ctor: ose Estimaradveoz qule de la cubierta asománd e miré a la joven mujer a alguien de La prime or qué habrí reció algo extraño. ¿P por la persiana, me pa leado? un día obviamente so s ha afectado a cerrar las persianas en oli que el alcoh smo no en ma e for la dé or rec Luego secretos sobre lo qu cesitaba guardar los ne e n‑ qu pe o s na erd cu rso Re pe . as tantos que otr gares, el temor de lo os sucede en nuestros ho de anoche?), y del ca lea pe ta len vio la de os ad día ter po en e sarían (¿estarán pensar en lo qu mientras trataba de ad que invadía mi mente que sucedía. La realid lo o para evitar tod nte o ere sm dif oli ra oh ne alc ma el de r hace (y es) que as otras personas era las ch de mu da ra pa rdi y pé y mí ra ma pa toesti ledad, pérdida de au genera aislamiento, so sentía la confianza esperanzas. que se sentía así. No ico ún el a, y era yo e qu Creía hermano y mi herman sentimientos con mi s brir mi cu en bre ra so r pa r bla nti ha de ar secretos y me ard Gu . dre ma a mi Un n . al para mí mucho menos co nvirtió en algo norm co se é us s ca tro no so e no qu er, sólo la conducta los demás parecían ten os tod e i‑ qu fel s lo mo era iz éra e familia fel bamos qu y cierto, porque simulá no. Aun eso no era mu otra vez. ría de ce su dió anoche no los familiares ces y que lo que suce ensatez en la vida de ins ta es ce du pro o a de profesionales El alcoholism ma. El buscar la ayud ble pro res do be be de fesional nos forzara y amigos tante. ¿Qué tal si el pro uie n‑ inq e til inú r se e parec ayuda externa? Así, co la familia o a buscar la de r n de ció ten ua en sit a la drí jar po de a que nadie más os em cre y s no do tinuamos aislán entando. que estamos experim tamiento, como los vergüenza y el temor pecializados en el tra es s ale lia ion fes pro os Much ver a Grupos de Fami ición, han llegado a ed a ta s, es nte en cie n pa be s cri su es o que sus clientes ra pa a ud ay de i‑ nte rem Al‑Anon como fue más. Sus constantes la bebida de alguien n beneficiado a sus quienes les preocupa lia Al‑Anon no sólo ha mi Fa de os up Gr los siones a mplementa de manera orman que Al‑Anon co inf os ell . e qu o sin , tes clien miembro de la familia tre el profesional y el en con s, ión ño ac tra rel ex la de iva a sit sal po al entrar a una nte sie se e qu sa or rle tem bla ios de ha Entiendo el podrían ser los benefic s ále cu bre rse so da re ría mb de la incertidu res. Le sorpren nen problemas simila de otras personas que tie una o más reuniones a r sti asi a aprender al drí po e . os qu hij lo s de su ta ra en pa cu teen emos reuniones de Ala n Al‑Anon. También ten empezar a romper co a drí po ted us a, ud ay er a un ten ob en de Al tratar verle pronto aislamiento. Espero y ión ac ult oc de el ciclo reunión. En hermandad, tivo Ric B., Director Ejecu p Headquarters, Inc. Al‑Anon Family Grou Contenido Miembros de Al‑Anon y Alateen comparten sus experiencias 4 Como adolescente, no podía aceptar ayuda; como persona adulta, la encontré en Al‑Anon Dan B., California 7 Hombre encuentra aceptación y comprensión en grupo de Al‑Anon David C., Minesota 13 El centrar la atención en lo que puedo controlar mejoró mi vida familiar Ana I., Florida 14 ‘Papá bebe demasiado’: la queja de mi hijo me llevó a buscar ayuda Janet G.S., Oregon 18 Los efectos que produjo el alcoholismo en mi familia de generación en generación, y cómo Al‑Anon nos ayudó Patricia A., Dakota del Sur 24 Nuestro matrimonio está mejor, aunque mi esposo todavía bebe Carol Z., Virginia 26 Una atea encuentra ayuda en Al‑Anon, a pesar de sus inquietudes sobre ‘Dios’ Anónimo 28 Tragarse el orgullo para aceptar la ayuda: la historia de un adolescente sobre cómo encontrar la recuperación Ricardo, Florida 30 Liberando la tensión: en mi relación y en mi vida Michele K., California Los efectos implícitos del alcoholismo y de qué forma nos ayuda Al‑Anon Por Beth Stephens, Terapeuta Internacional en Alcoholismo y Adicción a las Drogas, CGC Las historias que aparecen en esta revista expresan las opiniones y experiencias personales de los miembros de Al‑Anon y Alateen. Para respetar la tradición de anonimato en Al‑Anon, esta revista publica los nombres de los miembros sin sus apellidos, y ninguna persona cuya foto aparece en esta publicación es miembro ni de Al‑Anon ni de Alateen. Al-Anon se enfrenta al alcoholismo 2010 Mi profesión me ha conducido a diferentes ciudades y zonas rurales. Pasé años trabajando con poblaciones diversas. La enfermedad familiar del alcoholismo existe por doquier. Cada cultura es única, pero el problema es el mismo. Por esta razón, pienso que Al‑Anon es el mejor programa de cuidados pos‑ teriores y mantenimiento que existe para los familiares. En el tratamiento del alcoholismo, el problema está en la relación del cliente con el alcohol. En el tratamiento para la codependencia, el problema está en la relación del pariente no alcohólico con los demás. Mi opinión es que la codependen‑ cia es mucho más insidiosa y está más encubierta que el alcoholismo. Eso no quiere decir que sea más fácil vencer la adicción física al alcohol. Ambas tie‑ nen muchas facetas y son autodestruc‑ tivas por igual. Sin embargo, siempre he creído que la conducta de codepen‑ dencia es más difícil de tratar porque no es tan evidente como la conducta del alcohólico. El miembro de la familia al carecer de señales físicas evidentes, tales como recibir infracciones por conducir ebrio, padecer de hígado inflamado, y estar desempleado por un largo período, sufre un angustioso calvario con el bebedor. Consecuentemente, los miembros de la familia tienden a mantener sus sentimientos enfrasca‑ dos y guardados en un lugar oscuro dentro de ellos mismos. Muchos se niegan a aceptar, y la mayoría no sabe qué hacer con sus sentimientos. Casi todos los miembros de la fami‑ lia que remito a Al‑Anon son orien‑ tados a este lugar a raíz del amor que sienten por alguien más. En su primera reunión, todos escuchan con paciencia y brindan consuelo. Después de algún tiempo, he visto a muchos de mis clientes aprender a amar y a centrar la atención en ellos mismos (a pesar del alcoholismo), así como crecer para apreciar su propia dedicación. Beth Stephens es la Sub-Directora de Integrity Drug Screening and Analysis en Windsor, Ontario. Como adolescente, como persona adulta, no podía aceptar ayuda; la encontré en Al‑Anon Por Dan B., California Cuando tenía dieciséis años, de alguna forma le confié al orientador de mi escuela secundaria que mi padre era alcohólico. No se lo fui a contar a muchas personas, y no puedo recordar cómo decidí hacerlo. Él me sugirió que asistiera a una reunión en la escuela el domingo por la noche. Era extraño estar en la escuela a esa hora: habían muchachas y mucha‑ chos alrededor de la mesa. (Esta era una escuela de varones, por lo que estaba en terreno desconocido). Les dije “hola” al orientador y al profesor de inglés, y luego me senté. Cada quien tuvo la oportunidad de compartir cómo había sido nuestra semana. Cuando le tocó el turno a la muchacha que estaba a la par mía (la muchacha más hermosa que jamás había visto), ella dijo: “Tuve una semana bastante buena. Mi papá sólo me golpeó dos veces”. Todavía estaba boquiabierto cuando todos me miraron para que hablara de seguido. Nunca más regresé a esa reunión. Casi cuarenta años después (airado y asustado) decidí ir a una reunión de Al‑Anon. Mi esposa era alcohólica, y nuestra terapeuta conyugal nos sugi‑ rió que fuéramos a los Grupos de Familia Al‑Anon. Sentí que un peso se me quitaba de encima cuando leí por primera vez en el sitio web de Al‑Anon: “No lo causé, no lo puedo controlar y no lo puedo curar”. Al conducir hacia la reunión, me mantuve diciéndome a mí mismo: “No tienes que entrar; sólo mire a ver qué pasa”. Entré, completamente Al-Anon se enfrenta al alcoholismo 2010 inseguro de mí y lleno de autocom‑ pasión. Compartí cuando me tocó el turno, aunque no recuerdo lo que dije. Lo que sí recuerdo es la gente que se me acercó después de que hablé, que parecía saber exactamente por lo que yo estaba pasando. Me animaron a “seguir viniendo”. Es o hace veinte mes es. Definitivamente “sigo viniendo” a la comunidad más espectacular de la que he formado parte desde enton‑ ces. ¿Qué son los Grupos de Familia Al‑Anon? Gente preocupada por la bebida de un familiar o de un amigo se reúne en gru‑ pos de Al‑Anon y de Alateen en todos los Estados Unidos, en el Canadá y en todo el mundo. Nuestros grupos reali‑ zan reuniones durante el día y la noche en lugares públicos tales como bibliote‑ cas, iglesias, o centros comunales. Alateen es nuestro programa para miembros jóvenes que por lo general se encuentran en la adolescencia. La mayoría de los grupos de Alateen se reúnen a la misma hora y lugar en que se celebra una reunión de Al‑Anon. Los miembros de Alateen coordinan sus propias reuniones. Los Padrinos o Madrinas de Grupo de Alateen son miembros de Al‑Anon que han sido certificados como poseedores de los requisitos de seguridad de Al‑Anon para asistir a reuniones de Alateen y, si es necesario, brindar guía. ¿Cómo me doy cuenta de si Al‑Anon o Alateen me puede ayudar? Es fácil ver los efectos que el alcoholismo tiene en el alcohólico. Sin embargo, no es tan fácil reconocer los efectos del alcoholismo en los familiares y amigos de la persona alcohólica. He aquí algunas preguntas en las que puede pensar para que determine si sufre de los efectos de la bebida de alguien más. Si contesta “sí” a cualquiera de estas preguntas, a lo mejor Al‑Anon o Alateen le puede ayudar. 1. ¿Se preocupa de cuánto bebe otra persona? 2. ¿Tiene problemas económicos a causa del beber de otra persona? 3. ¿Miente para encubrir que otra persona bebe? 4. ¿Cree que si el bebedor le amara dejaría de beber para complacerle? 5. ¿Cree que el comportamiento del bebedor lo causan sus compañeros? 6. ¿Se alteran con frecuencia sus planes o se aplazan las horas de las comi‑ das a causa del bebedor? 7. ¿Hace amenazas tales como, “Si no dejas de beber, te abandonaré”? 8. ¿Trata discretamente de oler el aliento del bebedor? 9. ¿Teme disgustar a alguien por miedo a incitarle a que se emborrache? 10. ¿Se ha sentido ofendido o avergon‑ zado por el comportamiento de un bebedor? 11. ¿Le parece que todas las fiestas se estropean a causa del exceso de bebida? 12. ¿Ha pensado en llamar a la policía para pedir ayuda por miedo al maltrato? 13. ¿Busca el licor escondido? 14. ¿Viaja a menudo en automóvil con un conductor que ha estado bebiendo? 15. ¿Ha rechazado invitaciones sociales por temor o ansiedad? 16. ¿Se siente a veces fracasado porque no puede controlar al bebedor? 17. ¿Cree que si el bebedor dejara de beber, los problemas se resolverían? 18. ¿Amenaza alguna vez con herirse para asustar al bebedor? 19. ¿Se siente enojado, confuso y deprimido la mayor parte del tiempo? 20. ¿Cree que no hay nadie que com‑ prenda sus problemas? Estas preguntas señalan los problemas compartidos por personas que han sido afectadas por la bebida de alguien más. Si contestó “sí” a cualquiera de estas preguntas, usted puede descubrir que las reuniones de Al‑Anon o Alateen le podrían proporcionar elementos de comprensión importantes en su situación. Al-Anon se enfrenta al alcoholismo 2010 Hombre encuentra aceptación y comprensión en grupo de Al‑Anon Por David C., Minesota “Como muchas otras personas, creía que una vez que mi esposa encontrara la sobriedad, nuestra familia viviría felizmente para siempre. Cuando sur‑ gieron las palabras airadas, las crisis y las recaídas, me sentí devastado”. El primer contacto que tuve con Al‑Anon surgió mientras mi esposa intentaba un programa de tratamiento de consulta externa. Los directores del programa requerían que los familiares asistieran a una reunión de Al‑Anon una noche a la semana. Cuando entré a esa primera reunión de Al‑Anon, me conmocionó el hecho de que yo era el único hombre en una sala llena de mujeres. En cuanto cada una de estas muje‑ res compartía sus relatos, me di cuenta de que me podía identificar con mucho de lo que decían. Cumplí con el único requisito para ser miembro de Al‑Anon: un problema de alcoholismo en un familiar o amigo. A medida que asistí a las siguientes reuniones y logré participar más, con‑ tinuaba dándome cuenta de que nues‑ tro problema común me une a mis compañeros de Al‑Anon en formas que trascienden nuestras diferencias superficiales. Muchas personas logran la recu‑ peración sin ayuda profesional, pero los elementos de comprensión que adquirí sobre mí mismo en cuanto al tratamiento de la familia me brindó el impulso inicial para practicar los pri‑ meros cinco Pasos de Al‑Anon. Igual que muchas otras perso‑ nas, creía que una vez que mi esposa encontrara la sobriedad, nuestra fami‑ lia viviría felizmente para siempre. Cuando surgieron las palabras airadas, las crisis y las recaídas, me sentí devas‑ tado. Una sabia señora en el grupo al que pertenecía me dijo que necesita crecer por medio de los tropiezos inevitables de la vida por medio del uso de los instrumentos del programa de Al‑Anon. Después de asistir a muchas reunio‑ nes, de leer publicaciones todos los días y de practicar los Doce Pasos con la ayuda de mi Padrino y de otros miembros, me he dado cuenta de que practicar el programa se ha convertido tanto en parte de lo que soy que éste parece que funciona para mí. Siento una profunda gratitud al descubrir esta maravillosa forma de vivir mi vida. La recuperación les ayuda a los padres de familia a desprenderse de sus hijos con amor Por Patricia A. O’Gorman, Ph.D. Como psicóloga, utilizo “Family CAGE test”1 (el instrumento de eva‑ luación CAGE [por sus siglas en inglés] de la familia) al valorar a las familias que vienen con adolescen‑ tes. Estas cuatro preguntas breves me permiten identificar la presencia de alcoholismo en la familia que pudiera contribuir a los problemas del adoles‑ cente. El nombre CAGE proviene de la primera letra de cada una de las pala‑ bras en inglés cuya traducción al espa‑ ñol aparece a continuación en negrita. Pregunta si alguien en la familia: • Ha tratado de disminuir la bebida • Se ha sentido molesto por las quejas sobre la bebida • Se ha sentido mal o culpable de beber • Se bebió un trago mañanero (un trago al despertarse en la mañana) El responder “sí” a cualquiera de estas preguntas puede conducir a otra serie de preguntas para evaluar las posibles causas del comportamiento problemático del adolescente. También indago acerca del uso de alcohol por parte del niño o del adoles‑ cente por medio de preguntas de valo‑ ración específicas para este margen de edad, con base en el “CRAFFT”2. Igual que el anterior, el nombre del instrumento de evaluación proviene de la primera letra de cada una de las palabras en inglés cuya traducción al español aparece a continuación en negrita. Estas son preguntas que los padres de familia también pueden considerar hacerles a sus hijos: • ¿Alguna vez ha viajado en un automóvil conducido por alguien (incluyéndolo a usted) que estaba intoxicado o que había estado usando alcohol o drogas? • ¿Utiliza usted alcohol o drogas para relajarse, para sentirse mejor con respecto a usted mismo, o para que lo acepten? • ¿Utiliza usted alcohol o drogas cuando se encuentra sin compa‑ ñía, solo? • ¿Se le olvidan las cosas que hizo mientras consumía alcohol o drogas? • ¿Le dicen sus familiares o ami‑ gos que usted debe disminuir la bebida o el uso de drogas? • ¿Se ha visto en problemas mien‑ tras consume alcohol o drogas? De nuevo, estas son preguntas de valoración que pueden determinar la necesidad de una evaluación com‑ pleta. Además, cuando trabajo con una familia o un adolescente, con‑ tinúo realizando valoraciones para determinar el uso de alcohol a lo largo del tratamiento de un adolescente, sabiendo que debido a las dificultades que se presentan en el desarrollo de este margen de edad, un adolescente, incluso uno en tratamiento, puede Al-Anon se enfrenta al alcoholismo 2010 desarrollar un problema “nuevo”. Remito a padres de familia a Grupos de Familia Al‑Anon cuando deter‑ mino que un hijo tiene problemas con el alcohol. Al‑Anon y la labor de los padres funcionan muy bien juntos. Los resultados han sido particular‑ mente sobresalientes en comunida‑ des en donde los padres de familia se reúnen con otros padres en un grupo de Al‑Anon. ¿Qué mejor lugar para aprender cómo realizar con más efi‑ ciencia la labor de padres que con compañeros que tienen experiencia con problemas similares? En las reuniones de Al‑Anon, los padres de familia se dan cuenta de que no están solos. Llegan a entender más en cuanto a la enfermedad del alcoholismo. También aprenden los Doce Pasos, los cuales les ayudan a recuperarse de los efectos del alcoho‑ lismo de sus hijos. Mi experiencia clínica me llevó a escribir directrices para los padres, utilizando las ideas que se encuentran en los Doce Pasos de Al‑Anon. Por ejemplo: • Busque ayuda y reconozca que usted no está solo. • Confíe en usted mismo como padre de familia. • Prepárese para el cambio al renunciar a la exigencia de ser perfecto. • Realice cambios conscientes en su labor de padre de familia por medio de la identificación de estrategias específicas para una labor saludable como padre.3,4 Finalmente, los padres de familia dedican su energía al control de lo que pueden, en lugar de desperdiciar energía en lo demás. Luego sus hijos empiezan a realizar los cambios que se necesitan. Los profesionales en el cuidado de la salud deben considerar con serie‑ dad el remitir a Al‑Anon a padres de familia de bebedores menores de edad, donde serán conectados a una red de personas bondadosas y exper‑ tas que pueden servirles de mentores y darles apoyo. Patricia O’Gorman es una sicóloga de East Chatham, Nueva York. S.H. Frank, A.V. Graham AV, S.J. Zyzanski, S. White, “Use of the Family CAGE in Screening for Alcohol Problems in Primary Care,” (La utilización del instrumento de evaluación CAGE de la fami‑ lia en la valoración sobre problemas de alcohol en la asistencia médica inicial) Arch Fam Med. 1992 Nov.; 1 (2): 209-16. 2. J.R. Knight, L. Sherrit, L.A. Shrier, et al. “Validity of the CRAFFT Substance Abuse Screening Test Among Adolescent Clinic Patients,” (Validez de la evaluación de antecedentes en el abuso de sustan‑ cias entre pacientes clínicos adolescentes) Arch Pediat Adolesc Med. 2003; 157:4333-439. 3. P. O’Gorman, P. Diaz, Breaking the Cycle of Addiction, (Rompiendo el ciclo de la adicción) Deerfield Beach, Florida: HCI, 1987. 4. P. O’Gorman, P. Diaz. The Lowdown on Families Who Get High: Successful Parenting for Families Affected by Addiction, (Información veraz sobre familias que se intoxican: La satisfactoria función como padres para las familias afectadas por la adicción) Washington DC: CWLA Press, 2004. 1. Las familias sólidas se desarrollan al centrar la atención en lo positivo Por David J. Powell, Ph.D. Nota: Este artículo se basa en un taller que el Dr. Powell conduce en los EE.UU. y alrededor del mundo. El taller trata el asunto de la recuperación familiar de los efectos del alcohol, problema que no se resuelve cuando el alcohólico deje de beber. Al‑Anon es una fuente de ayuda pri‑ mordial para que las familias encuen‑ tren formas de volverse sólidas. Como terapeuta de la familia, me he dado cuenta de que los Grupos de Familia Al‑Anon pueden servirles como Estrella Polar a las familias, guiándo‑ las hacia la salud y el progreso. Al atender sus necesidades y sus comportamientos, la familia es más capaz de adquirir su responsabilidad y su función en las pautas destructi‑ vas de la familia. Grupos de Familia Al‑Anon les ayuda a los miembros de la familia a que manejen de una mejor manera las actividades de la vida dia‑ ria para su propio beneficio, No sólo para el de la persona alcohólica. Esto aumenta el sentido de bienestar del miembro de la familia como individuo y también tiene un impacto positivo en el comportamiento del alcohólico. Hay un dicho que calza bien en 10 Al‑Anon: Si no transformas tu dolor, lo transmites. Existe mucho dolor en la vida de una familia alcohólica. Es importante que los miembros de la familia transformen su propio dolor. Esto significa encarar lo que les hiere y soltar las riendas de sus resentimien‑ tos. En el idioma griego, la raíz del tér‑ mino “soltar las riendas” es “dejar de ser el dueño”. “Ya no necesito más ser el dueño de este dolor o de este pro‑ blema. Dejo de ser el dueño de los asuntos y busco seguir adelante con mi vida”. Esto no significa divorciarse de la persona ni del problema. Al‑Anon les enseña a las familias cómo dejar de transmitir su dolor hacia ellos mismos y hacia otras personas. A menudo escuchamos hablar de los rasgos de familias disfuncionales. Casi nunca leemos acerca de familias sólidas ni vemos modelos positivos de Al-Anon se enfrenta al alcoholismo 2010 los cuales nuestras familias podrían aprender. Las familias tienen fuerzas y resis‑ tencias, a pesar de sus problemas. Con la contribución de energía y dedica‑ ción, estas fuerzas pueden aumentar con el tiempo. He aquí algunas características positivas que pueden desarrollar: 1. Comunicación. Los miembros de la familia escuchan mutuamente. Reconocen mensajes no verba‑ les, expresan sus sentimientos y reconocen frases humillantes que obstaculizan la comunicación. Encuentran modelos de recon‑ ciliación cuando se desatan los problemas. 2. Afirmación y apoyo. El modo esencial de una familia sólida es compasivo y positivo. 3. Respeto. Los miembros de la fami‑ lia comparten sus diferencias con respeto del uno al otro y de ellos mismos. Desalientan las fusiones destructivas entre miembros de la familia. También respetan mutua‑ mente la propiedad y la privaci‑ dad de cada quien. 4. Confianza. Los miembros de la familia son dignos de confianza y confían del uno al otro. Cuando esa confianza se rompe, las fami‑ lias sólidas cuentan con formas de repararla antes de que se dañe significativamente. 5. Tiempo para divertirse/tiempo de calidad. Las familias sóli‑ das juegan juntas y se ríen. Reconocen la tensión cuando aparece y buscan formas de redu‑ cirla. Comparten tiempo libre juntos, como familia e indivi‑ dualmente. Limitan el uso de la televisión y de la computadora. El juego no significa necesariamente 11 “Hay un dicho que calza bien en Al‑Anon: Si no transformas tu dolor, lo transmites. Existe mucho dolor en la vida de una familia alcohólica. Es importante que los miembros de la familia transformen su propio dolor. Esto significa encarar lo que les hiere y soltar las riendas de sus resentimientos”. gastar dinero. 6. Responsabilidades compartidas. Esto va más allá de las tareas. Las familias sólidas adaptan las actividades a la capacidad del individuo. 7. Valores. Las familias sólidas ense‑ ñan directrices sobre lo bueno y lo malo. Los padres ayudan a sus hijos a vivir de manera moral. 8. Tradiciones. Las familias sólidas practican rituales y conservan las tradiciones. Ven a la familia como un eslabón entre el pasado y el futuro, rindiéndole honores a ancianos y dándole la bienvenida a bebés. 9. Espiritualidad. Puede ser que no todos los miembros de la familia tengan las mismas prácticas de fe, pero la familia asume la respon‑ sabilidad de transmitir la fe de manera positiva. 10. Servicio. Las familias sólidas les sirven a otras personas de manera altruista y hospitalaria. Los estilos de vida se mantienen lo más sim‑ ple posible. 11. Reconocimiento de la necesidad de ayuda. Las familias sólidas bus‑ can ayuda cuando tienen proble‑ mas. Aceptan los problemas como parte normal de la vida y se ayu‑ dan mutuamente en la búsqueda de técnicas para solucionarlos. Puede ser que su familia esté lejos de demostrar estas características positivas. Podemos aspirar a estos ideales, y Grupos de Familia Al‑Anon puede ayudar. Estos rasgos son guías que nos conducen hacia la familia más sólida posible. David J. Powell es el Presidente de International Center for Health Care Concerns, Inc. (Centro Internacional de Asuntos sobre el Cuidado de la Salud) en East Granby, Connecticut. ¿Le gustaría enterarse más acerca de una reunión de Al‑Anon antes de asistir a su primera reunión? El sitio web de Grupos de Familia Al‑Anon tiene podcasts donde participan miembros de Al‑Anon que comentan sobre diferentes temas de manera similar a lo que sucede en una reunión de Al‑Anon. Visite: www.al‑anon.alateen.org y pulse en: “First Steps to Al‑Anon Recovery” (únicamente en el sitio web en inglés). 12 Al-Anon se enfrenta al alcoholismo 2010 El centrar la atención en lo que puedo controlar mejoró mi vida familiar Por Ana I., Florida Antes de encontrar a Al‑Anon, problemas. No entendí mucho lo vivía abrumada: era la esposa de que pude escuchar, y escasamente un hombre verbalmente abusivo, recuerdo lo que se dijo en esa enfurecido y desagradable. Era reunión. Sin embargo, me dijeron: la madre de tres hijas (una de las “Siga viniendo”, y así lo hice. cuales luchaba con el alcohol y la Mi vida ha cambiado drásti‑ adicción a las drogas). Yo tenía un camente gracias a todo lo que he empleo de tiempo completo mien‑ aprendido en Al‑Anon. Casi no tras que tenía que ocuparme de paso tiempo preocupándome ni casi todo el oficio doméstico sin obsesionándome por nadie. Hoy ninguna ayuda. Estaba involucrada tengo problemas (no catástrofes), en todo y en la vida de todos (en la y cuento con la fortaleza de Dios mayor parte de manera negativa). para resolverlos. Era la que fracasaba al tratar de mantener la paz, “Lo que es interesante es que nada ha pero estaba estableciendo un “buen respaldo” para cambiado excepto yo desde que encontré nuestra familia. Me tam‑ a Al‑Anon… Los cambios en mí han baleaba entre el adorme‑ cimiento y la rabia. Asistí cambiado la dinámica de toda la familia”. a la primera reunión de Al‑Anon por sugerencia del terapeuta de mi hija. Le estaré Lo que es interesante es que nada siempre agradecida por animarse ha cambiado excepto yo desde que a obtener ayuda para mí misma. encontré a Al‑Anon. Todavía tengo Él fue la primera persona que me el mismo esposo, la misma casa y dijo que yo me merecía una buena los mismos hijos (que ahora son vida, a pesar de todo y de todos los adultos y viven cerca de mi casa), demás. y ninguno de ellos está en recu‑ En esa primera reunión, no escu‑ peración. Los cambios en mí han ché nada en cuanto a enderezar a cambiado la dinámica de toda la mi hija y mantenerla alejada de los familia. “ ” 13 ‘Papá bebe demasiado’: la queja de mi hijo me llevó a buscar ayuda Por Janet G.S., Oregon “Papá bebe demasiado”. Eso fue lo que dijo mi hijo de diez años al regresar zapa‑ teando del patio y entrar a la cocina, donde estaba ayudando a su papá en la construcción de un patio de madera de secoya. Abrió abruptamente la puerta del refrigerador, agarró otra botella de cer‑ veza, tiró la puerta y caminó hacia afuera otra vez. Había entrado varias veces a aga‑ rrar cervezas, pero creo que su reac‑ ción en la función de “mandadero” de su papá era excesiva. No obstante, sus palabras se quedaron conmigo. Al principio, me dije a mí misma que él tomaba literalmente la infor‑ mación de las lecciones de salud sobre alcohol y abuso de drogas que apren‑ día en su escuela. Después de todo, su papá nunca apareció ebrio. Mi esposo tenía un puesto impor‑ tante en una dependencia del estado, y realizaba las reparaciones de la casa y el trabajo del patio. De hecho, los fines de semana se levantaba tem‑ prano para terminar sus proyectos. Luego se bebía unas cervezas antes de caer dormido durante la tarde. Se 14 levantaba al acercarse la noche, se tomaba un par de cervezas antes de la cena, miraba un poco la televisión y se acostaba a las nueve de la noche. Ya no sosteníamos las largas con‑ versaciones como cuando estábamos recién casados. Por el contrario, sen‑ tía que a mi esposo no le interesaba nada de lo que yo tuviera que decir. Consulté con un terapeuta conyu‑ gal para averiguar por qué me sentía infeliz y por qué era que mi esposo parecía criticar todo lo que yo hacía. Por supuesto, no obtuve respuestas directas. Mi esposo visitó al terapeuta una vez, sin mí, y se negó a hacer más citas. Al final, empecé a escuchar aque‑ llas palabras: “Papá bebe demasiado”, Al-Anon se enfrenta al alcoholismo 2010 de manera diferente. Observé que la media caja de cervezas que compré el sábado en la mañana se había terminado el domingo en la tarde. Al caer la noche, vi que mi esposo se servía vino en copas de ocho onzas. Le indiqué que cada vaso era por lo menos una ración doble. Me miró con una expresión de disgusto. De repente, me di cuenta de que mi hijo tenía razón: Papá estaba bebiendo demasiado. Quizás por eso sentía que estaba enloqueciendo, pensé, incapaz de hablar con mi esposo y de descargar la infelicidad que me abrumaba como la niebla. Había leído bastantes columnas de consejos para enterarme de que podría encontrar ayuda en Al‑Anon. Encontré un número en la guía telefó‑ nica para llamar acerca de las reunio‑ nes. Asistí a dos antes de encontrar mi propio grupo. Poco a poco, broté de “De repente, me di cuenta de que mi hijo tenía razón: Papá estaba bebiendo demasiado”. la niebla con la ayuda de otros miem‑ bros de Al‑Anon, de los Doce Pasos y del lema: “Suelta las riendas y entré‑ gaselas a Dios”. Ahora apenas puedo imaginarme todo el tiempo que hubiera permanecido en esa niebla si mi hijo, iluminado por el programa de su escuela, no hubiera visto clara‑ mente que: “Papá bebe demasiado”. 15 Cómo vencer la enfermedad de la familia En mi trabajo como terapeuta, regu‑ larmente me reúno con clientes que para quienes Al‑Anon podría ser un componente de tratamiento impor‑ tante. Después de establecer lo que trae al cliente a terapia, lo primero que hay que hacer es trazar un esquema de su árbol genealógico. Este método es imprescindible para ubicar al cliente en el contexto de relación de las difi‑ cultades que heredó. Al empezar con su familia inmediata y llegar a por lo menos dos generacio‑ nes atrás, el ejercicio pronto produce los detalles primordiales sobre corre‑ laciones, separaciones y problemas de salud mental que inevitablemente podrían haber afectado al cliente. Siempre pregunto de manera espe‑ cífica si alguien en la familia tuvo problemas con la bebida. Si es así, des‑ cribo las tendencias que pueden haber contribuido a favorecer la disfunción del alcoholismo y el impacto de estas tendencias en sistemas de familia. Indico la forma en que tales formas de actuar luego se transmiten de gene‑ ración en generación y pueden final‑ mente haberse mostrado en forma relativamente intensa en las estrategias de relación propias del cliente. Al llegar hasta este punto, ofrezco la hoja sobre las “veinte preguntas” (véase la página 6 para leer estas preguntas) y espero las reveladoras señales de reco‑ nocimiento a medida que los clientes encuentran estas características en ellos mismos. Luego les ofrezco una 16 lista de reuniones de Al‑Anon y les explico lo que pueden encontrar en ellas. Una de las razones por las que se siente aterrador el considerar asistir a esa primera reunión es que, al tomar esta iniciativa, ellos están quebran‑ tando la regla tácita de la familia alco‑ hólica: que tal reconocimiento debe encubrirse no solo del mundo exterior sino hasta de uno mismo. Mientras que el historial familiar es por lo general el primer indicador de alcohol en los antecedentes de un cliente, éste no siempre produce esa información. Debido a la negación de esta enfermedad de la familia, muchas veces los miembros de la familia repu‑ dian el hecho de la bebida problema de alguien y éste nunca se transmite al conocimiento de la familia. Aun así muchos clientes luchan con la incapacidad de reconocer sus emo‑ ciones, sus sentimientos crónicos de ineptitud, la confusión de los límites entre uno y los demás, los instintos de protección que obstaculizan cualquier forma de reconocimiento de sus pro‑ pias necesidades, o la previsión teme‑ rosa de respuestas irracionales por parte de seres queridos. Todas estas son respuestas que típi‑ camente se aprenden en las familias en donde un alcohólico funciona menos de lo normal mientras que otras perso‑ nas lo compensan al funcionar más de lo normal con el propósito de mante‑ ner el equilibrio de la familia. La adicción aísla, y aquellos que Al-Anon se enfrenta al alcoholismo 2010 al reconocer su existencia Por Kevin Blanchard, Master en Trabajo Social, Trabajador Social Autorizado aman al adicto puede decirse que están incapacitados desde el punto de vista de las relaciones y anhelan desespera‑ damente la capacidad de participar en relaciones significativas y satisfacto‑ rias, lo cual siempre parece estar lejos de su alcance. Para quienes no pueden identificar a un alcohólico en su árbol genealó‑ gico, explico que muchas personas que asisten a Al‑Anon también empiezan sin estar conscientes de esto, pero si sienten que las reuniones les ayudan, probablemente exista una razón. Tarde que temprano las circunstan‑ cias del alcoholismo pueden surgir, ya sea de los propios recuerdos de la persona o del recuerdo colectivo de la familia, una vez que uno empiece a hacerles a los parientes las preguntas correctas. La mayoría de los clientes que empiezan a asistir a reuniones sienten el alivio de que ellos no son los úni‑ cos en su sufrimiento. Probablemente podría decirse que, por primera vez en su vida, han llegado a obtener cons‑ ciencia de la cubierta a través de la que todos sus pensamientos y emociones se han filtrado inconscientemente con el propósito de normalizar y minimi‑ zar los efectos de la bebida del alcohó‑ lico. Lo que empieza a remplazar esta tendencia instintiva son los Pasos y los lemas, los cuales ofrecen una nueva perspectiva y transmiten esperanzas. Parece que los clientes también sien‑ ten que su sensación de aislamiento disminuye. Se dan cuenta de que no tienen que resolver todo solos, sino que pueden solicitar ayuda. Podría decirse que lo más impor‑ tante es que las reuniones cultivan la habilidad de escuchar, puesto que las personas empiezan a diferenciar entre lo que esperan escuchar y lo que en realidad se dice. En vista de que esa terapia se trata de ayudar a los clientes a suspender los mensajes negativos de la niñez temprana en cuanto a quienes ellos son y de lo que pueden esperar de los demás, Al‑Anon brinda un efecto sinérgico cuando se utiliza junto con la psicoterapia. La asistencia habitual a las reuniones aumenta la capaci‑ dad de prestarle atención consciente a la información que recibimos tanto dentro de las reuniones como fuera de ellas y de distinguir el mérito relativo de ésta desde la perspectiva de un ser observador que desarrolla la capacidad de modelar una respuesta apropiada con base en la forma de relacionarse tanto con el propio ser como con otras personas. Kevin Blanchard es un psicoterapeuta de Greenfield, Massachusetts. 17 Los efectos que produjo el alcoholismo en mi familia de generación en generación, y cómo Al‑Anon nos ayudó Por Patricia A., Dakota del Sur Cuando me empecé a dar cuenta poco a poco de que el hombre con el que me casé era alcohólico, lo único que yo sabía hacer para salir del pro‑ blema era ignorarlo. Aunque su con‑ dición era evidente para quienes nos conocían, nunca hablé al respecto, excepto cuando yo reaccionaba a su comportamiento excéntrico. Luego me quejaba con su madre. Ella lo rega‑ ñaba, y el trataba de cambiar. Cuando ese ciclo se repetía, yo le pedía que se fuera de la casa. Lo hizo, un par de veces. Luego yo aceptaba que regre‑ sara, hasta que por fin lo abandoné y me divorcié de él. Unos años después murió a causa de la enfermedad. Después de que mi hija se casó y se divorció, empezó a tomar dema‑ siado, lo cual les provocaba daño a sus dos hijitos. Yo me llevaba a los niños cuando podía, ya fuera por una noche o más tiempo. Cuando llegaba el momento en que los niños debían regresar a su casa, la mayor empezaba a gritar. Entre más nos acercábamos, más gritaba. Era una agonía para mi segundo esposo y para mí. 18 En vista de las quejas de otras per‑ sonas y de nuestra preocupación, nos otorgaron la custodia legal de ambos niños. Su madre se había escapado para evitar ser encarcelada por mane‑ jar bajo la influencia. Su padre estuvo de acuerdo en que él no podía enton‑ ces cuidar de ellos. Sí los visitaba. Todos asistimos a terapia: los niños y nosotros. Sentí vergüenza, ira y resentimiento por la aparición y reaparición del alcoholismo en mi familia. No fue sino hasta que mi nieta se casó y llegó a ser madre, también, con los efectos del alcoholismo proliferan‑ tes en las vidas de mis hijos y nietos, que finalmente tuve que admitir que no podía manejar esta enfermedad ni enderezar a nadie. Seguí la sugeren‑ cia de una amiga y busqué ayuda en Al‑Anon. Después de muchos años en Al‑Anon, se me hace más fácil com‑ partir acerca de mi vida. Los dolores de cabeza reaparecen, así como con‑ tinúan los efectos de la enfermedad. Con la ayuda de Al‑Anon, reconozco, creo y aprendo de mis emociones sin que ellas me consuman. Los beneficios Al-Anon se enfrenta al alcoholismo 2010 del programa de Al‑Anon siguen aumentando, haciendo más liviana mi carga y orientándome en mi sendero. ¿Desearía haber podido hacer las cosas de manera diferente? Por supuesto que sí. Otra vez me he esfor‑ zado por reparar el mal causado a mi propio comportamiento y mi propia voluntad. No obstante, somos huma‑ nos y lo bueno puede surgir de fuentes inesperadas. Cuando mis nietos esta‑ ban en edad de enseñanza media, viviendo con su papá, su mamá se regresó a vivir cerca. Nos llegamos a relacionar de cerca, en parte por el amor que ambas sentíamos por los niños. Gracias a A.A. y a Al‑Anon, somos más capaces de aceptarnos y de amarnos la una a la otra tal como somos. Al‑Anon (que incluye Alateen) es: • Un grupo de apoyo mutuo para los familiares y amigos de bebedores pro‑ blema. • Un programa que le ayuda a la gente a enfrentar de una mejor manera los problemas causados por la bebida de alguien más. • Un programa que aplica principios espirituales pero que no está afiliado a ninguna religión ni organización religiosa. Al‑Anon está integrado por per‑ sonas de diferentes credos religiosos, así como por personas que no tienen ninguna doctrina religiosa. Los credos religiosos son un asunto personal que no se discute en ninguna reunión de Al‑Anon. • Un programa de recuperación compatible con la consejería, la terapia o el tratamiento profesional. • Completamente confidencial. • Sostenido por medio de las contribuciones voluntarias de sus miembros y de la venta de publicaciones de Al‑Anon. Al‑Anon no acepta donaciones de quienes no sean miembros ni de ninguna organización externa, incluidas las agencias del gobierno y las fundaciones caritativas. 19 Por qué les recomiendo reuniones de Al‑Anon a los clientes Ministra Linda Varin, Terapeuta Clínica titulada Como terapeuta familiar durante dieciséis años, todavía enfrento los mismos problemas cuando remito a un cliente a Al‑Anon. El cliente dice: • ¿Por qué debo ir a reuniones? El alcohólico es el problema. • No quiero ir a escuchar los problemas de otras personas. • No quiero compartir mis propios problemas. • ¿Qué pasará si veo a alguien que conozco en una reunión? • No me gustan los grupos. Los clientes utilizan cientos de excu‑ sas para justificar por qué no deben asistir a las reuniones de Al‑Anon. Los problemas de mis clientes son tan diversos como los mismos clientes. Sin embargo, el programa de Al‑Anon es tal que todo el que asiste puede lograr algo de éste. El plan de Al‑Anon es un plan simple, flexible y accesible que se dirige a muchos estilos y matices de personalidad. Si un cliente se resiste a la idea de ir a Al‑Anon, es útil tener a la dispo‑ sición publicaciones y un directorio de reuniones de Al‑Anon. Comente las publicaciones con el cliente, explí‑ quele sobre la confidencialidad del programa, y sugiérale que asista a algunas reuniones. También es bueno explicarle al cliente el plan para una reunión. Puede ser que al principio estas reuniones sean difíciles, pues muchos 20 clientes escuchan historias similares a las de ellos, y muchos sienten ver‑ güenza, tienen secretos, se niegan a aceptar y poseen otros medios diver‑ sos de salir del problema, de los cuales se habla en las historias que escuchan. Muchas veces, los clientes regresan a terapia y expresan ira o resentimiento hacia Al‑Anon. Esta respuesta es típica cuando las personas empiezan a enfrentar los propios problemas que rodean la forma en que ellos lucharon con el alcoholismo en sus vidas. Al final, la gran mayoría de los clientes desarrollan confianza en el programa para su fortaleza y recuperación. Hablar con los clientes acerca de la recuperación en Al‑Anon es defini‑ tivamente otro asunto. Ayúdele a su cliente a descubrir las diferentes for‑ mas de salir del problema en torno al alcohólico. Por ejemplo, muchas personas que viven con alcohólicos se Al-Anon se enfrenta al alcoholismo 2010 han convertido en detectives al buscar constantemente la botella escondida o algunas otras señales reveladores de que el alcohólico ha estado bebiendo. Vigilarán el consumo de alcohol en el hogar y en eventos sociales. Cuestionarán cada movimiento del alcohólico si éste no sincroniza con la rutina diaria. Están aquellos que dis‑ culpan al alcohólico ante los demás, y que siempre intentan ayudarle al alcohólico para que él vea el error que ellos cometen con esa forma de actuar. Los ejemplos son interminables. Las reuniones de Al‑Anon son un instrumento útil que sirve de ayuda para que sus clientes recuperen el sentido de su propio ser. Quienes asis‑ ten a reuniones aprenden que lo que sienten y los medios que han utilizado para solucionar el problema no es algo que los culpe, pero que su conducta es dañina para su propia supervivencia. Al‑Anon les ayuda a los individuos a encontrar formas saludables de cui‑ dar de ellos mismos, y no de todos los demás. Los miembros de Al‑Anon 21 sobresalen por relacionarse excesiva‑ mente de forma poco saludable con los demás. El programa de Al‑Anon trata estos problemas con compasión y algunas formas muy prácticas de recu‑ perar el “propio ser que estaba per‑ dido”. Todos perdemos nuestra propia identidad en uno u otro momento, pero el convivir con el alcoholismo no nos permite ver este proceso cuando nos podemos ver atrapados en la enfermedad del alcoholismo y todos sus síntomas. Al‑Anon brinda un recurso altamente exitoso para recu‑ perarse de la baja autoestima debido a la convivencia con el alcoholismo. Como profesional que les habla a otros profesionales, le insto a que asista a una reunión de Al‑Anon y vea la diversidad de individuos que asis‑ ten a estas reuniones. Usted no dudará en remitir clientes a Al‑Anon una vez que lo haya visto en acción. Verá a sus clientes desprenderse poco a poco de la falta de reflexión del alcohólico y empezar a centrar la atención en su propia recuperación. Usted verá cómo las personas desarrollan la convicción de manejar situaciones difíciles de manera más saludable y fácil. He podido darme cuenta de cómo la gran mayoría de clientes que remito a Al‑Anon se han beneficiado grande‑ mente de esa experiencia. Continúan asistiendo a reuniones sin que tenga que ver el resultado de su relación con el alcohólico. Al‑Anon es un ejemplo admirable de recuperación, no solo para las personas que asisten sino que también para sus familiares, puesto que ellos también experimentan la recuperación del cliente. Linda Varin es Terapeuta Clínica titulada en la práctica privada y Ministra en la Iglesia Anglicana Santa Hilda en Sechelt, en Columbia Británica. ¿Puedo simplemente recoger algunas publicaciones y estudiarlas en la casa sin asistir a las reuniones? Las publicaciones de Al‑Anon y Alateen cubren una gran variedad de temas y pueden ser muy útiles; sin embargo, las publicaciones son sólo una parte del programa de Al‑Anon. La experiencia de hablar con otros miembros de Al‑Anon es uno de los componentes más importantes de la recuperación en Al‑Anon, lo cual rompe con el aislamiento y la soledad que sentimos y nos brinda elementos de comprensión que no esperábamos. Las publicaciones de Al‑Anon le serán de gran beneficio cuando usted complementa su lectura con un programa completo de Al‑Anon. 22 Al-Anon se enfrenta al alcoholismo 2010 Cómo me ayuda el asistir a Al‑Anon BettyAnn en Ontario: Apreciaba escuchar a los demás compartir sus sentimientos e historias; definitivamente podía identificarme con ellos. Era verdaderamente impactante darme cuenta de que otras personas podían describir mis sentimientos de forma tan clara y de que yo no estaba sola. Sue en Connecticut: Una de las primeras cosas que aprendí en Al‑Anon fue la forma en que los efectos del alcoholismo penetra‑ ron en todos los aspectos de mi vida, profesional y privada, por‑ que llevaba los efectos del alco‑ holismo dentro de mí. Aprendí que tengo opciones. Aprendí a ponerme en primer lugar, no de forma egoísta, sino de manera que pueda cuidar de mí, porque tengo que cuidar de mí antes de que pueda ciertamente cuidar de otras personas. Lisa H. en Michigan: Escu‑ chaba a otras personas compartir que los alcohóli‑ cos tienen una enfermedad, que no son malas personas, y que lo que nosotros hace‑ mos no los induce a beber. Sentí que me quitaban un gran peso de encima. Esa sensación de alivio fue sufi‑ ciente para animarme a ir a otra reunión. Antes de que lo supiera, ya asistía regu‑ larmente. Steve B. en Pensilvania: En las salas de Grupos de Familia Al‑Anon, me di cuenta de que no estaba solo. Al‑Anon me ayudó a ver la insensatez del alcoholismo y la forma en que éste afecta a cual‑ quiera que esté a su alrededor, no solamente al alcohólico. 23 Nuestro matrimonio está mejor, aunque mi esposo todavía bebe Por Carol Z., Virginia Después de diez años de tratar de encontrarle expli‑ cación a los altibajos en el carácter de mi esposo, tropecé con un escondite de botellas de ron. De repente, todo se aclaró: la forma en que podía con‑ vertirse de una pareja dulce, amorosa y graciosa a un individuo sarcástico, abusador y vulgar. Yo siempre había sabido que él bebía mucho, pero nunca lo había visto “ebrio”. Siempre me imaginé que no era posible que fuera alcohólico si podía “controlar” la bebida. La cantidad que bebía llegó a ser evidente cuando a escondidas veía yo el contenido de las botellas disminuir cada vez más después de unos días y después de unas semanas. También fue evidente la relación recíproca entre el alcohol ingerido y su estado de ánimo. Por fin lo confronté en cuanto a las botellas, y él recono‑ ció con gran vergüenza que estaba bebiendo demasiado. Me prometió que disminuiría la bebida. Durante los ocho años siguien‑ tes, surgieron peleas constantes a medida que descubrí escondites nue‑ vos (y muy creativos). Le rogué, le imploré, lo amenacé y le grité, pero todo resultó en lo mismo. Al sentirme desesperada, lo amenacé con dejarlo si no asistía a un programa de reha‑ bilitación de treinta días. Mientras estaba ahí, a los cónyuges les hablaron 24 acerca de Al‑Anon. Por suerte, había varias de nosotras que asistimos jun‑ tas a la primera reunión, con lo cuál se disipaba un poco el temor y la incertidumbre que sentíamos. De esa primera reunión, aprendí que mi feli‑ cidad depende de mí y no de nadie más. Esa primera reunión fue hace dos años y medio. Aunque mi esposo segu‑ ramente estuvo sobrio sólo durante esos treinta días de rehabilitación, nuestra vida juntos ha sido mucho más feliz. Tomé “Suelta las riendas y entrégaselas a Dios” como mis pala‑ bras sagradas de todos los días. Ya no tenemos más confrontaciones, ni busco “escondites”, entre otras cosas. Tomamos algunos acuerdos con res‑ pecto a la cantidad que beberá en eventos sociales para evitar “alteracio‑ nes del ánimo” en público, y hemos tenido una vida muy tranquila. Hace poco a mi esposo le diagnos‑ ticaron padecimiento del hígado en etapa terminal. Sus únicos síntomas fueron los tobillos hinchados. Eso Al-Anon se enfrenta al alcoholismo 2010 nos conmocionó. Sin Al‑Anon, no creo que lo hubiera podido soportar. Él no califica para un transplante, por lo que lo tomamos “Un día a la vez”. Al ser así, atesoramos cada día y sentimos gratitud por los años que hemos vivido juntos. Sé que los días que vienen van a ser difíciles, pero la familia que tengo en Al‑Anon estará allí para mí con su apoyo bondadoso y constante. ¿Por qué los miembros continúan asistiendo a Al‑Anon o a Alateen (aun después de que la persona que bebe se encuentra sobria)? Al‑Anon es un programa de autodescubrimiento y crecimiento personal: Los miembros de mucho tiempo continúan asistiendo a reuniones de Al‑Anon porque ahí ellos aprenden acerca de sí mismos, experiencia que les ayuda a continuar su crecimiento espiritual. Las reuniones de Al‑Anon y Alateen son un lugar donde se brinda apoyo, en el cual la gente puede compartir sobre el compromiso que tiene de mejorar sus vidas. Los miembros cultivan amistades duraderas con otros miembros. Existe una gran satisfacción personal al com‑ partir el programa de Al‑Anon con recién llegados que se sienten confundidos y sufren los efectos de la bebida compulsiva de alguien más. 25 Una atea encuentra ayuda en Al‑Anon, a pesar de sus inquietudes sobre ‘Dios’ Anónimo En la primera reunión de Al‑Anon a la que asistí tenían los Pasos y las Tradiciones colgando de la pared. El ver todos aquellos “Dioses” y “Poderes Superiores” me daban ganas de salir corriendo puerta afuera. Como atea de toda la vida, no me interesaba que trataran de conver‑ tirme y suponía que cualquier grupo que hablara acerca de Dios tenía que estar afuera para ganar seguidores. Sin embargo, alguien leyó: “No lo causé, no lo puedo controlar y no lo puedo curar”. Alguien más leyó: “Carta abierta de un alcohólico” del folleto Tres opiniones sobre Al‑Anon—Alcohólicos le hablan a la familia (SP-15). No podía negar que me encontraba en el lugar preciso. Fue sólo en las reuniones de Al‑Anon en donde encontré alivio al temor y la ira que consumían mi vida. Entonces seguí viniendo, A pesar de todo lo que se hablaba acerca de Dios. Conseguí una Madrina y empecé a practicar los Pasos, aunque pensaba que nunca podría pasar del primer Paso, pues nunca me imaginaba tener un “Poder superior a mí” en el cual confiar. Pronto me di cuenta de que Al‑Anon no impone ninguna religión. En reali‑ dad se nos anima a “quedarnos con lo que nos agrada y desechar el resto”, incluida nuestra propia versión de un Poder Superior. Me quedé en el Primer Paso casi 26 Al-Anon se enfrenta al alcoholismo 2010 durante un año. Al final, con la ayuda de reuniones y de mi Madrina, llegué a entender mi lugar en el universo, lo cual me ha brindado un verdadero consuelo. Mi Poder Superior no tiene nada que ver con la noción de Dios, pero me sirve y eso es todo lo que importa. También me he dado cuenta de lo “…He recibido la maravillosa sabidumucho más fácil que es la vida cuando tolero ría y el consuelo cariñoso de gente cuyas de verdad las ideas de opiniones sobre asuntos de religión son otras personas, ya sea diametralmente opuestas a la mía”. acerca de religión o de cualquier otra cosa. En las reuniones, he recibido la maravi‑ llosa sabiduría y el consuelo cariñoso de gente cuyas opiniones sobre asun‑ tos de religión son diametralmente opuestas a la mía. Hemos aprendido del uno al otro que el permanecer fieles a nuestras propias creencias no depende de que exijamos que otras personas estén de acuerdo con nosotros. Yo no vine a Al‑Anon a darme cuenta de esto, pero es uno de los dones más preciosos que he recibido. “ ” ¿Existen reuniones electrónicas de Al‑Anon? Al‑Anon participa muy activamente en Internet. También existen reuniones de Al‑Anon por teléfono. Las reuniones en línea y por teléfono suplementan, no reemplazan, la asistencia regular a reuniones de Al‑Anon. Para solicitar una lista de reuniones electrónicas, visite: www.al‑anon.alateen. org o comuníquese por medio de correo electrónico con: wso@al‑anon.org. 27 Tragarse el orgullo para aceptar la ayuda: la historia de un adolescente sobre cómo encontrar la recuperación Por Ricardo, Florida Cuando era más joven creía que mi vida era perfecta. A medida que cumplía más años, empecé a notar el abuso del alcohol. Como crecí en una familia mexicana, era rutina diaria para mí. Cada fiesta, cada reunión social tenían algo en común: alcohol. “Me sentí débil y emocionalmente vulnerable porque la persona que me enseñó a ser hombre se estaba destru‑ yendo frente a mí”. El venir a Alateen no era lo que yo quería hacer. Sentía que era una pér‑ dida de tiempo. Resentía que me ale‑ jara de mi familia y de mis amigos. Cuando entré a la sala por primera vez, no sabía qué pensar ni que decir. 28 Tenía miedo de que me juzgaran. Me sentía tan indispuesto que no me daba cuenta de lo tanto que la bebida de mi papá había afectado la vida de mi familia y me había afectado a mí. Al tiempo dejé de asistir porque pensaba que no tenía ningún pro‑ blema. Mi mamá se esforzaba por ir a Al‑Anon e intentaba llevarme a sus reuniones. Yo siempre discutía. Me llevó tiempo tragarme mi orgullo y aceptar que necesitaba ayuda. Me sentí débil y emocionalmente vul‑ nerable porque la persona que me enseñó a ser hombre se estaba des‑ truyendo frente a mí. A medida que avanzaba el tiempo en Alateen y el conocimiento que adquiría, el comprender la enferme‑ dad de mi padre me ayudó a darme cuenta de que no podía controlar sus acciones y de que sólo debía pre‑ ocuparme por mis acciones y por lo tanto que contribuía con el pro‑ blema. Al ser el mayor, siento que es mi responsabilidad ser un buen ejemplo para mis hermanos. Al-Anon se enfrenta al alcoholismo 2010 A veces quiero alejarme de todo: de las responsabilidades, de la ten‑ sión y de las discusiones. La semana que pasó tuve la oportunidad de asistir a un congreso de Alateen. Mientras estaba ahí, me ayudó a tranquilizarme. Pude conocer a personas de todas partes, y todas ellas compartían sus experiencias y aprendían sobre la hermandad del programa. Estoy tan agradecido por haber tenido la oportunidad de asis‑ tir. Alateen se trata de obtener recu‑ peración para mí. Hoy puedo decir francamente que no importa lo que haga el alcohólico. Mientras yo esté feliz con quien soy, está bien. ¿Los miembros de Al‑Anon o de Alateen les contarán a otras personas que yo estuve en una reunión? Su privacidad está protegida por la Tradición de anonimato en Al‑Anon*. Todo lo que se dice en una reunión de Al‑Anon se mantiene de manera confidencial. Entre los miembros se entiende que ninguna cosa que se comparta en la reunión se compartirá con nadie fuera de la reunión. La mayoría de los grupos de Al‑Anon y de Alateen cuentan con una tarjeta para poner sobre la mesa que dice: “A quienes vean aquí, lo que escuchen aquí, cuando se vayan de aquí, que se quede aquí”. Muchos miembros utilizan solo su nombre en las reuniones, aunque dan a conocer su apellido cuando al hacerlo se sientan a gusto. Usted es quien decide sobre la cantidad de información personal que opte por revelar. *Visite www.al‑anon.alateen.org/ spanish/legaciessp.html para leer las Doce Tradiciones de Al‑Anon. 29 Liberando la tensión: en mi relación y en mi vida Por Michele K., California Acudí a Al‑Anon en busca de ayuda Las primeras reuniones de Al‑Anon en un momento en que me sentí ate‑ a las que asistí fueron difíciles. Sentí rradoramente decaída en mi vida. En algo bueno en el entorno, pero yo un estado de desesperación, llamé al me sentí mal. Mis sentimientos esta‑ número de Alcohólicos Anónimos ban muy reprimidos. Lloré un poco, de mi localidad porque necesitaba pero más que todo me senté ahí con encontrar a alguien que hablara de mi dolor de cabeza, sin sentir ningún manera que hiciera recapacitar a mi alivio a la tensión. novio alcohólico. La persona con Cuando empecé a compartir por quien hablé sí me dio un número de primera vez, se sentía raro y no era teléfono de alguien a quien mi novio algo así como un gran alivio. Había podría llamar (aunque nunca lo ha demasiado que decir. No veía ninguna hecho), pero lo que realmente encon‑ forma de que pudiera manifestar estos tré fue a una mujer quien me habló sentimientos. acerca de cuidarme yo misma. Había estado aislada casi por “Las cosas empezaron a cambiar, auncompleto. Aun así, aquí estaba alguien que apaciblemente que al principio solo fue de forma leve. percibió mi estado emocional El infierno en que había estado viviendo altamente tenso y que parecía entender cómo era vivir con (en mi hogar y en mi mente) empezó a un alcohólico. Acepté asistir a transformarse en algo diferente”. una reunión. En ese momento, el nivel de estrés en mi cuerpo era tal que le Sin embargo, la gente que conocí en causaba una presión dolorosa casi la reunión fue amable conmigo. Me constante a mi cabeza. Aun el menor sentí bienvenida y aceptada, aunque movimiento era lo peor que me hacía mi estado de ánimo estaba bastante sentir esa presión. Anímicamente afectado.Todos los miembros tenían alternaba entre un vacío casi catató‑ sus propias historias que contar. Ya no nico por un lado y estados verbal‑ me volví a sentir tan sola. mente frenéticos de ira extrema, y Me parecía un poco insensato que hasta rabia. Constantemente sentía todos centran la atención enérgica‑ todo lo demás en medio de eso. Era mente en sus pequeñas trasgresiones, incapaz de funcionar, prácticamente tomando en cuenta el mal comporta‑ incapaz de trabajar o de hacer lo que miento de los alcohólicos que forma‑ solía hacer. ban parte de sus vidas, lo cual era algo “ 30 ” Al-Anon se enfrenta al alcoholismo 2010 más grande. Parecía ser una forma extraña de tratar de resolver este pro‑ blema. Seguí viniendo. Empecé a sentirme tranquila y a apreciar la compañía de estas personas. Estaba dispuesta a con‑ siderar el punto de vista de Al‑Anon y a probar algunas de las sugeren‑ cias. Empecé a leer las publicaciones, con lo cual me educaba en cuanto a la enfermedad del alcoholismo y me daba cuenta de que lo que yo estaba pasando era parte de un hábito. Empecé a reconocer mi función y a experimentar con el ajuste de mi pro‑ pio comportamiento. Era cierto: No tenía que mantenerme reaccionando de la misma forma inútil y frustrante. Las cosas empezaron a cambiar, aunque al principio solo fue de forma leve. El infierno en que había estado viviendo (en mi hogar y en mi mente) empezó a transformarse en algo dife‑ rente. Aunque en realidad no era tanto así como el cielo, ya no siempre era un infierno. La fuerte atadura que me presionaba se empezó a desatar. De manera sorprendente, empecé a reco‑ brar el sentido del humor que había olvidado. Mi cabeza ya no me dolía más. Aunque apenas empiezo a transitar este sendero, ya me siento profunda‑ mente agradecida por su sabiduría. En tan sólo unos meses, las cosas empe‑ zaron a cambiar para mí. El alcohólico que forma parte de mi vida aún hace lo que hace, pero yo soy diferente. Empiezo a reencontrarme con mi propio ser. Tomo decisiones con una mente más sana y con un estado emo‑ cional mucho más estable. Mis accio‑ nes cuentan con una oportunidad más amplia de ser una verdadera opción en lugar de una reacción fuera de control. Algunas veces todavía me enojo, pero nunca llego a los profundos extremos en los que me ahogo sola, como antes acostumbraba hacerlo. He empezado a ver una luz al final del túnel. Es un comienzo, pero puedo ver que estoy regresando a la norma‑ lidad. ¿Necesito una cita o una remisión para asistir a reuniones? No se necesita aviso de antemano, ni admisión, ni examen de valoración para asistir a Al‑Anon o a Alateen. La mayoría de los grupos tienen un miem‑ bro que sirve de contacto y a quien se le puede llamar para solicitarle informa‑ ción acerca del grupo, instrucciones para llegar a la reunión, o sobre Al‑Anon en general. 31 ¿Quién puede asistir a una reunión de Al‑Anon o de Alateen? Cualquiera que haya sido afectado por la bebida de otra persona puede asistir a Al‑Anon, ya sea que la persona alcohólica esté bebiendo todavía o no, viva en casa o se haya ido, esté viva o haya fallecido. Puede ser que usted: • Sea el cónyuge o pareja de un bebedor problema que rechaza la ayuda. • Esté preocupado(a) por una persona alcohólica que recién logró la sobriedad y quien a lo mejor asista o no a Alcohólicos Anónimos. • Esté enfrentando problemas personales y familiares que surgieron de la bebida de alguien más. • Sea miembro de otro programa de Doce Pasos, quien también se encuentra afectado por la bebida de alguien más. • No esté seguro(a) sobre si la persona que le preocupa sea o no un bebedor problema. Su asistencia a reuniones de Al‑Anon será bienvenida aun cuando usted no esté seguro(a) de necesitarlas. Le sugerimos que asista por lo menos a seis reuniones antes de decidir si Al‑Anon o Alateen es para usted. ¿Cómo hago para encontrar una reunión de Al‑Anon o de Alateen? Llame al 1-888-4AL-ANON (1-888-425-2666) o visite: www.al‑anon.alateen.org para información sobre reuniones. Puede ser que Al‑Anon también se encuen‑ tre en la lista del directorio telefónico de su localidad. 32 Al-Anon se enfrenta al alcoholismo 2010