AMÉRICA LATINA EN LA ENCRUCIJADA Andrés Kozel 1. El mundo El Nacional Intelligence Council (NIC) del gobierno de los Estados Unidos elaboró en 2008 el documento Trends 2025: A Transformed World1. Habida cuenta de la amplitud de su orientación y de la creatividad del ejercicio prospectivo que propone, será productivo comenzar estos apuntes con un breve comentario al respecto. Los elementos clave indicados por Trends 2025 se dejan condensar del siguiente modo: a) En torno a 2025 el mundo tendrá unos 8 mil millones de habitantes, es decir, mil millones más que en la actualidad. Fruto del crecimiento demográfico y del crecimiento económico, la demanda de alimentos será un 50% mayor a la actual. Paralelamente tendrán lugar cambios significativos en las preferencias de consumo de la cada vez más numerosa clase media global, proceso en el cual las zonas más dinámicas de Asia tendrán el papel más destacado. Esta situación propiciará no sólo un acrecentamiento de las oportunidades y rivalidades comerciales sino además una intensificación considerable de la presión sobre recursos como la energía y el agua, que podrá exacerbarse todavía más en función de los efectos del cambio climático: los debates acerca de la cuestión medioambiental y energética serán crecientemente centrales en los lustros por venir. Aunque el escenario de la transición a una civilización post-petróleo es ineludible a largo plazo, no cabe imaginar que para 2030 se haya completado (con todo, es probable que en torno a esa fecha se esté en condiciones de elaborar prospecciones más precisas en ese sentido). b) El panorama demográfico y las problemáticas derivadas serán muy distintos en los países avanzados con pirámides poblaciones envejecidas (en particular, Japón y la Unión Europea) y en los países emergentes con pirámides poblaciones jóvenes (por ejemplo, los países árabes y sus legiones de jóvenes desocupados). Los desplazamientos migratorios seguirán siendo motivo de esperanza para millones de personas, al tiempo que potenciales fuentes de conflictos diplomáticos, políticos y sociales. c) En 2025 el sistema internacional que emergió tras de la segunda guerra mundial será en gran medida irreconocible. Ello se deberá, ante todo, a la enorme dimensión demográfica y económica que para entonces habrán adquirido los nuevos pesos pesados: China e India –y Rusia si, de acuerdo con los autores del documento, apura ciertas modificaciones inaplazables. Vale la pena retener dos elementos: a) Las poblaciones agregadas de China e India constituyen, y seguirán constituyendo por décadas, alrededor de un tercio de la población mundial; b) Más temprano que tarde, la economía china superará a la estadounidense en tamaño, convirtiéndose así en la mayor economía del mundo –en términos de dimensión del PIB, aunque no, por supuesto, de ingreso per cápita ni de hegemonía militar y cultural. El mundo de 2025 será un mundo decididamente multipolar, en el cual no sólo tendrán peso los actores estatales, viejos y nuevos, sino también un número creciente de actores no estatales. Es difícil imaginar que para entonces subsista la idea de una “única 1 NACIONAL INTELLIGENCE COUNCIL (NIC), Trends 2025: A Transformed World, US Government, november 2008. Disponible en www.dni.gov/nic/NIC_2025_project.html (última consulta 06/02/2012). comunidad de naciones”. Considerando que históricamente los sistemas multipolares han sido más inestables que los uni o bipolares, los autores de Trends 2025 imaginan modificaciones y conflictos derivados de la nueva situación: con toda probabilidad, cambios en las alianzas y emergencia y robustecimiento de distintas instancias de integración regional. Constituye una pregunta abierta y de difícil respuesta el establecer cómo, cuándo y hasta qué punto los nuevos pesos pesados traducirán su colosal envergadura demográfica y económica a la escena de la política global, convirtiéndose en jugadores gravitantes a ese nivel. d) Aunque da la impresión de que las rivalidades estratégicas en ciernes concernirán sobre todo a temas relativos a las relaciones comerciales, a la geopolítica de la energía y a la inversión y la innovación tecnológica, no cabe descartar sin más potenciales escenarios de mayor y más abierta hostilidad –carreras armamentísticas, formas de racismo, expansiones territoriales, rivalidades militares, enfrentamientos directos. En esta línea, la cuestión de Medio Oriente y las repercusiones regionales y globales de un eventual ascenso de Irán al estatus de potencia atómica son consideradas con insistencia por los autores del documento. En suma, el futuro perfilado en Trends 2025 es en lo fundamental un futuro “signado por Asia”, y cada vez más marcado por la cuestión ambiental –agua, cambio climático– y energética. Para los países occidentales, el desafío parece estar centrado a desempeñarse con efectividad en las disputas por el acceso y el control relativo de los enormes mercados asiáticos y de los recursos energéticos clave. En cuanto a América Latina, los autores del documento señalan que los países más importantes de la región serán potencias intermedias hacia 2025; otros, como Venezuela y Bolivia, tienen un dudoso futuro en la medida que continúen enrevesados en los vericuetos del las “políticas populistas”; Haití aparece prácticamente condenado a la miseria y a la ingobernabilidad. No hay muchas más referencias a la región. En términos generales, Trends 2025 plantea que América Latina, aún con su economía creciendo a tasas relativamente altas, continuará bastante atrás de las zonas más dinámicas de Asia en términos de crecimiento y competitividad: La región jugará su papel en el drama global, aunque en calidad de actor secundario. Los autores de Trends 2025 proponen el ejercicio prospectivo de imaginar cuatro escenarios posibles: 1) el caracterizado por la “desaparición de occidente” (en rigor, por la presencia de un occidente abrumado e inoperante); 2) el signado por un impacto inesperado del cambio climático (definido por un megahuracán cernido sobre Nueva York, que obliga a tomar medidas drásticas, como la relocalización de ciudades costeras); 3) el marcado por un conflicto por recursos entre los dos nuevos pesos pesados China e India, y 4) el caracterizado por un eclipse de los poderes estatales convencionales, consecuencia del accionar de redes no estatales promotoras de una agenda centrada primordialmente en el tema ambiental. En términos metodológicos se trata de una propuesta creativa, interesante desde el punto de vista del la prospectiva global, y que en otro momento valdría la pena replicar, con los matices del caso, para América Latina. 2. América Latina. Población 2.1. Salida generalizada del escenario previo En los últimos lustros América Latina ha experimentado un descenso considerable y presumiblemente definitivo de los ritmos de crecimiento de su población2. Fruto de la caída de la tasa de fecundidad y del aumento de la esperanza de vida, el tiempo de la explosión demográfica masiva parece haber quedado definitivamente atrás. De acuerdo con las proyecciones de los especialistas, en torno a 2025 la mayor parte de los países que componen la región habrán llegado al nivel de reemplazo (2.1 hijos por mujer) o estarán por debajo de él, adentrándose así en la antesala de un eventual escenario de estabilización o decrecimiento poblacional.2 Es obvio que, en un continente tan vasto y diverso, los datos y tendencias agregados poseen un valor muy relativo: se verifican importantes diferencias entre los países y, también, profundas brechas sociales y regionales, así como innumerables matices y situaciones específicas. Esta última observación, que vale para la tendencia pesada demográfica recién referida –no en todos los países y regiones se llegará al nivel de reemplazo “al mismo tiempo”–, no debe perderse de vista en ningún momento en lo que sigue. 2. 2. Bono demográfico Los especialistas ponen de relieve el hecho de que la región atraviesa en nuestros días una etapa singular, a la que designan como bono demográfico. El escenario puede caracterizarse así: como consecuencia de la disminución de la fecundidad, se ha visto reducido el número de niños (consumidores) respecto de los adultos activos (productores), lo cual ha generado un escenario potencialmente favorable en varios sentidos3. Sostener lo anterior no debe conducir a desconocer que el trabajo infantil sigue siendo una realidad masiva en las regiones rurales más empobrecidas del mundo y de América Latina: por dar un ejemplo, UNICEF da para México la cifra de por lo menos 3,6 millones de niños y adolescentes que trabajan, dato oficialmente reconocido por las instituciones del estado4, y frente al cual sería difícil afirmar que en América Latina todos los niños son sólo consumidores. Sin embargo, la imagen del bono se refiere a algo real, y que es realmente importante. En efecto, de ser adecuadamente aprovechado, el bono –que desde luego no durará para siempre–, podría significar una ventana demográfica de oportunidades para el crecimiento económico y para la anticipación de escenarios futuros. En esta línea de argumentación, el desafío consistiría en invertir con decisión e inteligencia en capital humano –educación y salud–, con vistas a que la población joven consiga insertarse en forma productiva, contribuyendo a incrementar la competitividad y el ahorro. Se aduce que los tigres asiáticos han superado exitosamente análogo desafío5. 2.3. Hacia una pirámide poblacional envejecida Los países latinoamericanos deben comenzar a prepararse para enfrentar el repertorio de problemáticas asociadas al envejecimiento de la población. De acuerdo con las proyecciones de los expertos, si actualmente los mayores de 60 años representan no más del 10% de la población total, hacia 2025 constituirán el 25% de la misma: la forma de la 2 CEPAL, Transformaciones demográficas y su influencia en el desarrollo de América Latina y el Caribe, CEPAL-Naciones Unidas, Santiago de Chile, 2008, cap. II. 3 Ibídem, cap. III. 4 “Trabajo infantil”, en el sitio de UNICEF México: http://www.unicef.org/mexico/spanish/proteccion_6928.htm (última consulta: 06/02/2012). 5 “Fecundidad y desigualdad en América Latina”, en Notas de la CEPAL, número 70, diciembre de 2011. Disponible en http://www.eclac.cl (última consulta 01/02/2012) También, Alejandra MARTINS, “Los retos de América Latina ante el crecimiento demográfico”, en La Nación, 31 de octubre de 2011. Disponible en http://www.lanacion.com.ar/1419283-somos-7000-millonescinco-desafios-ambientales (última consulta 06/02/2012). pirámide poblacional irá dejando de parecerse a una pirámide para asemejarse cada vez más a un muffin. El cambio es importante, y traerá consigo desafíos considerables: no sólo habrá mayores presiones sobre los sistemas de pensiones y jubilaciones, sino que se abrirá un nuevo abanico de problemáticas, ligadas, entre otras cosas, a qué tipo de cobertura podrá dársele a las considerables franjas de población joven hoy empleada informalmente o desempleada, así como también a un haz de demandas inéditas sobre la infraestructura y sobre la estructura de las profesiones –vgr., será necesario contar con un mayor número de médicos especialistas, de enfermeros, etc. Casos particulares, Cuba y Uruguay presentan actualmente una pirámide poblacional envejecida, rasgo que, lejos de revertirse, se verá intensificado en las próximas décadas. Sólo con la finalidad de fijar una cadena de razonamientos de potencial valor heurístico, cabe señalar que aquellas regiones o países donde la fecundidad ha descendido hasta o casi hasta el nivel de reemplazo, donde la esperanza de vida supera los 70 años y donde el saldo migratorio es negativo, son los que antes y más intensamente deberán enfrentar el conjunto de desafíos planteados por el envejecimiento poblacional. 2.4. Nuevas pautas en las migraciones internacionales Otra tendencia demográfica fuerte concierne a la modificación de algunos de las pautas migratorias características de los años centrales del siglo XX. La emigración de mexicanos a Estados Unidos se incrementó de manera sustantiva a partir de la década de 1990, a un punto tal que, en México, el número anual de emigrantes –más de medio millón de personas– supera ligeramente el número de decesos. Los demógrafos mexicanos ponen de relieve que la abrumadora mayoría de los emigrantes son jóvenes en edad activa y que, de proyectarse los datos actuales a los lustros por venir, las consecuencias del envejecimiento de la población se verían agravadas. El fenómeno de la emigración de mexicanos a Estados Unidos presenta diversas facetas de interés, entre las cuales se cuenta la emergencia del universo chicano, con sus múltiples dimensiones, entre las que se incluyen notables expresiones artísticas y culturales. Por otra parte, una serie de excesos conexos a este tema, así como al de las peripecias de los emigrantes centroamericanos que ingresan a territorio mexicano con la intención de dirigirse, también, a Estados Unidos, viene siendo objeto de sistemáticos señalamientos por parte de distintas organizaciones de derechos humanos, repercutiendo en los medios masivos de comunicación y en los debates políticos de los países involucrados. Al parecer, los desplazamientos de sudamericanos hacia otros países de la región también se han incrementado últimamente. Los países que reciben mayor cantidad de inmigrantes son Argentina, Brasil y Venezuela. Los países con mayor número de emigrantes son Paraguay y Bolivia (los principales destinos son Argentina y Brasil) y Colombia (el principal destino es Venezuela). La emigración de colombianos se explica en gran medida por el conflicto político que asuela Colombia desde hace décadas, pero el reciente incremento de los desplazamientos al interior de la región parece estar ligado a las crecientes restricciones que sufren los sudamericanos para acceder a Europa y a Estados Unidos6. También en Sudamérica se registran casos de abusos, explotaciones y violaciones a los derechos humanos de los inmigrantes. Al mismo tiempo, se identifican procesos identitarios y culturales de enorme interés desde un punto de vista sociológico y antropológico. 2.5. Nuevas pautas en las migraciones internas En las últimas décadas ha variado también de manera significativa la pauta de las migraciones internas, esto es, de los desplazamientos de población dentro de los países Maximiliano SBARBI OSUNA, “Crecen las migraciones internas en Sudamérica”, en Observador Global.Com. Disponible en http://observadorglobal.com/crecen-las-migraciones-internas-ensudamerica-n21018.html (última consulta 06/02/2012). 6 singularmente considerados. En los países más grandes y poblados hace ya unos 25 años que los grandes centros urbanos han dejado de ser los únicos espacios receptores de migrantes, cediendo su lugar, al menos en parte, a ciudades intermedias, así como también a nuevos patrones de desplazamientos, de los cuales no hay que excluir los movimientos al interior de regiones específicas ni, tampoco, los movimientos pendulares. Sin que haya dejado de presentar un saldo migratorio negativo, la región nordeste de Brasil ha comenzado a retener más población; por otra parte, si es cierto que el eje de desplazamiento nordeste/sudeste conserva su importancia en el país, también lo es que los destinos de los nuevos migrantes se localizan crecientemente al interior de sus regiones de origen7. En México, el DF ya se ha convertido en un foco expulsor de población; de un tiempo a esta parte, los principales atractores de población vienen siendo las ciudades de la frontera norte – donde se ha instalado la industria maquiladora y otras fuentes de empleos codiciados– y el estado de Quintana Roo en la península de Yucatán –donde hay un poderoso polo turístico–8. En Perú, Lima y su zona metropolitana siguen siendo el principal polo atractor; no obstante, al considerar los desplazamientos de población al interior de Perú en la actualidad hay que tomar en cuenta la presencia de dinámicas asociadas al narcotráfico (en particular en la selva alta), el proceso de pacificación de la región de Ayacucho-Huamanga (que ha propiciado una reducción relativa de la emigración así como el retorno de desplazados) y el desarrollo de la minería ilegal9.9 2.6. Apreciación En un sentido general, podría decirse que las tendencias pesadas de la demografía parecen favorecer de momento a los países latinoamericanos. De un lado, está la ventana de oportunidades abierta por el bono demográfico. Del otro, está el hecho simple pero verdadero que indica que, de mantenerse una tasa de crecimiento económico razonable en el marco de un escenario tendiente a la estabilización de la cantidad de población, terminará habiendo más riqueza para repartir entre igual número de personas. Por supuesto, aprovechar el bono no es algo que se produzca automáticamente; tampoco lo es garantizar el crecimiento sostenido de la actividad económica ni, menos todavía, la equitativa distribución de sus frutos. Parafraseando y extrapolando una afirmación que un analista formulara en relación con el caso mexicano, es posible afirmar que, si la población ya le cumplió al desarrollo, ahora falta que el desarrollo le cumpla a la población10. 3. América Latina. Economía y Sociedad 3.1. Intercambios Sur-Sur y crecimiento Las explicaciones y las estimaciones relacionadas con la economía y la sociedad de ninguna manera pueden ser tan precisas como lo son parte de las consideraciones vertidas por los demógrafos. Si la cantidad de población, su estructura por edades y otras dinámicas 7 Antônio Tadeu RIBEIRO DE OLIVEIRA, Leila Regina ERVATTI y Maria Monica VIEIRA CAETANO O’NEILL, “O panorama dos deslocamentos populacionais no Brasil: PNADs e censos demográficos”, en Luiz Antonio PINTO DE OLIVEIRA y Antônio Tadeu RIBEIRO DE OLIVEIRA (orgs.), Reflexões sobre os deslocamentos populacionais no Brasil, Rio de Janeiro, IBGE, 2011. 8 Virgilio PARTIDA, “Migración interna”, en Manuel ORDORICA y Jean-François PRUD’HOMME (coordinadores generales), Los grandes problemas de México, México, El Colegio de México, 2010, Tomo I: Población. Los dieciséis volúmenes que componen esta obra están íntegramente disponibles en http://2010.colmex.mx/tomos2.html 9 Ernesto MAGUIÑA SALINAS (responsable), Perú: migraciones internas 1993-2007, Lima, INEI, 2009. 10 Manuel ORDORICA, “Las proyecciones de la población hasta la mitad del siglo XXI”, en Manuel ORDORICA y Jean-François PRUD’HOMME (coordinadores generales), Los grandes problemas de México, op. cit., Tomo I: Población. Ordorica retoma una expresión de Gustavo Cabrera. conexas son variables cuyo desempeño puede explicarse y hasta predecirse con un margen razonable de precisión (siempre y cuando no se presenten catástrofes inesperadas), el comportamiento de la economía y la sociedad suele ser más opaco e incierto. Distinguir tendencias pesadas en estas esferas es un ejercicio delicado. Un documento reciente de la CEPAL sostiene que en la última década han sido las economías emergentes las que han venido sustentando el crecimiento global. En virtud de ello, hoy se asiste a una situación hasta cierto punto inédita: mientras las economías avanzadas se encuentran estancadas, las emergentes han dado signos de vitalidad. De hecho, los intercambios comerciales Sur-Sur crecieron de manera significativa en la última década. La mayor parte de esos intercambios se realiza por la vía marítima. El Océano Pacífico se ha consolidado como nuevo espacio protagónico. En dicho marco, América Latina ha incrementado sensiblemente sus niveles de participación en el comercio internacional, aumentando de manera considerable el volumen de sus intercambios con China y con otros países de Asia Oriental. Para decirlo gráficamente: si las exportaciones latinoamericanas crecieron en general a un 7% anualizado durante el último lustro, las exportaciones dirigidas a Asia Pacífico crecieron a un 22% anualizado –más del triple– en el mismo periodo11. Un somero examen de la composición de las exportaciones latinoamericanas revela que se trata mayormente de bienes primarios: recursos energéticos, minerales y agropecuarios, los también llamados commodities. La región del MERCOSUR es la principal productora de alimentos del planeta; Chile es el principal productor mundial de cobre; Brasil, además de ser el mayor exportador de carnes y café, se cuenta entre los principales productores de hierro y manganeso; Venezuela y México figuran desde hace décadas en el top ten de los exportadores de petróleo. El conjunto de elementos mencionado explica en una medida importante las altas tasas de crecimiento presentadas por muchas de las economías latinoamericanas durante la última década. Pero hay que tener en cuenta que Asia no es el único destino de las exportaciones latinoamericanas: Paraguay, por ejemplo, exporta su soja mayormente a Europa. Sin embargo, la mayor presencia relativa de Asia en el sentido indicado es uno de los datos más importantes del panorama global de nuestro tiempo. 3.2. Modificaciones espacio-territoriales Desde el punto de vista espacio-territorial, esta mayor participación en el comercio internacional aparejó y seguirá aparejando importantes modificaciones: vastos espacios han sido “puestos a trabajar” para satisfacer las nuevas demandas; muchas fronteras agrícolas se han desplazado, áreas enteras del mapa fueron incorporadas a la actividad productiva, en tanto que otras vieron modificada parcial o totalmente pautas y orientaciones preexistentes. Elemento clave en esta dinámica, la expansión de la soja no sólo ha afectado a nuestro país, sino también a Brasil, Paraguay, Bolivia y, en menor medida, Uruguay. De acuerdo con un documento de la FAO, si la producción de soja creció 58% a nivel global entre 1996 y 2004, en los países mencionados se incrementó un 123% en el mismo periodo: en torno a 40 millones de hectáreas se dedican al cultivo de la soja en la región. El boom mundial de esta leguminosa de alta rentabilidad es un fenómeno especialmente sudamericano o, más específicamente, conosureño12. En cuanto a los efectos de la sorprendente expansión del cultivo, el documento citado pone de relieve el fortalecimiento de un modelo productivo en gran escala, altamente tecnificado y mecanizado, basado en CEPAL, Panorama de la inserción internacional de América Latina y el Caribe. La región en la década de las economías emergentes, CEPAL-Naciones Unidas, Santiago de Chile, 2011. 12 SANTANA, Carlos y Óscar SISMONDI, Expansión futura de la soja 2005-2014. Implicaciones para la seguridad alimentaria, el desarrollo rural sostenible y las políticas agrícolas en los países del MERCOSUR y Bolivia, Santiago de Chile, FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), 2007. 11 explotaciones de gran tamaño y muy concentradas, y orientado casi de manera exclusiva al mercado internacional. La expansión ha estado acompañada por una notable intensificación de las actividades de compra y arrendamiento de tierras. Desde luego, en el desarrollo de esta nueva modalidad de explotación agropecuaria han desempeñado un papel central algunas grandes compañías multinacionales. En los casos de Argentina y Brasil, se asiste también a importantes transformaciones agroindustriales; en particular, al desarrollo de una pujante industria procesadora de soja y, también, a la perspectiva de que emerja y se robustezca una industria nacional de subproductos diversos. Sin dejar de reconocer el destacado papel de esta expansión en el mejoramiento económico de los países mencionados, el documento de la FAO indica también una serie de riesgos e interrogantes que permanecen abiertos: sobre la conveniencia de adoptar el monocultivo como pauta, sobre los peligros asociados al empleo de las nuevas tecnologías, sobre cuán sostenible es la actividad y cuán serios pueden ser sus efectos sobre el medio ambiente, sobre las consecuencias de los desplazamientos de otras actividades agropecuarias a zonas antes marginales –lo cual ha supuesto, en algunos casos, cambios de los horizontes vitales de enteros contingentes de población campesina13: a este último respecto, el impacto social de la nueva modalidad de explotación ha sido particularmente fuerte en Paraguay, donde se han registrado movilizaciones, conflictos y desplazamientos de miles de campesinos14. 3.3. Impacto distributivo En los últimos dos lustros América Latina logró reducir la brecha entre su nivel de ingreso per cápita y el correspondiente a los países avanzados, revirtiendo así los desempeños alcanzados en décadas anteriores y consiguiendo recuperar, al menos en parte, el terreno perdido15. Si es cierto que el dato correspondiente al ingreso per cápita es un promedio que encubre situaciones particulares muy distintas, también lo es que en algunos países se registraron mejoras efectivas en lo que respecta a la distribución del ingreso y a la reducción de los niveles de desigualdad, de pobreza y de indigencia. Dicha tendencia, y el notable contraste que ha supuesto en relación con el panorama de las décadas anteriores, es un elemento de importancia a la hora de dar cuenta de la perdurabilidad en el tiempo de algunos de los proyectos políticos más característicos de esta etapa, destacando en este sentido los casos de Argentina, Brasil y Venezuela. Numerosos intelectuales progresistas han dado muestras de apoyo –en todo o en parte– a estos procesos16, en tanto que otros se han mostrado más escépticos en lo que respecta a su alcance y nivel de radicalidad17. 3.4. Pasos hacia la integración regional en América del Sur Ibídem. El sociólogo paraguayo Tomás Palau es uno de los intelectuales que con mayor radicalidad ha cuestionado este proceso. Una entrevista reciente puede consultarse en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=120744 (última consulta 06/02/2012). 15 CEPAL, Panorama de la inserción internacional de América Latina y el Caribe…, op. cit., p. 16. 16 Por su enorme repercusión global, destaca, sin ser naturalmente el único ni el único relevante, el apoyo público de Noam Chomsky a la gestión de Hugo Chávez y a los procesos de integración latinoamericana en sentido amplio: Noam CHOMSKY, “Launidad latinoamericana”, en Esperanzas y realidades, Barcelona, Urano, 2010. 17 Para una buena condensación de esta posición, véase la argumentación que despliega Raúl ZIBECHI, “El pensamiento crítico en el laberinto del progresismo”, en Observatorio Social de América Latina, Buenos Aires, CLACSO, año XII, N° 30, noviembre de 2011. También puede consultarse en el mismo número de OSAL la entrevista a Francisco “Chico” de Oliveira sobre el Brasil lulista, a cargo de Massimo Modonesi. 13 14 Sin desconocer la importancia de procesos e instancias pioneros de la integración latinoamericana, la creación de la UNASUR parece constituir un hito en la materia, que ha tenido entre sus efectos la instalación de una nueva agenda regional. Entre otras cosas, el organismo ha promovido una serie de iniciativas (i) infraestructurales –destaca, sin ser la única, la carretera interoceánica–, (ii) económicas –creación del Banco del Sur, propuesta de conformar un fondo anticíclico–, y (iii) sociopolíticas –como el área de libre residencia y trabajo–, de gran trascendencia histórica, y que serán seguramente decisivas en el delineamiento de los escenarios del futuro. El camino que queda por recorrer para alcanzar y consolidar niveles genuinos y profundos de integración es largo, y en modo alguno se presentará libre de dificultades ni de controversias. Uno de los problemas más importantes en este sentido tiene que ver con las notorias disparidades –de envergadura y peso específico, pero también, en ocasiones, de intereses concretos– que existen entre los países que componen ésta y otras instancias, tal y como sucede en el MERCOSUR: casi todos los días se aprecian en los diarios asperezas ligadas a estas cuestiones. Otra problemática abierta concierne al rezago infraestructural. Normalmente se reconoce que América Latina adolece de un rezago considerable en términos de infraestructura. En la última década, la combinación de (a) la mayor participación de la región en el comercio global, (b) el crecimiento económico sostenido y (c) la intensificación de la demanda interna, ha generado múltiples y más intensas presiones sobre la infraestructura existente, que sufre una suerte de estrangulamiento. Distintos tipos de déficit afectan a cada uno de los países y regiones en particular, repercutiendo, por ejemplo, sobre los tiempos de traslado de los productos y sobre los costos de su transporte y comercialización. Se trata de una cuestión relevante por muchas razones, además de las más evidentes (tiempos y costos): tal como puso de relieve un panel de expertos en el Foro Económico de Davos 2012, parte importante de los alimentos que se producen en el mundo “se pierden” entre el momento de la cosecha y el consumidor final debido a rezagos infraestructurales –rezagos que no son sólo latinoamericanos, por supuesto–18.18 Según estimaciones recientes de la CEPAL, reducir la brecha de infraestructura en América Latina–transporte, energía eléctrica, telecomunicaciones, agua potable y alcantarillado– requeriría invertir U$S 170,000 millones anuales por varios años; eso sólo para “estar a la altura” de la situación. La cifra citada equivale al 5% del PIB regional; alcanzarla significaría más que duplicar lo que se viene invirtiendo, y eso sólo para “estar a la altura” del crecimiento proyectado. Sería preciso invertir casi el doble si se aspirase a alcanzar los niveles que actualmente ostenta Asia Pacífico19. A comienzos de 2012 el gobierno de Brasil ha anunciado un proyecto para ampliar la oferta de energía a través de la construcción, en países vecinos –sobre todo Perú–, de centrales hidroeléctricas conectadas a Brasil: suerte de “plan B”, la ruptura de las fronteras intenta ampliar los márgenes de certidumbre en lo que respecta al abastecimiento de energía en el futuro cercano, previendo atrasos en el cronograma de instalación de hidroeléctricas en el territorio nacional. El dato es interesante, en la medida que permite apreciar la escala de lo que hay en juego20. Cuando se hace referencia a Asia Pacífico, se suele poner de relieve el alto nivel de integración económica alcanzado: la planificación y la inversión en infraestructura han jugado un papel decisivo a ese respecto. Aunque es cierto que en Sudamérica todavía falta un largo trecho por recorrer, también lo es que últimamente se han dado pasos importantes en esa dirección. En los últimos años, la UNASUR ha absorbido en su seno el foro técnico “Foro de Davos: el 40% de los alimentos se pierde entre la cosecha y el consumidor”, en La Vanguardia, 26/01/2012. Disponible en http://www.lavanguardia.com/vida/20120126/54245358998/40-alimentos-mundo-sepierde-entre-cosecha-y-consumidor.html (última consulta 06/06/2012) 19 Notas de la CEPAL, números 68 y 70. Disponibles en http://www.eclac.cl (última consulta 01/02/2012). 20 “Governo acelera usinas nos vizinhos para garantir energia”, Folha de Sao Paulo, 14/02/2012. Disponible en http://www1.folha.uol.com.br/mercado/1048284-governo-acelera-usinas-nos-vizinhospara-garantir-energia.shtml (última consulta 14/02/2012). 18 “Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana” (IIRSA), con la finalidad de generar y robustecer espacios regionales de diálogo, planificación y ejecución. En la cumbre de mandatarios sudamericanos que tuvo lugar en Cochabamba a fines de 2006, Evo Morales había hecho referencia a la necesidad de replantear IIRSA para considerar el deseo de la gente de ver caminos para su desarrollo, y no carreteras para la exportación que simplemente atravesaran los corredores de la miseria y aumentasen la deuda. El balance de la absorción de la IIRSA por la UNASUR es sin duda positivo: actualmente se dispone de un diagnóstico y de una cartera de proyectos tan integral como probablemente no los había habido en ninguna otra etapa previa21. La cartera de proyectos establece diez ejes de integración y desarrollo, distinguiendo a su vez entre subespacios consolidados, de potencial crecimiento y emergentes, que requieren estrategias distintas. Más allá de las dificultades que puedan presentarse en fases subsiguientes, la sola existencia de la instancia, del diagnóstico y de la cartera de proyectos es un aporte medular a la conformación de una agenda regional genuina. Una pregunta derivada es la de si estaremos asistiendo a la conformación de un bloque sudamericano crecientemente integrado, aunque de alguna manera separado de América Central y México. En cuanto a América Central, es importante consignar que ha habido esfuerzos por integrarse al bloque sudamericano, en particular a las iniciativas promovidas por el gobierno de Venezuela, como el ALBA y Petrocaribe. Para numerosos analistas, el golpe de estado que depuso a José Manuel Zelaya en Honduras en 2009 tuvo que ver, al menos en parte, con la adhesión del mandatario a dichas iniciativas. En relación a México, un acceso de la centroizquierda al gobierno –escenario que hoy no aparece como demasiado probable– multiplicaría las posibilidades de un “giro latinoamericanista” de su política exterior. 3.5. Casos y situaciones * Dadas su envergadura y su capacidad de dinamizar la economía regional en su conjunto, el caso más impresionante de la última década latinoamericana ha sido el de Brasil, que se ha convertido en la potencia más importante a nivel regional. De hecho, hay observadores que ubican a Brasil, junto a China, India y Rusia, entre las potencias globales del futuro –los BRICs de Goldman Sachs–. Esto ha generado, al menos en algunos sectores de la opinión pública brasileña, un clima de entusiasmo y hasta de euforia por “nosso novo poder”. Desde una perspectiva sociológica no deja de ser interesante seguir en la prensa y en otras expresiones culturales las huellas y peripecias de este tipo de manifestaciones y de los impulsos ambivalentes que encierran22. Sin embargo, en el Brasil actual persisten las dudas sobre la fortaleza de la situación alcanzada y sobre el peso de los obstáculos que amenazan la continuidad del ciclo expansivo en curso. El debate es intenso, y sumamente interesante. La raíz del problema parece ser el hiato existente entre la entrada de productos de alta tecnología en Véase el Plan Estratégico Territorial (PET) de la República Argentina, editado por el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios (MINPLAN), en particular en su volumen 4: “Integración Territorial Internacional. Planes, programas y proyectos para la consolidación de la integración regional”. 21 Tomé la expresión “nosso novo poder” (“projetar nosso novo poder”) de Sérgio MALBERGIER, “Cuba é una grande oportunidade”, Folha de S. Paulo, 02/02/2011. Disponible en http://www1.folha.uol.com.br/colunas/sergiomalbergier/1042852-cuba-e-umagrandeoportunidade.shtml (última consulta 06/02/2012). Véase también, entre otras cosas, Vanessa CORREA, “PIB de SP pode mais do que dobrar en 30 anos” Folha de S. Paulo, 25/01/2011. Disponible en http://www1.folha.uol.com.br/cotidiano/1039034-pib-desp-pode-mais-do-que-dobrar-em-30-anos.shtml (última consulta 06/02/2012). 22 comparación con la exportación de productos formados predominantemente por commodities agrícolas y mineras, y ello pese a los esfuerzos y avances –el Brasil actual exporta automóviles, celulares, aviones–. Ante este panorama, el gobierno se endeuda y queda forzado a generar niveles altos de superávit fiscal para cumplir con los compromisos. * Pero no sólo Brasil creció a altas tasas durante la primera década del siglo XXI. Sobresale también el caso de Chile, cuya economía se ha consolidado como la más desarrollada de América Latina según varios indicadores, entre ellos el ingreso per cápita. Aunque la estructura de las exportaciones chilenas es más diversificada y multilateral que la de varios de los otros países de la región, su dinamismo continúa centralmente recostado sobre los altos precios del cobre, mineral del cual el país es primer productor mundial. De hecho, Chile no ha conseguido todavía elevar a niveles significativos la producción de bienes industriales con alto valor agregado; a ello hay que sumarle las dificultades derivadas de la dependencia energética. Pese a los esfuerzos, Chile tampoco ha logrado alcanzar resultados satisfactorios en lo que concierne a la reducción de la elevada desigualdad de los ingresos que le es característica23. Con alguna frecuencia los intelectuales de la derecha latinoamericana postulan a Chile como el modelo a seguir por los demás países latinoamericanos24.24 * También ha crecido Venezuela, donde el balance de la década es favorable aún considerando el sobresalto que supuso la baja de los precios del petróleo en 2008, situación que, como ya indicamos, se vio agravada a raíz de la alza de los precios de los alimentos. Actualmente se observa en Venezuela un interesante debate que parte de la constatación de que el crecimiento experimentado por el país ha sido un crecimiento “de baja calidad”, en la medida que no ha sido debidamente acompañado por un crecimiento industrial proporcional y significativo. Ricardo Menéndez, ministro de Industria, admite que el índice de ociosidad del aparato productivo es alto. Por su parte, Efraín Velázquez, presidente del Consejo de Economía Nacional, sostiene que en la última década se ha producido una relativa des-industrialización del país, dado que la manufactura tendió a perder peso en la composición del PIB. De acuerdo con este alto funcionario, la realidad de la industria nacional es “consecuencia directa” de una política económica errada, marcada por la sobrevaluación de la moneda y por la excesiva dependencia de las importaciones25.25 Si es cierto que el gobierno de Hugo Chávez impulsó varias medidas orientadas a superar esta situación, procurando pasar a una etapa pos-hidrocarburífera, también lo es que ellas no surtieron, al menos no todavía, el efecto esperado de dinamizar el sector manufacturero. Actualmente Venezuela ostenta la inflación más alta de la región y un fuerte incremento de los niveles del gasto público –el cual presiona a su vez sobre la inflación–, rasgo que observadores y analistas ligan a la inminencia de las elecciones presidenciales26. * También han crecido las economías de Perú y Colombia. En el caso de Perú se ha hablado y se habla de milagro económico, cuestión sobre la cual hay de hecho un debate –hasta cierto punto análogo al venezolano–, que cuenta entre sus ejes la cuestión de la Véase la síntesis referida a Chile del último estudio sobre indicadores sociales de la OCDE. Disponible en http://www.oecd.org/dataoecd/39/23/47572883.pdf (última consulta 06/02/2012). 24 Señaladamente, y sin ser el único, Andrés Oppenheimer. 25 Roberto DENIZ, “Industria nacional permanece estancada”, en El Universal, Caracas, 23/01/2012. Disponible en http://www.eluniversal.com/especiales/area-productiva/120123/industria-nacionalpermanece-estancada#.TyvDvGrjh0I.email (última consulta 06/02/2012). 26 Pablo STEFANONI, “Estado de la democracia en Venezuela, Bolivia y Ecuador”, en Observatorio Social de América Latina, Buenos Aires, CLACSO, año XII, N° 30, noviembre de 2011. También, Ender MARCANO, “Gasto efectista alimentará la economía en 2012”, en El Universal, Caracas, 23/01/2012. Disponible en http://www.eluniversal.com/especiales/economia-entransicion/120123/gasto-efectistaalimentara-la-economia-en-2012#.TyvDdbBTAFo.email (última consulta 06/02/2012). 23 “desmineralización de las fuentes de ingresos”27.27 Todavía hay expectación en lo que respecta a cuál será la política del nuevo presidente Ollanta Humala. Centrada, como la peruana del (segundo) periodo de Alan García, en la defensa a ultranza del libre mercado y la apertura económica, la economía colombiana está asimismo en condiciones de presentar un balance favorable de su desempeño en la última década, y ello pese a la relativa persistencia del conflicto con la guerrilla y el narcotráfico. * También han crecido economías más pequeñas como las de Uruguay, Paraguay, Ecuador y Bolivia. Bolivia enfrenta actualmente el desafío de la superación del “rentismo”: nueva potencia minera según la publicidad gubernamental, la sociedad boliviana deberá debatir más temprano que tarde el hecho que las transferencias de renta y compensaciones simbólicas que últimamente han beneficiado a los sectores más postergados no necesariamente son indicativas de que el país haya ingresado efectivamente a un esquema de desarrollo más equilibrado28. En Ecuador también es dable observar un interesante debate relativo a la superación del “rentismo” y a la eventual conformación de una economía pos-extractiva. En este caso, el énfasis parece estar colocado en mejorar la articulación de las instancias estatales ocupadas de la educación superior, la investigación científica y la inversión productiva; hay también en marcha, en el mismo sentido, un proyecto de Ciudad del Conocimiento en colaboración con Corea del Sur29. * México fue, sin duda, la excepción más notable a la tendencia generalizada de recuperación económica: el ingreso del país al TLCAN no trajo los resultados buscados, y en los últimos lustros su economía ha crecido a un ritmo menor a lo esperado y requerido. Analistas y observadores debaten acerca de las razones del relativo estancamiento30. Uno de los factores que más frecuentemente se aduce para explicarlo es la falta de rentabilidad de la inversión privada, rasgo que deriva en una tasa de inversión baja y en que la economía opere por debajo de su potencial. Al respecto, también aquí hay un debate sobre si conviene devaluar o no la moneda. Es importante señalar que México coloca el 80% de sus exportaciones en Estados Unidos. En lo que concierne a la industria, la dependencia del ciclo económico de Estados Unidos es casi absoluta: las industrias de México y Estados Unidos son en gran medida complementarias. A ello hay que sumarle dos elementos que complican el panorama desde el punto de vista mexicano: 1) la estructura productiva mexicana depende en una medida importante de “importaciones no competitivas”, es decir, poco sensibles a los precios relativos; 2) las exportaciones chinas han tendido a desplazar a las mexicanas en el mercado estadounidense. El ingreso de México al TLCAN supuso entre otras cosas la reducción de las barreras arancelarias y de las garantías de precios y otros subsidios que protegían a los cultivos básicos. En general, las reformas y la liberalización no han provocado las modificaciones Raymundo CHIRINOS, “¿Puede el Perú ser un nuevo milagro económico?”, Lima, Banco Central de Reserva del Perú, 2008. Disponible en http://www.bcrp.gob.pe/docs/Publicaciones/Documentos-de-Trabajo/2008/DocumentoTrabajo-03-2008.pdf (última consulta 06/02/2012). También, Benjamín H. DE LOS HEROS V., “Perú: ¿milagro económico?”, en Perú Económico, edición de enero de 2009. Disponible en http://perueconomico.com/ediciones/27-2009-jan/articulos/272-peru-milagro-economico (última consulta 06/02/2012). 28 Pablo STEFANONI, “Estado de la democracia en Venezuela, Bolivia y Ecuador”, artículo citado. 27 Ibídem, pp. 104-105. Sigo los principales argumentos que ofrecen los estudios reunidos en los tomos IX (Crecimiento económico y equidad, coordinado por Nora Lustig) y XI (Economía rural, coordinado por Nora Lustig junto a Antonio Yúñez Naude y Alfonso Castañeda Sabido) de la obra colectiva coordinada por Manuel ORDORICA y Jean-François PRUD’HOMME Los grandes problemas…, op. cit. Véase también Perspectivas OCDE: México. Reformas para el cambio, enero de 2012. 29 30 sustanciales esperadas en el sector. El campo mexicano sigue caracterizándose por un bajo nivel de inversión y de crédito; se produce en predios pequeños, mayormente orientados a la autosubsistencia; se sigue produciendo maíz, sin que haya aumentado significativamente, tal como se esperaba, la producción de frutas y hortalizas más competitivas. El elemento que sí se vio alterado es la parte del “ingreso salarial” en los hogares rurales: en una medida significativa, se trata del ingreso proveniente de las remesas de los emigrantes en Estados Unidos; hay estudios empíricos que demuestran que este mecanismo está teniendo el paradójico efecto de contribuir a desarrollar, de un modo particular, el campo mexicano. Más allá de eso, hay que decir que, más allá de su indudable riqueza cultural, la situación del campo mexicano es extremadamente delicada. Pese a los esfuerzos, la estructura productiva sigue siendo mayormente arcaica y no competitiva; la población es por lo general muy pobre y carece de acceso a servicios y coberturas elementales. En los últimos lustros México se volvió importador neto de alimentos, lo cual vino a complicar todavía más su situación en un contexto internacional donde los precios de los alimentos tienden al alza. No parece excesivo aventurar que, si a la economía estadounidense le hubiese ido mejor en los últimos lustros, la economía mexicana habría resultado favorecida: las dificultades de Estados Unidos se han hecho sentir en México, cuyas exportaciones, como vimos, se orientan casi en su totalidad a ese país. El panorama mexicano aparece todavía más incierto si se toma en consideración la escalada de violencia asociada al narcotráfico y a los resultados contradictorios y en última instancia negativos de la política desplegada al respecto por la última gestión presidencial (2006-2012). Entre las consecuencias de dicha política han de contarse la “fragmentación por descabezamiento” de los grandes cárteles de la droga y el incremento dramático del número de sucesos violentos y de víctimas fatales, hechos que, según la opinión de reconocidos especialistas, son indisociables. De manera análoga a lo sucedido en Colombia, la expansión de las actividades del narcotráfico – proceso que en México inició como tal en la década de 1990, justo con el descabezamiento de los grandes cárteles colombianos– ha alterado por completo las dinámicas productivas y sociales de vastos territorios del país31. Hay un dato en el último documento de la OCDE sobre México que tal vez convenga subrayar, sólo para ilustrar con una pincelada adicional la complejidad del caso: en México, que de hecho es miembro de la OCDE desde 1994, el ingreso per cápita equivale a menos de la mitad del promedio de los países integrantes del organismo, y los niveles de violencia y de homicidios son mucho mayores. Sin embargo, “en respuesta a las preguntas que se les formularon, los mexicanos manifestaron niveles medios de satisfacción vital superiores a los de otros países que cuentan con ingresos per cápita comparables.” Sorprendidos, los expertos de la OCDE consignan, en la única nota al pie del documento: “Los altos índices de satisfacción vital en relación con el PIB per cápita también aparecen en muchos otros países de América Latina. Estos esquemas quizás reflejen influencias culturales profundas (por ejemplo, los latinoamericanos tienden a manifestar más satisfacción que los pueblos de otras latitudes en relación con un conjunto determinado de circunstancias personales y condiciones sociales) y la repercusión en la satisfacción vital de algunos factores no vinculados al ingreso32.” La situación de México es preocupante en más de un sentido y que el debate entre los analistas es intenso, siendo su desenvolvimiento de gran interés para los observadores del resto de la región: en tamaño de PIB y en cantidad de población México es, por lejos, la segunda potencia regional detrás de Brasil. Durante 2012 habrá elecciones presidenciales en el país. El tomo XV de Los grandes problemas…, op. cit., está dedicado a cuestiones de seguridad, y contiene varios estudios relevantes sobre la problemática del narcotráfico. Por su calidad y su orientación comparativa, es altamente recomendable revisar con atención la contribución de Marco PALACIOS y Mónica SERRANO: “Colombia y México: las violencias del narcotráfico”. 32 Perspectivas OCDE: México. Reformas para el cambio, enero de 2012, p. 59 y nota al pie correspondiente. 31 3.6. Balance y perspectivas Los analistas de la CEPAL se muestran prudentes en lo que respecta a las perspectivas futuras de América Latina. La continuidad de las altas tasas de crecimiento no es algo que esté garantizado. Un escenario crítico como el que ahora se cierne sobre Europa y sobre el resto de los países avanzados seguramente alentará el despliegue más o menos generalizado de restricciones comerciales. Entre los efectos de dichas restricciones podrían contarse descensos de la demanda y de los precios de los bienes exportados por los países latinoamericanos. En un escenario así también podrían tender a incrementarse los flujos de capital dirigidos a las economías emergentes–hoy eventualmente más dinámicas–, apreciándose sus monedas, y generándose presiones para proteger la producción local y/o problemas de balanza de pagos. La proyección que se deriva del razonamiento anterior es cristalina: si la crisis de las economías avanzadas persiste, tarde o temprano acabará por repercutir en las economías emergentes: lo que sucede en éstas no es ni será ajeno a lo que acontece en aquéllas. La imagen de una economía global que se mueve, y que tal vez siga moviéndose, a distintas velocidades no debe conducir a infravalorar las incertidumbres y los riesgos que se derivan de las dificultades por las que atraviesan actualmente Estados Unidos, Japón y Europa. Por lo demás, el entusiasmo asociado a lo que la situación actual pueda tener de auspicioso tampoco debe llevar a desconocer el alto grado de vulnerabilidad a los vaivenes de los mercados internacionales que presentan las economías latinoamericanas. Esto último pudo observarse claramente durante la crisis de 2008, cuando bajó el precio del petróleo y subió el de los alimentos, situación que resultó muy complicada de afrontar para los países exportadores del primero e importadores netos de los segundos, como México y Venezuela33. En suma, más allá de los logros alcanzados, las economías latinoamericanas siguen siendo altamente permeables al impacto de los vaivenes de los mercados internacionales y se encuentran sometidas a distintos tipos de presiones sobre sus balanzas comerciales y de pagos. La vulnerabilidad se ve potenciada por la enorme centralidad que cobró el comercio exterior y por la naturaleza todavía regresiva de los patrones de especialización. Cualquier cambio en la estructura de la oferta, cualquier modificación en la orientación de la demanda, cualquier fluctuación propiciada por distintos tipos de maniobras especulativas, cualquier incremento en la demanda interna de bienes importados, podrían tener consecuencias señaladamente negativas sobre las perspectivas de crecimiento. 3.7. Apreciación ¿Conseguirá América Latina superar su condición endémica de región subdesarrollada y vulnerable? No es sencillo responder a esta pregunta. Pensando en el largo plazo, hay que decir que, análogamente a lo indicado en relación con el bono demográfico, el escenario favorable a las commodities no parece que vaya a ser eterno: todo, o casi todo, depende de lo que se haga con él precisamente ahora. Sin duda que en nuestros días el arte político del desarrollo queda indisolublemente ligado a la certera identificación de las vías que permitan no sólo sostener las tasas de crecimiento alcanzadas en la última década, sino además poder traducirlas en un horizonte de desarrollo consistente, equilibrado y menos 33 Un reciente ejercicio prospectivo elaborado en el INTA explora cuatro escenarios para el sistema agroalimentario argentino considerando muy especialmente el modo en que se resuelva –o no– la crisis económica mundial (salida con protagonismo chino, salida con protagonismo occidental-corporativo, salida con protagonismo occidental-estatal, estancamiento y recesión prolongados). Se trata de un ejercicio estimulante, en la medida que permite apreciar una serie de conexiones y nudos problemáticos centrales. Véase PATROUILLEAU, Rubén Darío; Marcelo SAAVEDRA; María Mercedes PATROUILLEAU y Diego GAUNA, Escenarios del SAAAargentino al 2030. Las fuerzas que impulsan su evolución, Unidad de Coyuntura y Prospectiva, INTA, diciembre de 2011. vulnerable a los vaivenes de una dinámica global singularmente incierta y volátil. Este es el debate que, con las especificidades de cada caso, se da actualmente en casi la totalidad de la región. Hace cuatro décadas, Raúl Prebisch sostenía que no habría salida genuina del subdesarrollo, de la insuficiencia dinámica y de la vulnerabilidad de las economías latinoamericanas sin un impulso extraordinario a la industrialización, centralmente basado en el ahorro nacional, y capaz de desembocar, a mediano plazo, en la superación de la subordinación técnica. En otras palabras, sólo a través de la industrialización podrían nuestros países quebrar los círculos viciosos superpuestos que erosionaban la viabilidad a largo plazo de los esquemas basados en patrones de especialización regresivos –id est, centrados en la colocación de bienes primarios en los mercados internacionales34. El mundo actual no es, desde luego, el mismo de hace cuatro décadas; sin embargo, el núcleo del planteamiento de Prebisch parece conservar en una medida importante su vigencia. Prebisch también era consciente de otra dimensión de la problemática, no menos crucial: cambiar el patrón de especialización supondría una vasta movilización de recursos, una fuerte disciplina, un enorme sacrificio social. No lo olvidemos: el prodigioso crecimiento de los tigres asiáticos se basó en la ultraexplotación de una mano de obra abundante y mal pagada. Hace pocos años Javier Medina y Edgar Ortegón plantearon seis escenarios posibles para América Latina: 1) Continuar del mismo modo; 2) Agregar valor a los recursos naturales (generar encadenamientos productivos innovadores con base en el aprovechamiento de las ventajas comparativas); 3) Acudir a la inversión extranjera (bajo la forma maquilas o de otras modalidades); 4) Cambiar el patrón de especialización; 5) Cambiar el patrón de especialización por la vía de agregar valor a los recursos naturales; 6) Cambiar el patrón de especialización por la vía de acudir a la inversión extranjera (maquilas u otras modalidades). No parece excesivo sostener que, desde el punto de vista de Medina y Ortegón, el horizonte deseable para América Latina es justamente la modificación del patrón de especialización, situación eventualmente alcanzada por Japón, Finlandia, los tigres asiáticos y algunos países más, perfilados como modelos a seguir35. Un escenario posible para América Latina –que es además el deseable a los ojos de muchos actores y observadores– podría ser el definido por el cambio en el patrón de especialización, la superación de la subordinación técnica y el acceso a un nuevo umbral de industrialización. Aunque no resulta fácil imaginar cómo sería el camino que debería recorrerse para llegar a ese escenario, numerosos analistas optan por preservarlo en tanto horizonte a ser alcanzado en el largo plazo. Otra gama de escenarios posibles podría quedar caracterizada por el predominio de distintas combinatorias de las tendencias en curso que fijen nuevas modalidades y versiones de esquemas en última instancia incapaces de rebasar el patrón de especialización regresivo, y sujetos, por tanto, a fases sucesivas de expansión y contracción en el marco de una considerable vulnerabilidad a los vaivenes de los mercados internacionales, aunque capaces de propiciar “ráfagas de desarrollos”, fragmentarios y desequilibrados. En la medida que las realidades económicas y sociales son constitutiva y crecientemente dinámicas, cabe pensar que los esquemas en cuestión tenderían a presentarse, no únicamente como “más de lo mismo”, sino también como articulaciones novedosas de los factores en juego. Tampoco hay que descartar del panorama de los escenarios posibles el definido por un mayor peso político y decisorio de quienes sostienen enfoques centrados en la problemática medioambiental. En este caso, el horizonte no sería tanto el de la superación del patrón PREBISCH, Raúl, Transformación y desarrollo. La gran tarea de la América Latina, México, FCE/BID, 1970. 35 Javier MEDINA y Edgar ORTEGÓN, Manual de prospectiva y decisión estratégica: bases teóricas e instrumentos para América Latina y el Caribe, ILPES/CEPAL, Santiago de Chile, 2006, Serie Manuales, núm. 51. 34 regresivo de especialización y el acceso a un nuevo umbral de industrialización, sino que, más bien y al contrario, se caracterizaría por la “apuesta por el decrecimiento” y, más ampliamente, por el advenimiento de un nuevo paradigma civilizatorio. Tampoco resulta sencillo imaginar cuáles serían las vías a recorrer para alcanzar semejante punto de llegada, al menos en el corto plazo. El cuarto escenario prospectivo imaginado en Trends 2025 trabaja justamente con algunos de los meandros contenidos en dicha posibilidad. 4. Nota sobre medio ambiente y energía * Es posible identificar una serie de temas ligados a la cuestión medioambiental que ocuparon el centro de la agenda pública latinoamericana durante la última década o década y media. Algunos de esos temas siguen siendo gravitantes en la actualidad. Mencionemos, sin pretensiones de ser exhaustivos, el conflicto conocido como la guerra del agua en Cochabamba (Bolivia), las diferencias generadas por la instalación de una fábrica de producción de celulosa en Fray Bentos (Uruguay), el debate sobre los riesgos ligados al cultivo de la soja transgénica, la discusión sobre los peligros ambientales derivados de la minería a cielo abierto, las consecuencias de la deforestación de la región amazónica. Para ilustrar el alcance y la complejidad de este tipo de problemáticas, puede ser de utilidad observar más de cerca uno de los casos. En las últimas tres décadas, el 17% de los bosques amazónicos –unos 60 millones de hectáreas, el mayor bosque tropical continuo del mundo– ha sido destinado a otros usos, en particular a pasturas de baja productividad. La expansión de la soja y de otros cultivos como la caña de azúcar (demandada para la producción de etanol) propicia el desplazamiento del ganado hacia áreas recién deforestadas. Es altamente probable que esta tendencia –que involucra cierto matiz caótico, dado el carácter remoto de las zonas en cuestión– se intensifique en los lustros por venir, justo en virtud del previsible aumento de la demanda que acompañaría el eventual auge de los biocombustibles. Por otra parte, casi un tercio de la región amazónica resultó degradado por efecto de prácticas insostenibles vinculadas a la explotación de la madera y a deficientes prácticas agrícolas de corta y quema. En sus declaraciones oficiales el gobierno de Brasil se ha revelado consciente de la necesidad de promover la infraestructura en la región a través, por ejemplo, de la construcción de carreteras asfaltadas que acrecienten los niveles de accesibilidad, conectividad y control; se sabe, empero, que la presencia de carreteras asfaltadas es uno de los factores que más promueve la deforestación y la degradación de los bosques –más del 70% de las prácticas de deforestación tiene lugar precisamente en el espacio colindante a las carreteras–: y éste no es más que uno de los múltiples ejemplos capaces de ilustrar la complejidad de la problemática, indudablemente irreducible a una única arista. De acuerdo a la opinión de los expertos, el mejor modo de quebrar ese tipo de círculos viciosos es combinar la sinergia de las distintas políticas, la planificación regional participativa y, en este caso particular, la firme decisión de establecer una zonificación agroecológica y de favorecer la expansión y conservación de áreas protegidas. Según Claudia Azevedo-Ramos, quien se desempeñaba como directora del Servicio Forestal Brasileño en el momento en que se publicó el texto que venimos comentando, el gobierno ha revisado su política de concesiones forestales y está empeñado en garantizar la presencia del Estado y la observancia de la ley en las regiones amenazadas36. Una mirada amplia sobre la cuestión amazónica tampoco debe descartar un posible escenario conflictivo, signado por una suerte de escalada de “presiones primermundistas” orientada a que los ecosistemas poco intervenidos por el ser humano, los “grandes pulmones del planeta”, se mantengan en tal condición, y ello por las dos razones siguientes: (i) se trata de Claudia AZEVEDO-RAMOS, “El desarrollo sostenible y los retos de la deforestación en la Amazonia brasileña: lo bueno, lo feo y lo malo”, en Unasylva, núm 230, Vol. 59, 2008. Disponible en ftp://ftp.fao.org/docrep/fao/011/i0440s/i0440s03.pdf. 36 reservorios de biodiversidad y (ii) constituyen sumideros naturales de dióxido de carbono, apareciendo por eso como ámbitos clave desde el punto de vista del control de las consecuencias del cambio climático37. No hay dudas de que la ecuación por la que sociedades y gobiernos procuran equilibrar crecimiento económico, beneficios sociales y sustentabilidad es extremadamente delicada y compleja. Su resolución, invariablemente provisional, no admite una única fórmula. La tendencia pesada en este sentido es que las cuestiones ligadas a lo medioambiental ocuparán un lugar cada vez más importante en los debates de la región, sin excluir la intensificación de distintos tipos de presiones ni, tampoco, un espinoso abanico de potenciales tensiones y conflictos. * En cuanto al tema energético, parece ser un hecho incontrovertible que a lo largo del siglo XXI la humanidad transitará el camino que la conducirá a un tipo de civilización que ya no estará basada en el consumo de petróleo. También parece ser un hecho incontrovertible que la obtención de electricidad a partir de la quema de carbón perderá peso, ganando importancia el uso de otras fuentes de energía: solar, geotérmica, eólica, nuclear, biocombustibles de nueva generación. En relación al carbón, hay un debate abierto sobre el “carbón limpio”, esto es, sobre la posibilidad de capturar y almacenar geológicamente, en domos subterráneos, el dióxido de carbono. Mario Molina, experto mexicano que obtuvo el premio Nóbel de Química en los años noventa, propone una estrategia compleja basada en (a) ahorrar energía –usar bien lo que se tiene–, (b) no dejar de invertir en la exploración y explotación petroleras –de hecho, nos encontramos en una etapa de transición, en la cual el petróleo todavía contribuye a solucionar una parte principal de la demanda mundial de energía–, (c) invertir en el desarrollo de las nuevas tecnologías más prometedoras –solar, geotérmica, biocombustibles de nueva generación–, (d) enfocar acciones a controlar otros gases y partículas –como el hollín y el metano– que afectan al clima de manera “más eficiente” que el dióxido de carbono, y (e) ser optimistas en cuanto a que más antes que después se llegará a un acuerdo internacional que aborde el problema de la transferencia de recursos en esta materia38. La CEPAL, por su parte, ha venido recomendando a los gobiernos latinoamericanos una mayor inversión orientada a fomentar matrices energéticas limpias desde el punto de vista ambiental39. Desempeñándose como enviado especial del Secretario General de la ONU a la cumbre sobre cambio climático realizada en Bali en 2007, el ex presidente de Chile Ricardo Lagos, sostuvo que a raíz del cambio climático tendremos que “modificar nuestros estilos de vida, nuestra forma de organizar las sociedades… Implica aceptar que los estados van a perder parte de su soberanía. Porque tiene que haber una soberanía global, porque es un problema global40.”40 Es altamente probable que el debate sobre estos temas también gane importancia en los próximos lustros. El señalamiento del ex presidente Lagos permite entrever que entre los ejes de los debates por venir se contará la puesta en entredicho del élan desarrollista, del horizonte de lo deseable y de los modelos a seguir. Fernando ESTENSSORO, “Crisis ambiental y cambio climático en la política global: un tema crecientemente complejo para América Latina”, en Universum, núm. 25, vol. 2, Universidad de Talca, 2010. 38 Mario MOLINA, entrevistado por Omar López Vergara en Nacional Geographic, edición especial sobre energía del futuro, 2009. 39 Notas de la CEPAL, números 68 y 70. Disponibles en http://www.eclac.cl (última consulta 01/02/2012). 40 Recogido por Fernando ESTENSSORO, “Crisis ambiental…”, artículo citado, p. 72. 37