Notas sobre historia del siglo XX apuntes de aproximación didáctica por Gabriel Guralnik UBA – Facultad de Psicología Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Lic.Carlos M. Neri Octubre de 2011 INDICE Advertencia Importante para los alumnos 3 1. Introducción 3 2. Una breve reflexión sobre la historia 4 Conceptos generales y consideraciones sobre las “edades históricas” 4 La historia como discurso 6 Nuestro recorrido 7 3. El camino hacia la Modernidad 8 4. La modernidad hasta el siglo XIX 12 5. Cinco etapas en la historia del siglo XX 18 6. La herencia colonial (1900-1914) 22 7. La Era de los Totales (1914-1945) 25 La Primera Guerra Mundial 25 El período de entreguerras: la década de 1920 27 El período de entreguerras: la década de 1930 30 La Segunda Guerra Mundial 36 La guerra racial 37 8. Guerra Fría y Carrera Espacial (1945-1979) 39 Los comienzos de la Guerra Fría 39 Computadoras y TV: la forma de “lo que vendrá” 42 Tiempo límite: la década de 1960 43 El fin de la prosperidad: la década de 1970 47 9. La “Revolución Conservadora” (1979-1995) 49 10. El triunfo de la irrealidad (1995-1999) 52 11. Conclusiones: “lo que vendrá” 54 Bibliografía 55 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica Notas sobre historia del siglo XX Apuntes de aproximación didáctica por Gabriel Guralnik Advertencia Importante para los alumnos A los efectos de su uso en “Informática, Educación y Sociedad”, este apunte está estructurado, en los capítulos 3 a 10, en orden cronológico. El siglo XX se aborda en los capítulos 6 a 10. La lectura de los capítulos anteriores es, en cieto modo, opcional, para quien se interese por algunos antecedentes. Los capítulos 6 a 10 abarcan, cada uno, una etapa del siglo XX. Si el alumno se interesa –para el trabajo que elaborará- en una sola de estas etapas, puede centrarse en el capítulo respectivo. Por ejemplo, si se trabaja con “La Era de los Totales” (1914-1945), corresponderá una lectura más atenta del capítulo 7. Siempre es recomendable leer el apunte completo, pero es importante insistir en que se preste especial atención al período que se desea abordar. Como en todos los casos, la lectura debería una experiencia placentera. Incitar al alumno a leer temas que no son de su interés no es un objetivo de este apunte. 1. Introducción Estas notas no pretenden ser, ni mucho menos, un texto sobre historia, en el sentido que a ese vocablo le daría un historiador. Son, más bien, una guía, un mapa que ayude a comprender, junto al discurso sobre determinados hechos (lo que un historiador llamaría “historia fáctica”), ciertas corrientes que hacen a las representaciones sociales –en Occidente- de cada momento. Una agenda que permita acercarse a algunos puntos del devenir del siglo, desde el punto de vista de quien escribe. El destino de la historia es ser escrita y reescrita, en forma constante. La resignificación del pasado forma parte del presente. Quien crea que conoce de historia está, a nuestro juicio, tan equivocado como quien cree que, por tomar literalmente un discurso, ya se “apropió” de lo que ese discurso pretende reflejar, como si no hubiese un contenido no manifiesto, que, tarde o temprano, alguien habrá de revelar. En el marco de la Cátedra “Informática, Educación y Sociedad”, pretendemos aquí ofrecer un marco breve histórico para facilitar el estudio de la tríada tecnología-sujeto-sociedad. La tecnología existe desde que existe la cultura. Toda transformación de la naturaleza lleva implícita una tecnología. Pero la palabra “tecnología” tomó un nuevo impulso con la velocidad que las “nuevas tecnologías” imprimieron a Occidente desde, como mínimo, fines del siglo XVIII. Por otra parte, la tecnología no se refleja sólo en artefactos. Los efectos Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 3 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica de los dispositivos de poder (también tecnologías) han sido bien estudiados por Foucault. Remitimos, para ello, a su lectura. El atravesamiento del sujeto que producen las “nuevas tecnologías” –de producción, de consumo, de poder- es tan importante como para merecer un estudio especial. Más modestamente, lo que intentamos aquí es fijar un primer “mapa”, que permita, eventualmente, explorar algunos puntos del devenir histórico. Si con esa exploración se descubre que este primer mapa tenía defectos, incompletudes, o inexactitudes, que muevan a que quien lo lee profundice uno o más temas, habremos cumplido, en parte, nuestro objetivo. Como siempre, debo agradecer en forma especial al Profesor Carlos Neri, Profesor Titular Regular de la Cátedra “Informática, Educación y Sociedad”, que me mantiene junto a él (con toda la paciencia que esto implica). Y junto a él, al cuerpo docente de la Cátedra, fuente constante de inspiración y de conocimientos –que, siquiera en parte, trato de aprovechar. Y a los alumnos, a quienes el texto va dirigido, y que son, en definitiva, la razón de nuestro trabajo. 2. Una breve reflexión sobre la historia Conceptos generales y consideraciones sobre las “edades” históricas Se ha dado en llamar “historia” al período en que la humanidad comenzó a comunicarse en forma escrita. De esa época quedan documentos –en diveros formatos- que se analizan como históricos. Por supuesto, la mayor parte de los hallazgos pertenecientes a los primeros tiempos de la escritura pertenecen, más bien, al campo de la arqueología. Los primeros escritos se han encontrado, hasta ahora, en Mesopotamia (la zona entre los ríos Tigris y Eufrates), en la ciudad de Uruk IV. Es decir, en la cuarta ciudad de Uruk descubierta cuando los arqueólogos excavaron. Estos escritos datan, por lo que nos dicen, de alrededor del año 2800 antes de Cristo. Razonablemente, la escritura –y, con ella, nuestra reconstrucción de la historiahabría nacido entre los siglos XXIX Y XXVIII previos a nuestra era. Se trata de tablas de arcilla cocida, grabadas con algún tipo de punta. Suele incluirse en la escritura llamada cuneiforme. Los hallazgos considerados más antiguos estaban en el Templo de Uruk, y se referían al registro (casi, diríamos, la “contabilidad”) de los bienes de los que se disponía: animales y grano, por ejemplo. No faltará quien quiera adjudicar la motivación de la escritura a un origen económico. Sin discutir el aserto, el hecho es que la escritura fue y es sumamente compleja, y que la falta total de contexto en los primeros mensajes encontrados no parece dar lugar solamente a una teoría económica de la historia universal, sino también a otras miradas posibles. Estos documentos pueden haber sido –en su momento- mensajes triviales, o graves anuncios. Pueden haber sido veraces –desde el punto de vista de quien los producía- o falsos. Pero incluso su trivialidad o urgencia, incluso su veracidad o falsedad, brindan información adicional al historiador. Esta tendencia se mantendrá a lo largo de todo el curso de la investigación histórica, y dará lugar a una disciplina, la hermenéutica, especializada, por diversas vías, en interpretar, en su contexto, los documentos historicos. Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 4 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica El positivismo nos dejó como herencia la obsesión por clasificar, incluso cuando los criterios de clasificación sean, por arbitrarios, casi insostenibles. Sostengamos, por un momento, la subdivisión en períodos historicos que nos legara el siglo XIX. Tendríamos, asi, cuatro edades: Edad Antigua: del inicio de la escritura a la Caída del Imperio Romano de Occidente Período: 2800 AC al 476 DC (Uruk IV a la Caída de Roma) Edad Media: de la Caída de Roma en Occidente a la Caída de Roma en Oriente Período: 476 a 1453 (caída de Constantinopla en poder de los turcos) Edad Moderna: de la Caída de Roma en Oriente a la Revolución Francesa Período: 1453-1789 (caída de Constantinopla a la Revolución Francesa) Edad Contemporánea: desde la Revolución Francesa hasta el presente Período: 1789 en adelante En un primer análisis, el absurdo salta a la vista. La historia sólo se mide en hechos que afectan a Europa. Sobre todo, considerando que Uruk IV está en Asia, pero fue redescubierta por investigadores europeos. ¿No habría sido más amplio situar el fin de la Edad Media (lo que quiera que eso signifique) en 1492, cuando el Nuevo Mundo comienza a sufrir al Viejo? Se podría elegir, por ejemplo, como inicio de una Edad lllamada Clásica, a la victoria de los griegos en las Guerras Médicas, y, como final, al traslado del Emperador romano a Constantinopla, pues ya eso marcaba la decadencia de Roma, mucho antes de su caída. Con todo derecho, una Edad Moderna II (o sea, posterior a la tradicional) podría haberse iniciado con la Revolución Científica de Kepler, Newton y Leibniz (en algún momento previo a 1700). Se podría elegir como inicio de la Edad Contemporánea la Independencia de los Estados Unidos (1776), o, con mayor convicción, el inicio de la Revolución Industrial (ca.1760). Por otra parte, dar a una Edad el pretencioso nombre de “Contemporánea” implica situarla casi fuera del tiempo. La contemporaneidad implica una sincronía, que nos estaría situando como “contemporános” de las personas del siglo XIX. Ahora bien, una vez usado ese término, ¿cómo llamar a una Edad posterior a la Contemporánea? ¿Estaríamos viviendo ya en el futuro? ¿Y que sería, entonces, el futuro? ¿Dejamos a quienes vengan después que se las arreglen con el tiempo verbal? El absurdo es, de todos modos, relativo. Pensemos que la historia nace europea, y, más precisamente, griega. Se considera que su padre es Heródoto de Halicarnaso, que utiliza el vocablo griego historía como “pesquisa”. En cierto modo, más una investigación policial que una lectura de documentos aburridos en idiomas que vaya uno a saber cómo se pronunciaban. Heródoto quiere reconstruir una hazaña sin igual en su época: la victoria de los pequeños griegos contra el gigantesco Imperio Persa de los Aqueménidas. En otras palabras, las Edades las inventaron estudiosos europeos, y no tiene sentido discutirlas. En todo caso, son como puntos de referencia imprecisos, vagos, de sitios a los que uno quisiera viajar. Carteles oxidados para indicar caminos que nunca envejecen. Porque la historia, bien estudiada, es presente, remite siempre a un ahora. Porque la historia es historia del ser humano, y la escribe el ser humano. Y el ser humano es el mismo, en todas partes, en todas las épocas. Cambia su lengua, su sociedad, su tecnología, pero sus problemas fundantes son los mismos. El homo sapiens-sapiens nos interesa en tanto Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 5 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica sujeto, y presumimos que, a igual momento histórico e iguales posibilidades, el desarrollo ontogenético de dos sujetos tendería, estadísticamente, a ser similar. La historia como discurso Algunos conceptos, tanto de los párrafos precedentes como del resto del texto, pueden ser discutidos a la luz de las discusiones en torno a lo que se ha dado en llamar Posmodernidad. Es un debate en el que no entraremos. Ni siquiera entraremos, cuando avancemos a lo largo de las décadas de 1980 y 1990, en puntualizaciones sobre el posmodernismo. En ninguna de sus aristas. Por dos razones, entre otras. Una, que presumimos que el lector está más familiarizado con estos debates, cercanos en el tiempo, que con la “historia fáctica” del siglo XX. Otra, que la visión posmoderna, por sí misma, estiraría el apunte mucho más allá de lo que consideramos razonable para un apunte. Podrá o no ser objeto de un trabajo posterior. Sólo una aclaración, que acaso reiteremos, tiene relación con este movimiento. La historia es un discurso. Construido, a la vez, con otros discursos. Esto, que hoy parece trivial, fue establecido por Philippe Aries mucho antes del tiempo de la Posmodernidad. Y fue explorado a fondo por Foucault, que en un momento fue su discípulo. Y si es un discurso, producto de otros discursos, se puede proceder a su deconstrucción, por diversos medios. Por ejemplo, la arqueología del discurso. Y a distintas reconstrucciones, provisionales, también por diversos medios. Por ejemplo, la genealogía. Es, en parte, el inmenso ejercicio que hace Foucault. Pero la concepción de la historia como discurso de otros discursos es también algo que no escapa a ningún historiador actual. Al hablar de “historia fáctica” pareciera que hablamos, básicamente, de historia de “los hechos”. La historia despertó hace rato de ese sueño positivista. No podemos contar los “hechos”. Sólo elaborar un discurso, armado con otros discursos, que remiten a lo que, tal vez, pudieron haber sido ciertos “hechos”. Ni siquiera un documental filmado refleja, cabalmente, los “hechos”. Un ojo filmó, desde su punto de vista, lo que vio de los “hechos”. Ni siquiera haber estado en el lugar de los “hechos” da un crédito más fiable a la narración. Mil sujetos pudieron haber estado en ese lugar, y mil versiones pueden surgir de los mismos “hechos”. Son sujetos. La historia es una mirada subjetiva, entre miles de miradas posibles. En esto hay mucho de Aries, y también mucho de Braudel, y muchísimo de la Escuela de los Anales. Y no menos del aporte de la filosofía, la antropología, las ciencias sociales y, por supuesto, el enfoque psicosocial. La mirada posmoderna es el resultado inevitable de lo que ya comenzó con Marc Bloch y Lucien Febvre, como mínimo. Dicho sea todo esto sólo a título recordatorio, sin entrar en debates historiográficos que, por muy fascinantes que sean, no forman parte de este apunte. En el mismo sentido, todos sabemos que hay otras disciplinas en las que el vocablo “historia” es, con toda propiedad, utilizado. Ya que el vocablo existe, por qué no aplicarlo a cuestiones no humanas. En su hermoso libro, Stephen Hawking aborda una historia del universo. El Plegamieno Hurónico es un hecho fundamental en la historia de la geología. La historia de la evolución biológica también es, en tanto estudio de hechos pretéritos y significativos, historia. No tiene mucho sentido discutir este asunto. Y también, en todos estos casos, es discurso. Aún con todo el crédito que las ciencias duras merecen. Discurso cuyo destino es, como todo discurso histórico, ser escrito y reescrito. Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 6 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica En nuestro caso, cuando hablamos de historia estamos hablando, de alguna manera, de lo que Heródoto llamó historia. Aún cuando el significado que el griego le dio a esa palabra ya haya cambiado infinidad de veces, sigue siendo historia humana. Discurso de ciertos sujetos, que van a leer otros sujetos. Sea con mayor énfasis en los aspectos políticos, económicos, sociales, culturales, militares, científicos, tecnológicos, sexuales, educativos, u otros cualesquiera. El presente es, simplemente, un discurso más. Nuestro recorrido Hace poco, Eric Hobsbawm afirmaba que la historia humana tiene diez mil años. Bueno, es Hobsbawm. No vamos a discutir con él. Tendríamos que saber lo que él sabe para hacerlo, y no es nuestro caso. Por eso nos quedamos con la acotada definición que separa la historia de la prehistoria. Sin dejar de advertir que, cuando se inicia la práctica de la escritura, la línea que las separa es muy tenue. Porque sólo muy gradualmente llega la escritura a los distintos lugares del mundo (a veces, tal vez, en forma independiente). Historia y prehistoria se superponen durante varios siglos. Lo que no implica que no podamos aceptar que, por ejemplo, hace diez mil años el ser humano está en una etapa que, por convención, se llamó prehistórica. Y que hace tres mil, ya está claramente en la etapa que, por convención, se llama histórica. Quien estudia lo que ocurrió (o suponemos que ocurrió) hace diez mil años, tiende a ser un arqueólogo. Quien estudia lo que ocurrió en Grecia, hace tres mil años, suele considerarse un historiador. Lo que no impide que también los arqueólogos se ocupen del período, ya que no todo (y, a veces, muy poco) está en documentos escritos. Sobre todo en Grecia, que en 1000 A.C. todavía está lejos de su esplendor clásico. Y ni siquiera cuenta, por lo que sabemos, con la obra de Homero. En cualquier caso, nuestro recorrido abarca un momento mucho más cercano. Nos interesa el siglo XX, para lo cual vamos a remontarnos un poco más atrás, a fin de tener un contexto que permita comprender por qué, en 1900, se habían dado determinadas configuraciones que, obviamente, provienen del pasado. Si nos vamos muy atrás, el texto se vuelve interminable. Y perdemos el foco que nos orienta. Por otra parte, nos interesa Occidente, entendido como Europa Occidental, los EEUU y las zonas donde su cultura estaban arraigadas, en todo o en parte. Como es claro, a medida que avance el siglo XX, iremos abarcando zonas del mundo más vastas, pues Occidente terminó por imponer muchas de sus reglas, y parte de sus prácticas culturales. Ese inmenso enigma que es Rusia, a caballo entre Europa y Asia, tampoco nos puede ser ajeno. Ni Europa Oriental, que en gran medida miró, desde hace siglos, a Occidente. Ni mucho menos América Latina, cuyas clases dominantes (y vastos sectores de sus burguesías) han respondido al modelo europeo, y, luego, al norteamericano. Comencemos, pues, con una breve panorámica que permita situarnos en los comienzos del siglo XX, cuando un rincón del mundo insignificante, poblado en su mayoría por descendientes de tribus guerreras primitivas, había logrado (en forma bastante increíble) influir, y a veces controlar, y a veces someter, a casi todo el resto del mundo. Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 7 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica 3. El camino hacia la Modernidad Sin duda, la pequeña península europea no fue la que marcó el ritmo de la historia universal durante la Edad Media. Desde la caída del Imperio Romano de Occidente (en 476), otros pueblos fueron protagonistas. Mientras distintas oleadas de invasiones seguían llegando a Europa desde el Este, sólo Bizancio mantuvo cierta continuidad –bien que menguante- con la cultura clásica. En el mundo árabe, la increíble expansión del Islam fue acompañada de una similar expansión en las artes, el comercio, la matemática y el poderío militar. Un crecimiento que, de todos modos, fue marcado principalmente por la fuerza cultural de los persas. Que, ante cada invasión que sufrieron, en poco tiempo volvieron a erigirse en el sector dominante. Fue en el mundo árabe donde tomó auge el estudio de la medicina, la invención del álgebra, la crucial introducción del “cero” (proveniente de la India), y hasta la traducción de los griegos, que en la Alta Edad Media no tuvieron en Europa la importancia que tendrían siglos después. Bizancio, punto de articulación entre Europa y el Oriente Medio, tuvo siglos de esplendor, que expandió hacia algunas zonas del Este europeo, y marcó una influencia duradera en lo que en el futuro sería Rusia. Tras la etapa en la que los árabes ingresaron en Europa, conquistaron la península ibérica y llegaron hasta Poitiers (actual Francia), los pobladores de la actual España iniciaron una larga guerra de reconquista, que duró siglos. Pero no dejaba de ser una guerra defensiva. El primer momento de contraataque europeo se vivió durante las Cruzadas, entre fines del siglo XI y fines del XIII. De todos modos, como empresa en su conjunto, sólo obtuvo resultados parciales, y transitorios. Se ha caracterizado, muchas veces, a la llamada Edad Media con un período oscuro. Sin duda la Alta Edad Media (“Alta” por Alte, que en alemán significa “antiguo” o “viejo”), que suele situarse entre los siglos V y XI de nuestra era, conoció grandes inestabilidades. Invasiones, saqueos, y la virtual carencia transitoria de un poder político hegemónico. Muy transitoria, ya que en fecha tan temprana como el año 800 (al filo del siglo IX), Carlomagno ya había intentado la reunificación del Imperio Romano de Occidente, más allá de que tras su muerte los conflictos hayan proseguido. La Baja Edad Media (“Baja” simplemente por oposición a “Alta”), o Edad Media Avanzada, se suele situar entre los siglos XI y XV. Aproximadamente desde el siglo XIII se observa ya una serie de cambios que darán forma a la Modernidad. Como bien señala Foucault (1996), un cambio en el discurso histórico se detecta ya en el siglo XIII (cambio que derivará, tiempo después, en lo que él llama la “guerra de razas”). En el norte de Italia (Florencia, Venecia) se alumbra un nuevo esplendor, que con el tiempo tomará el nombre de Renacimiento. Con la puesta en marcha, por Gutenberg, de la primera imprenta de tipos móviles (ca.1449), y el perfeccionamiento continuo de las técnicas de navegación, entre muchísimas otras innovaciones, Europa irá ingresando en lo que se suele denominar la Edad Moderna. De todos modos, suponer que entre 476 y el siglo XI no hubo avances significativos en Europa entraña un error, y una enorme simplificación. Fue crucial el intento de Carlomagno de reunificar el Imperio Romano (como dijimos, en 800), y fue crucial el cambio gradual de las formas de esclavitud, propias de la Edad Antigua, hacia formas de servidumbre que cambiaban Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 8 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica sustancialmente el esquema de poder. Si bien el siervo estaba obligado a no abandonar las tierras de su señor, no constituía ya una mercancía de compraventa. La influencia de la Iglesia fue considerable en este aspecto, ya que resultaba contradictorio afirmar que el hombre había sido creado a imagen y semejanza de Dios, y al mismo tiempo considerarlo un objeto (Babini,1972:32). La Baja Edad Media vería, gradualmente, las consecuencias de este cambio, prefigurado ya en la Alta. El Cristianismo, con su avance inexorable sobre los pueblos que habían invadido Europa desde el Este, terminó también constituyendo (con sus avances y retrocesos en la lucha por el poder) un factor de unidad que, de otro modo, la heterogeneidad europea habría tornado imposible. Y constituyó, de igual modo, un reservorio de conocimientos, que sólo gradualmente, a comienzos de la Baja Edad Media, se trasladó a las universidades. En general se considera que Bolonia, creada en 1089, es la primera universidad europea. Con el gradual cambio de discurso del que habla Foucault (siglo XIII), y con las nuevas ideas que traen el Humanismo y el Renacimiento, Europa comienza a recobrarse de los conflictos que hacen a su propia supervivencia como zona independiente del mundo. Hay, sin embargo, un momento en el que la propia supervivencia del continente estuvo en riesgo. Y no por la caída de un Imperio, ni por disidencias internas, ni por invasiones externas, sino por causas médicas. En el siglo XIV estallaron una serie de pestes, de las cuales las más famosas fueron las de 1313-14 y la de 1348, que diezmaron literalmente a la población del continente. Según estimaciones prudentes, de una población europea total de unos 71 millones de personas en 1300, un siglo después en Europa sólo había unas 45 millones. Recién hacia 1500 la demografía europea estaba en recuperación. Lo que no fue obstáculo para que, ya desde el siglo XIII, se inciaran movimientos que conmoverían los fundamentos culturales y sociopolíticos europeos. En el siglo XV se comienzan a consolidar algunos reinos como Estados-nación (un proceso en el que Inglaterra llevaba ventaja), lo que marca el decaimiento del poder feudal. Las ciudades y el comercio crecen, lo que comienza a dar lugar a una burguesía que marcará, en siglos siguientes, el ritmo de la historia. Es en el siglo XV cuando cae Bizancio (1453), y a duras penas Europa logra frenar el inexorable avance del Imperio Otomano, nuevo protagonista de la hegemonía en Asia Menor. De igual modo, en el camino hacia la Modernidad encontramos numerosísimos inventos, desde el arnés hasta el molino de viento (traído de Persia), desde la lente hasta los nuevos relojes, y desde la brújula (que, aún con antecedentes en China, se puede considerar –en su uso para la navegación- una invención europea independiente) hasta la imprenta de tipos móviles. Por tomar sólo un ejemplo, el reemplazo del yugo por el arnés supone una revolución fundamental, que “permite al animal ejercer un… esfuerzo de tracción triple o cuádruple del que ejercía con el arnés antiguo [el yugo], desarrollando así una energía equivalente a la de diez esclavos” (Babini,1972:34). A la innovación se suma en breve el uso de la herradura. Ambas se sitúan alrededor del siglo X, es decir, todavía durante la Alta Edad Media. Asimismo se revoluciona la arquitectura, a partir de la construcción de las catedrales románicas (siglos XI y XII ) y góticas (siglos XII y XIII). Los viejos templos paganos no estaban destinados a una gran cantidad de asistentes. El Cristianismo se propone que Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 9 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica la mayor cantidad de fieles posibles asistan a las iglesias. La luz debía llegar desde lo alto, a través de grandes ventanales, pero los muros debían, a su vez, sostener el techo de la catedral. La solución por medio de ojivas, bóvedas y arbotantes está ya presente en la cultura árabe, pero los europeos la perfeccionan a través de largos años de construcción, y de pruebas empíricas (Babini,1972:47-49). La Edad Moderna deberá a la Edad Media muchos de estos conocimientos empíricos, que sin duda serán llevados a una escala muy superior. Por ello, considerar, sin más, a la Edad Media como una Edad Oscura, es caer ingenuamente en un discurso armado en el Siglo XVIII, en una “historia oficial” del Siglo de las Luces, que hoy muy pocos podrían tomar seriamente. Muchas invenciones pueden haber provenido, como vemos, de otras culturas (la persa, la china). Pero sean o no originales, Europa les da un toque propio, y, en general, las perfecciona con cierta rapidez. Es el caso del uso de la pólvora, que no es de origen europeo, pero que Europa perfecciona en forma decisiva con el arcabuz, cuyo uso se extiende desde el siglo XV. Para los mongoles y para los otomanos, las armas de fuego eran complementarias. En Europa, se irán convirtiendo en pilares fundamentales, aún cuando su uso no signifique la desaparición de las armas blancas. El cambio de discurso del que habla Foucault (un tipo de contradiscurso, como él los llama), y que sitúa en el siglo XIII, nos remite a una breve reflexión. Al tratar el problema de la legitimidad de un gobierno, Max Weber caracterizó tres tipos de legitimidad (que hacen que una población acepte a sus gobernantes). La legitimidad tradicional, basada en el derecho del gobernante por haber sido protagonista de grandes hazañas, o por descender de quienes las realizó. La legitimidad carismática, dada por la aceptación de un líder gracias a atributos que lo vuelven popular, aunque no descienda de nadie en especia. Y la legitimidad legal-racional, basada en que quien gobierna sea garante de leyes racionalmente establecidas y aceptadas. Según Foucault, hasta el siglo XIII el discurso histórico se desplegaba en función de la legitimidad tradicional. Es decir, se ponía el acento en hazañas singulares, en hechos extraordinarios que brindaban al rey, o al señor del feudo, el derecho a gobernar. No es casual que Foucault tome como ejemplo a Tito Livio, un historiador romano que apelaba, justamente, a ese tipo de discurso, con lo cual validaba el lugar de quienes detentaban el poder político. La legitimidad tradicional continuará existiendo, por supuesto, durante siglos, y será objeto de grandes discusiones, que en parte verán una cesura en 1789 (aunque la Revolución Francesa no consiga erradicar del todo esa discusión). Pero ya encontramos un líder importante que intenta basarse en la legitimidad carismática en, por ejemplo, Oliver Cromwell, en la Inglaterra del siglo XVII. Y los líderes carismáticos, iluminados muchas veces de un resplandor mesiánico, seguirán siendo importantes, incluso hasta hoy. La legitimidad legal-racional es, se supone, la que erige gobernantes que surgen de una Constitución, de unas leyes y de unos mecanismos de selección que (también se supone) se basan en criterios racionales. La legitimidad tradicional instalada en la Edad Media va mucho más allá de los lugares que ocupan el rey y el señor feudal. El hombre medieval (la mujer no cuenta mucho en esa época) tiene el lugar que tiene, casi siempre, por derecho hereditario. El hombre común es hijo de un hombre común. Si es un siervo, no puede abandonar las tierras de su señor. El guerrero no puede, en general, ser Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 10 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica hijo de un siervo. Es hijo de otro guerrero. Las profesiones y los oficios vienen dados en función de distintos gremios, a los que tampoco se puede acceder si no es, casi siempre, por derecho hereditario. Un arquero, o un ballestero, debe dedicar toda su vida a perfeccionar el uso del arco, o de la ballesta. Es también producto de la necesidad, porque si no se ejercita constantemente, no sirve en batalla. Los comerciantes, que van y vienen, no son un sector especialmente bien visto. Se los acepta por necesidad, pero no son, estrictamente, parte del “orden establecido”. Si se lo convoca a combatir –algo que sólo ocurrirá en caso de extrema necesidad- el hombre común es quien va al frente, con unas pocas armas, a recibir los primeros embates del enemigo: es el infante. Y aún así, hay diferencias entre el siervo (raramente) obligado a luchar, y el soldado de infantería bien formado. Toda una serie de representaciones acompaña este orden jerárquico, rígido, basado en la legitimidad tradicional. Pero el cambio no se da sólo en los contradiscursos, o en la incipiente guerra de razas. El cambio de mentalidad, entre los siglos XV y XVI, tendrá un componente que hoy podríamos llamar, abusando un poco del término, tecnólogico. En la historia militar europea hay un punto de inflexión que se puede rastrear fácilmente. Corre el año 1525. El enfrentamiento entre Carlos I de España (Carlos V de Austria) y Francisco I de Francia, deriva en un conflicto armado por la posesión del ducado de Milán. Los franceses invaden Milán con 40.000 hombres. Entre ellos, los mejores caballeros armados, ballesteros y arqueros de Europa. Los españoles retroceden y se refugian en distintas ciudades del ducado, esperando refuerzos. En Pavía, Antonio de Leyva se atrinchera con sólo 6.300 hombres. La ciudad es sitiada por los franceses. El 24 de febrero, ante la llegada de 13.000 infantes de refuerzo, Leyva se decide a presentar batalla. Los franceses contaban con 8.000 caballeros armados: la mayor y la mejor infantería pesada de la época (además de una considerable artillería), y de las tropas comunes. Los españoles, con 3.000 arcabuceros, que podían ser fácilmente aplastados por la caballería francesa. El alcance del arcabuz era de sólo 50 metros. Los hombres de los tercios españoles (el tercio era la mejor formación de infantería liviana de la época) formaron un muro humano entre los caballeros franceses y los arcabuceros. Con sus largas picas, los tercios impedían que la caballería francesa alcanzara a los arcabuceros, que hacían fuego desde atrás. En pocas horas, la más poderosa caballería pesada del Medioevo había sido destruida por inexpertos tiradores de un arma de fuego que –a diferencia de la ballesta y del arco- cualquiera podía aprender a usar en pocos días. La victoria española en Pavía, el 24 de febrero de 1525, es el símbolo del fin de una era y del comienzo de otra. El caballero armado, el ballestero y el arquero, que debían dedicar toda una vida a aprender a usar sus armas, eran vencidos por tiradores que podían reemplazarse con toda facilidad. El hombre común había destruido a los guerreros de toda una vida, gracias al empleo adecuado de una nueva tecnología. A la larga, ese simple hallazgo cambiaría toda la relación de fuerzas entre Europa y sus vecinos. Pero esta batalla es, en verdad, el epifenómeno de lo que estaba sucediendo en Europa. Un hombre común, inexperto, podía adquirir conocimiento en el uso de máquinas con gran rapidez. No sólo de armas. De cualquier tipo de máquinas. Y no sólo un hombre de los gremios, o de la nobleza. Cualquier hombre. Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 11 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica 4. La Modernidad hasta el siglo XIX Mientras los turcos conquistaban fácilmente Bizancio y cerraban los caminos comerciales con Asia, los europeos habían desarrollado ya tecnologías de navegación que les permitían aventurarse a grandes viajes. Las tecnologías de navegación europeas ya venían mejorando antes de que el poderío turco se erigiera. Pero el avance otomano y los grandes viajes están conectados. Por eso median unas pocas décadas entre la caída de Bizancio y el viaje de Colón hacia el oeste, donde se topa con lo que cree que es territorio de las Indias Orientales (1492). Y otras pocas décadas hasta que Magallanes encuentra, bordeando América, el paso entre el Atlántico y el Pacífico (1520), y Elcano (en la misma increíble expedición de dar toda la vuelta al mundo) llega al Atlántico desde el Índico por este, a través del el Cabo de Buena Esperanza (1522). Con el dominio de los mares, y con la exacción de metal precioso desde América, el siglo XVI va tornando irreversible el predominio europeo. Ya no es una mera península del mundo a la defensiva, sino el continente que marcará, hasta el siglo XX, el ritmo de la historia, con alcances cada vez mayores. No es este el espacio para hablar de los enormes cambios que trae el siglo XVI. Pero es inevitable recordar, por ejemplo, que es entonces cuando el desarrollo matemático estalla en una producción gigantesca, y cuando se establecen las bases de la investigación en física. “Los matemáticos europeos produjeron mucho más entre, aproximadamente, 1550 y 1700 de lo que los griegos habían producido en casi diez siglos. Esto se explica fácilmente por el hecho de que, mientras las matemáticas en Grecia se habían cultivado sólo por unos pocos, la difusión de la educación en Europa, aunque en absoluto universal, promovió el desarrollo de matemáticos en Inglaterra, Francia, Alemania, Holanda e Italia” (Kline,1999:516). En este proceso, una tecnología de información y comunicación se vuelve crucial: el correo. El envío de cartas entre filósofos y matemáticos (que habitualmente eran los mismos), produce una revolución científica impresionante, que se incrementa en el siglo siguiente: “…desde la época de Platón, no se había dado una intercomunicación tan intensa entre los matemáticos como en el siglo XVII” (Boyer,1996:423). Existió por ejemplo, en este período, “un personaje que, a título individual, sirvió como central de información matemática gracias a sus amplios contactos por correspondencia. Se trataba del fraile Marin Mersenne (1588-1648), muy amigo de Descartes y de Fermat, así como de muchos otros matemáticos de la época” (Boyer,1996:423). Faltan casi cuatro siglos para Internet. Pero no es exagerado afirmar que Mersenne es el primer “nodo” de comunicaciones científicas de la historia moderna. Muy pocos años antes, en 1542, Copérnico había hecho publicar (el mismo año de su muerte) su teoría heliocéntrica, que aunque no fuese la primera teoría heliocéntrica de la historia, fue la primera aceptada por los científicos. Otra muestra de la concepción europea de indagar más allá de los conocimientos tradicionales. El siglo XVI es también origen del hecho que marcará, con tanta profundidad como los avances científicos y la explotación de América, la historia Europea: la Reforma. El surgimiento de los Estados-nación, con un gobierno central que reemplaza gradualmente al de los feudos, trae también consigo una burocracia creciente, para administrar el territorio y recaudar fondos. A su vez, esta Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 12 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica burocracia, y la existencia de un ejército estatal, aumenta el gasto y obliga a profundizar todas las formas de exacción posibles, en especial, desde el siglo XVI, en América. En la Reforma hay fuertes condicionamientos económicos, por la necesidad que los monarcas tienen de asegurar sus fuentes de ingresos, y no tributar a Roma las divisas que su atadura a ella representan. En la Contrarreforma se representa la intención inversa. Es uno de los fermentos de las guerras de religión que atravesarán el siglo siguiente. Aunque no sea, en modo alguno, la única. A mediados del siglo, el Cisma contra Roma iniciado por Martín Lutero, y resignificado luego por Juan Calvino, afecta ya a gran parte de Europa Central y a los Países Bajos, y penetra en Francia. El Vaticano lanza la Contrarreforma, cuya expresión más emblemática es el Concilio de Trento, que tiene lugar –con interrupciones- entre 1545 y 1563. Los intereses políticos y económicos de los distintos monarcas, combinados con su alineación o no con Roma, darán lugar a una escalada de conflictos, que terminará desatando, en el siglo siguiente, una guerra generalizada. La Guerra de Treinta Años (1618-48) es caracterizada, habitualmente, como la primera guerra de toda Europa. Los Estados alemanes, carentes de unidad, y no siempre involucrados directamente en el conflicto, sufren sus consecuencias tal vez con mayor contundencia que los propios países beligerantes. En la desunida Alemania, territorio de paso de todos los ejércitos, hay ciudades que llegan a perder el cincuenta por ciento de su población. La Mitteleuropa retrocede tal vez un siglo con respecto a todo lo que había logrado –en su esplendor cultural y comercial- y en los alemanes queda una profunda huella, que persistirá incluso hasta el siglo XX (Koenigsberger,1988). Es una guerra general que no detiene, sin embargo, el progreso científico y tecnológico europeo. Ya en 1609, Galileo da comienzo a sus observaciones con el recién creado telescopio. En 1614 John Napier publica su libro sobre los logaritmos (inicialmente ideados por Joost Bürgi, que se retrasó en publicar el hallazgo). Las ideas y los inventos se fueron acelerando, más allá de (o junto a) los conflictos sociopolíticos. Así, en 1642 “Pascal inventó una máquina de calcular que hacía las sumas llevando de forma automática las cifras de las unidades a las decenas, de las decenas a las centenas, etc. Leibniz la vio en París e inventó a continuación una máquina de multiplicar… A finales del siglo XVII, Samuel Morland (1625-95) inventó independientemente una máquina de sumar y restar, y otra de multiplicar” (Kline, 1999:346). Sobre la regla de cálculo (usada por los ingenieros hasta la aparición de las calculadoras digitales portátiles, en 1974), basta mencionar que “procede del trabajo de Edmund Gunter (1581-1626), que utilizó los logaritmos de Napier. William Oughtred (1574-1660) introdujo reglas de cálculo circulares” (Kline, 1999:346). La modelización del universo se perfecciona también en el siglo XVII. En 1602, Johannes Kepler accede a las tablas de observación astronómica elaboradas por Tycho Brahe, que, aún sin telescopio, eran de una precisión enorme para la época. Pese a que hubiera deseado que –como afirmaba Copérnico- los planetas describieran órbitas circulares (algo más adecuado a la idea de la perfección divina), Kepler descubre que las órbitas son elípticas, con el Sol siempre en uno de los focos. Y así lo publica en 1609, el mismo año en que Galileo comienza a utilizar el telescopio. No mucho tiempo después, en plena Guerra de Treinta Años, René Descartes da forma a la geometría analítica, fundamental para la representación de figuras geométricas en ejes de Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 13 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica coordenadas, y para el posterior estudio de funciones matemáticas. Y será en 1687 cuando Isaac Newton, con la publicación de sus “Principios matemáticos de la filosofía natural”, termine dando forma a la cinemática, a la dinámica y a la Ley de Gravitación Universal. Newton desarrolla un nuevo tipo de constructo matemático: el cálculo infinitesimal. Leibniz, al mismo tiempo que él, llega a conclusiones casi idénticas, pero motivadas por su sistema filosófico, y no por consideraciones prácticas. El siglo XVII finaliza, así, con un modelo del universo que recién será conmovido en 1905, con la Teoría de la Relatividad Especial de Einstein. Inglaterra participó en la Guerra de Treinta Años. Pero sus problemas internos recorrieron casi todo el siglo XVII, e influirían luego en el resto de Europa, y en el mundo. En 1588, los ingleses habían derrotado a la Armada Invencible de España en el Canal de la Mancha. La victoria fue militar. Pero es inescindible del componente psicosocial. Los ingleses tenían ya –intuitivamente- la idea de estandarización. Un estudio de la batalla muestra cómo, esta idea, fue crucial en el uso de la artillería. Desde entonces, la supremacía naval británica fue en aumento, junto a un modo de colonización que, en América, se apoyaba menos en la exacción de metal precioso que en la ocupación de territorios y la creación de nuevos mercados. Pero la falta de metal precioso impactaba, al mismo tiempo, en la falta de recursos para financiar los gastos del Estado. Así, cuando se produce una rebelión en Escocia (1639-40), el Rey Carlos I queda acuciado por las deudas que contrae para reprimir la sublevación. Cuando convoca al Parlamento para introducir nuevos impuestos con los que financiarse, el debate desemboca en un conflicto armado entre quienes lo apoyan, y el nuevo bando de los “parlamentaristas”, surgido en 1642. Hacia 1646, emerge la figura de Oliver Cromwell como teniente general y segundo al mando del Ejército. Con la victoria de los “parlamentaristas”, Cromwell había obtenido un gran poder en el Parlamento. Pero el conflicto proseguía. En parte, por las disidencias religiosas, emergentes de la Reforma, tras la cual Inglaterra se debatía entre el apoyo a Roma y distintas variantes del protestantismo. El Rey Carlos I, prisionero tras la guerra civil, fue ejecutado en 1649. Era la primera ejecución pública de un monarca en Europa. No fue el único hecho inédito: se declaró una República, regida por el Parlamento, cuyas divisiones internas produjeron nuevos actos de violencia. Los conflictos militares siguieron en 1649-50, con una campaña de Cromwell contra Irlanda (que venía de una rebelión iniciada ya en 1641). Se ha consignado que en la campaña de Irlanda hubo grandes atrocidades por ambos bandos. En 1650, Carlos II (hijo del ejecutado Carlos I) desembarcó en las Islas, y fue proclamado nuevo Rey por los escoceses. Cromwell emprendió una campaña contra la Escocia realista. Ante los desacuerdos en el parlamento, Cromwell lo disolvió en 1653, y fue nombrado “Lord Protector” vitalicio de la República. Es en este contexto de guerras civiles permanentes y de amenaza constante a la seguridad pública en el que Thomas Hobbes publica su “Leviatán” (1651), obra fundante de la filosofía política occidental (Hobbes,2003). Un nuevo Parlamento, reunido en 1654, fue disuelto por Cromwell en 1655. En 1658, Cromwell murió, y lo sucedió como Lord Protector su hijo, Richard Cromwell. Carente de apoyos en el Parlamento y en el Ejército, fue obligado a renunciar en 1659, y Carlos II fue reinstaurado como Rey, coronado en 1660. Los problemas políticos continuaron, ya que, si bien al principio el Parlamento Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 14 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica (renovado) apoyó a Carlos II, luego se distanció de él. Tampoco se resolvieron las diferencias religiosas, aunque no se llegara al límite de las guerras civiles previas. Tras la muerte de Carlos II, en 1685, lo sucedió su hermano Jacobo II, de religión católica (Carlos II se convitió al catolicismo sólo en su lecho de muerte). Las tensiones entre Jacobo II y los nobles y la población protestante lo fueron privando de poder. Ante el nacimiento de su hijo varón, en 1688, y el temor a que una dinastía católica gobernara Inglaterra, un grupo de nobles protestantes socilitaron a Guillermo de Orange que invadiera las Islas con un ejército. Confiado en sus fuerzas, Jacobo II rechazó la ayuda que le ofreció el Rey Luis XIV desde Francia. Pero al desembarcar Guillermo de Orange, la mayor parte de las tropas de Jacobo, de origen protestante, decidieron cambiar de bando. Jacobo logró escapar a Francia (se dice que Guillermo lo dejó huir, para no hacer de él un mártir católico). En 1689, considerando que al escapar Jacobo había abdicado de hecho, Guillermo de Orange fue nombrado Rey. El conflicto subyacente en Inglaterra era doble. Por una parte, el religioso. Por otra, la dualidad entre el derecho divino del rey y la autoridad del Parlamento. Ya en 1687, Jacobo II había apoyado la tolerancia religiosa, para intentar dar fin al conflicto. La tolerancia fue mantenida por Guillermo, a quien a su vez se impuso una Declaración de Derechos y una Constitución que, en los hechos, ponía casi todo el poder en manos del Parlamento. Los episodios de 1688-89 se conocen como la Gloriosa Revolución y, aunque hubo combates, el cambio de monarca (y, en rigor, de sistema) fue relativamente incruento. Si bien existió un consenso en no permitir una dinastía católica, en Inglaterra comenzó a regir la tolerancia religiosa, y desapareció todo vestigio de monarquía absoluta. Nos hemos extendido en los sucesos de Inglaterra en el siglo XVII porque son, en buena medida, una guía de lo que ocurrirá mucho después en el resto de Europa. La tolerancia religiosa y la pérdida de poder absoluto del monarca son problematizadas durante todo el siglo XVIII, sobre todo en Francia, y hacen a un discurso que se prolongará, en parte, hasta el siglo XIX. Es hacia 1692, tras la Gloriosa Revolución cuando John Locke publica sus “Ensayos sobre el gobierno civil” (Locke,2003), casi la contracara –en algunos aspectos- de la obra de Hobbes, y, poco después, sus obras proclamando la importancia de la tolerancia religiosa. Foucault (1996) señala que al contradiscurso que toma cuerpo en la Inglaterra del siglo XVII subyace la “guerra de razas”. De algún modo (digamos, elípticamente), los monarcas católicos de Inglaterra, frecuentemente vinculados en ese período con los de Francia, evocan la invasión normanda de 1066. Las reivindicaciones de negar al Rey un derecho de origen divino, y de limitar su poder frente al Parlamento, estarían, así, enraizadas en la “propia y antigua ley” de los sajones, que, seis siglos después, reivindican aún su derecho frente a reyes que perciben como de origen “francés”. La vida, la libertad y el derecho a la propiedad son fundantes de la nueva sociedad británica, y serán el fermento de los contradiscursos que circularán en Francia. Contradiscursos que cuestionan el derecho de la monarquía, pero que son escritos, casi siempre, por miembros de la aristocracia. Discursos de retaguardia, como los caracteriza Foucault, que pretenden otorgar al Tercer Estado (el pueblo) los derechos de los que están privados por el monarca. Si bien el primer gran impacto de la concepción republicana tiene lugar en América del Norte (1776), es en Francia donde se producirá la Revolución que Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 15 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica marcará todo el decurso histórico posterior. Entre 1789 (toma de la Bastilla) y 1799 (toma del poder por Napoleón), se ensayan variantes republicanas que van del idealismo al terror, y desde allí al intento de una organización que nunca se consolida del todo. La Revolución Francesa devora a sus creadores, uno por uno. Pero su legado será irreversible, por muchos intentos que se haga luego para revertirlo. Mientras tanto, la estabilidad política que los británicos lograron desde la Gloriosa Revolución (1688-89), junto al progresivo avance de la ciencia y de la tecnología, es el caldo de cultivo para uno de los momentos clave en la historia universal. La Revolución Industrial, que suele fecharse hacia 1760, surge del ejercicio continuo de las técnicas de producción, del incremento constante del comercio, de las innovaciones que no cesan. Los historiadores discuten, aún hoy, por qué la Revolución Industrial se dio en Inglaterra y no, por ejemplo, en Francia, y cuáles fueron exactamente los factores que dieron lugar a ella. Se discute por qué comenzó hacia 1760 y no, por ejemplo, sesenta, ochenta o cien años antes, cuando muchas condiciones tecnológicas ya estaban dadas. Pero entrar en esa discusión no es objeto de este texto. Eric Hobsbawm publicó, en la década de 1970, una interesante obra en torno a la industria británica y el Imperio, que terminó dominando gran parte del mundo (e influyendo sobre el resto) hacia fines del siglo XIX (Hobsbawm,1998). En cualquier caso, los avances ingleses del siglo XVIII son acompañados por constantes mejoras en las técnicas de producción. Finalmente, hacia 1760 comienza a utilizarse la fuerza del vapor para mover máquinas. De las minas de carbón, la máquina de vapor se traslada rápidamente a los telares, y revoluciona la industria textil. La pérdida de las colonias de América no detiene el proceso en Inglaterra. No pasan muchas décadas para que, iniciado el siglo XIX, se utilice la fuerza del vapor en los ferrocarriles. Mientras en Inglaterra tiene lugar la Revolución Industrial, en Francia tiene lugar otra Revolución, de consecuencias igualmente duraderas. Una década turbulenta marca el tránsito de la Toma de la Bastilla, en 1789, hacia la toma del poder por Napoleón, en 1799. El Rey Luis XVI es ejecutado, y el llamado Comité de Salud Pública realiza ejecuciones sumarias cada vez mayores, hasta que su principal impulsor, Robespierre, cae víctima de su propia furia revolucionaria. En medio se promulga una Constitución republicana, una Declaración de Derechos heredada de la Ilustración, e innumerables medidas progresistas, que llegan hasta el otorgamiento de la ciudadanía francesa a los judíos. Como gran potencia, Francia continúa con sus guerras, que venían de antes de 1789, y continúan (si bien resignificadas) tras la Revolución. En el curso las campañas militares, se destaca el joven Napoleón Bonaparte, que tomará el poder con un cóupe d’etat (golpe de Estado) en 1799. Los primeros años del siglo XIX pertenecen a Napoleón, que invade la casi totalidad de Europa. El hecho no es explicable sólo por su genio militar. En Francia se instaura por primera vez la conscripción obligatoria. A diferencia de la leva, que obliga a los pobladores de una región a servir como soldados, la conscripción convoca a los ciudadanos libres de Francia a tomar las armas por su país. Sin pretender una reducción del fenómeno a una única dimensión, es posible imaginar que la motivación de los soldados franceses haya sido esencialmente superior a la de sus adversarios. De hecho, aún habiéndose proclamado Emperador, Napoleón afirma conquistar Europa en nombre de los ideales Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 16 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica revolucionarios de 1789. Así, la idea de una república, de una democracia que no requiera un monarca, de una Constitución, termina recorriendo casi toda Europa, desde España hasta Polonia. La superioridad naval británica es puesta a prueba. En 1805, Napoleón planea la aventura de forzar el cruce del Canal de la Mancha, con toda la armada que puede reunir. La batalla de Trafalgar le depara una contundente derrota. Como en 1588, los ingleses reafirman su dominio sobre el mar. En 1812, Napoleón se decide a invadir Rusia. Aunque llega hasta Moscú, las tropas del Zar terminan obligándolo a una desastrosa retirada de invierno. Es el principio del fin de su Imperio, cuya estrella se apagará definitivamente en 1814. En 1815 se organiza el Congreso de Viena, que restaura la monarquía en Francia, e intenta planear lo que será el curso europeo futuro. A esa altura, si bien en el continente se ha iniciado el proceso de industrialización, la brecha entre Inglaterra y el resto de las naciones es tan insalvable como su dominio del mar. Y la brecha entre Europa y el resto del mundo es igualmente insalvable. El siglo XVIII había traído avances científicos, tecnológicos y filosóficos que consolidaban la percepción que la propia Europa tenía de sí misma, como zona más avanzada del mundo. En Inglaterra, el enfoque geométrico de la matemática legado por Newton produce interesantes resultados en técnicas que, más adelante, se utilizarán en procesos tecnológicos y fabriles. En el continente, el enfoque algebraico de Leibniz produce avances aún mayores, y el Análisis Matemático se consolida. Laplace postula el principio de Determinismo Causal, mientras Lavoisier (guillotinado luego por la Revolución) prueba la Ley de Conservación de la Materia. El fundamentalismo religioso está en retirada, y la monarquía absoluta francesa, en estado de alerta, termina cayendo violentamente, como dijéramos, en 1789. En un panorama fáctico, y muy general, como el que exponemos, dejamos un poco en segundo plano una discusión fundamental, que es el filosófico. No por no tener conciencia de su importancia, sino por considerar que, quienes leen este texto, están familiarizados con el tema. Recordemos que, tras el crucial planteo del cogito cartesiano, dos caminos distintos tratan de dar respuesta al problema de la teoría del conocimiento (gnoseología). En Inglaterra, la escuela del empirismo, que culmina en Hume. En el continente, diversas concepciones que derivan del racionalismo, y que culminan en Kant. Hacia comienzos del siglo XIX, aún manteniéndose de fondo la pregunta metafísica, las incógnitas cambian sus ejes, acompañando los cambios que se producen en las sociedades europeas. ¿Qué lugar ocupan el Estado y la sociedad en la historia? ¿Qué lugar ocupaban en la filosofía? (Saint Simon, Hegel). Así, junto a planteos enmarcados en el llamado “idealismo romántico alemán” (Fichte, Schelling, Shopenhauer), surgieron estudios filosóficos que derivarían en Marx, Durkheim y Weber, y abrirían, junto a la singular (tal vez inclasificable) obra de Nietzsche –y el anticipatorio pensamiento de Kierkegaard– el camino a la filosofía del siglo XX. Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 17 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica 5. Cinco etapas en la historia del siglo XX Con un criterio no menos arbitrario al de la división en “edades históricas”, pero funcional a los temas de estudio que nos ocupan, hemos decidido describir por separado cinco momentos de la historia del siglo XX. En algunos, coincidiremos con Eric Hobsbawm. El gran historiador británico suele hablar de un siglo XX “corto”, iniciado en 1914 y finalizado en 1989. En cierto modo, tratamos el período 1900-1914 como una continuidad de la segunda mitad del siglo XX. Lo que nos lleva a una mirada similar a la de Hobsbawm. Pero en torno al “fin” del siglo XX, no estamos tan convencidos de situarlo en 1989, con la caída del Muro de Berlín. Ni siquiera en 1991, con la caída de la URSS. El ocaso de lo que había comenzado, en 1917, como una utopía socialista, marca, indudablemente, el fin de la Guerra Fría. Y marca, asimismo, la consolidación de la versión más salvaje del capitalismo. Pero el capitalismo salvaje ya se había desatado en 1979-80, con la llamada “Revolución Conservadora”. La década de 1990 sólo vería la acentuación, y la traslación al ex–bloque soviético, del neoliberalismo. Su triunfo en Occidente y en el sudeste asiático ya había tenido lugar años atrás. La caída de la URSS, con todo lo impresionante que resultó, no puede distraernos de dos hechos. El primero, que el socialismo soviético, bastardeado ya por Stalin, aún habiendo recobrado –entre 1941 y 1945- cierta mística, gracias a la lucha y el triunfo frente a Hitler, se había vaciado de sus ideales de 1917. El imperialismo ejercido por la URSS en Europa Oriental volvió a mostrar la verdadera cara de estalinismo. Y cuando, en 1968, Checoslovaquia fue violentamente reprimida por reclamar no la vuelta al capitalismo, sino su propia vía al socialismo, hasta los cuadros del Partido Comunista soviético se cuestionaron qué clase de “revolución” representaban, si es que representaban alguna. El segundo, que la carrera tecnológica entre la URSS y Occidente ya venía mostrando, al menos desde la década de 1970, un considerable desbalance. Si la rígida burocracia soviética hubiese podido o no recuperar terreno, es algo que nunca vamos a saber. Quienes tuvimos algún contacto con la evolución de la tecnología digital, tendemos a creer que esa recuperación, al menos en el campo digital (tanto en procesamiento como en comunicaciones de datos), era virtualmente imposible. Es por ello que, en el último de los cinco períodos en los que subdividimos la cronología del siglo XX, no coincidimos con la mayor parte de los historiadores –al menos de los que hemos consultado. El que consideremos el año 1995 como inicio de un brevísimo período de cinco años, está fuertemente vinculado a la popularización de Internet, en un momento en el que las PCs ya estaban, en Occidente, increíblemente difundidas. Aquí no se trata de una periodización política, y tal vez ni siquiera del todo económica, ya que el neoliberalismo venía de antes, y en esos años continúa. Nuestro enfoque es, en este caso, claramente psicosocial, y claramente orientado al impacto tecnológico en lo psicosocial. Y se prolonga, sin duda, hasta el momento en que escribimos estas notas. Si tuviésemos que fijar un final “no cronológico” del siglo XX, no lo haríamos ciertamente en 1989, sino en 1995. La popularización de la Web, y sus enormes consecuencias, nos lleva a percibir el período 1995-99 más como perteneciente al siglo XXI que al XX. Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 18 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica Consideramos que nuestro criterio es funcional, en la medida en que permite detectar cambios fundamentales en la agenda psicosocial del siglo. O, más bien, algunos cambios fundamentales, pues no pretendemos reflejarlos todos. En este sentido, las cinco etapas pueden cobrar un mayor interés. En síntesis, se las puede enumerar rápidamente: • La herencia colonial (1900-1914): Como dijimos, la continuidad entre ese período y las últimas décadas del siglo XIX parece clara. El racismo biológico, el delirio europeo por ocupar y explotar todas las zonas del mundo posibles, sin importar que alli vivieran personas (justamente, una derivación del racismo biológico), y la fe ilimitada en el positivismo y en un “progreso continuo” (excepto en pensadores, artistas y científicos de punta), son característicos de estos años. La mayor parte de las innovaciones tecnológicas son, en rigor, herencia de experimentos que ya tenían lugar a fines del siglo XIX. Tal vez el avión sea una de las pocas excepciones. La mayor parte de las conmociones políticas y sociales son, también, herencia directa del siglo XIX. Otra vez, puede verse la Revolución Rusa de 1905 como una excepción. Pero su fracaso no permite considerarla un hito articulador del período. Y, en rigor, la Comuna de París (1871) ya había planteado una Revolución que el propio Lenin tuvo, en 1917, como único parámetro de comparación. El optimismo entre las clases media y alta (y ocasionalmente en algunos sectores bajos relativamente beneficiados) es, en Europa y los EEUU, comprensible. Menos comprensible es, en esos años, el optimismo absurdo e ignorante de quienes pretenden manejar las fuerzas armadas de las grandes potencias. Cuya burda actitud provoca, en gran parte, la catástrofe de 1914. • La Era de los Totales (1914-1945): Mucho antes de que McLuhan usara la expresión “aldea global”, muchísimo antes de que se usara el término “globalización”, un fantasma recorrió Occidente. La idea de “lo Total” ya recorría la mente de los filósofos, desde el inicio mismo de la filosofía. Y, por supuesto, estaba presente en las religiones. Con más pretensiones, si se quiere, dado que no se hablaba de “lo Total”, sino de lo Absoluto. Pero es desde 1914 cuando las sociedades comprenden el alcance de “lo Total” en la vida cotidiana. La Gran Guerra, o Primera Guerra Mundial (1914-18) es, ya, una “Guerra Total”. Toda la sociedad vive en función del esfuerzo bélico. La Revolución Rusa plantea, en 1917, su expansión a Europa y, de allí, al mundo. Una Revolución Total. La reacción más notable al bolchevismo es el régimen fascista, que se postula a sí mismo como totalitario. El Totalitarismo implica, así, el control total sobre la vida del sujeto por parte del Estado. La Gran Depresión económica de la década de 1930 es, bien mirada, una Crisis Total del capitalismo. La Segunda Guerra Mundial (1939-45) combina varios componentes. Es una Guerra Total, más totalizadora aún que la Primera. El racismo de Estado de Hitler plantea, a la vez, un Exterminio Total sobre la población judía. El Totalitarismo alcanza grados inusitados en Alemania, sólo equiparables a los que Stalin había ensayado ya en la URSS. Y en 1945 los EEUU lanzan un arma nueva sobre ciudades civiles indefensas. La Bomba Atómica. La Era de los Totales culmina, así, con el Arma Total. Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 19 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica • Guerra Fría y Carrera Espacial (1945-1979): Caída la Alemania Nazi, se genera una nueva división mundial. Los países occidentales vencedores, con los EEUU a la cabeza, de un lado. Del otro, la URSS y los países de Europa Oriental en los se impone un sistema estalinista. EEUU y la URSS, las dos superpotencias mundiales, no se enfrentan directamente: surge la Guerra Fría. Desde 1949, la URSS posee la Bomba Atómica, y está aliada (hasta 1963) a la China Revolucionaria de Mao Zedong. El armamento nuclear se multiplica, y una guerra directa derivaría en un Holocausto Nuclear. Esto ya es claro en la década de 1950. Por ello, las guerras serán en zonas periféricas (Corea, Indochina, Medio Oriente). Tras la derrota nazi, los EEUU y la URSS se ubican en la punta de la cohetería. En la misma década de 1950, los EEUU y la URSS compiten para llegar al espacio exterior: comienza la CarreraEspacial. Nuevas creaciones estimulan la imaginación, y también el temor: la computadora digital, los satélites que orbitan la Tierra, la masificación de la TV. En la década de 1960 estalla una revolución que, desde lo cultural, cuestiona todos los moldes preexistentes. El arte pop, la psicodelia y las luchas de liberación atraviesan Occidente. Los EEUU ganan en 1969 la Carrera Espacial, al llevar dos hombres a la Luna. Pero la Guerra Fría prosigue. Desde 1973, la crisis estructural del capitalismo lleva a que los fanáticos del “mercado libre” ganen terreno, en detrimento del “estado de bienestar” que habían logrado ciertas poblaciones de los países centrales. Hacia fines de la década de 1970, queda cada vez más claro que los Estados capitalistas son rehenes de las corporaciones privadas, mientras el socialismo soviético muestra, gradualmente, un retraso tecnológico y una cada vez más clara pérdida de rumbo. • La “Revolución Conservadora” (1979-1995): La llegada al poder de Thatcher en Inglaterra (1979) y de Reagan en los EEUU (1980) marca un punto de inflexión. El capitalismo se centrará en privatizar servicios públicos, liberar regulaciones a las grandes corporaciones privadas (que se hacen llamar “el mercado”, lo que confunde a muchas personas), y descargar todos los ajustes económicos sobre la población. El avance tecnológico sonríe al modelo neoliberal: con la introducción de la PC, en 1981, se inaugura una gigantesca rama de la economía, con no menos gigantescas ganancias. El diseño interno de los microchips es secreto de Estado. Su evolución exponencial, junto a redes de comunicaciones de datos cada vez más veloces y confiables, agiganta la brecha entre Occidente (y su socio japonés) y la URSS. Con el Proyecto “Guerra de las Galaxias”, que pretende combinar informática, comunicaciones y satélites para neutralizar un posible ataque soviético, la situación de la URSS se tensa al límite. El gasto militar, para neutralizar el Proyecto, es un cimiento por donde se quiebra la economía del “socialismo real”. Las poblaciones de Europa Oriental, que ya acceden a noticias del mundo capitalista, sueñan con el consumo que ven reflejados en sus vecinos de Europa Occidental. La represión militar ya no es un camino viable para la URSS. Cuando se intenta una reforma política (Perestroika), a fin de “democratizar” el bloque oriental, el efecto es la ruptura de un dique largamente reprimido. Polonia encabeza la lucha. En Alemania Oriental (RDA) se exige la apertura de fronteras. En 1989 cae el Muro de Berlín, símbolo de la Guerra Fría. En 1991, la URSS se disuelve. Ya China se Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 20 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica había acercado a los EEUU desde 1972. El mundo pasa de ser bipolar a la unipolaridad. El neoliberalismo impone sus reglas en todas partes. El esquema perdura, aún hoy. Un segundo “giro tecnológico” arranca en 1990, con el Proyecto de la World Wide Web, de Tim Berners-Lee. En 1995, la Web, principal servicio público de Internet, se estandariza. Con 14 años de crecimiento de las PCs, y un crecimiento exponencial de la capacidad de comunicación de datos, la red digital interconectada tiene los elementos para volverse mundial. Un nuevo mundo surge, en el seno del viejo: el “mundo virtual”. • El Triunfo de la “Irrealidad” (1995-1999): El poder de las corporaciones privadas sigue creciendo. El poder político y militar de los EEUU y sus aliados tiende a ser hegemónico. Cada vez más, los Estados encubren, bajo la ficción de democracia representativa, su condición de rehenes (o socios) de las grandes corporaciones. La conectividad total de la Web se va trasladando, al principio lentamente, a la telefonía celular. El número de usuarios de la Web crece en forma exponencial. En 1995, hay unas decenas de millones de usuarios. Hacia 1999, se calcula que hay en el mundo unos 200 millones. Todavía es un porcentaje menor. Pero si se suma a la población que ya tuvo contacto con la PC, y a la población que tiene nociones de los alcances de la PC y de la existencia de la Web el número –aún incalculado- tiene que ser, en Occidente, considerable. En ese contexto, una pelìcula galvaniza, hiperbólicamente, fantasías de la época. “The Matrix” postula, en 1999, una ficción virtual intersubjetiva, a la que vive conectada prácticamente toda la población mundial. Con un presupuesto de 63 millones de dólares, y estrenada entre marzo y junio en gran parte de los países, la recaudación general había llegado, en septiembre, a 375 millones de dólares. Más allá del éxito económico, de lo que hablan los números es del impacto masivo de la obra, en la que la duda entre “realidad” y “representación” salta de los libros de filosofía y se instala en una sociedad cada vez más cercada por las grandes corporaciones y sus títeres estatales. Muchas obras tratan la misma temática, en el mismo momento. “The Matrix”, símbolo de una época, las condensa, y agrega, explícitamente, el control biopolítico en función de la explotación humana a nivel global. Hoy podemos discernir entre “realidad no virtual” y una “realidad virtual” con status ontológico de pleno derecho, sin apelar al expediente de la “irrealidad”. En 1999, esta diferenciación puede no haber sido tan simple para la sociedad. En más de un sentido, el lanzamiento estandarizado y comercial de la Web, en 1995 –y la gradual explosión de la telefonía celular- anticipan problemas que hacen, en rigor, al siglo XXI. Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 21 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica UNA MIRADA SOBRE EL SIGLO XX 6. La herencia colonial (1900-1914) Si se la observa en un globo terráqueo, Europa es una pequeña península, un apéndice de la enorme Asia. Y de esta península, Europa Occidental es sólo una punta, que se extiende más o menos desde Alemania hasta el estrecho de Gibraltar. En esa punta mínima del mundo, el Reino Unido aparece como dos islas minúsculas al noroeste. Sin embargo, Inglaterra dominaba, hacia 1900, el 50 por ciento de las tierras cultivables del mundo. Francia había ocupado tanto espacio en el planeta como Inglaterra, si bien sus tierras eran de menor calidad. Otros países de Europa Occidental (Alemania, Holanda, Bélgica, Portugal, e incluso, todavía, España) ocupaban o influían en gran parte del resto. América del Sur, políticamente independiente, era el socio comercial minoritario de Inglaterra. En el subcontinente, Argentina era el socio principal. Fuera de la península europea occidental, unas pocas naciones mantenían un poderío propio. En particular, se destacaban tres: los Estados Unidos, Japón y el Imperio Ruso. Los tres se habían fortalecido con avances tecnológicos que, incluso cuando eran desarrollos propios, se habían originado en Europa. De los tres, dos de ellos –Estados Unidos y Rusia- tenían, como horizonte cultural, a Europa. Sólo Japón mantenía elementos de su cultura ancestral casi intactos, aunque ya profundamente influidos por la dinámica capitalista de Occidente. El predominio económico y militar de Europa, y el liderazgo mundial –entonces indiscutible- de Inglaterra, tenía, como fundamento subyacente, un desarrollo científico-tecnológico inédito en la historia. Las fechas de inicio siempre son arbitrarias. Indicar que el predominio europeo se inicia en Inglaterra, con la Primera Revolución Industrial (ca.1760) es una forma de afirmar, en todo caso, que un largo proceso había desembocado en un modo de desarrollo capitalista basado en la producción masiva. Con igual arbitrariedad podríamos decir que los ingleses definen su poderío cuando derrotan a la Armada Invencible en el Canal de la Mancha (1588). En rigor, analizar ese proceso en profundidad nos llevaría hasta los comienzos mismos de la historia escrita. En una mirada más superficial, deberíamos remontarnos al menos hasta el siglo XIV, cuando se insinúan ya importantes avances tecnológicos, se produce en Europa una revolución mercantil, y se sientan las bases para los “grandes viajes” del siglo siguiente, que desembocarán en la llegada europea al Nuevo Mundo, por un lado, y en el acceso por vía marítima al Lejano Oriente bordeando Africa, para evitar al entonces poderoso Imperio Otomano. Pero es durante el siglo XIX cuando los sectores dominantes del occidente europeo toman conciencia de su poder. Ya Copérnico y Kepler habían probado que la Tierra no era el centro del cosmos. Ya Descartes y Galileo habían sentado las bases del método científico. Ya Newton había formulado un modelo de física universal, que, con todas sus contradicciones, en 1900 permanecía incólume. Las máquinas de vapor son el anticipo de todo lo que traerá el siglo XIX a la vida cotidiana: el ferrocarril, el telégrafo, la producción en serie, la fotografía, la energía eléctrica, el teléfono, las armas de fuego automáticas, la Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 22 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica reproducción del sonido, el cine, son apenas una parte de todo lo que surge en este período, en Europa y en los Estados Unidos (desde donde se traslada, de inmediato, a Europa). En el campo del pensamiento, los europeos tienen ya una poderosa herencia que, retomando al clasicismo grecorromano (que llega, durante la Edad Media, a través de la cultura árabe), emprende su propio camino. En el campo de la política, el feudalismo cedió frente al absolutismo monárquico de los Estadosnación, y más tarde los reyes absolutos cedieron frente al crecimiento de la burguesía. La Gloriosa Revolución de Inglaterra (1688-89) mantiene al rey. La Revolución Francesa (1789) lo reemplaza por la segunda República moderna (la primera es la estadounidense). La cuestión de los derechos ciudadanos se plantea, en el siglo XIX, en la dualidad monarquía-república, pero también en la dualidad dominante-dominado. Algunas obras son fundamentales para comprender la forma en que Europa constituye su propia mentalidad, y su propia idea del imperialismo. Desde 1807, Hegel postula un modelo filosófico que, a fin de cuentas, pone a la cultura europea por sobre todas las demás. En 1840-42, Comte plantea la doctrina positivista: todo el saber válido proviene de hechos verificables. Sólo la ciencia, producto europeo, es positiva. Y la ciencia positiva para conocer al hombre es, para Comte, la sociología. En 1859, Darwin postula su teoría sobre el origen de las especies. El culto a la ciencia y la teoría de la evolución, unidos al impresionante avance científico-tecnológico de la época, dan sustento teórico al poder biopolítico. La idea de que la ciencia y la tecnología avanzarán sin cesar, y darán solución a todos los problemas (europeos), deviene en, al menos, dos postulados. Uno, que nada es imposible. Otro, que serán los europeos (o sus primos, los americanos del norte) quienes harán posible lo imposible. Por supuesto, existe un consenso general –en la actualidad- en que el europeo occidental decimonónico, al pensar en sí mismo, piensa en términos de hombre-blanco-cristiano-europeo. La mujer ocupa un lugar fundamental – como propagadora de la raza- pero secundario. El no-blanco, no-europeo o nocristiano, podrá, a lo sumo, disfrutar de los beneficios de Europa, que consisten en someterse a ella. Tal vez la única excepción a esta regla sean los que Milner llama, justamente, “judíos de excepción”. Y eso, en muy contados casos. Superpuestos a los disciplinarios, los dispositivos biopolíticos son funcionales a este pensamiento, y conllevan un justificativo no sólo de la producción en serie, sino de la explotación del trabajador, la función procreadora de la mujer y el racismo entre distintos pueblos europeos. Son, basados en el darwinismo social, el fundamento mismo de la dominación y expoliación del resto del mundo. Europa Occidental, como un todo, es difícil de describir. Tal vez son muy pocos los que no perciben la dominación mundial como algo que le corresponde a Europa por derecho. Incluso en Marx y Engels, que postulan con precisión los mecanismos de dominación del proletariado, hay una idea de que será en los países más industrializados (y, por ende, europeos) donde se darán las condiciones para una revolución social. Su visión sigue siendo eurocéntrica, con muy poco espacio para los pueblos de la periferia (que habrían de ser, paradójicamente, los que llevarían a cabo las revoluciones; recordemos que, aún con su enorme extensión, Rusia seguía siendo un país muy poco industrializado, y registraba un gran retraso respecto de Europa Occidental). Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 23 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica Así, hacia 1900, Europa tenía el control de gran parte del mundo, y la certeza de que seguiría teniéndolo en las décadas siguientes. Los europeos cultos no dudaban de que la ciencia y la técnica harían posible lo imposible. Más allá de los conflictos sociales y políticos, Europa no conocía una guerra generalizada desde 1814. Las matanzas de la Guerra de Secesión norteamericana (18611865) eran un eco lejano, de algo que había ocurrido en un continente aún semi-salvaje. Las guerras europeas, como la Franco-Prusiana (1870-71) se habían resuelto –con muy pocas excepciones, como en Crimea- en meses, o en semanas. El siglo XX comenzaba para Europa con un panorama de confianza y de progreso ilimitado. En ese contexto, y casi al filo del siglo que se iniciaba, un importante grupo de inventores buscaba dar movimiento a las fotografías. Las primeras imágenes en movimiento que se conocen son de 1888, creadas, en Inglaterra, por el francés Louis Aimé Augustin Le Prince. Entre 1891 y 1892, tanto Edison (en los EEUU) como los hermanos Lumiére (en Francia) toman la delantera en sus propias versiones de grabar y reproducir escenas. Más allá de las autorías, se atribuye, en general, a los hermanos Lumiére la creación del cinematógrafo, que comenzaron a mostrar al público en 1895. Aún cuando ellos mismos no creyeran que su invento tuviese un gran futuro, los Lumiére habían inaugurado, con las primeras exhibiciones públicas, el cine. En sus primeros años, el cine mostraba fundamentalmente lo que llamaríamos hoy filmaciones documentales, con diversos momentos de la vida de las personas, individuales o en grupos. En rigor, el primero en filmar una película, con argumento, no provenía del mundo del cine. Georges Méliès era un mago del teatro parisino, que imaginó las posibilidades de la cámara más allá de lo que se estaba haciendo hasta ese momento con ella. La primera película con argumento de la historia fue, de hecho, una obra que en el presente llamaríamos comedia de ciencia-ficción. El Viaje a la Luna, filmada en 1902, combinaba el humor, el optimismo de lograr lo imposible, y el racismo biológico que sustentaba la política colonial. Cuando un grupo de personas logra visitar la Luna, se encuentra con una raza de personas-hormiga que los recibe con hostilidad. Sin perder el tono humorístico, las personas aniquilan tranquilamente a las personas-hormiga con explosivos. Luego de lo cual regresan a la Tierra, y son triunfalmente recibidos. La metáfora de los habitantes del lugar inexplorado (la Luna) como hormigas con aspecto semiantropoide, remite tan claramente a la imagen europea de los pobladores nativos de las tierras que colonizan, que no requiere mayor elucidación. Un año después, Méliès presenta El viaje a través de lo imposible. Aquí el título sintetiza el optimismo europeo. También en tono de comedia, un grupo viaja, en un tren devenido nave espacial, hasta el Sol. El problema de la enorme temperatura de nuestra estrella es conjurado con un vagón frigorífico, donde el capitán de la nave (Méliès) encierra a los pasajeros, hasta que se le congelan, y debe sacarlos para volver a la Tierra. Al regresar, se atenúa la caída con un gran paracaídas. La nave cae al mar, y se transforma en submarino. La llegada es, esta vez, recibida con un acto que incluye desfiles y fanfarrias. Aquí no importa que –como es presumible- nadie crea seriamente en un viaje hasta el Sol. Lo que importa, en todo caso, es que la película pone en imágenes el pensamiento europeo vigente: con la ciencia, ningún logro es imposible. Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 24 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica La Primera Guerra Mundial (1914-18) fue tan tremenda, y su impacto hasta el presente es tan gigantesco, que más tarde se llamó, al período previo a su inicio, la Belle Époque. Por supuesto, quienes vivían entonces no tenían por qué sentir que vivían una época bella. Aún cuando grandes sectores de la población todavía no lo supieran, el edificio inconmovible de la ciencia newtoniana había encontrado su Némesis por partida doble: Max Planck (1900) y Albert Einstein (1905) inauguraban, respectivamente, la Física Cuántica y la Física Relativista. Desconocido en 1900, Sigmund Freud comenzaba a recibir, hacia 1909, reconocimiento internacional. Con el Psicoanálisis llegaban las dudas sobre el sujeto que atravesarían, desde entonces, la cultura occidental. Las Guerras Balcánicas de 1912 y 1913 podían poner, a los espectadores más atentos, en estado de alerta, sobre todo considerando que las grandes potencias se habían volcado a una carrera armamentística que, con la ciencia aplicada y la producción en serie, parecían augurar tiempos oscuros. Otros conflictos, como la Guerra Ruso-Japonesa (1904-05) y el intento revolucionario en Rusia (1905), tampoco parecían buenas señales. Pero todo esto ocurría en lugares lejanos del espacio (los Balcanes, Rusia, Japón), o del pensamiento (el mundo científico de punta, los libros de pensadores casi desconocidos). En la superficie, en el pensamiento general, subsistía: Europa dominaba el mundo, y todo, en el futuro, iría mejor. 7. La Era de los Totales (1914-1945) El prestigioso Eric Hobsbawm caracteriza, al período 1914-1945, como “La Era de las Catástrofes”. En una visión exclusiva de lo que ocurrió en los países centrales, su definición resulta impecable. No es tan seguro que las catástrofes hayan cesado en 1945, en especial en los países periféricos. En sintonía con el traslado de la sensación de “totalidad” que se dio, desde la ciencia positiva que cedía posiciones, hacia el ámbito sociopolítico, hemos elegido a esa sensación de “totalidad” para dar nombre a esta etapa. Hay expresiones de la época que sugieren un posicionamiento subjetivo –casi siempre a favor, aunque a veces en contra- vinculado a “lo total”. Guerra Total, Revolución Mundial (y, por ende, total), gobiernos totalitarios (con pretensión de dominio total), Crisis Total (dada por la Gran Depresión), y la culminación de la etapa, con el uso del Arma Total (la bomba atómica). En tres décadas, el eje del mundo se desplaza, de Europa hacia los EEUU y la URSS. Es, finalmente, un “Cambio Total” de las relaciones de poder político, económico y militar. La Primera Guerra Mudial La Primera Guerra Mundial fue, al principio, una guerra europea. Enfrentaba a Inglaterra, Francia y el Imperio Ruso (la Triple Entente) contra las llamadas potencias centrales: el Imperio Alemán y el Imperio Austro-Húngaro. Al poco tiempo ingresaron en la contienda Italia (del lado de la Triple Entente) y el Imperio Otomano (del lado de las potencias centrales). Una gran parte de los países europeos participaron en la contienda, a veces contra su voluntad, como Bélgica, invadida por Alemania apenas iniciadas las hostilidades (julio-agosto de 1914). Al ingresar Japón en la Guerra (junto a la Triple Entente), el conflicto, que ya se peleaba también en las colonias africanas, se trasladó al Lejano Oriente. En 1917, con la Revolución Rusa, Lenin insistió en una paz con Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 25 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica Alemania a cualquier precio, que logró a comienzos de 1918. Como compensación, el mismo año de 1917 los Estados Unidos entraron en la Guerra, sumando a la Triple Entente su gigantesco poderío industrial, lo que precipitó una desesperada ofensiva final alemana, cuyo fracaso marcó la caída de las potencias centrales. Regida por el mismo principio fordista-taylorista de la industria, la Primera Guerra Mundial fue una “fábrica de muerte” en gran escala. Los beligerantes pusieron toda su economía y todos sus recursos humanos en función de la Guerra. Una generación entera de jóvenes fue masacrada en las trincheras, casi siempre sin ningún resultado militar decisivo, por órdenes de generales que movían cientos de miles de personas como piezas en un tablero. Ante la falta de hombres, las mujeres ingresaron en el mercado laboral. Frente al impacto que producía en la opinión pública la masacre, algunos países optaron por llamar a nativos de las colonias a combatir en suelo europeo. Así, Francia se nutrió con tropas africanas. Inglaterra, con soldados de la India. Por primera vez, los colonizados veían cómo los blancos, supuestamente superiores, se mataban entre sí con una saña lejana a toda idea de “civilización”. Por primera vez, las mujeres eran aceptadas en trabajos tradicionalmente masculinos. Estos dos hechos tendrían consecuencias duraderas, tanto en las luchas de liberación de las colonias como en las luchas de liberación de la mujer. También las innovaciones tecnológicas que trajo la guerra tendrían duraderas consecuencias. En 1914, la transfusión de sangre (desarrollada con éxito, ese mismo año, por el argentino Luis Agote) se traslado masivamente a los frentes europeos. En 1915, Inglaterra introdujo el tanque de guerra (con muy poca pericia para aprovecharlo en combate). En 1910, Fritz Haber creó el amoníaco sintético, que permitiría a Alemania producir explosivos en serie, ante el faltante de amoníaco natural. De la oxidación del amoníaco sintético se obtienen nitritos y nitratos, que, a la larga, revolucionarían el campo, aplicados como los primeros fertilizantes artificiales. Durante la Guerra se utilizó militarmente la radio, derivada del telégrafo sin hilos (la primera transmisión de voz humana se atribuye a Fessenden, en la Navidad de 1906). El avión, surgido (según la versión oficial estadounidense) en 1903, se trasladó a los frentes de batalla. Los barcos y automóviles ganaron en confiabilidad, y en velocidad. La Guerra terminó oficialmente el 11 de noviembre de 1918. No hay cálculos exactos, pero se estima que cayeron entre diez y quince millones de personas. Poco tiempo después, una pandemia (la gripe española) se llevó más vidas que las de todos los caídos en la contienda. La ciencia no pudo hacer nada para detenerla. Fue otro golpe a la confianza en el progreso ilimitado. Los Tratados de Paz firmados en París, en 1919, dejaron amargas huellas en los vencidos. Circulaba, por entonces, un chiste agrio en la ciudad, que decía que los vencedores estaban preparando “una guerra larga y duradera” (McMillan,2005). Mientras las potencias capitalistas aún trataban de destruir a la URSS por la vía militar, el Tratado de Versalles fijó, para Alemania, condiciones tan duras que dejó a su población sumida en el más profundo resentimiento. Al mismo tiempo surgían focos revolucionarios –bolcheviques y socialistas- en Hungría, y en vastos sectores de Alemania e Italia. Se alumbraron nuevas naciones, como Checoslovaquia y Yugoslavia, y Polonia obtuvo la liberación de los rusos, por la que había luchado durante más de un siglo. Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 26 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica Una Revolución Soviética en Hungría (liderada, en 1920, por Bela Kun) fue rápidamente reprimida. En la flamante República Alemana (la “República de Weimar”), que contaba con un gobierno socialdemócrata, los focos bolcheviques fueron violentamente erradicados. El gobierno alemán permitió la existencia de unas millicias informales, llamadas Freikorps, formadas por ex– combatientes de derechas, que llegaron a sumar hasta 400.000 efectivos. Su violenta intervención fue decisiva, por ejemplo, para eliminar la República Soviética de Baviera (1919-20). Alemania vivió los dos años posteriores a su derrota al borde de la Guerra Civil, y sólo la tolerancia socialdemócrata hacia los Freikorps (sin duda objetable) evitó el avance bolchevique. El período de entreguerras: la década de 1920 En forma muy esquemática, pueden destacarse cuatro hechos que definen la década de 1920, bautizada por sus contemporános como “los años locos”. 1) El surgimiento del fascismo Ante la oleada de movimientos revolucionarios, el Gobierno italiano se mostró impotente. Sólo se oponía a ellos con firmeza el recién formado Partido Fascista (1919), con el liderazgo de Benito Mussolini. En octubre de 1922, contando ya con el apoyo de gran parte del ejército y con la anuencia del rey Víctor Manuel, Mussolini organizo la “Marcha sobre Roma”, tras la cual fue nombrado Primer Ministro de Italia. El fascismo italiano intentó una conciliación entre las clases sociales, bajo la idea de una “comunidad nacional” que debía unir a todos los italianos. Se impusieron mejoras a la vida de los trabajadores (Carta del Lavoro, 1929), se reconcilió a Italia con el Vaticano, separados desde 1860 (Tratado de Letrán, 1929) y se impuso una “mística revolucionaria”, basada en el culto de la violencia, la progresiva anulación de la oposición, los grandes actos montados como escenografías y la militarización del Partido Fascista, devenido en Partido oficial. Al mismo tiempo, Mussolini prometía a los italianos una vuelta a la grandeza del Imperio Romano y un orden sociopolítico que, sin conmover las bases del poder, daba a los trabajadores una sensación de inclusión en la comunidad nacional. El fascismo hacía un culto de la juventud, en parte por su propia juventud como movimiento, en parte porque se oponía a los partidos democráticos liberales, cuyos dirigentes pertenecían a generaciones mayores. Los ex-combatientes de la Guerra vieron, con Mussollini, exaltados los valores de violencia y de culto al varón que habían vivido en las trincheras. Los más jóvenes fueron contagiados por el fervor de la voluntad de poder, el nacionalismo y el rechazo de valores que consideraban culpables de la contienda (los intereses capitalistas, el liberalismo, los viejos generales). Junto a ese culto de la juventud, el fascismo italiano fomentó el modernismo en el arte, siempre y cuando se tratara de artistas que no se opusieran (o no demasiado) al régimen. Si bien es imposible clasificar a otros movimientos de derechas europeos como puramente “fascistas”, los gobiernos antibolcheviques que fueron surgiendo tenían, en general, al fascismo italiano como modelo, o al menos como metáfora. Tal vez el primero de ellos fue el del Almirante Horthy, en Hungría (reacción a la efímera Revolución de Bela Kun), al que fueron siguiendo otros, tampoco necesariamente fascistas, pero sí anticomunistas, nacionalistas, xenófobos, y, en muchos casos, con un fuerte culto al militarismo, heredado de la Gran Guerra. Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 27 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica Durante la década de 1920, la idea de una Revolución Mundial Socialista, promovida en la URSS por León Trotsky, fue perdiendo fuerza, mientras ganaban terreno los gobiernos autoritarios de derechas (algunos pro-fascistas, otros conservadores). En la propia URSS, tras la muerte de Lenin (1924), fue tomando poder Josef Stalin, quien, hacia fines de la década, ya había logrado eliminar o expulsar a todos los viejos dirigentes de la Revolución de 1917. En la década siguiente, fuero pocos países (entre ellos Francia, Inglaterra, Holanda, Bélgica) los que mantuvieron firmes los regímenes democráticos. 2) La prosperidad sustentada en el capital financiero Si bien tras la Guerra se tardó mucho tiempo en volver a los niveles de vida previos a 1914, el capital financiero, inserto fuertemente en los sistemas económicos europeos, fomentó una sensación de crecimiento y prosperidad, que no necesariamente se apoyaba en mejoras concretas de la “economía real”. Los países deudores de los EEUU recibieron altas inversiones especulativas, basadas en excedentes financieros norteamericanos, lo que mantuvo, unos años, la percepción de que las cosas estaban mejorando. Esta ilusión caería en 1929, con la caída de la Bolsa de Wall Street, pero su impacto se vería, con toda crudeza, recién en la década siguiente. Entre los países no beneficiados por esta sensación de prosperidad estaba Alemania. Subyugada por una deuda de guerra imposible de pagar, cercenada en su territorio, con permanentes convulsiones políticas, apenas tuvo unos pocos años de prosperidad (1925-29). En 1923, por la falta de pago de una de las cuotas de la deuda de guerra con Francia, este último país invadió la zona industrial más rica de Alemania –la Cuenca del Ruhr- para cobrarse por sí misma el pago. El Gobierno alemán llamó a la “resistencia pasiva” de los obreros, lo que derivó en una caída gigantesca de la producción. Para subsanar la falta de divisas, emitió papel moneda sin respaldo en cantidades impresionantes, lo que dio lugar a una hiperinflación nunca conocida antes en la historia. A medida que avanzaba 1923, la desesperación se apoderaba de la población alemana. Familias enteras de clase media llegaron a vender sus viviendas para comer durante unos días. En medio del caos, un extremista de Munich decidió que era hora de su propia “Marcha sobre Berlín”, al estilo mussoliniano. El 8 de noviembre, Adolf Hitler tomó el poder en la ciudad, e intentó extender su Golpe de Estado (Putsch) al resto de Baviera, para seguir luego con todo el país. Fracasado su intento, el día 9 organizó una marcha sobre la ciudad, que fue reprimida por la policía. Hitler terminó en la cárcel, pero el Partido Nazi había dado su primer paso hacia lo que buscaría los diez años siguientes: la toma del poder. En Alemania la situación mejoró hacia 1924, cuando los EEUU e Inglaterra crearon un plan para paliar la situación del país (Plan Dawes). Presionados, los franceses dejaron de acosar a los alemanes, e intentaron un acercamiento, que en 1925 ya había producido buenos resultados, y en 1926 le valió el Premio Nobel de la Paz a los gobernantes de ambas naciones (Briand-Stressemann). Sin haber recuperado el status de potencia militar, Alemania volvió, en poco tiempo, a ser la segunda potencia industrial del mundo. Cuando se desatara la crisis de 1929, sería uno de los primeros países en sufrir la Gran Depresión. Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 28 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica 3) La primera “gran ruptura” del viejo orden Durante la Guerra, algunos movimientos presagiaron los cambios que tendrían lugar en la cultura de Occidente. En Suiza, el dadaísmo (surgido en 1916, con Tristán Tzara como su exponente más representativo) exaltó el absurdo, la burla al estilo de vida burgués tradicional, y el rechazo a la razón propuesta por el positivismo. Apenas un año después, Apollinaire instalaba, en su obra teatral “Las Tetas de Tiresias” el término surrealismo. Ya antes, André Breton (quien luego sería el gran líder del movimiento) había descubierto a Freud y al precursor Alfred Jarry, uno de los primeros en adelantarse al siglo XX. Mientras el dadaísmo exaltaba el absurdo, el surrealismo se proponía expresar el funcionamiento “real” del pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, y exaltaba las formas de asociación libre por sobre todo otro mecanismo psíquico. Aún siguiendo caminos a veces diversos, dadaísmo y surrealismo compartían el desprecio por la razón positivista, y por las formas burguesas. Como fenómeno artístico, el surrealismo llegó a contar con Buñuel, Dalí, Éluard, Aragón, Ernst, Tzara, Arp, Miró, Magritte y Giacometti, entre muchos otros. Como fenómeno masivo, fue uno de los fundamentos subyacentes que rebotarían en la Revolución Pop, cuarenta años más tarde. Como fenómeno político, con la adscripción de Breton al comunismo, produjo rupturas internas (como la expulsión de Dalí y Éluard), y, ya a fines de la década de 1930, llevó a Breton a firmar con Diego Rivera y Trotsky el “Manifiesto por un Arte Revolucionario Independiente” (1938). Estas vanguardias influyeron en la mirada de toda la época, mientras la llegada del Psicoanálisis al gran público y la difusión cada vez mayor de nuevas formas de música popular invitaban a romper los moldes heredados del siglo XIX. Las nuevas formas estéticas y de pensamiento encontraron, en la década de 1920, una fuerte adhesión en vastos sectores de la población. Desde la vestimenta hasta la progresiva negación –abierta o velada- de las antiguas formas de conducta, desde la música hasta la ruptura de cánones establecidos en otras artes, no hubo prácticamente ninguna expresión socio-cultural que no haya cambiado rotundamente durante la década. Desde los EEUU llegó el jazz, en su versión bailable: el swing, el charleston. Las mujeres de clase media y media alta de Europa Occidental comenzaron a reclamar no sólo la igualdad cívica y laboral, sino la libertad sexual. Las trabajadoras, que durante 1914-18 habían ocupado el lugar de los hombres en la industria, no se resignaron siempre a volver a ser amas de casa, y reclamaron también su lugar en el mercado laboral. Lo que había sido patrimonio de las vanguardias entre 1900-1918, se volvió cada vez más accesible al gran público. El cine multiplicó su producción, y su cantidad de expectadores. Desde 1927 se introdujo el cine sonoro comercial. Pero ya antes se habían encarado enormes obras de arte en el cine silente (antes llamado “mudo”). El expresionismo alemán creó una escuela que no se volvió a repetir. La URSS realizó grandes superproducciones, exaltando la Revolucion. Hollywood multiplicó sus realizaciones, transformando cada vez más el espectáculo en una industria con futuro propio. Lejos de los primeros intentos de comienzos del siglo, las películas perfeccionaron historias y personajes, y crearon un lenguaje propio del “cine silente”, que lo transformó en una de las artes más notables del siglo. De esta época son El Gabinete del Doctor Caligari (Wiene,1920), Nosferatu (Murnau,1922), Doctor Mabuse (Lang, Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 29 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica 1922), Berlín (Ruttmann,1925), El Acorazado Potemkin (Eisenstein,1926), Metrópolis (Lang,1927), Spione (Lang,1928), junto a una interminable lista de otras obras. El Psicoanálisis y el trauma de la Gran Guerra habían impactado para siempre en la cultura occidental. En lo epistemológico, el positivismo parecía batirse en retirada. 4) La consolidación de la cultura de masas Junto a todo lo anterior, los movimientos masivos que habían tenido lugar en la Guerra se trasladaban, ahora, de las trincheras y de las fábricas al mundo cultural. El acceso masivo al gramófono y al cinematógrafo sólo fueron dos de esas expresiones. En 1920, se estableció en Buenos Aires la primera emisora radiofónica. Pocos años después, miles de estaciones, en todo el mundo, emitían programas para millones de oyentes. La radio no llegaba en forma de producto estático, como el periódico: su presencia, ubicua y permanente, la volvía dinámica, infinitamente maleable. En los EEUU, se consolidó la cultura de las historietas. Dentro de la ciencia ficción (CF), en 1926 vio la luz Amazing Stories, creada por Hugo Gernsback, pionero de las revistas del género. El automóvil recorrió su propio y particular camino. En 1900, era un vehículo exótico. En 1908, Henry Ford construyó la primera línea de montaje, para su modelo “T”. En poco tiempo, el automóvil fue, en ese país, accesible a casi cualquier familia de clase media. El fenómeno se reprodujo en Europa Occidental. Ya antes de la Guerra, los paisajes urbanos estaban cambiando. En la década de 1920, la ciudad era del automóvil. En menos de veinte años, el caballo había quedado relegado al campo, o a las aldeas. Muy pocos vieron cómo este cambio, junto al del avión, revolucionarían la relación de fuerzas en breve. Entre ellos, un ex-cabo del Ejército Alemán, de origen austríaco, que odiaba la modernidad artística y cultural, pero veneraba todas las innovaciones tecnológicas, llamado Adolf Hitler. El período de entreguerras: la década de 1930 Como en el caso anterior, remitiremos esta década a un esquema, basado en cuatro grandes focos (que, por supuesto, no agotan su complejidad): 1) La Gran Depresión Al devenir de la historia parece no gustarle sujetarse a la exactidud de los números. Rebelde a esa exactitud, el suceso que anticiparía la década de 1930 ocurrió en 1929. El 24 de octubre (Jueves Negro) comenzó a caer brutalmente la Bolsa de Nueva York (emblemáticamente conocida por Wall Street). El día 29 (Martes Negro) la caída se transformó en desastre, y en desbandada general. En los diez años anteriores, la especulación financiera había hecho subir las acciones de la Bolsa de un modo desmesurado. Cuanto más personas usaban sus dólares (a veces, los ahorros de toda una vida) para comprar acciones, más subían las acciones. El valor accionario de las empresas poco tenía que ver, muchas veces, con el valor real de las mismas (es decir: su infraestructura, capacidad de producción, nivel de ventas, ganancias históricas y proyectadas, calidad de su personal, y todo lo que hace a la “empresa real y concreta”). Quienes no compraban acciones, mantenían sus ahorros en los bancos. Pero los bancos, a su vez, usaban los depósitos de los ahorristas para comprar acciones, y sacar beneficios adicionales de la especulación. Llegó un Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 30 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica momento, finalmente, en el que la “burbuja financiera” estalló. Algunas acciones comenzaron a bajar de precio. Sus tenedores, preocupados, salieron a venderlas, para salvar su dinero. Las acciones bajaron aún más. El efecto se contagió a casi todas las empresas, cuyo valor real era muy inferior a lo que figuraba en las acciones. En una reacción masiva, también los bancos intentaron vender las acciones que poseían, a un precio mucho menor de lo que las habían comprado. Era el dinero de los ahorristas, que, desesperados, acudieron a los bancos a retirar sus depósitos. Los bancos comenzaron a quebrar, dejando a cientos de miles de personas sin sus ahorros. El Estado no garantizaba los depósitos: quienes creían tener ahorros, se quedaron sin dinero de la noche a la mañana. Ante la baja de las acciones, y la quiebra de los bancos, las empresas, privadas de capital para funcionar, también comenzaron a quebrar: sus acciones pasaron a valer cero. Millones de personas se quedaron sin trabajo. Gran parte de ellas, también había perdido los ahorros. El consumo cayó brutalmente. Incluso las empresas que no tenían problemas financieros, ante la falta de ventas, fueron quebrando. Las que no quebraban, sobrevivían sólo despidiendo a gran parte de su personal, lo que agravó el desempleo. La “fiesta financiera” de la década de 1920 desembocó, hacia 1930, en lo que se conoce como la Gran Depresión. Los primeros afectados fueron los EEUU. En septiembre de 1929, el índice Dow Jones había llegado a 381 puntos. En julio de 1932, había bajado a poco más de 41. El efecto se reprodujo en todas las bolsas del mundo, con similares resultados. Apenas iniciada, la Crisis golpeó al segundo gran país industrial de Occidente: Alemania. Sólo la URSS, aislada del mundo, siguió su camino, acosada por sus propios problemas de hambre, baja producción y creciente represión estalinista. La respuesta no se hizo esperar. Al clima festivo de los “años locos” siguió un período sombrío. Colas en las calles para recibir una comida de caridad. Gente que antes tenía una vida razonable durmiendo a la intemperie. Tasas de suicidios que crecían. En los países no industrializados el impacto fue menor, pero no dejó de ser perceptible. En los EEUU, en 1932, el recién electo presidente Roosevelt planteó el “New Deal” (nuevo acuerdo). Fue la mayor respuesta de intervención del Estado en un país caracterizado, durante toda su historia, por dejar la economía en manos privadas. Roosevelt tomó drásticas medidas, desde garantizar los depósitos hasta u$s 5.000 (un gran suma en ese momento, pensada para atraer nuevamente a los ahorristas, y evitar que quebraran más bancos) hasta generar empleo con obra pública. Años después, en 1938, Roosevelt crearía la agencia Fannie Mae, para garantizar un flujo financiero a la construcción, y permitir que las familias norteamericanas accedieran a créditos accesibles para la vivienda propia. La firme respuesta del New Deal rooseveltiano fue, acaso, un factor clave para evitar que la población norteamericana fuese atraída por las ideas socialistas. En tono humorístico, y no sin toques de futurismo tecnológico, Charles Chaplin produjo una gran película de la época, que retrata la Gran Depresión. Se trata de “Tiempos Modernos” (Chaplin,1936), donde aún acude, en pleno período sonoro, a sus maravillosos artilugios del cine silente. Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 31 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica 2) La aceleración del avance tecnocientífico y de su masificación Pese al desempleo y a la baja de producción de comienzos de la década, la velocidad con que avanzó la tecnología siguió creciendo. En 1903 se había registrado el vuelo del primer avión. Durante la década de 1930, las líneas aéreas comerciales eran ya comunes en gran parte del mundo. En 1936 se produjo la primera transmisión pública de televisión. Fue en Berlín, en ocasión de las XI Olimpíadas. Había sólo unas decenas de receptores privados. Pero la instalación de televisores públicos permitió que, tal vez, hasta ciento cincuenta mil personas viesen la transmisión. La cohetería no alcanzó resultados inmediatos, pero también registró grandes avances. La computación tuvo su primer precursor. La ASCC (Authomatic Sequence Controlled Calculator, conocida como Harvard Mark I), creada en los EEUU, realizaba 3 cálculos aritméticos por segundo. No era una computadora digital –funcionaba con mecanismos electromagnéticos- pero marcó también un comienzo. El automóvil siguió en plena expansión. Dejando finalmente el modelo primitivo, metáfora del carruaje de caballos (que se detecta en las formas cuadradas de los autos hasta los años ’20), comienzan los primeros diseños aerodinámicos. Dos genios se destacan: René Citroén, con sus innovaciones siempre audaces, y Ferdinand Porsche, creador del famoso Volskwagen escarabajo, que aún hoy sorprende a los aficionados a la mecánica. El cine avanzó con la experimentación de las películas en colores (que ya se había iniciado a comienzos del siglo XX). Como medio masivo, estaba en todas partes. La industria de Hollywood floreció, y se nutrió con el aporte de talentos que huían, desde 1933, de la Alemania Nazi. El tema habitual eran las comedias ligeras: una forma de escape a la dura realidad. Un desempleado podía pagar unos centavos para ver bailar a Fred Astaire y Ginger Rogers en suntuosos hoteles, y olvidar un rato su desesperación. La radio se adueñó de las casas. Las familias se reunían, alrededor de receptores, diseñados como muebles, para escuchar los programas de los horarios centrales. Tan grande era la audiencia de las radios, y tanto creían en ellas sus oyentes, que una noche de 1938, cuando Orson Welles leyó pasajes de “La Guerra de los Mundos”, de H.G.Wells, con sonidos ambientales que sugerían una invasión marciana, cientos de miles de norteamericanos huyeros de sus hogares, creyendo que se trataba de un hecho real. No es sorpredente, por lo tanto, que Hitler se valiera tanto de la radio para la propaganda política: había en el Reich 6.000 altavoces, que propalaban en los lugares de trabajo los discursos políticos. El receptor VE-301, creado para su venta masiva, estaba en más de 10 millones de hogares alemanes hacia fines de la década. 3) Las dictaduras europeas Mientras la Gran Depresión consolidaba la fe de los norteamericanos en la democracia, gracias al New Deal, y al acercamiento al pueblo del presidente Roosevelt, en sus famosos mensajes radiales (“Conversaciones junto a la chimenea”), en Alemania, la Gran Depresión llevó al camino opuesto. La población, cansada de vivir de crisis en crisis, comenzó a volcarse hacia los extremismos. En 1930, el hasta entonces insignificante Partido Nazi se transformó en una poderosa fuerza electoral. En 1932, los votos del Partido Nazi y del Partido Comunista, sumados, representaban más del 50 por ciento del electorado. Se ha dicho que, hacia fines de 1932, la crisis había comenzado a ceder, y que, de no haber llegado los nazis al poder, la recuperación Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 32 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica económica alemana habría tenido lugar de cualquier manera. Pero los hechos fueron distintos. Con una fuerte primera minoría en el Reichstag (Parlamento Alemán), Hitler reclamó para sí mismo el cargo de Canciller. No fue, ciertamente, el electorado quien lo llevó al poder. En su mejor momento, en julio de 1932, los nazis lograron un 37% de los votos. En diciembre, su caudal electoral había comenzado a caer. Pero una maniobra entre bambalinas, orquestada por el ex-Canciller Franz von Papen, convenció al Presidente de la República de Weimar, el anciano Mariscal Paul von Hindenburg, de que sólo se controlaría la violencia nazi ofreciendo a Hitler el máximo cargo del Gobierno. Así, el 30 de enero de 1933, Adolf Hitler juró como Canciller del Reich. Fue el comienzo de la dictadura nazi. En pocos meses, se disolvieron todos los partidos de oposición, incluso los de derechas. Los opositores de izquierdas que no emigraron fueron encerrados en los primeros campos de concentración. Haciendo caso omiso del Tratado de Versalles, Hitler comenzó una carrera contra el tiempo para militarizar Alemania. Se profundizó, gradualmente, la persecución contra los judíos. A pesar de haber firmado un Concordato con el Vaticano (1933), el régimen nazi persiguió implacablemente, hasta donde pudo (evitando contrariar, en lo posible, a la población religiosa) a la Iglesia Católica. Al mismo tiempo, la economía alemana tuvo una espectacular recuperación. Siguiendo los principios fascistas de “comunidad nacional”, todos los objetivos del Gobierno se orientaron hacia el fortalecimiento de una Volksgemeinschaft (comunidad del pueblo alemán) que no suprimía la diferencia de clases sociales, pero integraba a los trabajadores a los objetivos nacionales. No hubo nada parecido a un “socialismo” (en el sentido marxista), pero se tomaron medidas sociales notables, que fueron mucho más allá de las que había ensayado Mussolini. Alemania se transformó, en pocos años, en una temible potencia militar. Muy pocos países europeos pudieron sustraerse a la ola autoritaria. En 1931, se había fundado la República Española. Luego del triunfo, en 1935, del Frente Popular (una coalición de izquierdas), se produjo, en 1936, un Alzamiento Nacional contra la República, liderado por los generales nacionalistas Franco, Mola y Sanjurjo. La República resisitió, y se desató la Guerra Civil. Hitler y Mussolini intervinieron activamente a favor de Franco, enviando armas y tropas. Francia, envuelta en sus propios problemas (con riesgo, incluso, de enfrentar ella misma una Guerra Civil), tuvo una tibia intervención en favor de la República. Cuando el Partido Comunista se hizo de gran parte del poder español (1937), gracias al apoyo sustancial que recibió la República Española de la URSS, Inglaterra prefirió no tomar partido, y centrarse, también, en sus propios problemas. A esa altura, ya Alemania se estaba transformando en el problema mayor para la paz europea. La Guerra Civil Española terminó en 1939, con la victoria nacionalista. Se impuso una dictadura clerical-sindical, liderada por el Generalísimo Franco. Cientos de miles de españoles marcharon al exilio. En Austria, además de los problemas económico-sociales, subsistía un duro conflicto entre quienes deseaban unirse a Alemania y quienes preferían mantener la independencia del país. El Partido Nazi local, réplica del alemán, no gozaba de gran popularidad, probablemente por su carácter pagano y anticatólico. Así, cuando en 1934 fue asesinado el Canciller Dölfuss (conservadorcatólico), Hitler prefirió tomar distancia de sus adeptos austríacos. A esa altura, Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 33 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica Alemania recién comenzaba el rearme. Italia, recelosa del poderío alemán (y enemiga de Alemania en la Gran Guerra), decidió apoyar la independencia austríaca. Mussolini llegó incuso a movilizar tropas, para prevenir un intento alemán de anexar Austria. Paradójicamente, y a pesar de sus similitudes ideológicas, Hitler y Mussolini tuvieron, por causa de Austria, un momento de tensión en 1934. En Polonia, el mariscal Pilsudski profundizó el carácter autoritario de su gobierno, para evitar que los partidos más derechistas que el suyo reclamaran un régimen “a la italiana”. La discriminación a los judíos tenía también, en ese país, un carácter legal (incluso desde antes de la llegada de Hitler al poder). En cambio, la Iglesia Católica era una poderosa institución, basada en la ferviente fe de la población. Los polacos temían menos a Alemania que a la URSS, ya que habían sufrido la ocupación rusa durante más de un siglo. En 1934, firmaron un tratado de no agresión con Alemania. También Hungría y Portugal tuvieron sus regímenes autoritarios. Llegó un momento en el cual, en Europa, eran más las dictaduras que las democracias. La URSS, dominada ya por Stalin, pasó de un período en el cual Revolución implicaba libertad a una oscuridad sin límites. Se calcula que, entre 1937 y 1938, se produjeron más de un millón de asesinatos políticos, liderados por el stalinista Ezhov (Overy,2006). Gran parte de los muertos era viejos cuadros comunistas, que Stalin veía como enemigos potenciales. Otros millones emprendieron el camino de la prisión en Siberia, o sufrieron la muerte bajo condiciones de trabajo fuera de lo imaginable. Sobre los cadáveres de esas personas, Stalin comenzó a edificar una gran potencia industrial. Impulsó la ingeniería y las ciencias, y encaró obras de infraestructura gigantescas, donde la mano de obra, descartable, podía ser explotada mucho más allá de lo humanamente posible. 4) El camino hacia la Guerra En Oriente, la Guerra se adelantó varios años, con la invasión japonesa de China en 1931. Aún cuando se logró una paz transitoria, el Imperio Japonés invadiría nuevamente Manchuria en 1937, e instalaría al último Emperador de China en un gobierno títere, cambiando el nombre del país al de Manchukuo. La colisión de intereses entre el Japón y los EEUU en el Pacífico preanunciaba un conflicto mayor, que ambas potencias intentaron, durante un tiempo, evitar. En Alemania, la carrera armamentista, iniciada por Hitler en 1933, fue tolerada por Inglaterra y Francia, deseosas de evitar otra Gran Guerra. Nadie pensaba en una “guerra preventiva” contra el Tercer Reich (como bautizó Hitler a su régimen), y se buscó la vía de la conciliación. Así, Hitler impuso en 1935 el servicio militar obligatorio, y creó el mismo año la Lüftwaffe (Fuerza Aérea Militar Alemana), mientras lograba un acuerdo con Gran Bretaña para potenciar a la Kriegsmarine (Fuerza Naval de Guerra). En los países vencedores de la Primera Guerra Mundial, seguían al mando los viejos generales de la victoria. En Alemania, Hitler prefirió dejar los planes militares en manos de una joven generación, que comprendió enseguida las ventajas de utilizar los tanques de guerra combinados con la aviación. Muy pocos militares occidentales (Basil Lidell Hart en Inglaterra, Charles de Gaulle en Francia) trataron de advertir que la próxima guerra sería muy diferente. En su momento, nadie los escuchó. Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 34 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica Así, en 1936 Hitler ocupó con la Wehrmacht (Ejército Alemán) la zona de la Renania, desmilitarizada por el Tratado de Versalles. A esa altura, podría haber sido fácilmente derrotado, pero ni Inglaterra ni Francia hicieron más que una protesta formal. El año anterior, Mussolini había invadido Abisinia (Etiopía), en su pretensión de crear un Gran Imperio, que remedada al Imperio Romano. Los países democráticos le impusieron a Italia sanciones económicas, que lograron un acercamiento cada vez mayor entre el Duce y Hitler, dado que Alemania se dispuso a apoyar a los italianos cuando Inglaterra les daba la espalda. Unidos por la Guerra Civil Española, Italia y Alemania acuñaron una expresión que tendría larga trascendencia: “el Eje Berlín-Roma”. Sólo era cuestión de tiempo para que ambas potencias se unieran militarmente. Hacia 1938, Hitler comenzó a atacar abiertamente el orden europeo. En marzo ingresó con tropas alemanas en Austria, logrando el Anschluss austro-alemán del que se venía hablando desde el siglo XIX. Mussolini, comprometido años antes con la independencia austríaca, apoyaba ahora a Alemania (y, sin dudas, le temía). La población austríaca recibió a los alemanes como liberadores, y a Hitler como a un héroe. El ataque vergonzoso de los austríacos contra los judíos de Viena fue mucho más violento de lo que había sido todo lo que la propia Alemania Nazi había hecho hasta ese momento. En septiembre del mismo año, Hitler presionó a Checoslovaquia, para que la zona de los Sudetes (mayoritariamente alemana) se incorporara al Tercer Reich. En un intento desesperado de evitar la guerra, los dirigentes de Inglaterra (Chamberlain) y Francia (Daladier) accedieron a firmar un ominoso acuerdo –el Pacto de Munich- donde se cedía, sin permiso de los checoslovacos, los Sudetes a Alemania. El Pacto fue idea de Mussolini, que participó en la negociación. La paz pareció salvada, pero sólo sirvió para que Hitler perfeccionara su aparato militar durante un año más. Y para que, entre Austria y los Sudetes, el Tercer Reich agregara diez millones de habitantes a su población. En noviembre de 1938 tuvo lugar el más violento ataque a la población judía en Alemania desde la llegada de Hitler al poder. Se trató de la Reichskristallnacht (Noche de Cristal), donde centenares de negocios, sinagogas y viviendas de judíos fueron incendiadas o destruídas por otros medios. En los días siguientes, se internó a unos 20.000 judíos en campos de concentración. Por primera vez, los campos no eran para opositores políticos, sino para personas marcadas para la persecución por su origen étnico. Era sólo un anticipo de lo que ocurriría unos años más tarde. En marzo de 1939, violando abiertamente el Pacto de Munich (que él mismo había firmado), Hitler ocupó el resto de Checoslovaquia. Su ingreso a Praga no fue recibido con el entusiasmo que había tenido su llegada a Viena. Pero sirvió para expandir las fronteras del Reich, y amenazar, desde allí, a Hungría, Bulgaria y Rumania. Su siguiente objetivo era Polonia. Esta vez, Inglaterra y Francia estaban dispuestas a no ceder. Firmaron un tratado de defensa mutua con Polonia, que tampoco se veía dispuesta a negociar con Hitler. A diferencia de otros pueblos y gobiernos, los polacos no temían a Hitler, ni a nadie. Pero en forma inesperada, el 23 de agosto la Alemania Nazi y la URSS firmaron un Pacto de no Agresión (Pacto Molotov-Ribbentrop). Dos archienemigos ideológicos se ponían de acuerdo para desafiar a las democracias. En un protocolo secreto del Pacto, decidían la destrución de Polonia, y su reparto entre ambos países. Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 35 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica Finalmente, el 1º de septiembre de 1939 Hitler invadió Polonia. No está muy claro cómo pensaban ayudar Inglaterra y Francia a su aliado agredido. Pero esta vez, trataron de poner un freno al nazismo. El 3 de septiembre, a las 11 de la mañana, Inglaterra declaró la guerra a Alemania. El mismo día a las 17, Francia declaró el estado de guerra con el Tercer Reich. Era el comienzo de la mayor contienda de todos los tiempos. La Segunda Guerra Mundial Vista en un mapa, la Segunda Guerra Mundial muestra un extraño movimiento sistólico. El Eje Alemania-Italia-Japón se expande enormemente entre 1939 y 1942. Los alemanes invaden Polonia (1939), Noruega, Dinamarca, Holanda y Bélgica, y conquistan Francia, una de las mayores potencias militares de la época (1940). Acosada por la Luftwaffe, Inglaterra logra resistir, en absoluta soledad, una invasión nazi. El implacable bombardeo de Londres termina por ser una ventaja para los ingleses, pues Hitler se distrae del verdadero objetivo: destruir las fábricas de aviones y los aeropuertos. Winston Churchill, nombrado Primer Ministro, galvaniza a la población británica con su decisión de resistir a cualquier costo, con sus discursos vibrantes y con su presencia permanente en las zonas bombardeadas. Mientras tanto, Italia no conquista nada. En Africa del Norte, los británicos aniquilan a tropas fascistas muy superiores. Para mostrar alguna iniciativa, el Duce intenta invadir Grecia. Los griegos terminan corriendo a sus hombres. Hitler se ve obligado a intervenir, pues Grecia es una base muy útil para los ingleses. Invade Yugoslavia y Grecia (1941), y envía una fuerza (el Africa Korps) para revertir el retroceso masivo de Italia en Africa del Norte. La comanda el mítico general Erwin Rommel, uno de los protagonistas de la invasión de Francia. El 22 de junio de 1941, Hitler viola el Pacto MolotovRibbentrop, y ataca la URSS. Inglaterra, que había resistido en soledad durante un año los ataques nazis, tiene por fin un aliado militar, aún cuando se trate de un enemigo ideológico. Winston Churchill depone su anticomunismo, y va de visita a Moscú, donde resiste con flema británica una recepción plagada de banderas rojas, con una orquesta que toca “La Internacional”. Pese a todo, la URSS parece desmoronarse: en noviembre, los alemanes están a las puertas de Moscú, y han sitiado Leningrado. Algunos temen la rendición de Stalin: aún no conocen lo que el Ejército Rojo es capaz de lograr. El 7 de diciembre del mismo año, Japón ataca la base naval norteamericana de Pearl Harbor. El 11, Hitler declara la guerra a los EEUU: la guerra abarca ya a todo el mundo. En Europa, pocos paìses mantienen la neutralidad (Suecia, Suiza, Portugal, España). El resto se une a Alemania, o es invadido por ella. Pese a ser detenidos en Moscú, los alemanes reanudan su avance en 1942, sobre el Caúcaso. A las orillas del Volga, llegan a Stalingrado. Pero es la última ofensiva victoriosa del Eje. Enfrentados a la URSS y a los EEUU al mismo tiempo, los nazis no tienen futuro. La expansión del Eje comienza a revertirse, y el movimiento sistólico se volverá inexorable. En Africa del Norte, Rommel es derrotado en El Alamein en octubre, y abandonará el continente a comienzos del año siguiente. En Oriente, los EEUU detienen el avance japonés sobre el Pacífico, y en Guadalcanal inician su contraofensiva. La victoria cambia de bando en 1943. Tras una derrota fulminante en Stalingrado, en julio Hitler intenta una última ofensiva en Kursk: una batalla donde participan cuatro mil tanques de guerra de ambos bandos, y que se define a favor de la URSS. Desde allí, los alemanes sólo conocerán en el Este la retirada. El mismo mes, Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 36 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica los Aliados occidentales invaden Sicilia, e ingresan en la península italiana. Mussolini es destituido por los propios fascistas, y recluido en el Hotel Sasso, en la cumbre de una montaña. En una maniobra espectacular, un grupo comando (guiado por Otto Skorzeny) lo rescata, y Hitler obliga al Duce a instalar un gobierno títere en el norte de Italia (República de Saló), bajo la represión de las temibles SS. El ahora imparable Ejército Rojo recupera territorios, e ingresa en Ucrania. En Oriente, la flota japonesa queda prácticamente fuera de combate: isla tras isla, los EEUU van cercando a Japón en el Pacífico. La Guerra termina de definirse en 1944. El 4 de junio, Roma es liberada por los angloamericanos. El 6, se produce el desembarco militar más grande de la historia: el “Día D”, cuando tropas conjuntas inglesas, americanas, francesas, polacas y de otros países, ingresan a Francia por Dunkerke. En septiembre, los rusos ya combaten en suelo polaco. En Oriente, los EEUU se van acercando a las islas del propio Imperio Japonés. Hacia fines de ese año, las tropas de los EEUU e Inglaterra están en las fronteras del Reich por el Oeste. El Ejército Rojo, llega al Reich por el Este. Hitler y sus secuaces, conscientes de sus crímenes, deciden someter al pueblo alemán a una resistencia sin sentido. En los tres primeros meses de 1945, Alemania es devastada. El 30 de abril, con los rusos combatiendo ya en Berlín, Hitler se suicida, tras nombrar un gobierno que terminará rindiéndose el 7 de mayo. Mussolini fue ya ejecutado por los partisanos italianos el 25 de abril. Es el fin del nazismo y del fascismo en Europa. El Imperio Japonés, que resiste en forma suicida, obliga a los EEUU a tomar isla por isla, a través del Pacífico, con enormes bajas de ambos bandos. Finalmente, el presidente Truman (sucesor de Roosevelt, fallecido el 12 de abril) toma una polémica decisión. Utiliza la recientemente creada Bomba Atómica para destruir las ciudades civiles de Hiroshima (6 de agosto) y Nagasaki (9 de agosto). Japón se rinde. Es el fin de la Segunda Guerra Mundial, que costó, según diversos cálculos entre 35 y 50 millones de vidas. La Guerra Racial El racismo biológico, creciente conforme avanzaba el siglo XIX, tomó la peor expresión de racismo de Estado en la Alemania Nazi. Con el supuesto objetivo de proteger la pureza “aria” germánica de las consideradas “razas inferiores”, la aspiración de segregar a otros pueblos –en especial, de origen eslavo- existió siempre en los ideólogos nazis. Pero el objetivo primero y primordial de su odio racial fueron los judíos. En esta categoría entraba una amplia variedad, desde los judíos religiosos practicantes hasta personas laicas que tenían algún origen judío, incluso cuando se hubiesen asimiliado totalmente a la cultura alemana. En 1933 (llegada de Hitler al poder), los paramilitares nazis de la SA desataron una ola de violencia antijudía brutal, que se detuvo cuando el propio Gobierno nazi introdujo las primeras medidas de exclusión de los judíos de la sociedad. En 1935, frente a otra ola de ataques violentos, Hitler reaccionó sancionando las Leyes de Nüremberg, que prohibían, entre otras cosas, la unión sexual entre personas “arias” y personas “judías”. En noviembre de 1938, luego de la Reichskristallnacht (Noche de Cristal), se introdujeron nuevas leyes discriminatorias, con las que los judíos quedaban reducidos a la categoría de parias sociales. De los 510.000 judíos que había en el Reich en 1933, se calcula que, hacia 1939, sólo quedaban 170.000. El resto había huído. Con la invasión de Polonia, los nazis se encontraron con una población de más de un Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 37 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica millón de judíos, a los que, ya en plena guerra, pudieron dedicarse a recluir en ghettos, y asesinar sin mayor miramiento. En cuanto a los polacos no judíos, su destino era, para los nazis, servir como esclavos en el nuevo régimen: toda la clase dirigente, intelectual, artística y académica polaca fue perseguida y, mayormente, exterminada. Los soviéticos, invasores de la zona oriental de Polonia, no actuaron con menos brutalidad: tomados prisioneros, casi todos los oficiales del Ejército Polaco fueron fusilados, en 1940, y ocultados en las tristemente célebres Fosas de Katyn (recién después de 1991 Rusia reconoció esos crímenes). La misma suerte corrieron, en la Polonia ocupada por la URSS, intelectuales, artistas y sacerdotes. La guerra racial se profundizó cuando Alemania invadió la URSS. En forma explícita, Hitler ordenó que todos los hombres sospechados de formar parte del aparato político soviético, fueran fusilados, allí donde se los encontrara (la tristemente célebre Kommisarbehelf). Los judíos varones debían sufrir la misma suerte. Para el resto del pueblo ruso, el destino era, como para los polacos, la esclavitud perpetua. La situación se agravó cuando, en diciembre de 1941, quedó claro que Hitler no conquistaría la URSS en el corto plazo. Muchos planes previos para expulsar a los judíos hacia el Este, en “marchas de la muerte” más allá de los Urales, quedaron sin efecto. En la Conferencia de Wansee (enero de 1942), Reinhard Heydrich (bajo órdenes expresas de Heinrich Himller, líder de las SS), aclaró a otros dirigentes nazis que el objetivo era, a partir de ese momento, el exterminio físico de todos los judios de Europa. Heydrich, delegó la organización de la masacre en un ambicioso oficial de la SS: Adolf Eichmann. Sumando las muertes que ya se habían llevado a cabo, se calcula que, entre 1939 y 1945, fueron masacrados entre cinco y seis millones de judíos, provenientes de todos los países ocupados por Alemania. El exterminio tenía lugar, generalmente, en cámaras de gas, utilizando una versión concentrada del insecticida Zyklon-B. En ese mismo proceso fueron eliminados miles de gitanos, y decenas o cientos de miles de rusos, opositores en general, y homosexuales. El genocidio tuvo su pico máximo entre 1942 y 1944, donde la matanza de civiles inocentes alcanzó una eficiencia digna del período fordista-taylorista: la muerte como línea de montaje. Increíblemente, se logró manejar el exterminio en el mayor secreto posible. El alemán corriente, incluso cuando en muchos casos adhiriese al nacionalsocialismo, no estaba preparado para ser cómplice de semejante horror (algo que, según se ha documentado, los propios genocidas reconocían). En el resto de Europa, en general se hizo poco por proteger a los judíos. Unos pocos países se destacan por su valentía al oponerse a los “trenes de la muerte”. Dinamarca, cuya propia población (encabezada por la policía) evacuó en una sola noche al 90% de los judíos de Copenhage hacia la neutral Suecia, sabiendo en que la mañana siguiente los judíos serían deportados. Bulgaria, cuyo gobierno (aliado, por otra parte, al nazismo) se opuso a las deportaciones, con tanta firmeza que incluso los campesinos amenazaron con arrojarse a las vías de los “trenes de la muerte”, si éstos llegaban a salir. Italia, donde Mussolini, aliado de Hitler, hizo poco y nada por deportar a sus judíos (que sólo fueron asesinados cuando los alemanes ocuparon el norte del país, hacia 1943). En Holanda y Francia hubo intentos de proteger a los judíos, pero las opiniones estaban divididas, y no siempre los protectores tuvieron éxito. En Hungría, el fascista mariscal Horthy se opuso a los “trenes de la muerte”, hasta que fue reemplazado por un grupo extremista pro-nazi (los “Cruz y Flecha”), que arrasó con la población judía. Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 38 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica La culminación de la Guerra Racial, con el exterminio de millones de judíos, se conoce como Holocausto. En rigor, muchos judíos prefieren llamarlo Shoá. Aquí no es tan importante el nombre como el carácter inédito del genocidio. Exterminios raciales hubo antes y después (los pobladores originarios de América del Norte, los armenios bajo el Imperio Otomano, los islámicos de Bosnia-Herzegovina, los tutsis de Ruanda). Pero nunca, ni antes ni después, se utilizó el método fordista-taylorista para fabricar muerte de civiles indefensos en semejante escala. Así, la Era de los Totales culmina con el intento nazi de de Exterminio Total, y con el uso norteamericano del Arma Total. El fantasma de la “totalidad” seguirá flotando, desde entonces, en el mundo. 8. Guerra Fría y Carrera Espacial (1945-1979) Los comienzos de la Guerra Fría Muy poco después de la caída del Eje comenzaron a manifestarse las primeras tensiones entre los aliados occidentales y la URSS. La mitad oriental de Alemania pasó a control soviético. La occidental, a control aliado. Muchos países que contaban con restaurar –o instalar- las democracias tras el infierno nazi, se encontraron con gobiernos impuestos por la URSS. Otros, que trataron de instaurar un régimen socialista (como Grecia) se encontraron con que la URSS no los apoyaba, y la represión militar instaló en ellos gobiernos de tipo capitalista. El planeta pasó a ser regido por dos superpotencias: los EEUU y la URSS. El mundo occidental quedó dividido en dos bloques: al Oeste de Europa, los aliados de EEUU. Al Este, los aliados de la URSS. Berlín, que cayó del lado Este, se dividió, a su vez, en dos ciudades: la occidental, ocupada por los EEUU, Inglaterra y Francia; la oriental, ocupada por la URSS. Mientras los soviéticos eliminaban a los opositores al estalinismo en Europa Oriental (en especial, a los viejos comunistas que habían resistido al nazismo), creando “repúblicas socialistas” en Polonia, Checoslovaquia, Bulgaria, Rumania, Hungría y Alemania Oriental (y ocupando los países bálticos: Estonia, Letonia y Lituania), los norteamericanos iniciaban una cruzada anticomunista en su propio territorio, y en las naciones a su alcance. En Europa, sólo Yugoslavia mantuvo un régimen marxista independiente de Moscú, liderado por Josif Broz (Tito), que había expulsado, con sus propias fuerzas, a los nazis (en rigor, Tito logró tener a maltraer a los nazis casi desde que invadieron Yugoslavia, y fue el mayor ejemplo de resistencia civil en la Guerra). Los problemas habían comenzado en 1945, e incluso un poco antes. Polonia fue una de las primeras víctimas del estalinismo. Con el Ejército Rojo a pocos kilómetros de Varsovia, los polacos sublevaron la ciudad el 1º de septiembre de 1944. Stalin dejó tranquilamente que los nazis masacraran a decenas de miles de personas en la ciudad, para dar luego la orden de tomarla. Antes del fin de la Guerra, ya había instalado un gobierno prosoviético en Lublin, con el que se ocupó de quitar legitimidad a los partidos políticos de Varsovia. Pero el primer incidente que confrontó gravemente a los EEUU y la URSS se produjo en Berlín, hacia 1948. Deseosos de expulsar de la zona occidental a sus ex– aliados, los soviéticos bloquearon la ciudad. Los EEUU respondieron con un Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 39 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica puente aéreo, que abasteció Berlín occidental hasta que la URSS desistió del intento. Durante los siguientes 41 años, Berlín Occidental sería una isla de la República Federal Alemana (RFA), fundada en 1949 –con capital en Bonn- en medio de la República Democrática Alemana (RDA), fundada el mismo año. Los EEUU habían obtenido la Bomba Atómica en 1945. La URSS logró detonar el Arma Total en 1949. Desde ese momento, el fantasma de una Guerra Nuclear recorrió el mundo. Otros avances tecnológicos volvían más temible la amenaza. En 1944, Hitler había logrado lanzar con éxito los primeros misiles balísticos de la historia (las bombas V-1 y V-2) sobre Londres. Entre ese año y los primeros meses de 1945, Hitler mandó a combatir a los primeros aviones a reacción (el modelo Messerschmitt-262), al lado de los cuales los veloces cazas a hélice no tenían defensa alguna. Tanto los misiles como los aviones a reacción fueron adoptados rápidamente por los EEUU y la URSS. A la amenaza nuclear se sumaba la velocidad supersónica, y cohetes no tripulados que podían llevar bombas atómicas. Con la experiencia reciente de dos Guerras Mundiales, los europeos no podían dejar de temer una próxima Tercera Guerra Mundial. Una Guerra Nuclear, que sería la última. La Guerra Nuclear no estalló, y los europeos tuvieron una larga paz. Pero los conflictos bélicos se trasladaron rápidamente al Tercer Mundo. En 1949, la Revolución Comunista triunfó en China, liderada por Mao Zedong. Apenas un año después, Corea del Norte (comunista), apoyada por tropas y armas chinas, invadió Corea del Sur. La Guerra de Corea (1950-53) terminó en tablas, con las fronteras iniciales restauradas. Pero las tensiones prosiguieron, incluso hasta el presente. En esa guerra, los agresores fueron los comunistas, alarmados por la alta probabilidad de que, en un plebiscito, las dos Coreas decidieran unirse bajo un sistema capitalista. Pero no siempre serían ellos los agresores. En 1948, tras una larga lucha de resistencia, se reconoció la independencia del Estado de Israel. Creado al principio bajo un ideario socialista, obtuvo el apoyo inmediato de la URSS. El problema era que los judíos, que desde 1900 venían ocupando la zona de Palestina, bajo la doctrina sionista de Theodor Herzl, se encontraron con que allí vivía, desde hacía siglos, una población de origen árabe, que vio truncadas sus propias aspiraciones de independencia. Otros países árabes se unieron para atacar al flamante Estado. En esa primera Guerra de Medio Oriente (1949), los roles a los que la historia actual nos ha habituado estaban invertidos. Las armas de los judíos eran checoslovacas, con pleno apoyo de la URSS, e instrucción militar alemana. Los árabes contaban con el visto bueno de Inglaterra, que se había opuesto con firmeza a la creación del Estado de Israel. La victoria militar de los judíos fue ciertamente sorprendente, pues apenas habían comenzado a existir como nación. A su vez, en 1948 la India obtenía su independencia, luego de casi un siglo de dominación británica. El problema de las enormes diferencias religiosas trató de resolverse creando, al oeste de la India, el Estado de Pakistán. La decisión traería, en el futuro, conflictos entre ambas naciones. Por esos mismos años, Francia decidió volver a la política imperialista en sus colonias. Reforzó su presencia en Argelia, y en cuanto terminó la Guerra envió tropas a Indochina (hoy Vietnam, Laos y Camboya), con la excusa de expulsar a los chinos que habían ingresado en el territorio durante la guerra con Japón. En un principio, el líder vietnamita Ho Chi Min intentó negociar la liberación de Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 40 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica su país, pero pronto descubrió que las exigencias francesas eran inaceptables. A esa altura el Vietminh (ejército irregular vietnamita) era una fuerza respetable y entrenada en combates contra Japón. El comunismo ya era popular en la zona desde principios del siglo XX y, tras la Revolución de Mao, los vietnamitas tuvieron apoyo chino. Francia, víctima de Hitler, fue victimaria en Indochina. Pero su situación se fue complicando, tras las victorias vietnamitas de Cao Bang (1950) y Dien Bien Phu (1954). Francia finalmente se retiró, y concentró sus esfuerzos en reprimir la independencia de Argelia. Los EEUU, que habían ya colaborado con Francia contra Ho Chi Min, se fueron involucrando en la zona, hasta quedar enredados en una guerra de David contra Goliat en la década siguiente. Europa, devastada tras la Guerra de Hitler, comenzó un gradual proceso de reconstrucción. Bélgica, Holanda y Luxemburgo formaron una unión económica (BeNeLux). A estos países se sumaron Francia e Italia, en la creación de una Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA). Poco después, Alemania Occidental (RFA) también fue admitida. Era el inicio de un largo camino hacia la Unidad Europea. Los EEUU promovieron el otorgamiento de subsidios y créditos blandos para la reconstrucción de Europa, bajo el denominado Plan Marshall. Si bien al principio la URSS consideró aceptar la ayuda, finalmente la rechazó, y, junto con ella, todos los países bajo su órbita. A la larga, la economía socialista soviética, centrada en el esfuerzo militar para igualar a los EEUU, y en una economía planificada de distribución de la riqueza, perdería la carrera económica contra Occidente. Por el momento, una rebelión en Hungría, que no aceptaba el dominio soviético, fue brutalmente aplastada (1956). En Medio Oriente, la situación había cambiado radicalmente. Con la llegada de Gamal Abdel Nasser al poder en Egipto (1953), comenzó un período donde la milenaria nación decidió recuperar su orgullo nacional, y encarar un esfuerzo de modernización. Cuando Nasser nacionalizó el Canal de Suez (1956), para procurarse financiamiento con el que construir la Represa de Asuán, Inglaterra y Francia, con ayuda de Israel, atacaron Egipto. Los EEUU y la URSS forzaron la paz, y la retirada de los tres países atacantes, pero al mismo tiempo se consolidó la Guerra Fría en Medio Oriente. Israel, originalmente socialista, se alineó con los EEUU. Egipto se acercó a la URSS, aún cuando, ya en 1955, había fundado –junto a la Yugoslavia de Tito y a la India del Pandit Nehru- el Movimiento de Países No Alineados. Nasser unió a su país con Siria –donde, en 1952, había tomado el poder el partido Baaz- en la efímera República Arabe Unida (R.A.U.), fundada en 1958, pero disuelta de hecho pocos años más tarde. El Baaz sirio tenía en sus orígenes cierto ideario socialista, que devino finalmente en una violenta dictadura nepotista que duraría décadas. Con los avances en cohetería alemanes que los EEUU y la URSS habían adoptado, pronto el proyectil V-2 se adaptó para vencer la gravedad terrestre, y se comenzaron a diseñar los primeros satélites artificiales. En 1957, la URSS lanzó el Sputnik-1, primer objeto creado por el hombre que orbitó el espacio exterior. Apenas un mes después, lanzó el Sputnik-2. Los EEUU respondieron, a comienzos de 1958, con el Explorer I. Con el prestigio logrado por el Ejército Rojo contra Hitler, la incorporación de China al comunismo, el firme dominio político de Europa Oriental y el liderazgo soviético en el espacio, el primer round de la Guerra Fría pareció ganado por los soviéticos. Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 41 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica Computadoras y TV: la forma de “lo que vendrá” El espectacular avance soviético tuvo su correlato en un avance menos visible, o al menos no tan dramático, que tuvo lugar en los EEUU. En efecto, en 1946 se puso en marcha en ese país la primera computadora digital de la historia. La ENIAC tenía 2 Kilobytes de memoria, 18.000 válvulas, y un peso de veintisiete toneladas. Pero marcaba un camino que ya no se revirtió. A los pocos años, Von Neumann postuló el esquema clásico de una CPU. Alan Turing había creado ya, en 1937, el método teórico para resolver cualquier algoritmo en una computadora. A comienzos de la década de 1950 aparecieron las primeras computadoras comerciales y académicas. El liderazgo en este campo de los norteamericanos –que nunca disminuyó- tendría enormes consecuencias en la historia. El liderazgo en este campo se consolidaría con notables algoritmos para resolver problemas de optimización, como el método Simplex (1949). En 1947, mientras ya funcionaba la ENIAC, en los EEUU se presentó el primer transistor. El invento no tardó mucho en reemplazar a las viejas y enormes válvulas. Hacia 1953, la Universidad de Manchester puso en marcha una computadora que ya contaba con transistores. En 1954, la TRADIC, de Bell Laboratories, estaba ya altamente transistorizada. En 1956, la Metrovick 950 se convirtió, según algunas fuentes, en la primera computadora en funcionar totalmente a transistores. El transistor también se trasladó a la radio, que se hizo portátil: la Regency TR-1, que salió al mercado en 1954, fue el primer modelo comercial. Un año después, Sony lanzó la TR-55, primera radio portátil fabricada en Japón, que contaba con una fidelidad y portabilidad muy superior a la TR-1, que fue pronto desplazada. El transistor pasó a formar parte de la vida cotidiana, y se volvió un símbolo de la miniaturización y del progreso tecnológico. Hacia fines de la década, el transistor intervenía ya en disminuir el tamaño y el precio de los receptores de lo que se estaba convirtiendo en el nuevo medio de comunicación masiva: la televisión. La televisión tuvo un largo desarrollo. Ya alrededor de 1910 existían prototipos mecánicos de reproducción de imagen televisiva. En 1925, el escocés John Baird creó una cámara de televisión que permitía emitir y recibir imágenes. La primera transmisión de TV la efectuó, en 1927, la BBC en Londres, si bien se trataba de una transmisión de circuito cerrado. Aún cuando en Inglaterra y en los EEUU hubo algunas transmisiones esporádicas, se suele considerar que la primera transmisión pública de TV fue el acto de inauguración, en 1936, de las XI Olimpíadas en Berlín, donde Hitler dio el discurso de apertura. Las primeras emisiones programadas se suelen atribuir a los EEUU, iniciadas el 30 de abril de 1939, con motivo de la Exposición Universal de Nueva York. En 1941, el NTSC (Comité Nacional de Sistemas de Televisión) estableció, en los EEUU, los estándares técnicos televisivos. Pero fue tras la Segunda Guerra Mundial cuando crecieron los canales con programación regular y continua. Reducida al principio, la audiencia creció en pocos años. A medida que avanzaba la década de 1950 se multiplicó la venta de receptores, todavía caros, pero ya accesibles a la clase media. El perfeccionamiento del tubo de rayos catódicos (CRT) permitió la producción en serie de televisores de gran tamaño, aptos para que toda la familia se reuniera a ver los programas (las primeras pantallas eran muy pequeñas, y no invitaban a la socialización). En la misma década se logró transmitir programas de TV en colores, compatibles para que también pudieran Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 42 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica ser vistos en aparatos en blanco y negro. En los EEUU, la televisión comenzó a tener millones de espectadores. El enorme prestigio de la URSS (incrementado por China) ocultaba a la mayor parte del mundo una realidad: de todo el Producto Bruto mundial, más de la mitad correspondía sólo a los EEUU. En otras palabras: la economía norteamericana, por sí sola, creaba más bienes y servicios que todo el resto de las economías del mundo sumadas. El inmenso excedente de riqueza fomentó en los EEUU un consumo masivo que en ninguna otra parte se podía igualar. El predominio norteamericano en América Latina –con la única excepción de la Argentina de Perón- era indiscutido. También Japón fue remodelado, a imagen y semejanza de una democracia capitalista. Sus industrias comenzaron a copiar, con éxito, las invenciones de los EEUU. Su honor se mantuvo íntegro, al respetarse la figura del Emperador, que mantuvo la cohesión de la cultura japonesa. El país pasó de ser un enemigo a constituir el principal aliado de los EEUU en Oriente, y aportó su enorme capacidad de miniaturización y mejora en los productos tecnológicos. Otros inventos, como el horno de microondas y el rayo láser, tuvieron lugar también en los EEUU. Faltaban décadas para su aplicación comercial, pero de inmediato cautivaron la imaginación de las personas que, gradualmente, se iban enterando de su existencia. En 1956, Ampex presentó el VR-1000, primer equipo de grabación de video en cinta que se utilizó en forma masiva en la industria televisiva. El 30 de noviembre de ese año, se transmitio el primer programa en cadena diferido, grabado en una cinta magnética de video. Por supuesto, el poderío y el liderazgo tecnológico de los EEUU no disminuía el temor por la Guerra Fría, y, en particular, por la posible penetración comunista en el país. El mediocre y perverso senador McCarthy se dedicó a una “caza de brujas” entre actores y escritores de Hollywood. Envuelto en escándalos de corrupción, su estrella se apagó hacia 1954, pero dejó una huella indeleble de atropello a las libertades, en un país que se preciaba de defenderas a cualquier precio. Tiempo límite: la década de 1960 1) Las crisis político-militares en los dos bloques de poder El año 1959 comenzó con una novedad que tendría larga trascendencia. En Cuba, a sólo 150 kilómetros de los EEUU, tuvo lugar una Revolución liderada por Fidel Castro. Si bien al principio el Gobierno norteamericano supuso que se trataría de una clásica revolución nacionalista, la firme defensa de los intereses cubanos de Castro, frente a las pretensiones de control de los EEUU, llevó al primero a dar un giro ideológico, y alinearse con la URSS. Hacia 1960, Cuba ya era vista como una amenaza para los intereses de su gigantesco vecino. En 1961 se fomentó una invasión de la isla por parte de opositores a Castro, con armas y aviones norteamericanos. La invasión fue un fracaso, y acercó aún más a Fidel Castro a la URSS. El asunto se complicó en 1962. Los EEUU habían instalado bases militares en Turquía, desde donde podían apuntar misiles nucleares al corazón de la URSS. En respuesta, los soviéticos iniciaron la instalación de bases de misiles en Cuba. El presidente Kennedy declaró el bloqueo naval a la isla, y dio la orden de atacar a los barcos soviéticos que cruzaran la zona de exclusión declarada por su Gobierno. Durante algunos días el mundo estuvo en vilo, creyendo que, si los barcos soviéticos cruzaban la Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 43 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica línea (algo que Kruschev, premier soviético, sostuvo al principio que harían), los norteamericanos abrirían fuego, y comenzaría la Tercera Guerra Mundial. En realidad, ni Kennedy ni Kruschev querian una guerra que nadie podía ganar. Fueron días de negociaciones, en el curso de los cuales los EEUU decidieron retirar los misiles de Turquía (con la excusa de que eran obsoletos), y la URSS aceptó que sus barcos dieran vuelta y regresaran, como paso previo a retirar las bases de Cuba. El peligro fue mayor en los EEUU, pues Kennedy no podía, en un sistema democrático, mostrar debilidad frente al público. Kruschev no tenía esos problemas: en la URSS, la opinión pública no contaba. Sólo debía mostrar conciliación, sin mayores explicaciones dentro de su país. La “Crisis de los misiles” de Cuba ocurrió mientras se iba complicando la situación en el otro extremo del mundo. Hacía varios años que Francia se había retirado de Indochina. Pero en la recientemente liberada Vietnam, la situación era, a fines de la década de 1950, inversa a la que había tenido lugar en Corea. Según todo parece indicar, si hubiese tenido lugar un plebiscito, los vietnamitas habría elegido tener un país unificado, bajo un sistema de tipo marxista-leninista. La retirada francesa sólo era un desplazamiento de fuerzas, para combatir el movimiento de liberación de Argelia, contra el cual los franceses cometieron atroces actos de represión. La tensión entre la derecha francesa (con gran parte del Ejército a la cabeza) y la izquierda, había llevado a Francia al borde de un grave conflicto interno, que sólo pudo resolver el prestigio del general De Gaulle, quien dio los pasos para salir de Argelia con el menor desprestigio posible. Para Francia, volver a poner un pie en Indochina era impensable. La intervención en Vietnam quedó en manos de los EEUU, que ya se habían comenzado a involucrar cuando Francia todavía tenía allí sus tropas. En los primeros años de la década de 1960 los EEUU aumentaron su presencia en Vietnam, hasta verse gradualmente envueltos, desde 1963-65, en una guerra de desgaste. Como el bíblico Goliat, el Gigante del Norte se enfrentó, cada vez más abiertamente, con el pequeño David, que no carecía de valor, pero nunca hubiese podido ganar una guerra total. El optimismo militar norteamericano, sustentado con bombas incendiarias napalm y con un terrible químico para destruir la vegetación (el llamado agente naranja), que causaron millones de muertos vietnamitas, se vio sorprendido en enero de 1968 con la ofensiva del Tet. Un ataque coordinado de Vietnam del Norte, en el momento en que los EEUU creían que los comunistas no tenían ya forma de contraatacar. Si bien para Vietnam del Norte la ofensiva fue una derrota táctica, terminó siendo una victoria estratégica. Sólo mil soldados estadounidenses murieron en el combate, pero el escándalo que se generó en los EEUU, unido a la certeza que ahora tenían los mandos militares de que Vietnam del Norte no se rendiría en ningún caso, fue el punto de inflexión para que el Gobierno de los EEUU comenzara a pensar seriamente en retirarse de un conflicto que sólo podía ganar exterminando a toda la población, al más puro estilo hitlerista. 2) La era del pop y la psicodelia – El “Mayo Francés” Suele sostenerse que los grandes artistas, la “cultura consagrada” del siglo XIX sobrevivió, bajo diversas formas, hasta mediados del siglo XX. Por supuesto, ya en la primera mitad del siglo habían surgido multitud de movimientos que cuestionaban lo “consagrado”, y proponían expresiones de vanguardia. Pero el momento en que cambió, radicalmente, la estética de la modernidad, debe situarse en la década de 1960. En la música, los años 1950 habían visto la Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 44 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica consagración del rock and roll, acompañada de una actitud desafiante de los jóvenes hacia la rígida represión sexual y generacional, sobre todo en los EEUU. Entre 1963 (con la consagración de los Beatles) y 1966 (con la llegada de los hippies californianos), el mercado de consumo y las aspiraciones de quienes buscaban una ruptura con “lo viejo” convergieron. La psicodelia, el uso de drogas experimentales y la nueva música derivaron en un duradero cambio, que no sólo afectó a las formas. Basta con ver las fotos de los Beatles de 1963, y compararlas con los mismos músicos en 1969. De la balada inglesa a la música inspirada por un gurú de la India, del saco y la corbata a la ropa multicolor, los jóvenes fueron protagonistas de una ruptura estética y cultural que incluyó el replanteo de la represión sexual. El movimiento osciló entre Inglaterra, los EEUU, Francia, la RFA y Holanda, y terminó invadiendo el mundo occidental. En plena escalada estadounidense contra Vietnam, el pacifismo se transformó, en los EEUU, en una lucha de retaguardia, donde no faltaron episodios de represión. La psicodelia se apoderó de las imágenes, y de los sonidos. No se trataba de algo nuevo, en la medida en que ya a comienzos del siglo XX las vanguardias proponían un cambio rotundo no sólo en el pensamiento, sino en las formas artísticas. Hemos visto ya la influencia del dadaísmo y el surrealismo, a los que se podrían sumar muchas otras rupturas de las primeras décadas del siglo: los expresionistas alemanes, Virginia Woolf, James Joyce, William Faulkner, Franz Kafka, son sólo algunos nombres de una lista interminable. Un director como Alfred Hitchcock ya experimentaba con la psicodelia en “Vértigo” (1958). Pero en esta década el movimiento se volvió popular, y así quedó resumido: el arte pop. No se trata aquí de evaluar la calidad artística, ni de compararla con la de períodos anteriores, sino de mostrar cómo, esos cambios, modificaron para siempre la estética y los modos de relación psicosociales. El rock surgió también, a fines de los ’60, como una propuesta contracultural, aunque poco después fuese también absorbido por el mercado. La ruptura entre la joven generación de la década de 1960 y la generación anterior fue total, y sus efectos más duraderos que los de las rupturas producidas en la década de 1920. En la Era de los Totales, ser joven era un “valor político” (usado, habitualmente, por los mayores). En la década de 1960, ser joven se convirtió en un “valor en sí mismo”. Para esos jóvenes, era más fácil incluso entenderse con sus abuelos (los jóvenes de los años ’20) que con sus padres. Las aspiraciones de renovación cultural y generacional tuvieron su correlato en las luchas político-sociales. Ya en los EEUU venían creciendo las luchas de la población afroamericana por sus derechos civiles. Desde el episodio de Little Rock (1957) y el desafío al racista gobernador Wallace para que en Alabama los afroamericanos pudiesen cursar carreras en “universidades de blancos”, el Movimiento por los Derechos Civiles fue creciendo, no sin sufrir atroces actos de represión. En los EEUU, el racismo es un problema endémico que, aún en el siglo XXI, no está resuelto, más allá de lo que muestre Hollywood. Pero la década de 1960 vio surgir una lucha de la que muchos mártires –de los cuales el más famoso fue el doctor Martin Luther King- dan testimonio. En los mismos años, Europa Occidental vio surgir lo que Milner caracteriza como la primera revolución global del capitalismo desde 1848. Los sucesos del Mayo Francés, en 1968, se extendieron a casi todos los países, y repercutieron incluso en otros continentes, como América Latina. Creemos que sería difícil Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 45 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica imaginar los movimientos pacifistas y antirracistas en los EEUU, o la fugaz pero impactante alianza de estudiantes y obreros en Francia, sin los movimientos culturales que marcaron toda la época. Una consigna estudiantil recorrió el mundo: “Seamos realistas: pidamos lo imposible”. Lo “imposible” no era ya el viaje al Sol de Georges Méliès. No habría de ser sólo patrimonio europeo. Pero era en Francia, nuevamente, donde se afirmaba que lo imposible era posible. Y en esto, el legado de 1789 permanecía intacto. 3) Guerra Fría: la Primavera de Praga y la Carrera Espacial En Europa Oriental, un país se destacó por pedir, como los jóvenes franceses de Mayo, “lo imposible”. Praga se transformó en el centro de una revolución checoslovaca, donde se pretendía no tanto una ruptura con el socialismo como la libertad de construirlo conforme a los deseos de la población. Liderado por Alexander Dubcêc, el movimiento restauró la libertad de prensa y de expresión, y comenzó a pensar en una economía mixta entre el Estado y el mercado, a la vez que permitía, de a poco, que otras expresiones políticas tuvieran lugar. Tras unos pocos intentos de negociar por parte de Leonid Brezhnev (líder de la URSS desde 1964), los soviéticos, bajo el paraguas del “Pacto de Varsovia” (contracara soviética de la OTAN, organización militar que unía a Europa Occidental con los EEUU), impulsaron la invasión de Checoslovaquia. El 21 de agosto de 1968, ejércitos de la URSS, Polonia, Bulgaria y Hungría (estimados en no menos de 200.000 tropas y 2.300 tanques) ingresaron en el país, y encerraron al Ejército checo en sus cuarteles, para prevenir toda resistencia. Temiendo que si el Ejército checo intervenía la situación terminara en una sangrienta guerra, Dubcêc llamó a su pueblo a no intervenir. De todos modos, en la represión hubo más de 70 muertos, y unos 700 heridos. El régimen fue sometido nuevamente al control de la URSS, y Dubcêc terminó recluido como “inspector forestal”. Muy pocos países occidentales protestaron. Los EEUU, más preocupados por tener las manos libres en Vietnam, se abstuvieron de presionar. Hay quienes opinan que el “socialismo con rostro humano” que proponía Dubcêc era una amenaza a la mística occidental de la Guerra Fría: si Checoslovaquia tenía éxito con su nuevo sistema, el mundo podría entender que el socialismo no era “el mal absoluto”. Recién a fines de la década de 1980, con Mikhail Gorbachov liderando las reformas de la URSS, se reconoció que la Primavera de Praga había sido reprimida por pura brutalidad. Al caer el socialismo prosoviético en 1989, tomó el Gobierno Václav Havel, y Dubcêc fue electo Presidente de la Asamblea Federal, cargo que ocupó hasta su muerte, en 1992. En el pacto tácito de no confrontar sino a través de sus países de influencia, los EEUU no hicieron, en 1968, más que una tibia protesta, a cambio de lo cual, unos años después, la URSS haría lo mismo cuando desde los EEUU se impulsara la instauración de brutales dictaduras latinoamericanas. El único ámbito de confrontación abierta era el tecnocientífico. El campo de batalla fue, en esta década, el Espacio. Rusos y norteamericanos se disputaron la prioridad de ser los primeros en los distintos pasos de la Carrera Espacial. El primer hombre en órbita (Yuri Gagarin) fue soviético. También la primera mujer (Valentina Tereshkova). De todos modos, no fue la raza humana la primera en ir al espacio, sino la canina: los rusos enviaron a la perra Laika, que debe haber sido muy feliz al volver a la Tierra. Sin embargo, la Carrera quedó dirimida en julio de 1969, cuando la nave Apolo XI llegó a la Luna, y los norteamericanos Neil Armstrong y Edwin Aldrin caminaron por su superficie, antes de regresar a Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 46 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica la Tierra. Las misiones Apolo continuaron hasta entrada la década de 1970. Los rusos, que habían ganado varios rounds en la carrera espacial, terminaron derrotados. Más allá de la victoria política, el salto tecnológico que supuso el envío de personas a la Luna, sustentado en una enorme inversión, también se trasladaría al mercado en los años siguientes. El fin de la prosperidad: la década de 1970 El contenido político de la Carrera Espacial fue tan obvio, que una vez que los EEUU llegaron a la Luna no hubo prácticamente ninguna gran hazaña nueva. Tal vez transcurran cincuenta años, o más, antes de que el ser humano vuelva a caminar por su satélite natural. Mientras tanto, desde 1945 los EEUU habían vivido una prosperidad sin límites. Bajo el paradigma de que la energía era infinita, todo se centraba en el consumo, cada vez más gigantesco. También Europa vivió, contra lo que se creía en un principio, un período de gran prosperidad. Desde la década de 1950, con la reconstrucción de posguerra, se fue consolidando un estilo de vida cada vez más confortable en el occidente europeo. Con medidas generalmente de corte social (incluso en gobiernos no socialistas, como la democracia cristiana), se garantizó un buen nivel de vida para casi todas las poblaciones. El período se conoce, generalmente, como el “estado de bienestar”. Las empresas crecían, la población consumía, y quienes no tenían trabajo recibían apoyo de sus Estados (incluso, aunque en menor medida, en los EEUU). Sería errado atribuir sólo a la “crisis del petróleo de 1973”, de la que se habla más adelante, la sucesión de crisis económico-sociales que marcaron las últimas décadas del siglo. Sin duda la crisis tuvo sus efectos, pero muchos de los factores que llevarían al Neoliberalismo ya estaban prefigurados. Por una parte, la aceleración tecnológica en las industrias, que inexorablemente iban en detrimento de la cantidad de trabajadores, por automatización de los procesos. Por otra, el movimiento multinacional de las empresas, que tornó cada vez más viable el traslado de industrias desde países ricos hacia países pobres, en la medida en que las tecnologías de información y de comunicaciones permitían el control, incluso a grandes distancias. Este movimiento, que sin duda aceleró la producción y estimuló el consumo, tenía implícita una premisa obvia para el capitalismo: si en un país la mano de obra era más barata, no había razón alguna para no implantar una industria en ese país, y despedir a los trabajadores que cobraban más caro en las naciones centrales. En tercer lugar, el gasto público creciente (más social en Europa, más militar en los EEUU) generaba, en Occidente, un desequilibrio que en cualquier momento podía estallar. En 1967, el Medio Oriente había vivido su tercera guerra. Las diminutas pero increíblemente avanzadas fuerzas armadas de Israel vencieron, en menos de una semana, a Egipto, Jordania, Irak y Siria al mismo tiempo. En su victoria, ocuparon territorios que consideraban vitales para su seguridad, pero que los vencidos nunca dejaron de reclamar. Tras la muerte de Nasser en Egipto, su sucesor, Anwar El Sadat, profundizó la tecnificación del Ejército egipcio. Así, en 1973 lanzó un ataque, coordinado con Siria, cuyo objetivo era, como mínimo, la recuperación de los territorios ocupados por Israel. En su ofensiva sobre la península de Sinaí desplegó, probablemente, hasta cinco mil tanques de guerra (un número superior al de cualquier batalla de la Segunda Guerra Mundial). Pero esta vez la crisis no fue local, sino global. Los países árabes, englobados Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 47 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), declararon el embargo petrolero a los EEUU, aliados de Israel, e, indirectamente, afectaron a Europa Occidental. La guerra duró sólo unos días, pero el efecto fue más allá. El petróleo, hasta entonces considerado de bajo costo, se disparó a precios astronómicos. Los EEUU, deseosos de no agotar sus propias reservas, y Europa Occidental, que ni siquiera contaba con gran cantidad de ellas, se vieron forzados a negociar. Lo que comenzó como un embargo derivó en crisis energética, y se transformó en crisis económica. A su vez, la fortuna de los gobernantes árabes se elevó a límites impensados. En algunos casos, como Kuwait, se llegó a otorgar a la población servicios públicos gratuitos. En otros, la población siguió tan mal como siempre. Las medidas tomadas por Occidente –búsqueda de nuevas reservas de petróleo, mejoras tecnológicas para bajar el consumo, negociación permanente con otros grandes productores, como Venezuela- hicieron bajar, gradualmente, los precios. Sin embargo, los factores de crisis mencionados anteriormente no disminuyeron, sino que siguieron creciento. El excedente financiero que se generó en esos años –con los llamados “petrodólares”- movió al gran capital a generar nuevos negocios. Esto impulsó a que los países occidentales (con los EEUU a la cabeza) promovieran préstamos a tasas bajísimas, destinados a los países del Tercer Mundo. Al calor de las dictaduras, la deuda externa latinoamericana creció en forma desmesurada. En las clases medias de América Latina se generó una falsa sensación de prosperidad, y una tendencia hacia la especulación financiera y hacia la libre importación, que hacía volver las divisas a los países que las habían prestado. En medio de este proceso, tuvo lugar la primera derrota militar en la historia de los EEUU. En 1975 se evacuaron las últimas tropas norteamericanas de Vietnam, y los vietnamitas del Norte se unificaron con los del Sur en un único país socialista. Los EEUU transformaron, andando el tiempo, la derrota en una cuasi-victoria, con personajes inexistentes, como Rambo. Que, si hubieran existido, sin duda habrían ganado la guerra ellos solos. Al finalizar la década, un nuevo suceso sacudió los débiles cimientos del sistema financiero occidental. En 1978, el Shá de Irán, Mohamed Reza Pahleví, fue destituido por una Revolución Islámica, liderada por el Ayatollah Ruhollah Khomeini. La Revolución instaló en el gobierno a los chiítas, mayoritarios en Irán, pero minoritarios en el mundo islámico, donde el predominio corresponde a los sunnitas. Esto fue explotado al principio por los EEUU, que, al verse confrontados por Irán –uno de los grandes productores de petróleo- decidieron brindar armamentos e instrucción militar a su aliado Irak, liderado por Saddam Hussein. En 1979, Hussein atacó Irán, a fin de provocar la caída de Khomeini. El resultado fue una larga guerra de desgaste, que volvió a disparar el precio del petróleo. Entre 1980 y 1982, los préstamos blandos que se habían otorgado a los países del Tercer Mundo se endurecieron. Las tasas de interés, pactadas como variables, subieron de forma tal que ningún país deudor podía pagar sus obligaciones. Se desató en América Latina una crisis por la deuda externa, mientras Occidente buscaba volver a equilibrar el precio del petróleo, y los EEUU intentaban salir del nuevo atolladero en el que se habían metido. Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 48 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica 9. La Revolución Conservadora (1979-1995) En 1979, Margaret Thatcher fue nombrada Primera Ministra de Inglaterra. Un año después, Ronald Reagan fue electo Presidente de los EEUU. Ambos tenían objetivos en común: retirar al Estado de la economía, dar vía libre a las empresas privadas, y –en el caso inglés- eliminar, en todo lo que fuera posible, la asistencia estatal a la población de menores recursos. En el caso de Reagan el compromiso iba más allá: acentuar la carrera armamentista contra la URSS, a fin de que ésta llegara a los límites de su ya debilitada capacidad económica. El proyecto incluía, en las Islas, la privatización de tantas empresas estatales como fuera posible. Los sectores de negocios, y los medios que se hicieron eco de ellos, celebraron la nueva etapa y la llamaron “la Revolución Conservadora”. Fue la consolidación de lo que se conoce como Neoliberalismo. La década de 1980 se inició, al mismo tiempo, con una de las innovaciones más importanes del siglo. Con la llegada al mercado de la PC, en 1981, se inauguraba una nueva etapa, cuyos alcances llegan hasta hoy. La producción en serie de chips (circuitos integrados de larga escala, compuestos por miles o decenas de miles de microtransistores), tan poderosos como para que la otrora gigantesca computadora pudiese caber en un escritorio, mostraba ya un desbalance tenológico –no sólo entre los EEUU y la URSS, sino entre los EEUU y el resto del mundo- que difícilmente podía ser alcanzado. A medida que los chips aumentaban en velocidad y en capacidad, y agigantaban el alcance de las PCs, los propios chips de la generación anterior (que podían ser, de hecho, de un año atrás) se volvían tan obsoletos que los EEUU comenzaron a permitir su fabricación en el exterior. Primero en Japón (siempre interesado en miniaturizar los dispositivos), luego en países del sudeste asiático, que desde comienzos de la década de 1970 se empeñaban en industrializarse. El gigantesco salto en ventas de las PCs, primero usadas como apoyo en oficinas, pero enseguida adoptadas por la población en los hogares, generó un nuevo y próspero mercado, que creó nuevos gigantes (Microsoft) y consolidó otros existentes (Intel). IBM, la gran empresa tecnológica nacida ya en el siglo XIX (como Hollerith Machines), siguió especializada en grandes equipos, de millones de dólares, cuyo objeto no era competir con las PCs (en cuyo mercado IBM también era poderosa), sino complementarlas. El principio era simple: los jóvenes “genios” de las PCs, que dominaban el uso de los chips y el MS/DOS, no se metían con los mainframes (grandes equipos) de IBM. A su vez, los técnicos e ingenieros de mayor edad, expertos en mainframes, no siempre tenían interés en incursionar en el mundo de las PCs. Ambos sectores tenían cotos de caza diferentes, y sólo ocasionalmente buscaban la misma presa. Así, mientras la ola privatizadora arrasaba Inglaterra, y los (pocos) beneficios sociales de los EEUU estaban en duda, las ganancias de las empresas en estos dos países crecía, y se socavaban ideológicamente los cimientos de ayuda social que seguían vigentes en Europa Occidental. En esos mismos años, la solidez política del bloque de la URSS comenzaba a tambalear. Tras la Primavera de Praga, los propios dirigentes del “socialismo real” habían perdido el rumbo. En Polonia, Lech Walesa enfrentaba, cada vez más abiertamente, al régimen prosoviético. Con el mayor alcance de las comunicaciones masivas, Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 49 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica cada vez más personas se atrevían a sintonizar en la RDA canales televisivos o radios de la RFA. La distancia tecnológica se iba haciendo tan insalvable como la económica. Consciente de la situación, y alejada de la URSS desde 1963, China ya había emprendido, incluso en la década de 1970, un primer acercamiento al capitalismo. Durante los años ’80, la producción china se comenzó a disparar. El poder de las grandes corporaciones fue creciendo, mientras la solidez del bloque europeo oriental se diluía. En un intento de salvar al socialismo, Mikhail Gorbachov, premier de la URSS desde 1985, impulsó la Perestroika (Reforma) del sistema soviético, con el objetivo de mejorar el nivel de vida de la población, y reducir los niveles de burocracia y corrupción en el Gobierno. En 1988 se reconocieron los derechos humanos en la URSS, en el marco de la glásnost (transparencia), que permitía la libertad de expresión y de opinión. Al mismo tiempo, entre 1985 y 1988 se intentó negociar con Reagan, a fin de reducir los armamentos en ambas superpotencias (un epifenómeno de lo que realmente ocurría en la URSS, donde el gasto militar era incompatible con la mejora en el nivel del vida). El sustento a los regímenes represivos de Europa Oriental era contrario a la nueva política de la URSS, por lo que pronto surgieron expresiones opositoras en la región. Una fecha histórica, por lo emblemática, fue el 9 de noviembre de 1989. En la noche de ese día cayó el Muro de Berlín (construido por la RDA en 1961), emblema de la separación entre las dos Alemanias. Tras 44 años de división, Alemania volvía a unificarse. A partir de entonces, el “socialismo real” instaurado por la URSS en Europa Oriental tenía los días contados. ¿Cuánto incidió en este cambio el ideario capitalista? En líneas generales, no se trataba de que las poblaciones europeas orientales quisieran perder sus derechos sociales, sino de que, cautivadas por el consumo y el nivel de vida de sus vecinos occidentales, pretendían vivir de modo similar. La brecha se había ampliado demasiado, y los cambios tecnológicos eran sólo una expresión más de ese desbalance. Por supuesto, ese deseo de vivir como occidentales puede verse, también, como un epifenómeno. Las poblaciones de Europa Oriental no habían perdido sus identidades, ni su resentimiento ante regímenes que solían apelar a la represión política. Y pronto los nacionalismos, e incluso los regionalismos, habrían de demostrarlo. La crisis del “socialismo real” se fue profundizando, conforme los distintos países reclamaban para sí el derecho a la democracia liberal. En 1991, fue el turno de la URSS. Si bien Gorbachov fue electo en 1990 para el nuevo cargo de Presidente, en las elecciones locales y regionales ganaron los partidarios de Boris Yeltsin, inclinado hacia reformas aún más radicales. El 18 de agosto de 1991, estando Gorbachov de vacaciones, los sectores conservadores, la KGB y algunos jefes militares ejecutaron un golpe de Estado, con el que pretendían volver a la situación previa a las reformas. Boris Yeltsin se hizo cargo de la resistencia, llamando a la desobediencia civil y a la huelga general. El golpe fue conjurado el 21 de agosto. Si bien Gorbachov apoyó la resistencia de Yeltsin, este último surgió como el nuevo gran líder. Antes de finalizar el año, la URSS estaba disuelta. En su lugar, se creó la Comunidad de Estados Independientes (CEI), integrada inicialmente por Rusia, Bielorrusia y Ucrania. Andando el tiempo, gran parte de las ex–repúblicas de la URSS, incluyendo Ucrania, se separarían de la CEI, que subsistiría como Federación Rusa. Así, Rusia volvió Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 50 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica al capitalismo, y los símbolos del comunismo fueron abolidos. Entre ellos, la ciudad de Leningrado, que volvió a llamarse San Petersburgo. La era de Reagan había terminado en 1988, pero su política fue seguida cuatro años más por George Bush. Se abrían nuevos desafíos, que en la década de 1990 se corresponderían con conflictos de distinto grado, que pasaron por la disolución de países por vía plebiscitaria (como Checoslovaquia, que se dividió entre la República Checa y Eslovaquia) y derivaron, al menos en un caso, en una tremenda guerra civil (cuando Serbia trató de impedir, en 1992, que otros pueblos de la ex-Yugoslavia adquirieran su independencia). Al mismo tiempo, la afluencia de pobladores de países pobres de Europa Oriental a naciones occidentales, planteó el serio problema social de su aceptación (incluyendo reacciones xenófobas), y llevó a replantear, en muchas partes, los beneficios que el Estado estaba dispuesto a brindar a la población de menores recursos. También en este aspecto, el Neoliberalismo avanzaba. Tampoco debe soslayarse, en este proceso, la emigración hacia Europa de personas que vivían en las ex-colonias, a quienes correspondía por derecho la ciudadanía francesa o inglesa. Esas poblaciones trajeron a Europa una diversidad cultural y étnica que muchos celebraron, o al menos aceptaron, pero que otros aún repudian. En algún sentido, los descendientes de los colonizados “devolvían el favor” a sus colonizadores, en un movimiento que habría causado horror a los racistas biológicos de 1900. La guerra entre Irán e Irak terminó en 1988, tras una resistencia tenaz de los fundamentalistas islámicos iraníes, que recuperaron todo el territorio perdido al principio. Hacia 1990, Saddam Hussein, antiguo aliado de los EEUU, cambió de bando: invadió Kuwait, y recibió, como retribución, una coalición de países occidentales –liderados por EEUU- que expulsaron a los iraquíes de ese país, y pusieron en jaque a Irak. Saddam Hussein tenía ya los días contados. La Federación Rusa aceptó la secesión de algunos pueblos (como Armenia, Azerbaiján, Khazajstán), pero se negó en otros casos, como en Chechenia, que comenzó a mostrar signos de rebelión terrorista. Era sólo el preludio de lo que ocurriría en el siglo XXI, cuando el mundo islámico, desde donde también podían emigrar por derecho muchos ciudadanos, exportó técnicas de ataques terroristas a Occidente, propulsadas por gobiernos o grupos fundamentalistas religiosos, muchos de los cuales habían sido apoyados y armados, durante la Guerra Fría, por los propios EEUU y la URSS. Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 51 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica 10. El triunfo de la Irrealidad (1995-1999) La crisis del capitalismo desatada a comienzos de los años ’70 tuvo momentos de distinta intensidad, pero nunca desapareció. En 1987, colapsaron las bolsas de valores en los EEUU. Algunos atribuyeron el fenómeno a una falla en los sistemas informáticos, lo que equivalía a culpar al paraguas por la lluvia. Nadie se atrevió, en los sucesivos colapsos financieros de 1980-2000, a comparar la situación con la Gran Depresión de 1930. Tal vez no hacía falta: “La historia de los veinte años que siguieron a 1973 es la historia de un mundo que perdió su rumbo y se deslizó hacia la inestabilidad y la crisis” (Hobsbawm,2005:403). Esta afirmación, realizada en 1994, sigue vigente en 2011. En 1993, un promedio de veintitres mil personas por día durmieron a la intemperie en Nueva York. En el Reino Unido, en 1989, había 400.000 habitantes calificados como “personas sin hogar”. El paisaje de los llamados homeless (sin hogar) se volvió familiar. En Europa Occidental, en el último lustro del siglo, se veía ya la afluencia de inmigrantes del ex–bloque oriental, que no siempre encontraban un lugar en la sociedad. Para los alemanes occidentales, los osties (alemanes orientales) dejaron de ser hermanos en la desgracia para convertirse en una sombra de amenaza a su prosperidad. Los westies (alemanes occidentales) mantenían, a fines del siglo, cierto sentimiento de superioridad frente a sus connacionales orientales. Con la caída de la URSS, la mística revolucionaria terminó de languidecer (ya venía languideciendo al menos desde Stalin, con una breve recuperación por el heroico Ejército Rojo en 1941-45, y algunas esperanzas fallidas en la China de Mao, la Cuba de Castro o el Vietnam de Ho Chi Min). El marxismo perdió adeptos políticos, aunque los aportes de Marx se siguieran reconociendo en el ámbito académico. Caída en Occidente la fe religiosa durante la modernidad, era el momento de la caída de la fe en una Revolución. Algunos voceros del capitalismo celebraron el “fin de las ideologías”, y hasta el “fin de la historia”. El absurdo era tan grande que ni siquiera debería haber sido tenido en cuenta. Que se haya convertido en objeto de discusión, muestra hasta qué punto los propios intelectuales del capitalismo estaban perdiendo el rumbo. En la década de 1990 comenzó a prevalecer el recurso a la salvación individual (en general, económica), el culto del consumo, la volatilidad del discurso. El posmodernismo, anunciado décadas atrás por pensadores como Jürgen Habermas, pasó a ser objeto de comentarios periodísticos. Algunos prefirieron darle otros nombres, como el de “modernidad líquida” (Baumann). En cualquier caso, la única fe que sobrevivió fue la vinculada al progreso tecnológico. Que, en definitiva, se traduce en fe en el complejo tecnocientífico. Desde 1945, el fundamento del poder biopolítico fue virando del racismo hacia el consumo. La “masa biológica” es útil, en términos de la sociedad de mercado, como “masa consumidora”. La incipiente robotización de los procesos industriales será una amenaza, en un futuro no muy lejano, incluso en los países donde la mano de obra sea más barata. La dinámica de la opresión al trabajador, los efectos de la plusvalía, corren el riesgo de quedarse sin trabajadores a los que aplicarse, al menos en la industria. En este proceso, aún incipiente, una nueva realidad tecnológica conmovió al mundo. Surgida de la red de defensa norteamericana ArpaNet, nutrida por la Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 52 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica estandarización del protocolo TCP/IP, la red Internet (red de redes) comenzó, en 1995, a brindar un servicio masivo, a todos quienes conectaran su PC, a través de la World Wide Web (www). Las comunicaciones adquirieron pronto velocidades astronómicas. La Web anticipaba una “conectividad total”, donde cualquier sujeto de la Tierra pudiera interactuar con otro desde su pantalla. El crecimiento de usuarios de la Web (a través de Internet) fue exponencial. Hacia 1997, el negocio de las empresas que operaban a través de la Web comenzó a expandirse (las llamadas .com). En un mundo que ya no tenía más que ofrecer que un consumo acelerado, la inmersión en la virtualidad de la Web comenzó a plantear una “realidad alternativa”. El efecto se vio ponteciado por la difusión de las todavía primitivas técnicas de “realidad virtual”, una de cuyas derivaciones lógicas podría ser la conectividad a la Web no ya de algunos sentidos, sino de todo el cuerpo. En rigor, aún la persona que viviera en las condiciones más humildes, podría, con sólo contar con una conexión a la Web y un dispositivo de “realidad virtual” (cuando éste exista), vivir una fantasía colectiva en la que muchas de sus aspiraciones fuesen satisfechas. Con la religión en retirada, la conectividad total, combinada con la realildad virtual total, podría perfectamente ser una nueva forma de mantener tranquilos a vastos sectores de la población. Sin las ventajas que proporcionan la fe religiosa, o, al menos, la fe política. Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 53 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica 11. Conclusiones: “lo que vendrá” Estas notas son, por definición, incompletas. No hemos abordado, por ejemplo, el largo camino en la lucha de las mujeres por sus derechos, ni la no menos prolongada lucha de las minorías étnicas. Las luchas que las ex–colonias se vieron obligadas a entablar fueron tratadas sólo al pasar. Tampoco hemos tratado cuestiones fundamentales de género, ni hemos incursionado en las difíciles relaciones entre Occidente y el Islam. Cuando comenzamos el estudio de estos temas, hacia 2005, no teníamos una noción precisa de que el período 1995-1999 terminaría pareciéndose más a lo que va del siglo XXI que a lo que fue el XX. Por supuesto, en historia los temas se superponen unos a otros, y siguen, a su modo, vigentes. De eso se trata, en gran medida, la significatividad histórica (y, por supuesto, la resignificación de la historia). La herencia del siglo XX sigue tan vigente, en el XXI, como la de siglos anteriores. En cualquier caso, entre los muchos desafíos del presente, que a su tiempo también será historia, está el de qué forma tomará un mundo y una sociedad en la que ya hay 2000 millones de usuarios en la Web, frente a los 200 millones que había en 1999. Replanteos en la educación, indagaciones sobre nuevos atravesamientos de la subjetividad, conflictos sociales, y hasta una “guerra digital” en ciernes, forman parte del presente. Aún cuando la conectividad total no vaya a ocurrir en breve, todo parece indicar que el camino está avanzado. La promesa de conectividad total y de una realidad virtual aumentada indica ya la necesidad de mirar con atención ciertos fenómenos. Algo que, en 2011, se ve con mucha mayor claridad que en 1995. En el conurbano bonaerense, o en ciertas zonas de Buenos Aires, los jóvenes de bajos recursos económicos todavía asisten a cibercafés cuya tecnología se empobrece año tras año, y se sumergen en juegos en red, o individuales, que no siempre pueden jugar en sus casas. El futuro de esos cibercafés tal vez sea efímero. Pronto la conectividad y el acceso a la PC, o a celulares con funciones Web integrales, pueden ser tan baratos como para superar incluso las más bajas barreras económicas. Existen, a la vez, planes para el reparto de netbooks a todos los estudiantes (y esto en varios países del mundo). Se trata de una oportunidad para acercar contenidos, usos tecnológicos y habilidades a sectores socioculturales postergados. Pero sigue vigente una pregunta: ¿podrá la inmersión tecnológica cambiar los paradigmas actuales que hacen a la forma en que la población percibe al mercado? ¿Será la reclusión en una pantalla el nuevo opio que reemplace a los anteriores? ¿O podrá, como otras veces en la historia, generar su propia dinámica, y terminar generando cuestionamientos a los nuevos dispositivos de poder? Cátedra: Informática, Educación y Sociedad Profesor Titular: Prof.LicCarlos Neri Página 54 de 57 Gabriel Guralnik Notas sobre historia del siglo XX. Apuntes de aproximación didáctica Bibliografía Arendt, H. (1974): “Los orígenes del totalitarismo”. Madrid: Taurus. Aron, R. (1968): “Democracia y Totalitarismo”. Barcelona: Seix Barral. Ashby Turner Jr., H. (2000): “A treinta días del Poder”. Barcelona: Edhasa. Babini,J.(1972): “Las revoluciones industriales”. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina. Bachelard, G. (1990): “La formación del espíritu científico”. México DF: Siglo XXI. Benbenaste, N. 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