Literatura Castellana Los Siglos de Oro ( XV-XVII) EL RENACIMIENTO El Renacimiento fue un movimiento ideológico, artístico y literario que se inició en Italia y desde allí se extendió a Europa gracias a la invención de la imprenta, que favoreció la difusión rápida de las ideas. El Renacimiento se identifica en España con el siglo XVI. El invento de Gutenberg Hasta la llegada de la imprenta de Gutenberg reinaba el argumento de autoridad. Nadie sabía leer por la sencilla razón de que los libros no existían. El conocimiento se transmitía de forma oral. Las cosas eran lo que eran porque así lo contaban los clérigos y los maestros de viva voz en los púlpitos, en las cátedras, a una legión de analfabetos. El invento de Gutenberg hizo posible que los códices donde la teología y la filosofía estaban herméticamente guardadas pudieran ser reproducidos en serie y puestos a merced de los lectores vulgares. La gente comenzó a leer la Biblia y los textos clásicos. Los interpretó por su cuenta. Sacó sus propias conclusiones. Los clérigos y los maestros fueron muy pronto rebatidos y al quebrarse el argumento de autoridad se inició la cultura popular. Hoy están los maestros en las aulas explicando los textos impresos por Gutenberg, llegan los alumnos cebados por la televisión y la radio y se reproduce el mismo drama, la misma revolución cultural del siglo XV. Entonces los maestros eran contestados por los alumnos que habían leído el último libro impreso; ahora son discutidos por lo que acaban de contemplar en el vídeo de la noche anterior. Manuel Vicent, “Maestros” EL PAIS, 30-1-94 Los renacentistas consideraban la Edad Media como un período de oscuridad entre dos épocas esplendorosas por su cultura: la antigüedad grecolatina y la suya propia. De ahí el nombre de Renacimiento (renacer, “volver a nacer”) que dieron a su época. La base ideológica del Renacimiento fue el redescubrimiento y valoración de las antigüedad clásica grecolatina. Y por eso este movimiento surgió de la mano de los humanistas precisamente en Italia, donde las ruinas arquitectónicas del antiguo imperio romano permanecían como testigos mudos de un pasado de esplendor. El HUMANISMO es un movimiento cultural que valora el ser humano por encima de todas las cosas. Su origen está en el conocimiento de las obras filosóficas y literarias griegas y latinas, que fueron estudiadas en profundidad y dadas a conocer por los humanistas. El humanismo supuso una revolución, un cambio profundo en la concepción del mundo y de la vida. El ser humano dejó de ser considerado como un peregrino en la tierra y se convirtió en centro del universo (antropocentrismo) y medida de todas las cosas. Se valoraron, por consiguiente, tanto su inteligencia y su espíritu como su cuerpo, de acuerdo con la máxima clásica de “mens sana in corpore sano”, al tiempo que se exaltaba la vida como un valor en sí mismo. Se exalta el poder de la razón y el cultivo de la inteligencia. La razón debe dominar a la pasión., se debe buscar el equilibrio y la mesura; se debe tender a un desarrollo armónico de lo físico y lo espiritual. A todas las características señaladas anteriormente responde el ideal del hombre del Renacimiento: el cortesano, que habrá de ser tan diestro en las armas como en las letras, refinado y valiente, y que cultivará la música y el amor. La valoración del ser humano de una forma optimista se lleva a cabo con un carácter pagano, exaltando la vida terrena cuyos placeres hay que gozar. Pero esto no impidió que los humanistas se ocuparan de la religión y dedicaran sus esfuerzos al estudio de las fuentes originales del cristianismo. El análisis de los textos bíblicos originales y su traducción a las lenguas vulgares respondió a una preocupación por vivir una religiosidad más auténtica. Este anhelo supuso el caldo de cultivo en el que nacieron distintos intentos de reforma, entre los que destacó la reforma luterana. Las ideas de Lutero se extendieron rápidamente y provocaron las escisión de la comunidad cristiana en dos grandes bloques: protestantes y católicos. En el Renacimiento se describe el mundo no como es, sino como debería ser, siguiendo un ideal de belleza. La naturaleza es el modelo al que ha de ajustarse cualquier actividad humana. El arte, por tanto, debe buscar la naturalidad. La vida más perfecta será aquella que se desarrolle del modo más espontáneo. La mujer se describe siempre según unas características fijas (joven, rubia, de ojos claros, etc.). El amor se idealiza y se concibe desde el punto de vista platónico, según el cual es un sentimiento espiritual que ennoblece el hombre y lo eleva hacia Dios. El enamorado, arrebatado por la pasión, casi nunca es correspondido. El rechazo, la ausencia o incluso la muerte del ser amado hacen el amor imposible, lo que da lugar al sufrimiento: el amante se siente alternativamente alegre o triste, deseoso de gozar de la vida o de que le llegue la muerte, según sea el comportamiento de la mujer amada. A pesar de que el Renacimiento es una época de valoración optimista del ser humano, es también una época de crisis provocada por enormes transformaciones que se producen en la sociedad respecto a la Edad Media: - Se inicia el desarrollo del capitalismo y cobra fuerza la burguesía, que defiende unos valores basados en el beneficio económico y la riqueza. - Se producen grandes descubrimientos científicos que van a cambiar la imagen del mundo: Copérnico demuestra que la Tierra gira alrededor de su eje y que todos los planetas giran alrededor del Sol. Galileo defiende estas ideas, por lo que es encarcelado por la Inquisición. - Aparecen inventos técnicos como la brújula y la imprenta. - Se produce la expansión de la cultura con la fundación de nuevas universidades. - Se desarrolla una nueva concepción de la política basada en las ideas de Maquiavelo, quien defiende la necesidad de un Estado fuerte, independiente de la Iglesia y dirigido por el príncipe. - Se crean los Estados Modernos en los que el rey ostenta el poder que se considera otorgado por Dios. - Aparecen figuras como Erasmo de Roterdam quien, en su obra El elogio de la locura, defiende un cristianismo más auténtico, sin liturgia ni fórmulas externas, y una mayor pureza de las costumbres. - Surgen conflictos religiosos, de los cuales el más importante es la Reforma de Lutero, que rompe con la Iglesia católica en 1519. Sus ideas se difunden con la ayuda de la imprenta: países como Alemania a Inglaterra se hacen protestantes. La Iglesia reacciona convocando el Concilio de Trento que reafirma las ideas católicas, establece el Índice de Libros Prohibidos y da mayor poder al Tribunal de la Inquisición. En el Renacimiento español se diferencian claramente dos etapas: - El reinado de Carlos Y, en el que se reciben las nuevas ideas que vienen de Italia, hasta el punto de que puede decirse que el Renacimiento español es un calco del italiano con Garcilaso y sus seguidores. - El reinado de Felipe II, en el que se cortan las comunicaciones con el exterior por miedo a la herejía protestante; se acentúa la intolerancia religiosa. La literatura renacentista En la lírica destacan Garcilaso de la Vega en la primera mitad del siglo, y Fray Luis de León y Fernando de Herrera en la segunda mitad. La literatura religiosa da sus mejores frutos en el reinado de Felipe II con la aparición de la poesía mística cuyos principales representantes son San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús. En la prosa persiste el género medieval de las novelas de caballerías y aparecen otros tipos de narraciones como la novela pastoril, la novela morisca y la novela picaresca, y destaca la figura de Cervantes. En el teatro Lope de Vega crea la comedia nacional cuya fórmula triunfará y perdurará hasta el siglo XVIII. El Renacimiento supuso una profunda renovación de los temas literarios, las formas métricas, el estilo y los géneros. En cuanto a los temas, la literatura de la época refleja en gran medida el mundo clásico y el Renacimiento italiano, sin olvidar los temas españoles. Por influencia de la antigüedad grecolatina, se trata el tema de la naturaleza, concebida como símbolo de armonía, y los mitos griegos, en especial los relacionados con el amor; la mitología grecolatina adquiere una gran trascendencia en este período. Uno de los temas más tratados es el amor idealizado. En estos versos, por ejemplo, Garcilaso une el tema amoroso con la visión de una naturaleza idealizada: Por ti el silencio de la selva umbrosa, por ti la esquividad y apartamiento del solitario monte me agradaba; por ti la verde hierba, el fresco viento, el blanco lirio y colorada rosa, y dulce primavera deseaba. Por otra parte, los acontecimientos históricos se convierten en fuente de inspiración para los escritores, como corresponde a una época en que están vigentes los ideales del imperio. Así, los episodios del descubrimiento y conquista de América se plasman en diversas obras literarias. Y el sentimiento religioso, el amor en su vertiente divina inspira a muchos autores, sobre todo en la segunda mitad del siglo XVI, durante el reinado de Felipe II, como se ha dicho ya. Con respecto a las formas métricas, la influencia italiana se manifiesta en la introducción de versos y estrofas de origen italiano, especialmente el verso endecasílabo y el soneto. Referente al estilo, la lengua literaria en el Renacimiento tiende a lograr la belleza formal mediante un lenguaje lo más natural posible. El gusto por la naturalidad, propio del Renacimiento, se manifiesta, por ejemplo, en El Lazarillo de Tormes o en las obras de Santa Teresa. En cuanto a los géneros, en el renacimiento español se cultiva la poesía lírica, género típicamente renacentista, se desarrolla la prosa y el teatro y se crean algunos géneros nuevos como la novela picaresca. La poesía lírica. La influencia italiana En el siglo XVI se produce una renovación de la poesía castellana. Se instauró en nuestro país una corriente de poesía lírica influida la italiana, caracterizada por el uso de poemas y estrofas basados en el verso endecasílabo: sonetos, canciones, tercetos encadenados, octavas reales, ... Los principales representantes fueron Garcilaso y Fray Luis de León. Garcilaso de la Vega es ejemplo del ideal renacentista del cortesano. Fue hombre de armas y de letras. Participó en numerosas campañas militares junto al emperador Carlos V. La obra de Garcilaso se reduce a una epístola, dos elegías, tres églogas, dos canciones y treinta y ocho sonetos. Destacan las églogas primera y tercera. Las églogas son composiciones poéticas en las que unos pastores hablan de sus amores desdichados en el marco de una naturaleza idílica. De acuerdo con el ideal renacentista, el estilo de Garcilaso se caracteriza por la naturalidad. Sus versos están dotados de un ritmo suave, pausado; respiran la suavidad y armonía de los paisajes que describe: Corrientes aguas, puras, cristalinas, árboles que os estáis mirando en ellas, verde prado de fresca sombra lleno, aves que aquí sembráis vuestras querellas... Fray Luis de León continuó la tradición que inauguró Garcilaso en cuanto al uso del verso endecasílabo, pero sus poemas están impregnados del sentimiento religioso cristiano tan de moda en la época (Reforma, Concilio de Trento, Contrarreforma). Escribió en prosa y en verso, pero debe su fama a su obra lírica. Sus poemas tratan como tema básico el ansia de paz y de soledad, el deseo de vida eterna, de unión con Dios. Destacan sus odas: Oda a la Vida Retirada, Oda en la Ascensión, Noche Serena y la Oda a Francisco Salinas. La poesía de Fray Luis está plagada de símbolos: - La noche: tiene un doble significado. La oscura es negativa, supone la ausencia de la verdad. La estrellada es positiva, en ella brilla la verdad. - El valle: es símbolo de las miserias humanas; ya no es el valle idílico pastoril. Es hondo y oscuro. Significa la tierra con todas sus injusticias. - El puerto: es símbolo de paz y seguridad. También es la soledad donde se siente la paz. Para fray Luis el único puerto seguro es Dios. - El mar representa los peligros de la vida humana. Son los peligros que el hombre lleva dentro de sí por ser imperfecto e injusto. - El viento: no es el suave de primavera, sino un viento huracanado; es el que levanta las olas del mar. Representa las pasiones humanas externas e internas. El ambiente de exaltación religiosa que se vivió durante el reinado de Felipe II dio lugar a dos corrientes espirituales: la ascética y la mística. La ascética es un camino de perfeccionamiento espiritual mediante la oración y el sacrificio que prepara el alma para recibir los dones que proceden de Dios. La ascética es un proceso voluntario. El ser humano se vuelve hacia Dios mediante el desprendimiento de los bienes terrenales, la oración y el recogimiento. La mística es un estado de perfección espiritual en el que el alma nota la presencia de Dios, recibe sus dones y acaba uniéndose a él. La experiencia mística es sentida tan sólo por unos pocos elegidos, de ahí que la comunicación sea tan difícil de expresar, puesto que rebasa los límites del entendimiento humano. Se trata de un proceso involuntario. Dios pone la mano sobre el elegido y éste experimenta un éxtasis místico de unión con Dios que acarrea la pérdida de la conciencia. En la mística el alma debe recorrer un camino que consta de tres etapas o vías: - La vía purgativa, en la que el alma enamorada se purifica y se libera del pecado mediante la oración, la penitencia y la renuncia a las pasiones terrenales. - La vía iluminativa, en la que el alma, ya purificada recibe la luz de la gracia divina que la prepara para el encuentro con Dios. - La vía unitiva es el final del proceso: el alma (Amada) se entrega y se funde con el Amado (Dios), en un éxtasis espiritual en el que todos los sentidos quedan anulados. Podríamos decir que la ascética abarca los dos primeros pasos de este proceso. Por tanto, para que se dé la unión mística se tiene que producir previamente un proceso ascético. La prosa renacentista. El auge de la novela En el Renacimiento se produjo un importante desarrollo de la prosa. Se escribieron obras didácticas para transmitir la ideología del momento, como es el caso de La perfecta casada de fray Luis de León. También aparecieron obras destinadas a justificar y recrear sucesos históricos importantes, como el saqueo de Roma por las tropas de Carlos V (Diálogo de las cosas acaecidas en Roma, de Alfonso de Valdés) o la conquista de México por Hernán Cortés (Historia verdadera de la conquista de Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo). Pero, sobre todo, la gran aportación del Renacimiento a la prosa fue el cultivo de la prosa de ficción, de modo que es en esta época, precisamente con el época, precisamente con el Lazarillo de Tormes. Pero junto a la novela picaresca, se dan otros géneros: la novela pastoril, la novela bizantina o la novela morisca. En la novela pastoril, unos pastores refinados y cultos viven enredos amorosos, siempre platónicos y honestos, en una naturaleza idealizada. La novela morisca actualiza en prosa los ambientes de los romances fronterizos. Pero ahora, más que episodios guerreros, se cuentan hechos amorosos y las relaciones entre moros y cristianos, que olvidan su tradicional hostilidad para rivalizar en caballerosidad y cortesía. La novela bizantina narra los viajes y aventuras que viven los protagonistas. Sus personajes son héroes cuyo amor se somete a continuas pruebas, como naufragios, raptos, falsas muertes, personas disfrazadas, etc. Las peripecias suceden en paisajes lejanos y no reales. El Lazarillo de Tormes La obra se nos presenta en forma autobiográfica y pertenece al género epistolar. Esto es, todo el libro es una contestación a una carta en que un tal "Vuesa Merced" pide a Lázaro que le cuente qué hay de cierto acerca del "caso" (de deshonra de éste) que ha llegado a su conocimiento. Es por esto por lo que Lázaro de Tormes dice que va a dar entera noticia de su persona y de su vida, para que veamos cómo la pobreza y la mala educación llevan al deshonor. Las notas realistas dan al texto un aire de gran credibilidad. El Lazarillo de Tormes es la obra que funda el género picaresco. Incluso algunos llegan a pensar que el protagonista no fue realmente un pícaro, porque no se le nombra nunca como tal en la obra. En ella se contienen los rasgos fundamentales de la novela picaresca: - Autobiografismo: el protagonista cuenta su propia vida - Es hijo de padres sin honra - La pobreza le lleva a abandonar su casa - Sirve a varios amos - El hambre le hace robar - Se nota en él un deseo de ascenso social, pero no lo logra. - La obra es una sucesión de fortunas y adversidades - Llega a un matrimonio sin honra - Realismo, frente al ambiente idealista de la novela de su época (novela de caballerías, pastoril, sentimental,...) No cabe ninguna duda de que la obra presenta un claro carácter renacentista, sobre todo en cuanto a la clara separación entre la natural y lo sobrenatural, lo religioso y lo profano. El Lazarillo se sitúa en este ambiente de lo profano sin dar cabida a ideas o fuerzas sobrenaturales. El Lazarillo de Tormes, como ya se ha dicho, cuenta la vida de Lázaro desde su nacimiento hasta que llega a convertirse en pregonero de los vinos del Arcipreste de San Salvador. Y este asunto se cuenta a lo largo de siete tratados: . Los tres primeros están claramente unidos por la idea del hambre: = Tratado I: Lázaro sirve a un ciego tacaño y mezquino que le enseña a tener maldad. Esta relación va a ser fundamental en la vida del protagonista, que a lo largo de la obra hará frecuentes menciones a él. = Tratado II: está al servicio del clérigo de Maqueda, hombre avariento, a quien tiene que robar el pan del arca. = Tratado III: se relaciona ahora con un escudero pobrísimo que es el primero que lo trata bien frente a la crueldad de los amos anteriores. En este caso es Lázaro quien tiene que alimentarlo. Estos tres capítulos son fundamentales puesto que el anónimo autor ha puesto en relación a Lázaro con los tres estamentos sociales: ciego (pueblo llano), clérigo (eclesiástico) y escudero (nobleza); un proceso de ascenso social, pero curiosamente va en aumento asimismo el nivel de hambruna que padece el protagonista. . Tratado IV: es un mero apunte anticlerical. Con este clérigo consigue comprarse sus primeros zapatos nuevos. . Tratado V: entra al servicio de un buldero, pero en este capítulo Lázaro no será protagonista, sino un simple espectador de los engaños que sufren los aldeanos de la mano de aquél. . Tratado VI: se relaciona con un maestro en pintar panderos y con un capellán, quien lo empleaba de aguador. En este trabajo consigue sus primeros ahorros, con los que logra comprarse ropas viejas. . Tratado VII: se emplea como auxiliar de un alguacil; consigue el oficio de pregonero y se casa con la criada de un arcipreste, lo que da lugar a una serie de habladurías. En cambio, Lázaro acepta la deshonra como una felicidad: "- Lázaro de Tormes, quien ha de mirar a dichos de malas lenguas nunca medrará; digo esto porque no me maravillaría alguno, viendo entrar en mi casa a tu mujer y salir della. Ella entra muy a tu honra y suya. Y esto te lo prometo. Por tanto, no mires a lo que pueden decir, sino a lo que toca: digo a tu provecho. - Señor - le dije-, yo determiné de arrimarme a los buenos. Verdad es que algunos de mis amigos me han dicho algo deso, y aun por más de tres veces me han certificado que antes que conmigo casase había parido tres veces, hablando con reverencia de Vuestra Merced, porque ellas está delante. Entonces mi mujer echó juramentos sobre sí, que yo pensé la casa se hundiera con nosotros; y después tomóse a llorar y a echar maldiciones sobre quien conmigo la había casado: en tal manera, que quisiera ser muerto antes que se me hubiera soltado aquella palabra de la boca. Mas yo de un cabo y mi señor de otro tanto le dijimos y otorgamos, que cesó su llanto, con juramento que le hice de nunca más en mi vida mentalle nada de aquello, y que yo holgaba y había por bien de que ella entrase y saliese, de noche y de día, pues estaba bien seguro de su bondad. Y así quedamos todos tres bien conformes." [...] "Pues en este tiempo estaba en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna." (Tratado VII) El final de la obra no puede ser más irónico, por tanto. En cuanto al estilo, El Lazarillo de Tormes se atiene al ideal renacentista de la simplicidad. Intercala algunos diálogos, en su deseo de velar por la verosimilitud; y se sirve con frecuencia de las frases largas, puesto que es grande su necesidad de ser claro.