PÁG. 12 REPORTAJE MARTES 16 de Febrero de 2016 facebook: medios obson twitter: @mediosobson Cd. Obregón, Son., Méx. Rezago ca E l enfrentamiento que cobró la vida de 49 personas en el Penal del Topo Chico, en la ciudad de Monterrey, dejó al descubierto la necesidad de una reforma que mejore las condiciones de las cárceles en el país. No sólo ocurre en cárceles locales. Los penales federales también fallan en sus sistemas de gobierno. La doble fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán pintó de cuerpo entero al sistema penitenciario del país. Problemas como el hacinamiento, corrupción, gobierno interno, escaso respeto a los derechos humanos y continuos incidentes de seguridad son algunas de las características de las prisiones mexicanas. Ante la incapacidad del Estado en el manejo de las prisiones, en el gobierno de Felipe Calderón se estrenó un nuevo modelo de participación privada. Aun así, los incidentes son cosa de todos los días. Desde el Senado y con la ayuda de especialistas y organizaciones civiles, se gesta una reforma legal que podría mejorar las condiciones de los derechos humanos en las prisiones, para que dejen de ser centros de formación del crimen o instalaciones de exterminio. Desde el 2013, en la Cámara alta está pendiente la aprobación de la Ley de Ejecución Penal, que regirá la vida en las prisiones del país en busca de mejorar la gobernabilidad de las cárceles, pero la Secretaría de Gobernación ha detenido el avance de la ley. Diagnóstico: un desastre Hacer un diagnóstico sobre la situación del sistema penitenciario en el país es todo, menos alentador. Esto ocurre a pesar de que el presupuesto que se le asigna aumenta exponencialmente año con año. En el 2002, el presupuesto del Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social (OADPRS) era de mil 662 millones 475 mil pesos. Para el 2015 sus recursos alcanzaron los 20 mil 118 millones 683 mil pesos. A esos recursos se suman los que gobiernos lo- cales destinan cada año para el funcionamiento de las prisiones que están a su cargo. En México operan 17 Centros Federales de Readaptación Social (Cefereso) –entre los que se encuentra el penal de las Islas Marías-; de ellos, seis fueron construidos y son operados bajo un esquema de colaboración con particulares. A ellos se suman 405 Centros de Readaptación Social (Cereso), manejados por el gobierno de la Ciudad de México (11); los gobiernos estatales (303); y los gobiernos municipales (91). A octubre del 2015, según cifras del Cuaderno Mensual de Información Estadística Penitenciaria Nacional de la Secretaría de Gobernación, la población total penitenciaria era de 251 mil 512 personas. De ellos, 203 mil 226 corresponden al fuero común; 48 mil 286 son del fuero federal. La sobrepoblación, de acuerdo a la Segob, es de 45 mil 140 personas en 194 centros penitenciarios. Es el principal problema que enfrentan las prisiones en México. Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en el 2014 ocurrieron mil 737 incidentes dentro de los penales, la mayoría en centros de reinserción social de los estados. Lo más común en los penales son las riñas, con un total de mil 435; pero también se dan suicidios, abusos y homicidios. En su Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2014, la CNDH documenta que el principal problema de los centros de reclusión es que no hay separación entre personas procesadas y sentenciadas, lo que se detectó en 115 cárceles. En 101 hay insuficiente personal de custodia; y en 99 no cuentan con programas contra las adicciones. La organización México Evalúa, documentó en el 2013 la situación del sistema penitenciario del país en su estudio “La cárcel en México, ¿para La sobrepoblación, de acuerdo a la Segob, es de 45 mil 140 personas en 194 centros penitenciarios. Desde el Senado y con la ayuda de espec una reforma legal que podría mejorar la en las prisiones, para que dejen de se instalaciones d qué?”, donde señala que otro de los problemas del sistema penitenciario es la ingobernabilidad. “El crecimiento de la población en los penales ha llevado a que exista un mayor número de internos por funcionario penitenciario. Así, no debe sorprendernos que la gobernabilidad de la cárcel no esté en manos del Estado, sino de algunos internos”, subraya el reporte. El informe cita los casos del motín en el penal de Apodaca, Nuevo León, en febrero del 2012, que dejó un saldo de 44 muertos y 37 reos fugados; la consignación del entonces jefe de custodios de la cárcel de Puerto Peñasco, Sonora, por posesión de drogas con fines de venta; y la salida de cinco reos del penal de Hermosillo sin haber cumplido su condena, “porque 12 funcionarios aceptaron un soborno de cerca de un millón de pesos para dejarlos ir”. “Las precarias condiciones de vida y de funcionamiento de las cárceles, permiten a los grupos criminales internados crear un sistema de autogobierno dentro de los mismos penales”, sostiene México Evalúa. Esas condiciones y el aumento exponencial en el número de detenidos, derivado de la llamada “guerra contra el narcotráfico”, llevó a que el gobierno federal en el sexenio de Felipe Calderón comenzara un plan para construir y operar cár- Los incidentes dentro de los penales son cosa de todos los días. 11 DE FEBRERO DE 2016 Penal de Topo Chico en Monterrey, Nuevo León La versión oficial asegura que una disputa provocada entre líderes del Cártel de Los Zetas y el Cártel del Golfo dejó un saldo de 49 muertos y 12 heridos. 27 DE ABRIL DE 2013 Penal de ‘La Pila’ en San Luis Potosí 13 muertos y al menos 65 heridos fue el resultado de una riña entre dos grupos del crimen organizado. 18 DE DICIEMBRE DE 2012 Centro de Reinserción Social 2 en Gómez Palacio, Durango Un total de 15 presos y 9 custodios del penal murieron después de un motín y un intento de fuga.