Discurso del presidente del Concejo de Cartagena, Vicente Blel Scaff, durante la sesión solemne del 11 de noviembre de 2014 Si hay un momento de toda nuestra historia que nos da más luces sobre el presente y el futuro de nuestra ciudad, ese momento estelar es, sin duda, el once de noviembre de 1811, el día en que Cartagena de Indias hizo la gran apuesta por su Independencia Absoluta del dominio español. Ese día, políticos y comerciantes, blancos, negros y mulatos, ilustrados e iletrados, viejos y jóvenes, vendedores de la calle, artesanos, hombres y mujeres, todos, comprometieron hasta sus vidas por el sagrado don de la libertad y por merecer el digno trato de ciudadanos. Podríamos decir que ha sido el primero y tal vez el único proyecto colectivo que logró unir todas fuerzas motoras de la ciudad, por encima de sus diferencias sociales y económicas, muchas veces antagónicas y casi irreconciliables. Por eso, al lado de los líderes que aportaron las ideas, como los Gutiérrez de Piñeres, los García de Toledo, o los Rodríguez Torices, también figuran líderes como el gran Pedro Romero o muchos otros salidos de las entrañas de Getsemaní para formar el valeroso Ejército Popular de los Lanceros, que le dio al movimiento libertario el respaldo de la gente común. Tremenda lección, colegas cabildantes y cartageneros de todas las condiciones y creencias. En lo que hoy podríamos llamar la Exposición de Motivos, los firmantes del Acta de Independencia le contaron al mundo que "Agotados ya todos los medios de una decorosa conciliación y no teniendo nada que esperar de la nación española… Impelidos de estas razones de justicia que sólo hacen un débil bosquejo de nuestros sufrimientos y de las políticas que tan imperiosamente convencen de la necesidad que tenemos de esta separación indicada por la misma naturaleza, nosotros los representantes del buen pueblo de Cartagena de Indias, con su expreso y público consentimiento, poniendo por testigo al Ser Supremo de la rectitud de nuestros procederes, y por árbitro al mundo imparcial de la justicia de nuestra causa, declaramos solemnemente a la faz de todo el mundo, que la Provincia de Cartagena de Indias es, desde hoy, de hecho y por derecho, Estado libre, soberano e independiente". ¡Y fuimos libres! En 1812 tuvimos nuestra primera Constitución Política, pionera de la construcción de nuestra nacionalidad. Adoptamos nuestra propia bandera, la Cuadrilonga, que desde aquí llevó Bolívar en su Campaña Admirable hasta la liberación de Caracas y que hoy exhibimos con tanto orgullo, y adoptamos, en fin, nuestro Escudo Republicano, el de la India, que por aquellas épocas se convirtió en el mayor símbolo de la libertad, que vino a reemplazar al antiguo escudo colonial que le había otorgado a Cartagena el rey Felipe II en 1574. Por desgracia, este primer intento por construir una patria fue muy efímero y tuvo un alto costo, pues este sueño fue arrasado cuatro años después por la reconquista española de 1815 que significó el holocausto de Cartagena: más de la mitad de su población murió por el hambre impuesta por un terrible sitio de cuatro meses largos , y luego el fusilamiento de miles de patriotas que hoy reciben el honroso reconocimiento de Mártires por nuestra causa, en cuyo honor el Libertador la llamó desde entonces, y para siempre, "Ciudad Heroica". En todo caso, amigas y amigos, en los sucesos del 11 de noviembre y en los años que fuimos capaces de defender el Estado Libre y Soberano de Cartagena, tenemos la más grande inspiración para seguir asumiendo nuestro presente, con todas nuestras glorias y desventuras, pero también tenemos otra fuente de inspiración para cumplir nuestra responsabilidad de construir una ciudad incluyente, que establezca como meta esencial la superación de sus índices indignantes de pobreza; de apropiarnos de la educación como eje central de la vida de sus gentes; de construir una auténtica democracia que abra los espacios para la libre opinión y la sana convivencia; y de construir una memoria colectiva que nos permita tener plena conciencia de nuestra historia, de nuestra cultura y de nuestra identidad. Frente a estos grandes desafíos, tenemos también un horizonte promisorio que nos ofrece inmensas posibilidades de lograrlo, como la ejecución del Plan Maestro de Drenajes Pluviales; la construcción, a lo largo de todo el litoral, de la defensa costera de Cartagena; y la disminución de los índices de pobreza e indigencia a los mínimos niveles posibles, entre otras de nuestras muchas aspiraciones. Todo esto para decirles que, al igual que el 11 de noviembre de 1811, el futuro de nuestra ciudad dependerá también de que seamos capaces, como nuestros líderes de la independencia, de construir un proyecto colectivo donde quepamos todos, en un espacio mucho más amplio y abierto que el que hasta ahora hemos tenido, en el cual, además, tengamos todos la posibilidad de aportar nuestros esfuerzos, en igualdad de condiciones, para mejorar las calidades de nuestras vidas, para generar riqueza material y espiritual y para tener mucho más motivos para ser felices y sentirnos orgullosos de ser cartageneros. Muchas gracias.