Revista Espacio Regional vol 2 n. 6

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0718-1604
Espacio Regional
Revista de Estudios Sociales
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES
UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS
Volumen 2, Número 6
Año 2009
«Espacio Regional. Revista de Estudios Sociales» es una
publicación
editada
semestralmente
por
el
Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad
de Los Lagos más la participación de la Dirección de
investigación y el Programa de Estudios y
Documentación en Ciencias Humanas, de la misma
casa de Estudios, quien difunde los Trabajos de
Investigación y reflexión elaborados por los miembros
del Departamento;
siempre abierta a considerar las contribuciones que,
desde distintas ópticas, aporten al debate en torno a los
actores sociales y a los escenarios y procesos en los
cuales discurre su quehacer.
Las colaboraciones pueden enviarse a Espacio Regional.
Revista de Estudios Sociales, Departamento de Ciencias
Sociales, Universidad de Los Lagos, Av. Fuchslocher, Nº
1305, Osorno, Chile.
AUTORIDADES UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS
Óscar Garrido Álvarez
Rector, Universidad de Los Lagos
Juan Luís Carter Beltrán
Vicerrector Académico, Universidad de Los Lagos
Claudio Rosales Urrutia
Director Departamento de Ciencias Sociales, Universidad de Los Lagos
DIRECTOR REVISTA
Claudio Rosales Urrutia
Universidad de Los Lagos, Osorno
SECRETARÍA DE REDACCIÓN
Hernán Delgado Delgado, Ingrid Solís Arias (PEDCH), Rodrigo Márquez Reyes, Jorge Muñoz Sougarret, Raúl
Núñez Muñoz, Patrick Puigmal, Universidad de Los Lagos, Osorno
COMITÉ EDITOR
Gerardo Azócar García
Universidad de Concepción, Concepción, Chile
Patrick Barr-Melej
Ohio University, Athens, Estados Unidos de
Norteamérica
Adrian Blazquez
Université de Pau et des Pays de l’Adour, Pau,
Francia
Óscar Dávila León
CIDPA, Valparaíso, Chile
Carmen González Martínez
Universidad de Murcia, Murcia, España
Igor Goicovic Donoso
Universidad de Santiago de Chile, Santiago, Chile
Sergio Grez Toso
Universidad de Chile, Santiago, Chile
Rodrigo Hidalgo Dattwyler
Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago,
Chile
Julio Pérez Serrano
Universidad de Cádiz, Cádiz, España
Bernardo Reyes Ortiz
Instituto de Ecología Política, Santiago, Chile
Claudio Robles Ortiz
Universidad Austral, Valdivia, Chile
Alejandro Saavedra Peláez
Universidad Austral, Valdivia, Chile
ISSN: 0718-1604
©Ediciones Departamento de Ciencias Sociales, Universidad de Lagos, 2009
Avenida Fuchslocher, Nº 1305, Osorno, Chile
Fono/Fax (56-64) 333235
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Composición y diagramación: Hernán Delgado Delgado, Jorge Muñoz Sougarret, Raúl Núñez Muñoz - Universidad de
Los Lagos, Osorno, Chile
Imagen portada: “Maternidad”, Oswaldo Guayasamín. Imagen extraída de la Red Virtual Internacional y alojada en la
dirección electrónica: http://frutosalvaje.blogspot.com/2009_04_01_archive.html
Diseño portada: Impresión: Printus S.A., Osorno
Impresión: Printus S.A. Osorno
Tiraje: 350 ejemplares
Se permite cualquier reproducción parcial o total indicando la fuente. Las opiniones vertidas en los artículos publicados
en esta Revista no representan necesariamente la opinión de la Institución que la edita.
HECHO EN CHILE / PRINTED IN CHILE
La Historia no Sirve para Nada
La Historia escrita no me sirve para nada sin llorar ni la
Ciencia ni la Filosofía q no es analéctica si no me cuenta
lo q murmuraban las Murtas del Chaurakawin cuando
Pelantaro observaba atento desde Pilauko como los
españoles se comían unos a otros asados y bañados en
temor y lágrimas de sudor y miedo por querer adueñarse de
una Tierraprometida para la gente q no quería codicias ni
Rolex si no repartir el pez q regala el árbol y compartir la
fruta dulce q obsequia el mar y cantar a los pájaros tu paso
y voy aprender a vivir sin industrias porque mi identidad
es rebelde gracias a la destrucción de las 7 ciudades y me
niego a responder en español y trabajar para el Imperio y
mi pensamiento aleatorio no es lineal como el europeo es
circular y metafórico sin reglas ortográficas tramposas e
Iglesias millonarias q me digan q creer y como pensar
porque saben yo hijo guacho de la tierra pienso como
quiero y si mis ideas van y vienen y no tienen orden q te
importa si no eres capas de cantar q pasó en tu pueblo no
país porque eso es un invento y q sintió tu gente cuando le
robaron la cara y se la pintaron de blanco y pelo rubio de
farmacia y es cierto se ha pintado tanto el mundo de
blanco y rubio q el humo no deja escapar el calor del Sol y
nos echamos el equilibrio q un anciano nos cantaba y
enseñaba a guardar en el Kawuin al calor del fogón cuando
dormía el Sol y llegaban las sombras galopando y se
enseñaba a no romper el equilibrio generación tras
generación y para enseñar ese secreto kimun no se necesita
escribir si no q la letra y el número fueron inventados para
calcular y acumular y el equilibrio así fue quemado y
triturado dentro de un motor bajo los cascos del
Hombrecaballo q se hizo rico con su crin q hedionda el aire
y su baba blanca ensucia el Rehue y no firmen ningún
tratado escrito y no entreguen ninguna calavera de los
capitanes si no úsenlas para beber chicha y entierren todos
los bastones de mando y no cuenten a nadie del ejercito de
5 mil yanaconas q viene triunfante a destruir Osorno y q
la destruyan y se queme toda la historia occidental como
ardieron los libros de Beroso en Alejandría y q voy a estar
leyendo en otras lenguas lo q le pasó a mi gente si mi
gente no sabe leer en otras lenguas y si no sabe escribir
voy a cantar como quiera por q mi pensamiento no lo van
controlar por más idiomas q me enseñen las ideas son
libres señores como los Alisios y no necesito q O Higgins
me diga q nací libre y mi conciencia es valiente como el
Traro veloz q no le teme arcabuces ni fortalezas y vean la
empalizada q resistió hoy es un Centro Cultural y no me
hablen de historia en ingles y no me enseñen cultura en
francés q no ven q al Selk’nam lo extinguieron y cómo voy
a saber ahora sus varios nombres a las fases de Luna y
cómo se cantabailaba en la ceremonia del Hain q hoy
deberíamos celebrar con los niños para q se hagan hombres
y dejen de fumar como en televisión y como digo no me
sirve la Historia si no es circular ni me gusta la Ciencia si
no es de 3 ni la Filosofía si no es Pachamericana mas q
escuchar lo q Wuentellao me canta en sus olas cuando
revientan en las rocas de Pukatrihue y me cuentan las
machis de Canillo y el Shumpall y no le echemos la culpa
a Satanás porque somos todos largos de canillas y la
soberbia es la ignorancia y el peor pecado de la humanidad
cuando nos trajeron pecados y no sentíamos culpa y
convivíamos en colectividad
Persus Nibaes
150510
Espacio Regional
Revista de Estudios Sociales
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES
UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS
Volumen 2, Número 6, 2009
PRESENTACIÓN
7
DOSSIER: Cuatro siglos de estudios indígenas
9
Relaciones fronterizas y violencia en la plaza fuerte de Valdivia. Siglo
XVIII
Luis Carreño Palma
13
Prácticas educativas misionales franciscanas, creación de escuelas en
territorio mapuche y significado de la educación para los mapuchehuilliche del siglo XVIII y XIX
María Pía Poblete Segú
23
Guerra y ganado en la conquista del Ngulumapu (1860-1867)
Pablo Marimán Quemenado
35
Antecedentes históricos de las comunidades de Huilío
Sergio Caniuqueo Huircapán
61
¿Reproducción de alteridad a través de las estrategias de integración
social? Mixtecos (México) y Mapuche (Chile) urbanos en la era
postindustrial
Nicolás Gissi Barbieri
83
El modelo mental de los pueblos indígenas
Víctor Gavilán Pinto
95
NOTAS DE INVESTIGACIÓN
99
La transición hacia el subdesarrollo: la desaceleración
crecimiento chileno entre 1861 y 1891 (segunda parte)
del
Fernando Duque Poblete
El rol del Estado chileno en la búsqueda del desarrollo nacional
(1920-1931)
Jorge Gaete Lagos
101
119
Crisis económica, proceso y coyuntura histórica
Marcelo Neira Navarro
FUENTES DOCUMENTALES
133
143
Inmigración vasco-francesa en el Río Bueno: el caso de las casas
comerciales francesas de Trumao
Carlos Camino Romero
RESEÑAS
145
151
Rafe Blaufarb, Bonapartists in the borderlands; French exiles and
refugges on the gulf coast, 1815-1835
Patrick Puigmal
Orlando Figes, The whisperers. Private life in the Stalin’s Russia
153
157
Jorge Muñoz Sougarret
Jorge Pinto Rodríguez, La población de La Araucanía en el siglo XX:
crecimiento y distribución espacial
Rodrigo Márquez Reyes
161
Espacio Regional
PRESENTACIÓN
A pesar de su titulo, “Cuatro siglos de estudios indígenas”, el dossier del número 2 del año 2009
de la revista “Espacio Regional” no constituye en absoluto, primero, la visión exclusivamente
histórica del tema de estudio ni, segundo, el punto de vista característico o clásico de la
academia. Solicitamos a antropólogos, cientistas sociales e historiadores exponer sus opiniones
y/o avances investigativos sobre temas específicos de manera a que podamos, gracias a su
lectura, beneficiar de enfoques teóricos y metodológicos diferentes. Por otra parte, los autores,
todos docentes, pertenecen a géneros educativos distintos y tienen variados orígenes étnicos.
Es decir, tenemos en nuestras manos, a partir de estas características, la posibilidad de leer
estudios con visiones distintas desde el punto de vista del especialista como desde la
perspectiva del otro, en este caso, el mapuche.
Pía Poblete de la Universidad Austral de Chile y Nicolás Gissi de la Universidad de Concepción
son los antropólogos invitados, Pablo Marimán, Sergio Caniuqueo, estudiantes de postgrado de
la Universidad de Chile, Luís Carreño de la Universidad de Los Lagos, son historiadores, y
Victór Gavilán, profesor en Canadá, es cientista social. Nos permiten estos seis especialistas
recorrer cuatro siglos de vida mapuche desde el encuentro con los conquistadores españoles
hasta su desempeño en las metrópolis contemporáneas tales como Santiago y México.
Las notas de investigación ofrecen a Fernando Duque, Doctor en Ciencias Políticas, la
oportunidad de publicar la segunda parte de su estudio sobre la historia económica de Chile
durante el siglo XIX, a Marcelo Neira, Magíster en Historia, la ocasión de proponer una
discusión bibliográfica sobre la producción en historia económica de los últimos años, en
particular en torno al fenómeno de los ciclos, y a Jorge Gaete, estudiante en Magíster en
Historia de la Universidad Andrés Bello, de analizar el rol y comportamiento del Estado chileno
en el marco del desarrollo nacional de principios del siglo XX.
Carlos Camino, estudiante del Magíster en Ciencias Humanas, mención en Historia de la
Universidad de Los Lagos, nos hace descubrir las fuentes documentales que constituyen la
base de su investigación: los registros de gestión de las principales casas comerciales vascafrancesas que se instalan en la Región de Los Lagos entre 1880 y 1920.
Finalmente, tres reseñas completan esta revista, las dos primeras de autores publicando en
inglés: Orlando Figes con su historia de la vida cotidiana durante el régimen soviético, propuesta
por Jorge Muñoz Sougarret, y Rafe Blaufarb con las aventuras y desventuras de los oficiales
napoleónicos en los Estados Unidos analizada por Patrick Puigmal. El tercer autor es Jorge
Pinto con su historia de la población en la Araucania leído por Rodrigo Márquez, los tres
reseñadores siendo miembros del Programa de Estudios y Documentación en Ciencias
Humanas de la Universidad de Los Lagos.
Hacemos presente nuestra invitación a los investigadores nacionales e internacionales para que
propongan sus avances investigativos en los próximos números de Espacio Regional, para que
este espacio siga siendo abierto, pluralista y generador de pensamiento.
Patrick Puigmal
Director del Programa de Estudios y Documentación en Ciencias Humanas
Presentación
-8-
Dossier:
Cuatro siglos de
estudios indígenas
Espacio Regional
EXORDIO
Este breve preámbulo tiene por objetivo vislumbrar las diversas -aunque complementariastramas en las que actúan historiadores y cientistas sociales vinculados a la investigación
indígena. Gracias a esto se ha podido construir una gama de trabajos que va, en primer
término, desde las relaciones fronterizas violentas ocurridas en la centuria del 1800,
particularmente en la actual región de Los Ríos, en relación con los nativos asentados en la
precordillera andina y en las pampas trasandinas. En este sentido, el trabajo de Luis Carreño
nos muestra una plaza fuerte valdiviana articuladora del comercio y de la sociedad mixta de la
época.
La senda histórica no se extravía, ya que, enseguida, María Pía Poblete también contextualiza
su investigación en la zona de Valdivia al analizar la educación hacia el mapuche-huilliche,
añadiendo información complementaria, principalmente extractada y trabajada sobre la base de
fuentes documentales administrativas y misionales provenientes del Archivo Nacional de
Santiago y del Archivo Franciscano y el de Misiones del Colegio de Chillán, respectivamente. En
este trabajo se evidencia la necesidad de que la alfabetización deba ir más allá de los fines
eminentemente propedéuticos, llegando a ámbitos en que, por ejemplo, la escritura es
incorporada como herramienta de negociación y/o de resistencia por parte de los protagonistas
de la época histórica en comento.
Por su parte, Pablo Marimán relata la experiencia de la guerra llevada a cabo por el Estado
chileno hacia el pueblo mapuche en el ngulumapu, en particular desde la segunda mitad del
siglo XIX hacia adelante. Marimán da a conocer el contexto en que se produce la expropiación
ganadera que llevaron a cabo algunos de los militares chilenos involucrados en este conflicto
contra el pueblo nativo, obteniendo lucro de una situación tan lúgubre como aquélla.
Del siglo XIX pasamos al XX gracias al trabajo de Sergio Caniuqueo, en el cual este
investigador resalta y destaca –no siempre positivamente, claro está- la relación entre Estado y
comunidad (el rewe de Huilío, principalmente) desde la óptica de la burocracia estatal con las
correspondientes consecuencias tanto en la administración como en la misma subdivisión de la
tierra de las comunidades, aduciendo como centro de las desazones de ellas el sempiterno
colonialismo chileno.
Lamentablemente las tribulaciones de los pueblos autóctonos son compartidas y se reproducen
paralelamente a lo largo y ancho de América. En virtud de ello, Nicolás Gissi rescata las
experiencias de los grupos étnicos mixteco (en Ciudad de México) y mapuche (en Santiago de
Chile) desde la década del ochenta del siglo XX en adelante, concretamente en lo que respecta
a la discriminación -que sobrellevan debido a su identidad étnica- por parte de las sociedades
mestizas en dichas capitales. No obstante, señala que existe una retroalimentación de dicha
identidad gracias a los lazos de vecindad y parentesco, aunque con diferencias en la
reproducción de la alteridad donde parece tomar ventaja el grupo mixteco.
Finalmente cierra estas reflexiones investigativas Víctor Gavilán, quien discurre en su análisis a
través de una fuerte crítica en torno al modelo de pensamiento lineal propuesto por el
racionalismo europeo y la filosofía positivista que ha dominado los últimos 400 años de
existencia de los pueblos nativos, en pos de un pensamiento en espiral que logre concretarse
en la alternativa colectiva, comunicativa y dialógica frente a ese modelo impuesto desde
occidente, peligrosamente determinista y reduccionista, según el autor.
Secretaría de Redacción
Espacio Regional
Volumen 2, Número 6, Osorno, 2009, pp. 13 - 22
RELACIONES FRONTERIZAS Y VIOLENCIA EN LA PLAZA FUERTE DE
VALDIVIA. SIGLO XVIII 1
Luis Carreño Palma
lcarreno@ulagos.cl
Universidad de Los Lagos
Osorno, Chile
RESUMEN
El objetivo del presente trabajo es conocer y analizar las relaciones de la plaza fuerte de
Valdivia con los grupos indígenas asentados en la precordillera andina y las pampas
trasandinas y a la vez explicar las causas de la presencia de la violencia como una forma de
relación en el mundo fronterizo.
Palabras claves: relaciones fronterizas, violencia, Valdivia, siglo XVIII
ABSTRACT
The goal of this paper is to know and analyze the relations between the fortificated place al
Valdivia and the Indian groups living in the pre-Andes mountains and the trans-Andes pampas.
In the same time, we will explain the reasons of the presence of violence as a form of relation in
the borderland zone.
Key words: boarder relations, violence, Valdivia, XVIIIth century
1
Artículo recibido en agosto de 2009; aprobado en octubre de 2009.
Este trabajo fue financiado por la Dirección de Investigación de la Universidad de Los Lagos.
Dossier
Luis Carreño Palma
Introducción
En la frontera meridional del Imperio Español en América en el siglo XVIII se configuró un
particular régimen de intercambio, entre la plaza fuerte de Valdivia y los grupos indígenas
asentados en la precordillera andina y las Pampas. Dicha situación permitió satisfacer las
necesidades de ambos grupos y generó un alto grado de interdependencia entre el mundo
indígena y el no indígena, y a la vez favoreció el mantenimiento de cierto equilibrio de fuerzas,
que contribuyó a la estabilidad de la frontera en las últimas décadas del imperio español en
América.
No obstante, frente las relaciones de convivencia pacífica, es posible percibir brotes y
manifestaciones de violencia en las relaciones de los distintos grupos que estaban en contacto.
El objetivo del presente trabajo es conocer y analizar las relaciones de la plaza fuerte de
Valdivia con los grupos indígenas asentados en la precordillera y las pampas trasandinas, y a la
vez explicar las causas de la presencia de la violencia como una forma de relación los espacios
fronterizos.
El comercio en la frontera meridional
Extensas regiones de América del Sur quedaron fuera del control de los hispano criollos, y los
intentos de penetración que se efectuaron carecieron de fuerza y de la intención de ocupar
dichos territorios; buscaban más bien, por medio de soldados o de misioneros, tranquilizar a los
habitantes de los territorios colonizados, frente a la amenaza real o potencial, de los distintos
grupos indígenas (tehuelche, huilliche, pehuenche, pampa, aucache) como también asegurar el
control de ciertos puntos considerados estratégicos, tal como ocurrió con los asentamientos
españoles en el extremo sur de América. El peligro inminente de la instalación de potencias
extranjeras, llevó a las autoridades españolas a la refundación de Valdivia a mediados del siglo
XVII y fundación de Carmen de Patagones en el siglo XVIII.
Frente a estos establecimientos nos queda la impresión que aquellos espacios constituían la
periferia del imperio Hispánico en América y no lograron articularse al resto del mundo colonial.
Sin embargo, recientes trabajos han demostrado que aquellas regiones, no sólo lograron un
grado de articulación al resto de la economía colonial sino que además, contactaron el mundo
indígena con el no indígena a través de circuitos comerciales que impactaron la producción y el
comercio, y todo el conjunto de relaciones denominada “fronterizas”.
El funcionamiento de la economía de los enclaves coloniales del extremo sur de América,
dependía en gran medida de la interrelación con los grupos indígenas que habitaban la región.
El conocimiento del territorio, que estuvo casi vedado para los blancos hasta la segunda mitad
del siglo XIX, era el principal factor de poder para los grupos indígenas.
“Ellos conocían a la perfección la topografía, el clima, las aguadas, las rutas factibles, lo que les
permitía obtener y trasladar ganado en pie con mucha eficacia, abastecerse de presas de caza,
obtener recursos específicos en parajes determinados, intercambio de productos con otros
2
grupos vecinos. Realizar largos viajes a través de la cordillera y de la pampa.”
En cambio, las poblaciones costeras, Valdivia en el Pacífico y Carmen de Patagones en el
Atlántico, estaban prácticamente aisladas, el aprovisionamiento de alimentos vía marítima
resultaba lento e incompleto, las comunicaciones de noticias y órdenes sufrían largas demoras y
2
Lidia Nacuzzi, “Estrategias Sociales en una situación de contacto. El caso de la Patagonia”, Lógica mestiza
en América, (Temuco, Chile: Instituto de Estudios Indígenas Universidad de La Frontera, 1999), 152.
- 14 -
Relaciones fronterizas y violencia
Dossier
se sentían inseguros. Así, si por algún motivo no llegaba el abastecimiento, necesariamente
debían acudir a los indígenas para abastecerse de los productos que necesitaban.
Mientras los indígenas comprobaron que la intensificación del comercio con los hispano-criollos
ofrecía una vía para acceder a los bienes de origen europeo incorporado a sus preferencias, los
pobladores de los fuertes encontraron en los intercambios locales el modo de contrarrestar los
efectos del exiguo abastecimiento, procurado desde los centros del poder (el Virreinato del Perú
y Gobernación de Chile para el caso de Valdivia, y Buenos Aires para Carmen de Patagones).
Las dos sociedades en contacto se beneficiaron con el intercambio comercial y empezaron a
requerir los productos que el otro ofrecía. Lentamente se va produciendo una cierta integración
entre los indígenas y los hispano-criollos en la frontera. A fines del siglo XVIII el circuito
comercial de Araucanía, las Pampas y la plaza fuerte de Valdivia, no sólo se incrementó, sino
que además contaba con una amplia red de contactos, que permitía el intercambio de productos
entre los grupos indígenas asentados en dicho territorio con la población hispano criolla de Chile
y Río de la Plata.
El comercio en las fronteras era sólo el extremo de una red mucho más extensa, que articulaba
un complejo sistema de intercambios a larga distancia. La comercialización de ganado,
ponchos, sal y otros productos indígenas en los mercados chilenos, tanto indígenas como
hispano criollo, se convirtió entonces en la principal actividad mercantil indígena y sostén
fundamental de su economía. Siguiendo antiguas vías de contacto prehispánicas, la estructura
de este circuito comercial, que conectaba las Pampas con el centro y sur del actual territorio
chileno a través de los pasos cordilleranos comprendidos entre Antuco y Ranco se desarrolló a
lo largo del siglo XVII y se consolidó en el siglo XVIII con el fenómeno conocido como
Araucanización de las Pampas, a partir de allí y hacia mediados del siglo las principales rutas
estaban ya establecidas.
A fines del siglo XVIII Pedro Usauro Martínez de Bernabé, soldado y vecino de Valdivia, observó
la importancia que tenía para los indígenas el comercio con la plaza fuerte. Advierte que éstos
no comían carne todos los días porque las crías las reservaban para comerciarlas con los
españoles y confeccionaban diversas manufacturas para canjearlas por los efectos que
utilizaban. Con habilidad e ingenio fabricaban telas laboreadas, piezas de alfarería, como
cántaros y vasos. Utilizaban el cuero para la confección de corambres, cerdas y fibras vegetales
para canastas, paja y coligüe para la elaboración de diversas piezas. Hacían “estas
manufacturas para canjearlas por los efectos que en el día acostumbran y por los que
conchavan igualmente sus ganados y tejidos”. 3
Además del comercio interétnico estaba el intercambio de productos que realizaban los distintos
grupos indígenas de la región norpatagónica. El misionero Francisco Menéndez nos entrega
información del intercambio de bienes realizado entre los indígenas ubicados a un lado y otro
lado del río Limay, frontera natural entre distintas etnias, donde los tehuelche aportaban cueros
de guanacos, que intercambiaban a los pehuenche por caballos, mantas y ponchos.
“La hacienda de estos indios (tehuelche) consisten caballos, yeguas y algunas ovejas. Cueros
de caballos pintados, algunos tienen pocas vacas aunque pocas. Con los cueros compran
caballos a los tratantes del norte que son pehuenche, y españoles que andan con ellos”. 4
3
Martínez de Bernabé, Pedro de Usauro, La verdad en campaña, (sin editorial ni lugar ni año), 152.
Francisco Fonk, Viaje de Fray Francisco Menéndez a Nahuelhuapi, (Valparaíso, Chile: sin editorial, 1900),
366.
4
- 15 -
Dossier
Luis Carreño Palma
Los tehuelche se incorporaron parcialmente al comercio trasandino, ya que en la latitud de su
asentamiento, en la vertiente occidental de los Andes, la densidad de los grupos indígenas era
baja y no había establecimientos hispano-criollos, que demandaran abastecimiento de
productos de los grupos indígenas de la región. De tal manera que la circulación de productos
se hizo a través de los huilliche serranos y pehuenche, que actuaron como intermediario entre
los tehuelche y los hispano-criollos. “Los pampa compran o permutan con los indios de la costa
patagónica y con otros que les caen al sur, plumas de avestruz y mantos de pieles, y de los
5
indios de la cordillera de Chile, jergas y ponchos de lana”.
La epidemia de viruela que afecto a los tehuelche el año 1791 confirma la regularidad y
extensión del comercio entre los hispano criollos de Valdivia con los pehuenche y de éstos con
tehuelche.
“Esta perniciosa enfermedad, introducida por los europeos, puede comunicarse hasta esta
comarca tan distante y desierta. Manunccuvunay recibió el contagio de los pehuenche que
había ido a ver, estos a su vez lo recibieron de los españoles o indios de Valdivia que
comerciaban con ellos por el paso Ranco.” 6
En otras ocasiones los pehuenche junto a valdivianos, nombre con que se conocía allende Los
Andes a los indígenas o mestizos de Valdivia, viajaban a la pampa para adquirir ganado. Los
indígenas de la pampa al no practicar la agricultura obtenían de los aucache de Valdivia, trigo,
maíz, habas, porotos, piñones, manzanas y ponchos cambiándolo por el ganado que
capturaban en la pampa o realizando malones en los campos sur de Buenos Aires. Esta
situación explica la presencia de valdivianos en la pampa, fenómeno que fue advertido por
cronistas y viajeros, como Luis Cruz, Francisco Menéndez, Basilio Villarino, Andrés García y
otros.
El ganado era conducido hacia la cordillera donde era dejado en los valles controlados por los
pehuenche, situación que revistió vital importancia, ya que el ganado por cuestiones climáticas,
sólo podía cruzar la cordillera en los meses estivales. Por esta razón los valles de Neuquén
asentamiento de los pehuenche, sirvieron para pastura y recuperación del ganado después de
cruzar la pampa, desde los campos sur de Buenos Aires hasta los valles cordilleranos del
Neuquén. Llegado el verano cuando los boquetes de los Andes estaban libres de nieves los
pehuenche conducían el ganado hacia Chile, cruzaban la cordillera y los que se dirigían a
Valdivia utilizaban el paso de Ranco y en cuatro jornadas estaban en la plaza fuerte donde
intercambiaban el ganado, ponchos y mantas por aguardiente, añil, telas, plata y otros
productos, a los hispano-criollos.
Numerosos son los testimonios que dan cuenta de este comercio. Basilio Villarino piloto de la
Armada Real, que remontó por el río Negro hasta los faldeos de los Andes entre 1782 y 1783
con el objetivo de encontrar un paso, que permitiera la comunicación con Valdivia, se encontró
con unos trescientos indígenas con un arreo de unas 8.000 cabezas de ganado que se dirigían
a la plaza de fuerte.
“Dijeron que venían de la sierra del Volcán que ha de cerca un año bajaron a buscar ganado
caballar y vacuno, y que el motivo de pasar tanto tiempo en aquellos pasajes es por la
abundancia que hay de ganado, y `por las facilidades para el mantenimiento con los cuales
hacen tratos Con los de Valdivia, unas veces llevándolos los indios a dichos pueblos, y otra
5
Félix Azara, Descripción e historia de Paraguay y del Río de la Plata, disponible en:
wwwcervantesvirtual.com/servelet/sirveobras/acadle/arg/12256185320146162654435/index.htm
6
Francisco Fonk, Viaje de Fray Francisco Menéndez a Nahuelhuapi (Valparaíso, Chile: publicado y
comentado por Francisco Fonk, 1900), 366.
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Relaciones fronterizas y violencia
Dossier
viniendo los cristianos a comprárselos en sus tierras, el cual cambian por sombreros, cuentas,
frenos, espuelas, y añil para teñir sus ponchos.” 7
Era costumbre, todos los años, que en los meses de enero y febrero llegaran a la frontera los
conchavadores valdivianos para intercambiar productos con los indígenas En este circuito
comercial participaban los diversos grupos indígenas que poblaban la precordillera andina y las
pampas y en la cual también intervenían comerciantes hispano criollos, sin embargo los únicos
dueños de los pasos cordilleranos eran los pehuenche y huilliche serranos que actuaban como
intermediarios de los tehuelche y pampa que no estaban en contacto directo con los hispano
criollos de la plaza de Valdivia.
Las relaciones económicas de la plaza fuerte de Valdivia con los indígenas de la región,
precordillera y las pampas en el siglo XVIII comenzaron a tener regularidad y el comercio fue la
alternativa ideal para el aprovisionamiento de los hispano-criollos e indígenas. La diplomacia y
la buena articulación económica que establecieron ambos grupos, les permitió complementar su
subsistencia. Más de alguna vez los indígenas fueron los únicos proveedores para los
pobladores de Valdivia.
“Un indio que logra vender una tropa de vacas en Valdivia, volvía bien vestido y provisto de todo
lo que pudiera necesitar él y los suyos para una temporada; esclavos indígenas, mantas finas
de Europa, vinchas, aperos chapeados de plata, alhajas del mismo metal para sus mujeres y
8
cañas de coligues para armar lanzas”.
La violencia en la frontera meridional
Las relaciones hispano indígenas, producto de sus mutuas necesidades y complementariedad
económica, en el siglo XVIII conocieron un prolongado período de relativa paz que se
evidenciaba en un creciente comercio interétnico entre la plaza fuerte de Valdivia y los
indígenas de la precordillera y las pampas. No obstante las relaciones de convivencia pacífica,
estas no están exentas de violencia, situación característica de los espacios fronterizos. El
contacto y mayor proximidad de sociedades que sustentaban su economía en el comercio de
ganado, entraron en competencia por la captura del ganado cimarrón. La red de intercambio de
los indígenas se iniciaba en la pampa húmeda, al sur de Buenos Aires, donde los indios
pampas que no tenían productos de valor para intercambiar en el mercado hispano criollo, en
los primeros años capturaban el ganado libre, que en elevado número existía en la pampa,
pero con la desaparición de ganado cimarrón por las matanzas indiscriminadas y la expansión
de la frontera hispano criolla, los indígenas se vieron obligados a apropiarse por la fuerza del
ganado en las estancias de la frontera, así, el malón, se convierte en una fuente de recursos.
Según testimonio de Fr. Lorenzo Núñez, quien llegó a decir que “los pampas de Buenos Aires y
las malocas con los huilliche forman los almacenes de que disponen los pehuenche para los
intercambios con los españoles”. 9
Los roces, enfrentamientos y las guerras internas de los indígenas, fue otra manifestación de la
violencia en la frontera. Sus motivaciones son diversas, como el conflicto de pehuenche con los
huilliche serranos, por el control de los pasos cordilleranos, “los pehuenche son aliados de los
españoles de los cuales reciben apoyo logístico en su guerras contra los huilliche por el control
7
Basilio Villarino (sin más datos).
Dionisio Schoo Lastra, “El indio en el desierto” citado por Roberto Ferrara en La conquista del Desierto
(Buenos Aires, Argentina: sin editorial, 1937), 33.
9
Dictamen de fr. Lorenzo Núñez, 22 de noviembre de 1795, La formación del Estado y la nación, y el pueblo
mapuche. De la inclusión a la exclusión (Santiago, Chile: DIBAM, 2003), 45.
8
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Dossier
Luis Carreño Palma
de las vías andinas” 10 . La alianza de grupos indígenas con los hispano-criollos en sus conflictos
internos y la resistencia de estos a la expansión territorial de las autoridades de Valdivia al sur
del río Bueno fue motivo de estallidos de violencia. Como sucedió en el territorio indígena del
Futahuillimapu, región comprendida entre el río Bueno y el seno de Reloncaví, lugar de
asentamiento de los cunco o juncos (huilliche de la costa), huilliche serranos (Cordillera) y
huilliche de los llanos de río Bueno.
En abril de 1758 el lonko de Los Llanos de Río Bueno, se dirigió a Valdivia y solicitó al
Gobernador de la plaza el “auxilio de los españoles que los sostuviesen contra las incursiones
de sus enemigos los juncos, ofreciendo tierras en que poblarse y demandando misiones que los
doctrinasen” 11
Las autoridades españolas vieron la posibilidad de extender su dominio más allá del río Bueno,
razón por lo cual el gobernador de Valdivia a fines de 1758 despacho una expedición de 120
soldados y milicianos al mando del capitán Antonio Garretón, con la finalidad de construir un
fuerte en las márgenes del río Bueno para “contener las avenidas de los juncos y por este
intermedio solicitar la apertura del camino a Chiloé” 12
La expedición fue un fracaso, unos 4000 guerreros mapuche huilliche atacaron a los hispano
criollos para evitar la construcción de un fuerte en las márgenes del río Bueno. Los huilliche de
la costa (junco) contaron con el apoyo de pehuenche y puelcheque en los meses estivales
solían bajar de la precordillera a los llanos, sólo los huilliche de Río Bueno se mantuvieron al
margen.
Después de la fracasada expedición de Garretón los indígenas de los Llanos de Río Bueno,
reiteradamente continuaron solicitando a las autoridades de Valdivia, la protección de las armas
españolas, sin embargo éstas fueron denegadas, debido a que la no intervención de las fuerzas
españolas en las guerras internas indígenas estaba expresamente contemplada en las Leyes de
Indias, además las Ordenanzas Políticas Económicas de la Plaza de Valdivia de 1741
fomentaban las relaciones con los indígenas del valle del Calle Calle y los Llanos de Valdivia.
En septiembre de 1777, las autoridades de Valdivia organizaron una expedición con “el
propósito de acceder a la solicitud de los lonkos de los llanos de río Bueno en cuanto a construir
un fuerte en la ribera meridional e inducir a que los mismos solicitaran además el
13
establecimiento de una misión”
La construcción de un fuerte sobre la ribera del río Bueno y el envío de misioneros. Fue
entendida de distinta manera por ambas partes. Los indígenas lo entendieron como una forma
de conseguir la protección de las armas españolas de las malocas de los Juncos. En cambio,
para las autoridades españolas, lo concibieron como una forma para concretizar sus planes de
conquista del territorio indígena comprendido entre el río Bueno y Reloncaví y permitir la
apertura de un camino que uniera Valdivia con Chiloé, al cual los indígenas reiteradamente se
10
Francisco Fonk, Viaje de Fray Francisco Menéndez a Nahuelhuapi (Valparaíso, Chile: publicado y
comentado por Francisco Fonk, 1900), 338.
11
Carta del gobernador de Chiloé Narciso Santa María al Gobernador de Chile, Chacao, 30-IX-1758.
(Archivo Nacional, Capitanía General Vol. 694, f 69 v.) Eugenio Alcamán Los mapuche-huilliche del
Futahuillimapu Septentrional: expansión colonial y alianzas políticas (1750-1752), (sin más datos).
12
Carta de Juan Antonio Garretón al gobernador de Chile. Chacao 21-III-1763. “Expediente sobre la
apertura del camino de Osorno a Río Bueno para mantener libre la comunicación de Chiloé con Valdivia.
Año 1763” (Archivo Nacional. Capitanía General. Vol. 694, f. 46).
13
Eugenio Alcamán, Los mapuche-huilliche del Futahuillimapu Septentrional: expansión colonial y alianzas
políticas (1750-1752), (sin más datos), 11.
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Relaciones fronterizas y violencia
Dossier
habían opuesto.
El fuerte, en el río Bueno, permitió a los hispano-criollos extender la jurisdicción colonial desde
la confluencia del río Bueno con el Pilmaiquén, hasta las cercanías del lago Ranco. Sin
embargo, la petición de proteger a los huilliche de las malocas de los juncos no se concretizó.
Las fuerzas hispano criollas no intervinieron en sus conflictos internos. A las autoridades
coloniales les interesaba la mantención de la paz entre los grupos indígenas o establecer
buenas relaciones con todas las comunidades para concretizar sus planes de expansión.
Consideraban que de producirse dicha colaboración dificultaría la política expansiva colonial con
la indisposición de otros grupos indígenas.
La percepción de esta situación llevó a los mismos indígenas que solicitaron el establecimiento
del fuerte, a mancomunar los esfuerzos con otros grupos para evitar el asentamiento español en
el territorio. En 1781 los indios de río Bueno “mandaron mensajes hasta los pehuenche para
que unida las fuerzas, pudieran echar de sus tierras a los españoles” 14 Un año más tarde los
mapuche-huilliche de los llanos de río Bueno coligados con los de Ranco, deciden convocar a
los puelche, los de Osorno y otros, para quemar la casa misional, la del capitán y la del teniente.
Esta rebelión no se realizó, sin embargo se desmanteló el fuerte de río Bueno y se retiró el
destacamento.
La rebelión de los indios de Río Bueno provocó una violencia que alcanzó niveles extremos por
parte de los indígenas y de los hispano-criollos. “En septiembre de 1792 los indígenas de Río
Bueno asesinaron al padre misionero Fray Antonio de Cuzco. Saquearon y destruyeron las
estancias y haciendas de algunos españoles que habían comenzado a establecerse en aquellos
lugares, dieron muerte diez de ellos, incendiaron su casas y robaron ganado y todo cuanto
15
encontraron a mano”
El religioso de la misión, fue amarrado desnudo a la cola de un caballo y arrastrado
inhumanamente por el campo hasta que dejó de existir. Un mensajero español que conducía la
correspondencia entre Valdivia y Chiloé fue sorprendido y recibió una muerte atroz
descuartizándolo entre cuatro caballos.
La reacción de los españoles no fue menos violenta. Se comisionó al capitán Tomás de
Figueroa para que saliera a castigar y reprimir ejemplarmente las acciones de los indios
rebeldes. Persiguió implacablemente a los que consideraba rebeldes, mató sin escrúpulos,
destruyó sus chozas y sembrados, apresó mujeres y niños y les confiscó el ganado.
Un grupo de indígenas que no había tomado parte en la rebelión se presentó ante Figueroa
quien los capturó, hizo ahorcar al cacique, sus dos hijos y diecisiete mocetones. La cabeza de
los tres fue enviada a Valdivia, para que fuese colocada en escarpias.
Los indios de Río Bueno lo único que querían era conseguir la protección de las armas
españolas de las continuas malocas de los juncos y al no concretizarse convocan a las otras
comunidades para expulsar a los hispano-criollos de su territorio. Así lo percibe Fray Francisco
Javier de Alday al informar al superior de los Franciscanos sobre el alzamiento de los indios de
Río Bueno.
14
Eugenio Alcamán, Los mapuche-huilliche del Futahuillimapu Septentrional: expansión colonial y alianzas
políticas (1750-1752), (sin más datos), 15.
15
Diego Barros Arana, Historia General de Chile (Santiago, Chile: Editorial Jover, 1886), tomo VII, 65.
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Dossier
Luis Carreño Palma
“que el único objetivo que tuvieron aquellos indios para pedir que fuesen españoles a sus tierras
fue el miedo que tenían con sus enemigos y que todo su fin para consentir que se estableciese
un fuerte, no fue otro que el de vivir con seguridad libres de las malocas y hostilidades
repentinas que todos los días experimentaban de sus vecinos esperando ser auxiliados por los
españoles en cualquier acontecimiento”. 16
Pacificada la región, la situación en la frontera sur se estabilizó y los indígenas permitieron la
refundación de la ciudad de Osorno y la apertura del camino Real que conectó Valdivia con
Chiloé.
El ingreso de los hispanos criollos a territorio indígena sin el permiso de los caciques fue una
constante fuente de conflicto. Para los indígenas, el mayor agravio que podían cometer los
hispano-criollos, era ingresar sin su permiso a sus tierras. Los pehuenche, amigos fieles de los
españoles, a los cuales les guardaban toda clase de consideraciones elevaron una queja al
gobernador de Valdivia por el ingreso a su territorio de Fray Francisco Menéndez, que por orden
del virrey del Perú viajaba hacia Nahuel Huapi en busca de la ciudad de los Cesares. Según
Menéndez, los pehuenche quisieron matarlo. “Posteriormente hicieron junta los pehuenche con
17
los puelche en que acordaron que luego que entren los de Chiloé darían con ellos”.
La protesta de los pehuenche por el ingreso del padre Menéndez por un nuevo paso, la petición
que este fuera cerrado y su posterior alianza con los puelches para atacar a los intrusos y
expulsarlos, manifiesta la energía con que los indígenas cuidaban la integridad de sus
territorios.
Los indígenas no permitían el ingreso de los hispano-criollos a su territorio. Sólo en 1774 se
había logrado un armisticio con los caciques de Ranco, a cuyo sector podían llegar los
conchavadores, donde debían esperar a los indígenas, pues no podían cruzar la cordillera.
Por razones de seguridad y como una manifestación de reconocimiento al poder y dignidad de
los caciques y su gente, la entrada a territorio indio debía seguir ciertas formalidades. Al
ingresar se debía hacer un alto, hacer tres humaderas notificando su presencia y la intención de
ingresar, para lo cual se debía enviar un mensajero anunciando su proximidad y solicitar
permiso a los caciques para entrar a sus tierras, si no se observaba dicha formalidad era señal
de mala fe.
Estas formalidades se mantuvieron hasta las últimas décadas del siglo XIX, de ellas pueden dar
cuenta personajes como, Francisco Moreno y Guillermo Cox, exploradores que ingresaron a
territorio indígena a mediados del siglo XIX y estuvieron a punto de ser ultimado por los
indígenas porque habían entrado sin su permiso a su territorio.
Al arribar a territorio indígena los comerciantes debían entregar regalos o pagar peaje a los
caciques por el hecho de cruzar sus tierras. Si los expedientes pacíficos surtían efecto, no
había problema, si el viajero lo rechazaba, se recurría a la amenaza, y si ésta no surtía efecto, a
la violencia.
El comercio mismo fue otra fuente de conflictos y violencia. La motivación más frecuente era, el
engaño de los comerciantes hispano criollos en sus tratos con los indígenas y la reacción de
16
“Informe sobre el alzamiento de los indios de Río Bueno y razón de las misiones apostólicas” (Archivo
Convento de San Francisco de Chillán, vol. VII, foja 40,s.n. Santa Bárbara, Chile, diciembre de 1792).
Francisco Fonk, Viaje de Fray Francisco Menéndez a Nahuelhuapi (Valparaíso, Chile: publicado y
comentado por Francisco Fonk, 1900), 337.
17
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Relaciones fronterizas y violencia
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éstos cuando sentían que habían sido engañados. Cronista y viajeros suministran información
sobre las artimañas que empleaban los conchavadores (comerciantes) en su trato con los
indígenas. Mala calidad de los géneros, inequidad y usura. Si era al peso cercenaban las pesas,
si era por medida, ponían en el fondo de la vasija una costra de sebo para que contuviera
menos licor, o medían con vasijas de menor capacidad a las legales. Si la transacción era en
dinero, al indígena le entregaban moneda cortada o medio reales grandes por reales. Las ropas
de mala calidad eran vendidas como de buena calidad, o un sombrero corriente por uno fino, un
galón de cobre por uno de plata.
Frente a estos engaños los indígenas solían desquitarse.
“si no tiene la mayor vigilancia en el cuidado de su hacienda, es
maravilla que salga de la casa del indio sin que les hurtasen. De
tiempo en tiempo hacen memoria de agravios inferidos por los
españoles, o si alguno les debe algo, por poco que sea, se junta una
partida quitan al conchavador cuanto llevan, lo maltratan y sale con las
manos vacías”. 18
Las reuniones de los indígenas y la de estos con los hispano criollos y el consumo de alcohol,
fue causa de incontrolables actos de violencia, riñas, agresiones y muertos, “el lugarejo de
Huequecura, apeo obligado de los indios y traficantes que comerciaban con los pampa, y teatro
de temibles borracheras y no pocas veces de sangrientas diferencias entre [los] huilliche y
pehuenche”. 19
Conclusión
Las relaciones de los hispano criollos de Valdivia con los indígenas de la precordillera y las
pampas, a través del paso cordillerano de Ranco o Lliefén, generó en el siglo XVIII una fuerte
dependencia entre ambos grupos. Para los indígenas, Valdivia tenía importancia, pues era vista
como un lugar de encuentro y plaza comercial, que permitía a éstos adquirir productos
imposibles de conseguir o fabricar en territorio indígena y sólo podían obtenerse mediante
intercambio con el hispano criollo o, para aquellos grupos situados lejos de la frontera por
trueque con otros grupos indígenas que actuaban como intermediarios. En cambio para los
pobladores de Valdivia que se encontraba en la periferia el imperio, aislados del resto del
territorio, el abastecimiento de vituallas que se hacía desde Santiago o Lima, era lento e
irregular, y si por algún motivo no llegaba oportunamente, el intercambio de productos con los
indígenas era visto como una posibilidad de acudir a estos, para abastecerse de los productos
que necesitaban.
El contacto de la plaza fuerte con los grupos indígenas, fue forjando vínculos de
interdependencia y fuertes lazos de reciprocidad entre ambas partes, promoviendo las buenas
relaciones. De tal manera que con el correr del tiempo la plaza fuerte se transformó en un lugar
de intercambio donde acudían los indígenas para cambalachar ganado, tejidos, plumas, pieles,
cueros a cambio de aguardiente, artículos de hierro, añil, coligues etc.
Como resultado, se conformó una extensa red de circulación que comenzó a vincular las
18
Francisco Fonk, Viaje de Fray Francisco Menéndez a Nahuelhuapi (Valparaíso, Chile: publicado y
comentado por Francisco Fonk, 1900), 337.
19
Manuel Señoret, “Exploración Del río Bueno y lago Ranco por el Teniente 2º Manuel Señoret” (Santiago,
Chile, Anuario Hidrográfico de la Marina de Chile Nº 4, 1874), 37.
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Dossier
Luis Carreño Palma
distintas regiones del territorio indígena y a este en su conjunto con áreas controladas por los
hispano criollos, acentuando la dependencia de cada grupo respecto de los otros y de la
sociedad blanca, estimulando a los indígenas a la obtención o producción de bienes estimados
por los hispano criollos, a objeto de canjearlos en la frontera. Las fuentes nos revelan que los
productos más cotizados por los indígenas eran, el alcohol y el añil y para los hispano criollos el
ganado y los ponchos.
No obstante, al predominio de relaciones de convivencia pacífica, éstas no están exentas de
brotes de violencia, motivados por la cercanía y convivencia de un grupo heterogéneo de
personajes propios de la frontera, como hispano criollos, indios, mestizos, presos, fugados de la
justicia, traficantes de armas y de alcohol y otros personajes marginados de su sociedad de
origen. Cada uno con intereses propios que en muchas oportunidades eran contrapuestos a los
otros sectores, situación que originaba conflictos y uso de la violencia. Además, el aparato
estatal de disciplinamiento social no se encontraba estructurado y las autoridades no contaban
con los medios necesarios para hacer efectiva la acción del Estado.
Valdivia como espacio fronterizo marginal funcionó en gran medida, como articulador de las
relaciones con los grupos indígenas de la precordillera y las pampas que interactuaron y se
vincularon históricamente con la sociedad blanca.
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Espacio Regional
Volumen 2, Número 6, Osorno, 2009, pp. 23 - 33
PRÁCTICAS EDUCATIVAS MISIONALES FRANCISCANAS, CREACIÓN DE ESCUELAS
EN TERRITORIO MAPUCHE Y SIGNIFICADO DE LA EDUCACIÓN PARA LOS
MAPUCHE-HUILLICHE DEL SIGLO XVIII Y XIX María Pía Poblete Segú
ppoblete@uach.cl
Universidad Austral de Chile
Valdivia, Chile
RESUMEN
A partir de un conjunto de documentos misionales y administrativos existentes en el Archivo
Franciscano y en el Archivo Nacional de Santiago, este estudio analiza la educación indígena
en Valdivia, sur de Chile, en las últimas décadas del siglo XVIII y en el transcurso del siglo XIX.
Se describe la dimensión educativa y transformadora de la práctica misional y se argumenta
que, a pesar de las políticas de asimilación lingüística de la Corona, la creación de escuelas y la
alfabetización de la población indígena no fue una prioridad para los misioneros franciscanos
establecidos en este territorio. También se plantea que la comprensión de las relaciones de la
sociedad mapuche-huilliche con la educación y la alfabetización requiere mirar más allá de los
límites de esta educación formal, examinando otros espacios de contacto en los que la escritura
fue apropiada y utilizada como herramienta de resistencia y negociación.
Palabras claves: mapuche-huilliche, educación, escuela indígena, misioneros franciscanos y
capuchinos
ABSTRACT
Drawing on a collection of missional and administrative documents located in the franciscan and
national archives in Santiago, the present study analyzes indigenous education in Valdivia,
southern Chile, in the last decades of the 18th, and most of the 19th, centuries. The educational
and transformational dimension of related franciscan practices is described, arguing that, in spite
of the current spanish policies of linguistic assimilation, the creation of schools and the literacy of
the indigenous population was not a priority for the missionaries that had settled in the area. In
addition, the study argues that the understanding of the meaning of education and literacy for the
mapuche-huilliche requires looking beyond the limits of the formal methods of education, and
examining other spaces of contact where the appropriation of writing was taken as a tool of
resistance and negotiation.
Key words: Mapuche-Huilliche, education, indigenous school, franciscan and capuchin
missionaries
Artículo recibido en octubre de 2009; aprobado en diciembre de 2009.
Dossier
María Pía Poblete Segú
Introducción
La educación indígena en América colonial formó parte de un movimiento amplio de
incorporación de las sociedades nativas a las costumbres de la cristiandad occidental, trabajo
realizado en Chile fundamentalmente por misioneros jesuitas y franciscanos, quienes actuando
como agencias de la Iglesia y el estado, se propusieron “reducir” y “civilizar” a los mapuches. En
el siglo XIX, el Estado chileno continuó delegando a los misioneros la educación e integración
de la sociedad mapuche al estado, otorgando a sus prácticas un nuevo impulso a través del
establecimiento sistemático de escuelas anexas a las misiones.
Este artículo examina propuestas y prácticas de educación y alfabetización de la sociedad
mapuche, particularmente de los mapuche-huilliche 1 habitantes del territorio al sur del río
Toltén, en la jurisdicción colonial de Valdivia 2 . Se estudia los efectos locales de las políticas de
asimilación lingüística impulsadas por la Corona española en la década de 1770, el lugar de la
alfabetización en las prácticas evangelizadoras de misioneros franciscanos y capuchinos y las
formas ensayadas por el estado chileno para incorporarlos por medio de escuelas. Finalmente,
su análisis arroja ciertas luces sobre los significados de estos procesos para la sociedad
mapuche-huilliche, frecuentemente interpretada como receptora pasiva de las estrategias
educativas del estado. La aproximación a estos temas se ha realizado a partir de fuentes
misionales y administrativas, incluidos documentos del Archivo de Misiones del Colegio de
Chillán y otros provenientes de los fondos de Capitanía General, Ministerio del Interior,
Intendencia de Valdivia y Gobernación de La Unión. Los archivos de Capitanía General aportan
información sobre el período colonial al igual que el archivo del Colegio de Misiones de Chillán,
aunque este último también reúne antecedentes sobre las misiones durante el siglo XIX, que
complementan aquellos encontrados en los archivos de la Intendencia de Valdivia, del Ministerio
del Interior y de la Gobernación de La Unión.
La educación de los “indios del Reino de Chile”
La expulsión de América y de Chile de la Compañía de Jesús significó un cambio en las
estrategias de evangelización del pueblo mapuche. Los jesuitas establecían misiones desde las
que se aventuraban en largos recorridos por el territorio mapuche predicando y bautizando
“infieles”, método que fue severamente criticado por sus contemporáneos. Uno de los sectores
1
Los autores contemporáneos coinciden en denominar mapuche-huilliche o huilliche a los grupos mapuche
que viven entre el río Toltén y la isla de Chiloé (actuales regiones de Los Ríos y Los Lagos). También
coinciden al señalar que los huilliche son un grupo singular geográfico, más que étnico y que las diferencias
que muestran frente a los mapuche, son de “forma” más que de “fondo” y estriban en la “modificación de
pautas culturales a partir de adaptaciones distintivas al hábitat geográfico, estrategias politico-sociales para
mantener su semi-independencia y el empleo de una variación dialectal del idioma mapuzungun, el
chezungun…” (González, 2007: 123). En este artículo seguimos esta distinción, aunque consideramos
necesario precisar que la denominación huilliche (gente del sur) es una definición genérica, derivada de la
designación hecha por quienes vivían al norte del grupo nombrado; por este motivo, un análisis de las
denominaciones grupales en este espacio mostrará su variación histórica. Para otros antecedentes sobre
los mapuche-huilliche sugiero ver Alcamán, 1993, 1997; Vergara, 2005, 1991; Foerster y Vergara, 2001;
Molina y Correa, 1998.
2
Los límites de la provincia de Valdivia cambiaron durante el período considerado en la investigación. Aquí
se considera el territorio incluido entre los ríos Toltén y Maipué. El antiguo Gobierno y luego provincia de
Valdivia tenía su límite Oeste en el mar y el Este, en la “cordillera nevada”; el límite Norte era el río Toltén,
fijándose a principios del siglo XIX en el río Cautín o Imperial; el límite Sur fue por mucho tiempo el río
Bueno y luego el río Maipué. En 1797, el límite sur volvió al río Bueno cuando Osorno pasó a depender del
virreinato. En 1802, se reintegró, volviendo este límite al río Maipué. En 1826, una nueva división
administrativa ratificó la antigua jurisdicción de Valdivia entre el río Toltén y el Maipué, pero bajo el nombre
de provincia. Finalmente, en 1861 cuando se formó la provincia de Llanquihue, el departamento de Osorno
dejó de pertenecer a la provincia de Valdivia.
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Prácticas educativas misionales franciscanas
Dossier
más críticos fue el Colegio de Misiones de San Ildefonso de Chillán, que por medio de religiosos
franciscanos los relevaron en la segunda mitad del siglo 18 (Pinto, 1988, 1986).
Los franciscanos plantearon la necesidad de reducir el territorio bajo responsabilidad de cada
misión, buscando ejercer un control efectivo sobre las parcialidades 3 elegidas; a diferencia de
los jesuitas quienes recorrían extensas regiones buscando la salvación por la vía sacramental
(Pinto, 1988) estos religiosos pensaban alcanzarla enfatizando la dimensión educativa
(Foerster, 1992; Casanova, 1988). Como ha argumentado Jorge Pinto, a diferencia de los
Jesuitas, estos religiosos subrayaron “la fundación de colegios en los cuales educar a los hijos
de los indios, de manera de entregarles una formación cristiana más sólida, que pudiera
perdurar.” (1986: 39).
Desde nuestra perspectiva la práctica misional franciscana consideró un amplio conjunto de
estrategias para la “enseñanza de los indios”, una de estas vías, que aparece frecuentemente
en el discurso franciscano, fue el establecimiento de escuelas orientadas a enseñar a hijos de
caciques “a leer, escribir y cantar canciones devotas” como dice el Reglamento de Misiones de
1775 (Iturriaga, 1992:27). Pero la educación ocupaba cada espacio de la interacción entre
misioneros y mapuches, entendiéndose como una transformación total de sus cuerpos y almas.
El misionero fue entendido como un “diestro hortelano” que “debe no sólo esmerarse en plantar
virtudes sino en arrancar vicios y pecados” (31), enseñando a “vivir con orden, política, limpieza
y honestidad y buena crianza”(24) pero debe hacerlo en la lengua mapuche, sobre todo la
doctrina, pues “dado el caso que alguno aprendiera la Doctrina en lengua española, se quedaría
sin su inteligencia asemejándose a las aves que hablan sin percibir lo que hablan” (25). En qué
medida estas orientaciones fueron ejecutadas por los misioneros, es un punto que es necesario
leer entre líneas en los documentos oficiales, separando los ideales y aspiraciones de los
misioneros, sus justificaciones para reunir fondos y las bien intencionadas instrucciones de los
superiores, de aquellas prácticas que configuraban la vida cotidiana en la misión (Sweet, 1995).
El análisis de documentos, cartas e informes judiciales y administrativos sobre el trabajo
misional y sus neófitos muestra que las prácticas emprendidas por los misioneros en Valdivia se
alejaron frecuentemente de este ideal de la misión organizada en torno a la escuela.
Examinamos, a continuación, esta distancia entre el discurso oficial y las prácticas emprendidas
por los misioneros en Valdivia.
La educación de los “infieles” en las misiones huilliches
En 1769, al llegar los franciscanos a este territorio recibieron la misión de la Plaza de Valdivia y
la de San José de La Mariquina, extendiéndose rápidamente hacia el oriente y sur de la Plaza
(Lagos, 1908; Noggler, 1982; Casanova, 1988; Pinto, 1988; Poblete, 2005, 2007a). El método
de estos religiosos se mantuvo casi inalterado en los años que misionaron en esta área,
centrándose en la enseñanza de la doctrina cristiana en lengua indígena a pequeños grupos
llevados a la misión por los capitanes de amigos. Ocasionalmente hubo niños que
permanecieron en la misión, a quienes se les enseñaba a leer y escribir; también se envió
algunos hijos de caciques al Seminario de Naturales de Chillán, pero salvo algunos intentos
4
fallidos, no hay antecedentes de escuelas en las misiones hasta la década de 1830.
3
Se sigue la definición misional de parcialidades “bajo este título se comprenden diferentes partidas de
indios que viven en menor distancia entre si bajo una cabeza en sus respectivos distritos”. Estado de las
misiones de 1796. Archivo Franciscano, papeles sueltos.
4
En 1775 Fr. Pedro Valcárcel sugirió al gobernador Espinoza el establecimiento de una escuela en la
misión de Mariquina, expresando su rechazo a enviar niños a una escuela de Valdivia. Aunque esta escuela
fue autorizada por el Gobernador, pero no encontramos antecedentes que muestren si llegó a funcionar.
Esta propuesta fue reiterada en el Estado de la Misión de San José de la Mariquina, presentado en 1775
por Fr. Pedro Valcárcel y Fr. Francisco Gofinon. En Archivo Franciscano, Colegio de Propaganda Fide de
San Ildefonso de Chillán (en adelante AFCCh) vol. 3.
- 25 -
Dossier
María Pía Poblete Segú
Las estrategias y prácticas ensayadas por los franciscanos para transformar a los mapuchehuilliches son expuestas en su respuesta a la implementación local de las políticas de
asimilación lingüística impulsadas por la Corona en la segunda mitad del siglo 18. En 1774 se
5
divulgó en Valdivia la cédula real de 10 de Mayo de 1770 que recorrió América ordenando
enseñar la doctrina en castellano y formar escuelas de esta lengua en “pueblos de indios”. Los
religiosos rechazaron la orden del Gobernador de hacerla cumplir, negándose tanto a la
formación de escuelas como a la enseñanza de la doctrina en castellano. Este enfrentamiento
revela las visiones contrapuestas de las autoridades religiosas y administrativas sobre la
conversión y la civilización de los indígenas y las vías más eficaces para alcanzarlas; el
Gobernador de Valdivia, al igual que otros oficiales borbónicos en América intentaba limitar a los
misioneros al ámbito espiritual (Weber, 2005) y hacer primar la “civilización” (entendida
fundamentalmente como castellanización) de los indígenas sobre su conversión. Por su parte,
los franciscanos defendieron la prioridad de la conversión sosteniendo que, para ser verdadera,
debía partir con la comprensión de las verdades cristianas en la lengua mapuche. Además,
argumentaron que Valdivia era “frontera” de indígenas independientes, sin ‘pueblos de indios’ y
con unas misiones sujetas a la resistencia o aceptación condicionada por parte de los mapuchehuilliches, que tornaban inviable el establecimiento de escuelas. Similares argumentos fueron
planteados unos 30 años después, en 1807, cuando el Gobernador Alejandro Eagar 6 reiteró la
Cédula, en ese momento Fr. Francisco Javier de Alday 7 afirmó que mientras los indígenas no
fueran “reducidos a Pueblos” no sería posible establecer escuelas de castellano, pues quienes
vivían en la Plaza de Valdivia estaban todos al servicio en casas de españoles, de las que no se
8
les permitía salir y aquellos de las misiones de “tierra adentro” vivían alejados de las misiones y
la falta de recursos y la resistencia de los padres a entregar sus hijos no permitía mantener
niños en la misión. En la práctica se privilegió estadías en las misiones de grupos que
denominaron “indios de rezo” (Poblete, 2005) a quienes se enseñaba la doctrina en lengua
indígena, inculcándoseles formas de sujeción a los misioneros y al Gobierno por medio del
trabajo en la misión y su asistencia a las ceremonias. Esta forma de educación se alejó bastante
de aquella a la que accedieron algunos hijos de caciques y ulmenes 9 de la zona en el Seminario
de Naturales de Chillán.
Los franciscanos y la educación de los hijos de caciques: el Seminario de Naturales de Chillán
El objeto central de los colegios de caciques fue la formación de una elite que mediara con los
que se consideraba “indios comunes”. Su propósito no era asimilar lingüísticamente en forma
masiva a todos los indígenas, sino subordinarlos a la Corona a través de sus caciques. Por el
contrario, las escuelas de castellano impulsadas por la cédula de 1770 tenían como objetivo
castellanizar en forma masiva a la población indígena, un propósito diferente aunque
complementario con los colegios de caciques, propósito que en cierto sentido, anticipaba el
5
Ver AFCCh, vol. 3, 28 de noviembre de 1774, fs. 210-215. La cédula está publicada en Konetzke, 1962:
364-368. En otros territorios de América esta cédula llevó a disputas sobre la religiosidad indígena y aceleró
la secularización de las doctrinas. El caso de México es tratado por Tanck, 1999 y Gruzinski, 1991 y 1985.
Para el área andina ver Hidalgo, 2004.
6
Comunicación enviada por el Gobernador de Valdivia, Alejandro Eagar al Prefecto de Misiones de Valdivia
F. Javier de Alday. Fechada el 16-XI-1807 AFCCh. vol. 11 fs. 106.
7
AFCCh, vol. 11 fs. 110 y 110 vta.
8
En 1807 existían en Valdivia 12 misiones: Valdivia, Mariquina, Arique (1776), Niebla (1777), Nanihue
(1777, conocida también como de Cayumapu o Pelchuquín), Quinchilca (1778), Río Bueno (1778), Dallipulli
(1787), Cudico (1787), Quilacahuín (1794) y San Juan de la Costa (1806).
9
Según el diccionario del P. Febrés (1764:490) “Ghùlmen- Cazique, y hombre rico y de respeto”. Aquí se
usa cacique y ulmén, porque los documentos hispano-criollos refieren a ambos, probablemente destacando
la diferencia entre los caciques gobernadores que reciben bastón, nombrados huinca ghùlmen según
Febrés, y aquellos que tienen autoridad entre los indígenas aunque no tengan bastón o mapughùlmen.
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Prácticas educativas misionales franciscanas
Dossier
ideal de la escuela indígena “civilizadora” impulsada desde 1834 por el Estado chileno, de la
que se hablará más adelante.
El primer colegio de caciques establecido en Chile duró poco más de 20 años y fue fundado por
la Compañía de Jesús en 1697 en la ciudad de Chillán, fecha bastante tardía en comparación
con la creación de estos colegios en otras áreas en América (Olivares 1874; Hanisch, 1974;
Foerster, 1996). Antes de su fundación, los jóvenes “extraídos de la tierra” por misioneros y
agentes de la Corona estudiaron en Colegios destinados a hispano-criollos en Valdivia,
Concepción, Chillán o Santiago (Guarda 2001, 2000, 1976, 1968). En 1777 se estableció el
Colegio de Naturales en Santiago, que fue trasladado a Chillán en 1786 quedando en manos
del Colegio de misioneros franciscanos (Lagos, 1908; Pereira, 2002). Este seminario fue el
destino de varios hijos de caciques de esta jurisdicción, entre aquellos nombrados en los
documentos están Francisco Millapichun de Osorno, Juan Calvugur de Trumao, Francisco
Ñoquil y Francisco Pilluncura de Dagllipulli y Juan de Tanma Llanca y Queipul de Río Bueno.
El impacto de los colegios de caciques en la sociedad mapuche no ha sido estudiado. Se ha
destacado que no cumplieron con su objetivo central de integrar a los caciques al sistema
español creando una “elite españolizada” (Casanueva, 1988; Noggler, 1982; Hanisch, 1974).
Por otro lado, Boccara (1998, 2007) ha enfatizado que fueron un dispositivo de control para
vigilar y normalizar a la sociedad mapuche; aunque son muy diferentes, ambas perspectivas
coinciden al evaluar estos colegios fundamentalmente a partir de objetivos y normas propuestas
en reglamentos e informes misionales, estrategia que dificulta el seguimiento de los procesos de
apropiación de la escritura, el destino de muchos colegiales y su influencia en las estrategias
desarrolladas por la sociedad mapuche en el siglo 19.
En resumen, las estrategias y prácticas coloniales de transformación de la sociedad mapuchehuilliche tuvieron dos facetas: una educación formal para hijos de ulmenes aliados a las
autoridades hispano-criollas, establecida principalmente en Chillán y Santiago, y una instrucción
organizada en torno a la enseñanza de la doctrina, la participación en rituales católicos y el
trabajo que realizaban periódicamente en la misión la gran mayoría de los mapuche-huilliches.
En el siglo XIX, tras el cierre del Seminario de Naturales, un período de desorganización en las
misiones y su reorganización bajo nuevas orientaciones hubo cambios en las estrategias de
incorporación de los huilliches.
El Estado chileno y la educación indígena en la provincia de Valdivia en el siglo XIX
Al igual que la Corona española, el Estado chileno delegó en los misioneros la educación de los
indígenas. Un conjunto de medidas implementadas en los años que siguieron a la
Independencia pregonaban un distanciamiento de las misiones (VVAA, 1966), pero las
autoridades locales continuaron mirando esta institución colonial como instrumento esencial
para la conversión y civilización de los indígenas. La preocupación por el abandono de las
misiones llevó a una rápida restauración en la Provincia de Valdivia. En 1823 volvieron los
misioneros Fr. Antonio Rocamora y Fr. Antonio Hernández Calzada y, en 1826, Fr. Manuel
Unzurrunzaga, Fr. José Martín Gil, Fr. Martín Fernández, y Fr. Juan Guridi. En 1832 se
restableció el Colegio de Chillán, gestionándose la llegada de nuevos misioneros provenientes
de Italia. Finalmente, en 1834 se decretó el establecimiento de escuelas, que se establecieron
fundamentalmente en el territorio al sur del río Callecalle o huilliche (del sur), espacio que se
consideraba cristianizado y civilizado. Por el contrario, en el territorio de indios infieles e
independientes o picuntos 10 , situado al norte de San José de la Mariquina, el ingreso de
10
Ver Ascasubi 1997, Treutler 1861. Esta división es también evidente en las memorias de las misiones del
siglo XIX. Estos términos indican la posición geográfica en referencia a un punto de picuntos y huilliche, en
este caso el observador está en Valdivia. Este uso es el mismo que se observa en la tradicional división de
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Dossier
María Pía Poblete Segú
misiones y escuelas fue resistido hasta mediados del siglo 19 en las misiones de la costa 11 y
hasta fines del mismo siglo en las áreas precordilleranas.
La escuela como instrumento de civilización de los huilliche
El análisis de los archivos de la Intendencia de Valdivia y de la Gobernación de La Unión, así
como los del Colegio de misioneros franciscanos 12 evidencian propuestas y acciones
destinadas a implementar escuelas misionales en la Provincia de Valdivia para alfabetizar y
completar la integración de los huilliche al Estado. Estas escuelas incorporaron también niños
“españoles” que habitaban cerca de las misiones, pero fueron ideadas para la integración de los
huilliche, no para incorporar prioritariamente a los sectores populares como se ha argumentado
acerca de las escuelas establecidas en la Araucanía en el siglo 19 (Serrano, 1995).
El 30 de octubre de 1834 se emitió un decreto para “promover la educación de los indígenas de
la Provincia de Valdivia” ordenando formar escuelas de primeras letras en las misiones,
supervisadas por los misioneros, pero con preceptores contratados para la instrucción de los
niños 13 . La enseñanza era la misma propuesta para otras escuelas de primeras letras en el
país, fijándose además un monto de 50 pesos anuales para la manutención en la misión de los
niños indígenas y estableciéndose una contribución de veinticuatro pesos para los caciques que
mantuvieran “por lo menos doce alumnos de su reducción” en la escuela. La concreción de este
proyecto enfrentó dificultades derivadas de las diferentes perspectivas sobre las escuelas y las
condiciones básicas para implementarlas. El gobierno y los misioneros coincidían en su
importancia, pero no en los medios y recursos necesarios para su funcionamiento. Entre estos
desacuerdos, un punto central fue la escasez de capitanes de amigos –funcionarios heredados
del sistema colonial de mediación- pues el gobierno intentaba reducir sus cargos y los
misioneros no concebían este proyecto sin su apoyo. Estos funcionarios, además de reunir a los
niños para las escuelas, tenían la obligación de llevar grupos de indígenas para la enseñanza
de la doctrina, servir de intérpretes cuando el misionero no hablaba chezungun y acompañar a
14
los caciques en sus relaciones con el gobierno .
Misioneros y agentes del gobierno concordaron en la necesidad de atraer a hijos y nietos de
caciques para que dieran el ejemplo en sus parcialidades 15 . Sin embargo el compromiso de los
caciques fue considerado insuficiente y discontinuo. En Mayo de 1840 el Intendente José
Ignacio García, informado que en la Misión de Dagllipulli sólo había 3 alumnos indígenas,
los “araucanos” entre picunches al norte del Bío-Bío, mapuche entre el Bío-Bío y el Toltén y huilliche del
Toltén al sur. Véase la discusión sobre estos deícticos y su uso en historiadores y etnólogos en Boccara,
2007.
11
En el siglo XVIII, hubo una misión de Toltén pero no tuvo continuidad desde que se retiraron los jesuitas a
mediados del siglo XVIII, los franciscanos la refundaron y abandonaron a fines de ese siglo. Para una
descripción del territorio de “indios infieles” en 1868, véase el informe de Rafael García Reyes en Saavedra,
1870.
12
Ver por ejemplo, Archivo Nacional, Fondo Intendencia de Valdivia, vol. 1 fs. 146, 170, 226, 244, 255, etc.;
AFCCh vol. 16.
13
Comunicación del Intendente de Valdivia Isaac Thompson al Prefecto de Misiones, Fr. Manuel
Unzurrunzaga. Febrero 7 de 1835, AFCCh, vol. 16, fojas 7 y 7vta.
14
Sobre los capitanes de amigos en la política estatal colonial y republicana en Valdivia se sugiere ver
Vergara, 2005, p. 89-110 y 223-269. Sobre las demandas de los religiosos para que se nombrara capitanes
de amigos en las misiones de Valdivia, Poblete, 2007
15
Fr. Antonio Hernández Calzada señalaba que “los Caziques, Necul de Quilacahuin y Pagil de la Costa,
estan prontos á obedecer en lo que les ordena el Gobierno como uno y otro me lo han dicho: en las madres
estara la mayor dificultad. Me parece que hasta 8 á 9 años no serviran para aprender cosa en mucho
tiempo, y así de 8 hasta 10 años me parece mejor la elección”, AFCCh, vol. 16 fs. 23 y 23 vta. En este
mismo volumen se encuentra similares comunicaciones de los misioneros de Dagllipulli, fr. José Martín Gil y
de Río Bueno, fr. Pedro Pablo Rodríguez.
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Prácticas educativas misionales franciscanas
Dossier
comunicaba al Gobernador de La Unión que debería invitar por sí y por medio de los jueces a
los caciques y mocetones del departamento para que envíen a sus hijos a la misión. Insistía
también en la gratificación de 24 pesos a los caciques que mantuvieran 12 niños en la misión 16 .
Un año después repetía esta petición, indicando que en las escuelas misionales de Dagllipulli y
Río Bueno concurrían sólo 6 y 4 niños indígenas respectivamente 17 .
La asignación que reemplazó el antiguo sueldo entregado por la Corona española a los
caciques aliados, condicionada ahora a la entrega de niños a las escuelas 18 no tuvo los
resultados esperados por el gobierno. Este cambio no fue comprendido por los ulmenes, para
quienes estas asignaciones formaban parte de un conjunto de intercambios altamente
ritualizados con el Gobernador de Valdivia y el Comisario de Indios que se traducían en un
compromiso más o menos amplio de lealtad y apoyo a la Corona, en conjunto con la realización
de tareas específicas como la limpieza de caminos y el balseo en los ríos. Por otro lado, los
ulmenes tampoco estaban en condiciones de cumplir esta obligación, como se desprende del
caso del cacique de la Misión de Coyunco quien, reconvenido por el Intendente porque no
enviaba los niños a la escuela, contestó que “no le había sido posible vencer la resistencia de
sus mocetones i que había temido que algo le sucediese a él lo mismo que al otro cacique su
compañero, del cual, con motivo de haber obligado a sus Ulmenes a que cediesen a sus hijos,
se había burlado toda la reducción, echándole en cara que quería vender cholos por el sueldo.”
(Sanfuentes, 1846:29). La relación de los huilliches con sus autoridades no se desenvolvía de
acuerdo a la idea de dominación-subordinación que las autoridades chilenas esperaban
encontrar y que consideraban había existido en tiempos anteriores. En consecuencia, la
asistencia a las escuelas quedó sujeta al interés de las parcialidades y a la influencia y/o
19
capacidad de coerción variable de los caciques, misioneros y autoridades locales .
Según el “estado y pormenores de las misiones de la provincia de Valdivia” de 1844 20 aunque
existían escuelas, la educación indígena no mostraba avances. El informe de fr. Diego Chuffa
indica que en las ciudades los “cholitos o muchachos que moran en las casas de españoles y
en puntos contiguos a las misiones” no van a las aulas, y agrega que “parece que estos pobres
niños viven en ellas solamente para servir, no para ser enseñados en lo necesario”; a las
escuelas de las misiones asisten sólo los niños indígenas y españoles que viven en la misión; la
cantidad varía de unos 4 niños a 16 dependiendo, según el prefecto, del empeño de los
misioneros, la capacidad de cada misión para alimentar a los niños, la distancia y la resistencia
de las familias por el miedo de que se les instruya para sacarlos de la provincia. Sanfuentes
destaca también “la funesta repugnancia que manifiestan los indíjenas a entregar sus hijos para
la escuela” (1846: 27) señalando como posibles causas, el miedo de los huilliches a que el
motivo del gobierno para educar a los niños era separarlos de su lado y enviarlos a servir en el
16
Archivo Nacional, Gobernación de La Unión, vol. 2, fs. 211.
Archivo Nacional, Gobernación de La Unión, vol. 2, fs. 300.
18
Se debe destacar que, en este período, la asignación se otorgó sobre bases diferentes a caciques de
sectores independientes (al norte de Valdivia) que lo recibían por tareas de colaboración e intermediación;
mientras a los caciques de territorios “cristianizados” situados al sur de Valdivia se les otorgaba sólo cuando
probaban su contribución de 12 niños a la escuela, con excepción de algunos que la tenían asignada con
anterioridad de por vida. Véase Archivo Nacional Ministerio del Interior vol. 189, fs. 347, Informe de Salvador
Sanfuentes, fechado en Valdivia, 12-VI-1846.
19
De los informes citados se deduce que las autoridades chilenas comprendían que esta influencia variaba
de un cacique a otro. Para Sanfuentes, Intendente de Valdivia, su autoridad se encontraba debilitada en
relación con las últimas décadas de la colonia: “Con la asignacion de otras nuevas a los actuales Caciqes
de los indios reducidos, no puedo asegurar por aora qe se encuentra sumamente debilitada su antigua
influencia sobre sus súbditos.” Véase Archivo Nacional Ministerio del Interior vol. 189 fs. 347. Informe de
Salvador Sanfuentes, fechado en Valdivia, 12-VI-1846. fs. 347.
20
Valdivia, 5-VI-1844, Estado de las Misiones de la Provincia de Valdivia enviado por el Vice-Prefecto Fr.
Diego Chuffa al Ministro de Culto Manuel Montt. En Archivo Nacional, Ministerio del Interior vol. 694, sin
foliar.
17
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Dossier
María Pía Poblete Segú
ejército y el mal alimento que se les da en las misiones a los niños como resultado de una
asignación insuficiente por parte del Fisco.
Según el mismo informe, la infraestructura de las escuelas variaba según las misiones, pero en
todos los casos se destacaba el escaso número de niños indígenas estudiando. A mediados del
siglo 19 el Estado chileno concluyó que las escuelas indígenas sólo habían logrado incorporar
una mínima cantidad de niños en el territorio huilliche al sur del Calle-Calle, y otros pocos en el
área que circundaba San José de la Mariquina; al norte de San José quedaba una gran porción
de territorio sin misiones ni escuelas cuya fundación se encargó a los misioneros capuchinos
que recién llegaban al país.
Los misioneros capuchinos: las escuelas entre “indios infieles”
21
Cuando los misioneros capuchinos italianos llegaron a Chile, en 1848 , se dividió el territorio de
las misiones mapuches, quedando los franciscanos recoletos a cargo de las misiones de la
Diócesis de Concepción, al norte del río Cautín o Imperial, y los capuchinos en misiones
huilliche correspondientes a la provincia de Valdivia y Diócesis de San Carlos de Ancud (Uribe,
1988) 22 .
Las misiones recibidas estaban al sur de Valdivia. En la parte norte del territorio, más allá de
Mariquina, no había misiones y correspondió a los capuchinos fundarlas. Su proyecto difería de
las propuestas del gobierno; mientras ellos insistieron en la escuela evangelizadora, el Estado
enfatizó la necesidad de integrar por otros medios a los mapuches a la sociedad chilena (Uribe,
1988). La valoración de sus resultados no fue buena, según el Visitador de Escuelas de la
provincia, en 1854 el funcionamiento de las escuelas misionales de Valdivia era desastroso, la
asistencia era escasa o nula y muchas veces los niños que asistían no eran indígenas, a esto
agregaba que los misioneros no sostenían la cantidad de alumnos por los que cobraban
asignación. Con esta evaluación lapidaria de las escuelas misionales, el visitador argumentó
que en ese estado no servían para adelantar a sus alumnos (Suárez, 1854).
Las escuelas situadas en las misiones establecidas entre “indios infieles”, al norte de la
provincia de Valdivia, se desarrollaron en condiciones muy diferentes a las que existían entre
los huilliche. Las escuelas del norte tenían como preceptores a los mismos misioneros, por el
contrario, las situadas en territorios de “indios cristianizados” al sur de Valdivia, estaban
supervisadas por misioneros, pero sus preceptores eran laicos. El territorio del sur de Valdivia
se consideraba “civilizado”, produciéndose varios intentos desde la década de 1840 por cambiar
de lugar o cerrar las misiones que albergaban estas escuelas. El decreto que cerró las misiones
de Dagllipulli y Cudico, muestra esta percepción al argumentar que su “feligresía” ya estaba
23
“civilizada” y podía ser transferida al párroco de La Unión . El Gobierno siguió sosteniendo las
misiones y sus respectivas escuelas al sur de la provincia de Valdivia, pero su escasa presencia
en las memorias del Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública de los años 60 24 , a
diferencia de las misiones situadas al norte del Calle-Calle, confirma que ya no constituían una
preocupación, al considerar sus territorios “civilizados” la atención estatal se volcó a los
territorios “de infieles”. Este desplazamiento se refleja en la memoria enviada en 1864 por el P.
21
Sobre las Misiones Capuchinas en Chile, ver Noggler, 1982; Pamplona, 1911 y Pinto et al, 1988.
En esta provincia los capuchinos recibieron las misiones de Valdivia, Río Bueno, Quilacahuín, Daglipulli,
San Juan de la Costa, Pilmaiquén, Trumag, San José de la Mariquina, Quinchilca y Coyunco, en las que la
mayor parte de la población indígena que rodeaba las misiones se consideraba cristiana, como resultado de
la labor de los franciscanos.
23
Decreto de supresión de las misiones de Dagllipulli y Cudico. Archivo Nacional, Intendencia de Valdivia,
vol. 6, fjs. 63 y 64. He tratado este punto en Poblete, 2007: 21-22.
24
Ver Memoria que el Ministro de Estado en el departamento de Justicia, Culto e Instrucción Pública,
presenta al Congreso Nacional 1864, 1865, 1866 y 1867 (En adelante: M.J.C.I.P.).
22
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Prácticas educativas misionales franciscanas
Dossier
Ignacio de Poggibonsi, Prefecto Apostólico Capuchino quien divide las misiones en dos clases
de establecimientos religiosos “a saber: las misiones de Hueliches [sic] al sur de Valdivia i las de
los Araucanos desde el Callilli [calle calle] hasta el Cauten.” luego de dar información general
sobre las misiones situadas al sur de Valdivia señala que “a petición del Ministro dará cuenta
25
de las de infieles: Imperial, Toltén, Queuli. San José i Pilchuquen” . La Memoria de 1865
confirma esta división señalando que entre los huilliche hay escuelas fiscales de instrucción
primaria sujetas al sistema de las demás escuelas públicas y entre los “picuntos” al norte de
Valdivia “tienen escuelas servidas por los mismos religiosos, en las que se enseña a mas de
cinquenta niños hijos de indíjenas a leer, escribir, principio de lengua castellana i elementos de
aritmética, catecismo i jeografia…” 26 .
Aunque los misioneros afirmaban que la resistencia a enviar niños a las escuelas misionales fue
27
disminuyendo , el discurso estatal sobre los resultados de las escuelas misionales fue
insistentemente negativo, enfatizándose la importancia de que los misioneros se dedicaran, no
sólo a enseñar la doctrina, sino también lectura, escritura y “algunas artes e industrias” 28 . Sin
embargo, en estos mismos informes es posible advertir cómo, desde algunos sectores huilliche
las escuelas estaban siendo incorporadas. Cuando, a mediados de siglo, Salvador Sanfuentes
(1846) insistía en la resistencia huilliche a enviar los niños a la escuela misional, ya hacía notar
que jóvenes indígenas que habían estudiado en ellas estaban trabajando de preceptores en
casas de españoles, pero en el informe citado esta última constatación se dejaba en segundo
plano frente al supuesto rechazo a las escuelas. Aunque probablemente la evaluación negativa
descansaba en el escaso número de huilliche que asistían a las escuelas, la crítica de fondo a
las escuelas parece ser su incapacidad de transformar completamente a los huilliche; de
civilizar y moralizar, borrar el poncho e incorporarlos a las costumbres occidentales. En este
aspecto, el discurso estatal sobre la escuela indígena no se alejó del discurso sobre la
29
educación primaria popular que ignoró diversas estrategias de apropiación de la educación .
Hasta aquí se ha tratado fundamentalmente las estrategias, prácticas y evaluaciones estatales
de la educación para los huilliche quedando en una nebulosa el significado de esta institución
para ellos y sus formas de incorporación y apropiación de las escuelas.
La demanda de escuelas en los mapuche-huilliche
Cuando en las primeras décadas del siglo 20 los ulmenes demandaban escuelas para sus
comunidades, no se sumergían en un mundo desconocido; en estas peticiones debieron tener
presente tanto su experiencia con las escuelas misionales como una larga memoria de
apropiación y uso de documentos escritos, cuyo estudio aún está en sus inicios. De esta larga
experiencia se ha enfatizado la acción estatal de imposición de la educación por medios
violentos como la extracción de los niños de “la tierra” o más sutiles como las gratificaciones 30
31
quedando otras prácticas de apropiación de la educación y la escritura en segundo plano .
25
M.J.C.I.P. 1864: 44 y 45. El destacado es mío.
M.J.C.I.P. 1865: 31.
27
M.J.C.I.P, 1866: Documentos anexos.
28
M.J.C.I.P. 1856.
29
Sobre la escuela primaria popular en Chile en el siglo XIX, ver Egaña (2000) y Monsalve (1998).
30
Podemos apreciar en el siguiente testimonio de hijos de caciques mapuche, la modalidad de envío y las
condiciones que enfrentaban los jóvenes que salían a estudiar: M I S. P. G. Y C. G. Los caciques Dn Juan
do
de Antibilu, y Dn Jph Maria Penchulebi, hijos el primero del Casique Gov. de Moquegua, y el Seg. del de
Repocura, ante VS parecemos y decimos como fuimos sacados de la Tierra, y de lado de nuestros Padres;
para qe el Sr Mte. de Campo Gral. nos Doctrinace y diese escuela y de mas alimentos; y á cerca de un año
co
que nos hallamos despedidos de su casa en el combento de San Fran . mal comidos y desnudos
haviendonos señalado la capitan[ia] general con que mantenernos y bestirnos: en esta atención. A V. S. lo
te
hacemos pre . para que determine de nosotros ó nos deje hirnos a nuestra Tierra &a. Juan de Antibilu Jph
26
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Dossier
María Pía Poblete Segú
Entre los huilliche la circulación de escritos, su valoración y uso como estrategia de resistencia y
adaptación ya se insinuaba a mediados del siglo 17, cuando exigían a las autoridades hispanas
instrumentos jurídicos y presentaban documentos para validar sus derechos y peticiones. Un
ejemplo de estas prácticas se encuentra en el texto del jesuita Diego de Rosales destacando el
papel de los cautivos españoles en estos procesos: “de tal suerte que los indios de Osorno y
Cunco que son fronterizos de los españoles de Chiloé, viendo que ni juramento ni palabra real
se les cumplía, y que si daban la paz luego les maloqueaban con cualquier pretexto, tomaron
como medio pedir el sello real, porque algunos cautivos españoles les habían dicho el respeto
que se tenía al sello real” (Lázaro, 2002: 228). Aunque puede ser considerado un ejemplo
marginal si se le compara con el uso de la escritura en otras sociedades nativas de América, no
se puede desconocer la importancia de los documentos escritos en las relaciones entre
huilliches e hispano-criollos, fundamentalmente en los siglos XVIII y XIX en los que se
encuentran múltiples casos de escritura de demandas, uso de documentos escritos en litigios,
etc. Su apropiación no implicó necesariamente su alfabetización, aunque sí el acceso a redes e
intermediarios confiables que escribieran para ellos; con este fin los ulmenes usaron sus
alianzas con misioneros, funcionarios de indios, mestizos y vecinos de Valdivia (Poblete,
2007b). Estas prácticas, la “delegación de escritura” son características de sociedades
parcialmente alfabetizadas, pero que exigen la presentación de escritos para fines
administrativos y jurídicos (Petrucci, 2002).
Aunque en la segunda mitad del siglo XIX el Estado y los misioneros sostuvieron que los
mapuche-huilliche se resistían a asistir a las escuelas, parece más probable que existiera una
estrategia familiar que seleccionaba para asistir a la escuela a quienes parecían más capaces,
permitiendo contar con un letrado que se ocupara de la relación con las instituciones estatales,
que escribiera y leyera las cartas recibidas, etc. En las últimas décadas del siglo 19, las
presiones por la expansión de colonos en sus territorios hizo ineludible la necesidad de dominar
la lectura y la escritura. En este contexto se demandó al Estado el establecimiento de escuelas
en las comunidades, pero la alfabetización también se buscó por otros medios, como el envío
de los hijos a trabajar en el “pueblo” en casas de familias que ofrecían alfabetizarlos, o el pago
de “profesores” o “preceptores”, usualmente comerciantes o aventureros, que recorrían sus
tierras y se instalaban por temporadas a enseñarles (Poblete, 2001).
Una carta enviada por el cacique de Riñinahue, Don José Trafián, en abril de 1911, aunque
levemente posterior al período en estudio, nos puede orientar sobre la demanda que se hace al
Estado por educación y los motivos que la fundamentan:
“Excmo. Señor. Santiago. José [?] Trafián Cacique de edad 57 años domisiliado en el
Departamento de Valdivia, Subdelegación n° 8 de Quinchilca, i José Miguel Catrigual, del
mismo Departamento y Subdelegación higual mayor de edad.
A. V. E. con el mas profundo respeto desimos: que en el dia lunes 10 del precente Llegamos a
esta Capital compuesto de siete personas, 2 Caciques, un Interprete i dos Mosetones de
nuestros asistencias i con el objeto a Solisitud ante la Inspecsion General de inmigración;
Maria Penchulebi. Santiago, 28-VII-1769. Archivo Nacional, Capitanía General, vol. 665, fs. 311. Sobre las
gratificaciones entregadas a los padres, para compensar su resistencia a entregar a sus hijos, citamos el
siguiente documento escrito por el Guardián del colegio de Chillán: “Tambien es forzoso pagar el transporte
de dichos indios hasta el Seminario y ademas 10 pesos á los PP de ellos de gratificacion por decreto del
antecesor de VS. el excelentisimo Señor Don Luis de Guzman de 1 de Septiembre de 1802 por la mucha
repugnancia, que tienen de entregar sus hijos sin esperanza de volverlos a ver, como lo han visto con la
experiencia.” AFCCh vol. 12, fs. 20.
31
Sobre la escritura indígena en el siglo XIX remitimos a Menard, 2004; Pavez, 2006, 2008 y Vezub, 2005.
El trabajo de Vezub, es particularmente relevante para comprender las conexiones de un segmento de
huilliche letrados con grupos mapuche transcordilleranos, espacio donde ejercían como “secretarios” de sus
caciques. Destaca el caso de José Antonio Loncochino, escribano de Valentín Saygüeque, quien estudió en
la escuela misional de Cudico y es escribano en la “Gobernación de las Manzanas” en la década de los 70.
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Prácticas educativas misionales franciscanas
Dossier
felizmente ayer 17 obtuve la radicación definitiva de tres reclamos que tengo desde el ex
Presidente Señor don Jorge Montt hasta hoi crehimos sesaran una mediana parte nuestros
Mortales Sufrimientos mitigados a causa a oposision de derechos de terrenos: I, mucho mal
por nuestras Ignorancias a sus conveniencias abusaron los particulares; a birtud de
diversos martirios. Nos hemos visto obligado A. V. E. Solisitar… se sirba oficiarlo al Sr.
Intendente de Valdivia Se nos concedan una educasion primaria, gratuitamente un
profesor a este fin…
Ruego A. V. E. se sirba consedernos nuestro Justo pedido i sea cuya obra ejecutado en mi
fundo denominado Riñenahue…”
Es merced y gracias que de V. E. Solisitamos
A ruego de los Caciques José [?] Trafian y José Miguel Catrigual por no saber escribir José
Antonio Loncochin Interpe.” 32
La profundización de los conflictos en el territorio huilliche como resultado del avance de los
colonos en la segunda mitad del siglo 19 (Vergara, 1991), la derrota militar de los mapuches en
la Araucanía y la toma de posesión por el Estado de los territorios independientes al norte de
Valdivia, llevaron a un cambio en las estrategias para alfabetizarse. Las antiguas prácticas de
delegación de la escritura y el aprendizaje de la lecto-escritura restringido a unos pocos
individuos, que permitieron relacionarse en forma más o menos eficiente con las instituciones
jurídico-administrativas, fueron insuficientes para enfrentar este nuevo escenario y las
demandas de los caciques se dirigieron al Estado en el propósito de universalizar la educación.
Cuando el Estado no accedió a sus peticiones, hubo otras estrategias para aprender las
primeras letras. Estas iniciativas no buscaban una asimilación a la sociedad chilena y abandono
de su identificación como mapuche-huilliche, por el contrario, fueron un medio para conservar
las diferencias.
Fuentes Inéditas:
Archivo Franciscano Colegio de Chillán (AFCCh), vol. 3, 11, 12, 16.
Archivo Nacional, Fondo Intendencia de Valdivia, vol 1, 6.
Archivo Nacional, Gobernación de La Unión, vol. 2.
Archivo Nacional, Fondo Ministerio del Interior, vol. 189, 694.
Archivo Nacional, Fondo Ministerio de Educación, vol. 2844.
Archivo Nacional, Fondo Capitanía General, vol. 665.
32
Archivo Nacional, Ministerio de Educación. Vol. 2844, 1911. Carta escrita a mano, ingresada con el
número 3156, recibida el 18-IV-1911. Se ha conservado la ortografía. El destacado es mío. Agradezco a
Andrea Larroucau por proporcionarme este documento.
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Dossier
María Pía Poblete Segú
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Espacio Regional
Volumen 2, Número 6, Osorno, 2009, pp. 35 - 59
GUERRA Y GANADO EN LA CONQUISTA DEL
NGULUMAPU (1860-1867) 1
2
Pablo Marimán Quemenado
kuastro@gmail.com
Comunidad de Historiadores Mapuche
Santiago, Chile
RESUMEN
El objetivo del presente ensayo es comprender el carácter que asumió la guerra en la frontera
norte del ngülümapu entre los años 1860-1867 y que terminó estableciendo la línea del Malleko;
así como conocer su impacto sobre la masa ganadera mapuche. Específicamente, se pretenden
indagar los fines por los cuales fue expropiada la ganadería mapuche por los chilenos.
La hipótesis sostiene que la guerra hacia el mapuche, decidida tras un interés nacional,
adquiere otras connotaciones en el nivel local que perfilan intereses y actores diferenciados de
la política de estado. “Señores de la guerra” (particulares como militares) sacan partido
económico acopiando el ganado mapuche tras fines de lucro.
Palabras claves: Estado, Pueblo Mapuche, ganadería, siglo XIX, guerra
ABSTRACT
The objective of the present article is to understand the way the north boarder of the ngülümapu
war between 1860 and 1867 took place and ended with the establishment of the Malleko line; we
will also try to know its impact on the mapuche cattle owners’ society. Specifically, we pretend to
look for the goals for which the mapuche cattle activity was expropriated by the Chileans.
The hypothesis is based on the fact that the war towards the mapuche, provoked by a national
interest, had other connotations in the local level with interests and actors far from the State
politics. The “War leaders” obtained economic gains appropriating the mapuche cattle for luxury
reasons.
Key words: State, Mapuche people, cattle activity, XIXth century, war
Artículo recibido en octubre de 2009; aprobado en diciembre de 2009.
Agradezco la colaboración con fuentes que desinteresadamente hicieron Claudio Cratchley y Hernán
Curiñir.
2
Profesor de Historia, Magíster en historia. Este ensayo es parte de la tesis del doctorado de Etnohistoria
que curso en la Universidad de Chile.
1
Dossier
Pablo Marimán Quemenado
Introducción
“Pasaba el asistente del general y salía un quiltro de una ruka, [partía entonces] a avisarle al
general que los indios se habían sublevado y tras ello el castigo y el arrebato de miles de sus
animales, que iban a incrementar la fortuna de esos pacificadores. En todas las plazas existía
un corral anexo donde se marcaban toda la noche los animales conquistados en el día.
Reclamaba el indio, se le negaba fueran sus animales los recién marcados, y se le ahuyentaba
diciéndole que eran unos ladrones, que le querían robar los animales a su general.” 3
De la cita de don Manuel Mañkelef se desprende que los conquistadores del Ngulumapu 4 ,
tuvieron algo más que un motivo geopolítico para hacer la guerra al mapuche, entre los años
1860-1885 5 . El robo de animales, la fuerza bruta, la violación, fue una práctica que dejó huellas
en su generación. Manuel Mañkelef hizo conciencia y denuncia de esto en sus diversos escritos
redactados en la primera mitad del siglo XX 6 .
Los estudios sobre la sociedad mapuche, provenientes de la historia (Leon 7 ; Mandrini & Ortelli 8 )
y la antropología (Leiva 9 ; Bengoa 10 ; Foerster 11 ), nos permiten comprender que la base
fundamental de su economía hacia los siglos XVIII y XIX fue la ganadería. También se ha dado
a conocer que el conflicto que opuso a los estados de Chile y Argentina con las sociedades
12
indígenas tuvo el carácter de una guerra de conquista .
Si los motivos para expandir sus fronteras, invadir y tomarse el wallmapu, fueron de carácter
geopolíticos, geoeconómicos o ideológicos, o bien, una combinación de todos, lo fundamental
para el presente ensayo es que la guerra sí adquirió su carácter de tal -irracional, violenta y
depredadora- y no el mero trámite que, a decir de algunos militares que informaban desde el
frente de batalla, no tenía más costo que las vituallas con las cuales se embaucaba a los
13
indígenas .
3
Comentarios del Pueblo Araucano: La Faz social (Temuko, Chile, 30-V-1910).
Ngulumapu son los territorios mapuche bajo actual soberanía chilena. El Puelmapu comprende las tierras
que hoy pertenecen a la Argentina. Ambos espacios constituyen el Wallmapu o País Mapuche.
5
Si bien los conflictos de los mapuche con la República son de comienzos de esta, es entre las fechas
indicadas que el propósito de conquista desborda los escenarios puramente fronterizos y comienza a
desplazarse al interior del ngülümapu, como también del puelmapu (por el ejército argentino) en un sentido
que no tendrá retorno. 1885 sería el momento en que tras la “capitulación” del lonko sayweke del País de
las Manzanas (actual Neuken) en puelmapu, la resistencia milita mapuche culmina definitivamente.
6
Manuel Manquilef, ¡Las tierras de Arauco! (Temuko, Chile, Imprenta Modernista, 1915).
7
Leonardo León, Maloqueros y Conchavadores en Araucanía y las pampas, 1700-1800. (Padre Las Casas,
Temuco, Chile: Ediciones Universidad de la Frontera, 1991).
8
Raúl Mandrini; Sara Ortelli, Volver al país de los araucanos (Buenos Aires, Argentina: Editorial
Sudamericana, 1992).
9
Arturo Leiva, La ‘Araucanización’ del caballo en los siglos XVI y XVII (Anales de la Universidad de la
Frontera, Temuco, Chile, 1981).
10
José Bengoa, Historia del Pueblo Mapuche siglos XIX y XX (Santiago, Chile: Ediciones SUR, colección
estudios históricos, 1985).
11
Rolf Foerster, “La conquista en el ámbito mapuche”, Tópicos 90, I, n.º1, 1990, 33-42.
12
Alejandro Lipschutz, La comunidad indígena en América Latina y en Chile. Su pasado histórico y sus
perspectivas (Santiago, Chile: Editorial universitaria, 1956), comparó lo que hizo Chile con los mapuche
como una “conquista en miniatura”. José Bengoa, Historia del Pueblo Mapuche siglos XIX y XX (Santiago,
Chile: Ediciones SUR, colección estudios históricos, 1985), describirá con pormenores este hecho, hablando
de una historia de la intolerancia hacia el mapuche. Este libro, que cita entre sus páginas al autor anterior,
se ha convertido en un clásico de la historia de Chile sobre los mapuche.
13
Sergio Villalobos, Relaciones Fronterizas en la Araucanía (Santiago, Chile: Ediciones de la Universidad
Católica, 1982) ha sido uno de los historiadores que con más vehemencia ha justificado la conquista chilena
del ngülümapu argumentando que la resistencia indígena no fue tal, toda vez que los lazos comerciales y
los acuerdos de paz existentes, le daban a estos territorios una continuidad con las provincias chilenas del
4
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Guerra y ganado en la conquista del Ngulumapu
Dossier
El objetivo del presente ensayo es comprender el carácter que asumió la guerra en la frontera
norte del ngülümapu entre los años 1860-1867 y que terminó estableciendo la línea del Malleko;
así como conocer su impacto sobre la masa ganadera mapuche. Específicamente, se pretenden
indagar los fines por los cuales fue expropiada la ganadería mapuche por los chilenos.
La hipótesis sostiene que la guerra hacia el mapuche, decidida tras un interés nacional,
adquiere otras connotaciones en el nivel local que perfilan intereses y actores diferenciados de
la política de estado. “Señores de la guerra” (particulares como militares) sacan partido
económico acopiando el ganado mapuche tras fines de lucro.
La estructura del ensayo contiene un capítulo que sitúa en un marco interpretativo los hechos
que busca describir e interpretar. Luego se detiene en los hechos mismos de la guerra que
permiten captar en su contexto el fenómeno de la expropiación de la masa ganadera Mapuche.
Finalmente se entregan conclusiones que pretenden discutir la hipótesis inicial.
Una sociedad ganadera
“Sus campos bien cultivados y cercados, sus ganados gordos, la abundancia de fruta, de
legumbres y de bebidas espirituosas, ofrecen con qué asegurar el bienestar de muchos pueblos
que se tienen por muy avanzados en usos y costumbres”. 14
En la descripción de los mapuche que Ignacio Domeyko hizo en su viaje del año 1845, él creía
que aquellos aledaños al río Imperial, y entre este río y el Tolten, configuraban el centro de la
“civilización araucana”. En el orden que adjudicaba a su economía, la ganadería y la agricultura
eran preponderantes. Si reconstruimos estas características con otras fuentes primarias de la
época, notaremos que la ganadería sí tuvo peso en el conjunto de actividades que ya no
podríamos definir como de subsistencia, pues estos animales se tuvieron por miles. Vacunos,
caballares, ovejunos y caprinos fue la moneda (kullin) en los intercambios (trafkintun). El kullin
(animal en mapudungun) se reprodujo exitosamente (como baguales y/o cimarrones) en las
pampas, valles y bosques del Puelmapu. Los Puelche 15 , como indica Raúl Mandrini,
organizaron su vida material en torno al ganado.
“Los ganados, incorporados a partir del contacto con los europeos, jugaron un papel
fundamental en la economía indígena que, en gran medida, dependía de ellos. La actividad
ganadera y pastoril de los indios se organizó en torno a dos tipos distintos de actividades. Por
un lado, se encontraban aquellas vinculadas con los rebaños que los indios mantenían cerca de
sus tolderías para proveer a sus necesidades domésticas. Por otro, las que se relacionaban con
la circulación y comercialización de ganados en gran escala que se habían convertido, ya a
comienzos del siglo XIX, en el soporte de esa economía y en el sostén de la estructura social y
16
política india”.
norte del Bío-Bío. Posteriormente, se han lanzado otros marcos interpretativos del periodo en cuestión que,
como Leonardo León, Araucanía: la violencia mestiza y el mito de la “Pacificación”, 1880-1900. (Santiago,
Chile: Editorial ARCIS, 2005), relativizan el papel de la violencia militar en la conquista del ngülümapu
sindicando como verdaderas víctimas de este hecho histórico a los grupos mestizos avecindados entre los
mapuche, quienes perdieron su estatus, su patrimonio y fueron desconocidos por las leyes de colonización
de los gobiernos chilenos. Cuestión que los indígenas no sufrieron al recibir títulos de propiedad (de
merced, austral, etc.) que les mantuvo la tierra.
14
Ignacio Domeyko, Araucanía y sus habitantes (Polonia: Edición de la Sociedad Polaca de Estudios
Latinoamericanos, 1992), 107.
15
Mapuche de esos territorios orientales.
16
Mandrini & Ortelli, Volver al país de los araucanos, 53.
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Dossier
Pablo Marimán Quemenado
Esta circulación del ganado venía tomando cuerpo desde los siglos XVII y XVIII, consistía en la
captura, traslado, acorralamiento y posterior comercialización en los puestos y mercados que
estaban en sus fronteras (Antuko, Los Ángeles, Bahía Blanca, Carmen de Patagones), y en los
trafkintu entre mapuche. Al Willimapu (Valdivia, Osorno, Llanquihue) llegaba el ganado por los
boquetes cordilleranos de Villarrica y Panguipulli 17 . De allí salían los arreos hacia la costa,
siguiendo el sentido del río Troltren, o se dirigían al sur por los valles lacustres y ribereños de
Valdivia 18 . Esta actividad ocupó mucha mano de obra masculina.
De acuerdo a historiadores como Leonardo León, el siglo XVIII fue el tiempo que vio
transformarse a los “épicos guerreros” de La Araucana en Maloqueros. Si bien estos
maloqueros mantenían la resistencia al hispano-criollo, el elemento nuevo que aparecía en
escena era su disputa por el interés creado que generaban las masas de ganados. Así se
convirtieron en blancos de sus temidos malones las estancias y localidades fronterizas. Para los
hispano-criollos y sus autoridades la imagen del mapuche no sólo transitaba de lo político
(parlamentos) a lo militar, ahora se asomaba un rival económico cuyo espacio colindaba con las
colonias de Mendoza, Córdoba, Buenos Aires y toda la frontera del Bío-Bío.
“Lo que se presenciaba en aquellos días era la transición de la Gran Guerra de Arauco hacia la
nueva guerra del malón, consistente en asaltos sorpresivos, de corta duración y altamente
destructivos, destinados a capturar el ganado vacuno y caballar de las estancias y las
propiedades, instrumentos de hierro y mujeres que residían en los pueblos y villorrios de las
fronteras. La guerra de los maloqueros era quizás menos heroica que la antigua guerra de los
toquis, pero por su magnitud y periodicidad ponía en jaque la paz de la monarquía en el cono
19
sur”.
En el puelmapu no fue el parlamento (instancia de negociación política) lo que hizo respetar los
límites y soberanías de cada cual. Winka y Mapuche delimitaron las fronteras del territorio
hiciendo uso del malon. Como consecuencia del ir y venir de este movimiento económico
surgieron las rastrilladas, surcos dejados por el desplazamiento de masas ganaderas y jinetes
que iban en todas direcciones; las más anchas y transitadas conducían al ngulumapu. Por las
rastrilladas se hilaba la compleja trama del país mapuche.
20
Hacia el siglo XIX, como señala Bengoa , la ganadería mapuche ya no era de subsistencia.
Ésta, manejada en grandes cantidades, adecuaba aspectos de la estructura social y económica
de antaño (como la relación de los lonko con sus konas y el reforzamiento de una poligamia
ligada a quienes concentraban kullin) que mantenían en tensión la transición de antiguas formas
de convivencia social hacia otras que dinamizaban la relación con el winka. Paz, comercio,
intercambio, y el reforzamiento de la institucionalidad política del parlamento, eran más
buscados que la guerra de rapiña.
Motivación geopolítica y geoeconómica en la discusión parlamentaria
Por lo visto, el efecto “refractario” que señala Arturo Leiva 21 en las relaciones fronteriza de la
década de 1850, se dio también en el llamado “tiempo madre” de la historia de Chile, es decir,
17
Jorge Rojas, Malones y comercio de ganado con Chile. Siglo XIX. (Buenos Aires, Argentina: El Elefante
Blanco, 2004).
18
Álvaro Bello, Nampülkafe: el viaje de los mapuche de Araucanía a las pampas argentinas (si más datos).
19
Leonardo León, Maloqueros y Conchavadores en Araucanía y las pampas, 1700-1800. (Padre Las Casas,
Temuco, Chile: Ediciones Universidad de la Frontera, 1991), 65.
20
José Bengoa, Historia del Pueblo Mapuche siglos XIX y XX (Santiago, Chile: Ediciones SUR, colección
estudios históricos, 1985).
21
Arturo Leiva, Angol 1862. El primer avance de la frontera. (Temuco, Chile: Ediciones de la Universidad de
la Frontera, 1984).
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Guerra y ganado en la conquista del Ngulumapu
Dossier
los mapuche no sólo toman posición -y masivamente al lado de la Corona- sino que los dividen
también las pugnas criollistas de pipiolos y pelucones, sumados a las montoneras de Benavides
y los Pincheira. Esto nos muestra al actor mapuche, que tras sus propios intereses fueron
sujetos que negociaron o enfrentaron a sus enemigos.
Para la República, en su periodo de organización, los mapuche constituían una nación al sur de
sus fronteras difícil de obviar. Al contrario de lo que podría pensarse por el comportamiento
posterior en la llamada “pacificación de la Araucanía” (1860-1885), algunos republicanos de los
primeros tiempos dimensionaron la conformación de su país incluyendo a los mapuche en un
tipo de relación política que excluía la posibilidad de un sometimiento militar. Así se hacía ver en
las discusiones de la constituyente de 1826.
“Son chilenos porque nacen en Chile. Pero no son de los que habla el artículo porque no son de
la nación a que es dada la Constitución. Más ésta jamás debe cerrar la puerta para cuando los
indígenas quieran regirse por nuestras leyes, incorporarse a nosotros y adoptar ésta u otra
Carta que en lo sucesivo se forme para constituir la República (...) Nada digamos pues si están
o no comprendidos porque resultaría o excluirlos para siempre de ser chilenos naturales de
nuestra República, o declararlos incluidos desde ahora. Lo primero no puede ser porque sería
abandonarlos a sí mismos, exponer nuestra independencia e impedir esa incorporación de
pueblos, que se hace no con poca frecuencia y gran bien de la humanidad. Lo segundo está en
oposición a nuestros propios principios. ¿Cómo declarar miembros de nuestra sociedad,
pueblos que no nos pertenecen? ¿Cómo obligar a los hombres a leyes en cuya formación no
han tenido parte?” 22
La clase política chilena de la post-independencia, continuó la política de parlamentos -que
heredó de la administración colonial- con los Mapuche. Esto significaba concebir una frontera
(río Bío-Bío) que reconocía dos soberanías y potestades. Se buscaba establecer una alianza
tras una idea de unión política, aun no existiendo cierta centralización del poder y una
uniformidad y estandarización del concepto ciudadanía. En Yumbel (1823) y Tapiwe (1825) se
materializaron históricamente estos impulsos.
“18.- Los Gobernadores ó Caciques desde la ratificación de estos tratados no permitirán que
ningún chileno exista en los terrenos de su dominio por convenir así al mejor establecimiento de
la paz y unión, seguridad general y particular de estos nuevos hermanos. 19.- Haciendo
memoria de los robos escandalosos que antiguamente se hacían de una y otra parte, queda
desde luego establecido, que el Chileno que pase a robar a la tierra, y sea aprendido, será
castigado por el Cacique bajo cuyo poder cayere; así como lo será con arreglo a las leyes del
país el natural que se pillase en robos de este lado del Bío-Bío que es la línea divisoria de estos
nuevos aliados hermanos. 20.- No obstante que la línea divisoria es el Bío-Bío el Gobierno
mantendrá en orden y fortificadas las piezas existentes, o arruinadas al otro lado de este río,
como también a sus pobladores en los terrenos adyacentes del modo que antes lo estaban.” 23
Por otro lado, estaban quienes veían a los mapuche como una nación aparte de la chilena, ante
la cual difícilmente se podía conseguir logros políticos por ser grupos tribales que no contaban
con el “disciplinamiento” que imponía la vida en república. Por eso había que someterlos antes
22
“El Constituyente. Sesiones XLIII y XLIV” (Casanova, 1999), 110. El nombre del diputado es ilegible en el
texto.
23
“Tratados celebrados y firmados entre el Coronel graduado de ejércitos de la República, Comandante de
alta frontera y Delegado de la ciudad de Los Ángeles, Pedro Barnechea, Autorizado por el Sr. Brigadier de
los ejércitos de Chile Gobernador Intendente de la provincia de Concepción para tratar con los naturales de
ultra Bío-Bío y D. Francisco Mariluán Gobernador de 14 reducciones”. Parlamento y Territorio Mapuche
(Concepción, Chile: Ediciones Escaparate, 2002), 82.
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Dossier
Pablo Marimán Quemenado
que sus vínculos con otras potencias crearan un escenario adverso. Los mapuche, para otros,
tenían ejercicios cívicos y conciencia de los tratados, por lo que los procesos de incorporación
debían ser de naturaleza política.
“Los indios han formado en todos los tiempos un Estado libre e independiente; ellos han
reconocido nuestra emancipación, nuestros derechos, del mismo modo que nosotros los límites
del territorio chileno. ¿Con qué razón tratamos de internarnos más allá de lo que prescriben los
tratados de tiempo inmemorial entre nación y nación? Cosas que no se practican sino en
naciones distintas y reconocidas. “Aunque los bárbaros no pertenecen a la República, de
24
ninguna manera conviene que una potencia extranjera tome posesión de esos Estados” .
Fue bajo gobiernos de inspiración liberal y federalistas que se concibió la idea de parlamentar
con los mapuche. En ese periodo de tiempo, que la historia conservadora denominó “anarquía”,
se dan los únicos intentos constituyentes en que el soberano fue el pueblo. No es coincidencia
que en el periodo conservador que prosiguió a la batalla de Lircay (1831) se haya fraguado,
especialmente en el gobierno de Montt (1851-1861), el plan de conquista militar que los
gobiernos liberales posteriores terminaron consumando.
Para autores como Jorge Pinto 25 , juega un papel preponderante en la conquista del Ngulumapu,
las crisis económicas por las que atravesaba Chile luego que a mediados de la década del 50
se cerraran los mercados de Australia y California. Tanto “el Mercurio” como “el Ferrocarril”
insistían en la necesidad de ocupar la Araucanía, su intención era conectar la economía de
Chile a los mercados del Atlántico.
Otros, como José Bengoa 26 , verán en estos impulsos expansivos del Estado chileno, la meta de
atajar a las potencias que buscaban tierras y pueblos que anexar a sus imperios (Estados
Unidos, Gran Bretaña, Francia y demás países europeos). Desde sus orígenes la clase política
chilena tuvo una comprensión confusa de los límites territoriales de su país, los que hacia el sur
de la provincia de Santiago se extendían hasta el mismo estrecho. Más la presencia de Chile
(heredado de la Colonia) al sur del río Bío-Bío eran unos cuantos fuertes, y sus entornos
inmediatos, en determinadas zonas costeras de Valdivia y Chiloé.
A inicios de la década del sesenta del siglo XIX, las acciones militares estaban a punto de
27
desplegarse en una fase ofensiva sobre los Nguluche . Las razones económicas y políticas se
entremezclaban con aquellas de índole ideológicas que oponía a la barbarie indígena la
civilización chilena. Sin embargo, hubo una dimensión de este proceso que operó en ámbitos
locales fronterizos, cuyos intereses eran más básicos y menos complejos, pero fundamentales
en la comprensión del fenómeno general.
Como lo demuestra el historiador argentino Jorge Rojas 28 la sociedad chilena fronteriza del BíoBío se había hecho dependiente comercialmente de las masas de ganado que poseían los
mapuche fruto de sus incursiones en Puelmapu. Una cadena de sujetos que iban desde el
dueño del capital hasta el comerciante que, internado en la cordillera en sus periodos estivales,
viajaba a realizar el intercambio que depararía aquella ganancia por la cual se habían
24
Diputado José Gaspar Marín, “El Constituyente. Sesiones XLIII y XLIV” (Casanova, 1999), 118 y 144.
Jorge Pinto, “La ocupación de La Araucanía a través de historiadores, novelistas, poetas y dirigentes
mapuche”. Investigando y Educando: Estudios para el análisis y la aplicación. (Santiago, Chile: Lom
ediciones, 2001).
26
José Bengoa, Historia del Pueblo Mapuche siglos XIX y XX (Santiago, Chile: Ediciones SUR, colección
estudios históricos, 1985).
27
Mapuche del Ngulumapu.
28
Jorge Rojas, Malones y comercio de ganado con Chile (Buenos Aires, Argentina: Ediciones del Elefante
Blanco, 2004).
25
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Guerra y ganado en la conquista del Ngulumapu
Dossier
endeudado. Si las estadísticas del periodo hacían ver que el negocio era a costa de mucho
riesgo, su reproducción constata el interés creado que los mercados locales tenían respecto de
la economía mapuche.
El mundo militar no estaba exento de este interés en las masas de ganado que poseían los
mapuche, fueran puelches, pewenches o nguluches. La guerra contra el mapuche, decidida tras
un interés nacional, adquiría otras connotaciones en el nivel local perfilando motivaciones y
actores diferenciados de la política de estado. “Señores de la guerra” (particulares como
militares) sacaron partido económico del acopio del ganado mapuche tras fines de lucro,
creando con esto un conflicto con los propios estancieros argentinos y sus gobiernos, quienes
veían como sus ganados perdidos en malones se vendían en los puertos fronterizos del BíoBío.
“Llegamos ahora a la cuestión que explica todas las otras pues estamos ante el motivo del
interés de los oficiales chilenos en captarse la adhesión de los naturales. El robo de ganado era
fuente de importantes ingresos y es prácticamente seguro que toda la complicada maniobra a
que hice referencia tuviera por único fin colocarse en una posición conveniente para lucrar.
La compra del ganado por los particulares chilenos se producía de dos modos. En algunos
casos eran comerciantes que pasaban la cordillera, se allegaban a las tribus establecidas en
territorio argentino y allí canjeaban la mercadería que llevaban por los animales que luego
conducían a Chile; otras veces eran los propios indios quienes hacían los arreos y los vendían
en los puertos fronterizos en el país vecino.
Es preciso subrayar que nos referimos a un negocio que, pese a su habitualidad, tenía todas las
condiciones de sigilo y ocultamiento que caracterizan a la zona gris que existe entre lo que se
puede exhibir sin inconvenientes y lo que es mejor hacer “a calladas”. Es por ello que los
sucesivos tratos son difíciles de conocer: por ejemplo, el peaje que seguramente debía
abonarse a las tribus ubicadas en la cordillera, los acuerdos con los capitalistas que habilitaban
a los arriesgados mercaderes que se internaban en las tribus corriendo grandes peligros, los
negocios con los compradores definitivos y, lo que más nos interesa, las comisiones y regalos
que debían abonarse a las autoridades que benévolamente hacían la vista gorda o que
cuidadosamente allanaban las dificultades del tránsito mediante las influencias que interponían
en las tribus ubicadas en el trayecto de los arreos” 29 .
Los nombres de Domingo Salvo y José Antonio Zúñiga, uno militar y el otro guerrillero en su
juventud, aparecen como oscuros personajes de estas redes económicas “no regulares” o
informales, pero con poderes suficientes como para llevar a otros a la situación límite de la
muerte. Mañil wenu, lonko Wenteche, denunciaba, ante el presidente Manuel Montt, a estos
militares que sin honor mataban niños y ancianos, robaban la hacienda y huían como cobardes
sin presentar combate.
“En noviembre llegó otro Intendente que llaman Villalon, y el día 24 en la noche se apareció en
nuestras tierras trayendo mil hombres y mostrando cañones, y se les dejaron caer a los
Mapuches, Bureano, Reinaquinos y Murchenos y les robaron todos sus animales, que no
bajaría su número de nueve mil caballos, yeguas, vacas y ganado ovejuno, y les quemaron sus
casas y llevaron cuanto encontraron en ellos, porque alcanzaron las familias que iban a
esconderse en los montes. Los indios viejos y las indias que no pudieron llevar las degollaron
como perros. El mismo Salbo hizo degollar un indio, y después de muerto pasó a la casa y se
llevó el costal de prendas de plata que tenía el indio y el ganado que cargó al cogote de su
caballo; se llevaron algunos cautivos para venderlos. Después se arrancó con todo el robo para
29
Jorge Rojas, Malones y comercio de ganado con Chile (Buenos Aires, Argentina: Ediciones del Elefante
Blanco, 2004), 132 y 133.
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Dossier
Pablo Marimán Quemenado
Santa Bárbara.” 30
La guerra, como fenómeno social y simbólico, se presentaba diferenciada para ambas
sociedades especialmente en su organización y sus fines estratégicos, mientras los mapuche
resisten y buscan parlamentar (negociar), en la coyuntura que nos toca investigar, el ejército
chileno lo hizo para aniquilar y vencer (imponer). Cada uno de estos dos universos tiene sus
subsistemas, sus pugnas internas y sus correspondencias a la hora de enfrentar retos comunes.
Es lo que veremos en el lapso 1860-1867, que por ahora reconstruimos a través de fuentes
oficiales del estado como son los informes que el ministro de guerra recibía y compilaba en
archivos a los cuales podemos acceder hoy.
Se debe advertir al lector que si contemplamos la correspondencia de los mandos militares con
el ministerio de Guerra y los informes de este al Estado, pareciera que las campañas que
protagonizaban en el Ngulumapu, estaban concebidas como un acto de organización
administrativa de un territorio que desde siempre les perteneció. Así establecían unilateralmente
y de manera mesiánica un deber moral, civilizar al indio, relacionado a una misión de estado,
ejercer soberanía haciendo uso de los recursos del Ngulumapu (tierra, bosques, minerales,
etc.), y colonizándolo con población externa.
31
Siguiendo los pasos de Guha , podemos identificar una “prosa de la contrainsurgencia” en los
argumentos presentes en estas correspondencias, que ocultó y relegó al sujeto mapuche (y a
sus aliados), de sus argumentos, motivaciones y juicios reales sobre lo que estaba sucediendo.
Los “indios” fueron categorizados bajo términos como “Tribus sublevadas”, “Tribus salvajes”,
“Tribus insurgentes”, “Indios enemigos”, “Indios ladrones”, “Tribus pacíficas”, “Reducciones
rebeldes”, “Se revelan”, “Su desobediencia”, “Criminal rebelión”, “Los sublevados”. Ellos son
quienes están detrás de actos de “Devastación”, de “Saqueo de haciendas”, haciendo práctica
de “Instintos de pillaje y de barbarie”. Obviamente bajo ese prisma no encontraremos héroes, ni
patriotas, ni valientes.
En esta prosa sus aliados también gozan de calificativos que si bien varían de connotación,
impulsan el mismo prejuicio: “Rebeldes”, “Malhechores cristianos”, “Salteadores”, “Criminales”.
Cuando los encuentran entonces pillan la “Guarida de los Facinerosos cristianos”. Los actos en
que aparecen mencionados son los mismos “devastación”, “saqueo”. Etc. Por último, no hay
que pasar por alto el lenguaje geopolítico (del cual se ha hecho tributaria la historiográfica
chilena) mediante el cual se clasifican los territorios a incorporar como “Alta y baja frontera”; a
sus moradores como “Indios araucanos e indios argentinos”; a sus territorios y litorales como
“Costa de la Araucanía” o “Territorio indígena”. En la misma medida se retorna constantemente
al marco moral y político de la gesta que se lleva a cabo sobre la población y los territorios
conquistados “Civilizar” (en costumbres y hábitos), “Ocupar”, “Pacificar”.
En atención a esto –muy fundamental- es que aparecen entre comillas estos conceptos para
nada neutros. Así como los etnónimos y georeferencias propias del mapudungun que ayudan a
bosquejar un territorio y un pueblo preexistente al Estado.
Relación de las acciones militares desde el ministerio de la guerra
La conquista militar de los Nguluche tiene como uno de sus hitos el año de 1862, fecha en que
el Estado chileno corre la frontera desde el Bío-Bío hacia el río Malleko, fundando el fuerte de
30
Mangil Wenu, “Carta al Presidente de la República de Chile, Manuel Montt”, Mapu, 21-IX-1860”. En: Jorge
Pavez, Cartas Mapuche Siglo XIX. (Santiago, Chile: Ocho libros – CoLibris, 2008), 321.
31
Ranajit Guha “La prosa de la contrainsurgencia”. Pasados poscoloniales (México D.F.: El Colegio de
México, Saurabh Dube coordinador, 1999).
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Guerra y ganado en la conquista del Ngulumapu
Dossier
Angol. Sin embargo, el conflicto militar entre ambas sociedades se había dejado sentir en suelo
fronterizo con las guerras del 51 y 59 entre el gobierno de Montt y las fuerzas liberales del
general -e intendente de Concepción- José María de la Cruz. Este último aliado con montoneros
liderados por Bernardino Pradel.
En la ocasión los Wenteche (arribanos) y Nagche (abajinos) apoyaron a los “crucistas”; los
Lafkenche (costinos) de Tukapel y Cañete pelearon del lado “monttista”. Uno de los trasfondos
de la década del cincuenta en la zona fronteriza del Bío-Bío, fue la infiltración de población
chilena hacia territorio mapuche, vendiendo su fuerza de trabajo o arrendando tierras para
sembrar o criar animales. Hubo quienes hicieron de los tratos de arriendo verdaderas
compraventas, cuestión que provocaba a los mapuches y ponía en aprietos a gobernadores e
intendentes, por prestarse tales situaciones a la discordia y a una inestabilidad que no
deseaban. Lo significativo es que entre estos dos hechos, la guerra entre liberales/federales y
conservadores/unitarios de los años 1851 y 1859, los Mapuche consiguieron erradicar
nuevamente, al norte del Biobío, a la población winka que se había asentado en sus tierras.
Los cruzistas fueron reprimidos por las autoridades triunfantes. El clamor de los fronterizos
32
(monttistas) –siguiendo a Leiva - era la reparación de los bienes perdidos. Las referencias al
caso extraídas desde los documentos oficiales, establecen una relación estrecha entre los
montoneros, que huyen y se esconden entre los mapuches, y los abajinos 33 . “Los indios y
montoneros -se decía- arrasaban los campos, incendiaban las chozas y robaban los
animales” 34 .
El 12 de noviembre de 1859 se informaba del ataque a Nacimiento efectuado por “indios y
montoneros”. La defensa del pueblo que hizo un destacamento de cívicos con una pieza de
artillería, no permitió a los primeros abatir a sus defensores, pero si lograron incendiar unas
bodegas y retirarse con el ganado. Poco antes que finalizara ese mes, el comandante general
de armas de la plaza de Arauco organizó una expedición de 1200 hombres que se internó en
territorio mapuche para desbaratar a los grupos que habían sitiado Nacimiento. La expedición
pasó por el punto denominado juntas de Bureo y se dirigió de allí a Micauquén.
En este lugar se tomaron algunos indios prisioneros, por los cuales pudo saberse la posición
que ocupaban los revoltosos. Dirigióse sobre ellos nuestras fuerzas y poniéndolos en completa
derrota, después de una ligera refriega, les tomó gran cantidad de ganado tanto vacuno,
cuanto caballar y lanar, fruto de sus anteriores correrías”. 35
Se señalaba que los animales fueron devueltos a quienes acreditaron debidamente su derecho
de propiedad, quedando la restante –que no se especifica- para la mantención de la tropa
expedicionaria. Por lo visto un objetivo era “recuperar” propiedad robada por “los rebeldes”.
Luego de la destrucción de las sementeras y recursos que servirían al rearme “enemigo”,
retornaron al norte del Bío-Bío.
32
Arturo Leiva, Angol 1862. El primer avance de la frontera. (Temuco, Chile: Ediciones de la Universidad de
la Frontera, 1984).
33
Por abajinos (nagche en mapudungun) el ejército entendía a aquellos grupos que territorialmente
ocupaban la franja oriental de la cordillera de Nahuelbuta hasta el centro de lo que hoy es la provincia de
Malleko.
34
Memoria que el Ministro de Estado en el Departamento de Guerra presenta al Congreso Nacional de
1860, p. 150.
35
Manuel García. Santiago 1º de julio de 1860. “Memoria que el Ministro de Estado en el Departamento de
Guerra presenta al Congreso Nacional de 1860”, p.151.
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Dossier
Pablo Marimán Quemenado
A principios de 1860 (6 de enero) se informaba que por ataques reiterados en la alta frontera 36 ,
el comandante general de armas de la plaza de Arauco organizaba una expedición que se
mantendría por varios días abatiendo a los mapuche de Malleko, Kaillin, Pellenko y Mininko. En
este último lugar, el día 10 del mismo mes “se enviaron partidas con distintos rumbos, las que
regresaron en la tarde, conduciendo ganado y algunos prisioneros hechos en ligeras
37
escaramuzas” . Al siguiente día la expedición pasó al Renaiko y se encaminó de regreso a
Kolwe llegando el día 13, donde dispersó a partidas de mapuche próximos al campamento.
Luego continuó a Negrete, dejando parte del destacamento, para dirigir sus fuerzas hacia Los
Ángeles.
Un mes más tarde (17 de febrero) era atacado Negrete por una partida de dos mil hombres,
entre “indios y montoneros”, los que fueron repelidos por los defensores de esa plaza militar.
Una semana después (24 de febrero) nuevamente la plaza de Negrete era atacada, aunque
fueron derrotados nuevamente por los defensores. En el mes de marzo el comandante general
de armas junto a 600 efectivos salió con dirección a Puren con la misión de restituir en su poder
a un lonko aliado de las fuerzas militares y civiles chilenas. En la ocasión los enfrentamientos
provocaron bajas en ambos bandos, aún así el ejército se hizo de un abundante botín en
ganado “parte de este, vendido por orden del jefe, costeó los gastos de aquella
expedición” 38 .
Cabe preguntarse a esta altura quiénes eran los que verdaderamente estaban perdiendo
ganado con estas expediciones que el ejército organizaba contra la “alianza” ¿los montoneros?,
difícilmente. En los informes oficiales a estos se los asociaba con grupos que se habían
rearmado en los territorios mapuche luego que habían huido, dejando no solo la causa políticomilitar, sino también sus haciendas.
La dimensión del conflicto aquel año de 1860 se extendió por toda la alta y baja frontera del BíoBío. Así como se había hecho la campaña contra Nacimiento en noviembre de 1859, en la zona
en que se emplazaba el fuerte de Arauko (baja frontera), mapuches lafkenche y montoneros
hacían lo mismo contra esta plaza militar. Si bien fueron rechazados, volvieron a los pocos días
(el 18 de noviembre) con más fuerzas, infringiendo bajas a los militares, pero siendo
nuevamente repelidos. De acuerdo a las fuentes oficiales, el impulso de estos combates no
parecía parar.
“El 21 del mismo mes numerosas montoneras volvieron al ataque de Arauko y fueron
igualmente derrotadas cerca del río Carampangue (…) no sólo emprendían nuevos ataques,
sino que devastaban las haciendas vecinas, entregando al saqueo los puntos que nuestros
soldados no alcanzaban a defender” 39
Con el refuerzo de un piquete de caballería venido de Los Ángeles, se inició una expedición “al
interior” que terminó descabezando a los líderes montoneros e imponiendo a las agrupaciones
mapuche la creación de cuatro jurisdicciones político-territoriales que, corriendo de norte a sur,
establecía en cada una de ellas a un “cacique principal” con su respectivo capitán y ayudante.
Los nombres de estos lonkos y sus jurisdicciones precisas los obtenemos de Tomás Guevara,
36
El término Alta Frontera indica los lugares adyacentes al Bío-Bío de la provincia conocida hoy como BíoBío. La Baja Frontera involucraba los territorios correspondientes a la actual provincia de Arauco.
37
Manuel García. Santiago 1º de julio de 1860. “Memoria que el Ministro de Estado en el Departamento de
Guerra presenta al Congreso Nacional de 1860”, p.152.
38
Manuel García. Santiago 1º de julio de 1860. “Memoria que el Ministro de Estado en el Departamento de
Guerra presenta al Congreso Nacional de 1860”, p.152.
39
Manuel García. Santiago 1º de julio de 1860. “Memoria que el Ministro de Estado en el Departamento de
Guerra presenta al Congreso Nacional de 1860”, p.153 y 154.
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Guerra y ganado en la conquista del Ngulumapu
Dossier
extemporáneo a los hechos pero interesado en explicar el cese de la resistencia lafkenche a la
expansión chilena.
“En 1859 y 1860 emprendieron operaciones de mayor trascendencia en compañía de algunos
revolucionarios los caciques Namunkura, Antüwen, Antüllen, Trarupil, Kallfülao, Alkamañ,
Payllaw, Waykiñir y Millan, de los lugares de Tukapel, Elikura, Tromen, Peleko, Nagalwe,
Llonkao, Trürua, Yani y la Albarrada. Dominados por fuerzas del ejército, se sometieron desde
entonces a una tranquilidad que no se interrumpió en lo sucesivo. Quedaron dominando cuatro
caciques gobiernistas. Weramañ, desde el río Pülpülko hasta el Lewfü y desde el Tukapel hasta
el Pangi; Mariñan, desde este río hasta la laguna de Nagalwe, que se une al Paykavi; Porma,
desde este río hasta el estero de Antüküna; Lepin, desde éste hasta el Trürua. Estos cuatro
jefes concurrieron más tarde, el 6 de octubre de 1862, a la fundación de Lewfü (Lebu), que
aceptaron de muy buen grado” 40 .
Si bien en la costa el Estado conseguía establecer una frontera, que comenzaba en el estero
Pülpülko y continuaba en el río Lewfu (lebu), al oriente de Nawelbuta la cosa era muy distinta.
Los informes militares al respecto proponían avanzar en 60 kilómetros la frontera del Bío-Bío
para situarla sobre el río Malleko. Esto con el fin de salvaguardar la propiedad de aquellos que,
a través de “compraventas”, habían adquirido títulos. Por otra parte, dar seguridad a los
agricultores del norte del Bio Bio que cada vez que estallaba la guerra, debían abandonar sus
siembras.
En su cuenta del año 1861 el ministro de la Guerra informaba que en octubre de 1860 se habían
protagonizado enfrentamientos entre mapuche en la zona de la baja frontera, la misma que
habían “apaciguado” luego de imponer una división administrativa de cuatro secciones 41 .
Imposibilitados de apoyar a sus aliados lafkenches con las guarniciones del fuerte de Arauko, se
resolvió enviar tres expediciones al interior de los territorios mapuche. El 6 de enero partían dos
de estas columnas, una por la franja oriental se desplazaba al pie de la precordillera andina
hasta el río Malleko. La segunda lo hacía desde los Ángeles hasta los llanos de Purén. La
tercera partía de la plaza de Arauko hacia el sur, atravesando la cordillera de Nawelbuta para
arribar a Purén.
Los impactos militares de esta triple campaña fueron escasos, el “enemigo” no se apareció al
frente. Por los costados y la retaguardia la vieja táctica mapuche trataba de desgastar la
superioridad bélica chilena. Políticamente tampoco tuvo mayor alcance pues, como lo explicaba
el ministro, se hacía necesario establecer tratados con los “indios”, especialmente si estos
evidenciaban que el ejército se venía a instalar como ejército de ocupación.
En la relación de este propósito frustrado encontramos una posible explicación a las campañas
de depredación, saqueo y obtención de botín por parte de los militares: la apropiación de
alimento para hacer la campaña sustentable en el tiempo… pero ¿acaso esto no lo manejaba el
alto mando, es decir, la ecuación “invertir para hacer la guerra”?
“Los indios, además, no solo huyeron delante de ellas, para guarecerse en las más escarpadas
montañas, sino que también habían quemado los pastos que hubieran podido ocuparse para la
caballería del ejército, por lo cual los sacrificios pecuniarios habrían aumentado
considerablemente, imponiendo al erario desembolsos que los arreglos no podrían remunerar
de ningún modo. Estas consideraciones hicieron regresar a nuestra tropa, después de destruir
40
Tomás Guevara y Manuel Mañkelef, Kiñe mufü trokiñche ñi piel. Historias de familias. Siglo XIX. (Temuco,
Chile: CoLibris / Liwen, 1912), 30.
41
Memoria que el Ministro de Estado en el Departamento de Guerra presenta al Congreso Nacional de
1861.
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Dossier
Pablo Marimán Quemenado
los recursos con que contaban los indígenas para volver a invernar en aquellos puntos y
de arrebatarles considerable número de animales, que han costeado en parte los gastos
42
de la expedición”
Una aproximación no castrense a los impactos públicos que causó dicha campaña militar la
encontramos en medios escritos como El Mercurio de Valparaíso, órgano de difusión que por lo
visto vibraba con este tipo de victorias, avalando la destrucción material del enemigo y la
obtención de botín por parte de los militares. Es lo que leemos de la redacción de las noticias a
muy poco tiempo de consumados los hechos, hechos que se entienden dentro de un objetivo
supremo: la conquista del Ngulumapu.
“Les quemamos a los indios todas las rucas y el trigo que encontramos, lo cual no fue poco. La
única guerra posible con estos bárbaros, y que da resultados seguros, es la destrucción de sus
recursos. Las cosechas perdidas nos prometen una paz durable dentro de poco, y quizás los
indios pidan la paz antes del invierno”. 43
Dos semanas más tarde, el mismo periódico entregaba algunas cifras sobre la magnitud que
había tomado la política militar de “campo arrasado” y de botín ganadero.
“Se calcula que tan solo la división del comandante Salvo quemó 5.000 fanegas de trigo. El
ganado tomado a los salvajes se eleva a aproximadamente a 80.000 cabezas”. 44
Los diarios fronterizos y también capitalinos, hacían comentarios sobre los verdaderos fines que
planteaban las acciones punitivas del ejército. El mismo Mercurio, menos eufórico, hacía
algunas interrogantes sobre la acción militar, especialmente para ser juzgadas ante el fin último
que era el sometimiento mapuche.
“¿Por qué 7.000 hombres aguerridos y bajo el mando de buenos oficiales no han podido, hasta
la fecha, lograr nada notable contra hordas salvajes sin táctica y carentes de todo? […] ¿Las
fuerzas de la República son menos numerosas, menos disciplinadas, menos valientes que las
tropas españolas que conquistaron todo el territorio que poseemos e incluso parte del que
ocupan los araucanos? No podemos ni debemos rebajar el mérito del soldado chileno, valiente
en el cansancio, terrible en la batalla: pero entonces, ¿por qué esas indecisiones, esta guerra
sin resultados, sin bien y sin victoria? ¿Las hazañas militares de nuestras tropas
consistirían, por ejemplo, en hacer prisioneros algunos animales? ¿No es algo risible,
ridículo, el comunicado en que nos informa de eso? ¿Queremos hacer vandalismo y
explicar así las operaciones de nuestro ejército cuando roba algunos animales? ¿Los
batallones de la República son acaso hordas de gabachos que buscan el pillaje? ¡No se
entiende nada de los resultados de esta campaña, cuando éstos son tan mínimos, tan tristes,
45
tan miserables, tan vergonzoso!”
La denuncia del robo de animales era puesto en discusión pública por sectores de la sociedad
que estaban más interesados en la “presa” que en el “acompañamiento”. Medios como “la
Discusión” de Concepción asociaban directamente los magros logros militares y los abundantes
bienes expropiados a los mapuches, con los intereses de los señores de la guerra. Algunos de
estos, grandes acaparadores de tierras y de hacienda ganadera, como sucedía con el General
Cruz de Concepción.
42
Manuel García. Santiago 11 de junio de 1861. “Memoria que el Ministro de Estado en el Departamento de
Guerra presenta al Congreso Nacional de 1860”, p. 442 y 443.
Extracto de El Mercurio, Valparaíso, 11 febrero 1861.
44
Extracto de El Mercurio, Valparaíso, 26 febrero 1861.
45
“Guerra en Araucanía”, El Mercurio, Valparaíso, 23 febrero 1861.
43
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Guerra y ganado en la conquista del Ngulumapu
Dossier
Se debe recordar que desde la conquista del continente 46 , y de eso no escapó la gobernación
de Chile, existió una imbricación entre intereses geoeconómicos con los de tipo geopolíticos, es
decir, estos últimos en su dimensión estrictamente militar consumados en el acto de conquista,
fueron creando sujetos que acrecentaron sus riquezas haciendo del arte de la guerra su
negocio, tanto en su dimensión logística (apertrechamiento), como en lo estrictamente orgánico,
organizándola y hasta siendo parte de las estructuras regulares de los ejércitos.
El carácter del ejército de la frontera luego de consumada la independencia de los patriotas,
dista mucho del ejército regular convencional para su época. Un ejemplo es que, como bien lo
señala Gabriel Salazar en su defensa del general Freire 47 , O´Higgins se hizo de una reputación
militar coordinando los cuerpos de milicias, que en parte lo formaban sus propios inquilinos, es
decir, no venía de una academia militar. La regularización de un cuerpo armado es un proceso
de muchas más décadas, no más piénsese en las guerras que mantuvieron cruzistas y
montistas. El que se haya definido la contienda a favor de los últimos no significó dejar de lado
las prácticas y la tradición miliciana fronteriza, la cual iba de la mano con los intereses
económicos de los grandes hacendados. Quizás ahí encontremos el trasfondo semántico del
calificativo “señores de la guerra” que acuñan las editoriales de algunos periódicos fronterizos.
En carta enviada al periódico la Discusión de Concepción y reeditada por el Mercurio de
Valparaíso, podemos leer:
“¿Quién ganó la guerra que acaba de terminar? Los indios, pues antes de la guerra la población
chilena ocupaba una superficie de varias leguas al sur del Bío-Bío, en la Alta Frontera, y
algunas leguas al sur de Arauco, en la Baja Frontera. Ahora los indios son dueños de todo el
territorio hasta el Bío-Bío en sus partes alta y baja. Perdemos por lo tanto una considerable
superficie de tierras que, antes de 1859, estaban ocupadas por chilenos y medianamente
cultivadas. ¿Cuáles han sido los resultados de los enormes sacrificios que ha tenido que hacer
el país para financiar un ejército tan numeroso? ¿Cuáles eran los objetivos de esas
expediciones que han causado tantas víctimas? Acaso eran asolar los campos, incendiar las
rucas, las cosechas, y llevarse los animales de los indios, para que se enriquezcan los
jefes de estas expediciones… ¡Cuanta barbarie! ¡Cuanta inhumanidad! Se comenta que se
reducirá el ejército, lo que significa que la frontera seguirá en el mismo estado actual, es decir
avanzada no en nuestro favor, sino que en favor de los indios. Hasta allí no más llegaron las
promesas de los mensajes del Presidente de la República pidiendo facultades especiales para
48
hacer la guerra contra los indios”.
Hacia mediados de 1862, el ministro de Guerra Manuel García hacía ver lo infructuosas que
resultaban las campañas militares al no disponer de la suficiente tropa y recursos para
solventarla. A través de informes que se recababan sobre la situación fronteriza y consultando
al cuerpo de generales con experiencia en la zona, se reafirmó la “vocación pacífica” de
extender la frontera en lo que denominaron “campaña ultra Bío-Bío”. Para ello se convocó a
49
parlamentar a los mapuches fronterizos en el pueblo de Nacimiento. Las razones de Estado
eran claras: los mapuches debían comprender que los fuertes que se construirían del lado sur
del Bío-Bío se harían para resguardar a la población chilena y su propiedad de posibles ataques
o levantamientos futuros.
46
Néstor Meza, Estudios sobre la Conquista de América. (Santiago, Chile: Editorial Universitaria, 1981).
Gabriel Salazar, Construcción de Estado en Chile (1800-1837). Democracia de los “pueblos” militarismo
ciudadano. Golpismo oligárquico. (Santiago, Chile: Editorial Sudamericana, 2005).
48
Extracto de una carta publicada en: La Discusión, Concepción, 29 abril 1861. Reed, en: El Mercurio,
Valparaíso, 9 mayo 1861.
49
Por Parlamentar se entendía el encuentro político en que ambas autoridades, las del pueblo mapuche y el
estado chileno tomaban acuerdos. Esta provenía de los gobiernos coloniales y de los inicios de la república.
47
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Dossier
Pablo Marimán Quemenado
“Pero, sea cual fuere su decisión respecto a la línea que deba elegirse para resguardar las vidas
e intereses de los nacionales civilizados, siempre tendrán por bases sus operaciones los
arreglos pacíficos con los indígenas, a quienes no trata el gobierno de reducir ni
exterminar, despojándolos de sus propiedades, sino de civilizar gradualmente, poniéndolos
en contacto con nuestras poblaciones, en las cuales se tomarán todas las medidas conducentes
a establecer entre los pobladores civilizados y los indígenas, relaciones basadas en la honradez
y el respeto de los derechos de cada cual”. 50
Por lo visto para estas autoridades no había cuestionamiento a la forma como se adquirían esas
propiedades. El gobierno adquirió en Valparaíso la logística necesaria (elementos de carpintería
y techos) para construir fuertes una vez conseguido el consentimiento Mapuche en el
“parlamento” en cuestión. Sin embargo, estos aduciendo desconfianza a las pretensiones de
congregarlos a parlamentar, no se hicieron presentes.
Para no detener su política expansiva, el gobierno ordenó reconstruir la plaza de Negrete y
levantar un fuerte (Mulchen 1861) en la confluencia de los ríos Mulchen y Bureo. Su misión
sería entregar protección a la serie de campesinos chilenos que, con el levantamiento del año
1959, habían visto desaparecer su trabajo agrícola-ganadero para refugiarse en las montañas
vecinas.
Por lo que informaban las fuentes “oficiales” no había resistencia a estas fundaciones. Mulchen
(1861), Angol (1862) y Lebu (1863) hacían su aparición histórica sin mayor costo. Todo hacía
ver, para el estado mayor, que la estrategia de negociar iba dando resultados relativos, pero
¿se estaba verdaderamente negociando? Quienes, por parte de los mapuche, caían bajo el
amparo de las autoridades chilenas, de a poco iban sintiendo la esquilmación de sus bienes. El
51
historiador Jorge Pinto describió este fenómeno, citando a Horacio Lara, cronista presente en
la fundación de Angol.
“era verdaderamente penoso presenciar los llantos y exclamaciones de dolor de las mujeres
araucanas al ver que se instalaban nuestros soldados en sus posesiones de donde huían
52
despavoridas a los bosques” .
Las correspondencias de los militares se lo hacían saber al ministro de Guerra. En especial les
llamaba la atención el que los mapuche no tuvieran a quien acudir sino tan sólo a la autoridad
del Intendente, el cual estaba imposibilitado de hacer justicia, por existir instancias
responsables, pero inútiles para la población indígena. La idea de algunos militares era contar
con un protector de indígenas que descentralizara sus funciones en el territorio a través de otros
potentados bajo su mando, revitalizando a funcionarios coloniales como los “comisarios de
naciones” y “capitanes de amigos”, construyendo de esta manera institucionalidad que cupiera
en un estado de derecho que adolecía de instrumentos que hicieran las salvedades entre la
población “civilizada” y la indígena.
“La administración de justicia en asuntos que conciernen a indígenas mantiene siempre
embarazadas a las autoridades administrativas. Casi diariamente se cometen despojos de
terrenos de indígenas, y la primera autoridad a la que estos acuden pidiendo justicia es el
50
Manuel García. “Memoria que el Ministro de Estado en el Departamento de Guerra presenta al Congreso
Nacional de 1862” Santiago, junio 3 de 1862, p.18.
51
Jorge Pinto, “La ocupación de La Araucanía a través de historiadores, novelistas, poetas y dirigentes
mapuche”. Investigando y Educando: Estudios para el análisis y la aplicación. (Santiago, Chile: Lom
ediciones, 2001).
52
Horacio Lara. “Crónica de la Araucanía”. Imprenta el progreso, Santiago (1889: 256). Citado en Jorge
Pinto, “La ocupación de La Araucanía a través de historiadores, novelistas, poetas y dirigentes mapuche”.
Investigando y Educando: Estudios para el análisis y la aplicación. (Santiago, Chile: Lom ediciones, 2001).
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Guerra y ganado en la conquista del Ngulumapu
Dossier
Intendente o al Gobernador respectivo; pero ¿Qué pueden hacer estos funcionarios en
obsequio de los reclamantes? Manifestarles que son impotentes para decidir sus cuestiones,
dirigirlos a la justicia ordinaria donde no se les oye verdaderamente y donde sus bienes se
hacen ordinariamente la presa de los que intervienen como patrocinantes o representantes. Las
funestas consecuencias de este orden de cosas saltan a la vista y se hace necesario
53
proveer su extirpación”
El tema de la guerra, especialmente del qué hacer con los territorios y las gentes una vez
dominados militarmente, nos bosquejan otro tipo de preocupaciones militares que no eran el
botín del vencido, sino la situación jurídica en que iban quedando estos. Sin embargo, una de
las consecuencias descritas por los militares fue la emigración forzada que debieron emprender
las víctimas de la guerra hacia zonas de refugio en otros lugares del ngülumapü 54 . Estos
segmentos de la sociedad mapuche puestos en una situación límite, debieron resistir la
conquista que se cernía y enfrentarla hasta el punto de negociar en pro de contener el
genocidio. Miles de familias que huyen con lo puesto y con aquella parte de la hacienda que
lograron poner a salvo del botín que hacían de ella los militares.
Algo ya no será como antaño, esta vez no hay negociación ni protocolos que sancionen
acuerdos bilaterales. Lo que se oirá en los espacios destinados al encuentro, son los soliloquios
de una de las partes: la chilena, que esta vez tiene ventajas tácticas que iban estratégicamente
definiendo a su favor los resultados de la guerra.
Los mapuche no concibieron durante esos años aciagos, pero tampoco en los siglos
precedentes, un estado mayor para la guerra. Su estrategia consistía en hacer de sus espacios
de ocupación los escenarios bélicos por los cuales buscaban no el aniquilamiento del enemigo,
sino su agotamiento mediante tácticas de desgaste (atacando los costados y la retaguardia;
coartando las bases de apoyo logístico, quemando pastizales y dispersando las caballerizas del
ejército) que buscaban como fin estratégico generar escenarios para tratativas de corte político,
55
los parlamentos .
Hacia 1865 el nuevo ministro de la Guerra José Manuel Pinto revelaba en su cuenta anual el
espíritu ofensivo de su administración, al concebir la necesidad que revestía para el estado
chileno el cortar los cuatro pasos que mantenían los mapuche hacia el puelmapu (Villarrica,
Llaima, TrasTras y Lonkimay). Estos lugares no sólo eran las conexiones de las rastrilladas
pampinas con los caminos del ngulumapu, sino los espacios que procuraban la circulación de
bienes, mercancías y el anhelado Kullin.
“Cerrados los expresados boquetes y pasos, y estando bajo la vigilancia de nuestras
autoridades los de Antuco, Chillán, etc. Quedarían incomunicados los indios araucanos de los
argentinos y el territorio de los primeros quedaría del todo sometido a la acción de nuestras
leyes. Esta medida, realizada, influiría poderosamente en el ánimo del indio, pues en el caso de
ser atacado por nuestras fuerzas no contaría ya con el recurso de la fuga ni tendría en
53
Comandancia General de Armas. Los Ángeles, junio 25 de 1864. Memoria que el ministro de Estado en el
departamento de Guerra presenta al Congreso Nacional de 1864, p.33.
54
En la actualidad la reconstrucción de historias genealógicas en distintas zonas de la costa hablan de
migraciones que llegaron a los campos del actual Cautín, provenientes de lo que se conoce hoy como
provincia de Arauko. Las zonas precordilleranas de Lonkimay fueron por lo visto el refugio de aquellos
wenteche que huían de las razzias que hacía el ejército.
55
Si bien las fuentes de que disponemos no nos dicen más respecto de lo que pasaba al interior de los
mapuche se hace imperioso reconstruirlas en futuras investigaciones.
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Dossier
Pablo Marimán Quemenado
donde salvar los ganados. Cosa que obraría en su espíritu de una manera muy eficaz,
56
pues es sabido el grande apego que el indio tiene a sus haciendas”.
Durante ese año las noticias de un “alzamiento indígena” recorrían la frontera. El ministro de
guerra informaba de los procedimientos utilizados para que los mapuche aceptasen y
reconociesen a las autoridades chilenas como las suyas. Un efecto esperado era que los
conflictos entre parcialidades debían someterse a jurisdicción de un subdelegado en este tipo
de materias, aunque manteniendo los lonko independencia en la aplicación de justicia entre
miembros de un mismo lof o reducción. En estas continuas juntas con los Mapuche, se
pretendía sellar un tipo de alianza para la protección mutua frente a enemigos comunes
externos (como España) y grupos rebeldes internos (como los wenteche), pidiéndosele
expresamente traspasar información sobre movimientos de hombres en armas entre ellos.
Sin embargo, en la misma medida que se iban construyendo fuertes militares en la línea del
Malleko los choques con los intereses mapuche se hacían menos manejables, por lo que las
intenciones de “ocupación pacífica” comenzaban a adquirir el cariz de invasión y conquista
violenta. Entre las acciones de escarmiento que eran justificables, el botín del ganado era uno
57
de los grandes propulsores del conflicto. Con fecha 29 de diciembre de 1865 se informaba de
un robo de 300 animales vacunos en los alrededores de Mulchen por grupos de mapuche y
chilenos; las víctimas del posterior escarmiento fueron tan sólo los mapuche. No se revela la
identidad de esos chilenos, quedando bajo los calificativos de facinerosos y delincuentes.
Entre las razones resumidas por el Ministro, que explicaban la espiral bélica que recorría los
territorios fronterizos, estaban los asaltos y robos sobre el fuerte de Angol, las noticias sobre
una coalición mapuche para atacar la frontera; y el estado de alarma en que vivían los colonos
instalados entre el Bío-Bío y el Malleko. Lo anterior terminó justificando una nueva expedición
militar, esta vez compuesta de mil efectivos. El comandante en jefe del Ejército del Sur,
reclutaba buena parte de la fuerza cívica, mientras otros se enrolaban voluntariamente tras la
58
expectativa del botín que se harían entre los “indios enemigos” .
Una vez concentradas estas fuerzas en Angol se dirigieron al lugar denominado Chiwaiwe y
posteriormente hasta Kolliko. No causaron ningún efecto sorpresa, tampoco ninguna partida
salió a hacerles frente. Los tres muertos y heridos se contaron tan sólo del lado mapuche. Lo
que viene después en el informe es lo ya conocido.
“El jefe de la expedición viendo la imposibilidad de dar alcance a los indios, ordenó la vuelta,
trayendo los animales quitados a los indígenas que favorecían y apoyaban a los malhechores.
La mayor parte del ganado pertenecía a individuos que han acreditado su propiedad y a
59
quienes por consiguiente se ha devuelto”.
Luego se complementa lo anterior con un hecho militar recurrente en la década del sesenta, la
presentación del fracaso militar:
“Aunque la expedición no obtuvo el resultado que se propuso, cuál era el castigo de las tribus
sublevadas, no por eso ha sido infructuosa. Ello ha hecho comprender al indígena, que a pesar
56
José Manuel Pinto. Santiago, julio 1º de 1865. Memoria que el Ministro de Estado en el departamento de
Guerra presenta al Congreso nacional de 1865, p.10.
57
Memoria que el Ministro de Estado en el departamento de Guerra presenta al Congreso Nacional de
1865.
58
José Manuel Pinto, Memoria que el Ministro de Estado en el departamento de Guerra presenta al
Congreso Nacional de 1866.
59
José Manuel Pinto, Memoria que el Ministro de Estado en el departamento de Guerra presenta al
Congreso Nacional de 1866.José Manuel Pinto. Santiago, agosto 25 de 1866, p.28.
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Guerra y ganado en la conquista del Ngulumapu
Dossier
de hallarnos comprometidos en una guerra, siempre contamos con la fuerza suficiente para
contener y castigar sus depredaciones”. 60
Mientras que en la “alta frontera” la guerra estaba declarada, en la costa en enero de 1866 se
fundaba el fuerte de Kidiko. En la relación hecha por Cornelio Saavedra, se delineaba el
propósito geopolítico de controlar los espacios marítimos para obstaculizar el restablecimiento
de una alianza hispano- mapuche y mantener controlados los movimientos al interior del
Ngulumapu. Un fuerte en Toltén se veía como pieza clave de esta política y un complemento
estratégico en la línea de fuertes costeros.
“Los trabajos realizados nos darían por completo el dominio de la costa de la Araucanía y las
ventajas que he relacionado antes, si el supremo gobierno aceptase la idea que he tenido el
honor de proponerle, de establecer una guarnición militar en la desembocadura del río Toltén,
operación que no ofrece mayores dificultades ni grandes costos al erario nacional. En
cambio tendríamos incorporado al resto de la república ese extenso litoral que hace hoy día
difícil su tráfico por las depredaciones de las tribus salvajes; y además, las diversas plazas de
esta costa servirían como centros de operación sobre el territorio indígena, cuando se trate del
61
completo dominio de la Araucanía”
Desde la comandancia General de Armas de Arauco, Basilio Urrutia desechaba las prácticas de
agasajos a los lonko mapuche, por no evitar su sosiego ni su resistencia. La señal que emitían
las autoridades hacia la sociedad indígena no debía ser el temor sino la benevolencia, había
que prepararse para recibirlos con comida cuando se aproximaban a los cuarteles buscando
aprecio y protección. “La benignidad con los buenos y la pronta represión del rebelde” concluye
en su escrito del 27 de marzo de 1866, sugiriendo al ministro de la Guerra impulsar la
construcción de nuevos fuertes, que cortasen al mapuche su acceso a los territorios al norte del
Malleko. Esta sería la línea del Malleko.
Lo anterior se hacía como respuesta a los supuestos preparativos de ataques que se
anunciaban de parte de los lonko wenteche, en momentos en que las guarniciones militares
estaban escasamente preparadas para contenerlas. Se pedía invertir y poner hombres de las
fuerzas cívicas en guardia permanente para contener a Külapan 62 y los demás jefes. La política
de conferenciar no tenía sentido para estos últimos, las cosas se estaban poniendo muy malas
para el ejército de ocupación, así lo hacía ver Basilio Urrutia en carta dirigida al ministro con
fecha 25 de septiembre de 1865.
Con fecha 12 de septiembre del mismo año, el subdelegado de Angol informaba del movimiento
de hombres en armas que había entre los principales lonkos mapuche, identificando a Külapan,
Catrileo y Trintre 63 . Se trataba de un “alzamiento general” en que los puelches atacarían los
poblados de Chillan, Antuco y Santa Bárbara; Külapan lo haría sobre Mulchen y Katrileo sobre
Angol. Sin embargo, como lo explicaba don Juan Kallfukura a principios del siglo XX, no
pudieron conseguir la ayuda puelche.
60
José Manuel Pinto, Memoria que el Ministro de Estado en el departamento de Guerra presenta al
Congreso Nacional de 1866.José Manuel Pinto. Santiago, agosto 25 de 1866, p.28.
61
Cornelio Saavedra. Lota, junio 10 de 1866. Al señor Ministro de Guerra, p.46. En: Memoria que el Ministro
de Estado en el departamento de Guerra presenta al Congreso Nacional de 1866.
62
José Santos Külpan fue hijo de Mañil Wenu, destacado lonko de los wenteche durante el segundo tercio
del siglo XIX.
63
El detalle del plan lo había entregado entre gallos y medianoche un “indígena” que pedía no ser
identificado.
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Dossier
Pablo Marimán Quemenado
Külaweke, Montrü ka Külapang kiñe rupa
ta noyngün ta Arkentinu mapu ta ñi awkayael
nome mapu mew. Fentren kona ta yeyngün
üyew. Puwürkeyngün ta Chadilewtü mew.
Pu chadiche ta may pilayngün ñi
kelluaetew. Fey wüñotuyngün ta Chile mapu
mew ta ñi wüño kewayael ta ñi mapu mew.
Külaweke, Montrü y Külapang se
trasladaron un año a la Argentina a sublevar a
los mapuche del otro lado. Llevaron una
buena partida de mocetones. Llegaron a
Chadilewfu.
Los chadiche no quisieron acompañarlos.
Entonces volvieron a Chile a seguir
defendiendo sus posesiones. 64
Con el paso de los días este movimiento militar no se desplegó, lo que no mermó los
trascendidos al respecto. Basilio Urrutia instruyó al subdelegado de Angol con el fin de convocar
a los lonkos a informarse, pero sobre todo a adoptar una posición de aliados en la guerra con
España. Su interés principal era entrevistarse con Külapan en Nacimiento. Ante la negativa del
líder wenteche, envía a sus mapus una delegación civil que entre otras cosas le propuso al
lonko ser nominado “cacique general”. Cuestión que no prosperó en la deliberación y consulta
de las autoridades de esta parcialidad.
La situación no estaba bajo control para los militares, estos desconfiaban de sus “aliados”
nagche, los lonko Katrileo y Pinolevi, los cuales habían acudido al llamado del Intendente, en
Los Ángeles, para expresar sus coincidencias. Las desconfianzas se basaban en el
involucramiento de estos en los rumores de “alzamiento general”.
En diciembre de 1865, Basilio Urrutia informaba al Ministro de la Guerra del robo a Luis
Benavente de 300 vacunos y caballares en Mulchen. La persecución del grupo -integrado por
mapuche y chilenos-, pudo recuperar la totalidad de los animales, muriendo 12 miembros del
ejército y las guardias cívicas. La posterior excursión al mando de Pedro Lagos, terminó
retornando animales que pertenecían a otros afectados.
El jefe máximo de las fuerzas militares a finales del 1865 palpaba una “actitud tranquila y
benévola” en los “caciques” con más ascendencia sobre el resto, como Külapan, Naweltripay y
Wenchuman. Para él los pocos que presentaban ánimos hostiles eran dirigidos por
“malhechores cristianos” asilados entre “indios de poca consideración”, figurando entre estos
65
últimos el cacique Pinto . En contra de ellos se organizó una expedición que más que
“apaciguar” la situación, la terminó tensando.
“Ambas fuerzas deben juntarse mañana a las cuatro de la madrugada en Chiguaihue, asiento
principal de la rebelión y guarida de los facinerosos cristianos, y emprender desde allí unidas la
persecución y el castigo de las tribus insurgentes. Todas las fuerzas de caballería cívica
mencionada excepto el piquete del escuadrón nº1 de este departamento marchan a la
expedición voluntaria y gratuitamente, sin más expectativas que la repartición del botín
64
Tomás Guevara y Manuel Mañkelef, Kiñe mufü trokiñche ñi piel. Historias de familias. Siglo XIX. (Temuco,
Chile: CoLibris / Liwen, 1912), 76.
65
A finales de febrero de 1866 Basilio Urrutia comunicaba al ministro de la Guerra, de la acción emprendida
por el comandante de armas de la plaza militar de Angol, en contra del cacique Pinto en las tierras de
Chiwaiwe. Las autoridades chilenas, tanto civiles como militares, se habían dateado que éste se encontraba
con una partida de 10 bandidos chilenos –entre ellos Juan Hinostroza y otros “salteadores”- planeando
atacar los campos vecinos. Se envió en su contra una partida de 55 hombres entre infantes y caballería al
mando del Teniente Cuadra, a estos se agregaron algunos vecinos. En la madrugada del 20 de febrero se
dejaron caer sobre la ruka que le habían indicado, pero no encontraron a nadie. Una vez atrapados algunos
lugareños y hechos hablar, se dirigieron al lugar donde supuestamente se refugiaban los “malhechores”, sin
embargo, la acción se redujo a procurarse un botín y a hacer frente y castigar a quienes defendían su
patrimonio.
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Guerra y ganado en la conquista del Ngulumapu
Dossier
que se hiciere entre los indios enemigos, la cual les he prometido para evitar gastos al
Erario nacional, esperando que el Supremo Gobierno se dignará ratificar esta
66
promesa”.
El 18 de noviembre de 1865 el teniente Pedro Lagos detallaba a Basilio Urrutia la campaña
emprendida al mando de mil hombres. Solo procuraron botín, quemaron las sementeras,
advirtieron a la población de futuras esquilmaciones si albergaban revoltosos, y obtuvieron
información sobre una alianza wenteche-williche que atacaría en enero las comarcas al norte
del Renaiko.
“Todo el tiempo de la campaña que termina hoy se ocupó la división en castigar únicamente a
los indígenas que favorecen y apoyan a los cristianos malhechores, destruyendo sus
habitaciones y sementeras y tomando sus haciendas. El botín ha sido tan reducido que
apenas ha bastado al sostenimiento de la división y a una retribución muy limitada a los
trabajos de los individuos que la componían, pues casi todos los animales traídos a esta
plaza tienen marcas que usan los hacendados cristianos, de los cuales muchos se han
presentado ya reclamándolos”. 67
¿Pero acaso los Mapuche no usaban marcas para sus animales? Pudo existir algún tipo de
confusión u ocurrir lo que señalaba Mañkelef en la cita inicial de este ensayo, es decir, se les
marca al momento que se les acorrala ¿Por qué tanto entusiasmo de los cívicos de “acaballo”
en expediciones militares punitivas que sólo rescataba botín? Esos animales arreados y hechos
pasar como robados por los mapuche ¿no podían ser frutos del comercio? 68 Como vemos, ese
fin de año lo emplearon los militares en separar aguas ante quienes tenían en frente, atacando
sin contemplaciones al grupo que generaba inestabilidad. Por otro lado el voluntariado de
Cívicos en acción, demostraba la presión de los intereses de particulares en la marcha de los
acontecimientos.
Llegó al amanecer al lugar que se le ordenó, en cuya casa no encontró a nadie, pero a las
inmediaciones de esta tomó tres indios, un soldado desertor del 9º y dos mujeres cristianas con
varios chiquillos los que tomaron prisioneros; e interrogado los indios dijeron que se encontraba
cerca Pinto con su partida y se ofrecieron a indicar el lugar, en cuya pesquisa encontraron
varios indios cuidando una cantidad de ciento y más animales cabalgares, pero tan luego
como divisaron la fuerza se fugaron dejando los animales, los que el oficial hizo arrear, y
regresaba pacíficamente con sus prisioneros, pero no había andado dos leguas se presentaron
los indios armados de lanza en número de trescientos y cargaron por dos veces consecutivas
dejando en el campo de 15 a 20 muertos de los suyos y como cincuenta heridos: por nuestra
parte hemos tenido la desgracia de que hirieran a dos granaderos de acaballo, cuyas heridas no
69
las creo de gravedad.
El detalle de cómo se procedió con el botín, lo obtenemos del informe del jefe del Ejército del
Sur en su correspondencia con el ministro de la Guerra.
“Lo trascribo a usted para su conocimiento; previendo a usted que los animales que componen
el botín están entregándose actualmente a las personas que acreditan dominio sobre ellos con
66
Basilio Urrutia. Mulchén, noviembre 6 de 1865. Al ministro de Guerra, p. 55. En: Memoria que el Ministro
de Estado en el departamento de Guerra presenta al Congreso Nacional de 1866.
67
Teniente coronel Pedro Lagos, p. 56, 57. En: Memoria que el Ministro de Estado en el departamento de
Guerra presenta al Congreso nacional de 1866.
68
Por lo visto aquí se abre un interesante aspecto a sondear en futuras investigaciones, especialmente
datos, hechos y memoria oral que corroboren lo que denunciaba Mañkelef.
69
Basilio Urrutia. Los Ángeles 21 de febrero de 1866. Al Ministro de la Guerra, p. 61. En: Memoria que el
Ministro de Estado en el departamento de Guerra presenta al Congreso nacional de 1866.
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Dossier
Pablo Marimán Quemenado
pruebas fehacientes, mediante un costo premio salvamento, de cuyo monto daré
oportunamente cuenta a U.S. El resto del botín que, como lo expone el comandante de la
división es muy insignificante, se ha invertido en la manutención de la tropa durante la
expedición y en una corta retribución concedida a la misma tropa distribuida por los jefes
70
respectivos”.
Con fecha 17 de noviembre Basilio Urrutia confirmaba de parte del Ministerio de Guerra la
aprobación a la campaña sobre Chiwaiwe, entregando información más detallada sobre el botín
y el estado de la guerra. Por lo visto era preocupación el que más que triunfos contundentes,
obtuvieran sólo la hacienda enemiga.
El botín que se ha recogido es insignificante y consiste en su mayor parte en ganado
lanar; todo perteneciente a los indios ladrones. El objeto de la expedición se ha conseguido,
pues se ha impuesto a los indios, y muchos caciques principian a hacer protestas de sumisión
El 3 de diciembre se realizaba un trawün entre los nagche figurando entre sus convocantes y
principales fütra lonko Wenchekal y Koilla. Para los militares esta reunión manifestaba la nueva
disposición indígena tras la reciente campaña militar. Wenchekal les había expresado su
disconformidad con la fundación de Angol “porque lo consideraba como el medio de que se
valían los cristianos para ocupar sus tierras y dejarlos a ellos en la miseria” 71 . En la reunión se
les hizo firmar un acta con los siguientes considerandos: 1º que era indispensable establecer
reglas para impedir crímenes y castigarlos; 2º que no tienen los mapuches autoridades que
contengan a las distintas agrupaciones en sus márgenes de libertad e impidan pasar a llevar los
intereses ajenos (o sea, desgobierno); 3º que los “honrados” y “amigos” –entre los mapuche- no
tienen condiciones ni estímulos para aumentar sus intereses de manera holgada, tranquila; 4º
se impone aplicar leyes, castigar a los ladrones y obedecer al gobierno.
En un contexto de desgobierno al interior de Chile esos considerandos podían ser claros,
consensuados y negociados por las partes (como en una lucha de facciones por poder político y
no por territorio), pero en el contexto en que se enunciaban se mantenía por la fuerza ocupado
un territorio que no pertenecía al Estado. Aun así, de lo paradójico de la situación y de una
práctica unilateral bajo un contexto de fuerza, los lonkos “acordaron”: 1º Obedecer a las
autoridades chilenas más próximas a sus territorios. Acudir cuando se les llamara e informar de
las situaciones en su interior, especialmente de aquellos que albergaban ánimos hostiles. 2º
Someter sus diferencias de intereses (cuando no pudieran dirimirlas) a los subdelegados de los
fuertes que estaban próximos a su territorio. Los conflictos intra-comunidad podía solucionarlo el
cacique, aunque se podía apelar al subdelegado. Como vemos un traspaso de soberanía y
potestad se estaba firmando en este encuentro a favor de Chile. 3º Ante un enemigo externo
(como España lo era para Chile) prestar hombres en lanza para su defensa.
Entre los derechos de que eran sujetos estaba el contar con protección de la intendencia ante
los especuladores o malhechores y ante los otros mapuche. Aparecían 17 lonkos entregando su
aprobación, sin firma, atestiguando por ellos 6 chilenos, uno de los cuales era el propio Basilio
Urrutia.
Por lo visto tanta esquilmación hizo que funcionara la estrategia chilena de llevar a los
principales lonko a pactar en los términos unilaterales del Estado. Basilio Urrutia se lisonjeaba
(en correspondencia de 12 de abril de 1866) ante el ministro de la guerra de haber logrado que
70
Basilio Urrutia. Los Ángeles 21 de febrero de 1866. Al Ministro de la Guerra, p. 57. En: Memoria que el
Ministro de Estado en el departamento de Guerra presenta al Congreso Nacional de 1866.
71
Memoria que el Ministro de Estado en el departamento de Guerra presenta al Congreso Nacional de
1866.
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Guerra y ganado en la conquista del Ngulumapu
Dossier
los wenteche a través de Kilaweke, Naweltripai y Liguen, acudieran a Los Ángeles a escuchar
las condiciones impuestas por el Intendente. Estas partían, como con los nagche, en una
ratificación de lo que no se quería, es decir, que ellos tuvieran una desconfianza infundada e
irracional ante las autoridades; que las disposiciones de las autoridades chilenas iban en
beneficio de la tranquilidad y bienestar de los pueblos-fuertes de la frontera y de la misma
población mapuche; que se les convocaba para evitar los continuos males que asolaban la
frontera; que la solución era la extradición de todos lo malhechores y la consagración de un
mando único entre ellos (los wenteche) que debía quedar en posesión de Kilaweke, el que se
entendería directamente con la Intendencia y recibiría sus órdenes.
Este episodio quedó en la memoria oral y fue transmitido por don Juan Kallfukura. En el se
hacía ver a Kilaweke como gestor de la paz con los militares.
Kilaweke ta illkukefui ta femnechi dunu meu,
femnechi müten femneayin tañi weda
femnekunuateu ta ñi nullaneael ta mapu [...]
Tufeichi kolonel Basilio Urrutia itro küme
wentru nei ta Kilapan ka tufachi falilkefi ñi
dunun, fei meu mai mütrümfi ta los Ankeles chi
waria meu. Amürkei ta kilaweke chilkatumerkei
tañi wi, ñi doi kewanoael.
Kilaweke protestaba de la ocupación de la
Araucanía que iba haciendo el gobierno, a
pretexto de comprar terrenos a los lonko[...] El
coronel Basilio Urrutia, considerándolo
consejero de Kilapan y hombre de respetar su
palabra, lo llamó a los Angeles. Kilaweke va y
72
firma una carta de paz
Los puntos “acordados” fueron: 1º La realización de un trawün Wenteche que permitiera a
Kilaweke explicar las razones “sinceras” del gobierno y coordinar la entrega de malhechores; 2º
Kilaweke tomaría el mando y representación de los Wenteche, lo que sería reconocido por el
gobierno nombrándolo Cacique Gobernador, responsabilizándose del orden entre e intra
comunidades. Acudiría a la Intendencia toda vez que fuera llamado, ejecutando sus ordenes.
3º La Intendencia le suministraría los recursos necesarios “para hacerse respetar y a procurarle
un sueldo mensual”. El punto 4º y final, por lo visto, demostró cierto nivel de maniobrabilidad
política de los líderes wenteche, al establecer que sólo fruto del trawün (estipulado en el primer
punto) y de su “consenso”, sería posible cumplir el punto 2º y 3º.
El ejército chileno, involucrado en la guerra contra España y sin poder de ofensiva en la
frontera, trasladaba escuadrones de avanzada desde los territorios ocupados, hacia sus lugares
de origen. Para el comandante en jefe de las fuerzas de ocupación, en su comunicación con el
73
gobierno central, esto se hacía para “la persuasión indicada” , pero ¿no lo sería ante las
presiones y negociaciones que sostenían con los propios mapuche?, es decir, desmilitarización
de sus territorios.
Como una forma de ganar tiempo y designar responsables en una guerra que aunque no
declarada, mantenía al estado mayor en una fase de precisión de los movimientos que
consideraban estratégicos, informaba el Ministro de Guerra la designación de Cornelio
Saavedra (mes de noviembre) como Jefe de la División de ocupación de la costa de la
Araucanía. El 7 de noviembre de 1866 se fundaba la plaza militar de Tolten y se tomaba
posesión de la angostura de Kolliko con otro fuerte militar, lugar por el cual circulaban los
mapuche para atravesar hacia Tolten. En cuanto a Keule, se comunicaba que por su ubicación
y el numero más reducido de mapuche en su alrededor, sólo se instalarían dos piezas de
artillería. La perspectiva geoeconómica sobre la zona en cuestión, hacía que familias se vinieran
72
Tomás Guevara y Manuel Mañkelef, Kiñe mufü trokiñche ñi piel. Historias de familias. Siglo XIX. (Temuco,
Chile: CoLibris / Liwen, 1912), 76 y 77.
73
Memoria que el Ministro de Estado en el departamento de Guerra presenta al Congreso Nacional de
1866.
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Dossier
Pablo Marimán Quemenado
por cantidades a poblar estos espacios. Para ello los buques de la armada trasladaban colonos
y comerciantes.
“Son motivos que contribuirán también poderosamente a que tengan un rápido desarrollo, la
buena clase de los terrenos que las rodean, susceptibles de toda clase de cultivo; los bosques
que contienen en abundancia diferentes especies de madera a propósito para construcciones; y
por fin, la facilidad de comunicación por los varios caminos planos que se dirigen a los diversos
puntos ocupados por las tribus del Imperial, Boroa, Villarrica y otras, con las cuales tienen ya los
pobladores numerosas relaciones de comercio (…) esas plazas militares son otros tantos
centros importantísimos que servirán para las futuras operaciones de la completa ocupación del
territorio araucano” 74
Estaba claro que las nuevas plazas militares eran vistas como enclaves que facilitarían la
defensa del territorio de los desembarcos de tropas españolas y de cualquier otra potencia, que
en guerra o no con Chile, podían disputar la soberanía entendiéndose directamente con los
mapuches.
En el mismo informe del ministro de la guerra, se señalaba la pronta construcción de nuevos
fuertes sobre los márgenes del río Malleko. Identificados seis puntos sobre los cuales circulaba
la población mapuche, los fines de avanzar la frontera se materializarían destruyendo la mayor
parte de estos pasos, salvo aquellos imposibles de inutilizar, sobre los cuales se instalarían
fuertes militares capaces de controlar cualquier desplazamiento indígena. Estos mediante
señales de aviso, comunicarían a la población civil y militar de la posibilidad de cualquier
peligro, pero sobretodo limitarían el desplazamiento mapuche al norte de dicho río. Al unísono y
estando recién elaborada, se aplicaría la ley de radicación indígena que había aprobado el
Congreso y que regulaba la enajenación de terrenos para la colonización. Los gastos de la
operación traerían sendas utilidades al erario nacional, como lo explicaba el Ministro.
“Asegurados los pasos del Malleko, el Estado puede entrar en tranquila posesión de los
terrenos baldíos y de los muchos que tienen ya adquiridos por compra. Su enajenación, de
conformidad con la ley de 4 de diciembre de 1866, o su distribución, atraerán indudablemente a
esos lugares una numerosa población, y el erario aprovechará tanto con la venta como con el
desarrollo que naturalmente tomará la industria. Subdivididos los terrenos en pequeñas
hijuelas, se presentarán muchos interesados halagados por su módico precio; y el interés
particular hará que esos fundos se encuentren en poco tiempo cultivados y suficientemente
75
poblados, para disipar hasta el más remoto temor de que puedan ser amagados”.
La visión militar hacía ver que la sola presencia de propietarios y de un marco regulatorio (el
estado de derecho chileno), harían imposible la recuperación de los mismos por los mapuche.
En la misma línea de ir afianzando el control territorial del Estado, se propuso la traslación del
poder político-militar desde Los Ángeles hasta Angol, tras la idea de prestar protección y
mantener el diálogo con las “tribus” aliadas, así como para contener a aquellas que insistían en
defender su patrimonio. Las tropas ascendían a 1180 efectivos sumando las fuerzas de
Mulchen, Negrete, Santa Bárbara, Angol, Nacimiento, Los Ángeles, Lebu y Kidiko.
Hacia 1867, los informes oficiales claramente denotaban que el acto que llevaban a cabo era
consecuente con hacer efectiva la presencia del Estado en un territorio que desde siempre se
pensó como parte de Chile, y en el cual los “indígenas” hacían ocupación, aunque no en calidad
74
.Memoria que el Ministro de Estado en el departamento de Guerra presenta al Congreso Nacional de
1867, 8.
75
Memoria que el Ministro de Estado en el departamento de Guerra presenta al Congreso Nacional de
1867, 9 y 10.
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Guerra y ganado en la conquista del Ngulumapu
Dossier
de propietarios o soberanos. El acto de conquista, expresado como de “ocupación”, pretende
jaquear las pretensiones mapuches de algún tipo de resistencia, echando mano de los
inmensos recursos naturales que estaban presente. Se menciona la tierra (también la madera,
los minerales), su subdivisión y venta, y como adyacentes a estos procesos la organización de
una industria y un comercio. Para esto era fundamental erradicar “el estado de sublevación y
depredación” que representaban los mapuches en trescientos años de historia. La idea no era
aniquilarlos sino reconocer y fijar su propiedad…a la manera chilena, es decir, reproduciendo
las desigualdades propias de una sociedad de clases.
Conclusiones provisorias
Sociedad y ganadería
Ambas sociedades entreveradas son tanto ganaderas como agricultoras; sin embargo, son
distintas en la manera en que este aspecto de su economía gravita en el armazón social de las
mismas. En la sociedad chilena esta condición se asoció a los grupos con poder económico y
político, los hacendados, actuando las clases subalternas ligadas a esta actividad como huasos
o inquilinos. Los grupos detentores del poder político en Chile lo componían latifundistas,
mineros y comerciantes. Las motivaciones geoeconómicas que gravitaron sobre el estado
durante la época de estudio, especialmente la apertura de mercados para el trigo y los
derivados de la ganadería, convirtieron a este sector en uno de los más comprometidos con la
conquista del Ngulumapu.
A pesar de las diferencias de clase entre los sectores acomodados de la sociedad -que
ostentaban poder económico, político, militar, religioso- y los grupos subalternos, estos últimos
no presentaron para la misma época posiciones divergentes de cómo proceder ante la
conquista del ngulumapu que impulsaban las clases dirigentes. Si bien esto es materia de un
estudio específico, podríamos suponer por omisión -con las fuentes que manejamos y la
bibliografía que citamos- que existió una colaboración de clases en el propósito estratégico
“nacional” que impulsó al grupo chileno a hacerse del patrimonio material de otra sociedad (el
territorio, sus recursos y el ganado mapuche).
Las guardias cívicas de infantería y caballería tuvieron una acción constante en “el frente”.
Estas fueron la manera en que la “sociedad civil”, aquella compuesta de hacendados,
campesinos, inquilinos, comerciantes avecindados en los pueblos fronterizos y, a medida que
avanzaba la frontera, quienes se iban convirtiendo en “población colonizadora”, actuaba de
manera conjunta con el Estado. La política hacia ellos de parte de los mandos militares fue
tenerlos como elementos de apoyo táctico al ejército regular beneficiándolos del botín,
puntualmente ganado, que se obtenía de las acciones militares en contra de los “indios
sublevados”. Si con las fuentes no podemos reconstituir aún la manera en que procedió la
distribución del botín, podríamos suponer que ésta se hizo en consideración a lo “puesto” en la
“empresa”. Existen cívicos a caballo y a pie, los primeros gozan de cierto estatus en la sociedad
fronteriza chilena, por ser ganaderos; los segundos eran sectores menos acomodados y hasta
marginales, algunos reclutados a la fuerza.
En el medio mapuche la ganadería reprodujo un modelo de sociedad descentralizada,
configurándose en base a grupos territoriales interconectados cuya base social lo
representaban familias extensas estructuradas poligámicamente. Si bien los datos
etnohistóricos nos proyectan grupos que al interior de la sociedad mapuche concentran este
valioso elemento, sus autoridades (lonko, ülmen) podían gozar o no de una acumulación
significativa de ganado. El liderazgo entre los mapuche no fue exclusivo de quienes contaban
con un patrimonio material en base a la acumulación de la riqueza. La posesión del ganado
estaba en todos los grupos-familiares partes del lofmapu.
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Dossier
Pablo Marimán Quemenado
El ganado en esta sociedad tuvo más vías de redistribución entre sus componentes, por
ejemplo, a través de la “empresa” del malon. El kona no es el vaquero-güaso-gaucho que
trabaja “apatronado” en la estancia-hacienda de la sociedad “criolla”, sino más bien un
“inversionista” que con su esfuerzo/trabajo asegura su parte de manera autónoma a cualquier
proceso de acumulación individual del trabajo colectivo. No es extraño encontrar en las fuentes
a lonkos que gozaban del prestigio de la autoridad, siendo “pobres” en términos de acumulación
ganadera. Esto no nos puede llevar al idealismo de un comunismo primitivo operando entre los
76
mapuche. La condición de “riqueza” fue bien vista y estimulada entre los mapuche , lo que
motivó conflictos entre sus agregados fue la concentración y monopolio de ciertos “bienes”
como la sal y el ganado. Quienes impusieron sus intereses parciales generaron significativos
ciclos de conflictos.
Sobre la guerra
El contexto histórico estudiado corresponde a los primeros años de la expansión chilena sobre
el Ngulumapu septentrional. Esta etapa gozó de inseguridad, por parte del alto mando militar,
por circunstancias como la crisis económica para realizar una campaña a gran escala y a cargo
del erario nacional; por la guerra que se sostuvo con España; y por una opinión pública que no
estaba del todo de acuerdo con una guerra total hacia el mapuche.
En este contexto la palpable apropiación del ganado mapuche aparecía con dos lecturas
críticas: 1º como un medio de insuflar capital a quienes tenían intereses creados sobre el rubro
y 2º la de aquellos que consideraban que no correspondía al quehacer de un ejército de la
república, asociando directamente el acto con vandalismo y robo. Por lo visto, no se
consideraba un daño al “enemigo” el extraer sus bases materiales de existencia. Aún así los
mapuches resintieron los golpes, lográndose parte de la estrategia militar como era su
presencia en parlamentos determinados unilateralmente por el estado.
Resultaba paradójico que los “enemigos” de un Estado invasor, no se presentaran a campo
abierto a batallar e insistieran en parlamentar, al mismo tiempo que otros si resistían y
atacaban. No operó el conflicto interétnico –puesto en una situación límite- bajo la dinámica de
una guerra convencional, ni una confrontación total, tampoco con los protocolos ad hoc. El
fenómeno de la guerra descrito no tiene ningún tipo de regulación, no hay una declaración que
la inicie ni protocolos de capitulación 77 .
Al contrastar una sociedad estatal con mando militar centralizado -por lo tanto con un ejército
permanente, con polvorines, sistemas de reclutamiento y plazas militares exclusivas
(regimientos, fuertes, etc.)- tras el fin estratégico de conquistar otra nación; con una sociedad
indígena con componentes territoriales que articulan sus poderes de manera descentralizada -y
que adolece de un segmento de su población destinado a labores exclusivas de corte militarque mantiene una relación entre ella y con los no mapuche a través de mecanismos políticos
que supeditan lo militar a la búsqueda de una convivencia más que a una conquista; es que
debiéramos precisar el tipo de “guerra” a que corresponde la “pacificación de la Araucanía”.
Este ensayo ha usado conceptos como conquista (ausentes en las fuentes militares),
entendiendo las distinciones entre un mundo socio cultural y otro.
76
Al sujeto que tiene “situación” entre los mapuche se le denomina hasta el día de hoy como Kümeche, que
literalmente se puede traducir como buena gente, pero que hace alusión a su buena condición (entre ella la
de tipo “material”) de existencia.
77
Los que existieron en la dinámica guerra-parlamento (con España y la temprana república) tras fines de
recrear/restablecer relaciones en contextos de reconocimiento de soberanías-potestades independientes,
habían quedado en desuso.
- 58 -
Guerra y ganado en la conquista del Ngulumapu
Dossier
La construcción del conocimiento de este ensayo se hizo desde las fuentes militares chilenas 78 .
En ellas existe una tensión permanente en el discurso oficial, pues si bien tratan de naturalizar,
mediante el término “ocupación”, la conquista de un territorio y su población, los mismos
informes demuestran el desconocimiento que tenían del mismo, así como su afán por mantener
bajo control una situación inmanejable a veces. La revisión de estas fuentes primarias nos hace
ver una realidad de manera sesgada, y dentro de esta la apreciación tan solo del alto mando
castrense. En varios pasajes de la información hecha llegar al Ministerio de Guerra pareciera
que existió el esfuerzo por limitar la obtención de botín de entre los mapuche, y la buena
disposición del alto mando por controlar los hechos de este tipo. Aunque no cuesta imaginar la
vista gorda que debieron hacer de excesos que otras tribunas, como los diarios, se encargaban
de encarar a los militares, involucrando directamente a sus mandos.
En los años resumidos las motivaciones por la tierra como por el ganado mapuche corrían
parejos para los conquistadores. Se trataba de dos bienes que aunque relacionados, gozaban
de distinta valoración, no sólo económica, sino también simbólica. Centrar la atención
exclusivamente sobre el recurso tierra se hace limitado para comprender la serie de
motivaciones que guiaron a los chilenos a la guerra contra el mapuche. La obtención-arrebato
de la ganadería significó una verdadera descapitalización, con el consecuente
empobrecimiento, y una reinversión de la misma en otros actores que pasarían a ser claves en
la ingeniería económica de los territorios al sur del Bío-Bío, como lo fue el latifundio, el
inquilinaje, los colonos y el campesinado.
78
Quedan pendiente para un futuro estudio las categorías en mapudungun de la guerra (kewan; weichan,
aukan) y la memoria sobre la misma, que nos haga comprender su propia “prosa de la resistencia” del
fenómeno. Captar la organización (su institucionalidad), sus componentes rituales como simbólicos, es
desde ya un campo de investigación complementario y fundamental.
- 59 -
Dossier
Pablo Marimán Quemenado
- 60 -
aniu
Espacio
Regional
Volumen 2, Número 6, Osorno, 2009, pp. 61 - 82
ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LAS
COMUNIDADES DE HUILÍO Sergio Caniuqueo Huircapán 1
sergiocaniuqueo@gmail.com
Comunidad de Historiadores Mapuche
Santiago, Chile
RESUMEN
El presente artículo busca dar cuenta de la realidad de las comunidades mapuche a partir del
estudio de casos particulares, como es el caso de estas comunidades pertenecientes a un
sector más amplio que es el rewe de Huilío. Nuestro interés se enfoca a vislumbrar la relación
Estado y comunidad a partir de la gestión, de la relación burocrática en la cual se fosilizan las
acciones de las comunidades, así como también la respuesta del Estado, desprendiéndose
además efectos que condicionan el desarrollo de la comunidad.
Palabras claves: comunidad mapuche de Huilío, estado, sistema burocrático
ABSTRACT
This article tries to represent the reality of the mapuche communities starting with the study of
particular situations like, for example, the Rewe of Huilío. Our interest is directed to understand
the situation between the State ant the community through the administrative system in which
stand eternally the actions of the communities as much as the State answer, provoking effects
that conditioned the development of the community.
Key words: Mapuche community of Huilío, state, administrative system
Artículo recibido en septiembre de 2009; aprobado en noviembre de 2009.
Miembro de la Comunidad de Historiadores Mapuche. Profesor de Estado en Historia, Geografía y
Educación Cívica. Universidad de la Frontera. Estudiante Magíster Estudios Latinoamericanos. Universidad
de Chile. Becario Fundación Ford. Una versión más amplia de una historia de Huilío la está desarrollando el
historiador Pablo Marimán y el sociólogo Rodrigo Levil. El texto original se había desarrollado como insumo
para la Planificación de un Proyecto de Desarrollo Integral para una PAT Orígenes, la versión actual ha sido
complementada con nuevos datos acerca de las comunidades de Huilío.
1
Dossier
Sergio Caniuqueo Huircapán
Introducción
Aproximándose a la territorialidad histórica y el reduccionamiento
Designar una fecha al poblamiento del sector de Huilío es casi imposible, a la llegada de los
españoles este sector se le veía como parte de lo que era Boroa. Pero la con el tiempo se va
descubriendo a partir de los mapas que este sector no era parte de Boroa, si bien existían, y
actualmente existen buenas relaciones familiares son un sector sumamente amplio y que a
finales del siglo XIX tenían total autonomía de Boroa, es más existía una relación de alianza
política militar. La gente de Boroa y Huilío habían tomado distancia de la guerra entre 1862 a
1880, de hecho Don Pedro Marin, kimche (sabio) del territorio de Wilio, cuenta que Nekulman
se ocultó en su territorio, bajo el amparo del longko 2 Kalkin. Nekulman temía a los chilenos,
pese que no había participado en ninguna acción contra de ellos. De hecho sabía del
contramalon que venía dando su pariente Painefilu, de Maquehue, a todos los territorios
ubicados entre el Cautín y el Tolten. Asesorados por un hombre de Malleko, llamado Lülen,
quien se ofreció de werken (mensajero) para la rendición. Painefilu le sugirió que maloqueara a
los refugiados que se encontraban entre Wilio y Forrowe, y entregara los animales en el fuerte
de Temuco, Nekulman 3 cumplió entregando alrededor de 400 vacunos. También fue asesorado
por José Santos Pulgar 4 , quien lo orienta en la audiencia con el general Del Canto y en la
logística del traslado de los animales, a ello se suma el longko Mariano Catalan, quien presta la
ayuda para guardar los animales. En un trawun realizado por los longko Kankin y Kolükoi 5 , las
personas de Wilió optan por entregarse junto a Nekulman.
La división con los lof y longko que estaban en contra de los chilenos no era un oportunismo de
último minuto, ya había sido una decisión con varios años. Tomás Guevara lo describe de la
siguientes manera.
Todo el año de 1866, Quilapan continuó en su obra de mover a la rebelión a las tribus de la
Araucanía. Cuando las atenciones de la guerra con España exigieron el retiro de la frontera del
batallón 7.º de línea, trasladado a Talcahuano, el infatigable cacique redobló sus esfuerzos en
este sentido. Al fin consiguió comprometer a los jefes de las agrupaciones más densas en un
alzamiento general. Algunos de los comprometidos celebraban, no obstante, con las
autoridades acuerdos de paz, que ocultaban diplomáticamente sus verdaderos propósitos.
Fracasó el plan acordado, que había traído fatales resultados en estas circunstancias,
solamente por la negativa del cacique de Huilio, al norte de Toltén, Alonso Catrivol, que se
apartó de la alianza por temor o por resentimiento con algunos de los promotores del
6
levantamiento.
2
Longko, Líder político, social y religioso, elegido por su linaje y/o por valores como sabiduría, fuerza y
poder.
3
Juan de Dios Nekulmán, junto al Ina Longko Katrifol de Wilio, habían participado del parlamento de
Tolten en los días 21 y 22 de enero de 1870, una que vez que se trata de aislar a los wenteche (parcialidad
mapuche ubicada en la depresión intermedia) en una ofensiva militar chilena que venía desde 1969. ARA;
FMM; Memoria de Guerra de 1870 presentada ante el Congreso Nacional. Anexo Correspondencia de la
Alta Frontera pág. 68-72.
4
Informante de Tomás Guevara y Manuel Mañkilef; Kiñe mufü trokiñche ñi piel. Historias de Familias/ siglo
XIX (Temuco, Chile: CEDEM-LIWEN & CoLibris Ediciones, 1912), 157.
5
Como se puede apreciar las redes de poder mapuche son a nivel territorial, avanzan a partir de estructuras
parentales y de alianzas, que por lo breve de este trabajo no podremos explicitar, pues se hace necesario
armar un marco conceptual y metodológico más extenso. Unos de estos esfuerzos intelectuales ha sido el
proyecto de Mapu-Territorialidad y entre ellos Roberto Morales, Poder Mapuche y Relaciones con el Estado.
Fundamentos Socioculturales desde la Mapu Territorialidad Mapuche; en: Roberto Morales (com.)
Territorialidad Mapuche en el siglo XX (Temuco, Chile: Instituto de Estudios Indígenas UFRO & Ediciones
ESCAPARATE).
6
Versión electrónica en Internet, 35.
- 62 -
Antecedentes históricos de las comunidades de Huilío
Dossier
Además se menciona que estás reducciones fueron intervenidas con agentes secretos. Esto
como una estrategia de mantenerlos divididos frente a las otras comunidades en conflicto.
Con una astucia muy semejante a la de los mismos indios, tomó diversas medidas para
apartarlos de toda alianza con los rebeldes. Una de ellas fue colocar agentes secretos en las
reducciones de Boroa, Imperial, Maquehua, Huilio, Pitrufquen y Villarrica, para estar al corriente
7
de lo que pensaban y hacían esas tribus.
Las relaciones territoriales de la gente de Huilío con otros lof son amplias, como lo apreciamos
en el siguiente testimonio:
“También se iba a cancha de Pascua, ahí era más grande, venía gente de Chucauco, Wilio, acá
Ragiñtulewfu, de Estación Boroa, Rengalil, Huichahue, harta gente. Ahí mandaba Neculmán,
esto se hacía casi todos los años, estos trawun igual que acá todos los sectores decían cómo
estaban, todo esto habrá durado hasta como 1930 o un poco más después les pasó lo mismo
que acá, llegaron los comerciantes y las carreras a la chilena y eso se fue perdiendo; ahora
puro trago y peleas.” 8
Este tipo de relaciones se mantuvo has pasado los años 50’, decayendo en los últimos 30 años,
debido a la intervención de otras lógicas en los espacios, producto del alcohol como se
menciona en la cita. También en una entrevista al fallecido longko don Carlos Catrifol menciona
9
que su abuelo fue juez, que mandaba hasta Teodoro (Schmidt) su nombre era Kurrel.” , esto
una vez avanzado el ejército y comenzando a formarse una nueva territorialidad, donde van
apareciendo nuevas instituciones como los municipios, gobernaciones e intendencia. Donde a
aparecen los jueces como autoridad jurídica y también la escuela. Hay que recordar que Huilío
fue una subdelegación 10 , cabe recordar que huilío queda dividido en 2 Departamentos, el de
Temuco y el de Imperial 11 , este tema no es menor ya que para sus trámites administrativos
debían acudir a donde el límite administrativo lo obligaba, esto también ocurrió para el caso de
los Juzgados de Indios.
Pero no todo fue tranquilidad después de la supuesta pacificación, las cosas cambiaron
drásticamente, apareciendo hijuelas, fuertes, bandidos. Apoco de fundado el fuerte de Freire en
1884 sucede lo siguiente:
En Freire, en junio de 1884, parte de la guarnición del fuerte protagonizó uno de estos
incidentes, asesinando a un teniente, saqueando el cuartel y luego dándose a la fuga. “No han
hecho mal ninguno en la población”, escribió El Eco del Sur, “sólo rompieron la máquina
12
telegráfica y se llevan el haber de la tropa que había llegado ese día...” . La partida de
fugitivos, compuesta originalmente por treinta y siete soldados, huyó con dirección a Allipen,
perseguidos de cerca por las tropas nacionales. El 29 de junio, vale decir, diez días después del
7
Versión electrónica en Internet, 58.
Andrés Curiche. Lonko Kupan. Comunidad Curiche Epul. Rewe Ragiñtulewfu. Comuna de Nueva
Imperial. 19-I-03.
9
Andrés Curiche. Lonko Kupan. Comunidad Curiche Epul. Rewe Ragiñtulewfu. Comuna de Nueva
Imperial. 19-I-03. Estos datos fueron tomados en un formato de apuntes o notas de campo, es por ello que
su redacción tiene esta estructura.
10
“Archivo Regional de la Araucanía; Fondo Boletín de Leyes y Decretos”; 1910; p. 794 a 800, se fijan los
límites de las subdelegaciones Maquehua, Botrolhue, Quepe, Freire, Huilio, Huichahue, Cunco y Allipen del
Departamento de Temuco.
11
“Archivo Regional de la Araucanía; Fondo Boletín de Leyes y Decretos; 1938”; p. 916 a 926, se fijan los
límites de las subdelegaciones de Nueva Imperial, Mañío, Ranquilco, Malalalche, Repucura, Cholchol,
Renaco, Carrerreñi, Boroa, Almagro, Nohualhue y Huilío del departamento de Imperial.
12
El Eco del Sur, Angol, 19 de junio de 1884.
8
- 63 -
Dossier
Sergio Caniuqueo Huircapán
motín, sólo quedaban dos prófugos. “Ha habido que hacer fuego y matar o herir a los que no
quisieron rendirse”. De los fugados capturados, “siete fueron fusilados a las 8 de la mañana del
13 14
28 de julio [1884] en la plaza de Temuco...” .
Así las comunidades de Huilío y otras cercanas a Freire se vieron envueltas en una ola de
desconfianza al chileno, los bandidos y estafadores cruzaban las comunidades, pero también
comenzó a instalarse los fundos, primero se generaron títulos provisorios, a partir de remates en
subastas públicas, para después obtener el título definitivo, así fueron incorporándose las fajas
de tierras cercadas con alambre que señalaban nuevos propietarios, luego las ventas y la
generación de la gran propiedad. De esta manera se fue haciendo necesario contar con un título
de propiedad, así las cabezas de familias se acogieron a la ley que entrega el título de merced y
fueron mensurados, se le entrego más o menos 4 hectáreas por personas. Hasta ese entonces
suficiente para vivir de la agricultura pero no para vivir de la ganadería. La gente siguió
trabajando con animales de hecho, como veremos más adelante hasta 1970 se trataba de vivir
con una economía basada en el ganado, mientras la agricultura era percibida para la
alimentación del hogar y algunos excedentes para la venta y comprar algunas mercadería, lo
que dejaba dinero era la venta de animales.
Tabla 1. La radicación
Imperial
N.º de
personas
radicadas
78
Super
ficie
(ha)
330
Densidad
poblacio
nal
4,23
207
Temuco
49
258
5,26
Traltrain
Maloogüe
230 a
229 a
Temuco
Imperial
35
66
245
364
7
5,51
1903
Inuicue
206
Temuco
139
612
4,40
1908
Huilío
220
Imperial
17
59
3,47
384
1868
4,86
Comunidad
Tm
Año
Lugar
N.º de
hijuela
Departam
ento
Huencho
Rupayán
Bartolo
Quintulén
Pedro Antil
Pehuenche
Jaramillo
Ramón
Tromelén
Hueche
Catrefol
Totales
787
1901
Yuco
176
856
1903
Chodoico
860
871
1903
1903
899
153
6
-
Fuente: Elaboración propia sobre la base de los datos encontrados en los Títulos de Merced.
Como apreciamos en el siguiente cuadro, las comunidades se comienzan a radicar después de
1900, siendo la primera Huecho Rupayán y la ultima Hueche Catrifol, vemos que la cantidad de
personas por hectáreas oscila entre las 3,47 a las 7 hectáreas. Se radicaron 348 personas en
1868 hectáreas, siendo la comunidad más amplia la Ramón Tromilén con 139 y 612 hectáreas.
La variabilidad de hectáreas se debe a que en muchos lugares productos de zonas bajas e
inundables existen tierras que quedan inutilizables, no es que hayan hecho algún arreglo para
obtener más cantidad de tierras. Si uno observa el detalle en cuanto al número de hijuela, la que
comparten letras significa que originalmente se estaba pensando en un paño mayor, existían
paños que iban de las 400 y 500 a unos pequeños que eran de 50 hectáreas, e incluso menos.
Como apreciamos a continuación en lo que es el plano Boloña.
13
El Yumbelino, 4 de agosto de 1884.
Leonardo León, Araucanía: La Violencia Mestiza y el mito de la “Pacificación”, 1880-1900 (Santiago,
Chile: Universidad ARCIS), 76 y 77.
14
- 64 -
Antecedentes históricos de las comunidades de Huilío
Dossier
Señalábamos anteriormente que el territorio de Huilío queda divido en dos departamentos
Temuco e Imperial, Vemos que en Temuco quedan las comunidades Bartolo Quintulén, Pedro
Antil y Ramón Tromilén, mientras que en Imperial se encuentran Huencho Rupayán, Pehuenche
Jaramillo y Hueche Catrefol.
Imagen 1. Plano Boloña
Huecho Rupayán
hij. n.º 176 de
330 ha
Pehuenche
Jaramillo hij. nº
229A de 364 ha
Pedro Antil hij.
n.º 230A de 245
Fuente: Boloña 1916. Archivo regional de la Araucanía.
- 65 -
Dossier
Sergio Caniuqueo Huircapán
Imagen 2. Plano Boloña
Error plano. Nombre
correcto Ramón Tromelén
Bartolo Quintulén hij. n.º
207 de 258 ha
Hueche Catrefol Hij. n.º
220 de 59 ha. La hijuela
debió ser partida
Fuente: Boloña 1916. Archivo regional de la Araucanía.
Como se aprecia en los planos, la exactitud de los terrenos reconocidos por Títulos de Merced
en algunos son vagos, por ejemplo la hijuela 219 de 92 has y la de 220 de 95 has, aparecen sin
dueños, una vez que se entrega la hijuela 220 a la comunidad Hueche Catrefol vemos que no
se le entrega las 95 has, sino que solo 59 has. De esta manera se zanjaron las propiedades de
las comunidades y se les imposibilitó de ampliarse territorialmente, ya que quedó una
comunidad al lado de la otra. Cabe destacar la manipulación de la radicación al los trazos en
línea recta nos respetando los antiguos deslindes naturales que sirvieron de coordenadas
territoriales a las comunidades.
Censo de 1966
Originalmente este censo comenzó en 1962, como parte de las políticas de modernización del
Estado, y en el caso mapuche, a partir de obtener datos que apoyen un proceso de Reforma
Agraria que se viene dando en todas partes de Latinoamérica. Este censo busca describir a las
comunidades y familias mapuche, su composición, sus servicios básicos, su producción y forma
de producción. Este censo buscaba encontrar las debilidades productivas y las fortalezas para
el desarrollo de políticas agrarias orientadas a las comunidades mapuche. Para el caso de
Huilío el censo se realizó en 1966, en un período en la cual las comunidades estaban
desarrollando gestiones para adquirir sus escuelas, por ejemplo. Algunas tenían juicios de
partición y restitución en el Juzgado de Indios, lamentablemente por lo corto de esta
investigación no se pudieron ubicar dichas causas ya que no existen catálogos por el momento
en el Archivo de asuntos indígenas, por lo cual hay que revisar los fondos por completo.
- 66 -
Dossier
Antecedentes históricos de las comunidades de Huilío
Tabla 2
Adultos
Escolares
Pe
Comunidad Fam.
rs.
Pre-escolares
Lactantes
T
H
M
T
M
H
T
H
M
T
H
M
Pedro Antil
13
62
35
20
15
17
11
6
6
1
5
4
3
1
Huencho
Rupayán
38
179
97
52
45
54
25
29
20
7
13
8
4
4
Bartolo
Quintulén
16
87
56
30
26
18
11
7
8
5
3
5
2
3
Hueche
Catrifol
3
25
13
7
6
5
2
3
3
2
1
4
0
4
Ramón
Tromilén
50
258
154
80
74
74
40
34
17
11
6
13
6
7
Pehuenche
Jaramillo
38
188
96
57
41
56
27
29
22
11
11
12
9
3
Totales
158
799
451
246
207
224
116
108
76
37
39
46
24
22
Fuente: Elaboración propia, sobre la base de los datos encontrados en la fichas del Censo DASIN de 1966.
Viendo los totales podríamos calcular que tenemos hay un promedio de 5 personas por familia.
Las categorías usadas están de acuerdo a su contexto histórico y no se hicieron las
separaciones por quintiles en las edades, esto es porque la población adulta se le consideraba
productiva hasta en su vejez en contextos rurales, esta deformación nos impide ver él como
sería una pirámide poblacional y los recambios generacionales, de todas maneras se ve un
recambio generacional importante, toda vez que los estudiantes contabilizados se encuentran
por debajo los 15 años, ya que solo se consideraron a los estudiantes que estaban cursando la
enseñanza primaria. Por otro lado, la proporción entre genero se da mayormente en el
segmento de adultos y se encuentra inclinada hacia los hombres. Una posible explicación es
que muchas de las mujeres han emigrado en busca de nuevas posibilidades laborales,
lamentablemente deben existir más, pero los datos no la pueden sostener.
- 67 -
Dossier
Sergio Caniuqueo Huircapán
Tabla 3. Escolaridad
Comunidad
Sin
escolaridad
Escolares
inasistentes
Promedio de escolaridad en
años
Pedro Antil
16 (45,7%)
3 (17,6%)
1er año preparatoria
Huencho Rupayán
37 (38,1%)
21 (38,8%)
3er año preparatoria
Bartolo Quintulén
22 (39,2%)
4 (22,2%)
4to año preparatoria
Hueche Catrifol
4 (30%)
0
3er año preparatoria
Ramón Tromilen
77 (50%)
15 (20,2%)
3er año preparatoria
Pehuenche Jaramillo
57 (58%)
6 (10,7%)
4to año preparatoria
Total
213
49
3er año preparatoria
Fuente: Elaboración propia, en base a los datos encontrados en la fichas del Censo DASIN de 1966.
La escolaridad solo abarca a los adultos, y sobre esa población se encuentran el porcentaje, el
mismo caso para el tema de escolares insistentes. Cabe señalar que las con menor escolaridad
son la mujeres principalmente las dueñas de casa. No deja de llamar la atención el número de
estudiantes inasistentes, tomando encuentra que solo se les consideraba en la educación
primaria y como mocionábamos anteriormente solo hasta los 15 años aproximadamente. La
oscilación entre el 10% al 38%, nos indica que muchos de ellos no hay relación la lejanía o
cercanía de la escuela, como se puede apreciar en la comunidad Pedro Antil y Huencho
Rupayán, que poseen escuelas, a diferencia de la Hueche Catrifol que la escuela está fuera de
la comunidad a 2 kilómetros.
Por otro lado, la mayoría de los jefes de hogar tienen preparatoria, siendo el promedio 3º de
preparatoria, ello se debía a dos razones, la necesidad de la fuerza de trabajo de los niños y la
oferta educativa, lo que llevaba a que los niños estaban una temporada en la escuela, lo que no
significa que estaban todo el año escolar. Son los jóvenes entre 20 a 35 años quienes poseen
mayor escolaridad, y en el caso de los niños, la mayoría de ellos están cursando hasta donde la
oferta educativa les permite dentro de la comunidad. Ello nos revela la importancia que se le
comienza dar a la educación en esta década, esto también se refleja en los trámites para la
construcción de escuela. Cabe mencionar que las escuelas llevan pocos años de vida,
refiriéndonos a las que se encuentran al interior de las comunidades.
- 68 -
Antecedentes históricos de las comunidades de Huilío
Dossier
Tabla 4. Distancia de los servicios básicos
Comunidad
Escuela
Posta
sanitaria
Carabineros
Ciudad
mercado
Nombre
ciudad
mercado
Pedro Antil
0
6
6
6
B. Arana
Huencho
Rupayán
0
23
23
23
Freire
Bartolo
Quintulén
1
25
25
25
Freire
Hueche
Catrifol
2
25
25
25
Freire
Ramón
Tromilén
3
26
26
26
Freire
Pehuenche
Jaramillo
4
4
27
27
Freire
Fuente: Elaboración propia, en base a los datos encontrados en la fichas del Censo DASIN de 1966.
Para el caso de los servicios básicos las escuelas son las únicas que se encuentran dentro de
las comunidades, postas y carabineros se encuentran en el poblado de Quepe o deben asistir a
Freire. Pedro Antil es la única comunidad que se conecta con Barros Arana al parecer y
Pehuenche Jaramillo es la única que se articula a una posta rural. Las distancias con Freire
oscilan entre los 23 y 27 kilómetros, lo que significa que en esa época un viaje a Freire
perfectamente podía durar una 6 a 8 horas cargadas en carretas tiradas por bueyes. Freire a
esa época era parte del ramal Freire Toltén, por lo tanto, es una ciudad que permite comerciar
desde la costa hasta Temuco. Por otro lado, la posta hasta ese momento no resolvía muchos
problemas de salud, lo que permitía en ese tiempo y con el poco bosque nativo que iba
quedando, mantener parte del sistema de salud mapuche y en cuanto a los conflictos
carabineros solo podía actuar sobre actos ya realizados, aunque cabe señalar que también
existía la posibilidad de arreglarse entre vecinos cualquier disputa, y recurrir a carabineros o la
justicia sobre casos sin capacidad de resolverse internamente.
Como señalábamos anteriormente, la educación es un tema aparte, en julio de 1964, de
acuerdo al decreto 981, y en sentencia del Juzgado de Indios en base a la ley 14511, se le
expropia a la comunidad Pedro Antil la cantidad de 1 hectárea para el funcionamiento de una
escuela fiscal 15 . La otra comunidad que había donado terreno es Hueche Catrifol, en 1968,
después del censo. En informe topográfico encontramos que el comunero Manuel Rupallán
dona 1,51 has, para el funcionamiento de la escuela 16 . Hacia el 14 de octubre el terreno todavía
17
sigue en trámite, la escuela en cuestión es la Nº 86 “El Diuco” . El decreto finalmente se
15
Decreto 981 de 1964. Expropiación con fines de educación. Archivo de asuntos Indígenas CONADI.
Carpeta Administrativa Pedro Antil TM 860.
Informe, 3 de julio de 1968. Topógrafo Rubén Monsalve a Director Asuntos Indígenas Santiago. Archivo
de asuntos Indígenas CONADI. Carpeta Administrativa Huenche Catrifol TM 787.
17
Informe 009282/132053, Visitador Educacional, Alejandro Boehmwald, 14 de octubre 1968. Archivo de
asuntos Indígenas CONADI. Carpeta Administrativa Huenche Catrifol TM 787.
16
- 69 -
Dossier
Sergio Caniuqueo Huircapán
entrega con fecha de 8 de enero de 1969, es el Nº 33, y que finalmente señala que son dos los
18
donantes Manuel Rupayán y Benito Ruyán.
Imagen 3. Comunidad Pedro Antil
18
Decreto Nº 33 de 1969. Expropiación con fines de educación. Archivo de asuntos Indígenas CONADI.
Carpeta Administrativa Huenche Catrifol TM 787.
- 70 -
Antecedentes históricos de las comunidades de Huilío
Dossier
Tabla 5. Necesidades expresadas a los encuestadores
Comunidad
1
2
3
Pedro Antil
Animales
Alambre para
cercos
Implementos
Agrícolas
Huencho Rupayán
Semillas
Abonos
Zinc
Bartolo Quintulén
Abono
Crédito
Semillas
Hueche Catrifol
Escuela Fiscal
Completa
Animales de trabajo
Tierras
Ramón Tromilén
Mat. Construcción
Animales de trabajo
-
Pehuenche
Jaramillo
Parcelas
Animales de trabajo
Aperos agrícolas
Fuente: Elaboración propia, en base a los datos encontrados en la fichas del Censo DASIN de 1966.
El ranking de necesidades nos llama poderosamente la atención, animales semillas y abonos
nos llevan hacia la necesidad de mejorar la producción, la escuela fiscal completa nos revela la
intención de mejorar la educación y su cobertura, lo que se traduce en ver a la educación como
una instancia que entrega herramientas para la vida, sobre todo si se piensa en personas que
están emigrando a las ciudades, donde los créditos de bancos así como del Estado están
diseñadas para personas con cierto grado de alfabetización. Por lo tanto vemos que la
educación se transforma en algo funcional para la comunidad, sin mencionar el tema jurídico y
de otros tipos de transacciones. También era una forma de protegerse de los engaños por
carecer de instrucción.
Lo relacionado con materiales de construcción y parcelas, se orientan hacia el tema de la
propiedad individual y mejorar la calidad de vida. En segundo y tercer lugar las necesidades se
orientan a la producción y dentro de ella infraestructura agrícola así como insumos, incluyendo
el crédito. Por otra parte, la propiedad individual evita conflictos o así parece, sobre todo
pensando en que las comunidades se comienzan a sobre poblarse.
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Dossier
Sergio Caniuqueo Huircapán
Tabla 6. Superficie y densidad poblacional
Comunidad
Superficie
(Hás)
Personas
Censo 1966
Densidad
poblacional
1966
Densidad poblacional
radicación
Huencho
Rupayán
330
179
1,84
4,23
Bartolo
Quintulén
258
87
2,96
5,26
Pedro Antil
245
62
3,95
7
364
188
1,93
5,51
612
258
2,37
4,40
59
25
3,36
3,47
Pehuenche
Jaramillo
Ramón
Tromelén
Hueche Catrefol
Fuente: Elaboración propia. Datos Censo 1966 y TM.
Como apreciamos, todas bajan su densidad, esto quiere decir que por cada persona hay menos
superficie, no es un tema menos incluir a la educación en proceso de desarrollo y la
preservación de las tierras, el Estado solo se relaciona con el alfabetizado, en la ciudad obtiene
mejor trabajo la persona que tiene educación. Así como la defensa jurídica obliga a tener una
práctica de la lectora escritura para poder entender los procesos que envuelven la compra, una
herencia o una postulación.
Tabla 7. Tierras ocupadas
Comunidad
Aptas cultivos
Praderas
Forestación
Total
Pedro Antil
115
22
-
137
Huencho
Rupayán
242,50
-
10,50
253
Bartolo
Quintulén
202
3,5
1
206.5
Hueche
Catrefol
58
1
0
59
Ramón
Tromelén
446,75
15
4,25
464,50
Pehuenche
Jaramillo
241
4
Total
1305,25
45,5
245
15,75
1365
Fuente: Elaboración propia, en base a los datos encontrados en la fichas del Censo DASIN de 1966.
Las comunidades ocupan tres partes, aparentemente, de lo entregado por el Titulo de Merced,
esta visión es peligrosa toda vez que no se toma en cuenta la tierra en descanso, así como las
tierras que no se ocupan por tener connotaciones socioculturales. Por otro lado, se ve una
- 72 -
Antecedentes históricos de las comunidades de Huilío
Dossier
agricultura extensiva. Lo paradójico de esto es que como veremos en el cuadro siguiente existe
una carga animal mucho más elevada de lo que podrían cubrir 45,5 hectáreas. Por otro lado, la
producción es extensiva como veremos en el cuadro de volumen de productos agrícolas.
Tabla 8. Ganadería
Comunidades
Bueyes
Vacas
Otros
vacunos
Caballares
Ovejunos
Porcinos
Aves
de
corral
Pedro Antil
17
11
3
8
71
60
300
Huencho
Rupayán
50
31
34
40
210
145
560
Bartolo
Quintulén
38
39
39
38
307
110
393
Hueche
Catrifol
6
5
4
7
59
19
110
Ramón
Tromilén
70
56
53
47
504
300
1306
Pehuenche
Jaramillo
54
43
40
32
253
134
615
Total
235
185
173
172
1404
768
3284
Fuente: Elaboración propia, en base a los datos encontrados en la fichas del Censo DASIN de 1966.
Solamente en animales vacunos tenemos 593 animales, no sumando caballares y ovejunos, lo
cual implica una sobrecarga en materia de talaje, es posible que muchos de estos animales
estén a medias pero no se ha declara si están dentro de la comunidad o en comunidades
vecinas. Lo claro es que los animales vacunos son importante en esta economía, son el motor
para desarrollar la actividad agrícola, los implementos bases en cada familia son bueyes, arado
y rastra, el equipo completo. Por otro lado, la carreta es el transporte para la producción, sea
trigo o papas.
Los vacunos, ovejunos y porcinos son los animales predilectos para la venta, todos ellos
vendidos estacionalmente, permiten la planificación económica del hogar. En el caso de las
ventas de vacunos estas permiten hacer mejoras importantes, o capital para la inversión en
agricultura. Los caballares son utilizados para el transporte, para el caso de las aves estas son
vendidas ocasionalmente y se utilizan para la dieta familiar, lo mismo que los cerdos, pensando
también en los subproductos, como son huevos, grasas, charqui, por nombrar algunos.
- 73 -
Dossier
Sergio Caniuqueo Huircapán
Agricultura
Tabla 9. Producción agrícola kilos
Comunidad
Pedro Antil
Huencho
Rupayán
Bartolo
Quintulén
Hueche
Catrifol
Ramón
Tromilén
Pehuenche
Jaramillo
Total
Trigo
145
Avena
2
Arvejas
14
Porotos
2,90
Papas
117
987
-
9,60
-
400
345,4
-
0,5
-
157,75
19*
**
**
**
25,6*
1052*
-
4,36
3,75
376,60*
999,60*
24
13
4
114,4*
3548
26
41,46
10,65
1191,35
Fuente: Elaboración propia, en base a los datos encontrados en la fichas del Censo DASIN de 1966.
*Usa abono
** Sin Cosechar
La mayor parte de los comuneros solo utilizan el abono de corral pese a que no lo explicitan en
las fichas, los abonos químicos se utilizan en tres comunidades. Se producen 3548 quintales de
trigo que aseguran el pan para todo el año, el grano para las aves y el chancado. Solo se
cultivan 26 quintales de avena, que el más probable este destinado a la alimentación de
animales. Tanto las arvejas como los porotos son de consumo interno y una pequeña parte
destinados a la venta. La papa es el otro gran producto que genera dinero y el autoconsumo.
Observaciones
El Censo anotó como observaciones el caso de los medieros y es así como en la comunidad
Pedro Antil existen 4 comuneros que trabajan como medieros, en la comunidad Huencho
Rupayán existen 20 personas trabajan fuera de la comunidad, en la comunidad Bartolo
Quintulén hay 7 personas trabajan fuera de la comunidad como medieros, mientras que en la
comunidad Hueche Catrifol no registran medieros, para el caso de la comunidad Ramón
Tromilén hay 26 personas trabajan fuera de la comunidad como medieros y Pehuenche
Jaramillo hay 14 personas trabajan fuera de la comunidad como medieros
Como vemos está instalada la realidad de los medieros y de las personas que trabajan como
obreros agrícolas por temporadas, esto como síntoma de que la comunidad no existe tierra para
generar una capacidad de empleo al 100%.
Reforma Agraria y las posibilidades de la recuperación de tierras
La reforma agraria abrió las posibilidades de ampliar territorialmente las cabidas de tierras, era
la posibilidad de salir de la burocracia que representaban los Juzgados de Indios y obtener una
salida más corta. El CORA, el ICIRA, el DASIN representaban la posibilidad de modernizar la
agricultura de los pequeños campesinos, esta es una década de adelantos, la posibilidad de
tener escuelas para las comunidades desde el fisco, la posibilidad de acceder a mayor tierra e
insertarse en una producción rentable con apoyo del gobierno y que no estuviera supeditado al
tema de los bancos, pensando que solo un bajo porcentaje podía cumplir con los requisitos. Los
discursos y el ambiente político de la época igual fortalecieron estas expectativas, pero no todo
- 74 -
Antecedentes históricos de las comunidades de Huilío
Dossier
era fácil, por una parte las comunidades aspiraban a realizar cambios, mientras que los dueños
y arrendatarios de fundos veían con preocupación lo que ocurría.
Es así como con la llegada de Allende al Poder los ánimos se enardecieron, Raúl Molina, Martín
Correa y Nancy Yáñez describen el momento histórico de la siguiente manera.
Desde antes del golpe de Estado de 1973, ya existía una fuerte resistencia de los dueños de
fundos a la Reforma Agraria. A partir del gobierno de la Unidad Popular esta resistencia se
materializó en comandos de retoma de predios, grupos de vigilancias y otros, que tenían
formación paramilitar. También contribuyó la instalación en Malleco y Cautín del Movimiento
Patria y Libertad, y del manejo de la prensa local a través del Diario Austral.
Hubo muchas acciones de violencia contra los mapuches en toda la zona de la
Araucanía; uno de los hechos más graves fue titulado de la siguiente manera 19 :
“UN MUERTO Y CINCO HERIDOS EN DESALOJO DE FUNDO: El hecho ocurrió en el fundo
“Huilio” de Imperial. Dos mujeres, una embarazada, entre los heridos. Todos Mapuches.
Detenido hijo del propietario y armas confiscadas” 20 203
El relato del Diario Austral de Temuco pertenece a Marcelina Quintulen Melin, sobrina del
mapuche muerto, Francisco Cheuquelen Melin, señala que:
“... el rico y como 20 personas más entraron en un camión, desde dentro del fundo, no por las
trancas, se bajaron y empezaron a disparar con armas de fuego. También andaban trayendo
palos. Entonces los compañeros arrancaron y otros, las mujeres, se escondieron detrás del
árbol. Allí cayó Francisco y los otros. Estaban preparando el almuerzo. Después que todos
arrancaron empezaron a incendiar el ruco, las carretas, la ropa, mantas, cueros, las cositas que
se habían llevado. Robaron también las herramientas de trabajo, las banderas, cadenas, ollas,
teteras, dos radios y otras cosas. También apalearon a los heridos y palmotearon a los niños
chicos y las mujeres (...) el fundo es de cómo 600 hectáreas, pero el rico tiene legalizado
solamente 200, el resto es todo usurpado a los mapuches...” 21 .
Los Quintulén, Cheuquelén y Melín son algunas familias que están dispersas en todas las
comunidades de Huilío y Boroa, esta noticia impacto de fuerte manera, pero ya muchas
comunidades se habían embarcado en esta aventura de recuperar sueños y con ellos mejorar
su calidad de vida.
En este contexto de reforma agraria las comunidades comienzan a desarrollar gestión para
ampliar sus tierras, por ejemplo la comunidad Pehuenche Jaramillo en 1971 solicita la
expropiación del Fundo Las Dichas de propiedad de doña Emma viuda de Pantoja y quien lo
tiene en arriendo a Alfredo Ketterer de la Salle 22 . El CORA finalmente responde y señala que
19
Comisión de Verdad Histórica y Nuevo Trato Indígena, Apartado IV Pueblo Mapuche, Gobierno de Chile,
2003, p. 94.
20
Diario Austral de Temuco, 23 de noviembre de 1971, p. 7. Citado por Correa, Martín, et al. “Reforma
agraria…” (sin más datos), 257.
21
Diario Austral de Temuco, 23 de noviembre de 1971, p. 7. Citado por Correa, Martín, et al. “Reforma
agraria…” (sin más datos), 257.
22
La solicitud referida se encuentra en oficio Nº 272. Al director Regional del CORA Sr. José Valenzuela, de
sub-director Subrogante DASIN Fernando Malagueño Pinedo. La fecha de solicitud referida aparece a 28 de
enero de 1971. En Archivos de Asuntos indígenas CONADI. Carpeta Administrativa Comunidad Pehuenche
Jaramillo TM 871.
- 75 -
Dossier
Sergio Caniuqueo Huircapán
este predio no puede ser expropiado por no contar con las 40 has de riego básica para entrar en
23
el programa de expropiación .
Sin embargo, las gestiones se desarrollan por todos lados. En los 70’ la gente de Huilío
organizada en una Asociación llamada Flor de Huilío, presenta su problema a la Confederación
de Asociaciones Mapuche de Chile, que funcionaba en Temuco en General Mackenna 295 24 . El
dirigente de la época era Samuel Jaramillo Rupaillán, señalando que Emma viuda de Pantoja
les tiene usurpado 100 has. Esto quiere decir que lo que se presento al CORA era parte de una
restitución de lo que se había entregado en el Título de Merced y también generaba la
posibilidad de la ampliación de tierras de toda la comunidad al ser traspasado el fundo hacia
ellos.
En la ficha de reclamo de restitución de tierra, en la cual aparece haciéndolos tramites Pedro
Loncón Huaquimil, quien representa al comité de Mollohue, solicitan este predio, acredita vivir
en la comunidad Pehuenche Jaramillo y agrega el antecedentes que Emma Viuda de Pantoja
no reside en la región, sino que en Santiago 25 . Como vemos son varios los dirigentes haciendo
este trámite que poco avanzó en aquella época.
En carta al Director Zonal del CORA, como Asociación de Mapuches Comunidad Mollohue,
fundada el 18 de octubre de 1970, a través de su presidente Samuel Jaramillo y su secretario
Pedro Loncón, solicitan al CORA este predio, agregan que en la comunidad Pehuenche
Jaramillo viven más de 150 personas, de hecho al censo de 1966 vivían 188 personas en la
comunidad, en las 264 has. Agregan que actualmente el fundo esta arrendado a 50 años, y se
comprometen a trabajar de acuerdo a las “políticas de gobierno”, señalan que en el fundo se
encuentran armas y se solicita una comisión investigadora con el fin de evitar incidentes, como
los que vemos en el fundo Huilío dos años más tarde 26 .
El 28 de febrero de 1971 se mide los deslindes con la propiedad de la viuda d Pantoja, y se
encuentra que el arrendador ha usurpado 24,70 has. A ello también se solicita la expropiación
del fundo 27 .
23
Oficio Nº 154, fecha 2 de marzo de 1972. A subdirector subrogante DASIN, Fernando Malagueño Pinedo,
de Director Regional CORA José Antonio Valenzuela Silva. En Archivos de Asuntos indígenas CONADI.
Carpeta Administrativa Comunidad Pehuenche Jaramillo TM 871.
24
Formulario para Problemas de Usurpación de Tierra, Confederación de Asociaciones Mapuche de Chile.
18 de febrero de 1971. En Archivos de Asuntos indígenas CONADI. Carpeta Administrativa Comunidad
Pehuenche Jaramillo TM 871.
25
Ficha Nº 6, de Reclamo de Restitución de Tierra DASIN, 22 de enero de 1971. En Archivos de Asuntos
Indígenas CONADI. Carpeta Administrativa Comunidad Pehuenche Jaramillo TM 871.
26
Carta de Asociación de Mapuche de Mollohue a Director Zonal CORA, Antonio Valenzuela, 28 de enero
de 1971. En Archivos de Asuntos indígenas CONADI. Carpeta Administrativa Comunidad Pehuenche
Jaramillo TM 871.
27
Croquis de deslindes de la comunidad Pehuenche Jaramillo y predio de doña Emma viuda de Pnatoja, 28
de febrero de 1971. En Archivos de Asuntos indígenas. Carpeta Administrativa Comunidad Pehuenche
Jaramillo TM 871.
- 76 -
Antecedentes históricos de las comunidades de Huilío
Dossier
Imagen 4. Comunidad Pehuenche-Jaramillo
Pero la ofensiva de recuperar tierra no termina ahí, la Asociación Mapuche Flor de Huilío,
integrada por 15 comunidades, envían carta al Ministro de agricultura de ese tiempo, solicitando
la autorización rápida para restitución de tierra. Son 4 casos que involucran a la comunidad
Carimán Sánchez y Gonzalo Marín de 344 has y 170 ocupantes, por el oriente tiene usurpada
30 has por el fundo de Walda Palma, que no vive en el sector, es industrial y comerciante, por el
norte 15 has en manos de Robinson Palma, señalan que este fundo no produce nada, por lo
tanto esta comunidad tiene 45 has usurpada.
La otra comunidad es la Ramón Tromilén de Inacué, de 612 has y 400 habitantes, esta
comunidad está afectada por el norte por el Fundo San Luis de Boroa, de Ulises Sepúlveda,
señalan que está armado y que tiene malas relaciones con la comunidad, fuera de usurparle 50
has, por el mismo sector norte, también se encuentra el predio de Gastón Cortés que les usurpa
10 has, por el poniente se encuentra el Fundo de la Sucesión Reyes, actualmente dos
propietarios, Eduardo Navarrete y Constantina Gonzales que les usurpan 20 has, o sea hay un
total 80 has usurpadas. La comunidad de Pelleco, de 180 has y 105 ocupantes, tiene 8 has
usurpada por el predio de la Sra. Constantina Gonzales. Por último, se encuentra la comunidad
de Traitraico, 380 has y 200, tiene usurpado 20 has por la Sra. Constantina Gonzales por el
sector norte y por el sur, el Sr. Osvaldo Frindt, arrendatario les usurpa 25 has, completando un
total de 45 has. Señalan además, que una vez devuelta las hectáreas usurpadas se expropien
estos fundos ya que no están siendo explotadas de acuerdo a la “política de gobierno” y se
28
entreguen estas tierras a las comunidades indígenas para producirlas de manera comunitaria .
28
Carta al Ministro de Agricultura de la Asociación Mapuche Flor de Huilío, fecha 10 de febrero de 1971. Se
distingue la firma de Ramón Curihuentru. En Archivos de Asuntos indígenas. Carpeta Administrativa
Comunidad Ramón Tromilén TM 899.
- 77 -
Dossier
Sergio Caniuqueo Huircapán
En ficha de la Confederación Nacional de Asociaciones Mapuche de Chile, señalan que la
perdida territorial en la comunidad Ramón Tromilén se debe a corridas de cercos de los fundos
antes mencionados, señalan que esto data de hace 70 años atrás y que hace tres años se esta
en juicio de restitución de tierras, agregan que esto debe ser urgente o ellos se tomaran el fundo
como comunidad 29 . El 3 de febrero de 1971 don Abelino Tromilén llena la ficha de reclamo de
restitución de tierras ante el DASIN, agregando que Ulisis Sepúlveda, dueño del Fundo San Luis
manifiesta su intención de devolver las tierras usurpadas y para ello solicita que el DASIN lo
30
visite .
En oficio de la Comisión de Restitución de Tierras de Temuco al Subdirector de Asuntos
Indígenas, en la cual se refiere al caso y da cuenta que se hizo las mediciones correspondiente
y no existe usurpación en la comunidad, pero que el Sr. Sepúlveda tiene interés de llegar a un
acuerdo con el DASIN a fin de terminar con el conflicto 31 . Así el ocho de noviembre se firma el
convenio por un retazo de tierra. Acuden a este convenio, en Temuco, a 8 de noviembre de
1971, don Ulises Sepúlveda Rost, como propietario, Abelino Tromilén Calfiqueo, en calidad de
representante de la Comunidad Ramón Tromilén de Inacue. Se agrega el Intendente
subrogante de Cautín Renato Maturana Burgos, los Sres. Renato Iglesias Rioseco y Eduardo
González Rodríguez en representación del DASIN y Alejandro Palacios Gómez, Director Zonal
de INDAP y mediador. Se establecen seis acuerdos, no se menciona la cantidad de hectáreas
ya que se subscriben a un retazo.
Tercero.- La parte vendida se extenderá desde el límite sur del Fundo San Luis, colindante con
la comunidad mapuche de Inacué, hasta el puente sobre el estero Curicó, trazándose una recta
que respete la misma extensión del límite sur del fundo al estero en toda la extensión del
referido deslinde. Para establecer la cabida exacta, y los deslindes definitivos. La Dirección de
32
Asuntos indígenas procederá a mensurar el terreno y procederá a las tasaciones del caso.
El convenio menciona que este retazo será traspasado bajo una modalidad de compra-venta,
acogiéndose al convenio CORA-DASIN. De esta manera estas comunidades pueden ampliar
sus cabidas de tierra y es lo que ha permitido un leve descenso en todos estos años.
Pese a los hechos revertidos después del golpe militar, las comunidades no desisten de
reivindicar tierras, es así como en 1980 la comunidad Huencho Rupayán solicita se les
restituyan terrenos, así envía una carta al Ministro de Agricultura de la época, Alfonso Márquez
de la Plata, señalando que en 1972 existió un juicio de esta comunidad para recuperar unas 25
has. Luego señalan la apertura de otro juicio en 1978, en el 1er juzgado del crimen, bajo la
causa 50.343. Señalan que en marzo de 1980 el juzgado falló a su favor, y que en
memorándum Nº 58, del 26 de marzo de 1980, se informaba de la resolución. Señalan que el
topógrafo Jaime Valenzuela les informa que no existe tal perdida de tierra y que no
correspondía la devolución, a lo que los comuneros se empeñan en hacer valer el dictamen del
33
juzgado . También envían carta al director nacional de INDAP, el juicio es contra Wolfgan
Fitsner Winter. Finalmente les responden en oficio Nº 42, del 13 de julio de 1981, el director de
29
Formulario Para Problemas de Usurpación de Tierra, Confederación de Asociaciones Mapuche de Chile.
Sin fecha. En Archivos de Asuntos indígenas. Carpeta Administrativa Comunidad Ramón Tromilén TM 899.
30
Ficha Nº 149, de Reclamo de Restitución de Tierra DASIN, 3 de febrero de 1971. En Archivos de Asuntos
Indígenas CONADI. Carpeta Administrativa Comunidad Ramón Tromilén TM 899.
31
Oficio Nº 49, agosto 11 de 1971. De Comisión de Restitución de Tierra Sr. Eduardo González Rodríguez a
Subdirector de Asuntos indígenas. En Archivos de Asuntos Indígenas CONADI. Carpeta Administrativa
Comunidad Ramón Tromilén TM 899.
32
Convenio DASIN. Fecha 8 de noviembre de 1971. En Archivos de Asuntos Indígenas CONADI. Carpeta
Administrativa Comunidad Ramón Tromilén TM 899.
33
Carta al ministro de agricultura, 22 de diciembre de 1980, firman Francisco Paillán y Benito Rupayán. En
Archivos de Asuntos indígenas. Carpeta Administrativa Comunidad Huencho Rupayán TM 787.
- 78 -
Antecedentes históricos de las comunidades de Huilío
Dossier
Asuntos indígenas a nivel nacional, Marcelo Venegas Palacios, señalan que el que no ha
dictado sentencia y que es falso que INDAP deba ejecutar sentencia y señalan que pasaran el
34
tema a sus abogados para que el juez dictamine sentencia luego .
Viendo más antecedentes, el juicio de 1972, correspondía a una solicitud hecha a Instituto de
Desarrollo Indígena en 1972, en oficio Nº 628, intentan resolver administrativamente la
ocupación de tierras indígenas que tienen los asentamientos “El Roble” y “Patria Nueva”, el
primero tiene 2,20 has en su poder, mientras que el segundo son 25, 40. Es por ello que hay
35
imprevisiones entre las cifras entregadas en la cual se habla de 27 y de 25 has . Esto se
36
vuelve a ratificar en un informe topográfico .
La subdivisión
La subdivisión se realizó a partir del decreto ley 2568, su vigencia fue desde 1980 a 1993, en
este periodo se liquidaron las comunidades indígenas y con ello las comunidades perdían su
calidad de indígena, lo mismo que sus tierras. La mayoría de los comuneros estuvieron de
acuerdo con la división porque en muchos casos permitía cerrar disputas de herencias y
conflictos de deslindes, situaciones que se arrastraban desde la segunda mitad del siglo XX.
Tabla 10. Subdivisión y re-mensura
Comunid
ad
Según
TM
Superficie
remensura
Bartolo
Quintulen
258
256,74
Hueche
Catrefol
59
Ramón
Tromilen
Pedro
Antil
Pehueche
Jaramillo
Huencho
Rupayan
Total
Exclu
ida
N.º de
hijuela
s
Promedio
ha por
hijuelas
Fecha
mens
ura
-
46
5,48
Abril
1980
1,08
-
20
2,67
632,71
16,70
-
160
3,95
262,60
254,90
2,74
4,92
52
4,9
364
378, 97
372,11
5,86
-
94
3,95
330
333,14
328,02
5,16
-
134
2,44
1868
1934,49
1893,8
35,77
4,92
506
3,74
Dividida
Caminos
252, 51
4,23
54,63
53,55
612
648,41
245
Abril
1980
No se
obtuvo
el dato
Marzo
1980
Marzo
1980
Octubr
e 1981
-
Fuente: Elaboración Propia. En base a los planos de subdivisión
En la mayoría de las comunidades de este territorio la subdivisión se realizó en los años 80. La
mayoría aumento en una pequeña cantidad de hectáreas, pero ese aumento no se aprecia en
algunos casos porque se contabilizaron a parte los caminos, en todo caso hay un aumento de
hectáreas, estas no repercuten en el aumento de hectáreas en el promedio de hectáreas por
34
Oficio Ord. Nº 42, 13 de julio de 1981, de Director de Asuntos Indígenas Nacional INDAP, Marcelo
Venegas Palacios a Representantes Comunidad Huencho Rupayán. En Archivos de Asuntos indígenas.
Carpeta Administrativa Comunidad Huencho Rupayán TM 787.
35
Oficio Nº 628. En Archivos de Asuntos indígenas. Carpeta Administrativa Comunidad Huencho Rupayán
TM 787.
36
Informe topográfico. Sr. Ramón Rivas Ortiz, 22 de julio de 1973, a abogado IDI Sr. Jorge Osses Dañin.
787.
- 79 -
Dossier
Sergio Caniuqueo Huircapán
hijuelas, el cálculo lo hemos hecho por el total de hectáreas de cada comunidad dividida por el
numero de hijuelas. En la realidad este promedio es menor, tomando en cuenta que los hijos, y
sus familias, de los propietarios actúan como ocupante de estos predios, lo que implica mayor
sobre explotación de los predios al no quedar tierras para el descanso, aparte quedan fuera de
toda posibilidad de apoyos para proyectos de fomentos agrícola, pues no cuentan con los 11
37
hectáreas de riego básico que ha solicitado INDAP desde su creación en 1962 . Es por ello
que históricamente los apoyos a comunidades pasan por ayudas sociales, préstamos y
proyectos de iniciativas, lo que a la larga no tienen continuidad.
Pero la subdivisión también tenía otro problema, que muchos predios comunitarios pasaron a
ser del fisco o terrenos donados a particulares perdieron su calidad indígena es así como la
comunidad Ramón Tromilén en la hijuela nº 41, tiene como propietario a la Iglesia del señor,
esta congregación tiene una superficie de 0,06 has, también se encuentra la hijuela nº 72, que
pertenece a la escuela fisco y que corresponde a 1 has, y por último se encuentra la hijuela
150, correspondiente al cementerio, y que queda como fiscal, cuya superficie es de 0,5 has.
Para el caso de la comunidad Pedro Antil tiene la hijuela nº 38 de 0,18 has, que pertenece a la
Iglesia del señor. En el caso de la comunidad Pehuenche Jaramillo, la hijuela nº 29 de 0,48 has,
corresponde al cementerio fiscal. Por último, tenemos a la comunidad Huencho Rupayán, con la
hijuela nº 70 de 1,65 has, correspondiente a la escuela fiscal.
Estos terrenos hoy no tienen la calidad indígena y pueden ser vendo a cualquier persona no
indígena lo que es preocupante, en el caso de los predios fiscales estos puede ser solicitada por
cualquier entidad perteneciente al Estado. Lo claro es que este es, o ha sido o va a ser una
discusión en las comunidades. Si bien no son grandes extensiones, son predios de uso
comunitario, y por lo tanto, en algún momento se va a discutir su administración y un posible
giro en el uso.
Conclusión
Sin duda la pérdida de la guerra contra el Estado chileno marcó un ciclo de empobrecimiento de
las comunidades mapuche, las instancias burocráticas poco sirvieron para corregir esta
situación. Los intentos por mantener y recuperar tierras han sido permanentes en este ciclo de
subdesarrollo inducido. Las comunidades mapuche lejos de ver una solución a sus problemas,
han llegado a la conclusión de ir adaptándose a los designios del Estado, con procesos de
resistencias a manera de conseguir una sensibilidad que les ayude a generar contextos
favorables, esto ha significado estar al borde de la vida y la muerte en muchos casos, pero
hasta el momento sin romper la subordinación.
La pérdida de tierra es posible que no se perciba en estas comunidades, pero si el crecimiento
exponencial de sus habitantes y con ello la sobreexplotación de la tierra, a ello podemos
37
Actualmente atiende “Agricultores que explotan una superficie inferior a las 12 hectáreas de riego básico,
que tienen activos por un valor menor a las 3.500 unidades de fomento (US$96.000), que obtienen sus
ingresos principalmente de la explotación agrícola y que trabajan directamente la tierra, cualquiera sea su
régimen de tenencia…” http://www.indap.gob.cl/content/view/1835/355/ . Como se aprecia en esta cita, pese
a la disminución de hectáreas de riego básico, modificación que hace en los años 90’, las comunidades
prácticamente no cuentan con riego a esta fecha y son muy pocas las que actualmente cuentan con ello,
debido a los procesos de inscripción de derechos de agua en la DGA en el MOP. Por otro lado, no cuentan
con activos que representen lo que se pide, por ejemplo a marzo del 2010 la uf es 20924.09 que equivaldría
a tener la suma de 73.234.315, en 1990 cuando se modifica la ley los campesinos mapuche deberían haber
contado con una patrimonio, a marzo de ese año cuando la uf era 5,672.79 pesos a una suma de
19.854.765 pesos. Por lo tanto, las comunidades siguen quedando al margen de proyectos de fomentos y
con ello se perpetúa una pobreza crónica al interior de las comunidades.
- 80 -
Antecedentes históricos de las comunidades de Huilío
Dossier
agregar que el modelo desarrollado por la comunidades siguió en base a la ganadería, con un
cambio en la cantidad de ganado mayor a mantener ganado menor, principalmente ovino,
porcino y aves, lo que significo un colchón económico para gastos extras u obtener dinero
rápido. Por otro lado, hay un manejo estacional de los cultivos, por lo cual, el grueso de la
economía se maneja estacionalmente. Este modelo además de ser de subsistencia, permite la
colaboración social para ciertas tareas agrícolas y ganaderas, con lo cual existe un
reclutamiento social permanente en término de comunidad reduccional. Este ciclo se comienza
a acabar con el proceso de subdivisión, pues ello lleva a una generación de disputas internas
que resquebrajan el tejido social, no hemos querido profundizar en estos aspectos por razón de
que muchas de estas disputas siguen abiertas o que las acciones de los conflictos internos no
han sido subsanadas.
En este tercer punto y ligado a lo anterior, la burocracia jugó un papel clave en las comunidades
y su apropiación fue paulatina en los años, lo que nos lleva a un proceso de aprendizaje social.
Las consecuencias negativas de este proceso se aprecia en que los dirigentes funcionales
toman la representación de la comunidad, en muchos casos descendientes de los antiguos
longko, pero la dinámica en la comunidad va cambiando, se le va entregando mayor poder al
Estado en las resolución de conflictos internos, a tal nivel de que prácticamente se desdibujan
los procesos de control interno de las comunidades. Con ello la historia de las comunidades han
reposado en la acción estatal y en la mirada antagónica hacia los wingka, o no mapuche. Esta
construcción negativa influye en cualquier proceso de desarrollo como una limitante, pues limita
los compromisos sociales que necesita un proceso de desarrollo, la pérdida de confianza en las
instituciones del Estado nos muestra aspectos contradictorios, por una parte se solicita la
intervención del Estado, pero como una manera ritual, poniendo en duda su efectividad, es por
ello que se registran tomas en los años 60, es la manifestación más clara que se agotan los
mecanismos estatales que existen en esos momentos y se aspiran a nuevos mecanismos como
el CORA o el DASIN, el fracaso de estos últimos frustra la aspiración a nuevas tierras y con ello
se entiende que lo que hay que defender son la propiedad de cada uno.
Por último señalar, la subdivisión hace explotar los conflictos internos, principalmente por la
asignación de hijuelas, esta tensión siempre se pensó que se podía superar a través de la
ampliación de tierra, derrotero que se mantiene en la actualidad. Los subsidios de tierra vía
CONADI no es otra cosa que la formula de ampliar tierras que permita a las comunidades
desarrollarse, sin duda esto parece lógico, pero las contradicciones son que las comunidades
reduccionales de origen se encuentran con un daño crónico a su economía y sus relaciones
sociales y las nuevas compras y comunidades reduccionales deben iniciar un nuevo proceso de
aprendizaje que no siempre concluye de buena forma. Por lo tanto, la subdivisión que pareció
una salida del Estado para resolver los conflictos internos de las comunidades y con ello desviar
la atención de la ampliación de tierra, hoy se ha transformado en un peso para el propio Estado
y las comunidades, toda vez en que se encuentran en un camino, aparentemente sin salida,
para resolver el descontento social y sacar de la marginalidad a las comunidades. Las ayudas
sociales se están transformando en el grueso del ingreso actualmente y no el trabajo
intrapredial, de hecho los temporeros u obreros agrícolas que vemos aparecer, primero como
medieros en los años 60’, hoy se transforman en una masa mayor de proletarios agrícolas, esto
afecta a los procesos endoculturales para el mantenimiento de la cultura mapuche. Por lo tanto,
los desafíos actuales de las comunidades, los dirigentes e intelectuales mapuche es ver esta
historia construida en base al Estado y preguntarse de que manera podemos encontrar
respuestas que permitan salir del subdesarrollo crónico e inducido por el Estado, toda vez que
el Estado ha profundizado en este esquema. La respuesta pasaría por repensar la comunidad a
nivel interno, a construir una historia autónoma, ya no dependiente del Estado y la nación
chilena, sino desde la perspectiva de un sujeto social. Por lo cual, la historia del colonialismo
chileno que representamos en este artículo debe ser reemplazada por una historia en la cual
vislumbremos salidas propias, de un sujeto político con capacidad de decidir sobre lo poco que
- 81 -
Dossier
Sergio Caniuqueo Huircapán
le queda, pero dispuesto a provechar esta pequeña base en pos de una mejoría. Este proceso
implica en retomar confianzas resquebrajadas al interior, en elegir de manera consiente
espacios aglutinadores, procesos de construcción de consensos y revitalización cultural, esto
quiere decir hacerse cargo de su propio destino.
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Espacio Regional
Volumen 2, Número 6, Osorno, 2009, pp. 83 - 94
¿REPRODUCCIÓN DE ALTERIDAD A TRAVÉS DE LAS ESTRATEGIAS DE
INTEGRACIÓN SOCIAL? MIXTECOS (MÉXICO) Y MAPUCHE (CHILE)
URBANOS EN LA ERA POSTINDUSTRIAL Nicolás Gissi Barbieri
ngissi@udec.cl
Universidad de Concepción
Concepción, Chile
RESUMEN
En el presente texto se analizan los actuales procesos de inserción de los pueblos indígenas
mixteco, en Ciudad de México, y mapuche, en Santiago de Chile. Estos grupos étnicos se
encuentran actuando en un escenario -post 1980- que se caracteriza por las migraciones, la
movilidad espacial y las expectativas de movilidad económica ascendente a partir del vivir y
trabajar en las metrópolis. Se desarrolla la hipótesis que tanto los mixtecos como los mapuche
residentes en ciudades sufren la discriminación de las respectivas sociedades mestizas debido
a su identidad indígena, sin embargo ambos pueblos generan estrategias que favorecen una
parcial integración en las redes sociales urbanas. A través de tales vínculos basados en el
parentesco y la vecindad, tanto los mixtecos como los mapuche consiguen integrarse al
mercado laboral citadino -sea en el sector informal o formal- a la vez que revitalizan su
etnicidad. Sin embargo, existen diferencias en los patrones laborales de unos y otros, las que
influyen en las formas de reproducción de la alteridad.
Palabras claves: mixtecos, mapuche, vida urbana, identidad, inserción laboral, Ciudad de
México, Santiago
ABSTRACT
In the present article, the author analyzes the insertion processes of the mixteco Indian people in
the city of Mexico, and the mapuche one in Santiago de Chile. These ethnic groups are
nowadays living in a – post 1980 – context characterized by the migrations, the spatial mobility
and the hope that living and working in the metropolis will provide economic mobility. The author
develops the hypothesis that the mixtecos as much as the mapuche living in cities suffer
discrimination from the local mixed societies because of their Indian identity, even if both people
have generated strategies in order to obtain a partial integration in the social urban webs.
Through such relations based on the family and the neighbor relation, the mixtecos as much as
the mapuche obtain their integration into the local working market – in the formal and informal
ones – and the revival of their ethnicity. However, there are still differences between their
working methods which have an influence on the reproduction of the being the other.
Key words: Mixtecos, Mapuche, urban life, identity, working insertion, Mexico City, Santiago.
Artículo recibido en octubre de 2009; aprobado en diciembre de 2009.
Dossier
Nicolás Gissi Barbieri
Introducción
El objetivo de este artículo es explicar los procesos contemporáneos de exclusión/integración
social de las poblaciones mixteca, en México 1 , y mapuche, en Chile, que residen en las
respectivas capitales nacionales. Integrarse hoy en día a las metrópolis resulta particularmente
difícil en un contexto económico global signado por la “reforma estructural”. Los escenarios
sociolaborales de los migrantes (marcados por la industrialización entre los años sesenta y
setenta) se han visto transformados durante las últimas tres décadas por las decisiones de los
gobiernos latinoamericanos de adoptar prácticas neoliberales a cambio de la apertura comercial
al mercado global (así como a recibir ayuda financiera) por medio de los tratados
internacionales de comercio.
De este modo, la anterior seguridad laboral que tendieron a generar las industrias se ha visto
mermada por la flexibilidad laboral y el empleo informal, aumentando los riesgos y la
inseguridad (como ha señalado Bauman 2 ), especialmente en las grandes urbes. Estos cambios
en el nivel macro han redundado en que suele ser insuficiente el esfuerzo individual del
indígena que migra a las ciudades latinoamericanas. Hoy en día el apoyo de los “paisanos” -a
3
través de prácticas basadas en la reciprocidad y la redistribución (como Polanyi, y Adler4
Lomnitz para América Latina, han explicado)- resulta perentorio.
Ahora bien, una mirada más cercana a los casos mixteco y mapuche aquí analizados muestra
más semejanzas que diferencias respecto a los procesos de exclusión e integración social, pese
a ser pueblos y países geográficamente distantes entre sí. Como hipótesis propongo que ambos
grupos étnicos experimentan la discriminación de parte de la sociedad no indígena, sin embargo
logran -vía las relaciones de parentesco y de vecindad- generar estrategias que favorecen su
inserción en las redes laborales urbanas, revitalizando al mismo tiempo sus etnicidades. Sin
embargo, existen diferencias en los patrones laborales de mixtecos y mapuche, las que influyen
en las formas de reproducción de la alteridad.
Comienzo entonces exponiendo el emergente enfoque referente a los procesos de exclusión e
integración social, modelo teórico que se ha desarrollado precisamente para dar cuenta de
estas transformaciones en las sociedades nacionales, y de cómo tales mutaciones han
impactado en las familias e individuos.
El enfoque de exclusión social
El enfoque de exclusión social se ha desarrollado especialmente en Francia, Italia y los países
nórdicos europeos desde la década de los setenta. Es un modelo que entiende a la pobreza
como un fenómeno global, centrándose en los procesos, los sujetos y la multi-dimensionalidad
de las desventajas. Proporciona un marco para el análisis de las relaciones entre el sustento, el
bienestar y los derechos ciudadanos.
1
Respecto al análisis sobre los mixtecos, me baso en mi investigación de doctorado. Ver: Nicolás Gissi,
“Sistemas de intercambio económico, redes sociales e integración urbana de la población mixteca y
chocholteca en la colonia San Miguel Teotongo”, Tesis de Doctorado en Antropología, Ciudad de México,
México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2009.
2
Ver: Z. Bauman, Trabajo, consumismo y nuevos pobres (Barcelona, España: Gedisa, 1998).
3
La reciprocidad denota movimientos entre agrupamientos simétricos. Implica dar, recibir y devolver. La
retribución debe realizarse dentro de un plazo breve. Es la base de la organización de personas o grupos
cercanos como la familia o la vecindad. La redistribución designa los movimientos de apropiación hacia un
centro social (cima, líder, élite, etc.) y luego hacia el exterior o periferia (base social). Ver: K. Polanyi, La
gran transformación. Los orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo (México, FCE, 1944).
4
Ver: L. Adler-Lomnitz, Cómo sobreviven los marginados (México, Siglo XXI, 1975).
- 84 -
¿Reproducción de alteridad…?
Dossier
Del modelo dual al modelo de tres niveles
Inicialmente el modelo de exclusión social hizo referencia tanto a los problemas sociales de los
inmigrantes como a los de los discapacitados, enfermos crónicos, jóvenes desempleados, etc.,
al interior de su propia sociedad: la gente que se encontraba “fuera” de la sociedad,
“extramuros”, los no ciudadanos, como ha señalado Tezanos 5 . Sin embargo, en sus inicios esta
6
interpretación -siguiendo a Mongin - pecó de dualista: los individuos estaban integrados o
excluidos, simplificando la realidad social. Castel 7 y Tezanos 8 han presentado un esquema más
complejo, en el que la sociedad no se encuentra fracturada en dos grandes grupos sino que
separada en tres áreas. De este modo, a partir de un esquema circular han denominado al
núcleo como integración, a la zona que lo circunda como vulnerabilidad social y al área
periférica como exclusión, destacando la precariedad creciente de los distintos estratos de la
sociedad.
Por su parte, Mongin (op. cit.) ha relevado el modelo de Donzelot (2004) acerca de las
sociedades/ciudades postindustriales: “la ciudad de tres velocidades”, una ciudad que se
caracteriza por tres distintos sectores y circuitos que se mantienen a distancia: los excluidos o
“inmovilizados”, los sectores medios o “agotados” (por su gran movilidad espacial) y la élite o los
“ubicuos”.
La exclusión es así un proceso dinámico asociado a la estructura económica y urbana, que
puede ser permanente o intermitente, pasando de una situación de vulnerabilidad a otra de
9
aislamiento y dependencia (Subirats) . Entre la vulnerabilidad y la integración encontramos
10
incluso una cuarta área, como ha advertido Entrena , la inserción: la que significa hacerse un
lugar entre los otros, al lado, cerca de los integrados pero no conjuntamente, sin lograr una
interacción igualitaria con éstos. La integración social aparece entonces como un largo proceso
que se ha de recorrer (y de preservar, para quienes lo hayan logrado), y superar diferentes
etapas que dependerán de los distintos puntos de partida de cada individuo o grupo.
Un fenómeno multidimensional
Más allá de lo económico, la exclusión se refiere a lo social, lo político y lo cultural, a la
interconexión entre estas dimensiones y, en definitiva, a la falta de participación en el
intercambio social en general. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) entiende la
exclusión social como un fenómeno multidimensional que implica tres dimensiones: económica,
política y cultural, que se acumulan con el propósito de diferenciar la capacidad de grupos
sociales e individuos para cambiar su posición en la sociedad. En concordancia con esta
5
Ver: J. Tezanos, “Introducción. Tendencias de dualización y exclusión social en las sociedades
tecnológicas avanzadas. Un marco para el análisis”, 1999, en: J. Tezanos (ed.), Tendencias en desigualdad
y exclusión social. Tercer foro sobre tendencias sociales (Madrid, España: Editorial Sistema).
6
Ver: O. Mongin, La condición urbana. La ciudad a la hora de la mundialización (Buenos Aires, Argentina:
Paidós, 2005).
7
Ver: R. Castel, “Encuadre de la exclusión”, en: S. Karsz, La exclusión: bordeando sus fronteras.
Definiciones y matices (Barcelona, España: Gedisa, 2000).
8
Ver: J. Tezanos, “Desigualdad y exclusión social en las sociedades tecnológicas”, Revista del Ministerio
del
Trabajo
y
Asuntos
Sociales,
Nº35,
Madrid,
España,
2002.
Disponible
en:
http://www.mtas.es/es/publica/revista/numeros/35/estudio2.pdf
9
Ver: J. Subirats, “¿Es el territorio urbano una variable significativa en los procesos de exclusión e inclusión
social?”, X Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública,
Santiago, Chile, 2005. Disponible en: www.clad.org.ve/fulltext/0053001.pdf
10
Ver: M. Entrena, Pobreza. El clamor silencioso de los pobres, Madrid, San Pablo, 2001.
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Dossier
Nicolás Gissi Barbieri
perspectiva, Gacitúa y Davis 11 , señalan que la exclusión social se puede definir como la
imposibilidad de un sujeto o grupo social para participar efectivamente en relación a tres niveles:
(i) económica, en términos de privación material y acceso a mercados y servicios que
garanticen las necesidades básicas, (ii) política, en cuanto a carencia de derechos civiles que
garanticen la participación ciudadana, y (iii) sociocultural, referida al desconocimiento de las
identidades de género, generacionales, étnicas o religiosas.
Ahora bien, la exclusión social implica tanto una dimensión temporal como espacial. La
dimensión temporal indica que la exclusión es el resultado de la acumulación de factores de
riesgo en circunstancias históricas particulares. La dimensión espacial se refiere a que la
exclusión responde a la interacción de múltiples factores que se articulan en un territorio
determinado. Del mismo modo, el concepto contiene tanto un aspecto objetivo como subjetivo.
El aspecto objetivo considera las condiciones efectivas, como la ubicación espacial, la dificultad
de acceder al mercado laboral debido a un bajo nivel de escolaridad o el desconocimiento de
una lengua. El aspecto subjetivo considera la representación social que los sujetos han
elaborado de dichas condiciones, de cómo se perciben a sí mismos y de las estrategias que
desarrollan para superarlas.
Hacia un modelo de exclusión social para América Latina
12
La exclusión social de las poblaciones indígenas (ha afirmado Figueroa ) es el resultado de un
evento histórico: la conquista, el impacto fundacional de las sociedades latinoamericanas. A
este hecho inicial, es necesario agregar (como ha demostrado Stavenhagen 13 , entre otros) los
procesos de dominación económico-cultural pos-independencia de los Estados nacionales
respecto a los pueblos indígenas residentes en sus territorios Siguiendo a Figueroa, éste
propone un modelo para analizar la persistencia de la desigualdad en nuestras sociedades, en
las cuales los individuos participan en el proceso económico con una dotación desigual de tres
activos: económicos (capitales físico, financiero y humano); políticos (ciudadanía, que da lugar a
derechos y obligaciones); y culturales.
Con respecto a los activos culturales, destaca este autor que los grupos étnicos están
ordenados en una jerarquía social de acuerdo con su valoración históricamente construida,
proporcionado a los sujetos ya sea prestigio o estigma social, lo que conduce a los prejuicios,
segregación y discriminación. Los activos políticos y culturales son intangibles y no negociables,
por lo cual no tienen valor en el mercado. No obstante, sí pueden ser acumulados. A través de
la lucha por los derechos civiles se acumulan los derechos políticos, y la educación
escolarizada, la migración, la organización social y el matrimonio entre personas de distinto
origen étnico son las modalidades por medio de las cuales se acumulan los activos culturales.
14
Por su parte, García Canclini ha afirmado que al modelo de la desigualdad entre clases característico de los análisis realizados en Europa, como por ejemplo, los de Bourdieu 15 - hay
que sumar y articular en América Latina el modelo de la diferencia. Más aún: la problemática de
la desigualdad y de la diferencia ha girado hacia el enfoque de la inclusión/exclusión tanto en
11
Ver: E. Gacitúa y S. Davis, “Introducción. Pobreza y exclusión social en América Latina y el Caribe”, en: E.
Gacitúa, C. Sojo & S. Davis, (Eds.), Exclusión social y reducción de la pobreza en América Latina y El
Caribe, Costa Rica, Banco Mundial y FLACSO, 2000.
12
Ver: A. Figueroa, “La exclusión social como una teoría de la distribución”, 2000, en: E. Gacitúa, C Sojo &
S. Davis (Eds.), Exclusión social y reducción de la pobreza en América Latina y El Caribe, Costa Rica,
Banco Mundial & FLACSO.
13
Ver: R. Stavenhagen, La cuestión étnica (México, El Colegio de México, 2001).
14
Ver: N. García Canclini, Diferentes, desiguales y desconectados. Mapas de la interculturalidad (Barcelona,
España: Gedisa, 2004).
15
Ver: P. Bourdieu, La distinción: criterio y bases sociales del gusto (México: Taurus, 1998).
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¿Reproducción de alteridad…?
Dossier
los discursos hegemónicos como en el pensamiento crítico 16 . Ahora bien, los tres modelos son
necesariamente complementarios: “necesitamos pensarnos a la vez como diferentes,
desiguales y desconectados” (ibid: 79) (o similares, iguales y conectados). Es que la sociedad
es concebida en el mundo pos/moderno o tardío-capitalista (más que nunca, como ha señalado
Castells 17 ) como una red o un conjunto de redes interconectadas. Al respecto, sostiene García
Canclini:
La relativa unificación globalizada de los mercados no se siente perturbada por la existencia de
diferentes y desiguales: una prueba es el debilitamiento de estos términos y su reemplazo por
los de inclusión o exclusión. ¿Qué significa el predominio de este vocabulario? La sociedad,
concebida antes en términos de estratos y niveles, o distinguiéndose según identidades étnicas
o nacionales, es pensada ahora bajo la metáfora de la red. Los incluidos son quienes están
conectados, y sus otros son los excluidos, quienes ven rotos sus vínculos al quedarse sin
trabajo, sin casa, sin conexión. […] Ahora el mundo se presenta dividido entre quienes tienen
domicilio fijo, documentos de identidad y de crédito, acceso a la información y el dinero, y, por
otro lado, los que carecen de tales conexiones. […] En América Latina, aunque no sólo aquí, es
particularmente notable la desconexión escenificada en los ámbitos de la informalidad, donde se
puede tener trabajo pero sin derechos sociales ni estabilidad (ibid: 73-74).
Los mixtecos en Ciudad de México: la colonia San Miguel Teotongo
La población mixteca (o Ñuu Savi en lengua mixteca) es originaria del estado de Oaxaca, en el
sur del país, y se encuentra actualmente distribuida entre los diversos estados de México así
como entre las distintas delegaciones de la capital. De acuerdo a la Comisión Nacional para el
Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI, 2000), está conformada por 726.601 personas,
representando la cuarta mayor población indígena a nivel nacional, después de la náhuatl, maya
y zapoteca 18 . Han migrado desde las áreas rurales a las urbanas desde mediados del pasado
siglo XX debido al empobrecimiento del campo mexicano.
El origen de la colonia (comuna) San Miguel Teotongo 19 , se remonta a inicios de la década de
1970. En aquellos años era todavía suelo y entorno rural, un área ejidal, de modo que
16
Para un análisis de la exclusión social de los pueblos indígenas en Argentina, ver: H. Vásquez, Procesos
identitarios y exclusión sociocultural. La cuestión indígena en la Argentina (Buenos Aires, Argentina: Biblos,
2000).
17
Ver: M. Castells, La ciudad informacional. Tecnologías de la información, estructuración económica y el
proceso urbano-regional (Madrid, España: Alianza, 1991).
18
La población indígena en México, de acuerdo a la CDI, está constituida actualmente por 12.7 millones de
personas, representando el 13% de la población nacional, de las cuales el 67.4% es hablante de alguna de
las 62 lenguas indígenas del país, constituyendo el 10% nacional. Estas cifras consideran las estimaciones
elaboradas por el Consejo Nacional de Población (CONAPO), a partir de los datos censales recabados por
el Instituto Nacional de Estadísticas, Geografía e Información (INEGI). Por su parte, de acuerdo a los
cálculos del Instituto Nacional Indigenista y del Consejo Nacional de Población (INI-CONAPO), que
considera los criterios de adscripción y hogares, se estima una población indígena de 339.931 personas en
el Distrito Federal (D.F.), representando el 4% de la población total del D.F. La población indígena del D.F.
es hablante de 57 lenguas nativas y actualmente hay una tendencia al crecimiento respecto a su tasa de
incidencia en la población total del D.F. Ver Instituto Nacional Indigenista, Consejo Nacional de Población &
Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo 2003 Indicadores socioeconómicos de los pueblos
indígenas
de
México,
México,
INI,
CONAPO
&
PNUD.
Disponible
en:
http://www.cdi.gob.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=206&ltemid=54
19
La colonia San Miguel Teotongo se encuentra ubicada en la delegación política Iztapalapa, en el Valle de
México, en la frontera territorial entre el D.F. y el Estado de México. El Valle de México está integrado por
una parte del Estado de México, el sur del estado de Hidalgo, el sureste de Tlaxcala y casi la totalidad del
D.F. Dentro del valle se ubica la Zona Metropolitana de Ciudad de México (ZMCM: 16 delegaciones y 38
municipios conurbados) con una superficie de 3.540 km2, representando el 37% del Valle de México. De
este modo, la Ciudad de México constituye lo que se ha denominado desde los años sesenta una
- 87 -
Dossier
Nicolás Gissi Barbieri
recordaba los paisajes de Oaxaca. Entre 1970 y 1975 se empieza a poblar con vecinos de
origen étnico chocholteco, zapoteco y mixe, además de mixtecos. Los vecinos mixtecos de la
colonia, comparten -pese a la variedad de localidades de nacimiento al interior del estado
oaxaqueño-, una conciencia de pertenencia al pueblo mixteco que se ha visto ampliada al
convivir en una misma unidad territorial y sus respectivas secciones (barrios), en un ambiente
urbano mestizo cuya población suele ser prejuiciosa con los originarios de Oaxaca (no se les
dice oaxaqueños sino oaxacos, no se les llama mixtecos sino indios, ambos conceptos
peyorativos) y en un período histórico en que encontrar trabajo en la industria resulta más bien
un recuerdo de los años sesenta. La señora Leonor (68 años) rememora una temprana
organización durante los primeros años de la colonia:
teníamos que hacer faena, porque cuando llegamos no teníamos calles, acá en la esquinita
había una barda grandísima de piedra, de esta manzana éramos cuatro los que vivíamos aquí,
los terrenos ya estaban vendidos pero no se venían, entonces mi esposo y un tío dicen ‘vamos
a abrir la calle’, entre mi esposo y los cuatro que vivíamos aquí hicimos la calle, entonces entre
los vecinos siempre nos apoyábamos para hacer las calles porque no teníamos ningún servicio
[…] allá en mi pueblo es lo mismo, allá le llaman tequio, allá salen a avisar que se va a hacer
una limpieza en las calles y ya toda la gente se va a hacer la limpieza también, es lo mismo (en
Gissi, 2009, op. cit.).
El tequio es el trabajo colectivo que cada miembro de una comunidad mixteca debe aportar
desde que cumple los dieciocho años. Representa la labor concreta, de interés común, y es la
manifestación del principio de la guesa o guetza, esto es, de la ayuda mutua. Este principio (de
acuerdo a lo planteado por los diversos interlocutores) es tanto un derecho como un deber, o,
más bien, es un compromiso cuanto que un valor, deviniendo una norma que se continúa
practicando al interior de la urbe y en la interrelación campo-ciudad, como también con quienes
residen en Estados Unidos.
Los enclaves y las asociaciones étnicas
Los mixtecos se han concentrado en determinados barrios de la colonia de acuerdo a sus
poblados de origen. Al estar reunidos territorialmente se tiende a generar el hábito del vínculo
entre unos hogares y varios otros, construyéndose un complejo círculo de intercambios que no
solamente conecta a distintas familias en el espacio sino que también liga a diversos momentos
en el tiempo (por medio de la “tanda”, por ejemplo, una forma de ahorro y crédito informal que
se organiza periódicamente a lo largo del año) reduciendo las incertidumbres de los gastos del
“mañana”. Se trata de enclaves étnicos, esto es, aglomeraciones residenciales y laborales con
una permanente heterogeneidad intra-social así como de continuos intercambios con otros
espacios de la colonia y ciudad.
Portes propuso este concepto de enclaves “para subrayar la importancia de la concentración
residencial en mejorar la habilidad de los propietarios de pequeñas empresas para capitalizar y
beneficiarse de la estrecha relación co-étnica […] Eventualmente, los empleados […] se
convierten en autoempleados” 20 . El enclave implica un asentamiento humano concentrado que
facilita la llegada, la obtención de vivienda, el ajuste simbólico y psicológico en el mundo urbano
y ofrece inserción laboral tanto a quienes vienen llegando como a los nacidos en la ciudad.
Por su parte, la dispersión/fragmentación típicas de las megalópolis contemporáneas se
subsana parcialmente a través de la organización de los inmigrantes y sus hijos en asociaciones
étnicas cuyo eje es la raíz común de sus respectivos pueblos/lugares de origen -la “comunidad
megalópolis, esto es, un conjunto de áreas metropolitanas interconectadas o conurbadas.
20
En: B. Valenzuela, Economías étnicas en metrópolis multiculturales. Empresarialidad sinaloense en el sur
de California (México: Plaza & Valdés, 2007), 74.
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¿Reproducción de alteridad…?
Dossier
moral” (A. Cohen, 1989, en Martínez & De la Peña) 21 -. Una de las actividades re-nucleadoras es
el juego tradicional de “la pelota mixteca”. José Manuel (30 años) la describe en el contexto del
ámbito nacional e internacional:
como las personas se han ido de Oaxaca el juego se ha extendido […] los domingos a las diez
de la mañana, llegan productos de Oaxaca como la barbacoa, también la masita, que es un
maíz quebrajado con borrego, no hay un equipo definido, porque llegan unos, llegan otros, y ahí
se revuelven y hacen un equipo, el que tenga tiempo de ir va y juega, aquí juegan los que están
en el Distrito Federal, vienen de diferentes colonias, de Neza [Nezahualcóyotl], por el centro,
son amigos del mismo pueblo que aquí se dispersan, entonces se vuelven a unir aquí otra vez,
luego invitan a jugadores de Oaxaca […], puros hombres, de catorce años para adelante, sus
papás o sus abuelos lo jugaron entonces se van enseñando, por ejemplo el papá de mi primo
juega a la pelota por la organización de los pueblos oaxaqueños, que tienen esa forma de
reunirse para conseguir las cosas, entonces se reúnen varios y van a hablar con el gobierno, y
ya les dan, y como ese juego tiene un valor cultural sí les dieron ese terreno […] ya ahorita en
Estados Unidos se juega también, en Fresno, California, en Santa Bárbara, y hasta Napa,
California (en Gissi, 2009, op. cit.).
Ambas “comunidades”, la barrial (de vecinos; propiamente una comunidad territorial) y la
asociacional (de paisanos; una comunidad translocal), son proclives a generar rutinas que
disminuyen el/los riesgo/s de exclusión y otorgan “seguridad ontológica” a las personas
22
(Giddens) . Al mismo tiempo, en la ciudad aumenta la conciencia de la propia cultura, de la
diferencia colectiva, siendo cotidianos los encuentros entre miembros de un mismo grupo étnico
ya sea por motivos políticos (no partidistas), festivos o deportivos, especialmente los días
domingo.
Los mixtecos y el empleo/oficio entre paisanos-vecinos
Los diversos testimonios dan cuenta de un mercado laboral estratificado y segmentado en sus
diversos poblados de origen, constituidos por la élite política clerical que suele comercializar
ganado y otros bienes en grandes cantidades; los comerciantes y artesanos, que representan el
estrato intermedio; y la base campesina, dedicada a la producción de autosubsistencia. Estas
capas sociales y oficios tienden a concentrarse en San Miguel Teotongo en torno a los
comerciantes, aunque con una gran variedad de especializaciones, muchas de las cuales
provienen desde los rubros de los inmigrantes y sus familias en las respectivas localidades de
Oaxaca.
En la colonia se encuentra un abanico de posibilidades comerciales, que van desde lo informal
a lo formal y desde las pequeñas escalas a las cantidades mayores de compra/venta. Los
mixtecos trabajan tanto en el comercio ambulante, como en los tianguis 23 , mercados, tiendas
establecidas, talleres y empresas, además de algunos como técnicos y profesionales. Pese a la
heterogeneidad socioeconómica presente, se destaca un patrón que cruza esta diversidad: la
destreza en los oficios es transmitida a los más jóvenes por sus parientes durante la misma
práctica del trabajo, en la forma de maestro/aprendiz. Sobre esta base tradicional, se introduce
21
Ver: R. Martínez & G. de La Peña, “Migrantes y comunidades morales: resignificación, etnicidad y redes
sociales en Guadalajara”, en: P. Yanes, V. Molina & O. González, Ciudad, pueblos indígenas y etnicidad
(México: UACM & Dirección General de Equidad y Desarrollo Social, 2004).
22
Ver: A. Giddens, Consecuencias de la modernidad (Madrid, España: Alianza, 1990).
23
Un tianguis es: “un grupo de puestos provisionales para vender o intercambiar mercancías de muy diversa
índole, que generalmente se instala en determinado lugar un día fijo a la semana”. M. Villarreal, “Divisas
intangibles en las relaciones de ahorro y endeudamiento: a manera de conclusión”, 2004, en: M. Villarreal
(Coord.), Antropología de la deuda. Crédito, ahorro, fiado y prestado en las finanzas cotidianas (México,
CIESAS & Miguel Ángel Porrúa), 358. Corresponde a lo que en Chile se denomina como feria.
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Dossier
Nicolás Gissi Barbieri
con más énfasis en Ciudad de México la monetarización y el valor de la ganancia en las
interacciones cotidianas, por lo cual los empleadores mantienen, aunque generalmente sin
seguros sociales, económicamente a sus empleados -familiares, sanguíneos y políticos, aunque
también vecinos-, generándose lazos de patronazgo.
Es en la medida que estos pequeños empresarios crecen comercialmente que devienen en
grandes hombres o big men de acuerdo a la terminología antropológica (Sahlins 24 ; Godelier 25 ),
quienes logran un pequeño poder a partir de su capacidad para acumular riqueza e invertirla en
más empleados y/o locales y/o tecnología. Este comerciante deviene así en un jefe cuyo
nombre es reconocido en cierto sector de la colonia, pero que no tiene más influencia directa
que sobre su mano de obra. Esta parcial capacidad de influir sobre los demás no se basa
entonces en la coacción sino en el acuerdo entre los trabajadores y el jefe en que éste
desempeña (al menos temporalmente) un papel fundamental en la reproducción de sus
familiares y vecinos –es la denominada “dominación simbólica”, producto del capital simbólico
del jefe, como ha señalado Bourdieu 26 .
Estas representaciones compartidas se sustentan en los intercambios redistributivos: empleo y
estabilidad económica a cambio de lealtad y prosperidad. Como vemos, entre los mixtecos de
San Miguel Teotongo se encuentran actualmente al menos dos niveles económicos, dos
“velocidades” (Donzelot, en Mongin, op. cit.) de vida urbana, no siendo pertinente la categoría
de “inmovilizados” (excluidos) para gran parte de su población, aunque observándose una
particular vulnerabilidad en la tercera edad, la que -debido a conflictos interpersonales al interior
de las familias- no siempre es apoyada por sus familiares. Ambos estratos son permeables,
siendo la formación de un oficio y la participación en sus respectivas redes un aspecto prioritario
para poder ascender socio-económicamente. Estas dos capas sociales se retroalimentan día a
día a través de la llegada de nuevos inmigrantes a la colonia, así como con los jóvenes (nacidos
en la ciudad) que se incorporan a la vida laboral, constituyendo el nivel inferior. Algunos de ellos
logran alcanzar una vida económicamente independiente (el nivel superior) al adquirir
propiedades y crear sus propios negocios.
Los mapuche en Santiago: la comuna de Cerro Navia
De acuerdo a los datos de la encuesta CASEN 2006 27 , un 6.6% de la población total chilena se
identifica como perteneciente a algún pueblo indígena, siendo en total 1.060.786 personas 28 . De
éstos, un 69.4% vive en localidades urbanas y un 30.6% reside en áreas rurales. Un 27.1%
reside en la Región Metropolitana, un 23.9% en la IX Región de la Araucanía y un 14.7% en la X
Región de Los Lagos. Estas cifras contrastan con los datos del Censo 2002, según el cual la
población indígena en Chile correspondía sólo a 692.192 personas. En ambos estudios, sin
embargo, se constató que el 87% de la población indígena pertenece al pueblo mapuche.
Actualmente la población mapuche es de 925.005 personas, representando el 87.2% de la
población indígena total en Chile (CASEN, op. cit.).
La población mapuche es originaria de las regiones VIII, IX, X y XIV, en el sur del país, y se
encuentra hoy día dispersa entre las diversas regiones de Chile así como entre las distintas
comunas de la capital y principales ciudades de Chile. Los mapuche han migrado desde las
24
Ver: M. Sahlins, “Economía tribal”, 1976, en: M. Godelier (comp.), Antropología y Economía, Barcelona,
Anagrama.
25
Ver: M. Godelier, Cuerpo, parentesco y poder. Perspectivas antropológicas y críticas (Quito, Ecuador:
PUC del Ecuador, 2000).
26
Ver: P. Bourdieu, Razones prácticas. Sobre la teoría de la acción, (Barcelona, España: Anagrama, 1994).
27
Ver: CASEN, Encuesta de caracterización socioeconómica nacional (Santiago, Chile, MIDEPLAN, 2006).
28
Actualmente existen nueve pueblos indígenas en Chile: aymarás, quechuas, collas, atacameños,
diaguitas, rapanui, mapuches, kawéskar y yaganes.
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¿Reproducción de alteridad…?
Dossier
áreas rurales a las urbanas desde principios del pasado siglo XX debido al empobrecimiento 29
del campo chileno y a la imposición del sistema de reducciones después de la denominada
“Pacificación de la Araucanía”, esto es, la ocupación y expropiación de tierras por parte del
Estado chileno.
La población de la comuna de Cerro Navia que declara pertenecer a algún grupo étnico, de
acuerdo al Censo 2002, asciende a 9.850 personas, representando el 6.64%. De éstos, los
mapuche constituyen una clara mayoría, con 9.606 personas, representando el 6.48% de la
población total comunal 30 . La siguen los aymaras, con 71 personas y los quechuas, con 50
personas.
El origen de Cerro Navia se remonta a la antigua comuna de Las Barrancas, la que se
caracterizó por una estructura predial, potreros y canales de regadío al menos hasta mediados
del siglo XX. Producto de la inmigración, desde mediados del siglo XX -como ha explicado
Espinoza 31 - la pauta de crecimiento de Santiago se destacó por la extensión, urbanización e
industrialización. De esta manera, recién en 1981 se da origen a la comuna de Cerro Navia, la
que junto con Lo Prado y Pudahuel surgen a partir de la división de Las Barrancas. José Miguel,
recordó al respecto que: “Barrancas se llamaba cuando recién llegamos, antes no había nada
aquí, eso fue chacras, todo, no había nada de casas, lo único que nacía por ahí eran unas
32
matas de alcachofas, estaba abandonado, empezó a llegar gente” (en Gissi) .
De la desorganización a la organización: la proyección de la identidad mapuche
La desorganización e invisibilidad de los mapuche caracterizó a los inmigrantes (y sus hijos)
residentes en Santiago hasta la década de 1980. El migrante viajaba solo: “vinimos llegando de
a uno por uno los pobladores” y “en la ciudad, más amigos que parientes” señalan dos
interlocutores. Los migrantes viajaban durante el siglo XX a la capital, buscaban trabajo en ella,
y se instalaban en la primera comuna donde encontraran alojamiento: intentaban integrarse
territorial y laboralmente al país. Vivenciaban un tránsito desde mapuche a pobladores
propiamente chilenos, desde la etnia a la nación. Se mestizaban sanguíneamente, se
“champurreaban”, buscando hacer difusas las fronteras, físicas y simbólicas, con el propósito de
no ser víctimas de la discriminación.
Sin embargo, desde mediados de los años ochenta surge un nuevo proceso, que Curivil 33 , ha
denominado como “re-etnificación”, porque “nos guste o no, seguimos siendo mapuche”,
“porque nosotros somos los primeros chilenos”. Reaparecen las fronteras en los politizados
años ochenta. Renacen desde la capital: tiende a mermar la concepción de la historia que
planteaba esta identidad urbana como ruptura con la anterior (mapuche ayer, chileno hoy) y a
29
La población indígena, según la encuesta Casen 2006, sigue registrando niveles más altos de pobreza e
indigencia que el resto de la población, con un 19%. Sin embargo, la brecha entre la población indígena y
no indígena disminuyó durante la última década: mientras en 1996 fue de 12.6%, en 2006 fue 5.7%.
30
De acuerdo a la Actualización del Plan de Desarrollo de la Comuna de Cerro Navia 2006-2010, un
36.14% de la población mapuche en esta comuna nació en localidades de la VIII, IX, X y XIV regiones, esto
es, en el territorio histórico mapuche, siendo propiamente inmigrantes. Por tanto, más del 60% nació en
Santiago.
31
Ver: V. Espinoza, Para una historia de los pobres de la ciudad (Santiago, Chile: Sur, 1988).
32
Ver: N. Gissi, “Asentamiento e identidad Mapuche en Santiago: entre la asimilación (enmascaramiento) y
la autosegregación (ciudadanía cultural). Una investigación cualitativa en la Comuna de Cerro Navia”, Tesis
de Magíster en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, Santiago, P. Universidad Católica de Chile,
2001.
33
Ver: R. Curivil, “Los cambios culturales y los procesos de re-etnificación entre los mapuches urbanos: un
estudio de caso, Tesis presentada para optar al grado de Magíster en Ciencias Sociales, Santiago,
Universidad Academia de Humanismo Cristiano, 1994.
- 91 -
Dossier
Nicolás Gissi Barbieri
fortalecerse una concepción que plantea la continuidad identitaria (mapuche ayer, hoy y
mañana).
Este giro se desencadenó en gran parte como reacción al Decreto Ley 2.568 dictado por el
gobierno de A. Pinochet en 1978, el que ordenaba la división de las comunidades -entregando
títulos individuales de dominio y terminando con la propiedad colectiva de la tierra- y suprimía la
existencia de indígenas, declarando a toda la población como ciudadanos chilenos sin
distinciones étnicas. Tal reacción devino poco a poco en un movimiento social que ha
significado la creación de más de 130 asociaciones mapuche, las que han realizado un conjunto
de demandas tanto económicas, como étnico-culturales y políticas. Hoy en día, entonces, no es
extraño encontrarse en Santiago con experiencias como la que describe Huaiquilaf en La
Nación: “Todos bailan alrededor del rewe [tronco ceremonial escalonado]. Tomados de las
manos, niños, jóvenes, adultos y ancianos, forman rondas que se desplazan alrededor del rewe
al ritmo de la música que brota del kultrun, pifilkas y trutrucas [instrumentos musicales
mapuche]” 34 .
Se trata de la celebración del Wuñol Txipantu o Año Nuevo Mapuche en la comuna de La
Pintana. De igual manera se ha hecho en La Florida, Pudahuel, Cerro Navia (Parque
Mapuche 35 ) y otras comunas periféricas del Gran Santiago desde hace ya más de veinte
36
años .
También se celebra periódicamente el palin o juego de la chueca. Ambas actividades son
“hechos sociales totales” (Mauss) 37 : al mismo tiempo que acciones religiosas y de encuentro
social/económico/deportivo/lúdico, tienen un cariz etno-político. La invitación al palin
recientemente celebrado (25 de diciembre de 2009) en Cerro Navia, que fue publicada en la
página web de la organización Meli Wixan Mapu, termina con el siguiente llamado: “…y lo más
importante, se desarrollará un Xawün [encuentro, punto de convergencia] mapuche donde
analizaremos la situación actual de nuestro Pueblo, proyección y acciones a seguir” 38 .
La realización de los ancestrales ritos en las ciudades constituye una instancia significativa con
la que enfrentar los riesgos del aislamiento y la exclusión. Especialmente los nguillatun (rogativa
a Chao Ngenechen, esto es, a Dios) han desempeñado un relevante papel en la revitalización
mapuche. Como afirma Ana: “El pueblo mapuche se ha levantado porque empezaron a hacer
nguillatun aquí, ya eso es una ganancia, yo no había escuchado, hace poco que están haciendo
nguillatun aquí […] donde se hace el nguillatun tiene que ser sagrado, no se puede pisotear esa
tierra, no se siembra, eso se cierra no más” (en Gissi, op. cit.).
Esta organización y proyección de la etnicidad mapuche, ha implicado que -tal como los
mixtecos en México- también han tendido a reunirse en ciertas comunas y barrios. La existencia
de un flujo de migrantes con metas y problemas semejantes, ha permitido que en el ámbito
urbano se trate de recrear un grupo socio-territorial de referencia, que a su vez deviene la base
para la inserción en el todo urbano. En estos espacios compartidos se re-encuentran las
34
M. Huaiquilaf, “El año nuevo mapuche en Santiago”, La Nación, 23 de junio. Disponible en:
http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20080622/pags/20080622173123.html
35
El Parque Ceremonial Mapuche fue inaugurado el 26 de abril del año 2008 con el aporte del Gobierno
Regional Metropolitano de Santiago. Está conformada por un nguillatue (recinto donde se lleva a cabo el
nguillatun), un paliwe (lugar donde se juega el palin) y una ruka (casa) multiuso. El diseño de la casa fue
hecho de acuerdo a la cosmovisión mapuche. El parque está constituido por 2.1 hectáreas.
36
Las municipalidades de La Pintana, Peñalolén y Pudahuel, además de Cerro Navia, cuentan con oficinas
de asuntos indígenas, cuyo propósito es generar programas de apoyo económico y cultural a la población
indígena residente.
37
Ver: M. Mauss, “El ensayo sobre el don”, en: Sociología y Antropología, (Madrid, España: Tecnos, 1925).
38
Meli Wixan Mapu 2009 “Xawun-Palin: 25 de diciembre, Santiago”. Disponible en:
http://meli.mapuches.org/spip.php?article1717
- 92 -
¿Reproducción de alteridad…?
Dossier
distintas generaciones, mujeres y hombres, católicos y evangélicos para re-comenzar.
Cordilleranos con cordilleranos, cholcholinos con cholcholinos, las identidades territoriales del
sur se reproducen cotidianamente en la capital.
Los mapuche y el empleo/oficio en el “espacio para trabajar”
Los mapuche en Santiago han encontrado un nicho laboral fundamentalmente en la
construcción (obreros), los talleres (mecánicos, carpintería, etc.), la panificación, el comercio y
el empleo doméstico -en estos dos últimos las mujeres-, además de quienes realizan estudios
técnicos y/o profesionales 39 (Montecino et al.) 40 . Las redes sociales devienen aquí capital
social: quienes han vivido más tiempo en Santiago les consiguen empleo en su oficio a quienes
vienen recién llegando desde el sur, o bien a los hijos nacidos en la capital. Se forman así
relaciones de patronazgo entre los más viejos y los más jóvenes.
Este último punto es recurrente también en las experiencias de los mixtecos en Ciudad de
México. Sin embargo, aquí se destaca un aspecto en que las vivencias de uno y otro pueblo son
diferentes: entre los mapuche no se encuentra (no lo observé en Cerro Navia y desconozco
algún texto que haga alusión al respecto) propiamente un enclave étnico, esto es,
aglomeraciones residenciales y laborales en determinados barrios, sino que se generan nuevas
segregaciones en el espacio público del trabajo, en espacios jerarquizados y dominados por no
mapuche, como en las obras de construcción, en las fábricas panificadoras, etc.
De este modo, en los mapuche hay una mayor diferenciación entre el “espacio para vivir” y el
41
“espacio para trabajar” (Lefebvre, 1970) , separando en la vida cotidiana el “valor de uso” de la
casa y el “valor de cambio” de los ámbitos laborales, rigidizándose así la frontera entre el
espacio privado del hogar y el espacio público de la calle/mercado. Robles 42 categoriza estos
distintos espacios y sus prácticas como el “mundo de la individualización” (el del trabajo), al que
caracteriza como jerárquico e instrumental, y que implica el riesgo de la atomización. En
cambio, al espacio que aquí he denominado -siguiendo a Lefebvre (op. cit.)- como “espacio para
vivir”, Robles lo denomina como “mundo de la individuación”, al que caracteriza como
heterárquico (esto es, carente de una forma piramidal) y compuesto de interacciones de
convivencia, las que constituyen la antítesis de la acción instrumental del mundo laboral. Este
ámbito barrial “condiciona la identidad […] se trata de sistemas funcionales alternativos nacidos
en la exclusión” (op. cit.: 158).
Este trabajar como individuo (tendiendo a la individualización) y no como grupo doméstico,
suele distanciar a los hombres mapuche de la revitalización cotidiana de la etnia, pertenencia
que permanece más oculta que entre las mujeres, quienes, al estar más ligadas a espacios
privados, se encargan de poner en práctica las características más propias de la cultura
mapuche, como son hablar en mapudungun 43 y preparar comidas mapuche. Esto no ocurre
entre los mixtecos, quienes, al estar más vinculados a actividades comerciales, suelen realizar
sus trabajos en forma familiar, viéndose favorecidos por los enclaves “en mejorar la habilidad de
39
Al respecto, el poeta mapuche D. Aniñir escribe: “Somos mapuche de hormigón/debajo del asfalto duerme
nuestra madre/explotada por un cabrón/Nacimos en la mierdópolis por culpa del buitre cantor/nacimos en
panaderías para que nos coma la maldición/Somos hijos de lavanderas, panaderos, feriantes
y/ambulantes/somos de los que quedamos en pocas partes/El mercado de la mano de obra/obra nuestras
vidas/y nos cobra…”. D. Aniñir, Mapurbe. Venganza a raíz (Santiago, Chile: Pehuén, 2009), 75.
40
Ver: S. Montecino, L. Rebolledo, & A. Wilson, Diagnóstico sobre inserción laboral de mujeres mapuche
rurales y urbanas (Santiago, Chile: Universidad de Chile & SERNAM, 1993).
41
Ver: H. Lefebvre, De lo rural a lo urbano (Barcelona, España: Península, 1970).
42
Ver: F. Robles, Los ecos de la vergüenza. Pasado y presente de la exclusión social en Chile (inédito,
2009).
43
Mapudungun es la lengua mapuche. Mapu: tierra; dungun: habla, el habla de la tierra.
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Dossier
Nicolás Gissi Barbieri
los propietarios de pequeñas empresas para capitalizar y beneficiarse de la estrecha relación
co-étnica” (Portes, en Valenzuela, op. cit.). Así, los mixtecos logran externalidades positivas de
la aglomeración vecinal, ventaja de la que no se benefician usualmente -o al menos en un grado
bastante menor- los mapuche urbanos.
Conclusión
Al verse “empujados” a abandonar sus tradicionales hábitat rurales debido a la escasez y
erosión de las tierras campesinas, tanto los mixtecos como los mapuche han debido -al menos
desde mediados del siglo XX- enfrentarse al desafío de entrar a las metrópolis, de insertarse en
las sociedades urbanas, buscando acceder a una mejor vida, a una “vida nueva”. Al emprender
tal movimiento (y contando con un bajo nivel de educación formal) han coincidido en al menos
dos acciones: en primer lugar, ambos pueblos han seguido organizados a través de
asociaciones étnicas cuyo eje es la raíz común de sus respectivas comunidades/poblados o
comunas de origen.
De esta manera, han “tejido” en las ciudades una continuidad cultural multi-situada basada en la
“ciudadanía étnica” e identidad residencial de cada localidad sureña (en ambos casos han
migrado desde el sur hacia la capital, en el centro del país). Estas asociaciones tienen como
objetivo re-unirse, re-vitalizar la cultura propia y concordar demandas (económicas, étnicas y
políticas) hacia los organismos públicos locales, regionales y/o nacionales. En el caso mixteco,
entre sus propósitos está también el colaborar con el desarrollo local de sus respectivos
“rumbos” oaxaqueños (mejorar la escuela, la iglesia, la plaza, etc.), propósito que muchas veces
logran gracias a las remesas que les envían sus parientes desde Estados Unidos.
En segundo lugar, mixtecos y mapuche tienden a concentrarse en determinadas comunas y
barrios de la capital. El re-unirse territorialmente de acuerdo a sus adscripciones étnicas facilita
estas formas de cooperación, cuya “domesticidad” (cercanía física y sentido de lugar) suele
vincular varias familias, conectando a distintos hogares gracias al principio de la reciprocidad.
La dedicación preferente de los mixtecos a labores comerciales cerca de sus viviendas genera
propiamente “enclaves étnicos”, en cambio para el caso mapuche -quienes acostumbran
trabajar fuera del barrio y de la comuna- sería más apropiado referirse solamente a
concentraciones residenciales. En fin, se observa entre los mixtecos una mayor combinación
entre los criterios de mercado y las estrategias de sobrevivencia, que por lo general se
sostienen en relaciones de confianza entre paisanos a través de prácticas de reciprocidad y
redistribución al interior del barrio.
- 94 -
Espacio Regional
Volumen 2, Número 6, Osorno, 2009, pp. 95 - 98
EL MODELO MENTAL DE
LOS PUEBLOS INDÍGENAS Víctor Gavilán Pinto
vgavilan@shaw.ca
The Spanish School of Calgary - Canadá
Calgary, Canadá
RESUMEN
El modelo de pensamiento en espiral es el modelo de pensamiento de los pueblos indígenas, es
la alternativa al modelo de pensamiento lineal diseñado por el racionalismo europeo, y la
filosofía positivista, causante del modelo mental existente en el mundo occidental por los últimos
400 años.
Palabras claves: pensamiento en espiral mapuche, pensamiento lineal occidental
ABSTRACT
The circling thinking model of the Indian people is an alternative to the lineal thinking designed
by the European rationalism and the positive philosophy, reasons of the mental model of the
occidental world during the last 400 years.
Key words: mapuche circling thinking, lineal occidental thinking
Artículo recibido en agosto de 2009; aprobado en octubre de 2009.
Dossier
Víctor Gavilán Pinto
Introducción
El modelo de pensamiento en espiral es el modelo de pensamiento de los pueblos indígenas: es
la alternativa al modelo de pensamiento lineal diseñado por el racionalismo europeo, y la
filosofía positivista, causante del modelo mental existente en el mundo occidental por los últimos
400 años.
El modelo de pensamiento lineal es altamente determinista, como también reduccionista toda
vez que descompone el total en pequeñas partes, reduciendo las interacciones entre ellas.
Considera el todo compuesto de partes independientes. El modelo de pensamiento lineal es hoy
contradictorio, ya que los nuevos conocimientos del mundo contemporáneo nos revelan que
nuestro universo está constituido básicamente por sistemas no lineales en sus niveles físicos,
biológicos, psicológicos y sociales. Nuestro universo está formado por partes conectadas a
través de una profunda interacción y cuya identidad es la armonía y el equilibrio. El modelo de
pensamiento lineal se basa en los principios matemáticos elaborados originariamente por los
filósofos griegos y más tarde por René Descartes, quien llegó a postular que nuestro
pensamiento debería llegar a la racionalidad de las matemáticas, no entendiendo que las leyes
matemáticas no pueden ser aplicadas a los sistemas y estructuras de naturaleza construidas
por partes íntimamente relacionadas entre sí. La matemática es un conocimiento abstracto,
pues permite mentalmente hacer abstracción del todo y reducirlo a sus partes y considerarlas
independientes del resto, para estudiarlas prescindiendo de las restantes particularidades que
tiene la naturaleza de las cosas. El modelo de pensamiento lineal no nos permite conocer a
cabalidad los procesos del comportamiento humano, sus actitudes y sentimientos, como
tampoco su creación cultural. Por eso, se hace necesario el pensamiento no lineal, o
pensamiento en espiral, el cual nos permite conocer la naturaleza de las cosas sin
abstracciones, con todas sus partes conectadas unas con otras. El Modelo de Pensamiento en
Espiral debiera ser el modelo de pensamiento aplicado a las Ciencias Sociales, y a las
Relaciones Humanas que son mucho más complejas que las abstracciones matemáticas. El
pensamiento lineal aplicado a la historia y al desarrollo de nuestros pueblos indígenas no hace
más que simplificar su realidad, rompiendo la coherencia y la lógica de sus 500 años de
resistencia cultural.
La metodología del espiral capta las relaciones estructurales y sistémicas, ingresando de lleno a
las metodologías cuantitativas, ayudando a resolver los problemas generados entre la teoría y la
práctica y también los problemas entre la acción y la reflexión.
El Modelo en Espiral permite generar y compartir conocimientos y experiencias colectivamente,
y en cada contexto tanto los individuos como el colectivo se desarrollan simultáneamente. En un
modelo en espiral el conocimiento y los procesos históricos pueden comenzar en cualquier
punto de la espiral y nunca tendrán un fin.
El modelo de pensamiento y acción en espiral es incluyente, ya que conecta el presente con el
pasado, y en el caso de los pueblos indígenas, permite comprender la factibilidad de construir
futuro volviendo al pasado; vale decir, a las raíces de su desarrollo como pueblo.
En otro orden de cosas, el modelo de pensamiento y acción en espiral permite un mejor
entendimiento de problemas propios de la administración y control de los recursos, como
asimismo de los riesgos. También es posible aplicar el modelo de planificación en espiral en la
alta tecnología.
El modelo de acción en espiral centra su preocupación en la comunicación y el diálogo, y en los
procesos de planificación adopta una metodología colectiva, como también en la organización
de recursos, análisis de riesgos y posibles alternativas. El modelo busca la creación colectiva de
- 96 -
El modelo mental de los pueblos indígenas
Dossier
estrategias de evaluación, y, finalmente, el modelo genera, desde el colectivo, la construcción
de hipótesis y teorías.
La cultura dominante ha entrado en una profunda crisis de identidad, y también el modelo de
pensamiento lineal iniciado por los filósofos griegos y más tarde desarrollado por los europeos.
Ellos han negado permanentemente la existencia de una filosofía indígena, relegándola a la
categoría de cosmovisión, folklore, o pensamiento mítico.
El mundo contemporáneo ha descubierto nuevas formas de conceptualización y de
representaciones simbólicas, que hacen posible hablar con propiedad de una filosofía de los
pueblos indígenas, que incluye sus prácticas habituales, sus normas, valores, creencias,
estructuras epistemológicas, tiempo y espacio. El modelo mental del hombre occidental se ha
centrado en la palabra, mientras que el ser indígena piensa en símbolos, actos concretos y ritos.
Podemos entonces afirmar que la filosofía de los pueblos indígenas tiene su origen en la
experiencia vivencial de todo el pueblo, en sus categorías de tiempo y espacio, que también
tienen connotaciones distintas al pensamiento europeo. La experiencia vivencial del hombre
indígena más que racionalista, tiene que ver con sus sentimientos y emociones ligados
estrechamente a la madre naturaleza, la ñuke mapu o la pacha mama.
Hemos dicho que el mundo indígena se concibe en espiral, y en ese sentido tampoco se
concibe la unidireccionalidad de los procesos cósmicos, de la historia o de los procesos
sociales. En el modelo mental indígena el tiempo es también cíclico, responde a la espiral: es
comienzo y fin al mismo tiempo. La vida y la muerte también son realidades complementarias y
no antagónicas. El espacio es una red interconectada de relaciones cósmicas, naturales y
humanas. En el modelo mental indígena el hombre vive en el tiempo y en el espacio. El hombre
no está solo en la tierra. El tiempo es sólo una relacionalidad cósmica y siempre presente en el
espacio. El futuro no es algo que está por venir ni el pasado algo que se fue. Los mapuche
dicen que el tiempo viene.
De manera entonces que el tiempo en el mundo indígena no es unidireccional de pasado a
futuro, sino que bidireccional. El futuro puede estar atrás y el pasado adelante o viceversa. El
hombre indígena vive el presente en una realidad de continuo movimiento cíclico de la
naturaleza y de su cultura. El We tripantu de la nación mapuche, es un renacimiento natural, el
término del año es el inicio de una nueva vida y no la suma de años acumulados.
El Universo indígena es una red viva por la que circula en todo momento la energía, y la
información bajo un orden autorregulado por la propia naturaleza de las cosas. En el
pensamiento indígena todo está interconectado, nada está separado del todo.
El mundo indígena se rige por cuatro principios fundamentales: principio de la dualidad, principio
de la oposición complementaria, principio cosmológico, y el principio de la vida comunitaria.
Principio de la dualidad. En la sociedad mapuche los fundadores cósmicos establecieron la
dualidad de las cosas. Los contrarios no son antagónicos sino que complementarios. He aquí
los cuatro primeros seres que dieron origen al hombre mapuche. Ellos eran masculino y
femenino. Además eran jóvenes y viejos: Ngen Fucha y Ngen Kushe, espíritu masculino
anciano y espíritu femenino anciana: Ngen Weche y Ngen Ullcha, espíritu joven masculino y
espíritu joven femenino. El territorio se organizaba en función de esta misma dualidad:
Picunche, gente del Norte y Williche, gente del Sur, Puelche gente del Este y Lafkenche gente
del Oeste o del mar. También estaba la connotación espacial de arriba y abajo: Wenumapu,
Minche mapu. Podemos entender entonces que en la naturaleza todo esta apareado, hombremujer: Wentru-domo. Para los pueblos indígenas la dualidad de las cosas constituye la base
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Dossier
Víctor Gavilán Pinto
fundamental de la unidad en la diversidad natural y humana. La unidad se produce porque los
aparentes contrarios en el modelo mental indígena, son parte de la complementariedad.
Principio de la oposición complementaria. La lógica de los opuestos duales en el modelo mental
indígena sólo puede ser entendida bajo el principio de la oposición complementaria. El hombre
indígena ve en la naturaleza esa complementariedad de los opuestos: día y noche, siembra y
cosecha, montañas y valles, espacios micro y macro, individuo y colectivo, vida y muerte.
Principio Cosmológico. La Ñuke Mapu es el espacio, el tiempo, la cultura y la historia de la
nación mapuche. El principio cosmológico se organiza en la Ñuke Mapu en su dimensión
espacial, temporal, cultural e histórica. El Wenumapu es la parte espacial de arriba,
estrechamente ligada al Minche Mapu, la parte de más abajo e interna de la tierra. Todo está
interconectado en el modelo mental indígena, nada esta separado. El hombre indígena en los
comienzos de su existencia miraba el espacio celeste por las noches y logró bajar las estrellas,
las constelaciones y la Vía Láctea (wenuleufu) para organizar la sociedad indígena a imagen y
semejanza de ese cosmo que le vio nacer.
Principio de la vida comunitaria. La formación social, económica y cultural de los pueblos
indígenas tiene su base en el desarrollo de la vida comunitaria. El conocimiento ancestral, la
vida espiritual, las prácticas, la cosmología y los valores culturales, son todos elementos propios
del principio de la vida comunitaria. La Nación Mapuche daba solución a sus problemas y
satisfacción a sus necesidades a través del principio comunitario. He aquí sólo las prácticas
más comunes: El Nguillatún, el kollagtún, el machitún, el palil, el trawún, y el mingaco. Lo mismo
sucedía con las naciones indígenas del centro y norte del cosmo americano.
En el modelo mental de los pueblos indígenas, el pensamiento privilegia la experiencia personal
y colectiva. Los indígenas viven de las experiencias reales más que de lo abstracto. Se
reflexiona sobre la experiencia, llegando a ser ésta la base fundamental de todo nuevo
conocimiento.
Este artículo es la síntesis de un trabajo mayor que aún estoy preparando. Se trata de
profundizar en el conocimiento ancestral de nuestros pueblos originarios y descubrir el
paradigma alternativo, que permita rescatar la verdadera identidad indoamericana de nuestros
pueblos del cosmo sur americano.
- 98 -
Notas de
Investigación
Espacio Regional
Volumen 2, Número 6, Osorno, 2009, pp. 101 - 118
LA TRANSICIÓN HACIA EL SUBDESARROLLO:
LA DESACELERACIÓN DEL CRECIMIENTO CHILENO
ENTRE 1861 Y 1891 (segunda parte 1 )
Fernando Duque Poblete
fduque@ulagos.cl
Universidad de Los Lagos
Puerto Montt, Chile
RESUMEN
Este artículo, segunda parte del texto publicado en el número 6, volumen 1 del año 2009 de
“Espacio Regional” (p. 101-115), pretende hacer una muy breve y resumida narración del
desarrollo nacional entre 1861 y 1891. Este fue un periodo de drástica desaceleración que se
vivió después de un periodo de extraordinariamente rápido crecimiento. En términos muy
generales, esta breve historia muestra que el país, que iba a una velocidad rápida de
crecimiento entre 1830 y 1860, gradualmente empezó a desacelerar su marcha y la velocidad
del desarrollo económico que había sido de casi un 10% por año entre 1830 y 1860, y que cayó
a menos del 7% por año entre 1861 y 1873 para luego caer a menos de un 4% por año entre
1874 y 1891.
Palabras claves: economía, Chile, siglo XIX, crecimiento, desaceleración
ABSTRACT
This article, part 2 of the text published in the number 6, volume 1 of the year 2009 of “Espacio
Regional” (pp. 101-115), pretends to propose a short description of the national development
between 1861 and 1891. The period was characterized by an incredible contraction after an
extraordinary and quick increase. In general terms, this short period of our history shows that our
country, growing fast between 1830 and 1860, starts progressively to slow down its expansion
and its speed of economical growth. It goes from a 10% between 1830 and 1860 to a 7%
between 1861 and 1873 and, finally, to a 4 % between 1874 and 1891.
Key words: Economy, Chile, XIXth century, expansion, contraction
Artículo recibido en agosto de 2009; aprobado en septiembre de 2009.
Esta es la segunda parte de dos del presente artículo. La primera parte se publicó en el vol. n.º1 del año
2009 de esta misma revista.
1
Notas
Fernando Duque Poblete
Introducción
Muchos observadores del proceso de desarrollo chileno actual, señalan con alarma y frustración
que el país tuvo un periodo de oro en su crecimiento entre 1985 y 1997. Se argumenta con
mucha fuerza que Chile tuvo un crecimiento de altas tasas de alrededor de un 8% promedio
anual en este periodo. Chile pasó a ser el líder del desarrollo en América Latina al demostrar
más de 12 años de crecimiento acelerado y sostenido.
No obstante, a partir de la crisis asiática de 1998, este vigoroso crecimiento se desaceleró y el
país ha venido avanzando anémicamente con tasas de crecimiento que son menos de la mitad
a las sostenidas en el periodo 1985 – 1997. Se señala además con mucha alarma que durante
el gobierno de la presidenta Bachelet, la tasa promedio de crecimiento en sus cuatro años, fue
de sólo 2.9% y que en el año 2009 el país tendrá un crecimiento negativo. Se argumenta con
mucha fuerza que causa importante de este fenómeno, ha sido la constante pérdida de la
productividad laboral. Ella ha venido cayendo constante y precipitadamente durante los últimos
seis años. Al parecer, el incentivo principal de la productividad chilena ha sido el miedo, y este
se ha ido perdiendo a partir de la llegada del siglo veintiuno.
El sueño de la Concertación expresado a comienzos de los años 90, era lograr un país
desarrollado para el bicentenario. Naturalmente este sueño nuevamente se ha convertido en un
caso de humillante desarrollo frustrado. Al parecer, es probablemente la razón principal por la
cual la Concertación será finalmente reemplazada en el poder a comienzos del próximo año. El
candidato a la presidencia de la república, Sebastián Piñera, señaló, durante su campaña
presidencial, este crucial problema y lo ha enfatizado como un tema fundamental para el futuro
económico de los chilenos. Consecuentemente, ha preparado políticas y programas para
resolver esta decadente situación y con ello, lograr que Chile sea por fin un país desarrollado
para el año 2018. O sea, el bicentenario de la verdadera independencia nacional.
Tal vez sería útil y conveniente que el candidato y su equipo de asesores, además de sus
diagnósticos hechos sobre la realidad contemporánea, también dedique algún tiempo a analizar
la historia del desarrollo económico y social de nuestro país. Las lecciones históricas no son
menos importantes en la explicación de los fenómenos sociales.
Las líneas que siguen a continuación pretenden hacer una muy breve y resumida narración del
desarrollo nacional entre 1861 y 1891. Este también fue un periodo de drástica desaceleración y
que se vivió después de un periodo de extraordinariamente rápido crecimiento. En términos muy
generales, esta breve historia muestra que el país que iba a una velocidad rápida de
crecimiento entre 1830 y 1860, gradualmente empezó a desacelerar su marcha y la velocidad
del desarrollo económico que había sido de casi un 10% por año, entre 1830 y 1860 cayó a
menos del 7% por año entre 1861 y 1873 y luego cayó a menos de un 4% por año entre 1874 y
1891.
Este periodo se transformó así, en una transición del rápido desarrollo al lento desarrollo. Pero
lo más grave de todo esto, es que este periodo de transición creó las condiciones suficientes y
necesarias, para el caos socioeconómico que más del 90% de los chilenos tuvieron que sufrir
posteriormente entre 1891 y 1920. En este último periodo, la economía nacional, no sólo no
creció, sino que empezó a decrecer. Esta verdadera catástrofe económica acrecentó
enormemente la corrupción de las instituciones del sistema político y también creó las
condiciones para la anarquía social, el caos, la violencia colectiva, la criminalidad exacerbada y
el país entero entró en una etapa francamente pre-revolucionaria. En esos terribles años, el país
cayó en un agudo proceso de decadencia y pobreza que afectó a más del 90% de la población
nacional. Todo esto a su vez, eventualmente, creó la cínicamente llamada “cuestión social” y
puso en peligro la existencia misma de la república.
- 102 -
La transición hacia el subdesarrollo
Notas
La república sobrevivió, pero no así su sistema político y el orden liberal que dominó la última
parte del siglo diecinueve. Tampoco sobrevivió la elite gobernante. Es decir la vieja y corrupta
oligarquía agraria. Esta elite que gobernó todo el siglo XIX y los primeros veinte años del siglo
veinte, fue reemplazada por una nueva elite de clase media y proletaria que gobernó el país
entre 1920 y 1973.
Entre los factores y causas relevantes que se señalan como elementos explicativos de la
desaceleración experimentada en el periodo 1861 – 1891 hay tres causas sumamente
importantes. Ellas son la aguda dependencia política y económica, la corrupción acelerada del
carácter nacional y finalmente, el gradual deterioro del sistema político nacional. Naturalmente
que la variable más importante de estas tres, es la dependencia que sufrió el país durante este
periodo. A comienzos de la década de los años 60 del siglo diecinueve, Gran Bretaña era el
hegemón o el súper poder mundial de aquellos años. El imperio británico descubrió que su
proceso de desarrollo industrial necesitaba una enorme cantidad de materias primas,
particularmente minerales. También descubrió que Chile era un país estable, bien organizado y
que poseía los recursos que Gran Bretaña necesitaba en extraordinaria abundancia. A partir
de esa fatídica fecha, el imperio británico inició una campaña sumamente astuta y sofisticada
para transformar a Chile, de un país independiente en vías de industrialización, en una colonia
económica exportadora de materias primas y bajo su control. En este esfuerzo, Gran Bretaña
tuvo un éxito absoluto. Después de la vergonzosa y traicionera derrota del presidente
Balmaceda en 1891, el imperio logró totalmente sus objetivos.
Gradualmente, comerciantes y empresarios británicos fueron infiltrando e invadiendo como una
marea de aceite ponzoñoso, todas las actividades productivas y lucrativas nacionales con la
sola excepción de las tierras agrícolas del valle central. Los británicos, gracias a su enorme
poder político y económico, y también, gracias a su superior capacidad empresarial,
gradualmente se apoderaron de las actividades comerciales, industriales, los bancos, los
seguros, el transporte y especialmente, las actividades mineras. Naturalmente que esta
recolonización económica, ocasionó una enorme sangría y salida de capitales que fueron a
enriquecer al imperio británico, y terminaron por empobrecer y subdesarrollar a Chile.
En forma paralela al fenómeno anterior, el carácter nacional de los chilenos cambió de una
tendencia estoica y favorable al trabajo productivo, a un carácter corrupto y con tendencias
epicúreas. Los valores éticos y culturales se transformaron de una ética pro-trabajo, a una ética
hedonista y amante del ocio y del placer. Naturalmente que todo esto tuvo un efecto sumamente
importante en la productividad y eficiencia de los ejecutivos chilenos trabajando, tanto en el
sector público como en el privado, y naturalmente, ello afectó negativamente a los valores éticos
de empleados, obreros y trabajadores del campo. Para finales de la década de los años 80, la
elite, la clase media y el pueblo trabajador, sufrían de un avanzado nivel de corrupción. Esto
explica el poco apoyo que recibió el presidente Balmaceda en su desigual lucha contra el
imperialismo británico. Como resultado de todos estos nefastos sucesos, la productividad del
trabajo decreció sustancialmente y esto a su vez, contribuyó poderosamente a la
desaceleración del desarrollo económico en este periodo.
Finalmente, el sistema político perdió poder y gobernabilidad. Ideas liberales extremas y
fundamentalistas consiguieron reducir considerablemente el poder de la presidencia de la
república y al mismo tiempo, aumentaron enormemente el poder de partidos políticos corruptos
y particularmente, el poder de una gran cantidad de caciques y políticos vendidos al
imperialismo británico. Políticos corruptos se enquistaron en la mayoría de los cargos
parlamentarios, municipales y también de la burocracia central. Como consecuencia de este
gigantesco cambio político, el poder ejecutivo dejó de dirigir y controlar a la administración
pública. La eficiencia de la burocracia disminuyó catastróficamente y la corrupción
administrativa comenzó a penetrar aceleradamente en las oficinas públicas. Aspecto importante
- 103 -
Notas
Fernando Duque Poblete
de este fenómeno fue que ideas liberales fundamentalistas lograron sacar a numerosas
instituciones estatales de tareas relacionadas con el fomento, supervisión y control del
desarrollo económico nacional. El Estado chileno cambió su política de fomento y protección de
las actividades productivas nacionales y se sometió a la tendencia dominante del libre mercado,
la libertad de comercio y la total independencia del sector privado británico, para actuar con
libertad absoluta en la realización de sus negocios. Así, gradualmente, el Estado dejó de
funcionar como uno de los motores del desarrollo nacional.
La combinación sistémica y sinérgica de estos tres factores previamente enunciados, explican
así la reducción de la velocidad del desarrollo socioeconómico que Chile experimentó entre
1861 y 1891. Es la opinión del autor de estas líneas que este caso de transición histórica, puede
servir junto con otros estudios para elaborar las necesarias estrategias que permitan a Chile
alcanzar el ansiado desarrollo para el año 2018. Si por desgracia ello no ocurre, las fuerzas
enemigas del liberalismo económico, tendrán argumentos más que suficientes para señalar que
el modelo liberal no es congruente con la cultura nacional, y será entonces necesario buscar
alternativas estructurales más adecuadas con el alma nacional. Si la derecha fracasa en
conseguir el desarrollo para el año 2018, enormes mayorías de chilenos descubrirán entonces
que fueron 200 años de esfuerzos estériles. De esta manera, las puertas estarán abiertas para
modelos alternativos de desarrollo y entre ellos, el nuevo socialismo latinoamericano será
necesariamente una opción sumamente interesante de analizar y de implementar.
Los años del crecimiento lento y el colapso final
Los 30 años después de 1860 se caracterizaron por cambios radicales en el sistema económico
en Chile. Aun cuando el crecimiento económico continuó, este ya no era balanceado, autónomo,
armonioso y equitativo. Además fue mucho más lento que en el periodo anterior. Durante la
segunda mitad de este periodo, la tasa de crecimiento promedio llegó a ser menos de la mitad
de las tasas obtenidas entre 1830 y 1860. A consecuencia de esa desaceleración, el estándar
de vida de la inmensa mayoría de los chilenos se estancó y comenzó a declinar. Esta
desaceleración económica fue largamente determinada por el impacto simultáneo y reforzado
de tres condiciones desfavorables. Primero, el carácter nacional de la mayoría de los chilenos,
especialmente la elite, gradualmente perdió su capacidad empresarial y su motivación de logro.
Segundo, el sistema político y la toma de decisiones llegaron a ser menos eficientes en la
ausencia de una adecuada dirección y control político. Finalmente, el país llegó a ser un satélite
colonial de Gran Bretaña y debido a esto, los líderes chilenos se preocuparon más por los
intereses británicos que por el interés nacional. Como consecuencia de todo lo anterior, una
enorme cantidad de recursos económicos salieron del país, por lo tanto, se redujo
drásticamente la disponibilidad de capital para las inversiones domésticas. El sueño de construir
un poderoso centro industrial y financiero nunca se concretó.
La motivación de logro y la capacidad empresarial
Una transformación gradual del carácter nacional chileno tuvo lugar entre 1861 y 1891, de un
carácter nacional con altos niveles de capacidad empresarial y motivación de logro, pasó a un
carácter nacional con bajísimos niveles de capacidad empresarial. Al final de este periodo, los
elementos no empresariales con un gran desprecio por las actividades productivas y el trabajo
manual, llegaron a ser el sector dominante dentro de la sociedad chilena. Tres factores
importantes parecen explicar esta transición. Primero, la elite sufrió un cambio sicológico
fundamental durante este periodo. Segundo y aún más importante, nuevos modelos de
socialización cultural afectaron a las nuevas generaciones de chilenos entrando al sistema
económico después de 1860. Esta socialización fue poco favorable para la creación de
capacidad empresarial. Un tercer factor que contribuyó a esta transición y cambio en el carácter
- 104 -
La transición hacia el subdesarrollo
Notas
nacional, fue la emigración de muchos chilenos con capacidad empresarial a tierras extranjeras,
especialmente hacia Argentina. 2
El rapidísimo proceso de desarrollo económico experimentado durante el periodo anterior, y la
rápida y relativamente fácil adquisición de gran riqueza particularmente a partir de 1875, tuvo un
efecto negativo sobre el aún no totalmente consolidado carácter empresarial de la elite
3
nacional. La bonanza agrícola de la década de 1850, especialmente la que se produjo por los
mercados de California y Australia, enriqueció a una gran cantidad de aristócratas
terratenientes. Gradualmente, ellos cambiaron la vida dura y difícil de las provincias por una
vida “civilizada”, confortable y con tendencias al alto consumo, propia de las grandes ciudades. 4
Simultáneamente, acaudalados mineros, industriales y comerciantes de clase media se
movieron también a los centros urbanos. Estos nuevos elementos trataron de gastar más, y más
conspicuamente que la elite aristocrática, con el fin de ganar estatus social y eventualmente, ser
admitidos dentro de la clase dirigente. 5 Esta inmigración de empresarios ricos hacia las
ciudades creció en la década de los años 60 y 70, y adquirió proporciones enormes en la
década de los años 80. Las actividades mineras y agrícolas fueron gradualmente dejadas en
6
manos de administradores y mayordomos pobremente motivados y sin capacidad empresarial.
2
Francisco Encina, Nuestra inferioridad económica. Sus causas y sus consecuencias (Santiago, Chile:
Editorial Universitaria S.A., 1955), 70.
3
Este carácter nacional todavía tenía algunos aspectos insuficientemente desarrollados y estos aspectos
naturalmente son altamente favorables para el desarrollo de la industria pesada y la innovación tecnológica.
Lo que se quiere decir con esto es que aún cuando el carácter era muy empresarial, aún tenía aspectos
débiles en aquellas actividades relacionadas con la industria pesada y la innovación tecnológica. Para
referencias relacionadas con el impacto negativo de la riqueza sobre el carácter de este periodo, ver: W.
Mann, Chile luchando por nuevas formas de vida (Santiago, Chile: Editorial Ercilla, 1936), 68; J. C. Jobet,
Ensayo crítico del desarrollo económico-social de Chile (Santiago, Chile: Editorial Universitaria, 1955), 73; J.
Petras, Politics and social forces in Chilean development, 87; J. Heise, Chile 1810-1960: 150 años de
evolución institucional (Santiago, Chile: Editorial Andrés Bello, 1960), 58; A. Cabero, Chile y los chilenos
(Santiago, Chile: Editorial Nascimento, 1926), 178, 367-369.
4
Francisco Encina, Nuestra inferioridad económica…, 34-66 y 106; Edwards agrega que después de 1850,
los ricos aristócratas ya no tenían el miedo al fantasma de la anarquía y la pobreza de los tiempos que
precedieron al ministro Portales y por lo tanto, algunos comenzaron a caer en excesos de individualismo y
consumo superfluo. A. Edwards, La fronda aristocrática: historia política de Chile (Santiago, Chile: Editorial
del Pacífico, 1928), 124,128 y 155. Eyzaguirre agrega que a partir de mediados de los años cincuenta, se
inició un lento proceso de corrupción de la cultura chilena por parte de las influencias culturales extranjeras,
especialmente la francesa. Esta elite comenzó a desarrollar un gusto por la vida lujosa y poco a poco ellos
abandonaron sus latifundios para vivir en Santiago o París u otras grandes capitales europeas. J.
Eyzaguirre, Fisonomía histórica de Chile, 99, 101, 106, 130-138 y 150-151.
5
Encina señala que un factor importante en el cambio cultural de la elite como un todo, fue un proceso lento
pero gradual de penetración de la cultura europea, promovida por un sistema educacional foráneo,
impulsada por los hombres de negocios extranjeros que visitaban el país; además, a esto ayudó la
europeización de algunos intelectuales chilenos y algunos libros escritos por europeos que llegaron a las
costas chilenas. El resultado de esta penetración fue una gradual y selectiva aceptación de los estilos de
vida europeos. Particularmente los estilos de alto consumo superfluo, fueron rápidamente aceptados
mientras que los modelos de producción de estos artículos caros se ignoraron completamente, se trataba de
consumir pero no de producir. Francisco Encina, Nuestra inferioridad económica…, 86-103. J. Heise, Chile
1810-1960…, 52-55 y 86-103; A. Cabero, Chile y los chilenos, 337; F. J. Moreno, Legitimacy and stability in
Latin America. A studio of Chilean political culture, (New York, USA: University Press, 1969), 122; y, C.
Almeyda, Visión sociológica de Chile (Santiago, Chile: Academia de Ciencias Políticas, 1957), 8.
6
Francisco Encina, Nuestra inferioridad económica…, 106 y 137.
- 105 -
Notas
Fernando Duque Poblete
En resumen, riqueza fácil, 7 una vida de lujos, el consumo superfluo y la edad avanzada,
gradualmente extinguieron el impulso empresarial de la elite económica que había construido la
fortaleza económica de Chile durante el periodo anterior. 8
Aun así, estos cambios drásticos en motivaciones, actitudes y conductas de la elite económica,
no afectó el nivel empresarial tanto como lo hicieron los cambios en los padrones de
socialización durante este periodo. Primero, la escuela básica o elemental y la escuela
secundaria que funcionó después de 1860 ya no preparaba a los estudiantes para tener una
vida activa y productiva en la industria, la agricultura y el comercio. Además, las funciones
formadoras de carácter que se tuvieron anteriormente, fueron totalmente eliminadas de los
currículos escolares. La nueva escuela era una copia de la educación elitista europea,
especialmente la educación francesa, y esta nueva escuela pasó a ser una etapa preparatoria
para las carreras académicas y las profesiones liberales, las artes y la burocracia. Los chilenos
fueron gradualmente inculcados con
motivaciones, actitudes y valores hostiles al trabajo
manual, el comercio, la agricultura y la industria. Estas actividades eran consideradas
materialistas, antihumanistas y, generalmente, de bajo estatus y por lo tanto, ellas fueron
consideradas solamente recomendables para aquellos individuos de las “clases bajas”. De ahí
que en la escala social, los roles productivos fueron relegados a la base de la pirámide de
estatus y prestigio social, mientras que los roles o trabajos improductivos fueron elevados hacia
la cúspide de la misma. Naturalmente, los elementos más brillantes y capaces de la elite
desarrollaron deseos por ser abogados, médicos, escritores, filósofos, músicos, artistas, poetas,
etc. Mientras que los menos capaces se tuvieron que conformar con roles y posiciones en la
agricultura, comercio y la industria. 9 En segundo lugar, la inculcación de valores, motivaciones
7
La riqueza fácil y heredada, además de la riqueza obtenida por la explotación de ricas minas de plata, oro
y cobre durante la primera parte de esta periodo; y minas de abonos, nitratos y otros químicos importantes
en la segunda parte contribuyeron a todo esto. Otros factores que incidieron en el deterioro moral de la elite
fue el paso de las leyes de inconvertibilidad en 1878. Gracias a estas leyes la elite pudo obtener grandes
ganancias vendiendo sus productos en el extranjero y obteniendo monedas duras, mientras que ellos
pagaban sus salarios, deudas, intereses, etc., con papel moneda depreciada. La elite entonces usufructuó
en una gran cantidad del proceso inflacionario. Finalmente, la eliminación de los impuestos a la renta
también tuvo un efecto negativo sobre la moralidad y ética de la elite. J. C. Jobet, Ensayo crítico…, 61-62 y
67; J. Stevenson, The Chilean Popular Front (Philadelphia, USA: University of Pennsylvania Press, 1942),
25; F. Abarca, La decadencia de Chile, (Valparaíso, Chile: Imprenta L. Cruz, 1904), 38-41; F. Gil, The
Political System of Chile, Houghton-Mifflin Co., 1966), 23.
8
Este proceso fue gradual; por ejemplo a finales de 1860 y principios de 1870 aún había considerable
capacidad empresarial en Chile. Durante estos años los empresarios chilenos agresivamente se movieron
para explotar ricas minas de plata y nitrato y otros minerales en Bolivia. Ver: R. Burr, By Reason or Force,
Chile and balancing of power in South America, 1830-1905 (Los Angeles, USA: University of California
Press, 1967), 119.
9
Encina criticaba ácida y amargamente este sistema educacional indicando que “no existen programas para
la formación de un carácter adecuado, por el contrario, tienen la tendencia a reducir la voluntad de los niños
a fin de hacer de ellos individuos dóciles y pusilánimes”. Agrega que ideas, creencias, y actitudes favorables
a los roles económicos eran deliberadamente erradicados o eliminados de los currículos, esto se debió a
que los educadores tenían mucho miedo de que los niños pudieran llegar a transformarse en entes
materialistas y con deseos de trabajar para tener cargos en la industria, la agricultura o el comercio, en vez
de llegar a ser personas humanistas orientadas a profesiones de abogados, médicos, filósofos o escritores.
Esta nueva educación chilena no tomó en consideración la inculcación de valores nacionalistas, y no reflejo
una identidad nacional. La chilenidad se perdió. En resumen, esta nueva educación importada desde
Francia… “Era como un vestido de seda hermosamente diseñado cubriendo a una gorda y fea araucana”.
Encina concluye argumentando que la causa más importante en la reducción de la tasa de crecimiento
económico después de 1865, fue precisamente este sistema educacional inadecuado. Éste creaba
desprecio por el trabajo manual, las labores industriales y otras labores productivas en general.
Naturalmente, este sistema educacional, poco racional, terminó por poner a los productores de riqueza en
los niveles más bajos del estatus social. Francisco Encina, Nuestra inferioridad económica…, cap. IX,
- 106 -
La transición hacia el subdesarrollo
Notas
de logro y motivación empresaria, gradualmente decayeron en los hogares de la elite chilena.
Las prácticas de educación de los niños se dejaron por lo general, en manos de sirvientes
mientras las madres se enfrascaban en una intensa vida social y en actividades destinadas a
mejorar su estatus. 10 El padre autoritario ya no se ocupaba directamente de la dirección de sus
negocios y actividades productivas, y por lo tanto podía tener más tiempo para participar en la
11
vida familiar. Consecuentemente, los padres de la clase social dirigente pasaron a estar más
directamente envueltos en la educación de los niños, que los padres de la generación anterior.
Por lo tanto, esta mayor participación de sirvientes sin motivación de logro y padres autoritarios
en la educación de los niños de la elite fue también un factor muy importante en la gradual
declinación de las capacidades empresariales de la elite, especialmente durante la última parte
de este periodo.
Para los años 80 la mayoría de los miembros de las nuevas generaciones de la elite tenían
poderosos deseos e inclinaciones por mantener su riqueza por cualquier medio que fuera
posible, salvo el trabajo productivo. Por otro lado, se trataba de llegar a ser rico tan rápido como
fuera posible en caso de que ellos pertenecieran a la clase media alta o fueron aristócratas de
menor riqueza. Sus aspiraciones supremas eran llegar a ser profesionales respetados y
12
disfrutar de estándares de vida y civilización europea. La pequeña clase media dentro de sus
limitados recursos, comenzaron también a imitar los estándares de vida de la elite. 13 Las masas
populares a su vez, y especialmente los campesinos, quedaron sin el previo ejemplo, el
estrecho contacto y la supervisión por parte de la elite. Por lo tanto, lentamente y poco a poco el
pueblo pasó a estar menos interesado en el trabajo sostenido y en la productividad de sus
actividades. Naturalmente, estos niveles decrecientes de capacidad empresarial y de necesidad
de logro en todos los sectores de la sociedad chilena, produjo un impacto sumamente negativo
en la tasa de crecimiento económico experimentada durante este periodo.
Cultura política, conducta política y eficiencia burocrática
Durante los 30 años de este periodo hubo un proceso gradual de transición en la estructura y
conducta tanto del sistema político como del sistema administrativo. El sistema de decisiones
políticas sufrió un lento pero constante cambio desde un sistema de decisiones eficientes; que
producía rápidos, claros y homogéneos resultados -políticas, leyes, etc.-; a uno mucho más
lento y menos eficiente. Además, la mayoría de estas políticas ya no estaban relacionadas con
la promoción, por parte del Estado, del desarrollo económico. Por lo demás, la implementación
especialmente ver: p. 93, 98-102 y 137; además, A. Cabero, Chile y los chilenos, 175 y 338-340; J. C. Jobet,
Ensayo crítico…, 57; J. Heise, Chile 1810-1960…, 52-55.
10
Cabero argumenta que mientras las madres de la elite activamente competían por la elegancia y el lujo en
las fiestas sociales, las madres de la clase media empezaron a entrar a la fuerza de trabajo. Por lo tanto,
ninguno quedó en casa para una formación del carácter tal como se necesitaba. Nadie pudo formar a los
niños (en la última parte del siglo XIX) en los valores adecuados. A. Cabero, Chile y los chilenos, 371.
11
Francisco Encina, Nuestra inferioridad económica…, 106, 137; J. Eyzaguirre, Fisonomía histórica de
Chile, 99-106, 130-138 y 150-151.
12
Después de 1884, el gobierno creó incentivos adecuados para la empresa privada, especialmente en el
sector salitrero. Esta ayuda gubernamental se basó en la creencia de que Chile estaba lleno de talento
empresarial. Esto no fue desgraciadamente el caso. Ningún empresario chileno hizo uso de estas enormes
oportunidades, no obstante los extranjeros si las utilizaron y pronto intereses extranjeros controlaron la
mayor parte de las actividades económicas de la nación. En otras palabras, los enormes incentivos al sector
privado fueron mal utilizados por la clase empresarial chilena y sí fueron excelentemente utilizados por la
clase empresarial extranjera. Ver: Ch. Parrish, “The Politics of Economic Development: Bolivia and Chile”,
unpublished Ph. D. Dissertation, Department of Political Science, University of North Carolina, 1965, p. 200;
F. Pike, Chile and the United States, 1880-1962. The emergence of Chile`s social crisis the challenge to
United States Diplomacy (Notre Dame, USA: University of Notre Dame Press, 1963), 37; F. Rippy, “British
Interests in the Chilean Nitrate Industry”, Inter-American Economic Affairs, vol. VIII, Autumn, 1954, p. 3-11.
13
Francisco Encina, Nuestra inferioridad económica…, cap. XVI; F. Abarca, La decadencia de Chile, 58.
- 107 -
Notas
Fernando Duque Poblete
de las políticas estaba con mucha menos supervisión y control de parte de los supervisores
políticos. Consecuentemente, el aparato administrativo no solamente redujo gradualmente su
previamente activo rol participativo en la promoción del desarrollo económico, sino que también
perdió algunos de sus niveles generales de eficiencia administrativa.
Los factores y procesos que determinaron este proceso de transición, desde un sistema político
eficiente a uno ineficiente, fueron bastante complejos y no es posible tratarlos aquí con la
suficiente amplitud y profundidad. No obstante, una breve enumeración de tres factores
importantes pueden ayudar en la explicación de este proceso de transición. Estos tres factores
eran: primero, una creciente fragmentación y heterogeneidad de la cultura política; segundo,
una predominancia gradual de un sentimiento o ideología antiestatista y antimercantilista; y
tercero, reformas legales y constitucionales, que gradualmente cambiaron el balance de poder
de la presidencia hacia el Congreso y
jefes de los partidos políticos. Estas reformas
gradualmente desmantelaron la estructura centralizada y proteccionista del periodo anterior.
La homogeneidad y unidad en la cultura política católica conservadora que existió durante el
periodo previo, gradualmente se perdió entre 1860 y 1891. La sub-cultura liberal, que
prácticamente se había reducido a nada durante las décadas de 1830 y 1840, repentinamente
inició un rápido proceso de resurgimiento y ganó fuerza en los años 50. Durante los años 60,
esta sub-cultura liberal desafió seriamente a la cultura conservadora predominante, para
finalmente ganar preeminencia durante los años 70. 14 Sin embargo, este predominio liberal
14
Cuatro grupos de factores pueden ser brevemente presentados para explicar este avance y victoria final
del liberalismo en Chile. En primer lugar, el liberalismo económico, el libre mercado y libre comercio fue una
herramienta ideológica que hábilmente la elite utilizó porque estaba envuelta en el negocio de importaciones
y exportaciones, que era el único negocio limpio en el que la elite se interesaba en participar. El comercio
libre significó bajas tarifas para las importaciones, y por lo tanto, productos importados menos caros (y
servicios) podían entrar al país. Por lo tanto, el comercio libre permitió a la elite independizarse de los
subsidios que tenían que darse al sector industrial. Esta ideología propuso el reducir el rol del Estado y
también reducir los gastos estatales, reduciendo su participación en las actividades socioeconómicas en
general. Consecuentemente, recomendaba la reducción y total eliminación de los impuestos directos,
impuestos a la renta, y otros impuestos a la riqueza. En segundo lugar, el liberalismo enfatizaba la libertad
individual y demandaba una reducción de los poderes del Estado sobre la gente. La elite era inmensamente
rica y poderosa. Ellos ya no necesitaban la protección de un Presidente poderoso, que en muchas
oportunidades podía tentarse en sacrificar los intereses de la elite por el bienestar general o el interés
común. La elite se dio cuenta que el ejercicio libre de sus derechos ancestrales de origen feudal no iban a
poner en peligro la sobrevivencia de esta elite como clase gobernante. En tercer lugar, la elite se sintió
rodeada de un pueblo de origen no europeo dentro de Chile, y particularmente dentro de América del Sur.
Por lo tanto, ellos trataron de mantener su identidad a través de un desesperado esfuerzo por asimilar y
culturizarse en todo lo que fuera de origen europeo y rechazar todo lo que fuera de origen criollo y
autóctono. Ellos se abrieron a las ideas liberales porque esta era la ideología que estaba en ascendencia en
Europa. Los liberales e intelectuales chilenos transformaron el sistema educacional desde 1860 en
adelante, y este sistema comenzó la inculcación del liberalismo, sobre todo los actores de la sociedad,
especialmente las nuevas generaciones. Cuarto, las superpotencias industriales, especialmente Gran
Bretaña, iniciaron una campaña persistente para convertir a los chilenos al liberalismo económico y
especialmente al comercio libre. Una penetración ideológica similar se hizo por los hombres de negocios
extranjeros interesados en crear un mercado para su propia producción industrial, estos visitaban con
frecuencia nuestro país. Para una discusión sobre el primer grupo de factores que promovían el liberalismo,
ver: J. C. Jobet, Ensayo crítico…, 26 y 49; Francisco Encina, Nuestra inferioridad económica…., 86-103 y
108-111; C. Veliz, Historia de la marina mercante de Chile, (Santiago, Chile: Ediciones de la Universidad de
Chile, 1961), Introducción y cap. 3. Para una discusión sobre el segundo grupo de factores ver: A. Edwards,
La fronda aristocratic..., 64-107; J. Heise, Chile 1810-1960…, 79; A. Cabero, Chile y los chilenos, 219. Para
un tratamiento del tercer grupo de factores ver: F. J. Moreno, Legitimacy and stability…, 122; Francisco
Encina, Nuestra inferioridad económica…, 92-102; A. Cabero, Chile y los chilenos, 368; J. Heise, Chile
1810-1960…, 52-53; F. Pike, Chile and the United States, 1880-1962…, 9-10; Ch. Parrish, “The Politics of
Economic Development: Bolivia and Chile”, p. 193 y 261-262. Para analizar el cuarto grupo ver: A. G. Frank,
- 108 -
La transición hacia el subdesarrollo
Notas
entre los años 1875 y 1891, no creó una cultura homogénea en Chile tal como había existido en
el periodo anterior. Había dos factores responsables de esta situación: en primer lugar, los
políticos liberales no quisieron o no pudieron imponer su ideología al resto de la sociedad
usando métodos coercitivos; en segundo lugar, la cultura liberal era demasiado vaga, muy
general, y sin programas concretos para acción positiva; consecuentemente, caudillos
personalistas que dirigían las diferentes facciones liberales, pronto interpretaron esta ideología
de la manera que más conviniera a sus propósitos y planes, dividiendo al movimiento liberal en
varios grupos diferentes y antagónicos. Las facciones emergieron por todas partes y éstas
estaban unidas por lazos sumamente débiles, particularmente lo único que los unía era el deseo
común de destruir el sistema portaliano. Pero estas facciones liberales eran antagónicas entre
sí con respecto a cualquier otro tema. 15 Además, esta cultura política fragmentada de la elite
tuvo un considerable impacto sobre la ideología de las clases media y trabajadora. La pérdida
de la unidad religiosa e ideológica del país, más el considerable deterioro de los estándares de
vida de las masas populares, facilitó en ellas, la penetración de una ideología radical antiliberal
y otras tendencias antisistemáticas en la última parte de este periodo. 16 A fines de este periodo,
Chile tenía una cultura política heterogénea; es decir, había una subcultura conservadora, una
subcultura liberal y una insipiente subcultura marxista.
A pesar de este creciente proceso de fragmentación cultural, se produjo una suerte de
consenso sobre principios y creencias económicas. La mayoría de los miembros de la elite se
transformaron en entusiastas admiradores de una más bien dogmática escuela del liberalismo
económico. Por lo tanto, la mayoría se preocupó profundamente con la idea de eliminar al
Estado de las actividades económicas, eliminar el proteccionismo estatal en los sectores
industriales, eliminar al Estado en la protección de los recursos naturales y en la eliminación del
Estado en su rol de promotor del desarrollo económico. 17 Los Nacionales, el único partido
defensor del neomercantilismo y del sistema portaliano de gobierno y economía, poco a poco
perdió poder y finalmente se convirtió en parte, al liberalismo económico. 18 Consistentemente
con sus postulados ideológicos y económicos, esta fuerza liberal dominante gradualmente
cambió las funciones y estructuras del sistema político. Ellos exitosamente introdujeron
reformas legales y constitucionales dirigidas hacia la reducción de las funciones políticas y los
poderes de la presidencia, mientras que simultáneamente se aumentaban las funciones y el
19
poder del congreso y de los partidos políticos. Además, la nueva legislación diseñada para
terminar con el proteccionismo y el intervencionismo estatal en los asuntos económicos fue
gradual y efectivamente implementada. 20
Capitalism and underdevelopment in Latin America (New York, USA: Modern Reader, 1967), 67-73;
Francisco Encina, Nuestra inferioridad económica…, 94-98.
15
Ver: A. Edwards, La fronda aristocrática..., 129-131, 138; F. J. Moreno, Legitimacy and stability…, 124128; F. Pike, Chile and the United States, 1880-1962…, 13-14 y 19; A. Cabero, Chile y los chilenos, 72, 9091, 99, 150 y 403-405; Snow, P. G., “The Radical Parties of Chile and Argentina”, unpublised Ph. D.
Dissertation, Department of Political Science, University of Virginia, 1963, p. 12-13, 18-19, y 49-50.
16
Ver: A. Cabero, Chile y los chilenos, 221; J. Heise, Chile 1810-1960…, 55, 88 y 108; A. Edwards, La
fronda aristocratic..., 147; J. Petras, Politics and social forces…, 92.
17
Ver: A. O. Hirschman, Journey Toward Progress. Studies of economic policy-making in Latin America
(New York, USA: The Twentieth Century Fund, 1963), 164-165; F. Pike, Chile and the United States, 18801962…, 9-10.
18
Ver: F. J. Moreno, Legitimacy and stability…, 128.
19
Para un análisis relacionado con estas reformas, ver: F. J. Moreno, Legitimacy and stability…, 129-133; A.
Cabero, Chile y los chilenos, 224-226 y 255-256; A. Edwards, La fronda aristocratic..., 99; O. Cope, “Politics
in Chile, a Study of Political Factions and Parties and Election Procedures”, unpublished Ph. D. Dissertation,
Department of Political Science, Claremont, 1963, p. 109-115 y 127.
20
Para una discusión relacionada con las legislaciones antimercantilistas, ver: A. O. Hirschman, Journey
Toward Progress. Studies of economic policy-making in Latin America (New York, USA: The Twentieth
Century Fund, 1963), 67 y 164; Ch. Parrish, “The Politics of Economic Development: Bolivia and Chile”, p.
- 109 -
Notas
Fernando Duque Poblete
La fragmentación cultural, la declinación de ideas mercantilistas y los cambios estructurales,
produjeron graves dificultades para el funcionamiento de un gobierno eficiente. Primero, el
Presidente ya no podía coordinar exitosamente y agregar los intereses políticos tan fácilmente
como en el periodo anterior. Los presidentes gradualmente perdieron el control y el liderazgo de
sus propios partidos y al final de este periodo, algunos líderes partidistas eran tan poderosos
21
dentro del partido como el mismo Presidente. En segundo lugar, un sistema autónomo de
partidos no podía desarrollar efectivamente las funciones de agregación de intereses en la
forma adecuada como se había hecho antes. La fragmentación política, el dogmatismo, la
indisciplina partidaria y las tendencias caudillistas o personalistas dentro de las diferentes
facciones políticas evitaba que se produjeran compromisos razonables y positivos entre los
partidos políticos. Por lo tanto, la mayoría de las demandas y las propuestas políticas
transmitidas al sistema de toma de decisiones eran contradictorias, muy preliminares,
particularistas y sin una mayoría parlamentaria o consenso que las apoyara tal como había
ocurrido en el periodo anterior. Bajo estas circunstancias, el sistema de toma de decisiones
ahora estaba poderosamente influenciado y dependía de la política partidaria y por lo tanto, no
pudo desempeñar la función que le correspondía. 22 Solamente se pudieron lograr, a través de
gigantescos esfuerzos, coaliciones débiles, caracterizadas por las frecuentes acomodaciones y
compromisos. Pero esto permitía la elaboración de políticas con un mínimo de consenso y sólo
con el fin de mantener y conseguir la sobrevivencia del sistema. 23 En varias oportunidades el
sistema estuvo muy cerca de su total crisis y rompimiento, y solamente la existencia de
evidentes peligros externos evitó una resolución violenta de estas demandas conflictivas. 24
La gradual debilidad en el sistema de toma de decisiones disminuyó la posibilidad de tener un
liderazgo claro y un buen control sobre el sistema administrativo. La burocracia siguió creciendo
pero al mismo tiempo, comenzó a mostrar clara evidencia de una caída en su productividad y
eficiencia al implementar sus funciones. No obstante, aparentemente debido a la “inercia
burocrática” y a la buena organización y disciplina que este aparato había tenido en periodos
anteriores, la administración pública no se quebró o sufrió una dramática pérdida en su
25
comportamiento, desempeño y eficiencia en el desarrollo de sus tareas tradicionales.
195-197; J. C. Jobet, Ensayo crítico…, 48, 73; C. Veliz, Historia de la marina mercante de Chile, (Santiago,
Chile: Ediciones de la Universidad de Chile, 1961), cap. 3 y 4.
21
Ver: A. Edwards, La fronda aristocrática..., 154, 159; O. Cope, “Politics in Chile, a Study of Political
Factions and Parties and Election Procedures”, p. 404.
22
Moreno argumenta que en algunas circunstancias el Presidente tuvo que usar métodos ilegales para
mantener trabajando el sistema. Estas ilegalidades tales como, la manipulación de elecciones para obtener
un congreso más favorable, produjo una reacción violenta aún entre los miembros del partido del
Presidente. Por lo tanto, el Presidente se vio forzado a aumentar su autoritarismo, esto provocó una
reacción en cadena que al final del proceso produjo menos legitimidad para el jefe ejecutivo y mayor
oposición. Él concluye agregando que lentamente, la previamente alta legitimidad presidencial se fue
transformando en una especie de dictadura presidencial. F. J. Moreno, Legitimacy and stability…, 130-131.
23
Para análisis relacionados con el creciente faccionalismo y la indisciplina partidista, así como la gradual
reducción de los poderes presidenciales, la tendencia hacia la formación de coaliciones débiles y en general
el deterioro del sistema de decisiones como un todo. Ver: F. J. Moreno, Legitimacy and stability…, 124-135;
F. Pike, Chile and the United States, 1880-1962…, 18-20, 38-40; A. Cabero, Chile y los chilenos 225-230; J.
C. Jobet, Ensayo crítico…, 49 y 60; O. Cope, “Politics in Chile, a Study of Political Factions and Parties and
Election Procedures”, p. 90-137; A. Edwards, La fronda aristocrática..., 114-144; Snow, P. G., “The Radical
Parties of Chile and Argentina”, p. 14 y 49-60; Ch. Parrish, “The Politics of Economic Development: Bolivia
and Chile”, p. 265. Burr agrega que la creciente participación del congreso en la formulación de la política
exterior, complicó en gran manera la solución de los problemas de política exterior chilena durante la mayor
parte de este periodo. R. Burr, By Reason or Force…, 115.
24
Las guerras de 1865 contra España y de 1879 contra Perú y Bolivia, salvó a los Presidentes Pérez y Pinto
de unas seguras guerras civiles. Ver: F. J. Moreno, Legitimacy and stability…, 129-132; F. Pike, Chile and
the United States, 1880-1962..., 38-39.
25
Edwards indica que “…los ejes básicos de la maquinaria estaban aún intactos, es decir, la obediencia y el
respeto por la autoridad legítima estaba aún en perfecto funcionamiento. Prueba de esta situación fue la
- 110 -
La transición hacia el subdesarrollo
Notas
Desafortunadamente, éste no fue el caso del desempeño de las agencias estatales
relacionadas con la promoción del desarrollo económico. Las fuerzas antimercantilistas que
rápidamente controlaron tanto la Presidencia como el Congreso, tuvieron éxito en desmantelar
la mayoría de los elementos y partes del aparato que había sido creado para el desarrollo
nacional en el periodo anterior. 26 Durante los últimos seis años de este periodo hubo un
esfuerzo desesperado y no exitoso por revertir estas tendencias prácticamente irreversibles. El
presidente Balmaceda, un rico terrateniente del Partido Liberal entendió con una rara visión
política las conclusiones lógicas de estas tendencias históricas que gradualmente habían
horadado las bases del sistema portaliano. Balmaceda trató de revivir las viejas tradiciones y
cánones o padrones de gobierno, siguiendo estrechamente las experiencias que había tenido la
Alemania de Biskmark y siguiendo las técnicas políticas y económicas de G. F. List. 27
Balmaceda propuso reformas constitucionales como forma de tener una vez más un sistema
poderoso y sólido de gobierno. Él estaba convencido de la necesidad de una oposición
responsable, pero quería que la rama ejecutiva del gobierno estuviera libre de la volatilidad y las
politiquerías propias del Congreso. Él trató de mejorar la administración pública mediante el
restablecimiento del sistema de mérito, creando sistemas de control y responsabilidades, tanto
administrativas como financieras. Una vez más, él trato de mantener la maquinaria del Estado al
servicio del interés nacional y enganchó a la burocracia en la promoción del desarrollo
económico y la industrialización. Balmaceda también trató de mejorar las actividades agrícolas a
través de un vasto programa de reforma agraria; elaboró propuestas para financiar un enorme
programa de industrialización usando como fuente de financiamiento las vastas riquezas
producidas por el salitre, al mismo tiempo que financiaba los gastos regulares del gobierno con
impuestos directos, especialmente diseñados para restringir el consumo superfluo de la
oligarquía. Finalmente trató de levantar el estándar de vida de las masas populares como forma
de alcanzar una total integración nacional, y eliminar de esta manera, un creciente malestar y
resentimiento que se producía en los trabajadores y en los campesinos. Este resentimiento
estaba naturalmente justificado por la creciente explotación del trabajo y la declinación
28
generalizada de los estándares de vida del pueblo.
Por supuesto, la elite oligárquica tenía ideas totalmente diferentes. Los programas de
Balmaceda fueron considerados un peligro mortal para los intereses de la elite, especialmente
intereses relacionados con el deseo de ésta de gobernar en forma suprema y sin interferencias
victoria chilena en la guerra del Pacífico... La administración de Pinto fue débil, una especie de antecedente
de la anarquía parlamentaria que se produjo después entre 1891-1920. La alianza liberal estaba
sumamente débil, no tenía cohesión política interna. Esta administración se caracterizó por muchos cambios
de gabinete e inercia política. No existía autoridad que pudiera hacer ninguna cosa. Nadie hacía nada. No
obstante, la administración pública siguió trabajando”. A. Edwards, La fronda aristocrática..., 141-142; ver
además, R. Burr, By Reason or Force…, 143. Sin embargo, después de la Guerra de 1879-1883, la
burocracia comenzó a crecer fuera de toda proporción; los salarios se aumentaron en forma exagerada y se
salieron de control. Simultáneamente, la desorganización de las finanzas estatales creció hasta niveles
bastante peligrosos, el desperdicio en los recursos gubernamentales y los síntomas de una creciente
corrupción llegaron a ser claramente evidentes. Ver: A. Cabero, Chile y los chilenos, 333-335; J. Heise,
Chile 1810-1960…, 62-64.
26
Ver: J. C. Jobet, Ensayo crítico…, 25-26; Ch. Parrish, “The Politics of Economic Development: Bolivia and
Chile”, p. 196-197.
27
Ver: F. Pike, Chile and the United States, 1880-1962..., 40; J. C. Jobet, Ensayo crítico…, 27 y 77; Ch.
Parrish, “The Politics of Economic Development: Bolivia and Chile”, p. 271-272; K. H. Silvert, Chile
Yesterday and Today (New York, USA: Holt, Rinehart and Winston, Inc, 1965), 21.
28
Para analizar los programas sociales, políticos, económicos y administrativos de Balmaceda, ver: A. G.
Frank, Capitalism and underdevelopment…, 78-81; O. Cope, “Politics in Chile, a Study of Political Factions
and Parties and Election Procedures”, unpublished Ph. D. Dissertation, Department of Political Science,
Claremont, 1963, p.140-147; J. C. Jobet, Ensayo crítico…, 27 y 78-83; F. Pike, Chile and the United States,
1880-1962…, 45; Frías, (sin datos), 547; F. Gil, Los partidos políticos chilenos (Buenos Aires, Argentina:
Editorial Depalma, 1962), 27.
- 111 -
Notas
Fernando Duque Poblete
de ninguna autoridad centralizada. Consecuentemente, en complicidad con intereses
extranjeros y con el total control del Congreso, la oligarquía inició una campaña de oposición
viciosa y violenta contra el Presidente, la que terminó por ponerlo ante dos alternativas:
someterse a los deseos de la oligarquía o resistir por la fuerza el avance de la oligarquía y sus
aliados extranjeros. Balmaceda eligió este último curso de acción y una guerra civil, altamente
29
costosa y sangrienta fue el resultado de este conflicto. El disminuido y horadado poder y el
gradual aislamiento del Presidente no fue una fuerza suficiente para enfrentarse a las fuerzas
de la oligarquía, la marina y el capitalismo británico. Balmaceda solamente obtuvo el apoyo de
parte del Ejército y un pequeño sector de su propio partido. Las masas populares cuyo estándar
de vida él había tratado de mejorar, aparentemente no entendieron lo que estaba en juego y se
mantuvieron pasivas. 30 La muerte del Presidente cerró este periodo transicional y después de
varios años de un gradual ataque y declinación, y seis años de heroicas luchas sin esperanzas,
el sistema portaliano finalmente fue destruido.
Dependencia económica y política
Chile sufrió un gradual proceso de transición desde una posición con un alto grado de
independencia política y económica, hacia una situación con un alto nivel de dependencia. Este
proceso de neocolonización pasó a ser mucho más intenso durante los años 80 y tuvo un
impacto sumamente negativo sobre la tasa de crecimiento económico que el país experimentó
durante este periodo.
El rápido paso de la revolución industrial en Europa Occidental y Estados Unidos, incrementó
las necesidades de estos países por materias primas, la necesidad por lugares seguros para
poner sus capitales e inversiones, y la necesidad de nuevos mercados para poder colocar esta
31
creciente producción industrial. Gran Bretaña, que era el poder dominante de este periodo,
gradualmente llegó a tener más y más interés en las jóvenes y emergentes repúblicas de
América del Sur, y las comenzó a utilizar como potenciales objetivos para su expansión
económica. Chile llegó a ser particularmente atractivo para Inglaterra, gracias a su gran orden
interno y estabilidad política y, especialmente, debido a que Chile tenía el control de enormes y
32
vastas cantidades de recursos minerales y otros recursos económicos. Gran Bretaña inició
este lento proceso de penetración de la economía chilena a través del uso inteligente de su
diplomacia y la agresiva política comercial que tuvieron sus súbditos en Chile. 33 Los capitalistas
29
Ver: F. Pike, Chile and the United States, 1880-1962…, 41-42; J. Stevenson, The Chilean Popular Front,
18; F. J. Moreno, Legitimacy and stability…, 135-142; O. Cope, “Politics in Chile, a Study of Political Factions
and Parties and Election Procedures”, 131-147 y 405; A. Edwards, La fronda aristocrática..., 156-167; R.
Burr, By Reason or Force…, 192-193.
30
Ver: J. C. Jobet, Ensayo crítico…, 90-96; R. Burr, By Reason or Force…, 192-193; F. J. Moreno,
Legitimacy and stability…, 138-140; A. Edwards, La fronda aristocrática..., 155 y 168.
31
Ver: R. Burr, By Reason or Force…, 109.
32
La creciente demanda por materias primas que realizaron las grandes potencias industriales, empujó a
algunos países sudamericanos a comenzar a hacer demandas territoriales y penetrar áreas de sus vecinos
en donde existían estos recursos. Compañías chilenas se movieron para explotar recursos minerales en
Bolivia durante la década de los 60. En los años 70 estas compañías se desplazaron aún más lejos hacia el
norte para explotar recursos similares en Perú. Una de los objetivos básicos de la política exterior chilena
fue la expansión de la soberanía chilena hacia estos territorios. Este objetivo fue alcanzado luego de la
victoria chilena en la Guerra de 1879 contra Perú y Bolivia. Ver: R. Burr, By Reason or Force…,109,119121, 131 y 139; además, F. Pike, Chile and the United States, 1880-1962…2.
33
Pero más importante, esta penetración fue enormemente facilitada por la astucia y el reconocimiento
británico de que Chile estaba sufriendo un proceso de decaimiento ético y moral y una creciente división
política. Inglaterra sabía que las fuerzas luchando por el nacionalismo chileno y el intervencionismo estatal,
el mercantilismo y la defensa de los intereses nacionales estaba en receso, mientras que las fuerzas que
luchaban por el liberalismo económico, la libertad de comercio y la europeización de la sociedad chilena
- 112 -
La transición hacia el subdesarrollo
Notas
británicos y en un grado poco menor otros europeos, pronto tomaron el control total del
comercio exterior, del transporte marítimo, de las fábricas, de los bancos y de las compañías de
seguros. Más tarde, estos empresarios extranjeros empezaron la construcción de vías férreas y
ferrocarriles para servir a importantes compañías mineras y eventualmente ellos ganaron el
control de las operaciones mineras mismas. 34 Esta penetración económica fue acelerada
después de la guerra de 1879, cuando los empresarios británicos tuvieron la capacidad de
controlar la mayoría de esta enorme riqueza mineral recientemente conquistada por Chile,
particularmente los campos de salitre. Para el fin de los años 80, ciudadanos británicos
controlaban directa o indirectamente la inmensa mayoría de las actividades económicas en
Chile, sólo el sector agropecuario estaba libre de tal dominación. 35 Como consecuencia de esta
situación, enormes recursos de capital comenzaron a salir del país y estos recursos
naturalmente eran muchas veces superiores a la cantidad de capital que ingresaba al país para
36
ser invertida en su desarrollo.
Simultáneamente con este proceso de desnacionalización de la economía, Chile comenzó a ser
inundado por productos extranjeros los cuales eran suministrados por Gran Bretaña. El apetito
de los chilenos por las importaciones de lujo fue inteligentemente promocionado por los agentes
diplomáticos británicos y los empresarios británicos radicados en Chile, por lo tanto una gran
cantidad de recursos económicos nacionales pasaron a ser gastados en estos artículos
37
superfluos, reduciendo aún más la disponibilidad de capital para hacer inversiones internas.
Así, Chile se transformó en un mercado importante para la industria extranjera y esto terminó
por aniquilar la naciente industrialización nacional. Las industrias chilenas que se salvaron de
este proceso de desnacionalización no fueron capaces de competir con la organización
industrial, el mejor financiamiento y mayor agresividad y capacidad empresarial de los
europeos. 38 Al principio de los años 90, Chile prácticamente se había transformado en una
39
colonia comercial del imperio británico.
estaban en ascenso. Inglaterra no invadió Chile, sino que fue invitada a entrar por aquellos sectores
corruptos y antinacionalistas. A. G. Frank, Capitalism and underdevelopment…, 63.
34
A. G. Frank, Capitalism and underdevelopment…, 64. Frank agrega que Gran Bretaña “penetró la
economía doméstica de Chile para hacerla y conquistarla como propia (...) ella fue capaz de controlar el
comercio internacional, monopolizar la producción de cobre. Los ingleses estaban constantemente en alerta
para prevenir que Chile dejara de ser un exportador de materias primas sin procesar y se limitara a exportar
productos agrarios, y a la vez, se transformara en un consumidor de productos industriales británicos”. A. G.
Frank, Capitalism and underdevelopment…, 71.
35
Ver: Francisco Encina, Nuestra inferioridad económica..., 6; A. G. Frank, Capitalism and
underdevelopment…, 64, 67-73 y 77-78; J. Petras, Politics and social forces…, 87; F. Pike, Chile and the
United States, 1880-1962…, 37. Hirschman agrega que dos liberales influyentes, tales como, Z. Rodríguez y
M. González, actuaron como asesores económicos del gobierno, ellos facilitaron en gran medida la
transferencia de la riqueza del nitrato a manos extranjeras, ellos vigorosamente recomendaron al gobierno
de reconocer y aceptar como válido los certificados salitreros que habían sido emitidos por el Perú. Esta
decisión gubernamental de Chile permitió a North, un industrial británico, tomar el control total de la inmensa
mayoría de la riqueza salitrera chilena. A. O. Hirschman, Journey Toward Progress..., 166; ver también: Ch.
Parrish, p. 196-197.
36
Ver: Francisco Encina, Nuestra inferioridad económica…, 85 y 138.
37
Ver: A. G. Frank, Capitalism and underdevelopment…, 67-73. Silvert agrega que esta dependencia
creciente en las importaciones de lujo hizo a Chile enormemente vulnerable a las fluctuaciones económicas
del mercado mundial. K. H. Silvert, Chile Yesterday and Today, 66; ver además: F. Pike, Chile and the
United States, 1880-1962…, 34.
38
A. G. Frank, Capitalism and underdevelopment…,
63 y 69-70.
39
Encina argumenta que una de las causas más importantes de la inferioridad económica de Chile en el
siglo XX es precisamente esta rápida europeización y sobre todo, la culturización que ella conlleva iniciada
después de 1860. Él presenta una muy interesante discusión teórica sobre el impacto de estos factores de
dependencia sobre una nación en desarrollo como era Chile. Encina, escribiendo en 1911 ya está
enunciando algunas de las proposiciones fundamentales y principales que posteriormente fueron
- 113 -
Notas
Fernando Duque Poblete
Finalmente, la estructura de las exportaciones chilenas también sufrió cambios negativos, la
existencia de un mercado no monopolístico y la diversificación de las exportaciones se fueron
perdiendo gradualmente entre los años 60 y 70. 40 Además, los precios para las exportaciones
41
Las exportaciones de la
chilenas sufrieron una declinación catastrófica después 1873.
agricultura fueron gradualmente reducidas al 30% del valor total de las exportaciones durante el
periodo entre 1860 y 1879, y a menos de un 18% del valor total de las exportaciones en los
años 80. 42 Además, el cobre, el carbón y otros minerales que previamente se habían exportado,
fueron reemplazados por el nitrato, el cual pasó a ser muy pronto el mayor y más importante
producto de exportación chileno. 43 Mientras tanto, el creciente aumento de las importaciones y
simultáneos problemas en las exportaciones produjeron serios problemas en la balanza de
pagos. Las reservas de oro comenzaron a disminuir y a salir del país, y la deuda externa
44
aumentó en 3.7 veces durante este periodo. Chile ya no pudo mantener la convertibilidad de
su sistema monetario, papel moneda fue introducido en grandes cantidades y la inflación
empezó a hacer estragos y se convirtió en una característica propia de la economía chilena a
partir de esa fecha. 45 Después de 1881, la economía como un todo, pasó a ser dependiente de
las exportaciones de nitrato, pero también los ingresos del gobierno pasaron a ser dependientes
de esta fuente dominada por intereses extranjeros. El sistema de impuestos, en el cual el
impuesto a la renta había sido la base de los ingresos del Estado hasta 1879, fue totalmente
transformado por la riqueza del nitrato. Los impuestos a la renta fueron eliminados y los
46
impuestos al nitrato se convirtieron en la mayor fuente de financiamiento del gobierno chileno.
elaboradas por G. Frank y O. Sunkel. Encina argumenta que una nación poderosa o una superpotencia
busca la simpatía de la más débil no con el propósito de ayudarla, sino con la intención de transformar a
esta pequeña nación en un satélite. Este proceso de satelización contribuye al poder de la superpotencia en
la lucha con otras superpotencias. Un aspecto de esta relación son los esfuerzos del poder superior para
desarrollar altas necesidades de consumo superfluo en la nación menos poderosa. Esto con el objeto de
crear un mercado para sus propios productos industriales. La penetración del súper poder produce cambios
profundos y distorsiones enormes, que tienen consecuencias económicas y éticas más graves para la
nación más débil. Invariablemente, este proceso termina con la destrucción del espíritu de nacionalidad y el
deseo de avanzar, y la eventual declinación de la nación más débil. Francisco Encina, Nuestra inferioridad
económica…, 74-78; ver además: A. G. Frank, Capitalism and underdevelopment…, 67-69.
40
En la segunda parte del siglo 19, Chile perdió los mercados del trigo y de la harina en California primero, y
luego en Australia a principios de la década de los años 60. Otros mercados se perdieron en los años 70.
En los años 80, el único mercado que quedaba para la producción agrícola eran las zonas productoras de
nitrato en el norte de Chile. Ver: A. G. Frank, Capitalism and underdevelopment…, 64; F. Pike, Chile and the
United States, 1880-1962…, 8; Francisco Encina, Nuestra inferioridad económica…, 104-105.
41
Los precios de los cereales cayeron de un índice de 106 en 1873 a un índice de 56 en 1896. La tonelada
de cobre cayó de 108 libras esterlinas en 1872 a 39,5 libras en 1878. Ver: Francisco Encina, Nuestra
inferioridad económica…, 84; A. G. Frank, Capitalism and underdevelopment…, 62; F. Pike, Chile and the
United States, 1880-1962…, 8.
42
Ver: Francisco Encina, Nuestra inferioridad económica…, 24 y 84; K. H. Silvert, Chile Yesterday and
Today, 6; F. Pike, Chile and the United States, 1880-1962…, 4.
43
Ver: Francisco Encina, Nuestra inferioridad económica…, 25 y 85; Petras agrega que con las grandes
explotaciones salitreras la economía chilena llego a ser altamente dependiente de las fluctuaciones de los
mercados externos. Ver: J. Petras, Politics and social forces…, 87. Ver además: F. Pike, Chile and the
United States, 1880-1962…, 4; K. H. Silvert, Chile Yesterday and Today (New York, USA: Holt, Rinehart and
Winston, Inc, 1965), 66; J. C. Jobet, Ensayo crítico…, 25; A. Cabero, Chile y los chilenos, 321 y 327.
44
En 1860 la deuda externa era de 34,5 millones de pesos de 18 peniques. Para 1890 esta deuda había
aumentado a 128 millones de pesos de 18 peniques. Ver: A. Cabero, Chile y los chilenos, 332; F. Pike,
Chile and the United States, 1880-1962…, 9 y 36-38; Francisco Encina, Nuestra inferioridad económica…,
8.
45
Ver: A. O. Hirschman, Journey Toward Progress..., 160,168-169; J. C. Jobet, Ensayo crítico…, 60-62; F.
Pike, Chile and the United States, 1880-1962…, 9; K. H. Silvert, Chile Yesterday and Today, 17-19.
46
Las tasas a las exportación representaban 4.7% de los ingresos del gobierno en 1880. En 1890 estos
recursos representaban más del 46% de los impuestos del gobierno. F. Pike, Chile and the United States,
1880-1962…, 34; ver además: A. Cabero, Chile y los chilenos, 226-227; Francisco Encina, Nuestra
inferioridad económica…, 85; K. H. Silvert, Chile Yesterday and Today, 19.
- 114 -
La transición hacia el subdesarrollo
Notas
El crecimiento del poder económico británico sobre Chile fue acompañado por un aumento en el
interés político de Gran Bretaña sobre el sistema político chileno. 47 Los intereses económicos
británicos, sus agentes diplomáticos y sus ciudadanos viviendo en Chile a partir de 1860,
constantemente comenzaron a ejercer presión sobre el gobierno chileno para generar o
incrementar las tendencias hacia el libre mercado. Los intereses británicos lucharon con éxito y
ganaron una larga contienda para desincentivar la participación del Estado en el desarrollo
económico. Igualmente exitosos fueron los esfuerzos para prevenir la consolidación de un sólido
proceso de industrialización. 48 Gran Bretaña ganó el estatus de la “nación más favorecida” y
aún tuvo éxito en parar la producción de materias primas que podían competir con las materias
primas británicas. 49 Por otra parte, cuando Perú nacionalizó algunas compañías británicas que
explotaban el nitrato en 1876, los diplomáticos británicos trataron de convencer a los líderes
chilenos de la necesidad de tomar por la fuerza estas minas y así, arrebatárselas a Perú. Esta
presión británica parece haber sido un factor muy importante que parcialmente explica el origen
del conflicto que tuvo lugar entre Chile y Perú un par de años después. 50 Una vez que la guerra
hubo terminado, Gran Bretaña -una vez más defendiendo sus intereses económicos- aplicó una
presión intensa sobre el gobierno chileno. Aparentemente, como resultado de esta intervención,
las compañías británicas, que habían tenido intereses minoritarios en la industria del salitre
antes de la guerra, emergieron después de ella, controlando la inmensa mayoría de esta
51
Finalmente, cuando Balmaceda trató de parar este acelerado proceso de
industria.
dependencia económica y política, y anunció planes para nacionalizar la industria del nitrato y
de otros intereses extranjeros; 52 Gran Bretaña rápidamente organizó un partido pro-británico el
cual, a través de una intensa corrupción, coimas y otras manipulaciones, fue capaz de controlar
la mayoría del congreso chileno. Los planes para la caída del Presidente Balmaceda, se
hicieron con una altísima participación de intereses británicos. Cuando en 1891 la guerra civil
estalló, las compañías británicas hicieron enormes contribuciones para financiar los recursos de
la causa rebelde. Al mismo tiempo, el gobierno británico bloqueó los esfuerzos que Balmaceda
hizo para cortar los recursos económicos y militares de las fuerzas rebeldes; 53 por lo tanto, el
47
La gradualidad de este proceso de dominación política externa sobre Chile puede verse en el siguiente
hecho, durante los años 60 y 70 los intereses británicos fueron escuchados con mucha frecuencia, pero con
diplomacia rechazados. Pero en 1882, Chile rechazo las demandas británicas para finalizar la guerra del
Pacifico y con éxito pudo enfrentarse a los intentos británicos para llevar una intervención combinada con
otros poderes contra Chile. Ver: R. Burr, By Reason or Force…, 150, 160.
48
Ver: A. G. Frank, Capitalism and underdevelopment…, 68-70.
49
Debido a las presiones británicas la producción de carbón chilena fue drásticamente reducida hasta que
se dejo de producir y por el contrario Chile comenzó a consumir carbón británico. Ver: A. G. Frank,
Capitalism and underdevelopment…, 69-70.
50
Ver: V. G. Kiernan, “Foreign Interests in the war of the Pacific”, H.A.H.R., February 1955, vol. XXXV; n.º 1,
p. 25.
51
Ver A. G. Frank, Capitalism and underdevelopment…, 77-78; A. O. Hirschman, Journey Toward Progress.
Studies of economic policy-making in Latin America (New York, USA: The Twentieth Century Fund, 1963),
166.
52
El Presidente Balmaceda, soñaba con la recuperación de la fantástica riqueza minera delineo una política
exterior agresiva destinada a reemplazar el balance de poder previo y conseguir una superioridad chilena en
América del Sur. El Presidente pretendía un drástico aumento de las fuerzas armadas(que por lo demás ya
eran las más poderosas de América del Sur), de manera tal de manejar toda coalición en contra de Chile y
al mismo tiempo de servir de contención para mantener a las grandes potencias europeas y especialmente
los Estados Unidos lejos de los intereses chilenos. También pretendía transformar a Bolivia y Perú en una
especie de protectorado chileno. Finalmente quería transformar el Océano Pacifico en un lago chileno. Para
discutir los planes de Balmaceda para nacionalizar las propiedades Británicas en Chile ver: A. G. Frank,
Capitalism and underdevelopment…, 79-80; J. C. Jobet, Ensayo crítico…, 77-87; A. O. Hirschman, Journey
Toward Progress..., 170; F. Gil, The Political System of Chile, Houghton-Mifflin Co., 1966), 27.
53
Frank señala que aún el diario Times de Londres admitía que el partido del congreso estaba compuesto
primeramente por amigos y acólitos de Inglaterra. Frank agrega que los hombres de negocios y empresarios
Ingleses trabajando en Chile temporalmente, dieron una apoyo muy activo a la revolución y era bien
conocido el hecho de que muchas firmas británicas hicieron enormemente generosas contribuciones a la
- 115 -
Notas
Fernando Duque Poblete
poder y la influencia de la política británica tuvieron un rol fundamental e importantísimo en la
derrota final de las fuerzas leales a Balmaceda durante la guerra civil.
En resumen, la combinación de estos factores tales como: la penetración política externa en el
sistema de decisiones, el control externo de la economía y el creciente caudal de capitales que
dejaban al país, la pérdida de mercados, el deterioro del precio de las exportaciones y el
increíblemente alto aumento de la deuda externa; gradualmente produjeron una creciente
estructura de dependencia. Esta satelización a su vez tuvo un impacto sumamente negativo
sobre la velocidad de crecimiento en Chile.
El nivel de desarrollo económico
Gradualmente, decrecientes niveles de capacidad empresarial, una menos eficiente burocracia
y un creciente nivel de dependencia política, crearon un ambiente inmensamente menos
favorable para el desarrollo económico chileno entre 1861 y 1891. De ahí que la tasa de
crecimiento económico se redujo considerablemente durante este periodo.
Los decrecientes niveles de capacidad empresarial tuvieron un doble impacto sobre la tasa de
crecimiento económico. Primeramente, afectó negativamente la eficiencia del sector privado.
Los empresarios privados llegaron a estar más y más interesados en las especulaciones
financieras y otras maneras fáciles de hacer dinero, tales como las inversiones en propiedades.
Al mismo tiempo, ellos aumentaron enormemente sus niveles de consumo a costa de la
formación de capital, las inversiones y la mejora tecnológica. En muchos casos, los capitalistas
nacionales abandonaron sus actividades productivas dejándolas en manos de empleados o
vendiéndoselas a los extranjeros. Bajo estas circunstancias la productividad del sector privado
como un todo fue gradualmente declinando. Segundo, esta reducción general de la capacidad
empresarial también afectó negativamente a la eficiencia del sector público. La mayoría de las
posiciones en el sistema de toma de decisiones y del sistema administrativo fueron
gradualmente ocupadas por individuos con insuficiente cantidad de méritos, calificaciones, y por
supuesto, con poca motivación de logro, agresividad, patriotismo, tenacidad y responsabilidad
social. Además, durante la segunda parte de este periodo la mayoría de los decisores se
convencieron que mientras menos gobierno existía y menor era la intervención del Estado en
asuntos económicos, tanto mejor. En opinión de estos decidores liberales, el Estado era
considerado como un obstáculo para el crecimiento y estaba lejos de ser una herramienta útil
para promover dicho crecimiento. Naturalmente, esta tendencia no pudo sino disminuir la
eficiencia y efectividad de las funciones gubernamentales encargadas de promover el desarrollo
económico. Gradualmente, el Estado redujo sus intereses y participación en la expansión y
construcción de la infraestructura económica. Al mismo tiempo, la asistencia técnica y
económica hacia el sector privado pasó a ser mucho menos desarrollada y productiva.
Este proceso gradual de fragmentación política, agregado a las rivalidades personalistas de los
caudillos y políticos liberales, reforzó esta tendencia provocando una menor eficiencia en el
aparato estatal. Poco a poco el Presidente y el sistema fragmentado de partidos ya no podía
efectivamente agregar y armonizar los diferentes intereses en una forma positiva. No se
pudieron construir coaliciones estables que pudieran efectivamente guiar al país. Con el tiempo
el sistema de toma de decisiones se obstruyó y paralizó por los constantes intereses
antagónicos y las demandas contradictorias. Dada esta situación, las estructuras políticas no
causa revolucionaria. Solamente North dio más de 100.000 libras esterlinas a esta causa. Ver: A. G. Frank,
Capitalism and underdevelopment…, 81-83 y J. C. Jobet, Ensayo crítico…, 89-93. Burr argumenta que
todos los grandes poderes, excepto los Estados Unidos, estaban contra Balmaceda. Él trató de cerrar los
puertos y cortas los suministros a las fuerzas rebeldes pero las grandes potencias, con Gran Bretaña a la
cabeza, intervinieron y los forzaron a reabrir esos puertos. R. Burr, By Reason or Force…, 193.
- 116 -
La transición hacia el subdesarrollo
Notas
pudieron dar una dirección y control claro sobre la burocracia, la que gradualmente ganó
autonomía del poder presidencial. Grupos particularistas, muchos de ellos formados por
poderosos grupos extranjeros, comenzaron una lenta, pero efectiva penetración de este aparato
burocrático. Los primeros signos de corrupción administrativa llegaron a ser bastante evidentes
hacia el final de este periodo. Por supuesto que estas tendencias reforzadas redujeron aún más
la eficiencia de la administración pública, situación que tal como se ha mencionado
anteriormente, tuvo un importante impacto en la declinación de la tasa de crecimiento
económico en este periodo.
Finalmente, la creciente dependencia económica y política que Chile sufrió durante este tiempo,
gradualmente impidió a la elite tomar decisiones orientadas sólo por el interés nacional y el
bienestar de la nación. Como consecuencia de esta situación, la mayor parte del capital
nacional y las riquezas producidas durante este periodo, no fueran invertidos en la promoción
del desarrollo y el progreso económico. La mayoría de estos excedentes dejaron el país por
concepto de utilidades, pago de intereses al capital, pago de patentes, pago de fletes, seguros y
otros gastos financieros. El sistema de exportaciones perdió sus más importantes mercados así
como también perdió la diversificación de sus productos y también perdió sus buenos precios.
Simultáneamente, las importaciones fueron en aumento y llegaron a niveles increíblemente
exagerados al final del periodo, produciendo por lo tanto, un balance negativo entre la
capacidad del país para producir y su capacidad para consumir. Además, esta dependencia
provocó no sólo el éxodo de la mayoría de los recursos de capital, sino que previno
exitosamente el desarrollo del sector industrial y lo más importante, el desarrollo del sector
financiero. Naturalmente que esta dependencia en aumento, trabajó como un poderoso freno
que contribuyó grandemente a desacelerar la tasa de crecimiento experimentada por Chile en el
periodo 1861 a 1891. La tasa anual de crecimiento de 9.2% que se había tenido en el periodo
anterior, se redujo a 7.7% por año entre 1860 y 1874 y posteriormente, a una tasa promedio de
sólo el 4% por año entre 1874 y 1894. 54
La reducción de la tasa de crecimiento se reflejó en los diferentes sectores de la economía.
Hubo una drástica paralización y después declinación de la tasa de crecimiento en la
agricultura. 55 El sector minero también mostró tendencias similares, 56 con la excepción de la
producción de salitre la cual creció muy rápidamente. No obstante, esta expansión salitrera no
tuvo mayor impacto en el crecimiento total de la economía chilena, ya que la inmensa mayoría
54
No existen datos confiables para calcular la velocidad de crecimiento en este periodo. No obstante,
Encina estima la velocidad del desarrollo económico observando las tasas de aumento en los ingresos
fiscales. Él argumenta que la velocidad de estas dos tasas, el aumento de los ingresos fiscales y la tasa de
desarrollo, tienen una muy estrecha relación y paralelismo. El ingreso fiscal fue de 7.5 millones de pesos de
45 peniques de 1860 a 15.6 millones de pesos de peniques de 1874, y de 28.3 millones de pesos de 45
peniques en 1884. Ver: Francisco Encina, Nuestra inferioridad económica…, 8-9 y 91-92; y J. Heise, Chile
1810-1960…, 58. Encina también argumenta que durante este periodo hubo una drástica disminución en la
tasa de crecimiento de la población, pero la declinación en la tasa de crecimiento fue aun más drástica. Él
argumenta que la riqueza del nitrato no aumento los presupuestos fiscales, ni tampoco aumento el ingreso
nacional en la manera espectacular que algunos autores sostienen. La mayoría de los aumentos en los
indicadores económicos después de 1875 eran consecuencia de préstamos extranjeros y de la inflación.
Cuando estas cifras son reducidas a una moneda estable ellos muestran que no hay aumentos dramáticos,
ni drásticos, por el contrario ellos muestran un gradual reducción de la tasa de crecimiento, especialmente
después de 1875. Francisco Encina, Nuestra inferioridad económica…, 5-12 y 90-92; F. A. Pinto, Chile, un
caso de desarrollo frustrado (Santiago, Chile: Editorial Universitaria, 1958), 46; M. Cruchaga, Estudio sobre
la organización económica y la hacienda pública de Chile, citado en: F. Pike, Chile and the United States,
1880-1962…, 2.
55
Ver: A. Cabero, Chile y los chilenos, 337; Francisco Encina, Nuestra inferioridad económica…, 9, 24 y 84.
56
Ver: A. Cabero, Chile y los chilenos, 291, 321; Francisco Encina, Nuestra inferioridad económica…, 6 y
25.
- 117 -
Notas
Fernando Duque Poblete
de esta riqueza salió del país para enriquecer a las compañías e intereses extranjeros. 57 El
sector industrial, en su mayoría en manos extranjeras, también mostró una tendencia a declinar,
excepto por el periodo de la guerra que fue de 1879 a 1883, y después, durante el periodo de la
administración Balmaceda. Pero luego de la derrota de Balmaceda, este sector también perdió
la mayoría de su importancia económica después de 1891. 58 A pesar de la ayuda
gubernamental, la marina mercante no sólo paró su crecimiento, sino que inicio un largo periodo
de gradual declinación. Además, la mayoría de las unidades de la flota que quedaban cayeron
59
en manos extranjeras para el final de este periodo. Las actividades comerciales siguieron la
misma trayectoria descrita anteriormente para los otros sectores económicos. Tanto el comercio
externo como interno, así como también instituciones financieras y aseguradoras, gradualmente
cayeron bajo el control extranjero. 60 Finalmente, aún cuando el nivel de vida de la elite siguió
61
creciendo aceleradamente, gracias al despojo proveniente de la riqueza salitrera, el nivel de
vida de las masas populares ya no creció como en el periodo anterior. Por el contrario, el nivel
de vida de la inmensa mayoría del pueblo chileno sufrió un lento pero gradual proceso de
declinación y empobrecimiento después de 1880. 62
57
Las exportaciones de salitre aumentaron de 25 millones de pesos de 18 peniques en 1880 a 80 millones
de pesos de 18 peniques de 1890. F. Pike, Chile and the United States, 1880-1962…, 33; ver además: A.
Cabero, Chile y los chilenos, 337; Francisco Encina, Nuestra inferioridad económica…, 6 y 85.
58
Frank argumenta que durante la Guerra del Pacifico la producción industrial se incremento en 10, 20 y
hasta 100 veces a las cifras previas a la guerra, esto fue en la producción de ropa de todo tipo, zapatos,
artículos de cuero, pólvora, químicos, productos farmacéuticos, vagones, barriles, cañones, motores para
barcos, etc. Pero estos esfuerzos industriales se desvanecieron en manos extranjeras para fines de los
años 80. Pike agrega que en 1880 había más de 15.000 establecimiento industriales suficientemente
grandes para pagar impuestos al estado. Jobet agrega que las refinerías y fabricas produciendo equipos de
transporte, ferrocarriles, barcos y otras maquinas, especialmente maquinaria agrícola, eran altamente
incentivadas por la administración de Balmaceda. Pero cuando él cayo, estos esfuerzos fueron destruidos.
Ver: A. G. Frank, Capitalism and underdevelopment…, 64; F. Pike, Chile and the United States, 18801962…, 1; J. C. Jobet, Ensayo crítico…, 94; J. Pfeiffer, “Notes on the Heavy Equipment Industry in Chile
1880-1910”, H.A.H.R., vol. XXXII, n.º 1, february, 1952, p. 139.
59
El número de barcos declinó de 276 en 1860 a solamente 75 en 1875. La mayoría de las unidades de la
marina mercante cayeron en manos extranjeras para el final de este periodo. Ver: A. G. Frank, Capitalism
and underdevelopment…, 64. Veliz agrega que ni las grandes oportunidades del transporte y comercio del
cobre y salitre fueron explotados por compañías chilenas. No obstante grandes firmas alemanas y francesas
nacieron y se desarrollaron como grandes compañías o multinacionales globales casi exclusivamente
gracias a la explotación de estas rutas navieras que Chile proporciono. Ver: C. Veliz, Historia de la marina
mercante de Chile…, cap. 5.
60
Ver: Francisco Encina, Nuestra inferioridad económica…, 6.
61
Ver: F. Pike, Chile and the United States, 1880-1962…, 33-34; J. C. Jobet, Ensayo crítico…, 62 y 74;
Francisco Encina, Nuestra inferioridad económica…, 92.
62
Heise argumenta que después de 1879 el estándar de vida de la elite aumento en proporciones
gigantescas, mientras el estándar de vida de la clase media, los trabajadores y el pueblo en general
permanecieron sin mayores mejoras. Él agrega que debido a las devaluaciones monetarias posteriores el
estándar de vida de las masas populares gradualmente entro en un proceso de deterioración durante la
última parte de este periodo, el pueblo en general se empobreció sustancialmente. Ver: J. Heise, Chile
1810-1960…, 88 y 108-109. Ver además: F. Pike, Chile and the United States, 1880-1962…, 42.
- 118 -
Espacio Regional
Volumen 2, Número 6, Osorno, 2009, pp. 119 - 132
EL ROL DEL ESTADO CHILENO EN LA BÚSQUEDA
DEL DESARROLLO NACIONAL (1920-1931) Jorge Gaete Lagos
jlgaete_reload@hotmail.com
Universidad Andrés Bello
Santiago, Chile
RESUMEN
El año 1924 representó un cambio profundo para la historia nacional, ya que se puso fin al
régimen oligárquico-parlamentario, y se dio inicio a una etapa de transición que estuvo liderada
por los militares, la cual se prolongó hasta 1932. Al integrarse a la escena política, ellos llevaron
a cabo diversas reformas. Entre estas, podemos destacar que al Estado le otorgaron un mayor
protagonismo en el país al asumir este la tarea de garantizar el “bien común” de la sociedad, lo
cual se plasmó en la Constitución de 1925. Posteriormente, adquirió una función económica, ya
que participó junto al sector privado y los sindicatos en los proyectos de desarrollo que
comenzaron a gestarse. Por ende, este artículo estudiará el dinamismo que tuvo el Estado
durante la década de 1920, y pondrá énfasis en la labor que asumió en el gobierno de Carlos
Ibáñez del Campo (1927-1931). De esta forma, se mostrarán los antecedentes que tuvo el
concepto de “Estado de bienestar”, el cual se concretó en 1939 con la llegada del Frente
Popular.
Palabras claves: Estado, eficiencia, proteccionismo, fomento, desarrollo económico, progreso
ABSTRACT
The year 1924 represented a profound change in national history as it ended the parliamentaryoligarchic regime, and began a transition that was led by the military, which lasted until 1932. On
joining the political scene, they carried out various reforms. Among these, we noted that the
State gave him a greater role in the country to take on this task to ensure the "common good" of
society, which was reflected in the 1925 Constitution. Subsequently, he acquired an economic
function, by being involved with the private sector and trade unions in development projects that
began to take shape. Therefore, this article will examine the dynamics that had the State during
the 1920s, and emphasize the work it undertook in the government of Carlos Ibáñez del Campo
(1927-1931). Thus, history will show that took the concept of "welfare state", which took shape in
1939 with the arrival of the Popular Front.
Key words: State, efficiency, protection, promotion, economic development and progress
Artículo recibido en octubre de 2009; aprobado en diciembre de 2009.
Notas
Jorge Gaete Lagos
Introducción
La década de 1920 representa una época muy relevante para el siglo XX chileno, ya que por
primera vez en esta centuria se planteó un proyecto para que Chile pudiese alcanzar el status
1
de “país moderno” , el cual pretendía dejar atrás las falencias que caracterizaban al antiguo
régimen oligárquico-parlamentario, tales como la corrupción presente el poder Legislativo y su
ineficacia para mejorar las condiciones de vida de los sectores más desposeídos. Junto a esto,
la economía chilena se encontraba estancada, ya que luego de la Primera Guerra Mundial el
salitre chileno fue desplazado por el caliche sintético creado por Alemania, lo cual agudizó los
cuestionamientos al modelo por la excesiva dependencia que se había generado hacia este
producto.
Este panorama tuvo los primeros cambios concretos a partir de 1924, ya que este año marcó el
ingreso de los militares a la escena política nacional. Desde este lugar, ellos lograron la
aprobación de un cuerpo legislativo que iba en ayuda de la clase trabajadora, y tiempo después
llevaron a cabo un ambicioso plan de renovación y modernización de las estructuras
económicas, siendo áreas en las que el Estado tendría una participación mucho mayor que en
años anteriores. Es por esto que, y tal como veremos en las siguientes páginas, esta entidad
pasó a cumplir un rol fundamental, ya que se encargó de establecer mecanismos de atención y
protección a las necesidades de los sectores desposeídos, y posteriormente coordinó proyectos
de desarrollo económico con el sector privado y los sindicatos.
La composición del Estado y su rol dentro de la nación han sido temas estudiados por diversos
exponentes. Un ejemplo es Norbert Lechner, cuyos planteamientos indican que este organismo
actúa como un ente abstracto, con vida y forma propias, y que proviene de los vínculos socio2
económicos de una sociedad, encargándose de regular sus relaciones . Este enfoque también
es aplicado por Gabriel Salazar para analizar el caso chileno, aunque critica el hecho de que la
elite sea el único grupo integrante del Estado, ya que los sectores populares han sido
3
marginados en su conformación .
Uno de los mayores exponentes de este tema es Mario Góngora, el cual expuso en su trabajo
titulado “Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile” un acucioso análisis sobre la
evolución que ha tenido esta entidad a lo largo de la historia republicana de Chile 4 . La
1
Joaquín Fernandois, Mundo y fin de mundo. Chile en la política mundial. 1900-2004 (Santiago, Chile: Ed
Universidad Católica de Chile, año 2005), 87.
2
Norbert Lechner, Obras escogidas (Santiago de Chile: LOM Ediciones, año 2006). También este autor
resalta la ausencia de una teoría política para aproximarse a una definición más certera del mismo
concepto, lo que provoca que estas búsquedas, sean de una u otra forma nuevas aproximaciones al mismo
tema.
3
Gabriel Salazar Vergara, Construcción de estado en Chile (1800-1837): democracia de los "pueblos".
Militarismo ciudadano golpismo oligárquico (Santiago, Chile: Sudamericana, 2007). Entre otros temas, este
autor menciona que la mala conformación del Estado ha sido un factor esencial para la desigualdad
económica que ha tenido nuestro país. Además cuestiona a la historiografía tradicional por aristocratizar la
conformación de este organismo, y critica que figuras como Diego Portales, Arturo Alessandri, Carlos Ibáñez
del Campo y Augusto Pinochet, hayan sido calificados como “estadistas” y “patriotas”, debido a que ellos
han exaltado como valores patrióticos del autoritarismo, la arbitrariedad gubernamental y la represión a los
derechos cívicos y humanos de los chilenos.
4
Para desarrollar su trabajo, homologa la tesis de Osvaldo Spengler, autor de “La Decadencia de
Occidente”, con el fin de entregar dos ideas fundamentales. En primer lugar, indica que Chile se ha
constituido como un “país guerrero”, debido a que los enfrentamientos con la Confederación Perú–Boliviana,
España, los araucanos, entre otros, han constituido un aporte para configurar la conciencia nacional y para
consolidar el sentimiento patriótico del Estado. En un segundo plano, señala la tesis de que la nación no
existiría sin el Estado, afirmando que este elemento ha sido el eje que ha permitido la configuración nacional
a lo largo de la vida republicana de Chile. Por ello, indica al “modelo portaliano” como el precursor del
- 120 -
El rol del Estado chileno
Notas
importancia de esta investigación radica en que se expusieron una serie de ideas que han sido
recogidas y compartidas por diversos historiadores como Ricardo Krebs y Joaquín Fernandois.
Sin embargo, algunos autores han debatido los planteamientos de Góngora, entre los cuales
podemos mencionar a Sergio Villalobos, y al filósofo Marcos García de la Huerta 5 .
Para este trabajo, utilizaremos las ideas presentes en el artículo de García de la Huerta. Si bien
este autor acepta que el Estado ha sido el constructor de la nación, tal como lo propuso
Góngora en su libro, indica que esto no se ha llevado a cabo en su totalidad dentro de Chile, ya
que la elite ha sido “propietaria del país”, vale decir, de los bancos, de los medios de
producción, del territorio, de los cargos políticos y ha formado parte del Estado. En el fondo,
este autor afirma que este organismo es un espacio dominado por este grupo, el cual ha
construido mecanismos de integración hacia las clases medias o bajas hacia un solo “discurso
nacional”. También menciona que la “legalidad” ha sido el elemento que diferenció a Chile de
otras repúblicas latinoamericanas, ya que los valores cívicos, desde la época de Diego Portales,
han sido los ejes de cohesión que nuestro país ha tenido.
Continuando con los planteamientos del autor, podemos decir que en la década de 1920 los
procesos reformistas fueron liderados por una elite militar revolucionaria, los cuales,
comandados por Ibáñez, buscaron distanciarse del modelo liberal. Para establecer una reforma
radical, este grupo pretendió rescatar la estancada imagen que tenía el Estado, con el fin de
conducirlo y aumentar sus facultades en el país. Además, creó todo un sistema legal que
permitió la implementación de una serie de reformas estructurales, tal como lo veremos más
adelante.
Nuestra hipótesis central indica que durante esta época el Estado aumentó su presencia en las
esferas políticas, sociales y económicas, a partir de hitos como el gobierno de Alessandri (19201925), los movimientos militares de 1924, y la posterior promulgación del Código del Trabajo. El
desarrollo de estos episodios, conllevó a que el Estado se hiciese garante del bienestar social,
tal como fue planteado en la Constitución de 1925.
Este dinamismo continuó durante la presidencia de Carlos Ibáñez del Campo (1927-1931). En
su mandato, el Estado adquirió un rumbo económico sustentado en la eficiencia administrativa y
en la búsqueda del progreso nacional. Para lograr este objetivo, se ejecutaron diversos
proyectos de fomento a las actividades productivas financiados con la importación de bienes de
capital provenientes de Estados Unidos. Además, se buscó el apoyo de una tecnocracia joven,
y de un personal reducido y eficiente, que tuviese experticia en el desarrollo de las políticas
públicas, y que no le generase mayores costos al fisco.
gobierno fuerte, centralizado, y represor, que era necesario luego de la Independencia para unificar un país
dividido y carente de la “virtud republicana”, ante lo cual, era necesario un gobierno de estas características
5
Sergio Villalobos niega la existencia una imagen guerrera en el país, y menos aún que este elemento haya
ayudado a consolidar la conciencia nacional. Por su parte, Marcos García de la Huerta en su artículo
“Nación-estado y legitimidad en Chile, reflexiones sobre un libro de Mario Góngora”, publicado en la revista
Opciones durante 1984, critica este y otros planteamientos de aquel historiador. Entre estos, podemos
destacar que desmitifica la idea de Chile como “país guerrero”, ya que según el esto no ha sido más que el
fruto de la literatura histórica, la que se ha esforzado por instalar una imagen bélica del país. Además, indica
que en Chile no han habido revoluciones lideradas por las clases medias o bajas, ya que estas han sido
lideradas desde las mismas estructuras gobernantes. Sin embargo, no los niega como sujetos
historiográficos.
Para el caso de nuestra época, el autor destaca que a partir de 1891 predominaron las rencillas partidistas,
las que provocaron la ineficiencia en el accionar del poder Ejecutivo, a pesar de que se consolidó un
esquema estable. Hacia 1924 este modelo tuvo un quiebre provocado por la “cuestión social”, y por la
carencia de “progreso” en la nación, siendo factores que desestabilizaron el desarrollo político chileno.
- 121 -
Notas
Jorge Gaete Lagos
Sin embargo, este proyecto fracasó con la Depresión de 1929, la cual trajo consigo un aumento
considerable de la deuda pública, y posteriormente un período de aguda crisis económica. Tales
factores provocaron la renuncia de Ibáñez, y la sucesión de diversos gobiernos breves, los que
eran fruto de la anarquía política existentes, y de la incapacidad de solventar la crisis.
A pesar de que este tipo de proyectos no trajeron resultados efectivos para el país, esta
investigación rescata el precedente que marcaron para los años posteriores. En este sentido,
las reformas de los militares sentaron las bases de un nuevo modelo denominado “Estado de
bienestar”, el que comenzó con la llegada del Frente Popular en 1939. A partir de esta época, el
Estado consolidó su influencia en la vida nacional, a través de instituciones como la
Corporación de Fomento (CORFO).
Este trabajo posee dos objetivos específicos y uno general. Entre los primeros, se busca
estudiar los cambios estructurales que ocurrieron en estos años, que provocaron el fin del
régimen oligárquico-parlamentario, y por otro lado, se plantea analizar la participación que tuvo
el Estado en las necesidades sociales y económicas de la época, poniendo énfasis en las
políticas desarrollistas que hubo durante la administración Ibáñez. El objetivo general de este
trabajo, se dirige a seguir aportando nuevos elementos al estudio de la transición política de la
década de 1920.
En esta investigación se utilizaron diversas fuentes bibliográficas y documentales, las que
tuvieron como base metodológica al Estado. Para su mejor comprensión, fue subdividida en tres
ejes: la crisis del liberalismo, la “estatización” de las políticas sociales y económicas, y el
proyecto desarrollista del gobierno de Ibáñez. Además, el contexto histórico del país ocupa un
lugar fundamental, ya que es clave para comprender nuestro tema.
En definitiva, este trabajo busca seguir rescatando la importancia de la participación que debe
tener el Estado frente a las necesidades nacionales. Más aún, en estos tiempos en que la
economía neoliberal ha sido cuestionada, cabe preguntarse sobre la importancia que esta
entidad tendrá en un futuro.
El liberalismo en jaque
Durante los inicios del XX se desencadenó la Primera Guerra Mundial, la cual estuvo causada
por la rivalidad existente entre los países europeos, y por la exacerbación de los nacionalismos
al interior de sus fronteras. Cuando finalizó el enfrentamiento, el Estado liberal que había
predominado durante el siglo XIX vivió una severa crisis, ya que las ideologías surgidas a fines
de esa centuria cambiaron el panorama político del continente, al desencadenarse sucesos
como la Revolución Rusa y la ascensión de las doctrinas totalitarias. Ambas representaron
alternativas viables a un sistema que no había sido capaz de enfrentar las necesidades de un
amplio sector de la población, siendo esto un fenómeno que se expandió más allá de las
fronteras, y que se vivió también en nuestro país. Todos estos temas, y el contexto chileno de la
época, serán detallados a continuación.
El mundo en la posguerra: La ascensión de los totalitarismos
Al finalizar la Gran Guerra, Europa comenzó a experimentar un cambio profundo en su
estructura política, ya que decayeron sus antiguas autocracias. En 1918 fueron asesinados el
zar Nicolás II y su familia en la ciudad de Ekaterimburgo. Este mismo año abdicó el Kaiser
alemán Guillermo II de Alemania, el cual se exilió en Holanda, y también Carlos IV abandonó la
corona, para luego partir a Suiza.
- 122 -
El rol del Estado chileno
Notas
Por otro lado, Francia y Gran Bretaña comenzaron a vivir una fuerte crisis económica, lo que
benefició a Estados Unidos. De hecho, este país se transformó en el acreedor de muchas
naciones arruinadas, lo cual le otorgó una posición muy favorable ante el viejo continente.
En paralelo a esto, florecieron durante la época críticas al sistema liberal europeo, las cuales
provenían de grupos representantes de la clase media y del mundo social-cristiano, las que
apuntaban las malas condiciones de vida en que se encontraba un amplio sector de la
población, destacando la incompetencia mostrada por el régimen para proponer soluciones
concretas. Estos factores constituyeron una amenaza a la estabilidad social del continente, más
aún, cuando fenómenos como la Revolución Rusa resultaban ser opciones factibles al modelo.
Por esta razón, los gobiernos europeos buscaron reforzar el aparato estatal, aún mermando los
derechos del ciudadano, con el fin de evitar este tipo de situaciones y así evitar estallidos
sociales. A raíz de esto, las doctrinas autoritarias llegaron al poder en Europa, tal como ocurrió
en 1924 cuando el fascismo ganó las elecciones en Italia.
El fascismo buscar ser una “tercera vía” frente al capitalismo y al marxismo, ya que estas
ideologías no serían una verdadera solución ante los problemas socio- económicos de la
población. Su máximo representante en Italia fue Benito Mussolini, el cual proponía un concepto
de “Estado total”, con el fin de transformar a esta entidad en la figura máxima del país, además
de apostar por lo colectivo en desmedro del individualismo que caracterizaba al régimen liberal.
Esto tenía como propósito impulsar la cooperación y la integración de todos los actores sociales
a los proyectos nacionales, dándole una importancia fundamental a la economía.
Este tipo de regímenes totalitarios se expandieron por otras naciones del continente, ya que
llegaron al poder Primo de Rivera en España, Oliveira de Salazar en Portugal, y posteriormente
el nazista Adolf Hitler en Alemania, los cuales utilizaron en sus gobiernos elementos de
atracción de masas y mecanismos de control para atraer adeptos y evitar conflictos sociales. En
sus gobiernos instauraron el “Estado corporativo”, el que, en palabras de Juan Salazar Sparks,
se presentó como el método más adelantado para dirimir las disputas entre el capital y el
trabajo, para lo cual se necesitaba un Estado fuerte que controlara la economía a través de
gremios y corporaciones de empleadores y empleados, combinando capitalismo con
sindicalismo, a fin de neutralizar tanto los intentos revolucionarios como la complacencia
6
burguesa .
De esta manera, la transformación política que tuvo Europa y el apogeo de estas ideologías
trajeron consigo un cambio en el concepto de Estado, ya que este surgió como una figura
imponente al interior de las naciones. Este tipo de doctrinas fueron replicadas en varios países,
entre ellos Chile, tal como veremos en el siguiente apartado.
El caso chileno
Desde los inicios de la República en nuestro país, existió la necesidad por construir un proyecto
de Estado que tuviese un gobierno centralizado, fuerte y eficaz, ya que era necesario poner
orden a una sociedad marcada por los diversos proyectos existentes que buscaban darle una
fisonomía a Chile. Uno de los precursores de estas ideas fue Diego Portales, el cual planteaba
un modelo de Estado activo en todas las necesidades concernientes a mantener un rígido orden
social, y que contribuyese al progreso de la nación. Estas doctrinas fueron compartidas y
continuadas por los gobernantes posteriores, los que llevaron a cabo administraciones con
fuertes rasgos autoritarios.
6
Juan Salazar Sparks, El hombre, el Estado y el sistema: la diplomacia en la era del nacionalismo europeo
(1814 y 1939) (Santiago, Chile: Universidad Finis Terrae, Facultad de Derecho, 2005) 463.
- 123 -
Notas
Jorge Gaete Lagos
De hecho, las funciones del Estado se plasmaron en la Constitución de 1833. Esta Carta Magna
mencionaba que a esta entidad le cabía la responsabilidad de estimular y proteger las
actividades productivas, particularmente la manufactura y la marina mercante, así como tomar
las iniciativas necesarias para fomentar el desarrollo de la educación, la técnica, la ciencia y el
conocimiento de los recursos naturales del país 7 , lo cual predominó durante buena parte del
siglo XIX. Además, se encargó de impulsar la construcción de obras públicas, tales como el
ferrocarril, ya que lideró proyectos como la línea de Santiago a Valparaíso y de Santiago al sur.
Sin embargo, durante la segunda mitad del siglo las ideas liberales comenzaron a expandirse,
las que aminoraban el rol del Estado en la economía al fomentar la apertura comercial, situando
al mercado como regulador en este tipo de reglas. Este modelo capitalista se consolidó luego de
la Guerra del Pacífico, al integrar los territorios de la nueva frontera norte, y al percibir los
beneficios económicos que trajo la industria salitrera, aumentando considerablemente las arcas
fiscales. Estos provocaron profundas transformaciones en el país, las que se reflejaron en un
creciente flujo migratorio interno y en el aumento de la urbanización.
Sin embargo, la economía salitrera trajo consigo resultados ambivalentes. Por una parte,
existieron recursos para realizar fuertes inversiones en infraestructura, lo que permitió la
construcción de obras como el Viaducto del Malleco y nuevas líneas ferroviarias, y también
permitió expandir la estructura burocrática del Estado. A pesar de esto, la consolidación de la
economía liberal provocó la desprotección de la clase trabajadora, ya que esta se encontraba
sujeta a las decisiones del sector privado, lo que provocó el surgimiento de la “Cuestión Social”.
Esta abordaba las precarias condiciones de vida en que vivían los trabajadores de las minas
salitreras, de las de carbón y de las fábricas.
Estos grupos trabajaban durante largas horas, recibían bajos sueldos o eran remunerados con
fichas, las que cambiaban por alimentos. No contaban con un sistema legislativo que los
amparase en materias como el contrato de trabajo y la previsión social. Tampoco podían
acceder a tener una vivienda propia, lo que provocó hacinamiento al acumularse una alta
cantidad de habitantes en espacios pequeños.
Por su parte, el Estado vio coartada su labor hacia la sociedad, ya que en 1891 se instauró la
República Parlamentaria, caracterizada por el predominio del Poder Legislativo sobre el
Ejecutivo. Junto a esto, en el Congreso primaron las disputas internas de los partidos políticos,
lo que desencadenó el estancamiento de discusiones y leyes por años, condenando a la clase
trabajadora a la desprotección.
La despreocupación de la clase política ante los dilemas sociales provocó altos niveles de
pobreza y marginalidad, los que fueron temas recogidos por la clase intelectual de aquellos
años. Entre sus exponentes literarios, encontramos a Alejandro Venegas, Tancredo Pinochet,
Pedro Prado, entre otros, los cuales resaltaban en sus obras la crisis social de las que eran
testigos, denunciaban la precaria situación en la que la población se encontraba sumida, y
criticaban la incapacidad de los políticos para solucionar tales dilemas.
La situación social pasó a formar parte de los nuevos discursos políticos, los que se alejaban de
los principios conversadores que tenía Chile desde su formación republicana. Junto con
proponer soluciones para estas demandas, estos indicaban que el Estado debía garantizar el
bienestar nacional, protegiendo los grupos de bajos recursos, y también realizando reformas
dirigidas a establecer una mayor igualdad entre las personas.
7
Carmen Cariola y Osvaldo Sunkel, Un siglo de historia económica de Chile (Santiago, Chile: Editorial
Universitaria, 1990) 30.
- 124 -
El rol del Estado chileno
Notas
Uno de los postulados más destacados fue el de Valentín Letelier, el que, criticando una de las
doctrinas fundamentales del liberalismo, manifestaba que si los pobres fuesen ser consultados
en una reforma al derecho civil, renunciarían a una porción de esa libertad en cambio de alguna
protección de parte del Estado contra la avidez de los usureros y contra el despotismo de los
empresarios 8 . Esta fue una posición discutida y triunfante en el congreso del Partido Radical en
1906, frente a la continuista de Enrique Mac-Iver, lo que permitió el surgimiento del “Socialismo
de Estado”.
También surgieron ideologías que proponían respuestas mucho más radicales frente a esta
situación. Por ejemplo, a finales del siglo XIX surgió el anarquismo, el cual implicaba lograr la
libertad del hombre ante todo tipo de organización jerárquica, lo que se tradujo en la formación
de las primeras mancomunales, federaciones gremiales y sociedades de resistencia en
ciudades como Santiago, Valparaíso, Talca y Concepción, las que buscaban agrupar a obreros
y artesanos para difundir ideas de asociaciones obreras y de lucha de clases. Estas
agrupaciones buscaron defender a los trabajadores de las compañías y las represiones de la
clase política, y pretendían emancipar a este grupo de estas dominaciones.
Además, en 1912 Luis Emilio Recabarren fundó el partido Obrero Socialista, para organizar a
los trabajadores ante la dominación capitalista, y tuvo como su base las salitreras de Iquique.
En 1922 se celebró un congreso en Rancagua en el que participaron los miembros de esta
colectividad, junto a sindicalistas y algunos anarquistas, cambiando el nombre por el de partido
Comunista. Estos fueron influenciados por la Revolución Rusa y buscaban evitar el ascenso del
fascismo.
Al llegar 1920, la Cuestión Social fue adquiriendo relevancia por el declive de la industria
salitrera, ya que con el fin de la Primera Guerra Mundial la industria decayó debido a la
invención del nitrato sintético de Alemania. Aunque en estas fechas las oficinas habían
comenzado a recuperarse, por mantener como socio comercial a Estados Unidos, y porque el
Gobierno compró el stock de este producto, el modelo exportador trajo amenazas a la economía
nacional.
De esta manera, el esquema ideológico presente durante la década del veinte estuvo
acompañado de estos discursos nuevos. La llegada a la presidencia de Arturo Alessandri, y la
aparición de los grupos militares, fueron el contexto idóneo para llevar estas reformas a cabo,
tal como lo veremos a continuación.
De Alessandri a 1924: El replanteamiento del Estado
Arturo Alessandri tuvo características muy particulares para enfrentarse a las masas. Entre
estas, destacaban su carisma y su retórica, las que lo diferenciaban bastante de los anteriores
mandatarios, debido a que estos se mostraban distantes ante la sociedad. De hecho, instalaba
dentro de sus discursos expresiones populares, tales como “canalla dorada”, para mencionar a
la clase alta chilena, y “querida chusma”, para referirse a los trabajadores 9 . Estos elementos le
permitieron gozar de una alta popularidad, y fueron claves para su triunfo en las elecciones de
1920, ganándole a Luis Barros Borgoño. Este respaldo también se fundamentaba porque
Alessandri propuso en su campaña la aprobación de un Código del Trabajo, con el fin de crear
un cuerpo legislativo que ayudase a mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora,
regulando jornadas laborales, descansos, entre otros.
8
Mario Góngora, Ensayo histórico sobre la noción de Estado entre los siglos XIX y XX” (sin más datos), 43.
Simon Collier y William Sater. Historia de Chile, 1808-1994 (Traducción de Milena Grass. Cambridge, año
1999), 185.
9
- 125 -
Notas
Jorge Gaete Lagos
Sin embargo, estos planes se mantuvieron estancados en el Congreso, debido a que se
mantenían los vicios del sistema parlamentario. Más aún, en el Senado había un bloqueo ante
cualquier propuesta del Presidente, debido a que la mayoría de los escaños pertenecían a la
Unión Nacional, que era la agrupación opositora compuesta por miembros de la Coalición,
algunos liberales antialessandristas y el Partido Nacionalista, e incluso, la Alianza Liberal que
apoyaba a Alessandri, se encontraba dividida ante estas legislaciones. Estos factores
provocaron una amenaza al orden social, debido a que existía el temor de que los postulados
anarco-sindicalistas tomasen fuerza entre los trabajadores.
Las legislaciones sociales se mantuvieron en el Congreso hasta 1924, año en que surgió una
solución para estas demandas. Estos planteamientos fueron recogidos por la oficialidad joven
del Ejército, con el fin de presionar a la clase política para su pronta aprobación. Las críticas de
este sector aumentaron ya que en el Congreso se había aprobado el 3 de septiembre de este
año una Ley de Dieta Parlamentaria, sin arreglar la situación del Ejército ni de los trabajadores,
lo cual provocó un descontento generalizado desde las bases militares, a causa de sus bajos
sueldos, y fue alentado por los superiores reformistas que tenían ambiciones políticas.
El 5 de septiembre, la oficialidad joven expuso sus demandas ante Alessandri, entre las que se
encontraban la supresión de la dieta, un impuesto sobre la renta, la promulgación del Código
laboral, mejoras en sueldos, ascensos y retiros de los militares, y la renuncia de tres ministros
del gabinete. Las presiones al mandatario provocaron su renuncia, la que fue negada a cambio
de un permiso de seis meses para ausentarse del país. Luego de esto, el día 11 de aquel mes
asumió una Junta de gobierno comandada por el general Luis Altamirano, el almirante
Francisco Nef, y el general Juan Bennett, la que en enero de 1925 fue reemplazada por otra
conformada por el general Pedro Pablo Dartnell, el almirante Carlos Ward, y Emilio Bello
Codesido. Esta última junta fue más radical que la anterior, ya que eran personeros reformistas
que buscaban crear un “Chile Nuevo”, entre los que se encontraba el posterior presidente
Carlos Ibáñez del Campo.
Para llevar a cabo esto, se apeló a quitarles protagonismo a los políticos ineficientes, con el fin
de reemplazarlos por técnicos especializados en la ejecución de proyectos, entre los cuales
sobresalieron los ingenieros. Tiempo después, ellos lideraron una serie de reformas que
buscaban aumentar los recursos del fisco y analizar la situación de las industrias nacionales,
10
con el fin de sentar las bases para tener un futuro desarrollo económico .
Los cambios ocurridos en este período se consolidaron con la promulgación de la Constitución
de 1925, aprobada el 3 de agosto de aquel año. A pesar de que esto no significó un retorno
inmediato al Presidencialismo, el poder Ejecutivo se vio bastante beneficiado, debido a que se
hicieron más expeditos los trámites legislativos entre la Moneda y el Congreso. Un hito
fundamental de esta Carta Magna fue que el Estado se hizo garante del “bienestar social”, con
lo cual adquirió un dinamismo que continuaría durante la administración Ibáñez, pero esta vez,
con un perfil económico, tal como lo veremos en el siguiente apartado.
El “Chile nuevo” de Ibáñez: Prosperidad y fracaso del “Estado moderno”
En las elecciones presidenciales de 1925 triunfó el liberal demócrata Emiliano Figueroa Larraín,
quien derrotó en las urnas a don José Santos Salas. Sin embargo, este mandatario fue incapaz
de imponerse a las presiones ejercidas por su ministro de guerra Carlos Ibáñez del Campo, el
cual logró el confinamiento de líderes opositores, entre los que se incluía Javier Ángel Figueroa,
Presidente de la Corte Suprema y hermano del mandatario. Es por esto que en 1927 el
10
Patricio Bernedo, “Prosperidad económica bajo Carlos Ibáñez del Campo. 1927-1929. La Dimensión
Internacional de un Programa Económico de Gobierno”, Historia, vol. 24, 1989, p. 9.
- 126 -
El rol del Estado chileno
Notas
gobernante se ausentó del poder y dejó en el cargo a Ibáñez ya que ocupaba la cartera de
Interior, presentando posteriormente su renuncia y llamando a elecciones, en las que resultó
electo el ministro por ser el candidato único.
Entre las características de su gobierno, podemos mencionar que este ha sido calificado como
“dictadura” debido a su marcado régimen autoritario y represor, y por ejercer un estricto control
al crear instituciones como el Cuerpo de Carabineros de Chile, para velar por el orden social.
Esta tesis es avalada por Joaquín Fernandois, el cual señala que este mandato tiene
semejanzas a otros gobiernos dictatoriales. Una de ellas corresponde al autoritarismo existente
en la Europa Central y Oriental de 1920, y a los regímenes que hubo en la Italia de Mussolini, y
en España, con Primo de Rivera. Por otro lado, destaca que también posee similitudes con
Mustafa Kemal Ataturk, el creador de la Turquía moderna, al manifestarse como un caudillo
militar, creador de un sistema institucional, y perfilado como una República 11 .
Durante su mandato, se fueron suprimiendo las ideas del liberalismo económico, que apelaba al
individualismo, para optar por un concepto de nación más abstracto, con el fin de incluir a todos
los actores sociales dentro de los objetivos propuestos por el gobierno, cuya meta final era
lograr el progreso. Para ello, se utilizaron una serie de medidas nacionalistas dentro de la
economía, en las que el Estado debía estar presente para coordinar estos planes junto al sector
privado y los sindicatos.
Para lograr esto, se hizo necesario contar con una serie de reformas estructurales. Una de ellas
fue planteada por Edwin Walter Kemmerer, economista de la Universidad de Princeton. Este
profesor viajó por Sudamérica en una misión financiera, y estuvo en nuestro país durante el
mandato de Alessandri, en el cual planteó la modificación del sistema monetario. Esto consistía
en crear una fuente única emisora de dinero, para lo cual se fundó el Banco Central, y también
se implementó el uso de un mecanismo denominado “ajuste autocorrector”, basándose en las
reservas de oro, el que consistía en que si la balanza comercial bajaba mucho, y subía la
demanda del metal como divisa, aumentaba la tasa de descuento, descendía el crédito de los
bancos comerciales y disminuiría la demanda por importaciones. Además, planteó reformas al
sistema tributario para hacerlo más eficiente y justo, para lo cual se abolieron varios impuestos,
lo que fue compensado con un gravamen de 6% al cobre.
Los objetivos de este plan eran estabilizar el sistema monetario, crear una sola fuente emisora
de billetes, y consolidar una política de endeudamiento para facilitar el flujo de bienes de capital,
o empréstitos, provenientes de Estados Unidos. Esta dependencia fue clave para financiar de
muchas políticas públicas, la cual le trajo a Chile una época de progreso y de importantes
avances en materias como las obras públicas, por ejemplo.
Otra de las reformas impulsadas tuvo relación con la Administración Pública, la que no solo
perseguía reducir gastos y darle una organización más eficiente y moderna, sino que también
buscaba regularizar la recaudación de las entradas fiscales. Esto fue solucionado mediante la
Ley N° 4113, promulgada el 25 de Enero de 1927 bajo el ministerio de Manuel Rivas Vicuña, a
cargo de la cartera de Hacienda. Esta ley daba facultades al Presidente de la República para
reorganizar la plana administrativa, lo cual le permitió reducir personal mediante despidos y
jubilaciones, y pudo regularizar el servicio de impuestos, lo que generó un excedente financiero.
También se modificó el Estatuto Administrativo prescrito en la Constitución, el que junto con dar
normas para el ingreso, permanencia y retiro del personal, debía fijar la planta de los servicios,
simplificar los rodajes administrativos y señalar sueldos que estuviesen en relación con las
funciones señaladas a cada empleo. De hecho, desde el Congreso se planteaba que para
11
Joaquín Fernandois, Mundo y fin de mundo. Chile en la política mundial. 1900-2004, 102 y 103.
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Notas
Jorge Gaete Lagos
controlar y redirigir el gasto fiscal, era necesario obtener la disminución del costo de los
servicios, para que el Estado pudiese estar en condiciones de atender la legislación social y
beneficiar a la población 12 .
Una de las renovaciones más importantes hechas por este gobierno, fue que se buscó mejorar
la labor del Estado ante la sociedad. Para lograr esto, los políticos fueron reemplazados en sus
altos cargos por los ingenieros, ya que eran funcionarios considerados clave para lograr mayor
eficiencia de las políticas implementadas, lo que permitiría hacer más presente al Estado en las
necesidades de las personas 13 . Esta “tecnificación” del Estado se manifestaba también como
una reacción frente a la pasividad parlamentaria, a la vez que estaba llamada a constituir un
14
complemento necesario para un Ejecutivo fuerte y con más atribuciones .
El aumento de la influencia de este organismo quedó explícito en el primer mensaje presidencia
de Ibáñez. En él, manifestó que: “será atención preferente del Estado todo cuanto se relacione
con el progreso y el desarrollo industrial del país, y el Gobierno hará cualquier sacrificio por
obtener nuestra independencia económica mediante la implantación de medidas que protejan la
industria nacional” 15 . Con esto, se quiso abandonar la dependencia que el salitre generaba,
buscando nuevos productos para instalarlos en el comercio internacional, y así aumentar los
recursos fiscales.
A lo largo de su mandato, Ibáñez contó con un creciente apoyo de los sectores tecnócratas, ya
que eran los únicos acordes a sus planes de desarrollo, a pesar de que en un principio gobernó
de manera consensual con las facciones políticas y sociales. Este apoyo lo fue perdiendo
debido a que el intervencionismo estatal lo distanció de los sectores derechistas, los intentos de
creación de un sindicalismo gubernamental lo separaron de las fuerzas de izquierda, y la
política de represión al movimiento obrero y de la actividad partidaria del conjunto de los grupos
16
políticos lo separó de importantes sectores de las capas medias radicalizadas .
Las reformas implantadas por Ibáñez rindieron frutos, ya que cumplió una vasta labor
realizadora. Entre 1928 y 1931 la Moneda invirtió casi 760 millones de pesos en diversos
proyectos: desagües, caminos, puentes, barracas, prisiones, pistas de aterrizaje, instalaciones
portuarias, 500 kilómetros de ramales para ferrocarriles, entre otros 17 . Además, se crearon
instituciones como la Contraloría General de la República para cumplir funciones como las de
supervisar las actividades fiscales, llevar la contabilidad general, transparentar gastos, entre
otros.
Otros organismos creados durante su mandato, fueron la Caja de Crédito Minero, el Instituto de
Crédito Industrial, entre otras, las cuales constituían empresas las que buscaban facilitar los
préstamos que otorgaba el gobierno. Ellas estaban coordinadas por el Presidente, los
accionistas, y los empleados particulares, ya que se buscaba conciliar posiciones para dirigir los
recursos de estos organismos al financiamiento de políticas de desarrollo.
La creación de estas instituciones fue el resultado de un pensamiento político-económico
difundido en la época, conocido como Corporativismo. Mediante esta ideología, se buscaba
magnificar al Estado, el cual tendría una participación activa en los proyectos de desarrollo, y
12
Cámara de Diputados. Sesiones Ordinarias. Sesión del 30 de mayo de 1927.
Adolfo Ibáñez, Los ingenieros, el estado y la política en Chile. Del Ministerio de Fomento a la Corporación
de Fomento (Santiago de Chile: Instituto de Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, 1983), 47.
14
Adolfo Ibáñez, “El liderazgo en los gremios empresariales y su contribución al Estado Moderno”, Revista
de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile, vol. 28, año 1994, p. 188.
15
“El Mercurio”. Santiago de Chile. Domingo 22 de mayo de 1927, p. 5.
16
César Cerda, “Historia y desarrollo de la clase media en Chile” (Santiago de Chile: Editorial Universidad
Tecnológica Metropolitana, 1998), p. 113.
17
Simon Collier y William Sater, Historia de Chile, 1808-1994, 194.
13
- 128 -
El rol del Estado chileno
Notas
debería contar con los trabajadores para que formaran parte de este esquema. El
Corporativismo estuvo presente en sectores políticos como los nazis, los agrarios, y la juventud
de la iglesia católica, la que posteriormente pasó a formar la Falange Nacional.
Durante el Gobierno de Ibáñez hubo diversos proyectos de índole corporativista, que a pesar de
no haber logrado mayor injerencia en el período, fueron una propuesta dentro de las nuevas
funciones que se les quiso dar a esta entidad. Uno de los más representativos de esta corriente
fue el intento por constituir un Consejo de Economía Nacional, el que debía incluir diversos
grupos de la sociedad involucrados en la actividad económica, que eran el capital, el crédito, los
técnicos y los trabajadores 18 . Esto había sido propuesto por José Santos Salas en su campaña
presidencial, y fue recogido por Ibáñez en 1931, aunque no tuvo mayor trascendencia práctica.
Sin embargo, una de las instituciones que recogió las bases de este pensamiento, y que tuvo un
funcionamiento más prolongado, fue el ministerio de Fomento, que se creó en 1927 mediante el
Decreto Supremo Nº 6573. Este organismo se constituyó a partir de la fusión de la mayoría de
los servicios provenientes del ministerio de Obras Públicas y el de Agricultura, Industria y
Colonización, y tuvo una amplia variedad de funciones, tales como impulsar la agricultura y el
desarrollo industrial, mejorar la conectividad nacional, buscar nuevos productos que generasen
recursos, y diversificar las exportaciones para abandonar la dependencia creada en torno al
salitre.
Con la creación de esta institución, el modelo estatista se consolidó, debido a que el Gobierno
pretendió encauzar y dirigir el desarrollo productivo, mediante lo cual se establecieron los
medios de intervención de la actividad individual para darles eficacia y orientándola en provecho
colectivo. De hecho, este sentido de asociación y la relevancia que se les daba a los
trabajadores dentro del plan de desarrollo eran aspectos relevantes para el primer ministro de
fomento Adolfo Ibáñez, el cual en una asamblea con la Sociedad Nacional de Agricultura
sostuvo que: Son los productores quienes, forzando el tren de trabajo, perfeccionando sus
métodos, utilizando la cooperación y las indicaciones del Gobierno, han de dar auge y
crecimiento a los negocios, empleando energía, serenidad y constancia. El Gobierno encauzará,
19
dirigirá y cooperará con la mayor eficiencia posible .
Entre los ejemplos de estos proyectos, podemos nombrar a la Caja de Colonización Agrícola,
que era una institución creada para formar, dirigir y administrar colonias destinadas a organizar
e intensificar la producción, propender a la subdivisión de la propiedad agrícola y fomentar la
20
colonización con campesinos nacionales y extranjeros . Además, tuvo entre sus funciones las
de dividir terrenos con estos fines, recaudar las cuotas de estos colonos y conceder préstamos
a particulares o a las cooperativas que estos formen.
Dentro de esta política, se comprendió la necesidad impostergable de propender a la difusión de
las asociaciones cooperativas de las diversas ramas de la agricultura, como una manera de
organizar a sus trabajadores, de dar más consistencia a sus esfuerzos por medio de la unión,
de orientar el perfeccionamiento de la industria y el mejoramiento de los negocios
correspondientes 21 . Ante esta materia, se habían establecido reglas generales para toda clase
de cooperativas mediante el Decreto Ley N° 700 del 17 de Octubre de 1925, pero tales
disposiciones no se ajustaban satisfactoriamente para una organización eficiente, por lo cual se
estudió un Proyecto de Ley que se promulgó el 14 de enero de 1929.
18
Adolfo Ibáñez, Herido en el ala. Estado, oligarquías y subdesarrollo. Chile 1924-1960 (Santiago, Chile:
Editorial Biblioteca Americana, Universidad Andrés Bello, 2003), 75.
19
“El Mercurio”. 11 de octubre de 1927, p. 5.
20
BLD. Ley N° 4456. 15 de diciembre de 1928, p. 4780.
21
Biblioteca del Congreso Nacional, “Memorias del ministerio de Fomento 1929”, p. 409.
- 129 -
Notas
Jorge Gaete Lagos
A pesar de que en los primeros años del gobierno de Ibáñez nuestro país pasó por un período
de prosperidad, y este tipo de proyectos tuvieron buenos resultados iniciales, el paso del tiempo
les daría un duro revés, ya que el 29 de octubre de 1929 ocurrió en Estados Unidos la
denominada “Gran Depresión”. Esta fue causada por la sobre expansión del crédito y la
especulación en la bolsa, generando la venta de las cotizaciones de títulos. Su consecuencia
directa fue la quiebra de Wall Street en el denominado “Jueves Negro”, causando la baja de
precios de materias primas, la disminución de las inversiones estadounidenses, y la merma en
el envío de bienes de capital a nuestro país.
Todos estos factores provocaron el desplome económico de Estados Unidos. De hecho, al
suscitarse la crisis, unas 20 mil instituciones financieras de EE.UU suspendieron sus pagos, se
produjeron 642 quiebras de bancos solo en 1929 y al año siguiente, una segunda ola de
quiebras afecta a 608 entidades bancarias, llegando en 1932 a un total de 2.298 22 . Esto generó
una crisis económica mundial, en la que Chile fue el país más afectado según la Sociedad de
Naciones, lo que provocaría el descalabro del sistema económico ibañista.
Una de los factores que detonó este suceso fue el constante crecimiento de la deuda pública
nacional, la que en 1920 equivalía a un 12,07% del PIB, aumentando a un 27,97% en 1927 y a
23
un 220,85% en 1932 . En cifras más concretas, esta política de endeudamiento provocó que
en 1930 Chile le debiese a los bancos norteamericanos, ingleses y suizos un total de 62
millones de libras esterlinas, duplicando la deuda externa contraída en 1920. A pesar de que la
economía chilena había logrado sostenerse, el colapso de la bolsa provocó una baja progresiva
en el precio del cobre, y aniquiló definitivamente la explotación salitrera, cayendo en un 64%
desde 1928 a 1933, y devaluándose en el mismo período en un 84%, disminuyendo incluso su
explotación a menos de la mitad.
Aunque el gobierno lograba mantenerse todavía en pie, gracias a los préstamos externos
comprometidos, a partir de 1931 tuvo que someterse a pagar la deuda externa. No obstante, sin
importar cuan rápido y profundamente recortara los gastos, Ibáñez no podía cubrir el déficit. Los
pagos de la deuda externa y la compra de productos importados esenciales pronto se tragaron
las reservas de oro. El gobierno abandonó el patrón oro y dejó de pagar a sus acreedores
24
extranjeros .
Rápidamente, la situación se volvió insostenible, ya que generó agitaciones sociales. Para
intentar salvar al gobierno, Ibáñez nombró un gabinete de salvación nacional, llegando Pedro
Blanquier como ministro de Hacienda y Juan Esteban Montero en la cartera de Interior. Sin
embargo, al anunciar la crisis hubo manifestaciones en las calles de los estudiantes
universitarios, represión y la renuncia del gabinete. Con esto, Ibáñez abandonó la Presidencia el
26 de julio de 1931, dejando como vicepresidente a Juan Esteban Montero, partiendo rumbo a
Argentina.
De esta manera, el Gobierno de Ibáñez y su proyecto desarrollista sucumbió, dejando a su paso
una época de inestabilidad y de anarquía política, al salir electo Montero como Presidente de la
República, y al ser derrocado en 1932 por grupos militares, los que dieron inicio a una serie de
Juntas Socialistas que no perduraron por mucho tiempo. A pesar de que este plan fracasó, los
cambios ocurridos en torno a la figura del Estado sentaron un precedente, ya que su
participación se mantuvo y se consolidó años después.
22
Juan Salazar Sparks, El hombre, el Estado y el sistema, 535.
Datos obtenidos de Economía chilena 1810-1995: “Estadísticas históricas”. (Santiago, Chile: Pontificia
Universidad Católica de Chile, 2000) 194.
24
Simon Collier y William Sater. Historia de Chile, 1808-1994, p. 198.
23
- 130 -
El rol del Estado chileno
Notas
Conclusión
La herencia de los años veinte
A lo largo de estas páginas, hemos abordado el cambio que tuvo el rol del Estado entre los años
1920 y 1931, en cuya época se quiso maximizar la labor de esta entidad. Para lograr esto, y tal
como señala Patricio Bernedo, se buscó cambiar las ideas del liberalismo económico por un
concepto de nación más abstracto, utilizando ideas nacionalistas en la manera de plantear la
economía, que implicaba una creciente intervención del aparato estatal en la solución de los
problemas económicos y particularmente en el fondo de la producción nacional 25 .
Para llevar a cabo esto, los militares rescataron la imagen que había perdido el Estado desde
fines del siglo XIX, y se le hizo partícipe en los temas sociales y económicos para así remediar
las falencias dejadas por el régimen oligárquico-parlamentario. Con el propósito de mejorar su
desempeño, durante el gobierno de Ibáñez se buscó reemplazar a la inoperante clase política
por técnicos en los altos cargos públicos, para así hacer más eficiente la labor del aparato
estatal. Desde esta área, ellos lideraron un ambicioso plan de desarrollo económico, el que a
pesar de funcionar durante los primeros años de gobierno, fracasó estrepitosamente luego de la
crisis de 1929.
A pesar de que este proyecto no funcionó, la aparición del Estado como actor partícipe del
desarrollo nacional fue un elemento que perduró en el tiempo, ya que esto formó parte del plan
de recuperación económica que se implementó durante el segundo gobierno de Arturo
Alessandri (1932-1938). La prolongación que tuvieron este tipo de ideas, y la relevancia que se
le dio a esta entidad, permitieron que al término de la crisis nacieran instituciones como la
Corporación de Fomento a la Producción (CORFO), en 1939, la cual, según Adolfo Ibáñez, se
planteó como un organismo estatal, autónomo y orientado a fomentar la producción económica
nacional, considerada la herramienta más adecuada para elevar el nivel de vida de la población
26
e independizar económicamente al país .
Cabe destacar que al finalizar la década del treinta comenzó a gestarse en Chile y en
Latinoamérica un plan de “desarrollo hacia dentro”, producto de las deficiencias que se habían
consolidado en torno al esquema liberal y por la excesiva dependencia que los países del
continente tenían con las potencias. Con ello, políticas como la industrialización por sustitución
de importaciones trajeron consigo un proteccionismo económico y una preocupación por
construir las bases para desarrollar a Chile, mediante el fomento a la industria pesada y a la
producción, los cuales eran planes regulados permanentemente por el Estado.
Por esta razón, las transformaciones ocurridas durante los años abordados en este estudio
representaron un antecedente concreto de las políticas implementadas por los gobiernos del
Frente Popular, ya que ellos heredaron el impulso desarrollista que Ibáñez implementó. Esto se
justifica con la creación de la CORFO, la cual absorbió las ideas de instituciones como el
ministerio de Fomento, y mantuvo el sentido de cooperación y asociación sectorial que se buscó
en nuestra época abordada. Gracias a la existencia de esta institución, el Estado actuó
directamente como un ente activo en las políticas económicas de la década de 1940, en las que
coordinó labores junto al sector privado y los gremios.
Luego de esta investigación, es posible concluir que las transformaciones ocurridas durante la
década de 1920 provocaron el verdadero inicio del siglo XX chileno, ya que el modelo liberal
25
26
Partricio Bernedo, “Prosperidad económica bajo Carlos Ibáñez del Campo. 1927-1929, p. 7-8
Adolfo Ibáñez, Herido en el ala. Estado, oligarquías y subdesarrollo, p. 136.
- 131 -
Notas
Jorge Gaete Lagos
decimonónico tuvo su quiebre definitivo en el año 1924. Esta fecha marca un punto de inflexión
en la historia nacional, al producirse con la llegada de los militares un distanciamiento entre la
“vieja estructura parlamentaria” y un acercamiento hacia un modelo “presidencialista”, lo que dio
inicio a una compleja etapa de transición que culminó en 1932, la cual estuvo caracterizada por
estos ideales modernizadores que Ibáñez y los militares pretendieron instalar en el país.
Para finalizar, podemos decir que este período dejó como legado la importancia que el Estado
debía tener para la sociedad, más aún, si se considera que la mayoría de la población chilena
ha requerido de la presencia de esta entidad para atender y salvaguardar sus necesidades
económicas, laborales y sociales, entre otras. También estos años demostraron que la
intervención del Estado en la economía ha sido un hecho fundamental, ya que esto delimita de
mejor manera los espacios en los que este organismo y el sector privado deben desenvolverse,
lo que permite regular el accionar de ambos actores. Ambos factores pueden ser replicados en
estos días, ya que los cuestionamientos realizados al modelo neoliberal, a causa de la reciente
crisis, permiten rescatar la labor que el Estado ha perdido en los últimos tiempos, y abren todo
un campo de preguntas sobre cuál ha sido su relevancia a lo largo de la historia.
- 132 -
Espacio Regional
Volumen 2, Número 6, Osorno, 2009, pp. 133 - 141
CRISIS ECONÓMICA, PROCESO Y
COYUNTURA HISTÓRICA 1
Marceo Neira Navarro
marcelojavierneira@gmail.com
Universidad de Santiago de Chile
Santiago, Chile
RESUMEN
La crisis económica es un fenómeno que se manifiesta de manera coyuntural (un día, varios
días o un par de años). Es un breve acontecimiento, pero es expresión de un proceso de larga
duración (cincuenta años o más), afectando primeramente al centro del sistema mundial,
aunque también se extiende y repercute en la periferia. Esto último otorga a la teoría de los
ciclos un enorme potencial explicativo, tanto desde el punto de vista de procesos históricos de
larga data hasta el presente.
Palabras claves: procesos, coyuntura, teoría de los ciclos
ABSTRACT
The economic crisis is a phenomenon that manifests itself cyclical (one day, several days or a
couple of years). It is a short event, but the expression of a long process (fifty years or more),
affecting primarily the center of the world system, but also extends and contributes to the
periphery. The latter gives the cycle theory is a huge potential explanation, from the standpoint
of long-term historical processes to date.
Key words: long process, short event, cycle theory
Artículo recibido en diciembre de 2009; aprobado en diciembre de 2009.
La presente investigación corresponde a la tesis doctoral: “El fenómeno del trabajo infantil y adolescente
en los mercados de trabajo en Chile: Un análisis sociológico a una de las estrategias de sobrevivencia de
familias en situación de pobreza”. El autor es Doctor” por la Universidad de Santiago de Chile.
1
Notas
Marcelo Neira Navarro
Introducción
Crisis
En referencia a la actual crisis económica de 2008-09, un rápido balance de la información en
Internet y aquella de la prensa local impresa, arroja por lo menos cuatro o cinco tendencias. Se
advierten los riesgos, su profundidad y se especula sobre sus efectos aminorándolos o
aumentándolos; también se observa con incredulidad, ironía o mofa las señales de intervención
de las economías más recalcitrantemente apegadas a la idea de libre mercado; se enfatiza
además en una suerte de paranoia que invita a contraerse. En este contexto, los inversionistas
y capitalista son llamados a no correr riesgos, básicamente a no invertir. A ellas, todavía se une
una impresionante cantidad de estrategias desplegadas por el gobierno norteamericano para
evitar y hasta hace poco negar la crisis. A su modo, las economías periféricas como la chilena,
despliegan sus propios catálogos o protocolos de medidas.
Este trabajo pretende poner en contexto histórico y metodológico el concepto de crisis y
entenderla como un fenómeno ciertamente de coyuntura, pero sobre todo, que responde a un
fenómeno de “largo aliento”. En este último sentido, la teoría de los ciclos económicos sería el
2
enfoque pertinente .
En efecto, para enriquecer el actual debate de la “crisis económica”, interesa mencionar la
teoría de los ciclos. Precisamente esta última entiende que históricamente la economía se ha
desarrollado en ciclos; y que, por lo demás, ellos se constituyen en verdaderos procesos. Esto
es, las oscilaciones de una variable o un “clúster” (grupo de variables) se pueden transformar en
fases sucesivas de un tramo temporal que pueden alcanzar un nivel máximo (auge), que luego
pueden descender progresivamente a un mínimo (crisis, depresión), para luego recuperarse
(take off) y alcanzar nuevamente un nivel máximo.
Aspectos teóricos
La teoría ha llegado a constatar una variada tipología de ciclos económicos de distintas
características, tanto desde el punto de vista de su duración como de su conformación.
Destacan, por ejemplo, la ondas Mack, de aproximadamente 24 meses (por su corta duración
también son llamados subciclos y se encuentran en series de pedidos, precios e inventarios);
ciclos Kitchin de 3 ó 4 años; Juglar de 6 a 8 años; Labrousse de 10 a 12 años; Ciclos de Hansen
de 6 a 11 años (rotulados como ciclos “mayores” debido a cambios tecnológicos) y los de 2 a 4
años (llamados “menores” debido a ciclos de inventario/existencia); Business cycle de una
duración media de 4 años y un rango entre 1 a 12 años (definidos por el Nacional Bureau of
Economic Research, considerando mediciones a la actividad económica agregada); Kuznets,
que alcanzarían a un doble ciclo de juglares, aproximadamente de 20 años (tomando en cuenta
variables como el PNB, emigración y población); Building cycle de 15 a 20 años (considerando
el sector de la construcción).
Desde 1950, además, existirían ciclos político-económicos. Se trata de la expansión de una
economía nacional ante elecciones políticas. Cerca de las elecciones, aumenta la inflación.
2
He encontrado en José Dassunçao Barros, una distinción muy clara y útil en referencia al campo o los
campos que aborda la Historia Económica. Ella puede estudiar la circulación o distribución, y en torno a ello,
al menos, los ciclos económicos, los precios de intercambio o el sistema financiero (Cfr., de José
Dassunçao Barros, El campo de la historia: especialidades y abordajes (Santiago, Chile: Ediciones
Universidad Católica Silva Henríquez, 2008), 124.
- 134 -
Crisis económica
Notas
Inmediatamente, se advierte una reducción inflacionaria post elección, dentro de un contexto de
políticas contractivas que tienen por objeto desacelerar el crecimiento 3 .
A partir de los años ochenta, alcanza popularidad entre los economistas la hipótesis que los
ciclos económicos negativos no son necesariamente producto de la ineficiencia económica.
Podrían, en cambio, reflejar la respuesta óptima de los agentes económicos en un escenario
hipotético donde toman decisiones, tanto de producción y consumo. Esta línea de trabajo
actualmente domina en el análisis macroeconómico. Y se rotula indistintamente, “Teoría real de
las fluctuaciones económicas”, “Teoría de los ciclos empresariales reales” o “Real Business
Cycles” 4 .
Dentro de la variada tipología, el ciclo Kondratieff, fundante de la teoría, merece ser tratado
aparte. Pese a que es el más controversial y resistido, sigue siendo sugerente, tanto para dar
cuenta de la coyuntura como para ensayar una explicación de procesos históricos de “larga
duración”.
5
El ruso Nicolai Dimitri Kondratieff, vivió entre 1892 y 1938 . Llegó a ser Director de la oficina de
estadísticas del gobierno soviético. Pero trascendió entre los estudiosos de Historia y Economía
porque fue el primero en advertir la posibilidad de ciclos económicos.
Entre los aspectos metodológicos que caracterizan el trabajo de Kondratieff se puede citar:
a.
b.
c.
d.
El carácter estadístico de la información que recoge y analiza;
Su cobertura temporal, entre 1789 y 1920;
La muestra de países, abarca a Inglaterra, Francia, Estados Unidos y Alemania, los países
industrializados de la época.
Las variables estudiadas corresponden a “inversiones en capital social básico”, “cambios
tecnológicos” (invenciones), Guerra y descubrimientos de yacimientos minerales e indicadores
como la “evolución de los precios mayoristas”, “tasas de interés”, “salarios” (precios) y “comercio
exterior” (Valor) y series de cantidades, en términos físicos (producción), consumo de carbón,
superficie cultivada 6 .
Desde el punto de vista teórico, un ciclo Kondratieff se compone de una onda larga que dura
más o menos 50 a 60 años. Y se expresa en forma alternativa en una trayectoria positiva (fase
A) y otra negativa (fase B). El proceso completo dura aproximadamente cien años. En cada
siglo, entonces, se produce una crisis económica. Consecuentemente, Kondratieff estableció
que de fines del siglo XVIII a mediados del XIX hay dos ciclos completos con sus fases
ascendentes y descendentes; y desde finales del XIX hasta 1920 se presenta la fase
ascendente de un tercer ciclo.
De este modo, un Kondratieff I, con una Fase A expansiva se desarrolla entre 1780 y 1810/17 y
su Fase B depresiva, entre 1810/17 y 1844/51 7 . Mientras que el ciclo K II, con una Fase A
3
Cfr. Felipe Larraín y Paola Assael, “El ciclo político económico en Chile en el último medio siglo”, Estudios
Públicos, n.º 68, primavera, Santiago, 1997, p. 197-214.
4
Para el caso de Chile, véase: Norman Loayza and Raimundo Soto (eds.), Economic growth :sources,
trends and cycles (Santiago, Chile: Central Bank of Chile, 2002); Agnés Belaisch y Claudio Soto, Empirical
regularities of chilean business cycles (Santiago, Chile: Banco Central de Chile, 1998); Rafael Bergoeing,
Raimundo Soto, Testing real business cycle models in an emerging economy (Santiago, Chile: Pontificia
Universidad Católica de Chile, Instituto de Economía, 2002); Christian Andrew Johnson, Optimization using
genetic algorithms: an applications to the real business cycle model (Santiago de Chile: Banco Central de
Chile, 1997).
5
También suele aparecer escrito, Kondratiev o Kondratjew.
6
Nicolai Kondratiev, Ensayos sobre el ciclo económico (México: Fondo de Cultura Económica, 1944).
7
En adelante, ciclo K.
- 135 -
Notas
Marcelo Neira Navarro
expansiva, se desarrolla entre 1844/55 y 1870/75 y su Fase B depresiva, entre 1870/75 y
8
1890/96. El K III, con una Fase A expansiva, se desarrolla entre 1890/96 y 1914/20 .
Esquemáticamente, los ciclos quedarían como sigue:
Tabla 1
K II
KI
K III 9
Fase A
Fase B
Fase A
Fase B
Fase A
1780-1810/17
1810/17-1844/51
1844/55-1870/75
1870/75-1890/96
1890/96-1914/20
Los descubrimientos de Kondratieff fueron resistidos en todo el mundo, desde el instante mismo
en que se publican, pese a que potencialmente pudieron explicar una amplia gama de
fenómenos históricos.
En efecto, tanto en la Unión Soviética de entonces como en Occidente, principalmente en
Estados Unidos y Europa, los aportes de Kondratieff fueron discutidos teórica, política e incluso
ideológicamente.
Falsa generalización o manipulación estadística, fueron algunas de las acusaciones que
emergieron desde los propios científicos soviéticos. Por lo demás, cualquiera se puede imaginar
que aceptar la idea del ciclo económico, suponía un irremediable entredicho con la idea de
planificación; y todavía una cuestión más de fondo: equivalía a aceptar lo ideológicamente
inaceptable, la regeneración de la economía capitalista.
Desde el punto de vista político, las consecuencias fueron devastadoras. El gobierno soviético
obligó a Kondratieff a desdecirse. Debido a que Kondratieff no se retractó, fue removido de su
cargo de director de la oficina de estadísticas. Luego fue enviado a Siberia. Y finalmente
fusilado.
Según Walter Laqueur, por largo tiempo director del Instituto de Estudios Estratégicos de
Washington, la muerte física, científica y política de Kondratieff, se produce en el contexto de la
persecución sistemática que Stalin y el Partido Comunista habrían iniciado a partir del XV
Congreso en 1927 10 .
Además de todo lo anterior, las hipótesis de Kondratieff también cayeron en descrédito y fueron
negadas en Estados Unidos. Mediaron, principalmente, los avances y triunfalismo de la propia
economía norteamericana de ese entonces. Pero también, como reconoce el ya citado Laqueur,
debido a que en materia macroeconómica, el soviético iba unos quince años por delante de sus
pares norteamericanos. De hecho, según dejó establecido Wesley Mitchell, mientras Kondratieff
8
En adelante, ciclo K.
José Rodríguez Vargas, La nueva fase de desarrollo económico y social del capitalismo mundial (México:
Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Economía). La versión electrónica de esta tesis, se
encuentra en el Portal Enciclopedia y biblioteca virtual de las ciencias sociales, económicas y jurídicas
(www.eumed.net), acápite tesis doctorales de economía, www.eumed.net/tesis/jjrv/ , 15 de octubre de 2008.
10
Walter Laqueur, Stalin. La estrategia del terror (Barcelona, España: Ediciones B, 2003), 90.
9
- 136 -
Crisis económica
Notas
publica su trabajo en 1922, en Norteamérica y Europa todavía se estudiaba la especificidad del
fenómeno de la crisis 11 .
Ciertamente, el ciclo Kondratieff es débil a la luz del desarrollo científico actual. La crítica ha
girado principalmente en torno a la poca validez de las inferencias macroeconómicas que se
construyen a partir de datos fragmentarios, escasos y poco confiables. Schumpeter, Trosky,
Mandel, Granger y Amin, entre muchos otros, se han levantado como críticos parciales o totales
a la idea del ruso 12 .
Más allá de la crítica teórica y metodológica, uno de los aspectos persistentes en la discusión
tiene connotación epistemológica, incluso ideológica. Aceptar la idea de los ciclos Kondratieff,
suponía aceptar del mismo modo la idea que el capitalismo posee los mecanismos internos
necesarios para reconstituirse, para reinventarse. A propósito, el ya citado economista egipcio
Samir Amin se pregunta, en el 2003:
“¿Puede la etapa de la historia que atravesamos actualmente analizarse como la de una fase B
de un largo ciclo Kondratief, inexorablemente seguida de una fase A de expansión renovada?
(…) Para hacerlo, habría que aceptar la hipótesis según la cual el capitalismo es “eterno” e
13
ignorar los signos graves de envejecimiento evidente que está manifestando” .
A pesar de la dura crítica y enormes dudas, los ciclos Kondratieff siguen fascinando a un
número no despreciable de estudiosos del comportamiento económico. Intelectuales de la talla
de Eric Hobsbawm o Immanuel Wallerstein, por ejemplo, continúan citando regularmente a
14
Kondratieff, y hacen referencia a ellos en numerosos pasajes de sus libros y artículos . Incluso,
algunos como el citado Wallerstein, proyectan los ciclos Kondratieff hasta el presente logrando
una potencia explicativa que impresiona.
Recientemente, como parte de una tesis doctoral, José Rodríguez Vargas, ha comprobado la
rigurosidad de los cálculos de Kondratieff. De hecho, usando los mismos ciclos, Rodríguez
proyectó hasta el presente la Fase B depresiva del Kondratieff III, entre 1914 y 1940/48) y la
Fase A, expansiva, entre 1940/48 y 1973 y la Fase B depresiva 1973 y 2008/10 de lo que
vendría a ser el Kondratieff IV 15 .
El proceso económico
Pese a que un grupo de reconocidos especialistas continúa utilizando la noción de ciclo
desarrollada por Kondratieff, la teoría de los ciclos, en general, parece abandonada en la
actualidad o mejor, no se recurre a ella con la regularidad que merece su eventual
11
Wesley Mitchell, Los procesos integrantes de los ciclos económicos (Santiago, Chile: Editorial
Nascimento, 1938), 46.
12
El caso de Schumpeter es realmente notable en atención a la relación de encuentro y desencuentro con
el legado de Kondratieff. La idea de los “business cycles” de Schumpeter (que por lo demás otorga el título
a su más importante libro), precisamente considera los ciclos Kondratieff, principalmente en cuanto a los
“cambios tecnológicos”. Esto permite a Schumpeter proponer sus ciclos con base a las innovaciones y a las
posibilidades de emprendimiento que pueden desplegar los empresarios.
13
Samir Amin, Más allá del capitalismo senil. Por un siglo XXI no norteamericano (Paidós, 2003), 155.
14
Eric Howsbawm, Historia del siglo XX. 1914-1991 (Barcelona, España: Editorial Crítica, sexta reimpresión,
octubre de 1997) 92-93. En el caso de Wallerstein, las citas a Kondratieff son generalizadas y no hay
prácticamente libro o artículo en donde no aparezca el ruso. A modo de ejemplo, cfr. Immanuel Wallerstein,
“¿Mundialización o época de transición? Una visión a largo plazo de la trayectoria del sistema-mundo”, en F.
Chesnais, y otros, La globalización y sus crisis. Interpretaciones desde la economía crítica (Madrid, España:
Editorial Catarata, 2002), 73-95.
15
José Rodríguez Vargas, La nueva fase de desarrollo económico y social… El grupo eumed.net , digamos
el portal web, está reconocido oficialmente por la Junta de Andalucía (SEJ 309) y está localizado en la
Facultad de Derecho de la Universidad de Málaga, España.
- 137 -
Notas
Marcelo Neira Navarro
potencialidad. En general, se desconoce. No obstante, la perspectiva teórica sugerida por
Kondratieff en cuanto a las fases A y B de más o menos 50/60 años, sigue “calzando” de
manera recurrente con los procesos de alza y baja de la economía del siglo XX y lo que lleva
corrido el XXI.
Junto con la idea de proceso histórico del sistema económico mundial, que se puede verificar
desde fines siglo XVIII hasta el presente, los ciclos Kondratieff también permiten dimensionar y
contextualizar ciertos fenómenos específicos, incluso de índole distinta a lo estrictamente
económico. A modo de ejemplo:
i)
El ciclo K-I fase A, a comienzos del siglo XIX, permite explicar el proceso de desgaste
del sistema imperial hispano y el recentramiento del sistema mundial.
Desde luego, este mismo proceso también otorga sentido a la independencia
latinoamericana. Pero no como un fenómeno meramente de coyuntura o como parte de un
proceso de descolonización. Sino como parte del re-centramiento del sistema mundial, que
desde Europa mediterránea se desplazó a Londres. De paso, el mismo proceso también
confirma la vocación periférica que hasta el presente ha ostentado el subsistema de economías
latinoamericanas.
ii)
Desde inicios del siglo XIX y por espacio de unos 50 ó 60 años, el K-I fase B, permite
explicar el proceso de consolidación y hegemonía del Reino Unido.
Desde el punto de vista latinoamericano, se advierte principalmente la construcción de
los proyectos de Estados nacionales de las “ex colonias”. Y en consecuencia, se observa el
surgimiento de sistemas políticos supraordenados.
Al final de esta misma Fase B del K-1, en donde la curva de la crisis desciende a su
nivel más bajo, se encuentran una serie de conflictos armados en América Latina (en Chile, por
ejemplo, la revolución de 1851) y el despegue parece estar asociado a la ampliación del
mercado local, especialmente debido a la introducción de avances tecnológicos, como el
ferrocarril y el telégrafo.
iii)
El proceso que implica la fase B del K-I, más la fase A del K-II, enmarca el periodo del
dominio mundial británico (1815-1885). A partir de ese momento, Chile y el resto de ex colonias
confirman su carácter periférico y principalmente por medio de la “deuda externa”, se
constituyen en países económicamente dominados y dependientes.
iv)
La fase B del K-III, en cambio, explica el debilitamiento británico, a partir del cual el
centro del sistema mundial se desplaza nuevamente, esta vez a Estados Unidos. Con ello, se
da inicio a la era bipolar, principalmente entre 1919 y 1942. La gran crisis del año 29, estaría
explicada en este mismo contexto del K-III fase B.
v)
Desde 1943 a 1980, fase A del K-IV, en cambio, puede explicar el auge de la
hegemonía de Estados Unidos y la URSS como superpotencias.
vi)
Más recientemente, el K-IV fase B, permite explicar la década de 1970, especialmente,
identificar el año 1973 como el momento de inflexión de la curva hacia la depresión. Y desde la
década de los 80´s, se advierte la decadencia de Estados Unidos y La Unión Soviética.
- 138 -
Crisis económica
Notas
En Chile, este desarrollo depresivo que conduce a la crisis de la economía mundial, en
parte habría determinado la suerte de la administración Allende, más allá de la coyuntura
política 16 .
vii)
Por último, el K-IV fase B, sitúa correctamente la actual crisis entre 2008-10. Crisis que
emerge en el centro del sistema. En consecuencia, afecta principalmente a Estados Unidos.
Pero ¿cuál es la profundidad de la crisis económica? y ¿cuáles son sus efectos en
relación con el resto del sistema mundial? Y todavía, ¿cómo este fenómeno afecta a Estados
Unidos, el centro del sistema económico actual? o mejor, ¿se trata de una crisis estructural o
coyuntural? y ¿cuáles han sido algunas de las estrategias para negarla o evitarla?
La coyuntura
La actual crisis, comenzó a ser reconocida de “manera oficial” recién el año 2008. Y según
informó la prensa, sería de coyuntura.
Alan Greenspan, el impopular y renunciado secretario de la Reserva Federal norteamericana,
después de haber dejado su cargo luego de 18 años, comenzó a realizar una serie de
llamativas declaraciones. Junto con la caída bursátil de Shangai, anunció la posibilidad que
Estados Unidos pudiera entrar en recesión 17 . Y a fines de 2008, subrayó que “…the banking
18
and housing chaos a ´once-in-a-century credit tsunami´…” . Haciendo gala de un poder
“pitoniso”, que en todo caso nunca le sirvió para anunciar el descalabro de Estados Unidos,
Greenspan debió reconocer finalmente que el sector de la banca y la construcción entran en
caos una vez cada siglo debido a un tsunami crediticio. Todavía más. Casi simultáneamente,
entre el 6 y 7 de noviembre del 2008, toda la prensa mundial se encargó de propagar que el
Fondo Monetario Internacional habría anunciado que el año 2009 se habría entrado en el shock
19
económico más grave desde 1945 .
Respecto de la misma, sin embargo, lo más interesante es que se podría constituir en un
síntoma de un proceso mayor y más complejo: un nuevo re-centramiento del sistema
económico mundial.
De hecho, desde fines de la década de 1980, el historiador inglés Paul Kennedy, plantea el
desgaste de Estados Unidos y que el centro se estaría desplazando no a una nación, sino a
20
bloques de Estados . Las economías asiáticas bien podrían servir de ejemplo; ni hablar de
China. No obstante, una variante de esta hipótesis la sostiene Immanuel Wallerstein quien, más
que proclamar el desplazamiento del centro del sistema-mundo a otro, plantea en fin, que desde
hace unos años y hasta aproximadamente 2025/50, el sistema capitalista debería mutar a otra
realidad distinta, a un sistema mundo diferente 21 .
Aunque el gobierno norteamericano no tiene por qué informar, debiera estar tratando de evitar
este desplazamiento. Para ello hay muchas estrategias. En este estado de cosas, no sería
completamente erróneo pensar que quisieran materializar de verdad un bloque económico con
16
Nestor Restivo, Chile: la crisis de 1973 y los ciclos económicos (Buenos Aires, Argentina: Centro de
Estudios de la Federación Judicial Argentina, Facultad de Ciencias Económicas, UBA, Instituto de Estudios
y Formación - CTA, 2003).
17
Portal WEBISLAM, http://www.webislam.com, 29 de octubre de 2008.
18
Portal MSNBC, http://www.msnbc.com, 27 de noviembre de 2008.
19
www.fmi.org.
20
Paul Kennedy, Auge y caída de las grandes potencias (New York, USA: Randon House, 1987).
21
Cfr., Immanuel Wallerstein, “Ecología y costes de producción capitalistas: no hay salida”, en:
http://www.inisoc.org/ecologia.htm, Revista electrónica Iniciativa Socialista n.º 50, otoño, 1998).
- 139 -
Notas
Marcelo Neira Navarro
Canadá y México. Más allá del acuerdo NAFTA, deberían incluso crear una nueva moneda. La
intervención de la Banca y de importantes sectores de la economía, ya son “pan de cada día”.
Pero el síntoma más elocuente del descentramiento del sistema mundial, debiera ser la retirada
norteamericana progresiva de todas las misiones punitivas alojadas en distintas partes del
planeta.
Y la sociedad norteamericana incluso tendría que contraerse. En ente proceso de volverse
hacia adentro, incluso debían enfrentar un fenómeno que probablemente será llamado la “crisis
de descomposición social”.
En cuanto a la coyuntura chilena, Andrés Velasco, ex Ministro de Hacienda durante la
administración Bachelet, declaró recientemente que la actual crisis ha sido la peor desde 1945.
Suponiendo que esto sea cierto, la economía chilena está en un ciclo Kondratieff negativo.
Suponiendo además que el 2009 se haya producido el peor momento de la crisis, lógicamente
cabe esperar el despegue. En este escenario, Chile podría tener una adecuada capacidad de
respuesta. La crisis y sus efectos, entonces, se pueden aminorar debido al nivel alcanzado por
la economía chilena y su eventual fortaleza (que le valió el “reconocimiento” de la OCDE);
igualmente, debido a certeras medidas gubernativas de coyuntura. Pero también, a la presencia
de elecciones presidenciales y la subsecuente inyección de liquidez al mercado local.
Conclusión
La reciente crisis económica que afectó (a) al mundo, entre 2008-09, en general y exceptuando
contadas ocasiones, se la ha considerado como un fenómeno de coyuntura.
No obstante, dado que la crisis es la manifestación de un fenómeno de larga duración,
explicarla utilizando la noción de pura coyuntura es insuficiente. De hecho, la historia económica
lleva casi un siglo tratando de explicar los procesos económicos por medio de fenómenos de
larga duración, relegando la idea de crisis a un segundo plano, pese a la espectacularidad que
pueden alcanzar.
La teoría de los ciclos puede resultar un acercamiento teórico y metodológico adecuado a la
explicación de los procesos económicos y la crisis misma. Y si todavía se utilizan los ciclos
Kondratieff, el análisis puede otorgar interesantes y sugerentes resultados explicativos en
distintos niveles de trabajo historiográfico:
a) A nivel, digamos, sistémico. Cuando se trata de dar cuenta del proceso del sistema capitalista
mundial en la larga duración. El mayor aporte de la teoría de los ciclos consiste en visualizar el
comportamiento económico, estableciendo el incremento o declive de ciertos indicadores. En
general, el objeto de estudio se trataría de un proceso que se extiende desde el surgimiento del
capitalismo (siglo XVI), su expansión, desarrollo y sucesivas crisis acumulando más de 500
años.
b) Aporte para el contexto de la historiografía latinoamericana y nacional. Por ejemplo, para
verificar el desestructuramiento de los “imperios mundos” existentes al momento de la
“conquista” hispana o en seguida, en relación a la articulación de mercados regionales o
simplemente locales, fundamentalmente en torno al mantenimiento de actividades extractivas
de metales preciosos (Potosí en el sector peruano o Pasco en el sector mexicano) o en el
desarrollo de enclaves políticos y administrativos (como el Virreinato del Buenos Aires cuya
presencia por lo menos desencajó el mercado regional del norte argentino, Bolivia y norte
chileno); o posteriormente, al nuevo desestructuramiento de esos mercados regionales o locales
en torno a la crisis del sistema imperial hispano y al inmediato impulso del movimiento
independentista que pronto comenzó a organizar el Estado nacional y luego el mercado
- 140 -
Crisis económica
Notas
nacional, impulsando subsecuentemente una nueva organización de mercados supraordenados
(mercados en torno a la ciudad capital, aunque también creando algunos o manteniendo otros
de cobertura regionales y locales).
Por último, explicando también la coyuntura presente. La aplicación de los ciclos de larga
duración, convengamos, tiene igualmente un efecto explicativo en la actualidad. En este
contexto, la más reciente crisis 2008/09, puede ser convenientemente explicada en toda su
complejidad como parte de ese proceso ya destacado.
- 141 -
Notas
Marcelo Neira Navarro
- 142 -
Fuentes
documentales
Espacio Regional
Volumen 2, Número 6, Osorno, 2009, pp. 145 - 149
INMIGRACIÓN VASCO-FRANCESA EN EL RÍO BUENO: EL CASO DE
LAS CASAS COMERCIALES FRANCESAS DE TRUMAO 1
Carlos Camino Romero
carcamino@gmail.com
Universidad de Los Lagos
“El paraíso del mundo pudiera denominarse a esta región de Chile comprendida entre
Concepción y Valdivia y aún más allá. Cuanto existe adquiere en estas latitudes una
transparencia desconocida. Parece como si nada más que flores y pájaros merecieron vivir
aquí, y ningún aliento malsano debiera empañar tanta pureza. El aire es azul y como los
límpidos ríos copian un cielo de un azul argentado también, hace la ilusión de que ambiente,
agua y firmamento nos constituyeran sino un elemento único. Un espacio de sueño por donde
2
bogaran en lo alto, estrellas, aves después, y acá abajo garzas blancas y peces de oro ”.
Fotografía 1: Casa francesa de Trumao, Puerto Viejo. Fuente: particular
En el año 1875 en la ciudad de La Unión se estableció la primera casa comercial fundada por
inmigrantes vascos franceses en la zona de Los Llanos. Tempranamente comenzó a girar bajo
la razón de “Etcheverry Hermanos”. Esta casa comercial rápidamente logra obtener un
espontáneo éxito en la comunidad local y de esta forma hacia 1880 logran establecer una red
de sucursales en las ciudades de Río Bueno, Osorno y en la localidad de Trumao.
Artículo recibido en noviembre de 2009; aprobado en diciembre de 2009.
El autor es profesor de educación media en Historia y Geografía y actualmente está realizando estudios de
postgrado en el Magíster en Ciencias Humanas mención Historia de la Universidad de Los Lagos.
2
Álbum Panorama de Chile. (Santiago, Chile: Le Blanc Editores, 1910).
1
Fuentes
Carlos Camino Romero
Trumao es una localidad situada en las riberas del Río Bueno en la actual Región de Los Lagos,
específicamente en la provincia de Osorno, y que conforma parte de la comuna de San Pablo.
Trumao 3 era el puerto fluvial del Río Bueno y fue sinónimo de prosperidad económica desde
mediados del siglo XIX a comienzos del siglo XX; era el punto nodal de comunicación marítima
o terrestre del interior hacia Osorno, Río Bueno y La Unión 4 , como también lo era para Corral y
Valdivia con el resto del país. Sin duda, la enorme red hidrográfica ofrecida por el Río Bueno
impulsó el crecimiento e importancia de Trumao en la época. Al mismo tiempo, el gran enemigo
de la navegación del Río Bueno fue su propia desembocadura en el océano conocida como “La
Barra”; ésta, históricamente, dificultó el ingreso de la navegación a vela o de vapores que
intentaban ingresar hacia Trumao, inclusive provocando una cantidad no menor de naufragios
como consecuencia de intentos fallidos.
Fotografía 2: Casa francesa de Trumao, Puerto Nuevo. Fuente: particular
Antes de la llegada del ferrocarril a fines del siglo XIX, la navegación era el instrumento más
beneficioso para el transporte y el abastecimiento de mercaderías en la zona, ingresando todo
por Trumao a modo de aduana. Para este objetivo, Trumao tuvo primeramente un puerto fluvial
ubicado en la ladera norte del Río Bueno, dependiente del departamento de Valdivia, ya que el
Río Bueno era el límite administrativo natural entre las antiguas provincias de Valdivia y
Llanquihue. En dicho lugar se albergaban grandes cantidades de mercaderías para la
exportación, figurando entre los principales productos los cereales (avena, trigo, cebada), el
cuero, la cáscara de lingue muy requerida en la industria del cuero, maderas, lana, entre
muchas otras 5 .
3
En ocasiones se menciona al Puerto de Trumao como Puerto de Trumag, y al propio Río Bueno como Río
Trumag.
4
“El Río Bueno con su puerto de Trumag, es la arteria que da vida a los departamentos de Unión y Osorno
y sin esa vida fluvial nada serían”, La Locomotora. La Unión 3 de mayo de 1884.
5
En diciembre del año 1875, el expedicionario Manuel Señoret realizó un viaje a modo de excursión en el
Río Bueno, pudiendo rescatar lo siguiente relativo a Trumao: “la exportación de Trumao consiste en trigos,
- 146 -
Inmigración vasco-francesa
Fuentes
Todo lo anteriormente mencionado constituye el contexto en el cual surge la primera casa
comercial de inmigrantes vascos franceses establecidos en Trumao. Este establecimiento
comercial comenzó y funcionó como sucursal, centro de depósito de mercaderías que
ingresaban o salían desde las respectivas casas comerciales de La Unión o de Río Bueno. Ya
en 1881 se menciona la existencia de esta casa comercial que se encontraba ubicada en el
sector de Trumao Puerto Viejo, en la ladera norte del Río Bueno. El establecimiento se
componía de una bodega con un pequeño muelle y de una casa que funcionaba como casa
comercial y casa habitación.
Imagen 1: Carta comercial que confirma pago vía depósito en Banco de Chile a la sociedad de "Camino y Lacoste" en la
ciudad de Valdivia. Firma Etcheverry y Aguerre. La Unión 05 de febrero de 1892. Fuente: Fondo Documental VascoFrancés del Programa de Estudios y Documentación en Ciencias Humanas (PEDCH).
La llegada del ferrocarril entre 1893 y 1896, significó una profunda transformación en el antiguo
orden establecido en el Puerto Viejo de Trumao. Según Almonacid 6 "ese lugar no estaba
considerado en el trazado inicial de la línea férrea siendo incorporado a fines de 1893, debido a
sus condiciones de nódulo comercial". De esta forma "se estableció la Estación unos kilómetros
aguas arriba del puerto fluvial existente, en el lugar que se llamó Puerto Nuevo. Al comenzar el
tráfico ferroviario, los comerciantes de Trumao reclamaron por las dificultades que les impedía
aprovechar el nuevo medio de transporte, ya que el antiguo puerto fluvial estaba más de dos
kilómetros aguas abajo, sitio en el que se hallaban las bodegas y casas comerciales". Es en
este contexto de la llegada del ferrocarril que instaló la segunda Casa Francesa, ahora en el
Puerto Nuevo de Trumao.
harinas, cueros, maderas de construcción, cáscara de lingue, lanas; y su importación en sal y toda clase de
mercaderías (…) que se llevan a Osorno por vía terrestre o por la vía fluvial. Manuel Señoret, Exploración
del Río Bueno y Lago Ranco. ([s.n.] 1900?), 75.
6
Fabián Almonacid, Valdivia 1870-1935: imágenes e historias (Valdivia, Chile: Universidad Austral de Chile,
1995), 39.
- 147 -
Fuentes
Carlos Camino Romero
La Casa Francesa de Puerto Nuevo se hallaba compuesta por tres edificios independientes y
unidos entre sí por corredores interiores a modo de puentes en altura, permitiendo comunicarse
entre sí en caso de inundaciones.
Por este lugar pasaron una gran cantidad de familias e inmigrantes vasco-franceses, entre los
que destacan Etcheverry, Aguerre, Iroumé, Gastellu, Guiresse, Bouzout, Berho, entre otros.
Las fuentes
Este trabajo investigativo se desarrolló bajo la búsqueda de diversos tipos de fuentes, siendo
clasificadas dentro de las fuentes primarias y secundarias. Según Salkind las fuentes de datos
históricos primarias: “son los
resultados directos de un
7
suceso o una experiencia ”. El
segundo tipo de fuentes son
las fuentes de datos históricos
secundarias, las cuales hacen
referencia principalmente a la
bibliografía, en donde se
somete
a
análisis,
interpretación, síntesis, etc. No
corresponden a documentos
que
fueron
escritos
contemporáneamente a los
hechos estudiados, en otras
palabras “son de segunda
mano o al menos están
alejadas un paso del suceso
8
original ”. Son ejemplos de
fuentes secundarias utilizadas
en esta investigación: la
bibliografía
comentada,
artículos, los annuaires y los
álbumes
de
la
Colonia
Francesa en Chile durante el
siglo XIX y siglo XX, entre
otros.
Imagen 2: Extracto de carta comercial donde se realiza un pedido de mercaderías a la casa de "Duhart Hermanos de
París". En la carta se solicitan mantas de cachemira de distintos colores, telas de fantasía con motivos y diseños originales,
escopetas de caza de buena calidad de dos tiros. Firma Etcheverry y Aguerre. (Carta original en francés) La Unión 13 de
marzo de 1892. Fuente: Fondo Documental Vasco-Francés del Programa de Estudios y Documentación en Ciencias
Humanas (PEDCH).
Precisamente, una de las ventajas de este trabajo de investigación es la riqueza de las fuentes
primarias con las que cuenta, entre ellas destacan: la correspondencia familiar de los hermanos
Etcheverry entre Chile y Francia durante 1885; el libro de cartas comerciales de 1892 de la
Sociedad Etcheverry y Aguerre, dueños de la Casa Francesa de La Unión; el libro de cartas
comerciales de la Sociedad Gastellu e Iroumé y Cía., dueños la casa comercial de Trumao,
como también el libro de contabilidad y balance de dicha sociedad hacia 1918; las inscripciones
7
8
Neil Salkind, Métodos de investigación (México: Prentice Hall, 1999. 3era Ed., ISBN 970-17-0234-4), 10.
Neil Salkind, Métodos de investigación, 209.
- 148 -
Inmigración vasco-francesa
Fuentes
de las sociedades comerciales en los Registros Notariales de La Unión; registros del
Conservador de Bienes Raíces de La Unión; Periódicos locales, fotografías pertenecientes a
archivos particulares de familias de descendientes de vascos franceses, entre muchas otras
fuentes primarias.
Sin duda que fue fundamental el acceso a fuentes primarias inéditas pertenecientes a familias
que descienden de este grupo de inmigrantes. Entre las principales fuentes inéditas destacan
los archivos de la familia Mendy Ocampo de la ciudad de La Unión. Al mismo tiempo, la familia
Berho Hermosilla de Osorno permitió acceder a una gran cantidad de archivos de la casa
comercial de Puerto Nuevo en Trumao, gracias a lo cual esta investigación logró desarrollar en
su capítulo final un caso de estudio durante 1918 de la sociedad “Gastellu e Iroume y Cía.”,
firma dueña en ese entonces de la casa comercial que funcionó en el sector de Puerto Nuevo
en Trumao.
Las fuentes utilizadas para este caso de estudio consistieron en los libros de cartas comerciales
y el libro de balance de la firma antes mencionada durante el período de 1918. El libro de cartas
comerciales posee un índice alfabético en su inicio, donde se pueden encontrar una serie de
clientes y proveedores de la casa comercial, entre los que destacan las firmas británicas de
Williamson Balfour, Gibbs y la norteamericana Grace y Cía. El libro de cartas comerciales se
compone de 1029 páginas y más de 2300 cartas durante el transcurso del año 1918.
El otro libro corresponde al Libro de Balances para el período 1918. En este libro queda
registrado en detalle el inventario de mercaderías separadas por departamentos de la casa
comercial, la lista de acreedores y de deudores, un específico detalle sobre la situación de la
sociedad de “Gastellu e Iroumé”, destacando los aportes y utilidades de cada uno de los socios
que conformaron dicha sociedad.
Imagen 3: Situación de la
sociedad en comandita simple
que giró bajo la razón social
de "Gastellu e Iroumé" en
ambas casas francesas de
Trumao durante el año 1918.
Fuente: Fondo Documental
Vasco-Francés del Programa
de Estudios y Documentación
en
Ciencias
Humanas
(PEDCH).
- 149 -
Fuentes
Carlos Camino Romero
- 150 -
Reseñas
Espacio Regional
Volumen 2, Número 6, Osorno, 2009, pp. 153 - 155
RAFE BLAUFARB
Bonapartists in the borderlands; French exiles and
refuges on the gulf coast, 1815-1835
Tuscaloosa, Alabama (Estados Unidos de América), The University of Alabama Press,
2005
ISBN: 978-0-8173-1487-3, 302 págs.
Reseñado por
Patrick Puigmal
Universidad de Los Lagos
Doctor en Historia, profesor de la Florida
State University en Tallahassee (Florida) y
Director del Instituto sobre Napoleón y la
Revolución Francesa, Rafe Blaufarb es
reconocido como uno de los muy buenos
especialistas americanos sobre la historia
de Francia durante la revolución y el
imperio napoleónico. Con el texto que
presentamos hoy, Blaufarb entra en un
tema polémico, poco estudiado y muy
relevante en la historia de la independencia
y de la formación de los Estados modernos
en el continente. Polémico, porque
relaciona la presencia de numerosos
exiliados napoleónicos en los Estados
Unidos con los diferentes movimientos de
la independencia sudamericana y, en
particular, la integración de la Florida a la
confederación
norteamericana;
poco
estudiado,
porque
esta
presencia
napoleónica ha sido historiográficamente
ignorada,
voluntariamente
o
no,
menospreciada y, en general, reducida al
actuar militar; muy relevante, porque
propone una visión nueva sobre la
diplomacia internacional del principio del
siglo XIX.
A partir de 1815 numerosos son, de hecho,
los
soldados,
suboficiales,
oficiales
napoleónicos que deciden abandonar
Europa y dirigirse hacia los EE.UU.
esperando así poder concretar sus sueños
de libertad en un país joven y modelo para
quienes piensan en un mundo distinto o,
por lo menos, alejado del absolutismo
europeo. Aunque muchos se van a
desilusionar (Jorge Beauchef dice haberse
sentido más libre en Turquía que en los
EE. UU. Donde “siempre teníamos esbirros
detrás de nosotros. No podíamos tampoco
ir a reírnos en los bosques; y si
montábamos a caballo, entre varios, se nos
acusaba de conspiración contra el Estado y
se nos prohibía hasta esa entretención
inocente”, en Puigmal, Memorias de Jorge
Beauchef, Centro Diego Barros Arana,
DIBAM, 2005, p. 69); la mayoría trata de
adaptarse con suertes distintas, objetivos
diferentes y relaciones complejas con el
ámbito diplomático nacional e internacional
de este periodo.
En este contexto empieza el argumento de
Blaufarb: cuenta la llegada a este país de
los dos grupos de franceses, actores
principales
de
los
acontecimientos
descritos; los franceses exiliados desde la
isla de Santo Domingo después de la
rebelión de los negros en 1802-1803, y los
bonapartistas post imperio napoleónico.
Dos grupos con una identidad afirmada y
con futuro e integración bien distintos. Si
los primeros encontraron rápidamente
sustentabilidad
económica
en
las
plantaciones del sur; los segundos
participarán en la creación de varias
colonias bonapartistas, entre otras, el
Campo de Asilo en Texas y la Colonia de la
Vid y del Olivo en Alabama; colonias
supuestamente
agrícolas,
pero
concretamente más orientadas al dominio
de territorios todavía no integrados a los
EE.UU, a la situación de espacios incluidos
en el imperio español y al deseo de
Reseñas
Patrick Puigmal
promover la independencia de las todavía
colonias españolas, sin olvidar el sueño
escondido de atraer a Napoleón al
continente americano desde su exilio de
Santa Elena.
norteamericano, la geopolítica de la
América Latina como lo sugiere un artículo
publicado por él en la American Historical
Review, The western question: the
geopolitics of Latin America, Vol. 112, n.° 3,
de junio de 2007. Este aspecto es
probablemente el más interesante e
innovador del texto, debido a que permite
proponer una visión renovadora de la
independencia, del rol de los primeros
gobiernos
norteamericanos,
de
la
expansión territorial estadounidense, de la
participación de los múltiples grupos de
emigrantes llegando a estas tierras a
principios del siglo XIX y de la
interpenetración entre estos diferentes
temas.
Multiplicidad, entonces, de los objetivos de
estos bonapartistas, lo cual permite integrar
esta presencia en temas de política
continental tales como la conquista del
oeste, por parte de los EE.UU.; la
integración de territorios españoles; la
compra de la Luisiana a Francia; y la
emancipación de aquellos espacios.
El estudio exhaustivo de la Colonia de la
Vid y del Olivo propuesto en el capítulo II
hace entrar al lector en las dificultades de
tal empresa, dificultades debidas tanto a la
multiplicidad ya evocada como a las
vacilaciones
del
propio
gobierno
estadounidense. El contexto internacional,
especialmente las primeras victorias de los
independentistas en el sur y centro del
continente, transforma esta colonia en un
foco peligroso, por lo menos a los ojos de
la diplomacia de la Santa Alianza, pero
también, es necesario reconocerlo, por el
actuar de sus colonos con miradas
orientadas a Texas, posesión española a la
frontera entre EE.UU y México, y a sus
relaciones tanto con los independentistas
mexicanos como con los corsarios, a
menudo
europeos
-principalmente
franceses- quienes transforman el Caribe
en la fuente o el camino obligatorio de
todos los intentos emancipadores.
Cabe señalar a este propósito que la tesis
de doctorado del profesor Eric Saugera
sostenida en 2007 en el
Centre de
Recherches Historiques Internationale et
Atlantique de la Universidad de Nantes,
“Renaitre en Amérique. Réfugiés et exilés
francais aux Etats-Unis: l’aventure de la
vigne et de l’olivier”, confirma ampliamente
las hipótesis desarrolladas por Rafe
Blaufarb.
El cruce entre estos dos textos,
especialmente el hecho de que los dos
integran al final de sus obras una
prosopografía detallada de los principales
actores de dicha Colonia, permite dar
cuenta de las dificultades -de todo géneroque tuvieron que enfrentar, de la variedad
de las intenciones y acciones que
desarrollarán en los EE.UU., de la suerte en general bastante negativa- que vivirán,
en particular los bonapartistas. Este último
estudio, basado en gran parte en sus
correspondencias,
permite
también
humanizar la lectura histórica del
fenómeno, darle un sentido tanto
individualista como colectivo lo que, a partir
de estos dos elementos, complejiza su
comprensión.
Por lo tanto, la colonia de los expatriados
se revela por lo que era realmente: una
posibilidad de integración de los que
llegaron de Santo Domingo y un pretexto
geopolítico por los bonapartistas. No es de
extrañar, entonces, las suertes distintas
que vivieron dichos grupos.
Blaufarb integra esta aventura en el
contexto de la reorganización del mundo
después de la caída del imperio
napoleónico y de la desaparición de la
supremacía española en esta zona. De
hecho, este tema constituye un segundo
eje de interés para el historiador
Una de las consecuencias inesperadas del
fracaso de este tipo de colonización
construida a partir de la llegada de un
grupo homogéneo y en ruptura política con
lo ocurrido en su país de origen, es el
- 154 -
Bonapartists in the borderlands
Reseñas
ideológico que, a raíz de las últimas
investigaciones (ver los trabajos de Bruyère
Ostells, Saugera, Ocampo, Angulo, así
como los últimos escritos del autor de esta
reseña), toma un peso significativo como
para explicar su presencia en este
continente.
cambio de estrategia utilizada por el
gobierno norteamericano en pos de la
integración
de
territorios
a
la
confederación. En palabras de Blaufarb (p.
174), “Nunca más, el gobierno trasladará
un grupo “colonial” proponiendo la
instalación de un modelo preestablecido de
ciudad en un lugar estratégico cercano a la
frontera”. A tal punto que la llegada de un
grupo de inmigrantes irlandeses a fines de
1817 con un proyecto de colonización en
Illinois establecido “en los mismos términos
que los acordados a los refugiados
franceses” fue rechazado por el Congreso.
No obstante su edición en el año 2005,
este libro no ha sido traducido al español, a
pesar de constituir una de las claves
indispensables en la comprensión de los
fenómenos abordados en este artículo. Es,
por tanto, más que aconsejable a los
estudiosos del periodo de la Independencia
hacer el esfuerzo lingüístico como para
acercarse a una visión hasta ahora sin el
peso historiográfico que, a juicio nuestro,
se merece.
Finalmente, la lectura del libro editado por
Rafe Blaufarb cumple con los propósitos
establecidos en la introducción: hace la
diferencia entre los tipos de franceses que
llegan a los EE.UU. a principios del siglo
XIX, integra el actuar de los bonapartistas
en un contexto mucho más amplio que el
simple exilio o refugio en un territorio
aparentemente más seguro, explica
aquellos actuares a partir de la situación
internacional y de las políticas de
expansión del gobierno norteamericano y,
en último término, da a entender que el
cambio profundo provocado por la
evolución societal que constituye el fin del
XVII y el principio del XIX tiene mucha
influencia
en
el
devenir
de
los
napoleónicos.
La Colonia de la Vid y del Olivo, más que
una simple aventura vivida por un grupo de
desterrados, se transforma gracias al
trabajo de Blaufarb en un resumen de la
complejidad de la creación de los Estados
modernos empezando por el primero de
ellos, los Estados Unidos de América, para
luego abordar el tema de la emancipación
del sur del continente. Vemos oficiales,
colonos en Alabama o Texas, participar
primero en los intentos de integración de
Florida y de Texas y, más tarde, en las
luchas de liberación de México, Brasil,
Chile y Argentina. Entendemos, entonces,
que, a pesar de las distancias geográficas
y de los modelos distintos que se están
construyendo, la participación napoleónica
es transversal y tiene un sustento
- 155 -
Reseñas
Patrick Puigmal
- 154 -
Espacio Regional
Volumen 2, Número 6, Osorno, 2009, pp. 157 - 160
ORLANDO FIGES
The Whisperers. Private life in the Stalin’s Russia
Picador, Estados Unidos de América, 2007
ISBN: 978-0-3124-2803-7, 740 págs.
Reseñado por
Jorge Muñoz Sougarret
Universidad de Los Lagos
Un verdadero bolchevique no puede
ni debe tener una familia, porque se
debe completamente al Partido
Iosef Visariónovich (aka. Stalin)
Reseñar el último libro del historiador inglés
Orlando Figes tiene variadas aristas, desde
el relato realizado y su metodología, hasta
las repercusiones actuales que tiene su
trabajo. Expondremos de forma ordenada y
paciente cada uno de aquellas vertientes,
siendo la más evidente la temática que
aborda el libro.
Desde el impulso renovador de la glásnost,
hacia mediados de la década de 1980, en
la antigua Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas se ha ampliado la información
relativa al régimen stalinista y sus
repercusiones en la población soviética. La
línea central trazada por gran parte de los
trabajos ha sido la exposición más cruda
de los diversos crímenes y vejámenes
realizados al amparo de la Revolución.
Desde el examen de los juicios de Moscú
hasta la creación de los gulags siberianos,
sólo hemos podido conocer un mayor nivel
de detalle gracias a lo develado por las
obras novelísticas de los exiliados y
refugiados en Occidente. Uno de los
investigadores más prolíficos de aquella
generación es Orlando Figes, quien con
anterioridad nos había brindado un
completo trabajo relativo a las revoluciones
rusas y un interesante ensayo sobre la vida
cultural en la Rusia soviética. Y aquí surge
el primer elemento sugerente del libro que
reseñamos, pues éste rompe con la
tradición historiográfica y nos presenta un
mundo soviético desconocido, el cosmos
de las conversaciones silenciosas.
Para un occidente ufano y complacido de sí
mismo -al menos lo estaba hasta hace
unos días, si no mal recuerdo- los relatos
de las personas que intentaron luchar
contra el régimen stalinista vinieron a ser la
confirmación de su certeza más arraigada,
la individualidad del humano es refractaria
a la socialización de la vida. Tales relatos
han sido el fruto predilecto de lectores
académicos como logos; a sabiendas de
aquello, Figes ha desviado su mirada. The
Whisperers no orbita en torno al relato de
los opositores al régimen -aunque muchas
de sus historias son contadas-, sino que
circunvala la vida de los millones que
callaron e internalizaron los valores
entregados por el Estado soviético. Es un
libro relativo a los niños y jóvenes que no
vivieron la revolución, que no vieron a
zares
ni
revolucionarios
en
la
clandestinidad, pero los conocieron (y
despreciaron) en las aulas de clases del
Zoroastro soviético. Donde el bien era
representado en la esquina de Lenin y su
animismo, en tanto todo lo malo reposaba
en la sección más agria de la lengua, listo
para ser invocado como insulto, ahí dormía
el “enemigo del pueblo”. Aulas en que
aprendiendo a agradecer y sentirse
Reseñas
Jorge Muñoz Sougarret
orgullosos por haber nacido en el país más
libre del mundo, baluarte de la humanidad
y espolón de la escalada mundial de la
liberación del hombre del yugo del hombre.
como la desconfianza merma nuestras
relaciones personales. Una vida en que el
padre controla su lengua frente a sus hijos
por miedo a ellos o donde las parejas son
capaces de compartir una vida sin hablarse
de forma sincera. Es el infierno de Sartre
concentrado, íntimo, que obliga a la
persona a amar a su agresor. Quizás uno
de los momentos más sobrecogedores de
este libro es leer las entrevistas de
hombres y mujeres que sufrieron la
represión estatal (desde la muerte de sus
padres hasta su propio destierro) y
observar cómo, aun en la actualidad,
justifican el actuar del Estado soviético,
considerando que lo sufrido por ellos fue
justo e, incluso más, expresan que el único
amor fraternal que han sentido se
concentra en un solo individuo, Stalin.
Padre, hermano y guía del momento en
que ellos se enfrentaron al destino para el
que habían sido educados, la defensa de la
madre Rusia.
Los hijos de los “enemigos del pueblo”
presentaron su prueba de pureza durante
la Segunda Guerra Mundial, en ella
debieron demostrar su verdadero amor al
Estado soviético. No combatieron para
defender a la madre Rusia, sino para
defender al Estado, lucharon y resistieron
por Stalin. Incluso los desterrados en
Siberia se sintieron importantes trabajando
para ayudar a mantener al país en pie, ni la
delgadez de sus miembros ni el encono
hacia el Régimen opacaron sus notables
logros. Inclusive a muchos los llevó a
olvidar su vida pasada y entregarse por
completo a su nueva realidad, quedándose
a vivir, luego de terminadas sus condenas,
en los mismos centros de reclusión. Su
rehabilitación era completa —al igual que
aquellos jóvenes que se integraban,
olvidando su pasado, a la burocracia del
Estado y del Partido—, eran, por fin,
verdaderos ciudadanos soviéticos.
Este es un libro de amor, que como todo
gran amor tiene tanto de miedo como de
pasión. Es un libro que relata, por la voz
directa de sus actores, como toda una
generación fue educada para jugar un rol
en la historia. Fueron criados para liberar al
mundo. Pero para poder actuar en el
drama mundial eran necesarios ciertos
costos, personales y sociales, el primero y
más importante: la pureza de pasado. La
médula del libro descansa en aquel
componente, son cientos de historias de
familias golpeadas por su “impureza”
revolucionaria, medianos
campesinos,
artesanos y artistas, fueron perseguidos
por ser considerados “enemigos del
pueblo”. Pero no será la historia de ellos la
columna vertebral del libro, sino la de sus
hijos e hijas. El fusilamiento o la vida en el
destierro fueron el fin de muchos de los
“enemigos del pueblo”, pero sus hijos,
arrancados del seno familiar por el sistema
educacional soviético, crecieron con la
vergüenza de las fragilidades de sus
procreadores. Empujados por el miedo y la
abyección gran parte de esos niños renegó
de sus padres, renunciando públicamente a
ellos, y abrazando al Régimen como su
única salvación.
Pero no era suficiente pertenecer desde
joven a las estructuras soviéticas —desde
el Komsomol al Partido—, se debía vivir en
silencio, sin hablar de la familia y del
pasado. En las grandes ciudades los
apartamentos compartidos provocaron que
incluso la intimidad fuera vista como
peligrosa, aquel que buscaba la privacidad
debía tener algo que ocultar. El sueño
orweliano de un Stalin panóptico era
imposible, en cambio existieron miles,
millones, de ojos y lenguas habidas de
hablar de los otros a los órganos policiales.
Todo para mantener la mirada alejada de la
propia persona. Este libro muestra como el
miedo debilita a los individuos y a las
sociedades, como nuestro deseo de
adaptación nos lleva a la propia negación,
El sinnúmero de entrevistas presentan la
misma fórmula, toda una generación
enfrentó una guerra teniendo completa
claridad de qué era lo defendido, un
sistema social. Pero también se defendían
ellos; vieron la conflagración mundial como
su momento en la historia, el punto cúlmine
-- 158
158 --
The Whisperers
de un proceso de limpieza y aceptación de
la moral del Régimen soviético. El libro de
Orlando Figes presenta la historia de estos
niños en su proceso de crecimiento y auto
aceptación, fuera de la exposición de los
excesos del Estado soviético y su
burocracia, este es un libro de personas.
Reseñas
conductor del relato del libro. Konstantin
Simonov, hijo de la nobleza, quien en su
ansia por encajar en la sociedad soviética
(era escritor) absorbe en profundidad la
propaganda y la moral soviética, llegando a
la cúpula del poder. Héroe de la patria
durante la guerra, posteriormente se dedicó
a purgar al medio intelectual para,
postreramente, verse abandonado al
desdén y olvido de sus correligionarios al
momento de la muerte de su protector,
Stalin. Un caso distinto se presenta con
Yergeniia Laskin, intelectual de religión
judía, quien, no obstante ser la primera
esposa de Simonov, sufrió en carne propia
lo más agraz del Régimen. Finalmente, el
hijo de ambos vivió una vida ambivalente,
respetando el heroísmo de su padre, pero
sin entender su falta de intervención a favor
de su familia materna. Como ya escribí con
anterioridad, es un libro sobre el amor y las
formas que aquel toma en un mundo
detenido por el miedo y la desconfianza.
Siendo así, llegamos al segundo punto a
tratar: la metodología utilizada por el autor.
El desarrollo de la historia oral no es nuevo
dentro de la historia, es más, ha sido la
herramienta
fundamental
de
los
investigadores que han intentado rescatar
los relatos en la Unión Soviética. Figes no
sólo ha utilizado tal fuente, sino que se
propuso crear un libro sobre la vida interna
de las familias. Este ambicioso plan ha sido
llevado a cabo tras ocho años de
entrevistas y luego de haberse ganado la
confianza de sus entrevistados, sólo ellos
le han permitido entender cómo se
articulaban las familias bajo la sombra del
estalinismo. Comprendiendo las diferencias
entre las formas de susurrar dependiendo
de las personas que estén cerca o el lugar
en que se encuentran, la enseñanza a los
infantes a mantener su lengua bajo control
y nunca hablar de la familia y, por sobre
todo, a vivir con el miedo a la mirada y el
oído de los otros. Familias sin besos ni
abrazos por la desconfianza entre sus
partes, de madres endurecidas por su
estadía en Siberia o que volvían con
nuevos integrantes para la familia, hijos en
la soledad compartida de los orfanatos
estatales, matrimonios planificados para
limpiar el pasado de uno de los cónyuges,
familias de bolcheviques que pierden
honor, status y auto respeto por las
sucesivas purgas del Partido, cientos de
nombres que esconden tras de sí igual
número de vidas.
Por último, existe un aspecto que debemos
rescatar y que le entrega un último grado
de importancia a esta reseña. No obstante
ser un libro del año 2007, la traducción al
castellano recientemente ha visto la luz,
pero aquella suerte no ha sido compartida
en todo el globo. Desde el endurecimiento
de las restricciones sociales en la actual
Rusia -específicamente desde el segundo
periodo de Vladimir Putin- la libertad de
expresión se ha visto restringida y se
extiende, por parte del Estado y sus
instituciones, un deseo de rescatar los
elementos
positivos
del
gobierno
estalinista. No sólo han vuelto los desfiles
militares, con ojivas nucleares incluidas, no
sólo ha vuelto el uso del himno ruso
estalinista, sino también las persecuciones
estatales a los diversos organismos que
intentan apoyar la difusión y conocimiento
de la historia reciente de Rusia, sin tapujos
ni restricciones. De este modo, durante
diciembre de este año, el Gobierno ruso ha
allanado los archivos de la Sociedad de la
Memoria (base documental del libro que
reseñamos),
llevándose
todos
los
documentos y también se ha cancelado la
publicación –por falta de un editor- del libro
Aquel es un logro inigualable del libro,
Figes abandona el rol, la exposición
superficial y genérica de la familia, olvida el
canto de sirena de la generalización y se
dedica a exponer un mosaico de personas
en sus relaciones familiares. Previniendo la
dificultad organizativa de tal empresa, optó
por tener a dos individuos como eje
-- 133159 -
Reseñas
Jorge Muñoz Sougarret
de Figes en ruso. La denuncia
internacional, por parte del autor, ha
colocado nuevamente en el ojo de la
discusión la restricción a las libertades
memorísticas de los pueblos, discusión que
debería allanar el camino para reeditarla en
nuestro país. ¿Dónde descansa hoy la
memoria de nuestro país? ¿En las
personas, en las organizaciones, en las
instituciones educativas? ¿O acaso nuestra
personalidad como país únicamente sirve
para presentaciones humorísticas y libros
de sociólogos televisivos. Se encuentran
preparados los elegidos por nosotros para
participar en los ámbitos de poder para
enfrentar los pasados individuales, no de
treinta años, sino de diez o quince años
atrás, y verse enfrentados a la obtusa
mirada de su propio pasado. Acaso
estamos
preparados
nosotros
para
enfrentar el juicio histórico de nuestra
propia memoria.
Cerrando
estas
elucubraciones
memorísticas, basta decir un último
cumplido (completamente merecido) al libro
de Figes, su pluma. The Whisperers tiene
tanto de historia como el Pinocho de
Collodi, es un libro escrito como un relato,
olvidando un poco el contexto que rodea la
historia de las familias. Permitiendo una
lectura simple y sin pausas, eso no
significa que incluso el lector sienta la
mirada omnipresente de Stalin, vigilando
desde dentro a cada uno de los individuos
soviéticos. Es una historia de cientos de
Stalin, cada uno con un nombre distinto y
una familia distinta, pero todos encerrados
por el miedo interior a incurrir en una falta a
ojos del padrecito. La forma de escritura
del libro hace que el lector sienta aquella
mirada,
participando
del
ambiente
claustrofóbico de la Unión Soviética de
Stalin. Último mérito del trabajo de Figes:
hacer sentir por un momento (por qué no,
recordar) la presión social volcada en una
generación de niños, forzados a construir
un futuro en el sepulcro de su pasado, un
mundo en que la única memoria aceptada
es la mecánica repetición de las máximas
del Régimen (Puro Chile es tu…, oh, lo
lamento, tuve un desliz inconsciente).
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Espacio Regional
Volumen 2, Número 6, Osorno, 2009, pp. 161 - 163
JORGE PINTO RODRÍGUEZ
La población de La Araucanía en el siglo XX:
crecimiento y distribución espacial
Ediciones Universidad de la Frontera, Temuco, Chile, 2009
ISBN: 978-956-236-200-9, 219 págs.
Reseñado por
Rodrigo Márquez Reyes
Universidad de Los Lagos
La Población de La Araucanía en el siglo
XX: crecimiento y distribución espacial,
titula Jorge Pinto Rodríguez, en 2009, a su
trabajo referido a la dinámica demográfica
vivida internamente por la población de la
Araucanía dentro del contexto demográfico
nacional durante el pasado siglo XX. Desde
el comienzo la presente obra nos sumerge
en una rica comprensión histórica, en torno
a los cambios de las tendencias
demográficas del pasado siglo, no solo de
la región mencionada, sino que del país en
su conjunto, pero el autor no presenta los
elementos del modo tradicional, va un poco
más allá de la estadística demográfica
clásica; más bien nos sitúa como lectores
en
un
escenario
analítico-reflexivo,
respaldado
por
fuertes
cimientos
bibliográficos y documentales, lo cual
resulta ser todo un aporte si consideramos
la tradicional estructura de la literatura
demográfica-histórica existente en Chile.
El trabajo de profesor Pinto no sólo nos
entrega datos, tablas y gráficos históricos,
se enriquece por el ya mencionado proceso
analítico. Es por ello que resulta atrayente
a la hora de comprender los vertiginosos y
marcados cambios estructurales vividos
por la población de la IX región en el siglo
pasado, pudiendo establecer una línea en
paralelo con la evolución demográfica
vivida por la población nacional en igual
período de la historia.
A través de un manejo sistemático de las
fuentes,
específicamente
censos
y
registros civiles, la obra capta al lector,
sumergiéndolo en la primera parte del
trabajo en las fuentes utilizadas, considera
para ello documentos oficiales y datos
demográficos a diferentes escalas nacional y regional- sobre las cuales el
método historiográfico logra articular
verdaderas
concatenaciones
historioestadísticas para explicar los constantes
vaivenes de la curva de crecimiento que
experimenta la población nacional y de la
Araucanía en el período antes descrito; a
esto se suma una sintética gama de
elementos
metodológicos
utilizados
durante el proceso investigativo.
Censos de población del pasado siglo,
libros del registro civil y otras fuentes, se
convierten en los insumos de fondo para
articular el análisis de los cambios
registrados por la población nacional y
regional durante el pasado siglo. Bajo este
esquema el profesor Pinto nos presenta
una bien desarrollada evolución de la
política censal en Chile, la cual no sólo está
centrada en el Chile Republicano, sino que
también nos presenta antecedentes
vinculados al pobre pero existente
quehacer recopilatorio y estadístico en
materia demográfica, desarrollado durante
el período colonial.
Si bien la obra está centrada en la
evolución y distribución de la población
durante el siglo XX, destaca procesos y
hechos vividos en el siglo XIX por las
instituciones del estado y los diversos
mecanismos utilizados a la hora de
recopilar
y
publicar
información
demográfica, lo cual permite a lector
comprender de mejor forma los grandes
Reseñas
Rodrigo Márquez Reyes
cambios registrado en el pasado siglo, en
cuanto a la manera en que el Estado
recopila la información de sus habitantes
con la finalidad de planificar su desarrollo
en múltiples áreas. “…de este modo,
durante el siglo XIX se levantaron en Chile
ocho censos: 1813, 1835, 1843, 1854,
1865, 1875, 1885 y 1895. El de 1843, el
primero regulado por la Oficina de
Estadísticas, se realizó en el mes de
1
Octubre.”
histórica, en torno a los episodios de
crecimiento de la población nacional y sus
etapas durante el siglo XX, como también
de la periodificación de estas. “el
crecimiento se mantuvo casi al mismo ritmo
entre 1835 y 1953, para aumentar
significativamente entre 1952 y 1982, año
en que se inicia una contracción del
crecimiento, que se expresa en la caída de
la tasa de 2.2 a 1.4% anual” 3 .
Otro aspecto destacable en la presentación
de las fuentes es aquella referida al rol de
Registro Civil a partir de 1884. Esta
institución que según el autor, es la más
importante del Estado en materia de
manejo de información, juega un rol de
importancia, al llevar el Estado moderno al
territorio,
donde
establece
desde
comienzos del siglo XX un creciente
vínculo con los hombres y mujeres,
sistematizando progresivamente episodios
de sus vidas durante el siglo en los
archivos en las oficinas del registro,
esparcidas sobre el territorio, guardando en
los diferentes libros los hechos más
significativos de sus vidas (nacimiento,
matrimonio y defunción). En su primer
apéndice el texto incorpora una bien
tratada tabla de datos, creada a partir de
los libros existentes en los registros civiles
de la región de la Araucanía, que el autor
pone a disposición de los lectores e
investigadores.
Un aspecto a resaltar en torno al uso de las
fuentes censales y la historia de la política
censal chilena, es el hecho que el autor
logra establecer periodificaciones muy
ilustrativas en torno a la evolución de los
procesos, una de ellas, de notoria
importancia es la referida a la técnica y
resultados. “Si observamos los censos
desde el punto de vista de las técnicas
empleadas para recoger y procesar los
datos, podríamos distinguir cuatro etapas:
una etapa pionera con censos muy frágiles
y de escaza confianza, una segunda,
regulada ya por la Oficina de Estadística a
partir de 1843; una tercera iniciada a fines
del siglo XIX con el uso de la tecnología
traída desde Estados Unidos y Europa y
una cuarta que incorpora, desde 1952
2
herramientas computacionales modernas” .
Lo anterior pone en evidencia la
permanente evolución de la política censal,
lo que en palabras del propio autor
demuestra que “los censos fueron ganando
confiabilidad en todo su proceso”, esto por
cierto, resalta el hecho que Chile es una
nación como pocas en el contexto
latinoamericano, que cuenta con una clara
y sistemática aplicación de censos, más
allá o no de su cuestionable confiabilidad,
particularmente
en
las
primeras
experiencias.
Es por ello que cobran notoria importancia
en la obra, aquellos datos históricos
provenientes de las oficinas de registro
civil, localizadas en la región Araucanía;
debido a que el autor logra reconstruir la
evolución demográfica –estructural– de la
región en el pasado siglo XX, a través de
un novedoso modelo metodológico que
combina los censos y registros civiles,
estos últimos metodológicamente tratados
a través de una técnica estadísticoterritorial. Así se logra ajustar muestras
más representativas en el territorio
regional, resultados que por cierto son lo
central en el capítulo tercero del libro.
Resultan valiosos los aportes que el autor
hace en materia de fundamentación
1
Jorge Pinto, La Población de La Araucanía en
el siglo XX: crecimiento y distribución espacial.
Temuco, Chile: Universidad de la Frontera,
Depto. de Ciencias Sociales, 2009), 18.
2
Jorge Pinto, La Población de La Araucanía, 20.
3
- 162 -
Jorge Pinto, La Población de La Araucanía, 53.
La población de La Araucanía
En el mencionado capítulo el autor nos
muestra la dinámica del crecimiento y
distribución interna de la población de la
Araucanía, desde su triste despertar post
proceso de anexión al Estado, hasta los
conflictos económicos y étnico-sociales que
el término de siglo ve desarrollarse en la
región. Dentro de este capítulo, resultan
singularmente importantes los análisis que
el autor hace en materia de datos. En ellos
es posible observar el crecimiento de la
población en las primeras tres décadas del
siglo XX, donde, por ejemplo, se presentan
singulares procesos como la supuesta
“chilenización” ejercida por estado y su
eventual “ocultamiento étnico” de las
poblaciones indígenas, con la finalidad de
dañar el registro. A pesar de ello, se
evidencia en la obra aspectos estadísticos
los cuales demuestran que a pesar de la
interrupción del Estado en la Araucanía
esta siguió creciendo en cuanto a
población indígena se trata. “… a pesar de
las condiciones adversas que impuso el
Estado durante los primeros 30 años del
siglo XX, la población mapuche aumentó, a
un ritmo menor que el resto de la población
4
regional” . Siguen a este período la etapa
1930-1960,
periodo
de
contracción
económica en una zona prominentemente
agrícola y que coincide con la baja en las
tasas de crecimiento. Y finalmente el
período que parte en 1960 con la reforma
agraria y que se extiende a más allá del
gobierno militar con la llegada de las
empresas forestales y la globalización,
hechos que por cierto complejizan aún más
las relaciones entre las etnias locales y el
Estado. A pesar de ello queda manifiesto
en el trabajo que el crecimiento
demográfico de los últimos 40 años del
siglo se reanuda con tasas del 1.3%.
Reseñas
lo urbano y lo rural. El profesor Pinto en
esta temática nos entrega una clara
evolución primeramente en el cambio
sistemático del hábitat de la población, la
cual pasa de ser esencialmente rural a
comienzos
de
siglo
XX,
a
ser
predominantemente urbana al finalizar
este. Cabe mencionar aquí el rol que juega
el gran centro urbano de Temuco,
particularmente en el desbalance territorial
de la región, también ilustrado por lo
histórica desigualdad que existe entre las
provincias que conforman la región de la
Araucanía.
El profesor Pinto, cauteloso en el desarrollo
de cada tema, expone al cierre de cada
uno de ellos una síntesis, las cuales han
sido redactadas en función de las ideas y
procesos centrales, desarrollados en cada
uno de los apartados, ayudando de este
modo a la comprensión sincrónica de los
hechos histórico-demográficos acaecidos
en el país y en particular en el ultimo y
multicultural territorio incorporado al Estado
de Chile.
Otro aspecto importante a destacar en este
capítulo central y que resulta de
importancia
meridiana
a
la
hora
comprender la dinámica demográfica y su
correspondiente distribución territorial de la
Araucanía, es la referida a la relación entre
4
Jorge Pinto, La Población de La Araucanía,
108.
- 163 -
Reseñas
Rodrigo Márquez Reyes
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