ITINERARIO GEOLÓGICO POR LOS PARAJES DE LOS CUCHILLOS Y LAS HOCES DEL CABRIEL (Provincias de Valencia y Cuenca) Carlos de Santisteban Bové Departament de Geologia Universitat de València Carlos.santisteban@v.es ITINERARIO GEOLÓGICO POR LOS PARAJES DE LOS CUCHILLOS Y LAS HOCES DEL CABRIEL Carlos de Santisteban Bové Departament de Geologia /Universitat de València Carlos.santisteban@uv.es Introducción Las Hoces del Cabriel han sido siempre un entorno singular, bellísimo, a ambos lados de Río Cabriel, que hace de frontera entre las Comunidades del País Valencià y Castilla La Mancha. Se hicieron famosas popularmente por la polémica del trazado de la autovía del Levante, alternativa a la antigua Nacional III Valencia – Madrid. La conciencia de una sociedad alertada por la pérdida de calidad ambiental en el entorno del Cabriel, al sur de la Presa de Contreras, llevó al enfrentamiento, a finales de los años 80 y principios de los 90 del siglo XX, entre dos Bonos (uno Conseller de Medi Ambient CV y el otro Presidente de Castilla La Mancha) y un Burriel (Conseller de Medi Ambient CV) con un Borrell (Ministro del Estado). Las Hoces consisten en un cañón meandriforme de moderada profundidad, encajado en un altiplano situado en el sector oriental de La Manchuela. Esta zona agreste, despoblada, más lejos económicamente que físicamente de la autovía del Levante, ha ido recuperando, de forma natural, las características originales del paisaje vegetal mediterráneo. El abandono, como a las ruinas, le ha fabricado algo de atractivo a sus arrugas. De no ser por dos Bonos, un Burriel y un Borrell, sería un paisaje poco conocido, visitado solo por naturalistas, pintores, estudiantes, ..etc., todos expertos en apreciar y disfrutar de lo bello. ¿Conocerán los administradores actuales este paisaje que quisieron proteger? En una época cuando, todavía quien así lo quería, se podía admirar libremente el paisaje recuperado, a un Bono le despejaron con una desbrozadora la vegetación original, para acercarle desde el coche oficial hasta el borde de las Hoces. Es el mismo margen del precipicio que, entre Noviembre y Junio, nadie puede visitar hoy por la presencia de un águila perdicera cuyos ancestros siempre estuvieron ahí. Desde hace algo más de una década las Hoces del Cabriel, en Castilla La Mancha, son una Reserva Natural; y desde hace poco más de un año las Hoces del Cabriel son un Parque Natural en la Comunidad Valenciana. A las Hoces les separa de las Hoces escasamente 25 metros de río. Durante más de medio año (entre Noviembre y Junio), acercarse a las Hoces del Cabriel por Castilla La Mancha, es no poder visitar las Hoces del Cabriel; aunque en su lugar puedes recorrer el valle de Mirasol y Los Cuchillos hasta Fonseca. Más allá, a escasos 1.500 m están las famosas, inaccesibles, Hoces. La entrada de la Reserva Natural ha sido decorada como un campamento de entrenamiento de Al-Quaeda, por manos privadas, a expensas de las presas captadas por la propaganda oficial a favor de la visita a la Reserva Natural. Es por esto recomendable, en cualquier momento de año, apreciarlas desde el otro lado de la frontera, donde no se recomienda el vuelo del águila perdicera. La aventura empieza si te resistes a la oferta privada de multiaventura. Más allá de los Cuchillos te espera el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil. Habrá que dar explicaciones convincentes. Pasar como puedas, por un puente de peatones de aparente uso privado, si es legal, o extrañamente consentido por la Conferedarión del Júcar, si es ilegal. Alternativamente puedes vadear el río Cabriel, y tomar un camino por el margen Este del río que te lleva, por fin, al inicio de las Hoces. La primera, un meandro con un giro de 340º, tiene el raro nombre de Rabo de la Sartén. Desde aquí se extienden 35 km de meandros encajados, con un paisaje magnífico. Deberías poder recorrerlos de no ser porque son aledaños, si no propiedad, de ricos industriales que mantienen grandes fincas de caza mayor a expensas de ludópatas dependientes de las máquinas tragaperras. Algunos caminos públicos han sido ocupados, cerrados, a pesar de las denuncias a la Consellería de Territori i Habitatge. El aguila perdicera oficialmente no vuela aquí, pues la Consellería, más d’Habitatge que de Territori, se encarga de que las rapaces nidifiquen preferentemente en la costa. Ni dos Bonos, ni un Burriel, ni un Borrell, ni …., saben que el principal valor de las Hoces del Cabriel está en su geodiversidad. Un tramo de río entre dos diapiros El río Cabriel tiene una longitud de140 km, aproximadamente. Nace en los Montes Universales, serranía a caballo entre Teruel y Cuenca, y vierte sus aguas al río Júcar, en las proximidades de la población de Cofrentes, en Valencia. A lo largo de 50 km hace de frontera de la provincia de Valencia con las de Cuenca y Albacete. En este tramo, comprendido entre la Presa de Contreras y el Valle de Ayora – Cofrentes discurre primero en dirección Norte – Sur, oblícuo a la directriz de las estructuras de plegamiento alpinas en el dominio de la rama Castellana del Sistema Ibérico y, después, tiene un trazado en arco suave curvado hacia el Este, atrapado en el núcleo de un sinclinal en materiales terciarios (Figura 1). Este recorrido se halla comprendido entre dos diapiros de materiales del triásico superior, el de Minglanilla, conocido por sus antiguas minas de sal y sus aragonitos, y el de la Sierra de la Monterilla. En todo este tramo, y a lo largo de casi 40 km, el río dibuja un trazado de meandros, que alarga aún más su recorrido; pero no es un río meandriforme, pues tiene una dinámica aluvial, común a la de casi todos los ríos mediterráneos españoles. Esta exhibición de curvas tiene su causa en un control geológico: estructural, litológico y erosivo. De ellas, la parte más espectacular son el conjunto de meandros encajados denominados “Las Hoces”, en el tramo del río Cabriel de trazado general N – S, y limítrofe entre las provincias de Valencia y Cuenca. Abriendo la ventana a un tiempo pasado Recorrer el valle del Cabriel entre la Presa Contreras y las Hoces es como abrir una ventana al pasado. Es uno de los pocos lugares de la provincia de Valencia en donde se halla la relación exacta entre los materiales depositados inmediatamente antes del inicio del plegamiento alpino en la Ibérica, y los posteriores. En medio quedan las estructuras de deformación fosilizadas y la superficie de erosión de una muy evidente discordancia angular. Las estructuras de deformación constituyen la parte principal de la Sierra del Rubial, en cuyo margen sur-occidental se hallan las capas verticalizadas de los carbonatos del Cretácico superior de “Los Cuchillos”. El recorrido se hará, primero siguiendo el núcleo de un gran pliegue tumbado, para analizar los materiales del Cretácico superior. Después se observará el flanco sur del pliegue, con capas verticales de carbonatos marinos que pasan gradualmente a los primeros materiales continentales formados durante la emersión de las estructuras de plegamiento. Estos materiales contienen el límite Cretácico – Terciario. Finalmente se verán los depósitos Miocenos postorogénicos que fosilizan las estructuras de plegamiento. Erosionando verticalmente estos depósitos terciarios, el río Cabriel ha excavado el cañón de las Hoces, con formas meandriformes encajadas aprovechando sistemas ortogonales de antiguas diaclasas en los carbonatos mesozoicos. Figura 1. Esquema geológico simplificado del entorno del límite fronterizo de la provincia de Valencia formado por el valle del río Cabriel. Figura 2. Mapa de situación de los puntos de observación del itinerario Condiciones del itinerario El itinerario tiene una longitud de 5’5 km. Se va a hacer totalmente caminando. El primer kilómetro es obligado si se accede en autobús hasta la Venta de Contreras. En otro vehículo de menor tamaño se puede llegar directamente hasta el centro de recepción de visitantes de la Reserva (Mirasol) desde donde parte una pista forestal que sigue por el margen derecho del río Cabriel. La pendiente del recorrido, a lo largo de 3’5 km es mínima. Finalmente la pista se divide en dos ramas de las que tomamos la que baja a la izquierda hasta el río. Después de cruzarlo seguimos una vereda, ahora por el margen izquierdo del río, que asciende, en moderada pendiente, hasta el borde de la primera hoz. Desde que dejamos el lecho del río hemos recorrido un kilómetro de distancia y ascendido unos 40 metros de altura (Figura 2). Los Materiales A lo largo del recorrido vamos a poder diferenciar cuatro conjuntos de materiales. De los más antiguos a los más modernos son (Figura 3): - 1) Arcillas rojas y areniscas del Cretácico inferior. Este conjunto forma parte de una unidad estratigráfica (Fm. Calizas, margas y areniscas de Sacarás) que se presenta en facies Utrillas. Las arcillas tienen paleosuelos calcáreos y las areniscas, blancas, caoliníferas, se hallan en cuerpos discontínuos, canaliformes, que son el relleno de cauces de ríos meandriformes. Estos materiales forman el núcleo de una gran estructura anticlinal asimétrica, que seguiremos en gran parte del recorrido. - 2) Dolomías, calizas y margas grises. Forman una gran unidad carbonática de unos 150 metros de espesor que comprende a los materiales marinos del Cretácico superior. Son depósitos de plataforma somera generados, primero durante la gran transgresión del Cretácico superior y, después, durante la regresión que precede al levantamiento Alpino en la Ibérica. Estos materiales constituyen los flancos de una gran estructura de plegamiento anticlinal. - 3) Arcillas rojas, brechas, areniscas y yesos del Cretácico terminal – Paleógeno. Esta unidad se halla a continuación de los carbonatos del Cretácico superior y forma la unidad estratigráfica denominada Fm. Margas, arcillas y yesos de Villalba de la Sierra. Son depósitos continentales, que reciclan elementos del Cretácico superior. Son indicativos de la erosión de los primeros relieves alpinos. Contienen el límite Cretácico – Terciario, por lo que deben albergar los restos de los últimos dinosaurios mesozoicos y los de los primeros mamíferos paleocenos. Los afloramientos de los materiales de este conjunto se hallan principalmente en el valle de Fonseca. - 4) Arcillas, areniscas y conglomerados rojos. Son materiales Miocenos, de la base de la serie que forma el altiplano de Utiel – Requena. Se hallan en disposición subhorizontal, fosilizando los relieves terciarios generados sobre las estructuras de plegamiento impresas en los otros tres conjuntos de materiales. Su base es la superficie de una discordancia erosiva y angular. Por suerte, la erosión reciente (post-Pliocena), a lo largo del valle del Cabriel , de estos depósitos miocenos, nos permiten ver las formas, generadas en los carbonatos y que conocemos como “las Hoces”. Figura 3. Relación entre los tres conjuntos litológicos (2, 3 y 4) superiores presentes en el sector de la Hoces del Cabriel. En conjunto 1, en facies Utrillas estaría ubicado por debajo del tramo de materiales de edad Coniaciense a Campaniense. La Estructura tectónica La estructura tectónica que puede observarse a lo largo del recorrido es un anticlinal asimétrico, de orientación NW – SE, con un flanco nororiental ondulado con pliegues anticlinales y sinclinales de menor rango, y un flanco suroccidental verticalizado, e incluso localmente invertido. Esta estructura forma parte de un cabalgamiento que dispone el pliegue sobre parte de la misma serie del Cretácico superior, ya en disposición subhorizontal (Figura 4). Esta estructura está parcialmente cubierta, en discordancia angular por los materiales del Mioceno medio- superior. La erosión del Rio Cabriel permite la exposición de la relación geométrica entre los diferentes conjuntos de materiales. Figura 4. Corte geológico del sector de Los Cuchillos Descripción del itinerario El recorrido se inicia siguiendo la pista que parte junto al centro de interpretación de la Reserva (mirando a la facha da principal, a la derecha). A la entrada una barrera controla el paso de vehículos autorizados. Punto de observación 1 A 100 metros del inicio se abre un pequeño barranco (barranco de Martinete), que desciende desde la derecha. Se halla excavado en los materiales de arcillas rojas y areniscas (conjunto litológico 1) que constituye la formación Sacarás, en facies Utrillas. Estos materiales forman parte de una serie que alcanza hasta la base de las calizas que se hallan en lo alto, a ambos lados del valle del Cabriel. En el margen izquierdo del barranco de Martinete se puede observar una capa canaliforme de areniscas, con una estratificación interna cruzada Figura 5. En el centro del cauce, afloran calizas con rudistas (Requiénidos), de una unidad inferior a los materiales con facies Utrillas, son las calizas con Rudistas del Caroch. Figura 5. Aspecto general de las arcillas rojas y areniscas. En la parte central-derecha de la imagen se puede ver un cuerpo lenticular de areniscas con estratificación cruzada. Punto de observación 2 Continuando con el recorrido por la pista siguen viéndose los materiales con facies Utrillas. Pasada la estación de aforos, en una curva del camino se pueden observar con más detalle uno de los cuerpos de areniscas. Se trata de areniscas poco cementadas, pero lo suficiente para que en ellas se formen pliegues y alguna falla de tipo inverso (Figura 6). Las areniscas están formadas por granos de cuarzo y tienen una matriz arcillosa con un importante contenido en caolín. De ahí su color blanquecino. En el sector sur-oriental de la rama castellana de la Ibérica son frecuentes las explotaciones de caolín, obtenido después del lavado industrial de las areniscas. Estas explotaciones se hallan asociadas generalmente a los materiales detríticos del Cretácico inferior. En este sector los materiales detríticos forman parte de una secuencia de depósitos continentales que llega a alcanzar los 800 metros de espesor. Comprenden desde el Jurásico Terminal hasta la base del Cretácico superior y son ricos en restos de dinosaurios, tanto de huesos como huellas. Fueron depositados en el Surco Ibérico, en sistemas fluviales y deltaicos, en un momento de reactivación tectónica distensiva relacionada con un incremento en la tasa de apertura del primitivo Atlántico. Los meteriales proceden de un área fuente metamórfica, posiblemente situada en parte de lo que es hoy la fosa de Teruel. El caolín es fruto de la meteorización, en un clima húmedo y cálido, de los feldespatos potásicos contenidos en la roca madre. Figura 6. Pliegue y fallas inversas en las areniscas con facies Utrillas Los canales de areniscas presentan varias secuencias de relleno. Cada secuencia está marcada por una zona enrojecida por compuestos de hierro, relacionada con un cambio en las condiciones de sedimentación. Sobre esta superficie normalmente se presentan limonitas y arcillas grises, a veces finamente laminadas, y con cierto contenido en materia orgánica. Interiormente las areniscas presentan laminación cruzada, a pequeña escala, tipo ripple y duna (Figura 7). En la figura, una pequeña duna muestra su forma externa convexa y cómo la laminación se dispone asintótica sobre una superficie. Inicialmente esta superficie fue horizontal, por lo que el techo de la capa de areniscas es un plano de configuración irregular de naturaleza erosional. Figura 7. Detalle de una pequeña estructura tipo duna, con la forma externa convexa y la laminación interna cruzada. Punto de observación 3 Este punto se halla unos veinte metros, más adelante, siguiendo la pista. La erosión, en el margen del camino, ha despejado el suelo y parte del substrato de areniscas. Aquí ha quedado al descubierto parte del sistema radicular de un pino, del que puede observarse que se halla conducido por la debilidad mecánica de las areniscas a lo largo de fracturas. Son estas superficies las que, además permiten una circulación preferencial del agua cuando llueve. (Figura 8). La parte orgánica del suelo es escasamente de 15 cm y las raíces profundizan más abajo del camino en la búsqueda de nutrientes. Figura 8. La erosión, a causa de la construcción del camino, ha dejado al descubierto parte del sistema radicular de un árbol, que ha penetrado a través de un sistema de fracturas. Punto de observación 4 La pistad discurre, hasta Los Cuchillos, por arcillas y areniscas en facies Utrillas. Estas solo afloran en algunos puntos de este recorrido, ya que se hallan cubiertas por el suelo reciente. Desde el camino, a unos 150 m de distancia de la parada anterior (3) se pueden observar, en el otro lado del margen del río Cabriel, los carbonatos del Cretácico superior. Constituyen un potente tramo de más de 100 metros de espesor. En este sector, en frente nuestro, están en disposición subhorizontal y, después, se van ondulando formando, primero de un anticlinal y un sinclinal simétricos de ferfil suave (Figura 9) y, después, un pliegue asimétrico. De éste último sólo se puede ver, al fondo a la derecha, ver su flanco sur verticalizado, como una muralla dentada. Figura 9. Pliegues anticlinales y sinclinales en los carbonatos del Cretácico superior Punto de observación 5 El núcleo de este pliegue se halla parcialmente cubierto por la vegetación. Cuando lo hayamos sobrepasado, nos acercamos a las capas de carbonatos del flanco sur del pliegue, que se hunden verticalmente. La proximidad a los afloramientos de carbonatos nos la marca los restos de una calera (Figura 10). Se trata de una construcción de bloques apilados formando una estructura cilíndica, parcialmente insertada en una excavación hecha en el suelo. En este lugar se calcinaban fragmentos de carbonato, que eran dispuestos apilados en el interior de la estructura cilíndica. Con un fuego de leña, situado en la parte inferior, se convertía el carbonato de calcio en óxido de calcio, que molido servía para diversos usos como la fabricación de morteros y el encalado de paredes. Las dimensiones de la calera indica que su uso fue para abastecer necesidades locales. Probablemente fueron los mismos habitantes del entorno quienes trabajaban en la calera según las necesidades. En el valle de la Fonseca, pasados los Cuchillos, los materiales del Cretácico Terminal y Terciario inferior contienen capas de yesos. Aquí, existen varias estructuras parecidas, aunque de menores dimensiones, que funcionaban bajo principios parecidos. En ellas el yeso era deshidratado para obtener anhidrita que molida servía como cemento o como revoco de paredes. La presencia de restos de vegetales carbonizados, en el interior de estas yeseras indica que todavía debieron utilizarse en la segunda mitad del siglo XX. Figura 10. Detalle los restos de una antigua calera Punto de observación 6 Continuando por el camino, a una distancia de 1’5 km desde el centro de recepción de visitantes de la Reserva, nos hallamos en el flanco sur del pliegue asimétrico. Aquí cortamos la serie de carbonatos del Cretácico superior. Son calizas, dolomías y margas grises, localmente teñidas de ocre debido a la meteorización. Las primeras capas poseen una dirección N308ºE y un buzamiento de 90º tanto hacia el NNW como hacia el SSW (Figura 11). ¿Podemos reconocer dónde está el techo de estas capas? Figura 11. Capas verticales en Los Cuchillos. Punto de observación 7 A una distancia de dos kilómetros desde el inicio del itinerario, el río Cabriel hace un giro de 90º. Primero el río es paralelo a la dirección de las capas de los carbonatos del Cretácico superior, pero después las atraviesa perpendicularmente a lo largo de un estrecho. Aquí, la perspectiva transversal a las capas, prácticamente verticales, nos permite una amplia panorámica de las formas del relieve denominadas “cuchillos”. La erosión, aprovechando pequeñas diferencias litológicas entre calizas y dolomías, más o menos margosas, ha permitido que unas capas se hallen más realzadas que otras. El aspecto general es el de un conjunto de cuerpos laminares, dispuestos verticales, algunos de ellos con un extremo superior que se adelgaza hasta formar una cresta afilada (Figura 12). Figura 12. Los Cuchillos, paraje con formas del relieve particulares, fruto de la erosión y meteorización en carbonatos dispuestos en capas verticales. La clave de esta forma del relieve es la posición de los estratos, pues más adelante, los mismos materiales, ya en posición subhorizontal dan lugar a la Hoces del Cabriel, condicionadas por sistemas de diaclasas. Al atravesar el estrecho, recorremos transversalmente el espesor real de los carbonatos del cretácico superior. Estos son los últimos depósitos marinos formados en este sector de la Ibérica, pues el inicio de los empujes alpinos, en el Cretácico terminal, empezó a elevar la zona, a generar relieves y a formar los primeros depósitos continentales. Estos depósitos los veremos justo al terminar de atravesar el estrecho. Punto de observación 8 El Estrecho de los Cuchillos se halla en el flanco sur de un anticlinal asimétrico (Figuras 13 y 4). Al recorrerlo, pasamos de capas de carbonatos muy inclinadas, después verticales, y finalmente invertidas. La inversión es más marcada en los estratos del siguiente conjunto litológico (3). Estos materiales están formados por arcillas rojas, yesos, brechas de fragmentos de carbonatos del Cretácico superior, y areniscas. En conjunto, por la presencia de los yesos y brechas tienen una coloración clara, con tintes asalmonados que nos los permiten diferenciarlos de los depósitos detríticos del Mioceno. Estos materiales cubren el espacio temporal comprendido entre el Cretácico superior y el Oligoceno. Sus afloramientos son muy escasos en la Comunidad Valenciana, pero son muy importantes. Se han hecho muy pocos estudios sobre ellos, por lo que son más los secretos que nos guardan que lo que sabemos. Su importancia es que son los depósitos formados durante el levantamiento del Sistema Ibérico en el dominio de la Rama Castellano-Valenciana. Lo normal es que por la evolución de los pliegues y fallas en este sector se hallen erosionados. Pero aquí han sido conservados por dos razones. Una, porque se hallan cobijados en núcleo de un pliegue sinclinal asociado a un pequeño cabalgamiento. La otra, es que estos depósitos, en este sector, se formaron como rellenos de fosas tectónicas activas durante el levantamiento alpino. Un magnífico ejemplo de una de estas fosas es la de Chera, en las proximidades de Requena. Estos materiales han sido atribuídos a la Formación Villalba de la Sierra y contienen el registro de los últimos dinosaurios y de otros reptiles mesozoicos extinguidos, como pterosaurios de gran talla. Se hallan en continuidad sedimentaria con los carbonatos marinos del cretácico superior, pero también contiene fauna, hacia el techo, como el gasterópodo continental Vidaliella gerundensis, que nos indica ya la presencia de materiales formados en el terciario inferior. Figura 13. Vista frontal de Los Cuchillos. Los crestones de carbonatos forman el flanco verticalizado de un pliegue anticlinal asimétrico. Sobre estos materiales, y en continuidad sedimentaria, se aprecian los depósitos continentales del Cretácico superior – Paleógeno. Punto de observación 9 Pasado el Estrecho de Los Cuchillos se abre el valle de Fonseca. Este valle separa los parajes de Los Cuchillos y de Las Hoces. Llama la atención el color rojizo de los materiales de esta zona. Aquí afloran de los dos conjuntos de materiales, cretácicopaleógenos (3) y miocenos (4). En ambos predominan los componentes detríticos, pero tienen una disposición diferente. Los depósitos miocenos abarcan desde el Aragoniense inferior hasta la base del Plioceno. Son postalpinos y se hallan generalmente poco deformados. Una discordancia angular los separa de los paleógenos (Figura 14). Hay que fijarse bien en la disposición de las capas para ver la superficie de erosión. Esta superficie forma parte de un paisaje erosivo enterrado. En algunos casos, los materiales miocenos fosilizan un paleorrelieve muy marcado. En el valle de Fonseca, los conglomerados miocenos recubren los carbonatos cretácicos fosilizando lo que fue un un acantilado (Figura 15). Figura 14. Discordancia angular entre los materiales del Cretácico terminal – Paleógeno y los miocenos. Figura 15. Discordancia angular entre los depósitos miocenos y los carbonatos del Cretácico superior. El itinerario se continúa siguiendo la pista hacia el río. Primero pasamos junto a un pino monumental y después tomamos una desviación, hacia la izquierda, que conduce a un vado. Junto a él hay un puente estrecho de uso privado. Al cruzar el río Cabriel nos fijamos en el recubrimiento de carbonato que hay sobre los cantos. Es un precipitado de calcita bioinducido por la actividad de cianobacterias. En este tramo las aguas mantienen su calidad original y contienen gran cantidad de bicarbonato en disolución. Tras cruzar el río tomamos primero una pista paralela al cauce y, después una senda entre el bosque que, a lo largo de 1 km, nos lleva hasta el borde de la primera de las hoces (Figura 16). Figura 16 Hoces del Gabriel, en el sector de Rabo de la sartén. Punto de observación 10 Las hoces consisten en un valle estrecho, de paredes verticales, no muy profundo (unos 100 m máximo), por cuyo centro discurre el río Cabriel. Tiene la particularidad de que su trazado en planta es de configuración meandriforme. El río Cabriel hace curvas de meandros a lo largo de 40 km, entre el Valle Fonseca y el Balneario de Fuente Podrida. No son meandros fluviales, sino meandros encajados. Excepto en el sector de las Hoces, las curvas del río se hallan excavadas en materiales miocenos en todo un tramo en el que el la estructura tectónica de éstos es la de un sinclinal laxo. El eje de la banda de meandros sigue la orientación del eje del sinclinal. En las hoces, entre el Rabo de la Sartén y la Venta del Can, se pueden diferenciar dos superficies de encajamiento erosivo superpuestas. La primera ha generado un valle abierto, más ancho que profundo, excavado en materiales miocenos, y cuyo límite inferior es la superficie de discordancia entre los materiales Cretácicos y los Terciarios. La segunda ha generado un valle cerrado, más profundo que ancho, en los materiales carbonáticos del Cretácico superior (Figura 17). El abandono del primer sistema de drenaje por el encajamiento vertical del río Cabriel en los carbonatos, ha dejado un conjunto de pequeños valles laterales colgados que entallan puntualmente el borde de las Hoces. Los meandros encajados pueden ser una herencia de la configuración del drenaje cuando se desarrollaba sobre el substrato de materiales miocenos, sin embargo, su réplica en los carbonatos ha sido posible por la existencia de dos sistemas cruzados de diaclasas que ha guiado la posición del cauce. Este diaclasado es el que facilita hoy el colapso de bloques en el borde de la Hoces (Figura 17). Figura 17 La formación de los meandros encajados del río Gabriel en las Hoces, ha sido facilitada por dos sistemas cruzados de diaclasas. Una síntesis para recordar Las hoces del Cabriel y los Cuchillos son dos entornos con una gran riqueza de geodiversidad, que por sí misma mecería la consideración de Parque Geológico. A lo argo del cauce del río Cbriel pueden estudiarse el momento de formación del Sistema Ibérico y la relación de sus materiales con las estructuras de plegamiento. La estructura geológica del entorno de Los Cuchillos y el valle de Fonseca es un pliegue anticlinal asimétrico asociado a un cabalgamiento. Cobijados en el flanco invertido del pliegue se han conservado materiales del Cretácico superior – Paleógeno, cuyos afloramientos son muy escasos en este sector del Sistema Ibérico. Bajo los depósitos del Mioceno se halla enterrado un paisaje fósil, adquirido poco después de formarse los relieves generados durante el levantamiento alpino. En el paisaje reciente destacan las formas de Los Cuchillos, modeladas sobre los carbonatos Cretácicos dispuestos en capas verticales. En Las Hoces, el drenaje del Cabriel ha desarrollado un pequeño cañón erosivo meandriforme aprovechando dos sistemas cruzados de diaclasas.