Identidad católica y carácter pontificio Capítulo II del libro Tradición y renovación Gildardo Lotero Orozco © Gildardo Lotero Orozco © Editorial Universidad Pontificia Bolivariana Identidad católica y carácter pontificio Primera edición, 2010 Universidad Pontificia Bolivariana Rectoría Gran Canciller UPB y Arzobispo de Medellín: Mons. Ricardo Tobón Restrepo Rector General: Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez Vicerrector Académico: Pbro. Jorge Iván Ramírez Aguirre Delegado Rectoral para Asuntos Interinstitucionales: José Fernando Montoya Ortega Editor: Juan José García Posada Fotografías: Departamento Gestión Documental / Archivo Fotográfico Institucional Diseño y Diagramación: Ana Mercedes Ruiz Mejía Coordinadora de Producción: Ana Milena Gómez C. Dirección editorial: Editorial Universidad Pontificia Bolivariana, 2010 E-mail: editorial@upb.edu.co www.upb.edu.co Telefax: (57)(4)354 4565 A. A. 56006 - Medellín - Colombia Prohibida la reproducción total o parcial, en cualquier medio o para cualquier propósito, sin la autorización escrita de la Editorial Universidad Pontificia Bolivariana. Tabla de contenido El título de Pontificia........................... 5 El nuevo nombre.............................. 16 Vinculación a la Iglesia Universal....... 18 El liderazgo universitario de los señores arzobispos.................. 21 El magisterio pontificio...................... 35 Identidad y misión de la Universidad............................. 36 La Vicerrectoría Pastoral.................... 39 Encuentro de universidades católicas.. 40 Nova et vetera................................. 44 El título de Pontificia Casi una década después de la fundación, el 20 de marzo de 1946, monseñor Henao Botero, Rector, en reunión extraordinaria del Consejo Directivo de la Universidad Católica Bolivariana, informó de manera oficial que la Santa Sede había aprobado definitivamente a la Bolivariana como universidad católica y que, al mismo tiempo, la había declarado “pontificia”, es decir, católica por excelencia, vinculada a la Iglesia Universal. El decreto había sido firmado en Roma siete meses antes, el 16 de agosto de 1945. Desde aquel entonces, el nombre y el carácter de la Gildardo Lotero Orozco 6 Universidad quedaron sellados para siempre: la institución continuaría su trayectoria histórica bajo la conducción y el amparo de la Iglesia, representada en su autoridad principal, el Sumo Pontífice. Para el Consejo Directivo y para los intelectuales católicos de Medellín, el acontecimiento significaba tanto así como el reconocimiento mundial de su universidad, y para el rector Henao Botero, quien no olvidaba la adversidad del momento político de la fundación, el título que le permitiría a la Bolivariana, llegado el caso, una “protección internacional”. En fechas próximas a aquella, había ocurrido lo propio en España, con la creación de la Universidad Pontificia de Salamanca (1940) y en Colombia, con la Universidad Javeriana, erigida canónicamente en 1937 y honrada con el título de Pontificia en 1938. Esa “protección” de que se habló en el momento, dadas las circunstancias políticas de los gobiernos liberales en el poder, se ha visto transformada, con el correr del tiempo, en una fuerza activa de conservación y renovación permanentes, emanada del magisterio eclesiástico, debida a un lazo genético ineludible y a la acción respetuosa y siempre vigilante de los arzobispos de Medellín como cancilleres de la Universidad. Desde aquel entonces, muchas personas, tanto en Medellín como en las seccionales de la Universidad en otras ciudades, han seguido refiriéndose a la Bolivariana simplemente como a “La Pontificia”, queriendo resaltar la dimensión católica internacional de la Institución. “La Católica de Medellín”, como la llamaron al principio algunos funcionarios del gobierno en Bogotá; “La Católica Antioqueña”, como propuso el Comité Pro-fundación, y “La Católica Bolivariana”, nombre provisional que tuvo por casi diez años, dieron paso al de “Pontificia Bolivariana”, su denominación definitiva. El tránsito de “Católica” a “Pontificia” representa en la historia de la UPB, además de la refrendación de su catolicidad, el acontecimiento de su madurez Institucional y de su vinculación a la Santa Sede. Así se desprende del siguiente texto de la FIUC (Federación Internacional de Universidades Católicas) en el libro Las Universidades católicas hoy en Latinoamérica: Pontífices y Rectores: SS. Pío XII; Mons. Félix Henao Botero en visita a Su Santidad. Identidad católica y caracter pontificio 7 Gildardo Lotero Orozco 8 Pontífices y Rectores: SS. Juan Pablo II, en su visita a Medellín. Encuentro con los intelectuales y universitarios en el Seminario Mayor, en el contexto del cincuentenario de la Universidad. Mons. Eugenio Restrepo Uribe, Rector de la UPB y Dr. Belisario Betancur, Presidente de la República. 1986. Identidad católica y caracter pontificio 9 Nacidas bajo el moderno concepto de universidad católica, muchas hay en Latinoamérica. Unas son pontificias, que dependen de la Congregación para la Educación Católica. En estos casos, el Gran Canciller representa los vínculos con la Iglesia. Otras, no pontificias, pertenecen a órdenes y congregaciones religiosas. Algunas, a la respectiva Conferencia Episcopal, mientras otras son promociones de la diócesis. Hay también universidades católicas que, fundadas por órdenes o congregaciones religiosas, pasaron después a manos de laicos que les han conservado el espíritu fundacional. Por fin, algunas han tenido origen en la iniciativa de laicos católicos, las cuales no tienen nexo alguno jurídico con la Iglesia (1). La complacencia del Rector al dar la noticia al Consejo Directivo aquel 20 de marzo del 46 expresó también el punto final de una cadena de esfuerzos y trámites en los que estuvo comprometida la jerarquía eclesiástica entera. Para el caso, habría que recordar los buenos oficios del entonces Nuncio de Su Santidad en Colombia, monseñor Carlos Serena quien, después de haber dado su visto bueno a la creación de la Universidad en el año 36, se había encargado de instruir a los rectores Sierra Ríos y Henao Botero sobre el contenido de los informes exigidos por la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades - hoy Congregación para la Educación Católica - para obtener aprobación canónica, y de remitirlos personalmente a Roma. Aquellos informes anuales, elaborados por los rectores y tramitados por el Nuncio, tenían que ver, principalmente, con el régimen de funcionamiento interno de la incipiente universidad, con el estado de sus finanzas y con las condiciones de su crecimiento y desarrollo. En el empeño por obtener la aprobación y el título de Pontificia, cabe destacar el liderazgo asumido por los arzobispos Tiberio de J. Salazar y Herrera, fundador, y Joaquín García Benítez, su sucesor desde 1942 y primer Gran Canciller de la Universidad. Especialmente por este último, quien, respaldado por todos los obispos sufragáneos de la Arquidiócesis, elevó una sustentada solicitud a la Sede Apostólica, por conducto de la Nunciatura, en la que expresaba el deseo de la Iglesia local de que la Universidad, además de ser aprobada Gildardo Lotero Orozco 10 canónicamente, fuera también declarada Pontificia. Tal solicitud del episcopado antioqueño encabezado por el Arzobispo, fue formulada en carta del 25 de abril del 45, y concluía así: “Y si la Santa Sede la declara Pontificia, el estímulo sería incomparable y el apoyo de todo el país más rápido y vigoroso, como lo demanda esta institución, bendecida por el Excelentísimo Señor Nuncio y por todos los prelados de Colombia”. El carácter pastoral de la anterior petición y sus motivaciones produjeron efecto rápido y definitivo en la Santa Sede: en sólo cuatro meses se había obtenido una respuesta positiva mediante la expedición del correspondiente decreto de la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades. El texto de este decreto, firmado el 16 de agosto de 1945 y cuyo original está en latín, dice a la letra en su traducción al castellano: Para honra e incremento de la Universidad Católica Bolivariana que desde hace algunos años ha sido fundada en la ciudad de Medellín de la República de Colombia, el Excelentísimo y Reverendísimo Señor Doctor Joaquín García Benítez Arzobispo y demás obispos de la Provincia Eclesiástica de Medellín elevaron recientemente una petición a la Santa Sede, para que dicha universidad fuese erigida canónicamente y distinguida con el título de Pontificia. Nuestro Santísimo Padre el Papa Pío XII, por providencia divina Pontífice Máximo, justamente regocijado en el Señor por los ópimos frutos que tal Ateneo ya ha producido, y queriendo velar más y más de cerca por la enseñanza cristiana en esta preclara nación se ha dignado escuchar benignamente las preces antedichas. Por esta razón, la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades en virtud de la autoridad que le ha sido otorgada por el Sumo Pontífice, erige y declara constituida canónicamente a la Universidad Católica Bolivariana y la señala con el nombre y título de Pontificia concediéndole al mismo tiempo todos los derechos, privilegios y honores al tenor de los que gozan o puedan gozar los institutos de estudios superiores distinguidos con este título y cuyos estatutos hayan de ser aprobados por esta misma Sagrada Congregación. Dado en Roma desde el Identidad católica y caracter pontificio 11 Palacio de San Calixto a diez y seis días del mes de agosto, en la fiesta de San Joaquín, padre de la Santísima Virgen María, y en el año del Señor de 1945. (2) Desde el día en que monseñor Henao divulgó oficialmente la noticia de la llegada del decreto, comenzaron los preparativos para la recepción del título. Se escogió la primera semana de junio para cumplir un programa que tuviera como acto central la ceremonia de entrega del documento, por parte del Nuncio Apostólico, en la Catedral Metropolitana de Medellín. La protocolización del título credencial de “Universidad Pontificia” a la Bolivariana aquel jueves 6 de junio de 1946, se convirtió en un acto religioso-académico sin precedentes en Medellín, sólo comparable, cuarenta años después, al encuentro del papa Juan Pablo II con los bolivarianos y demás universitarios colombianos en la capilla del Seminario Mayor. La prensa y la radio locales hicieron una profusa y destacada divulgación del evento, resaltando la visita a la ciudad del representante del Papa. El Colombiano, por ejemplo, tituló en primera plana el miércoles 5 de junio: “Solemne recepción al Señor Nuncio Apostólico ofrecerá hoy el pueblo de Antioquia. Con extraordinario brillo serán celebradas las festividades de la Universidad Católica Bolivariana”. El martes 6, también en primera plana: “Gran recepción se le tributó en Medellín al Nuncio de Su Santidad; imponente desfile. El título de Pontificia lo entregará hoy”. Y el viernes 7: “En acto solemne fue entregado el título de Pontificia a la Universidad ayer. Bella oración pronunció el doctor Félix Henao Botero. Te Deum en acción de gracias fue ofrecido después de la Santa Misa”. La “bella oración” de aquel viernes memorable a la que aludió el periódico apareció publicada, en su totalidad, al día siguiente, con el título de “Oración gratulatoria”. Se trató de una intervención elocuente y extensa en la que monseñor Henao Botero exhibió sus dotes de conocedor de la tradición de la Iglesia y de acérrimo defensor del pontificado. Monseñor comenzó así su intervención en la Basílica Metropolitana: El Papa nos visita por medio de su ilustre representante en Colombia, el decano del cuerpo diplomático. Nosotros, Gildardo Lotero Orozco 12 Excelentísimo Señor Nuncio y Excelentísimo Señor Arzobispo, nuestro canciller y patrono desvelado, llevaremos el nombre del Pontífice por todas las comarcas. Sabemos que en el Vaticano se interpreta con voz infalible la paz para los hombres de buena voluntad. Tendremos el placer espiritual de conocer, cada día más a espacio, las vitales docencias pontificias. Sin Roma son imposibles ni bienestar colectivo, ni justicia social, ni gobiernos cristianos, ni tranquilidad en el orden, ni democracia orgánica. Roma es serena porque es eterna, es paciente porque es inmortal, crea las universidades porque posee la sabiduría, es dogmática porque Dios le entregó el tesoro de la Revelación. El Vaticano es asiento del interés por la difusión de las ciencias, las artes y la sabiduría. Todas las tiranías han recibido de Roma su condenación, y todas las nuevas nacionalidades, por débiles y pequeñas que parezcan, han sido salvaguardadas en sus fueros por los documentos pontificios (3). La Medellín actual, la de 2011, con más de dos millones de habitantes, con manifestaciones muy variadas de cultura ciudadana, comunicada con el mundo y en vía de convertirse con sus problemas y soluciones en una metrópoli del siglo XXI, dista mucho de ser aquella que fue hace sesenta y cinco años, cuando la única universidad católica de la ciudad fue declarada pontificia. Medellín era más un pueblo grande que una ciudad pequeña y los incidentes particulares, como pueden ser los universitarios o los eclesiales, rebasaban los límites de lo privado y pasaban a formar parte de la historia como acontecimientos públicos. En la católica Medellín de 1946 la sola presencia del Nuncio de Su Santidad constituía un acontecimiento destacable. Vendrían después acontecimientos eclesiales y universitarios de talla mayor como la visita del Papa en 1986 o el Primer encuentro de Universidades Católicas de Colombia en 2005. La crónica del acto público que celebró el acontecimiento de aquel jueves 6 de junio de 1946, apareció al día siguiente en primera plana de El Colombiano. La transcribimos completa porque es un testimonio histórico-periodístico de lo que la Universidad, la ciudad y la sociedad antioqueña vivieron aquel día: Identidad católica y caracter pontificio 13 El Sello pontificio y la identidad católica: Eucaristía en el Templo Universitario de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, patrona de la UPB. Celebra el Rector Mons. Félix Henao Botero. A su lado, los Monseñores Victor Wiedemann y Eugenio Restrepo Uribe, quien a su vez ocupó la rectoría en la década de los 80. Gildardo Lotero Orozco 14 SS. Juan Pablo II, en su visita a Medellín. Saludo a los niños del Coleigo de la UPB, en calle de honor. Seminario Mayor de Medellín. Julio de 1986. Identidad católica y caracter pontificio 15 Gran solemnidad revistieron ayer los actos religiosos celebrados en la Catedral Metropolitana para hacer entrega a las directivas de la Universidad Bolivariana de los títulos de Pontificia que le fueron concedidos por Su Santidad Pío XII, acto que efectuó el Excelentísimo Señor Nuncio ante el gobierno de Colombia, quien es huésped de Medellín desde el miércoles pasado y a quien le han sido tributadas toda clase de atenciones por parte de las autoridades eclesiásticas y civiles. Pasadas las ocho de la mañana, todo el estudiantado de la Universidad Católica Bolivariana, en ordenada formación y luciendo el uniforme de gala, se dirigió por la calle de Caracas hacia el palacio arzobispal con el objeto de conducir a monseñor Beltrami a la Metropolitana a fin de que presidiera los actos que después se realizarían. Al igual que los alumnos bolivarianos, hacían parte del desfile todos los miembros de las directivas del plantel, los profesores de las distintas facultades y de la sección de Bachillerato. Acompañado del Excelentísimo Señor Arzobispo de Medellín, Joaquín García Benítez; del Secretario de la Nunciatura; del Obispo Auxiliar de Bogotá, monseñor De Brigard; de los obispos de las diócesis de Antioquia, Jericó y Santa Rosa de Osos, así como también de varios representantes del clero arquidiocesano, el Nuncio de Su Santidad se trasladó a la Metropolitana. El desfile de los estudiantes de la Católica Bolivariana para conducir a monseñor Beltrami a la Catedral, bajó por la avenida de La Playa hasta la carrera de Junín, por donde siguió hasta la calle de Caracas. Bajó por ésta hasta la carrera de Venezuela, por donde siguió hasta Villanueva. A esa hora comenzaron a llegar a ese lugar sagrado representaciones de estudiantes de casi todos los planteles educacionales de Medellín, así como representaciones del gobierno civil, de las autoridades militares y de varias corporaciones y entidades. El acto de entrega de los títulos de manos de monseñor Beltrami, resultó muy solemne y verdaderamente emocionante, presenciado por numerosísimos fieles que llenaban el templo de Villanueva. Después de la entrega de los títulos, el presbítero doctor Botero Ramos, rector de la sección del Bachillerato, dio lectura al pergamino que contiene las letras Gildardo Lotero Orozco 16 mediante las cuales se le concede la dignidad de Pontificia a la Universidad Bolivariana (4) El recuento anterior de lo acaecido aquel 16 de junio del 1946 en torno a la designación de la UPB como Pontificia adquiere un significado mayúsculo si consideramos las repercusiones del acontecimiento en la marcha histórica posterior de la Institución. Aquel suceso memorable acentuó la catolicidad de la Bolivariana y fue entonces cuando adoptó su perfil definitivo. Se podrían reseñar tres de sus repercusiones más importantes en la vida institucional: el cambio en el nombre de la Universidad y en sus estatutos, su incorporación definitiva al sistema de gobierno de la Iglesia y el acendramiento de su misión como universidad católica, base de su identidad institucional. Pasemos a considerar cada una de estas repercusiones. El nuevo nombre El cambio en el nombre de la Universidad apareció reseñado en los nuevos estatutos institucionales (los de 1948), en el primer artículo: La Universidad Católica Bolivariana, fundada por decreto del Excelentísimo Señor Arzobispo Tiberio de J. Salazar y Herrera, Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Medellín, con fecha 15 de septiembre de 1936, ha recibido el título de Pontificia por decreto de la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades del 16 de agosto de 1945, y seguirá llamándose Universidad Pontificia Bolivariana. En los estatutos actuales (los de 1996), convertido el nombre completo y definitivo en una tradición, ya no se alude al cambio en la denominación, sino que en el prefacio se hace una síntesis de los actos canónicos y jurídicos de su legitimidad institucional: La Universidad Pontificia Bolivariana fue erigida en calidad de Persona Jurídica de Derecho Canónico ab homine como Identidad católica y caracter pontificio 17 fundación de la Iglesia Católica, con base en las normas constitucionales y concordatarias, mediante decreto del Excelentísimo Señor Arzobispo Tiberio de J. Salazar y Herrera, Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Medellín, con fecha 15 de septiembre de 1936. Fue elevada a la categoría de Pontificia, por Decreto de la Sagrada Congregación de seminarios y Universidades del 16 de agosto de 1945. Por Resolución Ejecutiva No. 48 de febrero 22 de 1937 del Ministerio de Gobierno de la República de Colombia, le fue reconocida la Personería Jurídica Civil. Por Resolución No. 021 de abril de 1959 del Ministerio de Trabajo, fue reconocida como establecimiento sin ánimo de lucro. El primer cambio de estatutos de la Bolivariana fue aprobado por la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades el 10 de junio de 1948, siguiendo las orientaciones de la constitución Deus Scientiarum Dominus del papa Pío XI (1931) sobre las universidades y las facultades de estudios eclesiásticos. Consignemos dos apartes de este documento del Papa de la época de la fundación de la UPB, porque pertenecen a la línea tradicional del pensamiento universitario de la Iglesia y por su resonancia en la Constitución Sapientia cristiana (1979) y en la encíclica Fides et ratio (1998) de Juan Pablo II: Como Dios, el Señor de las ciencias dio a la Iglesia el mandato de enseñar a todas las naciones, la constituyó indudablemente con ello maestra infalible de la verdad divina, y así también principal protectora y progenitora de la ciencia humana. Es misión de la Iglesia hacer conocer a todos los hombres los preceptos sagrados que ella recoge y deduce de la Revelación de Dios. Por cuanto la fe y la razón humana jamás podrán disentir entre ellas, y en vista de su universal concordia se prestarán también mutua ayuda, la Iglesia en todo tiempo creyó de su incumbencia ayudar y promover el cultivo de las artes y de las ciencias profanas, lo cual está, efectivamente, atestiguado por muchísimos documentos literarios. La Universidad de estudios, esa gloriosa institución de la Edad Media, que en esa época se llamaba “Estudio” o Gildardo Lotero Orozco 18 “Estudio General”, posee ya desde el principio una madre y protectora generosísima en la Iglesia. Aunque no todas las Universidades fueron fundadas por la Iglesia Católica, sin embargo, sabido es y averiguado que casi todos los “Ateneos” o Universidades antiguas tuvieron en los Romanos Pontífices si no sus fundadores, por lo menos, sus fautores y guías. (5) Después de este cambio, ha habido cuatro reformas estatutarias más en la historia de la UPB, aprobadas por el Consejo Directivo, por los arzobispos y por la Sagrada Congregación para la Educación Católica (1974, 1978, 1981 y 1996). La de 1981, según las pautas de la ya mencionada Constitución Apostólica Sapientia Christiana del papa Juan Pablo II (1979), alcanzó su aprobación en 1983. El más reciente cambio de estatutos generales de la UPB se produjo en 1996, según las orientaciones de la constitución Ex corde ecclesiae (1990) del mismo Juan Pablo II. Vinculación a la Iglesia Universal La segunda de las repercusiones enunciadas anteriormente fue la de que a partir de 1945 el gobierno de la Universidad se instalaba, en forma perentoria, dentro del sistema de decisión de la jerarquía eclesiástica, con cambios importantes, como el del nombramiento de rector. A pesar de que el cambio de Estatutos no se produjo hasta 1948, casi un año después de haber sido enviados los nuevos a Roma, la reelección del Rector, en conformidad con el nuevo carácter de pontificia, se efectuó el 14 de mayo del 46. Es importante tener en cuenta este hecho porque, de ahí en adelante, los rectores generales de la Bolivariana, todos sacerdotes de la Arquidiócesis de Medellín, han sido nombrados por el mismo procedimiento: decisión del Gran Canciller (el Arzobispo) teniendo como base una terna de candidatos presentada por el Consejo Directivo; decisión que finalmente es avalada por Roma. La Universidad, como ya se dijo, entró a depender canónicamente de la Santa Sede a través de la Congregación para la Educación Católica. Identidad católica y caracter pontificio 19 El Papa sería su patrono principal, representado por el Arzobispo de Medellín como Gran Canciller, el cual tendría su tutela espiritual y moral. Con razón llegó a decir el arzobispo García Benítez, su primer Gran Canciller, que el Papa, al declararla Pontificia, había querido “hacerla suya”. Y no es que no lo fuera desde antes si consideramos el alcance del Decreto Fundacional, firmado por su antecesor, que dice en la segunda de sus resoluciones: “Dicha Institución dependerá en su organiza­ción y constitución de la Autoridad Eclesiástica únicamente, represen­tada esta Autoridad en la persona del Romano Pontífice, como cabeza de la Iglesia Universal y, en particular y directamente, en la persona del Ordinario de la Arquidiócesis, residente en esta misma ciudad de Medellín”, sino porque la Santa Sede decidió finalizar el protocolo de la consagración canónica de la Universidad afiliándola a las universidades pontificias del mundo. Sin embargo, con el honor del título, vinieron para la Universidad exigencias y grandes responsabilidades, aquellas que le exigía su carácter de pontificia: una mayor concentración en su identidad católica y una inspiración constante en el magisterio papal. Así lo reafirmó monseñor López Trujillo, tercer Gran Canciller de la Universidad, muchos años después, en 1980, cuando dio posesión como Rector de la UPB a monseñor Eugenio Restrepo Uribe: Una universidad católica adquiere un momento esencial en su realidad, dijéramos una concentración mayor en sus responsabilidades y en su íntima definición, cuando, además de ser católica, es pontificia; no es un título honorífico simplemente, es una enorme responsabilidad y una seria exigencia. Es el reconocimiento de lo que en la Iglesia representa el sucesor de Pedro, él es la suprema autoridad en esta universidad. Su palabra, su criterio, sus orientaciones, sus insinuaciones, son para la Universidad Pontificia Bolivariana, algo en lo que, en todo momento, debe inspirarse. Y el Arzobispo de Medellín, si por una parte representa a la Iglesia particular a la que pertenece institucionalmente esta alma máter, por otra, representa al Romano Pontífice (6) Gildardo Lotero Orozco 20 Los universitarios conservadores que se agruparon en el movimiento disidente de 1936, habían acudido al Arzobispo de Medellín, como sabemos, para que legitimase sus aspiraciones decretando la fundación de una universidad católica. En las circunstancias de crisis en que se encontraba la Universidad de Antioquia, demostraban seguir, por un lado, la dis­ciplina de partido descrita en forma simple por el humanista liberal Luis López de Mesa: “El partido conservador considera la autoridad como fuente del orden, y el liberalismo considera que es el orden la verdadera fuente de la autoridad”. Pero también, por otro, estaban haciendo demostración de ortodoxia católica y de conocimiento de cómo se manejan los asuntos en la Iglesia, sometiendo su iniciativa a la autoridad jerárquica del catolicismo. Si bien el amparo eclesiástico les garantizaba autonomía moral en relación con el poder del Estado, la Iglesia les proporcionaba orden y autoridad. El siguiente texto de un canonista de la época, es ilustrativo sobre el alcance y el sentido de esta acción universitaria: En cuanto a la naturaleza de la Iglesia como institu­ción dice el autor- no cabe duda de que al fundarla Cristo, lo hizo como sociedad verdadera, externa, sobrenatural, necesaria, jerárquica e institucionalmente monárquica (…) En la Iglesia no existen poderes diversificados. Sus dos centros de autoridad, supremo (Sumo Pontífice), y locales (Episcopado), poseen la plenitud de jurisdicción necesaria para poner, en cada caso, el acto preciso al servicio de la comunidad, cuyo fin es la salvación de las almas. No necesitan, pues, pedir el auxilio de otros órganos de autoridad, ni perder consiguientemente la oportunidad, o la eficacia, de su acto de gobierno”. (7) En ejercicio del derecho de patronato de la Iglesia, el Señor Arzobispo Salazar y Herrera y, con él, todos sus sucesores en la sede arzobispal de Medellín, se constituían, mediante la expedición del decreto fundacional de la Universidad, en patronos de la Institución. El patronato, como es sabido, más que un derecho, es un deber que asumen algunas personas de proteger una fundación o una obra piadosa. Los Estatutos iniciales les asignaron a los arzobispos de Medellín, como función principal, intervenir en los asuntos de la Identidad católica y caracter pontificio 21 Universidad nombrando al rector, eligiendo la Junta Económica, aprobando o improbando los estatutos, ordenando todo lo que juzgaran conveniente para la buena marcha de la institución y disponiendo, en caso de disolución, de los bienes de la Institución. Con la erección canónica y el consiguiente título de “pontificia”, el arzobispo, además de patrono de la Universidad, pasó a ser su único representante ante la Santa Sede y viceversa: el único representante de la Santa Sede ante la Universidad. En su origen medieval, las universidades del mundo fueron episcopales, monacales o imperiales, según la autoridad que les daba vida. Nuestra universidad pertenece a la tradición de aquellas remotas escuelas episcopales o catedralicias que se transformaron en muchas de las grandes universidades europeas que hoy conocemos. El liderazgo universitario de los señores arzobispos Después de monseñor Salazar y Herrera (1936-1942) han ejercido el citado derecho de patronato, durante los setenta y cinco años de historia de la UPB, los siguientes señores arzobispos: Joaquín García Benítez (1942-1958), Tulio Botero Salazar (1958-1978), Alfonso López Trujillo (1978-1991), Héctor Rueda Hernández (19911997), Alberto Giraldo Jaramillo (1997- 2010) y Ricardo Tobón Restrepo (2010- ). En mayo de 1937 y con motivo de la primera visita del Arzobispo Fundador a la Universidad ya establecida en el antiguo Seminario de Caracas con Palacé, el Rector, monseñor Sierra, convirtiéndose en vocero de la comunidad universitaria, tradujo, con la grandilocuencia propia de los discursos de la época, ese sentimiento existente en el ambiente original de la fundación universitaria, de sumisión a la autoridad eclesiástica, representada en el Señor Arzobispo: El alborozo que experimento al veros dentro de estos vetustos claustros doblemente gratos para vuestro corazón, es el eco de directores, profesores y alumnos de la Universidad. Porque Vos, Excelentísimo. Señor, no sois huésped de honor sino Gildardo Lotero Orozco 22 señor de la casa, padre de la familia católica aquí congregada, fundador de este asilo de verdad y bien, defensor de los ideales sagrados (...) Mandad, Excelentísimo Señor, que vuestras órdenes serán cumplidas; bendecid el campo para que la mies sea abundante; llevad la seguridad de que superiores y alumnos en noble y digna emulación, no piensan sino en corresponder como víctimas sacrificándose por el progreso de esta juventud, por el honor de Dios, por la gloria de la Iglesia y por el porvenir de la patria. (8) En contraste y, a la vez, como ejemplo de lo que con el correr de la historia se ha renovado y a la vez conservado de la visita del arzobispo a nuestra universidad, vale registrar la visita pastoral a la Bolivariana de monseñor Alberto Giraldo Jaramillo después, entre el 21 y el 28 de septiembre de 2005. No fue ésta la primera ni la única visita del Prelado a la Universidad, pero sí la primera de un arzobispo de la ciudad con el carácter de visita pastoral y no en calidad de Gran Canciller. En esta ocasión hubo diálogo abundante y espontáneo del obispo con la comunidad universitaria y con sus directivos; espontaneidad y familiaridad en el encuentro; comprensión y consejo para los más jóvenes e inquietos. Su presencia cercana, despojada de la solemnidad y de los protocolos de recepción, obtuvo una acogida cálida por parte de los bolivarianos que se congregaron. Con sabiduría pedagógica y ante la perplejidad que suponía las características de su visita, monseñor Giraldo propuso un tema para el diálogo: “la capacidad de admirar”. Una fórmula sencilla para vencer la indiferencia y abrir la mente y el corazón al mensaje del Evangelio. La Vicerrectoría Pastoral, organizadora de este acontecimiento, hizo la siguiente valoración de la visita: Vale la pena destacar el impacto de esta visita en la comunidad de estudiantes, docentes y empleados, al descubrir lo que significa la catolicidad de la Universidad, el ejercicio de evangelización de la cultura y los valores del humanismo cristiano desde una experiencia de oración, enseñanza, diálogo y testimonio. Destacar, igualmente, la presencia del Arzobispo como pastor, su cercanía y enseñanza, el Identidad católica y caracter pontificio 23 Mons. Héctor Rueda Hernández, Gran Canciller de la UPB. Mons. Alberto Giraldo Jaramillo, Gran Canciller, 1997 a 2010. Orientó los llamados “Diálogos de la Catedral”, en la UPB, serie de encuentros con empresarios y universitarios. Los Arzobispos en la Academia. Gildardo Lotero Orozco 24 S.E. Cardenal Alfonso López Trujillo, Gran Canciller de la UPB, a su llegada al acto de posesión del Rector Mons. Eugenio Restrepo Uribe. 15 de diciembre de 1979. Mons. Ricardo Tobón Restrepo, Gran Canciller de la UPB, desde mayo de 2010. Identidad católica y caracter pontificio 25 carácter evangelizador de la misma visita, incluyendo las jornadas de preparación en el templo y la participación de la comunidad universitaria. (9) En los setenta y cinco años de historia de la UPB, los arzobispos de Medellín han cumplido un señalado papel, no sólo en lo que atañe a su orientación pastoral que, en todos los casos, siempre ha estado en consonancia con las líneas del magisterio eclesiástico y pontificio, sino también con su presencia vigilante, pero respetuosa y solidaria, y con su intervención oportuna. Desde su fundación, y por su identidad de católica y su carácter de pontificia, el devenir histórico de la Bolivariana ha estado íntimamente ligado al de la Iglesia particular de Medellín, a la historia del catolicismo en Colombia, al liderazgo de los obispos, y al hecho, incontrastable, de haber sido la UPB la primera universidad confesional en la historia moderna de Antioquia. Al primero de ellos, monseñor Tiberio de J. Salazar y Herrera, llamado “el arzobispo de la educación”, le correspondieron la fundación de la UPB, el nombramiento de su primer rector y los primeros pasos de la Universidad. Al segundo, monseñor Joaquín García Benítez, su primer Gran Canciller, las diligencias para su erección como pontificia. Ambos arzobispos, guías espirituales de la UPB durante más de veinte años, tutelaron la ortodoxia católica de nuestra universidad bajo la orientación de los papas Pío XI y Pío XII, secundados por el liderazgo de los rectores monseñor Sierra y monseñor Henao. Fueron representantes del catolicismo activo y confesional, siempre a la defensiva de las provocaciones de la educación liberal y laicista, y de las amenazas ideológicas del comunismo. Les correspondió la época anterior al Concilio Vaticano II; una época que a estas alturas (2011) podría llamarse “clásica”, no sólo por corresponder a la primera etapa de la vida institucional de la UPB sino porque refleja un carácter, una identidad y una forma ejemplar de afiliación de la Bolivariana a la Iglesia. A monseñor Tulio Botero Salazar, le correspondió el ajuste de la vida universitaria a las orientaciones del Concilio Vaticano II (1962- Gildardo Lotero Orozco 26 1965) y del CELAM de Medellín (1968) bajo las orientaciones de los pontificados de Juan XXIII y Pablo VI. Él auspició el Instituto Teológico Juan XXIII (1963) y después creó la Facultad de Teología (1971). Esta facultad adquirió una dinámica inicial muy grande de estudio y difusión de los planteamientos del Concilio, que se fue proyectando paulatinamente en publicaciones (Documentos para el diálogo) y en foros como el de la Semana del pensamiento católico. También dio pie para que surgiera un nuevo sentido de la pastoral universitaria integrada a los debates sobre el humanismo secular, el compromiso eclesial con los pobres inspirados en la encíclica Populorum progressio (1967) de Pablo VI y en las conclusiones de la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano (CELAM) de 1968, año en que el papa Pablo VI visitó a Colombia. El Concilio Vaticano II (1962-1965) trajo para la Iglesia una renovación profunda no sólo en la Teología y en la Liturgia sino también en la vida pastoral de la Iglesia y de sus instituciones educativas. La apertura al mundo moderno según las pautas de la Constitución Dogmática Lumen Gentium (1967) y la invitación al compromiso social formulada por el CELAM de Medellín, provocaron un viraje en el discurso y las costumbres de un catolicismo hasta entonces cerrado y excluyente. Las más recientes orientaciones de la Iglesia dejaron sin piso la obligatoriedad de algunas prácticas religiosas ya tradicionales. La enseñanza escolástica tradicional de los monseñores Sierra y Henao Botero y la perennidad del tomismo pasaron a un segundo plano en la Bolivariana de la década del setenta y se fueron extinguiendo paulatinamente, junto con el latín de las ceremonias y las inflexibles normas morales del Concilio de Trento. De la misma manera, a la altura de la década de los noventa ya había desaparecido el anti-izquierdismo y el anticomunismo recalcitrantes de la etapa de la fundación. Una atmósfera de apertura y tolerancia empezó a crecer conjuntamente con la renovación del lenguaje académico y disciplinario y la adopción de los recientes desarrollos tecnológicos y de las nuevas teorías administrativas. A monseñor Alfonso López Trujillo, se debe la conformación de la Escuela de Ciencias Eclesiásticas, hoy Escuela de Teología, Filosofía Identidad católica y caracter pontificio 27 y Humanidades, mediante la creación de la Facultad Eclesiástica de Filosofía (1982), y el ordenamiento de la Universidad según los parámetros de la constitución apostólica Sapientia Cristiana del papa Juan Pablo II (1979). Cabe destacar aquí, en esta mención, el gran desarrollo y crecimiento de los estudios eclesiásticos superiores en la UPB en los últimos años y la proyección nacional e internacional que hoy acreditan. Monseñor López Trujillo fue Secretario General de la Tercera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Puebla (México) en 1979, en cuyo documento final hay un aparte (4.4) dedicado a las universidades, cuyo texto (numerales 1051-1061) contiene el pensamiento de la Iglesia sobre la materia. Por su actualidad, alcance e impacto posterior sobre el compromiso cristiano de la Universidad durante las dos últimas décadas del siglo XX, lo incluimos completo: 1051. En los últimos diez años se experimenta una enorme demanda de enseñanza superior, con el ingreso en masa de los jóvenes latinoamericanos a las universidades motivado en gran parte por el desarrollo acelerado de nuestros países. Este hecho ha manifestado el grave problema de la incapacidad del sistema educativo y social para poder satisfacer todas las demandas; esta incapacidad deja frustrados a millares de jóvenes, porque muchos no entran a la universidad y porque muchos egresados no encuentran empleo. 1052. La secularización de la cultura y los progresos de la tecnología y de los estudios antropológicos y sociales ponen una serie de interrogantes sobre el hombre, sobre Dios y sobre el mundo. Esto produce confrontaciones entre ciencia y fe, entre la técnica y el hombre, especialmente para los creyentes. 1053. Las ideologías en boga saben que las universidades son un campo propicio para su infiltración y para obtener el dominio en la cultura y en la sociedad. 1054. La universidad debe formar verdaderos líderes, constructores de una nueva sociedad, y esto implica, por parte de la Iglesia, dar a conocer el mensaje del Evangelio Gildardo Lotero Orozco 28 en este medio y hacerlo eficazmente, respetando la libertad académica, inspirando su función creativa, haciéndose presente en la educación política y social de sus miembros, iluminando la investigación científica. 1055. De ahí la atención que todos debemos dar al ambiente intelectual y universitario. Se puede decir que se trata de una opción clave y funcional de la evangelización, porque, de lo contrario, perdería un lugar decisivo para iluminar los cambios de estructuras. 1056. Como los resultados no pueden medirse a corto plazo, podría quedar la impresión de fracaso y de ineficacia. Con todo, esto no debe disminuir la esperanza y el empeño de los cristianos que trabajan en el campo universitario, pues a pesar de las dificultades, colaboran en la misión evangelizadora de la Iglesia. 1057. Es importante la evangelización del mundo universitario (docentes, investigadores y estudiantes) mediante oportunos contactos y servicios de animación pastoral en instituciones no eclesiales de educación superior. 1058. De modo especial se debe decir que la universidad católica, vanguardia del mensaje cristiano en el mundo universitario, está llamada a un servicio destacado a la Iglesia y a la sociedad. 1059. En un mundo pluralista no es fácil sostener su identidad. Cumplirá con su función, en cuanto católica, encontrando «su significado último y profundo en Cristo, en su mensaje salvífico que abarca al hombre en su totalidad» (Juan Pablo II, Alocución Universitarios 2:AAS 71 p. 236). En cuanto universidad procurará sobresalir por la seriedad científica, el compromiso con la verdad, la preparación de profesionales competentes para el mundo del trabajo y por la búsqueda de soluciones a los más acuciantes problemas de América Latina. 1060. Su primordial misión educadora será promover una cultura integral capaz de formar personas que sobresalgan Identidad católica y caracter pontificio 29 por sus profundos conocimientos científicos y humanísticos; por su «testimonio de fe ante el mundo» (GE 10); por su sincera práctica de la moral cristiana y por su compromiso en la creación de una nueva América Latina más justa y fraterna. Contribuirá, así, activa y eficazmente, a la creación y renovación de nuestra cultura transformada con la fuerza evangélica, en que lo nacional, lo humano y lo cristiano logren la mejor armonización. 1061. Además del diálogo de las diferentes disciplinas entre sí y especialmente con la teología, de la búsqueda de la verdad como trabajo común entre profesores y estudiantes, de la integración y la participación de todos en la vida y quehacer universitario, cada cual según su competencia, debe la misma universidad católica ser ejemplo de cristianismo vivo y operante. En su ámbito todos los miembros de los diversos niveles -aun aquellos que sin ser católicos aceptan y respetan estos ideales-, deben formar una «familia universitaria» (Juan Pablo II, Alocución Universitarios 3: AAS 71 p. 237). 1062. En esta misión de servicio, la universidad católica deberá vivir en un continuo autoanálisis y hacer flexible su estructura operacional para responder al reto de su región o nación, mediante el ofrecimiento de carreras cortas especializadas, educación continuada para adultos, extensión universitaria con oferta de oportunidades y servicios para grupos marginados y pobres. (10) A monseñor Héctor Rueda Hernández, le correspondió el cambio estatutario de 1996 y la creación de las seccionales de la Universidad en Bucaramanga, Montería y Palmira. Monseñor Rueda había sido el Arzobispo Fundador de la UPB Seccional Bucaramanga (12 de julio de 1990). Finalmente, a monseñor Alberto Giraldo Jaramillo, quien abrió canales directos de diálogo pastoral y académico con la Universidad, le correspondieron la puesta en marcha de la Vicerrectoría Pastoral (1998), los Diálogos de la catedral (1999), las Jornadas de Diálogo Fe-Razón y las lecciones inaugurales del año lectivo (2000). Monseñor Gildardo Lotero Orozco 30 Giraldo encabezó y llevó a cabo en la Universidad un proyecto firme y decidido de “evangelización de la cultura”, de “llegar con el Evangelio a la cultura”, siguiendo las directrices del magisterio eclesiástico. Durante su arzobispado, la Bolivariana experimentó una renovación definitiva y explícita de su confesionalidad y un acendramiento de su carácter pontificio; una paternidad espiritual renovada a través del hilo conductor de las enseñanzas de la Iglesia. Diálogos de la Catedral ha venido siendo, en sus 43 ediciones desde 1999, un espacio abierto a la participación de los intelectuales y de distintos sectores de opinión sobre temas importantes de actualidad (religiosos, económicos, políticos, éticos y sociales ) con la intervención y bajo la moderación del Señor Arzobispo. En el último de ellos (Marzo 11 de 2010) sobre el tema de la paz y bajo el título “Iglesia, universidad y paz”, Monseñor Giraldo, en una ordenada demostración de la continuidad del magisterio pontificio en la época postconciliar moderna, propuso una síntesis: la paz se fundamenta en cuatro pilares: verdad, justicia, amor y libertad. En ellos está cifrada no sólo la paz sino la razón de ser de la Universidad. La Lectio inauguralis (lección o conferencia inaugural) fue un encuentro académico anual de los universitarios con el Gran Canciller, monseñor Alberto Giraldo Jaramillo, con motivo de la iniciación del año lectivo. En las lecciones inaugurales, quien representa su máxima autoridad espiritual instruyó y orientó a la comunidad universitaria en temáticas de actualidad social o eclesial. Su primera lección (Marzo de 2000) trató el tema del jubileo con el propósito de, como dijo, “disponer a la Universidad en estado de jubileo, para celebrar durante todo el año el Jubileo de la Encarnación Redentora”. En su intervención se refirió al compromiso con la historia, con la comunidad y con el Evangelio. En 2001 habló de “un nuevo humanismo para un nuevo milenio”. Esta vez, el Señor arzobispo terminó con una exhortación que incluimos enseguida por el valor que tiene como llamado en aquellos momentos difíciles de la historia de la Universidad y del país: Identidad católica y caracter pontificio 31 La Universidad ha tenido momentos especialmente difíciles en el año 2000. La ciudad y Colombia entera ofrecen, al inicio del nuevo milenio, un panorama que nos preocupa enormemente. Desde la fe en Cristo Jesús, el sentido de pertenencia a la institución y el amor sincero a la patria, estamos convencidos de que se ofrecen inmensas posibilidades a quienes iniciamos este año académico, el primero del nuevo milenio. Sea esta lección inaugural una llamada urgente y llena de amor a todos ustedes: CANCELEMOS EL MIEDO AL FUTURO Y ABRAMOS CAMINOS DE ESPERANZA. (11) En 2002 el Arzobispo dictó una cátedra de Teología al tratar el tema de la Iglesia con el título “La Iglesia que yo amo”: La Iglesia como misterio, como casa y escuela de comunión y como misión. En 2003 se refirió al tema “La identidad social de la UPB” y formuló tres desafíos a la comunidad universitaria: la defensa de la vida humana, el respeto por los derechos y la decisión por la solidaridad. En 2004 la lección inaugural estuvo a cargo de S.E. el cardenal Paul Poupard, Presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, quien trató el tema “Santo Tomás de Aquino y la vocación de la universidad católica”. En 2005, año conmemorativo del título de Pontificia, monseñor Giraldo habló de la Bolivariana como de “una universidad al servicio de la vida”, en su condición de católica y como servicio al país. En 2006, el Arzobispo invitó a la comunidad universitaria a reflexionar sobre el discipulado en la Iglesia con el título de “La universidad: escuela de discípulos”, como preparación a la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en mayo de 2007 en Aparecida (Brasil), la cual tendría como tema “Discípulos y misioneros”. En 2007, también como preparación para la misma Conferencia, monseñor Giraldo habló de “la universidad en estado de misión”. En 2008, con el título “La universidad al servicio de la esperanza”, contextualizó todo lo que ha sido la misión de la Iglesia en Latinoamérica (“el continente de la esperanza”) durante los años de vida de la Bolivariana, con referencias especiales a las conferencias de obispos latinoamericanos. Gildardo Lotero Orozco 32 La lección inaugural del año 2009 fue compartida por monseñor Giraldo Jaramillo con los monseñores Julio César Vidal Ortiz, Obispo de Montería y Canciller de la seccional UPB Montería, y monseñor Abraham Escudero Montoya, Obispo de Palmira y Canciller de la UPB Palmira. Trataron el tema general de “Globalizar la solidaridad” en referencia al compromiso con los pobres como camino hacia la construcción de la paz. En 2010 el Señor Arzobispo trató el tema “La Universidad al servicio de una cultura de la vida y de la paz”. Propuso un diálogo con la cultura a partir de la fe, una síntesis humanística una orientación de la persona a partir de los primeros principios y de su fin último. Fue muy destacado su llamamiento final a todos los miembros de la comunidad universitaria para que estudiasen e investigasen con el fin de servir a los demás (sciat ut serviat). Podemos agregar que probablemente una de las mayores contribuciones a la Bolivariana de quienes han sido pastores de la Iglesia particular de Medellín durante su travesía histórica como universidad católica, ha sido su acierto en la designación de los rectores como sus representantes, el acompañamiento y el apoyo que les han brindado, y el diálogo permanente que han tenido con ellos. La palabra pons-pontis, que en latín significa “puente”, y el verbo latino facere (hacer) están en el origen del término “pontífice”, quien construye el puente, quien establece la comunicación, el que conecta. Ésta sería una forma descriptiva para dar a entender esa relación que siempre ha existido entre la UPB, los arzobispos de Medellín y la Santa Sede; una faceta más de su carácter pontificio y de su identidad católica. En la década de los noventa, cuando la Bolivariana se extendió a otras regiones y ciudades del país y abrió seccionales, la intervención y el compromiso de los monseñores Héctor Rueda Hernández, Arzobispo de Bucaramanga (Santander) en ese entonces; Darío Molina Jaramillo, obispo de Montería (Córdoba) y Mario Escobar Serna, obispo de Palmira (Valle) fueron definitivos en la creación y puesta en marcha de estos asentamientos universitarios bolivarianos. Una vez más, y en todos estos casos, se comprobó el carácter episcopal y pontificio, o mejor, esa tradición pastoral de nuestra universidad. Identidad católica y caracter pontificio 33 Carátulas Encíclicas: • Divini Illius Magistri • Gaudium et Spes • Ex Corde Ecclesiae • Sapientia Christiana Gildardo Lotero Orozco 34 Templo Universitario. Identidad católica y caracter pontificio 35 El magisterio pontificio En su historia de setenta y cinco años, que son también las últimas siete décadas de la historia reciente de la Iglesia, la UPB. ha estado bajo la guía apostólica y el magisterio de siete pontífices: Pío XI (1922-1939), bajo cuyo pontificado se creó la Universidad; Pío XII (1939-1958), el de su declaración como pontificia; Juan XXIII (1958-1963), el del cambio y la renovación de la Iglesia; Pablo VI (1963-1978), el del CELAM, el primero en venir a Colombia; Juan Pablo I (1978-1978), sólo fue Papa por un mes; Juan Pablo II (1978-2005), el primer Papa en venir a Medellín para reunirse con los universitarios, y Benedicto XVI (2005), el actual Sumo Pontífice. Una galería de retratos de todos los papas desde Pío XI hasta Benedicto XVI, en la antesala de la Rectoría de la Universidad, simboliza la importancia que la Universidad les otorga a quienes han guiado, como máximos líderes de la Iglesia, la marcha histórica de la UPB durante el siglo pasado y a comienzos del presente. Si se toma como referencia el Concilio Vaticano II que produjo un cambio histórico en la Iglesia, puede decirse que el sello pontificio de Pío XII y de Juan Pablo II, por el tiempo de su pontificado y lo extenso de su legado doctrinal e intelectual, representan las dos facetas de la historia de la Universidad, la de su tradición y la de su renovación y modernización, y dos momentos: el de la Bolivariana clásica de monseñor Henao y de los fundadores, y el de la Bolivariana acorde con los nuevos tiempos del magisterio de la Iglesia en su diálogo con el mundo, la Bolivariana de las rectorías más recientes. El hecho principal del año cincuentenario de la fundación de la Universidad (1986) lo constituyó, sin lugar a dudas, la presencia personal del Papa Juan Pablo II en Medellín y su reunión con los universitarios, en general, y con los Bolivarianos, en particular. El Papa, en persona, presidiendo una reunión de bolivarianos, recibiendo como recuerdo la Gran Cruz de Oro de la UPB y mostrándose agradecido con los presentes por haber acogido como “natural” y “obvia” su presencia en el medio intelectual universitario, fue una Gildardo Lotero Orozco 36 realidad que se produjo en el Año de Oro de Bolivariana y que ni monseñor Sierra ni monseñor Henao o cualquiera de los progenitores de la Universidad hubieran podido siquiera imaginar. En aquella oportunidad Su Santidad Juan Pablo II, citando anteriores intervenciones suyas ante la UNESCO y en presencia de las juventudes universitarias del país, habló de la Universidad como centro para la maduración de una nueva cultura latinoamericana, del diálogo que las universidades católicas debían entablar entre fe y cultura, y de la búsqueda de la identidad cultural. De sus propios labios y en nuestro idioma español, la Universidad volvió a escuchar, cincuenta años después, el mismo axioma doctrinal de monseñor Sierra de que la institución universitaria tenía, ante todo y en ejercicio de su autonomía, una misión ética. Hasta aquí el Papa conservó la tradición. Pero también, y como consecuencia, formuló a los presentes una invitación al diálogo eclesial y al cambio como principio de renovación. Una vez más el magisterio pontificio situó la misión universitaria en el eje de las coordenadas del cambio y la tradición: La Universidad, que por vocación debe ser una institución desinteresada y libre, se presenta como una de las instituciones de la sociedad moderna capaces de defender, juntamente con la Iglesia, al hombre como tal; sin subterfugios, sin ningún otro pretexto y por la única razón de que el hombre tiene una dignidad única y merece ser estimado por sí mismo. Dedicad, por tanto, en diálogo fecundo con la Iglesia local y universal, todo medio legítimo a esta noble finalidad: enseñanza, investigación, actitud de escucha y colaboración, disponibilidad para cambiar y comenzar de nuevo pacientemente. (12) Identidad y misión de la Universidad Más adelante, a partir de 1990, la Bolivariana se renovó, y reafirmó bajo nuevas luces eclesiales, sus principios católicos, reviviendo, de cara al tercer milenio, su vocación tradicional de universidad católica y pontificia. La motivación principal fue la aparición de un documento pontificio, la Identidad católica y caracter pontificio 37 constitución apostólica Ex corde Ecclesiae del mismo Juan Pablo II en la que el Papa, dentro de los parámetros de tradición y renovación, les propuso a todas las universidades católicas del mundo un escrito que les sirviera como referencia, una “magna charta” de la universidad católica de cara al cumplimiento de su misión en el siglo XXI: Habiendo dedicado ya a las Universidades y facultades Eclesiásticas la Constitución Apostólica Sapientia Cristiana, me ha parecido un deber proponer a las Universidades Católicas un documento de referencia análogo, que sea para ellas como la “magna charta”, enriquecida por la experiencia tan amplia y fecunda de la Iglesia en el sector universitario, y abierta a las realizaciones prometedoras del porvenir, el cual exige audaz creatividad y al mismo tiempo rigurosa fidelidad”. (13) Este trascendental documento, que por demás tiene un nombre significativo y poético en el que la Iglesia reclama para sí la maternidad histórica de las universidades, ha orientado y proyectado la vida institucional de la UPB en sus últimas dos décadas de historia. Tiene dos partes: una de carácter doctrinal y otra, de carácter normativo. En la primera, se establecen la identidad y la misión de la universidad, y, en la segunda, sus normas canónicas generales. En cuanto católica, dice en él el Papa, la universidad debe tener las siguientes características esenciales: 1. Una inspiración cristiana por parte, no sólo de cada miembro, sino de la comunidad universitaria como tal; 2. una reflexión continua a la luz de la fe católica, sobre el creciente tesoro del saber humano, al que trata de ofrecer una contribución con las propias investigaciones; 3. la fidelidad al mensaje cristiano tal cual es presentado por la Iglesia; 4. el esfuerzo institucional al servicio del pueblo de Dios y de la familia humana en su itinerario hacia aquel objetivo trascendente que da sentido a la vida. (14) Gildardo Lotero Orozco 38 Además, agrega Juan Pablo II, la universidad católica debe cumplir una misión de servicio: servicio a la Iglesia y a la sociedad, pastoral universitaria, diálogo cultural y evangelización. El texto del Proyecto Educativo Institucional (PI), aprobado por el Consejo Directivo de la Universidad el 19 de marzo de 2004, texto que, según las palabras del Rector en su presentación, es, junto con los Estatutos. “el referente más importante en la marcha de la Institución y en el cumplimiento de su misión histórica”, recoge en el apartado sobre la identidad institucional las características esenciales del carácter de Pontificia de la Bolivariana asumiéndolas como compromiso de su catolicidad. En estas cinco características y en el texto de su misión se encuentra resumido todo lo que el magisterio pontificio propone en la Constitución Apostólica Ex corde Ecclesiae: evangelización de la cultura, humanismo cristiano, diálogo fe-razón, orientación según el magisterio pontificio y sumisión al régimen de la Iglesia para las universidades católicas: La Universidad, que nació de la Iglesia como universidad católica (1936) y luego fue confirmada en su carácter de católica al ser declarada pontificia (1945), asume la impronta de su catolicidad: - Constituyéndose en un “areópago de la evan­gelización”, la UPB es un centro de evan­gelización, en el cual la persona de Cristo se convierte en la brújula orientadora de toda la formación y de la construcción de nuevos proyectos de vida, guiados por la “diaconía de la Verdad”, como parte fundamental de la misión de la Iglesia. - Teniendo como brújula el Magisterio de la Iglesia en todas sus manifestaciones. - Rigiéndose íntegramente por las normas que la Santa Sede ha dispuesto para el gobierno de las Universidades Católicas y Pontificias. - Haciendo parte del Plan Pastoral de la Ar­quidiócesis de Medellín y del de aquellas jurisdicciones eclesiásticas a Identidad católica y caracter pontificio 39 las que está adscrita. Propiciando el diálogo entre razón y fe; en­tre ciencia, cultura y Evangelio, de tal forma que se den la “evangelización de la cultura” y la “culturización del Evangelio”, elemen­tos constitutivos del quehacer y de la pre­sencia evangelizadora de la Universidad. - Asumiendo el humanismo cristiano como orientación básica y fundamental de la edu­cación de quienes forman parte de ella. (15) La Vicerrectoría Pastoral La Universidad creó, con la aprobación del Consejo Directivo, la Vicerrectoría Pastoral (Resolución rectoral No. 39 del 21 de julio de 1998) con el propósito de mantener y encauzar, mediante un órgano específico de gestión, la vitalidad de su catolicismo y su compromiso con el Evangelio. Los tres campos de acción de esta vicerrectoría (formación cristiana, diálogo fe-razón y proyección social) fueron inspirados tanto por las orientaciones de la Conferencia de Puebla, arriba citadas, como por diversas intervenciones del papa Juan Pablo II ante públicos universitarios y en sus encíclicas y constituciones apostólicas, especialmente en la Ex corde ecclesiae. En la historia de la UPB esta creación ha sido quizás la iniciativa más explícita de darle forma institucional a la inspiración originaria de fundar una universidad católica y a la idea posterior de advertir un carácter pontificio. En la introducción a un documento publicado en 2008 con el título de “Marco doctrinal. Vicerrectoría Pastoral”, que contiene una explicación completa y justificada de sus campos de acción, se lee lo siguiente: ...la Vicerrectoría adquiere un compromiso con la identidad católica de la Universidad, ya que sirve de elemento de cohesión a todas las actividades universitarias. Esta identidad católica es la que ilumina además todos los lineamientos en el orden académico, investigativo y de proyección social, sobre los que se mueve la institución, aspectos estos muy Gildardo Lotero Orozco 40 bien desarrollados en la constitución apostólica sobre las universidades católicas del papa Juan Pablo II Ex corde ecclesiae. Este documento, del cual hacemos permanente referencia en todos los foros universitarios, es el faro que ilumina cualquier tipo de reflexión en orden a fundamentar las diferentes responsabilidades que se adquieren en una universidad como la Pontificia Bolivariana. Es un compromiso de la UPB, ser fiel al Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo y al magisterio de la Iglesia, para cumplir con la misión de la búsqueda de la verdad en todos sus procesos y proyectarse como una institución católica de excelencia educativa, en la formación integral de las personas, como reza en la misión institucional. (16) Encuentro de universidades católicas La Universidad vivió en 2005, año de la celebración de los primeros sesenta años de su erección canónica como Pontificia, una reavivación de su identidad católica y de su espíritu pontificio. Utilizando el recurso metonímico que conceden las palabras, la Bolivariana acuñó para la efeméride la expresión identificativa “sesenta años con sello pontificio” denotando algo así como lo que hoy entendemos como marca registrada de la Institución, la “impronta de su catolicidad”, que no es otra cosa sino la fórmula acendrada de su carácter de católica. Con motivo de tal celebración, la UPB fue sede y anfitriona del Primer Encuentro Nacional de Universidades Católicas los días 26 y 27 de mayo. El encuentro contó con la presencia del Prefecto de la Congregación para la Educación Católica, cardenal Zenón Grocholewsky, y estuvo centrado en el tema de la reinvención de la universidad católica de cara al nuevo milenio. El cardenal Grocholevsky comenzó su disertación sobre la identidad y misión de la universidad católica (“Universidad católica: ¡sé lo que debes ser!”) con un reconocimiento jubiloso de la fidelidad de la Bolivariana a las orientaciones de la Iglesia: Congreso Universidades Católicas: Encuentro de Universidades Católicas. Agosto de 2005. Mesa directiva: Mons. Alberto Giraldo Jaramillo, Gran Canciller de la UPB; Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez, Rector; S.E. Cardenal Zenon Grocholewski; S.E.R. Mons. Beniamino Stella, Nuncio de Su Santidad en Colombia. Identidad católica y caracter pontificio 41 Gildardo Lotero Orozco 42 Es de verdad una alegría para mí, participar en este sexagésimo aniversario de la erección, por parte de la Santa Sede, de la Universidad Pontificia Bolivariana. Mi alegría crece ante el hecho de que esta universidad no ha decepcionado a la Santa Sede. Leo, en efecto, en el reciente Proyecto Institucional de este centro de estudios que, además de la seriedad académica y de cultivar los ideales bolivarianos y servir a la sociedad colombiana, esta universidad es –y quiere serlo siempre más“un centro de evangelización, en el cual la persona de Cristo se convierte en la brújula orientadora de toda la formación y de la construcción de nuevos proyectos de vida”; que toma en consideración “el magisterio de la Iglesia en todas sus manifestaciones”; que se rige “íntegramente por las normas que la Santa Sede ha dispuesto para el gobierno de las universidades católicas”; que asume “el humanismo cristiano como orientación básica y fundamental de la educación de quienes forman parte de ella”. Expreso, pues, a esta Universidad Pontificia Bolivariana, mis sinceras felicitaciones con ocasión del presente jubileo y los mejores augurios de que este prestigioso centro de estudios logre siempre y cada día más, su propia benéfica contribución para el bien de la Iglesia y de la amada nación colombiana. (17 ) En esta oportunidad, el Señor Arzobispo, en una ponencia que tituló “Fieles al Santo Padre”, además de resaltar la fidelidad de la UPB al magisterio pontificio, vinculó el significado del encuentro a la trayectoria histórica de la Institución: El motivo de este Encuentro Nacional es sencillo y muy significativo. Llega nuestra universidad a los sesenta años de haber recibido el título de universidad pontificia. Damos gracias a Dios por una historia en la que, en medio de todas las limitaciones normales de toda institución humana, hemos buscado una línea de fidelidad a las orientaciones de los sumos pontífices, convencidos como estamos de que en esta universidad, “nacida del corazón de la Iglesia”, no podremos llamarnos católicos sin esta adhesión de mente y de acción Identidad católica y caracter pontificio 43 con quien, por designio del Señor, preside la Iglesia “extendida por todo el Universo”. En estos sesenta años, que se han iniciado con el pontificado del Papa Pío XII y que hoy llegan a su plenitud con el Santo Padre Benedicto XVI, hemos sentido la cercanía del supremo Pastor y hemos buscado ser fieles a sus orientaciones”. (18) En este primer encuentro de las universidades católicas del país, convocado por la Universidad Pontificia Bolivariana, decana de ellas en la historia moderna de la Iglesia colombiana, intervinieron, además de las personalidades mencionadas, el Rector de la UPB, monseñor Rodríguez Velásquez sobre el tema “la universidad católica y la formación integral; fray Marino Martínez, Vicepresidente de la FIUC (Federación Internacional de Universidades Católicas), y monseñor Oscar Aníbal Marín Gallo, rector de la Universidad Católica de Oriente, sobre “Retos de la universidad católica en el siglo XXI”; monseñor Guy-Real Thivierge, Secretario General de la FIUC sobre “La universidad católica:construir una educación al servicio de la persona”; fray Fernando Garzón Ramírez, Rector de la Universidad de San Buenaventura de Bogotá, sobre “universidad católica e impacto social”; y monseñor Darío Múnera Vélez, Exrector de la UPB, sobre “Doctrina y enseñanza social de la Iglesia en diálogo con la historia”. Un segundo encuentro de universidades católicas se produjo tres años después, en mayo 15 y 16 de 2008, también por convocatoria de la UPB, con la participación de más de treinta instituciones católicas, entre universidades, instituciones universitarias, seminarios y colegios. Esta vez el tema fue “el anuncio de la palabra en la universidad”. Este encuentro tuvo tres motivaciones: renovar el compromiso del primer de encuentro; servir de resonancia al Sínodo Ordinario de Obispos, en Roma, cuyo tema fue precisamente “La palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia”; y conmemorar los 10 años de creada de la Vicerrectoría Pastoral de la UPB. Gildardo Lotero Orozco 44 Nova et vetera El objetivo del presente capítulo de la historia institucional de la UPB sobre el asunto de su catolicidad y de su carácter de universidad pontificia, fue revelar cómo los cambios y el desarrollo que ha tenido la institución en sus setenta y cinco años de fundada han sido de permanente fidelidad a su vocación de universidad católica y de demostrable acatamiento del magisterio pontificio, fidelidad y acatamiento siempre renovados. La historia de la Bolivariana es, por múltiples razones, la misma historia de la Iglesia Universal y la de la Iglesia particular de Medellín. Al igual que la historia reciente de la Iglesia, la historia de la Bolivariana ha estado señalada por el nova et vetera del Evangelio de San Mateo, la analogía de aquel escriba convertido en discípulo del Reino de Dios que se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo. Lo viejo porque alguna vez fue nuevo y lo nuevo porque algún día habrá de envejecerse. Una y la misma es la Bolivariana de la primera mitad del siglo pasado declaradamente cerrada a las influencias laicistas y liberales, y otra y la misma es la Bolivariana del presente siglo abierta al diálogo con el mundo moderno y al pluralismo cultural. Entre ambas se yergue la impasible serenidad del magisterio secular de la Iglesia, “experta en humanidad”, según la feliz expresión del papa Pablo VI ante la Asamblea General de la ONU en 1965. Por eso, “católica” y “pontificia” no son para la Universidad simples títulos o denominaciones, son el alma de su pasado, de su presente y de su futuro. Son su esencia y su razón de ser. Alma católica y espíritu bolivariano son los dos “nortes de luz” de una institución que se apresta a celebrar sus primeros 75 años de vida. Alma y espíritu siempre jóvenes y siempre viejos. Identidad católica y caracter pontificio 45 Citas (1) FEDERACIÓN INTERNACIONAL DE UNIVERSIDADES CATÓLICAS (FIUC). Las universidades católicas hoy en Latinoamérica. Bogotá: Colegio Técnico Don Bosco, 1985. p.56 (2) PIEDRAHÍTA ECHEVERRI, Javier. 33 años de Rectoría. En: Cuadernos de cuadragésimo aniversario. Medellín: UPB, 1976, p.58 (3) La alocución fue publicada en El Colombiano el sábado 8 de junio de 1946 en las páginas 3a. y 4a. La UPB la reeditó en 1973 con motivo de la celebración de las Bodas de Plata de monseñor Henao en un folleto titulado El Rector y la Universidad. (4) EL COLOMBIANO. Medellín: viernes 7 de junio de 1946 p. 1 y 13 Gildardo Lotero Orozco 46 (5) PÍO XI. Carta encíclica Divini illius magistri, sobre la educación cristiana de la juventud, 1929 (6) LÓPEZ TRUJILLO, Alfonso. Discurso en la posesión de monseñor Eugenio Restrepo Uribe como Rector de la UPB. Medellín: UPB, 10 de marzo de 1980. (7) GIMÉNEZ FERNÁNDEZ, Manuel. Instituciones Jurídicas en la Iglesia Católica. Tomo 1, Madrid, Saeta Editores, 1940, ps. 53 y 130. (8) SIERRA RÍOS, Manuel José (Mons.). Discurso de bienvenida al arzobispo. En: “La Fundación”, Cuadernos de Cuadragésimo Aniversario, p. 26-27. (9) UPB, VICERRECTORÍA PASTORAL. “Prólogo”. En: Diario de una visita pastoral. Medellín: Universidad Pontificia Bolivariana, 2005 (10) CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, Puebla (México) 1979, 4.4, numerales 1051-1061 (11) GIRALDO JARAMILLO, Alberto (Mons.) Lectio inauguralis. Medellín: Universidad Pontificia Bolivariana, marzo de 2001 p. 16 (12) JUAN PABLO II. Discurso a los intelectuales y al mundo universitario. Medellín, 5 de julio de 1986 En: Mensajes de S.S. Juan Pablo II a los colombianos (13) JUAN PABLO II. Constitución Apostólica Ex corde ecclesiae. Introducción, numeral 8, 1990 (14) Ibídem. p. 13 (15) UNIVERSIDAD Institucional. PONTIFICIA BOLIVARIANA. Proyecto Educativo (16) CEBALLOS SEPÚLVEDA, Julio Jairo (Pbro.). Introducción. En: Marco doctrinal. Vicerrectoría Pastoral. Medellín: Universidad Pontificia bolivariana, 2008 (17) UPB, VICERRECTORÍA PASTORAL. Encuentro Nacional de Universidades Católicas. Medellín: Universidad Pontificia bolivariana, Colección MemoriasNueva Época, 2005 p. 17 (18) Ibídem. Numeral 13 SU OPINIÓN Para la Editorial UPB es muy importante ofrecerle un excelente producto. La información que nos suministre acerca de la calidad de nuestras publicaciones será muy valiosa en el proceso de mejoramiento que realizamos. Para darnos su opinión, comuníquese a través de la línea (57)(4)354 4565 o vía E-mail a editorial@upb.edu.co Por favor adjunte datos como el título y la fecha de publicación, su nombre, e-mail y número telefónico. Este folleto se terminó de imprimir en Grafiarte Medellín en el mes de septiembre de 2010.