ROGELIO SINAN: UNA REVISION DE LA VANGUARDIA EN PANAM A PoR : GLORIA GUARDIA (Rogelio Sinán visto por Gregorio Prieto) ROGELIO SINAN: UNA REVISION DE LA VANGUARDIA EN PANAMA Esta segunda edición, que consta de nueve mil ejemplares, ha sido auspiciada por la CAJA DE AHORROS . I . Introducción Hace algún tiempo, El Instituto Panameño de Arte, conjuntamente con la Sección de Letras del Instituto Nacional de Cultura, nos invitaron para que llevásemos a cabo la presentación crítica del último libro de cuentos de Rogelio Sinán, que acababa de ver la luz en la Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA), de Costa Rica . La oportunidad que se ofrecía era feliz . Sobre todo, había que considerar el hecho de que era Sinán mismo --reconocido, en Panamá, como la figura más interesante de nuestra literatura— quien solicitaba entablar el diálogo con nosotros —a una distancia de cuarenta " leguas de recuerdo " -- y ofrecernos esas múltiples e iluminativas vivencias personales que, hoy, integran capítulos decisivos de la nueva literatura de nuestro país. Recibir de la fuente misma —del protagonista y gestor de aquella sensibilidad literaria de efímera vida que se conoció con la etiqueta de vanguardismo y que, en Panamá, fue casi yerma de saludable descendencia— representó para nosotros, en calidad de críticos, la oportunidad de ubicarnos dentro de una perspectiva pluridimensional, donde el verbo de Sinán supo inyectar al diálogo la movilidad —el sudor, las molestias y frustaciones— de aquel momento revolucionario, presentándonos un dibujo total de esa época de disloque que venía a dar al traste con un caduco orden de valores establecidos. El libro Cuentos de Rogelio Sinán que nos invitaban a analizar, se nos presentó, además, como un medio eficaz para subrayar la correspondencia que se dio entre la creación poética y la narrativa del escritor panameño . Los relatos hablan, claramente, de la evolución de Sinán, desde un vanguardismo hermético y —como hemos visto más tarde— suicida, hacia un posvanguardismo, o posición de "abertura germinativa", como la ha denominado Roberto Fernández Retamar . 3 También, este libro fue vía para alcanzar una visión telescópica de lo baldío de esta tierra donde brotó, huérfana, la estructurada creatura literaria de Sinán . Porque debemos recordar que la literatura panameña poco ha tenido de homogénea . Ya Carlos Wong Broce lo apuntó en aquella charla que dictó en la Casa de las Américas sobre La vanguardia en la literatura panameña : "Nuestra literatura no es muy rica que digamos" --dijo en esa ocasión y con acierto— "no es una literatura que en cierta forma haya llegado a una definición, a una afirmación ". (1) Sinán es, pues, la excepción a la regla y la razón de esto, la analizaremos más adelante. Ahora bien, en cuanto al libro mismo se refiere, hacía rato que lo aguardábamos . Más que un libro de relatos nuevos, se trata de una obra de índole antológica que guarda en sus doscientas páginas, sencillamente encuadernadas, toda una trayectoria vital; todo un prolijo mundo literario de vigilia y sueño, brisas yodadas, noches de luna, sangre, risas, bailes, playas y hechizo que cohabita con el duende de nuestro panteista poeta tabogano. Los catorce cuentos escritos de 1931 a 1971 en Panamá, París, Calcuta o México nos hablan, además, del itinerario peregrino del hombre que supo darle la vuelta al mundo con la toga del discípulo, abrir —como maestro— las ventanas de la literatura panameña a Ios aires que soplan en otras latitudes y que, a través de los años, en solitario y estudioso afán de contemporaneidad, ha sabido mantenerse dentro de una disciplina intelectual de ciudadano que no comulga con la mediocridad ni con el provincialismo. II . Sinán y el vanguardismo A manera de pórtico aclaratorio, creemos oportuno —debido al hecho harto conocido de que es Rogelio Sinán quien inaugura la literatura de vanguardia en Panamá— decir unas palabras acerca de lo que ese término significó durante su breve instante de vigencia ideológica. Aunque en ningún momento queremos desbarrar en la pedantería del formalismo didáctico, creemos necesario acotar la órbita de la sensibilidad que dio pie al vanguardismo . Se hace, pues, inevitable que destaquemos con exactitud aquellos elementos estéticos que hicieron su aparición alrededor de 1909 y cómo la condición de irracionalismo y desrealización de estos ingredientes impidieron que el producto resultante mantuviera vigencia por mucho tiempo. Para la crítica contemporánea, el vanguardismo como sensibilidad artística ya ha sido liquidado hacia 1930 y deja de ser, por lo tanto, ese término amplio, capaz de encerrar cómodamente todas 1. 4 Carlos Wong Broce, "La vanguardia en la literatura panameña " , Panorama actual de la literatura latinoamericana. Madrid : Editorial Fundamentos, p .29. las expresiones del arte contemporáneo . Queda claro, así, que el vanguardismo en su sentido de hazaña artística tuvo vida efímera y fue una ideología relativa, intemporal, de liberación, negación y descubrimiento. Movimiento de choque, de ruptura y apertura, al mismo tiempo —lo describe Guillermo de Torre en su célebre Historia de las literaturas de vanguardia— la vanguardia, el vanguardismo o lo vanguardista, del mismo modo que toda actitud o situación extrema, no aspiraba a ninguna permanencia y menos aún a inmovilidad . En la razón de su ser llevaba encapsulado el espíritu del cambio y la evolución, previendo, ambicionando sucesiones . (2) Y más tarde, añade el historiador y apologista de ese movimiento literario: La vanguardia —dice— tal como yo la entiendo, en su sentido más extenso y mejor, no ha significado nunca una escuela, una tendencia o una manera determinada . Si, el común denominador de los diversos ismos echados a volar durante estos últimos años. (3) Y luego: Vanguardia : fase que ha sido superada para dar paso a otra más libre, orgánica y constructora . . . Ha terminado la época del manifiesto, del prospecto, de la algarada . Lindamos con la edad más venturosa del alambique, en la cual se produce la obra destilada. (4) Ahora bien, en la poesía, la vanguardia no hizo sino traducir al verso el espíritu combativo y polémico del movimiento : se ensayan nuevas formas ; se desemboca en el verso libre ; se acaba con el desarrollo temático y lógico del poema, así como con los patrones convencionales de la lengua y de la forma poética ; se rehabilita la imagen y la metáfora que se tornan, en sí, en punto de llegada del poema ; se recurre al símbolo que se convierte en una de las armas más fieras de la nueva poesía : tanto el monosémico, como el utilísimo bisémico ; se inventan procedimientos poéticos que expresen el irracionalismo hermético de la época : desplazamientos calificativos, imágenes visionarias, superposiciones (temporales, espaciales, situacionales y significacionales) ; se incorporan al poema, como material temático, los inventos y personajes de la vida moderna (el avión, el tren, la fábrica, el radio, el gramófono, el cinematógrafo y sus Guillermo 2. de Torre, Historia de las literaturas de vanguardia . Madrid : Ediciones Guadarrama, p . 21. 3. Ibid., p. 23 4. Ibid ., p. 25 6 respectivos héroes y heroínas) ; y, ante todo, se manifiesta un marcado antagonismo contra el público y contra la tradición y se encumbra el desenfrenado poder creador del poeta. También, no huelga añadir que la vanguardia —en todas sus manifestaciones artísticas— no fue una creación a-posteriori de Ios historiadores, como se puede creer y como se dio, en efecto, en el caso del renacimiento, cuyo parto histórico se debe al célebre Jacob Burckhardt, allá por 1860 . Los vanguardistas lo fueron desde su génesis en los cenáculos que se organizaron en Francia, Italia, Rusia o Alemania (porque nuestros artistas desembocan en la necesidad de realizar esa hazaña revolucionaria cuando ya Europa ha silenciado la algarada y anda en busca de la obra destilada) . Los primeros vanguardistas, pues, se reúnen con un fin concreto : hacer revolución contra lo caduco y crear fascinados por la emoción y el espíritu de aventura . Fundan, así, periódicos de grupo que son órganos de una corriente creadora específica; redactan manifiestos que se publican en estas pequeñas revistas de tiraje limitado y escasa circulación ; anuncian la fundación de un movimiento o de un nuevo ismo ; hacen la presentación antológica, ante un público amigo u hostil, de la obra colectiva de una nueva tendencia o de un nuevo grupo de escritores y artistas. Lo cierto es que, de una manera u otra, estos artistas actúan siempre en actitud consciente de sus hechos y estrecha convivencia plural que, como es natural, no puede sostenerse mucho tiempo . Para resumir, pues, detrás del telón de fondo, se palpa en ese momento preciso de vanguardia una estrecha convivencia generacional y estética. Si volvemos, ahora, los ojos sobre el caso específico de Rogelio Sinán, nuestro primer poeta de vanguardia, nos percatamos inmediatamente del hecho de que la vanguardia llegó a Panamá casi toda en un sobre procedente de Roma que envía el poeta tabogano a un amigo, ya que la escasísima poesía de experimento que se da en ese momento en el Istmo está hecha, según nuestro poeta Laurenza, "sin rumbo ni seguridad". Sinán escribe su libro Onda en Roma y lo envía por correo a Panamá, donde la literatura nueva, de acuerdo con las descripciones de la época que nos han legado los críticos panameños de la época, Enrique Ruiz Vernacci, Roque Javier Laurenza y Octavio Méndez Pereira, o se ignora en su vasta mayoría, o no logra más eco que el de una sonrisa ingenua. Sinán, desde 1924, se ha marchado de Panamá para dirigirse, primero a Chile y, luego, a sugerencia de Gabriela Mistral, a la Ciudad Eterna. En Chile, se codea con los sacerdotes literarios de la época : convive con Neruda y sus tributarios y sigue, ávidamente, la "azogada" vida literaria de Buenos Aires, a través de las revistas 6 Proa y Martín Fierro, donde publican los que integran el grupo de vanguardia de la capital porteña : Borges, Brandan Caraffa, Ricardo Güiraldes . . .Sinán, mismo, nos ha dejado constancia de lo que significó para él esta primera salida hacia horizontes más abiertos y enterados de los afanes de la cultura: Mi vocación literaria se había manifestado desde la época en que hacía el bachillerato, pues hasta había editado y dirigido revistas y obtenido muy buenos premios —nos dice— ; pero en verdad, Santiago de Chile fue el horno en que esa vocación logró dorarse a fuego lento . Todo era nuevo para mí en la gran urbe, todo me impresionaba : sus románticos parques con estanques, sauces llorones, cisnes y mujeres hermosas ; sus cafés, 'sus tertulias, sus salas de concierto, sus librerías y bibliotecas, sus teatros, sus universidades, su cortesía, su ambiente, su gran cordialidad y, sobre todo, su vida literaria : todo ello me hizo sentir con verdadero furor la sed de ser y saber . Me di a leer a los poetas chilenos, a Gabriela Mistral, a Neruda, a Huidobro y a quienes fueron mis buenos profesores como Carlos Mondaca, Samuel Lillo, Julio Vicuña Cifuentes y no sé cuantos más . (5) El hombre ha sido rozado por los aires del cambio y cuando llega a Roma, aquel verano de 1926, y se instala en la Plaza de San Juan de Letrán, la metamorfosis se logra en lo que ya es terreno bien abonado : lo embiste el arte ; lo seduce el ambiente tan propicio a despertar la presencia escondida del duende : aprende italiano y recorre los oscuros pasadizos de la Divina Comedia ; frecuenta los círculos artísticos y la Casa de España, donde hace buena amistad con Gregorio Prieto ; visita museos, salas de concierto y se torna en asiduo cliente de las mejores librerías de Roma: En las mejores librerías de Roma —nos relata Sinán— me surtía de revistas y libros españoles . "La Gaceta Literaria " que dirigía en Madrid Ernesto Jiménez Caballero, llegaba asiduamente y era mi plato favorito . A través de sus páginas pude ponerme al día en lo referente al ultraísmo de Guillermo de Torre cuyo libro "Literaturas Europeas de Vanguardia " fue mi mejor poética y, por supuesto, devoraba los libros de Rafael Alberti, Federico García Lorca, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Emilio Prados . . .y muchos otros más. (6) Y es bajo estas condiciones que Bernardo Domínguez Alba da paso a Rogelio Sinán y el poeta da a luz a su primer libro, Onda. Rogelio Sinán 5. "Mi poesía, una ojeada retrospectiva", Letras de Panamá, I (febrero, 1970), Suplemento. 6. Ibid. 7 No es esta la ocasión para analizar la obra poética del ilustre tabogano, ya que hemos dido invitadas para presentar el libro Cuentos que acaba de nacer a la luz pública . No obstante, el estudio detallado de Onda, Saloma sin salomar y Semana Santa en la niebla ya está en nuestro calendario de trabajo para fecha próxima. Ahora bien, lo que sí es preciso bosquejar para lograr una mejor interpretación de los cuentos mismos es la posición de Sinán ante la vanguardia y su presencia e influencia en los círculos literarios panameños. Ya hemos expuesto, ligeramente, lo que significó la vanguardia dentro de la historia literaria de Occidente ; hemos bosquejado también la figura de Rogelio Sinán : lo hemos visto a través de sus peregrinajes por el mundo y lo hemos escuchado confesarnos, francamente, con esa sinceridad que lo caracteriza, lo que fue su formación artística, dónde halló su poética y cuáles fueron sus fuentes de inspiración ; la obra de Neruda, Huidobro, Alberti, García Lorca, Salinas, Guillén, etc . Y, de ahí, que podamos llegar a la siguiente conclusión : Rogelio Sinán, el autor de Onda, no fue fruto de un vanguardismo panameño ; no se forjó desde las savias poéticas de nuestro suelo patrio, porque en Panamá no hubo una generación de vanguardia, ni hubo movimientos de vanguardia . Hubo sí, figuras, aisladas, que se alinearon a la poética vanguardista y que, a su vez, lograron cierto renombre en el campo de las letras nacionales. Veamos lo dicho : allá por 1928, el crítico a quien ya nos hemos referido ; Enrique Ruíz Vernacci (extranjero de nacimiento, por cierto) escribía un artículo agudo y mordaz para la revista de consumo local, Gráfico, donde pintaba el desflecado y proscrito ambiente literario de la patria con acierto ; ambiente, donde Onda fue lanzado, sin anunciarse, casi, la preñez literaria de su autor y donde no habían, tampoco, amagos de connubio entre nuestra literatura y los ismos de vanguardia de la época: Los veinticinco años de poesía continúa la senda que les fue trazada por los maestros colombianos —dice Ruiz Vernacci—. O francamente sentimental, o decididamente elocuente : por supuesto la forma es respetuosa : se huye de la innovación .. Darío es el prototipo de los revolucionarios y, las frialdades simbolistas y casi perfectas de Guillermo Valencia, que burila sus estrofas con paciencia de artífice del Renacimiento italiano, constituyen la última palabra de los modernismos admisibles. (7) 7. 8 Enrique Ruíz Vernacci, " Veinticinco años de literatura Istmeña " , Gráfico, Panamá, noviembre, 1928. Luego, añade Vernacci: ¿Hablaremos de audacias, de capillitas, de grupitos inquietos de los que tanto abundan en otros medios? No, no, entre nosotros no existe eso . . . (8) Vernacci, no obstante, sí estaba al tanto de la solitaria batalla de Sinán y de eso deja constancia en ese escrito: Un poeta panameño —dice— el joven Domínguez Alba, en la actualidad en Roma, es el único que se ha decidido a beber en las nuevas fuentes : sus versos poseen una graciosa y lírica ingenuidad : en mis manos tengo alguna encantadora prueba de ellos y comenzado un estudio sobre este valiente amigo de la poesía. Su "Balada del Seno Desnudo " es deliciosa . (9) Estas declaraciones de Ruiz Vernacci y la presentación que de Sinán hace Octavio Méndez Pereira el viernes 6 de diciembre de 1929, desde Londres y a través de la tribuna de La Estrella de Panamá, son los documentos más fieles con que contamos hoy para recrear el panorama histórico de nuestras letras durante esa apática década del veinte . Y, de ahí, que si intentamos hacer crítica a cuarenta años de esos días, si intentamos ser sinceros y no tengamos por meta la invención de una dorada edad que nunca fue, debamos partir de esas observaciones que, en su patetismo, nos conmueven; que, en su vigencia actual, nos hablan de nuestra idiosincracia como pueblo: A la mesa de nuestro banquete espiritual —continúa Ruiz Vernacci— llegan tarde los platos condimentados con salsas extrañas : quizá porque nuestros libreros no son libreros, no le tienen amor al libro, ni se interesan por las novedades, atentos sólo al negocio de la venta de obras de texto o al otro de los útiles de escritorio ; tal vez porque siendo la librería ante todo y sobre todo negocio, el traer libros que muy pocos van a hojear no merece la pena : lo cierto es que carecemos de horizontes o se nos recorta el horizonte y claro es que sin enterarnos es imposible que le tomemos amor a los nuevos rumbos: el amor se basa en el conocimiento . (10) Llega, así, Onda a Panamá, gracias a la visión de un solo hombre que lo abriga con la generosa sombra del padrino . Un hombre que el mismo Sinán describe como amigo de "conducta intachable, de muy buenas costumbres, de honestidad probada . . . Ibid. 8. 9. Ibid. 10. Ibid. 9 un educador y buen amigo de las letras" . (11) Ese hombre excepcional es don Manuel Roy . Con la llegada del libro de reducido tiraje —unos doscientos ejemplares que vuelan por América o se quedan en la Roma que lo vio nacer— y la llegada, un año más tarde, de Sinán a Panamá cobra carta de naturaleza esa sensibilidad a la que Ruiz Vernacci, Manuel Roy, Roque Javier Laurenza, Diógenes de la Rosa y el joven Rodrigo Miró venían aludiendo "con inquietud de brújula trastornada" —según testimonio de Laurenza— y dentro de un ambiente hermético a las nuevas tendencias. En 1931, Sinán es nombrado en el Instituto Nacional por don Manuel quien, tras el golpe de estado del 2 de enero de ese año, ha pasado a la Rectoría del Nido de Aguilas . Allí el joven poeta explica la nueva literatura a sus alumnos . No obstante, ya para finales de ese mismo año, Sinán se ha marchado otra vez a Europa: esta vez a París, donde permanece por un ano sumergido en sus faenas literarias. En Panamá, la nueva poesía queda, pues, sin su caudillo y en manos de un minúsculo grupo de entendidos, que en ningún momento pasan de ser eso : entendios, no cultivadores de la recién iniciada sensibilidad poética . Estos "amigos de la vanguardia" son don José Dolores Moscote y el Doctor Octavio Méndez Pereira, quienes alejados de todo cargo público, hacen cultura desde La Antena, un semanario literario que ellos fundan ; don Manuel Roy, que organiza conferencias de carácter polémico de donde sale el estudio de Laurenza, Los poetas de la generación republicana ; y Luis Alberto Sánchez, el célebre peruano, que si bien lo incluimos en este grupo es porque había venido a dar a Panamá desterrado de su patria y dictó una serie de charlas que fueron una embestida saludable para la adormitada conciencia literaria del Istmo. Ahora bien, quizá de lo dicho hasta ahora podamos llegar a las siguientes conclusiones : (a) que el grupo panameño mencionado no constituyó, en ningún momento, una generación de vanguardia y (b) que, en Panamá no se sintió, nunca, esa fuerza sísmica que brotaba de la voluntad de irracionalismo y desrealización y que arrojaba a sus seguidores hacia la redacción de manifiestos que daban al traste con más de trescientos años de lógica cartesiana, así como a la iniciación de un nuevo y gran acorde que buscaba hacerse escuchar con estridencia y hasta con aparatosa ingenuidad . No, eso no se dio en nuestra pequeña república, tal como aconteció en Argentina, México, Cuba, Puerto Rico y hasta en la patria de Darío, donde un grupo de jóvenes poetas se alzaron, furibundos, contra el padre Rubén, allá por 1929. Para resumir, pues, lo dicho hasta ahora, el vanguardismo lo hemos visto como en efecto fue : una ideología de vida efímera : un 11 . to Sinán, "Mi poesía" . movimiento de liberación, negación y descubrimiento que a su debido tiempo, fue superado para dar paso a otro más libre, orgánico y constructor : al tiempo de las búsquedas siguió el de las decantaciones . En Panamá, a su vez, hubo un poeta, Rogelio Sinán, que introdujo la vanguardia a su patria, gracias a sus viajes y a su contacto con poetas extranjeros de esa ideología. No hubo, sin embargo, en Panamá vanguardismo propio, ni hubo tampoco una generación de hombres, como se dio en otros países (en la Argentina, el ultraísmo, en México el estridentismo, etc .), que de manera consciente se aunara con el propósito de crear y manifestarse dentro de esa ideología de cambio . Porque Ios poetas que siguieron a Sinán (muy buenos, en su mayoría), Demetrio Herrera Sevillano, Antonio haza, Ricardo J . Bermúdez, Rosa Elvira Alvarez, Eduardo Ritter Aislán, Stella Sierra, Esther María Oses, Tobias Díaz Blaitry, Tristán Solarte, surgieron en el panorama lírico panameño a una buena distancia del primogénito y cuando en el resto del mundo ya se había liquidado la sensibilidad de irracionalismo que germinó a la vanguardia. También, la mayoría de estos poetas creaban bajo el signo de la posvanguardia, habiendo superado ya, aquella poética de índole irracional y revolucionaria . Una vez más se cumplían las palabras emitidas por el doctor Diógenes de la Rosa, figura célebre dentro de nuestra trastornada vida política, en ocasión de cumplirse cuarenta años de la publicación de ONDA: Esta condición de reflejo, receptáculo y refractor cultural de que sólo ahora parece desasirse definitivamente Latinoamérica —dice Don Diógenes— ha sido siempre más grave en el medio panameño, a donde arriban tardías las corrientes culturales para seguir contaminándolo cuando ya en otras áreas han sido trasmutadas y exudadas . Cabe anotar al paso que esa subalternidad tiene raíces económico-políticas y encuentra un infantil mecanismo de compensación en la creencia de que somos puente del mundo y corazón del universo, la cual no es una mera sandez geográfica, sino un narcótico nacionalista que reactiva las alucinaciones de caracolismo psicológico fomentado por las estancias patrióticas de Ricardo Miró . (12) III . Los catorce cuentos de Rogelio Sinán Tal como acontece con todo movimiento de choque o apertura que intenta abrirse campo dentro de la literatura, en el caso del vanguardismo las primeras manifestaciones del nuevo pensamiento se inauguran por la vía poética . La novela, el cuento y el teatro 12 . Diógenes de la Rosa, "Onda y su hora" , Letras de Panamá, I (febrero, 1970), p . 11 por ser géneros más anchos, proteicos y complejos tardan más tiempo en echar frutos saludables, una vez germinada la semilla: Fue en la poesía —dice, una vez más, el recientemente fallecido Guillermo de Torre— donde surgieron inicialmente modos, sentimientos, rasgos de estilo que luego se hicieron notorios al pasar a zonas de más alcance, más frecuentadas por los lectores, al encarnar en seres de ficción, en creaciones dramáticas. A tal punto que los no advertidos del proceso pudieran sospechar un trayecto inverso, dada la innegable mayor difusión y alcance de los últimos géneros . (13) El caso de Sinán no fue la excepción . Con Onda inaugura él la nueva sensibilidad, pero no es sino hasta dos años más tarde cuando lleva los impulsos anímicos y recursos formales del vanguardismo al campo de la narración . El Sueño de Serafín del Carmen, cuento que abre la antología preparada, ahora, por EDUCA, fue escrito en Panamá en 1931 y está hecho con, masilla de experimento . Nuestro mejor historiador de la literatura panameña, Rodrigo Miró (aquél que de joven saboreó las primicias de los manjares recién llegados de Roma), fue el primero que supo catar la excelencia de este breve relato, donde Sinán conjuga el sueño, el monólogo interior y manifestaciones del subconsciente explicadas por Freud y acuñadas por la poética vanguardista . Esta fue, pues, la primera alegre réplica de parte de la narrativa panameña al furor iconoclasta de la nueva sensibilidad . Recurre Sinán en este cuento a lo estrenado en su poética: pronuncia un no rotundo al desarrollo lógico del tema ; un no, a los viejos asuntos ; y un sí, en cambio a la rehabilitación de la imagen irracional y múltiple que queda, así, exaltada a elemento primordial del relato: Y los besos —nos dice— quedaron en el aire sobre la estela roja de mi barco. Oh, pero no eran besos, eran globos . Globos verdes, dorados y azules . Subían suavemente. Cada globo tenía un hilo de plata y de todos Ios hilos se formó una pequeña red donde iba ella. (14) Tampoco el narrador vanguardista tiene ya reparos en declarar su desacato hacia aquella tradicional exigencia de belleza del modernismo, ni ante la función comunicativa del lenguaje, que cobra más bien, nuevas dimensiones al utilizarse dentro de una enumeración de ritmo encantatorio : recurso estilístico popularizado por Borges. Guillermo 13. de Torre, Op. Cit., p. 27. 14. Rogelio Sinán, " El sueño de Serafín del Carmen", Cuentos . San losé : Editorial Universitaria Centroamericana, p. 12. 12 Sinán, no obstante, a diferencia de la mayoría de sus compañeros vanguardistas, mantiene en este cuento casi todas las convenciones lógicas de la sintaxis y del léxico con los que Joyce ha dado al traste en 1922, con la publicación de su famoso Ulysses . (Una observación tal vez necesaria es el hecho de que en este relato vemos cómo, desde el título mismo, el autor nos manifiesta que se trata de un sueño : advertencia, en sí, superflua que nos habla de ciertos vínculos que el autor mantiene, a veces, con la lógica). Ahora bien, una vez que Sinán se sumerge dentro del proceso creador, él va logrando la correspondencia deseada entre temática, estructura y forma, a través del hábil empleo de ciertos recursos estilísticos que, con el tiempo, llegaron a acuñarse como sinónimos del vanguardismo y que, empleados de diferente manera, fueron la contribución más permanente de esta sensibilidad de cambio a la literatura siguiente : la ubicación del narrador en un plano realimaginario con el fin de crear una realidad mágica imaginaria ; la ruptura del sistema de una escritura lineal para levantar un edificio narrativo a base de metáforas, símbolos y sobre todo imágenes visionarias escalonadas ; y por último, el uso de la exageración para lograr una muda o trastoque de la realidad inmediata, convirtiendo, así, al mundo narrado en un mundo fantástico: Entonces, sobre el coro afrocubano de nuestras voces —relata Sinán— pasó un inmenso vuelo de caballos dorados . De sus alas caían plumas de luz que iluminaban todo . La muchedumbre atónita se había arrodillado . ¡Miserere, miserere nobis! dijeron las bocinas del barco . Pero si ya no estamos en un barco, dijo Anatole France . Y el Caballero del Cisne se llevó entre sus brazos a Isadora. Un empleador del teatro vino a decirnos que el cisne no estaba aún arreglado . Bueno, dijeron todos, que se vayan sobre un caballo alado ; pero la cosa tuvo después sus idas y venidas porque al fin resultó que Isadora se había ido a Grecia . (15) En suma, pues, los citados procedimientos estilísticos y estructurales, innovadores en ese momento de creación, lograron transformar la realidad inmediata de El Sueño de Serafín del Carmen en una realidad fantástica, mágica, insólita . Se trata, por lo tanto, de la suma cuantitativa de elementos técnicos propios de la vanguardia cuyo resultado es la muda o salto cuantitativo de lo$ planos estéticos . La soberanía, en este relato, ha sido de la forma por sobre el fondo . Pero, hay que recordar que fue precisamente, en este disloque, donde radicó la médula de la poética de vanguardia. 15a . Ibid., p . 10. A la orilla de las estatuas maduras, escrito en París en 1932 a petición de su amigo Alejo Carpentier y enviado a la revista cubana Social que dirigía el dibujante Masaguer, ha sido uno de los cuentos más reproducidos de Rogelio Sinán . Además, es importante que lo analicemos porque representa el momento mismo cuando el escritor ha liquidado la etapa traviesa y experimental del vanguardismo para dar paso a una sensibilidad más constructiva . El hombre ha caído de sus "altos empeños de pureza e intemporalidades hasta los fosos turbios pero nobilísimos de sus propias circunstancias", tal como apunta José Olivio Jiménez en ocasión de su célebre análisis de los poetas españoles de entreguerra. Sobre Sinán, como sobre la mayoría de los escritores de la época, ya para ese entonces se ha presentado, aplastante, el peso trágico de su tiempo histórico, bien abonado, además, para el desenvolvimiento de la angustia personal . Hay que recordar, también, que A la orilla de las estatuas maduras está escrito por el hombre que ya ha pasado por el purgatorio que constituye la primera y, quizá, definitiva expulsión del Paraíso : Rogelio Sinán ha regresado a su patria en 1931, poco tiempo después del Golpe del 2 de enero que dio al traste con lo que constituía un gobierno de apolillada oligarquía, pero su literatura —a pesar de la sensibilidad revolucionaria del nuevo orden— no encuentra mucha cabida dentro de una sociedad que anda todavía a la izquierda de todo lo que no sea las princesas versallescas de Rubén o las trágicas estrofas de Manuel Acuña. A la orilla de las estatuas maduras, escrito desde un voluntario exilio parisino representa, pues, el momento mismo del examen de conciencia : cuando el escritor arriba a los albores de una nueva poética que ya no anda tras la orgía del experimento, sino que busca el balance entre el pasado y lo cambiante y travieso que le legó una incursión a través de la sensibilidad vanguardista . Sinán, por ejemplo, emplea en esta narración elementos del pasado —su infancia tabogana— pero los lleva al campo de vigencia universal, al conjugar lo poetizable dentro de la realidad y lo cambiante que se esconde tras eso: Allí en el río —relata— era donde mejor se estaba . Ni los sollozos de la tía Josefina que andaba siempre de un lado para otro quejándose del reuma, ni los gritos delgados de su madrina José María que no hacía más que darle con el chicote siempre que cometía alguna diablura, ni los recados a casa del compadre, ni el tirapié del Juez, ni el rosario, ni nada . (15b) El cambio de perspectiva en el fondo y en la forma de ese relato no es gratuito. Sinán ha arribado a este nuevo plano de 15b . 14 Sinán, "A la orilla de las estatuas maduras", Cuentos, p . 13. escritura con naturalidad y, casi podríamos decir, por necesidad. Recordemos como, uno a uno, todos los poetas vanguardistas americanos (y también Ios europeos) con la única excepción del inapelable y polemista Vicente Huidobro, fueron pronunciando el "De Profundis" del autodestructivo vanguardismo para lanzarse hacia la búsqueda de una estética más constructiva . Es cuando amanecen en Hispanoamérica los llamados grupos posvanguardistas . (Aunque, una vez más, debemos subrayar el hecho de que el posvanguardismo es más una actitud que una etiquetación donde se puede encasillar a los escritores) . Así, surgen paralelamente, en diversos puntos de América cuatro movimientos de posvanguardia : 1) la poesía "pura", hermana de la española de 1927, que florece en la Isla de Cuba bajo el impulso de Brull, Florit y Ballagas y que tiene brevísima vida debido a la presión que ejerce sobre ella el momento histórico : la quiebra económica de Norteamérica y los ciclones autoritaristas europeos y americanos que llevan al poder a Mussolini, Hitler, Machado, Trujillo y Vargas ; 2) la poesía trascendente o metafísica que cultiva respetuosamente la forma y el orden y donde se destaca el argentino Borges y los mexicanos de la revista Contemporáneos, Gorostiza, Villaurrutia y Novo ; 3) la poesía folklórica, nativista social y política, donde aparecen como figuras salientes el cubano Guillén, Neruda y el magistral cholo peruano, César Vallejos ; y 4) por último, la poesía neorromántica o superrealista que canta las vivencias exteriores e interiores del poeta con libertad expresiva y que representa el otro polo de tensión —conjuntamente con su antagonista, la poesía pura— del posvanguardismo. Ahora bien, si continuamos con el análisis de la forma que utiliza Sinán en el relato A la orilla de las estatuas maduras, observamos, ante todo, que predomina, tras la selección de los procedimientos estilísticos, una actitud de "abertura germinativa", como la ha denominado Fernández Retamar . De ahí que el lector pueda ya desplazarse dentro de la narración sin perder el centro de gravedad del cuento mismo: Cogidas de la mano, las muchachas andaban dando vueltas . Y sus cuerpos sudados brillaban bajo el sol . "Cojo una mano, cojo la otra" . La noche de San Juan había hecho en la plaza del pueblo una rueda de treinta personas que giraban alrededor de una gran fogata. Y daba miedo ver cómo brillaban, al resplandor, las caras de los borrachos . Chicha fuerte y arroz a la Juliana en casa de Rita Pacheco . Goyo Gancho se había llevado en su caballo a Rosario Pinto . . . Seguían ellas su juego, cantando " sentadita en su huerta de limón ". .. (16) 16 . Ibid ., p . 19 . 15 La materia narrativa sigue, como vemos un orden casi lineal que contrasta fuertemente con el relato que analizamos anteriormente, El sueño de Serafín del Carmen, narración típicamente vanguardista . En aquella los cambios de tiempo, acción y lugar (las clásicas tres unidades) se sucedían de manera vertiginosa sin permitir que el lector lograra ubicarse dentro de ningún ángulo determinado. La lectura, además, sólo se lograba desde una atalaya que obligaba, en todo momento, a una distancia considerable de la materia narrativa. Sin embargo, en este relato ya se ha logrado un viraje de perspectiva : el símbolo, tan utilizado en el vanguardismo, cobra, aquí, casi igual importancia, pero adopta nuevas funciones : expresa o clarifica la visión del mundo del escritor, gracias a su condición monosémica o bisémica que permite la lectura sencilla o doble de la narración : o sea, solamente en el plano sensible, o en el plano sensible y en el evocado . También las visiones, otro de los recursos estilísticos de la vanguardia de que es deudora la posvanguardia, en vez de ser, como antes, un elemento aislado de la concepción artística cobra, ahora, una función clarificadora: Una que otra palabra le llegaba al oido desmenuzada . El viento las partía con sus tijeras de éter. Así desgranaba él cada mazorca, por las mañanas, cuando le daba el grano a Ios pollitos . . .(17) Cómo doblar la risa en pedacitos para que no saliera? Ya ellas lo conocían. Era severo . . .Si las veía desnudas. ¡Virgen Santa! Era un santo señor .(18) Además de los ya apuntados recursos vanguardistas que cumplen en este momento de creación una función clarificadora, debemos indicar que la narración, en este caso como en el cuento anterior, está estructurada en forma de monólogos interiores . El tema a su vez, es sencillo y el autor lo desarrolla con gran dominio, en tres niveles : 1) el niño —símbolo de la Edad de la Inocencia— que surge como aparente protagonista de la narración y que se escapa hacia el río en busca de una aventura ; 2) las tres jóvenes bañistas —símbolo bisémicos que representan en el plano evocado, las Tres Gracias— que exaltan las delicias del Paraíso ; y 3) el curita del pueblo, que surge como antagonista del relato y cuya falsa moral lo torna, ante el lector, en un perturbado expósito del Paraíso . Ahora bien, a pesar de provenir de rumbos opuestos y representar dos estados . del desenvolvimiento anímico y ético del hombre, el tema del niño y del cura logran enlazarse muy bien en este relato hasta el punto de llegar a representar la apertura y cierre, respectivamente, del ciclo vital del hombre : todo visto, a su 17. Ibid ., p . 17. 18. Ibid ., p . 22. 16 vez, tras el efecto que en cada uno de ellos causa la presencia, inmediata o sugerida, de las mujeres bañándose en el río . El ambiente, Sinán, también lo logra muy bien por medio de esos efectos visuales empleados a los que ya aludimos cuando hablábamos de las visiones : el río, el viento, los árboles, que se trastocan hasta lograr categoría humana y que, a su vez, se hallan respaldados por efectos auditivos que se logran a través del uso de palabras onomatopéyicas y de la repetición sistemática de varios motivos fónicos. Para resumir, digamos, pues, que A la orilla de las estatuas maduras marca el momento mismo cuando el autor da el viraje de perspectiva desde un vanguardismo de travesura y experimento hacia una sensibilidad que ha dejado atrás la edad de la retórica, de la algarada para ceñirse a un orden interior y estético que toma al hombre en su drama más íntimo y por ende más universal —su drama de ser en el tiempo— y lo torna en el norte de una nueva sensibilidad. En afán de síntesis, de visión totalizante de los catorce cuentos escogidos para aparecer en la antología a la cual venimos aludiendo, Cuentos de Rogelio Sinán, elegiremos para nuestro último análisis La boina roja porque éste marca el tercer gran momento de creación de nuestro escritor dentro del difícil género del cuento. La boina roja es laureado en 1953 en un concurso que auspicia el diario El Nacional de México . Este cuento es, sin lugar a dudas, la obra más lograda, dentro de este género literario, del escritor tabogano y en ella encontramos las características más salientes de su pluma : esa magistral voluntad de estilo, esa permeabilidad, ese dominio de la técnica narrativa, moldeada toda bajo el signo de la ambigüedad, que han tornado a Sinán en plato favorito de muchos antólogos americanos. Desde la página inaugural de La boina roja, el drama se nos presenta dentro de una temperatura tope, donde los personajes se hallan atrapados : es esa hora veinticinco de la náusea, producto de la angustia y de la desolación, desde donde el único deslizamiento que cabe es el remolde de la realidad, o el escape de ella —por medio de la concepción de un ambiente pseudocientífico— hacia la superrealidad, o superrealismo . El doctor Paul Ecker, biólogo y médico, sentado ante la presencia del fiscal que lo interroga por la desaparición misteriosa de Linda Olsen, nos hace evocar a aquel Mersault de L'Etranger de Camus, cuya visión de lo absurdo, conjugado con lo que simbólicamente acarrea aquel clima asfixiante de Argelia, lo conduce al crimen . Aquí, no obstante, Sinán se vale de la exuberancia y sensualidad de nuestra naturaleza tropical, no tanto para provocar un ambiente inductor al homicidio, sino mas bien para concebir una atmósfera de magia que sea la tea encandiladora 17 de la imaginación de los personajes, sobre todo de Linda Olsen y del doctor Ecker. Comienzan a surgir, entonces, en este ambiente brujo de mar y sus múltiples y alados habitantes, los diversos planos antirrealistas de la trama : valiéndose el autor de la técnica del camera-eye, flashbacks, closeups, travellings (muy cinematográfica, por cierto, muy a la manera de aquella memorable cinta japonesa Rashmon, donde la ambigüedad protagoniza el drama), Sinán nos presenta a un doctor Ecker que rememora acerca de cómo nació su amistad con Linda Olsen en París, de cómo llegaron ambos a aquella ínsula solitaria con varios farallones en donde había únicamente una cabaña que asearía la negra Yeya y residirían ellos en compañía de dos ayudantes : Ben Parker y el negro Joe . Ahí, en ese siempre presente ambiente de pastoral pagana, de bucólica sinfonía tropical, va desenvolviéndose la trama . Surgen, entonces, las diversas versiones de cómo y por qué desapareció en el mar, por obra del doctor Ecker, el hijo de la Olsen : ¿Fue la criatura un feto deforme? ¿Fue sirena? ¿Fue un niño de raza negra? O fue, simplemente, el hijo de Ben Parker que el doctor por celos personales no pudo conservar entre ellos? La duda se siembra alrededor de esta criatura que nace y muere casi simultáneamente, así como también en lo que incumbe a la muerte o desaparición de Linda Olsen . Para lograr esto, Sinán va creando dentro de los cánones superrealistas, tal como ha subrayado el antólogo Seymour Menton: Ahí está el sueño ; lo paracientífico; la alusión indirecta a Freud ; el antirrealismo o creación y negación inmediata de un mismo hecho para recrearlo después ; la negación y aun execración absoluta de lo real como material y base del cuento . Todo queda abonado de ambigüedad y se torna en un juego de elasticidad de significados, en una posible distorsión, ruptura o reensamblaje de realidades . Como en casi todos los cuentos de Rogelio Sinán, aquí surgen esos siete tipos de ambigüedad fijados por William Empson. Este cuento, pues, más que cuento podría denominarse anticuento, ya que está estructurado, como las llamadas antinovelas de Michel Butor, Alain Robbe-Grillet y Nathalie Sarraute : son relatos que guardan algo en común con el género policíaco : que comienzan por el final ; que son como un agujero que se cierra y se abre . Una historia, en fin, que el lector, no tanto el autor, construye y destruye desde el presente hasta el pasado. Analizados, muy brevemente, los tres momentos más importantes de creación de nuestro escritor panameño, Rogelio Sinán, veremos, ahora, valiéndonos de las peligrosas generalizaciones, las características más salientes de la técnica narrativa de éste, así como también algunos de los temas que predominan dentro de su obra. 18 Rogelio Sinán, como ya hemos dicho, se inicia en el vanguardismo y crea dentro de sus cánones . Sin embargo, esta hora de creación es breve y ya para 1932, ha desembocado hacia la creación más libre, orgánica y constructora . En los trece cuentos antologados por EDUCA que prosiguen a El sueño de Serafín del Carmen encontramos las siguientes características que pudieran definir la técnica del escritor panameño : (1) diálogos "interiores" y "exteriores", siempre ágiles ; (2) concepción de ambientes mágicos o superrealistas a través del tríptico : mundo psíquico, ambigüedad y naturaleza de índole vital ; (3) adopción de los procedimientos estilísticos de la vanguardia —símbolo, metáfora, visiones, imágenes visionarias, superposiciones temporales, espaciales, situacionales y significacionales, pero a la manera posvanguardista : o sea, ya no como un fin, sino en su función clarificadora de la expresión de la visión del mundo del escritor ; (4) respeto por las normas tradicionales de la sintaxis y del léxico ; (5) esfuerzo consciente por crear dentro de un ambiente de carácter universal : esto implica el rechazo de un vocabulario poblado de panameñismos y la concepción de realidades de espacio y tiempo de índole cosmopolita ; (6) capacidad de creación fuera del círculo inmediato de las experiencias del autor: o sea, estudio de profesiones y realidades foráneas a las experiencias vitales del autor mismo, tal como se da en el caso del médico y biólogo Ecker, el psicoanalista Serge en Todo un conflicto de sangre, del cirujano plástico en El cirujano del cielo, del fotógrafo en Hechizo ; (7) empleo de la técnica cinematográfica, del plano general, flashback, camera-eye, travelling, closeups, etc ., donde se observa siempre el imperio de lo visual sobre lo descriptivo, de lo presentativo sobre lo narrativo, así como también se realza la importancia que se da a los gestos y actitudes de seres y cosas ; (8) aplicación de palabras onomatopéyicas, aliteraciones y otros recursos de escritura con el fin de crear efectos fónicos y dinámico visuales que subrayan el drama interior vivido por el personaje. En suma, Rogelio Sinán es un escritor que nunca pierde la brújula de los recursos estilísticos y que logra, a través de una expresión atrayente y precisa, plasmar su drama de ser en el tiempo . Este drama, no obstante, aunque brota de las inmediatas vivencias personales se plasma dentro de una dimensión universal en el arte. Esta actitud de escritor insobornable ante sus fueros de hombre libre se refleja también en los temas que Sinán elige y que predominan dentro de su narrativa . Ahí, en Hechizo, Todo un conflicto de sangre, La boina roja y Los pájaros del sueño está la magia, la invitación a la brujería, que le llega a él camino de las ondas subconscientes de su infancia transcurrida entre Taboga y 19 Farfán, entre misas y velas y campanas y brujas y fantasmas y mar, mucho mar ; ahí, en Sin novedad en Shangai, Hechizo, Todo un conflicto de sangre, El cirujano del cielo y Los pájaros del sueño está el sueño que le permite al escritor saltar por encima de las estructuras inmóviles de la realidad inmediata y dar paso a ese mundo dinámico-sensual de sirenas o de temores acosantes que duermen, agónicos, en el subconsciente y que determina la esencia del hombre que los padece ; ahí, en La única víctima de la revolución, Hechizo, Todo un conflicto de sangre, La boina roja y Los pájaros del sueño está la lujuria de nuestro mestizaje, que le llega a Sinán por herencia directa de aquellas cuaresmas taboganas, donde el fervor religioso se mezclaba con " piernas desnudas, senos y hartazgo de frutas y mariscos " . (19) BALANCE Difícil tarea ha sido resumir en esta presentación lo que ha sido la aportación de Rogelio Sinán al cuento panameño . Si bien nos hemos remontado hasta aquellos días crepusculares de la vanguardia, fue con el fin de acotar su órbita y de situar a nuestro escritor dentro de un marco, quizá, más delineado que nos revela un hecho trascendental para nuestra historia literaria : que aquí no hubo movimientos de vanguardia, sino poetas que en una hora u otra, se alinearon a la poética vanguardista y que, en ningún momento, podríamos agrupar, cómodamente dentro de esa hazaña estética . Sinán fue y sigue siendo para la historia de la literatura panameña el primogénito y la figura central de esa nueva sensibilidad de choque y apertura . El, no obstante, supo evolucionar a tiempo hacia una estética más libre, orgánica y constructora, guiado siempre por aquella poética que esbozara a raíz de la presentación que, en 1937, hiciera de otro gran bardo panameño, Ricardo J . Bermúdez: Yo no creo en las teorías permanentes, a no ser aquellas que como la de Trotski, significan revolución en el espacio y en el tiempo —confesó en aquella fecha Rogelio Sinán— . El arte, la poesía siguen y seguirán siempre el ritmo incesante y variable de las cosas . (20) La personalidad literaria de Rogelio Sinán ha logrado vencer las altas fronteras nacionales debido a la poderosa fuerza creadora Sinán, 19. "Mi poesía". 20. Rogelio Sinán, " Divagaciones sobre la poesía actual " , Acercamiento . agosto, 193 i, p . 28. 20 existente en el hombre y a la excelencia sostenida de su producción literaria . Cabalmente, lo que hoy hace crecer la figura de Sinán, es la voluntad de constante autosuperación y autorrenovación que él posee, así como la dedicación que siente por el estudio de los géneros que cultiva : su gran sentido de responsabilidad lo torna en asiduo lector de todas las literaturas ; su sencillez y moralidad poética lo mantienen dentro de una línea de consciente contemporaneidad. En suma, Sinán es un hombre indomeñable ante el ritmo variable e incesante del tiempo y del arte ; un artista que ha logrado mantener, a pesar de la hojarasca, una visión clara de lo que él aspira que sea la literatura panameña. 21 FICHA BIOBIBLIOGRAFICA DE ROGELIO SINAN Nació en la isla de Taboga, situada en el Pacífico frente a la capital de Panamá, el 25 de abril de 1904. Sus estudios, iniciados en la Universidad de Roma, los concluyó en la Autónoma de México, ciudad donde fungió como Primer Secretario de la Embajada de su país y en la que obtuvo el Premio Interamericano del Cuento en uno de los concursos literarios de EL NACIONAL, en 1953, con su relato La Boina Roja, que hoy figura en la antología El Cuento Hispanoamericano selecionada por Seymour Menton para el Fondo de Cultura Económica . La Secretaría de Educación Pública de México editó, en 1967, con palabras liminares de Luis Alberto Sánchez, un volumen de cuentos de Rogelio Sinán que lleva el título de uno de ellos, A la orilla de las estatuas . La tercera edición de otro de sus libros de cuentos, La Boina Roja, está fechada en Madrid 1972 ; ese mismo año la editorial EDUCA de Costa Rica lanzó la antología intitulada Cuentos de Rogelio Sinán. En el año 1929, Rogelio Sinán había publicado en Roma su primer poemario, Onda, libro que, en el sentir de los críticos, inició el movimiento de vanguardia y promovió una completa renovación de la literatura panameña en la lírica, la narrativa y el teatro . Rogelio Sinán ha obtenido en dos ocasiones el premio nacional de literatura : en 1943, con su novela Plenilunio (o Luna de Viernes Santo) y, en 1949, con su poemario Semana Santa en la niebla. En el año 1969, Sinán recogió la mayor parte de su dispersa producción lírica en su libro Saloma sin salomar . Rogelio Sinán ha sido delegado de Panamá en casi todos los congresos de escritores latinoamericanos y es representante en su pars de la Comunidad Latinoamericana de Escritores . Sus cuentos figuran en más de diez antologías del género en Latinoamérica y en otras publicadas en inglés, alemán y búlgaro . Ha dirigido obras de teatro y es autor de tres farsas para teatro infantil, La Cucarachita Mandinga (1937), Chiquilinga (1961) y La Caperucita " Roja " , inédita . Sinán ha sido Cónsul de Panamá en Calcuta (India), Director Nacional de Cultura, profesor universitario, fundador y primer presidente de la Unión de Escritores de Panamá y de la Asociación Centroamericana de Escritores en colaboración con Miguel Angel Asturias . Ha viajado por casi todo el mundo . Es académico de la lengua. BIBLIOGRAFIA: Onda (poemas) Roma, 1929 . La Cucarachita Mandinga (farsa para teatro infantil) Panamá, 1937 . Incendio (poema) Panamá, 1944 . Todo un conflicto de sangre (cuentos) Panamá, 1946 . Dos aventuras en el lejano Oriente (cuentos) Panamá, 1947 . Plenilunio (novela) cuatro ediciones : Panamá, 1947; México, 1953, Panamá, 1961 ; Madrid, 1972 . Los valores humanos en la lírica de Maples Arce (ensayo) México, 1959 . Semana Santa en la niebla (poemas) dos ediciones : Panamá, 1949 ; Panamá, 1969 . Los Pájaros del Sueño (cuento) México, 1957 . La Boina Roja (cuentos) tres ediciones : Panamá, 1954; Panamá, 1961 ; Madrid, 1972 . Chiquilinga (farsa para teatro infantil) Panamá, 1961. Cuna Común (cuento) Panamá, 1963 . Saloma sin salomar (poemas) Panamá, 1969 . Cuentos de Rogelio Sinán, San José (Costa Rica), 1972 . 23 Esta segunda edición de la separata tomada del Boletín de la ACADEMIA PANAMEÑA DE LA LENGUA No . 2 — Cuarta Epoca fue terminada de imprimir en el mes de junio de 1975, en los talleres de Litho-Impresora Panamá, S . A . Gloria Guardia, ensayista y novelista panameña, realizó estudios universitarios en Vassar College, Poughkeepsie, New York (Bachelor of Arts, " Cum Laude" , 1963), Columbia University, New York, New York (Maestría en Humanidades, 1968) y la Universidad Central de Madrid . Ha publicado, entre otros libros y monografías, Tiniebla Blanca, Madrid : Editorial Cultura Clásica y Moderna, 1961 ; Estudio sobre el pensamiento póetico de Pablo Antonio Cuadra, Madrid : Editorial Gredos, 1971 ; Con Ernesto Cardenal, Panamá : Editorial Litográfica, 1974; Pablo Neruda : Un compromiso humano que no muere, Panamá : Editora de la Nación, 1975 . Es colaboradora de la revista alemana, Humboldt donde han aparecido ensayos suyos sobre Miguel de Unamuno, Miguel Hernández, Gustavo Adolfo Bécquer y otros escritores españoles e iberoamericanos . En 1966, fue premiada en el Concurso Nacional Ricardo Miró, secciones ensayo y novela, respectivamente y ha sido jurado de este certamen en 1963, 1969, 1971, 1972 y 1974 . En 1971, la revista La Lotería le confirió el premio anual que concede al mejor ensayo sobre crítica literaria. Gloria Guardia está casada con el economista Ricardo A . Alfaro y es madre de una niña.