No mates, uo hartes, no mientas, no prevariques, honra & tas padres; en suma, cnmple ia lejr áe Bkm «mlmñoWy-^iArrwítñolB.— Moisés. IiSifaente i}elfc vidaíes 1»teieMM,En cas» • dé Mdaí tal j a « sntft^oía)3áícpnüBBe&<-^ MtínH. - • ~ •-- - -• : - - í - ' ' - " - ' ¿ w - Conócete á ti mismo.—Sócrates. Trabaja para extirpar el mal. Embellece la tierra cabriéndola d!e vegetales j animales útiles.—Zoroastro. Todos ios h(>ml^>M tfonígaales. Nóhay otra diferencia entre ellos qne las virtudes qiie pbseciB.—ÉuSKá, Amios los onofi & los otros. Sed perfectos como nuestro Padre que est4 en los cielos.— Jesús. lia piedad.tto M^nsisfe en lev«atnr el rostro haciaXevante ^Poniente. Piadoso es el que socorre á. los huérfanos, & los pobres; Mseata los cautivos, observa la oración, 'da liqíosna, M paciente én laí adversidad; til qué es justo y teme i. Dios el«anentet y nis»|io4r4ioso.— Itakoma. ASO X itett SEMAJESTARIO ILJBREPENSABOR Úrgano déla FedfifaÉn intiiaÉiial de li^ffin8adoIes enlspafia, Fortngalj kéñca, PRECIO».—Mitórid: Trimestre. 2 pesetas ídem Provincias, 2 ^ ídepi. %téanjero: ,A¿o, 12 Ideío. IJ^^iain^ Afto, 3 pesos oro. Número sneltó corriente, diez céntimos de peseta. IdétkMém áMirad^, velntlcinéotdem. A toWéndédores, seis real«slam4no.,: ; £l págo'se h á » por trimestres ó allosf^ticipa^o^. otrbS'deloíié)W*iterestté'nu^ttoS'(Üí«; La^ín*»* gúiéia de esté aojgmá éStfi pretá^axiidó sti fin; Laí'historia y 4át crítica báa' réle^^o lá BibÜá á tíh libro coAffia... ' ' . La ühiVéísídkd de Bó«ott noé dfcfe qué «la La imprudeji^a ddíl» ííbispí) áiflericftfto ignorancia eh ciertas altas Clases sociales ha ha puesto: en los ¡ Estados üniflOs, sóWé el puesto en peligro ál^huraatíidád, y que la mistapete, el gran problema htiiiiano qnie intís^ ma ignorancia en ciertas otras clase» bajas dé resa, sobre todos, ai mundo, potfqüe óñ él la sociedad, ha sido más á meiiudo la CáuSíá dé radica la cuestión de la guerra y dfe lá pa^, otro peligro. Elpr^ideiiteBútler, de lá Universidad de la cuestión política, la cuestión'sófcsial, tó-^ Colombia, cree al iguá! quéel prófeáór Sdmdíoslos problemas, en suma, que agitaii nér, qiié ef modo de raciocinar de la gran ma nuestros ánimos y obligan á una imperioyoria dé los hombres es raxty tonto; dicen que sa, apremiante solucíóni sus créénciaá'Son obtenidas de igual modo qUe De la magnitud que 6n los Estado» tJftlobtienen sus hábitos, los cuales íbrínan parte dos va tomando es» problema, da fe'é«te de su constitución heredada, de Su édítcación nuevo artículo, «uya traducoióft se nos en- y de su mdtío dé vivir; la'^inniensa mayoría vía d e á l ü : ^ creemos lo que nos enseñaron. Por lo general no raciociháiaos ébñ respecíd S'lo que creernos, t^Dx'ctistiandai en el crisóK^—tia. Aifiélíica se halla proñtndamenie agitada con la noticia de bien Se* en política ó religión; empezamos por que en los colegios se estáii enseñando dod&i4 creer y después defendemos esta creeivciá. ' El mundo Ciístian'0 se llenó de espantó h^ce ñas que -atacan \ las mká veneradas - creencias/ Los clérigo» dolaran que est^ ¡enpieñanzas d e ^ pocos años cotífasledcióiíéijque sobíeloserrotruirán, b^Stíi su ftiuíiajnento, t9do lo sagrado fé's dé Mfoisés <&^a"liiger&fj y áhófá' tenéiáos que guarda 1^ humanidad. He pr'egunta(ió á los que ühprofeáor déla Universidad de Michigan presidentes y profesores de .colegios qué es lo hace referencia én sus lecciones á los errores que hay de cierto sobre este particular, y' su dé Jeisüs; y áñáde, qué Ronja hubiese progrerespuesta eq defensa de está nueva herejía es sado al principió de la Era cristiana con jesús ó ' sorprendente; es una ^ióténta coñdeiiáídión'dé sin él; Él profesor Frankliñ H. Giddings, de la Unilá Igleáia, la cíjal, <Si¿en, sirve de obstáculo versidad de Columbia, dice que <:<mucbós se para el desarrollo de la haraani^di ' Los diez mandamientos^ la Iglesia, la-Biblia sorprenderán al saber que yo creo en el matriy el conc^>to que d wügo tiene de Dios, son hionio; pero en Ío que ño'creo es eá que éste los'puptostprincipalmiente atacados. .Muchos dé tenga que ser sancionado por la Iglesia. Él maestos profesores dicen que le» dogmas y ense- trimonio nó es un rito religioso, sino uU contralñanzas de la Iglesia deberían, no tan sólo des- to puramente civil. Una escritura de compraacreditarse y repudiarse, si qué también decla- venta ó un contrato entre asociados, tienen rarse peligrosos, añadiendo que este mito es la igual valor y son tan sagrados como el matriúltima esclavitud que impide ,el progreso real monio. Este no es divino, ni Dios alguno ha del hombre y dé la Cual hay que redimirle. En intervenido en él. El profesor Bowne, de la Universidad de vez del hombre vivir en armonía con su creador, la Iglesia ha establecido un Zar celestial... Boston, afirma que la sociedad está cansada de Los profesores Borden P. Bowne, de lá Uni- ritos y ceremonias religiosas, de los claustros y versidad de Boston; Franck Saifent Huffman, conventos, de los días festivos y lugares sagradel colegio Unión, y muchos otros, dicen que dos, y, finalmente, que los hombres están ya la Iglesia es la última en llegar á la posesión de hartos de tanto oler á incienso. El profesor Hoffman enseña que el judío la verdad de las cosas, y que ha hecho siemjMre esfuerzos por estrangular el pensamiento libre. que asegura que Dios pactó con su raza hacerDicen que no extrañan que Compte dijera del la depositaría perpetua de su voluntad, según Dios de los cristianos que «al fin tendrían qué está escrito en el antiguo Testamento; el islaacompañarlo á la frontera, saludándole y dán- mita, que ve en el Corán la sola guía para aldole las gracias por sus servicios profesiona- canzar la luz y la verdad divina, y el cristiano, que basa su fe y prácticas religiosas en las enles»... No menos que esto es lo que ambiciañán hoy señanzas que ha recibido del nuevo Testamenlos filósofos americanos. Creen que el hombre to, son todos ellos la misma clase de gente. Las se ha ganado ya el derecho á conocer la verdad profesiones ortodoxas, las visitas á las Iglesias, por la cual debe hacerse libre; que todas las la obse'rvancia del domingo, el hacerse el santribulaciones, odios, guerras y crímenes que turrón y el hablar apocado, son el producto de han colado.el mundo, tienen por fundamento lá preocupación, y añade que estamos entrando la ignorancia, mantenida por la Iglesia, y que, en una época social, en la cual las principales desaparecida ésta, adelantáremos en armonía, actividades humanas se concentrarán en procurar el üjodo más eficaz de mejorar este mundo, lonjgevidiad y 'felicidad. Mótley, Draper y otros historiadores están en vez de [reparar al hombre para otro. i o d o s los profesores convienen en que el acordes en'la creencia dé 4úe la Iglesia ha llevado más gente al matadero que ha salvado dé verdadero reino del cielo en ¡a tierra será un él. Sus ^áctimas eran quemadas vivas, estrafi<- hecho cuando la concepción del Dios cristiano, guiadas ó decapitadas, no por crímenes come- con la resignación y temor qué le acompañan, tida», sino en algunos.casos por haber ludo la? se haya desvanecido de la mente de los homsagradas escrituras ó haber, miradp^ malamente bres. La vida eterna es la vida divina que se á tal ó cual imagen, ó tamlnén por haberse son- realiza en cada momento y rio la que se halla dividida entre el pasado que se desvanece, el reído al paso de una procesión... presenté y el futuro desconocido. El hombre es El derecho divino de la Iglesia corre parejas el heredwp natural de lo eterno, con el, desacreditado derecho divino ¿ié los reyes. Él arroyo de san|;re qué tuvo su principió (Traducción del periódico ¡r^ CcwWípoWa».;) eti el Calvario, y que ínás tarde se convirtió en • « torrente, heinos logrado dominarlo; pero tXüs^ píritu mundanal de la Iglesia continúa impregComo podéis ver, lectores nuestros, ^ nado con elüiégo y venganza religiosos, £3; te- das las verdades 4 u e emiten esos profesomor á una vida futura predomina todáviaen las res de las grandes Universidades ncHi;emasas de nuestro pueblo. La idea de que la di- americaüas os son familiares. Vosotros savinidad nos castiga con el sufrimiento para pu- béis perfectamente que las religiones resrificar nuestras almas, es una monstruosidad... ponden á una concepción primitiva y gro*El presidente" de Ja Universidad de Cómell, sera del mundo, en plena oposición con las D^r. Jacob Goul Shurman, enseña que las Iglesias pretenden poseer la verdad ñnal y absoluta verdades acumuladas por la cienoia positidé laá cosas: estas inismas son las que predican va, que constituyen el más precioso tesoro que la tierra está inmóvil con el cielo arriba y el de la Humanidad; vosotrps sabéis que la infierno al»ijo, y las que dicen saber que el Biblia, como el Corán, como todos loa libros mundo fué creado ea seis días, nos explican sagrados y todas las .teogonias, contienen cómo aparecióla paimera pareja humana, cuál los errores más repugnante; y odios(»; vosha sido el origen de las diversas lenguas, el por otros sabéis que el pretendido derecho diqué el hombre trabaja y suda, y basta el por vino que se atribuyen los sac^dotes es una qué son enemigos de las sapientes las criaturas. miserable superchería y una iníkme usurSe nos quiere hacer creer que en el viejo y pación, y que, por tanto, así tiene D. J a i nuevo testamento se halla anotada la verdad me el derecho de mandar sobre vosotros, final, completa y absoluta de todas las causas como vosotros lo tenéis para mandar sobre que afectan á la vida del hombre en relación con los chinos; y que el Papa goza de la infa«1 Dios. Que este mismo ser ha inspirado todos tos oráculos que allí sé títan. La Iglesia está libilidad y de lai potestad de ser rey de Rotan cierta de ^tis autores, como lo estamos ñ o ^ ma, como vosotros conocéis la piedra, filo- E( grffl) pF^í^a ?D IpsiÉsIqáos tímidos. Piernes lÉ de Wgo^fo efe 1909. Étóftd y co'óio'el p r i m e r mbh%uaití d é ' l a catedral de Toledo tiene eldeíéeKo di^mó áe"#él' tfej^ fle'Kiieva-Ydrkr ^ést^bs,', con esas verdades y todas laá qúfe enuncian los sabios catedráticos de hr TínlVeí'sidadeS ^ á i q ú i s , sabéis mUchas ótrfts máfe que venís leyendo y releyendo' en estías cóliumnas duraiité'V'einticiñcti añ<M. ¿leváis así, Uevá la dembcimcia espafíolá'dh cuarto dé s i ^ o deiielaáteta al gran ¿áblico de los Estados ITínfdos én el estudio de este grande; primordial problema. •' H e ahí por qué ÜB víéjolectoí nuestro en los Estados Unidos, e l Sr. Torras,''apenas tíé^ha suséítado la dnéstión en á^tiélla ptéiífa, se ha apresurada á darñcl cuenta db éÜa,^ á s ú gran infreligénc& Jfii sti gran celo humano debemos el conocimiento in^ me€Ü<rt»-¿»4fte"piámo>»o amcam iuwhas'ftüt f i Aste eraii coiftbaá-ei^irií-^reügióii X 1| MsigU. ••• • - í'II l l l l l W l i — 5W iij£jLii>i^jiin> El campesino qne labra, la mi^er que arrearla su OMa, el magistrado que desempefia sus . niBei«med, el ob<te« qo» trab^a, hae«MHMi>^» obra tan santa como el monje que ora y ayuna.—iuíero. Desde la,India hasta la Francia el sol ao ve m¿a que una familia inmensa que debía regirle pol' las leyes del amor: ¡«portales, todos sois hermanea!—Fo2<air«., , Has el bien por el bien. No en^ees jaiaAs la humanidad como un simple medio. Bes-' pétala como na fin—Kani. El htoibre debeiíealisar b%jo Dios la idnaoníade la Natural^íl» y el Espirita ea ÍÍBCnfk de voluntad racional y por el poro bum.— KniMSe. Que lá verdad ostenté todos sos esplw&i* res en la tiarra; que se desplmaen loa i m píos y oai|n,n hechos polvo los tronos, y M sóterren wgo elfiingolos adoradoiM det vé^ llooino ii¡» ora si «a interponen ea su oaiaiao. ¡Faso, paso á la verdad diyina!—XI ÉspiniU OI?rC12VAS.—Calle de Sao Jfateo, 18,12.". • Toda la corxespondenc|a, séá de ri^dáofi$n, a^a de adminisNtfU. 4X6, trád4n,sediriáinLeBedtifOTmá: ' Pierii«2KloX<MMui9.--^Aparta4<>t(^BU--ÍIádiÍd; > • La Kedacción no devuelve les mantta(^tos, ni responde de •—#• i.i), ^ijiíjrrrrii! jHinii.n \ u.i los artículos firmados. ! íii^reges coiáerciáles, haya estado vigilan- témal armonía ^ue debe reinar entre iús acogió te & los grandes" mtereses humanos, f o r dos á su seno, ^itre sus sostenedores y i^Etfxa é§o ha^'libdido^' a^ercibir&é al, punto de | ^ todos cuantos le> pre^iea-sacocqieíacióniBoral, iatetectaalittOciJM atí ^fm ^vaa»^mtmi>'WK^t^ascerideíicia de*Í* éy^estión que' ^l^iía* ál mendó el tiazadodáei pUfao al tsqiiitec^ Mñsif público y ponerle* én condiciones de eipor^ Sántias» boy-billeeidei fué tua&oim* la xesoÉtt-» tar para su país, desde,los Estados Unidos, ción de recomenckrle ^pienfo <^iaexiatÉíi«iéi algo que vale más que la maquiiiaria y el signp algiuió que tuviese latnás^itlÍBWliaMdadióa algodón, y es él «verdadero píelo». con unaireligirái d e t n ^ n a d a . LfftalatBo.te I0 encareció tvspecto á ci^stíones polítíoos, ;^on^WBB sóficas, sociales ó de oteas que puí»ka^ sascitar cuestiones tan ianocesaiiie c o d » pcU^aosas.) Así na^se vé en nfistguna {»rte del locü cnaifak que sdecte áaquallasideas, pórqueseqtús«kqae El hamani^tu) y la bcmdad del gsaoitú sólo primaran allí la más sa{n'eiisa beodad, el portugués Constantino J. Brito han. reba- más sagrado respeto á todas las crótóqiaÉ;<aQn sado la frontera pprtogaesa llegando has- á tas más ra^nsás, la másF Cariñosa ifratcsil^ad y. la más tranquila ¿üimlterable paz^ .• ta París, la ciudad cosmopolita. , En honor ielgeieral Mto. L0¡ J^onie Mvm^ii^iir^, afttígw» y iauEsto no obstuite^ f ta. cúmotímum xxm ia^ j^Ew^cevifla^ise. ipliUi^ 9« lA capütyk Meas de respeto y i9>ertad pata IdkbnÜmma y d« la BíiRúblioa ^no^st^ ^m id, w ^ t e voluntades de todos, que pcoünébamoa^aeUas de} g«!ne?al %it«, «m s» biogi*ffe, qft« &mdadoi«s, se tuin»>:syAi|a»i!«n cuéiMtaí que cualquier«édiniíBO asüadoi ó rai^alMn dBl> pee-* |lf»l«jaiBi>^íM^4íil»üioeío* í ,. sonal del Hc^ñtái-»9Ílo que. ixain^¿ por ,ts»E§i tm hcmof lóaa jaeret^o pai», fltt,&or veniente llaBisr á oá. ssererdote áe sttireügiófi y U^aiioiaQOvJQi^a vMa 4e «^aisiiu> j de eair^aise árpiáctícas dehesa misíaare%^affib infatigable labor por ^j^evar y d ^ i ^ i o ^ tratar de imponerlas á Xm demás, tu\^rai^ la \% ee^oie hxtmwaa^ le da jopto dcas»ebo 4 ^ g a r ^ enti^ |es ^v^ áeja Sitínemick^- deseos. Al f^eg^.^.j9fie8trQ.al i^meni4®4^ Ile tributa la prensa francesa» nosotrofii»n<08 • • i f í ^ M d l g g i a J i i i a i a ^ I i l a s inclinamos ante la venerable fígfysa del infinitas *que podríamos agregar, tenemos la evipoeaerai Bflbo, uMiyo rfonerdo pers<Hial> ¿ fteiwa»;lple«a de <yie tíxte »»riiÍB(rt«»ónii-|lii^M)f¿i?^ppo por iJisboa, 4^36 MWkimaMn posa oificial ó a^ofán^da pw. 1* Juptaj|?ifl^ ti?fa d e f ualqn^M-.géiiPíO;9pe 4 l f ; ^ » h ^ ^ ^ indeleble en nuestro oorazó^» presión de la gratitud de nuestro público por el excelente servicio'qtie le preáta. Pero ya veis cómo no os mentimos al decir y repetir qfje es falto que nuestro país sea el más reaccionario de la tierra. jVeinticinco afios lleva de delantera nuestra democracia al gran púbüco d^, los .Estadía Unidor en el conocimiento y dominio de esta primordial cuestiátt! En el anterior escrito se lee: «Todos los profesores convienen en que el verdadero reino-del cielo en la tierra seíA un hecho cuando la concepción del Dios cristiano, con la resignación y temor que la acompaEN EL URUGUAY. ñan, se hayan desvanecido en la mente de los hombres.» j; JP^ieg ^30 en, que todoal®S3profesai-iBs, iot acra ios ^Uiósrde Ic^íEsiados t í i i d o sfeconvienen», es un concepto familiar entre los En nuestro querido colega El Librepeftsalibrepensadores espaAoles. Antes que se lo ntüi»to, de Montevideo, encontraróos estas lídijeran los profesores yanquis, lo sabían neas: • aquí hasta Mdas mujeres lugareñas, por lo «£•« el Hospital-asilo español: La buena doccual protestaban sin cesar contra un sacer- trina.—El extracto que sigue, de una nota predocio q u é se empeña en imponerles la sentada por un núcleo de protectores del Hoscreencia en u n cielo quimérico que h a y pital español &\ presidente de la Comisión que que barrer para gozar d e l «verdadero lo dirige, expresa con verdadera propiedad la conducta á seguir en instituciones de ese génecielo». ro, para respetar la libertad de conciencia y nO La campaña abierta por los profesores embanderar por la coacción á los enferme» eii norteamericanos, tiene así para los libreritos y prácticas, que posiblemente np son de pensadores españoles la ventaja, no de ser su agrado ó les son indiferentes.' una enseñanza, sino un argumento:—Ahí Lástima que la extensión de la nota no nos lo tenéis, pueden nuestros amigos decir ya permita traijscribirla tod^, en un periódico peá los católicos; la Universidad entera de los queño como éste. Estados Unidos está oon nosotros; Montevideo, Junio de 1909.—Señor PresiGlaro es que ahora vendré la conversión dente del Hospital-asilo español. —Por la prenal anticristianismb de muchos de nuestros sa y por otros conductos hemos tenido noticia eruditos á la Violeta, dé los ateneístas, dé dé que sé trata dé realizar en el Hospital-asilo los catedráticos de Universidad, de los li- españoluna ceremonia oficial de carácter reteratastros que emborronan nuestra, pren- ligioso. Entre los que firmamos la p'resente hay homsa, los cuajes, al ver escritas en inglés, sotees de diversas reKgiotfes y k» hay que no pa-obre las columnas de las revistas extranjefesan ninguna; pero todos ^ardamos el más ras que forman su tesoro intelectual y li- profundo respeto pe» las creencias de los deterario, las verdades que sabían á concien- más. Y como tenemos la seguridad absoluta de cia, antes que ellos, muchas mujeres cam- que en el mismo caso se encu^itra la totalidad pesinas españolas, las adoptarán y ófrece- de los socios, también abrigamos la grata suporka al público como cosa propia. sición de qué no ha de haber ninguno que inConste, conste y no se olvide Jamás, que tente lastimar, ni menos imponer, sus creenc^ la democracia española viene siendo la me- á los demás. Socios del Hospital-asilo, desde su fiíndajor orientada del mundo, hasta preocuparcióá, Varios de los firmantes, podemos afirmar se, con u n celo ardiente, desde niás de veinque la idea que presidió á esa fundación fué, en ticinco años ha, de la obra más grande, que primer térftiino, la de una «fraternidad» patrióahora, con ese tiempo de retraso, confiesa tica entre «todos» los españoles, ejerciendo un y declara el profesorado americano, á sa- auxilio amplio, generoso, sin restricciones ni ber: de traer «el verdadero reino del cielo reservas.de ningún género, aliviando el dolor á la tieiTa», destruyendo la absurda leyen- del cuerpo y del espíritu*con la mayor bondad, da del Dios cristiano. evitando cuanto pueda conturbado, y poniendo ¿Veis si merecía la pena que sufiíéramos todo esmero en eliminar hasta la más leve somprocesos, cárceles, ruinas y horrores por bra de molestia. Se ha pensado que existiendo haber robado ese «fuego del cielo» para en España y fuera de ella infinitos españoles traerlo á que lo gozaran hasta los humil- adornados de las virtudes más excelsas dentro de las más diversas creencias ó descreimientos, des campesinos españoles en la tierra? bien podrían ejercerse esas virtudes en nuestro Hospital-asilo sin declararlas privativas de una religión determinada y sin menoscabo de ninUna nota final.—El Sr. Torras, que nos guna de ellas. Se creyó también que^ habiendo da cuenta de este gran debate que agita al sido teatro España de tan terribles, sangrientas pueblo norteamericano, no es u n intelecy crueles luchas religiosas, algunas muy recientual, es un comerciante; pero en su elevates, y que bastando cualquier, detalle que Jas da conciencia ha comprendido bien que an- recuerde para enconar los ánimos, desencadetes que comerciante es patriota y es hom- nar los odios y renovar las luchas entre hermabre. D e ahí que desde la aparición de nos, era obra santa poner el más exquisito cuinuestro periódico venga siendo suscriptor dado en no llevar al Hospital-asilo acto ni signo del mismo, y que, sin perder de vista sus que pudiese perturbar en lo más mínimo la fra- [ipiíiE p Ini I n paü considerarse cont rajóaó sin ell| cofuo una intemperancia, una transgresión de prínQipipa bien definidos qué resuftana una provocacípn, y traerá úhkserié"'táíl de protestas, áédiséórdias y de perturbaciones tan grandes que, con toffá seguridad, pondrían en inminente ileíigro de mtíérte'f' 'Mté&o''kiMtí^nSs^&S¿^tó'^é^ ñol y Icraiinarii^ por «>mpletb. ?<** l<yipr«lto podríamos ¡afiíüxar que dé i n » | ( ^ ^ k restaia cuantiosa suma d^ los rectums con que viese contando d ^ d e so fund^ón, detendría el cimienta del cojñoso mnaalial que le están tray«idp nuevos socios desde su inaugura^i(^, produciría un cisma espantoso eiitre losespa? ñoles que residimos en la República tJnental, y en España misma se sentiría el eco doldrósó de esta verdadera catástrofe. •! Nosotros creéiit*, señor Piiesideiittí.qtwí lo» patriotas toirtnbrt» de í i Junta Dllectívft qoe con tanta abn^ación vknen prest8aid0*i c q ^ lo hicieron sus anteci^ar^ su intÍB%aiC3^iRii esfuerzos y sus intereses^á nuestro querido Hos* pltal-asilo, han de comprender que éste p u e ^ llenar .perfectamente subitísima misión continuando como hasta ahora bajo^ la.égiid^ del patriotismo, de la bondad, de la tolerancia, de la fraternidad y de todas las grandes virtudes del alma española que desde el momento en que enfermos, asilados y del personal de todas clases tienen ampAá libertad para Ifadiarli su'látfo ó pedir (y ser oííligación de la Dírécti^ y dfe empleados hacer' todos los esfuerzos posiWfíb jmra facilitárseios) sacerdotes y auxilio át «a i ^ ^ ó n , y entregarse á prácticas de la misma, ^0 es^tecesario cermionia alguna que compren? da á la totalidad de~ las personas ni del edificic^ que, ei^ tal concepto, no han de pretender realizar ni presidirse á que se realice bajo su administración acto alguno oficial que pueda óféni der, lastimar ó molestar las creencias de lol socios ó persorias que se relacionen inás ó menos directamente con el Hospitafíasilb, y íjt^ no querrá» :tmr|^ coiita-triní^da nft^léÁsabilidad dé haber shio caiae de la rdiiMt 4R ta». noble Institución. Por el contrario, abrigamos la persuasión de que, cualquiem que sean sus creencias, sabrán mantenerlas en el saataario de su conciencia, sin pretender imponerlas á los demás, conquistando así una vez más el aprecio incondicional de todos los socios. En la certidumbre absoluta de ser atendidos, saludan con toda ¿bnsideración á usted y á tp^ dos los demás miembros de la Junta Direiói tiva.—Francisco Vázquez Cores.—AndíééCalvo.-iManuél Ni^o Véip.—Antonio''^gi.¿* José Castro Pérez.T-Daniel MorenoíVAntctóió Diez.-rjosé Estapé/~José Criado^rrfj^xcíMO Hidalgo.—Antonio Aguayo. {Siguen k s fo mas.)» *, AM lo tenéis, americanos tod^s: esees el e»> píritu que anima á la España moderna. Esa t» la doctrina en acción de republicanos y librepensadores españoles. Comparadlo C09 vnestras costumbres de sumisión de ios establecimientos de caridad oficial á la Iglesia, para que iv^s» I>#.I!^IB;'I'0 A,m^E^ ^ comprendáis cuánto os importa poneros en re- ^ antes ^el saqueo ie^Bomft-dii:ig|9p t. Moma yttpofitífilSi^o, miimlosjem el fundador de la orden, cuando alforja al homlación, cada dia más intima, con el republicanis- •' por el daqoe d é Borbón había halado {su fyrror por I0 mit^M de Euri^a, hiMan diña- bro pedia mendri^os de pan para los enfermos mo y el librepenManiento español, para inspi- ensayo dirigido, ¿por quién? P o r u n cata- do de ser smtos para el resto fy eUa. M3en- por las calles de Granada, y abriendo los brararos en la reforma que se impone en vuestros iáo, por Hugo de Moneada, enviado por Iras que los lutearanos de J'ruiidaberg pro- ¡,zos, dice: :, =. (ODHCLÜSIÓN) respfeCtívos pdses, si habéis de constituir vues—¡Pasad, hijos míos; esta casa es de lospo•-Carlos Y i castigat-lSs íieelenoiffi j ^ l elamaban papa á Martín, Lut#ro bajo los Despides de una guerra de seis años, los tras jóvenes sociedades de ua modo digno de , bres; es vuestra! s* ^ ;-' '« . estos tii^mpOíS de respeto profundo á las con- "^ papa. ¿Y qué hiao aquel catalán realista? mwcm deloastülo d e Sant-Árcelo, los eS'La turba vacila: el m a u ^ no 4es habíia de- franCesés'fiferb'á arrojados, Como lo habían ¿pañoles aplaudían las parodias burlescas tenido. Aquella resignación y serena actitud del cienciías; Estáis violando sístemátic'amente, des- Oidio d e d r á iwestro historiador: sido en el siglo v m , y el rey deseado vol«Los soldados de Moneada—dice La- de estos hugonotes que la Inquisición h u - director, la desarmaba. de el poder público, los derechos más sagrados, vió á España. ' . sostf!BÍendo clérigos en vuestros establecimien- faente—saquearon el Vaticancí, l a iglesia biera q u e ^ f d p e a ^ev^^s; eil64 ^ ^ o g í a n i íia/ys/!Íí^ón fué momentánea. Una voz viDía de luto y desolación ftié aquel en el tos de beneficencia; sosteniendo, sobre ello, de San Pedro, una parte del Burgo y las con sus fatigadas manos los víctimas que bradora y juvenil gritó: que el infame é ingrato'discípulo del camonjas fanáticas, con lo cc^I infligís torturas casas de los .miniE^ros más» adictos al se l e s escapaban. Máf lieen^iosqs . que -^¡Adelante! > nónigo Ezcoiqúiz pisó el síuelo de la Patria. en l^'conci^cias d^ los infelices enfermos, au- papaS ;, , . ' 'i uruel^B, '.isásigjcíii^oS i ^ a j M i ¿ v a d ¿ ¿ ' l l & ' i De una éola palabra; aqtiél rey, que como mentando asi el más hondo dolor moral si doPero aquello no fué más que para hacer alemanes se cansaban pronto de dar tor' bajo los tilos, se esparció por huerta y^ardines, ^hombre^había sido gi§,l hijo, ci.ftdadftno co•» -^«M»)- Ufr-pequefto apufitívo d ^ í e s t í o que- 'mentoBptoirttw^^-vinir'y~ae^^"hraüivisr"Be' llegando al.edifuáajeo.^un afán iamhrlagador de^ barde y fiabaUero desleal, y como princidestruir y quemar* ' • ' •.: ;. • . £1 espíritu que ha prendido á la fundacióii ;'VÍno'íáego. ' . , , ; • ' dormían 0 ( ^ 0 múertds _px__ loEiTconventos pé, r e y ingrato y miserable desertor, anuYa en la cíÉ3^,tec<)*riéfb!i átíchós pasillos los del hospital fspfmol de MonteVíSéo: ése es et Esto p a s a W e n Septlemíir© de 1 ^ ^ ' E l de qne habían hecho sus serrallos; pero los asahantes, dán!Íp,;en ;uíiá^ ,grand^s ^álító, ,^y , l¿;i(94o:.cuantoi se había Mechó "en los seis ideaif'^kaaM& fes pueblos americanos RCtmft grttá asalto de Boma ^ dio é^' 6 de M|iyo españoles .eran despiadados; habituados neailas, blancas, había allí veinte camas por modelo. * ' ' afloS aáSteriores,' y* la nación no anuló lo de'I527. • " , ,.,„:'/ ,.,,,'. desdé l a iñfanóia al éspectáóulo del dolor grupo. AHÍ tadifciSéií^háblkhSe teftigiádd los así^_^0^jnfatu^^^jjgentino3, de ir á la cabeza de - i i ^ i s o m ? . d¿híftJi9M. ^aTAÍ84o: . § i L 5 ^ a l ^ "^- ción al trono. la civilización americana, y todavía sostenéis - Bi>eoBd«eéable'^rbéii^-que-ib8-'á-]«rt»r-> --mrlar-ftsBtsr de-la itifuisicfiteTiyaf^^ ná^ósT mnSreT^oimSs'M; tir¿^s;^ eii va»tí:os eirtablecimie^os ¡de beneficencia beza de 40.000 hon^bres; entre los cuales go^ar más 09 los suplioÍQs que eii el yi^o qi^útícDS, dfgpp; nifi,osqi*e.§l abandono ó Ja,poApoyándose p í í j ^ fci^? i^ef3||)-^ guefcfa se pontaban terribles alemanes qne hfibían y ^ n l a liijp^ria.i»^ br^za aleja AgjKus humildes ^.pgai^s, hallando, ., ea^ttUai y fa^roanasi de caridad^ > abrir Ips píos á la luz de las nuevas ideas, . • J^o se ennoblece vma. sasión eon las gpal^jiias, abrazado el luteranisnip^ á la vista de ¿Quién h a enseñado á los: espa^()les á desde,,íos: cjp^p 'á, ^ Ips diez y seis a^oSi tr^ta? ^ t á i ^ i M ^ ^ l ' ^ l S ^ l l á é que pusino con I(3¿ actos, con las institaciones; y el Boma arengó á sus tropas oírociéq^oies I4 ser crueles?, ¿Quién < les ha habitjuadú» al miento médico ó quirúrgico, instjn^:{i;ión, Qfíci^ eroaj«^p«^cíóin de laa rtjiserias 4pl cuerpo y del dieran haber venido montadas á la grupa bscbo de vioientarjá diái^o «n \me^ros estable* perspectiva del bolín que iban á recoger espeptáculo de qrueldad? de lo^, cañones frainceses, Organizó una pereiáumtos dei¡ b«»ficeítcia lim concieaicias de en j a capital d ^ orlDo católico y diciéndoPor mieles quis la civilización m p ^ r n ^ ^ í r i t i i . Los luños miraban asombrados... los enlttraos, «Uttedita qae estáis aún muy lejos les que 4la honra del emperador >> estaba haya querido verter en ese mar de hiél ,y . ¡l^uevamente apareció wtre losasjlados, co- secución si^eanátiea y cr«el contra los limo queriendo prot^^rlos ;c;onj su cuerpo, fray bej-aleaespañQlee. ; áoibsimrüegáiio á la posesión de las conquisa en sus manos. ¡En buenas manos! veneno vomitado por la Igl^fúa^^ exudado Lorenzo González. , ^ . , -•• tas «lem«Qtale& de tat.cÍA^li2ación ntodema. Pero era tarde; ^ el espíritu moderno y A u n q u e Bjrbón'mui-ió en el asalto de- ^elcuerpQ inmundo d é l a casta sacerdotal) —¡Ya lo veis! En esta casa sólo niños enfer- las tendencias filosóficas habían invadido 'CuasdO ea el gobierno de lo»si^ablecimienno es extiraño q u e no haya pod^^o ^T^n mos hj^réis derencontrar. ¡Aqul^^ los .recoge, toa de.teneficeiKia contéis eos un grupo de laPemnsuJa; y aunque el pueblo indocto encendidc» en furor, sal<varon la maralla. realizar totc^lmente s^, empresa dulcifica- se,los cuida y sejes sana! ::,M — no se diese cuenta de este movimiento indodaáabK» sabios, netos y poros como ese de , El director habló cpn sincera huinil4ad. Su eápañdk» que ha orgaióxatk) el hospital éb ¿A qü¿ g ^ o f ¿ Í É de ! ¿ 4 n t ó ^ a ? No; al dora y pacificadora. , telectual, hombres grandes y de una abnegrito de «España» é «Imperio»; esto es, al Pero achacar al m/a>n« liberalismo y á elocuencia. impresionó Ji, los asaltantes, que Mxxo^maáoo, podéis enbrguileceroá desbabar gación sin limites trabajabanpara él en la tocjbdú las cimas 4el ideal eú punto á la berle- gri&i dé l a España íazcíí cóiíÉrá Eómarteo- la impiedad moderna el deseníreqo y la ppcoá poco fueron deponiendo su actitud husombra y le preparaban mejores destinos. . eráiied: ' ficenciapábfoa;- ! violencia, los propips,autores del si^quep r ^ y . h p ^ l . ,;¡ , , ! Organizábar^ sociedades secretas y cun^HoBúr al grupo ÍBCom{Jarable de espafkrles Dueños de Boma los ámitáites', ¿qtté de Boma,y del saqueo de Cuenca, es .un ,; —¿%rá verdad tpdo ,esQ?-7'eíclamó uno. día, el espíritu nueyo; pero, dolorosamente, republicanos 4^ Montevideo qtte a á levanta hicieron? "' -•'•--^ •••••• '•«-''•• •-•'•-•• • • • pinismo demasiado repug^an<ie y demasiar, „ — jN,o!—cb|Uó otro. ^¡Adelante!, Saquemos no era entre el pueblo en donde había que los ni^s.y destiruyamos la c^sa!_ pck «Bcima de todos, d esfárítaj-de su Fatxia, «Los teváiplos y les eenVisnte»»—dW un do: odioso, i , ,.., ir á -)?ascar,los adeptos de la idea nueva, líubo vacilaeipi^es, protestas, diícusión exalc<mvirtiéiKÍoia, de antro» ^ . intolerancia, en fa^riaddr o^dé^r>^]k^eHte-^fáéron tada, .Se. ad^l^uitó, un mocetón de brsaps cim a i ^ a de tolerancia! , E!l pueblo español, embrutecido bajo la saqttiMddi^ aprobé los vMesiitgrttdoB^Ui^ clópeos, ,rr-.,,-, ,.;,•;. , .• j - ' : 'f' influencia monacal, no pedía más que pan Unaptoisoesp^iaial aackno veneimbleque emaoteñtes de las igtosias; etc. T<C]fd<^ ios —^^¡Atrás!—gritó, —¡Seria inl^mapo! ,.. tan^o ha poéslo en la^ lorgaaizacúki 4eraehos^ y toros, y dejaba ahorcar á los liberales; conventos íaerofi^ violen%B¿á%iite riiiéztes Aquel ¿esto decidido fué la salvación. La ola ¡»tal; na aplairao al doctcx Suñer y Capdevila, ha^ta que" las nuevfts • ideas hi^éSeron exploy d c ^ e ^ D S , k s ^ t a m l ^ ^ fi^gdaej y se .Querido Director: ; . , ., brutal se deshizo en espuifias <í^e pieda^/ rqpen-^ docto dn la caiación de airaas y. de' cuerpos: sión «porque y a era impo^bie ÍKin'Éenerlas. ^ste grupo de librepensadores ha visto ,eori tifta, tos, incendiarios, cpn (as pianos ennegredoctor ^eii> lacr^cina,. doctcar én 'sepubücanismo qúilS id<ead#er d e l p a p i ^ J t i l i ó I l ü é a f i l ^ He de oté. Todos éstos eHetiam f uk-ea ed^ el mayor gusto, por los actos celebrados allí, cidas en otros conyeiitos é iglesias qiié ardían Todo lo qué é h ' España pensaba y reprey doctor en tolerancia! .ÍÍ , n! ! metidos por españoles é^it»UattoB; Ibs eS* que en San Vicente y en Altóurqúerque hájf en el llano de ^arcelona, se cpi^f^ndiero^L cpn s'ontkba^Igo en las letras, en las armas, en los nii^os y se salvo el. asilo, que tiene treigta la magistratura, se sentía oprimido por ^«fiol^ se excedieron especüdiaénte c&ti verdaderos republicanos. años de existencia. Algunos grupos se marcha- lina atmósfera fétida y hedionda que, lleAl felicitar k Usted pbr la actividad' que está la&mQjeres y con lasdi^oellas^ á la vista ron,: para volver, sucesivamente. Uno de éstos vándonos por el caníimo, de la bartiarie á desplegando! le rdgaanós 'haga constar en todos d e s a s ' p s d z e s yamigoe.» ^iu tornaba con un centenar de gallinas cogidas en un grado exagerado» nos equiparaba á los Lamiente dice á» Su parte: - **" ' los actds que realice itlüestra adhesión máá enun convento. ; „ tusiasta, pues estamos identífidadOs con el. «proman^oqui^. La nobleza española d é aqueÍM» jmpMhabÜLá h e c ^ á» lnIglena él «Cuarenta mil soldados sin jeié, f i i r ó e ^ . ^-¡Tomad—dijeron al director—esto para los lla'época y el pueblo, permane<»eron unigrama mínimo» ,, priiñer ftoder poIittOo á e la Historia, y los libertinos y oodioioeos;onacentáMil btmSé despiden de usted sus amigos que le chiquillo|s! Pero para ellos, ¿eh? ¡Para que co- dos al trono por el- doble lazo del servilisreyeár éeoolares, viendo convertida la r e l i ' didos recorrían desaforadamente laS calles, man; para que cenen! <... , quifyen de todo corazón, , , mo y del fanatismo, entretenido por la iggióa dn arma poUtioa, acabaron por per- las plazas y los templos de la ci\|¿aá„s§°* Y como si temiesen np ser obedecidos, ellos JOSÉ MATARÓ. ílórancia. Porque si se exceptúa tal cual áéir todo respeto i la religión. ta, robando, saqueando, violando y degoJOSÉ VIVES. mismos retorcían el cuello de los animalitos, conde de TorenOj la nobleza era ignorante Nada menos q a e ha sacedido en nuestro llando, sin perdonar ni edad, ni sexo, ni San Ginés de Vilasar, 25 Julio 1909. entregándolos después á los asilados entre ruen tal grado que no sabía hablar inás que P ^ , viendo á la Iglesia qaerer imi>oner- estado, n i clase, y tratando con igual brudas caricias. ,; de toros, de caballos y de mancebías. noB í tii»s o n r e y absoilato y ooji^spirar talidad ¿ hombres y á mojares, á oard^a-. Otro grupo volvió. Traía un borriquito. — ¡Lo hemos sacado del convento de ahí enEl r e y j u r ó la Constitución del 20 y o^nstantomente contra lá libertad, em- les-y á sacerdotes, á nobles y á plebeyes, frente! Tomad, para, que los chicos se diviertan j u r ó destruirla tan pronto cojpuo pudiese. pifando el pulpito todos los días como á ancianos y á niños, á casadas y á donen estos jardines! Los liberales no se descuidaron: decretaa m a ptdítwa para iztmar contra la pren- cellas.» Otro ghipo trda una campana, que despren- ron la exclaustración, la desamortización, Mi, contra la Ubertad del peasamiento y ¿Pe dónde había salido aquella banda dieron de la torre de pequeña iglesia. la anulación de mayorazgos, la abolición oontca todas las instítadcmes libertadoras de íoragidoB? ¿De las logias? ¿De las es—¡Tomad, para que jueguen los asilados! El nllagro de la carMad. de la Inquisición y otras medidas que ha^ n u e s t r o tiempo, aplicados los obispos á cuelas laicas? ¿De los clubs anarquistas? Y la turba, fraccionada, convirtió su instinto Allá, á lo lejos, llamas sangrientas se retorrán siempre dignó de respeto el recuerdo b e n ^ ^ las candidatoras reaccionarias y No; todos habían sido educados en la relide destrucción en un ai diente deseo de caridad. los Seminaristas íoirmando sociedades para gión cristiana, ó mejor, en l a religión ca- cían en siniestro relampagueo. Por la carretera Ayer tarde, cuando en el asilo hablé con fray de aquellos insignes varones. Se organizó venía la turba: mujeres desgreñadas, hombres por primera vez una milicia ciudadana y piropagar el al»oIatísmo y matar «la mala tólica, porque los. mismos luteranos: proairado^, muchachotes de corta edad, todos con- Lorenzo González, me decía: prensa». —¡Todo eSto es exacto! Creí que este asilo se popularizó el gobierno cuanto era pocedían del catolicismo y se habían educado fundidos en un ronco clamor de implacable desapareciese barrido por el huracán que tantas sible. ¿Qoién M| así, el oalpable dehaberatraí- á los pechos de la Santa religión de nues- venganza. casas religiosas destruyó los pasados días; no do sobre los edifiei(w religiosos la cólera tros mayores. Conmovidos los otros pueblos con el es- ¡A San Juan de Dios! por las vidas mía y de los demás religiosos abri- plendwite fulgor de libertad que brillaba p e ^ a l a r , sino los qw» han arrcdnado la re* Y la turba aulló dé alegría, clavando en las ¿Es q u e oabe imaginar hombres más l % i ^ erkÉiana, q o e no quería nada del perversos, más licenciosos, más crueles y rojas paredes del asilo sus miradas centellean- gué temoi: alguno, sino por las de esos infelices en España, prw)Cuparon vivamente la atenniños, á quienes cura el buen corazón de cinco tes. Oásar, q i w predtoafoa u n reino qne s o es SMiguinttrios que aquellos? c i ó n d e los diplomáticos y se decretó l a i n - ¡A San Juan de Dios! • ó seis médicos, que trabajan gratuitamente, y terveiición en Eíspaña; y aquel malvado á e «íte mftndo, oonvirtíendo la religitki 'i¿Y podía haber sido casualidad que se Seguían gritando millares de voces que es- la limosna de la caridad, la cual ha hecho de que perjuít) á su padre lo había sido á su cáMIióá en o n podeir esencialmente poli* reunieran en muchedumbre tan numerosa este albergue un asilo con todos los adelantos tiiE», én guerra incesante contra la libertad todos ell(» malos? No; esa casualidad no parcían sus ecos por encima de ^rriá» hasta ex- modernos, dentro del fin á que se destina, por pueblo, abrió las puertas de la Patria ál tinguirse en los, obscuros pinares del Tibidabo. if e l ^ é r e é h o á n i v é r s a l humano? duque de Angulema, que con lOÓ.OOO es Verosímil, era que la masa general dé El grito de guerra estremeció la vida del asi- designios de su santo fundador. Pero h^'pbraTJO q a e hace Jioy el pneblb contra el los hombres de aquel tiem,po era así. E l franceses llegó hasta donde no habían lledp el milagro de que lo temido cómo un mal lo. Los religiosos temblaron bajo los burdos sac k r o f, la Iglesia, es exactamente lo q a e horribte espectáculo de inmoralidad y de yales. Algunos corrieron, hacia las ventanas y Sea un bien, pues desde el dia del asalto abrí gado los vencedores de Wagrívn. E l sistehipieroo antes los emp»tidores y ios r e - licencia que venían ofreciendo todos los miraron ansiosamente. Por la carretera avanza- las puertas de par en par, y mientras él tiroteo jna constitucional f^ó anulado y anuladas ^ s c<mtn ios p ^ a s . 111 oatolicísimo em- bombres de Iglesia, comenzando por los ba la turba amenazadora, chillando como cla- y los incendios, a miles ños han visitado gentes todas sus consecuencias. E l clerO; tronó raque ignoraban la existencia de esta casa y los bioso é iracundo y la sangre liberal corrió pinador Ofurlos Y envió sos soldados á papas, había arruinado la dolee •a:«ligión ! rín que impulsa á tdmar la barricada: finés que cumple. eettifMi* al sdberbioMimpa Clemente V i l cristiana arrojándohi en total descrédito. k torrentes, desencadenando tai^ fusiosa —¡A San Juan de Dios! i Él religioso se interninipió: —¡Vicien aquí!—exclamaron en el asilo.-^ ^10 | S d i i ^ a t a b a s a aatofidad secuJu', tempestad de perseettóiones, que bastaba ¿Comprendéis la necesidad de la Befor—¿A qué periódico representa usted? ¡Qué híwibr! oittiy «otnalmeBte la democracia ñmicesa teiier u n pariente remoto liberal ó tener —K ElImparciaL ," ma Como u n regrrao á l(u puras costumLos religiosos corrieron dé un lado á otro. itafíana, portágaent, espaflols, ae r e v a e l - bres de los primeros tiempos evangélica»? —Y, ¿cómo ha llegado usted hasta estos apar- en sú poder u n libro liberal para ser perAgrupáronse como para deliberar. La, delibeiiaYüísootn. ttn Sacerdocio, q a e le dispata el tados lug^ire? y ha conocido el episodio aquí seguido, encarcelado y aun muerto por Oid á otro historiador, úitado también goiííierñd de la nación, declarándole g u e - por Lafuent(9, narrando lo que pasÓ e n ! ción fué breve, El director, fray Lorenzo Gon- desarrollado? una chusma feroz y cobarde, sienipre cazález, hpmbre de media edad, bajó los apagarra sin oaártel. pitaneada por algún inmundo fraile q u e —Por referencia de personas ¡respetables qué Boma: dos ojos, exclamando: , y» he qiíÉíridP coniprobár oyéftdtí á ústéd. aullaba frenéticp por las caXSss,^ ¡Queremas 4Qae l a demtooTficia opmste excesos en «Nos falta aliento—dice—para referir - ¡Cúmplase la voluntad del Señor! —Pues la referencia es exacta. El hecho ha eaenas!¿Muera la nación!¡Viva el rey y la f s s combate? < por menor tantos horrores... ¡Boldiidos I liós reli^^osos cambiaron el sayal por ropa de servido para aumentar la simpatía de que goza religión! ¿Qoién es el oalpable de escM excesos ebrios de vino y de lujuria, cubierta la paisano. Ya era hora, pues la muchedumbre esen estos baírios nuestra fúadadén. Son muchos « a o kinai Iglesia: q a a h a de|ado la historia cabeza con una mitra, una estola en sus taba casi en la veijá de entrada al parque, gri¡Buen pueblo para tal rey! ¿Y éstos eran los que quieren dejamos niños'enfermos,,pero «Mnbrada de le» aotm d e crueldad m&s fe- oorazaf, amontonando s a botin en los tem- taiMió siempre en el patear die su carrera: los españoles del Dos de Mayo? Mo; éstos no tenemos más qué 200 plazas á cargo de diez —^¡ASan Juan de Dios! coods qne hayan conocido los siglos? eran los defensores- del altar y el trono; plos, haciendo de los altares una mesa para religiosos. Este locat .es muy grande, pero todo De pronto, por el lado izquierdo, surgió un ¿Ho taé a y e r etiando las hordas carlis- sus orgías, u n lecho para sus liviandades; eran los viles sicarios de aquella frailería se necesita, si los. asilados han de estar aislados ^ , dirigidas por c a n ^ r pegaban faego á cardenales, aun de los del partido del em- numeroso grupo de mujeres. estúpida, ignorante, viciosa y manchada (Convenientemente por edades y dolencias. —¿Qué vais á hacer?—exclamaban agitando las ijg^ésias, sin importarles reducir á pa- perador, p a s a d o s en asnos por una soldaTiene razón el director: se ha obrado una de crímenes. Porque la historia de los conpañuelos ^n señal de paz, levantando los brareacción de simpatía hacia la casa que se pre- ventos hiela al ánimo niás bien templado, v^Mis l#s imágenes sagt^das con tal de ver < desca desenfrenada, abofeteados, torturazos en signo de protesta, poniendo sus cuerpos a r ^ i los liberales reifagiiuloB en ellas, dos, obligados á comprar á precio de oro delante de la verja en guisa de muro infran- tendió destruir. Elementos del pueblo", acaso, con sus horrores tenebpsos. ¡Qh, pueblo! entre ellos,' algunos de loS asaltantes, han abier- ¡Cuántos sacrificios has de hacer hasta ller sin perdonar á las mujeres y los niños? el resto de una vida que se les dejaba; con- queable. to riña suscripción'qde, si no falla el propósito, gar á ser digno de los destinos que te preveamos Ip que los soldadcmdel ventos abandonados á la violación y al piLa turba se mostró sorprendida. Aquellas mudará ifli ingreso de cinco ó seis mil pesetas paraban aquellas víctimas ilustras que se csatoUieíúmo emperador Carlos Y, guiados llaje; esposas ultrajadas á presencia de SQS jeres eran también gente del pueblo. ¿Cómo mensuales para el Asilo de San Juan de Dios. llamaron: Biego, Empecinado, Lacy, Purpor n n Bodbén, « t o es, lo q u e los vasallos maridos; hijas deshonradas á los ojos de se oponían á sus designios? Era cosa de atropeY ved aquí los consistes y las paradojas de ^ Anstrias y Borijones, que por singular sus madres! Por lo demte, estas sangrien- llarlas igualmente. la vida. En esté asilo, amenazado por la turba lier, Chapalangarra, Pineda... y mil y mil —fQuemar el asiló! tíéinddenoia se juntaron en aquella em- tas saturnales duraron, no tres días, sino que corría hacia él ciega y despeñada en un cuyos nombres debes enseñar á t u s hijos —¿No veis que dentro están nuestros hijos, brutal anhejo de destrucción, se producía una para que los guarden fácilmente en su mepresa, hicieron en la capital del orbe ca- ocho meses. Bajo la licencia, l a avaricia y tólico después de obligar á h u i r al papa, la crueldad, lo que dominaba era el ODIO los enfermitos, y sus guardianes los religiosos? inicial de resurgimiento; mientras allá, á lo le- moria, como se guarda el hombre de los ¡Sería infame atropellar á la caridad! ¡No en- jos, las llamas ensangrentaban el horizonte y mártires! ^ ^ m o m á s tarde le obligara tambián á ooNraA EL PONTIFICADO. tréis!... las amenazas de los incendiarios se esparcían huir aaribaldí. Como si el triunfo definitivo estuviese Los escándalos dados á la cristiandad Todo fué inútil. La turba golpeaba la verja Bepródttzoamos algo de lo que sobre indignada'desde lo alto de la cátedra de para entrar. De pronto: aparece la figura resig- por Sarria hasta extinguirse su eco entre los pi- ya asegurado al poder absoluto, el rey y estc^ escriba en sü Historia de Ilspaña el San Pedro. Las torpezas y los crímenes de nada de fray Lorenzo González, que abre la nos del Tibidabo... el clero se entregarojci á los excesos de la DARÍO PÉREZ, m u y católico D. Modesto Laf aente. locura; en todas partes, &ailos ignorantes Alejandro Y I y de los Borgia habían dado verja y hundiendo la cabeza en el pecho, como (De JJI I»nj?ar(CT«J..j flojeando la flisíoria. bOSiUEnOSDEMiáSaR Los maBstros del saquea. lüfVOEm OE BAEElOni T^JLM. r» O :s^ IB0^ I O j ^ i^ £> js» prediíJaban la cruzada contra los liberales y no respetaban ni el sexo ni la ©dad. Ehi Valencia se- oyó decir á un fraile, en el pulpito, que era un mérito á los ojos de Dios el extirpar el liberalismo, y que para para eso, se lo debía extirpar hasta en el vientre de las mujeres de los liberales, que eran judías y fracmasonas. En Zamora otro fraile predicaba en 1* plaza pública, y viendo á uo sexagenarifl tachado de liberal que por casualidad salió á etórar el balcón, excitó al pueblo contra él; le arrastraron y le dieron muerte cruel, como habían hecho en Valencia, donde asesinaron á mujeres embarazadas. Y, entretanto, se instituían tribunales de purificación y á los militares se les pasaba revista de rosarios, y la falta de estos objetos, de estas máquinas de reaot, como las llamaron los filósofos, era oastigada con más rigor que una falta -de disciplina; se condenó el pensamiento y sé cerraron las Universidades, abriéndose, en cambio, las plazas de toros; y uíi pueblo' soez y estúpido condenaba la ftmesta manía de pensar, y hubo un momento en que, á pesar de todos estos horrores, el clero si^irió al hennano más imbécil de aquel rey malvado en que tuvieron asiento los vicios más asquerosos, la idea de acusarle de liberal y sublevarse contra él. Por fin, un día 1» ilación respiró y el despotisnío hizo alto. Femando V i l había muerto, librando á España del oprobio de su reinado, que es el más ominoso de cuantos registra nuestra historia. Los desterrados volvieron á la patria; Ips que habían quedado en España se abrazaban en la callé, como hermanos que se encuentran tías de larga ausencia; las madres contempla* roji' seguros á sus pequeñUelos; los frailes temblaron y encendieron la guerra civil para asegurar su dominación, cuya última hora comprendieron había llegado. Para nadainfliuyó en esto la idea religiosa; hacia ya mucho tiempa que Ix^s conventos no pi-oducían.ningún &ay,XdUs. de León, ni Tirsos de Molina, ni padres Mariana, ni padres Feijoó, ni uli fiólo varón ilustre; tan sólo gétaibs chocarterbs ^ e inventaban procesos ridiculos y absurdos y canciones groseramente insultantes. Y no es que hubiese disminuido el núinero de ellos, pues á la., muerte del rey representaban estas cifras: Conventos y monasterios de hombres, 1.051. ídem id. de mujeres, 1.074. Frailes y monjes, inclusos los jesuítas, 89.000. Monjas de todas clases, 34.000. Carlos n i , rey filósofo, desterró á los jesuítas y abolió la Comptóía en España, convencido de que eran enemigos del reposo y del bien público; eA 1815, Femando v i l los llamó y las Cortes de 1820 vol* vieron á eOharl(»; el mismo rey ios restableció y reintegró en todos sus bienes, que eran inmensos, en 1823, y la íevolución y el odio popular los expulsó de nuevo en 1835. Después de la caída del Regente en 1843, aunque no existiese un derecho público de reintegración, los jesuítas, paulatinamente y gracias á las influencias con que contaban Mitre él céeró y en el seno del partido moderado, líablan idointaroduciéndose hasta el eistreúio de tener ya otra VTBZ cónventdi'y colegios en Loyolá, en Manresa, eji Santa Cbloma, en Salaínanca, en Carrión, en León; y en todas las capitales de España residencias, fijas, desde donde, y á la sombra de la protección que l0s dispe;»saba& los gobiwnos reaccionarios, ibáU de: nuevo lextebdiendo sú influencia, y volviaudo, s^fún su costumbre, á llenar de absurdas supercherías la religión, que para ellos no es más que tin ttáfíoo. Ellos han fundado la Cotte de María y las Flores de Mayo, reminiscencias pacanas qué no son más que las fiestas de Céres y Marías; ellos han fundado las asociaciones de San Vicente de Paúl, en las que el sublime principio de la caridad cristiana ha sido un venero de riqueza, un elemento . de organización inquisitorial y un medio activo de investigación constante, resorte esencial fen que estos enemigos de la humanidad fundan su dominación. Ellos fundaron la Santa Infancia y las escuelas dominicales, en las que, á pretexto de enseñar y moralizar á las criadas, se las instruía, de la manera más pérfida é insidiosa, en el in&me arte del espionaje, haciéndolas ser ingratas con aquel cuyo pan comían. ; ' Se habían apoderado de la instrucción pública y privada, del confesonario y del pulpito, y (areyéndose ya seguros y habiendo dadd ya la consigna á Roma que empezaba á tronar de nueVo, ni más ni meaias que si toviera en la, pretendida silla de San Pedro á aquel vejete iracundo que bendijo á lo^ rusos, acuchilladores de los católicos polacos, á aquel apóstol de los anatemas* contra los carbonarios que se llamó (Gregorio XVI, intentliron la batalla y la perdieron. Aleccionados en su escuela debemos tomar nuestras medidas, instruyendo al pueblo para que no le ofusquen jamás las sofísticas supercherías y las hipócritas y venales intenciones de los hijos de Loyola. La revolución de Septiemto-e/pronunció la última palabra, y, como siempre, cuando el pueblo español ha sentido jíiguetear las dulces brisas de la libertad, antee de decir: ¡viva la libertad!, lyi g^tado, como en 1767, como en 1820 y como en 1836, ¡abajo los jesuítas!; porque loe jesuítas son enemigos de la libertad, enemigos deLíbienpúbKco, enemigos > de' la religión^ • enemigoa dei» Humanidad; porque, ielios as|Hzan á la d ^ minación universal, pero á dominar, sobre cadáveres. Es preciso que el hombre TÍO pienáe, que no disfeurra, que no crea, que no ame: que tema, y ésto les basta. Ya pensarán por él los jesuítas; ya inventarán supersticiones y terrores loébs, capaces de espáiitar... á imbéciles y á cabezas ignorantes ó' á' mujeres débiles, que es el gran elemento de que se han valido para dominar en el hogar doméstico. 'Todflvtó hay jesuítas en Es]^ña. Vigilemos activamente y, sobré todo, inundenaos dé luí! al pueblo, y que para ello no haya necesidad de férulas oficiales. Obligación de instruirse; que todo (É que nósepa leer y escribir se vea temporalmente privado dé los dérééhOs civiles, t|ñe 6ea scñdadó sin sorteo, que no sea apto para cargos públicos, que rio púéda ser iádministradór de su^ bienes, i4tié no púéda contraer matrimonio pbr entóiíées; én fin, que seái un est%ma el iio Saber leer y esdribir; y cuándo todo el {rtiéblb espáífolteñgainstrucdión y la íaxajer, "ináá atendida qué lo ha sido fiaétá a h ^ rá, sea algo más que tma ináquina de hacer sbláados, entonces podremos d"é6ir á los jieáyiit9,s: Podéis venir; ya no os tememosy¿ tfó hay fanatismo en Es|paña, porque hay ilustración y hoy todos sabemos aniar á Dios y á nuestro prójimo, sin mojigangas indignas ni ceremonias paganas. Ha pasado ya el reinado de la superstición y délaápompaSingeniosas y ridiculas. Mvftozaxmss. ANUBLA (1) (CUENTO EN PROSA.) ]í>iirft mil qnelidislmoa amigos Buii y AguiUkt. I Las rumorosas aguas del arroyo qi^i^ Mmejando un es^onado sendero de plata, disonriM por el pie de tina montaña eimeada por una encina que destaca, orgulloaa, su áspero ramaje en el fondo azul del hoñxoóte, soiárifta al contacto dé los iM>strimeros atentares del sol... Recién desaacidds del aind!d,.id«BCÍeadea por k s nzonlañesoas Mdas dos bueyes, arrojando por SBS narizotas loS htuMues d ^ cansancio. El kübrador, d» UsButs palasri»» rabioiUxda, míícaloa alejmso déade uu alto de la montafiaj iumÓTÜ, ailénoiope.1 Una honda oiñssn cuello; da ttMilinatorkí ¿ su corpachón oficiafatcayada. Aspecto es^afauúriet si no mo^ mifico, es á los ojos de mi cara el queofré09;^ labrador. Mirado con los ojos de mi fantasía, es band«:a de prosperMad y de I«e, izada en medio de an oce^ano qaa t^ na pcnr faro» los %boles y por buque sureador «I a r a ^ . A tiarés de la lente de mi ocAieikacia admiróle rey de la ojoación». ü i » Teintena dé ohiv^s oorretea por los verkmeitoa de las.<oolitnas, dibujando en el aire impalpables piruetas. Les balido» de las ovejag qUa alU^ejoSi o^ lá llauora, pastor y zagala emfarbsq&üaú, irrítenlos las oquedades de los cerros con Mnoriídades de gemirás. Oerca del redil se alza tm chozo á cuya puerta descerézase un mastínjoomo apercibiénd(Mie á la oíaitodia de la dula... En los vanos da las montañas repercuten, lúgubres, los auUidoe del lobo... El sol agonizante salpica de sanguinolentos rasgos su ocaso. ir;- " —¡Mfúyá iioché te «^p«»^'Oámpáitero! —dice la zagala golpeando cariñosa la recia carlanca al perro. Este responde á las qaricias de su dueña con un ululeo todo gratitud y echándole, jovial, sus manazas sobre el pedio. El pastor contempla embebecido á la zagala. Hija suya es, y acaso y sin acaso, por su amor puede soportarla Vida. Ángela—porque así se llama la zagala—es un soberbio ejemplar de hermo(1) De IK obra «Bl reloj de mi juventud». sura. Sus labios, que semejan dos pétalos amapolíneos, son dibujadores de una sonrisa toda inocencia y candidez; más que para construir besos, parecen hechos para pronunciar plegaria^. Tiene los ojos azules, carmíneas las mejillas y su rizosa cabelle'ra rubia, una histérica carcajada de luz ^arece..rEl andrajoso vestido que la envuelve realza más que vela, y delata más que encubre las vigorosas curvas y redondeces mórbidas de su cuerpo. Toda ella es, en fin, un llamamiento al deseo y xm ruego á la posesicki.,. Todas sus ilusiones y BBS afectos todos ha mucho tiempo que el pastor concentró en eUa^ Diez y ocho años tiene Angela; sesmta el padre, y en la reciprocidad de sus ternuras sobreviven los afectos dé la madre, que'murió al darle la vida á su hija. ' Es la noche, que adivino fría y obscura, como tácita invitación al'abrigo y al sueño, cuando el pastor dice á la zagala, echándose al hombro las mugrientas alforjas: —Drento de dos horas me t i ^ aquí. Al cortijo voy: ya sabes que e^ mú trempano cuando lo cierran y que sonando las nuevé no le abre á naide más que ar señorito. ¡El seftorito!... jPa mí que enüie el señorito jr el apeiiió hay árgo no mu güenol —¡Fué sé que no te engañes, padre!— exclama la zagala entre espantada y llorosa. Van tros sábados, con este sábado, qxm se lé orvida á Perico'mandamos el jato, y eso es poca memoria... 6 mucho orvidá es éso.J. •-• • Las úlümas palabras las pronunció Ángela encbirvando su venúsiaiio c u e i ^ para trasponer el umbral del chozo.' —¡Buen adufcdó está Perico y btieii ca? nálla el líijó del amo! Con mejores sehtros qué ellos habrá muchos alojaos en los presidios, arrastrando caeáaéi—argüyó él pastorr-,niientras una sonrisa, mezcladeresignación y pi^testa, estereotipábase en sus ^abios. ' , Y clavando su mirada, á guisa de despedida, en él chozo, echó á andar hacia el cortijo, lenta, penosamente. ' , Aún cree Ángela que resuenan en sus oídos los pasos de su padre. Ilusión,suya es, que no verdad... Un aullido, prolongado y tristón, hiende incesante el espacio. Óyelo Ásgela sin los temblores del miedo; á veces se incorpora en el duro cadalecho fara esottchairlo atenta». Cam^aaetOr pronto á exponer « i vida en defensa de la dula, áiene puestas las orejas al aullar, y los ojos clavados en el redil. Bien debe saber el lobo, que desde las abrupteces vecinas envía al aire él soliloquio de su hambre, cómo las gasta Campuitoo. No hace muchas noches tuvieron un encuentro. Fué temprano; apenas el sol, trasponi^ido el horizonte, ese balcón inconmensurable que separa b) limitado de lo infinito, bidbuceó el adv«(timiento de la noche... Aún sangrábanle al lobo los desgarrones que hieo en su piel el collar que ciñe la musculosa garganta del mastín; casi ileso salió del combate Campanero. Por otro nombre le conocen l(m prniotée ique hay en tres leguas á la redonda: Maúdodas, le llaman. Como á hermano suyo quiérelo la zagala; como á su mqor amigo, el pastor... Más que de amenaza, tienen visos de súplica los aullidos del lobo; acaso sean las pttdiMdaside su dolor, y nó loé aguijtmiazMi d ^ hambre, lo que boo«i desde los cabezos... Arrebujada en la nial zurcida capa que oficia de oobáktor en el catoástro p a s t e a , duerme Á n ^ t a . Un t^ncoróso ladrido del mastín la despierta. No s e i é b proximidad deliobo serrano lo ^óe denimóiáá los aullidos del perro; OámjHtneá) iKT M bravucén. Estremebimientos de ¿K^i^sa índole agitan el cuerpo de la zagala. Las más tristes ideas se atropéllan e n M cerébro,'én violento torbellino. En la garganta repef-^ cútenle los latidos de su corazón solivimtado; aplasta su alma tm recuerdo... T á través de los ladridos coléricos del mastín, percibe confusamente el rumor dd galopar de un caballo, y pre»a de una ansiedad infinita, salta trémula del caddecho y adosa la oreja en la puerta del chozo. IJscucha. Tiéinblanle las piernas con los temUores del miedo... Cada vez resuenan más cerca las pisadas del caballo. —¡El se... ño... ri... to!—barbota, súbito, temblándole la voz en los labios, como si pronunciara el nombre de la m&s terrible alimaña de la sierra. Y una palidez cadavérica hubo en la piel sérica de su rostro... Ella conocía los pasos del caballo; mejor la intención del jinete... Sabía de lo que era capaz. La había anunciado díte antes que la iba á robar... que iba á ser suya todo él tiempo que él la dMéaSé... Y temia por su vida... por su honi*... por el pan de su padre. Ella estaba dispuesta á sacrificar su vida primero que su honra, y el sacrificio, voluntario ó forzoso de su honra, era el asegurador de la colqcación del viígecito; de lo coniMrio, la Mmosna seria c(m ellos; así se lo había dicho el señorito. Pensaba tía esto y lloraba como se llora cuando las desgracias presentes ó futuras de un padre hacen presa en el corazón ó gravitan cómo pesada losa sobre Ja conciencia de su hijo... Pero no; ella no debía llorar, no débla acobardarse; nunca se condolió^ el milano de los suplicantes arrullos de la tórtola; no es el lobo el que se apiada de los tiernos balidos de la oveja; siempre gustó al tigre ensañarse en su víctima inerine. Sui-gió súbito en su cerebro una idea, y exclamó, pusilánime, en un arranque de santa indignación: —Los lobos y los tigres sólo se amansan cuando tienen una bala dentro del cuerpo. Probemos. Y girando los ojos davó sus m i l l a s y después sus manps en la escopeta, que pendía de un clavo... Hay una pausa corla, muy corta, durante la cual nada se oye. A diez metíos del chozo está inmóvil el caballo. Las sombras de la noche alcahuetean á Campanero el jinete. Este, temeroso,' siséale una caricia, á la que responde un amenazador refunfuño del mastín. Después se escucha una insinuadora exclamación de la zagala, y á poco un extraño relincho del caballo y el zaparrazo de un cuerpo que se cae. N4 tabla duda; Campanero, pronto al mandato 4e su dueña, había mordido al caballo. De poco sirvieron á éste sus esguinces ysuá coces; los colmillos del mastín sintió criizarse en su nalga, y echÓ á correr desenfrenado, loco de dolor y de furia... Impera un moinento el silencio que subsigue alas grande caíistrof^. Áyes al parear dé muerte estremecen el silencio augusto de la noche; voces inarticuladas imploran socorro. La zagala escúchalos conmovida, y abandonando la escopeta—porq_ue ello fué abandono, instintivamente considerado—, abrió de un cerrojazo y de par en par la portezuela, y salió. Sus ojos avizoraban, piadosos, en la obscuridad... De pronto vio venir hacia ella, arrastrándose, un bulto dé figura humana. Más que el jinetie, pareéiÓle un monstruoso reptil herido... Resuenan triunfadores los ladridos del perro, que siguió al brioso corcel en su huida. Continúa, reptil ú hombre, quejándose. Fingidos son sus dolores; óocodrilesco su llanto'. La zagala, heroicamente'6óniiííteÍTrá; adelanta hasta él, que se encuentra panza ál suelo, simulando las convulsiones de la agonía, y al intentar asirle de un brazo para levantarle, el señorito, e r cocodrilo bimanb, el hombre reptil, púsose éh pie de repente, de un salto, CoinO felino en acé^ cho, esgrimiendo en su diestara uii lindo püflal y jurándola hundirlo en su pécho si chistaba... En vano era que gritara; igual que forcejease; había venido por ella y sin ella no se iría. A dos leguas de allí estaba su otro cortijo; en él habrían de pasar la noche. Al día siguiente... cada mochuelo á su olivo... La lucha que siguió á tal perorata fué breve, pero titánica. Oyóse, un violento crujir de. entenas que se rompen; llanto que reprime y ahoga una mordaza ó acaso una mano estranguladora... Sonó un beso, junto con, un «¡ay!», mezcla de horror y agonía, fué espandiéndOse en, d viento hacia los abismos sin fondo de la lejanía brumosa. Despuéfei... el rumor de unos pasos que seaíejan y el 'wtertor. de tina vida que se extingue. - • *; El silencio casi hiexático de la noche cuajaba eu'sombras, que déiunbali^bBa qwdas á los befares lujurio«>s de la luna. lin el tibio azul del oido p^j^itaban fulgentes las estrellas, simulando despertares de ilusión» Tal cual saurío carraspeó en lontananza la caadraite canción de su tunor, hasta enton-r ees sumido en ese anuo letargo sin ensueños ni pesadillas, mortecino, que les borra todas las placentwas añoranzas de su misión genésica. Un ciervo reclamaba, im' pertérrito, en la lejanía; los rebramares de la hembra, celosa, contestábanle amadora... La luna fulgía diamantina, espaciando su SNoniiaa de oro en los soñolientos remansos del arroyuelp... Un pájaro nochw^iego, quizás y sin quizás un mochuelo, endilgaba al espacio, desde la copa de un lentisco, el soliloquio de su hambre, con su canto monótono y tristón. Un enjambre de libélulas revoloteaba, en confusa danza, en twno de la esbeltez de una junquera que se adrezaba en medio del arroyo. ra En dirección contraria á la del pastor va corriendo un hombre. Escuéoenle á aquél 1(» ojos, con el escozor que {»U8á en ellos la curiosidad ó laTOspeoha,i^randán- dolos. Junto á él ha pasado, y siendo él el pastor, es muy natural que no haya q u m do hablarie; hubiénde oonooidd « i f^^bla, y cuando corría, y tanto como coriia, era porque llevaba de matute algu^^a pieza del redil^ A aquellas horas, p^r aquellos con tomos, si se encontraba uno con alguien, era, seguramente, con un mal sujeto. Así al pastor le hacía pensar la experiencia... TristoB, muy triste son les ladridos de Campanero. Al lado del éaMv» de la zagala monologuea su áciof, irgváem'do el cuello y laézando al tó^aoio lOs tiluleos de su pena. ¡Buena ocasión palia el lobo de la montaña y hora de de^i^etlo para las mansas é indefensas ovejas, si aquél supiese que los ojos de Campanero no están puestos en el redil, sino clavadas Sus miradas en el cuéífpo "del irridurpit» nc|1^ene |ap oi^as, afei|cibidai%^^^ aidlp, sino atentas al runior délos pasos"dfelhomicida; que no tiene la conciencia-^p^fmitid.d vocablo-fT«tt Ja mf^^ dWfJií^ñfli sino en el cuB^limiento«to vína,,ótíÁgaGÍém sagrada!... El pastor, carieandé y cansado de llamarle en vano, había li^fado al chozo. Algo así como una oleada deMkiéza inundó su corazón al ver' lá portézttéli <^ par en par abierta. Plaqueáronle lal yiér^ ñas. Los sollozos encaramábanse ]^r stl garganta arriba, anudándose en ella como un dogal... Llegó á,ios pies del cadáJiBcto, apoyándose con dificultad en la reioia cayada. Sus s a r m ^ u d a s manos buca^on, ^mihioniok, en aquel «avoltorio de ámx^bmtf das ropasw. Un éudon frío bañé su r^foaa frente; un «¡ay, mi hija!», trágico y bozxso^ Sd, hinchó el tiento. Es enti^ces/ ití oir la exclamación de su amo,cuando aljwwolé relampaguean los ojos entré las pestañas y se le eriza su áspera pelambre. A s^tlidá azota con lametones, qué semejan besos, las crispadas y yertas manos de la Zf^gal^; da un alarido fuerte», frenéti(?t),, q.»e cl^ooa. en las faldas de las • mcptañt^ oon infuliui de juramento, y parte veloz, muy vrioz. Frente á frente se mirajjj i;n n^oni6ii|o di guardián de la dula y el matador de, lazar gala. Un ladrido áspeí^ y trenjantflspffologa la intend.ón;del praro; después un embiste, uno sólo, y lo» dientes del mastín se cruzan en la garganta del séñoritoü. Sonaron quejidos én la sombra, cómo estar* tores de bestia moribunda. Lá luna, iasOmándosé, indiscreta, por el desgarrón dé una nube, iluminó la m u ^ a macabra del monstruo. Sonríela el mastín; despu^, sus ojos, doflide se mezclaban tristuras y aa|i|facciouM, Jie clavaron en al cielo... vCoirTKM'^N». Palma del Rio. Ü.'FétnáÜdó iozkño:.' , " 'J '' Inmensa alegría tuve al recibir nuevamente las incomparables DoMiNiOALES, • Ño se crea por eso que aqui haytf^araao un sólo mdmetóode:haceriparojM^aB^IbrepenMii dora; y buena oiues^r!^ es que!-«a lo qaa va «tel año ya ha habido cuatro registros puramente civiles. ¿Vé como es verdad cüáiíao ié dije*, ál inscribir civilmente mi primera hija haceotiatro años, jwe la fm^a.: de ^íAyZ^OMiNBJMflS^no se sembraba en terrejio estéril? Aunque en este, cóiíió éii muchas '^átté^íhkya fé^bfttóes «fi pócritas que su cobardía ó su egofeusto les {ttia* ded^ar la g^eanra 4 esa.religjón qa^tfoías^ctima^ ha cacado. ., : . ;.-, „ «i De íñil aiinas sé han '«balido los' UtsáúoM "cW-^ ricaleí pMa qnereauae ecm^r^; p(a» yo, jáíM»» p p duro coino el acero é Ínflenle JCOHK) la TOC2L • ÁUñqtíéíhaya quedado tólo enasta lotifltóad, de stHteriptot ds étnraHhnú semanario, la bá»dera dfl.ibrejwnsaBoieatornose. anri»rá;,al cour tr»:io, la pondré ¿ pondremos en ^1 punto más alto delpíWsMo, paffa' que iseJa eián&olode & Libertad, déla ci»i&wci&iiy: del ^c^fieií».' : í n ^ l ,%janas#rle,quf á n ^ apj^^lfrm Ubrepénsadóres qat me han seguido con actos, lesié ofrecido fas ¿élumnaB'dfeI^*í Dt^risntóÁ^ Ess 7 lái escaso valer, baso de ser atropettades pqr ^hipócrita derígaUa, que á todo $^ ^fve. Recibí su libro del indiano; está muy bien; lo doy á leer á todos los que lo quíereír, y será fácil que hagamos un pemdo. Saíud, S ^ b l i c a y Librepensamiento le desea su admirador y correligionario, LUIS MATEIÍ; ' MaíTOig (Tarragona), ii-VItioog. mm Por mm^^M^m, Querido Director: . , Me ha encantado ítí qtíe mted Há publicado en el aperiódico sobre !a ecmducta dé las mtyeras de Ekhe, qué i^ben cumplir los deberes de su-^ase asoCiá|id^e y. Ifi? chando por su emancipación mejor que la mayoria de los proletarios españoles. Extiendo él testimonio de mi admiración á las bravas mujeres €e San Vicente de Alcántara por el ejemplo de liber1»d de conciencia que ofrecen al mundo. Afirmemos todos la Verdad por epcima de todos los obsítáculos, y salvaremos la sociedad. ¡Viva el Librepensamiento! FjBANOtsóo MansE. Masamagrell, 24 Julio 1909. X^ J k , { S .í?. I > O J M I I i l ü í n l O , .¿V.X,r..]E>.» NOBLE SATISFACCIÓN era en verano, y pasó en las nubes, p&t dos métodos: ó el navio antiguo, que ea él mismos adversarios, por su carácter afable, rectiencima de nuestras cabezas, un globo que globo, ó el buque moderno, qae es el «he- tud y honradez intachable. Componían el duelo, además de los parienacababa de elevarse en el Campo de Mar- licóptero». tes del finado, todos los buenos republicanos, te; era majestuosa su rotundidad, dorada los concejales y el alcalde republicano D. Juan por el sol naciente, y dije á Artigo: «Bate * Don Féraandy Lozano; Fué tan grande la Maria Ballester y Remón, siendo una verdadees el huevo que pasea esperando al ave; álegrici cjue me produjo la reaparición del pera manifestación de duelo y una protesta contra pero el ave va dentro y logrará salir.» fl nltljoPHal. la odiosa Iglesia romana. riódico, que tac íaítan palabras para explicarOon que, ¿tú también, gorgojo, quieres uno cafíQ de Uíctor Bugo^ Arago me cogió ambas manos,: fijó en mi las. Al saber la suspensión sentí una impresión En esta capital van cada vez más propagánsos luminosas pupilas y,exclamó: «Else que papá te cuente un cuento? -de omerte, y ahora la he sentido de vida. Aú dose las ideas anticatólicas, piues son muy nuEn una visita que recientemente hizo día, Gteo se llamará Demos»; frase profon« : qae estoy muy Heno de gozo porque vuelmerosos los actosiciviles que se celebran, queNo te basta ya con oirme canturrear: M. Francisco Peiret, redactor dé VAuto, da, equivalente á decir que toda, la tierra m i «Aterirse de muchas cosas que fo^nan mi dando la iglesia con el apoyo <le u n ^ cuantas Al niño que es bueno al veterano Nadar, éste le manifestó BU sarádemocracia. e^m^^a^ espiritual. solteronas desocupadas. ' .j q¡y da sa lección, Me dicen que en mi aldea (SeijoJ van á po- profunda alegría al ver realizarse sus proPrometo darle á conocer en lo sucesivo todos La ubicuidad que la prensa realiza por la mamá;lo lleva -; ner im reloj sobre la torre de la iglesia. ¿No se- íecías de 1863, cuando, apoyado por La medio del libro, el aer<»caf0 la realizará los actos civiles que se celebren en .ésta. a l a Exposición (i); ri^ mejor qqe se hubiera abierto una escuela? Landelle, Babinet, Pontón D'Amóoonrt, para el hombre, paesto que sobre todos Salud y República laica. y al, niño que eS malo- , "Flílícidadés mil en su empresa, Barra!, Laudar, Liáis, Marey, de Lucy los páiotos de la ti^rsa Uoverá la <¿vilÍ8aADRIÁN JAVOIÉ'BENÍTEZ. y desapliéado»;,' MARCELINO SANÉL. Santa Cruz de Tenerife, 22 Julio 1909, y Áder, preconizaba el principio absoluto taita Dios lo v a ^ v e ' yf.'' y exclusivo de la aviación con los apara- . /^odas las opresiones e s t t ^ n cerradas If^bana^ 12 Julio 1909. taerto y jorcdiado., I>. Fernando Lozano: tos más pesados y más densos que el aire. por un enrejado tan claro, qae será fácil #IJ!"I Jl f l l j l l l ' ! ' I. J . 1 . Nói te aflijas, filigranita de on>, qae Seha cetebrado en ésta, el 25 de Julio, el Después de uno de sus ensayos recibii la escapatoria universal; habrá siembra de para tí tengo todo ón almacén de coentosi casamiento civil de los librepensadores £nrK|Ue Nadar de Víctor Hugo, que entonces se frateri^idad en todas las latitudes, ensayo Alláiva xiia>,:y quiete aproveché como BÍ -Gil <iotizálet! y Felisa Nieto Tejero, siendo los hallaba desterrado entíl^^ueirnipiaey,una cai- inmediato dé mejoras en todas las.zonas é testigos el que suscribe y Rafael Carmena Imecaieohe; : 'l,ttí'lSi«Í!a»í, senianario dé tima, al publicar ta que no se publicó y que ahoéa Nadar iúfpo'sicíóh á todos los tartamudeos en los Mwqozí.. _,- . . i ' t l l . i i . l l . a t i . ^ ^ • • a . • • • • , i r i i ^ , . . , * . . . ía carfCfetura del indomable anciano Christían ha ofrecido á Meuricia para el Museo de lá patoás. dé Ibs idiomas; así coíuo el alambré De casa del novio salió la comitiva para el Pt^es has de saluter, hijito, que cuando &tm q^6 viene sosteniendo en el Perú con plaza dé Ips 'V'osgos, gaáildandó una repro- é|éctricb lleva el pensamiento, el navíó Nuestro Señor Jesucristo vivía en este Juzgado, precedida de música, en medio de un nUttO &i:ea la. bandera del IJbregtensamieBto, ducción fotográfica.: , ',' ' a'éréó lléva^rá á su dúeñp. Ya no habrá ne- mundo pecador, desfaciendo entiiertos, re- gran entusiasmo, abundando en el acompañal«*Oi^giía.e8t*ÉjiJ8tw líneas: La carta de Víctor Hugo dice así:. césiáacl de cortiar istmos, y todas las résis- dimiendo. Magdaienas,^^ que es buen redi- miento eí sbixo femenino. , :*iji^smof fitóe númj^o^pn la sugestiva caA láiíálidá'del Juzgado se diei-on vivas al ca«Od aplaudo por la' idea y por el acto; tíc^nra dpi doctor ,Chri»tian Dam, poma hon||ncia8," egipcia, tuícai china ó inglesa, .mir; desenmascarando á picaros é hipócriBamieiito ciVil? «al Libtepénsámiento y á 16^ nueraiiicis ei anterior con la-.^de D. Manuel Gonzá- sois el hombre que por un objeto cien tí- qríedairSn'disúeítas. tas, que no es poco trajín; haciendo cada vos contrayMités, que con la firmeza de jóvefíco, con algunos compañeros'valerosos Ifl irada. ¡ Lápró^cífipción no será posible, poríque .milagro como una torre Eiffel, y anda, " I González Práda y Christiah Dam! Estos y una intrépida conipafiera, habéis inten- el proscripto penetrará en' í'rancia, áes- anda y anda en compañía de San Pedro, UGS GCMÍvénóidos dieron el í/de su nuevo matrimonio en el Juzgado. ,> nomb;ré8 se confunden en una nobilísima aspi- tada (en 19 dé Octubre de 1863) aíia excendérS en su jardín, entrará en su casa, tropezó en BU camino.con ^ a herradura . i o s librepensadores elogiamos al juez y al ^atítón: que el Perú sacudí el ominoso yugó del periencia de las más audaces. El riesgo abrazará á sú madre, estrechará las manos mohosa, y yplviéndose fX apóstol, que seQi;etario por haber desempeñado con severa derfckliismó.' er^ soberbio, pero él riesgo es el ejemplo. dé algunos amigos y remontará; ¡destérirád marchaba' t r a s .de s ú divino Maestro, integridad su deber. Sf má6M^, como «tfriftosamébte k llai»imoís V úestro intento borra del mapa el batiJóvenes herreños: ¡A no dejar er camino! le dijo: ' sttt (íiscipalo8,i es la pc5tenciá intelectual qué hurrilio de paebloá despezados en hara- álásíbádra! ¡Apartarse de.las!tiniebl.as! ¡Venid á lá luz! La tierra, que ha sido hasta ahora la —Perico, .repoga eso y échalo ei^ el hmig» á la América y nmy especiaUm^ale á su pos que sé llaman Imperios y reinos, y el gleba, va á convertirse en la alegría^ el ' ANTONIO KIERAL. morral, ^ .,., < .;.,,, mapa-mondi quedará azul conío el.mar y siervo languidece, vendido, comprado,'enííerreiiá, 29 Jiilio 1909. Í ; (;;}}riítian Dínn e$ el juchado? infiítig^bleí que , San JPedrp se h ^ o el suecp^. murmuranIsln^ii al enemigo común con pluma avasa- como él cielo. Vos,produciríais la unidad, cadenado, y el fellah se encorva bajo el do para sa túnica: «¡Pues homibre, vaya gstimado.D. Femando: El lídeM'ayode 1909 IJaíipta f sin importarle, fortuna, ni. condición que es, la armonía y la libertad. palo, pero le qae un hermanó de las nu- una ocQ'reQoia! ¡Facilito es qt^e yo me na9ió a,quí,lina robusta Jiiña, hya de los ciudas9G^^i.,, ; ^, . M globo e»tá Juzg&áo y condenado; bes. ¡Se acab¿'la eBclavitudí La hidra aolla agachapor an pe(Ja?iO,de fierro.yiejo'» daíios,librepensadores Agapito Martínez Várela Nosotros sabemos de estos virtuosos toda pero con una reserya importante, porque y se arrastra, pero la arrolla ese gran fan- ; El Señor, que leía en, el pensamiento de y Consuelo Nilo, vecinos de ía parroquia df Anuna vida de altruismo, cónsagi-ada á sembrar cuando preexista la dirección, eí globo tasma, 'V'ívo, alado y armado, que es la Eulos humanos, como en ^ibro abierto,! leyó goares (PuenteSreas), la cual fué inscripta cié b l e ñ . ' ' •' " ' ' ' • ' , ' ':' puede ser úti], y gi el viento se encarga r o p a sal^afldo á los otros continentes. esto en el espirita de su s.'píf^l, j .eaj^^ vilmente en éste Juzgado con el ffbiabré'dé ' Son fósshohibres sin ttó'culá,* los redartores del ítinerio, si el, soplo ¿s el piloto, el glo' ' ' ' •'''• ^ La locbnio'tora terrestre y iüárítima de reit^jT^rle la («den, echáj|i|Íoía de jefe.y Electra.ffiífetigní^^cfe y del erroí. ' ' Los padres son los' niisirios dé qtíe étt'otra bo, por su ligereza esp^cífica^ ^J^J^ ^^vío abandona sus ruedas y nadaderas, porque depirle «d muy zfwnacuco y. plebpyote EHél,' con sus ^ K B y pit^aganda radonaUsmuy conyeniente. iLó ,malo es quej a^n el hombre ha encontrado cosa mejor al pescador de anchovetas que por ^achi^rse ocajsióü le habfé, dándole cuenta de la iflserípr tá, han hecho más por la. Patria que nuestros después de terrniua^o ún viajé el aerósta- convertirse en ave; pero en ave,que pien- np sele habj^ de caer nii^guna venera, pre- ción de hin niño con el nombré de Giordano, el políticos en el Poder. cuál numó y fué entélrddo civilméfite. firió inclinarse él misnipi rpQpger la herra- ... Este valiente matrimonio ha sido el que pri* Wíúiks de iücM», «Página^ libres», «Pfesbi- to ha flotado, pero no navegado, y él que sa, ó'séá en águila provista de alína. lériáñaá» y ¿ ¿ í / í i m í , de Gonzálfeí t¥ada, y no alberga sa motor, es movido, pero no Magnífica transfiguración es la anexión dura y guardarla pntre la ipanga. ,,; ipero^e.h^iquitado, la.yenda de.la fe; todopro'«fflí<i6gBia de la Wertad de conciencia*, ^ se mueve. La dificultad estriba en mover- de la atmósfera al hombre, porque repreEn esfio alegaron .los dos yiajeros á J*na ductp .de LAS^OMINICAI,ES, y sigue con paso liióre P^nmmief&a f «Breve *eseña sobre slos se por impulso propio. senta la .toma de posesión de sa casa por aldea, y al pasar ppr la,,tien,d*^, d? un firme la marcha del progreso que las mismas le }veí(é&aa»,ÚQ Cfaristixa Dam, son ios mejores Ser arrancado del suelo como una hoja han enseñado. la especie humana y su entrada en losgo^ albéitar ó herrador,: dijo Cristo: gsferdon«í».4»e pueden j^stentár par» haperse muerta y sentirse arrastrado en un torbeAsí que le suplico se sirva publicar en su vaOM del globo, cedido por Dios á la Huma~Herma¡c^, ¿qaierps opmpraripe está £%^0P ,de Jl^ eí^m<ación y respeto que les guarllino, no es volar. Se trata de volar y de nidad con la condición del trabajo. Los herradura? liente semanario dicha inscripción, cóiáo crea ílíinios los que, exentos de prejuiciqs y sin pa• ; volar oon alas. cuatro elementos de loa antigaos nos p«rEl albéitar la miró y remiró, la golpeó más conveniente. góapoJItipa par determinada agrupación, sáQuedando de usted afectisim<S seguro sergranos apreciar en lo que vale tan provechosa - ,)Qaé será la navegación aérea? Será la tráecerán,. puesto que el hombre poseyó con fa uña y convenciío de que á^póco vidor, rotara de los la^o@ qae ahogan á Ja Ha? aJi principa» la tierra, dsspaéa adquirió el majar j6n el f^oügme la piezfi quedaría labor. • José MARÍA SEBASTIANI. manidad. El hombre está atado desde hace agaa y ahora se apodará del aire; en cuan- como ñnévaf (^nte«te: • Al descubrirnos respetuosamente ante éstos *' Puénteáreas, 26 Julio 1909. bienhechores del Perú, queremos dejar senta- seif mil afios por el corte violento del to; al fuego, también está oon nosotros —Doy por ella dos centavos, ¿acomoda do que sentimos por ellos el riíás sincero afecto nado go^rdiano, que ha sido! hasta ahora deÉide el < primer momento, porque ea el ó no acomoda? Grande honor.es para ese matrimonio afiry dÁtíáí1Éci(>ú.—La Dirección.» el procedimiento bestial y miserable de pensamiento. mar la Verdad en medio del imperio del Error. —Venga el cobre—repaso lacónicacivilización, f oned al hombre en posesión Por eso brilía su conducta como brilla el. sol El vasto cielo tan abierto era una puer- mente el Señor. ^ ^ después de dOminiar y apagar lais negruras dé la de la atmósfera, y el lazo de las tinieblas ta cerrada en laque elext«a|isP &^al pai^®' Pagó el albéitar y los peregrinos prosinoche. • se desliará por sí mismo. cía .decir: no se entra; La tradición l^ma- gobron su marcha. 'Cuesta, es verdad, mucho, en medio del fariArniínio, libró á la Germania; Peláyo, na, desda loaro hasta Pilatre de Bosier, A^ extremo de la aldea isiliólea al. est Seí»no reinóte, ostraitat á plena luJí sus creená España; Wasa, á Suecia; Washington^ reíaria con espanto la caída de los qae ha- oasntro on chiqoillo a»n On cesto en la cias. Los cobardes y los hipócritas se sienten á la América del Norte; Bolívar, á la bían estrellado s a frente contra esta pro- mano y que pregonaba: como ofendidos y deprimidos al ver que hay La sociedad chilena se ve agitada con América del Sur; Botzaris, á la (Irecia; hibición. El astrónomo triunfaba con BU quien tiene la yvftná que les falta á ellos. Pero —{Cerezas! ¡A centavo la doeei»! íneiwioia poc aaendimientoa aoi^ftlea que O-aribaldi, á Italis, y Polonia en este mo- telescopio, mas para el aeri^aaota el cami" —'Dame dos docenas—'dija Grieto. Y los lo que mucho vale, mucho cuesta. calven las cidlM de eadáyexies y to siem- mento lacha por sa libertad. Todo esto es no quedaba impracticable; algo del hom- dos centavos, prodootb de fai hecradara, La Fanta, con su trompeta, transmitirá el grande y hermoso^ pero hagamos más, li- bre iba hasta los.astros, pej;o nada hasta pifiaron á mipoB- del ^wacbaoho, y cías nombre de ese valiente" matrinionió á las genetira^toók>;de horror. bremos al hombre de sa mayor tirano, qae las nubes, y el menor cambio atmosférico veinticaatro cerezas, oon másdaoaa^ít^Me, raciones venideras en aquella comarca. (N. de-la R.) ho «Épli<» ttn aóieillo doóamettto pa- es la «pesantez». dej^jaa á JS^ewton pensativo. Paes bien; la aa las guardó el Señor «atre la nutíiga; , • - ' •jji*" Sondead la palabra «pesanjiéz» y veréis resistenoia^^46 arriba ha si<^ anulada y se li^ioado eo nafstro qoiirídp colega La Ley, Hacia: á la sazón : os: calor de infiiexno^ Dando alto ejemplo de firmeza déiconviccioen ella la causa de las supersticiones.y'dé ha descorrido el cerrojo del abismo. %\ qne diz qae es tiesraxadieDte y >de achineS, doña Angela YiUanfteva ordenó quesuca-r Homtetó á na abtíaiío, maestro lleno las vallas. hombre irá á ^pdos los pirntoB 4 9 Q 4 # J 9 6 - charrar na t ^ p a i ^ y S w Pedxoj qae dáver se enterrase civilmente. de t(M|rMÍpÍ99tof, consejero de ins^iióLa filosofía había llegado & ,tal redac- da resp^rfir, á J a vid» ^firestee se ha SUT caminaba siempre^ tras del^'Mae(ltro,:iba Asi ha sido cumidida su voluntad al fallecer « ^ Tgémtamyf d aBcia&o contesta: < ción de la materia, que decía por boca w pado tpda If cantidad de cielo posibley echando loa bofes^ y hdufía dado ^ «nro y en Valladoljd, donde tancas simpatías tenía tan íSíntiago, Janio 16 de 19(».—^fl»í Zenón: «¡Dolor, tú no existes!» Ahora la l^jlínea veirtical ya ef prac,tic%bsl^. excelente señora como su familia, á la cual enri moxe p<Hr ana pooade>i^^. M i a i a t ^ He t9BÍdP el honor de repibir ciencia va á exclamar: «¡Pesantez, tú no _ l^os guent^ de Ofient© plioen. qí^e hay El S^(Hr, dé n ^ enizató, metía lamano viamos, y especialmente á su hijo D. Jacinto, dti Miniaiem de ¥ . S. ana comani^iáóii existes!» IT nada puede haber m^gránde^ en el cielo una perla oculta i ii^a^pc^ibla; ei) la manga y Uevabaá laboca una ecíre- la expresión de üuestró sentido pésames ef Itte «pBXviíiOñ txíB^o ttáetcAsto d ^ OOB> El hombre perfectible entra en lo des- asta perla-debe ser ^ n dada la Atíi4#id& za; yioooio quien no quiérela c(na, al des? El viernes 6 del c<*nente se verificó en Oms ffJo d t l^stoaoci^n F'^Q^ná que se acaba conocido y todos los latidos de nuestro ypie%^á ^cont|:ar{,la.paz, la, fraternidad, eoido, jroeñ.cai(fedo^die^bacaer otra, qoa eí entierrd civil d d qne en vida 'se llamó Dede oi^BÚsar últimuaffiati^ ¿tirazón "váni coa él; porque el áir& teiidrá ^ amor y el di?^ao gqce dejl,bombre faliz S»i PedrO'Sin haoarse.alrenuüéa, aeaga« metrio Remis Rubio,, primer teni^ite akalde .. A|^íiia0«áenA» i Y. St tdi desfg^ilcién, sa Vaéco de G^áma y ft^ii^ doljládo otro dentí-fl.^O; la justicia,' ,, chabairecocgrá, eHigalléndoáelaén dLa^Oi que fué y juez de aquel término. h e o l á ^ a n simple m ^ t t o cíe esoaela, 0al(d de liiaTempestatdes. Se os hfjaotiwdojde hasoaír 1% ííotorie»^ , Despuérde ^rorochadas pvae^el apártol üifZO testamento y m él encargó ¿ su esposa me pavmito exfKAerie qoe los aeikaqaei Los qi»e Iblis éstb, ^4^é veis alfetantstr i3#d dfll r^y^; yp ci^f^aie bpsotósi la glo- hasta mecUf^oPena dé oerezaá^ sonaáóseel que se cumpliera su última voluntad, de que no ñ»i¡& fejez (oohtta^ y siete a&otr cttmpli- la dábfóa? Nubes y aves, qtte soa lok dói 4 » y ÜW:P9#P^Í8 hallftFlf^Jjfíp .quf sólq Señor y le ^ e r . ••<• se permitiera á la Iglesia ninguna intiervención ^ ) mf im^^en aj^ptar tan honroso car- sisiématrdñ presencia y en pleim foicnStj; e^.busca n(||oriedad es la aoQsaoión del •—Ya k) Ifés Pe^»;po«Bc^liab«rte aga- en su entierro, y rechazó con valentía los auxigo y tan de mi a g t * ^ . la nube ed el globo y él ave es el helicó^'^ 8Íle|^iO,/Q9n¡^rft la palabra,,.de la sordera chado ana y«z,. has tenido qae- «gacharte lios de las alimañas y aves de rapiña, siendo hasta el fin un ciudadano firme y convencido. Sarro en la boca -y ea la liMgaa, íalta télfo. coi^trf la jBl90.aen9Ía, de la caatrao^n con- seis. Costara pereza^^dUigenciai. Su inhumación se verificó en el inmediato de apetíto) ' i ^ t « ^^ soeño y ééqtiedád de '\ ¿QWé representa la dirección del aeros- tra la Ifcandidj^, de,la nulidad contra la Y. cata el {«rqúé d é s ^ entonces una pueblo de La Robellada, por no haber cemenoaeriM), etc., etc., son los malM que más ^to? Es la aapresión inmediat», absoluta; creación, d^'^a envidia contra la obra herradura en la casa trae la felicidad y terio civil en Behíá, capital del concejo, dónde wm!m0i^á&d»mé .•• . ^ ^... .^........, instantánea, universal,'^ en todas partes y maestra, ^el egoísmo contra la buena ac^ Chito, chitó residía. ^|;^ipH^j|d|ia(lá£^9Ía?^Ínf5(pvewente pifra para siempre, de las £r(Hiteras. Oaando d ción, del.silhato contra ejl clarín y del qofi aquí el á i ^ t o Es éste el primer acto que allí «! ha celebran t f f t j & É á o i í i i r M t í " ^ M á i é r ó p á , esto aduanero de Erquelinés grite: ¡Alto, que aborto contra el rraultadp.Yoltaire, defenfíyqoitó.: do y ha dejado honda impresión. es, de la decencia necesaria para poder esta es la Adaa&a!-^, el buqoe estará una dió á Calas poJT bascar nottwiedad^ .BaccaCoi^cejalesy hombresUbresdeOnis: ¡AobliRioAKDO PALMA. ^awntBfme anta mis colfigas los honora- legiíaMás allá, Ooü el limite abolidd y lis^ denanció la tortura psf a hacer ruido; gar al alcalde á que construya cementerio civil! (Dd Tradiciones peruanas.) ble»» miembros CÍQI ilastiie Conaejo. ¡Lo destraída toda s^aración. Estó'és él viejd C^tóhal Colón al descubrir A-mérioa, ¡¡La ley os ampara y á él le obliga á consqae recibo del ISatMieí-¡pot «^caenta» nadó gordiano desatado f la tiranía d n J o ^ P i ^ ^ . on Constanza,! Lutero en truirleír ^ ' • Es un grande hcinor para el pueblo de Onís al¿N3 d* miPlrIdoB, no rae aloanza ni para razón de existencia; es la anulación'de los Worms, Las Casas en Cfaiapo, ^J^ístid^ como para la familia del Sr. Remis '8¿r los priTÍ7hr con nitédiano dnsahogol ejército», de los éhoqaes, de las^ gaerrás, en el destierro y Belzunce en la peste, GhíA entierro olvll en Cañiflas. meros en haber plahtado en aquella comarca la D.'Fertltódo Lozano: : , Salada muy raapetuosampnte á V. S. sa de las explotaciones, de las ser^dumbres, SÓI9 buscaron ruido, notoriedad, p^arlataT bandera dfe la emancipación dé la conciencia, Hoy, con uaa enorme concurrencia, Sé veriale<#ráno y segoro servidor, José Ber- de los odios, y una colosal revolución pa- nismo y golpes de bombp;. pero si el deseo siguiendo los pasos de los grandes libertadores ficó el ¡entierro civil' del que füémuy quiérido nardo S^rai.»: ,, cífioa.^ Es bruscamente, de repeste y como de notoriedad ha sido benefícipso para los españoles como Pí y Margall y Salmerón. JQven,de diez y ocho años dé fedaá, Emilio Ruiz Una nación qae retribaye así al maes- una salida de la aurora, la abertura dé la hombres, es djgno de toda alabanza. Añadamos un aplauso especial á una nieta Fierro, hijo del consecuente, republicano D.José ttvi, 4rganO de la Yerdad, y prodiga el oro caja de los siglos. Es la inmensa realizaQrat^as al,clamoreo que ha prodoc|do Ruiz Rodríguez ex concgal de este Ayunta» del finado, hija I del Sri Escardmi, que cuando pÉrár pagát al arzobispo y á los obispos, ción de la libertad del género htMnano.! y i ^ t r o «G-^ante», el problema,está ahora miento, persona muy querida en esta capital, no algunos vacilaiían puso en la balanza su iCsoórfí^os de la Mmtira, tiene forzosamente Una noche de no recuerdo. qué fiesta^ fdqiirablenmte planteado y es evidente sólo de los republicanos, si que también de sus lupión inflexible para que se cumpliese la volun? qae sairfiir oon fxwfvumÓA el mtrago de los paseaba por la Avenida del Observatorio qae se aproxima la aol(ición. Merced i yps tad de su,abuelo, terremotos aoeialafi. (X)n Arago, el grande 6 Uaetre sabio libre; la navegación aéraa debe decidir éntrelos (1) Ua bello pas^o publico da Mma. ImwÉria * Eiqrtttiala RaM, liiaitaiMNlm S. Escuelas y no campanas. Contra pereza, diligencia. CHRISTIAN DAM IH «ü iai J í tenmite südales? ^ übrepensaroicnta en aGeión. • / • • ^ ' ^ '