Xookil 07 - Universidad Autónoma del Estado de México

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Xookil
Lectura, pensamiento y arte
El Boletín virtual del grupo de fomento a la lectura de la Universidad Autónoma del
Estado de México, es una publicación trimestral. Todas las colaboraciones son de la
exclusiva responsabilidad de los autores. Los trabajos publicados reflejan sólo el
punto de vista de los autores. No se devuelven originales no solicitados.
Envía tu colaboración a nuestro correo electrónico: xookil@hotmail.com La lectura es
una de las más completas manifestaciones que integran la cultura.
Para que sus expresiones puedan incubar en la memoria del hombre, exige un
tiempo y un espacio.
De la inquietud del grupo de fomento a la lectura de la UAEM por tener un espacio
en el cual poder expresarnos y comunicarnos a través de la lectura, nace Xookil, que
en maya significa lectura, ya que ellos son considerados los primeros en manifestar
su literatura e historia en obras como: “El Libro de Chilam Balam”, “El Popol Vuh”,
Las antiguas Historias del Quiche”. Además de haber tenido una extraordinaria
cultura, por lo que da nombre a este boletín.
El contenido está diseñado con el interés de que puedan alternar, desde su
diversidad y su originalidad, conceptos e imágenes. Esperamos que nuestros
lectores, con toda la variedad y amplitud de perfiles , encuentren respuesta a sus
intereses y expectativas: desde los pormenores que logren regocijar a los eruditos en
nuestros artículos de fondo, critica y polémica, hasta la frescura de los temas
abordados por y para jóvenes quienes,-estamos seguros encontrarán un acceso al
mundo de la lectura.
Entre algunas zonas que conforman a nuestro boletín podremos encontrar: Zona de
Éxito, donde podremos analizar las obras más vendidas, Zona de Escritores, donde
conoceremos algo más de los grandes pensadores; Zona de Lectores, espacio para
ti en el que esperamos poder contar con tus aportaciones
ZONA DE HABILIDADES LECTORAS
DÍA DE MUERTOS
El Día de los Muertos se celebra en México el 2 de noviembre. En este día, las familias
mexicanas van a los panteones, visitan las tumbas de sus familiares, las limpian y tal
vez pintan las lápidas, ponen flores, especialmente flores de muerto (zempasuchil o
maravillas) y encienden velas.
También en sus casas, las familias mexicanas hacen altares especiales, dedicados a
sus familiares muertos. Los altares pueden ser desde muy sencillos hasta muy
elaborados, usualmente llenos de objetos que daban placer en vida a la persona
muerta, incluyendo la comida y bebida favorita. Los altares dedicados a las animas de
los niños muertos incluyen juguetes, dulces y otras golosinas
También en sus casas, las familias mexicanas hacen altares especiales, dedicados a
sus familiares muertos. Los altares pueden ser de muy sencillos a muy elaborados,
usualmente llenos de objetos que daban placer en vida a la persona muerta,
incluyendo la comida y bebida favorita. Los altares dedicados a las ánimas de los
niños muertos incluyen juguetes, dulces y otras golosinas.
También hay papel picado en las ofrendas. Esta arte de papel picado en México es una
tradición muy antigua. El pueblito de San Salvador Huixcolotla, estado de Puebla,
tiene fama por su arte fino de papel picado. Aunque el papel picado se usa como
decoración en muchas fiestas mexicanas como bodas y bautizos, también este tipo de
decoración, con temas del Día de los Muertos, es muy popular.
Origen del día de muertos en México
La fiesta que celebramos los días 1 y 2 de Noviembre tiene orígenes prehispánicos. En
todas las culturas del México antiguo (Mayas, Olmecas, Mexicas, etc.) la muerte
ocupaba un lugar muy importante. Los antiguos mexicanos, igual que en las culturas
europeas y orientales, pensaban que el Espíritu de los hombres era inmortal, esto es,
que existía un lugar a donde iban a parar las almas de los muertos. Los Nahuas o
Mexicas llamaron Mictlán a ese lugar.
A pesar de la similitud con la creencia cristiana, existen diferencias importantes. Una
de ellas es que al Mictlán van todos los muertos sin importar como se portaron en este
mundo (es decir, no existía el concepto de "buenos" y "malos", por lo tanto no se
trataba de premios y castigos). Sin embargo, no todos los muertos eran iguales.
Muchos de ellos se convertían en dioses, según hubiera sido su muerte. Los guerreros
muertos en combate, se convertían en aves de plumaje muy colorido, que tenían la
misión de acompañar al sol en su recorrido diario, especialmente al amanecer y en el
atardecer.
Las mujeres que morían en su primer parto, recibían el nombre de Cihuateteo, y
también tenían un lugar especial en el Mictlán. De esa manera los Mexicas rendían
homenaje, tanto a la guerra como a la fertilidad (no debemos olvidar que fueron una
civilización fundamentalmente guerrera). Los sacrificios humanos, también tenían
una función ritual. Los prisioneros de guerra eran sacrificados porque pensaban que
el sol necesitaba alimentarse con sangre para que tuviera la energía necesaria para
que continuara su movimiento.
Pero el viaje a Mictlán era peligroso. Los muertos tenían que atravesar un río muy
profundo, escalar montañas, pelear con fieras salvajes, etc. Por eso, cuando moría una
persona era enterrada con un ofrenda, que consistía en cuchillos de obsidiana, comida
y bebida suficiente para el viaje, un perro que los acompañara, y si el muerto era un
personaje importante, lo enterraban con algunos sirvientes.
Durante la colonia, los misioneros cristianos trataron de erradicar esta costumbre. Lo
único que consiguieron fue modificarla. La hicieron coincidir con la fiesta religiosa de
"Todos los Santos".
Pero en la conciencia de los indígenas quedaron restos de su tradición original. La
celebración actual conserva todavía el concepto de que los muertos no "mueren", sino
que solamente se fueron a vivir a otro lado, y pueden recorrer el camino de regreso si
tienen la comida suficiente para soportar la caminata. Por eso se ponen ofrendas en
las casa. Es una forma de estimular a los seres queridos para que vengan a visitarnos
de vez en cuando (esta es una idea que se contrapone con la idea universal de que los
muertos "asustan". Las personas que amamos cuando vivían jamás podrán hacernos
daño, y la mejor manera de recordarlas es invitándola a comer lo que a ellas más les
gustaba. Esto sólo se da en México).
La muerte es el destino inexorable de toda vida humana y es natural que nos asuste y
angustie su realidad, sobre todo cuando vemos de cerca el peligro de morir o cuando
afecta a nuestros seres queridos.
Este resumen dedicado a la celebración del Día de Muertos tiene el propósito de
acercar a niños y adultos con la idea de la muerte, para que la vayan aceptando como
parte inevitable de la vida humana, conocer cómo algunas culturas antiguas también
hacían ritos sobre la muerte; y fortalecer el carácter desde el punto de vista religioso.
Además, espero pueda ayudar a entender mejor la sensibilidad mexicana, nuestra
manera tan particular entender y dar sentido a la celebración del Día de Muertos.
Más que el hecho de morir, importa más lo que sigue al morir. Ese otro mundo sobre
el que hacemos representaciones, costumbres y tradiciones que se convierten en
culturas, todas de igual importancia, pues ante el camino desconocido que la muerte
nos señala, sólo es posible imaginarla con símbolos.
El culto a los muertos en otras culturas
En las culturas antiguas como la China y Egipcia el culto a los muertos es un símbolo
de unidad familiar. Les rendían culto construyendo templos y pirámides.
En la cultura China por ejemplo, en los aniversarios, se quemaba incienso, se
encendían candelas y colocaban ofrendas de alimentos sobre un altar. Eran los días
en los que se recordaba las grandes deudas que se tenían con los antepasados.
Los antiguos egipcios creían que el individuo tenía dos espíritus. Cuando fallece, uno
va al más allá y el segundo queda vagando en el espacio, por lo que tiene necesidad de
comer. Consideraban que este espíritu vivía en el cuerpo que ellos cuidadosamente
habían embalsamado, de esta manera el espíritu podía seguir existiendo. Este espíritu
era quien recibía las ofrendas.
Los aztecas y el culto a la muerte
La fiesta de muertos está vinculada con el calendario agrícola prehispánico, porque es
la única fiesta que se celebraba cuando iniciaba la recolección o cosecha. Es decir, es
el primer gran banquete después de la temporada de escasez de los meses anteriores y
que se compartía hasta con los muertos.
En la cultura Náhuatl se consideraba que el destino del hombre era perecer. Este
concepto se detecta en los escritos que sobre esa época se tienen. Por ejemplo, existe
un poema del rey y poeta Netzahualcóyotl (1391-1472): Somos mortales / todos
habremos de irnos, / todos habremos de morir en la tierra... / Como una pintura, /
todos iremos borrando. / Como una flor, / nos iremos secando / aquí sobre la tierra...
/ Meditadlo, señores águilas y tigres, / aunque fuerais de jade, / aunque fuerais de
oro, / también allá iréis / al lugar de los descansos. / Tendremos que despertar, /
nadie habrá de quedar.
Este sentimiento de la representación del destino se debe entender en el sentido de
que el pueblo azteca se concebían como soldados del Sol, cuyos ritos contribuían a
fortalecer al Sol-Tonatiuh en su combate divino contra las estrellas, símbolos del mal
y de la noche o de la oscuridad. Los aztecas ofrecían sacrificios a sus dioses y, en justa
retribución, éstos derramaban sobre la humanidad la luz o el día y la lluvia para hacer
crecer la vida.
El culto a la muerte es uno de los elementos básicos de la religión de los antiguos
mexicanos. Creían que la muerte y la vida constituyen una unidad. Para los pueblos
prehispánicos la muerte no es el fin de la existencia, es un camino de transición hacia
algo mejor.
Esto salta a la vista en los símbolos que encontramos en su arquitectura, escultura y
cerámicas, así como en los cantos poéticos donde se evidencia el dolor y la angustia
que provoca el paso a la muerte, al Mictlán, lugar de los muertos o descarnados que
esperan como destino más benigno los paraísos del Tlalocan.
[Atado de Caña]
[Mictlantecuhtli]
[Momia prehispánica]
Los aztecas dividían el tiempo en
siglos de 52 años. Al final de cada
ciclo, celebraban una ceremonia
llamada "la atadura de los años".
En la escultura, cada ciclo está
representado por un "atado de
cañas". Este atado esculpido en
piedra simboliza el fin de un cliclo
azteca.
Mictlantecuhtli era el
dios de los muertos.
Los que morían de
muerte natural iban
al "Mictlan"
Los
habitantes
de
mesoamérica creían que
después
de
morir,
continuarían viviendo en
otro modo. los muertos
eran enterrados con toda
case de objetos que
pudieran serles útil en su
viaje al Mictlan.
El sacrificio de muerte no es un propósito personal; la muerte se justifica en el bien
colectivo, la continuidad de la creación; importa la salud del mundo y no entraña la
salvación individual. Los muertos desaparecen para volver al mundo de las sombras,
para fundirse al aire, al fuego y a la tierra; regresa a la esencia que anima el universo.
Los sacrificios humanos se consideran como el tributo que los pueblos vencedores
pagaban a sus dioses, y ellos a su vez alimentaban la vida del universo y a su sociedad.
Por otro lado, cuando alguien moría, organizaban fiestas para ayudar al espíritu en su
camino. Como en la antigua cultura egipcia, los antiguos mexicanos enterraban a sus
muertos envueltos en un "petate", les ponían comida para cuando sintieran hambre,
ya que su viaje por el Chignahuapan (del náhuatl: nueva apan, en el río; o "sobre los
nueve ríos"), parecido al purgatorio, era muy difícil de transitar porque encontrarían
lugares fríos y calurosos.
La celebración en la actualidad
Esta celebración conserva mucha de la influencia prehispánica del culto a los
muertos, las encontramos en Tláhuac, Xochimilco y Mixquic, lugares cercanos a la
ciudad de México. En el estado de Michoacán las ceremonias más importantes son las
de los indios purépechas del famoso lago de Pátzcuaro, especialmente en la isla de
Janitzio. Igualmente importantes son las ceremonias que se hacen en poblados del
Istmo de Tehuantepec, Oaxaca y en Cuetzalán, Puebla.
Sobre sus altares encienden velas de cera, queman incienso en bracerillos de barro
cocido, colocan imágenes cristianas: un crucifijo y la virgen de Guadalupe. Ponen
retratos de sus seres fallecidos. En platos de barro cocido se colocan los alimentos,
estos son productos que generalmente ahí se consumen, platillos propios de la región.
Bebidas embriagantes o vasos con agua, jugos de frutas, panes de muerto, adornados
con azúcar roja que simula la sangre. Galletas, frutas de horno y dulces hechos con
calabaza.
Sentido mexicano de la muerte
En el México contemporáneo tenemos un sentimiento especial ante el fenómeno
natural que es la muerte y el dolor que nos produce. La muerte es como un espejo que
refleja la forma en que hemos vivido y nuestro arrepentimiento. Cuando la muerte
llega, nos ilumina la vida. Si nuestra muerte carece de sentido, tampoco lo tuvo la
vida, "dime como mueres y te diré como eres".
Haciendo una confrontación de los cultos prehispánicos y la religión cristiana, se
sostiene que la muerte no es el fin natural de la vida, sino fase de un ciclo infinito.
Vida, muerte y resurrección son los estadios del proceso que nos enseña la religión
Cristiana. De acuerdo con el concepto prehispánico de la muerte, el sacrificio de la
muerte -el acto de morir- es el acceder al proceso creador que da la vida. El cuerpo
muere y el espíritu es entregado a Dios (a los dioses) como la deuda contraída por
habernos dado la vida.
Pero el cristianismo modifica el sacrificio de la muerte. La muerte y la salvación se
vuelven personales, para los cristianos el individuo es el que cuenta.
Las creencias vuelven a unirse en cuanto que la vida sólo se justifica y trasciende
cuando se realiza en la muerte. La creencia de la muerte es el fin inevitable de un
proceso natural. Lo vemos todos los días, las flores nacen y después mueren. Los
animales nacen y después mueren. Nosotros nacemos, crecemos, nos reproducimos
en nuestros hijos, después nos hacemos viejos y morimos. A menudo en un accidente
perdemos a nuestros seres queridos, un amigo, un hijo o un hermano. Es un hecho
que la muerte existe, pero nadie piensa en su propia muerte. En las culturas
contemporáneas la "muerte" es una palabra que no se pronuncia. Los mexicanos
tampoco pensamos en nuestra propia muerte, pero no le tenemos miedo porque la fe
religiosa nos da la fuerza para reconocerla y porque quizas también somos un poco
indiferentes a la vida, supongo que así es como nos justificamos.
El desprecio, el miedo y el dolor que sentimos hacia la muerte se unen al culto que le
profesamos. Es decir, que la muerte puede ser una venganza a la vida, porque nos
libera de aquellas vanidades con las que vivimos y nos convierte, al final, a todos por
igual en lo que somos, un montón de huesos.
Entonces la muerte se vuelve jocosa e irónica, la llamamos "calaca", "huesuda",
"dentona", la "flaca", la "parca". Al hecho de morir de damos definiciones como
"petatearse", "estirar la pata", "pelarse" morirse. Estas expresiones son permiten
jugar y en tono de burla hacer refranes y versos.
En nuestros juegos está presente con las calaveritas de azúcar o recortes de papel,
esqueletos coloridos, piñatas de esqueletos, títeres de esqueletos y cuando hacemos
dibujos en caricaturas o historietas.
El altar para el difunto.
En algunos hogares de México es costumbre poner el altar de muertos.
Antiguamente se ponía en la sala de la casa, a la vista de los visitantes y amigos. Hoy
en día los podemos encontrar en el área más íntima de la casa.
La ofrenda del día de muertos es la esperanza viva de convivir al menos por un día
con quienes desde lejos, de un lugar muy lejano y remoto, se les permite regresar a la
tierra, aquí, a esta tierra de sabores, olores, colores, sonidos y texturas... donde tienen
que reaprender los sentidos y experiencias que ya no les son útiles, o al menos,
compartir con nuestros elementos, aquellos que seguramente también tuvieron
alguna vez como nosotros, y es nuestra forma, única posible conocida, de asegurar la
comunión en la festividad.
Por eso el color amarillo de la flor de zempaxochitl, para que puedan verlo con su
mínima vista, y es entonces el camino de flores la guía primera que conduce al convite
en la casa, donde el altar espera su llegada. Y necesario es también reconocer el olor
de la propia casa, para que se sientan a gusto, para que se identifiquen y puedan
disfrutar la estancia en el lugar de sus recuerdos. Por eso se recurre al uso del somerio
o incienso, que debe ser encendido desde la propia casa y fundir ambos olores, para
luego ser llevado al exterior, y así evitar que se pierda en el camino que ha de traerle
de vuelta al hogar. Se dice además que el olfato es el único de los sentidos que se
utilizan en el más allá, y se desarrolla para facilitar el regreso guiado por el aroma de
la propia vivienda.
Pero no es solo el recuerdo de los sentidos y la vida terrena lo que permite la
comunión. Es también necesario recordarles el mundo tal y como ellos lo conocieron,
el mundo que abandonaron, tan lleno de materia, tan sensorial.
Se requiere la presencia entonces de los cuatro elementos con los que todo está
formado, en conjunción: Agua, tierra, viento y fuego. Ninguna ofrenda puede estar
completa si falta alguno de estos elementos, y su representación simbólica es parte
fundamental de la ofrenda.
El agua, fuente de vida, en un vaso para que al llegar puedan saciar su sed, después
del largo camino recorrido. El pan, elaborado con los productos que da la tierra, para
que puedan saciar su hambre. El viento, que mueve el papel picado y de colores que
adorna y da alegría a la mesa. El fuego, que todo lo purifica, y es en forma de veladora
como invocamos a nuestros difuntos al encenderla y decir su nombre.
Luego, presentar los manjares que se preparan especialmente es el ágape en mayor
esplendor de toda la fiesta. Dependiendo de los recursos y la zona geográfica, rondan
los tamales y los buñuelos, el café y el atole, los frijoles y las corundas, el mole y las
enchiladas, comida que el difunto acostumbraba y "que no se te vaya a olvidar aquel
guisado que tanto le gustaba a tu abuelo, ya ves que siempre se lo hemos puesto en su
altar". Hay que servir los alimentos calientes, para que despidan más olor, y puedan
así disfrutar del banquete.
No puede faltar la foto de la abuela, el sombrero del tío o la sonaja con la que el bebe
no jugó. Calaveras de azúcar con los nombres de los convidados y calabaza en tacha,
dulce típico de la época. Imágenes de santos, para que los acompañen y guíen por el
buen camino de regreso.
Para los niños, dulces y fruta, para los adultos, cigarros y tequila. Para todos, la
esperanza de tenerlos en la mesa una vez más, compartiendo un breve instante de
tiempo, de nuestro tiempo como nosotros al fin lo conocemos...
La Calaca
La muerte no siempre es solemnidad, se juega con ella, "...se invita a la "calaca" para
que sea nuestra burla con versos que satirizan a todo y a todos"
También nos la comemos en las calaveritas de azúcar que traen los nombres de las
futuras víctimas, o bien saboreamos los huesos de la "pelona" sopeados en un espeso
chocolate cuando comemos el pan de muertos. Las calaverias de azucar son las que se
colocan en los altares, es común que en este día se hagan regalos de esta clase.
El Día de Muertos es una celebración anual de raíces prehispánicas y modalidad
cristiana, que se lleva a cabo el día 2 de noviembre para conmemorar a los fieles
difuntos. Aunque presenta múltiples manifestaciones según la región en que se
practique, es muy común encontrar en los hogares mexicanos altares que permanecen
varios días, adornados con papel picado y flores de cempasúchil, en los que se
colocan, además de velas y veladoras, imágenes de santos o de difuntos y ofrendas
consistentes en platillos típicos de la zona (tamales, moles, atoles y en general todos
aquellos que prefirieron los difuntos). Esta tradición se basa en la creencia de que en
esta época del año las "almas" de los muertos pueden visitar a sus parientes de este
mundo; las luces de las veladoras hacen las veces de faros que guían a cada una hasta
su altar respectivo, para que al llegar a éste pueda consumir lo que se les ha
preparado.
Se cree que si se prueban los alimentos una vez que el "alma" ha visitado su altar,
éstos carecen de olor o de sabor, debido a que el espíritu ha consumido su "esencia". A
los panteones también se llevan alimentos, flores de cempasúchil y veladoras que se
colocan sobre las tumbas, con el mismo sentido que en los altares domésticos.
A pesar de tener como base la celebración cristiana de Todos Santos y los Fieles
Difuntos, esta tradición parece conservar elementos de las ceremonias indígenas de
los meses ochpaniztli y teotleco, durante las cuales se ofrendaban a los manes flores
de cempasúchil y tamales de maíz, en una época del año en que acaban de levantarse
las cosechas: fines de octubre y principios de noviembre. Hoy, al igual que en tiempos
prehispánicos, se lleva a cabo esta celebración de manera festiva, pues conlleva la idea
de renovación de la fertilidad. Se concede cierta "libertad de carnaval", ostensible en
muchas obras del arte popular, así como en las "calaveras" , pequeños versos satíricos
en que los temas centrales son la política y los políticos, los personajes populares y los
amigos, siempre acompañados por "la pelona", "la flaca" u otros epítetos de la muerte,
que nunca aparece con un tinte macabro. Además, en esos días se consume "pan de
muerto", hogazas de forma semiesférica adornadas con "huesos" y "lágrimas" de la
misma pasta; dulce de calabaza y "calaveras" de azúcar que llevan nombres propios y
son un regalo común.
En México más que una festividad Cristiana es una celebración donde se mezclan
tanto la cultura prehispánica como la religión católica, donde el pueblo Mexicano
logró mantener sus antiguas tradiciones vivas.
Dentro de éstas tradiciones se mezclan sentimientos contrastantes, como lo son el
dolor de perder a un ser querido, unidos al colorido de la fiesta y la diversión.
La festividad del día de los muertos de divide en dos partes, la primera el día de todos
los santos celebrada el 1 de Noviembre y la del día de los muertos del día 2 de
noviembre.
Día de Todos Santos (1 de noviembre)
Este día se celebra la fiesta de todos los santos que tuvieron una vida ejemplar así
también de los niños difuntos.
Esta fiesta es pequeña en comparación con la del Día de Muertos, dentro de las
tradiciones se acostumbra realizar altares a los Santos dentro de las Iglesias, y
muchas familias acostumbran realizar altares a sus niños muertos ya sea dentro de
sus casas o sobre las lápidas en los cementerios.
Los altares son adornados con papel de muchos colores, flores de cempasúchil, si el
altar es para un niño se le ponen juguetes como carritos, muñecas, dulces etc.
Día de Muertos (2 de noviembre)
Este día se celebra la máxima festividad de los muertos en México. La celebración está
llena de muchas costumbres. A las personas les gusta ir y llevar flores a las tumbas de
sus muertos pero para otras representa todo un rito que comienzan desde la
madrugada cuando muchas familias hacen altares de muertos sobre las lápidas de sus
familiares muertos, estos altares tienen un gran significado ya que con ellos se cree
que se ayuda a sus muertos a llevar un buen camino durante la muerte.
Las familias pasan largas horas trabajando en el altar, muchos de estos altares son
considerados verdaderas obras de artes, ya que reflejan el trabajo, dedicación y
creatividad de la gente para ofrecer un buen altar. Existen muchas formas de realizar
altares de muertos, la más sencilla la suele hacer mucha gente dentro de sus casas ya
que sobre una mesa cubierta con un mantel se pone una fotografía de la persona
fallecida, y se adorna con flores y algunos recuerdos.
Otros altares son realizados según la tradición, donde se establece que el altar debe de
constar de 7 niveles o escalones que representan los 7 niveles que tiene que pasar el
alma de un muerto para poder descansar. Estos altares se realizan generalmente en
lugares donde exista un espacio grande donde pueda caber todo el altar, el cual debe
ser barrido el cuarto con hierbas aromáticas hacia los cuatro vientos un día antes del
día de muertos. Primero se construye o fabrica el esqueleto del altar ya sea con cajas
de cartón, madera o lo que se encuentre a fin de que queden bien cimentados los 7
niveles, de los cuales el séptimo debe de estar casi a la altura del suelo y sobre él se
pone el segundo nivel que es un poco más chico que el primero y así sucesivamente
hasta llegar al primer nivel, cada escalón es forrado con tela negra y blanca. Cada
escalón tiene un significado y debe contener ciertos objetos en específico:
Primer escalón se pone la foto del santo o virgen de la devoción.
Segundo escalón es para las ánimas del purgatorio.
Tercero se pone la sal para los niños del purgatorio.
Cuarto se pone pan llamado "pan de muerto", este pan es adornado con azúcar roja
que simula la sangre, se recomienda que el pan sea echo por los parientes del difunto,
ya que es una consagración.
Quinto se pone la comida y la fruta que fueron los preferidos por el difunto.
Sexto se pone la foto del difunto a quien se dedica el altar.
Ultimo se pone la cruz de un rosario hecho de tejocote y limas.
Las ofrendas que se ponen dentro del altar son las siguientes:
Se prenden cuatro velas principales formando una cruz orientada a los cuatro puntos
cardinales, al lado del altar, se pone una olla de barro sobre un anafre con hierbas
aromáticas: albahaca, laurel, romero, manzanilla y otras más.
Los elementos que debe tener un altar son:
Cadenas de papel morado y amarillo que significan la unión entre la vida y la muerte.
Papel picado que da colorido y alegría de vivir.
Las flores son la bienvenida para el alma, la flor blanca representa el cielo; flor
amarilla, la tierra y la morada el luto.
Velas que con sus llamas representan la ascensión del espíritu. También significan
luz, guía del camino.
Lienzo blanco y nuevo que representa la pureza, el cielo.
El cirio representa el alma sola.
Incienso de copal cuyo humo simboliza el paso de la vida a la muerte.
El maíz representa la cosecha.
Las frutas son la ofrenda que nos brinda la naturaleza. Generalmente son cañas de
azúcar, naranjas, tejocotes y jícamas.
Las calaveras de azúcar que son una costumbre indígenas.
El agua que da vida y energía para el camino.
Los platillos con las que se trata de agradar el difunto compartiendo los alimentos que
le gustaban.
Fotografía de la persona a quien se dedica el tributo.
Un Cristo para que haya bendiciones.
Una cruz de cal que simboliza los 4 puntos cardinales.
Sal para que el cuerpo no se corrompa.
Un camino desde la puerta de la entrada hasta el altar formado con flor de
cempasúchil.
Una vara para liberar al muerto del demonio y los malos espíritus.
Objetos personales del difunto.
Las personas velan durante la noche en la tumba esperando que el espíritu de su
muerto baje y disfrute de su ofrenda.
EL ALTAR PARA EL DIFUNTO
En algunos hogares de México es costumbre poner el altar de muertos.
Antiguamente se ponía en la sala de la casa, a la vista de los visitantes y
amigos. Hoy en día los podemos encontrar en el área más íntima de la casa.
La fotografía de nuestro ser querido ocupa el lugar principal del altar y
alrededor se colocan objetos que la persona disfrutaba en vida como: los
platillos o alimentos que más le gustaban, sus cosas predilectas como un
libro, cigarros, hasta la botella de licor que prefería. "...pues el difunto
podria volver ese día a la casa y hay que atenderlo bien". También
se colocan algunas imágenes religiosas, como una virgen, un cristo y algunos
santos.
Algunos objetos decorativos como: las flores de "Tzempaxuchitl", calaveritas
de azúcar y el Pan de Muerto; son parte de la tradición antigua.
También el copal y el incienso de olor penetrante que invaden el aire le dan
un olor más místico, más pagano o misterioso haciendonos creer que
realmente los muertos pueden venir.
Ya en la noche, las velas, los cirios o las veladoras son encendidas en espera
del ser querido que vendrá a visitarnos.
http://www.acabtu.com.mx/diademuertos/
LA MUERTE
¿Podemos descifrar sus misterios?
El efecto devastador de la muerte
“NIÑA DE SEIS AÑOS SE SUICIDA.” Con este titular se informó de la
trágica muerte de una pequeña llamada Jackie, cuya madre había fallecido
hacía poco, víctima de una enfermedad incurable. Antes de arrojarse a las
vías del ferrocarril, Jackie les dijo a sus hermanos que quería ‘ser un ángel
para estar con su mamá’.
Ian tenía 18 años cuando le suplicó a su párroco que le explicara por qué
su padre había muerto de cáncer. El sacerdote le dijo que Dios se lo había
llevado al cielo porque era un hombre bueno. Tras oír aquella explicación,
Ian no quiso saber nada más de un Dios tan cruel. Sin encontrarle ningún
sentido a la existencia, se entregó a la búsqueda del placer en la bebida,
las drogas y la inmoralidad. Su vida estaba fuera de control.
“Los vivos tienen conciencia de que morirán”
Estos dos trágicos episodios ilustran el efecto devastador que puede tener
la muerte en la vida de las personas, sobre todo cuando ocurre de
repente. Todos conocemos la veracidad de la siguiente afirmación bíblica:
“Los vivos tienen conciencia de que morirán” (Eclesiastés 9:5). Pero
muchos prefieren ignorar esta cruda realidad. ¿Y usted? La vida absorbe
tanto de nuestro tiempo y atención que es posible que desterremos del
pensamiento la realidad de la muerte, una realidad que nos parece muy
lejana.
“La mayoría de la gente le teme a la muerte y procura no pensar en ella”,
dice The World Book Encyclopedia. Pero un accidente o una enfermedad
grave pueden ponernos súbitamente cara a cara con la muerte; o tal vez
el funeral de un amigo o un pariente sea un cruel recordatorio del final que
le aguarda a toda la humanidad.
Sin embargo, en los funerales los dolientes suelen decir algo así como: “La
vida sigue”. Y es cierto. De hecho, la vida pasa tan rápido que cuando nos
damos cuenta, ya tenemos encima los achaques de la vejez. Entonces la
muerte ya no nos parece tan lejana. Hay que asistir a demasiados
funerales y soportar la pérdida de demasiados viejos amigos. Una
inquietante pregunta martillea en la cabeza de muchos ancianos:
“¿Cuándo me tocará a mí?”.
El gran misterio
Aunque nadie niega la certeza de la muerte, lo que haya después sí
constituye
un
gran
interrogante.
Las múltiples
explicaciones
contradictorias hacen que los escépticos consideren el asunto un debate
inútil sobre lo desconocido. La persona pragmática tal vez concluya que,
puesto que “sólo se vive una vez”, debemos aprovechar la vida al máximo.
También hay quienes rehúsan creer que la muerte le ponga fin a todo,
pero no tienen una idea clara de qué ocurre después. Algunos suponen
que la vida continúa en un lugar de dicha eterna, mientras que otros
sostienen que volverán a vivir en un futuro, quizás siendo otra persona.
Sea como sea, los dolientes siempre se preguntan: “¿Dónde están los
muertos?”. Hace años, los integrantes de un equipo de fútbol se dirigían a
cierto lugar para participar en un encuentro deportivo cuando un camión
chocó contra el minibús en el que viajaban, haciendo que se volcara y se
saliera de la carretera. Cinco de los jugadores murieron. Desde entonces,
la madre de uno de ellos ha dejado prácticamente de vivir y no cesa de
preguntarse dónde estará su hijo. Visita con frecuencia la tumba y pasa
horas hablando con él en voz alta. “Tiene que haber algo más después de
la muerte, pero en realidad no sé lo que es”, se lamenta
Es obvio que la actitud que tengamos hacia la muerte puede influir en
nuestra vida. En vista de las reacciones de los seres humanos ante la
tragedia de la muerte, se suscitan varias preguntas. Le invitamos a pensar
en cómo las respondería usted. ¿Convendría sencillamente olvidarnos de
la muerte y concentrarnos en vivir? ¿Deberíamos dejar que la constante
amenaza de la muerte nos amargara la existencia? ¿Tienen los dolientes
que pasarse toda la vida preguntándose dónde estará el ser amado que ha
fallecido?
http://www.watchtower.org/s/20050815/article_01.htm
ANIVERSARIO DEL INICIO DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA
Noviembre 20 de 1910
Desde principios del siglo XX, el gobierno del general Porfirio Díaz había empezado a
mostrar síntomas de descomposición tanto en el campo, donde el malestar era generalizado,
como en el sector obrero; prueba de ello fueron las huelgas de Cananea en 1906 y Río Blanco
al año siguiente. Había también cierta disidencia política organizada, como la del Partido
Liberal Mexicano, cuyo programa influyó decisivamente en el movimiento revolucionario
iniciado en 1910.
El presidente Díaz afirmó en 1908 que consideraba al país apto para la vida democrática, que
no vería mal la aparición de partidos políticos, y que no pensaba reelegirse. Estas
declaraciones posibilitaron la participación política de muchas organizaciones de carácter
liberal. En el mismo año, Francisco I. Madero publicó su libro La Sucesión Presidencial en
1910. El Partido Nacional Democrático; participó en la creación del Partido Nacional
Antireeleccionista y, posteriormente, postulado como candidato a la Primera Magistratura,
recorrió la República fundando clubes políticos y haciendo labor proselitista para las
elecciones de junio de 1910. A pesar de todo esto, Porfirio Díaz nuevamente fue declarado
Presidente.
El 5 de octubre de ese año, Madero elaboró el Plan de San Luís Potosí que declaraba nula la
reelección de Díaz, adoptó el lema "Sufragio efectivo. No reelección" y llamaba a la lucha
armada para el 20 de noviembre de 1910, fecha en la que ocurrieron varios levantamientos en
la República; la Revolución Mexicana había empezado y poco a poco fue extendiéndose y
adquiriendo fuerza.
El 8 de mayo de 1911 las fuerzas revolucionarias toman Ciudad Juárez, y el día 21 se firman
los tratados que llevan su nombre. Pocos días después, Porfirio Díaz renuncia; Madero hace su
entrada triunfal a la Ciudad de México el 7 de junio. El licenciado Francisco León de la Barra,
nombrado Presidente Interino, llama a nuevos comicios para el 15 de octubre, en los cuales
resultan ganadores Madero y José María Pino Suárez, por lo que algunos grupos que apoyaron
inicialmente a Madero, como los revolucionarios del Sur, bajo la dirigencia de Emiliano
Zapata, mostraron su inconformidad con la plataforma de gobierno del Presidente, y mediante
el Plan de Ayala se levantaron en armas. Asimismo, algunos elementos porfiristas se
inconformaron y trataron de sublevarse. Poco después Félix Díaz, Bernardo Reyes y Manuel
Mondragón tramaron una conspiración -a la cual se uniría Victoriano Huerta- que dio inicio
en febrero de 1913, en la cual Madero y Pino Suárez fueron aprehendidos, obligados a firmar
sus renuncias y, posteriormente, asesinados; a esos acontecimientos se les denominó la
Decena
Trágica.
De conformidad con lo observado por la constitución de 1857, el Secretario de Relaciones
Exteriores, licenciado Pedro Lascuráin, asumió la presidencia, nombró a Huerta como
Secretario de Gobernación, aunque pocos minutos después renunciaría para dejar a este último
el camino libre. Venustiano Carranza, encabezando a los gobernadores que desconocieron el
gobierno huertista, firmó el Plan de Guadalupe el 26 de marzo de 1913 y dirigió la lucha que
finalmente obligó a Huerta a renunciar el 15 de julio del año siguiente.
Del 10 de octubre al 13 de noviembre de 1914 funcionó la Convención de Aguascalientes para
resolver los problemas suscitados en torno al futuro de la Nación. En ella se acordó el cese de
Carranza como Primer Jefe encargado del Poder Ejecutivo, y se nombró Presidente
Provisional al general Eulalio Gutiérrez; resoluciones que Carranza desconoció.
El desacuerdo entre Carranza y la Convención derivó en la existencia de dos gobiernos: el
carrancista, instalado en Veracruz y el convencionista, establecido en la capital de la
República.
En enero de 1915, Roque González Garza reemplazó a Eulalio Gutiérrez en la Presidencia del
gobierno convencionista y el 10 de junio fue sustituido por el general Francisco Lagos
Cházaro. Durante este período, las tropas carrancistas y las de la Convención (villistas
principalmente) se enfrentaron en varias ocasiones, pero estas últimas siempre fueron
derrotadas.
El 19 de septiembre de 1916, Carranza, quién se encontraba en la capital desde el mes de
abril, convocó a un Congreso General que sesionó en Querétaro. Los debates y sesiones de ese
Congreso culminaron con la elaboración de la Constitución de 1917, la cual fue promulgada el
5 de febrero de ese año, y entró en vigor el día 1 de mayo, fecha en la cual también Carranza
asumió constitucionalmente la Presidencia de la República.
http://usuarios.lycos.es/aime/feso36.html
Las costumbres navideñas
¿Son cristianas?
YA LLEGAN las Navidades. ¿Qué significado tienen para usted, lector, así
como para sus familiares y amistades? ¿Son días de recogimiento
religioso, o de algarabía festiva? ¿Es la época de meditar en el nacimiento
de Jesús, o de dejar a un lado los principios cristianos?
Al plantearse estas cuestiones conviene tener presente que las tradiciones
navideñas varían de lugar en lugar. Hasta el origen del nombre de la fiesta
difiere de unos idiomas a otros. Según el Breve diccionario etimológico de
la lengua española, la voz Navidad proviene de natividad (es decir, la de
Cristo). Sin embargo, las enciclopedias indican que la palabra inglesa
correspondiente, Christmas, se deriva del inglés medieval Christes Masse
(la misa de Cristo). Examinemos a continuación algunos detalles de cómo
se celebran estos días en un país del mundo hispano, México, pues tal vez
le ayude a formarse su propia opinión sobre estas festividades.
Las Posadas, los Reyes Magos y el Nacimiento
Las celebraciones se inician el 16 de diciembre, con las Posadas. El libro
Mexico’s Feasts of Life (Celebraciones mexicanas de la vida) hace este
comentario: “Es el tiempo de las Posadas, los nueve días mágicos que
preceden a la Nochebuena y que conmemoran la peregrinación solitaria de
José y María por la ciudad de Belén, así como el momento en que al fin
alguien se apiada de ellos y los acoge. Parientes y amigos se reúnen cada
noche para escenificar los días que antecedieron a la natividad de Cristo”.
La tradición es formar grupos que van por las casas con imágenes de
María y José, entonando canciones en las que piden posada. Los del hogar
les responden cantando, y finalmente los dejan pasar. A continuación
viene el festejo, en el que algunas personas intentan, vendadas y con un
palo en la mano, quebrar la piñata, una olla de barro muy decorada que
cuelga de una cuerda. Una vez rota, la gente recoge su contenido: dulces,
frutas y similares. Luego vienen la comida, la bebida, la música y el baile.
Se celebran ocho fiestas de las Posadas entre los días 16 y 23 de
diciembre, y el 24 se concluye con la Nochebuena, ocasión en la que los
familiares hacen todo lo posible por reunirse para una cena especial.
A los pocos días viene el Año Nuevo, que se celebra con mucho bullicio. Se
dice que más tarde, en la noche del 5 de enero, los Tres Reyes Magos
traen regalos a los niños. El punto culminante llega el 6 de enero, al
servirse la rosca de Reyes. Quien encuentre en su porción la figurita del
niño Jesús (en algunos lugares, las de los Tres Reyes Magos) queda
obligado a ser el organizador y anfitrión de una última fiesta el día 2 de
febrero. Como verá, los festejos navideños duran mucho tiempo.
Durante toda la temporada hay algo destacado: el Nacimiento. ¿De qué se
trata? De representaciones colocadas en lugares públicos, iglesias y casas,
realizadas con figuras de mayor o menor tamaño y de materiales como
madera, barro y otros tipos de cerámica, que muestran a José y María
arrodillados ante un pesebre donde yace un recién nacido. También suelen
incluir a los pastores y los Reyes Magos. Como se trata de un establo,
puede que completen la escena varios animales. Pero la figura clave es el
recién nacido, el llamado Niño Dios, que quizá se ponga en la cuna en
Nochebuena.
Las tradiciones navideñas bajo escrutinio
Tocante a las fiestas navideñas como se conocen por todo el mundo, The
Encyclopedia Americana dice lo siguiente: “La mayoría de las costumbres
que relacionamos con la Navidad no pertenecían en sus orígenes a esta
celebración, sino que eran tradiciones paganas, a veces anteriores a
Cristo, que adoptó la Iglesia cristiana. Las saturnales, fiestas romanas que
se celebraban a mediados de diciembre, sentaron en muchos casos el
modelo para el jolgorio navideño. De ellas se tomaron, por ejemplo, los
banquetes, la entrega de regalos y el encendido de velas”.
En el mundo hispano se suman a las costumbres universales de la Navidad
las que son peculiares de la zona. “Pero ¿qué origen tuvieron estas?”, tal
vez se pregunte usted. En honor a la verdad, muchas personas que
desean regirse por la Biblia han descubierto que ciertas tradiciones
latinoamericanas no son más que ritos aztecas. El Universal, diario de
Ciudad de México, señaló: “Los frailes de diferentes órdenes aprovecharon
la coincidencia de festividades del calendario ritual indígena con el litúrgico
católico, para apoyar su labor evangelizadora y misional. Sustituyeron
conmemoraciones para las divinidades prehispánicas por las cristianas;
introdujeron fiestas y actividades europeas y también, aprovecharon las
indígenas, dando como resultado un sincretismo cultural, del cual han
surgido expresiones auténticamente mexicanas”.
Algunos se sorprenderían
En su libro The Trouble With Christmas (El inconveniente de la Navidad),
Tom Flynn expone las conclusiones a las que llegó tras años de estudios
sobre las festividades navideñas:
“Un sinnúmero de tradiciones navideñas hunde sus raíces en el paganismo
precristiano. Muchos ciudadanos ilustrados y con sensibilidad cultural las
rechazarían si conocieran bien sus orígenes, pues a veces tienen
connotaciones sociales, sexuales o cosmológicas.” (Pág. 19.)
Tras aportar un cúmulo de pruebas, Flynn retoma la idea fundamental:
“Una de las grandes ironías de la Navidad es su escaso contenido de
cristianismo genuino. Si eliminamos todo lo precristiano, lo restante es en
su mayoría poscristiano, y no cristiano de verdad” (pág. 155).
Por su parte, The Encyclopedia Americana dice: “Las dramatizaciones de la
Natividad entraron a formar parte de las celebraciones navideñas en fecha
temprana [...]. Se dice que la escenificación del pesebre en los templos se
remonta a San Francisco de Asís”. A comienzos de la colonización de
México ya tenían lugar representaciones del nacimiento de Cristo en las
iglesias. Las organizaban los monjes franciscanos para enseñar a los
indígenas qué era la Navidad. En fechas posteriores se hicieron más
populares las Posadas. Prescindiendo de la motivación original de esta
última tradición, la forma de celebrarla en la actualidad es muy elocuente.
Quien se encuentre en México en esa época constatará por sí mismo la
veracidad de este comentario publicado en El Universal: “Las posadas[,]
que fueron la forma de recordar la peregrinación de los padres de Jesús
buscando un refugio para que el Niño Dios naciera, hoy sólo son días de
borrachera, de exceso, de glotonería, de vanidades y más y más de
crimen”.
La idea de instalar el Nacimiento se deriva de las escenificaciones que se
realizaban en las iglesias en tiempos coloniales. Aunque haya a quien le
parezca hermosa la costumbre, ¿representa bien el relato bíblico? No hay
duda de que es una pregunta muy válida. Por ejemplo, cuando los
llamados Tres Reyes Magos —en realidad astrólogos— hicieron su visita,
Jesús y su familia ya no vivían en un establo. Había pasado el tiempo y
para entonces vivían en una casa. Le interesará repasar este detalle que
aparece en las Escrituras inspiradas en Mateo 2:1, 11. También notará
que la Biblia no indica cuántos astrólogos eran.*
En el mundo hispano, los Reyes Magos cumplen la misma función que
Santa Claus. Claro, como en otros países, muchos padres esconden los
juguetes en casa a fin de que los niños, cuando vayan a buscarlos la
mañana del 6 de enero, crean que los han traído los Reyes. Para la
industria juguetera es una ocasión de oro, que ha permitido a algunos
amasar fortunas aprovechándose de lo que, como reconoce mucha gente
sincera, es pura fantasía. El cuento de los Reyes Magos va perdiendo
credibilidad entre gran número de personas, sin excluir a la infancia.
Aunque algunos lamenten que este haya perdido aceptación, ¿qué cabe
esperar de una ilusión mantenida tan solo por tradición y por conveniencia
mercantil?
Los primeros seguidores de Jesucristo no festejaban la Navidad. Así lo
indica una enciclopedia: “La celebración no se llevó a cabo durante los
primeros siglos de la Iglesia, pues la costumbre habitual de los cristianos
era conmemorar la muerte de los personajes destacados, en vez de su
natalicio”. La Biblia vincula los cumpleaños a hombres paganos, y no a los
verdaderos siervos de Dios (Mateo 14:6-10).
Esto no quiere decir, claro está, que sea inútil aprender y recordar los
auténticos sucesos relacionados con el nacimiento del Hijo de Dios. Los
relatos bíblicos se atienen a la realidad histórica y nos brindan detalles y
lecciones importantes si deseamos hacer la voluntad divina.
El nacimiento de Jesús según la Biblia
Los Evangelios de Mateo y Lucas aportan datos fiables sobre el nacimiento
de Jesús. Muestran que el ángel Gabriel visitó en la ciudad galilea de
Nazaret a una joven soltera llamada María. ¿Qué mensaje le transmitió?
“¡Mira!, concebirás en tu matriz y darás a luz un hijo, y has de ponerle por
nombre Jesús. Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y Jehová
Dios le dará el trono de David su padre, y reinará sobre la casa de Jacob
para siempre, y de su reino no habrá fin.” (Lucas 1:31-33.)
María quedó muy sorprendida con el anuncio. Como no estaba casada,
dijo: “¿Cómo será esto, puesto que no estoy teniendo coito con varón
alguno?”. El ángel le respondió: “Espíritu santo vendrá sobre ti, y poder
del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, también, lo que nace será
llamado santo, Hijo de Dios”. Ella reconoció que era la voluntad divina, por
lo que dijo: “¡Mira! ¡La esclava de Jehová! Efectúese conmigo según tu
declaración” (Lucas 1:34-38).
Un ángel habló con José del nacimiento milagroso que tendría lugar y le
indicó que no se divorciara de María, como había pensado hacer al
enterarse del embarazo. A partir de ese momento estuvo dispuesto a
asumir la crianza del Hijo de Dios (Mateo 1:18-25).
Más tarde, un decreto de César Augusto obligó a José y María a dejar la
localidad galilea de Nazaret y viajar hasta Belén de Judea, cuna de sus
antepasados, a fin de inscribirse. “Mientras estaban allí, a ella se le
cumplieron los días para dar a luz. Y dio a luz a su hijo, el primogénito, y
lo envolvió con bandas de tela y lo acostó en un pesebre, porque no había
sitio para ellos en el lugar de alojamiento.” (Lucas 2:1-7.)
Lucas 2:8-14 refiere qué pasó luego: “También había en aquella misma
zona pastores que vivían a campo raso y guardaban las vigilias de la
noche sobre sus rebaños. Y de repente el ángel de Jehová estuvo de pie
junto a ellos, y la gloria de Jehová centelleó en derredor de ellos, y
tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: ‘No teman, porque, ¡miren!,
les declaro buenas nuevas de un gran gozo que todo el pueblo tendrá,
porque les ha nacido hoy un Salvador, que es Cristo el Señor, en la ciudad
de David. Y esto les servirá de señal: hallarán un nene envuelto en bandas
de tela y acostado en un pesebre’. Y de súbito se juntó con el ángel una
multitud del ejército celestial, alabando a Dios y diciendo: ‘Gloria en las
alturas a Dios, y sobre la tierra paz entre los hombres de buena
voluntad’”.
Los astrólogos
El relato de Mateo añade que varios astrólogos acudieron del Oriente a
Jerusalén en busca del lugar donde había nacido el Rey de los judíos. Este
detalle era de gran interés para el rey Herodes, pero no porque tuviera
buenas intenciones: “Al enviarlos a Belén, dijo: ‘Vayan y hagan una
búsqueda cuidadosa del niñito, y cuando lo hayan hallado vuelvan e
infórmenme, para que yo también vaya y le rinda homenaje’”. Una vez
localizado, los astrólogos “abrieron sus tesoros y le presentaron regalos:
oro, olíbano y mirra”. Pero no volvieron al palacio real “porque en un
sueño se les dio advertencia divina de que no volvieran a Herodes”.
Mediante un ángel, Dios advirtió a José y María de las malas intenciones
del monarca, por lo que huyeron a Egipto con su hijo. Después, en su afán
por eliminar al nuevo Rey, el cruel Herodes mandó ejecutar en la comarca
de Belén a todos los niños varones de dos años para abajo (Mateo 2:116).
Lecciones de esta historia
Los astrólogos que visitaron a Jesús —sin importar cuántos fueran— no
servían al Dios verdadero. La Nueva Biblia Latinoamérica (edición de
1989) dice en una nota: “Los Magos no eran reyes, sino adivinos y
sacerdotes de una religión pagana”. Acudieron basándose en sus
predicciones astrológicas. Si Dios hubiese querido conducirlos al niño, los
habría llevado al lugar exacto donde estaba, sin tener que pasar primero
por Jerusalén y el palacio de Herodes. Más tarde, Dios intervino para que
modificaran su ruta a fin de proteger al pequeño.
En Navidad, este relato suele adquirir tintes míticos y románticos, lo que
oscurece el hecho más importante: el niño nació para ser un gran Rey,
como indican los anuncios que oyeron María y los pastores. En efecto,
Jesús ya no es ni un recién nacido ni un niño mayor. Es el Rey entronizado
del Reino de Dios, que muy pronto eliminará los gobiernos contrarios a la
voluntad divina y resolverá los problemas de la humanidad. Este es el
Reino que pedimos en el Padrenuestro (Daniel 2:44; Mateo 6:9, 10).
El anuncio angélico a los pastores nos enseña que la salvación está al
alcance de quien desee escuchar las buenas nuevas. Los que obtienen el
favor de Dios llegan a ser “hombres de buena voluntad”. Ante nosotros
tenemos la maravillosa perspectiva de vivir en un mundo donde imperará
la paz gracias al Reino de Jesucristo, pero tenemos que estar dispuestos a
hacer la voluntad divina. ¿Nos ayudarán a hacerlo las Navidades, o
siquiera evidencian estas tal deseo? Para muchas personas sinceras que
desean guiarse por la Biblia, la respuesta es obvia (Lucas 2:10, 11, 14)
Los anuncios del nacimiento de Jesús indicaron que sería el futuro
Rey elegido por Dios
Hay otro aspecto que no debe pasarse por alto: al hablar del Nacimiento
mexicano, suele denominarse al recién nacido “el Niño Dios”, expresión
que transmite la idea de que Dios vino a la Tierra a nacer como bebé. Sin
embargo, la Biblia indica que quien nació en la Tierra fue Jesús, el Hijo de
Dios, y que este no es el mismo que Jehová, el Dios todopoderoso, ni es
igual a él. Vea por sí mismo estas verdades en Lucas 1:35; Juan 3:16;
5:37; 14:1, 6, 9, 28; 17:1, 3; 20:17.
¿Cómo debemos recordar a Jesucristo?
“No cabe duda de que [Jesucristo] fue una de
las personas más influyentes de todos los
tiempos.”
(The World Book
Encyclopedia.)
A LOS grandes hombres suele recordárselos por sus obras. Entonces,
¿por qué hay tanta gente que recuerda a Jesús por su nacimiento y
no por lo que hizo? En el mundo cristiano, muchísimas personas
pueden relatar los sucesos relacionados con el nacimiento de Jesús,
pero ¿cuántas tienen presentes las enseñanzas superlativas de su
Sermón del Monte y viven según ellas?
Hay que reconocer que el nacimiento de Jesús fue extraordinario;
no obstante, sus primeros discípulos les dieron mucha más
importancia a sus obras y su enseñanza. Dios de ninguna manera
quiso que el nacimiento de Cristo eclipsara su vida adulta. Sin
embargo, la Navidad ha logrado oscurecer la persona de Cristo en un
sinfín de leyendas y tradiciones
Hay otra inquietante cuestión que surge sobre la naturaleza de las
festividades navideñas. Si Jesús regresara a la Tierra hoy día, ¿qué
pensaría del descarado mercantilismo de estas fiestas? Cuando acudió
al templo de Jerusalén unos dos mil años atrás, él se indignó con los
cambistas y los vendedores que aprovechaban las fiestas judías para
lucrarse. “¡Quiten estas cosas de aquí! ¡Dejen de hacer de la casa de
mi Padre una casa de mercancías!”, exclamó (Juan 2:13-16). Es obvio
que le disgustó que se mezclara el comercio con la religión.
Muchos católicos españoles sinceros están preocupados porque la
Navidad está cada vez más mercantilizada. Sin embargo, en vista de
las raíces de muchas costumbres navideñas, tal tendencia es
probablemente inevitable. El periodista Juan Arias señala: “Quienes
critican dentro del cristianismo que la Navidad se ha paganizado, que
es una fiesta más consumista que religiosa, ignoran que en su origen
la Navidad [...] incorporó muchos de los distintivos de [la] fiesta
pagana romana [del Sol]” (El País, 24 de diciembre de 2001).
En los últimos años, numerosos periódicos y enciclopedias españoles
han hablado de los orígenes paganos de las tradicionales fiestas de
Navidad, así como de sus implicaciones comerciales. Con respecto a
su fecha, la Enciclopedia de la Religión Católica dice sin rodeos: “La
razón que llevó a la Iglesia romana a fijar la festividad en este día,
parece ser su tendencia a suplantar las festividades paganas por otras
cristianas. [...] Ahora bien, sabemos que entonces en Roma los
paganos consagraban el día 25 de diciembre a celebrar el Natalis
invicti, el nacimiento del ‘Sol invencible’”.
De manera similar, la Enciclopedia Hispánica afirma: “La fecha del
25 de diciembre para la celebración de la Navidad no se debe a un
estricto aniversario cronológico, sino a la cristianización (sustitución
con motivos cristianos) de las fiestas del solsticio de invierno que se
celebraban en Roma”. ¿Cómo celebraban los romanos el retorno del
Sol a los cielos invernales? Entregándose al festejo, la juerga y el
intercambio de regalos. Como las autoridades eclesiásticas no querían
abolir una fiesta tan popular, la “cristianizaron” llamándola la
Natividad de Jesucristo en lugar del nacimiento del Sol.
Ya en el principio, en los siglos IV y V, se mantenían las conexiones
con el culto al Sol y sus costumbres. Agustín, canonizado por la
Iglesia Católica (354-430 E.C.), se sintió obligado a exhortar a sus
hermanos en la fe a no celebrar el 25 de diciembre como lo hacían los
paganos en honor del Sol. E incluso en la actualidad, parece que se
han impuesto las costumbres relacionadas con las antiguas
festividades romanas.
La fiesta ideal para el comercio y la diversión
A lo largo de los siglos, varios factores decisivos han convertido la
Navidad en la celebración de mayor aceptación y difusión
internacional, caracterizada por los festejos y el mercantilismo. A las
costumbres romanas se fueron sumando las de las fiestas invernales
del norte de Europa.* En el siglo XX, los vendedores y los
especialistas en mercadotecnia promovieron con entusiasmo cualquier
medio que generara cuantiosas ganancias.
¿El resultado? La celebración del nacimiento de Cristo —en vez de su
significado— se ha convertido en lo primordial. En muchos casos, casi
ha desaparecido de la Navidad tradicional toda referencia a Cristo. “Es
una fiesta mundial de carácter familiar en la que cada uno celebra lo
que mejor desea”, observa el rotativo español El País.
Este comentario refleja una tendencia creciente en España y en
muchos otros países. Mientras que las celebraciones navideñas se
hacen cada vez más desmesuradas, el conocimiento acerca de Cristo
va disminuyendo. En esencia, han vuelto a ser en gran parte lo que
eran originalmente en tiempos de los romanos: jolgorios, banquetes e
intercambio de regalos.
Un niño nos ha nacido
Si la Navidad tradicional guarda poca relación con Cristo, ¿cómo
deben entonces los cristianos verdaderos recordar su nacimiento y su
vida? Siete siglos antes de que naciera Jesús, Isaías profetizó lo
siguiente acerca de él: “Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha
dado; y el regir principesco vendrá a estar sobre su hombro” (Isaías
9:6). ¿Por qué indicó Isaías que serían tan relevantes el nacimiento de
Jesús y el papel que desempeñaría? Porque llegaría a ser un poderoso
gobernante. Se le llamaría Príncipe de Paz, y la paz y su regir
principesco no terminarían. Es más, sostendría su gobernación “por
medio del derecho y por medio de la justicia” (Isaías 9:7).
El ángel Gabriel repitió en parte la proclamación de Isaías cuando
anunció a María que próximamente daría a luz a Jesús: “Este será
grande y será llamado Hijo del Altísimo; y Jehová Dios le dará el trono
de David su padre, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y
de su reino no habrá fin” (Lucas 1:32, 33). Es obvio que la gran
relevancia del nacimiento de Jesús radica en la obra que realizaría
como Rey nombrado del Reino de Dios. La gobernación de Cristo
puede beneficiar a todos, incluso a usted y a sus seres queridos.
De hecho, los ángeles indicaron que su nacimiento reportaría “paz en
la tierra para la gente que agrada a Dios” (Lucas 2:14, La Palabra de
Dios para todos).
¿A quién no le gustaría vivir en un mundo donde reinen la paz y la
justicia? Pero para disfrutar de la paz que la gobernación de Cristo
traerá, es necesario agradar a Dios y entablar una buena relación con
él. Jesús dijo que el primer paso para ello es aprender acerca de su
Padre y de él mismo. “Esto significa vida eterna, el que estén
adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a
quien tú enviaste, Jesucristo.” (Juan 17:3.)
Una vez que conocemos bien a Jesús, sabemos cómo querría él que lo
recordásemos. ¿Sería comiendo, bebiendo e intercambiando regalos
en la misma fecha en que se celebraba una fiesta pagana antigua?
Es poco probable. La noche antes de morir, Jesús dijo a sus discípulos
lo que prefería que hicieran: “El que tiene mis mandamientos y los
observa, ese es el que me ama. A su vez, el que me ama será amado
por mi Padre, y yo lo amaré” (Juan 14:21).
http://www.watchtower.org/s/20041215/article_01.htm
EL ORIGEN DE LA NAVIDAD.
L
os antecedentes sobre la celebración de la Navidad son de carácter religioso y
están sujetos a las manifestaciones culturales de los pueblos paganos y cristianos.
La ceremonia de Navidad más antigua se remonta al período entre los años 320 y
353, cuando se conmemoraba el nacimiento de Cristo. Los romanos, por ejemplo,
celebraban fiestas y ritos a sus diferentes dioses, los días del 17 al 23 de diciembre.
Rituales que involucraban los más ricos platos y bebidas. El día 25 era la fiesta
pagana del Sol. El 19 de diciembre era el día más importante, ya que se celebraba
una gran fiesta en honor a Saturno, dios de la agricultura. Con una duración de siete
días, de banquetes y bebidas, los romanos le pedían bienestar a su dios. Al mismo
tiempo, se celebraba en el norte de Europa una fiesta de invierno similar, conocida
como Yule, en la que se quemaban grandes troncos adornados con ramas y cintas
en honor a los dioses para conseguir que el sol brillara con más fuerza.
Por otro lado, La Biblia se refiere al Mesías como "Sol de Justicia". Por ello, desde
fines del siglo IV, en el mundo cristiano se celebraba la Navidad el 25 de diciembre a
excepción de las iglesias orientales, griegas y rusas que la realizaban el 6 de enero
con la fiesta Teofanía o manifestación de Jesús como Dios. Como los evangelios no
mencionan fechas, no es seguro que Jesús naciera ese día. De hecho, el día de
Navidad no fue oficialmente
reconocido hasta el año 345, cuando por influencia de San Juan Crisóstomo y San
Gregorio Nacianzeno se proclamó el 25 de diciembre como fecha de la Natividad.
Una vez proclamada oficialmente esta fecha, la Iglesia católica añadió
posteriormente en la Edad Media los villancicos a sus costumbres. En esta época,
los banquetes eran el punto culminante de las celebraciones.
Por años, las celebraciones debieron ser interrumpidas, cuando en 1552, los
puritanos británicos prohibieron la fiesta de la Navidad. Aunque la Navidad volvió a
Inglaterra en 1660, bajo el reinado de Carlos II, los rituales desaparecieron hasta la
época victoriana, cuando el príncipe Alberto instituyó de nuevo la práctica. La
Navidad actual, como se vive cada año, es una creación del siglo XIX. El árbol de
Navidad, originario de zonas germanas, se extendió por otras áreas de Europa y
América. Los villancicos, que eran cantos típicos del pueblo, fueron recuperados, al
tiempo que se componían otros. Las tarjetas de Navidad empezaron a utilizarse a
partir de 1846, año en que se imprimió la primera de ellas en Londres.
PAPA NOEL
L
a imagen corriente de Santa Claus, con el trineo, los renos y las bolsas con
juguetes, es una invención norteamericana de este siglo. Aunque la leyenda de Papá
Noel proceda en parte de San Nicolás, un religioso del Medioevo, es quizás uno de
los mayores misterios que se encierra alrededor de la celebración decembrina. Se
dice que la figura tierna y humanitaria de Santa Claus fue inspirada en la vida de
Nicolás, un santo nacido en el puerto de Patara, en Asia Menor, hace muchos siglos.
Llegó a ser obispo de Myra, y como tal desarrolló una importante labor social
repartiendo regalos entre los niños desprotegidos y las mujeres desamparadas.
Sus obras le otorgaron el título de Santo. La historia de San Nicolás reapareció
muchos años después de su muerte en Holanda, donde la víspera de su día (6 de
diciembre), se escuchaban pasos y sombras de un hombre que recorría la ciudad
repartiendo regalos a niños vagabundos. Sus visitas anuales se realizaban en la
Nochebuena, por lo cual recibió el nombre de SintirKlass. Sus primeras visitas a
América fueron en el día de San Nicolás, para traer regalos a los niños de las
colonias holandesas.
Sin embargo, dado que la cultura norteamericana tiene una fuerte presencia inglesa,
este fue llamado Saint Claus, nombre con el que se conoce en Estados Unidos y
América Latina. De acuerdo a las regiones y países, este personaje cambia de
nombre. En Francia se hace llamar Pére Noël; en Alemania es Kriss Kringle (Niño
Cristo) y está personificado por un hada masculina; y en Rusia es el Abuelo Invierno.
En cambio en Italia, existe un mito muy curioso entorno a Santa Claus. Según la
leyenda, la bruja Befana, barría su casa cuando pasaron los Reyes Magos hacia el
pesebre de Belén y la invitaron a ir con ellos. Al no acompañarlos, la Bruja sale cada
año a repartir regalos en busca del Niño Dios, como acto de arrepentimiento.
La fisonomía de Santa Claus
Contrario a la tradición religiosa, la imagen de Santa Claus no corresponde a la de
un Santo cristiano. A principios del siglo XIX, este curioso personaje no tenía una
fisonomía definida ni usaba una indumentaria que lo identificara.
Los relatos cuentan que los pobladores europeos lo relacionaban con un ser de
túnica oscura -como la de los monjes de las abadías-, con una chaqueta de pieles y
un saco lleno de regalos. El primer Santa Claus, con las características modernas,
esta consignado en las páginas del libro "Cuentos del antiguo Nueva York", de
Washington Irving, que reseña las tradiciones y costumbres holandesas traídas a las
colonias americanas.
El libro cuenta las peripecias de un antiguo personaje que viajaba entre los árboles y
depositaba obsequios en las chimeneas de las casas. Relatos que se asocian a lo
que conocemos por Santa Claus. Una influencia definitiva para reconocer al Santa
Claus contemporáneo, quedó consignada en las líneas del poema "El relato de una
visita de San Nicolás", escrito por el poeta aficionado Clement Clark Moore, a sus
hijos. La obra publicada en un periódico neoyorkino, en diciembre de 1823, describe
a un hombre que reparte juguetes como un duende, gordo, de barbas blancas y con
un traje rojizo. Finalmente en 1880, la caricatura del alemán Thomas Nast, reflejó a
un hombre con un gorro rojo y una enorme barba blanca, que atravesaba el cielo en
un trineo tirado por los renos Saltador, Bailarín, Bromista, Veloz, Zalamero y Alegre.
Reno, el de la nariz roja, llegó después. Cualquiera sea su verdadero origen, más
allá de los mitos y de las creencias colectivas, Santa Claus es el personaje que viene
cada Navidad a repartir regalos, como un símbolo de la ofrenda entregada al Niño
Dios el día de su nacimiento. Como San Nicolás, siglos después, ofrenda a los niños
desamparados con su caridad.
LA CORONA DE NAVIDAD
L
a corona de adviento es originaría de Alemania y es un símbolo tradicional que
se ha difundido por todo el mundo. La corona representa el ruego o el clamor hacia
el dios sol, por regresar con su luz y calor en los días de invierno. Por eso, los
cristianos al ver en Jesucristo el origen de la vida y la luz espiritual, asumieron el
símbolo de la corona, para comunicar, expresar y vivir su fe en torno a la persona del
Mesías.
Los domingos de adviento son cuatro y marca el comienzo de la Navidad y con ella,
el inicio del año litúrgico nuevo de la iglesia católica. Esta temporada de adviento
existe en la iglesia oriental, desde el siglo VI y es un tiempo de ayuno, oración,
instrucción y preparación al nacimiento de Cristo.
¿Qué es y qué se debe rezar en torno a la Corona de Adviento?
La Corona sabemos, es un círculo de follaje verde, que nos acostumbramos a
decorar de diferente forma. Como tal, no tiene ni principio ni fin, lo que hace recordar
la eternidad de Dios y nos hace pensar en los miles de años de espera en el Hijo de
Dios después de Adán hasta el nacimiento y, actualmente, en la segunda venida de
Cristo que estamos esperando.
El follaje verde puede ser de abeto, pino o de algún otro material artificial. El verde
siempre está relacionado con la esperanza de la vida; muchos le dan el significado
de un tiempo especial de crecimiento espiritual y de gracia santificante.
Las cuatro velas significan, cada una, una semana de adviento, es decir, simbolizan
el tiempo de penitencia. La Corona debe llevar tres velas moradas y una color rosa
preferiblemente, cuyo color denota alegría - gozo. Por lo tanto, se coloca la Corona
en el centro de la mesa del comedor con las cuatro velas, esto simboliza la santidad
de la familia y lo sagrado del hogar. Cada domingo de adviento se enciende una vela
junto con una oración. El encendido gradual es el símbolo del anuncio del Mesías a
través de los siglos
EL PESEBRE
A
l parecer fue Francisco de
Asís, fundador de la orden
franciscana, el iniciador de la
representación del nacimiento
entre los años 1200 y 1226.
Siendo apóstol, Francisco de
Asís recorría los campos de la
población de Rieti en busca de
señales de Dios. En la Navidad
de 1223, estando en la ermita de
Greccio, una fuerza divina lo
impulsó a reproducir en vivo el
misterio del nacimiento portal,
puso un pesebre en su interior,
trajo un buey y un asno e invitó a
un grupo de Jesús.
Construyó entonces, una casa pequeña de paja, similar a un de personas a
reproducir la escena de la adoración de los pastores. La idea de reproducir el
nacimiento se popularizó rápidamente en todo el mundo cristiano. De los seres vivos
se pasó a la utilización de figuras de barro. Otra versión dice que el primer
nacimiento se construyó en Nápoles, Italia, a finales del siglo XV y que estuvo hecho
de figuras de barro. Carlos III ordenó que los belenes, llamados así en italiano, se
popularizaran en todo el reino itálico y español.
En América, los frailes introdujeron las costumbres navideñas cristianas utilizándolas
para la evangelización de los indios nativos. Las iglesias contaban con sus belenes
en sus templos. Las figuras de un belén podían ser de distintos tamaños, incluso de
tamaño natural, y recreaban las distintas escenas que se recorren en el nacimiento
del Niño Jesús,
desde la búsqueda de la posada, el nacimiento, la anunciación del ángel a los
pastores, la adoración y las ofrendas al Niño por parte de los Reyes Magos. El
misterio de la Natividad representado en el pesebre se convirtió en una tradición
indispensable en las culturas católicas, apostólicas y romanas. Hoy en día, los
tamaños y elementos del pesebre varían de acuerdo al espacio y al acabado. En
Latinoamérica se acostumbra todavía hacer los pesebres en vivo.
http://www.emma-arvo.net/navidad.htm
Un nacimiento que
1
debemos recordar
“Os ha nacido hoy un salvador, que es el Mesías, el Señor.”
(Lucas 2:11, La Biblia interconfesional.)
HACE unos dos mil años nació en Belén un niño. Aunque a la mayoría de los
habitantes de aquel lugar se les escapó la importancia de ese nacimiento,
ciertos pastores que pasaban la noche con sus rebaños en el campo vieron una
multitud de ángeles que cantaba: “Gloria en las alturas a Dios, y sobre la tierra
paz entre los hombres de buena voluntad” (Lucas 2:8-14).
Entonces los pastores hallaron a María y a su esposo, José, en un establo, tal
como habían indicado los ángeles. María, quien le había puesto al niño por
nombre Jesús, lo había colocado en un pesebre (Lucas 1:31; 2:12). Dos mil
años más tarde, un tercio de la humanidad afirma seguir a Jesucristo. Y los
sucesos que rodearon su nacimiento dieron lugar al relato que probablemente
sea el más repetido de la historia.
España, país de arraigada tradición católica e inclinación por las fiestas
tradicionales, ha ideado muchas maneras de conmemorar lo que sucedió en
Belén aquella noche singular.
La Navidad española
Desde el siglo XIII, la escena del nacimiento, o belén, constituye una de las
manifestaciones más conocidas de las celebraciones españolas. En muchos
hogares se utilizan figuritas de barro que representan a los pastores y los “Tres
Reyes Magos”, así como a José, María y Jesús. Los belenes mayores con
figuras de tamaño casi natural suelen colocarse cerca de los ayuntamientos
durante la época navideña. Al parecer, Francisco de Asís inició esta costumbre
en Italia para dirigir la atención al pasaje de los Evangelios sobre el nacimiento
de Jesús. Posteriormente, los monjes franciscanos la popularizaron en España
y muchos otros países.
Los Reyes Magos ocupan un papel importante en las celebraciones navideñas
de España, muy parecido al de San Nicolás (Papá Noel) en otros países. Según
la tradición, son los encargados de dar regalos a los niños el 6 de enero (día de
Reyes), tal como supuestamente se los llevaron al recién nacido Jesús. Sin
embargo, pocas personas saben que los Evangelios no mencionan cuántos
magos fueron a verlo, ni que en lugar de reyes se les llama más acertadamente
astrólogos.* Además, tras aquella visita, Herodes dio muerte a todos los niños
varones de Belén “de dos años de edad para abajo” a fin de acabar con Jesús,
lo que indica que la visita de los magos tuvo lugar bastante tiempo después de
su nacimiento (Mateo 2:11, 16).
Desde el siglo XII se viene escenificando en algunos pueblos de España el
nacimiento de Jesús, incluso la visita de los pastores a Belén y la de los Reyes
Magos. Actualmente, la mayoría de las ciudades españolas organizan el 5 de
enero una cabalgata en la que los “Tres Reyes” recorren las calles del centro en
carrozas lanzando golosinas al público. La ocasión cobra aún más vida debido a
las decoraciones tradicionales y los villancicos.
Las familias españolas suelen celebrar la Nochebuena (24 de diciembre) con
una cena especial en la que se consume turrón, mazapanes, frutos secos,
cordero asado y marisco. Todos los parientes, incluso los que viven lejos, ponen
un empeño especial por reunirse para la celebración. En otra ocasión, el 6 de
enero, la familia se desayuna con el tradicional roscón de Reyes, que tiene una
sorpresa (figurita) en el interior. En tiempos romanos había una costumbre
parecida que permitía al esclavo ser “rey” por un día si su porción contenía la
sorpresa.
“La época más feliz y ocupada del año”
Prescindiendo de las costumbres locales que se hayan adoptado, la Navidad se
ha convertido en la celebración más importante del mundo. The World Book
Encyclopedia la define como “la época más feliz y ocupada del año para
millones de cristianos y no cristianos de todo el planeta”. ¿Es esto beneficioso?
Obviamente, el nacimiento de Cristo fue un acontecimiento histórico. El hecho
de que ángeles lo anunciaran como un presagio de “paz entre los hombres de
buena voluntad” da testimonio de su importancia.
No obstante, “al principio del cristianismo no se celebraba la festividad de la
Navidad”, señala el periodista español Juan Arias. Si ese es el caso, ¿cómo se
originó su celebración? ¿Cuál es la mejor manera de recordar el nacimiento y la
vida de Jesús?
* La Sagrada Escritura. Texto y comentario por Profesores de la Compañía de Jesús explica que
“entre los persas, medos y caldeos, los magos formaban una clase sacerdotal que cultivaba las
ciencias ocultas, la astrología [y] la medicina”. No obstante, en la Edad Media ya se había
canonizado a los magos que visitaron al niño Jesús y se les habían atribuido los nombres de
Melchor, Gaspar y Baltasar. Se dice que sus restos yacen en la catedral de Colonia (Alemania).
1
http://www.watchtower.org/s/20041215/article_01.htm
“El árbol de Navidad”
... En una gran ciudad, en Nochebuena, bajo un frío intenso, vi un
niñito, muy niño aun, de seis años, quizás de menos aun, todavía no lo
bastante crecido para que se le hiciera mendigar, pero ya lo suficiente
para que uno o dos años más tarde se le enviara a hacerlo, como se
liaría sin duda.
Aquel niño despertó tiritando una mañana, en un sótano húmedo y
frío, abrigado con una especie de batita, vieja y raída. El aliento le salía
en forma de vapor blanco: sentado en un rincón, sobre un baúl,
distraíase activando de propósito su respiración, divirtiéndose con
verla salir. Pero tenía mucha hambre. Desde la madrugada se había
acercado ya varias veces a la cama de tablas, cubierta con un delgado
jergón, en que estaba acostada la madre enferma, con la cabeza
apoyada en un montón de harapos a guisa de almohada.
¿Cómo ha llegado hasta allí aquella pobre, mujer? Habrá salido sin
duda con su hijo de alguna ciudad lejana en que la acometió la
enfermedad. La dueña de aquel tugurio ha sido encarcelada dos días
antes; hoy es fiesta y los demás inquilinos han salido. Sin embargo,
uno de aquellos andrajosos está acostado desde hace veinticuatro
horas, borracho perdido sin aguardar la fiesta. De otro rincón brotan
los lamentos de una vieja de ochenta años, tullida por el reumatismo.
Aquella vieja fue niñera, en su tiempo, quien sabe dónde; ahora se está
muriendo, solitaria, gimiendo, quejándose, refunfuñando contra el
chico que comienza a tener miedo de acercarse al rincón en que
agoniza. Ha encontrado agua en el pasadizo, pero ni siquiera un
mendrugo de pan, y vuelve por décima vez a despertar a la madre.
Comienza a asustarse en aquel obscuro rincón; la tarde avanza, y sin
embargo no hacen fuego. Halla a tientas el rostro de la madre, y se
sorprende, de que no se mueva, y esté tan fría como la pared.
-¿Tanto frío hace? -piensa el chico.
Permanece inmóvil un rato, con la mano sobre el hombro de la muerta;
después se sopla los dedos para calentarlos, y al ver su gorrita sobre la
cama, busca despacio la puerta y sale del subsuelo. Hubiera salido
antes si no le hubiera atemorizado el perro grande que, allá, arriba, en
el pasadizo, ante la puerta del vecino, ladra todo el santo día. Pero el
perro ya no está, y hete aquí el chico en la calle.
-¡Dios mío, qué ciudad!
Hasta entonces, jamás viera nada semejante. Allá, de donde ha venido,
la noche es más obscura; sólo hay un farol para toda la calle; casitas
bajas de madera, cerradas con postigos desde que obscurece, ni un
alma; todo el mundo se encierra en su casa; sólo una multitud de perros
que aúllan, centenares, millares de perros que aúllan y ladran la noche
entera. Pero en cambio, allá hacía bastante calor y le daban de comer.
Aquí, ¡Dios mío, qué bueno sería comer! ¡qué alboroto hacen aquí! ¡qué
tronar! ¡qué luz y qué mundo de gente! ¡cuántos caballos y coches! ¡Y el
frío, el frío! El cuerpo de los caballos humea frío, y sus ardientes
hocicos soplan vapor blanco; sus herraduras suenan sobre la calzada a
través de la blanca nieve. ¡Y cómo se atropella toda esta gente! ¡Dios
mío, que ganas tengo de comer un pedacito de cualquier cosa!.. Y ahora
que me duelen los dedos.
Un guardián del orden acaba de pasar y se ha vuelto para no ver al
niño.
«Otra calle más... ¡oh, qué ancha es! ¡Seguro que me van a aplastar
aquí! ¡Cómo gritan todos, cómo corren, cómo ruedan... y luces y más
luces! ¿Y esto qué será? ¡Oh, qué vidrio grande! Y detrás de este vidrio
un cuarto, en ese cuarto un árbol que sube hasta el techo; es el árbol de
Nochebuena... ¡Y cuántas luces hay debajo del árbol! ¡Cuánto papel de
oro y manzanas, rodeados de muñecos, de caballitos! Hay muchos
niños en el cuarto, bien vestidos, muy limpiecitos; ríen, juegan, comen,
beben cosas. Aquí una Micuela que baila con otro chico: ¡qué linda es
la chiquita! Allá, la música que se oye a través del vidrio.
El niño contempla admirado y ríe; ya no siente el dolor de los dedos ni
de los pies, los dedos de su manita se han puesto cárdenos, no los
puede doblar y le hacen mal al intentarlo. De pronto siente que le
duelen los dedos: llora y se aleja. Divisa, a través de otro cristal, otra
habitación y más árboles y pasteles de toda clase sobre la mesa;
almendras rojas, amarillas. Cuatro hermosas damas se hallan sentadas
y alguien llega, entran muchos señores. El chico se ha deslizado, ha
abierto de pronto la puerta y se ha colado. ¡Oh, cuánto ruido hacen al
verle, qué agitación! Al punto una dama se levanta, le pone un copec
en la mano y le abre ella misma la puerta. ¡Qué miedo tuvo!
El copec se le ha caído de las manos y ha repiqueteado en el peldaño de
la escalera: ya no podía apretar lo bastante sus deditos rojos, para llevar
la moneda. El niño salió corriendo y caminó ligero, ligero. ¿Dónde iba?
lo ignoraba. Querría llorar, pero tiene mucho miedo. Y corre, corre,
soplándose las manitas. Y el pesar se apodera de él ¡se siente tan
abandonado, tan azorado! Y de repente, ¡Dios mío! ¿qué otra cosa
ocurre? Una multitud permanece allí y mira: En una ventana, detrás del
cristal, tres muñecas bonitas, vestidas con ricos vestidos rojos y
amarillos, y todo, todo como si fueran vivas! Y aquel viejecito sentado
que parece tocar el violín. Hay también dos más, parados, que tocan
pequeños, pequeñísimos violincitos y mueven la cabeza a compás. Se
miran uno a otro, y sus labios se mueven: ¡hablan de verdad! Sólo que
no se les oye a través del vidrio» Y el niño piensa primero que están
vivos y cuando comprendo que son muñecos, se echa a reír. ¡Jamás ha
visto muñecos semejantes, y no sabía que los hubiera así! ¡Y quisiera
llorar, pero es tan gracioso, son tan graciosas esas muñecas!
De repente se siente asido de la ropa; a su lado se halla un muchacho
grande y malo que lo da un puñetazo en la cabeza, lo arranca los
calzones y le hace una zancadilla. El niño cae. Al mismo tiempo la
gente grita; él se queda un momento rígido de pavor, luego se levanta
de un brinco y echa a correr; corre, enfila una puerta cochera, no sabe
donde, y se oculta en un patio, detrás de una pila de leña.
-Aquí no me hallarán, hay mucha obscuridad. -Se acurruca y se encoge;
tal es su espanto que apenas se atreve a respirar.
Y de pronto siente un bienestar, sus manitas y sus piececitos no le
duelen ya, tiene calor, tanto calor como al lado de una estufa, y todo su
cuerpo se estremece. ¡Ah, va a dormirse! ¡qué agradable es dormir!
-Me quedaré aquí un momento y luego volveré a ver las muñecas pensaba el pequeñuelo, que sonrió al recordar las muñecas. -¡Todo
como si estuvieran vivas!
Ahora, hete aquí que oye la canción de su madrecita. Mamá, estoy
durmiendo... ¡Ah, qué bien se está aquí para dormir!» -Ven a mi casa,
niñito, a ver el árbol de Navidad, -pronunció una voz suavísima. Pensó
primero que era su madrecita; pero no, no era ella.
¿Quién le llama? No sé. Pero alguien se inclina sobre él y le envuelve
en la obscuridad, y él tiende la mano y de pronto... ¡Oh, qué luz! ¡Oh,
qué árbol de Navidad! No, eso no es un árbol de Navidad, nunca lo ha
visto ni parecido.
¿Dónde se encuentra? Todo brilla, todo irradia, y hay muñecos en
derredor; pero no, muñecos no, varoncitos y mujercitas, sólo que
resplandecen mucho. Todos giran a su alrededor, revolotean, le besan,
le toman, le llevan, y él mismo tiende el vuelo. Y ve a su madrecita que
le mira y le sonríe con alegría.
–¡Mamita, mamita! ¡ah! qué lindo es aquí, -le grita el pequeñuelo. Y de
nuevo abraza a los niños y quisiera contarles también la historia de las
muñecas que vio detrás del vidrio. ¿Quiénes sois, chiquillas? -pregunta
riéndose y amándolas.
Es el árbol de nochebuena del Niño Jesús. En casa de Jesús, para aquel
día, hay siempre un árbol de Navidad para los niñitos que no tienen
árbol propio.
Y supo que todos aquellos varoncitos y mujercitas eran niños como él,
unos muertos de frío en las canastas en que los habían abandonado a la
puerta de las casas de los funcionarios de San Petersburgo, los otros
muertos en casa del ama de cría, en las isbas sin aire de los
Tehaukhnas, algunos muertos de hambre en el seno agotado de sus
madres, durante la calamitosa carestía, otros envenenados por la
infección de los vagones de tercera clase. Todos están allí, todos son
angelitos, todos se encuentran en casa de Jesús, y El mismo entre todos,
extendiendo las manos sobre ellos, bendiciéndoles, a ellos y a sus
pecadoras madres.
Y también las madres de los niños están allí, apretadas, y lloran; cada
cual reconoce su hijo o su hija, y los niños revolotean hacia ellas, las
besan, enjugan sus lágrimas con sus manecitas, y les suplican que no
lloren, pues se hallan también allí.
Y abajo, por la mañana, el conserje encontró el cadáver del niño
refugiado en el patio, helado, detrás de la pila de leña. También se
encontró a la madre en el sótano.
http://www.emma-arvo.net/navidad.htm
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prensa y el poder, Jacinto
Murguía, Debate.
RÉQUIEM CON TOSTADAS
La muerte y otras sorpresas, 1968
Mario Benedetti
SÍ, ME LLAMO Eduardo. Usted me lo pregunta para entrar de algún modo en
conversación, y eso puedo entenderlo. Pero usted hace mucho que me conoce,
aunque de lejos. Como yo lo conozco a usted. Desde la época en que empezó a
encontrarse como mi madre en el café de Larrañaga y Rivera, o en éste mismo.
No crea que los espiaba. Nada de eso. Usted a lo mejor lo piensa, pero es porque
no sabe toda la historia. ¿O acaso mamá se la contó?. Hace tiempo que yo tenía
ganas de hablar con usted, pero no me atrevía. Así que, después de todo, le
agradezco que me haya ganado de mano. ¿Y sabe por qué tenía ganas de hablar
con usted?. Porque tengo la impresión de que usted es un buen tipo. Y mamá
también era buena gente. No hablábamos mucho de ella y yo. En casa, o reinaba
el silencio, o tenía la palabra mi padre. Pero el Viejo hablaba casi exclusivamente
cuando venía borracho, o sea casi todas las noches, y entonces más bien gritaba.
Los tres le teníamos miedo: mamá, mi hermanita Mirta y yo. Ahora tengo trece
años y medio, y aprendí muchas cosas, entre otras que los tipos que gritan y
castigan e insultan, son en el fondo unos pobres diablos. Pero entonces yo era
mucho más chico y no lo sabía. Mirta no lo sabe ni siquiera ahora, pero ella es
tres años menor que yo, y sé que a veces en la noche se despierta llorando. Es el
miedo. ¿Usted alguna vez tuvo miedo? A Mirta siempre le parece que el Viejo va
a aparecer borracho, y que se va a quitar el cinturón para pegarle. Todavía no se
ha acostumbrado a la nueva situación. Yo, en cambio, he tratado de
acostumbrarme. Usted apareció hace un año y medio, pero el Viejo se
emborrachaba desde hace mucho más, y no bien agarró ese vicio nos empezó a
pegar a los tres. A Mirta y a mí nos daba con el cinto, duele bastante, pero a
mamá le pegaba con el puño cerrado. Porque sí nomás, sin mayor motivo:
porque la sopa estaba demasiado caliente, o porque estaba demasiado fría, o
porque no lo había esperado despierta hasta las tres de la madrugada, o porque
tenía los ojos hinchado de tanto llorar. Después, con el tiempo, mamá dejó de
llorar. Yo no sé cómo hacía, pero cuando él le pegaba, ella ni siquiera se mordía
los labios, y no lloraba, y eso al Viejo le daba todavía más rabia. Ella era
consciente de eso, y sin embargo prefería no llorar. Usted conoció a mamá
cuando ella ya había aguantado y sufrido mucho, pero sólo cuatro años antes
(me acuerdo perfectamente) todavía era muy linda y tenía buenos colores.
Además era una mujer fuerte. Algunas noches, cuando por fin el Viejo caía
estrepitosamente y de inmediato empezaba a roncar, entre ella y yo lo
levantábamos y lo llevábamos hasta la cama. Era pesadísimo, y además aquello
era como levantar a un muerto. La que hacía casi toda la fuerza era ella. Yo
apenas si me encargaba de sostener una pierna, con el pantalón todo embarrado
y el zapato marrón con los cordones sueltos. Usted seguramente creerá que el
Viejo toda la vida fue un bruto. Pero no. A papá lo destruyó una porquería que le
hicieron. Y se la hizo precisamente un primo de mamá, ese que trabaja en el
Municipio. Yo no supe nunca en qué consistió la porquería, pero mamá
disculpaba en cierto modo los arranques del Viejo porque ella se sentía un poco
responsable de que alguien de su propia familia lo hubiera perjudicado en
aquella forma. No supe nunca qué clase de porquería le hizo, pero la verdad era
que papá, cada vez que se emborrachaba, se lo reprochaba como si ella fuese la
única culpable. Antes de la porquería, nosotros vivíamos muy bien. No en
cuanto a la plata, porque tanto yo como mi hermana nacimos en el mismo
apartamento (casi un conventillo) junto a Villa Dolores, el sueldo de papá nunca
alcanzó para nada, y mamá siempre tuvo que hacer milagros para darnos de
comer y comprarnos de vez en cuando alguna tricota o algún par de alpargatas.
Hubo muchos días en que pasábamos hambre (si viera qué feo es pasar
hambre), pero en esa época por lo menos había paz. El Viejo no se
emborrachaba, ni nos pegaba, y a veces hasta nos llevaba a la metinée. Algún
raro domingo en que había plata. Yo creo que ellos nunca se quisieron
demasiado. Eran muy distintos. Aún antes de la porquería, cuando papá todavía
no tomaba, ya era un tipo bastante alunado. A veces se levantaba al mediodía y
no le hablaba a nadie, pero por lo menos no nos pegaba ni la insultaba a mamá.
Ojalá hubiera seguido así toda la vida. Claro que después vino la porquería y él
se derrumbó, y empezó a ir al boliche y a llegar siempre después de media
noche, con un olor a grapa que apestaba. En los últimos tiempos todavía era
peor, porque también se emborrachaba de día y ni siquiera nos dejaba ese
respiro. Estoy seguro de que los vecinos escuchaban todos los gritos, pero nadie
decía nada, claro, porque papá es un hombre grandote y le tenían miedo.
También yo le tenía miedo, no sólo por mi y por Mirta, sino especialmente por
mamá. A veces yo no iba a la escuela, no para hacer la rabona, sino para
quedarme rondando la casa, ya que siempre temía que el Viejo llegara durante el
día, más borracho que de costumbre, y la moliera a golpes. Yo no la podía
defender, usted ve lo flaco y menudo que soy, y todavía entonces lo era más,
pero quería estar cerca para avisar a la policía. ¿Usted se enteró de que ni papá
ni mamá eran de ese ambiente?. Mis abuelos de uno y otro lado, no diré que
tienen plata, pero por lo menos viven en lugares decentes, con balcones a la calle
y cuartos con bidet y bañera. Después que pasó todo, Mirta se fue a vivir con mi
abuela Juana, la madre de mi papá, y yo estoy por ahora en casa de mi abuela
Blanca, la madre de mamá. Ahora casi se pelearon por recogernos, pero cuando
papá y mamá se casaron, ellas se habían opuesto a ese matrimonio (ahora
pienso que a lo mejor tenían razón) y cortaron las relaciones con nosotros. Digo
nosotros, porque papá y mamá se casaron cuando yo ya tenía seis meses. Eso me
lo contaron una vez en la escuela, y yo le reventé la nariz al Beto, pero cuando se
lo pregunté a mamá, ella me dijo que era cierto. Bueno, yo tenía ganas de hablar
con usted, porque (no sé qué cara va a poner) usted fue importante para mí,
sencillamente porque fue importante para mi mamá. Yo la quise bastante, como
es natural, pero creo que nunca podré decírselo. Teníamos siempre tanto miedo,
que no nos quedaba tiempo para mimos. Sin embargo, cuando ella no me veía,
yo la miraba y sentía no sé qué, algo así como una emoción que no era lástima,
sino una mezcla de cariño y también de rabia por verla todavía joven y tan
acabada, tan agobiada por una culpa que no era suya, y por un castigo que no se
merecía. Usted a lo mejor se dio cuenta, pero yo le aseguro que mi madre era
inteligente, por cierto bastante más que mi padre, creo, y eso era para mi lo
peor: saber que ella veía esa vida horrible con los ojos bien abiertos, porque ni la
miseria ni los golpes ni siquiera el hambre, consiguieron nunca embrutecerla. La
ponían triste, eso sí. A veces se le formaban unas ojeras casi azules, pero se
enojaba cuando yo le preguntaba si le pasaba algo. En realidad, se hacía la
enojada. Nunca la vi realmente mala conmigo. Ni con nadie. Pero antes de que
usted apareciera, yo había notado que cada vez estaba más deprimida, más
apagada, más sola. Tal vez por eso fue que pude notar mejor la diferencia.
Además, una noche llegó un poco tarde (aunque siempre mucho antes que papá)
y me miró de una manera distinta, tan distinta que yo me di cuenta de que algo
sucedía. Como si por primera vez se enterara de que yo era capaz de
comprenderla. Me abrazó fuerte, como con vergüenza, y después me sonrió.
¿Usted se acuerda de su sonrisa? Yo sí me acuerdo. A mí me preocupó tanto ese
cambio, que falté dos o tres veces al trabajo (en los últimos tiempos hacía el
reparto de un almacén) para seguirla y saber de qué se trataba. Fue entonces
que los vi. A usted y a ella. Yo también me quedé contento. La gente puede
pensar que soy un desalmado, y quizá no esté bien eso de haberme alegrado
porque mi madre engañaba a mi padre. Puede pensarlo. Por eso nunca lo digo.
Con usted es distinto. Usted la quería. Y eso para mí fue algo así como una
suerte. Porque ella se merecía que la quisieran. Usted la quería ¿verdad que sí?
Yo los vi muchas veces y estoy casi seguro. Claro que al Viejo también trato de
comprenderlo. Es difícil, pero trato. Nunca lo pude odiar, ¿me entiende? Será
porque, pese a lo que hizo, sigue siendo mi padre. Cuando nos pegaba, a Mirta y
a mi, o cuando arremetía contra mamá, en medio de mi terror yo sentía lástima.
Lástima por él, por ella, por Mirta, por mí. También la siento ahora, ahora que él
ha matado a mamá y quién sabe por cuanto tiempo estará preso. Al principio, no
quería que yo fuese, pero hace por lo menos un mes que voy a visitarlo a
Miquelete y acepta verme. Me resulta extraño verlo al natural, quiero decir sin
encontrarlo borracho. Me mira, y la mayoría de las veces no dice nada. Yo creo
que cuando salga, ya no me va a pegar. Además, yo seré un hombre, a lo mejor
me habré casado y hasta tendré hijos. Pero yo a mis hijos no les pegaré, ¿no le
parece? Además estoy seguro de que papá no habría hecho lo que hizo si no
hubiese estado tan borracho. ¿O usted cree lo contrario? ¿Usted cree que, de
todos modos hubiera matado a mamá esa tarde en que, por seguirme y
castigarme a mí, dio finalmente con ustedes dos? No me parece. Fíjese que a
usted no le hizo nada. Sólo más tarde, cuando tomó más grapa que de
costumbre, fue que arremetió contra mamá. Yo pienso que, en otras
condiciones, él habría comprendido que mamá necesitaba cariño, necesitaba
simpatía, y que él en cambio sólo le había dado golpes. Porque mamá era buena.
Usted debe saberlo tan bien como yo. Por eso, hace un rato, cuando usted se me
acercó y me invitó a tomar un capuchino con tostadas, aquí en el mismo café
donde se citaba con ella, yo sentí que tenía que contarle todo esto. A lo mejor
usted no lo sabía, o sólo sabía una parte, porque mamá era muy callada y sobre
todo no le gustaba hablar de sí misma. Ahora estoy seguro de que hice bien.
Porque usted está llorando, y, ya que mamá está muerta, eso es algo así como un
premio para ella, que no lloraba nunca.
ZONA DE ESCRITORES
Fédor M. Dostoievski
Autor del cuento “El árbol de Navidad”
Nació el 11 de noviembre de 1821 en Moscú, murió el 9 de febrero de 1881 en San
Petersburgo.
Uno de los mayores novelistas de la historia, aportó gran cantidad de bases para las
novelas modernas.
Desde su primer obra fue alabado por la crítica. En él hablaba de los pobres, y como
en todas sus novelas daba una óptica del personaje desde un punto de vista
psicológico totalmente novedosa. Pero su carrera literaria se vio interrumpida cuando
fue encarcelado por reunirse con un grupo de intelectuales prohibido. Un instante
antes de ser fusilados, su pena se cambió por el exilio, por el que debió hacer
trabajos forzosos en Siberia, así como ejercer de soldado raso, estas situaciones le
provocaron la epilepsia que lo aquejaría hasta su muerte. Terminada la pena, fundó
una después de la otra, dos revistas: Vremya (Tiempo) y Epoja (Época), ambas
duraron pocos. Habiendo estado enferma hasta durante largos años hasta morir su
mujer, y al morir también su hermano, cuyas deudas debió pagar, quedó inmerso en
la miseria y se mantuvo con lo que recibió de El jugador (1866). Dejó el país
escapando de los acreedores, y mientras tanto escribió obras que le valieron el
reconocimiento internacional. Hizo con su estilo, un enorme aporte a lo que serían el
surrealismo y el existencialismo, y la literatura del siglo XX , cuando agrega una
psicología a los protagonistas, incluyendo al narrador que ahora participaba de la
narración como personaje.
Bibliografía: Pobres gentes (1846 El doble (1846), Memorias de la casa muerta
(1861-1862), Humillados y ofendidos (1861) Notas de invierno sobre impresiones de
verano (1863), Memorias del subsuelo (1864). Crimen y castigo (1866), El jugador
(1866),, Los endemoniados (1871-1872) Los hermanos Karamazov (1879-1880
JOSÉ ROSAS MORENO
(1838-1883)
Nació en Lagos de Moreno, estado de Jalisco, Cursó sus estudios
primarios en León, Guanajuato, e ingresó en el colegio de San
Gregorio de la ciudad de México. Abrazó la causa liberal y fue
perseguido por sus opiniones. Después de la restauración
republicana figuró en varios períodos como diputado al Congreso
General. Fundó varios periódicos y desempeñó modestos puestos
públicos. Poeta de tono menor, su lírica contiene dulzura y
apacibilidad, nostalgia y suave melancolía. Escribió también teatro
infantil, historias de México en verso y libros de lectura para niñas
y para niños. Una buena colección de sus poemas se publicó en
1891 con el título de "Ramo de violetas" con prólogo de
Altamirano. "La vuelta a la aldea" es uno de los últimos textos
plenamente románticos e indica algo de lo mucho que suscitó la
lectura de Bécquer en los poetas mexicanos.. Además de poeta
lírico fue uno de los que cultivaron el drama con sentida
preocupación artística.
A Rosas Moreno se le ha llamado "El poeta de la niñez".
Conceptuándolo como el mejor fabulista mexicano; sus apólogos
son los más notables que se han escrito en México.
Alumno del colegio de San Gregorio, periodista liberal, diputado y
autor de las mejores fábulas mexicanas (1872), Rosas Moreno
escribió también teatro infantil, historias de México en verso y
libros de lectura para niñas y para niños. En una época de olvido y
desprecio para su obra estrenó una pieza sobre Sor Juana Inés de
la Cruz
ZONA DE RECOMENDOS
Leyenda del Callejón del Beso
Se cuenta que doña Carmen era hija única de un hombre intransigente y violento pero
por fortuna, siempre triunfa el amor por trágico que éste sea.
Doña Carmen era cortejada por un joven galán, don Luis. Al ser descubierta por su
padre, sobrevinieron el encierro, la amenaza de enviarla a un convento, y lo peor de todo,
casarla en España con un viejo y rico noble, con lo que, además, acrecentaría el padre su
mermada hacienda.
La bella y sumisa criatura y su dama de compañía, doña Brígida, lloraron e imploraron
juntas, pero de nada sirvió.
Así, antes de someterse al sacrificio, resolvieron que doña Brígida llevaría una misiva a
don Luis con la infausta nueva.
Mil conjeturas se hizo el joven enamorado, pero de ella, hubo una que le pareció la más
acertada.
Una ventana de la casa de doña Carmen daba hacia un angosto callejón, tan estrecho que
era posible, asomado a la ventana, tocar con la mano la pared de enfrente.
Si lograban entrar a la casa de enfrente, podría hablar con su amada y, entre los dos,
encontrar una solución a su problema. Pregunto quién era el dueño de aquella casa y la
adquirió a precio de oro.
Hay que imaginar cuál fue la sorpresa de doña Carmen cuando, asomada a su balcón, se
encontró a tan corta distancia con su joven enamorado.
Unos cuantos momentos habían transcurrido de aquel inenarrable coloquio amoroso,
pues, cuando más abstraídos se hallaban los dos amantes, del fondo de la pieza se
escucharon frases violentas. Era el padre de doña Carmen increpando a Brígida, quien se
jugaba la misma vida por impedir que su amo entrara a la alcoba de su señora.
El padre arrojó a la protectora de doña Carmen, como era natural, y con una daga en la
mano, de un solo golpe la clavo en el pecho de su hija.
Don Luis enmudeció de espanto, pues la mano de doña Carmen seguía entre las suyas,
pero cada vez más fría.
Ante lo inevitable, don Luis dejó un tierno beso sobre aquella mano tersa y pálida, ya sin
vida.
Por esto a este lugar, sin duda unos de los más típicos de nuestra ciudad, se le llama el
CALLEJÓN DEL BESO.
Leyenda popular mexicana
EL HOMBRE QUE RESUCITO TRES VECES
Autor anónimo.
Dirección General de Culturas Populares de México.
Hubo un hombre en Tapotzingo que dicen fue muy malo en vida. Así fue desde que era
soltero hasta su vejez, cuando empezó a enfermarse y no tardó mucho en morir.
Cuando la gente empezaba a cambiarle su ropa para llevarlo hasta el altar, notaron que
se movía... resucitó y al ratito volvió a morirse, y de nuevo se movía y volvió a resucitar.
Llegó a resucitar 3 veces.
Entonces empezó a contar lo que había visto arriba, en el cielo. Vio a una mujer que
estaba lavando ropa sucia de excremento de zopilote. Le dijeron que esa mujer lavaba
ropa los domingos porque no cuidaba esos días, siempre trabajaba. Eso les pasa a las
mujeres que no guardan esos días, así se castiga. Vio también a un hombre que estaba
dentro de una hoguera, en medio del fuego. Le dijeron que eso es lo que les pasa a los
hombres que nunca hacen un favor, a los que nunca dan limosna en la iglesia.
Le dijeron entonces que regresara y que les contara a sus compañeros, que oyeran que
no es bueno vivir con maldad en este mundo. Al ratito el hombre volvió a morirse y ya no
volvió a resucitar. Había resucitado nada más para cumplir con lo que Dios le había
ordenado que contara a sus compañeros.
Por fin se murió... le pusieron su ropa y lo colocaron en su caja, lo velaron durante la
noche entera hasta que al día siguiente lo fueron a enterrar.
FRANCISCA Y LA MUERTE
Cuento Cubano.
Dirección General de Culturas Populares de México.
- Santos y buenos días- dijo la muerte, y ninguno de los presentes la pudo reconocer.
¡Claro!, Venía la parca con su trenza retorcida bajo el sombrero y su mano amarilla en el
bolsillo.
- Si no molesto -dijo-, quisiera saber dónde vive la señora Francisca.
- Pues mire- le respondieron, y asomándose a la puerta, un hombre señaló con su dedo
rudo de labrador:
- Allá por los matorrales que bate el viento ¿ve? Hay un camino que sube la colina. Arriba
hallará la casa.
- "Cumplida está", pensó la muerte, y dando las gracias echó a andar por el camino
aquella mañana que, precisamente, había pocas nubes en el cielo y todo el azul
resplandecía de luz.
Andando pues, miró la muerte la hora y vio que eran las siete de la mañana. Para la una
y cuarto, pasado el meridiano, estaba en su lista cumplida ya la señora Francisca.
- "Menos mal, poco trabajo; un solo caso", se dijo satisfecha de no fatigarse la muerte y
siguió su paso, metiéndose ahora por el camino apretado de romerillo y rocío.
Efectivamente, era el mes de mayo y con los aguaceros caídos no hubo semilla silvestre
ni brote que se quedara bajo tierra sin salir al sol. Los retoños de las ceibas eran pura
caoba transparente. El tronco del guayabo soltaba, a espacios, la corteza, dejando ver la
carne limpia de la madera. Los cañaverales no tenían una sola hoja amarilla. Verde era
todo, desde el suelo al aire y un olor a vida subiendo de las flores.
Natural que la muerte se tapara la nariz. Lógico también que ni siquiera mirara tanta
rama llena de nidos, ni tanta abeja con su flor. Pero, ¿qué hacerse? ; estaba la muerte de
paso por aquí, sin ser su reino. Así pues echo y echo a andar la muerte por los caminos
hasta llegar a casa de Francisca.
- Por favor, con Panchita -dijo adulona la muerte.
- Abuela salió temprano -contestó una nieta de oro, un poco temerosa aunque la parca
seguía con su trenza bajo el sombrero y la mano en el bolsillo.
- ¿Y a qué hora regresa? -preguntó.
- ¡Quién lo sabe! -dijo la madre de la niña-. Depende de los quehaceres por el campo,
anda trabajando. Y la muerte se mordió el labio. No era para menos seguir dando rueda,
por tanto mundo bonito y ajeno.
- Hace mucho sol. ¿Puedo esperarla aquí?
- Aquí quien viene tiene su casa. Pero puede que ella no regrese hasta el anochecer.
"¡Chin!", Pensó la muerte, "se me irá el tren de las cinco. NO; mejor voy a buscarla". Y
levantando su voz, dijo la muerte:
- ¿Dónde, me dijo, pudiera encontrarla ahora?
- De madrugada salió a ordeñar. Seguramente estará en el maíz sembrando.
-¿Y dónde está el maizal? –preguntó la muerte.
- Siga la cerca y luego verá el campo arado detrás.
- Gracias- dijo secamente la muerte y echó a andar de nuevo.
Pero miró todo el extenso campo arado y no había un alma en él. Soltóse la trenza la
muerte y rabió:
- "¡Vieja andariega, dónde te habrás metido!" Escupió y continuó su sendero sin tino. Una
hora después de tener la trenza ardida bajo el sombrero y la nariz repugnada de tanto
olor a hierba nueva, la muerte se topó con un caminante:
-Señor, ¿Pudiera usted decirme dónde está Francisca por estos caminos?
- Tiene suerte -dijo el caminante-, media hora lleva en casa de los Noriega. Está el niño
enfermo y ella fue a sobarle el vientre.
Graciasdijo
la
muerte
como
un
disparo,
y
apretó
el
paso.
Duro y fatigoso era el camino. Además, ahora tenía que hacerlo sobre un nuevo terreno
arado, sin trillo, y ya se sabe cómo es de incómodo sentar el pie sobre el suelo irregular y
tan esponjoso de frescura, que se pierde la mitad del esfuerzo. Así, por tanto, llegó la
muerte hecha una lástima a casa de los Noriega.
- Con Francisca, a ver si me hace el favor.
- Ya se marchó.
- ¡Pero, cómo! ¿Así, tan de pronto?
-¿Por qué tan de pronto? -le respondieron-. Sólo vino a ayudarnos con el niño y ya lo
hizo. ¿De qué extrañarse?
-Bueno... verá -dijo la muerte turbada-, es que siempre una hace la sobremesa en todo,
digo yo.
- Entonces usted no conoce a Francisca.
- Tengo sus señas -dijo burocrática la impía.
- A ver; dígalas -esperó la madre. y la muerte dijo:
- Pues... con arrugas; desde luego ya son sesenta años.
- ¿Y qué más?
- Verá... el pelo blanco... casi ningún diente propio... la
nariz, digamos...
- ¿Digamos qué?
- Filosa.
- ¿Eso es todo?
- Bueno... además de nombre y dos apellidos.
- Pero usted no ha hablado de sus ojos.
- Bien; nublados... sí, nublados han de ser... ahumados por los años.
- No, no la conoce -dijo la mujer-. Todo lo dicho está bien, pero no los ojos. Tiene menos
tiempo
en
la
mirada.
Esa,
a
quien
usted
busca,
no
es
Francisca.
Y salió la muerte otra vez al camino. Iba ahora indignada sin preocuparse mucho por la
mano y la trenza, que medio se le asomaba bajo el ala del sombrero.
- Anduvo y anduvo. En casa de los González le dijeron que Francisca estaba a un tiro de
ojo de allí, cortando pastura para la vaca de los nietos. Mas sólo vio la muerte la pastura
recién cortada y nada de Francisca, ni siquiera la huella menuda de su paso.
Entonces la muerte, quien ya tenía los pies hinchados dentro de los botines enlodados, y
la camisa negra, más que sudada, sacó su reloj y consultó la hora:
- "¡Dios! ¡Las cuatro y media! ¡Imposible! ¡Se me va el tren!" Y echó la muerte de
regreso, maldiciendo. Mientras, a dos kilómetros de allí, Francisca escardaba de malas
hierbas el jardincito de la escuela. Un viejo conocido pasó a caballo y, sonriéndole, le
echó a su manera el saludo cariñoso:
- Francisca, ¿cuándo te vas a morir? -Ella se incorporó asomando medio cuerpo sobre las
rosas y le devolvió el saludo alegre:
- Nunca -dijo-, siempre hay algo que Hacer.acer.
ZONA DE LECTORES
CALAVERAS LITERARIAS
A LOS INTEGRANTES DEL PROGRAMA DE FOMENTO A LA
LECTURA
L.L.E. Silvia Leonor Con Gómez
La huesuda diligente
No deja de trabajar
Espera a toda la gente
De Biblioteca central
Hay lamentos y pesares
Ya nadie viene a leer
Dora y sus promotores
Se quedaron sin quehacer
Gonzalo Pozas y sus gestores
organizaron gran jolgorio
desde Coatepec hasta Zumpango
llegaron todos al velorio
Los afamados promotores
En agrícolas están en penitencia
Entre elotes y programas
La muerte viene sin clemencia
Entre libros y enfermeros
fue su muerte tan repentina.
Pena ya en el purgatorio
Corona Leyva Zetina
Lupita para la apatía combatir
Sus dinámicas prepara.
Y a sus usuarios encamina
A estudiar Química o Medicina
Ya dibuja con cariño
Entre ciencias y murales
Yola López Patiño
A difuntos y rivales
Turismo está de luto
Sin Trini ya no hay paseos
La costumbre y tradición
Duermen ya sin rodeos
Tan apreciados mentores
En tumbas y panteones
Ya pusieron a leer
A alumnos y rectores
A la de origen oriental
se la lleva la panteonera.
Sin libros, lecturas ni papeles
por andar de mitotera
Llegada la hora funesta
me despido sin tardanza
Silvia Leonor, pa’ servirles
Ya organizo la mudanza
MI IGLESIA.
C.P. Alfonso Cárdenas Zepeda
Director
Centro Universitario del Valle de México.
UAEM
Un ramo de rezos
Es mi iglesia Franciscana,
Vecina Herreriana,
Que desde mi hogar contemplo,
Tan pequeña, pero tan llena de sufrimientos.
Son los ruegos de los pobres en el tiempo,
Y su puerta de estrada milagrosa,
La que la hace ser cada día más valiosa.
Templo de la vida y de la muerte,
De la feria en octubre con la gente,
Te encuentro fuerte como siempre,
Desafiante risco de lo eterno,
Nacemos para morirnos con tu velo.
Sin hablar, cómo dices del consuelo,
Por la fe de reencarnar en la gracia de tu dueño.
Iglesia mía, la de mis recuerdos,
La de mis ojos de niño,
La de la misa con mi abuela los domingos,
Sabes que te conozco bien,
Por tus rincones jugando contigo me escondí,
Y sobre tu torre mi pueblo descubrí,
Explorando entre miedos y cruces tu panteón,
Buscando a un muerto o un ratón.
DESAFIAR LA MUERTE.
Marco Antonio Patiño Benítez
Alumno de 5º semestre
del Plantel “Cuauhtémoc”
de la Escuela Preparatoria de la UAEM
Año 2050.
El secretario de la A.I.S. (Asociación Internacional de la Salud) anuncia con un aire
de enorme satisfacción:
“Estamos en el mejor camino, ahora más que nunca es notable el progreso de la
medicina. Gracias a la ayuda de un poderoso aliado, el futuro de nuestros hijos está
asegurado, las perdidas humanas serán menores. La nanorobótica será el arma
contra toda enfermedad, cualquiera existente y por existir. Mañana el mundo será un
paraíso, porque la humanidad no será azotada por ningún mal, nunca más…”
Año 3010.
Un día como cualquier otro he despertado, la mañana está triste y gris por la lluvia,
sigo estando sólo en mi hogar. Tomo un baño caliente y después de un ligero
desayuno estoy listo para salir a buscar empleo. Últimamente es muy difícil para mi
esta vida, no logro conseguir un trabajo por la alta saturación de las carreras en el
campo tecnológico, todo porque se consideraron sin sentido las cursilerías esas de
filosofía, psicología, leyes y todo lo que se relacionara con el campo de humanidades.
También ha desaparecido la medicina a causa de que las enfermedades no existen.
Al nacer una persona, le son inyectados en el cuerpo millones de nanorobots
encargados de matar todo agente extraño, es por eso que se vive más y más y más
tiempo conservados en un estado de aparente juventud.
De pronto llego al Ministerio de Educación ya que busco un trabajo de planta como
profesor en ingeniería. Después de casi una hora de espera me hacen pasar con el
director. Es un hombre que refleja una enorme seriedad y habla con aplomo y fuerza,
tanto así que es casi imposible no concentrarse en sus ademanes al charlar. En eso
estoy cuando le oigo decir:
- Interesante trayectoria señor Klamp.
- Gracias señor, viniendo de usted, es todo un honor
- Pero existe un problema, usted tiene cerca de 200 años, la mesa directiva
no lo aceptará, ellos prefieren sangre nueva, abrir paso a la juventud
- Sí, lo entiendo pero…
- ¿Pero que señor Klamp? ¿Tiene algún inconveniente?
- No, es solo que no tengo trabajo y necesito uno con urgencia. Apenas
puedo sustentarme y creí que tal vez tendría una oportunidad aquí.
Ya, ya señor- responde con un tono casi burlón- no tiene de que
preocuparse, todavía puede hacer mucho.
- Pero, esta es mi última opción, lo he intentado en cuanto lugar he podido
y…
- ¿Ya lo intento en el departamento de limpieza? Es por todos bien sabido
que la población se disparo de forma exponencial y obviamente hacen falta
manos que recojan todos esos desechos ¿Sabe?
El comentario me ofendió sobremanera ¿Cómo podía pensarse siquiera que Joseph
Klamp el Dr. en Ingeniería Mecánica recogería desechos para vivir? Salí de ahí sin
despedirme siquiera y abordé mi auto de inmediato.
De nuevo estoy en mi casa después de casi una hora de trayecto, con tanta gente es
difícil recorrer la ciudad, por eso los mercenarios son tan buen recurso para muchos,
incluso para el gobierno, existe mucha gente y de alguna forma se tiene que regular
la población, además de otra manera sería difícil morir.
Últimamente he pensado que jamás tuve esposa o hijos y estoy verdaderamente solo
en este mundo inmenso, entre este mar de gente. Fui uno de los grandes que
ayudaron a edificar el centro de la ciudad, pero ahora ¿Qué me queda? no soy feliz
desde hace como 100 años porque mi vida perdió sentido, ahora no soy más que un
individuo simple de esta enferma sociedad.
No puedo creer que las anteriores generaciones en su afán por salvarnos de los
males convirtieron a la vida en el peor de todos. No lo dudo mas, simplemente he
perdido la razón y me he dispuesto morir, pensando dulcemente en el descanso
hermoso de mi tumba. Después de todo ¿Qué más le queda a un hombre después de
tanta vida que no sea la muerte?
Casi sin pensarlo, como si el instinto me llamase, me dirijo a la cocina, tomo el
cuchillo cuyo filo color blanco será objeto de mi salvación, pues creo que la vida no
es un juego, todos tenemos un ciclo y cuando este se cumple debemos morir, por
eso he decidido el suicidio, porque hice ya todo lo que pude hacer y dado todo lo que
pude dar, mi existencia se ha vuelto un vació.
Empuño con fuerza el arma, clavándola una y otra vez en mis venas, y con enorme
deleite, cierro mis ojos ante la imagen de mi sangre en el suelo blanco del comedor.
LA VIDA ES UN DON HERMOSO,
PERO LA MUERTE ES EL DESCANSO DEL ALMA.
SELECCIÓN DE POEMAS
EL VALLE DE MI INFANCIA
José Rosas Moreno
Salud, ¡oh valle hermoso!
Albergue de placer, donde dichoso
entre sueños espléndidos de amores,
vi deslizarse un día,
cual se desliza el agua entre las flores,
los dulces años de la infancia mía.
Valle umbroso, salud: hoy el viajero
tu abrigo lisonjero
busca ansioso con ávida mirada,
bendice la quietud de tus vergeles,
y reclina su frente ensangrentada
a la sombra feliz de tus laureles.
Aquí esta la montaña, allí está el río;
allá del bosque umbrío
la silenciosa majestad se admira;
allí el lago retrata el firmamento;
la fuente, más allá, lenta suspira,
y agitando los sauces gime el viento.
Allí la cruz está donde, inspirado,
el bien del desgraciado
imploraba con místico cariño,
elevando a los cíelos mis plegarias,
y estas agrestes rocas solitarias
las mismas son que amé cuando era niño.
Pero es otro el rocío, otra la brisa
que hoy el abril te da con su sonrisa;
otras las rosas son de encanto llenas
que brillan entre el césped de tu alfombra,
y otras, y otras también las azucenas
que crecen a tu sombra.
Cual las olas que pasan suspirando
los años van pasando;
un instante con flores se embellecen,
un punto brilla su fulgor mentido,
y al fin se desvanecen
en las oscuras sombras del olvido.
¿En dónde están ahora aquellas rosas
tan puras, tan hermosas?...
Están, ¡oh valle!, donde está la calma
de aquellos bellos días tan risueños;
en donde está mi amor, gloria del alma,
y en donde están también mis dulces sueños.
Yo era feliz aquí; yo me adormía
en plácida alegría,
por la dulce inocencia acariciado,
sin más amor que tú, sin otro anhelo
que amar tus flores y cruzar tu prado,
cantar tus fuentes y mirar tu cielo.
Una tarde las aves se alejaban,
y al ver como volaban,
sentí el alma agitarse en ansias locas
y quise, como el águila atrevida,
cruzar las selvas, dominar las rocas,
y aspirar otro ambiente y otra vida:
Y al huracán seguí; y al ver el mundo
sentí en el corazón horror profundo;
anhelé las tranquilas soledades
donde feliz reía,
y sentí que mi espíritu oprimía
la atmósfera letal de las ciudades.
Gozo y placer busqué, gloria y ventura;
y sólo hallé amargura,
inquietudes y afán, tedio y congojas;
del viento del dolor al soplo ardiente,
cual de tus bellos árboles las hojas,
se secó la guirnalda de mi frente.
En vano allí busqué la dulce calma
y el casto amor del alma:
sólo en la multitud con mis pesares
me confundí gimiendo,
y apagóse perdido entre el estruendo
el tímido rumor de mis cantares.
Esquivando el furor de la tormenta,
cual ave voy que el huracán ahuyenta,
y ansioso busco ahora
en tu silencio plácido y tranquilo,
el apacible asilo
donde al menos en paz el alma llora.
También, ¡oh valle!, a marchitar tus galas
la airada tempestad tiende sus alas;
tus flores huella y con furor se agita
marchitando sus vívidos colores...
¡Dichosas esas flores
que el huracán marchita!
Lejos contemplo ya la infancia mía,
y muy lejos la tumba todavía;
oculto afán me mata,
mi destino en la tierra es muy incierto,
y lúgubre a mi vista se dilata
inmenso el porvenir como un desierto.
Sin oír una voz dulce y querida,
solo estoy en el valle de la vida,
cual el ciprés doliente
que en eterno abandono se consume,
sin guirnaldas de hiedras en su frente,
sin que le dé una flor grato perfume.
Nadie piensa en mi amor, nadie me mira,
nadie por mí suspira;
tan sólo la tristeza con mis dolores gime,
y entre sus brazos trémula me oprime
y reclina en su seno mi cabeza.
E1 alma ardiente que en mi afán seguía
dulce hermana inmortal del alma mía,
me niega su ternura,
y sin oír mi queja,
insensible a mi amarga desventura,
sin enjugar mis lágrimas se aleja.
Ya que en vano la llamo cariñoso
para cruzar con ella el bosque umbroso,
para contarle amante mi querella
y dividir con ella mi alegría,
para soñar con ella
esta sombra de amor que dura un día.
A lo mejor gozar el alma quiere
en el sueño ideal que nunca muere,
del infinito anhelo
en que Dios le revela su destino,
la esperanza feliz del bien divino
con que existen las almas en el cielo.
Aquí morir quisiera
al rumor de tu brisa lisonjera;
pero ¡ay! delirio, mi ansiedad es vana
y el soplo sigo del destino airado...
¡Quién sabe en dónde me hallaré mañana!
¡Quién sabe en dónde moriré ignorado!
Queda en paz, dulce valle, umbroso asilo,
donde existe tranquilo,
plácido albergue de mi amor primero.
Ya va el sol ocultando sus fulgores,
y adiós te dice el infeliz viajero
empapando en sus lágrimas tus flores.
LA VUELTA DE LA ALDEA
José Rosas Moreno
Ya el sol oculta su radiosa frente;
Melancólico brilla en occidente
Su tímido esplendor;
Ya en las selvas la noche inquieta vaga
Y entre las brisas lánguido se apaga
El último cantar del ruiseñor.
¡Cuánto gozo escuchando embelesado
ese tímido acento apasionado
que en mi niñez oí!
Al ver de lejos la arboleda umbrosa
¡cuál recuerdo, en la tarde silenciosa,
la dicha que perdí!
Aquí al son de las aguas bullidoras,
De mi dulce niñez las dulces horas
Dichoso vi pasar,
Y aquí mil veces, al morir el día
Vine amante después de mi alegría
Dulces sueños de amor a recordar.
Ese sauce, ese fuente, esa enramada,
De una efímera gloria ya eclipsada
Mudos testigos son:
Cada árbol, cada flor, guarda una historia
De amor y placer, cuya memoria
Entristece y halaga el corazón.
Aquí está la montaña, allí está el río;
A mi vista se extiende el bosque umbrío
Donde mi dicha fue.
¡cuántas veces aquí con mis pesares
vine a exhalar de amor tristes cantares!
¡Cuánto de amor lloré!
Acá la calle solitaria; en ella
De mi paso en los céspedes la huella
El tiempo ya borró.
Allá la casa donde entrar solía
De mi padre en la dulce compañía.
¡Y hoy entro en su recinto sólo yo!
Desde esa fuente, por la vez primera,
Una hermosa mañana, la ribera
A Laura vi cruzar,
Y de aquella arboleda en la espesura,
Una tarde de mayo, con ternura
Una pálida flor me dio al pasar.
Todo era entonces para mi risueño;
Mas la dicha en la vida es sólo un sueño,
Y un sueño fue mi amor.
Cual eclipsa una nube al rey del día,
La desgracia eclipsó la dicha mía
En su primer fulgor.
Desatóse estruendoso el torbellino,
Al fin airado me arrojó el destino
De mi natal ciudad.
Así cuando es feliz entre sus flores
¡ay del nido en que canta sus amores
arroja al ruiseñor la tempestad.
Errante y sin amor siempre he vivido;
Siempre errante en las sombras del olvido...
¡Cuán desgraciado soy!
Mas la suerte conmigo es hoy piadosa;
Ha escuchado mi queja cariñosa,
Y aquí otra vez estoy.
No se, ni espero, ni ambiciono nada;
Triste suspira el alma destrozada
Sus ilusiones ya:
Mañana alumbrará la selva umbría
La luz del nuevo sol, y la alegría
¡jamás al corazón alumbrará!
Cual hoy, la tarde en que partí doliente,
Triste el sol derramaba en occidente
Su moribunda luz:
Suspiraba la brisa en la laguna
Y alumbraban los rayos de la luna
La solitaria cruz.
Tranquilo el río reflejaba al cielo,
Y una nube pasaba en blando vuelo
Cual pasa la ilusión;
Cantaba el labrador en su cabaña,
Y el eco repetía en la montaña
La misteriosa voz de la oración.
Aquí está la montaña, allí está el río...
Mas ¿dónde está mi fe? ¿Dónde, Dios mío,
Dónde mi amor está?
Volvieron al vergel brisas y flores,
Volvieron otra vez los ruiseñores...
Mi amor no volverá.
¿De qué me sirven, en mi amargo duelo,
de los bosques los lirios, y del cielo
el mágico arrebol;
el rumor de los céfiros suaves
y el armonioso canto de las aves,
si ha muerto ya de mi esperanza el sol?
Del arroyo en las márgenes umbrías
No miro ahora, como en otros días,
A Laura sonreír.
¡Ay! En vano la busco, en vano lloro;
ardiente en vano su piedad imploro:
¡jamás ha de venir!.
¡QUIÉN PUDIERA VIVIR SIEMPRE SOÑANDO!
José Rosas Moreno
Es la existencia un cielo,
cuando el alma soñando embelesada,
con amoroso anhelo,
en los ángeles fija su mirada.
¡Feliz el alma que a la tierra olvida
para vivir gozando!
¡Quién pudiera olvidarse de la vida!
¡Quién pudiera vivir siempre soñando!
En esa estrecha y mísera morada
es un sueño engañoso la alegría;
la gloria es humo y nada
y el más ardiente amor gloria de un día.
Afán eterno al corazón destroza
cuando los sueños ¡ay! nos van dejando.
Sólo el que sueña goza.
¡Quién pudiera vivir siempre soñando!
De su misión se olvidan las mujeres,
los hombres viven en perpetua guerra;
no hay amistad, ni dicha, ni placeres;
todo es mentira ya sobre la tierra.
Suspira el corazón inútilmente . . .
la existencia que voy atravesando
es hermosa entre sueños solamente.
¡Quién pudiera vivir siempre soñando!
Sin mirar el semblante a la tristeza,
pasé de la niñez a la dulce aurora,
contemplando entre sueños la belleza
de ardiente juventud fascinadora.
Pero ¡ay! se disipó mi sueño hermoso,
y desde entonces siempre estoy llorando
porque sólo el que sueña es venturoso.
¡Quién pudiera vivir siempre soñando!
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POEMAS NAVIDEÑOS
LOS TRES REYES MAGOS
Rubén Darío
––Yo soy Gaspar. Aquí traigo el incienso.
Vengo a decir: La vida es pura y bella.
Existe Dios. El amor es inmenso.
¡Todo lo sé por la divina Estrella!
––Yo soy Melchor. Mi mirra aroma todo.
Existe Dios. El es la luz del día.
¡La blanca flor tiene sus pies en lodo
y en el placer hay la melancolía!
––Soy Baltasar. Traigo el oro. Aseguro
que existe Dios. El es el grande y fuerte.
Todo lo sé por el lucero puro
que brilla en la diadema de la Muerte.
––Gaspar, Melchor y Baltasar, callaos.
Triunfa el amor, ya su fiesta os convida.
¡Cristo resurge, hace la luz del caos
y tiene la corona de la Vida!
Nochebuena
Amado Nervo
Pastores y pastoras,
abierto está el edén.
¿No oís voces sonoras?
Jesús nació en Belén.
La luz del cielo baja,
el Cristo nació ya,
y en un nido de paja
cual pajarillo está.
El niño está friolento.
¡Oh noble buey,
arropa con tu aliento
al Niño Rey!
Los cantos y los vuelos
invaden la extensión,
y están de fiesta cielos
y tierra... y corazón.
Resuenan voces puras
que cantan en tropel:
Hosanna en las alturas
al Justo de Israel!
¡Pastores, en bandada
venid, venid,
a ver la anunciada
Flor de David!...
VILLANCICOS
CAMPANAS
1. Campana sobre campana
y sobre campana una,
asómate a la ventana,
verás al Niño en la cuna.
BELÉN, CAMPANAS DE BELÉN
QUE LOS ÁNGELES TOCAN,
¿QUÉ NUEVAS ME TRAÉIS?
2. Recogido tu rebaño,
adónde vas, pastorcito?
Voy a llevar al portal
mi canción y mi cariño.
3. Campana sobre campana
y sobre campana dos,
asómate a la ventana,
porque está naciendo Dios.
4. Caminando a medianoche,
dónde caminas, pastor?
Le llevo al Niño que nace,
como a Dios, mi corazón.
AY DEL CHIQUIRRITÍN
AY DEL CHIQUIRRITÍN,
QUE HA NACIDO ENTRE PAJAS,
AY DEL CHIQUIRRITÍN,
QUERI QUERIDÍN QUERIDITO DEL ALMA.
1. Por debajo del arco del portalito
se descubre a María, José y el Niño.
2. Entre el buey y la mula Dios ha nacido
y en un pobre Pesebre lo han recogido.
GLORIA IN EXCELSIS DEO
1. Hoy a la tierra el cielo envía
una capilla angelical,
trayendo paz y alegría,
cantando el himno triunfal:
GLORIA IN EXCELSIS DEO. (2v)
2. Viene a anunciar el Nacimiento
de nuestro amable Redentor;
colmados de agradecimientos,
digamos todos con fervor:
3. Unos pastores que velaban
en las praderas de Belén
vieron querubes que entonaban
cantares para nuestro bien:
4. «Gloria», decían con voz suave,
gloria a Jesús, Rey del Amor,
paz en la tierra a aquel que sabe
servir a Dios con santo ardor».
5. Nochebuena, noche hermosa
de clemencia y perdón; gloria
canta el firmamento
y la tierra canta amor.
6. Por tu amor al hombre, bajas
a la tierra, ¡oh Niño Dios!,
y de tu redil amado
solicitas ser Pastor.
HERMANO, DIOS HA NACIDO
Hermano, Dios ha nacido en un Pesebre.
¡Aleluya!
Hermano, canta conmigo: ¡gloria a Dios en las
alturas! (2v)
De los cielos han venido mil alas hasta su cuna,
hoy mueren todos los odios y renace la ternura.
(2v)
HERMANO, DIOS HA NACIDO EN UN
PESEBRE. ¡ALELUYA!
HERMANO, CANTA CONMIGO: ¡GLORIA A
DIOS EN LAS ALTURAS!
El corazón más perdido sabe ya que alguien le
busca,
el hombre ya no está solo, ya la tierra no está a
oscuras. (2v)
HUMILDE NACIMIENTO
Rompe la noche una Gran Estrella,
hoy descendió del Cielo la Paz verdadera,
porque ha nacido el Niño en nuestra tierra
de una Virgen Santa, Humilde y Bella.
Pobre y sencillo fue su Nacimiento,
Dios confundió el corazón de los soberbios.
Los pastorcillos vienen a adorarle
y los que de verdad quieren amarle.
VAMOS HERMANO A ADORAR, ¡CRISTO HA
NACIDO YA!
CON MARÍA Y JOSÉ VAMOS A CELEBRAR.
CON MARÍA Y JOSÉ VAMOS A CELEBRAR.
(2v)
FAMILIA DE NAZARET
1. Era pobre y silenciosa pero con rayos de luz,
olor a jazmín y a rosa y el Niño que la alboroza:
es la casa de Jesús.
FAMILIA DE NAZARET, FAMILIA DE
NAZARET,
FUENTE DE ESPERANZA Y VIDA, FAMILIA
DE NAZARET.
2. Un taller de carpintero y un gran misterio de
fe,
manos callosas de obrero, justas manos de
hombre entero: es la casa de José.
3. Había júbilo y contento, ella lavaba y barría,
y el Arcángel, saludando, repetía noche y día:
Casa del Ave María.
4. Familia pobre y divina, pobre mesa, pobre
casa,
mucha unión, ninguna espina y el ejemplo que
culmina
en un amor que no pasa.
5. Concede, Padre Señor, una mesa y un
hogar,
manos para trabajar, padres a quienes querer
y una sonrisa que dar.
LA MARIMORENA
1. En el portal de Belén hay estrellas, sol y luna,
la Virgen y San José y el Niño que está en la
cuna.
ANDE, ANDE, ANDE LA MARIMORENA,
ANDE, ANDE, ANDE, QUE ES LA
NOCHEBUENA. (2v)
2. Y si quieres comprar pan más blanco que la
azucena,
en el portal de Belén la Virgen es panadera.
3. Pastores, venid, venid, veréis lo que no
habéis visto,
en el portal de Belén el Nacimiento de Cristo.
MUNDO FELIZ
1. Mundo feliz, Jesús nació,
ya nuestro Rey está...
Y TODO LO QUE DIOS CREO, (2v)
A SU ENCUENTRO VA, (2v)
FELIZ, FELIZ A SU ENCUENTRO VA.
2. Luz celestial brilla doquier,
ya Dios está aquí...
3. Madre de Dios, María, Tú
nos diste al Redentor...
NACIMIENTO
GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS Y EN LA
TIERRA PAZ A TODOS;
ÉSTE ES EL HIJO DE DIOS, QUE HA NACIDO
DE MARÍA. (2v)
1. Este santo Nacimiento los profetas lo
anunciaron
y con júbilo esperaron al Autor del firmamento.
Por fin se cumplió el momento de tan gloriosa
venida.
Nuestra dicha fue cumplida cuando ya Jesús
nació.
Digamos de corazón: ¡feliz noche bendecida!
2. En un Pesebre botado fue donde nació el
Mesías,
por cumplir la profecía que Dios había
anunciado.
Sus padres con gran cuidado con las pajas lo
cubrieron,
y tan pronto lo supieron, tres sabios del Oriente,
a ver al recién nacido desde la Arabia vinieron.
3. Al saber que era nacido, el eterno Hijo de
Dios,
José y María, los dos vieron su gozo cumplido.
Su calvario principiado, en aquel pobre
Pesebre;
sintió frío por primero por la helada que cayó
y un ángel en las alturas entonaba el «Gloria a
Dios».
4. Cuando nació el Redentor en el portal de
Belén,
los pastores van también a ver al niñito Dios.
Lo adoraban con amor al Mesías verdadero,
recostado en un Pesebre entre la mula y el
buey,
de esta forma nació el Rey de la tierra y de los
cielos.
NAVIDAD EN MI TIERRA
1. Por los cerros de mi tierra
peregrinan Santa María y San José.
Fría noche de diciembre
en que juntos van caminando hacia Belén.
A sus pasos brotan flores,
se alegran los ángeles junto al buen Dios.
Rían estrellas del cielo,
porque esta noche nace el Niño Jesús! (2v)
CAMPANAS DE GLORIA QUE NOS LLAMAN
A BELEN,
NUESTRA ESPERANZA ES UN NIÑO
QUE HA NACIDO HUMILDE EN UN POBRE
PORTAL,
VAMOS, PUEBLO DE MI TIERRA, VAMOS A
ADORAR AL NIÑITO DIOS.
2. Mi dulce Niño ha nacido
en una pobre cueva por este lugar,
pues los aldeanos no quieren
en esta noche a los pobres hospedar.
Una vaca y un burrito
hacen feliz al Niño dándole calor.
Yo quiero ir a ese establo
para abrigar con mi poncho al Niño Dios! (2v)
3. Unos humildes pastores
le traen al Niño lo que pueden dar:
lana de alpaca y de oveja,
sopa de quinua y torrejas de maíz.
El viento de la montaña,
de unos bellos ángeles le trae la voz.
La Virgen y el Niño gozan
con estos presentes, ofrendas de amor. (2v)
NOCHE GRANDIOSA EN BELÉN
1. Noche grandiosa en Belén,
el Niño Dios va a nacer,
y en los brazos de Mamita ...ay ay ay
el mundo reposará.
Vamos pastores venid y esperad
con himnos en el Portal.
Todo es silencio de Fe,
ángeles hay por doquier,
Gloria a mi Dios en el Cielo ...ay ay
2.
cantan con mucho fervor.
Paz a los hombres de buen corazón»,
oye el feliz San José.
CANTAREMOS EN NOCHEBUENA
TODOS JUNTOS BAJO ESA ESTRELLA.
PORQUE EL NIÑO HA TRAIDO
PAZ Y RECONCILIACIÓN
A UNA MADRE MUY TIERNA
Y UNA NUEVA CREACIÓN. (2v)
2. «Soy del Perú, sí Señor»,
exclama con clara voz
el Niño que a su boquita llevó
chicha y un gran picarón.
Vamos peruanos, luchemos por ver
a este País renacer!
ZONA DE TRABAJO
INTREGRANTES DEL GRUPO DE FOMENTO A LA LECTURA
INTEGRANTES DEL GRUPO DE FOMENTO A LA LECTURA
Mtra. Mercedes Cárdenas Boyasbek
Fac. de Geografía
Lic. Alejandro Flores Solís
Fac. de Antropología
Lic. Ma. Gabriela Villar García
Fac. de Arquitectura y Diseño
LAV Javier de Jesús López Castañares
Escuela de Artes
Lic. Martín Olivares Orozco
Fac. de C.P. y Admón Publica
Mtro. Carlos Raúl Sandoval Alvarado
Fac. de Ciencias
MAO Sergio Hilario Díaz
Fac. de Ciencias Agrícolas
Mtro. Gonzalo Pozas Cárdenas
Fac. de Ciencias Agrícolas
Mtra. Bertha Rocha Reza
Fac. de Ciencias de la Conducta
M. en F. Víctor Manuel Hernández Uria
Fac. de Contaduría y Administración
Lic. Erika Arellano Cruz
Fac. de Derecho
Lic. Mario Alberto L. Rossano
Fac. de Economía
Lic. Ma. Corona Leyva Zetina
Fac. de Enfermería y Obstetricia
Lic. Francisco Ocaña Chávez
Fac. de Planeación Urbana y Regional
Frazzi Gómez Martínez
Facultad de Química
Lic. Trinidad Pérez Maris
Fac. de Turismo
PLT Gustavo González Serrano
Fac. de Turismo
MAD Guadalupe Melchor Díaz
Lic. Tonaltik Ramírez Palacios
Fac. de Geografía
Rosamaría Camacho Quiroz
Fac. de Humanidades
Dora Rosa Ma. Muñoz Sierra
Fac. de Humanidades
Cristina Rodríguez Sampeiro
Fac. de Humanidades
Ing. Víctor Alva Rangel
Fac. de Ingeniería
PLCID Laura López Puga
Facultad de Lenguas
LN Alba Laura Mejía Hernández
Facultad de Medicina
M en N. A. Susana Goñi Cedeño
Fac. de Med. Veterinaria y Zootecnia
Mtra. Ma de la Luz Sánchez Medina
Fac. de Odontología
C. José Asunción Hernández Vilchis
Fac. de Odontología
Profr. Antonio Flores Alarcón
Plantel Adolfo López Mateos
Lic. Ricardo Ramírez Nieto
Plantel Nezahualcóyotl
C. Virginia Juárez Aguilar
Plantel Nezahualcóyotl
Lic. Silvia Leonor Con Gómez
Plantel Cuauhtémoc
Lic. Ma. Del Rocío García de León Pastrana
Plantel Ignacio Ramírez Calzada
Lic. Ma. Isabel Quinto Rodríguez
Plantel Dr. Ángel Ma. Garibay K
CU Amecameca
Lic. Joel Díaz Silva
Plantel Pablo González Casanova
María Isabel Ramírez Alba
CU Atlacomulco
Lic. Aurea Liz Torres Vázquez
Plantel Texcoco
C.P. José Cruz Herreda Ojeda
CU Ecatepec
M.V.Z. Miguel Zavala López
Plantel Sor Juana Inés de la Cruz
M.V.Z. Francisco Holguin García
CU Tenancingo
Lic. Norma González Paredes
CU Texcoco
M en C Esperanza Cotera Regalado
CU Valle de Chalco
Lic. Ma. Laura González Santos
CU Valle de México
Profra. Yolanda López Patiño
CU Valle de México
L.C.I.D. Xavier Romero Miranda
Biblioteca de Área “El Cerrillo”
Lic. Ma. Guadalupe Ibarra Olvera
Biblioteca de Área “Dr. en Q. Rafael López
Castañares”
Lic. José Manuel Villegas Vértiz
Biblioteca Central “J. Josafat Pichardo
Cruz”
Lic. Dora E. Espinoza Angulo
Biblioteca Central “J. Josafat Pichardo
Cruz”
Lic. Anabel Gómez Vidal
CU Valle de Teotihuacan
Mtro. Javier López Serrano
CU Zumpango
DIRECTORIO UAEMex
Dr. en A. P. José Martínez Vilchis
Rector
M. en Com. Luis Alfonso Guadarrama Rico
Secretario de Docencia
Ing. Manuel Becerril Colín
Secretario de Administración
M. en C. Eduardo Gasca Pliego
Secretario de Rectoría
Dr. en Cs. Agr. Carlos Arriaga Jordán
Secretario de Investigación y Estudios Avanzados
Dra. en Ed. Lucila Cárdenas Becerril
Secretaria de Difusión Cultural
M. en E. I. Román López Flores
Secretario de Extensión y Vinculación
M. en A. S. S. Felipe González Solano
Secretario de Planeación y Desarrollo Institucional
M. en D. Jorge Olvera García
Abogado General
Lic. en Com. Ricardo Joya Cepeda
Director General de Comunicación Universitaria
ELABORARON:
Lic. Silvia Leonor Con Gómez
Plantel Cuauhtémoc
Lic. Trinidad Pérez Maris
Fac. de Turismo
COLABORACIÓN:
Lic. Ma. Gabriela Villar García
Fac. de Arquitectura y Diseño
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