Reg.: A y S t 234 p 22-30. En la ciudad de Santa Fe, a los veinte días del mes de octubre del año dos mil nueve, se reunieron en acuerdo los señores Ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, doctores Daniel Aníbal Erbetta, Rafael Francisco Gutiérrez, Mario Luis Netri y Eduardo Guillermo Spuler, con la presidencia del titular doctor Roberto Héctor Falistocco, a fin de dictar sentencia en los autos caratulados “PERALTA, Rosa Beatriz y otro contra PROVINCIA DE SANTA FE y otros -Apremio- sobre RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD” (Expte. C.S.J. nro. 29, año 2.009). Se resolvió someter a decisión las siguientes cuestiones: PRIMERA: ¿es admisible el recurso interpuesto?; SEGUNDA: en su caso ¿es procedente?; y TERCERA: en consecuencia ¿que resolución corresponde dictar?. Asimismo se emitieron los votos en el orden en que realizaron el estudio de la causa, o sea, doctores Spuler, Gutiérrez, Erbetta, Falistocco y Netri. A la primera cuestión -¿es admisible el recurso interpuesto?-, el señor Ministro doctor Spuler dijo: Mediante resolución registrada en A. y S. T. 229, págs. 270/272, esta Corte admitió la queja por denegación del recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la Provincia de Santa Fe contra la resolución del 7 de setiembre de 2004, dictada por el Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo civil y Comercial de la Primera Nominación de Rosario, por entender que la postulación de la compareciente contaba “prima facie” con suficiente asidero en las constancias de la causa e importaba articular con seriedad planteos que podían configurar hipótesis de violación del derecho a la jurisdicción, y aclarando que ello no implicaba adelantar opinión sobre la sustantiva procedencia de la impugnación. El nuevo análisis de admisibilidad que impone el artículo 11 de la ley 7055 me conduce a ratificar esa conclusión, de conformidad con lo dictaminado por el señor Procurador General a fojas 246/247. Voto, pues, por la afirmativa. A la misma cuestión, los señores Ministros doctores Gutiérrez y Erbetta, el señor Presidente doctor Falistocco y el señor Ministro doctor Netri expresaron idéntico fundamento al vertido por el señor Ministro doctor Spuler y votaron en igual sentido. A la segunda cuestión -en su caso, ¿es procedente?-, el señor Ministro doctor Spuler dijo: 1. Según surge de las constancias de la causa, la Sala Segunda de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario, por sentencia de fecha 29.3.2001, al hacer lugar a la apelación contra la sentencia de primera instancia que había rechazado la demanda, condena a la Provincia de Santa Fe y a los doctores José Roberto Tosoni, Carlos Enrique Thomsen, Hugo Osvaldo Appiani y Silvia Gómez a pagar a cada uno de los actores las sumas de $ 60.000 -en concepto de daño material- y $ 50.000 -a título de daño moral-, por mala praxis médica (fs. 385/404). Por auto de fecha 30.7.2002 se aprueba la respectiva liquidación de capital e intereses, por un monto de $ 379.280 (v. f. 481). Intimado que fuera su pago a la Provincia de Santa Fe, el 16.2.2004 los actores deducen demanda de apremio contra todos los demandados, por la suma de $ 379.280, con más intereses a la tasa pasiva desde mayo de 2002 hasta el efectivo pago. Deducidas diversas excepciones por los distintos codemandados, y en el caso de la Provincia de Santa Fe, la de inhabilidad de título, por resolución nro. 778 del 7.9.2004 se rechazan las defensas interpuestas y se hace lugar al apremio, “ordenando que la ejecución siga adelante hasta tanto la parte actora se haga íntegro pago de la suma reclamada con más sus intereses según lo señalado en los considerandos”, con costas a los vencidos. Para así resolver, en relación a lo planteado por la Provincia de Santa Fe, el Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Civil y Comercial de la Primera Nominación de Rosario considera, en primer lugar, que no obsta a la exigibilidad de la deuda la pendencia de recursos con efecto no suspensivo contra la sentencia de condena, en el caso, la queja por denegación del recurso de inconstitucionalidad presentada ante esta Corte. En segundo lugar, señala que la defensa de inhabilidad de título no resulta admisible si no se funda en vicio o defecto referido a lo puramente externo, y en el caso tales aspectos extrínsecos no aparecen en modo alguno cuestionados. No obstante, analiza a continuación los argumentos expuestos por la Provincia, concretamente, la inexigibilidad de la deuda por haber -a su juicio- cumplido con los pasos procesales que indica la ley 12.036 para la satisfacción de las sentencias contra el Estado. Al respecto, el a quo destaca que la propia ley citada otorga derecho a los actores para el apremio, ya que por su artículo 3 incorpora el artículo 9 bis a la 7234, “y con él la legitimación para solicitar la ejecución judicial de su crédito a partir de la clausura del período ordinario de sesiones en el que debería haberse tratado la norma que contuviese el crédito presupuestario respectivo”. Agrega: “atendiendo a la fecha del dictado de la sentencia condenatoria por el Tribunal de Alzada -marzo de 2001- el crédito en cuestión debió en su caso, coincidiendo con la actora, ser tratado en el presupuesto del año 2003, hecho que no ocurrió y que entonces legitimó el reclamo de los actores”. Y si bien -prosigue- el mismo artículo establece que durante la emergencia económica declarada legislativamente “en ningún caso” procederá la ejecución del crédito si se ha cumplido con la comunicación de la deuda a la Legislatura Provincial, lo cierto es que a partir de la finalización del año 2003 la emergencia económica provincial no fue prorrogada, por lo que ha cesado. Por ende, al no encontrarse el Estado Provincial en situación de emergencia económica declarada legislativamente, “ha cobrado vigencia la posibilidad y facultad de los actores de solicitar la ejecución judicial del crédito”. Señala que esto se relaciona con lo dispuesto por el artículo 13 de la ley 12.036, según el cual la vigencia de la ley se extiende “hasta el 31 de diciembre de 2005 y/o mientras permanezca el estado de emergencia contemplado en la ley 11.696 y sus prórrogas”. Al no haber sido prorrogado el estado de emergencia económica para el año 2004, se verifica uno de los dos supuestos previstos por la ley para que dejen de tener vigencia sus disposiciones en cuanto impedían la ejecución del crédito. 2. Contra tal pronunciamiento deduce la Provincia de Santa Fe recurso de inconstitucionalidad con fundamento en el artículo 1, inciso 3 de la ley 7055, postulando hipótesis de arbitrariedad normativa por violación de la ley y arbitrariedad fáctica por prescindencia de prueba decisiva. Invoca la concurrencia de un supuesto de arbitrariedad sorpresiva, ya que el vicio “se plasma a través de la sentencia atacada”, razón por la cual considera suficientemente cumplido el recaudo de oportuno planteo de la cuestión constitucional. En orden a sustentar el primero de los planteos de arbitrariedad formulado, aduce que, al rechazar la excepción de inhabilidad de título con fundamento en el efecto no suspensivo del recurso de queja, el a quo confunde la posibilidad de ejecución con la firmeza del pronunciamiento. Expresa que, si bien es cierto que la queja sólo suspende la ejecución cuando es concedida, la sola circunstancia de su interposición determina la falta de firmeza del pronunciamiento contra el cual se endereza el mismo, por la sencilla circunstancia de que ante la eventualidad de que el recurso sea acogido la resolución resultará modificada. Por lo tanto, hasta que no se resuelva negativamente la queja, no habrá firmeza del pronunciamiento. Concluye que el fallo atacado incurre en autocontradicción. Respecto del considerando según el cual la inexigibilidad de la deuda no se encuadra en la excepción de inhabilidad de título, dado que la misma solamente admite el cuestionamiento de lo puramente externo del título, señala que el mismo incurre en el yerro de confundir la causa del título con los elementos que integran al mismo. Explica que dado que la ley 12.036 establece como requisito la existencia de pronunciamiento firme sin que se haya efectuado la previsión presupuestaria, el no cumplimiento de dicho recaudo legal determina la inexigibilidad de la deuda, lo cual constituye un análisis de un elemento externo del título, y en consecuencia propio de la excepción de inhabilidad de título. Sostiene que la afirmación de la sentencia impugnada consistente en que la condena de los autos principales debió ser tratada con el presupuesto del año 2003, soslaya el presupuesto legal contemplado por la ley 12.036 referido a la existencia de sentencia firme, que conforme a lo antes señalado recién acaeció en abril de 2004, con el pronunciamiento de esta Corte denegatorio de la queja. En cuanto a las previsiones de la ley 12.036 y su vinculación con la emergencia, destaca que el régimen de ejecución de sentencias y su incorporación a la ley de defensa del Estado nro. 7234 no halla su fundamento en razones de emergencia sino en la finalidad de una administración ordenada de los recursos públicos y el equilibrio fiscal, de allí que no puede ligarse su vigencia a la declaración legislativa de las leyes 11.696 y 11.965. Manifiesta que sólo por error puede pensarse que el régimen de cumplimiento de sentencias que, en síntesis, importa la necesidad de que el Poder Ejecutivo tenga la oportunidad de proyectar el gasto derivado de ellas de forma tal de mantener una administración ordenada de recursos, tiene su justificación exclusiva en una situación de emergencia sino que, al igual que la Nación, tiene la finalidad de adoptarlo como ordenamiento permanente. Por todo ello afirma que el sistema adoptado por la ley 12.036 rige en la actualidad, con fundamento en el artículo 33 de la ley 12.262. Invoca el artículo 32 de la ley 12.262, que sustituyó el cuarto párrafo del artículo 9 bis de la ley 7234 por el siguiente: “habiéndose cumplido con la comunicación que establece el primer párrafo de esta norma, en ningún caso procederá la ejecución del crédito hasta transcurrido el período fiscal siguiente a a quél en que dicha acreencia no pudo ser cancelada por haberse agotado la partida presupuestaria asignada por el legislador”, y postula que aun para el hipotético supuesto que se concluyera que en razón de la finalización de la emergencia económica la actora se encontraba en condiciones de ejecutar la sentencia dictada en los autos principales, la norma transcripta disipa toda duda respecto de la improcedencia de la ejecución fundada en tal hecho. A continuación desarrolla el agravio de arbitrariedad fáctica por prescindencia de prueba decisiva. Explica que la sentencia recién adquirió firmeza en el mes de marzo de 2004, por lo que, de conformidad al artículo 9 de la ley 7234 sustituido por la ley 12.036, recién se encontraba obligada a incluir el importe de la condena en el proyecto de presupuesto 2005, al 31 de agosto de 2004, no dándose en consecuencia el supuesto del artículo 9 bis primer párrafo. Ahora bien: en el año 2002 informó que carecía de crédito presupuestario para atender la condena de autos; no obstante la falta de firmeza de la sentencia al año 2003, efectuó la previsión presupuestaria para que se incluyera la sentencia en el presupuesto 2004, lo que así ocurrió a través de la dación en pago efectuada en autos. A todo evento -señala-, habiéndose efectuado la comunicación de la sentencia (aún no firme) en el año 2003 y no pudiendo materialmente hacerse ello antes dado que la ley 12.036 data de agosto de 2002 y resultaba imposible su toma de conocimiento antes del 31 de julio de dicho año, de conformidad a lo dispuesto por el artículo 9 bis cuarto párrafo incorporado a la ley 7234 por el artículo 3 de la ley 12.036, “...en ningún caso procederá la ejecución del crédito hasta transcurrido el período fiscal siguiente o subsiguiente a aquel en que dicho crédito no pudo ser cancelado por haberse agotado la partida presupuestaria asignada por el legislador”, con lo cual y en base a esta hipótesis tampoco resultaba procedente la ejecución de la condena al tiempo en que se promovió la acción de apremio. De todo ello extrae que ha existido una absoluta falta de verificación de las constancias fácticas esenciales para dirimir el litigio, esto es si el título ejecutorio en base al cual se accionaba resultaba exigible y podía ejecutarse, sea por haberse dado cumplimiento a los requisitos previstos en la ley 12.036, sea por inobservancia de las obligaciones impuestas por dicha normativa al Estado y que en consecuencia autoricen al acreedor a la ejecución de su crédito alterando la cronología de pagos necesaria al equilibrio presupuestario que persigue la norma. 3. Como surge del relato que antecede, la materia que concierne al presente recurso estriba en la recta interpretación que cabe asignar, en general, al régimen de inembargabilidad de los fondos públicos y a los procedimientos establecidos para satisfacer los créditos provenientes de sentencias condenatorias contra el Estado en la Provincia de Santa Fe. Dicho régimen, nacido en el ordenamiento jurídico santafesino al amparo de la normativa de emergencia, presenta hoy un carácter permanente, ya que está establecido en la actualidad por ley 12.036 -y sus modificatorias y complementarias-, por vía de la modificación de la ley 7234, de defensa en juicio del Estado, y por disposición del artículo 29 de la ley 12.511. Al respecto, esta Corte se ha pronunciado en diversos precedentes. Así, en la causa “Lugli” (A. y S., T. 217, págs. 199/203, del 13.12.2006), explicó que el principio establecido en la ley 12.036 consiste en que las sentencias que condenan a pagar sumas de dinero se ejecutan con partida presupuestaria, y que en consecuencia y a esos fines, se establece la inembargabilidad de los fondos, valores y demás medios de financiamiento afectados a la ejecución del presupuesto del sector público. Y que, para que dicha regla no se vea afectada cuando la Administración condenada debe hacer frente a los pronunciamientos judiciales, la ley en cuestión establece el procedimiento que corresponde observar para lograr la satisfacción de tales créditos, describiendo los diferentes pasos a seguir para su inclusión dentro de las autorizaciones para efectuar gastos contenidas en el Presupuesto General de Gastos y Cálculos de Recursos de la Administración condenada, como así también la posibilidad que se le otorga al acreedor para ejecutar su crédito en caso de incumplimiento por parte de la Administración del procedimiento establecido. Señaló además que de las disposiciones de la ley surge la presencia de dos extremos que la Administración debe acreditar a los fines de la satisfacción de las condenas en los términos de la ley en cuestión, a saber: uno, que ante la eventualidad de que el presupuesto correspondiente al ejercicio financiero en que la condena deba ser atendida carezca de crédito presupuestario suficiente para satisfacerla, debe efectuar las previsiones necesarias para su inclusión en el "ejercicio siguiente"; y el otro, que en la hipótesis de que dicho ejercicio carezca de crédito o resulten insuficientes las partidas asignadas o se hayan agotado los recursos, se debe comunicar y acreditar dicha circunstancia a fin de su inclusión en el "ejercicio fiscal subsiguiente". Y que, si dichas actividades son concretadas y debidamente acreditadas en la causa por el sujeto público condenado, es la propia ley la que establece la improcedencia de la ejecución forzada del crédito y, por ende, del embargo de fondos. En esa línea, y en cuanto ahora es de interés, en la causa “Bode” (A. y S. T. 231, págs. 245/250, del 21.4.2009), al ampliar fundamentos el señor Ministro doctor Falistocco, con cita de la jurisprudencia antes mencionada, expresó que “si bien es cierto que la aplicación de la ley 12.036 impide que se inicien demandas de apremio contra el Ente público condenado a pagar sumas de dinero, al no ostentar la acreencia reclamada el carácter de exigible para permitir hacer operativa la ejecución forzada, ello es así mientras el ejecutado acredite los extremos establecidos en la norma citada, entre ellos, el de efectuar las previsiones necesarias para la inclusión en el ejercicio presupuestario siguiente en el caso que en el presupuesto correspondiente al ejercicio financiero en que la condena deba ser atendida carezca de crédito presupuestario suficiente”. Por otra parte, in re “Mackentor” (A. y S. T. 212, págs. 342/345, del 21.3.2006), este Tribunal señaló que “si dentro del llamado ‘nuevo sistema de ejecución de sentencias contra el Estado’, instaurado a partir de la ley 12036, se autoriza a que el pago pueda diferirse por cuestiones presupuestarias de la Administración a ejercicios posteriores al del reconocimiento de la deuda, no resulta razonable entender que se cancele la obligación congelada a la fecha en que fue determinada”, ya que “de tal manera, los derechos del acreedor no aparecerían simplemente postergados en el tiempo sino conculcados puesto que, por un lado, no se respetaría la autoridad de la cosa juzgada adquirida por la sentencia, y por el otro se infringiría lo normado por el artículo 622". Concluyó que “en aras al sostenimiento del sistema descripto y la mejor conciliación entre los respetables intereses particulares y los públicos, el accionante tiene derecho a liquidar intereses”. Y en la causa “Tuljak” (A. y S. T. 189, págs. 16/17, del 28.5.2003), ha dicho que “aun sin haber sido planteada excepción legítima alguna”, debe rechazarse el apremio si el ente público acredita haber cumplido los extremos establecidos por la ley 12.036 para la atención de la sentencia de condena, por no ostentar la respectiva acreencia el carácter de exigible, de modo de permitir hacer operativa la ejecución forzada. Pues bien: teniendo en cuenta las consideraciones expuestas, se advierte que para resolver el presente recurso resulta decisivo dilucidar si la Administración ha dado adecuado cumplimiento al procedimiento que establece la ley 12.036 y modificatorias. Para ello, es menester determinar en primer lugar el momento a partir del cual, en la especie, podía considerarse a la Administración obligada a poner en marcha dicho procedimiento, atento a que en diversas disposiciones la ley en cuestión hace alusión a la “sentencia firme” (v. artículo 2 -9 de la ley 7234-, 2do. párrafo, y artículo 3 -9 bis de la ley 7234-, 1er. y 3er. párrafo), y en el caso, al tiempo de deducirse el apremio, la sentencia se encontraba recurrida ante esta Corte por vía de queja por denegación del recurso de inconstitucionalidad. Y bien: para la fijación de tal momento en caso de sentencias sometidas a recursos, revisten decisividad las disposiciones relativas al efecto suspensivo o devolutivo del medio de impugnación utilizado, ya que -justamente- de lo que se trata es de lograr la ejecución de los respectivos pronunciamientos, independientemente de la suerte final que corran los mismos atento a si prosperan o no los recursos deducidos contra ellos. Y en el sub judice, como acertadamente señala el a quo y surge de lo dispuesto en el artículo 9 de la ley 7055, la mera interposición del recurso de inconstitucionalidad y de la posterior queja, por carecer de efecto suspensivo, no paralizó el trámite de la causa, ni obstaba a la ejecución de lo decidido, ni implicaba -si se daban los requisitos legales- que la deuda reclamada pudiera considerarse inexigible; sin que, por lo demás, se haya aducido o se advierta la concurrencia de circunstancia alguna que autorizara en la especie a apartarse de tal principio general. En consecuencia, el momento a partir del cual la condena se tornaba exigible, y por ende debían ponerse en marcha los mecanismos previstos normativamente para el cumplimiento de la sentencia, era el mes de mayo de 2001, en que se notificó a la Provincia el fallo de la Sala que, al hacer lugar a la apelación contra la resolución que en 1ra. Instancia había rechazado la demanda, condenó a la Provincia -y demás codemandados- al pago de una indemnización por mala praxis médica. Ello así, por cuanto en el caso es la propia sentencia la que determina por sí misma la cuantía económica en que se condena a la Administración. Así, se resolvió en el punto 3.2.3. del pronunciamiento: “a) En cuanto al daño material, la suma pretendida en la demanda ($60.000 para cada uno de los progenitores) resulta adecuada a las circunstancias del caso ... b) ... la indemnización por daño moral sufrido por los actores debe fijarse en $50.000 para cada uno; c) los montos referidos devengarán intereses a la tasa pasiva del Banco de la Nación Argentina, desde la fecha del hecho y hasta el efectivo pago” (v. f. 403). Vale decir, no se trata de un supuesto en que el órgano judicial se limita -por carecer de elementos suficientes para precisar la suma- a establecer bases para que la determinación de la cuantía se concrete en la etapa de ejecución de sentencia, caso en el cual el momento procesal oportuno en que la Administración se encontrará obligada a pagar si es que tiene partida presupuestaria suficiente, o a iniciar el procedimiento de inclusión en el presupuesto si carece de las mismas, será el de aprobación de las liquidaciones correspondientes y su notificación a la Administración. Por el contrario, en casos como el de autos, o cuando, al menos, en la sentencia se fijan con toda precisión pautas en base a las cuales sólo queda por efectuar una simple operación matemática para liquidar la suma adeudada, es la fecha de notificación del fallo la que debe tomarse en cuenta para a partir de allí aplicar el sistema de cancelación previsto por la ley 12.036, sin necesidad de esperar la aprobación de liquidación alguna. Sentado, pues, que en el subjudice el momento a partir del cual debía ponerse en marcha el mecanismo previsto normativamente para el cumplimiento de las sentencias contra el Estado era el mes de mayo de 2001, no resulta dudoso que la Administración tenía como carga -de acuerdo a la interpretación dada por esta Corte al sistema- incluir la totalidad de la deuda en el presupuesto a regir en el año 2002; y a partir de la vigencia del mismo, el Ente podría comenzar a pagar la deuda, pero no se podía exceder más allá del 31.12.2002, a excepción de que acreditare al finalizar el mismo, que se habían agotado las partidas presupuestadas a esos efectos, y justificare por qué razón los fondos que estaban previstos para atender el pago de determinados juicios ya no se encontraban a disposición para esos fines, lo que le permitiría -de acuerdo al ordenamiento aplicable- cancelar la deuda bajo la vigencia del presupuesto del año 2003, pero no extenderse, en las circunstancias de la causa, más allá del 31 de diciembre de ese año. Y bien: confrontando estas conclusiones con lo decidido en autos se concluye que la hermenéutica propuesta por el a quo de las normas comprometidas en el proceso de acuerdo a los hechos comprobados de la causa no merece reproche constitucional, por arribar a idéntico resultado al aquí propuesto. En efecto: el Juzgado entendió que el apremio iniciado por los actores el 16.2.2004 era procedente con fundamento en el artículo 9 bis de la 7234 -incorporado por la ley 12.036-, que confiere “legitimación para solicitar la ejecución judicial del crédito a partir de la clausura del período ordinario de sesiones en el que debería haberse tratado la norma que contuviese el crédito presupuestario respectivo”. Siendo que en el caso, “atendiendo a la fecha del dictado de la sentencia condenatoria por el Tribunal de Alzada -marzo de 2001- el crédito en cuestión debió en su caso, coincidiendo con la actora, ser tratado en el presupuesto del año 2003, hecho que no ocurrió y que entonces legitimó el reclamo de los actores”. Se advierte, entonces, que la sentencia impugnada, por arribar a idéntica conclusión, más allá de la diferencia de matices, se ajusta a la interpretación efectuada por esta Corte respecto de los parámetros consagrados por el sistema previsto por la ley 12.036 para la ejecución de sentencias que condenan al Estado al pago de sumas de dinero, por lo que cabe concluir que el pronunciamiento impugnado no es pasible de descalificación constitucional. No obsta a esta conclusión la alegación de la Provincia consistente en que, dada la fecha de sanción de la ley 12.036 -agosto de 2002- y la consiguiente imposibilidad de su toma de conocimiento antes del 31 de julio de dicho año, no le fue posible solicitar la inclusión de la sentencia en el presupuesto para el año 2003, por cuanto, aun en la hipótesis de analizar el caso a la luz del régimen legal anterior -esto es, el establecido por la ley 12.015-, hubiera pesado sobre ella igual carga. Voto, pues, por la negativa. A la misma cuestión, los señores Ministros doctores Gutiérrez y Erbetta, el señor Presidente doctor Falistocco y el señor Ministro doctor Netri expresaron idénticos fundamentos a los expuestos por el señor Ministro doctor Spuler y votaron en igual sentido. A la tercera cuestión -en consecuencia ¿qué resolución corresponde dictar?-, el señor Ministro doctor Spuler dijo: Atento el resultado obtenido al tratar las cuestiones anteriores, corresponde declarar improcedente el recurso interpuesto, con costas a la vencida (art. 12, ley 7055). A la misma cuestión, los señores Ministros doctores Gutiérrez y Erbetta, el señor Presidente doctor Falistocco y el señor Ministro doctor Netri dijeron que la resolución que correspondía dictar era la propuesta por el señor Ministro doctor Spuler y votaron en igual sentido. En mérito a los fundamentos del acuerdo que antecede, la Corte Suprema de Justicia de la Provincia RESOLVIÓ: Declarar improcedente el recurso de inconstitucionalidad interpuesto, con costas a la vencida. Registrarlo y hacerlo saber. Con lo que concluyó el acto, firmando el señor Presidente y los señores Ministros por ante mí, doy fe. Fdo.: FALISTOCCO-ERBETTA-GUTIÉRREZ-NETRI-SPULERFernández Riestra (Secretaria)