El consumo de drogas Una vez más, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, desde la Federación Extremeña de Atención al Drogodependiente (FEXAD) volvemos a insistir en el problema del consumo de sustancias que provocan adicción, independientemente de la legalidad o ilegalidad de su procedencia. El análisis que pretendemos transmitir a la sociedad, no es, pues, la procedencia de las drogas, sino alertar sobre la gravedad de los efectos asociados a su consumo. El Plan Nacional de Drogas ha publicado recientemente (3 de marzo de 2015) los resultados de la última Encuesta sobre alcohol y drogas en España (EDADES) que nos muestra datos relativamente optimistas, como la tendencia levemente descendente del consumo de cannabis, cocaína, éxtasis, anfetaminas y alucinógenos, así como el de la heroína, que pasa a ser casi marginal. El problema surge cuando se hace una lectura complaciente, y en ocasiones interesada de esos resultados, porque también se nos advierte que desde 2011 aumenta ligeramente el consumo de las sustancias legales: tabaco, alcohol e hipnosedantes, que el número de personas que empezaron a consumir cannabis supera a las que se iniciaron en el tabaco, que la mayor parte de personas que empiezan a consumir cannabis son menores de edad, que el consumo de alcohol, aunque estabilizado desde 2005, se mantiene en niveles elevados y, por último, que las drogas de inicio más temprano son el tabaco, el alcohol y el cannabis, que comienzan a ser consumidos desde los 13 años, siendo la media de inicio entre 16 y 18 años. Ante estas cifras no debería caber complacencia alguna, pero lamentablemente detectamos algo similar a ello y aquí está la raíz de dos cuestiones esenciales: Primero, que el consumo de sustancias adictivas sigue constituyendo un grave problema social y sanitario, que afecta a todos los ámbitos del ser humano. Y segundo, que la baja percepción política del riesgo del consumo de sustancias adictivas, se refleja en los recursos financieros empleados, cuyas dotaciones presupuestarias en Extremadura han experimentado una reducción de más del 60 % desde el año 2010. No hay que olvidar que la lucha contra las consecuencias del consumo problemático y la reducción del mismo mediante la adopción de cambios de hábitos en el consumidor, requiere un proceso largo, lento y en casi todos los casos, muy doloroso, que implica al individuo que sufre la adicción, a su familia, su entorno y a quienes de alguna forma participamos en los programas. Las comparativas de resultados hay que hacerlas tomando amplios periodos de tiempo para ver las tendencias. Por lo tanto, una política financiera restrictiva mantenida a lo largo de un periodo de cinco años dará lugar inevitablemente a consecuencias graves e indeseadas, de modo que el esfuerzo inversor continuado y constante realizado en estos últimos veinte años -que ha hecho posible esos datos ligeramente esperanzadores- puede verse destruido. Visualizamos dos modalidades de soluciones: la político-social y la sectorial. De la primera, más amplia, son el consenso y la participación las piedras básicas para construir un sólido edificio capaz de dar continuidad. Como muestra, valga citar la buena gestión del actual Plan de Acción sobre Drogas. El Delegado del Gobierno para el PND reconoció que fueron esenciales el consenso y la participación de todos los actores implicados: ONGs del sector, Sociedades Científicas, expertos de reconocido prestigio, agentes sociales y otros Centros Directivos, como el Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado (CICO), Instituciones Penitenciarias, Tráfico, Salud Pública, Comunidades y Ciudades Autónomas, buscando una mayor participación en el proceso mediante el liderazgo participativo en las diferentes acciones en la implementación del Plan. Para las soluciones sectoriales entran en juego las Entidades implicadas en la lucha contra las adicciones, y pasan por la calidad y por la capacidad de evaluación, lo que afecta a la calidad de nuestras actuaciones e interviene en la percepción de la sociedad en el destino de los fondos empleados en conseguir esas cifras esperanzadoras con las que comenzábamos. En esta lucha, hay iniciativas que no deben pasar desapercibidas, como pueden ser ciertos programas puestos en marcha en otras Comunidades autónomas, o -por citar un caso concreto- el Manifiesto contra el consumo de bebidas alcohólicas por menores, de septiembre de 2011, que termina con un valioso Decálogo de objetivos, que fue un hito en la historia de la colaboración y unión de esfuerzos de Entidades, Administraciones públicas y empresarios. En nuestra Comunidad también hay iniciativas loables, sin duda. Desde hace más de un año, venimos proponiendo al Gobierno de Extremadura la idea de que es urgente la coordinación de acciones de prevención entre Ayuntamientos y Mancomunidades con las Entidades que conforman la FEXAD, que ayuden a trabajar la prevención desde un ámbito comunitario con mayor eficacia y eficiencia, dando prioridad a la comunidad para que sea protagonista de su propia transformación. Continuaremos apostando por esta línea de trabajo por el gran impacto que tendría en la prevención en el consumo y en los hábitos de riesgo, en donde las Entidades de FEXAD aportarían a Administraciones Locales unos recursos muy dinámicos, de eficacia y calidad probada, se abandonaría la precariedad e improvisación que adolecen los programas preventivos acogidos a una línea subvenciones anual tal y como están diseñadas actualmente y, en suma, se lograría la optimización de los recursos. Consenso y participación, calidad y evaluación pueden ser las claves de la lucha contra las drogas, y tenemos que reconocer que siguen siendo claves evidentemente mejorables por parte del Gobierno de Extremadura, tal vez producto de esa baja percepción del riesgo que ha de ser definitivamente desterrada. Juan Santiago Garrido Moreno Presidente de FEXAD