UNA GRAN SEÑAL APARECIÓ EN EL CIELO “Yo te bendigo, padre señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios y prudentes, y las has revelado a los pequeños.” (lc. 10,21) “Esta premura de cantar todas las rosas de mi amor es un afán de darte flor antes que el sol vaya a pasar.” Tomado de la primera estrofa de la poesía titulada – Tiempo de Amor - Esther M.. Allison. Ábside, México, 1946, 293 pp. ¡Esa morena hermosa de la tan dulce mirada te llega tan hondo al alma que te conmueve por siempre! Bella niña mexicana que mensaje nos trajiste: humildad, amor, dulzura, todo eso tu enseñaste. ¿Cómo ser merecedores Morenita tan querida de ese amor tan increíble que a raudales nos dejaste? nuestra vida consagrarte sin reservas ni medida, esperando con gran gozo el momento de encontrarte. Eugenia Ayala de A. 4 Agradecemos al Pbro. Lic. Alfredo Ramírez Jasso el habernos asesorado para realizar esta obra literaria que fue inspirada por nuestra Madre Santa María de Guadalupe, y a la Sra. Elvira Araiza Velázquez, Responsable de la Biblioteca “Lorenzo Boturini” de la Basílica de Guadalupe, por sus muy atinadas correcciones para actualizar esta obra, a quienes intervenimos en la escritura de este libro. Rostro de la Virgen de Guadalupe. 6 INTRODUCCIÓN Han pasado 31 años (1976) desde el día en que el Abad de Guadalupe me pidiera asesorar a un grupo de señoras que se reunían los martes en un domicilio de la colonia Del Valle. Desde el principio descubrí el entusiasmo de ellas por conocer y dar a conocer la devoción a la Virgen de Guadalupe. Yo les comuniqué mis conocimientos acerca del tema que siempre me ha apasionado: el “evento guadalupano”, estudiado bajo todos los aspectos y esto suscitó en ellas el deseo de ir más allá y publicar un pequeño libro que sin ser un texto “científico” cumpliera la misión de llegar a la gente de todos los estratos, especialmente a la gente sencilla que carece de los tecnicismos de los “sabios” y a quienes cansaría un pesado aparato crítico, cargado de citas que haría muy pesada su lectura. Así nació este librito titulado “Una gran señal apareció en el Cielo”. Los temas son breves y variados, pudiéndose leer sin el orden acostumbrado; hay que reconocer también la originalidad de algunos de ellos, nunca tratados a nivel popular. 7 El libro gustó mucho, al grado de haberse publicado 12,000 ejemplares en tres ediciones consecutivas. Desde su primera impresión hasta la fecha, han pasado muchos acontecimientos, siendo de notable importancia las visitas de S.S. Juan Pablo II al Tepeyac. El Papa manifestó en varias ocasiones que su primera visita a la Virgen Morena, le inspiró su apostolado pontificio y lo convirtió en el peregrino del mundo, que caracterizó su pontificado. Como consecuencia natural de su cercanía con la fe de los mexicanos, íntimamente ligada a la Guadalupana, se logró la canonización de Juan Diego, el vidente del milagro, y fueron llevados a los altares muchos mártires mexicanos. Juan Diego simboliza al pueblo marginado, al empobrecido por los poderosos, al despreciado por los grandes de este mundo; su canonización tiene valor de la reivindicación del marginado en todos los tiempos, también y principalmente del pobre de hoy. Santa María de Guadalupe se presenta como la Madre que crea un entorno de amor, de protección y de entusiasmo para salir adelante, con la seguridad de reencontrarse a sí mismos los “moradores de esta tierra”. A petición de muchos lectores, especialmente de los mexicanos que viven en Estados Unidos de Norte América, se presenta ahora la 8 cuarta edición; ésta, al igual que las anteriores, tiene como fuente principal el documento de D. Antonio Valeriano, escrito en idioma náhuatl (1555-56) titulado Nican Mopohua, maravilla, no solo del idioma náhuatl sino de toda la cosmogonía indígena prehispánica, enriquecida con el pensamiento cristiano fruto de las evangelización fundante del siglo XVI. El documento citado es una muestra única y admirable de la inculturización del evangelio en el Nuevo Mundo. Este libro prescinde de toda la polémica suscitada en torno al evento guadalupano, por considerar dicha polémica fuera de la finalidad que se propuso desde el inicio: encontrar en Santa María de Guadalupe la síntesis de nuestra identidad, tan amenazada por tantas influencias ajenas que no solo nos alejan de Dios, sino también de nuestra esencia de mexicanos. En consecuencia con esta finalidad, en este libro se encontrarán a sí mismos los mexicanos que habitamos esta Patria y también aquellos que se encuentran lejos y a quienes fuertemente la Virgen Morena, como Madre que lo es también de ellos, para quienes se extiende, especialmente amoroso, el manto de Santa María de Guadalupe. Pbro. Lic. Alfredo Ramírez Jasso Ciudad de México, marzo del 2007 9 10 HACIENDO UN POCO DE HISTORIA Así como el cristianismo tuvo su origen en un humilde establo y fueron pastores sencillos los primeros en rendir su homenaje de adoración al niño Jesús, en México el culto a la Santísima Virgen de Guadalupe comenzó en una pequeña ermita donde fueron labradores, salineros y pescadores los primeros en presentar las ofrendas de la tierra Acostumbraban los indígenas perpetuar los hechos notables no solo con pinturas sobre pieles o papel de maguey, sino también por medio de cantares. Así encontramos que la primera manifestación de los sucesos Guadalupanos están relatados en el “teponazcuicalt” (Cantar al son del teponaztle), llamado por el P. Mariano Cuevas “EL PREGON DEL ATABAL”, atribuido a Francisco Placido, señor de Azcapotzalco; se cantó por vez primera días antes del traslado de la imagen de la Virgen de Guadalupe a su primera ermita, el 26 de diciembre de 1531, para invitar al pueblo a dicho acto. 11 A este mismo autor se le atribuye también “El Cantar del Tlatohuani”, que era más extenso y relataba las cuatro apariciones, pero se perdió. En los primeros escritos donde se hace mención de este suceso extraordinario, el Padre Mezquía asegura haber visto y leído una relación hecha por el obispo Zumárraga a los franciscanos, este documento se conserva en el convento de Victoria, España. Hay también un fragmento del sermón pronunciado por fray Alonso de Montúfar, Teólogo dominico y segundo arzobispo de México, donde, haciendo alusión al hecho sorprendente de la aparición de la Guadalupana, exclamó, citando a San Lucas: “Dichosos los ojos que ven lo que veis, porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron”. Bernal Díaz del Castillo en su “Historia Verdadera de la Nueva España” menciona en dos ocasiones a la Virgen de Guadalupe. La primera, al final del capítulo CL, donde dice: “Mandó Cortés a Gonzalo de Sandoval que dejase aquello de Ixtapalapa y fuese por tierra a poner cerco a otra calzada que va desde México a un pueblo que se dice Tepeaquilla, a donde ahora llaman Nuestra Señora de Guadalupe, donde hace y ha hecho muchos y 12 admirables milagros… Y, en el Cáp. CCX “Y la santa casa de Nuestra Señora de Guadalupe, que está en lo de Tepeaquilla, donde solía estar asentado el real de Gonzalo de Sandoval, cuando ganamos a México, y miren los santos milagros que ha hecho y hace de cada día, y démosle muchas gracias a Dios…”. Don Juan Suárez de Peralta, nacido en México, en 1535 y que fue alcalde Mayor de Cuautitlán en 1556, menciona también en sus memorias a nuestra Señora de Guadalupe, y comenta “que se apareció entre unos riscos, que es muy milagrosa y que a esa devoción acude toda la tierra”. En varios testamentos los testadores dejaron fondos para la aplicación de misas en la ermita de Nuestra Señora de Guadalupe, siendo uno de los más antiguos el de Bartolomé López, que data de 1537. Curiosamente pasaron más de cien años antes de que hubiera información escrita más precisa respecto a las apariciones guadalupanas. En el año de 1663, con motivo de haber solicitado a Roma la Misa y Oficios propios de la Virgen de Guadalupe, el Doctor Francisco de Siles fue notificado que aunque se habían presentado algunas cartas y papeles ante Su Santi13 dad y la Congregación de Ritos era necesario que fueran testificadas ciertas circunstancias y examinados los testigos del milagro, para lo cual se enviaría un interrogatorio. Dada la tardanza en recibir de Roma el mencionado interrogatorio Don Francisco de Siles llevó a cabo lo que se conoce como las “Informaciones de 1666”, dónde se llamó a declarar bajo juramento a 23 personas, 8 indios (casi todos entre 80 y 100 años de edad), y 15 españoles. Por el hecho de haberse adelantado a realizar las informaciones, la Congregación de Ritos de Roma, las reconoció como canónicas hasta el año de 1895. La primera relación escrita que se conoce sobre las apariciones es la de Don Antonio Valeriano, sobrino del Emperador Moctezuma, quien junto con su tía, la princesa Papatzin, fue de los primeros indígenas que recibieron el sacramento del bautismo en el año de 1524, y fue contemporáneo de Juan Diego. A su muerte, su manuscrito pasó a don Fernando de Alba Ixtlixóchitl, quien hizo una nueva versión de su contenido, y lo dio a Sigüenza y Góngora. Estos documentos estuvieron después en el colegio de San Pedro y San Pablo, de allí pasa14 ron a la Universidad. Pero durante la guerra de 1847 desparecieron muchos papeles de la Universidad, entre ellos estos manuscritos, se dice que se conservan en el Departamento de Estado en la ciudad de Washington, Estados Unidos. En realidad, estos fueron los manuscritos originales de donde se han documentado los múltiples historiadores guadalupanos, entre ellos el Dr. Luís Lasso de la Vega, quien en 1649 publicó su versión conocida como el “Nican Mopohua”, por ser las palabras con las que comienza su relato, mismo que fue traducido al castellano en 1926 por el Lic. Primo Feliciano Velázquez. Son muchas las versiones, numerosos los libros, pero una sola realidad: María bajo una y otra vez al Tepeyac, del cielo al cerro; del monte al valle, en persona a Tolpetlac, y en Imagen a México. 15 Cruz Atrial. 16 MÉXICO EN VÍSPERAS DE LA CONQUISTA Ciertamente los aztecas tenían fama de ser un pueblo de valientes guerreros, cuyas tradiciones y costumbres son herencia de los mitos de sus antepasados, los olmecas, toltecas y teotihuacanos, de quienes también habían tomado el patrón urbano de Teotihuacan, cuna de la primera civilización del Altiplano. Por lo tanto es necesario profundizar un poco en su historia para poder comprender su situación a la llegada de Hernán Cortés y acompañantes españoles. A fines del siglo XII y principios del XIII los “mexicas o aztecas” (venidos de Aztlán, o lugar de las garzas) entraron al Valle de México, llegaron con otros emigrantes provenientes de diferentes regiones quienes destruyeron el imperio tolteca y se asentaron sobre sus ruinas. Casi la totalidad del Valle estaba ocupado por pueblos descendientes de los antiguos teotihuacanos junto con los formados por los recién llegados, así que se establecieron los “mexicas” en Chapultepec. Al poco tiempo fueron atacados por los culhuas pero al perder la batalla, y llevados prisioneros hasta Culhuacán; les dieron unas tierras cerca de Tizapán 17 para que las habitaran. Sus captores sabían que esas tierras eran inhóspitas llenas de toda clase de animales ponzoñosos, pero ellos se alegraron de ver las serpientes, que se comieron gustosos e hicieron de esa tierra su pueblo. Después de algún tiempo de vivir allí, se refugiaron en un islote del lago de Texcoco donde, según la leyenda religiosa, encuentran un águila comiéndose una serpiente parada en un nopal, símbolo para ellos del sitio elegido para establecerse. Se llaman así mismo “mexicas” (los nacidos de la nopalera, del tunal). El centro ceremonial lo denominan Tenochtitlan, en memoria del sacerdote Tenoch, quien los guió en su peregrinar hacia esas tierras. Pasaron muchos trabajos para subsistir, pues rodeados como estaban de agua salobre, no tenían agua para beber; se alimentaban con hierbas y ajolotes, además se encontraban rodeados de enemigos. Pero su fe, tenacidad y valor pronto hizo de ellos un pueblo temible y poderoso. De Culhuacán reciben su primer monarca descendiente de la realeza tolteca, y es hasta el reinado de Moctezuma I cuando se consolida el llamado “Imperio Mexica”. 18 Moctezuma I no fue sólo un gran conquistador sino también un gran organizador del nuevo estado. Hizo venir a los mejores arquitectos del reino vecino de Chalco para edificar su ciudad y las antiguas chozas fueron reemplazadas por edificios de piedra construidos con un plan general. Cuando en 1502 Moctezuma II es electo emperador las fronteras del imperio se habían extendido hacia el sur, hasta lo que actualmente es Guatemala; el norte nunca les interesó porque no eran tierras fértiles y no ofrecían mucho trabajo (para ellos el trabajo divinizaba), así que optaban siempre por aquellas empresas difíciles, que ofrecían más obstáculos. En cuanto a sus mitos religiosos, de los Olmecas recibieron la idea de la divinidad representada en el “Jaguar” –animal que dominaba la selva, representante al mismo tiempo de lo bello y lo terrible- (la vida y la muerte) dada su belleza y ferocidad mortífera. De los teotihuacanos reciben el culto a Quetzalcoatl (quetzal: pájaro, espíritu, cielo; coatl; serpiente, tierra, materia), personaje legendario identificado con el sol. Así encontramos sus pensamientos filosóficos, como el ser y no ser, la vida y la muerte, 19 materia y espíritu para ellos no eran elementos contradictorios sino componentes de las cosas. Teniendo ideas muy precisas de sus deidades Teotihuacan era el lugar donde los hombres se convierten en dioses. En la versión de los Anales de Cuautitlán vemos que Quetzalcoatl marcha hacia el oriente y que al llegar a la costa se incinera. Dice así esta parte del relato: Y cuando terminó ya de quemarse Quetzalcoatl, hacia lo alto vieron salir su corazón y, como se sabía, entró en lo más alto del cielo. Así lo dicen los ancianos: se convirtió en estrella, en la estrella que brilla en el alba. Quetzalcoatl, símbolo del bien, vence a Tezcatlipoca disputándose el favor de todos los hombres. Y, al no recibir el culto de los hombres, Tezcatlipoca decide que éstos no existan más y extermina toda la humanidad. Pero Quetzalcoatl desciende al mundo de los muertos y en un descuido de Mictlantecutli (guardián de esos lugares) roba huesos humanos y les da nueva vida con su propia sangre. De allí el compromiso de los hombres con Quetzalcoatl, el sol. (Si nosotros los cristianos hemos sido redimidos por la sangre de Cristo, el antiguo mexicano fue vuelto a la vida por la sangre de Quetzalcoatl). Esto provoca el enojo 20 Quetzalcoatl (quetzal: pájaro, espíritu, cielo; coatl: serpiente, tierra, materia personaje legendario identificado con el sol. 21 de Tezcatlipoca, quien se venga de él haciéndolo que se embriague en forma indecorosa, (la embriaguez estaba permitida únicamente en la fiesta de los dioses y era una forma de entrar a la divinidad con el néctar sagrado – pulque- fuera de estas ocasiones, embriagarse se castigaba hasta con la muerte). Quetzalcoatl expiará su culpa arrojándose a una hoguera (muerte del sol en el crepúsculo), pero antes promete a los hombres regresar y establecer nuevamente el reino del bien, en el año I ACATL (I CAÑA) O SEA EL QUINTO SOL. Como eran expertos en astronomía y matemáticas, llevaban ordenadamente su calendario, median el tiempo dividiendo el año en 18 meses de 20 días cada uno; cada mes se dividía en 4 semanas de 5 días cada una, los 5 días que sobraban al año, como no pertenecían a ningún mes, los acomodaban a su antojo cada año; eran los llamados días “fatídicos”. Su ciclo de tiempo eran 52 años, coincidiendo con la aparición de un cometa que se hacía visible cada 52 años, y era para ellos un verdadero cataclismo que asociaban con el exterminio de la humanidad vaticinado por Tezcatlipoca; es por eso que al acercarse el término de cada ciclo (52 años) oficiaban ceremonias religiosas anticipando su muerte y al comenzar el nuevo ciclo en22 contrándose aún con vida seguían grandes fiestas. De este mito quedaron dos ideas: 1.- GRATITUD del hombre a la divinidad por haberle vuelto a la vida con su propia sangre y 2.- La espera del regreso de Quetzalcoatl, para que así triunfe el bien. Los teotihuacanos eran gente culta; no eran guerreros, por eso ofrecían frutos de la tierra a sus dioses. En el siglo VII de nuestra era desaparece esta cultura al ser conquistados por los toltecas, de quienes asimilaron su cultura, fundando su centro en Tollan (Actualmente Tula) Según el mito tolteca su fundador fue un hombre blanco barbado, quien predicó el bien y trazó la ciudad. Desapareció misteriosamente por el mar de oriente (Golfo de México) prometiendo volver. A este personaje se le divinizó e identifico con Quetzalcoatl, a quien le ofrecen, ya no frutos sino la propia sangre, apareciendo aquí por primera vez los sacrificios humanos. El instinto guerrero tolteca se transforma en un hecho religioso; la guerra será entonces un acto de culto realizado por el sacerdote – 23 guerrero simbolizado en los gigantes de Tula: en una mano tienen una bolsa de copal (sacerdocio) en la otra un puñado de flechas (milicia); en el pecho tienen un papalot (mariposa) y en la espalda un sol, representando así al sacerdote guerrero de Quetzalcoatl, a quien se le deben traer prisioneros para ofrecer su sangre al sol para que él no muera (en el crepúsculo). El sol sale y muere –vida y muerte- el hombre muere pero al entregar su corazón, se diviniza. Para ellos las buenas obras contaban poco, siendo más importante el género de muerte; por eso gozaban de especial privilegio los guerreros muertos en batalla, las mujeres muertas durante el parto y los que eran sacrificados a los dioses. Fueron los “mexicas” el último pueblo que se establece en el Altiplano, asimila todos los mitos anteriores, los une a los suyos propios y los sintetiza en lo que podría llamarse la mentalidad “DEL PUEBLO DEL SOL” En la gran pirámide de Tenochtitlan encontramos dos “Teocallis”: el de Tlaloc, dios de la lluvia y el de Hutzilopochtli, dios mariposa, dios de la guerra, última representación del sol. A los mitos anteriores se añade uno más: en el TEPEYAC (nariz de cerro), se encuentra la 24 diosa-madre-tierra-virgen: Coatlicue-tonantzin, barriendo su santuario. De repente le cae en el vientre un puñado de plumas de colibrí, quedando virginalmente encinta. Al descubrir la luna y las estrellas, hijos de ella y del padre cielo, que su madre espera un hijo que no era hijo del cielo (el sol “nace” surgiendo de la tierra y no del cielo; por el contrario, la luna y las estrellas aparecen en el cielo), tratan de matar a su madre tierra con el frío y la oscuridad de la noche. Pero en ese momento nace el sol, que mata a la luna y las estrellas dándole un nuevo vigor a su madre- el amanecer luminosoDurante todo el día el sol triunfa, pero la luna y las estrellas se reponen y matan al sol en el crepúsculo. Es en este momento cuando los aztecas, agradecidos con el sol, le ofrecen su propia sangre y la de sus prisioneros, para que pueda reponerse y venza nuevamente a sus enemigos. Así en este ciclo de vida –muerte-día-noche, la sangre humana será de capital importancia, como holocausto y colaboración con la divinidad en la realización del cosmos. Los sacrificios humanos tomados en este contexto, no solo no son bárbaros, sino que constituyen la más sublime manifestación religiosa que, dentro de una religión natural, lanza 25 al hombre a la categoría de dios, no importando ni el sufrimiento ni la muerte sino sólo el significado de ellas. Estos sacrificios se llevaban a cabo al caer la tarde, ya que en ese momento el sol sucumbía en su diaria lucha contra los astros de la noche. Las guerras sagradas o floridas nunca tuvieron como finalidad una expansión militar o política, sino que eran el medio de procurarse victimas para el sacrificio. Por eso se ceñían a las más estrictas leyes que impedían el engaño, la prepotencia o la muerte que no fuera accidental. La lucha se entendía a nivel de dioses quienes a través de sus respectivos pueblos demostraban su validez. De aquí que, desde un punto de vista extraño a esta mentalidad, las estrategias indígenas resultaran ingenuas. Aunque no eran amantes de hacer alianzas porque perdían prisioneros sin embargo se aliaron con Tlaltelolco y Tacuba, no así con los tlaxcaltecas donde tenían una buena fuente de prisioneros. La ciudad: Tenochtitlan era una ciudad muy ordenada, planificada sobre una base cuadrangular; muchas calles eran canales por los que solo se podía transitar en canoas, pero casi 26 siempre tenían veredas a los lados para viandantes. Donde un canal cruzaba había también una calzada, puentes hechos con tablones recios que podían ser removidos con cierta facilidad en caso de peligro. Eso fue precisamente lo que causó la catástrofe de Cortés el día de la Noche Triste. Tenía la ciudad un perfil piramidal; los palacios y luego las casas disminuían de tamaño conforme se acercaban a las orillas del lago, donde había fértiles chinampas llenas de flores y verduras. Estaba rodeada de agua y otras islas; en tierra firme había numerosas ciudades que parecían tejer una corona a la capital. Fue dividida en cuatro barrios o Calpullis, cada uno con gobierno propio regido por un consejo de ancianos de donde se seleccionaba un individuo que representaría al Calpulli en el gobierno central y recibía el nombre de “Tlatohuani” (el que habla con autoridad) - Estos cuatro Tlatohuanis tenían cuatro cargos: relaciones exteriores, la guerra y la paz, el culto y el ministerio del interior. Moctezuma II había ejercido el Ministerio de Culto en el período anterior y fue reelegido Tlatohuani cuando sucedió su encuentro con 27 los españoles. Desde su juventud se distinguió por su inteligencia y valor; habiendo cursado sus estudios brillantemente en el Calmecac (escuela para la realeza). En 1503 es elegido emperador, seleccionado de entre los cuatro nietos de Moctezuma I. Su ingenio para gobernar pronto lo hizo muy poderoso pero gradualmente fue haciéndose cada vez más déspota en sus relaciones con los gobernantes de los estados circunvecinos a quienes exigía tributos que llegaron a ser intolerables y cuya evasión se castigaba con la muerte. Esta situación de descontento general fue captada y explotada por Hernán Cortés. Pero tenía Moctezuma otra faceta de su persona. En la intimidad era muy gentil, callado, amante de las artes, la música, las plantas; sus jardines botánicos y un zoológico, tenían fama por su flora y su fauna. Gustaba filosofar, era muy religioso por lo que se había impresionado con las premoniciones sobre la destrucción del Imperio hechas por Netzahualcóyotl a través de su hijo Netzahualpilli, también con la visión y profecía de su hermana Papatzin. Netzahualcóyotl fue un hombre inteligente, filósofo y un místico, el llegó a percibir el concepto de un Dios invisible creador de todas las 28 cosas. Se cuenta que dos de sus hijos fueron hechos prisioneros por su enemigo, el rey de Chalco, quien les dio muerte sacrificándolos a los dioses. Lleno de consternación, Netzahualcóyotl se retiró a sus jardines privados, haciéndose acompañar únicamente por su paje lztapalotzin. En medio de ese silencio y en contacto directo con lo naturaleza, comenzó a apreciar la excelencia de las plantas, flores, frutos, aves y demás obras de lo creación y su espíritu captó la existencia de un ser superior creador de todas estas maravillas para deleite del hombre; adorando al Dios creador que había encontrado quemaba incienso en la madrugada, a media tarde y por lo noche. Compuso 60 salmos de alabanza, similares a los del Rey David. Se dice que una noche mientras dormía, su paje Iztapalotzin despertó y vio a un joven rodeado de un intenso resplandor, quien dijo ser enviado del Dios Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra para que le informara de inmediato a su amo que sus ofrendas y ayunos habían sido muy agradables a Dios, en confirmación a sus palabras uno de sus hijos derrotaría al jefe del reino de Chalco, a su debido tiempo, la reina su esposa daría a luz al hijo que heredaría su trono. 29 lztapalotzin sabía que se exponía a perder la vida si entraba al aposento real sin ser llamado, pero al fin optó por transmitir el mensaje a su amo quien se disgustó muchísimo y atribuyó el relato a la imaginación de su paje. Pero, con gran sorpresa, vio cómo ambos anuncios se cumplieron, dándole el nombre de Netzahualpilli a su último hijo, quien lo sucedió en el trono a su muerte. En agradecimiento por los grandes favores recibidos Netzahualcóyotl mandó edificar un templo al Dios desconocido frente al de Huitzilopochtli; Poco antes de morir predijo que llegara el tiempo en que este gran Dios sería conocido y adorado por todos los habitantes de esta tierra. Esta narración, tomada de la Historia de la Nación Chichimeca escrita por Fernando de Alva Ixtlixóchitl, ha sido objetada por varios historiadores quienes suponen que, dada la semejanza de esta anécdota con la historia de Samuel en la Biblia, la escribió influenciado por su cristianismo incipiente. Lo cierto es que el mensaje dado por el paje produjo efectos tangibles: el joven príncipe derrotó al jefe de los chalcas —la reina concibió y dio a luz a Netzahualpil1i— y un templo fue 30 edificado en honor al Dios desconocido creador de todas las cosas. Pocos años después de que Moctezuma había sido elegido emperador, su hermana Papatzin, quién gobernaba el reino de Tlaltelolco desde la muerte de su esposo, aparentemente murió y de acuerdo con la costumbre, la enterraron por la noche en una cueva de su jardín donde ella tuvo una experiencia increíble. Se vio parada a la orilla del mar, en su mente tenía el deseo de cruzarlo. Cuando estaba a punto de hacerlo se le presentó un hermoso joven de blancas vestiduras y alas con plumas de colores, con un signo en su frente, una cruz, y le dijo: “Detente Papatzin aún no ha llegado tu tiempo para cruzar el agua. No temas, he sido enviado por el verdadero Dios invisible para darte un mensaje: El te ama a pesar de que tú no lo conoces’ —mientras hablaba, Papatzin vio varias galeras navegando en el mar; venían hombres de piel blanca que no eran como los indígenas, llevaban cascos y sostenían banderas con el mismo signo de la cruz que llevaba el ángel en su frente. Y siguió escuchando. “Los hombres que ves vienen del otro lado del mar; con las armas conquistarán toda esta tierra y con ellos vendrá el conocimiento del verdadero Dios creador de cielo y tierra. Da este mensaje a tu hermano. Dios quiere que cuando estas 31 cosas pasen, tú, Papatzin, seas la primera en recibir el agua que cura y lava el pecado, que guíes a los demás habitantes de estas tierras a que te imiten”. Cuando desapareció la visión, la princesa recobró el conocimiento, como se encontraba encerrada en la tumba no podía salir, pero comenzó a gritar hasta que fue escuchada por sus servidores, quienes la rescataron. Papatzin fue a contar a Moctezuma lo que había visto y oído, haciendo que su mensaje llenara de asombro y consternación al emperador, pues le anunciaba el próximo fin de su imperio ya vaticinado por Nezahualcóytl. Pidió a su hermana que le dibujara lo que había visto, mandó sacar copias de estos dibujos distribuyéndolos entre los guardianes de la costa, con orden de ser avisado en cuanto se presentaran en el mar objetos similares. La esperanza del retorno de Quetzalcóatl, la coincidencia de la llegada de Cortés con la fecha indicada (Uno C –Acatl-Uno caña) 1519, que solo podía haberse dado 52 años antes o después, la fidelidad hasta el extremo a sus prescripciones religiosas, tanto en la aceptación de Cortes (hombre blanco y barbado, venido del mar por el oriente, sobre monstruos desconocidos –los caballos- y con serpientes de fue32 go en la mano) como en su lucha contra él, al percatarse de que no era la divinidad esperada, hicieron posible el triunfo de Cortés con unos cuantos hombres sobre toda una cultura milenaria. Nota: En el Templo de Santiago Tlatelolco, edificado sobre el que fuera del dios Huitzilopochtli, el año 1524 la princesa Papatzin recibió el sacramento del Bautismo adoptando el nombre cristiano de Doña María junto con un sobrino suyo, a quien se llamó Antonio Valeriano, siendo éste el primer escritor en náhuatl de los sucesos del Tepeyac 33 Mural al fresco. Fernando Leal. Capilla del Cerrito del Tepeyac. México, D.F. 34 LOS PORTADORES DE LA BUENA NUEVA Siendo reyes de Castilla y Aragón Don Fernando y Doña Isabel, nació Hernando Cortés en Medellín en el año 1485. Nadie imaginaba el destino glorioso reservado a ese niño para quien su padre, que fue capitán de guerra civil, había soñado una vida tranquila y estable por lo que al crecer fue enviado a Salamanca con el objeto de que se cultivara. Pero Hernán Cortés tenia un espíritu aventurero, audaz e inquieto, siempre ávido de información en todo lo referente al fascinante misterio de regiones lejanas recién descubiertas, lo cual propició que, años más tarde, se embarcase con rumbo al nuevo continente; en poco tiempo este joven intrépido se convirtió en el conquistador de inmensos territorios incrementando las posesiones españolas en América y llevando la fe de Cristo a las tierras conquistadas, en el siglo más glorioso y fecundo en grandes acontecimientos que registra la historia, tanto en el campo espiritual, como político, científico y social. Los reyes de España, señores “por derecho divino” de aquellas tierras, comenzaron a enviar gobernantes que difícilmente entendían la 35 mentalidad de los conquistadores, ocasionándose choques entre los que se sentían dueños del fruto de su esfuerzo y aquellos designados por el rey. El siglo de la conquista se puede dividir en dos periodos diferentes: el primero que abarca desde 1519 hasta más o menos la mitad del siglo XVI, cuya principal característica fue el triunfo de los intereses particulares de los conquistadores sobre el mundo indígena; el segundo, que se distingue por la tendencia opuesta, o sea, la búsqueda del equilibrio, controlando errores y abusos, propiciando una política deliberada de protección legal al indígena. Es necesario comprender que el descubrimiento de América fue visto inicialmente como inagotable venero de riquezas, cometiéndose los abusos normales a situaciones tan imprevistas. La mano poderosa de Isabel la Católica con gran sentido de la justicia ejerció poderoso influjo, no sólo sobre los reyes que la sucedieron sino sobre sus contemporáneos cambiando el curso de los acontecimientos fijando de una vez y para siempre las relaciones que debían existir entre los Reyes de España y los vencidos del Nuevo Mundo. 36 Proclama la libertad de los indígenas; los declara vasallos y no esclavos, dejando como una sagrada obligación a sus sucesores la protección. Y el dulce trato de sus nuevos súbditos. En su testamento se encuentra una cláusula en que pide que se envíen prelados, religiosos y clérigos para instruir con la debida diligencia a los indígenas en la Santa Fe Católica. Desde entonces sigue la legislación de las Indias su inquebrantable espíritu de justicia y libertad Nada parece tan fácil, natural y sencillo como la conducta de la Reina, visto a la luz del siglo XX, pero si se profundiza un poco en la mentalidad de la época Isabel la Católica dio muestras de tener un espíritu superior al siglo en que vivía vislumbrando al través de las prerrogativas del vasallo, los sagrados derechos del ciudadano. Aunque indudablemente hubo entre los conquistadores hombres que abusaron de su situación cometiendo actos reprobables, este hecho no empaña el reflejo de gloria y gratitud a que es acreedora en América aquella mujer, modelo de reinas, de esposas y madres. Ciertamente es obligatorio rendirle un tributo de admiración a la mujer que con tan alto cargo supo siempre dar testimonio de su compromiso con Dios y anteponer a todo interés creado el gran 37 conocimiento que tenía de sus deberes cristianos. Paulo III declara solemnemente en una Bula que los indígenas eran seres dotados de alma y de razón, capaces de recibir los sacramentos de la religión cristiana, y sólo una diabólica maquinación pudo haber inspirado la duda de que estos hombres pertenecieran a la raza humana. La situación de vencedores facilitó a los españoles la conquista de la Nueva España: la religión les aseguró el dominio de aquellas posesiones, pues llegaba enseguida consolando a los infortunados, dejándoles alcanzar una esperanza; el bautismo los hacia entrar en cierta forma en la esfera de los vencedores y protegidos por los frailes a quienes aún los más altos jefes mostraban gran respeto. Sigue la difícil evolución de pueblos y razas unidos repentinamente por un cataclismo social y político; era pues obligado el surgir de un nuevo pueblo, que no era el conquistado ni el conquistador, pero que debía compartir su herencia en virtudes, vicios, glorias, tradiciones, caracteres y temperamentos que mas tarde llegarían a unirse bajo una sola bandera, construyendo un solo pueblo. 38 Es así como las razas se fueron enlazando, uniéndose las familias e identificándose los intereses, formándose un alma nacional, emprendiendo como hermanos el camino del progreso. Fue necesaria una legislación que hiciese comprender a los españoles que los indios eran súbditos del Rey de España y no de ellos; más importante fue hacer conciencia en los vencidos que sobre aquel poder que en su patria les oprimía, estaba otro muy superior, ante quien se inclinaban los más esforzados capitanes y de donde podían esperar toda justicia y protección. Por eso se dispuso una ley que los delitos contra indios fuesen castigados con mayor rigor que contra españoles. Surgen los mestizos, pueblo nuevo, raza belicosa e inteligente, que forma una clase intermedia entre españoles e indios que a pesar de su situación comenzó la idea de igualdad, así como el equilibrio tan necesario para el crecimiento ordenado del país. Hubo en esta adaptación grandes problemas y hondos rencores que el tiempo se encargó de borrar Sin embargo, hay que admitir que América fue considerada al principio como una fuente de aventuras para enriquecerse sin tanto trabajo, pero al paso del tiempo se convirtió en una 39 tierra pródiga para aquel que venía en busca de empleo para mejorar su situación económica. El hombre del siglo XVI debe ser enjuiciado de acuerdo a las leyes y costumbres de aquellos tiempos para poder entender mejor su mentalidad, conocer a fondo sus personajes y sus increíbles hazañas. Para juzgar al hombre se necesita conocer ese siglo; pero para conocerlo se necesita estudiar a la sociedad. Es más laborioso que difícil encontrar datos para aclarar puntos históricos, las crónicas escritas por los religiosos que se establecieron en México para predicar el Evangelio pueden considerarse como las fuentes más puras para escribir la historia de la Nueva España durante el periodo colonial. Hay que reconocer que la destrucción de códices y monumentos de los antiguos pobladores fue debido tanto a la mentalidad de los hombres de esa época, pues poco o nada se ha podido conservar de los documentos históricos, como los serios problemas que tuvieron los evangelizadores al afrontar la religiosidad “pagana” de los indígenas, que en cualquier momento propiciaba un sincretismo malsano. En cambio, los religiosos brindaron incansables servicios a las ciencias, procurando tras40 ladar cuidadosamente tradiciones, historia, costumbres, religión, interpretación de sus símbolos y jeroglíficos, así como a la legislación y literatura de la raza vencida. La conversión al cristianismo de tantos millones de hombres en el Nuevo Mundo y en tan corto período de tiempo coincidiendo con el cisma en la Iglesia Católica, provocado por Martín Lutero y el nacimiento de la Iglesia Protestante, es un fenómeno tan singular y a la vez tan extraño que quizás no volverá a repetirse nunca, pero hizo del siglo XVI el más notable de los períodos en la historia del ser humano. Por la manera como fue establecido el cristianismo, por el carácter de la raza, y quizás también por la impresión que habían dejado los antiguos ritos mismos que se han transmitido como un rasgo del espíritu a todas las generaciones sucesivas, hacen que en el fondo del cristianismo de los indios haya mucha tristeza. Ahora en el siglo XXI donde hay gran apertura, a la libertad de pensamiento, el respeto al derecho ajeno y garantías al individuo, es realmente difícil conocer y comprender el carácter de los hombres del siglo XVI, cuyas experiencias son ajenas al compás con que se mide lo que actualmente entendemos por justo y conveniente. 41 “La Conversión de los Indios”. Oleo sobre tela de Felipe Gutiérrez. 1894. 42 Los conquistadores de aquel siglo llevaban el sello de su época, estaban formados para cumplir con la misión que les había sido encomendada, de carácter inflexible, apasionados, idealistas, cuya meta principal era engrandecer a España conquistando territorios en razón de la evangelización fueron indudablemente instrumentos de la Providencia, no deteniéndose ante ningún obstáculo, identificando su causa con la de Dios; estaban, por así decirlo, fuera de la humanidad que conocemos y comprendemos. Los primeros frailes que llegaron a la Nueva España reducían todas sus aspiraciones, concentrando sus esfuerzos en tres objetivos: la conversión de los idólatras a la fe cristiana, protección de la vida, y la libertad de los vencidos. Pobres hasta la miseria, abnegados hasta el sacrificio, no vacilaban en desafiar el enojo de los más poderosos conquistadores en favor de sus protegidos, levantando airadas quejas hasta el trono del rey Carlos V. Así el descubrimiento de las América era una necesidad de la ciencia, su conquista un derecho de la humanidad y la conversión al cristianismo de sus habitantes una exigencia de la civilización. Estos primeros evangelizadores que llegaron a la Nueva España vinieron por petición direc43 ta de Hernán Cortés al emperador Carlos V. El monarca español pidió al Papa Adriano VI que enviase a dichas tierras ministros dignos e ilustrados, quien hizo esta concesión mediante la Bula que algunos llamaron “La Omnímoda” donde se especificaba la forma en que debía hacerse y daban a los que eran nombrados autoridad para todo ejercicio. Carlos V se dirigió a Pablo Soncina, General de la orden de San Francisco, para que, de conformidad con la autorización del Santo Padre, designara a los religiosos que deberían marchar para las Indias. En el año de 1522 llegan a Tlaxcala el Padre Fray Juan de Tecto, Fray Juan de Agora y un lego, Fray Pedro de Gante quienes, a pesar de las grandes dificultades que tuvieron que afrontar, se ocuparon de la predicación del Evangelio, procurando instruir a los indígenas en la fe cristiana. La primera gran dificultad a vencer era la del idioma, por lo que dedicaron gran parte de su tiempo al estudio del mismo. Es interesante conocer, aunque sea parcialmente, la instrucción que trajeron de su General los primeros doce franciscanos; “Y porque en esta tierra de la Nueva España Cristo no goza de las almas que con su sangre 44 compró, acordé enviaros a vos con doce compañeros, mandando en virtud de santa obediencia, rogando a vos y a ellos aceptéis este trabajoso peregrinaje por el que Cristo, Hijo de Dios, tomó por nosotros, acordándoos que así amó Dios al mundo, que para redimirle envió a su Unigénito Hijo del cielo a la tierra, buscando la honra de Dios su Padre y la salud de las almas perdidas. Y por esto vivió en gran pobreza, humillándose hasta la muerte de Cruz. Lo cual después los apóstoles por obra y palabra nos mostraron predicando la fe con mucha pobreza, levantando la bandera de la Cruz en tierras extrañas. Y porque en tan espiritual y alto edificio no os falte el fundamento de la humildad, tened siempre presente delante de los ojos aquellas palabras. “No somos suficientes de nosotros, mas nuestra suficiencia nos viene de Dios.” Debemos mostrar más por obra que por palabra la guarda del Evangelio, tomando como principio que el Apóstol no se gloría del provecho que hizo, sino del trabajo que pasó.” En medio de grandes penurias llegaron después los Dominicos en gran número, fundando rápidamente muchas casas. Fueron tan activos que en 1530 había ya en la Nueva España más de cincuenta dominicos profesos. Al igual que 45 los Franciscanos, mostraron su humildad poniendo por delante la justicia y cuando se trataba de defender al débil, los frailes lo hacían heroicamente con riesgo de su vida, siendo humildes, pero enérgicos a la vez En el año de 1533 llegaron a México los primeros religiosos agustinos quienes procuraron ayudar a los franciscanos y dominicos en la empresa de conquistar la libertad de los indios, luchando hasta el límite de sus fuerzas, pues el territorio conquistado era de una extensión en verdad sorprendente. La situación no puede considerarse fácil, pues a pesar de la entrega de los frailes, aparecen brotes de rebeldía que alarman a los conquistadores ya que el número de indios es en relación a ellos verdaderamente abrumador; y saben de sobra que si surge un líder sería muy difícil controlar la situación, puesto que los indígenas eran valientes guerreros disciplinados, que no temen a la muerte. Tratan por todos los medios de encontrar una solución, pero desde el punto de vista humano, pues temen una catástrofe. Es entonces cuando aparece un signo de la nueva esperanza. En Tepeyacac, una Madre Virgen que afirma ser la “MADRE DEL VERDADERISIMO DIOS POR QUIEN SE 46 VIVE” (frase extraña a la teología católica y familiar a la mentalidad indígena) escoge a un humilde indígena de nombre JUAN DIEGO, para que sea el portador de su mensaje. El indígena no alcanza a comprender toda la profundidad de este nuevo signo pero sí capta que en él se encierra una esperanza nueva, al mismo tiempo constata que el vencedor se doblega sumiso ante esta imagen. Bajo la Providencial Imagen de la Virgen de Guadalupe, el indio recobra su vitalidad perdida y el español pierde su anterior altivez, dando lugar al nacimiento del México actual mestizo, que todavía lucha por sintetizar los elementos tan variados que constituyen su origen. El Cerrito del Tepeyac vino a ser la cuna de una nueva raza, el lugar elegido por la Virgen para darle a todo México una nueva vida en el día 12 de diciembre de 1531, al rayar la luz del día, se marca la hora de su nacimiento. 47 Tepeyac: Nariz del Cerro. Dibujo de Fernendo Leal. Angeles jardineros y flores que brotan ante el azoro de Juan Diego. 48 NICAN MOPOHUA Presentamos ahora el Nican Mopohua traducido al español por el Padre Mario Rojas (q.p.d.), él ha logrado, con rara intuición comprender la mentalidad de esa cultura, compenetrarse con ella, desentrañar su esencia y descifrar con acierto sus categorías mentales. Tras un concienzudo y reflexivo esfuerzo, ha logrado una versión de nuevo enfoque y transmitirnos en nuestra lengua lo que la mentalidad azteca concebía, lo que a su modo indígena genuino redactó Valeriano, lo que en sus raptos místicos expresó Juan Diego, y la profundidad de las palabras de María Santísima que son, ante todo, un mensaje salvífico de irradiación Cristo céntrico (Cf. Vers. 27-28) Siguiendo la idea del R. P. Enrique Torroella, el Padre Rojas ha creído pertinente modificar algunas divisiones hasta lograr 218 versículos a fin de puntualizar los sentidos o hacer notables ciertas circunstancias que sugieren estudio especial. Aquí se cuenta, se ordena, como hace poco milagrosamente se apareció la perfecta Virgen 49 Santa María, madre de Dios, nuestra reina, allá en el Tepeyac, de renombre Guadalupe. Primero se hizo ver de un indito de nombre Juan Diego y después se apareció su preciosa imagen delante del reciente obispo Zumárraga. (…) 1.- Diez años después de conquistada la ciudad de México, cuando ya estaban depuestas las flechas, los escudos, cuando por todas partes había paz en los pueblos, 2.- así como brotó, ya verdece, ya abre su corola la fe, el conocimiento de aquel por quien se vive: el verdadero Dios. 3.- En aquella sazón, el año 1531, a los pocos días del mes de Diciembre, sucedió que había un indio, un pobre hombre del pueblo. 4.- su nombre era Juan Diego, según se dice, vecino de Cuautitlán, 5.- y en las cosas de Dios, en todo pertenecía a Tlatilolco. 50 6.- Era sábado, muy de madrugada, venía en pos de Dios y de sus mandatos. 7.- Y al llegar cerca del cerrito llamado Tepeyacac ya amanecía. 51 8.- Oyó cantar sobre el cerrito, como el canto de muchos pájaros finos; al cesar sus voces, como que les respondía el cerro sobremanera suaves, deleitosos, sus cantos sobrepujaban al del coyoltototl y del tzinitzcan y al de otros pájaros finos. 9.- Se detuvo a ver Juan Diego. Se dijo: por ventura soy digno, soy merecedor de lo que oigo? Quizá nomás lo estoy soñando? ¿Quizá solamente lo veo en sueños? 10.- ¿Dónde estoy? ¿Dónde me veo? ¿Acaso donde dejaron dicho los antiguos nuestros antepasados, nuestros abuelos: en la tierra de las flores, en la tierra del maíz, de nuestra carne, de nuestro sustento; acaso en la tierra celestial? 11.- Hacia allá estaba viendo arriba del cerrillo del lado de donde sale el sol, de donde procedía el precioso canto celestial. 12.- Y cuando cesó de pronto el canto, cuando dejó de oírse, entonces oyó que lo llamaban arriba del cerrillo y le decían: “JUANITO, JUAN DIEGUITO”. 13.- Luego se atrevió a ir donde lo llamaban; ninguna turbación pasaba en su corazón ninguna cosa lo alteraba, antes bien se sentía alegre 52 y contento por todo extremo; fue a subir al cerrillo para ir a ver de dónde lo llamaban. 14.- y cuando llegó a la cumbre del cerrillo, cuando lo vio una Doncella que allí estaba de pie, 15.- lo llamó para que fuera cerca de Ella. 16.- y Cuando llegó frente a Ella mucho admiró en que manera sobre toda ponderación aventajaba su perfecta grandeza: 17.- su vestido relucía como el sol, como que reverberaba, 18.- y la piedra, el risco en el que estaba de pie, como que lanzaba rayos; 19.- el resplandor de Ella como preciosas piedras, como ajorca (todo lo más bello) parecía 20.- la tierra como que relumbraba con los resplandores del arco iris en la niebla. 21.- y los mezquites y nopales y las demás hierbecillas que allí se suelen dar parecían como esmeraldas. Como turquesa aparecía su follaje. Y su tronco, sus espinas, sus aguates, relucían como el oro. 53 22.- en su presencia se postró. Escuchó su aliento, su palabra que era extremadamente glorificadora, sumamente afable, como de quien lo atraía y estimaba mucho. 23.- le dijo: -“ESCUCHA, HIJO MÍO EL MENOR, ¿A DÓNDE TE DIRIGES? 24.- Y él le contestó: _”Mi Señora, Reina, Muchachita mía, allá llegaré, a tu casita de México Tlatilolco, a seguir las cosas de Dios que nos dan, que nos enseñan quienes son las imágenes de Nuestro Señor: nuestros sacerdotes”. 25.- enseguida con esto dialoga con él, le descubre su preciosa voluntad; 26.- le dice SABELO, TEN POR CIERTO, HIJO MIO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA MADRE DEL VERDADERISIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DE LA TIERRA. MUCHO QUIERO, MUCHO DESEO, QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADA 54 Primera Aparición. “Felicidad de México” del Bachiller Bezerra Tanco.1685. 55 27.- EN DONDE LO MOSTRARÉ, LO ENSALZARE AL PONERLO DE MANIFIESTO. 28.- LO DARE A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO, EN MI SALVACIÓN: 29.- PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA, 30.- TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTAIS EN UNO, 31.- Y DE LAS DEMAS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MI CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFIEN EN MI, 32.- PORQUE ALLI ESCUCHARE SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR, PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS DOLORES. 33.- Y PARA REALIZAR LO QUE PRETENDE MI COMPASIVA MIRADA MISERICORDIOSA, ANDA AL PALACIO DEL OBISPO DE MEXICO Y LE DIRAS 56 COMO YO TE ENVÍO, PARA QUE LE DESCUBRAS COMO MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME PROVEA DE UNA CASA, ME ERIJA EN EL LLANO UN TEMPLO, CUANTO HAS VISTO Y ADMIRADO, Y LO QUE HAS OIDO. 34.- Y TEN POR SEGURO QUE MUCHO LO AGRADECERA Y LO PAGARE, 35.- QUE POR ELLO TE ENRIQUECERE, TE GLOROFICARE; 36.- Y MUCHO DE ALLÍ MERECERÁS CON QUE YO RETRIBUYA TU CANSANCIO, TU SERVICIO CON QUE VAS A SOLICITAR EL ASUNTO AL QUE TE ENVÍO. 37.- YA QUE HAS OIDO, HIJO MIO EL MENOR, MI ALIENTO, MI PALABRA; ANDA, HAZ LO QUE ESTE DE TU PARTE”. 38.- E inmediatamente en su presencia se postró; le dijo:”Señora mía, Niña, ya voy a realizar tu venerable aliento tu venerable palabra; por ahora de Ti me aparto, yo, tu pobre indito”. 57 39.- Luego vino a bajar para poner en obra su encomienda: vino a encontrar la calzada, viene derecho a México. 40.- Cuando vino a llegar al interior de la ciudad luego fue derecho al palacio del obispo, que muy recientemente había llegado, Gobernante Sacerdote; su nombre era D. Fray Juan de Zumárraga, Sacerdote de San Francisco. 41.- Y en cuanto llegó, luego hace el intento de verlo, les ruega a sus servidores, a sus ayudantes que vayan a decírselo; 42.- después de pasado largo rato vinieron a llamarlo, cuando mandó el Señor Obispo que entrara. 43.- Y en cuanto entró, luego ante él se arrodilló, se postró, luego ya le descubre, le cuenta el precioso aliento, la preciosa palabra de la Reina del Cielo, su mensaje, y también le dice todo lo que admiró, lo que vio, lo que oyó, 44.- Y habiendo escuchado toda su narración, su mensaje, como que no mucho lo tuvo por cierto, 45.- le respondió, le dijo: “Hijo mío otra vez vendrás, con calma te oiré, bien aún desde el principio miraré y consideraré la razón por la que venido, tu voluntad, tu deseo”. 58 46.- Salió; venía triste porque no realizo de inmediato su encargo. 47.- Luego se volvió al terminar el día. Luego de allá se vino del cerrillo, 48.- y tuvo la dicha de encontrar a la Reina del Cielo: allí cabalmente donde la primera vez se le apareció lo estaba esperando. 49.- y en cuanto la vio ante Ella se postró, se arrojó por tierra, le dijo: 50.- “Patroncita, Señora, Reina, Hija mía la mas pequeña, Muchachita, ya fui a donde me mandaste a cumplir tu amable aliento, tu amable palabra; aunque difícilmente entré a donde es el lugar del Gobernante Sacerdote, lo vi., ante él expuse tu aliento, tu palabra, como me lo mandaste. 51.- Me recibió amablemente y lo escuchó perfectamente, pero, por lo que me respondió, como que no lo entendió, no lo tiene por cierto. 52.- Me dijo: “Otra vez vendrás; aún con calma te escucharé, bien aún desde el principio veré por lo que has venido tu deseo, tu voluntad”. 59 53.- Bien en ello miré, según me respondió, que piensa que tu casa que quieres que te hagan aquí tal vez yo nada mas lo invento, o que tal vez no es de tus labios; 54.- mucho te suplico, Señora mía, Reina, Muchachita mía, que a alguno de los nobles, estimados, que sea conocido, respetado, honrado, le encargues que conduzca, que lleve tu amable aliento, tu amable palabra para que le crean. 55.- Porque en verdad yo soy un hombre del campo, soy mecapal, soy parihuela, soy cola, soy ala; yo mismo necesito ser conducido, llevado a cuestas, no es lugar de mi andar ni de mi detenerme allá a donde me envías, Virgencita mía, Hija mía menor, Señora , niña; 56.- Por favor dispénsame: afligiré con pena tu rostro, tu corazón; iré a caer en tu enojo, en tu disgusto, Señora Dueña Mía.” 57.- Le respondió la Perfecta Virgen, digna de honra y veneración: 58.- ESCUCHA, EL MAS PEQUEÑO DE MIS HIJOS, TEN POR CIERTO QUE NO SON ESCASOS MIS SERVIDORES, MIS MENSAJEROS, A QUIENES ENCARGUE QUE LLEVEN MI ALIENTO, MI PALA60 BRA, PARA QUE EFECTUEN MI VOLUNTAD; 59.- PERO ES MUY NECESARIO QUE TU PERSONALMENTE VAYAS, RUEGUES, QUE POR TU INTERCESION SE REALICE, SE LLEVE A EFECTO MI QUERER, MI VOLUNTAD.” 60.- Y MUCHO TE RUEGO, HIJO MIÓ EL MENOR, Y CON RIGOR TE MANDO, QUE OTRA VEZ VAYAS MAÑANA A VER AL OBISPO. 61.- Y DE MI PARTE HAZLE SABER, HAZLE OIR MI QUERER, MI VOLUNTAD, PARA QUE REALICE, HAGA MI TEMPLO QUE LE PIDO. 62.- Y BIEN, DE NUEVO DILE DE QUE MODO YO, PERSONALMENTE, LA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, YO, QUE SOY LA MADRE DE DIOS, TE MANDO. 63.- Juan Diego, por su parte, le respondió, le dijo: - “Señora mía, que no te angustie yo con pena tu rostro, tu corazón; con todo gusto iré a poner por obra tu aliento, tu palabra; de ninguna manera dejaré de hacer, ni estimo por molesto el camino. 61 64.- iré a poner en obra tu voluntad, pero tal vez no seré oído quizás no seré creído. 65.- Mañana en la tarde, cuando se meta el sol vendré a devolver tu palabra, a tu aliento, lo que me responda el Gobernante Sacerdote. 66.- Ya me despido de ti respetuosamente, hija mía la más pequeña, jovencita, Señora, Niña mía, descansa otro poquito. 67.- y luego se fue el a su casa a descansar 68.- Al día siguiente, domingo, bien todavía en la nochecilla, todo aun estaba oscuro, de allá salió, de su casa, se vino derecho a Tlatilolco, vino a saber lo que pertenece a Dios y a ser contado en lista; luego para ver al Señor Obispo... 69.- Y a eso de las diez fue cuando ya estuvo preparado: se había nombrado lista y se había dispersado la multitud. 70.- Y Juan Diego luego fue al palacio del Señor Obispo. 71.- Y en cuanto llegó hizo toda la lucha por verlo, y con mucho trabajo otra vez lo vio; 62 72.- a sus pies se hincó, lloró, se puso triste al hablarle, al descubrirle la palabra, el aliento de la Reina del Cielo, 73.- que ojala fuera creída la embajada, la voluntad de la Perfecta Virgen, de hacerle, de erigirle su casita sagrada, en donde había dicho, en dónde la quería. 74.- y el gobernante Obispo muchísimas cosas le preguntó, le investigó, para poder cerciorarse, dónde la había visto, cómo era Ella; todo absolutamente todo se lo contó al Señor Obispo. 75.- Y aunque todo absolutamente se lo declaró, y en cada cosa vio, admiró que aparecía con toda claridad que Ella era la Perfecta Virgen, la Amable Maravillosa Madre de Nuestro Señor Jesucristo, 76.- sin embargo, no luego se realizó. 77.- Dijo que no sólo por su palabra, su petición se haría, se realizaría lo que él pedía, 78.- que era muy necesaria alguna otra señal para poder ser creído cómo a él lo enviaba la Reina del Cielo en persona. 79.- Tan pronto como lo oyó Juan Diego, le dijo al obispo: 63 80.- “Señor Gobernante, considera cual será la señal que pides, porque luego iré a pedírsela a la Reina del Cielo que me envió” 81.- Y habiendo visto el Obispo que ratificaba, que en nada vacilaba ni dudaba, luego lo despacha. 82.- Y en cuanto viene, luego les manda a algunos de los de su casa en los que tenía absoluta confianza que lo vinieran siguiendo, que bien lo observaran a donde iba, a quien veía, con quien hablaba. 83.- Y así se hizo. Y Juan Diego luego se vino derecho. Siguió la calzada. 84.- Y los que lo seguían, donde sale la barranca, en el puente de madera lo vinieron a perder. Y aunque por todas partes buscaron ya por ninguna lo vieron. 85.- y así se volvieron. No sólo porque con ello se fastidiaron grandemente, sino también porque les impidió su intento, los hizo enojar. 86.- Así le fueron a contar al Señor Obispo, le metieron en la cabeza que no le creyera, le dijeron cómo nomás le contaba mentiras, que nada más inventaba lo que venía a decirle, o que sólo soñaba o imaginada lo que le decía, lo que le pedía. 64 87.-Y bien así lo determinaron que si otra vez venía, regresaba, allí lo agarrarían, y fuertemente lo castigarían, para que ya no volviera a decir mentiras ni a alborotar a la gente. 88.- Entre tanto Juan Diego estaba con la Santísima Virgen diciéndole la respuesta que traía del Señor Obispo; 89.-la que, oída por la Señora, le dijo: 90.- BIEN ESTA, HIJITO MIO, VOLVERAS AQUÍ MAÑANA PARA QUE LLEVES AL OBISPO LA SEÑAL QUE TE HA PEDIDO; 91.-CON ESO TE CREERA Y ACERCA DE ESTO YA NO DUDARA NI DE TI SOSPECHARA; 92.-Y SABETE, HIJITO MIO, QUE YO TE PAGARE TU CUIDADO Y EL TRABAJO Y CANSANCIO QUE POR MI HAS EMPRENDIDO; 93.- EA, VETE AHORA; QUE MAÑANA AQUÍ TE AGUARDO 65 Tercera Aparición. “Felicidad de México” del Bachiller Bezerra Tanco.1685. 66 94.-Y al día siguiente, lunes, cuando debía llevar Juan Diego alguna señal para ser creído, ya no volvió. 95.-Porque cuando fue a llegar a su casa, a un su tío, de nombre Juan Bernandino, se le había asentado la enfermedad, estaba muy grave. 96.-Aún fue a llamarle al médico, aún hizo por él, pero ya no era tiempo, ya estaba muy grave. 97.-Y cuando anocheció, le rogó su tío que cuando aún fuere de madrugada, cuando aún estuviere oscuro, saliera hacia acá, viniera a llamar a Tlatilolco algún Sacerdote para que fuera a confesarlo, para que fuera a prepararlo, 98.-porque estaba seguro de que ya era el tiempo, ya el lugar de morir, porque ya no se levantaría, ya no se curaría. 99.- Y el martes, siendo todavía mucho muy de noche, de allá vino a salir, de su casa, Juan Diego, a llamar el Sacerdote a Tlatilolco. 100.- y cuando ya acertó al llegar al lado del cerrito terminación de la sierra, al pie, donde 67 sale el camino, de la parte en que el sol se mete, en donde antes él saliera, dijo: 101.- “Si me voy derecho por el camino, no vaya a ser que me vea esta Señora y seguro, como antes, me detendrá para que lleve la señal al gobernante eclesiástico como me lo mandó; 102.- que primero nos deje nuestra tribulación; que antes yo llame de prisa al Sacerdote religioso mi tío no hace más que aguardarlo”. 103.- En seguida le dio la vuelta al cerro, subió por en medio y de ahí, atravesando, hacia la parte oriental fue a salir, para rápido ir a llegar a México, para que no lo detuviera la Reina del Cielo. 104.- Piensa que por donde dio la vuelta no lo podrá ver la que perfectamente a todas partes está mirando 105.- La vio como vino a bajar de sobre el cerro, y que de allí lo había estado mirando, de donde antes lo veía. 106.- Le vino a salir al encuentro a un lado del cerro, le vino a atajar los pasos; le dijo: 107.- Y “¿QUE PASA, EL MAS PEQUEÑO DE MIS HIJOS? ¿A DONDE VAS, A DONDE TE DIRIGES?” 68 Curación de Juan Bernardino. 108.- y él, tal vez un poco se apenó, o quizá se avergonzó? ¿O tal vez de ello se espantó, se puso temeroso? 109.- En su presencia se postró, la saludó, le dijo: 110.- “Mi Jovencita, Hija mía la más pequeña, Niña mía, ojala que estés contenta; ¿cómo amaneciste? ¿Acaso sientes bien tu amado cuerpecito, Señora mía, Niña mía? 69 111.- Con pena angustiaré tu rostro, tu corazón: te hago saber, Muchachita mía, que está muy grave un servidor tuyo, tío mío. 112.- Una gran enfermedad se le ha asentado, seguro que pronto va a morir de ella. 113.- Y ahora iré de prisa a tu casita de México, a llamar a alguno de los amados de Nuestro Señor, de nuestros Sacerdotes, para que vaya a confesarlo y a prepararlo, 114.- porque en realidad para ello nacimos, los que vinimos a esperar el trabajo de nuestra muerte. 115.- Mas, si voy a llevarlo a efecto luego aquí otra vez volveré para ir a llevar tu aliento, tu palabra, Señora, Jovencita mía. 116.- “Te ruego me perdones, tenme todavía un poco de paciencia, porque con ello no te engaño, Hija mía la menor, Niña mía, mañana sin falta vendré a toda prisa”. 117.- En cuanto oyó las razones de Juan Diego, le respondió la Piadosa Perfecta Virgen; 118.- ESCUCHA, PONLO EN TU CORAZÓN, HIJO MIO EL MENOR, QUE NO ES NADA LO QUE TE ESPANTO, LO QUE TE AFLIGIO; QUE NO TE PERTURBE TU 70 ROSTRO, TU CORAZÓN; NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA. 119.- ¿NO ESTOY AQUÍ YO, QUE SOY TU MADRE? ¿NO ESTAS BAJO MI SOMBRA Y RESGUARDO? ¿NO SOY YO LA FUENTE DE TU ALEGRIA? ¿NO ESTAS EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA? 120.- QUE NINGUNA OTRA COSA TE AFLIJA, TE PERTURBE; QUE NO TE APRIETE CON PENA LA ENFERMEDAD DE TU TÍO, PORQUE DE ELLA NO MORIRÁ POR AHORA. TEN POR CIERTO QUE YA ESTA BUENO”. 121.- (Y luego en aquel mismo momento sanó su tío, como después se supo). 122.- Y Juan Diego, cuando oyó la amable palabra, el amable aliento de la Reina del Cielo, muchísimo con ello se consoló, bien con ello se apaciguó su corazón. 71 123.- Y le suplicó que inmediatamente lo mandara a ver al gobernante obispo, a llevarle algo de señal, de comprobación, para que creyera. 124.- Y la Reina Celestial luego le mandó que subiera a la cumbre del cerrillo, en donde antes la veía; 125.- Le dijo: - “SUBE, HIJO MIO EL MENOR, A LA CUMBRE DEL CERRILLO, A DONDE ME VISTE Y TE DI ORDENES: 126. ALLI VERAS QUE HAY VARIADAS FLORES: CORTALAS, REUNELAS, PONLAS TODAS JUNTAS; LUEGO TRAELAS AQUÍ, A MI PRESENCIA. 127.- Y Juan Diego luego subió al cerrillo, 128.- y cuando llegó a la cumbre, mucho admiró cuantas había, florecidas, abiertas sus corolas, flores las más variadas, bellas y hermosas, cuando todavía no era su tiempo: 129.- porque de veras que en aquella sazón arreciaba el hielo; 130.- estaban difundiendo un olor suavísimo; como perlas preciosas, como llenas de rocío nocturno. 72 Fernando Leal – Mural al fresco – Capilla del cerrito del Tepeyac. México,D.F. 73 131.- Luego comenzó a cortarlas, todas las juntó, las puso en el hueco de su tilma. 132.- por cierto que en la cumbre del cerrito no era lugar en que se dieran ningunas flores, sólo abundan los riscos, abrojos, espinas; nopales, mezquites, 133.- y si acaso algunas hierbecillas se solían dar, entonces era el mes de Diciembre, en que todo lo come, lo destruye el hielo. 134.- Y en seguida vino a bajar, vino a traerle a la Niña Celestial las diferentes flores que había ido a cortar, 135.- y cuando las vio, con sus venerables manos las tomo; 136.- luego otra vez se las vino a poner todas juntas en el hueco de su ayate, le dijo: 137.- MI HIJTO MENOR, ESTAS DIVERSAS FLORES SON LA PRUEBA, LA SEÑAL QUE LLEVARAS AL OBISPO; 138.- DE MI PARTE LE DIRAS QUE VEA EN ELLAS MI DESEO, Y QUE POR ELLO REALICE MI QUERER, MI VOLUNTAD. 74 139.- TU…, TU QUE ERES MI MENSAJERO…, EN TI ABSOLUTAMENTE SE DEPOSITA LA CONFIANZA; 140.- Y MUCHO TE MANDO CON RIGOR QUE NADA MAS A SOLAS, EN LA PRESENCIA DEL OBISPO EXTIENDAS TU AYATE, Y LE ENSEÑES LO QUE LLEVAS. 141.- Y LE CONTARÁS TODO PUNTUALMENTE, LE DIRAS QUE TE MANDE QUE SUBIERAS A LA CUMBRE DEL CERRITO A CORTAR FLORES, Y CADA COSA QUE VISTE Y ADMIRASTE, 142.- PARA QUE PUEDAS CONVENCER AL GOBERNANTE SACERDOTE, PARA QUE LUEGO PONGA LO QUE ESTA DE SU PARTE PARA QUE SE HAGA, SE LEVANTE MI TEMPLO QUE LE HE PEDIDO. 143.- Y en cuanto le dio su mandato la Celestial Reina, vino a tomar la calzada, viene derecho a México, ya viene contento. 75 Milagro del Tepeyac. Oleo sobre tela. Jorge González Camarena. 1947. 76 144.- Ya así viene sosegado su corazón, porque vendrá a salir bien, lo llevará perfectamente. 145.- Mucho viene cuidando lo que está en el hueco de su vestidura, no vaya a ser que algo tire. 146.- viene disfrutando del aroma de las diversas preciosas flores. 147.- Cuando vino a llegar al palacio del Obispo, lo fueron a encontrar el portero y los demás servidores del Sacerdote Gobernante, 148.- y les suplicó que le dijeran cómo deseaba verlo, pero ninguno quizá fingían que no le entendían, o tal vez porque aún estaba muy oscuro. 149.- o tal vez porque ya lo conocían que nomás los molestaba, los importunaba, 150.- y ya les habían contado sus compañeros, los que lo fueron a perder de vista cuando lo fueron siguiendo. 151.- Durante muchísimo rato estuvo esperando la razón. 152.- Y cuando vieron que por muchísimo rato estuvo allí, de pie, cabizbajo, sin hacer na77 da, por si era llamado, y como que algo traía, lo llevaba en el hueco de su tilma; luego pues, se le acercaron para ver que traía y desengañarse. 153.- Y cuando vio Juan Diego que de ningún modo podía ocultarles lo que llevaba y por eso lo molestarían o tal vez lo aporrearían, un poquito les vino a mostrar las flores. 154.- Y cuando vieron que todas eran finas, variadas flores y que no era tiempo entonces de que se dieran, las admiraron mucho, lo frescas que estaban, lo abiertas que tenían sus corolas, lo bien que olían, lo bien que parecían. 155.- Y quisieron coger y sacar unas cuantas; 156.- tres veces sucedió que se atrevieron a cogerlas, pero de ningún modo pudieron hacerlo, 157.- porque cuando hacían el intento ya no podían ver las flores, sino que, a modo de pintadas, o bordadas, o cosidas en la tilma las veían. 158.- Inmediatamente fueron a decirle al Gobernante Obispo lo que habían visto. 159.- cómo deseaba verlo el indito que otras veces había venido, y que ya hacía muchísimo 78 rato que estaba allí aguardando el permiso porque quería verlo. 160.- Y el Gobernante Obispo, en cuanto lo oyó, dio en la cuenta de que aquello era la prueba para convencerlo, para poner en obra lo que solicitaba el hombrecito. 161.- Enseguida dio orden de que pasara a verlo. 162.- Y habiendo entrado, en su presencia se postró, como ya antes lo había hecho. 163.- Y de nuevo le contó lo que había visto, admirado, y su mensaje. 164.- Le dijo: -“Señor mío, Gobernante, ya hice, ya llevé a cabo según me mandaste; 165.- así fui a decirle a la Señora mi Ama, la Niña Celestial, Santa María, la Amada Madre de Dios, que pedías una prueba para poder creerme, para que le hicieras su casita sagrada, en donde te la pedía que la levantaras; 166.- y también le dije que te había dado mi palabra de venir a traerte alguna señal, alguna prueba de su voluntad, como me lo encargaste. 167.- Y escuchó bien tu aliento, tu palabra, y recibió con agrado tu petición de la señal, de la 79 prueba, para que se haga, se verifique su amada voluntad. 168.- Y ahora, cuando era todavía de noche, me mandó para que otra vez viniera a verte; 169.- y le pedí la prueba para ser creído, según había dicho que me la daría, e inmediatamente lo cumplió. 170.- Y me mandó a la cumbre del cerrito en donde antes yo la había visto, para que allí cortara diversas rosas de Castilla. 171.- Y cuando las fui a cortar, se las fui a llevar allá abajo; 172.- y con sus santas manos las tomó, 173.- de nuevo en el hueco de mi ayate las vino a colocar, 174.- para que te las viniera a traer, para que a ti personalmente te las diera. 175.- Aunque bien sabía yo que no es lugar donde se den flores la cumbre del cerrito, porque sólo hay abundancia de riscos, abrojos, huisaches, nopales, mezquites, no por ello dudé, no por ello vacilé. 80 176.- Cuando fui a llegar a la cumbre del cerrito miré que era un paraíso. 177.- Allí estaban ya perfectas todas las diversas flores preciosas, de las más finas que hay, llenas de rocío esplendorosas, de modo que luego las fui a cortar; 178.- y me dijo que de su parte te las diera, y que ya así yo probaría; que vieras la señal que le pedías para realizar su amada voluntad. 179.- y para que aparezca que es verdad mi palabra, mi mensaje, 180.- Aquí las tienes; hazme el favor de recibirlas”. 181.- Y luego extendió su blanca tilma, en cuyo hueco había colocado las flores. 182.- y así como cayeron al suelo todas las variadas flores preciosas, 183.- luego allí se convirtió en señal, se apareció de repente la Amada Imagen de la Perfecta Santa María Madre de Dios, en la forma y figura en que ahora está, 184.- en donde ahora es conservada en su amada casita, en su sagrada casita del Tepeyac, que se llama Guadalupe. 81 Cuarta Aparición. “Felicidad de México” del Bachiller Bezerra Tanco.1685. 82 185.- Y en cuanto la vio el Obispo Gobernante y todos los que allí estaban, se arrodillaron, mucho la admiraron, 186.- se pusieron de pie para verla, se entristecieron, se afligieron, suspenso el corazón, el pensamiento… 187.- Y el Obispo Gobernante con llanto, con tristeza, le rogó, le pidió perdón por no luego haber realizado su voluntad, su venerable aliento, su venerable palabra. 188.- y cuando se puso de pie desató del cuello de donde estaba atada la vestidura, la tilma de Juan Diego. 189.- en la que se apareció, en donde se convirtió en señal la Reina Celestial. 190.- Y luego la llevó allá la fue a colocar a su oratorio. 191.- Y todavía allí paso un día Juan Diego en la casa de Obispo, aún lo detuvo. 192.- Y al día siguiente le dijo:-“Anda, vamos a que muestres dónde es la voluntad de la Reina del Cielo que le erijan su templo”. 83 193.- de inmediato se convidó gente para hacerlo, levantarlo. 194.- Y Juan Diego, en cuanto mostró en donde había mandado la Señora del Cielo que se erigiera su casita sagrada, luego pidió permiso: 195.- quería ir a su casa para ir a ver a su tío Juan Bernardino, que estaba muy grave cuando lo dejó para ir a llamar un Sacerdote a Tlatilolco para que lo confesara y lo dispusiera, de quien le había dicho la Reina del Cielo que ya había sanado. 196.- Pero no lo dejaron ir solo, sino que lo acompañaron a su casa; 197.- Y al llegar vieron a su tío que ya estaba sano, absolutamente nada le dolía, 198.- Y él, por su parte, mucho admiró la forma en que su sobrino por que así sucedía, el que mucho le honraran; 199.- le preguntó a su sobrino porque así sucedía, el que mucho le honraran; 200.- Y él dijo como cuando lo dejó para ir a llamarle un Sacerdote para que lo confesara, lo dispusiera, allá en el Tepeyac, se le apareció la Señora del Cielo; 84 201.- y lo mandó a México a ver al Gobernante Obispo, para que allí le hiciera una casa en el Tepeyac. 202.- Y le dijo que no se afligiera, que ya su tío estaba contento, y con ello mucho se consoló. 203.- Le dijo su tío que era cierto, que en aquel preciso momento lo sanó, 204.- y la vio exactamente en la misma forma en que se le había aparecido a su sobrino, 205.- y le dijo cómo a él también lo había enviado a México a ver al Obispo; 206.- y que también, cuando fuera a verlo, que todo absolutamente le descubriera, le platicara lo que había visto 207.- y la manera maravillosa en que lo había sanado, 208.- y que bien así la llamaría, bien la nombraría: LA PERFECTA VIRGEN SANTA MARÍA DE GUADALUPE, su Amada Imagen. 209.- Y luego trajeron a Juan Bernardino a la presencia del Gobernante Obispo, lo trajeron a hablar con él, a dar testimonio. 85 210.- Y junto con su sobrino Juan Diego, los hospedó en su casa el Obispo unos cuantos días, 211.- en tanto que se levantó la casita sagrada de la Niña Reina allí en el Tepeyac, donde se hizo ver de Juan Diego. 212.- Y el Señor Obispo trasladó a la iglesia mayor la amada imagen de la Amada Niña Celestial. 213.- La vino a sacar de su palacio, de su oratorio en donde estaba, para que todos la vieran, la admiraran, su amada imagen. 214.- Y absolutamente toda esta ciudad, sin falta y nadie, se estremeció cuando vino a ver, a admirar su preciosa Imagen. 215.- Venían a reconocer su carácter divino. 216.- Venían a presentarles sus plegarias. 217.- Mucho admiraron en que milagrosa manera se había aparecido, 218.- puesto que absolutamente ningún hombre de la tierra pintó su amada Imagen. A la historia original de Valeriano se le ha llamado “NICAN MOPOHUA MOTEC86 PANA” (significa: “Por orden y concierto se refiere aquí) por ser las palabras con que comienza el relato en La lengua náhuatl. “Nican” (aquí) “Pohua” (contar y “Tecpana” (poner en orden). La manta en que milagrosamente se apareció la imagen de la Señora del cielo, era el abrigo de Juan Diego: ayate un poco tieso y bien tejido, porque en aquel tiempo era de ayate la ropa y abrigo de todos los pobres indios: sólo los nobles, los principales y los valientes guerreros, se vestían y ataviaban con una manta blanca de algodón. El ayate, ya se sabe, se hace de lchtli que sale del maguey. Este precioso ayate en que se apareció la siempre Virgen nuestra Reina es de dos piezas, pegadas y cosidas con hilo blando. Es tan alta la bendita imagen, que empezando en la planta del pie, hasta llegar a la coronilla, tiene seis gemes y uno de mujer. Su hermoso rostro es muy grave y noble, un poco moreno. Su precioso busto parece humilde: están sus manos juntas sobre el pecho, hacia donde empieza la cintura. Es morado su cinto. Solamente su pie derecho descubre un poco la punta de su calzado color de ceniza. Su ropaje, en cuanto se ve por fuera, es de color rosado, que en las sombras parece bermejo; y está bordado con diferentes flores, todas en botón y de bordes dorados. Prendido de su 87 cuello está un anillo dorado, con rayas negras al derredor de las orillas, y en medio una cruz, además, de adentro se asoma otro vestido blanco y blando, que ajusta bien en las muñecas y tiene deshilado el extremo. Su velo, por fuera, es azul celeste: sienta bien en su cabeza, para nada cubre su rostro y cae hasta sus pies, ciñéndose un poco por en medio; tiene toda su franja dorada, que es algo ancha, y estrellas de oro por donde quiera, las cuales son cuarenta y seis. Su cabeza se inclina hacia la derecha y encima sobre su velo está una corona de oro de figuras ahusadas hacia arriba y anchas abajo. A sus pies está la luna, cuyos cuernos ven hacia arriba. Se yergue exactamente en medio de ellos y de igual manera aparece en medio del sol, cuyos rayos la siguen y rodean por todas partes. Son cien los resplandores de oro, unos largos, otros pequeñitos y con figuras de llamas; doce circundan su rostro y cabeza; y son por todos cincuenta los que salen de cada lado. Al par de ellos, al final una nube blanca rodea los bordes de su vestidura. Esta preciosa imagen con todo lo demás va corriendo sobre un ángel que medianamente acaba en la cintura, en cuanto descubre; y nada de él aparece hacia sus pies, como que está metido en la nube. Acabándose los extremos del ropaje y del velo de la Señora del cielo, que caen muy bien en sus pies, por ambos lados los coge con sus manos el ángel, cuya 88 ropa es de color bermejo, a la que se adhiere un cuello dorado, y cuyas alas desplegadas son de plumas ricas, largas y verdes, y de otras diferentes. La van llevando las manos del ángel, que, al parecer, está muy contento de conducir así a la Reina del cielo. 89 Oleo sobre tela. Antonio de Santander. 90 MARIA, DE NAZARET AL TEPEYAC El camino era largo e incómodo, pero el amor que animaba a María se lo hizo encontrar fácil y hermoso; bajo la cúpula azul del cielo, le parecía estar en el Templo de Dios. Llegando a Jerusalén hizo una visita a la Casa del Señor, y continuó nuevamente por el camino que la llevaría a la Colina de Ain Karim, donde vivía su prima Isabel. “Cuánto me alegro,” pensaba María, “de poder ir a ver a Isabel; necesitará ayuda ahora que ha concebido en su ancianidad”. Su mente no puede menos que volar hacia atrás unos cuantos días cuando, al estar en oración, recibió la visita de un ángel que le había dicho: “Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo, Bendita Tú entre todas las mujeres”. Ciertamente, la presencia del ángel no le había extrañado puesto que muchos de ellos estaban mezclados en la historia de sus padres sin embargo su saludo la había impresionado profundamente; entonces, al penetrar en sus pensamientos, le dijo el ángel: 91 “No temas, María, porque has hallado gracia a los ojos de Dios. Tú serás la Madre de un niño a quien pondrás por nombre Jesús.” Todo esto viene meditando, decidida a servir, a ayudar a su prima, puesto que también había sido informada de su milagrosa concepción. Sus pensamientos se ven cortados por la aparición de la casita típicamente judía, con su patio y su pozo, donde vive Isabel quien se encuentra asomada a la ventana y, al verla, corre a su encuentro con los brazos abiertos. Es en este saludo cuando Isabel experimenta el gozo más grande de su vida al sentirse llena del Espíritu Santo y le dice: “Bendita Tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre; y ¿de dónde a mí que la Madre de mi Señor venga a verme? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo saltó de gozo el niño en mi seno !Feliz la que ha creído que se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!” En Isabel obraba el espíritu de revelación que habita siempre en el pueblo de Dios. María dijo entonces: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava.” 92 Después entraron a la casa, para protegerse del fuerte sol de Oriente, donde Zacarías, el esposo de Isabel, recibió a María con gran gozo. Más de tres meses permaneció María en casa de Isabel atareada con todas las labores propias del hogar: haciendo harina para cocinar pan, y cocinando, limpiando, ayudando, sirviendo, alegrando con su presencia todo lo que la rodeaba. Fueron sus manos morenas acostumbradas a trabajar las que recibieron el cuerpecito del pequeño Juan, hijo de Zacarías e Isabel, frotándolo con sal y derramando sobre él las aguas que limpiaron su cuerpo. Más tarde sería el mismo Juan, hombre crecido, quien derramaría el agua sobre la cabeza de Aquél que lo llenó del Espíritu, cuando aún estaba en el vientre de su madre. Es María, la visitadora, la misma que caminó a través de aquellos senderos polvorientos la que viene al nuevo mundo como una estrella caminando del Oriente al occidente para visitar a los hombres del nuevo pueblo, conociendo hasta sus más profundas emociones, y trae en sus entrañas la mejor noticia que el mundo ha recibido. 93 Ella es la primera evangelizadora, la que al pasar por Europa cautivó los corazones de la Edad Media y en España, deteniéndose en un pilar, fue la columna de fuego, de nube, el sostén de ese pueblo español que junto con la cruz entregó una Madre al Nuevo Mundo. Tres carabelas cruzaron el mar, allí, en la más pequeña, la Santa María, venía Ella, al lado de Cristóbal Colón, quien se paseaba de un lado a otro viendo hacia el horizonte y recitando los salmos de David, con el corazón puesto en Dios. Vino a México oculta entre los pobres sayales de Fray Toribio de Benavente (Motolinía); de los doce primeros, en todos esos oleajes que vinieron a traernos la Buena Noticia con su predicación, su vida ejemplar, sus obras, su amable sonrisa, su sencillez, su laboriosidad y su pobreza. Cuando llega al Tepeyac para quedarse en esta tierra, se deja ver de Juan Diego, y después de todos los moradores de la tierra, para que la amen e invoquen y a Ella confíen sus penas. Pero sigue siendo la misma María, la Virgen Madre, que viene de aquel pueblito de Nazaret al Tepeyac, la de ayer, la de hoy, la de siempre. 94 Miguel Cabrera. Siglo XVIII. 95 JUAN DIEGO Juan Diego nació el año de 1474; su nombre pagano fue el de Cuauhtlatoatzin (Águila que habla) originario del barrio de Tlayácac en Cuautitlán, donde pasó gran parte de su vida. En 1525 él, su esposa María Lucía y su tío Juan Bernardino recibieron el sacramento del Bautismo en el templo de Santiago Tlatelolco. Cuatro años más tarde, al morir María Lucía, se trasladó a Tolpetlac, viviendo con su tío Juan Bernardino, quien también sería honrado con la visita de María de Guadalupe cuando acude a sanarlo. Juan Diego era un hombre común y corriente, pero su rango no era el ínfimo, sino que pertenecía a la clase noble de los indios Macehuales, poseía cierta cultura al hablar, y lo comprobamos en el lenguaje que usó en su diálogo con la Santísima Virgen y el Obispo Zumárraga. Su trabajo consistía en tejer petates mismos que vendía junto con otros productos de tule; tenía algunas propiedades entre ellas la casa donde habitaba, (actualmente es el Templo de 96 Nuestra Señora de la Salud) y otros bienes, los cuales regaló después de su encuentro con María en el Tepeyac. Desde antes de las Apariciones Guadalupanas ya era tenido Juan Diego en un concepto de santidad entre sus compatriotas, quienes le llamaban el ermitaño porque gustaba de andar solo, dedicado a la contemplación de las cosas divinas; asistía con puntualidad a la doctrina. Después de su bautismo manifestó un tierno amor a la Santísima Virgen, por lo que acostumbraba escuchar la misa que se celebraba todos los sábados en el barrio de Tlaltelolco a la Reina de los Ángeles. Para ello madrugaba, pues era costumbre en aquella época que en las iglesias a cada uno de los parroquianos se le llamase por su nombre, (como quien dice pasaban lista) con el objeto de imponer alguna sanción a los faltantes. Juan Diego era de los que, para no incurrir en aquella falta, llegaba antes de que principiara la misa. Hacía grandes penitencias y gustaba de ayudar a los demás para que vivieran mejor. Después de su encuentro personal con la Virgen María en 1531, trasladó su morada a un cuarto de adobes que le fue edificado junto a la Capilla donde se colocó la Sagrada Imagen, cuya custodia le fue confiada por el Obispo Zumárraga. 97 A diario se ocupaba de barrer el templo, invocando a la señora del Cielo con gran fervor; frecuentemente se confesaba, comulgaba, y se escondía para poder entregarse a la oración. Por 17 años Juan Diego sirvió incansablemente en la propagación de la fe entre los indígenas, instruyéndolos con gran paciencia y amor, motivándolos para su conversión; después les aconsejaba que acudieran a los misioneros a completar su instrucción. Murió en el año de 1548, a la edad de 74 años, fue sepultado junto a su tío Juan Bernardino en la primera Ermita, aunque actualmente se ignora dónde yacen sus restos. Puede establecerse un paralelo entre San Juan Evangelista, el Águila de Patmos, que vio aquel gran signo de la Virgen, circundada por el sol, con la luna a sus plantas y doce estrellas en su cabeza, y Juan Diego, que podemos llamar en cierto modo “Águila del Tepeyac”, porque tuvo la misma visión en nuestra colina sagrada; más aún, lo que para Juan Evangelista fue signo, para Juan Diego fue un signo que se materializó. El milagro de Guadalupe no tiene paralelo en los anales de la humanidad pues cambia definitivamente la espiritualidad del continente 98 Americano y es indudablemente Juan Diego el personaje central en este acontecimiento, siendo un instrumento dócil a los planes divinos en la conversión masiva más grande de la historia. Toda su vida fue un ejemplo de entrega, modelo de santidad y humildad innata, esto lo convierte en el prototipo de los apóstoles laicos. Es en verdad conmovedor comprobar una vez más la predilección que siempre muestra Dios por los sencillos y humildes, “Sí NO CAMBIAIS Y OS HACEIS COMO LOS NIÑOS, NO ENTRAREIS EN EL REINO DE LOS CIELOS”. (Mt.18:3) Al ser elegido por la Virgen María para ser su emisario y profeta, es obvio que Ella sabía que Juan Diego tenía una capacidad especial para llevar a cabo las funciones que se le asignaron; por lo tanto el haber sido honrado en forma tan relevante lo hace ante el género humano merecedor de una profunda veneración. 99 JUAN DIEGO SANTO Canonización de Juan Diego. Julio 31, 2002. La santidad de Juan Diego, es notable, mucho antes de convertirse en el mensajero de la Virgen, toda vez que sus hermanos lo veneraron como un gran ejemplo de vida cristiana. Don Marcos Pacheco, el primero de los siete indios testigos de Cuautitlán, declaró en el proceso hecho en 1666, “Era un indio que vivía modesta y recogidamente y que era muy buen cristiano, temeroso de Dios y su conciencia, de 100 muy buenas costumbres y modo de proceder, en tanta manera que en muchas ocasiones le decía a este testigo la dicha su tía: Dios os haga como Juan Diego”. Su Santidad el Papa Juan Pablo II lo proclamó Beato el 6 de mayo de 1990. El 3 de Mayo día de la Santa Cruz de ese mismo año, un joven de nombre Juan José Barragán Silva, de veinte años, estaba sufriendo una crisis depresiva cuando se arrojó por la ventana de su casa, desde una altura de 10 metros. Inmediatamente es llevado al Sanatorio Durango, donde estaba de director el Dr. Homero Hernández Illescas (q.d.p), por la gravedad del caso, se decide que no hay nada que la medicina pueda hacer pues el impacto fue tan fuerte que no había manera de salvarle la vida. Ante las súplicas de la afligida madre el doctor Illescas le recomienda que rece a Juan Diego, con toda su fe. Para el día 6 de mayo, en el momento en que se está declarando beato a Juan Diego, Juan José se despierta como de un largo sueño con mucha hambre y pide de comer, así sin las lesiones que causaría el accidente, ni secuelas del golpe tan fuerte que llevó en la cabeza. Para sorpresa de todos, sale del hospital el 13 de Mayo, caminando por su propio pie. Curiosamente todo esto sucedió en el mes de mayo, mes dedicado por la iglesia católica a 101 honrar a la Virgen María, Madre de Dios. Precisamente cuando se celebra el día de la Santa Cruz, sucede el accidente al joven Barragán Silva, después el día 6 de mayo en que la iglesia concede la beatificación de nuestro santo el se despierta con hambre, y el trece de mayo día en que se celebramos Nuestra Señora de Fátima en Portugal, en donde la Virgen pide a los niños pastorcitos que recen, recen… que es lo mismo que hace la mamá de dicho joven, rezar ¡si! a la virgen en su advocación de Guadalupe y a su mensajero Juan Diego, luego entonces nos damos cuenta que la virgen quiere mostrarnos, que es Ella la que nos lleva con su hijo Jesús, nuestro Hermano cuidándonos y protegiéndonos a través de su siervo fiel, Juan Diego. Examinando todo esto la Congregación para la Causa de los Santos, recibió el resultado del proceso de parte de los teólogos que analizó detenidamente este milagro, y presididos por el promotor de la Fe, aprobaron el milagro hecho por intercesión de Juan Diego. Por lo tanto la canonización de Juan Diego es para cumplir la promesa que la Virgen le hizo a su amado Juan Dieguito cuando le pide que vaya a ver al obispo y le diga lo que ha visto y oído pero sobre todo le dé su palabra su aliento, su petición “ANDA AL PALACIO DEL OBISPO DE MEXICO Y LE DIRAS 102 COMO YO TE ENVÍO, PARA QUE LE DESCUBRAS COMO MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME PROVEA DE UNA CASA, ME ERIJA EN EL LLANO UN TEMPLO, CUANTO HAS VISTO Y ADMIRADO, Y LO QUE HAS OIDO. Y TEN POR SEGURO QUE MUCHO LO AGRADECERE Y LO PAGARE, QUE POR ELLO TE ENRIQUECERE, TE GLORIFICARE; Y MUCHO DE ALLÍ MERECERÁS CON QUE YO RETRIBUYA TU CANSANCIO, TU SERVICIO CON QUE VAS A SOLICITAR EL ASUNTO AL QUE TE ENVÍO. (33-36 N.M.) Finalmente Juan Diego Cuauhtlatoatzin es inscrito en el catalogo de los santos el 31 de Julio del 2002 y se establece que en toda la Iglesia sea devotamente honrado el 9 de Diciembre de cada año, elevado a tan grande honor por el Papa Juan Pablo II, Obispo de la Iglesia Católica. 103 Oleo del maestro Von Waberer O´Gorman. 104 GUADALUPE Examinando el Nican Mopohua de Antonio Valeriano (el relato de las apariciones del Tepeyac) encontramos que cuando la Virgen habla con Juan Diego se refiere a sí misma como la “VIRGEN SANTA MARIA, MADRE DEL VERDADERÍSIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE Y” es en su diálogo con Juan Bernardino cuando revela su nombre. Posiblemente cuando él se despertó su mente estaba clara y se encontraba totalmente curado. Debe haberse sorprendido mucho llamando a su sobrino por su nombre, al no encontrar respuesta y asombrado de ver una mujer llena de luz que le hablaba suavemente diciéndole: “Juan Diego no está aquí, yo lo he enviado a llevar un mensaje al Obispo.” entonces Juan Bernardino se dio cuenta de la hermosa mujer de indescriptible belleza que estaba de pie, a un lado de su petate, rodeada por los rayos del sol, con un manto sobre su cabeza donde centelleaban multitud de estrellas. En ese momento supo que era la “SANTA MADRE DE DIOS”. Ella le hablaba en su lengua natal el náhuatl, pues este era el lenguaje de los indígenas le 105 contó del mensaje que su sobrino llevaría al Obispo y también de cómo había dejado su Imagen estampada en el ayate de Juan Diego. Cuando Juan Diego regresó a su casa para ver a su tío después de haber cumplido con el mensaje de la Virgen, le confirmó que era cierto, que en aquel preciso momento le había sanado cuando se le apareció en su habitación y también a él lo había enviado a México a ver al Obispo Fray Juan de Zumárraga; que cuando fuera a verlo, le contara absolutamente todo lo que había visto, y la maravillosa manera en que lo había sanado, y que bien así la llamaría, bien así se nombraría LA PERFECTA VIRGEN SANTA MARIA DE GUADALUPE su amada imagen.” . (203, 304, 205, 206, 207,208 N.M.) El nombre náhuatl que mencionó la Santísima Virgen a Juan Bernardino y que los oídos españoles asimilaron como “Guadalupe”, quizá nunca lo llegaremos a encontrar en ningún documento, porque los españoles de aquella época relacionaron el nombre “de Guadalupe” por asociación fonética, con el de la Virgen de Guadalupe del Santuario de Extremadura, España. La Virgen de Guadalupe de México, no se asemeja en absoluto con la imagen de la Virgen de Extremadura, sino que en ese momento de 106 la historia guadalupana, se realizó una fusión cultural. El nombre de Santa María de Guadalupe, sugiere, y cumple con muchas exigencias, en especial al carácter de la narración que es constructiva y amable; no hay reproche por las antiguas “idolatrías” de los indígenas, sino siempre sobresale lo positivo y legítimo para con ello expresar el Mensaje Guadalupano. El nombre “Cuahtlapcupeuh”, o lo que es igual “tecuauhtlapcupeuh”: los elementos de dicha palabra son: tlecuauh-tlapcupeuh, cuyo significado es el siguiente: 1.- Tle-tl: fuego – Elemento que recuerda el lugar donde Dios vive y actúa. 2.- Cuauh-tli -águila - Símbolo del sol y de la Divinidad. 3.- Tlapcup-a del Oriente, de la Región de la luz (era también la Región de la Música) Tiene las formas: Tlapcopa, Tlauhcupa, Tlauhcopa. 4.- El verbo ehua; en forma de pretérito: euh; dicha terminación se usa para indicar el sujeto que hace la acción – en nuestra lengua un participio activo – y que continúa haciéndo- 107 la. Significa: levantar, proceder de, disponerse a volar, revolar, entonar un canto. Para la significación de la palabra da lo mismo poner o quitar la primera sílaba tle (fuego), pues lo mismo es decir: El Águila de fuego que simplemente Cuauh-tli: El Águila, por excelencia, es decir, el Sol: Dios. El significado de dicho nombre en su forma más sencilla sería: “La que procede de la región de la luz. Como el águila de fuego.” Y dado que el verbo está tan preñado de contenido podría proponerse esta amplificación, de acuerdo con la lengua y las implicaciones culturales: La que viene – volando – de la región de la luz y (y de la música) y entonando un Canto, como el Águila de fuego. La correspondiente –fonéticamente hablando– palabra castellana GUADALUPE significa, según los estudiosos de la lengua árabe: Río de cascajo negro, y según los estudiosos más recientes, Río de amor. 108 UN CODICE INDIGENA No será para ti ya nunca más el sol luz del día, ni el resplandor de la luna te alumbrará de noche, sino que tendrás a Yahvé por luz eterna, y a tu Dios por tu hermosura. No se pondrá jamás tu sol, ni tu luna menguará, pues Yahvé será para ti luz eterna y se habrán acabado los días de tu luto (Is 60, 19-20) Siendo la cultura indígena básicamente matriarcal, puesto que la mayoría de sus deidades eran femeninas, Dios que siempre adapta su pedagogía a los destinatarios del mensaje, quiso mostrar su presencia amorosa en el Nuevo Mundo a través de Guadalupe. Ella es el “EMMANUEL”, el “DIOS CON NOSOTROS”, porque su imagen reproduce la síntesis de las ideas teológicas pre-hispánicas. Es la “Coatlicuetonantzin” (la vida y la muerte unida en nuestra madre tierra, la de las faldas 109 Nahui Ollín o flor solar, corazón del cielo, alianza creadora, materia, espíritu en el vientre de la virgen. 110 de serpiente que se veneraba en su “Teocalli” erigido en el Tepeyac “nariz del cerro”), y que ahora se revela como “TLECUAUHTLAPCUPEUH” ( La que procede de la región de la luz como el águila de fuego ) cuando se aparece a Juan Diego y a su tío Juan Bernardino. En el SOL de GUADALUPE está el Quinto Sol, anunciado en el calendario azteca, está representado en la cara del centro, rodeado por los cuatro elementos: tierra, agua, fuego, aire. Ella es madre, fuente de vida, se muestra como la madre del niño sol; ella está embarazada y lo lleva dentro; por eso está transformada, está HECHA UN SOL y a la vez lo IRRADIA. Si antes los indígenas se sentían hijos del sol, ahora serán como él mismo, serán como dioses. La antigua lucha astral parece terminada en esta Mujer, ya que se encuentra rodeada por el sol, las estrellas en su manto y la luna la que la sostiene, todos los elementos unidos, en perfecta armonía cósmica. Es obvio que la Virgen de Guadalupe está de pie en la parte central de la luna, o sea “en el ombligo, de la luna”. Esto, por similitud fonética y por la misma etimología de la palabra, 111 MEXICO indica que la Virgen esta “En México” Y, al estar en este país, también está, en el Continente Americano, al mismo tiempo en todo el mundo. El color azul verdoso de su manto es símbolo de Huitzilopochtli, Dios del firmamento, a quien también llamaban “Cielo Azul”, tiene muchas estrellas. A los ojos europeos, lo natural sería decir que “simbolizan el cielo estrellado”. Pero según la cultura náhuatl la visión de las estrellas que había en el manto varía. Ya que tenían la creencia en trece cielos, así mismo hay trece niveles de estrellas en la parte izquierda superior del manto estos equivalen a esos trece cielos. Las estrellas en sus niveles serán entonces el símbolo clarísimo de los “cielos prehispánicos”. Para los indígenas no es una “representación” del cielo el azul del manto con sus estrellas, sino el cielo mismo. La idea de la inmortalidad como nosotros la entendemos no era conocida por los indígenas. Ellos tenían una idea muy confusa de la existencia después de la muerte. La prueba que necesitaban para comprender que el alma de un hombre vivía después de la muerte de su cuerpo mortal la encontraron en esta Imagen, rodeada de objetos celestiales —nubes, estrellas, rayos de sol, la media luna— él ángel, que parece un macehual convertido en águila, por 112 haber llegado a la perfección, y que viene a traer un mensaje de parte de Dios. Conocían la existencias de los ángeles por los relatos que habían oído de los sueños del paje de Netzahualcóyotl y de la princesa Papatzin, hermana del Emperador Moctezuma, sabían que eran mensajeros enviados por el Verdadero Dios Invisible, Creador de Cielo y Tierra, usando ambos las mismas palabras al presentarse. Cuando la Virgen se apareció a Juan Diego dijo ser: “la Madre del Verdaderísimo Dios, por quien se vive”. El ángel que se apareció a la princesa Papatzin tenía una cruz negra sobre su frente y los extranjeros a quienes ella vio en su sueño llevaban estandartes con el mismo signo. Aquí se encuentra un ángel a los pies de la Virgen, y en su garganta lleva un broche dorado con una cruz negra en el centro. Este broche está prendido a su túnica y es tan brillante como si hubiera sido recientemente pintado, este se identifica con la cruz que los indígenas habían visto en los estandartes de Hernán Cortés, convenciéndolos de que la religión de sus conquistadores era la que ellos debían abrazar. 113 Si no hubiera más símbolos en esta Imagen, el ángel y la cruz hubieran bastado para convertir a todos los pobladores, puesto que lo identificaron con los mensajeros celestiales que habían sido enviados a ellos por el Dios desconocido en dos ocasiones diferentes. Sus manos, unidas sobre su pecho en actitud suplicante, indican que no es una diosa, sino que, a través de su elevada posición de Madre de Dios, su poder de intercesión ante El no puede ser igualado por ninguna otra criatura. En su túnica rosada se aprecian arabescos que parecen flores estilizadas, y son jeroglíficos de valor celeste, idénticos a los pintados en el fresco de Teotihuacan donde Tlaloc está presidiendo al paraíso Terrenal. Sobre su abultado vientre destaca una flor de cuatro pétalos, símbolo de “LA FLOR SOLAR”, que era el jeroglífico náhuatl más familiar y que, bajo infinitas variantes, está formado siempre por cuatro puntos unificados por un centro, disposición llamada en “quincunce”. El cinco es la cifra del centro, y éste es el punto de contacto del cielo y de la tierra. Designa también la piedra preciosa que simboliza el corazón, lugar de encuentro de los principios opuestos. 114 En esta “FLOR SOLAR” o “CRUZ DE QUETZALCOATL” se reúnen todas las características del “QUINTO SOL” —“EL CORAZON DEL CIELO”— expresadas en los mitos, fuerza capaz de salvar de la inercia; lo consideraban como el elemento calor —luz en unión dinámica con la materia— la alianza creadora. Todos estos signos, y todas estas flores se convirtieron en un mensaje hablado que los indígenas percibieron con su inteligencia y guardaron en su corazón, motivándolos a dejar sus antiguos ritos y a buscar el conocimiento del Verdadero Dios por quien se vive, Señor del Cielo y Tierra. 115 “Y miren… a la santa iglesia De Nuestra Señora de Guadalupe, Que está en lo de Tepeaquilla Donde solía estar asentado El Real de Gonzalo de Sandoval Cuando ganamos a México, Y miren los santos milagros Que ha hecho y hace cada día…” Bernal Díaz del Castillo 116 LA GUADALUPANA EN LA BIBLIA MARIA DE GUADALUPE es el DON de Dios, la que procede de la región de la luz, como el águila de fuego, la que viene del Oriente como el sol. Su Imagen es una palabra revelada en un acontecimiento que tuvo lugar el 12 de Diciembre de 1531 cuando quedó estampada en la tilma de Juan Diego ante los ojos de Fray Juan de Zumárraga y de Juan González (el intérprete de ambos), para mostrarse como madre amorosa y tierna de la nación mexicana y de cuantos la invoquen. Se apareció a un indio para indicar que quería admitir en su regazo a esta nación recién convertida declarándose a sí misma Madre Espiritual de todos mexicanos. La tilma es de hilo de palma que los indios llamaban “yozotilmatli”; la palma significa protección; su fruto es dulce y medicinal; su retoño, alimento saludable; sus ramos son como una mano abierta para beneficiar; nunca se 117 marchita y por lo floreciente es señal del triunfo de los mártires y símbolo de la victoria. Así la Virgen es elevada ante nuestros ojos como una palma. FLORECE EL JUSTO COMO PALMERA. (Sal. 92,13) Es áspera y sin aparejo alguno; color de lino natural. Hecha con dos lienzos unidos con una costura al centro. La cabeza de la Virgen está inclinada hacia el hombro derecho, librando su cara de la costura, y en actitud de quien escucha con atención al que está suplicante a sus pies. La pintura reúne cuatro técnicas: la cabeza y manos al óleo; la túnica, el ángel y las nubes al temple; el manto al aguazo; y el fondo sobre el cuál se destacan los rayos del sol, labrados al temple. Esto sugiere que así como los Evangelios fueron plasmados por el mismo artista que es Dios, utilizando cuatro distintos instrumentos como fueron Mateo, Marcos, Lucas y Juan, así, aquí se conjugan cuatro diferentes técnicas. El tamaño de la tilma es de 1.54 por 1.04 mts. sin lo que doblan las orillas; la imagen mide 1.43 mts., guardando perfecta proporción y simetría por todo el cuerpo, pues al observar la pintura de la Virgen y contemplar su rostro, fresco y tierno, podemos concluir que es el de una jovencita de entre dieciocho o veinte años. 118 Esta imagen, en sí, es una maravilla, ya que el material de la tilma de Juan Diego, humanamente hablando no es durable sin embargo se ha conservado durante 475 años. Científicamente no se ha descubierto el tipo de pigmentos con que esta pintada. No se encuentra ninguna preparación sobre el ayate y sin embargo “tiene tacto de seda”. La descripción de la imagen encaja perfectamente con la cita bíblica de Apocalipsis (12,1-2) UNA GRAN SEÑAL APARECIO EN EL CIELO, UNA MUJER VESTIDA DE SOL CON LA LUNA BAJO SUS PIES Y UNA CORONA DE DOCE ESTRELLAS SOBRE SU CABEZA. ESTA EN CINTA Y GRITA CON DOLORES DEL PARTO Y CON EL TORMENTO DE DAR A LUZ. María es el Don de Dios, la Mujer, de quien El mismo habló en el paraíso a la serpiente ENEMISTAD PONDRE ENTRE TI Y LA MUJER, Y ENTRE TU LINAJE Y SU LINAJE: EL TE PISARA LA CABEZA MIENTRAS ACECHAS TU SU CALCAÑAR. (Gen. 3,15) Vestida del sol, Cristo que es el Sol de Justicia, está dentro de Ella y con su Espíritu la colma y la trasciende, porque Ella lo irradia y del cual está llena. Y EN CUANTO, OYO ISABEL EL SALUDO DE MARIA, 119 SALTO DE GOZO EL NIÑO EN SU SENO E ISABEL QUEDO LLENA DEL ESPIRITU SANTO (Lc. 1, 41). De su cuerpo salen cien rayos de oro con figura de llamas; está esparciendo el sol a todas partes para desterrar las tinieblas del error; doce rayos circundan su rostro y cabeza. El lado izquierdo de la Imagen está en sombra y el derecho iluminado. Y SIN EMBARGO OS ESCRIBO UN MANDAMIENTO NUEVO, -LO CUAL ES VERDADERO EN EL Y EN VOSOTROS- PUES LAS TINIEBLAS PASAN Y LA LUZ VERDADERA BRILLA YA. (1a. In. 2,8) Con una luna negra bajo sus pies, pisándola con dominio, nos enseña que la mancha original simbolizada en ella, nunca tocó ni su cuerpo ni su alma, luego entonces re presenta la imagen de todo lo mutable y caprichoso, lo que no es eterno, los falsos ídolos, todo lo que nos separa de Dios; también representa la inundación de las aguas por el especial influjo que tiene en ellas, es por eso que la Virgen escogió aparecerse en el Cerro del Tepeyac, sitio donde la ciudad se veía amenazada por el riesgo de las inundaciones. 120 Coronada por doce estrellas, cual reina del universo, del cielo y de la tierra, y reina de todos los santos. Su manto es color azul verde, pues la llamamos “Señora de los Mares y Estrella del Mar”, cubre todo su cuerpo, y está adornado por un ancho galón de oro; engarzado con 46 estrellas de 8 puntas cada una, repartidas en ambos lados 22 en el lado izquierdo y 24 en el lado derecho, como las gracias y dones repartidos en los demás santos. LOS QUE ENSEÑARON A MUCHOS LA JUSTICIA BRILLARAN COMO LAS ESTRELLAS POR TODA LA ETERNIDAD. (Dn. 12, 3) Tiene en el contorno y dintorno del manto un perfil negro que nos recuerda la profecía de Simeón, que estaría María rodeada de muchos dolores: Y A TI MISMA UNA ESPADA TE ATRAVESARA EL ALMA A FIN DE QUE QUEDEN AL DESCUBIERTO LAS INTENCIONES DE MUCHOS CORAZONES. (Lc. 2,35) El haber obtenido el título de Madre de la Humanidad fue gracia conquistada con sus dolores y martirios, sin faltarle un espíritu de fortaleza y constancia, dolorosa sin desmayo; penetrada hasta los más íntimo de su ser, pero muy alegre por nuestra redención, criatura capaz de sentir nuestras penas y dolores para aliviarles con la fuerza de la gracia. 121 Su hermoso rostro, es un óvalo perfecto, noble y apacible, de belleza misteriosa; tez morena color tostado del sol, SOY MORENA PERO BONITA, HIJAS DE JERUSALEN (Cant. 1,5). Sus cejas delgadas y delicadamente arqueadas; su cabello sedoso ligeramente ondulado, color café rojizo; de la suavidad de sus labios parecen brotar de nuevo las palabras de ternura ¿NO ESTOY YO AQUI QUE SOY TU MADRE? Sus manos están juntas, en actitud de oración constante: ORAD SIN CESAR. (1ª Tes. 5,17) Por sus santas manos pasan nuestras peticiones a Dios; Ella es la misericordia orante, la omnipotencia suplicante. Tiene cadenillas de oro en sus muñecas, pues es la esclava del Señor por amor: DIJO MARIA: HE AQUI LA ESCLAVA DEL SEÑOR; HAGASE EN MÍ SEGUN TU PALABRA (Lc.1, 38) Prendido del cuello lleva un broche dorado y al centro hay una pequeña cruz negra, la joya de la cruz por la cual fuimos redimidos los hombres; símbolo del misterio pascual y de que la nación mexicana está destinada a ser la nación de la cruz. 122 LA DOCTRINA DE LA CRUZ ES EN EFECTO NECEDAD PARA LOS QUE SE PIERDEN, PERO PARA LOS QUE SE SALVAN, PARA NOSOTROS, ES FUERZA DE DIOS. (1ª Cor. 1, 18) Se le asoma otro vestido blanco, que ajusta en las muñecas y cuello, como símbolo de su excelsa castidad, Madre castísima, Madre virgen, Madre purísima. Lleva una túnica rosada por ser la aurora y el crepúsculo de la redención. El forro de la túnica es de pieles finísimas, para indicarnos que María ha sido enriquecida interiormente por la Santísima Trinidad; sobrepuesta lleva otra túnica como de encaje con dibujos de hilo de oro a manera de arabescos, símbolo de todos los dones y carismas del Espíritu Santo: HAY DIVERSIDAD DE CARISMAS, PERO EL ESPIRITU ES EL MISMO (1ª Cor. 12,4) Revestida de todas las gracias y virtudes, como le anunció el ángel: ENTRANDO DONDE ELLA ESTABA LE DIJO: -ALEGRATE LLENA DE GRACIA, EL SEÑOR ES CONTIGO- (Lc. 1, 26); el oro representa la ardiente caridad que la abraza. Lleva sus pies calzados con sandalias de lino o algodón teñido, como lo expresa la Sagrada Escritura refiriéndose a Judith. 123 Su pie pisa la luna negra más no al dragón, como aparece en otras imágenes, puesto que el dragón representa las herejías que abundaron en otros Continentes, pero no en América donde aún no había llegado la Revelación…Y COMO CALZADO, EL CELO DE PROPAGAR EL EVANGELlO DE LA PAZ. (Ef. 6,15) Tiene un ceñidor morado oscuro en forma de moño, conforme al uso de las orientales cuando iban a emprender un largo camino o una empresa difícil, en señal de fortaleza: CEÑIDAS VUESTRAS CINTURAS (Ex. 12,11), como puntas del cíngulo de la castidad. Su pierna está flexionada por ser la que viene en camino, portadora de la buena nueva de la salvación, evangelizadora de la Nación Mexicana: EN AQUELLOS DIAS, SE LEVANTO MARIA Y SE FUE CON PRONTITUD A LA REGION MONTAÑOSA, A UNA CIUDAD DE JUDA; ENTRO EN CASA DE ZACARIAS Y SALUDO A ISABEL. Y EN CUANTO OYO ISABEL EL SALUDO DE MARIA, SALTO DE GOZO EL NIÑO EN SU SENO, E ISABEL QUEDO LLENA DEL ESPIRITU SANTO Y EXCLAMANDO CON GRAN VOZ, DIJO: BENDITA TU 124 ENTRE LAS MUJERES Y BENDITO EL FRUTO DE TU SENO; Y ¿DE DONDE A MI QUE LA MADRE DE MÍ SEÑOR VENGA A MI? (Lc. 1,39-43) Así María de Guadalupe viene al Tepeyac para visitar nuestra nación recién convertida, como a su Benjamín muy amado a quien cuida y protege con ternura, a demostrarnos que Ella es la Madre del Verdadero Dios por quién se vive y que también es medicina para sus hijos, pues donde Ella se apareció brotó un manantial de agua que cura enfermedades: FUENTE DE LOS HUERTOS, POZO DE AGUAS VIVAS, CORRIENTE QUE DEL LIBANO FLUYE. (Cant. 4, 15) Y grita con los dolores del parto para revelarnos a su Hijo, del cuál Ella esta embarazada, según se aprecia en esta imagen porque su ceñidor está arriba de la cintura y sus manos descansan sobre su vientre. El ángel que está a sus pies toca con una mano el manto y con la otra su túnica por ser Ella la mediadora de todas las gracias entre Dios y el hombre, entre el cielo y la tierra. Este ángel representa en general a las tres jerarquías y nueve órdenes (o sean millones de ángeles); tiene azules las plumas exteriores de las alas por estar elevadas en la sabiduría; las plumas de en 125 medio son blancas, protectoras de la castidad; las inferiores son de color carmín o fuego encendido de la caridad. Tiene la misma vestimenta que la Virgen su Señora, túnica color rosada y en el pecho un broche, pero sin cruz, pues los ángeles no fueron redimidos por ella. En síntesis, la figura de María de Guadalupe concuerda con la descripción que el esposo hace de la esposa en el Cantar de los Cantares: TU CUELLO Y MANOS SON COMO HECHOS A TORNO, TU CUELLO ERGUIDO COMO LA TORRE DE DAVID, TUS OJOS DE CASTA PALOMA, TUS CABELLOS TENDIDOS COMO EL PIMPOLLO DE LA PALMA, TUS LABIOS LIRIOS PURPUREOS QUE DESTILAN MIRRA FLUIDA, TUS PIES HERMOSISIMOS, TU CALZADO MUY SINGULAR COMO HIJA DEL MEJOR REY, ¿QUIEN ES ESTA QUE SE LEVANTA COMO LA AURORA AL NACER? Es éste el UNICO ORIGINAL bajado del cielo, y fuera de la Sábana Santa en Turín no hay en el mundo reliquia similar. Por eso, cuando en 1751 el Padre Francisco López mostró una copia al Papa Benedicto XIV, después de examinarla, lleno de admiración el Santo Padre exclamó: NON FECIT TALITER OMNI NATIONI - NO HIZO COSA 126 IGUAL CON NINGUNA OTRA NACION (Salmo 147) Las citas bíblicas que aparecen en este capítulo en relación con la Virgen de Guadalupe, deberán entenderse no en el sentido literal en que fueron inspirados sino como un paralelismo de esa revelación al pueblo de México. 127 ¿NO ESTOY YO AQUI QUE SOY TU MADRE? HIJO, AHÍ TIENES A TU MADRE, Y DESDE AQUELLA HORA EL DISCÍPULO LA ACOGIÓ EN SU CASA” (Jn.19, 27) ¡Cuántas veces el Hijo de Dios nos ha hecho entrega de lo que para un hombre es lo más sagrado y digno de respeto y veneración! SU MADRE y nosotros, con los oídos sordos, tapados por el ruido del mundo, no hemos sabido escuchar. No es un hombre, sino un Dios encarnado quien nos hace entrega del amor de sus amores: SU MADRE. A través de Juan, el discípulo amado, Jesús nos HEREDA su más preciada posesión, SU MADRE. ¿Cómo hemos respetado cada uno de nosotros la última voluntad de Jesús? 128 Antes de morir Él la deposita en nuestra custodia con la esperanza de que cada ser humano la acoja en su casa, como lo hizo Juan. Y en realidad, ¿Hemos acogido a María en nuestra casa? ¿La hemos hecho nuestra Madre? ¿Estamos conscientes de la entrega que Jesús nos hizo antes de exhalar el último suspiro? ¿Qué hemos hecho con María? ¿Donde la hemos puesto? En Nazaret conocemos a María como la Madre de Jesús, de Juan, de los apóstoles y de todos los discípulos que formaron la Iglesia incipiente desde el día de Pentecostés. Aquí en el Tepeyac, se muestra como Madre de todo aquel que la quiera ACOGER EN SU MORADA. María viene a ofrecerse, a entregarse. Viene a darse a conocer al Nuevo Mundo que está naciendo a la fe; viene a mostrar su amor de Madre en espera de ser recibida por aquellos hijos que la quieran “acoger en su casa”, como luego se mostró a otro Juan, al humilde y sencillo Juan Diego para engendrar a Jesús en su corazón. María de Guadalupe ha venido para se nuestra MADRE AMOROSA, pero ante todo, HIJA DE DIOS Y MADRE DE CRISTO, de129 seosa de hacernos participar de la alegría de engendrar y dar a luz a Cristo. Sólo tenemos que imitar a aquel Juan a quien Jesús amaba y recordar el momento más sublime de entrega que puede tener un hijo ante la proximidad de la muerte, dando su más amada posesión a quien merece toda su confianza y amor. Ante el espectáculo de aquella mujer que tanto cariño ha sabido dar y que ha sufrido en silencio la amargura del desprecio a su hijo y ha presenciado su sacrificio, el discípulo no puede menos que sentir en su corazón, el dolor de aquella madre abandonada y el vacío que experimenta ante el hijo amado que exhala el ultimo suspiro. Y Juan, en un momento de profunda compasión vive el intenso amor del hijo y comprende el dolor de una madre que ha presenciado la ofrenda de su hijo siendo Él mismo símbolo de eterna redención. Es en ese momento de soledad cuando Juan recibe a María en su casa y toma conciencia de la misión que le fue encomendada por Jesús. Por una rara coincidencia Juan Diego, cuyo nombre pagano fue Cuauhtlatoatzin (águila que habla) tiene cierta analogía con el símbolo asignado a Juan el Evangelista, el águila (por remontarse como el águila hasta el seno de la di130 vinidad) siendo el depositario del amor de una madre quien se revela deseosa de ser buscada, de ser encontrada y de ser amada. María de Guadalupe nos espera para mostrarse como Madre amorosa, no la hagamos sufrir más, abramos nuestros corazones para que en ellos deposite ese germen de vida eterna que Ella desea compartir con todos los que quieran ser sus hijos y herederos de las promesas del Padre de los Cielos. 131 Abogada de los Temblores. Siglo XVIII. 132 ¿NO SOY YO TU SALUD? Una de las facetas incomparables de María es su intercesión para curar todas nuestras enfermedades, tanto morales como físicas. Ella presenta siempre nuestras súplicas al Padre, quien, en su enorme sabiduría, pone los medios necesarios para nuestra santificación y permite que seamos probados tanto en nuestro cuerpo como en nuestro espíritu. Por eso María quiere hacernos saber el amor compasivo del Dios por quien se vive, y nos muestra su amor y protección. Pide un templo para allí manifestarse como Madre amorosa en todas nuestras necesidades y angustias. Como en las bodas de Caná, sabe que nos falta vino, símbolo del Espíritu que todo lo transforma. A lo largo de nuestra vida cuánto dolor, tristeza, complejos, odios y rencores hemos ido acumulando. Ella viene a recordarnos que Jesús ya tomó sobre Sí no solamente nuestros pecados, sino también nuestros sufrimientos y tristezas, junto con el daño que hayamos provocado, y que Dios quiere que seamos sanos de cuerpo y espíritu. 133 Como la duda está dentro de nuestro corazón, muchas veces nuestras oraciones no son respondidas porque no creemos en un Dios que salva, sana y libera al hombre total. María es la portadora de la Buena Nueva; nos viene a decir que Jesús nos ama; que nació, murió y resucitó por amor a nosotros, y nos invita a vivir el reino de los cielos viviendo en la paz, en la justicia y el amor. Sólo nos pide que tengamos fe. Existe una lucha, como dice la Escritura, pero Jesús ha ganado la victoria. Como no captamos la magnitud de la lucha y desconocemos el poder de Jesús, somos presas fáciles del poder del mal que nos provoca tristeza, desaliento, enfermedades físicas o mentales y nos induce a buscar nuestra salud recurriendo a fuentes que están al margen de Dios. Ella quiere darnos a conocer el poder de Jesús por eso nos pide fe para creer que El es el Camino, la Verdad y la Vida, que el único camino es el amor que pueda ser palpado por el ser amado, para que sea ésta nuestra introducción sacramental al Dios de Amor. La naturaleza del hombre necesita un contacto con Dios de una manera perceptible. Por eso en el Antiguo Testamento, Dios viene al 134 hombre en una tormenta sobre el Sinaí, su voz emergió de un arbusto ardiente. En el Nuevo Testamento la bondad del Señor es aún más sorprendente. Se convierte en un hombre que se alza en una Cruz: “Por Ti, por mí”, dándonos así la lección suprema de amor que hombre alguno ha podido testificar. Recibamos pues la salud que María de Guadalupe nos viene a ofrecer a través de su amor, viviendo el amor de Dios en todas partes. Que nuestros hogares sean pequeños templos donde habite el Espíritu, donde los padres puedan orar por sus hijos, y los hijos puedan orar por sus padres a JESUS POR MARIA. 135 LA CIENCIA Y LA FE Es indudable que la imagen que se venera en la Basílica de Guadalupe es un documento celestial que no tiene igual en la historia de la cristiandad; en ninguna de las diferentes ocasiones en que se apareció la Virgen María hay el precedente de un hecho semejante. Tal parece que Ella quiso plasmar su imagen en la tilma de Juan Diego para quedarse sensiblemente con nosotros. Desde 1666 hasta nuestros días se han hecho infinidad de pruebas en el lienzo para dilucidar su composición y origen, tanto los pintores como los científicos que las han ejecutado coinciden en que su origen debe ser divino, pues humanamente no hay explicación para todas las interrogantes que presenta. El notable pintor Miguel Cabrera realizó en 1756 un detallado estudio, encontrando que se conjugan cuatro estilos de pintura: óleo, temple, aguazo y labrado al temple. Al óleo están la cabeza y manos; la túnica y el ángel con las nubes que le sirven de orla, al temple: el manto, al aguazo y el campo sobre el que caen y terminan 136 los rayos, se perciben como pintura labrada al temple. “Estos cuatro estilos, afirma Cabrera, que son incompatibles entre sí, se hallan practicados admirablemente en este lienzo; unidos en una superficie de fibra de maguey no puede ser obra de la industria o arte humano. Yo por lo menos tendría escrúpulos en afirmarlo porque sé lo insuperable que es a las humanas fuerzas, el inmenso trabajo que esto de por sí tuviere, por ser impracticable y en lo natural difícil hacer conformar cuatro pinturas en todo tan diversas en su disposición, en su práctica, en la manipulación de los colores, como es mezclarse unas con aceite, otras con agua y gomas y, en fin, en la alta inteligencia que cada una de por sí necesita para ejecutarse con el magisterio que aquí son admirables, habría necesitado un superhombre para realizarlas y conjuntarlas con tal perfección”. “Lo incorporado que está el oro con la trama da la impresión que estuviera tejido con ella. Los perfiles del contorno y dintorno del manto y túnica son humanamente imposibles de ejecutar porque el perfil es como el grueso de un pelo y tan igual y con tal perfección que sólo acercándose se percibe. Del dorado de la túnica a más de estar bastante cuajada, lo extraño de su dibujo, sobre el pie derecho a poca 137 |distancia en el cañón principal que descansa sobre él en un quiebre que hace, tiene un número ocho, índice a mi ver, con que nos recuerda que su portentosa y primera aparición fue dentro de la Octava de su Concepción Purísima, de cuyo misterio es la más fiel y ajustada copia. Así mismo esto podría indicar que es la OCTAVA maravilla del mundo”. Hay que hacer notar la falta total de aparejo, ya que con géneros más suaves y de la más fina seda se necesita alguna disposición a fin de hacer tratable la superficie para que los colores no se transporten al reverso del lienzo. La fidelidad de su dibujo no menos raro y exquisito cuanto primorosamente ejecutado, no le han podido imitar los más excelentes pintores y todo concurre a la formación del más bello TODO que pueda concebir la fantasía. La conservación del lienzo es sorprendente, pues otros de mejor calidad, previamente dispuestos y colocados en el lugar y clima adecuados, se destruyen. En Mayo de 1954 el Profesor Francisco Camps Rivera, de Barcelona, residente en México desde 1941 hizo un estudio de la imagen, y otro el 22 de Marzo de 1963. En ambos casos entregó informes escritos sobre sus 138 hallazgos, documentos que se encuentran en los archivos de la Basílica de Guadalupe. Su examen lo realizó únicamente por el frente de la tela, donde la imagen es visible; a pesar de haber usado un potente lente de aumento, no pudo encontrar marcas de pincel. Además, corroboró el testimonio de quienes afirman que la tela nunca fue preparada para pintar sobre ella, que data de 1531, época de las apariciones, y fue ejecutada por manos indígenas. Ningún artista humano hubiera escogido este lienzo con una costura en el centro, para ejecutar una obra de arte de tal magnitud. El Profesor Camps de Rivera declara que ha hecho estudios sobre miles de pinturas en museos y colecciones privadas en España, Italia, Francia, Bélgica, Holanda, Inglaterra, América del Norte y Canadá; por lo tanto, su conocimiento sobre pintura habría bastado para saber qué técnica se usó en esta imagen; a pesar de su experiencia, le fue imposible determinar cómo está hecha. Mediante una concienzuda eliminación llegó a la conclusión que ninguno de los pintores del siglo XVI, español, flamenco o italiano pudo haber producido la fina sensibilidad de la Venerada Imagen. Y afirma que, de los pintores extranjeros que se encontraban en México duran139 te los primeros días de la Colonia, ninguno muestra en su trabajo similitud en sensibilidad y técnica. De los tres pintores nativos, Marcos Cipac, Pedro Chachalaca y Francisco Xinmammal no puede tampoco pensarse que pudieran interpretar a la Virgen con ese tan genuino sentido cristiano y menos aún conjuntar con tal perfección tan diversas técnicas. También hace hincapié en los colores que a distancia aparecen vigorosos, diferenciando marcadamente sombra y luz, pero que vistos de cerca y con la ayuda de una lupa, están desvanecidos y borrosos. Afirma no conocer ninguna pintura en el mundo con tales características. En relación a los rayos dorados que circundan la figura, al examinarlos minuciosamente afirma con absoluta seguridad que el dorado de estos rayos es idéntico al de las estrellas y al del diseño completo de la túnica; no se explica como el oro se haya podido adherir a una tela tan burda, máxime que no se usó ningún agente fijador. No se trata de un dorado comercial, sino de un polvo de oro precioso. Otro punto interesante es la frescura de los colores que parecen tener luz propia y que después de cuatrocientos años deberían estar opacos y obscuros, como sucede en otras pinturas. 140 Sobre todo si se tiene en cuenta que se mantuvo sin cubierta de vidrio por muchos años y expuesta al humo de millares y millares de velas que estuvieron encendidas a sus pies todo ese tiempo. El revés del lienzo ha sido cubierto con una hoja de plata desde el siglo XVII, pero al examinarla por el frente es más que suficiente para darse cuenta de que la presencia de la imagen en ese lienzo y bajo esas condiciones, no tiene explicación humana. Nota: —Recientes estudios revelan que ninguno de los colores penetró en los hilos del ayate. Esto se puede comprobar observando las diferentes partes de la imagen donde los hilos quedaron descubiertos; ellos se muestran al color natural de la vieja fibra de cactus. El mensaje de la Santísima Virgen María en su Imagen de Guadalupe ofrece una veta inagotable no sólo a los que la contemplan con los ojos de la fe y devoción cristianas, sino a todos aquellos que estudian algunos de sus innumerables aspectos artísticos y científicos. Los estudiosos de la Sagrada Imagen comprueban la autenticidad de su origen, no humano, no terrestre, no natural, sino celestial. 141 Los Ojos de la Virgen de Guadalupe muestran la imagen de Juan Diego. 142 JUAN DIEGO EN LOS OJOS DE MARÍA Después de 420 años de haber permanecido en la incógnita, María parece acomodarse a la mentalidad del hombre moderno y permite que se descubra una imagen de hombre en sus Ojos Divinos. El descubrimiento fue llevado a cabo por el dibujante Carlos Salinas Chávez, a las 20:45 horas del día 29 de Mayo de 1951. Es importante hacer notar que cualquier artista anterior al siglo XIX, de habérsele ocurrido pintar dentro de los ojos de un retrato de iluminación pareja el reflejo de un objeto hipotéticamente captado por ellos, habría igualado en los dos ojos una misma luz o reflejo, por desconocimiento de las leves de Purkinje —Sanson (descubiertas no antes del siglo XIX) que en cambio, se ven perfectamente realizadas en el retrato de Nuestra Señora, pues en la córnea transparente de sus ojos se encuentra científicamente colocado el reflejo del busto de Juan Diego, con la distorsión óptica natural de un ojo a otro y de manera perfectísima, conforme a las leyes anteriormente mencionadas. 143 No existe en la historia de la pintura ninguna otra imagen con semejantes reflejos. En óleo, gouache, temple o pastel es imposible hacer esta miniatura, pues el espesor de las pinturas que se usan en esta clase de trabajos nunca puede lograr tales pequeñeces. Sólo en acuarela los miniaturistas han logrado detalles increíbles, pero ello se debe a que usan el marfil o material sumamente liso, duro y compacto, nunca tela tan tosca como es una tilma. De lo anterior se deduce que el busto que se aprecia en los ojos de la Santísima Virgen es la imagen de Juan Diego, por ser éste, que al presentar las flores y acomodárselas la Señora del Cielo, quien tuvo la oportunidad de un acercamiento de alrededor de 30 centímetros de rostro a rostro, que es la distancia a la que corresponden óptimamente dichos reflejos, según los estudios de los oculistas. En las amplificaciones fotográficas de los ojos de la Virgen deberían aparecer las huellas dejadas por un pincel, por fino que éste hubiera sido. En este caso no aparece el menor rastro de pinceladas o líneas de dibujo, y en cambio se ve la suavidad de tonos grises y luces que todos conocemos y admiramos en cualquier retrato fotográfico, siendo esto lo más semejante que hay a un estampamiento. 144 Hay que agregar que el busto de Juan Diego reflejado en los ojos de la Imagen está con sus propios colores naturales, lo cual es una prueba más de su asombrosa perfección sin clasificación pictórica. Después del maravilloso hallazgo Don Carlos Salinas fue invitado por el fotógrafo oficial de la Basílica de Guadalupe para examinar de cerca y sin cristal la Imagen original. Pudo comprobar la exactitud de su descubrimiento, advirtiendo además que el diminuto busto humano que aparece en los ojos de la Imagen parece tener el color natural de un rostro humano bañado por la luz del sol. A partir de este momento las autoridades eclesiásticas fueron informadas de este nueva descubrimiento y. después de numerosos estudios, corroboraron este portento. Al observar detenidamente el reflejo se percibe el rostro de un hombre barbado cuyas facciones se asemejan notablemente a las de Juan Diego, al compararlas con las imágenes que de él se tienen a través de pinturas y esculturas. A petición de las autoridades eclesiásticas numerosos oculistas, tanto mexicanos como extranjeros han hecho incontables pruebas y sorprendidos, han coincidido en que el ojo de 145 la Imagen tiene todas las características de un ojo humano. El Dr. Javier Torroella Bueno quien examinó directamente el original declaró categóricamente: La imagen de la Virgen de Guadalupe que se me ha dado para su estudio tiene en la córnea reflejos. La distorsión de las figuras también concuerda con la curvatura de la córnea. El Dr. Rafael Torija Lavoignet comprobó lo que se decía sobre el busto humano, pues al aplicar el oftalmoscopio a los ojos de la Imagen, notó con admiración que al dirigir la luz hacia la pupila ésta emitía reflejos de luz, cosa que no sucede con ninguna fotografía o estampa, sino sólo con el ojo humano; y al proseguir el examen vio cómo la pupila se iluminaba en forma difusa, dando la impresión de oquedad. Afirma el Dr. Torija nunca haber visto aquí, ni en ninguna parte, prodigio semejante.: El busto humano, se ve en los ojos de la Virgen de cualquier modo; pero con el oftalmoscopio el busto se ve más claro, más nítido y con mayor realce, de manera extraordinaria. A fines de 1962 los eminentes oftalmólogos norteamericanos Dr. Charles J. Wahlig y Dr. Frank T. Avignone examinaron cuidadosamente los ojos de la imagen, realizando además 146 pruebas fotográficas en vivo, en idénticas circunstancias de distancia, posición y luz y son de la opinión que los reflejos no son de origen humano y que la Virgen de Guadalupe estaba presente en la casa del Obispo Zumárraga, invisible para todos, cuando su Imagen apareció en la tilma, como dice Antonio Valeriano en su relato: “al caer las rosas al suelo, repentinamente apareció en la tilma la preciosa imagen de la Madre de Dios, tal como se venera actualmente en su templo en el Tepeyac”. Un milagro es un regalo de fe y para creer en él no se necesitan pruebas, pero en este estampamiento hay pruebas científicas que esclarecen técnicamente las dudas, aún de los más escépticos. Su Santidad Pío XII, en su alocución a los miembros del Congreso de Oftalmología declaró en Junio de 1953 que: “en los ojos, todo se refleja, no solamente el mundo visible, sino también las visiones del alma; un observador incluso superficial, descubre en los ojos la expresión de los más variados pensamientos”. 147 MARIA EN LA VIDA DE LA IGLESIA Actualmente existe el problema de situar a la Virgen en el lugar exacto que le corresponde en la historia de la salvación; el de la justa valoración de su papel en la vida de la Iglesia y de cada cristiano; el significado de su presencia en el culto litúrgico así como el de la juiciosa discreción, tanto en la terminología como en las manifestaciones de afecto hacia ella. El Vaticano II centra su doctrina mariana en la escena de la anunciación, acontecimiento culminante de la historia de la salvación. Fue María la única persona que por elección divina intervino en él y por la repuesta de su fe acogió con el libre consentimiento de su maternidad virginal, la Palabra personal de Dios; la humilde virgen nazarena – personificación de los pobres de Yahvé - está sola con su fe-, su amor y su 148 149 disponibilidad sin reservas ante el misterio divino. El hecho de que la Encarnación del Verbo se cumpliese con el libre consentimiento de María, da, a su aceptación un sentido de cooperación al misterio de la Redención. María en su libre respuesta se entregó plenamente a la Persona, y a la obra redentora de su Hijo, aceptando así el plan salvador de Dios. Adornada por Él con los dones dignos de un oficio tan grande, está capacitada para dar su incondicional respuesta a Dios. Ella vivió en la fe los acontecimientos de la existencia de Jesús, desde la Anunciación hasta su muerte, como la renovación del compromiso con su Hijo a la obra de la salvación. Su vida fue como la nuestra, un peregrinar en la oscuridad de la fe. La presencia de María en el Calvario constituye el momento privilegiado de su asociación con el Redentor. Junto a la Cruz mantuvo sin vacilar su aceptación que había sido entregada en la Anunciación. La función de María en la realización del misterio salvifico tiene carácter propio, ya que 150 fue absolutamente singular. La cooperación de María no quita ni añade nada al valor de eficacia del Único Mediador, Cristo. Ninguna persona creada, ni siquiera María puede ponerse en el plano de igualdad con Cristo. María pertenece a la comunidad salvada por Cristo, que es la Iglesia, como un miembro sobre-eminente y completamente singular, habiendo sido salvada del modo más sublime. Por la confiada respuesta de su fe al plan de Dios, María aceptó ser la Madre del Salvador con todas las consecuencias implicadas para Ella en la misión reservada por el Padre a Jesús su hijo. Su vocación de Madre del salvador incluía la misión de cooperar a la salvación del mundo, identificándose en la fe y en la entrega total de sí misma con la misión redentora de su Hijo. En Ella se realizó la dimensión constitutiva de la iglesia: comunidad de fe, de esperanza y de amor. La Iglesia, durante su peregrinar por el mundo, no alcanza la perfección; la plenitud tendrá lugar solamente al final de los tiempos. Esta plenitud es ya una realidad en María por su santidad sin mancha y por su glorificación 151 total en cuerpo y alma que hacen de Ella, no tan solo la imagen, sino también el comienzo de la Iglesia celeste. A poca distancia de su tránsito su recuerdo quedó fijado en los libros del Nuevo Testamento; este ramillete de episodios, palabras y signos relativos a la Madre de Jesús se debe, al menos en parte, a un incipiente culto hacia la virgen-madre entre “los hermanos de Jesús” y “el discípulo que la recibió en su casa”. Desde entonces, en todo momento de vicisitud o de renovación en la vida de los bautizados viene marcado normalmente por su redescubrimiento en la figura de María, La Madre de todos los que viven según el Evangelio y se salvan. El desarrollo normal, pleno y equilibrado de la vida cristiana en este mundo no puede dejar de referirse a la Madre del Señor. Para circunscribir el fenómeno de la piedad mariana de manera profunda, hay que admitir ya desde el principio que supera los medios de la investigación racional, pues constituye un hecho típico del Espíritu. Solamente acercándose con humildad y sensibilidad religiosa podremos explicar dicho fenómeno. 152 La liturgia emplea los libros del Antiguo Testamento para describir la figura de María y situarla en la historia de la Salvación. Ella está presente en la comunidad eclesial en forma indirecta: la veneramos, la recordamos, cantamos con Ella las maravillas que Dios ha obrado en su persona. Ella continúa siendo la Madre que nos ha dado a luz al Salvador. Esto define su posición: Jesús es el Hijo de la Virgen Ella nos ha dado a luz al Redentor, el triunfador del pecado. Ella es la humilde esclava del Señor, la que da su consentimiento, cumple la voluntad del Padre, conserva en el corazón la palabra divina. Ella persevera pacientemente al pie de la cruz de Cristo y junto con Él constituye la señal a quien se contradice y cuya alma es traspasada por una espada de dolor. Así en esta postura de servicio humilde, obediente e instrumental, Ella se convierte prototipo de la Iglesia, ejemplo de todo cristiano auténtico, en el símbolo de la acción maravillosa de Dios que manifiesta en Ella la fuerza de la salvación, a la que todos nosotros, cada uno a su modo, somos llamados. La Iglesia responde a la salvación en la forma que corresponde a la acción de María en la obediencia leal HÁGASE EN MI SEGÚN TU PALABRA, hasta el sufrimiento al pie de la cruz. 153 Esto permitirá reconocer el grande amor del Padre (convertido en encuentro en Jesucristo), al que nosotros respondemos cada vez que celebramos la Pascua invocando el nombre de María; cada vez que en comunión con Ella celebramos la liturgia o imploramos quizá la gracia del Padre en virtud del amor que Ella siente por nosotros. La iglesia venera a María sobre todo en su maternidad, como la nueva Eva; como la figura de la Iglesia que permanece unida a su Hijo, no sólo durante su infancia, sino también a través del lapso de la vida pública; lo conduce hasta la cruz y continúa a su lado durante la oblación del sacrificio. El hecho de que María se halle ya presente en cuerpo y alma junto a Dios constituye para la Iglesia peregrinante la señal de la realización de la promesa divina. En Ella el pueblo de Dios ha llegado en cierta forma al final de su camino. Ella es la esperanza cierta de todos los que se encuentran en marcha hacia la meta. María precede a la Iglesia; Ella es ya realidad perfecta. La Iglesia tiende en su totalidad a la perfección que ha alcanzado en María. La Iglesia no sabe escuchar la palabra de Dios. La actitud de escuchar la proclamación 154 de la palabra es también típica en la Virgen, así como de acogerla, lo cual constituye el rasgo característico de su espiritualidad. San Mateo en su Evangelio presenta a María cooperando al plan de Dios con solicitud maternal y absoluta disponibilidad frente a todos los acontecimientos en que se manifiesta la voluntad de Dios. San Juan nos habla de María como la que creía ya en la misión de su Hijo de quien escucha las palabras misteriosas con que Jesús le revelaba que, cuando llegase la “hora”, le estaba reservada una función de privilegiada participación en el cumplimiento de la salvación del mundo. En la Iglesia, el escuchar la palabra de Dios tiende a engendrar vida: la palabra escuchada y puesta por obra llega a ser fecunda. Así sucedió en María y se repite constantemente en la Iglesia; la maternidad de la Iglesia prolonga la maternidad virginal de María. Recorriendo el largo itinerario de la piedad y de la espiritualidad de María, desde los años de su infancia hasta su exaltación, desde la humilde oración en la casa y en la sinagoga de Nazaret hasta su inserción en el plan que Dios tenía 155 de salvación del hombre, constatamos que Ella alcanzó una meta difícil de superar. Todas nuestras oraciones, públicas o privadas tienen en Ella su primer modelo, su forma y su fuente de inspiración, convirtiéndose así María en su prototipo de la “Iglesia orante”. Rezar con la Iglesia significa dirigirse al Padre por Cristo en el Espíritu Santo, expresándolo hasta donde sea posible con las mismas palabras de la revelación. Este esquema no lo ha creado la Iglesia, sino que lo ha tomado de la Virgen del Magnificat. Este cántico tan cargado de reminiscencias bíblicas lo entonó María bajo el impulso del Espíritu Santo, teniendo en su vientre al Verbo Encarnado, a fin de glorificar al Padre por las maravillas que en Ella habían tenido lugar. María debe ser siempre celebrada junto con el Hijo de nuestra eucaristía, ya que la eucaristía es ante todo un “Memorial”. Ella está místicamente presente en la tierra en estado de combate hasta el fin del mundo y asiste no solamente al nacimiento de sus hijos, sino que está también presente en sus luchas, en sus angustias y en sus esperanzas, y los incita con su ejemplo, para entregarse generosamente a la acción del Espíritu Santo. 156 Es un hecho que el continente americano conoció a Cristo a través de María, y esta devoción sigue siendo hasta nuestros días, el resorte impulsor del catolicismo latinoamericano. Será necesario partir de este dato para evangelizar o re-evangelizar a nuestros países, dando así un nuevo impulso al catolicismo que en muchos lugares sigue presentando el aspecto de una vieja fachada agrietada. La piedad a la Virgen sigue siendo en distintos grados demasiado sentimental. El sentimentalismo y ciertas exageraciones hacen que algunas manifestaciones de piedad carezcan de equilibrio. Esto sucede cuando distinguimos a María de Dios, creemos como si pudiera existir una bondad diversa de la de Dios. A la Virgen la separamos de Dios y pensamos honrar de este modo a María, como olvidándonos de su Hijo y discutiendo a cual de los dos hay que venerar más intensamente. Otra frecuente característica de la devoción mariana es el acentuado tono de interés, pues se acude a María sólo para conseguir un auxilio contingente en los momentos de peligro y necesidad, con el peligro de convertir la piedad a la virgen en un puesto de auxilio para desesperados. 157 La devoción a María es auténtica cuando se expresa y cumple con las exigencias serias de la fe y del amor cristiano, y busca con instinto certero a Cristo en la figura de Maria. La grandeza de María proviene de su privilegiada relación con Cristo, pues al recibirlo en su fe virginal, Ella participa de manera singular de su gracia. Si presentamos a los cristianos en la figura auténtica de María, su fe en Cristo y su amor a los hombres – que es la síntesis de la vida cristiana - el sentimentalismo de una devoción tradicional cederá el lugar a una actividad verdaderamente religiosa y concientemente cristiana. 158 La Virgen de Guadalupe y las cuatro apariciones. 159 EL EVANGELIO DE GUADALUPE Después de analizar detenidamente el relato de las apariciones, escrito en náhuatl por Antonio Valeriano y traducido al castellano por el Padre Mario Rojas, el contenido doctrinal del mensaje guadalupano puede dividirse en cinco puntos básicos: 1.- EL MISTERIO DE MADRE LA VIRGEN II.- ¡UN TEMPLO! III.- JUAN DIEGO, PROFETA DE LA VIRGEN IV.- EN UN CLIMA DE IGLESIA V.- LA TEOLOGIA DEL SIGNO EL EVANGELIO DE GUADALUPE sintoniza con ideas maestras de la teología perene; en sus palabras y realidades tiene ataduras teológicas muy fuertes con la tradición cristiana y sobre todo con el mensaje bíblico, se respira constantemente el espíritu religioso del Anti160 guo Testamento y del Nuevo Testamento, principalmente en la sublimidad de su sencillez evangélica. Todo esto constituye la garantía más valiosa de su autenticidad. 1.- EL MISTERIO DE LA VIRGEN MADRE.- Sin lugar a dudas en la Buena Nueva del Tepeyac el mensaje central gira en torno a María como la Virgen Madre. A este respecto, las palabras son explicitas. En la primera aparición de la mañana del sábado 9 de diciembre, María hace la revelación de si misma a Juan Diego: SABELO, TEN POR CIERTO, HIJO MIO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA MADRE DEL VERDADERISIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DE LA TIERRA (26 N.M.) Y con énfasis la misma Señora repitió: YA HAS OIDO, HIJO MIO EL MENOR, MI ALIENTO, MI PALABRA; ANDA, HAZ LO QUE ESTE DE TU PARTE (37 N.M) 161 Cuatro son las características de esta revelación: 1ª.- La virginidad perpetua de María 2ª.- Su santidad 3ª.- Su maternidad divina 4ª.- Su maternidad espiritual Estos aspectos mariológicos sitúan la teología de Guadalupe en la más pura perspectiva del Evangelio y de la Tradición, y son la garantía más firme y segura de su mensaje espiritual. La siempre Virgen: los teólogos podrán discutir acerca de una virginidad de María, física o puramente espiritual, pero María de Guadalupe se presenta simple y sencillamente como la “Siempre Virgen María” de la más antigua tradición cristiana, eco y resonancia de la Virgen del Evangelio de Mateo y Lucas. Santa María: Respecto a su santidad hace surgir a la memoria el llena de gracia del saludo angélico, y el “Agia María” del Concilio de Efeso. María es objeto del favor y de la benevolencia de Dios. Madre del Verdaderísimo Dios: con esta palabra, el mensaje guadalupano toca el centro del 162 misterio de María. María de Guadalupe es la Virgen que concibe al Hijo de Dios, de la más auténtica tradición antigua, canalizada en los documentos de los Concilios Ecuménicos, desde Éfeso hasta el Vaticano II. Pero un detalle es digno de subrayarse: María de Guadalupe se revela en un momento histórico concreto, esto es, cuando un nuevo Pueblo nace a la fe del Dios Único y Verdadero y abandona la idolatría y el paganismo. No es entonces extraño que la afirmación de la maternidad divina de María vaya seguida de una exposición de monoteísmo triunfante. MADRE DEL VERDADERISIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DE LA TIERRA (26 N.M.) Yo soy vuestra piadosa madre: El Evangelio del Tepeyac es, ante todo, un cántico a la maternidad espiritual de María entonado por Ella misma. Las primeras palabras que brotaron de sus labios lo proclaman con elocuencia: JUANITO, JUAN DIEGUITO... JUANITO, EL MÁS PEQUEÑO DE MIS HIJOS, ¿A DÓNDE VAS? (23 N.M.) 163 Y en el relato de las apariciones se multiplican a profusión frases maternales llenas de ternura y de amor: HIJO MIO EL MENOR 1ª.- Aparición EL MAS PEQUEÑO DE MIS HIJOS 2ª.- Aparición MI HIJTO MENOR 3ª.- aparición NO SE PERTURBE TU ROSTRO, TU CORAZÓN; NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA. ¿NO ESTOY AQUÍ YO, QUE SOY TU MADRE? ¿NO ESTAS BAJO MI SOMBRA Y RESGUARDO? ¿NO SOY YO LA FUENTE DE TU ALEGRIA? ¿NO ESTAS EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA? (118-119 N.M.) Alguien podría decir que este relato está lleno de poesía, emotividad y sentimentalismo… ¿No será eso, por ventura más que superficialidad? A lo que es justo responder: Nunca en una revelación bíblica fueron antagónicas teología y poseía, como tampoco teología y expresiones del corazón. 164 Jesús mismo, en un momento trascendental lleno de dolor exclamó: JERUSALÉN, JERUSALÉN… ¡CUANTAS VECES HE QUERIDO REUNIR A TUS HIJOS COMO UNA GALLINA SU NIDADA BAJO LAS ALAS, PERO NO HABÉIS QUERIDO…! (Lc. 13:34) La maternidad espiritual de María en el Tepeyac es la renovación de su concepción o mejor dicho la perpetuidad como Madre que en el Calvario y en Pentecostés nos fue entregada por Jesús simbólicamente en su discípulo querido Juan, sin embargo el ambiente de tragedia del Gólgota esta ausente en el misterio de Guadalupe. Allá la iglesia estaba por brotar; aquí un pueblo esta por surgir, allá una Madre envolvió al Pueblo nuevo de Dios que nacía; aquí una Madre, la misma Madre, rodea al pueblo que se abre a la fe. Y lo que para nosotros sería una casualidad, para Dios es providencia. Así al pie de la cruz, Juan el discípulo amado, símbolo de todos los cristianos, escuchó de labios de Jesús aquella palabra: HE AHÍ A TU MADRE. En el Tepeyac otro Juan, símbolo 165 La Villa de Guadalupe. Dibujo y litografía. (1826-1889) Casimiro Castro. 166 también de todo un pueblo era proclamado por la misma Virgen María EL MÁS PEQUEÑO DE MIS HIJOS. Pero además, la maternidad espiritual de María no conoce límites, sino que se despliega por horizontes universales, ofreciendo amor a Juan Diego y a todos los moradores de esta tierra y también a los demás amadores suyos que la invoquen, y que confíen en Ella. II.- ¡UN TEMPLO! - La Virgen de Guadalupe pidió desde el primer momento una cosa: ¡Que se levante un templo en su honor! La idea del templo corresponde a las exigencias religiosas más profundas del hombre. Toda religión ha sentido la necesidad imperiosa de establecer un sitio para consagrarlo a la divinidad, que la divinidad tome posesión de él y que en él habite. Y, limitándonos a dos momentos de la religión revelada, Yahvé ordenó a Moisés: ME HAN DE HACER UN SANTUARIO PARA QUE YO HABITE EN MEDIO DE ELLOS. Y una vez construida la Tienda en el desierto, la Nube cubrió la Tienda de Reunión y la gloria de Yahvé llenó la morada. Mas tarde, Salomón quiso levantar el templo de Jerusalén, y Yahvé aceptó habitar en medio de los hijos de Israel. 167 Y dijo “HE ESCOGIDO Y SANTIFICADO ESTA CASA PARA QUE EN ELLA PERMANEZCA MI NOMBRE POR SIEMPRE, ALLÍ ESTARÁN MIS OJOS Y MI CORAZÓN TODOS LOS DÍAS”. Lo que más cautiva en la petición de la Virgen es que no quiere un Templo con el fin de recibir en él homenaje y veneración, no quiere un Templo para Ella sino para nuestro bien. Claramente lo afirma: MUCHO DESEO, QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADAEN DONDE LO MOSTRARÉ, LO ENSALZARE AL PONERLO DE MANIFIESTO: LO DARE A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO, EN MI SALVACIÓN: PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA, TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTAIS EN UNO, Y DE LAS DEMAS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MI CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFIEN EN MI, PORQUE ALLI ESCUCHARE SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR, PARA CURAR TODAS 168 SUS DIFERENTES PENAS, MISERIAS, SUS DOLORES. (NM 26-33) SUS Y la voluntad de María no fue pasajera, sino que perdura, y ahora es más actual que nunca. Ella quiere un Templo. III.- JUAN DIEGO, PROFETA DE LA VIRGEN.- Juan Diego, el indito escogido por la Virgen tiene perfiles claros de profeta. Un profeta es un hombre que recibe de parte de Dios una elección personal y gratuita. Es la persona escogida para comunicar a la comunidad ó a sus representantes la voluntad divina; habla en nombre de Dios. Es su mensajero, su heraldo y embajador. Pensemos en Amós, en Óseas o Isaías. A veces cuando el escogido siente su incapacidad para transmitir con éxito el mensaje se rehúsa e intimida, se resiste. Esta actitud es clásica en el profeta Jeremías. Pero la gracia conforta a la naturaleza del profeta, al fin, cumple la misión. El profeta es un Siervo, y un siervo recibe un mandato, una orden. El siervo tiene que obedecer, por eso en el Nuevo Testamento Pablo de Tarso, siervo de Cristo Jesús y profeta 169 del Espíritu, se lanza a predicar el Evangelio para cumplir la orden recibida. ¿Quién no ve ahora que Juan Diego presenta las características de un profeta de la era cristiana? Es un escogido en quien resplandece la gratitud de la elección ¿Qué otra cosa, sino su indigencia y sencillez pudieron mover a la Virgen para hacerlo portavoz de sus deseos y confiarle una misión difícil que era al mismo tiempo un mandato? Juan Diego, como siervo obediente y profeta fiel, acepta de inmediato. -Señora mía, Niña, ya voy a realizar tu venerable aliento tu venerable palabra; por ahora de Ti me aparto, yo, tu pobre indito-. Y ante la duda de un fracaso en la misión, Juan Diego confiesa su impotencia y con humildad y sencillez busca sustraerse: -Mucho te suplico, Señora mía, Reina, Muchachita mía, que a alguno de los nobles, estimados, que sea conocido, respetado, honrado, le encargues que conduzca, que lleve tu amable aliento, tu amable palabra para que le crean. Porque en verdad yo soy un hombre del campo, soy mecapal, soy parihuela, soy cola, 170 soy ala; yo mismo necesito ser conducido, llevado a cuestas, no es lugar de mi andar ni de mi detenerme allá a donde me envías, Virgencita mía, Hija mía menor, Señora, niña; Por favor dispénsame: afligiré con pena tu rostro, tu corazón; iré a caer en tu enojo, en tu disgusto, Señora Dueña Mía-. (54-56 N.M.) Pero la Vocación de Dios es irrevocable y nadie sino el profeta elegido debe cumplir la misión: ESCUCHA, EL MAS PEQUEÑO DE MIS HIJOS, TEN POR CIERTO QUE NO SON ESCASOS MIS SERVIDORES, MIS MENSAJEROS, A QUIENES ENCARGUE QUE LLEVEN MI ALIENTO, MI PALABRA, PARA QUE EFECTUEN MI VOLUNTAD; PERO ES MUY NECESARIO QUE TU, PERSONALMENTE, VAYAS, RUEGUES, QUE POR TU INTERCESION SE REALICE, SE LLEVE A EFECTO MIQUERER, MI VOLUNTAD. Y MUCHO TE RUEGO, HIJO MIÓ EL MENOR, Y CON RIGOR TE MANDO, QUE OTRA VEZ VAYAS MAÑANA A VER AL OBISPO. (58 -60 N.M.) A lo que Juan Diego responde. -Señora mía, que no te angustie yo con pena tu rostro, tu corazón; con todo gusto iré a poner por obra tu aliento, tu palabra; de ninguna manera dejaré de 171 hacer, ni estimo por molesto el camino iré a poner en obra tu voluntad-. (63-64N.M.) Un rasgo pintoresco asemeja a Juan Diego con los profetas antiguos. Es seguido por los siervos del Obispo y, en un instante en el momento más importante, se esconde de sus miradas. Recordemos el desarrollo de los acontecimientos. Juan Diego va al Obispo. Este le pide una señal; Juan Diego da parte a la Virgen María. Ella le dice que regrese al día siguiente. Juan Bernardino, tío de Juan Diego, se enferma gravemente. Juan Diego permanece todo el día junto a él y al otro día se apresura a llamar un sacerdote que lo auxilie. Toma por otro camino para que la Virgen no lo encuentre, pero la Virgen le sale a su encuentro y Juan Diego contesta su saludo. -Mi Jovencita, Hija mía la más pequeña, Niña mía, ojala que estés contenta; ¿cómo amaneciste? ¿Acaso sientes bien tu amado cuerpecito, Señora mía, Niña mía? Con pena angustiaré tu rostro, tu corazón: te hago saber, Muchachita mía, que está muy grave un servidor tuyo, tío mío. Una gran enfermedad se le ha asentado, seguro que pronto va a morir de ella-. (110, 111,112 N.M.) 172 Y Juan Diego le participa su pena. La Virgen lo conforta, le anuncia que su tío ha sanado y cuando Juan Diego escuchó esta noticia, rogó a la Virgen que cuanto antes le despachara a ver al señor Obispo, a llevarle alguna señal y prueba, a fin de que le creyera. La figura de Juan Diego en toda esta escena es comparable a los mas grandes profetas mensajeros de la las voluntades divinas. Su actitud religiosa es admirable, está hecha de amor, respeto, reverencia, confianza, fe, abandono filial, en una palabra de donación personal absoluta. Juan Diego es en definitiva el Profeta de María de Guadalupe. Ella misma le dice: -TU QUE ERES MI MENSAJERO, EN TI ABSOLUTAMENTE SE DEPOSITA MI CONFIANZA (139 N.M) 173 El nuevo templo inaugurado el 12 de octubre de 1976. IV.- EN UN CLIMA DE IGLESIA.- El Concilio Vaticano II, en la Constitución sobre la Iglesia, Lumen Gentium, enseña que los Obispos han sucedido por institución divina a los Apóstoles como pastores de la Iglesia, y quien a ellos escucha, a Cristo escucha, y quien los desprecia, a Cristo desprecia y al que le envió. La Virgen María respeta el orden jerárquico instituido por su Hijo al someterse a la autoridad episcopal. Envía a su profeta al palacio del Obispo de México para que le manifieste lo 174 que Ella mucho desea: que se le edifique un templo (1ª aparición) y en la segunda aparición se lo repite. Y LE CONTARÁS TODO PUNTUALMENTE, LE DIRAS QUE TE MANDE QUE SUBIERAS A LA CUMBRE DEL CERRITO A CORTAR FLORES, Y CADA COSA QUE VISTE Y ADMIRASTE, PARA QUE PUEDAS CONVENCER AL GOBERNANTE SACERDOTE, PARA QUE LUEGO PONGA LO QUE ESTA DE SU PARTE PARA QUE SE HAGA, SE LEVANTE MI TEMPLO QUE LE HE PEDIDO. (141-142 N.M.) El ambiente eclesial en que se desarrolla el acontecimiento guadalupano es señal inequívoca de su autenticidad sobrenatural. Todo se lleva a cabo a la luz de la Madre Iglesia. V.- LA TEOLOGÍA DEL SIGNO.- A lo largo de la historia de la salvación y en consonancia con la naturaleza humana, Dios ha querido utilizar un método, el método del signo, del milagro para que el hombre apoyándose en un fenómeno sensible, se levante para creer en una realidad superior. Así Jesús sanando a un paralítico, invita a los presentes a creer en el poder que tiene para perdonar los pecados, y 175 resucitando a Lázaro, Jesús quiere resucitar la fe en El como Enviado del Padre. Todo signo es como un semáforo el cual desempeña dos funciones diversas aunque subordinadas El semáforo proyecta luz y a la vez envía un mensaje, pero esas dos funciones se sitúan en niveles diferentes, la luz proyectada roja o verde, dice relación a la vista, y en esa forma, es captada tanto por los hombres como por los animales; en cambio, el mensaje dice relación a la razón y únicamente el ser inteligente podrá captar el ¡deténgase ó siga! Así es también el signo del milagro, tiene dos funciones; una se dirige a la luz de la razón y otra a la luz de la fe. Presenta a la razón una cosa que se ve, pero esta conduce a una realidad que sólo se cree. En el Hecho Guadalupano, la teología del signo tiene un lugar excepcionalmente privilegiado. Se encuentra en todo su ejercicio. El Obispo pidió una señal, una prueba, un signo, para creer en lo que la Virgen le pedía, quiso ver una cosa para de allí pasar a creer otra. Juan Diego comunicó a la Virgen María la exigencia del Obispo y Ella aceptó. BIEN ESTA, HIJITO MIO, VOLVERAS AQUÍ MAÑANA PARA QUE LLEVES AL OBISPO LA SEÑAL QUE TE HA PEDIDO; CON ESO TE CREERA Y ACERCA DE 176 ESTO YA NO DUDARA NI DE TI SOSPECHARA (90-91 N.M.) Y en la mañana del 12 de diciembre, cuando Juan Diego encontró a la Virgen, ella le dijo: SUBE, HIJO MIO EL MENOR, A LA CUMBRE DEL CERRILLO, A DONDE ME VISTE Y TE DI ORDENES: ALLI VERAS QUE HAY VARIADAS FLORES: CORTALAS, REUNELAS, PONLAS TODAS JUNTAS; LUEGO TRAELAS AQUÍ, A MI PRESENCIA. (125-126N.M.) Al punto subió Juan Diego y se asombró que hubieran brotado tantas y variadas exquisitas rosas de Castilla, antes del tiempo en que se dan… y en un lugar donde sólo crecen abrojos, espinas, nopales y mezquites. Trajo Juan Diego a la Señora del cielo las diferentes rosas, las tocó con su mano, y dijo: MI HIJTO MENOR, ESTAS DIVERSAS FLORES SON LA PRUEBA, LA SEÑAL QUE LLEVARAS AL OBISPO; DE MI PARTE LE DIRAS QUE VEA EN ELLAS MI DESEO, Y QUE POR ELLO REALICE MI QUERER, MI VOLUNTAD Y LE CONTARÁS TODO PUNTUALMENTE, LE DIRAS QUE TE MANDÉ QUE SUBIERAS A LA CUMBRE DEL CERRITO A CORTAR 177 FLORES, Y CADA COSA QUE VISTE Y ADMIRASTE, PARA QUE PUEDAS CONVENCER AL GOBERNANTE SACERDOTE, PARA QUE LUEGO PONGA LO QUE ESTA DE SU PARTE PARA QUE SE HAGA, SE LEVANTE MI TEMPLO QUE LE HE PEDIDO. (137, 138 -142 N.M.) Y recordamos lo sucedido. Al llegar Juan Diego ante el Obispo le entregó las rosas que serían la señal pedida. Aquí las tienes, hazme el favor de recibirlas y luego extendió su blanca tilma en cuyo hueco había colocado las flores. Y así como cayeron al suelo todas las variadas flores preciosas luego allí se convirtió en señal, se apareció de repente la Amada Imagen de la Perfecta Virgen Santa María, Madre de Dios, en la forma y figura en que ahora está (180,181,182,183 N.M.) El signo, pues, fue espléndido, variado y rico en sus elementos. Rosas de Castilla, fuera del tiempo en que se dan, y en un lugar donde no crecen. Rosas que dejan impresa sobre la tilma del indio la Imagen de la Virgen María. Y, enriqueciendo el signo, la curación, a distancia, de Juan Bernardino que yacía enfermo. Y lo que es exceso de amor, de benevolencia, y motivo de nuestra gratitud filial, es que una parte integrante de ese signo- seguramente 178 la mejor- perdura hasta el día de hoy; es la Imagen de la Siempre Virgen Santa María de Guadalupe, Madre de Dios, de la manera que está y se guarda hoy en su Templo del Tepeyac, que se nombra Guadalupe. Pero, hay que subrayarlo. El signo tiene dos funciones: una se dirige a la razón, la otra a la fe. Vemos la Imagen en su Templo, pero ello nos conduce mucho mas lejos, nos lleva a una dimensión de fe, y creemos firmemente que la Virgen, Madre de Dios y nuestra piadosa Madre, desde el nacimiento de nuestro pueblo americano ha querido estar aquí con nosotros para ofrendar todo su amor, compasión, auxilio y defensa a los moradores de esta tierra y a los demás amadores suyos que la invoquen y confíen en Ella. Imagen milagrosa y Templo material y sobre todo espiritual ambos son el signo más grande y auténtico del “Hecho Guadalupano”, que ha perdurado ya durante cuatrocientos setenta y cinco años. Y así como el mensaje divino de la Biblia no se resuelve en un nivel humano de investigación histórica o filosófica sino que trasciende el límite de la razón y termina en el campo de la 179 fe, así también podrán analizarse las tradiciones, los testimonios, las palabras de la Virgen, pero esto es sólo la corteza, lo accidental; lo esencial de la Nueva Buena del Tepeyac sobrepasa los límites de la razón y termina en el campo de la fe. 180 La Virgen de Guadalupe recibe a Juan Diego. Técnica mixta. Cristina Ruvalcaba. Epilogo En esta crisis de valores por la que pasamos es oportuno que la América se congregue en torno de la Virgen María y que brote del Tepeyac una fuente de Aguas Vivas que se extienda no sólo por este continente, sino por el mundo entero. Los que tenemos el privilegio de tenerla tan cerca debemos darla a conocer y repetir incansablemente ese mensaje de esperanza que Ella nos vino a traer. “VENDRAN Y VERAN MI GLORIA YO PONDRÉ UNA SEÑAL ENTRE ELLOS Y MANDARÉ LOS SOBREVIVIENTES HACIA LAS NACIONES IRAN HASTA LOS EXTREMOS DEL MUNDO QUE NO SABEN DE MI FAMA NI HAN VISTO MI GLORIA Y LES HABLARAN DE MI PODER A LAS NACIONES LEJANAS.”(Is. 66, 18-19) 182 BIBLIOGRAFÍA Rojas Sánchez, Mario. Nican Mopohua. México, Imprenta Ideal, 1978. Rojas Sánchez, Mario. Guadalupe Símbolo y Evangelización, México, Primera Edición, Design & Digital Print, S.A. de C.V., 2001. 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Historia Mínima de México. 184 ÍNDICE INTRODUCCIÓN ............................................................... 6 HACIENDO UN POCO DE HISTORIA................... 10 MÉXICO EN VÍSPERAS DE LA CONQUISTA ...... 15 LOS PORTADORES DE LA BUENA NUEVA ........ 34 NICAN MOPOHUA ......................................................... 48 MARIA, DE NAZARET AL TEPEYAC ...................... 90 JUAN DIEGO ..................................................................... 95 JUAN DIEGO SANTO .................................................. 100 GUADALUPE ................................................................... 104 UN CODICE INDIGENA ............................................ 109 LA GUADALUPANA EN LA BIBLIA ...................... 116 ¿NO ESTOY YO AQUI QUE SOY TU MADRE? .. 127 ¿NO SOY YO TU SALUD? .......................................... 132 LA CIENCIA Y LA FE .................................................. 136 JUAN DIEGO EN LOS OJOS DE MARÍA ............. 142 MARIA EN LA VIDA DE LA IGLESIA ................... 148 EL EVANGELIO DE GUADALUPE........................ 159 EPILOGO .......................................................................... 181 BIBLIOGRAFÍA ............................................................... 183 ÍNDICE ............................................................................... 185 IVE Press New York – 2007 186