Dra. Luisa Ortega Díaz Fiscal General de la República Alis Boscán Vicefiscal General (E) Mercedes Prieto Serra Dirección General de Apoyo Jurídico Zair Mundaray Rodríguez Dirección General de Actuación Procesal Yurima Elena Gil Trías Dirección General Contra la Delincuencia Organizada Ana Sofía Fernández Dirección General Administrativa Raquel del Rocío Gásperi Arellano Dirección General de Apoyo a la Investigación Penal Lisbeth Da Costa Rois Dirección General para la Protección de la Familia y la Mujer Dossier 1ra Edición Seminario Virtual “Perspectiva de Género y Violencia Femicida/Feminicida” República Bolivariana de Venezuela Ministerio Público Caracas, 2016 ÍNDICE DE CONTENIDOS Presentación 5 Primera Parte: Introducción a la perspectiva de género y derechos de las mujeres 7 Antecedentes en la defensa de los derechos de la mujer María Alejandra Mancebo Antúnez 8 Concepciones y teorías para la igualdad de género Esther Pineda G 14 La igualdad formal y la igualdad real de la mujer María Alejandra Mancebo Antúnez 21 Segunda Parte: Concepción de la violencia por razones de género 31 Violencia por razones de género Pedro José López Vargas 32 Aportes de la jurisdicción venezolana al proceso penal para la protección de los derechos de las mujeres víctimas de violencia de género Sergio Edwin Correia Fernandes 43 Tercera Parte: Aproximación femicida/feminicida 52 a la violencia Naturaleza, contexto y escenarios del femicidio/feminicidio Maryelith Suárez Bolívar 53 La Jurisdicción sobre el femicidio/feminicidio Beremig Rodríguez Sojo 66 2 El diseño de la investigación penal de los femicidios/femicidios. Mirada al protocolo latinoamericano de investigación de las muertes violentas de mujeres por razones de género Franciss Josefina Hernández Llovera 73 3 PRESENTACIÓN El seminario virtual “Perspectiva de género y violencia femicida/feminicida” es una iniciativa del Ministerio Público de la República Bolivariana de Venezuela para los Ministerios Públicos de los países miembros y asociados del MERCOSUR; con el objetivo de contribuir en el proceso de formación y sensibilización de los/as fiscales y otros/as profesionales partícipes del sistema de justicia penal en materia de transversalización de la perspectiva de género, a fin de garantizar de manera efectiva y oportuna los procesos de prevención, atención y sanción de la violencia contra la mujer en sus múltiples manifestaciones, así como, la investigación y aplicación de la justicia ante la ocurrencia del delito de femicidio/feminicidio. Este seminario se propuso como un mecanismo de apalancamiento de las estrategias regionales y los esfuerzos institucionales desarrollados hasta el momento para la protección de las mujeres; mediante la profundización de los conocimientos, el intercambio de buenas prácticas y el estudio de casos desde la perspectiva de género e investigación de la violencia femicida/feminicida. Además de ello, este programa formativo bajo la modalidad virtual se presentó como novedoso al plantear la articulación de los componentes teóricos, prácticos, audiovisuales e interactivos para proporcionar a los participantes una experiencia integral, así como, la permanente disponibilidad de los contenidos lo cual facilitó el proceso de acceso y aprendizaje. No obstante, tras su culminación nos propusimos la publicación del “Dossier Primera Edición del Seminario Virtual Perspectiva de Género y Violencia Femicida/Feminicida” el cual recopila en el formato de ensayo 4 las clases dictadas por los/as facilitadores/as, con el objetivo de democratizar los conocimientos producidos en Venezuela y los países miembros y asociados del MERCOSUR en materia de perspectiva de género, violencia contra la mujer y el femicidio/feminicidio. 5 PRIMERA PARTE Introducción a la perspectiva de género y derecho de las mujeres 6 Antecedentes en la defensa de los derechos de la mujer María Alejandra Mancebo Antúnez1 La dominación patriarcal El patriarcado para diversos autores es el orden social basado en un modo de discriminación cuyo paradigma es el hombre; por tanto, es un sistema socio-cultural que perpetúa las desigualdades en perjuicio de las mujeres, y también de determinados hombres que no responden a sus designios. Las definiciones acerca del patriarcado son innumerables, pero básicamente puede definirse como una forma de organización política, económica, religiosa y social basada en la autoridad y el liderazgo de unos pocos varones sobre el resto de la humanidad. Según Alda Facio (2005) se trata de un sistema que justifica la dominación sobre la base de una supuesta inferioridad biológica de las mujeres; de allí que para la autora este tenga su origen histórico en la familia, cuyo mando lo ejecuta el padre y este lo generaliza a todo el componente social. Abogada, Especialista en Derecho Mercantil, Especialista en Derecho Procesal, Especialista en Ciencias Penales y Criminológicas, Magister en Gerencia, Doctora en Gerencia, Doctora en Educación y Post Doctorada en Gerencia Pública. Docente de pregrado en la Universidad Católica Santa Rosa de Lima y de postgrado en la Universidad Católica Andrés Bello, la Universidad Católica del Táchira y la Escuela Nacional de Fiscales del Ministerio Público. Se desempeña actualmente como Fiscal tercera con competencia para la Defensa para la Mujer en el Estado Lara. 1 7 Pero si bien es cierto que cuando se habla de patriarcado la palabra evoca al pasado y a estructuras primitivas, la realidad es que el patriarcado está más vigente que nunca, al punto de que continúa definiendo la cotidianidad de hombres y mujeres, al ser el constructo primario sobre el que se asienta la sociedad. Así mismo, no podemos obviar que este se mantiene como consecuencia de la existencia de un conjunto de instituciones en la sociedad que se articulan para mantener y reforzar el dominio patriarcal; expresado en un orden social, económico, cultural, religioso y político que sigue determinando que las mujeres estén subordinadas a los hombres. En otras palabras, la ideología patriarcal no sólo explica y construye las diferencias entre mujeres y hombres como biológicamente inherentes y naturales, sino que mantiene y agudiza otras formas de dominación. Los movimientos sociales de las mujeres Para entender y desarticular el patriarcado y su dominio, se hace necesario aproximarnos al feminismo, entendido como las reflexiones y actuaciones orientadas a acabar con la subordinación, desigualdad y opresión de la que son víctimas las mujeres; y lograr, por tanto, su emancipación y la construcción de una sociedad en la que ya no tengan cabida las discriminaciones por razón de género. 8 Al respecto, Alda Facio (2002) describe el feminismo como un movimiento social y político, pero también como una ideología y una teoría que parte de la toma de conciencia de las mujeres como colectivo humano subordinado, discriminado y oprimido -por el colectivo de hombres en el patriarcado- para luchar por la liberación de su sexo y sus derechos. Es por esta razón, que cuando se habla de feminismo se alude a profundas transformaciones en la sociedad que afectan necesariamente a hombres y mujeres. Siguiendo a Facio, el moderno entendimiento de lo que conforma el patriarcado y su sistema de dominación, son producto de las teorías feministas; es decir, de un conjunto de saberes, valores y prácticas explicativas de las causas, formas, mecanismos, justificaciones y expresiones de la subordinación de las mujeres que buscan transformarla. Así, el interés por la problemática de género es más que académico, involucra un deseo de cambio y la emergencia de un orden social y cultural en el cual el desarrollo de las potencialidades humanas esté abierto tanto a las mujeres como a los hombres. Se trata, en definitiva, del cambio de una forma de vida y de la ideología que la ha sustentado por miles de años. La consolidación del movimiento feminista en el siglo XX puede situarse en la década de los 60, época en la cual los movimientos de mujeres comienzan a demandar no solo el reconocimiento de sus derechos, sino también, la incorporación de la perspectiva femenina en la concepción de 9 la sociedad moderna. Se demandaba la intervención de la mujer en la cultura, ya no como un elemento pasivo, sino en un rol protagónico capaz de reestructurar profundamente la subjetividad del mundo contemporáneo. Pero si queremos precisar esos movimientos en América Latina, la catedrática Lola Luna (1993) señala que desde finales de los setenta en la región se engendró una brote de movimientos sociales, entre ellos el de las mujeres. La emergencia de estos movimientos guarda una estrecha relación con la crisis política de los Estados y la crisis del desarrollo que conllevo a que se excluyera a un sector de la población, ante lo cual los movimientos sociales de la mujeres se constituyeron como una expresión política frente al Estado que no les representaba, al mismo tiempo que se consolidaron como una crítica al modelo de desarrollo. Los movimientos sociales de las mujeres se desarrollaron de la mano de lo político, dado que históricamente su participación fue limitada y en algunos casos inexistentes. Pero al mismo tiempo que las mujeres eran excluidas del ámbito público, ese mimo patriarcado las cercaba en el espacio privado como madres y esposas, como productoras y reproductoras de la moral social. Por ello, resulta interesante como los movimientos feministas en América Latina se han expandido hacia otros movimientos de mujeres. A ello se refiere según Lola Luna (1993) el concepto de «movimiento social de mujeres» o «movimiento amplio de 10 mujeres» utilizado frecuentemente en la reciente literatura feminista latinoamericana sobre movimientos sociales. Alcances de la lucha por los derechos de la mujer La situación social de las mujeres avanza con los cambios que han ocurrido en América Latina, como bien lo describe Norma Villareal (1994) ya son más las mujeres que se desplazan entre las grandes ciudades y las zonas rurales, es mayor la autonomía personal y la movilidad social; evidenciamos un mayor índice de mujeres empleadas en la economía formal, lo cual se encuentra asociado al incremento del acceso de las jóvenes a la educación. Además de ello, la participación de las mujeres en la administración política y espacios de toma de decisiones ha crecido considerablemente, sin embargo, continúa sin ser suficiente. Es por este motivo que los movimientos sociales se ven redichos por las fuerzas emergentes que imponen nuevos temas a la agenda de las luchas sociales; en el caso de los movimientos de mujeres, estos continúan caracterizándose por la fuerza y heterogeneidad de quienes lo integran, pero siempre organizándose en torno a un proyecto cultural que exige el quebrantamiento de la dominación patriarcal. 11 Bibliografía Luna, Lola. (1993) Feminismo: encuentro y diversidad en organizaciones de mujeres latinoamericanas 1985-1990. Homines, Volumen 17, número 1 y 2, San Juan. Luna, Lola y Villarreal, Norma. (1994) Movimientos de Mujeres y Participación Política en Colombia 1930-1991. Universitat de Barcelona, Barcelona. Facio, Alda & Fries, Lorena. (2005) Feminismo, género y patriarcado. Revista Academia. Año 3, Número 6. Buenos Aires. Facio, Alda. (2002) Con los lentes de género se ve otra justicia. El otro derecho, número 28. Bogotá. 12 Concepciones y teorías para la igualdad de género Esther Pineda G2 Aun en nuestros días, hablar de género, división sexo/genérica, sexismo, constituye una fuente de polémica al hacer ruptura con el pensamiento tradicional mantenido y sedimentado en la conciencia social. Pese a ello, en las últimas décadas la reflexión sobre el tema cobra cada día más importancia; este hecho puede explicarse por una lado como consecuencia directa del mantenimiento, incremento y profundización de prácticas desiguales, excluyentes, discriminatorias y violentas contra la mujer, pero también como consecuencia del auge de las reflexiones, movimientos y acciones con fines vindicativos en cuanto a la igualdad y dignificación de la mujer en la sociedad respecta. Desigualdades por razones de género Las desigualdades entre hombres y mujeres han estado presentes en las diferentes etapas del proceso histórico social, y en las diversas formas organizativas de las sociedades constituidas y conocidas alrededor del mundo. Estas desigualdades como bien afirmase la socióloga Janet Socióloga, Magister Scientiarum en Estudios de la Mujer y Doctora en Ciencias Sociales. Fundadora de EPG Consultora de Género y Equidad. Columnista en La Red 21, Wall Street International y Contrapunto. Autora de los libros: “Roles de género y sexismo en seis discursos sobre la familia nuclear”, “Reflexiones sobre Teoría Sociológica Clásica”, “Apuntes sobre el amor”, “Las mujeres en los dibujos animados de la televisión”, “Racismo, endorracismo y resistencia”, y “Bellas para morir”. 2 13 Saltman (1992) se hacen manifiestas “en millones de interacciones diarias entre las personas, las mujeres se encuentran en desventaja y son infravaloradas repetidas y sistemáticamente con respecto a los hombres, en una amplia variedad de contextos distintos”. La consolidación y naturalización de estas desigualdades entre hombres y mujeres ha sido denominado sexismo, el cual puede ser definido como: Un innegable hecho social, en el cual se genera una relación desigual entre los sexos, generalmente orientada a desfavorecer a las mujeres en el ámbito político, económico, religioso, bélico, jurídico, ideológico, educativo, familiar, entre otros; atribuyendo características y propiedades subordinadas y peyorativas a la mujer, cuya situación social se ve condicionada por variables como: la clase social, herencia étnica o racial, preferencia sexo-afectiva, edad, estado civil, religión, ubicación geográfica, entre otras; postura que ha sido legitimada principalmente por agentes socializadores como la escuela, los medios de comunicación, la familia; y cuyo modelo se ha mantenido a lo largo del proceso histórico social (Pineda, 2011, p. 6). Desde tiempos inmemorables las mujeres han sido consideradas inferiores, débiles, incapaces; se ha fomentado la necesidad de la tutela masculina (padre, esposo o hijo), y se ha justificado la exclusión de la mujer de lo público considerado espacio de prestigio y de poder, razón por lo cual se afirma que “los hombres han creado el arte y la industria, la 14 ciencia y el comercio, el estado y la religión” (Simmel, 1999, p. 177). Es decir, las mujeres se encuentran permanentemente en desventaja y expuestas a un conglomerado de situaciones a las que los hombres no; en la actualidad es posible señalar como expresiones de la discriminación por razones de género: Las representaciones de las mujeres en los medios de comunicación, donde su imagen con frecuencia aparece asociada a los roles tradicionales, se promueven patrones de belleza irreales e inalcanzables, y se utiliza constantemente el cuerpo y la imagen de la mujer como objetos sexuales. La participación de las mujeres en los medios continúa siendo una imagen sexualizada, objetualizada, sujeta a situaciones estereotípicas como el tratamiento de temas y noticias vinculadas a la farándula, la belleza, el amor, el cuidado del hogar y de los/as hijos/as. Las mujeres a nivel mundial poseen menor poder adquisitivo, aún se enfrentan a mayores dificultades en lo que refiere el acceso a la vivienda y los servicios públicos. Las mujeres tienen menor acceso a la ciencia y la tecnología. Las mujeres tienen menores índices educativos. 15 Las mujeres aún se encuentran con barreras de carácter jurídico que limitan su participación y desarrollo económico, entre ellas salarios inferiores, techo de cristal, prohibiciones masculinas. Las mujeres ocupan en menor medida cargos de dirección política y empresarial. Las mujeres continúan siendo víctimas de la violencia machista expresada en la violencia de tipo física, verbal, psicológica y patrimonial, el acoso y la violencia sexual, la prostitución forzada y la trata, llegando a formas extremas de violencia como el femicidio/feminicidio. Las mujeres continúan siendo víctimas de los crímenes motivados por el honor, la dote o la viudez de las mujeres, el matrimonio infantil, el repudio, las violaciones correctivas y la mutilación genital femenina pero también la violencia experimentada por las mujeres en el contexto de los conflictos armados donde son desplazadas, víctimas de violaciones masivas y convertidas en botín de guerra. Las desigualdades y consecuente formas de discriminación por razones de género nos han sido presentadas como normales, pero además como un estado innato del orden social, inamovible e incuestionable, al responder de acuerdo a lo transmitido por el pensamiento religioso, 16 filosófico y científico como condiciones otorgadas por la naturaleza. Como bien afirmaría Pierre Bourdieu en su obra La dominación masculina “la diferencia entre los sexos masculino y femenino, la diferencia de sus órganos sexuales, opera como medio de justificación indiscutible de las diferencias socialmente construidas entre los sexos”. Es decir, las desigualdades sociales existentes entre hombres y mujeres, el privilegio del que gozan los hombres y el perjuicio de las mujeres no es un hecho natural, por el contrario, las desigualdades que han caracterizado a los sexos son de carácter aprendido, responden a la crianza y a las formas, contenidos y hábitos diferenciados y diferenciadores introducidos a través de la socialización y legitimados a través de las instituciones sociales como la familia, la escuela, la religión, los medios, entre otros. La perspectiva de género La perspectiva de género es una corriente de pensamiento que cuestiona el status quo, que rechaza que la diferencia se convierta en desigualdad y que las desigualdades sociales sean justificadas con los argumentos de la biología. La perspectiva de género además de ser una corriente para la comprensión de la realidad también es una práctica que se propone a través del conocimiento y visibilización de realidades introducir cambios en las pautas culturales que permitan trascender a formas relacionales más equitativas. 17 De acuerdo a Coral Herrera Gómez en su libro La construcción sociocultural de la realidad, el género y el amor romántico “las raíces históricas del concepto de género podrían rastrearse en la obra de Poulain de la Barre, que subrayó que la desigualdad social entre hombres y mujeres no era consecuencia de la naturaleza, sino que estaba directamente ligada a factores culturales. Sin embargo, la gestación del concepto de género como instrumento operativo de análisis científico tuvo lugar en el siglo XX. La noción de género, según Aurelia Martín Casares (2006), surgió de la necesidad de romper con el determinismo biológico implícito en el concepto de sexo, que marcaba simbólica y efectivamente el destino de hombres y mujeres”. Si bien ya Olympe de Gouges en “La declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana” y Mary Wollstoncraft en “La vindicación de los derechos de la mujer” afirmarían que es la sociedad y no la biología quien incapacita a las mujeres, no es sino hasta la década de los 70 que desde las ciencias sociales, humanísticas y jurídicas comienza a desarrollarse una teoría de género orientada a profundizar y explicar el proceso de construcción de la identidad masculina y femenina, dando paso a la creación de categorías que permitan dar cuenta del fenómeno, al mismo tiempo que han favorecieron la emergencia de los estudios de género y la perspectiva feminista como paradigmas para la transformación social. 18 Bibliografía Bourdieu, Pierre. (2000) La dominación masculina. Editorial Anagrama, Barcelona. Gómez, Herrera. (2009) La construcción sociocultural de la realidad del género y del amor romántico. Universidad Carlos III, Madrid. Pineda, Esther. (2011) Roles de género y sexismo en seis discursos sobre la familia nuclear. Acercándonos Ediciones, Buenos Aires. Saltman, Janet. (1992) Equidad y género. Universitat de Valencia, Valencia. Simmel, George. (1999) Cultura Femenina. Alba Editorial, Barcelona. 19 La igualdad formal y la igualdad real de la mujer María Alejandra Mancebo Antúnez3 El principio de igualdad entre hombre y mujer precisa como situación previa reconocer que desde la religión, la filosofía, la medicina, la psicología, la literatura, entre otras disciplinas, se ha ido construyendo el paradigma de que las mujeres son inferiores en relación con los hombres en todos los sentidos, lo que implica innumerables situaciones de desigualdad. Dicha afirmación -sobre los roles socialmente establecidos por razón de género y la falsa creencia que la mujeres son ciudadanas de segunda categoría- ha sustentado el mantenimiento de una estructura social jerárquica, lo que ha repercutido en diversos campos como el educativo, médico, laboral, político, y por supuesto el jurídico. Pero pese a reconocer los avances en lo que respecta la situación social de la mujer producida en los últimos años, la igualdad no ha podido alcanzarse. Por ello, se hace necesario incorporar la perspectiva de género al ámbito jurídico, es decir, pensar y crear leyes capaces de hacer ruptura con el esquema patriarcal, con el propósito de garantizar el acceso de las mujeres a la igualdad formal y real. Abogada, Especialista en Derecho Mercantil, Especialista en Derecho Procesal, Especialista en Ciencias Penales y Criminológicas, Magister en Gerencia, Doctora en Gerencia, Doctora en Educación y Post Doctorada en Gerencia Pública. Docente de pregrado en la Universidad Católica Santa Rosa de Lima y de postgrado en la Universidad Católica Andrés Bello, la Universidad Católica del Táchira y la Escuela Nacional de Fiscales del Ministerio Público. Se desempeña actualmente como Fiscal tercera con competencia para la Defensa para la Mujer en el Estado Lara. 3 20 La igualdad formal y la igualdad real Para autores tales como Carlos Bernal (2005) la igualdad se encuentra orientada al establecimiento de un criterio de lo que históricamente se pretende razonable para medir la legitimidad o ilegitimidad de una desigualdad jurídica de trato entre un conjunto de la ciudadanía respecto de un criterio previamente determinado; es decir, la igualdad sirve para determinar, de forma no arbitraria y razonablemente, qué grado de desigualdad jurídica de trato entre dos o más personas es tolerable, por lo que la igualdad es un criterio que mide el grado de desigualdad jurídicamente admisible. Pero la igualdad no es una realidad objetiva, sino que su construcción implica siempre un juicio de valor, un proceso de abstracción que depende de la elección de criterios o rasgos considerados como relevantes entre los que se compara. De esta manera, el concepto de igualdad es incompleto y remite siempre a un punto de vista desde el que se realizan las comparaciones, poseyendo un sentido procesal, pues abre una vía para el argumento racional en relación con qué desigualdades jurídicas de trato son tolerables y bajo qué circunstancias, por ello la distinción ente las categorías de igualdad real y formal. La igualdad es un concepto relacional que muestra la identidad que existe entre dos o más personas, cosas o hechos en relación tan sólo con algunos aspectos o elementos, reconociendo las diferencias sustanciales que existen entre estos; ello sin obviar la óptica jurídica donde esta igualdad 21 entre las personas implica sin excepción, que con independencia de su identidad son titulares de los mismos derechos y obligaciones, por lo que la igualdad jurídica es la idéntica titularidad y garantía de los mismos derechos fundamentales, precisamente por el hecho, de que los titulares son entre sí diferentes. Además es preciso entender que el mito de que todas las personas deben ser tratadas exactamente de la misma forma no permite entender la igualdad ya que ello desconoce las diferencias de trato social y jurídico implementadas a favor de ciertos colectivos sociales, acciones específicas que responden a la desventaja, circunstancias y necesidades específicas en la que se encuentran dichos grupos como consecuencia de las diversas manifestaciones de la desigualdad social. Siguiendo a Bernal (2005) la igualdad formal puede definirse como las manifestaciones que se originan desde el propio principio de igualdad de trato, es decir, en la ley, ante la ley, en la aplicación de la ley, en el contenido de la ley y en el mandato de no discriminación. Este hecho nos lleva a tener que precisar cuando estamos en presencia de la igualdad en la ley, la cual consiste en una orden dirigida y de aplicación en los órganos judiciales, que garantiza el trato de la misma manera a todas las personas que se encuentran en idéntica situación; pero también a las personas que se hallan en situaciones distintas. 22 Así mismo, una de las consecuencias que se derivan de la igualdad formal es la misma capacidad jurídica para toda la ciudadanía y la exigencia de la generalidad de la ley; es decir, que tal principio es un mandato dirigido a los órganos del Estado encargados de aplicar el derecho, mediante el cual se les exige no interpretar y aplicar la norma de manera distinta en casos en que sean sustancialmente iguales. Por su parte la igualdad real se expresa en la práctica y se orienta a exigir a los poderes públicos el combate a los obstáculos a la igualdad en los hechos, por tanto puede llegar a pretender la implantación de algunas medidas que compensen diversas diferencias negativas, encontrando su punto de partida en la propia ley cuya ejecución se deba basar en la justicia. Al respecto es necesario recordar la a teoría de la justicia John Rawls (1971) para quien los dos principios desde los que debe iniciar el proceso para alcanzar una sociedad justa y equitativa son: Que cada persona debe tener un derecho igual al esquema más extenso de libertades básicas iguales compatible con un esquema semejante de libertades para los demás. Que las desigualdades sociales y económicas deben resolverse de modo que resulten en el mayor beneficio de los miembros menos aventajados de la sociedad (el principio de la diferencia), y que los 23 cargos y puestos deben estar abiertos para todos bajo condiciones de igualdad de oportunidades (justa igualdad de oportunidades). Las acciones afirmativas Las acciones afirmativas pueden definirse como las actuaciones de los Estados destinadas a combatir las discriminaciones directas, entre ellas es posible considerar las acciones que sancionan y corrigen las discriminaciones directas pasadas, así como, las estrategias voluntarias adoptadas libremente para remediar las discriminaciones directas actuales. La doctrina también las define como aquellas medidas que tienen el fin de conseguir una mayor igualdad real entre grupos sociales con problemas de discriminación o de desigualdad de oportunidades. Otros autores se refieren a ellas como el conjunto coherente de medidas de carácter temporal dirigidas específicamente a remediar la situación de los miembros del grupo a que están destinadas en un aspecto o varios aspectos de su vida social para alcanzar la igualdad efectiva. Algunos autores entienden las acciones afirmativas como las estrategias temporales dirigidas a establecer la igualdad de oportunidades por medio de una serie de medidas coherentes que permitan combatir, corregir o constatar aquellas desigualdades de hecho o discriminaciones que son resultado de prácticas, comportamientos o sistemas sociales. En otras reflexiones se les definen como un conjunto de acciones y medidas que mediante un trato diferenciado buscan que los miembros de un grupo 24 específico -insuficientemente representados y que han sufrido discriminación- alcancen un nivel de participación más alta. Sin embargo, las discriminaciones positivas se establecen para situaciones muy concretas; en el caso que nos atañe estas actúan ante formas de discriminación directas, como las desigualdades existentes entre mujeres y hombres y el sexismo institucionalizado y naturalizado en una sociedad patriarcal. Instrumentos internacionales garantes de la igualdad real y formal de la mujer Son múltiples las convenciones, tratados, pactos, cumbres y declaraciones que se han sido realizados con el fin de lograr el respeto de los derechos humanos, que los principios de igualdad y no discriminación se vean reconocidos, y, en especial, orientados a reconocer y garantizar la igualdad real y formal de la mujer. En este orden de ideas, es fundamental hacer referencia a la Carta de las Naciones Unidas, como el primer instrumento que refleja diversas medidas dirigidas a procurar la igualdad; así como, la no discriminación por razones de género. Posteriormente la Declaración Universal de los Derechos Humanos fue y continúa siendo un referente en relación al reconocimiento y aplicación del principio de igualdad, explicitado en su preámbulo donde se considera que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tiene por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables. Por otra parte, tanto el Pacto 25 Internacional de Derechos Civiles y Políticos como el Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, han contribuido al avance en materia de igualdad y no discriminación. Así mismo, parece oportuno destacar que la Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación sobre la Mujer ha sido el primer instrumento específico dirigido a erradicar las desigualdades que experimentan las mujeres. Aunado a ello, destacan otras iniciativas entre las que es posible considerar: La Plataforma de Acción de Beijing, que reflejó novedades importantes, entre ellos el reconocimiento de los impactos negativos de la globalización en las mujeres y la propuesta de asegurar un acceso igualitario a la protección social. El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, que ha coadyuvado en el reconocimiento de algunos derechos que hasta entonces habían sido negados a las mujeres y que generaban múltiples desigualdades. La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, considerada la “carta magna” en cuanto al reconocimiento de los derechos de las mujeres, y de la aplicación del principio de igualdad por razón de género. La CEDAW es uno de los instrumentos más importantes de su tipo y su adopción en el seno de Naciones Unidas constituye un hito en el 26 proceso del reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres y el proceso instrumentalización de la equidad como eje previo a la consolidación de la igualdad. La Convención Interamericana para prevenir, sancionar y Erradicar la violencia contra mujer (Convención de Belém Do Pará), la cual procura bajo el principio de igualdad prevenir, sancionar y erradicar las múltiples formas de violencia contra la mujer. Pese a ello, y de acuerdo al informe sobre la condición de la mujer en las Américas de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), es posible aún evidenciar la falta de igualdad formal de las mujeres; situación que las coloca en una situación de desprotección frente a la violencia pues “la mujer aún no alcanza igualdad jurídica plena en todos los países de la región”. Así mismo, este informe resalta que “en numerosos códigos penales valores tales como la honra, el pudor social, la doncellez, la castidad, las buenas costumbres, prevalecen sobre valores como la integridad psicofísica y la libertad sexual, impidiendo así la debida protección legal a las víctimas de tales delitos, u obligándolas a probar que pusieron resistencia en el caso del delito de violación, o sometiéndolas a procedimientos interminables que producen una continua victimización”. Es ante estos hechos que la jurisprudencia de diversos tribunales ha intentado avanzar en la igualdad material, por lo que ha tenido que sistematizar algunos conceptos como el de discriminación indirecta o las 27 discriminaciones ocultas, que le permiten llegar a detectar la desigualdad por encima de igualdades aparentes. En el caso de las mujeres, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha establecido que la obligación de garantizar la igualdad y no discriminación está vinculada con la prevención, la investigación y la sanción de la violencia contra ellas. 28 Bibliografía Bernal, Carlos. (2005) El Derecho de los Derechos. Universidad Externado de Colombia, Bogotá. Comisión Interamericana de Derechos Humanos (1998) La condición de la mujer en las Américas. Disponible en: http://www.cidh.org/countryrep/Mujeres98/Mujeres98.htm Rawls, John. (2006) Teoría de la justicia. Fondo de Cultura Económica, Ciudad de México. 29 SEGUNDA PARTE Concepción de la violencia por razones de género 30 Violencia por razones de género Pedro José López Vargas4 La Violencia por razones de género ha estado presente desde las épocas más remotas de las diferentes culturas, las mujeres desde la antigüedad han sido sometidas bajo el poder y el control que mediante la fuerza han ejercido los hombres sobre ellas al ser consideradas débiles y vulnerables; en la actualidad es un problema de gran calado social y de difícil abordaje por su invisibilidad. Los delitos de violencia de género afectan no sólo a la integridad física y psicológica de las mujeres, sino el reconocimiento de su dignidad, ésta se ejerce de muchas maneras y sus consecuencias son de diversa índole, está presente en todas las sociedades del mundo, sea cual sea su sistema político o económico. No sabe de culturas, clases sociales, ni de etnias y en las mayoría de los casos en las relaciones de pareja, ésta violencia es ejercida en nombre del amor, lo que hace en algunos casos mucho más difícil su intervención por estar la mujer vinculada sentimentalmente con su agresor. Abogado, Especialista en Derecho Penal y Especialista en el ejercicio de la Función Fiscal. Docente de pregrado y postgrado en la Universidad José María Vargas y en la Escuela Nacional de Fiscales. Fiscal Provisorio Principal 132º del Área Metropolitana de Caracas con competencia en Defensa para la Mujer en el Ministerio Público Venezolano. 4 31 Estructura socio-cultural de la violencia de género Todo ser humano tiene potencial para ser violento si se educa para ello. Esto no significa que todas las personas sean igualmente violentas o que reaccionen igual ante un mismo estímulo. Detrás del ejercicio de la violencia está la herencia cultural, siglos de civilización, siendo la violencia doméstica su más común manifestación. El entorno y, en particular, las relaciones sociales crean las condiciones necesarias que generan la violencia contra las mujeres, mientras que el abono lo aportan las creencias construidas sobre lo femenino y lo masculino. La desigualdad es un terreno fértil para la violencia y, también, el hecho de que algunas formas de violencia son socialmente toleradas. En consecuencia, para analizar la relación violenta es importante analizar los procesos de socialización y de incorporación de las personas a los espacios en donde aprenden y desarrollan formas de vida, pensamientos, actitudes, expectativas sociales. La violencia de género siempre ha estado presente como realidad, sin embargo, las agresiones de los hombres a las mujeres en lugar de ser interpretadas como una manifestación de un problema más profundo, como un problema social de incidencia mundial, han sido presentadas como hechos aislados, como consecuencia de situaciones y circunstancias determinadas, o perpetradas por personas perturbadas, víctimas de algún 32 trastorno psicológico o desviación social, lo cual ha contribuido a eximir de responsabilidad a una estructura social desigual. Un ejemplo de ello es la violencia doméstica (considerada la manifestación más común de la violencia de género), y la cual de acuerdo con algunos autores se desarrolla básicamente por tres factores, entre ellos: La falta de control de impulsos, la carencia afectiva y la incapacidad para resolver problemas adecuadamente; y la más común el abuso de alcohol y drogas. Definición y formas de violencia contra las mujeres La violencia de género, de acuerdo al artículo N° 1 de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer “Convención de Belém do Pará”, suscrita en la República Federativa del Brasil el 9 de junio de 1994, se define como: “Cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado”. Esta violencia de género es un modelo de conductas aprendidas, coercitivas que involucran abuso físico o la amenaza de abuso físico. También puede incluir abuso psicológico repetido, ataque sexual, aislamiento social progresivo, castigo, intimidación y/o coerción económica. 33 Las formas y manifestaciones de la violencia contra la mujer son moldeadas por las normas sociales y culturales, así como por la dinámica de cada sistema social, económico y político. Factores tales como la raza, el origen étnico, la casta, la clase, la condición de migrante o refugiada, la edad, la religión, la orientación sexual, el estado matrimonial, su condición de madre o no, la discapacidad o la condición de portadora o no de VIH de las mujeres ha de influir en las formas de violencia que son sufridas por estas. Señalamos a continuación los diferentes ámbitos en que se puede desarrollar la violencia de género contra de las mujeres en algunas de las sociedades del mundo: a) Violencia contra la mujer dentro de la familia Las formas de violencia que puede experimentar una mujer dentro de la familia durante su vida comprenden desde la violencia antes del nacimiento hasta la violencia contra las mujeres ancianas. Entre las formas de violencia contra la mujer en la familia que se detectan corrientemente figuran las siguientes: los golpes y otras formas de violencia en la relación de pareja, la violencia sexual, la violencia relacionada con la dote, el infanticidio femenino, el abuso sexual de las niñas en el hogar; la ablación o mutilación genital femenina, el matrimonio precoz, el matrimonio forzado, entre otras. En este escenario también ocurre la violencia no proveniente de la pareja, entre estas es 34 posible considerar la violencia cometida contra las trabajadoras domésticas y otras formas de explotación. Esta forma de violencia es la más común y silenciosa en las sociedades del mundo, basada el dominio masculino sobre la mujer; comportamiento masculino de dominación y control que no es natural y se sostiene a través de toda una estructura patriarcal que tolera el uso y abuso del poder. La violencia que éstas viven puede expandirse hacia sus hijas e hijos. De esta manera también se convierten en víctimas, o en observadoras u observadores de la violencia que se ejerce sobre la madre. Este proceso favorece que desde temprana edad, niñas y niños sean socializados en un ambiente de violencia en el cual se va creando la “normalización” del fenómeno. b) Violencia contra la mujer cometida o tolerada por el Estado El Estado ya sea por conducto de sus agentes o mediante políticas públicas, puede perpetrar la violencia física, sexual y psicológica contra la mujer. Se entiende por agentes del Estado todas las personas facultadas para ejercer elementos de la autoridad del Estado, miembros de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, así como agentes de la ley, funcionarios de la seguridad, social, guardias carcelarios, funcionarios de los lugares de detención, funcionarios de inmigración y miembros de las fuerzas militares y de seguridad. 35 c) Violencia contra la mujer en los conflictos armados Durante los conflictos armados, las mujeres experimentan todas las formas de violencia física, sexual y psicológica, cometidas por actores estatales y no estatales. Dichas formas comprenden homicidios (premeditados o no), torturas y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, raptos, mutilaciones y desfiguraciones, reclutamiento forzado de mujeres combatientes, violaciones, esclavitud sexual, explotación sexual, desapariciones involuntarias, prisiones arbitrarias, matrimonios forzados, prostitución forzada, abortos forzados, embarazos forzados y esterilización compulsiva. d) Violencia contra la mujer en la comunidad Las mujeres también se enfrentan a una violencia generalizada dentro de la comunidad en general. La violencia física, sexual y psicológica puede ser algo cotidiano en las interacciones de las mujeres en sus barrios, en el transporte público, en los lugares de trabajo, las escuelas, los clubes deportivos, las universidades y los hospitales, así como, en las instituciones religiosas y otras instituciones sociales. Las formas de violencia contra las mujeres y las niñas en la comunidad en general comprenden el feminicidio, la violencia sexual, la violación, el acoso sexual, la trata de mujeres y la prostitución forzada. 36 En la violencia según Alonso-Fernández (1984) se identifican tres momentos, entre ellos: La motivación (casi siempre en el pathos de la pasión), la experiencia vivenciada (como autoafirmación y demostración de poder), y la manifestación o conducta violenta (una descarga contra el mundo). Este mismo autor menciona, además, cinco formas de proyección de la violencia: Directa y libre (contra el objeto odiado o el obstáculo frustrador). Indirecta (dirigida contra el sujeto débil, el marginado). Inhibida (calumnia, difamación, demanda judicial). Enmascarada (amor exigente, celoso y tiránico, el chiste, la manipulación, etcétera). La negativa (silencio, incomunicación, etc). Garantías de las mujeres en el ordenamiento jurídico Ante este problema social los Estados deben adoptar medidas urgentes y concretas para garantizar la igualdad y proteger los derechos humanos de la mujer. Los Estados tienen la obligación de respetar, proteger, promover y facilitar el ejercicio de todos los derechos humanos, incluido el derecho de la mujer a no ser discriminada. Cuando esto no ocurre se ejerce y se exacerba la violencia contra la mujer. Por ejemplo, si los Estados permiten 37 que las leyes discriminatorias sigan en vigor, o si en las leyes no se consideran delito ciertas formas de violencia contra la mujer, estos actos se cometerán con toda impunidad. Entre los instrumentos jurídicos más importantes a nivel mundial, en materia de Violencia contra la Mujer tenemos: La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW), aprobada el 18 de diciembre de 1979, por la Asamblea General de las Naciones Unidas, la cual entró en vigor como tratado internacional el 3 de septiembre de 1981 tras su ratificación por 20 países; en 1989, casi 100 naciones han declarado que se consideran obligadas por sus disposiciones. Uno de sus tres principios básicos es el de la responsabilidad estatal en la protección de víctimas de violencia. La Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, adoptada por 189 países en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995. Esta declaración consolidó esos avances al subrayar que la violencia contra la mujer es a la vez una violación de los derechos humanos de las mujeres y un obstáculo para el pleno disfrute de todos los derechos humanos por parte de las mujeres. El centro de atención pasó a ser la exigencia de 38 responsabilizar a los Estados por las medidas encaminadas prevenir y eliminar la violencia contra la mujer. La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer “Convención de Belém do Pará”; aprobada en la 24ª Asamblea de la OEA, en junio de 1994, fue ratificada por el Congreso Nacional en noviembre de 1994. En su artículo número 7 obliga a los Estados miembros a crear normas positivas y eficaces para proteger a la mujer de la violencia. De igual forma consideramos de importancia señalar, por lo abominable de ésta práctica, la iniciativa planteada por el País de África Occidental, Burkina Faso, que sancionó la Ley de Burkina Faso para la prohibición de la mutilación genital femenina en 1996. Esta ley traduce el compromiso del gobierno de erradicar la mutilación/ablación genital de las mujeres mediante su criminalización. La implementación efectiva de la Ley en Burkina Faso se garantiza mediante una serie de medidas que la acompañan, definidas en un plan de acción nacional, y un conjunto de iniciativas que se aplican en el campo de la política social, la educación y la salud pública. El enfoque ha revelado su eficacia a través de la reducción de la mutilación genital, la detención de los maltratadores y el cambio de comportamiento. 39 Entre otras garantías legales internacionales sancionadas en contra de violencia de género podemos señalar el Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica (Convenio de Estambul) 2011. Este tratado vinculante sobre derechos humanos compromete a los Estados firmantes a dar una respuesta integral y multidisciplinaria a la violencia mediante acciones preventivas a largo plazo y la aplicación de medidas que aseguren la persecución de los autores y la protección de las supervivientes. Entró en vigor en agosto de 2014 y es el más exhaustivo instrumento internacional en materia de violencia ejercida contra las mujeres y está abierto a la adhesión de cualquier Estado del mundo. Pero además de estas garantías internacionales en materia de violencia de género, algunos países ya cuentan con instrumentos especializados para prevenir y sancionar este tipo de violencia en sus ordenamientos jurídicos internos. 40 Bibliografía Alonso, Francisco. (1984) Raíces psicológicas de la violencia. Fundación Santa María, Madrid. Instituto Nacional de las Mujeres. (2008) Compilación de los principales instrumentos internacionales sobre derechos de las mujeres. D.F. 41 Aportes de la jurisdicción venezolana al proceso penal para la protección de los derechos de las mujeres víctimas de violencia de género Sergio Edwin Correia Fernandes5 El proceso penal desde la perspectiva de género El proceso penal desde la perspectiva de gé nero en Venezuela tiene principios procesales que son fundamentales para la realizació n efectiva de la justicia de gé nero, entre los que destacan dos principios que se entrelazan uno con el otro. El primero es la celeridad y el otro es la protecció n de las vıć timas de violencia de gé nero; visualizando ası́una marcada diferencia con respecto al procedimiento ordinario. Existe un ré gimen especial hacia la protecció n de las mujeres que responde a los compromisos contraı́dos por la Repú blica Bolivariana de Venezuela como Estado en los pactos y tratados internacionales que consagran la obligatoriedad de los Estados de proteger a la mujer en casos de violencia contra su integridad personal, entre los que destacan: Abogado y Especialista en Derecho Procesal Penal. Docente de pregrado en la Universidad Experimental de la Seguridad, y facilitador permanente de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia en la Escuela Nacional de Fiscales. Fiscal Provisorio Principal 131º del Área Metropolitana de Caracas con competencia en Defensa para la Mujer en el Ministerio Público Venezolano. 5 42 La Declaració n Universal de los Derechos Humanos La Convenció n sobre los Derechos Polı́ticos de la Mujer La Convenció n sobre la Eliminació n de todas las Formas de Discriminació n contra la Mujer CEDAW (Artıć ulos N° 2, 3 y 14) La Declaració n y Programa de Acció n de Viena (Artıć ulo N° 18) La Convenció n Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer “Convenció n de Belé m Do Pará ” (Artı́culo N° 7) Declaració n y Plataforma de Acció n de Beijing (Artıć ulos N° 112, 113, 117, 120 y 124) La Ley Aprobatoria del Protocolo Facultativo No obstante, entre estas cobra especial importancia la Convenció n sobre la Eliminació n de todas las formas de Discriminació n contra la Mujer y la Convenció n Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer “Convenció n de Belé m Do Pará ”, que imponen a los Estados -entre otras obligaciones el establecimiento de: “procedimientos legales justos y eficaces para la mujer que haya sido sometida a violencia, que incluyan, entre otros, medidas de protecció n, un juicio oportuno y el acceso efectivo a tales procedimientos”. 43 Estos procedimientos con perspectiva de gé nero, quedan amparados en el numeral 2 del artıć ulo 21 de la Constitució n de la Repú blica Bolivariana de Venezuela que hace referencia a la adopció n de medidas positivas a favor de las personas discriminadas, marginadas o vulnerables, y que se encuentren en situació n de debilidad frente a los abusos o maltratos. El referido dispositivo constitucional visualiza un grupo poblacional tradicionalmente vulnerable como lo es el de las mujeres, tal como lo establece acertadamente la sentencia de la Sala Constitucional N° 229 del 14 de febrero de 2007. En este contexto, la jurisprudencia constitucional ha dicho que: Los jueces y operadores jurı́dicos en general, en materia de gé nero, deben abandonar los tradicionales esquemas del sistema social patriarcal y androcé ntrico imperante, de las creencias, comportamientos, roles, expectativas y atribuciones que sustentan a dicho sistema, ası́como la discriminació n y violencia contra las mujeres en general, y adoptar fielmente el ré gimen especial de protecció n a favor de las mujeres, en pro de la justicia social, pues de lo contrario se estarıá vulnerando la integridad fı́sica y moral de quien demanda esa protecció n especial (Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia N" 486 del 24 de mayo de 2010). De acuerdo a ello, es indudable que lo fundamental es abandonar los esquemas tradicionales y evitar que la vı́ctima de violencia de gé nero sea re-victimizada por el sistema, se aleje del proceso o continú e inmersa en el ciclo de la violencia donde se encuentra. 44 Por esta razó n, lo especialı́simo del procedimiento establecido en la Ley Orgá nica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, es que segú n la naturaleza del delito y el bien jurıd ́ ico protegido que sea puesto en peligro o vulnerado, el Ministerio Pú blico -como titular de la acció n penal- pone en marcha una serie de medidas para garantizar la integridad fı́sica, psicoló gica, laboral, sexual, patrimonial e inclusive familiar de la vıć tima de violencia de gé nero; con el firme propó sito de evitar la revictimizació n secundaria y terciaria. Medidas de protección y seguridad Una vez interpuesta la denuncia de algú n legitimado de un hecho punible que pueda subsumirse dentro de algunos de los tipos penales establecidos en la Ley Orgá nica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, el ó rgano receptor de la denuncia debe dictar inmediatamente medidas de protecció n y seguridad a favor de la vıć tima de violencia de gé nero; con el objeto de proteger y salvaguardar su integridad fı́sica, psicoló gica, laboral, sexual, patrimonial e inclusive familiar. El mandato Constitucional de garantizar por parte del Estado el goce y ejercicio irrenunciable e interdependiente de los derechos humanos de las mujeres, ası́ como, su derecho al libre desenvolvimiento de la personalidad sin ningú n tipo de limitaciones, queda dispuesto en el artı́culo N° 5 de la Ley Especial de Gé nero, que señ ala: 45 El Estado tiene la obligació n indeclinable de adoptar todas las medidas administrativas, legislativas, judiciales y de cualquier otra ı́ndole que sean necesarias y apropiadas para asegurar el cumplimiento de esta Ley y garantizar los derechos humanos de las mujeres vı́ctimas de violencia (Ley Orgá nica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, 2014). En este sentido, los ó rganos receptores de la denuncia deben imponer inmediatamente al presunto agresor las medidas de protecció n y seguridad que se le otorgó a la vıć tima, con el objeto que estas cumplan una labor realmente preventiva, de aseguramiento en primer té rmino del bien jurı́dico protegido o puesto en peligro y la propia dignidad de las mujeres vıć timas de violencia de gé nero. Estas medidas de protecció n y seguridad dictadas a favor de la vıć tima de violencia de gé nero por cualquier ó rgano receptor de la denuncia o por el propio Ministerio Pú blico -como titular de la acció n penal-, deben ser proporcionadas con el hecho objeto del proceso; siempre tratando con el presunto agresor que cese los actos de violencia en contra de la vıć tima y sensibilizarlo para cumplir el propó sito y fin de la Ley Especial. En materia de violencia de gé nero, estas medidas tienen aparte un cará cter instrumental de velar por la regularidad del proceso, el de garantizar la integridad fı́sica, psicoló gica y sexual de la mujer vıć tima de violencia de gé nero, atendiendo a la finalidad de la Ley que es prevenir, sancionar y erradicar toda forma de violencia contra la mujer; siendo una obligació n de los ó rganos receptores de la denuncia y tribunales garantizar el disfrute de los derechos de la misma sin que se vean 46 amenazados ante posibles agresiones actuales o probables por parte del presunto agresor. Supuestos de la flagrancia La gran mayorı́a de los hechos punibles donde se encuentren como sujeto pasivo vıć timas de violencia de gé nero ocurren en el seno del hogar o en la clandestinidad, es por eso que se debe dar un tratamiento diferente a los delitos ordinarios. En materia de violencia de gé nero se cuenta en la mayorı́a de los casos con el testigo ú nico que es la propia vıć tima, debiendo el verbatum de la mujer vıć tima de violencia de gé nero ser corroborado con otros actos de investigació n. Al respecto, la Repú blica Bolivariana de Venezuela, establece supuestos en los que se estima que un ciudadano o ciudadana ha sido aprehendido en flagrancia, en virtud del procedimiento especial previsto para el juzgamiento del catá logo de delitos de violencia gé nero; el cual es necesario describir, para entender y definitivamente deslastramos de los supuestos ordinarios que establece el Có digo Orgá nico Procesal Penal, tal como lo estable el artı́culo 96 de la Ley Orgá nica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia: 1. El que se está cometiendo 2. El que se acaba de cometer 47 a) Se entiende que se acaba de cometer cuando la vıć tima u otra persona que haya tenido conocimiento del hecho, acuda dentro de las veinticuatro (24) horas siguientes a la comisió n del hecho punible al ó rgano receptor o a la autoridad que tenga conocimiento. b) En este supuesto la autoridad competente debe dirigirse en un lapso que no debe exceder de doce (12) horas, hasta el lugar donde ocurrieron los hechos, donde debe recabar los elementos que acreditan su comisió n, y verificados los supuestos de flagrancia procede a practicar la aprehensió n en situació n de flagrancia. c) Cuando el agresor se vea perseguido por la autoridad policial, o por la mujer agredida, por un particular o por el clamor pú blico. d) Cuando se produzcan solicitudes de ayuda a servicios especializados de atenció n a la violencia contra las mujeres, realizadas a travé s de llamadas telefó nicas, correos electró nicos o fax, que permitan establecer su comisió n de manera inequıv́ oca. e) El que se sorprenda a poco de haberse cometido el hecho, en el mismo lugar o cerca del lugar donde se cometió , con armas, instrumentos u objetos que de alguna manera hagan presumir con fundamento que é l es el autor. 48 Ademá s de ello, se hace necesario mencionar que a diferencia del procedimiento ordinario, en los casos de violencia de gé nero el organismo policial tiene veinticuatro (24) horas para poder recepcionar la denuncia a la mujer vıć tima de violencia, y buscar otros elementos de investigació n que corroboren el dicho de la vıć tima y vinculen directamente al presunto agresor con el hecho denunciado; para ası́ poder ser detenido en los supuestos establecidos de flagrancia. Ası́ mismo, resulta fundamental señ alar la sentencia de la Sala Constitucional Nº 272 del 15 de febrero de 2007 de la Magistrada Carmen Zuloeta de Merchan, que establece: La detenció n judicial del sujeto activo de los delito de gé nero, má s que ser una medida preventiva privativa de libertad en el concepto tradicional del derecho penal o una medida de aseguramiento con fines privativos como lo establecen la Ley Orgá nica para la Protecció n del Niñ o y del Adolescente y la nueva normativa agraria, es una medida positiva de protecció n que incardina a la Ley que regula la materia dentro de las normas de Derechos Humanos (Sentencia Sala Constitucional Nº 272, 15 de febrero de 2007). 49 Bibliografía Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. (2007, 23 de Abril). Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 38668. Reformada parcialmente (20014, 25 de Noviembre). Zuleta, Carmen. (2013) Nuevos criterios sobre género en la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia años 2009-2013. Vadell Hermanos Editores, Caracas. 50 TERCERA PARTE Aproximación a la violencia femicida/feminicida 51 Naturaleza, contexto y escenarios del femicidio/feminicidio Maryelith Suárez Bolívar6 Desde el año 2000 diversos países de América Latina han experimentado un progreso normativo para la tipificación de las muertes de mujeres en razón de su condición de mujeres; denominado este hecho como homicidio agravado en países tales como Colombia, Chile, Argentina y Bolivia; definiéndolo como femicidio en Costa Rica, Guatemala, Nicaragua, Honduras y Venezuela, y finalmente considerado feminicidio en El Salvador, Bolivia y Perú. Evidentemente los procesos de tipificación de las muertes de mujeres por razones de género no han sido homogéneos, sin embargo, desde la perspectiva dogmática jurídico-penal, la mayoría de las legislaciones consultadas incorporan el tipo penal de Femicidio/Feminicidio en los capítulos o títulos de los Códigos Penales o leyes especiales relativos a los delitos contra la vida o la integridad de las personas. Abogada, Especialista en Ciencias Penales y Criminalística, Especialista y Magister en Criminalística, y Especialista en el Ejercicio de la Función Fiscal. Actual Directora para la Defensa de la Mujer en el Ministerio Público de la República Bolivariana de Venezuela. 6 52 Sin duda entonces, el bien jurídico tutelado es la vida; no obstante, existen algunas posiciones que consideran que los femicidios son delitos pluriofensivos en la medida en que afectan diversos intereses de la víctima, como su dignidad, integridad sexual, física, debilitando su entorno familiar, laboral y social. Esto refleja que a nivel mundial se ha destacado la muerte de mujeres por motivos de género constituyendo este acto el último de un continuo camino de violencia, la complejidad de sus causas, la gravedad de las consecuencias para las propias víctimas sobrevivientes, familia, comunidad y la sociedad en global; así como, la alta probabilidad que tienen las mujeres de morir en el contexto íntimo principalmente causado por su pareja sentimental. Pero para lograr que este cambio legislativo tenga un impacto positivo en el ámbito cultural, se amerita con urgencia un análisis profundo del delito de femicidio/feminicidio que permita distinguir entre muertes de mujeres ocurridas en el contexto íntimo y otros hechos violentos donde también pierde la vida la mujer, pero que no ocurren con ocasión a su condición de ser mujer, por lo cual, no pueden denominarse femicidio/feminicidio. 53 El origen del concepto de femicidio Ha sido claro que aún no existe una definición acordada sobre los conceptos femicidio y feminicidio, existen amplios debates en el ámbito de las ciencias sociales y políticos sobre su alcance y contenido. Sus acepciones son diversas según el enfoque desde el cual sea analizado, sin embargo, resulta imperioso indagar sobre el surgimiento del término de femicidio para así precisar la intención del legislador al incorporar este tipo penal. En el año 1976 Diana Russell hizo público el término femicidio ante el Tribunal Internacional sobre los Crímenes contra la Mujer realizado en Bruselas, para precisar las formas de violencia extrema contra la mujer. Esta expresión surge como alternativa al término neutral de homicidio con el objetivo único de visibilizar y reconocer la discriminación, la desigualdad y violencia sistemática contra la mujer; que en su forma más extrema, Russell y Radford (2006) lo definen como el asesinato misógino de mujeres cometidos por hombres. De acuerdo a esta postura, el femicidio es un tipo de homicidio sexista, es decir el asesinato cometido por hombres motivado a un sentido de pertenencia sobre la mujer, derecho a disponer de la vida de éstas y superioridad sobre las féminas. Cabe agregar que autores como Carcedo y Sagot (2000), así como, Monárrez y Lagarde (2006), señalaron que en América Latina la expresión femicidio ha sido definida de diferentes formas como: asesinato 54 misógino de mujeres por los hombres; el asesinato masivo de mujeres cometido por hombres desde su superioridad de grupo; o la forma extrema de violencia de género, entendida como la violencia ejercida por hombres contra las mujeres en su deseo de obtener poder, dominación y control. Las definiciones anteriores, advierten al lector sobre una base principalmente de sistemas patriarcales donde los derechos de las mujeres son anulados o inexistentes, siendo comunes estas características de opresión y dominación sobre el sexo femenino. En este sentido Russell (2006) en su investigación titulada Definición de feminicidio y conceptos relacionados, refleja una evidente preocupación e interés sobre el tema al ser la primera mujer que utilizó la categoría Femicide directamente relacionada a la violencia de género para exponerlo ante el Tribunal Internacional de Crímenes contra Mujeres. Por su parte, Lagarde (2014) en su estudio Antropología, Feminismo y Política: Violencia feminicida y Derechos Humanos de las mujeres, comenta aspectos importantes tales como los factores que inciden en el desarrollo del femicidio, como fenómeno derivado de silencio social. Igualmente Garita (2013) en su estudio La regulación del delito de femicidio/feminicidio en América Latina y el Caribe, aborda la controversia que gira en torno a la acepció n gramatical al momento de castellanizar la 55 palabra Femicide, de un lado femicidio y del otro feminicidio. La autora señ ala que ambos té rminos no son iguales, ya que el primero se centra sobre el homicidio de mujeres por razones de gé nero, mientras que el segundo es mucho má s complejo y se funda en el conjunto de violaciones a los derechos humanos de las mujeres que contienen los crı́menes y las desapariciones forzadas de mujeres y que é stos fuesen identificados como crı́menes de lesa humanidad. Finalmente los distintos protocolos desarrollados en esta materia, se dedican a analizar las formas y manifestaciones de ese tipo de violencia denominada Femicidio/feminicidio; la complejidad de sus causas, el aumento preocupante de su prevalencia en algunos contextos, y la gravedad de sus consecuencias para las víctimas, pero también para sus familias, la comunidad y la sociedad. Además de ello, visibilizan el hecho de que los femicidios/feminicidios se producen tanto en el hogar como en la comunidad, ya sea a mano de agentes del Estado o de personas individuales, lo cual hace determinante el análisis desde la perspectiva de género como antecedentes centrales para a la investigación penal criminalística. Homicidio versus femicidio/feminicidio El Homicidio es un delito que consiste en matar a otra persona. Etimológicamente se descompone en Homo (hombre) y Cidium, derivado de Caedere, matar. Es una conducta típica, antijurídica y por regla general 56 culpable que consiste en atentar contra el bien jurídico de la vida de una persona. Dentro del Homicidio se puede encontrar dos tipos de sujetos: Sujeto Activo: Es aquel que ejecuta la conducta de acción o de omisión, para producir el resultado muerte, es decir, el homicida. Sujeto Pasivo: Es el individuo que sufre la acción homicida. En casi todos los textos jurídicos consultados, se define al homicida como: “El que intencionalmente haya dado muerte a alguna persona…”. La conducta aquí establecida es la del Homicidio Intencional el cual puede ser: simple, agravado, o calificado según la legislación aplicada. Pero para Grisanti (2007) en su libro Manual de Derecho Penal Parte Especial, para la configuración del delito de homicidio es necesario el cumplimiento de los siguientes elementos: La destrucción de una vida humana La intención de Matar Que la muerte del sujeto pasivo sea el resultado, exclusivamente, de la acción u omisión del agente 57 Que exista una relación de causalidad entre la conducta positiva o negativa del agente y el resultado típicamente antijurídico. En este delito, tanto el sujeto activo como el pasivo son indiferentes, no existe una tipología ni características específicas que definan a los individuos que en determinado momento puedan ser parte del mismo; no así en el delito de femicidio. El objeto jurídico tutelado, es la vida, por ser la que resulta destruida mediante la perpetración de este delito. El homicidio intencional simple, puede ser cometido a través de diferentes medios de perpetración, ya sean directos o indirectos; de acción u omisión; físicos o morales; además, este tipo de homicidio admite los grados de tentativa y frustración. Siendo el homicidio el tipo básico, el femicidio es un tipo de homicidio independiente pero se configura en un contexto distinto al común, siendo su base principal quitarle la vida a la mujer por el sólo hecho de serlo. En el plano teórico, se admite que el femicidio es el asesinato de mujeres como resultado extremo de la violencia de género, que ocurre tanto en el ámbito privado como público y comprende aquellas muertes de mujeres a manos de sus parejas o ex parejas o familiares, las asesinadas por sus acosadores, agresores sexuales y/o violadores; así como, aquellas que trataron de evitar la muerte de otra mujer y quedaron atrapadas en la acción femicida. 58 En definitiva, se concluye que el femicidio es la muerte violenta de una mujer cometida por un hombre por el simple hecho de ser mujer, con independencia que ésta se cometa en el ámbito público o privado y que exista o haya existido o no, alguna relación entre agresor y víctima. Por su parte Marcela Lagarde (2014) definió como el acto de asesinar a una mujer, sólo por el hecho de su pertenencia al sexo femenino, como feminicidio, pero intentando dar a este concepto un significado político para denunciar la inactividad, con claro incumplimiento de las convenciones internacionales, de los Estados, en una lucha eficaz, contundente, sería e inflexible contra estos brutales crímenes y sus autores. Lagarde eligió la voz feminicidio para denominar al conjunto de hechos que contienen los crímenes y las desapariciones de mujeres cuando concurra, el silencio, la omisión, la negligencia, la inactividad de las autoridades encargadas de prevenir y erradicar estos crímenes. Hay feminicidio cuando el Estado no da garantías a las mujeres y no crea condiciones de seguridad para sus vidas en la comunidad, en el hogar, ni en el lugar de trabajo, en la vía pública o en lugares de ocio. En la misma línea -pero ampliando aún más el concepto al incluir bajo tal terminología no sólo la muerte dolosa sino otros actos de violencia previa- Monárrez (2006) afirma que: 59 El feminicidio comprende toda una progresión de actos violentos que van desde el maltrato emocional, psicológico, los golpes, los insultos, la tortura, la violación, la prostitución, el acoso sexual, el abuso infantil, el infanticidio de niñas, las mutilaciones genitales, la violencia doméstica y toda política que derive en la muerte de las mujeres, tolerada por el Estado (Monárrez, 2006, p. 43). Es evidente entonces que estamos ante términos complementarios, siendo el femicidio el homicidio o asesinato de la mujer por el simple hecho de pertenecer al sexo femenino; y feminicidio el conjunto de femicidios, en una situación de absoluta o patente inactividad de los Estados para la persecución y evitación de tales crímenes. A este último concepto se están refiriendo las diferentes organizaciones internacionales cuando al definir la violencia de género se refieren a la violencia tolerada o perpetrada por el Estado y sus agentes. Esta situación de inactividad estatal en clara dejación de sus funciones para la protección del derecho a la vida, motivó la demanda contra los Estados Unidos Mejicanos ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por la impunidad de los femicidios que se producen en la Ciudad de Juárez (Caso González y otras -"campo algodonero"- vs. México); el juicio que se celebró entre el 27 y 30 de abril de 2009 en Chile y finalizó por Sentencia de 16 noviembre 2009 por la que se condenó a México por feminicidio, imponiéndole diversas obligaciones, entre otras a conducir el proceso penal en curso por la desaparición de las tres jóvenes 60 a que se refiere el asunto conforme a una perspectiva de género; investigar y sancionar a los funcionarios implicados en las irregularidades detectadas; e investigar y sancionar a los responsables de los hostigamientos de los que fueron objeto los familiares y afines de las víctimas. De la lectura de la sentencia se destaca que la demanda se relaciona con la supuesta responsabilidad internacional del Estado por la desaparición y ulterior muerte de las jóvenes Claudia Ivette González, Esmeralda Herrera Monreal y Laura Berenice Ramos Monárrez, cuyos cuerpos fueron encontrados en un campo algodonero de Ciudad Juárez el día 6 de noviembre de 2001. Se acusó al Estado de no adoptar medidas de protección a las víctimas, dos de las cuales eran menores de edad; la falta de prevención de estos crímenes, pese al pleno conocimiento de la existencia de un patrón de violencia de género que había dejado centenares de mujeres y niñas asesinadas; la falta de respuesta de las autoridades frente a la desaparición; la falta de debida diligencia en la investigación de los asesinatos, así como la denegación de justicia y la falta de reparación adecuada. Ahora, si bien todos los femicidios pueden ser calificados como homicidios, no todos los homicidios de mujeres son susceptibles de ser calificados como femicidios; para ser considerado femicidio es necesario conocer el móvil del hecho y que este se relacione con su condición de mujer o estar motivado por razones de género. 61 Aunado a ello, los factores que diferencian el femicidio con un homicidio común de una mujer, radica en el contexto sobre el cual el agente femicida comete el hecho; es decir, para este perpetrador la mujer es carente de derechos, por lo que se coloca en una posición de superioridad, de desprecio contra ella y su vida, basado en ideas o patrones culturales machistas que le hacen creer que tiene el poder de disponer de la vida y el cuerpo de la mujer. Son estas razones las que motorizan la acción del femicida, escenario que refleja la relación de poder, subordinación, dominio y sumisión conocido como el espiral de la violencia donde se sitúa la mujer víctima y el hombre agresor. 62 Bibliografía Carcedo, Ana y Sagot, Montserrat. (2000) Femicidio en Costa Rica 19901999. Instituto Nacional de las Mujeres, San José. Garita, Ana. (2013) La regulación del delito de femicidio/feminicidio en América Latina y El Caribe. Naciones Unidas, Ciudad de Panamá. Grisanti, Andrés. (2007). Manual de Derecho Penal. Vadell Hermanos Editores, Caracas. Lagarde, Marcela. (2008) Antropología, feminismo y política: Violencia femicida y derechos humanos de las mujeres. En: Retos teóricos y nuevas prácticas. Asociación Vasca de Antropología, San Sebastián. Monárrez, Julia. (2006) Femicidio sexual serial en Ciudad Juárez. Derechos Humanos, Órgano Informativo de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México. Año 12, Número 73. Russell, Diana. (2006) Definición del Feminicidio y conceptos relacionados. Ed. CEICH-UNAM, Ciudad de México. 63 Russell, Diana y Ranford, Jill. (2006) Feminicidio. La Política del asesinato de mujeres. Ed. CEICH-UNAM, Ciudad de México. 64 La Jurisdicción sobre el femicidio/feminicidio Beremig Rodríguez Sojo7 Marco normativo del femicidio/feminicidio La aplicación de una perspectiva de género ha permitido el reconocimiento de la discriminación que han venido enfrentando las mujeres en el mundo, y ha puesto de manifiesto las limitaciones que afectan el goce y ejercicio de sus derechos humanos; situación que les impide mejorar las condiciones en las que viven en la sociedad actual. Estas desigualdades existentes en detrimento de la mujer, han motivado la generación de instrumentos jurídicos internacionales orientados a actuar ante las formas de violencia y discriminación de las que son víctimas; reconocer y garantizar sus derechos, así como, lograr su plena y equitativa incorporación en todos los ámbitos de la sociedad, bien sea político, económico y cultural. De acuerdo a ello, los Estados han firmado y ratificado los principales instrumentos internacionales en materia de los derechos humanos de las mujeres, entre los que destacan: Abogada. Fiscal del Ministerio Público Venezolano, actualmente se desempeña en la institución como Directora encargada para la Defensa de la Mujer. 7 65 La Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer CEDAW. La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer “Convención de Belém Do Pará”. Ambas convenciones brindan herramientas fundamentales en lo que refiere la protección de derechos de las mujeres, exhortan a los Estados a diseñar e implementar políticas públicas específicas en la materia, al mismo tiempo que, ante el incumplimiento de ese Estado parte, se abre la posibilidad a un reclamo internacional. Sin embargo, en las últimas décadas la situación social de la mujer ha cobrado mayor importancia debido a las altas cifras de femicidio/feminicidio reportadas, razón por la cual los Estados se han visto en la necesidad de adoptar políticas de prevención, atención e investigación de todas aquellas muertes de mujeres con ocasión al género, que permitan sancionar con la debida diligencia este tipo de delitos que atenta contra uno de los derechos fundamentales e inherentes al ser humano, como lo es el derecho a la vida. Ante esta problemática de la muerte de mujeres por el hecho de ser mujer se han pronunciado otros instrumentos internacionales, entre los que destacan: 66 Las Reglas de Brasilia sobre el acceso a la justicia de las personas en condición de vulnerabilidad, documento resultante de la XIV edición de la Cumbre Judicial Iberoamericana celebrada en 2008. En este instrumento jurídico internacional se considera violencia contra la mujer “cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado, mediante el empleo de la violencia física o psíquica”. Además de ello, insta a los Estados a impulsar las medidas necesarias para eliminar la discriminación contra la mujer en el acceso al sistema de justicia para la tutela de sus derechos e intereses legítimos, logrando la igualdad efectiva de condiciones; así como, a prestar una especial atención en los supuestos de violencia contra la mujer, estableciendo mecanismos eficaces destinados a la protección de sus bienes jurídicos, al acceso a los procesos judiciales y a su tramitación ágil y oportuna. La Declaración final de la Conferencia Viena+20 “Los Derechos Humanos en Crisis”, adoptada en Viena en el año 2013. Este instrumento, destaca por ser el primer instrumento de carácter jurídico internacional en el que se incorpora de forma explícita el término femicidio, específicamente en el título II relativo a los Derechos de las Mujeres en el que se afirma: 67 No se deberá tolerar ningún tipo de violencia contra las mujeres y las niñas, incluido el femicidio y otros asesinatos relacionados con el género. Los Estados deben asignar el máximo de los recursos disponibles y deberán tomar todas las medidas legislativas, administrativas, sociales, educativas y de otro tipo apropiadas para prevenir, castigar, dar respuesta a y erradicar tal violencia, en cualquier entorno o tiempo de paz, desastres o conflictos armados: la impunidad debe acabar (Reglas de Brasilia, 2008, p. 5). El femicidio/feminicidio como un tipo penal en la jurisdicción de la región El aumento considerable durante los últimos años del femicidio/feminicidio, ha motivado en las diversas legislaciones adoptadas en Latinoamérica -amparado por los instrumentos jurídicos internacionales en materia de protección y garantía de los derechos de las mujeres-, la tipificación de la muerte violenta de mujeres por razones de género; bien sea a través de leyes especiales o de su inclusión como delito en el Código Penal. No obstante, si bien la preocupación por la muerte de mujeres por razones de género, y las demandas de los movimientos sociales e instancias internacionales vinculadas a la materia han sido universalizadas, como afirma Patricia Laurenzo (2012), la intencionalidad de la tipificación del delito va a estar estrechamente determinada por las particularidades culturales y las manifestaciones del delito en cada país. 68 Si bien es posible partir de un fin compartido de dar visibilidad a la forma más drástica de violencia de género a través de la creación de un delito específico, lo cierto es que poco más tienen en común las distintas leyes que se han sucedido en estos últimos años en Latinoamérica. Y ello porque los componentes típicos de las nuevas figuras se han adaptado a la realidad de cada zona, de modo tal que la concepción del delito en países como México, Guatemala o El Salvador —donde la preocupación se centra en la brutalidad de los crímenes y su alarmante impunidad— es muy distinta a la que se ha impuesto en Estados como Costa Rica o Chile, en los que la atención se fija únicamente en el ámbito doméstico (Laurenzo, 2012, p. 133). Según Laurenzo (2012), es posible agrupar las distintas propuestas legislativas a partir de dos aspectos básicos: 1) El contenido del delito (esto es, las concretas conductas que se sancionan). En ella encontramos dos líneas bien diferenciadas: las legislaciones que limitan la figura al ámbito privado, en particular a la relación de pareja (el llamado feminicidio íntimo), y las que la amplían al contexto público, abarcando todos los casos de muerte de una mujer en el ejercicio del poder de género. 2) La finalidad perseguida con la tipificación del delito. Bajo esta forma encontramos legislaciones que acuden a esta figura únicamente con fines simbólico-comunicativos, sin prever agravación alguna de la pena en relación a otros tipos penales paralelos; otros códigos, en 69 cambio, persiguen, además, efectos preventivos al endurecer de forma significativa la respuesta penal. Ahora bien, más allá de la intencionalidad de la jurisprudencia, la realidad es que la muerte de mujeres por razones de género ha dejado de considerarse un hecho aislado y privado, para pasar a formar parte de las preocupaciones legítimas en las agendas políticas y jurídicas de la región latinoamericana. 70 Bibliografía Conferencia Viena+20 OSC (2013) Declaración final de la Conferencia Viena+20 “Los Derechos Humanos en Crisis”. Centro por los Derechos Económicos y Sociales (CESR), Madrid. (Parágrafo 2, derechos de las mujeres) Laurenzo, Patricia. (2012) Apuntes sobre el feminicidio. Revista de Derecho Penal y Criminología, Número 8. Universidad Nacional de Educación a Distancia, UNED. Madrid. XIV Cumbre Judicial Iberoamericana. (2008) Reglas de Brasilia sobre el acceso a la justicia de las personas en condición de vulnerabilidad. 71 El diseño de la investigación penal de los femicidios/feminicidios. Mirada al protocolo latinoamericano de investigación de las muertes violentas de mujeres por razones de género Franciss Hernández Llovera8 Los esfuerzos de la Oficina Regional para América Central del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) y ONU Mujeres -que es la organización de las Naciones Unidas dedicada a promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres-, han diseñado con el apoyo de un gran equipo de profesionales e investigadores de distintas áreas, el modelo de protocolo de investigación para los casos de muertes de mujeres por razones de género. Estos hechos constituyen una de las formas más extremas de violencia contra la mujer, que pueden ocurrir tanto en el ámbito familiar como también en el ámbito público; y constituyen una grave violación de los derechos humanos de las mujeres, especialmente del derecho a la vida, a la integridad física y sexual, y al derecho a la libertad personal. Abogada y Especialista en Derecho Penal. Docente de postgrado en la Escuela Nacional de Fiscales. Se desempeña actualmente como Sub Directora para la Defensa de la Mujer en el Ministerio Público Venezolano. 8 72 El Protocolo tiene como objetivos principales proporcionar lineamientos generales para mejorar la investigación de muertes violentas de mujeres bajo la perspectiva de género; por ello, recomienda investigar bajo esta propuesta metodológica todas las muertes violentas de mujeres ya que detrás de cada muerte puede existir un femicidio/feminicidio, aunque este se descarte posteriormente. Casos a investigar bajo el modelo del protocolo Inicialmente se deben investigar bajo la metodología del protocolo todas las muertes violentas de mujeres, con especial atención a los casos de: Suicidio de mujeres: Se debe descartar que el suicidio no sea consecuencia de violencia previa hacia la mujer, violencia psicológica extrema, o inducción/ ayuda al suicidio, pues en algunos casos el autor puede simular un suicidio para ocultar su responsabilidad en el hecho. Muertes aparentemente accidentales: Además de la investigación general, al incorporar la perspectiva de género en estos casos se puede descartar un eventual contexto femicida, incluso en presunto fallecimiento por accidente de tránsito. Se inicia el abordaje de la metodología de investigación bajo la premisa que aporta el Modelo de protocolo latinoamericano de investigación de las muertes violentas de mujeres por razones de género (2014) en el que se afirma que: “El deber de investigar tiene dos finalidades: prevenir una 73 futura repetición de los hechos y proveer justicia en los casos individuales”. Bajo este enfoque se comprende que la investigación de estos hechos permite el enjuiciamiento de los responsables y su sanción, al mismo tiempo que actúa como acción preventiva de la repetición de estas violaciones de los Derechos Humanos. Actuación de las instituciones encargadas de la investigación penal ante la noticia criminal Cuando se tenga conocimiento de la muerte violenta de una mujer, ya sea por medio de denuncia, flagrancia, llamada telefónica u oficio, no es necesario que exista querella por parte de los familiares dada la trascendencia del bien jurídico afectado. En estos casos el Ministerio Público o la Fiscalía -según el país o también los jueces de instrucción criminal en aquellos países que aún conservan un sistema mixto o inquisitivo-, con el apoyo de la policía de investigaciones penales, de violencia de género, femicidio o especializadas, deberán proceder de la siguiente forma: Coordinación intrainstitucional: Deben trabajar de manera coordinada y armónica el Ministerio Público y la policía de investigación criminal para lograr la realización de pruebas técnicas. Para ello requiere de la participación de los peritos y especialistas en medicina forense, criminalística, ciencias sociales, entre otros. 74 Coordinación interinstitucional: Trabajar de forma articulada con las otras instituciones como bomberos y profesionales de la salud que a veces participan en el lugar, con quienes se debe coordinar para evitar pérdida o alteración de las evidencias físicas. Actos que pueden considerarse como urgentes La investigación desde su inicio debe hacerse de forma expedita, evitando en todo momento la pérdida del material de interés criminalístico derivado del sitio de suceso donde se localizó el cuerpo de la víctima; es de acuerdo a ello que entre los actos urgentes podemos mencionar: La protección del sitio de suceso. La inspección y fijación de carácter general y particular del lugar del hecho, esta fijación puede ser planimétrica, fotográfica o en video. La inspección y fijación fotográfica al cadáver. La realización de la autopsia de ley por el médico anatomopatólogo. En estos casos debe realizarse la evaluación general del cadáver para dejar constancia de las heridas post y pre mortem que pueda presentar la causa de la muerte, entre otros. 75 La realización de entrevistas e interrogatorios, los cuales tienen que ser registradas por escrito o por grabación magnetofónica. El sometimiento riguroso a la debida cadena de custodia de todas las evidencias fijadas, colectadas, embaladas e identificadas. La inclusión de la perspectiva de género en la investigación mediante la consideración de un femicidio en la formulación de la hipótesis inicial. La indagación con perspectiva de género en las denuncias previas, grabaciones de cámaras de seguridad de la residencia de la víctima o del victimario, hallazgos sobre manipulación o ejercicio de la fuerza, intromisión arbitraria, afectación a la libertad o intimidad de la víctima a través de medios electrónicos, redes sociales, telefonía fija o móvil celular. La realización de reuniones entre el Ministerio Público/Fiscalía y el cuerpo de investigaciones: a) A las 24 horas luego del hecho, para evaluar los avances de la investigación. b) A las 72 horas, para definir líneas de investigación y programa metodológico. 76 c) Al momento de la presentación de resultados, informe ejecutivo dirigido al o la Fiscal a cargo para la dirección, coordinación y control de la investigación. Diseño de la investigación en el caso de presunta violencia femicida/feminicida Una vez procesadas y analizadas en conjunto las evidencias físicas y otras informaciones que han sido obtenidas de las actuaciones previas -incluso la autopsia de la víctima y la inspección del sitio de suceso-, se procede a diseñar un plan o programa metodológico de investigación, el cual es una herramienta que permite organizar y explicar la investigación, que comprende: La identificación y aseguramiento de los elementos de convicción recabados, evidencias físicas, elementos materiales, testigos presenciales o referenciales, para demostrar más allá de la duda razonable la ocurrencia del hecho. El establecimiento del nexo causal entre la acción delictiva y el resultado de la muerte. La identificación de presuntos responsables, autores o partícipes. 77 Este programa permite planificar el trabajo del Ministerio Público y la policía de investigaciones; no obstante, debe contemplar las diligencias a practicar para acreditar las razones de género, odio o discriminación que motivaron el femicidio. Objetivos del plan de investigación del femicidio/feminicidio El plan de investigación a implementar ante la ocurrencia del delito de femicidio/feminicidio tiene como objetivo principal demostrar los tres componentes de la teoría del caso, entre ellos: 1. El componente fáctico: El fiscal deberá establecer las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que ocurrieron los hechos, incluyendo las circunstancias relevantes que permitan identificar a los responsables. La importancia de este componente radica en que la base fáctica del caso determinará el objeto del proceso y limitará el debate de juicio a los hechos contenidos en la acusación. a) Circunstancias de modo, tiempo y lugar: ¿Se produjo la muerte de una mujer?, ¿Presenta el cuerpo de la víctima signos de violencia sexual?, ¿Presenta el cuerpo de la víctima signos de violencia física que evidencie crueldad?, ¿Los elementos del sitio de suceso fueron recabados de manera técnica o falta alguno por recabar? b) Identificación o individualización de los responsables: ¿Se conoce al posible autor o partícipe?, Si se conoce ¿Ha sido identificado e individualizado?, ¿El sospechoso tenía algún tipo de vínculo afectivo, 78 laboral o social con la víctima?, ¿Qué medios tecnológicos o científicos podemos emplear para identificar al responsable?, ¿Se ha determinado la presencia en el presunto agresor de patrones culturales misóginos, de discriminación o irrespeto, a través de un perfil de personalidad? c) Naturaleza y grado de vinculación entre el/los sospechoso/s y la víctima: ¿Existe ente el victimario y la víctima una relación que implique confianza y superioridad por motivos de género?, ¿Existen registros de amenazas, violencia o lesiones por parte del presunto responsable hacia la víctima? d) Determinación de daños ocasionados con el delito, protección de las víctimas: ¿Quiénes son los testigos del hecho?, ¿Se ha atendido debidamente a las víctimas indirectas en el caso?, ¿Se ha contemplado ofrecer asistencias especializada a las víctimas indirectas o familiares? 2. El componente jurídico: En esta etapa se debe otorgar a los hechos una calificación jurídica provisional, encuadrar la historia fáctica en las normas penales de cada país según el caso, debe estudiarse si en razón de los hechos y la evidencia recabada es posible imputar además un concurso de delitos. Aunado a ello, es importante que el componente jurídico esté relacionado con la actividad indagatoria ya que se deben acreditar los supuestos que dan lugar a determinada calificación jurídica. 79 3. Componente probatorio: En este aspecto se deben tomar en cuenta los elementos de convicción recabados que permitan corroborar el hecho que se investiga, y preparar los medios de prueba -que van a formar parte de la oferta de prueba en la acusación y posterior juicio oral-. De ser necesario, debe hacerse un estudio de las manifestaciones de cualquier tipo de violencia hacia la mujer que hayan precedido a su muerte; así mismo, se debe determinar el contexto de la violencia, desigualdad o discriminación que denoten la muerte como presunto femicidio. Finalmente, con el propósito de garantizar la debida diligencia en el proceso de investigación ante la ocurrencia del delito de femicidio/feminicidio, se hace necesario plasmar en un informe el resultado del análisis de los componentes fáctico, jurídico y probatorio, para permitir al fiscal del Ministerio Público controlar y dirigir la investigación. 80 Bibliografía OACNUDH y Onu Mujeres. (2014) Modelo de protocolo latinoamericano de investigación de las muertes violentas de mujeres por razones de género (femicidio/feminicidio). Ciudad de Panamá. 81