ensemble de la orquesta de cadaqués

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Int. ENSEMBLE
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AUDITORIO
PALACIO DE CONGRESOS ZARAGOZA
SALA MOZART
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XIIItemporada
deGRANDESconciertosde
20072008
domingo, 25 de noviembre de 2007 • 20,15 horas
CONCIERTO EN COLABORACIÓN CON LA SOCIEDAD FILARMÓNICA DE ZARAGOZA
ENSEMBLE DE LA ORQUESTA
DE CADAQUÉS
Vasily Petrenko DIRECTOR
Marianne Pousseur NARRADORA/SOPRANO
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ENSEMBLE DE LA ORQUESTA
DE CADAQUÉS
La Orquesta de Cadaqués nació el año 1988 en el marco del Festival de
Cadaqués. Formada por una selección de músicos de toda Europa, se reúne periódicamente para ofrecer en los principales ciclos y festivales
nacionales e internacionales unos programas que se caracterizan por el
afán de armonizar las obras más conocidas del repertorio sinfónico con
otras inusuales, recuperando obras importantes del patrimonio musical
histórico, así como estrenos de creadores contemporáneos.
En la actualidad su Director Principal es Gianandrea Noseda, ganador
en 1994 del Concurso Internacional de Dirección que la Orquesta de
Cadaqués organiza bienalmente. Sir Neville Marriner es su Principal
Director Invitado y la dirigen habitualmente Gennady Rozhdestvensky
y Philippe Entremont. Jesús Rueda y Joan Guinjoan son compositores
residentes.
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Con sus apariciones en formato Ensemble, la Orquesta de Cadaqués tiene la oportunidad de interpretar las obras menos interpretadas por las
orquestas sinfónicas, precisamente aquellas que por su formato permiten un contacto más directo con el público.
Su interés por el público infantil la ha llevado a crear, junto con el sello
Tritó, una colección de discos infantiles.
Con respecto a sus compromisos internacionales, en 2002 la Orquesta de
Cadaqués realizó una gira por los principales países asiáticos. En 2005
debutó en los EE.UU. y participó en el Festival de Música de Santo Domingo. En marzo de 2006 ha actuado en Japón con conciertos en las ciudades de Othsu, Morioka, Yokohama y Tokio.
Hace escasas fechas acaba de realizar la segunda gira por el sudeste
asiático.
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Vasily Petrenko DIRECTOR
Vasily Petrenko nació en 1976. Inició sus estudios en la Escuela Musical
más antigua de Rusia, la Escuela de Música para niños «Capilla de San
Petersburgo». Continuó estudiando en el Conservatorio de San Petersburgo y participó en clases magistrales con maestros como Ilya Musin,
Mariss Jansons, Yuri Temirkanov y Esa-Pekka Salonen.
Vasily Petrenko ha obtenido un éxito considerable en diferentes concursos de dirección: Primer Premio de la Sexta Edición del Concurso Internacional de Dirección de la Orquesta de Cadaqués (2002), Primer Puesto
en el Concurso de Dirección Coral «Shostakovich» de San Petersburgo
(1997) y Segundo Premio en el IV Concurso de Dirección «Prokofiev» de
San Petersburgo (2003).
Entre 1994 y 1997, Petrenko fue Director Residente del Teatro Estatal de
la Ópera y Ballet de San Petersburgo en el Teatro Moussorgski Memorial.
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Durante ese tiempo amplió su experiencia en dirección operística y
actualmente tiene más de 30 óperas en repertorio. Recientemente ha
dirigido a las más importantes orquestas rusas como la Filarmónica de
San Petersburgo y la Filarmónica de Moscú.
Su trabajo incluye tanto el repertorio sinfónico como el operístico. En las
últimas temporadas ha dirigido a la Orquesta Sinfónica Ciudad de Birmingham, la Royal Philharmonic de Liverpool, REIS Opera de Holanda,
Sinfónica de la Radio Sueca, Sinfónica de Gotenburgo, Sinfónica de los
Países Bajos, Royal Flemish Philharmonic, Sinfónica de Norrköping, y a
las principales orquestas sinfónicas españolas. En marzo de 2004 debutó
con gran éxito en la Ópera Estatal de Hamburgo, dirigiendo «La Dama de
Picas» de Tchaikovski.
Durante la temporada 2005/2006 ha debutado con la Filharmónica de
Róterdam, Ensemble Orchestral de París, BBC National Orchestra of
Wales, Sinfónica de Bournemouth, Monnaie Opéra de Bruselas y, en los
EE.UU., la Orquesta Filharmónica de Indianápolis.
Desde 1994, Petrenko es el Director Principal de la Orquesta Estatal de
San Petersburgo. Recientemente ha sido nombrado Director Principal de
la Royal Liverpool Philharmonic, cargo del que ha tomado posesión en
septiembre de 2006, y también es el Principal Director Invitado de la
Orquesta Sinfónica de Castilla y León.
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Marianne Pousseur NARRADORA/SOPRANO
Marianne Pousseur nació en Verviers (Bélgica), en 1961. Paralelamente a
los estudios de Canto Clásico y de Música de Cámara en el Conservatorio
de Lieja, canta en los grupos «Collegium Vocale» y «Chapelle Royale»,
dirigidos ambos por Philippe Herreweghe.
Participa en varios espectáculos del Théâtre du Ciel Noir dirigido por Isabelle Pousseur, a quien propone trabajar escénicamente el «Pierrot lunaire» de Arnold Schönberg, proyecto que desemboca en una película realizada por la RTBF (Televisión Estatal Belga), dirigida por Philippe
Herreweghe, con el Ensemble Musique Oblique de París.
Con posterioridad trabaja con los grupos Ensemble de La Haye, Ensembe
Musique Oblique, Ensemble Erwartung de París, Musique Nouvelle y
Synonymes de Bruselas, y el Ensemble intercontemporain, dirigido por
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Pierre Boulez, con un repertorio esencialmente dedicado a la música del
siglo XX y vinculado a la creación contemporánea.
Igualmente participa en el Festival de Lockenhaus (organizado por Gidon
Fremer, quien estrenó en Francia la obra de G. Kancheli «Lament») con
obras como «Kafka Fragmente» de Gyorgy Kurtag. L’Ensemble Avanti la
ha invitado a Finlandia, y ha interpretado para la Bienal de Venecia la
obra de Roberto Doati «L’olio che condisce le parole» para voz y ordenador.
Volcada completamente en la carrera teatral, funda un grupo orientado
principalmente a la música contemporánea: l’Helix Ensemble. Marianne
Pousseur participa también en la creación de «La Grande Formation»,
ensemble de jazz para doce instrumentistas.
Por otra parte, ha grabado «Pierrot lunaire» bajo la dirección de Philippe Herreweghe, con Musique Oblique, para el sello Harmonia MundiFrance; un disco dedicado a la música de Giacinto Scelsi con el Helix
Ensemble para el sello «Sub Rosa»; un disco con melodías y canciones de
Hanns Eisler con la pianista Kaat De Windt; «Anyone lived in a pretty
how town» con «La Grande Formation», para el sello «Igloo»; y «Traverser la forêt» de Henri Pousseur con Musique Nouvelle para el sello
«Ada». Asimismo, ha participado en la realización de la transmisión dedicada a Arnold Schönberg para la televisión canadiense, interpretando
extractos del «Pierrot lunaire», bajo la dirección de Pierre Boulez.
Marianne Pousseur es profesora de Canto en el Conservatorio de Mons.
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Textos
1. Mondestrunken
Den Wein, den man mit Augen trinkt,
gießt Nachts der Mond in Wogen nieder,
und eine Springflut überschwemmt
Den stillen Horizont.
Gelüste, schauerlich und süß,
Durchschwimmen ohne Zahl die Fluten!
Den Wein, den man mit Augen trinkt,
gießt Nachts der Mond in Wogen nieder.
Der Dichter, den die Andacht treibt,
berauscht sich an dem heil’gen Tranke,
dem Himmel wendet er verzückt
das Haupt und taumelnd saugt und schlürft er
den Wein, den man mit Augen trinkt.
1. Ebrio de luna
El vino que con los ojos se bebe,
por la noche la luna nos derrama en oleadas
y una marea inunda
el sereno horizonte.
¡Deseos, lúgubres y dulces,
fluyen innumerables entre las aguas!
El vino que con los ojos se bebe,
por la noche la luna nos derrama en oleadas.
El poeta, guiado por su devoción,
se embriaga con el sagrado licor,
al cielo dirige su mirada arrebatada
y vacilando, devora y sorbe
el vino que con los ojos se bebe.
2. Colombine
Des Mondlichts bleiche Blüten,
die weißen Wunderrosen,
blühn in den Julinächten…
O bräch ich eine nur!
Mein banges Leid zu lindern,
such ich am dunklen Strome
des Mondlichts bleiche Blüten,
die weißen Wunderrosen.
Gestillt wär all mein Sehnen,
dürft ich so märchenheimlich,
so selig leis - entblättern
auf deine braunen Haare
des Mondlichts bleiche Blüten!
2. Colombina
Las pálidas florescencias de la luna,
las blancas y maravillosas rosas,
que brotan en las noches de julio...
¡ojalá pudiera arrancar al menos una!
Para mi pesada carga aliviar
busco en los obscuros arroyos
las pálidas florescencias de la luna,
las blancas y maravillosas rosas.
Entonces, calmado quedaría mi anhelo,
si pudiera, como en una fábula,
tiernamente - deshojar
sobre tu cabello castaño
¡Las pálidas florescencias de la luna!
3. Der Dandy
Mit einem phantastischen Lichtstrahl
erleuchtet der Mond die krystallnen Flakons
auf dem schwarzen, hochheiligen Waschtisch
des schweigenden Dandys von Bergamo.
In tönender, bronzener Schale
lacht hell die Fontäne, metallischen Klangs.
Mit einem phantastischen Lichtstrahl
erleuchtet der Mond die krystallnen Flakons.
Pierrot mit dem wächsernen Antlitz
steht sinnend und denkt:
wie er heute sich schmink?
Fort schiebt er das Rot und des Orients Grün
und bemalt sein Gesicht in erhabenem Stil
mit einem phantastischen Mondstrahl.
3. El Dandy
Con un fantástico rayo de luz
alumbra la luna los cristalinos frascos
sobre el negro y sacrosanto tocador
del taciturno dandi de Bérgamo.
En la sonora vasija de bronce
ríe clara la fuente, con metálico sonido.
Con un fantástico rayo de luz
alumbra la luna los cristalinos frascos.
Pierrot, con el rostro de cera,
permanece meditabundo y piensa:
¿Cómo maquillarme hoy?
Rechazando el rojo y el verde de oriente,
engalana su faz con gesto solemne
con un espectral rayo de luna.
4. Eine blasse Wäscherin
Eine blasse Wäscherin
wäscht zur Nachzeit bleiche Tücher,
nackte, silberweiße Arme
steckt sie nieder in die Flut.
Durch die Lichtung schleichen Winde,
leis bewegen sie den Strom.
4. Una pálida lavandera
Una pálida lavandera
lava de noche los descoloridos linos;
desnudos, los brazos blancos como plata
los sumerge en el agua.
Furtivas brisas se deslizan por un claro
rizando suavemente las aguas del arroyo.
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Eine blasse Wäscherin
wäscht zur Nachtzeit bleiche Tücher.
Und die sanfte Magd des Himmels,
von den Zweigen zart umschmeichelt,
breitet auf die dunklen Wiesen
ihre lichtgewobnen Linnen…
Eine blasse Wäscherin.
Una pálida lavandera
lava de noche los descoloridos linos.
Y la dulce doncella del cielo,
por las ramas suavemente acariciada,
tiende sobre los oscuros prados
todos sus descoloridos linos…
Una pálida lavandera.
5. Valse de Chopin
Wie ein blasser Tropfen Bluts
färbt die Lippen einer Kranken,
also ruht auf diesen Tönen
ein vernichtungßüchtger Reiz.
Wilder Lust Accorde Stören
der Verzweiflung eisgen Traum…
wie ein blasser Tropfen Bluts
färbt die Lippen einer Kranken.
Heiß und jauchzend, süß und schmachtend,
melancholisch düstrer Walzer,
kommst mir nimmer aus den Sinnen!
Haftest mir an den Gedanken,
wie ein blasser Tropfen Bluts!
5. Vals de Chopin
Como una pálida gota de sangre
tiñe los labios de una enferma,
así descansa en estos sonidos
un mórbido encanto destructivo.
Los acordes de una pasión salvaje turban
el frío sueño de la desesperación…
como una pálida gota de sangre
tiñe los labios de una enferma.
Feroz y triunfante, dulce y anhelante,
melancólico y sombrío vals,
tu nunca abandonarás mis recuerdos,
¡te has adherido a mis pensamientos
como una pálida gota de sangre!
6. Madonna
Steig, o Mutter aller Schmerzen,
auf den Altar meiner Verse!
Blut aus deinen magren Brüsten
hat des Schwertes Wut vergossen.
Deine ewig frischen Wunden,
gleichen Augen, rot und offen.
Steig, o Mutter aller Schmerzen,
auf den Altar meiner Verse!
In den abgezehrten Händen
hältst du deines Sohnes Leiche,
ihn zu zeigen aller Menschheit…
Doch der Blick der Menschen meidet
Dich, o Mutter aller Schmerzen!
6. Madre dolorosa
¡Elévate, oh madre de todos los dolores,
sobre el altar de mis versos!
Sangre de tu pecho marchito
ha derramado la cruel espada.
Tus eternas heridas abiertas
semejan ojos carmesí abiertos.
¡Elévate, madre de todos los dolores,
sobre el altar de mis versos!
Con tus manos enflaquecidas
sostienes el cuerpo santo de tu Hijo,
para mostrarlo a todos los hombres…
Pero los ojos de ellos te esquivan,
¡Oh Madre de todos los dolores!
7. Der kranke Mond
Du nächtig todeskranker Mond
dort auf des Himmels schwarzem Pfühl,
dein Blick, so fiebernd übergroß,
bannt mich wie fremde Melodie.
An unstillbarem Liebesleid
stirbst du, an Sehnsucht, tief erstickt,
du nächtig todeskranker Mond
dort auf des Himmels schwarzem Pfühl.
Den Liebsten, der im Sinnenrausch
gedankenlos zur Liebsten schleicht,
belustigt deiner Strahlen Spiel…
dein bleiches, qualgebornes Blut,
Du nächtig todeskranker Mond.
7. La Luna enferma
Tú, luna nocturna, mortalmente enferma,
sobre el oscuro lecho del cielo.
Tu febril y desorbitada mirada,
me cautiva como una extraña melodía.
De una insaciable pena de amor
tú mueres, de anhelo, de profunda asfixia.
Oh luna nocturna, mortalmente enferma,
sobre el oscuro lecho del cielo.
El amante, con sus sentidos embriagados,
distraído va a reunirse con su amada
y se deleita con tu juego de luces…
tu pálida sangre, fruto de tu suplicio,
¡Tú, luna nocturna, mortalmente enferma!
8. Nacht
Finstre, schwarze Riesenfalter
töteten der Sonne Glanz.
Ein geschlossnes Zauberbuch,
ruht der Horizont verschwiegen.
Aus dem Qualm verlorner Tiefen
8. Noche
Oscuras, gigantescas mariposas negras
mataron el brillo del sol.
Como el libro sellado de un hechicero,
el horizonte duerme en silencio.
Desde la profundidad perdida, los vapores
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steigt ein Duft, Erinnrung mordend!
Finstre, schwarze Riesenfalter
töteten der Sonne Glanz.
Und vom Himmel erdenwärts
senken sich mit schweren Schwingen
unsichtbar die Ungetüme
auf die Menschenherzen nieder…
Finstre, schwarze Riesenfalter.
traen consigo su aroma matando los recuerdos.
Oscuras, gigantescas mariposas negras
mataron el brillo del sol.
Y del cielo hacia la tierra,
bajan oscilando pesadamente,
invisibles monstruos
al corazón de los hombres…
Oscuras, gigantescas mariposas negras.
9. Gebet an Pierrot
Pierrot! Mein lachen
hab ich verlernt!
Das Bild des Glanzes
zerfloß, zerfloß!
Schwarz weht die Flagge
mir nun vom Mast.
Pierrot! Mein Lachen
hab ich verlernt!
O gib mir wieder,
Roßarzt der Seele,
Schneemann der Lyrik,
Durchlaucht vom Monde,
Pierrot, mein Lachen!
9. Oración a Pierrot
¡Pierrot! ¡Mi risa
la he olvidado!
¡La imagen brillante
se desvaneció, se desvaneció!
Negra es la bandera que ondea
ahora en mi mástil.
¡Pierrot! Mi risa
la he olvidado!
¡Ah, ahora devuélveme,
veterinario del alma,
lírico muñeco de nieve,
alteza lunar,
Pierrot, mi risa!
10. Raub
Rote, fürstliche Rubine,
blutge Tropfen alten Ruhmes,
schlummern in den Totenschreinen,
drunten in den Grabgewölben.
Nachts, mit seinen Zechkumpanen,
steigt Pierrot hinab zu rauben
rote, fürstliche Rubine,
blutge Tropfen alten Ruhmes.
Doch da - sträuben sich die Haare,
bleiche Furcht bannt sie am Platze:
Durch die Finsternis, wie Augen!
stieren aus den Totenschreinen,
rote, fürstliche Rubine.
10. Robo
Rojos, principescos rubíes,
gotas de sangre de antiguas glorias
que dormitáis en los sarcófagos,
bajolas bóvedas sepulcrales.
De noche, con sus compañeros de juerga,
Pierrot desciende para robar
los rojos, principescos rubíes,
gotas de sangre de antiguas glorias.
Sin embargo, los cabellos se les erizan,
un miedo mortal los paraliza en su sitio:
Desde la oscuridad, ¡como si fueran ojos!
desde los ataúdes los miran fijamente,
los rojos, principescos rubíes.
11. Rote Messe
Zu grausem Abendmahle,
beim Blendeglanz des Goldes,
beim Flackerschein der Kerzen,
naht dem Altar… Pierrot!
Die Hand, die gottgeweihte,
zerreißt die Priesterkleider
zu grausem Abendmahle,
beim Blendeglanz des Goldes.
Mit segnender Gebärde
zeigt er den bangen Seelen
die triefend rote Hostie:
Sein Herz in blutgen Fingern,
zu grausem Abendmahle!
11. La Misa roja
Para la escalofriante cena,
entre el espléndido brillo del oro
y la trémula llama de las velas,
se acerca al altar… ¡Pierrot!
Su mano, a Dios consagrada,
rasga la vestidura sacerdotal,
acude a la escalofriante cena,
entre el espléndido brillo del oro.
Con ademán de bendición,
expone ante las almas inquietas
una Hostia de la que caen rojas gotas:
¡su corazón en dedos ensangrentados,
acude a la escalofriante cena!
12. Galgenlied
Die dürre Dirne
mit langem Halse
wird seine letzte
Geliebte sein.
12. La Canción del patíbulo
La flaca ramera
de largo cuello
será la última
de sus queridas.
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In seinem Hirne
steckt wie ein Nagel
die dürre Dirne
mit langem Halse.
Schlank wie die Pinie,
am Hals ein Zöpfchen,
Wollüstig wird sie
den Schelm umhalsen,
die dürre Dirne!
Y en su celebro está,
clavada como una aguja,
la flaca ramera
de largo cuello.
Esbelta como un pino,
en su cuello una trenza,
¡Lujuriosamente
al canalla abrazará
la flaca ramera!
13. Enthauptung
Der Mond, ein blankes Türkenschwert
auf einem schwarzen Seidenkissen,
gespenstisch groß dräut er hinab
durch schmerzendunkle Nacht.
Pierrot irrt ohne Rast umher
und starrt empor in Todesängsten
zum, Mond, dem blanken Türkenschwert
auf einem schwarzen Seidenkissen.
Es schlottern unter ihm die Knie,
ohnmächtig bricht er jäh zusammen.
Er wähnt: es sause strafend schon
auf seinen Sünderhals hernieder
der Mond, das blanke Türkenschwert.
13. Decapitación
La Luna, una brillante espada turca
sobre un negro cojín de seda,
como un gigantesco espectro caerá
¡en la oscura y dolorosa noche!
Pierrot vaga sin descanso
y con miedo mortal fija su mirada
en la Luna, una brillante espada turca
sobre un negro cojín de seda.
Las rodillas le tiemblan,
se desmaya y cae.
Imagina, con un susurro tenso,
caer sobre su cuello pecador
la Luna, una brillante espada turca.
14. Die Kreuze
Heilige Kreuze sind die Verse,
dran die Dichter stumm verbluten,
blindgeschlagen von der Geier
flatterndem Gespensterschwarme!
In den Leibern schwelgten Schwerter,
prunkend in des Blutes Scharlach!
Heilge Kreuze sind die Verse,
dran die Dichter stumm verbluten.
Tot das Haupt, erstarrt die Locken,
fern, verweht der Lärm des Pöbels.
Langsam sinkt die Sonne nieder,
eine rote Königskrone.
Heilge Kreuze sind die Verse!
14. Las Cruces
Santas cruces son los versos
que los poetas desangran en silencio,
enceguecidos por los cuervos
que revolotean en espectral bandada.
En sus cuerpos las espadas se tiñen
de sangre escarlata.
Santas cruces son los versos
que los poetas desangran en silencio.
La cabeza caída, rígidos los rizos,
el viento se lleva a lo lejos el ruido de la gente.
Lentamente cae el sol del ocaso,
cual real corona carmesí.
¡Santas cruces son los versos!
15. Heimweh
Lieblich klagend, ein kristallnes Seufzen
aus Italiens alter Pantomime,
klingts herüber: wie Pierrot so hölzern,
so modern sentimental geworden.
Und es tönt durch seines Herzens Wüste,
tönt gedämpft durch alle Sinne wieder,
lieblich klagend, ein kristallnes Seufzen
aus Italiens alter Pantomime.
Da vergißt Pierrot die Trauermienen!
Durch den bleichen Feuerschein des Mondes,
durch des Lichtmeers Fluten
schweift die Sehnsucht
kühn hinauf, empor zum Heimathimmel,
Lieblich klagend, ein kristallnes Seufzen!
15. Nostalgia
Un dulce quejido, suspiro de cristal,
como desde una vieja pantomima italiana,
se percibe: ¡Qué árido y tosco,
se vuelve el sentimiento de Pierrot!
Y hace eco en el desierto de su corazón,
eco que resuena mortecino por todos sus sentidos,
ese dulce quejido, suspiro de cristal,
como desde una vieja pantomima italiana.
¡Entonces Pierrot se olvida de sus aflicciones!
A través de la ardiente luz de la luna plateada,
a través de las olas de ese mar pleno de luz,
audazmente se eleva
hacia los cielos de su patria.
¡Dulce quejido, suspiro de cristal!
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16. Gemeinheit
In den blanken Kopf Cassanders,
dessen Schrein die Luft durchzetert,
bohrt Pierrot mit Heuchlermienen,
zärtlich… einen Schädelbohrer!
Darauf stopft er mit dem Daumen
seinen echten türkischen Tabak
in den blanken Kopf Cassanders,
dessen Schrein die Luft durchzetert!
Dann dreht er ein Rohr von Weichsel
hinten in die glatte Glatze
und behäbig schmaucht und pafft er
seinen echten türkischen Tabak
aus dem blanken Kopf Cassanders!
16. Maldad
En la blanca cabeza de Casandro,
cuyos gritos de auxilio desgarran los aires,
introduce Pierrot, con expresión hipócrita,
cariñosamente… ¡un taladro!.
A continuación, con el pulgar rellena
de auténtico tabaco turco
la pulida cabeza de Casandro,
cuyos gritos de auxilio desgarran los aires.
Después atornilla un canuto de cerezo
a la parte posterior de la lisa calva,
y con grandes bocanadas de humo fuma,
su auténtico tabaco turco
¡En la pulida cabeza de Casandro!
17. Parodie
Stricknadeln, blank und blinkend,
in ihrem grauen Haar,
sitzt die Duenna murmelnd,
im roten Röckchen da.
Sie wartet in der Laube,
sie liebt Pierrot mit Schmerzen,
stricknadeln, blank und blinkend,
in ihrem grauen Haar.
Da plötzlich, horch ein Wispern!…
ein Windhauch kichert leise:
der Mond, der böse Spötter,
äfft nach mit seinen Strahlen,
stricknadeln, blink und blank.
17. Parodia
Con agujas de tejer, lisas y brillantes,
clavadas en sus encanecidos cabellos,
se sienta la dueña mascullando,
con su falda roja.
Ella espera en la glorieta,
ama a Pierrot con dolor,
con agujas de tejer, lisas y brillantes,
clavadas en sus encanecidos cabellos.
De repente, ¡oye un susurro!…
una brisa que ríe socarrona,
la Luna, con una burla cruel,
imita con su resplandor,
agujas de tejer, lisas y brillantes.
18. Der Mondfleck
Einen weißen Fleck des hellen Mondes
auf dem Rücken seines schwarzen Rockes,
so spaziert Pierrot im lauen Abend,
aufzusuchen Glück und Abenteuer.
Plötzlich stört ihn was an seinem Anzug,
er beschaut sich rings und findet richtig:
einen weißen Fleck des hellen Mondes
auf dem Rücken seines schwarzen Rockes.
Warte! denkt er: das ist so ein Gipsfleck!
Wischt und wischt, doch bringt ihn nicht herunter.
Und so geht er, giftgeschwollen weiter,
reibt und reibt bis an den frühen Morgen
einen weißen Fleck des hellen Mondes.
18. Mancha lunar
Con una mancha blanca de clara luna
sobre la espalda de su chaqueta negra,
así pasea Pierrot en la noche tibia,
buscando felicidad y aventura.
De repente, algo le molesta en su ropa,
la mira desde distintos ángulos y al fin la ve:
hay una mancha blanca de clara luna
sobre la espalda de su chaqueta negra.
¡Claro!, razona, ¡es una mancha de yeso!
Frota y frota, pero no puede hacerla desaparecer.
Y así continúa, lleno de amargura,
y frota y frota hasta que amanece
una mancha blanca de clara luna.
19. Serenade
Mit groteskem Riesenbogen
kratzt Pierrot auf seiner Bratsche,
wie der Storch auf einem Beine,
knipst er trüb ein Pizzicato.
Plötzlich naht Cassander, wütend
ob des nächtgen Virtuosen.
Mit groteskem Riesenbogen
kratzt Pierrot auf seiner Bratsche.
Von sich wirft er jetzt die Bratsche:
Mit der delikaten Linken
faßt den Kahlkopf er am Kragen.
Träumend spielt er auf der Glatze
mit groteskem Riesenbogen.
19. Serenata
Con un grotesco arco gigante
Pierrot rasca su viola
y como una cigüeña sobre una sola pata
pellizca las cuerdas con un apagado pizzicato.
De repente, llega Casandro, enfurecido
por tanto virtuosismo nocturno.
Con un grotesco arco gigante
Pierrot rasca su viola.
Entonces, él arroja lejos la viola
y con su delicada mano izquierda
toma al calvo por el cuello.
Soñando toca sobre el liso cráneo
con el grotesco arco gigante.
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20. Heimfahrt
Der Mondstrahl ist das Ruder,
seerose dient als Boot:
drauf fährt Pierrot gen Süden
mit gutem Reisewind.
Der Strom summt tiefe Skalen
und wiegt den leichten Kahn.
Der Mondstrahl ist das Ruder.
Seerose dient als Boot.
Nach Bergamo, zur Heimat,
kehrt nun Pierrot zurück;
schwach dämmert schon im Osten
der grüne Horizont.
Der Mondstrahl ist das Ruder.
20. De vuelta a casa
Un rayo de luna es el timón
y la anémona sirve de barca,
con la que Pierrot, viaja al sur
con viento favorable.
La corriente canturrea profundas notas
y mece la frágil embarcación.
Un rayo de luna es el timón
y la anémona sirve de barca.
A Bérgamo, su patria,
navega Pierrot de regreso;
mientras débilmente amanece al oriente
sobre el verde horizonte.
Un rayo de luna es el timón.
21. O alter Duft
O alter Duft aus Märchenzeit
berauschest wieder meine Sinne!
Ein närrisch Heer von Schelmerein
durchschwirrt die leichte Luft.
Ein glückhaft Wünschen macht mich froh
nach Freuden, die ich lang verachtet.
O alter Duft aus Märchenzeit,
berauschest wieder mich!
All meinen Unmut gab ich preis;
aus meinem sonnumrahmten Fenster
beschau ich frei die liebe Welt
und träum hinaus in selge Weiten…
O alter Duft aus Märchenzeit!
21. ¡Oh, antiguo perfume!
¡Oh antiguo perfume de cuentos de hadas,
que una vez más cautivas mis sentidos!
Una alegre tropa de pícaras desenfrenadas
satura el ligero aire.
Con anhelo alegre vuelvo al placer
que ha mucho tiempo descuidé.
¡Oh antiguo perfume de cuentos de hadas,
que una vez más cautivas mis sentidos!
Toda mi tristeza he dejado de lado
y por mi ventana soleada
miro libremente el amado mundo
y sueño con lejanos parajes de dicha…
¡Oh, antiguo perfume de cuento de hadas!
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Comentarios al programa
SONIDOS DE VIENA
Falta aún unos meses –más ya que, propiamente, años– para que el mundo
cultural, y no sólo musical, conmemore el segundo centenario de la muerte
de Franz Joseph Haydn. Genial músico, nacido en Rohrau en 1732, que tras
una vida finalmente rica y triunfal morirá en Viena, mientras la ciudad era
tomada por las tropas napoleónicas, el 31 de mayo de 1809. Unos pocos días
antes, entre el 11 y el 12 de mayo, la capital austríaca fue bombardeaba por
la artillería francesa, y para evitarle problemas a quien ya era un artista
venerado en todas las naciones (cuentan que una de sus últimas visitas fue la
de un oficial francés que, como sentido homenaje, interpretó un aria de La
Creación), el mismo Napoleón puso una guardia de honor en la puerta de la
casa de este anciano y moribundo compositor.
El ejemplo, emotivo pero terrible, de una Viena en el inicio del ochocientos,
ensordecida por la guerra pero aún respetuosa hacia sus compositores, bien
puede explicarnos la grandeza y miseria de una capital cuyos indudables
méritos históricos, y culturales en general, han pasado a un segundo plano
para situarla en el imaginario colectivo esencialmente como una de las más
excelsas ciudades musicales.
VIENA MUSICAL
La larga historia vienesa ha conocido, en efecto, estrenos memorables –como
la fiesta que allí se celebró el 5 de octubre de 1762, en honor del emperador
Francisco I y su esposa María Teresa, donde se estrenó el Orfeo ed Euridice de
Gluck, paradigma de una nueva manera de hacer ópera–, y en sus casas han
vivido, mejor o peor, grandes compositores e intérpretes cuya sola enumeración ocuparía más espacio del otorgado a estas forzosamente breves notas.
Pero en verdad se debe, al menos, destacar dos momentos muy especiales en
los que la capital del imperio del Oeste fue incuestionada capital de la música.
Indudablemente nos referimos a los estilos –más que períodos– que la historia de la música ha llamado, precisamente, las Escuelas de Viena: en realidad
dos célebres triunviratos artísticos que coincidieron en tiempo y lugar más
que en generación o intenciones, pues la primera escuela vienesa –bajo el
marchamo del clasicismo musical– está formada por el maduro Haydn, un
Mozart ya independizado y el aparente seguidor –pero nunca de veras alumno– de ambos, el titánico Beethoven; mientras que la no menos conocida
«segunda escuela vienesa» la protagonizan –con la atonalidad como signo y
el serialismo dodecafónico como herramienta– el inquisitivo Schönberg, y
sus tan distintos discípulos y colegas Berg y Webern.
Zemlimski (1872-1942), maestro antes de ser cuñado de Schönberg, nacido y formado en Viena, responsable de algunas de sus más emblemáticas
salas (como el Karlstheater, la Volksoper y la Hofoper), y ejerciendo una
decisiva influencia en este segundo triunvirato musical, ejemplifica en su
vida –que pasó por una casi obligada experiencia berlinesa y concluyó,
más triste y obligadamente aún, en el exilio americano, como el propio
Schönberg–, la imparable decadencia de una ciudad que expulsaba a
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algunos de sus mejores hijos o vecinos por causas que, casi ochenta años
después, aún sonrojan.
LA VIENA DE SCHUBERT
Será la Viena del final de la vida de Haydn con la que iniciábamos nuestras
notas, que además coincide con la misma convulsa ciudad que escucha los
estrenos de un aún joven Beethoven pero cuya audición es cada vez más precaria, la que contemplará también las extraordinarias dotes musicales del
niño vienés Franz Schubert (nacido el 31 de enero de 1797), pequeño cantor
del Emperador ya en 1808, y más tarde, a partir de 1813, alumno del prestigioso maestro Salieri –antes de que Pushkin, y luego Rimski, difundiesen la
leyenda negra del asesino de Mozart–.
Con una febril actividad creativa, pero una mucho más estática –aunque no
menos intensa– vida social marcada por el nuevo «salón» de gusto burgués
que empieza a triunfar en la aristocrática Viena, la personalidad de Schubert
está ligada a un modelo plenamente romántico donde la libertad del artista
y la precariedad profesional parecen inseparables al menos en los inicios. Lástima que cuando Schubert podía empezar a salir de la obligada docencia, y
volar más allá de la protección de sus amigos, ganando al fin un más que
merecido éxito público, será ya en la primavera de 1828 –un año después de
la muerte de Beethoven–, muy pocos meses antes de su muerte, que tiene
lugar en su ciudad natal, en las antevísperas de la fiesta de santa Cecilia de
ese mismo año.
En la producción de Schubert sobresale sin duda la canción, el romántico lied
germánico al que contribuye con piezas excepcionales y ciclos insuperables,
aunque también su catálogo ofrece obras sinfónicas y camerísticas de turbadora belleza. Entre ellas, pocas han alcanzado una más justificada popularidad que el quinteto para piano y cuerdas en La, D. 667, Op. 114, «La Trucha»,
escrita en el otoño de 1819, y cuyo sobretítulo alude a la utilización de la
melodía del delicioso lied homónimo en el maravilloso tema y variaciones del
corazón de la obra.
Con la temprana muerte de Schubert quedó quebrada una interesantísima
trayectoria artística que, además de muchas más obras geniales, hubiera
podido profundizar en un estilo musical de inconfundible «sabor vienés»:
exquisita mezcla de melodía sencilla, casi popular, ritmos mecientes cuando no bailables, y emotivas armonías que conviven con un contrapunto lleno de gracia, logrando en suma el agrado inmediato y la empatía natural
con los más variados efectos sentimentales. Algo tan dulcemente vienés
como su pastelería, pero que siempre coexistió con la dureza de fondo de
la etiqueta cortesana, y con la una menos áspera burguesía exigente y conservadora.
LA VIENA DE SCHÖNBERG
Ilustre hijo de esa misma Viena dulce y dura, donde nació el 13 de septiembre
de 1874, Arnold Schönberg, temperamento artístico expresionista e inteligencia esencialmente autodidacta, tuvo que asumir, como a él personalmente le gustaba decir con ironía, un papel rompedor en la historia de la composición culta occidental que era resultado de una «obligada» evolución,
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nacida con los experimentos polifónicos altomedievales y llevada a su paroxismo tonal con Wagner, Mahler y el propio Schönberg –con partituras de
apasionada belleza como su Noche transfigurada–. Lo que significaba que,
vista la necesidad de seguir adelante, «le tocó a él» dar ese forzoso –al menos
para una historia del arte kandisnkiana– y peligroso paso adelante y lanzarse a la atonalidad. Para, poco más tarde, reducir una excesiva libertad («enemiga del arte») creando un sistema, el serialismo dodecafónico, que otorgase una nueva coherencia compositiva –aunque ininteligible para el público–
para sustituir a la perdida lógica (siempre audible) de esa tonalidad ya «oficialmente» abandonada por la vanguardia.
Las provocadoras poesías simbolistas del belga Albert Giraud, traducidas al
alemán por Otto Erich Hartleben en 1892, y finalmente convertidas en un fascinante ciclo de lieder atonales bajo el título de «Pierrot lunaire», Op. 21, por
encargo de la cantante y actriz Albertina Zehme, se han convertido, con
todo merecimiento, en una de las más indiscutibles presencias en todo canon
de la música culta occidental, además de icono privilegiado de una modernidad artística cuya creatividad y atrevimiento tanto parecía florecer cuanto
más terrible se antojaba el horizonte político de esa convulsa Europa del inicio del novecientos. Estrenado en octubre de 1912, en la Choralionsaal de
Berlín –ciudad donde en ese tiempo residía el vienés Schönberg–, «Pierrot
lunaire» es casi estricta coetánea de «La Consagración de la Primavera» de
Stravinski –cuya polémica première tuvo lugar en París en 1913–, pero sus
modernidades eran muy distintas en forma y fondo.
Indicador certero de ello es que, más de ocho décadas más tarde, mientras la
partitura –no así la coreografía original– del ruso-francés-americano Stravinski forma parte de los clásicos populares –al menos algunos de sus más rítmicos fragmentos–, sin embargo la inquietante recitación, en ese incisivo
habla-canto, de oníricas imágenes sangrientas, coprotagonizadas por la delicada plantilla camerística prevista (flauta y flautín, clarinete con clarinete
bajo, piano, violín con viola y violonchelo), sigue resultando ácida hoy incluso para los oídos amantes del repertorio culto. Sigue siendo, en definitiva,
plenamente moderna (en ese sentido orteguiano, de un arte «artístico» no
sólo impopular, sino antipopular). No en vano, el estreno berlinés del «Pierrot lunaire» fue sin duda inolvidable para un compositor siempre vienés
que, paradojas del destino, pocos meses después obtendrá al fin un triunfal
éxito en su ciudad natal con sus Gurrelieder (en los que había trabajado entre
1900 y 1911). Pero entonces Viena aplaudía ya una obra que formaba parte
del pasado de Schönberg, y el autor hizo visible su enojo no agradeciéndole
su aplauso.
Aunque sin duda habrá hoy en Zaragoza muchos aplausos, bien merecidos
por este tan sugestivo programa que ofrece el Ensemble de la Orquesta de
Cadaqués, dirigido por Vasily Petrenko y con Marianne Pousseur como soprano-recitadora, en verdad nunca dejará de haber también en esta especial
velada algo más que dos de las más grandes obras de la historia de la música
culta occidental: entre los pentagramas de su tan contratada hermosura no
puede dejar de intuirse la sutil e inquietante presencia de Viena, una ciudad
singularmente musical, capaz de mostrar sonoramente la belleza que puede
nacer incluso en medio del horror, pero también de evidenciar todo lo terrible que –siempre, más o menos oculto– anida en la más profunda belleza.
Álvaro Zaldívar Gracia
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Programa
PRIMERAPARTE
F. SCHUBERT
Quinteto para piano y cuerdas en La, D. 667,
Op. 114 «La Trucha»
Allegro vivace
Andante
Scherzo. Presto
Tema amb variacions. Andantino
Finale. Allegro giusto
TOBIAS GOSSMANN violín
MARIONA OLIU viola
LUIS ZORITA violoncello
TONI GARCÍA contrabajo
PHILIPPE ENTREMONT piano
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Programa
SEGUNDAPARTE
A. SCHÖNBERG
Pierrot lunaire, Op. 21
sobre poemas de Albert Giraud traducidos al alemán
por Otto Erich Hartleben
PRIMERA PARTE
Mondestrunken (Ebrio de luna)
Colombine (Colombina), Der Dandy (El Dandy)
Eine blasse Wäscherin (Una pálida lavandera)
Valse de Chopin (Vals de Chopin), Madonna (La Virgen)
Der kranke Mond (La Luna enferma)
SEGUNDA PARTE
Nacht (Noche), Gebet an Pierrot (Oración a Pierrot)
Raub (Robo), Rote Messe (La Misa roja)
Galgenlied (La Canción del patíbulo)
Enthauptung (Decapitación), Die Kreuze (Las Cruces)
TERCERA PARTE
Heimweh (Nostalgia), Gemeinheit (Maldad)
Parodie (Parodia), Der Mondfleck (Mancha de lunar)
Serenade (Serenata), Heimfahrt (De vuelta a casa)
O alter Duft (¡Oh, antiguo perfume!)
ÁLVARO OCTAVIO flauta
JOAN ENRIC LLUNA clarinete
MARIJKE VAN COTEN violín/viola
LUIS ZORITA violoncello
JUAN CARLOS GARVAYO piano
MARIANNE POUSSEUR narradora/soprano
VASILY PETRENKO director
ENSEMBLE DE LA ORQUESTA DE CADAQUÉS
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SOCIEDAD
FILARMÓNICA
DE ZARAGOZA
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Imprime: ARPIrelieve, S. A. • D. L. Z-3.516/2007 • La organización se reserva el derecho de variaciones de días y sustituciones de orquestas, solistas y programas por causas obligadas de fuerza mayor. http://www.auditoriozaragoza.com
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