REVISTA FRENOFATICA ESPAÑOLA A.So V » » » » J U N I O DK 190T « « « * NÚM. 54 SUMARIO : La difuiión regicida, por el Dr. Wijrtdo CoroUu. — De la clinoterapia en U> psicosis agudas (conclución), por el Dr. J. mu$ y Uatat. — Notas para un informe sobre incapacidad, por el Dr. D. Ptrnando Urano y Uortno. — Cómo deben serlos asilos para enfermos de la mente (continuación), por el Dr. D. Arturo Galetrán Granel. — Uelirios producidos por auto-intoxicación intestinal primitira, por el Dr. Emilio F. Solari. — Boletín del Manicomio de San Baudilio, por el . . - - . - - doctor Rodrigut^-hlorini. — Publicaciones recibidas A DIFUSIÓN REGICIDA, por el Dr. WlFRBDO COltOLBü, médico-interno del Manicomio áe la Santa Cruz de Barcelona. L Regís en su estudio, á la vcftjad muy superficial, (1) acerca los regicidas, les considera como místicos. Este término tiene la desventaja de no significar nada en patología mental y, por tanto, lo rechazaremos. ¿Qué quiere decir, en efecto, ima tendencia imtintiva á embriagarse con cosas de religión ó de política í Aquí abrazamos el cuadro completo de ideas delirantes y obsesionantes, propias de muchos y muy diferentes estados patológicos. €laro está que los regicidas no responden á Un tipo único en Nosografía y que á veces no son locos siquiera, pero nuestro objeto debe ser agruparlos en lo posible por su historia clínica y no contentamos con una etiqueta tan vana como presuntuosa. En primer lugar, ¿son sanos ó insanos los regicidas? Para k inmensa mayoría de ellos, y en el día de hoy, la pregunta no necesita más que ponerse para contestarse. El solo hecho de dirigirse á un monarca para hacer de (1) iQn< dlMiDM de una obra donde ae inolnyan entre los regtoidM tA «eetlno de Ketcelrie, « Onleote, de Kedrid, el uetador de LepeUteter Belnt Jtxfioii, lU P. Verger y 4 Cu-tete Cordey f 162 L* difutiáa regicida él el centro de la propia existencia, es de por sí frenor pático. Si uno no puede vivir porque el Rey de Italia ó el Presidente del Ecuador reinan ó gobiernan, esto no prueba piara él sino que su cerebro está pervertido. Pasa aquí como en los enamorados de reinas ¡y Dios sabe si los hay! que pasan su existencia en una pasión tan ridicula como imposible. Es la misma obsesión del trono; aquí sexual, allá sanguinaria. Por lo demás, las dos ideas están lejos de excluirse: testimonio el sadismo y el musoquismo. Tan firme es nuestra idea de que los regicidios obedecen á una perturbación m^ital, que ni aun exceptuamos los casos colectivos y combinados en días de revolución. Véase lo que ocurre «i Rusia. Se dice que así se ataca la cabeza de' un sistema. Pero un sistema no tíaie cabeza accesible al asesinato. Ni un Rey hace la Monarquía, ni un Presidente la República del mismo modo que un Alcalde no hace la Alcaldía. Cuando se dice: < i El Rey ha muerto! ¡ Viva el Rey! • no se expresa sino una verdad muy elemental. En un caso el Jefe del Estado se renueva por elección, en otro por sucesión hereditaria, pero el hecho es el mismo: nunca se queda sin Jefe. De aquí las célebres palabras de Séneca á Nerón: «Por muchos á quienes matéis jamás concluiréis con el sucesor». Pero no divaguemos más explicando cosas tan rucUmentarias, que sólo pueden sernos perdonadas en atención á que vivimos en un tiempo donde todo se subvierte, hasta las nociones más claras. Si acabar con la« Reyes es quimérioo, acabar coa un Rey ¿es más razonable? Aquí vayamos al terreno de la realid«l y retxmozcamos kw r^cidas. Si es cierto que Enrique IV de Francia, en su accidentada vida y cercado de mortales enemigos, contó 18 tentativas de asesinato, tunpoco k> es menos que Luís Felipe sostuvo 8 y era el soberano más pacifico de su tiempo. Entre los soberanos, si ios ha habido emprendedores, como Cristina de Suecia, que fueron objeto de atentados, también los Wifredo Coroleu IBS hay, como la desdichada Isabel Amelia de Austria, que fueron víctimas del primero. Y en este caso se trataba de una pobre princesa loca é inofensiva, que se pasaba la vida viajando. Es la regla que el agresor no conoeca su víctima, lo cual pinta bastante el carácter de tales crímenes. Se mata sin saber á quién ni por qué. Por fin no son raros los casos doiule el desconocimiento de la persona ha dado lugar á errores de parte del asesino, que ha muerto á uno por otro. Pero hay más todavía. No necesitamos alegar pruebas á priori de la vesania de los regicidas, cuando en su propia historia podemos leer fácilmente el diagnóstico. Desde luego rechazamos la idea de Regís de los mediolocos. En Frenopalía no hay más que locos enteros. Los pretendidos medio-locos serán especies morbosas mal delimitadas, pero que no dejarán de reconocerse mañana. ¿Hace mucho que se conoce científicamente la epilepsia, el histerismo, la neurastenia ? No nos apresuremos á crear denominaciones irracionales y que se prestan á lodos los abusos de lenguaje de parte del vulgo. Para nosotros, algunos pretendidos semivesánicos son tan claramente diagnosticables como muchos de los Asilos. Regís, por ^jemplo^ cuenta á Gtiiteau, el asesino del Presidente Grafield, entre tos mattoide» ó delincumtes por vanidad, cuando del relato que de él hace K. Ebing se deduce que era un pananoiaco religioso y reformador de lo más inequívoco. Este por la prisa en ver fenómenos insólitos en todas partes y sobrecargar la Nosografía de especies nuevas. La paranoia, en su variedad expansiva sobre todo, es la forma que más revisten los locos regicidas, y se comprende dado el carácter sistematizado y coherente del delirio. En los demás proemios mentales, tratándose de alucinaciones transitorias y variables, no hay lugar para la larga serie de combinaciones que supone el delito. Es que en la paranoia se reúnen dos elementos: un cambio de personalidad en el sentido de un encunara- 164 L* difusiúD regicida miento de aquélla y una absoluta ausencia, ya de frenos morales, ya de miedo á la justicia, que puedan ahogar en germen el crimen. Por esto no son suicidas los tales más que en contados casos, por un acceso pasajero de melancolía. Si del regicida aislado pasamos al regicida asociado, veremos ciertas diferencias; no tantas, sin embargo, que autoricen á formar un nuevo síndrome. El regicida asociado puede dividirse en sugestionado y sugestionador. Este verdaderammte ra el autor del delito, que lo señala y organiza, cuando los demás son muchas veces espíritus débiles que siguen la dirección que se les imprime. Ni esto es tan difícil como parece, atendido lo que se ejecuta á diario en las asociaciones criminales vulgares (1). Un criminal de la primera clase puede no ser loco: el caso está visto. Uno de los autores del asesinato de Alejandro II de Rusia estuvo para dirigir luego un periódico oficioso en Petersburgo. Sin embargo, diríamos que no es lo más común. La mayoría de organizadores regicidas ofrecen los estigmas de degeneración de los criminales y locos. Dedicar la vida á actos semejantes es ya por sí un estigma suficiente. En cuanto á los^ sugestionados, que sólo ven la gloría del regicidio, con frecuencia son deficiente mentales que un atento examen revelaría candidatos al Asilo. La vida errabunda, la mudanza dje oficios, la lectura de papeles incendiarios^ la busca de una sociedad de asesinos, se oicuentra siempre en tales casos, llámese Caserío ó Csolgosz el reo. No queremos acabar sin decir dos palabras acerca la represión de tales delitos. Que éstos multiplican, es^ evidente en Europa y América. Para ponerles coto lo mejor seria la falta de publicidad ea tales materias, encalcándolo á la frtma. periódica. Que el anunciar el nesinato de un Rey ó un Presidente con tanto ruido (1) V^MiM les pt^MMé d« Is Mmm» Xtgrm «on !• orgaaiiaeMB 4*1 T r í - WifrtdoCoroIeu 165 como si se tratara de una invención benéfica ó un descubrimiento útil, es más que imprudente, es escandaloso. Para esta vesania, que se alimenta de gloria y populachería, no hay mejor remedio que el silencio y la obscuridad. Claro está que debiera hacerse extensivo el procedimiento á cuanto fuera propaganda hablada ó escriüi del asesinato. Este debe ser siempre odioso y punible. Cuando se desvanezca la poesía del crimen se habrá ganado mucho para reducir el crimen mismo. Esto ha pa-" sado con los bandoleros y los crímenes pasionales. Ei regicidio no ha de ser excepción á la regla. Ex<uii«aM d« fin A* enno. — Los Hermanos hospitalarios del Manicomio de San Baudilio, que siguen la carrera oficial de practicantes de Medicina, han sufrido en esta Facultad el examen de la asignatura del segundo curso. Los resultados obtenidos han sido sumamente satisfactorios, pues han tenido la nota de Sobresaliente tres de los Hermanos examinados (Fray José de Calasanz, Fray Adolfo y Fray Aquilino), uno la de Notable (Fray Epifanio) y tres' la de Aprobado (Fray Isidro, Fray Diego y Fray Celestino). Todos han demostrado haber estudiado con entusiasmo y conocer á fondo las diversas materias de la asignatura, que les ha sido explicada particularmente por el ilustrado médico interno del Manicomio, Dr. Rius y Matas. A fines de este mes efectuarán el ejercicio de reválidai reuniendo entonces las condiciones oficiales para prestar servicios auxiliares médicos en los establecimientos españoles pertenecientes & la Orden de San Juan de üios. ^ VvoAMtoa terauMéntioM d* la OM» T. Wmjw j Cfi — Ck)n el iM^oite número repartimos un prospecto que trata del Veronal, poderoso hipnótico que recomendamos á los médíOM por ser el más eficaz de todos los conocidos. Al mismo tiempo llamamos la atención del cuerpo médio) sobre los productos fabricados por la casa Bayer, la Corifina y el Autdn, analgésico ei primero y desinfectante el segundo. iC6 De U Clinoterapia en Us psicosis agudas D E LA CLINOTERAPIA EX LAS PStCOSIS AGUDAS, por el doeUr J. RJUS T MATAS, Médico del Manicomio de San Baudilio (1). — Son de los que mayores beneficios pueden reportar del régimen clinoterápico. Tanto es así, que los mismos cUnic<» que menos entusiasm.o han sentido por esta especial terapéutica, acuden á ella para combatir ventajosamente los accesos prolongados é intensos de melancolía. Con lo cual no se hace más que satisfacer los propios deseos del paciente, pues que en esta clase de enfermos se nota siempre la tendencia al aislamiento y al reposo en cama. Pero, aunque asi no fuese, obsérvame en la melancdía ciertos síntomas que, por sí solos, reclaman el encamamiento. Son los priticipales: el mal estado general somático, así como el enflaquecimiento, debidos á la insuficiente alimentación y á los persistentes insomnios, hi cianosis, el edema de las extremidades y la anemia. En la mayor parte de casos lógra.se con facilidad la acacta práctica del método, y solamente en los melancólicos agitados nótase, á veces, cierta resistencia á la continuidad del reposo (Pactz y Kraepelin). En cuanto á los resultados obtenidos, puede afirmarse que, cual en otras psicopatías, queda restringido el empleo de los hipnóticos, suprimido el aislamiento celular y evitadas las complicaciones viscerales. Al mismo tiempo se alivia el estado general, disminuyendo las probabilidades de terminación por demencia, cronicidad ó muerte. Otra de WA veatiyas es la de dificultar la presoitación de (Uvenas t^nf^caciones psíquicas que, com« los delirios alttcinatoi^M, aparecen frecuentemente á consecuenda del estafa de «gotamiento é insomnio. En algunos indiESTADOS MELANCÓLICOS. (1} OMAtariAl. T 4 M M l M l r f M M M M , l l . 5 S 7 » . i9.' ¡. Rius y MaUi 167 viduos (melancólicos no delirantes ó en vías de curación), conviene mostrarse menos exigente en la aplicación de este régimen y así únicamente se les obligará á su estricta (observancia durante las horas que les son habitualmente más penosas, es decir, las de la mañana. Todo cuanto se dijo á propósito del reposo considerado como agente terapéutico de las psicopatías agudas explica los saludables efectos del encarnamiento en los estados melancólicos. En el concepto físico, el reposo en la cama favorece el restablecimiento del estado general y la reparación de las pérdidas sufridas por el organismo bajo la influencia del insomnio, de la sitofobia y de la ansiedad. Las contracciones cardíacas son más enérgicas y más regulares; el pulso, antes pequeño y frecuente, adquiere vigor y se modera (Guislain, MüUer); los trastornos vaso-motores se corrigen y la circulación cerebral se activa merced íi la posición horizontal del enfermo, cuyo cerebro, por lo mismo, se nutre mejor. Consigúese, además, evitar las pérdidas de calórico, dato de verdadera importancia 'tratándose de sujetos en quienes la actividad muscular es casi nula, remisa la respiratoria y deficiente la temperatura. Las funciones cutáneas se regularizan por el reposo prolongado, contribuyendo eficazmente á derivar la sangre hacia la piel: «...bajo su acción, esta envoltura, árida de ordinario, se cubre de humedad» (GUISiain). Desde el punto de vista mental, no son menos favorables los resultados de este método en los melancólicos. El alivio manifiesto del estado general se basta, por sí sólo, para explicar cumplidamente, la atenuación del síndrome de la melancolía, si admitimos, de acuerdo con I..ange, ü. Dumas y M. de Fleury, que los estados depresivos ton fiel reflejo del estado o i ^ n i c o y que están en reUción ctm el Mpotonué de los músculos lisos y «üstriádm, asi como coíi la desnutrición muscular y Cerebral. Aparte 0e la referida, el r^ioso en cama ejerce sobre el estado mental una Influencia directa, de innegable ma ¡H U ClinoterapU de la< pdcosit agud» trascendencia clínica. Subido es cuan viva es la hiperestesia psíquica del melancólico, cuan angustioso su dolor moral y cuan acentuada su abulia. Sentir, pensar, querer, actuar, todas estas modalidades de la actividad cerebral son para él penosas. Mas como la permanencia prolongada en cama disminuye en «msiderable proporción las sensaciones visuales, auditivas, táctiles, térmicas, etc. que por sí solas pueden exacerbar el dolor y la angustia de los pacientes, dando también lugar á la producción de reacciones motrices, dedúcese lógicamente la conveniencia de recurrir al régimen' clinoterápico en los estados melancólicos. Por manera que el encarnamiento debe ser considerado como la indicación primordial en tales casos, sin excluir, por supuesto, cuantos otros medios racionales tiendan al proiHo benéfico fin. Así, por ejemplo, para calmar el dolor moral, fuertemente obsesionante, que es el síntoma cardinal de esta afección, emplearemos el opio á grandes dosis progresivas. De este modo, aunque no consigamos abreviar la diu'ación del mal, por lo menos se pondrá al paciente en tales condiciones de reposo cerebral que resulte singularmente facilitada su curación. PBICOSIS PKBIODICAB. — De estas (locuras intermitentes, tírcular, á doble forma) poco habrá que observar por cuanto se comportan de ordinario como accesos legítimos de manía y melancolía. En estos estados morbosos llégase, en ocasiones, al extremo de que, reconociendo el paciente los buenísimos resultados del encamamiento en accesos precedentes, solicite espontáneamente su emfioo al sentii^e Invadido por los pródromos de una readda. No hay para que añadir <tue este es el mejor de los e l ^ o s en favor del método clinoterápico. Para dar término á este estudio sólo nos restan brevísimas consideraciones á ¡Mx^sito de los episodios agudos ocurridos en el curso de las {Micopatías crónioas. Sabido es que dichos ef^sodios frenopáticos afectan J. Kius y Matis Kül casi siempre la forma de verdaderos raptus alucinatorios y, por lo mismo, cuanto de los estados de confusión y de los delirios alucinatorios agudos se dijo es del todo aplicable á aquéllos. DELIRIOS SIKTEMATIZADOS CBONICOS. ~ Raras veces habrá ocasión de ordenar el encaniainiento á los delirantes •crónicos sintematizados, ya que estos enfermos, por completo conscientes pero predispuestos, por ei influjo de su iinómalo estado mental, á considerar como injuriosos lodos los actos y palabras de las personas encargadas de su asistencia, rehusan someterse á las prescripciones facultativas y se niegan á toda concesión. Neisser sólo exigía el reposo absoluto á los afectos de delirio sistematizado durante los ocho dias subsiguientes al de su reclusión. En ciertos casos de episodios alucinatorios agudos, verdader<?s delirios yuxtapuestos, podrá obtenerse algún beneficio del encarnamiento pasajero. PARÁLISIS GENERAL. — El reposo «n cama ha sido también ensayado en los paralíticos generales por algunos clínica, entre ellos por el prof^or Joffroy. Con el propósito de atenuar ios síntomas iniciales de la enfermedad, se ha acomejado la prescripción de este tratamiento durante diez semanas. Este Uempo variará según los pormenores de cada caso, y el régimen clinoterápico podrá ejercer su bienhechora influencia sobre los ataques apoplectifonnes y convulsivos, que con cierta frecuencia complican el curso de la parálisis general (Roehrich). El encarnamiento está formalmente indicado en aquellos pu-aliticos generales que se distinguen por presentar, s<^re todo después de los ictus congestivos, intensos accesos de confusión. Trátase entonces de verdaderas crisis alucinatorims, con fuerte agitación automática, anáIc^as á los delirios epilépticos post-connilsivos. El reposo absoluto en cama se halla en tales ocasiones bien justificado no solamente por la existencia de trastornos 170 De U Clinotcrapia de Ui pskosi* agudas psíquicos sí que también por la de las perturbaciones somáticas. LESIONES EN FOC-O. — Las propias consideraciones son estrictamente aplicables á las individuos afectos de lesione$ cerebrales en foco (hemorragia cerebral, reblandecimiento, esclerosis en placas, etc.). IDIOTIBHO Y DEUENCIA. — En los accesos pasajeros de agitación que periódicamente se registran en determinados imbéciles, idiotas, dementes de todas clases y locos tnorales, puede asimismo rendimos muy aiM*eciables resultados el régimen clinoterápico. VII La precedente enumeración de las indicaciones especiales del encarnamiento en las psicosis más notables, ya por su frecuencia, ya por su significación clínica, habrá servido indudablemente como justificante^e nuestra primitiva afirmación, á salier: que todos ios estados agudos, sean legitimas ó Uen aparezcan dorante el curso de las afecciones crónicas, requieren de un modo absoluto el tratamiento de los enfermos por el reposo, prolongado en cama. Sólo el encarnamiento puede proporcionar á esos individuos el saludable descanso que sus cerebro y organismo, agotados, reclaman imperiosamente. Por otra parte, es un medio terápioo de fácil aplicación; no son muchos ni muy costosos los elonentos necesarios para su debido empleo, lo cual le hace asequible, ea la mayoría de casos, para todas las familias y localidades; sus beneficiosos resaltada son indiscutibles en el «mee{rto de la atenuación de los más penosos síntomas ibi Í M md&naeduá&i mentales; dificulta la presentación de Jas etm^teadones somáticas y psíquicas que ocm exetsiva treevumdifk entorpecen la natural tendoicia de 1» ptícapiMu a^das hada su curadón, y permite, a<teiéi, U sui^roa^kn (fei atelamiaito cdular pFttICMOgi^. J. Riu$ y Matat 171 Son, pues, numerosas y trascendentales las ventajas de género que este proceder nos ofrece. Poquísimos agentes encontraríamos en el arsenal terapéutico que^ cual el que acabamos de analizar, reuniesen á la vez eficacia en múltiples afecciones é inocuidad poco menos (lue general y completa. De todo lo cual se deduce que el régimen clinoterápico figura, lo propio que la supresión de los medios de contencit'in (no-restraini), el tratamiento en libertad (open-door) y la colonización, entre las más provechosas é importantes conquistas de la psiquiatría contemporánea. El tratamiento por el reposo en cama ha introducido una modificación radical en el anticuado sistema de asistencia de los alienados, que, conforme es sabido, ha sido en absoluto anatematizado. Una de las primeras y obligadas consecuencias de la , aplicación generalizada del método clinoterápico fué la desaparición de los propiamente llamados asilos-cárceles, en los cuales no era (xosible la debida asistencia facultativa, y su substitución por hospitales montados y regidos según las modernas exigencias de la ciencia frenopática, en donde las afecciones agudas son convenientemente tratadas y, además, por la creación de colonias agrícolas, así c o n » por la institución del régimen familiar para el tratamiento de los eonvaletñentes, los intermitentes y los crónicos. Pero de todas las ventajas del encarnamiento, ninguna tan trascendental y apreciable como la de elevar á los enajenados á la dignidad ó categoría de enfermos. Es esta una modificación que, entre otras causas, debemm al reamen por el reposo en cama y que, socLológicaraenle considerada, resulta altamente humanitaria y simpática. A tod(Mi incumbe, pues, secundarla en la medida de nuestras fuerzas y dentro de nuestra esfera de acción, para que bien alto pueda afirmarse que no nos conten1<KIO 172 De la Clmolcrapia en Uk pkíeotit agudas tamos con internar á esos infelices enfermos en establecimientos que, más que verdaderos asUos, han sido y merecido muchas veces el calificativo de almacenes ó depósitos de locos, sino que nos preocupamos por su futuro bienestar, esforzándonos en procurarles toda clase de medios que tiendan á su curación y en medicinar oportunamente sus variadas i)sicopatías. D«l Tklor BUgMrtiTO á» los • • d i c a i w i t o » • • t«r»péatie». — Hace aigunos años que el Dr. Bériilon estudió el iniportantisimo papel que la sugestión ejerce en múltiples casos y de un modo especial en la incontinencia de orina, fundándose para ello en ios resultados obtenidos por la administración de determinados medicamentos. Demostró, además, que la diferente manera de actuar estos medicamentos para vencer ios espasmos ó reforzar la atocia de los esfínteres, provenia del grado mayor ó menor de sugestibilidad ó autosugestibilidad de los incontinentes. Desd» el punto de vista psicofisiológico. importa fomentar la confianza que siente el paciente en conseguir el resultado , apetecido y ponderar con entusiasmo las propiedades curativas del agente farmacológico eni|>leado. Sstadio Boaogr&ftoo j olíaioo A* los iaCaatUiamoa. — £s un notable trabajo, debido al distinguido clínico .M. Sunte de Santis, que a)mfM'ende los siguientes capítulos: I. Concepción antropológica y anátomo-patológica del infantilismo. II. Infantilismo distrófioo y mixedematoso. — III. Infantilisjnos parciales. — IV. Infantilisnu>s mixtos ó combinados. — V. Patogenia de los infantilismos. — VI. Su concepción clínica fundamental. — VII. Diagnósticos diferenciales de los infantilismos (raquitismo, acondroplasia, cretinismo, gigantismo, senilismo, mongolismo). — VIII. Clasificación de los mismos. OMM é» twriawBMiia. « » « • « • yor la aaCMttfo U f a ó . «MU — M. Damoglou (del Cairo) ha tenido ocasión de asistir á a s joven á la ve* alcohólico, cocainómano y hascbisnómano qiH», habéeiuto llegado á la pérdida completa de la noción del trataJQ, tuvo que renunciar á su empleo. Al calm de dos n^Ms d# h-atamiento por la sugestión hipnótica experimentó nuevos dMeot de volver al trabajo, tomóse ordenado y exacto en el cum^indento de todos sus defieres y acalló por verse libre en ai»oialo de su triple pasión. Posteriores noticias han confinnado la euractón. Fernando Braro y Moreno N 173 OTA» PARA UN INFORMB SOBRB INCAPACIDAD, por el Dr. D. FERNANDO BRA VO Y MO- RENO, Médico forense áv\ Juzg-ado de la Barceloneta. Por orden del Juzgado municipal del distrito de la Barceloneta hubimos de reconocer, en diferentes ocasiones, al joven R. M., con el fin de apreciar los grados de discernimiento ó su capacidad mental y la de dirigir su voluntad en un sentido determinado, como bases de imputabilidad. Representa este joven unos diez y seis á diez y siete aflos de edad, tiene una estatura proporcionada á la misma, buen desarrollo muscular, disfruta habitualmente de buena salud y constitución orgánica. Escasa es su instrucción; apenas sabe leer; nada que se refiera al cálculo y operaciones aritméticas, aunque sean tan sencillas como sumar ó restar cifras de un par de guarismoü ó sumar ó restar algunas monedas de cobre; no se le conoce ninguna habilidad profesional ó para oficios; carece de nociones éticas y de derecho; sólo puede hacer y desempeñar actos que no exijan reflexión; la atención y la memoria son limitadas; nada de comparación y, aunque es capaz de comprender la importancia y alcance general de los actos por él ejecutados, no está desarrollada la facultad de dominar los impulsos sensuales, las pasiones, etc.; en una palabra, no tiene la fuerza de dominar y subordinar sus instintos egotetas á consideraci<mes superiores y á las de orden social; poseyendo, en cambio, una facilidad notabilísima para dejarse influir por otras personas y falta de voluntad para decidirse por la comisión ú omisión de un acto. Su carácter es silencioso, triste, retraído, no tiene amistades ni aun con los mcwuelos de su edad (éstos le Uanlan el Tonto); la fisonomía de R. M. tiene un sello y expresión s i n g l a r por la falta de contracción de sus grupos musculares y la ronsiguiente torpeza en la mímica; 174 Notas ptr* un informe sobrt íncapicidad SU rostro, pues, carece de vivacidad y ademanes de sus sentimientos internos; es lento en sus movimientos, triste de carácter. Los procesos ó funciones vegetativas, — sueño, nutrición, etc., — como no existen complicaciones somáticas, no ofrecen ninguna alteración notable; la satisfacción del instinto de la nutrición es el centro y eje de todos los hechos de la vida de este sujeto. Es sordo, que es uno de los sentidos y vías más importantes para la recepción de los elementos de cultura. De todo lo expuesto se deduce que, en la apreciación de la responsabilidad de este sujeto, si en un orden muy limitado piíkie comprender la importancia criminal de ciertos actos sencillos, en cambio, en una esfera un poco más elevada, no se le ha enseñado ni acostumbrado á dominar sus impulsos sensuales y egc^stas, teniendo una facilidad notable para dejarse influir por una tercera persona y la falta de voluntad para decidirse por la comisiói^ ú omisión de un delito; no pudiendo juzgar sino de aquellos objetos que le son muy familiares, y en lo somático es sordo y ^otón; ó lo que es igual, reducidos estos apuntes á una expresión unívoca, resulta (|ue R. M. es un imbécil abúlico con escasísima instrucción. {%, *' f^ I H««fologf». — A la edad de 54 aflos ha fallecido en Paris el Dr. Féré, antiguo interno de la Salpetriére, médico de Bicétre, alienista eminente y colaborador asiduo del Progrtt Medical y de los Archiuet de Seurologie. TamlHén ha fallecido en la misma capital, víctima de cróAica y cruel dolencia, el profesor Poirier, catedrático de Anatomía de la Facultad de Medicina de París, en la qtifl contitittó las brillantes enseflanzas de Sapp^ y de Farabeuf, sostrafendo el {N^stigio de lew anatómicos franceses, que han ido siembre á la cabeza de los que se dedican al estudio de esta importante rama de la ciencia. — TaM<»M Ú» i-*'Tmf"*«- — Muy eficaces en Im dolores fatguraates de la ataxia locomotriz progresiva, dolor áUroovárico, dátiea, wfabOgia, etc. El uso coBtianado de las tabletas no ofrece el menor peligro,. {Hies iu> tienes las acciones secuiuiarias de la mornna. Arturo Galcerin Granes 17S C ÓMO DEBBN SER LOS ASILOS PARA. ENFERMOS DB LA MENTE, por el doctor D. ARTURO GALCBRÁN ORAÍfÉS, Médico-Director del Manicomio de Reug(l). En los ageaésicos como en los neurópatas, la locura puede ocurrir circunstancialmente; y en este caso, cumple el internumiento en el manicomio. Pero, sólo por ser imbéciles, idiotas ó cretinos, oo deben ingresar en el manicomio, sino en el asilo-escuela especialísima que corresponde á tales enfermos. En punto á las formalidades legales para el internamiento, entiendo lo siguiente: a) Los psicópatas y neurósicos no necesitan declaración de incapacidad, su internamiento ha de ser voluntario y pueden salir del asilo cuando les parezca. Este dsilo na ha de ser el manicomio. b) Los locos y los alienados exigen internamiento forzoto, y por lo misnu), declaración de incapacidad; los primeros en el manicomio, los segundos en asilo especial. c) El internamiento de los locos no ha de cumplirse siembre y sólo por la existencia de la locura; precisa que sea efecto de verdadera indicación terapéutica y, por lo tanto, que concurran las sifguientes circunstancias: í.'^ Que el enfwmo sea curaNe, pues el manicomio, á titulo de instrumento de curación, ha de tener un dinamismo especial y poseer unos recursos terapéuticos que huelgan por completo en los simples depósitos de desahuciados. 2." Que el enfermo no pueda ser curado en tu cata por encontrar en el medio familiar ó social las causas productoras de su enfermedad, ó siquiera, los motivos determinantes de manifestación de la misma. 3.» Que el enfermo resilla á dejarte cuidar y medicar, ya que, en este caso, resultaría inhumano consentir el progreso del mal y su incurabilidad, por no cumplir la indicación del internamiento. 4.* Que el enfermo sea peligroto para s( ó para los demás, pues ante todo conviene conservar la vida del enfermo y evl(1) ConttDttMKa. VéMO Ion BtfmMoa 61 y 53. nt Cómo deben tcr lot Atilot para entéralos de la méate tar que atente contra sus intereses y contra la vida é intereses de los otros. Excepto por lo que respecta á la primera condición, pues que son Incurables, los agenésicos requieren las mismas condiciones (^ue los loóos para ser recluidos; pero no, repito, en el manicomio mientras no padezcan locura, sino en apropiado asilo. • • Afladiré, de paso, que las formalidades legales para el ingreso de locos y alienados en manicomios y en asilos especiales, deberían ser muy sencillas y rápidas, como repetidas las inspecciones del Estado por medio de un Delegado médico, y sencillas tandiiién las formalidades de salida y reingreso. Debe bastar el certificado de los médicos, y aun el de uno solo, en casos de urgencia. AI médico del asilo y al médico Inspector incumfben el futuro destino del enfermo. No es una razón que para prevenir un posible atentado á la individual libertad (atentado que, por fortuna, únicamente existe en la imaginación de novelistas y dramaturgos^ deba propoixionarse sendos perjuicios á miles de positivos enfermos. Sobre este particular, me atengo á las prescripciones de mi Sid>io maestro y excelente amigo, el Dr. Rodríguez Méndez que pueden resumirse del siguiente modo: III El Maaiooasio Am tnuudeiáa Demostrados los inconvenientes de los manicomios generales, máxime de los de planta común, se Idearon plantas secdonadas, grupos de secciones, m cada una de tas cuales se albergan los enfermos que tienen entre sf más semejanzas psicopáticas. Estas secciones, cu][o número varte desde cuatro haata ocho, están unidas por otra común oonstitnyendo la forma maniiHKDiial que yo llamo de coniigñldad. Aaaqae Mte lástana repr«s«ata un progreso, pues en tales nianietaidos, al d^apanMxr muchos de los inconvenientes antea atados, es dable cumplir algunas indicaciones que son impoaibU» «B los coraonM (en los de planta de continuidad), ofrec^ ae otetante, óm d^ectos: !.*> El tai«r cada sección una misma planta. 2.0 El estarrajetostodos los enfermos á un mismo régimen. Ni una mkma ¡rtaata subviene á las necesidades de toda da- Arturo Ualcerin (irioéi 177 se de enfermos, ni un mismo régimen es conveniente para todos. En efecto: los agenésicos, por ejemplo, necesitan un asilo mixto, esto es, que tenga más de escuela que de hospital para aquellos que son susceptit>les de educación, y más de hospital que de escuela para los que están sumidos en el último grado de la degeneracitón. La planta y el funcionalismo han de responder á este doble aspecto. Los dementes, lo» crónicos, los incurables, requieren decididamente una planta que permita la clinoterapia en gran escala. Aquí son inútiles todas aquellas dependencias que sirven para cultivar el espíritu, para cumplir indicaciones de psicoterapia: escuelas, talleres, salas de labor, de lectura, de juego, de concierto, teatro, biblioteca^, etc. L,a vida vegetativa es la que conviene conser\'ar; mucho confort, mucha higiene, mucha calefacción y ventilación y un cuidado muy asiduo. A su vez, la planta que conviene á los epilépticos es exclusiva de estos enfermos y no conviene á otro alguno de los grupos apuntados. Será un edificio de planta baja únicamente; nada de escaleras. Los dormitorios serán de sistema mixto, esto es, unos comunes á los tranquilos é inofensivos; otros individuales para los agresivos; todos han de permitir la vigilancia continua. Las habitaciones de estancia diurna han de tener el suelo entarimado; las mesas de los comedores han de ser unipersonales; los muebles escasos y romos; los patios muy enarenados; los jardines distribuidos en parteires y plantados de musgos, hierbas y plantas anuas. El funcionalismo manicomíal no puede ser el de libwtad, bien que deben desterrarse los medios de reclusión (cuartos fuertes) y limitar á los impulsivos y por sólo durante el acceso, los medios de contención El régimen alimenticio será el lacto-vegetal, salvo excepcionales casos señalados por facultativa prescripción. P.ara aquellos epilépticos cuyo trastorno mental es sólo episódico del ataque (preliminar, sintomático ó consecutivo), gozando de buena salud mental, más ó menos relativa, durante los intervalos de los ataques, tendrá el asilo dependencias de recreo y de expansión del espíritu, al objeto de evitar el hastío y el consiguiente embrutecimiento. La planta de la sección de agitados difiere por completo de la que convieoe á los demás enfermos de la mente. Huelga en ella cuanto se refiere á diversiones y estudio; el sistema celular es aquí el más conveniente, tanto para están- 178 Cómo deben u r lot Asilos para tnlcrmoi de la mente €ia nocturna como, á veces también, diurna. Precisan, no obstante, grandes espacios donde puedan discurrir libremente muchos de estos enfermos, pues en tanto que unos se calman en el ambiente de quietud de su habitación, otros protestan del aislamiento y necesitan dar expansión á la exuberancia de su nerviosidad y se tranquilizan más cuando disponen de mayor espacio y gozan de la perspectiva de más extensos horizontes. En estos últimos, el especifico de la agiiación es la libertad. Nunca deben emplearse en el tratamiento de los agitados los medios de sujeción, ni la reclusión sistemática. Por lo mismo, en los asilos para los agitados, tampoco jamás figurarán las llamadas celdas fuertes. En cambio, debe figurar en esta sección una completa instalación hidroterápica: el agua caliente es un gran recurso contra la agitación. £1 asilo para los locos tranquilos, es el protolqx) del manicomio monumental, lujoso, donde se encuentran acumuladas todas las comodidades, todos los recreos y todos los medios conocidos de la terapéutica somática y psíquica. En él no caben más que los curables; huelgan, en cambio, los agitados, porque no pueden adaptarse á un medio tan complejo, y los epilépticos, porque enooatrarian mil ocasiones de repetición del acceso y probables con^Ungencias; así como están excluidos los dementes é idiotas, porque su condición de suciedad les aleja de todo concierto social. En la phinta del manicomio para curables debe figurar todo: hidroterapia, electroterapia, mecanoterapia, gimnasia, teatro, juegos, salas de labor y esludio, talleres de artes y oficios, oficinas, estancias individuales y colectivas, paseos, parques, todo (;uanto contribuya al i«stabiecimiento de la vida psíquica. IV Y pues cada uno de estos grupos de ettfemuM, por ser entre ^ muy dfferentes, exigea asik» también distintos, y por lo Umto, de planta desemejante, lo oatunU ha sido avanzar un jmo mi» en h> r^ereale á sistema maniONnial, y en vez de « M ^ ^ M , ciHutitiiir didios asik» mmi^tamente separados, respfmdicndo cada uno por su pluita, al objeto á que se ha i l f ttnndo DkJio iM Aidcameate en «ras áfaiirtrdad historio^ he ^ i o en E«|Nifi« «ao á» loa ioidMtores <tel sistema á sñUage, de di<eminiict¿a, á» espe^Uxactóa. Arturo Galctria Granes i79 Ya durante mí dirección en el Manicomio de San Baudilio del Llobregat, todos cuantos edificios se construyeron, fueron situados á conveniente distancia unos de otros, y la planta de cada uno obedeció al diferente oficio que debía cumplir. En mayor escala, y más completamente, se ha desarrollado después este sistema en el grandioso Instituto de Reus, donde he confluido en un mismo pensamiento con mis excelentes compafleros, los Dres. Rodríguez Méndez y Briansó, y con el laureado arquitecto Sr. Domenech Montaner, autor del proyecto. Los diez y ocho cuerpos de edificio que componen la planta del Manicomio de Reus se desarrollan bajo ocho figuras distintas, y aun algunos del departamento de señoras difieren en ciertos particulares de sus homólogos del departamento de hombres. Esto no obstante y con representar el manicomio-urbe como muy atinadamente califica el Dr. Rodríguez Méndez al de edificios especializados) la última expresión del prc^reso en punto á sistemas manicomiales, todavía le encuentro un defecto: el de imponer á toda clase de enfermos un mismo régimen manicomial. el régimen clauttral ó de comunidad, cuando á muchos enfermos de la mente, locos inclusive, les conviene el régimen mixto, el que permite la convivencia con la familia, ya dentro del mismo asilo ó en casas próximas al establecimiento y en comunicación con ei mismo. Reproduzco lo que á propósito del régimen mixto escribí eu 1892: cOtro régimen del aislamiento es el mixto ó sea el que reúne las ventajas del aislamiento en casa particular y en manicomio, sin los inconvenientes del exclusivismo de estos medios en si considerados. (Concluirá) El sábado, día 15 de los corrientes, falleció cristíunamente en Madrid la virtuosa señora D." Amelia Rodríguez-Morini, madre de nuestro apreciado Director. La Redaccijón de la REVISTA FRENOPATICA ESPAÑOLA se asocia muy sinceramente al justo dolor que aflige á tan distinguida familia y dirige sus preces al Altísimo {^r el descanso eterno del alma de la finada. iW) Delirios producidos por auio-intoxicación intctiinal primitiva D ELIRIOS PRODUCIDOS POR AüTO-lNTOXICACIÓN INTESTINAL PRIMITIVA por el Dr. BMIUOF. SOLA RI. de B\ieno8 Aires. Hace ya algunos años que Beau, en su Tratado de las dispepsias, ha hecho notar que estos estados, tan frecuentes á la observación diaria, producen también, en los que los padecen, perturbaciones del orden nervioso especial que se revelan por cefaleas, pereza general, insomnio, pesadillas, terrores pánicos (especialmente de noche), atontamiento, hipocondrías y alteraciones del carácter. Coincidiendo con las observaciones de este distinguido clínico, Germán See no dejó de apercibirse de estos mismos fenómengs en su Tratado de las dispepsias gastro-intestinales y en su monografía acerca de la Dilatación tUónica del estómago. Leven, en su memoria titulada Estómago y cerebro, siguiendo el método de Krishaber, quien estableció una relación directa entre las afecciones del corazón y algunas perturbaciones cerelH^es, creando una entidad morbosa titulada cerebro cardíaca, describió, á su vez, la modalidad patológica que él denominó cerebro.gástrlca, marcando con verdadero talento clínico las relaciones que existen entre las enfermedades del estómago y los estados de la inteligencia, describiendo con claridad el cuadro de los desórdenes psíquicos que á aquéllas, acomfmftan. En efecto. Leven no pudo dejar de observar, tratando á enfermos del estómago, que éstos presentaban, á la vez, desórdenes mentales, sensoriales y de voluntad, llegando muchos de ellos al verdadero delirio hipocondriaco; sin enÜMurgo, sus otMervaciones no fueron completas, por cuanto la causa íntima que liga á estos estados, ó por mejor decir, la conjunción etiológica entre las enfermedades del estómago y los desórdenes psíquicos, no pudo ser «Haprendida. Desconociendo los hechos en su esencia, vióse oblipdo, como los médicos de un sí^o ata^s, á invocar la acción secreta de la simpatía en la eiqMOKióa de los hechos observados. Sin etabargo, algunos cUnicos ya deducían, casi por intoiciÓB, hM, htáuM que son hoy dd dominio alMoluto de la cUniot Y el mismo Krafft E3)ing, al notar frecuentemente los desórdenes gasbro4n^ttnales «a los eofemos de melancolía, afirmaba qMt «*a iMMdbte que en estos pacientes existiera una idis- Emilio F. Solari ttlt ininución ó una modificación química en las secreciones de los órganos digestivos». Pero sobre todas las observaciones que á este respecto se lian hecho, deben mencionarse como las más notables y decisivas las que en 1887 enunciara Bouchard en sus lecciones sobre las Aulo-intoxicaciones en lat enfermedades, correspondiendo á este perspicuo facultativo la honra de haber resuelto el {Mt)blema, aclarando al mundo médico la interpretación de los hechos á que venimos refiriéndonos. Bouchard dominó y explicó los hechos poniendo en evidencia el fenómeno de la auto-intoxicación. Como Germán See halló la relación entre la dilatación del estómago y las perturbaciones psíquicas: postración por la mañana, cefalalgias y circulo constrictivo de la cabeza, abatimiento, variabilidad del carácter, trastornos de la sensibilildad general y especial, que pueden ir hasta la ilusión! y la alucinación, adormecimiento y, á veces, contracturas en los miembros, sensación de dos ó tres dedos muertos, á veces afasia pasajera, otras veces sincope, palpitaciones del corazón, rubicundez de la cara después de las comidas, sudores nocturnos localizados, neuralgias y, en ocasiones, verdaderos ataques de anifina péctorix, que sólo poilian ser explicados con el conocimiento del estado primitivo y la inducción clínica del ilustre patologista. Estas fueron también las conclusiones del ilustre discípulo de Bouchard, Duchon-Doris, desarrolladas en su notable tesis inaugural, titulada: Algaiuu ptrturbacione» cerebrcda ligadas á la dilatación del estómago, 1887. Corresponde á R é ^ el eminente profesor de Psiquiatría en la Universidad de Burdeos, el honor de haber uniformado las opiniones acerca de este punto de la patología mental, creando una verdadera clasificación de los delirios por autointoxicaciones y estaUeciendo la verdadera distinción entre los delirios producidos por las auto-intoxicaciones propiamente dichas y las auto-intoxicaciones que sobrevienen en los delirantes. Hallándose comprendidos en el primer grupo de los mencipnados los que son objeto de nuestra disertación, debemos asimismo separar á éstos de los otros estados etiológicamente semejantes, que provienen también de auto-intoxicaciones, pero que derivan de perturbaciones de otros órganos ó aparatos, ya sea del hígado, rifión, piel, ^ndula tiroides, suprarrenal, aparato útero-ováríco, etc. A titulo ilustrativo, pero sin que pueda esta disertación abarcar todos los estados que coníprende, pues cada uno de iñi Delirios producidos por auto-intoxicacióa iatestinal primitiva ellos podría formar un tratado, vamos á explicar sonuTanientc la división de las auto-intoxicaciones consideradas en su relación con los delirios, tales como Hégis las ha expuesto i'n IXÍM* en la notable memoria que la Sociedail Médico-psicopalológica (le París honrara con el |>remio Auhanel. Hégis ha distinguido, desde luego, dos as|K'c(os en los hechos: primero, el que ofrecen los delirios prov«icados |M)r las auto-intoxicaciones; y segundo, las auto-intoxicaciones que se originan en los delirios. El jírimer grupo lo suMivide. t«MlaAÍa considerando la auto-intoxicación como ¡mmitina ó como $ecunduria. Dentro de esta subdivisión admite aún variedades, según sean los órganos cuyas perturbaciones den origen á la intoxicación, designándolas como etpeciale» y tittemálicas — encontrándose entre éstas las que son tema de este discurso,— y generales, cuando en su génesis han obrado fenómenos ó estados que dominan el organismo entero en su esfera fisiai ó en su esfera mental. Deja las auto-intoxicaciones que sobrevienen en los delirios sin establecer divisiones, pues son, por su naturaleza, fenómenos distintos en su etiología de tos ¡NlBieros y príncipale& Cualquiera que sea la fuente de la auto-intoxicación, los draórdenes psiquioos que de ella resultan son siempre los mismos ó, por lo menos, presentan tanta semejanza que casi se les podría unificar. El hecho de la intoxicación, cualquiera que sea el órgano de que emana, tiene acciones y reacciones siempre idénticas por el lado del cerebro, órgano sobre el cual van á repercutir los efectos de todo desorden en el dinumisiuo físico general. En ello está la clave de la conifMvnsión clínica en la que * estos hechos se refiere. De motio, pues, (|ue, podemos afirmarío, desarrollado d tema que oos hemos propuesto, las demás raodaitdades clínicas ¡lodrán m>sognincamente ser deducidas de nuestra exposición. Quedará para el clínico únicamente la cuestión del diagnóstico, en lo que se refiere al punto ú órgano causante de la auto-infeocióa. No siempre los desórdenes psíquicos elementales que hemos enumerado, consecutivoa á la auto-inloxicatíón, se detienen allí. Extremadas las exciti^ioaes, el paciente puede llegar al delirio y la locura, hallándme tm.tn aquéllas los elementos siatoffiátioos de la aüenadóa mental EiiiiB ka perturbaciones de la inteligencia que se revelan por inexplkable malestar, absoluta indiferencia y apatía y dificultad para pemar. El pensan^Hito qu^ranta las fuerzas directticea, la almdtto no es obediente, la abstracción de la mente n tmposib^ jr la facultad, que es el eje del dinamismo Emilio F. SoUri m |)si(|Uico, se-deprime hasta un grado casi demenciul: hay un verdatlen) desgaste de la memoria. Están las perturbaciones de la sensibilidad general y es|)ecial. Kl sujeto experimenta impresiones <le frío ó de calor; [>adece anestesias é hiperestesias y, pí)r el lado de los sentidos, ya hemos dicho que se originan ilusiones y alucinaciones (jue son «le carácter especial; la vista se enturbia, se |)ercil>en nieblas y puntos negros y, en ocasiones, una gran rueda negra vertiginosa (Régis). La sensación cerebral de vacío llega hasta el vértigo, i)ero el enfermo, aun cuando flaquea, no cae |x)r licrriu Las alucinaciones de la vista son, como ha dicho líouchanl, solemnes y silenciosas. El enfermo asiste á cortejos tétricos y sombríos, tales como el desfile de un entierro, procesiones religiosas, á veces á series de figuras celestiales. Estas alucinaciones sistemáticas de la vista no provocan, generalmente, otras correlativas por el lado del aparato auditivo. Hay, sin embargo, casos especiales en que estas últimas se producen y pacientes que las presentan hasta en la esfera del tacto. Y están, por último, las ¡«rturbaciones de la voluntad, que se manifiestan en algunos enfermos con tal intensidad, que pueden llegar hasta un estado de verdadera abulia. Pero lo que principalmente caracteriza el estado de franca auto-intoxicación, son los desórdenes de la sensibilidad especial. Los fenómenos alucinatorios que hemos mencionado, que son bien característicos, toman en determinados casos tal intensidad, que abarcan totlos los órganos de los sentidos, iniciando y sosteniendo de ese modo el delirto que, como aquéllas, toma también un tipo especial. Hay neurastenia total. Las alucinaciones de la vista son precursoras del sueño, aun cuando el insomnio es de regla en esta clase de enfermos. Basta que el enfermo cierre los ojos para que las perciba ó que se ponga en semiobscurídad. Cuando estos fenómenos psiquicos se inician, profunda suele ser la conmoción del espirítu. La intensa ansiedad que mina al sujeto hace que éste se manifieste presa de ijenas y <te temores, vislumbrando para si el cuadro sombrío de la alieBación mental. Y cuando el enfermo duerme, el sueño es agitado, con pesadillas vinculadas con las perturbaciones de la sensibilidad general; las neuralgias del día son tormentos físicos durante el s u ^ o , impuaitos por enensigos ó asesinos. Se comprende asi porque estos enfermos quisieran no dormirse. La emotividad se encuentra á tal punto exagerada, que la vida l l e p á ser realmente dolorosa. Se llora sin motivo, 184 Delirios producidos por auto-íntoxicacirta intestinal primiiira la música entristece, y el aislamiento voluntario es el medio elegido como un recurso de concentración. El panorama de la vida no puede ser más sombrío: los hechos, las personas, los objetos, todos provocan ó evocan ideas tristes. haci<|ndo cada vez más amarga y penosa la lucha que la inteligencia sostiene aún, próxima á naufragar. El suicidio suele dar fin, en ocasiones, á esta vida de zozobras y sinsabores, dejando sin explicación, para la mayoría de las gentes, una resolución suprema que el médico sólo puede aclarar. Por suerte este hecho no es general, pues la brevedad de las crisis hace que el impulso ai suicidio no piersista. El carácter se toma irritable y deprimido. Con la conciencia de su incapacidad, se tachan ellos mismos para la vida diaria, y en esta confusa vaguedad de impresiones, viven mártires de sus propias sospechas, pero á diferencia del verdadero alienado, se dejan fácilmente disuadir. Del lado del oído, las alucinaciones no son nunca bien características. Los pacient«i oyen sonidos de campanas, silbidos, ligeros golpes en las puertas. En este último caso hay en el sujeto un atado que se asemeja á los fenómenos que se observan en la locura de la duda; investigaii los ruidos repelidamente. Por el lado del olfato las alucinadones son frecuentes, pero es difícil caracterizarliw: olores desagradables que, á veces, provocan náuseas y vómitos. A estas manifestaciones cerebrales suceden consecutivamente las perturbaciones del carácter, exteriorizándose por ao:esos de cólera y, en ocasiones, por impulsos de naturaleza irresistible, que pu«len ser también de (urden dipsofflico. Estudiada la naturaleza y los caracteres de Us maoifestadones cerebrales derivadas de la auto-infec£íón en general, vemos á ocupamos solamente de una de las causas que las producen: la aato-itüoxicación gaatro-itúestimd, aguda y cró^ nica, dejando las que derivan de otros órganos, como estudios distintos, aun cuando todas sean capaces de producir los mismo* resultados. Clinicaniente, sin embargo, esta modalidad que hemos ^ ¡ ^ puede so- considerada como la mis demosbrativa de los badh»« ^ue esbiMec«i la anterioridad át la intoxicación al dellHo, f M m m consecuaicia. En k» demás «asm (autoíatoiiówlte pse pertuiiíaciones espedales ó generales), podría safWiierM na efreoJo ilcioso, groinraado la auto-infecdón al delirio, j d Miiio, á su ves, gaienuido ó manteniendo la aato-infecd^ Emilio F. SoUri mU Circunscrito entonces nuestro campo de observación, tenemos la afección gastro-intestinal dando origen á una auto-in< lección, que puede ser aguda ó crónica, accidental y reciente, ó antigua y |)ermanente. Cualquiera que sea su época de duración, la auto-intoxicación obra sobre el sistema nervioso ]>or una crisis aguda que, á su vez, es consecutiva de la constipación y coprostasia. Todos los alienistas han reconocido el hecho de la exacerbación de los delirios en los alienados cumo consecuencia de constipación. Mareé, en su tratado clásico, hace referencia Á este hecho, mencionado también por Esquirol, Ferrus, Falrct y Voisin. Se refieren los casos de jjersonas que presentaban alucinaciones sensoriales y viscerales cada vez que estaban constipadas. En la obra de Falret titulada: Üe la hipocondría y del suicidio (1822), se encuentran datos ilustrativos á este reaípecto. Guislain ha referido un caso típico acerca de este punto. Sin embargo, es á Feyat (1890) á quien se debe un estudio metódico acerca de la constipación y sus efectos autotóxicos en la exacerbación de la locura. Pero no siendo nuestro propósito seguir i'i estos autores por esta vía, sino estudiar los casos de verdadera psicosis producidos por auto-intoxicación fecal, debemos volver á remontarnos unos cuantos aflos para citar á Hutchinson, quien, en 1886, en un artículo titulailo tJLocura aguda consecutiva á una constipación excesiva», publicado en el American Journal of Inianity, trazó el cuadro Upico de la entidad morbosa que nos OCUJMÍ. Después de él la bibliografía se enriquece: Bridger, Wagner, Alt, Alessi, Sdlder, Regís, etc., etc., se han ocupado de esta cuestión. El mecanismo de la auto-intoxicación es, regularmente, el mismo en todos los casos. El sujeto padece de tiempo atrás de pereza intestinal, constipación, que alterna frecuenteniehte con deyecciones diarreicas abundantes seguidas nuevamente de constipación. Este estado depende, generalmente, de una afección gastro-intestinal ó de una colitis crónica. El enfermo pmenta siempre la lengua saburral, encías fuliginosas; tiene flatuteDcia y, á veces, vómitos, anorexia absoluta, meteorismo, alores abdominales espontáneos y á la presión, sensaciones dolorosas después de las comidas. Y como síntomas casi constantes, que duran un tiempo más ó menos largo, aspecto general enfermizo, pérdida del apetito, tristeza, Inquietud y i»rebralgia Indefinida. Estos síntomas, que pueden considerarse como iH^cursores de la psicosis, á veces absorben toáo el cuadro y no pesan de alli. 186 Deliriof producido por auio-intoxicacióo iniestinat primitiva En el caso concreto, producido el tapón estercoral en ei intestino, se acumulan por arriba de él materias diarreicas sumamente virulentas, que son las que juegan después el principal papel en la intoxicación. En ese estado el enfermo puede presentar un ataque brusco, en ocasiones convulsivo, revistiendo los caracteres de un delirio agudo. Otras veces, al salir de este ataque, parecen caídos en demencia, presentando algunos temt^ores, disartria y desigualdad pupilar. Estos ca$oi agudos suelen ofrecer, al mismo tiempo que estos síntomas cerebrales, fiebre más ó menos intensa, pulso rápido, facies especial, meteorismo, dolores abdominales, dolores hepáticos y tumor en la fosa ilíaca. Como el riflón también se encuentra interesado en este proceso, puede hallarse albúmina, urobilina en la orina y, casi constantemente, indican acetona, ácido diacético y oxibu ti rico. Esto.s casos agudos pueden terminar por la muerte. Ordinariamente, la faz aguda de la auto-intoxicación que hemos descrito es fácilmente dominada por la intervención del médico, quien debe prevenir siempre las recidivas. Puesta en evidencia la personalidad del neurópata por auto-intoxicación intestinal aguda, veamos de exhibir el delirante por auto-intoxicación crónica, cuyos caracteres principales pueden deducirse del curso de nuestra exposición. La neurastenia, los desórdenes psíquicos elementales, el delirio y la locura, no son más que distintas gradaciones de la conmoción cerebral producida por la infección originada en ei aparato digestivo. Asi lo han comprobado muchos aulorcs' coincidiendo en su manera de ver, y algunos, como Alt (1892), han traxado un cuadro que puede considerarse completo en lo que á esta cuestión se refiere. Partiendo de los desórdenes nerviosos inherentes á las afecciones crónicas del estómago, que consisten en angustias, parestesias, zumbidos de oídos, moscas volantes, insomnio y vértigos que van hasta la pérdida del conocimiento, el enfermo cae, según Alt, en un estado hipocondriaco, á veces altado, con ¡deas fantásticas, ilusiones, alacinaciones, obsesiones, delirio. Para este distinguido obsenrador, la transición de la neurosis á la psicosis ob^ece, sia emlmrfo, á una predisposición hereditaria. Esta nuuMra de ver no está reftida con 'nuestras opiniones, aun cuamio tn muchos casos sea diffdi poner eo evidencia la tara nerviosa. Profundizando el análisis es fácil, sin embar^, descubrir los caractem dcfenerativos del sujeto, de cuya decadencia neuropética los fenómenos expu«itos no son sino síntomas. Emilio F. Solari IK" Cuando Jas perturbaciones del aparato digestivo se sostienen crónicamente, su repercusión sobre el sistema nervioso central se manifiesta, generalmente, por un estado de depresión melancólica, á veces ansiosa, sin (|ue perezca la conciencia. En algunos sujetos los desórdenes no [xisan de allí. Kn otn>s predominan las ideas hifwcondríacas, de desaliento, de miseria, de culpa; al insomnio, á la fagofobiu se agrega el temor de ser envenenado y, á veces, impulsos al suicidio; en una palabra, el sujeto cae en verdadera alienación mental. Establecido el alienado, éste se presenta siempre deprimido, aun cuando en ocasiones se torne irritable y pendenciero. Kecuérdese que los alienistas de principios del siglo pasado consideraban la melancolía como una afección dependiente de enfermedades del intestino; al presente, al corroborar la clínica las viejas observaciones no ha hecho sino profundizar el análisis y aclarar las relaciones patológicas dentro del mismo criterio. Es curioso observar que los desórdenes gastro-intestinales alternan, á veces, en intensidad con las perturbaciones psíquicas; á un período de exacerbación de la afección intestinal corresponde un período de calma de los fenómenos psicopáticos y viceversa. En el sujeto alienado es comVm observarse verdaderas substituciones patológicas, siendo un hecho frecuente que un loco se cure de su enfermedad mental adquiriendo otra enfennedad aguda intercurrente. Hay una ley que podría llamarse de las equivalencias patológicas. Sin embargo, esta manera de {Mvducirse no constituye la regla. A menudo, á un ataque más intenso de auto-intoxicación corresponde un acceso neuropático más intenso, hallándose entonces estos estados correlativos en relación directa. Incurriríamos en repeticiones si nos propusiéramos transcribir las diversas o|nniones que se han emitido acerca de este punto. Recordemos, solamente, los trabajos de Holthof, de Mabille y Lallemarit, Séglas. Lange, Hayem, Régis, Boissier, etc., cuyas descrip<iones puede decirse que son (Hásicas. OBSEBVACIONKS A fin de complementar esta sucinta exjwsición, creemos conveniente agregar las siguientes observaciones: Delirio por auto-intoxicación inletlinal aguda. (Clínica del Dr. B. T. Solari). — N. N., espaftol, .comerciante, 31 aflos, soltero; antecedentes hereditarios desconocidos. .Solicitada In asistencia médica á las 2 a. ni, fué observado en estado de excitación extrema, con accesos convulsivos, náuseas y vómitos. 188 Delirio» producido* por auto-intoxicacióo intestinal primitiva La fainiiia manifestó que desde un tiempo atrás este enfermo, que había sido activo y dili({ente en aus ocupaciones comerciales, sobrio y recto en todos sus actos, ,cayo en un estado de depresión como si paulatinamente hubiera ido perdiendo sus aptitudes para el trabajo. Se quejaba de malestar continuo, de un estado penoso de opresión y de neuralgias liaras á la cabeza que te impedían dedicarse con la misma asiduidad á sus ocujxiciones. Tornóse amigo de la soledad , á pesar del aislamiento voluntario á que se sometía, halláase en continuo mal humor, en constante irritabilidad pura con los suyos y para con los amigos que trataban de distraerlo. Sin que existiera verdadera anestesia psíquica, los diversos estímulos de la vida apenas le influenciaban, y aun los cuidados de la familia habían llegado á serle molestos y fastidiosos. En varías ocasiones había consultado á su médico particular, á fin de que le curara el insomnio persistente que, según él, era la causa principal de su estado y que explicaba tas sensaciones raras y mal definidas que exi»erimentaba por el lado del cerebro. Quejábase de una especie de flotación de lu masa encefálica, de dislocación de estos órganos cuando movía la cabeza y de dolor constrictivo alrededor del cráneo. Su médico le había prescrito el uso de ios bromuros, que había concluido por desdeftar, porque le producían únicamente desórdenes estomacales. La familia había podido observar que su estado jgenerai era cada vez más enfermizo. Perdido el apetito, se quejaba de continuos desarre^os gastro-intestinales y persistente constipación, que combatía con enemas diarios. Este estado se había agravado en los últimos días, habiendo quedado en cama los dos últimos. Los fenómenos que presentaba el enfermo en este momento habían estallado súDítamente, después de algunas horas de inquietud. Examinado el enfermo se comprobó - fuera de los síntomas expuestos — timpanismo general, tumor en la fosa iliaca derecha y dolores espontáneos y á la presión en todo el vientre Pulso frecuente y respiración anhelosa. Sudores profusos en la cabeza y el pecho. Temperatura, SIH. Con aquellos datos y los síntomas que el enfermo presentaba, siguiendo la primera indicación se le administró un purgante drástico y un bafio caliente de una hora de daraoón, con afusiones frías á la cabeza. Una vez evacuado el intestino desajmrecieron los fenómenos de reacción ceaeral. Al dia siguiente el enfermo presentatMi un verdadero estado de obnubilación v ligeras hiperestesias y dísesteiiiaB psíquicas Recién después tfe transcurridas 30 horas áá ataque, el sujeto pudo ojrroborar los datos suministrados por la familia, que lian sido expuestos anteriormente, iupegando que, en sus momeaUm de reconcentración, le asediaban de continuo ideas trist« é ilusiones de la vista de airácto- sombrío, reproduciendo •« espfríttt eKenas «kilonwas de su vida pasada. Ya &í i^ena conciencia de los hechc» y seguros, por nuestra porte, de que se trataba de un caso áe auto-intoxicación intestinal agucb, fué sometido estrictamente á uq tratamiento especial, denttti de la indicación clínica, que preríno las tecidivas y terminó la curación. í E m i l i o K. S o l a r i IK'J Delirio ppr auto-intoxicación intestinal crónica. Clíiiicu del ür. B. T. Solari. — Concurrió poi* sí misinu á la clínica un sujeto de 30 á 33 aflos de edad, soltero, empleado, á liu de ser atendido de un estado que hacía remontar á un arto aproximadamente de duración. Se quejaba de cefaleas constantes y de sensación de constricción en la cabeza, con opresión mayor en las sienes.. Que esta molestia le duraba todo el día y era más intensa por la (mañana. Que había observado que el fenómeno aumentaba de intensidad con el movimiento de las calles, así como [wr el trabajo intelectual, lo que le obligaba ¡i vivir encerrado y en absoluta ociosida<l. Que le parecía que la articulación del cuello en la base del cráneo se le secaba, produciéndole un ruido bastante molesto al mover la cabeza. Que este estado y las frecuentes pérdidas seminales y poluciones nocturnas que sufría, le habían producido impotencia sexual; que cáela ])olución aumentaba la intensidad de los síntomas anteriores, y que de temor á ellas él mismo hacía por no dormir. Que había perdido toda aptitud para el trabajo mental, siéndole también difícil mantener la atención en la conversación y hasta para la lectura de la más frivola noticia de diario, todo lo cual, i>or otra parte, le producía disgusto. Se quejaba también de frecuentes palpitaciones del corazón, de silbidos de oído, calambres y, a veces, dificultad |)ara caminar. Su alimentación era escasa y defectuosa; la digestión sumamente lenta y difícil, flatulcnta y sojporifcra Padecía de constipación tenaz, oue dural>a á veces hasta ocho días, para ser seguida de una deposición diarrcica profusa y sumamente fétida, seguida, á su vez, por otro período de constipación. Que en ciertos momentos le acometían escalofríos, á veces sensación de calor en la cara ó sudores tprofusos de la frente, del labio superior ó de toda la cabeza.' Que todas estas manifestacioneii le preocupaban tan-intensamente, que prefería encerrarse en su habitación, no ver ni hablar á nadie y oue, últimamente, consciente de su estado, había comenzado a experimentar el temor de enloquecerse. En tal estado se le prescribió el tratamiento médico que requería y que debía continuar por algún tiempo conjuntamente con la observación en la clínica. Pero el enfermo se perdió de vista por cuatro meses, hasta que la familia, interesándose por él, llamó al facultativo á quien aquél había consultado. ' Examinado nuevamente el enfermo, después de recogidos toa informes que le denunciaban como atacado de jocura, en el coacepÁo de la familia, presentaba los siguiente síntomas: depresión general, concentración del ^píritu, indiferencia, ansiedad y sentimientos vagos de afK-ehensión, con un fondo delirante característico que le hacía aparecer como atacado de una de las formas comunes de la lipemanía. Delirio de ruina, de iacapacidad é ideas de persecuciones imaginarías: tal era el cuadro de su actividad psíquica, lamentándose el sujeto, con Impresión penosa, de que una vez había castigado á un travieso de la calle porque destruía los árboles recién plantados en la acera. Se creía atacado de una enfermedad IW Delirios producido» por auto-inioxícacidn inieiiinal primitiva incuruhle del estúmaKo. reririendo ú este órgano las más raras sensaciones hi[x>cundríacas. Insomne, asediado por continuas ilusiones y alucinaciones de la vista y del oído (espíritus y /antasnias de ultratumba) que agravaban cada vez más su estado, determinando, á veces, crisis de panofobia, rehusaba los alimentos y tmíu cuidado personal, sin que el naufragio de los sentimientos afectivos estuviera en relación con estas profundas |icrturbaciones del espíritu. En tal estado la vida se le hacia .fastidiosa y. por rara contradicción de su espíritu, temía morir, y así lo decía con voz lenta y en tono ({uejumbroso. Presentaba, ailemás, los signos físicos propios de la melancolfai, á excepción de los que dependen del aparato circulatorio y de la respiración. La contractilidad del corazón puede decirse que era normal, y la respiración superior en su número al estado fisiológico. Con estos trastornos era fácil todavía poner en evidencia los caracteres neurasténicos que se habían observado en él hacía algún tiempo, no hallándose bien delimitada la transición entre la neurosis y la psicosis actual. Persistían los trastornos del aparato digestivo, tal vez con mayor intensidad que en la m-imera época de observación. Como el enfermo había Uegacio á rehusar toda clase de medicación, la persistente constipación de que padecía se había hecho más intensa todavía é mductivamente más virulenta la auto-intoxicación por coprostasia. Manifestó la familia que, á veces, sin <|ue el enfermo saliera de su manera habitual, era atacado vle .violentas deposiciones diarreicas y dolores Intestinales, habiendo observado también que, consecutivamente á estos desórdenes, el suielo se ponía más expansivo, volviendo por uno ó dos días a la vida en común con los suyos. Ksta halagadora evolución de su enfermedad no duraba,* sensiblemente, volviendo de nuevo ú caer en el mismo estado en que se le observaba. Que esta alternativa periódica de la enfermedad la habían observado en el sujeto en varias ocasiones. Examinado directamente el enfermo se halló, fuera de ios trastornos iKÍquicos que ^a se han expuesto, lengua saburrosa, dientes y encías fuliginosas, fauces irritadas v granulosas, meteorismo abdominaU tumor sensible en la rosa ilíaca derecha v rosario de cíbalos en el colon descendente. Con el conocimiento de la evolución de la enfermedad que aquejaba ai sujeto, y siendo fácil la distinción diagnóstica entre su estado y las'formas tipicas de las locuras deprimidas. se insistió en el tratamiento instituido cuatro meses atrás, obtenteado desile el primer momento la mejoría del enfermo. A medida que se establecía la liberación y desinfección del intestino fueron desapareciendo ios síntomas de la psicosis, fMt>duci^adosé el fenómeno curioso del retroceso de la enfermedad, qu» pasó, en orden inverso, por todos ios períodos que presentara desde el primer dia de sn apríctón. En menos de un m a el restablecimiento fné completo, y solamente se tuvo oportvBidad de verlo de tiempo en tienpo para prevenir la recidiva de la paresia intestinal, que alarmaba al sujeto al menor signo de reaparición. Boleiin del M a n i c o m i o de San Baudilio IMI Fotiríainos ex¡)oner otros casos más de evidente delirio por auto-intoxicación intestinal crónica y aguda, i)ero á fin de no incurrir en repeticiones innecesarias, limitamos la casuisticu <le estos estados á los dos casos tii>icos enunciados que bastan, noso>?ráfica y clínicamente, para dar una base realmente ¡iráctica á esta disertación. y. BOLETÍN DEL MANICOMIO DE SAN BAUDILIO Mayo de 1907 Por cuenta de la Diputación Provincial de Barcelona ingresaron en el Manicomio 13 alienados (7 hombres y 6 mujeres); fueron admitidos, además, 1 hombre procedente de Lérida y otro perteneciente al pensionado particular. Total: 18 admisiones en el transcurso del mes. Fallecieron 7 enfermos (U hombres y 4 mujeres); salió curado 1 hombre y se evadió otro. Hn total: 9 bajas. Los tres hombres fallecidos eran [laralíticos generales, muriendo uno de ellos jwr efecto de la caquexia y los otros dos por hemorragias cerebrales, lín los tres existían antecedentes sifilíticos, y en uno el sindronie de la parálisis general había aparecido recientemente, habiendo estado precedido de siete a0O!> de todos los síntomas propios de la ataxia locomotriz progresiva; era un caso clínico curioso, por la coexistencia de dos afecciones específicas de ION centros nerviosos; la una con lesiones parasifiUticas en los cordones posteriores «le la médula, y la otra con localizaciones en la corteza cerebral principalmente. Las cuatro mujeres fallecieron: una de hemorragia cerebral, dos de afecciones cninicas de las vías respiratorias (bronquitis y bronco-pneumonia) y la otra de coma epiléptico Fué dado de alta, en concepto de curado, un hombre de 54 artos de edad, antiguo pensionista de varios Manicomios, que ha pasado gran parle de su vida entrando y saliendo de los establecimientos frehopáticos. Trátase de un individuo con grandes estigmas psíquicos de degeneración: inteligencia superior, memoria privilegiada, sentido ético muy rudimentario, con frecuentes obsesiones y con algunos actos impulsivos semÍ<onscientes, que le hacen peligroso en m-asiones, sobre todo cuando está bajo el influjo del alcohol, al que se muestra muy aficionado. Constituye el prototi|M> del imbécil moral, inconstante en sus afecciones, incorregible en sus vt- Publicaciones recibid» m cios, díscolo y amenazador fuem del Manicomio, sumiso c hipócrita cuando está cometido á la disciplina nosocomial, buen trabajador á temporadas, holgazán y vicioso en largos periodos de su vida. En el Manicomio se equilibran y armonizan aparentemente sus funciones cerebrales, desaparecen los ligeros episodios delirantes que provoca el alcohol, trabaja y se conduce como un cuerdo, y en estas condiciones, después de muchos meses de observación, no cabe más recurso que permitirle salir del establecimiento frenopático en calidad de curado, porque asi lo exigen las disposiciones vigentes. DR. PUBLICACIONES RODRiCtEZ-MORINI RECIBIDAS KolM sobra los Dlftes «ionB»i*s oa les eoloflo*. por D. Li-n Rots. — SMtJago de Chile. 1807. AoM do 1 * sostón p a u l o * loAocnrAl do lo Bool Aoodomlo do Hodlelao do Boroolo»*, (27 de Enero de ÍW7). UtmorU át Stertttrta, por el Dr. D. Lvw Si/ftOH T MoMfT. — OtseuTÉo iiuiigmr»! por el Dr. D. Miovci A. r«ito*i Roe*. — Boredooo, Tipografía «La Académica», <t07. 0«aildwMrt«Ms«obrol«rtatttoOTtoloo h l p o m M o * , por i. Oticii R»M M . — Barcctooa 1907. LoMovrlooAsUoo dos oUoaAo oa l U l U ot looalloaé otlaUaola, por d Dr. l o t i Aaroiiun — Torio tVfí. PRONTUARIO DE DISPOSIGONES LEGALES rnlltuü pan d ia(itM. widiiléo tMtimim it IM MutoalM 7 ieOMnOrnt ét ítnftñM «KOl-ADAf rOd • . j a s t mtmtmtLZ VEÍA Sccreuu-io de la Direccida dd Maaicoinio de Sao BaodiUo FriiMO de g n n utilidad para la* Aicaldiat, MMIcoi y partlcalarea qoc laoaao qoe initrair ctu date de cxpadieotca. Vo* pedido* acooipoAade* d« MI Wportt (pttditodo*e enriar ea lailo* d« correo*), á la SaervlaHa <M Moirt«OMlodeSa» •atuUHoát U-hrtgmt, iéU AdaOminrmcUm étutm JlaMda. lU«l»l«d<CataluAa,U-Barcdoaa.-anecio: V N A ^ S M T A WMHh \ • <í^ M . M , A O A &r t *Nor ii«* Sceit y «imilarc*. «aadoaoiitt*olo.*c'io«cra nial » M bacalao todo asimnaliie./yu JIAMASiflB MlpoCMroi cooMltoyMM.«lMiikmtt. ihiftiiiii MBMflH |C»*%o oii^ico; yhiirtMii „ ! • « • • . AsMDiacarettfal.catenMdadtiatcdalarta, MBMMH flnMKttlar;a&t« oMtaü'a dttfHM eadocMid er|«aiea. — * * t i a H t «« ^ktitm « b l I M I M A M A 0 M k i | i . i AirtMAMoeioftllbladaoUMtdooMf*. — — — — >. - . Nfttf Mt«rMora.->Tam(ooa — — • > . « . _ « . . N HEMOGLOBINA IVI I LÍQUIDA OR. GRAU L» HamoKlobtna llqutda Dr. O n u , t* un medicamento infalible ^ » cartr la anemia, palidex, clorocit; pobreza de ungre. Farorcce muy eficazmente el dcaarroilo de lai )ÓT<net. L» Banaoglobin* Üquldk Dr. O m u , et inalterable por tu manera etpeclal 7 elegante de catar en razada en tubltoa eiteriUzadof y perfectamente cerrados. La Hameglebln» liquld» Dr. Orau. es de rrauludoi poaiiivot y coniuutet «n la aotmia, clorozi), liobtbmo, eaerdfulaz, mentiruactonea diflcilea v doloro•Mjr en todaí la» cnfermedadtt cuyo origen ct la debilidad y pobreza de lángre. L* H«veKl«bln« liquida Dr. Orau, usándola en la «dad del crecimiento. &• •iUta y regulariza loa periodos de las jórenescontribuyendo á tu completo detai relio. La HamogieblBa liquida Dr. Orau, por tu poder t6nico y excitante sobre los aerriot, es de inmeiorablts retulladot en la neurastenia, insomnio, vabidos, dolara de cabeza, etc. La HamoBloblna liquida Dr. Orau, tiene una acción pronta, enérgica y rápida, y por tu poder nutritivo, tonifica y fortalece las funciones d« la vida, no teniendo riral para normalizar las pérdidas de sangre por hemorragias en las parturientas. La Hamoglobina liquida Dr Orau, es de resultados admirables en el desarrollo y crecimiento de los niAos cuya constitución ts otbil y raquítica. La BamOKiobIna liquida Dr. Orau, no prod uie perturbaciones al estómago, ni ir riíaciones ni estreAimicntos, como acontece ca»tkiemprecun ios demás preparados ferruginosos. Es el principio ferruginoso natural de la sangre contenido en los glóbulos rojot de la misma, é los cualct imprime ei color y la acción fisiológica. Se toma antea de lat comidtt, disolviendo el contenido del tubo en dos cucharaditas de agua azucarada. La Homeclobiaa liquida Dr. Orau, ba sido aprobada por la Real Academia de Medicina y Cirugía de Barcelona. Premiada con Medalla de plata por el Colegio de Farmacéuticos de Barcelona. En la Exposición Internacionai de Viena de I90S, ha obtenido la máaalu recompensa, ó sea: Medalla de Oro é Insignia de Honor. rUaM *• riTMilu r SteiMtUí - O Í A S T IOTILI I . ai O. ; Ctapt lir**»! i* - tátealnt MANICOMIOS DE FALENCIA DI DK Mujeres Hombres HERMANOS HOSPITALARIO* DE SAN JUAN DK Diot HERMANAS HOSPITALARIAS DEL SAORADO CORAZÓN l é ü o i . l i n c t e : Ir. L. láRTlN ISTÚKIZ « « _ _ — Vrlaer» ^ M M •erwte » rSVSIOMM HIJ P " « " men»ual« *ff • » VweM» » *® * * BMitlacmlAee I Precios convenidos cun los Superiores de los respectivos Esublccimientos, 8c hallaa latttladot cttot magalflcoi Prcnocomios. en los antinuos ediAcio* Ih•Mdot de San loan de Oiot. halniadose además agregado soberbias coattruccioatt que coastítuycn el primer tdifleio de Palenda, por tu bella luntuotidad y wpeciaiet coadicieaet k%WBlca«. { • r t w B i i A M I O i Emplazado á pecoi mttrot déla Estación del PtrrotaffiL 4«M •• panto dt MRpaliaa de lat ttawtd* AMwiai, Oatletti. Santander y Madrid J/tanicomios Je Qiemposcuelos (provincia de /Madrid) J)9 MombrtS, é earfó á» J)» muJtrtS, é cargué»la» /»« i(*rman9» i(o»pifala- , i(*rmanat ¡(atpltalarlat é«l rhu ú» San Juan éa pita \ Sagrada Caragón éa Jatá» J^édico - J)irecfor: 7>r, /"r. jKlaravtr }^édicos - internas 2r. €. picó - 2r. g. piñtra Ji/Tédicos' auxiliam 9r. €. del f rezno - 9r. í(. del ¿uey --——————- pensiones «_-.«---.--—— J^rimara data IBO patatas •/ me» Saganéa t 1M9 » » Zarcara » •* » » PMInguléaa: ^racha eaavanida» M* / M Supariam da lo» rtsptclivos 6stabíteimi«Hfos. UHmanrta t Situado Ciampoiuelos *n la fínta férrta dt ^edrtd á jirenjuts, próximo é tita último punto, hay qu» lomar loa tnnas qua partan da la aataeión dtl Jitdtodia dt Jüadrlé, ratorründoxt *l trayecto an hora y cuarto. - J(ay tsta^ e4» talagr^iee an Citmpozuths.