V V 7 r riTOSCHIPAI 7_ )IO ARRÁÜ1 r MA YO - YO MA CBS MASTERWORKS BACH Suites para violoncillo solo (Álbum de 2 CD"S) BEETHOVEN Las sonatas para cello y piano con Emamjcl Ax. piano (Álbum de 2 CDS) BOCCHERINI Concierto para violonccllo St. Paul Chamber Orchcstra Pinchas £ukcrman (LP y CD) BRAHMS Doble concierto Isaac Stern, violín Sinfónica de Chicago-Abbado (LP y CD) Cuarteto con piano Op. 60 con Stern. Laredo y Ax (LP y CD) DVORAK Concierto para violoncello Filarmónica de BeHín-Maazel (CD) Tríos para piano, violín y cello con Emanuel Ax y Uck Kim (LP y CD) ELGAR, WALTON Conciertos para violonccllo Sinfónica de Londrcs-Prcvin fCD) HAYDN Conciertos para cello N l " 1 y 2 con la Engiish Chambcr Orchcstra (CD) LALO, SAINT-SAÉNS Conciertos para violonccilo O. Nacional de Francia-Maazel (CD) SCHUBERT Quinteto para cuerda con el Cuarteto de Cleveland (CD) SCHUMANN Concierto para violoncello Piezas para cello y piano con Emanuel Ax O.R. de Baviera^Colin Davis (LP y CD) R. STRAUSS Don Quijote ( + Momm: Concierto para cello) Sinfónica de Boston-Ozawa (CD) YO-YO MA ARTISTA EXCLUSIVO CBS MASTERWORKS Edita SCHERZO EDITORIAL, S.A. C Marqués de Mondéjar. 11 - 4.° C 28028-Madrid. Teléf. (91) 246 76 22 Va» 191) 256 18 64 Presidente Gerardo Queipo de Llano Director Amonio Moral Director Adjunto Arturo Reverter Redactor Jefe Enrique Martínez Miura Consejo de Dirección Javier Alfaya, Domingo del Campo Caslel. Manuel García Franco, Agustín Muño; Jiménez, Enrique Pérez Adrián. Año IV n.° 31 - ENE.-FEB. - 1989 - 425 ptas. Secciones Redacción en Barcelona: Roger Alier. Aclualidad: Arturo Retener y Enrique Martínez Miura. Discos: Enrique Pérez Adrián. Alia Fidelidad: Alfredo Orozco Danza: Roger Salía. Libros: Xoan Manuel Carreira. Jazz: Ebbe Traberg. Música contemporánea: José Iges. Colaboran en este número: Javier Alfaya, Roberto Andrade Malde, José Carlos Cabello Arroyo, Ricardo de Cala, Sansón Carrasco. Xoan Manuel Carreira. Luis Fernando Carvajal Blázquez, Miguel Ángel Coria. Pedro Elias, Femando traga, Florentino Gracia Uirillas, José Iges, José Manuel López López. Santiago Martín Bermúdez, Joaquín Martin de Sagarmínaga. Enrique Martínez Miura, Francesc Xavier Mata i Bertrán, Blas Matamoro, Ángel Fernando Mayo, Antonio Moral, Wolfgang Amadeus Mozart, Agustín Muñoz Jiménez, J.A. Nieto de Miguel. Rafael Ortega Basagoiti. Enrique Pérez Adrián, Francisco Ramos, Arturo Reverter. Jordi Ribera i Bergós, Roger Salas, José Antonio Tapia Granados, Ebbe Traberg. Alberl Vilardell, Francisco José Villalba. Diseño de portado: Salvador Alarcó Foto de portada: CBS Publicidad, Redacción y Administración Scherzo Editorial, S.A. Marqués de Mondéjar. 11 - 4 . ' C 28028-Madrid Telef. (91)246 76 22 imprime: MOVIEGRAF. S.A. C Estigia. 3 y 5 28037 Madrid Tfno.; 204 95 03 f'otocomposición Lumimar. S.A. Albasan*. 48-50 28037-Madrid. 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El relámpago bajo la nieve, Pedro Elias ACTUALIDAD DISCOGRAFICA DISCOS ESTUDIOS DISCOGRAFICOS: — El inagotable atractivo de las Sinfonías de Schumann, Roberto Andrade Malde — Oslman en el firmamento mozartiano, Pedro Elias — Los mejores Mozart de nuestra vida, Arturo Reverter LIBROS LA GUIA DE SCHERZO DOSIER: Tito Schipa. 1889-1989 — Fechas para una carrera, Joaquín Martin de Sagarmínaga — Una edad de oro, Ricardo de Cala — Perfil de una voz, Roberto Andrade Malde — Puntos excelsos en una discografia generosa, Fernando Fraga — Opera y fascismo, Blas Matamoro — Kraus-Schipa, herederos del antiguo belcantismo, Arturo Reverter.. MÚSICA CONTEMPORÁNEA DANZA: — Un festival maduro, Roger Salas ANIVERSARIO: — Mis recuerdos de Hans Hotter, Ángel Fernando Mayo JAZZ — Episodios, Ebbe Traberg EFEMÉRIDES 4 8 32 35 39 40 62 63 64 68 70 71 72 75 78 81 84 86 88 91 95 100 102 Scherzo 3 opinión La indefensión del público j ^1 lenor ha debido cancelar, por rabiosa, tenemos dos ejemplos que abonan la sensación JJ U enfermedad jusiificada, su actuación en la de inseguridad, de permanente zozobra en la que vive el W ,M_-¿lemporada de ópera de nuestra ciudad. Será pobre espectador (aficionados, críticos, estudiosos y sustituido por A los espectadores que lo deseen se ocasionales oyentes incluidos), en este caso madrileño. El les reintegrará el impone de sus localidades presentando primero, comentado en la crónica de la representación de Don Giovanni en este mismo número de SCHERZO, se las mismas en taquilla.» refiere a la inexplicada —ninguna nota de prensa, Esta nota, que podía figurar en prensa, emitirse por la ninguna comunicación oficial, ninguna alusión en el radio local o clavarse en el cartellone del teatro, programa de mano— suslitución de los dos Ottavios redactada en éstos o en parecidos términos, era normal que se escribiera cuando un artista anunciado desaparecía previstos, Gósta Winbergh y Frank Lopardo, por del programa más o menos inopinadamente, acreditando, Dalmau González, de la cuadra Caballé. Con independencia de la actuación del cantante catalán —no con certificado médico, una presunta enfermedad. La precisamente buena—, resulta chocante que, por mor de empresa hacía rápidamente las gestiones que llevaban a su inmediata sustitución y se otorgaba a quien se sintiera desconocidas motivaciones, los anunciados para el papel se encontraran, según noticias fidedignas, cantando en defraudado la posibilidad de recuperar un dinero quizá otros teatros por las mismas calendas. gastado para escuchar precisamente al solista enfermo. El segundo caso, aún más chusco y sorprendente, es-el Casos semejanles se repetían año tras año como algo protagonizado, el 16 de enero, por el pianista y director normal y asumido. Pero eran otros tiempos... Las Vladimir Ashkenazy, hombre al parecer de carácter sustituciones debidas a repentinas afecciones, faringitis veleidoso. En el programa de su concierto para agudas, luxaciones, partos prematuros o cualquier otra causa física (o mental), se siguen produciendo, puede que 'Ibermúsica figuraban, al igual que en el que ofreció, en mayor medida, actualmente. Pero las deferencias con también con la Royal Philharmonic, en Canarias, el Concierto n. ° 27 de Mozart, la Quinta de Sibelius y la el público pagano no son las mismas. En primer lugar Sinfonía n." 9 de Shosiakovitch. Pues bien, sin mayor porque, curándose muchas veces en salud, los organizadores colocan el conocido lema: «La empresa se aclaración, esta última obra fue borrada de un plumazo, reserva el derecho de cambiar o sustituir...». En segundo hurtando así al espectador una parte fundamental del término porque frecuentemente las modificaciones no son concierto —por el que se han pagado cantidades nada anunciadas y el aficionado se entera de ellas a posteriori despreciables en taquilla, Kamertones incluidos— y sin que le quepa no ya el derecho a que se le devuelva un dejándole con tres palmos de narices. Es lógico que algunos aficionados mostraran su desagrado airadamente dinero, sino, incluso, que se le niegue la posibilidad de por tamaña desfachatez, con la que queda perjudicada protestar. Es cierto que los cambios o ausencias son también en gran medida la seriedad del empresario. La produelo habitualmente del capricho de unos divos estúpidamente mimados —el marketing y la bobaliconería razón alegada es más bien ridicula: el concierto empezaba muy tarde (22,30) y al día siguiente orquesta y del público se dan la mano en esto—, pero no lo es menos que la desidia, la incompetencia, el desorden o los director debían desplazarse a Granada. Algo que se incomprensibles silencios de los distintos organizadores (a podía haber previsto con anterioridad, ¿no? Quizá algún día lleguemos a ser aquí tan mayores como veces, hay que reconocerlo, y en el pecado llevan la para poder sortear estos inconvenientes, a veces no tan penitencia, a merced de sus pupilos o contratados o de imprevistos, con más soltura y evitar caprichos de divos los empresarios y agentes poco escrupulosos que los y de agentes, zanjando las imposiciones de unos y de representan) contribuyen a forjar unas desagradables situaciones en las que, vaya por Dios, el perjudicado es otros y respetando como se merece al público. Hace unos años y dentro del tradicional y primaveral festival de siempre el espectador. orquestas se desarrollaba en París un concierto de la En nuestro pais estas cosas están a la orden del día y Orquesta de Filadelfia dirigida por Muti. El programa revelan poca seriedad. Por no remontarnos a épocas venía constituido por la Sinfonía de Franck y la Primera lejanas podemos recordar aquella todavía sin explicar manera de esfumarse de Luciano Pavarotti, cima de una de Mahler. corla temporada de recitales líricos en el Real. Un suceso En el descanso hubo un conato de incendio, extraño que no recibió ningún tipo de explicación. Nadie pronto sofocado, y se acordó suspender el acto. se enteró de si se devolvía o no el importe de las Naturalmente, al público se le reintegró el precio que localidades. El caso es que el robusto tenor italiano había pagado por sus localidades. Parece difícil que, a —cuya presencia motivó el que muchos aficionados pesar de tratarse el expuesto de un caso de fuerza mayor, sacaran el abono para todo el ciclo— se encontraba pudiera hacerse en España, al menos en Madrid, tal y cantando por aquellas fechas el Réquiem de Verdi en la como funcionan las cosas, algo similar. Permítasenos el Scala... Y ya, por centrarnos en la actualidad más beneficio de la duda. 4 Scherzo opinión EL DISPARATE MUSICAL Luisito y el ardor de estómago es juro a Vds., queridos lectores, que tenia —y lengo— otros temas en la cartera sobradamenle merecedores de figurar en esta columna (metilo por demás escasamenie satisfactorio, ya que lo deseable sería que una sección como ésia no hubiera tenido material para sobrevivir). Sin embargo, no puedo por menos que aplazar algún que otro lema sangrante para entrar a explicarles, a contarles, a desbrozarles las últimas noticias, las más recientes hazañas (con sus loores coirespondienies) del más grande ejecutor sumarísimo, el más sagaz cirujano de corcheas de cuantos habitan el firmamento musical: incluso el lector menos avispado habrá adivinado que me estoy refiriendo al ínclito, al único, al inefable Luisilo Ponecajas. La amenaza que anlicipé en el N." 26 de SCHERZO se ha cumplido, y Cobiios ha lanzado su Vienna Concertó. La portadita, en la que el ilustre forense de! pentagrama aparece con ojos cerrados y su sonrisa incalificable, abrazándose con la batuta cual si se amara tierna, cálidamente, assai ben márcala, aparece hasta en las paradas del autobús. L UNA BROMA MUSICAL Entre die grossen pedorreten au¡ Curruchaga y la Presidencia española de la CEE nos están colocando al borde del ataque de nervios. Estaba yo pacificamente sentado en el salón del dúplex que SCHERZO ha puesto a mi disposición, cuando decidí, equivocadamente, enchufar el aparatejo televisivo. Este país, que tan sorprendido me tiene, celebra la presidencia europea y para ello, en un detalle de exquisita finura, acúdese a la música. Me coloqué la peluca ilusionado, obligué a mi estornino a callarse, y me puse a ver y a oír. ¡Liebe Gott! ¡Qué mal gusto! Mucho divo, mucha diva, otras que no lo eran tanto, repertorio funesto (como es natural ni una sola obra mía) y para colmo de males la niña de Almodóvar luciendo sus gracias (?) ante un público inusual. Total, que me dieron la noche y me temo que a muchos españoles y europeos. Cuando los austríacos no queremos saber nada del Mercado Común, por algo será. Prefiero el pernio que menea la cola a los compases de Dvorak, mientras aporrea el piano en el más puro estilo salierino, a espectáculos como esta gala lírica que nos han puesto a todos al borde del ataque de nervios. Yo, que soy bastante histérico, me lancé como impelido por una fuerza superior sobre mi estornino para ahogarle. Le salvó que estaba disecado. Quien casi ha parecido ahogado ha sido Rafael Taibo, la voz de Radio-2. Está claro: entre Gurruchaga-Miró y Carlos Kleiber-Filarmónica de Viena había que elegir y han elegido. El que manda, manda. ¡Adiós libertad! W.A.M. La multinacional comercial izad ora del subproducto ha enviado a Viena una troupe de «periodistas y fotógrafos especializados» (nota: se entiende que especializados en la crónica de sucesos), según reza un suelto, asaz laxante por cierto, que publica Las Provincias el 17/XI/88, y que nos ha llegado merced a la amabilidad de un lector valenciano, a quien desde estas lineas quiero agradecer su valiosa colaboración. El auior del suelto, un tal M.A. Pastor, habla de las interpretaciones del gran experto en el crematorio musical, de las «horas y horas de trabajo de un músico que procede del rock», en referencia a la dura y cualificada jornada colidiana de! Gran Torquemada de la batuta, para acercarse al climax con que «versionando (loma ya) a los clásicos ha encontrado la horma de su zapato» (qué más quisiéramos nosoiros). El tal Pastor desemboca en la coda, muy serio él, con una columna titulada ¿ Ultraje o populismo?, en la que habla del «marcapasos rítmico de fondo», de que Luisito vende medio kilo de ejemplares/ano, mientras que el pobrecito Karajan, infeliz él, sólo vende 10.000 de cada Lp que saca (esta hábil declaración, este sesudo razonamiento de marketing era de un ejecutivo de la casa en cuestión, no se vayan a creer). Pero la guinda, la perla de la inventiva, la quintaesencia de la imaginación viene cuando el tal Pastor define asi los dislates luisíticos (o cobísticos, como Vds. quie- ran). Alemos: «Canciones (?) instrumentales basadas (toma casíaña) en obras clásicas comercializadas (arrea) y estandarizadas (aguanta) para que sean digeribles (échale hilo) por todo el mundo». Asi que ¡¡¡EUREKAÜ! acabo de hacer dos descubrimientos científicos de primer orden, que por lo menos me valen el Nobel, y yo con estos pelos. Por un lado, resulla que Beethoven, Mozart y compañeros (mártires desde que apareció Luisito), son como un plato de fabada seguido de un buen cordero asado, tortilla de patatas, queso manchego y todo con vino del país. En estas circunstancias puede que una buena parte de la población no pueda digerirlos. Pero, ¡tale!, por otra parte llega Don Luisito Ponecajas, desfacedor de clásicas, ponedor de tambores en la parte fuerte del compás, doc• tor en empalmes, experto en tratar las bradicardias de los compositores (que necesitaban un marcapasos urgentemente, no fuera a ser que fenecieran de su car dio, los pobres), y sobre todas las cosas, enzima pancreática, hábil fermento que facilita la digestión y acelera el tránsito. Y el final del tránsito ya saben Vds. cuál es: la feliz y suave evacuación. Los discos de Beelhoven, Mozart, ele, debieran incluir leyendas como ésta: «Precauciones: Se ha descrito la aparición de ardor de estómago o digestiones pesadas tras su audición. Caso de aparecer tales síntomas se recomienda la audición de 2-3 minutos de Luisito, que se siguen de un alivio inmediato de los síntomas y de una suave evacuación. Se advierte que aquellos pacientes con antecedentes de hipersensibilidad a Luisito pueden sufrir un shock de origen alérgico ante una segunda audición». Proponga también que Luisito quede incluido entre las enzimas pancreáticas con el término Luisitina, que queda más mono. No quiero terminar sin contarles unas cuantas perlas: se habla, se discute, se conversa, sobre el estreno, a sargo del conocido Bartolo, de una nueva ópera de Mozart, recientemente descubierta; me refiero, claro está, a La/lauto magna. Otra ópera mozart iana ha sido lili i mámente adaptada a la vorágine terrorista que nos invade, y, según se publicó recientemente, ya podemos disfrutar de El rapto de Serrallo (como todos Vds. saben, Serrallo es un conocido industrial que fue objeto, recientemente, de un prolongado secuestro. Mozart siempre está a la última). Rafael Ortega • precios interesantes 'c(D¿j/t?a ^WSOTO MESA /íiMTvAífvf hay nu'ximt • llámenos! * 2478583/2482927 C n s f < m i l í . i <¡r "^.juluiqn 13 añas de experiencia nos avalan ."S.HI t'-lit*- ftrri 2 4 Schcrzo 5 -opinión- ÁNGULOS BACHILLERÍAS 92 +98 = 93 lguien dijo algo así como: «Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla». Hay quien, más pesimista, piensa que la condena es idéntica para los que no la olvidan. Se me vienen a las mientes tales consideraciones a la vista de la que se nos avecina con lo del 92, y no precisamente por las Olimpiadas. La música es un adorno imprescindible para todo festejo y éste quiere ser sonado. No hace falta saber mucha Historia para darse cuenta de que el encuentro que se produjo en el 92 acabó como el rosario de la aurora en el 98. No sé si para el 98 se prepararán festejos similares a los del 92, pero no deja de ser una fecha importante, con más influencia sobre nuestro presente, incluso, que aquella otra tan lejana. No es mi intención, sin embargo, malgastar esta columna proponiendo la creación de una Comisión de Fiestas para el 98. Se creará, ya lo verán vuesas mercedes, y, si no, al tiempo. Mi propósito es avisarles y avisarme de lo que puede ocurrir después de lo que va a ocurrir. Es como cuando alguien prepara unas oposiciones, que no se le ocurre prever lo que pasará después, caso de que le suspendan, para lo que hay siempre bastantes posibilidades, según la vida enseña. Los psiquiatras suelen recoger los vidrios rotos de tal imprevisión. A la vista de la resaca que trajo la euforia de aquel 92, cabe intuir la que se producirá tras éste. No habrá que esperar al 98. Comenzará el 1 de enero del 93 o algo antes, si Dios no lo remedia. Lo que propongo desde aquí es bien simple: que sea aprobado por unanimidad en el Parlamento el siguiente Articulo único: De todos los presupuestos que se elaboren con vistas al 92 se devengará un 1 °!o que será ingresado en una cuente corriente del Banco de España ins crita bajo el título: «Para el 93» Y que Dios nos coja confesados A Sansón Carrasco 6 Scherzo Cuentas pendientes oda gran cultura, se supone, tiene sus cuentas pendientes. En cada país, en cada periodo hay sus heterodoxos, sus no asimilados que cumplen condena en el seminario por haberse atrevido en su día a ir contra la corriente, a ser leales a sus principios, a la heterodoxia. Ocurre en todas partes, pero aquí en nuestro país, en España, tal vez mucho más que en otros sitios, porque nuestra historia ha sido errática, sujeta a tremendos vaivenes, sometida desde hace siglos a idénticos poderes. Nuestra historia está llena de exilios y de lagunas, de diásporas y de feroces eliminaciones. Ahora, con nuestras contradicciones a cuestas, parece que hemos entrado en una etapa de relativa normalización histórica. Lo cual quiere decir que quizá ya sea hora de repasar nuestras cuentas pendientes y de tratar, en lo posible, de remediar entuertos. Ocurre que en este país hubo una guerra civil y un exilio masivo en el cual se vieron metidos los hombres y mujeres que formaban la crema de la vida cultural española en uno de los momentos más altos desde el siglo XVII. Leer una obra como El exilio español de 1939, de autoría colectiva y editado hace ya bastantes años por Taurus, es una prueba casi insoportable para quien tenga sensibilidad política y cultural. En la obra hay un fichero exhaustivo de las personas vinculadas a la cultura que tuvieron que escoger entre el exilio, el paredón o largos años de cárcel. De la inmensa pérdida que para España supuso el exilio republicano se ha escrito bastantes veces, aunque no tantas como se debiera. Pero mientras que en otros campos de la cultura se ha dado una recuperación —muchas veces incompleta e insatísfactoría— de la obra de escritores y artistas exiliados: se han T CARTAS Ley yreventa Permítame felicitarle por la encuesta tan oportuna, celebrada en noviembre pasado y publicada en su número de diciembre. Como soy un ignorante, quiero preguntarle a Sigma si existe la posibilidad de que alguna persona encuestada haya contestado más de una vez o si esto carece de importancia estadística. Seguro que todo está bajo control. Permítame, asimismo, expresarle mis incomprensiones sobre cuestiones puntuales publicadas en su revista. Por ejemplo, ¿cómo es posible que se diga que Bern- editado sus libros, se han recuperado sus cuadros, sus esculturas, sus proyectos arquilectónicos, en la música, en cambio, casi todo está por hacer. Acaso en buena parte ello se deba a la peculiaridad de lo musical, pero también a la oscura trama de intereses creados, muchas veces de signo ultraconservador, escasamente preocupados en que obras en su día renovadoras o que por lo menos conectaban con la sensibilidad de su tiempo se dieran para un público que podía compararlas con la decadente estética del más repelente Kirsch auspiciada por la dictadura franquista. Pero esas obras están ahí —las de Gerhard, Julián Bautista, Gaos, Piíaluga, Bacansse, Remacha, tamos otros— de hombres que sufrieron en su carne, en su poder creador los efectos de la emigración forzosa y el desconocimiento en su patria. ¿No sería posible entonces hacer lo que se ha hecho en otros lugares, en otros países —Francia, Gran Bretaña, por ejemplo— que ya sea el Estado, ya sea la empresa privada subvencionen o patrocinen ediciones de partituras o de grabaciones fonográficas —auténticamente ambiciosas y logradas, no algunas chapuzas de las que vale más no hablar— para devolver al país algo que forma parte de lo mejor de su herencia cultural? Hacerlo no es imposible y valdría más la pena gastar en eso el dinero que en tanto relumbrón, en tanta operación de falso prestigio y de cara a la galería como se monta en nuestro país. Sería un acto de justicia histórica, la liquidación —aunque sea parcial— de una cuenta pendiente con la parte más noble, más digna y creativa de nuestra historia cultural. Javier Alfaya stein pesco unos tempi amplísimos (número 30, pág. 55) o que Nielsen es todo (sic) menos fácil de tocar (n.° 30, página 56)? ¿Qué necesidad tenía JLPA de aclararnos que Concertgebouw significa literalmente sala de conciertos cuando lo que significa literalmente es edificio de?... En el mismo número, se hablaba de la Crole Zaal (literalmente Sala Grande). ¿Cómo es posible que, hablando de Freiré y Argerich, o de Ivés, caigan una vez más en el (ópico geográfico que empareja nacionalidades o regionalidades de autor e intérprete como premisa idónea? Ayer aprendí que la ChicagoSO no es muy new england, ergo Ivés no entraría en su repertorio materno, a primera vista- Por último, si no he comprendido nunca la utilidad de comparar las versiones musi- -opinión AL MARGEN Feliz Año nuevo a sé que los buenos deseos rara vez se realizan y que los mejores propósitos casi nunca se cumplen. Pero por mi que no quede, asi que deseo a todos: Que 1989 nos libre de esos pintorescos animadores/as culturales que de la noche (del escrutinio) a la mañana (del triunfo electoral) han sido instalados en la maraña administrativa que apresa nuestra música, desde la que enredan cuanto pueden este ya embrollado menester. Y aunque nuestros niños, pongo por situación límite, logren escapar de esos voraces profesores de música que sólo se preocupan de niveles retributivos y dudosas compatibilidades y que, por lo mismo, carecen de tiempo para transmitir lo que tan generosamente, por cierto, les enseñaron en su día —pero sí lo tienen para recibir en su casita de chocolate a los alumnos matriculados en los mismos centros públicos en que supuestamente, imparten la docencia. Y que los músicos de nuestras orquestas sean justamente retribuidos, para que puedan desempeñar —sin generales y compartidos sobresaltos— su cometido artístico. Y cales por su duración en minutos, sin duda, la más grosera entre las comparaciones, lo que no entiendo de ninguna forma es qué utilidad reporta al lector saber que la duración de las nueve sinfonías más Egmont-Ouverture es de seis horas, 5 minutos y 8 segundos. Por favor, de rodillas lo digo, ¿qué significa esto? Me he divertido mucho con la carta dirigida a ABC por Rodríguez Braun, que usted recoge en el n.° 30. Siguiendo su tesis, yo propugnaría que el 1NAEM estableciera, para conciertos de protección oficial, un precio mínimo de diez mil pesetas, segundo anfiteatro del Auditorio. Y de ahí para arriba. Asimismo, si yo fuera intendente, exigiría que los porteros cacheasen a los espectadores y descubrieran si su renta no es inferior a cuatro millones al año. De lo contrario, ejerciendo el derecho de admisión, los echaría. Rodríguez Braun tiene razón, pero como lo imagino bien intencionado, debo advertirle que así conseguiremos que, de una vez por todas, el Auditorio, como los teatros de ópera de los buenos y viejos tiempos que hoy sin duda vuelven, sea, ante todo, un lugar de reunión social de la clase dominante y que los pordioseros, que pongan discos, que para eso los hacen en serie. Probablemente al Sr. Rodríguez Braun le encanta pagar lo que sea y encontrarse en el auditorio con personas de su nivel adquisitivo. Lo que pasa es que en España se proclamó un estado social y democrático de derecho y, en la medida de lo posible, el Estado y las Admi- Y que los organizadores de temporada, ciclos y conciertos ocasionales se enteren de que la música española no terminó en 1946, ni tampoco acaba en los límites de su municipio, provincia y región ni su Tin coincide, ¡eso si que no! con el dintel de sus conocimientos. Y que nuestros directores de orquesta y nuestros solistas vocales e instrumentales se enteren también. (Dudo, llegados aquí, que ciertos críticos se enteren de algo). Y que nuestros musicólogos se persuadan de que la documentación de poco vale si no va seguida de la critica. Y que nuestros compositores se convenzan de que la música jamás se acabará, por mucho empeño que algunas celebridades lugareñas pongan en terminar con ella. Y deseo, por último —se me acaba ya el papel—, que nuestros boyantes patrocinadores recuerden, sí, aquello de «no faltarán, oh Flaco, los Marones si no hay penuria de Mecenas» (M.V. Marcial, Epigramas, VIII, 56, 5.); pero que miren de hacer el bien... luego de escuchar a quien, no como hasta ahora. Miguel Ángel Coria nistraciones no deberán fomentar las desigualdades sociales, sino paliarlas (art. 9 Constitución). Y fomentar el libre acceso a la cultura (an. 40 CE), lo que no significa ir gratis al concierto, sino poder ir al concierto a un precio razonable, no el que se derive del mercado que el señor Rodríguez Braun llama oferta (Kamerton) y demanda (élite social madrileña con pereza de hacer una cota, acto humillante sin duda). Con su permiso, les quiero recordar el Reglamento de Policía de Espectáculos vigente hoy en España, publicado en el BOE de 6-11-82, a disposición de todos y de obligado cumplimiento, el primero de todos, por el Gobierno Civil de Madrid (hoy Delegación del Gobierno). Pues bien, la Intendencia del Teatro Real (hoy. Auditorio Nacional), y el señor Aijón incumplen sistemáticamente dicha norma. Kamerton no, porque ni siquiera está dentro del mismo. Vean si no. El artículo 67.1.a permite que los empresarios distribuyan entre las empresas autorizadas para la reventa hasta un máximo del 25% de las localidades a la venta, siempre que no sean de abono. El art. 67.1.b permite que las reventas podrán cobrar un sobreprecio máximo del 20%. El an. 82, enumera las sanciones por infracciones, desde multas hasta suspensiones o prohibiciones de espectáculos o baja de la empresa infractora en el registro. Claro queda por tanto que: Si yo mismo, particular, me presento ante la taquilla del auditorio, sea concierto organizado por empresa particular o por el propio INAEM, el organizador no me puede dar entradas para la reventa si son de abono. Y de las que no sean de abono, un máximo del 25% de las puestas a la venta, no el 90%, pero para ello tendré que demostrar que soy empresa autorizada para la reventa. No me venga nadie con cuentos ni disculpas, porque Aijón y Vázquez de sobra conocen (y las taquilleras más aún) a Kamerton y sus chicos. Porque, aunque no lo conocieran, si una persona pide 540 abonos —no creo yo que para su familia numerosa—, deben negárselos, porque existe una presunción fortísima de que se compra para revender. De ahí la conveniencia y extrema legalidad de normas de los teatros que limitan las entradas vendibles a cada persona que pasa por taquilla. Por tanto, Váquez y Aijón (por medio del no límite en taquillas) proporcionan a un reventa (cuando la norma admite un 25% para todas las empresas de reventa) entradas de abono y entradas fuera de abono en número superior al 25% reglamentario del 51% que Aijón dice haber puesto a la venta. De los abonos de ORTVE, ONE y Cámara vendidos masivamente en años pasados en taquillas y oficinas del teatro real, mejor es no hablar. Kamerton, por su parte, ni siquiera es empresa autorizada para la reventa (su inscripción en el registro dice otra cosa). Pero, aunque lo fuera, su sobreprecio es, todo lo sabemos, por unos y otros conceptos (sobreprecio significa la diferencia entre el precio de taquilla y el precio que se cobra, llámelo chico, taxi o café), superior al 20%. Está por último, el orden público. Si las empresas realizasen actividades que suponen falta de respeto para los aficionados y toleran actividades (en taquillas o en el interior) conducentes o detonantes de alterar el orden público, entramos en otro supuesto digno de sanción (entre otros, arts. 72.1.b, art. 81.22 y 81.29 del mismo Reglamento). Señores míos, el Estado español autorizó la reventa controlada para dar una ampliación del mercado a los teatros sí no podían vender estos su billetaje completo en taquilla. Pero cuando hay ciento veinte o doscientas personas haciendo cola delante de una taquilla, nadie puede alegar que el empresario corre peligro de no venderlo y sobre todo, primero se da satisfacción a los que se han hecho la cola. Si, agotada la cola, sobraran entradas, para proteger el riesgo empresarial del teatro, tiene razón de ser un mecanismo de distribución a reventas autorizados. Es una lástima que en la España moderna se haya perdido la buena fe contractual, la elegancia y el sentido de la proporción. La norma tiene también su sentido, no cualquier sentido. Yo pido que se respeten las normas vigentes. La venta de abonos el pasado 25 de octubre se hizo con infracción del orden público. Nula, por tanto (art. 1255 Código Civil). En resumen, Excmo. señor Garrido Guzmán, destituya a Vázquez de una vez. Excma. señora Tutor, aplique el art. 82 del reglamento de policía de espectáculos (R.D. 2816/82, de 27 de agosto). Con el máximo respeto y vehemencia. José Miguel Rodríguez Tapia Scherzo 7 -actualidad- Un Parsifal brillante B*rctk>ni: Gran Teatro del Liceo. S de diciembre de I9S8. Wagner: Parsifal. Eva Randová, Peier Hofmann, Simón Estes, Kurl Molí. Anthony Raffell. Kuri Rydl, etc. Dirección musical: L'wc Mund. Puesla en escena: Íean-Pieire Ponndle. realizada por Florian Leibrechi. Escenografía: Jean-Picrrc Ponnelle. Vestuario: Peí Halmen (Producción: Opera de Colonia). Debemos felicitarnos, público y crítica, ante la nueva versión de Porsifol que se nos ha ofrecido en el Liceo, porque en ella se ha estado muy cerca de conseguir la armonía ideal entre la sonoridad orquestal y vocal, la escena, la palpitación dramálica y ia luz que este gran drama musical de Wagner exige por encima de, todas las cosas. Lo cual ciertamente no es poco. Uwe Mund, titular de la orquesta del teatro, consiguió extraer de la misma los mas óptimos resultados, dentro, claro está, de las limitaciones de una agrupación sinfónica que no pasa de correcta. Hubo, en el foso, la máxima amplitud sonora y, en general, más que satisfactorias prestaciones individuales y colectivas (sorprendió gratamente en ciertos momentos la tersura de las cuerdas), aunque habría sido de desear una mayor diferenciación sonora entre, por una parte, los Actos I y III (el mundo del Grial, esfera de la armonía y el diatonismo), y por la otra, el Acto II (el mundo pagano de Klingsor, rico en combinaciones instrumentales y en cambios de matices). El coro del Liceo, a su vez, aunque ha tenido noches mas brillantes, se mostró seguro, conjuntado y acertado en su ya consuetudinaria adopción del idioma de Goethe. La muy bella e inteligente producción escénica del recientemente desaparecido Jean-Pierre Ponnelle partía del interior corpóreo de una iglesia románica con sólidos pilares giratorios que proporcionaban los distintos cambios escenográficos, junto a la entrada y salida lateral de varios elementos exentos y al ascenso y descenso de telones y bambalinas. Así, por ejemplo, en el bosque de Montsalvat del Acto I, la fábrica del templo estaba enmascarada con vegetación y aves de aspecto pétreo, según el estilo decorativo del románico; en el castillo encantado de Klingsor, de aspecto más azulado y gusto oriental, abundaban en cambio los símbolos quirománticos y nigrománticos, y el brujo manejaba un gran espejo reflectante especialmente efectivo. Un elemento pétreo circular, móvil, hacía las veces de bañera de Amfortas, altar del templo del Grial, morada practicable de Klingsor, piscina bautismal y túmulo para Titurel. No dejó de resultar curiosa, dada la solemnidad y contención gestual de otras versiones escénicas de la ópera, que el grave con8 Scherzo flicto del burgo monsalvatense se dirimiese con ademanes crispados y rústica unción sacramental. En la parte principal, Peter Hofmann supo exteriorizar todo el proceso evolutivo del personaje: el necio que mediante la compasión se convierte en sapiente y realiza la obra de redención. Cierto es que la voz, gutural y con un punió de opacidad, carece a veces de una línea de canto concreta, pero aguantó el tipo con valentía y tuvo momentos realmente notables como su exaltado Amfortas! Die Wunde! Die Wunde! del Acto II. Eva Randová, su oponente femenina —Kundry en e! Liceo por tercera vez consecutiva— se mostró algo distanciada en el Acto I, donde no pasó de la corrección; posteriormente afrontó su papel con expresividad, bravura y entrega. Pero su indiscutiblemente bella voz de mezzo carece del peso suficiente que requiere tan comprometida parte. Fue en las voces graves donde hallamos algunos de los mejores resultados de la presente versión liceísta de Parsifal. Simón Estes —Amfortas en el Liceo por segunda vez— ofreció una adecuada visión del torturado rey del Grial, del hombre que. como el Holandés, sufre por serle la muerte vetada y Acto primero del Parsifal. cuyos padecimientos se ven prolongados por la presencia de la sagrada reliquia. Su póteme y rica voz de bajo-barítono le obligó empero a luchar en el Nein! Lasst ihn unenthüllt! del Acto I contra la marejada orquestal, pero en el III pudo hacerse oír mejor en Ja! Wehe! Wehel We'über mich!. Admirable resultó el Gurnemanz de Kurt Molí, no sólo por su voz aterciopelada y rotunda, sino también porque, tratándose de un cantante, se prodigó como un más que plausible actor. En el Acto I se mosiró al principio algo reservado, pero en su narración Titurel, der fromme fíeid estuvo magnifico por expresividad, afinación y adecuación a la ductilidad del canto wagneriano. El notable Kurt Rydl (Titurel) y el sólo correcto Anthony Raffell (Klingsor) completaron el elenco estelar. De las segundas partes, todas ellas extranjeras, no siempre quedó justificada su importación, pero no podemos dejar de recordar, entre los personajes de Montsalvat, el valioso tercer escudero de Joseph Becher o Ewald Aichberger (el programa no especificaba con claridad cuál de los dos era su intérprete). Mejor les fue, por cohesión y calidad, a las muchachas-flores. Destaquemos que sus intérpretes fueron colocadas en el foso, mientras que en el escenario se realizó una muy bella pantomima de gráciles doncellas morunas cubiertas con velos. Se conjuró así el peligro que supone ver en escena un tropel de mu chachas-flores linfáticas y orondas. Jordi Ribera Bergás OCtUQlldod Doble Salomé Montserrat Bvctlona. 27 de diciembre de 1988. Salame, Richard Suauss. Solistas: Horst Hiestermann, Herodes; Verra Baniewicz, Herodias; Montserrat Caballé, Salome; Alfred Muff, Jokhanaan; Hans Sojerrh Narraboih; Rosa M." Ysás, un paje; José Huií, Alfredo Heilbron. Antoni Comas, Vicente Sardinero y Anioni Lluch, cinco judíos; Jacob Will, Siefano Palaichi, dos nazarenos; Nevec Belamaric y Alfredo Burgscaller, dos soldados; Slefano Palatchi, un Capadocio, y Rosa María Conesa. una esclava. Bailarines: José de Udaeta, Hcrodes; Tilly Soffing, Herodias; Darte Gardyn, Salomé; Jean-Maiie Marión. Jokhanaan: Wolfgang Grascher, Narrabolh. Coro y Orquesia del Gran Teatro del Liceu. Dir.: Uwe Mund. Dir. de escena: Jochen Ulrich. Producción del Gran Teatro del Liceu. Después de las Navidades llenas de noticias contradictorias, rumores y declaraciones a diversos medios de comunicación por parte de los diferentes interesados, el Gran Teatre del Liceu nos ha presentado la ópera de Strauss Salomé. Una vez calmadas las aguas y el pánico controlado, el telón se alzó —con un retraso que hacía presagiar negros augurios— para mostrarnos un espectáculo interésame y que satisfizo a la casi totalidad del público, que hacia anos que no veía savia nueva en una ópera de repertorio habitual. No se llegó a producir la temida y anunciada ruptura entre la parte cantada y coreográfica, sino que todos los elementos del espectáculo se complementaban a la perfección consiguiendo un conjunto vistoso, atrevido y colorista. La producción de Jochen Ulrich se basaba en una reproducción danzada de lo que los personajes de la parte canlada iban diciendo y habrían de hacer en escena. Ello conllevó que los cantantes se viesen obligados a ocupar unos márgenes muy marcados, desde los cuales cantaban su pane y por debajo de ellos los bailarines interpretaron sus pasiones por medio de la gesticulación y la danza. El aspecto simbólico del conjunto quedaba realzado a través de la inmensa falda —a estilo de üenda de campana— roja que surgía del cuerpo de la Salomé vocal, Montserrat Caballé, y que se extendía y cubría todo el escenario sirviendo de base para las evoluciones de los bailarines. Montserrat Caballé, desde su trono de la parte izquierda del escenario, presidía toda la escena, excepto cuando una inmensa luna la oscurecía en los momentos en los que se suponía que estaba fuera de escena. Desde esta posición de presidencia cantó casi la totalidad de la obra, excepto en la escena final, en la que descendió de su trono para evolucionar en la famosa y larga escena final. Nunca se sabrá a ciencia cierta si las aguas habían vuelto a sus cauces, pero lo cierto es que Montserrat Caballé cantó con la delicadeza y la profesional i dad que siempre le han caracterizado. Richard Strauss siempre ha sido uno de los compositores favoritos de Montserrat Caballé, que en Salomé ha tenido siempre uno de los pilares de su carrera. En la escena final demostró su dominio de los matices y su interpretación (que el día en que se televisó resultó un lanto agresiva) sigue siendo interesante y musical. Alfred Muff cantó con una voz atractiva y rotunda, de línea noble y de timbre agradable, el difícil papel de Jokhanaan (que se contradecía en cierto modo con la representación mucho menos firme en la fe del bailarín que lo doblaba en escena). En las tres últimas funciones el papel lo cantó Bodo Brinkmann, que no pasó de discreto. Horst Hiestermann, que ya había cantado el Herodes en el Liceu en otra ocasión, cumplió a la perfección, dando al papel el tono histérico que ésie requiere. Vera Baniewicz, de recursos vocales muy amplios, ofreció una Herodias de un buen nivel. Hans Sojer fue convincente como Narraboth. En los papeles restantes se destacaron los cinco judíos, encabezados por el siempre competente Josep Ruiz; también se distinguió Stefano Palatchi en su doble papel de nazareno y de Capadocio. En general, todos los personajes secundarios estuvieron a buena altura. La parte coreográfica resultó igualmente muy atractiva, con una alucinante Salomé interpretada con gran perfección y limpio estilo por Darie Cardyn, cuyas danzas ante un Herodes senil justificaban más que sobradamente el entusiasmo de este personaje. José de Udaeta, en excelente forma en el umbral de sus 70 años, hizo un Herodes bailao un poco a ¡o flamenco con una mímica muy estudiada y una gran capacidad escénica. Interesante también fue el conjunto de bailarines, especialmente el doble de Jokhanaan, Jean-Marie Marión. Negativo en cambio fue el paje-bufón de Herodes, personaje inventado por el director de escena, que más que rellenar la acción la entorpecía. La coreografía de Jochen Ulrich da un especial relieve a la pasión senil y demente de Herodes y a la semiinocencia de Salomé, creando una historia secundaria en torno a Narraboth y su amor no correspondido. Una escenografía sencilla, pero de gran efecto, bien resuelta por la enorme falda de Salomé (a la vez pozo de Jokhanaan) y las lunas que subían y bajaban, daba un tono de inhabitual modernidad a la ópera. Uwe Mund dirigió a la orquesta magistralmente, dando el relieve adecuado a la instrumentación de la obra straussiana. X. Mata Francesc c/HucrtM. 57 -.Til.: « 9 » «7 lodu* los di» MUSH-1 t lásici en dir teto De lunes a jueves y a las 23.30. CICLOS DE MI SICA CLASICA, dedicados a un julor. a un islilo o a un periodo de la Historia de la Música. Viernes, sábados y domingos, dos actuaciones, a lai 20.30 y lav 23.10 éééééééé Scherzo 9 actualidad Homenaje a Blancafort Orquesta Ciudad de Barcelona. Dir.: Francesc Llongueres. Obras de Beelhoven, Brillen, Haydn, Blancafort y Rimsky-Korsakov. Palau de la Música Catalana. Solista invitado: Dmkry Yabtonsky. La Orquesta Ciudad de Barcelona se despidió en 1988 de su público adicto en el Palau de la Música Catalana —su casa— con un sugestivo y a la vez atractivo programa en el que destacaba por encima de las demás obras e! estreno de la pieza de Manuel Blancafort American Souvenir. Junto a ésta —que era la obra más esperada de la velada— el director luvo el acierto de escoger diversas obras pertenecientes a diversos estilos que fueron interpretadas sin seguir ningún orden cronológico. Francesc Llongueras, director de la J.O.N.D.E., fue el encargado de llevar las riendas de esta velada de despedida de año. El programa incluía en su inicio la conocida obertura beethoviana Coríolano. en la cual la orquesta ya desde un buen inicio dio muestras de una buena conjunción en todas sus partes, demostrando a lo largo de los diversos pasajes de la pieza su total compenetración. Le siguió una pieza de Benjamín Britten, Soirées Musicales op. 9 —de la cual la O.C.B. hacia su primera audición pública—, a la cual la formación barcelonesa supo imprimir una gran elegancia, captando el carácter jovial de la Marcha y el melodismo de la Canzonetta. La última pieza que ocupaba esta primera parte era el Concierto para violoncelo de Haydn, en la cual el solista invitado Dmitry Yablonsky —actual primer violoncelo de la O.C.B.— demostró poseer una exquisita musicalidad y ejecutó los diferentes tiempos de que consta la pieza con una gran delicadeza. Al finalizar esta primera parte, el público ofreció una gran ovación a la orquesta y al solista, que se vieron obligados a dar una pequeña propina, una obra de Bach. La segunda pane se inició con la pieza —quizás la más esperada de la noche— American Souvenir de Manuel Blancafort, obra compuesta en 1950, de la cual la Orquesta Ciudad de Barcelona ha tenido el privilegio de hacer el estreno absoluto. La obra dividida en dos partes, la primera denominada Trasatldnticn.en rula y la segunda Melodía discontinua, sirvió para evidenciar dos estilos bien diferentes dentro de una misma obra; por un lado, la primera parte se caracteriza por su carácter tenebroso, lleno de misterio, y la segunda por los muy apreciables ritmos de blues. Esta brillante composición de Manuel Blancafort, músico fallecido el pasado año, obtuvo una gran ovación por parte del público que medio llena10 Scherzo guiente pieza —la que acababa el concierto—, la suite de Rimsky Korsakov La Noche de Navidad, en la cual la orquesta para despedirse de! año aplicó todas sus fuerzas en los crescendos y en los tutti. ba el Palau. Después de interpretar esta obra, que deja de lado todo lo dodecafónico y atonal, se pasó a la si- F.X.M. El estreno de Sarda Btrcdoiia. Palau de la Música Catalana. 26 de noviembre de I98B. Beethoven: Obertura Namensfeter, Op. 115 (primera audición). Sarda: Concierto para violoncelo y orquesta (estreno). Mahler: DasKnaben Wunderhorn (primera audición). Solistas: Lluís Sedó, Ortrum Wenkel, John Brochéisr. Orquesta Ciudad de Barcelona. Director: Franz-Paul Decker. Fronz Paul Decker. El séptimo concierto de la actual temporada de la Orquesta Ciudad de Barcelona ofrecía los suficientes alicientes como para merecer la presente crónica, particularmente por el hecho de estrenarse el Concierto para violoncelo de Albert Sarda —uno de los más significados compositores catalanes actuales—, galardonado con el Premio Ciudad de Barcelona 1986, y ofrecerse por vez primera en la Ciudad Condal el ciclo liederístico completo de Das Knaben Wundehorn de Mahler, no conocido en vivo aquí, dado que de la coledánea de poemas populares alemanes efectuada por Armin y Brentano sólo eran conocidas, vía Mahler, los puestos en música e insertados en las Sinfonías Segunda, Tercera y Cuarta. El Concierto para violoncelo de Sarda es una composición concisa, que rehuye la división en movimientos para ofrecernos un discurso ininterrumpido en el que se establece un diálogo entre solista y orquesta. Sarda mismo nos refiere que: «En el transcurso de la obra se producirán constantemente tensiones y distensiones motivadas tanto por el distinto color tímbrico como por el contraste entre la atonalidad libre y la po1 i modalidad usadas. Si el tutti de la orquesta interviene en distintas ocasiones, la mayoría de los pasajes están instrumentados para pequeños grupos de cámara que, sin doblaje alguno, alternarán temas melódicos y rítmicos con el instrumento solista». El solista Lluís Sedó se reveló como un violoncelista sólido, templado y, globalmente, su interpretación resultó más que correcta, especialmente en la extensa cadenza. La orquesta estuvo, en lineas generales, a la altura requerida, destacando especialmente las intervenciones solistas del concertino y de los referidos pequeños grupos instrumentales (recordemos la labor de las arpas). Pero, inmerecidamente, la acogida del público fue sólo cortés. En el Knaben debemos reconocer que Decker estuvo bastante bien a pesar de algunas licencias colosalistas (excesiva potencia concedida a los metales); buen acompañante de los cantantes, logró por otra parte de nuestra orquesta conjunción y empaste. No nos parece, pues, exagerado apuntar —aunque a la situación actual del conjunto le dedicaremos a su debido tiempo consideraciones más amplias— que en otros tiempos no habría sido posible montar un Mahler como ésie. En cuanto a los cantantes, creemos que su denominador común fue la musicalidad. Ella —Ortrum Wenkel— posee una voz de contralto bastante bella, pero uno se pregunta si no seria más adecuado para la parte voces más claras, tipo Schwarzkopf o Popp. El —John Brócheler— es un bajo barítono de interesante voz algo limitada en los agudos pero con claroscuro. Muy expresivo, tuvo algunos arranques de histrionismo (como en Des Anlonius von Padua Fischpredigl) que no empeñaron su general bien hacer. JO.R.B. actualidad La veteranía del triunfo Barcelona, Gran Teatro del Liiso. Donizetli, ¿una di Lammermoor. Sardinero, Suiheiland, Kraus. Ruii. Orquesta y Coro del Gran Teatro del Liceo. Dirección musical: Richard Bonynge. Dirección escénica: Viltorio Palané. Cuando uno se plantea el comentario sobre unos artistas de tan larga y apoteósica carrera como Joan Sutherland y Alfredo Kraus, puede elegir la opción de hacerlo bajo un doble prisma: relativo o absoluto. Partiendo de esta dualidad en las representaciones de la obra de Donizelti fue evidente que la soprano australiana es un modelo de estilo belcantista, de inteligencia vocal, de técnica depurada, de calidad interpretativa, de vivencia del personaje, con una coloratura de gran calidad, sabiendo expresar y exponer el personaje con todo tipo de sutilezas tanto en el aspecto vocal como escénico que conducen a una actuación que impresiona al espectador y le subyuga; uno queda maravillado que, con 62 años y después de una dilatadísima carrera en obras que todas tienen gran dificultad, pueda mantener sus condiciones actuales, fruto de su gran profesionalidad e inteligencia. Si entramos en el campo absoluto, fue evidente que su voz ha perdido redondez y brillo, que el registro agudo no tiene la brillantez de antaño, lo que la lleva a cambios de tonalidad, un cierto vibrato y una cierta dureza en la zona superior. Cada uno puede hacer aquí su juicio de valor y, aunque nadie puede esperar que vocalmente estuviera como hace veintisiete años, placer que el que suscribe tuvo el gusto de gozar, se puede decir que en la Lucia de Joan Sutherland se puede oír mucho de lo que fue y se encuentra a faltar algo de lo que había sido. Este concepto dualista referido a Alfredo Kraus casi se unifica, volviendo a surgir el cantante de fraseo elegante, de técnica vocal cuasi perfecta, ese saber estar en escena, esa facilidad en el pase de la voz y su seguridad en el registro agudo, lo que hace que sólo se noten los 61 años, que precisamente cumplió durante la segunda representación, porque su instrumento necesita mayor tiempo para calentarse y así en el dúo del primer acto su fraseo, de categoría, fue algo más cortante y el timbre de voz tenia el sonido menos redondeado. Pero ya a partir del sexteto volvió a surgir el gran (enor, del cual uno no sabe qué admirar más: si su ductilidad estilística, su estilo que roza la perfección o la aparente facilidad con que emite su voz en todos los registros, para acabar en el cuadro que cierra la obra, donde el cantante canario dio una lección de maestro. Completaba el reparto Vicenc Sardinero como Enrico, con una correcta 1¡- Alfredo Kraus. nea pero con una cierta frialdad y con una voz que dentro de su siempre estructura lírica ha perdido parte de su belleza y seguridad; poco interesante el bajo Harry Dworchak, al que como es habitual se le cortó el aria, con una voz poco grave y con un estilo gris. Muy interesante el Arturo de Josep Ruiz, al que creo deberían dársele mayores oportunidades, y correctos María Angels Sarroca y Alfredo Heilbron. Los decorados son propiedad del teatro, pero como ya se dijo en su día son poco interesantes, a base de una estructura de un castillo giratorio, a la que poco anadió la dirección escénica de Vittorio Patané, con momentos tan poco afortunados como el hecho de que Normanno le explicara a su señor los amores de Lucia sentado en el suelo. Richard Bonynge tuvo en su actuación tanto aspectos positivos como negativos; entre los primeros su gran conocimiento de la partitura, su gran estilo y el conseguir de la orquesta, sobre todo en los momentos de mayor tensión, una fuerza, una coherencia y un fraseo no habitual. Entre los negativos el estar en exceso al servicio de los cantantes, ralentizando la obra y apagando el sonido, y el hecho de haber abierto muy pocos de los cortes habituales. El coro, que en temporadas anteriores había alcanzado una gran cota, parece haber bajado algo de nivel, a lo que sin duda ayudó el hecho de que en algunas escenas eran poco numerosos. En resumen, una Lucia con grandes momentos y con algo de nostalgia. ' Valencia en invierno Las actividades del Palau de la Música de Valencia previstas para el primer trimestre de 1989 presentan la abundancia y variedad típicas de este coliseo. Del cine (Napoleón de Gance) a la ópera (Opera de 4 notas), de los recitales, vocales o instrumentales (Lloris, Lorengar, Mircheva), a la danza, de las bandas y las sesiones para escolares a los grandes conciertos orquestales, el Palau presenta un amplio espectro de oferta. Tres programas de la Orquesta Municipal de Valencia, cuyo máximo interés se centra en la atención a la música española: Te Deum de Cano, el Concieno para guitarra de Blanquer, con Yepes como solista, y Júbilo de Sierra. De las formaciones invitadas, la London Philharmonic, que toca también en otras ciudades españolas, brinda una parte indudablemente atractiva — conciertos para 2 y 3 pianos de Mozart, con las hermanas Labeque y el propio director, Semyon Bychkov, como solistas— y la más manida Patética de Tchaikovsky. Una centuria mucho menos famosa en el panorama internacional, la Sinfónica de Pomerania, dirigida por Jerzy Salvarowski, nos pone en contacto con el arte de uno de los más interesantes músicos polacos de comienzos de siglo, Mieczyslaw Karlowicz (Poema Sinfónico n." í), y una obra (La muerte de Karlowicz de Kilar) que recuerda su temprano y trágico final en un accidente de alpinismo. La Sinfónica del Bolshoi (director: Alexander Lazarev) toca, como la orquesta londinense, una obra de Tchaikovsky, pero menos divulgada, a Suite n." 3. Los fragmentos de Carmen han de permitir el lucimiento de la mezzo Elena Obratzsova. Una mirada sobre la música del siglo XX nos proporciona la programación escogida por la London Sinfonietta, con Atherton, y los Percusionistas de Estrasburgo. Programas más clásicos, innegablemente bellos, los de las actuaciones de los London Virtuosi, la English Chamber, Orquesta Franz Liszt de Budapest y City of London Sinfonía. Albert Vitardell Scherzo 11 actualidad Fidelidad, libertinaje Valencia. Teatro Principal. !6 y I7-XH-88. Beeihoven, Fidelio; Mozart, Don Giovanni. Kenl Opera. Fidelio y Don Giovanni pueden ser entendidas como respuestas antitéticas al problema moral de la relación entre sexos. La constancia de Leonore es en gran medida la contrapartida de la amoralidad de Don Giovanni. Sustentando a estos personajes están sin duda los credos vitales de ambos compositores, porque es difícil creer que el trágico ñnal del libertino complaciese a Mozart. La Opera de Kent no es una compañía de primera fila, pero sus montajes funcionan en lo teatral y son suficientes en lo vocal. Más pobre la puesta en escena de Fidelio que la de Don Giovanni, que dentro de la tónica de sencillez genera] conseguía efectos de sorpresa. La escena del cementerio, con el brusco y bello cambio de un escenario en negro a la blancura de las estatuas fúnebres, resultó especialmente lograda. El titulo beethoveniano, por su escenografía poco atractiva y su reparlo vocal homogéneo pero no excepcional (Peter Knapp, Pizarro, tuvo que cantar casi afónico), encontró su ner- Fidelio por ¡a Opera de Kent. 12 Scherzo vio vital en el foso orquestal. La labor de dirección musical de Ivan Fischer bordeó lo extraordinario. Extrajo de unos instrumentistas no perfectos —se apreciaron deficiencias en la cuerda y la madera— un Beethoven enérgico, de gran carga dramática. Sobre las tablas ese mismo dramatismo fue también logrado en las tensas escenas del intento de asesinato y posterior salvamento de Floreslán. La ausencia de grandes cantantes se hizo mas patente en Don Giovanni. Roben Hayward salvó, vocal y escénicamente, el papel principal (encomendado en principio a Knapp), sin conseguir dar los infinitos matices de la psicología del libertino. Thomas Lawlor fue un Leporello histriónico, basado lamentablemente en una fea materia vocal. Muy precisa la línea de canto del Don Ottavio de Mark Curtis. Aceptable el resto del elenco, salvo el inexpresivo Masetto de John Hancorn. Fischer demostró sintonizar algo menos con el mundo mozart ¡ano. A su eficaz dirección sólo cabe reprocharle la precipitación con que hizo concluir el infernal rapio de Don Giovanni. E.M.M. £1 genio de Pogorelich Valladolld. Gran Teatro Calderón de la Barca. 20 diciembre 198S. Brahms, dos Rapsodias, op. 79. Liszt, Sonata en Si menor. Chopin, 24 Preludios, op. 28. (Asociación Cullural Salzburgo, con c] paIrocinio de la Juma de Castilla y León y la colaboración de El Corle Inglés y Caja Salamanca). Es indudable que Ivo Pogorelich levanta oleadas de admiración y respeto, aplauso entusiasmado y encendido allí donde se présenla: el público, posiblemente, ha olvidado ya la anécdota de su inexplicable descalificación en el Certamen Chopin del año 80 y ha asumido la realidad incuestionable y categórica de la genialidad interpretativa del pianista yugoslavo. Ivo Pogorelich, renunciando a la tentación del camino fácil y más proclive al aplauso impensado, se enfrentó a un programa gigantesco en el que dos Rapsodias de Brahms servían de pórtico a la Sonóla en Si menor de Liszt y a los 24 Preludios de Chopin Ya en el Agitato de los primeros compases de la Rapsodia n.° I en Si menor de Brahms, que iniciaba el recital, Pogorelich dejó clara una de las notas que le caracterizan: la profundidad en el análisis, que hace surgir poesía y lirismo en medio de la energía de la interpretación. Pogorelich realizó una lectura profunda del Opus 79, presentando una imagen del profeta de Hamburgo rigurosa y enérgica, en la que uno se rindió a la tentación de recordar la visión plástica que sobre la interpretación de la misma obra por su autor tuvo Beckerath. El gran reto del recital lo constituyeron, no obstante, la sonata de Liszt y los preludios de Chopin. Si en la interpretación de la Sánala en Si menor Pogorelich inundó el teatro con un sonido único y excepcional —otra de sus características— admirablemente conseguido mediante una técnica perfecta, que consigue transportarse y transportar desde lo lírico a lo tempestuoso o desde lo místico a lo diabólico, o que es capaz de unir a Schubert con Beethoven, en la lectura de los 24 preludios chopinianos Pogorelich desplegó toda su genialidad en un abanico casi interminable de exquisitez y fuerza, ternura y energía, técnica y arte. La temperatura física poco agradable de la sala, que molivó que Ivo Pogorelich suprimiera el intermedio en un alarde de inspiración, memoria prodigiosa y resistencia física, quedó relegada por el entusiasmo de un público enfervorizado, entregado plenamente a la genialidad indiscutible del joven pianista. J.A, Nieto de Miguel • actualidad Festival de Canarias: una buena apertura n el breve espacio de seis días se han podido degustar en este festival isleño —que cada año quiere reunir los máximos brillos orqueslales— cinco estimables conciertos, iodos ellos con alguna ñola de relieve, que configuran lo que puede ser considerado una buena apertura, un comienzo realizado con el mejor pie. Dentro, claro, de lo que pretende y ya es el certamen, alejado de cualquier veleidad experimental o de búsqueda de horizontes habitualmente no contemplados por las demás muestras europeas o americanas. La nota media alta empez.ó ganándosela el pianista polaco Krysiian Zimerman, una de las indiscutibles personalidades de esta edición. Su toque fino, musical, su fraseo ceñido pero elocuente, su elegancia, su transparente digitación, la belleza de su sonido, lo cristalino de su planificación fueron hábilmente aplicados a la ejecución de un bien arquiteclurado y curiosamente lírico Emperador de Beethoven, explicado con una meridiana claridad de concepto y de mecanismo, articulado con sabia madurez, impropia de un artista de 32 años. Y lo más resaltable fue que a esta recreación, no exenta de vibración interior ni de ciertos toques de exigible espectacular i dad, se opuso una orquesta dúctil y dialogante, arropadora y cálida, precisa y variada. Gobernada por Víctor Pablo Pérez, su titular, la Sinfónica de Tenerife, que ha alcanzado en poco tiempo un nivel envidiable —lejos aún de lo que se puede conseguir, en cualquier caso—, se plegó a las intenciones del solista como si fuera su camiseta y se situó a su altura a lo largo de lo que pareció, y he ahí la gran vinud de esta interpretación global, una fluida y matizada conversación. Un poderoso clasicismo, libre de excesos y gangas románticas, entreverado de luces y penumbras, en el que quizá sólo desentonara una cierta destemplanza del timbal, ágilmente expuesto, vivificante y sano, envolvió la triple actuación de pianista, director y orquesta, que dejaron demostrado lo importante que es —además de otros tactores básicos como la afinación, la transparencia de texturas, la dicción o la regulación de intensidades— el establecimiento de una corriente omnicomprensiva que determine el hallazgo de una sintonía, de una inteligencia común en la consecución de un resultado musical unitario; cuestión básica en una obra concenante y más en una de las características de esta partitura beethoveniana. Luego director y conjunto ofrecieron una vibrante y dramática E (quizá demasiado para la conservación del balance general) versión de la Sinfonía n. " 2 de Sibelius, en la que prevalecieron los tintes sombríos y los rasgos que conectan la obra a la tradición centroeuropea sobre los detalles pictóricos que permiten en su caso el trazado cuidadoso de un sutil y desde luego perfectamente sibeliano paisaje (interior y exterior). buenas virtudes y algunos defectos de la orquesta y también las características de la mejorada, aunque muy desequilibrada acústica (en el escenario se ha instalado una caja de madera reflectante) del Pérez G a Idos. El orden y la medida El día 10, y sustituyendo a Lucia Popp —una de las varias figuras que este año, como otros, se ha caído del Una voz en la tormenta cartel—, cantó Edith Mathis. Soprano Algo desleída, escasa de densidad lírico-ligera en origen que ha evoluciodramática, aclarado su color —nunca nado provechosamente a lírica, la arprobablemente el de una mezzo auténtista suiza sigue conservando sus tica, más próxima a una falcon— se virtudes —igualdad de agradable color, muestra en la actualidad la voz de comprensión y matización del texto, Christa Ludwig (1928), la veterana canfraseo nítido, adecuada extensión, altante que sigue conservando, no obsgo corta abajo... — y limitaciones tante, un centro y una zona aguda —poca variedad de acentos, cierta motodavía dotados de esmalte y no escanotonía expresiva, estrechez de la gaso volumen y, sobre todo, una dicción, ma...—. Una buena y correcta cantanle una propiedad y una elegancia que sóque se repitió, igual a si misma, a lo larlo los importanies liederistas poseen. Y go de un recital de páginas de Mozart, ello quedó demostrado en la interpreSchubert {Margarita en la rueca necetación de los Kindertotenlieder de Mah- sita bastantes más medios e intención), ler, a la que falló, aparte de una mayor Schumann y Wolf. El siempre excelente hondura y refinamiento en la colabolrwin Gage colaboró —menos en el priración orquestal, una temperatura y un mer autor— a satisfacción. desgarro interior más propio del autor Ordenado en el balance polifónico. bohemio. preciso en el equilibrio de planos, buen En el mismo concierto (11 de enero) constructor, hábil en el manejo de las la Royal Philharmonic y Vladimir Ash- estructuras sinfónicas, se mostró una kenazy desplegaron todos sus poderes vez más el director soviético Mariss y, con la caja de los truenos abierta de Jansons (1942) al frente de la poderopar en par, avasallaron con un Don sa Filarmónica de l.eningrado. ExcelenJuan de Strauss rutilante pero un tante técnica, temperamento controlado, to impreciso y excesivamente crispado lejos de la frialdad, el antiguo asisteny con una bien ideada Sinfonía de te de Mravinski conserva virtudes del Francie aquejada de los mismos males, legendario titular de la formación, aunno siempre bien cantada y respirada, alque diste —al menos por ahora— de togo confusa de planificación y abundo- car, con las armas más austeras, el sa en climax. Lo mejor de la doble fondo y esencia musical de las obras. actuación de la formación londinense Su versión, apoyada en los espléndidos y de su director —tan nervioso y lleno arcos de la Filarmónica, de la Música de azogue, tan voluntarioso y tan efi- para cuerdas, percusión y celesta de caz en el despliegue de una técnica más Bartók fue admirablemente diseñada, bien parva que le lleva al exceso gestual pero quedó lejos de mostrar en toda su continuo— fue la estimulante, intencio- plenitud las esquinas y aristas que se nada, bien dicha y tocada Novena de desprenden de un manejo más contrasShostakovitch, que iniciaba el segundo tado de la materia sonora y que esconprograma a su cargo, en el que se situó den !a más amarga y profunda también un desilusionante Concierto desolación. Bien construida, equilibran. " 27 de Mozarl, del que estuvieron da, brillante, con acentos muy propios ausentes importantes dosis de poesía y frecuentemente ocultos en una partituefusión y en el que no se obtuvo el adera que, después de todo, es rusa, la incuado nivel de equilibrio y ajuste, aunterpretación de La consagración de ¡a que, pese a determinadas imprecisio- primavera apareció no tan abigarrada nes, Ashkenazy, sentado al piano (su como hubiera sido de desear y carente instrumento, en el que ha sido y es uno de la dimensión orgiástica que podía de los grandes), dejó entrever al músiprometerse tras el inicio e incluso tras co que lleva dentro. Cerró la sesión una la lan delicadamente tratada introducvigorosa, aunque exterior, no bien pla- ción de la segunda parte. nificada y algo gruesa Quinta de Sibelius en la que se pudieron apreciar las Arturo Reverter Scherzo 13 actualidad La gala y sus galas Madrid. Auditorio Nacional. 7 de enero de 1989. Gala Lírica. Obias de diversos auinres de opera y zarzuela. Caballé. Kraus, González, Carreras. Rey, Pons, De los Angeles. Orquesla Nacional. Collado, Ros Marbá. Balada. Una gata es lo que es: acó ni eci miento social más que musical constituido comúnmente por la suma indiscriminada de piezas de escasa duración cuya interpretación suele ser encomendada a artistas de diverso pelaje y significación, que pueden venir conectados, como en este caso, por la coincidencia de nacionalidades y de especialidades. En esta Gran Gala Lírica organizada para festejar la primera presidencia de España de un semestre del Mercado Común y, al mismo tiempo, para insistir una vez más en la importancia del 92, se dieron cita algunos de nuestros mejores cantantes de ópera y zarzuela, campos en los que nuestro país, por paradójico que pueda parecer teniendo en cuenta tantas carencias educacionales, se halla situado a la cabeza. Es difícil que en cualquier otra parcela musical se localicen tantas figuras famosas y de calidad. Buena idea, pues, la de realizar la convocatoria en torno a ellas —o con ellas— y también la de elegir una mayoría de páginas relacionadas de un modo u otro con España. Luego, ya se sabe, cada cantante hace lo que puede; la orquesta, con pocos ensayos, apoya más bien rutinariamente y los directores musicales se esfuerzan en que todo discurra dentro de la normalidad y que no se produzcan graves desajustes. En esle acto, de dimensión asimismo claramente política —asistieron los Reyes, varios ministros y personalidades de la Comunidad Europea—, en el que probablemente no eran todos los que estaban ni estaban todos los que eran, las cosas funcionaron dentro de un orden y no se suscitaron graves problemas; incluso, episódicamente, se produjeron instantes no exentos de magia, de valor especialmente comunicativo, de altura artística incuestionable o de vibración colectiva. Lo que ya es mucho en una gala de este tipo, que entra más bien en la sección de ecos de sociedad. Y puesto que esta crónica se escribe para una revista de música, forzoso es referirse a los breves chispazos que en conexión con este arte se vislumbraron a lo largo de una interminable sesión de más de tres horas, con transmisión por radio y televisión, himnos y presentación de una famosa como Carmen Maura. Ante todo, como algo en buena medida histórico, pleno de connotaciones casi todas ellas extramus¡cales, la presencia de un milagrosamente recuperado José Carreras, que mostró, sobre todo en la romanza de La taber14 Scherzo nera del puerto, una frescura de voz y una potencia de agudo —al que siguen aquejando las mismas limitaciones de antes de la enfermedad— verdaderamente insólitas, acompañadas de su ya tradicional mordente expresivo. Caballé dio lo mejor que puede dar ahora mismo en una sentida y bien dicha P/eurez. pleurez mes yeux de £7 Cid de Massenet. Pons, con su hermoso centro, cálido y noble, no acabo *de centrarse y, a pesar de su bien cincelado fraseo, evidenció algunos de sus talones de Aquiles —falta de redondez en la zona alta, exceso de vibrato, problemas de fiato—. Fue bonito escuchar todavía la gracia, la capacidad de matiz, el cristalino timbre de dos o tres notas centrales de la ya anciana Victoria de los Angeles, una de nuestras más grandes e indiscutibles glorias del próximo pasado, como lo fue, en el lado contrario, admirar el agradable color, la extensión, la facilidad y la igualdad de una voz como la de la joven debutante Isabel Rey, que, en la escena final de La sonámbula, puso, sin embargo y bastante lógicamente, de manifiesto que ha de estudiar y evolucionar mucho para superar esa cansina forma de decir, esa monotonía expresiva, esa blandura y esa falta de musicalidad profunda. Factores éstos que derrochó a manos llenas —lo que no es nada sorprendente— Alfredo Kraus en una nueva lección, cada vez más rara para estos tiempos, de bien cantar, de regular, matizar, expresar, ligar y recrearse en la suene sin perder nunca el norte de la línea. Su M'apparí de Marta y su Lamento de Federico de La Artesiana quedan, ahí, en un permanente rizar el rizo, para la historia. Se desenvolvió algo justa de facultades, relativa afinación y, sobre todo, ininteligible dicción, la buena cantante que en todo caso es Ana María González. En el podio se situaron dos buenos acompañantes como José Collado, que hizo un demasiado ruidoso y brillante preludio de La boda de Luis Alonso, y Antoni Ros Marbá, más delicado y sutil, que cuajó en las arias de Kraus y las piezas de Victoria de los Angeles los mejores momentos de música de la noche, a los que se plegó excelentemente la profesionalidad de la Nacional. Pareció más bien innecesaria e incomprensible la presencia de Leonardo Balada dirigiendo la Elegía y Baile de Bodas —dos piezas anodinas edificadas sobre motivos literales mejicanos— de su ópera Zapata. A.R. Una crisis permanente Para qué vamos a hablarles a ustedes de nuevo de los problemas que aquejan, en crisis mantenida desde hace más de cincuenta años, a lo que conocemos con el nombre de nuestro género lírico, la hoy casi inexistente zarzuela (grande y chica, castiza o italianizante). No hay nuevas obras —lo que no puede considerarse ilógico dadas las características, tan de una época, de la palabra y la música que, por definición, parece han de intervenir en ellas—, no hay más que unas pocas representaciones oficiales dignas y unos cuantos empeños privados o semiprivados realizados con escasos medios. Y, consecuencia de ello, no hay cantantes de nivel adecuado o hay también muy pocos. En fin, no puede uno extrañarse de que con este panorama dos premios instituidos por la Fundación Jacinto Guerrero, el Tercero Internacional de Canto y el Cuarto a la Mejor Obra Lírica, se hayan declarado desiertos según recogen las actas correspondientes de 13 de diciembre y 15 de noviembre últimos. El jurado del de canto (Di Stefano, Celada, Fernández-Cid, García Abril e Higueras) ha concedido, no obstante, el Premio al mejor intérprete de obras de Jacinto Guerrero a Santiago Incera y «sugiere la posibilidad de convocar, con carácter exiraordinario, el concurso para el año próximo con la dotación que ahora se otorga (un millón de pts.)». El otro jurado (López Sancho, Marco, Ros Marbá, Monisalvatge y C. Halffter) acordó conceder un accésit de un millón a Manuel Balboa por su obra La memoria del viento, de la que ha escrito tanto música como texto. Por otra parte, y sin movernos del terreno lírico, debe destacarse la reciente concesión a la joven soprano Milagros Martín del sexto Premio Federico Romero, otorgado, a través de la SGAE, por sus hijas. La cantante, uno de los escasos valores que empiezan a despuntar, ha tenido una relevante actuación en 1.a revoltosa y La chulapona, representadas la pasada temporada en el Teairo de la Zarzuela. Fe de erratas La traducción del artículo de HansGünterOttenberg, C.P.E. Bach y los compositores clásicos vieneses, del Dosier del pasado número, se debía a nuestra colaboradora M.' Angeles de Juan Robledo. actualidad Una semana de bondad... En el plazo de unos pocos días se han ofrecido varios interesantes conciertos de música histórica, parcela que comienza a animarse un tanto en el ambiente madrileño, pero que aún está muy lejos de las colas europeas. El concierto de la clavecinisfa francesa Francoise Lengellé (Residencia de Estudiantes, 19-XII) nos reveló a una profunda conocedora del arte sonoro de la época barroca de su país. Creadora de un hermoso sonido, Langellé acertó ¡amo en el tratamiento de la invención poética de Couperin o Forqueray como en la cimentación danzable de las músicas de éstos y de Rameau. La impecable lectura de la Obertura a [afrancesa BWV831 de Bach fue vista por Langellé desde el mundo de los clavecinistas franceses, donde esta obra quedó entroncada con naturalidad. El programa de Hesperion XX (Museo del Prado, 20-XII) era básicamente idéntico al tocado por este grupo en el Real Coliseo en mayo pasado (reseña en SCHERZO n.° 25, pág. 13), no asi los resultados. Las tonadillas de Palomino, Laserna y Castel merecieron un trabajo vocal más preciso por parte de Montserrat Figueras, quien también se mostró más intencionadamente expresiva en muchos de los pasajes. La labor instrumental mejoró igualmente con relación al concierto citado. Desaparecidos los problemas de afinación en la cuerda aguda, se obtuvo asimismo el deseable equilibrio entre ésta y la grave (Savall y Duftschmid). Cerrando el ciclo de La Mtísica en tiempo de Carlos III, el Cuarteto Mosaíques (Museo Municipal, 22-XI1) interpretó los Cuartetos Op. 77, n. " I y 2 de Haydn. La ausencia de José Miguel Moreno por enfermedad dejó fuera de la sesión las obras previstas con guitarra y laúd. El eje del grupo, pri- mer violin-violoncello (Hobarth, Coin), se vio comprometido por los problemas de afinación del violinista, principal factor de desequilibrio de las ejecuciones, dotadas, pese a todo, de dinamismo y comprensión del estilo. En la segunda de las obras la dificultad fue resuelta en parte, aunque viola y violoncello siguieron siendo los más ajustados. Philippe Herreweghe, con el Coro y la Orquesta del Collegium VocaleGante (Auditorio Nacional, 23-XII), interpretó de manera contenida, dinámica y acentualmente, el Oratorio de Navidad de Bach (Cantatas 1, 2, 4 y 6). La excelencia del coro, la extraordinaria afinación del conjunto instrumental, salvo los apuros pasados por los cor ni, y la plausible labor de los solistas vocales fueron las bazas seguras de su recreación. Sobresalieron las admirables intervenciones del oboe en el aria con eco de la cuarta cantata y la trompeta en el coro que cierra el Oratorio. E.M.M. y un día de placer Madrid. Auditorio Nacional. 20-XII-88. Corelli: Concertó Orosso Op. 6, n." 8 Fallo per la nolie di nalale. Telemann: Tafelmusik II. Nona Liddell (violin). Crispían Sítele Perkins (trómpela), Ttss Millet (oboe). Bach; Magníficat en Re mayor. Valerie Maslerson (soprano), Della Jones {mefJO y alio), John Gmhani-Hall (tenor). Stephcn Varcoe (barítono). The London Bach Orchestia and Chorus. Nicholas Kraemer, dirección. Segundo concierto de Navidad patrocinado por el Banco Hipotecario de Espafla. Philippe Herreweghe. Nicholas Kraemer es un director que, (es decir, los sonidos graves y agudos como Norrington, sigue en pos de la se oyen a la vez, en los ataques, y no objetividad radical en la interpretación unos después de otros); eso permitió de la música barroca. Con su orquesta una gran claridad y agilidad, y control Raglán Baroque Players (instrumentos de los timbres (en tutti y en dúos o tríos; originales) ha firmado una excelente por ejemplo, el dúo de trompeta y faversión discográfica de La Cetra (Op. 9 got en Telemann); esas cualidades fuede Vivaldi). Sigue indagando en el vo- ron reforzadas en el coro por la cabulario y la gramática auténticos: ex- introducción de cuatro contratenores tremo en los tempi (muy rápido en los en las filas de los mezzosoprani. Vivace y Presto, lento en los Lentement A tal nivel estilístico, solamente los y Largo) y en las intenciones interpre- puristas más integristas lamentaban los tativas (alegre en los Allegro, medita- instrumentos modernos de la London tivo, casi improvisando en los AdaBach Orchestra. gio...). Los tres compositores fueron División de opinión en cuanto a las tratados, asi, con colores diferentes (y voces: Arturo Reverter encontraba que eso es muy infrecuente en estos concier- al tenor le faltaba expresión, mientras tos): acordándose, quizás, de la Follia, yo pienso que estuvo en total acuerdo los músicos propusieron un color espa- con la inlerpretación violenta, rozanñol para Corelli evocando el lado ínti- do la estridencia (¡qué bello!) del conmo, jocoso y naifde las alboradas y los junto; que la voz del soprano era la más aguinaldos. En Telemann hizo sobre- bella, mientras yo pensaba que era una salir el lado fresco de las fantasías pri- decisión arriesgada el hacer cantar el marias, tratando la Música para los Trío (n.° X) por el coro, en vez de dar banquetes como una música de fondo, otra oportunidad al soprano (el Trio esenlazando los vihuelistas con Satie. En tá escrito, en mi edición, para dos soBach privilegió la exaltación (alegre y listas soprano y un alto...). grave a la vez) y no la alegría abstracta habitual, académica. La orquesta no suena a la alemana P.E. Scherzo 15 actualidad Estreno de Acis y Galatea, de Literes Furor de ser Moiart: Trío KV ¡02. Schumann: Trío Op. 63. Mendehsohn: Trío Op. 66. Beaux Aris TríoíMenahem Pressler, piano. Isidore Cohén, violín. Peter Wiley, chdo). IX Ciclo de Cámara y Polifonía. ANM, Madrid 10/1/89. Decir que esía manera de hacer música es anacrónica podría prestarse a malentendidos; más justo sería: el Trío Beaux Arts ha mantenido una tradición musical perdida; la gran tradición de Europa Cenlral enire las dos guerras. Los supervivientes de la shoa y algunos otros como la familia Busch, que prefirieron el exilio a la barbarie, llevaron un estilo cameristico que, en parte, cuajó en el Nuevo Mundo. La brillantez del Trio Stern (su versión del Archiduque) ha ocultado un poco el arte más frágil de los Beaux Arts. Tampoco se toca así en Europa hoy, con esta belleza sinfónica (salvo los Berg ¿a veces?) animada por una violenta energía: los intérpretes prefieren buscar la diferenciación extrema de las voces, de los timbres, replanteando el concepto histórico del trío, del cuarteto. Bienvenidas, también, sean las futuras y necesarias versiones con instrumentos auténticos de los Cuartetos de Mozart, de los Tríos de Beethoven. En vez de guerra entre estilos, prefiero, de acuerdo con Yo Ye Ma, una celebración; y es un signo de este siglo de aceptar cosas antagónicas. El público así parece haberlo vivido en el concierto: los Beaux Arts tocan en familia, espíritu de la.afictón, se jalean, se enfadan, se corrigen y felicitan; se emocionan y se disculpan por tanto sudor. Isidore Cohén utilizó (Trío de Schumann, 1.° tempo, por ejemplo) ese peculiar movimiento de arco que Szeryng llama modulación alemana; como una persona de otra edad, de otra cultura, que emplea palabras raras y refinadas, más justas que nuestras expresiones de moda... A veces criticamos los conciertos, otras son ellos quienes nos critican. P.S. Francia ha decidido albergar el Festival (el espíritu} de Marlboro, para reanudar con un cierto estilo de música. Más modestamente, ¿no se podría invitar al Trío Beaux Arts en residencia, algunos meses al año, para impartir cursos y dar conciertos? Cualquier ciudad, Gerona, Ciudad Rodrigo, Madrid... convendría. Pedro Elias Largo viaje hacia la voz Desde el 24 de noviembre viene desarrollándose en el Colegio Mayor Elias Ahuja, en la Ciudad Universitaria de Madrid, un ciclo musical denominado La voz humana a lo largo de ¡a historia y subtitulado Una aproximación al mundo de la ópera. Es continuación del organizado el pasado curso en el Colegio Mayor San Pablo, en el que se trazó, a lo largo de 27 sesiones, un panorama de la historia de la música. Aquí "se busca una mayor concreción y se centra la tarea de divulgación en la voz como elemento de expresión musical, sin que se circunscriba realmente el estudio, como hace pensar el subtítulo, a la parcela operística; la visión es bástanle más amplia, como lo corrobora el titulo de cada uno de los epígrafes: El románico y el gótico, El renacimiento y el manierismo. El barroco y el rococó. El clasicismo. El romanticismo. Postromanticismo y expresionismo alemán. Nacionalismos, Impresionismo y El siglo XX. Este ciclo, al que se dará cierre el 16 16 Scherzo de marzo, está, al igual que el anterior, organizado por el café-concierto La Fídula, con Víctor de Blas al frente, y patrocinado por El Corte Inglés. La presentación de cada una de las sesiones corre a cargo de Andrés Ruiz Tarazona. Los intérpretes son, por lo general, jóvenes valores o destacados alumnos de la Escuela de Canto. Al piano se sienta siempre seguro y eficaz Sebastián Mariné. Es justo destacar el interés de la mayoría de las convocatorias y resaltar que en tres de ellas habrá ocasión de escuchar y ver, con mínima pero real puesta en escena, otras tantas pequeñas óperas: Acisy Galaica de Sebastián Lileres, la gran novedad, de la que se da un anticipo en el Elias Ahuja y que se estrena con todo de manera oficial el 21 de enero en el Círculo de Bellas Artes (dentro de una Semana de Música Antigua): Bastión y Bastiana de Mozart (26 de enero) y El teléfono de Mennotti (16 de marzo), que dará cima a este viaje en torno a la voz humana. Entrevista con Alicia La¿arD, directora artística. Primer Encuentro de Música Antigua de Madrid. Patrocinado por El Corle Ingle!, y apoyado por el INAEM, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento. Scherzo.—Durante la presentación a la prensa de este primer Encuentro, usted se refería siempre al término fiesta de la Zarzuela, y nunca zarzuela. ¿Por qué? Alicia Lázaro.—Zarzuela es una contracción del término general fiesta de ¡a Zarzuela, casa del Infante don Fernando, al principio del XVII; acudían comendiantes, músicos, bailarines de las compañías de teatro de Madrid. Se trataba de divertí mentó más que representación de obras concretas, hasta 1629 con La selva sin amor de Lope de Vega. S.—¿Acis y Galatea es una fiesta o una zarzuela? A.L.—Fue estrenada en 1709 para el cumpleaños del Rey por la compañía de José Garcés, en el Buen Retiro, y se puede considerar como una obra de transición entre dos siglos, entre dos dinastías (Austria y Borbón), entre dos estilos musicales (o teatrales). Encontramos tonos y tonadas del XVII, canciones con sus estribillos, sus ritmos ternarios y, al mismo tiempo, formas operísticas italianas (recitativo, aria...). Es una obra cerrada en cuanto la música está escrita de forma precisa, así como el texto; es una obra abierta en cuanto faltan la obertura y los interludios; hemos decidido emplear para ello música de Martín y Coll. Después de su estreno la obra se representó en varias ciudades de España (22 veces en Valencia) y Portugal. S, ¿Habéis efectuado un trabajo de reconstrucción o de orquestación? A.L.—En los manuscritos de Madrid y de Evora figuran sólo algunos instrumentos. Hemos empleado varios otros (clarín, archilaúd, clave, órgano...), dando peculiar énfasis a la percusión (castañuelas, por ejemplo). La escena barroca española es la gran desconocida en cuanto a su aspecto estético: la iluminación (antes se usaban velas), los fuegos artificiales... Para los decorados y trajes hemos trabajado con el gabinete de dibujos de la Biblioteca Nacional. S. —El lema de la obra era ya un clásico; ¿cómo está tratado por Cañizares? A.L.—Uno de los mensajes de la obra podría ser; el poder no conseguirá na da mediante la brutalidad; si emplea k fuerza, ¡cuidado... nos reiremos! A los españoles nos queda siempre el recurso de la risa. RE. actualidad Los trabajos de Hércules Madrid, Auditorio Nacional. 21 de noviembre de I9S8. Concierto de Sarna Cecilia: Mozan: Sinfonía «Praga»; Dt Pablo: Concieno pora piona n. " I; Hindemith: Metamorfosis.; Strauss: Muerte y transfiguración. Orquesta Sinfónica de Madrid. Alberto Giménez Alenelle, piano. Monumental. 1 de diciembre de 1988: Maderna: Musit of gaily; Ohana: Concierto para guitarra; Benguerel: Raices hispánicas; Brillen: Interludios marinos de Peter Grimes. Orquesta de la RTVE. Narciso Yepes, guitarra. Director: Anioni Ros Marbá. Dos extensos concierlos, no precisamente rutinarios, en buena medida insólitos, acapararon ia actividad de Ros Marbá en el espacio de 15 días. Ocho composiciones, casi todas de gran dificultad, fueron interpretadas, como mínimo decorosamente, en ambas sesiones. Resultó, en verdad, interesante calibrar la variedad y singular adaptación a diversos esiilos de su batuta y examinar las posibilidades que, bajo ella, pueden brindar dos formaciones en alza como son la Sinfónica de Madrid, «Arbós», y la Sinfónica de la RTVE. En conjunto resultó mejor el concierto dedicado a la Santa Patrona por el Teatro Lírico Nacional La Zarzuela en el Auditorio y para el que el director y la esforzada orquesta — ensayando por necesidades del recinto y compromisos coetáneos de la agrupación en el foso del coliseo de la calle J ove llanos, a horas intempestivas— pudieron trabajar con cierta tranquilidad. Brilló por encima de todo la sentida y emocionada versión del poema straussiano, narrado con excelente pulso, cálida expresividad y buena dicción, respirado y acentuado con exquisita atención a las progresiones y latidos de un discurso lleno de meandros. El climax final fue alcanzado lógicamente tras un bien elaborado y moroso crescendo. Sólo faltó, aparte un empaste y redondez mayores en los metales, una más nítida clarificación de voces y tim- Antoni Roa Mar bu. bres (que en ocasiones no se logra del todo por las propias limitaciones acústicas de la sala en lo que respecta a la disposición y proyección de líneas intermedias). La Sinfónica mostró de nuevo que cuando hay una mente musical que la trabaja y cuida, lejos de la rutina, es un conjunto lleno de posibilidades, con una cuerda muy dúctil, afinada y de hermosa sonoridad, en panicular la sección aguda, que va para arriba claramente. No se logró el mismo nivel en Mozart —eso sí, bellamente delineado, intencionadamente fraseado, planeado de forma transparente—, en donde faltó virtuosismo y no se produjo la deseada fluidez, ni en Hindemith, aunque las distintas variaciones fueran desgranadas con mucha propiedad y el necesario vigor. Buena colaboración la prestada al espléndido Giménez Atenelle en la concentrada, intensa y abrupta escritura de la obra española. No se alcanzó una media tan alta en el concierto de la RTVE, con un programa modélico por lo valiente, lo variado, lo nuevo y lo difícil. Music of gaity, de un Maderna escolástico que bucea inteligentemente en los virginalistas ingleses, fue bien reproducida en cuanto al espíritu, pero sin llegar a la cristalinidad de texturas que pide en su aparente sencillez. Bien los dos solistas, Hettema, violín (concertino de la Filarmónica de Rotterdam, invitado), y Co- \. MUÑOZ rral, oboe, en especial aquél. Las Grafías de Ohana tuvieron una traducción honorable, tanto por el algo distante Yepes como por la formación, a la que se exige el máximo y a la que Ros supo encauzar por el sendero de la controlada crispación de ese estilizado y trascendido jondo recreado por el autor. Algo de pulimento mayor hubieran requerido las impresionantes Raíces de Benguerel, que precedieron a una sensible, bien calibrada y elocuente interpretación de los famosos Interludios marinos de Britten. Lo dicho: dos semanas de mucha tensión, apretadas, difíciles, insólitas. Los resultados, en general positivos, recomiendan la programación de aventuras similares. A.R. Vivaldi: esperado y decepcionante Madrid. Tcairo Monumental. 15-XII-88. Masteríon, Ringholz, Cairns, Jággi. Hauptmann. Coro y Orquesta RTVE. Dirección: Vittorio Negri. Vivaldi, Domine ad adwvandum me, Beatus Vir, Introducción al Dixit. Dixit Domtnus. El programa Vivaldi de Vittorio Negri, única música barroca que ha de sonar en el presente ciclo de la Orquesta de RTVE, ofrecía un doble interés: la infrecuencia de la música religiosa del prelíe rosso y la presencia en el podio de uno de los grandes intérpretes de nuestro tiempo del compositor veneciano. De la música escogida, el Dixil Dominus, la pieza más ambiciosa y elaborada, sobrepasa en interés a las otras obras; todas ellas, empero, reflejan un mundo muy distinto al de la creación concertística —alegre, casi dionisíaca— de su autor. Negri, investigador y responsable del rescate de algunas parcelas vivaldianas, como ésta de la música religiosa, ha contribuido también a la revitalización de la manera interpretativa aplicable a este músico. En el concierto madrileño Negri se mostró posibilista. Es difícil creer que el pesante resultado corresponda exactamente a su actual concepto. Los conjuntos de RTVE son en este momento una materia apenas maleable para la obtención del sonido barroco. Las toscas ejecuciones, la falta de vivacidad, los no totalmente logrados efectos espaciales lastraron la sonoridad y el estilo, que acabaron resultando absolutamente fallidos. Ni siquiera el nivel técnico de Orquesta —los problemas de afinación de la cuerda fueron palpables— y Coro fue el deseable. El bajo rendimiento del cuarteto solista vino a sumarse a! decepcionante efecto global. E.M.M. Scherzo 17 «actualidad Don Giovanni: la imposible síntesis Madrid. Teatro La Zarzuela, l í de enero de 1989. Mozarl: Don (jtovunni. Wolfgang Hrcndcl. Faye Robimon, Ana María González, Francesco Ellero d'Arlcgna, Dalmau González, Jaakko Ryhanen, Carmen González» Alfonso Echeverría. Director de escena: Mario Corradi: decorados. Mario Bernedo, figurines: Pedro Morena. Orquesta Sinfónica de Madrid; Coro del Teatro. Director musical: Anloni Ros Marbá- Nueva producción del Tealro Lírico La Zarzuela. a enorme complejidad que, a parlir de su, en principio, sencillo esquema de ópera bufa napolitana, encierra el Don Giovanni mozartiano la convierten en una piedra de toque, generalmente insalvable, para cantantes, escenógrafos y directores musicales. Esta «ópera de óperas» (Kierkegaard) alberga multitud de elementos, combina los extremos más alejados, va de lo cómico a lo trágico, pasa de la vida a la muerte, juega con lo sobrenatural y con lo natural. Conseguir que todo ello se articule en un discurso coherente, dotado de la gracia y fluidez narrativa propias de la ópera bufa ¡laliana es algo sumamente difícil. Y tal dificultad de base no pudo sortearse en esta representación madrileña por dos motivos esenciales: errada puesta en escena y mediocre prestación vocal. L «Don Giovanni» en el Teatro Lírico Nacional La Zarzuela. rece mentira con los medios actuales— es de una pobreza y de una falta de espectacularidad notables, y el recurso final del humo —que anegó el patio de butacas— está ya demasiado visto. Estatismo escénico El escenario ideado por los italianos Corradi y Bernedo, mezcla realista de ladrillo y piedra con ciertos toques neoclásicos, fue, por lo que respecta al primer punto, bien poco sugerente. El movimiento y distribución de personajes, escasamente ágil, tendente a lo estático, atenazado por las socorridas pero más bien inútiles y nada imaginativas escalinatas. No hubo un entendimiento global de la recreación del mito y casi lodo se redujo al subrayado puntual de determinadas situaciones a base de corregir, normalmente de forma arbitraria, el texto, modificando actitudes y cambiando el sentido y significado de las distintas acciones: Don Juan asesina a traición al Comendador, Don Octavio se queda solo cantando // mió tesoro (que se supone dirige a otras personas), Don Juan no se acompaña a la mandolina —que sí suena en la orquesta— en Deh! vieni alia finestra. Doña Ana empieza cantando el Non mi dir en el cementerio y Don Octavio la deja plantada cuando comienza el Allegro, Don Juan no hace siquiera ademán de comer en su festín mientras en la letra y en la música hay continuas alusiones a su bárbaro apetito (y el montaje es fundamentalmente realista)... La aparición de la estatua —pa18 Scherzo Mediocridad vocal En lo que se refiere al segundo aspecto negativo —o no todo lo positivo que se hubiera querido—, habría que matizar mucho para explicar la nota media más bien baja. Limitémonos a destacar la desafortunada actuación de Dalmau González (1), apuradísimo, inseguro, calante, con permanentes estrangul amientos de la emisión en los pasajes en los que más abunda la escritura de su personaje, que. en esta interpretación, quedó doblemente caricaturizado; a criticar el enfoque dado al suyo —en lo que sin duda tendrá buena culpa Corradi— por Brendel, Don Giovanni achulado, rufianesco, malvado de guardarropía más que caballero libertino, servido con arte poco sutil aunque con voz de volumen estimable y buena pasta; a rechazar la poquita gracia, la irregularidad y rigidez vocal —de instrumento muy apreciable en principio— y la nula entidad dramática y cómica del Leporello de D'Artegna; a aplaudir las bellas y musicales cosas de la Robinson, cuya voz ha perdido frescura y se mostró apurada en fragmentos clave como Or sai che l'onore, en un papel que no le va demasiado, aunque menos le va el de Doña Elvira a Ana María González, muy justa en graves y en tintes dramáticos, poco variada fraseadora, pero correcta musicalmente hasta el punto de sortear con decoro Mi iradí. A nivel suficiente en sus respectivos cometidos Ryhánen (homogéneo pero no del todo rotundo), Echeverría (muy propio, aceptablemente ingenuo en su Masetto) y Carmen González, correcta en una Zerlina en lina con la tradición, ya un tanto pasada de moda, de la soubretle. La representación no se vino abajo porque en el foso, si no especial temperatura o particular aliento dramático, hubo enorme musicalidad aplicada por la batuta de Ros Marbá con exquisito cuidado a una muy entonada orquesta Arbós. La transparencia, el acento, el rigor de estilo, la magnífica planificación, el equilibrio de las sonoridades (excelente planteamiento y distribución de las constitutivas de toda la escena del convidado de piedra) permitieron seguir y reconocer las continuas bellezas de la magistral partitura a pesar de la desconexión que, según lo expuesto, se produjo entre foso y escenario. Arturo Reverter (I) Susiiluio, sin explicación aparente, de los anunciados Gima Winbergh y Frank Lopardo, que por eslas mismas fechas se encuentran canlando, tan campames. en otros teatro?. ¡.Conveniencias del empresario? ¿Manes o duendes en los guc el géneio operístico es tan profuso? harmonía ^mundi " harmonía mundi IBERIO» G. FAURE Messe de Réquiem op.48 (Versión original) G. FAURE/A MESSAGER Messe de Pécheurs de Villefville. Agnés Mellon. Peter Kooy La Cnapelle Royale Les Petits Chanteurs de Saint-Louis. P. Herreweghe, director. HMC 901292 CD HMC 401292 MC "La Casa del Diablo" Sintonías que refleían la infuencín del folklore ye carácter españoles que marcaron tar profundamente la obra de Boccherini L BOCCHERINI Sinfonías "La Casa del Diablo" HMC901291 CD HMC401291 MC LE CHANT DU MONDE D. CHOSTAKOVITCH Sintonías 1-15 Las 15 sinfonías en 10 CDs (5 álbumes de 2 CDs) bajo la batuta del creador de la mayoría de sus obras, el gran director soviético Kirill KONDRACHINE Adquiriendo la integral (los 10 CDs) se obsequia con el catálogo de la obra completa (edición 1988) de D CHOSTAKOVITCH. LDC2781O01/10CD P R E M I E R E CHOSTAKOVITCH VOLI A VOL I M U N D I A L LEÍ I I SVHFHOHIEI SOUS LA DIHECTIOH DE KIRN.I KOHDHA C HIN F Chandos GLAZUNOV Las Estaciones op 67 Violin concertó op 82 Osear Shumsky, violin. The Scottish Orchestra. N. Járví, director CHAN 8596 CD ABRO 1285LP ABTD1285MC ELGAR EL SUEÑO DE GERONTIUS London Symphony Orchestra. London Symphony Chorus. Richard Hickox. CHAN 8641-2 CD ABRD 2014 LP. ABTD 2014 MC. VAUGHAN VILLIAMS Dona Nobis Pacem Five Mystical Songs E. Wiens, soprano. B. Rayner Cook, barítono. The London Philharmonic London Philharmoníc Choir. Bfyden Thomson CHAN 8590CD. ABRD 1297 LP ABTD 1297 MC. HAENDEL Chandos Anthems Volumen 1. n" 1,2 & 3 The Sixteen Choir & Orchestra Harry Christophers, director CHAN 8600 CD ABRD 1293 LP. ABTD 1293 MC BRAHMS Sinfonía n° 3 op 90 SCHUMANN Overture, Scherzo & Fmale op. 52 London Symphony Orchestra. N Járvi, director. CHAN 8646 CD actualidad Guglielmo Tell: una experiencia inolvidable Milán. Guglielmo Telt de G. Rossini. Dirección musical: Riccarrjo Muli; dirección de escena: Lucca Roriconi; escenografía: Gianni Quarama; vestuario: Vera Marzot; coreografía: Flemming Flindi; primera bailarina: Carla Fracci. Reparto: Guglielmo Tell: Giorgio Zancanaro; Amoldo: Chris Merrill; Malilde: Cheryl StudeN Jemray: Amelia Felle; tdwige: Luciana D'lniino; Melchtal: Franco de Grandis; Ge&sler: Luigi Roni; Farst: Giorgio Surjan; Pescador: ViiEorio Terranova. Orquesta y Coros del Teatro atla Scala. Simón Boccanegra de G. Verdi (versión en concieno). Dirección musical: Sir Georg SoHi. Reparto: Simón: Leo Nucci: Fiesco: Paata Burchuladze: Maria: Margare! Price; Gabriele Adorno: Taro [chibara: Paolo: Paolo Coni. Orquesta y Coros del Teatro alia Scala. scuchar el Guglieimo Tell a la Orquesta y Coros de la Scala bajo la dirección de Muti es una experiencia inolvidable. El maestro napoli taño está demostrando desde 1986, er, que tomó las riendas musicales de la Scala, que el legendario teatro mantiene indiscurido el rango de templo supremo de la ópera. En 1972 Muti dirigía por primera vez el Tell rossiniano y ya entonces el entusiasmo de critica y público fue unánime. En 1976, de nuevo en el Comunale de Florencia, volvía a repetir la experiencia con idénticos resultados. Y este año, con la monumental ópera, Muti ha inaugurado la temporada de la Scala, en su versión íntegra revisada por Elisabeth Bartlet. Nunca había asistido con anterioridad a una representación de la xumma rossiniana y tengo que confesar mi estupor. El genial y juguetón compositor E dente insuperado del final del Ocaso de los Dioses de Wagner. Si a esto añadimos coros que van de lo bucólico a lo heroico, páginas de melancólico intimismo como la famosa Selva opaca encomendada a la soprano, o de endemoniado brillo belcantista como llpicciol legno ascendí o O multo asi/ del pianto ambas para tenores, o el Resta immovile, encomendado al protagonista, de una profundidad psicológica cercana al Rigolelto verdiano, además de trios, cuartetos, concertantes, etc., hay que rendirse a la evidencia de que se tra- bastante ridicula). Bueno el vestuario de Vera Marzot, la tantas veces figurinista de Visconti, en el que prdominaban los tonos grises y pardos. Lucca Ronconi, una vez más, pretendió ser la estrella del espectáculo y una vez más se ha equivocado. El ambientar Guglielmo Tell en el siglo XIX, intentar asociar la ópera a la ideología de la Revolución Francesa no tiene nada de original, sobre todo cuando se cercena cualquier posibilidad de interiorización en los personajes transformando el espectáculo en un oratorio de tintes calvinistas ajenos, por su ascetismo, a la voluptuosa suntuosidad épica de la partitura ros si ni ana. Ronconi consigue evitar cualquier imagen de una Suiza folklórica, pero cae en la trampa de un exceso de intelectualización antidramático y pedante. Excelente la coreografía del danés del Barbero de Sevilla, el creador del puro neoclasicismo de Tancredí, de la prerromántica Donna del Lago-, de la vivaz Italiana en Argel, del sorprendente Viaje a Retms, logra con el Tell una síntesis de sus creaciones anteriores y de las formas músico-teatrales que predominaron en Europa durante los siglos XVII y XVIII, a la vez que apunta muchas de las innovaciones que han nutrido el melodrama hasta nuestros días. El director Antonino Votto con i aba que cuando era estudiante en el Conservatorio de Ñapóles, su viejo profesor de solfeo le entregó una gruesa partitura diciéndole: «si quieres saber lo que es la música, no te estoy diciendo la ópera sino la música, lee eslo». Se trataba del Guglielmo Telt. Creo que había mucho de verdad en la aseveración del anciano. Rossini no alcanza en el Tell la perfección del Barbero, su obra maestra, pero en cuanto a riqueza de ideas, capacidad innovadora, concepción grandiosa, vuelo lírico y belleza ésta, su ópera postrera, se eleva como una inmensa catedral-enciclopedia de la música occidental. Obra descomunal en su desarrollo, nos ofrece la oportunidad de escuchar magníficas páginas orquestales como la Sinfonía con que se abre la ópera, preciosos ballets, una estupenda tempestad y para concluir ese Allegro Maestoso, antece20 Scherzo Guglielmo Tell en la nueva producción de La Scala. ta de una obra magna e imprescindible de nuestra cultura. Muy discutible la escenografía de Gianni Qu aran la basada en un amplísimo coro de iglesia semicircular sobre el que se alzaban tres pantallas cinematográficas que junto a otras cuatro que se deslizaban de los hombros de la escena servían para las múltiples proyecciones de paisajes suizos, en algún momento sugerentes, pero que en otros muchos distraían de la acción de la ópera. Del centro del escenario surgían el pescador, Matilde con un árbol, en el segundo acto, Tell sobre una roca en el tercero, y Gessler, con barco incluido, en el tercero (por cierto de forma Fleming Flindt (lujos de esle teatro contratar a uno de los mayores expertos en danza del siglo XIX para crear los ballets de esta representación). En el cuerpo de baile destacó (otro lujo) Carla Fracci, aún maravillosa intérprete del repertorio romántico. El reparto vocal fue irregular en sus primeras figuras. Como protagonista el barítono Giorgio Zancanaro cantó con corrección, pero estuvo desastroso, cosa habitual en él, como intérprete; ni un momento dio dimensión heroica al personaje, n¡ un momento imprimió calor a su actuación. ¿Qué ocurre con este barítono de buena linea vocal cuya falta de imaginación le hace ser siempre abu- actualidad rrido sea cual sea el personaje que interprete? Mereció el descontento de los loggionisii. Como Matilde, llegaba cuarenta y ocho horas antes de la premiére para sustituir a la indispuesta Lella Cuberli, la radiante Cheryl Studer, cantante de treinta y dos años que ha dado muestras de su indudable valía en el repertorio lírico wagneriano, pero que sufrió el juicio severisimo del sector más crítico de la Scala que no tuvo en cuenta el esfuerzo de la soprano por salvar la representación, ni los nervios naturales de quien se va a enfrentar con uno de los auditorios más exigentes del mundo. El segundo día, Studer, tras una preciosa Selva Opaca que hacía auspiciarle una buena noche, comenzó a demostrar irregularidades pasando de lo discreto a lo malo sin interrupción. Pobre en la técnica para la coloratura en los dúos con Amoldo, demostró musicalidad, sin embargo, en el trío con Edwige y Jemmy. Pero el plato fuerte, a niveles vocales, de Guglielmo Tell es el personaje H de Amoldo, séptimo grado de los tenores como tantas veces se le ha calificado, que en esta ocasión estuvo encomendado al tínico cántame capaz de enfrentarse en este momento con su endemoniada tesitura, el tenor norteamericano Chris Merritt, un auténtico monstruo vocal poseedor de una extensión inverosímil, una anchura en el grave inusitada en quien es capaz de elevarse a las notas más agudas sin esfuerzo y al que Muti frenó de cualquier exceso exhibicionista. Aceptado esto, opino que el canto de Merritt es un tanto burdo, el paso de la zona media a la aguda no siempre se resuelve con naturalidad, el grave es ancho pero un tanto forzado y los agudos carecen de la limpieza deseada; pero con todo, un cantante que sabe lo que hace, que se perfecciona (digo esto para que no se le confunda con otros tenores con materia prima también importante que denigran la cuerda a base de gritos y mal gusto) y que de no dejarse arrastrar por los horrores del morkeling quizá se pueda algún día incluir su nombre en la mitología del canto. Las reservas apuntadas respecto a los protagonistas no se produjeron en absoluto con el resto del reparto, equilibrado, intachable en todas sus intervenciones. Vittorio Terranova como el pescador cantó su peliaguda aria sin estridencias y entonada, que no es poco; deliciosa Amelia Felle como Jemmy; de voz cálida y profunda Luciana D'lntíno como Edwige. Luigi Roni bien como Gessler. Giorgio Surjan como Farst, estupendo en el trío con Tell y Amoldo. Majestuoso el Melchlal de Franco de Grandis. La orquesta sonó maravillosa, con George Solí i. relieve en todas sus secciones. Impecable en la cuerda, cálida en la madera, redonda en el metal. El Coro de la Scala con Muti ha alcanzado cimas de perfección, musicalidad, calidad de sonido, uniformidad y belleza que, con el de Bayreuth, le hacen la masa vocal más prestigiosa del orbe, logrando en esos momentos dificilísimos, en los que se impone un sonido piano y sutil, cimas escalofriantes. Y sobre todos y todo, Muti. La demostración evidente de que una gran representación de ópera casi siempre lo es por el director, aunque la escena falle, aunque los cantantes no tengan su mejor noche. El maestro napolitano es un enorme músico, un estudioso, un conocedor de las voces y los estilos, al que además la naturaleza ha dotado de un fuoco comunicativo y electrizante. Muti es todo música, de la cabeza a los pies. Irresistible el gesto de sus brazos, su capacidad para recrear las partituras. Un paradigma de la dirección, de ópera al menos, en el que confluyen la objetividad de Toscanini, el refinamiento meditativo y profundo de Giulini, con la fuerza abrumadora de Karajan. Nunca el Guglielmo Tell ha debido sonar tan rico, variado, hermoso, tan grandioso e íntimo, tan épico y trascendente. Una de esas oportunidades en que se tiene la certeza de haber escuchado música, arte, irrepetibles. La maestría de Sol ti INunca llegaré a comprender cómo una obra tan hermosa como el Boceanegra verdiano aún en nuestros días no ha alcanzado las cotas de popularidad logradas por otras creaciones del maestro de Roncóle. El Simone es una de esas piezas de madurez de Verdi en que los juveniles ardores patrióticos de sus primeros años, también presentes en la grandiosa escena del consejo, dan paso a una más profunda interiorización de los personajes, a un análisis más rico de los caracteres, de las situaciones. El maestro Solli interpretó la partitura de una forma ejemplar. Ni una concesión al exceso, todo medido, con equilibrio que yo calificaría de mozartiano, pero sin que la belleza del sonido o la perfección técnica se llevasen la parte del león (vicio hoy común a tantos directores estrella). En el escenario de la Scala, con los coros agrupados al fondo, la orquesta en el centro y los solistas al lado del director, se desarrolló el drama con intensidad, quizá con más intensidad debido a esa ausencia de acción teatral que permitió a director, cantantes y orquesta concentrarse en la belleza de la obra sin sufrir el sometimiento a la escena. Solti supo sacar lo mejor de los instrumentos de que disponía, logrando que le secundasen en una lección inolvidable de músicaamor, de respeto a la creación verdiana y de genio artístico en su más esplendorosa madurez. El reparto, sin ser excepcional, merced al maestro húngaro dio lo mejor de sí mismo. Leo Nucci es un barítono de voz no ideal para el Simone, demasiado lírico, de tintes tenoriles; sin embargo, logró dar vida al personaje con expresividad y fuerza. Fiesco contó para encarnarlo con la voz portentosa de Paata Burchuladze, un bajo de los que estábamos necesitados, quizá aún bisoño, solamente tiene treinta y tres años; un bebé para su cuerda, pero que cada vez que le escuchó evidencia sus adelantos. Margaret Price sustituyó, ni la Scala se ve libre de esta plaga, a la indispuesta Kiri Te Kanawa en el papel de María. La soprano inglesa comenzó francamente mal. Su Come in quest'ora bruna me hizo temer lo peor, pero pasado este primer fallo Price fue entonándose y ya en la escena del consejo demostró su categoría de gran soprano dándonos en conjunto una recreación del personaje, vibrante, llena de matices, luciendo esa riqueza vocal que la convierten, con razón, en una de las más importantes exponentes de su cuerda en nuestros días. Taro Ichihara como Adorno copió descaradamente a nuestro Carreras, pero aun así logró niveles de efusividad y brío nada despreciables. Paolo Coni como Paolo estuvo acertado como intérprete y como cantante. Una noche extraordinaria de música encabezada por el magisterio sin fisuras del tantas veces vituperado por algunos grandísimo maestro Solti, que, por cierto, en estas fechas está llevando al disco el Boccanegra para Decca. Francisco José Villatba Scherzo 21 -actuctlfdod A la búsqueda de un Wagner más allá del teatro La Walkiria de R. Wagner. Tealro Comunale de Bolonia. Dirección musical: Riccardo Chailly; dirección de escena, escenografía y vestuario: Pier'Alli. Reparto: Siegmund: Jon Frednc West; SiegLinde: Carmen Reppel; Hunding' Sergey Kopichak; Wolan: Roberl Hale; Brünnhilde: Jeannine Alimeyer; Fricka: Chiisia Ludwig. Orquesta del Teatro Comunale de Bolonia. El Comunale de Bolonia, como laníos oíros teatros del mundo, está forjando con esfuerzo y sin escatimar medios su Anillo del Nibelungo. La magna obra, reservada hace años exclusivamente a algunos templos privilegiados de la lírica, hoy comienza a representarse por doquier y de esta tendencia no podía sustraerse la más wagner iana, por tradición, ciudad de Italia, Bolonia. Pier'Alli, el factótum escénico de este Anillo que comenzó el año pasado con el Oro del Rin, pretende, no renovar el lenguaje wagneriano (Alli opina que es un lenguaje caduco en lo dramático porque la fusión texto-música pretendida por el músico de Bayreuth ha demostrado su inviabilidad), sino liberarlo de los esquemas manidos dándole una amplitud que supere los límites del escenario, a la vez que una mayor profundidad psicológica, por medio del uso, casi constante, del cine en la representación, con lo que el vuelo épico de la narración logra ese espacio para la naturaleza siempre implícita en Wagner, a la vez que una interiorización en los personajes merced a los primeros planos imposibles en el teatro convencional. Alli ve la Walkiria como un acontecer en la mente de Wotan, representado por una gigantesca cabeza de Zeus Olímpico broncínea proyeciada en la pantalla que cubre la embocadura del escenario durante toda la representación, en cuyo espacio interior los pensamientos del dios se hacen realidad. Esto es lo que Alli quiere decir, pero la realidad es muy otra. Sin negar el interés que este regista pueda despertar en el espectador, lo que es indudable es que su experimento resulla fallido. Un híbrido que no es ni cine ni teatro, y opine lo que opine este regisla Wagner es teatro que se puede aceptar o no, pero teatro. Y el cine, aun con momentos acertados, en general distrae de la música, del texto, del canto, de la interpretación teatral de los cantantes que poco pudieron hacer sumidos la mitad de la representación en la sombra, mientras sobre la pantalla actores de loí. que sólo se veían los ojos o sus siluetas desarrollaban el drama. Eso si, por primera vez pude contemplar a Siegmund perseguido por sus enemigos, a Sieglinde huyendo aterrorizada de la casa en llamas en la que su madre yace muerta, a Brünnhilde escapando de las iras de Wotan a la grupa de Grane con la 22 Scherzo welsunga y finalmente a !a Walkiria reposando, rodeada de fuego, sobre un cuerpo celeste que se aleja en el espacio. Muchas ideas. Una representación inconexa y casi siempre antidramática. En el dúo de la primavera no se ve a la pareja en el escenario; Brünnhilde huye con Sieglinde sin recoger los restos de Nothung. Otros momentos son de un aparato escénico digno de Leonardo da Vinci, como la entrada de Fricka en una carroza arrastrada por descomunales moruecos... La escena final de la ópera enire Brünnhilde y Wotan es de una frialdad absoluta, sin la menor emoción. Una fallida pero no carente de interés representación, seria en sus postulados, pero demasiado narcisista en la que Alli parece empeñado en demostrar que en Italia'también se sabe hacer Wagner en profundidad. El reparto vocal fue de muy buen nivel para los tiempos que corren. Christa Ludwig como Fricka estuvo excepcional, dejando perplejos a propios y extraños en una interpretación fuera de serie de la diosa, la voz de la fenomenal mezzo se mantiene fresca, sin zonas deterioradas, llena en el centro, brillante en el agudo, rotunda en el grave, dio una lección de grandeza dramática, dando intención a cada frase, matizando hasta lo más profundo la caracterización del personaje. De voz más que suficiente, amplia, sin grandes problemas de cantidad, sí de calidad, el Siegmund de J.F. West, de aspecto físico demasiado rotundo para lo que hoy es moda entre los tenores wagnerianos. Carmen Reppel fue una Sieglinde lírica, apasionada y muy musical. S. Koptchak, poseedor de una gran voz de bajo aunque un poco hueca y sin matices, fue un digno Hundíng. De verdadero descubrimiento calificaría el Wotan de Robert Hale, caniante aún en ciernes pero que por materia vocal, presencia escénica e intentidad interpretativa promete llegar a ser un gran intérprete del papel. Jeannine Altmeyer, la estupenda Sieglinde de Bayreuth los últimos años, evidencia el esfuerzo a que ha sometido, en papeles demasiado arduos, su, en otro tiempo, preciosa voz. Y aunque en la entrada del segundo acto hizo temer lo peor, en conjunto, y a pesar de irregularidades, logró encarnar a Brünnhilde con heroísmo y juventud; un regalo después de los horrores de la última intérprete de este papel el pasado verano en Bayreuth. La orquesta del Comunale sonó con más que dignidad (estupenda la cuerda) bajo la batuta de Riccardo Chailly. El maestro italiano que tantas veces me ha decepcionado en otros repertorios, en Wagner supo cómo manejar los elementos con los que contaba, redondeando una interpretación, quizá un tanto monocroma, pero interesante en muchos momentos, presidida por una sobriedad estilística, seriedad y ausencia de divismos dignas, si no del entusiasmo, sí del mayor respeto. Boceio de Pier'Alli para la escena primera det u-gundu uítu de La Walkiria. F.J.V. -octuolidod- Carlos Kleiber: la tradición Ni el talento salva una representación mediocre Florencia. TeaTro Comúnale de Florencia. 6-12-1988. Puccini. Madama Butterfly, Dilección musical: Bruno Barlolcai. Dirección de escena: Gianfranco VenLura sobre una producción original de Pier Luigi Pizzi. Reparto: Madama BuLIcrfly: Caiherine Malfiíano; P.B. Pinkenon: Mauro Malagnini; Sharpless; Jonathan Summers; Suzuki: Paoia Romanó. Orquesta y Coros del Maggio MusicaLe Fiorentino. Kleiber al frente de ¡a Filarmónica de Viena. Lamentablemente nunca se emitió por televisión el Concierto de Año Nuevo dirigido por su fundador, Cíemens Krauss. Nos quedan, eso si, hermosos testimonios fonográficos de lo que muchos suponíamos perdido: el encanto aliado al rigor de la música de los Strauss traducida por una de las grandes batutas de todos los tiempos. A nadie se e! escapará que, después de Krauss, el panorama se había ensombrecido de tal forma que el nivel de calidad estaba bajo mínimos en la interpretación de esta música: Willi Boskovsky nos hizo disfrutar de autenticidad pero sin las cualidades de un verdadero ¡alante di rector i al; Lorín Maazel conjugó a partes iguales virtuosismo, elegancia y asepsia; Karajan, más sabio, rígido y momificado que nunca, nos dio su personal visión de los valses y polcas (más cercanos a las marchas prusianas que a .su verdadera esencia, al menos en opinión de quien esto firma. De todas las formas, como para gustos están los colores, les remito a la entusiasta crónica sobre este concierto publicada en el n.° II de esta misma revista). Finalmente el ano pa.sado Claudio Abbado, con cargo recién es1 renado de Director de la Opera de Viena, probó suerte y su actuación evidentemente no hará historia. Así estaban las cosas cuando llegó Carlos Kleiber. La Filarmónica de Viena se transfiguró con él, ofreciéndonos el verdadero sentido de esta música con un fraseo exquisito, dulzura sin empalago, carácter danzable sin rigidez, inigualable transparencia orquestal y libertad interpretativa deniro de un férreo control. Evidentemente el aristócrata con mando en plaza que nos visitó en Madrid dentro del Festival de Otoño, volvió a hipnotizar a la orquesta, aquí con mayor economía gestual —en ocasiones dejaba a los filarmónicos tocar solos, vigilando sólo con atenta mirada— y nos hizo sentir que la tradición sigue viva, que el ejemplo de Clemens Krauss no ha caído en saco roto y que, obviamente, es Kleiber quien tiene el relevo. No obstante no hay que ser demasiado optimistas, ya que para el año que viene será Leonard Bernstein quien se ponga a la cabeza de la Filarmónica de Viena en el primer concierto de 1990, y para 1991 ya está contratado Zubin Menta... En fin, volviendo al programa de Carlos Kleiber, digamos que estuvo soberbiamente filmado, no desmereciendo en nada con la calidad musical que paralelamente iba desarrollando este gran director (otra cosa bien diferente fue la actuación del cursilísimo ballet; sería deseable que lo eliminasen por completo en sucesivos programas). Asimismo —y para que los listos no lamenten la mediocridad reinante— digamos que el director berlinés cambió de lugar los segundos violines, situándolos a su derecha (los contrabajos en la Musikvereinsaal siempre suelen tocar en el mismo sitio), como, por otra pane, suelen hacer algunos directores (doy fe que hasta Ceiibidache en Munich cambia a veces la disposición orquestal). Aceptable la intervención de Rafael Taibo a través de Radio 2 de Radio Nacional de España, aunque en ocasiones pecase de excesivamente engolado y decimonónico, moneda corriente en todas sus retransmisiones. Preferible, en nuestra opinión, un estilo más conciso y periodístico como, por ejemplo, el de José Luis Pérez de Arteaga. Coda final: Nos gustaría equivocarnos, pero un Concierto de Año Nuevo como el que ha 1 estrenado 1989 posiblemente no lo volvamos ni a ver ni a oír. Enrique Pérez Adrián Este año el Teatro Comunale de Florencia cerraba su corta estación operística de otoño con la Butterfly de Puccini en un montaje con veinte años sobre sus espaldas en el que e] tiempo ha hecho verdaderos estragos. El acercamiento a un Japón de cartel decimonónico pretendido por Pizzi es hoy obsoleto y en muchos momentos ridículo. Inolvidable por su cursilería el jardín con árboles cubiertos de flores rosadas, con arbustos por los que revolotean luciérnagas. Después en la casa de Butterfly el espectáculo raya la caricatura... el efecto de los cortinajes mecidos por el viento al principio resulta estético, pero después cansa. Si a esto sumamos un vestuario horrendo y una dirección de escena más que torpe, la conclusión es que en esta ocasión el Comunale no ha estado a la altura de su prestigio. Musicalmente el espectáculo no superó lo mediocre. Bruno Bartoletti dirigió con oficio, sin grandes virtudes ni lefectos. La orquesta sonó con correc;ión, así como el coro. Mauro Malagnini, como F.B. Pinkerton; Paola Romanó, como Suzuki, y Jonathan Summer, como Sharpless, no tuvieron entidad musical ni dramática; tres figurones para rellenar la escena. Sobresalió, más por talento teatral que por perfección canora, Catherine Malfitano, estupenda Butterfly, poco convincente al inicio de la representación, pero magnífica en el resto, que supo imprimir al personaje una riqueza de matices infrecuente en las intérpretes de este escurridizo papel, sobre todo para las cantantes occidentales que, en general, resultan una caricatura de la refinada elegancia de la mujer japonesa. Con acierto Malfitano eliminó en la parte trágica de la ópera cualquier gesticulación orienta I izante, ofreciendo la imagen de una mujer desesperada convincente y conmovedora. F.J.V. Scherzo 23 actualidad La odisea beethoveniana de Maazel Londres. Royal Fcstiial Hall. 4-KII-Sti. Beelhov«n: Las 9 sinfonías. o que en un principio se perfilaba como uno de los acontecimientos musicales del año dentro de la ya rica y abundante oferta cultural londinense, estuvo a punto de convertirse en un sonado desastre. Si esto último no llegó a ocurrir fue esencialmente por la gran profesionalidad que demostró el maesiro norteamericano de origen francés Lorin Maazel, que tuvo la osadía de enfrentarse en una sola jornada nada menos que a las nueve sinfonías de Beethoven. Para ello, Maaze! eligió a tres de las primeras centurias sinfónicas británicas: Royal Philharmonic, The Philharmonia y London Symphony. El motivo de la gesta no era otro que recaudar fondos para una fundación benéfica, la Beethoven Fundfor Deo/Children, para la cual Maazel actuó desinteresadamente. Como estaba previsto, la maratoniana The Beethoven Odyssey comenzó a las 10 horas con la Primera Sinfonía en los atriles de la Royal Philharmonic y una sala prácticamente llena, a pesar de ser una hora tan intempestiva. La cosa no pudo empezar mejor, ya que Maazel nos ofreció una espléndida versión de la Op. 21, con una interpretación ágil, fresca y llena de chispa, de humor... También es cierto que la colaboración de la orquesta fue decisiva con su perfecta afinación y gran versatilidad. Tras un breve descanso, Maazel y sus reales filarmónicos nos brindaron una buena versión de la Segunda, pero sin alcanzar las cotas de la anterior. Magnífico, no obstante, el final de la sinfonía —a partir de la coda— y que el maestro trabajó de una forma muy particular y personal, resaltando una serie de detalles armónicos que nunca antes había apreciado personalmente. L Un final caótico Con la Heroica (12 h.) entraba en acción la Filarmonía y se llenaba a rebosar el Royal Festival Hall. Versión profundamente romántica, tiempos amplios, dinámicas increíblemente anchas y excelente planificación de la sinfonía. Si a todo ello le sumamos la redondez de las cuerdas de la Filarmonía y el poderío y empaste de sus trompas —que Maazel dobló a seis, aunque en el Trío (memorable) sólo usó tres—, puedo afirmar que asistimos a una de las interpretaciones más felices que uno puede escuchar de esta gran obra en vivo. Tras el almuerzo (14,30 h.) llegaba el tedio con una Cuarta aburrida, que 24 Scherzo llegó a hacerse soporífera en el tiempo lento, y una I.ondon Symphony increíblemente insegura y hasta desafinada. Así, lo que en un primer momento podía parecer imposible, teniendo en cuenta el alto nivel obtenido en las anteriores sinfonías y la calidad ya probada de la Sinfónica londinense —que para muchos es la primera orquesta inglesa—, se confirmaba a lo largo de la Quinta, donde los desajustes interpretativos resultaban tan impropios como el empaste o la afinación en nuestras orquestas españolas. Indudablemente, allí pasaba algo raro, pero, ¿qué podía ser? 17 horas. Con la Pastoral vuelve la calma. De nuevo la Filarmonía. Versión épica, como diría luego Robert Henderson en The Daily Telegraph, Después en la Séptima, sobre todo en el finale —concebido por Maazel como una gran coda de la obra—, la orquesta que fundara Walter Legge nos volvió a dejar boquiabiertos, sin aliento... la impresión de vértigo y frenesí, de fuerza y alegría, de obstinación y rudeza, fue decididamente arrebatadora... indescriptible. El público (inglés) que hasta ese momento (18,31 h.) se había mostrado circunspecto —además de agradecido y educado—, perdió los modales y saltó en un bravo al unísono, que duraría varios minutos. Al fin, el último concierto de la Odisea beethoveniana de Maazel. Habían pasado ya diez horas y media desde que comenzaron a sonar los primeros compases de la Op. 21, y el maestro saltó a la tarima tan fresco y jovial como lo hiciera a las 10 de la mañana. En toda la jornada no utili/ó la partitura, y su Lorin Maazei. batuta —y mejor todavía su mano izquierda— no perdió ni un solo detalle de los varios miles de compases que hay en las 9 Sinfonías de Beethoven. Pero, de nuevo, ahí estaba la London Symphony para echarlo todo a perder. Aunque la Octava fue la mejor de las cuatro sinfonías interpretadas por ellos, ésta no alcanzó los niveles de las otras y estuvo muy por debajo de lo escuchado en Madrid durante el Festival de Otoño con la Filarmónica de Berlín. Finalmente, con la Novena —que ya empezó mal, aunque luego se fueron arreglando las cosas durante los dos primeros tiempos— sobrevino el desenlace de una situación que ya no podía hacer otra cosa que estallar. Estaba claro que, por la razón que fuera, Maazel y la London Symphony dejaron de hablar el mismo idioma. Al llegar a la tercera sección del tiempo lento, cuando se establece definitivamente el adagio, el lempo se desmoronaba por momentos y los desajustes eran cada vez más patentes. Justo unos compases antes del tutti, Maazel dio un estruendoso ¿apatazo en la tarima y comenzó a marcar grosero-didácticamente el compás. Luego, ya en el cuarto movimiento y con un ambiente muy caldeado, justo antes de iniciarse la marcha con tenor y coro, se perdieron los fagotes y, por un momento, aquello amenazó el caos más absoluto. Al final no fue así y Maazel acabó saliendo despepitado para el camerino (22,39 h.), no queriendo salir a pesar de la gran ovación de reconocimiento a su gesta. Al día siguiente, Maazel cancelaba todos sus compromisos con la orquesta inglesa, entre ellos dos giras por España: una a Canarias en enero y otra por varias ciudades en junio. Antonio Moral . MUÑO/ actualidad Nuria Espert, protagonista en Londres Decepcionante Rigoletto Londres. Royal Opera. Covenl Garden. 8-X1I-B8. Verdi: Rigntetío. Nuria Esperl en el ensayo de «Rigolelto» en el Covenl Carden. Ingenio en Madama Butterfly Londres. Royal Opera, Covenl Garden. 3I-X-88. Puccini. Madama Bunerfiv. Cuando la producción de Madama Butterjly de Nuria Esperl se escenificó por vez primera por la Seottish Opera en 1987 pareció cumplir incluso más de lo que se esperaba de una lan internacionalmente disfinguida directora leatral. Al adaptarla la Royal Opera, el impacto en el escenario más grande del Covenl Garden ha sido menos efectivo, aunque esto no ha reducido la validez de la producción. Nuria Espert ha afirmado que en ópera gusta crear caprichos, y esto lo hace exitosamente, el que a uno le gusten los caprichos es una cuestión de gusto personal, que se refleje con justeza la música de Puccini es asumo debatible. La época parecía ser alrededor de 1930, aunque la sencilla unidad en la que tenia lugar la acción sugería un posterior Nagasaki, acaso una vivienda erigida precipitadamente en los días siguientes a la bomba. No hubo casas pintorescas, ni quimonos, ni multitud de flores o abundancia de pájaros. Espert y su diseñador, E/io Frigerio, miran más allá de !a pintoresca personalidad de Butterfly (y quizá más allá de la música de Puccini) a un Nagasaki de suciedad media y habitado por gente media. La terraza de la casa impide que Butterfly sea espiada y a ésta escenificar algo más que el usual suicidio espectacular. Y quizá la época importa poco. El tema por detrás de la tragedia es el de una moderna civilización occidental pisoteando una antigua oriental, y esto es tan relevante hoy como lo era en tiempo de Puccini. El diseño de Frigerio incluía una gasa tendida entre la acción y el público. Nos está diciendo acaso que la moderna Nagasaki tiene un problema de contaminación, cosa en la que creemos que tiene razón. Las caracterizaciones fueron vigorosas (con un reparto responsable) y totalmente consistentes. Al final e! mensaje de Espert resultó claro. Butterfly, muerta sobre la terraza, representa más que una tragedia personal. Es un acto de venganza sobre el que la traicionó y también un comentario acerca del egoísmo y la avaricia que, viniendo de todos los lados, hicieron posible la tragedia. La primera noche marchó bien musicalmente. La soprano americana Catherine Malfitano puede que no sugiera ya una novia infantil, aunque su confiada inocencia del primer acto nos decía que alli había una flor destinada a ser aplastada, mientras el personaje crecía firmemente según progresaba la velada, obteniendo la comunicación por medio de la distribución de una atractiva linea de soprano y un profundo toque de sinceridad. El Pinkerton de Arthur Davies, aunque quizá demasiado amable, fue elocuentemente cantado en su acostumbrado fuerte estilo italiano, y Jonathan Summers retrató un Sharpless cansado de rescatar a Pinkerton de las situaciones comprometidas. Miao Oing, la primera cantante china que aparece en el Covent Garden, fue una promeiedora Suzuki. La dirección de Schonwandt fue decepcionante. Kenneih Loveíand Después del éxito obtenido con Madama Buiterfly el pasado otoño, Nuria Espert iniciaba con la nueva producción de Rigoletto para el Covent Carden lo que será la renovación escénica del repertorio verdiano en la prestigiosa ópera británica. El reto era importante y la expectación que había despertado la actriz y directora de teatro española en la prensa inglesa los días previos al estreno asi nos lo confirmaba. Luego, el resultado final de este nuevo Rigoletlo fue otro bien distinto. Ni la producción de Nuria Espert —con escenografía de su colaborador habitual, el italiano Ezio Frigerio— ni el reparto vocal, ni la dirección musical, a cargo del joven director alemán Michael Boder (1958), tuvieron la entidad suficiente para que el esperado estreno del gran drama verdiano alcanzara el nivel medio de calidad que una nueva producción ha de tener en un coliseo de la reputación de éste. El tándem Frigerio-Espert —que anteriormente ha obtenido importantes éxitos en Salomé, La casa de Bernarda Alba, Electro y Madama Butterfly— nos propuso un Rigoletlo ambientado en los años de La Traviata, de colores sombríos —incluidas las dos escenas que se desarrollan en el interior del Palacio Ducal— y convencional evolución dramática. No se termina de solucionar el conflicto que nace entre la manifestación externa del drama y el significado del mismo. En Rigoletto cada protagonista es un individuo, no una abstracción, y toda la ópera es rica en escenas dramáticas de gran variedad y contraste, vivamente trazadas. Es en esta caracterización dramática y psicológica donde Nuria Espert no ha terminado de entrar. A sus personajes les falta carne y tensión emocional. El jorobado, encarnado por el barítono americano Brent Ellis, peca más por exceso que por defecto dramático, bufonesco... hasta tal punto que llega a resultar cargante y sin mucho sentido, teniendo en cuenta que la acción se nos muestra en la segunda mitad del siglo pasado. Vocalmente tampoco estuvo a la altura de las circunstancias, al igual que el Duque de Schicof f —impecable en estilo pero de voz mate y algo corta— o la Gilda de June Anderson, a la que faltó humanidad, simpatía y comprensión, limitándose a las acrobacias de alto voltaje sin dominar el rol. A.M. Scherzo 25 actualidad Monotonía Londm. fcnglKh Naiional Opera en el Londün Coliseum. 9-M-88. Gtass. The Matitng niIhe Repmeiliitñ'e /or Ptaner 8. Se afirma que la obra de Philip Glass es la de mayores demandas a los teatros de ópera de todo el mundo. Si el estreno de The Making of (fie Representalive for Planet 8 es una buena muestra, esto sugiere una triste falta de criterio en los responsables de las alturas y aburridas veladas por delante para muchos. Este lúe realmente un tedioso asunto, en el que mucha de la culpa debe atribuirse a la absoluta monotonía de la partitura orquestal. La ópera, asumiendo que esta descripción estuviese justificada, es el resultado de una colaboración entre Glass y Doris Lessing, en cuya novela del mismo titulo se basa. Con brevedad: la gente del Planeta 8 vive en un ambiente soleado y próspero. Entonces sobreviene un desasiré ecológico con la forma de una nueva edad de hielo. Las cosechas, los animales y la mayoría de la gente mueren. Unos cuantos habitantes escapan al norte, y allí comienza la nueva repre- 26 Scherzo seniación del planeta. La historia toca problemas profundos y tópicos, que deberían alarmarnos a Iodos. Da vida a la advertencia y la profecía. Posee un mensaje para hoy. La dificultad está en que la reducción a líbrelo operístico del texto de Lessing su punta se ha embotado, hay demasiadas disertaciones y se cae en lugares comunes. La combinación del habla y el canto no funciona. Lo haría si la propia música fuera mejor, pero es difícil evilar describir todo el ejercicio como música para lo antimusical, ópera para lo aniiopcrístico. Glass parece deleitarse en la autorrepetición. Durante unos pocos minutos sus arpegios y ondulantes figuras orquestales atrapan la alención, pero continúa revolcándose en ellos a lo largo de tres interminables actos, embelleciéndolos acá y allá con unos cuantos clichés, volviendo luego a poner en marcha todo el mecanismo de nuevo. Por un momento, al comienzo del acto tercero, se olvida de sí mismo y parece en peligro de irrumpir en la ópera, pero pronto se lo piensa mejor, deslizándose a su autocomplaciente rutina. El tema debería excitar, la visión final brillar promisoriamente, pero mucho antes de eso la paciencia se ha agotado. Miramos nuestros relojes y murmuramos: «¡qué largo, Señor, qué largo!» El excclenie Leslie Garrett, Andrew Shore, de penetrante articulación, Richard Angas y Christopher Gilleí lucharon bravamente con su poco agradecido material en la primera noche, como lo hizo el director Michael Lloyd y una orquesta por la que uno siente mucha simpatía. Debieron caer hipnotizados al final de la interpretación. La obra ya se había escenificado en América a cargo de la Houslon Opera y es un coencargo y coproducción con la English National, Het Muziktheater Amsterdam y Bühnen der Landeshaupstadt Kiel. Harry Silverstone la ha vuelto a escenificar para la English National con algunos vividos toques, ayudado por la imaginativa iluminación de David Hersey. El tema reclama nobleza de visión. Pero nobleza y visión son precisamente las cualidades en las que The Making of Ihe Represenlalive for Planet 8 es deficicnie. Kenneth Loveland -actualidad- Claudio Arrau: «Cada concierto es un acto irrepetible» El pasado 25 de noviembre tuvimos la suerte extraordinaria de celebrar un acto de homenaje al pianista Claudio Arrau con motivo de sus 85 milagrosos años. Y lo hicimos con música, porque el maestro nos regaló, en un concierto memorable, con ¡a belleza inalterable de su sonido y la penetración de su inteligencia. El concierto, organizado por esta revista, nos puso frente a la pureza de un pianismo, que bebe en ¡as fuentes de la tradición de Liszt, como ya no es fácil encontrar hoy. El eco del concierto en la critica de la prensa diaria y la radio puede ser apreciado en las páginas que siguen. Aparece también en ellas una entrevista realizada durante la estancia madrileña de Arrau. En este diálogo, en el que participa asimismo su discípulo William Mellón, Claudio Arrau respira música por todos sus poros y demuestra la vitalidad de su curiosidad universal. CHERZO.—¿La técnica de Arrau es una verdadera técnica, es decir, se puede transmitir, como la de Leimer-Gieseking, por ejemplo? No pretendo ser mal educado, sino enunciar unas dudas, hacerme eco de una polémica que existe realmente. MELTON.—La técnica de Arrau proviene de Liszt, a través de Martin Krause, quien fue profesor de Edwin Fischer, entre otros: consiste en una combinación de la articulación (de los dedos) y de la formación del sonido por el cuerpo, espalda, tronco y brazos. Es la técnica más lógica porque no produce cansancio físico: uno de los ejercicios de Arrau, por ejemplo, tocar unas diez veces seguidas el primer movimiento de la Wanderer, sólo es posible a través de esta técnica. S.—¿Puede hablar de uno de los puntos más polémicos: la rotación? M.—Tomar conciencia del peso del brazo, controlarlo de manera relajada. El brazo en una pieza permite cualquier velocidad y cualquier intensidad en los trinos, en las terceras dobles... En vez de hacer trabajar solamente los dedos, utilizamos el peso del brazo entero, obtenemos asi una gran calidad y varios colores: escuche los trinos en el lento del Cuarto de Beethoven (en concierto es más patente que en disco): tienen la energía suficiente para poder ahogar a la orquesta entera. S.—¿El sonido es una preocupación técnica, o de orden interpretativo? S M.—El sonido es parte integrante de la técnica, la naturaleza del sonido depende de la técnica. Uno se puede dar cuenta, escuchando a un pianista, de lo que está pasando técnicamente solamente a través del sonido. Cuando el cuerpo está relajado y preparado a toda solicitación, se obtiene un sonido orquestal sin límites de intensidad y color. La técnica sirve para poder obtener una interpretación, no se puede separar la técnica de la interpretación. S.—¿Nos puede citar algunos pianistas formados a partir de la técnica de Arrau? M.—Inés y Pilar Leyva, Ena Bronstein son algunas de la pianistas más relevantes. S.—Maestro, Vd. ama profundamente la escultura negra. Suelo escribir música para una galería de Arte Africano en París, pero con ocasión de una exposición sobre las Escaleras Sagradas de los Dogon, pienso ilustrarla con sus interpre- FOTOS: A. MUÑOZ Scherzo 27 actualidad Música para el Maestro Arrau Claudio Arrau ha vuelto a Esparta, gracias a una iniciativa de la revista musical SCHERZO en su tercer aniversario, denlro de esa gira de despedida artística que realiza por las grandes capitales del mundo. Madrid no podía faltar en su último recorrido artístico, y por ello la indisposición sufrida el martes, que obligó a aplazar ef concierto, no podía privarle de darnos ocasión para brindarle el que probablemente sea nuestro último aplauso artístico. Ochenta y cinco años son ciertamente muchos arios, más para un pianista. Por ello resulta increíble que, después de salir ayudado al escenario, pueda todavía superar las barreras humanas para elevarse al olímpo artístico. Pero 85 años tienen también la ventaja de' la madurez. Asi se concibe lo que Claudio Arrau nos regaló el viernes. (aciones de Mozart. ¿Es una idea descabellada? C.A.— ¡No! ¡Es magnifica! Trabajo el sonido como si fuera una escultura. Intento producir aquí (octavas en el Primero de Brahms) una vibración que se tiene que percibir antes de las notas mismas, como una llamada. Una llamada de las fuerzas creadoras. Liberar todas las estructuras presentes en una obra, esculpirlas, sacarlas de la materia, del material, para que puedan volar libremente. Claro, puede ser problemática la relación entre Mozart y el arte africano, pero no es exenta de lógica, ya que en la música Mozart es lo mejor que hay... hasta ahora por lo menos... Las Escaleras místicas de los Dogon.. este misterio no es un misterio, haj muchos intérpretes hoy en día qut no han pensado lo bastante lo que, es la interpretación: es un proceso mágico, una unión mágica entre el mundo del compositor y el mundo del intérprete. La gran interpretación es una unión intuitiva. S.—¿ Vd. tiene conciencia de to do esto durante el acto interpretativo? C.A.—Sé lo* que quiero hacer, lo tengo decidido. Hay dos estructuras en el proceso creador: libertad y control, las notas no tienen ninguna importancia (bueno, hay que darlas todas); es la vida que une las notas lo que me interesa. S. —¿ Por eso cuando hace un hallazgo —pienso en la integración 28 Scherzo expresiva de los tritios en la Sonata en Fa de Mozart, o en ¡a Durnitz— no lo repite? No dice: ¿habéis oído, qué bueno? Lo voy hacer otra vez--C.A.—Hay que acostumbrarse a disciplinarse para no hacer absolutamente nada, nunca, para ganarse al público. No repetirse, como los grandes del jazz, ese es uno de los secretos del proceso mágico de la creación, de la creación interpretativa. Es el sentido mismo de la interpretación, si no ¿para qué?; ¡hay magníficos instrumentos mecánicos para las repeticiones. Estas dos estructuras en el proceso creador, libertad y control, dan una gran seguridad para afrontar las mil sorpresas de la obra, del trayecto. Por eso hay diferencias entre conciertos, cada concierto es un acto irrepetible. Algunos salen mejor que otros, pero no se puede repetir una interpretación. Sentir lo que se está tocando... a veces me doy cuenta, pero dejo que salga el río... el río creador. S.—En la creencia shivaica, fa adolescencia es la edad del equilibrio, del desprecio de las contingencias materiales, del amor, de la verdadera sabiduría. Sus interpretaciones, hoy, son más libres, más abstractas. ¿ Ha llegado a este estado de adolescencia? C.A.—Es lo que quiero. No creo que con la edad se obtenga la serenidad. Yo no me pongo más sereno; significaría una falta de En un impulso demasiado juvenil, elaboró un programa de amplias pretensiones para cualquier pianista joven: dos sonatas de Beethoven y ires fragmentos de Los años de peregrinaje, de Liszt, entre los cuales se encontraba la dificilísima Faniasia quasi sonata después de una lectura de Dante. Poco importa que ésta sea hoy un reto excesivo o que inexplicablemente desparezcan del recital Los juegos de agua de la villa de'1 Esle, comprensible quizá por la complicada digitación con infinitos trémolos y trinos para la mano derecha, o que incluso algún presto o allegro beethoveniano lo fuese menos. Por encima de lodo está la madurez de un artista excepcional que es capaz de hacer música como muy pocos elegidos pueden hacerlo. El Beelhoven de Claudio Arrau ha de permanecer obligatoriamente en el recuerdo por cuanto supone un revulsivo frenie a lanto concepto gris, aséptico y distante, pero técnicamente impecable, de hoy dia at que estamos acostumbrados. ' Sobrecogí míenlo Si su sonata de [.os adioses ya nos sobrecogió, fue curiosamente en una más juvenil de Beethoven, la número siete, en re mayor, donde el genio de Arrau desbordó al auditorio. El pianista chileno la siente después de haber vivido las 32 sonatas de la producción beethovemana y da un valor nuevo a cada uno de sus tiempos en función de su devenir histórico ame lo posterior. Nadie hubiese podido rebatir, tras escuchar el Largo y meslo, uno de los movimientos más profundos y emotivos del compositor de Bonn, que la partitura podría llevar un opus posierior al número 100. Claudio Arrau desgranólas notas haciendo llorar al piano como si ¡a experiencia del testamento de Heiligenstadt hubiera sido ya sufrida. Un tiempo así justifica de por sí lodo un concierto y el entusiasmo demostrado por el público al concluir el mismo. No podía Claudio Arrau dejarnos mejor recuerdo que éste, el de la música más simple, pero más difícil de crear. Gonzalo Alonso EL PAÍS. 27.11.88 actualidad participación. Hay que seguir vivo, intenso... Por eso sigo tocando, cuando muchos colegas descansan, sigo tocando por la satisfación de la unión del compositor y del intérprete... Nunca he dudado de mis dotes, eran importantes, entendí todo eso muy temprano. Nací para hacer lo que hago... S.—¿Cómo prepara el concierto? C.A.—Mucho descanso, poco estudio. Duermo mucho por la tarde, antes del concierto, dos o tres horas, para concentrar esas fuerzas subconscientes, para conectar con mi inconsciente creador. S. —¿ Cuáles son sus proyectos de grabación? C.A.—Los cantos del alba de Schumann, es una obra que me gusta mucho, obra magnífica, difícil de comprender... Pollini la toca muy bien. He tocado mucho Scriabin, y me gustaría grabar algo. En primer lugar voy a grabar Los 85 años gloriosos de Arrau, para los 3emprendedores de «Scherzo» Al ver pisar a un Claudio Arrau vacilante, ayudado al andar con la gloriosa carga de sus óchenla y cinco años, el piso del nuevo Auditorio Nacional; cuando pensábamos en que ochenta atrás ya daba su primer concierto y hace casi sesenta podíamos aplaudirlo en la Comedia para la Cultura entre los Rachmaninoff, Giesseking, Hoffmann, Rubinstein, Backhaus, Horowitz, Braylowsky..., es bien lógico que sintiésemos un respeto imponente. Viene Claudio Arrau, historia en vida, leyenda que no renuncia al mundo de lo real por impulsos de SCHERZO y los juveniles emprendedores puntuales de la víbrame revista que no podía celebrar mejor sus tres primeros, llamantes años. La veierania cargada de significación y a nueva fuerza, la savia que estimula y aglutina, se unieron hasta conseguir el lleno en el Auditorio. Claudio Arrau, fiel a lo que fueron sus ideales de siempre, anunció un recital Beeihoven-Liszt. No importan detalles o análisis comineros. Emplearlos aquí sería inoportuno, fuera de lugar por completo. No le importó al público, entusiasta, caluroso hasta lo indescriptible en la recepción, el aplauso de las versiones y el adiós, que el maesiro olvidase los anunciados «Juegos de agua en la Villa del Este», o que no concediese regalo alguno. Aunque, in- cluso, su demostración no hubiese alcanzado momentos de lan hermosa calidad, lo que fue, lo que el nombre del artista chileno, significa, justificaría todo ese cíima de adhesión. Pero es que, además, Claudio Arrau nos regaló detalles de gran artista. En el programa —dos sonatas de Bee!noven, la de los Adioses y la Séptima, número 3 de la opus 10 y dos fragmentos de Liszt— podrían resallarse muchos aspectos. Los hubo positivos en el Soneto del Petrarca y en Después de una lectura del Dante, délos Años de peregrinaje italianos. Al margen de, bien sabido es, lo lejos que se halla y se halló siempre Arrau de pertenecer a la raza que hoy tanto prolifera de los antropófagos de Tusas a tiempo récord. No; los amigos del mas, de la plenitud sonora, de la veriiginosidad mecanicista, no tienen su divo en Arrau. Lo tienen, si, los que captan la forma de dosificar un matiz, un diminuendo, un rallentando. de regular una expresión... ...cabría que recordásemos, sobre lodo, la maravillosa forma de plantear el Largo e mesto de la Séptima sonata de Beeihoven. Fue una maravilla por fraseo intencionado, juslo en el tiempo y la expresión, y por el color sonoro, la calidad y sutileza conseguidas. Antonio Fernández Cid ABC 27.11.88 el último Debussy: Estudios, es una obra absolutamente extraordinaria. Fauré es un compositor que amo muchísimo, quizá la Baltade, con orquesta. Schónberg todavía me interesa, en el fondo es un romántico, quiero grabar el Op. II y el 19, la Fantasía contrapuntística de Busoni. Hay un compositor que no me interesa nada... casi es un sacrilegio; Rajmaninov, su música es como una gelatina, pero él era un grandísimo pianista. En los años treinta yo tocaba Bach, en series de doce conciertos, pero ahora me parece que hay que tocarlo en el clavecín. En el piano moderno surgen unos elementos sensuales que reniegan de la idea que tengo de Bach componiendo para la gloria de Dios. Haydn plantea problemas difíciles de resolver... no conozco ningún director que los haya resuello... Haydn está entre Mozart y Beethoven... En el piano, el único que sabe tocar Haydn es un joven pianista (sic)... ¿cómo se llama?.. Gould, sí, Glenn Gould: no tiene ninguna amarra, es un pájaro libre. Además le quita la carne al piano. Si peca por algo es que no tiene un control intelectual (¡Sic!), hace lo que se le ocurre en el momento, y Haydn es uno de los compositores en los cuales se puede hacer esto, porque solicita de manera extraordinaria, y sin cesar, nuestra imaginación. Scherzo 29 actualidad Crítica musical de Carlos Gómez Amal El aluvión de conciertos que nos sobrepasa, proporciona al critico algunos ratos de aburrimiento y algunas horas de indiferencia, pero también momentos inolvidables. A este último apartado pertenece el recital que anoche ofreció el gran Claudio Arrau en el Auditorio. Se tenia que haber celebrado hace tres días, pero fue aplazado por una indisposición gástrica, causada, a lo que parece, por ciertas visitas gastronómicas a las tabernas del Madrid antiguo. También los viejos pianistas tienen su corazoncito. Cuando le aplaudíamos en el último Festival de Granada, temimos que fuera la última vez. Un hombre de 85 años, con una carrera artística de 80 —ya que empezó a los 5— tiene derecho a retirarse. Pero lo cierto es que sigue en luminoso activo. La revista SCHERZO, con motivo de su III Aniversario, nos ha permitido admirar de nuevo al glorioso artista. Arrau, uno de los más destacados pianistas del siglo XX, tocó anoche Beethoven y Liszt a través del gran secreto de la herencia romántica. En su fecunda ancianidad, Arrau tiene las piernas torpes, las manos poderosas y la mente lúcida. Nos maravilla su técnica, pero más aún el sentido musical que sigue a cada página. Su presencia no es sólo una lección de música, sino una lección del triunfo del espíritu sobre la materia. Se encuentra Arrau entre los más geniales intérpretes que hemos escuchado en nuestra vida. Sencillo, amable, sonriente y bueno, recibió ovaciones atronadoras, por sincera admiración, no en solicitud de propinas, que hubieran sido inconvenientes. Bien merece los aplausos este querido viejo, dueño de la música. Ser Radio Madrid 26.11.88 S.—¿Seguimos con ios intérpretes? C.A.—Furlwángler, absolutamente... Era-un mago, una fuente de inspiración. Fischer-Dieskau entiende lo que canta, acierta como un adivino, como creo que nadie lo haya hecho jamás... Elizabeth Schwarzkopf, también... Tenía mucha relación con Edwin Fischcr, Artur Schnabel me gusta mucho: Kempff es magnífico. Daniel Baremboim es uno de los intérpretes que más aprecio. Claro, como pianista no está nada relajado, pero tiene ideas extraordinarias; no re30 Scherzo sultan todavía, pero es joven, tiene tiempo. Además me dijo que le interesa cada día más el piano que la dirección... Me gusta muchísimo tocar con él. S. —¿ Qué compositor contemporáneo está tocando? C.A.—Me interesa en el Klavierstüke II de Stock hausen la idea de construir la obra al tocar, pero difícilmente tiene algún valor para el porvenir. Es un juego momentáneo, pero le quita la importancia a la interpretación. No existe un sentido definitivo de la composición. No es que la obra me interese mucho, pero, en fin... algo. S.—¿Ha asistido a alguna ópera, algún ballet últimamente? C.A.—La Vera Storia de Beño, en París. Era interesante pero ha- bía mucha monotonía... Antes de grabar para la televisión británica el Quinto de Beethoven con Colin Davis asistí al musical de Mickey Rooney Sugar Babies. Era magnífico y en Los Angeles asistí al One woman Show de Shirley Mac Laine: sola es una escenario durante horas, cantando y bailando, era algo extraordinario... M.—El Maestro no hizo más que hablar de ella durante días... Le gusta tanto el ballet, el baile, el teatro, los libros, la arquitectura... relaciona todo con la música... A veces me aburro un poco... C.A.—¿Cómo es posible aburrirse? ni siquiera un solo minuto de nuestra vida. Pedro Elias * • ! 11% ^V V Clientes de Real Musical premiados con un «Mercedes» La compra de un órgano electrónico dio la suerte al matrimonio Nieto en Real Musical. En efecto, Carmen Vizcaíno, hija del popular escritor Fernando Vizcaíno Casas, y José Antonio Nieto, un joven abogado, resultaron ganadores del coche marca Mercedes 190-E que Real Musical ha exhibido en su escaparate principal durante los últimos tres meses y que sorteaba entre sus clientes. El matrimonio Nieto tiene una gran afición a la música. El además la practica y hasta compone piezas breves para teclado. Ella es además sobrina del célebre musicólogo José Subirá. «Nos parece increíble haber tenido tanta suerte, pues además teníamos pensado vender nuestro coche ahora. Real Musical, además de ser una tienda fantástica, acertó con su regalo en nuestro caso». PEAL r C MUSICAL - 2SO13 - MADBO • homenaje Adiós a Irmgard Seefried n el verano pasado acudió la soprano alemana a Torroella de Montgrí para diciar un curso magistral de canto e interpretación. Ya entonces la salud delicada alteró el desarrollo normal de las clases. Pocos meses después, Irmgard Seefried fallecía el 26 de septiembre en Viena, ciudad donde la cantante había nacido artísticamente cuarenta y cinco años atrás. E Pincelada biográfica Seefried nació en Kongetried, pequefla localidad bávara, e! 9 de octubre de 1919. Realiza los estudios vocales en Augsburgo, luego en Munich. Con diecinueve años es contratada por Herbert von Karajan en su último período de actividad directoría) en la Opera de Aquisgrán, donde debuta como la Sacerdotisa de A ida. Además interviene allí como miembro del coro hasta que poco a poco van llegando los papeles más protagónicos; así la deliciosa Nu- ri de Tieflend de Eugen D'Albert. Acepia a regañadientes Donna Anna, papel que la soprano encuentra demasiado pesado para su voz. A partir de entonces, Seefried lendrá siempre cierto recato en asumir los papeles que no le convienen, aunque en la práctica comeierá algún que otro desliz profesional. Siempre reprocharía a Karajan, visto el ejemplo, y con respecto a oirás colega», el haberlas embarcado en cometidos impropios para su voz (Behrens, Dernesch). En 1943 hace la presentación en Viena en Eva de Los Maestros cantores, que luego pertenecería a Schwarzkopff y Grümmer, de la mano de Karl Bohm. En Viena forma parte del mítico grupo que ha dado nombre y significado a una escuela, hoy modelo y referencia perenne en la interpretación mozartiana. Hilo importante en la carrera de Seefríed fue la celebración del ochenta cumpleaños de Strauss con Ariadne auf Naxos y su compositor desde aquel momento (1944) estará ya unido por siem- pre al arte de la soprano. Tal evento ha sido recogido en disco. A partir de 1946 se inicia la relación de la cantante con los Festivales de Salzburgo. En 1948 contrae matrimonio con el violinista Wolfgang Schneiderhan. 1953 marca el despegue internacional de su carrera: Metropolitan, Opera de Chicago, Covent Garden, París. Pronto la voz, apoyada en una técnica más intuitiva que aprehendida, comienza a darle serios problemas, en particular los agudos. Acudirá a Paola Novikova. «Me ayudó mucho», confesará después la cantante. Pero de hecho su actividad se encarrila por otro camino preferente: el del recital. Y su Schuberl sobre lodo, junto a Schumann, Wolf o Brahms, serán modelos a imitar. A pesar de todo, el teatro continúa tentándola y va incorporando nuevos papeles algo extravagantes para su marca: Marie de Wozzeck (Stuttgart con Carlos Kleiber), Judith de El castillo de Barba Azul, Blanche de Diálogos de carmelitas. Fue el golpe de gracia. No obstan- En el papel de Susana, de las Bodas de Fígaro. Salzburgo. 1947. 32 Scherzo homenaje te su despedida oficial se alargaría hasta 1976, en Viena y con Katia Kabanova. Luego, vino la docencia. Voz y repertorio El inslrumenlo de Seefried era por naturaleza puro y cristalino. A partir de un diamante tal, la artista lo pulió aún más, dándole frescura en la emisión, variedad en el colorido, ligereza en la declamación. Su rasgo distintivo era la espontaneidad. De gran belleza (a la alemana, digamos) y atractiva figura era también una encantadora actriz, por gestos y movimientos. ¿No estamos entonces ante el ideal de algunas heroínas mozartianas? Aunque del genio salzburgués tocó Fiordiligi y Zerlina, serán Susanna y Pamina las que se asociarán inmediatamente a su nombre. Y las dos puntualmente fueron llevadas al disco, ambas con Karajan, aunque el disco Uve perpetuó también sus prestaciones con Furtwángler para que no existiera la menor duda sobre los resultados. La mejor definición de lo que era su Pamina nos la ofrece la propia Seefried: «Es la más femenina de las heroínas mozartianas, un cristal en suspensión en toda ia luminosidad de la partitura». Nada más que añadir. La Susanna de Seefried pulsaba dos cuerdas expresivas, la inocencia y la picardía, y tras ellas se deslizaba, casi imperceptible, un algo como de sensualidad sofocada por la educación y la elegancia. Dos travestidos mozartianos de Strauss representaron sendos éxitos para la Seefried, compartidos con Jurinac que ganaba en el segundo: el Compositor y Octavio. Su Compositor de 1954, en la versión-ejemplo de Karajan, es una de las cumbres musicales logradas por el disco. En su traducción sonora del impulsivo e inexperto artista, vulnerable, se reúnen la poesía, la franqueza y la juventud que todos imaginamos lleva dentro de sí este magnífico personaje. Me gustaría llamar la atención sobre la frase Sie hált ihnfür den Tódesgott, y la sección que le sigue, donde se concentra toda la solemne y candorosa psicología del Compositor. El limitado repertorio escénico de Seefried sumaba otros empleos, aparte de los citados de pasada: Cleopatra de Haendel, restringida de coloraiura, la novia de Smetana. Para completar el retrato, se menciona su pequeña y circunstancial incidencia en lo italiano: La Bohéme (Mimi y Musetta), Butterfly, Liú (al lado de la violenta Turandot de Grob-Prandl). Femeninas y frágiles como su persona. Tal la Marzelline de Fidelio que aún hace más varonil y potente la Leonora de Flagstad. Fernando Fraga Scherzo 33 harmonía mundi FRANGE •SCHUTZ Klein e geistliche Konzerte Pegúenos conciertos espirituales Concertó Vocale Rene Jacoos HMA 431097 MC • musique d abord Ahora, también en cassette, la sene económica "Musique d'Abord". HARMONÍA MUNDI populariza en cassette una excelente y amplia selección de sus producciones, como lo está haciendo en Compact Disc en la misma colección. Wilham Chrislie. director HMA 431090 MC • RENECLEMENCIC Y sus Nautas HMA 43384 MC • VIVALDI Sonatas a Pisandel The Boston Museum Trio HMA 431088 MC HAENDEL Laúdate puen - Nisi Dominus Deller Consurt . Maik • BACH CORALES DE NAVIDAD LIONEL ROGG A l'orgue Siloermann d'Arlesheim HMA 4371 7 MC PURCELL Kirtg Arttiur (exiraits ALFRED DELLER • MAHLER Sinfonía n" 5 Orchestre National de I'ORTF Hermann Se he rehén, director HMA 4351 79 MC MONTEVERDI Un concert spiriluel ConrtTlo Vocale - Rent* lacubs HMA 131 |S Bach • G F HAENDEL Laúdate Puen NISI Dommus Deller Consort Mark Deller HMA 431054 • PURCELL King Arthur (extractos) ALFRED DELLER HMA 43200 MC MUSIQUE DE LA CRECE ANTIQUE ATKIUM MUSIOÍ DE MADRID Gregorio Panlagua • MONTEVERDI Concierto espiritual Concertó Vocale Rene Jacobs HMA 431032 MC • H BERLIOZ Sintonía Fantástica Orchestre Phifarmonique rje Lllle Jean-Claude Casadesus. director HMA 43072 MC ssr* MEDIEVAL ENCUSH MUSIC rh íi rn«fmblp • CONCIERTO PARA TROMPETA JEAN-LUC DA3SE I Filarn r.nicidi Bologna Angelo Ephrkian. director HMA 431049 MC • MÚSICA DE LA BIBLIA REVELADA Por Suzanne Haik-Vantoura HMA 43989 MC • F MENDELSSOHN Moteies La Chapelle Royale Collegium Vocale de Gana Philippe Hefeweghe, directo: HMA 431142 MC • F SCHUBERT Sonata para piano n° 21 D 960 Lieer Transcrito por F. Llszl Vladimir Sofronitzki, piano HMA 435169 MC • OVERTURAS DE OPERETAS ODras de Slrauss Offenoach. Lehar Orchestre Symphonique de Plovdiv R Raytchev. director HMA 43467 MC • M A CHARPERNTIER Les Ans Florissanis Idylle en musique Les Arts Flonssants Williani Christie. director HMA 431083 MC • MÚSICA DE LA GRECIA ANTIGUA ATRIUM MUSICAE DE MADRID Gregorio Panlagua HMA431015MC * MEDIEVAL ENGLISH MUSIC Música inglesa de la Edad Media The Hilhard En semble HMA 431106 MC CONCERTOS POUR V I O I O N STOIKA M1LANOVA. (>iche>lre de C'hdmbfe di- Solu W.SII KA/^MDIHV • C MONTEVERDI A Un Canti Madrigales Les Arls Florissanis William Chrislie, director HMA 431068 MC • RAMEAU ANACREON Les Arts Flonssants musique dabord • BACH CONCERTOS PARA VIOLIN STOIKA MILANOVA Orcheslre de Chambre de Solía Vassil Kazan d|iev HMA 43113 MC • MOZART QUINTETOS PARA CUERDAS K 593 8 614 QuatourBulgare Nikolai Sidaiov HMA 43148 MC entrevisto Yo Yo Ma, el relámpago bajo la nieve o < d 1 r res disciplinas musicales: la memorización asiática con Hiao-Tsiun Ma, su padre; el clasicismo europeo con Madame Lepinte en París; la motricidad americana con Leonard Rose en Juilliard, con Pablo Casáis en Malboro. Tres violonchelos: el Goffriller (con el cual tocaba Pierre Fournier) para el color asiático; el Montagnana para la dinámica americana íguts, dice Ma, que podemos traducir, educadamente, por tripas^." el Sfradivarius Davidoff (con el cual tocaba Jacquetine Dupré) para la búsqueda europea del equilibrio. Triple repertorio: virtuosismo absoluto en las obras solistas (de Bach a Crumb); virtuosismo espectacular en los conciertos con orquesta (Ma ha tocado con iodos los grandes directores desde Herbert von Karajan hasta Danny Kaye); virtuosismo secreto en los cuartetos (desgraciadamente la extraordinaria colaboración con Kremer parece postergada por problemas de exclusividad entre CBS y DGG). Acorralado por trinidades centrípetas, Ma no pierde su centro. P.E. Scherzo 35 entrevisto cherzo.—Usted acaba de decir que le gustaba cada vez más la música y cada vez menos la profesión. Es una broma de mal gusto, espero, porque su profesión es la más bella del mundo, ¿no? Yo Yo Ma.—Sí... bueno... es... en Tin, creo que quería decir que trataba de separar un poco... e... e... el amor por la música, la pasión por la música y la profesión... es distinto. Hay que entablar relaciones. Entre el tiempo para pensar y el tiempo para tocar hay viajes con maletas que se pierden... eso es, viajes sin la familia, a veces las orquestas están agotadas por haber trabajado demasiado, no tienen energía para hacer música, es un poco triste. En Estados Unidos las orquestas trabajan a menudo cincuenta y dos semanas al año porque viven de la venta de las entradas, de las subvenciones. A veces tienen que tocar doce obras en una semana; es imposible de poner su cabeza en un mundo así (sic). S.—Justamente quería saber qué pasa antes de un concierto. ¿Puede hablar con el director antes del ensayo? Y.Y.M.—Como tengo una pequeña familia, dos niños, intento quedarme mucho tiempo en casa... Es interesante hablar con el director porque si se conoce a alguien el resultado musical puede ser mejor: «¿Qué piensa de la obra, la toco muchas, pocas veces, qué piensa del compositor?». S.—¿ Ya en el ensayo, o antes? Y.Y.M.—Idealmente en otro lugar; el director toca el piano, hablamos, estudiamos la partitura: «¿Qué quiere hacer aquí?»... Hay momentos en los cuales tenemos que ir de acuerdo, otros en los cuales podemos improvisar. Hay que pensar dónde están los límites de cada uno. A veces se puede discutir con algunos directores. Con Karajan no se puede; dice (Ma sonríe abiertamente) «Haz así» (sonríe un poco más). Unos directores tienen unas ideas muy firmes, otros son flexibles, entonces estudio lo que puedo hacer. S.— ¿Es Ud. flexible... Y.Y.M.—Sí. S.—... o muy firme? Habrá puntos en los cuales no se puede ceder... Y.Y.M.—Claro, hay cosas que están en la música, sobre todo cuando se trata de un gran compositor, proporciones diferentes, y me gusta respetar esas proporciones, pero en general soy muy flexible. Soy muy exigente sobre esto: me gustaría que todos hicieran el esfuerzo de encontrar lo que existe en la música. No me gusta: «Lo has tocado mil veces, yo lo he tocado S mil veces, haz lo que te dé la gana, te seguiré» (Ma sonríe). Porque esto no es música. Me gusta trabajar con David Zinman; quiere hacer muchas cosas muy interesantes. S. —Es Ud. un músico extraordinariamente completo: conciertos y cámara. Hay dos discos suyos peculiares, admirables: el Quinteto de Schubert y el último Cuarteto; en el primero se integró a un cuarteto estable, el Cleveland, en el segundo formó un cuarteto con Gidon Kremer, Daniel Philips y Kim Kashkashian. ¿Puede hablar de las distintas experiencias? Y.Y.M.—Con Cleveland, al principio tenía miedo... S.-¿? Y.Y.M.—Cuando uno está invitado, hay que respetar las normas de sus huéspedes. Me comporlaba como un invitado bien educado, pero al tocar encontraba que no era posible hacer música siguiendo a los demás. Hay que crear esta conexión. Finalmente participé más: «¿podéis probar de esta manera...? No sé si tenéis costumbre de hacerlo así, pero...». Pronlo no era un invitado con cuarteto, sino éramos cinco personas tocando juntas. En cuanto al otro cuarteto fue algo totalmente distinto. Hubo que crear desde abajo: entonación, equilibrio, interpretación. Había libertad para discutirlo todo. En una gira de nueve conciertos hubo uno en el cual, de la primera hasta la última nota, estuvimos siempre juntos. No sé cómo ni por qué, pero era... era una inmensa alegría el participar en un acontecimiento en el cual (hace un gesto muy bello) cuatro personas... pensábamos las mismas cosas sin intentarlo, y la música fluía. ¿Quizás porque habíamos trabajado mucho, quizás era un accidente? No lo sé. (El concierto fue grabado. NDR.) S.—¿Piensa seguir con Kremer? Y.Y.M.—Hemos grabado el último cuarteto de Shostakovitch y un dúo de Gubaidulina. 5. —Sofía Gubaidulina ha escrito un concierto para v'tolín muy bello. Y.Y.M.—Sí, es una obra un poco rara pero muy fuerte, un poco misteriosa, muy especial. Me gustaría seguir con Kremer, pero tenemos contratos exclusivos en compañías distintas. Estoy un poco triste, será muy difícil... S.—Grabó los conciertos de Wallon, de Shostakovitch. ¿ Le gustan las obras de Crumb, Donatoni, Brillen.. .? ¿Encargó obras a compositores? Y.Y.M.—Bastantes, sí: a Kirchner un dúo de violín y chelo, un concierto a Gruber, a Knussen, a Previn. William Bolcom es muy americano: conoce varios es- "E M JI acto interpretativo consiste en salir de uno mismo, en entrar en la cabeza de otro y % 36 Scherzo *ntr« visto Y.Y.M.—Uno guarda imágenes, puede que no del tilos, quiere acercar la música seria y la música popular, me gusta esta filosofía. Muchos compositores todo verdaderas, pero esas mismas imágenes son las que nos atraen. Rubinstein... su simja (en hebreo: aletrabajan. gría creadora, alegría de vivir)... su filosofía era vivir S.—¿Para Ud.? Y.Y.M.—¿Para mí? ¡Para ellos, espero! Toco la So sin condiciones (abre los brazos y respira un aire imanata de Crumb, grabé la Sonata de Britten con piano. ginario). Esto lo encuentro muy fuerte, ya que en la Existen buenas obras: Bloch, Crumb, Kodaly, me gus- vida coexisten la tragedia y la bondad; uno sólo puede existir si se abre, si está completamente abierto a totaría grabarlas. S. —¿ Y las sonatas de Britten para cello solo. Hay unado... Tristeza... Vivir sin condiciones, saber dar y recibir... estado de recepción. fuga...? S.—¿Es peligroso? Y.Y.M.—Sí, sí, está muy bien hecha, muy buena, Y.Y.M.—Claro, extremadamente peligroso, pero cepero existe ya un disco de Rostropovich, es formidable. .. a veces pienso que ya está hecho... quisiera apor- rrarse lo es también. La vida pasa, después uno no vive más... los peligros son distintos. tar algo yo también algún día. S.—Cada intérprete aporta algl S.—Cuando dijo «vivir sin condiciones» y distinto. ¿ Ud. qué es lo que es muy bello así en francés, ¿en qué palabra aporta, lo que aporta al mundo? pensaba: conditioning o conditonment?(¿inY.Y.M.—¿Yo, yo?... espero condicionalmente o sin acondicionamiento?) solamente... un poco de alegría.. Y.Y.M.—(Gritando): unconditional acepquiero decir que en cualquier lanceoflífe. (Aceptación incondicional de momento, si uno vive, uno la vida.) intenta vivir con pasión, con S.—¿Podríamos hablar del orden y del intensidad, con una conedesorden? Misha Maiski es muy vehemente xión al mundo. Entonces cuando toca. Ud. pdrece inscribir sus lo que traigo quizás son gestos en un molde, sin embargo su conexiones... un poco1 sonido, su interpretación puede ser de alegría, quizás... vehemente. En la vida cotidiana Ud. S.—¿Hay intérpierde las maletas, los billetes, hay pretes, presentes un magnífico desorden en esta o pasados, que habitación... . considera Y.Y.M.—Tenemos varias fuente de personalidades, interior y exinspiración ? terior, siempre la diferencia entre apolíneo y dioni'síaco. El músico lo vive mucho, ya que el acto interpreta- Scherzo 37 entrevisto tivo consiste en salir de uno mismo, en entrar en la cabeza de otro. André Previn me decía el otro día: «Todo va perfecto en un concierto, de repente alguien mete la pata, muy fuerte. Todo amenaza hundirse, en dos segundos el sudor nos invade, la adrenalina nos ciega (Ma saborea)... entonces todo cambia radicalmente...»; esto podría ser otra definición de la civilización: tratamos de crear un orden en el desorden de la vida, de la existencia. El orden y el desorden son muy próximos, como cuando uno ama, cuando uno odia. Son emociones igualmente fuertes. La vida es algo muy frágil: tratamos de encontrar suficiente orden para seguir viviendo, hay que tratar de no tener demasiado orden para no aplastar la vida. S.—¿Por esto le gusta tanto Kremer? Y.Y.M.—Gídon busca las situaciones límites, los riesgos... dice que busca la estabilidad. Es muy difícil para él, no tiene familia, país, patria. Nos entendemos. S.—En el cuarteto con Kremer, ¿es Ud. la base? Y.Y.M.—Sí, soy la calma, la mar tranquila... porque este cuarteto lo necesita. Gidon está solo, es más frágil... S.—¿El mar tranquilo? Y.Y.M.—La mar... la nieve... el relámpago bajo la nieve... eso es... soy el relámpago bajo la nieve. Sí, soy la calma, la mar Pedro Elias tranquilo... la mar... la nieve... el relámpago bajo la nieve. La tentación barroca la tentación barroca? Stan •las¿Conoce Y.Y.M.—Sí, me atrae ei cello barroco. Me guscuerdas a la antigua, son más ricas; los golpes de arco destacados, rápidos, permiten un sonido más claro; eso es una ventaja. Se pueden tocar acordes, la polifonía está más presente. Todo eso es muy importante, pero más importante aún es el contenido de la música. Delante de todas las interpretaciones posibles, me gustaría que no hubiera una guerra sino una celebración. S.—¿Quiere decir que tiene un cello barroco? Y.Y.M.—Voy a tener uno para probar, quiero estudiar los compositores barrocos. S.—¿ Y los violistas, Marais, Sainte Colombe? Y.Y.M.—Las suites de Marin Marais son muy bellas. Hay que tocar todo eso con instrumentos de la época, sobre todo en dúo con el clave, porque la tensión de mi cello me obliga a controlar demasiado las dinámicas. P.E. 38 Scherzo cas dbcos ACTUALIDAD DISCOGRAFICA Hendricki. Seguimos en CBS, la cual anuncia la próxima publicación de los Conciertos para piano de Grieg y Schumann por Murray Perahia y la Orquesta de la Radiodifusión Bávara dirigida por su actual titular Sir Colín Davis; los Conciertos para violoncello de Barber y Brillen por Yo Yo Ma y la Orquesta de Baltímore con David Zinman. TilsonThomas ha grabado con su orquesta, la Sinfónica de Londres, un compacto Ravel, otro Strauss (Vida de héroe, Lieder) y un último dedicado a Prokofiev (Conciertas I y 2 con Vladimir Feltsman). Abbado prosigue su ciclo Tchaikovsky con la Sinfónica de Chicago (Cuarta Sinfonía, Romeo y Julieta),RaduLupuy Murray Perabia harán con Raymond Leppard los Conciertos para dos y tres pianos de Mozart; el mismo director acompañará a Cho Liang Lin en otro programa Mozart: K. 211, 271a y 373, y el Cuarteto Juilliard hará una nueva versión de El arte de la Fuga. Para los operófilos CBS anuncia un nuevo registro de La Gioconda de Ponchielli con Eva Marton y dirección de Patané. La Sociedad Wílhdra Furtwangkf E¿n su vigésimo aniversario la Sociedad Wilhelm Furtwángler propone a sus suscriptores su primer disco compacto consagrado a dos obras de Brahms: Primera Sinfonía y las Variaciones sobre un tema de Haydn, dadas en Hamburgo el 27 de octubre de 1951 con la Orquesta Sinfónica de la NDR. Acompañado de un análisis de Sami Habrá, esle compacto nos ofrece uno de los más famosos conciertos de Furtwángler, con una Olivier Messiaen por Carmelo. excelente toma de sonido debida a Friedrich Además este disco trata de reflejar Scberchen, Monteux, Knappembusch... meras Variaciones Goldberg; obviamente el Schapp. lo más fielmente posible la banda original, lodos eu compacto paralelismo no pasó de ahí). Citemos tam- sin buscar sonoridades artificialmente brina parte del legendario catálogo bién al demasiado olvidado Rodzinski en el llantes y sin caer en el falso estéreo (contraWESTM1NSTER ha sido oportuna- Cascanueces de Tchaikovsky y, sobre todo, riamente a la casa NUOVA ERA, que sacó mente reeditada por MCA Classics en a Hans Knappertsbusch, del que aparecerá al mercado este mismo concierto, desfiguuna serie de álbumes dobles de. aproxima- su Fidelio (decepcionante a pesar de Sena rado, en un álbum Brahms). Hay muchos damente, 2.600 pls. cada uno. La colección Jurinac, al menos en opinión de quien esto otros proyectos en estudio, pero el interés consta de interpretaciones históricas prác- firma) y su imponente antología Wagner al de procurarse grabaciones directamente de ticamente desconocidas en nuestro país: re- frente de una suntuosa Filarmónica de las emisoras de radio implica necesariamente cordemos la inimitable Pasión según San Munich. el tener liempo para ello: la exigencia de caJuan de Johann Sebastian Bach en la lectulidad tiene este precio y constituye sin duda ra de Hermann Scherchen, quien aparece en la mejor manera de aprovechar las posibiliel catálogo dirigiendo también las sinfonías El 80 Aniversario de Olivier Messian dades ofrecidas por el compacto y servir así Primera, Tercera, Sexta y Octava de Beeía la memoria del intérprete (para más inforhoven con la Orquesta de la Opera de Viemación detallamos seguidamente la direcna y la Filarmónica de Londres. Otro r ara conmemorar los 80 años del insigne ción de la Sociedad: 16, ruedeMonifermeil, compositor francés, la firma francesa ERAdirector excepcional, Pierre Monteux, está 77360 Vaires-sur-Marne). representado en esta serie con una Novena TO ha publicado en la mayor parte de Europa (creo que a España todavía no ha llegado) de Beethoven con la Sinfónica de Londres más los ensayos previos a la grabación. El un volumen monstruo de 17 compactos con Nuevo cido Bnfanu por Hurí Sanderling gran director francés aparece también con la mayor parte de la obra compuesta hasta el histórico Romeo y Julieta de Berlioz (so- hoy por esie clásico de la música actual. SeA célebre director alemán, uno de los úllistas: Resnik, Turp y Ward) completado por ñalemos que el precio es como si hubiese 10 la obertura-fantasía de Romeo y Julieta de compactos en vez de los 17 de que consta, timos románticos, co-director junto a MraTchaikovsky dirigida por Scherchen. Al la- e indiquemos lambién que uno de los dis- vinsky de la Filarmónica de Leningrado do de reediciones de menor interés (por cos está compuesto por una entrevista con- durante más de 20 años, ha anunciado su ejemplo obras conocidas de Gershwin y Co- cedida a Claude Samuel. También CBS grabación de las Cuatro Sinfonías de pland por Steinberg o Abra va nd), existen MASTERWORKS acaba de publicar un ál- Brahms y de los Dos Conciertos de piano curiosidades que seguramente tendrán gran bum de 2 compactos dedicados a Messiaen; con d pianista Peter Rose!. La Orquesta será aceptación, como por ejemplo el compacto las obras (Des canyons aux étoiles, Couleurs la de la Gewandhaus de Leipzig y la casa de de Barenboim interpretando a los quince de la cité celeste, Oiseaux exotiquez) están grabación Capriccio Records. Su anterior cianos (marzo de I95S) las sonatas 8, 14 y 23 interpretadas por Paul Crossley como solista clo Brahms con la Staatskapelle de Dresde de Beethoven, o las Variaciones Diabelli del de piano y la London Sinfonietta dirigida está considerado de referencia absoluta junto mismo autor interpretadas a los 23 años (la por Esa-Pekka Salonen. Esle mismo direc- a los de Giuliní, Wand y Kubelik. edad de Glenn Gould cuando grabó sus pri- tor también ha grabado (en CBS, su casa habitúa!) el Peer Gynt de Grieg con Barbara U £. Enrique Pérez Adrián Schcrzo 39 discos • ALLEGRI: Miserere. PALESTR1NA: Stabat Mattr, Hodie Beata Virgo. Senex puerum portaba!. Magníficat. Litaniae de Beata Virgine Maña. Coro del Kine's College de Cambridee, Director: David Wilkocks. DECCA Ovalion. Compacto. 421 147-2. ADD. SS'33" Serie de precio medio. Las dos obras de mayores dimensiones de esle registro, el Miserere de Allegri y el Stabat Materde Palestrina, fueron composiciones exclusivas de la Capilla vaticana. La primera de ellas, que se interpretó iodos los viernes santos durante casi doscientos cincuenta años a partir de 1630, era guardada celosamente, lo que no impidió que Mozart la copiase de memoria, luego de una sola audición. El cuarto de siglo transcurrido desde que se efectuase esta grabación ha envejecido varias de sus propuestas interpretativas. El texto en inglés del Miserere no nos parece hoy una opción defendible. La adaptación fonética choca frontal mente con la música de Allegri, estropeando un trabajo en el que deslaca la perfecta afinación y un inmaterial registro agudo. Más convincentes, desde luego, las versiones de las obras de Palestrina. Hay momentos de cierta dureza en la pronunciación latina. Se salva, al menos, la serenidad palestriniana. Las recreaciones, sin embargo, tienden a dar una impresión algo masiva, sin una clarificación suficiente de las líneas vocales. En cualquier caso, son preferibles los acercamientos a la música polifónica de grupos como Pro Cantione Antiqua. Hilliard Ensemble, Taverner Choir o Tallis Scholars. E.M.M BACH: Las sonatas y partitis para vioh'n soio. llzakh Perlman. EMI 7-19483 2 ÜDD Pocos días antes del 23-F estuvo en Madrid Itzhak Perlman. Tocó el Concieno de Brahms con la ONE, si bien el domingo 22-F no pudo hacerlo pof enfermedad. Pocos días antes el martes 17-F en el Ciclo de Cámara y Polifonía, había tocado dos Sonatas y una Pariita, o una Panita y una Sonata, no recuerdo del lodo, que fue algo simplemente memorable. El viernes siguiente, 20-F, en urna conversación entre Perlman, José Luis Pérez de Arteaga y un servidor de ustedes, charla que nunca llegó a degenerar en entrevista y que el virtuoso plagó de chistes de lodos los colores, le pregunté cuándo iba a grabar las Sánalas y Parlitas que el martes anterior nos habían dejado literalmente fuera de combate. Según nosotros, era urgente proceder a aquellas grabaciones. Perlam sonrió ante nuestra impaciencia y sacó balones fuera mediante nuevos chistes: «Esto es Karajanquese muere y sube al cielo...» Tampoco estaba para muchos trotes en ese momento el amigo Perlman. Pérez de Arleaga le había invitado a comer brutalmente, casi lo mata y estuvo Arteaga a punto de ser demandado por daños y perjuicios por parte de la EMI. Luego, encima, yo me presento en el RitZ sin corbata y casi nos echan a los tres a la fría calle Que poco después iba a tomar Tejero. Por cierto. Tejero nos impidió a Arteaga y a mí acudir al hospital a 40 Scherzo DISCOS desearle mejoría a Perlman y prometerle otro convite semejante la próxima vez. Desde entonces no hago más que añorar una integral como ésta, hecha por Perlman. No me consolaba ni con las maravillas del pasado ni con los nuevos descubrimientos con insirumentos de la época, a pesar de ser yo tan partidario de Harnoncourt y su señora, de los holandeses y de ios británicos a lo Gardiner, Pinnock y demás. Aún hace unos días, ignorante de esle registro que ahora me ocupa (uno no lee casi nunca Grammophon ni esas cosas, y es una pena), me lamentaba de que Perlman no grabara tal y tal. Y lo hacía ante dos versiones pretéritas ubicadas en CD, esa arbitraria genialidad que es la lectura de Heifetz y esa otra irreprochable, de gran perfección y sabor, y que no acaba de convencerme por completo, que es la de Nathan Milstein. No sé si la culpa de esto que digo es mía, no de Milstein. O tal vez que estaba yo obsesionado con aquéllo que le había oído en el brumoso Madrid pregolpista de 1981 al amigo Perlman, y desde entonces parece uno el tonto del disco, que si Perlman lo grabara, que si saliera ese disco ibais a ver lo que es bueno, y zurra, y dale... Y ahora, sin avisar, aparece el disco en cuestión. Si con Milstein algún amigo amante de este repertorio lamentaba que DG no hubiera pasado a CD la versión de Szeryng, yo ya no podía seguir con lamentos semejantes. Mi espera tocaba a su fin. ¿Iba a sentirme satisfecho? ¿Iba a ser presa de la decepción? Qué nervios, sonad, cedes, sonad. Pero después de todo ¿qué es lo esencial en una interpretación de las Sonatas y Partitas''. No lo tímbrico. Que se relaciona en este caso con las fórmulas de articulación, por aquéllo de la cuerda de tripa o la cuerda metálica, por aquéllo del arco y la manera de empuñarlo, por la manera de efectuar los ataques y de plantear las frases. Las frases, o la frase, ahí eslá la madre del cordero. Lo fundamental a la hora de hacer una lectura de las Sonatas y parlitas de Bach al margen de las concepciones históricas —que esa es otra— es tener una capacidad de frase amplia, sinuosa, que se mantenga tensa y al mismo tiempo flexible, que no pese, que no suene anacrónica (y aquí sí intervendría, siquiera parcialmente, el concepto histórico, eso que simplemente prohibe que de un violín, sea o no sea histórico, salga un sonido articulado románticamente cuando hay que articularlo alia Baroca, por ejemplo), porque el estilo de estas obras es el de una época que sólo usa el slaccato como accidente, adorno o episodio, y en el que lo fundamental es la frase virtuosa, tanto en el canto como en e! instrumento. Y por eso el intérprete ideal de este tipo de obras es Itzhak Perlman. Dios me perdone por ser lan radical, pero ante este registro no me valen las versiones de toda la vida. En esto pasa como con las Suites para violoncello, que si bien está dicha una gran palabra con un instrumento habitual (Gendron, para Philips) no existe aún su equivalente con instrumento barroco. Harnoncourt fue el primero, pero su experiencia fue fallida; Bylsma está más que bien, como lo está S. Kuijken con su violín en Sonatas y Parlitas, pero aún nadie se ha puesto con instrumento histórico a !a altura de Gendron: desde ahora, sucede lo mismo con, respecto a Perlman. Cuando lean esto mis amigos, creerán que me he pasado al enemigo. Pero no, no es eso. No hay que confundir las cosas. Lo que hace Perlman le pillaría descolocadisimo al papá Bach en su nivel de conciencia sonora. Pero mucho menos que lo que han hecho todos esos conjuntos de Dios, desde el de Münchinger (que sige tocando los Brandemburgos como en 1947). I Musido I Virtuosi di Roma. Y si no, escuchen ustedes los discos, o una pequeña parte de uno solo de ellos. Anle el fraseo de Perlman sólo cabe la rendición incondicional. Es decir; mereció la pena esperar. S.M.B. BACH: Saltes pata violonchelo. Plerre Fournier, violonchelo. DEUTSCHE GRAMMOPHON 419 359-2. dos discos compactos, ADD <66'47" y 7T58") L»s Suites á Violoncello Solo senza Basso, como reza el título escrilo por Georg Heinrich Ludwig Schwanberg, músico de Wolfenbüttel, en la copia de la mismas realizada por Anna Magdalena y adquirida por él junto con las Suites para violin, pertenecen a la época de (íothen y fueron escritas hacia 1720 ó 1721. Parece ser que Bach destinó estas obras para Christian Ferdinand Abel, violonchelista del Príncipe de Kóthen. Con la composición de estas 6 Suites Bach coloca al violonchelo en un nivel hasta entonces nunca alcanzado por este instrumento. Por primera vez se le otorga el carácter de instrumento solista no acompañado, dado que, con anterioridad, se utilizaba como instrumento de acompañamiento, sin atribuirle, en general, funciones solistas, y éstas —suponiendo su existencia—, muy limitadas. Bach demostró así la autosuficiencia del violonchelo para crear un completo mundo sonoro al margen de otro u otros instrumentos. Las obras presentan una estructura muy similar a la de las Suites Inglesas, lo cual hace pensar que fueron escritas por la misma época. En la Quinta Suite, y con el fin de ampliar las posibilidades técnicas del instrumento, Bach prescribe que la cuerda superior se afine en Sol en lugar de en La. La Suite núm.6 ofrece la particularidad de haber sido compuesta para un instrumenlo en el que se añadía una quima cuerda a las cuatro ordinarias del violonchelo. Por esta razón, en aquellas versiones en las que el intérprete utiliza un instrumento ad hoc el discos sonido es mas agudo, debido a la tesitura más elevada de esta Suite en relación con las restantes. A partir de la década de los años cincuenta tuvo lugar una profunda revisión de los criterios interpretativos en la música de determinadas épocas. Es bien sabido que una de las más profundamente afectadas en esle terieno ha sido la del barroco, cuya música se ha liberado de la visión romántica que servia de soporte y de guia para su interpretación. En esta linea romantico-interpretaiiva hay que incluir la versión aquí realizada por Piene Foumier, asi como otras —podríamos citar la de Pau Casáis—, que, indudablemente, desde el punto de vista lécnicoinstrumemal, no ofrecen reparo alguno. Al contrario, es innegable la alta cualificación y maestría de sus intérpretes. Ahora bien, lo que tampoco se puede negar es que se trata de versiones ancladas en un concepto interpretativo hoy superado, en una visión del barroco que se encuentra a años luz de la manera actual de comprender esta música. El melómano interesado puede, si así io desea, comparar estas interpretaciones con otras más recientes —Bylsma, Harnoncourt—, situadas en la linea de renovación de la música barroca. Aspectos tan fundamentales como son el fraseo, el color, la expresividad, la acentuación, contrastan enérgicamente entre estas dos visiones del barroco musical. La interpretación con instrumentos originales en el segundo grupo de las versiones citadas marca también, como es obvio, una profunda diferencia con las del primero. Por razones estilísticas, entre otras, yo, personalmente, me inclino por la lectura de eslas obras a cargo de Bylsma o de Hainoncourt. No obstante, sería injusto relegar a un segundo plano la elevada categoría artística de Fierre Fournier. Por este motivo, no carece de interés el conocimiento de la comentada versión, que, por otro lado, puede servir para formarse una idea más precisa sobre las divergencias ames apuntadas con las interpretaciones de Bylsma o de Harrnoncourt. Por lo demás, el sonido del compacto es de muy buena calidad. F.G.U. palpita en esta música religiosa, la fuerza con la que Beethoven quisiera creer, una fuerza arrolladora en el Credo de esta versión. La asombrosa transparencia conseguida por Klemperer es el otro puntal de la recreación, [odas las intervenciones de solistas, coro y orquesta pueden ser percibidas. El discurso adquiere así una coherencia interna de la que carecen las interpretaciones opacas de la Misa, ¡y son tantas! Es especialmente claro el pasaje del Benedictus, donde el violín solista se deja oir en perfecto equilibrio con las dos flautas en los compases iniciales. Klemperer es fiel al texto y ayudado por los sensacionales medios que tiene a sus órdenes puede lograr las exigencias extremas, tantas veces incomprendidas, de Beethoven. Respeta la indicación de la partitura relativa a que sean los solistas los que "canten el Osanna, secuencia que la mayoría de los directores confían al coro. Sus tempi algo lentos en las fugas, que sorprenden en una primera audición, convencen luego por ta clarificación que producen. Poseen una lógica propia difícilmente rebatible. Sólo de esta forma puede hacerse, por ejemplo, ben márcalo el Allegro de la fuga del gloria. Debe subrayarse el trabajo del Coro New Philharmonia. Afinado tanto en forte como en piano, el coro inglés, que también fue escogido por Giulini para su grabación de la Missa, se muestra capaz de urna amplísima gama de posibilidades. Parece el coro idóneo para hacer frente a los tremendos sforsandi de los que la partitura está sembrada. La grabación, en suma, completada en esta edición con una hermosa versión de la Fantasía Op, 80, posee en la actualidad la categoría de histórica. Su logro interpretativo todavía no ha sido igualado. E.M.M. BEETHOVEN: Sinfonía n." 6 enfa mayor «Pastoral». Oberturas de Egmonl y Coriolano. The Academy of Andenl Musk. Director: Christopher Hogwood. ÜECCA. L'Oiseau-LjTE. 421416-2. Compacto. DDD. 5S'5S". Se añade ahora La Sexlo Sinfonía al interesante ciclo beethoveniano que vienen grabando Hogwood y la Academy of Ancieni MuBEETHOVEN: Missa Solemnis Op. 123. Faniasia para piano, coro y orquesta Op. 80. sk (Las Sinfonías / a S fueron ya comentadas en estas páginas. SCHERZO n,° 21, p. Coro y Orquesta New Philharmonia. Só49). A falta de las tres últimas obras, puede derslróm, Hñffgen, Kmenil, Til vela. Daniel pensarse que el director británico se ha troBerenbohn, piano. Coro John Alldis (Op. pezado en la Pastoral non el mayor escollo 80). Director: Olio Klemperer. EMI CMS de la colección, cosa por lo demás frecuen7 69538 2 2 Compactos ADD 48*20" y te en tantas integrales del sintonismo del 51*54". autor de Fidelio. No estamos ante un descalabro total, pero hay varios aspectos que vuelven la interpretación menos convincenEsta extraordinaria interpretate que la de las partituras registradas con anción de la Misa Solemne debiterioridad. Encontramos los valores propios da a Olio Klemperer, grabada del Beethoven de Hogwood: claridad —aquí en 1966. tiene el valor de acabar definí I i vamente menor en algunos puntos—, acentuación incon las leyendas de confusión e inejecutacisiva, pero el equilibrio último de la recreabilidad de la obra. El mensaje beeihoveniación está ausente. Hogwood dota de un gran no de la última época del compositor no está nerviosismo al movimiento inicial y al terdestinado a los miopes. Klemperer ha sido cero y busca contrapesarlos con la placidez la más lúcida batuta que se ha acercado a de los tiempos segundo y último. El ligero la Missa, tal vez sólo GiuÜni se le pueda palempo aplicado en el Allegro ma non troppo rangonar en alguna medida (EMI). La pe—no muy distinto de un Karajan, por ejemnetración del director alemán abarca tanto plo, pero sin su distorsionados visión épica al fondo como a la forma. Ha sabido can—es causa de que se pierda claridad en los tar d fervoroso, apasionado humanismo que legatos de la cuerda, problema que aparece de nuevo en la tormenta, en cambio hay notables hallazgos tímbreos en el tratamiento de los vientos. Lo mejor de la versión, probablemente, está en el lírico, atmosférico Andante, afortunadamente libre de tintas románticas. El manejo que hace Hogwood de la acentuación produce sus efectos más interesantes en los sforzandí de la tormenta. En resumen, una Pastoral con aciertos sólo parciales. Una contrastada lectura de Goriolano y otra muy enérgica de la obertura de Egmont completan el programa del compacto. E.M.M. BEETHOVEN: Las Sonatas para violín y piano, llzhak Pt riman, violín; Vladimir Ashkcnazy, piano. DECCA Ovaliop. 4 Compactos 421453-2. ADD 58'55", 62'4O", 61 "45", 55'42". Serie de precio medio. Grabada entre 1974 y 1977, esta integral de las Sonatas para violin y piano de Beethoven es la más interesante de las dos últimas décadas y una de las mejores del ciclo de toda la fonografía. Entre las versiones más importantes que estas obras han merecido en disco sobresalen las lecturas de Menuhin/Kempff (DG), dentro de la tradición romántica beelhoveniana más pura, y Oistrafch/Oborin (Philips), interpretación de gran nivel instrumental y que supone la revelación del pianista acompañante; la Kreutzer de los dos rusos es una de las más intensas que se hayan registrado. Las Sonatas por Perlman y Ashkenazy son un logro tanto en lo técnico como en lo expresivo. Resuelven con extraordinaria naturalidad, gracias a una excelente grabación realzada ahora por el soporte en disco compacto, el viejo problema de las relaciones de la cuerda con el teclado. Su visión se caracteriza por la obtención de un equilibrio de sabor clásico, fruto de un entendimiento absoluto entre ambos intérpretes. Un Beethoven, pues, no romamizado a ultranza pero no por ello inexpresivo. La forma de acometer las páginas más famosas de la serie es buena prueba de lo afirmado: lirismo, fluidez sin límites en la Sonata Primavera, pasión contenida en la Kreulzer. E.M.M. BEETHOVEN: Tríos Op. 70 n. ° I. de los Espíritus, y Op. 97, Archiduque. Pablo Casáis con Karl Engel (Op. 70-1), Mieczyslaw Horw.oski /Op. 971 y Salidor végh (ambas). PHILIPS 42O8SS-2. CD. ADD 74:28 mas. Se trata de dos famosas grabaciones en vivo en Prades y Bonn (1961 y 1958) donde puede apreciarse la fuerza y genialidad de Casáis y sus amigos en uno de los múltiples registros camerístícos del maestro. Es difícil calibrar si se trata de absolutas referencias cuando cuando hay olímpicas lecturas como la del propio Casáis del Archiduque, con Cortot y Thibaud ya en 1929 (EMI), el Trio Suk en la década pasada (Supraphon), Fournier-Szeryng-Kempf (DG) en los 60 y, muy recientemente Harrel-PerlmanScherzo 41 -dteceg Ashkenazy (EM1). Se irata, en cualquier caso, de un disco de total recomendabilidad como puede comprenderse por la sola reseña de los artistas implicados, por su larga duración (como propina) y por ser uno de los más imporianles documentos de Casáis en vivo, al que podemos escuchar (casi ver) no solo al violoncello, sino también en sus familiares rugidos al realizar determinados, ataque, en una época en que se prodigó relativamente en formaciones cameríslicas con unos compañeros, también geniales, con los que se entendía a las mil maravillas. S.M.B. BERG: Concieno para violín a la memoria de un ángel. STRAVINSKI: Concierto para violín en re mayor. Arlhur Gremiaux, violín. Orquesta del Concerlgebouw de Amslerdam. Igor Markevilch (Berg), Ernesl Bour (Stravinski). Philips Legendary CUsiics. 422 136-2 DDD 44'51". Ya he expresado mi opinión en varias ocasiones, en estas mismas páginas, sobre las versiones que considero superiores dentro de la afortunada discografia del Condeno para violín de Berg. Quizá algún lector recuerde que insisto siempre en la calidad excepcional de la lectura Grumiaux-Markeviten, que me parece la más equilibrada en sus elementos de musicalidad y dramática interna. No necesito extenderme en ello, sino decir que con esa lectura las demás pueden ser prescindibles, aunque la de Perlman-Ozawa <DG) es de semejantes características y cualidades. Otras importantes o muy importantes: Menuhin-Boulez (EMI), SzeryngKubelík (DG), Suk-Ancerl (Supraphon), Zukerman-Boulez (CBS). El Concieno de Stravinski está lo suficientemente bien tocado y comprendido por sus interpretes (de nuevo el genial y malogrado Grumiaux) como para recomendar la adquisición rauda de este CD de serie económica. Sin embargo, en este caso si que recomendaríamos otras alternativas, por su comprensión mayor del clasicismo esencial de la obra (Stem-Stravinski, CBS) o por su legítimo virtuosismo y poderío cantabile (Perlman-Ozawa, DG, el mismo mencionado más arriba). S.M.B. BERG: Wozzeck. Silja, \Vi*cbler, Zcdnlk, Malla, Lauhemhal, Winkkr, Jabn. Wiener Slaatsopernothor. O. I. de Vteita: Christapii von Dohnayi. SCHOENBERG: Erwarturtg. Alija Silja. Ambos 1 ¿Jbum dt 2 CD: Decca 417348-1. DD 112142", La reedición en CD de este Wozzeck de hace siete años — que hasta el momento es el último grabado para la industria fonográfica, no» permite algunas reflexiones. En primer lugar, la relativa a la arquitectura de la obra, suficientemente conocida y divulgada desde el principio por el propio Berg y sus famosas conferencias en cada ciudad donde se representaba esta obra entonces tan novedosa, en segundo lugar, el concepto de 42 Schcrzo canto en una obra que no renuncia a la tradición del canto en sí, pero que se funde con otra de menos pedigri en aquellos momentos, la del recitativo más o menos cantabile o arioso como elemento esencial de la ópera moderna y una nueva manera de entender el drama en música. En tercer lugar, el concepto mismo de drama aplicado a la interpretación de una obra como ésta, y la necesidad de que se tenga en cuenta esa dimensión teatral esencial sin que los otros dos aspectos jueguen en su contra. Habrá que recordar las cuatro versiones existen les de Wozzeck (Mitropoulos, CBS, 1951; Bóhm, DO, 1966; Boulez, CBS, 1971; Kegel. Eterna —de la República Democrática Alemana—, 1976). A nadie le sorprenderá que sea Boulez quien di seccione más que nadie esta partitura y le de una dimensión de totalidad a fuerza, precisamente, de poner el acento en los aspectos parciales. Es uno de los más conseguidos ejemplos del famoso carácter analítico de Boulez. a cambio, descuida precisamente lo teatral, o mejor, lo subsume en esa concepción sinfónica. Tampoco tiene muy en cuenta, y esto ya es peor, las preslaciones de los cantantes, no ya los principales (que pueden ser discutibles) sino en los secundarios (algunos, como el Capitán de Weihenmeier, tienen poco que ver con la auténtica línea vocal-teatral histríónica marcada). Tampoco sorprenderá que la síntesis casi perfecta de los elementos venga con Mitropulos, al que no le acompaña la calidad de un sonido demasiado antiguo. Genial lectura de referencia. Karl Bóhm fue una batuta muy de foso y asi grabo un Wozzeck a veces excesivo, siempre de una gran teatralidad, que con nuestra perspectiva puede parecer relativamente menor, pero que durante mucho tiempo cumplió con dignidad el cometida de única lectura posible. Las lineas de FischerDieskau y Evelyn Lear son correctísimas o muy buenas, y hay secundarios como el capitán de Stolze que comprenden perfectamente la dimensión de tipo, de muñeco brutal de esos humilladores del pobre soldado. La versión de Kegel ha sido siempre inaccesible en España, y me temo que también' en el resto de la Europa occidental. Se trata de una lectura de considerable interés dramático, con un Theo Adam genial en la construcción de un personaje progresivamente alienado. En resumen: todos Ibs Wozzeck tienen mucho interés. Un bergiano de pro deberla tener los cinco (y con ello no estoy haciendo una burda incitación al consumo). Un aficionado de los grandes deberla tener al menos Mitropoulos, Boulez y Dohnányi, sin despreciar a nadie. Pero si se trata de tener uno solo, recomendaría este último, que motiva estas líneas. Veamos por que. En primer lugar por el equilibrio de las voces y el sentido teatral de las mismas: un Wozzeck discutible desde el punto de vista de la belleza del canto resulta uno de los más ricos personajes que podemos encontrar para esta obra; una Marte decidida, fuerte, con una voz a veces agresiva y violenta, tampoco ejemplo de belleza en el canto, pero muy bien administrada a la hora de construir una de las Marie menos penosas, menos llorícas, más lúcidas, un Capitán (Zednik) que sin llegar a los extremos Siolze construye un auténtico tipo de gran guiñol, como ocurre en otra tesitura con el doctor de Malla... En segundo lugar, por algo que se deduce de lo que acabamos de decir: por su sentido especial, verosímilmente escénico, dramático sin pathos (el gran peligro de Wozzeck y acaso de todo Berg), fluido al margen de las formas básicas y sin olvidarlas, simplemente el acento no está puesto ahí. En tercer lugar por esto precisamente, por el respeto y la posibilidad de reconocer y seguir esas formas (lo que, por ejemplo, en Bóhm es más problemático, y en Boulez es esencial), sin por ello perder de vista que estamos ante un drama musical, esto es, sobre todo teatro y canto. Lamentablemente, parece ser que el tercer acto de Lulu le ha pillado a Silja en escasa forma para afrontar el papel y discos completar la grabación que hizo con Dohnányi para Decca de la versión tradicional en dos aclos. Pues, si no, a juzgar por el logro de este Woizeck en lo dramático y en lo orquestal, y conociendo aquellos dos actos, tendríamos por Tin la gran alternativa a la hasta ahora única Lulu en lies actos del disco, la de Boulez-St ralas. Con Erwartung la inevitable dicotomía reaparece: de nuevo hay que elegir entre Boulez y Dohnányi. O mejor dicho, de nuevo habría que acudir a ambos. Decididamente, considero que la versión de Boulez paia CBS no sólo es de referencia, sino que también es un complemento de la forma de ver las cosas de Dohnányi, tan diferente, y por razones semejantes a las expuestas a propósito de Wozzeck, El Erwanung de Boulez se encuentra en un álbum de 3 LP que es simplemente maravilloso, con La mano feliz. La escala de Jacob, las dos Sinfonías de cámara, las Tres piezas de 1910 y \osLieder op. 22. La lectura del Erwanung de Dohnányi fue publicada en su momento con los Lieder op. 8, en ambos casos son Silja, Como Wozzeck, la grabación digital pedia a gritos su paso a CD. Y ésta es una cuarta razón para recomendar este álbum: la auténtica voluptuosidad sonora que en este caso se convierte en uno de los mas bellos ejemplos de ese tipo de verosimilitud que llamamos alta fidelidad. Pero hay una quinta razón: el acoplamiento de estas dos obras maestras de la fonografía. No sólo se acopla Wozzeck con otra cosa (su duración es excesiva para 1 CO y muy escasa para 2), sino que esa cosa es una versión de referencia (también) de Erwanung. Para eruditos discofíios, y también para quienes tengan un sentido arraigado de la justicia y no admitan determinados silencios culpables, recordaremos la existencia (en el pasado) de dos antiguas grabaciones de también magnificas cualidades: las lecturas de Mitropoulos con Dorothy Dow (Philips) y de Robert Crafl con una de las sopranos que más ha cantado este papel en todo el mundo, Helga Pilarczyk (CBS, Edición Schoenberg). bién puede provocar la meditación y la vivencia estética más legitima. Bernstein no es sólo una suerte de Gershwin de nuestro tiempo, que pretende hacer coexistir lo comercial con lo más exigentemente culto: es también uno de los grandes individualistas de nuestros días, un producto que poco tiene que ver con ese hombre dirigido por oíros típico de la nación leader de esta época, y que por eso es más representativo de sus contradicciones y su idealismo en una época cada vez menos propicia a hombres como él, dirigidos desde su interior, para lo cual echan mano de una acumulación de músicas, de unas ideas religiosas heteróclilas, donde lo cristiano y lo israelita se dan la mano (en este disco tan especialmente judio) y donde se admite cualquier vivencia con lal de que sea violenta en su autenticidad, y a cambio de prescindir de cualquier ortodoxia. La Tercera Sinfonía de Bernstein, dirigida aquí por el propio compositor y muy bien cantada por Caballé y recitada por Wager, es una expresión israelita más allá de ese Israel tan encerrado hoy día en esas victorias que le hunden progresivamente, dada por el propio compositor en el podio tras una importante revisión que la ha convertido en una obra más abierta. También hay síntesis de estilos y en el ballet Dybbuk, del que se incluye aqui una segundasuite sin que se haya grabado nunca, que sepamos, este importante ballet en versión íntegra. Las referencias son aqui más explícitamente israelitas, en especial en esas cinco variaciones de la Kábala que constituyen el nudo de esta suite y su fragmento de mayor belleza. El disco no es una novedad, ya que está grabado en 1978 (Sinfonía) y 1981 ÍDybbud) y ha adoptado diversas formas, entre ellas ¡a de LP y la de pane de un álbum triple con las otras dos sinfonías, hasta aparecer en este CD de espléndido sonido. Los que crean en la sinceridad de Bernstein, deben adquirir este disco. Quienes lo duden o estén convencidos de lo contrario, pasarán de largo... lógicamente. S.M.B. S.M.B. BERNSTEIN: Sinfonía n.' 3, «Kaddish» (versión de 1977). Dybbuk. v\Ut •." Z del ballet. Montserrat Caballé y Michael Wiger. Wiener-JcuiKsse-Chor. Niños Cantores de Viena. Filarmónica de Israel (lodo ellos, Sinfonía n. ° 3). Filarmónica de Nu**« York (sólo Dybbuk). Leonard Benuteia, director. DG 423582-2 ADD 56'31". BfZET: Djamileh. Con Lacla Popp, Franco Bonisolli, Jean Ptlilippe La fon I. ORFKO C 174M1 A. DDD. ICD. Duración 65'11". Distribución: harmonía Mundi. Quienes posean cierto disco de CBS con la Sinfonía n.' 3 de Bernstein, con Felicia Montealegre (su esposa, ya fallecida) en el cometido del narrador, lo que tiene es la versión de 1963 de esta sinfonía, compuesta inmediatamente después del asesinato del presidente Kennedy, y dedicada entonces a su «muy amada memoria». Para los que conozcan el repertorio sinfónico de Bernstein, ésta es una obra típica del compositor, con fundamentales elementos de trascendencia, rebeldía y vitalidad, algunos aciertos líricodramáticos de importancia y considerables préstamos tomados aquí y allá en la historia de la música del siglo XX. El resultado es una obra que puede irritar, pero que tam- Esta Opera-comique en un acto de Bizet es del ano 1872. El texto originiario, el poema Namouna de Alfred de Mussei, no ha perdido su carácter al ser dramatizado por otro poeta Louis Gallel. que no ha podido darle contenido teatral. Muy bonitos versos, buena pintura de climas, pero en el terreno dramático el libreto es inoperante. El estímulo que necesitaba Bizet para componer brillaba, pues, por su ausencia. No obstante, el músico creó algunos momentos de bastante inspiración y logró a través del pentagrama dar algo de cohesión y orden a un texto sin nervio y músculos. Richard Strauss, en su Museo de la Opera Imaginaria, incluía en su nómina a Djamileh (una lista, digamos asi de pasada, que no se acordaba para nada de Puccini). En efecto, el Bizet de Djamileh es ya un músico maduro, sensitivo, personal, a la espera del vehículo que traiga a la superficie el genio que lleva dentro. Pensemos que esta operita es contemporánea a L'Arlesienne. Y asi nada más levantarse el telón, el coro de bateleros fuera de escena, con unas pequeñas pinceladas exóticas en la orquesta, le bastan al músico para describir perfectamente la atmósfera de Djamileh. si el aria de la protagonista, la balada NourEddin, roí de Lahore, ha merecido derla popularidad, con no menor motivo merecen destacarse los magníficos cuplets de Splendiano (II faul pour eteindre ma fiévre), la danza de Djamileh o la canción de Haroum Tu veux sapoir. Bienvenida, pues, esta grabación de Orfeo, realizada en 1983 y distribuida en 1988. El sello alemán es fiel a una sehe de intérpretes, cuyos nombres se repiten a menudo en sus filas. Lástima que en algunos casos los cometidos no estén muy en relación con los intérpretes elegidos. Porque, en este caso, Lucia Popp, musical y excelente profesional, que nunca cania mal, está un poco lejos del ideal vocal que necesita Djamileh: sensual, cálida (aparte de estar escrito para mezzosoprano, por lo que la Popp a menudo se encuentra en un registro forzado). Pero la yugoslava tiene una base artística sólida y lleva adelante el proyecto. No ocurre así con Bonisolli, que está en las antípodas del tenor lírico, de elegante linea y fraseo seductor, que precisa Haroun. Lafont es el único, con el modesto instrumento que posee, en que confluyen medios y estilo con personaje. Lamberto Gardelli es el correcto rutinario de siempre, al frente de la Orquesta de la Radio Muniquesa. F.E. BOULEZ: Domaines. Easembl* Mujtque Vivante. Dir.: Diego Massoo. HM 190930. CD (ADD) HENRY; Variaíions pour une Porte tí un Soupir. Voile D'Orpbéc. HM 9052200. CD (ADD) Harmonía Mundi nos devuelve al mercado dos obras de su catálogo de los anos 70 en forma de CD, imposibles de conseguir ya en su soporte original, LP. Se trata de dos composiciones muy características de cierto pensamiento musical de los 60: por una parle, la propuesta aleatoria de Boulez en Domaines, pieza pretendidamente lúdica y, por la otra, todo un clásico de la electroacústica; las Variaciones para una puerta y un suspiro de Pierre Henry. Esta reedición, además, viene a pelo para comprobar el estado de frescura, la vigencia, en Tin, de piezas claramente experimentales. Sabido es que la pátina del tiempo es inexorable sobre este tipo de composiciones en las que parece mandar más la forma que el fondo, donde el autor obedece más a los caprichos de la moda que a un verdadero sentimiento interior. La impresión que al que suscribe le han deparado (con la perspectiva que da el paso de veinte años sobre un Domaines), es muy dispar: la obra de Boulez se me antoja un capricho para virtuosistas, un juego sonoro atractivo sólo para los que la interpretan y la de Henry me ha sorprendido gratamente, sus Variations se conservan en muy buen estado. Domaines (1968) es un ejemplo típico de Scherzo 43 discos la técnica aleatoria aplicada a los instrumentos. La obrase divide en dos partes, iguales entre sí: la primera u Original, y la segunda espejo; cada una se compone de 6 diálogos entre una fuente sonora, que llamaremos protagonista (el clarinele) y un grupo sonoro determinado. En la primera pane, el protagonista provoca acciones indirectas con cada uno de los 6 grupos. En la segunda, el orden se invierte y cada grupo formula sucesivamente su lexio al que responde individualmente el clarinele, que tendrá la úliima palabra. La obra se basa, pues, en un dispositivo que prevé un diálogo constante entre el solista y un grupo de instrumentos, diálogo que puede efectuarse en los dos sentidos. Peco la significación última de Domaines se agota en su misma manipulación del material. Ciertamente, goza de algún refinamiento sonoro y de un discurso instrumental que es claro y diáfano, por tanto de gran accesibilidad, pero se nota a primera vista que es hija de su momento, del tiempo de los happenings, donde no era extraño ver deambular por el escenario uno o dos instrumentos en el curso de una obra. Domaines participa de esa moda por el hecho de plantearse como un cuestionamlento de las formas tradicionales del concierto, y se nos queda como un atractivo muestrario de timbres y sonidos de los instrumentos, especialmente pensada para otorgar libertad al intérprete, que será en definitiva su protagonista y el que más gozará con ella. Obra, pues, llena de deficiencias y limitada en su propuestas, hoy casi roza lo banal, sobre todo si tenemos en cuenta la personalidad de su autor, capaz de logros del calibre de Éclat o Répons. El CD de Pierre Henry es interesante, a priorí, por el doble motivo de llenar un hueco tremendo en la representación en nuestro país de obras de este caballero de la música electrónica y por tratarse, en concreto, de piezas que exponen con claridad meridiana su pensamiento, su apocalíptica manera de entender la música. En efecto, Henry, posiblemente el compositor por excelencia de la electroacústica y forjador de buen número de brillantes artesanos del sonido grabado en Francia, es el autor de la desmesura, del exceso. Experimentador de todas las técnicas y estilos, su gusto por un contacto directo con la materia sonora y su obsesión por el Tiempo y por la Muerte, que intenta dilatar en lo posible con la esperanza de conjurarlos, le ha llevado a elaborar piezas en tas que se dan cita desde lo pomposo y cuasi sublime hasta lo más elemental y grotesco. Ejemplo de ese estiramiento doloroso de la duración, del Tiempo, es Le Voiie d'Orphée (1953), pero donde el presente disco llama la atención verdaderamente es en las Variaciones sobre una puerta y un suspiro, de 1963, en la que apenas si existe manipulación del sonido fundamental: la puerta. No se trata de un ejercicio de virtuosidad manipuladora, pues los sonidos son siempre reconocibles, pero si es un ejercicio cuasi instrumental, al reconvertirse esa puerta en un instrumento. De esta forma estamos ante una serie de 25 variaciones sobre el ritmo y la altura de la puerta como instrumento convencional. Los títulos de esas variaciones (Fiebre, Desperezamiento, Gimnástico...) quieren encerrar estados psicológicos o fisiológicos. En cuanto a la otra Tuente sonora, el suspiro, con inspiración y 44 Scherzo espiración, se obtiene a través de percusiones sobre una especie de sierra musical con sus múltiples variaciones. Lo sorprendente es que, a! unir ambas fuentes, el sonido resultante semeja, sucesivamente, el de diferentes instrumentos: violencello, fagot, trompeta, etc., siempre presididos por una gran brillantez rítmica. La atmósfera lúgubre y angustiosa, por los rechinamientos y mugidos de la puerta, está servida. Obraleyenda, pues, de la electroacústica y de las experimentaciones de los años 60 y que además se escucha hoy con la misma impresión de entonces, si no más, y que hace que el disco en cuestión sea notablemente recomendable, por supuesto, a oidos sin prejuicios. F.R. BRAHMS: Concierto para Piano n." 2. Claudio Arrau; piano. Orquesta del Concerlgebouw de Amslerdam: Bernard Haítink; director. Philips-Digital ly Remaslered-420 885-2 50'47". El gran pianista Claudio Arrau habla grabado ya en 1962 este Segundo Concierto brahmsiano con la Orquesta Filarmonía y Giulini para EM1. En aquella ocasión —siete años anterior a la de Philips—, el resultado había sido superior y la lectura de una interiorización y un lirismo más penetrantes. En 1969 la versión resulta más extema debido en gran parte a la personalidad de Haitink, quien desde sus presupuestos academicistas parece lastrar un tanto la fantasía del chileno. Aunque la orquesta posea su habitual exuberancia no está conseguido del todo el balance sonoro adecuado, ya que el predominio de la cuerda amenaza con sofocar a los demás instrumentos en más de un momento. Nos encontramos, pese a lodo, frente a una espléndida versión en la que Arrau da prodiga cuenta de las que acaso sean las principales virtudes de su pianismo: e! uso de un rubato personalísimo —particularmente en algunas secciones del segundo tiempo y en el lento— y la claridad del juego polifónico, en el que todas las voces se benefician de una nítida y matizada articulación. Además de la del propio Arrau y Giulini la competencia señala otras versiones, curiosamente complementarias entre sí: la romántica de Fischer con Furtwángler, brahmsiano por excelencia, y la más fiera de Horowitz —con un tiempo lento extraordinariamente delicado—, a quien acompaña Toscanini. JM.S. BRAHMS: Quinteto en Fa Mayor, Op. 14. SCHUMANN: Quíntelo en Mi bemol, Op. 44 Arthur Rubinstein, Cuarteto Guarncri. CD RCA RD 85669, 70'49'\ «Es la interpretación mas espontánea que uno puede imaginar, pero es, a la vez, tan organizada, tan densa, tan recta... Es la más extraordinaria interpretación de música de cámara con piano que he oído en toda mí vida» dijo Glenn Gould. Sólo cabe añadir que en esta reedición en compacto el Quinteto 0©© de Brahms está acompañado por el Quinteto OP. 44 de Schumann. P.E. BRAHMS: Cuaria Sinfonía en Mi menor Op. 98; STRAUSS: Muerte y Transfiguración. Orquesta Filarmónica de Berlín. Director: Víctor de Sábila. Grabaciones de 1939. DG DOKTUMENTE. 423715-2 G/DG. CD ADD. 63'25". Bienvenido sea este compacto, de sonoridad bastante potable pese a la antigüedad de las tomas. Con él nos llega, con plausible nitidez, el mensaje sonoro de aquel gran director y músico que fue Víctor de Dábala (1892-1967), hoy parcialmente olvidado, pero en su dia reconocido como una de las más preclaras mentes y más virtuosas batutas de la posguerra. Todas las características definitorias del arte del maestro de Trieste aparecen en estas suntuosas interpretaciones de Brahms y Strauss, incluso aquella capacidad suya para otorgar al color orquestal un valor estructural en el fluir sonoro. Ritmo preciso, con perfecto juego del ritardando, dominado con enorme flexibilidad, sutileza tímbrica, excelente regulación acentual transparente planificación, control dinámico admirable son administrados sabiamente con singular sentido arquitectural. De ello se benefician, por ejemplo, las variaciones de la Chacona de la sinfonía brahmsiana, ofrecidas con una limpieza y una tensión sólo encontrables en un Furtwángler (de textura más espesa), en un Ancerl (más objetivo), en un Gíulini (menos amigo del detalle) o en un Celibidache (de menor ¡ncisívidad, pero muy cercano conceptualmente). Las líneas fenomenologías, enunciadas por la mano analítica y apasionada al tiempo del director italiano, aparecen sólida y firmemente unidas dando al discurso una coherencia y concisa expresividad muy elocuentes. La complejidad articulatoria y agógíca de una partitura como la de esta sinfonía son así espléndidamente tratadas y explicadas. La sobriedad de gesto, preciso, elegante, la delgadez de su Figura —minada por la tuberculosis que le hizo ir abandonando poco a poco el podio—, su autoridad a veces casi tiránica, concedían a su imagen una potencia y un magnetismo especiales. De Sabata fue, en efecto, un director artista tan educado como fustigador, como muchos cantantes de la época tendrían ocasión de corroborar. Sus versiones operísticas (ahí está esa incomparable Tosca con Callas en disco) ejercían permanente magisterio. Su perfecto dominio del melodrama, su conocimiento profundo de todos los resortes de la orquesta, su técnica virtuosa la hacían también un excelente intérprete de la música de Richard Strauss. Su vigorosa, medida, magníficamente calculada lectura de Muerte y transfiguración nos lo ponen nuevamente de manifiesto. Versión cristalina en sus múltiples voces y progresiones, cargada de una temperatura altísima, alucinada y majestuosa. No les importe la falta de presencia, la escasez de armónicos o la estrechez del espectro sonoro de la antigua grabación. Los oídos avilados e inteligentes, los espíritus sen- • discos síbles podrán solazarse con estas vividas y depuradas interpretaciones de dos obras famosas, raramente escuchadas hoy así —hay que insistir en este punto—, cuando los valores dominantes en esto de la música son tan standard y cuando, digitalizadas o no, las modernas recreaciones nos dicen cada vez menos cosas (a algunos). A.R. BRAHMS: Sonatas para violín y piano Op. 78, 100 y IOS, Trios para violín, violonchelo y piano Op. 8 y 87. Josef Suk, violín; Janos Starter, cbelo; Julius Katchen, piano. DrccaCD42I092-2y42]152-2. Discos compactos ADD. Duraciones: 6 8 ' W y 65'40". Al amparo de la nueva tecnología del disco compacto se recuperan grabaciones clásicas cuya reedición hubiera sido poco probable. EME, la casa más activa en esta línea, publica en CD su riquísimo fondo de catálogo —que se remonta, con Caruso y Melba, hasta los albores del fonógrafo— bajo los sellos Réferences, Studio y oíros, con el atractivo adicional del precio moderado. Por fortuna, parece que lampoco quieren quedarse atrás las firmas de Polygram: Philips, DG y Decca. Esta última ha vuelto a editar gran parle de las obras de cámara que llevaron al disco los integrantes del Octeto de Vicna (los Boskovsky, Brabee,..,) con o sin el pianista Clifford Curzon. No menos admirables que éstas son las grabaciones de la música de Brahms presididas por Julius Katchen, que comenzaron en 1962 con las páginas de piano solo y continuaron luego con las Sonatas de violín o violonchelo y los Tríos. Su muerte en 1969 impidió continuar una serie que, a buen seguro, hubiera sido más amplia. La reedición de todos estos registros, ya recopilados arlos atrás en disco negro, prosigue a buen ritmo. Al juzgar el álbum de las Sonatas para violín y piano por Perlman y Ashkenazy para EMI (SCHERZO, 11) ya se habló de la versión que hoy se comenta. Desde su publicación en España, hace casi 20 años, fue mi predilecta para estas obras y continúa siéndolo: creo que es la que mejor equilibra la dualidad clasicismo-romanticismo, consustancial a tantos autores del siglo XIX, y a la que la música de Brahms debe en buena medida su atractivo. Como entonces se dijo, casi todos los grandes del violín de nuestra ¿poca (Grumiaux, Menuhin, Multer, Oistraj, Perlman, Slern, Szeryng, Zukerman...) han grabado las tres Sonatas con resultados muy buenos. Pero, por diversos factores, creo que ninguna de esas integrales es tan completa como la hoy comentada, en la que se armonizan las mejores virtudes de dos artistas en plenitud, compenetrados a la perfección, y captados mediante una toma sonora, cálida, clara, equilibrada, excelente para su época y que el láser restituye limpiamente, sin añadir ni quitar nada. En la calidad de estas interpretaciones destaca, ante todo, la modestia de ambos solistas, que se limitan a servir con precisión y afecto una música que conocen y disfrutan de veras, sin atraer la atención hacia sí mismos como, por ejemplo, les ocurre a veces a Rubinslein y Szeryng. Todo detalle de fraseo o de articulación recibe el acento justo y la inflexión idónea sin que ello menoscabe el rigor métrico (lo que en ocasiones sucede a Zukcrman y Barenboim) o altere el equilibrio estructura] de la partitura. En concreto resultan preciosas todas las Codas, en que el pudoroso Brahms permite, por breves instantes, que atisbemos sus más profundos sentimientos: Katchen, conocedor de la esencia brahmsiana —las últimas piezas para piano—- guia a Suk hasta la misma entraña de estos hermosísimos pasajes. Otro tanto puede decirse de los Tríos, en que Katchen, Suk y Starker se muestran tan superiores a cualquiera de las dos versiones del Trio Bellas Artes (ver SCHERZO 22). En suma, música muy hermosa en excelentes condiciones técnicas: a precio moderado, estos compactos no tienen competencia. R.A.M. DEMACHY: Piécesde viole. (SuMes i.', 3.' y 4.*) Jonti Savall, viola de gamba. ASTREE E 7746. Compacto AAD. 45'25". Distribuido por Harmonía Mundf. calidad habitual, la famosísima Lucia objeto de este comentario. Con su sistema de doble duración mono consigue reducir a la mitad el número de soportes lo que le permite ofrecer al discófilo alta calidad a buen precio. Representación de Lucia cuidadísima en todos los aspectos, los secundarios cumplen maravillosamente, nos permite escuchar a un Panerai en un magnífico momento vocal, su voz, aunque siempre tuvo un trémolo excesivo, aquí se expande en unos agudos amplios y generosos, un centro que posee suficiente seguridad y volumen, y una línea de canto noble y cuidada en un personaje tantas veces despreciado pero nada fácil de cantar. El trío protagonista ya está en la historia; Karajan, en el momento de la representación, ya era célebre director sinfónico y de ópera, y a pesar de ello afrontó sin rubor ni desprecio una del género belcantista, de aquellas en las que se suponía que la orques' ta sólo acompañaba a los cantantes para su particular lucimiento, y que se encomendaban a maestros de foso. El resultado lo agradece el oyente, ya que, secundado por la estupenda orquesta de la RÍAS, nos ofrece una Lucia más contrastada, más trágica en unos momentos y más elegiaca en otros, en la que el drama se ve continuamente impulsado desde el foso, sin que nada de ello vaya en detrimento de los cantantes, con los que siempre se muestra atento y colaborador. Este Sieur Demachy (o de Machy) del que sabemos muy poco —ignorándose hasta su nombre propio— fue un violista de la corte de Louis XIV. Entre 1685 y 1692 debe situarse la cumbre de su carrera. En la primera de las fechas citadas dio a la imprenta en París sus Piéces de violle en musique et en labiaDi Stefano está algo fuera de lugar, realture. No se trata, pese a la manifestación exmente él fue un tenor belcantista muy popresa del autor en el sentido contrarío, de cos años, la voz aquí ya se aprecia algo la primera muestra francesa de la literatura deteriorada, con dificultades ai reducir la para viola de gamba, que llegaría con Maemisión en tesituras elevadas, fundamental rín Marais a su punto artístico más alto. Las Piéces son probablemente más importantes para Edgardo, y con sus problemas de guturalidad y entubamiento en el registro supor su establecimiento de un código idiomáperior; pero su deslumbrante belleza vocal, tico del instrumento que por su contenido el calor y la pasión que siempre fueron sus estético en sí. principales atributos, ofrecen momentos como Chi mi frena o Verranno a te en los que Es casi inevitable pensar en otro disco de el artista derrocha un calor humano y aporta Savall con obras para viola da gamba sola, el de los Musical! Humors de Hume. La gra- credibilidad al personaje, que acaba por conquistamos. bación de las Piéces de Demachy causa un impacto inferior por la entidad de la músiLa propia María Callas, en una ocasión ca misma, no por la actuación de Savall, exmanifestó que ésta era su mejor Lucía, que traordinaria en ambos registros. Aquí logra en la de Méjico los agudos están bien, pero un hermoso, cálido, corpóreo sonido de la que aqui estaba el personaje; en verdad el viola francesa de siete cuerdas, de construcresultado es apabullante, nos encontramos tor anónimo del siglo XVII, utilizada en el con una Lucia ideal, de voz clara y transpadisco. Savall se hace con el a veces confuso rente en el primer acto, que canta su parte mundo del compositor, creando unas lecturas intensas y abarcaduras de las Piéces. Son con el abandono y la vehemencia de una adolescente enamorada, poco a poco, y semomentos irrepetibles los dos pasajes que gún se van mostrando adversas las circunsel intérprete toca con sus propios dedos. tancias, la voz va adquiriendo mayor obscuridad y peso específico, hasta que llegamos al aria de la locura y aparece el proE.M.M. digio: la emisión se reduce milagrosamente, convirtiendo la voz en algo etéreo y extraDONIZETTI: Lucia di Lammermoor. Materrenal, pero esa reducción de la emisión ría Callas, Giuseppc di Stefano, Rotando Pa- no la hace perder en ningún momento ese nerai, Nicot» Zacearía, Giuseppe Zampieri, peso específico que había ganado ni una cierLuisa Villa, Mario Cariin. Coro del Teatro ta y sobrecogedora obscuridad; la gran aralia Scala de Milán. Orquesta Sinfónica tista consigue así un efecto hipnótico sobre RÍAS. Director: Herhert von Karajan. Grael oyente con el que establece un juego de bación lomada de una representación en vivo tensiones que sólo termina cuando ella da en Berlín H 29 de septiembre de 1955. 1 CD el último y resplandeciente mi bemol. Rodolphe Productions, RPA 232518. Duración: ¡22'30". Distribuido por Harmonía Para muchos, entre los que me cuento, esMandi. ta es la mejor Lucia, con esto se podrá estar o no de acuerdo, pero de todas formas es imprescindible en cualquier discoteca no Rodolphe, que está ampliando su catáloya notable, sino básica. do a base de grabaciones históricas lomadas del vivo, nos presenta ahora, con su alta R.de C. Scherzo 45 iertos Obertura Egmoni. L Concierto pan piano an la Oo $*. R TB Oaum para do» corot mixto*. coro 6* céinaiH, solHaa y arquéela •.nfonca. C Cano 4 26 Of ENERO. S W P O I83U H. Emernt EL VIOLONCRUO D I U ABONO HUUCA •SHHOLA MUMCA •U»CA A 1-MCOUI LOMDOH SINFONWm *BONO DAVID ATHEfliON, Dií>clor Obras d* Hlndflmim, AOimt. V b * u BanOh MARÍA MtHCHEV*. PEHFECTO SARCIA CHORNFT. pin™ ee»Aoi4. j El Poní (HomsnaJ» a popular ScnaEa. La oirá Trova Hacauniu, F L I Í C V PM Tango da La cnaada inñal. V (Ja Goyescas, E Gronados-G Caaaadü G. UNDt MUWMML M VAUNCU CONJUNTO D> CAMAMA HC*evito.waii 10. "f Í¡K >I,IIH D I HUMCA I M VALDICU « H I O UINVBflWTAflIO **WT V4OO COL.4SOI MJUOR D I VAUHC1A CIFRE 2 24 D££Hetlt> MARTES Í0I5H LOMOOM PHILHAMKNK ORCHBSTIIA ABONO SÉMÍON BYCHKOV. D I » « M • u o m a e o u E solutas Conosio cura Iree pianos y «n la m i Í H KV 212. W A Uoiarl Condado pwa rjos pianoi y oíQutiia •n mi bflfnol mayor KV 365. W A Mo»rl Sintonía n • E •Panuca", P I Cfiulovlh 4HA «UftlMEZ CAhÜ. JÜBf B PEHZ CEBIUH. QtWIA 4 NOTA* ESTRELLA EITEVC2. UBÉLI* UrOuW UIQÜtL AMOb CUMUA, b**i MUUCA A L'ISCOLA 3 4 l-al 1—4 PALAU DE LAMÚSICA 1 C 0 \ C R E » > 0 > DE M L h C U JERÍY SALV*ñOWSKI. Dír*doí Posma sintú'VcD n • 3 Rapsodia L.luana" Op 11. U Mar La ínuBrt* de KaMowrcz. V Kilar Smionia n « 3 »n IB m«yw Op. SO. J Bh OHOUISTA MUNICIPAL ( M VALENCIA ABONO c o n K VALENCIA ORFION UNtVEH«TARIO DE VALENCIA 1 (MQUESTA «INFONICA DEPOMflllANIA MANUELMEN GALDUF. Oi'OCÍor ¿TXARO JS*SEi. MANUELHEr. CIO.SMJfsno tenar FEUN CISCO VALLS. bartlcno FRANCISCO J PE HALES. OIFO (J*l CWD EDUAHOO CIFRE, Orador Oal •••M4WTM E51RELLA ESTEVtZ. D f t QHAOOOlheH L AP4ÜEL GUARAS b Invierno 89 JJ flf FFMfTO. OOMHPO J M.IH.UI U FVCÍ4-VI 5 ge m u g » . POMPOSO i r a w OWU4MTAI Audcirjntl JH EfiTltLI.* ElTf V%1. O C O « la Vtutnim «Vlm XVi. iva Í «VH « o m c t n i » •XcanwHiG-img LirriL>|ic«dt»*4lDlCII. AUtfLIA fftüHL. « O O M MUIT b •AQUEL AWJf I CUWA5, H SEPTOWEU JAUME. (Wio IEABEL RODAtiUEÍ Anta Ov V » y i UTT0HIO «UCHAOO 9 la Ot FEBRERO. SABACO I f M H. •HOUSH CHAMMR ORCHBSTRA •SONÓ ORnON DONOSTIARRA EDMON COLOMER. D.rador LINCA BUSSÉLL soprano PATRICIA SARDÓN. meriO'aoprano UWE HEILMANN. lenor CMMMMtT* HUWCIHU. %m vju-u i» i* MANUE*. Q>L CONCm iTOraMIUGIOII HUHDA» firraOl l*-l 6 7 DE fEBfíERQ. MARTES MIS H JOSÉ ANTONIO SAINZ ALFAflO. diracror dal Orlaon Ragulam an ra menor, para cuatra vocea l o l a l a i . coro, orquaala y órgano KV62S W * Moiart OROUUTA SIHFOHIGA DHL TUTHO BOLSHOI ABONO D I MOSCÚ ALEXANDEH LAZAREV. Oiraao- da XirmarT G BIÍ»I 3ufi p v i orquHti n o 3 *n u i Op P.l W J J O f fEBftEflO. DOMINGO JB3OH. OMUHTA PRANZ USZT M MJDAPKftT A6ONO JANO& ROLLA, 04'Ktor SuHBn'O Quilots"1. Q.P Talainann Surto "HUSICB acjatict". G f Haaodti Servnara para euardu ar> do mayoi •AfUntoa JOV4WW I T I W I T t t 11 HLAH LORIHOAR SOÍVPVQ tnFMAR. ctTY OP LONDON *BONO BICHARD HICKOH. DifKtor MIRIAM FRISO violm Concertó ijrOKO Op 3 r i o í . F H«»nael Al eiCLicnar al prhm«r cuco da la enmatferBr F D t h u l CocisrtD paca violm n.« S vi l i maytx. WA Mazarí nominja DATA vtc^ln ^ oiQuaatl. A Dvwa» SflíBnalm liara cuardaf Op. iA, P.l Cnaikovtin MtTOHW MACHADO MIGUEL ZANETTI, pigno 7 )0 QE FEBRERO. OMUBSn HUNWIML IMVALIHCU ABONO UANUfL QALDUF D m c l í l NARCISO «EPES. SKilt'ra Vilia Q« S>otrido Dor si Ruin, P wagnsf Conoana para püilaiia Hcmarttle a Juan Raman Jtmtnai. A. Blanquaf Sinlpnia n o ? M i a mayor, OD 4}. J. Sibalua 8 11 pf ffWICHO. S*BAOO ItiOH. LOHDON VIHTUOSI Cwy»rio OHMIO Op ¿ n ° ?. G F I ABONO S u » 61 Paul. C Holat ConoAflo para oboa «n ia i^anpr. T Al&oool Svi*ontB n * l an r* manoi OD 3. T Albnwni Saranala oaia ojardaa Op 20r E EIQa' Conciarta para vtoiin y ooo*. J 9 Bacri O I H M I Cui •••• !• da C i A n . OHQUltTA MUNICIPAL MIVALMHeiA ABONO RO5ELIN PABON. Diradoi ENRIQUE PEXE2 DE QUZUAN. piano Jubilo. R Siarra Conc.ariD para puno t » l an •• bamol rnsnoiOp Z3.PI Chalkovflkt Scrvaharaf ada (Suila ainlortca), N Himiki-Kormov BlaaMt MMMMML M VaiUHCU NUCIMKHIISTA» «aONO D I HTtUUtHJnaO OPIH O* J Covaro r L oa Pabla ABONO Vanlar loa dial 1 e i \ 7 da anarú. Omittll haiaa AJUNTAMEKT DE VALENCIA discos i< DVORAK: Sinfonía n. ° 9; «Del Nuevo Mundo» SCHUBERT: Sinfonía n.' 8; «Incompleta». Orquesta Sinfónica de Chicago: Culo María Giulini. DC CD ADD 423882-1 73*47". La serie Gallería dd sello amarillo ha reeditado en compacto de precio medio dos esperadas obras de repertorio firmadas por Cario María Giulini al frente de la Sinfónica de Chicago. La «incompleta» está servida en versión de absoluta referencia, con trazo elegantísimo y seflorial. La transparencia y refinamiento de su concepción no impiden —más bien resaltan—, que todo el primer movimiento esté atravesado por un sentimiento trágico de la vida absolutamente sobrecogedor. No es tan alta la cota alcanzada en la atractiva sinfonía de Dvorak. Se trata de un Dvorak más domesticado, menos salvaje que el de otras opciones de la obra llevadas al disco. Gíulini, aun logrando un entendimiento notable de esta música, debe rendir sus armas ante los grandes directores eslavos que han grabado la obra antes que él, algunos incluso en varías ocasiones. El panorama aparece así dominado por los nombres de Taiich, Ancerl, Fricsay, Kertesz y Kubelik. J.M.S. DVORAK: Sinfonía n.'4en re menor Op. 13. Diez canciones bíblicas Op. 99. Brian Rayner Cook, barítono. Orquesta Nacional de Escoda: Neeme JSrri. CHANDOSCban KO* DDD 67'43". De las cuatro primeras sinfonías de Dvorak, que estuvieron ocultas durante bastante tiempo, la Cuarta, en re menor, es la última, la más atractiva y tal vez la mejor. Es un excelente ejemplo de cómo un compositor joven (ya no lanto, porque Dvorak tenía 33 años), en pleno aprendizaje y búsqueda de su propio camino, va a encontrarlo a partir del dominio de una estética ajena, en este caso la del Wagner romántico de la época de Tannháuser y LohengHn, aunque también del de los Meislersinger. El tema principal del Allegro es un motivo claramente inspirado en aquellas obras, pero su resolución es ya plenamente dvorákíana, el Dvorak de las melodías ricas, atractivas, populares, sinuosas, que enriquecerá así tantas obras de madurez en todos los géneros. El Andante parte, en rigor, de una especie de paráfrasis de momentos de Tannháuser (como el famoso coro de peregrinos) y el Scherzo tiene mucho de los gremios de los Meislersinger. Lo curioso es precisamente lo apuntado antes: que sin embargo el mundo plenamente de Dvorak apunte ya, que nos sea reconocible y que esa inspiración en Wagner no constituya algo servil, sino un punto de apoyo para echar a volar con alas propias. Quizá alguno de nuestros lectores recuerde una crítica no muy positiva de otra sinfonía de este ciclo, la Segunda, más por la obra que por la interpretación, En este caso tenemos que rendirnos ante ambas, por mucho que se trate de una obra juvenil. Resulta curioso cómo Járvi y la nacional de Escocia, procedentes ambos de ámbitos brumosos, 48 Scherzo traducen el ciclo Dvorak, cristalino y límpido, sin traicionarle, pero sin ignorar su peculiar matización a través de la neblina de los sonidos, lo que integran con sorprendente naturalidad en esta bella sinfonía. Pero este CD tiene además un importante plato fuerte, la versión orquestal de las Canciones bíblicas, A menudo, abrumados por el legado sinfónico o sonfónico-coral de Dvorak, olvidamos que este compositor ha aportado algunos ciclos de canciones que figuran entre lo más hermoso del género en el siglo XIX: son las Canciones de amor, los Duelos moravos, las Canciones gitanas o eslas Canciones bíblicas, compuestas durante su amplia y fructífera estancia en Estados Unidos. El mismo orquestó las cinco primeras algo después de su composición, pero las otras cinco lo han sido por el autor del gran catálogo Dvorak, Jar rail Burghauser, y por Jan Hanus. La versión orquestal de esta obra potencia el aspecto épico en detrimento del elemento intimo de estos salmos puestos en música. Járvi y B.R Cook, con la Nacional de Escocia, realizan una lectura que emparenta este ciclo con las grandes series de canciones con orquesta del siglo XIX, desde Las noches de eslío a los Wesendonck Lieder. coa las que en realidad tiene más de un punió de contacto, sin que por ello deje de consliluirse como una serrie de canciones con importantes elementos nacionales. En resumen: un precioso disco, de lo más interesante del ciclo Dvorak de Járvi, con dos obras muy atractivas de épocas muy distintas de la evolución del compositor. S.M.B. KERN: Show Boat. Con Von Stadc, Simias, Hadley, Hubbard, Bomas, O'Hará, Ganison, ele. Ambrosian Choras. London SinfonietU. John McGlinn. EMI CDS 7491082. 3CD. DDD. Duradón: 221*31". Primero fue West side story, luego South Pacific y My Fair Lady. La fórmula es fácil: se elige un titulo mítico del musical americano, se encabeza con dos o tres nombres prestigiosos del mundo de la ópera (que además amplían mercados), se adoba con un buen plantel de secundarios y se convocan coros y orquestas de nivel y el producto funciona. Y también se consigue calidad. La lista parece que continuará y entre sus primeros títulos no podía faltar un clásico de este género como es Show Boat. La comedia se dio a conocer en 1927 en Washington, pero su popularidad se iniciaría a partir de su estreno en el legendario teatro de Florenz Ziegfeld de Broadway. Luego vendría inevitable el cine que suma tres diferentes versiones, la última y que, sin duda, está en la memoria de todos, la de George Sidney en 1931 con Ava Gardner, Kathrym Grayson y Howard Kee!. La perenne vigencia de esta obra de Hammerstein II y Jerome Kern se encuentra en dos puntos: la operatividad teatral de un texto que se basa en la novela homónima de Edna Ferber y, sobre todo, por la inspiración de la música, que, combinando certeramente canto y danza, ha perpetuado números inolvidables y universalmente conocidos: OL 'Man River es un ejemplo. EMI ha tirado la casa por la ventana al presentar este registro, sobre la base de tres apartados que merecen un comentario. Primero: la excelente realización técnica. Perteneciendo a otra marca y, por ende, con otro equipo de ingenieros de sonido, con My Fair Lady sucedía lo mismo. ¿Tendrá algún secreto o disposición especial este género para que el estudio de grabación le sea tan sonoramente cómplice? Segundo: el registro presenta toda la partitura. Véase, pues, la duración casi wagneriana de la obra, que a punto está de alcanzar las cuatro horas de audición. No se orilla nada; se incluye la edición original, más los añadidos posteriores (que en los discos se insertan en su momento o como apéndice) e incluso el material que en un principio se había desechado. Esta minuciosidad escrupulosa es digna de aprecio, pero en una audición continuada de la obra la hace perder espontaneidad y eficacia, algo que jamás ocurre escuchando versiones anteriores abreviadas de la misma. Tercero: El buen equipo reunido en el amplísimo reparto. Frederika von Stade se nos antoja ideal para Magnolia Hawks. La mezzosoprano americana está como pez en el agua en una partitura que le permite en el delicado Fish gotla swin desplegar la musicalidad y elegancia de su estilo y evitar la cursilería en un personaje que en todo momento la bordea peligrosamente. El Ravenal de Jerry Hadley está servido con el bello timbre tenoril del cantante, un poco duro el intérprete en la fluidez melódica, pero vistos los resultados globales positivos podría plantearse el artista dedicar mayor exclusividad a este repertorio y olvidarse de Rodolfos, Taminos, etc. Teresa Stratas, a quien se admira por su categoría dramática, cuenta aquí además con una partitura que vocalmente no le produce ningún contratiempo y su Julie Laverne, aparte de magníficamente cantada, está llena de vida e intención. Habría de seguir citando nombres: Karla Burns en Queenie, Bruce Hubbard en Joe (no es Paul Robeson, pero lo hace muy bien), etc. Ya se ha dicho que está todo cuidada y ajustado. Señalemos la presencia de Lillian Gish en un papel episódico. El dinámico y animado John McGlin da el necesario juego desde la batuta a dos agrupaciones de categoría como son el coro y la orques, ta. En fin, esta grabación es un ejemplo de cómo pueden hacerse bien las cosas, si se quiere. F.F. LANGLAIS: Missa Salve Regina; Rosa Mystica; La Nativilé; Messe Solennelle; Hyme d'actions de graces (Te Deum). Westminsler Calhedral Choir; Englisti Chamber Orcbestra Brass Ensemble; James O'Donndl, Aodrew Lumsden, órganos; David Hill, dirección y órgano. Hyperion CDA 66-270. DDD. Duración: 51' La figura de Jean Langlais (organista y compositor francés nacido en 1904) seguramente será conocida por los amantes del órgano, pero merece la pena que todos nos acerquemos un poco masa su obra. Este disco, sorprendentemente interpretado, puede ayudarnos a ello. Se abre con su Missa Salve Regina, una especie de homenaje a la primitiva es- discos cuela de Nolre-Dame (Perotin, Leonin, ele), en la cual hace frecuente uso de quintas y octavas paralelas, y armonizaciones que nos recuerdan vividamente los órgano. Su extraña distribución vocal (coros masculinos a 4 voces, con dos líneas de tenor y dos de bajo, además de un coro de niños sopranos que cantan al unisono) está reforzada con la inclusión de un octeto de metal (tres trompetas y cinco trombones) y dos órganos. El resultado sonoro es de una belleza lurbadora, y aunque a algunos les pueda parecer una música pseudo-medieval, he de reconocer que su vigor y su pujanza me han impactado, especialmente en el movimiento inicial, el Kyrie (sólo tiene dos; el otro es el Gloria). El resto de la música del disco, sí bien igual de original y emocionante, no alcanza la calidad de la Missa Salve Regina. Quizás su Messe Sotennelle (también grabada por EK para la casa BIS, n." CD 269), una gran pieza con una importante parte de órgano solo (interpretado por O'Donnell) la composición más conocida de Langlais. La interpretación es rotunda e imaginativa, y el coro se mantiene siempre perfecto en su afinación y fuerza expresiva (lástima que la amplísima acústica de la Catedral de Westminster no permita escuchar con más claridad la parte de órgano). Se completa la grabación con dos solos para órgano, expuestos con fantasía y asombrosa técnica por David Hill, director además del coro. En resumen, revelador registro de una música que nos cautivará si le damos a Langlais la oportunidad que se merece. J.C.C.A. MAHLER: Sinfonía n.' 4, Boston Symphony Orchesira. Klri Te Kanawa, soprano. Seiji Ozw». CD Philips 422 D72-2. DDD. S4>31". Bajo un aspecto inocente, la Cuarta Sinfonía ofrece un verdadero rompecabezas a los directores. Paralelismo entre los dos primeros tiempos, ya que el primero es en realidad un Scherzo; contraste, también, entre una evocación de la naturaleza (Tpo, 1,°) y una música pueblerina evocada a través de un violinista popular o del amigo Hein (la Muerte) de los misterios medievales, o bien las dos cosas a la vez. Transición problemática entre los tiempos dos y tres no sólo por el cambio de clima, sino por el collage repentino (cita del cuarteto de Fidelio), doble ruptura. Atmósferas cercanas entre los tiempos 3 y 4, a la vez cuerpos extraños. A estos problemas, superfici al mente evocados, corresponden, variación en disminución, los cambios de color, de clima, en el interior de cada tiempo. La versión de Ozawa parece haber sido grabada a trozos (y son 25 cifras de ensayo para los primeros 350 compases) y después montados en laboratorio (¿problemas de montaje?); deja una rara sensación de mosaico deshi lachado. Mengelberg (CGB, Jo Vincent) encuentra, y no parece ilógico, una conexión con las rupturas schumannianas; proposición que parece no haber tenido eco. Inbal recomienda la versión de Walter (no se sabe si antes de la suya). No conozco la versión de Salzburg de 1950 con Seefried, pero la gran poesía de la versión CBS es conocida por todos: Walter alia una gran precisión de lectura con una respiración natural en un clima de sensual luminosidad. Haitink II (CGB, Robería Alexander) obtiene una apasionante mezcla de expresividad y de distancia (a veces uno cree oír a Haydn). La versión de Solli es violenta, nos recuerda que, en su creación, la sinfonía llenó de horror al público de Munich. Inbal propone la versión más moderna, hoy, más audaz; herida que la voz maternal de Helen Donalh puede apenas aliviar. Maazel es un director muy controvertido, sin embargo aquí, y con la Segunda de Mahler, renueva el milagro de L 'enfant et tes sortileges: parece necesitar una conjunción especial de elementos para que resplandezca su arle. La Filarmónica de Viena tiene una reputación similar: «es la mejor orquesta del mundo cuando quiere». Escojo equiparar a Maazel y Ozawa porque ambos firmaron unas excelentes interpretaciones de Mahler (la Octava por Ozawa, la Segunda por Maazel) y porque son los más opuestos en criterios. Durante una época (Mehta habló de sus problemas con la misma Filarmónica) se decía que la música de Mahler olía a ajo (en los países germánicos se hablaba de los judíos como de la KnobelGesselschaft, o sea, la Compañía del Ajo). Hoy, en algunos círculos mahleríanos se ha transformado el cumplido en una condición sine qua non de buena interpretación, para algunas sinfonías, como la Cuarta. En una situación paralela Debussy, para el Fauno, indicaba: «tocar con el culo en la hierba». Maazel cumple aquí los requisitos, aunque, muy elegantemente, dice: huele, pero yo no he comido. Su versión es además un prodigio de visión analítica y de refinamiento sensual (una de las definiciones del espíritu vienes). La sinfonía está llena de indicaciones reiterativas. a) En los tempi: ruhig undimmer ruhiger werden (cp. 324) no es solamente tranquilo, sino tranquilizando cada vez más; tres compases más larde: poco a poco ritardando..., morendo. Oiawa entiende las indicaciones en relación con el tiempo, Maazel piensa que la sobrecarga incita a la exageración. b) En las intensidades: las indicaciones varían de pppp a fff Maazel aquí es más estricto y al mismo tiempo más exagerado: los pppp son menos intensos que los ppp, quienes a su vez etc... (un pequeño misterio presente en casi todas las grabaciones: Tpo. I, cifra 12—a 7' ug'— el motivostaccatto de las (lautas p, suena al mismo nivel que el clarinete bajo pp. ¿Dificultad de grabación?). c) Indicaciones de carácter (como cuando, en siglos pasados. Allegro significaba con alegría): Frisch (fresco, vivo), Commodo, Feroce, Gaio (giocoso)... Maazel toca el Vivace del tercer tiempo con un carácter vivo, Ozawa va un 20% más rápido. Los directores siguen opuestos en cuanto al papel de las solistas. Ozawa integra a K¡ri Te Kanawa en la orquesta, como un instrumento más (¡la respiración!); Maazel pide a la orquesta la flexibilidad de un pianista acompañando el Lied de Kathleen Battle; le permite cantar piacevole, todos respiran a un tiempo (Cp. 160: Cácilia...). Otras versiones esperadas, Horenstcin, Reiner y la nueva de Bernstein podrán complicar el debate. Pero es posible que Szell (Raskin, Cleveland) vaya más tejos, en una versión que reúne las cualidades de todos: versión aiemporal, celestial, en el sentido que se da a la música de Mozart, es decir, sombría y brillante como la Noche Africana. En estas dos versiones (Szell y Maazel) hay que resaltar la afinidad entre el canto de las solistas y las interpretaciones de los directores. Judith Raskin y Kathleen Battle equilibran la aspiración mística («expresión ingenua y serena, absolutamente sin parodia», dice Mahler) y el gozo terrenal («el vino es barato, platos llenos de alubias con liebre nos esperan, y es Santa Marta quien los lia guisado...», dice más o menos el texto), como en un Canto Jasidico, como en un Negro Spiritual. P.E. MARCO: Tauromaquia. Florea!. Locus Solus. Diwanes y Qasidas. Grupo Circulo. Director: José Luis Temes. Pedro Eslevan, solista (Roreal). GRABACIONES ACCIDENTALES. GA-183, Madrid, 1987. Duración: 40'4Z". En una reciente conversación con un gran musicólogo especializado en lo que llamamos Renacimiento, me comentaba éste su preferencia por las composiciones de Tomás Marco de su primera época, antes de ca. 1974 y yo, que comparto su opinión, le respondí que creo que la buena acogida que estas obras tuvieron en los círculos internacionales fue por lo que, en los anos inmediatos al 68 pudiera tener de iconoclasta la estética nui/dc un compositor que no dudaba en escribir cosas que ni se le ocurrirían a un estudiante de primer curso de armonía. Sin duda mi amigo apreciaría en este disco ese Floreal para percusiones metálicas atacadas con baquetas diversas, pelotas de ping-pong y otras cosas, compuesto en 1969 y de una entrañable ingenuidad magníficamente recreada en esta grabación por Pedro Eslevan. Realmente, esta obra está a la altura de las obras más características del arte pobre francés, la transvanguardia italiana o el neo-na'if europeo del momento. Bien diverso es el camino que emprende el autor tras la máxima eclosión de naiveté cual es su ópera Setene. Desde Escorial (1974) y con el precedente de obras como Concierto Guadiana (1973) y alguna otra, aparecen unas obras en las que renuncia a la inmediación sonora y desea especular sobre tópicos culturales españoles, a la búsqueda de cierta trascendencia, cual en la serie a la que pertenece Tauromaquia (1976) con ese piano que según el autor se ve acosado por el grupo que lo rodea en vaga referencia a la fiesta de loros barroca. No ocultaré que la obra me resulta soporífera y me parece revelar una grave impericia técnica del autor tanto en el tratamiento instrumental como en el aspecto idiomático. No dejaré de citar el incordiante arpegio pianístico que, según García del Busto, es la tarjeta de españolidad de este autor. /.oeiirSo/us(1978)es un homenaje acertado al crítico belga Harry Halbreích, pues la idea motriz de la obra guarda parentesco con los procedimientos musicográfieos de Halbreich. En su día escribió Marco que «en Scherzo 49 discos el fondo es una composición humorística a pesar de su aspecto terrible». Recuerdo que cuando la o¡ y hojeé en su dia, creí no entender nada. Parece que acerté con los deseos de Marco, según sus escritos sobre esta obra, y he de añadir que en esta audición del disco, mucho más meticulosa, he alcanzado ese humorismo, pues me hizo muchísima gracia. Es éste un fenómeno que me viene ocurriendo con algunas obras lie Marco que aparentemente son de «aspecto terrible». Recuerdo que algo asi me sucedió con La Pasión según San Marcos (1983) con la que me reí bastante al entrar en detalles de escritura dignos de los Cantos del Pozo Artesiano (1967). Divanes y Qasidas (19S7) se me antoja con cierto parentesco con Lúa descolorida (1985) en tanto que ambas obras muestran una maduración idiomática y técnica respecto a, por ejemplo, la Pasión, alcanzando consecuencias emparentadas con la Música Enchiriadis. Por no conocer la partitura, ignoro si la sutil ruptura de la isorritmia se debe al autor o es aportación de la camerística técnica de Temes. Marco dice en el encarte «pocas veces he encontrado unas interpretaciones más fieles, no sólo a ta letra de las partituras sino, sobre todo, a la intención que las anima. Lo que falle aqui será por mi culpa, no de los intérpretes». No osaré contrariar su juicio y a él achacaré lo que parecían desajustes y poca pericia interpretativa del Grupo Círculo, sobre lodo en Tauromaquia, obra que debió de ser grabada al estilo de la música ligera puesto que aunque es para piano a cuatro manos, sólo parece haber tocado Adela González Campa, por lo que dos de las manos al menos son de pregrabación. Creo que la selección de obras es representativa de diversas opciones estéticas de Marco y es de agradecer la precisión de las fichas técnicas de las obras y la riqueza documental del encarte. La grabación y prensado no son gruí cosa, pero no llegan a enojar. X.M.C. MAHLER: Sinfonía n. ' 9. Orqueiu Sinfónica de Chicago. Director: Culo Marte GiuUní. DealMbc Crammophon 413910-2, álbam de dos discos compactos ADD. Duraciones: 49'W" y 39'I8". Grabada ea el Medlnah Temple de Chicago en abril de 1976. Reprocesada en 198S. El hecho de comentar una interpretación perfecta e inolvidable tiene el riesgo de que el critico no sepa transmitir adecuadamente su entusiasmo y el lector se muera de aburrimiento a fuerza de adjetivaciones laudatorias. Este es uno de los casos más evidentes de lo dicho: ya que quien esto escribe no es Thomas Mann (ni siquiera Andrew Porter), haremos hincapié solamente en el sentimiento profundamente humano de esta versión, en su admirable unidad y en una respuesta orquestal extraordinaria, resaltada todavía más en esta nueva lectura por láser. Digamos también que Giulini demuestra casi palpablemente lo que Deryclt Cooke vela como mensaje último en esta partitura: un conflicto a tres bandas entre la desesperación agónica, el profundo amor a ta vida y un resignado sen- 50 Scherzo timiento de despedida. Los discos, ya hemos dicho que de excelente sonido, vienen acompañados por un libreto con comentarios en cinco idiomas, entre ellos el castellano (enhorabuena al grupo Polygram) y, además, el álbum de la serie Gallería es de precio medio. En fin, pocas veces se pueden encontrar en un disco tantos elementos positivos (mi recomendación personal es que aunque se tenga et álbum de 2 LPs hay que adquirir el que ahora comentamos). E.P.A. MARTIN: Die Weise von Liebe und Toddes Carnets Cbrisloph Rilke. Maijana lipovsek, contralto. Sinfónica de la ORÍ. Director: Lotbar Zagroset. ORFEO C 164 881 A. Compacto. DDD. 58'53". Distribución: Harmonía Mundi. La edición en disco LP de esta obra de Frank Manin fue ya criticada en estas páginas (véase SCHERZO n.° 27, pág. 40). Poco nos queda por afladír a lo entonces dicho por B.M., con quien estamos básicamente de acuerdo. El estilo no siempre atractivo de Martin tiene en Die Weise uno de los más elocuentes ejemplos de la amalgama de elementos en que se basa. Sirviéndose de los textos de Rilke, el compositor suizo da forma a una música de moderado dramatismo. El interés del disco aumenta considerablemente por la calidad de la interpretación, Lipovsek realiza un trabajo cargado de intención y expresividad. La dirección deZagrosek, por su parte, evidencia una penetrante visión de la partida, a la que extrae buena parle de sus posibilidades. E.M.M. MOZART: Conciertos para piano 1 a 6, Concierto para 3 pianos, W. Asbkeaizy. D. Baren boira, Fou Ts'ong. O. Pbílarmonii/O. Cámara inglesa. Dirs.: W. Asbktnazy D. Bamboim. 2 compactos Decca 411577.2 (D.D.D. ST28" y 66'39"). Boulez ha comentado en alguna ocasión que son más interesantes las obras menores de un gran compositor que las grandes de uno secundario. Este argumento tiene vigencia cuando se escuchan las primeras obras de Mozart, las que compuso en sus primeros años de vi' da, con apenas 10 años, en las que los modelos usados en ese momento siempre dejan ver destellos de lo que será el genio posterior. Los primeros conciertos para piano fueron escritos para el lucimiento del niño en las largas giras europeas emprendidas en compañía de su familia. Los conciertos hechos al estilo galante del momento deben mucho a autores como C.P.E. Bach, Honauer o Raupach y muy posiblemente fueron retocados por el propio Leopoldo Mozart, quien completó con su experiencia de compositor el genio incipiente de su hijo. La interpretación de estas obras plantea como siempre problemas de criterios y escuelas, de versiones historicistas o románticas. Ashkenazy adopta criterios más tradicionales y plantea en breves concierto* en plan virtuosistico como predecesores de los grandes conciertos vieneses. Para ello magnifica la orquesta dirigiendo a la Phi1 armonía Londinense con gran brillantez, por lo que el resultado final es muy aceptable pese a lo discutible del criterio seguido. El álbum se completa con el discreto concierto para tres pianos en el que el pianista y director D. Barenboim al frente de la Orquesta de Cámara inglesa y en compañía del propio Ashkenazy y de Fou Ts'ong lucen su musicalidad haciendo de la obra una versión clara y estimulante. La excelente calidad sonora de los registros hace recomendable un producto que permite descubrir el comienzo del genio mozart iano. Boulez tiene razón. A.M.J. MOZART: Quinteloscon violaKv515y Kv 614. Cuarteto Guarnen con 1. Kavaftau/K. Kashkashian. RCA. Real Seal. RD. 17772 (D.D.D. 61"15"). De los prolíficos últimos años de la vida de Mozart brillan con luz propia los quintetos para dos violas, que constituyen la culminación de su música de cámara. Se desconocen los motivos de su composición, pero las últimas investigaciones apuntan como una buena hipótesis la subida al trono de Prusia de Federico Guillermo II. notable ejecutante de violoncello, al que Mozart quería llamar la atención con sus obras para lograr un puesto remunerado que le permitiese vivir decentemente en su corte. La historia señala cómo estas maravillas finalmente se vendieron al mejor postor y el real celtista no supo jamás lo que se perdía. Los análisis de los Quintetos muestran cómo el genio mozartiano al recurrir a una segunda viola logra unas sonoridades más veladas e intimistas de una suave luminosidad a la vez que consigue en muchas ocasiones un imposible matemático: el desdoblamiento del quinteto en dos tríos con todas las complejidades técnicas que ello significa. Por su ambiente estos quintetos radiantes de alegría reflejan la quintaesencia de lo culto y popular de una época: Mozart al final de su vida parece evocar en algunos momentos el mundo de sus juveniles divertimentos y serenatas. No abundan los integrales de los Quintetos de Mozart; a los clásicos del Cuarteto de Budapest (C.B.S.) y de Grumiaux (Philips) se une ahora la grabación que en breve completará R.C.A. y cuyos protagonistas son el Cuarteto Guarneri y las violas armenias Ida Ka va fian y Kim Kashkashian; realizadas en directo, durante unos conciertos del M.O.M.A. neoyorkinoen los años 84 y 8J, estas interpretaciones destacan por sus planteamientos clásicos. La homogeneidad, contraste y equilibrio de los ejecutantes permiten gozar de unas versiones transparentes y efusivas que al estar hechas en concieno tienen la emoción de lo vivencia!. En suma, disco de excelente sonido plenamente recomendable a todo amante de la música de cámara. A.M.J. discos MOZART: Quíntelo con clarinete en La, K S81. Cuarteto con oboe en Fa, K 370. Quinteto con trompa en Mi b, k 407. Antón? Pay, darinello di baggetto. Stepncn Hammcr, oboe. Michaei Thompson, (rompa. The Acadtmy of Andent Music Chamber Ensemble. CD L'Oiseau-Livre. DDD. 73'M". El clarinetto di bassetio prolonga el registro bajo del clarinete de dos tonos: Mozart lo empleó en la Música Masónica, en el Divertimento K 229. en Cosifan lutte. en La clemencia de Tito además del Quinteto en La. El instrumento permite tocar el quinteto sin necesidad de transportar pasajes, a pesar de tal inconveniencia existen excelentes versiones con instrumentos modernos, pero tratándose hoy de un disco con instrumentos originales conviene presentarlo al lado de otras dos versiones con las mismas características: Eric Hoeprich con miembros de la Orquesta del Siglo XV11I (Philips) y Thea King con el Cuarteto Gabriel] (H y per ion). Thea King toca el clarinetto di bassetto mientras el Gabrieli emplea instrumentos modernos. MOZART: Trío «de la bolera», para piano, viola y clarinete, K. 498; Dúos para violín y viola. K, 423 y 424, Bruno Gluranna, viola: Derek Han. puno; Anthony Pay, d i rincle; Mariana Sirbu, violl'n. Dynamk DCU20. DDD. Duración: 66"36". De las tres obras que integran esta grabación, sin duda el Trío K. 498 (que probablemente fue compuesto en el transcurso de una partida de bolos] es el de mayor interés musical, y no porque los Dúos sean de inferior calidad, sino porque se trata de una de las más grandes maravillas que compuso Mozart. Seguramente todos nuestros lectores coincidirán en señalar, como yo, que el principal atractivo de esta obra reside en sus sonoridades veladas, melancólicas y suaves. El piano juega un importante papel solístico, y hay un especial tratamiento de la mano izquierda, destinado a paliar la ausencia del violoncello. Si he de escoger entre alguno de los tres movimientos, confesaré mi predilección por el estremecedor andante inicial, de impresionante profundidad. claridad, color, poesía, misterio... Pero de momento nos conformamos con esta versión, superior, en todo caso, a la de Les Musiciens para Harmonía Mundi (CD HM9ÚIUS). EnloíDiiaj. Sirbu y Giuranna realizan un trabajo meticuloso, atractivo, de gran altura técnica. Pero otra vez echo de menos colores, fraseos, articulaciones únicamente alcanza bles con técnicas e instrumentos originales. Mi puntuación final: notable alto. J.C.C.A. MOZART: Quinteto para piano e instrumentos de viento Kv. 452. BEETHOVEN: Quinteto para piano e instrumentos de viento Op. 16, W. Ashkenaiy. London Wlnd Ensenbk. Decca. A.D.R.M. 421 151 % (ADD. 52'ZO"). En 1784, en pleno éxito vienes, recién casado con Constanza y libre del arzobispo Colloredo, la capacidad creativa de Mozart parece no Está ocurriendo una especie de cisma en el mundo de la interpretación histórica, entre Norrington y poi otra parte Brüggen y Harnoncourt. a juzgar por las últimas grabaciones de Brüggen fHeroica, Concierto de clarinete de Mozart^ y de Harnoncourt (La Flauta mágica), asistimos a una regresión o un retorno a unos valores interpretativos románticos (en el sentido furtwangleriano). Pay, Hammei, tanto como Hoeprich se acercan a un sonido tradicional (es decir moderno), sin d verdor de los instrumentos históricos (Thompson, con su trompa natural es distinto), mientras King (y curiosamente con instrumentistas modernos) parece seguir en pos del estilo auténtico. Si queremos considerar el Quinteto con clarinete como el triunfo de los sentimientos ideales frente al swinging practicado en Cosí fan tutte, Thea King evoca la pasión (Flordiligi), la despreocupación (Dorabella), la brillantez irresistible (Guglielmo), la tierna melancolía (Ferrando), mientras Pay y los miembros de la AAM parecen centrarse más en la desesperanza de Guglielmo y Ferrando, ante los resultados de la estúpida (¿?) apuesta. Hoeprich y los miembross de la Orquesta del Siglo XVIII tienen una visión sinfónica, sin referencias evidentes a Cosí... consiguen un clima sombrío, próximo a Pay-AAM. En cuanto a los dos sorprendentes dúos, desde luego llama la atención su perfección estructural y musical, teniendo en cuenta lo difícil que es extraer tan gran partido de esa combinación instrumental. Quizá podría haLa interpretación jovial del Quinteto con berse buscado otra obra para completar el trompa acaba con la distinción entre obras disco con el Trio (el Quinteto con clarinete, menores y mayores, el genio de Mozart apapor ejemplo) en lugar de escoger estos dúos, rece en varias facetas: infalibilidad del oído pero como la música es irresistiblemente be(dos violas en vez de dos violines), polifolla no nos quejaremos. nía a cinco voces iguales (Andante)... Vayamos ahora con las interpretaciones, Hammer alcanza las cimas de la poesía que en general son excelentes. En el Trío la mozartiana en el Adagio del Cuarteto con magia se produce en muchos pasajes, prinoboe (re menor, como en el Larghetto del cipalmente gracias al soberbio Anthony Pay Quinteto con clarinete/, y a propósito de y al imaginativo Giuranna. El pianista Deobras menores y mayores, la polirritmia del rek Han realiza su parte con corrección, aunRondeau bastaría para consagrar a Mozart que apuntaré una cierta falta de claridad en como le plus grand rythmicien de l'Occident los bajos, y quizá un fraseo menos elegante de lo que a uno personalmente le gustarla, (Messiaen). sobre todo cuando imaginamos lo maravilloso que podrá sonar este Trío interpretado con instrumentos originales: mayor P.E. conocer límites; en esos momentos felices es cuando compone una de sus obras de cámara más originales, el Quinteto para piano, clarinete, oboe, trompa y fagot, una obra especialmente difícil y comprometida a causa de las limitaciones impuestas por los instrumentos de viento, que tienen serios problemas para mantener una linea melódica prolongada y por su color, que en algunos momentos puede parecer monótono, toda estas dificultades medidas y superadas por Mozan le permitieron crear una obra impar llena de encanto y frescura en la que el virtuosismo pianisteo y el estilo de los divenimentos se funden sin aristas. Apenas una decena de anos después, Beethoven que inicia su carrera como compositor y pianista, escribe un Quinteto para la misma combinación instrumental, lomando como ejemplo la obra de Mozart; aunque sin llegar a la altura de su predecesor, el Opus 16 beethoveniano muestra a un comScherzo 51 discos positor joven a la búsqueda de su estilo y que por encima de todo es un pianista formidable. La interpretaación que Decca publica ahora en soporte compacto fue realizada en Londres en 1966 por un jovencísimo Ashkenazy recién llegado de la URSS y unos solistas cuyos nombres son ya historia: el clarinete J. Brymer, el trompa A. Civil, el fagot W. Waterhouse y el oboe t. Macdonaggh. Todos ellos miembros de las orquestas londinenses, componentes del conjunto Melos y con Jack Brymer al frente fundadores del London Wind Ensemble con quien nucieron para Decca la integral de la música de viento de Mozart y Bcethoven. La reedición de estas memorables inteprelaciones demuestra que el paso del liempo reafirma la calidad de unas versiones que permiten gozar de la frescura y espontaneidad del fraseo de un Ashkenazy más instintivo que ahora y el bellísimo sonido de sus acompañantes que dan una lección de musicalidad. En la época de su publicación en disco de vinilo el sonido y el equilibrio sonoro eran francamente buenos, la reedición en soporte compacto mantiene la calidad de origen aumentando la claridad y transparencia de las interpretaciones, por lo que el nuevo compacto es plenamente recomendable. A.M.J. PARRY: / was glad (Música catedralicia). Solista varios. Coro de la Capilla de San Jorge. Windsor. Roger Judd, órgano, director: Chrislophir Kobinson. HYPERION CDA 66273. Digital compacto. DDD. 58'4Q". Distribuido por Harmonía Mundi. Sir Hubert Parry (1848-1918) fue, jumo con Charles Villiers Stanford, uno de los más destacados promotores del movimiento para el renacimiento de la música inglesa que hacia 1880 se manifestó en las Universidades de Oxford y Cambridge. Sobresalió particularmente en el campo de la música coral, del que ahora el sello Hyperion nos ofrece varias muestras correspondientes a su época de madurez. Para los discófilos de estas latitudes, este compacto servirá sobre todo para recuperar la personalidad de Parry más allá de Jerusalem (1916, poema de William Blake), composición de elevado sentido cívico y patriótico para los ingleses y que trascendió el campo de la música culla con su aparición en la película Carros de fuego. De todos modos su inclusión en el disco era inevitable y, cantada con especial entusiasmo, sirve como colofón al repertorio previsto en el mismo. Además de Jerusalem, otras piezas realmente interesantes son el solemne anihem, que da titulo al disco,/ was glad, compuesto para la coronación de Eduardo Vil en Westminster en 1902, y el admirable Magníficat, de gran riqueza comrapuntistica, que forma parte del Evening Service (es decir, de las Vísperas) en Re mayor llamado «El Grande» y datado en 1882. En general, las versiones parten de voces educadas de modo que no se muestren proclives al énfasis teatral, muy conscientes de lo que se traen entre manos. Tras la audición del compacto, creemos 52 Scherzo que se imponen varias reflexiones. En primer lugar el elevado interés sonoro, tan propio de la música de inspiración cristiana, que se desprende de la combinación de voces masculinas adultas y blancas, y que Parry tanto sabe enaltecer, en segundo lugar, el uso del inglés en vez del latín, que le confiere un marchamo especial, y que participa, como uso de lengua vernácula, de la preocupación propia de las confesiones protestantes, con respecto a los fieles, por la compresión del culto sagrado. Y, más en general, el interés de Hyperion por la revalorización de la música coral, ya demostrado en anteriores ocasiones, como en la edición asimismo en compacto de las canciones para coro de Elgar por nosotros comentada en estas mismas páginas (véase SCHERZO, núm. 25, Junio 1980. p. 38). Jo. R.B. PHILIPS: Consorl Music. The Parley of Instruments. Hyperion CDA 66140- DDD. Duración: 50'14". Distribuido por Harmonía Mundi. La música de Peter Philips (1561-1619) es injustamente desconodida, a pesar de su estimable calidad. Sin llegar al nivel de compositores como Byrd, Dowland, Sweelinck o Marenzio, sí trabajó muy diferentes formas y estilos musicales, y su obra bebió también de muy diversas fuentes, como corresponde a un músico viajero por encima de todo. Lo que este disco nos presenta es una selección de músicas originales del propio Philips, o bien de arreglos de obras de Bassano, Tregian, Morley, Simpson, ele, realizados muy probablemente para su interpretación en alguna corte flamenca (Bruselas, tal vez, como patria adoptiva). Lo curioso es que casi toda esa música se ba conservado en una doble fuente y concepción: arreglos para teclado solo, por un lado, y para conjunto instrumental a cinco voces por olro lado, que es la opción aqui considerada. Peler Holman, director de The Parley of Instruments, utiliza un consorl de violines renacentistas (exactamente un violín, tres violas y un violin bajo), apoyado por laúdes y teclado como elementos de continuo. En principio esta ¡dea tiene que funcionar bien, ya que el conjunto de cuerda era ampliamente utilizado en toda Europa, y por supuesto en Inglaterra, pais de nacimiento de Philips, donde se llamaba whole consorl. Pero lo cierto es que la interpretación me ha parecido bastante monótona; a este buen conjunto inglés le va más la música barroca, y aunque su actuación general no es mala, tampoco destaca por sus detalles sonoros, flexibilidad, emoción, claridad en las voces intermedias, etc. el sonido del consorl es a menudo áspero y lineal, muy poco matizado y desde luego nada imaginativo. Creo que hubiera sido un buen sistema utilizar también vientos (cornetos, sacabuches y flautas), alternando con la cuerda o fundiéndose con ella, para lograr así una mayor riqueza de sonidos y tapar las limitaciones expresivas de los violines. Mus ¡eclógicamente no hay ningún dato que lo impida (incluso la naturaleza inicial de estas composiciones, por ejemplo las danzas de Bassano, parecen pedirlo a gritos), y todos hubiéramos queda- © do más contentos. Por ahora, si he de escuhar música de Philips, me decido más por el hermoso disco grabado por la clavecinista irlandesa Emer Buckley para Harmonia Mundi (Philips: Harpsichortd Works; HMC 901263). J.C.C.A. PUCC1NI: Madama Butlerfly. Mirella Freni, José Carreras, Teresa Berganza, Juan Pons, Anthony Laciura, Kurt Rydl, MananIK Roeholm, Mark Curtís, Hidenori Komaisu, Peí ten Salomas, Hitomi Kalagiri, Judith Howarlh, Noriko Sasaki. Ambrosian Opera Choras. Philharmonía Orchcsl». Maestro de Coros: Juhn McCarthy. Director: Giuseppe Sinopoli. Duración: 154'14". lecha de grabación: Abril de 1987.3CD Deutsche Grammophon (DDD) 423 567-2. En la lujosa y completa presentación de este álbum se anuncia la Madama Bulterfly de Giuseppe Sinopoli, y ha sido acertado exponerlo así, ya que esta Butterfly es más suya que de cualquier otro de los componentes del reparto. En ella se nos muestra una visión de la conocidísima obra de Puccini completamente diferente de las escuchadas hasta ahora, por lo que el juicio de valor que se haga dependerá del grado de aceptación por parte del oyente de los postulado* plasmados por el polémico director italiano. Desde mi punto de vista, los tempi seleccionados son excesivamente lentos, y algunos de los silencios largamente prolongados, lo que por una parte obliga a los cantantes en ocasiones a forzar la linea de canto, y por otra, rompe la fluidez melódica tan característica de Puccini; consideremos que la versión de Gavazzeni dura unos 34 minutos menos que la presente. Si a lo anterior unimos una particular concepción de la dinámica, preocupada en subrayar los aspectos más trágicos del drama, nos encontramos con un primer acto en el que parece, que tanto el director como los cantantes saben a prior i que en el tercero el desenlace va a ser cualquier cosa menos feliz, alterándose el auténtico sentido de determinadas escenas, por ejemplo el famoso dúo Viene la sera creo que es el menos lírico, poético y apasionado que he escuchado en mi vida; si alguien quiere encontrar en esta página aquello que no consigue plasmar Sínopoli, que acuda a la grabación de di Stefano y Victoria de los Angeles, allí lo encontrará. En Butlerfly el primer acio es absolutamente idílico, por mucho que los fines de Pinkerton no sean del todo honorables, en el segundo acto, Cio-Cio San se plantea la duda, pero al terminar éste ella está convencida de que su fe en Pinkerton era justificada y se arrepiente de haber dudado, y es en el último acto donde el drama se precipita rápidamente, alcanzando su climax en una escena llena de excitación, amor y sacrificio: Tu tu piccolo Iddio. Esta lógica progresión no se produce en la presente grabación, porque al anticipar el drama al primer acto, resaltando desde el comienzo los aspectos más trágicos, resulta imposible ofrecer un desarrollo lógico donde la tensión se vaya incrementando. Dentro del capítulo vocal, Freni consigue discos un alto nivel merced a su irreporochable técnica, con algunos momentos espléndidos como el re bemol con el que culmina su entrada, atacado con suma delicadeza, y que luego es capaz de esfumar, o su impresionante escena fina], que es lo mejor de la grabación. Carreras quizá ya afectado por la leucemia que se comunicaría al público en los dos o tres meses posteriores a este Pinkerton, no está en su mejor forma, acaso por esto presenta con alguna notoriedad ciertos problemas en la octava superior. Berganza acusa alguna tirantez en el registro grave y el hecho de afrontar por primera vez este personaje. Pons es suficiente para el papel, tanto por falta de medios técnicos como por falta de intención en el fraseo; Taddei y Gobbi demostraron que Sharpless no es un personaje secundario. En resumen, Si no poli aporta una visión excesivamente particular de la obra que obviamente contará con sus partidarios, pero para los que quieran versiones más tradicionales, consdero preferibles las de Victoria de los Angeles, Di Stefano y Gavazzani, o la de Callas, Gedda y Karajan. R.de C. RACHMANINOV: Conciertos para piano N." I en Fa sostenido menor, Op. 1 y N.° 2 en Do menor, Op. IS. Orquesta Filarmonía dirigida por WaJter Süsskind o Nikolai Malko (?). PROKOFIEV: Condeno paro piano N." I en fíe bemol mayor, Op. 10. Orquesta Filarmonía dirigida por YV. Siisskind. Piano: Mours Ljrnpany. CD OLYMPIA OCD 190. 7 3 ' « " (THE LYMPANV LEGEND, VOL. 1). PROKOFIEV: Concierto para piano N. ° 3 en Do mayor, Op. 26. Orquesta Filarmonía dirigida par W. Süsskind. RACHMANINOV: Concierto para piano N.° 3 en Re menor. Op. 30. Nueva Orquesta Sinfónica de Londres dirigida por Anthony Collíns. Piano: Moura Lympany. CD OLYMPIA OCD 191. 63'4O" (THE LYMPANY LEGEND, VOL. 2). Quien esto suscribe no es en absoluto un entusiasta de Rachmaninov, aunque sí de Prokofiev. Ello no significa que no pueda disfrutar con obras del primero como La isla de los muertos. Pero, evidentemente, la mera constatación de que Rachmaninov (1874-1943) vivió en una época similar a Ravel (1875-1937), Schoenberg (1874-1951) o Ivés (1874-1954), o que sólo era ocho años menor que otro ruso llamado Stravinski —que también vivió las influencias del medio norteamericano— hace tomar una buena distancia de su obra, anclada en el más puro —y más que maduro— romanticismo del siglo XIX. Hay que decir lo anterior antes de comentar estas grabaciones de tres de los cuatro conciertos para piano de Rachmaninov y dos de los cinco conciertos para piano de Prokofiev. Moura Lympany (1916) es una pianista de origen ingles, cuyo verdadero nombre es Mary Johnstone. Sus grabaciones en el mercado discográfico actual son raras, por no decir inexistentes, pero las aquí comentadas bastan para hacerse una idea de su perfección técnica, que brilla a gran altura en estos cinco conciertos. Pero una grabación es algo más que un buen solista y las aquí comentadas hacen agua por otras muchas partes. De la música de Rachmaninov dice Ashkenazy, resuello interprete y defensor de la misma, que «se interpreta en infinidad de ocasiones de forma artificiosa, con desenfado, como si fuese música semípopular», Esto va al pelo para la versión de Anthony Collins (1893-1963) y Moura Lympany del Concierto N. * 3. El primer movimiento (Allegro ma non tanto) que en la versión de Ashkenazy/Previn con la Sinfónica de Londres (Decca SXL6565-7) tiene un carácter levemente meditativo con ciertos momentos de impetuosidad se convierte aquí en una ansiedad constante interrumpida por ataques de nervios. Si Rachmaninov era un neurótico —lo que parece claro y no es ningún insulto, pues podría aplicarse a tantos otros— esta versión del Concieno N.°3 pone de manifiesto lo peor de su carácter —su ampulosidad, su desquiciamiento rayano en la histeria— y de creer a Ashkenazy, nos presenta una caricatura de la obra. Respecto a la versión del Concierto N.° I cabe decir algo parecido, aunque aquí el pathos está algo más contenido por una batuta que no sabemos si corresponde al ruso Nikolai Malko (1883-1961) o al checo Walter Süsskind (1918-1980). La carpeta y la contraportada del CD dan informaciones contradictorias al respecto. Afortunadamente no se puede decir lo ' mismo respecto a la interpretación del Concierto N.° 2 de Rachmaninov. Tanto en éste como en los dos Conciertos de Prokofiev las versiones son plenamente aceptables y aún cabe decir que la presente interpretación del Concierto N." 3 de Prokofiev es superior en lo referente al acompañamiento orquestal a la de Previn (Ashkenazy, Sinfónica de Londres, Decca), que resulta a veces desvaída. El sonido es francamente deficiente en algunos pasajes del Concieno N. ° 3 de Rachmaninov (grabación mono de 1957) y deja bastante que desear por los ruidos y siseos de fondo en los demás conciertos (todos ellos grabadas entre 1952 y 1958). Los comentaríos de los dos compactos (sólo en ingles) son francamente superficiales y confusos. El principal valor de estos dos compactos —como grabaciones históricas— queda considerablemente reducido por los defectos de edición y de sonido. En resumidas cuentas: mejor inclinarse por otras versiones en disco normal o compacto. JJl.T.G. RAVEL: Obras orquestales. Bolero, Alborada del graciosso, Rapsodie espagnole. La Valse, Ma Mere l'Oye, Pavane pour une infante defunte. Le Tombeau de Couperin, Valses nobles er sentimentales, Daphnis et Chloé (Ballet completo) Une barque sur Vocean, Fanfare, Conciertos para piano. Sinfónica de Monlreal, Coro de la Sinfónica de Monlreal, Pascal Rogé (piano). Charles Duloil. 4 CD DDD. Precio medio. DECCA 421 458-2. 229'49". Los interpretes de la música francesa del principio de siglo se encuentran frente a dos opciones: Satie aconseja jouercomme une béte (locar como una bestia) mientras Ravel in- dica como un Hipócrita (referencia al Griego: el que finge la crisis, o sea el actor). En el primer campo se encuentra Karajan: la publicidad a su Bolero decía «¿Creían conocer esta obra?», efectivamente, no conocíamos esta mezcla de Orff y de Respighi. En el campo opuesto Inbal nos ha sorprendido con un Ravel inaudito, químicamente puro: es el director que sigue más fielmente las indicaciones dinámicas (el falso crescendo del Bolero, rechazo de la voluptuosidad en la Rapsodie, rechazo del color en Daphnis...). Sin embargo, todos los elementos de la magia raveliana sobresalen como en una sonora tinta simpática: concepto raveliano de la interpretación. Inbal consigue una meta-interpretación. Esta versión IDaphnis, La Valse,floten)...dos CDDenon) es tamas mistificadora, o la más inquietante, quizás la más raveliana. Boulez se sitúa al lado, pero intentando ser un poco más seductor, suprime la doble escucha, consiguiendo así una versión más fría. Entre el Hipócrita y la Bestia, Ansermet y Monteux hacen intervenir a la Bella: los dos dirigieron para Les Ballets Russes y sus versiones de la obra orquestal (un CD Philips, un CD Decca) son las preferidas de los rávelianos: sensualidad al segundo grado, pero animados siempre por el espíritu de la danza. Abbado toca solamente para la Bella, evocando mil y un color para un sueno mirífico. Munch pasa de un campo a otro naife inseguro como L 'Enfant en Pavane y Ma mere l'Oye mientras transforma el Bolero en una feria bárbara. Dutoit se sitúa claramente en el campo de la Bestia, interpretando todo ai primer grado. La Valse es apasionada, voluptuosa y fatal; Daphnis cuenta una historia de amor, d baile de los enamorados es tierno, la danza de Dorcon es grotesca, los piratas son unos verdaderos salvajes; Me mere l'Oye es una serie de cuentos para niños que son cincelados por Dutoit con delicadeza y refinamiento... La opción del director se mantiene en todas las obras con absoluta lógica, su interpretación es fresca, perfumada, española en cuanto a su especial atención al ritmo; frente a tantas versiones hipócritas, esta es la versión más vital, capaz de renovar la interpretación raveliana. Los conciertos siguen la misma tónica: pianista y director saben adonde hay que ir, y lo hacen con seguridad y desparpajo. Al extremo opuesto, Benedetti Michelangeii evoca el universo venenoso de Joris karl Huysmans. En el no man 'stand para acompañar las versiones de Munch y de Abbado, están los conciertos interpretados por Martha Argerich y por Alicia Lar rocha. P.E. ROSSINI: Stabat Mater. Lomqtu-, Minton, Pivirolti, Sol Un. Londoo Symphony Orchestra ind Choras. Direcciós: Istvio K«rtész. DECCA 417 766-2 ADD. Duración: 54 '02". Cuando en 1971 llegó al mercado esta versión fue recibida por el mundo musical con gran entusiasmo. Y los motivos de tal generalizada aceptación se encontraron en la excelencia del sólido cuarteto vocal y en la belleza sonora conseguida por la batuta del direc- é Scher/.o 53 discos lor húngaro, que fallecería prematuramente dos años después. Eran tiempos letárgicos para el compositor de Pesara, cuya música eslaba a pumo de conocer el resurgimiento que en estos momentos goza de una prosperidad pujante y, esperemos, prolongada, sin que el 92. bicentenario commemorativo, suponga no la culminación ocasional, sino la confirmación definitiva de un genio tan vapuleado como olvidado. Después de la edición Kertesz, surgieron dos registros de superior nivel directivo: los de Muti y Giulini, ambos de 1982, y ya también incluidos en el catálogo del compacto. Ante la sensibilidad e imaginación de la bal uta de Muí i y la nítida y profunda lectura de la de Giulini (un poco forzada a veces para restarle teatralidad: Cuis animan) la versión del húngaro nos parece ahora superficial e impropia, a pesar de su coherencia y equilibrio. Queda aún en pie la presencia poderosa de los cuatro solistas, de heterogénea procedencia estilística y iímtuncamente variopintos, pero de una eficacia canora incuestionable. Muy superior equipo al reunido por Muti (Malfitano, Gambüi, Baltsa, Howell) o Giulini (Ricciarelli, Valentini-Terrani, D. Gonzales, Raimondi). Erato anuncia en estos momentos una nueva versión de especialistas (Gasdiz, Zinmmermann, Merrill, Scimone), que será, sin duda, una revisión critica, con el interés adicional que ello conlleva. A favor de la de Decca que se comenta juegan además otros dos factores exiramusicales: la economía de la serie Ovalion en que se incluye y la buena y contrastada realización técnica. F.F ROSSIN1: La Cenerenlola. Opera m dos acto». Agues Baltsa (Cenerentola), Francisco Araiza (Raiüfro), Simone Alaüno (Dandini), Ruggero Raimondi (Don Magnifico). Academia Si. Martin-ÍB-the-líetós. Philips. Grabación digital 410 46S-2. I49'«l". Neville Marriner dirige La Cenerenlola dejando en ella su habitual impronta refinada y elegante. No tiene el humor o el sentido rítmico de un Zedda —cuya edición se ha empleado en esta grabación—, ni logra los imponentes reguladores o el crescendo final en la obertura de un Abbado, pero ha captado muy bien el halo poético de la obra y sus múltiples alusiones melancólicas. Agnes Baltsa podia haber sido la rossiniana de los ochenta, pero su afición a los grandes papeles de mezzo-spinlo ha hecho perder tersura e igualdad a su hermosa voz original. Pese al punto débil de los recitativos continúa siendo una Cenerenlola interesante, de forma muy especial en estudio. La voz es todavía bonita y la emisión aflautada aunque la cantante griega no tiene la facilidad pasmosa de Berganza para la coloratura y esto la coloca en inferioridad de condiciones en páginas como el rondó final. El enamorado Francisco Araiza tiene también una bella voz aunque su legato no es siempre fluido y emite algunas notas un tanto apelmazadas. Con todo, compone un Ramiro bastante más viril y enérgico que la mayoría de sus predecesores, de los que sólo deja en pie el recuerdo de Valletti. Los bajos son Ruggero Raimondi y Simo- 54 Scherzo ne Alaimo. El primero está en posesión de una gran voz y de un notable sentido de la escena, pero debido a su rudimentaria impostación vocal nada de esto es perceptible en un estudio de grabación, en el que suele aparecer forzado y Tallo de calor. Alaimo posee una voz oscilante y de poco interés; el mismo recitativo Or aunque, seguitando il discorso esta dicho sin ninguna flexibilidad, plagado de trucos para respirar y a años luz del endiablado Bruscantini. Conclusión: Una dignísima Cenerenlola, de sabor eminentemente discográfico y con excelente sonido. Pero podía haberse acoplado perfectamente en dos compactos en lugar de en tres. J.M.S. SIBEL1US: Sinfonía n. ° 2 Op. 43. BEETHOVEN: Sinfonía n.°5 Op. 67. Orquesta del Concertgebouw de Amsitrdam: George U. CD 73'»". PHILIPS 410771-2 ADD. El orden de este CD es el contrario al reseñado más arriba. Son dos grabaciones de mediados de los sesenta, que ya son más que clásicas, especialmente en el caso de la Segunda de Sibelius. Forman parte de una no muy larga serie de registros de Szell con la maravillosa orquesta del Concertgebouw de Amsterdam (recordemos cuatro impresionantes números de El sueño de una noche de verano de Mendelssohn). Al cabo del tiempo viene bien reconsiderar en qué consistía aquel objetivismo de Szell: por este registro sospechamos que tal vez se trate, huyendo de la asepsia y del subjetivismo a la vez, de una progresión dramática (= operística) en que la sinfonía se explica mediante el movimiento final, hacia el que tiende todo el discurso anterior no en tamo que secuencia (lo que seria obvio) sino en tanto que preparación, es tanto que sentido. ¿Qué decir de esta Quinta de Beethoven grabada en solitario por el autor de una de las más grandes integrales beethovenianas de todos los tiempos? (CBS está a punto de reeditarla en sólo 5 CD: es la grabada con su Orquesta de Cleveland). La Segunda de Sibelius es referencia total en un campo con aciertos como los que surgen de las integrales de Rozhdestvenski, Colín Davis o Ashkenazy, aparte de las lecturas de Rattle, Járvi, Bernslein o Karajan, cuyo alto interés no supera a esta de Szell, que aún creemos la primera opción posible. S.M.B. SCHUBERT: Ocíelo D. 803 MOZART: Divertimenlo Kv: 205. Ocíelo de Viena. Disco compacto DECCA 421-155.2 (ADD. 72'22"). Prosigue Decca sus planes de editar en sopóne compacto el fondo de su catálogo y prosigue con la edición de aquellos memorables registros hechos, hace ya la friolera de 30 años, por el Ocíelo de Viena que dirigía Willi Boskowsky con sus colegas de la Filarmónica vienesa. Se publica ahora el Octeto D. 803 para cuerdas y vientos de Franz Schubert, compuesto en 1824 e inspirado formalmente en el Seplimino beethoveniano al que supera ampliamente. Romántico, pero sin perder sus raíces de divertimento clásico, la obra del autor vienes es una de sus cimas creativas por su mezcla de estilos y la variedad de emociones que van desde la alegría y el humor desenfadado al patetismo más hondo. La interpretación del Octeto vienes es un prodigio de musicalidad por su sonoridad ligera, contrastada y sin aristas y por su fraseo efusivo y espontáneo que pone en evidencia todo el lirismo de la página schubertiana en un logro que 30 aílos después sigue siendo de referencia absoluta y a pesar de versiones como las del Melos inglés (EM1) o la del nuevo Octeto de la Flarmónica de Viena (D.G.) Se completa el compacto con el juvenil y desenfadado Divertimento Kv 205 de W.A. Mozart (Salzburgo 1773). Obra llena de en- discos canto y humor que los filármoniicos vieneses traducen con una sonoridad y gracia, que para sí quisieran el conjunto de cámara de S¡. Martin-ln-The-Fields u oíros colegas más modernos con o sin instrumentos antiguos. En suma, compacto plenamente recomendable, a pesar de que el sonido del Ocíelo de Schuberi acuse el paso del tiempo. Schubert, un músico tan célebre como Rachmaninoff ignoraba todavía que existían las sonatas del compositor austríaco. E incluso hoy muchos músicos muestran una ignorancia y un menosprecio sorprendentes en lodo lo que se refiere a las sonatas de Schuberi, basándose sobre todo en prejuicios tales como que el estilo no ha evolucionado, que Schubert compuso sonatas siguiendo el modelo de las de Beethoven pero sin iguaA.M.J. larlas, que sus obras para piano no son pianísticas, ele. Afortunadamente hoy tas cosas han cambiado y uno de los que más han contribuido a ello ha sido precisamente Wilhelm SCHUBERT: Cuarteto en re menor. D. 810; Kempff, uno de cuyos monumentos disco«La Muerte y la Doncella». Quarlellsalz en gráneos es el que ahora comentamos con do menor D. 703. QuartHo Académica. DC- ocasión de su reedición en compació. Para comprender mejor la aproximación de Q22 IL CAN ALE «*11". Kempff al mundo de Schuberi traducimos seguidamente algunos conceptos extraídos Los últimos años de su vida los del articulo existente en el folleto que acomdedicó Schubert invariablepaña a estos discos: «La mayor parte de las mente a la composición de sonatas no deberían ser expuestas a la luz obras maestras. Entre ellas tal vez sobresalde las grandes satas de conciertos, ya que son ga el cuarteto conocido con el título del lied confesiones de un espíritu extremadamente La Muerte y la Doncella, en el que nada es vulnerable. Estos monólogos son a menutrillado ni previsible y mucho menos superdo susurrados tan suavemente que el sonificial. do se pierde en la sala. Schubert nos revela El eje de la obra es el extenso segundo en un pianissimo sus más profundos secretiempo, un tema desarrollado a través de seis tos... No hay posibilidad de lucimiento pavariaciones y en todo momento reconocible, ra el virtuoso. Lo único que hay que hacer lo que acentúa aún más su carácter obsesies acompailar al eterno errante Schubert en vo. Serviría como defensa ante la trivial acusu viaje a través de ese país por el que sussación —que comparte con Schumann—, de pira con incesante anhelo... El carácter preque nuestro autor no era capaz de desarrodominantemente lírico y épico de las sonatas llar una inspiración sosteniéndola mediande Schubert nos crea problemas; problemas te un discurso coherente. que Beethoven nos ahorra con su modo viril de concebir la obra, dirigiéndose a nosoEl Quarteto Académica, comandado por tros de forma categórica... Cuanto más nos Mariana Sirbu, plantea una opción muy viadentramos en el mundo de Schubert, mava, sin pretensiones y sin insistir demasiado yor es nuestra sorpresa al descubrir que las en el lado sombrío de esta música. En mucelestiales longitudes que se le reprochan, chos momentos —como el trio del son relativas. Si la extensión se alarga es únischerzo—, el diálogo de los instrumentistas cobra un tono afectuoso y el carácter fre- camente por culpa del intérprete...». En fin, nético del final tampoco está subrayado car- estamos en presencia de uno de los más gegando en exceso las tintas. El lento, sin nuinos pianistas románticos interpretando embargo, naufraga parcialmente por cierta un repertorio que forma parte de su credo falta de tensión que se traduce en morosidad. estético. Si usted no tenia el álbum de 9 LPs Hay muchas buenas versiones de esta de la anterior edición, ahora es el momento obra, que van desde el refinamiento un tanto de adquirir este hermoso álbum de 7 commanierista del Busch hasta la efusividad del pactas, con buen sonido, correcta presenFilarmónico de Viena. Ahora bien, lo que tación y a precio medio. se dice tocar no hay nadie que toque como el Italiano, que además de su disciplina sin concesiones se lleva la palma en lo tocante a expresión. LesQraqdts Iijterpnétatiof& Historiques 12 Novedades en CD E.P.A. J.M.S. SCHUBERT: Integral de las Sonatas para piano. Wilbdm Kempff (piano). Deutsche Grammophon 423496-2. álbum de 7 discos compactas ADD. Duraciones: 71'23", Ó5'49", 6Ü'S9", 71*13", oS'lO", 56'51" y S7'06". Grabaciones realizadas en la Beethovensasl de Han no ver entre 1965 y 1969. Keproccsadas a digital en 1988. Ha sido necesario mucho tiempo para poder reconocer a Schubert como un gran compositor para el piano y como uno de los más grandes maestros de la sonata, teniendo que agradecer, sobre todo a Artur Schnabel, el haber sido precursor en este campo. En su época esta actitud era excepcional y dejaba escépticos a la mayoría. Recordemos que en 1928, cien altos después de la muerte de STRAUSS: Ariadne auf Naxos. Norman, Frey, Gniberovx, Varad*. Fischer Dieskau, Bar. Ge* and ha u sorches! er I«ipzig. Kurl Masur. Philips 422084-2. DDD. Duración: r» Desde la aparición en 1954 de la versión de Kara jan de esta ópera straussiana ría quedado el registro como punto de referencia para ediciones pasadas y futuras. Si la de Kari Bóhm en vivo de Salzburgo del mismo ano podía competir en valores, las sucesivas (Leinsdorf, Bohm en 1969, Kempe, Solli), a pesar de los aciertos parciales, no eran capaces de sostener la comparación. No solo por la unidad de equipo vocal y estilístico logrado por aquélla, sino también por la sutileza y teatralidad exhibidas por la baiuta. En 1986 un más correcto que de costumbre Levinc reunía en torno a la Filarmónica de Vie- Scherzo 55 discos na un interesante equipo de cantantes con Dietrích Fischer-Dieskau en el Mestro de resultados casi notables. La que nos ocupa, música dice con su proverbial autoridad un realizada en enero de 1988, aún calentita, tierol que vocalmente, para su estado actual, ne sus más (las tres protagonistas femeninas) no le ocasiona problemas. Bien el trío de niny sus menos (la ausencia de Baco), con un fas y el cuarteto de cómicos del arte, a la catono medio del resto del reparto de cuidabeza de Olaf Bar, demasiado influido por do nivel. Kurt Masur al frente de su Ge el estilo de Fischer-Dieskau. Rudolf Asmus, wandhaus parece sólo preocupado por la en su rol hablado, elige el tono distante y sonoridad y empasie de la orquesta, de una despectivo de anteriores precedentes. Traopulencia inusitada. Falta una personalidad bajado y servido et resto del elenco. rectora clara, definida incluso. Como si se Queda Baco. Se conoce la oferta actual dejara guiar por las maneras de cada cándel Heídenienor. Para qué insistir en la catame, sin pretender la unidad o integración rencia. Paul Frey, sin competencia, es el peor del conjunto. Así el prólogo está leído con de la historia del disco. Su presencia (¡prerigor, pero sin imaginación. Por ejemplo, el encuentro entre Zerbineta y el Composisencia!) impide una adhesión positiva al retor, su centro neurálgico, carece de poesía, gistro. Es imperdonable estropear asi el de suspensión intemporal tan próximo en at- conjunto. Una Ariadna sin Baco. mósfera al encuentro entre Octavio y Sophie de El caballero). En el acto único, Masur F.F, parece encontrar el pulso, al que no es ajeno la presencia de las dos imponentes sopranos, que exigen su juego, en el dúo final se ve obligado a frenar la sonoridad en un intento (vano) de no devorar al tenor. En una R. STRAUSS: Arabella. Walter Berry, Helpalabra, brillante e imprecisa batuta. ga Schmidi, Julii Varad y, Heten Donalb, Dielrich I'ischer-Dieskau, Adolf Dallapozza. Hermano Winkler. Coro y Orquesta de El terceto femenino es el que destaca inla Opera Kslalal de Baviera. Director: Wolfmediatamente Julia Varad y en el Compositor, voz no precisamente bella, pero sí muy gang Sawallisch. Orfeo CIÓ9882H, álbum de 2 discos compactos DDD. Duraciones: bien utilizada, inteligente y sensible artista, 72'SO" y 6*'59". tiraba c ion efectuada del da un destacado relieve a su personaje. Co6 al 14 de enero de 1981 en los Bavariamo sus dos compañeras, está en los antípoFilmstudios de Munich. Distribuido en Esdas del clima vienes del corpas karajaniano; paña por Harmonía Mundi Ibérica, S.A. tampoco ello se pretende. Estamos en otra R. STRAUSS: Daphne. Paul Schoffler, Hucuerda que la pulsada por Seefried o Juridc Gúden, Frite Wunderiich, James King, nac. La Graberova, discutibles su ponamen Vera Lilile, Haas Braun, Kuri bquiluz, Rito o los arrastres de la voz hacía el agudo, la Slreich. Coro de la Opera Estatal de Vieque alcanza a veces con crticables notas de aa y Orquesta Sinfónica de Viena. Director: apoyo, da, no obstante, la talla requerida Kari Bobm. Deutsche Grammophon por el papel: voz grande y luminosa, colo423579-2, álbum di dos discos compactos ra tura a piena voce, maliciosa y juguetoADD. Duraciones: 48'45" y 45'36". Grana. Sólo el término de extraordinaria es el bada en 1964 durante una representación púaplicable a la labor de Jessye Norman en la blica en el Tbealer an der Witn. protagonista titular. La voz carnosa, oscura, sensual, amplia de ancho y largo, atenta la intérprete a la menor opon unidad para R. STRAUSS: Die Frau ohne Schotten (La destacar o valorar una frase, una nota, un mujer sin sombra). Rene Kollo, Cheryl Slumatiz olvidado, está simplemente gloriosa. der. Han na Schwarz, Andreas Schmldl, AlSu Prima Donna del Prólogo es ampulosa, fred Mufí, Ule Vinzing, Jan Hendrick paródica; la Ariadna del drama, es un reRooteríng, Kurt Rydl, Kennelh Garrison. corrido progresivo y profundo por los diverCoro de niños de Tólz, Cora y Orquesta de sos estados de ánimo de la protagonista, sin la Radiodifusión Bávara. Director: Wolfque la tensión emotiva (laquee un instante. gang Sawaliísch. EM] (_Dfi 749074 2, álbum Baste llamar la atención sobre esto: ¡cómo de tres discos compactos DDD. Duraciones: sinuosa, sugestiva va preparando en las fra62-30", 63'04" y W16". Grabada durante ses inmediatas la volcánica explosión del Du los meses de febrero, marzo, noviembre y wirsf mich befreien. Demuestra tanta prediciembre dt 19S7 en la Hcrkulessaal de paración musical como visión dramática. Munich. 56 Scherzo Últimamente los aficionados al mundo operístico de Richard Strauss estamos de enhorabuena ya que las grandes multinacionales del disco están desplegando ante nuestros ojos (y oídos) un auténtico festival dedicado a obras infrecuentes (en nuestros teatros y tiendas de discos) del compositor mu ñiques. Recordemos también que SCHERZO ha comentado desde estas mismas páginas y con relativa frecuencia diversas óperas straussianas, desde la juvenil Guniram (publicada por CBS) hasta la última grabación de la Anadne au/Naxos que Fernando Fraga comenta en este mismo número, por no citar la reconversión a compacto de versiones ya clásicas en la historia de la música grabada: recordemos la Ariadne de Ka- rajan (EMI), Salome, Elektra y Rosenkavalier de Sir Georg Solti (Decca), o la célebre producción de Walter Legge de la última de las citadas debida a Karajan (EMI). Ahora les toca el turno a tres óperas que, salvo error, nunca se han representado en nuestros escenarios pero de las que existen en la actualidad otras versiones discográficas complementarias a las que ahora comentamos: recordemos la notable lectura de Jeffrey Tate de Arabella en Decca (criticada en el n.° 22 de SCHERZO), la de Bernard Haitink de Daphne en EMI y la interpretación de Karl Bóhm de La mujer sin sombra para Deutsche Grammophon. Por lo que respecta a la versión de Sawallisch de Arabella, digamos que está bien dirigida y excelentemente concertada, echándose de menos un poco más de sentido lúdico y teatral. Su reparto vocal es de lo mejor que se puede encontrar hoy, con mención especial a la intervención de Fischer-Dieskau, posiblemente el más matizado y sutil Mandryka de la historia del disco, aunque esta completísima caracterización quede ensombrecida por el declive vocal que ya en 1981 (ario de la grabación de esta ópera) estaba experimentando el célebre barítono. Eficiente y segura Julia Varady en el papel protagonista; excelente Helen Donath, fogosa y convincente, y muy bien el resto del repano, con mención especial al siempre efectivo Walter Berry. La grabación, de extraordinaria claridad, fue en origen registrada para EMI, pero ahora, gracias a las extrañas componendas de las casas de discos, aparece en Orfeo. De cualquier forma una buena versión, inferior desde mi punto de vista a la más incisiva y mejor dirigida discos de Sir Georg Solii (Decca, con Lisa della Casa y George London en cabeza de un reparto vocal fuera de serie), pero superior a la reciente de Jeffrey Tale (también Decca) tanto en elenco vocal como en dilección. La versión de Karl Bóhm de Daphne es una de las clásicas en la historia de la Tonografía straussiana (Richard Strauss se la dedicó y fue el propio Bohm quien la estrenó en Dresde en 1938). A pesar de que esta versión posee los típicos ruidos propios de una representación en vivo, de que tiene también algunos corles y de que, finalmente, la grabación es menos nítida que la de Bernard Haitink en EMI, el trabajo del director austríaco es otro de sus logros indiscutibles: seguro, claro, convincente y apasionado son algunas de las características puestas en evidencia en esta lectura. Si a ello se añade un reparto vocal de auténtico lujo, con estrellas tan mulantes como Hílde Giiden, Fritz Wundertich o James King, la conclusión es obvia. De las tres óperas que aqui se contenían esta es e! astro indiscutible. En cuanto a La mujer sin sombra, ópera fascinante donde las haya, nes encontramos ante una descomunal metedura de pata por parte de EMI: ¿a quién se le ocurre contralar para esle empeño a Rene Kollo cuya voz, por llamarla de algún modo, está peor que nunca? En fin, ni la solvencia directorial de Wolfgang Sawallisch, ni la profesionalidad del resto del elenco vocal, logran salvar ni hacer olvidar este lunar. Por supuesto y a pesar de algunos cortes, la versión de Karl Bohm paia DG continúa siendo primerísima alternativa (compárese el elenco vocal de esta versión con el propuesto por Bohm: James King, Leonie Rysanek, Ruth Hesse, Walter Berry, Birgit Nilsson...). Asilas cosas, la elección no debe suponer ninguna dificultad. Confiamos en que esle lamentable patinazo no vuelva a empanar el contrato en exclusiva de Sawallisch con EMI. nietti, adorable princesa. Siete virtuosos dirigidos por Igor Markevitch dan vida musical a esta referencia a la que no superaron por completo, a pesar de sus altos méritos, las integrales escénicas (suites aparte) muy posteriores de los Boston Players (DG, en varios idiomas como alternativa), el Ensemble Instrumental de Dutoil o el Ensemble Inlercontemporain de Boulez (ambas Éralo), cualquiera de las cuales es ampliamente recomendable. Esta versión que reseñamos liene, además, la ventaja de esa pátina histórica de unos artistas como Cocteau o Markevitch que vivieron intensamente una época en el mundo del arte y hoy sabemos, valoraciones aparte, que fueron auténticos protagonistas de ella. LesQratfdes hfterprétatioqs Historiques 12 Novedades en CD S.M.B. VIERNE: Sinfonía para órgano n. ° 1. Piezas de fantasía Op. 54. (o.^s 1,2, 3 y 6) Daniel Chonempa. Órgano dt la Basílica de Saial-Sernin de Toulouse. PHILIPS 422 058-2. Compacto DDD 6I'O7". Louis Vierne (1870-1937) fue el último representante de los compositores-organistas franceses de la vieja escuela. Su estilo está claramente bajo la influencia de Franck y Widor, siendo sucedido este último en varios de los puestos que ocupaba por nuestro músico. Organista de Notre Dame de 1900 a su fallecimiento, las composiciones de Vierne muestran una tendencia hacia lo constructivo que ha sido señalada como inspirada por la hermosa catedral parisiense. Las seis sinfonías que escribiera (1899-1930) cuentan con el antecedente directo de las consagradas por Widor al mismo instrumento de teclado. El lenguaje de Vierne es tardorromántico, por completo ajeno a las innovaciones estilísticas que tienen lugar en su tiempo. Un idioma, en cualquier caso, basado en la solidez técnica y en la convivencia diaE.P.A. ria con el órgano. La sinfonía n. "1 posee evocaciones barrocas —los dos primeros movimientos son un Preludio y una Fuga—, STRAVINSKI: Historia del soldado. C M - con la inevitable referencia a Bach, y conteau, U sil noy, Fertey, Tonletli (actores). notaciones evidenies con el estilo de Franck. Conjunto instrumental dirigido por Igor El disco se completa con cuatro de las veinMarkevilch. PHILIPS 42S773-2. CD. ADD. ticuatro Piezas de Fantasía, entre ellas la 54*03". muy célebre titulada Carillón de Westminster, redactadas por el autor francés. Es ésta una de las raras ocasiones en que leñemos acceso a Daniel Chorzempa es un estupendo trauna versión teatral de Historia de la música de Vierne. Sirviéndose del soldado, y además en el idioma original ductor un instrumento construido en 1889, el inen que escribió la pieza Charles F. Ramuz, de recrea convinceniemente el mundo cuando él, Stravinsky, Ansermet y un puña- térprete esta secuela del romanticismo francés, se do de músicos pretendieron ingenuamente de presta una atención especial al lado arquireparar sus maltrechas economías en la pri- tectónico de la Sinfonía, como era esperamera posguerra mundial. Es una obra para ble, pero también hay una estimable labor siete instrumentistas que han de ser autén- de regi si ración, que produce lamo sonoriticos solistas. El que, además, tengamos al dades delicadas, como los pasajes de énfanarrador y a los tres personajes nos depara sis sonoro tan típicos de Vierne. la posibilidad de seguir la secuencia de esta parábola dramática tan decisiva en la evolución del Stravinski inmediatamente anteE.M.M. rior al período clásico. El narrador es aquí nada menos que Jean Cócleau, inspirador y a veces corruptor de Stravinski, polígrafo VIERNE: Sinfonías para órgano núms, 2 v e histrión que colaboraría a menudo con el 3. Olivier l.alrj. órgano. BNL 112741. Commúsico en los anos 20, después de una vieja parto ÜDÜ |6£'21"). Distribución: Hannoamistad que se remontaba a antes de] escannii Mundi. daloso estreno de Le Sacre. Pero junto a él está Peter Ustinov, conspicuo diablo, y JeanLa Escuela organíslica franceMaríc Fertey, ingenuo soldado, y Aune Tosa del siglo XIX, presidida por la gigantesca figura de César LAVOZDESUAMO Schcrzo 57 discos Franck, ha rendido, a lo largo de nuestra centuria, importantísimos frutos en el campo de la música para órgano. Asi, afamados organistas-comosilores como Wídor, Vierne, Dupré, son buena prueba de lo que se acaba de afirmar. La presencia y desarrollo de estos y oíros nombres no se puede ni se debe desligar de César Franck. sin el cual a duras penas podría explicarse este fenómeno. En efecto, aunque no pueda negarse el estilo personal de cada uno de ellos, lo cierto es que la influencia de Franck es patente en toda su obra. Un caso muy claro de to que se dice lo tenemos en Louis Vierne, que, al haber sido discípulo directo de Franck y maestro de Marcel Dupré, constituye una vía que, sin solución de continuidad, une el siglo XIX con nuestros dias. La presente grabación, bastante reciente (Abril de 1988), tuvo lugar en el gran órgano de Nuestra Señoia de París, a cargo de su titular Olivier Latry. El instrumento, cuyo origen se remonta a Cavaillé-Coll, ha sido modificado y ampliado en diversas ocasiones, siendo en la actualidad uno de los mayores de Francia (107 registros, 5 teclados, pedal). El propio Vierne, titular de este órgano desde 1900 hasta su muerte, llevó a cabo algunas de las aludidas modificaciones. La elección de este instrumento para efectuar la grabación de las dos obras contenidas en d compacto resulta bastante acertada, tanto por su majestuoso sonido como por sus posibilidades timbricas, a pesar de que en algunos momentos se percibe demasiado el ruido producido por el mecanismo de insuflación del aire, debido a su antigüedad. No considero, sin embargo, este defecto como obstáculo esencial ni para la calidad ni para la belleza del sonido. Es indudable la sólida formación musical de Olivier Latry en la lectura de estas obras, como ya lo ha puesta de manifiesto en otras ocasiones con la interpretación de Vierne, Widor o Duruílé. Su visión de estos pentagramas, (Irme y segura, viene apumulada, además, por una lÉcnica limpia y un conocimiento preciso de las excelentes posibilidades del instrumento de que es titular, cuya capacidad sonora es utilizada al máximo en el Allegro y el Final de cada una de las dos sinfonías. A destacar, por su lirismo y belleza, la interpretación de los movimientos lentos, en especial el Coral de la Segunda Sinfonía y la Cantilena y el Adagio de la Tercera. En todos ellos —aunque esto ya es perceptible desde el Allegro inicial de la segunda Sinfonía es notoria la influencia de César Franck. La belleza de esta música, su grandioso sonido y la magnífica interpretación son, en definitiva, tres motivos de peso que avalan la adquisición de este compacto por el melómano interesado. neas de la actualidad sólo puede responder a razones periféricas: ensayar prodigiosos sistemas de grabación o ceder el podio a un divo de la batuta, un personaje que hoy suele ocupar el vacante puesto que antaño cubrían los dioses del proscenio. Desde Toscanini, Walter y Furiwángler hasta Solti y Karajan existe un campo wagneriano opulento y diríamos que hasta trillado. Resulta difícil releer con interés al maestro de Bayrcuth, sobremanera por la actual escasez de sonoridades vocales adecuadas. Esta Walquiria intenta rodear el problema, sin abordarlo. Ofrece una captación sonora ejemplar, con planos nítidos, texturas riquísimas y una dinámica horizontal que permite locar las voces en su timbre, consistencia y volumen, de modo que el balance resulte más real que la realidad misma, pues en una sala de concienos carecemos de oídos tan atentos y despiertos, aparte de las condiciones de silencio y relax con que se suele grabar. El otro factor, el dírectorial, es más errático. El resultado es una lectura desigual y a veces irracional, debido a las incertidumbres y limitaciones de Levine. Este se preocupa, sobre todo, de las sonoridades, y la dócil y brillante orquesta neoyorkina se las proporciona en abundancia. Pero Wagner no es una feria de timbres, mucho menos cuando se privilegia, con fastidiosa insistencia, el áureo y castrense retumbar de los bronces. Levine brilla en los momentos tensos y su mejor prestación está en la primera mitad del tercer acto, cabalgatas mediantes, furias divinas y guerra de sexos entre las vírgenes guerreras y su cachondo papá. Lo más flojo es el primer acto, carente de intimidad y lirismo, servido con una lentitud que torna lánguido y monótono cualquier intento de fraseo. Levine acude al estruendo y no siempre se evade del barullo. Brilla aun cuando hay que ser mate e ilumina en plena noche. Sus dioses y guerreros han pasado por Hollywood y, lo cual es peor, no salen de allí. Del elenco deslaca nítidamente Jessie Norman. Su Siglinda, aun volviendo la memoria hacia los grandes ejemplos, de Lehmann hasta Crespin, es de primera calidad y no ofrece flancos a la improvisación. La belleza nocturna de su voz se ha tornado sólida en el agudo y honda en el grave, franca en el forte y exquisita en el filado. Su dicción es límpida y su paleta interpretativa le permite mostrar el anhelo juvenil y la ternura en el primer acto, la alucinación del segundo y la desesperada y heroica fortaleza del final. Del resto, cabe señalar a Ludwig, una Fricka esplendorosa de los años sesenta, que la veteranía vocal del registro aguF.G.U. muestra do, un tanto incorpóreo y chirriante, pero que sigue siendo una intérprete autorizada WAGNER: La Walquiria. Gary Lalccs, Kurt y de una calidez vocal imperiosa y seductoMolí, James Morris, Jessie Norman, Hilde- ra. Molí luce su noble timbre y su profunganl Behrens, Chrlsta Ludwig, solistas y Or- didad cavernosa en un Hunding tal vez no questa de la Opera Metropolitana de Nueva todo lo siniestro que debiera. York, dirigidos por James Invine. Duración: Behrens cumple con honor y unos medios 244'14". Cuatro discos compactos, Deutsvocales no siempre suficientes. En lo lírico che Grammophon, Digital Slereo 423381-2 está a sus anchas, pero en lo heroico le falGH4. tan arrestos vocales y el instrumento pierde timbre y se vuelve árido. Lo mismo le ocurre al Wotan de Morris, personaje comproVolver sobre el Anillo wagneriametido si los hay. Morris tiene buena no con tan ilustre discografía hismadera, sobre todo en el grave, pero sus metórica y la penuria de voces idó- 58 Scherzo dios se empequeñecen en el agudo y el dios de los dioses se oye poco imperativo. Su dicción es cuidadosa y revela un minucioso acercamiento al texto. Tal vez el descuido de la dirección impide que saque más partido de su trabajo. Por momentos, ese seflor bonachón y educado está lejos de ser el colérico y perplejo director del mundo. Lakes es un Sigmundo desdibujado, con una voz sin especial seducción, bien emitida en el centro y chala en el agudo. No es penoso oirlo, lo cual en los tiempos que corren se agradece. Tenor v/agneriano se ha vuelto, en nuestros días, una formula amenazante. BM. WAGNER: Escenas de Tristón e Isolda. Wesendonck Lieder. Astrid Varnay con Tópp*r, Windgassen. Bayerischen Rundiunks, Bamberger Symphoniker; Weigert, LLeilner, Ludwing. DEUTSCHE GRAMMOPHON 423955-2 ADD. Duración: 63'08". Con setenta anos recién cumplidos y cuarenta y siete de actividad profesional, la Vamay continúa en activo en la Opera de Munich, no sólo en contribuciones secundarias (mamma Lucia) sino de comprometido servicio (La Sacristana de Jenufa, Krytamnestra). Un animal de teatro como pocos. Con un repertorio amplísimo, Vamay formó con su compatriota y coetánea Nilsson (se llevan un mes) y con Martha Módl (seis años mayor) el terceto de sopranos heroicas wagnerianas de la generación post-Flagstad, De las tres grandes sopranos es Nilsson la que conoció mayor presencia en la discografía oficial wagneriana. Las grabaciones de Vamay o son piratas o son oficiales tomadas en vivo: Sema, Ortrud (su rol por excelencia). Este disco es tal vez el único realizado en estudio, junto con otro en el que con Windgassen interpretan fragmentos de la Tetralogía y que también se reedita en CD y a precio económico. El registro presente está compuesto por tres fragmentos del Tristón: la Narración de Isolda, realizado en 1955 con Hermano Weigert, que fue marido de la cantante; gran parte del dúo de amor del acto II, con Wíndggassen y la dirección de Fcrdinand Leitner, y la Brangania de Hertha Tópper (la misma que da las réplicas en la Narración) y Liebestod, ambos momentos grabados en 1959. La Isolda de Varnay es firme e imperiosa, dramáticamente cálida y directa, vocalmente espléndida. Los fragmentos aquf reunidos dan de ello una elocuente prueba; por fortuna, se conserva completa la edición de Bayreuth de 1953 con Jochum y un Trislán de voz idónea para competir con el arrebato instrumental de Vamay: Ramón Vinay. En cuanto a los Wesendonck Lieder, registrados en 1956 con la batuta correcta de Leopold Ludwig, no resultan tan interesantes en la lectura de Varnay. La soprano tiene un arte más extravertido, es un fenómeno de escena, y estas cinco canciones quedan mejor en una artista que logre descubrir y expresar su mundo íntimo, es decir una cantante de distinto talante que la Varnay, que aun así, deja constancia precisa de la autoridad y presencia vocales inmediatas. F.F. discos MÚSICAS TRADICIONALES COREA: Música instrumental de la tradición clásica interpretada por el conjunto Jong Nong Ak Oho. CD ADD Ocora HM 83. 7O'I4". Esie disco presenta I res ejemplos de música clásica y instrumentaJ de Corea: un San-jo (literalmente: forma libre) interpretado al jomungo, instrumento que pertenece a la familia de las grandes citaras horizontales (yalga en Mongolia, ckeng en China, kolo en Japón...); una suiteen la cual participan el jomungo, la citara oblicua jayageum, la viela haegeum clasificada, en la música coreana, como un instrumento de viento (se parece a una voz humana), el pequeño oboe p'iri, la gran flauta laegum y el tambor en forma de reloj de arena chang'go; un solo de laegum. El hecho de conocer la música del norte y del Sur de China, la música gagaku de Japón, no permite adivinar, ni lo más remotamente, cómo puede sonar la música de Corea, a pesar de unas coincidencias. Si la pulsación japonesa estructura el tiempo en un plano, sin perspectiva, como la fachada de la Villa Katsura (o como un cuadro de Mondrían), la china absorbe el tiempo, hay que cambiar de concepto para acercarse a la pulsación coreana; anacrusa-acentodesinencia (idea cara a Messiaen), se expresa en tres dimensiones (idea cara a Scelsi); una variación de peso enlaza los distintos golpes para evocar un universo bulboso y deslizante, impresión acentuada por la técnica del jomungo (vibrato y ligado a partir de una presión y un estiramiento lateral de las cuerdas) y del jayageum (presión vertical). El arte de la improvisación al jomungo, en manos de Kim, Son-Han gana en brillantez y en seducción inmediata, pero esperamos que el legado del viejo maestro Sin, Kwaedong no haya desaparecido por completo. Se trata de un arte expresionista, de una gran violencia y refinamiento (las cuerdas de la seda más fina son golpeadas sin miramiento, estiradas al límite de la ruptura; belleza sobrecogedora). En una discoteca de música tradicional no puede Tallar este disco, pero, para la máxima sorpresa, habría que conseguir un disco de Pansori, la Opera dramática más original si no la más bella. Dada la extrema dificultad (tanto técnica como física: un Pansori puede durar ocho horas), las cantantes son todas excelentes; se supone que cualquier disco puede valer (muy raros y pésimamente distribuidos). En caso de poder escoger, Kim, So-Hee y Pak, Showol son dos de lat-grandes maestras. Para una presentación más histórica, las notas (acompañando el disco anunciado como el primero de una antología) de Aris FaIrinos y de la extraordinaria sinologa Lucíe Raull-Leyrat son excelentes (en realidad son incompletas, pero, se supone, seguirán en los próximos volúmenes). MOROCCO: Músicas y músicos del mundo. Cuatro cintos interpretados por Abdesbun Chertuuií. Audi vis Llnesco. CD. 50'20". No hay indicación en cnanto a la grabación, se supone AAD. Distribución: Harmonía Mundi. El repertorio consiste en cantos que mezclan los estilos populares árabes del Magreb con un estilo semi-clásico de interpretación practicado en el Maschreq, y más precisamente en Egipto. La interpretación de los Sha 'er marroquíes es siempre un poco recia para los oídos tunecinos, es decir sigue lo que dice el refrán magrebi; el hombre, en Marruecos es un león, en Argel es un hombre y en Tunicia es una mujer. En el clásico layali que sirve de preludio al cantón." 3 Yalilya 'ayni (oh noche, oh mi ojo) los cantantes tunecinos, libios y egipcios hacen alarde de una fantasía vocal ilimitada, mezclando trinos y glissandi son sollozo y suspiros, mientras el sha'er Cherkaui privilegia los registros medios y graves, el lirismo introspectivo. A nadie se le ocurriría jalear el sha'er Cherkau con un ¡hjlu'a! (¡azucarada!), pero sí, estar convencido y emocionado por su arte. Para representar en nuestras discotecas la música de tradición árabe en Marruecos, este disco puede acompañar uno de los dos discos (de música clásica marroquí) comentados en SCHERZO: Ustad Massano Tazi (noviembre 88), el otro no siendo indispensable. 12 Novedades en CD Observaciones técnicas: hay un empalme grosero, a cinco minutos del principio entre el sólo de 'ud y la primera intervención cantada. Auvidis empieza a re-editar la valiosísima colección UCMSD-Unesco Berlín que merece ser tratadas con la mayor dignidad (a propósito ¿qué significan esas fotos de la Oficina Nacional del Turismo Marroquí?). P.E. OPERA Por primera vez en España: ZELMIRA {RossinJ) DON PROCOPIO (Bizet) FERNANDO CORTEZ (Spontíni) DIE GEZEICHNETEN (Schreker) LA CECCHINA (Piccini) y otras muchas novedades absolutas en LP DISCO COMPACTO Gran cantidad de referencias entre ellas: El legado de MRAVINSKY en 6 CDs independientes Grabaciones de ANCERL. Sinfonías de PETTERSON; ALFVEN y otras. Solicite información y será incluido en nuestra lista de clientes. DISCONOR Apartado de correos 320. P.E. LesQraijdes Iqterprétatioigi Historiques BILBAO LAVOZ DE SU AMO Scherzo 59 discos JAZZ ARCHIE SHEPP: Montreux One. Arehie Shepp (saio tenor). Charles Majid Greenlee (trombón), Dave Burrell (piano). Carneron Brown (cunlntbajo), Beaver Harris (balería). Grabación: Monlrcux, el 18 de julio de 1975. FREEDOM FCD 741027. Duración: 46'44". BENNIE WAIXACE: The Arl Of The Saxophone. Bennie Waliare (saxo leñar), John Scofidd (guitarra). Eddie Gómez (contrabajo), Dsnnie Kkhmond (balería) + invitados: Oliver I«ke (sato alio), Harold Ashby, Jerrj Bergonzi, Lew Tabackin <saxo lenor). Grabación: Nueva York, el 7 y el 8 de febrero de 1987. DENON 33CY-1648. Duración: Muchas veces nos ha defraudado Arehie Shepp en los últimos años, pero cualquiera que siguiera a este saxofonista pionero de cerca en la decada de los sesenta, cuando apareció en los escenarios y se convirtió en uno de los indiscutibles protagonistas det llamado Free Jazz, siente una especial debilidad por ¿I. Cada manifestación discográfica era como una proclamación revolucionaria, y la verdad es que todos sus impresionantes álbums —Foitr FOT Trane (1964), Fire Music y On This Night (1965). Mama Too Tighl (1966), TheMagicOf Ju-Ju( 1967)— guardan su fuerza intacta, veintitantos años después. Luego iba perdiendo paulatinamente aliento hasla tal extremo que la mayoría de sus conciertos y grabaciones esporádicas de los últimos tiempos han sido decepcionanles. Este disco, que incluye su actuación en el festival de Montreux en 1975, le permite resurgir con dignidad. Gran parte de la belleza expresiva que antiguamente sabia crear con su sonido coltraniano y, sin embargo, tan propio, se encuentra en su versión de Lush Life, el precioso tema de Billy Strayhorn, interpretado aquí con enorme lucidez, que hace de este 18 de julio, por lo menos, una fecha para recordar. En los otros tres temas asistimos a un notable esfuerzo de sus acompañan [ es. Los solos del pianista y del trombonista, que contribuyen cada uno con un tema atractivo, se escuchan con creciente interés. Otro saxo tenor más joven, Bennie WaIlace, se luce en su nuevo disco como en ninguno de los anteriores —siete para el sello ECM y tres para Blue Note, todos ellos justamente elogiados por los etílicos y entre los más destacados de los últimos años. En esta ocasión ha tenido la feliz idea de convidar a oíros cuatro saxofonistas de muy diferente personalidad a tocar con él, y así ha logrado romper con cierta monotonía que empezaba a amenazar su producción. El resultado es un disco denso y variado, dentro de una notoria unidad de la cual el anfitrión es el garante con su sonido tan peculiar que recuerda a varias voces del pasado —Don Byas, Coieman Hawkins, eddie «Lockjaw» Davis, Stanley Turrentine y Archie Shepp son algunas de sus más evidentes inspiraciones. Y todavía más reminiscencias se anaden con sus invitados. Tras Harold Ashby vemos asomarse a Ben Webster. Lew Tabackin recuerda a Sonny Rollins, Jerry Bergonzi es un puro coliraniano, mientras el alto Oliver Lake se apoya en Ornette Coleman y, sobre todo, en Eric Dolphy. De este curioso cóctel nace una hora de música fascinante. El momento más atractivo nos espera al final con el último lema. Prince Charles, del líder, dominado por un tetnpo frenético que permite a Scofield, Gómez y Richmond {éste sorprendentemente cerca del estilo inconfundible de Jack Dejorinene) destapar todo un frasco de esencias embriagadoras. Dos compactos tan diferentes como convincentes, llenos de idéntica calidad y frescura. E.T. KE1TH JARRETT/GARY PEACOCK/JACK DEIOHNETE: Stitl Live (Grabación: Philharmonic Hall, Munich, el 13 de julio de 1986. ECM 1360/6!. KEIT BOLETÍN DE SUSCRIPCIÓN M M t r sdr&fzo r. I I . * 1 C HUÍ hADIID HHQ D e » HHibirm^ tuuu mievo avilo, a la iwina SCHERZO a partir dd nomeío. .. . par período renovable! imamáiicunBKc de un ano natural liba mimen»), cuín importe 3.600 ptaL (1) aboaare de I* lifuiflUf fotma: D Ü • D D Traufaucu bancaru i l i e t 11.7)0-0 del BANCO HISPANO AMERICANO Suoinal 0119. Dr. Gonei UUa. 1 - 2K01-MADRID PPI ulAa adjunto Por jiro pcuul Con cario a la Cuota n? ia _ _ ^ _ _ ^ _ _ (I) a> *•———Tr Fumado. {I) LM MntpotMW pan < eHiMjwt raí tomo iiüaifto Í.O3P pan j pv ivMa adOO pbt pan Bmva T(P0 p n Aacrk* r dflbnU M •Jioiadií n«dupic chtqHt banano (!) T t d w k. <w H Nnafcti 60 Scherzo JARRET/GARY PEACOCK/JACK DEJOHNETTE: Still Live. Grabación Philharmonic Hall, Munich, el 13 de julio de 1986. ECM 1360/61. Duración 47'13" y 51'W". Algunos afirman que este trío de piano, contrabajo y batería es, sin duda ni comparación, el más genial que ha visto el jazz desde que se nos fue Bill Evans, hace ya más de ocho años, y no estoy lejos de darles la razón. A través de los ochenta nos ha regalado una larga serie de interpretaciones casi diria definitivas de los standards más valiosos de un repertorio que se considera clásico en esta música tan multifacética, la mayoría de ellas —Como éstas, por ejemplo— grabadas en directo y en condiciones óptimas. Los tres músicos que han ido depurando constantemente su técnica y su lenguaje hasla llegar a un nivel inalcanzable para los demás, han logrado lo que parece la compenetración total. Este doble compacto ofrece una riquísima muestra de lo que Jarren es realmente capaz, y los que salieron defraudados de su pobre y monótono recital en el auditorio Nacional a finales de octubre (retransmitido en diferido por TVE dos meses más tarde), se sentirán a buen seguro reconfortados. Aquí llega a momentos de un intenso y auténtico lirismo, deleitándonos en otros con un swing fluido y natural, por ejemplo en el tema de Charlie Parker Billie 's Bounce, que solamente existe en la versión CD siendo la única propina que ha dado el sello ECM hasta la fecha, si no me equivoco Este Still Live es un gran acontecimiento, nada menos que una obra maestra ofrecida por tres de los más dotados músicos de los últimos tiempos. Su vanado y muy equiliberado conjenido queda cincelado en la mente, sobre todo When I FallInLovedeVtctot Young, y la preciosa, casi olvidada balada del llorado saxofonista Paul Desmond Late Lament. Pero en realidad no tiene mucho sentido y es, en el fondo injusto destacar estos momentos de un conjunto tan maravillosamente pulido y redondeado. E.r. Números atrasados: 400 pesetas Si desea recibir algún número atrasado envíenos el cupón adjunto e inmediatamente lo recibirá en su domicilio. Elija la forma de pago que más le convenga entre las que se indican en este boletín. N.° 0 la N.° 7 N.° 1 13 N.° 8 N.° 2 D N.° 9 N.° 3 D N.°10 N.° 4 D N.° 11 N.° 5 D N.°12 N.° 6 D N.°13 N.ü 28 U N.° 29 S Agotados - D D D D Ü G D D N.° 14 G N.°15 G N.°16 G N.°17 G N.°18 G N.°19 G N.°20 Q N.D 30 D N.°21 N.°22 N.°23 N.°24 N.°25 N.°26 N.°27 Ü G D D D a D D I S C O S Los Clásicos de la música PROMOCIÓN DE FEBRERO DISCOS Y CASSETTES desde 400 ptas. C O M P A C T - D I S C (Todas marcas) Serie Alta 2 . 4 5 0 ptaS. " " SerieMedia 1.600 ptaS. " " Senebarata 1.400 ptaS. VIDEOS DE OPERA desde 4.995 ptas. ATENCIÓN: COMPACT-DISC EMI-ODEON de precio Alto a 1.800 ptas. DEAL J X . MUSICAL ovios*-wi !Kn.ufana «DS ROSAS V I UWRC HERNÁN COPIES N g ( < MAJADAHONM (HADHID1 OfilNCIPIOC - W 9 - OVIEDO |*£TUfllAS) •studlo dlscogróf ico El inagotable atractivo de las sinfonías de Schumann ,n varios números (1, 6 y 13) SCHERZO se ha ocupado ya de diferentes ver¿siones de las Cuatro Sinfonías de Schumann señalando las más destacadas, entre las que figura la grabación debida a Sawallísch que hoy reedita EMI en óptimas condiciones: buen sonido y precio moderado. Estos dos compactos son actualmente la mejor alternativa que para las Sinfonías completas de Schumann pueda hallarse en catálogo: tan sólo si CBS publicara las integrales debidas a Kubelik o Szell se podría alterar la-situación. No la modifica, desde luego, el ciclo que Decca ha encomendado a Von Dffhnanyi (Berlín, 1929). Para empezar, la grabación no supera a la de EMI aunque sea digital y 15 años posterior; muy clara y brillante, resulta algo agresiva, poco natural y escasamente adecuada a la sonoridad de Schumann. En sentido análogo cabe hablar de las orquestas: acaso la de Cleveland sea más espectacular o perfecta que la de Dresde; pero no tiene —al menos en esta ocasión— la calidad de sonido y la idoneidad para el repertorio romántico que la orquesta alemana demostró ya en otros memorables regisiros, como los Maestros cantores de Karajan (EMI), el Tristón de Carlos Kleiber (DG) o las Sinfonías de Brahms con Sanderling (RCA-Ariola). Como breve detalle, compárese la cadencia de la flauta en el Finale de la Primera Sinfonía: el instrumentista de Dresde resulta más espontáneo y atractivo en su solo que su colega americano. La ejecución de Dohnanyi, siempre brillante, y su planteamiento riguroso y sin concesiones, pueden recordar al gran Gcorge Szell, titular en Cleveland desde 1946 hasta su muerte en 1970. Pero el director berlinés no llega a combinar, en la Segunda Sinfonía, la precisión y efusividad que el severo Szell derrochaba en esta obra, en particular en su Adagio, desgranado de forma inolvidable, a la vez apacible, intenso y emocionante. Los resultados son mejores en la Sinfonía Primavera, pero también ahí Sawallisch y la Staatskapelle resultan muy superiores. E moción las casas discográficas, habríamos de situarlo detrás de BeroMeín, Karajan, Levine, Muti o Solti, por limitarnos a colegas que también han grabado las Cuatro Sinfonías de Schumana. Por el contrario, la comparación de los resultados obtenidos en esta] obras otorgaría a Sawallisch una destacada primera posición, seguido a buena distancia de Karajan y, muy a lo lejos, de los demás. (Del ciclo Bernstdn/DO se ha hablado bastante en estas páginas; ojalá Levine se muestre más atinado en su registro recién comenzado para DG que en su anterior con Filadelfla). La integral deSawalliscti no tiene puntos débiles: todo es de primera i mea, comprendida una Obertura Manfred que limitaciones en el mi nulaje de los CD han obligado a excluir de esta reedición. Su discurso musical está siempre presidido por la lógica, d orden, el rigor y la precisión, que favorecen una exposición clásica de las Sinfonías, impecables de estructura gracias a una cuidadosa planificación de dinámica y de tempi que son siempre movidos, con pocas alteraciones del pulso básico, pero que nunca dan sensación de prisa. De este modo cada movimiento alcanza su climax allí donde el autor lo ha previsto, no ames ni después, y la coordinación y contraste entre ellos confiere al discurso variedad dentro de la unidad, como debe ser. Cabe decir, por tanto, que Sawallisch es un director sobrio y honesto, más clásico que romántico; más racional que intuitivo; más constructor que poeta; más calculador que improvisador. Pero —y ahí está el mérito— su Schumann es vivo, cálido, y no un frío juego intelectual. Se intuye un largo trabajo preparatorio de unas sesiones de grabación que debieron resultar cómodas para todos, músicos y técnicos, pues el resultado final revela una espontaneidad de ejecución que, a buen seguro, no sólo obedece a la familiaridad de la Orquesta con esta música. Vigor y poesía Asi se explica que la Sinfonía Prímavvwv tenga el adecuado carácter juvenil, vibrante, vital, que se prolonga en un arrebatador SawaHbeh, schum:i/nnlani eminente primer movimiento en la Ratona En los tres Si a este excelente maestro, nacido en Mu- centrales de esta Sinfonía la dinámica y el nich hace ya 66 anos, lo valorásemos de lempo se serenan y la expresión se interioriacuerdo con el dinero que invierten enp_ro-_ - za, especialmente en el precioso Adagio. En d Finale, el lempo animado sin excesos ayu_da a conjurar el peligro de frivolidad o pie-— "Opilación que afecta a muchas otras versiones y a culminar admirablemente la obra. Espléndida resulta también la Cuarta, concebida de un solo trazo, lo que acentúa su Terrea unidad. Cabe destacar en ella el vigoroso, impulsivo arranque del Scherzo (admirable la Orquesta) y la tremenda transición al Finale, que trae a la memoria ecos de Furtwangler, insuperable referencia para esta obra, ante quien Sawallisch 62 Scherzo —como lodos— debe inclinarse. En la Se-' gunrfa Sinfonía faltan acaso los toques poéticos con que, aquí y allá, Kubelik sabe colorear y enriquecer su narración. No obstante, esta obia —al igual que cualquier sinfonía— necesitó inexcusablemente, como primera providencia, una correcta planificación, a fin de que todo quede expuesto con orden, claridad y lógica. Los excesos sonoros o de velocidad usados para reflejar el arrebato romántico, la compleja personalidad y los (rastomos psíquicos que Schumann padeció durante la composición de la Sinfonía, inevitablemente desequilibran un edificio sonoro cuya lógica interna y proporción son mucho mayores de lo que se cree y que sólo esperan al intérprete capaz de darles vida. Probabteniente, la versión ideal de esta obra fascinante no ha sido recogida de modo oficial por el disco, aunque Celibidache ha ofrecido a lo largo de su carrera varias espléndidas. Quizá Kubelik (CBS) resulta más inspirado que Sawallisch, especialmente en el Adagio o en el Finale; pero en este movimiento lo consigue a costa de algunos cambios de tempD —a los que, por cierto, también recurría Szell, paladín de la objetividad— no siempre ortodoxos. En todo cajo, bueno es disponer de varias versione* (Szell, Kubelik, Sawallisch, Celibidache) que hacen justicia a obra tan hermosa desde puntos de vista diferentes aunque concordantes en [a excelencia del resultado final. Concluyamos saludando esta reedición del ciclo Schumann que supuso para Sawallisch uno de sus mayores logros —acaso el máximo— dentro de su amplia discografía. Roberto Andrade Malde SCHUMANN. Las tuairo Sinfonías Opas 38,61,97 y 120. Obertura, Stherzo y Finale. Opus 52. Staattkapelle Dresden. Director: Wolfgang Sawallisch. Dos CD EMI Sludio 7.69471.2 (Sinfonías I y 4, Obertura) y 7.69472.2 (Sinfonías 2 y 3). Duraciones: 77p04" y 71'1I". SCHUMANN: Sinfonías I, Opus 38 «Primavera» y 2, Opus 61. Orquesta de Clevelaod. Director: Ckristoph van Dohnanyi. DeccB CD 421439-2DDI). Duración: 70'43". j estudio discogrófíco Ostman en el firmamento mozartiano elebrar esla nueva versión de Le nozze... y equipararla con otras versiones puede hacerse de distintas maneas. Decidí considerar la ópera como una especie de sinfonía con voces solistas obligadas, privilegiando la visión de conjunto. La complejidad musical es tal, la perfección de la obra tan patente, que elegir una u otra versión a través de la pasión hacia tal o tal intérprete puede resultar un poco frustrante. Los entendidos, además, tienen ideas irreductibles sobre quién es quién; cabe esperar que no se olviden de Jurinac o de Teresa Stich-Randall, la única. C La versión de Kar! Bohm es considerada, en muchos países, como una referencia. El auditor mediterráneo puede estar desconcertado frente a tanta ampulosidad teutona, ya que a! fin y al cabo se trata de un giorno di lormenti, di capricct e difollia, en el cual andaluces aman en italiano según las indicaciones de un compositor turco. Dieskau es más brechtiano que nunca y no llega a interesarnos por sus apetitos; Janowitz canta maravillosamente, pero no la imaginamos en mujer sumisa; Mathis y Troyanos consiguen unas ráfagas de inteligencia moderna y de libertinaje revolucionario en estas solemnes bodas. La versión de Marríner corresponde bien a la jornada alocada: los personajes son vivos y creíbles. Los papeles masculinos son algo prepotentes quizás, con un Fígaro (Van Dam) equilibrado y sereno y un conde (Raimondi) trágico, muy contestado por la cualidad de su voz, encuentro personalmente que la utiliza con el arte de un cantaor (no encuentro mejor elogio). Mal acogido por la critica británica, con peros en SCHERZO (Dic. 87), Muli trata Lenozze... como bodas de sangre y fuego: todo tormento, los actores del drama aceptan el riesgo existencia], viven y sufren; los caprichos están un poco abandonados para privilegiar \afoilia, tiovivo fatal que encierra a los personajes en un Valse próximo a la pesadilla raveliana. En cuanto a los cantantes no tengo nada que añadir a los comentarios de A.R., sino que encuentro a Margare! Pnce sublime. Pero Muti hace una cosa especial en su acompañamiento; escoge una pulsación —casi un color— diferente para cada personaje Es severo con el Conde, nos transmite su antipatía; es muy flexible con Fígaro, que trata como a un camarada; la pulsación que rodea a la Condesa nos indica de quién Muti podría estar enamorada. Y justamente el hallazgo genial de Ostman consiste en tratar a todas y todos en el mismo plano, con el mismo «speto; se cine a la ópera de Mozart, olvidándose de las referencias políticas (censuradas, quizás, con el secreto alivio de Mozan) presentes en la obra de Beaumarchais. Le nozze aparece más revolucionaria, libertaria, revi sitada a través de la aspiración masónica. Borradas, negadas las diferencias sociales, los actores se sitúan en un plano humano de igualdad y fraternidad, a falta de libertad. Ostman alcanza asi el espíritu mismo de la obra, el mensaje de la ópera. Arleen Auger es la más frágil entre todas las Condesas, y se la quiere a pesar de su sumisión. Alma vi va (es Hakan Hagegard, el maravilloso Papageno de Bergman) adquiere una dimensión distinta, se transforma en un hombre, envejeciendo quizás, que quiere poder seducir aún, pero tiene que pagar por su placer, por el amor casi. Susanna no es esta mezcla de ragazza leggera y de soubrene; la imaginamos con la belleza de las mujeres inteligentes; compañera ideal manteniendo una relación lúdíca y apasionada con el hombre que quiere. Fígaro no es el futuro burgués, sino el proletarto que empieza a levantar cabeza. Cherubino, animado por el deseo, es d adolescente egoísta y seductor a quien se perdona todo. Marcellina y Bartolo tienen la dignidad de los habitantes del campo andaluz. Francis Egerton es probablemente el Don Curzio más cómico de toda la discografía, sin ser nunca ridiculo. La decisión (no intervenir) de Ostman es anti-teatral (¿?), pero a la vez favorece la intriga, el drama. Ño se trata ya de un vaudeville que acaba felizmente. Flotan unas dudas que nos turban: estamos al limite (¿franqueado?) del incesto, de los cuerpos alquilados, de las almas vendidas, de los amores libertinos. Se perfilan las relaciones sádicas que envolverán a los actores en sus futuros papeles; la Condesa en Donna Anna, el Conde y Cherubino integrados en Don Giovanni, Fígaro desdoblado entre Leporello y Masetto... Ostman persiste en su decisión igualitaria en el tratamiento orquestal, se oyen todas las voces dentro de una gran libertad; en la sinfonía (obertura) la orquesta emite un sonido elemental, telúrico, hace olvidar que se (rata de una música escrita. En otro plano (quizás el de la acción teatral, pero no estoy muy seguro) Ostman extiende la igualdad entre los personajes a la obra entera: no hay diferenciación de orden musical (como en todas las otras versiones) entre los Recitalivi, las Arie, los Duetti, Duettini. Terzetti... que se suceden dentro de un orgánico desorden hasta la polifonía final. En realidad, ¿qué hace Ostman? Recoge (o reinventa) un concepto interpretativo practicado entonces por los Ancerl, Monteux, Kleíber y otros. Mitropoulos, desaparecido durante la era de von Kromaíton, y que vuelve a surgir con los Leonhardt y Norrington (estamos probablemente asistiendo a una auténtica revolución musical; no estoy hablando, evidentemente, de las prime- ras conquistas de Leonhardt, manchadas por el viento de reacción que parece envolver a Brüggen y Hamoncourt). Este concepto que podrá definir una nueva orientación de la interpretación consiste en deshacerse de la pre-interpretación, del pre-texto, del pre-concepto. Es difícil hablar sobre unas ideas a punto de cuajar, pero habrá que reestudiar la historia de la interpretación, no a través de los estilos de cada intérprete, sino a la luz del concepto mismo del acto interpretativo. Como Arrau, como Ancerl, Ostman privilegia el significante y no el significado, interpreta lo que escribe el compositor y no lo que supuestamente quería escribir. La elección de la orquesta (instrumentos originales) es lógica; su transparencia, su ductilidad (¡su excelencia!) permiten a Ostman mantener el lempo giuslo cuando casi todos los directores tienden a rallenlar para no ahogar a los cantantes bajo el peso sonoro. Hay que añadir, para la completa felicidad, que las escenas alternativas están grabadas al final de los actos correspondientes, con explicación histórica en el ¡ibrelo. P.S. Mientras estudiaba Le nozze en vista de la reseña comenté a nuestro director y a J.M.S. que ya no tenía la versión de Giulini, y que además no conocía la de Kleiber. ¡Inadmisible!, me dijeron, prestándome los discos. Estudié concienzudamente la versión de Giulini, apasionante por las referencias a las obras contemporáneas: Oda Fúnebre, el Concierto en Mi bemol, el en La mayor K 488. La versión de Kleiber sorprende (aunque después de escuchar su Novena de Schubert, uno ya se espera todo) por su extraordinaria modernidad, sin alcanzar el milagro, como Ostman (complejidad de los personajes, homogeneidad de los cantantes...). En el acto tercero, sin embargo, uno se olvida de todo lo dicho para, como el más oscurantista adicto a la ópera, volver a la escena octava: re-escuchar a Lisa Della Casa cantar ¿Dove sonó i bei momenli di dolcezza... por primera vez, lentamente; por última vez, eternamente. Por primera y última vex; una y otra vez, hasta la náusea. Pedro Elias MOZART: Las Bodas de Fígaro. H i k u p gard, Artecn Aogtr, Barban BOHKJ, Petttti S*lomaa. Alicia .Safé. Dclli Jones. Cirio* Fttfcr, Edoardo Gliocncí, f rundí Egtnon, Ntarj Antéala, tuzo Florímo. Tfct DrotlniBuholm Court Tbtau* Orcbíslra and Caorus. \raold Oslmaa. JC.D. VOlttam-Ljn. DDD. 421333-2. IM'21". Scherzo 63 •ktudio dlscoQráNco Los mejores Mozart de nuestra vida MOZART: Don Giovaniti. Browakc, Smttt, HeIkdgrobtr, Baccaloni. Yon Pataky, FrankU*, MiMmiy, Hendtrson. Orquesta y Coro del FesÜval dt Clyndtbournt Dintlor: rrili Busch. G n bado en Clyndtbournt en julio y jsBo de 193*. •Uférences. EMI CHS 7 61030 I. 3 CD ADD. 6S'21". tt'3í" 1 3TS2". MOZART: Pon Giovanm. Skpl, Grinmer. Schwankopf. t d r l m u i . üermoia, Arié, Brrger, Btny. le nozze di tigaio. Scbálflcr, Schwankopf, lío ni, Swfried. Guden, Kortt, Wagner. Kleii, Penwrslorftr, M*lkl, Majkal. Dic Zauberfióle. Grrlndl, Drrmota. Stefricd. Lipp, Kunz, GotU, KrtBT), Wagntr. Kfc», Scnorfler. Caro dt l l Opera de Vitna. Orquesta FUnrmónin de Vital. Dtreelor: Wilbrlm Furtwinglrr. Grabaciones recofkta» 6> represen IKÍOKS del Festival de SmliBUHO de 27-7-53 (Don Croi'fl/tíTií, 11-S-53 (Sodas) y 6-Í-51 (Flauta), ttodnlphe RFC 32527J0 HM 91x4. 4CD ADD (monOBUraks, dobk durado»). lhS6'36", Ihiysi", i b I T O l ' y 2h02'21". MOZART Die Zauberfloie. Wtbtr, nermol*, Setfrftd, Upp, K i u T Jurinac, Riegler, Schurhof, lüein, London. Coro Amibos de la Música y Orq u o l i Filarmónica dt Vienn. Con fan tulle. Schwarzkopf, McfTiman, Panerai, Simaneau. Olto, Bnucaadni. Coro y Orquesta Philharmonia. Dlreclor: Herbcrl von Karajaa. Gribadas rcapecUvuiWDIeea Vfena (11-50) y landre» (7-54). Dos álbumes dt 2 y i CD ADD. monoaurales, durado* normal. EMI CHS 7 69631 2 y CHS 7 69635 1. 6J'14" y 6T02" (Maula), 63'50", S844" y 3T12" on la cita, larga y extensa, de los intérpretes, dalos sobre las grabaciones y referencias de los compactos arriba relacionados podría considerarse hecha la resena critica de la publicación, en el soporte de rayo láser, de estas antiguas y clasicas inlerpreíaciones de cuatro de las grandes óperas mozartianas. Parece, en efecto, redundante pretender a estas alturas de la película decir algo nuevo —prácticamente imposible que, además, sea negativo— de versiones tenidas desde hace lustros como modélicas, cada una en su estilo. Son, sin duda, de aquéllas que podemos estimar incluidas en una ideal selección de las mejores en lo que a la parcela mozartiana se refiere, Al menos para el firmante de estas notas. C La más antigua lleva la firma de aquel fino director alemán llamado Fritz Busch (1890-1951), cuyas interpelaciones de óperas del salzburgués hicieron época en los primeros tiempos del Festival de Glyndeboume por la gracilidad, transparencia y elocuencia del discurso. Esle Don Giovanni es modelo de todo ello. La batuta consigue —y se nota pese a la vetustez de la toma, bastante ausente en la regrabación de ruidos parásitos—, dentro de una elegancia y equilibrio proverbiales en ella, un impacto dramático directo y eficaz, una sonoridad orquestal ajena a cualquier tipo de énfasis, redonda y bella, un ensamblaje muy afortunado entre ésta y las voces y una fluidez narrativa tibre de fisuras, alejada de cualquier tipo de críspación. Los tempi, bien elegidos, se diría que justísimos, ayudan a mantener el pulso, el latido, el ritmo de la 64 Scherzo historia, que se revela inusitadamente clara y diáfana a nuestros oídos. Un bien elegido y adiestrado equipo de cantantes, ya avezados en la escena operística de Mozart, presta un concurso general de muy alto nivel. Forzoso es señalar sobre todo el porte aristocrático, la excelente dicción, la mesura y musicalidad de John Brownlee, un Don Juan ejemplar, aun con ciertas limitaciones de color y volumen. Espléndido, exacto, sin pasarse en lo bufo, gracioso y convincente el Leporello de Salvatore Baccaloni pese a determinadas destemplanzas y un ostensible víbralo. Refinado, de intachable línea, de fraseo cincelado y timbre purísimo de líricoligero Koloman von Pataky, quizá en exceso estatuario. Sensible y musical, discreta la Anna de la Souez, y víbrame y humana la Elvira de la Helletsgruber, de emisión poco aérea, que abusa de los sonidos fijos. Cumplidores los restantes. Recitativos bien trabajados, aunque con piano. ¡Qué distinta la versión de Furtwángler, tan parecida en todo —sólo cambia el Comendador— a la suya propia de un año después también en Salzburgo! Allá donde Busch busca, y consigue de manera muy natural, una acentuación discreta, una ligereza de texturas y un encanto y cantabilidad netamente mozart ¡anos, en una lectura de mágico equilibrio, Furtwángler aplica, muy en su línea, en un discurso permanentemente oscilante, una tensión al fraseo y una potencia expresiva tales que, aun encontrándose en los antípodas de lo enfático, otorgan a la versión una luz interior, una intensidad y un vigor clásico admirables. Esta concepción, que asume valientemente lo que de trágico y demoníaco —herencia de la tradición germánica— tiene la obra, dejando en segundo plano su estructura y valores napolitanos, es decir adensándola y sacándola fuera de su contexto natural —muy complejo y no precisamente fácil de definir por otra parte—, nos sitúa en el grandioso mundo de Gluck y al tiempo nos aproxima al amplio espectro de la ópera romántica alemana que, desde aquél, pasando naturalmente por Mezan, llegaría a Wagner a través de Weber, Lortzing o Marschner. Esta visión de lacerante dramatismo, entre lo olímpico y lo trágico, enormemente contrastada y vigorosa, no resulla sin embargo lastrada por la general lentitud de tempi, muy cambiantes en la batuta —que ya dibuja una obertura ejemplar por su regulación agógka y concentración, un perfecto anticipo de lo que luego ha de venir— ni se nos ofrece en exceso solemne o marmórea; hay en ella auténtica vida, latido dramático que contagia a los personajes y nos los presenta humanos y sufrientes; nos los acerca, en contra de lo que la concepción general podría hacernos pensar. Claro que el cuadro de cantantes es espléndido, con un Siepí magistral encamando a un Don Juan de una sensualidad y una potencia expresiva únicas. No deja de ser curioso que esle acercamiento meridional al libertino —que nunca lo ha sido tanto como aquí—, a través de una dicción cargada de sentidos, de una oscuridad límbrica tan poco apropiada en principio y de una flexibilidad en el recitativo muy grande, se realice justamente a través del único cantante italiano del reparto, que, de tal modo, en detalle de significativa ambivalencia dramática, propicia la separación de los dos mundos que coexisten, solapándose, en la historia, en el drama giocoso: el del protagonista, enfrentándose a todo lo divino y lo humano, incluso a él mismo, y el de los demás personajes. Al lado de esle magnífico latín lo ver que es —que fue durante tantos años— el milanés Siepi, se sitúan dos damas irrepetibles como la Grümmer —señorial patetismo, trascendido lirismo, instrumento cristalino— y la Schwarzkopf —maestría expresiva, vigor dramático, sabiduría—, que agotan prácticamente todas las posibilidades de los personajes, aunque su italiano, en especial el de la primera, no sea precisamente un dechado de perfección. Muy bien Dermota en sus dos difíciles arias; no del todo en su sitio, pero eficaz, Edelmann como Leporello; excelente Berry, juvenil Masetto; no tan juvenil la Berger, que cania bellamente una Zerlina tradicional (en la linea de típica soubrette, discutible), y entonado Arié, que hace un Comendador mejor cantado aunque menos impresionante que el de Emster en la versión de 1954. No puede uno mostrar el mismo emusiasmo ante Las bodas de Fígaro. Por una razón fundamental: están cantadas en alemán, con lo que uno de los factores básicos de la obra, que contribuye a darle personalidad y a definirla en gran parte como ópera bufa de corte napolitano y que por ello se encuentra en su misma entraña dramática, desaparece; su estructura queda así dañada irreparablemente y hace que el recitativo, elemento imprescindible, no signifique nada en la arquitectura y en el sentido general de la partilura. Por eso, y aun reconociendo los numerosos valores de la versión, ésta da más frío que calor. La batuta de Furtwángler, por Otro lado, tan inspirada y certera en óperas participantes más claramente de la tradición cultural de su país, no acaba de conectar con la luz, la precisión y la viveza de este juego amoroso y enloquecido que es Fígaro. No podemos despreciar, sin embargo, el solaz que, pese a lo dicho, nos puede procurar la escucha de esta versión salzburguesa, llena, sí, de sabor teatral, aunque no precisamente del más adecuado, y el placer de seguir las evoluciones de unos cantantes fenomenales. A Schwarzkopf, Seefried (oigámosla corno homenaje a su reciente desaparición) o Kunz los leñemos, afortunadamente, en la lengua de Dante en oirás versiones (la primera con Giulini, los segundos con Karajan 1). Un recuerdo también para Hilde Güden, Cherubino plausible en esta ocasión, que hace poco también abandonó para siempre el escenario de este mundo. estudio dlscoyófko Volvemos a encontrar al gran Furtwángler en La paula mágica, ópera que adrnite multitud de lecturas y aproñes; una de ellas, sin duda, ue la si lúa en el umbral del erio, en las orillas de la cenia iniciitica. Esla vidoptada por el direc'alemán con una cohe¡a e ilación singulaiO nos aleja, como a otra (Bóhm del kr ejemplo, entre Plores), del latido ano, del lirismo a flor de piet que posee la música y nos hace llegar en todo caso el mensaje omnicomprensivo de la partitura. Nunca Furtwángler ha estado tan cerca del corazón, filosófico y musical, de Mozari como aquí. Hay un aliento, una belleza y una amplitud intemporales que. de inmediato, nos contagian y nos transportan al séptimo icielo, al universo libre laduras y condicionai en tos gobernado por lores trascendidos, l'unwángier nos ha sabido conducir a él con poderosa mano musical por encima de cualquier simbolismo o ritual. Y nos dejamos llevar. Plantel de voces de primerísima, con varios grandes al frente: el monumental y humanísimo Sarastro de Greindl —¡qué importan sus nasalidades y destemplanzas! —; el lierno y soñador, no exento de virilidad, Tamino de Dermota; la cálida, cordial y sufriente Pamina, personaje que Mozart pensó de seguro para una cantante de este tipo (como Grümmer o Lemniu), de Seefried; el campechano y transparente, admirablemente diseñado, Papageno de Kunz, absolutamente modélico../ f Y volvemos a dar un salto inierpretaiivo y estético descomunal. Estamos, todavía. en los dominios de Saraslfo. pero ahora el que nos lleva a ellos es Karajan con su versión de 1950, grabada nueve meses antes en estudios vieneses con la misma orquesta y similar plantel en los principales cometidos, incluida la siempre segura —y dujanie muchos años, |1yo con Rita Streich, acostumbrada Reina la Noche— Wilma Lipp. Sarastro es en este caso Ludwig Weher. de instrumeniás bello y de emisión más ca- nónica que Greindl, si bien éste llegue adotar al sacerdote de un mayor cúmulo de matices, haciéndolo más rico. London, como Sprácher, quizá sea vocalmente superior en Karajan a SchÓffler en Furtwángler, En fin, son minucias, como lo serían medir las pequeñas diferencias entre una u otra versión por lo que respecta a las prestaciones de los protagonistas, en esencia iguales a si mismos, o al resto del reparto o a la actuación de los dos coros. Lo importante, lo que marca de verdad y distingue a estas dos señeras interpretaciones, viene dado por la dispar óptica aplicada, dentro de idéntica tradición, por ambos directores. A la visión trascendida, intensa, filosófica (entiéndase el término) del berlinés, opone el salzburgués una mayor levedad tímbrica, una ligereza de texturas más evidente y una suavidad de contornos que contribuyen, partiendo también de un fraseo imaginativo, a crear una atmósfera menos trascendida y elevada, pero más llena de encanto, de poesía. Es la de Karajan una recreación menos mística, menos teatral y dramática pero más mágica y sutilmente lírica; más estática en cierto modo. Lo que viene favorecido, naturalmente, por las circunstancias de la grabación y, sobre codo, y éste es el gran handicap de la versión del 51. por la ausencia de diálogos hablados, algo fundamental para la comprensión del significado musical de una partitura que, como Die Zauberflbte, aparece construida en forma de singspiel. Al referirnos a la discografía operística mozartiana de Karajan «n el dosier del n.° 29 de SCHERZO ya apuntábamos algunas de estas cuestiones relacionadas con La flauta. Y hablábamos asimismo del espléndido resultado que el director austríaco habla obtenido con su Cosi londinense de 1954, caracterizado por un tratamiento acuarelístico, por una pincelada sutil y ligera pero cargada de significado. La ambigüedad sublime del juego amoroso, los diferentes niveles que la hábil composición encierra, tamo en su brillante y geométrico libreto como en su genial pentagrama, son extraordinariamente bien observados por la inspirada batuta de Karajan, que va edificando con soltura, gracia, humor dosificado, y ciertos toques de seriedad muy convincentes, una interpretación que circula entre dos luces, tamizadas, discretas, bellamente coloreadas. Esta concepción es llevada a la práctica con una férrea pero elegante precisión en la que disfrutan cantando los seis personajes. Magistrales Schwarzkopf, Simoneau, Panerai y Bruscantini, junto a los que no desentonan Merríman y Olto. He aquí, pues, amigo lector, seis acercamientos a Mozart —con algunas obras comunes— de tres grandes directores de nuestro siglo. Se nos ofrecen en ellos multitud de luces, de matices, de ópticas, de lecturas. Hay enormes diferencias entre unas y otras visiones. Pero, y esto es lo que de verdad importa, Mozart, el gran y amoroso Mozart, está ahí; en toda su plenitud y belleza, inmarcesibles y reconocibles pese a pequeñas molas o a despecho de las relativas calidades sonoras de los antiguos registros. Interpretaciones que no volverán y que continúan milagrosamente vivas. Arturo Reverter Scherzo <J5 •studio La seducción irresistible Como el lector ha podido comprobar, la entrevista del mes de este número de SCHERZO está dedicada al violoncellisla Yo Yo Ma. Como complemento del citado diálogo ofrecemos el siguiente artículo sobre sus discos —de los muchos que ha grabado— disponibles en España en este momento. Estudio y entrevista muestran varias correspondencias, como el tratamiento de la música de cámara y la concertistica, las dos vertientes en las que se desarrolla el trabajo interpretativo de Ma. SCHUBERT: Cuarteto n ' 15. Op. 161. D887. MOZART: Adagio y Fuga. K 546 GMon Krtmrf. Dinirl Phillips (violiiKs). Kim KashkastiM (vloI». CD CBS MK 42134. DDD. 6003". BEETHOVEN: Sonatas para violonchelo y piano. Variaciones sobre La Flauta Mágica WO 46 y Op. 66. Emunri A», piano. 2 CD CBS M2K 42446 DDD. IW33" y 7V37". Empiezo por este disco y no por orden alfabético porque se trata de una de las más extraordinarias interpretaciones de música de cámara, celebrada en el mundo entero. Grabada en vivo, tiene la tensión del concierto en el cual los músicos son conscientes del punto a/í/(Ma habla de este concierto en la entrevista) y la perfección teórica de las sesiones en estudio; tiene la tensión provocada por el reto del cuarteto aceptado por cuatro solistas y la perfección de los mejores cuartetos instituidos. Ma exacerba la individualidad de cada cuerda, según los momentos, o al contrario, las unifica bajo un barniz glaseado: privilegio de los más grandes virtuosos de la cuerda. En cuanto al Cuarteto n. ° 15, se le puede presentar como la quintaesencia de la ambigüedad schubertiana: relación entre la tonalidad mayor (triste) y menor (alegre) que tanto conmueve a Gidon Kremer. Si encontráis a Rostropovich un poco doctoral, a Casáis genial pero irregular, a Star ker austero (sería una pena: con su sonido delicado, su rechazo del pathos, su inteligencia, se acerca a la visión auténtica de los jóvenes intérpretes), a Tortelier amanerado, a Fournier demasiado clásico, a Coin demasiado atrevido (sería una pena: con su instrumento auténtico, acompañado por Cohén al fortepiano, rechazando todo pathos, se acerca a la visión de Starker)... quedan en la lista Ma y Perenyi. Es posible que este último tenga un sonido (¿una técnica?) más alado aún y que el juego rítmico con el pianista (Ranki) sea más preciso. «Perenyi... es como quien me gustaría tocar...», dijoMa, fuera de la entrevista. Aprovechando la declaración y la no del todo excelente calidad de grabación del disco de Ma, se podría, sin falta de respeto, preferir la versión de Perenyi. BACH: Las seis suiles para violonchelo sin acompañamiento. 2 CD CBS MÍK 37*67. Gnbacióa Ditilal. 64-46" y 64'16". BRAHMS: Doble condeno. Op. 102. Isaac Slrrn (violln). Sin'ólk» de Chingo, Claudio Abb.do. Cuarteto con piano n. " 3. Op. 60. Emanutl Ax <pliM>), Inte Sien (violin), Jajme Lando (viola). CD CBS DDD. MK 42387. 6TW. Frente al estilo parlando de Casáis, romántico de Tortelier (1960), algunos disco filos se han decantado por Starker, quien presenta a Bach como nuestro contemporáneo. Ma, Maisky y Perenyi han retenido la lección y han escuchado también la versión irresistible de Bylsma (arco, fraseo...). Siendo las tres versiones (hablando de instrumentos modernos) absolutamente magistrales (afinación perfecta, timbre justo, concepción de conjunto, atención a los detalles...) habrá que recurrir a criterios extra-musicales para una elección: serenidad, transparencia y atemporalidad en Perenyi; exaltación, gozo y júbilo en Maisky; humanidad, lirismo y refinamiento en Ma. 66 Scherzo Ya que está excelentemente tocado, ¿por qué haber acogido el Doble Concierto con la boca pequeña? Uno de los problemas específicos de la obra reside en la oposición entre el dúo violinchelo y la creación de un instrumento en el cual violin y chelo se funden, aumentando sus tesituras (compás 180 y sig. o 350, por ejemplo). Szeryng y Starker poseen un timbre idéntico: delicado, intenso, femenino (ahora ya no es un defecto), en perfecto acorde con el acompañamiento transparente de Haitink. Más complejas son las intervenciones paralelas de Ancerl y de Szell: contradicen a los solistas, con la sequedad del acompañamiento hacen sobresalir el timbre pulposo de SukNavarra y el shmaltz de OistrajRostropovich. El Doble Concierto por Stern-Ma no parece (¿cómo es posible en 1988?) muy bien grabado. Los tutti suenan un po- co opacos y a veces la orquesta tapa a los solistas: por ejemplo, en los compases 258-9 y 262-3 cuando el violin y el chelo deben estallar como palmeras. En el Cuarteto Trágico de Brahms las cualidades camerísticas de los intérpretes sirven perfectamente la expresividad violenta. Jaime Laredo (viola, esta vez) decide entre los momentos sinfónicos y los gritos solistas; Ax (no muy bien tratado por la crítica europea) dirige magistral mente los arcos aéreos de Stem y de Ma. DVORAK: Tríos Op. 65 y Op. 90 (Dumky). Ax, piano; Klm, viojfl. CD CBS MK 44527 DDD. 72'27". La Dumka representa esa peculiar mezcla de vitalidad y de melancolía que impregna toda la música checa y cuyo secreto parece privilegiado de los músicos nativos. Para el perfume checo, los admiradores de Ancerl preferirán el Trío Suk. Ax, Kim, Ma privilegian las cualidades originales (Ukrania) de la Dumka y presentan una interpretación... rusa. ELGAR-W ALTON: Conciertos para chelo y oraueíla. Sinfónica de Londres, A odre Proln. CD CBS MK 39541 ¿ADD o DDD? 59'00". No conozco la legendaria versión de Piatigorsky, pero entre la luminosidad de Ma y la valentía de Dupré la elección es prácticamente imposible. El arte de Barbiroli (con Dupré) podría ser un elemento para zanjar, pero como el Concierto de Elgar es uno de los más bellos escritos en este siglo y que los complementos (Sea pictures con Janet Baker para Dupré) son dignos de conocer, sería una pena prescindir de uno de los dos discos. KREISLER-PAGANINI: Composirioiía y Inuucripciunes de Kreisler. Cincu Caprichos > uní Variación Rovvini de Paganini. Palrícia Zander, piano. CD CBS MK 37280 ¿ADD o DDD7 4í'07\ Para quienes no estén aún convencidos del virtuosismo de Ma, aquí está lo más difícil todavía: siguiendo el ejemplo de sus colegas violinistas, Yo Yo Ma coge su instrumento entre el hombro y la mejilla e interpreta unos arreglos de las transcripciones de Kreísler y de los Caprichos de Paganini para adornar nuestras melancólicas y frivolas tardes. Pedro Elias XXVIII SEMANA DE MÚSICA RELIGIOSA CUENCA 13 - 19 MARZO 1989 LUNES, 13 M u z o . Iglesia de Ssn Pablo, 19,30 h. ORQUESTA Y CORO DE LA RTV ESPAÑOLA "In Exipectaúone Reiurrecüonis Damiai", de C. Halffler (Obra de encargo de la II Semana, 1963) Solista barítono: a determinar "Offiáum Defunctonun", de C. Halffter Director: CRISTÓBAL HALFFTER MARTES, 14 Marzo. Iglesia de San P*bk>, 19,30 h. ORQUESTA DE LA RTVE Y CORO UNIV. DE LEÓN "Gaudium elipei", de C. Halffter "Justorum animae" y "Beaü", dos moteles para coro a capella, de C. Halffler Obra de encargo de la XXVI11 edición "Regina coeti", de C. Halffter Solistas: M. JOSÉ SÁNCHEZ, MARÍA ARAGON. JOAN CABERO, LUIS ALVAREZ Director del Coro: SAMUEL RUBIO Director: CRISTÓBAL HALFFTER Con el Patrocinio de: CU» Df MOTOCK .DC CIKÜCa t C1UMD MM MIÉRCOLES, 15 M u í a • Iglesia de San Pablo, 19,30 h. WIENER AKADEM1E CONCENTUS VOCAUS DE V1ENA "II Sepokro" ObrasdeG.F.Haendel.J.S.Bach.F.AuínannYW.A.Moiart Solutas: MON1KA LENZ (a), MICHAELINCHAM (b) Director: MARTIN HASELBOCK JUEVES, 16 Marzo. Iglesia de San Pablo, 1930 b. WIENER AKADEMIE CONCENTUS VOCAUS DE VIENA "Jeptha", oratorio en versión escénica, de C. F. Haendel Producción del festiva] de Salzburgo Soluta,: CURTÍS RAYAM, PAUL ESSWOOD, GLENÍS LINOS, M0N1KA LENZ. ERNST JANKOWITSCH. Director de aceñaFEDER1K MIRDITA Director: HERBERT BOCK Coproducción: Bgjumm^.l.HilIHIhl- VIERNES. 17 Marzo. Iglesia de San Pablo, 17,00 h. CORO Y ORQUESTA SINFÓNICA DE LA RADIO DE HAMBURGO (NDR) "Tannkauitr", en concierto, (versión de Dreade), de R. Wagner Solista,: M. SCHENK, K.KONIC, K. M. SANDVE, S. LOENZ. E. WLASCHIHA, T. SCHULZE, R. SCHOLZE, S. HASS, H. USOWSKA, S. KRÜGER. Director: HEINZ FRICKE Con Patrocinio de EN SU S ESQUICENTENARIO SÁBADO, 18 Marzo.lgletia de San Pablo, 19,30 h. CORO Y ORQUESTA DE LA RADIO DE HAMBURGO "Réquiem Alemán", Op. 45, de J. Brahms Sotiilat: S. HASS (s). K. SKRAM (b) Director: EDMON COLOMER • DOMINGO, 19 M a n o . Iglesia de Arcas, 1230 b. THE TALLIS SCHOLARS Obru de 1. Gutiérrez de Padilla y F. López Capillas Director: PETER PHILUPS INFORMACIÓN, Reserva y Venia Anticipada de Localidades: Oficina instalada en el "HOTEL TORREMANGANA", Teléf: (966) 223351; Télex: TX 23400 NTMG-E FAX: 966 229671. Dirección HOTEL: c/ San Ignacio de Loyola, 9. 16002 CUENCA. DÍAS DE VENTA: ABONOS del 6-II-89 al 25-11-89. LOCALIDADES SUELTAS: Del 27-11-89 en adelante. HORARIO: de lunes a viernes: 10,00 - 14,00 y 16,30 - 19,30 h. y sábado 10,00 -14,00. Teléf. Oficina del Festival: (966) 228402 [TT1AVUNTAMIEHT0 rm« CUENCA libros ADOLFO SALAZAR: Conceptos fundamentales en ¡a historio de la música. Madrid, 1988. Alianza Música n.° 35. 254 paginas. Contaba ya Alianza en su, en general estupenda, colección de libros de música con la obra magna de Salazar, La música en la sociedad europea, en cuatro volúmenes. En ésta y en la obia ahora reeditada (hubo dos ediciones por Revista de Occidente, 1954, 1965) desarrolló el gran crítico su discurso de relación de la música con la sociedad de la que emana y con las otras artes y el pensamiento mismo de cualquier época. Si La música en la sociedad europeo, sin perder todo su valor, puede decirse que ha envejecido un tanto, Salazar se muestra en exceso prolijo en la forma y discutible en muchos de sus planteamientos, no ocurre otro tanto con el texto de Conceptos fundamentales. El mismo Salazar reconoce en el Prefacio que su modelo es el libro Conceptos fundamentales en la historia del arte de Heinrich Wólfflin. El gran estudioso suizo propugnó siempre la búsqueda de una historia del arte sin nombres, sin lograrlo del todo, pues el arte al fin y al cabo está hecho por seres humanos. Su método de análisis interno del hecho artístico, su delimitación formal de los estilos —son famosas, por ejemplo, sus pautas para reconocer obras renacentistas y barrocas— encuentran un eco en el enfoque de Salazar. El crítico de El Sol intenta establecer, de esta manera, el principal impulso motórico de cada estilo musical. Esto, como es habitual en el autor, teniendo siempre en cuenta lo acontecido contemporáneamente en las artes visuales o la literatura. Podremos estar o no de acuerdo con algunas de las categorías propuestas por Salazar, pero la visión del autor siempre lleva a una interesante reflexión. Lamentablemente, Adolfo Salazar vio publicada esta obra ya en el exilio y el lector español tuvo que esperar casi tres décadas para conocerla. Finalmente, dos consideraciones sobre la edición: hubiera sido muy útil añadir índices onomásticos y temáticos (inexistentes en las ediciones previas) y actualizar las notas discográficas que, al conservarse las primitivas, se han quedado obsoletas. E.M.M- HELENA MATHEOPOULOS: Bravo. I n ducción de Clotilde Rrzzano de Martin i. Javier Vergara Edilor. Buenos Aires 1987. 400 páginas. La autora de este volumen es una periodista griega, residente en Inglaterra, que con su primera obra, Maestra, publicada en 1982 (sin traducción castellana que yo sepa) consiguió en Slereo Review la calificación del mejor libro musical del ano. La misma fórmula del ejemplar premiado utiliza la Matheopoulos en el presente de 1986: diversas entrevistas, en aquél a directores de orquesta, aquí a cantantes masculinos de ópera, seleccionando a un total de veintidós, que agrupa por cuerdas y en perfecto orden alfabético para evitar susceptibilidades o preponderancias peligrosas, a menudo impertinentes. Aunque por falta de espacio o colaboración estén ausentes algunos nombres 68 Scherzo LIBROS importantes del mundo lírico de hoy, en general, éste se encuentra bien representado, desde los más veteranos, Bergonzi o Kraus, hasta los más recientemente llegados al medio, como el bajo ruso Paata Burchuladze, estrella en ascenso imparable. De cada uno de los elegidos, la autora diseña un breve pero preciso perfil biográfico y laboral para centrar el interés en las opiniones de los entrevistados acerca de las dificultades, preferencias o satisfacciones que el repertorio por ellos abordado les plantea. Con lo cual el texto equilibra paralelamente lo anecdótica y lo técnico de sus carreras operísticas, de manera sencilla y profesoral, en el segundo aspecto, para que resulte asequible a cualquier interesado en el tema. La calidad de lo expresado por los divos (o no tanto) varía según la categoría de quien lo manifiesta y es curioso observar, en algunos concretos, que la teoría y la práctica del que habla van por caminos diferentes. La Matheopoulos, aparte del ameno trasunto de las conversaciones, demuestra un lúcido conocimiento de lo que es hoy ta práctica de la ópera, tal como aparece en el prólogo, aunque luego, a veces, se deje llevar más por el arrebato de \afan que por la objetividad o distancia miento del investigador, algo, por otro lado, no pretendido por la publicación, a la que, no obstante, no le vendría mal. Un juicio crítico oportuno, de pasada, daría mejor contenido al producto. A Bravo, promete la autora, sucederá otra entrega: Brava, dedicado obviamente ahora a la parte femenina del orbe lírico. Tendrá, sin duda, similar interés que este que se comenta. Se relacionan, por último, la lista de cantantes examinados. Aparte los tres ya citados, se recogen impresiones de Aragall, Araiza. Carreras. Domingo, Gedda, Kollo, Pavarottí. Alien, Bruson, Cappuccilli, Milnes, Prey, Weikl, Estes, Raimondi, Van Dam, Ghiaurov, Molí y Ramey. Casi cuarenta años de historia teatral operística, en suma, a pesar de las ausencias. F.F. RICHARD OSBORNE: Rossini Javier Vergara Edilor. 367 páginas. Buenos Aires 1988. He aquí, sin ninguna exageración entusiasta, un libro imporlante, reciente entrega de la serie La Música y los Músicos de la editorial Javier Vergara. Y dos son las razones del juicio positivo: la penuria de bibliografía rossini a na en nuestro idioma (existe un sucinto trabajo de Philípp Gossett para New Grove, traducido en Muchnik, que no hay que olvidar), pero sobre todo por el nivel del texto presentado en esta oportunidad. Richard Os borne (no confundir con Charles Osborne, el verdiano) es un nombre de la musicología actual inglesa que poca presentación precisa en el terreno de la critica operística. Su Rossini, de 1986, recoge las más recientes investigaciones en torno a la vida y obra del compositor, impulsados desde hace algunos arios por el Instituto de Estudios Roísinianos de Pésaro, y es un prodigio de claridad conceptual, rigor expositivo y amenidad narrativa, en una traducción algo mejor servida que la de otros títulos de la colección anteriormente comentados (de Aníbal Leal, revisada por Alicia Artal). Sin embargo, podría ser mejorada; sigue habiendo bastante confusión que dificulta la lectura. En la primera parte del libro, la biográfica, Osbome se esfuerza por desterrar la idea, por lo demás bastante arraigada, de un Rossini despreocupado, cínico e indolente, para dibujar, por el contrario una personalidad laboriosa, compleja y contradictoria, muy condicionada por su momento histórico, premisas que el autor utiliza como base para esclarecer la dimensión de su obra. Un método bastante habitual, pero nuevo para el lector español que aún no haya tenido acceso a estudios tan esenciales como el de Rognoni y Till. Pero si en el apartado humano del texto de Osborne aparecen nuevas luces en torno al periplo vocal de un compositor tan tratado a la ligera por su posteridad, es en la segunda parte de la obra, la dedicada al estudio crítico de su producción, donde radica el principal interés del contenido del libro. Osborne va desentrañando, obra por obra, cronológicamente (a veces desearíamos una mayor extensión) la trayectoria musical de Rossini, en relación a si mismo y colegas anteriores o contemporáneos, ejemplarizando las conquistas logradas, llamando la atención sobre momentos decisivos, etc. Se puede decir que enseña a escuchar su música, algo que un oyente actual, influido por otras corrientes musicales posteriores al de Pésaro, puede necesitar. Incluso, Osborne pormenoriza los frecuentes autoplagios del compositor, lo cual resulta tan informativo como placentero, si no es ejemplo, además, de la capacidad creadora de su genio ilimitado. Con esle libro se despeja de una vez la mala o superficial literatura de la que fue víctima Rossini durante tanto tiempo. El trabajo de Osborne se completa, enriqueciéndose, con cuatro pertinentes y preciados apéndices: Calendario de su vida y sucesos contemporáneos relevantes, relación exhaustiva de su obra (¡ay, el dúo de los Gatos parece deberse a una pluma distinta y no especificada!), una excelente guía del entorno artístico y humano del músico y, por último, la bibliografía general y parcial. (Por cierto, en la edición, la página 362 repite fielmente la anterior, con io que la lista no es tan amplia como en un simple ojeo pueda parecer). En fin, un ejemplar que no puede estar ausente de cualquier biblioteca musical; ¡m- libros prescindible para el aficionado rossiniano y, claro está, para el que quiera adentrarse, con una guia certera, en esa «música del más refinado espíritu animal». F.F. María Rika Maniates define la ensalada como «una especie de quodlibel popular en España en el siglo XVI» caracterizada por «prolijos quodlibets homo fónicos realzando una voz compuesta a modo de centón de citas fragmentarias». Efectivamente, se superponen diversos idiomas en su texto, se entremezcla lo divino con lo humano, lo trágico con lo cómico... y como señala Samuel Rubio «a esta variedad literaria y de género responde otra musical; como un espejo, trata ésta de reproducir con la máxima fidelidad los rasgos facíales de aquél, acudiendo con frecuencia al uso de la onomatopeya musical». aun la funcionalidad, pero no lo es tamo el procedimiento idiomático. En un coloquio del simposio La música para teatro en España pregunté a tos especialistas del periodo participantes (Miguel Querol, Dionisio Preciado, M.* Carmen Gómez) acerca de las posibles confluencias entre las ensaladas y las chansons imitativas de Janequin. Querol me respondió que él también apreciaba esas confluencias para afirmar que no existia posible influencia por la estricta contemporaneidad de Janequin y Maleo Flecha, el Viejo. Según las Actas del Simposio no participó en ese debaíe M. * Carmen Gómez, pero en el prólogo a esta edición, redactado meses antes del simposio, afirma que algunas ensaladas de Mateo Flecha el Viejo son deudoras de chansons como La balaille de Marignan, que es a la que hiciéramos referencia Quero! y yo. La edición de las chansons se hizo en 1528 y ésta debió ser compuesta poco después de 1515. Mateo Flecha, el Viejo, muere en 1553 y nada conocemos sobre las fechas de composición de sus ensaladas, que publicaría su sobrino Fray Mateo Flecha en Praga en 1518. La cuestión de la recepción en España de las ediciones (o copias manuscritas) de Janequin es lema aún sin investigar y no deja de ser una cuestión interesante como muestra de la circulación de este tipo de música con múltiples variantes como las colecciones de gritos de París y gritos de Londres y que en el caso español se me antojan en la génesis de los villancicos litúrgicos. Creo que los conceptos quodlibel y onomalopeya son defin[torios de las ensaladas, género que ha sido tratado con excesivo optimismo como exclusivo de España. Desde luego es típicamente española la temática y La Dra. Gómez Muntané publica en esta ocasión las dos ensaladas de Fray Mateo Flecha (ca. 1530-1604), una de ellas LasCañas reelaboración a 4 voces de la homónima de EDICIONES FRAY MATHEO FLECHA: La Feria y Las Cañas. Ensaladas. Edición a cargo de M," Carmen Gómez. Sociedad Española de Musicología. Madrid. 1987. Cuadernos de Música Antigua n.° 5. 1 Vol. de 69 pp. (58 de música) 31x22 cm. su tío a 5 cuya parle quinta se extravió en 1892. La Feria panicipa ya del nuevo lenguaje madrigalesco y, sin abandonar el marco popular del género, presenta refinamientos que hacen ver que su autor tenía ya su concepción estética en otro mundo bien diverso. Es de lamentar que el prólogo, según la costumbre de la autora, sea ten breve, pues algunas de las apreciaciones como la referencia de Janequin o incluso su propia definición de la ensalada, matizadamente novedosa, hace desear un articulo monográfico sobre esta cuestión de grandísimo interés. Por lo que se refiere a la discusión de fuentes, precisión filológica y criterio editorial, lo que se escriba no sería más que repetir aquello que ha dado su prestigio internacional a M.' Carmen Gómez. Este cuidado alcanza asimismo a los textos, revisados por M.* Dolores Albiac. Menor fortuna ha tenido el dibujo musical y la impresión del mismo, mereciendo esta edición un tratamiento más bello de los tipos, el reparto de espacio entre sistemas y el propio diseño de la caja, las letras usadas para los textos que semejan de máquina de escribir electrónica y otros detalles que afean la página afectando no al aspecto científico, pero sí al comercial y de imagen. Es de esperar que estas dos bonitas obras se incorporen a los repertorios de coros, como lo han hecho sus seis precursoras, dadas a la imprenta por Anglés en 1955. Esa frescura y esa admirable sencillez a las que hace referencia M." Carmen Gómez, siguen vivas pasados cuatro siglos. X.M.C. PROGRAMA DE FORMACIÓN PARA EL EMPLEO La Consejería de Educoción, a través de este programa, pretende facilitar una formación altamente especializada que permita el acceso al mercado de trabajo cualificado a lodos aquellos jóvenes que quieran invertir su tiempo y su esfuerzo en ello. FORMACIÓN EN ENSEÑANZAS TÉCNICO-PROFESIONALES AFINADOR DE PIANOS (1.000 h.) REPARACIÓN INSTRUMENTOS PE VIENTO (1.000 h.) • PROGRAMA - Regulación. - Afinación. - Mecánico. • PROGRAMA ... Aprendizaje de las distintas técnicas: enzapatillado, soldadura y ajuste. Su aplicación práctica en la reparación de instrumentos. • OTRAS CARACTERÍSTICAS ... Formación de taller en las cabinas aisladas habilitadas para el aprendizaje. • OTRAS CARACTERÍSTICAS ... Los alumnos de este curso realizarán su formación en el taller cedido por la empresa HAZEN. INFORMACIÓN Y PRESCRIPCIONES MiDRID CEHTIOS DE INFORMACIÓN JUVENIL ALCAlAMHENAI£SA.dc del Val, 2 26304 Alcalá de Henares. 889 66 12 »ALCMENDAS 5ono,J3 28100 Alcobendas. 6S331 32»ALCOtCON Infantas, 4-6post.28922Akortón.6108276fnfrecwñW/OmetoCuneros. • AMNJUEZ Hospital Son Cortos. Concha, 44.28300 Aroniuez. 391 73 33 • COSLADA A-do, de la Constitución, 13.28820 Cosloda. 671 11 93 • FUENLAMADA Norte, 11 28940 fuenlobrodo. 697 47 00 • GETAFE Modnd, 71 28902 Getofe 681 00 '3 • LEGANES Villaveróe, 5.28912 Legones. 693 04 14 • M A M » Mqia lequenca, 21 Plañía bop. 28004 Madnd. 593 23 80 • MAJADAHONDA Pío de Colón, s/n. 28220 Vaadanondo 639 08 62 • MOSTOLES Anión» Hernández, s/n 28931 MóstoJes. 6183014 «PAILA Red, 107.28980 Pono. 69854 35 «TORREIAGUNA General Mola, s/n 28130Toneloguno 843 04 66. JUNTAS MUNICIPALES: SAN BLAS Arcos del Jolón, s/n. 28037 Modnd. 213 32 88 • CHAMARTIN Pnncipede Vergora, 134 28002 Madrid. 411 19 05» CIUDAD LINEAL Sonta Felicidad, s/n 28017Modnd 40553 12» VAUECASAwJa Albufera, 42.28038 Modnd. 433 61 00» VALLECAS VILLA Paseo Federico Garó. Lorca, s/n. 28031 Madnd. 203 99 48. AYUNTAMIENTOS; PEDREZUELA Plaza Consliluáón, 1 28723 Pedrezuelo. 843 3053 • SAN MARTIN DE VALDEIGLESIAS Santa Catalina, i 266BC Sni '.•.art,- *: vaicsgleMs 861 0961 * TORREtODONES García de leomz, s/n. 28250 Torelodows 659 10 47. a m o REGIONAL DE INFORMACIÓN 1 DOCUMENTACIÓN JUVENIL Caballero de Gracn, 32.28013 Modnd. 521 39 60. ft» 522 71 84. Scherzo 69 -lo guío d * schtrzo- VIENA OPERAS BARCELONA C n i Tealro del Uceo K O V A N T C H I N A (Mussorgskyl. Bartoletii. Boschnarov. Salminen. Frusoni, Ochman, Tal vela, Baldani. 20, 22, 24 de tuero. ARABELLA (R. Slrauss). Perick. Popo, Becht. Johnson, Laki. 1, 3, S. 8, I I d i febrero. TR1STAN UND [SOLDÉ (Wagner). Schneider. Sagi. Caballé. Kollo, Salminen, Grundheber, Fassbaender. 21, 26 de febrero. 2 de marzo. SU* uo per K O V A N T C H I N A (Mussorgsky). Abbado. Kirchner. Ghiaurov. Atlantov, Bunchuladzse. 24. 27, 30 d i enero, EL CASTILLO DE BARBA AZUL (Bartok). ERWARTUNG (Schoenberg). Kout. Schirmer Fnedricn. Njmsgern. Komlosy, Armstrong. 9, I I dt febrero. D t R BESUCH DER ALTEN DAME(Von Einem». Walier. Schenk. Robeils, Zednik, WildhaWr, Wendler. 2S, 28 de febrero. CONCIERTOS MADRID La Zarzuela DON GEOVANNI ( M q zart). Ros-Marbá. Corradi. Brcndel. Robinson, Winberg. Ryhánen. 20, 22 d i «•ero. WERTHER (Massenet). Gómez Martínez. Constan!. Araiza. Sofíel, Línd. 4,6,9, 12, 15 de febrero. BERLÍN Deuucbe Op*r LA F A N C I U L L A D E L WEST (Puccini). Tchakarov. Corsaro. Zampieri, Fortune, Domingo, Pepei. 21, 25 de « e r o . L'ELISIR D'AMORE (Donize(ti). Luisi. Copley. Ahbeni, Leech, Wixell, Panerai. I I , 21, 24, 26 de febrero. CHICAGO Lyric Opera A Í D A (Verdi). Buckley. Joél. Dunn, Giacoxnini. Nimsgern. 20, 25 de enero. TANCRED! (ROSÍÍIU). Copley. Conklin. Hornc. Cuberli.Merriii.21,24, 27, 30 de enero. 3 de febrero. LONDRES Opera Faclory London SlnfOBiell* THE OHOST SONATA (Reimann). Daniel. Freeman. Bliss, Boles, Brice, Charnock. Robson. 20. 2S, 27 de febrero. Engullí NaUonal Opera LEAR (Reimann). Daniel. Gramss. Jaffe, Macann, Robson. Tierney. 24, 27,31 detacro.1.9,16, l í , 23 de febrero. MUNICH Bayerische Staarsoper PRINCIPE IGOR ¡Borodin). Ermler. Del Monaco. Estes. Zschau, Schunk. Nesteienko, Lipovsek. 26, 23 de febrero. PARÍS Optra de Parii D I E MEISTEBSINGER VON NURNBERC (Wagnei). Zagrosek. Wernike. Braun, Niehoff. Engerí, Kruse.2,S,-), 16,19,21,15 de febrero. 70 Scherzo BARCELONA Ibercímer» 2S de enero: London Philharmonic. Semyon Bychkov. Mozan, Chaikovsky. 9 de febrero: Sinfónica del Bolshoi. Alexander Lazarev. Rimskv-Korsakov, Gliere, Chaikovsky. 15, 16: English Chamber. Edmon Colomer. Orfeón Donostiarra. Lluis Claret, cello. Schumann. / Mozait. Euroconcen 17 de febrero: Barbara Hendncks, Siaffan, Scheja. Schuberl. Fauré. Liszl. Temporada de la C a i u de Pensions 22 be febrero: La Chapdlt Royale (conjunto europeo). Philippe Herrewcshe. Victoria. Orqoesia Ciudad de Barcelona 3, 4, 5 d i febrero: FranzPaul Deckec. Janos Starker, cello. Mazarí. Bloch, Slrauss. I I , 12: Franz-Pauj Decker. Ida Haendel, violin. Schumann, Sibelius, Shostakovitch. 18, 19: Crisióbal Halffter. María Manuefa Caro, piano. Boccherini-Berio, Halffter. Sibehus. 25, 26: Rafael Frubeck. Rudo I f Buchbinder. Beethoven. Stravinsky BILBAO Sociedad Filarmónica 24, 23, 25 de enero: Cuarteto l.indscy. Beethoven. Integra! de los Cuartetos {!.' serie). Sinfónica de Euskadi 24 de febreros Matlhias Kuntzsch. ¡lurraWe, Haydn, Kousseviliky, Banok. CANARIAS V Fesllval de M lisio de Canarias 20, 22, 22, 23 de enero: Orpheus Chamber. Salva!ore Ac cardo, violin. Haydn, Mozait, Enesco, Stravinsky. / Rossini. MoMrt. Woff. Dvorak. 21. 22: Katia y Marielle Labeque, pianos. Dvorak, Infante, Mílhaud, Gershwnn. IS, 16, 17, 28: Sinfónica de la NDR de Hamburgo. Heinz Fricke. Adrei Gavrilov, piano. Mendelssohn. Bruekner. / Falcón, Rachmaninov, Beeihoven. 3tt FUarmónica de Gran Cañirla. Sabas Calvillo. Gerhard, Ruiz Aznar, Barcok. 31: Sinfónica de Tenerife. Viclor Pablo Pérez. Antonio Meneses, cello. Dvorak, Nielsen. 30, J l f Andrei Gavrilov. piano. Bach, Mozart, Scriabin, Ravel. 1, 2, 3,4 de febrero: Virtuosos de Moscú. Vladimir Spivakov. Mozart, Stravinsky, Shosiakoviicli. Williams. / Brillen, Bach, Haydn. Sociedad Filarmónica de L>& Palmas 14 de lebrero: Kadu Aldulescu, cello; Toni Bessea. piano. Schubert, Beetnoven, Brahms. MADRID Ibrrmúska 21 de enero: Virtuosos de Moscú. Vladimir Spivakov. Mozart. Shostakovitch, Haydn. 26: London Philharmonic. Semyon Bychkov. Ivés, SlrausE, Dvorak. 8 de febrero: Detroit Symphony. Gunther Herbig. Snoslakovitch. Bruekner. 11: Sinfónica del Bolshoi. Alexander Lazarev. RimskyKorsakov, Bizet, Tchaikowsky. 17: Engliih Charaber. Orfeón Donostiarra. Edmon Colomer. Mozan. Ciclo de b Universidad Aalónoma 10. 14, 15 de febrero; Orquesta de Cámara Franz Liszt. 19: La Chapelle Royale de París. Universidad Complutense 27 de enero: Filarmónica de Londres. Sernyon Bychkov. Hnas. La beque. Strauss, Mozart, Tchaikowsky. Orquesta Nacional 27, 28, 29 de enero: Oiqucsta Ciudad de Barcelona. Franz-Paul Decker, igor Oistrakh, vtolín; Valery Oistrakh, viola. Mozan. Man leí. 3,4, 5 de febrero: Sinfónica de Bilbao. José Ramón Encinar. Arriaga. Escudero. Stravinsky. 10. I I , 12: Coro Nacional. Jesús López Cobos. Heinz Holliger, oboe. Mozart. luírriaga, Zemlinsky. 17, 18. 19: Jesils Lope? Cobos. Pedro Corosloia, cello. Gerhard. Castillo. Falla. 24, 25, 26: Isaac Karabtchevsky. Francisco Corostola, piano. Barber, Guridi, Slrauss. Orqiesl* RTVE 2. 3 de febrero: Arpad Joó. Wagner, Strauss. 16, 17: Anioni Ros-Marbá. Coupenn-Milhaud. Ravel. Marco, Uebussy. 23, 24: Antoni Ros-Marbá. Bruckner, Octava. Cido de Cantara y Polifonía 24 de enero: Trio Oistrakh. Brahms, HaendeL, Haivorsen. Wieniawski. Vsáye. Sarasate. 26: Lindsay Quariet. Haydn, Brillen, Beeihoven. 31: Trio Amadeus. Beeihoven . 2 de febrero: L I M / Messiaen. 7: Rafael Orozco, piano. Mozart, Schumann. Chopin, Li&zt. 9: Joaquin Achücarro, piano. Brahms, Szymanowski, Granados, Albeniz. 14: Orquesta de Cámara Española. Jesús López Cobos. JoseOrtL. trompeta. Haydn. 16: Orquesta >- Coro de la Comunidad de Madrid. Miguel Groba. Barber, Haydn, Schubert. 21: Orquesta de Cámara Espartóla. Víctor Martín. Purcell, Haydn, Telemann, Vivaldi. Mozan. 22: Barbara Hendricks, Steffan Scheja. Schubert. Fauré. LÍS2I. 28; Conjunto Barroco Zarabanda. Crofl, Telemann, Pe?., Haendel. Vivaldi. Cenlro Cultural de la Villa Inleiral de la Música de Cinara de Brakms 28 d* enero: Franccsch, Alvarez. Romaní, Rui¿Casaus. Cuartetos con piano Op. 60 y Op. 26. 11 de febrero: Quinleto Español Cuarteto de Cuerda. Cuarteto con piano Op. 25. 25: Cuarteto Sonor. Cuartetos de Cuerda Opp. SI, 2y 67. Fundacióa Jaan March Obra para piano de Brahms 1, 8, IS de febrero: Ramón Coll, Josep Colom. TARRASA CeBlro Callural de la Calxa de Temaba 26 de enero: Joan Molí, piano. Chopín. 16 de febrero: Orquesta de Cámara Franz Lib£t. Telemann. Corelli, Haendel. Grieg. VALENCIA Ptlnu de U Minie. 1 de febrero: Sinfónica de Pomerania. Jeriy Salvaron ski. Karlowicz, Kilar, Brahms. 2. 4: Opera de 4 notas. 6: Enedina Lloris. Perfeclo Garcia Chornet. Arias de ópera y romanzas de zarzuela. 7: Orquesta del Teatro Bolshoi. Alexander Lazarev. Elena Obraztsova. mezzo. Rimsky-Korsakov, Bizet, Tchaikovsky. 10: Orquesta Municipal de Valencia. Manuel Galduf. Narciso Yepes, guitarra. Wagner, Blanquer. Sibelius. 11, 12: London Virtuosi. Haendel. Albinon», Elgar. Bach. / Boyce, Bach, Albinoni, Vivaldi. U : English Chamber. OrTeón Donosliarra. Edmon Colomer. Mozart, Réquiem. 19: Orquesta Franz Liszt de Budapest. Janos Rolla. Telemann, Haendel. Tchaikovsky. 22: Pilar Lorcngar, Miguel Zanetti. 24: Orquesta Municipal de Valencia. Rosclin Pabón. Enrique Pérez de Guzxnán, piano. Siena. Tchaikovsky, Rimsky-Korsakov. 26: Percusionistas úe Si rasburgo. Cerveró, De Pablo. BERLÍN Filarmónica de Berlín 26, 27 de enero: Muhai Tang. Christiane Edinger. violin. Su, Elgar. Banok. 31, 1 de febrero: Semyon Bychkov. Hnas. Labeque, pianos. Schnittke. Mozart, Tchaikovsky. 3, 4: Semyon Bychkov. Babelle Hietholzcr, piano. [ves, Poulenc, Schuberl. 7, 8: Riccardo Chailly. Marlha Argerich, piano. Prokofiev, Bruckner. 10, 11: Riccardo Chailly. Berio, Dvorak. 15, 16: Cario María Giulini. Coro Ernst Senff. Beethoven, Novena. 22, 23: Zubin Menta. Gerd Seifert, trompa. Schubert, Strauss. 25, 26: Zubin Mehta. M i D o n , violin. Mozart, Bartok. Siafónica de la Radio de Berlín l í , 19 de enero: Eliahu Inbal. Shoslakoviich, Bruckner. BOSTON 19, 20, 21. 24 de enero: Ench Leínsdorf. Mozait, Stravinsky. 2S, 26, 27, 28: Erich Leinsdorf. Vefim Bronfman. piano. Stravinsky, Mozart, Chabrier. 1.2, 3,4,7 de febrero: Giuseppe Sinopoli. Schumann. Slrauss. 9,10,11, 14: Christoph von Dohnányi. András Schiff, piano. Lígcli, Bartok, Brahms. 16, 17, IS; Christoph von Dohnányi. Webern, Slrauss, Schubert. 22, 23, 24, 25: Seiji Ozawa. Kalhleen Battle, soprano. Haydn, Slrauss, Kands, Ravel. LISBOA Coliseo 28 de enero: Filarmónica de Londres. Semyon Bychkov. Hnas. Labeque, pianos. Moiarl, Tchaikowsky, LONDRES The Sonlh Bank Centre 24 de enero: Royal Philharmonic. Wladimir Ashkenazy. Shostakovitch. 2 , 5 , 8 , 12 de febrero: Philharmonia Orchestra and Chorus. Esa Pekka Salonen. Witold Lutoslawski. Festival Luloslawski. 13: English Bach Soloists. Monteverdi Choir. John El¡ol Gardiner. Haendel. Israel en Egipto. 18: London Philharmonic Orchesira and ChorusKlaus Temsiedt. Mahler. Segunda. 22, 26, I I : Royal Philharmonic. Charles Dutoil. DieIrich Fischer-Dieskau. Mahler. 27: London Philharmonic. Kyung-Wha Chung, violin. Brahms. MUNICH Filarmónica de Munich 25. 26, 27, 28 de enero: Sern Celibidache. Beeihoven. ozart. 10,11, 12 de febrero: Claus Peter Flor. Sibelius, Mendelssohn, Schuberi. 16, 17, 18: Hiroshi Wakasu;i. Salvatorc Accardo. v ioÍta. Berg. Mahler. 22, 23: Wladimir Fedoseev. Brahms, Grieg, Rachm aniñov. S -dosier- Tito Schipa, 1889-1989 í w estudioso y coleccionista vienes Roland Teuchtler escribió en cierta ocasión que hay cinco cantantes que constituyen un imaginario parnaso de los tenores: Caruso, Piccaver, Tauber, Melchior y Schipa. Este tipo de clasificaciones, por lo subjetivas, son siempre discutibles, pero poseen innegable valor orientativo. En cualquiera de ellas seria extraño que no figurara el nombre del último, un artista verdaderamente singular que ha pasado a la historia como máximo representante del más exquisito y refinado arte del canto, título conseguido a través del gusto, la inteligencia y la sensibilidad musical más elevados en la utilización de una voz muy imperfecta, corta, no siempre timbrada, pequeña, aunque dotada de misteriosos brillos y de un poder comunicativo extraordinario. Decir Schipa en el mundo de ¡a ópera (o de la canción) equivale a decir belleza de fraseo, línea, claridad de dicción, capacidad asombrosa de malización, elegancia, elevación poética, expresividad sutil... No está nada de más que a una personalidad tan eminente dentro de la lírica se le dedique un dosier como el contenido en este número de SCHERZO con motivo de cumplirse los cien años de su . nacimiento y que se trate de estudiar, bien que esquemáticamente, las características esenciales de su arte, milagrosamente vivo hoy, cuando tantos cantantes —o que se autodenominan de tal modo— han perdido el norte de la verdadera expresión musical a través de la voz. Recuperar, mediante el recuerdo o desde sus históricas grabaciones, el estilo de Tito Schipa, presente por derecho propio en cualquier estudio o análisis de la historia de la voz, parece tan justo como urgente. Sus peculiaridades vocales, sus rasgos humanos, sus anécdotas más célebres, sus cimas discográficas son evocados a continuación al tiempo que se dibujan ¡as figuras de otros tenores coetáneos, se traza una imagen de las relaciones entre ópera y fascismo —dos corrientes paralelas y complementarías entre las que circuló un cantante como Schipa— y se recaba la opinión de un conocedor tan cualificado como Alfredo Kraus, de arte vecino al del italiano en tantos aspeaos. Scherzo 71 -dosier- Fechas para una carrera ecce es una pequeña capital del sur de Italia situada frente al mar Adriático. Desde el 2 de enero de 1889 está unida para siempre al recuerdo de uno de los tenores más extraordinarios de todas las épocas. Tito Schipa, quien vio la luz en tan memorable fecha. Estudió en su ciudad naial con Alceste Gerunda y sus cualidades sobresalientes motivaron su traslado a Milán, a fin de completar su formación con Emilio Piccoli, pues siendo adolescente llamaba ya la atención por la naturalidad y el buen gusto de su canto. Debutó en Vercelli en 1910 con La Traviala, e inmediatamente se lanzó a ampliar su repertorio con una compañía de provincias que dirigía un tal Giuseppe Barboni. Antes de que transcurriera un año había vuelto a ser Alfredo de Traviala nada menos que junto a Claudia Muzio, componiendo una hipotética pareja ideal y en muchos aspectos afín. En 1913 debutó en el Colón de Buenos Aires y en el 14 en el San Carlos de Ñapóles y en el Constanzi de Roma, donde cantó Don Pasquale. Un año más tarde Toscanini le proporcionó un contrato para cantar Falstaffy Traviata en el Teatro Dal Verme de Milán. Obtuvo un resonante éxito que le abrió las puertas de La Scala en la temporada 1915-16 en la que cantó El Príncipe Igor y Manon. Un año más tarde asumió el rol de Ruggero en el estreno absoluto de La Rondine de Puccini, que tuvo lugar en Montecarlo. En los primeros años interpretó con frecuencia La Favorita, Fra Diavolo, Cavalleria rustiana. Zaza, Adriana Lecouvreur y Tosca, óperas todas en las que evidenciaba algunas carencias. Poco después encontró el término adecuado a sus características vocales y se especializó en obras como La sonámbula, Mignon, Don Giovanni, Barbero, Don Pasquale, Manon y sus dos grandes caballos de batalla: Elisir d'amore y Werther. En los años de la primera conflagración europea cantó a menudo en España, país muy asociado a los inicios de la carrera de Tito Schipa, donde muy pronto se le consideró un ídolo absoluto. En el Real cantó Rigoletto con Crabbé y la Barrientos, Mignon al lado de Besanzoni y Ottein, y un Barbero junto a Crabbé y Galli-Curci, en el que cosechó un éxito muy particular al decir de las crónicas. Existía, con lodo, cierta manía de compararle con Anselmi en todo lo que hiciera; por eso no era valorado con toda justicia en el repertorio francés, en el que su predecesor había hecho época. El curioso retrato que hace de él Matilde Muñoz en su Historia del Teatro Real muestra un concepto de Schipa cercano al tenor-figura de porcelana. «Cuando fui a visitarle al hotel —dice— me confesó que recibía muchas cartas amorosas, como es obligación de todo tenor que se precie, y aún más, retratos orientadores. En uno figuraba, con letras grandes, esta dedicatoria apasionada: "A mi adorado apache". Pero, ¡oh, decepción!, el apache no era, asi, visto de cerca aquella figurina delicada que lanzaba en escena trinos seductores y que hacia en las dos serenatas del Barbero los mismos picados y fiorituras de la tiple ligera. Bajito, rechoncho, tenía un aire grave y hacía cabalgar sobre su nariz unos lentes, fulgurantes de severidad». El Liceo de Barcelona también tuvo el privilegio de escucharle con frecuencia. 1919 registra el estreno absoluto de su Werther, una creación total con la que en adelante se identificaría el tenor en todos los lugares del mundo. Además de esta premiere Schipa había ofrecido a los catalanes el grueso de su repertorio: Barbero y Rigoletto en la temporada 1916-17; Barbero, Rigoletto, Sonámbula, Manon y Mignon en el período 17-18; en el 18-19 Elisir, Manon y Tosca, y en el 19-20 el citado Werther, Barbero, Rigoletto y Manon. L 72 Scherzo En 1920 probó fortuna en EEUU, debutando en la Opera de Chicago al calor de la fama de Amelita Galli-Curci. Durante los años 30 se convirtió en el rey del primer teatro de América: el Metropolitan de Nueva York, en el que percibía honorarios fabulosos. No abandonó los grandes teatros suramericanos ni las visitas —ahora mucho más espaciadas— a nuestro país. Fijó su residencia en Roma, en la Vía Apia, y el teatro de esta ciudad fue testigo, junto con La Scala, de sus más grandes triunfos italianos. Durante ta gran guerra cantó mucho en Italia. No ocultaba sus simpatías por el régimen de Benito Mussolini, como Gigli, la Caniglia y tantos otros cantantes de la época. Posiblemente su fascismo carecía de raíces profundas y estaba motivado por factores prácticos, ya que los artistas tenían una situación de privilegio en aquellos revueltos años y no les faltaba el trabajo en ninguna época gracias a los festivales veraniegos al aire libre tan prodigados entonces. En 1955 Schipa se retiró de los escenarios y como despedida cantó algunas funciones de Elisir en Barí y en su ciudad natal, pero continuó dando recitales de canciones hasta los setenta años cumplidos. En el 58 recorrió España con una gira-monstruo de cuarenta conciertos y en el mismo año visitó Rusia y ofreció recitales en varias ciudades, entre ellas Moscú, Leningrado y Riga. Un trabajo intenso para un hombre de setenta años, pero forzosamente condicionado por la falta de recursos económicos. Luego se dedicó a la enseñanza sin mucha fortuna, dirigiendo una academia de canto en Nueva York, donde murió, casi en la miseria, el 16 de diciembre de 1965. Durante su época de esplendor protagonizó varias películas y estrenó numerosas composiciones propias. Tiene especial relieve el estreno de su opereta Principessa Liana en el Teatro Adriano de Roma en 1929, con un reparto de lujo encabezado por el propio Schipa, Margherita Caros ¡o y Gianna Pederzini. Éxitos y fracasos L a mayoría de los críticos, que le admiran sin reservas, coinciden al señalar a Tito Schipa como el más grande tenor del orbe aparecido entre los años veinte y cuarenta. Apenas tuvo un único rival en Beniamino Gigli. La voz de éste era mucho más resonante, pero su canto mucho menos rico en resonancias. Lo que más sorprende en el tenor nacido en Lecce es la absoluta modernidad de su canto. Se puede admirar sin condiciones a Fleta, a Martinelli o al citado Gigli, pero todos —en una u otra medida— son deudores estilísticos del tiempo que les tocó vivir. Lloros, suspiros, golpes de glotis o abuso del mixto perturban la línea de canto y el fluir del legato. Nada de ello hay en Schipa, a quien escuchamos como si cantara en presente continuo, sin perder de vista la absoluta improbabilidad de que un tenor actual cante como él. No se trata, por tanto, de este o aquel eco subjetivo, sino de una modernidad en sentido absoluto que acaso nuestro tenor sólo compartiera con Georges Thill. No quiere esto decir que Schipa fuera un cantante rigurosísimo. Muy al contrario, sus partituras aparecían todas retocadas, plagadas de signos de expresión al gusto del cantante o transportadas medio tono bajo —e incluso un tono—, a fin de soslayar la dificultad de los agudos. Por todo esto sor- prende todavía más la capacidad de Se hipa para trascender el tiempo desde la perspectiva de una subjetividad extrema. Junto a una carrera dilatadísima y brillante pueden rastrearse en la vida del tenor momentos bastante más opacos e incluso fracasos rotundos. Estaba absolutamente privado del menor sentido práctico para la administración de sus bienes y derrochó hasta el último dólar de los muchos que ganó. Por si fuera poco su dedicación a la enseñanza del canto no vino a aliviar sus grandes necesidades económicas, ya que al no estar dotado de la necesaria paciencia resultó ser otro auténtico desastre. Para conocer un poco más a fondo los años difíciles de Schipa, más que la siempre fría enumeración de fechas y datos puede ser interesante conocer, de primera mano, el testimonio de un amigo íntimo del tenor, el empresario que le contratara en 1943 —y posteriormente— para hacer una serie de funciones en el Teatro Calderón de Madrid. Miguel Barrosa había sido tenor y estaba llamado a ser un conocidísimo maestro de canto. En aquel entonces era empresario y se encontraba dando los últirnos toques a una temporada de ópera de dos meses en el mencionado teatro. «Ames de aceptar, Schipa puso varias condiciones —dice Barrosa—. Tenía que contratar a su amante, Caterina Mo- rato —que era Miss Italia y una mujer impresionante—, e incluirla en el elenco de la compañía a fin de que su familia creyera que le acompañaba por motivos profesionales. Para que la coartada fuera aún más perfecta me mandó inscribir también a una amiga íntima de la Morato, la actriz Nelly Corradi, que la acompañaba a todas partes. Quería también debutar con Wenher, asi como cantar el tercer acto de Manon transportado. Me pedía 15.000 pesetas por función para cantar en Madrid y más tarde en Lisboa y Oporto. Yo acepté todas sus condiciones y me hizo una faena colosal. Tenia Schipa que caniar Manon en Lisboa y el teatro estaba lleno a rebosar. Las 6.000 personas que llenaban el Coliseo Do Recreios estaban exclusivamente pendientes de lo que hiciera el tenor. Finaliza el primer acto y viene a verme diciéndome que se encuentra mal y no puede continuar. Fue a hablar con él E reo le Casali, director artístico de la compañía, y después vino a decirme que por 20.000 pesetas se le pasaría automáticamente el malestar. No tenía más remedio que vengarme de él y di orden al director de que no transportase la escena de San Sulpicio en el tercer acto. ¡Cada vez que me acuerdo...! Le salió fatal, (oda forzada.» Scherzo 73 -dosier En los últimos anos su situación económica se fue agraY Masini, diciendo que a él le sobraba, añadió mirando vando de día en día hasta hacerse insostenible. En 1958 es- a Schipa: cribió una carta a Barrosa diciendole que lo estaba pasando —Désela a él, la necesita mucho más que yo. mal y pidiéndole ayuda. Un día después bajaba Schipa en dirección al teatro con «Me decía que se había casado con una mujer de veinli- una gran valija debajo del brazo y le detuvo Masini, preguncuatro años —él tenía setenta—, y acababa de tener un hijo tándole: al que llamaba Tilmo. Andados los años Tito Schipa jr. se —Tito, ¿dónde vas con esa maleta? dedicaría duranie algún tiempo a la música ligera. Según narra el propio Masini Schipa le respondió lacóniPreparamos una gira de cuarenta conciertos por loda la camente: geografía española y convinimos la cifra de 25.000 pesetas —Llevo de paseo tus gallos. por recital. Le acompañaba al piano nada menos que el comSchipa era un gran amigo de Leslie Howard, el famoso acpositor Gerardo Gombau, gran admirador suyo, que decía tor de ojos soñadores con el que seguramente tenía mucho que había aprendido infinitas cosas de la suprema musicali- en común. Se encontraba el actor en Estoril y cenó con Schidad de Schipa. Con todo no llenábamos los teatros en todas pa, que estaba también en Portugal por motivos de trabajo. las provincias —la época dorada de Schipa había pasado ya— Unas horas después de esta cena Leslie Howard falleció en y en algún caso tuve que poner dinero de mi bolsillo para un lamentable accidente aéreo. equilibrar los presupuestos. Schipa quería canlar Bohéme en Lisboa con Caterina MoMe propuso entonces abrir una academia de canto en Ma- rato y había preparado un montaje para ella. Durante los endrid y yo me vi obligado a rechazar su idea, porque si salía sayos Ercole Casali, antiguo empresario del Real entonces un buen alumno dirían que era de Schipa y si salían malos asociado a Schipa, dijo que la joven no era apta para candirían que eran míos. Como estaba sin blanca se marchó a tar. El tenor se plantó en mitad del escenario y gritó: Nueva York en el año 59 a fin de crear una academia por su cuenta y riesgo, pero carecía de auténtica vocación. Les daba a los estudiantes unos diplomas en los que decía: "Yo, Tito Schipa, certifico que fulano de tal tiene grandes condiciones para cantar". Pero no tenía paciencia para seguir a ios alumnos día a día y lo acabó dejando. Su mujer veinteañera, que le había sacado lo poco que le quedaba, no se dignó a acompañarle a Los intérpretes de Nueva York, y en estos du«El Barbero de rísimos años vivía Schipa Sevilla» de La Se tila gracias a la caridad de los en 1933. De izquierda a derecha: pocos amigos fieles que le Haccaloni (Bario/o), quedaban, muy especialf-'ranci (Fígaro). mente del tenor Alejandro Chaiiapiti ( D. Basilio), Oranda. Otra ayuda proviDal Monte (Rosina), dencial fue la que le brinSchipa < A Ima vi va/, dó la soprano Carmen y una Berta desconocida. Gracia —el gran amor de Ferruccio Tagliavini—, a la que Schipa había ayudado en —¡Puede cantar porque lo dice Tilo Schipa! tiempos (bien es verdad que porque era guapísima), ofreciénY Casali contestó con malicia: dole el papel de Adina en un E/isir que hicimos en el Calde—Por Dios, Tito, yo creía que el amor era ciego no sordo. rón cuando era una debutante recomendada por Toti Da! En el año 43 Schipa ofrecía unas funciones del Werlher Monte.» en el Teatro Calderón de Madrid y después iba a cantar alCuando Schipa murió el Estado italiano pidió su cuerpo guna de las napolitanas que hacían delirar a su público. Con a la ciudad de Nueva York para trasladarlo al cementerio de el coliseo abarrotado recibió un telegrama desde Roma anunLecce, donde hoy le recuerda un monumento. ciándole que una de sus hijas había intentado suicidarse al morir su novio en un ataque aéreo. Se telefoneó a Roma e A necd otario informaron de que la hija estaba fuera de todo peligro, pero insistió en que no cantaría nada después del Werlher, Aja voz de Tito Schipa, no dotada de volumen aunque ex- Schipa ya que su se lo impedia. Para completar el espectácucelentemente proyectada, fue objeto de múltiples comenta- lo salió a ánimo escena Caterina y cantó una napolitana. Alguien rios y bromas. Durante un tiempo el público le obsequió con le había susurrado al oído: el mote —bastante tonto, por otra parte— de El mosquito —Ya puedes cantar bien porque estás sustituyendo nada amaestrado (La zangara amaéstrala). que a Tito Schipa en una de sus especialidades. Se encontraba Schipa en Bergamo en compañía de Gallia- menos Pese a la advertencia lo hizo fatal y no la aplaudió absoluno Masini. Ambos tenores habían coincidido en esta ciudad tamente nadie. Entonces gritó Joaquín Calvo-Soielo: en la temporada de ópera del Teatro Donizetti y almorzaban —¡Vamos a aplaudirla, que es muy guapa! juntos en un bar. Un vendedor de periódicos entró en el loEl hielo fue roto y se la aplaudió hasta la exageración. cal anunciando La Voz de Bergamo y se acercó a Masini. Joaquín Martin de Sagarmínaga —¿El señor desea La Vozi 74 Scherzo Tito Schipo, 1889-1989 Una edad de oro ormalmente los máximos exponentes de cualquier actividad humana no surgen como casos aislados, lo que suele suceder es que en un determinado momento se producen ciertas circunstancias que encuentran su eco en el genio de unas personas que, al confluir en un punió concreto, forman esa edad de oro a la que los amantes, en este caso de la ópera, nos remitimos siempre con nostalgia. En los años que van de 1920 a 1940, que forman el período ceñirá! de la carrera de Schipa, se dieron algunas de estas causas, como fueron la muerte de Caruso, que por un lado había consolidado al tenor como rey indiscutible del escenario operístico frente a la reina soprano del siglo anterior, y por otro dejaba prematuramente ese trono vacante. La popularidad de los cantantes crecía i trípara blem ente frente a la de los compositores, ya que aunque entre los de primera fila emergía la gran figura de Puccini, para muchos el sucesor de Verdi, Mascagni, y sobre todo Leoncavallo, Cilea y Giordano, no terminaban de hallar el definitivo camino a seguir, aunque, eso sí, habían conseguido enormes éxitos si bien no con la necesaria continuidad. Por si esto fuera poco, la ópera en este siglo evolucionaba por otros caminos, donde la voz merecía unos tratamientos bien diferentes de los manejados hasta el momento. Este caldo de cultivo era lo suficientemente propicio para que en muchos países surgieran voces tenoriles, mejores o peores, que ofrecieran a un público ávido de diversión y ansioso de olvidar la Gran Guerra, los románticos sentimientos plasmados por el melodrama italiano y las sensaciones fuertes planteadas con toda su crudeza por el último verismo que entonces hacía furor. N con la espontaneidad de éste, pero debido a su estatura gigantesca y a su propio temperamento, prefirió la sala de conciertos al escenario, lo que no fue óbice para que dejara dos espléndidas arias: la de Don Ottavio y la de Joseph, Diño Borgioli fue «el otro» tenor de gracia del período 1920-40 y quizá, si no hubiera tenido un oponente como Tito Schipa, poseería ahora la gloria que por méritos propios le pertenece. Con una voz dulce y extensa, muy bien manejada y emitida, afrontó un repertorio fundamentalmente romántico, compuesto por obras como Sonámbula, Puritanos, Don Pasquale, etc., de las que ha dejado fragmentos de altísima calidad, o las integrales de Barbero y Rigoletto realizadas en estudio y Don Giovanni, tomada del vivo, que dan justa medida de la talla del cantante, al que quizás sólo se le puede achacar cierta falta de modernidad en su estilo de canto. Fleta, que probablemente alcanzó más notoriedad que su Cinco países, cinco tenores íVlemania, Francia, Irlanda, Italia y España contribuyeron a esta avalancha tenoril con cinco nombres que aún hoy son míticos: Helge Roswaenge, Georges Thill, John Me Cormack, Diño Borgioli y Miguel Fleta. Aunque Roswaenge, de origen danés, realizara buena parte de su carrera a base de autores románticos alemanes, incluidos Wagner, Mozart y alguna incursión en repertorio ruso, también es cierto que fue uno de los máximos exponentes del renacimiento del repertorio italiano en Alemania y Austria, países que fueron sus principales centros de actividad. Su voz de gran belleza e impresionante homogeneidad, al igual que las de sus colegas, poseía una notable extensión y una gran capacidad para soportar tesituras elevadas, lo que le permitió abordar páginas como la famosa aria de Chapelou en El Postillón de Lonjumeau. Merced a una estupenda técnica de fonación podía permitirse un canto ligado en el que la intensidad de las modulaciones ofrecía un fraseo de enorme musicalidad, que iba del ataque más impetuoso a la más deliciosa media voz. Como botón de muestra, ahí están el aria de Arrigo de Vísperas Sicilianas o la espléndida cavatina de Raúl en Los Hugonotes. Thill, aunque de extensión más modesta, suplía con creces esta carencia con un (imbre oscuro y pastoso de gran belleza y con un fraseo de una nobleza y una variedad que han pasado a la historia. Entre sus interpretaciones debemos destacar las arias de A/ceste, Hugonotes y Herodiade, los dúos de Sansón y Lohengrin, y sobre todo la integral de Werther, en la que realiza un atormentado retrato del protagonista que sólo admite parangón con Schipa o Kraus. El tenor irlandés John Me Cormack comparte con Thill un fraseo elegante y una musicalidad sin tacha, y con Schipa su expresión melancólica, aunque no en la misma medida ni John McCormack comparte con Schipa su expresión melancólica. eterno rival Hipólito Lázaro, cuenta en su haber con uno de los instrumentos más prodigiosos que ha dado la cuerda del tenor. Voz de una belleza insultante, amplia, viril, timbradísima, extensa y con una facilidad natural para regular el volumen capa? de asombrar a cualquiera. Sólo se le puede reprochar una cierta arbitrariedad musical. Pese a su corta carrera ha dejado registros como las superfamosas arias de Tosca y Carmen en las que su voz, su canto y la carga dramática que llevan dentro estas páginas, se funden de una forma tal que el resultado alcanza unas cotas de emoción e intensidad quizá no superadas todavía. Scherzo 75 -dosier Los tenores dramáticos i_jos papeles heroicos en esta época fueron servidos por el famoso Giovanni Mariinelli y el injustamente no tan célebre Francesco Merli. Ambos poseedores di voces robustas en el centro y en el grave, con sólido; y potentes registros agudos, más extenso el de Martinelli, aunque con la emisión un tanto entubada, la voz resultaba más timbrada que la de Merli, que era un tanlo leñosa. Ambos, Martinelü en Estados Unidos y Merli en Italia, cultivaron repertorios parecidos, centrados fundamentalmente en e! Verdi más heroico —los dos fueron «Otellos oficiales»— y algunos roles veristas como Chenier, Canio o Calaf. Por lo que se refiere a grabaciones, hay que resaltar el dúo Dio ti giocondi que Merli realizara junto a una deliciosa Claudia Muzio, o la integral de Pagliacci que el mismo tenor grabara junto a Pampanini y Galeffi, que constiluye una auténtica joya, como lo es también la selección de Turando! lomada en vivo de una representación del Covenl Carden con Eva Turner en la que Martinelli, pese a sus 52 años, demuestra un vigor y una bravura impresionantes. Los grandes Compatriotas y contemporáneos de Schipa son los tres tenores cuyo arte vamos a analizar brevemente. Cada uno de ellos, único en su género, y por diferentes razones escribió auténticas páginas de oro en la historia de la ópera. Beniamino Gigli (1890-1957) debuta en 1914 con Gioconda, una de las obras que irá unida a su nombre para siempre, continúa cantando por diferentes teatros de Italia cada vez más importantes, a la vez que va ampliando su repertorio: Tosca, Manon, Mefistofele, otro de sus caballos de ba- Giovanni Munmelli, uno de los leñares dramáticos más famosos de su época. 76 Scherzo talla, Lodoletta, etc. En 1918 debuta en La Scala con Meftsiojele bajo la baluta de Toscanini; con la misma obra en la temporada 1920-21 se presenta en el Metropolitan e inicia en este teatro, con Martinelli, la guerra de sucesión a Caruso. A partir de aquí su repertorio se amplió enormemente abarcando obras de diferentes estilos; asimismo, se prodigó por infinidad de teatros grandes y pequeños hasta el mismo año de su muerte, constituyendo uno de los más claros ejemplos de longevidad vocal de este siglo. Dotado de una voz dulce, maleable, acariciadora y de un timbre cálido y pastoso como pocos, a la vez que de un más que apreciable volumen, fue considerado en su época «el tenor italiano», insustituible en el repertorio verista, donde las melodías de Mascagni, Giordano o Puccini cantadas por aquella hermosa voz conmovían profundamente al público. Tenor eminentemente lírico por el color —no hay más que escuchar el delicado esmalte de su media voz—, en los años 40 encarnó también roles dramáticos como Radamés, Manrico o Poliuto, en los que la voz perdía parte de su enorme calidad, a la vez que, quizá debido a una lógica merma de sus magníficos medios vocales, se vieron incrementados algunos recursos que también se pueden considerar concesiones al gusto verista predominante entonces, pero que indudablemente algo empañaban su espléndida linea de canto. El mejor Gigli lo tenemos en las grabaciones de los años veinte y treinta, los insuperables registros de las arias de Marta, La Africana, Mefistofele y Gioconda, o las integrales de Chenier, Pagliacci y Cavalleria dirigida por el propio autor, cantan por si solos. Giacomo Lauri-Volpi (1893-1979) debuta con Puritanos en 1919; rápidamente, en el siguiente año y en Roma, canta Rigoletto y Manon con un éxito clamoroso, lo que le catapulta a la fama, y en 1922 se presenta en la Scala, también bajo El mejor Cigli la leñemos en las grabaciones de los años 20 y JO. -Tito Schipo, 1889-1989- más amplios y resonantes agudos al mismo tiempo que de los más suaves filados. Es sorprendente el aria O mulo asil del planto tomada de una representación en vivo de la Scala de 1930, donde Lauri-Volpi ofrece junto a una línea de canto sin fisuras un fraseo ora dulce, ora heroico, a la vez que los más resonantes Si bemoles coronados con un Do ant o lógico; o el Re bemol que concluye el terceto del primer acto del Trovador, también de una grabación en vivo de Amsterdam de 1957, cuando el tenor contaba 64 años, en el que sus compañeros de reparto, la Frazzoni y Panerai, y hasta la orquesta, desaparecen ante la bravura y el squilio del tenor. En ese momento en el que la bellísima voz de Gigli intentaba ocupar el trono de Caruso y la retumbante de LauriVolpi dejaba atónitos a los teatros, se consolidaba la figura de Aureliano Pertile, que contrariamente a sus dos rivales, con los que la naturaleza se había mostrado generosa, y al igual que Schipa, contó con unos precarios medios vocales. Fue a partir de un minucioso examen de sus propias limitaciones y gracias a una asombrosa técnica vocal y respiratoria, combinada con un talento interpretativa fuera de serie, que consiguió ocupar la situación de preeminencia que le ha otorgado la historia. El instrumento, aunque dotado de una notable extensión y timbre, así como de una amplitud y un squilio capaces de revestir de una autoridad más que suficiente el imaginativo fraseo del artista, era pobre de armónicos y con algunos sonidos, sobre todo en la zona de paso, un tanto nasales, lo que provocaba una impresión de cierta sequedad; por otra parte, algunas notas del registro grave eran un tanto sordas y el timbre más bien feo. Pero gracias a su prodigiosa técnica consiguió homogeneizar su desigual voz, le imprimió una emisión aérea que en las páginas más estáticas, y debido también a un maravilloso control del fiato y a un legato inmaculado, le permitían alcanzar unos resultados de redondez y delicadeza que, traducidos al plano interpretativo, comunicaban al oyente la impresionante profundidad, concentración y ensimismamiento de fragmentos como Merce, merce cigno gentil, Giunto sul passo espremo o Tu che a Dio. Por otro lado, el uso inteligente de su timbrado y resonante registro agudo, que buscaba y encontraba siempre los resonadores faciales, le permitió conseguir asimismo espléndidos resultados en partes más heroicas como Manrico y Radamés (probablemente los mejores llevados al disco) o su impresionante Des Grieux, o el Improvisso de Chenier, donde alterna momentos cargados de poesía con otros de auténtica bravura como quizá nadie haya podido igualar. C. Lauri- Volpi, tenor que dejaba atónitos a los espectadores. Pertile, como todos los cantantes de su generación, o los realmente buenos de cualquier otra, no consiguió estos rela dirección de Toscanini, con RigoIetlo. Posteriormente actuó en el Met, donde en 1927 ofreció Aída y Turandot. A sultados gratuitamente, sino a base de tesón, esfuerzo perpartir de este punto, y debido a sus espléndidas dotes voca- sonal, dedicación y estudio, que prolongó hasta dos años les, se especializa en partituras consideradas incantables. Asi después de su debut en 1911. Después de éste terminó su foren 1930, con la voz en plenilud, participa activamente en el mación haciendo el insustituible trabajo de galeras para un centenario de Guillermo Tetl por todo el mundo; en 1933 Los cantante de ópera en teatros de segunda categoría, por lo que Hugonotes en la arena de Verona, hasta que en 1959, des- cuando llegó el momento de enfrentarse a la Scala, Toscanipués de cuarenta años de carrera, se despide de los escena- ni encontró un artista genial que había desarrollado el trarios con Trovador en Roma, lo que no le impidió esporádicas bajo necesario para que esa genialidad inicial se transformase apariciones en público, como aquel enajenante Nessun Dor- en un resultado artístico auténticamente excepcional. Lo que hizo único este período fue el esfuerzo y adminisma en el centenario del Liceo cuando el lenor contaba 79 años. Algo definitorio de la carrera de Lauri-Volpi fue el inmenso tración de unas facultades naturales hábilmente trabajadas repertorio que pudo abarcar, de Barbero a Otello, pasando por cada uno de estos artistas. El mérito personal de Schipa, por Guillermo Tell, Hugonotes, Trovador, Puritanos. Rigo- Pertile, Gigli o Lauri-Volpi, junio a todos los demás citados letto, Poliuto y un larguísimo etcélera que seria absurdo de- es que alcanzaron una posición privilegiada, en su día y en tallar. Lo que permilió al tenor encarnar personajes de la historia, en un momento en que la competencia era enortipología vocal tan diferentes fue, aparte de una técnica ma- me y en el que la mayoría de los cantantes, los grandes y los gistral con una de las emisiones más enmascaradas que pue- menos grandes, se esforzaban por conseguir y conseguían un dan escucharse, la voz misma, el instrumento, que ha sido canto pulido, el dominio de sus propias voces y el de un repor extensión, squilio, amplitud, homogeneidad y timbre, úni- pertorio adecuado. co. Siendo su voz esbelta y de color claro, era capaz de los Ricardo de Cala Scherzo 77 -dosier Perfil de una voz Un (enor a típico esde el siglo XIX y, especialmente, a lo largo del XX, los tenores han ido adquiriendo protagonismo absoluto entre los cantantes masculinos gracias a una serie de atributos ligados con su lipo de voz, que puede ser cálida, luminosa u oscura, potente, seductora, vibrante, etc. Algunos deeslos calificativos, o una combinador, de ellos, son aplicables a aquellos nombres que instintivamente asociamos a la palabra tenor: Caruso, Gigli, Fleta, Pertile, Lauri-Volpi, Di Stefano, Del Monaco, Corelli; y hoy día Carreras, Domingo, Pavarotti... En una primera audición, no hallamos ninguna de tales características en Tito Schipa, cuya voz, limitada en volumen y extensión, tenía escaso relieve, color poco llamativo, y no era ni cálida, ni pastosa ni squillanle o broncínea. Pero a poco que uno profundice la audición, percibirá en seguida lo engañoso de las apariencias. El timbre, en efecto, no resultaba llamativo como, por ejemplo, el del joven Di Stefano, pero poseía un suave deje melancólico con una magia única, especialmente adecuada a sus héroes predilectos, los románticos. En cuanto al volumen, es bien sabido que en un tenor de gracia —Schipa lo era— nunca suele ser grande; pero ello no impedía que su voz, tanto en teatro como en disco, siempre fuese bien audible en dúos o concertantes, gracias a una emisión e impostación canónicas. También es cierto que Schipa era corto en el registro grave y que sus discos revelan que nunca poseyó el doa, el celebrado do de pecho. Pero no es menos cierto que en sus primeros registros de 1913 se oye un notable si natural —justo un semitono por debajo del do— y que hasta 1940, ya rebasados los 50 años, contó con un si bemol fácil y timbrado, cualidad aplicable a todo su registro agudo, en el que era capaz, además, de unos filados impalpables y argentinos que ya quisieran para sí todos los grandes de hoy. En suma, la voz de Schipa era no sólo técnicamente perfecta, sino de gran personalidad, con un color singularísimo. Cedamos la palabra, como resumen, al máximo especialista, Rodolfo Celletti, que se expresa así en Le grandi vori: «Voz absolutamente inconfundible por la delicadeza de su esmalte, por las sugestivas y exóticas irisaciones de un empaste levemente gutural y por la frescura y lustre que distinguía todas las notas de la octava superior. Añádase a ello una técnica tan evolucionada como para que en el canto de Schipa fuese consiante la presencia de tintes esfumados y aéreos, de transparencia casi metafísica». D denodado se llega a esa situación en que todo parece espontáneo, natural, conseguido sin esfuerzo; cualquier alumno o profesor de canto puede corroborarlo. Musicalidad Las de una vez se ha expuesto en estas páginas a propósito de otros grandes cantantes-artistas (Callas, Pertile, Hotter, Christoff, Schwarzkopf, de los Angeles, Berganza, Kraus...) que cuenta más cómo se usa la vo/ que su calidad intrínseca. Y es claro que un cantante que aspire a ser, además, artista, debe primero dominar la técnica de su instrumento —y ninguno hay tan impalpable como la voz— para luego ponerla al servicio de la música. Quien no controle la columna de aire, sostén del sonido, no podrá afinar bien ni regular la intensidad, con lo que le será imposible respetar la partitura. Tampoco lo hará si carece de cuadratura perfecta. Pero la magia de Schipa no cabe reducirla al puro dominio técnico; el tenor lo trascendía al entender —como Mahler dijo— que lo más importante de la música no está en las notas, sino entre ellas o más allá. En Schipa, como en todos los artistas verdaderamente grandes, el fraseo se caracterizaba por una irregularidad originada por alteraciones casi imperceptibles del ritmo y del lempo —el célebre rubato— Técnica y materia prima Schipa fue, pues, un cantante sobresaliente tanto por la calidad de su voz personalísima e inimitable —aunque, como dice Celletti, imiiadísima— como por la forma magistral en que la usó. Pero me resisto a creer que todo ello fuera un don recibido gratuitamenie o alcanzado sin esfuerzo por su parte. La plenitud de las voces de oro desprovistas de técnica sólida es efímera: ahí está el caso de Di Stefano. La uniformidad de la octava superior de Schipa y la capacidad para regular el volumen con soltura sólo se logran después de un Momecarlo trabajo arduo de muchos años. Más de un paralelo cabe establecer entre Schipa y Kraus: tipología vocal, repertorio li- (1917), ensayo mitado pero inteligentemente selecto, dominio técnico y para el estreno de «La estilístico... También coincidieron en el modo de superar un Rondine». En difícil problema vocal, el de la transición del registro central la foto: Cilda al agudo: en uno y otro la uniformidad timbrica de la octava dalla Rizza, superior es tal que parecería que no existe esa zona «de paPuccini Ial so», como ha llegado a afirmar Kraus. Pero aun respetando piano) y Tilo Schipa. tal teoría, uno cree más bien que sólo gracias a un trabajo Scherzo 78 Tito Schipo, 1889-1989 y también del color, del volumen, de la expresión, que al frusirar las expectativas del oyente, evitan la monotonía y confieren al fraseo un atractivo permanente, imprevisible, siempre renovado, muy superior a una hipotética perfección estereotipada. Otro aspecto esencial en el arte de Schipa fue su dicción irreprochable. Pocos cantantes han sido capaces de compaginar un legato sin mácula con una articulación del texto a la vez tan suave y tan nítida. Y ello no sólo en lengua italiana o en napolitano; es sabido que Schipa, como Caruso, Me Cormack, Gigli o Tauber, tuvo en repertorio muchas piezas, más o menos ligeras, en lenguas diferentes de la propia. Y es admirable cómo suenan en su voz Amapola, Quiéreme mucho, Princesita, Ay, ay, ay o los tangos argentinos, especialmente en Dónde estás, corazón, que creo nadie ha cantado mejor. Estilo JL tocamos así otro aspecto esencial de su musicalidad: el rigor estilístico. Hemos citado antes un impresionante elenco de tenores coetáneos: Fleta, Gigli, Pertile, Lauri-Volpi, Lázaro, Cortis, por no hablar de Bonci, de De Lucia, Anselmi o Caruso, no estrictamente de su época. De todos ellos Schipa es, seguramente, el más intemporal, el más cercano estéticamente a nosotros. Ello es debido a que, aun situado en plena época verista, supo preservar su línea de canto, elegante y mesurada, ajena a todo tipo de contaminaciones y violencias en la emisión o en la dicción. Por supuesto que cantó repertorio verista: recordemos su participación en el estreno de La Rondine y las numerosas Tosca, Bohéme, Cavalteria, Adriana Lecouvreur o Zaza de los primeros años de su carrera; O La Artesiana de Cilea, cuya resurrección impulsó decisivamente. Pero la discografía de Schipa prueba, una vez más, que el verismo no exige violentar las reglas del canto ni traspasar las fronteras del buen gusto. Algún sollozo innecesario en el Adiós a la vida revela que en 1913 era casi imposible para un debutante frente a los micrófonos sustraerse a las influencias dominantes. Pero el Lamento de Federico, tres años posterior, o los fragmentos de La Bohéme son imperecederos, especialmente la escena final con Lucrecia Bori, aún insuperada estilísticamente. Se podría pensar que al cantar sin énfasis, con sobriedad y rigor, Schipa simplemente hizo de necesidad virtud. Poco importaría que así hubiese sido y ello en nada rebajaría sus méritos: a fin de cuentas, la conciencia de los propios límites es un rasgo destacado de inteligencia, muy infrecuente entre los cantantes. Pero el estudio detenido de su carrera, apoyado en las grabaciones, revela que Schipa calibró certeramente que podía obtener el máximo de sus posibilidades mediante la concentración en el repertorio idóneo, aun a costa de marginar ciertas óperas —las recién citadas— y algunos de los aspectos más brillantes o exteriores de su personalidad vocal, todo ello en beneficio de una profundización que habría de cristalizar en los logros del Schipa más auténtico, el de los años 20 y 30. No obstante, ya en algunos registros de 1913 encontramos a un artista de cuerpo entero, pese a que apenas cuenta 24 años: así, por ejemplo, en la tan difícil escena de San Sulpicio, en Manon de Massenet. Este proceso de interiorización requirió un trabajo intenso y serio en la preparación y perfeccionamiento de los papeles. A este respecto, escuchemos al propio artista, que en 1925 se expresaba asi: «Cuando se me sugirió la posibilidad de interpretar Werther quedé encantando porque intuí al vuelo las posibilidades del personaje (...). Y decidí ir a las fuentes. Releí la novela de Goethe y me concentré en ella hasta asimilar el trasfondo psicológico de la historia del protagonista, su criterio, su enfoque de la existencia, y su modo de ser, de actuar y de reaccionar a las ideas. Una vez seguro de conocer a Werther íntimamente, llamé a mi pianista y le hice tocar la partitura (...) durante varios días, hasta que la memoricé completa. Entonces comencé a estudiar el libreto, pero sin leerlo o cantarlo, concentrándome sólo en los valores rítmicos y métricos (...). Finalmente vino la música: junto al piano, canté toda la parte a media voz, hasta que aprendí la melodía». Esta explicación detallada de su método de aprendizaje suena muy actual; pero dudo de que en 1925 fuera practica común. En cualquier caso, ¿puede sorprendernos que Werther llegara a ser para Schipa una segunda naturaleza y una creación antológica? Longevidad O. Ftro punto en común con Alfredo Kraus, quien podría suscribir lo que Schipa declaró en 1962 al ser interrogado acerca de la larga duración de su carrera: «Siempre he cuidado mi salud y de joven recibi una sólida formación vocal y musical. Además, nunca en ópeScherzo 79 dosier ra alguna he tratado de competir en volumen con la orquesta». La longevidad de Schipa es, sin duda, una de las más notables en la historia de la lírica: casi 40 años (1913-1951) de copiosa carrera fonográfica y 53 de actividad en los escenarios. Todavía en 1958, cerca ya de los setenta, emprendió una gira por Rusia. Antes se ha mencionado un fragmento de Manon, de Massenet, que Schipa grabó en 1913 y 1934. Maravilla comprobar cómo, tras 24 años de carrera, y por encima de las limitaciones de la grabación acústica, la voz de Schipa es igual en ambos casos, como lo es la insolente facilidad con que se mueve sobre una tesitura agudísima, atacando la frase inicial Ah, dispar visión con una media voz que define de inmediato el carácter noble y el es* tado de ánimo nostálgico y resignado del joven abate Des Grieux. La belleza imperecedera de esta página sólo se aprecia debidamente cuando un intérprete es capaz de evocarla así. No es difícil diferenciar los primeros regisLUMIERt tros de Caruso (1902-1904) de los que son so- Tilo Schipa en «Manon». lamente diez años posteriores: la evolución vocal es inmedia- lletti, testigo presencial de muchas actuaciones del gran tetamente reconocible. En otros cantantes no se puede hablar nor, afirma que ésta no gana ni pierde en disco respecto del de evolución, sino de declive. Nada de eso ocurre en las gra- teatro. Tal cabe comprobar en un segundo acto de Manon baciones de Schipa, por lo menos en las anteriores a 1940. que algún aficionado grabó de una transmisión radiofónica (Chicago, 1939) y en el que la elegancia y la refinada pasión Una cordial relación con el micrófono con que Schipa era capaz, a los 50 años, de retratar a Des Grieux, se nos aparecen todavía hoy casi inmateriales en su Schipa es uno de esos artistas privilegiados —como Lotte intangi bilí dad, con un Sueño cuyos diáfanos filados hacen Lehmann, Supervía o Tauber—- que no parece coartado an- entrever no ya la casita que imaginan los enamorados, sino te los micrófonos del estudio de grabación. Su presencia vo- el mismo paraíso. Realmente, la discografía de Schipa merecal es tan inmediata, tan directa, que casi podemos adivinar ce el detallado estudio que en estas mismas páginas se le la expresión de su roslro: Schipa, como luego Schwarzkopf dedica Roberto Andrade Molde o Callas, sabe sonreír o mostrarse triste mediante su voz. Ce- Orquesta Sinfónica y Coro de RTVE Temporada 1988-1989 •• ••• ^ K ^ H • •^ H 9 • 9fl • • ^•M WACNE* Lohengiin (Preludio del Acto l| STRALJSS Concierto paro oboe y orquesia SaU*ta: Amonio Fous [oboe) Burleske Sollita: Josep Coloro |piano| EL Caballero de lo Roso isuite) - PfcvcMr Amor» kot-Marbú COUfíRIN-MIlHAUO RAUEt MARCO DEBUSSY Mrtcter la Sultana Sheherezode Satoia: Lella Cuberil (soprano} Sinlonia núm 2 jEspocio cerrado} El Mar ftRUCKNER Ümlonío nurn 3 en do menor AnTom Ko*-Moft)ú ^RET H MncMr •S1 Arpdd Jod HAYDN la Creación $e<lftai! KiyszÜna loU y Janel Perry (sopranos). Martyn Hill ITenorf, Martin Blas ¡u5 y David ftiomos |bo|tra) Coro de RTVE Ensayo general: Jueves, a las 11,00 horas Horario de los concluios: Jueves, a las 19,30 horas Viernes, a| las 20,30 horas Teatro Monumental MADRID Los conciertos Impares corresponden si Abono A Los conciertos pares corresponden al Abono 8 80 Scherzo Cwt *• p M n c M 4a tito «hipo (18891969) Puntos excelsos en una discografía generosa esde el debut de Schipa en 1910 hasta los últimos recitalesde 1963 la escalofriante suma de cincuenta y tres años de actividad musical representa una longevidad sólo concebible en un artista de las características del tenor deLecce: la técnica y la inteligencia. Como trasunto natural de un quehacer tan dilatado sus registros (acústicos, eléctrieos, luego privados a través de la radio) son contingente de laboriosa clasificación y medida. Con un repertorio operístico desde luego (no extenso, pero sí variado) y como complemento todo tipo de canciones, obras religiosas, adaptaciones un tanto heterodoxas de páginas instrumentales, tangos, etc. A veces algo vulgar la elección, pero que el cantante realzaba con la alquimia singular de su talento. Nada de Lied alemán en la lista: el idioma sin duda, en un creador donde la palabra es el primer instrumento, cuando por estilo y sensibilidad podría haberlo ensayado. En el universo operístico las peculiaridades de su voz, pequeña pero por ello más manejable, corta, pero cálida e intensa; por su temperamento lánguido y tierno y su formación musical heredera de ios últimos representantes de la vieja escuela italiana, el compendio de estas cualidades se decantaron en la elección de ese tipo de repertorio que está a caballo entre el último belcantismo y el primer romanticismo: Rossini, Bellíni y Donizetti. Más algún Verdi, el más lírico. También el verismo blando (Tosca, L'Arlesiana, Adriana Lecouvreur, La Rondine que estrenó en 1917) y ocasionalmente el duro: Cavaileria ruslicana (su grabada Siciliana del prólogo es electrizante, pero no tanto, suponemos, el resto) y Pagliacci (que a la hora del registro se inclinó por una Serenata de Arlequín de perpetua referencia). Asimismo, en el capítulo francés, convinieron a Schipa los humores, ligeramente trasnochados, de las figuras más interesantes para su cuerda entre las creadas por Delibes, Massenet y Thomas. D Los personajes franceses I J e Lakmé de Leo Delibes grabó Schipa la bellísima aria de Gerard situada en el primer acto de la ópera. En ella, el oficial británico deja volar su imaginación ante las joyas olvidadas por Lakmé, sintiéndose turbado premonitoriamente. Schipa diferencia los dos momentos descritos por la música: la primera sección (y luego la tercera da capo) está dicha con los tonos más aterciopelados, culminando la larga frase, en las palabras auxaüesd'or, con una tenue tnezza voce; en la sección central (cortada) el tono cambia al contemplar el collar, acentuando sabiamente la primera silaba de la palabra batiré («Y este collar... ha podido sentir latir su cora-, zón»); al retomar la sección principal de nuevo Schipa recalca el texto en alas de oro. Y todo en un francés justo, nada redicho, corriendo fluida la voz por la melodía, Wilhelm Meister, el alter ego goethiano, aparece en Mignon de Thomas muy desdibujado con respecto al original literario, pero no por ello carente de virtudes musicales, en línea y registro, para un tenor lírico. Schipa en sus dos populares arias, grabadas ambas en 1924 en italiano, hizo de aquellas premisas oportuno vehículo para mostrar la musicalidad de su canto. La voz áurea, juvenil, tiene como algo de un natural candor en exponer la sencillez de las melodías sin recurrir, como otros, a emisiones contrastadas (fortepiano) por juzgar sin duda que la eficacia de las páginas no precisaba mayor especificación. Dos personalidades massenet ¡anas están por siempre estrechamente asociadas a Tito Schipa: el caballero Des Grieux y Werther. De los dos grandes momentos del protagonista masculino de Manon realizó el tenor varios registros. Del celebérrimo Sogno nos quedamos con la de 1926. El relato está susurrado, aprovechando el terciopelo de la voz, con una dicción a flor de labios, dejando caer el sonido al final de las frases con una languidez que puede sugerir al oyente la auténtica atmósfera de la situación. Casi se palpa, en los meandros de los arabescos melódicos, el viaje de la imaginación del caballero. Otra dinámica, como corresponde, tiene el aria del cuadro de Saint-Sulpice de 1934, asimismo en italiano y bajada un semitono. Comenzada a media voz, el cantante va apasionándose en su rechazo del recuerdo de Manon, que le importuna en lugares tan píos, para alcanzar en los últimos compases un vigor expresivo impactante. Con lo que Schipa demuestra también que el hecho de no llegar a ciertas notas altas no suponía que no se moviera con absoluta comodidad en la octava aguda. El rol predilecto de Schipa fue Werther. Algo inusual en la época (puede que también en la actual vistos los resultados), el tenor preparó la partitura con esmero, aprendiendo todas sus partes, estudiando el texto de Goethe. Incluso lo cuidó escénicaComo el Duque de Mantua. Scherzo 81 dosier mente. Oliviero de Fabritiis, que lo dirigió en diversas ocasiones, habló elogiosamente en tal sentido, llegando a afirmar que desde su entrada en escena, por la manera en que descubría su cabeza, ya transmitía su condición de futuro suicida. Schipelto grabó las arias de Werther en diversos momentos. Pero nos ha dejado un documento impagable: una retransmisión radiada que compila, en condiciones sonoras difíciles, la mayor parte de su prestación en Werther. La fecha del evento se discute: para la familia del tenor es de 1948 en Roma (con cincuenta y nueve años); para Cellelti ha de ser anterior. El dalo apenas interesa. Importa y mucho el comprobar al tenor en vivo y directo y apreciar la visión completa que daba al personaje. Señalar o comentar los aspectos concretos de este documento llevaría más espacio del que se dispone. Solamente mencionar la presencia de la voz (pequeña, si, pero audible por el esmalte y la fonación), la perfección del estilo, la dicción a flor de labios, la construcción paso a paso del protagonista. Las cuairo arias se cantan de diferente ánimo: en la Invocación del primer acto hay un lánguido y refinado Werther; en Un attro ella sposó del segundo el talante es diverso; cantado a piena voce. agitado, no hay concesiones al buen gusio ni a la elegancia: hay que poner la carne en el asador y ahí está el slancio necesario. El climax dramático se alcanza en Quando unfiglio! iontano (la justificación del suicidio) y Schipa recurre por única y primera vez al sollozo como expresión. No importa que la partitura, ya bajada un semitono, le procure problemas en los agudos finales. En Ah non mi hdestar, cuya segunda parte está bisada, es el momento culminante, con esa frase iniciadora Ah íutlo il core é qui, que es por sí sola un mundo, todo el protagonista definido en esas seis palabras, que son, por exagerado que pueda parecer, la expresión de un pensamiento en música. Admirable y sugestivo artista. pa para darle el relieve necesario, siendo por otro lado el único fruto belliniano apropiado a sus facultades. El dúo Prendí l'onel íi dono con Toti dal Monte ilustra suficientemente el servicio. Tanta ternura en un canto spianaio de una homogeneidad inmaculada conmueve a cualquiera, a excepción de la soprano a quien va dirigido, instrumento perfecto en el sonido pero vacío de vibración. El registro fue realizado en 1933. Del Edgardo de Lucia di Lammermoor de Donizetti merece ser convocado aquí el nombre de Schipa por la grabación del dúo del primer acto Verranno a te, que el tenor efectuó con una compañera habitual en teatros y estudios: Amelita Galli-Curci. Existe la opinión generalizada de que esta versión es la única, antes y después, que logra traducir toda la ingravidez nostálgica de la delicada escritura donizetiana. Negarlo seria de sordos. Posteriormente solamente Ber- Rossini, Bellini, Donizetti U e l compositor de Pesaro, Schipa cantó a menudo su Barbero de Sevilla, único título representado del autor en la época. Dejó grabadas las dos arias del primer acto, interpretadas con el estilo apropiado, muy enriquecidas con fiorituras de acuerdo al momento imperante. Fechadas las dos en 1926. En una ópera para soprano, tal La Sonnambula, el poco agradecido papel de El vino necesitaba un tenor como Schi82 Scherzo Scftipa (Almavivaf con Josephine Tumminia. tito schipo (1889-1989) Tila Schipa en "Lucia de Lammermoor» gonzi (para quien, es conocido, Schipa era uno de sus ídolos) se acercó al acento, pero no al color, del tenor de Lecce. Es, sin embargo, con otros dos ejemplos de la producción de Donizetti donde Schipa alcanzó espacios irremontables: Nemorino de L'EIisird'amore y Ernesto de Don Pasquale. Si por un lado a su arte le convenía lo patético (caso de Werther), en similares proporciones le encajaban los caracteres de ingenuos o sencillos. Y Nemorino y Ernesto, metidos casi a su pesar en óperas bufas, son modelos de sencillez y espontaneidad. De Nemorino grabó Schipa, aparte de la inevitable y archi conocida Una furtiva lágrima, la iniervención en solitario del tenor en el final del acto primero Adina, credimi, más ilustrativa de la psicología del joven aldeano. Toda la sección es una súplica a Adina para que no se case con el militar y así transcurra el plazo señalado por Dulcamara para que el elixir milagroso haga su efecto. Pues bien, ya en la primera frase Adina quest 'oggi no, Schipa subraya el sentido del fragmento al hacer un silencio (oiro hubiera ligado) entre oggi y no. ¡Logra música sin cantar!. El aria o arioso en si está dicho con un conmovedor y elegiaco canto capaz de emocionar a las piedras, con una emisión, una sfutnatura, un poriamenlo ejemplares. Todo Schipa está ahí; y el mejor. Erneslo de Don Pasquale es un personaje pasivo a quien afectan los avalares de la acción sólo en un plano marginal. Es, pues, una entidad contemplativa, sencilla y seniimental que, como corresponde, se expresa por medio de amplios períodos caniabile, lo adecuado para Schipa. Fue su única grabación completa en disco, realizada en 1934, con un equipo de acompañantes correcto, aunque manifiestamente mejorable para la oferta de la época. Es el mejor Ernesto, y a distancia del resto, de la historia del medio grabado. La elegancia de la línea, la naturalidad en la emisión, la riqueza de colores, el enternecedor sentido con que pinta la decepción del personaje hacen de su prestación algo tan acabado y perfecto que el comentario obligaría a extenderse a límites que exceden los planteados en esla nota. Ya se ha dicho: es perfecto, cuando lal palabra lleva su auténtico significado. Verdi ü<n principio, el tenor verdiano (varonil, apasionado, vigoroso, heroico) poco convenía al arte de Schipa. Pero el abanico productivo del compositor era amplio y ahí estaban el Duque de Mantua de Rigoleilo y Alfredo de La Traviala. Además de Fenion de Falstaff, del que dejó legado su Dal ¡abbro ¡I canto en 1921. Pero tendría mayor proyección su Alfredo, fragmentos realizados en varios momentos de su carrera, al lado de Galli-Curci y de Luca, y con los que podría confeccionarse una interesante selección de la ópera. En los dúos con Violetta (Un di, felice; Parigi, o cara) resulta evidente la modernidad del lenor al lado de Galli-Curci (líquido, inmaculado instrumento) por lo mascado del fraseo. Se comprende entonces la función de Alfredo, poniendo baslante orden en la desarreglada vida de la corlesana-soprano, mujer-objeto de puro placer sonoro, sin inquietudes o adoctrinamientos feministas. De los tres momentos en solitario del Duque de Mantua, por encima de Questa o quella o La donna é mobile, era en Ella mi fu rápita donde Schipa se desplegaba a su gusto (y al del público). El contraste utilizado en el recitativo es exacto: duro cuando alude a los raptores, afectuoso con el recuerdo de Gílda. En Parmi veder le lacrime (¡qué ataque de la frase!) demuestra que el Duque puede ser sensible cuando está interesado por una hembra concreta y en la voz del tenor persiste la atmósfera aún reciente del dúo con Gilda. Enorme cantante. Fernando Fraga Schcrzo 83 dosier Opera y fascismo e ha dicho que si el estalinismo fue la politización del arte, el fascismo practicó la estetizadón de la política. Mussolini tenía, en efecto, la apariencia de un tenor de ópera. Era retacón y macizo, de gestos ampulosos hechos para ser vistos a distancia, contracciones faciales exageradas y cierto aire de no creerse el líbrelo del todo. Sus paradas callejeras evocaban los actos triunfales verdianos. Sus diálogos con la multitud, al final de sus arengas, están calcados sobre el modelo de la caballeta con coro en la que el solista lanza sus notas de bravura. ¿Se prestaba la ópera italiana a ser recogida como un lesoro artístico por los fascistas? Si, con el joven Verdi, la ópera había apuntado desde el liberalismo revolucionario por la unidad nacional y contra las fuerzas reaccionarias encarnadas en el imperio austríaco, la madurez/vejez verdianas anuncian un desencanto profudo respecto a la acción humana. Los héroes del último Verdi —pensemos en Radarnés, Simón Boccanegra. Ótelo— fracasan en la intimidad de sus vidas mientras vencen en la guerra o la política. La historia no es el escenario de la dicha. Don Carlos y Don Alvaro intentan refugiarse en el claustro ante la zozobra del mundo. El amor se realiza en la muerte, cuando los amantes vislumbran la luz celestial que, al fin, los reúne. El diclamen político de la ópera italiana es pesimista. En su mundo triunfan las fuerzas oscuras y malignas, como si la historia fuera obra del demonio, lago, Barnaba, Scarpia son la malvada policía que maneja el tinglado. Andrea Chénier, II piccolo Marat atacan al gran mito revolucionario de Occidente, la revolución francesa. Todo intento por cambiar un orden injusto se convierte en una orgía de venganza, violencia y crueldad. Gérard, el militante idealista, acaba, a su pesar, en chivato y verdugo. Sobre este fondo de extenuación y cansancio históricos no es difícil que se recorte la figura de un redentor entusiasta y fervoroso. Mascagni le escribía a G. Cogo en enero de 1913, con motivo de Parisina, que componía sobre texto de D'Annunzio: «... diré mi palabra más fuerte. La tragedia dannunziana, pura e italiana, me ha provisto de todos los medios para expresar de la manera más amplia mi concepto del melodrama moderno: he hecho una ópera musculosa y sanguínea (de esperma y café, que diría Lombroso) para abofetear a la anemia, que no puedo curar racionalmente». No obstante ello, el fascismo no engendra una ópera peculiar ni el operismo italiano es demasiado feliz en esos años. A pesar de su carácter totalitario y terrorista, el régimen no generó una cultura oficial excluyente, como en los ejemplos del estalinismo y el nazismo. Giuseppe Bottai, ministro de Educación, dijo en 1941: «El fascismo no promulga leyes estéticas ni quiere un arte de Estado». S mera vanguardia histórica, el futurismo. Su músico doctrinario, Francesco Balilla Pratella, dio un manifiesto en 1911. En él defiende la ópera de modelo «drama musical sinfónico», con texto del propio músico, en versos libres y polírrítmicos. Una música sin formas, ritmo ni melodía, debía exaltar la máquina y la energía eléctrica, por medio del uso de los sonidos de la naturaleza y ¡a industria, en una suerte de concretismo anticipado. No tuvo consecuencias prácticas. Los futuristas, admirados de la guerra y sus bellezas armamenlales modernas, pasaron con armas y bagajes (nunca mejor dicho) a las academias fascistas, empezando por su líder Marinetti. Italia se quedó sin música de avanzada hasta la posguerra de 1945, hundida en un provincianismo cada vez más blanducho y descolorido. Dominaba la ópera y, dentro de ella, los restos de la nuova sotóla, el verismo. Pasado su primer sarampión plebeyo y naturalista, había dejado el espacio a una música de definición nacionalista: la música nuestra, forma de italianidad: claridad mediterránea, limpidez, predominio melódico. En lo literario se prefieren los asuntos de leyenda, los mitos, las evocaciones de épocas remotas (notoriamente el medievo). Con preciosismo y delicuescencia dannunzianos, se cuentan los dramas de familia del patriciado, los destinos de héroes y titanes de la raza, entreverados con tragedias de enfermedad y locura. Sem Benelli es la versión banalizada de Dannunzio. Muertos Leoncavallo en 1919 y Puccini en 1924 (año de la dictadura), el operismo italiano conserva nombres mayores (Mascagni, Cilea, Giordano) pero en obras poco relevantes. Los numerosos colegas no superan cierto provincianismo que exceden figuras aisladas como Pizzetti, Malipiero y Casella. Se registran óperas de Alberto Franchetti, Vittorio Gnecchi, Castelnuovo-Tedesco, Adriano Lualdi, Riccardo Figuras emblema lie as í al vez sea el caso aislado de Giuseppe Mulé el que intenta personificar la ópera fascista. En 1928 dedica su Da/ni a Mussolini, «fiera anima italiana», y alcanza cierto éxito con Lio¡á (1935) sobre la comedia de Pirandello. Utiliza materiales folclóricos sicilianos y entronca con el movimiento estético del strapaese (superaldea), que exalta los valores del terruño, la provincia y la sencillez virtuosa de la vida rural, en una suerte de telurismo fascista opuesto al movimiento de stracittá (superciudad) o novecenrisnto, liderado por Massimo Bontempelli y que, proviniendo del futurismo, se identifica con los valores industriales y cosmopolitas de la gran urbe. Italia había sido, a principios de siglo, escenario de la pri- Benito Mussolini. 84 Scherzo Tito Schipa, 1889-1989 Schipa nunca ocultó su simpatía por el régimen de Mussolini. Zandonai, ítalo Montemezzi, Franco Alfano, Giorgio Ghedin i, Lodovico Rocca y los curas Lorenzo Perosi y Licinio Refice. Como se ve, todo un gremio, pero nada que permita recuperar las perdidas glorias del XIX. Tal vez sólo Ottorino Respighi, con sus poemas sinfónicos que glorifican la Roma imperial, servirá de fondo a las puestas en escena mussolinianas, como algunos inefables films cortos de propaganda, con centuriones, niños con espadas de madera y ninfas latinas en plan Hedy Lamarr. En general, los divos de la ópera se insertaron sin mayor penuria en el ambienle de la dictadura. Hubo excepciones en ambos extremos. Ezio Pinza fue un fascista militante y Titta Ruffo se negó a cantar en la Italia mussoliniana. Toscanini, que había simpatizado, en sus comienzos, con el movimiento, se negó a tocar marchas partidarias, fue vapuleado por unos pistoleros y se marchó de Italia en 1931, adoptando una postura claramente antifascista, sobre todo a partir de las persecuciones de Hitler a los judíos. Gianna Pederzini debió cantar la Rosina del Barbero la misma noche en que su amante Roberto Farinacci esperaba ser fusilado tras el proceso de Verona. Vehículos de propaganda A . 1 sistema le importaban más otros medios de masas, empezando por la radio. En 1932 había en Italia 300 mil aparatos y en 1938 llegaban al millón. El Duce, que no apeló al micrófono radial tanto como Hitler o Roosevelt, dio arias di sorttía como en 1935, con la guerra de Etiopía. Marinetti dirigió una famosa transmisión cuando la escuadrilla Balbo retornó de América sobre el mar (1933). Un Giornale Radio (desde 1930) pasaba noticias cotidianas con marchas milita- res y operísticas. En tiempos de la guerra africana, Aida servia de acicate contra los etíopes. Desde 1928, a través del E1AR, la radio era monopolio estatal y llegaba a los medios rurales y a las escuelas. El nuevo medio generó sus estrellas. De la ópera tomó a los tenores ligeros que se convirtieron en dulces y acariciantes tenores de radio, propicios a las soledades nocturnas ante el mágico aparato: Tino Rossi, Cario Buti. También hubo comediantes radiofónicos, como Vittorio de Sica y Umberto Melnati. En secreto, los opositores escuchaban las radios extranjeras, algunas con emisiones antifascistas en italiano. También miró el Duce con atención al cine. El Cinegiornale, que supervisaba diariamente, era producido por el Instituto LUCE y salía, en sonoro, cada semana, desde 1932. Don Benito, los depones, los festivales, las fiestas populares, la vida feliz de los campesinos, dominaban en un panorama edulcorado, la otra faz del heroísmo operístico del fascismo, la trivialidad pequeñoburguesa. La ópera fue uno de los modelos originarios del cine y basta ver las puestas en escena monumentales de Griffith para comprobarlo. En 1912, con Cabiria (líbrelo de Dannunzio hijo), los italianos habian acreditado un precoz modelo de superproducción histórica e imperial, popularizando la figura de Maciste, un antiguo estibador, personaje hercúleo, impetuoso, ingenuo y naturalmente bueno, como concebirá el fascismo a sus adalides. Curiosamente, en 1937, Vittorio Mussolini, hijo del dictador, y Hal Roach, firman un convenio para filmar varias óperas, de las cuales sólo se concreta Cavalleria rusticana. La censura se opone a Aida porque narra los amores de un gallardo militar blanco con una esclava negra, y Rigoletlo ha de disimularse como // re si diverle, nombre de la pieza original de Victor Hugo. La opinión de parte del régimen fue contraria a la filmación de óperas, por considerar que el género era una antigualla y daba una imagen torpe y basta de los italianos. No obstante ello, el modelo operístico está presente en un sector del cine fascista, como las tartas imperiales de Carmine Gallone (Scipione ¡'Africano, 1937) o las reconstrucciones de un Renacimiento colorido y violento, mundo de condottieri y aventureros (Etlore Fieramosca de Alessandro Blasetti, 1938, triunfo actoral de Gino Cervi). De algún modo, al encargarse de la frustrada Tosca de Renoir, Luchino Visconti da vuelta a la esférica fascista a partir de una ópera que se ocupa de reaccionarios, volterianos y torturadores. De paso, recordemos la digna intervención de Imperio Argentina (el film es de 1940). Hubo zonas de tolerancia, aun en los medios oficiales (cine, teatro, periodismo), en que se desarrollaron los gérmenes de una rica cultura posterior. En el plano de la ópera, cabe recordar el estreno de Voló di notte de Luigi Dallapiccola, en 1940, que abre una nueva época en el género. El fascismo fue propagandístico y descubrió los medios de difusión industrial al servicio del discurso político. Cabe aceptar que no promovió hogueras de libros ni ciencia oficial alguna y que aplicó tardíamente, por presión nazi, la legislación antijudía, contando con las teorías racistas de Nicola Pende. Difundió un confuso modelo de vida con cañones y teléfonos blancos, ambos inventos de la industria. Mussolini, un excelente escritor político, un elegante periodista, un buen lector de Sorel y de Nietzsche, un oscuro profesor de francés, se equivocó de papel en la ópera de la historia. Partió a la batalla como Radamés y fue manteado como Falstaff. Un Estado corrupto y un ejército incompetente cayeron acribillados por sus antiguos amigos, los británicos. Le prometieron alguna escapada y lo fusilaron abruptamente, como a Cavaradossi. Entre lo último que escuchó en este mundo figura una pregunta lapidaria: «¿Por qué traicionaste al socialismo?». B¡QS M a t a m o r o Scherzo 85 dosier Kraus-Schipa: herederos del antiguo belcantismo ¡Je ha hablado más de una vez de las afinidades entre dos cantantes como Tito Schipa y Alfredo Kraus. Dos voces muy distintas, dos mecanismos fonadores diversos, dos artes de canto singulares, cada uno con sus peculiaridades, unidos, sin embargo, por el servicio a un repertorio casi siempre coincidente y por la utilización de resortes canoros y expresivos propios de otros tiempos, herederos en buena parte del antiguo belcantismo. Nadie mejor que el mismo Kraus, adalid prácticamente en solitario de modos pretéritos, servidor de una causa que tiende a perderse, impecable ejecutor, desde una técnica moderna, de páginas operísticas hoy generalmente maltratadas, para evocar la figura de su admirado antecesor y emitir juicios autorizados sobre su importancia en la historia del canto. Esta breve entrevista recoge las opiniones del tenor canario al respecto. tenía una voz de tenor lírico impresionante, que suena en todos los registros. Luego alguien me contó —no sé qué \JCHERZO.—¿Cuál es su primer recuerdo de Schipa? habrá de cierto en esto— que enfermó, dejó de cantar duKRAUS.—Creo que era yo todavía un niño de pantalón rante una temporada y cuando volvió lo hizo con la voz ya corto cuando le escuchaba por la radio en Las Palmas. Can- bastante mermada de facultades, con algunas zonas opacas taba canciones españolas, Princesita y cosas de este tipo. Me o veladas y con poca extensión en la aguda, lo que no se acuimpresionó desde el principio. Encontraba en aquella voz una saba hasta ese punto en la primera etapa. Al contrario, tenia melancolía, una manera de decir poética, bucólica que enuna seguridad pasmosa en el volvían. Más tarde, iniciada ya mi carrera profesional, seguí Rigolello, por ejemplo, admirándole a pesar de que nunca tuve oponunidad de codonde nocerle y escucharle directamente; aunque a través de amigos comunes manteníamos un contacto mediante saludos, recuerdos, alguna tarjeta que otra... Pero nunca llegamos a cruzarnos. Le admiré y le admiro tanto Alfredo Kraus. que, para mí, a pesar de no poseer ni una voz hermosa, de extraordinaria calidad, ni una voz voluminosa, era un gran artista, probablemente en su género el mejor cantante de todos; muy superior a los demás en la parcela de los lírico-ligeros o ligeros, de los llamados tenores di grazia. Como superior a los demás era, en el estilo dramático, Aureliano Pertile, que yo suelo emparejar con Schipa por el hecho de partir de un instrumento de relativa calidad y conseguir, no obstante, hacer auténtico arte y comunicar grandes emociones a quien les oía. S.—Habrá podido escuchar grabaciones de Schipa. K.—Sí, claro; porque, además, hizo muchos discos. Nadie ha cantado las canciones napolitanas como él. El secreto, tanto en ellas como en otras páginas, era la incisividad en la dicción. Le sacaba tanto partido a una palabra que en ella quedaba impreso lodo el sentido de la pieza que estaba ejecutando. Y luego la claridad de pronunciación. Su voz era realmente singular; pequeña de volumen pero dotada de una frecuencia muy grande de vibraciones en sus armónicos; nunca se dejaba de oír en el teatro. Quienes le escucharon en Lucia decían que su voz sobrepasaba en el concerianie a todas las demás y a la misma orquesta, incluso en Caracalla, de acústica tan ingrata. Porque era una voz que corría, tenía metal. S. —Sin embargo, escuchando los discos da la impresión de que no se trataba de una voz especialmente timbrada. Incluso había en ella ciertos tintes opacos. K.—Sí, tenía algunas zonas opacas. De todos modos habría que ir analizando disco por disco y ver las distintas épocas de grabación. En una primera época, por lo que he podido oir, M86 Scherzo Tito Schlpa, 1889-1989 te. Recuerdo también las arias antiguas que cantaba... Hay que tener en cuenta que era un hombre muy culto musicalmente hablando, escribía bien, compuso operetas y cosas de este tipo. Y su Don Pasquale, con ese difícilísimo dúo final con la soprano cantado de manera sublime. Y, cosa paradójica, a pesar de su voz pequeña y limitada, Schipa llegó a ser famoso cantando el Werther, papel que posee un innegable dramatismo; pero lo salvaba con la incisividad con que atacaba las notas y sobre todo las palabras y las frases. Pero, naturalmente, cada uno se amolda a su propio instrumento. Hacía un Werther muy lírico, con mucha poesía, montado en una nube; lenía muy poco de terrenal, a diferencia del mío, que es una mezcla del de Schipa y del de Georges Thill, totalmente terrenal. S.—Una cuestión que se ha planteado numerosas veces entre aficionados, profesionales y estudiosos es la relación entreSchipay Vd. más que entre las respectivas voces entre los respectivos artes de canto y la influencia que ha podido tener el tenor de Lecce en Vd. K.—Creo que lo único que puede haber en común entre él y yo es la manera de aprovechar el texto para llegar al público. Yo le doy mucha importancia a la palabra; la dicción ha de ser clarísima, lo mismo que la pronunciación; cuestiones que preocupaban a Schipa. Hay también, desde luego, un parentesco en el estilo, en la manera de cantar, en la permanente búsqueda del belcantismo, en la pureza, en la línea... Pero ni en la voz, ni en la calidad de la misma, ni en la extensión, ni en la potencia existe similitud. Yo poseo, sin duda, sobre todo en el agudo, más volumen. Pero, bueno, esto no quiere decir nada; el mérito era el de él, que con esos medios tan limitados supo llegar a ser un gran artista. Arturo Reverter Tito Schipa, Wenher en los años 30 en New York. se iba tan tranquilamente al Si natural y al Do. Era un hombre tan inteligente, tan musical, poseía un gusto tan exquisito en su manera de expresarse a través del canto, que superaba con creces limitaciones que en oíros habrían determinado la muerte artística. Y es curioso que él incluso sacaba partido de ellas multiplicando los matices y dolando a su canto de un mayor colorido. S.—Su cortedadera todavía mayaren los graves. Era frecuente que algunas notas las diera en la octava superior. K.—SI, aunque es algo que ocurre con todas las voces claras y altas, que se encuentran más a gusto arriba. A él le pasaba lo mismo, pese a sus limitaciones de extensión en su segunda época. Es lo que a mi me sucede cuando canto de una cierta parle del pentagrama para arriba. Celletti decía que era increíble que me pudiera encontrar más a gusto, que dominase más y que expresase más en la zona sobreaguda. Y es verdad: cuando tengo varias frases seguidas centrales me cuesta trabajo, tengo que servirme de todos mis sentidos para poderme expresar y hacer lo que quiero. La zona aguda no representa ningún problema. S.—Aparte de Rigoletto, algunos de cuyos fragmentos ha oído por Schipa, ¿qué otra ópera cantada por él, que haya podido conocer por el disco, le ha gustado de manera especial? K.—En primer lugar La sonnambula, que él hacía con una delicadeza y una poesía únicas. Daba la impresión de que se encontraba cantando en el paraíso. Hay unos fragmentos grabados con Totí dal Monte que son impresionantes, aunque la diferencia entre una y otro es abismal. La Dal Monte era un fenómeno vocal, pero en lo expresivo era casi inexisten- Concurso Internacional PIANO JUNIORS CAJA DE BARCELONA en conmemoración del 35 aniversario del Concurso Internacional de Ejecución Musical MARÍA CANALS de BARCELONA P r a i o c L1OÜ 000 pesetas - Medallas - Diplomas de Honor Fechar del 12 al 25 de abnl de 1989 Límite de uucripdcK 4 de lebrera de 1989 Límite de edad: Categoría k 12 años (mínimo). IS años (máximo) Categoría B 15 años (mínimo]. IB aflos (máximo) lafoimación: Ars Nova. Gran Via de les Core Catalanes 654. 080IO Barcelona, días laborables de 10 a 13 horas. Schcrzo 87 músko co*it*mporón«a Luc Ferrari en Madrid Uno de los más interesantes creadores musicales europeos de las últimas décadas nos ha visitado con motivo de la IV edición de la Bienal Madrid-Burdeos. En lo que sigue, traíamos de acercarnos a su personalidad, no sólo con datos de archivo, sino también con los propios testimonios del compositor, a la vez que damos resella del concierto que protagonizó con su grupo La Muse en Circuit. El propio Ferrari nos recordaba, en la entrevista que amablemente nos concedió, que no había actuado en Esparta desde que intervino en los ya míticos Encuentros de Pamplona... y eso sucedió en 1972. En todo caso, el parisino ha visitado nuestro país «como turista, de vacaciones» en diversas ocasiones y conoce bien la obra de algunos de nuestros más relevantes compositores: «Conozco —nos decía— a los compositores de mi generación, que son grandes compositores europeos, como De Pablo, Marco, Halffter... los conozco relativamente bien, cosa que no ocurre tanto, claro, con los.de la joven generación, si bien espero poderme acercar a ellos algún día». Luc Ferrari, quien cumplirá este año los 60 primeros de su vida, es en todo caso un joven en lo tocante, al menos, a las iniciativas. Interesado por las posibilidades de la electroacúslica desde que, a finales de los años 50, trabajase en la música concreta junto a Fierre Schaeffer, Luc Ferrari ha sido cofundador del GRM {Groupe de Recherche Musicale) y, en 1987, fundador de la asociación La Muse en Circuit (un juego de palabras que tendría una traducción literal: «la Musa en circuito» y, por vecindad fonética —no olvidemos que es un grupo centrado en la creación sonora—, otras como: «la puesta en circuito» o «la diversión en circuito», etc.). «La Muse en Circuit es —referia su fundador— como el juego, una cosa importante. Se reunieron diversas personas para hacer una asociación de promoción, por una parte, de la música contemporánea y, por otra, de algo un poco particular, como es la creación radiofónica. Nosotros tenemos un estudio electroacústico en París, un poco clásico, en el cual se pueden hacer moni ajes, mezclas y manipulaciones sonoras, así como reportajes sonoros. En este espacio, que está Subvencionado por el Ministerio de Cultura francés, tenemos la posibilidad de hacer cosas como, por ejemplo, Et si toule entiére maintenant, que es una coproducción entre nosotros y Radio France». Una pieza radiofónica por la que fue galardonado en 1987 con el Prix Italia en su apartado de programas musicales. Es bien evidente, pues, que Ferrari es persona autorizada a la hora de solicitarle que defina la especificidad de la creación músico-radiofónica o, más expresamente, del «arte sonoro» en un medio como la radio: «Siempre es muy complicado explicar qué es lo que suele llamarse un Scherzo "hórspiel" —en traducción literal, añadimos nosotros, "pieza sonora"— porque es, efectivamente, un tipo de creación problemática, pues establece puentes entre diferentes especialidades; se puede decir que el "hórspiel", para hablar de un modo un poco sintético, es una especie de mezcla en la cual la música, la palabra y la temática, es decir, la significación, están en un plano de igualdad y son empleadas como si se tratase de una composición musical. Así pues, a partir de estos términos, se pueden hacer reportajes muy sofisticados, dramáticos extremadamente "compuestos" y toda suerte de cosas un poco locas, pero también extremadamente filosóficas de creación radiofónica. Y, en todo caso, se puede decir de ellas que no se trata de composiciones para cinta magnetofónica que se piensan para un concierto; eso es seguro». Luc Ferrari es, además, un músico que reconoce carta de naturaleza de «hecho escénico» a s.us obras para concierto, como lo demostró con su grupo La Muse en Circuit con ocasión de su intervención, el pasado 7 de diciembre, en la Sala de Columnas del Círculo de Bellas Arles de Madrid, sede de todas las actividades de la IV Bienal Burdeos-Madrid. Su espectáculo, titulado La lecon de espagnol, mos- traba también obras de algunos de sus jóvenes colaboradores, como Michel Musseau —espléndido como actor en su pieza Sapiens, sapiens—, David Jisse y Henry Fourés. En la segunda parte, una extensa, por momentos jocosa y muy virtuosística composición de Ferrari, Les émois d'Aphrodite, en la que Sylvain Fridmann, Jeanne-Marie Golse y Marianne Delafon, clarinete, piano y percusión respectivamente, demostraban al respetable cómo es posible interpretar una partitura complejísima con enorme precisión y, a la vez, con suficientes dosis de gracia y teatralidad. «El concierto está basado, como broma, sobre la idea del diccionario del método "Assimil" para aprender español, de cosas que permiten entrar en contacto con una lengua extranjera. Y, al mismo tiempo, los protagonistas, que son dos actores profesionales, intentan en una lengua que no conocen presentar las diferentes obras del concierto». O, dicho de otro modo, pero también en palabras de Ferrari: «Para mí el concierto es un espectáculo. Con esa concepción puede atraerse hacia la música contemporánea a un público que, en principio, no está muy habituado a ella. A mí me gustan mucho ese tipo de cosas que permiten dar a la música, extraer de ella, un sentido dramático, espectacular, que tiene por otra parte». José Iges La buena estrella Madrid, Auditorio Nacional, S«l« 2, 21 de diciembre de 1WS. Soldó:... el Volare silente: Seco: Concerro do Verana; Cuiberl: Luisyana; Chufes: Ambients. Grupo Circulo. C u n e n Guiliem, oboe. Direflor; José Lulí Temes. Segundo premio SGAE. El primer premio fue declarado desierto y se adjudicó un segundo al catalán Agustín Charles; decisión discutible que se puede entender por el hecho de que este autor recibió ya en la primera edición de este concurso la más alta distinción y no se quiso que repitiera... Si su obra se consideraba, en efecto, la mejor, debería habérsele Otorgado el premio máximo sin recurrir a una solución de compromiso teñida de diplomacia. Lo cierto es que la partitura en cuestión, Ambients, es una prueba más de la joven madurez de este músico de 28 años a quien, sin duda por sus méritos, persigue la buena estrella. Todavía está fresco su premio Reina Sofía, el último, junto con éste de la SGAE, de una larga lista: Instituto de la Juventud de la Generalitat de Cataluña, Quinta Tribuna de la Fundación March, Juventudes Musicales de Barcelona (por dos veces). Concurso Internacional Francesc Civil... Ambients pone de relieve el excelente pulso del compositor de Manresa para tratar los colores instrumentales y combinar distintas voces en un propósito evocativo del mundo del jazz, de sus ambientes, con pinceladas de carácter autobiográfico. Un buen trabajo en el que, a lo largo de veintitantos minutos, se realiza una hábil asimilación de elementos de\freejazz a los presupuestos de la mú- sica culta. Numerosas alternativas se suceden en un discurso fragmentado y bien soldado que incorpora variados efectos instrumentales y rítmicos (muchas resonancias danzabíes) de la mejor ley y que recurre en ciertos pasajes a técnicas de carácter aleatorio. Menos interés ofrecían las obras de Seco y Guibert (el firmante no pudo escuchar la de Sotelo, según todos los informes de magnífica factura). La primera es una rememoración en exceso literal y mimética de métodos concertantes pasados. La estilización no acaba de estar conseguida y los contrastes entre el trazado sonatístico y ta carga melódica de corte italianizante, por un lado, y determinados procedimientos actuales (pasajes atonales, disonancias), por otro, aparecen sueltos y planificados de forma demasiado obvia. La segunda, muestra los buenos modos y posibilidades de un principiante en una partitura bien dibujada, muy libremente escrita, concisa, con sabio manejo del elemento percutivo y plagada, aquí y allá, de evidentes rasgos de humor. Buena labor general de Temes y los componentes del Grupo Círculo, que entendieron parece que bien las características de cada pieza. Excelente prestación de la solista Carmen Guiliem. A g músico contemporáneo Ciclo L.I.M. en el «Reina Sofía» Ckk> de 7 coáctenos, d«l 6/11 al 18/12/88. Sutóo de Aclos del C n l r o de Arte Reina Sofía (M»drid). De nuevo, el L.I.M. a escena. En la presente ocasión, la 14.", y con el patrocinio del INAEM y de la Comunidad de Madrid entre otras instituciones, el lema era «En el espacio del tiempo». Y, efectivamente, los asistentes a las distintas sesiones —que, por cierto, registraron casi siempre llenos— se encontraron con la coexistencia de partituras de muy diversa época e intención. Valga como muestra el primer concierto, en el que, además, se produjeron dos estrenos absolutos: si para Carlos Villasol (autor de Cinco minutos de música nocturna) y para Félix Ibarrondo (Bóreas} el juego de complementarios era motor de resultados bien distintos, aunque ligados a la experimentación con un dúo instrumental (violíncello, clarinete-cello), en el caso de la muy extensa Historias en el aire de Jesús Villa Rojo (obra encargo del CDMC y ya emitida en el espacio de Radio-2 Ars Sonora) el cuarteto habitual del L.I.M. se veía enriquecido por un variado material grabado que nos transportaba desde el gregoriano hasta nuestros di as, a lo largo de pasajes de la historia de la música encadenados con gran pericia. Y, siguiendo con esa actitud, el segundo de los conciertos se planteaba el reto de ofrecei, tras una primea parte netamente dieciochesca (Johann Christian Bach y Johann Friedrich Fasch), una segunda en la que, junto al complejo Madrigal 2 de Pousseur y a la exquisita simplicidad de Appumi per un trio de Bortolottí, se acometía la interpretación de una de las más importantes partituras de Manuel de Falla: su Condeno para clave y 5 instrumentos. Una obra que, por cierto, se sumerge con claridad en los presupuestos del ciclo que comentamos, por cuanto en ella, de forma ejemplar, se da no sólo la coexistencia, sino, sobre todo, la fusión de las corrientes clavecim'sticas españolas del XVIII con los últimos logros (en los años 20) de un Bartók O un Slravinski. La clavecinisia M." Teresa Chenlo fue en este concierto (titulado genéricamente «El clave en el contexto instrumental») eje de todas las obras interpretadas. No lodas las sesiones fueron protagonizadas por el L.I.M.: la del 11 de diciembre lo fue por el pianista romano Eugenio de Rosa, intérprete afortunado de un curioso programa confeccionado con piezas de Brahms y Schoenberg, titulado «Ruptura del Romanticismo». Y el 20 de noviembre fue el inquieto Taller de Música Contemporánea de la Universidad de Málaga, dirigido por el también compositor Rafael Díaz, el instrumento de un concierto-homenaje a José M." Hiño josa, integrado por obras de Roldan Samifián, Nicanor de las Heras, Brncic y el citado Rafael Díaz (las 3 últimas obras acompañadas con proyección de videogramas). Nuevamente con el L.I.M. en escena, la cantante Pura M.' Martínez exhibió una vez más el rigor y la sensibilidad que la caracterizan dentro de un programa dedicado a «La voz en el contexto instrumental» (27/11/88), con obras de Porena, Arteaga, Slravinski, Dallapiccola y Homs. El domingo siguiente era la conjunción entre clarinete, percusión y electrónica la que se convertía en eje de un programa que ofrecía composiciones de Patachich, J.A. Orts, Pedro Estevan, Jean-Etienne Marie y José Iges; para concluir el 18 de diciembre con un concierto patrocinado por la Casa de Velázquez de Madrid, en el que lo más relevante, junto a la interpretación de Palpiti de Juan Hidalgo, fue comprobar el buen oficio de Christophe Looten y de Anthony Girard, dos jóvenes valores de la música francesa. Un ciclo este dirigido —como ya es habitual— por Jesús Villa Rojo, en el que, junto a estrenos y reposiciones de variado interés, hay que subrayar una vez más la gran afluencia de público junto a la casi absoluta ausencia de la critica especializada. J.l. Presentación del catálogo de Homs * ^ Fundición Juan March (Madrid) 7 át diciembre de 1988 A sus 82 años, Joaquín Homs es no sólo vivo depositario de tos más genuinos valores de esa cadena de compositores catalanes interesados en el dodecafonismo —y cuyo primer y más importante eslabón fuera Gerhard, de quien Homs es el único discípulo—, sino testigo y, a veces, artífice, de algunos importantes acontecimientos de la vida musical catalana y, por extensión, española. Asi lo ha sabido entender la Fundación Juan March, que, desde su Centro de Documentación de la Música Contemporánea Española, ha impulsado la edición del catálogo que da cuenta de las 176 obras escritas por el autor barcelonés hasta la fecha. La hija del compositor, Piedad Homs, es la autora del trabajo. Como antes señalábamos, Joaquín Homs ha sido un muy consciente cultivador de las técnicas dodecafónicas, como consecuencia lógica de su necesidad expresiva, asi como de —en sus propias palabras— «liberarse de la angustia que le produce la idea de que "todo me está permiti• do"». Hitos trascendentales de su producción son su Dúo para flauta y clarinete (1936), el Primer Cuarteto de cuerda (193738) y el Trio para flauta, oboe y clarinete (1958), obras todas ellas estrenadas en sendos festivales de la SIMC. Ello no obstante, cabe señalar que, entre 1939 y 1951, Homs trabaja rodeado de —en palabras de Taverna-Bech— «un angustioso silencio que, sin duda, influye en la evolución de su lenguaje, el cual se revite de austeras coloraciones». Pero lodo eso no impide que Homs contribuya a la difusión de la música de nuestro siglo a partir de 1950, dentro de las iniciativas Club 49 y Música Abierta, siendo asimismo primer presidente de la Associació Catalana de Composítors. El acto de presentación del catálogo de las obras de Homs estuvo constituido, como ya es «norma de la casa» en este tipo de acontecimientos, por la intervención de un orador, en este caso del compositor y director Joan Guinjoan, quien trazó amena y emotivamente una semblanza de Homs, y por un breve concierto en el que fueron interpretadas algunas partituras del veterano autor: 2 So/iloquis, Les hores. Trío. En elsilenci obscur y Auguris. Diferentes formaciones, desde el piano solo hasta el cuarteto de clarinetes, eran convocadas en estas piezas, minuciosamente delineadas, de las que fueron eficaces intérpretes la soprano Pura M. 1 Martínez y el grupo L.I.M. ,/./_ Scherzo 89 música contemporánea XVII Encuentros Internacionales de Metz os pasados días 17, !8, 19y20de noviembre ha tenido lugar la 17." Edición de los Encuentros Internacionales de Música Contemporánea de Metz (Francia). El Centre Européen pour la Recherche Musicale, cuyo director artístico es Claud Lefebvre, viene siendo desde hace años el coordinador de todas las actividades que aquí se desarrollan. Una política de encargos, concursos y programación plural y sólida hace que se encuentre Metz entre los mejores festivales dedicados a la Música Contemporánea de Europa. Muchas personalidades del mundo musical se han dado cita el presente año en estos encuentros, pero sin duda el encuentro más entrañable ha sido el de Messiaen-Stockhausen, ambos homenajeados por sus respectivos 80 y 60 aniversarios. Se iniciaron, pues, estos encuentros con el ensayo general de la soirée Stockhausen, ensayo con una asistencia masiva de un público adolescente de entre 12 y 20 años, que escucharon fascinados no sólo las explicaciones de Stockhausen junto a su grupo de instrumentistas, sino también el torbellino de sonido que les rodeaba, volando literalmente de un extremo a otro de la sala, con El canto de los Adolescentes, primera obra para cinta de la Música Electroacústica, compuesta en 1965 por Stockhausen en el Estudio de la Radio de Colonia. Junto a esta obra tuvo lugar también el 17 de noviembre el estreno en Francia de la versión para 9 solistas de Michaels Reise (el viaje de Miguel), que es la primera parte del inmenso mosaico que constituirá la ópera La Luz, en la que Stockhausen trabaja desde 1977, ópera de los siete días, aproximadamente 25 horas de música cuyo final está previsto hacia el año 2004. El viaje de Michael se inscribe en la idea siempre patente en Stockhausen de una Música Universal, universalidad que en esta ocasión viene de la mano del solista que en su viaje por todo el mundo toma contacto con las 7 culturas de la tierra. Una de las dos jornadas dedicadas al estreno de obras encargadas por el Centro Europeo estuvo a cargo del Grupo Círculo de Madrid, dirigido como es habitual por José Luis Temes, que junto a los estrenos de Costin Miereanu, D'un regará moiréy Alessandro Sbordoni, One morning, oh so earíy, dieron a la luz los dos encargos Kammerconcertanteát José Luis Turina y Arrebatos de Tomás Garrido que el Centro para la Difusión de la Música Contemporánea (C.D.M.C.) hizo a estos compositores españoles con motivo de los L 90 Scherzo Oliver Messiaen e Yvonne Lonod. encuentros, acogidos con un caluroso entusiasmo lanío obras como intérpretes por el público asistente. Concierto estelar de los encuentros fue sin duda el dedicado a Olivier Messiaen; la Orquesta de la Philarmonie de Lorraine dirigida magistralmente por Jacques Houtmann interpretó 3 obras maestras entre muchas de Messiaen. Los Colores de la Ciudad Celeste con Yvonne Loriod al piano, Poémes pour Mi con Sigune Von Oslen como soprano y Et Exspecto Resurrectionem Mortuorum, obra encargada a Messiaen por A. Malraux en 1977, que emocionó a todo el auditorio por su fantástica expresividad, poniendo de manifiesto el sentido trascendente, sobrenatural y atemporal que Messiaen siempre imprime a su música; gracias a una interpretación inolvidable. En la segunda jornada dedicada al estreno de obras encargo se pudo escuchar a la Orquesta de Flautas de Francia, curiosa agrupación proveniente de la ampliación del Cuarteto Arcadie fundado en 1965 por Pierre Yves Artaud, quien ha reunido 40 flautas desde el piccolo hasta la flauta octobasse entre sus alumnos del Conservatorio de Boulogne. Las obras interpretadas eran de Usko Meriláinen, Mouvemenls arculaires en douceur; A. Louvier, Chanl des Aires; H. Radulescu, ByzantinePrayer for Giacinto, encargo del Centre Europeen pour la Recherche Musicale, e Y. Taira, Flaulissimo, encargo del Ministére de la Culture et de la Comunication. El mismo sábado tuvo lugar otra de las jornadas monográficas dedicada a Mauricio Kagel: rrrrrr..., Vox Humana?, Szenario y Quodiibet fueron las obras que la Orquesta Sinfónica Saar- lándischer Rundfunk y el coro de mujeres Südfunk Stuttgart interpretaron bajo la dirección del propio autor, con la colaboración técnica del Ina-Grm. Al final de este concierto se dio a conocer públicamente el resultado del Primer Concurso Europeo de Jóvenes Compositores; el primer premio fue otorgado a Luc Brewaeys de Bélgica y el segundo a Bernfyed-Praüve de la República Federal de Alemania. El domingo 20 de noviembre Michaél Levinas, Alain Neveux, pianos, y Boris Carmeli, bajo, ofrecieron un concierto en donde el piano y la voz fueron los protagonistas; obras de G. Masson, Renseignements sur Apollan; G. Pesson, Disposistions furtives, encargo del Ministére de la Culture el de la Comunication; 1. Wyschnegradsky, L'évangile rouge, así como un homenaje al recientemente fallecido Giacinto Scelsi con el estreno en Francia de su obra para piano amplificado Ailsi. Cerrando los encuentros el INAGRM ofreció un original espectáculo teatral, donde la voz de F. Royon Le Mee se disputaba el poder con los aparentemente fríos e inhumanos altavoces; fue el estreno mundial de Démons et des mols de B. Parmegiani. Seguido por el también estreno mundial y encargo del Ministére de la Culture et de la Comunication al compositor F. Mion, Six scénes de Léone, para 4 cantantes y cinta magnética. O. Messiaen (El Exspecto Resurrectionem Morluorum) y un homenaje a E. Várese que debía haber asistido a la filmación de este ensayo en 1965 dirigido por B. Maderna, pero falleció pocos días antes. José Manuel López López danzo Un Festival maduro a consolidación de los eventos artísticos les viene dada cuando, pasadas unas ediciones de arrancada, la oferta se mantiene en el más alio nivel de calidad y siempre mostrando incentivos nuevos. Este es el caso del Festival Internacional de Ballet de La Habana, que ha llegado en 1988 a su oncena edición. A La Habana siguen yendo, festival tras festival, los mejores bailarines, los conjuntos de actualidad y todos los críticos que se precien seriamente de serio. De las noches habaneras y sus galas han surgido muchas figuras, allí han sido lanzadas y descubiertas internacionalmente. Uno de los últimos casos ha sido Julio Bocea, que hizo su primer Lago de los Cisnes en el décimo festival, y allí fue donde mostró dotes más allá del salto y el giro. El festival habanero es, además, punto de encuentro de especialistas, maestros de baile, teóricos y fotógrafos de danza de todo el mundo. Ha sido 1988 un año de total madurez. El Ballet Nacional de Cuba estrenó varías producciones, donde se destacan, sin lugar a dudas, tres: Dido abandonada, de Alicia Alonso; Suite generis. de Alberto Méndez, y Slexlexí, de William Forsythe. Dido abandonada es una recuperación histórica de capital importancia. El crítico y musicólogo italiano Lorenzo Tozzi encontró, durante unas investigaciones en una biblioteca de Módena, la música de Gasparo Angiolini para su propio ballet: Dido. Eran partes para clavicordio que el propio Tozzi reorquestó de acuerdo a los criterios de la época. Alonso comenzó hace unos dos años una pro fundí investigación sobre los presupuestos es téiicos de Angiolini, la época, el argumento cu asi mitológico, hasta llegar a construir un ballet actual que se inspira en un original perdido. Diseñado íntegramente por Salvador Fernández, el resultado es una pieza intensa, muy bailada de principio a fin, donde se cuenta con claridad el argumento. Tambiér es un ejemplo muy válido de actualización de una zona importante e injustamente olvidada de la historia de la danza. Baste recordar la polémica entre Angiolini y Noverre, asunto que la reconstrucción de Alonso no olvida. El ballet de Alberto Méndez es una obra estructurada sobre piezas clásicas y barrocas (Haydn y Hándel) donde la danza de dos hombres y una mujer es llevada a los extremos de una comunicación intima y llena de fuerza. Son cinco breves pos de irois enlazados siempre L por la permanencia de uno de los tres personajes. Baile abstracto no exento de una carga poética densa que se convierte en una especie de argumento sumario, la creación de Méndez no hace sino reafirmarlo como el mejor de los coreógrafos cubanos de hoy y uno de los que, en el plano internacional, deben seguirse de cerca sus experimentos y estrenos. Dando una muestra de actualización, el Ballet de Cuba estrenó una pieza de Forsythe (vista en Madrid por el Ballet Lyon), Stex-texi. Y es singularmente curioso ver cuan diferente resulta la interpretación de esta obra por bailarines de oirás latitudes. Sie\-texi fue creado la danza del INAEM, y José Antonio Campos Borrego, sobreintendente del Teatro Lírico Nacional La Zarzuela. España fue motivo diario en este XI Festival. El primer clásico que se vio fue Don Quijote. Se reestreno después de más de 20 años Majísimo, un delicioso pastiche de inspiración española sobre la música de El Cid, de Massenet, usando las partes catalana, aragonesa, andaluza, auvade y navarra. La coreografía de Jorge García no ha perdido vigencia y levantó literalmente a! público de las butacas; por su parte, José Antonio, la misma noche del reestreno de Majísimo, bailó su solo Alborada del gracioso con coreografía Rafael Padilla, Dagmar Moradillo y Jorge Vega en Suile Generis», la nueva creación del coreógrafo Alberto Méndez. para la Opera de París. Actualmente lo tienen en repertorio el mencionado Ballet de Lyon, el New York Cily Ballet, la Opera de París y el Ballet Nacional de Cuba. Quizá la genialidad del coreógrafo se adivine en que resultan cuatro ballets muy diferentes aun evolucionando sobre los mismos pasos. La versión cubana resulta muy venal, con detalles de fina sensualidad que contrastan con la dura atmósfera que Forsythe propone como marco. Entre los otros acontecimientos importantes debe destacarse la presencia española, con Arantxa Arguelles, Trinidad Sevillano, José Antonio Ruiz, director del Ballet Nacional de España, y dos grupos de danzas vascas, Argia y Skola. A esto debe sumarse una delegación oficial con Juan Francisco Marco, subdirector de la música y de de José Granero, añadiendo más emociones a una noche que culminó con Dido abandonada. José Antonio montó para el Ballet Nacional de Cuba su versión de El Sombrero de Tres Picos, que se estrenó con los diseños originales de Pablo Picasso; él mismo bailó el papel del Molinero acompañado por Aurora Bosch como la Molinera. Pero hubo una sorpresa más con el director del Ballet Nacional de España. Fuera de lo previsto, apareció en uno de los papeles protagónicos de Bodas de Sangre con el elenco del Ballet Nacional de Cuba, recibiendo una de las más largas ovaciones de todo el festival al compartir cartel con Marta García, Loipa Araujo y Francisco Salgado. El otro centro de atención estuvo en Arantxa Arguelles y Trinidad Sevillano. La Arguelles el día 2 de noviembre Scherzo 91 donzo hizo su primer Lago de los Cisnes completo junto a Julio Arozarena, un joven cubano que había triunfado en el concurso de Varna. Ninguno de los dos defraudó al público y a la critica. Alicia Alonso asistió a la representación. El Teatro Nacional estaba repleto hasta la bandera. Y para los que insisten en decir que Arantxa es sólo una chiquilla que sabe hacer fouettes, deberían haber estado allí para ver su segundo acto, plenamente interiorizado, sobrio y contenido. Claro que cuando llegó el tercer acto hizo sus parles de virtuosismo con la misma elegancia distante que la caracteriza y que arrebató literalmente al público. Arguelles y Arozarena también bailaron en dos galas durante e! Festival el Grand Pas Classique, ese difícil paso a dos que Chauviré llevara a La Habana por primera vez en los años 50. Trinidad Sevillano estuvo discreta en su Gisel/e, acompañada por un apasionado Koen Onzia. Era muy comprometido para esta bailarina ir a La Habana con este clásico. Allí ha sido, durante décadas, la meca de Giselle. Fracci, Evdokimova, Gregory, Thesmard, el magisterio estelar de Alonso. Los ojos del espectador habanero conocieron a todas las más eminentes Oiselle de nuestro tiempo. Trinidad hizo un primer aclo algo más atinado y correcto que el segundo. Koen hizo bien su papel y por momentos se le vio más centrado que su compañera en los rigores del rol romántico. Con todo, Sevillano y On- 2 ¡ Koen Onzia en un solo coreografiado por Panov sobre música de Mahler, en el Gran Teatro de La Habana, zia dejaron una buena impresión como pareja. También bailaron el paso a dos de Romeo y Julieta de la versión de Rudolf Nureyev, y Koen, por su parte, hizo un bellísimo solo compuesto para él por Panov cuando concursó en Varna. Otro hecho destacable fue el lanzamiento del joven bailarín José Carreño en el papel de Apolo. Este chico ya fue visto en Madrid durante las lecciones magistrales de Alicia Alonso. Verle en el difícil Apolo balanchiniano fue ver nacer a una estrella. En la noche final, Alonso, acompañada de Rafael Padilla, hizo el paso a dos del segundo acto de Gise/le. Emo- ción, aplausos, lágrimas. El Gran Teatro de La Habana se rindió una vez más a su prima ballerina assolutta. Serena, lentamente, Alicia resumió el estilo y todo el ballet en aquellos breves momentos, también para ella profundamente significativos, ya que se cumplían los 45 años de su debut en el papel. Fue un broche de oro puro para un festival que, además de ser actualmente un evento único en el mundo, posee toda la solera y seriedad que merece el arte de la danza. Roger Salas El Ballet del Teatro Lírico y sus estrenos a agrupación titular de danza clásica ha presentado en el Teatro La Zarzuela de Madrid y en una modesta gira por varias provincias españolas lo que puede considerarse el primer producto terminado a partir de la presencia soviética encarnada en la directora artística Maia Plisetskaia y de los maestros repetidores Valentina Savina y Azari Plisetski. Nominalmente la dirección estable de la compañía está en manos de Ray Barra, que mantiene el récord d^ permanencia en el apáralo directivo del conjunto desde los ya hoy lejanos liempos en que María de Avila le trajese a Madrid. El primer programa —visto sólo parcialmente por este crítico durante la gira a Ciudad Real— presentaba poca novedad, lo que no es en sí mismo un elemento para sostener una crítica, ya que una buena pieza deberá ser vista tantas veces como sea necesario si su calidad lo merece. Ese volver a ver es uno de los factores determinantes para crear público de baile! entendido y entusiasta. L 92 Scherzo Savina y Plisetski abrieron con el segundo aclo del Lago de los Cisnes en lo que puede considerarse la tercera versión desde que la compañía existe. Sin duda esta última es no sólo la menos bella, sino la menos seria, además de la menos adecuada a las características de la masa de bailarinas con que se opera. Lev Ivanov creó una especie de decálogo eterno, aunque más que crear pudiera hablarse del término perfeccionar y estilizar lodo lo que venía siendo gestado con anterioridad. La disciplina del cuerpo de ballet llevada a sus más altas cotas de exigencia en técnica y homogeneidad. De esto se derivan algunos detalles de estilo y de presencia formal que deben ser respetados. Se escapa al raciocinio balletístico las falsas soluciones plásticas, la sustitución de la mímica tradicional, el absurdo prólogo y por fin la elección de las debutantes en el papel de Odette, todo esto gestado por Savina y Plisetski en una operación de efectos especiales rá- pidos y fulgurantes que saben ellos poco tiene que ver con la verdad en el ballet. Adriana Salgado es un miembro del cuerpo de baile que carece de todas las condiciones naturales para ser una buena Odette, aunque conocemos muchos casos de bailarinas que a través de la técnica y e! tesón han superado con éxito determinadas ineptitudes para el papel- Pero lo asombroso y lo que no puede creerse es que los maestros soviéticos no tuvieron el buen tino de aconsejar a esta chica por el bien de su carrera personal no hacer el ridículo de la manera que lo hizo. Adriana Salgado no tiene culpa de nada, no es una buena bailarina, desconoce hasta puntos insospechados la técnica de pas de deux y sobre todo carece de pies. Sus dimensiones físicas también se lo ponen aún más difícil. El resultado es lamentable, y vuelvo a decir: sólo hay responsabilidad en e! desaprensivo intento de Savina y Plisetski de demostrar su utilidad promoviendo chicas del danzo cuerpo de baile a los roles prolagóni- el paso a tres del primer acto de El Lacos. Comparte responsabilidad en esie go de los Cisnes. Aquí atacó de nuevo desafortunado lanzamiento el ejercicio el horror del diseñador moscovita. Los de ciertos críticos amateur que han haintérpretes hacen sus partes con digniblado en poderosos medios de «descu- dad (Carmen Paris menos segura, Mabrimiento de la Odette española», o de ría Luisa Ramos entendiendo el estilo «nueva promoción de estrellas». La fal- clásico y José Antonio Quiroga esforta de seriedad y desaprensivas afirma- zado y en constante superación ciones de esta critica ha colaborado personal). malsanamente a la confusión. El segundo programa presentado en Es también el caso de las promete- el Teatro de La Zarzuela trajo los lladoras chicas Muriel Romero (ahora lla- mados platos nuevos y fuertes: el grana mada Muriel María) y de -Carmen pas de Paquita; el estreno de Ray BaParis. Muriel no sólo no sabe hacer un rra, Hoja de Álbum; el paso a dos Diapas de deux, sino que no atina a soste- na y Acteón, y por fin María Estuardo, ner un arabesque en su sitio. Puede ase- con la Plisetskaia al frente de la creagurarse sin lugar a dudas que ahora esta ción de Granero. chica está peor preparada que cuando Paquita fue montado por los rusos fue la única española que quedó fina- a través de un video norteamericano. lista en el concurso de Lausana. CarHabría que adivinar si se trata de una men París, por su parte, tiene más colaboración con los planes de desarcondiciones naturales y es el único caso en que la política de ascensos sor* presa de los soviéticos tiene algún '| sentido, si bien todo lo que en un futu£ ro esta chica pueda dar también puede < malograrse. Todavía tiene que hacer lo que las demás, y durante mucho tiempo. Eso es una ley en ballet. De la función de Ciudad Real, que ha sido un poco la función tipo de la gira, lo mejor fue La Noche de Walpurgts, a pesar de los estruendosamente feos diseños, anticuados y que no favorecen a nadie. Arantxa Arguelles es hoy por hoy la única en esa compañía que sabe y entiende lo que es bailar profesionalmente. Y estuvo muy bien acompañada por Hans Tino en un papel que él sortea de lo técnico hacia lo histriónico y demostrando sus mejores cualidades de porteador. La Noche de Waípurgis no formaba parte del pro- Hans Tino y Mar Baudesson en «Hoja de grama del Teatro de La Zarzuela y sí Álbum» de Ray Barra. 10.° Aniversario del Ballet Nacional l Ballet Nacional de España celebró en el Teatro de La Zarzuela de Madrid su décimo aniversario con dos programas. En el primero se puso Bodas de Sangre, con coreografía de Antonio Gades y su propia participación en escena, junto a José Antonio, actual director de la compañía. Bodas de Sangre es la mejor creación de Gades y una pieza que abre a la danzateatro española muchas vías aún sin agotar. También se vio una nueva versión de Bolero recibida con desiguales opiniones. Creada por José Granero, esta modernización escénica de la pieza de Ravel se muestra con una estética confusa y cercana al music-hall. José Antonio, por su parte, estrenó Soleá, pieza dramática sobre una idea y música de Manolo Sanlúcar, protagonizada por el propio coreógrafo, Merche Esmeralda y Antonio Márquez. La obra está guarnecida con un atinado y sensible trabajo de diseño de trajes y escenografía de Pedro Moreno que cumple con la idea del ballet. Soleá es una pieza dramática basada en una historia real que se conserva en la tradición oral andaluza. José Antonio creó una coreografía compleja donde sé puede leer la historia, y apenas unas escenas un poco dilaladas, la obra posee cohesión e interés. El baile está encabezado por tres virtuosos. Merche Esmeralda sacando sus dotes dramáticas, José Antonio con su rigor y Márquez debutando en un papel protagonista que parece hecho a su medida. Esta es una obra que el rodaje y los ajustes enriquecerán y la harán permanecer en el repertorio. E me. Era raro y tan evidente que aquella no era la Paquita que se baila en el Bolshoi. Arantxa Arguelles desempeñó con elegancia distante su papel, aunque debe profundizar en los acentos. Este es el detalle más asombroso. Paquita ha sido montada sin acentos, de una manera plana y casi arbitraria. Viendo grabaciones de yanquis o caucasianos, le ponen más salero que las españolas. Una vez más resulta incomprensible la labor de los montadores. Julio Bocea, siempre sólido en la técnica y espectacular cuando quiere, fue sonoramente aplaudido por un público que ya le reconoce. Bocea y Arguelles también pasearon sus técnicas y detalles brillantes a través del paso a dos de Vaga no va. Otra vez se impuso sobre las calidades el horror del diseño de trajes. María Estuardo es un lujoso montaje de excelente factura y presentación. Diseños, luces, trajes y maquinaria ponen la cota muy alta. La cosa falla en el baile mismo y en zonas de la música. No hay baile sustancial y la tensión dramática está dada con mimetismos. La Plisetskaia hace lo que puede y el momento de baile está resuelto bastante indignamente con una doble con un trapo en la cabeza. María Estuardo no es un buen ballet por no haber apostado más claramente por algo, ya sea la teatralidad u otra fórmula concreta de hacer escénico. Hay bellos momentos aislados, pero en conjunto es lento, aburrido, sin una idea clara en el lenguaje y en el sentido, una idea única que es lo que hace y cohesiona un grupo de divertissement. Esta es otra ley rusa del ballet. Ray Barra, por su parte, ha hecho un ballet discreto que supera sus anteriores creaciones, en una línea que le es afín de delicados hilos conductores del baile. Todos los intérpretes ponen de su parte. Los diseños en este caso son muy afortunados y el conjunto es un todo armónico y suave. La compañía mantiene un nivel del baile aceptable. Los chicos han mejorado en su danza y poco a poco hay algo que se trasluce en lo que se ve en escena, sí bien es muy evidente que aún no ha encontrado esta agrupación la línea de trabajo exacta que precisa. Paciencia. Eso no se encuentra ni en una ni en dos temporadas. Es a otra escala el asunto. Esperábamos un clásico entero y se nos entregó la opulencia del descogote de la Estuardo. Seguimos esperando el clásico entero. O un programa digno del gran repertorio. Ya es un tema casi más moral que artístico. Pero con el ritmo de trabajo impuesto por los maestros que vinieron del frío, ¿es esto posible? R.S. Scherzo 93 ORQUESTA Y CORO NACIONALES DE ESPAÑA AUDITORIO NACIONAL DE MÚSICA Temporada 1988/89 PROGRAMACIÓN: FEBRERO/MARZO 12 Director Solista: Arruga Escudero Bartok 13 3,4, 5 Febrero 1989 CICLO m Orquesta Sinfónica de Bilbao José Ramón Encinar Ricardo Requemo, piano. Obertura de "Los esclavos felices" Concierto para piano y orquesta El mandarín maravilloso 10, 11, 12 Febrero 1989 CICLO I Coro Nacional de España Direaon Gennadi Rozhdetvenski Solista: Heinz Hoffigtr, oboe. Mozvt Sinfonía núra. 38 en Re mayor, K. 504 "Praga" Concieno para oboe y orquesta en Do mayor, K. 314 Itumzaga ** Concierto para oboe y orquesta ZemBnsky * Salmo XIII 14 17. 18, 19 Febrero 1989 CICLO n Director Gennadi Rozhdetvenski Solista: Gerharri Castillo FaHa 15 3, 4, 5 Marzo 1989 CICLO ni Coro Nacional de España Carlos Kalmar Director Solistas: Karína (rforgáui, violonchelo Paloma Pérez Iñigo, soprano María Aragón, mezzosopnuio Andras Molvar, tenor Enrique Baqueriza, bajo Elgar * Concierto para violonchelo y orquesia en Mi menor, Op. 85 Kodaly * Psalmus Hungaricus * TeDeum 17 10, II, 12 Marzo 1989 18 17, 18, 19 Marzo 1989 CICLO I Director Gerd Albrecht Brahms Sinfonía núm. 3 en Fa mayor, Op. 90 Zlmintsky • "DerTraumgorge"(Extiactosdelaopera) CICLO II Coro Nacional de España Johannes Moesus Director Solistas: EKsabeth Richards, soprano Unula Kunz, mezzosoprano Anthony Rolfc-Jonhson. evangdBta Scooth Weir. tenor irías Luis Alvaraz, bajo ariis Dougbs I jwrenct, cristo Badi Pasión según San Juan, BWV 245 Pedro Corostob, violonchelo * D. Quijote * Concierto para violonchelo y orquesta Sombrero de tres picos (versión completa) 24, 25, 26 Febrero 1989 16 CICLO I Director Isaac Karabtchevsky Solista: Francisco Corostoia, puno Barbo- Adagio para cuerda, Op. 11 Gurictt Fantasía para piano y orquesta "Homenaje a Walt Disney" Straufe Vida dt héroe. Op. 40 19 DireMor Solista: DdCunpo HalffltT Moussorgsk} 31 Marzo. I, 2 Abril 1989 QCLO ni Cristóbal Haffiter Heinrích SchnT, violonchelo * Obertura madrileña * Concierto para violonchelo y orquesta núm. 2 Cuadros de una exposición * Primera vez por la O.N.E. *• Estreno absoluto m Horario de conciertos Viernes y sábados 19,30 h. Domingo 11,30 h. Con el patrocinio de IBERDUERO MINISTERIO DE CULTURA h0<Mo WKtnrj * D5 AiWs EscFnaE y OH ti Hj&CO • aniversario Mis recuerdos de Hans Hotter Hotler como Gurnemanz. Parsifal, en Bayreulh 1962. na neblinosa mañana de finales de junio de 1962 hice por primera vez el camino desde la estación de Bayreulh al Festspielhaus, no de rodillas, como Albert Lavignac decía que ha de ir el «verdadero peregrino», pero sí a pie y viendo concretarse poco a poco el fabuloso edificio de mis sueños. Llegado allí arriba y después de que alguien me llevara a presencia de Elisabeth Suchanek, secretaria de Wolfgang Wagner e inspiradora y aulora material de la carta de éste ofreciéndome empleo como tramoyista durante dos meses «si usted puede aceptar nues- U tras modestas condiciones», fui confiado a los asombrados Herr Herterich y Herr Schobert, los dos tramoyistas jefes (literalmente, maestros laterales derecho e izquierdo). ¿Qué experiencia de esta clase de trabajo lenia yo? Por mi memoria pasaron el Don Ñuño en una Venganza de don hiendo estudiantil, la labor de apuntador en el aborrascado estreno de un novel y la dirección —es sólo un decir— de otra no menos malhadada Fiesta del Rollo en la Facultad de Derecho de Madrid. «Ninguna», fue la pudorosa respuesta. ¿Cuáles eran mis conocimientos de alemán? ¡Ay! Yo creía de buena fe que había aprendido lo suficiente para defenderme; pero aquí y ahora me era casi imposible entender nada de lo que me decían aquellos operarios embutidos en sus monos azules y con callos en las manos (yo estaba ante ellos con traje y pajarita). Más tarde supe que hablaban el cerrado dialecto local y que en él impartían sus órdenes. Ambos eran hombres de una pieza y magníficos profesionales. Adam Herterich, recio y sanguíneo, había sido sargento durante la guerra y se le notaba, aunque en el fondo tenía una personalidad tierna: todos nos moríamos de risa cuando canturreaba feliz entre bastidores el sueño de Elsa, doblando a Anja Sil ja; a mí me explicó con todo lujo de detalles mímicos que yo tenía que encargarme de retirar durante la transformación en el tercer acto de Parsijat la roca de cartón-piedra que servía de assiento a Jess Thomas. Georg Schobert, magro y vivaz, tenía tras sí un curioso historial como carpintero trotamundos con el traje y las canciones típicos de su gremio siguiendo una costumbre ahora extinguida; en esas correrías, la fama le airibuía gran éxito dondequiera con las mujeres; también me contaron que después de la guerra entró subrepticiamente en Suiza, en busca de trabajo, y que de allí lo devolvieron a Bayreulh sin más contemplaciones tan pronto como le oyeron dos palabras. Herr Herterich falleció a poco de jubilarse. Herr Schobert ha muerto hace unos meses; lo vi por última vez en 1983 al encontrármelo haciendo antesala para hablar con Erna Pitz, la viuda del inolvidable director de coros; aún me llamó como acoslumbraba en su jerga: «Angelino, espanyolo, amico». Heinrich Vogel, en aquel liempo encargado del almacén de material y desde entonces queridísimo amigo, me hizo entrega del candado y la llave de mi taquilla, con lo que Iras otros trámites me cambié de ropa y pude incorporarme al equipo de tramoyistas de a pie, formado en su mayor parte por muchachos de Bayreuth ganándose unas perrillas durante las vacaciones. Yo no era el único extranjero en el grupo: había un americano de origen alemán, un austríaco muy simpático que estudiaba escenografía y un inglés, Henry, al que tomó afecto el inefable conde Gravina quizá por su aspecto de hippie (luego se ha aburguesado en París); no cuento a un francés enchufado Scherzo 95 aniversario odiado de todos por vago además de gabacho, porque lo despidieron a los pocos días. Aterricé en medio de un ensayo con orquesta y vestuario, pero no con caracterización, de Tristón en la nueva producción de Wieland Wagner; mi bagaje lo formaban un Tristón y un Ocaso barceloneses y los bolos organizados en Madrid por César Mendoza Lasalle, así que a nadie extrañará que me quedara con la boca abierta. Vinieron después ensayos de Lohengrín y de Tannháuser, con escenografías del propio Wieland ya rodadas, y los complicados ejercicios para montar y desmontar la plataforma metálica segmentable del Anillo escenificado desde 1960 por su hermano Wolfgang. Asi fui viendo materializarse en una atmósfera cotidiana de trabajo, humana y no carente en consecuencia de humor o de tensión, a nombres para mí milicos o revelándoseme: Josef Greindl venía a menudo en sandalias y con una bolsa de comida; Astrid Varnay celebró creo recordar que su centésima función en Bayreuth, así que fijó en el tablón de avisos una poesía de su puno y letra dedicada al evento y nos invitó a todos los proletarios a cerveza en la cantina: fue aclamada tanto o más que en el teatro; Wolfgang Windgassen repasaba la partitura antes de entrar a escena en el segundo acto de Trisián e iba comentando los agudos o forte de la torrencial Nilsson con exclamaciones que me sonaban así: «¡Ahí va eso! ¡Toma castaña! ¡Aún más, rica!»; en pleno ensayo general de Tannháuser a sala llena Wieland corrigió a Anja Silja, y ésta le hizo un número dejándose caer histéricamente sobre el piso del escenario: echamos el telón, hubo que aguardar media hora para continuar y las comadres tuvieron su festín; Otto Wiener estuvo bebiéndose una naranjada durante el primer interludio de un Oro del Rin: segundos antes de que descorriéramos de nuevo el telón devolvió la botella a una camarera y a mi me alargó la pajita diciéndome: «Mi lanza»; Victoria de los Angeles aparecía siempre con su madre, su marido y la secretaria: la madre —mujer muy sencilla inconfundiblemente española, enlutada y con un gran bolso también negro— se sentaba entre bastidores para presenciar la actuación de su hija y se retiraba al camerino con ella... Aparte otros preparativos, Parsifal tuvo un único ensayo de rutina —el general con todos los sacramentos— en la producción de 1951, estable aunque bastante retocada; Knappertsbusch dirigió en mangas de camisa y tirantes, pasando cuidadosamente las hojas de la partitura e interrumpiendo la continuidad sólo en un par de ocasiones; el preludio lo seguí desde el foso invitado por dos de los carpinteros fijos: «Ven con nosotros Scherzo —Se va a enfadar —No te preocupes, ya nos conoce». Después descubri a Hotter, un hombre muy alto, majestuoso sin afectación. ¿Cabía un Gurnemanz más verosímil? Con su sola presencia llenaba la escena sin que se advirtiera propósito alguno de destacarse. Todo era en él suavidad, mesura, dulce autoridad, el fluir natural de la experiencia. Cantó su dilatado relato del primer acto en un soplo, articulando, pronunciando, matizando cada palabra, cada frase, cada período con soberana intención dramática. ¿Por qué Hotter no cantaba Wotan en el Anillo en vez del simpático pero en todo inferior Wiener? Guerra entre hermanos, me contestaron; Wolfgang no En El Barbero de Sevilla. ¡937. quiere a los cantantes de Wieland. Entre el público, los wielandianos echaban pesies y aguardaban con impaciencia el advenimiento del año 1965, en que el Anillo del intruso sería arrojado a las tinieblas exteriores para dar paso a la nueva maravilla wielandiana, Pero Wieland tampoco con (aba ya con el gastado Hotter para su nuevo Wotan. En Colonia había probado a Georg London, quien quedó confirmado para 1965. Mas London era nervioso e inestable (•); como Wieland introdujo un corle en El ocaso de los dioses por razones del efecto dramático (la breve escena de Gutrune después de la marcha fúnebre), el barítono canadiense se creyó con derecho a exigir tal o cual corte en su temible papel; parece ser que Bóhm dijo: «O él o yo», y como el director austríaco significaba en ese instante el antídoto contra la amenazante karajanización de Bayreuth, London saltó por los aires y Theo Adam tuvo su gran oportunidad, muy bien aprovechada. Por su parte, Hotter pensaba ya en ir equilibrando su actividad como cantante, director de escena y profesor de Canto; de acuerdo con la evolución de su voz, ahora se decantaba más por papeles de bajo: asi siguió apareciendo en Bayreuth como Gurnemanz, y en 1964 también como Rey Marke en apasionante contraste con el joven Mari ti Tal vela, lo que no le impidió cantar en 1965 un Holandés que no presencié. Justamente desde 1964 yo me había convertido en espectador en cierta medida privilegiado, puesto que conocía la mecánica interna de aquellas producciones y además mantenía excelentes relaciones con el personal de la casa, lo que me permitía acceder al escenario y a las instalaciones casi como si fuera de la familia (el adecuado reparto de cajetillas de tabaco canario me facilitaba las cosas). Jamás he vivido un clima de exaltación artística como el que rodeó al nuevo Anillo de 1965, y ello tanto entre el público como entre mis colegas: parecía que a todos nos había tocado el premio gordo de la Música. Por eso aún fue más desasosegadora la experiencia de 1966: el viejo Kna había muerto en octubre del año anterior y Wieland estaba internado en una clínica de Munich desde poco antes de iniciarse el Festival, que había dirigido en parte por carta y por teléfono; corrían los rumores: «Bah, problemas personales, agotamiento nervioso» — «Está muy mal, acordaos de su padre». El anuncio de que Hotter cantaría el segundo de los ires ciclos del Anillo me tenía sobre ascuas, pero contribuyó a impregnar la atmósfera de un extraño aroma moribundo, final, funesto, pues se supo que Hotter se despedía así de Bayreuth. Y • onlvcrsorio En Munich como Gianni Schicchi en 1961. allí apareció el auténtico padre de los orgullo que presencié el último Anillo dioses, aquel cuyo único ojo era el sol cantado por Hotter en Bayreuth. y que imponía a todos su poder por el Luego vino otra historia; Wieland Wagner falleció en octubre de 1966 y imperium de las runas mágicas por él mismo creadas y talladas en el asía de su Artillo, recibido con tanto gozo, ensu lanza. Theo Adam ofrecía en esta tró en picado: Windgassen no podía ya producción la imagen de un político con los dos Siegfried, Birgit Nilsson atrapado en la maraña de sus turbias quería cantar en Bayreulh sólo Isolda, acciones y arrastrado por ellas conse- Bohm se empeñaba en dirigir Walkyria cuentemente a su fin. Hotter, con la voz y Ocaso y ceder El oro del Rin y Sigoscurecida y fatigada, era el monarca frido a Suitner, faltaba la cabeza artísabsoluto dueño de su voluntad y de sus tica que conocía los arcanos de la actos renunciando él mismo al poder y producción. Para intentar salvar los anhelando la aniquilación; así, cierta- restos del naufragio hasta que él mismente no se correspondía con las di- mo montara su segundo Anillo (1970), Wolfgang Wagner llamó en 1968 y 1969 mensiones de este Anillo del dúo Wieland-Bóhm, su monumentalidad a Lorin Maazel, por entonces director retroiraía al público a la Tetralogía del de la Opera de Berlín, y a Hans Hotdecenio anterior abierta iitubeantemen- ter, que ya había montado la obra comte y al final sellada por Knappert- pleta en Londres con escenografía de sbusch. Aunque el director de este ciclo Schneider-Siemssens y dirección musifue el kapellmeister Otmar Suitner y cal de Solti. Muchas veces me he preLudmila Dvorakova cantó en vez de guntado qué buscaba Maazel en Birgít Nilsson, los afortunados espec- Bayreuth, ya que su fracaso fue allí inatadores no nos sentimos decepciona- pelable por culpa de una dirección cados, y yo puedo decir hoy con legítimo prichosa, errátil y desordenada: vamos, el cachetazo a aquella Tetralogía herida de muerte. Por su parte, Hotter vino «porque la palabra deber es más que una palabra». Consciente de que su misión consistía en salvar lo salvable, se concentró en la dirección de los cantantes-actores teniendo en cuenta que »la música es a veces para mí más impórtame que lo era para Wieland»; su mano se apreció sobre todo en la cuidada recreación de Wotan y el Wanderer por Theo Adam y Thomas Stewart con una dimensión más emotiva, pues «Wotan proviene del siglo XIX y no es una criatura de Brecht»; pero en puridad no puedo decir que he visto una producción escénica firmada por Hans Hotter. Pasaré ahora por alto la búsqueda y obtención de bastantes de los registros, oficiales o privados, con Hotter, y que hoy tienen puesto de honor en mi discoteca; el último disco de él que he adquirido hace poco es el grabado en Viena en 1967 con Heder de Strauss (PREISER, SPR 3367). Mi recuerdo salta ahora al 12 de abril de 1987. Era domingo y por eso el vuelo a Barcelona fue cómodo. A las cinco de la ¡arde estaba anunciada en el Liceo la última función de Lulú en la versión completada por Friedrich Cerha, quien también iba a dirigirla. Casi no podía creer que Hotter, ahora de setenta y ocho años de edad, iba a cantar en ella el Schigolch, un hombre viejo, y que además quizá me recibiría. Me había desbrozado el camino María Infiesta. Le llamamos al Ritz. Al otro lado del teléfono, Hotter titubeó unos segundos: «Después de la función, imposible; me marcho en seguida, ya estoy haciendo las maletas»... «Déme usted media hora, les espero aquí a las doce, "in der Halle"». Cinco minutos aguardamos en el solitario salón del Hotel Ritz con sabor de be/le époque. Hotler apareció a tono con el elegante marco: impecable chaqueta gris de sport, pantalón de franela a juego con vuelta en las perneras, pañuelo oscuro anudado al cuello. Nos saludó desde la altura de su uno noventa y cinco levemente vencido por el peso de la edad con una inclinación de cabeza para las damas, y se sentó en un sofá como lo haría un archiduque jubilado o quizá, mejor, un dios cansado. Nos miró resignada mente con sus expresivos ojos azules: ¿cuántas entrevistas habría concedido en casi sesenta años de carrera? Alguien me habia di(*) También muy alio y caracterizado de sufriente Amfornas {una asustante aparición), paseando nerviosamente entre bastidores, se vino de repente hacmmi y me espetó: «¿Tü también?». Supongo que me quedé lívido. Llevándose histriónicamtnlc las manos a la cabera, dio media vuelta y continuó su deambular arriba y abajo cual fiera enjaulada. Jamás he sabido la causa de su cuila. Scherzo 97 aniversario cho en Alemania que «Hotter lleva la nariz demasiado alia», es decir, que mira por encima del hombro o es poco asequible. Al principio una cierta frialdad pareció confirmar aquella apreciación; pero como la conversación descubrió en seguida que conocíamos bien lo que ha significado Hotter en la historia del canto y unos le hablaron de sus actuaciones en Barcelona de 1955 y yo le hice mención de mis recuerdos de Bayreuíh, el diálogo se tornó fluido, y al final, cuarenta minutos después, fue él quien apunló cortésmente que no tenía prisa y que podíamos seguir hablando si éste era nuestro deseo. No renuncio a dar forma algún día a) contenido de la charla, por la que pasaron numerosos nombres y circunstancias, y en la que hubo ocasión para que, con un punto de orgullo en la voz, Hotter nos dijera que su hija está casada con un nieto de Richard Strauss. Lo que mas me interesaba entonces allí, como ahora me interesa contarlo aquí, era saber si iba a cantar en la Lutti ya anunciada en Madrid para marzo de 1988. Contestó que sabía que sí la cantaría Patricia Wise, pero no Franz Mazura; él no tenía ofertas, pero ya había explicado que, en la versión completa, Schigolch es un papel importante —«por supuesto, no una pieza de bel canlo»—, por lo que con gusto vendría a cantarlo a Madrid si se lo proponían: le atraía mucho visitar el Monasterio de El Escorial, «mi casa, pues ya saben que he sido Felipe II y el Gran Inquisidor», y Hotter sonrió con afabilidad. Me atreví a ofrecerme a hacer una gestión oficiosa, de la que no podía anticiparle el resultado, y él accedió y me entregó su tarjeta con su dirección de Munich. En la despedida nos acompañó hasta el vestíbulo y permaneció allí hasta que nos vio salir a la calle. Por la tarde Hotter se mostró en una forma vocal que no nos sorprendió a mí y a mis amigos, ya que por la mafia na habíamos advertido la recuperada frescura del precioso instrumento, y convenció a todos por su acabado estudio del personaje. Se ganó a pulso las especiales aclamaciones del público, no suficientemente informado por la gacetilla biográfica del programa de mano, donde, sin mención de Bayreuth, podía leerse: «Es un cantant de repertori ampli i de reconeguda professionalitat, havent cantal el paper de F-n una clase de tted en París, 1982. Schigolch de Lulu en la producció de Viena i de Munic (1983-84)». Hotter no cantó en la Lulú de Madrid. Mi gestión Flagsiad. El día 19 de enero de 1989 esde palabra y por carta, quizá no perti- toy seguro de que Hotter celebrará cannente, no podía tener éxito alguno por- tando su octogésimo cumpleaños. Yo que el reparto venía ya hecho a Iravés no estaré en Munich, pero acudiré a mi del agente de que se tratara. Así que, discoteca para formar un programa con salvo milagros, Madrid se ha quedado fragmentos de Holandés (1944), Watksin oír al glorioso Hotter, a un artista .y/w (1956) y Parsifal (1964), en la pride la talla de los Melchior, Schorr o mera parle, y el ciclo completo del 98 Scherzo Viaje de Invierno (Raucheisen, 1942-43), en la segunda, volveré a recordar así a aquel caballero despidiéndonos en el vestíbulo del Ritz y le repetiré mi gratitud por tanta belleza que nos ha regalado. Ángel Fernando Mayo AUDITORIO NACIONAL DE MÚSICA XI CICLO DE CÁMARA Y POLIFONÍA Temporada 1988/89 PROGRAMACIÓN: FEBRERO/MARZO 22 2 de febrero de 1989, jueves CICLO A Laboratorio de Interpretación Musical "L.I.M." Director Jofe V i l Rojo Solista: F i n MMÍÍ Mirtna, n q m o Matul DivcrümeDto núm. 12 Nana del gato Tres canciones Elegía para John F. Kennedy Pama Cuatro Beder Las horas HOM Dikpiccoli Goethe-bota 71 LOMort Sefcnwn Cbof» Lia 14 j Himmd Dmnd; Moart 31 7 de febrero de 1989, martes CICLO C Rafael Orozco, piano Fantasía en Do menot, KV. 475 Fantasía en Do mayor, Op. 17 Fantasía en Fa menor, Op. 49 Nocturno, Op. 62, núm 1 Aprts un léame du Dame (Fantasía quasi sonata) Director titular Solista: CICLO A Joaquín Achúcarro, piano Rapsodia Rapsodia en en Sol Sol menor, menor Op. Op 79, 79 num, num 22 Variaciones sobre un tema de Schumann, Op. 9 Tres Preludios, Op. 1 Gmadoi El amor y la muerte "Iberia' libro I f Evocación-, -£1 Puerto", "Corpus Chrisii en 5 BMbovn CICLO A Dirtaor Buber Hijdo Sdubot 27 Dront CICLO B Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid Miguel Greta Adagio, Op 11 Sinfonía núm. Í4 en Re menor Misa núm. 2 en So! mayor, D 167 21 de febrero de 1989, martes CICLO B Orquesta de Cámara Española Concertino-Director VbuMBtb Solistas: arinPnfto,riolaocMo VktaMMtk,™*, Pwed AbdeWCTOrtkmoorireven^ fiffc Condeno en Do mayor púa violonchelo y orquefla T e t a » LaPutain VinU CoDcienopaiavioliB, vMloncndoyoiqucaa,cnSiÍieniolmayor Moni Sinfooianum.23enlteiniyoiKV.IS! 28 29 ion Orquesta de Cámara Española 16 de febrero de 1989,jueves 22 de febrero de 1989, miércoles CICLO A Bárbara Hendricks, soprano Steflán Senda, piano 34 7 de mano de 1989, martes CICLO A Quinteto Mediterráneo (Quinteto de viento) 9 de mano de 1989. jueves CICLO C City of London Sinfonía RfcMlM Condeno graso, Op. 3, núm. 2 CICLO C Jennifer Smhh, soprano Conjunto Barroco Zarabanda 14 de marzo de 1989, martes CICLO C Conjunto de cuerdas Rossini SeÉ damas alemanas para dos viulina. vioionchtlo y contrabajo Sonata núm. 3 en Do mayor Sonata núm. 6 en Re mayor Suk 'IdyDe" Quíntelo en Sol mayor, Op. 77 16 de marzo de 1989, jueves CICLO A Dimhri Bashkirov, piano Sehrfot Dos fantasías postumas (en Do üKiwr y en Do mayor "GraitO Sonata en Re mayor, Op. 53 Sonata núm. 3, Fa menor, Op. 5 35 36 21 de marzo de 1989, martes CICLO B The Taffis SchoBars "Música española del Renacimiento'' Ote» de Guerrero, Lobo, Morales y Ropn 28 de m a r / o de 1989, martes CICLO C Orquesta de Cámara Española j Direoor Anfd Boiii, como 'mgh f p p Solistas: SinTunu núm. 25 en Do míyor Monfl La broma musical, KV 522 PM« Fantasía para como ingles, arpa y cuerda Brida Sinfonía simple, Op. 4 37 Obras de Scmiben, Faure, Strauss 28 de febrero de 1989. martes Octeto Oaeto- Parata en Mi bemol Pmaa núrn. 4 Serénala en Mi bemol mayor, KV 375 Ddn On hcaring t k first cuctoo Moarl Concieno núm. i para lioHn en Sol mayor, K. 216 33 DirMor. Abot Arpulo Solista: Joae Oró Safa», trompeta Obras de Haydn 26 CICLO B Dvorak Romamas paravioín y orquesta Sercnati para cuerda Bnhra 25 2 de marzo de 1989, jueves Harmonía di Cámara de Bratístava (Octeto de viento) Monrt ü™timcniom Fa mayor, núm. 8, KV. 213 Ráete Quinteto en Mi bemol mayor, Op. 88, núm. 2 Ixhtvurii Quinteto en Re menoi Upti Seis bagatelas 32 9 de febrero de 1989,jueves 14 de febrero de 1989, martes 30 30 de m a n o de 1989, jueves CICLO B Bnmilda Cianneo, violtn Manuel Regó, piano (Mkmbros dd Quinteto Regó) Monrl Sonau KV ,W en Sol mayor Modckmkn Sonata en Fa mayor O J B H O I Cuarteto para noün Op. 21 Director "Cántalas de Cámara barroas" Autores: Cn*, T d n m , Pa, HvnU, VraJdí Honrio it canaaios: 19 JO h. MINISTERIO DE CULTURA nslHuB fuma (t k Con el patrocinio Oe oy* DI jazz a se fue el 1988 que dejó los almacenes de nuestra memoria musical bien repletos. ¿Por qué no reanudar el viejo pasatiempo que consiste en que cada uno establezca la lista de los mejores diseos que, a su parecer, nos proporcionó el ano transcurrido? Por muy divertido que resulte, es un trabajo que requiere una seria reflexión, no tanto por la polémica que inevitablemente despierta como por la responsabilidad que conlleva. Una selección de este tipo tiene que ser forzosamente individual y subjetiva al máximo. Y luego no se puede volver atrás. Una vez entregada y publicada, nada se puede corregir o añadir. Son las reglas del juego. En realidad se necesita, aparte de más tiempo, bastante mayor espacio que estas dos páginas que nuestro querido director suele poner a mi disposición. Los últimos doce meses han sido extraordinariamente ricos en música excelente. Las novedades y las reediciones, en CD como en LP, han sido tantas que uno no tendría seguramente suficiente con una lista de al menos medio centenar de ediciones. Pero bueno es saber limitarse. Intentaré ser breve y citar un máximo de doce grabaciones que me parecen indispensables para cualquier coleccionista serio. No tengo, por supuesto, la menor duda en colocar Count Basie In Sweden, doble disco compacto que proviene del modesto sello escandinavo TAX, a la cabeza de mi selección. Trátase de una publicación impecable que nos permite redescubrir la mejor orquesta que tuvo el inolvidable pianista a lo largo de su fructífera carrera —la de la primera mitad de los años 50 que supuso su retorno a la gran formación después de un prolongado paréntesis debido a la crisis económica de entonces. Escuchar estos casi cien minutos de jazz intenso, distribuidos en un total de 23 temas, en su mayoría sensacionales, es literalmente situarse en medio de una banda de dieciséis músicos entusiastas y al lado de su elemento más estable, el guitarrista Freddie Green, que se mantuvo fiel a Basie durante casi medio siglo. El material proviene de un memorable concierto que tuvo lugar en Estocolmoel 21 de marzo de 1954. Yo tuve la inmensa suerte de escuchar a la orquesta dos noches antes en Copenhague, y puedo afirmar que suena exactamente tal como recuerdo, con una fuerza y una precisión que nunca fueron superadas, ni siquiera igualadas. En segundo lugar va otro doble CD, Y 100 Scherzo el Uve At Blues Alley del Cuarteto de Wynton Marsalis, cuya trompeta rara vez ha brillado como en estos largos extractos de una actuación en Washington hace dos años. El superfenómeno está rodeado de sus acompañanies habituales, es decir, el pianista Marcus Roberts, el contrabajista Roben Leslie Hurst III y el batería Jeff «Tain» Watts. Estos cuatro jóvenes virtuosos nos proporcionan dos horas de una música que algunos acusan de ser neoclasicista, pero que, a mi modo de ver, tiene el vigor, la profundidad y, sobre todo, la musicalidad que debemos exigir a una generación que sigue respe- tuosamente los pasos de sus maestros, al mismo tiempo que intenta con evidente talento y a veces, como aquí, con acierto renovar el mensaje heredado. Entre los numerosos discos de Duke Ellíngton que últimamente han visto la luz elijo su emocionante homenaje a Billy Strayhorn, ... And His Moiher Callea Him Bill, disco que fue imposible de encontrar durante muchos anos y que ahora reaparece en forma de compacto, incluido en la muy interesante colección Bluebird. En dieciséis maravillosos temas, grabados poco después de la muerte de Strayhorn en mayo de 1967, Ellington expresa su enorme gratitud al amigo que le prestó su apoyo incondicional y le dio tanta inspiración durante los años más importantes de su carrera. Una fecha de especial relieve en la larga vida de tan prestigiosa e histórica orquesta. jazz Otro homenaje nos brinda el saxo alto Frank Morgan que en su Yardbird interpreta siete temas del repertorio de Charlie Parker. Un formidable trio compuesto por el pianista Mulgrew MiUer, el contrabajista Ron Cárter y el batería Al Foster ayuda al mítico solista para hacer de estas grabaciones efectuadas en los estudios de Fantasy su más convincente sesión desde que volvió a la escena tras muchos años en la sombra. El pianista canadiense Paul Bley nos ofrece cada año nuevas pruebas de su maestría. Algunos de sus discos más reveladores han sido grabados en Copenhague por el sello SteepleChase que acaba de editar su Solo Piano, otro magnífico testimonio de la gran lucidez que impregna a un músico que nació maduro y que tuvo decisiva importancia para la revolución que el jazz conoció en décadas anteriores. Emocionante en cada instante es asimismo Fronl Time To Time Free de Joachim Kühn, teclista alemán que, magníficamente apoyado por los franceses Jean-Francois Jenny-Clark y Daniel Humair, crea una música muy personal dentro de un lenguaje libre y sensible que incluye una sorpréndeme versión del tema de John Coltrane, India. Muchos otros pianistas tienen derecho a figurar en esta lista con sus más recientes grabaciones. Abdullah Ibra- him, Tomín y Flanagan, Martial Sola), Keith Jarret, Michel Petrucciani, Tete Montoliu, Cecil Taylor, Denny Zeitlin, Enrico Pieranunzi, Atli Bjorn y Thomas Clausen son algunos de ellos. Sin embargo, tienen que ceder ante uno de sus grandes maestros, Bill Evans, de quien se siguen editando discos nueve años después de su muerte. Ahora Milesiones ha sacado un segundo volumen con temas grabados por su trío en el club Montmartre de Copenhague en 1969, año particularmente fecundo en una dilatada e intensa creación prematuramente interrumpida. No puedo ni quiero, naturalmente, excluir el nuevo disco de Ornette Coleman, Virgin Beauty, que ofrece un contenido absolutamente inédito y conmovedor. Se trata de un tipo de música sumamente bailable y al mismo tiempo llena del inconfundible lirismo del gran saxofonista que no cesa de sorprendernos. La colaboración entre dos músicos tan sutilmente melódicos como el guitarrista Jim Hall y el (rompetista Tom Harrell, These Rooms, es tan nueva como valiosa. También aquí hay música que se vuelve a escuchar una y otra vez para descubrir nueva savia en una serie de conocidos temas ofrecidos en perfecto equilibrio entre introspección y exploración, y además totalmente libres de clichés. El quinteto del batería Tony Williams continúa dando pruebas de su valía en Ángel Street, su tercera y sin duda más fuerte manifestación discográfica, con el trompetista Wallace Roney, el saxofonista Bill Pierce y el pianista Mulgrew Miller en plan destacado. El contrabajista Dave Holland, que en los últimos años ha dado muestras de su indiscutible valor con su quinteto fjumpin' ¡n, Seeds Of Time, The Razor's Edge), se presenta ahora en trío con el batería Jack Dejohnette y el saxo alto Steve Coleman. Nos tranquiliza sobremanera ver a este último talento salirse del callejón sin salida de la fusión, donde ha perdido demasiado tiempo con su formación Five E/ements. y volver a expresarse libremente en un lenguaje cálido y altamente personal que no oculta cierta deuda a otros saxofonistas, como por ejemplo Paul Desmond. Aquí nos encontramos de nuevo con una obra que se presiente precursora y duradera. Otro ejemplo del jazz que nos aguarda en el futuro es Men 's Land del multünstrumentista Michel Portal, que con diferentes formaciones nos muestra lo que Francia está dispuesta a ofrecer con toda una legión de músicos que han madurado de manera impresionante durante el último lustro. En una de las más apasionantes grabaciones del año se vuelve a escuchar a este maestro de la batería que es Jack DeJohnette, y otro saxofonista de primera fila, David Liebman, ayuda a marcar con este concierto en Amiens de reciente fecha un hito en la historia del jazz contemporáneo. En esta docena de grabaciones hay un derroche de creación y un caudal de nuevas ideas que hacen de 1988 un año difícilmente superable en fuerza, diversidad y calidad. Es obvio que el jazz se encuentra en un momento de gracia. i Que siga así! 1. Count Basie Orchestra: In Svieden. TAX CD 3701/2-2. 2. Wynton Marsalis Quarlet: Uve Al Blues Alley. CBS 461109/2. 3. Duke ElHnglon Orchestra: ...And His Moiher Calted Him BUL Bluebird ND 86287. 4. Frank Morgan Quarlet: Yardbird Suile. Comemporary CCD-14045-2. 5. Paul Bley: Solo Piano. Sleeple-Chase SCCD-31236. 6. Joachim Kühn Trío: From Time lo Time Free. CMP 35 ST. 7. Bill Evans Trio: You're Gonna Mear From Me. Milcstone 9164. B. Ornelte Coleman & Prime Time: Virgin Beauty. Portrait/CBS PRT 461193. 9. Jim Hall Trío & Tom Hanell: These Rooms. Denon CY-3OO02-EX. 10. Tony Williams Quinlel: Ángel Slreel. Blue Note CDP 48494 1. 11. Dave Holland Trío: Triplícale. ECM CD837 113-2. 12. Michel Portal: Men's Land. Labd Bleu LBLC 6513 (Harmonía Mundi). Ebbe Traberg Scherzo 101 efemérides l/H/1923 En un recital de la soprano Eva Gauthier celebrado en Nueva York aparecen por primera vez en el programa obras de G. Gershwin. En este mismo concierto dedicado a canciones de autores contemporáneos se interpreta ron obras de Bartok, Milhaud y Schóenberg. 2/II/1843 Richard Wagner es nombrado Maestro de Capilla de la Corte de Sajonia. 3/11/1809 Nace en Hamburgo el compositor, pianista y director de orquesta Félix MendelssohnBarlholdy. 4/11/1894 Muere en París Antoine-Joseph Sax. Descendiente de una familia belga de constructores de instrumentos de viento. Introdujo sustanciales mejoras técnicas en el clarinete. Inventor de varios instrumentos de viento como el saxhorn, la saxotromba y el saxofón o saxófono. 5/11/18*7 Franco Faccio dirige en el Teatro de la Seal a de Milán el estreno de la ópera Olello de G. Verdi. 6/II/1959 En el Teatro Mendelssohn de la Opera Cómica de París se representa por primera vez La 14/11/1602 Nace en Crema (ItaVoz Humana, ópera de Francis Pou- lia) el compositor Francesco Pietro lenc sobre textos de Jean Cocteau. Cavalli. 7/11/1822 Nace en Tudela (Na15/11/1868 Nicolai Rubinstein varra) el compositor Joaquín Ro- dirige en Moscú el estreno de la Primualdo Gaztambide y Garbayo. mera Sinfonía aSueños de Invierno» de P.l. Tchaikowsky. 8/11/1874 En el Teatro Marinski de San Petersburgo se estrena la 17/11/1889 En la Sociedad de ópera Boris Codunov de Modest Pe- Conciertos del Conservatorio de Patrovich Mussorgsky. rís se estrena, bajo la dirección de Ju9/11/1885 Nace en Viena el com- les Auguste Garcin, la Sinfonía en re positor Alban Berg. menor de César Franck. 10/11/1881 Cuatro meses des18/11/1869 Cari Reinecke dirige pués de la muerte del compositor se en la Gewandhaus de Leipzig la verestrena en el Teatro de la Opera Có- sión definitiva de Ein Deutsches Rémica de París la ópera Los Cuentos quiem (Un Réquiem Alemán) de de Hoffmann de Jacques Offenbach. J. Brahms. 11/11/1785 Primera audición del 19/11/1743 Nace en Lucca el Concierto para piano n. ° 20, K 466, compositor y violoncellista italiano de W.A. Mozart. Luigi Boccherini. Acompañado de 12/11/1894 Fallece en El Cairo el Filippo Manfredi —destacado violicompositor, pianista, crítico musical nista y compositor— recorrió toda y director de orquesta Hans Guido Europa llegando a España en 1769 von Bülow. para instalarse en la Corte de Carlos 13/11/1920 En el Teatro Príce de III. En 1770 fue nombrado violonMadrid se interpretan, con carácter cellista y compositor de cámara del Infante Luis de Borbón, hermano del de estreno, las Danzas Sinfónicas de Rey. Las obras escritas durante este Joaquín Turina. EFEMÉRIDES 102 Scherzo período fueron publicadas en toda Europa, excepto en España por no existir editores. A pesar de la indiferencia con que la música se prodigaba en la Corte, Boccherini dedicó a la Capital del Reino su Música Nocturna de Madrid (1780). Falleció en esta ciudad en 1805. 20/11/1724 En la Royal Academy of Music de Londres —institución fundada por el Rey Jorge I— se estrena la ópera Julio César de G.F. Haendel, basada en el drama homónimo de W. Shakespeare. 21/11/1911 Gustav Mahler, ya enfermo, dirige su último concierto en New York estrenando la Canción de cuna junto a la tumba de mi madre de Ferrucio Busoni. Después de esie concierto —al que asistió Arturo Toscanini—, Mahler abandona Estados Unidos y después de un penoso viaje llegó a Viena, donde fallecería el 18 de mayo siguiente. 22/11/1810 Nace en Zelanowa Wola (Polonia) el compositor y pianista Frederick (Ferenc) Chopin. 23/11/1934 Muere en Wocester (Inglaterra) el compositor Sir Edward William Elgar. 24/11/1979 Pierre Boulez dirige en París la primera audición íntegra de la ópera Lulu de Alban Berg en versión completada por Friedrich Cerha. 25/11/1874 Fallece en Barcelona José Anselmo Clavé. Compositor catalán y fundador de sociedades corales e instrumentales destinadas a propagar el folklore catalán. 26/11/1899 Estreno postumo en Viena de la Sexta Sinfonía de Antón Bruckner. Esta obra fechada en 1881 se dio a conocer tres años después de la desaparición de su autor. 27/11/1814 Beethoven dirige en la Redoutensaale de Viena el estreno de su Octava Sinfonía. 28/11/1920 Estreno en París de la versión para orquesta de Le Tombeau de Couperin de Maurice Ravel. El propio compositor orquestó cuatro piezas de las seis de que consta la versión original para piano- L.F.C.B. PIANO S I II III II I ETROF I» ! I CHERNY w WEINBACt •ósfer AL SERVICIO RM DE LA MÚSICA REAL MUSICAL CARLOS III. 1 {Frente al Teatro Real) Tels.: 241 30 09 - 241 31 06 28013 MADRID