mis primeros apuntes; el extinto mercado de Olavide, bajo el que había aparcado el coche, el escenario de aquella representación fantasiosa e irreal. «Se desmaquilló cuidadosamente, mucho más despacio que cualquier otro día, aunque sin apartarse del ritual: sentado frente a su espejo rodeado de luces blancas, comenzó por quitarse el gorro y la peluca color naranja. […] 215 http://es.wikipedia.org/wiki/Prestige 216 http://es.wikipedia.org/wiki/Desastre_del_Prestige 151 Colgó con sumo cuidado el traje de cuadros estridentes, y a los pies de su galán colocó los zapatones a los que tanto tardó en acostumbrarse. De la flor amarilla que decoraba la solapa, quizá por haber apretado sin haberse dado cuenta su mecanismo, surgieron unas gotas de agua rebeldes, que querían liberarse de su presidio. Las miró con envidia mientras se vestía de forma “normal”. Decidió entonces que era el momento de liberarse él también (al fin y al cabo, hoy sólo había una función), y cuando estaba a punto a abrir la puerta de su rulote, con su mano izquierda cogió la nariz roja y la guardó en el bolsillo de su chaqueta. Abandonó el circo y se dedicó a deambular por las calles de una ciudad que tan sólo conocía (como la mayoría de las veces) a través de una ventanilla que ponía “Circo Universal”. […] Tonnetty quiso poner en práctica la locura que siempre quiso hacer. Bajo el reloj de la Puerta del Sol abordó a una pareja de municipales y les propuso su idea. En principio, le miraron con un cierto aire de estupefacción, pero inmediatamente se volvieron sus cómplices. El jefe de patrulla asió la radio, y, tras obtener el correspondiente permiso, organizó la fiesta: “a las ocho, en la Plaza de Olavide. Que no falte ni uno”. Dieron las ocho y el viejo mercado pareció, cual Fénix, resurgir de sus cenizas. En el centro de la plaza, Tonnetty. A su alrededor, cientos de los eufemísticamente llamados “sin techo”, que habían sido convocados asombrosamente por la Policía Municipal. Algunos no terminaron de creérselo hasta que sus compañeros se lo ratificaron. Tonnetty echó mano a su bolsillo y se ajustó la nariz roja. No estaba maquillado, pero le daba igual. No se había vestido, pero le daba igual. Le faltaba el gorro y la peluca naranja, pero eso ahora no importaba. Tonnetty se disponía a hacer la función de su vida. Después de treinta años de profesión, volvió a sentir el sudor frío inconfundible de los días de estreno. Comenzó tembloroso, pero se tranquilizó cuando comprobó que su particular audiencia no difería mucho de la que estaba acostumbrado a ver. Sus ojos se encendían de la misma manera, y sus caras de fascinación eran distintas sólo porque algunas se cubrían con grandes barbas. El primer tropezón, las primeras risas. A Tonnetty le sonaron diferentes, más graves, pero igualmente sinceras. Empezó a disfrutar de su actuación. Se sintió payaso en estado puro. Los aplausos sonaban cerrados en aquella plaza, antes mercado y ahora circo por unos minutos. Entre tinieblas podía ver claramente a todos y cada uno de sus espectadores: al porcojones, un vagabundo que decían era aragonés, empresario de éxito a principio de los setenta, pero desahuciado de la vida por no aceptar una suculenta oferta decente que el socio minoritario le formuló. Al final, una maniobra indecente le dejó en la calle, mientras forraba al socio minoritario que tuvo. A la Lola, una prostituta de vocación que veía peligrar su negocio por la competencia impúdica de las drogadictas que sólo trabajaban para poder comprar su dosis diaria. Al Tonet, un valenciano fallero, perseguido por Hacienda y repudiado por su mujer y el amante de ésta, que siempre llevaba en sus bolsillos algún que otro cohete borracho que gustaba tirar cuando estaba precisamente así, borracho. Al Dandy, un economista experto en Bolsa que se columpió al comprometer (y perder) millones en el mercado de futuros a la empresa en la que trabajaba desde que tenía diecisiete años. A la Pelos, al Pito Durse (¡qué jodido, el andaluz!), a Iñaki, al Pobriño el gallego, y, cómo no, al Capitán, al Boss y, especialmente, a La Princesa, el cuerpo deseado por todos para el revolcón de turno. 152 Cerrados aplausos al finalizar el show. Tonnetty había conseguido cambiar la tristeza por sonrisas. Su trabajo de payaso había terminado. La Policía Municipal le ofreció llevarlo en un coche hasta el circo. Rehusó el ofrecimiento, porque le apetecía pasear solo por Madrid. Los espectadores querían despedirse personalmente de él. Besos, abrazos, apretones de manos. Pero le sorprendió una figurita menuda que estaba al final de la fila vestido con una chaqueta de cuero raído y un gorro de capitán de barco. Sólo supo decir: “Gracias”. Sus ojos irritados denotaban claramente haber estado llorando, y cuando Tonnetty le preguntó quién era, sólo respondió: “Dios”. Y, aunque Tonnetty intentó seguirlo, desapareció por la bruma de la noche sigilosamente, tal y como seguramente había venido. Paseó las calles de Madrid buscando al menudo de chaqueta de cuero y gorro de capitán de barco. La lluvia arreciaba cada vez más, pero a Tonnetty no le importó en absoluto: así nadie se percataría que iba llorando. Cuando el payaso llegó a su rulote del Circo Universal, completamente calado, decidió escribir la carta más sincera que pudo escribir jamás: “Querido Dios: Gracias por la Nochebuena que me has dado. Un beso a Marisa y a Manolín, que desde que los perdí en aquel accidente de coche cerca de Zafra, están contigo. Os quiero a los tres. Firmado: Tonnetty” Y en el sobre escribió: Dios Destino: el cielo Feliz Navidad a todos los que vieren y leyeren» 217 Cuentos aparte, el ajetreado año 2002 se despidió con cielos nublados en Madrid, y una temperatura entre 4 y 8 grados. El sol salió en Madrid a las 08:38 horas y se puso a las 17:58 horas. El primer día del año nuevo (miércoles) traería lluvia, además de luna nueva el 2 de enero. Las temperaturas subirían un poco, hasta situarse entre los 6 y los 9 grados. «Tras cerrar cuidadosamente el sobre, agarró con fuerza una botella de güisqui y se sirvió una copa. Y luego otra, y otra y otra, hasta que perdió la cuenta. Se encontraba absolutamente solo. Había dejado de llover (o eso pensaba él), y salió de la rulote. Madrid era una ciudad muerta, sin barrenderos, sin camiones de la basura, sin policía, sin nadie. 217 GARCIA RODRIGUEZ, José Luis. El Clown. 25 de diciembre de 2002 153 Manuel Ruiz, el payaso Tonnetty, borracho hasta la médula, comenzó a cantar y a bailar alrededor de la plaza en la que el circo estaba instalado. Ni el frío de la noche conseguía despejarlo del alcohol que llevaba dentro. Tan pronto se paraba y empezaba a gritar “¡Marisa!”, “¡Manolín!”, como daba una vuelta a la plaza cantando a grito pelado: “Mi carroooooo, me lo robaaaaaaron ...”. En una de éstas, se sentó en el suelo, y apoyado sobre una farola, musitó: “hermanos, ¡cuánto os echo de menos!”. Tonnetty era el mayor de los cuatro varones que tuvo la familia Ruiz López. Perdió a su padre cuando apenas había cumplido los dieciocho, justo cuando más le necesitaba. Don Manuel era albañil de profesión, pero ejercía de cualquier otra cosa con tal de llevar algo de dinero a casa y que sus hijos comieran caliente cada día. Si había suerte, las patatas estarían acompañadas de carne. Si no, el famoso plato de “patatas viudas” patentado por su madre, la dulcísima María. Si había suerte, de segundo plato quizá filete o pollo. Si no, un huevo frito y a correr. Don Manuel falleció en el peor momento de la vida de los Ruiz-López, si es que para morir existe una fecha adecuada. Doña María se planteó fregar escaleras, pero Manolito (que así se le conocía en casa) se negó en rotundo. “Mamá, trabajaré para sacar adelante a la familia” afirmó solemne, ante el cadáver de su padre. Se enroló en lo primero que encontró: mozo de montaje de un circucho de tercera que visitaba los pueblos en verano. A sus dieciocho años, las fuerzas estaban intactas, y no había que pasar ninguna oposición. Además, así podría conocer mundo. Le fascinaba ver los ensayos de un viejo payaso jubilado del Price, y procuraba “despistarse” para asistir a cada uno de ellos. Enseguida, el payaso se percató de la admiración de Manuel, y un día le invitó a compartir su actuación: “pero si yo no sé nada de payaso”, dijo Manuel. “No te preocupes, tú solo ponte esto y cuando salgas a la pista, sólo debes estar callado”. En ese momento, el viejo le colocó una nariz roja sobre su nariz, le hizo calzar unos zapatones negros, y lo vistió con una túnica blanca. Cuando terminó el número, y mientras los aplausos del público seguían sonando en los tímpanos de Manuel, el viejo payaso le dijo: “querido amigo, esto es lo tuyo. Quiero que seas payaso, y quiero que te llames como yo, Tonnetty. Estoy muy enfermo, y tú vas a sucederme”. Manuel Ruiz no sabía cómo decir que no. “Pero si yo no soy payaso...”. “No te preocupes, yo te enseñaré”. “Pero si no sé hablar...”. “No te preocupes...”. “Pero si ...”. “No te ...”. Y así hasta que Tonnetty falleció. Cada céntimo que Manuel ganaba era un céntimo que entregaba a su madre para la comida y la educación de sus hermanos. No fumaba, apenas si bebía (“sólo en ocasiones especiales”, gustaba decir), y únicamente acostumbraba a salir para pasear y conocer la ciudad que visitaba con el circo. Como, además, en él tenía comida y abrigo, ahorraba todo lo que ganaba. Así consiguió que su madre no fregara escaleras, y que sus hermanos finalizaran sus carreras universitarias. Es cierto que también ellos colaboraron, puesto que compaginaron los libros con oficios tales como cocineros, camareros o simples pinches de cocina. Manuel se enorgullecía en decir que tenía tres hermanos que le protegerían siempre que él tuviera algún problema: el economista para los financieros; el médico para los de salud y el abogado para los legales. Pero como el día de Nochebuena no tenía ninguno de esos tres problemas, sus hermanos se habían olvidado de él. Era el primer año que se sentía completamente solo. “Doctor, comienza a estabilizarse”, le pareció oír a lo lejos. Poco a poco empezó a tomar conciencia de lo que estaba pasando: arropado con una especie de manta brillante, observó a tres personas vestidas de amarillo. En el suelo, un maletín lleno de medicinas, y a su izquierda, una máquina que hacía “bip, 154 bip, bip...”. La voz melosa que había oído estaba cada vez más cerca: “doce, seis, doctor. Pulso, normal. Lo hemos recuperado”. “¿Cómo te llamas?, ¿cuántos años tienes?”. Tonnetty despertó completamente, y encontró frente a él a un hombrote de cuarenta y tantos años, que llevaba un fonendo a modo de collar, y un cartel en su pecho que ponía “Médico”. Comprendió entonces que todo había sido fruto de la borrachera de esa noche. “Doctor, anoche estuve bebiendo, ya lo sé, pero ¿qué me ha pasado?”, preguntó Tonnetty. “Acabas de salir de una hipotermia que, de no haber llegado a tiempo, te hubiera llevado a la tumba”. “Beber es malo”, prosiguió, “pero peor es quedarse dormido en plena calle, con este frío y esta humedad. No vuelvas a hacerlo nunca”. “Gracias, muchas gracias”. Tonnetty se reincorporó y tendió la mano a los tres vestidos de amarillo que le habían salvado la vida. Le sonrieron y correspondieron al saludo cada uno de ellos. La voz melosa que había escuchado en sueños, una rubita de veintipocos años, a la vez que le tendía la mano, le dijo: “se le ha caído esto”, y mostró la nariz roja que había guardado en su bolsillo. Tonnetty se ruborizó, pero la rubia le guiñó un ojo y se abalanzó para darle un beso en la mejilla. En la función matinal de Navidad, Tonnetty hizo reír, como siempre, a los niños que llenaron el circo. Pero, por dentro, sentía a la vez el amargor de la soledad y los tibios labios de la rubita que le besó la mejilla. Se prometió que el año que viene estaría con sus hermanos, y que debería ir buscando un susti218 tuto para las funciones de navidad.» Mientras todo esto ocurre en la ficción, Maribel se despierta preocupada porque cuando tose escupe una especie de flemas sanguinolentas. Lleva varios días intentando convencerse a sí misma que lo mejor era consultarlo con un médico, pero su temor a que “eso fuera un cáncer de garganta”219 era superior a cualquier otro pensamiento de mejor augurio. Finalmente, a eso de la una de la tarde se decidió a contárnoslo a Juan Pablo y a mí. Ninguno de los dos lo dudamos un instante: “cámbiate que nos vamos al Hospital de Madrid”. En las salas de urgencias de los hospitales las horas pasan más lentas. Por eso, en mi desesperación, llamé a mi amigo el traumatólogo doctor Simorte para contarle lo que sucedía. Estaba a punto de entrar al cine con Almudena, su esposa, y unos amigos. Supongo que hizo un par de llamadas salvadoras, las suficientes para tener inmediatamente una habitación en la que seguir con las pruebas diagnósticas que el doctor Fernández-Albor había prescrito. Al día siguiente, apareció por el Hospital sólo para interesarse por lo que le había pasado a Maribel, y los días siguientes se escapó de su consulta para subir a verla. Finalmente me llamó desde el quirófano para confirmarme el resultado de la broscoscopia que la habían realizado. Negativo en cáncer; una simple infección y nada más. 218 GARCIA RODRIGUEZ, José Luis. Solo. Madrid, 1 de enero 2003 219 ya barruntaba su final seis años antes de ocurrir. Por eso había veces que la llamaba “mi brujilla particular”. 155 El internista doctor Gerardo Fernández-Albor220, como buen gallego –santiagués, para más señas–, dice las cosas no como órdenes del médico, sino como consejos para estar bien. A Maribel le dio un par de ellos, pero ni ella ni yo supimos interpretarlos entonces. Años después, cuando volvieron a coincidir ambos en el hospital, la reprochó no haberle hecho caso. En ese momento Maribel reconoció su error, pero quizá ya era demasiado tarde. Y mientras velaba su recuperación, con mi portátil a los pies de su cama, me llamó mi Director de Zona, Isidoro Hernández, para comunicarme que mi próximo destino sería la Sucursal 1996, sita en el Paseo de la Florida, número 8 de Madrid. 220 El doctor D. Gerardo Fernández-Albor Baltar, especialista de Medicina Interna del Hospital Montepríncipe de Madrid es hijo del “doctor Albor, porque así le gusta presentarse y que le llamen, […] [es] un hombre tranquilo, como cuando accedió en 1982 a la presidencia de la Xunta de Galicia”. http://mas.laopinioncoruna.es/suplementos/2009/08/09/gerardo-fernandez-albor-%E2%80%9Cme-siento-gallegode-nacion-pero-no-creo-en-la-galicia-de-los-nacionalistas%E2%80%9D/ 156 «Exactamente 4.351 días, domingos y fiestas de guardar incluidos. 4.351 días son los que he sido Director de la Sucursal 1800 de Caja Madrid. Al menos oficialmente, porque sospecho que mi espectro va a dirigirla durante años, de la misma manera que lo hace el de mis predecesores Manolo y Laureano. Y no es que pretenda eclipsar a mi sucesor, Miguel, ni, por supuesto, su labor, sino que tengo la sensación que mi huella va a quedar grabada en alguno de los rinconcitos libres que aún quedan en las paredes de la Sucursal. Lo conté en otro foro, del que jamás recibí respuesta. “Lunes, 25 de febrero de 1991. Aparco mi Renault 18 gris metalizado, matrícula M-2170-GM a la puerta de la oficina. Del maletero sale un enorme maletín negro que contiene mucha ilusión y la foto de mi hijo.” Hoy, viernes 24 de enero de 2003, guardo ese mismo maletín negro y la foto de mi hijo en un Volvo azul, aunque esta vez necesito dos bolsas más para llevar mi ilusión y mis recuerdos, porque doce años requieren mucho equipaje. Pensé que lo iba a pasar peor, pero quizá preparar el cambio desde una semana antes me ha permitido digerirlo bien. Cuando la mañana del sábado pasado Juan Pablo y yo comenzamos a vaciar el primer cajón el estómago se situó en mi garganta. Apenas pude estar una hora; apenas pude llenar la caja de cartón de una tostadora con las cosas más frágiles. El lunes por la tarde, en una especie de zafarrancho de combate, llenamos entre Luis, Carlos y yo unas diez cajas grandes de documentos que llevaban años varados en los armarios. Inútiles hoy, pero que en su día tuvieron razón de ser: manuales de lanzamiento de productos que dejaron de comercializarse, informes sobre promotores, sobre morosidad, listados de gestión de la cartera, hojas de riesgo, instrucciones sobre la entrada en vigor de la “nueva” Ley 2/1994 ... Y, entre todos ellos, un avioncito de papel que construiría mi hijo alguna de las veces que me acompañó en la oficina. Apareció furtivamente, de la misma manera que aquel niño de siete años lo guardó. Pero la casualidad hizo que, junto a él, apareciera también una especie de fotografía de la oficina y de sus ocupantes: Adela, Mamen, Leo, Vicente, Enrique y, por supuesto, yo. […] Quizá sea la última vez que pueda verlos a todos juntos. Porque luego el tiempo se encarga de difuminar las promesas que a la puerta del restaurante nos hemos hecho, como siempre suele ocurrir. No me gustaría que fuera así, y, por mi parte, quiero propiciar encuentros como el de hoy. Pero a veces pienso que soy un iluso pensando que todos me consideran tan amigo de ellos como ellos lo son de mí. […] Por eso estas letras al final de un día que ya ha pasado a formar parte de mi historia y de mi expediente. 221 Y las lágrimas, si existen, las sufrirá la almohada.» 221 GARCIA RODRIGUEZ, JOSE LUIS. El avioncito de Juan Pablo. Madrid, 24 de enero de 2003 157 La oficina estrella de la Zona Esas fueron las palabras de mi Jefe cuando me llamó el 17 de enero de 2003 para comunicarme que acababa de ser nombrado director de la oficina 1996, sita en el Paseo de la Florida 8 de Madrid. La verdad es que no le faltaba razón. En el año 2002 la oficina había conseguido bonus222, que acumularon al premio de Calidad que habían obtenido un año antes, consistente en un viaje de toda la plantilla a Disney World en Orlando (Florida, Estados Unidos). Además, el balance de la oficina estaba muy bien equilibrado y la zona era magnífica (al lado de la antigua estación del Norte). Luego me enteré de que precisamente la ubicación de la oficina la había elegido Isidoro personalmente. Concluyendo: no parecía pues exagerado el comentario de que era la “oficina estrella de la zona”. Por supuesto las habías mejores, pero también peores. Como conté en el capítulo anterior, cuando Isidoro me llamó estaba en el hospital con Maribel. Recuerdo la conversación a los pies de su cama, en una especie de mesa que utilizaba para trabajar con mi ordenador portátil. Después de 12 años en el ostracismo, tras 12 años de no moverme en la foto, era, quizá, el momento de salir guapo. Había llegado el momento de cambiar de aires, pero no al Departamento de Calidad como Isidoro llevaba años recomendado a quien le quisiera leer cuando hacíamos mi evaluación, sino a otra oficina de su Zona (una extraordinaria noticia seguir bajo su mando). Allí me esperaban mis nuevos compañeros Pablo, Alfonso y Flor (cuando iba, que no era muy a menudo lamentablemente). Me entregó los trastos mi predecesor y único director de esa oficina Juan Carlos Real, en presencia del propio Isidoro, actuando a modo de padrino de alternativa taurina. Claro que con una gran diferencia: no era nuevo en esto, puesto que ya llevaba en dirección de oficinas dieciocho años. Y, curiosidades del destino, Juan Carlos tomaba posesión de la que fue mi primera oficina, la 1826 de Princesa, 15. No sé si fue por el hecho de volver a una oficina más pequeña o, por dejar atrás la monotonía de tantos años de hacer siempre lo mismo, pero la verdad es que el cambio me sirvió para recargar pilas y enfrentarme de nuevo a mi trabajo con el mismo ímpetu con el que había llegado a Princesa y a Velayos, y que el tiempo me había hecho olvidar. Atrás quedaron las tentativas de pedir traslado al departamento de Organización, las entrevistas con los chicos de Recursos Humanos (“yo ya estoy cansado de oficinas…”) y, como apunté, los intentos de mi Director de Zona para proponerme como director del Departamento de Calidad. 222 En nuestro sistema de retribución variable, se obtiene un premio adicional –bonus– si se alcanza una puntuación de, al menos, 12,75 puntos sobre los 15 posibles. El conseguirlo supone tener un coeficiente multiplicador en la remuneración variable. 158 Me había prometido, además, aprovechar el cambio para dejar de fumar, pero no fui capaz de hacerlo. Las ausencias de Flor, provocadas por los mil problemas familiares que la rodeaban, hicieron que Alfonso, Pablo yo formáramos una auténtica piña para sacar adelante la oficina. Antes apuntaba que comencé a trabajar con un ímpetu al que llevaba tiempo desacostumbrado. También debo reconocer que Alfonso y Pablo me lo pusieron muy fácil, porque su actitud para conseguir los objetivos era muchísimo mayor que la de mis anteriores compañeros223. Recuerdo una conversación con Pablo, que había llegado a la oficina unos tres meses antes que yo, en la que expresaba su temor porque no fuéramos capaces de hacer lo que habían hecho nuestros predecesores. Por mi parte le comenté que lo que teníamos que hacer era luchar con todas nuestras fuerzas para conseguir lo máximo que pudiéramos lograr. Si, además, los resultados nos ayudaban conseguiríamos también el bonus; si no, al menos podríamos dormir tranquilos sabiendo que habíamos alcanzado el nivel más alto de consecución posible. Económicamente hablando, el año no comenzaba bien. “En el primer semestre del 2003, la actividad económica se había debilitado considerablemente, tras la intensificación de las tensiones geopolíticas relacionadas con la situación en Iraq y ante la incertidumbre que reinaba en los mercados financieros. Fue en el verano del 2003 cuando se comenzó a recobrar gradualmente la confianza económica en la zona del euro y se consolidaron las señales de recuperación económica mundial. Así, el crecimiento del PIB real de la zona del euro fue del 0,4% en el 2003, en comparación con el 0,9% del 2002.En los últimos meses, la actividad económica ha aumentado en la zona del euro. Se ha mantenido el intenso crecimiento de las exportaciones de la zona, como consecuencia de la dinámica expansión de la economía mundial. Además, se dan ya las condiciones para una recuperación de la demanda interna, en parte como resultado del bajo nivel de los tipos de interés y de unas condiciones de financiación generalmente favorables”224. “En el pasado ejercicio la inflación de la economía española tuvo un comportamiento muy positivo que contrastó con la evolución alcista de 2002. A lo largo del año disminuyó 1,4 puntos porcentuales (p.p.), terminando el ejercicio en el 2,6 por 100. Este importante descenso fue mayor que el que se esperaba a principios de año y a él contribuyeron, en gran parte, el descuento de algunos episodios inflacionistas de naturaleza transitoria, que tuvieron un comportamiento alcista en 2002 y no se repitieron en 2003, y también otros de naturaleza más permanente. El descenso de la inflación en España en el pasado ejercicio revistió más intensidad que el que tuvo lugar en la zona euro, por lo que el abultado diferencial con el que terminó 2002 (1,7 p.p.) se ha ido estrechado paulatinamente a lo largo del ejercicio para situarse 223 Espero que no se enfaden los compañeros de la 1800, pero es un hecho cierto que la ambición por conseguir los objetivos en aquella oficina brillaba por su ausencia. Tal vez porque quien debería haber remado más fuerte, quien debería haber puesto más recursos en conseguirlos era yo, y en aquellos momentos ya había tirado la toalla. 224 http://www.bde.es/webbde/Secciones/Publicaciones/PublicacionesBCE/InformeAnualBCE/03/ar2003es.pdf 159 en 0,7 p.p. en diciembre. No obstante, el diferencial de inflación actualmente existente con esa zona sigue siendo elevado y continúa perjudicando nuestra competitividad en precios”225. Los tipos de interés demuestran lo anterior suficientemente: el índice Euribor a 12 meses, que ya había comenzado su descenso desde mayo de 2002, inició el ejercicio en el 2,703%, y lo terminó casi un punto y medio menos, esto es, en el 2,220%. En el gráfico adjunto puede observarse la evolución de los tres principales índices hipotecarios desde nuestra integración en la UE hasta enero de 2011. De momento vamos a quedarnos con los tipos que estaban en vigor entre 2003 y 2005, dejando para más adelante el estudio de lo que pasó después, que requiere un análisis más profundo. Fuente: Banco de España y elaboración propia Para una correcta lectura del gráfico el lector debe tener en cuenta que la línea azul se corresponde con el índice Euribor publicado en el Boletín Oficial del Estado. La línea verde vendría a recoger el tipo de interés real de los préstamos formalizados, es decir, el índice más el diferencial de la operación (en otras palabras, “el Euribor más un equis por ciento”). Ambos son índices monetarios, esto es, tienen como base la evolución de los precios del dinero226, en tanto que el índice CECA es un índice hipotecario. “Es el tipo medio calculado a partir de los tipos 225 http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=836397 226 EURIBOR: European Inter Bank Offered Rate, que se corresponden al tipo de interés cobrado en las operaciones interbancarias (al plazo al que se refiera el índice) a las once de la mañana de cada día. Lo que se publica en el BOE es la media de estas observaciones a lo largo del mes, por lo que el índice publicado se corresponde con la media aritmética de los índices correspondientes a operaciones cruzadas el mes anterior a su publicación. 160 aplicados a las operaciones de préstamos personales de 1 año a menos de 3 años, y de los préstamos con garantía hipotecaria para adquisición de vivienda libre a un plazo a partir de 3 años, eliminando en ambos casos los valores extremos”227. Por eso la evolución de los dos primeros es paralela, mientras que la del último, aunque básicamente sigue la misma tendencia, depende de otros factores no estrictamente monetarios. Independientemente del índice utilizado, los préstamos hipotecarios comenzaban a tener unos precios inéditos e inesperados. Por ello no es de extrañar que muchos de nuestros clientes se animaran a comprar la casita de la playa que tanto habían soñado ahora que las hipotecas estaban baratas, aunque lo que pasaba en el mundo exterior no era precisamente bueno: El día 1 de febrero, “a las 07:59:32 hora central de Estados Unidos se perdió la comunicación con el Columbia; pocos minutos después los informativos del mundo empezaron a transmitir imágenes del transbordador desintegrándose en el aire, con lo cual se daba parte de la pérdida del Transbordador (valorado en unos 2.000 millones de euros, año 2003), y el fallecimiento de sus siete astronautas”.228 El lunes 17 de marzo de 2003 se celebró la famosa Cumbre de las Azores “en la que participaron los gobernantes George W. Bush, Tony Blair, José María Aznar y José Manuel Durão Barroso, que ejercía además de anfitrión. En esta Cumbre de las Azores se adoptó la decisión de lanzar un ultimátum de 24 horas al régimen iraquí encabezado por Saddam Hussein para su desarme. […] Este ultimátum finalmente desembocó en la invasión de Iraq (Operación Libertad Iraquí) por una coalición internacional de países sin el respaldo explícito de la Organización de las Naciones Unidas, aunque se ampararon en la Resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas número 1441, 1483 y 1511.”229 Tres días después, el día 20 de marzo de 2003, mientras me encontraba filmando el amanecer desde una terraza del Parador de Mojácar, la radio escupía la peor noticia de todas las posibles: el inicio de una guerra basada en afirmaciones que luego se demostraron ser clamorosas mentiras: ni existían “armas de destrucción masiva”, ni era la cuna del “terrorismo”, ni, finalmente, se consiguió la “libertad” del pueblo iraquí, que ahora, ocho años después, comienza a salir muy lentamente del túnel… “Se ha demostrado la inexistencia de armas de destrucción masiva en Irak, principal argumento que se esgrimió para la declaración de guerra. También se vinculó la invasión de Iraq a la solución del conflicto árabe-israelí, la nueva estrategia geopolítica de Estados Unidos, los grandes intereses económicos petroleros en la zona y un campo de pruebas real para la industria 227 http://www.i-hipotecas.es/intereses-hipotecas/indices-referencia/ceca.html 228 http://es.wikipedia.org/wiki/Transbordador_espacial_Columbia 229 http://es.wikipedia.org/wiki/Cumbre_de_las_Azores 161 militar estadounidense, la cual constituye una parte muy importante de su Producto Interior Bruto.”230 «En 2003, a pesar de que el 90 por ciento de los españoles se oponían, Aznar apoyó la invasión a Irak con tropas y bases aéreas. Las manifestaciones en su contra fueron abrumadoras, pero Aznar no dio el brazo a torcer. En marzo de ese año, tuvo el índice de popularidad más bajo desde 1996. Pero tampoco daría su brazo a torcer tiempo después, cuando, más recientemente, rehusó considerar siquiera que las armas de destrucción masiva alegadas como justificación para la guerra no existían. “Hice lo que hice porque estaba en los intereses de España”, se empecinó. Hasta que le torcieron el brazo.»231 “La entrada en marzo de las tropas americanas en Bagdad supuso un cambio de las perspectivas económicas y financieras. Antes del mes de marzo, el crecimiento de la economía mundial se mostraba débil, afectando negativamente las incertidumbres del conflicto bélico. Tras la toma de Bagdad, los índices de confianza comenzaron a recuperarse y se produjo, finalmente, una mejora de los datos macroeconómicos. […] La economía española constituyó una positiva excepción dentro de la zona euro. El PIB español se incrementó en un 2,4%, cuatro décimas más que en 2002 y un 1,9% más que la media de la zona euro“.232 Pero el país se pone de luto cuando, el 26 de mayo de 2003, “el vuelo UKM 4230 de UM Air se estrelló en Turquía cerca del aeropuerto de Trebisonda con 75 personas a bordo. El pasaje lo formaban 62 militares españoles, que regresaban a España tras cuatro meses y medio de misión humanitaria en Afganistán y Kirguistán, todos ellos fallecieron junto a 12 tripulantes ucranianos, y un ciudadano de origen bielorruso. Este accidente aéreo se convirtió en la peor tragedia del Ejército español en toda su historia en tiempo de paz. […] Hay que señalar que no se tiene constancia, a pesar de los procesos judiciales civiles y penales abiertos con ocasión del accidente en España y del Informe Técnico de la Autoridades Turcas, de ningún problema o irregularidad relacionada con la aeronave […]. Se trató de un fallo humano en un aterrizaje difícil en condiciones de baja visibilidad a y en un aeropuerto de gran dificultad […]. Sin embargo, a pesar de estas evidencias, el Gobierno español decidió seguir utilizando el accidente del Yak 42 con fines políticos y/o electorales, lo que es asumido por el PP al no aceptar la dimisión del Ministro Trillo. Asimismo, con la misma finalidad electoral o política, se truncaron las carreras de algunos altos cargos militares a pesar de que estaba claro que no tenían responsabilidad alguna en el accidente. La única intención era la de mantener el accidente en los titulares y obtener ventaja política de la tensión social resultante de mantener una herida abierta en la sociedad española como resultado de este terrible accidente”.233 230 Ver cita anterior 231 Texto: Milagros Belgrano. Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/subnotas/32685-11580-2004-03-15.html 232 Fuente: http://www.cnmv.es/DocPortal/Publicaciones/Informes/ianual2003.pdf. Página 17 233 http://es.wikipedia.org/wiki/Accidente_del_Yak-42_ en_Turquía 162 Volviendo a la economía española en 2003, tal y como apuntamos más arriba, la bajada de los tipos de interés propició, por un lado, que se casi se duplicara el número de hipotecas concedidas entre 2002 y 2003, tal y como puede apreciarse en esta tabla: Año 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 Número Incremento 690.230 197% 1.357.242 119% 1.608.497 112% 1.798.630 105% 1.896.515 94% 1.780.627 75% 1.283.374 84% 1.082.587 Fuente: INE y elaboración propia. El dato de 2002 se corresponde con datos de la base antigua. El Banco de España recoge en la siguiente tabla la evolución de los tipos de interés aplicados a los préstamos hipotecarios para cada uno de los meses de 2003234: 234 http://www.bde.es/clientebanca/tipo/entidades/2003.htm 163 Análogamente, los tipos de interés pagados por los depósitos fueron los siguientes: Con este escenario se entenderá fácilmente por qué se duplicó el número de hipotecas, por un lado, y por qué el cliente de depósitos buscó otros productos financieros que le ofrecieran más interés por otro. Así, en el Informe Anual de la Comisión Nacional del Mercado de Valores correspondiente a 2003 se destaca que “el patrimonio total de las IIC [Instituciones de Inversión Colectiva] aumentó un 20,2% en 2003 y se situó en 232,8 millardos [miles de millones] de euros, lo que supone el 31,3% del PIB [Producto Interior Bruto] nacional. Así pues, durante el pasado año se produjo un cambio de tendencia en la evolución del patrimonio gestionado, tras la trayectoria de descenso que se venía manteniendo desde 2000. Aumentó tanto el patrimonio de los fondos como el de las sociedades. El primero alcanzó un importe de 210,6 millardos de euros, lo que supone un crecimiento del 20,5%, mientras que el segundo se situó en 22,2 millardos de euros, con un aumento del 17,4%”235. De nuevo los fondos de inversión no han alcanzado toda la rentabilidad que se esperaba de ellos. En la página 100 ya calculábamos la rentabilidad de éstos hasta diciembre de 2004: 235 Fuente: http://www.cnmv.es/DocPortal/Publicaciones/Informes/ianual2003.pdf. Página 80 164 Si ampliamos este cuadro hasta 2009 el panorama no es más alentador, todo lo contrario236: Los Profesores del IESE Pablo Fernández y Javier del Campo, en un trabajo denominado Rentabilidad de los Fondos de Inversión en España 1991-2009, del que he extraído el cuadro anterior, concluyen que “la exigua rentabilidad media de los fondos de inversión en España en los últimos 3, 5 y 10 años (0,51%; 2,23% y 0,85%) fue inferior a la inversión en bonos del estado a cualquier plazo y a la inflación. A pesar de estos resultados, los 2.586 fondos existentes tenían un patrimonio de €163 millardos en diciembre de 2009. Sólo 14 de los 368 fondos con 15 años de historia y 16 de los 1.117 con 10 años tuvieron una rentabilidad superior a la de los bonos del estado a 10 años. Sólo 4 de de los 1.117 fondos con 10 años de historia proporcionaron a sus partícipes una rentabilidad superior al 10%: Bestinver bolsa (15,7%), Bestinfond (14,6%), Bestinver mixto (11,3%) y Metavalor (10,0%). 263 fondos con 10 años de historia (7 eran garantizados) proporcionaron a sus partícipes una rentabilidad ¡negativa! y su patrimonio en diciembre de 2009 fue 5.816 millones de euros. En el periodo 1991-2009 los fondos destruyeron €118 millardos de sus partícipes. El total de comisiones y gastos repercutidos en este periodo ascendió a €39 millardos.”237 Llegados a este punto, y aun a riesgo de adentrarme en unos terrenos políticamente incorrectos, me planteo dos preguntas: a) ¿son rentables los fondos de inversión? b) ¿para quién? 236 Fuente: http://www.google.es/search?q=rentabilidad+de+los+fondos+de+inversi%C3%B3n+2003&ie=utf-8&oe=utf8&aq=t&rls=org.mozilla:es-ES:official&client=firefox-a. 28 de enero de 2010 237 Fuente: http://www.google.es/search?q=rentabilidad+de+los+fondos+de+inversi%C3%B3n+2003&ie=utf-8&oe=utf8&aq=t&rls=org.mozilla:es-ES:official&client=firefox-a. 28 de enero de 2010 165 Evidentemente hay que tener en cuenta otros factores además de la pura y simple rentabilidad. La fiscalidad es, quizá, uno de los más importantes. Los Fondos de Inversión tributan en el momento en el que se venden, y por la plusvalía obtenida, siguiendo el criterio FIFO238. Además, tributan por la parte especial de la base imponible, o, como se denomina ahora, por la base imponible del ahorro a un tipo que ha variado entre el 15% inicial hasta el 19% o el 21% actuales. Además, desde el 1 de enero de 2003 se puede uno cambiar de un fondo de inversión a otro sin tributar por las plusvalías que podrían haberse producido. Finalmente, la combinación de ambos aspectos permite al inversor (o a su asesor financiero) decidir de alguna forma cuándo debe tributar, en contraposición con los rendimientos de los depósitos tradicionales que deben declararse todos los años. Tal vez esta sea la característica por la que los fondos de inversión se siguen comercializando, porque la experiencia, vista en el espejo de algunos de mis clientes, ha sido claramente desalentadora. Y les aseguro que cuando uno de ellos ha visto desvanecerse su dinero como cuando estalla una pompa de jabón, sus efectos negativos permanecen imborrables en su memoria, y no resulta inusual oírle comentar que “a él los fondos de inversión ni en pintura; que ya perdió en el año patatún con los fondos de inversión que le recomendó del banco tal”. Probablemente, los únicos fondos que se libran de ese tipo de comentarios sean los fondos garantizados, aunque no están del todo libres de pecado: este tipo de fondos garantiza al cliente el 100% de su inversión más un porcentaje en la revalorización de alguna cesta o de algún índice. Pero puede ocurrir que, llegado el vencimiento de la garantía, la revalorización no haya existido y por tanto el cliente reciba el importe íntegro de su inversión. No ha perdido ni un solo céntimo, pero tampoco lo ha ganado después de tener su dinero invertido tres o cuatro años. Cuando se lo cuentas el cliente te mira con una cara que no sabría definir con claridad, una cara que vendría a decir que “si, encima, al final voy a tener que agradecerle que no haya perdido pasta, después de haberla tenido aquí cuatro años y que no me haya dado un céntimo”. Quizá esta sea la razón por la que están apareciendo fondos de inversión de segunda generación, entre los que puedo incluir los fondos de fondos, los fondos dinámicos o los VaR239. En 238 Ver cita de la página 217. 239 Value at Risk. Los Fondos VaR basan sus inversiones en sistemas estadísticos con los que tratan de maximizar el binomio rentabilidad/riesgo, para lo que fijan un tope de volatilidad y riesgo anual. En caso de que la situación de mercado sea favorable, el riesgo podrá ser menor. En situaciones extremas, y si el folleto así lo establece, el riesgo puede aumentar. Fuente: 166 cualquier caso, y siempre en mi opinión, los fondos de inversión resultan una alternativa a veces demasiado arriesgada para clientes conservadores, que han encontrado en los últimos años ofertas de excelente remuneración a cambio de mínimo riesgo o ninguno, caso de las imposiciones a plazo. Sin embargo, creo que esta situación tiene un futuro muy corto, porque, por un lado, las cuentas de resultados de las entidades financieras no están precisamente para alharacas, y, por otro, recientemente en Banco de España está estudiando penalizar a aquellas entidades que quieran suplir su carencia de liquidez comprando el dinero muchísimo más caro que lo que resultaría razonable. En definitiva, el regulador lo que quiere es prevenirse de no tener que intervenir alguna entidad que haya llegado al estrangulamiento por pagar tipos excesivamente altos. Esta restricción está obligando a las entidades financieras a ofrecer productos tremendamente peligrosos para su clientela, disfrazados de simples depósitos a plazo fijo. Así, de un tiempo a esta parte, me están llegando rumores de que algunos de mis compañeros están vendiendo depósitos estructurados240 sin informar correctamente al cliente del riesgo en el que están incurriendo, lo que me parece una auténtica aberración. De la misma manera, echo de menos una actitud de los órganos que velan por la bondad del sistema (léase Banco de España o la propia Comisión Nacional del Mercado de Valores) ante determinados anuncios en los medios de comunicación de productos financieros con rentabilidades claramente superiores a los tipos de mercado. A mí me parece que debería ser obligatorio, igual que la CNMV obliga a que conste en los folletos de emisiones de participaciones preferentes los riesgos inherentes a la inversión, o la Unión Europea obliga a cumplir la Directiva MIFID, que en estos casos se informara con todo detalle de los riesgos en los que puede incurrir el cliente que puede suscribir este tipo de títulos. Quizá así se podrían haber evitado casos como los de Fórum Filatélico o el reciente (aún presunto) de Nueva Rumasa. Sin embargo, ahora parece que determinadas administraciones autonómicas con dificultades para obtener financiación de otro modo se están apuntando a obtener financiación del mercado emitiendo deuda (pagarés). Me gustaría saber si la garantía real de estos emisores se co- http://cajasur.ahorro.com/acnet/fondos_de_inversion/actualidad/noticia.acnet/noticia/invertir_fondos_var.html.h tml 240 Un depósito estructurado es aquel que va ligado a uno o varios subyacentes, es decir, la evolución dependerá de ciertas condiciones marcadas por la entidad. Los depósitos estructurados son por tanto un producto financiero que divide la inversión que hagamos en dos: una que generalmente va a plazo fijo y otra de rentabilidad variable, dependiente de la evolución de acciones concretas, de un índice bursátil, de fondos de inversión o similar. No son, por tanto, imposiciones a plazo y el riesgo de estos instrumentos es, generalmente, muy alto. 167 rresponde con la que poseen por definición por su tipología, o es, como sospecho, clarísimamente inferior. En fin, cada cual con su dinero puede comprar lo que estime oportuno. Yo lo respetaré siempre. En el terreno de la «crónica rosa», “el 1 de noviembre de 2003, Sus Majestades los Reyes anunciaron su compromiso matrimonial con Su Alteza Real el Príncipe de Asturias, con quien compareció ante los medios de comunicación el día 3 de noviembre. Tres días después, el 6 de noviembre, tuvo lugar la ceremonia de petición de mano. Está previsto que la ceremonia religiosa se celebre el 22 de mayo de 2004 en la Catedral de Santa María la Real de la Almudena de Madrid”241. Imagen: http://www.casareal.es/boda/compromiso/anuncio.html «Felipe de Borbón supo de Letizia Ortiz a través de la pequeña pantalla. Fue su madre la Reina, quien una noche le comentó lo mona que era aquella chica. El Príncipe, a partir de aquel momento, comenzó a fijarse en ella. Sí; la verdad es que era muy mona. Uno de aquellos días, sentado frente al televisor, decidió conocerla. Por medio de un amigo y una serie de contactos consiguió un encuentro que, aparentemente, se produjo al azar. La Reina, meses más tarde, al enterarse de las pretensiones de su hijo, se asustó. Una cosa es que fuese mona y otra que se pudiese convertir en princesa de Asturias. […] Felipe de Borbón señaló que su prometida encarnaba "la posibilidad de tener un eslabón más en la cadena de la dinastía que nos engarza con la Historia". El Heredero le regaló un anillo de 241 http://www.casareal.es/boda/index.html 168 oro blanco y brillantes y un collar que pertenecía a la familia real. La futura princesa de Asturias le correspondió con unos gemelos de oro blanco y zafiros y con un ejemplar del libro de Larra 'El doncel de don Enrique el Doliente', muy comentado por su contenido y continente»242. Un día antes yo escribía: «Viernes 31 de octubre (cincuenta días después de mi 11-S). Llueve y hace mucho frío. Ya lo he dicho antes: así, con este tiempo, me encanta escribir. Ayer conseguí cumplir los objetivos de Inversión en la Oficina, tras diez días de infarto pensando si me aprobarían o no la propuesta que formulé sobre una operación de 1,2 millones de euros (unos 200 millones de pesetas de las de antes). Evidentemente, me la aprobaron. Lo había pasado realmente mal. Y eso que uno ya empieza a estar curtido en estas lides. Pero, ante la oportunidad “histórica” de conseguir el bonus por primera vez en mi vida como Director, no puedo por menos que concentrar todo mi oficio en conseguirlo este año. Y ello por dos razones: la primera, por una especie de “apuesta” que crucé con mi Director de Zona allá por Enero, cuando me llamó al móvil para indicarme que iba a dirigir “la oficina estrella de la zona”. Aquello me pareció más bien coba (“seguro que a todos les ha dicho lo mismo, pensé”), pero la realidad me lleva demostrando que si la 1996 no es la oficina estrella de la zona, sí al menos es uno de esos cazas que permiten al bombardero conseguir su objetivo. Después de 12 años en el ostracismo, tras 12 años de no moverme en la foto, ahora es, quizá, el momento de salir “guapo”. Conseguir el bonus me puede suponer –si mi hoja de cálculo no ha fallado– un nuevo ascenso en mi categoría profesional, el segundo en dos años consecutivos. Y tras una sequía precisamente, de 12 años. La segunda razón se basa en aquello que siempre he oído decir a mi madre: “hijo: Dios siempre da lo que te ha quitado antes”. Y espero que se cumpla en 2003, porque en un aciago año de 1993 no cobré (ni nadie de mi oficina) una sola peseta de retribución variable. Y, si me apuran, por una tercera: porque Alfonso y Pablo, se merecen cobrar el bonus tanto o más que yo, porque si la Oficina va bien es por un trabajo en equipo, del que yo, en definitiva, soy un mero eslabón (más gordo si quieren, pero un eslabón al fin y al cabo). Porque se lo “curran de verdad” se merecen el bonus.» 243 Y el año finaliza con otra buena noticia: “la policía francesa detuvo ayer [9 de diciembre de 2003] cerca de la localidad sureña de Pau a Gorka Palacios Alday, considerado el número uno de ETA, y a otros tres dirigentes del aparato militar de la organización terrorista. El descabezamiento de la estructura responsable de la comisión de atentados constituye el mayor golpe policial que sufre la banda desde que en 1992 cayeron en Bidart los jefes de sus aparatos político, militar y logístico. Junto a Palacios, fueron detenidos a primera hora de la mañana Iñigo Vallejo Franco, considerado como el número dos de la banda; Jon Rubenach Roig, alias Zurdo, responsable del adiestramiento de los activistas; y José Miguel Almandoz Erviti, un miembro 242 http://www.informativos.telecinco.es/va/dn_7925.htm 243 GARCIA RODRIGUEZ, José Luis. 200 €uros. Octubre de 2003 169 legal (no fichado) de la banda que estaba integrado en su dirección militar y se encontraba huido desde marzo del pasado año.”244 Y, a pesar de que, según mis cuentas, logramos 12,84 puntos245, la Caja redujo nuestra puntuación a 12,50 por lo que nos quedamos a las puertas del cielo. De poco sirvió nuestra reclamación absolutamente documentada sobre nuestras cifras. La Entidad se ratificó en la puntuación inicial aquella resolución fue inapelable. Eso significaba que seguía sin conocer cómo era la satisfacción que conllevaba conseguir tal premio. Y, por ende, el ascenso debería esperar otro año más. 244 http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=90768 245 Con lo que conseguíamos el bonus, ya que se alcanza al conseguir al menos 12,75 puntos 170 No está lloviendo; Madrid está llorando Esta frase se coreaba en la concentración de hoy. En tu honor y en el de las otras 198 personas que fallecieron ayer, 11 de marzo de 2004. Inútil e injustamente. Como tú. Probablemente se acaba de acuñar otro epíteto de Madrid, junto a aquel famoso “No pasarán” o “De Madrid al cielo”. Ahora pienso que si no se hubiera cumplido el primero tampoco se habría cumplido el segundo. Me gustaría que estas líneas fueran tu homenaje, que resumieran en un par de párrafos la consideración, el respeto y el cariño de alguien que ya estaba trabajando en la Caja cuando naciste, de alguien que debería haberte cedido el testigo algún día, pero que unos indeseables no le han permitido hacerlo. Disculpa que esconda mi nombre tras un número. No es que me importe decirte quién soy, pero creo que en estos momentos eso es lo de menos. Sé muy feliz allí donde estés, porque estoy seguro que te lo has merecido. 23986 «Luis Garrudo tiene la costumbre de salir de su casa, en el número 5 de la calle del Infantado, poco antes de las siete de la mañana, pasear los 240 metros que le separan de la estación de Alcalá de Henares y hacerse con los periódicos gratuitos. Es jueves 11. Nada más pisar la calle, llama su atención la actitud de tres hombres que se apean de una furgoneta blanca, una Renault Kangoo, y se dirigen a la estación sin perder tiempo. Garrudo, que además de inquilino es portero del inmueble, camina durante un rato detrás del más alto de los tres. Los otros dos se quedan rezagados junto a la furgoneta. A Garrudo, que tiene 57 años, es moreno y más bien bajo, le choca que aquel hombre alto, que lleva colgada una mochila del hombro izquierdo, se cubra la cara con una especie de pañuelo o bufanda blanca. Y que los otros se tapen la cabeza con gorras de lana. Demasiada ropa encima para una mañana agradable. No hace frío. Piensa: Iñaki Gabilondo: "Buenos días. Son las siete. Parece que llega un frente de lluvias..." El portero de la calle del Infantado, 5: "Parece que éstos van a robar un banco" -Parece que éstos van a robar un banco. Garrudo llega a la estación, coge los periódicos gratuitos y vuelve paseando a su casa. Alberto Ruiz-Gallardón, el alcalde de Madrid, está despierto. Nunca consigue dormir más allá de las seis de la mañana, pero se queda en la cama, intentando descansar, escuchando la radio, las novedades de una campaña electoral que ha entrado en su recta final. Oye una declaración de Trinidad Jiménez, portavoz socialista, aludiendo a su persona: "Podría ser que a Gallardón le pasara con la M-30 lo mismo que a Aznar con el Plan Hidrológico". Su teléfono móvil, 171 siempre encendido, está en la mesilla de noche. Hace poco tiempo que se lo cambió: le gusta llevar el último modelo. A primera hora le espera una reunión de la comisión de gobierno con el asunto de la operación urbanística de Chamartín sobre la mesa. La voz de Iñaki Gabilondo viaja ya en los coches que en tropel van entrando en la ciudad. Es un día normal. Si acaso, algunos conductores, los más observadores, pueden llegar a notar una mayor, aunque discreta, presencia policial. Hace semanas que los responsables de Interior han puesto en marcha la Operación Genil. Barajan la sospecha de que ETA quiere amargar la cita electoral, después de que el último de sus comandos cayera en una carretera de Cuenca. Transportaban una furgoneta con más de 500 kilos de explosivos con destino a Madrid. Iñaki saluda a los oyentes de Hoy por hoy: - Buenos días, son las siete de la mañana. Jueves 11 de marzo. Parece que llega un nuevo frente de lluvias. Hoy es el Día D menos tres, estamos a menos de 48 horas de que finalice la campaña. El domingo, a votar. Es probable que bajo la lluvia y es probable que ése sea un dato no menor, habida cuenta de la importancia que se le concede a la participación... La pelea sigue estando encarnizada y, además, hay una gran confusión, puesto que parecen posibles casi todos los resultados... José Antonio Serra Rexach no puede escuchar la radio. Se dirige en su moto hacia el hospital Gregorio Marañón como todas las mañanas. Lo primero que hará como director de asistencia sanitaria será abrir el ordenador para evaluar cómo ha ido la noche en urgencias, la obsesión del hospital en los últimos siete meses. No sabe aún que habrá sido la peor noche en este tiempo: 125 enfermos, muy por encima de los 80 de promedio de los últimos días. Madridista confeso a pesar de lo que sugieran sus apellidos, lleva en su memoria todavía el regusto de la experiencia vivida la noche anterior, ese Bernabéu lleno celebrando la eliminación del Bayern Múnich. Tampoco puede escuchar la radio Antonio Delgado. A las 6:50 ya está preparado en la estación de Guadalajara para tomar los mandos de un convoy 450 de dos pisos, que hace la línea de cercanías entre Guadalajara y Alcobendas, dos horas de trayecto antes del primer descanso de la jornada. Delgado ha conducido mercancías y trenes de largo recorrido y desde hace tres años y medio trabaja en los cercanías de Madrid. Es uno de los 285 maquinistas asignados a la zona de Chamartín. Se formó como maquinista en el servicio militar hace 22 años. Sabe que en el horizonte monótono de las vías de un tren puede surgir de pronto y sin avisar una sorpresa desagradable. Como la de aquella mujer joven de pelo rubio que apareció en la lejanía, de pie sobre las traviesas, dándole la espalda al tren y a la vida. Frenó todo lo que pudo, pero no sirvió de nada... A Delgado le satisface la puntualidad. Puede jugar con los 140 kilómetros a la hora que llega a alcanzar su convoy para estar a la hora prevista en cada estación. A las 7:10 debe estar detenido en la vía 5 de la estación de Alcalá de Henares. La operación de embarque y desembarque no dura más de un minuto y veinte segundos. Lo tiene calculado. Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero se despiertan en Madrid. Dentro de tres días, la vida de uno de los dos cambiará definitivamente: tendrá en sus manos la responsabilidad de 172 dirigir los destinos del país. La campaña toca a su fin y el líder popular tiene previsto viajar a San Sebastián. Un viaje que ya intentó el viernes 27 de febrero, el día de arranque de la campaña, pero que no pudo hacer por culpa de la nieve. El líder socialista también está en su casa. Le espera un día agotador. A las diez debe presentar en la sede de Ferraz su esquema de Gobierno. Al mediodía, acto en Alcorcón (Madrid), y a las ocho de la tarde, gran mitin en el Palau San Jordi de Barcelona. Ajenos a la agenda de los políticos, un enjambre de ciudadanos accede al andén que comunica las vías 4 y 6 de la estación de Alcalá de Henares. El tren de las siete espera en el andén desde hace cinco minutos, con todas las puertas abiertas. Parte puntual, como de costumbre. Juan Antonio Sánchez Quispe, 45 años, peruano, limpiador de cristales, accede al interior de uno de los vagones. Le gustaría reunir el dinero suficiente para comprarse una furgoneta y no depender más del tren. No muy lejos, Mari Carmen Lominchar, programadora informática, embarazada de tres meses. Hace un cuarto de hora le acaba de dar un beso a su marido en la cama. No podrán verse hasta la noche porque él es poli-cía municipal en Madrid y tiene turno de tarde. Es la rutina de cada cercanías: miles de vidas, con sus esperanzas y sus decepciones, la mirada perdida por el sueño transportándose hasta la capital. Cada cinco minutos despega desde Alcalá de Henares un convoy cargado de gente. Las prisas son relativas: si el tren de las siete se llena, hay tiempo para encontrar sitio en el de las siete y cinco. Ambos comparten el andén. El flujo que viene del corredor del Henares se va diseminando en las siguientes estaciones. Unos viajeros entran, otros salen: Alcalá, Torrejón, San Fernando, Coslada, Vicálvaro, Santa Eugenia... Aquí se monta Cayetano Abad, técnico de comunicaciones del Ministerio de Hacienda, junto a su hija de 14 años. Todo este torbellino de prisas y de gente no termina de gustar a Cayetano, que prefiere su pueblecito de Cuenca, la casa que allí se está construyendo, los tres caballos. Pero el torrente de vida fluye hacia Madrid. El camarero filipino Rex Reynaldo Ferrer ha madrugado mucho para ensayar en un coro de la Iglesia de Cristo. Pero se le ha olvidado el mechero en casa. Así que volverá a por él y de nuevo a la estación. Alcalá de Henares. El tren de las siete ha salido. Llegará a Madrid sobre las 7:39. El de las 7:05 espera con las puertas abiertas. El de las 7:10, procedente de Guadalajara, conducido por Alberto Delgado, apenas se detendrá algo más de un minuto. Lo hará como siempre por la vía 5. Luis Garrudo, el portero de Infantado 5, apenas es un espectador en ese ajetreo de la estación. Él no tiene que desplazarse. Regresa a casa con los periódicos gratuitos. Desde su portal puede ver la furgoneta Kangoo de la que hace unos minutos se bajaron aquellos individuos que tan mala espina le dieron.... Desconoce que esa furgoneta había sido robada el pasado 28 de febrero en una calle de Cuatro Caminos, que su dueño, José Garzón, ebanista jubilado, lo denunció a la policía. En su interior hay ropa, y debajo del asiento del copiloto queda un trozo de un cartucho de dinamita y siete detonadores, seis de cobre y uno de aluminio. También hay una cinta magnetofónica donde se recitan versos del Corán. "En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso". 173 El corredor del Henares está en hora punta: un tren cada cinco minutos. El tren de las 7:00 está haciendo su entrada en Atocha. El de las 7:05 se encuentra a medio camino. El de las 7:10 se acerca a El Pozo. El de las 7:15 acaba de entrar en la estación de Santa Eugenia. Cuatro trenes cargados de bombas. Esos hombres que aún están en la retina del portero de la calle del Infantado 5 no van a robar un banco. Han repartido bolsas con explosivos. A las 7:15 horas el trabajo está terminado: cuatro trenes viajan con 14 bombas y 6.000 personas. Son ahora los trenes de la muerte. No todos los viajeros se acercan a Madrid. También hay quien tiene que hacer el camino inverso: desde el corazón de Madrid a las afueras. En la estación de Atocha espera el marroquí Osama el Amrati, de 23 años. Anoche, antes de acostarse, dejó un mensaje en el móvil de su novia Beatriz: "Habebe... eres mi vida. Te quero. Asta mañana". A las 7 horas, 36 minutos y 47 segundos suena el teléfono en la sede de Emergencias de la Comunidad de Madrid, el 112, que se encuentra a dos minutos en coche de RTVE. Es una llamada desde la estación de Santa Eugenia. En ese momento en el 112 hay 20 personas trabajando. Quien recibe la llamada sabe muy bien lo que tiene que hacer: seguir el protocolo. Mientras la persona que le informa de la explosión habla, el telefonista teclea en su ordenador dos palabras: "Explosión" y "Santa Eugenia". Y después presiona una tecla con una gran R de recomendación. El propio ordenador le indica todos los organismos a los que hay que avisar: Samur (Servicio de Ambulancia Municipal Urgente), policía local, bomberos. El telefonista sólo tiene ahora que apretar la tecla donde pone "Despachar" y una alarma acústica sonará en la sede de todos los organismos. Pero antes de presionar la D, a la misma hora y en el mismo minuto, 7.39 de la mañana, tres personas están atendiendo llamadas en tres lugares distintos. Las tres, curiosamente, se apellidan García. Félix López García Serrano lleva 40 años trabajando en los servicios de emergencia del Ayuntamiento de Madrid. A él y a los tres compañeros que se encuentran en la centralita del Servicio de Ambulancia de Urgencias de Madrid (Samur) apenas le quedan veinte minutos para irse a casa. A las 7:39 llama un empleado de seguridad de Renfe desde la estación de Atocha. - Samur, dígame. - Llamo porque acaba de haber una explosión en Atocha, dentro de la estación. Seguro que tiene que haber heridos. - ¿Dónde ha ocurrido? - No lo sé, creo que en una unidad. Entrad por la cúpula. Nada más colgar, a Félix López García Serrano le entran tres llamadas más. Una desde Santa Eugenia y otra desde El Pozo. Sus 40 años de experiencia le dicen que se trata de un atentado. Todos los efectivos disponibles del Samur han de esperar en sus coches con el motor encendido. Eso es lo que marca el protocolo en estos casos. 174 En la central de la Policía Municipal, en la Casa de Campo, está Ángel García de Dios. A su espalda hay un panel de pantallas que vigila la ciudad. Son las 7:39 y entra una llamada desde un móvil. Es una voz de una persona adulta, visiblemente agitada. Ángel tiene el oído educado a sus 40 años: sabe distinguir la voz de un bromista. - He oído una explosión y estoy en la estación de Atocha. - ¿Dónde se encuentra? ¿Me puede indicar el lugar exacto? - He escuchado una explosión en un vagón. En ese momento se produce una interferencia en la comunicación provocada por otro estallido. Continúa hablando. - ¿Lo ha oído? - Sí. Vamos a enviar con urgencia efectivos para allá. Ángel se gira sobre sí mismo instintivamente para fijar la vista en las pantallas. No hay duda: algo ha pasado en Atocha. En la calle Imperial, próxima a la plaza Mayor, está la sede del parque de bomberos número 6. Gerardo García Santana está sentado en la centralita desde la siete de la mañana. No hay novedades en el parte de la noche. Suena el teléfono. -Por favor, rápidamente a la avenida de Santa Eugenia, en la estación de ferrocarril, una bomba. - ¿Una bomba? - Sí -dice el interlocutor-. Soy bombero, manda a Samur, bomberos y policías. -¿A qué número de Santa Eugenia? -En el apeadero. Una bomba. Está la gente aquí tirada. No pasa un minuto y vuelve a llamar la misma persona. -Yo iba a coger el tren y no me ha cogido de milagro. Soy compañero. Mandad al parque octavo (el de Vallecas) que es el más cercano. - De acuerdo, estamos yendo. - Mandad varios. 175 Gerardo García Santana mete los datos en el ordenador y el programa informático le da la respuesta: enviar una bomba desde el parque de Vallecas. Una bomba, en la jerga de los bomberos, es un coche de gran tamaño. Los tres García atienden las llamadas. El ordenador del 112 despacha la orden de alerta y suena la alarma en la sede de los bomberos, la policía local y el Samur. Madrid está ya despierto. El tráfico bombea automóviles por las arterias de la ciudad. La radio da cuenta del pulso vital y advierte de algunos estrangulamientos. De pronto, en la SER, Miguel Ángel Oliver hace una pausa. - A la actualidad de Madrid se suma una última hora. Iñaki, ¿qué sabemos? Iñaki Gabilondo entra en directo. Está leyendo un texto. Lo hace despacio, como pisando un edificio a punto de desplomarse. - Ha habido una explosión hace unos minutos en las vías del AVE, en las vías del AVE. Al parecer no hay heridos. Una explosión en el interior de un vagón que, al parecer, estaba vacío. Ya les daremos más detalles. Son las ocho menos ocho minutos de la mañana»246. En este atentado, que tan magistralmente redactaron el 22 de marzo de 2004 los periodistas Luis Gómez, Pablo Ordaz y Francisco Peregil para El País, estaba un compañero de la Caja como he citado antes, pero también estaba Antonio, cartero de profesión por las mañanas y representante del Círculo de Lectores por las tardes. Afortunadamente, Antonio no falleció, pero los médicos que han sido capaces de sacar la metralla de su cuerpo no han conseguido extraerla de su mente. Por si fuera poco, en estos días su corazón le ha fallado, y lo tiene postrado en su camita. Y yo comienzo a echar de menos esa llamada al filo de las ocho de la tarde en el telefonillo de casa: “Hola, soy Antonio”. No hace falta que añada “del Círculo [de Lectores]” porque el barrio entero sabe quién es. Al cabo de un ratito, Antonio llama a tu puerta para recomendarte el libro “de los que le gustan a tu hijo” y que, a lo mejor, no has visto en la revista. O para entregarte en mano el que pediste hace un par de meses. A Antonio no le gustan esos inventos modernos de las tarjetas. Él prefiere cobrar los libros en efectivo, como toda la vida, y por eso procura llevar siempre todo el cambio del mundo para estar preparado ante cualquier combinación de billetes que quieras darle. No quiero que Antonio se marche. No quiero sustituir en encanto de la visita, del chascarrillo o de los ánimos mutuos por un triste e impersonal pedido por Internet. Porque se perdería la 246 http://www.elpais.com/articulo/espana/trenes/bombas/6000/viajeros/elpepiesp/20040322elpepinac_17/Tes 176 magia de eso que se llaman relaciones humanas. ¡Recupérate para que puedas leer estas líneas, anda!. Ese jueves 11 de marzo y el viernes 12 Maribel se lo había pedido como Moscosos247 porque el sábado el Doctor Carlos Simorte iba a implantarle una prótesis en su cadera, necrosada a raíz de una luxación que le produjo una osteoporosis postmenopáusica en el aciago año 2000 que he querido olvidar. Maribel, igual que el alcalde Ruiz-Gallardón, gustaba de quedarse en la cama con la radio encendida desde que comenzaba a sonar (a las seis y media de la mañana) hasta que se levantaba, a eso de las nueve y media. Aunque dormitaba en ocasiones, siempre decía que “se enteraba de todo lo que decían”. Le gustaba estar al día, y por eso siempre había en casa una radio encendida, sintonizada en la Cadena SER, independientemente de que Maribel estuviera junto a ella o al otro extremo de la misma. Por eso fue una de las personas que escuchó, junto a Iñaki Gabilondo, el desgarrador testimonio de Severino Donate de lo que estaban viendo sus ojos: “La imagen es muy parecida a las que vemos en Jerusalén cuando explota un autobús. Veo dos vagones reventados. Hay muchísimos heridos. Puede haber víctimas mortales”248 Maribel se asusta. En ese momento se da cuenta que mi oficina está al lado de la antigua estación del Norte, que, aunque ya funciona como tal, sí alberga tráfico de trenes de cercanías. Me llama en cuanto supone que ya estoy en mi despacho. Habían transcurrido unos pocos minutos de las ocho de la mañana. Cuando veo el número de teléfono de casa me asusto y por eso atiendo la llamada precipitadamente. Ella se tranquiliza al oír mi voz y yo me tranquilizo al ver que en casa no ha pasado nada. Me cuenta que “han dicho en la radio que ha estallado una bomba en Atocha y que parece que hay muchos heridos”. El Paseo de la Florida presentaba el mismo aspecto que cualquier otro día del año. Nada de sirenas, nada de carreras o sobresaltos. Un día “normal”. 247 En el argot de los funcionarios, se denomina así a los días de permiso por asuntos propios, instaurados por el Ministro de la Presidencia Javier Moscoso (de ahí su nombre) mediante Instrucción de 21 de diciembre de 1983 (BOE número 305 de 22 de diciembre). «A lo largo del año -dice el texto oficial-, los funcionarios tendrán derecho a disfrutar hasta seis días de licencia o permiso por asuntos particulares, no incluidos en lo indicado en los puntos anteriores de este apartado. Tales días no podrán acumularse en ningún caso a las vacaciones anuales retribuidas. Los funcionarios podrán distribuir dichos días a su conveniencia, previa autorización, que se comunicará a la respectiva unidad de personal, y respetando siempre las necesidades del servicio» 248 http://www.elpais.com/articulo/espana/trauma/quirofano/elpepiesp/20040323elpepinac_15/Tes 177 Alfonso me cuenta un poco después que, al parecer, hay presencia policial en La Sepulvedana, la parada donde terminaban las líneas de autobuses de esta compañía, encargada de la conexión en línea regular de autobús de Madrid con Segovia, Talavera de la Reina, Zamora o muchos pueblos extremeños, y que entonces estaba situada en el número 11 del Paseo de la Florida. Es probable que esa presencia se debiera al desarrollo de la Operación Genil a la que se referían los periodistas antes, ante el convencimiento que tenía el Sr. Acebes de que ETA iba a atentar de forma masiva en Madrid antes del 14-M.249 Maribel me llamaba de vez en cuando para actualizar la información que la radio y la televisión iba dando. Arnaldo Otegi, representante de la ilegalizada Herri Batasuna, había comparecido ante la prensa a media mañana para informar de que no había sido ETA la autora de los atentados. «Su mentís fue despreciado por el gobierno, alegando que HB es una organización terrorista y que sus palabras no merecían crédito. Todavía hoy nadie ha explicado por qué gozaban de credibilidad para el ejecutivo los anuncios hechos por dos encapuchados sobre la tregua en Cataluña y no, en cambio, las declaraciones de alguien del mismo entorno que, cuando menos, daba la cara. La lógica hacía sospechar que siendo Otegi un representante informal de ETA nunca se atrevería a hacer una aseveración como la citada sin recabar antes seguridades de que los terroristas no habrían de desdecirle. El caso es que a la 1:30 de la tarde el ministro del Interior compareció ante la prensa y dijo enfáticamente: “ETA buscaba una masacre en España… en esta ocasión ha conseguido su objetivo”. El ministro estuvo rotundo y, como San Pedro, negó por tres veces la existencia de cualquier otra alternativa: “…las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado no tienen ninguna duda de que el responsable es ETA. Estamos asistiendo a un proceso de intoxicación que ha iniciado el señor Otegi de manera miserable para desviar la atención. No tenemos duda de que es una estrategia miserable, como todo lo que hace ETA y quienes le apoyan. No tenemos ninguna duda”. Sin embargo, alguien de entre los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado debía albergar en su cerebro, siquiera, una pequeña interrogante: al rato de hablar el ministro, la furgoneta Renault Kangoo encontrada esa misma mañana fue transportada a dependencias policiales. Para entonces ya se habían realizado dos inspecciones oculares del vehículo y, sobre las tres de la tarde, se comprobó que tenía en su interior una cinta con versículos del Corán, ropas diversas, restos de explosivos y un puñado de detonadores de fabricación española. No se podía asegurar aún que la furgoneta tuviera relación con el atentado, pero la policía sabía que nunca ETA había utilizado detonadores de fabricación española, que nunca había dejado de cambiar las matrículas de un automóvil robado y, sobre todo, que habitualmente los etarras colocan bombas trampa en los coches que utilizan para borrar todo rastro. De modo que es comprensible que, poco después de las doce del mediodía, los policías que acompañaban a comisaría a 249 http://www.google.es/url?sa=t&source=web&cd=1&ved=0CBkQFjAA&url=http%3A%2F%2Fwww.nodo50.org%2Fgp m%2F11m%2FOperaci%25F3nGenil.doc&rct=j&q=operaci%C3%B3n%20genil%202004&ei=4ZPJTaFOsOo8QOurL3KBg&usg=AFQjCNH7CFrz1hJmT8tM6MbS9Ks4MB54Ug&cad=rja 178 un testigo que decía haber visto a los ocupantes de la furgoneta, le comentaran que el atentado no parecía obra de ETA. No obstante, a la una y cuarto, portavoces del ministerio del Interior difundieron que el explosivo empleado era dinamita Titadyne, el utilizado habitualmente por ETA. La agencia Efe transmitió un cable en el mismo sentido. Como algunas comprobaciones finales sobre las pruebas encontradas no se obtuvieron hasta las tres y media de la tarde, es posible que en el momento de su comparecencia el ministro del Interior no hubiera recibido aún ninguna de dichas informaciones, pese a haber transcurrido cuatro horas desde el hallazgo del vehículo. Este es un punto que el ministro y sus colaboradores deberían aclarar, porque resulta crucial para juzgar su eficacia al frente del departamento. Por lo que fuera, Acebes no se cubrió en absoluto pese a que, en el momento de su primera rueda de prensa, no te-nía ni una sola prueba material de la autoría de ETA, contaba por el contrario con un mentís de Otegi, y en alguna dependencia policial comenzaban a acumularse pruebas indiciarias de la participación islámica. Su declaración se basó en creencias o deducciones, pero descalificó además cualquier otra lógica que no fuera la suya»250. El azar (y un préstamo que estábamos negociando) hizo que pasadas las dos de la tarde fuera a nuestra oficina el jefe de redacción de un informativo de una cadena de televisión de España, y que nos comentara que en todas las redacciones se sabía ya que ETA no era la que había cometido los atentados. Sin embargo, tras la comparecencia del Ministro del Interior Acebes en primer lugar, la del Presidente Aznar después y la llamada de éste a los directores de los principales periódicos: “Ha sido ETA con total seguridad”251 resultaba difícil dar credibilidad a otra información que apuntara en otro sentido distinto. «Sobre las cinco de la tarde, la ministra de Asuntos Exteriores envió un telegrama a todas las embajadas dando instrucciones para que insistieran en ello, descartando otras hipótesis y argumentando que el explosivo empleado y modo de operar eran los utilizados habitualmente por ETA. La monstruosidad del atentado había sobrecogido a la opinión pública mundial y las televisiones transmitían desde Madrid, minuto a minuto, los acontecimientos. Poco después de las ocho de la tarde, la CNN internacional interrumpió sus emisiones para emitir un mensaje de don Juan Carlos. […] Sin embargo, a esa misma hora, quien aparecía en las televisiones españolas era, de nuevo, el ministro Acebes. Ni rastro de la declaración del monarca. El responsable máximo de la policía continuaba igual de rotundo (“…es dinamita. La habitual de ETA”), pero reconocía que se había requisado un vehículo con una cinta magnetofónica que contenía versículos del Corán. “La cinta no tiene ninguna amenaza, se puede encontrar en distintos sitios… Ha habido muchos interesados en tratar de generar confusión y decir que esto no había sido 250 Relato informativo elaborado por Juan Luis Cebrián con la ayuda de un equipo de periodistas del diario El País y la Cadena SER sobre los acontecimientos vividos en España entre el 11 y el 14 de marzo. http://www.cadenaser.com/static/especiales/documentos/11m/tresdias.htm 251 Relato informativo… http://www.cadenaser.com/static/especiales/documentos/11m/tresdias.htm 179 ETA… La línea prioritaria sigue siendo la de la banda ETA, pero acabo de dar instrucciones para que no se descarte ninguna y se abran todas las vías de investigación”. A la hora de esta segunda comparecencia del ministro, la tesis de la responsabilidad islámica se extendía ya como un reguero por los medios de comunicación de todo el mundo. A las diez y media de la noche […] numerosos responsables policiales y de los servicios de inteligencia, españoles y extranjeros, y también jueces que habían inspeccionado el lugar de los hechos, transmitían su impresión de que nos hallábamos ante un atentado de los fundamentalistas islámicos. […] Otras fuentes policiales hablaron de la posibilidad de la existencia de un terrorista suicida o de que a alguno le hubiera estallado la bomba que llevaba. La SER dio la noticia, añadiendo que tanto el Ministerio del Interior como fuentes judiciales lo negaban. Forenses israelíes, experimentados en ese tipo de hechos, ofrecieron su colaboración para la identificación de los cuerpos, pero fue rechazada. A media noche del día de los atentados, Batasuna había dicho que no había sido ETA, existía una reivindicación islámica, la policía tenía un explosivo y unos detonadores de características diferentes a los que la banda utiliza, le había enseñado al testigo que vio a los ocupantes de la furgoneta fotografías de ciudadanos árabes, por si los identificaba, y tenía en su poder una cinta magnetofónica con versos del Corán. Por si fuera poco, a las 19:40 de la tarde habían encontrado una bomba sin explotar, que podía aportar importante información sobre los autores de la matanza. Nada de eso parecía suficiente para el gobierno, cuyo portavoz declaró a las doce de la noche a Televisión Española que la pista principal conducía a ETA, y cuya ministra de Asuntos Exteriores dijo a la BBC que la responsabilidad más probable era la de ETA. Los representantes del PSOE que habían atribuido la autoría a los etarras, los dirigentes del PNV, quienes se dejaron arrastrar por la primera impresión del momento, reconocían mientras tanto su error»252. «Baltasar Garzón, el juez de la Audiencia Nacional reveló la siguiente conversación, mantenida el mismo día de los atentados por la noche con el subdirector operativo de la policía, Pedro Díaz-Pintado: "¿Quién creéis que ha sido? -Estamos al 50-50 -Pero apuntando hacia el norte [ETA] o hacia el sur [Al Qaeda] -Hacia el sur. -Eso me cuadra más". Esa misma noche, Garzón habla con el comisario general de Información, Jesús de la Morena, que le dice: "No tengo ninguna prueba pero esto empieza a inclinarse hacia el terrorismo islamista".»253 «El Rey graba un mensaje que en España sería emitido pasadas las ocho y media de la tarde, entre veinte y treinta minutos después que en Estados Unidos. En ningún momento se oye en boca del Monarca la palabra “ETA”. 252 Relato informativo… http://www.cadenaser.com/static/especiales/documentos/11m/tresdias.htm 253 Fuente: Cronología 11 M. http://www.losgenoveses.net/especiales/11M/Losdocumentos/cronologia11m.pdf 180 • El retraso en la emisión televisiva del mensaje del Rey se debe a la comparecencia realizada unos minutos después de las ocho por el ministro Acebes. De hecho, el diario francés Libération, en un artículo titulado “Atentados del 11 de marzo: una intoxicación llevada en directo por Aznar”, sostiene que el Rey solicita en la tarde del jueves al presidente Aznar que se retracte de la teoría que responsabiliza a ETA de los atentados en Madrid. La estrategia informativa planeada por el Gobierno “llega a provocar tensiones con el jefe de Estado, el rey Juan Carlos”. Según la información de este diario, “al atardecer, el Rey decide dirigirse a los españoles. Pero exige al Gobierno que reconozca públicamente, antes de intervenir, que la pista islámica no está excluida”. • Y, en efecto, Ángel Acebes reconoce en la rueda de prensa previa a la emisión del mensaje del Monarca que acaba de “dar instrucciones para que no se descarte ninguna y se abran todas las vías de investigación”, aunque insiste en que la dinamita es la “habitual de ETA”. Añade, eso sí, que se ha localizado un vehículo, supuestamente empleado por los terroristas, que contiene versículos del Corán. El vehículo en cuestión, un Renault Kangoo, fue hallado por la policía a media mañana. • A la hora de esta segunda comparecencia del ministro, la tesis de la responsabilidad islámica se extendía ya como un reguero por los medios de comunicación de todo el mundo. • Se conoce la existencia de una supuesta carta de reivindicación de una facción de Al Qaeda, remitida a un diario árabe editado en Londres la noche anterior. La organización atribuía la masacre a un "ajuste de viejas cuentas" con España. Esa misma noche, el portavoz del Gobierno en una entrevista a Alfredo Urdaci en TVE aseguró que "todo nos lleva a que la autoría corresponde a ETA". Y señaló que la organización terrorista ya "lo ha intentado en otras ocasiones anteriores". Zaplana afirmó que se está creando un escenario de confusión "por parte de algunos", cuando "todo apunta a la misma dirección", a que ha sido ETA la autora de los atentados. • 20:45H. Aznar vuelve a telefonear a los medios. El presidente del Gobierno llama de nuevo al director de EL PAÍS para ratificarle su convicción de que el atentado es obra de ETA y explicarle el hallazgo de la furgoneta de Alcalá de Henares con la cinta de los versos del Corán.»254 En la Comisión Parlamentaria del 11M se produjeron las siguientes declaraciones: - Miguel Ángel Santano, comisario de Policía Científica. Remitió al Congreso el acta de entrega de la tarjeta SIM del teléfono móvil de la bomba desactivada, la pista definitiva que acabó inclinando las pesquisas al terrorismo islámico. La tarjeta fue entregada a las diez de la mañana del día 12 a un agente del Servicio de Asuntos Árabes e Islámicos. - Jesús de la Morena. "El viernes 12 informé al ministro de que la dirección de ETA no encajaba. La prioridad por exclusividad de ETA duró muy pocas horas". 254 Fuente: Cronología 11 M. http://www.losgenoveses.net/especiales/11M/Losdocumentos/cronologia11m.pdf 181 - Pedro Díaz-Pintado. El ex subdirector general operativo de la Policía dice en la comisión que hasta que no aparece la bolsa o mochila, el día 12, hay un parón: "Entonces la vía de ETA queda parada de manera clara porque no hay ningún indicio más". - José Manuel García Varela, jefe de información de la Guardia Civil. Reveló en el Congreso que el 13 de marzo se produjo una reunión en el Ministerio del Interior a la que asistieron el ministro Acebes y el secretario de Estado de Seguridad: "En esa reunión, cuando se pone de manifiesto que va a haber detenciones, que hay ciudadanos marroquíes (...) eso lleva ya a la teoría prioritaria del extremismo islamista". - Mariano Rajón, ex comisario de Información Exterior de la Policía. "En la mañana del 13 de marzo, hacia las 12:00, la pista islámica era ya la prioritaria".255 «El sábado 13 de marzo, día de reflexión previo a las elecciones generales, unas cinco mil personas se concentraron frente a la sede del PP en Madrid, en la calle Génova. Denunciaron la “manipulación” del Gobierno y de TVE sobre la investigación de los atentados de Madrid. La Cadena SER ha recogido la entrevista en radiocable.com con el hombre del que surgió la iniciativa. Fue el primero que envió el mensaje corto a través del móvil, y logró una movilización que no imaginaba, según relata. El mensaje que circuló por los teléfonos móviles decía: "¿Aznar de rositas? ¿Le llaman jornada de reflexión y Urdaci trabaja? Hoy 13-M a las 18 horas sede PP C/Génova 13. Sin partidos. Silencio. Por la verdad. ¡Pásalo!". El autor del mensaje señala que pasó un buen rato escribiéndolo, porque su teléfono permite 160 caracteres, y ajustó lo que quería decir hasta dejarlo en 158. Lo que ocurrió a continuación se conoce como “La noche de los mensajes cortos”. El artífice de esta movilización dice que no pertenece a ningún partido o sindicato. Envió el mensaje a diez amigos y al llegar a la zona de Alonso Martínez, bromeaban diciendo que si había 15 o 20 personas se irían al cine. "Nos quedamos alucinados. Todo estaba atascado y de la boca del Metro salía gente con carteles de “Paz” y “No a la guerra”. La concentración provocó la ira del PP. El propio candidato popular, Mariano Rajoy, compareció en la sede del partido para exigir el fin de las protestas y acusar al PSOE de alentar la movilización. Habló de concentraciones "ilegales e ilegítimas", algo que aún movilizó más a los ciudadanos, porque las concentraciones de protestas en ciudades de Madrid se prolongaron buena parte de la noche. El PP denunció estas concentraciones ante la Junta Electoral Central, que las declaró contrarias a la ley electoral»256. «Fue contestado de inmediato por el portavoz del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba: “Los ciudadanos españoles merecen un Gobierno que no les mienta, que les diga siempre la verdad. El partido socialista conoce las líneas de trabajo de las 255 Cita al pie del informe Cronología 11 M. Op. Cit. 256 http://www.cadenaser.com/espana/articulo/artifice-protesta-sede-ppcomenzo/csrcsrpor/20040316csrcsrnac_4/Tes 182 Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado. A pesar de ello, por sentido de Estado, por respeto a la memoria de las víctimas, hemos estado callados.”»257. Finalmente, a las 00:45 horas el Ministro del Interior, Ángel Acebes, «informa que un supuesto "portavoz militar" de Al Qaeda en Europa había asumido la responsabilidad de los atentados terroristas cometidos el jueves en una cinta de vídeo»258. Para nosotros, en ese sábado 13 de marzo de 2004 no nos importaba otra cosa que Maribel saliera bien de la operación a la que la iba a someter el Dr. Simorte en el vetusto Hospital de Madrid de la Plaza del Conde del Valle de Suchil. Cuando Carlos Simorte salió del quirófano de la segunda planta su sonrisa desvelaba que nos iba a dar buenas noticias. En efecto, se acercó a Juan Pablo y a mí, y nos informó de que la operación había transcurrido con toda normalidad, que había requerido una mínima cirugía y que en veinticuatro o cuarenta y ocho horas ya podría ponerse de pie. Sin embargo, y como medida de precaución, las primeras horas estaría en Cuidados Intensivos puesto que una intervención de ese calibre conllevaba la pérdida de muchísima sangre, y se quedaba más tranquilo teniéndola en observación. Adecuándonos al estricto horario de visitas en la UCI, y de uno en uno, pudimos verla y charlar unos minutos con ella, rodeados de aparatitos que no cesaban de hacer bip-bip. Maribel estaba muy contenta porque también había hablado con Simorte y le había contado lo bien que se había desarrollado la operación, y que sus problemas de cadera quedarían olvidados para siempre, aunque ello fuera a cambio de 3.995,94 €. Tal vez el dinero que mejor hemos gastado en nuestra vida. En ese momento, lo único que echaba de menos Maribel era poder fumar. El domingo 14 pudo comprobar que la ventana de la habitación 407 daba a la Plaza del Conde del Valle de Suchil. Mucho mejor que cuando estuvo ingresada en enero de 2003, porque desde la habitación 714 sólo se veía un patio interior. Dado que Maribel no podría ir de ninguna forma a votar, decidió votar por correo. Juan Pablo y yo decidimos también hacerlo así, para poder estar todo el tiempo con ella. Fuimos, por tanto, tres de los 24.844.014 votantes de aquellas elecciones, en las que el PSOE obtuvo 1.263.019 votos de diferencia sobre el PP259. Mucho se dijo entonces sobre si la derrota electoral del partido en el gobierno se debió a los atentados ocurridos tres días antes o no. “Para el Gobierno saliente y los dirigentes del PP, así como para ciertos sectores conservadores en Estados Unidos, las ganancias socialistas de cerca de tres millones de votos y las pérdidas populares de algo más de un millón doscientos mil tendrían que ver exclusivamente con las viciadas reacciones a los atentados. Los españoles, o 257 Fuente: Cronología 11 M. Op. Cit. 258 Fuente: Cronología 11 M. Op. Cit. 259 http://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_generales_de_España_de_2004 183 al menos aquellos que cambiaron su comportamiento electoral entre el 11 y el 14 de marzo, habrían cedido así al chantaje terrorista. En lugar de valorar adecuadamente su tarea de Gobierno en los últimos cuatro años y la consistencia de sus propuestas, habrían votado cobarde e impulsivamente, puestos de rodillas, para evitar ser golpeados de nuevo por Al Qaeda. Esta supeditación de la razón a la emoción en los resultados del 14-M no parece fácilmente rebatible. […] Tras el 11-M, muchos españoles decantaron su voto a través de dos procesos complementarios. Situaron en un primerísimo plano, acaso el único, sus opiniones sobre la política exterior del Gobierno, en particular su decisión de apoyar la invasión de Irak. Y a ellas añadieron sus percepciones sobre la gestión informativa del Gobierno hasta el mismo 14-M. Los datos son concluyentes. Según la ya citada encuesta de Demoscopia, casi ocho de cada diez españoles pensaban en términos negativos sobre la decisión del Gobierno de apoyar la invasión de Irak; casi nueve de cada diez creían que no respondía a la voluntad de la mayoría, y otros nueve de cada diez declaraban que esta guerra no había valido la pena. Esos datos resultaron incluso empeorados por la denuncia de manipulación en el tema de las armas de destrucción masiva. Y se agravaron aún más tras los atentados: el 19% de los españoles responsabilizó de ellos al Gobierno por su política exterior. En suma, el Gobierno no siguió las políticas que demandaba la inmensa mayoría de los españoles, y tampoco fue capaz de convencerles de su idoneidad. Cuando esta situación ocurre, no es extraño que sea castigado en las urnas: el 21% de los españoles declaraba tras las elecciones que la invasión de Irak había contado mucho o bastante en su voto. Y un 16% reconocía que lo más decisivo en su voto fue la gestión de la información sobre la autoría de los atentados que realizó el Gobierno.”260 A conclusiones similares llegan Salomé Berrocal y Clara Fernández en un trabajo denominado Las elecciones legislativas de 2004. Un análisis de las encuestas y de la gestión comunicativa en la campaña electoral: su proyección en la decisión de voto:261 «4. Tanto la participación de España en la guerra de Irak, como el encuentro de Carod Rovira con la banda terrorista ETA, se consideraron acontecimientos de interés en la agenda de la campaña, pero no existe unanimidad en los sondeos sobre su posible influencia en la decisión de voto. Aunque, sí que en el caso de la intervención en Irak, cuando se aproxima el día de la votación, los sondeos comienzan a mostrar que un tercio de los encuestados tendrán en cuenta la guerra en su decisión de voto. […] 7. Las investigaciones realizadas, sobre la posible influencia del atentado del 11-M en la decisión de voto, indican que a un 27% les afectó mucho o bastante, frente a un 65% a los no les influyó en su decisión de voto. De aquellos que respondieron haberse sentido influidos por el ataque terrorista, la mayoría (61%) se reafirmó en su decisión de voto, mientras que un 17,5% se animó a votar o un 12,2% cambió su voto. El 9,5% de los votantes socialistas admitieron haber elegido a este partido por el atentado y sus consecuencias, mientras que el 0,8% de los 260 http://www.elpais.com/articulo/espana/14-M/terrorismo/democracia/elpepiesp/20041229elpepinac_21/Tes 261 http://www.uspceu.com/usp/doxa/doxaIV/elecciones.pdf 184 votantes populares optaron por el PP por esta razón. De hecho, el 87,1% de los entrevistados tenía decidido su voto antes del 11-M pero un 9,2% lo decidió después del atentado. 8. Siguiendo los datos referidos a resultados electorales de 2004 y a las encuestas del CIS, éstas son algunas de las claves de la victoria del Partido Socialista: – El PSOE resultó beneficiado por la volatilidad electoral. Resulta posible pensar que un pequeño porcentaje de los votantes del Partido Popular en 2000 cambiaran su decisión de voto en 2004, y lo dirigieran al Partido Socialista. Lo mismo cabría indicar de Izquierda Unida, que sufrió un retroceso en los comicios de 2004, y cuya opción más probable a la hora de cambiar de voto era el partido de Rodríguez Zapatero. – El aumento de participación electoral favoreció al PSOE. Mientras el Partido Popular perdió 690.666 electores en 2004, el Partido Socialista ganó 2.990.935 votos, un 37,7% más que en los comicios de 2000. Estos nuevos votantes del PSOE, siguiendo las encuestas, tendrían distintas procedencias: a) antiguos votantes del PSOE que se habían mantenido en los últimos años en la abstención, y b) votantes que acudieron por primera vez a votar. Cabe recordar que, en estos comicios, había casi dos millones de jóvenes que habían cumplido los 18 años después del 2000. – Mientras que el PP perdió votos respecto a las elecciones de 2000 en Andalucía, Cataluña, Galicia, Canarias, Madrid y Aragón, el PSOE aumentó su número de escaños en dichas comunidades autónomas. Asuntos como el Plan Hidrológico o El Prestige fueron temas a los que se les puede adjudicar parte del descenso de votos sufrido por el Partido Popular en Aragón y Galicia.» Tal y como había pronosticado el doctor Simorte, Maribel comenzó a olvidarse de su luxación de cadera desde que la obligaron a ponerse de pie. Literalmente no se creía que podría mantenerse así apenas a setenta y dos horas de su intervención. Titubeante, sujetando con la mano izquierda el soporte del gotero que tenía conectado a su brazo, y con la derecha mi brazo izquierdo, comenzó lentamente a ponerse en pie. Parecía una niña intentando dar sus primeros pasos. Se irguió al tiempo que abría la mano que agarraba mi brazo. Lloró y rió al mismo tiempo. Me abrazó y me besó. Y sintió que el mundo, desde ese mismo instante, volvía a ser en color. 185 El 31 de mayo, dos meses y medio después de aquella escena, y mientras veíamos la corrida de Cuadri en Las Ventas262, espetó: - Jose: en la radio he oído que Miguel Ríos va a celebrar su sesenta cumpleaños con tres conciertos; uno en Granada, otro en Madrid y otro en Barcelona. Pretendía sacarse la espina que tenía clavada desde el 7 de julio de 1983, fecha en la que íbamos a ir al concierto que daba Miguel Ríos en el estadio del Rayo, y que se perdió porque ese mismo día salía de cuentas. Por supuesto, le dije que “mañana mismo” compraría las entradas. Y por eso el 7 de junio de 2004, en el Teatro Lope de Vega de Madrid, le cantamos a Miguel el feliz cumpleaños el día de su 60 cumpleaños juntos… Allí se peinaban ya muchas canas. Allí estaban (estábamos) los rockeros de los sesenta y de los setenta, pero sin los signos que llevábamos entonces. Pero es igual, el alma seguía siendo la misma. Miguel Ríos presentó entonces su nuevo disco. En su web oficial explicaba por qué 60mp3... «Hola a todos: En esta cita mensual, cálida y cibernética, que pretendo mantener con la gente que visita este sitio, os quiero hablar del título de mi próximo CD: "MIGUEL RÍOS 60mp3". […] Cuando me instalé en mi casa tenía claro dos cosas: quería hacer un disco para mi sesenta cumpleaños con canciones nuevas, una, y dos, no quería llamar a nadie para pedirle canciones. Así que no tuve más remedio que ponerme a pensar que disco quería hacer para tan señalada fecha. Y en esto llegó el mp3 de la mano del amigo Gabi. "Mucha rapidez. Bueno para componer, pero muy baja calidad para el pirateo", decía. Instruido en la técnica de mandar música legal por la red, pensé en el guitarrista John Parsons para la aventura. Habíamos hablado muchas veces de hacer un disco de blues-rock, y ahora que vivíamos a más de 500 Km. de distancia lo íbamos a intentar. Con una fecundidad inesperada, ¿será Granada?, empecé a escribir sobre los temas que me importaban. La amistad del poeta Luis García Montero, otra vez Granada, lo enroló en la partida y su talento brilla por todas las palabras de este disco. Ese material se lo mandaba a John, que me devolvía las canciones para que me las bajara a mi programa y volviera a trabajarlas para mandárselas otra vez, y así, hasta que las terminamos y nos metimos en el estudio a grabarlas. 262 24ª corrida de la Feria de San Isidro 2004. Cinco toros de Celestino Cuadri de Trigueros (Huelva) para los diestros José Pacheco El Califa (silencio y silencio tras aviso), Eduardo Dávila Miura (pitos tras aviso y bronca tras aviso) y Curro Díaz (vuelta al ruedo tras petición y palmas) 186 Ya he dicho más de una vez que Internet es la vida y la cruz para los músicos en estos días. Es una herramienta mágica para poder trabajar con quien quieras, en cualquier parte del ancho mundo, pero, al mismo tiempo, permite que alguien te levante tus derechos por la cara. Por eso le puse a mi disco "MIGUEL RÍOS 60mp3", para celebrar mi pasión por la libertad, mi intención de seguir aprendiendo más allá de la edad o de la distancia, el respeto por mi oficio y por el trabajo de los demás. Unas canciones llenas de dignidad que alguna vez viajaron por la red impulsadas por el deseo de ser escuchadas por la gente que las hizo grandes. Otro mundo es posible. Salud y Rock. Miguel Ríos.»263 «El cantante de rock español Miguel Ríos convirtió el concierto en el Teatro Lope de Vega de Madrid en una gran fiesta por su 60 cumpleaños. Rodeado de amigos en el escenario y en el público que, entregado desde el primer minuto y cantando el "cumpleaños feliz", Ríos comprobó que 60 años no son nada para un rockero incombustible. El cantante ofreció un recital de dos horas en el que presentó su último trabajo, "Miguel Ríos 60mp3", y repasó clásicos de su discografía, acompañado por su banda de siete músicos -entre ellos su colaborador en el disco compacto, John Parson-, con la intervención del guitarrista flamenco Raimundo Amador en dos temas y el "debut rapero" del poeta Luis García Montero, también colaborador del disco. "No mires hacia atrás", el primer corte de su último disco, abrió el recital, seguido de "Bienvenidos", uno de sus temas más conocidos y con el que recibió Miguel Ríos a todos los asistentes. El repertorio fue alternando sus clásicos con las canciones del último CD, compuesto por once temas inéditos arraigados en el rock pero con toques de blues y de jazz, y que además de aludir a su 60 cumpleaños, está dedicado a Internet, "la vida y la cruz" de los músicos, pues abre sus fronteras pero también es el medio idóneo para los piratas. Cantó "¿BB qué bebes?", tema dedicado a BB King en el que estuvo acompañado por Raimundo Amador, seguido de otras canciones. En este CD hay también un homenaje a Madrid, pues tal como manifestó el cantante -que bromeó en todo momento sobre su edad y su "jubilación"- han sido "40 años ayudándome", y así se refleja en la letra de la canción "Cosas que debo a Madrid", muy ovacionada. Tampoco se olvidó de "Insurrección", "El blues del autobús" -dedicada a todos los técnicos que trabajan con él- y "Vuelvo a Granada" (su ciudad natal), cierre de una noche que según afirmó el rockero granadino no olvidará en el resto de su vida. No se dejó en el tintero los guiños a la actualidad, pues dedicó el tema "Oración" -cuya letra es un poema de Luis García Montero- a 263 http://www.lahiguera.net/musicalia/artistas/miguel_rios/disco/1393/ 187 los miles de "agraviados" por el conflicto en Irak, y que terminó al grito de "No a la guerra", con la complicidad del público».264 «Busqué en mi baúl particular, al que he venido a llamar “Apuntes”, […] el nombre que tendrá mi nuevo sobrin@. Creo que alguna vez lo he visto escrito: ¿Idoia? ¿Iker? ¿Nekane?... o, simplemente Koldo (¿para seguir la tradición?). No lo he encontrado. Sin embargo, aparece lo siguiente: “Y acabé abrochando esta historia sobre la mesa que me vio crecer, vestido con chaqueta y corbata, mirando de frente a mi madre, prometiéndole a escondidas una nieta de larga melena y ojos color caramelo. Si es que quiere el dos mil tres.” No ha sido en 2003, pero sí en 2004. A eso de las dos de la tarde, necesitaba cerciorarme que mi hermano iba a pronunciar, sin rodeos, la frase que llevo esperando años: “Jose: estamos embarazados”. Al tiempo, se apresuraba a acuñar un nuevo sobrenombre de familia que, espero, perdurará en la historia como el del “tío Polilla”, la “tía Pulga”, o, simplemente, “Monín”. A partir del día 7 de agosto de 2004 yo soy el “tío Ñapas”. Necesitaba estar solo para recibir la noticia que todos sospechábamos que íbamos a recibir y que mi madre no se atrevía a desvelar. Necesitaba transmitir a mi hermano que debía darme la noticia más importante del mundo, y por eso me marché de la cocina y me senté delante de la misma pantalla que ahora tengo delante. A pesar de un par de rodeos, conseguí que la anunciara como un titular de periódico. Como ese titular que tuve la suerte de dar a mi padre a finales de octubre de 1982, en la esquina de Jesús de Medinaceli y Lope de Vega, con la taberna “La Dolores” por testigo y al sol de Madrid por padrino. Tomaba mi alternativa como padre como en esta semana la ha tomado Luis Carlos, y para esos menesteres también hay que estrenar traje de torear. Como quizás le he obligado a estrenar hoy, con mi fingida incomprensión. Veintidós años después la historia se repite, como lo hará (supongo yo) cuando mi hijo me anuncie que voy a ser abuelo. Con el sol de Madrid como padrino, por supuesto. Es curiosa la historia. De haberlo sabido, hubiera vuelto de mi periplo por Paradores un día después para recibir la noticia. Puestos a quemar la tarjeta, un poco más no hubiera supuesto gran cosa... Así la hubiera recibido un día 8 de agosto, el día que siempre hago llorar a mamá cuando, esté donde esté, la llamo para decirla: “Felicidades”. Y ella siempre me contesta sollozando: “gracias, Jose, ¿cuántos ya?”. Mientras deshacía la maleta, Juan Pablo me ha espetado: “oye papá, ¿qué se siente cuando te enteras que vas a tener un hijo?”. Reconozco que pocas veces me he enfrentado a una respuesta tan difícil. Por un segundo he mirado a ese un tío como una catedral de grande y con una cabeza tan bien amueblada buscando la mejor respuesta posible. No si le habré respondido correctamente, pero simplemente le he dicho: “Juan Pablo, en el momento que sabes que vas a tener un hijo, cambia por completo tu visión de la vida. Hasta entonces, fueron tus padres, o tu novia o tu mujer el centro de tu vida; a partir de ese momento, lo es tu hijo, y toda tu vida empieza a girar en torno a él.”. Hermano, no puedo darte mejor consejo que parafrasear las palabras que he dicho a mi hijo. Fueron las mismas que me transmitió nuestro padre cuando me abrazó fuerte, muy fuerte, aquel noviembre de 264 http://www.caracol.com.co/nota.aspx?id=9956 188 1982. Fueron exactamente las mismas que le transmitió a Maribel con los dos besos que le dio aquel noviembre de 1982, con la taberna de “La Dolores” por testigo y el tímido sol otoñal de Madrid por padrino. Las mismas que yo te deseo a las diez de la noche de un siete de agosto de dos mil cuatro. Y recuerda: tu primer brindis, a la Presidencia, como está mandado. Levanta tu montera muy alto y brinda al sol, que detrás de él están todos a los que quieres. Luego templa con la izquierda y manda con la derecha. Recuerda bien, templar y mandar. El resultado final, ya sabes cuál es» 265 . Exactamente treinta y dos semanas después, el 19 de marzo de 2005 la @ tomó sexo y mi sobrino llegó a este mundo. Los futuros tíos del niño habíamos cruzado apuestas sobre el día exacto en el que iba a nacer. Por una vez en mi vida acerté yo, pero, a pesar de ello y de haber nacido el día de San José, el crío se llamó Iker, o, lo que es lo mismo, “aquel que es portador de buenas noticias”.266 El día 22 de octubre de 2004, después de un año largo de obras, se inauguró el Centro Comercial Príncipe Pío, situado en la antigua Estación del Norte. En sus 79.804 metros cuadrados de superficie (de los que 32.500 m2 son alquilables) se concentran 113 comercios, restaurantes, cines y zonas de ocio. Cuenta, además, con mil plazas de aparcamiento subterráneo, distribuidas en casi 33.000 metros cuadrados.267 «La actual estación de Príncipe Pío fue en origen la Estación del Norte, construida como terminal en Madrid de la línea General del Norte o Imperial (Madrid-Irún) perteneciente a la antigua Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, por lo tanto su origen está irremediablemente unido al de la línea ferroviaria en cuestión. Tras muchas vicisitudes y proyectos previos, la Ley de Ferrocarriles de 1855 permitió la entrada de capital extranjero. Así entre estas primerísimas sociedades de crédito que se formaron auspiciadas por la ley que las permitía de 1856 se encontraba la de los hermanos Péreire, quienes conseguirían la concesión de la línea del norte Madrid-Irún. Con tal fin en 1858 crearía a partir de esta sociedad la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España. La nueva línea pretendía proporcionar carbón del norte para el incipiente desarrollo industrial de la capital, así como otros alimentos frescos. La línea Imperial, como también se le conoce, uniría Madrid con Irún pasando por Ávila, Medina del Campo, Valladolid, Burgos, Miranda de Ebro, Vitoria y San Sebastián; y con los años se convertiría en la espina dorsal de las comunicaciones férreas del norte de España, papel que aun hoy mantiene. En el diseño del trazado fue muy polémica la entrada a Madrid. La necesidad de descender hasta el valle del río Manzanares ya obligó a trazar una gran curva en las inmediaciones de Aravaca y Pozuelo de Alarcón (poblaciones al oeste de Madrid), y la imposibilidad de poder remontar el fuerte desnivel con el que la ciudad se asoma al río obligó a recurrir a una estrecha franja de terreno para la construcción de la estación. El terreno elegido se encontraba a los 265 GARCIA RODRIGUEZ, José Luis. A los padres de mi sobrin@ nonat@. Madrid, 7 de agosto de 2004 266 http://www.aniversalia.com/santo-de-san-Iker-6017-I 267 Datos obtenidos de: http://www.ccprincipepio.com/page_view.php?PageID=ESP_Centro&ContentID=165 189 pies de la Montaña del Príncipe Pío (actual Parque de la Montaña, englobado en el parque de Oeste, y en cuya cumbre se encuentra el Templo de Debod) de donde toma su nombre moderno. Lo angosto de la localización provocó críticas ante la imposibilidad de ampliar la estación en caso de necesidad. La construcción de la línea comenzaría en 1856, mientras que la de la estación no empezaría hasta 1859. El proyecto corrió a cargo de ingenieros franceses, de quienes toma su nombre el puente que salva el río. Así el primitivo embarcadero abrió sus puertas en junio de 1861, aunque con una línea que sólo llegaba hasta El Escorial. […] Tras la Guerra Civil la estación quedó muy dañada. Además, ante la quiebra de la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte –al igual que las demás compañías existentes– el Estado tuvo que rescatar la red ferroviaria surgiendo un ente público y estatal, RENFE, que desde ese momento se encargaría de la gestión de la red férrea de España. Durante estos años la estación se convertiría en la segunda terminal de la ciudad tras Atocha, no en balde era la cabecera de todos los trenes que iban de Madrid al Cantábrico, a Castilla y León y a Portugal, de hecho ha sido históricamente la cabecera de la línea Madrid-Irún. Sin embargo el periodo de esplendor de esta estación tocaba a su fin con los nuevos accesos ferroviarios de Madrid, previstos ya en época de la II República. Con la apertura de la nueva Estación de Chamartín en 1967 al norte de la ciudad como cabecera de la nueva línea directa Madrid-Burgos –que acortaba el camino hacia Irún con respecto a la línea que iba por Valladolid– los servicios ferroviarios fueron traspasados paulatinamente de la estación del Norte a las nuevas instalaciones. […] Durante los primeros años de la década de 1990 el entorno también sufrió una sustancial transformación. Por un lado la deuda histórica que RENFE arrastraba desde hacía décadas y la escasa capacidad y utilidad de todas las instalaciones ferroviarias que se levantaban junto a la línea de circunvalación entre Príncipe Pío (entonces Norte) y Atocha permitieron liberar todo esos terrenos para convertirlos en zonas dotacionales, verdes y residenciales. En esta gran reconversión urbanística ligada al Pasillo Verde Ferroviario también se incluyeron las instalaciones y parte de la playa de vías de la estación junto al paseo de la Florida. Los terrenos urbanizados fueron ocupados por viviendas y constituyen las actuales manzanas entre el paseo de la Florida y la calle Mozart. Sin embargo, el resto de la estación no tuvo un uso claro hasta el año 2000 cuando la vieja marquesina y el edificio de viajeros de 1882 son convertidos en un centro comercial que sería completado con un nuevo edificio que ocupaba la zona de playa de vías desmantelada aun libre, siendo el conjunto inaugurado en 2005. Aun queda pendiente de uso no obstante el edificio de 1928 que da fachada a la Cuesta de San Vicente. Entre las propuestas planteadas la más probable será la de convertirlo en un gran auditorio»268. 268 http://es.wikipedia.org/wiki/Estación_de_Príncipe_Pío 190 El año terminó con un acontecimiento insólito: «Sucedió al mediodía del 24 de diciembre de 2004, en mi despacho del Paseo de la Florida, 8 de Madrid. Protagonistas: Don Domingo Cubero, madrileño, nacido el 31 de diciembre de 1919 y Don Clemente Villaverde, abulense, nacido el 24 de mayo de 1919. La noche anterior habíamos coincidido Alfonso y yo con el Sr. Cubero tomando un vino en el restaurante El Molinón, y refiriéndome yo al comentario que había hecho mi suegro Clemente sobre lo que fue anteriormente mi oficina –el barracón donde dormían los ferroviarios–, Domingo Cubero me rectificó: “no, el barracón estaba mucho más abajo. Donde está ahora vuestra oficina había un hangar en el que cada día se descargaba el pescado gallego que llegaba en un tren de madrugada, al que llamaban el pescatero”. A partir de ese momento, la conversación derivó por los avatares de la guerra civil desde el prisma del lado republicano, donde sirvió nuestro interlocutor. Domingo iba contando historias del Frente de Madrid, de las posiciones en el Hospital Clínico, de las líneas en el Puente de los Franceses y de la trinchera para suministros que atravesaba el Paseo de la Florida y la Avenida de Valladolid. Pero también comenzó a relatar que él había estado en Teruel luchando contra “los nacionales”, y por las fechas de las que hablaba y por los datos que facilitaba sospeché que tanto mi suegro como él mismo habían estado en ese mismo lugar y en ese mismo momento. Tenía, pues, la oportunidad histórica de que se conocieran. Pero sabía que podría correr un riesgo importante, consistente en que tuviera ante mí a un ideólogo de la guerra civil, y que el encuentro, más que una alegría, se convirtiera en un conflicto. Por ello, necesitaba verificar que Domingo estuvo en aquella guerra por lo mismo que le ocurrió a Clemente, es decir, por obligación. Sólo hicieron falta unos minutos para descubrir que en efecto era así, aunque con un pequeño matiz: “primero estuve por ideales, pero en un par de semanas los perdí completamente”. Y por eso le conté que había preparado la historia de Clemente Villaverde donde aparecían los mismos datos que él estaba contando, pero vistos “desde el otro lado”, y le pedí permiso para intentar propiciar un encuentro entre ambos. Aceptó encantado. Exactamente lo mismo le ocurrió a mi suegro cuando se lo conté al llegar a casa. Como un crío en la víspera de Reyes, estaba deseando que llegara el día siguiente para oírles hablar y contarse lo que suponía iban a ser historias apasionantes. Y el día siguiente llegó. [Sigue la transcripción literal de la conversación]. Ambos lucen frentes despejadas, blancas canas que, curiosamente, cubren con gorras del mismo color gris perla... memoria prodigiosa y ganas de compartir sus experiencias. Aunque Domingo Cubero aún hable de “ellos” refiriéndose a los nacionales, ¿de verdad creen que están contando historias distintas? Éste vuelve a ser mi homenaje de admiración y de respeto, de agradecimiento infinito por hacer, un año más, de la Nochebuena una fecha especial... y por permitirme escribir: “Y todos aquellos que acepten leerlo tendrán la oportunidad única de conocer en primera persona la vida de quien[es] les han dado la vida. Si forman parte de la familia política, de conocer quizá un poco mejor “al padre de...”, o, si, en fin, son de esos que le[s] llaman “abuelo[s]”, de aprender sobre los errores que se cometieron en la época en la que se desarrollan los hechos, para que no se vuelvan a repetir jamás... Y de sentirse orgullosos por ser nietos de esa persona excepcional que es capaz de dejar huella simplemente con su presencia, sus palabras o sus gestos.” Con 269 todo mi cariño, un nueve de GARCIA RODRIGUEZ, José Luis. Happy Xmas (War is over). 191 enero de dos mil cinco.» 269 La huella de 2005 Ésta es la portada de El Correo Gallego correspondiente al día 12 de marzo de 2005. Nosotros estábamos allí, y juro que lo vivimos con una sinfo-nía de sentimientos difíciles de plasmar en pocas palabras. Pude comprobar cómo Ramón Escuredo, el autor de las fotografías, se torcía literalmente para redactar en imágenes lo que supongo que quería decir: Santiago de Compostela dice No al Terrorismo. Estábamos a escasos metros del periodista, y él mismo se encargó de inmortalizarlos para la historia: Yo no soy profesional de la fotografía. Ni del periodismo tampoco. Sin embargo, estaba con mi cámara digital (bueno, rectifico, con la cámara digital de mi hijo) plasmando aquello que me parecía podía ser una página de la historia contemporánea que tengo el privilegio de vivir. Éstas son las instantáneas que pude tomar, y lo que sentí aquel 11 de marzo de 2005, viernes. Cinco minutos eternos, de homenaje infinito a todos los que estaban en aquellos trenes y que perdieron su vida, o quedaron marcados para siempre, injustamente. Abandonábamos la plaza del Obradoiro cuando recordé a Antonio, el representante del Círculo de Lectores que lleva la metralla de aquellos terroristas cobardes incrustada en el alma. Agaché la cabeza, tal vez para que nadie me viera llorar. Pero pensé que mi cámara podría 193 resultar un homenaje a Antonio, a mi compañero de trabajo muerto y a los otros 191 que fallecieron como consecuencia de ese atentado inútil. Y por ello plasmé mi última fotografía: «Son las 20:25 del día 1 de abril de 2005. El Papa agoniza, quizá haya muerto ya. Gris plomizo en el cielo. Puede que comience a ponerse de luto. Conocí a Juan Pablo II el 1 de noviembre de 1982. Probablemente él supiera que mi mujer estaba embarazada de 21 días. Nosotros no. Treinta y siete semanas después, exactamente el 16 de julio de 1983, nació mi hijo. Juan Pablo se llama así por eso. He soñado mil veces que estaba frente a él, frente al Papa, enseñándole un papel en blanco en el que mi hijo le escribía un mensaje cuando estaba en las entrañas de mi mujer, apenas con unos de días de vida. Es imposible hacer realidad ese sueño, al menos en la vida que conocemos. Pero quiero pensar que en la que no conocemos, los sueños se convierten en realidad, y por eso espero poder enseñarle algún día lo que mi hijo le garabateó hace veintidós años, cuando no sabía escribir, y cuando no tenía posibilidad de coger un papel. Cuando escribía con el alma. 194 ¡Ah! ¿que quieren saber lo que le escribió? Lo siento, es un tema muy personal entre tocayos. Si alguna vez coinciden con mi hijo, o con Juan Pablo II, pregúntenles. Si ellos se lo cuentan, pues muy bien...»270 «Me equivoqué. Juan Pablo II falleció, oficialmente, a las 21:37 horas del día 2 de abril de 2005. Vi la noticia en inglés, a través de la emisora CNN (“Pope John Paul has died”). Corrí a contárselo a mi familia. Maribel estaba a punto de acostarse. Juan Pablo en su ordenador. Cuando volví a la cocina, todas las emisoras españolas comenzaban a dar la triste noticia, interrumpiendo su programación habitual. La Cadena SER también anunció el flash. Nos sentamos los tres a contemplar los rostros tristes de las miles de personas que llenaban la Plaza de San Pedro en Roma. La televisión se centraba en sus caras: algunos rezaban el rosario. Otros tragaban saliva para disimular el nudo que se les había formado en sus gargantas. Ojos llorosos, henchidos por el llanto, como refleja la foto de la agencia EFE que se reproduce a la izquierda. Lágrimas que recorrían los rostros de las mujeres, arrasando su maquillaje. Unas manos rudas, trabajadoras, tapaban la tez de un hombre ajado, próximo a su jubilación. Me impresionó no ver su cara. Me impresionó la expresión de sus sentimientos más básicos, cuando probablemente aquel hombre habría asistido –pensé– a muchas situaciones como aquélla en su vida. Y velas, muchas velas encendidas. Se apreciaba perfectamente cómo la cera derretida llegaba hasta las manos de quienes las portaban. Eso quema. Pero nadie movía un músculo. Sólo tristeza, sólo balbuceos, sólo lágrimas. Maribel rompió a llorar. Desconsoladamente. Quizá recordando lo que he contado en el capítulo anterior y que ella no ha leído todavía. Juan Pablo mostraba una expresión seria. Es la segunda vez que lo veo mirar así. La primera se definió hace cuatro años en lo que se llamó “Rima asonante”. Una mirada expresiva de quien quiere hacerla inexpresiva, quizá porque a sus veintidós años la vida se ve de otro color. Cuando el amarillo todavía es rosa.»271 270 GARCIA RODRIGUEZ, José Luis. Abril. 271 GARCIA RODRIGUEZ, José Luis. Maldito Abril. 195 «Te despertó el llanto de tu nieto. Abril florecía veinte años después. Yo busqué en sus ojos aún azules de lactante el último azul de ojos que me había cautivado. Y por un momento yo fui tú y él fue yo. Padre e hijo, hijo y padre. En silencio. Como entonces, en silencio. Y en mí la última lección de hermano que Eugenio sabiamente impartió en la tarde de un cuatro de septiembre de fin de siglo (“esenciales”), (los que te precedieron, los que te sucedieron). Y traté de hablarte mientras te miraba fijamente como hoy me intenta hablar mi hijo mientras clava su mirada en mis gestos. Acaso para contarte que fue larga esta travesía forjada brazada a brazada. Izando con orgullo la bandera del orgullo de mi primer apellido. Tan marcado… (por cierto). Para contarte que había llegado hasta aquí sin más remos que el sudor de la frente que entonces te fruncía el ceño. Que me había convertido en un obrero de la banca y el atroz capitalismo me empujaba a aprendiz de comercial. Para contarte que me costaba mandar en puestos de mando. Que algunas noches lloraba en silencio, que me había convertido en un esclavo del tabaco, que roncaba en cada sueño y soñaba en cada ronquido, que arrancaba mi impronta con virulencia y luego regresaba con ojos cándidos. Que amaba también a una morena llamada Carmen. Y que el tiempo me enseñó algunas a veces a no comprenderla. Esenciales, Eugenio, esenciales. Te perdiste una tarde inolvidable de un tal Joselito, alumno de la Escuela Taurina de Madrid, una tarde de 2 de mayo –festividad de la Comunidad de Madrid–. Te perdiste tres Copas de Europa de tu Madrid, la voz de tus hijos quebrada pensando en ti; tu nieto –el nieto de las escapadas de Monroy– exultante. Y yo encontré el amor a escasos metros donde quedó averiado tu coche camino de Santander un día. Quizás cerca del taller donde lograron engranar las piezas rotas. Bacalao al pil pil del bueno, créeme. Cuántas veces mirando al Puente Colgante te adivino al otro lado de la orilla, perdido en el tumulto de la cuesta arriba de Portugalete. Esperando a que llegue para tomar la última. Se llama Iker y al mirar sus ojos me zambullo en ti. Que como diría el tango, veinte años no es nada, galáctico.»272 “La economía española se estabiliza como resultado de una contribución menos expansiva de la demanda nacional, compensada por la aportación menos negativa del sector exterior. El aumento del PIB en 2005, que coincide con la última previsión del Gobierno, fue el resultado de un crecimiento del 3,3% en el primer trimestre; del 3,4%, en el segundo; y del 3,5%, en el tercero y cuarto, según el indicador avanzado. El dato definitivo se conocerá el próximo día 22 [de febrero de 2006]. 272 GARCIA RODRIGUEZ, Luis Carlos. Veinte años. [Homenaje a nuestro padre, al cumplirse el vigésimo aniversario de su fallecimiento el 23 de abril de 1985] 196 De confirmarse el indicador adelantado, el crecimiento de la economía española en 2005 (3,4%) sería el más alto registrado desde 2001, cuando alcanzó el 3,5%”273. «En 2005 se mantuvo el perfil creciente de la riqueza neta de las familias, gracias tanto a la revalorización de la cartera financiera como, sobre todo, a la evolución del precio de la vivienda, que siguió creciendo a una tasa elevada (12,8% en diciembre, en términos interanuales), aunque alrededor de 4 puntos porcentuales (p.p.) menor que la observada al final de2004. […] [La financiación ajena] recibida por los hogares avanzó el pasado año [2005] a una tasa en el entorno del 21% (ligeramente por encima de la observada en 2004), evolución que estuvo nuevamente liderada por el crédito para adquisición de vivienda, que se incrementó en más del 24%. De este modo, prosiguió la trayectoria creciente del endeudamiento y de la carga financiera asociada, al tiempo que se volvió a reducir la capacidad de ahorro del sector tras atender las obligaciones financieras. […] No obstante, el intenso crecimiento de los compromisos financieros de familias y empresas y la elevada concentración de sus inversiones en el sector inmobiliario siguen incrementando la sensibilidad de las decisiones de consumo, inversión y empleo a la evolución de los tipos de interés y de los precios de la vivienda. Esta sensibilidad adquiere especial relevancia en un contexto en el que ha aumentado la probabilidad de que, en el futuro próximo, el tono relajado de la política monetaria en la zona del euro se vaya progresivamente normalizando y el precio de la vivienda mantenga e incluso intensifique el proceso de desaceleración que ya ha iniciado. Asimismo, a pesar de que una parte de sus riesgos está siendo transferida a otros inversores nacionales y extranjeros, las entidades de crédito están ampliando su exposición a los desarrollos en el mercado de inmuebles a un ritmo que difícilmente podrá mantenerse en el tiempo. En todo caso, la fortaleza de los balances bancarios tiende a amortiguar el posible alcance de los riesgos de naturaleza financiera que inciden sobre el comportamiento del gasto de la economía en el medio plazo»274. El Banco de España, como puede observarse por el texto de más arriba, ya advertía en su informe anual de 2005 los riesgos que nos estaban esperando (que he subrayado en el párrafo anterior). Pero, como casi todo en este país, ese peligro se veía demasiado lejos. El Euribor se mantenía entre el 2,314% de enero y el 2,78% de diciembre, tipos que, aunque comenzaban a mostrar una tendencia alcista, aún estaban demasiado bajos. Era, pues, el momento perfecto para cambiarse de casa, o para comprar la casita de la playa que el cliente siempre había soñado. 273 http://www.cincodias.com/articulo/economia/economia-espanola-crece-34-2005-mientras-europearalentiza/20060214cdscdseco_1/ 274 Fuente: Banco de España. Informe anual 2005, pág. 151 197 Fuente: INE y elaboración propia Fuente: INE y elaboración propia El mercado se mostraba increíblemente dinámico. En particular, en la zona de mi oficina, sobre todo en la manzana delimitada por las vías de Cercanías y la calle Mozart275 se producían muchas transacciones intra-vecinos: hablo de bloques de viviendas cerrados en urbanización, al lado de las vías del tren, con piscina y zonas verdes comunes. Resultaba normal en aquella época que clientes que habían comprado un piso de cuatro habitaciones cuando se construyeron los vendieran para marcharse generalmente a viviendas unifamiliares fuera de la capital. Esos pisos que quedaban libres eran comprados por vecinos de los de tres dormitorios a quienes éste se les había quedado pequeño porque ya tenían un par 275 La promoción, construida por Reyal y comercializada bajo el nombre de “Residencial Príncipe Pío”, comprende los números 34 al 44 de la calle Mozart. Es una urbanización cerrada, con vigilancia 24 horas, grandes zonas comunitarias, con piscina y jardines, al lado de la famosa “Casa Mingo”. 198 de hijos. A su vez, éstos los adquirían las parejitas que compraron un piso de dos dormitorios para casarse, y que ahora ya tenían descendencia. Según datos del INE, el precio por metro cuadrado de las viviendas libres –éstas lo son– se multiplicó por dos en el periodo 1999-2005. La especulación inmobiliaria estaba servida, y, además, había demanda suficiente como para cubrir toda la oferta; es decir, había compradores dispuestos a comprar lo que los vendedores vendían a un precio, digamos, “de mercado”. Como he dicho, vendedores y compradores lo eran simultáneamente. ¿Y dónde estaba la banca en todo esto? Como pueden imaginar fácilmente, justo en el centro, en su labor de intermediación en el mercado como dirían los teóricos. Los otros, los que tienen los pies en la tierra, dirían que ganando dinero de ambos, como siempre. Veámoslo con un ejemplo: imaginemos dos clientes que viven en las viviendas de la calle Mozart. Uno de ellos tiene un piso de cuatro dormitorios y el otro uno de tres. El de cuatro quiere comprar un chalet precioso en un pueblecito de Madrid y quiere comprarlo “porque es la ilusión de toda su vida”. El cliente que vive en el de tres dormitorios necesita un piso más grande porque con el segundo hijo (y, encima, “la parejita”) hay que pensar en “una habitación más” para cuando vengan los abuelos para hacer de canguro con sus nietos. Los clientes no se conocen entre sí ni saben, por supuesto, que uno quiere vender lo que el otro quiere comprar… Ambos se ponen en contacto con el banco (la Caja en este caso), planteando el mismo problema: - “He visto una monada que quiero comprar, pero si no vendo mi piso no podría comprármelo”… No te preocupes, [nombre del cliente], estamos aquí para ayudarte, responde el empleado. Y seguidamente ambos empiezan a hacer números. El empleado, consciente de que el cliente quiere comprar un piso y no un préstamo para toda su vida se refiere siempre de la oportunidad histórica que tiene para hacer realidad sus sueños y nunca de la hipoteca que tiene que firmar… Pero están hablando de mucho dinero: ¿500.000, 600.000 euros?... - Si no tengo ni un duro; no tengo ni para pagar la entrada, se lamenta el cliente. Tranquilo, no hay problema, tenemos la solución, responde el empleado. La solución es la siguiente: hipotecando lo que el cliente quiere comprar, la Caja puede darle la cantidad que necesita para comprar esa monada, y puede estar hasta un año sin pagar un solo céntimo de esta nueva hipoteca hasta tanto venda su piso actual. Cuando lo haga, cancela con el importe de la venta una parte sustancial de esa nueva hipoteca, de forma tal que ya se le pueda quedar “asumible”. Como siempre. 199 Operativamente, lo primero que había que hacer era calcular el porcentaje máximo de financiación a conceder por la nueva vivienda (el 85% del valor de tasación era una cantidad “normal”). Luego había que calcular el efectivo inicial que, capitalizado a un año, diera como resultado ese importe. Con cifras se entiende mejor: supongamos que el valor de la nueva vivienda era de 600.000 euros. La máxima financiación a conceder sería de 510.000 euros (85% sobre 600.000). Si el tipo de interés inicial era del 3,00%,el importe inicial (Co) se calcula así: Co + (Co x 3,00%) = 510.000 Co x 3,00%, esto es, 14.854,37 €, son los intereses generados durante el primer año. Resolviendo la ecuación tendríamos que Co son 495.145,63 euros. ¿Y si ni tan siquiera con este dinero el cliente podía comprar la famosa monada? Pues tampoco había problema, se hacía una ampliación de hipoteca sobre la vivienda que tenía en la actualidad (recordemos que su valor se había duplicado) y ya tendríamos fondos suficientes para que nuestro cliente pueda comprarlo sin problema. Ahora sólo tenía que preocuparse por vender su vivienda actual (vamos a llamarla la vieja) antes del año en el que la Caja “no cobraba”. En el momento que lo hiciera, tras pagar lo que tuviera pendiente de la hipoteca sobre la vieja, haría una entrega a cuenta del capital pendiente en la nueva para así tener una hipoteca “normal”. En el ejemplo que planteamos antes, para pagar los 600.000 euros que vale la casa nueva al cliente le faltan 104.854,37 euros. El problema se resuelve haciendo una ampliación de la hipoteca de la casa vieja. Matizo que en todo momento estoy hablando de ampliación de hipoteca y no de una nueva hipoteca englobando el importe pendiente de la primera como alguno de mis competidores suelen hacer. En mi opinión, resulta mucho más beneficiosa para el cliente la primera opción frente a la segunda, por los siguientes motivos: a) Con la ampliación de hipoteca se tributa por el “dinero nuevo” que ha recibido el cliente exclusivamente. Con la otra opción se pagaría por el total de nuevo. b) Las comisiones de apertura y de estudio –caso de existir– se calculan sobre el importe ampliado (“dinero nuevo”) en el caso de la ampliación, no así en el supuesto de nueva apertura. c) Dado que el Registro de la Propiedad constan dos cargas (la antigua y la nueva), para su cancelación registral habría que otorgar dos escrituras notariales (o una englobando las dos fincas). La Ley 14/2000, de 29 de diciembre, de Medidas fiscales, administrativas y del orden social estableció que ''con efectos a partir de 1 de enero de 2001, las primeras copias de escrituras públicas notariales que documenten la cancelación de hipotecas de cualquier clase, quedarán exentas de tributación en la modalidad de Actos Jurídicos Documentados'' pero esta Ley podría ser derogada lo que conllevaría para el cliente un gasto adicional imprevisto. Como alternativa podría plantearse la constitución de una segunda hipoteca para paliar alguno de los efectos negativos de la “hipoteca nueva global”; de hacerse así, para mantener la priori- 200 dad en la garantía debería plantearse la igualdad de rango entre ambas hipotecas276, lo que supone la tributación por el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados: «en la igualación de rango, la base imponible se determinará por el total importe de la responsabilidad correspondiente al derecho de garantía establecido en primer lugar»277. Algún avispado lector podrá pensar que, al margen de discusiones sobre si se hace como ampliación de hipoteca, segunda hipoteca, o hipoteca nueva, esa ampliación llevaría a nuestro cliente a elevar el pago mensual y, por ende, su endeudamiento. Esto sólo es cierto si se mantiene el plazo de amortización inicial de la hipoteca vieja, pero no si se amplía también el plazo total de la misma, de forma tal que se puede mantener (o ajustar) la cuota de amortización a las posibilidades del cliente. En resumen, hemos proporcionado al cliente 600.000 euros para que se compre su vivienda nueva (495.145,63 como hipoteca sobre ésta y 104.854,37 como ampliación de hipoteca sobre la vieja) sin perjudicar su ratio de endeudamiento al existir un diferimiento en el pago de las cuotas del primer préstamo y haber ajustado el plazo de amortización en el segundo para que la cuota del préstamo ampliado sea prácticamente igual a la que estaba pagando el cliente en la actualidad. Por seguir utilizando cifras, supongamos que el cliente debía 35.145,63 euros antes de la ampliación. En este momento el cliente debe, por tanto: a) 495.145,63 euros de la casa nueva, y b) 140.000 euros de la casa vieja (35.145,63 iniciales más 104.854,37 ampliados) El cliente vende la vivienda vieja por 300.000 euros. El día de la firma ante notario, lo primero que debe hacerse es cancelar económicamente la hipoteca que grava esta vivienda; por tanto, los 300.000 euros se dividen en dos: 140.000 para pagar la hipoteca que grava la vieja y 160.000 que se entregarían a los vendedores para que, a su vez, puedan reducir el capital pendiente de la casa nueva y comenzar a pagar. Una vez hecho esto deberían tan sólo 335.145,63€ (el 56% del precio de la vivienda), que se pagarían a razón de 1.589,30€ mensuales para un plazo de amortización de 25 años y un tipo de interés del 3,00%. Para no complicar el ejemplo, no hemos tenido en cuenta la carga financiera que suponen las comisiones de apertura y estudio (si procede278), la carga impositiva ni los gastos notariales, registrales y otros inherentes a la operación. Lamentablemente, en la práctica esto no sucedía 276 “El rango hipotecario viene constituido por la posición jerárquica que una hipoteca ostenta sobre las demás hipotecas que gravan la misma finca. El rango es una mera cualidad de la hipoteca, es la simple posición de ser primera, segunda o ulterior hipoteca que implica una evidente ventaja para el derecho que cuenta con un mejor rango en materia de ejecución hipotecaria. La igualdad de rango se erige en una situación jurídica, admitida por el artículo 227 del Reglamento Hipotecario, en cuya virtud dos o más hipotecas constituidas sobre una misma finca registral ostentan entre ellas la misma prioridad o rango registral.” Fuente: http://www.oficinanotarial.com/2010/02/el-rango-hipotecario.html 277 Ley 53/2002 de 30 de diciembre, BOE nº 313 de 31 de diciembre. 278 En virtud de la O.M. de 5 de mayo de 1994 sobre transparencia de las condiciones financieras de los préstamos hipotecarios (BOE Nº 112 del 11 de mayo), los préstamos hipotecarios sobre viviendas. concertados por personas físicas, cuya cuantía no rebase los 25 millones de pesetas (150.253,03 euros) no pueden llevar comisión de estudio. 201 así, y les aseguro que los cálculos no resultaban fáciles puesto que la mayor parte de ellos se calculan en función del importe, por lo que nos encontrábamos ante la pescadilla que se muerde la cola. Un par de pinceladas tan sólo utilizando el ejemplo sobre el que vengo trabajando: el cliente necesita 600.000 euros para comprar el piso nuevo más los gastos inherentes al mismo (el IVA –de ser una primera transmisión realizada por una constructora–, el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales, la tasación, las comisiones bancarias, la minuta del notario y los aranceles registrales). Todos esos conceptos salvo los dos últimos se hallan en función del principal de la operación, aunque, a efectos de cálculo, se solía establecer un 10% como el importe total de éstos. Así, la inversión total del cliente sería de 660.000 euros. La ampliación de la hipoteca debe cubrir, pues, esos 60.000 euros adicionales más los gastos propios de ella misma (Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, etc.), y aquí es donde aparece la famosa pescadilla, ya que el cálculo del impuesto se realiza sobre el principal del préstamo. Para mayor complicación, la tributación se realiza por la responsabilidad hipotecaria279. Pero no hay nada mejor que un ordenador (y un cierto conocimiento de las funciones de las hojas de cálculo) para resolver el problema. Así, en nuestro caso, la necesidad del cliente contando con los gastos aparejados a la compra de la nueva sería de 164.854,37 euros (600.000 + 60.000 – 495.145,63). A ello hay que añadir todos los gastos que pueda llevar la constitución de la ampliación de hipoteca. Haciendo los cálculos pertinentes resulta que todos esos gastos ascienden a 5.842,25 euros. Por tanto, la ampliación de hipoteca que tengo que hacer es de 170.696,62 euros. Evidentemente, el riesgo de esta operación estriba en que el cliente no pueda vender en el plazo previsto (12 meses) la vivienda vieja. Por suerte, en 2005 eso no ocurría y por eso se realizaban este tipo de operaciones. Si ustedes me preguntan si haría algo así hoy les respondería con rotundidad que no. Antes hablaba de ordenadores y hojas de cálculo como herramienta para dar respuesta a nuestros clientes demandantes de hipotecas. Operaciones de este tipo y otras más o menos sencillas (desde las hipotecas “normales” hasta aquellas con interés creciente) me llevaron a preparar una aplicación informática que denominé “Cálculo de préstamos”. No era más que una hoja de cálculo Excel sobre la que rodaban unas macros programadas con Visual Basic. Para el operador (el empleado de la Caja) su utilización era muy sencilla al moverse a través de un sistema de menús y pantallas en las que la aplicación le iba solicitando los datos correspondientes. El cliente se llevaba un informe muy completo sobre la operación por la que se había interesado, en el que se incluían no sólo los aspectos financieros (cantidad soli- 279 Cuando se constituye hipoteca, la finca ofrecida en garantía debe responder tanto por el principal concedido como por una serie de cantidades que se estipulan en la escritura para cubrir los gastos que se generan cuando, en caso de impago, se debe ejecutar la garantía: las costas y gastos judiciales, los intereses de demora y los intereses ordinarios generados. A la cantidad resultante de la suma de todas ellas se le denomina “responsabilidad hipotecaria”. 202 citada, plazo de amortización y pago mensual), sino los gastos aproximados que la operación le supondría y el resto de condiciones que había que cumplir (seguros, etc.). Presenté este trabajo a través del programa de “Ideas 2002” (igual que había hecho con Euronomincam e Infotransferencias) y en 2005 el departamento de Calidad me comunicó que, al igual que me había ocurrido en 2002, era de uno de los premiados del concurso, aunque esta vez, iba a tener un reconocimiento especial. En un primer acto, celebrado el 21 abril de 2005 recibí un distintivo de manos de mi Directora de Negocio, doña Isabel Bastit y de mi Director de Zona, don Isidoro Hernández. En el segundo, el once de mayo, recibí el reconocimiento oficial de manos del Director General de Medios de la Entidad, don Ildefonso Sánchez en nombre del Presidente, don Miguel Blesa. Por esos dos premios obtenidos, además de los distintivos que, desde entonces, decoran mi despacho profesional, recibí sendos vales de Paradores. Con el primero de ellos visitamos el de Lerma un mes después de haber sido inaugurado el 14 de abril de 2003, y con el segundo visitamos el de Santo Estevo (en plena Ribeira Sacra orensana) a finales de junio de 2005, incluso sin haber sido inaugurado oficialmente (cosa que ocurrió el 27 de julio). Las fotografías son fieles testigos del estado de las cosas, sirviéndote, por tanto, para poder comparar el antes y el después de algo. Y en el caso del parador de Santo Estevo, se produjo una cosa que no puedo por menos que calificar de curiosa. En nuestra primera visita, la que he señalado en el párrafo anterior, observamos que en el comedor se encontraban unos monjes de mentira (pero a tamaño natural), que te recibían nada más salir del ascensor panorámico en el que llegas desde la planta de recepción: Pues bien, en la siguiente visita que realizamos al parador (ya con Spa), en agosto de 2008 los monjes habían desaparecido del comedor. Para redondear 2005, unas cuantas reseñas: o El 3 de junio recibí un correo electrónico que decía: “me dan alojamiento gratis en el Hospital Puerta de Hierro”. Concretamente, en la habitación 2233 de la antigua Clínica Puerta de Hierro (la que aparece en esta historia). Una semana después, el doctor Antonio Colás se enfrentaría con las glándulas paratiroides de mi compañera Leo para solucionar su problema de hiperparatiroidismo. o Dentro de los preparativos de nuestras bodas de plata que celebraríamos al año siguiente, “colgaba” en mi web la historia de nuestra relación, desde que nos conoci203 mos en diciembre de 1976 hasta la noche del 29 de junio de 1981, un día después de nuestra boda, y horas después de haberme presentado al examen para Oficial Primero en la Entidad. o El 9 de julio, en San Jerónimo el Real, donde se había casado tres años antes mi hermano Fran y también donde muchos más años antes me había bautizado yo, se casaba mi sobrina Inma. o El sábado 3 de septiembre en la iglesia de San Pedro de Ávila, la misma en la que cuarenta y nueve años antes se habían casado mis padres, se bautiza mi sobrino Iker, coindiciendo con la celebración de las IX Jornadas Medievales de Ávila:280 o Y, aunque me gustaría olvidarlo, el anuncio del divorcio de mi hermano Fran, el 5 de noviembre. 280 http://www.avilaturismo.com/profesional/boletines/Boletin_09_OT_Avila.pdf 204 2006. Prohibido fumar El BOE número 309 del martes 27 de diciembre de2005 publicó la Ley 28/2005, de 26 de diciembre, de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco, conocida popularmente como “la ley antitabaco” que «entró en vigor el 1 de enero de 2006, y cuya medida más importante es la prohibición de fumar en lugares en los que hasta esa fecha estaba permitido, como los lugares de trabajo (tanto públicos como privados) o los centros culturales. La ley, además, distingue entre zonas en las que está "totalmente prohibido fumar", y espacios en los que se puede fumar si se habilita una sala especial de fumadores.»281 Pero, aunque esta Ley atacaba de lleno a mi línea de flotación (entonces fumaba), para mí 2006 sólo era sinónimo de bodas de plata. En realidad, los preparativos habían empezado prácticamente un año antes, como señalé en el capítulo anterior. El 23 de noviembre de 2005 se creó el documento “En un mundo nuevo.doc” que iba a ser el guión de todo lo que iba a decir en la celebración religiosa. El título no es caprichoso y esconde muchas lecturas. Me “apropié” del título de la canción que escribió Tony Luz y que Karina cantó en el festival de Eurovisión282 porque «el año 1971 significó mucho para mí; con catorce años empezaba a sentirme hombrecito: hombrecito para fumar, hombrecito para empezar a salir con chicas, hombrecito para hacer Bachiller Superior y comenzar a leer a Ramón Tamames en sus primeras lecciones de Economía, la que iba a ser –sin yo saberlo entonces– mi profesión; hombrecito para quedarme con la yaya mientras mis padres se fueron a Barcelona, y también, por qué no decirlo, porque en 1971 a mi padre, a quien la vida laboral sólo le había proporcionado reveses, por una vez le reconocía un mérito. Me apetecía mucho que la ceremonia girara en torno a la figura de mi padre, un “primer espada” que el 25 de junio de 2006 no podría estar físicamente, sin desmerecer a los que aparecían en las fotos familiares y que tampoco podrían estar en esa fecha» 283 . Lo primero que apareció “editado” fue un documento de Power Point llamado precisamente “En un mundo nuevo” que, como todo por aquella época, también estuvo “colgado” en mi página web. Entremezclado con imágenes de puentes, para transmitir la idea de paso entre un sitio y otro, se desgranaba el siguiente texto, que iba a ser la entradilla que posteriormente leí en la ceremonia religiosa: «Mil veces he soñado en este mismo sitio, cuando vengo a ver a mi Virgen de Sonsoles, cómo sería el día en el que celebraría las bodas de plata. 281 http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_antitabaco_de_España_de_2006 282 http://es.wikipedia.org/wiki/Tony_Luz 283 GARCIA RODRIGUEZ, José Luis. En un mundo nuevo. 205 Soñé con Juan Pablo ya mayor, con casi veintitrés años. Soñé con verme rodeado de sobrinos, revoloteando a mi alrededor, jugando entre ellos. Y le pedí mil veces a la Virgen que le diera muchos besos a los míos ya fallecidos, que viven con Ella en el Cielo. Y otras tantas que ayudara a Maribel a recuperarse de sus operaciones, a mi hijo con los estudios y a todos mientras conducimos o en nuestro trabajo. Los padrenuestros y las avemarías quedaban en un segundo plano mientras contemplaba su bello manto arrodillado en cualquiera de esos bancos. Hablaba con la Virgen mentalmente, sin mover un músculo de mi cara. Y luego, cuando había terminado, la Salve de rigor y mi despedida de siempre: “Adiós, un beso para todos”. Hoy, queridos familiares y amigos de corazón, os invitamos a uniros a ese cuento de hadas que Maribel y yo llevamos compartiendo la mitad de nuestra vida. Hoy no simplemente celebramos nuestras bodas de plata. Hoy necesitábamos estar con los que queremos y con los que nos quieren, con los hermanos del alma, con los amigos sinceros, y con los que nos dieron la vida. Gracias por estar aquí, y bienvenidos a nuestra fiesta, que, a partir de este 284 momento, se ha convertido también en la vuestra, en la de todos». Pero, simultáneamente, en el mundo exterior también sucedían cosas: el día 4 de febrero se había inaugurado la Terminal 4 del Aeropuerto de Barajas. En uno de sus aparcamientos, a las nueve de la mañana del 30 de diciembre, estalló una furgoneta-bomba colocada por ETA, llevándose por delante, además de la vida de dos personas, el alto el fuego temporal que habían declarado el 24 de marzo de ese mismo año. El día 9 de mayo se inaugura la ampliación del Banco de España “coincidiendo con el 150 aniversario del nombre Banco de España, y mantiene los principios básicos de la idea original, basados en la continuidad de las fachadas de Alcalá y Paseo del Prado, pero introduce algunas variaciones arquitectónicas que enriquecen el conjunto, respetando en todo momento lo ya existente. El nuevo edificio cuenta con una superficie construida total de 4.736 metros cuadrados, que comprenden la planta baja, tres plantas sobre rasante y cuatro sótanos”.285 El 23 de mayo se destapó la Operación Puerto, una investigación iniciada en febrero por la Guardia Civil “contra el dopaje en el deporte de élite realizada en España. Este proceso permitió desarticular una red de dopaje liderada por el doctor Eufemiano Fuentes; dicha red ofrecía diversas prácticas ilícitas para mejorar el rendimiento de sus clientes deportistas: hormonas 284 285 GARCIA RODRIGUEZ, José Luis. En un mundo nuevo. http://aulavirtual.bde.es/wav/html/conoce/sedes/central.html 206 (incluyendo EPO, testosterona y otros anabolizantes), medicamentos y transfusiones sanguíneas”286. El día 27 de mayo tomaba la comunión mi sobrino Alberto en la Parroquia de San Lesmes Abad en Alcobendas. Después comíamos todos juntos en el Hotel NH del Parque de las Avenidas en Madrid. El 28 de octubre se celebraba el 50 aniversario del comienzo de las emisiones regulares en Televisión Española, fecha que se consideró como el comienzo oficial de la televisión en España.287 Y, finalmente, el 9 de diciembre se presentó en España la videoconsola Wii producida por Nintendo. «Desde su lanzamiento, la consola ha recibido premios por la innovación de su mando y la popularidad que ha generado rápidamente. […] Nintendo ha atribuido el éxito de la Wii a las ideas presentadas en el libro de estrategia de negocios Blue Ocean Strategy. […] Aunque Nintendo no ha revelado públicamente los factores utilizados, se cree que incluyeron "precio", "jugar en la película", "gráficos", "físico", "divertido", "librería de juegos", y "varita mágica". […] La escritura de "Wii" con dos letras i minúsculas semeja dos personas juntas, como representación de dos jugadores que se reúnen, además de representar al Wii Remote y Nunchuk. La empresa ha dado varias razones para esta opción de nombre desde el anuncio; la más conocida es: Wii suena como la palabra inglesa we ("nosotros"), lo que enfatiza que la consola es para todos. Wii es fácil de recordar por la gente alrededor del mundo, sin importar su idioma. No hay confusiones. No se necesita abreviar. Simplemente Wii.»288 La que tiene Juan Pablo tardó algo más de un año en estar en su habitación. La compramos en El Corte Inglés de Zaragoza, y fue el regalo de Reyes de 2008. A nivel económico «la economía española sigue inmersa en una larga fase de expansión que se inició a mediados de la década de los años noventa del siglo pasado. […] En un entorno de menor incertidumbre sobre la evolución futura de las rentas, la mejora de las condiciones de acceso a la financiación y la reducción de su coste han propiciado que empresas y familias reduzcan su propensión al ahorro y aumenten el gasto de inversión mediante el recurso al crédito. Una gran parte de la financiación obtenida por el sector privado de la economía ha sido destinada a la adquisición de activos inmobiliarios, lo que ha contribuido a alimentar una pronunciada expansión de la actividad y el ascenso de los precios en el mercado de activos residenciales. Esto ha ocurrido a la vez que la inmigración, al aumentar la disponibilidad del factor trabajo, ha posibilitado la ampliación de la capacidad productiva y favorecido la contención de los costes salariales. 286 http://es.wikipedia.org/wiki/Operación_Puerto 287 Siguiendo la tesis que se propone en Wikipedia en: http://es.wikipedia.org/wiki/Televisión_Española 288 http://es.wikipedia.org/wiki/Wii 207 Ambos factores, la reducción de los costes financieros y la inmigración, no solo se encuentran en la base del dinamismo de la economía española en los últimos años sino que, además, contribuyen a explicar algunas de las pautas de crecimiento que ha seguido. Tal es el caso del predominio de los sectores intensivos en mano de obra, como consecuencia de los cambios producidos en la dotación y los costes relativos de factores, y de las transformaciones que el abaratamiento de la financiación ha producido sobre la composición del gasto de los sectores residentes. […] La forma más gráfica de ilustrar la considerable relajación de las condiciones financieras en nuestro país es representando la evolución de los tipos de interés. Como se observa en el 208 gráfico 2.1, los tipos de interés nominales a un año cayeron entre 1990 y 1999 casi 13 puntos porcentuales. Desde entonces, han permanecido en registros reducidos, inferiores a la media histórica de los países con mayor tradición de estabilidad de precios, a pesar del repunte que han experimentado desde finales de 2005 y que está conduciendo a una gradual normalización de las condiciones monetarias.»289 Como consecuencia de la expansión crediticia que destacaba el Banco de España, en 2006 el importe de los préstamos superó el de los depósitos y valores:290 El propio Banco de España lo explica así: “El incremento de la remuneración de los depósitos, propiciado por la normalización del tono de la política monetaria, y los cambios fiscales introducidos con la nueva ley del IRPF —que eliminó su desventaja fiscal frente a los fondos de inversión— dieron lugar a un mayor dinamismo de los fondos captados de la clientela, lo que permitió financiar más fácilmente el aumento del crédito. A pesar de ello, el crecimiento de los depósitos siguió siendo insuficiente para dicho fin, por lo que las emisiones de títulos hipotecarios y las titulizaciones de préstamos continuaron avanzando a un ritmo elevado”.291 289 Fuente: Banco de España. Informe anual 2006 290 Fuente: Banco de España. Informe anual 2006, que, a su vez, cita como fuentes el INE, el Banco de España y la Comisión Europea 291 Fuente: Banco de España. Informe anual 2006 209 No voy a ser yo quien contradiga la opinión del Banco de España, pero pienso que las gestoras de los Fondos de Inversión algo tendrán que decir en esto. Ya lo avanzaba en la página 98, cuando decía que “la comercialización masiva de fondos de inversión, en tanto en cuanto suponía desviar los fondos del pasivo de los clientes al pasivo de la gestora, limitaba tremendamente la capacidad de los bancos de dar préstamos. En pocas palabras, los bancos se quedaron sin pasivo prestable, que es lo mismo que decir que se quedaban sin dinero propio para conceder préstamos, y que tendrían que solicitarlo a las propias gestoras”. Por su parte, la Caja, en su Informe Financiero de 2006, apuntaba dos detalles que me parecen importantes: a) “la financiación destinada a las familias ha moderado su ritmo de expansión, debido a la desaceleración registrada en los préstamos para adquisición de vivienda en la segunda mitad del año. Esta ralentización del mercado hipotecario ha sido convenientemente anticipada por las entidades, que han aplicado estrategias de diversificación encaminadas a favorecer la oferta de otro tipo de créditos a lo largo del ejercicio.” b) “Los recursos gestionados fuera de balance, fondos de inversión y de pensiones, han seguido evoluciones diferentes a lo largo del ejercicio. Los primeros han mostrado un escaso dinamismo, perjudicados por las mayores rentabilidades de los depósitos tradicionales. Por el contrario, los fondos de pensiones han aumentado significativamente, en especial los correspondientes al sistema individual”292. Aunque, finalmente, concluye de la misma forma que el Banco de España: “Los elevados ritmos de actividad de las entidades financieras han tenido su reflejo en unos resultados finales muy favorables. Los principales márgenes de la cuenta de resultados han crecido por encima de los dos dígitos, impulsados no sólo por el avance del crédito, sino también por las elevadas plusvalías realizadas en la venta de participaciones, así como por la contención de los gastos. Este último factor ha permitido una nueva mejora de la eficiencia para el conjunto de entidades de depósito españolas”293. Con su permiso, un poco de “crónica rosa”, aunque, esta vez, particular. Cada uno de los asistentes recibió una invitación como ésta: 292 293 CAJA MADRID. Informe Anual 2006. CAJA MADRID. Informe Anual 2006. 210 La ceremonia, que se celebró en el mismo Santuario en el que nos habíamos casado “de verdad”, resultó muy emotiva. Por esa razón, me van a permitir que el relato permanezca en la intimidad de los que allí estuvimos. Pero cuando los asistentes llegaron al edificio del siglo XV, frente al Arco de San Vicente, al lado de la Basílica del mismo nombre en la que se había bautizado Maribel, se encontraron muchas sorpresas: La primera fue el menú: 211 La segunda, un pergamino con su nombre que sirvió tanto para indicar a cada uno dónde tenía que sentarse como para recibir un mensaje personalizado. Evidentemente, no puedo reproducir aquí lo que escribí para cada uno de ellos, pero para que se puedan hacer una idea, voy a reproducir el que recibió mi mujer: Después de comernos la tarta que pueden ver a la izquierda de estas líneas, nuestro viaje “de luna de miel” fue a París. Y, aunque les resulte difícil de creer, no vimos ninguna cigüeña para encargarle un hermanito a Juan Pablo. 212 Para terminar, el año se despedía con claroscuros. Tuve el honor de coordinar un grupo de trabajo organizado en nuestra Dirección de Zona para establecer “el rol del subdirector como coordinador comercial en la oficina”. Les aseguro que pocas veces he trabajo tanto y tan a gusto como esa vez, pero el resultado mereció la pena. Me llevó tres fines de semanas seguidos preparar la presentación en Power Point, que tenía que entregar a nuestro director de zona (director del grupo también) el día 11 de diciembre. Él, a su vez, tenía que presentárselo a nuestra Directora de Negocio para que lo llevara a la Reunión de Coordinación que se celebraba el día 13. A nuestra Directora de Negocio la encantó el trabajo. Hasta el punto de que le pidió a Isidoro que hiciéramos un CD para entregárselo al resto de directores de zona y que lo presentaran ante sus oficinas. Aunque aquello me supuso un trabajo adicional, lo hice con todo orgullo. Finalmente, el día de Nochebuena de 2006 le entregaba los CD a Isidoro para que los distribuyera conforme había ordenado Isabel. A las 19:41 horas del sábado 9 de diciembre estaba realmente agotado. Quizá por eso tenía una visión de la vida muy pesimista: «Cuando voy al salón a por un cigarrillo, observo a Maribel llorando desconsoladamente. Me siento con ella e intento calmarla. No es fácil. Rosa [su madre], seguro que sin desearlo, la ha destrozado. Porque Rosa no sabe el calvario por el que está pasando Maribel con sus rodillas embebidas de una artrosis cada vez mayor, que con este tiempo se revela y la impide caminar. La madre, desde la distancia y desde la soledad, sólo demanda compañía. La hija, desde el ostracismo para no preocuparla, no puede darle lo que pide. No le cuenta que el viernes estuvo en el traumatólogo con Juan Pablo para buscar “algo para que no me duelan las rodillas”. Por eso se limita a llorar ante un problema casi insoluble, y que el tiempo no va a hacer más que empeorarlo». […] A las 21:29 horas me siento muy solo. Me intenta acompañar la radio, pero no me dejo. Maribel se ha acostado para descansar, que bien merecido se lo tiene. Y yo, con mis cuitas cuando se acercan estas fechas, y cuando leo y releo los recuerdos que Apuntes ha desvelado. Este año tampoco habrá maquetas de trenes en Recoletos o panderetas en Alcobendas. A lo 294 mejor Maribel tiene razón: las navidades, a estas alturas de la vida, no deberían existir.» Teníamos una reserva para celebrar la Nochevieja en el Parador de Zamora. «Ella sabía que era la única vez que yo podría disfrutar de tres días festivos. También que llevaba (yo) muchos años soñando con un fin de año así, en un Parador. Y que necesitaba (yo, otra vez) –y cada vez con más frecuencia– descargar mi mente y mi espíritu de la rutina diaria. Sabía muy bien que, al margen de disfrutar de reconocimientos públicos por un trabajo bien hecho, el precio que habíamos pagado era demasiado alto. Tres fines de semana de preparativos y quince días de infarto entre presentaciones, cócteles y demás eventos resultaban ser una franquicia exagerada para un cuerpo cincuentón que necesita ya las gafas como el respirar. 294 GARCIA RODRIGUEZ, José Luis. Se ha parado el reloj 213 Por otro lado, los casi ochocientos euros que habíamos pagado por adelantado (por exigencias del guión, ciertamente) eran también un obstáculo importante para decir que no. Debo reconocer que, afortunadamente, no los necesitamos para comer, pero de eso a despilfarrarlos hay un mundo... Off the record sé que [Maribel] estuvo a punto de decirme, por dos veces, que ella no podía viajar, que aquello era superior a sus propias fuerzas, y que, “tal vez, si presentamos un certificado médico...”. No se atrevió a hacerlo y se lo agradeceré siempre, aunque tampoco me atreva a decírselo nunca... […] Entonces no le di importancia, pero me resultaba extraño que Maribel me mirara tantas veces. Ahora comprendo todo. Estaba pendiente de mi cara de ilusión, de mis ojos encendidos como buen García el día de Reyes. Yo no fui capaz de mirar su cara de sufrimiento, ni de su alegría amargada por el dolor, porque frente a mí tenía mi particular tren eléctrico o aquel fuerte y el puente para jugar a indios y americanos, o, en fin, el Scalextric de mi decepción o el Tiburón Citröen Payá de mis sueños más recónditos. Todo frente a los dos carriles de la autovía que nos llevaba a Zamora... Un par de horas después, paraba frente a la entrada del Parador, en la Plaza de Viriato. La gente paseaba disfrutando de los ocho grados que la noche zamorana ofrecía, ajena a la ilusión del García y al sufrimiento de la Villaverde que se apeaba de aquel BMW. […] Tras desayunar, Maribel y yo subimos a la habitación. Ella tenía fiebre, aunque se resistía a decírmelo. Pero tiritaba ostensiblemente. Se sentó en un sillón y la envolví con la única toalla seca de baño que habíamos dejado antes. Confiaba en los efectos del Paracetamol que se tomó tras desayunar. Por ello, esperé media hora a que el medicamento comenzara a hacer sus efectos. Pasadas las doce y media, y dado que no nos habían hecho la habitación todavía, Maribel me indicó que nos marcháramos. Ella sabía perfectamente que no podía caminar, que se enfrentaba a un indefectible camino hacia su patíbulo particular, pero lo hizo. Más que agarrarse, se colgó literalmente de mi brazo derecho con sus dos manos. Los escasos treinta metros que nos separaban del ascensor fueron para ella cientos de kilómetros. Pero intentó esbozar la mejor de sus sonrisas cuando se cerró la puerta del mismo y la miré de frente. Sabía que no me engañaba, pero lo disimulaba muy bien. Yo no fui capaz de detectarlo, pero Maribel se percató de que, nada más salir del ascensor, hay un pequeño badén en el suelo de piedra. Su cuerpo tembló como una hoja y apretó fuertemente mi brazo hacia abajo, mientras resoplaba profundamente. Escalones, cuestas, a ella le daba igual. Eran como sus Murallas particulares. A duras penas llegó a Recepción. Me pidió que fuéramos al bar a tomar una cerveza, pero me negué sabiendo que debería subir otra vez escaleras. Decidí salir a la calle, y hacerla sufrir un poco más con escalones y cuestas amuralladas. A la puerta del Parador Maribel me dijo que no podía más. Me hablaba su alma a gritos, y yo no la escuchaba. Sólo me empecinaba en decirla que unos metros más allá había un bar “en el que no había que subir escaleras”, y que allí nos podríamos tomar una cerveza sentaditos. Accedió más por resignación que por convicción. Llegamos como pudimos al bar, tras sufrir el azote del viento castellano frente a las obras del Teatro Ramos Carrión. Nos sentamos para que reparara fuerzas. Al cabo de un rato, me pidió que fuera a comprar tabaco (ya sé, somos viciosos) en un estanco que había al lado de donde estábamos. 214 Cuando volví le pregunté si estaba bien. Me respondió (más bien me mintió) que sí, y reanudamos nuestro “paseo” por la calle Ramos Carrión hasta la Plaza Mayor. Como aquel julio de 1981, cuando Juan Pablo quería conocer nuestro mundo, cualquier escaparate era una excelente excusa para pararse. Al fin llegamos a la Plaza Mayor, y otro bar (por mejor decir, otro taburete) sirvió para cumplir con la siguiente etapa del particular Tour zamorano. […] A la semana de haber comenzado esta historia, exactamente a las cuatro y diez de la tarde del día 5 de enero, Maribel flanqueaba la puerta de urgencias del Hospital Montepríncipe, perdiéndose así la cabalgata de Reyes que tanta ilusión le hace. El buen oficio de los médicos y las medicinas la han devuelto a una cierta normalidad. Vuelve a tener sus piernas “normales” y sus dolores de rodilla “normales”. […] Gracias por no tirar la toalla, por aferrarte a la vida y por permitirnos a todos los que te conocemos disfrutar de la Maribel auténtica, la genuina, aquélla que conocí bailando sobre una mesa y poniéndose 295 el mundo por montera. Un domingo de marzo de 1977.» Les aseguro que no exageraba un ápice al decir lo que dije en La chica 10. Maribel fue otra desde que salió del Montepríncipe; bueno, por mejor decir, volvió a ser la de siempre, la Maribel con la que me casé, la madre de Juan Pablo. Y cuando volvía a disfrutar de su carácter en toda su expresión, la perdí. 295 GARCIA RODRIGUEZ, José Luis. La chica 10. 215 ¿Por qué no te callas? Con esa frase el Rey Juan Carlos mandó callar al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado. Ocurrió el 10 de noviembre de 2007 en Santiago de Chile, y el suceso dio inmediatamente la vuelta al mundo. “El 9 de noviembre de 2007, el presidente de Venezuela Hugo Chávez denunció un supuesto apoyo en el golpe de Estado en Venezuela de 2002 del gobierno de España, presidido a la sazón, en 2002, por José María Aznar, a quien calificó de fascista. El incidente tuvo lugar al día siguiente, durante la última jornada de la Cumbre Iberoamericana, mientras intervenía el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, le interrumpía continua y repetidamente, habiendo calificado de fascista al ex presidente del gobierno español José María Aznar y expresado que «una serpiente es más humana que un fascista». Cuando Rodríguez Zapatero exigió respeto para Aznar, siendo de nuevo interrumpido por Chávez, el rey Juan Carlos pronunció la famosa frase, instando a Chávez a callarse. La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, pidió no hacer diálogo, para que de esta forma el presidente Zapatero pudiera terminar su intervención. En versión del diario El País de España, se relató que el rey Juan Carlos I no se levantó ni retiró de la reunión antes de pronunciar la frase, sino que lo hizo luego y por otro motivo. El País también transcribe distinta la frase atribuida por algunos sectores al presidente Chávez, donde menciona la palabra serpiente: «una serpiente es más humana que un fascista o un racista; un tigre es más humano que un fascista o un racista». Finalmente, El País sostiene que esta última frase no habría sido dicha mientras Zapatero estaba en el uso de la palabra, sino anteriormente, cuando la palabra la tenía Chávez y éste criticaba la presunta participación del ex presidente de España en el golpe de Estado en Venezuela de 2002. Unos minutos después de la famosa frase, el rey de España realizó otro acto inusual, al retirarse de la cumbre mientras hablaba el presidente de Nicaragua, al parecer para expresar su disconformidad con la crítica que éste estaba realizando de las empresas españolas que actúan en ese país. En un tercer hecho inusual, la presidenta de Chile y anfitriona debió ir a buscarlo para pedirle que estuviera presente en el momento de la clausura. El rey español regresó a la ceremonia, pero luego volvió a retirarse y no estuvo presente durante la interpretación del Himno Nacional de Chile, que cerraba las deliberaciones.”296 En materia económica, podía resumir que en 2007 los cielos se tornaron nubosos, preparando la tormenta económica que se desencadenó en agosto de 2008. Así, el Banco de España titula uno de sus capítulos de su Informe Anual 2007 como: “Desaceleración y reequilibrio de la economía española: el ciclo inmobiliario y el funcionamiento del mercado de trabajo”. 296 http://es.wikipedia.org/wiki/¿Por_qué_no_te_callas?%3F 217 El primer párrafo lo resume con claridad: “Durante la larga fase de expansión de la última década, el crecimiento de la economía española se ha beneficiado de la concurrencia de importantes impulsos expansivos, tanto por el lado de la demanda como por el de la oferta. Los primeros han propiciado un notable avance del consumo y de la inversión (sobre todo, residencial), al tiempo que un incremento paralelo en la oferta de trabajo, ligado en parte al fenómeno de la inmigración, ha permitido que la mayor demanda se tradujera en un elevado dinamismo de la actividad y del empleo. No obstante, con el paso del tiempo, algunos de los impulsos iniciales han ido perdiendo fuerza, a la vez que el particular patrón de crecimiento seguido se ha caracterizado por un bajo avance de la productividad, un crecimiento de la demanda interna superior al del potencial de la economía y una marcada concentración de recursos productivos en el sector de la construcción residencial, que han dado lugar a algunos desequilibrios, como el creciente endeudamiento de las empresas y de las familias españolas, que se ha plasmado en un mayor déficit de la balanza por cuenta corriente, y la persistencia de una tasa de inflación más elevada que en el conjunto de la zona del euro. La confluencia de todos estos factores ha ido abriendo el camino a una fase de desaceleración paulatina que ha ido afianzándose a lo largo de 2007 y que debe permitir el tránsito hacia un nuevo patrón de crecimiento basado en unos fundamentos más equilibrados y, por tanto, más sostenible a largo plazo.”297 El Banco de España, en su Informe Anual de 2006 mantiene que la integración en la UEM ha supuesto para España un periodo de bonanza económica que, gracias a una baja tasa de inflación y a un bajo coste de financiación ha propiciado que se haya incrementado el consumo y la inversión, sobre todo, residencial. Ambos factores han desencadenado un incremento en la actividad y en el empleo, sobre todo en el que consume mucha mano de obra (como, por ejemplo, la construcción), lo que, a su vez, ha favorecido el incremento en la población inmigrante. Por el contrario, este incremento en la producción no llevó aparejado un aumento en la productividad, y el incremento en la demanda interna fue superior al potencial de la economía, lo que provocó un incremento en el endeudamiento de las familias y un déficit en nuestra balanza por cuenta corriente298, sin olvidar que, a pesar de que la inflación ha sido muy baja, siempre ha estado por encima de la media de la UE (el mal endémico de nuestra economía). En 2007 comienza una desaceleración, que junto con otros factores que veremos más adelante, desencadena una etapa de crisis en la que aún estamos inmersos (abril de 2011). Pero a ello dedicaremos los capítulos posteriores. 297 Banco de España: Informe Anual 2007 298 La balanza por cuenta corriente registra los pagos procedentes del comercio de bienes y servicios y las rentas en formas de beneficios, intereses y dividendos obtenidos del capital invertido en otro país. Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Balanza_de_pagos 218 El tipo de interés interbancario se situó en diciembre de 2007 en el 4,779%, casi un punto más alto que el publicado en diciembre de 2006 (3,915%). “El aumento de los tipos de interés del Eurosistema y de los mercados monetarios se trasladó al coste de financiación del sector privado, al tiempo que prosiguió la pauta de gradual desaceleración del precio de la vivienda iniciada en 2004. En este contexto, la deuda de los hogares continuó ralentizándose y la de las sociedades empezó a evidenciar los primeros síntomas de moderación. Aunque durante esta primera mitad del ejercicio las entidades continuaron cubriendo la brecha entre los avances del crédito y de los depósitos mediante las emisiones de renta fija a largo plazo, esta pauta de comportamiento cambió sustancialmente después del verano. De hecho, durante el segundo semestre la evolución financiera estuvo condicionada por las turbulencias que se originaron a raíz del aumento de la morosidad de las hipotecas estadounidenses de alto riesgo. Este episodio se tradujo en una reevaluación generalizada de los riesgos y en tensiones importantes en los mercados interbancarios y de renta fija internacionales que llevaron a un repunte de los diferenciales crediticios, que fue más acusado en el caso de la deuda emitida por el sector financiero y, en particular, para los instrumentos de titulización y los productos estructurados.”299 Traduzco las dos últimas palabras: “el proceso de titulización consiste básicamente en tomar los activos financieros de una institución (en el caso de una entidad bancaria, estamos hablando de los flujos futuros de dinero que se dan como consecuencia de haber otorgado un préstamo) y convertirlos en títulos valores que son puestos en circulación en el mercado financiero para que sean adquiridos con un descuento por los inversores.”300 “Los estructurados son productos formados por una combinación de dos o más instrumentos financieros tradicionales y derivados [su valor se basa en el precio de otro activo], en los que la rentabilidad (depósitos, bonos, fondos de inversión, etc.) o el coste de financiación (préstamos) está ligada a la evolución que experimente una determinada referencia (índice bursátil, cesta de índices, acciones, etc.).”301 “Las entidades de crédito españolas se enfrentaron a las turbulencias desde una posición de solidez patrimonial, reflejada en reducidas ratios de morosidad (tanto desde el punto de vista internacional como históricamente), altos niveles de rentabilidad, una holgada solvencia y una amplia cobertura de los créditos dudosos con las provisiones acumuladas durante los años de bonanza. […] 299 Banco de España. Informe anual 2007 300 http://www.rankia.com/blog/valores-bolsa/367552-volatilidad-subyacente-titulizaciones-saliendo-mundoblanco-negro-hacia-mundo-colores 301 http://www.caixagalicia.es/wvio004_contenido/esp/pags/wvio004p_emprbecprodestrt.asp 219 No obstante, las turbulencias han supuesto un endurecimiento de las condiciones de financiación de las entidades en los mercados mayoristas internacionales, especialmente en los de deuda a largo plazo, que son precisamente aquellos a los que más habían recurrido durante los últimos años.”302 Todo esto se vio reflejado en la bolsa. Así, «la Bolsa española cerró hoy el año más flojo de ganancias de sus 20 años de historia [se refiere al año 2007], con un avance del 7,32% de su índice Ibex-35, afectado por el efecto de la crisis crediticia, pese a que ha sido el quinto año consecutivo de subidas y llegó a marcar un máximo histórico cercano a los 16.000 puntos. […] La subida del precio del petróleo a lo largo del 2007, la inflación y la desaceleración económica afectó a todos los mercados bursátiles, al igual que la fortaleza del euro frente al dólar, que incluso llego a rondar un cambio de 1,5 "billetes verdes" por cada moneda europea. […] Según los expertos, el éxito de la Bolsa española radica en que a la cascada de operaciones corporativas y rumores varios se ha unido también la decisión de los inversores de cambiar sus posiciones en el "ladrillo", ante la posible ralentización del sector, en favor de la renta variable, que en los últimos años ha demostrado ser más provechosa. Y todo ello, precisamente, en un año en el que hubieron de enfrentarse a un enfriamiento del sector inmobiliario y a una crisis de confianza por falta de liquidez que afectó y sigue afectando a los mercados financieros a consecuencia del desplome del sector de las hipotecas "subprime" -de alto riesgo- en Estados Unidos, el pasado agosto.»303 Con este panorama, y con los cambios fiscales introducidos por la Ley 35/2006304, no resulta nada extraño que los depósitos a plazo crecieran –como lo hicieron– “a una tasa superior al 25%, convirtiéndose en el destino de más de la mitad de los flujos netos. También aumentó, aunque en menor medida, la adquisición neta de valores de renta fija y de acciones. En cambio, las inversiones netas materializadas en depósitos a la vista y en fondos de inversión fueron negativas, al tiempo que se observó un menor dinamismo en las aportaciones a seguros y fondos de pensiones”305 Termino casi como comencé el análisis del entorno económico del año. En 2007 aparecieron nubarrones que no hacían sino presagiar lo que iba a ocurrir a partir de 2008. 302 Banco de España. Informe anual 2007 303 http://www.adn.es/dinero/20071228/NWS-2165-Ibex-turbulencias-marcado-subida-cierra.html 304 Ley de IRPF vigente, en la que se iguala el gravamen aplicado a las distintas rentas procedentes del ahorro (antes los fondos de inversión tenían un tratamiento fiscal distinto, mucho más ventajoso). 305 Banco de España. Informe anual 2007 220 Sin embargo, para nosotros el 2007 fue un año excelente: Maribel y yo tuvimos la suerte de asistir a la Convención que Mapfre celebró en Brasil, en representación de la Dirección de Zona Moncloa. Pero, además, el buen trabajo de José Luis Sanz y Antonio Martín les permitió también “clasificarse”, de forma tal que por la zona estuvimos tres de sus oficinas. Por supuesto, estuvimos a los pies del Cristo del Corcovado, igual que en las playas de Ipanema, Copacabana y Leblón. En el Pão de Açúcar y en la churrascaría Porcão, en la Cidade do Samba y en la bella y elegante casa de eventos Ribalta. En el centro comercial Down Town o viendo el show en Plataforma. Pero, aunque me tocara levantarme a las 05:45 horas, me quedo con esto: 221 Quiero que mis primeras letras sean para agradecer a Mapfre tanto su gentileza en la invitación como su bien hacer en la logística y en el desarrollo de una Convención que reunió en Río de Janeiro a 1.200 personas. Desde mediodía del 3 de junio hasta la mañana del día 9 nos mostraron, nos mimaron, nos atendieron, nos acompañaron, nos invitaron y se desvivieron por todos y cada uno de nosotros. Sólo hay una palabra que cabe escribir: Gracias A las 08:50 horas del domingo 3 de junio Madrid estaba soleado. Con una temperatura de 14 grados y una humedad relativa del 67%, el Instituto Nacional de Meteorología auguraba unas temperaturas entre 11 y 25 grados. En esos momentos en Río (03:50 hora local) había 19°, una humedad del 94% y neblina. Se anunciaba lluvia ligera y viento S-SE. El día iba a ser lluvioso y un rango de temperaturas entre 17 y 23 grados. […] A las 16:10 nuestro Boeing enfilaba una de las pistas de despegue de la T-4. Maribel se santiguó y supongo que comenzó a rezar alguna oración. No se lo pregunté entonces ni lo haré ahora, porque, hasta este viaje, a mi mujer le espantaba volar. Utilizo bien el pretérito: espantaba. Después de este viaje, está dispuesta a volar hasta el fin del mundo si se tercia. […] También en Ribalta fuimos de los primeros (claro que, con Antonio, es difícil rezagarse), lo que nos permitió fotografiar y fotografiarnos en la alfombra roja. Y, mientras Raquel se disponía a hacérnosla a nosotros, el operador de vídeo que (supongo yo) realizaba un reportaje para Mapfre, encendió el foco de su cámara y (también supongo yo) comenzó a filmarnos. Esa luz “extra” fue de gran ayuda a mi pequeño flash, y por ello me brilla tanto la cara (¿o debo decir la calva?). La mesa estaba perfectamente decorada (como puede apreciarse a la izquierda) para el acontecimiento cumbre de la Convención: la entrega de premios denominada “Gala de los Puentes”. Nos saludó el Presidente de Mapfre, y nos invitó a vernos en la próxima Convención, que se celebrará en Nueva York en 2008. 222 Y los que aquí veis, por lo bajini, dijimos: “apúntenos usted directamente, que estamos encantados de acompañarles”. La cena resultó más que lenta, lentísima. Tres horas de reloj. Por ello, cuando, al filo de la medianoche comenzaron la entrega de premios propiamente dicha, se apreciaban en nuestros rostros signos inequívocos de cansancio. En opinión de Antonio y de José Luis, más expertos que yo en estos acontecimientos (no en vano ellos repiten premio año tras año), la entrega de premios fue relativamente rápida. Aun a pesar de eso, cuando sabes que el premio “va a ser para otros”, ese protocolo puede resultarte un tanto aburrido. Anunciaron después que habría una actuación de un famosísimo cantante brasileño, y que, para terminar, se habilitaría baile. José Luis consiguió enterarse de que si cuarenta personas querían marcharse, los autobuses nos acercarían al hotel. No fuimos cuarenta, fuimos unos cuantos más los que decidimos irnos a descansar, perdonando al cantante y el baile posterior. 223 Aquella “desbandada” sorprendió a los conductores de los autobuses que esperaban pacientes la finalización de acto, supongo que mucho más tarde. Aunque con cierta desor-ganización, se llenaron una docena de autobuses que pronto tomaron la Avenida das Américas con rumbo a los hoteles. El reloj marcaba las dos de la madrugada. Me dio por pensar que, a esa misma hora, en España nuestros compañeros se estarían preparando para recibir al viernes 8 de junio, mientras que a nosotros nos esperaba la habitación para dormir. Porque, hora española, eran las siete de la mañana. “¡Pobres, ahora a trabajar!”. - “Buenas noches, esperamos que lo hayan pasado bien”, comentó el guía por la megafonía del autobús. “Mañana, a las ocho y media, deben dejar sus maletas preparadas a la puerta de sus habitaciones. Los empleados las recogerán y las bajarán hasta la quinta planta, donde les facilitarán las tarjetas de embarque para el avión y las etiquetas de facturación. A partir de las once tendrán que pasar para reconocer su equipaje y para ponerles las etiquetas. Luego se llevarán directamente al aeropuerto. La salida del hotel será a partir de las 15:30 horas”. ¿A las ocho y media había que tener el equipaje preparado?. Pero si son las dos... y hay que hacer las maletas... ¿cuánto vamos a dormir hoy? Pues muy poco. En mi caso, apenas cinco horas. A las siete ya estaba sonando el despertador. Aseo, ducha y a pre-parar el equipaje. Pero, eso sí, a las ocho y media nuestras dos maletas flanqueaban la puerta de nuestra habitación. Antes de ir a la Gala de los Puentes nos habían dejado en la habitación la factura con los extras que debíamos al hotel (comidas, bar, etc.). Nos pidieron que la repasáramos y que pasáramos por recepción a confesarnos en cualquier momento “entre las 7 a.m. y 12 p.m del 8 de junio y así evitar congestión o demora durante su salida”. Cuando bajamos a desayunar observamos que no había mucha gente para pagar, y aprovechamos el momento. En mi factura tuvieron que corregir tres consumiciones que correspondían a la habitación 2222. Todo lo demás estaba correcto. Pagamos sin problema y nos fuimos a desayunar. Nos permitieron quedarnos con la llave magnética de la habitación. Es el recuerdo que me he traído del Sheraton. La verdad es que el hecho de tener que reconocer tu equipaje a las horas que nos habían dicho te obligaba de alguna forma a permanecer en el hotel hasta que te fueras al aeropuerto. Por otro lado, el cansancio y el sueño acumulados tampoco te animaban a irte por ahí. La gente aprovechó la mañana para vaciar de existencias las tiendas del hotel gastándose los reales que comenzaban a sobrar, o bien para enfundarse el bañador y disfrutar de la última mañana en Río. Como a partir de mediodía ya no se podía subir a la habitación, Mapfre consiguió que el hotel dejara un par de ellas disponibles para que aquellos que desearan ducharse pudieran hacerlo con comodidad. En el salón Leme colocaban las maletas por plantas con-forme las iban bajando. Primero había que comprobar que ya estaban las tuyas abajo, y luego pasabas por una mesa que había a la entrada para que te dieran las pegatinas y la tarjeta de embarque. El trasiego de maletas y de personas era impresionante. 224 Me tocó acercarme varias veces, porque las de la planta 21 fueron las últimas en bajar. Tanto que cuando fui a por mis pegatas ya se habían terminado. Me dijeron que no me preocupara, que ellos las facturarían directamente en el aeropuerto. No me gustó nada, pero tampoco podía hacer otra cosa para impedirlo. Sólo confiar en que no se perdieran y que cuando llegara a Madrid aparecieran con las de los demás compañeros. Quien sí estaba verdaderamente preocupado era Emilia-no, porque, al parecer, había dos maletas iguales y algún compañero, sin reparar en el nombre, había facturado una de las maletas de Emiliano como suya propia. La maleta llegaría a Madrid, pero lo que temía es que también la recogiera equivocadamente. Por eso, en Barajas, se situó el primero en la cinta de salida, para evitar más líos. Sin reales en los bolsillos, y sin posibilidad de cargar las consumiciones a la habitación, las tarjetas de crédito se utilizaban para pagar cualquier cosa, aunque éstas fueran unas simples cervezas. Los empleados del hotel no ponían ningún problema en cobrar tres o cuatro euros con una tarjeta, aun-que ello les supusiera ir a pasarla al datáfono del restaurante o al del gimnasio. Como sospechaba, a la hora de comer habría un cierto “atasco”. Aunque intentamos comer lo más pronto posible (la verdad es que a la una de la tarde hay poco hambre), cuando decidimos hacerlo ya estaban todas las mesas ocupadas. Sin embargo, tuvimos la suerte de que Emiliano y su esposa, que ya habían terminado de comer, nos invitaron a sentarnos mientras tomaban café y así garantizarnos la mesa sin demasiadas esperas. Comimos una especie de sándwich de frango (pollo) y una ensalada porque no teníamos mucho apetito. Luego nos subimos a la cafetería del lobby para tomar el último café brasileño. La hora de coger el autobús para el aeropuerto había llegado. Nos despedimos del Sheraton pensando en la tranquilidad que se viviría cuando los 750 que allí estábamos nos fuéramos. “Se sentirán sordos”, pensé. A eso de las cuatro y media llegamos al aeropuerto Galeão. Una larguísima fila nos esperaba para pasar el control de pasaportes: tanto que tardamos algo más de hora y media en cumplir con tal trámite. Las medidas de seguridad un tanto justitas. La policía abría tu pasaporte y te miraba con descaro. El control de me-tales un tanto descafeinado. Aquí no hacía falta casi desnudarse para pasarlo. Las tiendas del duty-free me permitieron comprar tabaco mucho más barato que en España, y la colonia que regalaría a mi hijo. Compramos (con euros) un par de latas de cerveza y nos sentamos, junto a Raquel y a Antonio, al lado de la puerta de embarque a esperar a que la abrieran. A escasos cinco minutos de que lo hicieran, el representante de Mapfre gritó cinco nombres, uno de ellos el mío. Nos identificamos ante él y nos pidió que lo acompañáramos, sin dar ningún otro detalle. Abrieron la puerta de embarque para nosotros y pasamos los cinco, un tanto confundidos, hacia el pasillo que llevaba al avión. Allí nos esperaban tres señoritas que intentaban calmar nuestros nervios. Se presentó un hombre mayor (que supusimos era su jefe) y nos indicó, en castellano, que la policía quería que abriéramos nuestras maletas, para un control rutinario. Todo su afán era preguntarnos si llevábamos encima las llaves de las maletas. 225 Luego nos preguntó que si llevábamos café, y tres compañeros contestaron afirmativamente. Fernando Gil contestó que no, que él sólo llevaba una tableta de chocolate. Por mi parte, dije que no llevaba ninguna de esas cosas, que no llevaba absolutamente nada de comida, ni café, ni chocolate. En ese momento nos dimos cuenta que lo que buscaba la policía era droga. Nos volvieron a preguntar que si llevábamos encima la llave de nuestras maletas. Volvimos a contestar que sí, y nos condujeron por el finger hasta la puerta del avión. Abrieron una puerta lateral y nos indicaron que bajáramos hasta la pista. En ese momento indicamos al “jefe” que íbamos indocumentados, porque los pasaportes y las tarjetas de embarque las tenían nuestras esposas. Nos indicó que no nos preocupáramos, que sólo era abrir las maletas y ya está. En la pista nos acompañaron hasta una pequeña furgoneta a la que nos invitaron a subir, y que recorrió el aeropuerto de punta a punta. Nuestras caras evidenciaban gran nerviosismo. Fernando comentó que, para evitar problemas, abriéramos las maletas estando presentes al menos dos, no fuera que nos intentaran “colar algo”. No pronunció la palabra “droga”, pero todos sabíamos a lo que se quería referir. Al final del aeropuerto, la furgoneta paró y nos indicaron que pasásemos a una especie de hangar donde había tres policías de paisano, pero con sus correspondientes placas colgadas del cuello. Abrimos las maletas y, sin perderlas de vista un solo momento, contemplamos cómo los policías cogían el café que llevaban mis compañeros y lo olían fuertemente. Sólo y nada más que café. Ordenaron entonces cerrarlas. Así hasta que llegaron a la mía. La abrí y el policía comenzó a buscar algo. Miraba y miraba y no encontraba nada. Cogió la maleta y la volvió a pasar por el escáner. El objeto que buscaba seguía ahí. Volvió a situarla en el suelo y siguió buscando; miró entre la ropa, rechazó tres paquetes de tabaco que iban sueltos hasta que, por fin, descubrió un paquete de pañuelos de papel, que, supongo yo, pensaría que serían papelinas. Cuando vio lo que realmente era, hizo un gesto de desprecio y con mucha chulería me ordenó que cerrara la maleta. Desaparecieron los tres sin despedirse ni, por supuesto, pedir perdón. Por nuestra cuenta salimos a la pista por la misma puerta por la que habíamos entrado, con ánimo de subirnos de nuevo a la furgoneta que nos devolvería al avión. La furgoneta no estaba. Dos empleados del aeropuerto solicitaron por radio que viniera alguien a buscarnos. Les preguntamos que si podíamos fumar. Nos contestaron afirmativamente. Esos pitillos nos quitarían definitivamente los nervios del mal rato pasado. Eliminada la tensión, comenzamos a bromear entre nosotros con expresiones tales como: “pues ya que estamos aquí, ¿por qué no nos quedamos una semanita así, solos?”. Uno de los compañeros sacó su máquina de fotos y pidió a los empleados que nos tirara una foto. Posamos los cinco con las manos por delante, como si estuviéramos esposados. Permitidme que desde aquí haga un llamamiento a quien tenga en su cámara esa famosa foto para que me mande una copia, por favor. De pronto, alguien recordó que sería bueno que avisáramos a nuestras mujeres, que seguro que estaban muy pre-ocupadas. Intentamos llamarlas, pero sus móviles no tenían cobertura. Apareció el coche que nos iba a llevar hasta el avión y subimos a él. Cuando recorríamos de nuevo el aeropuerto, uno de los compañeros recibió la llamada de otro que ya estaba en el avión: – ¿Qué os ha pasado?”, preguntó, a lo que el compañero con-testó con acento andaluz: 226 – “Ná, que nos han dao por culo, pero nada más. Ahora vamos p’al avión”, y cortó la comunicación. En el finger nos estaban esperando nuestras esposas con las tarjetas de embarque de la mano. Estaban tranquilas porque les habían explicado para lo que nos habían llamado (con los nervios, a ninguno se nos ocurrió hacerlo). Cuando entramos al avión, la ovación que nos propinaron los que llevaban más de una hora esperándonos y sin noticias fue solemne. Luego nos preguntaron qué era lo que había pasado, y reímos todos con la anécdota de los pañuelos de papel. Inmediatamente, el avión comenzó su marcha para dirigirse a la pista de despegue. Al pasar por el hangar donde habíamos estado, hice un gesto con mi mano derecha que no puedo reproducir aquí, pero que creo os imagináis fácilmente. Una vez en el aire, sirvieron la cena y apagaron las luces porque, según comentó la tripulación, no está permitido llevarlas de noche. El avión quedó en silencio y todos comenzamos a dormir. Me han comentado que alguien consiguió fotografiarnos de esa guisa. Desde luego, esa foto vale algo 306 más que esto” 306 GARCIA RODRIGUEZ, José Luis. La crónica. 227 La profesionalidad de los empleados de banca «En una jornada de grandes vaivenes, Wall Street estuvo ayer [sábado 10 de octubre de 2008] unos minutos en caída libre, los posteriores a una apertura demoledora. El día anterior se había desplomado víctima del miedo, de los recelos, de la incertidumbre en el sistema financiero que ha desembocado en un ataque de pánico sensacional. Los planes de emergencia de las autoridades políticas y de los grandes bancos centrales no consiguen detener la sangría: bastaron esas dos referencias procedentes de Nueva York para que el pánico corriera como la pólvora por todos los rincones del globo: Tokio, Londres y Madrid se despeñaron un 9%. […] Los desplomes fueron la tónica de la jornada en todo el mundo, en un derrumbe en cascada que coronó la peor semana bursátil que se recuerda. Pero no es sólo una cuestión de las Bolsas, habituadas a sobreactuar para bien o para mal. Hay más. El mercado interbancario no existe, con el sistema financiero al borde del colapso. Los mercados de bonos públicos –y sobre todo, privados–, las materias primas y el petróleo cerraron también una semana de pesadilla, un crash en cascada. La crisis financiera es más profunda que ninguna otra porque afecta a varios mercados (Bolsas, interbancario, divisas, bonos y un largo etcétera) y es más internacional que nunca. Y la economía real –es decir, todo el entramado no financiero– empieza a sufrir […]. Los bancos están en el origen y son el epicentro de las turbulencias, pero el contagio ha llegado a la construcción y a la industria en muchos países. Incluido España.[…] Las circunstancias excepcionales en las que está sumida la economía mundial duran ya 14 meses. El reventón de la burbuja inmobiliaria norteamericana desató la crisis subprime, con una gran incertidumbre sobre el alcance y la duración del episodio que entonces se iniciaba. […] La Bolsa española cerró con una caída del 9,1%, que eleva las pérdidas semanales al 21%. Como en otros países, el plan de rescate financiero no impidió que los grandes bancos (Santander y BBVA) cayeran un 12%. Al margen del peligro de recesión mundial y de los problemas domésticos en la construcción, los problemas recientes de América Latina -que hasta ahora había capeado bien el temporal- perjudican a las grandes empresas españolas. Brasil y México salieron ayer, otra vez, a defender sus monedas.»307 Según Wikipedia, la crisis iniciada en 2008 se origina “en los Estados Unidos. Entre los principales factores causantes de la crisis estarían los altos precios de las materias primas, la sobrevalorización del producto, una crisis alimentaria mundial y energética, una elevada inflación planetaria y la amenaza de una recesión en todo el mundo, así como una crisis crediticia, hipotecaria y de confianza en los mercados. La causa raíz de toda crisis según la Teoría austríaca del ciclo económico es una expansión artificial del crédito. En palabras de Jesús Huerta de Soto «esta crisis surge de la expansión crediticia ficticia orquestada por los bancos centrales, y que ha motivado que los empresarios invirtieran donde no debían». 307 http://www.elpais.com/articulo/economia/crash/octubre/2008/elpepieco/20081011elpepieco_1/Tes 228 […] La crisis iniciada en el 2008 ha sido señalada por muchos especialistas internacionales como la «crisis de los países desarrollados», ya que sus consecuencias se observan fundamentalmente en los países más ricos del mundo. […] Una de las principales consecuencias que durante el año 2008 tuvo sobre la economía española es un fuerte crecimiento del desempleo. Durante el 2008 un gran número de empresas presentaron expedientes de regulación de empleo (EREs) […]. El sector de la construcción es uno de los más perjudicados por la crisis debido al fin del «boom» inmobiliario y a la posterior caída de las ventas. […]Hasta tanto no se produzca la reestructuración de las cajas de ahorro no se podrá afrontar la reducción drástica del stock de viviendas. […] Hay una discusión latente sobre las razones de que el paro haya aumentado mucho más en España: incremento de la población activa o excesiva rigidez laboral. Otros buscan las causas del crash financiero en los salarios de los altos ejecutivos o la ausencia de eficacia de los organismos reguladores.”308 Personalmente pienso que origen no está en ninguna de esas causas apuntadas. En el 2008 se llegó al final de un ciclo económico que se había iniciado en 1996 y del que hablé en el capítulo anterior, concretamente en la página 218 y siguientes, donde también se analiza el incremento de la población activa. Hablar de que los salarios de los ejecutivos son el origen del crash me parece pura demagogia. Y, desde luego, achacarlo a la “ausencia de eficacia de los organismos reguladores” me parece una falacia. “El Banco de España estableció en el año 2000 un sistema de provisiones anticíclicas conocido como el «sistema español de provisión dinámica». Para ello estableció una regla objetiva general, que todas las entidades debían aplicar, que reflejaba la evidencia de impagados registrada durante 20 años en su Central de Información de Riesgos.”309 Utilizando la terminología contable, las provisiones son las cantidades que anualmente de detraen de los beneficios para atender pérdidas ciertas futuras. La Real Academia las define como “Prevención de mantenimientos, caudales u otras cosas que se ponen en alguna parte para cuando hagan falta”.310 Cuando explicaba esto en mis clases de Contabilidad, las diferenciaba de las previsiones en que éstas podrían ocurrir o no, en tanto que aquéllas ocurrirían siempre, aunque no sabíamos cuándo. 308 http://es.wikipedia.org/wiki/Crisis_económica_de_2008-2011 309 http://www.bde.es/webbde/Secciones/Publicaciones/InformesBoletinesRevistas/RevistaEstabilidadFinanciera/09/ Noviembre/ief0217.pdf 310 Fuente: DRAE. 22ª edición. Op. Cit. 229 Por “anticíclicas” entendemos aquellas medidas que siguen el ciclo opuesto al de la economía actual, esto es, “que contrarresta las fases del ciclo económico. Que opera en sentido contrario a las mismas.”311 Por tanto, las provisiones anticíclicas serían las que habría que hacer en periodos de crecimiento para su utilización en periodos de recesión. Estas provisiones se unen a las genéricas que el sistema financiero español debe realizar obligatoriamente tal y como determina la Circular 4/2004 del Banco de España. Las Circulares, como no podía ser de otra manera, son de obligado cumplimiento para las entidades financieras españolas. En particular, a la que me refiero dice: “Dentro de todos los aspectos en los que esa continuidad se pone de manifiesto, merece la pena destacar el área de provisiones. Así, aun cuando esta Circular contiene un cambio sustantivo en la regulación de las mismas, la continuidad respecto a la 4/91 [Circular que establecía las normas sobre contabilidad y los modelos de estados financieros] es muy grande tanto en cuanto a los objetivos contables buscados (una más correcta valoración de las pérdidas inherentes en las carteras de crédito) como a los supervisores y macroprudenciales (reforzar la fortaleza individual de las entidades de crédito y, por esa vía, aumentar la estabilidad, y por tanto la competitividad, del sistema financiero español). Se proponen dos tipos de provisiones, las específicas, que recogen el deterioro de activos identificados como dañados, y la genérica, que gira sobre toda la cartera de créditos, entendida no ya como la recogida en la 4/91, sino como una provisión que refleja la evaluación colectiva de deterioro por grupos de activos homogéneos, cuando el mismo no puede ser identificado individualmente”.312 Además, la labor supervisora del Banco de España me parece que está (y debería estar) fuera de toda duda. Y esta es, precisamente, una característica diferenciadora de nuestro sistema financiero frente a otros europeos y, sobre todo, americanos. Marco Antonio Moreno, en El Blog Salmón escribía el 25 de agosto de 2009 “Sólo en Estados Unidos han quebrado este año 81 instituciones financieras, versus [frente a] 25 de 2008, y 3 de 2007, completando 109 quiebras bancarias desde el inicio de la crisis. Para el próximo año se estiman entre 150 y 200 las nuevas quiebras bancarias. Este es uno de los elementos que da cuenta del estado real de la economía, paupérrimo y miserable, y la urgencia de aquellos intervencionismos que han sido tan indeseables, y también, tan vergonzosos. […] En Estados Unidos hay muchos economistas que prefieren ignorar la situación de la banca y fijarse solo en las alzas de Wall Street, aunque éstas no hacen más que ocultar el próximo desmayo del dólar. La ola de quiebras bancarias que vive Estados Unidos ha permitido el acceso a algunos bancos extranjeros, como el español BBVA, el francés BNP Paribas y el holandés Rabobank, que entran de lleno a operar en la primera potencia mundial”.313 311 http://www.eumed.net/dices/definicion.php?dic=4&def=578 312 http://www.bde.es/normativa/circu/c200404.pdf 313 http://www.elblogsalmon.com/economia/quiebras-bancarias-el-toque-de-bernanke 230 El 30 de septiembre de 2008 el director técnico de Rankia.com planteaba la siguiente pregunta: “Quiebra de bancos y cajas en España: ¿Puede quebrar un banco o una caja en España?”314 Es un artículo muy interesante, del que me permito reproducir: «La lista de los bancos y entidades financieras que han quebrado o han tenido que ser rescatadas es ya muy larga: […] sí, muchos americanos, británicos, europeos... pero aquí en España no ha quebrado, de momento, ni la Caja de Ahorros de Villarriba y Villabajo. Los comentarios de "prestigiosos" diarios económicos anglosajones hace tiempo que avisan de la poca solvencia que tenemos, y nos llaman PIGS [acrónimo peyorativo con el que se refieren al grupo de países del sur de la Unión Europea: Portugal, Italia, Grecia y España (Spain en inglés)] ... muertos de envidia porque son sus bancos y no los nuestros los que van al hoyo!! Pero lo cierto es que la banca española es líder en eficiencia, […] [los bancos españoles] también han sido (relativamente) prudentes. A la fuerza, eso sí: las famosas provisiones anticíclicas impuestas por el Banco de España, mayores cuanto más créditos se firmaran, y la provisión obligatoria para activos fuera de balance por un valor igual al que asignarían dentro de balance, que desincentivó las operaciones de "ingeniería financiera", han sido vitales: ‘Los demás bancos centrales nos miraban y pensaban que nuestro sistema de provisiones simplemente era una tontería. Pero yo pensaba que se estaba montando un sistema que podía estallar y lo aconsejable era ser previsor'. Así recuerda ahora el profesor Luis Ángel Rojo la puesta en marcha del sistema de cautelas financieras aplicado en España desde finales del siglo pasado, cuando era el gobernador del Banco de España. El hoy consejero de Santander estableció un mecanismo que obligaba a bancos y cajas a establecer unas garantías financieras para cubrir las pérdidas potenciales por morosidad mucho más exigente que el aplicado en Europa. Y eso explica el excelente comportamiento relativo de la banca española: Mientras que otros bancos se hunden, aquí siguen creando empleo y hasta incrementando beneficios. No hagáis mucho caso de esto, porque a la velocidad que empeora el sector es probable que ya no sea así, pero de lo que no cabe duda es de que [sic] los bancos españoles han sido los mejores. […] Los bancos y cajas de España están muy lejos de no tener problemas: la falta de liquidez es acuciante, la morosidad sube como la espuma (si bien aún no está en un nivel preocupante), y sobre todo, lo peor de todo... el pinchazo de la burbuja inmobiliaria en España está apenas empezando!! En resumen: que tenemos todas las papeletas para que acabe pasando algo, sea por problemas reales o por simple falta de confianza. Alguna quiebra me parece inevitable... Pero tenemos un comodín: Para cuando nosotros enfermemos, otros ya están graves, y los Bancos Centrales están aplicando medidas extremas para salvar el sistema bancario. Y los bancos españoles se van a beneficiar de todas estas inyecciones de liquidez antes de estar en si- 314 http://www.rankia.com/blog/fernan2/364144-quiebra-bancos-cajas-espana-puede-quebrar-banco-caja 231 tuación desesperada, lo que puede ser crucial para que el daño sea moderado, y no una debacle al estilo británico o americano.»315 Todos los periódicos y todos los informativos de radio y de televisión dedicaban la mayor parte de sus espacios a hablar de la crisis, con información más o menos completa y/o sesgada. Reconozco que estábamos viviendo un momento extremadamente delicado, y que no resulta fácil de explicar con palabras llanas y comprensibles para todo el mundo, sobre todo si ni siquiera tú mismo eres capaz de saber por qué ocurre todo eso. Pero esa información incompleta o tendenciosa puede ocasionar una reacción de pánico en los lectores, los oyentes o los espectadores que están leyendo, escuchando o viendo todas esas noticias. Les puedo asegurar que fueron momentos muy, muy difíciles, en los que los empleados de banca nos ganamos sobradamente “los garbanzos” y que no nos ha sido reconocido. No sé si llegan a hacerse una idea de lo que podía haber ocurrido: si nuestros clientes hubieran hecho caso de lo que determinados gurús súper-expertos-económicos que frecuentaban tertulias o micrófonos (de los que me permito dudar hasta de su cualificación profesional como periodistas) vaticinaban y se hubieran decantado por “sacar todo su dinero de los bancos y guardarlo debajo del colchón”, esa banca hubiera quebrado en bloque en cuarenta y ocho horas. Todos, absolutamente todos los bancos del sistema financiero. Sí, cuarenta y ocho horas. En teoría. Pero, tranquilos, eso en nuestro país no hubiera podido ocurrir porque el Banco de España, a las veinticuatro horas, hubiera establecido el cierre de todas las oficinas bancarias. Llámenlo corralito financiero o como deseen, pero no habrían podido acceder a ningún banco para sacar su dinero. Además, esos famosos gurús no se estaban dando cuenta de que estaban jugando con fuego: las relaciones bancarias se basan (lo dije al principio de todo esto) en la confianza mutua entre el cliente y el banco. Torpedear esa relación suponía desmontar todo el conglomerado financiero de una economía. Y entonces, me pregunto: ¿volvería el trueque? ¿Cómo se podría financiar la industria? ¿Y la construcción? Perdonen, pero no soy capaz de imaginarme la situación. Afortunadamente, nuestros clientes (o, al menos, la mayor parte) antepusieron esa confianza y nos preguntaron. Y cuando tuvimos la oportunidad de explicarles lo que estaba sucediendo, lo que había pasado y lo que podría ocurrir, la inmensa mayoría confiaron en el sistema financiero y mantuvieron sus saldos en los bancos en los que los tenían depositados. Tal vez la nota discordante estuvo en ciertas “consignas” que, supuestamente, algunos directivos dieron a sus empleados en orden a desprestigiar a su competencia para incrementar su pasivo. Me resisto a creer que eso llegara a ocurrir, pero, de ser cierto, esas personas, además de seudo-profesionales, sólo demuestran su ignorancia de la profesión al no darse cuenta que estaban tirando piedras contra su propio tejado. Y si algún lector se ve reflejado en este co315 http://www.rankia.com/blog/fernan2/364144-quiebra-bancos-cajas-espana-puede-quebrar-banco-caja 232 mentario y no entiende el sentido de las piedras y el tejado, quedará demostrado su índice de ignorancia de lo que es el negocio bancario. Que en aquellas fechas hubo movimientos, sin duda de ningún tipo, pero tan pronto salía mucho dinero como entraba otro tanto o más. Comenzó a ser común el famoso Fondo de Garantía de Depósitos, que es la cantidad máxima que se garantiza a los depositantes de los bancos si alguno de ellos se declara en quiebra, en suspensión de pagos o similar. En la actualidad esta cantidad está establecida en 100.000 euros por depositante. Analicemos un momento el párrafo anterior: se garantizan 100.000 euros si un banco se declara en quiebra o suspensión de pagos… Pero como he señalado anteriormente eso en nuestro país sencillamente no puede ocurrir, porque el Banco de España ni lo ha permitido ni lo permitirá jamás. Hay bastantes ejemplos, el último, el de Caja Castilla La Mancha. Por tanto, es igual que el importe se establezca en 100.000 euros o en un millón. Nunca se va a tener que utilizar. Además, hay que tener en cuenta que ese fondo se nutre de las aportaciones que bancos, cajas de ahorro y cooperativas de crédito realizan, entre el 0,4 y el 0,8 por mil de la base de cálculo.316 Pero en una situación de debacle como la que se había planteado en 2008 nadie podía garantizar que el FGD no entrara también en suspensión de pagos, al no poder atender todos los compromisos simultáneamente. Supongo que nadie será tan iluso de pensar que todos esos fondos están guardados en una caja fuerte en billetes. Ese dinero (y hablamos de unos 8.000 millones de euros317) está invertido en inversiones financieras temporales –letras del tesoro y bonos fundamentalmente– y hay que venderlo en bolsa para hacerlo líquido. O sea, tiene que haber “alguien” que dé billetitos a cambio de las letras del tesoro. Y si no puedo sacar del banco el dinero en efectivo, ¿cómo se hace eso? Afortunadamente, salvo algunos clientes a quienes la duda les llevó a situaciones absurdas (el miedo es libre), la generalidad de la clientela se mantuvo fiel a su sistema financiero y ahora es cuando podemos hablar del éxito de aquella decisión. Pero en aquellos momentos la situación no era tan relajada ni tan fácil: durante la mañana te tocaba atender a muchos clientes a los que tenías que tranquilizar con lenguaje llano, expresiones que el cliente pudiera entender. En ocasiones, se lo aseguro, no era una tarea fácil, pero recordaré siempre las palabras de mi Directora de Negocio: “decidme el nombre de un cliente que haya perdido en esta crisis un solo dólar o un solo euro”. La verdad es que no hubo ninguno, porque los gobiernos inyectaron toda la liquidez que se suponía se necesitaba. Y hay que decir que es probable que sólo se publicara una pequeña parte del monto total de las ayudas que se dieron. 316 Para mayor información, puede consultarse, por ejemplo, http://www.rankia.com/articulos/210329-fondogarantia-depositos-fgd-nuestros-ahorros 317 Ver la información financiera publicada en www.fgd.es 233 Insisto en la idea que defendía Rankia.com (y que coincide plenamente con la mía): gracias al Banco de España, a sus provisiones anticíclicas y a su labor de supervisión, ni el gobierno ni el Banco Central Europeo tuvo que entrar a ayudar a ninguna entidad financiera de nuestro país. No pueden decir lo mismo ni Irlanda, ni Inglaterra, ni Holanda ni, por supuesto, los Estados Unidos. Ahora que hablo de esto, una matización sobre el FROB. A pesar de lo que se dice por ahí, las ayudas del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria no son gratis. Son préstamos que hay que devolver en 5 años, a un tipo que oscila entre el 7,50% y el 8,50%.318 Pero, según se publica en CincoDías.com, “el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) va a encarecer los préstamos que hace a la banca para facilitar su reconversión. Si en la primera ronda el tipo de referencia inicial era del 7,75%, en la segunda fase de ayudas éste podría llegar al 10%, según fuentes financieras. El aumento de la prima de riesgo de la deuda soberana española está encareciendo las emisiones del Tesoro que, a su vez, trasladará este sobrecoste a las entidades bancarias que acudan al FROB. […]Hasta ahora, el primer año de préstamo se pagaba un 7,75% y, a partir del segundo un 8,25%.”319 Les aconsejo que miren el recibo de su hipoteca320 para que puedan comparar ambos precios. Ahora multipliquen el tipo de interés por las ayudas que algunas entidades han recibido o recibirán del FROB, para que se hagan una idea de las cifras que estamos manejando: por ejemplo, supongamos una ayuda de 10.000 millones de euros. Anualmente hay que pagar entre 750 y 850 millones de euros. Y así durante 5 años. Sólo hay que documentarse un poco para saber de lo que se habla, salvo que deliberadamente se quiera transmitir una información tendenciosa. Dejando por un momento las discusiones económicas, permítanme que me quede con “lo bueno” del año: Uno. Expo Zaragoza 2008: el domingo 30 de diciembre de 2007 reservaba una habitación triple en el hotel Don Yo de Zaragoza, con entrada el domingo 17 de agosto y salida el jueves 21. También compraba 3 entradas para la telecabina y 2 entradas de adulto a la Expo, porque la de Juan Pablo la tramitaríamos a través de su tarjeta joven. El desembolso total fue de 928,71 euros, de los que 740,01 corresponden a las cuatro noches de hotel, y el resto a las entradas y 318 http://www.rankia.com/foros/depositos/temas/452343-frob-sus-precios 319 http://www.cincodias.com/articulo/empresas/fondo-reestructuracion-banca-subira-tipo-interes775/20110107cdscdiemp_21/ 320 Si no la tienen, entonces consulten los tipos Euribor publicados en: http://www.bde.es/webbde/es/estadis/infoest/a1901.pdf 234 al telecabina, a razón de 137,20 por las entradas para Maribel y para mí y de 51,50 para la de Juan Pablo. La compra anticipada de las entradas nos permitió obtener un descuento del 22% sobre el precio oficial; sin embargo el hotel incrementó su tarifa en un 238% sobre el precio que hubiera pagado hoy por una habilitación igual, y en las mismas fechas. Si a ello añado que el cargo del 100% de la reserva se realizó el mismo día que la realicé, resulta que el hotel Don Yo cobró 231 días antes de nuestra visita. No es mal negocio, ¿verdad? «Cinco millones seiscientos cincuenta mil novecientos cuarenta y un visitantes321 tuvo la Expo Zaragoza 2008, que se celebró desde el 14 de junio hasta el 14 de septiembre de 2008. Entre ellos, Maribel, Juan Pablo y yo, que contribuimos con nueve visitas (porque, supongo yo, el cómputo de éstas se hace por las veces que se pasaba por los tornos, y nosotros pasamos tres días allí, esto es, pasamos nueve veces).»322 Me resulta muy difícil resumir en unas pocas palabras aquellos tres intensos, calurosos y apasionantes días. Pero tal vez lo más representativo de la Expo fueron las colas, porque Expo y colas eran sinónimos. Allí todo el mundo se resignaba a esperar larguísimas filas para entrar a cualquier pabellón. Me quedo con el audiovisual “Sinfonía de Aragón” de Carlos Saura, una excelente tarjeta de visita del cineasta aragonés que, utilizando las estaciones del año, presenta la tierra aragonesa con todos sus contrastes y toda su belleza, desde el verde paisaje de los Pirineos hasta el desierto de los Monegros. Recuerdo también las comidas en una especie de merendero gigantesco bajo los pabellones regionales donde también se concentraba la cocina autóctona (menos en Madrid, que la representación era “Rodilla”). Unas mesas muy largas y bancos corridos eran el soporte perfecto para las bandejas de autoservicio que cada cual adquiría en Galicia, Extremadura, Aragón o Andalucía según sus gustos. Unos toldos evitaban que el sol nos diera de lleno, y unos impresionantes ventiladores convertían a aquel recinto en su sitio relativamente fresco, en el que podías descansar y reponer fuerzas. En el Pabellón Puente, un edificio de 270 metros de largo diseñado por la arquitecta británicoiraquí Zaha Hadid, que conecta el margen derecho del río con el recinto de la Expo, con su planta en forma de gladiolo323, Juan Pablo dejó su particular dedicatoria: 321 Fuente: “Exposición La Expo vista por la RSFZ”. http://joseanmelendo.blogia.com/temas/expo-2008.php 322 GARCIA RODRIGUEZ, José Luis. Qué frío tengo, Jose. Madrid, 2009 323 Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Pabell%C3%B3n_Puente 235 Dos. Maribel había perdido definitivamente el miedo a volar, y, si me apuran, hasta había cogido cierto gusto a viajar en avión. Es verdad que cuando el comandante decía eso de: “tripulación, entrando en pista para despegar; buen vuelo” ella se santiguaba y supongo yo que comenzaba a rezar, pero una vez en el aire abría su consola Nintendo DS, se enfundaba sus auriculares y comenzaba a jugar desconectando del avión y de todo lo que la rodeaba. Eso nos permitió viajar a Almería a mediados de septiembre, y a A Coruña324 un mes después. En aquellos momentos, Maribel era la mujer vivaz con la que me casé. Había recuperado toda su fuerza y todo su ingenio. Ya no tenía problemas para andar (siempre que no nos pasáramos mucho), comía muy bien (sobre todo, marisco) y, aunque no probaba el alcohol, sí gustaba de tomarse un vinito en alguna comida, sobre todo si era un Rueda Verdejo. Nos habíamos propuesto hacer un viajecito cada mes, y desde agosto lo estábamos cumpliendo a rajatabla. 324 Pongo A Coruña de conformidad con lo que establece la Ley 2/1998 de 3 de marzo, 236 En noviembre nos esperaba la escapada andaluza: Jaén, Granada, Nerja, Málaga, Ronda, Cádiz y Sevilla. Y, aunque yo no lo sabía, un radar de la Guardia Civil cuando subía desde Málaga a Ronda el día 16 de noviembre. Lo que tampoco sabía era que aquel nudo en la garganta del que se quejaba Maribel en el Parador de Málaga-Gibralfaro, y que no la permitía tragar era el signo de su muerte anunciada. Al contrario: Maribel estaba más guapa que nunca, Maribel comía de todo y en cantidad, incluso había engordado. Me permitía fotografiarla y posaba gustosa frente a mi cámara digital. El día 29 de diciembre se somete a una endoscopia oral. La doctora Gongorra López, mientras Maribel se recupera de una pequeña anestesia, me llama aparte y me anuncia que su juicio es sugestivo de neo de esófago. Yo no sé lo que es eso, pero el Rodríguez que llevo dentro sospecha que no es nada bueno porque el tono que ha utilizado la doctora ha sido grave. En cuanto llego a casa me conecto a Internet y busco: es lo mismo que decir “posible cáncer de esófago”. Rompo a llorar. Otra vez los mismos recuerdos que cuando subrepticiamente buscamos mi hermano y yo en el diccionario la palabra “metástasis”. El puto cáncer volvía a atacar con toda su puta fuerza. Llega Juan Pablo de trabajar. Al saludarme ve sobre la mesa el informe y en la pantalla su significado. Me abraza y también llora, pero no cruzamos palabra. El martes día 30, con la excusa de ir a ver unos trajes, me pide que vaya a buscarle. Lo que quería es que ambos estableciéramos la estrategia que íbamos a llevar con Maribel. Les aseguro que aquella conversación, mientras viajábamos desde Castellana a casa, la tengo grabada a fuego en mi mente. Decidimos coger el toro por los cuernos, comentarle a Maribel lo que tenía y hacer piña los tres para intentar superar aquello. Ejemplos de superación del cáncer había, y aparecieron sobre la mesa. Y estábamos dispuestos a hacer todo lo posible para que Maribel fuera otra de las personas que dijera que lo había superado. 237 Adiós, Pitu Llegados a este punto, quiero hacer constar el tremendo apoyo que a nivel personal me prestó en todo momento mi Director de Zona don Antonio Moraleda. Su móvil siempre estuvo abierto para mí, y sus palabras intentaban aplacar mi desesperación y llanto. En aquellos momentos, solo él y mis compañeros Ana y Pedro sabían todo lo que nos estaba pasando. Los tres estaban a mi lado, y los tres intentaron ayudarme como pudieron. Y les aseguro que esa ayuda fue fundamental porque mis ausencias de la oficina para acompañarla se incrementaron exponencialmente. Hasta tuvimos que hacer un calendario con los días, las horas y las consultas o pruebas a las que se tenía que someter. En total, el calendario registró dieciséis acontecimientos hasta llegar al diagnóstico definitivo. Cuando el doctor Masa, el internista del Montepríncipe que la llevaba, leyó el informe endoscópico le cambió el semblante. Quise hacerle ver que sabíamos el alcance del mismo para intentar suavizar su reacción. Nos aconsejó consultar con el doctor Emilio de Vicente, cirujano del hospital Madrid Norte Sanchinarro. Por mi parte había pedido consejo a mi amigo el cirujano (hoy catedrático de cirugía de la UAM) doctor Turrión. Cuando le comenté que nos pondríamos en manos del doctor De Vicente recuerdo que me comentó “es un excelente cirujano. Hemos operado juntos muchas veces. Jose: opera lo inoperable”. Entretanto, Maribel había comenzado a perder la voz. La estrategia del doctor De Vicente fue solicitar todo tipo de pruebas para decidir si podía operar o no. Lamentablemente, los últimos informes cerraban toda posibilidad a la intervención quirúrgica. Cuando los vio nos aconsejó que iniciara tratamiento previo con quimio y radioterapia, y que la intervención quirúrgica se estudiaría después. En ese momento recordé las palabras de mi amigo Turrión (“opera lo inoperable”), y de nuevo le pedí consejo. Le envié toda la documentación que tenía en mi poder y cuando le pregunté por la decisión que había tomado su colega sólo se limitó a decirme “¿y tú por qué crees que no puede operar?”. Se atrevió incluso a anticiparme: “Jose, Maribel está muy grave. Apenas tiene seis meses de vida”. Pero yo no quería tirar la toalla porque Maribel estaba demostrando que, tal y como nos había prometido, ella estaba dispuesta a luchar con todas sus fuerzas, y lo estaba haciendo. Una prueba de ello es que cada vez que terminaba una consulta o una prueba, nos pedía que la dejáramos en la Facultad para ir a trabajar. El “nudo en la garganta” la impedía hablar y también comer, razón por la que comenzó a perder peso exageradamente. Los médicos barajaron entones la posibilidad de colocar un stent325 325 Es un dispositivo médico fiable, diseñado para aliviar las obstrucciones en el esófago, ya sea en la parte superior, media o inferior. Fuente: http://www.gastrotex.com.ar/docs/stent_ella_esof_hv.html 239 esofágico, pero al final decidieron la realización de una gastrostomía endoscópica326 para alimentarla a través de esa vía. Esta intervención se realizó el viernes 20 de febrero y, gracias a la endoscopia que tuvieron que hacerla para instalarle la sonda, Maribel recuperó por unos días la posibilidad de ingerir alimentos por la boca. Aprovechamos, pues, ese fin de semana para ir a Ávila para que sus padres, que ya estaban muy intranquilos por la poca información que les íbamos transmitiendo, la vieran y se tranquilizaran. El día 18 de febrero había iniciado sus sesiones de quimio y de radioterapia en el Hospital Quirón, bajo la supervisión de las doctoras Del Cerro y González Cortijo. Ello la obligaba a asistir al hospital todos los días, razón por la que el lunes 23 solicitó la baja médica. Las sesiones de quimioterapia eran devastadoras. Una vez a la semana se enfrentaba primero a un análisis clínico, luego a consulta con la doctora González Cortijo y finalmente, seis horas de conexión a una máquina. A duras penas conseguíamos alimentarla con unas enormes jeringas por la sonda estomacal, y aunque intentábamos que su alimentación fuera lo más completa posible utilizando dietas nutricionales (los famosos Potitos para adultos), la verdad es que llegó a perder hasta tres tallas. Por mi parte, quería saber si con esas sesiones se conseguiría que Maribel mejorara, y por ello una mañana de jueves me fui a la Clínica Puerta de Hierro (a su nueva sede en Majadahonda) a ver al Jefe de Cirugía el doctor Antonio Colás. Coincidió además que Antonio estaba preparando una conferencia sobre el tema. Cuando vio los resultados de las pruebas, me dijo: “Jose, lo siento, esto no tiene solución. Sé que en estos momentos te plantearás buscar soluciones, incluso en Estados Unidos; pero no te engañes, es irreversible”. Para incidir más en su explicación, me enseñó un par de diapositivas de la presentación que estaba preparando, y me indicó que la tasa de mortalidad en ese estadio (T4) era altísima. Fue entonces cuando le comenté que su compañero el doctor Turrión me había comentado que tenía seis meses de vida, a lo que Colás respondió “mucho tiempo es eso. No tiene más de tres meses [de vida]”. En aquel momento me vine abajo emocionalmente. Físicamente seguía igual, pero anímicamente aquel mazazo era la gota que colmaba el vaso. Vine a casa, aparqué el coche y me fui a trabajar. No comenté nada a nadie. Me lo comí yo solito. Pero cuando salí de trabajar, en el metro, comencé a sentir un pánico horrible porque no sabía qué iba a hacer cuando llegara a casa. Llamé a mi amiga Leo, pero tenía su teléfono móvil desconectado. No sabía a quién recurrir. Estaba realmente abatido. A la salida del metro en Aluche me senté en un banco y comencé a llorar amargamente. Acerté a llamar a mi hermano Eugenio, y, aunque no era capaz 326 una intervención quirúrgica que consiste en la apertura de un orificio en la pared anterior del abdomen para introducir una sonda de alimentación en el estómago. Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Gastrostomía 240 de explicarme con claridad por hablar mientras sollozaba, consiguió enterarse de la magnitud de la noticia e intentó calmarme como pudo. Estoy seguro de que si no hubiese habido casi cuarenta kilómetros entre ambos, habría cogido el coche y se habría presentado a buscarme para abrazarme y calmar mi llanto como yo hice con él el día del fallecimiento de nuestro padre. Me pidió que llamara a Juan Pablo para ponerle en antecedentes y sobre todo (porque estaba más cerca que él) por si era necesario que el crío bajase a buscarme. Pero, por encima de todo, debería tranquilizarme yo. Le hice caso. Nada más colgar, me encendí un cigarrillo (es probable que fuera el único que me fumaba desde que salí de la oficina) e intenté relajarme. Cuando pensaba que ya estaba más tranquilo, llamé al móvil de Juan Pablo. Al principio fui capaz de controlarme y de contarle someramente lo que había pasado, pero luego me volví a derrumbar y comencé a llorar de nuevo. Estoy seguro de que él estaba haciendo lo mismo, pero sin embargo no transmitía esa sensación, al contrario: intentaba tranquilizarme y me animó incluso a que subiera andando “para que me diera el aire”. Evidentemente, lo que andaba buscando era que me tranquilizara para no llegar a casa así y que Maribel me viera en ese estado de ánimo. Al igual que con Eugenio, le hice caso. Me tomé mi tiempo, cubrí el camino que separa mi casa de la estación de Aluche andando e intenté poner la mejor de mis sonrisas (forzada, por supuesto) cuando me senté junto a Maribel. Al día siguiente Eugenio se presentó en mi oficina por sorpresa. Aún tenía todos los informes de Maribel en mi cartera, porque el día anterior no había tenido tiempo de guardarlos. Se los enseñé y le comenté todos los detalles. No le hizo falta decirme nada. Con su presencia me había dicho todo. Es probable que nos equivocáramos al filtrar la información de la enfermedad de Maribel. Creo que, en lo que a los abuelos se refiere, fue correcto nuestro planteamiento, intentando minimizar su sufrimiento lo máximo posible. Pero tal vez deberíamos haber sido mucho más explícitos con nuestros hermanos (que sabían bastante, pero no todo), y, desde luego, con los amigos. De esta forma, tal vez la situación que acabo de describir nunca se hubiera producido, puesto que hubiera estado arropado si no por todos ellos, sí por al menos alguno. Maribel estaba deteriorándose a marchas forzadas. Y, a pesar de que la doctora Del Cerro le había dicho lo contrario (por supuesto, no le dijo la verdad), comenzó a perder el pelo. En ese momento Maribel ya tiró la toalla definitivamente. A principios de marzo, cuando celebramos los cumpleaños de los Piscis ya evidenció su tremendo deterioro. No quería ir a felicitar a su sobrino Iker el día de su cumpleaños, pero al final accedió porque yo me puse muy pesado. Fue la última vez que mi familia la vio con vida. Se entenderá ahora el sentido de la frase que se reproduce en la introducción de este libro. Cinco días después, a las ocho menos veinte de la mañana Maribel se fue probablemente a causa del derrame interno que su cáncer provocó sobre la arteria aorta. Ésta es, posiblemente, la explicación a la “sensación de despiste” que mostró en las últimas horas de vida. 241 Por esa sala 6 pasaron todos sus compañeros de la Facultad, el equipo decanal completo y una representación del Rectorado de la Universidad Complutense. Por mi parte, además de los compañeros de la oficina, me acompañaron todas las subdirectoras y subdirectores que he tenido, los compañeros de Velayos y los del Paseo de la Florida que ya no estaban en la oficina; los Directores de Zona Isidoro Hernández y Antonio Moraleda; mi querida Cristinita Martínez, que fue capaz de dejar a su hija pequeñita para ir a darme un beso que evidenciaba todo lo que me quiere (y yo a ella); Alonso Acosta, que junto a Enrique Migueláñez (a los que nos llamaban los componentes del eje Florida) sabían de primera mano la evolución de la enfermedad de mi mujer, los clientes que desde hace años se convirtieron en amigos (mis queridos Pepe Elvira y Saturnino Mendoza); los que desde ese momento entraron en ese círculo (Luis de la Morena) y otros clientes con los que no me unía una especial amistad, y que tuvieron el detalle de acompañarme en tan tristes momentos. Por supuesto, toda nuestra familia e incluso la ex-mujer de mi hermano y sus padres. Los amigos de Juan Pablo nos demostraron que lo son de verdad. A la media hora escasa de haberles comunicado el fallecimiento, ya estaban en la Quirón para darnos ánimos. Por supuesto, por la tarde estuvieron acompañándonos en todo momento. Sus compañeros y sus jefes de El Corte Inglés tuvieron que esperar a cerrar para acercarse todos y estar con nosotros. Por su parte, el propio Corte Inglés envió una corona de flores a Maribel. Todos ellos saben que no exagero cuando de nuevo les vuelvo a dar las gracias. La memoria me hace recordar algunas de las expresiones de ánimo que recibí a la puerta de aquella sala, fumando sin parar. Alguna que otra forzada, pero muchas, muchísimas sinceras. La lástima es que ninguna de aquellas frases se ha llevado a la práctica con posterioridad. Nunca he pedido claramente que se hiciera aquello que se me ofreció, pero muchas veces lo he insinuado sin encontrar respuesta. Es posible que aquellos ofrecimientos yo los interpretara de distinta forma a la que mis interlocutores quisieron dar. O que las circunstancias han cambiado de tal forma que no es posible dar ahora mismo lo que se ofreció en 2009, pero el hecho es que cuando he necesitado la ayuda de esa mano amiga que se me ofreció no la he tenido. Tal vez la mejor radiografía de todo lo anterior está en un documento que escribí el 4 de junio de 2009: «Ahora comienzo a sentir la falta de compañía de Maribel. Sé (lo he dicho siempre) que he estado en una nube, súper-protegido por todos y por todo. No engaño a nadie si digo que sabía que esto tenía que 242 llegar algún día, y que me intentaba preparar lo mejor posible para que el impacto fuera mínimo, pero hay veces que mi corazón de Beltrán es más grande que mi cerebro de Rodríguez, y el desconsuelo me come de arriba abajo. He perdido la ilusión por vivir, por disfrutar la vida. A muchos os sorprenderá esta afirmación, porque, aparentemente, soy el mismo Jose de siempre. Estoy por afirmar que habréis comentado (o, por lo menos, lo habréis pensado) alguna frase parecida a la de “fíjate, qué bien está asumiendo Jose lo de Maribel”. No os engañéis, eso es pura fachada: cada mañana, cuando me pongo el traje para ir a trabajar, también me pongo la máscara “de estar bien”. Pero la procesión va por dentro. Tres cuartos de hora de viaje en Metro (por cada trayecto) dan para pensar mucho. Y treinta y cuatro años de profesión para desempeñar el trabajo “con oficio” y sin demasiadas preocupaciones. […] Y de madrugada le vuelven a aparecer en escena [hablando de mí] las imágenes que quiso siempre olvidar: la reacción cuando la doctora salió de la habitación 226 de la Quirón diciendo que “no se ha podido hacer nada” (cosa que ya sabían Juan Pablo y Jose, porque se habían percatado que había dejado de respirar). Aquel pasillo que recibía los primeros rayos de sol observaba a dos personas que vagaban errantes, callados y cabizbajos, intentando digerir la noticia de la pérdida de lo más querido. Las palabras de Juan Pablo enrabietado y llorando: “como no dejes de fumar te corto los h…”. Y la mirada de aquella mujer que buscaba en nuestras caras el por qué de nuestra actitud, quizá para prepararse ante otro final parecido… Luego llegaron las llamadas telefónicas a los hermanos, a los amigos… la contemplación de Maribel yacente, “dormidita, está dormidita, papá. Mírala, ¿no lo ves?”. Efectivamente, tenía la cabeza ladeada, los brazos recogidos, los ojos cerraditos… estaba durmiendo… para siempre… Por la tarde, la vorágine del velatorio, los cientos de visitas y los cigarros que, según me contaron, empalmaba constantemente (juro que no me daba cuenta de ese detalle). Los abrazos de los amigos, los pésames de los conocidos, visitas, besos… Cuando llegamos a casa, al filo de medianoche, necesitaba ducharme: como aquella vez que volví del Clínico de ver a mi padre (quizá la última vez que lo vi con vida), probablemente para que el agua fuera capaz de purificar mi cuerpo, “manchado de malos rollos”… A la mañana siguiente, cuando entré en la cocina, comencé a llorar desconsoladamente: toda la furia, toda la rabia contenida apareció tras el sueño reparador y me recuerdo con la cabeza casi sumergida en el fregadero llorando sin parar. Luego me senté ante el ordenador, como hoy, para que mi corazón comenzara a hablar (como hoy). A Luis Carlos se le quebró la voz cuando lo leyó en la Misa de córpore insepulto, a pesar de habérselo preparado anteriormente. Cuando Maribel abandonó la Sala del velatorio me permitieron verla “de cerca” por última vez: en aquella sala enorme, en su caja de madera de color nogal, ya no estaba dormida; estaba muerta. Aquélla no era Maribel, era el féretro yacente de Maribel. Fran se acercó y depositó sobre su pecho el crucifijo que llevó mi padre y una estampa de María Auxiliadora. Sin darme cuenta, en aquel instante se habían unido los seres que más he querido en mi vida, y que estoy seguro de que ahora me están viendo desde el Cielo, y a los tres se les están cayendo las lágrimas que aquí, en la tierra, pienso que son lluvia. Juan Pablo me sacó de allí diciéndome que era mejor que la recordara como la vimos en la Quirón, “dormidita”. Le dije que sí, pero muchas noches he despertado con la imagen de Maribel yacente, en la última vez que la tuve a centímetros de mí…». 243 Esto fue lo que leyó mi hermano en la misa de córpore insepulto a la que me refería: «Es muy difícil concentrar en unas cuantas líneas los 11.771 días, o, lo que es lo mismo, los 32 años que he pasado junto a Maribel. Es muy difícil resumir en unas cuantas líneas más de la mitad de mi vida, desde aquella noche de fin de año de 1976 hasta las ocho de la mañana de ayer miércoles, del rosa de los diecinueve años hasta el amarillo de los 51. Mis amigos me decían ayer que debo recordar los buenos momentos, porque me darían fuerza para asumir los días duros que me esperan por delante. Gracias a Dios presumo de tener muy buena memoria, y todos esos momentos, uno detrás de otro, están aquí, dentro de mi cabeza, para mostrarse cuando me inunde la soledad. Aquella tarde en Fuente Dé escuchando a Ana Belén y a Joaquín Sabina cantando juntos “Peces de Ciudad”, el amanecer precioso desde el Parador de Mojácar mientras los Estados Unidos invadían Irak, o los atardeceres desde el Parador de Cádiz con un cubata sobre la mesa… Cientos, miles, millones de recuerdos que guardaré, uno por uno, en mi cabeza, y que quizá algún día plasme en una especie de libro de memorias, para cumplir lo que una noche de agosto de 1999 denominé “sigue tú…”. A todos los que nos habéis acompañado en estos momentos duros, a todos los que estáis aquí y ahora; a los que habéis hecho cientos de kilómetros para darnos un abrazo de amigo, a los que han aplazado reuniones y Comités, a quienes la recordaron en silencio en la Secretaría de Económicas, en El Corte Inglés de Castellana o en muchas oficinas de Caja Madrid y, en general, a todos los que me habéis de327 mostrado que Maribel era algo más que una simple persona, muchas gracias.» La Caja consideró que, dadas las circunstancias, lo mejor para mí era cambiar de aires, y por eso decidió mi traslado a la oficina de la Avenida de los Toreros. Y por eso, a mediados de abril, tomé posesión de la oficina en la que presto en la actualidad mis servicios. Especialmente quiero agradecer a Isabel García, a Cristina de la Peña y a Esteban Corrales, mis compañeros de la 1938 el apoyo que me dieron cuando se enteraron de lo del fallecimiento de mi mujer, así como la paciencia infinita con mis exabruptos cuando dejé de fumar (hoy, por cierto, se cumple un año de mi último cigarrillo). Y profesionalmente pues no tengo más remedio que recurrir al tópico: sin ellos no habríamos (sí, en plural, porque el logro es conjunto) podido obtener los resultados que conseguimos en 2009, en 2010 y en lo que va de 2011. A pesar de Higuaín328 y de lo que está cayendo últimamente. El Banco Financiero y de Ahorros, S.A. (Bankia) se constituyó el 3 de diciembre de 2010 y comenzó a operar el 1 de enero de 2011. Bankia, con más de 328.000 millones de euros en activos y un volumen de negocio que supera los 485.900 millones, se sitúa como el primer grupo financiero español por negocio doméstico. La sede social del Banco y la dirección de las sociedades participadas se ubican en Valencia, mientras que la sede operativa está en Madrid. El Banco cuenta, además, con presencia inter- 327 GARCIA RODRIGUEZ, José Luis. Adiós Pitu 328 El sobrenombre con el que conocemos a un cliente 244 nacional, en Alemania, Austria, China, Estados Unidos, Francia, Irlanda, Italia, Polonia, Portugal y Reino Unido Bankia es el resultado de la fusión de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid (Caja Madrid) –peso del 52,06%–, la Caja de Ahorros de Valencia, Castellón y Alicante (Bancaja) – peso del 37,70%–, la Caja Insular de Ahorros de Canarias (la Caja de Canarias) –peso del 2,45%–, la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Ávila (Caja de Ávila) –peso del 2,33%–, la Caixa d’Estalvis Laietana –peso del 2,11%–, la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia (Caja Segovia) –peso del 2,01%– y la Caja de Ahorros de La Rioja (Caja Rioja) –peso del 1,34%– .329 Nos enfrentamos a un año tremendamente difícil, pero lo que les puedo asegurar es que todos los que formamos Bankia, como venimos haciendo desde hace 300 años, vamos a estar con nuestros clientes aconsejando, ofreciendo productos y servicios que puedan ser útiles, trabajando cada día para que EL CLIENTE (así, en negrita, subrayado y con mayúsculas) siga sintiéndose “como en su casa”. Por un plan de prejubilaciones se están marchando los compañeros más veteranos (si así se puede denominar a aquellos que tienen 54 años ahora mismo), ésos que estaban año tras año tras la ventanilla primero, tras un cristal después y ahora tras una mesa que permite al cliente sentir de cerca a ese empleado que mi hermano Luis Carlos denominó greating man: «Fermín vestía treinta años de banca humanitaria. Fermín –ya lo supo su madre en el momento de su bautizo– era, ante todo, servicial. Un bigotillo pequeño, reducto de seductor de finales de los sesenta, un jersey de lana y un enorme corazón. Cada primero de mes con su lista de pensionistas: doña Julita ocho mil doscientas una, doña Juanita once mil, doña Paquita siete mil cuatrocientas veinticinco. - ¡Ay, Fermín, así no llego a fin de mes!, una tras otra. Y Fermín sacaba la mejor de sus sonrisas mientras repetía: - Vamos doña Fulanita, que lo mejor es estar como está usté. - No se crea, Fermín, que los huesos no me paran de doler, tengo esta pierna que… Y después el hijo de doña Julita que estaba a punto de finalizar la carrera y el nieto de doña Paquita que era el más listo de la clase… De una pequeña bolsa de plástico un trocito de pastel casero para Fermín, el del Banco, el que anotaba cada mes el pago de su pensión. - Un durillo p’a su hijo, Fermín, que ya andará mu grande. - Ya le dije que no, doña Paquita, que no puedo aceptar dinero, guárdelo usté que le vendrá muy bien y no deje de comer pescao. Y así un mes y otro mes durante treinta años.»330 329 Fuente: http://www.bankia.com/Portal/Home/cruce/0,0,84682%24P1%3D601,00.html 330 GARCIA RODRIGUEZ, Luis Carlos. El greating man 245 Bien, llamémoslo greating man, asesor personal, responsable de cuentas, como quieran ustedes. Pero, al final, el objetivo de todos es el mismo (y el único, no se engañen): la atención personal, o lo que es lo mismo, tratar a cada cliente como una persona, con sus problemas, con sus filias y con sus fobias, con sus manías, con sus costumbres, con su idiosincrasia. A mí me ha gustado siempre fijarme en lo que hacen los demás para aprender: así (y quienes han trabajado conmigo pueden dar fe de lo que voy a decir), siempre pongo el ejemplo del camarero del bar. A todos y a cada uno de los clientes los saluda cuando entran y los despide cuando se van. Si está muy ocupado basta con que lo mire para que el cliente se sienta ya “atendido”. Pero es que el pescadero, el frutero o el carnicero del mercado “de toda la vida” hacen lo mismo. Además, conocen el nombre de casi todos sus clientes, y saben los avatares de sus hijos o de sus nietos. Ha tenido la habilidad de guardar en su memoria todo lo que le han ido contando, y lo utiliza para que ese cliente siga eligiéndolo para comprar y no se vaya al nuevo puesto que han inaugurado en el mercado, o al supermercado de esa gran superficie que, encima, le llevan el pedido a casa. Pues eso es lo que hay que hacer, ni más ni menos. Les puede parecer una perogrullada, pero muchas veces sería necesario recordar a nuestros empleados que cada cliente es único, y que tiene el derecho de ser saludado y de ser despedido. Claro que, en reciprocidad, habría que aplicar la misma regla a algunos de nuestros clientes, que entran en la oficina como si allí no hubiera nadie. Y, a pesar de que algunos de ellos piensen lo contrario, los bancos los formamos personas. De haber vivido, mi tío lo hubiera definido con una palabra: educación. Probablemente, hubiera añadido algunas más. Entre ellas, la profesionalidad, entendida como la capacidad que tiene una persona para desarrollar correctamente su trabajo. Pero para ser un profesional hay que prepararse. Eso es lo que hacen los pilotos de carreras, los jugadores de élite, los mecánicos, los electricistas o los torneros. Los empleados de banca tienen que hacer lo mismo: no olvidemos que las relaciones bancarias se basan en la confianza, y ésta conlleva una responsabilidad a veces difícil de digerir. Cuanto mayor sea la preparación integral (multidisciplinar) del empleado, mejor y más eficientemente podrá atender a su cliente (SU CLIENTE). Y, dejando al margen a los que llamé al principio subasteros, que sólo van buscando el máximo beneficio (ellos tienen la capacidad de equivocarse solos, no necesitan ayuda de nadie), estoy convencido de que un cliente que recibe un servicio así lo tiene en cuenta a la hora de decidir con quién debe tener su dinero. Ahora bien, en los tiempos actuales a veces los clientes necesitan un empujoncito de nuestra parte para decidirse. Me parece que es de ley hacer ver a ese cliente que el asesoramiento que le estás prestando no es gratis (y no me refiero a comisiones exclusivamente, que también). Y que si se decanta por bancos que operan on-line va a perder la esencia de la relación: el contacto personal entre el empleado y él. Y que si algún día tiene algún problema, en el banco “tradicional” sabe que su greating man se lo va a solucionar, pero que en el banco on-line no le 246 conoce nadie, y que, si se sale de lo que marca el manual, es probable que el operador de turno no pueda ofrecerle ninguna solución. A aquel cóctel perfecto que estaba preparando mi tío habría añadido algunos ingredientes más: el espíritu de servicio y la superación constante. Tal vez porque él sufrió una poliomielitis o parálisis infantil331 que lo hizo fallecer asfixiado, pero dejando en su esportón su Secretariado de Administración Local, la Jefatura de Contabilidad de una Diputación Provincial o la Administración de un Hospital público. Es fácil imaginar la admiración que le tuve y, simultáneamente, el influjo que él tuvo sobre mi educación y mi cultura. Es el mismo al que me referí en la página 18 de este libro, y que también disfrutaba de la admiración de mi hermano Eugenio: “mi tío Carlos fue para mí algo más que un referente. No me fascinaban sólo sus logros académicos o su status profesional. Su rectitud era exquisita, como debe ser la disciplina. Su silencio era tan expectante como sabio. Su inteligencia se apoyaba en su silencio y en su avispada capacidad de razonamiento. Pero lo conjugaba todo con una capa de extroversión, que le hacía querido por la generalidad. Tío Carlos frecuentaba a sus amigos, se divertía cuanto y como podía, leía mucho, se entregaba a sus aficiones. Tío Carlos gustaba del autoconvencimiento, por eso llevaba siempre las cosas hasta el final: los aciertos, eran aciertos con él hasta el final; y los errores, fueron errores con él hasta el final. Y esta regla, nunca admitió excepciones.” 332 Repasemos: las claves para el éxito serían las que aparecen en negrita en los párrafos anteriores, es decir: a) La atención personal b) La educación c) La profesionalidad d) El espíritu de servicio e) La superación constante. 331 Es una enfermedad producida por un virus filtrable que ataca las astas anteriores de la médula raquídea. Justamente es de esta porción donde parten los filetes nerviosos motores que llevan la respuesta al músculo, provocando su contracción; por consiguiente, al bloquear los impulsos motores, éstos no llegan al músculo esquelético, que al no trabajar se atrofia y posteriormente degenera. Fuente: http://www.educacioninicial.com/ei/contenidos/00/1100/1141.ASP 332 GARCIA RODRIGUEZ, Eugenio. Cuatro Caminos en Atocha. Madrid, 2000 247 El papel actual de las Cajas de Ahorro «Las Cajas de Ahorros españolas cumplen con una función esencial dentro de nuestro sistema financiero y de nuestro entramado social. Desde un punto de vista económico han sido a lo largo de nuestra historia motor del crecimiento impulsando el fomento del ahorro, la movilización de recursos y la inclusión financiera del conjunto de los ciudadanos. Asimismo se han configurado como un elemento determinante en el acceso al crédito de familias y empresas. Por otra han actuado en beneficio del interés general a través del cumplimiento de su función social. La dedicación de sus excedentes a la dotación de bienes y servicios sociales en los territorios en los que actúan resulta un complemento indispensable dentro de nuestro Estado de bienestar. […] Pero es, sin duda, con la llegada de la democracia a España, cuando las cajas de ahorros ven más reforzada su presencia y llevan a cabo transformaciones más profundas. En 1977 el primer gobierno democrático emprendió una reforma liberalizadora del sistema financiero que permitió la equiparación funcional entre bancos y cajas, el aumento de la libertad operativa de éstas últimas y la apertura del sistema financiero español al mercado internacional de capitales. […] En general, las cajas de ahorros, así como el resto del sistema bancario español, enfrentaron los primeros momentos de la crisis financiera, iniciada en agosto de 2007, sin grandes dificultades, gracias a haber practicado un modelo de banca tradicional y minorista y a la labor supervisora del Banco de España, y a una buena posición en términos de rentabilidad y eficiencia, volumen de provisiones y niveles de capital. No obstante, la persistencia de la crisis financiera junto a la consiguiente grave crisis económica ha supuesto para el sistema bancario español un entorno intensamente adverso que se ha traducido en menores niveles de actividad, recortes de márgenes, dificultades para obtener financiación en los mercados mayoristas y aumento de la morosidad, con especial incidencia en los préstamos concedidos a los sectores inmobiliario y construcción en los que el sistema bancario español tiene una exposición relevante. Las entidades españolas han reaccionado a este entorno de dificultad conteniendo los costes operativos, intensificando la captación de depósitos e intentando reforzar los recursos propios de máxima calidad. No obstante, por lo que a las cajas de ahorros se refiere, la crisis ha puesto de manifiesto, por una parte, un exceso de capacidad y, por otra, la necesidad de una mayor flexibilidad para captar recursos básicos de capital y para ajustar sus estructuras operativas. En este contexto, las cajas de ahorros han emprendido un proceso de restructuración que afecta ya a tres cuartas partes del sector y que derivará en una sustancial reducción del número de entidades en el sector en beneficio de la eficiencia del mismo y su solidez para el futuro.»333 333 Real Decreto-ley 11/2010, de 9 de julio, de órganos de gobierno y otros aspectos del régimen jurídico de las Cajas de Ahorros. BOE número 169 de 13 de julio. 249 «Las cajas de ahorro […] han permitido mantener un nivel de competencia en el sistema financiero que ha repercutido muy favorablemente en los servicios que han recibido los ciudadanos. Igualmente, han sido decisivas en la no exclusión financiera de nadie, en el mantenimiento de una tupida red de sucursales y a la calidad de los servicios que se han prestado a los clientes. Además, por su fuerte implantación regional han permitido un mayor acceso al crédito de las pymes y de las familias. Si antes de la crisis de podía hablar de una excelente participación de las cajas en el sector financiero, en medio de la crisis financiera es todavía más obvio valorar positivamente su actividad. Uno de los factores que han permitido en España que la respuesta a la crisis financiera sea, por el momento, mejor es tener un mercado con competencia real, independientemente de que también la actividad supervisora se haya realizado de manera mucho más exigente y transparente.»334 «La crisis financiera ha abierto un nuevo debate sobre la estructuración, funciones y actividad del sector para el futuro, que tiene que llegar también a las cajas de ahorro. Hablar de reforma del modelo de cajas de ahorro, por tanto, no quiere decir reconocimiento de errores –que seguramente se habrán cometido de una manera puntual o de manera generalizada en todo el sector financiero mundial–, sino perfeccionamiento y actualización para dar respuesta a las exigencias o necesidades actuales. […] En nuestra opinión, se tiene que producir un proceso de retorno al negocio tradicional en el que las cajas, con un marco jurídico adecuado, una estructura de gobierno transparente y una capacidad de obtención de recursos propios adecuada, puede contribuir enormemente en el futuro a mantener un sector financiero puntero. Actualmente se están planteando grandes retos de futuro para estas instituciones que requieren definir su estructura de gobierno y la profesionalización de la gestión. A la vez, se requiere arbitrar sistemas que les permitan acceder a recursos propios de primer nivel sin perder sus características y su naturaleza jurídica. Y, desde luego, es fundamental la transparencia en su gestión.»335 Analizando pormenorizadamente el párrafo anterior, y dejando a un lado la parte legislativa336, se incide, en primer lugar, en la profesionalización de la gestión. Como recordará el lector, en el capítulo anterior (véase página 246) ya me referí a este aspecto cuando hablaba de los empleados del sector. A mi juicio, los autores van mucho más allá, extendiendo esa profesionalización a todos los estamentos del sistema financiero: desde el más humilde de los administrativos hasta el Presidente, incluido éste especialmente. Creo que no debería existir ningún género de dudas a este respecto. 334 DE GUINDOS, Luis, MARTINEZ-PUJALTE, Vicente, SEVILLA, Jordi y TORME, Ana. Pasado, presente y futuro de las Cajs de Ahorro. Aranzadi, 2009, página 177 335 DE GUINDOS, Luis, MARTINEZ-PUJALTE, Vicente, SEVILLA, Jordi y TORME, Ana. Op. Cit. Pág. 178. 336 Para más información, puede consultarse la normativa en: http://www.bde.es/webbde/es/secciones/prensa/info_interes/reestructuracion.html 250 Algo más complicado resulta el acceso a recursos propios de primer nivel, porque los bancos son sociedades anónimas con unos fondos propios básicos compuestos, además de los resultados ordinarios y extraordinarios, por el capital social procedente de las aportaciones de los accionistas. Las cajas de ahorro, al no ser sociedades anónimas, no cuentan con ese capital social por lo que sólo pueden incrementar esos fondos con los resultados ordinarios y extraordinarios. La necesidad de ese capital básico viene determinada por los acuerdos de Basilea.337 El último, Basilea III, establece en el 7% su capital de calidad, o core capital, que “es la relación que existe entre el capital básico (es decir, los fondos aportados por los accionistas de una sociedad, y las reservas) y las deudas contraídas por ésa entidad. En realidad es el porcentaje de capital del que se puede disponer inmediatamente, para deudas inmediatas que la entidad maneja por sus operaciones. Las reservas es [son] esa parte del beneficio empresarial que no se reparte como dividendo.”338 Evidentemente, para un banco resulta muy fácil incrementar su core capital. Sólo tiene que realizar una ampliación de capital. Sin embargo, una caja de ahorros tiene que recurrir a deuda subordinada, a la emisión de participaciones preferentes o de cuotas participativas. 1. La deuda subordinada “son títulos valores de renta fija con rendimiento explícito emitidos normalmente por entidades de crédito que ofrecen una rentabilidad mayor que otros activos de deuda. Sin embargo, esta mayor rentabilidad se logra a cambio de perder capacidad de cobro en caso de extinción y posterior liquidación de la sociedad -la quiebra o bancarrota-, ya que está subordinado el pago en orden de prelación en relación con los acreedores ordinarios. Esto quiere decir que, en caso de quiebra de la sociedad, primero cobrarán los acreedores ordinarios y luego, si queda un remanente en los activos, podrán cobrar los poseedores de este tipo de deuda.”339 2. Las participaciones preferentes son instrumentos financieros emitidos por cualquier sociedad que tienen unas características especiales: no otorgan derechos políticos al inversor (voz y voto en la junta general); la retribución pactada como pago de intereses se condiciona a la obtención de beneficios por parte de la sociedad emisora; no tienen vencimiento determinado o indefinido, aunque el emisor se suele reservar el derecho de cancelación a partir del quinto año, y finalmente, en el caso de concurso de acreedores, la posición del inversor se encuentra justo delante de los accionistas si los hubiera.340 337 “una serie de planes de actuación para evitar que el sistema financiero internacional se resintiese por mala praxis a la hora de llevar a cabo actividades de elevado riesgo sin tomar las precauciones oportunas”. Fuente: http://porantonomasia.wordpress.com/2009/12/01/los-acuerdos-de-basilea/ 338 http://analisisfundamental.es/core-capital-mas-elevado%C2%BFque-significa-exactamente/ 339 http://todoproductosfinancieros.com/deuda-subordinada-concepto-basico/ 340 Fuente:http://www.elblogsalmon.com/conceptos-de-economia/que-son-las-participaciones-preferentes 251 Ambos caminos son claramente peores que una simple ampliación de capital, porque, una vez en tu poder las acciones “nuevas” puedes venderlas en bolsa al día siguiente. La deuda subordinada y las preferentes no cotizan en bolsa, sino en el mercado AIAF341 y este mercado no es tan dinámico como las bolsas de comercio. En la última emisión de Participaciones Preferentes en Caja Madrid, “se ha suscrito un contrato de liquidez con Caja de Ahorros y Pensiones de Barcelona, “la Caixa”, por el que ésta se compromete a dar liquidez al valor mediante la cotización de precios de compra y venta, hasta el 10% del importe de la Emisión”342. 3. “Las cuotas participativas de las cajas de ahorro son valores negociables que representan aportaciones dinerarias de duración indefinida, que pueden ser aplicadas en igual proporción y a los mismos destinos que los fondos fundacionales y las reservas de la Entidad. Es decir, tienen la máxima subordinación, por detrás de cualquier otro acreedor.”343 Los cuotapartícipes, esto es, los poseedores de participaciones preferentes ostentan los siguientes derechos de carácter económico: “I) Participación en el reparto del excedente de libre disposición (beneficio) de la caja en proporción al volumen de cuotas en circulación; II) Derecho de suscripción preferente de cuotas participativas en nuevas emisiones, salvo que se acuerde su supresión en los casos previstos; III) Obtención de su valor liquidativo en el caso de liquidación del emisor y el valor de marcado [mercado] en caso de amortización; y IV) Percepción de una retribución de carácter variable con cargo a la parte del excedente de libre disposición que les corresponda o, en su caso, al Fondo de Estabilización. En cualquier caso carecerán de todo derecho político, aunque podrá crearse un sindicato de cuotapartícipes, cuyo Presidente podrá asistir a las Asambleas Generales de la Caja con voz y sin voto. El volumen de cuotas participativas en circulación no podrá superar el 50% del patrimonio de la Caja, cotizarán en mercados secundarios organizados y ninguna persona, natural o jurídica, o grupo económico, podrá ostentar, directa o indirectamente, un importe que represente más del 5% del total de cuotas emitido.”344 Reconozco que esta lectura de lo que son las cuotas participativas me hizo cambiar la opinión que tenía de ellas. Mucho se escribió con ocasión de la aprobación de la Ley 44/2002, de Medidas de Reforma del Sistema Financiero, en el sentido de que “eran el preludio de un proceso privatizador de las cajas. En nuestra opinión, era un debate profundamente falso. En primer lugar, porque no se puede privatizar aquello que no es público. […] También y de manera sustancial, porque la captación de recursos propios de ningún modo condiciona la naturaleza jurídica de estas instituciones.”345 Yo estaba entre los que pensaban que las cuotas participativas no eran más que la antesala a la conversión de las cajas de ahorro en sociedades anónimas, 341 Mercado bursátil secundario español no oficial, en el que se negocian valores de renta fija privada. AIAF es el acrónimo de la Asociación de Intermediarios de Activos Financieros. Fuente: http://portal.lacaixa.es/docs/diccionario/M_es.html#MERCADO-AIAF 342 http://www.cajamadrid.es/Ficheros/CMA/ficheros/tripres.PDF 343 DE GUINDOS, Luis, MARTINEZ-PUJALTE, Vicente, SEVILLA, Jordi y TORME, Ana. Op. Cit. Pág. 191 344 DE GUINDOS, Luis, MARTINEZ-PUJALTE, Vicente, SEVILLA, Jordi y TORME, Ana. Op. Cit. Pág. 192 345 DE GUINDOS, Luis, MARTINEZ-PUJALTE, Vicente, SEVILLA, Jordi y TORME, Ana. Op. Cit. Pág. 192 252 perdiendo, por tanto, su marcado carácter social cuyos resultados para el sistema financiero están fuera de toda duda. Sin embargo, la realidad se ha inclinado más hacia la constitución de SIP. «En el argot financiero se denomina como Sistema Institucional de Protección (SIP) –o fusión 'fría' o 'virtual'– a una unión en la que sus entidades integrantes mantienen su marca, su forma jurídica, su capacidad de decisión individual, así como su independencia económica. Sin embargo, se aprovechan de servicios comunes que, por un lado abaratan costes –servicios informáticos, mismas plataformas para la operativa financiera y productos similares– así como del intercambio de 'favores' en sus redes de oficinas y cajeros. En una fusión clásica desaparecen las cajas que se integran y sólo queda una. Aquí no. Se trata de una integración que respeta la personalidad jurídica, el nombre y los órganos de gobierno de cada caja (que no cambian), pero se crea una estructura conjunta para operar en el ámbito nacional e internacional y tomar en común las grandes decisiones de todos los socios. La entidad conjunta tendrá un balance consolidado y será supervisada de forma única por el Banco de España.»346 «Lo que lleva a varias entidades a agruparse en un sistema de esas características es, por un lado, funcionar como una sola "a la hora de computar su solvencia, su liquidez o sus riesgos"; y por otro, mantener una puerta abierta a la independencia. "Los elementos propios, como sus órganos de gobierno o su red comercial tienen una gran autonomía, funcionan de forma independiente" […] Otra forma de unir esfuerzos por parte de las cajas que forman un sistema de estas características es centralizar ciertos servicios. "Recurriendo a servicios centrales ahorran costes. La tesorería, el departamento de riesgos o la relación con los mercados se unifican en una sociedad central", incide el profesor, que por lo demás insiste en que los asociados siguen manteniendo sus señas de identidad propias.»347 Si esos SIP se instrumentan en un banco, esto es, una sociedad anónima, ya pueden ampliar capital (saliendo a bolsa, por ejemplo) y salir al exterior para incrementar su actividad. De esta forma podrán hacer lo mismo que hacen los dos principales bancos del sistema financiero español, para que cuando se comparen unos y otros lo hagan con mercados homogéneos, cosa que ahora no ocurre. “Un informe entregado por el Banco Santander reveló que sus beneficios durante el primer trimestre del año obtenido[s] sólo en Latinoamérica alcanzaron a [el] 26,8%, siendo en Brasil donde se registraron mayores ganancias. 346 http://www.lasprovincias.es/20100610/economia/fusion-virtual-201006101550.html 347 http://www.diariodesevilla.es/article/economia/715276/y/todo/esto/iquestqueacute/es/sip.html, citando a Santiago Carbó, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Granada y consultor del Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos. 253 Justamente en el mercado carioca, el banco hispano anotó un incremento de 22,5%. Según detalla la agencia Infobae, en el primer trimestre recibieron sólo de Brasil unos US$1.075 millones del total de US$1.900 millones que logró en toda la región. México también aportó a las ganancias a esta empresa con US$376 millones, un 80,1% más que lo anotado en igual periodo del 2010. El tercer puesto quedó en manos de Chile con retornos por US$238 millones lo que implica un aumento de 23,4%.”348 “BBVA obtuvo el pasado ejercicio un beneficio atribuido de €4.606 millones, cifra que supone un incremento del 9,4% respecto a 2009. El Grupo alcanzó este resultado apoyado en su adecuada diversificación geográfica y de negocios […].La diversificación del Grupo BBVA, con una cartera de negocios equilibrada y con un gran potencial de crecimiento, se reflejó en 2010 en la positiva evolución de los ingresos, que una vez más muestran un alto grado de recurrencia. El margen bruto aumentó un 1,2%, hasta los €20.910 millones, nuevo máximo histórico. El 58,1% de este margen ya procede de América y Asia. Igualmente, esa diversificación le permite aprovechar en mayor medida las oportunidades de cada economía: fuerte aumento de los ingresos en los países emergentes donde está presente y ganancia de cuota en los mercados desarrollados. Los ingresos crecen un 11,3% en mercados emergentes, compensando la caída de un 3,6% en los mercados desarrollados.”349 Elegida, pues, la forma con la que actuar, lo que hay que hacer es llevar todo esto a buen puerto. Lo primero que tiene que ocurrir es que todas aquellas entidades que hemos formado un SIP nos llevemos bien. Porque no hay que olvidar que, como se señaló en la página 253, las entidades integrantes mantienen su marca, su forma jurídica, su capacidad de decisión individual, así como su independencia económica. Luego viene el problema de la integración. Todo el mundo tiene claro que se producen sinergias y un importante ahorro de costes cuando se fusionan en un único departamento los distintos servicios que cada miembro del SIP tenía. Así, por ejemplo, existirá un solo departamento de Compensación, o de Extranjero, o de Cartera y no siete, como, por ejemplo en Bankia. Pero todo esto lleva su tiempo y, posiblemente, un rodaje que puede resultar duro y difícil. Con la red de oficinas ocurre lo mismo. Desde hace muchos años se sabía que la red de oficinas bancarias española estaba sobredimensionada. En términos coloquiales, “había un banco en cada esquina”. Y con la proliferación de la banca electrónica y los cajeros automáticos no tenía sentido tanto despliegue de oficinas. El comentario fácil que alguno de ustedes podría hacerme es que esta opinión choca con la atención personalizada que propugnaba en el capítulo anterior. En absoluto, porque la atención personalizada no es la que se presta al hacer un in- 348 http://www.americaeconomia.com/negocios-industrias/banco-santander-anoto-ganancias-por-268-enlatinoamerica 349 http://bancaparatodos.com/news/bbva-gano-e4-606-millones-en-2010-94-por-su-diversificacion-y-anticipacion/ 254 greso, un reintegro o una transferencia. Sin embargo, sí es atención personalizada el asesoramiento en una inversión o en una financiación. Y, finalmente, el recorte llegará a los empleados. En Bankia serán unos 4.000 los compañeros que se marchen con prejubilaciones o bajas incentivadas, la mayor parte de ellos con una experiencia que para sí quisieran muchos de sus sucesores. Me considero un afortunado porque puedo asistir en primera persona a la revolución del sistema financiero que se está produciendo ahora mismo. Y tengo la sensación de que la banca que dará servicio a mi hijo, y posiblemente a mis nietos, es la que se está creando en este momento. Quizá algún día alguno de mis sucesores, cuando hable de la revolución bancaria tras la crisis de 2007 pueda decir: “pues mi abuelo (tatarabuelo, etc.) fue uno de los que consiguió que se produjera un cambio en la banca, para tener lo que ahora tenemos…”. Para ello tendremos que haber superado muchos de los problemas que ahora nos asaltan: el primero de ellos, tal vez el más importante como se ha visto en todo este trabajo, está en la recuperación de la confianza, dejando al margen (o explicándolos convenientemente) todos esos productos sofisticados que esconden riesgos que deben ser sopesados antes de tomar ninguna decisión. La banca y sus profesionales deben hacer un esfuerzo para traducir al lenguaje entendible por el público todas las ventajas y todos los inconvenientes de un determinado producto financiero. Por extensión, estos productos deben ser diseñados desterrando el corto plazo (el beneficio fácil), haciendo hincapié más en el largo plazo, y los organismos reguladores deben establecer garantías que eviten altos niveles de apalancamiento financiero.350 En este sentido, la actuación del Banco de España como supervisor del sistema financiero resulta esencial, estableciendo mecanismos de control de riesgo y de provisiones anticíclicas cuya utilidad se ha visto demostrada en los tiempos actuales. Por otro lado, y a nivel macroeconómico, el Estado y sus dirigentes también tienen que poner mucho de su parte. En primer lugar, me parece fundamental el hecho de conseguir que todo el mundo reme en el mismo sentido, o si prefieren que lo diga en términos políticamente correctos, un acuerdo de todas las fuerzas políticas para sacar al país de la crisis en la que estamos. Tomen buena nota de los Pactos de la Moncloa de 1977, y hagan algo así. Dejen sus guerras para ver quién puede ocupar más escaños en el Parlamento o quién puede ostentar la presidencia del gobierno y trabajen para todos los que los han elegido, que son, no lo olviden, los que les dan de comer. Hagan exactamente lo mismo que hacen los que los eligen: trabajar para comer. 350 El apalancamiento es la relación entre capital propio y crédito invertido en una operación financiera. Al reducir el capital inicial que es necesario aportar, se produce un aumento de la rentabilidad obtenida. El incremento del apalancamiento también aumenta los riesgos de la operación, dado que provoca menor flexibilidad o mayor exposición a la insolvencia o incapacidad de atender los pagos. Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Apalancamiento 255 Aunque los políticos no quieran reconocerlo, al menos públicamente, la salida de la crisis va a suponer una serie de sacrificios que es necesario acometer: la crisis del ladrillo exige una reconversión similar a la que afrontó Felipe González en 1981. Esas reformas estructurales tienen que ir unidas a una política presupuestaria seria y creíble, en la que se racionalice el gasto y se intensifiquen los ingresos, pero cuidando de que la distribución de la carga impositiva guarde relación con el nivel de rentas de los contribuyentes. En este sentido habría que erradicar el halo de éxito con el que el español rodea al defraudador, para ponerle en su lugar una corona de espinas en señal de castigo. Finalmente, para combatir todas esas opiniones apocalípticas, indicar que España ha salido de crisis similares (por no decir peores). Sólo tienen que mirar la historia para certificar que lo que digo es cierto. Si conseguimos todo eso –y estoy convencido de ello–, significará que sabemos hacer nuestro trabajo, es decir, que somos profesionales. 256 Perdón por molestar Llevo tiempo pensando cómo tenía que terminar este relato. Tenía claro que, por encima de todo, debería de dar las gracias a todos aquellos que hayan sido capaces de llegar hasta aquí. Ahora, desde la perspectiva de este último capítulo, me doy cuenta de que es bastante probable que muchos de los lectores de esto hayan desertado ante tanta cita bibliográfica y tanto comentario económico. Si no lo han hecho del todo (porque si ha sido así no leerán esto nunca), quiero pedirles perdón por someterles a tan tediosa lectura, pero consideraba que cada afirmación que no fuera mía debería de estar documentada. Dicho esto, espero que haya sido capaz de hacerles ver en lo que ha cambiado la banca desde los setenta hasta hoy. Y, como habrán podido observar, esos cambios han estado íntimamente ligados a los cambios económicos en los que nos hemos visto inmersos, porque difícilmente pueden entenderse unos sin los otros. Además –y esto creo que no debería de olvidarse nunca– hablamos de negocios, esto es, de transacciones económicas en las que se busca maximizar el beneficio. He intentado demostrar que las tan denostadas comisiones no se han incrementado tanto como los clientes creen. Creo que les he hecho ver por qué surgen y cuándo se disimulan. Asimismo, he puesto en valor el asesoramiento y la profesionalidad de los empleados de banca, que parece que nadie quiere valorar económicamente. Nuestros clientes quieren que seamos los mejores economistas para asesorarles en la mejor inversión posible y la financiación óptima. Quieren que seamos sus asesores fiscales para pagar menos impuestos dentro de la legalidad. Que, a la vez, seamos sus abogados para tener asesoramiento legal en derecho mercantil y, si me apuran, en el civil. Y todo esto, completamente gratis. Para ellos, no existe la comparación con su asesor fiscal o su abogado, a los que paga religiosamente por cada consulta que les formula o por la cuota mensual de su asesoría. O con su empresa de telefonía o Internet, a los que también paga religiosamente los recibos llame o no, se conecte a Internet o no. Ahora, este mismo cliente monta en cólera si el banco le cobra una comisión por mantenimiento. Y yo me pregunto: ¿no es lo mismo? Permítanme recomendarles que lean el documento “Carta de un empleado de banca” que aparece como anexo. Analícenlo críticamente. Y si, al menos, consigo que cambien su opinión de los bancos… pues habré ganado mucho. En las páginas anteriores hay múltiples historias de mi familia y de mí mismo. Vuelvo a pedirles disculpas si les he parecido presuntuoso, cursi, pedante o cosas así. Les aseguro que no era mi intención incomodarles de ningún modo, sino sólo que me conocieran tal y como soy, porque tengo la sensación de que muchos de ustedes no se imaginaban de que yo era realmente así o que había escrito lo que se ha reproducido en este libro. Hay más cosas escritas que no están aquí, pero estoy seguro de que respetarán mi decisión de guardármelas para mí mismo. 257 Como habrán podido observar, detrás de cada capítulo, detrás de cada párrafo y, si me apuran, detrás de cada letra de todo esto está el homenaje a mi mujer. Las muchas horas que he dedicado a documentar este trabajo y las que he destinado a escribir todas y cada una de estas páginas esconden el regusto de recordar aquella anécdota que viví con ella, que descubrí con ella o que sufrí con ella siempre a mi lado. Lo dije en la primera página: todo esto va en su memoria. Exclusivamente en su memoria. EXCLUSIVAMENTE EN SU MEMORIA, insisto. Quería escribir estas líneas precisamente hoy, 23 de abril. Porque mi padre también se merecía estar aquí, el día del vigésimo sexto aniversario de su fallecimiento. El día de San Jordi, el día del libro y de la rosa, el mismo día en el que falleció en 1616 don Miguel de Cervantes Saavedra. Seguro que ambos, mi mujer y mi padre (que me estarán viendo desde allí arriba), se emocionarán al leer esto. Y no hay más. Quienes quieran buscar otra cosa distinta en mi actitud (pasada, presente o futura) están muy equivocados. Especialmente aquellos para los que este título no les es inédito. Gracias. 258 Epílogo Doscientos veintiún días y 109.663 palabras separan las palabras “Prólogo” y “Epílogo”. Éste ha sido un libro viajero. Por mejor decir, quien lo ha escrito lo ha hecho desde muchos sitios distintos, porque el documento no se ha movido de Internet. Gracias a esos archivos que mi hijo me descubre de vez en cuando, en todo momento lo que iba escribiendo ha estado en una cosa que se llama Dropbox y que te permite acceder al documento allí donde haya una conexión a Internet. En concreto, sus páginas se escribieron, además de en Madrid – naturalmente– en: La Seu d’Urgell Santiago Compostela Toledo Zamora Cuenca Almendralejo Teruel Alcalá de Henares Soria Lisboa Puebla de Sanabria Valencia Baiona Sevilla Desde que terminé de escribir tengo una sensación rara. Por un lado, estoy satisfecho por haber sido capaz de plasmar todo eso que estaba en “las musas” en un papel, pero por otro creo que se han abierto demasiadas heridas que parecían cerradas. Es verdad que todas ellas tenían la apariencia de estar cicatrizadas cuando en realidad no era así, pero remover datos, fechas, anécdotas e historias varias me han hecho ver todo que he perdido por el camino, probablemente (enfermedades aparte) por mi exclusiva culpa al pensar cosas que no son o al hacer cosas que no debería haber hecho. Pero ya no existe la vuelta atrás… ¿O sí en algún caso? Todas esas historias estaban en un montón de documentos que me ha tocado desempolvar de los rincones de mi casa. También me ha ayudado mucho la “colección” de documentos que mi madre guardaba en la suya, sobre todo para recordar los primeros tiempos de este relato. Igualmente he de reconocer que la Red me ha permitido centrar datos y fechas, así como localizar muchísima información que, de otro modo, sólo habría podido recabar haciendo de ratón de biblioteca. Además, la perspectiva histórica te permite ver las cosas con otro prisma distinto a como las viviste (o como recuerdas haberlas vivido). 259 Si tuviera que sacar una conclusión de todo esto es que he aprendido mucho, lo que me alegra especialmente. Pero, además, me sentiré feliz si he sido capaz de transmitir lo que sabía y lo que he aprendido. De la misma manera, me sentiré también feliz si todas estas horas que he dedicado a esto sirven para que alguien, al menos uno, pueda aprender algo. Como diría mi hijo, “las curradas de papá”. Ahora, como todas las tardes, me embutiré mis cascos para escuchar Emerson, Lake and Palmer mientras doy mi paseíto. Aprovecharé, con el permiso de todos ustedes, este rato para estar con mi pitu recordando lo que hicimos en alguno de los 11.771 días en los que estuvimos juntos y que forma parte de nuestra más estricta intimidad. Y termino con un aviso to whom it may concern [a quien corresponda]: como siempre me ha gustado hacer –y espero poder verlo personalmente–, cuando llegue el momento de decir adiós a esta profesión me marcharé por la puerta de atrás sin hacer ruido. Por esa misma puerta por la que entré a la Entidad un viernes 31 de enero de 1975. O sea, hace una eternidad. 260 ANEXO: Carta de un empleado de banca al Banco de España Después de leer tantas y tantas opiniones en contra de los bancos, me he preguntado si alguno de ustedes se ha planteado ponerse al otro lado de la mesa, es decir, desde el punto de vista del empleado que les atiende. Pues bien, si ninguno se lo ha planteado, voy a ser yo quien lo haga como trabajador de una entidad financiera que soy. Realmente, no me extraña nada la decadencia de este país leyendo las cosas que leo y los insultos contra los bancos que cada poco tiempo salen a la luz aquí. Ladrones, es el insulto más común. ¿Ladrones por qué? ¿Por querer cobrar los honorarios como cualquier empresa? Afortunadamente, en el sector bancario hay una competencia atroz y uno puede decantarse por diferentes ofertas. Pero parece ser que a la gente le duele que le cobren por servicios que tienen que ver con dinero y se sienten estafados. En cambio, son felices yendo a El Corte Inglés a tomarse en la cafetería un bollo y un café por 5 €, cuando fácilmente le ha costado a El Corte Inglés, 50 céntimos las dos cosas. 1.000% de beneficio, y ahí también está interviniendo nuestro dinero, pero no lo vemos tan robo porque no es un banco. Como una vez leí en un foro, la mala suerte de los bancos es que están obligados a informar de todos sus honorarios y, en parte, beneficios. Ya me gustaría a mí que cuando nos presentasen el ticket de la cafetería pusiese: - Bollo: 0,30 € - Café: 0,20 € - Beneficio: 4,50 € TOTAL: 5,00 € En cambio en el banco vemos: TRANSFERENCIA - Importe: 2.000,00 € - Comisión: 1,00 € TOTAL: 2.001,00 € Cuando vuelven de El Corte Inglés van al banco, actualizan la cartilla y ven un apunte que dice "Mantenimiento de cuenta" y que le han cobrado 10 € por el mantenimiento del año. ESO ES UN ROBO es lo primero que piensan y a protestar. No me pueden cobrar por tener mi dinero aquí. Es que como me cobren me llevo todo el dinero. Pues lléveselo, qué quiere que le diga, si tiene 200 € en la cuenta, eso no es dinero. Es que a mí en el banco XXX no me cobran nada por el mantenimiento de la cuenta y ustedes sí, es que son unos ladrones. 261 Vale, quizás el banco XXX no le cobra nada porque tiene con ellos su nómina, su hipoteca y sus historias. Es normal que banco XXX no le cobre nada, yo también vería un robo si me cobrasen mantenimiento de cuenta teniendo todos esos productos con ellos; el banco ya saca beneficio con los intereses que te cobra por el préstamo hipotecario. Pero resulta, querido cliente, que éste no es banco XXX, sino la Caja YYY y aquí tiene una cuenta con 200 € y nada más. Sentémonos a pensar. ¿Cuánto podría ganar una persona con 200 € al año? Considerando como están los tipos a día de hoy, podría meter los 200 € en un plazo fijo a un año al 4%. Matemáticas de siempre, ¿cuánto ganaría el cliente? 8 €. El banco probablemente hará lo mismo. El dinero de ese cliente que tiene 200 € de media en la cuenta lo meterá en algún plazo fijo en otro banco o comprará Letras del Tesoro, etc. El banco ganará 8 € con el dinero de ese cliente en un año. Después de impuestos dejemos la ganancia neta en 6 €. El banco gana seis euros con el cliente. A cambio el cliente quiere y exige y es obligación del banco que se le lleve la contabilidad de su cuenta mediante extractos, tener el dinero siempre disponible en cualquier parte de España y, probablemente, del mundo, tener un medio físico (libreta) donde se lleve la contabilidad de su dinero, recibir correspondencia con exactamente lo mismo que está en la libreta o puede consultar por Internet, es decir, una estupidez. Ahora piensen cuánto puede costar mantener un sistema informático, una red de cajeros y una red de oficinas para darle este servicio a este cliente. Les diré cuál es el coste: muchísimo mayor de 6 €. Evidentemente, el coste es el mismo para un cliente de 200 € que para un cliente de 200.000 €, pero la diferencia es que el banco al primero le ha sacado 6 € de beneficio y al segundo probablemente 6.000 €. Creo que en el segundo caso no es lógico cobrarle ninguna comisión porque el cliente me da más beneficios que costes, el cliente de 200€ me da más costes que beneficios. En cierta manera, el cliente de 200 € es un cliente nada rentable, así que el banco solamente cuenta con dos armas para rentabilizarlo: o el cliente soporta los costes (comisión de mantenimiento de la cuenta) o directamente que se vaya. ¿Cruel? No creo, un banco es un negocio, el cliente que no interesa tiene dos opciones: o empieza a ser rentable (domicilia la nómina por ejemplo) o paga por ser cliente y también se convierte en rentable. Pero es que yo soy cliente de este banco desde hace más de 30 años, no tienen por qué cobrarme por esas cosas. Deberían tener deferencia con clientes como yo. Sí caballero, yo también soy cliente de El Corte Inglés desde hace 30 años y nunca me han hecho un descuento en nada, y llevo 30 años siendo cliente de Telefónica y ningún mes me han regalado una llamada o me han condonado el pago del mantenimiento de línea y, de hecho, llevo 30 años comprándole el pan a usted, que es el panadero del barrio y nunca me ha dejado una barra gratis. Es que este banco es una birria, siempre que vengo hay cola para ingresar o para cualquier cosa. 262 Bueno, usted tiene a su disposición cajeros automáticos para ingresar o sacar dinero, Internet o la línea telefónica de atención al cliente del banco para operar con sus cuentas, para consultar, para todo… No tiene por qué venir al banco, pero usted sigue viniendo y se queja porque hay tres ventanillas y sólo hay una abierta. Sí, es verdad… Deberían poner más personal Eso, que el banco se gaste más dinero en personal pero que no le cobren un duro al cliente comodón que puede hacerse las cosas él pero no quiere (no quiere sacar por el cajero y prefiere hacer cola, hace cola para pedir un extracto, etc. etc.). El cliente quiere que le hagan todo, que se lo den todo en bandeja y siempre se le sugiere cualquier alternativa para que no haga cola (sacar por el cajero, darse de alta en Internet para consultar su cuenta, ir al actualizador a poner la libreta al día, que domicilie los recibos para no tener que hacer cola y venir a pagarlos al banco, etc.). Pero cuando al cliente le sugieren cualquiera de estas cosas lo primero que piensa es que el empleado es un vago y trata de quitarse al cliente de encima y trabajar lo menos posible, no se da cuenta que el empleado tiene un horario fijo y que le da igual atender a 50 que a 100 clientes porque él no se puede ir a casa si no hay clientes. El empleado tiene que trabajar igual. Este cliente que se queja de que todo tiene que hacérselo él en el banco irá después a hacer la compra a Hipercor, a Carrefour o a Alcampo y él tendrá que coger un carro, él tendrá que caminar, él tendrá que coger los artículos que desea comprar, él tendrá que empujar el carro y él tendrá que esperar 20 minutos de cola para pagar su compra. No se quejará, lo aseguro. En el banco, a los dos minutos de estar en cola, ya estaría resoplando. Este cliente irá después con sus hijos al McDonald’s, pagará una burrada por un simple menú con una hamburguesa, patatas y refresco aguado y él mismo tendrá que recogerse su comida y su bandeja y depositarla en la basura. Tampoco se quejará por esto; en el banco sí se hubiera quejado. Es que yo tengo la cuenta en ING y no me cobran ni una comisión. ¿Qué cuenta? ¿La cuenta nómina? Es decir, ING se compromete a no cobrarte ni una sola comisión pero si y sólo si domicilias tu nómina. ¿Alguien me explica cuál es la diferencia con respecto a un banco normal a día de hoy? Si ya la gran mayoría de las cajas/bancos no cobran nada en los servicios básicos si mantienes una nómina en tu cuenta. O domicilias la nómina o no puedes ser cliente. Listos ellos, desechan a los clientes no rentables. Sólo puedes ser cliente de ING si abres una cuenta con nómina o una Cuenta Naranja donde dejes el dinero ahí depositado SIN DISPONIBILIDAD INMEDIATA, no nos dejemos engañar. El dinero tarda en rescatarlo 24 horas por lo cual no es dinero a la vista como el de una cuenta normal. Productos así hay millones en los bancos tradicionales y otros online que te permiten disponer de tu dinero al segundo, no a las 24 horas y algunos con mejores rentabilidades que la Cuenta Naranja. La única manera de disponer de tu dinero de la Cuenta Naranja al instante es teniendo la cuenta nómina. Es decir, la pescadilla que se muerde la cola. Para más inri, ING no tiene oficinas físicas y se aprovecha de la red de cajeros de otros bancos. Eso si es un negocio. En ningún momento pretendo afirmar que sea un mal banco, pero está 263 claro que no son tan buenos como quieren hacernos ver y, lamentablemente, nos dejamos guiar mucho por lo que le dicen. Es que los bancos son unos caras, el otro día fui a pagar un recibo de la luz en el banco XXX y me dijeron que sólo se podía pagar por la cuenta y yo no tengo cuenta allí y no me lo quisieron cobrar. Ladrones, más que ladrones aprovechados. Terrible eso. Resulta que los bancos a veces tenemos que ser una ONG y dar servicio a todo el mundo, cuando los bancos son empresas privadas que tienen que dar servicios a sus clientes y nada más. Si soy cliente de Mapfre y tengo el seguro con ellos, nunca se me ocurriría ir a una oficina de Seguros Pelayo o Seguros Ocaso a que me atendiesen y diesen un servicio. Probablemente me dirían que me fuese a una oficina de Mapfre. Eso mismo hacemos en el banco. Vaya a su banco y que le arreglen sus problemas y le de servicio su banco. ¿O acaso a alguien se le pasa por la cabeza ir a una clínica de Sanitas al médico de cabecera no siendo cliente? Me ganaré odio por esta opinión y agradezco el tiempo dedicado a los que se hayan leído el tostón. La he puesto en banco de España porque es una opinión generalizada de las entidades financieras en España. 264