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REVISTA
FRENOFATICA
ESPAÑOLA
A.So V
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J U N I O DK 190T
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*
NÚM. 54
SUMARIO : La difuiión regicida, por el Dr. Wijrtdo CoroUu. — De la clinoterapia en U> psicosis agudas (conclución), por el Dr. J. mu$ y Uatat. — Notas para un
informe sobre incapacidad, por el Dr. D. Ptrnando Urano y Uortno. — Cómo deben serlos asilos para enfermos de la mente (continuación), por el Dr. D. Arturo
Galetrán Granel. — Uelirios producidos por auto-intoxicación intestinal primitira, por el Dr. Emilio F. Solari. — Boletín del Manicomio de San Baudilio, por el
. . - - . - - doctor Rodrigut^-hlorini. — Publicaciones recibidas
A DIFUSIÓN REGICIDA, por el Dr. WlFRBDO COltOLBü, médico-interno del
Manicomio áe la Santa Cruz de Barcelona.
L
Regís en su estudio, á la vcftjad muy superficial, (1)
acerca los regicidas, les considera como místicos. Este
término tiene la desventaja de no significar nada en
patología mental y, por tanto, lo rechazaremos. ¿Qué
quiere decir, en efecto, ima tendencia imtintiva á embriagarse con cosas de religión ó de política í Aquí abrazamos
el cuadro completo de ideas delirantes y obsesionantes,
propias de muchos y muy diferentes estados patológicos.
€laro está que los regicidas no responden á Un tipo
único en Nosografía y que á veces no son locos siquiera,
pero nuestro objeto debe ser agruparlos en lo posible
por su historia clínica y no contentamos con una etiqueta tan vana como presuntuosa.
En primer lugar, ¿son sanos ó insanos los regicidas?
Para k inmensa mayoría de ellos, y en el día de hoy, la
pregunta no necesita más que ponerse para contestarse.
El solo hecho de dirigirse á un monarca para hacer de
(1) iQn< dlMiDM de una obra donde ae inolnyan entre los regtoidM tA
«eetlno de Ketcelrie, « Onleote, de Kedrid, el uetador de LepeUteter Belnt
Jtxfioii, lU P. Verger y 4 Cu-tete Cordey f
162
L* difutiáa regicida
él el centro de la propia existencia, es de por sí frenor
pático. Si uno no puede vivir porque el Rey de Italia
ó el Presidente del Ecuador reinan ó gobiernan, esto
no prueba piara él sino que su cerebro está pervertido.
Pasa aquí como en los enamorados de reinas ¡y Dios
sabe si los hay! que pasan su existencia en una pasión
tan ridicula como imposible. Es la misma obsesión del
trono; aquí sexual, allá sanguinaria. Por lo demás, las
dos ideas están lejos de excluirse: testimonio el sadismo
y el musoquismo.
Tan firme es nuestra idea de que los regicidios obedecen á una perturbación m^ital, que ni aun exceptuamos
los casos colectivos y combinados en días de revolución.
Véase lo que ocurre «i Rusia. Se dice que así se ataca
la cabeza de' un sistema. Pero un sistema no tíaie
cabeza accesible al asesinato. Ni un Rey hace la Monarquía, ni un Presidente la República del mismo modo
que un Alcalde no hace la Alcaldía. Cuando se dice:
< i El Rey ha muerto! ¡ Viva el Rey! • no se expresa sino
una verdad muy elemental. En un caso el Jefe del Estado se renueva por elección, en otro por sucesión hereditaria, pero el hecho es el mismo: nunca se queda sin
Jefe. De aquí las célebres palabras de Séneca á Nerón:
«Por muchos á quienes matéis jamás concluiréis con el
sucesor». Pero no divaguemos más explicando cosas
tan rucUmentarias, que sólo pueden sernos perdonadas en
atención á que vivimos en un tiempo donde todo se subvierte, hasta las nociones más claras.
Si acabar con la« Reyes es quimérioo, acabar coa un
Rey ¿es más razonable? Aquí vayamos al terreno de la
realid«l y retxmozcamos kw r^cidas. Si es cierto que
Enrique IV de Francia, en su accidentada vida y cercado
de mortales enemigos, contó 18 tentativas de asesinato,
tunpoco k> es menos que Luís Felipe sostuvo 8 y era
el soberano más pacifico de su tiempo. Entre los soberanos, si ios ha habido emprendedores, como Cristina
de Suecia, que fueron objeto de atentados, también los
Wifredo Coroleu
IBS
hay, como la desdichada Isabel Amelia de Austria, que
fueron víctimas del primero. Y en este caso se trataba
de una pobre princesa loca é inofensiva, que se pasaba
la vida viajando. Es la regla que el agresor no conoeca
su víctima, lo cual pinta bastante el carácter de tales
crímenes. Se mata sin saber á quién ni por qué. Por
fin no son raros los casos doiule el desconocimiento de
la persona ha dado lugar á errores de parte del asesino,
que ha muerto á uno por otro.
Pero hay más todavía. No necesitamos alegar pruebas á priori de la vesania de los regicidas, cuando en su
propia historia podemos leer fácilmente el diagnóstico.
Desde luego rechazamos la idea de Regís de los mediolocos. En Frenopalía no hay más que locos enteros.
Los pretendidos medio-locos serán especies morbosas
mal delimitadas, pero que no dejarán de reconocerse
mañana. ¿Hace mucho que se conoce científicamente
la epilepsia, el histerismo, la neurastenia ? No nos apresuremos á crear denominaciones irracionales y que se
prestan á lodos los abusos de lenguaje de parte del vulgo.
Para nosotros, algunos pretendidos semivesánicos son
tan claramente diagnosticables como muchos de los Asilos. Regís, por ^jemplo^ cuenta á Gtiiteau, el asesino del
Presidente Grafield, entre tos mattoide» ó delincumtes
por vanidad, cuando del relato que de él hace K. Ebing
se deduce que era un pananoiaco religioso y reformador
de lo más inequívoco. Este por la prisa en ver fenómenos insólitos en todas partes y sobrecargar la Nosografía de especies nuevas.
La paranoia, en su variedad expansiva sobre todo, es
la forma que más revisten los locos regicidas, y se comprende dado el carácter sistematizado y coherente del
delirio. En los demás proemios mentales, tratándose de
alucinaciones transitorias y variables, no hay lugar para
la larga serie de combinaciones que supone el delito.
Es que en la paranoia se reúnen dos elementos: un
cambio de personalidad en el sentido de un encunara-
164
L* difusiúD regicida
miento de aquélla y una absoluta ausencia, ya de frenos
morales, ya de miedo á la justicia, que puedan ahogar
en germen el crimen. Por esto no son suicidas los tales
más que en contados casos, por un acceso pasajero de
melancolía.
Si del regicida aislado pasamos al regicida asociado,
veremos ciertas diferencias; no tantas, sin embargo, que
autoricen á formar un nuevo síndrome. El regicida asociado puede dividirse en sugestionado y sugestionador.
Este verdaderammte ra el autor del delito, que lo señala
y organiza, cuando los demás son muchas veces espíritus
débiles que siguen la dirección que se les imprime. Ni
esto es tan difícil como parece, atendido lo que se ejecuta
á diario en las asociaciones criminales vulgares (1).
Un criminal de la primera clase puede no ser loco: el
caso está visto. Uno de los autores del asesinato de
Alejandro II de Rusia estuvo para dirigir luego un periódico oficioso en Petersburgo. Sin embargo, diríamos
que no es lo más común. La mayoría de organizadores
regicidas ofrecen los estigmas de degeneración de los
criminales y locos. Dedicar la vida á actos semejantes
es ya por sí un estigma suficiente. En cuanto á los^
sugestionados, que sólo ven la gloría del regicidio, con
frecuencia son deficiente mentales que un atento examen
revelaría candidatos al Asilo. La vida errabunda, la
mudanza dje oficios, la lectura de papeles incendiarios^
la busca de una sociedad de asesinos, se oicuentra
siempre en tales casos, llámese Caserío ó Csolgosz el reo.
No queremos acabar sin decir dos palabras acerca la
represión de tales delitos. Que éstos multiplican, es^
evidente en Europa y América. Para ponerles coto lo
mejor seria la falta de publicidad ea tales materias, encalcándolo á la frtma. periódica. Que el anunciar el
nesinato de un Rey ó un Presidente con tanto ruido
(1) V^MiM les pt^MMé d« Is Mmm» Xtgrm «on !• orgaaiiaeMB 4*1 T r í -
WifrtdoCoroIeu
165
como si se tratara de una invención benéfica ó un descubrimiento útil, es más que imprudente, es escandaloso.
Para esta vesania, que se alimenta de gloria y populachería, no hay mejor remedio que el silencio y la obscuridad.
Claro está que debiera hacerse extensivo el procedimiento á cuanto fuera propaganda hablada ó escriüi
del asesinato. Este debe ser siempre odioso y punible.
Cuando se desvanezca la poesía del crimen se habrá ganado mucho para reducir el crimen mismo. Esto ha pa-"
sado con los bandoleros y los crímenes pasionales. Ei
regicidio no ha de ser excepción á la regla.
Ex<uii«aM d« fin A* enno. — Los Hermanos hospitalarios
del Manicomio de San Baudilio, que siguen la carrera oficial
de practicantes de Medicina, han sufrido en esta Facultad
el examen de la asignatura del segundo curso. Los resultados obtenidos han sido sumamente satisfactorios, pues han
tenido la nota de Sobresaliente tres de los Hermanos examinados (Fray José de Calasanz, Fray Adolfo y Fray Aquilino), uno la de Notable (Fray Epifanio) y tres' la de Aprobado
(Fray Isidro, Fray Diego y Fray Celestino). Todos han demostrado haber estudiado con entusiasmo y conocer á fondo
las diversas materias de la asignatura, que les ha sido explicada particularmente por el ilustrado médico interno del Manicomio, Dr. Rius y Matas.
A fines de este mes efectuarán el ejercicio de reválidai reuniendo entonces las condiciones oficiales para prestar servicios auxiliares médicos en los establecimientos españoles pertenecientes & la Orden de San Juan de üios.
^ VvoAMtoa terauMéntioM d* la OM» T. Wmjw j Cfi —
Ck)n el iM^oite número repartimos un prospecto que trata del
Veronal, poderoso hipnótico que recomendamos á los médíOM por ser el más eficaz de todos los conocidos.
Al mismo tiempo llamamos la atención del cuerpo médio)
sobre los productos fabricados por la casa Bayer, la Corifina
y el Autdn, analgésico ei primero y desinfectante el segundo.
iC6
De U Clinoterapia en Us psicosis agudas
D
E LA CLINOTERAPIA EX LAS PStCOSIS
AGUDAS, por el doeUr J. RJUS T MATAS, Médico del Manicomio de San Baudilio (1).
— Son de los que mayores beneficios pueden reportar del régimen clinoterápico. Tanto
es así, que los mismos cUnic<» que menos entusiasm.o
han sentido por esta especial terapéutica, acuden á ella
para combatir ventajosamente los accesos prolongados
é intensos de melancolía. Con lo cual no se hace más
que satisfacer los propios deseos del paciente, pues que
en esta clase de enfermos se nota siempre la tendencia al
aislamiento y al reposo en cama.
Pero, aunque asi no fuese, obsérvame en la melancdía
ciertos síntomas que, por sí solos, reclaman el encamamiento. Son los priticipales: el mal estado general somático, así como el enflaquecimiento, debidos á la insuficiente alimentación y á los persistentes insomnios, hi
cianosis, el edema de las extremidades y la anemia.
En la mayor parte de casos lógra.se con facilidad la
acacta práctica del método, y solamente en los melancólicos agitados nótase, á veces, cierta resistencia á la continuidad del reposo (Pactz y Kraepelin). En cuanto á
los resultados obtenidos, puede afirmarse que, cual en
otras psicopatías, queda restringido el empleo de los
hipnóticos, suprimido el aislamiento celular y evitadas
las complicaciones viscerales. Al mismo tiempo se alivia el estado general, disminuyendo las probabilidades
de terminación por demencia, cronicidad ó muerte. Otra
de WA veatiyas es la de dificultar la presoitación de
(Uvenas t^nf^caciones psíquicas que, com« los delirios
alttcinatoi^M, aparecen frecuentemente á consecuenda
del estafa de «gotamiento é insomnio. En algunos indiESTADOS MELANCÓLICOS.
(1} OMAtariAl. T 4 M M l M l r f M M M M , l l . 5 S 7 » .
i9.'
¡. Rius y MaUi
167
viduos (melancólicos no delirantes ó en vías de curación),
conviene mostrarse menos exigente en la aplicación de
este régimen y así únicamente se les obligará á su estricta
(observancia durante las horas que les son habitualmente
más penosas, es decir, las de la mañana. Todo cuanto
se dijo á propósito del reposo considerado como agente
terapéutico de las psicopatías agudas explica los saludables efectos del encarnamiento en los estados melancólicos. En el concepto físico, el reposo en la cama favorece
el restablecimiento del estado general y la reparación de
las pérdidas sufridas por el organismo bajo la influencia
del insomnio, de la sitofobia y de la ansiedad. Las contracciones cardíacas son más enérgicas y más regulares;
el pulso, antes pequeño y frecuente, adquiere vigor y
se modera (Guislain, MüUer); los trastornos vaso-motores se corrigen y la circulación cerebral se activa merced
íi la posición horizontal del enfermo, cuyo cerebro, por
lo mismo, se nutre mejor. Consigúese, además, evitar
las pérdidas de calórico, dato de verdadera importancia
'tratándose de sujetos en quienes la actividad muscular
es casi nula, remisa la respiratoria y deficiente la temperatura. Las funciones cutáneas se regularizan por el
reposo prolongado, contribuyendo eficazmente á derivar
la sangre hacia la piel: «...bajo su acción, esta envoltura, árida de ordinario, se cubre de humedad» (GUISiain). Desde el punto de vista mental, no son menos favorables los resultados de este método en los melancólicos.
El alivio manifiesto del estado general se basta, por sí
sólo, para explicar cumplidamente, la atenuación del
síndrome de la melancolía, si admitimos, de acuerdo con
I..ange, ü. Dumas y M. de Fleury, que los estados depresivos ton fiel reflejo del estado o i ^ n i c o y que están
en reUción ctm el Mpotonué de los músculos lisos y
«üstriádm, asi como coíi la desnutrición muscular y
Cerebral.
Aparte 0e la referida, el r^ioso en cama ejerce sobre
el estado mental una Influencia directa, de innegable
ma
¡H U ClinoterapU de la< pdcosit agud»
trascendencia clínica. Subido es cuan viva es la hiperestesia psíquica del melancólico, cuan angustioso su dolor
moral y cuan acentuada su abulia. Sentir, pensar, querer, actuar, todas estas modalidades de la actividad
cerebral son para él penosas. Mas como la permanencia
prolongada en cama disminuye en «msiderable proporción las sensaciones visuales, auditivas, táctiles, térmicas, etc. que por sí solas pueden exacerbar el dolor y la
angustia de los pacientes, dando también lugar á la producción de reacciones motrices, dedúcese lógicamente
la conveniencia de recurrir al régimen' clinoterápico en
los estados melancólicos.
Por manera que el encarnamiento debe ser considerado como la indicación primordial en tales casos, sin
excluir, por supuesto, cuantos otros medios racionales
tiendan al proiHo benéfico fin.
Así, por ejemplo, para calmar el dolor moral, fuertemente obsesionante, que es el síntoma cardinal de esta
afección, emplearemos el opio á grandes dosis progresivas. De este modo, aunque no consigamos abreviar la
diu'ación del mal, por lo menos se pondrá al paciente
en tales condiciones de reposo cerebral que resulte singularmente facilitada su curación.
PBICOSIS PKBIODICAB. — De estas (locuras intermitentes,
tírcular, á doble forma) poco habrá que observar por
cuanto se comportan de ordinario como accesos legítimos de manía y melancolía. En estos estados morbosos
llégase, en ocasiones, al extremo de que, reconociendo el
paciente los buenísimos resultados del encamamiento
en accesos precedentes, solicite espontáneamente su emfioo al sentii^e Invadido por los pródromos de una readda. No hay para que añadir <tue este es el mejor de
los e l ^ o s en favor del método clinoterápico.
Para dar término á este estudio sólo nos restan brevísimas consideraciones á ¡Mx^sito de los episodios agudos ocurridos en el curso de las {Micopatías crónioas.
Sabido es que dichos ef^sodios frenopáticos afectan
J. Kius y Matis
Kül
casi siempre la forma de verdaderos raptus alucinatorios
y, por lo mismo, cuanto de los estados de confusión y
de los delirios alucinatorios agudos se dijo es del todo
aplicable á aquéllos.
DELIRIOS SIKTEMATIZADOS CBONICOS. ~ Raras veces habrá
ocasión de ordenar el encaniainiento á los delirantes
•crónicos sintematizados, ya que estos enfermos, por completo conscientes pero predispuestos, por ei influjo de su
iinómalo estado mental, á considerar como injuriosos
lodos los actos y palabras de las personas encargadas
de su asistencia, rehusan someterse á las prescripciones
facultativas y se niegan á toda concesión. Neisser sólo
exigía el reposo absoluto á los afectos de delirio sistematizado durante los ocho dias subsiguientes al de su
reclusión.
En ciertos casos de episodios alucinatorios agudos,
verdader<?s delirios yuxtapuestos, podrá obtenerse algún
beneficio del encarnamiento pasajero.
PARÁLISIS GENERAL. — El reposo «n cama ha sido también ensayado en los paralíticos generales por algunos
clínica, entre ellos por el prof^or Joffroy. Con el
propósito de atenuar ios síntomas iniciales de la enfermedad, se ha acomejado la prescripción de este tratamiento durante diez semanas. Este Uempo variará
según los pormenores de cada caso, y el régimen clinoterápico podrá ejercer su bienhechora influencia sobre
los ataques apoplectifonnes y convulsivos, que con cierta
frecuencia complican el curso de la parálisis general
(Roehrich).
El encarnamiento está formalmente indicado en aquellos pu-aliticos generales que se distinguen por presentar,
s<^re todo después de los ictus congestivos, intensos
accesos de confusión. Trátase entonces de verdaderas
crisis alucinatorims, con fuerte agitación automática, anáIc^as á los delirios epilépticos post-connilsivos. El reposo absoluto en cama se halla en tales ocasiones bien
justificado no solamente por la existencia de trastornos
170
De U Clinotcrapia de Ui pskosi* agudas
psíquicos sí que también por la de las perturbaciones
somáticas.
LESIONES EN FOC-O. — Las propias consideraciones son
estrictamente aplicables á las individuos afectos de lesione$ cerebrales en foco (hemorragia cerebral, reblandecimiento, esclerosis en placas, etc.).
IDIOTIBHO Y DEUENCIA. — En los accesos pasajeros de
agitación que periódicamente se registran en determinados imbéciles, idiotas, dementes de todas clases y locos
tnorales, puede asimismo rendimos muy aiM*eciables resultados el régimen clinoterápico.
VII
La precedente enumeración de las indicaciones especiales del encarnamiento en las psicosis más notables,
ya por su frecuencia, ya por su significación clínica,
habrá servido indudablemente como justificante^e nuestra primitiva afirmación, á salier: que todos ios estados
agudos, sean legitimas ó Uen aparezcan dorante el curso
de las afecciones crónicas, requieren de un modo absoluto el tratamiento de los enfermos por el reposo, prolongado en cama.
Sólo el encarnamiento puede proporcionar á esos individuos el saludable descanso que sus cerebro y organismo, agotados, reclaman imperiosamente.
Por otra parte, es un medio terápioo de fácil aplicación; no son muchos ni muy costosos los elonentos necesarios para su debido empleo, lo cual le hace asequible,
ea la mayoría de casos, para todas las familias y localidades; sus beneficiosos resaltada son indiscutibles en
el «mee{rto de la atenuación de los más penosos síntomas
ibi Í M md&naeduá&i mentales; dificulta la presentación
de Jas etm^teadones somáticas y psíquicas que ocm
exetsiva treevumdifk entorpecen la natural tendoicia de
1» ptícapiMu a^das hada su curadón, y permite,
a<teiéi, U sui^roa^kn (fei atelamiaito cdular pFttICMOgi^.
J. Riu$ y Matat
171
Son, pues, numerosas y trascendentales las ventajas de
género que este proceder nos ofrece. Poquísimos
agentes encontraríamos en el arsenal terapéutico que^
cual el que acabamos de analizar, reuniesen á la vez
eficacia en múltiples afecciones é inocuidad poco menos
(lue general y completa.
De todo lo cual se deduce que el régimen clinoterápico figura, lo propio que la supresión de los medios de
contencit'in (no-restraini),
el tratamiento en libertad
(open-door) y la colonización, entre las más provechosas
é importantes conquistas de la psiquiatría contemporánea.
El tratamiento por el reposo en cama ha introducido
una modificación radical en el anticuado sistema de asistencia de los alienados, que, conforme es sabido, ha sido
en absoluto anatematizado.
Una de las primeras y obligadas consecuencias de la
, aplicación generalizada del método clinoterápico fué la
desaparición de los propiamente llamados asilos-cárceles, en los cuales no era (xosible la debida asistencia
facultativa, y su substitución por hospitales montados y
regidos según las modernas exigencias de la ciencia
frenopática, en donde las afecciones agudas son convenientemente tratadas y, además, por la creación de colonias agrícolas, así c o n » por la institución del régimen
familiar para el tratamiento de los eonvaletñentes, los
intermitentes y los crónicos.
Pero de todas las ventajas del encarnamiento, ninguna
tan trascendental y apreciable como la de elevar á los
enajenados á la dignidad ó categoría de enfermos. Es
esta una modificación que, entre otras causas, debemm
al reamen por el reposo en cama y que, socLológicaraenle considerada, resulta altamente humanitaria y simpática.
A tod(Mi incumbe, pues, secundarla en la medida de
nuestras fuerzas y dentro de nuestra esfera de acción,
para que bien alto pueda afirmarse que no nos conten1<KIO
172
De la Clmolcrapia en Uk pkíeotit agudas
tamos con internar á esos infelices enfermos en establecimientos que, más que verdaderos asUos, han sido
y merecido muchas veces el calificativo de almacenes
ó depósitos de locos, sino que nos preocupamos por su
futuro bienestar, esforzándonos en procurarles toda clase
de medios que tiendan á su curación y en medicinar
oportunamente sus variadas i)sicopatías.
D«l Tklor BUgMrtiTO á» los • • d i c a i w i t o » • • t«r»péatie». — Hace aigunos años que el Dr. Bériilon estudió el iniportantisimo papel que la sugestión ejerce en múltiples casos
y de un modo especial en la incontinencia de orina, fundándose para ello en ios resultados obtenidos por la administración de determinados medicamentos. Demostró, además, que
la diferente manera de actuar estos medicamentos para vencer ios espasmos ó reforzar la atocia de los esfínteres, provenia del grado mayor ó menor de sugestibilidad ó autosugestibilidad de los incontinentes.
Desd» el punto de vista psicofisiológico. importa fomentar
la confianza que siente el paciente en conseguir el resultado ,
apetecido y ponderar con entusiasmo las propiedades curativas del agente farmacológico eni|>leado.
Sstadio Boaogr&ftoo j olíaioo A* los iaCaatUiamoa. —
£s un notable trabajo, debido al distinguido clínico .M. Sunte
de Santis, que a)mfM'ende los siguientes capítulos: I. Concepción antropológica y anátomo-patológica del infantilismo.
II. Infantilismo distrófioo y mixedematoso. — III. Infantilisjnos parciales. — IV. Infantilisnu>s mixtos ó combinados. —
V. Patogenia de los infantilismos. — VI. Su concepción clínica
fundamental. — VII. Diagnósticos diferenciales de los infantilismos (raquitismo, acondroplasia, cretinismo, gigantismo, senilismo, mongolismo). — VIII. Clasificación de los mismos.
OMM é» twriawBMiia. « » « • « • yor la aaCMttfo U f a ó .
«MU — M. Damoglou (del Cairo) ha tenido ocasión de asistir
á a s joven á la ve* alcohólico, cocainómano y hascbisnómano
qiH», habéeiuto llegado á la pérdida completa de la noción del
trataJQ, tuvo que renunciar á su empleo. Al calm de dos
n^Ms d# h-atamiento por la sugestión hipnótica experimentó
nuevos dMeot de volver al trabajo, tomóse ordenado y exacto
en el cum^indento de todos sus defieres y acalló por verse
libre en ai»oialo de su triple pasión. Posteriores noticias
han confinnado la euractón.
Fernando Braro y Moreno
N
173
OTA» PARA UN INFORMB SOBRB INCAPACIDAD, por el Dr. D. FERNANDO BRA VO Y MO-
RENO, Médico forense áv\ Juzg-ado de la Barceloneta.
Por orden del Juzgado municipal del distrito de la
Barceloneta hubimos de reconocer, en diferentes ocasiones, al joven R. M., con el fin de apreciar los grados de
discernimiento ó su capacidad mental y la de dirigir su
voluntad en un sentido determinado, como bases de
imputabilidad.
Representa este joven unos diez y seis á diez y
siete aflos de edad, tiene una estatura proporcionada
á la misma, buen desarrollo muscular, disfruta habitualmente de buena salud y constitución orgánica.
Escasa es su instrucción; apenas sabe leer; nada que
se refiera al cálculo y operaciones aritméticas, aunque
sean tan sencillas como sumar ó restar cifras de un
par de guarismoü ó sumar ó restar algunas monedas de
cobre; no se le conoce ninguna habilidad profesional ó
para oficios; carece de nociones éticas y de derecho;
sólo puede hacer y desempeñar actos que no exijan
reflexión; la atención y la memoria son limitadas; nada
de comparación y, aunque es capaz de comprender la
importancia y alcance general de los actos por él ejecutados, no está desarrollada la facultad de dominar los
impulsos sensuales, las pasiones, etc.; en una palabra,
no tiene la fuerza de dominar y subordinar sus instintos
egotetas á consideraci<mes superiores y á las de orden
social; poseyendo, en cambio, una facilidad notabilísima
para dejarse influir por otras personas y falta de voluntad para decidirse por la comisión ú omisión de un acto.
Su carácter es silencioso, triste, retraído, no tiene amistades ni aun con los mcwuelos de su edad (éstos le Uanlan
el Tonto); la fisonomía de R. M. tiene un sello y expresión s i n g l a r por la falta de contracción de sus grupos musculares y la ronsiguiente torpeza en la mímica;
174
Notas ptr* un informe sobrt íncapicidad
SU rostro, pues, carece de vivacidad y ademanes de sus
sentimientos internos; es lento en sus movimientos, triste
de carácter. Los procesos ó funciones vegetativas, —
sueño, nutrición, etc., — como no existen complicaciones
somáticas, no ofrecen ninguna alteración notable; la
satisfacción del instinto de la nutrición es el centro y eje
de todos los hechos de la vida de este sujeto.
Es sordo, que es uno de los sentidos y vías más importantes para la recepción de los elementos de cultura.
De todo lo expuesto se deduce que, en la apreciación
de la responsabilidad de este sujeto, si en un orden muy
limitado piíkie comprender la importancia criminal de
ciertos actos sencillos, en cambio, en una esfera un
poco más elevada, no se le ha enseñado ni acostumbrado
á dominar sus impulsos sensuales y egc^stas, teniendo
una facilidad notable para dejarse influir por una tercera
persona y la falta de voluntad para decidirse por la comisiói^ ú omisión de un delito; no pudiendo juzgar sino de
aquellos objetos que le son muy familiares, y en lo somático es sordo y ^otón; ó lo que es igual, reducidos estos
apuntes á una expresión unívoca, resulta (|ue R. M. es
un imbécil abúlico con escasísima instrucción.
{%,
*'
f^
I
H««fologf». — A la edad de 54 aflos ha fallecido en Paris
el Dr. Féré, antiguo interno de la Salpetriére, médico de Bicétre, alienista eminente y colaborador asiduo del Progrtt
Medical y de los Archiuet de Seurologie.
TamlHén ha fallecido en la misma capital, víctima de cróAica y cruel dolencia, el profesor Poirier, catedrático de Anatomía de la Facultad de Medicina de París, en la qtifl contitittó las brillantes enseflanzas de Sapp^ y de Farabeuf, sostrafendo el {N^stigio de lew anatómicos franceses, que han ido
siembre á la cabeza de los que se dedican al estudio de esta
importante rama de la ciencia.
— TaM<»M Ú» i-*'Tmf"*«- — Muy eficaces en Im dolores fatguraates de la ataxia locomotriz progresiva, dolor áUroovárico, dátiea, wfabOgia, etc.
El uso coBtianado de las tabletas no ofrece el menor peligro,. {Hies iu> tienes las acciones secuiuiarias de la mornna.
Arturo Galcerin Granes
17S
C
ÓMO DEBBN SER LOS ASILOS PARA.
ENFERMOS DB LA MENTE, por el
doctor D. ARTURO GALCBRÁN ORAÍfÉS,
Médico-Director del Manicomio de Reug(l).
En los ageaésicos como en los neurópatas, la locura puede
ocurrir circunstancialmente; y en este caso, cumple el internumiento en el manicomio. Pero, sólo por ser imbéciles,
idiotas ó cretinos, oo deben ingresar en el manicomio, sino
en el asilo-escuela especialísima que corresponde á tales enfermos.
En punto á las formalidades legales para el internamiento,
entiendo lo siguiente:
a) Los psicópatas y neurósicos no necesitan declaración
de incapacidad, su internamiento ha de ser voluntario y pueden salir del asilo cuando les parezca.
Este dsilo na ha de ser el manicomio.
b) Los locos y los alienados exigen internamiento forzoto,
y por lo misnu), declaración de incapacidad; los primeros en el
manicomio, los segundos en asilo especial.
c) El internamiento de los locos no ha de cumplirse siembre y sólo por la existencia de la locura; precisa que sea efecto
de verdadera indicación terapéutica y, por lo tanto, que concurran las sifguientes circunstancias:
í.'^ Que el enfwmo sea curaNe, pues el manicomio, á titulo
de instrumento de curación, ha de tener un dinamismo especial y poseer unos recursos terapéuticos que huelgan por
completo en los simples depósitos de desahuciados.
2." Que el enfermo no pueda ser curado en tu cata por
encontrar en el medio familiar ó social las causas productoras de su enfermedad, ó siquiera, los motivos determinantes
de manifestación de la misma.
3.» Que el enfermo resilla á dejarte cuidar y medicar, ya
que, en este caso, resultaría inhumano consentir el progreso
del mal y su incurabilidad, por no cumplir la indicación del
internamiento.
4.* Que el enfermo sea peligroto para s( ó para los demás,
pues ante todo conviene conservar la vida del enfermo y evl(1)
ConttDttMKa. VéMO Ion BtfmMoa 61 y 53.
nt
Cómo deben tcr lot Atilot para entéralos de la méate
tar que atente contra sus intereses y contra la vida é intereses de los otros.
Excepto por lo que respecta á la primera condición, pues
que son Incurables, los agenésicos requieren las mismas condiciones (^ue los loóos para ser recluidos; pero no, repito, en el
manicomio mientras no padezcan locura, sino en apropiado
asilo.
• •
Afladiré, de paso, que las formalidades legales para el ingreso de locos y alienados en manicomios y en asilos especiales, deberían ser muy sencillas y rápidas, como repetidas las
inspecciones del Estado por medio de un Delegado médico, y
sencillas tandiiién las formalidades de salida y reingreso.
Debe bastar el certificado de los médicos, y aun el de uno
solo, en casos de urgencia. AI médico del asilo y al médico
Inspector incumfben el futuro destino del enfermo.
No es una razón que para prevenir un posible atentado á la
individual libertad (atentado que, por fortuna, únicamente
existe en la imaginación de novelistas y dramaturgos^ deba
propoixionarse sendos perjuicios á miles de positivos enfermos.
Sobre este particular, me atengo á las prescripciones de mi
Sid>io maestro y excelente amigo, el Dr. Rodríguez Méndez
que pueden resumirse del siguiente modo:
III
El Maaiooasio Am tnuudeiáa
Demostrados los inconvenientes de los manicomios generales, máxime de los de planta común, se Idearon plantas secdonadas, grupos de secciones, m cada una de tas cuales se albergan los enfermos que tienen entre sf más semejanzas
psicopáticas.
Estas secciones, cu][o número varte desde cuatro haata
ocho, están unidas por otra común oonstitnyendo la forma maniiHKDiial que yo llamo de coniigñldad.
Aaaqae Mte lástana repr«s«ata un progreso, pues en tales
nianietaidos, al d^apanMxr muchos de los inconvenientes antea atados, es dable cumplir algunas indicaciones que son impoaibU» «B los coraonM (en los de planta de continuidad),
ofrec^ ae otetante, óm d^ectos:
!.*> El tai«r cada sección una misma planta.
2.0 El estarrajetostodos los enfermos á un mismo régimen.
Ni una mkma ¡rtaata subviene á las necesidades de toda da-
Arturo Ualcerin (irioéi
177
se de enfermos, ni un mismo régimen es conveniente para
todos.
En efecto: los agenésicos, por ejemplo, necesitan un asilo
mixto, esto es, que tenga más de escuela que de hospital para
aquellos que son susceptit>les de educación, y más de hospital
que de escuela para los que están sumidos en el último grado
de la degeneracitón. La planta y el funcionalismo han de responder á este doble aspecto.
Los dementes, lo» crónicos, los incurables, requieren decididamente una planta que permita la clinoterapia en gran escala.
Aquí son inútiles todas aquellas dependencias que sirven para
cultivar el espíritu, para cumplir indicaciones de psicoterapia:
escuelas, talleres, salas de labor, de lectura, de juego, de concierto, teatro, biblioteca^, etc. L,a vida vegetativa es la que
conviene conser\'ar; mucho confort, mucha higiene, mucha
calefacción y ventilación y un cuidado muy asiduo.
A su vez, la planta que conviene á los epilépticos es exclusiva de estos enfermos y no conviene á otro alguno de los
grupos apuntados.
Será un edificio de planta baja únicamente; nada de escaleras.
Los dormitorios serán de sistema mixto, esto es, unos comunes á los tranquilos é inofensivos; otros individuales para
los agresivos; todos han de permitir la vigilancia continua.
Las habitaciones de estancia diurna han de tener el suelo
entarimado; las mesas de los comedores han de ser unipersonales; los muebles escasos y romos; los patios muy enarenados; los jardines distribuidos en parteires y plantados de
musgos, hierbas y plantas anuas. El funcionalismo manicomíal no puede ser el de libwtad, bien que deben desterrarse
los medios de reclusión (cuartos fuertes) y limitar á los impulsivos y por sólo durante el acceso, los medios de contención
El régimen alimenticio será el lacto-vegetal, salvo excepcionales casos señalados por facultativa prescripción.
P.ara aquellos epilépticos cuyo trastorno mental es sólo
episódico del ataque (preliminar, sintomático ó consecutivo),
gozando de buena salud mental, más ó menos relativa, durante los intervalos de los ataques, tendrá el asilo dependencias
de recreo y de expansión del espíritu, al objeto de evitar el
hastío y el consiguiente embrutecimiento.
La planta de la sección de agitados difiere por completo de
la que convieoe á los demás enfermos de la mente.
Huelga en ella cuanto se refiere á diversiones y estudio; el
sistema celular es aquí el más conveniente, tanto para están-
178
Cómo deben u r lot Asilos para tnlcrmoi de la mente
€ia nocturna como, á veces también, diurna. Precisan, no
obstante, grandes espacios donde puedan discurrir libremente
muchos de estos enfermos, pues en tanto que unos se calman
en el ambiente de quietud de su habitación, otros protestan del
aislamiento y necesitan dar expansión á la exuberancia de su
nerviosidad y se tranquilizan más cuando disponen de mayor
espacio y gozan de la perspectiva de más extensos horizontes.
En estos últimos, el especifico de la agiiación es la libertad.
Nunca deben emplearse en el tratamiento de los agitados los
medios de sujeción, ni la reclusión sistemática.
Por lo mismo, en los asilos para los agitados, tampoco jamás
figurarán las llamadas celdas fuertes.
En cambio, debe figurar en esta sección una completa instalación hidroterápica: el agua caliente es un gran recurso
contra la agitación.
£1 asilo para los locos tranquilos, es el protolqx) del manicomio monumental, lujoso, donde se encuentran acumuladas
todas las comodidades, todos los recreos y todos los medios
conocidos de la terapéutica somática y psíquica. En él no caben más que los curables; huelgan, en cambio, los agitados,
porque no pueden adaptarse á un medio tan complejo, y los
epilépticos, porque enooatrarian mil ocasiones de repetición
del acceso y probables con^Ungencias; así como están excluidos
los dementes é idiotas, porque su condición de suciedad les
aleja de todo concierto social. En la phinta del manicomio
para curables debe figurar todo: hidroterapia, electroterapia,
mecanoterapia, gimnasia, teatro, juegos, salas de labor y esludio, talleres de artes y oficios, oficinas, estancias individuales y colectivas, paseos, parques, todo (;uanto contribuya al
i«stabiecimiento de la vida psíquica.
IV
Y pues cada uno de estos grupos de ettfemuM, por ser entre
^ muy dfferentes, exigea asik» también distintos, y por lo
Umto, de planta desemejante, lo oatunU ha sido avanzar un
jmo mi» en h> r^ereale á sistema maniONnial, y en vez de
« M ^ ^ M , ciHutitiiir didios asik» mmi^tamente separados,
respfmdicndo cada uno por su pluita, al objeto á que se ha
i l f ttnndo
DkJio iM Aidcameate en «ras áfaiirtrdad historio^ he ^ i o
en E«|Nifi« «ao á» loa ioidMtores <tel sistema á sñUage, de di<eminiict¿a, á» espe^Uxactóa.
Arturo Galctria Granes
i79
Ya durante mí dirección en el Manicomio de San Baudilio
del Llobregat, todos cuantos edificios se construyeron, fueron
situados á conveniente distancia unos de otros, y la planta de
cada uno obedeció al diferente oficio que debía cumplir.
En mayor escala, y más completamente, se ha desarrollado
después este sistema en el grandioso Instituto de Reus, donde
he confluido en un mismo pensamiento con mis excelentes
compafleros, los Dres. Rodríguez Méndez y Briansó, y con el
laureado arquitecto Sr. Domenech Montaner, autor del proyecto.
Los diez y ocho cuerpos de edificio que componen la planta del Manicomio de Reus se desarrollan bajo ocho figuras distintas, y aun algunos del departamento de señoras difieren en
ciertos particulares de sus homólogos del departamento de
hombres.
Esto no obstante y con representar el manicomio-urbe como
muy atinadamente califica el Dr. Rodríguez Méndez al de edificios especializados) la última expresión del prc^reso en
punto á sistemas manicomiales, todavía le encuentro un defecto: el de imponer á toda clase de enfermos un mismo régimen manicomial. el régimen clauttral ó de comunidad, cuando
á muchos enfermos de la mente, locos inclusive, les conviene el
régimen mixto, el que permite la convivencia con la familia, ya
dentro del mismo asilo ó en casas próximas al establecimiento
y en comunicación con ei mismo.
Reproduzco lo que á propósito del régimen mixto escribí
eu 1892:
cOtro régimen del aislamiento es el mixto ó sea el que reúne
las ventajas del aislamiento en casa particular y en manicomio, sin los inconvenientes del exclusivismo de estos medios
en si considerados.
(Concluirá)
El sábado, día 15 de los corrientes, falleció cristíunamente
en Madrid la virtuosa señora D." Amelia Rodríguez-Morini,
madre de nuestro apreciado Director.
La Redaccijón de la REVISTA FRENOPATICA ESPAÑOLA se
asocia muy sinceramente al justo dolor que aflige á tan distinguida familia y dirige sus preces al Altísimo {^r el descanso eterno del alma de la finada.
iW)
Delirios producidos por auio-intoxicación intctiinal primitiva
D
ELIRIOS PRODUCIDOS POR AüTO-lNTOXICACIÓN INTESTINAL PRIMITIVA
por el Dr. BMIUOF. SOLA RI. de B\ieno8 Aires.
Hace ya algunos años que Beau, en su Tratado de las dispepsias, ha hecho notar que estos estados, tan frecuentes á
la observación diaria, producen también, en los que los padecen, perturbaciones del orden nervioso especial que se revelan por cefaleas, pereza general, insomnio, pesadillas, terrores pánicos (especialmente de noche), atontamiento, hipocondrías y alteraciones del carácter. Coincidiendo con las observaciones de este distinguido clínico, Germán See no dejó
de apercibirse de estos mismos fenómengs en su Tratado de
las dispepsias gastro-intestinales y en su monografía acerca
de la Dilatación tUónica del estómago.
Leven, en su memoria titulada Estómago y cerebro, siguiendo el método de Krishaber, quien estableció una relación directa entre las afecciones del corazón y algunas perturbaciones
cerelH^es, creando una entidad morbosa titulada cerebro cardíaca, describió, á su vez, la modalidad patológica que él
denominó cerebro.gástrlca, marcando con verdadero talento
clínico las relaciones que existen entre las enfermedades del
estómago y los estados de la inteligencia, describiendo con
claridad el cuadro de los desórdenes psíquicos que á aquéllas,
acomfmftan.
En efecto. Leven no pudo dejar de observar, tratando á
enfermos del estómago, que éstos presentaban, á la vez, desórdenes mentales, sensoriales y de voluntad, llegando muchos
de ellos al verdadero delirio hipocondriaco; sin enÜMurgo, sus
otMervaciones no fueron completas, por cuanto la causa íntima
que liga á estos estados, ó por mejor decir, la conjunción etiológica entre las enfermedades del estómago y los desórdenes
psíquicos, no pudo ser «Haprendida. Desconociendo los hechos en su esencia, vióse oblipdo, como los médicos de un
sí^o ata^s, á invocar la acción secreta de la simpatía en la
eiqMOKióa de los hechos observados.
Sin etabargo, algunos cUnicos ya deducían, casi por intoiciÓB, hM, htáuM que son hoy dd dominio alMoluto de la cUniot
Y el mismo Krafft E3)ing, al notar frecuentemente los desórdenes gasbro4n^ttnales «a los eofemos de melancolía, afirmaba qMt «*a iMMdbte que en estos pacientes existiera una idis-
Emilio F. Solari
ttlt
ininución ó una modificación química en las secreciones de
los órganos digestivos».
Pero sobre todas las observaciones que á este respecto se
lian hecho, deben mencionarse como las más notables y decisivas las que en 1887 enunciara Bouchard en sus lecciones
sobre las Aulo-intoxicaciones en lat enfermedades, correspondiendo á este perspicuo facultativo la honra de haber resuelto el {Mt)blema, aclarando al mundo médico la interpretación de los hechos á que venimos refiriéndonos. Bouchard
dominó y explicó los hechos poniendo en evidencia el fenómeno de la auto-intoxicación. Como Germán See halló la relación entre la dilatación del estómago y las perturbaciones
psíquicas: postración por la mañana, cefalalgias y circulo constrictivo de la cabeza, abatimiento, variabilidad del carácter,
trastornos de la sensibilildad general y especial, que pueden
ir hasta la ilusión! y la alucinación, adormecimiento y, á veces,
contracturas en los miembros, sensación de dos ó tres dedos
muertos, á veces afasia pasajera, otras veces sincope, palpitaciones del corazón, rubicundez de la cara después de las comidas, sudores nocturnos localizados, neuralgias y, en ocasiones, verdaderos ataques de anifina péctorix, que sólo poilian ser explicados con el conocimiento del estado primitivo
y la inducción clínica del ilustre patologista.
Estas fueron también las conclusiones del ilustre discípulo
de Bouchard, Duchon-Doris, desarrolladas en su notable tesis
inaugural, titulada: Algaiuu ptrturbacione» cerebrcda ligadas
á la dilatación del estómago, 1887.
Corresponde á R é ^ el eminente profesor de Psiquiatría
en la Universidad de Burdeos, el honor de haber uniformado
las opiniones acerca de este punto de la patología mental,
creando una verdadera clasificación de los delirios por autointoxicaciones y estaUeciendo la verdadera distinción entre
los delirios producidos por las auto-intoxicaciones propiamente dichas y las auto-intoxicaciones que sobrevienen en
los delirantes.
Hallándose comprendidos en el primer grupo de los mencipnados los que son objeto de nuestra disertación, debemos
asimismo separar á éstos de los otros estados etiológicamente
semejantes, que provienen también de auto-intoxicaciones,
pero que derivan de perturbaciones de otros órganos ó aparatos, ya sea del hígado, rifión, piel, ^ndula tiroides, suprarrenal, aparato útero-ováríco, etc.
A titulo ilustrativo, pero sin que pueda esta disertación
abarcar todos los estados que coníprende, pues cada uno de
iñi
Delirios producidos por auto-intoxicacióa iatestinal primitiva
ellos podría formar un tratado, vamos á explicar sonuTanientc
la división de las auto-intoxicaciones consideradas en su relación con los delirios, tales como Hégis las ha expuesto i'n IXÍM*
en la notable memoria que la Sociedail Médico-psicopalológica
(le París honrara con el |>remio Auhanel.
Hégis ha distinguido, desde luego, dos as|K'c(os en los hechos: primero, el que ofrecen los delirios prov«icados |M)r las
auto-intoxicaciones; y segundo, las auto-intoxicaciones que se
originan en los delirios. El jírimer grupo lo suMivide. t«MlaAÍa
considerando la auto-intoxicación como ¡mmitina ó como $ecunduria. Dentro de esta subdivisión admite aún variedades,
según sean los órganos cuyas perturbaciones den origen á la
intoxicación, designándolas como etpeciale» y tittemálicas —
encontrándose entre éstas las que son tema de este discurso,—
y generales, cuando en su génesis han obrado fenómenos ó
estados que dominan el organismo entero en su esfera fisiai
ó en su esfera mental. Deja las auto-intoxicaciones que sobrevienen en los delirios sin establecer divisiones, pues son,
por su naturaleza, fenómenos distintos en su etiología de tos
¡NlBieros y príncipale&
Cualquiera que sea la fuente de la auto-intoxicación, los
draórdenes psiquioos que de ella resultan son siempre los mismos ó, por lo menos, presentan tanta semejanza que casi se
les podría unificar. El hecho de la intoxicación, cualquiera
que sea el órgano de que emana, tiene acciones y reacciones
siempre idénticas por el lado del cerebro, órgano sobre el cual
van á repercutir los efectos de todo desorden en el dinumisiuo
físico general. En ello está la clave de la conifMvnsión clínica
en la que * estos hechos se refiere. De motio, pues, (|ue, podemos afirmarío, desarrollado d tema que oos hemos propuesto, las demás raodaitdades clínicas ¡lodrán m>sognincamente ser deducidas de nuestra exposición. Quedará para el
clínico únicamente la cuestión del diagnóstico, en lo que se
refiere al punto ú órgano causante de la auto-infeocióa.
No siempre los desórdenes psíquicos elementales que hemos enumerado, consecutivoa á la auto-inloxicatíón, se detienen allí. Extremadas las exciti^ioaes, el paciente puede llegar
al delirio y la locura, hallándme tm.tn aquéllas los elementos
siatoffiátioos de la aüenadóa mental
EiiiiB ka perturbaciones de la inteligencia que se revelan
por inexplkable malestar, absoluta indiferencia y apatía y
dificultad para pemar. El pensan^Hito qu^ranta las fuerzas directticea, la almdtto no es obediente, la abstracción de
la mente n tmposib^ jr la facultad, que es el eje del dinamismo
Emilio F. SoUri
m
|)si(|Uico, se-deprime hasta un grado casi demenciul: hay un
verdatlen) desgaste de la memoria.
Están las perturbaciones de la sensibilidad general y es|)ecial. Kl sujeto experimenta impresiones <le frío ó de calor;
[>adece anestesias é hiperestesias y, pí)r el lado de los sentidos, ya hemos dicho que se originan ilusiones y alucinaciones
(jue son «le carácter especial; la vista se enturbia, se |)ercil>en nieblas y puntos negros y, en ocasiones, una gran rueda
negra vertiginosa (Régis). La sensación cerebral de vacío llega
hasta el vértigo, i)ero el enfermo, aun cuando flaquea, no cae
|x)r licrriu Las alucinaciones de la vista son, como ha dicho
líouchanl, solemnes y silenciosas. El enfermo asiste á cortejos tétricos y sombríos, tales como el desfile de un entierro,
procesiones religiosas, á veces á series de figuras celestiales.
Estas alucinaciones sistemáticas de la vista no provocan, generalmente, otras correlativas por el lado del aparato auditivo.
Hay, sin embargo, casos especiales en que estas últimas se
producen y pacientes que las presentan hasta en la esfera del
tacto.
Y están, por último, las ¡«rturbaciones de la voluntad, que
se manifiestan en algunos enfermos con tal intensidad, que
pueden llegar hasta un estado de verdadera abulia.
Pero lo que principalmente caracteriza el estado de franca
auto-intoxicación, son los desórdenes de la sensibilidad especial. Los fenómenos alucinatorios que hemos mencionado, que
son bien característicos, toman en determinados casos tal intensidad, que abarcan totlos los órganos de los sentidos, iniciando y sosteniendo de ese modo el delirto que, como aquéllas, toma también un tipo especial. Hay neurastenia total.
Las alucinaciones de la vista son precursoras del sueño, aun
cuando el insomnio es de regla en esta clase de enfermos.
Basta que el enfermo cierre los ojos para que las perciba ó
que se ponga en semiobscurídad.
Cuando estos fenómenos psiquicos se inician, profunda
suele ser la conmoción del espirítu. La intensa ansiedad que
mina al sujeto hace que éste se manifieste presa de ijenas y
<te temores, vislumbrando para si el cuadro sombrío de la
alieBación mental.
Y cuando el enfermo duerme, el sueño es agitado, con
pesadillas vinculadas con las perturbaciones de la sensibilidad general; las neuralgias del día son tormentos físicos durante el s u ^ o , impuaitos por enensigos ó asesinos. Se comprende asi porque estos enfermos quisieran no dormirse.
La emotividad se encuentra á tal punto exagerada, que
la vida l l e p á ser realmente dolorosa. Se llora sin motivo,
184
Delirios producidos por auto-íntoxicacirta intestinal primiiira
la música entristece, y el aislamiento voluntario es el medio
elegido como un recurso de concentración. El panorama de
la vida no puede ser más sombrío: los hechos, las personas,
los objetos, todos provocan ó evocan ideas tristes. haci<|ndo
cada vez más amarga y penosa la lucha que la inteligencia
sostiene aún, próxima á naufragar. El suicidio suele dar fin,
en ocasiones, á esta vida de zozobras y sinsabores, dejando
sin explicación, para la mayoría de las gentes, una resolución
suprema que el médico sólo puede aclarar. Por suerte este
hecho no es general, pues la brevedad de las crisis hace que
el impulso ai suicidio no piersista.
El carácter se toma irritable y deprimido. Con la conciencia de su incapacidad, se tachan ellos mismos para la vida
diaria, y en esta confusa vaguedad de impresiones, viven mártires de sus propias sospechas, pero á diferencia del verdadero
alienado, se dejan fácilmente disuadir.
Del lado del oído, las alucinaciones no son nunca bien características. Los pacient«i oyen sonidos de campanas, silbidos, ligeros golpes en las puertas. En este último caso hay
en el sujeto un atado que se asemeja á los fenómenos que
se observan en la locura de la duda; investigaii los ruidos repelidamente.
Por el lado del olfato las alucinadones son frecuentes,
pero es difícil caracterizarliw: olores desagradables que, á
veces, provocan náuseas y vómitos.
A estas manifestaciones cerebrales suceden consecutivamente las perturbaciones del carácter, exteriorizándose por
ao:esos de cólera y, en ocasiones, por impulsos de naturaleza
irresistible, que pu«len ser también de (urden dipsofflico.
Estudiada la naturaleza y los caracteres de Us maoifestadones cerebrales derivadas de la auto-infec£íón en general,
vemos á ocupamos solamente de una de las causas que las
producen: la aato-itüoxicación gaatro-itúestimd, aguda y cró^
nica, dejando las que derivan de otros órganos, como estudios
distintos, aun cuando todas sean capaces de producir los mismo* resultados.
Clinicaniente, sin embargo, esta modalidad que hemos ^ ¡ ^ puede so- considerada como la mis demosbrativa de los
badh»« ^ue esbiMec«i la anterioridad át la intoxicación al
dellHo, f M m m consecuaicia. En k» demás «asm (autoíatoiiówlte pse pertuiiíaciones espedales ó generales), podría
safWiierM na efreoJo ilcioso, groinraado la auto-infecdón al
delirio, j d Miiio, á su ves, gaienuido ó manteniendo la
aato-infecd^
Emilio F. SoUri
mU
Circunscrito entonces nuestro campo de observación, tenemos la afección gastro-intestinal dando origen á una auto-in<
lección, que puede ser aguda ó crónica, accidental y reciente,
ó antigua y |)ermanente. Cualquiera que sea su época de
duración, la auto-intoxicación obra sobre el sistema nervioso
]>or una crisis aguda que, á su vez, es consecutiva de la constipación y coprostasia.
Todos los alienistas han reconocido el hecho de la exacerbación de los delirios en los alienados cumo consecuencia de
constipación. Mareé, en su tratado clásico, hace referencia Á
este hecho, mencionado también por Esquirol, Ferrus, Falrct
y Voisin. Se refieren los casos de jjersonas que presentaban
alucinaciones sensoriales y viscerales cada vez que estaban
constipadas. En la obra de Falret titulada: Üe la hipocondría
y del suicidio (1822), se encuentran datos ilustrativos á este
reaípecto. Guislain ha referido un caso típico acerca de este
punto.
Sin embargo, es á Feyat (1890) á quien se debe un estudio
metódico acerca de la constipación y sus efectos autotóxicos
en la exacerbación de la locura. Pero no siendo nuestro propósito seguir i'i estos autores por esta vía, sino estudiar los
casos de verdadera psicosis producidos por auto-intoxicación
fecal, debemos volver á remontarnos unos cuantos aflos para
citar á Hutchinson, quien, en 1886, en un artículo titulailo
tJLocura aguda consecutiva á una constipación excesiva», publicado en el American Journal of Inianity, trazó el cuadro Upico
de la entidad morbosa que nos OCUJMÍ. Después de él la bibliografía se enriquece: Bridger, Wagner, Alt, Alessi, Sdlder, Regís, etc., etc., se han ocupado de esta cuestión.
El mecanismo de la auto-intoxicación es, regularmente, el
mismo en todos los casos. El sujeto padece de tiempo atrás
de pereza intestinal, constipación, que alterna frecuenteniehte
con deyecciones diarreicas abundantes seguidas nuevamente
de constipación. Este estado depende, generalmente, de una
afección gastro-intestinal ó de una colitis crónica. El enfermo
pmenta siempre la lengua saburral, encías fuliginosas; tiene
flatuteDcia y, á veces, vómitos, anorexia absoluta, meteorismo, alores abdominales espontáneos y á la presión, sensaciones dolorosas después de las comidas. Y como síntomas
casi constantes, que duran un tiempo más ó menos largo,
aspecto general enfermizo, pérdida del apetito, tristeza, Inquietud y i»rebralgia Indefinida. Estos síntomas, que pueden considerarse como iH^cursores de la psicosis, á veces absorben
toáo el cuadro y no pesan de alli.
186
Deliriof producido por auio-intoxicacióo iniestinat primitiva
En el caso concreto, producido el tapón estercoral en ei
intestino, se acumulan por arriba de él materias diarreicas
sumamente virulentas, que son las que juegan después el
principal papel en la intoxicación. En ese estado el enfermo
puede presentar un ataque brusco, en ocasiones convulsivo,
revistiendo los caracteres de un delirio agudo. Otras veces,
al salir de este ataque, parecen caídos en demencia, presentando algunos temt^ores, disartria y desigualdad pupilar.
Estos ca$oi agudos suelen ofrecer, al mismo tiempo que
estos síntomas cerebrales, fiebre más ó menos intensa, pulso
rápido, facies especial, meteorismo, dolores abdominales, dolores hepáticos y tumor en la fosa ilíaca.
Como el riflón también se encuentra interesado en este
proceso, puede hallarse albúmina, urobilina en la orina y,
casi constantemente, indican acetona, ácido diacético y oxibu ti rico.
Esto.s casos agudos pueden terminar por la muerte.
Ordinariamente, la faz aguda de la auto-intoxicación que
hemos descrito es fácilmente dominada por la intervención del
médico, quien debe prevenir siempre las recidivas.
Puesta en evidencia la personalidad del neurópata por
auto-intoxicación intestinal aguda, veamos de exhibir el delirante por auto-intoxicación crónica, cuyos caracteres principales pueden deducirse del curso de nuestra exposición.
La neurastenia, los desórdenes psíquicos elementales, el
delirio y la locura, no son más que distintas gradaciones de
la conmoción cerebral producida por la infección originada en
ei aparato digestivo. Asi lo han comprobado muchos aulorcs'
coincidiendo en su manera de ver, y algunos, como Alt (1892),
han traxado un cuadro que puede considerarse completo en
lo que á esta cuestión se refiere. Partiendo de los desórdenes
nerviosos inherentes á las afecciones crónicas del estómago,
que consisten en angustias, parestesias, zumbidos de oídos,
moscas volantes, insomnio y vértigos que van hasta la pérdida
del conocimiento, el enfermo cae, según Alt, en un estado hipocondriaco, á veces altado, con ¡deas fantásticas, ilusiones,
alacinaciones, obsesiones, delirio. Para este distinguido obsenrador, la transición de la neurosis á la psicosis ob^ece,
sia emlmrfo, á una predisposición hereditaria.
Esta nuuMra de ver no está reftida con 'nuestras opiniones,
aun cuamio tn muchos casos sea diffdi poner eo evidencia
la tara nerviosa. Profundizando el análisis es fácil, sin embar^, descubrir los caractem dcfenerativos del sujeto, de
cuya decadencia neuropética los fenómenos expu«itos no son
sino síntomas.
Emilio F. Solari
IK"
Cuando Jas perturbaciones del aparato digestivo se sostienen crónicamente, su repercusión sobre el sistema nervioso
central se manifiesta, generalmente, por un estado de depresión
melancólica, á veces ansiosa, sin (|ue perezca la conciencia.
En algunos sujetos los desórdenes no [xisan de allí. Kn otn>s
predominan las ideas hifwcondríacas, de desaliento, de miseria, de culpa; al insomnio, á la fagofobiu se agrega el temor
de ser envenenado y, á veces, impulsos al suicidio; en una
palabra, el sujeto cae en verdadera alienación mental. Establecido el alienado, éste se presenta siempre deprimido, aun
cuando en ocasiones se torne irritable y pendenciero.
Kecuérdese que los alienistas de principios del siglo pasado
consideraban la melancolía como una afección dependiente
de enfermedades del intestino; al presente, al corroborar la
clínica las viejas observaciones no ha hecho sino profundizar
el análisis y aclarar las relaciones patológicas dentro del mismo criterio.
Es curioso observar que los desórdenes gastro-intestinales
alternan, á veces, en intensidad con las perturbaciones psíquicas; á un período de exacerbación de la afección intestinal
corresponde un período de calma de los fenómenos psicopáticos y viceversa. En el sujeto alienado es comVm observarse
verdaderas substituciones patológicas, siendo un hecho frecuente que un loco se cure de su enfermedad mental adquiriendo otra enfennedad aguda intercurrente. Hay una ley que
podría llamarse de las equivalencias patológicas.
Sin embargo, esta manera de {Mvducirse no constituye la
regla. A menudo, á un ataque más intenso de auto-intoxicación corresponde un acceso neuropático más intenso, hallándose entonces estos estados correlativos en relación directa.
Incurriríamos en repeticiones si nos propusiéramos transcribir las diversas o|nniones que se han emitido acerca de este
punto. Recordemos, solamente, los trabajos de Holthof, de
Mabille y Lallemarit, Séglas. Lange, Hayem, Régis, Boissier, etc.,
cuyas descrip<iones puede decirse que son (Hásicas.
OBSEBVACIONKS
A fin de complementar esta sucinta exjwsición, creemos
conveniente agregar las siguientes observaciones:
Delirio por auto-intoxicación inletlinal aguda. (Clínica del
Dr. B. T. Solari). — N. N., espaftol, .comerciante, 31 aflos, soltero; antecedentes hereditarios desconocidos.
.Solicitada In asistencia médica á las 2 a. ni, fué observado
en estado de excitación extrema, con accesos convulsivos, náuseas y vómitos.
188
Delirio» producido* por auto-intoxicacióo intestinal primitiva
La fainiiia manifestó que desde un tiempo atrás este enfermo, que había sido activo y dili({ente en aus ocupaciones
comerciales, sobrio y recto en todos sus actos, ,cayo en un
estado de depresión como si paulatinamente hubiera ido perdiendo sus aptitudes para el trabajo. Se quejaba de malestar
continuo, de un estado penoso de opresión y de neuralgias
liaras á la cabeza que te impedían dedicarse con la misma
asiduidad á sus ocujxiciones. Tornóse amigo de la soledad
, á pesar del aislamiento voluntario á que se sometía, halláase en continuo mal humor, en constante irritabilidad pura
con los suyos y para con los amigos que trataban de distraerlo.
Sin que existiera verdadera anestesia psíquica, los diversos
estímulos de la vida apenas le influenciaban, y aun los cuidados de la familia habían llegado á serle molestos y fastidiosos.
En varías ocasiones había consultado á su médico particular, á fin de que le curara el insomnio persistente que, según
él, era la causa principal de su estado y que explicaba tas sensaciones raras y mal definidas que exi»erimentaba por el
lado del cerebro. Quejábase de una especie de flotación de lu
masa encefálica, de dislocación de estos órganos cuando movía
la cabeza y de dolor constrictivo alrededor del cráneo. Su
médico le había prescrito el uso de ios bromuros, que había
concluido por desdeftar, porque le producían únicamente desórdenes estomacales.
La familia había podido observar que su estado jgenerai era
cada vez más enfermizo. Perdido el apetito, se quejaba de
continuos desarre^os gastro-intestinales y persistente constipación, que combatía con enemas diarios.
Este estado se había agravado en los últimos días, habiendo quedado en cama los dos últimos. Los fenómenos que
presentaba el enfermo en este momento habían estallado súDítamente, después de algunas horas de inquietud.
Examinado el enfermo se comprobó - fuera de los síntomas
expuestos — timpanismo general, tumor en la fosa iliaca derecha y dolores espontáneos y á la presión en todo el vientre
Pulso frecuente y respiración anhelosa. Sudores profusos en
la cabeza y el pecho. Temperatura, SIH.
Con aquellos datos y los síntomas que el enfermo presentaba, siguiendo la primera indicación se le administró un purgante drástico y un bafio caliente de una hora de daraoón,
con afusiones frías á la cabeza. Una vez evacuado el intestino desajmrecieron los fenómenos de reacción ceaeral.
Al dia siguiente el enfermo presentatMi un verdadero estado
de obnubilación v ligeras hiperestesias y dísesteiiiaB psíquicas
Recién después tfe transcurridas 30 horas áá ataque, el sujeto
pudo ojrroborar los datos suministrados por la familia, que
lian sido expuestos anteriormente, iupegando que, en sus momeaUm de reconcentración, le asediaban de continuo ideas
trist« é ilusiones de la vista de airácto- sombrío, reproduciendo •« espfríttt eKenas «kilonwas de su vida pasada.
Ya &í i^ena conciencia de los hechc» y seguros, por nuestra porte, de que se trataba de un caso áe auto-intoxicación
intestinal agucb, fué sometido estrictamente á uq tratamiento
especial, denttti de la indicación clínica, que preríno las tecidivas y terminó la curación.
í
E m i l i o K. S o l a r i
IK'J
Delirio ppr auto-intoxicación intestinal crónica.
Clíiiicu
del ür. B. T. Solari. — Concurrió poi* sí misinu á la clínica
un sujeto de 30 á 33 aflos de edad, soltero, empleado, á liu
de ser atendido de un estado que hacía remontar á un arto
aproximadamente de duración. Se quejaba de cefaleas constantes y de sensación de constricción en la cabeza, con opresión mayor en las sienes.. Que esta molestia le duraba todo
el día y era más intensa por la (mañana. Que había observado que el fenómeno aumentaba de intensidad con el movimiento de las calles, así como [wr el trabajo intelectual, lo
que le obligaba ¡i vivir encerrado y en absoluta ociosida<l.
Que le parecía que la articulación del cuello en la base del
cráneo se le secaba, produciéndole un ruido bastante molesto
al mover la cabeza. Que este estado y las frecuentes pérdidas
seminales y poluciones nocturnas que sufría, le habían producido impotencia sexual; que cáela ])olución aumentaba la
intensidad de los síntomas anteriores, y que de temor á ellas
él mismo hacía por no dormir. Que había perdido toda aptitud para el trabajo mental, siéndole también difícil mantener
la atención en la conversación y hasta para la lectura de la
más frivola noticia de diario, todo lo cual, i>or otra parte, le
producía disgusto.
Se quejaba también de frecuentes palpitaciones del corazón, de silbidos de oído, calambres y, a veces, dificultad |)ara
caminar.
Su alimentación era escasa y defectuosa; la digestión sumamente lenta y difícil, flatulcnta y sojporifcra Padecía de
constipación tenaz, oue dural>a á veces hasta ocho días, para
ser seguida de una deposición diarrcica profusa y sumamente
fétida, seguida, á su vez, por otro período de constipación.
Que en ciertos momentos le acometían escalofríos, á veces
sensación de calor en la cara ó sudores tprofusos de la frente,
del labio superior ó de toda la cabeza.'
Que todas estas manifestacioneii le preocupaban tan-intensamente, que prefería encerrarse en su habitación, no ver ni
hablar á nadie y oue, últimamente, consciente de su estado,
había comenzado a experimentar el temor de enloquecerse.
En tal estado se le prescribió el tratamiento médico que
requería y que debía continuar por algún tiempo conjuntamente con la observación en la clínica.
Pero el enfermo se perdió de vista por cuatro meses, hasta
que la familia, interesándose por él, llamó al facultativo á
quien aquél había consultado.
'
Examinado nuevamente el enfermo, después de recogidos
toa informes que le denunciaban como atacado de jocura, en
el coacepÁo de la familia, presentaba los siguiente síntomas:
depresión general, concentración del ^píritu, indiferencia, ansiedad y sentimientos vagos de afK-ehensión, con un fondo
delirante característico que le hacía aparecer como atacado
de una de las formas comunes de la lipemanía. Delirio de
ruina, de iacapacidad é ideas de persecuciones imaginarías:
tal era el cuadro de su actividad psíquica, lamentándose el
sujeto, con Impresión penosa, de que una vez había castigado
á un travieso de la calle porque destruía los árboles recién
plantados en la acera. Se creía atacado de una enfermedad
IW
Delirios producido» por auto-inioxícacidn inieiiinal primitiva
incuruhle del estúmaKo. reririendo ú este órgano las más raras
sensaciones hi[x>cundríacas.
Insomne, asediado por continuas ilusiones y alucinaciones
de la vista y del oído (espíritus y /antasnias de ultratumba)
que agravaban cada vez más su estado, determinando, á veces, crisis de panofobia, rehusaba los alimentos y tmíu cuidado personal, sin que el naufragio de los sentimientos afectivos estuviera en relación con estas profundas |icrturbaciones
del espíritu.
En tal estado la vida se le hacia .fastidiosa y. por rara contradicción de su espíritu, temía morir, y así lo decía con voz
lenta y en tono ({uejumbroso.
Presentaba, ailemás, los signos físicos propios de la melancolfai, á excepción de los que dependen del aparato circulatorio
y de la respiración. La contractilidad del corazón puede decirse que era normal, y la respiración superior en su número
al estado fisiológico.
Con estos trastornos era fácil todavía poner en evidencia
los caracteres neurasténicos que se habían observado en él
hacía algún tiempo, no hallándose bien delimitada la transición entre la neurosis y la psicosis actual.
Persistían los trastornos del aparato digestivo, tal vez con
mayor intensidad que en la m-imera época de observación.
Como el enfermo había Uegacio á rehusar toda clase de medicación, la persistente constipación de que padecía se había
hecho más intensa todavía é mductivamente más virulenta la
auto-intoxicación por coprostasia.
Manifestó la familia que, á veces, sin <|ue el enfermo saliera de su manera habitual, era atacado vle .violentas deposiciones diarreicas y dolores Intestinales, habiendo observado
también que, consecutivamente á estos desórdenes, el suielo
se ponía más expansivo, volviendo por uno ó dos días a la
vida en común con los suyos. Ksta halagadora evolución de
su enfermedad no duraba,* sensiblemente, volviendo de nuevo
ú caer en el mismo estado en que se le observaba. Que esta
alternativa periódica de la enfermedad la habían observado
en el sujeto en varias ocasiones.
Examinado directamente el enfermo se halló, fuera de ios
trastornos iKÍquicos que ^a se han expuesto, lengua saburrosa, dientes y encías fuliginosas, fauces irritadas v granulosas, meteorismo abdominaU tumor sensible en la rosa ilíaca
derecha v rosario de cíbalos en el colon descendente.
Con el conocimiento de la evolución de la enfermedad que
aquejaba ai sujeto, y siendo fácil la distinción diagnóstica
entre su estado y las'formas tipicas de las locuras deprimidas.
se insistió en el tratamiento instituido cuatro meses atrás,
obtenteado desile el primer momento la mejoría del enfermo.
A medida que se establecía la liberación y desinfección del
intestino fueron desapareciendo ios síntomas de la psicosis,
fMt>duci^adosé el fenómeno curioso del retroceso de la enfermedad, qu» pasó, en orden inverso, por todos ios períodos que
presentara desde el primer dia de sn apríctón.
En menos de un m a el restablecimiento fné completo, y
solamente se tuvo oportvBidad de verlo de tiempo en tienpo
para prevenir la recidiva de la paresia intestinal, que alarmaba
al sujeto al menor signo de reaparición.
Boleiin del M a n i c o m i o de San Baudilio
IMI
Fotiríainos ex¡)oner otros casos más de evidente delirio por
auto-intoxicación intestinal crónica y aguda, i)ero á fin de no
incurrir en repeticiones innecesarias, limitamos la casuisticu
<le estos estados á los dos casos tii>icos enunciados que bastan, noso>?ráfica y clínicamente, para dar una base realmente
¡iráctica á esta disertación.
y.
BOLETÍN DEL
MANICOMIO DE SAN
BAUDILIO
Mayo de 1907
Por cuenta de la Diputación Provincial de Barcelona ingresaron en el Manicomio 13 alienados (7 hombres y 6 mujeres); fueron admitidos, además, 1 hombre procedente de Lérida y otro perteneciente al pensionado particular. Total: 18
admisiones en el transcurso del mes.
Fallecieron 7 enfermos (U hombres y 4 mujeres); salió curado 1 hombre y se evadió otro. Hn total: 9 bajas.
Los tres hombres fallecidos eran [laralíticos generales, muriendo uno de ellos jwr efecto de la caquexia y los otros dos
por hemorragias cerebrales, lín los tres existían antecedentes sifilíticos, y en uno el sindronie de la parálisis general
había aparecido recientemente, habiendo estado precedido de
siete a0O!> de todos los síntomas propios de la ataxia locomotriz progresiva; era un caso clínico curioso, por la coexistencia de dos afecciones específicas de ION centros nerviosos;
la una con lesiones parasifiUticas en los cordones posteriores
«le la médula, y la otra con localizaciones en la corteza cerebral principalmente.
Las cuatro mujeres fallecieron: una de hemorragia cerebral, dos de afecciones cninicas de las vías respiratorias
(bronquitis y bronco-pneumonia) y la otra de coma epiléptico
Fué dado de alta, en concepto de curado, un hombre de
54 artos de edad, antiguo pensionista de varios Manicomios,
que ha pasado gran parle de su vida entrando y saliendo de
los establecimientos frehopáticos. Trátase de un individuo
con grandes estigmas psíquicos de degeneración: inteligencia
superior, memoria privilegiada, sentido ético muy rudimentario, con frecuentes obsesiones y con algunos actos impulsivos semÍ<onscientes, que le hacen peligroso en m-asiones,
sobre todo cuando está bajo el influjo del alcohol, al que se
muestra muy aficionado. Constituye el prototi|M> del imbécil
moral, inconstante en sus afecciones, incorregible en sus vt-
Publicaciones recibid»
m
cios, díscolo y amenazador fuem del Manicomio, sumiso c
hipócrita cuando está cometido á la disciplina nosocomial,
buen trabajador á temporadas, holgazán y vicioso en largos
periodos de su vida. En el Manicomio se equilibran y armonizan aparentemente sus funciones cerebrales, desaparecen los
ligeros episodios delirantes que provoca el alcohol, trabaja
y se conduce como un cuerdo, y en estas condiciones, después de muchos meses de observación, no cabe más recurso
que permitirle salir del establecimiento frenopático en calidad de curado, porque asi lo exigen las disposiciones vigentes.
DR.
PUBLICACIONES
RODRiCtEZ-MORINI
RECIBIDAS
KolM sobra los Dlftes «ionB»i*s oa les eoloflo*. por D. Li-n Rots. —
SMtJago de Chile. 1807.
AoM do 1 * sostón p a u l o * loAocnrAl do lo Bool Aoodomlo do Hodlelao
do Boroolo»*, (27 de Enero de ÍW7). UtmorU át Stertttrta, por el Dr. D. Lvw
Si/ftOH T MoMfT. — OtseuTÉo iiuiigmr»! por el Dr. D. Miovci A. r«ito*i Roe*. —
Boredooo, Tipografía «La Académica», <t07.
0«aildwMrt«Ms«obrol«rtatttoOTtoloo h l p o m M o * , por i. Oticii R»M M . — Barcctooa 1907.
LoMovrlooAsUoo dos oUoaAo oa l U l U ot looalloaé otlaUaola, por
d Dr. l o t i Aaroiiun — Torio tVfí.
PRONTUARIO DE DISPOSIGONES LEGALES
rnlltuü
pan d ia(itM. widiiléo
tMtimim it IM MutoalM 7 ieOMnOrnt ét ítnftñM
«KOl-ADAf rOd
• . j a s t mtmtmtLZ
VEÍA
Sccreuu-io de la Direccida dd Maaicoinio de Sao BaodiUo
FriiMO de g n n utilidad para la* Aicaldiat, MMIcoi y partlcalarea qoc laoaao qoe initrair ctu date de cxpadieotca. Vo* pedido* acooipoAade* d« MI
Wportt (pttditodo*e enriar ea lailo* d« correo*), á la SaervlaHa <M Moirt«OMlodeSa» •atuUHoát U-hrtgmt, iéU AdaOminrmcUm étutm JlaMda.
lU«l»l«d<CataluAa,U-Barcdoaa.-anecio: V N A ^ S M T A
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\ • <í^ M . M , A O A &r t *Nor ii«* Sceit y «imilarc*.
«aadoaoiitt*olo.*c'io«cra nial
» M bacalao todo asimnaliie./yu
JIAMASiflB MlpoCMroi
cooMltoyMM.«lMiikmtt. ihiftiiiii
MBMflH |C»*%o oii^ico; yhiirtMii
„ ! • « • • . AsMDiacarettfal.catenMdadtiatcdalarta,
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flnMKttlar;a&t«
oMtaü'a
dttfHM eadocMid er|«aiea. — * * t i a H t «« ^ktitm
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N
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IVI I
LÍQUIDA OR. GRAU
L» HamoKlobtna llqutda Dr. O n u , t* un medicamento infalible ^ »
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La Hamoglobina liquida Dr Orau, es de resultados admirables en el
desarrollo y crecimiento de los niAos cuya constitución ts otbil y raquítica.
La BamOKiobIna liquida Dr. Orau, no prod uie perturbaciones al estómago,
ni ir riíaciones ni estreAimicntos, como acontece ca»tkiemprecun ios demás preparados ferruginosos. Es el principio ferruginoso natural de la sangre contenido en los
glóbulos rojot de la misma, é los cualct imprime ei color y la acción fisiológica. Se
toma antea de lat comidtt, disolviendo el contenido del tubo en dos cucharaditas
de agua azucarada.
La Homeclobiaa liquida Dr. Orau, ba sido aprobada por la Real Academia
de Medicina y Cirugía de Barcelona. Premiada con Medalla de plata por el Colegio
de Farmacéuticos de Barcelona. En la Exposición Internacionai de Viena de I90S,
ha obtenido la máaalu recompensa, ó sea: Medalla de Oro é Insignia de Honor.
rUaM *• riTMilu r SteiMtUí - O Í A S T IOTILI I . ai O. ; Ctapt lir**»! i* - tátealnt
MANICOMIOS DE FALENCIA
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Hombres
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SAN JUAN DK
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l é ü o i . l i n c t e : Ir. L. láRTlN ISTÚKIZ
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BMitlacmlAee I Precios convenidos cun los Superiores de los respectivos Esublccimientos,
8c hallaa latttladot cttot magalflcoi Prcnocomios. en los antinuos ediAcio* Ih•Mdot de San loan de Oiot. halniadose además agregado soberbias coattruccioatt
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{ • r t w B i i A M I O i Emplazado á pecoi mttrot déla Estación del PtrrotaffiL
4«M •• panto dt MRpaliaa de lat ttawtd* AMwiai, Oatletti. Santander y Madrid
J/tanicomios
Je
Qiemposcuelos
(provincia
de
/Madrid)
J)9 MombrtS, é earfó á» J)» muJtrtS, é cargué»la»
/»« i(*rman9» i(o»pifala- , i(*rmanat ¡(atpltalarlat é«l
rhu ú» San Juan éa pita \ Sagrada Caragón éa Jatá»
J^édico - J)irecfor:
7>r, /"r.
jKlaravtr
}^édicos - internas
2r. €. picó - 2r. g. piñtra
Ji/Tédicos' auxiliam
9r. €. del f rezno - 9r. í(. del ¿uey
--——————- pensiones «_-.«---.--——
J^rimara data
IBO patatas •/ me»
Saganéa t
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Zarcara
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PMInguléaa: ^racha eaavanida» M* / M Supariam da lo»
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UHmanrta t Situado Ciampoiuelos *n la fínta férrta dt
^edrtd á jirenjuts, próximo é tita último punto, hay qu»
lomar loa tnnas qua partan da la aataeión dtl Jitdtodia dt
Jüadrlé, ratorründoxt *l trayecto an hora y cuarto. - J(ay tsta^
e4» talagr^iee an Citmpozuths.
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