A B ON O 2 OTOÑO 16 de octubre, domingo 19.30 horas. SALA ITURBI Le Concert des Nations Jordi Savall, director Programa Los Elementos – Homenaje a la Tierra Tempestades, temporales y fiestas marinas (1672-1764) Esta programación es susceptible de modificaciones I (aprox. 47’) Matthew Locke (1621-1677) The Tempest (1674) Introduction - Galliard Gavot – Saraband Lilk Curtain Tune Rustick Air Minoit - Corant A Martial Jigge The Conclusion: A Canon 4 in 2 Antonio Vivaldi (1678-1741) Concerto en fa mayor para solo de flauta y cuerda, RV 433, op. 10 nº 1 «La Tempesta di mare» (1729) Allegro Largo Presto Jean-Féry Rebel (1666-1747) Les Éléments (1737) Le Cahos: L’Eau - L’Air - La Terre Le Feu [Loure I:] La Terre Chaconne: Le Feu Ramage: L’Air Rossignols Rondeau: Air pour l’Amour Loure [II] Sicillienne Caprice Premier Tambourin: L’Eau Second Tambourin II (aprox. 47’) Marin Marais (1656-1728) Alcione: Airs pour les Matelots et les Tritons (1706) Prélude - Marche pour les Matelots I & II - Tambourin Tempête - Ritournelle - Chaconne pour les Tritons Georg Philipp Telemann Wassermusik, Hamburger (1681 -1767) Ebb und Flut (1740) Ouverture (Grave: Allegro) Sarabande. Die schlaffende Thetis Bourrée. Die erwachende Thetis Loure. Der verliebte Neptunus Gavotte. Die spielenden Najaden Harlequinade. Der Scherzenden Tritonen Der stürmende Aeolus Menuet. Der angenehme Zephir Gigue. Ebbe und Fluth Canarie. Die lustigen Bots Leute Jean-Philippe Rameau (1683-1764) Orages et tonnerres (1735-1749) Air pour les Zéphirs Orage – Air pour Borée (Les Indes Galantes) Tonnerre (Hippolyte et Aricie) Contredanse (Zoroastre) LE CONCERT DES NATIONS Jordi Savall, director Con la colaboración de : Le Concert des Nations L a orquesta Le Concert des Nations fue creada por Jordi Savall y Montserrat Figueras en 1989 durante la preparación del proyecto Canticum Beatae Virgine de M.A. Charpentier con objeto de disponer de una formación con instrumentos de época capaz de interpretar un repertorio desde el Barroco hasta el Romanticismo (1600-1850). El nombre procede de la obra de F. Couperin Les Nations. Dirigida por Jordi Savall, fue la primera orquestra formada por una mayoría de músicos procedentes de países latinos, todos especialistas en la interpretación de música antigua con instrumentos originales de época y criterios históricos. La formación quiere dar a conocer un repertorio histórico a través de interpretaciones que respetan el espíritu original de cada obra, realizadas con una voluntad revitalizadora. Muestra de ello son las grabaciones de Charpentier, Bach, Haydn, Mozart, Handel, Marais, Arriaga, Beethoven, Purcell, Dumanoir, Lully, Biber, Boccherini, Rameau y Vivaldi. En 1992 debutó en el género operístico con Una cosa rara de Martín i Soler en el Théâtre des Champs Élysées de París, Gran Teatre del Liceu de Barcelona y Auditorio Nacional de Madrid. Más tarde se representó L’Orfeo de Monteverdi en el Gran Teatre del Liceu, teatros Real de Madrid y Regio de Turín, Wiener Konzerthaus, Arsenal de Metz y Liceu de Barcelona en 2002, ocasión en que se realizó un DVD (BBC-Opus Arte). Posteriormente se interpretó en el Palais des Arts de Bruselas, Grand Théâtre de Burdeos y Piccolo Teatro de Milán en el Festival Mito. En 1995 representó en Montpelier la ópera de Martín y Soler, Il burbero di buon cuore; y en 2000 Celos aun del ayre matan de J. Hidalgo y Calderón de la Barca, en Barcelona y Viena. Estrenó Farnace de Vivaldi en La Zarzuela de Madrid, y Teuzzone de Vivaldi, en versión semiconcertante en la Opéra Royal de Versalles. Su discografía ha recibido diversos premios y distinciones como los premios Midem Classical e International Classical Music. Le Concert des Nations cuenta con el apoyo de: Jordi Savall a a conocer al mundo desde hace más de cincuenta años maravillas musicales abandonadas en la oscuridad de la indiferencia y el olvido. Dedicado a la investigación de esas músicas antiguas, las lee y las interpreta con su viola de gamba, o como director. Sus actividades como concertista, pedagogo, investigador y creador de nuevos proyectos, tanto musicales como culturales, lo sitúan entre los principales artífices del fenómeno de revalorización de la música histórica. Es fundador, junto con Montserrat Figueras, de los grupos musicales Hespèrion XXI, La Capella Reial de Catalunya y Le Concert des Nations. A lo largo de su carrera ha grabado y editado más de 230 discos de repertorios de música medieval, renacentista, barroca y del clasicismo con especial atención al patrimonio musical hispánico y mediterráneo; una producción merecedora de múltiples distinciones, como los premios Midem, International Classical Music y Grammy. Sus programas de concierto han convertido la música en un instrumento de mediación para el entendimiento y la paz entre pueblos y culturas diferentes y a veces enfrentados. No en vano fue nombrado en el 2008 Embajador de la Unión Europea para el diálogo intercultural, y con Montserrat Figueras fueron designados los dos Artistas por la Paz dentro del programa Embajadores de buena voluntad de la UNESCO. Su carrera musical ha recibido las más altas distinciones nacionales e internacionales; entre ellas, el título de Doctor Honoris Causa por las universidades de Évora, Barcelona, Lovaina y Basilea, Insignia de Caballero de la Legión de Honor de la República Francesa, Premio Internacional de Música por la Paz del Ministerio de Cultura y Ciencia de Baja Sajonia, Medalla de Oro de la Generalitat de Cataluña y Premio Leoni Sonning, considerado el premio Nobel de la música. © DAVID IGANASZWESKI D Notas al programa L a tentación de sucumbir a la inspiración de la naturaleza, tiene en la música una problemática específica, pues diferencia de las artes figurativas, su relación con la naturaleza nunca puede ser obvia. No en vano, cuando Platón trata el arte como imitación (mímesis) no está hablando de la música, para la que reserva un papel especial en su filosofía, y aunque Aristóteles define el aúlica y la citarística (arte de tocar la flauta y la cítara) como mímesis, lo cierto es que lo entiende como un arte dentro del teatro como aglutinante de distintas artes y que sí imitan, aunque en este caso la acción humana. El programa de hoy presenta un amalgama de composiciones comprendidas entre 1674 y 1764 en las que la naturaleza o, según el título del programa, la tierra, es fuente de inspiración. Ahora bien, esa inspiración puede ser directa, como en el caso de Rebel o, de manera evocadora, en Vivaldi, o indirecta, a través del teatro en el ejemplo de Locke, la ópera en Marais y Rameau o la mitología en Telemann. El primero de los autores es el británico Matthew Locke y su música instrumental para La Tempestad. Aquí, en realidad, la naturaleza está presente a través de la literatura, pues se trata de la música incidental que el compositor escribió para la obra homónima de Shakespeare. Locke fue uno de los compositores británicos más importantes de su tiempo; de confesión católica, se exilió durante el convulso periodo de las guerras civiles inglesas, tras su vuelta, llegó a ser nombrado compositor real en 1660. Como decíamos, la obra que se escuchará hoy es la música que escribió para la representación de la obra de Shakespeare, donde la tempestad funciona como desencadenante y catalizador de la trama, pero en la composición de Locke no se percibe de manera evidente esa presencia de la tormenta. La música, pues, está pensada para la representación teatral y tiene en la danza su elemento primordial, con la peculiaridad de su nomenclatura britanizada; la introducción y, probablemente las danzas que le siguen, estaban pensadas para dar inicio a la obra. Asimismo el Curtain Tune para la subida del telón. El Rustick Air, Minoit (minueto), Courant (courante) y A Martial Jigge (una giga marcial) se corresponden cada una con los respectivos actos de la obra, mientras que el bellísimo canon a cuatro servía de conclusión. Todo el mundo piensa al hablar de la naturaleza y la música en Vivaldi y Las cuatro estaciones, aunque en ellos está también el componente literario de los sonetos que van parejos a esta música. Cuestión diversa es la del concierto para flauta y cuerdas op. 10 nº 1 RV 433 que recibe el sobrenombre de La tempesta di mare. En esta obra la relación con la naturaleza no es tanto descriptiva como evocadora: el carácter virtuoso, intenso y algo agresivo del concierto, tiene ese aspecto tormentoso que parece inspirar el título. Para ello basta pensar en el ritornello del Allegro inicial. Asimismo, la tensión de la tormenta parece refugiarse en la cuerda durante la tensa calma del Largo central, antes del vivo diálogo de solista y cuerdas en el Presto final. Vivaldi escribió esta obra a partir del Concerto grosso, RV 570 y el Concertino RV 98, y no debe confundirse con el Concierto para violín y cuerdas nº 5 op. 89 RV 253 que es conocido también como La tempesta di mare. Poco conocido por el gran público, la figura de Jean-Féry Rebel provoca la fascinación de todo aquel que se acerque a su música, especialmente a la obra que hoy nos ocupa. Fue un gran virtuoso del violín y compositor, y a lo largo de su dilatada carrera ocupó importantes puestos de la capital francesa. Además, fue un intelectual importante, muy en contacto con la obra de Rousseau quien, conviene recordar, era también músico. Rebel había cumplido 70 años cuando escribió Les Éléments. Pese a esa avanzada edad, creó una obra de vanguardia que ha despertado admiración, especialmente en el siglo XX, por el acorde que da inicio a la obra, con el que se representa el caos y que consiste en un cluster –en términos del siglo XX–, que surge al tocar todas las notas de la octava a la vez. Como el propio autor declara en la introducción a la partitura: “Me he atrevido a relacionar la idea de confusión de los elementos con la de la confusión de la armonía. Me he arriesgado a hacer escuchar todos los sonidos mezclados, o mejor dicho, todas las notas de la octava reunidas en un sonido”. El resultado es desconcertante al oyente contemporáneo que escuchará un acorde que le lleva al universo sonoro del siglo XX (como ocurre también con el inicio de La Creación de Haydn que también describe el caos). Titulada como sinfonía, se trata de una suite de danzas precedidas de un número orquestal que haría la función de obertura o sinfonía. Rebel toma los cuatro elementos de Empédocles que plasma a través de cuatro recursos que él mismo describe y va señalando en la partitura: el bajo con notas en legato representaría la tierra, las flautas cuyos diseños ascendentes y descendentes representarían el agua, los flautines con sus ornamentos que simbolizan el aire y los violines que representan el fuego. Estas cuatro maneras de plasmar los elementos están presentes en todas los números. Ya en la introducción, tras la aparición, la tierra se representa con esa especie de tenuto del bajo, sobre el que, de pronto, surge la flauta con ese movimiento en arco representando el agua, el flautín en agudo, con esos trinos, que simboliza el aire y las fusas de los violines que representan el fuego. Marin Marais es conocido como uno de los grandes maestros de la viola da gamba, instrumento que en manos como las suyas, podía competir en su época con el violín. Coincide, además, que Jordi Savall es uno de sus más reconocidos intérpretes. Las piezas seleccionadas en este concierto, pertenecen a su ópera Alcyone de 1706 basada en el mito de Alcíone y Ceyx que tal y como se recoge en Ovidio fueron metamorfoseados en alcíones (una especie de martín pescador marino). Agrupados bajo el título de Airs pour les Matelots et les Tritons (arias para marineros y tritones) se recogen una serie de fragmentos orquestales extraídos de la ópera, entre los que destaca La Tempête, único de los fragmentos en los que encontramos, de manera evidente, esa relación con la naturaleza que es el hilo conductor del programa de hoy. Georg Philipp Telemann es uno de los autores más prolíficos de la historia (si no el más); entre su ingente obra destaca especialmente su música orquestal. Hoy tenemos un buen ejemplo con esta suite titulada Wassermusik, Hamburger Ebb und Flut (Música acuática, mareas y olas de Hamburgo). Se trata de una suite que, como ya hemos visto en Rebel y era habitual en Alemania en esa época (así ocurre con Bach), recibía el nombre de obertura o sinfonía, debido al amplio número orquestal que le daba inicio y del que tenemos en este caso un buen ejemplo. A diferencia de la obra homónima y celebérrima de Handel, no estamos aquí ante un plácido paseo por el Támesis, sino ante la grandeza del mar del Norte. De hecho la obra fue escrita para conmemorar el centenario del Almirantazgo de Hamburgo. Sin embargo, no se trata de una música descriptiva de la naturaleza, sino de una obra de inspiración mitológica. Teleman utiliza el mito de Tetis, la ninfa del mar madre de Aquiles, como inspiración para esta obra de carácter programático. Al menos es así en los números 2 al 8, el número 9 es una giga titulada Ebb und Flut (mareas y olas) que se toma como sobrenombre de toda la suite, y el último Die lustigen Bots Leute (Las alegres gentes de los barcos) que parece un homenaje directo a las gentes del mar de Hamburgo. No falta la referencia a la tormenta que nos viene acompañando a lo largo del programa en Der stürmende Aeolus (Eolo el tormentoso). El programa se cierra con la música de Jean-Philippe Rameau, probablemente el músico francés más importante del siglo XVIII, no solo por la importancia de su obra, sino también por su enorme influencia como músico y como teórico, llegando a enfrentarse con Rousseau. Como hemos visto con Marais, la presencia de piezas inspiradas en la naturaleza no era algo extraño en la ópera francesa, género que Rameau llevo al máximo nivel. Bajo el título de Orages et tonnerres (tormentas y truenos), se recogen algunos ejemplos de varias de sus óperas. Los dos primeros pertenecen a Les Indes Galantes una ópera-ballet de 1735. Se trata de una de sus obras más célebres y modernas en las que se abandona la mitología propia del repertorio francés (menos en el prólogo), para, a través del amor, llegar lugares remotos y exóticos. Los dos fragmentos Air pour les Zéphirs y Orage-Air pour Borée pertenece al tercer acto, situado en Persia. El segundo de los fragmentos, Tonnerre (truenos), pertenece a su ópera Hippolyte et Aricie y en ella usa la cuerda plasmar la tormenta, con figuras breves y escalas a la manera que hemos visto en otros compositores a lo largo del programa, con el añadido de la percusión para representar los truenos. El programa se cierra con la contradanza de Zoroastre, la cuarta de sus Tragédie en musique, basada en el mago o profeta Zaratustra. César Rus Le Concert des Nations Director: Jordi Savall Concertino Manfredo Kraemer Violín II David Plantier Trompeta natural Guy Ferber Trompa natural Thomas Müller Flautas de pico Pierre Hamon Sébastien Marq Flautas traveseras Marc Hantaï Yi-Fen Chen Oboes Alessandro Pique Vincent Robin Fagot Josep Borràs Violines Mauro Lopes Santi Aubert Guadalupe del Moral Kathleen Leidig Alba Roca Isabel Serrano Violas Angelo Bartoletti Giovanni de Rosa Violonchelos Balázs Máté Antoine Ladrette Contrabajo Xavier Puertas Tiorba & guitarra Enrike Solinís Clavicémbalo Michael Behringer Percusiones Pedro Estevan Daniel Garay