ECONOMISTES 460 MARZO 2015 ROSA MARÍA ROIG, DEL GRUPO IFEDES, INFORMA DE LAS AYUDAS A LAS EMPRESAS PARA LA FORMACIÓN DE LOS TRABAJADORES La formación bonificada, cursos a medida El Colegio celebró a finales del pasado mes de enero, una sesión para dar a conocer las bonificaciones y ayudas existentes para promover la formación continua en las empresas, tanto la bonificada como los permisos individuales. Rosa María Roig, consultora del Grupo Ifedes, fue la encargada de exponer el tema. A la formación continua pueden acogerse todas las empresas que tengan centros de trabajo en España, independientemente de su tamaño, que coticen por la contingencia de formación profesional y desarrollen formación continua para sus trabajadores. Por lo tanto, funcionarios y autónomos no se pueden bonificar la formación. Aunque todas las empresas que coticen por la contingencia de formación profesional pueden beneficiarse del sistema, hay colectivos prioritarios: todos los empleados de empresas medianas y pequeñas -por debajo de los 250 trabajadores- y, dentro de las grandes empresas, las mujeres, los mayores de 45 años y los discapacitados. En el sistema de bonificaciones, la empresa tiene derecho a percibir un importe económico para la formación de sus trabajadores, sin necesidad de pedir una autorización administrativa para utilizar ese dinero, ni tiene que presentar un proyecto determinado a priori. Ya dispone de crédito desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre. El crédito que no se consume en un año se pierde, no es acumulable. Para Roig, este modelo tiene la gran ventaja de que cada empresa diseña sus cursos a medida, eligiendo libremente el contenido, las fechas, los docentes y el número de alumnos. En España funciona a través de la Fundación Tripartita, integrada por el Gobierno y los agentes sociales, que es la encargada de organizar la distribución de los fondos y la estructuración de este sistema, y cuenta con el apoyo del Fondo Social Europeo. El crédito anual es la cuantía ingresada el año anterior por Formación Profesional por un porcentaje que anualmente se establece en la Ley de Presupuestos Generales del Estado, en función del tamaño de las empresas. La cuota de formación profesional de este año se obtiene de la base de cotización de la empresa, de los TC1 de diciembre de 2013 a noviembre de 2014. El total de los doce meses se multiplica por el 0,7% y el resultado es la cuota de formación que ha pagado la empresa durante el año pasado. En 2015, para empresas de seis a nueve trabajadores, el porcentaje es el 100%; de diez a cuarenta y nueve, el 75%; de cincuenta a doscientos cuarenta y nueve empleados, el 60%; y doscientos cincuenta trabajadores o más, el 50%. Las empresas de entre uno y cinco trabajadores disponen de un crédito de 420 euros. Mientras que las acciones formativas son las que programa la empresa para sus trabajadores en función de unas necesidades formativas específicas y relacionadas con la actividad que desarrollan, los permisos individuales de formación se dirigen a favorecer el desarrollo profesional y personal del trabajador. Por lo tanto, no debe ser una formación exigida por Ley para el correcto desempeño del trabajo. Si la primera se puede impartir en diferentes modalidades (presencial, distancia, teleformación o mixta), el permiso individual es siempre presencial. Y si la acción formativa tiene titulación propia u oficial, la segunda debe tener necesariamente una titulación o acreditación oficial. En los permisos individuales, la empresa se bonifica el coste salarial del trabajador que disfruta del permiso. Este sistema facilita el reciclaje profesional y la movilidad laboral. Las horas que tiene cada empresa para los permisos individuales están limitadas por el tamaño de la empresa. Así, de uno a nueve trabajadores, disponen de un máximo de doscientas horas; de diez a cuarenta y nueve, cuatrocientas horas; de cincuenta a doscientos cuarenta y nueve, seiscientas horas; de doscientos cincuenta a cuatrocientos noventa y nueve, ochocientas horas; y para plantillas superiores, doscientas horas adicionales por cada quinientos trabajadores. La empresa organiza la acción formativa, la contrata y liquida. Cada empresa elige directamente, sin intermediarios, a la empresa de formación, que no puede subcontratar la impartición de las clases. La gestión sólo se podrá realizar por parte de un centro de formación o empresa especializada que tenga en su objeto social la formación. La bonificación se la podrá aplicar la empresa, una vez que el curso haya finalizado y esté completamente pagado, en cualquier ECONOMISTES 460 MARZO 2015 boletín de la Seguridad Social del ejercicio en el que se realice la acción. Para poder beneficiarse de la bonificación, la empresa debe estar al corriente de los pagos de la Seguridad Social. Los costes de formación bonificables incluyen todos los gastos sufragados por las empresas para la formación de sus trabajadores, tanto los costes directos (tutores, plataformas, alquiler de aulas, materiales didácticos, desplazamiento) como los asociados o indirectos (equipos de apoyo, correo, teléfono). En cualquier caso, los costes asociados no pueden superar el 25% de los costes directos. Para acreditar los gastos, son válidas las facturas de profesionales o de empresas de formación, los tiques, recibís o notas de cargo. Las acciones formativas no deben tener más de 25 alumnos por grupo en las presenciales ni más de ochenta en las clases a distancia. La duración mínima, en todas las modalidades, es de seis horas, excepto para formación en áreas prioritarias, como tecnología de la información y comunicación, prevención de riesgos, sensibilización medioambiental o manipulador de alimentos, en las que puede ser de cuatro a seis horas. En cualquier caso, la formación diaria no puede sobrepasar las ocho horas y ningún trabajador puede realizar dos veces la misma acción el mismo ejercicio económico. Es posible constituir un convenio de agrupación de empresas, por la que dos o más compañías se unen para gestionar conjuntamente la formación continua, nombrando a una de ellas gestora de los planes de formación, así como adherirse a una agrupación ya existente. La entidad organizadora puede ser cualquier empresa y debe tener entre sus actividades la impartición de formación o tener la formación dentro de su objeto social con anterioridad al 1 de enero de 2003. Puede gestionar con sus medios determinadas acciones formativas y autorizar a terceros la gestión de otras acciones. Una empresa integrada en una agrupación puede solicitar la baja en cualquier momento. A la hora de elegir la entidad organizadora, Roig recomendó buscar profesionalización. “No es lo mismo gestionarse un curso para ti mismo en un momento dado que gestionar diez o quince cursos, con mucha documentación administrativa que aportar y muchos plazos que se tienen que cumplir. Las empresas no lo suelen llevar correctamente”, advirtió. La entidad organizadora gestiona la formación, comunica el inicio y finalización de la misma, da de alta la información de los alumnos, certifica qué alumnos han cubierto el 75% de la acción formativa que da derecho a la bonificación, documenta y comunica a la Fundación Tripartita los costes formativos y custodia la documentación durante cinco años. Antes de la comunicación de inicio de una acción formativa, se debe poner en conocimiento del representante legal de los Trabajadores de la empresa los objetivos y contenidos de la misma, el criterio de selección de los participantes, el calendario previsto de ejecución, el lugar de impartición y el balance de las acciones formativas desarrolladas en el ejercicio precedente. Este requisito es imprescindible para obtener la bonificación. En caso de no existir, es necesaria la conformidad de los trabajadores participantes en las acciones formativas. Los permisos individuales de formación se dirigen a favorecer el desarrollo profesional y personal del trabajador