Política y práctica social basada en la evidencia: ¿Cómo hacen

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J U L I O
76
20
09
Política y práctica social
basada en la evidencia:
¿Una nueva ideología o un imperativo
de Derechos Humanos?
ANN BUCHANAN
¿Cómo hacen
investigación los
trabajadores sociales?
Una primera aproximación a las
experiencias de investigación de una
generación de profesionales chilenos
MARÍA GABRIELA RUBILAR
Miradas del Trabajo
Social sobre violencia
y criminalidad en el Brasil
contemporáneo
MYRIAM MITJAVILA
Y
PRISCILLA GOMES MATHES
Entendiendo la
supervisión
Una ayuda para enfrentar
nuevos desafíos
MAUREEN COLE
Argumentación y
toma de decisiones
en Trabajo Social:
Desafíos para la formación
profesional
FABIOLA CORTEZ-MONROY
Escuela de
Trabajo Social
Palabras y cosas para
el Trabajo Social:
Sentidos y significados presentes
en las estrategias de intervención
utilizadas por los y las trabajadores
sociales en la Región Metropolitana
ALEJANDRA GONZÁLEZ
Y
LORENA PÉREZ
Equipos
interdisciplinarios:
Nuevas formas de prestar servicios
de salud, nuevas oportunidades
para el Trabajo Social
KARLA GONZÁLEZ
El voluntariado juvenil
en América del Sur:
Un análisis de su orientación
y formalización utilizando la
teoría de los orígenes sociales de
la sociedad civil
RENÉ OLATE
Profesionalidad del
Trabajo Social chileno
PATRICIA CASTAÑEDA
Y
ANA MARÍA SALAMÉ
Familias, Estado
y políticas sociales.
La trama de nuevas formas
de gobierno
MÓNICA
DE
MARTINO
Facultad de Ciencias Sociales
J U L I O
76
20
09
Política y práctica social
basada en la evidencia:
¿Una nueva ideología o un imperativo
de Derechos Humanos?
ANN BUCHANAN
¿Cómo hacen
investigación los
trabajadores sociales?
Una primera aproximación a las
experiencias de investigación de una
generación de profesionales chilenos
MARÍA GABRIELA RUBILAR
Miradas del Trabajo
Social sobre violencia
y criminalidad en el Brasil
contemporáneo
MYRIAM MITJAVILA
Entendiendo la
Supervisión
- una ayuda para enfrentar
nuevos desafíos
MAUREEN COLE
Argumentación y
toma de decisiones
en Trabajo Social:
Desafíos para la formación
profesional
FABIOLA CORTEZ-MONROY
Escuela de
Trabajo Social
Palabras y cosas para
el Trabajo Social:
Sentidos y significados presentes
en las estrategias de intervención
utilizadas por los y las trabajadores
sociales en la Región Metropolitana
ALEJANDRA GONZÁLEZ
Y
LORENA PÉREZ
Equipos
interdisciplinarios:
Nuevas formas de prestar servicios
de salud, nuevas oportunidades
para el Trabajo Social
KARLA GONZÁLEZ
El voluntariado juvenil
en América del Sur:
Un análisis de su orientación
y formalización utilizando la
teoría de los orígenes sociales de
la sociedad civil
RENÉ OLATE
Profesionalidad del
Trabajo Social chileno
PATRICIA CASTAÑEDA
Y
ANA MARÍA SALAMÉ
Familias, Estado
y Políticas Sociales.
La trama de nuevas formas
de gobierno
MÓNICA DE MARTINO
Revista Trabajo Social
Julio / No 76 / 2009
FICHA TÉCNICA
La Revista de Trabajo Social es una publicación semestral de la Escuela de Trabajo Social
de la Universidad Católica de Chile.
Revista fundada en 1970. Permitida la reproducción total o parcial de los artículos,
citando la fuente. ISSN 0716-9736 Santiago/ Chile.
DIRECTOR RESPONSABLE
Mg. Margarita Quezada Venegas
EDITORA
PhD. © Carolina Muñoz Guzmán
COMITÉ ASESOR EDITORIAL
Mg. Margarita Quezada
Directora Escuela de Trabajo Social U, mquezada@uc.cl
PhD. © Fabiola Cortez-Monroy
Académica Escuela de Trabajo Social UC, fcortezm@puc.cl
PhD. Teresa Matus
Académica Escuela de Trabajo Social UC, tmatus@uc.cl
Mg. María Olga Solar Silva
Académica Escuela de Trabajo Social UC, msolar@uc.cl
PhD. Rodrigo Flores
Académico Escuela de Trabajo Social UC, rfloresu@uc.cl
Mg. Liliana Guerra
Académica Escuela de Trabajo Social UC, ldguerra@uc.cl
PhD. Pablo Salvat
Académico Departamento Ciencias Políticas y Gobierno UAH, psalvat@uahurtado.cl
PhD. Aldo Mascareño
Director Departamento Sociología Universidad Alberto Hurtado, amascaren@uahurtado.cl
PhD. Leonardo Onetto
Académico Escuela de Trabajo Social Universidad Católica de Valparaíso, loneto@ucv.cl
COMITÉ ASESOR INTERNACIONAL
Mg. Maestra Graciela Casas Torres
Escuela de Trabajo Social UNAM, direccion.trabajosocial@gmail.com
PhD. Lena Dominelli
School of Applies Social Science, Durham University, lena.dominelli@durham.ac.uk
PhD. Edward Lawlor
Prof. George Warren Brown School of Social Work, Washington University en St. Louis,
elawlor@wustl.edu
PhD. James Midgley
University of California, Berkeley, midg@berkeley.edu
PhD. José Paulo Netto
UFRJ Brasil, jpnetto@uol.com.br
Prof. Alberto Parisi
Universidad Nacional de Córdoba, maestria@ets.unc.edu.ar
PhD. Ana María Quiroga
ISER Río de Janeiro, qquiroga@terra.com.br
PhD. Margarita Rozas
Universidad de la Plata, tsocial@isis.unlp.edu.ar
Prof. Saúl Karsz
Asociación Prácticas Sociales de París, saul.karsz@wanadoo.fr
PhD. Luis Zayas
Prof. George Warren Brown School of Social Work, Washington University en St. Louis,
lzayas@wustl.edu
PhD. Clifton David Hollister
School of Social Work, University of Minnesota, dhollist@umn.edu
PhD. Dario Menanteu
Social Work, University of Minnesota; dmenante@umn.edu
PhD Alberto Godenzi
Dean School of Social Work Boston College, godenzi@bc.edu
PhD. James Lubben
Director PhD. Program, School of Social Work, Boston College, lubben@bc.edu
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN
Diseño Corporativo UC de la Vicerrectoría
de Comunicaciones y Asuntos Públicos
IMPRESIÓN
Salviat Impresores
Escuela de Trabajo Social, Facultad de Ciencias Sociales
Universidad Católica de Chile, Campus San Joaquín.
Vicuña Mackena 4860, Teléfono 0056-2-354 4606, Fax 0056-2-354 4667
www.trabajosocialuc.cl
Escuela de Trabajo Social
Pontificia Universidad
Católica de Chile
Sumario
Editorial
7
Política y práctica Social basada en la
evidencia: ¿Una nueva ideología o un
imperativo de Derechos Humanos?
Evidence based social policy and practice: a new
ideology or a Human Rights imperative?
ANN BUCHANAN
17 ¿Cómo hacen investigación los trabajadores
sociales? Una primera aproximación a
las experiencias de investigación de una
generación de profesionales chilenos
How research is done by social workers?
A first approach to the research experiences of a
generation of Chilean professionals
MARIA GABRIELA RUBILAR
35 Miradas del Trabajo Social sobre violencia y
criminalidad en el Brasil contemporáneo
Some glances of Social Work on urban violence
and criminality in Contemporary Brazil
MYRIAM MITJAVILA
43 Entendiendo la supervisión - una ayuda para
enfrentar nuevos desafíos
Understanding supervision-helping to meet
new challenges
MAUREEN COLE
53 Argumentación y toma de decisiones en
Trabajo Social: Desafíos para la formación
profesional
Argumentation and decision making in Social
Work: Challenges for Social Work education
FABIOLA CORTEZ-MONROY
65 Palabras y cosas para el Trabajo Social:
Sentidos y significados presentes en las
estrategias de intervención utilizadas por
los y las trabajadores sociales en la
Región Metropolitana
Words and artifacts for Social Work: perspectives
and meanings of intervention strategies applied
by social workers in Metropolitan Region
ALEJANDRA GONZÁLEZ Y LORENA PÉREZ
79 Equipos interdisciplinarios: Nuevas formas
de prestar servicios de salud, nuevas
oportunidades para el Trabajo Social
Interdisciplinary teams: New ways of delivering
health services, new opportunities for Social
Work Education
KARLA GONZÁLEZ
93 El Voluntariado juvenil en América del Sur:
Un análisis de su orientación y formalización
utilizando la teoría de los orígenes sociales de
la sociedad civil
Youth Volunteerism in South America: An analysis of its orientation and formalization using the
theory of social origins of civil society
RENÉ OLATE
111 Profesionalidad del Trabajo Social chileno
Chilean Social Work professionalization
PATRICIA CASTAÑEDA Y ANA MARÍA SALAMÉ
119 Familias, Estado y Políticas Sociales.
La trama de nuevas formas de gobierno
Families, State and Social Policy. The plot of the
new forms of government
MÓNICA DE MARTINO
Editorial
La Escuela de Trabajo Social de la Universidad Católica de Chile cumple 80 años desde su fundación
en 1929. Por el afán que ha marcado su existencia de ‘cambiar para permanecer’, es que podemos
sostener que después de 80 años, esta Escuela es
vieja y nueva, en el sentido de resguardar incólumes a través del tiempo el principio de la excelencia
académica, de la innovación y del vinculación al
medio. Pero también en el sentido de entender que
las formas de llegar a la excelencia, la innovación y
la vinculación al medio son históricas, contextuales
y por lo tanto, siempre nuevas.
No es extraño entonces que en sus primeros treinta
y cinco años el origen diferenciador y constitutivo
de la Escuela estuviera centrado en la docencia, y
en promover la caridad estando ésta al servicio de
la justicia social y de la dignidad de las personas;
buscando como sello diferenciador su carácter católico y su énfasis en la noción de vocación. A partir
de 1965 se vislumbra una nueva época donde la
misión de la Escuela se define un continuo entre
investigación e intervención social en proceso interactivo. En este marco es que emerge la necesidad
de plasmar el conocimiento en una Revista, así,
en 1970 se publicó el primer número de la Revista
Trabajo Social, manteniéndose su divulgación hasta
la fecha, con breves intercepciones de períodos de
reflexión y renovación. Los distintos hitos del Trabajo Social fueron registrados por la Revista, entre
ellos el movimiento de reconceptualización, el cual
influyó la docencia, la intervención y la investigación. En este período, que finaliza en 1991, en la
Escuela se avanza pioneramente en la formación de
postgrado de los académicos, y en el establecimiento de ámbitos propios de la intervención social.
Posteriormente, entre 1992 y el año 2002, la Escuela consolida su cuerpo académico, da valor a la
investigación articulada con la intervención y asume la existencia de una relación insustituible entre
intervención y un sistema de interpretación social
construido en base al contexto, las diversas perspectivas conceptuales y enfoques epistemológicos,
a los marcos ético/políticos y los mecanismos de
gestión que operacionalizan los tres anteriores. En
una tercera etapa, reflejada en los últimos 6 años,
la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Católica de Chile se ha consolidado como un centro
de formación académico de primer nivel nacional, desarrollando investigaciones e intervenciones
sociales y además ha complejizado su oferta académica, avanzando en la formación de postgrado: a
partir del 2003, la Escuela ofrece el primer Programa de Magíster en Trabajo Social del país.
Sumado a lo anterior, la Escuela reconoce el nuevo orden global como un imperativo desde donde
comprender lo social, y consolida sus vínculos
internacionales con prestigiosas universidades y
asegura la formación de nivel de doctorado para su
planta académica, facilitando su inserción en centros académicos de calidad, con la expectativa de
contar al año 2011, con un cuerpo académico que,
en su gran mayoría, cuente con el grado de doctor.
Los diversos énfasis puestos en cada una de las etapas descritas evidencian el esfuerzo de esta Escuela
por estar atenta a los signos de los tiempos, y, siendo fiel a sus principios originales, lograr apropiarse
y dar respuestas a las nuevas demandas contextuales, buscando en cada una de esas respuestas un
fundamento en la excelencia, la innovación y la vinculación con el medio.
Queda todavía mucho camino por recorrer, y precisamente por esto, es que en este número hemos
querido convocar a distintos académicos y profesionales del Trabajo Social del mundo, a dar cuenta
de sus estudios sobre formación en Trabajo Social
y sobre intervención social. Son justamente estos
temas los que han ocupado gran parte del quehacer de nuestra Escuela y a través de este número,
esperamos plasmar nuevos desafíos de la disciplina
y hallazgos reveladores de buenas intervenciones
sociales, de modo de establecer parámetros y preguntas para la permanente labor intelectual a la que
es llamada el Trabajo Social
Margarita Quezada Venegas
Directora
ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL
PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE
5
ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 76 / Julio / 2009 / P. 7-16
Política y práctica social basada en la
evidencia: ¿Una nueva ideología o un
imperativo de Derechos Humanos?*
Evidence based social policy and practice:
A new ideology or a Human Rights imperative?
PHD. ANN BUCHANAN
Ann Buchanan, PhD, M.A (Oxon), CQSW; es Directora del Oxford Centre for Research into Parenting and Children, además es
profesora en Work at Bamett House y Fellow de St Hilda’s College. Dirección postal: Department of Social Policy and Social Work,
Barnett House, 32 Wellington Square, Oxford OX1 2ER, UK Dirección de e-mail: ann.buchanan@socres.ox.ac.uk
Resumen
En este artículo se sostiene que el Trabajo Social y la política social basados en la evidencia son un
imperativo de derechos humanos. Ya no es aceptable que al momento de formular políticas sociales los gobiernos o los agentes de Trabajo Social, como los trabajadores sociales, se involucren en
la vida de las personas sin una evidencia que demuestre que lo que hacen puede ser beneficioso
-o al menos no dañino- para quienes son el objetivo de la política o la intervención. Este estudio
sostiene que cuando los profesionales y legisladores intervienen en la vida de los demás sin una
evidencia que muestre que lo que hacen podría ser beneficioso para los involucrados, no son menos culpables del daño causado y de abuso de derechos humanos simplemente porque pretendían
hacer el bien. Este trabajo se divide en dos partes. La primera considera el caso del Trabajo Social y
sus implicancias para la enseñanza de Trabajo Social, y la segunda considera la política social.
Palabras clave. Trabajo Social, política social, práctica basad en la evidencia, derechos humanos.
Abstract
This paper argues that evidence based social work and social policy is a human rights imperative. It is no longer acceptable, for governments when formulating social policies or social work
agents, such as social workers, to become involved in people’s lives without some evidence that
what they are doing may be beneficial or at the very least not harmful to those who are the target
of the policy or intervention. This paper suggests where professionals and policy makers intervene
in the lives of others without evidence that what they are doing is likely to be beneficial to the
individuals involved, they are no less culpable of harm caused and human rights abuse simply
because they intended to do good. This paper is in two parts. The first part considers the case
of social work and it implications for the teaching of social work and the second part considers
social policy.
Key works. Social work, social policy, evidence based practice, human rights.
Introducción
En las dos últimas décadas, ha nacido un movimiento
dinámico para mejorar la protección social y de salud
entregada por profesionales. Una revisión rápida de
“Google Scholar” en marzo de 2005 arroja que 8.600
artículos en inglés contenían las palabras ‘evidence-based social’ (‘social basado en la evidencia’) en el título:
‘Trabajo Social basado en la evidencia’; ‘protección so-
cial basada en la evidencia’; ‘servicios sociales basados
en la evidencia’; política social basada en la evidencia’.
En marzo de 2006, un estudio similar reveló un total
de 1.500.000 artículos, libros y ponencias sobre ‘Trabajo Social basado en la evidencia’ y ‘asistencia social
basada en la evidencia’, y 1.260.000 sobre ‘política
basada en la evidencia’. ¿Por qué ha aumentado tan
masivamente el interés? ¿Se trata solamente de una
nueva ideología o es más que eso?
* Ponencia presentada en el 33° Congreso Mundial de Trabajo Social IFSW/IASSW, Chile 2006.
7
ANN BUCHANAN
En este artículo se sostiene que el Trabajo Social y
la política social basados en la evidencia son un imperativo de derechos humanos. Ya no es aceptable
que al momento de formular políticas sociales los
gobiernos o los agentes de Trabajo Social, como los
trabajadores sociales, se involucren en la vida de
las personas sin una evidencia que demuestre que
lo que hacen puede ser beneficioso –o al menos no
dañino– para quienes son el objetivo de la política
o la intervención. La historia está llena de ejemplos
de abusos de derechos humanos perpetrados por
profesionales supuestamente “bondadosos”, quienes han sometido a otras personas a experimentos
deliberados. Este estudio sostiene que cuando los
profesionales y legisladores intervienen en la vida
de los demás sin una evidencia que muestre que lo
que hacen podría ser beneficioso para los involucrados, no son menos culpables del daño causado y de
abuso de derechos humanos simplemente porque
pretendían hacer el bien. Este trabajo se divide en
dos partes. La primera considera el caso del Trabajo
Social y sus implicancias para la enseñanza de Trabajo Social, y la segunda considera la política social.
Los principios de los
Derechos Humanos son la
esencia del Trabajo Social
En este encuentro de trabajadores sociales y profesores de Trabajo Social, resulta apropiado que
recordemos los objetivos del Trabajo Social y sus
metodologías.
Resultó interesante leer el documento final de discusión que circuló sobre “Estándares globales para la
educación y capacitación en Trabajo Social” (IASSW,
2004). Dadas las amplias diferencia internacionales en la práctica de Trabajo Social, debe haber sido
un documento difícil de preparar. El escrito resume
de manera excelente los estándares en cuanto a la
diversidad cultural y étnica, además de la inclusividad de género. Los estándares acerca de currículos
centrales también están bien presentados, y se enfatiza la importancia de un entendimiento cabal de
deficiencias socio-estructurales: un conocimiento
del comportamiento humano y de la transacción
persona –en– ambiente y cómo las creencias y costumbres culturales influyen en el funcionamiento
humano; conocimiento de profesiones afines para facilitar la colaboración interprofesional; conocimiento
de políticas, servicios y leyes de bienestar social; la
importancia de la defensa y empoderamiento de las
personas, la identificación de fortalezas en las familias y una apreciación de la diversidad. Si bien los
currículos recomendados son de utilidad para comprender estos temas, parecían deficientes en cuanto a
lo que el trabajador social hace realmente “para promover el cambio social, la resolución de problemas
en las relaciones humanas y el empoderamiento y la
liberación del pueblo para incrementar el bienestar”.
Más preocupante resulta el hecho de que mientras el
trabajador social tenga los valores correctos, hay muy
poco que sugiera que él o ella realmente puede hacer
daño. Si bien la definición de Trabajo Social indica
que sus metodologías se basan en “un cuerpo sistemático de conocimientos sustentados en la experiencia
y derivados tanto de la investigación y evaluación
de la práctica”, existe poca evidencia de esto en los
currículos recomendados. Quizás deberíamos dudar
de que podemos estar seguros de que los derechos
humanos y la justicia social son realmente la esencia
del Trabajo Social, mientras soltamos un ejército de
trabajadores sociales en el mundo con el potencial de
hacer un daño considerable (IASSW, 2004).
Definición IFSW de Trabajo Social
“La profesión de Trabajo Social promueve el cambio social, la resolución de problemas en las relaciones humanas y el fortalecimiento y la liberación del pueblo para incrementar el bienestar. Mediante
la utilización de teorías sobre comportamiento humano y los sistemas sociales, el Trabajo Social
interviene en los puntos en los que las personas interactúan con su entorno. Los principios de los
Derechos Humanos y la Justicia Social son fundamentales para el Trabajo Social”.
Metodología
“... El Trabajo Social basa su metodología en un cuerpo sistemático de conocimientos sustentados
en la experiencia y derivados tanto de la investigación y evaluación de la práctica, incluyendo los
contextos locales e indígenas” (IFSW, 2006).
8
POLÍTICA Y PRÁCTICA SOCIAL BASADA EN LA EVIDENCIA: ¿UNA NUEVA IDEOLOGÍA O UN IMPERATIVO DE DERECHOS HUMANOS?
Ejemplos de daño
Para quienes nos recibimos en los años 70, una lectura obligatoria era Medical Nemesis de Ivan Illich
(Illich 1976). La esencia de su provocador mensaje
era la nueva epidemia de lo que él llamó “iatrogénesis”. “Iatrogénico” hacía referencia a un trastorno
o enfermedad causada de manera involuntaria por
el médico, debido a un diagnóstico o tratamiento
incorrecto. Según Illich, “el médico se convierte en
el agente patógeno”. El libro contenía buenos argumentos y ejemplos excelentes. Cuarenta años más
tarde, todavía lo tengo grabado en mi memoria. A
pesar de que leí el libro Can Social Work Survive?
de Brewer y Lait (1978), nadie sugirió que lo que
yo haría podría empeorar la vida de mis pacientes.
Recuerdo que cuando comencé la práctica, pensaba
que se me había entregado mucha información acerca de cómo ocurrían los problemas sociales, pero
muy poca sobre qué hacer con dichos problemas.
Ahí estaba yo, con una licencia de Trabajo Social
para experimentar con la vida de las personas.
Los ejemplos de daño abundan. Está la historia del
estudio Cambridge-Somerville. En este estudio, un
grupo de niños con un alto riesgo de convertirse en
delincuentes se repartieron al azar entre la opción
de no intervención y la opción de entrar a una estrategia planificada de apoyo social y psicológico.
Treinta años después, se descubrió que la intervención había hecho una diferencia muy significativa
en cuanto a criminalidad, alcoholismo, psicosis y
muerte temprana. Aquellos que participaron en el
programa de apoyo social habían tenido más problemas que quienes no participaron en el programa
(McCord, 1992).
En otro ejemplo más práctico, muchos creen que un
debriefing1 psicológico tras un incidente grave previene el trastorno por estrés postraumático (TEPT).
Las investigaciones no respaldan esta creencia.
Hasta ahora, los datos acerca de la efectividad del
debriefing son abrumadoramente negativos, particularmente en evaluaciones de seguimiento. Por
ejemplo, según Carlier et al. (1998), entre los policías que acudieron a un accidente aéreo, aquellos
que se sometieron a un debriefing mostraron un
número significativamente mayor de síntomas de
hiper-alerta relativos al desastre en un seguimiento 18 meses después que quienes no recibieron
el tratamiento. De acuerdo a Mayou et al. (2000),
entre las personas que acudieron a un hospital tras
un accidente de tránsito, aquellas que recibieron
CISD2 tenían un resultado significativamente peor
en tres años, en términos de síntomas psiquiátricos generales, ansiedad de viaje y nivel general de
funcionamiento. Según Bisson et al. (1993), entre
una muestra de víctimas de trauma de quemadura un 26% del grupo de debriefing tuvo TEPT en
el seguimiento tras 13 meses, comparado con un
9% del grupo control. Es importante señalar que de
acuerdo al Informe Cochrane de 11 ensayos clínicos
no se encontró evidencia de que el debriefing redujera la morbilidad psicológica general, depresión o
ansiedad, y se recomendaba la suspensión del debriefing obligatorio para víctimas de trauma (Rose,
et al. 2001). Sin embargo, el debriefing de incidentes graves continúa siendo una terapia generalizada,
a pesar de la evidencia que muestra que hace daño.
En un área más parecida a la política social, otro
ejemplo es la emigración de niños y niñas sin
acompañamiento a Canadá y Australia. Hasta la
década de los 60 y de manera bien intencionada,
Barnardo’s –una respetada ONG del Reino Unido– envió a niños y niñas sin acompañamiento
desde sus hogares residenciales, en el Reino Unido a una nueva vida en Canadá. Muchos padres
no estaban del todo conscientes de lo que ocurría
con sus hijos e hijas. Se estima que Barnardo’s llevó
más de 20.000 niños y niñas a Canadá (Barnardo’s
2005). De manera similar, entre 1947 y 1953 se
recibieron en Australia más de 3.200 niños y niñas
desde el Reino Unido y Malta. En muchos de estos proyectos, los niños y niñas fueron ubicados en
hogares dirigidos por instituciones religiosas y grupos de protección social como Christian Brothers,
Barnardo’s y el movimiento Fairbridge (National
Archives of Australia 2006).
Si bien a muchos de estos niños les ha ido bien,
otros recibieron un cuidado deficiente y/o sufrieron de negligencia o abuso, y muchos dicen hoy
estar traumatizados por la experiencia de haberse
separado de sus familias y no tener un sentido de
identidad. En esa época se creía que la emigración
les daría a los niños un maravilloso nuevo comienzo
en un mundo nuevo. En 2004 los representantes de
estos niños emprendieron acciones legales en contra de Barnardo’s por el daño que habían sufrido
(Barnardo’s 2005). Existen muchos otros ejemplos,
1 Análisis, revisión (N. E).
2 Critical Incident Stress Debriefing (CISD), o revisión de un incidente crítico de stress, es un tipo de intervención basada en una sesión
grupal única, para víctimas expuestas a un evento traumático usado para prevenir post traumatic stress disorder. (N.E.).
9
ANN BUCHANAN
pero todos refuerzan el hecho de que los trabajadores sociales deben saber más acerca de la práctica
basada en la evidencia si no quieren convertirse en
“el agente patógeno”.
lo que hacemos”. Por muy bien intencionadas que
sean, las costumbres más tradicionales pueden hacer daño, como lo demuestran numerosos ejemplos
en todo el mundo.
¿Qué es el Trabajo Social basado en la
evidencia?
¿Qué debe hacerse antes de llegar a las
intervenciones basadas en la evidencia?
Definición de Trabajo Social basado en la evidencia:
“Es la integración de la mejor evidencia científica
con experiencia clínica y valores” (Sackett, Straus,
Richardson, Rosenberg & Haynes, 2000 p1)
“Es el uso conciente, explícito y juicioso de la
mejor evidencia actual en la toma de decisiones
sobre la atención de pacientes individuales” (Sackett et al, 1997, p2)
“La atención de salud basada en la evidencia se
refiere al uso de los mejores conocimientos actuales en la toma de decisiones sobre grupos y
poblaciones” (Gray 2001)
En la primera definición se destacan los tres componentes: mejor evidencia científica, experiencia
clínica y valores. Los valores no sólo se relacionan
con comprender la diversidad y los valores culturales. Se sostiene que es éticamente inaceptable
experimentar con la vida de las personas a menos
de que exista alguna evidencia que indique que lo
que se hace en el nombre del bien realmente puede
ser de ayuda.
Implementar enfoques basados en la evidencia es
un gran desafío. Implica un cambio de actitud y humildad para aceptar nuevos perspectivas. Una de las
mayores barreras en la práctica basada en la evidencia es la tradición: “siempre hemos hecho las cosas
de esta manera”. Otra es: “a las personas les gusta
Hay cinco etapas en el desarrollo de la práctica basada en la evidencia.
El punto de partida es la identificación de un
comportamiento o una condición como problema
social. Al decidir qué es un problema social, deberá
contextualizarse de acuerdo a las normas y valores,
ética y moralidad, y la identidad grupal/nacional en
una sociedad en particular. Distintas sociedades en
épocas diferentes tendrán visiones distintas acerca
de lo que es o lo que no es un problema social (Buchanan, 2000).
Cuando se ha definido un problema social, las siguientes dos etapas son descubrir el alcance del
problema social (o epidemiología) y lo que se cree
son las causas (etiología). A nivel de Trabajo Social,
en un área local se pude querer establecer un proyecto para prevenir que los jóvenes cometan delitos.
En este caso, se recopilará información acerca de
la cantidad de delitos, el número de delincuentes
juveniles conocidos y las características de los delincuentes juveniles, y se investigará la literatura
internacional para ver si los delincuentes juveniles
de occidente compartían características similares.
De ser así, podría ser adecuado “replicar” una terapia “efectiva” de los Estados Unidos y adaptarla
a las necesidades locales. En los Estados Unidos se
ha invertido en numerosos Ensayos Clínicos Aleatorizados y Controlados (ECAC). Al igual que en
la medicina, los pacientes –o en este caso los delincuentes juveniles– se reparten de manera aleatoria
en dos tipos de tratamiento. Al final del tratamiento,
FIGURA 1
ETAPAS PARA LA PRÁCTICA BASADA EN LA EVIDENCIA (de Buchanan et al 2000)
Un problema social en su contexto cultural
Epidemiología
10
Etiología
Pruebas de
eficacia
Pruebas de
efectividad
Difusión
POLÍTICA Y PRÁCTICA SOCIAL BASADA EN LA EVIDENCIA: ¿UNA NUEVA IDEOLOGÍA O UN IMPERATIVO DE DERECHOS HUMANOS?
se ve a qué grupo le ha ido mejor. Estos ensayos se
llaman Pruebas de Eficacia y suelen llevarse a cabo
en centros de excelencia. En este caso se procede
a las Pruebas de Efectividad, lo que implica poner a prueba el programa modelo en un entorno
no clínico. ¿Funciona este modelo de tratamiento
en nuestro entorno? La etapa final es la difusión,
donde se replica un programa efectivo en un país o
área que tenga características similares (Buchanan,
2000). En la actualidad, muchos programas ofrecen
capacitación a los profesionales para garantizar “fidelidad”, es decir, que el programa se lleve a cabo
según lo esperado.
Existen otros problemas sociales que pueden ser
más complejos. Por ejemplo, el VIH/SIDA tiene una
etiología muy diferente en distintas partes del mundo. En los Estados Unidos se trata de un problema
que afecta principalmente a la comunidad homosexual, en África es un problema heterosexual y en
algunos lugares de Asia es un problema que afecta
a las mujeres afectadas por el comercio sexual. Por
lo tanto, no tendría sentido “replicar” un programa
de Estados Unidos que podría tener como objetivo
un sector equivocado de la población. Antes debe
llevarse a cabo un análisis de necesidades o buscarse más información acerca de la epidemiología y la
etiología (los factores de riesgo y protección).
Existe mucho debate acerca de los estándares de evidencia. Se necesita una evidencia científica sólida para
evitar conclusiones, resultados o resultados esperados inválidos. Generalmente se aceptan los Ensayos
Clínicos Aleatorizados y Controlados (ECAC) como
el “patrón oro” en las investigaciones. Sin embargo,
muchas intervenciones de Trabajo Social involucran
a poblaciones, escuelas y comunidades enteras donde puede ser más difícil y costoso organizar ECAC.
Acá pueden ser muy útiles los datos estadísticos.
Otros diseños, como los cuasi-experimentales y los
estudios cualitativos donde el consumidor comparte sus experiencias, también pueden ser de real
utilidad. Quizás la evidencia más sólida venga de
diversos estudios de investigación utilizando distintas metodologías en diferentes contextos. Al final, el
trabajador social debe tomar una decisión en base a
las investigaciones disponibles y en el contexto en
el que trabaja, con respecto a qué intervenciones
tienen las mejores probabilidades de ser útiles y las
menores probabilidades de causar daño.
El profesional competente Trabajo Social basado en la evidencia
Eileen Gambrill (2005) cree que cuando se trabaja
a nivel del individuo, la evidencia científica es solo
una parte del todo:
Primero el profesional debe comprender las características del paciente y las circunstancias en las
que vive él/ella o la familia. En este sentido, los trabajadores sociales deben conocer tanto el alcance
del problema como sus posibles causas. Luego, el
profesional competente debe establecer las preferencias y deseos del paciente. En un mundo ideal
FIGURA 2
UN MODELO PARA LAS DECISIONES BASADAS EN LA EVIDENCIA EN LA PROTECCIÓN SOCIAL
(Gambrill, 2005)
Características del cliente y sus circunstancias
Pericia clínica
Preferencias y
acciones del cliente
Evidencia
científica
11
ANN BUCHANAN
se podría preguntar al paciente: “¿cuál sería su escenario ideal?” Luego, este “escenario ideal” debe
ajustarse a las realidades actuales de la situación de
cada paciente. Por ejemplo, en casos de delincuencia, maltrato infantil y salud mental, esto puede
significar asegurarse de que el paciente comprenda
las repercusiones legales de sus actos. Posteriormente, el profesional aplica lo que conoce en base
a la evidencia científica. Por ejemplo, en una situación de maltrato infantil donde el padre es muy
agresivo, puede haber un programa local para el
control de la ira que podría ayudar. Pero esto no
es todo. Cada persona es única. Al final existe un
elemento de experiencia clínica al decidir cuáles
pueden ser las mejores intervenciones para ayudar
al paciente.
Oxford - un centro de actividad basada
en la evidencia
En el Reino Unido, Oxford ha estado en el centro
de gran parte de este movimiento. En 1993 Sir Ian
Chalmers fundó la Cochrane Collaboration. Sir Ian
era un médico general que sentía que los médicos
se confundían con la cantidad de investigaciones
y los distintos tratamientos recomendados para los
mismos síntomas. El juramento hipocrático “no
hacer daño” sustenta la práctica médica en todo el
mundo, pero ¿cómo podría un médico general moderno asegurarse de que su práctica se basa en “la
mejor evidencia” de que está ayudando a no dañar
al paciente?
Ian Chalmers refinó la metodología de las “revisiones sistemáticas”. Se trata de revisiones que analizan
sistemáticamente los hallazgos de diversos estudios
de investigación acerca de un tema en particular y
llegan a una conclusión general acerca de los méritos de tratamientos específicos para problemas
específicos. Actualmente la Cochrane Collaboration
es una organización internacional e independiente
sin fines de lucro, dedicada a elaborar información
actualizada y precisa sobre los efectos de la atención
médica disponible en el mundo. Produce y circula
revisiones sistemáticas de intervenciones de atención médica y promueve la búsqueda de evidencia
en la forma de ensayos clínicos y otros estudios de
intervenciones. El principal producto de la Collaboration es la Cochrane Database of Systematic
Reviews [Base de Datos Cochrane de Revisiones
Sistemáticas], que se recopilan en The Cochrane Library (Cochrane, 2006) y que están disponibles en
Internet sin costo. Muchos de nuestros estudiantes
utilizan revisiones publicadas por Cochrane Libray
para sus tesis de Magíster.
12
La Campbell Collaboration - la división de
educación, bienestar social y justicia penal
El siguiente paso lógico fue la idea de que las
investigaciones sobre intervenciones sociales también debían revisarse de manera más sistemática.
En diciembre de 2000, el Centro Cochrane en el
Reino Unido transfirió los elementos de educación,
bienestar social y justicia penal de su trabajo a una
nueva organización, la Campbell Collaboration.
Esta organización comenzó a aumentar el archivo de inmediato. Hoy existen casi 12.000 ensayos
aleatorios y posiblemente aleatorios sobre educación, bienestar social y justicia penal. Cada registro
en el archivo contiene información sobre citaciones
y disponibilidad, y por lo general incluye un resumen. El público puede acceder a ellos sin costo a
través de Internet.
Magíster en Trabajo Social basado en la evidencia de la Universidad de Oxford
La Barnett House, en la Universidad de Oxford,
tiene una larga trayectoria en investigaciones sobre
problemas sociales, enseñanza y práctica. Como
tal, quizás fue la precursora del actual movimiento basado en la evidencia. Se estableció en 1914
en memoria de Canon Barnett, un antiguo rector
de Toynbee Hall, la primera residencia universitaria que se había fundado en Whitechapel 30 años
antes para dedicarse a los ideales del servicio social e investigación social. La nueva institución en
Oxford sería un centro para el estudio de problemas
sociales y económicos, además de la educación y
preparación de hombres y mujeres para el Trabajo
Social y la investigación social.
En años recientes, ha habido dos corrientes interrelacionadas en el Departamento. Por un lado, existe
un Programa de Magíster en Política Social Comparativa, y por otro está el Magíster en Trabajo Social
Profesional. En los diversos centros de investigación
se realizan importantes programas de investigación,
particularmente: el Centro de Investigación Basado
en la Evidencia, del cual soy miembro, el Centro
de Investigación sobre Desventaja Social, el Centro
Oxford para el Derecho de Familia; mi propio centro, el Centro para la Investigación de Paternidad e
Hijos y el Proyecto Oxford de Población (OXPOP).
En el año 2003, en un emocionante nuevo desarrollo, nació el Magíster en Trabajo Social Basado en la
Evidencia. Con él se reemplazaba el programa de
capacitación profesional anterior para trabajadores
sociales, y se expandía la corriente doctoral (www.
apsoc.ox.ac.uk). Recientemente los gobiernos del
Reino Unido, Suecia, Noruega y otros han solici-
POLÍTICA Y PRÁCTICA SOCIAL BASADA EN LA EVIDENCIA: ¿UNA NUEVA IDEOLOGÍA O UN IMPERATIVO DE DERECHOS HUMANOS?
tado al Departamento que realice un número de
revisiones sistemáticas para informar sobre políticas
y prácticas futuras. Importantes ensayos de intervención también dicen relación con intervenciones
de paternidad, divorcio y una importante nueva
corriente liderada por Don Operario sobre intervenciones sociales para el VIH/SIDA.
Entonces, ¿qué hemos aprendido?
Los últimos tres años han sido una rápida curva de
aprendizaje. Nuestros estudiantes vienen de todos
los continentes en el mundo: Chile, Argentina (todavía no Brasil), los Estados Unidos, Canadá, países
europeos post-comunistas, Rusia, India, China y
Australasia. Al comenzar el curso nos propusimos
encontrar “intervenciones basadas en la evidencia”.
Los estudiantes utilizaron Internet para encontrar
evidencia que apoyara las intervenciones para condiciones como la depresión posparto, el VIH y el
abuso de drogas. Recuerdo muy bien el primer año.
En el grupo de depresión, el alumno de los Estados
Unidos encontró diversos ECAC que mostraban
que la Terapia Cognitivo-Conductual individual
era efectiva para tratar a mujeres con depresión. El
alumno de Rumania señaló que “era espléndido,
pero en Rumania había un trabajador social por
al menos cada 1.000 mujeres con depresión, y no
había cómo organizar un tratamiento individual”.
El alumno de India dijo que él también tenía un
problema, ya que “en India no existe la palabra depresión”. Los estudiantes continuaron la discusión.
No se trataba de que en India no hubiese madres
con depresión. La tasa de suicidios de madres lo
desmentía, pero era un tema sensible. Entonces,
¿cómo podían ayudar a estas madres sin causarles
un estigma potencialmente dañino? Finalmente los
estudiantes decidieron que, ya que la mayoría de las
madres asistían a algún tipo de clínica de servicio
social para niños y niñas, era necesario capacitar a
los trabajadores para identificar y obtener un apoyo
discreto para las madres con depresión.
La enseñanza sobre VIH ha sido igualmente dramática. Actualmente Don Operario trabaja en una
investigación sobre intervenciones sociales para reducir la frecuencia de VIH/SIDA en China. En ese
país la homosexualidad es ilegal, por lo que el VIH/
SIDA contraído mediante ese tipo de relaciones debe
manejarse con especial sensibilidad. Muchas personas también se han infectado al comprar sangre
que venden las personas pobres de las áreas rurales,
algunas de las cuales están infectadas con VIH. Lo
que Don debe hacer es comprender la naturaleza de
las sensibilidades del problema antes de que pueda
realizarse alguna intervención. El potencial de hacer
más daño es muy alto.
Tal vez lo más importante es que hemos aprendido
que existe una jerarquía de evidencias. Si bien el
Ensayo Clínico Aleatorizado y Controlado puede
ser el patrón oro, este mismo tiene sus limitaciones, ya que solo hace referencia a una muestra en
particular, en un momento en particular, y puede
no ser culturalmente apropiado. Ahora sabemos
que la mejor evidencia tiene múltiples focos que
vienen de distintas investigaciones, y que ha utilizado metodologías y muestras diferentes en
distintas partes del mundo. Lo que hemos debido
hacer es entrenar a nuestros estudiantes para que
sean críticos con respecto a la investigación y que
comprendan lo que las investigaciones pueden y
no pueden decir.
Principalmente, hemos aprendido que quienes intervienen en la vida de los demás, particularmente
como agentes del estado, sin importar en qué parte
del mundo trabajen, necesitan estar conscientes de
que pueden hacer daño. El hecho de que no existan investigaciones disponibles en su área o en su
tema no es excusa. El trabajador social debe descubrir lo que se sabe de otras áreas, juzgar cuán
relevantes pueden ser los hallazgos para su trabajo
y luego decidir si una intervención efectiva conocida de otra área debe adaptarse a las necesidades de
sus pacientes. Además, debe asegurarse de evaluar
lo que está haciendo e informar a otros sobre sus
hallazgos. Es así como construimos el banco del
conocimiento.
Política social basada en la evidencia
En cuanto a la política social, la tarea es más difícil. La política basada en la evidencia todavía se
encuentra en una etapa embrionaria. En muchas
sociedades, las fuerzas políticas dominantes son
fuertemente ideológicas, y estos gobiernos están
menos interesados en utilizar las investigaciones
para informar acerca de políticas. A John Milton Keynes se le atribuye el haber dicho: “no hay nada que
los gobiernos odien más que estar bien informados,
porque hace que los procesos de tomar decisiones
sean mucho más complicados y difíciles”. También
se dice que Ronald Reagan tomó la mayoría de sus
decisiones basado en la astrología, ¡y la verdad es
que le sirvió bastante! (Mulgan, 2006). Pero los
tiempos están cambiando.
Actualmente, las instituciones globales, la OCDE, el
Banco Mundial, las reformas de mercado europeas y
el PNUD están haciendo estudios comparativos for13
ANN BUCHANAN
males acerca de cuán bien les va a los distintos países
(por ejemplo, el Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo, 2004). Una de las fuerzas para el
cambio más potentes del gobierno británico ha sido
aprender cuán bien les ha ido comparado con otros
países. Esto demostró que el Reino Unido tendía a
compararse con los Estados Unidos, pero a los Estados Unidos por lo general les iba mucho peor que
al Reino Unido en temas como el crimen, la política
social y los niños y niñas viviendo en la pobreza,
mientras que a otros países en Europa les estaba yendo mucho mejor. La globalización del conocimiento
hace difícil esconder los resultados de malas políticas de gobierno. Los medios están en todos lados,
demostrando distintos estándares de vida, discriminación y abusos de derechos humanos. Con Google,
en 0,14 segundos cualquier ciudadano puede reunir
un conjunto creíble de información sobre cualquier
asunto para el cual desee buscar una respuesta. Pero
¿hasta qué punto podemos discutir que un mal gobierno - o un gobierno que ignora la evidencia para
implementar mejores políticas - está cometiendo
abusos de derechos humanos? La Enciclopedia Filosófica Stanford (0,84 segundos en Google) resume
los derechos inherentes en la Declaración Universal
de Derechos Humanos, 1948.
Declaración Universal de Derechos Humanos
(Naciones Unidas 1948)
a. Derechos de seguridad - protección contra el
asesinato, masacre, tortura y violación.
b.Derechos de libertad: protección de la libertad en áreas como creencia, expresión,
asociación, reunión y movimiento.
c. Derechos políticos: reuniones, protestas, votaciones, servicios en cargos públicos.
d.Derechos al debido proceso que protegen
contra los abusos del sistema legal, como
encarcelamiento sin juicio, juicios secretos y
castigos excesivos.
e. Derechos de igualdad; ciudadanía igualitaria,
igualdad ante la ley.
f. Derechos de bienestar (o derechos económicos y sociales): provisión de educación,
protecciones contra propiedad y hambre.
Cualquier país que ratifica un acuerdo de derechos
humanos de las Naciones Unidas se compromete a
respetar e implementar los derechos cubiertos por
el acuerdo. También se compromete a aceptar y
responder a un escrutinio internacional y crítica de
14
su cumplimiento. El PIDCP señala que los estados
participantes deben informar periódicamente acerca de su cumplimiento del acuerdo. “Los derechos
humanos son una aspiración... se trata de evitar lo
terrible en lugar de lograr los mejores estándares
mínimos” (Stanford Encyclopedia, 2006). El dilema
es que en un mundo globalizado los estándares están cambiando y que lo “terrible” y lo “mínimo” son
objetivos en movimiento. ¿Deberían los ciudadanos
estar felices con políticas ineficaces para aliviar la
pobreza y mejorar la educación y la salud cuando
las investigaciones pueden demostrar que hay mejores maneras de alcanzar los mismos fines por un
costo similar? Los gobiernos democráticos pueden
estar impulsados por las ideologías y ser bien intencionados, pero ¿no es un abuso de los derechos
humanos negar remedios eficaces a los ciudadanos
para sus males sociales?
Por supuesto, los gobiernos tienen otras consideraciones. La evidencia o el conocimiento viene en
muchas formas (Mulgan, 2006). Existe el conocimiento de política: por ejemplo, ¿qué funciona para
combatir el crimen? Luego está el conocimiento
científico: ¿qué es responsable del cambio climático?
También está el conocimiento profesional, el conocimiento que viene de enseñar acerca de la práctica
médica o de bienestar social. Algo muy importante
en las sociedades democráticas es el conocimiento
de la opinión pública, que puede o no coincidir con
el conocimiento científico. El desafío para el servicio público en cualquier país es cómo entender
todos estos distintos tipos de conocimiento.
Otra dificultad es que en algunas áreas existe un
amplio consenso acerca de lo que se sabe, por ejemplo, microeconomía, mercados laborales, algunas
áreas de la medicina - acá el conocimiento de política es similar a la ciencia natural. Pero en otras áreas
existe un gran desacuerdo sobre lo que se sabe, y la
evidencia es muy delgada. En estos campos, los gobiernos democráticos tal vez deban adelantarse a las
investigaciones para responder a los requerimientos
de sus constituyentes, pero siempre estará disponible una fuente de conocimiento bastante confiable.
Cuando falta conocimiento, quienes experimentan
los males sociales pueden ser informantes confiables sobre el impacto de las políticas de gobierno.
¿Cómo puede la política basarse en la
evidencia?
En el Reino Unido, recientemente concluí una revisión sobre el impacto de políticas gubernamentales
en niños y familias en riesgo de exclusión social
(Buchanan et al. 2004). Esto puso en relieve las
POLÍTICA Y PRÁCTICA SOCIAL BASADA EN LA EVIDENCIA: ¿UNA NUEVA IDEOLOGÍA O UN IMPERATIVO DE DERECHOS HUMANOS?
muchas maneras –aunque aun son imperfectas– en
que el Reino Unido de Blair intenta incorporar la
evidencia a los procesos de elaboración de políticas.
En la etapa de formación de políticas, grupos interesados claves realizan sondeos, generalmente en
focus groups en los que participan académicos, y en
las mismas condiciones con usuarios y proveedores de servicios. Le sigue un proceso más amplio de
consulta, tal vez en la forma de un Libro Verde. Una
vez que se formula una política el gobierno publica
Acuerdos de Servicio Público (PSA, por sus siglas
en inglés), que señalan los objetivos de la política
en un área en particular, por ejemplo para aumentar
logros educativos entre los jóvenes. Para monitorear
la política, los documentos gubernamentales describen indicadores de desempeño, que mostrarán
si la política va por buen camino. Estos serán, por
ejemplo, los niveles que han logrado niños que viven en la pobreza en las Pruebas de Rendimiento
Estandarizado (SAT, por sus siglas en inglés) a los
7, 11 y 14 años en diversos colegios. Otro indicador es la cantidad de ausentismos escolares en un
período en particular. Se publican objetivos acerca
de lo que el gobierno espera lograr mediante sus
políticas: por ejemplo, para aumentar el número de
niños que reciben comidas gratis o que alcanzan el
nivel 4 en las SAT, o para reducir el número de días
educativos perdidos por ausentismos injustificados.
Luego se entregan fondos a las organizaciones para
enfrentar bajos niveles de desempeño y altos niveles
de ausentismo.
Para evaluar la política, el gobierno tiene una variedad de datos potenciales. Tiene los “datos de
tendencia” o las estadísticas de los indicadores de
desempeño recopilados por estadísticos gubernamentales. En muchos casos estos se publican para
“nombrar y avergonzar”, por ejemplo, autoridades
educacionales con bajo desempeño. El Gobierno
también solicita evaluaciones de distintos aspectos
de sus políticas a evaluadores externos. Para nuestro trabajo para la Unidad de Exclusión Social, se
nos pidió que hiciéramos una revisión de todas
las evaluaciones y de la literatura formal y “gris”.
Finalmente, para este proyecto también solicitaron estudios de caso: entrevistas cualitativas en
profundidad con padres e hijos que podrían verse
afectados por el problema.
En los Proyectos de las Naciones Unidas para el
Desarrollo se utiliza un enfoque muy similar. Por
ejemplo, los Objetivos de Desarrollo del Milenio
(ODM) representan un conjunto de metas y objetivos
mensurables y sujetos a limitaciones de tiempo para
combatir la pobreza, el hambre, las enfermedades,
el analfabetismo, la degradación medioambiental y la discriminación hacia las mujeres. Surgidos
de la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas
de 2000, los objetivos son el medio para acelerar
el paso del desarrollo en el mundo y para medir
resultados concretos (UNDP 2004). En un mundo
globalizado es difícil ignorar la evidencia, en especial cuando hay sólidas investigaciones sobre cómo
se puede mejorar la protección y el bienestar de
los ciudadanos, respetando costumbres culturales
y reconociendo la disponibilidad de recursos económicos. En este trabajo diríamos que hacer eso
–ignorar la evidencia– sería un abuso de derechos
humanos.
Trabajo Social y política social basados
en la evidencia. ¿Una nueva ideología o
un imperativo de Derechos Humanos?
El viaje recién ha comenzado. En el Trabajo Social
y en la educación de trabajadores sociales tenemos
un largo camino que seguir antes de que podamos
decir que nuestra práctica está “basada en la evidencia”. Cuando comencé mi práctica como trabajadora
social, un sabio psiquiatra mayor me dijo en 1970:
“en mi vida, no hemos sabido realmente lo que les
haremos a las personas, pero en tu vida podrían
saberlo”. El banco de conocimientos en el Trabajo
Social está creciendo. La política social basada en
la evidencia tiene tal vez un viaje mucho más largo.
Recién estamos comenzando a saber cómo hacer un
mejor uso del conocimiento que está disponible.
Sin embargo, insisto en que la política y práctica
basadas en la evidencia no son solo una nueva ideología; son un imperativo de derechos humanos. El
solo hecho de que tengamos buenas intenciones no
nos hace menos culpables del daño hecho a los demás que si nuestros actos fuesen deliberados.
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ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 76 / Julio / 2009 / P. 17-34
¿Cómo hacen investigación los
trabajadores sociales?
Una primera aproximación a las
experiencias de investigación de una
generación de profesionales chilenos
How research is done by social workers?
A first approach to the research experiences of a
generation of Chilean professionals
MARÍA GABRIELA RUBILAR
María Gabriela Rubilar es © Doctor por la Universidad Complutense de Madrid, actualmente es académica de la Escuela de
Trabajo Social, P. Universidad Católica de Chile. Su dirección postal es Av. Vicuña Mackenna 4860, Macul - Campus San Joaquín.
Su correo electrónico: grubilad@uc.cl
Resumen
En este artículo sintetiza los resultados de una investigación que analizó el quehacer investigativo
de un grupo de trabajadores sociales chilenos, titulados entre 1995 y 2005.
Se asume como punto de partida de este trabajo, que el quehacer de los trabajadores sociales
se encuentra estrechamente vinculado con prácticas investigativas, que desde distintos caminos
complementan y enriquecen el desarrollo profesional.
El estudio se realizó siguiendo las directrices del método biográfico interpretativo, lo que hizo
posible la construcción de una tipología que identifica tres perfiles profesionales, diferenciados de
acuerdo al modo cómo los trabajadores sociales se aproximan a la investigación social y la forma
como la desarrollan.
Estos perfiles, constituyen un primer paso en la construcción de una tipología de investigación
en Trabajo Social, dado que fueron elaborados a partir de las identidades de los profesionales que
participaron en este estudio, la que se espera continuar profundizando con aportes provenientes
de otras investigaciones.
Palabras claves. Práctica Investigadora - Método biográfico/interpretativo —Investigación Social—
Quehacer profesional.
Abstract
This abstract analyzes the investigation developed by a group of Chilean social workers graduated between 1995 and 2005. It is assumed —as a starting point— that, though this investigation
constitutes a field that is still developing for this profession, the social workers‘ work is closely
linked with investigative practices which, through different ways, complement and nurture the
professional development.
The study of the social workers’ research was carried out following the guidelines of the biographical interpretation method. This allowed the construction of a typology that identifies three
professional profiles which are differentiated according to the way in which the social workers
get nearer to we social investigation and to the way in which it is developed.
These profiles constitute a first typological construction because they were drawn up starting
from the professionals’ identities who participated in this investigation. This investigation is expected to deepen thanks to contributions coming from other investigations.
Key words. Investigative practices —biographical interpretative method— social investigation -
workers work.
17
MARÍA GABRIELA RUBILAR
Introducción
El sentido de una indagación del oficio investigativo de los trabajadores sociales
Reconociendo que la articulación entre investigación e intervención, constituye en una preocupación
de larga data para el Trabajo Social, este artículo
muestra qué hay más allá de la tensión inicial1, qué
puentes o conexiones se producen entre investigación y acción social, y el modo como ésta se expresa
en determinadas actuaciones.
El trabajo se inicia constatando que la preocupación en torno a la relación entre investigación e
intervención estaba presente, aunque con otras
denominaciones, en los primeros escritos de la profesión2. En el contexto latinoamericano, algunos
autores como Grassi (1995), Kisnerman (1998),
Heler (2002) y Matus, Aylwin y Forttes (2004)
plantean que, desde el inicio del Trabajo Social, los
profesionales han hecho investigación, pero ésta
suele encontrarse encapsulada o silenciada. Y, por
lo mismo, se desarrolla en forma marginal o desde
ámbitos que cuentan con escasa difusión e incidencia pública. Desde esta perspectiva, la investigación
no sería antagónica a la intervención, sino más bien
una dimensión a potenciar y complementar, reconociendo con ello el carácter complejo de ambos
procesos y sus múltiples interrelaciones3.
Este planteamiento, encuentra entre sus fundamentos un supuesto central, que este artículo aborda
cuando se propone desentrañar el modo cómo hacen
investigación los trabajadores sociales. Constituyéndose en la pregunta guía de esta investigación, que
toma como referente inicial una serie de escritos y
publicaciones que abordan la historia del Trabajo
Social y que señalan que, desde sus orígenes, los
trabajadores sociales han contado con instrumentos
y herramientas orientadas a conocer e indagar en las
en problemáticas sociales que afectan a determinadas personas y colectivos4.
El diagnóstico social, la visita domiciliaria, el
informe social y la entrevista sociofamiliar son instrumentos metodológicos presentes desde el inicio
de la formación de los trabajadores sociales. Estas
técnicas, que fueron impulsadas con el propósito
de objetivar, obtener evidencia, y asignar un carácter científico a la asistencia social (Richmond,
1917), han sido reinterpretadas en el transcurso
del desarrollo de la profesión, alcanzando hoy en
día distintas aproximaciones según los enfoques
o perspectivas que las sustentan5. Desde la perspectiva de esta investigación, estos instrumentos
tradicionales de intervención profesional, presentan
importantes similitudes con algunas de las técnicas
e instrumentos utilizados en la investigación social,
especialmente aquella que se desarrollan desde un
enfoque cualitativo. La observación, la conversación, el uso de técnicas narrativas6, se encuentran a
la base de estas aproximaciones que, aparentemente, persiguen propósitos distintos.
Callejo y Viedma (2005) en una publicación reciente dan cuenta precisamente de esta relación,
al profundizar en las orientaciones actuales de la
investigación y los alcances que la investigación
puede lograr desde la perspectiva de la intervención social. Especial atención brindan en su trabajo
1 Por lo general, los debates y discusiones sobre esta cuestión suelen abordarse desde dos polos: uno, dedicado a conocer, describir e
interpretar; y el otro dedicado a la acción. Desde una mirada tradicional cada polo se opone al otro, percibiéndose como una tensión
que hace que los profesionales del Trabajo Social se ubiquen preferentemente en el plano de la acción, dejando de lado la generación de
conocimiento.
2 En los años 20, la estadounidense Mary Richmond (1917 y 1922) planteaba la necesidad aplicar técnicas e instrumentos que permitieran
asignar un carácter científico a la asistencia. Unas décadas antes, en España, Concepción Arenal asumía una posición similar en su libro
La beneficencia, la filantropía y la caridad, publicado en 1894.
3 Los planteamientos de Daniel Bertaux reafirman lo anterior cuando señala “... lo social no es fijo; es político y “opera” bajo la presión
de fuerzas contrarias y cambiantes. Si estructura el campo de la praxis, es a su vez el objeto, el foco de la praxis. Una sociología que
no se limitara a analizar el orden establecido, sino que tratara de aprehender las contradicciones que dicho orden engendra y las
transformaciones estructurales resultantes, debería esforzarse por unificar el pensamiento de lo estructural y el de lo simbólico, y
sobrepasarlos para llegar a un pensamiento de la praxis” (1999, p. 6).
4 Matus, Aylwin y Forttes en La reinvención de la memoria, señalaron que desde sus inicios como profesión, el Servicio Social cuenta con
“una tradición escrita, donde existen narrativas, modelos y formas de registro de sus intervenciones y donde se le asigna tempranamente
un papel de relevancia a la investigación social” (2004, p. 28). Sus argumentos coinciden con los planteamientos de Haluk Soydan
(2004) y Carlos Marchevsky (2006)
5 Desde distintas posiciones, autores como Karsz, 2007; Mazzola, 1998; Seden, 1999; Vass, 1986, dan cuenta de estos elementos como
componentes esenciales de la habilidades y competencias de los trabajadores sociales.
6 Especialmente entrevistas. Constatando que a las ya tradicionales orientaciones entregadas por Mary Richmond (1917 y 1922), le han
seguido una serie de manuales y compendios entre los que se destacan los trabajos recientes de Cáceres, Oblitas y Parra, 2000; Rosell,
1989; y Travi, 2006, por sus especificidades para el Trabajo Social.
18
¿CÓMO HACEN INVESTIGACIÓN LOS TRABAJADORES SOCIALES? UNA PRIMERA APROXIMACIÓN
A LAS EXPERIENCIAS DE INVESTIGACIÓN DE UNA GENERACIÓN DE PROFESIONALES CHILENOS
a las conexiones entre proyectos de investigación e
intervención, aportando nuevas reflexiones metodológicas en el campo de la investigación-acción
e investigación social participativa, así como en el
diseño de investigaciones que combinan técnicas
diversas de recopilación y análisis de información.
Sus argumentos encuentran importantes similitudes con los planteamientos desarrollados por el
norteamericano Donald Shön (1983 y 1987) quien
dos década antes, analizó las prácticas de los trabajadores sociales, centrando su investigación en la
forma cómo los profesionales aprenden. Al estudiar
el quehacer de los trabajadores sociales, Shön7 descubrió que en el Trabajo Social hay una distancia
entre la teoría y la práctica profesional, como la hay
en toda situación donde la teoría analiza aquello
que llamamos realidad.
Tomando en cuenta lo señalado por Shön, esta investigación concibe la relación entre investigación
y Trabajo Social como una realidad con múltiples
interconexiones y significaciones. Y es desde esta
posición, que se analiza de manera exploratoria, las
vinculaciones que los profesionales establecen entre
investigación y acción profesional, y los significados que le atribuyen. La investigación se desarrolló
siguiendo las directrices y orientaciones que proporciona el enfoque interpretativo8, dado que se
consideran que las visiones y concepciones que los
profesionales tienen de la investigación social, son
dependientes de las interpretaciones que tienen los
sujetos participantes en este estudio, incluidas las
visiones de la autora de esta investigación9.
Desde este enfoque se entiende que la propuesta
tipológica que se ofrece en el cuerpo principal de
este artículo es una interpretación, entre otras, que
avanza en la construcción de perfiles o tipologías
profesionales. Otras lecturas son posibles, y desde
ya queda abierta la invitación a pensar en otras posibilidades que contribuyan a la reflexión disciplinar
en torno a la relación entre investigación y Trabajo
Social10.
Las opciones metodológicas de
esta investigación:
El enfoque histórico biográfico, los
testimonios de investigación y la
identificación de una tipología.
Siguiendo como lineamiento central la pregunta
¿cómo hacen investigación los trabajadores sociales? se desarrolló una práctica investigadora, cuyos
resultados se suman a aquellas posiciones que dan
cuenta de la existencia de interconexiones entre las
herramientas e instrumentos que los trabajadores
sociales utilizan en sus actuaciones profesionales y
determinadas técnicas de investigación social.
Se optó por analizar en profundidad el quehacer
investigativo de un número acotado de trabajadores sociales con el propósito de estudiar y analizar
las prácticas de investigación que estos profesionales han desarrollado; la formación recibida en este
ámbito; los enfoques y perspectivas metodológicas
utilizadas en el desarrollo de sus investigaciones,
así como la valoración de los alcances asignados a
su trabajo. Del mismo modo, se analizaron las motivaciones que les llevaron a estudiar la carrera, la
forma como conciben la relación entre investigación e intervención, y en el modo cómo articulan
los conocimientos allí generados a su quehacer
profesional11.
El enfoque histórico biográfico fue la propuesta
metodológica utilizada para el desarrollo de esta
investigación, cuyo principal referente investigativo fue la construcción de ocho testimonios de
Este autor plantea en su trabajo que el estudio de la práctica profesional es un reto para la investigación, en la medida que los
profesionales utilizan en su quehacer una mezcla de acciones, ideas, retazos de diversas teorías, habilidades personales, adaptaciones a
las situaciones particulares, entre otros elementos (Shön, 1983). Plantearse el estudio de las prácticas investigativas de los trabajadores
sociales significa, de alguna forma, asumir este desafío, al intentar develar un ámbito de la profesión oscurecido por creencias, debates,
polémicas y tensiones hasta ahora no resueltas.
8 Al respecto Claudio Ramos señala: “en el paradigma interpretativo las relaciones estudiadas remiten más bien a entrecruzamientos de
eventos, a secuencias de procesos históricos” (2005, p. 108).
9 Este posicionamiento se hace tomando la sugerencia formulada por Denzin y Lincoln (2005) acerca de la conveniencia de iniciar una
investigación haciendo un reconocimiento de los condicionamientos históricos y socioculturales del investigador.
10 En este contexto, resulta especialmente significativas lo escrito por Juan Francisco Marsal (1979) en Pensar bajo al Franquismo, cuando
reconoce el carácter condicionado de su análisis, y por lo mismo invita al lector a formular sus propias interpretaciones.
11 Específicamente con esta investigación se esperaba: (1) Indagar en la formación investigativa de los trabajadores sociales, analizando
el papel que ha jugado la formación a lo largo del desarrollo profesional; (2) Conocer su quehacer investigativo, analizando el modo
como hacen investigación, los enfoques o perspectivas utilizadas, el tipo de conocimiento generado, así como las técnicas e instrumentos
privilegiados en este labor; y (3) Analizar la forma como se dan las interacciones entre intervención e investigación desde el Trabajo
Social.
7
19
MARÍA GABRIELA RUBILAR
investigación de trabajadores sociales titulados de
una universidad chilena entre 1994 y 200512. Este
enfoque que articula dimensiones sociales e individuales extraídas de los testimonios, permite abordar
el problema de la investigación desde la narración
de la propia historia profesional, donde el relato
es comprendido en sí como una expresión identitaria, ya que implica un trabajo de construcción y
reflexión sobre sí mismo y sus circunstancias.
Este enfoque ha tomado una fuerza inusual en las
últimas décadas, producto de una serie de trabajo publicados a inicio del 2000 entre los que se
destacan las aportaciones de Prue Chamberlayne,
Johanna Bornat & Tom Wengraf, 2000; Tom Wengraf, 200113; Gabriele Rosenthal 2004; Kip Jones
2004, entre otros14.
Pese a su actual vigencia, en esta investigación el
acercamiento histórico-sociológico se sustenta
básicamente en las orientaciones metodológicas
entregadas por Daniel Bertaux a principios de los
80, que buscaban hacer visible, a través de testimonios, las coordenadas histórico-biográficas de
los participantes en la investigación. Además de
las aportaciones de este autor, el énfasis otorgado
al método biográfico sigue esencialmente las tradiciones de las historias de vida de William Thomas
y Florián Znaniecki (1919); William Whyte (1953);
Oscar Lewis (1961 y 1964), y Juan Francisco Marsal
(1979). De igual forma, se consideraron las orientaciones metodológicas que brindan practicantes
contemporáneos del método biográfico en Hispanoamérica, como Juan José Pujadas (1992), Ana Lía
Kornblit (2004), y Miguel Valles (2006 y 2007).
Para el análisis de las prácticas investigadoras y la
construcción de los perfiles sociobiográficos, se
siguió la tradición investigativa de los testimonios
escritos, en directa vinculación con los relatos e
historias orales (Lejeune, 1994). Siete de los ocho
testimonios presentados fueron elaborados a partir
de entrevistas cualitativas, mientras que el testimonio restante siguió la tradición de las autobiografías
o autoentrevistas, en la línea propuesta por ReedDanahay (1979), Boufoy-Bastick, (2004) y Miguel
Valles (2006)
La identificación de regularidades al interior de
cada testimonio y entre los testimonios fue lo que
hizo posible la construcción de tres perfiles de trabajadores sociales, diferenciados a partir del modo
cómo estos profesionales conciben y hacen investigación social. Cada perfil se configura a partir de
un eje o tópico central, desde el cual se despliegan
elementos y rasgos que le caracterizan: El primer
perfil posee como componente central los procesos
de toma de decisiones de políticas sociales, y es desarrollado en su mayoría por consultores y expertos
quienes recurren a la investigación para orientar las
actuaciones públicas. El elemento central que caracteriza a los profesionales que integran el segundo
perfil es precisamente la investigación y el interés
que han demostrado estos trabajadores sociales por
dedicarse profesionalmente a ella. A diferencia del
perfil anterior, en el tercer y último perfil, será la
intervención la que determina el modo y la forma
como se desarrolla el quehacer investigativo.
Una propuesta de análisis con tres
perfiles de trabajadores sociales
Las primeras referencias que evidenciaron la existencia de rasgos o elementos diferenciadores entre
los entrevistados, surgieron al momento construir
los testimonios autobiográficos15. Fue en esta fase
donde emergieron los primeros elementos y relaciones que conforman una tipología que identifica tres
perfiles de profesionales. Cada perfil daría cuenta
de un modo o forma de entender y hacer investigación desde el Trabajo Social.
Utilizando entrevistas biográficas, se construyeron los testimonios de investigación de ocho trabajadores sociales, titulados en una
de las primeras Escuelas de Trabajo Social del país que impartió la Licenciatura en Trabajo Social, con ello ampliando la formación
investigativa de sus egresados. Sus testimonios y experiencias de investigación se constituyen en el principal material empírico utilizado en
esta investigación, que recurre a un número acotado de casos para analizar en profundidad una experiencia o quehacer determinado.
13 Especial relevancia adquiere en esta investigación el trabajo de Tom Wengraf, quien ha utilizado el enfoque biográfico en el estudio de
las prácticas de profesionales. Su estudio publicado en el año 2004 con el título “Boundaries and Relationships in Homelessness Work:
Lola, an Agency Manager” analiza el quehacer profesional de una administradora de servicios sociales y los conflictos que ella enfrenta
en su labor, realzando el papel de las experiencias personales en sus investigaciones.
14 La mayor parte de estos autores utilizan una técnica de entrevista que consiste en una sola sugerente pregunta narrativa inicial (pasiva,
minimalista), para provocar una extensa e ininterrumpida narración.
15 Las entrevistas fueron trabajadas bajo el formato de testimonios, siguiendo esencialmente las orientaciones de edición proporcionadas
por Miguel Valles, el que toma como referente el trabajo de Oscar Lewis (1973), quien a propósito de la preparación de su libro Los hijos
de Sánchez, escribió: “al preparar las entrevistas para su publicación, he eliminado mis preguntas y seleccionado, ordenado y organizado
sus materiales en autobiografías congruentes[0]”. Con ello se sigue una tradición ya iniciada por Allport en 1942, quien señalaba que
las autobiografías podían ser, además de completas, temáticas y corregidas” (en Valles, 2008, p.20).
12
20
¿CÓMO HACEN INVESTIGACIÓN LOS TRABAJADORES SOCIALES? UNA PRIMERA APROXIMACIÓN
A LAS EXPERIENCIAS DE INVESTIGACIÓN DE UNA GENERACIÓN DE PROFESIONALES CHILENOS
Antes de presentar los rasgos que caracterizan a
cada perfil, se considera conveniente precisar
que los perfiles sociobiográficos no son tipologías puras, sino más bien, el encadenamiento de
un conjunto de visiones y concepciones en torno
a la investigación social que van conformando un
modo de hacer de los trabajadores sociales. Hay,
por tanto, perfiles mixtos y, posiblemente más posibilidades que las que se exploran inicialmente en
esta investigación16.
Por lo mismo, se reitera en este estudio que los tres
perfiles identificados son más bien aproximaciones
iniciales, en torno a los cuales es posible continuar
investigando, y de ellos deviene su carácter inacabado. El último de los perfiles es el que presenta mayor
imbricación (o indefinición) y por lo mismo es una
construcción sujeta a revisión y análisis en una siguiente etapa de investigación. Tampoco existe una
relación unívoca entre los testimonios y los perfiles
identificados, de hecho es posible encontrar testimonios que responden a tipos mixtos17 o que combinan
rasgos que pertenecen a más de un perfil.
Las diferencias se establecen con mayor claridad
entre los profesionales de Trabajo Social que corresponden a un perfil, que denominamos “experto”
y aquellos trabajadores sociales cuyo quehacer se
asemeja más a un investigador en formación, cuyo
perfil hemos denominado “investigadores académicos”. El tercer perfil tuvo distintas apelaciones en el
transcurso de la investigación, lo que denota desde
un principio la dificultad de nombrar una categoría
que sigue siendo imprecisa18.
A continuación se delinean los rasgos que caracterizan y conforman cada uno de los perfiles, siguiendo
un esquema que intenta responder a las preguntas
directrices planteadas al inicio de esta investigación:
¿Qué hacen los profesionales que se identifican con
este perfil? ¿Qué los caracteriza o diferencia de otros
profesionales de Trabajo Social? ¿Cómo y desde qué
referentes conciben la investigación? y ¿Cómo hacen investigación?
Perfil uno. Expertos, analistas y asesores de
políticas sociales
La primera imagen que se puede vincular a este perfil que hemos denominado “experto” se asocia con
un tipo de profesional que se desempeña en funciones de analista o asesor en temas o problemáticas
de interés público. Siguiendo el testimonio de los
entrevistados, este perfil se correspondería mejor
con un tipo de profesional, especializado en una temática o problemática social que le vuelve en algún
sentido experto19 o informante clave ante otros investigadores y decidores públicos.
Por lo general, la autoridad de estos profesionales ha
sido forjada a partir de su experiencia profesional20,
que se constituye en una plataforma privilegiada
para la observación y análisis de fenómenos sociales
concretos. Por lo mismo su experticia posee una dimensión práctica, que los entrevistados reconocen
con claridad.
Se autoconciben como operativos de ideas, por su
capacidad de plasmar y poner en marcos de posibilidad, los planteamientos y decisiones de los
directivos. En su quehacer profesional, suelen desarrollar un rol de analista, o de apoyo a una dirección
o unidad institucional determinada, aportando
elementos para la toma de decisiones que, articulan tanto aspectos político e institucionales, como
dimensiones operativas relacionadas con las propuestas e iniciativas que se esperan implementar.
Entre los rasgos que caracterizan a estos profesionales se encuentra la capacidad de mediar y articular
mundos y realidades, que por lo general se encuentran separadas (como las condiciones que enfrentan
las personas que viven en situación de pobreza o
exclusión social, con las decisiones que respecto de
ellos, toman las autoridades políticas o administrativas). Lo que nos remite a un modelo de generación
de políticas públicas que combina elementos de un
diseño top down, donde las decisiones públicas son
tomadas desde arriba hacia abajo; con un modelo
bottom up, donde la gestación de alternativas de
Al inicio de este artículo se señalaba que en esta investigación no hay una sola lectura interpretativa. De hecho un mismo actor puede
realizar más de una lectura, tal como ha ocurrido en este proceso investigativo cada vez que se revisan los materiales reunidos.
17 La existencia de perfiles mixtos, ya había sido advertida por Miguel Valles en su investigación I+D Medición de la Xenofobia en España
(2007c y 2008).
18 Cabe señalar que los nombres de los perfiles que aquí se presentan son provisorios, y sujeto a las revisiones y aportaciones que los propios
lectores puedan realizar. Desde ya, queda abierta la invitación a pensar y revisar estas categorías iniciales.
19 En el sentido señalado por Dexter (1970).
20 Los protagonistas de los testimonios uno y dos, son quienes que más se acercan a este perfil. Ambos tienen más de 10 años de experiencia
profesional y la mayor parte del tiempo se han desempeñado en la misma temática. Sin embargo, es importante constatar que el
tiempo trabajado en un ámbito determinado, no es una condición unívoca para transformase en experto, hay elementos claves para su
conformación como la validación por parte de una contraparte o de sus propios pares.
16
21
MARÍA GABRIELA RUBILAR
política se produce desde dimensiones o factores
que se encuentran en el origen del problema21.
La idea de la mediación, aportada por uno de los
testimonios, resultó especialmente interesante al
momento de analizar la relación entre intervención
e investigación y la forma cómo hacen investigación estos trabajadores sociales22. Tomando en
cuenta lo anterior, no resulta extraño que los profesionales más vinculados a este perfil, se conciben
desarrollando un rol de mediador entre distintos
espacios y ámbitos, siempre desde un plano que
los entrevistados denominan técnico u operativo,
dado que en ellos no recae directamente la toma
de decisiones. Por lo mismo, se autodefinen como
traductores, puentes o vinculadores para la toma
de decisiones de otros.
Si bien, estos profesionales señalan que su labor de
apoyo o asesoría se circunscribe a un ámbito esencialmente temático, gradualmente observan que
su espacio de influencia se va ampliando, involucrando otros aspectos decisionales, más vinculado
a dimensiones políticas o estratégicas de carácter
organizacional23. Dado lo anterior, los protagonistas
de los testimonios uno y dos son enfáticos en reconocer la autoridad e influencia que manejan, la que
definen como ‘poder tras las sombras’. Estatus que
se ha cimentado en buena medida por el dominio
que poseen de información y la capacidad de relacionar y anticipar eventos relevantes24.
La ambigüedad, la tensión constante y la inestabilidad, son los elementos que caracterizan el quehacer
de estos asesores, quienes en ocasiones desarrollan
su labor sin contar con especificidades acerca de
sus competencias o responsabilidades. Los entrevistados definen su papel como un cargo de confianza
y por lo mismo, su estabilidad depende esencialmente del mantenimiento de esta condición en la
relación con sus superiores o con quien actúa como
contraparte25.
Por las características de su práctica profesional,
declaran estar sometidos a tensión constante, especialmente por la expectativa que se generan
acerca de su labor y la necesidad de decir algo interesante. Se asume que, por el cargo o función que
desempeñan, poseen una competencia o especialidad que en ocasiones trasciende a su formación
inicial. En sus relatos se observa que los fantasmas
y amenazas que enfrenta este ser experto están
asociados a la temporalidad y futilidad de su rol,
que pone permanentemente a prueba a quien lo
desempeña26.
Es precisamente este carácter ambiguo e inestable,
que caracteriza el rol de experto, el que determina el modo y la forma como estos profesionales se
aproximan y entienden la investigación social27. En
términos generales se puede afirmar que los trabajadores sociales que integran este perfil:
Tienen una visión parcial de la investigación, por
lo general acotada a determinados momentos
del proceso (delimitación del problema, criterios
para la selección de informantes, revisión de instrumentos y retroalimentación de los resultados
y conclusiones). Dado que su contribución se encuentra centralmente circunscrita a lo temático,
su participación en las investigaciones es acotada
metodológicamente y relevada por su aporte programático.
Delimitan los problemas y definen agendas:
desde esta posición de experto, reconocen la
De acuerdo a lo señalado por Eugenio Lahera (2002) es posible identificar dos lógicas o racionalidades que han predominado en la
implementación de políticas públicas y programas sociales. La implementación desde arriba hacia abajo o modelo top down y las
perspectivas de implementación que invierten esta lógica predominante, denominada modelo bottom-up.
22 En este perfil, se observa también que la función mediadora podría ser asimilada a la noción de “personas puente”, concepto tomado
por Miguel Valles, a partir del trabajo de Richard Sennett (2003: 34), y que corresponde a uno de los tipos estratégicos identificados en
el proyecto I+D Medición de la Xenofobia en España (2007, p.15 y 2008. p. 16).[0]
23 A la luz de los propios entrevistados, los expertos son personas informadas, “saben lo que pasa en su tema y en ámbitos relacionados”
como ciencias sociales, política, y economía. Articulan sus observaciones con experiencias y aprendizajes de otros países y establecen
conexiones entre distintos ámbitos.
24 Los protagonista de los testimonios uno y dos, reconocen que por lo general a un experto ‘se le pide una opinión’ y por lo mismo, ambos
imprimen una perspectiva de análisis estratégico a su quehacer profesional, que les lleva a esforzarse por ‘hacer las cosas bien y a poner
en práctica lo aprendido’.
25 En este caso la confianza es entendida como lealtad a un proyecto o a unas directrices por lo general de tipo político o institucional.
26 Reconocen que es una labor solitaria, aunque paradójicamente detrás de cada entrevistado se constata la existencia de un equipo de
profesionales, técnicos y recursos que dan sustento a su rol.
27 Del análisis de los testimonios se puede colegir también que existía algo así como un camino de ‘hacerse experto’, lo que podría explicar
el carácter ambiguo de este rol, en la medida que se puede situar a los entrevistados en tránsito o en una dirección que gradualmente los
va conduciendo por este camino.
21
22
¿CÓMO HACEN INVESTIGACIÓN LOS TRABAJADORES SOCIALES? UNA PRIMERA APROXIMACIÓN
A LAS EXPERIENCIAS DE INVESTIGACIÓN DE UNA GENERACIÓN DE PROFESIONALES CHILENOS
posibilidad de instalar e insertar, en la agenda
de investigación, determinados temas, como
resultado del poder que se les atribuye en este
contexto, a quienes son identificados como informantes claves. Pos lo mismo, son actores que
conocen con detalle la agenda investigadora, a
los equipos, investigadores y a los centros de
estudio que desarrollan investigación en su respectiva área28.
Su visión de la investigación se construye contradictoriamente: se aprecia desencanto con el
resultado de las investigaciones en las que han
participado, reconocen una cierta instrumentalización de su trabajo, y escasa incidencia de esta
en las problemáticas que les atañen. De lo anterior se desprende que la investigación en estos
actores es vista como un insumo o respaldo para
la intervención a mediano y largo plazo, dado
que reconocen que hay urgencias y necesidades
que la investigación social no puede abordar con
los tiempos y prioridades requeridas.
Se ubican en el polo de las investigaciones aplicadas: principalmente de tipo consultorial, dado
que sus trabajos se encuentran vinculados a estudios e indagaciones financiadas por la misma
institución donde se desempeñan y cuyos resultados permanecen en la esfera interna. De sus
testimonios se desprenden, también importantes
críticas a la investigación social base, especialmente cuando observan la distancia que ésta
presenta con los contextos y necesidades en los
cuales se desenvuelven.
La investigación base la conciben como un
reducto de las universidades y de institutos espe-
cializados y por lo mismo, sus visiones incluyen
importantes observaciones al modo cómo se realiza la investigación en estos organismos, la que
es connotada como una comunidad elitista y en
algún sentido cuestionada por los fines o propósitos con que ésta se realiza29. Es esta visión
crítica, la que les lleva a plantear la necesidad de
traducir los resultados de la investigación, tanto
a los destinatarios como a los directivos públicos. Con ello ponen en evidencia la necesidad de
difundir y presentar sus resultados en formatos
y lenguajes más accesibles que los que imperan
en la investigación académica, reafirmando su
concepción como puentes o mediadores de realidades30.
Si se toman en cuenta estas concepciones, es posible
comprender mejor el quehacer de los trabajadores
sociales que conforman este perfil. Éstos se apresuran en clarificar que el trabajo que realizan no
responde a las investigaciones científicas convencionales. Su labor consiste más bien en realizar
estudios breves en ámbitos o temáticas muy determinadas, con reportes recurrentes a quienes los han
encargado y con formatos bastante definidos31. Este
tipo de investigación, que uno de los entrevistados
denomina ‘investigación de ámbito político-institucional’, se desarrolla bajo un esquema que se
distancia bastante del modelo de investigación base
o investigación académica, que estos profesionales
aprendieron durante su formación universitaria.
Declaran que el modelo de investigación que desarrollan, presenta más semejanzas con las directrices
y referentes investigativos que utilizan las ONGs y
consultoras que realizan estudios de opinión y de
mercado32, con ello reconocen las distancias entre
Lo anterior se observa al constatar que desarrollan un seguimiento sistemático de su tema en la prensa especializada y de opinión
pública en general.
29 Especial relevancia adquieren sus observaciones acerca de la utilización de las vivencias de las personas pobres o en situación de
vulnerabilidad, por parte de investigadores y agencia de investigación. Cuestionamiento que los ubica en el centro de los debates que
en torno a este tema se han desarrollado en el país, y que a llevado a organismos como el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y
Tecnológico (FONDECYT) a la creación, en el año 2005, de un Comité Asesor en Bioética responsable de velar por el cumplimiento
de los estándares éticos y bioéticos que regulan la actividad científica y la protección de quienes forman parte de la investigación.
Recuperado el 27 de marzo de 2009 de http://www.fondecyt.cl/578/propertyvalue-57382.html.
30 Señalan que los directivos esperan que uno resuma los resultados del trabajo en tres hojas e idealmente vaya acompañado de una
presentación en Power Point. Esta visión también es compartida por el FONDECYT, quien en sus sugerencias para escribir un
consentimiento informado en estudios con personas señala: “el texto debe ser fácilmente legible, utilizando frases cortas, párrafos breves,
evitando términos técnicos y recurriendo a un lenguaje comprensible para personas sin educación científica”. Recuperado el 27 de marzo
de 2009 de http://www.fondecyt.cl/578/articles-27522_recurso_1.pdf.
31 En sus reportes se consignan los antecedentes del problema a estudiar, se analizan las alternativas y cursos de asignación y se incluye
una opinión o sugerencia a seguir.
32 Las empresas consultoras que realizan estudios e investigaciones surgen en Chile a mediados de los años 80, coincidiendo con el proceso
de transición a la democracia y a la redefinición del rol desempeñado por las ONGs hasta ese momento. De hecho, en los 90 un número
significativo de Organismos No Gubernamentales formaron sus propias empresas de consultoría y estudio, o se afiliaron a otras para
conformar empresas asociadas.
28
23
MARÍA GABRIELA RUBILAR
su trabajo y la investigación académica que se genera en centros especializados y universidades.
Los estudios que realizan, responden a una demanda o requerimiento institucional, y por lo mismo,
se mueven en el campo de las investigaciones por
encargo y no publicables. Tal vez sea el carácter de
estos estudios, lo que explique la invisibilidad de su
quehacer investigativo, a tal punto que se vuelve casi
imperceptible para los propios entrevistados, quienes declaran que “no saber mucho de investigación”
o reconocen importantes debilidades metodológicas
en este campo.
El carácter o estatus ambiguo de los expertos, es
una condición que afecta también a la investigación
que ellos realizan y a la forma como conciben su incidencia. Pese a autodefinirse con poder en la toma
de decisiones, presentan problemas al momento de
reconocer la incidencia pública de su trabajo investigativo, precisamente cuando se constata o confronta
la capacidad de estos personajes para instalar o poner determinados temas en la agenda investigativa.
Al momento de realizar sus investigaciones, ambos
profesionales declaran sus preferencias por un enfoque de investigación cualitativo-interpretativo, que
relacione contextos y situaciones. Para ello resulta
esencial el uso combinado de técnicas e instrumentos de recopilación de información de distintas
tradiciones disciplinarias. Entre estas técnicas, cobra
especial protagonismo el seguimiento sistemático de
prensa y las observaciones directas33, que permiten
articular y poner en contexto a los distintos actores
y elementos estudiados. A la observación en prensa
y en los contextos naturales se suma el desarrollo
de prácticas conversacionales recurrentes (con distintos actores y a distintos niveles) que permiten
a estos profesionales ir contrastando realidades y
agregando información para la toma de decisiones.
Se conciben especialmente fuertes en este ámbito,
capaces de entablar diálogo con otros y a partir de
ahí generar propuestas y caminos de análisis.
En su práctica investigadora se constata el uso de
preguntas directrices y de provocaciones que movilizan y desencadenan conversaciones, especialmente
orientadas a desarrollar esta función mediadora o
de puente ya mencionada. Tras sus planteamientos
se puede rastrear la idea de estallido conversacional, desarrollada por Jesús Ibáñez, cuando señala:
“Una de las cosas que más sorprenden y encantan
a los observadores –y a los protagonistas– de un
suceso revolucionario, prerrevolucionario o pararrevolucionario, es el estallido conversacional.
Todos hablan de todo con todos: se disuelven como
azucarillos las barreras que separan a unos de otros
y a cada uno de sí mismo (...) Una revolución es
una inmensa conversación: un rescate del ser de las
garras del valor” (1994, p. 73).
De este modo, vuelve a emerger como un rasgo
esencial de este perfil el modo cómo los actores vinculan su investigación con la realidad social, además
de la capacidad de conectar elementos y establecer
relaciones. Desde sus planteamientos, el análisis
constituye una función principal de su labor, lo
que explica la alta valoración que los trabajadores
sociales que integran este perfil le asignan a las herramientas e instrumentos analíticos, y la necesidad
de profundizar y completar su formación en este
ámbito, que incluye además de las herramientas en
boga de investigación social cualitativa y cuantitativa, temas de gestión y el análisis estratégico.
Perfil dos. Investigadores en formación
El segundo perfil agrupa a aquellos profesionales que
desarrollan principalmente labores relacionadas con
el quehacer científico-investigativo, por lo general,
circunscrita a contextos académicos e institutos de
investigación. Integran este perfil aquellos trabajadores sociales que se encuentran cursando estudios
de postgrado o que tenían inquietudes de desarrollar
una formación en este ámbito34. Es importante precisar, que los profesionales que más se identifican con
este perfil, presentan una formación mixta que combina Trabajo Social con otras disciplinas35, situación
que les ubica en un punto intermedio entre dos tradiciones profesionales, cuyas interconexiones hacen
posible la generación de categorías más abstractas y
la ampliación de las perspectivas con las cuales se
concibe el quehacer profesional. No obstante su formación híbrida, se sienten y se autodefinen como
Además del seguimiento de prensa, son herramientas esenciales para estos profesionales la observación y las entrevistas. La primera
es concebida por lo general desde una tradición etnográfica y antropológica, aunque no siempre vaya acompañada de un sistema de
registro sistemático, por su parte las entrevistas que desarrollan estos profesionales suelen seguir dos tradiciones: una más periodística
que recuerda las aportaciones de Mayhew (citado en Valles, 2002, p. 12) y otra que sigue la orientación de las entrevistas focalizada,
atribuida a Merton y Kendall (1946).
34 Serán los protagonistas de los testimonios tres y cuatro, los que se asocian más directamente con este perfil. Aunque es posible encontrar
varios de los elementos que le caracterizan en el quinto testimonio.
35 Por lo general en Sociología, aunque el protagonista de uno de los testimonios poseía una licenciatura vinculada a las artes.
33
24
¿CÓMO HACEN INVESTIGACIÓN LOS TRABAJADORES SOCIALES? UNA PRIMERA APROXIMACIÓN
A LAS EXPERIENCIAS DE INVESTIGACIÓN DE UNA GENERACIÓN DE PROFESIONALES CHILENOS
trabajadores sociales, encontrando en este caso con
una identidad profesional reafirmada, en un sentido
inverso a la identidad deteriorada, desarrollada por
Goffman en su trabajo publicado originalmente en
1963.
Del análisis de sus testimonios se observa que la
investigación forma parte de su quehacer profesional. La posición que ocupa la investigación en
su trayectoria profesional se constituye en el principal elemento diferenciador de los profesionales
que integran los otros perfiles, quienes visualizan
la investigación como un componente que complementa, y en algunos casos tensiona, su acción
profesional.
Su educación ha tenido un marcado acento investigativo. Durante su formación universitaria
mostraron preferencias por las cátedras que abordaban estas temáticas y colaboraron tempranamente
en investigaciones y estudios de profesores. El desarrollo de esta opción investigadora ha implicado
la generación de una serie de estrategias y mecanismos que les permiten ubicarse en un oficio
investigador36.
Los profesionales que se vinculan a este grupo tipológico, experimentaron un tipo de inserción
laboral que resultó reveladora en la definición de
su trayectoria profesional. Su incorporación a centros académicos y de investigación vinculados a una
universidad, les posibilitó el desarrollo de prácticas
de trabajo interdisciplinarias y de articulaciones
entre docencia, investigación y extensión37. Es en
este contexto, donde se aproximan y aprenden una
forma distinta de hacer investigación, que amplía
los horizontes y referentes adquiridos durante su
formación universitaria. Es en este ámbito, donde
los trabajadores sociales, logran evidenciar con mayor claridad las articulaciones y conexiones que se
producen entre investigación e intervención, lo que
marca sus concepciones futuras y el modo como éstos se aproximan a la investigación social.
En sus testimonios van a reconocer la existencia de
una serie de limitaciones y obstáculos para el desarrollo de un quehacer investigativo en Chile, que
incluyen tanto interpelaciones a la forma como se
hace investigación en el país38, así como elementos
que constituyen el imaginario tradicional de la profesión, que no concibe que los trabajadores sociales se
dediquen exclusivamente a la investigación.
Declaran expresamente que les gusta hacer investigación y que esperan dedicarse profesionalmente a
ello. Así mismo, reconocen la necesidad de completar su formación y desarrollar una práctica en este
ámbito que, les permita validar los conocimientos
y competencias aprendidas, e incorporar nuevas
perspectivas y referentes investigativos. A lo anterior se suma, que los profesionales que integran
este perfil han desarrollado o esperan desarrollar
estudios de postgrado en el extranjero, logrando
formas y acercamientos investigativos, que complementan y profundizan sus aproximaciones iniciales.
Tomando en cuenta lo anterior, es posible afirmar
que los estudios de postgrado constituyen una alternativa para concretar este proyecto, dado que los
profesionales van constatando que esta opción investigadora es compleja de materializar únicamente
con una formación de licenciado39.
Desde el inicio de su formación profesional, los
trabajadores sociales que más se vinculan con este
perfil, se han ido formando como investigadores,
participado primero como ayudantes o becarios,
muchas veces ad honorem o en forma voluntaria,
para luego ir asumiendo otras funciones y roles40.
De ahí la idea de noveles investigadores, cuando se
constata que, quienes integran este perfil, han ido
En términos generales se constata que los trabajadores sociales, que conforman este perfil, poseen una experiencia profesional distinta
a la mayoría de sus compañeros de generación, quienes suelen centrar su quehacer en torno a la intervención social.
37 Dos entrevistados desarrollaron sus primeras actuaciones profesionales en programas y centros que realizan extensión, investigación
y docencia en temas de salud. Las vinculaciones entre salud y Trabajo Social, se pueden rastrear desde el origen de la profesión. Las
primeras Escuelas de Visitadoras Sociales en Latinoamérica surgen bajo el alero de centros de beneficencia pública y de filantropía
privada que prestaban una labor esencialmente sanitaria e higienista (Matus, Aylwin y Forttes, 2004).
38 En la visión de integrantes de este perfil, la investigación en Chile se acota a un grupo de actores determinados y a una comunidad
investigativa relativamente pequeña. Visión que presenta coincidencias con los resultados de un estudio elaborado para CONICYT en el
año 2004, que señalaba que en el país habían 15 graduados de doctorado por cada millón de habitantes y algo así como 3 investigadores
cada mil empleados. En este mismo informe se consigna, que en el año 2004 la inversión en I+D que se destina no superaba el 0,7%
del PIB. Recuperado el 30 de marzo de 2009 de http://www.conicyt.cl/573/article-7399.html. El sistema bicentenario Becas Chile,
recientemente impulsados por el gobierno pretenden revertir esta situación, formando capital humano en el extranjero, con una meta
estimada de 30 mil profesionales en 10 años. Recuperado el 30 de marzo de 2009 de http://www.becaschile.cl/que_es/
39 En el relato de los testimonios tres y siete se observan elementos que denotan una cierta frustración ante un escenario laboral que se ofrece
como posible, pero cuya concreción es relativa, lo que se traduce en un quiebre de expectativa con el proyecto laboral inicialmente forjado.
40 En este caso, se suma la protagonista del testimonio cinco, quien ha desarrollado actuaciones similares en este ámbito.
36
25
MARÍA GABRIELA RUBILAR
desarrollando un camino de formación en investigación, en el que gradualmente van asumiendo
mayores responsabilidades y tareas, lo que les
permite una cierta validación como investigadores ante sus pares y otros profesionales del ámbito
social.
Como se ha señalado, la experiencia profesional de
estos trabajadores sociales es diferente a la de sus
compañeros de generación, y por lo mismo son enfáticos en afirmar que en su quehacer profesional
han realizado una opción profesional que toma a la
investigación como principal campo de desarrollo.
Desde su perspectiva, la investigación se concibe
como un ámbito de trabajo, que fue descubierto
durante su formación profesional, iniciando un camino que ha permanecido en el tiempo.
Por su acercamiento al tema, los profesionales que
integran este perfil poseen concepciones particulares sobre la investigación social, a la que conciben
como:
Un ámbito esencial de su quehacer profesional:
los integrantes de este perfil se autoconciben profesionalmente haciendo investigación. Dado lo
anterior, la investigación es considerada una dimensión central y en algún sentido omnipresente
de su desempeño profesional. En consecuencia
con ello, a futuro, se ven investigando41.
Poseen una visión crítica de la investigación: En
sus testimonios ponen énfasis en las trabas y dificultades que existen para hacer investigación
en el país, a la vez que emergen algunos cuestionamientos a la forma como se concibe y hace
la investigación social42. En forma complementaria, uno de los entrevistados, da cuenta de la
falta de elementos teóricos y conceptuales que
sustenten la investigación que se genera desde el
Trabajo Social, así como la existencia de menor
rigurosidad en sus planteamientos metodológicos. De sus argumentos se desprende que, en
la investigación de Trabajo Social habría una
sobrevaloración de aquellos estudios que desarrollan una indagación empírica, en detrimento
de las formulaciones teóricas o conceptuales, lo
que incidiría directamente en su desarrollo como
disciplina. Desde su perspectiva, se vuelve relevante la necesidad de pensar la investigación en
Trabajo Social como un fenómeno en sí y no en
función de la intervención social o de problemas
sociales específicos
Al mismo tiempo reconocen:
La necesidad de aumentar la complejidad de las
investigaciones que realizan43 Sus argumentaciones dan cuenta de la necesidad de repensar la
secuencia con la que se hace investigación desde el Trabajo Social y reafirman la importancia
de desarrollar análisis más sofisticados, tanto
para aquellas investigaciones que se desarrollan
bajo un enfoque cuantitativo, como las que se
construyen desde un enfoque cualitativo. Es en
este contexto que uno de los entrevistados plantea también la necesidad de romper con una
secuencia de investigación que se inicia con la
delimitación de un problema y finaliza extrayendo conclusiones y sugerencias, por lo general
orientadas a la intervención, y avanzar en la el
desarrollo de otras posibilidades investigativas.
Fortalecer la formación investigativa de los trabajadores sociales: Los integrantes de este perfil
valoran positivamente aquellas apuestas educativas orientadas a hacer más robusta la formación
en investigación de los trabajadores sociales, no
obstante reconocer la existencia de algunas dificultades y limitaciones, particularmente en la
forma como la investigación se presenta a los
estudiantes44. Observan, además, que las dificultades que presenta la investigación de los
trabajadores sociales no serían muy distintas a
los obstáculos que encuentran quienes hacen investigación social en Chile, con la diferencia que
los trabajadores sociales presentarían mayores
Por lo general vinculados a un centro de estudios o a un espacio académico, que les permita concretar este proyecto. Esta visión también
se encuentra presente en la protagonista del testimonio cinco, en cuyo horizonte profesional, la investigación se sigue presentando como
una aspiración futura.
42 La dimensión ética, también emerge en sus relatos, aunque en un sentido distinto a lo expresado en los testimonios del primer perfil, dado
que además de poner acento en los sujetos que forman parte de la investigación, se cuestionan los fines y propósitos con los que se usan
los resultados de algunas investigaciones así como el manejo de recursos de grandes proyectos.
43 Sus argumentos presentan importantes coincidencia con las hipótesis explicativas desarrolladas por Claudio Ramos a propósito de la
falta de complejización de la investigación sociológica en Chile (2005, p. 102 y 103).
44 Como una tarea en extremo compleja y difícil de concretar, al menos en el corto plazo, dado que el principal referente de investigación es
aquella que se produce a nivel de investigación base y que es financiada mediante concurso público. El Concurso Regular FONDECYT
se constituye en un icono al respecto, dado que desde el año 1981 financia vía concurso investigaciones básicas en ciencia y tecnología.
41
26
¿CÓMO HACEN INVESTIGACIÓN LOS TRABAJADORES SOCIALES? UNA PRIMERA APROXIMACIÓN
A LAS EXPERIENCIAS DE INVESTIGACIÓN DE UNA GENERACIÓN DE PROFESIONALES CHILENOS
dificultades al momento de escribir y publicar
los resultados de sus trabajos.
La importancia de analizar las interacciones entre investigación e intervención: Como se ha
señalado, para algunos de estos profesionales,
la investigación en Trabajo Social presenta como
riesgo el tema de la utilidad o aplicabilidad, al
considerar que se suelen forzar sus conexiones o
vinculaciones con los procesos de intervención.
No se aprecian acuerdos en este ámbito, dado
que en otros testimonios se valora precisamente
esta vinculación, concibiéndola como uno de los
rasgos característicos del tipo de investigación
que se desarrollaría desde el Trabajo Social45.
De lo anterior se observa, que existen aproximaciones y visiones distintas sobre la investigación entre
los trabajadores sociales que integran este perfil, lo
que podría constituirse en un rasgo característico
de estos profesionales a quienes hemos concebido
en proceso de formación como investigadores.
El modo o forma como hacen investigación, tiene
directa relación con sus experiencias investigadoras, que como se ha señalado, se han forjado a
partir de ayudantías y becas de colaboración académica. Por lo mismo, su quehacer investigativo
se encuentra acotado a momentos determinados
de un proceso de investigación (delimitación del
problema, criterios para la selección de informantes, revisión de instrumentos y retroalimentación
de los resultados y conclusiones). En sus inicios,
se observa que estos profesionales apoyan en la
elaboración de bases de datos; elaboran y aplican
instrumentos (pretest, encuestas, entrevistas); realizan cruces preliminares de resultados, a partir de
un plan de análisis pre definido. Su labor se concentra esencialmente en la fase de elaboración de
instrumentos y recopilación de información, y por
lo mismo, es concebida como una participación
parcelada, en la cual se pierde la globalidad del
proceso investigativo.
Se han vuelto en algún sentido “expertos” en la
aplicación de técnicas e instrumentos y poseen menor experticia en el análisis, dado que esta es una
tarea por lo general reservada a los investigadores
principales. Son ellos los que proveen de insumos
y elementos para que otros analicen. Y por lo mismo, no resulta extraño que uno de los aspectos más
débiles de su quehacer se encuentra en la redacción
de informes y publicación de los resultados de sus
investigaciones.
Son estas colaboraciones y ayudas, las que les van
aproximando al oficio de investigador y les permiten ir desarrollando una práctica en este ámbito. En
este proceso van acumulando experiencia; completan los vacíos detectados en su formación; y definen
algunos lineamientos y ámbitos temáticos en torno
a los cuales proyectar su quehacer. En sus itinerarios profesionales se observa que, progresivamente,
asumen mayores responsabilidades y participan en
procesos de toma de decisiones de aspectos sustantivos de los proyecto de investigación en que
participan
Su labor investigativa y en buena forma sus intereses, se centran en temas emergentes y poco
explorados en el ámbito social, donde la investigación se concibe como un elemento esencial para la
generación de conocimiento y en un insumo para la
intervención, como ocurre por ejemplo con el fenómeno migratorio. Se observa que poco a poco van
delimitando sus intereses y competencias en temas
y enfoques específicos lo que podría ser el germen
de una futura línea de investigación. De lo anterior
se desprende la idea que este segundo perfil sería,
al menos en esta fase de formación, más generalista
y con capacidades investigativas más amplias, que
el perfil uno, que en algún sentido se encuentra
especializado temáticamente. Ante esta distinción,
cabría preguntarse si alguno de los profesionales,
que hoy en día se asocian con el perfil dos, podría
llegar a trasformarse en experto, y terminar desarrollando una labor más similar a la que caracteriza a
este primer perfil46.
Si bien, los trabajadores sociales que más se vinculan con este perfil declaran su preferencia por
desarrollar investigaciones bajo un enfoque cualitativo, reconocen que no tienen dificultades en el
abordaje de enfoques cuantitativos, dado que declaran poseer una excelente formación de base en
estadística y un manejo avanzado de programas
informáticos de procesamiento de datos. En su quehacer, se observa también, cómo van incorporando
a su quehacer investigativo, prácticas y enfoques
de otras disciplinas como el análisis jurídico y la
perspectiva que ofrecen los estudios culturales y de
Este elemento, que también abordan los otros testimonios, se constituiría en otro de los rasgos que caracterizan transversalmente el
quehacer investigativo de los trabajadores sociales.
46 Al inicio de este artículo se señalaba la existencia de perfiles mixtos, agregando ahora la posibilidad de interconexiones al interior de
cada perfil.
45
27
MARÍA GABRIELA RUBILAR
género, que se sustentan desde un paradigma eminentemente interpretativo.
Lo que habría detrás de esta polivalencia de enfoques y perspectivas, es precisamente el interés de
estos profesionales por ir desarrollando una práctica
investigadora (ir aprendiendo el oficio), lo que cobra especial sentido cuando se constata su necesidad
de hacer entrenamiento investigativo, de poner en
práctica técnicas y herramientas de investigación diversas así como tradiciones investigativas distintas.
Lo anterior se comprende mejor, cuando se observa
que la mayoría de los trabajadores sociales que participan en esta investigación reconocen que, en su
formación, la dimensión teórica ha sido más fuerte que la práctica investigadora. Así se entiende la
valoración que tienen los profesionales que se vinculan con este perfil, del entrenamiento adquirido
en la aplicación de ciertas técnicas de investigación,
como entrevistas y focus groups.
A la práctica investigadora se suma su interés en
evaluar y retroalimentar su quehacer. En sus testimonios, los trabajadores sociales que se asocian
a este perfil, insisten en la necesidad de obtener
feedback y aprender de sus errores. Consideran
esenciales las experiencias de retroalimentación
para su formación como investigadores, dedicando
especial atención en sus testimonios, a la revisión
de las experiencias de este tipo en las que han participado. De sus relatos se desprende que lo que
buscan es contar con referentes y maestros, que no
sólo les devuelvan la imagen de lo que hacen, sino
una valoración de su práctica investigadora, lo que
se constituye en un elemento clave de quienes se
están formando como investigadores.
Perfil tres. Profesionales de la intervención
Como anticipamos al inicio de este artículo, los
rasgos que caracterizan a este último grupo presentan mayores indefiniciones y fluctuaciones que
los perfiles anteriores, por lo que su delimitación
se concibe desde el inicio como un ejercicio preliminar y sujeto a revisión. Este aspecto adquiere
mayor sentido cuando se consideran las trayectorias profesionales, las perspectivas y proyecciones
de aquellos trabajadores sociales que se vinculan
a esta categoría, y que permite incluso conside-
rar que no sea un perfil propiamente tal, sino una
transición entre los perfiles uno y dos47. Quienes
lo conforman son profesionales en transición, en
búsqueda de un nicho o espacio profesional, lo que
resulta bastante coherente con la edad de sus protagonistas48.
A diferencia de los profesionales que se vinculan
con el segundo perfil, estas trabajadoras sociales
construyen su identidad a partir de las intervenciones sociales que desarrollan, y por lo mismo, es
desde esta posición que estructuran sus aproximaciones y concepciones en torno a la investigación.
Esencialmente, las trabajadoras sociales de este
perfil han desarrollado su itinerario profesional
vinculadas a procesos de gestión participativa e intervenciones comunitarias, con especial énfasis en
el fortalecimiento o impulso de estrategias de desarrollo local y territorial. Dimensión que también
se constituye en un elemento clave para poder
comprender la forma como estas profesionales
conciben las articulaciones entre investigación e
intervención.
Las tres declaran sus intereses por un tipo de Trabajo Social más comunitario y participativo, además
comparten la motivación por desarrollar un trabajo vinculados al sector público, sobre todo a nivel
de municipios u otros servicios descentralizados. A
futuro se visualizan asentadas en un territorio y promoviendo procesos de participación social.
Tomando en cuenta lo anterior, no resulta extraño
que estas entrevistadas se refieren esencialmente a
la investigación desde un enfoque que realza esta
dimensión, que construye y genera conocimiento
desde abajo hacia arriba, y que, por lo mismo, toma
algunos de los elementos del modelo bottom-up de
generación de políticas públicas (Lahera, 2002)49.
Uno de los rasgos que caracteriza a este perfil, es
el hecho que estas profesionales se encuentran
en búsqueda, en tránsito desde un estadio a otro.
Desencadenado, en la mayoría de los casos, por la
salida de la universidad, que marca el fin de la juventud y el inicio de la vida adulta. Es este proceso
de búsqueda el que nos permite comprender que las
integrantes de este perfil se encuentren explorando
distintos ámbitos de trabajo, revisando opciones y
asumiendo ciertas alternativas encaminadas a de-
Las protagonistas de los testimonios seis y siete formarían parte de este perfil, al igual que la protagonista del quinto testimonio, cuyo
perfil mixto posee elementos comunes con el perfil dos.
48 En este grupo, la mayor de las entrevistadas tiene más de 30 años y corresponde a la profesional a quien se le ha atribuido un perfil
mixto.
49 Este modelo alternativo de implementación de políticas públicas que surge en la década de los setenta se ha intensificado como modalidad
de gestión, en particular en el desarrollo de programas y políticas sociales focalizados en los ámbitos de integración social, superación
de la pobreza y participación social (Silva, 1996).
47
28
¿CÓMO HACEN INVESTIGACIÓN LOS TRABAJADORES SOCIALES? UNA PRIMERA APROXIMACIÓN
A LAS EXPERIENCIAS DE INVESTIGACIÓN DE UNA GENERACIÓN DE PROFESIONALES CHILENOS
limitar mejor su lugar o espacio en lo social. Lo
anterior, refuerza los argumentos que lleva a definir a este perfil a partir de la búsqueda (rasgo que
emergió en las primeras fases de análisis y que permaneció como una constante en el transcurso de
esta investigación).
En esta exploración de un espacio profesional, la
intervención aparece como un referente sustancial del cual asirse. No ocurre lo mismo con la
investigación, que se observa como una experiencia ajena, que la ser rememorada les recuerda su
paso por la universidad. A partir de lo anterior,
se constata quela intervención se constituye en el
elemento articulante del tercer perfil, donde el quehacer profesional se nutre de la labor investigativa
desarrollada por otros trabajadores sociales u otros
profesionales.
De sus relatos autobiográficos se desprende que
estas profesionales se autoconciben manejando
herramientas y competencias específicas de intervención social comunitaria, adquiridas inicialmente
durante su proceso de formación profesional, y luego perfeccionadas en sus experiencias laborales. La
investigación formaría parte de esas herramientas
profesionales (una entre otras) y desde esta perspectiva, se concibe directamente vinculada con el
quehacer profesional. Principalmente se refieren a
un tipo de investigación aplicada, que se emplea
para analizar fenómenos y problemáticas concretas,
y cuyos resultados permiten iluminar propuestas y
acciones de intervención específicas.
En términos generales se puede afirmar que estos
trabajadores sociales visualizan la investigación:
Como la generación de conocimientos que se
orientan a la intervención: en la medida que
refuerzan su importancia por los alcances que
esta tiene en el conocimiento y comprensión de
determinados fenómenos sociales. De una forma
u otra, en los tres testimonios vinculados este
perfil se insiste en la dimensión aplicada de la
investigación, ajustándola a las necesidades de
intervención. Esta visión de la investigación, estructura tanto las visiones que las profesionales
tienen de la investigación, como el modo como
ésta se materializa. Por lo mismo, en este perfil,
es bastante claro que la investigación estaría su-
bordinada (o acomodada) a la intervención50.
Dado lo anterior, no resulta extraño que estas tres
profesionales asimilen y homologuen la investigación con otras estrategias profesionales como el
diagnóstico social e incluso la sistematización, en
la medida que las conciben como herramientas
de generación de conocimiento, que conducen a
un proyecto o una intervención concreta.
Como un modelo-tipo ideal: concebida como parte de este horizonte de búsqueda, el que esperan
concretar a mediano plazo, dado que reconocen
que su actual ejercicio profesional presenta una
serie de dificultades y obstáculos, que les impiden concretar sus intereses investigativos.
En sus testimonios, la investigación es entendida como un proceso estructurado, sistemático y
ordenado. Lo que deja en evidencia una determinada forma de hacer y concebir la investigación,
marcada en este caso por un modelo de investigación que se desarrolla esencialmente bajo un
paradigma postpositivista y donde predominan
los abordajes metodológicos analítico/cuantitativos. Se reconoce la influencia de un esquema
investigativo que utiliza el marco lógico, para
definir y marcar las principales etapas y pasos a
seguir en la investigación.
Tomando en cuenta lo anterior dan cuenta de:
Escasa práctica investigadora: Donde la investigación concebida como una tarea que se realiza
en contextos específicos, principalmente académicos y distintos a los espacios laborales donde
estas profesionales suelen intervenir. Sus concepciones sobre investigación se sustentan en sus
escasas experiencias investigadoras, por lo general circunscritas a sus trabajos de finalización de
carrera51.
Falta de repertorios analíticos: si bien las asistentes sociales de este perfil valoran la formación
obtenida en la carrera de Trabajo Social, y destacan particularmente su preparación en estadística.
Reconocen que tienen limitaciones en el análisis,
especialmente porque en esta fase se enfrentan a
interrogantes y dilemas que no pueden responder con los esquemas y marco interpretativos en
Es precisamente esta concepción funcional de la investigación lo que critica el protagonista del cuarto testimonio cuando observa la
secuencia que conduce a toda investigación hacia la intervención. Y ante lo cual reafirma la necesidad de pensar la investigación como
un fenómeno en si mismo.
51 Con excepción de la protagonista del quinto testimonio que presenta una experiencia investigadora más amplia y vinculada con otros
espacios, lo que nos vuelve a la idea de un perfil mixto entre dos y tres, más ajustado a las particularidades de esta profesional.
50
29
MARÍA GABRIELA RUBILAR
los cuales fueron formadas.
Dado lo anterior, se observa que quienes integran
este perfil aún no han logrado desarrollar una posición crítica respecto de la investigación social y el
quehacer investigativo de la profesión. Su incipiente
experiencia de investigadora, sumada a la actitud
de búsqueda de un espacio profesional, las hace
especialmente sensibles a cuestionamientos e interrogantes sobre este tema.
Como las trabajadoras sociales que conforman este
perfil se autodefinen como novatas en materia de investigación, refuerzan constantemente la necesidad
de contar con apoyos y referentes al momento de
plantearse una práctica investigadora, aspecto que se
constituye en una característica de este perfil52. En
sus relatos autobiográficos, es significativa la existencia de ambigüedades e incertidumbres relacionadas
tanto con el proceso de investigación como con la
utilidad de sus resultados.
Estas profesionales suelen exponer abiertamente
estas interrogantes, ampliando sus cuestionamientos a otros actores y contextos, a quienes interpelan
directamente. Será precisamente esta capacidad de
preguntar y preguntarse, la que forma parte de la
actitud investigativa que al final de este trabajo se
identifica como uno de los componentes que caracterizan a la investigación que se practica desde el
Trabajo Social. En algunos casos es posible constatar que la incertidumbre y la falta de respuestas,
profundiza sus búsquedas, a tal punto que las lleva a
visualizar escenarios de formación o especialización
que a futuro les permitan abordar sus interrogantes
y preocupaciones en este ámbito.
Tras estas aproximaciones permanecen aquellas
aproximaciones que conciben a la investigación
como un medio o herramienta para el desarrollo profesional53. Es probable que esta concepción
instrumental de la investigación esté vinculada precisamente con su escasa experiencia investigadora.
Y que se comprende mejor cuando se observa que
en sus concepciones de investigación, sólo existe como referente investigativo la tesis o tesina de
grado, cuyo imaginario lleva a estos profesionales a
considerar la investigación como una tarea ajena al
ejercicio profesional, y más vinculada a propósito
académicos-administrativos que marca el fin de los
requisitos de la formación y la obtención del título
profesional.
De algún modo en sus relatos, la investigación es
visualizada como una tarea de dedicación exclusiva54, y por lo mismo, difícil y poco compatible
con su trabajo cotidiano. Bajo esta aproximación la
investigación rivalizaría y tensionaría el quehacer
profesional, dado que requiere de tiempo, conocimientos y destrezas específicas Tensión que se
encuentra presente en los relatos autobiográficos
de estas trabajadoras sociales a quienes les parece
importante y quieren hacer investigación, pero no
logran desarrollarla en sus actuales inserciones laborales. Esta falta de concreción, que surge como
consecuencia de una multiplicidad de factores
(donde el tiempo resulta el elemento articulante), es
la que les hace pasar por el lado de la investigación,
sin lograr ponerse en su camino.
A diferencia de los perfiles anteriores, en este perfil sociobiográfico, la tensión entre hacer y conocer
se vuelve más evidente. Lo que lleva a que en determinados momentos, las trabajadoras sociales
visualicen ambos procesos en forma separada y por
caminos paralelos (no conciliables). Un ejemplo de
ello, lo encontramos en la protagonista del quinto
testimonio, quien declara que a futuro le gustaría
dedicarse en forma exclusiva a la investigación, lo
que nos recuerda que en su caso se observan rasgos
de un perfil mixto, que combina elementos del segundo y tercer perfil.
En términos generales se podría decir que, por
sus experiencias investigadoras, la investigación
adquiere una connotación de proceso abierto, perfeccionable y en alguna medida aún por desarrollar.
Pese a ello, la mayoría de las profesionales que integran este grupo tienen una visión positiva de la
investigación realizada, y resulta válido suponer
que en estos casos, puede haber un cambio en sus
concepciones iniciales.
Tal vez por lo mismo, la mayor parte de sus de-
La protagonistas de los testimonio cinco y siete se refieren explícitamente a la necesidad de contar con un guía que les indique los caminos
a seguir en materia de investigación, reconociendo precisamente esta cualidad en algunos profesionales con los que se ha vinculado.
53 Se considera relevante relacionar estas aproximaciones que los trabajadores sociales tienen de la investigación con la metáfora de la caja
de herramienta, de la cual los profesionales van extrayendo distintas herramientas e instrumentos con usos y funciones determinadas.
Metáfora que fue desarrollada por Gilles Deleuze hace más de 30 años.
54 Que se realiza cuando se dan ciertas condiciones específicas como encontrarse en la fase final de un proceso de formación o inserto
laboralmente en un espacio laboral que sólo se dedique a hacer investigación. Esta última situación se asemeja bastante a las opciones
laborales que se han forjado los protagonistas vinculados con el segundo perfil.
52
30
¿CÓMO HACEN INVESTIGACIÓN LOS TRABAJADORES SOCIALES? UNA PRIMERA APROXIMACIÓN
A LAS EXPERIENCIAS DE INVESTIGACIÓN DE UNA GENERACIÓN DE PROFESIONALES CHILENOS
mandas van por el lado del saber investigar en
contextos distintos a los académicos, y para ello
buscan referentes, esquemas y modelos que les permitan concretar este anhelo investigativo. Ante estas
demandas, los marcos investigativos del enfoque
cuantitativo55 parecen ofrecerles mayores garantías,
lo que les lleva a dos exponentes de este perfil a
reconocer sus preferencias por este tipo de aproximaciones.
Con anterioridad se ha comentado que la búsqueda de certezas y referentes constituye en un rasgo
que caracteriza a este perfil y determina en buena
medida sus acercamientos hacia la investigación,
evidenciando que en esta posición, los trabajadores
sociales suelen pedir recetas y orientaciones bastante
precisas que guíen su quehacer, eviten errores y les
den seguridad en un ámbito que no es visto como
una fortaleza. En este caso se aprecia que la inseguridad de estas profesionales podría estar asociada al
estatus de los trabajadores sociales y los imaginarios
sociales que se construyen respecto de esta profesión, a la que se le atribuyen una serie de atributos
y repertorios esperados, que no siempre consideran
como parte del quehacer profesional el desarrollo
sistemático de prácticas investigadoras56.
Como hacen investigación... trazos de
la investigación que se practica desde
el Trabajo Social
Situados en una posición distinta a algunas concepciones sobre los trabajadores sociales, en este
artículo se asume el reconocimiento de la existencia
de un oficio investigativo del Trabajo Social, y se
analizan en profundidad las concepciones y prácticas investigadoras de un grupo de profesionales,
que perteneciendo a una misma generación profesional, han desarrollado aproximaciones y visiones
distintas de la investigación y sus posibilidades articuladoras con la intervención profesional. El análisis
de los testimonios autobiográficos permitió la identificación de tres perfiles de trabajadores sociales,
diferenciados a partir del modo como conciben y
hacen investigación social. Como se indicó en el
punto anterior, cada perfil se configura a partir de
un eje o tópico central, desde el cual se despliegan
elementos y rasgos específicos que le constituyen.
Más allá de los elementos que les diferencian, estos perfiles profesionales comparten aspectos y
perspectivas de investigación social, lo que permite
evidenciar algunos rasgos y componentes esenciales que constituirían el quehacer investigativo de
los trabajadores sociales. Surgen de esta forma tres
dimensiones o ámbitos que se identifican como característicos de la investigación que realizan estos
profesionales en tanto interpelan a un posicionamiento ético determinado, una forma articulante de
relacionar investigación e intervención y al modo
como estos profesionales desarrollan su formación
investigadora.
La primera dimensión que ha sido denominada relación ética, se encuentra presente en la totalidad
de los testimonios analizados, en la medida que interpela y aboga por el papel de los sujetos en los
procesos de investigación. La segunda dimensión,
menos explícita, se ha construido a partir del estudio transversal de los perfiles presentados, y da
cuenta de las vinculaciones entre investigación e
intervención, identificando una serie de repertorios
comunes, al interior de los cuales se aglutinan una
serie de técnicas e instrumentos, que operarían en
ambos procesos, y que permite identificar distintas
posibilidades de articulación entre intervención e
investigación. La tercera dimensión observa la formación y competencias con la que los trabajadores
sociales emprenden la tarea investigadora, con especial énfasis en la forma como estos profesionales van
completando y actualizando sus conocimientos, así
como en las limitaciones y vacíos que presentan de
cara a la investigación.
Como se indicó al inicio de este artículo, estos elementos no tienen la pretensión de ser concluyentes,
sino más bien buscan poner en evidencia los derroteros o lineamientos en torno a los cuales es posible
continuar investigando.
La principal idea que se depura del análisis de los
testimonios autobiográficos, indica que los trabajadores sociales tienden a realizar una investigación
éticamente situada. Y se habla de situada, porque es
explícitamente reflexiva en este punto, que conlleva un cuestionamiento acerca de las consecuencias,
efectos e impactos de su trabajo investigativo. Observar que la investigación de los trabajadores sociales
Si bien la lógica de investigación analítica es un elemento que atraviesa a todos los entrevistados, es especialmente evidente en el caso de
las profesionales que integran este perfil.
56 La necesidad de autoafirmación o validación en esta materia, podrá vincularse con la noción de identidad deteriorada desarrollada
por Goffman, en su clásico trabajo Estigma (original de 1963), donde analiza los medios y mecanismos que establece la sociedad para
categorizar a las personas
55
31
MARÍA GABRIELA RUBILAR
conlleva un trasfondo u horizonte ético, no significa que las otras profesiones no lo posean. Lo que
se quiere connotar en este trabajo es que, en este
tipo de profesionales, la investigación con perspectiva ética no emerge como una opción, sino que se
constituye en un rasgo dominante, a tal extremo que
podría llegar a concebirse como un imperativo.
En los testimonios de los profesionales se puede
rastrear, con bastante claridad, el modo como esta
perspectiva se va instalando desde la etapa de formación en los profesionales de Trabajo Social57
Madurando en algunos casos o quedando como
una inquietud posible de profundizar. Con las interpelaciones a esta dimensión, los profesionales
buscan hacer explícita las situaciones y dilemas
éticos presentes en las investigaciones sociales, exponiéndola a la revisión y consideraciones de otros
investigadores.
Con menos, presencia que la dimensión ética, constatamos también que los trabajadores sociales se
caracterizarían por desarrollar una investigación
articulada con otros contextos y realidades. Lo que
se quiere explicitar en este punto son las múltiples
interconexiones que los protagonistas de los testimonios, establecen entre los procesos de indagación y
generación de conocimiento y las prácticas o actuaciones determinadas. Sería precisamente este carácter
articulante de la investigación de los trabajadores
sociales, lo que imprime un rasgo diferenciador de
la investigación de otros profesionales.
Del análisis realizado se desprende que los puentes y caminos a recorrer entre investigación e
intervención (entre hacer y conocer, entre teoría y
práctica), tienen múltiples sentidos y no se restringen a un modo u otro. Si bien en los testimonios se
observa una secuencia que resulta dominante, en
la medida que define un recorrido que va de la investigación a la intervención, es posible identificar
otros esquemas (distinto a los secuenciales) que
avanzan en forma de espiral articulando, a veces
fundiendo y otras veces separando prácticas investigativas y de intervención. La figura de una espiral
ascendente, que se retroalimenta mutuamente, parece ser en este caso lo suficientemente dinámica
para explicar esta complejidad articuladora que se
ha querido estudiar.
En esta figura tendrían cabida tanto las visiones de los
trabajadores sociales que critican el carácter instru-
57
mental y funcional que se imprime a la investigación,
como aquellas perspectivas que sólo le asignan validez a la generación de conocimiento en la medida
que desemboca en una actuación concreta. También
quedan contenidas, en este esquema de múltiples
posibilidades, las hipótesis iniciales que sustentaron
este trabajo y que planteaban desde el origen de la
profesión la existencia de vasos comunicantes entre
ambos procesos; así como aquellas visiones donde no
es posible forma de articulación alguna.
Finalmente encontramos en la autoformación y en
la actitud de indagación permanente otro de los
rasgos que caracteriza el quehacer investigativo de
los trabajadores sociales. Esta posición, muy marcada en las profesionales que forman parte del tercer
perfil, también se encuentra presente en los otros
profesionales entrevistados, quienes entienden esta
búsqueda como el germen de una actitud investigadora que se irradia a distintos escenarios, incluidos
los ámbitos de investigación e intervención.
En términos generales, se advierte que los profesionales de Trabajo Social generan estrategias y
mecanismos diversos que les permiten completar
sus necesidades de formación, especialmente en
aquellos campos donde se consideran más débiles,
como ocurre con las herramientas de análisis avanzado en ciencias sociales tanto en investigación
cuantitativa como cualitativa. En esta dimensión
formativa también resulta esencial la búsqueda de
referentes y maestros que apoyen la labor investigativa, y que les permitan completar lo que les falta.
De los relatos es posible colegir que de cara a la
investigación, los trabajadores sociales se documentan, se informan y aprenden lo más posible. Es
probable que esta autonomía formativa, surja ante
la necesidad de reafirmar una identidad y capacidad investigadora, que parece cuestionada, o que
ha sido concebida como una excepción cuando se
observa que, mayoritariamente, los imaginarios de
la profesión se encaminan hacia la intervención.
Queda aun continuar investigando acerca de las
prácticas y posibilidades investigadoras de estas
profesiones, que ubicadas en cualquiera de los
perfiles construidos en este trabajo se manifestaron deseosas e interesadas por hacer investigación,
contribuyendo tanto al mejoramiento social como
al desarrollo disciplinar del Trabajo Social. En esta
dirección se encaminan nuestros pasos.
Catalina Wainerman en su artículo “Acerca de la formación de investigadores en ciencias sociales” aborda algunas de estos elementos
(en Wairnerman y Sautu, 2001).
32
¿CÓMO HACEN INVESTIGACIÓN LOS TRABAJADORES SOCIALES? UNA PRIMERA APROXIMACIÓN
A LAS EXPERIENCIAS DE INVESTIGACIÓN DE UNA GENERACIÓN DE PROFESIONALES CHILENOS
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Miradas del Trabajo Social sobre violencia y
criminalidad en el Brasil contemporáneo
Some glances of Social Work on urban violence and
criminality in contemporary Brazil
MYRIAM RAQUEL MITJAVILA / PRISCILLA GOMES MATHES
Myriam Raquel Mitjavila, es Doctora en Sociología - USP y Asistente Social - PUC/ RS. Actualmente se desempeña como docente
del Programa de Posgrado en Trabajo Social - PPGSS. Universidade Federal de Santa Catarina - UFSC / Brasil; dirección electrónica: myriam.mitjavila@pq.cnpq.br o myriam@cse.ufsc.br
Priscilla Gomes Mathes es Asistente Social - UFSC. Su dirección electrónica: es priscilla_mathes@yahoo.com.br La dirección postal
de ambas autoras es Universidade Federal de Santa Catarina - Centro Socio-Econômico - Programa de Pós-Graduação em Serviço
Social - Barrio Trindade - Florianópolis - SC - Brasil - CEP 88040-970
Resumen
Este artículo describe y analiza el perfil de la producción científica del Trabajo Social, en torno
a las problemáticas de la violencia y la criminalidad a partir de los datos de una investigación
que tuvo por finalidad examinar aspectos teórico-metodológicos y socio-institucionales de la
construcción de conocimiento en esa área. El material analizado comprende, fundamentalmente,
trabajos presentados en los principales eventos científicos y artículos publicados en periódicos
calificados durante el periodo comprendido entre 1995 y 2005. Se presenta un mapeo preliminar
del perfil de la producción en función de variables referentes al tipo, la estructura y los principales
contenidos de los trabajos, y se discuten algunos resultados en términos de los problemas y desafíos conceptuales que resultan de las visiones predominantemente desarrolladas por el Trabajo
Social en torno de las problemáticas de la criminalidad y la violencia urbanas en Brasil.
Palabras clave. Trabajo social, criminalidad, violencia urbana, Brasil.
Abstract
The article describes and analyses the profile of the cientific production of Social Work in relation
to the problem of violence and criminality. This was done on the basis of the data gathered in
a research whose aim was to analyze theoretical and methodological aspects -as well as socioinstitutional features- of the construction of knowledge in this specific area. The empiric material
includes papers and articles published in qualified scientific journals between 1995 and 2005.
Thus, we present a preliminary mapping of the production profile of these works, taking into consideration issues like type, structure and the fundamental contents of these works. We have also
discussed some findings which put in evidence the glances developed by Social Work concerning
urban criminality and violence in Brazil.
Keywords. social work, criminality, urban violence, Brazil.
Introducción
El objetivo de este artículo es presentar los resultados parciales de una investigación dirigida a
describir y analizar el perfil de la producción científica reciente del Trabajo Social brasileño en torno
a las problemáticas de la violencia y la criminalidad
urbana. Se trata de un mapeo elaborado con el fin
de subsidiar una tarea que es tanto compleja como
desafiante: la de realizar una observación, en palabras de Niklas Luhmann (1992), de segundo orden,
en el sentido de “observar las observaciones de los
observadores”, o, en otros términos, de examinar el
contenido y las formas de la construcción de las miradas predominantes en el Trabajo Social en torno
a esos temas.
Se propone, entonces, emprender lo que puede
definirse como un trabajo de etnografía documental, que busca reconstruir tanto el perfil propio de
esa producción intelectual y los principios teóricometodológicos en los cuales se sustenta, como, y
principalmente, lo que éstos podrían informarnos
sobre la posición actual del Trabajo Social como
35
MYRIAM RAQUEL MITJAVILA / PRISCILLA GOMES MATHES
área de conocimiento y como profesión, en función
de su trayectoria histórica y de su inserción en la
división social y técnica del trabajo en torno de las
problemáticas de la violencia y la criminalidad.
No se parte aquí de una definición a priori de área
criminal y de violencia urbana, y sí de las categorías
y conceptos que pueden ayudarnos a aprehender los
contornos, así como las condiciones sociopolíticas,
culturales y técnicas que estructuran el pensamiento y la acción profesional del Trabajo Social en ese
ámbito. En la fase actual de esta línea investigativa
se busca, fundamentalmente, identificar las principales estrategias de interpretación desarrolladas
por académicos y profesionales del área en torno
a problemáticas complejas, estrechamente relacionadas con la gestión de comportamientos que, en
términos de respuestas sociales, implican sistemas
normativos y mecanismos judiciales de control
social, ya sean estos de naturaleza punitiva o educativa. El análisis del problema que se presenta a
continuación se apoya en conceptos y categorías
provenientes de la sociología de las profesiones y de
la sociología jurídica, así como en algunos trabajos
producidos en el propio terreno del Trabajo Social.
El material empírico tiene origen en una investigación anterior que examinó la producción
bibliográfica del Trabajo Social sobre el campo socio-judicial en algunos países de la región. En el
contexto de esa investigación, dos características
de ese material llamaron la atención del equipo de
investigación en relación con el caso brasileño: el
volumen relativamente escaso de trabajo intelectual
orientado hacia las problemáticas de la violencia y la
criminalidad, y las estrategias teórico-metodológicas que habían sido usadas en forma predominante
por los investigadores del área, fuertemente basadas
en elementos doctrinarios de naturaleza jurídica, en
detrimento de referencias conceptuales que provinieran de las ciencias humanas y sociales.
La producción intelectual como reflejo
de la posición social de una profesión
En el contexto del presente análisis, se le atribuye
al ámbito criminal un carácter matricial, tanto en
lo que se refiere a la incorporación de conocimiento científico-técnico en los procesos modernos de
administración de justicia como en lo que atañe
a la construcción de los propios dominios de las
disciplinas que participan en los procesos de juzgamiento de delitos y de administración de las penas,
como sería el caso de la psiquiatría forense, de la
psicología y del Trabajo social (Darmon, 1991).
36
La configuración del área criminal como campo de
actuación del Trabajo Social es relativamente reciente en su trayectoria experimentada como área
de conocimiento y como profesión en Brasil. Esto
puede interpretarse como resultado de la particular
inserción del Trabajo Social en la red socio-institucional que forma parte del conjunto de respuestas
sociales a los problemas vinculados a la violencia y
la criminalidad.
En efecto, las instituciones modernas se apoyan
permanentemente en agentes y mecanismos que
permiten categorizar y evaluar o juzgar individuos,
familias o situaciones según las necesidades de toma
de decisiones que afectan no sólo las vidas de las instituciones sino además las de las personas (Foucault,
1987; Rabinow, 1991; Foucault, 1992; Elías, 1994;
Douglas, 1996; Mitjavila, 2002). La esfera de la
justicia se caracteriza por haber desempeñado históricamente un papel relevante en la construcción y
regulación de las relaciones entre individuos e instituciones sociales, através de procesos que afectan
prácticamente todos los ámbitos de funcionamiento
de la vida social (infancia, juventud, familia, actividad económico-financiera, crimen, etc.).
El objeto del estudio que aquí se presenta se ubica
precisamente en ese espacio analítico que resulta de
la relación entre esferas institucionales y constitución de campos profesionales, privilegiando, en este
caso, algunos aspectos de la construcción histórica
y de los problemas y desafíos experimentados por
el Trabajo Social en el abordaje de las problemáticas
inherentes a los asuntos de la violencia y la criminalidad.
Desde el punto de vista institucional, el campo
socio-judicial desempeña un papel articulador
entre lo social y lo jurídico, en la medida en que
el derecho puede concebirse como medio para la
satisfacción de necesidades, acompañando en ese
sentido a la formulación de las políticas. Por lo
tanto, justicia y políticas no constituyen campos
de análisis separados. Su institucionalidad se materializa en mecanismos de regulación social, a partir
de los presupuestos que sustentan la funcionalidad
del control social en las sociedades modernas, en
función de los cuales debe existir alguna especie
de correspondencia entre las normas jurídicas y las
normas sociales.
Además de sus funciones instrumentales y políticas
en el arbitraje de los conflictos sociales, el campo
socio-judicial abarca un conjunto importante de
competencias de naturaleza simbólica al fomentar la socialización de expectativas acerca de la
legitimidad de las normas legales y la producción
MIRADAS DEL TRABAJO SOCIAL SOBRE VIOLENCIA Y CRIMINALIDAD EN EL BRASIL CONTEMPORÁNEO
y reproducción de los universos simbólicos dominantes en cada contexto socio-histórico en que se
desarrolla.
Bajo condiciones de globalización y de reestructuración económica, el papel del campo socio-judicial
experimenta un conjunto de transformaciones. En
la medida en que la globalización económica profundiza la magnitud y diversifica las formas de
desigualdad social, se registra una progresiva simbiosis entre marginalidad económica y marginalidad
social, lo que desafía las capacidades del Estado-nación para garantizar la preservación del orden, de
la seguridad y de la obediencia (Faria, 2001). De
esta manera, se configura un nuevo tipo de escenario que introduce un conjunto de desafíos a las
profesiones que trabajan en el campo socio-judicial,
principalmente si consideramos que se desempeñan en un contexto que se caracteriza además por
la individualización de lo social (Beck, 1997), y,
consecuentemente, por la progresiva judicialización
y criminalización de las expresiones de la cuestión social (Faria, 2001). El desarrollo de nuevos
dispositivos tales como la mediación y el arbitraje
también ha contribuido a la formación de nuevas
arenas en las cuales dirimir los conflictos sociales,
ampliando y/o redefiniendo, según sea el caso, las
competencias de algunas profesiones del ámbito socio-judicial y, entre otras, las del Trabajo Social.
Ese tipo de procesos se traduce en la emergencia de
nuevas influencias políticas, ideológicas y técnicoburocráticas sobre una profesión cuya autonomía
técnica se ha construido a partir de una inscripción
estatal, asalariada y jerárquicamente dependiente de
otras profesiones y campos de conocimiento, entre
los cuales se destaca, precisamente, el del Derecho.
Sin embargo, como ocurre con todas las profesiones,
el Trabajo Social posee, al menos potencialmente,
la capacidad de construirse y reconstruirse a medida que lo mismo ocurre con la sociedad de la
cual forma parte (Freidson, 1998). Debido a eso, el
surgimiento de nuevas formas de expresión de los
conflictos sociales y la emergencia además de también nuevas modalidades de gestión de las mismas,
imponen una serie de límites estructurales y funcionales al ejercicio de las profesiones en general y del
Trabajo Social en particular.
Estas nuevas condiciones exigen la movilización
de la capacidad de la profesión para crear también nuevos instrumentos y emprender análisis
que aborden la aparición de nuevas demandas y
condiciones de desarrollo de competencias profesionales apropiadas. En muchos contextos, los
trabajadores sociales son llamados a implementar
políticas que entran en conflicto con sus propias
habilidades y valores, procesos que por lo general
se asocian a la identificación de problemas sociales
y al desarrollo de nuevas tecnologías de gestión.
(Hugman, 1996).
En este sentido, hay que tener en cuenta que, si bien
el campo socio-judicial consiste en un espacio socialmente determinado por las circunstancias sociales
que le imprimen una determinada dirección social,
se convierte también en una realidad vívida y representada en las conciencias de sus agentes, lo que se
percibe, por ejemplo, en los discursos ideológicos y
teóricos sobre el propio ejercicio profesional (Yasbek, 1999). Ambas dimensiones, esto es, la material
y la simbólica, conducen a una unidad contradictoria que los profesionales suelen experimentar
ante los desencuentros que se producen entre las
intenciones del profesional, el trabajo efectivamente
realizado y los resultados que se obtienen, lo que
desencadena un permanente cuestionamiento de
los principios y metodologías de trabajo.
Pese a la existencia de un importante acervo de
trabajos sobre el Trabajo Social como profesión
(Weisshaupt, 1985; Grassi, 1994; Baptista, 1995;
Hugman, 1996; Netto, 1996; Iamamoto, 1997; Simionatto, 1998), el conocimiento acumulado en
torno a las condiciones, modalidades y consecuencias sociales de las intervenciones profesionales de
los trabajadores sociales en el área criminal del campo socio-judicial se revela aún como insuficiente,
situación que justifica plenamente la intencionalidad del estudio cuyos resultados preliminares se
presentan en este artículo.
De igual forma que otras profesiones, el Trabajo
Social puede ser considerado como el resultado de
una construcción social (Freidson, 1988; Payne,
1993). Para comprender su trayectoria y configuración actuales es preciso ir más allá de su espacio
interno, ya que, en cuanto profesión, el Trabajo Social consiste en un producto histórico (Iamamoto,
1992). Como tal, deriva de una especialización del
trabajo colectivo, constituyendo, por lo tanto, una
expresión de relaciones sociales vigentes en contextos históricos específicos. Consiste, al mismo
tiempo, en un trabajo especializado y remunerado, de carácter socio-técnico, colectivo y complejo,
debido a las características de su inscripción en la
división social y técnica del trabajo. Sin embargo,
su reproducción depende no sólo de las condiciones socio-estructurales de las cuales emerge, sino
también de su utilidad social y de la capacidad de
producir respuestas frente a las necesidades sociales
(Iamamoto, 1998). En la medida en que el Trabajo
37
MYRIAM RAQUEL MITJAVILA / PRISCILLA GOMES MATHES
Social es definido como “competente” para ofrecer
respuestas socialmente definidas e institucionalmente sustentadas, se encuentra obligado a demostrar
que posee los medios para hacer que esa respuesta
resulte satisfactoria. Sin embargo, eso no supone
una trayectoria lineal, concebida en términos evolucionistas y sí complejos y prolongados itinerarios
caracterizados por avances y retrocesos, contradicciones, crisis de identidad y reformulaciones más o
menos periódicas de las bases académicas, técnicas,
éticas y corporativas de la profesión.
Esos itinerarios son, con frecuencia– aunque no
exclusivamente– modelados por la producción intelectual. En forma similar a lo que puede observarse
en otras profesiones “interventivas” o “prácticas”
(Freidson, 1998), el Trabajo Social se caracteriza
por una división interna del trabajo en virtud de
la cual los procesos de producción y difusión del
conocimiento científico-técnico se concentran en la
esfera académica y se materializan en la producción
de material escrito. De esta manera, consideramos
que la producción escrita es constitutiva del campo profesional, en el sentido de ser una expresión
del funcionamiento de los mecanismos internos de
regulación de la profesión, principalmente de aquellos que son responsables de la legitimación de las
unidades académicas como espacios de producción
de conocimiento y de institucionalización de los
principales contenidos teóricos, ideológicos y políticos que articulan sus discursos y prácticas. Esto
no significa un desconocimiento de los problemas
que afectan las relaciones entre el universo académico y el mundo profesional -algo que en sí mismo
se mantiene fuera del foco del presente artículo - ni
tampoco significa desconocer su relevancia como
dato para el análisis.
En esos argumentos yace, entonces, la importancia
que puede atribuírsele a la producción escrita en la
configuración de las bases epistemológicas, teóricas,
metodológicas y técnicas de las miradas del Trabajo
Social hacia las problemáticas de la violencia y la
criminalidad, así como la pertinencia de emprender
su análisis con el propósito de identificar sus principales contornos y contenidos.
Estrategia metodológica
En lo metodológico, la investigación se basó en el
análisis de contenido del universo de los trabajos
presentados en torno al amplio campo temático
de la violencia y la criminalidad en los principales eventos científicos del Trabajo Social en Brasil,
realizados en el periodo que va desde 1995 a 2005
(Encuentro Nacional de Investigadores en Trabajo
Social - ENPESS y Congreso Brasileño de Asistencia Social - CBAS) y en una muestra de artículos y
otras producciones bibliográficas correspondientes
al mismo periodo y seleccionados según criterios de
inclusión/exclusión previamente determinados, los
cuales fueron: (1) artículos y material divulgados en
las revistas Qualis A (Criterio de Clasificación de la
CAPES1 para las publicaciones mejor conceptuadas
del área del Trabajo Social); (2) trabajos presentados en los eventos nacionales de Trabajo Social :
ENPESS e CBAS; (3) libros dedicados a la temática
en específico; (4) trabajos presentados en eventos
específicamente dedicados a asuntos del campo socio-judicial.
A partir de la aplicación de esos criterios a una
base de datos elaborada para una investigación más
amplia que dio origen a la realización del presente
estudio2, fueron seleccionados los 46 trabajos referidos al área criminal de los 1203 que se identificaron
por estar dedicados a temas vinculados al Trabajo
Social en el campo socio-judicial.
Esta base de datos consta de 35 variables, las cuales
se utilizaron para clasificar y analizar los textos seleccionados. El software que se utilizó fue Microsoft
ACCESS versión 2002. En ese soporte se registraron
los siguientes campos temáticos en los que se agruparon las variables: (1) contexto institucional; (2) perfil
de los autores; (3) tipo de producción bibliográfica;
(4) clasificación temática; (5) tipo de abordaje del
objeto; (6) papel del Trabajo Social y del trabajador
social en el área criminal. Los tres primeros campos
informan sobre variables de valor eminentemente
descriptivo, concentrándose el meta- análisis cualitativo, propiamente dicho, en las informaciones
contenidas en los campos cuarto a sexto.
Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior del Ministerio de Educación.
Proyecto de Investigación “O Serviço Social como profissão no campo sócio-judiciário: construção sócio-histórica, modalidades,
problemas e desafios recentes na Argentina, no Brasil e no Uruguai” NEPPI - Núcleo de Estudios e Investigaciones sobre Profesiones e
Instituciones /UFSC (Brasil) - UBA (Argentina) - UDELAR (Uruguai).
3 Estos trabajos se seleccionaron según criterios de inclusión/exclusión definidos en el proyecto original, los que operacionalizaron el
propósito de reunir los textos publicados en los periódicos más prestigiosos y en los anales de los eventos más importantes sobre la
temática en los tres países que integran el estudio. Para información más detallada sobre los critérios de la muestra se puede consultar
el informe final de la investigación (Mitjavila, De Martino, & Krmpotic, 2006)
1
2
38
MIRADAS DEL TRABAJO SOCIAL SOBRE VIOLENCIA Y CRIMINALIDAD EN EL BRASIL CONTEMPORÁNEO
La investigación bibliográfica no fue exhaustiva
debido a las dificultades que se encontraron durante el acceso al material en el corto periodo de
desarrollo de la investigación. En este sentido, no
fue posible incluir los trabajos sobre el sistema
judicial en el IX y X CBAS, material este que se
pretende incluir durante las próximas etapas de la
investigación4. En particular, la relativa falta de antecedentes de investigación sobre este tema en el
Trabajo Social brasileño representó una dificultad
adicional ya que no se pudo contar con bases de
datos referenciales abarcadoras sobre la producción académica en esta área.
Perfil de la producción intelectual sobre
violencia y criminalidad
Acerca de la autoría de los trabajos
La literatura examinada en la investigación bibliográfica confirma la débil presencia de estudios
acerca del campo socio-judicial en general, y sobre
el asunto de la criminalidad en particular. Esto se
comprueba en la casi inexistencia de trabajos sobre
estos temas en los eventos científicos del Trabajo
Social en el contexto brasileño (CBAS e ENPESS)
en las décadas precedentes. A modo de ilustración,
cabe mencionar que la creación de un Grupo de Trabajo sobre el Poder Judicial se ocurrió por primera
vez durante el XI CBAS de Fortaleza - CE, realizado
en el año 2004, denominado Trabajo Social y Sistema Socio-Judicial.
La investigación empírica permitió identificar 46
trabajos que, de acuerdo con los criterios de categorización utilizados para el relevamiento de los datos,
se refieren a asuntos que pertenecen al campo de la
violencia y de la criminalidad. Los anales del ENPESS
han constituido el principal vehículo de difusión de
esas producciones, y en menor medida lo han sido
los artículos publicados en periódicos (Qualis A) y
en los Anales del CBAS, según puede observarse en
el gráfico que se presenta a continuación:
GRÁFICO Nº 1 -
PRODUCCIÓN BIBLIOGRÁFICA SEGÚN TIPO
DE PUBLICACIÓN (en proporciones)
Anales de los ENPESS
0,44 (N=20)
Anales de los CBAS
0,26 (N=12)
Otros
0,02 (N=1)
Periódicos calidad A
(Qualis A)
0,28 (N=13)
Fuente: elaboración propia
La ausencia de libros y capítulos de libros referentes a esta temática sigue el patrón observado en la
producción sobre el campo socio-judicial como un
todo, ámbito en el cual la publicación de libros sería
inferior al 5% del total de los materiales publicados
(Mathes e Mitjavila, 2006).
En cuanto al perfil de los autores, se destaca la presencia levemente superior de trabajos de autoría
individual (0,57), en su mayor parte concentrados
en las regiones Sudeste (casi todos concentrados en
el eje Río de Janeiro - Sao Paulo) y Sur del país, de
acuerdo con la siguiente distribución:
GRÁFICO Nº 2 -
DISTRIBUCIÓN DE LOS TRABAJOS SOBRE
VIOLENCIA Y CRIMINALIDAD SEGÚN ORIGEN
GEOGRÁFICO DE LOS AUTORES (en proporciones)
0,21 (N=8)
0,21 (N=8)
0,29 (N=11)
0,29 (N=11)
0,39 (N=15)
Norte
Nordeste
Sur
Sudeste
Centro-Oeste
Fuente: Elaboración propia
4
Aunque la indisponibilidad de los anales del IX y X CBAS haya ocasionado una cierta limitación en la base empírica de la investigación,
se considera que la misma no compromete la validez de los resultados por tratarse de un evento dirigido a profesionales y organizado
por las organizaciones corporativas que los representan. En este sentido, debe destacarse que se trata de un espacio en el cual la mirada
de los investigadores del mundo académico se encuentra representada en menor proporción.
39
MYRIAM RAQUEL MITJAVILA / PRISCILLA GOMES MATHES
Se destaca, además, la gran participación de las instituciones públicas como espacios de producción de
conocimiento en esta temática, lo que se comprueba en casi tres cuartas partes de los casos sobre los
cuales existe información disponible. De este modo
se constata, también en esta área temática, que si
la producción científica dependiese exclusivamente
del sector privado, seguiríamos esperando por ella.
CUADRO 1
DISTRIBUCIÓN DE LOS TRABAJOS SOBRE
VIOLENCIA Y CRIMINALIDAD SEGÚN TIPO DE
INSTITUCIÓN QUE ORIGINA LA INVESTIGACIÓN
(en proporciones)
CUADRO 2
DISTRIBUCIÓN DE LOS TRABAJOS SOBRE
VIOLENCIA Y CRIMINALIDAD DE ACUERDO
CON EL NIVEL DE ANÁLISIS PREDOMINANTE
(en proporciones)
Nivel de análisis
Frecuencia
Proporción
16
0,35
Estadual
4
0,09
Regional
14
0,30
Nacional
12
0,26
Total
46
1,00
Local
Fuente: Elaboración propia
Tipo de
institución
Frecuencia
Proporción
Pública
25
0,74
Privada
8
0,23
Comunitaria
1
0,03
34
1,00
Total
Fuente: Elaboración propia
Por otro lado, en la mayor parte de los trabajos, no
fue posible encontrar datos referentes a la titulación
y otras características de la inserción institucional
de los autores (por ejemplo, universidades, municipios, organismos estaduales, etc.), previéndose,
para las próximas etapas de la investigación, la reconstrucción de ese cuadro, hasta donde sea posible,
mediante la indagación de los respectivos currículos
en la Plataforma Lattes5.
Acerca de la naturaleza, el alcance y la
estructura de los trabajos
Un poco más de la mitad de la producción (0,54)
consiste en la presentación de los resultados de investigaciones, y el resto de los trabajos corresponde
a ensayos (0,28) y relatos de experiencias profesionales (0,18). Entre las investigaciones se observa la
utilización con relativa mayor frecuencia de métodos cualitativos (0,64) en comparación con la escasa
presencia de los enfoques cuantitativos (0,16) y
combinados, o cualitativo-cuantitativos (0,20).
Desde el punto de vista del alcance analítico y/o empírico de los objetos de estudio, el material se examinó
en función del nivel de análisis predominantemente
utilizado, resultando la siguiente distribución:
5
Y como resultado del agrupamiento de esas categorías, se podría concluir que los asuntos sobre
violencia urbana y criminalidad, en el conjunto de
la producción aquí examinada, suelen ser objeto de
análisis macro-sociales (a nivel del país o de la sociedad) en proporción inferior (0.26) a su tratamiento
“meso” (estadual y regional) (0.39) y micro-social
(local) (0.35).
Acerca del campo temático de la
violencia y criminalidad: notas
provisorias
Una primera observación en torno al contenido de
la producción examinada se refiere a la notoria ausencia de textos analíticamente dedicados a la esfera
criminal en sí misma, esto es, como objeto de estudio y de intervención del Trabajo social. En este
sentido, no se detectó ningún trabajo que tuviese el
propósito de examinar la constitución, las características o cualquier otro atributo de la esfera criminal
como campo de actuación del Trabajo Social.
Esto no parece ser una novedad, ya que el campo
socio-judicial ha sido considerado tradicionalmente por las corrientes de pensamiento hegemónicas
en el Trabajo Social brasileño como un verdadero
laboratorio para la reproducción ideológica de los
universos simbólicos que justifican el orden social
capitalista. Su valoración en términos de componente superestructural probablemente haya provocado
la falta de interés en este tema por parte del mundo
académico del Trabajo Social en Brasil (Mitjavila,
Krmpotic & De Martino, 2006).
Un segundo aspecto que aparece con bastante frecuencia en la construcción de objetos de estudio en
Sistema electrónico de registro, estandarizado y de dominio público, de los currículos de los estudiantes, profesionales e investigadores,
administrado por el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico - CNPq- del Ministerio de Ciencia y Tecnología.
40
MIRADAS DEL TRABAJO SOCIAL SOBRE VIOLENCIA Y CRIMINALIDAD EN EL BRASIL CONTEMPORÁNEO
esta área consiste en la inscripción de las problemáticas abordadas en campos teoreticamente distantes
de aquellos construidos por las ciencias humanas y
sociales en la producción de conocimientos sobre
violencia y criminalidad. Eso puede observarse, por
ejemplo, en el casi invariable tratamiento otorgado
al “acto infraccional” como problemática rigurosamente limitada al área de infancia y adolescencia en
conflicto con la ley. La inscripción históricamente
precoz del Trabajo Social brasileño en esta área, así
como la fuerza retórica y los impactos del Estatuto
de la Niñez y de la Adolescencia (ECA) al interior
de la categoría profesional, constituyen indicadores
bastante sensibles y específicos de la importancia
que adoptan los procesos sociopolíticos y las transformaciones institucionales del campo socio-judicial
en la construcción del Trabajo Social como profesión y como área de producción de conocimientos.
Hasta cierto punto, ese perfil de la construcción de
los objetos de estudio puede interpretarse como el
resultado de la histórica inserción de las prácticas
profesionales del Trabajo Social (incluyendo aquellas
orientadas hacia la producción de conocimientos)
en los criterios burocrático-administrativos y jurídicos que nortean o determinan la división social
del trabajo en torno a problemas vinculados a la ley
y a la administración de la justicia en función de
las normas jurisdiccionales que establecen las competencias de los diferentes poderes y organismos
involucrados y, en consecuencia, las agendas temáticas de algunos saberes técnicos que participan en
ese mismo espacio.
Uno de los síntomas de esa institucionalización de
los marcos de referencia profesionales se percibe en
la absoluta ausencia de trabajos que traten o analicen la norma jurídica como construcción social,
lo que se traduce en la consideración, mayoritariamente compartida por los autores, de la norma
jurídica como elemento socialmente apriorístico o
naturalizado, lo que favorece el desarrollo de miradas que determinan que lo social aparezca apenas
en la aplicación, aplicación desigual o no aplicación
de la ley. Esto constituiría una característica bastante típica de la producción bibliográfica del Trabajo
Social brasileño sobre el campo socio-judicial en general. A modo de ejemplo, bastaría con mencionar
el tratamiento más o menos reificado y sacralizado
que atribuye la literatura del área al Estatuto de la
Niñez y de la Adolescencia, o incluso a las normas constitucionales. El gran peligro que subyace
en esta manera de examinar lo jurídico sería el de
alimentar una neo-parajudicialización del Trabajo
Social, al incrementar la dependencia epistemoló-
gica y conceptual de la profesión en relación con
los saberes y dispositivos dominantes en el campo
socio-judicial.
Una tercera dimensión de la producción examinada
en esta área se encuentra, de cierta manera, vinculada a la anterior, y guarda relación con los principales
referentes teórico-metodológicos detectados en los
trabajos. Aún cuando se trate de un aspecto cuyo
análisis aún no se ha concluido, es posible registrar
algunas observaciones iniciales.
Una de ellas se refiere a la ausencia –con poquísimas excepciones– de estudios que aborden los
determinantes sociales de la criminalidad y de las
políticas públicas en el área de la seguridad y la
lucha contra la violencia. Pese a que las temáticas
de cuño macrosocial constituyen la columna vertebral de una tradición intelectual bien establecida
en los ámbitos académicos del Trabajo Social, esa
característica no se comprueba en este segmento de
la producción bibliográfica, predominando en forma crucial los trabajos que privilegian los aspectos
microsociales de la criminalidad y de las respuestas
sociales que recibe esta problemática a nivel institucional. Así, asuntos tales como las desigualdades de
clase, étnicas y de género en el acceso a la justicia
y en la aplicación de penas siguen siendo bastante
ajenos al universo de los objetos de investigación
más reciente del Trabajo Social en Brasil.
Otra ausencia llama también la atención: la de
trabajos que examinen en forma específica y/o predominante el papel, las funciones institucionales, las
modalidades, los contenidos y los aspectos técnicos
de la intervención profesional del Trabajo social en
el área criminal. Posiblemente estaríamos aquí ante
una manifestación específica de un rasgo más general
de la investigación en Trabajo Social en el Brasil de
las últimas décadas, que pone el acento en el examen
de las estructuras y procesos macro-sociales responsables por la organización social, las condiciones de
vida y ejercicio de la ciudadanía en los segmentos
que pertenecen a los sectores populares.
Para concluir
El análisis preliminar de la información relevada en
la investigación en torno a la producción bibliográfica de la última década en Brasil permitió constatar
el carácter aún tenue, temáticamente difuso y altamente complejo del área criminal como campo de
producción de conocimiento y de intervención profesional del Trabajo social.
Las observaciones registradas a lo largo del presente
trabajo sugieren además la existencia de una fuerte
41
MYRIAM RAQUEL MITJAVILA / PRISCILLA GOMES MATHES
dependencia epistemológica de los criterios que definen los contornos del área criminal con relación
a los parámetros que organizan la división social
del trabajo en torno al asunto de la criminalidad.
En este sentido, se registra una notoria utilización
de conceptos, categorías y expresiones lingüísticas
oriundas del derecho como campo de conocimiento
dominante en el área del poder judicial y de la administración de justicia.
Por último, se hace necesario explicitar que esta
primera incursión en el análisis de la producción
científica del Trabajo Social brasileño en torno a
esta área temática se mantiene, por el momento,
en el terreno de un primer mapeo empírico junto
al cual las consideraciones de naturaleza analítica
aquí vertidas, si bien presentan sustentación conceptual y empírica, no poseen valor conclusivo,
permaneciendo aún como hipótesis susceptibles
de orientar las próximas etapas de investigación en
torno al tema.
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Entendiendo la supervisión-una ayuda para
enfrentar nuevos desafíos
Understanding supervision-helping to meet
new challenges
PHD. MAUREEN COLE
Maureen Cole es BA en Social Work y Ph.D, es miembro del Departamento de Política Social y actualmente está a cargo de la
Facultad de Economía, Administración y Contabilidad de la Universidad de Malta. Código Postal University of Malta, MSD 2080
Malta Building Humanities B (FEMA). E-mail: Maureen.cole@um.edu.mt
Resumen
Este estudio trata de responder la pregunta: “Respecto de la práctica y experiencia de supervisión
en Trabajo Social en Malta - ¿qué es la práctica propiamente tal? ¿Cómo viven esta práctica los
supervisores y los supervisados?” La relevancia del estudio se basa en el hecho de que la supervisión es fundamental para el desarrollo profesional continuo de los trabajadores sociales. Kadushin
y Harkness (2002) establecen la función educativa de la supervisión como central y como un
aspecto clave en el rol de los supervisores. Chernesky (1986:132) también identifica la “profesionalización” como función clave de la supervisión. En este artículo es usado un estudio cualitativo
de la práctica y la experiencia de supervisión de Trabajo Social en Malta como base para una
mejor comprensión de la supervisión. Este entendimiento debería resultar útil para garantizar el
buen uso de la supervisión en la preparación de trabajadores sociales para enfrentar los desafíos
del siglo XXI.
Palabras clave. Supervisión, educación, funciones, profesionalización.
Abstract
This study tries to find out the answer to the question ‘The practice and experience of social work
supervision in Malta - what is the practice like? How is this practice experienced by supervisors
and supervisees? The relevance of the study is based on the fact that supervision is critical for the
continuing professional development of social workers. Kadushin and Harkness (2002) regard the
educational function of supervision as one of the core functions and as a significant aspect of
supervisors’ activities and responsibilities. Chernesky (1986:132) also identifies a key ‘professionalization’ function for supervision. In this article a qualitative study of the practice and experience
of social work supervision in Malta is used as the basis for a better understanding of supervision.
This understanding should prove helpful in ensuring good use of supervision for preparing social
workers to confront the challenges of the 21st Century.
Key words. Supervision, education, functions, professionalization.
Introducción
La supervisión es fundamental para el desarrollo profesional continuo de los trabajadores
sociales. De acuerdo a Kadushin y Harkness (2002),
la función educativa de la supervisión es una de las
funciones centrales y un aspecto importante en las
actividades y responsabilidades de los supervisores.
Caspi y Reid (2002) le dan tanta importancia que
incluso proponen un modelo de supervisión enfocado solamente en la función educativa. Chernesky
(1986:132) también identifica una función clave
de “profesionalización” para la supervisión. Para
ella, este es un proceso fundamental mediante el
cual los trabajadores sociales continúan actualizados en temas profesionales tras haber completado
su educación. Esto sugiere que la contribución de
la supervisión a la formación de trabajadores sociales que pueden responder a los múltiples desafíos
planteados por la coexistencia del crecimiento y la
desigualdad social es más que evidente.
Se utilizará un estudio cualitativo de la práctica y la
experiencia de la supervisión en Trabajo Social en
43
MAUREEN COLE
Malta como base para una mejor comprensión de
la supervisión (Cole 2003), este entendimiento será
de utilidad para asegurar un buen uso de la supervisión en la preparación de trabajadores sociales que
han de enfrentar los desafíos del siglo XXI.
Los resultados de este estudio de supervisión indicaron que suponer que la supervisión servirá
como un medio para la formación de trabajadores
sociales en torno a los temas de la coexistencia de
crecimiento económico y desigualdad social, es un
supuesto riesgoso. Esto se debe a que no todo lo
que debía hacerse mediante la supervisión se hizo
realmente durante las sesiones de supervisión que
se estudiaron. En el artículo se sugieren mecanismos que podrían ayudar a asegurar que el aporte
efectivamente se lleve a cabo y que la supervisión
pueda contribuir realmente a la formación de trabajadores sociales que estén preparados para abordar
futuros desafíos.
pudieron corroborarse mediante el análisis de las
entrevistas con los participantes. La explicación que
se dio acerca de estas diferencias entre las sesiones
de supervisión fue que la complejidad, el carácter
múltiple y la posible incompatibilidad de las funciones de supervisión (Austin 1956; Erera y Lazar
1994) hicieron de ésta una tarea potencialmente
imposible. Esto llevó a una “resolución” de sesiones de supervisión en una de cuatro direcciones a
lo largo de un continuo Agencia/Persona. Se utilizó
el término “resolución” ya que sugiere que el efecto
fue el resultante de diversas fuerzas. “Resolución”
también sugiere que hubo aspectos de la actividad
de supervisión esperada que se omitieron e identificaron como “faltantes” en ella por parte de los
supervisores y los supervisados.
Se identificaron cuatro “tipos” de sesiones de supervisión: la resolución orientada a la agencia (enfocada
en asegurar el desempeño), la resolución orientada
al caso (enfocada en casos y en la práctica de Trabajo Social), la resolución orientada al trabajador
(enfocada en cómo el trabajo afectaba al trabajador)
y la resolución orientada a la persona (enfocada en
la persona del trabajador). Estas cuatro alternativas se consideraron como parte de un continuo, ya
que se considera posible un movimiento entre las
orientaciones, incluso si no suele ocurrir durante
una sesión en particular. También se observó una
división a medio camino de este continuo, donde
se notó una separación entre aquellas resoluciones
enfocadas en el trabajo y otras enfocadas en el trabajador.
El marco general que se desarrolló a partir del análisis de datos es el siguiente:
Marco para comprender la supervisión
La pregunta de investigación que condujo este estudio fue “Respecto de la práctica y experiencia de
supervisión en Trabajo Social en Malta - ¿qué es la
práctica propiamente tal? ¿Cómo viven esta práctica
los supervisores y los supervisados?”
Se utilizó el enfoque de teoría fundamentada
(Strauss y Corbin 1990) para analizar cintas de
audio de sesiones de supervisión “en vivo” y entrevistas en profundidad con cada uno de los
cincuenta y seis (56) supervisores y supervisados.
Durante la investigación se descubrieron diferencias
entre las sesiones de supervisión, y estas diferencias
FIGURA 1
MARCO GENERAL PARA EL ANÁLISIS DE SUPERVISIÓN
Funciones incompatible
Compleja
Múltiple
SUPERVISIÓN
“Tarea Imposible”
RESOLUCIÓN
AGENCIA
Orientada a la Agencia ⇔
(Asegurar el
Desempeño)
44
PERSONA
Orientada al Caso
(Práctica de
Trabajo Social)
⇔
Orientada al Trabajador ⇔ Orientada a la Persona
(Cómo el trabajo
(La persona
afecta al trabajador)
del trabajador)
ENTENDIENDO LA SUPERVISIÓN-UNA AYUDA PARA ENFRENTAR NUEVOS DESAFÍOS
FIGURA 2
UN ENFOQUE EN EL TRABAJO O EN EL
TRABAJADOR EN SUPERVISIÓN
Enfoque en el Trabajo
Enfoque en el Trabajador
Supervisión
Orientada a la Agencia
Supervisión
Orientada al Trabajador
Supervisión
Orientada al Caso
Supervisión
Orientada a la Persona
No puede decirse que las cuatro resoluciones se adhieren estrictamente a las líneas funcionales, a pesar
de que algunas resoluciones específicas se ajustan
a ciertas funciones de supervisión más que a otras.
Se puede ver que la resolución orientada a la agencia, con su énfasis en asegurar el desempeño, está
más influenciada por la función administrativa o
gerencial de la supervisión. Por otro lado, en la supervisión orientada al caso la función que prima es
la educativa, y aquí el foco está en análisis de casos
en profundidad y en la práctica de Trabajo Social.
En las sesiones de supervisión orientadas al trabajador la función predominante es la de apoyo, donde
el foco está en cómo el trabajo que los supervisados
discuten con los supervisores los está afectando. En
la resolución orientada a la persona, la principal
influencia es nuevamente la función de apoyo; sin
embargo, en este caso el foco se encuentra tanto en
el trabajador como en la persona.
Este fuerte vínculo entre resoluciones específicas y
funciones de supervisión no significa que no se lleven a cabo otras funciones durante dichas sesiones
de supervisión. Estas también se realizan, pero el
modo en que se llevan a cabo las otras funciones
centrales (Sawdon y Sawdon 1995) se ve influenciado por la dirección de la resolución de la sesión
de supervisión.
Una mirada más cercana a las sesiones
de supervisión desde cada resolución
Supervisión orientada a la agencia
Las sesiones de supervisión orientadas a la agencia
se centraron en asegurar el desempeño, es decir, en
que los trabajadores estuvieran haciendo su trabajo
de manera apropiada en el contexto de la agencia.
Un indicador importante de este foco es la estrategia inicial de una de estas sesiones de supervisión
orientadas a la agencia. El supervisor comenzó la
discusión intentando verificar si el supervisado
estaba aplicando los criterios de la agencia para establecer prioridades en los casos:
Supervisor: Charles1, comencemos con el sistema
que hemos adoptado para establecer prioridades
en nuestros casos.
Supervisado: De acuerdo.
Supervisor: Hemos adoptado criterios específicos, pero tu situación es algo distinta a la de tus
colegas porque tu carga de casos es un poco diferente. ¿Has aplicado los mismos criterios para
establecer prioridades en tus casos?
Supervisado: Sí, los mismos.
La cantidad de temas tratados fue entre cuatro (4) y
ocho (8), y por lo general se consideraron los casos
más que temas generales. Si bien esto no siempre
fue factible, se acordó que se discutirían tantos casos como fuera posible. La selección de temas varió
y se dio tanto con supervisores como con supervisados. Cuando los supervisados seleccionaron
casos, los motivos para la selección fueron generalmente que había algo que bloqueaba el progreso o
cuando les era especialmente difícil lidiar con ellos.
Los motivos de los supervisores eran similares,
ya que normalmente escogieron casos en los que
sabían que sus supervisados tenían dificultades o
aquellos que llevaban mucho tiempo en su carga
de casos. Este supervisado explicó sus motivos para
la selección:
Entrevistado: Bueno, por lo general le hablo acerca de casos de los que debemos conversar. Sin
embargo, si ella se entera acerca de algún caso, si
está de turno y se entera de que ha habido avances en algún caso en particular, me pedirá que
conversemos al respecto, pero esto casi nunca
sucede. Por lo general soy yo quien le sugiere que
hablemos acerca de algún caso.
Entrevistador: Y ¿cómo decides tú, Philip? Quiero decir, ¿cómo escoges tus casos?
Entrevistado: Bueno, normalmente elijo aquellos
que están más “calientes” en ese momento, aquellos que requieren de intervención inmediata en
crisis.
La principal responsabilidad de los supervisores era
estructurar y conducir las sesiones. Al comienzo de
las sesiones, esto lo hicieron clarificando la pauta
1 Los nombres que aparecen en este trabajo son ficticios y se cambiaron para proteger las identidades de los participantes de la investigación
y de los usuarios del servicio.
45
MAUREEN COLE
para la sesión y luego dirigiendo la sesión en torno
a la pauta establecida. Por lo general, las sesiones de
supervisión orientadas a la agencia se condujeron
aun ritmo dinámico.
Los casos que presentaron los supervisados se analizaron con la ayuda de los supervisores, quienes
solían sugerir las mejores alternativas para proceder.
Por lo general, el cierre de las discusiones ocurrió
con bastante rapidez. Una característica frecuente
del modo en que se manejó el material fue un elemento de revisión.
Generalmente, las estrategias educativas implementadas por los supervisores se centraron en
información acerca de las políticas y los procedimientos de las agencias de los supervisados o de
otras agencias que podían ser de ayuda para los
clientes. Los supervisores tendieron a sugerir el
modo en que los supervisados podían proceder
para ayudar a sus clientes. En esta cita, tomada de
una entrevista con una supervisora, ella explicó que
durante las supervisiones se hace una enseñanza
acerca de ciertos procedimientos:
Entrevistada: ...Durante la sesión de supervisión,
incluso durante esta sesión, uno tiende a entregar información, lo que es un tipo de enseñanza.
Los supervisados aprenden cómo presentar una
solicitud ante la corte, cómo depositarla, qué documentación se necesita en esos casos, etc.
En general, los principales aspectos procedimentales
destacados por los supervisores durante las sesiones
estuvieron orientados por las políticas de la agencia
aplicables a los casos que los supervisados estaban
manejando. A veces se utilizaron estrategias relativas a procedimientos para destacar asuntos más
amplios, como los criterios para establecer prioridades en los casos.
En las sesiones de supervisión orientadas a la
agencia, el apoyo se hizo en forma de comentarios
positivos que hicieron los supervisores con respecto al trabajo de los supervisados. Esto también se
dio cuando los supervisores respaldaron ciertas medidas que los supervisados pretendían tomar con
sus clientes. Además se los apoyó mediante la información que los supervisores les entregaron con
respecto a los procedimientos y a cómo proceder en
casos algo difíciles. Los supervisores también apoyaron a sus supervisados al reconocer o preguntar
cómo se sentían cuando lidiaban con situaciones
complejas de clientes.
Los supervisados esperaban que las supervisiones
fueran una oportunidad para que los supervisores
guiaran, evaluaran y confirmaran su trabajo con los
46
clientes. Los supervisados querían que se los educara mediante las sesiones de supervisión. Ellos
consideraron que centrarse en los principales casos era un aspecto esencial de las supervisiones, y
esperaban que estas se realizaran de forma regular,
posiblemente una vez por semana. Generalmente, esta discusión de casos concluyó en planes de
acción acordados que luego podrían seguir. Los supervisores dijeron que ellos utilizan la supervisión
para saber cómo progresan los casos, con el fin de
poder ayudar a que sus supervisados tomen decisiones apropiadas sobre cuál es la mejor manera de
intervenir. Ellos esperaban usar la supervisión para
asegurarse de que se cumplieran las políticas y para
guiar y enseñar a sus supervisados. Los supervisores
señalaron que también esperaban usar las sesiones
de supervisión para discutir temas más amplios que
afectaban su trabajo y su agencia. Además, indicaron que las sesiones de supervisión son mecanismos
importantes para cumplir sus propias responsabilidades para con la dirección de la agencia.
Supervisión orientada al caso
Las sesiones de supervisión de Trabajo Social dentro
de la resolución orientada al caso se centraron en la
práctica del trabajador social. Por lo general, estas
sesiones implicaban consideraciones a fondo acerca
del trabajo que realizaban los trabajadores sociales
con sus clientes. A veces, la sesión se centró en la
consideración detallada de un caso, como en el siguiente ejemplo:
Supervisor: ¿Veamos entonces el caso que has
preparado para hoy para comenzar desde ahí?
Sin importar la cantidad de casos tratados, a pesar
de que normalmente no superó los cinco (5) o seis
(6), estas sesiones se caracterizaron por centrarse en
el caso y en la práctica directa del trabajador social
con los clientes. El foco en los casos y el trabajo con
los clientes condujo a distintos énfasis: en algunas
sesiones se consideró principalmente una profundización en la evaluación de un caso presentado por
el supervisado y en otras se exploraron opciones y
se decidió cuál era el mejor plan de acción para la
intervención.
Nuevamente, la estrategias iniciales de las sesiones
de supervisión fueron indicadores útiles de dónde
estaba el foco en las sesiones de supervisión orientadas al caso. El siguiente ejemplo muestra que el
foco estaba claramente en los casos y en la discusión
de casos:
Supervisor: Veamos los casos que quieres discutir
hoy. Dame algunos antecedentes sobre los casos
ENTENDIENDO LA SUPERVISIÓN-UNA AYUDA PARA ENFRENTAR NUEVOS DESAFÍOS
y luego podemos discutirlos como normalmente
lo hacemos.
• tratar cualquier tema que los supervisados quisieran discutir en la sesión.
Cuando los supervisores implementaron estrategias
educativas, estas solían estar asociadas al caso que
se estaba estudiando.
Estaban relacionadas a:
Los fundamentos de la supervisión para supervisores y supervisados dentro de esta resolución incluyó
la discusión de casos, en especial de aquellos casos
más difíciles y complejos. También implicaron una
reflexión y evaluación de los casos que se estaban
tratando para asegurarse de que los trabajadores sociales desarrollaran sus capacidades profesionales en
el proceso, porque la supervisión se considera una
herramienta de aprendizaje y enseñanza. A esto se
unía la noción de que la supervisión era el espacio y
tiempo que tenían los supervisados para reflexionar.
Los supervisores señalaron que la elección de cómo
utilizar la sesión de supervisión recaía en los supervisados. Desde el punto de vista de los supervisados,
una dimensión esencial de este tipo de supervisión
era la ventaja que ganaban de la perspectiva alternativa en los casos. Esa supervisión está ahí para
entregar apoyo, y surgió un fuerte crecimiento por
parte de los supervisados. Resulta interesante notar
que un supervisado se opuso al uso del término “supervisor”, ya que este sugiere inspeccionar y revisar
el trabajo. Propuso que se cambiara el término, ya
que para él la supervisión tiene que ver con apoyo
y no con revisión:
• necesidades de los clientes;
• proponer un plan de acción para el trabajo posterior con los clientes; y
• estudiar requerimientos de terceras personas y su
efecto en el trabajo con usuarios de servicios.
Los procedimientos que se consideraron durante
las sesiones de supervisión orientadas al caso solían
ser aquellos ligados a los casos, a los clientes o a la
práctica misma de Trabajo Social. La orientación al
caso también se vio en el apoyo entregado por los
supervisores al trabajo de los supervisados con los
usuarios del servicio. Los felicitaron por su trabajo
con los clientes, reconocieron y mostraron empatía
con los sentimientos generados por algunos casos y
entregaron retroalimentación con respecto al modo
en que se estaba dando la relación con un cliente.
Usualmente, las expectativas de los supervisados
y los supervisores con respecto a la supervisión se
centró en casos y en la práctica de Trabajo Social.
Los supervisados esperaban:
• una discusión en profundidad de los casos;
• una oportunidad para reflexionar acerca de sus
casos;
• un análisis objetivo de casos;
• seguridad de que estaban manejando su trabajo
de casos de manera apropiada;
• orientación acerca de cuál era la mejor manera de
proceder;
• una mejor organización de su trabajo con clientes;
• apoyo moral y práctico; y
• mejores relaciones laborales con sus colegas.
Los supervisores esperaban:
• ayudar a los supervisados, permitiéndoles exponer sus ideas para darles una opinión;
• conocer el trabajo que se hacía con los clientes y
saber que los supervisados habían hecho bien ese
trabajo;
• ayudar a que los supervisados se responsabilizaran por su trabajo con los clientes; y
Entrevistado: Yo no uso el término “supervisión”
fuera del ámbito de Trabajo Social porque solía
decirlo con cierto orgullo, ya que para mí la supervisión es apoyo, ¿no es así? Pero las personas
externas al ámbito de Trabajo Social lo entendían
mal... Creo que el término “supervisor” necesita
cambiarse...
Este aspecto también se apoya en el hecho de que
los supervisores y los supervisados describieron sus
relaciones de supervisión como de “iguales”. Los supervisados las describieron como oportunidades de
consulta y discusión de casos, similar a la consulta
entre pares para algunos.
La literatura acerca de supervisión indica que las
principales funciones de la supervisión son administración o gestión, educación y apoyo (Payne y
Scott 1982; Kadushin y Harkness 2002; Tsui 2005).
Las descripciones de supervisión entregadas por
los participantes de sesiones de supervisión orientadas al caso sugieren que las funciones educativa
y de apoyo se llevaron a cabo de manera bastante
fuerte, incluso si estaban limitadas y enfocadas en
temas relativos a casos. Por otro lado, se mencionó
muy poco la función administrativa o gerencial de
la supervisión, e incluso en situaciones en las que
47
MAUREEN COLE
se llevaron a cabo algunos aspectos de ella, el foco
del caso estuvo siempre en la realización. A pesar de
ello, los supervisores y supervisados estaban conscientes de las expectativas más amplias asociadas
a la supervisión de Trabajo Social. Estas expectativas más amplias implicaban que había funciones
o aspectos de funciones de supervisión que no se
realizaban mediante la supervisión, y que por tanto
estas no se llevan a cabo en absoluto o se realizan
por otros medios.
presentado como punto de partida para descubrir
y profundizar en la experiencia de los supervisados
con respecto a cada situación. La preocupación de
los supervisores era conducir la sesión en la dirección que mejor cumpliría con las necesidades de los
supervisados, como lo muestra este extracto de una
entrevista con un supervisor:
Supervisión orientada al trabajador
El objetivo de las sesiones orientadas al trabajador
fue que los supervisores se centraran en los trabajadores, de modo de que pudieran asegurar y mejorar
su funcionamiento.
En este ejemplo se ve el foco de la supervisora en la
trabajadora al preguntarle por su salud, ya que sabía
que había estado enferma y que se había ausentado
del trabajo por un tiempo:
Entrevistado: ...sus necesidades y la manera en
que yo respondo a sus necesidades, y eso también
es útil. No, “también” no. Eso es útil, punto.
Supervisora: Has estado enferma, ¿no es así?
Supervisada: Bueno, estuve en el extranjero por
casi tres semanas, pero en total he estado ausente
del trabajo por cuatro semanas.
Los temas tratados durante estas sesiones fueron
pocos y solían ser asuntos generales en lugar de
casos, a pesar de que a veces sí se discutieron los
casos. Más allá de lo que se conversara en las sesiones, el foco fue cómo estos temas o casos tenían un
impacto en el trabajador, en lugar de cómo el trabajador manejaba los casos. La elección de temas para
discutir recayó principalmente en los supervisados.
Los supervisores influyeron poco en la selección;
normalmente respondieron a lo que los supervisados escogían discutir. Los motivos que tuvieron los
supervisados para decidir qué discutir eran que los
temas afectaban mucho su trabajo o que no habían
sido capaces de resolverlos. Cuando los supervisados llevaron casos a las supervisiones, por lo general
eran aquellos casos que les eran difíciles de tratar y
sobre los cuales querían conversar.
Por lo general, la estructura de las sesiones de
supervisión orientadas al trabajador se vio influenciada tanto por los supervisores como por los
supervisados, aunque los supervisados tuvieron un
efecto muy importante ya que eran ellos quienes
decidían lo que se discutiría durante las sesiones.
Los supervisores ejercieron su influencia a través
de las preguntas que plantearon y los resúmenes
que hicieron para conducir las sesiones y para informar a los supervisados acerca de lo que estaban
entendiendo. Los supervisores utilizaron el material
48
Entrevistado: ...Yo marco el ritmo, y si no logro
marcar el ritmo, diría que el ritmo lo marcan...
Entrevistador: Sus necesidades...
En general, las estrategias educativas implementadas durante las sesiones de supervisión orientadas
al trabajador se centraron en los trabajadores, y
pretendían ayudarlos a convertirse en mejores trabajadores y a desarrollar su autoestima en el proceso.
Esta supervisora ayuda a que su supervisado explore lo que lo había ayudado a lidiar con un incidente
difícil:
Supervisado: Ahora estoy tranquilo, pero en la
mañana no estaba muy contento, no estaba muy
calmado, así es que...
Supervisora: ¿Cómo has logrado tranquilizarte?
Supervisado: Ha sido un día ajetreado, con muchos otros casos.
Fueron pocas las estrategias relativas a procedimientos implementadas durante las sesiones de
supervisión orientadas al trabajador, y se centraron
principalmente en ayudar a que los trabajadores
funcionaran mejor, en reducir su ansiedad y en alentarlos a que compartieran sus responsabilidades con
colegas o directores. Los supervisores apoyaron a los
supervisados mostrándoles que estaban interesados
en ellos como personas, expresándoles preocupación
abiertamente, alabándolos y ayudándolos a tomar
las acciones necesarias para cuidarse a sí mismos.
Los supervisados esperaban utilizar las sesiones de
supervisión para:
• ayudarlos a funcionar bien en lugar de ayudarlos
con sus casos;
• aclarar sus pensamientos;
• servir como oportunidades de confirmación y
afirmación;
• discutir temas problemáticos;
• ser desafiados;
• ser escuchados; y
• desahogarse.
ENTENDIENDO LA SUPERVISIÓN-UNA AYUDA PARA ENFRENTAR NUEVOS DESAFÍOS
Los supervisores dijeron que querían utilizar las sesiones de supervisión para:
• ayudar a que los trabajadores hagan su trabajo de
manera competente;
• dar tiempo a los trabajadores para que hablen sobre cosas que para ellos son importantes;
• ayudar a que los trabajadores se cuiden; y
• ayudar a que los supervisados se sientan cómodos en su relación con ellos.
Así es como una supervisora describió lo que considera el punto central de la supervisión:
Entrevistada: ...Así percibo la supervisión. Para
mí, la supervisión es una interacción entre su
vida profesional y personal y el modo en que se
entretejen. Para mí, lo ideal sería un poco de enseñanza y un poco de la mezcla entre lo personal
y lo profesional. Es como un desarrollo educativo
pero a la vez profesional.
(iii) Supervisión orientada a la persona
En las sesiones de supervisión dentro, de esta resolución, el foco estuvo en el supervisado como
persona. Esto lo demuestra la estrategia inicial de
una de estas sesiones de supervisión orientadas a
la persona. El tono lo dio rápidamente la respuesta
de la supervisora ante la ansiedad de la supervisada
tras haberle preguntado cómo se sentía, lo que sugiere el comienzo de una sesión de apoyo más que
de supervisión:
Supervisora: Primero que nada, ¿cómo estás?
Supervisada: Tengo algo de sueño, porque estuve
toda la noche... Creo que solo dormí una media
hora; solo una media hora de sueño profundo.
Toda la noche escuchaba...
Supervisora: Estabas preocupada. Estabas estresada.
En general, la cantidad de temas tratados durante
las sesiones de supervisión orientadas a la persona fue uno (1) o dos (2), y fueron más temas que
casos. La selección de temas de discusión recayó
normalmente en los supervisados, quienes decidieron hablar acerca de asuntos que los preocupaban.
Los supervisores sí participaron en este proceso, ya
que por medio de su receptividad hacia las preocupaciones de sus supervisados los alentaron a hablar
acerca de sus inquietudes.
Tanto los supervisores como los supervisados tuvieron una participación a la hora de estructurar y
conducir las sesiones de supervisión; no obstante,
el papel de los supervisores fue más importante.
Esto lo hicieron mediante preguntas e interpretaciones que tendían a ayudar a que los supervisados
ahondaran en las respuestas a las situaciones que
enfrentaban. Por lo general, no se acordó una pauta
al comienzo de las sesiones de supervisión orientadas a la persona.
Usualmente, los supervisores escogieron el material presentado por los supervisados, ayudándolos
a profundizar en los análisis de sus reacciones ante
las situaciones difíciles de las que conversaron.
Las estrategias educativas implementada por los
supervisores durante las sesiones de supervisión
orientadas a la persona, se centraron en los mismos
supervisados y pretendían hacerlos conscientes de
sus propios procesos internos y ayudarlos a entenderse mejor a sí mismos y su comportamiento.
Los supervisores utilizaron sugerencias, ofrecieron
interpretaciones e hicieron recomendaciones para
comunicar sus puntos de vista. En esta cita, la supervisora le sugiere a su supervisada una actitud
para ayudarla a lidiar con una situación difícil.
Supervisora: Al mismo tiempo, debemos darnos
cuenta de que la maldad está ahí y seguirá ahí.
De ser posible, podemos contrarrestarla con la
bondad. Pero en algunas situaciones no podemos
hacerlo. Debemos asumir que tenemos límites.
¿Qué te parece?
Supervisada: A veces es difícil de aceptar. Pero sé
que esa es la realidad.
Casi no se implementaron estrategias relativas a
procedimientos. Cuando sí las hubo, los supervisores las utilizaron para apoyar a sus supervisados.
En las sesiones de supervisión orientadas a la persona prevaleció el apoyo. En muchas ocasiones, los
supervisores reaccionaron ante los supervisados con
empatía. Comprendieron los sentimientos de los
supervisados y reconocieron su dolor. Los supervisores también los apoyaron al ayudarlos a explorar
lo que les era útil y lo que podría ser de ayuda en
el futuro.
Los supervisores esperaban que las sesiones de supervisión orientadas a la persona fueran efectivas de
la mejor manera posible para los supervisados.
Esperaban utilizar las sesiones de supervisión para:
• ayudar a que los supervisados estuvieran más
conscientes de asuntos que podrían no percibir;
• desafiar a los supervisados ante algún punto ciego; y
• ayudar a que los supervisados reconocieran sus
limitaciones.
49
MAUREEN COLE
Los supervisados esperaban utilizar las sesiones de
supervisión:
• para conversar acerca de temas que los preocupaban;
• para descargarse de sus preocupaciones;
supervisado. Este mayor conocimiento ayudará a
garantizar que las sesiones de supervisión se utilicen como oportunidades para el aprendizaje y el
desarrollo en torno a temas más vastos.
Algunos mecanismos útiles podrían ser:
• para que se les entregara orientación a nivel personal más que con respecto al trabajo; y
• una evaluación regular de la supervisión desde la
perspectiva tanto del supervisado como del supervisor;
• como tiempo para ellos mismos más que para recibir consejos prácticos sobre casos.
• una supervisión de los supervisores; y
¿Cómo puede utilizarse la supervisión
para preparar de mejor manera
a los trabajadores para los desafíos
del siglo XXI?
Como se mencionó anteriormente, uno de los principales resultados del estudio es que se descubrió
que las sesiones de supervisión omitieron algunos
aspectos de la actividad y que la supervisión de algún modo se “redujo”. Una de las herramientas que
pueden ayudar a prevenir esto es un conjunto bien
articulado de políticas de supervisión. Estas sirven
de estándar para determinar qué sesiones de supervisión podrían evaluarse. La política incluiría una
recomendación para una evaluación y revisión regular de la supervisión (Morrison 2005).
Los contratos de supervisión también pueden ser
de gran ayuda para determinar la pauta de supervisión. Brown y Bourne (1996) señalan que el proceso
mismo que llevan a cabo los supervisores y los supervisados al comienzo de su trabajo en conjunto
los ayuda a reconocer aquellos temas que deben tratarse mediante la supervisión. Es acá donde podría
comenzar el aprendizaje acerca de temas sociales y
globales más amplios.
El formato para el registro de supervisión también
puede contribuir. Diversos autores han recomendado el uso de formularios estandarizados que
podrían incluir una nota acerca de los temas discutidos, las acciones a tomar y quién y dónde se
realizan (Stanners 1995; Weiner 1995). Estos formularios son útiles; sin embargo, lo importante es
que el registro no se relacione estrictamente con
temas de clientes sino que también incluya temas
más amplios relativos a los trabajadores, que podrían surgir durante las sesiones de supervisión.
Estos temas relativos a los trabajadores podrían
incluir la necesidad que tiene un supervisado de
recibir capacitación adicional respecto de los temas
sociales más amplios.
La supervisión grupal puede utilizarse en conjunto
con conferencias individuales como un foro alternativo mediante el cual puede realizarse la supervisión.
Como lo señalan Kadushin y Harkness (2002), y
Brown y Bourne (1996), este foro alternativo permite que los supervisores tengan la oportunidad
A modo de conclusión, se entregarán algunas recomendaciones para ayudar a hacer un mejor uso de
la supervisión en el contexto de nuevos escenarios
del siglo XXI.
Una importante conclusión que puede hacerse
en base a los resultados de este estudio es que los
cuatro tipos de sesiones de supervisión que se identificaron son muy distintos en naturaleza y énfasis.
No obstante, si bien el reconocimiento de dichas diferencias es importante, no se trata del punto crucial
en este contexto. Lo decisivo es que suponer que
la supervisión será el foro para la educación acerca
de algunos asuntos específicos que son desafíos importantes del siglo XXI podría ser riesgoso, ya que
–como se vio en los resultados del estudio– el modo
en que se implementó la función educativa de la supervisión dependió en gran medida de la resolución
de la sesión. Esto significa que deben utilizarse otras
maneras para garantizarlo.
¿Cuáles son las acciones que pueden tomarse
y los mecanismos que se pueden emplear?
Un aspecto general en este contexto es la importancia de promover las organizaciones del sector
servicios que apoyan a las culturas y organizaciones
de aprendizaje (Hopkins y Austin 2004). Hopkins y Austin (2004:5) corroboran la visión de que
“los supervisores y su personal toman parte de un
aprendizaje continuo”. Además, señalan que esta
visión requiere de un cambio en el modo en que
las organizaciones del sector servicios perciben la
supervisión. Este cambio en la visión es el que acá
se aprueba.
Los resultados de la investigación indican que se
necesitan mecanismos que conduzcan a que lo
que ocurre durante el encuentro de supervisión
individualizada amplíe y profundice la visión del
50
• una revisión de los registros de supervisión.
ENTENDIENDO LA SUPERVISIÓN-UNA AYUDA PARA ENFRENTAR NUEVOS DESAFÍOS
de usar una variedad más amplia de experiencias
de enseñanza y aprendizaje. Kadushin y Harkness
(2002) mencionan como ejemplos el uso de dramatizaciones, videos, cintas de audio, presentaciones
de panel y presentaciones por parte de un especialista. La sesión de supervisión grupal se presta para
enseñar acerca de temas sociales más amplios, como
la desigualdad social.
Gitterman y Miller (1977) indican que no se le ha
puesto suficiente atención a las responsabilidades educativas de los supervisores, y que se le ha
prestado demasiada atención a percibir la relación
supervisor-trabajador como análoga a la relación
trabajador-cliente. Esta noción ha traído consecuencias en los programas de capacitación para
supervisores, que se han enfocado principalmente
en estos aspectos. La capacitación de supervisores puede utilizarse como una oportunidad para
estudiar la función educativa en mayor detalle, y
también para entregar un aporte acerca del modo
en que se lleva a cabo el aprendizaje sobre temas
sociales y globales más amplios.
El principal objetivo de este estudio fue reafirmar el
rol de la supervisión como uno de los mejores foros
de educación de trabajadores sociales para responder a múltiples desafíos impuestos por los nuevos
escenarios del siglo XXI. Esta afirmación se hizo
usando como telón de fondo los resultados de un
estudio de supervisión de Trabajo Social en Malta.
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Argumentación y toma de decisiones en
Trabajo Social: Desafíos para la formación
profesional
Argumentation and decision making in Social Work:
Challenges for Social Work education
FABIOLA CORTEZ-MONROY / LEONARDO ONETO / ISABEL SAAVEDRA / MARÍA OLGA SOLAR
Fabiola Cortez-Monroy, PhD © en Sociología, es académica de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Católica de Chile, su dirección postal es Universidad Católica, Campus San Joaquín Av. Vicuña Mackenna 4860; su dirección electrónica es:
fcortezm@uc.cl
Leonardo Onetto es Asistente Social, Doctor en Lingüística. Departamento de Lingüística y Ciencias del Lenguaje. Universidad
Católica de Valparaíso. Actualmente es profesor de la Escuela de Trabajo Social, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
Isabel Saavedra es Asistente Social, Master in Education for Social Work, de The National Catholic School of Social Service de
The Catholic University of America. Washington. Actualmente es profesora de la Escuela de Trabajo Social Pontificia Universidad
Católica de Valparaíso.
María Olga Solar es Asistente Social, Master in Education for Social Work, de The National Catholic School of Social Service de The
Catholic University of America. Washington. Actualmente es Profesora de la Escuela de Trabajo Social de la Pontificia Universidad
Católica de Chile.
Resumen
Este artículo discute, a partir de los hallazgos previos de la investigación “Infancia y riesgo social.
Argumentos que utilizan los trabajadores sociales para tomar decisiones frente a situaciones de
riesgo social que afectan al niño en su familia”1, la necesidad de repensar la formación de los
estudiantes de Trabajo Social introduciendo marcos conceptuales que les permitan comprender y
mejorar los procesos a través de los cuales los profesionales toman decisiones en aquellas situaciones en las que les corresponde intervenir. Dos enfoques conceptuales son relevados: la teoría
de la argumentación y la práctica basada en la evidencia.
Palabras claves. argumentación, toma de decisiones, formación en Trabajo Social, práctica basada en
la evidencia.
Abstract
This article is based on previous findings of the investigation “Children and social risk, arguments
used by social workers to make decisions in situations of social risk that affect children and their
families”, and discuss the need to rethink the training of students entering social work, introducing conceptual frameworks that enable them to understand and improve the processes through
professionals make decisions. Two conceptual approaches were surveyed: the theory of argumentation and evidence-based practice.
Key words. argumentation, decision making, social work education, evidence based practice.
Introducción
Este artículo trabaja sobre los resultados preliminares de la investigación “Infancia y riesgo social.
Argumentos que utilizan los trabajadores sociales
para tomar decisiones frente a situaciones de riesgo
social que afectan al niño en su familia”. Su propó-
1
sito es analizar la importancia de la argumentación
y toma de decisiones en Trabajo Social, reflexionando en torno a la necesidad de repensar la formación
profesional.
En la investigación citada, se analizan y comparan
los argumentos explícitos que ofrecen los trabaja-
Investigación presentada en el 33° Congreso Mundial de Escuelas de Trabajo Social, realizado en Santiago, Agosto de 2006.
53
FABIOLA CORTEZ-MONROY / LEONARDO ONETO / ISABEL SAAVEDRA / MARÍA OLGA SOLAR
dores sociales cuando ponderan y toman decisiones
respecto a la forma de enfrentar situaciones de riesgo
social que afectan a los niños en sus familias. Cabe
señalar, que la investigación replica en Chile una línea iniciada por Rujla Osmo en Israel y proseguida
en Canadá, la cual busca comprender y mejorar los
procesos a través de los cuales los profesionales toman decisiones en aquellas situaciones en las que
les corresponde intervenir. No se trata de evaluar si
las decisiones que los profesionales adoptan, son o
no correctas, sino de profundizar en las razones que
ellos ofrecen para ponderar una situación y proponer una intervención. La comparación se realizó
contrastando los resultados obtenidos en Chile con
aquellos logrados en las mismas dimensiones por
Rujla Osmo en su investigación “Children at risk:
Rationales for risk assessments and interventions”2.
Para analizar los argumentos explícitos que ofrecen
los trabajadores sociales, se utilizaron los modelos
propuestos por Stephen Toulmin (1984, 2007) y
Aaron Rosen et al. (1995), los cuales permiten examinar tanto los contenidos como la estructura de
sus argumentos.
Se asumió que por tratarse de una investigación
pionera en Chile, sus resultados debían ser considerados como iniciales y exploratorios. Sin embargo,
ellos permitieron abrir la discusión sobre temas importantes acerca de la formación en Trabajo Social,
como lo es la incorporación de enfoques que permitan fortalecer los procesos de argumentación y de
toma de decisiones en la intervención social.
El artículo ha sido estructurado en tres partes. En
la primera de ellas se analiza conceptualmente la
racionalidad de la argumentación. En la segunda,
se presentan algunos de los principales hallazgos
de la investigación, analizando la argumentación y
toma de decisiones en Trabajo Social. Finalmente,
se aborda la formación profesional y el desafío de
mejorar los procesos de argumentación y toma de
decisiones. Al respecto, se apela a la teoría de la argumentación y a la práctica basada en la evidencia.
Racionalidad de la argumentación
La argumentación está presente en la vida cotidiana,
pues permanentemente la persona se enfrenta la necesidad de justificar, fundar o dar credibilidad a sus
afirmaciones, de modo que éstas sean consideradas
en su entorno social o profesional. “La argumentación implica razonamiento. Aristóteles fue uno de
los primeros en descubrir la existencia de una lógica
2
Hebrew University, Jerusalem Israel, junio 2002.
54
argumentativa, de naturaleza inductiva en los discursos sociales, diferente a la silogística y valorada
en la actualidad en función de parámetros como coherencia y adecuación. Una línea de argumentación
inductiva permite inferir a partir de una evidencia
particular con el fin de derivar unas conclusiones”
(Rodríguez, 2004: 3).
Por argumentación, se entiende la actividad de realizar
aserciones, cambiándolas, apoyándolas con razones, criticando estas razones y refutando las críticas
(Toulmin et al., 1984). Involucrarse en las acciones
de justificar los propios puntos de vista y enfrentar
la oposición, introduce en el campo psicológico del
individuo un nuevo objetivo de reflexión, a saber, sus
propias cogniciones respecto al fenómeno del mundo (Leitão 2007). La argumentación “contempla la
exposición de una tesis controvertida, el examen de
sus consecuencias, el intercambio de pruebas y de
buenas razones que la sostienen y una clausura bien
o mal establecida” (Marafioti, 1998: 216).
El argumento es una aserción/declarativa, en la
compañía de su justificación (Osmo & Benbennishty, 2002). Toulmin (2007), define seis tipos de
declaraciones. Las tres primeras constituyen el nivel
básico del argumento:
• Conclusión: declaración de una afirmación o
aserción
• Dato: provee a la conclusión de evidencias
• Ley de pasaje: garantía o justificación de la conexión entre el dato y la conclusión por medio
de la apelación a una ley de inferencias
Las otros tres tipos de declaraciones, conforman el
argumento complementario:
• Modalizador: expresa los grados de confianza y
probabilidad de que la conclusión sea cierta.
• Refutación: señala bajo qué condiciones no se
sostiene la conclusión. Introduce reservas mostrando los límites a la aserción.
• Soporte: justificaciones, respaldos o apoyo a la
garantía, mediante la apelación a generalizaciones, que explicitan el cuerpo de conocimientos
usados para establecer la confiabilidad de la garantía Ej.: datos empíricos, conocimiento común,
práctica profesional o teoría científica.
El marco conceptual propuesto por Toulmin (2007)
es posible complementarlo –dada la utilidad para
nuestra disciplina– con la propuesta de Rosen y sus
ARGUMENTACIÓN Y TOMA DE DECISIONES EN TRABAJO SOCIAL: DESAFÍOS PARA LA FORMACIÓN PROFESIONAL
colaboradores (1995), quienes analizan el uso del
conocimiento realizado por los trabajadores sociales en el proceso de tomar y justificar las decisiones
prácticas. Rosen et al. (1995), identifican tipos de
conocimientos usados por estos profesionales al
justificar sus decisiones prácticas:
• Conocimiento General: declaraciones de conocimientos personales adquiridos articulados en
términos generales, sin especificar su origen.
• Teoría: declaración que invoca o menciona con
nombre una teoría o un teórico o un vínculo entre dos conceptos profesionales.
• Política: cualquier declaración referente a reglas,
normas o directivas del servicio, agencia u otra
unidad administrativa.
• Valor: declaración de valor o aserción categorial
de verdad o norma universal.
• Evidencia empírica: afirmación de evidencia empírica (publicada o no) o referente a un “estudio”.
• Experiencia práctica: mención a la práctica propia y de colegas, o la práctica colectiva de varios
colegas.
En relación al conocimiento proveniente de la teoría,
Rosen et al. (1995) distinguen tres tipos de conocimientos: descriptivo, explicativo y de control.
El conocimiento descriptivo: guía a los trabajadores
sociales para clasificar los fenómenos que encuentran, en categorías conceptuales significativas.
El conocimiento descriptivo incluye la información sobre las características, los indicadores o las
incidencias del fenómeno en la preocupación pro-
fesional (por ejemplo, pobreza, maltrato infantil,
comportamiento mal adaptativos, los desórdenes
mentales, violencia en la comunidad, entre otros).
El conocimiento explicativo: es aquel que proporciona la profundidad para entender los fenómenos
a tratar, sus dinámicas, los factores que influencian su variabilidad, y sus consecuencias. Alerta a
los trabajadores sociales acerca de los factores que
contribuyen probablemente al desarrollo y a la persistencia de problemas y, lo más importante, provee
a los profesionales de una base para predecir el tipo
y el grado de otras condiciones indeseables, asociadas probablemente a problemas. La comprensión de
esa dinámica guía las decisiones de los trabajadores
sociales acerca de si la intervención es necesaria y en
qué condiciones resulta indicada.
Cabe señalar que el conocimiento de tipo descriptivo y explicativo se requiere para evaluar, explicar
o anticipar el curso natural de los acontecimientos
(incluyendo los vistos como problemas), esto es
proporcionando explicaciones ex post facto con respecto a factores o antecedentes, o prediciendo las
consecuencias naturales de los acontecimientos.
El conocimiento de control: permite a los trabajadores sociales controlar un fenómeno de preocupación,
esto es, la capacidad de mantener su curso deseado.
El conocimiento satisface sus funciones de control,
cuando es capaz de guiar a los profesionales en la
selección y puesta en práctica de las intervenciones
que logran con éxito los resultados deseados.
El modelo de análisis, considerando el marco propuesto por Stephen Toulmin (1984, 2007) y Aaron
Rosen et al. (1995), queda como se presenta a continuación:
ANÁLISIS DE LA ARGUMENTACIÓN
(Modelo de Stephen Toulmin - Categorías de Aaron Rosen et al.)
Datos
(Grounds)
Conclusión
(Claim)
Modalizado
R
(Qualify)
Ley de pasaje
(Warrant)
Categorías de Aaron Rosen:
Soporte
(Backing)
Refutación
(Rebuttal)
• Conocimiento general
• Descriptiva
• Teoría • Explicativa
• Política • Control
• Valores
• Evidencia empírica
• Experiencia práctica
55
FABIOLA CORTEZ-MONROY / LEONARDO ONETO / ISABEL SAAVEDRA / MARÍA OLGA SOLAR
El modelo de Toulmin (1984, 2007), permite examinar tanto los contenidos como la estructura de los
argumentos, identificando si ellos son de nivel básico o complementario. Esta estructura de análisis,
devela el nivel de complejidad de la argumentación.
Una argumentación compleja es aquella que es capaz de precisar mejor las condiciones bajo las cuales
un evento ocurre y la ponderación de la probabilidad de su ocurrencia. De esta forma, ella refleja
mayor dominio del campo decisional, permitiendo inferir con mayor seguridad que las decisiones
están fundadas en un juicio profesional adecuado.
Asimismo, conocer el tipo de justificación o fundamento al que se apela cuando se establece un juicio
diagnóstico o decide una intervención específica
denotaría un mayor o menor dominio de conocimientos del tipo predictivo validado, en este caso
se trata de la calidad del argumento, es decir, de la
validación disciplinaria de éste (Osmo & Benbennishty, 2002).
Argumentación y toma de decisiones en
Trabajo Social
En la investigación “Infancia y riesgo social. Argumentos que utilizan los trabajadores sociales para
tomar decisiones frente a situaciones de riesgo social que afectan al niño en su familia”, se analizaron
y compararon los argumentos explícitos que ofrecen
los trabajadores sociales cuando ponderan y toman
decisiones respecto a la forma de enfrentar situaciones de riesgo social que afectan a los niños en
sus familias. La idea no era evaluar si las decisiones
que los profesionales adoptan son o no correctas,
sino profundizar en las razones que ellos ofrecían
para ponderar una situación y proponer una intervención. La comparación se realizó contrastando los
resultados obtenidos en Chile con aquellos logrados
en las mismas dimensiones por Rujla Osmo en su
investigación “Children at risk: Rationales for risk
assessments and interventions”, realizada en el año
2002 en Israel.
La muestra de la investigación contempló a 52
Trabajadores Sociales de las regiones Quinta y Metropolitana, que trabajaban con niños vulnerados
en sus derechos y cuya función principal era diagnosticar su situación. La experiencia profesional
promedio del grupo es de 8,5 años y la experiencia
promedio en el ámbito de la infancia, igual a 6,5
años. La recolección de la información se realizó entre los meses de enero y mayo de 2006.
Cabe señalar que en la intervención con la infancia
en riesgo social, el diagnóstico es considerado un
momento clave. Él constituye una de las puertas de
56
ingreso de la demanda de atención de los niños/as y
sus familias (SENAME, 2005). El Servicio Nacional
de Menores de Chile, define el diagnóstico como
“una acción centrada en el niño/a y adolescente víctima de vulneración de sus derechos y sus familias,
y que está enmarcada en la protección integral y la
Convención de los Derechos del Niño. Es un tipo
de atención que se debe realizar en el más breve
plazo y preferentemente en forma ambulatoria, de
manera que los niños/as no sean desarraigados de
sus familias y localidades de pertenencia” (SENAME, 2005).
Para analizar la racionalidad en el proceso de toma
de decisiones de los trabajadores sociales, se asumió un enfoque de “incidente crítico”. Se trata de
una estrategia común para estudiar el proceso de
toma de decisiones (Drury-Hudson, 1999; Osmo
& Rosen, 2002, en Osmo & Benbennishty, 2002).
Para ello se presentó a los profesionales un caso de
análisis que muestra la situación de un niño y su
familia. Este caso fue el mismo usado por Osmo, R.
Benbennishty R, (2002) en su investigación “Children at risk: Rationales for risk assessments and
interventions”. El contenido del caso se elaboró a
partir de registros originales de situaciones auténticas de Israel. En dicho caso se relata una situación
ambigua que requiere discreción y una deliberación
cuidadosa. Como una forma de asegurar la autenticidad del caso, se realizaron pequeños ajustes de
modo de adaptarlo a la realidad chilena.
En la investigación en Chile, siguiendo a Osmo, R.
& Benbennishty R, (2002), quienes a su vez continúan la línea de investigación de Berbenishty &
Shapira (1993, en Osmo & Benbennishty, 2002),
se estudió la racionalidad proveniente de dos tipos
de decisiones: el grado de riesgo en el niño y la recomendación de la intervención. El grado de riesgo
en el niño, fue medido en una escala de Likert, en
un rango de 1 (sin ningún riesgo) a 6 (riesgo extremo).
De esta forma, para analizar la racionalidad dada
por los profesionales, se utilizaron dos aserciones: la
evaluación del riesgo y la intervención recomendada.
El análisis de la estructura de la racionalización, se
llevó a cabo revisando las razones que los profesionales ofrecían su evaluación de riesgo e intervención
recomendada. Se indagó en los seis componentes
del argumento, tomando como base la conceptualización de Toulmin: Aserción (“¿Qué pide usted?”),
Evidencias (“¿Qué dato tiene?”), Garantía (¿Qué
garantiza su conclusión?”), Soporte (“Cual es la justificación de su línea argumentativa?”), Refutación
(“¿Bajo que condiciones su argumento se desmoro-
ARGUMENTACIÓN Y TOMA DE DECISIONES EN TRABAJO SOCIAL: DESAFÍOS PARA LA FORMACIÓN PROFESIONAL
na, haciendo que usted debiera cambiar su idea?”).
El análisis del contenido del componente soporte,
se realizó considerando como referente conceptual
Rosen et al. (1995). Se consideraron las seis categorías propuestas por este autor y el número de
veces en que cada profesional las utilizó: conocimiento general, teoría (descriptiva, explicativa o de
control), política, valor, evidencia empírica y experiencia práctica.
Cabe señalar que dado que esta investigación es
pionera en Chile en analizar el contenido de los argumentos y las razones de los Trabajadores Sociales
para tomar decisiones en el campo de los niños en
riesgo social, sus resultados, deben ser considerados
como iniciales y exploratorios. Hecha esta salvedad,
se ofrecerá a continuación una síntesis de la discusión de los principales resultados.
Al analizar los componentes utilizados por los Trabajadores Sociales, se observó que prácticamente la
totalidad de los profesionales formulan argumentos
de nivel básico. Esto se ve reflejado en que el 100%
de los profesionales presentan evidencias del caso,
consideradas relevantes para avalar sus juicios, y la
mayoría se refiere a alguna regla de inferencia que
explicaría la conexión entre la evidencia que ellos
ofrecen y el juicio que realizan, es decir, presentan
ley de pasaje. Esto muestra que los profesionales al
momento de emitir un juicio, consideran las evidencias del caso y las articulan de acuerdo a ciertas
reglas que estiman relevantes. Tal como lo expresan Osmo & Benbennishty (2002), sus respuestas
no son automáticas o solamente burocráticas; ellas
están basadas en el examen de las características específicas del caso.
En el nivel complementario de argumentación, el
cual contempla soporte, refutación y modalizador,
se observa una situación muy diferente, constatándose que la mayoría de los trabajadores sociales no
logra este nivel. En efecto, sólo un 8% de los trabajadores sociales de Chile y un 6% de los profesionales
de Israel, cuando ponderan el riesgo del niño, alcanzan este nivel argumentación. Al momento de
proponer una intervención, el panorama anterior se
reproduce para el caso de Israel, donde están más
ausentes la refutación y los modalizadores, alcanzando este nivel solo un 13% de los profesionales.
Sin embargo, en el caso de Chile este porcentaje
aumenta, llegando a un 22%, debiéndose ello básicamente a que el componente refutación adquiere
mayor presencia en este grupo.
Es preciso llamar la atención sobre el bajo porcentaje
de profesionales que logra el nivel complementario
de argumentación, pues como lo expresa Osmo &
Benbennishty (2002), dicho nivel refleja competencias basadas en la educación y el entrenamiento,
que son claves para la argumentación profesional.
Especialmente ausente estuvieron la refutación y los
modalizadores. Para el caso de Chile, esto es más
evidente al momento en que los profesionales evalúan el riesgo. Estos componentes adquieren mayor
presencia, cuando los profesionales son estimulados a entregarlos. Los resultados parecen sugerir
que los trabajadores sociales no estarían usando ese
razonamiento complejo que tendemos a atribuirle (e.g.Drury & Hudson,1999; Shanteau, 1992 en
Osmo & Landau, 2001). En efecto, estos componentes mejoran la probabilidad de que se emitan
juicios profesionales más sólidos. Cabe señalar, que
los modalizadores, remiten a grados de confianza
en los juicios, reconociendo la posibilidad de un
error. Por su parte, las refutaciones consideran posibles escenarios alternativos, y posibles cambios
en el contexto, que llevaría a requerir de ajustes y
modificaciones en el juicio Osmo & Benbennishty
(2002).
El bajo nivel de refutaciones presentes en las argumentaciones de los trabajadores sociales, cuando
ellas no son inducidas, podría evidenciar, como lo
plantea Osmo & Landau (2001), que los trabajadores sociales son vulnerables a confirmar prejuicios,
que podrían impactar negativamente en la toma de
decisiones. Esto último reforzaría la tesis de esta
investigación, en el sentido “a igual nivel de complejidad en las situaciones a intervenir, un elemento
diferenciador en la evaluación del riesgo social y
en los cursos de acción propuestos, es el tipo de
respaldo y estructura argumental utilizada por el
trabajador social”. Cabe señalar, que el marco conceptual propuesto por Toulmin, supone aceptar
hacer de la verdad un concepto no binario (verdadero/falso), sino gradual (Marafioti, 1998: 215).
Al incluir la refutación en el proceso de toma de
decisiones, el Trabajador Social permanece atento
y abierto a considerar cómo información nueva y
diferente podría impactar en la decisión (Osmo &
Benbennishty, 2002).
El uso mínimo de refutaciones debiera interpelar
a la formación profesional de los trabajadores sociales actualmente en terreno y a la educación del
Trabajo Social, de modo de frente a este hecho y
fortalecer el entrenamiento que se centra en las habilidades de pensamiento crítico. El pensamiento
crítico se define y caracteriza por ser una destreza
de tipo cognitiva que cuestiona, pone en tela de juicio y problematiza cualquier verdad o conocimiento
que, sin un juicio crítico previo, contextualizado,
57
FABIOLA CORTEZ-MONROY / LEONARDO ONETO / ISABEL SAAVEDRA / MARÍA OLGA SOLAR
del fenómeno en la preocupación profesional (por
ejemplo, pobreza, abuso de niños, los desórdenes
mentales, violencia en la comunidad, entre otros).
Este resultado, invita a continuar la exploración
en esta línea, pues para el contexto chileno existe
sólo un estudio con el cual se podrían contrastar
los resultados de esta investigación. Dicho estudio
(Miranda, 2006), aborda el rol de las teorías éticas
en los procesos decisionales. En él se examinan los
argumentos de 103 trabajadores sociales de Chile,
relativos a sus opciones, en términos de principios
éticos en general y dilemas éticos en particular. El
autor muestra que la argumentación dominante observada en los discursos de los trabajadores sociales
que constituyeron la muestra, es “no teórica”. Al
analizar sus argumentos, Miranda (2006) constata
que solo un 32% de ellos tienen una relación de
adecuación con las teorías éticas estudiadas.
Por otra parte, no deja de llamar la atención que
tanto los profesionales de Israel como los de Chile, no utilizan la evidencia empírica como soporte
de sus juicios profesionales, es decir, no avalan
sus argumentaciones apelando a la investigación
empírica. Una posible explicación de estos resultados es que los trabajadores sociales si usan el
conocimiento empírico, pero no están habituados
a citar estos resultados en un discurso coloquial
Osmo & Landau, 2001). Otros autores observan
que el uso de los resultados de la investigación es
un proceso mucho más variado, complejo, sutil e
indirecto que lo pensado anteriormente, y no se
captura solitariamente por referencia directa sobre
pretenda erigirse como único, definitivo y absoluto
(Miranda, 2003).
Por otra parte, como se indicó anteriormente, esta
investigación indagó en el contenido de los argumentos que realizan los trabajadores sociales. Para
ello, se utilizó como referente conceptual el marco propuesto por Rosen et al (1995), que permite
identificar el tipo de conocimiento que fundamenta
sus razonamientos (juicios y toma de decisiones) en
casos de riesgo social.
A igual que en el caso de Israel, en Chile la categoría más usada como soporte de la evaluación del
riesgo es el “conocimiento general”. En la intervención recomendada, los soportes se diversifican. De
esta forma, si bien la mayoría usa el conocimiento
general, también adquieren fuerza como soporte la
experiencia profesional y la política.
Ahora bien, a diferencia de los hallazgos encontrados en Israel, en que existe una tendencia por parte
los trabajadores sociales a equilibrar en sus juicios
(Ver Tabla N°1), el uso del conocimiento general
con el conocimiento orientado a la teoría, para el
caso de Chile, solo una profesional usa explícitamente la teoría como soporte de su argumentación
(Ver tabla N°1). Al analizar la teoría utilizada por
el profesional, según tipos (descriptiva, explicativa
y de control) propuestos por Rosen et al. (1999),
se aprecia que ella es descriptiva, en el sentido que
es utilizada como una guía para clasificar los fenómenos en categorías conceptuales significativas.
Este tipo de teoría incluye la información sobre las
características, los indicadores, o las incidencias
TABLA Nº1
CATEGORÍAS DE CONOCIMIENTO UTILIZADAS POR LOS TRABAJADORES SOCIALES COMO SOPORTE EN LA
PONDERACIÓN DEL RIESGO Y EN LA INTERVENCIÓN RECOMENDADA (EN %)
País
Categorías
Chile
Israel (*)
Evaluación
del riesgo
Intervención
recomendada
Evaluación
del riesgo
Intervención
recomendada
%
%
%
%
42,3
55,8
46
25
1,9
1,9
38
29
Experiencia
0
42,3
9
22
Valores
0
11,5
7
15
Evidencia empírica
0
0
0
0
Política
0
34,6
0
9
Conocimiento general
Teoría
(*) Osmo, R. Benbennishty R., (2002). Children at risk: Rationales for risk assesments and interventions. Hebrew University,
Jerusalem Israel.
58
ARGUMENTACIÓN Y TOMA DE DECISIONES EN TRABAJO SOCIAL: DESAFÍOS PARA LA FORMACIÓN PROFESIONAL
un estudio particular (Fortune & Reid 1999 en
Osmo & Landau, 2001). Así es posible que los hallazgos empíricos sean internalizados y asimilados
en el proceso de pensamiento en tal medida que
sean considerados conocimiento general. Entonces,
cuando los trabajadores sociales dijeron que usaron
el conocimiento general, ellos pueden haber estado
refiriéndose a la investigación empírica (Osmo &
Landau, 2001). Para Rujla Osmo & Landau (2001),
refiriéndose al caso de Israel, la posibilidad de que
los trabajadores sociales no usen evidencia de investigación en la práctica, tal vez sea la más probable
explicación. Según la autora, el patrón total de
los hallazgos indica que los trabajadores usan una
mezcla de conocimiento basado en la práctica y la
teoría, y no basan sus juicios en ningún grupo específico de estudios empíricos relevantes.
Otros autores, refiriéndose a ámbitos diferentes,
llegan a conclusiones similares. En efecto, Joaquín Brunner (1993), cita un estudio de Guillermo
Briones (1990), referido a Chile en el área de la
educación. En dicha investigación, que abarca el período 1980-1989, se entrevistaron 41 investigadores
educacionales -un 90% contestó positivamente a la
pregunta sobre si “algunos resultados de sus investigaciones han tenido alguna forma de utilización,
cualquiera sea su modo o nivel”. Sin embargo, un
80% de ellos estima que en Chile, en general, el nivel
de utilización de los resultados de la investigación
educacional es “bajo”, mientras que los demás sostienen que es apenas “regular”. Este mismo estudio
se replicó -pero esta vez se trabajó sobre la base de
una pequeña muestra de altos decidores del Ministerio de Educación. En él, se arriba a la conclusión
de que el uso efectivo de resultados de investigación, en ese ámbito, es en extremo modesto. Los
decidores justifican ese bajo nivel de utilización con
argumentos que son conocidos:
• Debido a que a la hora de usarlos, los resultados
no están disponibles.
• Debido al recargo de acciones de administración
de corto plazo y la falta de equipos estables de
asesoría que procesen la información.
• Debido a los constantes cambios en la investigación y su tendencia a “autoalimentarse” de
investigaciones similares.
• Debido a la ausencia de investigaciones pertinentes.
• Debido a la desconfianza que provocan investigaciones cuyas premisas se expresan como
dogmas, etc.
Brunner (1993) después de constatar que los decidores no tenían conocimiento prácticamente de
ninguna de las investigaciones publicadas a lo largo
del período 1980-1989, concluye con una cita de
Briones (1990), señalando que “no hay utilización
de los conocimientos generados por esas investigaciones en la formulación de políticas y toma de
decisiones a nivel superior”.
En lo relativo al uso de los valores como fundamento de la argumentación profesional, se observa
que tanto los trabajadores sociales de Chile como
Israel, apelan escasamente a este componente, esto
se acentúa aún más en la evaluación del riesgo. En
la recomendación de la intervención, el uso de los
valores adquiere mayor presencia. Osmo (2003),
llama la atención acerca de la posibilidad de que los
trabajadores no estén concientes de la dimensión
del valor de sus opciones. A juicio de la autora es
imperativo que los trabajadores sociales estén concientes de los valores que impactan sus juicios, y
que sean capaces de articular y presentar a sí mismos y a otros, los valores que sustentan sus juicios.
Esto es importante en la mayoría de las áreas de
intervención, pero es esencial en el área de la protección de la infancia. Las decisiones en esta área,
tales como apartar al niño de su familia biológica,
involucran asuntos éticos y de valor, que los profesionales necesitan conocer. Ellos requieren saber
cuáles son las fuentes de sus juicios, y no atribuirlos a ‘expertise objetiva’ (Clark & Asquito, 1985;
Maas, 1994 en Osmo y Landau, 2001). De acuerdo
a Miranda (2006), darse cuenta del propio punto de
vista moral, aparece como un indicio de la mayor o
menor reflexividad de los trabajadores sociales en
su quehacer profesional. Profundizar en el análisis
de la influencia de los valores personales en el proceso de toma de decisiones es relevante, pues como
lo plantea Miranda, “reconocerse en un punto de
vista moral, posibilita la articulación crítica entre
los valores profesionales y los valores personales”
(2006: 96).
Pensar la formación en Trabajo Social
Los resultados obtenidos en la investigación interpelan los modos de comprender y de formar en
Trabajo Social. Para intervenir es preciso ver y comprender qué es esa interpretación, y que sus formas
están influyendo fuertemente sobre ese horizonte
de intervención (Matus en Ludi, 2003: 20).
Los hallazgos descritos en el punto anterior ponen
de manifiesto la relevancia que tiene la teoría de la
argumentación para la toma de decisiones en Traba59
FABIOLA CORTEZ-MONROY / LEONARDO ONETO / ISABEL SAAVEDRA / MARÍA OLGA SOLAR
jo Social. Los resultados evidencian la necesidad de
formar a los estudiantes de la disciplina en marcos
conceptuales que les permitan comprender y mejorar los procesos a través de los cuales los trabajadores
sociales toman decisiones en aquellas situaciones
en las que les corresponde intervenir. El interés en
la argumentación al tomar una decisión, radica en
que cuando ella está articulada en detalle, es posible
evaluar su justificación, aprender de ella y, tal vez,
identificar errores que deben rectificarse (Osmo &
Landau, 2001). El ejercicio de producción de argumentos orales y textuales facilita a los estudiantes el
fortalecimiento de sus competencias comunicativas,
además de potenciar el “metadiscurso en sus proceso de aprendizaje” (Sardá & Sanmartí, 2000 en
Valle & Cabrera, 2007:151).
Involucrarse en las acciones de justificar los propios
puntos de vista y enfrentar la oposición, estimula
al sujeto a reflexionar sobre sus propias cogniciones respecto al fenómeno del mundo. Asimismo,
la reflexión sobre los fundamentos y límites de las
propias afirmaciones, le permiten tomar conciencia
y aumentar el control sobre su propio conocimiento
(Leitão, 2007).
Estimular en los estudiantes lograr un nivel complementario de argumentación –en el sentido de
Toulmin (1984, 2007)– resulta clave para su ejercicio
profesional. Ello porque este nivel de argumentación
es el más complejo, incluyendo tres componentes:
soporte, refutación y modalizador. Son justamente
estos componentes, aquellos que favorecen la solidez
de los juicios, previniendo la necesidad de introducir ajustes y modificaciones en los mismos. Lograr
este nivel de argumentación, implica alcanzar un
nivel de pensamiento complejo, reflexivo y crítico.
“El aporte fundamental de la teoría de la argumentación racional consiste, precisamente, en renunciar
a la postulación de una verdad en sentido fuerte y
centrase en las pretensiones de corrección, en tanto
susceptibles de crítica y fundamentación por parte
de los participantes (Aldao, 2007:14).
Ahora bien, Valle y Cabrera insisten en que “la familiarización de los estudiantes durante un breve
período de clases con las técnicas de la argumentación, no logrará desarrollar a cabalidad la habilidad
del pensamiento crítico y creativo. Este es un proceso que demanda práctica a través de actividades
pedagógicas, sostenibles en el tiempo y en todas las
asignaturas, pues argumentar es una competencia
transversal a todas las asignaturas” (2007:151).
La propuesta de Toulmin (1984, 2007) resulta
efectiva en el proceso de enseñanza-aprendizaje,
pues al permite comprender el proceso de formar
60
una argumentación, explicitando los elementos
de la misma. “Ella se adapta convenientemente a
la práctica de la enseñanza en que el estudiante
debe reflexionar sobre la estructura del texto argumentativo que construye a partir de los datos o
fenómenos observados, justificando con razones
(argumentos) y fundamentando con los principios y leyes científicamente aceptados (garantía).
Acciones que refuerzan en el estudiante su capacidad para establecer relaciones entre ideas, generar
hipótesis y reflexionar sobre las mismas” (Valle y
Cabrera, 2007: 151). En el marco del contexto
académico y profesional, en los que se preserva,
genera y difunde conocimiento, la argumentación
lógica es una condición intrínseca del discurso que
le aporta solidez y prestigio a su autor (Rodríguez,
2004). De ahí la necesidad entonces de dedicar esfuerzos al ejercicio argumentativo por parte de los
estudiantes en su proceso de formación.
Asimismo, los resultados de la investigación evidenciaron una clara tendencia por parte los trabajadores
sociales que formaron parte de la muestra a sustentar sus juicios en el conocimiento general, más que
en la teoría, no apelando a investigaciones empíricas relevantes para su intervención. Esto desafía a
pensar en incorporar a la formación en Trabajo Social, metodologías que favorezcan el uso de la teoría
y de la evidencia proveniente de la investigación en
el ejercicio profesional.
En los últimos años en los Estados Unidos, Australia, Canadá y el Reino Unido se ha expandido
en Trabajo Social una corriente llamada Práctica
Basada en la Evidencia (Evidence-Based Practice),
que como su nombre lo indica propone sustentar
la toma de decisiones en evidencias. Esta tendencia
proviene de Medicina Basada en la Evidencia (MBE).
Afirmaciones centrales de la MBE son, que existe un
cúmulo de evidencias científicas que deben ser la
base de la práctica clínica y que las prácticas clínicas y en poblaciones deben someterse al análisis
científico (Jenicek M., 1997 en Bedregal P., Cornejo
C., 2005: 997).
De esta forma, la evidencia proveniente de la investigación es considerada una elemento central en
la toma de decisiones, integrando, además, en este
proceso todos los otros elementos necesarios para
tomar una decisión (culturales, sociales, valóricos),
así como las diversas disciplinas y enfoques que se
requieran para que la decisión que se tome sea la
más adecuada a las condiciones y necesidades de los
pacientes (Biagini, 2005).
Para Couturier y Carrier (2003), en los servicios
sociales, la práctica basada en la evidencia, pue-
ARGUMENTACIÓN Y TOMA DE DECISIONES EN TRABAJO SOCIAL: DESAFÍOS PARA LA FORMACIÓN PROFESIONAL
de comprenderse como el concienzudo, explícito
y juicioso uso de la mejor evidencia actual en la
toma de decisiones en relación con el bienestar de
las personas que necesitan de los servicios sociales.
Cabe señalar que para estos autores una evidencia es el producto indiscutible de una actividad de
investigación (Couturier & Carrier, 2003). Sin embargo, autores como Bedregal y Cornejo, relevan
la necesidad de que “el concepto de «evidencia»
debe ser separado de su legado positivista lógico,
para incluir también lo que es evidente desde el
contexto, la comunidad, y desde otras metodologías además de la experimental. La evidencia, así
entendida, nos abre la posibilidad de mirar cómo el
significado del lenguaje se modifica respecto de la
posición del sujeto (Cornejo, 2004). La gran oportunidad que nos otorga la polisemia del concepto,
es recrearla desde abajo hacia arriba, explicitar las
distintas suposiciones de práctica de investigación
y aplicación clínica cotidiana y examinar los vínculos existentes entre los diversos niveles” (Bedregal
& Cornejo, 2005: 981).
Cabe señalar que en Trabajo Social la perspectiva
de la práctica basada en la evidencia es incipiente.
Así como ella ha sido objeto de elogios, también ha
recibido objeciones referidas, entre otros aspectos,
a los obstáculos para ser asumida como enfoque.
Al respecto se pueden mencionar algunas de estas
dificultades identificadas por Morago (2004):
predecibles que, por ejemplo, los efectos de un
cierto fármaco o una intervención quirúrgica.
Las dificultades anteriores, si bien plantean la
necesidad de ser consideradas, no opacan las potencialidades y la posibilidad de asumir este enfoque
en la formación profesional. Sus adeptos insisten el
hecho que la práctica basada en la evidencia permite mejorar la calidad en la prestación de servicios
así como hacer un uso más racional de los recursos
disponibles. Ella posibilitaría rebatir aquellas opiniones profesionales que sin contar con argumentos
sólidos, se realizan a partir de prácticas comúnmente aceptadas: la autoridad, creencias imperantes,
información anecdótica, o investigación de escasa
calidad metodológica (Morago, 2004). Asimismo,
la práctica basada en la evidencia en Trabajo Social
respondería a un mandato ético (Gibbs & Garambrill, 2002 en Furman, 2009), pues ella permitiría
efectivamente incluir el estado del arte de los conocimientos, lo cual resulta clave para una intervención
social compleja, innovadora y de calidad.
Ahora bien, Ainsworth y Hansen (2005), llaman la
atención sobre el hecho que si se desea incluir en la
formación de los trabajadores sociales la perspectiva
de la práctica basada en la evidencia, se deben asumir, entre otros aspectos, ciertos compromisos en la
estructura, contenidos curriculares y actuación de
los docentes. Refiriéndose a este punto, los autores
destacan:
• La existencia de obstáculos materiales y organizativos para la implementación de este modelo de
la en el área del Trabajo Social. Dentro de éstos,
se encuentra la presión bajo la cual, frecuentemente, los trabajadores sociales desarrollan su
labor.
• Que desde el inicio de la formación en Trabajo
Social, se dé un énfasis mucho más marcado
a la enseñanza de habilidades de pensamiento
crítico.
• La falta de preparación técnica de un amplio
número de profesionales a fin de evaluar críticamente los resultados de investigación
• La presencia de factores psico-sociales: temor
a cuestionar las opiniones predominantes, en
un clima en el que las organizaciones son gestionadas, cada vez más, de acuerdo a criterios
gerenciales, no siempre comprensivos con un juicio profesional que cuestione los procedimientos
de deliberación y decisión establecidos (Oxman
y Flottorp, 2001 en Morago 2004).
• El contexto de complejas –y, a veces, caóticas–
relaciones humanas, y en el que, con frecuencia,
condiciones sociales, culturales, económicas y
políticas adversas afectan severamente las vidas
de los usuarios, hacen que los efectos de una
intervención profesional sean mucho menos
• Que los académicos enfaticen y modelen como
un valor básico del Trabajo Social, la construcción
del conocimiento a través de la investigación.
• Que la enseñanza de la investigación, se convierta en un elemento básico en cada año de estudios
conducente a una calificación en Trabajo Social.
Los programas deben considerar que los estudiantes requieren demostrar habilidades tanto
para el diseño de investigaciones, recopilación y
análisis de datos, utilizando técnicas cualitativas
y cuantitativas, como competencias para la práctica directa.
• Que los docentes se concentren en actividades
de investigación, escritura y difusión del conocimiento a través de publicaciones especializadas.
61
FABIOLA CORTEZ-MONROY / LEONARDO ONETO / ISABEL SAAVEDRA / MARÍA OLGA SOLAR
Conclusiones
Referencias
Los hallazgos previos de la investigación “Infancia y
riesgo social señalan que los Argumentos que utilizan los trabajadores sociales para tomar decisiones
frente a situaciones de riesgo social que afectan al
niño en su familia”. Si bien estos hallazgos son preliminares y tienen una carácter exploratorio, pues
surgen de una investigación pionera en Chile, dan
la posibilidad de abrir una discusión acerca de la
formación en Trabajo Social. Específicamente, ellos
interpelan acerca de la necesidad de incorporar
enfoques que permitan fortalecer los procesos de
argumentación y de toma de decisiones en la intervención social. La estructura de análisis de la
investigación permitió –por una parte– develar que
en la argumentación profesional existiría un énfasis
de los argumentos básicos por sobre los complementarios, denotando en los profesionales una falta
de dominio en conocimientos de tipo predictivo validados por la disciplina, al momento de ponderar
una situación y proponer una intervención social.
Por otra parte, existiría también un déficit en el uso
de la teoría y de la evidencia empírica, como soporte a la argumentación.
El déficit en el nivel complementario de argumentación se vincula a competencias basadas en la
educación y el entrenamiento, que son claves para la
actuación profesional. De ahí la necesidad de repensar la formación en Trabajo Social, introduciendo
enfoques que permitan fortalecer el entrenamiento
en habilidades de pensamiento crítico, así como en
el uso de la teoría y de la evidencia empírica, como
soporte a los juicios profesionales.
De lo anterior, se hace evidente la necesidad de formar a los estudiantes en marcos conceptuales que
les permitan comprender y mejorar los procesos de
toma de decisiones, así como el uso de metodologías
que favorezcan el uso de la teoría y de la evidencia
empírica en el ejercicio profesional. Al respecto, la
teoría de la argumentación de Toulmin y el enfoque de la práctica basada en la evidencia, pueden
constituirse en uno de los posibles aportes en este
sentido. Sin embargo, ello requiere de innovaciones
tanto en las prácticas pedagógicas como en los contenidos y estructuras curriculares, constituyéndose
en un desafío a pensar por quienes ejercen docencia
en Trabajo Social.
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63
ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 76 / Julio / 2009 / P. 65-77
Palabras y cosas para el Trabajo Social:
sentidos y significados presentes en
las estrategias de intervención utilizadas
por los y las Trabajadores Sociales en la
Región Metropolitana1
Words and artifacts for social work: perspectives and
meanings of intervention strategies applied by social
workers in Metropolitan Region
ALEJANDRA GONZÁLEZ / LORENA PÉREZ
Alejandra González Celis es Magíster en Trabajo Social de la Universidad Católica de Chile, actualmente se desempeña como académica del Departamento de Trabajo Social de la Universidad Alberto Hurtado. Su dirección electrónica es: algonzal@uahurtado.cl.
Lorena Pérez Roa es Magíster en Antropología y Desarrollo de la Universidad de Chile, actualmente se desempeña como académica
del Departamento de Trabajo Social de la Universidad Alberto Hurtado. Su dirección postal es Cienfuegos 46 A, Santiago Chile su
dirección electrónica es: loperez@uahurtado.cl
Resumen
Esta investigación realizada el año 2007, buscó explorar los sentidos socioculturales que Trabajadores Sociales de la Región Metropolitana le otorgan a su quehacer, a fin de descubrir los
alcances, posibilidades y límites en las estrategias de intervención utilizadas.
El proceso consideró: indagación bibliográfica para comprender los contextos políticos y de formación; construcción de categorías que podrían incidir en las estrategias; realización de doce
entrevistas semiestructuradas y, reconstrucción analítica de la constelación de factores asociados
a la intervención profesional en Trabajo Social.
Los resultados muestran que los profesionales vinculan linealmente espacio institucional e intervención, ya sea como limitante o generador de éxito (el poder es condicionante) y donde sus
estrategias y técnicas van en un continuo desde lo asistencial (entendida en una relación directa
con los sujetos) hasta aquellas potenciadoras y transformadoras (mediante la coordinación de
equipos). Aún cuando el estudio no pretende generalizar, sí permite cuestionar las actuales configuraciones profesionales y sus propuestas disciplinares.
Palabras clave. Sentidos culturales, Trabajo Social, estrategias de intervención.
Abstract
This research was conducted in 2007 and sought to explore the sociocultural meanings given by
social workers of the Metropolitan Area to their tasks. The pourpose of this study was to observe
the richness, possibilities and limitations of the professional intervention strategies that they
display.
The research included a literature review to understand the political and educational contexts;
the construction of categories that could affect the intervention strategies; twelve semi-structured interviews to social workers; and finally, the analysis of findings which may influence Social
Wok intervention methods.
The main results show that social workers identify the institutional space as a context that singlehandedly determines their possibilities of successful intervention (the power is a condition). The
strategies and techniques are developed from assistance (closer relationship with the clients) to
empowerment (coordination’s roles into a professional team). The research does not pretend to
generalize but is a possibility to inquire the actual social work and their proposals.
Key words. Cultural perspectives, social work, intervention strategies
1
Investigación financiada por el Fondo Interno de Investigación de la Universidad Alberto Hurtado, año 2007. Se agradece a los
Trabajadores Sociales que generosamente brindaron sus relatos y muy especialmente a Manuel Aris, Carolina Estay y Álvaro Herrera
quienes participaron activamente en este proceso, como ayudantes de investigación.
65
ALEJANDRA GONZÁLEZ / LORENA PÉREZ
“Las cosas y las palabras van a separarse. El ojo
será destinado a ver y sólo a ver; la oreja sólo a oír.
El discurso tendrá desde luego como tarea el decir
lo que es, pero no será más que lo que dice.”
Foucault, Las palabras y las cosas.
De palabras y cosas en el Trabajo Social
Hablamos de palabras y hablamos de cosas para el
Trabajo Social. Este estudio comparte con Foucault
(y de ahí la alusión a la obra del autor francés) que
la modernidad establece una relación particular entre el discurso y la acción a representar, es decir,
entre el significado y los significantes. Situación que
llevada al plano de los propósitos de esta investigación, implica centrarse en las palabras, o “el decir”
de nuestra disciplina, para reconocer el significado,
o lo real a ser representado. De esta manera las palabras y las cosas en Trabajo Social, refieren a las
preguntas: ¿Cuáles son las palabras que estamos
utilizando los Trabajadores Sociales para describir
nuestro quehacer? ¿Qué palabras usa la disciplina
para referirse a ello? ¿Qué cosas intentan representar esas palabras? ¿Hablan esas palabras de cosas
similares? ¿Qué mapa podríamos trazar a la luz de
estos vectores?
La investigación parte de dos supuestos centrales:
• Que es necesario aportar al discurso argumentativo para mejor comprender el espacio del
Trabajador Social en el Chile actual2. Tal como
plantean Camelo y Cifuentes (2006: 170): “La
reflexión conceptual en torno a la construcción
de categorías que permitan comprender la fundamentación del Trabajo Social en la actualidad
constituye el desafío de la producción de conocimientos, para trascender el marco de análisis de
la práctica profesional, contextos, problemáticas,
aplicación de métodos, que privilegian respuestas institucionales, programáticas”. Hablamos,
por ende, de superar la mera descripción del
lugar profesional para contribuir a una comprensión compleja del actuar, desde la cual podamos
generar conocimiento frente a los desafíos de la
disciplina en el contexto nacional.
• Que es necesario generar evidencia empírica
que permita conocer el tipo de intervención que
los Trabajadores Sociales están ofreciendo a sus
sujetos de intervención: aún cuando, es posible
observar en las mallas curriculares chilenas y en
las discusiones académicas establecidas3 propuestas innovadoras y discusiones que imponen
al Trabajador Social desafíos contemporáneos
a la luz de la emergencia de nuevos sujetos y
sentidos de intervención4, aparece la sensación
que en gran parte ese discurso se reproduciría
por sobre otro tipo de Trabajo Social, “el real”,
que se establece en las instituciones y organizaciones sociales y que en variadas ocasiones no
tiene un punto de encuentro con estas propuestas teóricas.5
Frente a ello se ha planteado por objetivo aportar
en una primera fase a la comprensión del discurso
que los Trabajadores Sociales desarrollan sobre su
propio quehacer, para en una fase posterior, observar a la luz de estos discursos, los dispositivos de
intervención que los Trabajadores Sociales diseñan
e implementan.6
De esta manera y considerando el discurso como
“una práctica analítica que opera, simultáneamente
en tres dimensiones: a) el discurso en tanto texto
–resultado oral o escrito de una producción discursiva–, b) el discurso como práctica discursiva
enmarcada en una situación social concreta y c) el
discurso como ejemplo de una práctica social, que
no sólo expresa o refleja identidades, prácticas,
relaciones, sino que las constituye y conforma” (Iñiguez, 2003:94), es que durante la primera fase de
investigación, se realizó una indagación bibliográfica orientada a la comprensión historiográfica de
En tanto la producción posible de observar en las revistas y en la disminuida producción de libros disciplinares en Chile.
Puede observarse la riqueza de posturas y diferencias en las formas de nombrar presentes en el Congreso Internacional de Trabajo Social
realizado en Chile el año 2006.
4 Pueden observar en Chile los aportes de Teresa Matus, y en Latinoamérica, Vicente de Paula Faleiros, Marilda Iamamoto, Susana
Malacalza, Susana Cazzaniga, quienes han generado provocadoras propuestas para la profesión.
5 Esta llamada “sensación” las autoras han podido construirla en base a dos experiencias específicas:
a) El discurso que los profesionales Trabajadores Sociales entregan a los estudiantes y docentes a cargo de los espacios en práctica de la
carrera de Trabajo Social.
b) El discurso de los profesionales Trabajadores Sociales que acuden a los distintos diplomados que ofrecemos como Departamento.
c) El discurso de los profesionales Trabajadores Sociales insertos en organismos estatales a los cuales como Departamento hemos debido
asesorar mediante licitaciones de distinto tipo.
6 Investigación que esperamos realizar durante el año 2010.
2
3
66
PALABRAS Y COSAS PARA EL TRABAJO SOCIAL: SENTIDOS Y SIGNIFICADOS PRESENTES EN LAS ESTRATEGIAS
DE INTERVENCIÓN UTILIZADAS POR LOS Y LAS TRABAJADORES SOCIALES EN LA REGIÓN METROPOLITANA
los contextos que sobre-determinaron la formación
y ejercicio profesional de los Trabajadores Sociales
investigados (principalmente a partir de la revisión
de revistas de carácter profesional).
En esta fase fue posible reconstruir cuatro momentos profesionales en el Trabajo Social Chileno:
• 1925 - 1950: Momento fundacional, caracterizado
por la valoración de la teoría social y el Trabajo Social internacional (principalmente norteamericano
y europeo), valoración del Trabajo Social de caso y
grupal. Levantamiento de la cuestión social.7
• 1960 - 1973: Momento comunitario, caracterizado por el desarrollo de la noción de comunidad
asociada a un mismo espacio geográfico, identificación disciplinar con el sujeto social. Ebullición
del fundamento político en la intervención.8
• 1973 - 1990: Período de resistencia y la pérdida
del rango universitario, visibilización de un cierto
binarismo profesional - el Trabajo Social de resistencia y localizado en ONGs con su consecuente
consolidación del fundamento político en la intervención o el Trabajo Social institucionalizado,
orientado al diseño y estructuración de la política
social de dictadura vinculada a lo asistencial.9
• 1990 - 2007: Las políticas sociales y el desafío
de la exclusión, posición profesional situada en
el diseño, implementación y planificación10 de la
política social.
Cabe señalar que el estudio no considera que estas
fases describan una evolución del Trabajo Social chileno, sino que ha observado su propia historia a la
luz de contextos que marcaron momentos y vectores
específicos de acción que quisimos revelar. Interesa-
ba observar además, si existiría alguna relación entre
el momento de formación de los Trabajadores Sociales y sus decisiones estratégicas en la intervención.
Dado que la investigación se planteó desde la comprensión de los profesionales que actualmente se
encuentran trabajando, es que se decidió centrarla en los tres últimos momentos identificados. Sin
embargo, sí se consideraron los elementos metodológicos propios del primer momento durante la
construcción de las categorías de análisis, dada su
relevancia en la construcción disciplinar y, por tanto, su posible presencia en el discurso actual.
Ahora bien, la opción de trabajar con los discursos implicó tomar una serie de opciones de orden
metodológico que apuntaron al desarrollo de una
investigación de carácter intensiva más que representativa. De esta manera la selección de los casos
en estudio fue por medio de métodos de muestreo
no probabilísticos, es decir, los sujetos se seleccionaron según los objetivos analíticos. Escogimos
12 casos “paradigmáticos” de Trabajadores Sociales que ejercieran en la Región Metropolitana. La
definición de “caso paradigmático” se construyó a
partir de la consideración de los elementos que la
bibliografía disciplinar configura como posibles relaciones entre los significados atribuidos a la noción
de estrategia de intervención social y las siguientes
dimensiones:
• Formación disciplinar (casa de estudio y grados
académicos).11
• Espacios de desarrollo profesional.12
• Consideración de género.13
Para el desarrollo de las entrevistas se construyó una
Para mayor profundidad se puede referir el trabajo de Aylwin, Matus y Fortes “La reinvención de la memoria” Escuela de Trabajo
Social, Pontificia Universidad Católica de Chile 2005.
8 Refiérase a los artículos producidos durante el proceso de reconceptualización chileno. Un ejemplo de ello en Ortega, Alicia. El Trabajo
Social y la nueva sociedad. Universidad de Chile, 1972.
9 Véase los trabajos de Daniela Sanchez al respecto.
10 Véase los trabajos de Margarita Rozas y Nora Aquín también a modo de ejemplo en el caso latinoamericano y en el caso chileno
obsérvese especialmente los publicados a partir de los años 90 (Quezada, Onetto, Aylwin, Jiménez) en la Revista de Trabajo Social de la
Pontificia Universidad Católica de Chile (un número especial dedicado al tema, 1996, Nº68, por ejemplo).
11 Se incluyeron Trabajadores Sociales tanto de universidades públicas y privadas de modo de considerar la forma actual del mercado
de formación existente. De la misma forma de intencionó la búsqueda de Trabajadores Sociales con grado de licenciatura, magíster y
diplomado, de modo de también observar la diversidad de posgraduaciones presentes en el Trabajo Social chileno. No se consideró el
grado de doctor, producto de la escasez de profesionales del Trabajo Social que en Chile detenten este grado.
12 Se incluyeron Trabajadores Sociales que pudieran dar cuenta de distintos espacios profesionales. Representan por ende espacios
profesionales como: centros de salud públicos, áreas de bienestar de empresas privadas, Ongs dedicadas al trabajo comunitario,
organismos colaboradores de Sename y municipalidades. Aún cuando este estudio no tiene pretensión de generalizar, debíamos dar
cuenta de la diversidad de espacios profesionales que ocupan los Trabajadores Sociales.
13 Aún cuando nuestra profesión sigue concentrándose en el espacio de lo femenino, la muestra incluyó una proporción de 3 Trabajadores
Sociales y 9 trabajadoras sociales de modo de también permitir incluir discursos que provinieran de géneros distintos.
7
67
ALEJANDRA GONZÁLEZ / LORENA PÉREZ
Categoría
Descriptor
Rol del Trabajador Social
Cómo nombra su cargo o los cargos que anteriormente tuvo.
Tipo de objetivos o cambios
Tipos de transformaciones que se pretenden alcanzar con la
intervención.
Perspectiva ética - valores
Valores o las perspectivas éticas declaradas.
Fundamentos conceptuales
Líneas teóricas explícitamente declaradas que orientan su ejercicio
profesional.
Valoración de la teoría y la investigación
Valoración y utilidad de la teoría en el ejercicio profesional.
Valoración y utilidad de la investigación en el ejercicio profesional.
Noción de sujeto
Denominación y problematización de los sujetos de intervención.
Contexto institucional
Cambios en el contexto
Caracterizar los elementos institucionales o contextuales que
influyen en intervención.
Técnicas e instrumentos
Nombre y descripción de los instrumentos y técnicas utilizadas en el
ejercicio profesional.
Formación
Valoración de los estudios de postgrado o educación continua.
Relación de la formación continua con el espacio de desarrollo
laboral.
Trabajo multidisciplinario
Relación y/o valoración del trabajo con otros profesionales.
pauta abierta de categorías construidas a la luz de
los elementos que emergieron de la revisión bibliográfica, tal como lo muestra el siguiente esquema:
Para validar el instrumento realizamos dos entrevistas que nos permitieron calibrar la intensión y
dirección de las preguntas, de modo de evaluar
su pertinencia en función de los objetivos de estudio. La recolección de información se realizó en
un encuentro, de duración promedio de una hora
y media. Se consideró el criterio de saturación de
la muestra, es decir no se siguió indagando cuando
los discursos emitidos por los y las entrevistadas no
entregaban nuevos elementos de investigación.
A partir de la información obtenida, se organizaron
temáticamente los fragmentos más significativos,
los cuales fueron analizados y comentados por las
autoras de este estudio. Luego se procedió a la codificación de cada uno de ellos, de acuerdo a las
dimensiones extraídas del marco teórico, de manera
de validar o corregir las categorías construidas. Las
entrevistas fueron digitadas e ingresadas en el software QSR Nvivo. Con esta información se elaboró
una matriz de contenido, de la cual se extrajeron los
principales resultados. Todo el material primario se
encuentra protegido, respetando los protocolos de
confidencialidad asumidos para este estudio. Por
ende no se especifican ni los lugares de trabajo, ni
68
los nombres referidos en las entrevistas a fin de proteger la confidencialidad de nuestros entrevistados.
La información obtenida nos permitió establecer
relaciones de coincidencia y oposición, probando
o refutando las hipótesis que determinamos a partir del marco teórico. Del mismo modo, algunas de
las dimensiones en estudio fueron reformuladas
a partir de los nuevos conceptos y categorías que
emergieron a través del contraste empírico de la
teoría.
Análisis
Para desarrollar el análisis hemos decidido reagrupar los hallazgos en dos grupos, el primero
considerando la significación discursiva de los
categorías construidas a partir de la revisión bibliográfica, y en un segundo grupo aquella que refieren
a las tipologías de modelos estratégicos de intervención que pudieron surgir de la reconstrucción de lo
planteado por la bibliografía y los modos en que los
entrevistados nombraron su quehacer. Es importante destacar que esa tipología es una propuesta
que surge como resultado de la investigación y que
no se asume exhaustiva ni final, sino que permite
diferenciar los discursos generando un diálogo con
la teoría existente.
PALABRAS Y COSAS PARA EL TRABAJO SOCIAL: SENTIDOS Y SIGNIFICADOS PRESENTES EN LAS ESTRATEGIAS
DE INTERVENCIÓN UTILIZADAS POR LOS Y LAS TRABAJADORES SOCIALES EN LA REGIÓN METROPOLITANA
Cosas a la luz de las palabras y palabras a la
luz de las cosas
“Yo llego a trabajar a un patio de ( ), y me asignan un
lugar al interior de ese patio de ( ), ahí está la oficina del
Trabajador Social, una cosa que me pareció chocante de
llegada, digamos, un Trabajador Social enterrado allí en
el patio” (E7 23: 25)
Rol profesional: La pregunta por el rol se constituye
a partir de dos niveles distintos de significados, uno
asociado a la pregunta por el rol del Trabajo Social
en las instituciones en las cuales ejercen o han ejercido y otra, desde la pregunta por el nombre que le
asignan a su rol especifico. Se genera de este modo
una distinción a nivel discursivo entre el rol de la
profesión y el ejercicio individual de la misma.
En relación al “rol de la profesión” los discursos se
movilizan en torno a quienes adscriben a la necesidad de diferenciarse de los otros profesionales de las
Ciencias Sociales, en tanto alertan un “peligro” para
la identidad profesional en la coexistencia de distintos profesionales en el espacio de la intervención
social; y aquellos que consideran que la pregunta
por el rol responde más a una necesidad de valoración profesional que disciplinar.
“Hemos pecado de dejar que otras profesiones ocupen
estos espacios que nos “corresponden” o más que nos
corresponden que perfectamente podríamos desarrollarlos” (E11 118:120).
“Igual pasa que al menos desde el Trabajo Social, con
otras profesiones, no tanto con los psicólogos, pero en el
trabajo que uno hace (...) Igual se des... se desdibujan
los perfiles profesionales, entonces me cuesta tu pregunta ¿cachay? Me cuesta responderla, en términos de que
yo siento que no sé si hubiese estudiado pedagogía, (...)
antropología, no se si sería tan distinto a lo que hago
¿me entiende? (...) me cuesta diferenciar los límites (...)
pero también me pasa que las otras profesiones no se
hacen esta pregunta, el hacerse la pregunta ya es raro,
como tan permanentemente preguntarse de su identidad, de su rol (...) como que: como que también es una
expresión, un sentimiento de inferioridad ¿cachay?” (E5
96: 103)
Ahora bien, en relación al rol profesional que los
entrevistados ejercen en sus espacios laborales, se
autodescriben en roles asociados directamente a liderazgos en las instituciones utilizando verbos como:
dirigir, monitorear, calificar, gestionar y/o coordinar.
Se observa una atribución positiva a nivel discursivo
en torno a este tipo de funciones, mientras aparece
una cierta atribución de minoridad a aquellos verbos
asociados a la implementación, los cuales se ubican
en el espacio de lo “técnico”, en el espacio del contacto directo con sujetos de intervención.
“Mi función básicamente es trabajar, yo tengo una jefatura intermedia como coordinador, tengo que trabajar
con educadores que trabajan doce horas con los jóvenes
en trato directo, ellos son los que están todos los días
con los jóvenes (...) Entonces no hay que ser muy técnico para hablar con los jóvenes, que no implica que uno
la verdad no suba el nivel de la conversación, pero si
tú quieres plantear ciertas cosas no puedes pensar que
estos jóvenes van a entender ciertas palabras que ellos
simplemente las desconocen” (E2 57:62).
“y yo como sub-jefe me toca coordinar y acompañar
el trabajo que realiza este equipo de seis personas en
cada zona ¿ya?, velar por su desempeño, velar por el
cumplimiento de productos, de informes de evaluación,
planificación de gestiones, informes de datos de cifras de
cuantos jóvenes participan no sé donde ¿ya?, todo eso es
mi rol o sea mi rol es de gestión, de acompañamiento,
capacitación, y de evaluación de equipo también poh,
porque también está el desempeño profesional poh. (...)
nosotros tenemos un plus: o yo tengo un plus, y la gente
más cercana a los Trabajadores Sociales, más comunitario que es lo que yo conozco, no descalificando lo otro,
eh tenemos ese plus que yo te decía, ser un agente integrador ¿cachay?” (E5 23:30)
“Bueno, ehh en la actualidad soy jefe de equipo de una
unidad de bienestar aquí en el hospital, y como tal, tengo la responsabilidad de... dirigir y coordinar al equipo
de profesionales de esta unidad, y a un resto del personal de enfermería que trabaja en esta unidad. Ligado a
ello también, hago labores específicas, del... de Trabajo
Social digamos ¿no?, con los pacientes o usuarios, que
están en esta unidad que son alrededor de veintidós,
tiene que ver ehh en lo específico de esa parte social,
o de esos aspectos sociales, ya, digamos, satisfacer sus
necesidades ehh personales, como ehh intelectuales, o
ehh y otras necesidades que... ellos tienen. Pero también, ojo digamos que..no... no... ehh enmarquemos sólo
como la responsabilidad social en esa tarea, digamos,
esta misma responsabilidad de ser jefe de equipos, tiene
que ver también con un nuevo rol que va asumiendo el
Trabajo Social ehh y que tienen que ver con tareas que
van más allá de lo netamente asistencial, y que tiene
que ver con el desarrollo y la implementación de políticas sociales, ehh en este caso en el ámbito de la salud
mental.” (E7 101:112)
“En la constructora (xx) yo más bien creé una labor
de coordinación del bienestar, yo no era la que iba a
terreno, iban otras Asistentes Sociales que dependían
de mi (...) yo fui a terreno y (otros trabajos) y además
coordinaba harto, en el fondo como que las hacía todas
era como más integral mirado como Asistente Social,
después no, sabes que uno va adaptando en la profesión
que te tienes que ir desligando del... contacto con cada
69
ALEJANDRA GONZÁLEZ / LORENA PÉREZ
trabajador, porque (...) Que lo que pasa que (...) a ver
las Asistentes Sociales que están en contacto con trabajadores, no digo que sean las menos calificadas ni mucho
menos, precisamente tienes menos experiencia porque
en la medida que tu vas avanzando en tu carrera vas
ascendiendo un cargo y en la medida que tú vas ascendiendo un cargo tú empiezas a delegar ciertas funciones
¡te fijas!” (E4: 115-124)
“Mi rol quizás principal es el tema de coordinar las redes, la red social, estoy quizás un poquito más arriba,
pero no por eso dejo de hacer lo otro y me gusta mucho
hacer caso, me gusta mucho trabajar con familia, y de
hecho todavía a pesar de que el tiempo no me lo permite
sigo trabajando con algunas familias del XX, porque me
gusta y porque siento que cuando uno está muy a nivel
técnico y pierde la visión de abajo como que se pierde
el foco, no sé si es como mi cable a tierra, seguir atendiendo familias y siento que lo hago muy bien ahhh”
(E9 99:104)
El rol de coordinar y gestionar procesos, es asumido
a nivel discursivo como un lugar que implica distancia con los sujetos de intervención, como una
exigencia de los roles que “están un poquito más
arriba”. Se denota una tensión no resuelta entre
ejercer cargos de poder organizacional y la “mirada”
del Trabajador Social enfocada al reconocimiento de
los sujetos y la integralidad en la intervención.
Objetivos de intervención: Tal como lo muestran
las citas precedentes, los objetivos de intervención
se pueden observar en un continuo que va desde
aquellos denominados asistenciales, y que según el
discurso de los entrevistados estaría asociado a un
lugar de trabajo directo y/o implementador, hacia
aquellos objetivos de tipo promocional, emancipatorios, los cuales se asocian a lugares profesionales
denominados estratégicos, debido a sus mayores
cuotas de poder.
“Ya... a ver, en el trabajo individual... partamos desde lo más básico, en el trabajo individual primero ehh
aportar como para resolver problemas específicos que
demanda la persona... como problematizar (... ) como
tengo este problema, necesito que me ayude con esto,
me permite ver más bien el punto de vista socioeconómico (...) ehh (... ) déjame ordenar (>2 segundos) mi
objetivo sería como ese, como resolver, como sí! Es resolver!! (E3 76: 80)
“Mira, el objetivo del área comunitaria, es activar un
sistema local de protección de derecho y eso uno puede
interpretarlo como quiera, nosotros lo interpretamos de
la brillante forma (ja), eh... un poco poder articular a
todos los actores que tenían que ver con infancia en la
comuna, entonces ahí estaba desde el trabajo con los
mismos cabros, (hh), eh, coordinamos una radio insti70
tucional de infancia, con profesores, en el ámbito de la
salud” (E5 40:44).
Valoración de la teoría/valoración de la investigación: En esta misma línea, parece especialmente
interesante observar que los Trabajadores Sociales
entrevistados describen que habría mayor posibilidad de encontrar vinculaciones entre las teorías
sociales y el quehacer profesional en aquellos cargos relacionados con mayor poder y que, por ende,
permitirían construir y reconstruir diseños de intervención (políticas sociales y proyectos). Estos
cargos facilitarían la dedicación a la realización de
investigaciones profesionales que permitirían insumar estos quehaceres.
“Me dediqué a trabajar acá más bien en el ámbito asistencialista eh (.) con un modelo de consultorio... luego
me he reincorporado al consultorio desde otro ámbito,
porque ehh pasaba a ser jefe de programa, entonces yo
asumía esta labor (investigación) como más directamente” (E6 45-48).
“Yo creo que si tuviera que definir una forma de intervención mía yo creo que sería esa (.)O sea claramente
más bien en procesos (re)evaluativos de mejoras que incluyan eh... que le den importancia tanto a los procesos
como a los resultados (.) entonces ahí hay para que se
dinamice y funcione eso (.) entre gestión, instalarme”
(E2 16-19).
Puede decirse entonces que los Trabajadores Sociales
entrevistados podrían estar asumiendo que a mayor
poder profesional en las instituciones tendrían mayor posibilidad de uso de referentes conceptuales,
los cuales utilizarían para el diseño de procesos.
Mientras que en aquellos espacios profesionales
de mayor contingencia cotidiana, relacionados con
la atención directa de sujetos esta vinculación se
dificultaría (no habría tiempo para fundar teóricamente, ni para realizar algún nivel de investigación
que supere los diagnósticos orientados a objetivos).
“Pero definitivamente con la teoría yo siento que estoy
más bien reñida... ¿Por qué? Porque en definitiva esta
maquina es enorme, o sea, siempre está haciendo, haciendo, haciendo, siempre es el hacer... no queda mucho
tiempo a veces como para leer... te queda tiempo para
pensar con lo que tú ya sabes” (E3 67-70).
Ética de la intervención: En términos éticos aparecieron tres posiciones posibles de categorizar. Por
un lado aquellas relacionadas a una ética fundada en
los derechos humanos y el resguardo de la dignidad
de la persona, en segundo lugar una ética que podríamos llamar “ciudadanizante” donde aparecían
nociones como participación y democracia como
principios orientadores de las estrategias a utilizar,
y finalmente una ética relacionada al configurar un
desempeño profesional eficiente y efectivo.
PALABRAS Y COSAS PARA EL TRABAJO SOCIAL: SENTIDOS Y SIGNIFICADOS PRESENTES EN LAS ESTRATEGIAS
DE INTERVENCIÓN UTILIZADAS POR LOS Y LAS TRABAJADORES SOCIALES EN LA REGIÓN METROPOLITANA
“El tema de la perspectiva de derecho es central en
el trabajo que nosotros hacemos tanto para pensar el
derecho que tiene el joven, el adolescente o el niño,
como para pensar en el derecho que tienen el trabajador
frente a la labor que le es encomendada. Eso como principio central, no obstante a eso hay un principio desde
mí perspectiva y que va a estar siempre orientado a las
intervenciones que yo hago y tiene que ver con la justicia
social. Desde ahí cualquier intervención que a mí me
mueva, me conmueva tiene que ver justamente con la
justicia social” (E5 67- 72).
“Yo creo que aquí lo que se juega son principios éticos
y políticos, y por lo menos a mí, en mí yo veo mi trayectoria, que es lo que me ha movido, que me ha hecho
pensar en que hace es eh (...) (. )a ver, el tema de la
toma de conciencia o (...) puede haber sido mucho más
fuerte, el tema de la participación, ah? Es decir en qué
medida el tema de los sujetos que se involucran en la
intervención, se constituyen como sujetos y actores de su
intervención” (E8 4-8).
“El compromiso como un valor importante, hem... la
excelencia y la innovación, esas son como las cosas
que debieran llevar la intervención como adquiriendo
el compromiso que tú adquieres con las consecuencias
que ello implican positivas o negativas de las cosas” (E4
87-89).
Cabe señalar que a nivel de discurso todos los entrevistados relacionan las estrategias de intervención
con sus respectivos posicionamientos éticos. Es
decir, reconocen en su intervención posiciones personales más que profesionales, las que en muchas
ocasiones entrarían en tensión con los objetivos
orientadores de sus respectivas instituciones.
Contextos institucionales/Cambios en el contexto: Si bien originalmente nuestra construcción de
categorías había considerado la categoría “contexto institucional” y “cambios en el contexto” como
diferentes, a nivel de discurso ambas aparecieron
absolutamente relacionadas, puesto que los Trabajadores Sociales entrevistados declaran que su
profesión está delimitada por el contexto institucional, el que se explica y determina por un contexto
sociopolítico.
“Como programa yo creo que el noventa por ciento está
financiado por el municipio, por lo tanto somos una dependencia municipal, por lo tanto aplicamos, aplicamos
esa política, la política definida desde la alcaldesa ya, y
mucha ingerencia en eso tampoco tenemos, más allá de
lo que podemos demostrar con resultados” (E9 73-76).
“En las instituciones entre más cargay al sujeto, puede
ser conflicto con la institución, si tú no compartes claramente la visión del problema que tiene la institución,
también es un tema, (...) jodido, si tú no tienes resulta-
dos en tu acción, también te pones en riesgo ¿te fijas? Es
decir, siempre yo diría que, que (2 seg.) en ese sentido
como que los Trabajadores Sociales, siempre pueden ser
como más conflictivos ¿m? son más críticos de las instituciones” (E10 28-32).
Es justamente la determinación de la intervención
por el espacio institucional una de las principales
tensiones compartidas por todos los entrevistados
y en la cual descansan sus mayores frustraciones,
en tanto la definición de resultados o metas fijadas
por la instituciones no necesariamente se condicen
con los procesos que los entrevistados plantean desarrollar.
Sin embargo, llama la atención cómo esta tensión
a nivel discursivo se resuelve asumiendo un rol de
poder al interior de la institución, lo que permitiría
a nivel simbólico, ampliar los márgenes que limitan
la intervención.
Fundamentos conceptuales: A través de esta categoría buscábamos que los entrevistados explicitaran
las posturas teóricas que orientan su intervención
y que le otorgan un horizonte de sentido. Sin embargo, no fue posible visibilizar corrientes teóricas
específicas ni posicionamientos conceptuales claros,
declarando utilizar una multiplicidad de conceptos,
de los cuales los más reiterados fueron: ciudadanía,
empoderamiento, pero sin producir una definición
mayor.
“Mira, yo creo que el, el, el...la metodología que se utiliza
o, o, o... la teoría que va detrás van muy apuntados a
lo que tú, a lo que tú, a donde tú te formaste y así que
por ejemplo mi universidad, en ese tiempo no sé ahora,
trabajaba más con enfoques más comunitarios, de educación comunitaria y dentro de esa misma dinámica que
te produce, que eso fue lo que yo apliqué en una primera
instancia y después aplicamos mucho la teoría sistémica
y de ahí desarrollábamos, y de ahí fundamentábamos
todos los procesos que queríamos generar, y desde ahí
también evaluábamos, ya” (E9 39-45).
Cabe señalar que a nivel discursivo se plantea una
confusión de niveles en relación a los enfoques teóricos y metodológicos, en tanto no resulta evidente
en los discursos la vinculación y determinación de
los mismos, sino más bien se plantean metodologías
como teorías.
Por otro lado, resulta relevante remirar la atribución
positiva, que a nivel de discurso, se le otorga a la
combinación de teorías a partir de los fenómenos de
intervención. Los entrevistados asumen que la realidad con la que trabajan es compleja y frente a ello
dicen que es necesario utilizar todo lo que conocen,
sin por ello creer que esto podría acarrear alguna
incoherencia conceptual.
71
ALEJANDRA GONZÁLEZ / LORENA PÉREZ
Noción de sujeto: Aparecieron una variedad interesante de denominaciones las que a su vez se
relacionaban con distintas posibilidades estratégicas de intervención. Fue posible encontrar en el
discurso de los entrevistados nociones como: sujeto
deficitario, sujeto participativo, sujeto de derecho
(y su consiguiente tensión con la visión de objeto
de política social), sujeto activo, sujeto receptor de
servicios (cliente).
“Hemos tratado de dejar fuera prácticas que están dentro
del área asistencial porque creemos en los sujetos mucho
más activos, muchos más responsables de su futuro, darle alternativas y que ellos solucionen, creemos más en el
sujeto más que en el objeto de atención” (E9 87-89).
“Más que conceptualización en ese tiempo (hh) hablábamos de jóvenes de sectores populares o en riesgo
social” (E11 6-7)
“En realidad en el ámbito de salud, se habla más bien de
usuario... ahora (...) aunque todavía no logramos pasar
traspasar la... la... digamos la muralla del paciente (...)
hoy en día se está hablando de usuario” (E3 50-53).
“Independiente del marco institucional yo he asumido a
los sujetos como clientes (...) eh puede ser mi formación
de la escuela lo que pasó es que me hizo sentido como a
mi me gusta la línea de gestión yo asumo que un cliente
es a quien eh quien está en condiciones de demandar el
mejor servicio” (E1 36-39).
Los matices y enfoques que explican las distinciones en las nociones de sujetos de los entrevistados
nos resultan particularmente interesantes, en tanto
permitirían intencionar la búsqueda de posibles coherencias o incoherencias en los discursos con las
estrategias de intervención que pueden plantearse.
¿Cómo empoderar a un sujeto que se considera deficitario, por ejemplo?
Técnicas e instrumentos de intervención: En
este punto, los entrevistados mencionaron técnicas e instrumentos sistematizados en la bibliografía
existente y utilizados transversalmente durante la
historia del Trabajo Social. Se mencionó: informes
de sistematización, diagnósticos, entrevistas, talleres
(sumamente mencionados: talleres socioeducativos,
talleres de formación, capacitaciones) y visitas domiciliarias.
“Principalmente ¿el trabajo de acá es hacer, son los talleres (...) sí, y charlas de discusión acerca de los derechos
del niño” (E5 69-70).
“Visitas domiciliarias siempre se ha hecho dependiendo
de la necesidad del caso, pero eso era básicamente el
trabajo de talleres y de CASO” (E3 37-38).
“La entrevista (...) la entrevista mucho eh... eh...
(...) bueno la visita domiciliaria fuerte eh... y ade72
más la visita domiciliaria requería el manejo de una
serie de otras técnicas más bien comunicacionales,
de relaciones, de empatía eh... de adaptación” (E1
24-26).
A nivel de discurso se revela una asimetría en relación a los objetivos de intervención, la noción
de sujetos y las técnicas, puesto que se observó
dificultad al hablar e intentar dotarle contenido a
los instrumentos de intervención que están utilizando. Se observa que, independiente del objetivo
a transformar, el medio para hacerlo se limita a
multiplicidad de talleres, entrevistas y visitas. O en
su defecto, que se hagan “cosas”, al decir Foucaltiano, que no se saben cómo nombrar rotulando
de taller, entrevista y visita todo aquello que no se
puede decir.
Más allá de la indudable potencia de dichas técnicas nos llama la atención que no se mencione en el
discurso otro tipo de instrumentos. De hecho al observar las entrevistas en detalle, el discurso de los
Trabajadores Sociales se acorta, situación radicalmente diferente a cuando se refieren a los sujetos
de intervención de quienes parecen tener mucho
que decir.
Trabajo interdisciplinario: Este fue un tema donde se pudo observar un discurso discordante entre
los Trabajadores Sociales: por un lado se valoraba
y reconocía, al trabajo interdisciplinario, como un
espacio que permitía la complejización de los procesos de intervención y por ende, su discusión a la
luz de distintas disciplinas, que enriquecía el quehacer y por otro lado, se mencionaba a éste como
un obstaculizador para el ejercicio profesional, ya
que se mencionaba una cierta competencia entre
disciplinas que podrían estar teniendo un accionar
similar.
“Tener un énfasis en la capacidad de trabajar en equipo,
no trabajar solo, porque yo creo que de repente también
nos creemos los perfectos interventores y las sabemos
todas, y nos olvidamos que tenemos compañeros de trabajo” (E11 120-123).
“Los psicólogos han ido incorporándose de manera reciente a la atención primaria (.) de hecho nos llevan
quitando varios espacios en la atención” (E3 28-29).
Sin duda alguna, los temores asociados al trabajo
con otros profesionales nos estarían hablando de
un Trabajo Social reducido a la operación de ciertas
técnicas y diluido por la presencia de otros profesionales de las Ciencias Sociales que dicen hacer
“lo mismo”. Esto parece vital, puesto que permite
preguntarse si acaso no se reducirá la noción de estrategia de intervención a su operacionalización en
PALABRAS Y COSAS PARA EL TRABAJO SOCIAL: SENTIDOS Y SIGNIFICADOS PRESENTES EN LAS ESTRATEGIAS
DE INTERVENCIÓN UTILIZADAS POR LOS Y LAS TRABAJADORES SOCIALES EN LA REGIÓN METROPOLITANA
tanto técnicas, o si el eclecticismo teórico no contribuye a esa posible “difusión” profesional. Cuestión
que sigue apareciendo como importante de seguir
indagando.
Formación profesional: Finalmente respecto a la
formación, hay una valoración positiva de ésta en
tanto permite complejizar diagnósticos y comprender fenómenos. Sin embargo no aparece con fuerza,
en el discurso de los Trabajadores Sociales, que esta
formación impacte en términos de los rangos y/o
ofertas de estrategias de intervención que ellos podrían estar diseñando e implementando, sino más
bien el énfasis está en la oportunidad que les genera
de acceder a nuevos espacios laborales y en el cómo
observar a sus sujetos de intervención, tal como lo
indican las citas precedentes:
“¡El magíster completamente! O sea si no fuera por el
magíster yo no tendría el cargo que hoy tendría” (E4
29-30).
“Yo creo que si no hubiera sido por el magíster yo me
habría dormido en los laureles y no estaría donde estoy”
(E3 50).
“Después tuve la posibilidad de hacer un magíster ¿cachay? en Ciencias Sociales y yo te diría que me aportó
un poquito más ¿ya?. No he terminado mi Tesis entre
paréntesis, estoy como cinco años atrasao, tengo que retomarla pero bueno (ja). Y después hice un diplomado
¿si?, un diplomado de intervención en mundos juveniles, y ese me enriqueció pero caleta, porque mi tecla ha
sido todos estos años el mundo juvenil, desde lo popular”
(E11 112 - 116).
Lugares para palabras y cosas
A partir de una primera interpretación del quehacer
profesional de cada uno de los contenidos que hemos expuesto, nos fue posible como investigadoras
levantar una suerte de categorización donde podríamos ubicar las distintas “cosas” que los Trabajadores
Sociales dijeron realizar, sobredeterminados por su
rol profesional, objetivos de intervención, valoración de la teoría/valoración de la investigación,
ética de la intervención, contextos institucionales/
cambios en el contexto, fundamentos conceptuales,
noción de sujeto, trabajo interdisciplinario y formación profesional.
Decidimos utilizar la noción de estrategia y no la de
metodologías o técnicas en base a lo que Faleiros
(2003:75) plantea: “Las estrategias son procesos de
articulación y mediación de poderes y cambio de
relaciones de intereses, referencias y patrimonios en
juego, ya sea por la recomposición de recursos, de
ventajas y patrimonios personales, ya sea por la efectivización de derechos, de nuevas relaciones o por
el uso de informaciones. Las estrategias implican
inversiones en proyectos individuales y colectivos
que aporte rearticulación de patrimonios, referencia
e intereses con vistas a la re - producción y a la re presentación de los sujetos históricos. Reproducirse
es atender a las necesidades de supervivencia en las
relaciones sociales dadas históricamente y re - presentarse significa el proceso de re - construcción de
la identidad.” Es decir, observamos que en la noción
de estrategia se articularían los distintos elementos
que forman parte de la constelación profesional, a la
luz del proceso de transformación que se pretende
llevar a cabo. Utilizamos dicha noción en la construcción de las categorías que constituyen el cuerpo
de esta investigación, sin embargo, no representan
linealmente el habla de los sujetos entrevistados.
Hemos interpretado ese discurso en base a esta noción de estrategia.
Es importante reafirmar que esta categorización,
vale decir, los tipos de estrategias que a continuación se describen no intentan ser exhaustivas
ni comparables en la totalidad de sus dimensiones. Probablemente ese sea una tarea pendiente a
realizar a la luz de estos resultados, en tanto no necesariamente los lugares mapeados comparten nivel
o tipologías que la bibliografía declara existir en la
intervención profesional.
Pareció importante respetar las aparentes contradicciones discursivas, ya que precisamente es esa
contradicción la que nos daría ciertas luces sobre el
tipo de intervención que los Trabajadores Sociales
realizan, la cual no necesariamente es lineal.
Estrategias Individuales: Relacionadas al Trabajo
Social de caso o fundacionalmente llamado case
work. Trabajo Social que podría tener contenido
terapéutico (dependiendo de la necesidad del sujeto que se encuentra en frente) y que funciona en
base a la relación uno a uno (profesional / sujeto). Discursivamente para los Trabajadores Sociales
entrevistados tiene un polo relacionado con lo asistencial y cortoplacista mientras en el polo opuesto,
se orientaría por objetivos de desarrollo personal e
incluso reparatorios de los sujetos. Sin embargo sea
cual fuere el polo, aparecería vinculado a espacios
de minoridad de poder, vale decir, al trato directo,
al trabajo emergente, urgente y tensionado -vastedad de usuarios, variedad de demandas-.Tal como
se puede observar en las siguientes citas:
“Lo que pasa es que aquí hay un modelo, o sea la idea es
que cambie, pero siempre dentro de las instituciones de
salud la asistente social es como la que resuelve todo lo
que el resto no puede resolver, es como es que este caso
no lo puedo... me complica, te lo mando a ti (...) es como
73
ALEJANDRA GONZÁLEZ / LORENA PÉREZ
mucho eso (...) y además ehh la comuna en que estoy
yo es como bien em (.)a ver ¿Como decirlo? bueno asistencialista, o sea esta cosa como de resolver el problema
concreto de la persona sin mirar más allá, o sea acá hay
mucho de atención de caso” (E3: 45-50).
“Te llegaba el caso revisabas la carpeta entonces (se realizaban) las visitas domiciliarias o entrevistas que eran
necesarias y evacuabas el informe y venía el siguiente (...) y a veces volvías a ver a la familia porque los
que llegaban por alimentos, después llegaban por visita,
después llegaban por tuición y después entonces pasaban por todas las medidas (...) los Trabajadores Sociales
que estábamos ahí generalmente una de las cosas que se
quejaban era que no se podía hacer intervención en el
fondo” (E2 92:97).
Es interesante observar esto a la luz de lo planteado
por Du Ranquet (1996:XIV) al decir: “Quizás como
sostiene Payne (1995), sin estar en el horizonte un
cambio de paradigma, pues aunque aparezcan importantes cambios en las teorías y en las prácticas,
las Trabajadoras y Trabajadores Sociales conservan
un modelo de explicación aún muy influenciado
por la psicología dinámica y un modelo de intervención muy condicionado por el Trabajo de Caso
Social Individual (social casework)”, situación que
podríamos estar observando en la forma en que se
configura este tipo de estrategia.
Estrategias grupales: Estrategias que se focalizan en sujetos grupales: jóvenes, niños, pandillas,
adultos mayores. Parte de la base de una tipología
común, y desde allí postula actividades y técnicas
grupales que permiten a los sujetos, en su reconocimiento como categorías, superar la individualidad
y por tanto, sus problemáticas. Estrategias que se
podrían implementar cuando se tiene una cuota
mayor de poder -mayor que el de las estrategias
clínicas-, pero que no se relaciona con un espacio de poder institucional en tanto sus sujetos de
intervención son determinados por contextos institucionales superiores.
Aquí la única técnica de intervención que aparece en el discurso de los Trabajadores Sociales es el
taller, sin mayor especificidad del modo en el cual
éste se configura:
“Entonces nosotros a ellos los convocábamos (...) eh:
mira primero el trabajo grupal es una de las estrategias
que conocí, aprendí desde las metodologías participativas, mucha educación popular ¿ya? Y (...) sin darme
cuenta, con el tiempo lo supe mucho construccionismo,
construir la intervención grupal y la realidad grupal,
14
desde la participación de todos los integrantes ¿ya?”
(E11 35- 38).
“Hacíamos talleres para las madres de niños, de niños
desnutridos, eh talleres de formación, sobre nutrición,
sobre cosas muy básicas, sobre cosas muy básicas y
básicamente era un trabajo de casa a casa, a través,
de cruzábamos largas distancias por que El Monte no
es una ci, es ciudad, pero también tiene mucho ámbito
rural dentro de eso. (...) talleres de formación, talleres
socio-educativos y talleres de formación a personas que
trabajaban con, con, con que trabajaban con estas madres, como monitoras de salud” (E6 68:73).
“Aquí esto tenía que ver más con un tema grupal,
de poder trabajar con las personas que estaban con
consumo de alcohol, que ellos pudieran ver que habían otras posibilidades, de otra gente que también
estaba en en el mismo proceso, y poder enriquecerse de eso y junto con ellos llevábamos un grupo
también de familiares, y ahí venían mucho más las
mujeres que ellos, y eso era para ver destrezas específicas que ellos como que tenían que poner... o sea
trabajar, para poner en práctica en definitiva, para
mantener la conducta del no consumo... y evitar recaídas... eso... emm” (E3 65-71).
Estrategias de Resolución de conflictos: Según
la bibliografía existente, también sería posible encontrar al Trabajo Social en un rol de mediador, de
interfaz, entre sujetos y entre los sujetos y las instituciones. Habría utilización de variadas técnicas
–contratos, debates, etc.– Estas estrategias se realizan
con sujetos individuales, grupales y comunitarios
–mediación familiar, comunitaria, etc.–. Los Trabajadores Sociales pueden mencionar y relatar a la
mediación como un lugar distinto de intervención,
y probablemente ello tenga relación con el impacto
que ha tenido como discurso en nuestra profesión y
en otras14. Según el discurso de los Trabajadores Sociales entrevistados, quien realiza mediación es un
sujeto con estudios y por ende detenta mayor poder
y posibilidad de acción y reflexión.
“Bueno; también se hace mediación, mediación entre
los miembros de las familias, igual hay parte del equipo
que está capacitado en eso, tienen un diplomado” (E5
43:44).
Estrategias de Desarrollo Local: El Trabajador
Social en un rol de promotor social, articulador de
actores y procesos en los espacios locales. Aquí, según el discurso investigado, es posible evidenciar
poder y utilización de teorías e investigación. El
profesional investiga, reconoce recursos, dirige y
Baste observar cómo el mediador existe como figura en la nueva justicia chilena.
74
PALABRAS Y COSAS PARA EL TRABAJO SOCIAL: SENTIDOS Y SIGNIFICADOS PRESENTES EN LAS ESTRATEGIAS
DE INTERVENCIÓN UTILIZADAS POR LOS Y LAS TRABAJADORES SOCIALES EN LA REGIÓN METROPOLITANA
coordina. Aparece como una suerte de “lugar ideal”
de intervención donde el Trabajador Social podría
liberarse de dominios institucionales. Sin embargo,
escasamente se reconocen a sí mismos como potenciadores de este tipo de estrategias, ya que parece
en el discurso un Trabajo Social que pudo haberse
realizado antes.
“Era el trabajo organizacional, porque los asentamientos tenían una organización, era una organización con
una directiva y con diferentes comités, entonces nuestra función era ehm, en ese ámbito era, ehm, orientar,
orientarlos acerca del cumplimiento de sus funciones
dentro de la organización, hacíamos también trabajo
con mujeres, con niños ehh, en el ámbito comunitario
(...) la otra dimensión organización comunitaria o vecinales de jóvenes ¿ya? Que es distinta a la institucional,
porque en una están los profesionales que intervienen
en temáticas en la otra están los mismos jóvenes” (E11
105-108/120-123).
“En ese consultorio, el consultorio XX fue, un trabajo
de desarrollo social, de desarrollo local, donde trabajé,
donde pensamos, donde creamos ¿cierto? La creación....
pensamos la creación de comités de salud, comités locales de salud, comités comunales de salud, fue en Quinta
Normal donde se inicia ese trabajo, un poco de recrear,
de repensando los antiguos comités de salud, dijéramos
en la época de los años setenta, eh repensando esto, y
haciéndolo más en la actualidad no, en la idea de que
la gente participara en la gestión de la salud... en su
comunidad” (E6 86-92).
Estrategias de Redes Sociales: El Trabajador Social
como un ente provocador de sinergias que superan
lo local –redes supralocales, interinstitucionales–;
movilizador de recursos. Ubicado en un rol de
poder y en un espacio estratégico que le permite
relacionarse con distintos tipos de profesionales e
instituciones y/o organizaciones. En rol que “coordina” a otros que trabajan directamente con los
sujetos. Tal como plantea Acosta (2000:15): “Participar, formar parte de redes sociales, operar desde
las mismas no se limita a un cambio de concepciones y valoraciones, sino que exige una praxis de
transformación mediante formas organizativas democráticas que generen cambios en la estructura de
poder y en la gestión política del Estado. Cambios
que se gestan, se construyen en el propio seno de las
relaciones sociales”.
“Mi rol quizás principal es el tema de coordinar las redes, la red social, estoy quizás un poquito más arriba”
(E9 99-100).
“Es decir, yo siempre he sido más como de la tendencia
de trabajar los ámbitos colectivo que los ámbitos individuales m? o que el ámbito individual que no se resuelve
por yo aislarme y buscar una solución a mi problema,
si no, por el contrario mi (...) mi situación de problema
que yo ah? Cuestión de derechos humanos ah? o temas
de salud, o temas de educación, o temas institucionales, se resuelve en la medida en que... si trabajamos en
conjunto, trabajamos en redes, en asociatividad” (E10
57-62).
“Y desde esa perspectiva es conocer todas las entidades
no solo municipales, si no también redes locales, como
ONG´s y entidades que están instaladas dentro de la comuna y en ese ámbito, trabajar colaborativamente, que
es lo que efectivamente funciona” (E10 23-25).
Estrategias de Empoderamiento o Desarrollo de
Capital Social: El Trabajador Social como actor político que puede entregar poder, que puede dirigir
y manipular flujos de capitales sociales, y que por
ende puede levantar nuevas categorías. Se mencionan aquí procesos de intervención que ya no tienen
directa relación con sujetos sociales. El Trabajador
Social levanta y promueve, coordina la implementación, empodera equipos y profesionales.
“Las acciones concretas pueden ser:: organizarse, las
acciones concretas pueden ser eh:: tomar liderazgo de
un grupo eh::, las acciones concretas pueden ser hacer
algo en conjunto para resolver tal o cual cuestión, eh::
es decir, pero siempre con un foco más de la acción colectiva ah? (.), en vez del beneficio individual, es decir, si
uno quiere que los sujetos tomen conciencia, y sean partícipes ah? Tienen que eh: (.) generar acciones pequeñas
o más grandes, o más puntuales, (.) más generales, en
torno a esa situaciones (3) ehm” (E8 116:122).
“Empoderar a la red de infancia, que los actores locales se
hagan cargo de su responsabilidad en el sistema de protección local, ese yo creo que ha sido mi trabajo, que es un
trabajo con una dimensión simbólica” (E5 85-88).
Estrategias de Planificación Social: El Trabajador
Social como diseñador y evaluador de la política social. Como constructor de categorías, como
investigador –es interesante como los Trabajadores Sociales asumen que solo desde un lugar de
planificación pueden realizar investigaciones–. Trabajadores Sociales situados en cargos de reconocido
poder son, según los entrevistados, quienes pueden
implementar estas estrategias, lugares que por cierto, son escasos.
“Por lo tanto acá la asistente social, el rol básicamente
que tenía era de levantar el informe de una realidad en
un momento determinado, de un corte de esta realidad
a la que ella llegaba, a veces muchas veces desconociendo lo anterior y lo posterior, y lo que en ese momento tú
te encontrabas, por lo tanto muy parcial, con muy pocas
posibilidades de hacer algo, o nada, no era lo que yo necesitaba, o lo que yo quería (...) aquí me toca coordinar
75
ALEJANDRA GONZÁLEZ / LORENA PÉREZ
una serie de programas que están en forma transversal,
me toca planificar” (E10 46-50).
“Bueno, ehh en la actualidad soy jefe de equipo de una
unidad de bienestar aquí en el hospital, y como tal, tengo la responsabilidad de... dirigir y coordinar al equipo
de profesionales de esta unidad, y a un resto del personal de enfermería que trabaja en esta unidad. Ligado a
ello también, hago labores específicas, de el... de Trabajo
Social digamos ¿no?, con los pacientes o usuarios, que
están en esta unidad que son alrededor de veintidós, tiene que ver ehh en lo específico de esa parte social, o de
esos aspectos sociales, ya, digamos, satisfacer sus necesidades ehh personales, como ehh intelectuales, o ehh y
otras necesidades que... ellos tienen. Pero también, ojo
digamos que..no... no... ehh enmarquemos sólo como la
responsabilidad social en esa tarea, digamos, esta misma responsabilidad de ser jefe de equipos, tiene que ver
también con un nuevo rol que va asumiendo el Trabajo
Social ehh y que tienen que ver con tareas que va más
allá de lo netamente asistencial, y que tiene que ver con
el desarrollo y la implementación de políticas sociales,
ehh en este caso en el ámbito de la salud mental.” (E7
101:112).
Conclusiones
La preocupación por el rol del Trabajo Social ha sido
sistemática en el discurso latinoamericano. Marcar
un horizonte y/o debatir sobre lo que se quiere de
la profesión es temática recurrente de congresos y
encuentros, sin embargo, parece desconocerse la
configuración disciplinar que el Trabajo Social podría estar asumiendo en nuestros días.
Esta investigación levantó cuatro momentos profesionales, sin embargo a la hora de observar el
discurso de los Trabajadores Sociales entrevistados,
no fue posible generar una correlación entre momentos y tipos de estrategias utilizadas, en tanto los
profesionales de manera transversal plantearon la
determinación de las estrategias y técnicas de intervención utilizadas por las instituciones en las cuales
se desenvuelven. Asumiendo que se les entrega un
rol y desde ese rol se realiza la intervención.
A nuestro modo de ver esto representa un hallazgo
necesario de ser remirado en tanto hablamos aquí
del discurso de 12 casos paradigmáticos provenientes de distintas casas de estudio y periodos de
formación, sin embargo el sentido parece ser coincidente. ¿Formará parte ello de una tendencia en
Chile?
Por otro lado, se reconocen un sinnúmero de
desafíos en torno a las significaciones que estos Trabajadores Sociales exponen en sus discursos y las
76
implicancias de ello en sus estrategias de intervención social. Si bien, esta investigación sólo pretende
ser una primera aproximación a los discursos, se
abren preguntas extremadamente sensibles para la
profesión y para los procesos de intervención profesional, tales como: ¿Qué implicancias puede y/o
está teniendo, el hecho que los profesionales consideren en una ubicación de minoridad aquellas
estrategias relacionadas con la intervención directa
con sus sujetos de intervención? O por el contrario,
¿por qué el rol de coordinador, director, diseñador
de la política, pareciera ser “el” espacio de desarrollo
fundado y con poder? ¿Qué impacto tiene esto en
los cambios sociales hacia los cuales los Trabajadores Sociales intentan aportar (objetivos, propuestas
éticas, etc)?
A través de esta investigación hemos buscado abrir
un espacio que permita aportar y comprender el
estado de situación profesional en relación a lo que
hacemos y al nombre y lugar en que lo situamos.
Con ello hemos querido levantar discursos y provocar preguntas más que proponer interpretaciones.
Durante el año 2008 tuvimos la oportunidad de
compartir nuestros resultados de investigación en
el congreso de Trabajo Social realizado en la ciudad de Montevideo, y es evidente que el contexto
sociopolítico chileno ha impactado sobre nuestra disciplina haciendo que el perfil tecnocrático
conviva con profesionales que siguen aspirando a
aportar a procesos de transformación social. Ello
abre, a nuestro parecer, una dualidad entre el tipo
de Trabajo Social que se aspira a hacer y del que se
habla y el tipo de Trabajo Social que se hace y que
se silencia.
La fuerza del discurso sobre los sujetos, la convicción en cada uno de los entrevistados de que el
nombrar contiene una forma de entender al otro,
pareciera hablar de un compromiso profesional con
el sujeto claro y fundamentado, sin embargo dicho
compromiso se desvanece, a nivel discursivo, cuando hablamos de estrategia. ¿Por qué la coherencia
en el discurso se “fija” en las tipologías de sujeto?
¿Por qué es de los sujetos de lo que más puede hablarse, mientras que se asume que es precisamente
el lugar de lejanía con el sujeto el que entrega poder
de transformación de realidad? ¿Qué implica ello
en un contexto institucional que se asume como
limitante e intransformable? ¿Cómo se convive en
la cotidianeidad de la intervención con este tipo de
discursos?
A nuestro parecer: Los Trabajadores Sociales que
compartieron su discurso se apasionan enormemente cuando hablan de sus sujetos de intervención, se
PALABRAS Y COSAS PARA EL TRABAJO SOCIAL: SENTIDOS Y SIGNIFICADOS PRESENTES EN LAS ESTRATEGIAS
DE INTERVENCIÓN UTILIZADAS POR LOS Y LAS TRABAJADORES SOCIALES EN LA REGIÓN METROPOLITANA
frustran cuando hablan de su espacio institucional.
Lo que podría interpretarse como un intento por
mostrar que se encuentran en un rol de poder cuando no están con esos mismos sujetos que tanto les
apasionan. Sin embargo, asumen en otros momentos
que cuando están con sus sujetos, otros profesionales también podrían estar desarrollando el mismo
trabajo. ¿Qué efectos tiene ello en la intervención
que ese profesional puede ofertar? Es precisamente
en esa línea que esperamos poder seguir desarrollando investigación.
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POTTER, JONATHAN. (1998): La representación de la
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77
ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 76 / Julio / 2009 / P. 79-92
Equipos interdisciplinarios: Nuevas formas
de prestar servicios de salud, nuevas
oportunidades para el Trabajo Social
Interdisciplinary teams: New ways of delivering health
services, new opportunities for Social Work
MG.© KARLA GONZÁLEZ
Karla González es Asistente Social de la Universidad Católica de Chile, y candidata a magíster en Trabajo Social en la misma
Universidad. Actualmente trabaja como Asistente Social en el Centro de Salud Familiar Juan Pablo II, proyecto de los Centros de
Salud Familiares Áncora dependiente de la Universidad Católica, cuya función universitaria se expresa en docencia, investigación
y desarrollo de innovaciones, orientada hacia el modelo de atención en salud familiar. Su dirección postal es Avenida La primavera
02870, Paradero 31 Santa Rosa, La Pintana y su dirección e-mail es: kgonzalezsuitt@gmail.com
Resumen
En este documento se exponen algunas dimensiones claves sobre interdisciplinariedad, identificados en una investigación que estudió las reuniones de equipos interdisciplinarios de salud
familiar en uno de los Centros de Salud Familiar del Proyecto Áncora UC, a fines del año 2004.
En esta investigación se indagó en los contenidos de las reuniones de equipo y en la interacción
de las distintas disciplinas que participan en éstas. Su objetivo general fue “Conocer, comprender
y analizar cómo se está desarrollando y conjugando el Modelo Biopsicosocial con el enfoque
interdisciplinario al interior de los equipos de salud, a través del análisis de sus reuniones”. El
objetivo de este artículo es dar cuenta los resultados de dicha investigación referentes al trabajo
interdisciplinario de los equipos de salud familiar y con ello hacer una reflexión en torno a las
implicancias que el tema sugiere para la formación en Trabajo Social.
Palabras claves. Interdisciplina, equipos de salud, formación en Trabajo Social.
Abstract
This study analyzes some key dimensions about interdisciplinary work identified through the content analysis of interdisciplinary meetings, these meetings were developed in one of the Project
Áncora’s family health center. The study was developed at the end of year 2004. The study’s general aim was “To know, to understand and to analyze how it is developed and brought together
the Biopsicosocial Model with the interdisciplinary approach into the teams of health, across the
analysis of their meetings”. The objective of this article is to present the results of the above mentioned research related to family health teams’ interdisciplinary work and from there, to develop
some implications for training in social work.
Key words. Interdiscipline, teams of health, training in social work.
Introducción
Existen diversas áreas de reflexión sobre la formación en la profesión de Trabajo Social: respecto del
currículum y los contenidos de éste, las prácticas
como parte de la formación, la relevancia de la
investigación y la esencial articulación dialéctica
entre la teoría y la práctica, entre muchos otros
temas. Claramente, la profesión ha visto transformaciones en todos aquellos temas, desde su origen
hasta hoy, pudiendo apreciarse diversas posturas
en torno a cómo se debe formar Trabajadores
Sociales, qué deben aprender, qué deben hacer,
en qué momento deben realizar prácticas profesionales, cuáles son los ámbitos a los que deben
concurrir y, finalmente en la actualidad, cómo se
articulará la teoría y la práctica una vez egresados.
Se ha escrito sobre los fenómenos sociales en torno
a los cuales actúan las diversas profesiones, Trabajo Social es sin duda una ocupación que se ubica
en distintos contextos sociales y el ejercicio profesional se desarrolla desde cada ámbito en relación
a otras profesiones apuntando a la comprensión
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KARLA GONZÁLEZ
compleja de los fenómenos.
Por ello, es relevante un análisis que traspase la particularidad de diferentes disciplinas cuya incumbencia
podría ser específica, la comprensión de las situaciones que se abordan merecen un análisis complejo
que ponga en juego las especificidades de los saberes
profesionales construyéndose a través de un diálogo
fecundo y horizontal, los objetivos de intervención,
que den paso a nuevas estrategias de acción e intervenciones particulares que se configuren desde la
complementariedad. Desde este punto de vista, no
habría una disciplina particular que interviene en lo
social, sino una “mirada disciplinar que se hace cargo de ciertos aspectos de una situación que emerge
de lo social” (Cazzaniga, 2007, p. 107).
El sector salud es un área social específica donde
interactúan indudablemente ocupaciones cuyo origen se ubica en variadas disciplinas, dentro de las
cuales Trabajo Social en Chile es tradicionalmente
incluido1 (Goyeneche, 1927, p. 150-151. En Aylwin
et. al., 2004, p. 66-70). Inicialmente, el área de intervención se abocó en gran medida a la educación
de la población más necesitada de la sociedad respecto de situaciones de emergencia, como aquellas
condiciones de higiene y salud que correspondían
a la generación de graves enfermedades infecciosas
como la TBC, y enfermedades venéreas, entre otras,
trabajando junto a profesionales médicos en la consecución del objetivo de mejorar las condiciones
ambientales y sociales para el logro de intervenciones eficaces. Posteriormente, en consecuencia con
la transición epidemiológica de Chile y sin duda,
con el desarrollo de otras profesiones como la psicología, sociología o terapia ocupacional, el rol de
la profesión en el ámbito de la salud ha ido adquiriendo tareas más específicas (Aylwin et. al. 2004,
p. 130-140).
En este contexto, el concepto de salud ha evolucionado, pasando desde una comprensión como
mera ausencia de enfermedades, hacia un estado
de completo bienestar físico, psicológico y social
(OMS, 2009) que configura lo que se ha denominado Enfoque Biopsicosocial de Salud. Esto a su vez,
implica la transición desde un modelo –arraigado
en los equipos de salud– basado en un paradigma que conceptúa salud y enfermedad desde una
perspectiva biomédica, hacia otro que ofrezca una
perspectiva más amplia y apropiada, para enfrentar
los nuevos desafíos en salud.
La Facultad de Medicina y en especial el Departamento de Medicina Familiar de la Universidad
Católica de Chile, llevaron a cabo un proyecto
concreto en relación a la atención primaria y la ejecución del modelo de Salud Familiar que materializa
el enfoque biopsicosocial de comprender la salud.
Nacen así los Centros de Salud Familiar (CESFAM)
Áncora UC, que siendo parte de la Red de Salud
UC, prestan un servicio de atención primaria en
sectores poblacionales vulnerables del sector Sur
Oriente de la Región Metropolitana2. El propósito
de Áncora es la implementación de un modelo de
atención primaria de alta calidad y eficiencia (...)
que sirva para el desarrollo de políticas públicas en
el ámbito de la Atención Primaria de Salud chilena
(Áncora-UC, 2009).
El 1° de abril del año 2004, se abren las puertas
del CESFAM Madre Teresa de Calcuta, el cual fue
el primero de los centros de atención primaria que
incluye la Red de Salud Áncora UC, donde el Equipo de salud interdisciplinario es uno de los pilares
fundamentales para implementar el enfoque biopsicosocial, dado que los profesionales que participan
son los llamados a hacer efectivos los cambios de
enfoque propuestos por la autoridad sanitaria. Entre los miembros del equipo de salud se cuentan:
médicos, enfermeros, psicólogos, trabajadores sociales, odontólogos, matrones, y otros.
Varios autores han conceptualizado el término interdisciplinario, habiendo en general acuerdo sobre las
diferencias de éste con otras expresiones similares
tales como lo monodisciplinario, multidisciplinario o transdisciplinario. Martínez (2003) habla de
un continuo en donde cada uno de estos conceptos corresponde a un nivel –monodisciplinario,
multidisciplinario, interdisciplinario y transdisciplinario– agregando que el énfasis tiene lugar en la
naturaleza de la integración que se hace tanto del
proceso investigativo como de los resultados o ha-
Cabe mencionar que la primera Escuela de Visitadoras Sociales en Chile fue promovida y fundada en 1925 por un médico, preparando
inicialmente Visitadoras Sociales que trabajaban en hospitales, y cuyas tareas consistían en colaborar con el médico en la prevención
y cura de enfermedades; evaluar el contexto personal, familiar y socio cultural de los asistidos; realizar diagnóstico social del enfermo
y su familia a fin de apoyar en el logro de las indicaciones médicas que se le hayan otorgado; velar por el bienestar de los niños
abandonados.
2 Actualmente, se encuentran operativos tres Centros de Salud Familiar en las comunas de Puente Alto y La Pintana que configuran una
red de atención. Estos centros se constituyen además en un campo de formación e investigación para alumnos y profesionales de diversas
carreras dictadas en la Universidad Católica, entre ellas, medicina, enfermería, psicología, Trabajo Social, kinesiología, entre otros.
1
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EQUIPOS INTERDISCIPLINARIOS: NUEVAS FORMAS DE PRESTAR SERVICIOS DE SALUD, NUEVAS OPORTUNIDADES PARA EL TRABAJO SOCIAL
llazgos de las diferentes disciplinas. Implícitos en el
concepto de “integración” se encuentran los conceptos de “comprensión” y de “extensión” del proceso y
del análisis. Conviene por ello establecer al menos la
diferenciación conceptual entre estas expresiones.
Lo monodisciplinario, de acuerdo a Martínez
(2003, p. 114) se orienta a un trabajo dentro del
ámbito de una sola disciplina, dando prioridad a
la extensión por sobre la comprehensión. Su versión extrema es la hiperespecialización. Por ello, es
considerado un enfoque reduccionista e incapaz de
abordar las complejidades del mundo actual.
Por multidisciplinario se ha entendido una yuxtaposición o agregación de disciplinas. Como lo señala
Klein (1990, p. 56), “Es esencialmente aditivo, no integrativo (...) su relación puede ser mutual y acumulativa,
pero no interactiva”. Martínez (2003, p. 115) agrega
que cada disciplina es independiente en su trabajo
sin existir necesidad o interés por conocer el trabajo
de las otras. En este sentido, Gyarmati (1991) argumenta que este estilo de trabajo permite organizar
diversos estudios en torno a un problema en común,
donde cada uno representa el enfoque particular de
cada disciplina y los principios, métodos y conceptos
principales de cualquier profesión no se modifican
por la influencia de los principios de otra.
Por su parte, lo interdisciplinario implicaría integración y síntesis, siendo la finalidad lograr que
los elementos que constituyen dos o más disciplinas se integren entre sí, orientándose a las bases
del conocimiento y contribuyendo a que cada una
de las disciplinas implicadas se perfeccione. (Gyarmatti, 1991). Klein (1990, p. 63) complementa el
significado de este concepto -apoyándose en diversos autores- integrando la idea de una asimilación
recíproca entre las disciplinas participantes, como
un elemento fundamental para la interacción, siendo de especial aporte para su desarrollo el trabajo
en equipo. Finalmente, Martínez (2003, p. 116)
aporta que en una investigación interdisciplinaria
“la coordinación, la comunicación, el diálogo y el
intercambio son esenciales, para traducir los términos propios, aclarar los lenguajes ambiguos, seguir,
aunque sea parcialmente, procedimientos metodológicos similares, y, en general, tratar de compartir
algunos de los presupuestos, puntos de vista y lenguajes de los otros”.
Un método de trabajo que trasciende a los anteriores
es el transdisciplinario, que ha sido conceptualiza-
3
do más recientemente como aquel que permite una
completa integración teórica y práctica, dando lugar
a un nuevo mapa cognitivo sobre el problema en
cuestión (Martínez, 2003, p. 117).
Indudablemente, cada método es útil en distintos
contextos, de acuerdo a los objetivos del equipo y de
las investigaciones o acciones que se deseen emprender. Sin embargo, en el caso especifico de un equipo
perteneciente a un centro de atención primaria de
salud y considerando los desafíos de la implementación del Modelo de Salud Familiar, se desprende
que las principales oportunidades que brinda el
nuevo paradigma biopsicosocial no reside sólo en la
incorporación de equipos de trabajo con integrantes
de diversas disciplinas (equipo multididsciplinario)
que se dedican a atender a determinada población
en aras de facilitar la figura “médico de cabecera”,
sino también en la posibilidad de integrar los conocimientos que cada una de aquéllas puede aportar
(equipo interdisciplinario) en pro de una mejora en
la calidad del servicio otorgado a los usuarios, comprendiendo que estos últimos se desenvuelven en
un contexto familiar, perteneciendo a una comunidad y cultura particular.
Uno de los desafíos que emergen en este sentido es
compatibilizar las lógicas de cada una de las disciplinas, en especial las provenientes del área biomédica
con un modelo de atención de salud que involucre disciplinas de otras ramas científicas distintas,
precisamente porque biomédica se caracteriza por
inculcar que el médico tiene la potestad de un individuo enfermo (Tobeña, 2006, p 11).
Frente a lo anterior, los CESFAM Áncora UC han
implementado como estrategia de los equipos de
salud las reuniones de equipo, realizándose una vez
por semana y prolongándose por dos horas. Esta
es una de las formas de trabajo, a través de la cual
se pretende llevar a la práctica el trabajo en equipo
interdisciplinario y con enfoque biopsicosocial que
se propone en el Modelo de Atención con Enfoque
Familiar.
Es aquí donde también surge la posibilidad de reflexionar sobre la formación y educación en Trabajo
Social y preguntarse por la vinculación que ambas
podrían tener con el modelo interdisciplinario que
se describe anteriormente. En las páginas siguientes, se dará cuenta de algunos elementos analizados
a la luz del estudio de las reuniones de equipos
interdisciplinarios3 de salud familiar en un Centro
En las cuales participan médicos, enfermeras, psicólogos, trabajadores sociales, odontólogos, auxiliares paramédicos, auxiliares dentales,
administrativos, becados de medicina familiar, internos de medicina, internos de enfermería, alumnos de Trabajo Social, entre otros.
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KARLA GONZÁLEZ
de Salud Familiar de la Red de Salud Áncora UC,
en el cual –entre otros aspectos– se profundizó en
la interacción de los miembros de los equipos y la
puesta en práctica de la interdisciplinariedad en las
reuniones.
Posteriormente, la discusión se centrará en cómo
entra en este ámbito la noción de interdisciplina y
qué posibilidades se observan a en torno a la formación de trabajadores sociales.
Metodología
El proceso de investigación desarrollado, se llevó a
cabo a través de una metodología cualitativa, que
permitió captar valoraciones, actitudes, conductas
y motivaciones, abordando los dinamismos de la
realidad particular. El objeto de estudio lo constituyeron los equipos de atención de salud Azul y
Verde del CESFAM Madre Teresa de Calcuta, perteneciente a la Red de Salud Áncora UC. La escala
del estudio es micro-social, dado que se centró en
el contexto específico de dichos equipos de salud,
colocando énfasis en los procesos internos que cada
uno de éstos llevan a cabo. El nivel de profundidad
fue descriptivo, puesto que se buscaba responder
principalmente a las preguntas ¿Qué?, ¿Cómo?,
¿Cómo se relacionan sus partes?, entre otras. El análisis se realizó a partir de fuentes primarias como
registros escritos de reuniones de equipo y entrevistas en profundidad.
El registro consistió en grabaciones de audio de
cuatro reuniones semanales de cada equipo asistencial de salud, las cuales fueron transcritas en textos
para, posteriormente, ser analizados. Luego de esto
se desarrollaron nueve entrevistas en profundidad a diversos profesionales y no profesionales de
ambos equipos entre los que se cuentan: una recepcionista, una paramédico, dos asistentes dentales,
una matrona, dos asistentes sociales y dos médicos
familiares. Entre estos cuatro últimos se incluyó a
las dos jefas de equipo. La decisión por cada uno
de los entrevistados fue con el objeto de captar las
percepciones de aquellos estamentos ocupacionales
que participaban menos en las reuniones de equipo
(administrativos, paramédicos y matronas), a médicos familiares como referentes de la salud familiar y
a trabajadoras sociales como referentes de la profesión en la que se enmarca la investigación.
Como técnica de análisis de los datos, se utilizó el
método de análisis de contenido, orientado a analizar
y estudiar en detalle el contenido de una comunicación escrita, oral o visual (Pérez, 1994, p. 102).
Este método comprende un conjunto de técnicas de
82
análisis de comunicaciones tendentes a obtener indicadores por procedimientos sistemáticos y objetivos
de descripción del contenido de los mensajes, permitiendo la inferencia de conocimientos relativos a
las condiciones de producción/recepción (variables
inferidas) de estos mensajes (Bardín, 1996, p. 32).
Presentación de resultados
“El problema de acceder y fundamentar el pluralismo
sin renunciar a la idea de unidad, radica en comprender
que la propia noción de unidad contiene como requisito funcional una matriz de distinciones. Lo anterior
posibilita no renunciar sino resignificar un concepto de
totalidad y diferenciarla de los mecanismos metafísicos
de la totalización” (Jay, 1984 en Matus, 2005, p. 51).
Del análisis de las reuniones en el contexto de salud, y a fin de indagar qué método de trabajo se
usa a través de las conversaciones registradas, se
desprende una serie de contenidos referidos a la
particularidad de interacción entre diversas ocupaciones en un equipo de salud familiar en atención
primaria.
A la luz de los equipos interdisciplinarios, Klein
(1990, p. 150) argumenta que el éxito de éstos no
se debe sólo a coincidencias o encajes de personalidades, sino un tema que requiere duro trabajo y que
permite a su vez identificar nuevas necesidades.
En relación a la interdisciplinariedad en sí misma,
la autora sostiene que constituye un proceso integrativo que aunque no posee una progresión lineal,
incluye algunos pasos, tales como (Klein, 1990, p.
188-189):
• Definir el problema, tema o pregunta,
• Determinar todos los conocimientos necesarios
-incluyendo asignar a representantes disciplinarios y consultores,
• Desarrollo de un marco integrativo y preguntas
de investigación apropiadas,
• Especificación de los estudios que serán asumidos,
• Reunir material actual y buscar nueva información,
• Resolver conflictos disciplinarios trabajando por
un vocabulario común (enfocado al aprendizaje
recíproco en equipo de trabajo),
• Construir y mantener la comunicación a través
de técnicas integrativas,
• Recopilar todos los aportes conceptuales y evaluar si son adecuados y relevantes,
EQUIPOS INTERDISCIPLINARIOS: NUEVAS FORMAS DE PRESTAR SERVICIOS DE SALUD, NUEVAS OPORTUNIDADES PARA EL TRABAJO SOCIAL
• Ratificar las soluciones propuestas,
• Decidir sobre el manejo o disposición futura de
la tarea, proyecto, paciente o currículum.
Asimismo, se identifican varias técnicas integrativas
para desarrollar por los equipos de trabajo o por
las personas, entre las cuales destacan las reuniones de equipos, presentaciones internas y externas,
articulación continua de educación, articulación
de diferencias entre los miembros de un equipo,
entrenamiento en habilidades de interacción grupal, reuniones comunes de enseñanza, entre otros
(Klein, 1990, p. 189-190).
Es importante en esta línea profundizar en las reuniones de equipo, al instaurarse como actividad
periódica de los equipos de salud, y por otra parte,
al ser un espacio en el cual comparten conversaciones, opiniones y diálogos las variadas disciplinas
que forman parte del trabajo en el sector salud.
Éste puede ser un lugar que permite y enseña a
participar grupalmente, ayudando a democratizar
las relaciones y discutir las diferencias, lo cual se
vincula con el desarrollo de un equipo capaz de
asumir desafíos y de participar creativamente en la
solución de los problemas (Cavieres y Valdivieso,
2004, p. 33).
Temas en torno al funcionamiento interno del centro
de salud, criterios de atención a los usuarios y trabajo con enfoque familiar fueron foco principal de
las conversaciones de los equipos de salud. Como
ejemplo de interacción de las diversas disciplinas en
el equipo de salud, se considera importante destacar
la estructura de la presentación de las familias, pues
en cada una de ellas se identifican tres procesos interesantes que se producen naturalmente mientras
se experimentan los diálogos: presentación, análisis
y toma de decisiones.
En todos los temas existen protagonistas que acuden al CESFAM con algún síntoma, cada uno de
ellos vive en un contexto familiar, social y cultural, información considerada por los equipos en
las discusiones. Esto es quizás el valor agregado de
la intervención de un Centro de Salud Familiar en
una comunidad, pues las reflexiones que se levantan en las reuniones de equipo, son el reflejo de
intervenciones que trascienden del modelo biomédico, profundizando en las relaciones que puedan
existir entre la enfermedad y el contexto que contiene al sujeto.
4
Presentación
Indistintamente se presentan las familias en ambos
equipos, por lo general, dibujando su genograma4
en una pizarra, donde también se detallan cuales
son las características principales de los miembros
del grupo familiar, sus actividades, su historia de
salud, quienes se atienden en el CESFAM, etc. Asimismo, el o los profesionales que escogen presentar
a una familia, solicitan información al equipo, respecto de si alguien más la conoce o ha trabajado con
ésta. Con frecuencia se hace alusión al motivo de
consulta del “paciente índice” o protagonista de la
historia presentada, lo cual suele ser algún síntoma
que afecta directamente la salud de la persona, pero
que también se refleja o se manifiesta al interior del
grupo familiar, generando repercusiones o correlaciones con los procesos que éste vive.
En esta etapa, se puede observar como la reunión
de equipo es un espacio en el que se transita desde
un trabajo multidisciplinario cuya expresión es el
trabajo a solas de cada profesional que trabaja con la
persona o familia, hacia un estilo interdisciplinario
donde tiene lugar interacción de los distintos profesionales que pertenecen al equipo. Klein (1990,
p. 141) sostiene en este sentido que, “un equipo
interdisciplinario con una mirada comprensiva probablemente tiene mayores posibilidades de obtener
un sentido de la realidad objetiva del paciente”, por
lo que si todos aquellos profesionales que tienen injerencia con el caso presentado participan y aportan
a la descripción inicial, la intervención que se podrá
planear hacia el fin de las conversaciones podría tener un impacto más certero.
Análisis
En esta etapa, uno o más miembros del equipo
comienzan a emitir apreciaciones, opiniones y preguntas acerca de la historia relatada, se identifican
reflexiones acerca de los procesos que está viviendo
la familia (de normas, roles, límites, comunicación,
etc.), en torno a por qué podría estar sucediendo tal
o cual evento ahora, para luego generar incipientes aproximaciones hacia las posibles acciones y
decisiones a tomar y las implicancias que puedan
arrastrar.
También se aprecia cómo los expositores son interpelados por sus compañeros de equipo, buscando
saber cuáles son sus propias inquietudes, exis-
Instrumento de registro gráfico de un árbol genealógico y que facilita un análisis intergeneracional de las familias, desde una perspectiva
biopsicosocial.
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KARLA GONZÁLEZ
tiendo una constante retroalimentación respecto
del trabajo ya experimentado y otorgando luces
para comenzar a hilar lo que vendrá. Se denotan
esfuerzos en los profesionales de los equipos por
desarrollar reflexiones a la luz de elementos conceptuales y teóricos que sirven para el análisis de
los casos presentados.
“Lo que pasa es que ojo también, porque también
tiene que ver un tema de, bueno, obviamente, ellos
dos como adultos no han marcado pa’ na’ los límites con los niños, pero tampoco límites entre ellos,
o sea, está bien va todos los días, almuerza y todo...
pero no es tan siquiera de vez en cuando... “
Médico familiar
“... Como que yo extraje a partir de esta familia, dos
conceptos que tienen que ver como de... de la psicología... en el fondo pero pa’ poder compartir un
poco no es la idea profundizar tanto, pero si leerlos
y a ver con como lo podemos asociar el tema del
mito familiar y ... que es un poco lo que, lo que uno
puede captar en el tema del niño y hay dos cosas
que vemos como a diario, que lo hemos hablado
de los mitos familiares... en como se expresa en los
niños...”
Psicóloga
En esta etapa de la conversación se puede observar
con claridad la riqueza de la forma de trabajo interdisciplinaria, pues cada profesional posee el espacio
para manifestar su opinión desde su perspectiva y
a su vez, para ir integrando nuevos lenguajes que
van nutriendo las disciplinas y aportando en la
construcción de respuestas integrales a las diversas
preguntas que surgen en la interacción de las reuniones.
Es así como los aportes y contribuciones de cada
miembro del equipo pueden ser revisados, redefinidos y reestructurados teniendo en cuenta a los
otros hasta lograr un todo significativo, una integración sistémica, que podría expresarse con un
modelo ya existente o de invención propia (Martínez, 2003, p. 116).
“¿Has solicitado un poco de ella qué expectativas...
se han aterrizado las expectativas? En forma explícita? O sea... hasta aquí podemos llegar, esto no
podemos hacer?...”
Médico familiar
“A propósito un poco de cómo vamos a iniciar el
trabajo con la familia, con lo que decía la doctora,
de ordenar lo más armónico posible las intervenciones, no sé si hay acuerdo en el equipo de que la
primera intervención sea la citación a los papás para
hacer esta invitación como padres, como pareja parental, no como personas individuales separada...
¿Hay acuerdo en eso...?
Trabajadora social
En este ámbito, se han esbozado consideraciones
incluso desde la propia experiencia de vida de los
miembros del equipo, donde se evidencia que la
participación de los miembros no es del todo teórica y fundamentada en la trayectoria o la disciplina,
sino que también proviene de la experiencia práctica y de la vida cotidiana.
La etapa del análisis es el espacio donde se puede
notar con claridad la interacción de las diversas
ocupaciones de los equipos de salud, ya que es
posible expresar opiniones, pensamientos, ideas y
reflexiones acerca de la práctica cotidiana de éstos.
Todo ello constituye también una oportunidad para
integrar conocimientos, aprender de los otros, llenar vacíos conceptuales existentes entre las diversas
disciplinas y mejorar aspectos que emergen de situaciones críticas y muchas veces no previstas del
trabajo diario. Esto es un proceso de co construcción entre quienes participan, que si bien, no son
todos5, contribuyen a generar una fructuosa integración de perspectivas diversas.
El aporte y la interacción de los miembros de un
equipo interdisciplinario se genera cuando cada
uno se siente coautor de sus objetivos, actividades y
resultados. Para que alcancen su eficiencia esperada,
deben desarrollar patrones funcionales de comunicación interna, flexibilización para acomodarse a las
circunstancias que les aparezcan durante el trabajo,
deben ser reconocidos por su esfuerzo y además
tener orgullo de pertenecer a dicha agrupación
(Scholters, Joiner & Streible, 1999; Seaburn, 1996;
Zurro, Recasens & Cardona, 1999c. En Coimbra,
A. 2002).
La toma de decisiones
La tercera parte de los diálogos acerca de las familias, se ha denominado de esta forma, justamente
porque el sentido de los análisis realizados en cada
5 El tema de quienes participan en las conversaciones se describe posteriormente.
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EQUIPOS INTERDISCIPLINARIOS: NUEVAS FORMAS DE PRESTAR SERVICIOS DE SALUD, NUEVAS OPORTUNIDADES PARA EL TRABAJO SOCIAL
uno de los casos particulares se dirigió hacia un “qué
vamos a hacer”, interrogante que se busca esclarecer
hacia el final de las conversaciones.
En este sentido, se observan las decisiones, quedando planteadas las ventajas, desventajas e implicancias
de tomar tal o cual camino. Cabe señalar que esta
etapa es un proceso que se construye a partir de
la interacción de quienes participan interviniendo,
por lo que comprender por qué se toma un rumbo
requiere reconocer que a través de los aportes individuales se va formando una opinión grupal y una
decisión de equipo. De este modo, no es posible
identificar el acuerdo con la persona que lo enuncia,
ya que éste es un producto de toda la conversación.
De allí que Martínez (2003, p. 116) señala que en
el modelo interdisciplinario “la autoría compartida
es la norma”.
En general, los diálogos de las reuniones de los
equipos de salud estudiados, recogen de manera
significativa el trabajo que hay detrás de las atenciones otorgadas por los profesionales, encontrándose
reflexiones grupales acerca de cuál determinación es
conveniente tomar para los diversos casos. Se puede
captar así, el reconocimiento tácito de la diversidad
existente entre la población atendida, lo cual permite construir una forma de trabajo flexible y abierto
a la evaluación de los avances, retroalimentación,
supervisión y posible cambio de rumbo de la intervención.
Por otra parte, es importante reconocer la ventaja
que se obtiene a partir de la diversidad de disciplinas que participan en las reuniones de equipo, ya
que a través de su interacción durante las conversaciones, se genera el espacio propicio para que éstas
se complementen, aprendan unas de otras, incorporen nuevos conocimientos y formas de intervenir,
que no practicaban por la distancia existente en la
formación de una carrera a otra. Klein (1990, p.
142) señala al respecto que el trabajo en equipo podrá tender a desdibujar las fronteras profesionales,
por lo que “la comunicación continua es esencial,
especialmente cuando el aprendizaje recíproco empieza a producirse”.
Claramente, el intercambio de opiniones y apreciaciones respecto de una situación particular, entre
un profesional proveniente de una disciplina bíomédica y otro de las ciencias sociales, en diálogos
abiertos en los cuales cada uno expone sus perspectivas influido por sus principios profesionales y
6
personales, evoca un trabajo interdisciplinario. Así,
se complementan e integran las distintas miradas,
pasando a formar parte de un cúmulo de saberes
comunes de cada equipo y que se relacionan con
formas de intervenir, tales como el trabajo en duplas
profesionales, la intervención en crisis, la entrevista
con los padres, la evaluación de la familia, la evaluación de la funcionalidad del adulto mayor, entre
muchas otras.
Participación
Se aprecia en las reuniones registradas la tendencia
de las trabajadoras sociales, las psicólogas, los médicos y enfermeras a participar en la presentación de
la mayoría de las familias, lo cual, si se profundiza
el análisis, se puede relacionar con que son los propios profesionales de aquéllas ocupaciones quienes
atienden directamente a las familias, con los que a
través del diálogo, se crea un vínculo de confianza,
permitiendo la creación de un espacio para conocer
tanto las fortalezas como las debilidades o dificultades que éstas atraviesan.
Equipos interdisciplinarios:
desafíos para Trabajo Social
Gabriel Gyarmati (1991) conceptualiza como situs
al conjunto de ocupaciones complementarias sobre
sí, organizadas en torno de una determinada necesidad social . En el caso de la salud, reconoce la
existencia de una profesión directora - la medicina
- y otras complementarias - Psicología, Enfermería,
Trabajo Social, Nutrición, Odontología, etc. - lo
cual concuerda con la estructura de los CESFAM
Áncora UC.
En cuanto a las percepciones por parte de miembros
del equipo acerca de la utilidad de las reuniones,
registradas en entrevistas en profundidad realizadas
a trabajadores de los equipos de salud6, se denota
conformidad y satisfacción respecto a las reuniones,
en relación a los contenidos y aportes recibidos a
través de su participación.
“Me parece que son... un super aporte... pa’l equipo, pa’ la gente, pa’l modelo... pa’ mi... por que yo
nunca había trabajado en el área de la salud... no en
cosas administrativas... otras cosas, pero nunca en
el área de la salud (...). Esa mirada integral que se le
da a las personas... super”.
Recepcionista
Una matrona, una recepcionista, una paramédico, dos asistentes dentales, dos trabajadoras sociales, dos médicos familiares. (se incluyen
entre éstas las dos jefas de los equipos).
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KARLA GONZÁLEZ
“... Yo no me imagino un trabajo mío, sola... o sea...
la reunión de equipo es el espacio para saber que
uno pueda compartir que está haciendo, que uno
pueda revisar y supervisar lo que está haciendo,
que uno pueda nutrir lo que está haciendo, hacerse
preguntas que no se ha hecho, poder ver si lo está
haciendo bien, efectivamente, si está trabajando integralmente o de repente muy solo, o sea también
eso sirve para darte cuenta que a veces, efectivamente se ha ido trabajando temas muy desde lo social y
a lo mejor requería mayor apoyo de equipo, o sea,
creo que es fundamental...”
Trabajadora Social
“Para recibir educación... también nos dan educación sobre lo que es familia, lo que es el sistema
de salud familiar y eso (...) igual se celebran los
cumpleaños... para también para compartir como
equipo, como grupo de trabajo (...) es más para
aprender (...)”
Asistente Dental
“(...) Yo creo que como conocer a... al resto del equipo, eso se da sobre todo en las reuniones (...) si tu
conoces mas o menos cómo trabajan los otros, tienes una mejor idea de eso (...) que todos tengan
la posibilidad de... dar su opinión (...) de conocer
la información que está dando vueltas (...) pa’ ir
viendo que algunas dudas que tú tienes también le
pasan a los otros (...) tienes la posibilidad de compartir esas dudas con alguien más porque también
le ha pasado antes...”
Médico familiar
En consecuencia, el trabajo interdisciplinario puede
contribuir a mitigar los elementos tautológicos que
tienden a contener las ciencias, ya que éstas emplean conjuntos típicos de preguntas para analizar
los fenómenos naturales y sociales que constituyen
su campo de estudio, usando un determinado aparataje teórico y metodológico para contestarlas. Al
integrar, en vez de simplemente agregar, otra disciplina a los estudios, a menudo lo que se obtiene no
es una nueva respuesta a la pregunta original, sino
más bien se opera un cambio en la formulación de
la pregunta misma (Gyarmati, s.n., p. 9).
De acuerdo a Klein (1990, p. 183) habrían ciertas
habilidades o capacidades que caracterizan a quienes trabajan interdisciplinariamente. Mirar las cosas
desde diferentes perspectivas, además de la capacidad de diferenciar, comparar, contrastar, relacionar,
clarificar, reconciliar y sintetizar, serían elementos
constituyentes del trabajo interdisciplinario. Saber
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como aprender nuevas habilidades frente a nuevos escenarios o contextos, saber cómo adquirir
los conocimientos básicos de lenguaje, conceptos e
información, teniendo capacidad analítica frente a
problemas, procesos o fenómenos dados, son otras
habilidades interdisciplinarias.
Surgen reflexiones durante las propias reuniones
en las que se invita explícitamente a realizar un
trabajo interdisciplinario, frente a la recurrente participación activa de los médicos familiares y
profesionales del área psicosocial. En este sentido,
el llamado se dirige al resto de los miembros del
equipo (dentistas, enfermeras, matronas, asistentes
dentales, paramédicos, recepcionistas, etc.). Dicha
invitación refleja una valoración por la discusión e
integración de ópticas distintas, para la construcción de respuestas nuevas (biopsicosociales) en
relación con el trabajo con familias que se realiza
durante la reunión de equipo.
“... Yo quería hacer una... en relación a la... a la
presentación de la familia, como también hacer un
llamado al equipo completo como pa’ presentar. Tal
vez, podría cualquiera de nosotros, traer... no sé la
matrona, dentista...la enfermera ... y eso no está sucediendo, como que suele pasar que... a veces no
traen familias o a veces... no sé, como llamado de
atención tal vez, como para... entrar en las otras visiones también...”
Trabajadora social
“(...) Yo creo que siempre uno se imagina, en el
abordaje de familias cuando era un rollo psicosocial
pero a veces uno puede plantear un problema de
familia (...) que surgen de problemas biomédicos
que a veces trasciende un poco más y que están mal
manejados porque en el fondo necesitamos coordinarlos, (...) y el tema es que detrás de eso está de
que hay descuido de uno mismo, de alimentación y
que se yo, y ese tipo de cosas uno también las puede
conversar acá y plantear un trabajo en conjunto, de
qué forma podemos en conjunto poder coordinar la
educación (...)”
Médico familiar
“...La invitación a que todos y todas estemos como
sensibles con la mirada y que nos pongamos con el
tema y que traigamos aquí familias pa’... para que a
la vez todos participemos en el análisis o en la busca de... mejoras abordables, porque en el fondo, no
solamente traerlas, sino que qué podemos aportar
cada uno desde sus miradas, desde sus experticias,
o sus lugares de acción...”
Psicóloga
EQUIPOS INTERDISCIPLINARIOS: NUEVAS FORMAS DE PRESTAR SERVICIOS DE SALUD, NUEVAS OPORTUNIDADES PARA EL TRABAJO SOCIAL
Por otra parte, de acuerdo a los relatos de las reuniones de equipo observadas así como las narraciones
de las entrevistas semi estructuradas, se identificaron actividades externas a la reunión de equipo
semanal, que forman parte de las diversas instancias
de trabajo que se orientan a integrar disciplinas, de
manera tal que éstas sean algo más que complementarias. Entre éstas se encuentran:
Jornada de Evaluación del CESFAM a la que fueron
convocados todos los trabajadores, de todas las ocupaciones para generar reflexiones e ideas comunes
en torno al desarrollo y cumplimiento de objetivos,
expectativas, etc., de la institución, durante el primer año de funcionamiento.
Reuniones de Salud Mental en la cual se integran
a participar profesionales de diversas ocupaciones,
con el fin de crear una herramienta para la colaboración en casos puntuales que se relacionen con la
salud mental de los usuarios.
Capacitaciones realizadas por los mismos miembros de los equipos de salud, tanto a sus propios
compañeros, como a la comunidad, las cuales se
llevan a cabo, integrando a diversos miembros de
los equipos. Las capacitaciones que se dirigen hacia
los propios equipos de salud, ayudan a generar el
espacio para que exista la integración de los aprendizajes entre las diversas ocupaciones. Esto, a su
vez, es valorado por los miembros del equipo, como
una de las actividades que se han realizado en las
reuniones.
En torno a la reflexión acerca del trabajo interdisciplinario, Gyarmati señala que existen al menos dos
formas de organización de los situs, de las cuales
la salud no se escapa: el principio de exclusión hacia abajo y el principio de exclusión hacia arriba.
El primero se caracteriza por que cada ocupación
trata de incluir la mayor cantidad posible de actividades dentro de su esfera, dejando sólo las que
a ella no le interesan para las ocupaciones de un
nivel jerárquico inferior, lo cual permite delimitar
los conocimientos que se conocen oficialmente a las
diversas ocupaciones (Gyarmati, 1991).
De esta forma, el autor propone organizar los situs
de acuerdo al segundo principio, debiendo preguntarse, qué tipo y volumen de funciones, actualmente
desempeñadas por médicos, podrían desempeñar
las enfermeras, tal vez, con un poco más de preparación. Con esta propuesta se busca aumentar los
conocimientos de las ocupaciones intermedias para
ampliar el volumen de responsabilidades que pueden asumir y no disminuir el nivel de preparación
de los especialistas de alto nivel (Gyarmati, 1991).
Situación similar puede idearse en aquellas actividades comunes en la interacción entre médicos y
profesiones no directoras que participan en la atención primaria de la salud como Psicología y Trabajo
Social, donde es posible interactuar conjuntamente
a través de la puesta en común de elementos que
requieren intervenciones que no necesariamente requieren de la “ultima palabra del médico” para tener
resultados positivos.
Un ejemplo de lo anterior es la experiencia relatada
por Tobeña (2006, p. 17) a la luz de una investigación que aborda las relaciones de poder en un
equipo interdisciplinario de salud, en donde las trabajadoras sociales desarrollaron una labor especial,
complementaria y valorada por el resto del equipo,
y en especial por los médicos, que cumplió un rol
contextualizador, intentando construir la trama social en la que se inscriben las problemáticas que los
usuarios plantean en las consultas, y asumieron la
responsabilidad de ser guardianes del cumplimiento de la interdisciplinar.
Un hito que se considera importante destacar a
modo de ejemplo en este ámbito, son las Visitas en
terreno enunciadas por dos miembros de un equipo
(asistente dental y paramédico) durante las entrevistas, lo cual denota una innovación en la forma de
trabajar de acuerdo la distribución de las responsabilidades asignadas a los diversos trabajadores y el
tipo de interacción que se establece entre los miembros del equipo y los usuarios. Esto, especialmente
porque ambas señalan haber ido a terreno con la
trabajadora social evidenciando la participación y
responsabilidad que conservan ellas en el trabajo
del equipo y por consiguiente la capacidad de la
profesional para integrar y validar el trabajo de los
miembros de su equipo.
“Si salí (a terreno) una vez (...) a ver un paciente...
con la señorita Trabajadora Social, pero era una... en
un terreno netamente de enfermería, o sea... no era
como... más que eso... Tenía que ir ella con la enfermera ese día, pero la enfermera no estaba y me pidió
que la acompañara... Pero fue entretenido si (...)”
Paramédico
“(...) Y eso es bueno también porque lo hacen participar... La jefa de equipo me ha llevado a terreno
(...)”
Asistente dental
Finalmente, a través de los registros destaca el trabajo orientado a Contactos con vínculos de la red
siendo un tema de conversación respecto de potenciales derivaciones a otras instituciones públicas
87
KARLA GONZÁLEZ
o privadas, que permitan la realización de intervenciones integradas, en las que se entregue de la
manera más completa la atención a los usuarios.
Cabe mencionar que los dos últimos ejemplos de
trabajo interdisciplinario -visitas en terreno y contactos con vínculos de la red- se observan en los
registros correspondientes al equipo cuya jefa es
trabajadora social, quien en la mayoría de los casos
marca la pauta, abre el tema y comenta instancias
para derivar personas con el fin de optimizar la calidad de la atención. Cazzaniaga (2007, p. 107),
señala respecto del segundo ejemplo que uno de
los desafíos para el Trabajo Social en aquellos espacios institucionales donde no se cuenta con otros
profesionales, es construir el equipo, trabajando interinstitucionalmente. En la práctica del día a día, es
común realizar articulaciones con profesionales de
diferentes instituciones u organizaciones, el desafío
sería trascender la articulación, hacia una construcción interdisciplinaria.
En todas las actividades recién expuestas, se puede
apreciar cómo a través de acciones como el lenguaje, intercambio de conocimientos, atención a
los usuarios, reuniones de equipo, entre otros, los
profesionales y no profesionales de los equipos ponen en común aspectos de su práctica cotidiana, los
conocimientos que utilizan para ésta y los aprendizajes que han obtenido.
Lo que sucede al interior de los equipos de salud del
CESFAM estudiado podría considerarse como un
incipiente desarrollo de trabajo interdisciplinario,
pues paulatinamente se han ido creando espacios
en los cuales las diversas ocupaciones adquieren la
capacidad para construir en conjunto, nuevas preguntas que contengan la óptica de más de una sola
disciplina, lo cual otorga la posibilidad de analizar
más a fondo las situaciones. Sin embargo, aún queda camino por recorrer, pues la interdisciplina no se
produce con solo agrupar a las distintas profesiones
en una reunión, sino que implica avanzar en la integración mutua de las disciplinas, permitiendo que
todas participen en el proceso de construcción de
nuevas interrogantes a la luz de las intervenciones
que se realizan en equipos de salud.
La jerarquía y distribución de responsabilidades
entre las diversas ocupaciones, adquiere un sentido
especial al momento de analizar la interacción de
éstas al interior de un equipo interdisciplinario, sin
embargo, cabe señalar que cada uno de los equipos
de salud observados es liderado por un profesional,
que se ha designado por la dirección del CESFAM,
siendo en este caso una Médico Familiar y una Trabajadora Social.
88
Esto conlleva diversas implicancias que se vinculan
con el enfoque desde el cual cada jefa de equipo
construye su liderazgo que se expresa en la información que entrega, en los contenidos de las reuniones,
en la interacción grupal, en la construcción de objetivos y en los acuerdos tomados en cada reunión.
Respecto del liderazgo en los equipos interdisciplinarios de salud, Klein (1990, p. 143) plantea que
el status profesional puede influir en la elección del
líder, mostrando una discusión entre varios autores que sostienen posturas distintas en relación a la
conducción de este tipo de equipos, donde algunos
manifiestan su preferencia por los médicos mientras
que otros recomiendan esta tarea para profesionales
no médicos. Frente a ello, la autora resalta la importancia de diferenciar el rol de coordinador y de
médico, pues si bien éste posee gran responsabilidad
en las decisiones que se toman con determinados
casos, la coordinación es una tarea distinta.
Tobeña agrega que las universidades tendrían un
grado de responsabilidad en este tema, y refiere que
“la construcción de la figura del médico que realizan
las instituciones formadoras de médicos, imprime a
fuego en sus estudiantes una imagen desproporcionada de la supremacía de este actor ante cualquier
proceso terapéutico” (2006, p. 11).
Al respecto, Klein (1990, 157) describe experiencias
de interdisciplinariedad en las universidades, donde se ha roto la dicotomía entre educación general y
especializada, avanzando hacia una especialización
de una disciplina que incluye el trabajo común con
otras disciplinas.
De acuerdo a Gyarmati (1970), en un equipo interdisciplinario cada profesión va adquiriendo poder
sobre las interpretaciones y definiciones de la realidad desplazando las definiciones emanadas por
otros sectores. En concordancia con ello, cabe mencionar que el equipo que dirige al CESFAM, llamado
Consejo Técnico, está compuesto por miembros de
distintas disciplinas, cuyos integrantes son los jefes
de cada equipo (médico familiar, trabajador social, jefe administrativo y enfermera universitaria),
el coordinador de docencia (médico familiar), un
coordinador de temas comunitarios (psicólogo) y el
Director (médico familiar).
La inclusión de un Trabajador Social tanto en el
equipo directivo como en los equipos asistenciales
de salud, convoca de inmediato a destacar por una
parte, aptitudes personales de quien es escogido
para ocupar tal responsabilidad y por otra, reconocer aquellas competencias que tiene o debiera
tener el profesional. Sin duda la importancia de la
disciplina en los equipos de salud queda puesta en
EQUIPOS INTERDISCIPLINARIOS: NUEVAS FORMAS DE PRESTAR SERVICIOS DE SALUD, NUEVAS OPORTUNIDADES PARA EL TRABAJO SOCIAL
evidencia en los relatos mostrados en las páginas
precedentes, donde se destacan algunas iniciativas
interdisciplinarias protagonizadas por trabajadoras
sociales.
Ahora bien, ¿son éstas competencias personales o
profesionales?, claramente este estudio no pretendía
dar cuenta de dicha interrogante, sino de la actuación en conjunto de los equipos, mas vale la pena
pensar en el desafío de aportar una visión crítica
que desde la profunda reflexión sobre el contexto
social contribuya a desnaturalizar y desestigmatizar,
generando capacidad reflexiva y dialogante frente a los procesos relacionados con la salud de las
comunidades en un contexto de trabajo donde la
tendencia es estandarizar y categorizar, prescribir e
indicar soluciones.
En relación al éxito de los equipos interdisciplinarios y las habilidades o destrezas fundamentales para
lograrlo, Klein (2006, p. 150) menciona que los
profesionales deben ser capaces de adquirir, evaluar
y utilizar la información adquirida desde variadas
fuentes, a su vez, debieran ser capaces de juzgar
cuales disciplinas son apropiadas para un problema particular y de colaborar con sus compañeros
de equipo, además de derivar y ofrecer espacios de
educación en caso de ameritarlo.
Trabajo Social, al ser una profesión que aporta una
visión más bien alternativa a la tradicional biomédica, adquiere la oportunidad de ser escuchado y
valorado por las profesiones de dicha tendencia.
Por ello, aumentan las posibilidades de generar una
transformación acorde al modelo de salud familiar
desde dentro de los equipos de salud, que son quienes tienen en sus manos el poder de dar cabida y
emprender en su accionar este nuevo enfoque propuesto.
Se multiplican entonces las alternativas de contribución de Trabajo Social a la luz de intervenciones
interdisciplinarias, que no solo trascienden las parcialidades de estilos positivistas, sino que se abren
posibilidades para abordar las demandas en su complejidad, permitiendo tanto la contención grupal de
los profesionales como la elaboración de alternativas
políticas de conjunto (Cazzaniga, 2007, p. 108).
Formación interdisciplinaria en
Trabajo Social: fortalecerla desde la
práctica profesional
Existen experiencias innovadoras de interdisciplinariedad en la formación de profesionales, a partir
de las cuales surge el desafío para que en los centros
de educación se implementen a partir de los curri-
culums de las carreras, mallas integradas, cursos
que incluyan estudiantes de distintas carreras, campos de práctica en donde los estudiantes de diversas
carreras puedan aprender en conjunto su oficio trabajando en equipo (Klein, 1990).
Se abre el espacio entonces para discutir acerca
de cómo se están gestando desde la formación de
la profesión de Trabajo Social las estrategias para
enfrentar el desafío de participar en equipos interdisciplinarios. Particularmente, desde el sector
salud, se observa la tendencia a incluir cada vez
con mayor intensidad la intervención social como
parte importante de las acciones de promoción y
participación, lugar que ocupan sin duda como
profesionales expertos los trabajadores sociales. El
modelo de salud familiar es parte de estas acciones
que van dando relevancia a una profesión que en
sus orígenes cumplió tareas de tendencia higienista con fines de sanidad pública, dado el contexto
y las demandas de la época y que poco a poco ha
ido resignificándose hasta alcanzar un rol protagónico en relación a la capacidad de gestionar redes,
intervenir con familias y coordinar intervenciones
interdisciplinarias, trabajando codo a codo con médicos, enfermeras, nutricionistas, psicólogos, en el
modelo de salud familiar.
Claramente no es el único sector de las políticas sociales en el que Trabajo Social interviene con un rol
paulatinamente más importante, ya en justicia, con
la reforma procesal penal o el trabajo con población
infanto juvenil, los trabajadores sociales están siendo requeridos en carácter de expertos que poseen la
formación o al menos debieran tenerla, para intervenir socialmente en ámbitos específicos. No es casual
la discusión acerca de la ubicación de la profesión
en el lugar del medio, fortaleciendo la concepción de una labor que interviene entre fenómenos
y contextos sociales distintos y que muchas veces
actúa como nexo entre los sujetos de intervención
y determinados contextos sociales, institucionales u
otros. De acuerdo con ello, el trabajador social lleva
a cabo su accionar justamente en la interacción del
sujeto con su entorno, el cual se constituiría por el
conjunto de personas y sistemas significativos para
el sujeto, potenciales recursos de su red de apoyo
(Latorre y Valdivieso, 1997, p. 32).
Consecuentemente, en vivienda, educación y cualquier otro sector de las políticas sociales, Trabajo
Social aparece como profesión interviniente, con
competencias esperables para desempeñarse en
equipos de trabajo atingentes a cada uno de los
requerimientos específicos del área donde con seguridad, el desafío consiste en generar políticas,
89
KARLA GONZÁLEZ
programas e intervenciones sociales a la luz de
discusiones al interior de equipos multi o interdisciplinarios.
Sin embargo, ¿estamos preparados para ello?, ¿están nuestras escuelas de Trabajo Social preparando
profesionales con las competencias para afrontar el
desafío de trabajar con otros y distintos?
Al menos la historia de la formación en Trabajo Social
revela la inclusión de varios de estos ámbitos desde
el origen, vale la pena memorar las materias que las
escuelas Dr. Alejandro del Río (fundada en 1925) y
Elvira Matte (fundada en 1929), incorporaron en la
programación de los primeros años en que se dicta
la carrera (Cuadro N°1). Es precisamente desde la
configuración inicial de las escuelas de Trabajo Social –cuya gestación incluye la revisión y apoyo de
profesionales provenientes de escuelas europeas en
conjunto con profesionales médicos, diplomáticos,
sacerdotes y otros– (Aylwin, et. al., 2004) en donde se aprecia la configuración interdisciplinar de la
profesión de Trabajo Social, adquiriendo desde la
formalidad del currículum la condición innata de
interactuar con otros desde la complejidad de los
fenómenos sociales.
Ahora bien, en la actualidad las mallas curriculares
no distan en gran medida de aquella variedad de
contenidos, sin embargo, es preciso hacer la diferenciación entre contenidos, en términos de saber
de un tema –herramienta básica para trabajar en los
distintos ámbitos potenciales donde se puede ejercer la profesión– y las competencias o habilidades
a desarrollar para insertarse en equipos interdisciplinarios.
Llama la atención al menos en la experiencia de
formación de la autora de este artículo –en el rol
de estudiante y supervisora de prácticas profesionales de Trabajo Social– el constante encuentro
con estudiantes de otras disciplinas en los distintos
contextos laborales en que se desenvuelve la profesión, sin embargo, pese a la potencial articulación
con otras disciplinas y experiencia de trabajo interdisciplinario desde la formación, esto no siempre
tiene lugar pues no es parte de los objetivos de la
práctica profesional el generar resultados interdisciplinarios.
Justamente en relación a lo anterior, Julie Thompson Klein (1990, p. 151) ha descrito cuatro modelos
de educación en las ciencias de la salud, al referirse
a la formación para un cuidado integral. El modelo
tradicional (tradicional model) es el más común y
predominantemente multidisciplinario, en éste los
contenidos de los cursos son de una sola disciplina.
El modelo de interés común (common-interest model) se enfoca en variados aspectos de la entrega de
cuidados, incluyendo distintos temas relativos a la
salud, tales como financiamiento, problemas éticos
y estudios de la conducta. El modelo de presentación de casos (case presentation model) se aboca a
analizar el caso particular de un paciente a la luz de
elementos de estudio académico.
Finalmente, a través del modelo de equipo de
salud (health team model), estudiantes de diversas disciplinas se hacen cargo conjuntamente de
una tarea en algún equipo de investigación o de
cuidados del paciente. Los equipos de investigación estudian un problema en particular, como
CUADRO N° 1
MATERIAS INCLUIDAS EN EL CURRICULUM DE LAS PRIMERAS ESCUELAS DE TRABAJO SOCIAL EN CHILE
Escuela Dr. Alejandro del Río
Escuela Elvira Matte
Derecho y economía política
Religión
Higiene y profilaxis
Psicología
Pprotección a la infancia
Pedagogía
Alimentación y dietética
Sociología y economía social
Atención de enfermos y heridos
Asistencia Social
Prácticas de secretaría
Legislación Social
Derecho de instrucción cívica
Anatonomía
Fisiología
Higiene pública y particular
Ética profesional
Fuente: Aylwin, N.; Fortes, A: Matus, T. La Reinvención de la Memoria. Indagación sobre el proceso de profesionalización del Trabajo
Social Chileno 1925-1965, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 2004, págs 66-70.
90
EQUIPOS INTERDISCIPLINARIOS: NUEVAS FORMAS DE PRESTAR SERVICIOS DE SALUD, NUEVAS OPORTUNIDADES PARA EL TRABAJO SOCIAL
por ejemplo, una encuesta de actitudes de una
comunidad a través de métodos de investigación
independientes o guiados, en cambio, los equipos de cuidados al paciente son responsables de
un cuidado integral en el trabajo clínico. Por lo
general, estos estudiantes están preocupados de la
definición de su rol, la comunicación interdisciplinaria, el cuidado integral del paciente y el cuidado
del paciente no institucionalizado.
Claramente, desarrollar el modelo de equipo de
salud es un desafío que requiere una coordinación
inter-escuelas, muchas veces entre diversas casas
de estudios y por supuesto, con las instituciones
que reciben practicantes. Es más, probablemente,
guarda estrecha relación con las planificaciones estratégicas de las instituciones que incluyen o no la
presencia, el trabajo y los resultados esperados de
los estudiantes que concurren año tras año.
No obstante las numerosas barreras que pudieran oponerse a esta idea, el llamado es para los
trabajadores sociales y profesionales de diversas
ocupaciones que tengan la posibilidad de influir en
sus instituciones.
¿Por qué no? Dada la experiencia mostrada en las
páginas precedentes, donde queda en evidencia lo
exitoso que puede ser el trabajo en equipos de profesionales que provienen de distintas disciplinas, si
se establece el espacio y las condiciones para que
todos participen y a través del consenso puedan generar intervenciones que trasciendan la utilidad de
la intervención de una sola ocupación y perspectiva, ¿Por qué no incluir estas experiencias en las
prácticas profesionales?.
La propuesta consiste en generar desde las propias
instituciones que reciben practicantes las demandas
de estudiantes de distintas disciplinas que se sumen
a un plan común e interdisciplinario de intervención, sirviendo efectivamente a los requerimientos
del contexto social que intervienen, a la planificación de la misma institución que recibe y supervisa
estudiantes en práctica y a los objetivos de formación de sus escuelas. Es claro que la fuerza de un
cambio en esta línea requiere voluntades institucionales, sin embargo puede provenir desde al menos
dos de los actores involucrados en la toma de decisiones en relación a los alumnos en práctica:
• Profesionales que trabajan en la planificación de
los programas de sus instituciones u organizaciones, en equipos interdisciplinarios y que reciben
alumnos en práctica cada año.
• Escuelas de Trabajo Social y otras disciplinas que
interactúan con la profesión (profesionales vin-
culados a la supervisión de práctica profesional).
• Casas de estudios superiores, instituciones que
pueden generar en sus proyectos educativos y
programas curriculares la noción de formación
interdisciplinaria.
Es esta propuesta un desafío que podría contribuir a
la generación de competencias y habilidades de trabajo interdisciplinario para los trabajadores sociales
y otros profesionales que compartan en un equipo
que se proponga intervenir lo social.
Conclusiones
La reunión de los equipos estudiados es un lugar
privilegiado para desarrollar un trabajo de calidad
que se acerca a la noción de modelo de equipo de
salud, en el cual el espacio para la reflexión y el
análisis de la práctica se encuentra reservado. La experiencia que cada miembro del equipo ha puesto
en común con sus compañeros de trabajo, ha sido
un gran aporte ya que permite un enriquecimiento
de las intervenciones llevadas a cabo, poniendo en
evidencia que las reuniones de los equipos de salud estudiados, permiten la puesta en marcha del
trabajo interdisciplinario para la integración del
modelo de salud familiar, siendo especialmente la
participación de todos y la disposición a aprender,
elementos que le otorgan un valor agregado a diálogos y al aprendizaje de unos y otros.
En relación con el trabajo en equipo, se ha logrado entrever la valoración positiva por parte de los
miembros de los equipos hacia las labores que cada
cual desempeña y el trabajo en conjunto, demostrando, como antes se dijo, la importancia de las
reuniones de equipo para las múltiples necesidades
que surgen en los equipos, a partir del quehacer
cotidiano y fortaleciendo la noción de proceso integrativo que caracteriza la interdisciplinariedad.
Con respecto a la interacción grupal de los equipos
ha quedado registrada la percepción positiva de las
relaciones humanas que se dan al interior de éstos.
De esta forma, los espacios reservados para la reflexión y análisis de la práctica de los trabajadores, la
participación de los más posibles en las discusiones,
la adecuada y responsable capacitación y formación
de éstos en relación a los temas que incorpora el
trabajo del CESFAM, la satisfacción con el trabajo,
el ambiente laboral, la forma en que se distribuyen
las tareas y responsabilidades, son elementos que se
identifican a lo largo de este estudio y que dan sentido al trabajo de lo equipos de salud, de acuerdo al
modelo de salud familiar y en concordancia con la
interdisciplinariedad.
91
KARLA GONZÁLEZ
Finalmente y en relación con los desafíos que para
Trabajo Social emergen a partir de los resultados
del estudio y reflexión precedentes, cabe destacar
las múltiples posibilidades y desafíos que ofrece la
formación y el campo laboral para la carrera en la
actualidad, siendo de gran interés el aporte que potencialmente está llamada a entregar en los diversos
ámbitos en los que se desenvuelve.
En este sentido, es relevante el training7 que reciben los futuros trabajadores sociales respecto de
sus competencias y habilidades para desarrollar su
trabajo al integrarse en equipos interdisciplinarios.
Si bien ya se encuentran incluidos –a juicio de la
autora de este artículo– varios elementos para trabajar interdisciplinariamente, tales como una visión
integradora de diversas perspectivas, relacionar y
sintetizar, capacidad de aprender nuevas habilidades frente a nuevos escenarios o contextos, saber
cómo adquirir los conocimientos básicos de lenguaje, conceptos e información, capacidad analítica y
crítica frente a contextos diversos, la experiencia de
aprendizaje e integración mutua, con otros profesionales durante la formación y práctica podría ser
un gran valor agregado a las competencias.
La oportunidad radica en que la contribución de la
profesión puede influir en el desarrollo de equipos
que trasciendan la multidisciplina y avancen hacia
un estilo de trabajo interdisciplinario, el cual implica síntesis e integración de los conocimientos, con
el fin de favorecer el mejoramiento de la eficiencia y
efectividad del uso de los recursos (tiempo, materiales y humanos) en los diversos contextos en los que
se incorpora y además, realizar un auténtico aporte
a la calidad de vida de los ciudadanos que usan los
distintos servicios públicos que prestan las instituciones en las que los Trabajadores Sociales ejercen
su profesión.
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ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 76 / Julio / 2009 / P. 93-110
El Voluntariado juvenil en América del
Sur: Un análisis de su orientación y
formalización utilizando la teoría de los
orígenes sociales de la sociedad civil1
Youth Volunteerism in South America: An analysis of its
orientation and formalization using the theory of social
origins of civil society
PHD. RENÉ OLATE
René Olate es Ph.D. in Social Work, Master of Social Work, Licenciado en Ciencias Sociales y Asistente Social. Actualmente se
desempeña como académico de Boston College Graduate School of Social Work. Su dirección postal es McGuinn Hall, 209140
Commonwealth Avenue Chestnut Hill, MA 02467 USA. Su e-mail es: olate@bc.edu
Resumen
Los programas de voluntariado juvenil se han destacado por su crecimiento y contribución a mejorar
los desafíos sociales, económicos, políticos y medioambientales. Usando una muestra de programas
de voluntariado juvenil de cinco países de América del sur (n=304) y comparándola con una muestra
de países de América Latina (n=533), este documento analiza la orientación y formalización de estos
programas utilizando la teoría de los orígenes sociales de la sociedad civil. Se emplea la metodología de
“path análisis” (análisis de senderos) para identificar los factores asociados a la orientación y formalización del voluntariado juvenil en el nivel de programa, de organización y de país. El análisis de los datos
indica que las relaciones entre la variable “orientación del voluntariado” y las variables multi-niveles no
son estadísticamente significativas para ambas regiones. Las relaciones entre las variables “formalización del voluntariado” y “efectividad del gobierno” y “nivel de pobreza” (a nivel nacional), y el “liderazgo
juvenil” y los “programas incluyentes” (a nivel de programa) son estadísticamente significativas para
América Latina. Para América del Sur solo las variables a nivel de programa son significativas. Por tanto,
el análisis ayuda a confirmar parcialmente algunos de los postulados de la teoría de los orígenes sociales de la sociedad civil. Finalmente, se presentan algunas sugerencias para la intervención social.
Palabras claves. voluntariado, jóvenes, América Latina, formalización, sociedad civil.
Abstract
Youth volunteer programs have been highlighted for their growth and contribution to the alleviation
of social, economic, political, and environmental challenges. Employing a sample of youth volunteer
programs from five countries in South America (n=304), in comparison with a sample of Latin America
and the Caribbean (n=533), this paper analyzes the orientation and formalization of these programs
using the theory of social origins of civil society. A path analysis model is employed to identify factors associated with the orientation and formalization of youth volunteer programs at the program,
organization, and national levels. The analysis indicates that the relationships between the variable
“orientation” and the multi-level indicator are not statistically significant for both models. The variables “effectiveness of government” and “level of poverty” (at the national level), and “leadership” and
“inclusiveness” (at the program level) are statistically significant when associated with the “level of
formalization” for Latin America. For South America only, the variables at program level are significant.
Thus, the analyses partially confirm the claims of the theory of social origins of civil society. Finally,
some recommendations for social intervention are presented.
Keywords. volunteerism, youth, Latin America, formalization, civil society.
1
El autor agradece al Centro para el Desarrollo Social de Washington University por la utilización de la base de datos del estudio
“Servicio Voluntario Juvenil en América Latina y el Caribe: Un estudio regional (2006-2007)”. El autor desarrolló su tesis doctoral como
uno de los investigadores de este proyecto en el cual tuvo la responsabilidad de desarrollar el cuestionario y analizar los datos.
93
RENÉ OLATE
Introducción
Las organizaciones y programas de voluntariado se
han destacado en las últimas décadas por su importante crecimiento y contribución a los importantes
desafíos económicos, sociales, políticos y medioambientales que experimenta la región (CIVICUS,
IAVE, & UNV, 2008; Naciones Unidas, 2005). Las
Naciones Unidas dan un decisivo apoyo a las estrategias de voluntariado al declarar el año 2001
como el Año Internacional del Voluntariado. Además, han identificado el importante rol que puede
jugar el voluntariado en el logro de sociedades más
cohesionadas, con mayores niveles de confianza e
integración social (United Nations, 2008a) y en la
consecución de las Metas de Desarrollo del Milenio
(United Nations, 2008b).
En un contexto de recursos limitados, los programas
de voluntariado pueden entregar un aporte significativo en diversas estrategias de combate a la pobreza
y desarrollo económico y social (United Nations,
2005b). Se observa que existe un mayor apoyo a
los programas de voluntariado, especialmente juvenil, desde las organizaciones de la sociedad civil, los
gobiernos nacionales, regionales y locales y los organismos internacionales (Olate, 2007). Este apoyo
se ha manifestado en el aumento del financiamiento
de las organizaciones y programas de voluntariado
(UNV, 2001; United Nations, 2005a). Esta mayor
disponibilidad de recursos potencialmente influenciará la orientación y generará un mayor nivel de
formalización de estas organizaciones y programas.
Los programas de voluntariado no son nuevos (Landim, 2001), están enraizados en la historia y cultura
de los países, lo que constituye una novedad son
los procesos de institucionalización, formalización,
profesionalización, desarrollo y expansión de estas
organizaciones (Olate, 2007; Olate, Johnson, &
McBride, 2007). El voluntariado ha sido tradicionalmente estudiado desde una perspectiva individual
(motivaciones, preferencias, percepciones, valores,
etc.) (Wilson, 2000) incluso en los estudios comparativos internacionales la unidad de análisis son
los individuos (Inglehart, 2003). Esta investigación
analiza los programas de voluntariado juvenil en
América del sur utilizando la teoría de los orígenes
sociales de la sociedad civil (Salamon & Anheier,
1998) y los conceptos de orientación y formalización del voluntariado.
El objetivo de este documento es analizar la relación
existente entre la orientación y formalización de los
programas de voluntariado juvenil y un conjunto de
variables a nivel de programa, organización y país.
Este estudio utiliza la base de datos del estudio de94
sarrollado por el Centro para el Desarrollo Social de
Washington University titulado “Servicio Voluntario
Juvenil en América Latina y el Caribe: Un estudio
regional (2006-2007)” (McBride, Olate, & Johnson, 2008). La base de datos incluye 304 programas
de voluntariado juvenil (223 organizaciones) de
Argentina, Brasil, Colombia, Perú y Venezuela. Además, se utilizan los datos del Banco Mundial (World
Bank, 2007) y de la Comisión Económica para
América Latina (ECLAC, 2007) para analizar las variables del nivel nacional incluidas en el modelo.
Se utiliza la metodología de “path análisis” (análisis
de senderos) para identificar los factores asociados
a la orientación y formalización del voluntariado juvenil en los niveles nacional, de organización y de
programa. Para el cumplimiento de este objetivo, se
desarrolla en la primera parte los aspectos conceptuales, en la segunda parte se presenta el modelo
conceptual y las hipótesis de investigación, en la
tercera parte se abordan los aspectos metodológicos, en la cuarte parte se presentan los resultados
para finalmente destacar algunas conclusiones y comentarios finales.
Antecedentes conceptuales
Voluntariado. El concepto de voluntariado tiene
una pluralidad de significados y una multiplicidad
de manifestaciones (García, 1994), el cual varía de
acuerdo a los diferentes períodos históricos, niveles
de desarrollo, sistemas políticos, culturas y religiones (Cnaan, Handy, & Wadsworth, 1996; Handy,
Cnaan, Brudney, Ascoli, Meijs, & Ranade, 2000;
Landim, 2001, 2005). Diversos autores sugieren
que en la década de 1960 y 1970, debido a factores del contexto político, social y económico de
la región, surge una nueva forma de voluntariado
mayoritariamente juvenil denominada voluntariado “militante” o “transformador” (Bettoni & Cruz,
2002; Jaramillo, 1993). Entre los factores que
influencian el surgimiento de este nuevo tipo de voluntariado se encuentran: la revolución cubana y las
ideologías socialistas, la reacción ante los regímenes
autoritarios, la teología de la liberación y el número
creciente de organizaciones no gubernamentales.
Este nuevo voluntariado rechaza las formas tradicionales de voluntariado y sus vínculos con la elite,
la caridad y el asistencialismo, proponiendo un
modelo orientado a la solidaridad, el desarrollo y
las transformaciones sociales (Thompson & Toro,
1999; Bettoni & Cruz, 2002). Mientras el voluntariado tradicional o conservador tiene motivaciones
principalmente religiosas, el nuevo voluntariado
militante se caracteriza por tener motivaciones
EL VOLUNTARIADO JUVENIL EN AMÉRICA DEL SUR: UN ANÁLISIS DE SU ORIENTACIÓN Y FORMALIZACIÓN
UTILIZANDO LA TEORÍA DE LOS ORÍGENES SOCIALES DE LA SOCIEDAD CIVIL
políticas y por generar fuertes alianzas con los movimientos sociales.
Entre la década de 1960 y 1980, la mayoría de los
países de América Latina tuvieron gobiernos dictatoriales, los cuales impusieron restricciones a la
participación ciudadana organizada y con ello a algunas iniciativas de voluntariado. Muchos de estos
gobiernos consideraban que el voluntariado estaba
fuertemente asociado a los movimientos sociales
insurgentes. A pesar de ello, los programas de voluntariado continuaron realizando sus actividades,
pudiéndose distinguir dos grandes tipos: los “oficialistas” y los “alternativos” (Thompson & Toro,
1999). El “voluntariado oficialista” corresponde a
un tipo de voluntariado tradicional, centrado en
la asistencia social, que fue promovido por los gobiernos autoritarios a través de las esposas de los
militares y de institutos de la juventud. Mientras
que el “voluntariado alternativo” estaba vinculado
a los diversos movimientos sociales que buscaban
recuperar la democracia y defender los derechos
humanos, entre ellos: los comedores solidarios, talleres laborales, grupos juveniles, grupos de salud y
comités sin casas (FLACSO-MORI-CERC, 2002).
Otros autores también denominan al “voluntariado alternativo” como “voluntariado social”, el cual
surge al interior de grupos católicos influenciados
por la teología de la liberación y las metodologías
de educación popular. Estas formas de acción voluntaria surgen también como una reacción al
voluntariado tradicional impulsado por la Iglesia, al
cual se le criticaba la promoción del asistencialismo,
ser el hobby de los ricos, y su enfoque en problemas
aislados sin atender a las causas de los mismos. De
acuerdo a Jaramillo (1993), el voluntariado social
requiere sinceridad y compromiso por parte del voluntario para lograr una verdadera inmersión en las
vidas de aquellos a los que pretende servir.
Ante la fuerte presión de los movimientos sociales,
los gobiernos autoritarios disminuyen las restricciones sobre la participación ciudadana dando inicio a
los procesos de transición democrática. Los procesos de democratización, asociados a la apertura de
las economías y a la tendencia creciente a la globalización facilitaron la entrada de organizaciones
internacionales de voluntariado y de programas
de servicio de universidades de Europa y Estados
Unidos. Estos programas y organizaciones tienen
objetivos diversos, entre los cuales se destaca la promoción de sociedades civiles activas a través de una
mayor responsabilidad social y participación cívica
(Toro & Moret, 2000).
En la década de los noventa, como reacción a los
agudos problemas sociales, económicos y ambientales, surgen diversos tipos de organizaciones y
programas de voluntariado en la región, con orientaciones plurales, muchos de ellos comprometidos
con la protección y preservación del medio ambiente (Butcher, 2008). También emerge una perspectiva
de estudio del voluntariado menos abordada para
referirse a este fenómeno: la dimensión simbólica y
cultural (Landim, 2001), la cual tiene un rol central
en la reproducción de los valores e imaginarios sociales de cada país y de la región en general.
Comenzando el siglo XXI, se observa en la región
una pluralidad de formas de voluntariado con diferentes motivaciones y finalidades, que tienen sus
raíces en los tipos anteriormente descritos. En las
organizaciones de voluntariado juvenil conviven
formas de voluntariado tradicional, caracterizados
por su énfasis en la caridad y el asistencialismo, y
el militante, “nuevo voluntariado” (Landim, 2005)
o voluntariado de la promoción (García, 1994), con
su fuerte acento en valores de transformación social
y justicia social. Además de existir múltiples maneras de referirse a este fenómeno (voluntariado,
trabajo voluntario, voluntariado social, acción voluntaria y servicio voluntario) (OIJ, 2002), también
están los nuevos y tradicionales temas asociados al
voluntariado: formas de capital social, responsabilidad social y filantropía. Esta pluralidad también
se ve reflejada en las distintas entidades que actualmente promueven y financian el voluntariado: el
estado, las empresas, organizaciones nacionales del
tercer sector y organismos internacionales.
Las definiciones de voluntariado son diversas y destacan diferentes dimensiones del concepto (Handy
et al., 2000; Landim, 2001; Roitter, 2002) reflejando, de alguna manera, la pluralidad de ideologías
y organizaciones en las cuales se desarrolla. Una
definición de voluntariado bastante aceptada, pero
no por ello exenta de controversia, es planteada por
Brown (1999): la entrega de un servicio o el desarrollo de un trabajo sin recibir un pago monetario.
De un modo similar, la Cruz Roja define a los voluntarios como aquellos individuos que desarrollan
una actividad, no vinculada a su trabajo asalariado
o a sus responsabilidades normales, contribuyendo con tiempo y servicio a una causa no lucrativa
(Smith, 1989). Estas definiciones recogen uno de
los elementos centrales que caracterizan al voluntariado, la idea de ausencia de salario. Sin embargo,
esta concepción será puesta en discusión a través
del concepto de la acción voluntaria en el contexto
de los procesos de institucionalización, formalización y profesionalización del voluntariado.
95
RENÉ OLATE
La acción voluntaria se expresa en diversas organizaciones: sindicales, gremiales, culturales, deportivas,
recreativas, educacionales (en sus diversos niveles
y tipos de enseñanza), y religiosas (católicas, protestantes, judías, etc.). Además, está vinculada a las
actividades y temáticas de los tradicionales y nuevos movimientos sociales (etnias, género, ecología,
etc.). Las organizaciones y programas en los cuales
se desarrolla el voluntariado son tanto formales,
amparadas bajo distintas figuras legales, como informales, tales como organizaciones de mujeres,
jóvenes y de la tercera edad (FLACSO-MORI-CERC,
2002). Esta heterogeneidad de manifestaciones del
voluntariado genera una serie de dificultades al intentar conceptualizar el tema.
En este documento, el concepto de acción voluntaria se entiende a lo largo de un continuum (ver
Figura No. 1) que se distingue por varias dimensiones tales como el nivel de estructura, formalidad
y compromiso de tiempo (McBride & Sherraden,
2007). En un extremo del continuum se encuentran las actividades solidarias informales de ayuda
mutua, de atención y cuidado entre los miembros
de una comunidad. En el punto intermedio se
encuentran las actividades de voluntariado convencionales, mientras que en el otro extremo del
continuum se encuentran modelos más institucionalizados y formales de voluntariado, los cuales se
denominan servicio cívico o servicio voluntario.
Sherraden (2001a) define el servicio cívico como
“un período organizado de compromiso sustancial
y contribución a la comunidad mundial, nacional
y local, reconocido y valorado por la sociedad, con
una compensación monetaria mínima para el participante [o sin ella]” (p. 2).
FIGURA NO 1.
CONTINUUM DE LA ACCIÓN VOLUNTARIA
Informal
Expresiones
informales de
ayuda mutua
Formal
Voluntariado
convencional
Servicio
voluntario
o cívico
Fuente: Basado en McBride & Sherraden (2007)
A continuación se presentan ejemplos para cada uno
de las formas de acción voluntaria. Las actividades
de ayuda mutua representan una manera informal
de cooperación entre los miembros de una comunidad. Constituyen el eje de la asociación grupal
primaria de familias y comunidades y se caracte96
rizan por niveles relativamente bajos de estructura,
formalidad y compromiso de tiempo. Un ejemplo
de esta forma de acción voluntaria son las actividades de apoyo y cooperación de las comunidades
ante desastres naturales tales como terremotos, desplazamientos de tierra, inundaciones e incendios.
Este tipo de cooperación no está estructurada en organizaciones formales sino que responde a normas
sociales y a valores enraizados en la cultura de las
comunidades.
Al avanzar a lo largo del continuum encontramos
las actividades de cooperación algo más formales y
estructuradas, las cuales corresponden a organizaciones y programas de voluntariado convencionales
o clásicos en la región. Esta forma de voluntariado,
preponderante en la región, corresponde a actividades que se dan al interior de una organización o
programa pero que tienen una periodicidad y duración limitada. Por ejemplo, la entrega de botiquines
de emergencia o un programa de tutoría escolar son
actividades que se llevan a cabo en un sólo día o en
un fin de semana. Las experiencias de aprendizaje-servicio realizadas por estudiantes de enseñanza
primaria y secundaria corresponden a este tipo de
voluntariado. Los programas de servicio voluntario
o cívico se caracterizan por poseer una estructura,
son formales y el compromiso de tiempo de los voluntarios es intensivo y extenso en el tiempo. Los
programas “Opción Colombia”, “Servicio País” de
Chile, y “Servicio Social” de México son ejemplos
de este tipo de programas en la región. El ejemplo
norteamericano clásico de estos programas es el
“Peace Corps”, en el cual los jóvenes se comprometen a servir en un país por un período de tiempo
por el cual reciben una compensación mínima.
Para clarificar la idea de continuum de la acción
voluntaria, las dimensiones de voluntariado desarrolladas por Smith (1999) son muy útiles (ver
Cuadro No. 1). Smith (1999) en el documento de
trabajo preparado para la reunión de expertos en
voluntariado y desarrollo social de las Naciones
Unidas identifica cinco dimensiones del voluntariado: a) recompensa económica, b) libre voluntad, c)
naturaleza del beneficio, d) entorno organizacional
y e) nivel de compromiso. La idea de recompensa o
retribución económica apunta al debate en torno a
si los voluntarios deben o no recibir algún tipo de
compensación por la actividad que realizan. La idea
de libre voluntad se refiere a la ausencia de obligación para participar en las actividades o prestar
el servicio. La naturaleza del beneficio se refiere a
la necesidad de que exista un beneficiario que sea
distinto del voluntario, de manera que no sea el
EL VOLUNTARIADO JUVENIL EN AMÉRICA DEL SUR: UN ANÁLISIS DE SU ORIENTACIÓN Y FORMALIZACIÓN
UTILIZANDO LA TEORÍA DE LOS ORÍGENES SOCIALES DE LA SOCIEDAD CIVIL
voluntario el único que se beneficie de las actividades. El entorno organizacional se refiere a que la
actividad voluntaria se desarrolla desde un tipo de
organización formal o informal. Finalmente, el nivel
de compromiso se refiere a la periodicidad e intensidad de las actividades voluntarias, el debate apunta
a establecer si las actividades esporádicas constituyen voluntariado.
A diferencia de otras expresiones de la acción voluntaria, el servicio voluntario o cívico puede o no
ser voluntario. En general, los participantes en los
programas de servicio voluntario reciben alguna
forma de compensación monetaria o en bienes y
servicios, sirven a una población o grupo específico pero también se benefician ellos mismos a través
de su formación, tienen un compromiso de tiempo
mayor e intensivo y su participación se da dentro de
un contexto organizacional formal. Es conveniente
señalar que al interior de una misma organización
se pueden encontrar formas de acción voluntaria
esporádica, que corresponderían a programas de
voluntariado de tipo convencional, y programas
de servicio voluntario caracterizados por su mayor
nivel de estructura y formalización. Por ejemplo,
“Opción Colombia” y un “Techo para Chile” desarrollan programas y actividades con distintos niveles
de compromiso de tiempo y que tienen como denominador común un alto grado de formalización
de sus estructuras organizativas (Olate, Johnson, &
McBride, 2006).
En este sentido, se puede señalar que organizaciones
de voluntariado en la región ofrecen distintos tipos
de programas y actividades voluntarias a los jóvenes
con distintos niveles de compromiso, responsabilidad y remuneración. Por tanto, en una misma
organización de voluntariado podemos encontrar
una oferta de la acción voluntaria que recorre todo
el continuum. Por ejemplo, en un “Techo para Chile” o en “Opción Colombia” se pueden encontrar
programas de voluntariado que desarrollan exclusivamente actividades puntuales, asemejándose a
un tipo de expresión de la acción voluntaria más
informal, programas de voluntariado más convencionales en los cuales las dimensiones de la acción
voluntaria se encuentran en una etapa intermedia del continuum, y finalmente, programas que
son más estructurados, similares a los modelos de
servicio voluntario o cívico en los cuales los participantes reciben una remuneración o incentivos
económicos.
El continuum de la acción voluntaria puede presentar algún grado de controversia en la región,
especialmente en su polo más institucionalizado
que corresponde al servicio voluntario o cívico. Algunos investigadores y profesionales vinculados al
tema del voluntariado no lo consideran un tipo de
acción voluntaria debido a que puede incluir algún
tipo de remuneración. Sin embargo, se considera
que en los procesos de institucionalización, formalización y profesionalización de los programas de
voluntariado, la remuneración o apoyo económico
surge como un elemento necesario en la gestión y
desarrollo de los programas. Las cinco dimensiones
del voluntariado ayudan a entender la complejidad
que encierra esta actividad y las dificultades para alcanzar una definición única de voluntariado. Como
CUADRO NO 1
DIMENSIONES DEL VOLUNTARIADO
Expresiones Informales
de Ayuda Mutua
Voluntariado
Convencional
Servicio Voluntario
o Cívico
No
No
Si
Libre Voluntad
Voluntario
Voluntario
Voluntario/ Obligatorio
Naturaleza del
Beneficio
Comunidades
Comunidades
Comunidades / Voluntarios
Asociaciones
Informales
Organizaciones Formales
e Informales
Organizaciones Formales
Ocasional
Ocasional y Corto
Periodo de Tiempo
Intensivo y Largo
Periodo de Tiempo
Recompensa
Económica
Entorno
Organizacional
Nivel de
Compromiso
Fuente: el autor
97
RENÉ OLATE
se mencionó anteriormente, el voluntariado tiene
diversos significados y toma distintas formas de
acuerdo a las diferentes culturas y contextos institucionales.
Organizaciones de voluntariado. Además del continuum de la acción voluntaria, otra conceptualización
complementaria para entender el voluntariado
es la de organizaciones de voluntariado híbridas con
múltiples propósitos (Hasenfeld & Gidron, 2005).
De acuerdo a Hasenfeld y Gidron (2005) estas
organizaciones poseen cuatro características interrelacionadas: a) tienen como misión la promoción de
valores culturales que son muchas veces disonantes
con los valores dominantes en la sociedad, b) entregan distintos tipos de servicios a través de los cuales
modelan y promueven el cambio social; c) tienen
como foco la promoción de una identidad colectiva,
y d) poseen múltiples propósitos que incluyen la
promoción de valores orientados al cambio social,
la entrega de servicios y la ayuda mutua.
Hasenfeld y Gidron (2005) señalan que estas organizaciones necesitan ser entendidas en el contexto
de tres teorías: de la sociedad civil, de los movimientos sociales y de las organizaciones sin fines de
lucro. La utilización de esta perspectiva conceptual,
ayuda a entender y explicar más comprehensivamente la emergencia, la movilización de recursos y
el compromiso de las organizaciones de voluntariado. La perspectiva de estos autores es importante,
sin embargo, las teorías de las organizaciones sin
fines de lucro pueden entenderse como parte de las
teorías de la sociedad civil. Por tanto, dos extensos y
variados cuerpos teóricos pueden ayudar a contextualizar los programas de voluntariado en la región:
las teorías de la sociedad civil y las teorías de los
movimientos sociales. Las posibilidades de conectar
ambas cuerpos teóricos son múltiples (CIVICUS,
IAVE, & UNV, 2008; Veltmeyer, 2004) y ofrecen un
camino fructífero de reflexión analítica y empírica.
Por ejemplo, las organizaciones de voluntariado con
una orientación sociopolítica pueden ser entendidas
como expresiones de la sociedad civil y como manifestaciones de nuevos y tradicionales movimientos
sociales.
Sociedad civil. En este estudio se privilegia la perspectiva conceptual de la sociedad civil, la cual puede
ser entendida como la acción colectiva voluntaria
basada en intereses, objetivos y valores compartidos, la cual excluye las relaciones de mercado, de
familia o del estado. La sociedad civil también se
denominada sector sin fines de lucro, no gubernamental, voluntario, independiente o tercer sector.
Una de las perspectivas de la sociedad civil que más
destaca el rol de las organizaciones de voluntariado
es la teoría de los orígenes sociales de la sociedad
civil (Salamon & Anheier, 1998; Salamon, Sokolowski, & Anheier, 2000). Esta teoría ha sido utilizada
para analizar y comparar variaciones en el tamaño y
composición de las organizaciones de voluntariado
en más de 40 países.
Para analizar las organizaciones del tercer sector,
Salamon y Anheier desarrollan la Clasificación Internacional de las Organizaciones sin fines de lucro
(ICNPO, por sus siglas en inglés) (Salamon, et al.,
2004). De acuerdo a esta clasificación, las organizaciones pueden ubicarse en 14 categorías, utilizando
como criterio la actividad principal de la organización. Utilizando esta clasificación Salamon y sus
asociados reagrupan a las organizaciones en dos
categorías: a) organizaciones orientadas al servicio y b) organizaciones orientación a la expresión
de necesidades (Salamon & Anheier, 1992; 1996)
(Ver Cuadro No 2). Las organizaciones orientadas
al servicio buscan asistir a las personas en sus necesidades más básicas, mientras las orientadas a la
expresión concentran sus actividades y objetivos en
torno a la cultura, la estética y la promoción de valores políticos.
CUADRO 2
TIPO DE ORGANIZACIÓN
98
Servicio
Expresión
a) Educación
a) Cultura, recreación y artes
b) Salud
b) Medio ambiente y protección de animal
c) Servicios a los niños, jóvenes y familias
c) Derecho e incidencia en la política
d) Desarrollo comunitario
d) Filantropía
e) Vivienda
e) promoción del Voluntariado
f) Empleo y capacitación
f) Religión
g) Emergencia y asistencia en desastres
g) Asociación de profesionales y de negocios, y sindicatos
EL VOLUNTARIADO JUVENIL EN AMÉRICA DEL SUR: UN ANÁLISIS DE SU ORIENTACIÓN Y FORMALIZACIÓN
UTILIZANDO LA TEORÍA DE LOS ORÍGENES SOCIALES DE LA SOCIEDAD CIVIL
Salamon y Sokolowski (2001) sostienen que el
voluntariado en América Latina presenta bajos niveles, al contextualizarlo en relación al tamaño de
las economías de los países, y está orientado a las
necesidades de servicio. El Cuadro No 4 presenta
algunos hallazgos al utilizar la teoría de los orígenes
sociales de la sociedad civil en América Latina. El
tamaño del sector sin fines de lucro, el nivel de gasto social del gobierno, el rol de la religión y algunos
antecedentes políticos y sociales fueron utilizados
como criterios para clasificar a los países de acuerdo
al patrón institucional. De acuerdo a lo postulado
por la teoría, los datos confirman que en los países de patrón institucional estatista presentan un
voluntariado orientado al servicio. Sin embargo, la
orientación del voluntariado en México, país con
patrón institucional estatista, no fue consistente
con los postulados de la teoría que señalaban una
orientación al servicio. El voluntariado en México,
de acuerdo a los datos recogidos por estos autores,
se caracteriza por tener orientación a la expresión
de necesidades.
Salamon y Anheier prueban satisfactoriamente la
teoría de los orígenes sociales de la sociedad civil
al explicar los patrones de desarrollo de las organizaciones sin fines de lucro en varios países. El
argumento central de estos autores es que las organizaciones sin fines de lucro están inmersas en
instituciones y estructuras sociales y económicas.
Esta teoría, considerando amplias relaciones de lo
social, lo político y lo económico, identifica cuatro modelos de desarrollo institucional o tipo de
régimen del tercer sector: a) el liberal, b) el social
demócrata, c) el corporativista, y d) el estatista.
El Cuadro No 3 sugiere diversas hipótesis en cuanto
a la relación entre el modelo institucional de desarrollo del sector sin fines de lucro y el voluntariado.
Salamon y Sokolowski (2001; 2003) sostienen que a
medida que el voluntariado aumenta, el rol de estado
disminuye y que la mayoría de los tipos de régimen
o modelos institucionales enfatizan la orientación al
servicio, con la excepción de los regímenes social
demócratas donde las organizaciones orientadas a la
expresión de necesidades son más comunes.
CUADRO NO 3
HIPÓTESIS DE LAS RELACIONES ENTRE LOS MODELOS INSTITUCIONALES DEL SECTOR SIN FINES
DE LUCRO Y LA ESCALA Y TIPO DE VOLUNTARIADO
Patrón Institucional
Tipo de Voluntariado
Dominante
Voluntariado
Social-demócrata
Alto
Expresión
Liberal
Alto
Servicio
Corporativista
Moderado
Servicio
Estatista
Bajo
Servicio
Fuente: Salamon y Sokolowksi (2003, p. 81)
CUADRO NO 4
VOLUNTARIADO: PATRÓN INSTITUCIONAL, NIVEL, Y ORIENTACIÓN DOMINANTE POR PAÍS
Country
Patrón Institucional
Nivel (%)
Orientación Dominante
(Valores)
Argentina
Corporativista
Moderado (2.5%)
Servicio (70)
Brasil
Estatista
Bajo* (0.3%)
Servicio(94)
Colombia
Estatista
Bajo (0.8%)
Servicio (77)
México
Estatista
Bajo (0.2%)
Ninguna ( Ambos 49)
Perú
Estatista
Bajo (0.5%)
Servicio (99)
*Bajo = <1.5%; Moderado =>1.5% and <3.5%
Adaptado de Salamon y Sokolowski (2001)
99
RENÉ OLATE
Esta teoría también describe el vínculo entre sociedad civil y voluntariado. Salamon y Sokolowski
(2001; 2003) analizando datos provenientes de 24
países sugieren que tres fuerzas sociales han dado
forma y desarrollo a las funciones del voluntariado: las relaciones de las clases sociales en el período
de la industrialización, las políticas sociales gubernamentales y la religión organizada. Estos autores
concluyen que el voluntariado puede ser entendido
como un instrumento y un resultado de las políticas sociales que están finalmente conectadas con el
patrón institucional de desarrollo o tipo de régimen
de cada país.
Formalización. La formalización de las organizaciones ha sido uno de los focos de la sociología
organizacional por más de cinco décadas. La investigación empírica en esta área ha sido guiada por el
concepto de burocracia de Weber (Blauner, 1964;
Pugh, et al., 1963). Hall (1962, 2002) es uno de
los primeros autores que analiza empíricamente
la formalización, en sus estudios sobre la dimensión burocrática de las organizaciones, utilizando
los conceptos de “sistema de reglas” y “sistema de
procedimientos”. En general, los sociólogos organizacionales de la década del ‘60 entienden la
formalización como un conjunto de reglas de la
estructura organizativa (Blau & Scott, 1962; Walsh
& Dewar, 1987). Hall (1968) juntos a otros investigadores enfatizan en la formalización las reglas,
procedimientos, comunicaciones e instrucciones
escritas.
Uno de los primeros trabajos empíricos que analiza
la formalización de las organizaciones de voluntariado fue desarrollado por Stuart Chapin y Tsouderos
(1955; 1956) quienes analizan a través de métodos
cuantitativos y cualitativos las organizaciones de voluntariado de St. Paul en Minnesota. Estos autores
definen la formalización como el proceso a través
del cual los grupos siguen patrones de procedimiento prescritos (Stuart Chapin & Tsouderos, 1955).
Estos autores señalan que la formalización de las
organizaciones de voluntariado involucra un desarrollo secuencial de etapas caracterizado por: a) el
aumento de la complejidad de la estructura social,
b) una progresiva prescripción y estandarización de
las relaciones sociales, y c) por un incremento de la
burocratización de la organización (Stuart Chapin
& Tsouderos, 1956).
En su primer estudio, Stuart Chapin y Tsouderos
vinculan la formalización con las siguientes características de la estructura social de las organizaciones:
a) criterio de membresía formal, b) funciones específicas para sus dirigentes, c) recambio de los
100
directores y comités, d) recambio en los procedimientos de administración, e) incremento de la
infraestructura, f) elaboración de políticas de personal, g) número de personas que reciben salario, y h)
signos de conflicto dentro del sistema. De acuerdo
a estos autores, el resultado final de la formalización corresponde a tres roles de los miembros de la
organización: liderazgo, representación y personal
administrativo.
Stuart Chapin y Tsouderos (1955) también identifican cinco etapas en el proceso de formalización: a)
la etapa informal en la cual las organizaciones poseen características de los grupos primarios, tales
como carencia de roles formales de autoridad y la
autoridad basada en la personalidad del líder; b) la
codificación de la estructura en la cual la persona y la
posición son diferenciadas, emerge la jerarquía formal, se facilita la elección de las autoridades y surge
la rotación de los roles formales; c) la diferenciación
del ejecutivo en la cual surgen nuevas instancias tales
como los comités y la dirección ejecutiva, se amplía
la membresía y comienza el personal administrativo pagado; d) la multiplicación de las unidades de
membresía en la cual varias unidades reproducen
el proceso de formalización; y e) el control de la
estructura en la cual se crean los comités especializados de control.
Stuart Chapin y Tsouderos (1956) señalan dos
conclusiones principales de sus estudios de formalización del voluntariado: a) es un proceso uniforme
y b) es un proceso que coincide con el crecimiento
de la membresía. Algunas observaciones específicas
de sus estudios incluyen: a) las organizaciones se
formalizan independientemente de los objetivos
principales de las mismas; b) las organizaciones
extensas tienen solo un control relativo sobre la formalización de las organizaciones subsidiarias; c) la
edad de la organización no es un factor central para
explicar la formalización; y d) la velocidad del proceso de formalización varía enormemente.
Walsh y Dewar (1987) sostienen que el concepto
de formalización ha sido estudiado principalmente desde una perspectiva empírica postergando su
tratamiento teórico. Estos autores sugieren que la
formalización puede ser entendida como un código,
un canal y un estándar que promueve la eficiencia
administrativa, sirve para el ejercicio del poder y las
relaciones de autoridad en el contexto del desarrollo
del ciclo de vida de la organización. La formalización, de acuerdo a estos autores, es un código en
cuanto a que se dictan las reglas y los patrones de la
conducta organizacional, un canal cuando conduce
las relaciones humanas, y un estándar de la justicia
EL VOLUNTARIADO JUVENIL EN AMÉRICA DEL SUR: UN ANÁLISIS DE SU ORIENTACIÓN Y FORMALIZACIÓN
UTILIZANDO LA TEORÍA DE LOS ORÍGENES SOCIALES DE LA SOCIEDAD CIVIL
distributiva cuando establece medidas para otorgar
premios y castigos. Estos autores sostienen que estas tres funciones de la formalización contribuyen a
la eficiencia y la influencia.
Walsh y Dewar (1987) identifican dos resultados
de los procesos de formalización: la efectividad y
eficiencia y la ineficacia y declive. Estos autores
sostienen que en las primeras etapas del ciclo de
desarrollo de las organizaciones, la formalización
contribuye a la eficiencia. Sin embargo, en las etapas
posteriores contribuye a su ineficiencia y declive.
Por tanto, de acuerdo a estos autores los resultados
de la formalización varían de acuerdo a las distintas
etapas del ciclo de vida de las organizaciones.
La formalización ha sido asociada con diferentes
características de las organizaciones, tales como
tamaño (Mansfield, 1973), centralización, complejidad e innovación (Hall, 1968) y problemas de
moral y enajenación, (Hage, 1965; Aiken & Hage,
1966). También ha estado fuertemente asociado
con reglas y procedimientos formales que se pueden sintetizar en el concepto de burocracia (Hall,
1962; Stuart Chapin y Tsouderos, 1955; 1956). Los
investigadores de este tema también han vinculado
la formalización con resultados contradictorios (eficiencia y declive) de acuerdo al desarrollo del ciclo
de vida de la organización, y a procesos interrelacionados como el de profesionalización (Vollmer &
Mills, 1966).
El concepto de formalización casi desapareció de la
reflexión académica debido en parte a la amplia y
poco precisa utilización del concepto institucionalización. El concepto de institucionalización incluye
a una diversidad de realidades y procesos empíricos
(Scott, 2007). Este estudio hace una opción por el
concepto de formalización debido a su mayor precisión en cuanto a la realidad empírica que pretende
capturar: tipos y características de los programas y
la participación de los voluntarios.
Modelo conceptual e hipótesis de
investigación
El argumento central de la teoría de los orígenes
sociales de la sociedad civil es que hay factores
estructurales que aumentan o reducen el tamaño,
composición y orientación del sector sin fines de
lucro o sociedad civil. De este modo, las organizaciones y programas de voluntariado juvenil pueden
crecer o disminuir de acuerdo a la influencia de macro-variables. En el modelo planteado, las variables
a nivel macro consideradas son: el nivel de inequidad (Coeficiente de Gini), el nivel de pobreza y el
ingreso nacional.
Para entender el voluntariado desde una perspectiva más comprehensiva es necesario situarlo en
el contexto de instituciones y fuerzas sociales amplias. En este estudio el voluntariado es entendido
en el contexto de la sociedad civil. De este modo,
las concepciones de construcción de ciudadanía,
profundización de la democracia y disminución de
la pobreza están lógicamente asociadas al voluntariado. También el rol de la cultura y la religión
son importantes para situar y comprender el voluntariado. Si bien existen factores individuales y
psicológicos asociados al voluntariado (Wilson,
2000) en el cual los valores, creencias y motivaciones son importantes, este estudio se concentra en
variables macro y estructurales a nivel de país, organización y programa.
Al considerar las teorías y estudios previos, los vacíos en la investigación empírica en esta área son
múltiples, sin embargo, al menos tres nuevos aspectos son abordados en este estudio: a) algunos
aspectos de la teoría de los orígenes sociales de la
sociedad civil serán sometidos a prueba considerando datos de algunos países de América del sur, b)
este estudio incluye variables a nivel nacional para
entender variaciones del voluntariado juvenil en el
contexto de América del sur y c) el foco de estudio
son los jóvenes, los cuales constituyen junto a los
niños el segmento de la población mayoritario de
la región.
El modelo propuesto está fortalecido por la incorporación de variables que han sido parcialmente
consideradas por la teoría de los orígenes sociales
de la sociedad civil: el sector público y la economía. Las variables del sector público incluidas en el
modelo son: el presupuesto nacional, la efectividad
del gobierno y el nivel de gasto social. Además, el
modelo integra tres aspectos cruciales asociados a
los problemas centrales de la región: el nivel de pobreza, el nivel de inequidad (Coeficiente de Gini) y
el ingreso nacional. El modelo analítico está representado en la Figura No 2, en la cual se observan tres
niveles: programa, organización y país (nacional).
Las variables dependientes de este modelo son la
orientación al servicio y el nivel de formalización.
A partir de este esquema, se postulan los siguientes
planteamientos teóricos: a) los tres niveles analíticos son importantes para explicar variaciones en
las variables dependientes; b) en nivel nacional, las
características de la economía y el sector público influencian las variables dependientes; c) las variables
organizacionales orientación religiosa, orientación
educacional y nivel de operación influencian las
variables dependientes; d) Las variables a nivel de
101
RENÉ OLATE
programa liderazgo juvenil, compromiso de tiempo
y programa incluyente influencian el nivel de formalización y la orientación al servicio. Considerando el
número de variables, los niveles incluidos en el modelo y el carácter exploratorio de esta indagación,
las relaciones e hipótesis posibles de plantear son
múltiples, sin embargo se especifican sólo algunas.
a. Se espera que el ingreso nacional tenga un efecto
positivo en la formalización de los programas de
voluntariado y negativo con respecto a la orientación al servicio. Mientras mayor ingreso tenga un
país, mayores serán los recursos disponibles para
las organizaciones de voluntariado, por tanto, se
observarán mayores niveles de formalización del
voluntariado. Además, las organizaciones y programas de voluntariado estarán más proclives a
orientar sus acciones en torno a la satisfacción
de las necesidades de expresión, no así a las de
servicio.
b. El nivel de pobreza e inequidad tendrán una
influencia negativa en cuanto al nivel de formalización de las organizaciones y programas de
voluntariado, por tanto éstos serán menos formales, y positiva en cuanto a la orientación a las
actividades de servicio.
c. Se espera que la efectividad del gobierno tenga
un efecto negativo en el nivel de formalización de
los programas de voluntariado. Esta relación está
basada en la idea de que las organizaciones de la
sociedad civil complementan la acción del estado
(“cubren la brecha”) o estarían desarrollando actividades en las áreas que el estado, por ausencia
de recursos u otras razonas, ha descuidado.
d. En el nivel organizacional, se espera que la orientación religiosa, la orientación educacional y el
nivel de operación influyan positivamente en el
nivel de formalización de los programas. Una
explicación parcial de esta relación estaría dada
por la influencia que tienen las altamente estructuradas y jerarquizadas organizaciones religiosas
y educacionales en sus programas. Respecto al
nivel de operación, se espera que las organizaciones y programas que desarrollan sus actividades
en distintos niveles (local, regional, nacional)
tendrán un mayor nivel de formalización.
e. En el nivel de programa, se espera que el liderazgo juvenil y el compromiso de tiempo tengan una
relación positiva con el nivel de formalización. La
mayor participación y nivel de involucramiento
de los jóvenes redundará en un mayor nivel de
formalización de los programas. Los programas
102
incluyentes estarían negativamente asociados
con la formalización del voluntariado debido a
que los programas con menores requisitos de
elegibilidad (más inclusivos) son menos formales
que los programas con mayor número de requisitos para que los jóvenes participen en ellos (más
excluyentes).
Las hipótesis a nivel de organización y programa
están parcialmente basadas en dos estudios de casos realizados por el autor en dos organizaciones
de voluntariado: “Un techo para Chile” y “Opción
Colombia” (Olate, et al., 2006). Las posibilidades
de identificar y profundizar en todas las potenciales
relaciones del modelo planteado quedan como una
tarea pendiente.
Este estudio busca responder específicamente a la
pregunta: ¿Cuáles son las variables que influyen en
la orientación y formalización de los programas de
voluntariado juvenil en el nivel nacional, de organización y de programa? Las hipótesis del estudio
están planteadas por nivel:
A nivel nacional:
1. La efectividad del gobierno está negativamente
asociada con el nivel de formalización.
A nivel organizacional:
2. El nivel de operación está positivamente asociado con el nivel de formalización.
A nivel de programa:
3. El liderazgo juvenil está positivamente asociado
con el nivel de formalización.
4. El compromiso de tiempo está positivamente
asociado con el nivel de formalización.
5. Los programas incluyentes están positivamente
asociados con el nivel de formalización.
EL VOLUNTARIADO JUVENIL EN AMÉRICA DEL SUR: UN ANÁLISIS DE SU ORIENTACIÓN Y FORMALIZACIÓN
UTILIZANDO LA TEORÍA DE LOS ORÍGENES SOCIALES DE LA SOCIEDAD CIVIL
FIGURA NO 2
MODELO CONCEPTUAL: FACTORES QUE INFLUENCIAN LA ORIENTACIÓN
Y FORMALIZACIÓN DEL VOLUNTARIADO
NIVEL NACIONAL
ECONOMÍA
Ingreso nacional
PROGRAMA DE
SERVICIO VOLUNTARIO
JUVENIL
Nivel de pobreza
Nivel de inequidad
Orientación al servicio
Nivel de formalización
SECTOR PÚBLICO
Presupuesto nacional
Actividad del gobierno
Nivel de gasto social
NIVEL ORGANIZACIONAL
NIVEL DE PROGRAMA
Orientación religiosa
Liderazgo juvenil
Orientación educacional
Compromiso de tiempo
Nivel de operación
Programas incluyentes
Metodología y muestra. Este estudio utiliza la base
de datos del estudio desarrollado por el Centro para
el Desarrollo Social de Washington University titulado “Servicio Voluntario Juvenil en América Latina
y el Caribe: Un estudio regional (2006-2007)”. El
universo del estudio del Centro para el Desarrollo
Social de Washington University estaba constituido
por los 26 países miembros del Banco Interamericano
de Desarrollo (BID). Debido a diversas restricciones, se utilizó un método cuasi-probabilístico y de
múltiples etapas para la construcción de la muestra. La región de América Latina y el Caribe fue
estratificada siguiendo dos criterios: geográfico y
población de los países. De este modo, se establecieron las subregiones de el Caribe (Guyana Jamaica
y República Dominicana), América Central y México (Guatemala, Nicaragua, México y Panamá), y
América del Sur (Ver Cuadro No5). En América
del Sur se seleccionó a Brasil por ser el país con
mayor población, aproximadamente 195 millones
de personas (CEPAL, 2007). Utilizando la técnica
de muestro probabilístico proporcional al tamaño,
cuatro países adicionales fueron seleccionados en la
subregión de América del Sur. Por tanto, la base de
datos incluye 304 programas pertenecientes a 223
organizaciones en 5 países. El porcentaje de retorno
de las encuestas para América del sur corresponde
al 71.93% (223/310). Para América Latina, la base
de datos incluye 533 programas pertenecientes a
374 organizaciones en12 países.
103
RENÉ OLATE
CUADRO NO 5
MUESTRA: ORGANIZACIONES Y PROGRAMAS
Número de
Organizaciones
Identificadas
Número de
Organizaciones
Encuestadas
Número de
Programas
Encuestados
Porcentaje de
Retorno de
Encuestas
63
32
55
50.79%
Brasil - Sao Paulo
101
65
104
64.36%
Colombia - Bogotá
24
21
26
87.50%
101
94
105
93.07%
21
11
14
52.38%
América del Sur
310
223
304
71.93%
América Latina y el Caribe
516
374
533
72.48%
Argentina - Bs. Aires
Perú - Lima
Venezuela - Caracas
El método de censo fue utilizado para seleccionar
los programas de voluntariado juvenil en la ciudad
con mayor población de cada país. La unidad de
análisis de esta investigación son los programas de
voluntariado definidos como un sistema coordinado formal de actividades con distintos objetivos
(McBride, Olate, & Johnson, 2008). Para que los
programas de voluntariado fuesen incluidos en la
muestra debían cumplir con los siguientes requisitos: a) apoyado por una organización, b) tener un
nombre, c) tener un presupuesto, d) tener un rol
definido para los voluntarios, y e) que la mayoría de
sus voluntarios fuesen jóvenes entre 15 y 29 años.
Cuestionario. El cuestionario fue desarrollado por
el equipo de investigación del proyecto Servicio Voluntario Juvenil que incluye a la Fundación SES de
Argentina, el Programa de Alcance Juvenil del BID
(BID Juventud) y el Centro para Desarrollo Social
(CDS) de Washington University. El cuestionario
contiene preguntas en dos niveles (organización y
programa) y fue respondido por los responsables
de programas entre septiembre de 2006 y junio
de 2007. El cuestionario estuvo disponible en tres
idiomas: ingles, español y portugués, e incluyó 48
preguntas relativas al programa (actividades y objetivos, rol del voluntario, características del personal
administrativo y de los voluntarios, identidad y
administración) y 17 preguntas relativas a la organización (identificación, historia, tipo, nivel de
operación, personal administrativo y voluntarios,
y financiamiento) donde el programa se desarrolla.
El cuestionario fue desarrollado primero en inglés,
luego de la primera prueba fue traducido al español y después de la segunda prueba fue traducido
al portugués. Se implementaron cuatro pruebas del
104
cuestionario, entre noviembre del 2005 y agosto del
2006, para verificar los procedimientos de recolección de datos y el cuestionario.
Estas pruebas evaluaban tres dimensiones: las preguntas específicas (variación, significado, nivel de
dificultad e interés de los consultados), el cuestionario como un todo (secuencia de las secciones y
orden de las preguntas) (Converse & Presser, 1986),
y procedimientos para recolectar los cuestionarios
(comunicación entre los investigadores de campo y
Fundación SES, BID Juventud y el equipo del CDS).
Diferentes versiones del cuestionario fueron probadas entre una y tres veces en 22 organizaciones de
voluntariado juvenil de la región. Las organizaciones en las cuales fue probado el cuestionario están
localizadas en países o ciudades que no fueron parte
de la muestra. Además, varios expertos, académicos,
y administradores de programas de voluntariado juvenil fueron consultados acerca del contenido y el
formato del cuestionario y los procedimientos de
recolección de datos. Las encuestas fueron enviadas
como documentos adjuntos por correo electrónico
en formato de formulario del programa Microsoft
Word a cada administrador o líder de la organización junto a una carta de invitación.
Variables. Las Variables dependientes. La primera
variable dependiente, orientación al servicio, fue
construida a partir de una adaptación de la Clasificación Internacional de las Organizaciones sin fines
de lucro (ICNPO). Las organizaciones participantes
en el estudio fueron inicialmente clasificadas en 14
categorías, para luego ser reagrupadas en dos categorías: orientación al servicio y orientación a la
expresión.
La segunda variable dependiente, nivel de forma-
EL VOLUNTARIADO JUVENIL EN AMÉRICA DEL SUR: UN ANÁLISIS DE SU ORIENTACIÓN Y FORMALIZACIÓN
UTILIZANDO LA TEORÍA DE LOS ORÍGENES SOCIALES DE LA SOCIEDAD CIVIL
lización, fue construida a partir de la aplicación
de dos técnicas estadísticas: coeficiente Alfa de
Cronbach y análisis de factores principales. El coeficiente alfa fue utilizado para determinar el grado de
correlación entre las 36 variables iníciales del índice, y posteriormente se utilizó el análisis de factores
principales El objetivo de utilizar ambas técnicas
fue la búsqueda de unidimensionalidad y consistencia interna. Las variables que incluye el índice de
formalización son: 1) Apoyo: Talleres de reflexión;
2) Compensación: Ropas; 3) Reconocimiento: vestimentas y/o libros y mochilas; 4) Reconocimiento:
participación en conferencias; 5) Identidad: Gorros;
6) Identidad: Artículos de escritorio; 7) Identidad:
Bolsos. El Índice de Formalización tiene siete ítems
y un α =.7077, lo cual indica una medida aceptable
de la formalización de los programas de voluntariado (Ver Cuadro No 6).
Se puede observar que tres de las siete variables corresponden a la dimensión aspectos de la identidad
del programa, dos corresponden a la dimensión
de reconocimiento, una variable a la dimensión de
apoyo al rol del voluntario, y una variable a la dimensión de compensación. De las siete variables del
índice, cinco están vinculadas a aspectos de marketing social: gorras, artículos de escritorio, bolsos,
ropas, libros y mochilas. Por tanto, este índice sugiere que los programas de voluntariado juvenil tienen
una formalización empírica asociada a estrategias de
marketing social.
CUADRO NO 6
ÍNDICE DE FORMALIZACIÓN POR PAÍS
Y SUBREGIÓN
País
Índice de Formalización
Brasil
2.538
Colombia
1.962
Perú
1.886
Argentina
1.673
Venezuela
1.357
América del Sur
2.053
América Latina y el Caribe
1.893
Variables independientes en el nivel de programa
y organización. Las variables en el nivel de organización incluyen: orientación religiosa (Si/No),
orientación educacional (Si/No) y nivel de operación (rango de 1 a 6). En el nivel de programa
las variables incluyen: liderazgo juvenil (rango de
1 a 6), compromiso de tiempo (rango de 1 a 4),
y programas incluyentes (rango de 1 a 12). Las
variables del nivel de programa y organización
fueron obtenidas de la base de datos del estudio
del Centro para el Desarrollo Social de Washington University.
Variables independientes en el nivel nacional. Las
variables en el nivel nacional fueron organizadas
en dos categorías: sector público y economía. Se
utilizaron tres variables proxi para la medición del
sector público: ingreso nacional, efectividad del
gobierno y nivel del gasto social. La economía nacional fue medida utilizando tres variables: ingreso
nacional, el nivel de pobreza, y el nivel de equidad
(coeficiente Gini). Las fuentes de los datos del nivel
nacional corresponden al Banco Mundial (World
Bank, 2007) y la Comisión Económica para América Latina (ECLAC, 2007).
Análisis de datos. El análisis de los datos involucró un plan de cuatro etapas: a) preparación y
limpieza de los datos; b) test de asociación entre
variables; c) desarrollo del path análisis; y d) análisis de las hipótesis y preguntas de investigación.
En la primera etapa se examinaron distribuciones
de frecuencia y datos perdidos. Los datos perdidos
de las variables en el nivel organizacional y de programa oscilaron entre menos de un 1% y 4.6 %.
Previo a los procedimientos de regresión se realizaron diagnósticos para comprobar que las premisas
de la regresión fuesen cumplidas y detectar problemas de multicolinealidad. La segunda etapa
buscaba diagnosticar las correlaciones existentes
entre la segunda variable dependiente, orientación
al servicio, y las variables independientes, para ello
se utilizó el t-test. Todas estas técnicas estadísticas
fueron ejecutadas utilizando el paquete computacional Stata 10.0.
En la tercera parte se realizó el trabajo de preparación
y desarrollo del path análisis. Se utilizó inicialmente el análisis multivariable de varianza (MANOVA),
Posteriormente se ejecutó el path análisis para lo cual
se utilizó el programa estadístico AMOS 16. Para el
desarrollo del path análisis se siguieron dos pasos:
calce inicial del modelo y depuración del modelo.
Para el calce inicial del modelo se utilizó MANOVA,
descartando aquellas variables que no estuvieran
significativamente asociadas con la variable dependiente. La depuración del modelo consistió en la
eliminación de aquellos parámetros no significativos del path análisis (Schumaker & Lomax, 2004).
Finalmente, se procedió a responder las preguntas
de investigación y a analizar las hipótesis.
105
RENÉ OLATE
Resultados
dos para el nivel nacional (Ver Cuadro No 7). Se
encontraron cuatro variables asociadas de manera estadísticamente significativa con la variable
dependiente: Liderazgo Juvenil y Programas Incluyentes en el nivel de programa, y Nivel de Pobreza
y Efectividad del Gobierno en el nivel nacional. No
se encontraron relaciones significativas a nivel de
organizacional.
En la Figura 3 se observan en el path análisis las
variables significativamente asociadas al índice de
formalización para la muestra de programas de
América Latina y el Caribe (n=533). El RMSEA (root
mean square error of approximation), para este modelo es 0, con un 90% de intervalo de confianza
que va de un 0 a un .064, lo cual sugiere un buen
calce del modelo a los datos. Este enunciado está
apoyado por un Chi-cuadrado X2 (p=.543) estadísticamente no significativo de 2.145 con 3 grados de
libertad, lo cual indica que el modelo es aceptable.
Los resultados indican que este modelo explica el
13% de la varianza del índice de formalización.
Asociaciones con la primera variable dependiente: Orientación al Servicio. Los resultados del
análisis de 12 t-tests independientes que buscaban establecer la correlación entre las variables
independientes y la Orientación al Servicio no
encontraron ninguna diferencia estadísticamente significativa entre las variables. Debido al alto
número de t-test ejecutados, es muy posible que
este importante hallazgo corresponda a un error
Tipo I. Como resultado de estos análisis, la variable orientación al servicio es removida del modelo,
por tanto, el Índice de Formalización queda como
única variable dependiente en el modelo.
Asociaciones con el Índice de Formalización. Las
variables encontradas con una asociación estadísticamente significativas a un valor de p=.05 con
el análisis multivariable de varianza (MANOVA),
fueron incluidas en el path análisis. Las MANOVAs fueron ejecutadas en cuatro regresiones, una
para los niveles de programa y organización y
CUADRO NO 7
MANOVAS POR NIVEL
Wilks’ Lambda
eta2
df
F
Prob>F
.8890
.9236
.9993
.9625
.1110
.0764
.0007
.0375
3
1
1
1
21.35
42.45
.33
19.97
.0000*
.0000*
.5631
.0000*
.9984
.9996
.9998
.9989
.0016
.0004
.0002
.0011
3
1
1
1
.28
.22
.08
.58
.8373
.6359
.7733
.4448
Índice de Formalización
Presupuesto Nacional
Efectividad del Gobierno
Gasto Social
.9610
.9922
.9800
.9919
.0390
.0078
.0200
.0081
3
1
1
1
6.16
3.57
9.33
3.72
.0004*
.0594
.0024*
.0544
Índice de Formalización
Ingreso Nacional
Nivel de Pobreza
Nivel de Inequidad
.9555
.9946
.9682
.9954
.0445
.0054
.0318
.0046
3
1
1
1
8.21
2.89
17.38
2.44
.0000*
.0895
.0000*
.1186
Nivel de Programa:
Índice de Formalización
Liderazgo Juvenil
Compromiso de Tiempo
Programas Incluyentes
Nivel de Organización:
Índice de Formalización
Orientación Religiosa
Orientación Educacional
Nivel de Operación
Nivel Nacional:
106
EL VOLUNTARIADO JUVENIL EN AMÉRICA DEL SUR: UN ANÁLISIS DE SU ORIENTACIÓN Y FORMALIZACIÓN
UTILIZANDO LA TEORÍA DE LOS ORÍGENES SOCIALES DE LA SOCIEDAD CIVIL
FIGURA NO 3
FACTORES QUE INFLUENCIAN LA FORMALIZACIÓN DEL VOLUNTARIADO EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
En la Figura No 4 se observan en el path análisis
algunas variables significativamente asociadas al índice de formalización para la muestra de programas
de América del Sur (n=310). El RMSEA (root mean
square error of approximation), para este modelo es
.068, con un 90% de intervalo de confianza que va
de un 0 a un .134, lo cual sugiere que el modelo no
se ajusta a los datos. Este enunciado es confirmado por Chi-cuadrado X2 (p=.064) estadísticamente
significativo de 7.257 con 3 grados de libertad, lo
cual indica que el modelo no es aceptable (Ver Cuadro No 8).
FIGURA NO 4
FACTORES QUE INFLUENCIAN LA FORMALIZACIÓN DEL VOLUNTARIADO EN AMÉRICA DEL SUR
CUADRO NO 8
COMPARACIÓN DE LOS CRITERIOS DE AJUSTE DE LOS MODELOS DE ANÁLISIS DE SENDEROS
América Latina
N
X2
Df
P
r2
RMSEA
LO 90
HI 90
533
2.145
3
.543
.129
.000
.000
.064
América del Sur
304
7.257
3
.064
.08
.068
.000
.134
107
RENÉ OLATE
El modelo No 3 que utiliza los datos de América Latina y el Caribe, es un modelo resuelto y estandarizado
que tiene siete parámetros (seis senderos-paths- y la
correlación entre las variables a nivel nacional). A
continuación se describen las relaciones entre las
variables, comenzando por las variables en el nivel
nacional (de izquierda a derecha). La percepción de
la Efectividad del Gobierno tiene un efecto moderado y negativo (.-10, p=.019) en que los Programas
sean Incluyentes y un moderado efecto negativo (.11, p=.010) en el Liderazgo Juvenil. El Nivel de
Pobreza tiene un moderado efecto positivo (.13,
p=.003) en el Liderazgo Juvenil y también un moderado efecto positivo (.15, p<.001) en el Índice de
Formalización. El Liderazgo Juvenil tiene a su vez
un fuerte efecto positivo (.26, p<.001) en el Índice
de Formalización. Los Programas Incluyentes tienen un moderado efecto positivo (.18, p<.001) en
el Índice de Formalización.
El modelo No 4 que utiliza los datos de América del
Sur, es un modelo no resuelto y no estandarizado
que tiene sólo 2 asociaciones estadísticamente significativas: el Liderazgo Juvenil tiene un moderado
efecto positivo (.19, p<.001) en el Índice de Formalización y los Programas Incluyentes tienen un
moderado efecto positivo (.20, p<.001) en el Índice
de Formalización. En conclusión, sólo el modelo
que utiliza los datos para América Latina y el Caribe es aceptado como una buena explicación de las
relaciones entre el índice de formalización y las variables en el nivel de programa (liderazgo juvenil y
programas incluyentes) y en el nivel nacional (nivel
de pobreza y efectividad del gobierno). El modelo
que utiliza los datos de América del Sur identifica
relaciones significativas con el Índice de Formalización sólo en el nivel de programa: Liderazgo Juvenil
y Programas Incluyentes.
De las cinco hipótesis planteadas, las hipótesis 1,
2 y 4 son rechazadas. Respecto a la hipótesis uno,
la Efectividad del Gobierno tiene una relación indirecta con el Índice de Formalización que pasa a
través de la relación estadísticamente significativa
y negativa de Programas Incluyentes, para los datos de América Latina y el Caribe. Las hipótesis 3
y 5, postuladas en el nivel de programa, encontraron evidencia positiva: a mayor liderazgo juvenil
mayores niveles de formalización y los programas
más incluyentes son más formales. Por tanto, son
aceptadas las hipótesis 3 y 5 tanto para el modelo
de América Latina y el Caribe como para el modelo
de América del Sur.
Respecto al resto de las hipótesis: Hipótesis 2: no se
encontró evidencia de relaciones estadísticamente
108
significativas en las variables del nivel organizacional, el Nivel de Operación de la organización no
esta relacionado con el Índice de Formalización.
Hipótesis 4: no existe una relación estadísticamente
significativa entre el Compromiso de Tiempo de los
jóvenes para realizar sus actividades voluntarias y el
Índice de Formalización.
Conclusión
Este estudio constituye un aporte a la investigación
empírica respecto a la orientación y formalización
del voluntariado en América del sur utilizando un
modelo conceptual de tres niveles basado en la teoría de los orígenes sociales de la sociedad civil. El
modelo analítico fue desarrollado para entender empíricamente los factores asociados a la orientación
y formalización de los programas de voluntariado
juvenil. Estos factores son: la efectividad del gobierno y el nivel de pobreza, en el nivel nacional, y el
liderazgo juvenil y los programas incluyentes, en
el nivel de programa. Estas relaciones encontraron
evidencia utilizando los datos para América Latina y
el Caribe. Para los datos de América del Sur, sólo el
liderazgo juvenil y los programas incluyentes están
asociados al nivel de formalización.
La intuición básica de la teoría de los orígenes sociales de la sociedad civil pudo ser comprobada en este
análisis empírico, existen variables a nivel nacional
(efectividad del gobierno y nivel de pobreza) que
pueden explicar algunas características del voluntariado (formalización). Sin embargo, el segundo
aspecto de esta teoría que fue analizado, la orientación del voluntariado, vinculado a los patrones
institucionales de desarrollo del tercer sector no encontró sustento en esta base de datos de programas
y organizaciones de voluntariado juvenil.
Los resultados de esta investigación deben ser considerados con precaución debido a las limitaciones
metodológicas, de recolección de datos, teóricas y
de diseño del estudio. Estas limitaciones incluyen:
la utilización de varios idiomas en los cuestionarios;
la utilización de diferentes técnicas para la recolección de datos (email, teléfono y entrevista); la
imposibilidad de que los investigadores de campo
accedieran a todas las organizaciones de voluntariado de cada ciudad; el carácter exploratorio de
la investigación; las dificultades para acceder a datos confiables en el nivel nacional que permitan la
utilización de un diseño multi-niveles; y las obvias
limitaciones para establecer causalidad por tratarse
de datos transversales.
La asociación entre la formalización de los programas de voluntariado juvenil y el impacto que
EL VOLUNTARIADO JUVENIL EN AMÉRICA DEL SUR: UN ANÁLISIS DE SU ORIENTACIÓN Y FORMALIZACIÓN
UTILIZANDO LA TEORÍA DE LOS ORÍGENES SOCIALES DE LA SOCIEDAD CIVIL
estos programas tienen en las comunidades y en los
mismos voluntarios se considera un elemento fundamental. Este estudio intenta destacar, a través del
desarrollo de una medición estadística y empírica, la
importancia de la formalización y orientación de estos programas. Una hipótesis para futuros estudios
queda planteada: los programas de voluntariado
juvenil con mayores niveles de formalización tienen a través de sus actividades mayores niveles de
impacto social, económico y político. Finalmente,
considerando el alto porcentaje de jóvenes en la
región y el potencial crecimiento de los programas
de voluntariado juvenil, es necesario realizar más
estudios específicos, especialmente investigaciones
y propuestas de programas que incorporen a los jóvenes marginados no sólo como beneficiarios sino
como actores del voluntariado.
Referencias
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ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 76 / Julio / 2009 / P. 111-117
Profesionalidad del Trabajo Social Chileno
Chilean Social Work professionalization
PATRICIA CASTAÑEDA / ANA MARÍA SALAMÉ
Patricia Castañeda Meneses es Trabajadora Social, Doctora en Ciencias de la Educación y actualmente es Académica e Investigadora de la Escuela de Trabajo Social, de la Universidad de Valparaíso. Dirección postal Avenida Colón 2128, Valparaíso, Chile;
email Patricia.Castaneda@uv.cl.
Ana María Salamé Coulon es Trabajadora Social, Doctora en Ciencias de la Educación, y actualmente es Académica e Investigadora del Departamento de Trabajo Social de la Universidad de La Frontera. Dirección postal Campus Integrado Andrés Bello
Francisco Salazar 01145, Temuco - Chile; email: asalame@ufro.cl
Resumen
Este artículo propone un modelo para la comprensión de la profesionalidad del Trabajo Social chileno a partir de la revisión de los cambios que actualmente impactan las profesiones y su ejercicio
profesional. Dicho modelo identifica cuatro ejes ordenadores constitutivos de la profesionalidad,
los cuales interrelacionados entre sí, permiten identificar ámbitos de desempeño propios de la
acción profesional del Trabajo Social en Chile.
Palabras claves. Profesionalización, modelo, dimensiones de profesionalismo, Trabajo Social.
Abstract
This article proposes a model for the understanding of the professionalism of social work through
the review of the changes that are currently impacting the social work profession and its professional practice. This model identifies four key dimensions that constitute the professionalization
and that interrelated among them allowed the emergency of distinctive areas of performance of
professional social work in Chile.
Key words. Professionalization, model, dimensions of professionalism, social work.
Presentación
El presente artículo propone un modelo para la
comprensión de la profesionalidad del Trabajo Social chileno a partir de la revisión de los cambios que
actualmente impactan las profesiones y su ejercicio
profesional. Dicho modelo identifica cuatro ejes
ordenadores constitutivos de la profesionalidad y
propone las interrelaciones entre ellos, desde donde
emergen cuatro ámbitos de desempeño distintivos
de la acción profesional del Trabajo Social en Chile
y que corresponden a: intervención directa; gestión
y gerencia social; docencia, investigación y formación continua y político decisional. Se proponen a
continuación las definiciones y conceptualizaciones
de cada uno de los ámbitos identificados, con el
propósito de caracterizar las nuevas y emergentes
configuraciones de la actual profesionalidad del
Trabajo Social.
Profesión, profesionalización,
profesionalidad y competencias
Según Navarro, R. (2004) se puede definir profesión como una actividad humana que exige un
conjunto de conocimientos especializados, que
cuenta con principios básicos y técnicas comunes, que tiene competencias en su ejercicio y que
ofrece un servicio a la colectividad. Estos componentes han sido utilizados como estándares de
referencia para configurar muchos de los campos
ocupacionales.
Para Randall y Kindiak (2008) el elemento fundamental de una profesión es el trabajo basado en
el dominio de un complejo conjunto de conocimientos y habilidades. Asimismo, es una vocación
respecto del conocimiento de algún área de la ciencia, del aprendizaje o de la práctica de un arte, que
se utiliza al servicio de los demás. Sus miembros se
rigen por códigos de ética y poseen un compromiso
de profesar un conjunto de competencias, integridad moral, altruismo y promoción del bien público
dentro de su dominio. Estos compromisos forman
la base de un contrato social entre la profesión y
la sociedad, que en su retorno a la profesión, concede un monopolio de control sobre el uso de su
base de conocimientos, el derecho a una autonomía
considerable en la práctica y el privilegio de la autorregulación.
El diccionario RAE señala que la profesionalización
111
PATRICIA CASTAÑEDA / ANA MARÍA SALAMÉ
refiere al proceso de “conversión de un aficionado o
de una actividad en profesional”. Navarro R. (2004)
define la profesionalización como un proceso evolutivo que permite el acceso al desarrollo de un
campo ocupacional y a la adquisición de un estatus
o nivel de calificación profesional que capacita para
el desempeño de una ocupación o de un puesto de
trabajo. Cada vez, con mayor frecuencia la profesionalización está asociada a procesos abiertos de
formación no reglada, en el sentido de que se puede
hablar de profesionalización asociada a formación
continua, a formación ocupacional, reciclaje, etc.
Para Le Boterf (2001:129-153) la profesionalización se comprende como un “cuerpo
coherente y estructurado de recursos personales y
competencias...”, cuya finalidad es “...saber gestionar una situación profesional compleja...” en que
su adquisición y desarrollo ocurre a través de “...
la experiencia acumulada en situaciones profesionales y de la formación.” Luego, el mismo autor,
avanza en la relación entre profesionalidad y profesionalización, señalando los siguientes principios
rectores:
• No se profesionaliza a las personas: sólo ellas
pueden profesionalizarse si tienen la voluntad
para ello (....) La profesionalidad es el resultado
de una inversión personal.
• La profesionalización está orientada hacia la
construcción de una profesionalidad para quienes se comprometen con ella.
• La profesionalidad se construye a través de trayectorias de profesionalización que pueden
gestionarse, administrarse y dirigirse como trayectorias de navegación.
• La profesionalización incluye la formación, pero
no se reduce sólo a ella.
• La profesionalización supone la instalación de
medios para desarrollar la reflexión y la distanciación crítica de los profesionales respecto
a sus prácticas, sus competencias y sus recursos, sus representaciones y su forma de actuar y
aprender.
Por otra parte, las competencias son comprendidas
como el resultado de una combinación pertinente
de recursos. Señala Le Boterf (2001:92-94): “Frente
a los azares y a los acontecimientos, frente a la complejidad de las situaciones, se pide al profesional que no
sólo sepa ejecutar en función de lo prescrito, sino que
1
Cursivas y comillas en el libro.
112
sepa ir más allá1 de lo prescrito. Así, lo que caracteriza al profesional es, ante todo, el saber innovar y no
el conocimiento rutinario. En las situaciones inéditas,
él sabe “que es lo que hay que hacer”, es decir pone en
práctica conductas y actos pertinentes.” Así, las competencias son saberes combinatorios, a la vez que
aprendizajes construidos y son definidas como un
saber actuar validado en un contexto particular
con vistas a una finalidad. Este concepto se articula en los siguientes rasgos centrales:
• “Saber actuar: la competencia se expresa con una
acción o un encadenamiento de acciones. Es del
orden de un saber actuar y no sólo del conocimiento que se limita a un gesto profesional. Una
operación o una acción, puede incluir varios saber hacer.
• Saber actuar validado: la competencia sólo existe
si ésta ha sido probada ante otros. Si una persona
se declara competente, debe correr el riesgo de
tener que probarlo y demostrarlo.
• En un contexto particular: la competencia siempre
es contextualizada. Se trata de un saber actuar en
un campo de exigencias, restricciones y recursos
(técnicos, humanos, financieros, logísticos, temporales...) determinados.
• Con vistas a una finalidad: la competencia en acción está enfocada a un fin. La acción, en la que se
ha involucrado, tiene sentido para el sujeto que
la pone en práctica. La competencia está guiada
por una intencionalidad.” (Le Boterf, 2001:92)
EJES ORDENADORES DE LA
PROFESIONALIDAD DEL TRABAJO SOCIAL
Sujetos
Valores,
ideas,
ideologías
Trabajo
Social
Información,
conocimiento.
datos
Redes,
recursos,
tecnologías
PROFESIONALIDAD DEL TRABAJO SOCIAL CHILENO
Profesionalidad del Trabajo Social
chileno
A partir de los resultados obtenidos por los procesos
de investigación y sistematización realizados por las
autoras en el tema2, puede establecerse que la profesionalidad del Trabajo Social se configura a partir
de núcleos centrales de identidad asociados al tratamiento especializado de problemas y necesidades
sociales, junto con una valoración social y legitimidad profesional que respaldan su empleabilidad.
Dicha profesionalidad se confronta en la actualidad
con los requerimientos de nuevas competencias
demandadas desde un escenario profesional impactado por transformaciones tecnológicas, económicas
y sociales que se encuentran en pleno desarrollo.
Lo anterior se traduce en nuevas demandas del mercado laboral, donde los procesos de inserción del
colectivo profesional implican requerimientos que
superan las competencias técnicas y metodológicas,
que aunque han sido centrales en las formas de desempeño tradicionales de la profesión, comienzan a
ser desplazadas por las competencias participativas
y personales, demandadas con premura, para el enfrentamiento de un mundo en cambio permanente,
en donde la incertidumbre y la flexibilidad laboral
se transforman en condiciones de desempeño permanentes.
El siguiente esquema (adaptado de Vargas, 2001) representa las trayectorias profesionales –ayer– como
eran concebidas hasta inicios de los años ochenta.
También representa los cambios observados en las
trayectorias que siguen las carreras profesionales en
la actualidad –hoy–, a la vez que sugiere las principales condiciones requeridas para organización de
la carrera profesional en el futuro, mañana.
CARRERAS PROFESIONALES
LA ERA DE LA GLOBALIZACIÓN
Las trayectorias precedentes se encuentran presentes
en los procesos de inserción que realiza la profesión
en diversos contextos laborales. Las inserciones laborales de Trabajo Social comienzan a responder en
forma creciente a nuevas demandas tecnológicas,
orientadas a entregar respuestas de calidad a problemáticas y necesidades sociales diversas y cambiantes;
con estructuras de funcionamiento flexibles y dinámicas y con una mayor tendencia a trabajar en torno
a proyectos y productos propias de las trayectorias
profesionales definidas desde las columnas de hoy
y mañana, más que por actividades estandarizadas
predefinidas, propias de la columna ayer.
Si bien pueden reconocerse actualmente repertorios
de competencias genéricas, comunes a diversas profesiones, como trabajo en equipo, liderazgo técnico o
resolución de conflictos, estos repertorios comunes
se particularizan para Trabajo Social, en la medida
que se cultivan en contextos de conocimiento, organizacionales y de experticia propios de la profesión.
Asimismo, levantan la necesidad de un diálogo
permanente entre las apreciaciones de instancias
empleadoras, profesionales y equipos docentes, en
búsqueda de los consensos básicos que aseguren
avances consistentes y pertinentes, que permitan incluir explícitamente las competencias genéricas en los
procesos formativos. Por su parte las competencias
especializadas validan la formación de profesionales
competentes en Trabajo Social, en áreas disciplinarias
y de intervención social distintivas, estableciendo la
particularidad y la diferenciación profesional dentro
del espectro disciplinario del ámbito social.
Comienza a configurarse, entonces, una profesionalidad de Trabajo Social que reconoce la existencia
de los siguientes factores claves en su definición:
• Creciente complejidad en los problemas y necesidades sociales emergentes, para los que no
siempre el Trabajo Social cuenta oportunamente
con respuestas propias. A ello, se agrega la velocidad de las transformaciones, que acentúan los
sentimientos de incertidumbre y rezago profesional, respecto a un escenario de cambios.
• Desdibujamiento de las fronteras profesionales y
la pérdida de exclusividad de las competencias
profesionales, que hasta ahora, habían sido consideradas propias y especializadas. Sin embargo,
esta misma situación abre nuevas posibilidades
de intercambio y relación profesional con pares
y la oportunidad de construir nuevas competencias para Trabajo Social.
2
Ver detalle en Bibliografía del presente artículo.
113
PATRICIA CASTAÑEDA / ANA MARÍA SALAMÉ
• La constitución de un núcleo de identidad conformado por los aportes derivados de la historia y
las tradiciones profesionales son un valioso referente profesional. No obstante, debe reconocerse
la importancia de la apertura a nuevas formas y
sentidos que emergen de las prácticas sociales,
a fin de evitar una autoreferencia que conduzca
a una fácil complacencia, evitando la necesaria
revisión crítica del quehacer profesional.
Propuesta de matriz de análisis para
la profesionalidad del Trabajo Social
chileno
Considerando la definición de competencias planteada por Le Boterf (2001), se propone el siguiente
esquema de equivalencias para el análisis de la profesionalidad del Trabajo Social chileno.
Saber actuar validado: la competencia sólo existe
si se han realizado pruebas delante de otros. Si una
persona se declara competente, debe correr el riesgo
de tener que probarlo y demostrarlo. El saber actuar
validado del Trabajo Social se relaciona con su acervo histórico en el campo de la intervención directa
con sujetos de atención. El primer eje, en consecuencia está constituido por los sujetos, los que son
definidos como “individuos que tienen conciencia
de sí mismos, una conciencia que los lleva a tener
voluntad de definir sobre su yo y su circunstancia,
asegurando, por medio de sus actos, la protección y
extensión de su libertad. (...) este actor social tiene
la vocación de influir sobre su destino, de transformar la vida social en la cual está inserto. (Pinto, J. y
otros, 1999: 93).
En un escenario particular, la competencia siempre es contextualizada. Se trata de un saber actuar
en un campo de exigencias, restricciones y recursos
(técnicos, humanos, financieros, logísticos, temporales) determinados. Los contextos se visibilizan
específicamente en los entornos institucionales de
desempeño profesional de Trabajo Social en un
marco definido (información, conocimiento, datos) y
por el entorno social en un marco amplio (recursos,
redes, tecnologías).
Con vistas a una finalidad, la competencia en acción está enfocada a un fin. La acción, en la que
se ha involucrado, tiene sentido para el sujeto que
la pone en práctica. La competencia está guiada
por una intencionalidad.” (Le Boterf, 2001). En la
profesión de Trabajo Social las finalidades y/o sentidos de la acción profesional están constituidas por
un sustrato centralmente ético-valórico, político o
ideológico (ideas-valores-ideologías).
114
Como consecuencia, el esquema de equivalencias
resultante para el análisis de la profesionalidad del
Trabajo Social chileno, se ilustra a continuación.
CONSTRUCCIÓN DE EQUIVALENCIAS
Saber actuar
Sujetos
Información,
conocimiento, datos
En un contexto
particular
Redes, recursos, tecnologías
Con visitas a una
finalidad
Ideas, valores, ideologías
Las equivalencias propuestas se conciben como los
ejes ordenadores de la acción profesional para Trabajo Social y sus ámbitos de desempeño profesional
asociados. Los ejes ordenadores de la profesionalidad serán entonces:
• los sujetos de atención;
• recursos, redes y tecnologías;
• conocimiento, información y datos; e,
• ideas, valores e ideologías;
Dichos ejes se constituyen en coordenadas operativas características de la dinámica de Trabajo Social,
resultando el siguiente esquema analítico.
En los trazados de entrecruce de dichas coordenadas, se visibilizan como resultado, los ámbitos de
desempeño profesional, los que corresponden a:
EJES
ORDENADORES
ÁMBITO DE
DESEMPEÑO
SUJETOS
+
RECURSOS, REDES,
TECNOLOGÍAS
=
INTERVENCIÓN
DIRECTA
RECURSOS, REDES,
TECNOLOGÍAS
+
INFORMACIÓN
CONOCIMIENTO Y DATOS
=
GESTIÓN Y
GERENCIA
SOCIAL
INFORMACIÓN
CONOCIMIENTO Y DATOS
+
VALORES, IDEAS, IDEOLOGÍAS
=
DOCENCIA,
INVESTIGACIÓN
Y FORMACIÓN
CONTINUA
VALORES, IDEAS, IDEOLOGÍAS
+
SUJETOS
=
POLÍTICO
DECISIONAL
PROFESIONALIDAD DEL TRABAJO SOCIAL CHILENO
El esquema resultante para el análisis de la profesionalidad de Trabajo Social desde los ejes ordenadores
y ámbitos de desempeño, es el siguiente:
MAPA DE LA PROFESIONALIDAD
DE TRABAJO SOCIAL
(Castañeda, Salamé: 2006)
Sujetos
Político
decisional
Valores,
ideas,
ideologías
Intervención
directa
Recursos,
redes,
tecnologías
Trabajo
Social
Docencia, investigación
formación continua
Gestión,
gerencia social
Información,
conocimientos, datos
A continuación se propone definiciones para cada
uno de los ámbitos de desempeño identificados.
• El ámbito intervención directa. Resultante de la intersección de los ejes sujetos y recursos, redes y
tecnología representa el ámbito histórico distintivo del Trabajo Social, en el que hasta ahora se
ha apoyado centralmente su empleabilidad. El
concepto intervención se reconoce como la “acción realizada por el trabajador social ante y con
el usuario o cliente. Intervenir quiere decir tomar
parte voluntariamente, hacerse mediador, imponer su autoridad. Su significación es más fuerte
que la de acción, aunque a menudo ambos términos sean usados como sinónimos” (Robertis,
1994: 14). Este ámbito comprende el conjunto
de puestos laborales en que el colectivo profesional trabaja directamente –en una relación cara a
cara– con los sujetos, independientemente de su
carácter, individual o colectivo. Las actividades
distintivas de estos puestos laborales son la atención y el trabajo directo con los sujetos, individual
o colectivamente, en una escala, generalmente
microsocial. En este ámbito concurren las tres
dimensiones3 clásicas de la intervención profesional de Trabajo Social: personas y familias, grupo
y comunidad, manteniendo presente la consideración que las dimensiones de intervención son
interdependientes, tanto desde la perspectiva
metodológica como práctica. Las dimensiones de
intervención se constituyen a su vez en los procesos y procedimientos de trabajo formalizados
en contenido y secuencia, los que pueden modificarse de acuerdo a las complejidades, imprevistos
y contingencias que los sujetos presentan en su
situación social. Entre las principales funciones
se encuentran la calificación socioeconómica, la
orientación y educación social, la entrega de beneficios y servicios derivados de políticas sociales,
sean éstas del Estado o de los servicios de asistencia social del sector privado. Así, adquiere sentido
el rol profesional de articulador entre necesidades
y problemas de los sujetos y los recursos conformados por beneficios y servicios de las políticas
sociales. Para desarrollar a plenitud este rol las
redes sociales se constituyen en sí mismas en un
recurso central que posibilitará el acceso a un
conjunto mayor de recursos, que no están bajo la
propia administración.
• El ámbito gestión, gerencia social: conformado por
la intersección de los ejes recursos, redes y tecnología y conocimiento, información y datos. Es
un ámbito de acción profesional contemporáneo,
conformado por el conjunto de puestos laborales en diferentes organizaciones sociolaborales
de acción social propiamente tal y en empresas
productivas en que Trabajo Social es responsable
de la gestión de recursos, redes e información.
Definido a partir de las tareas de administración
y coordinación de proyectos y/o programas; en
el que el conocimiento de políticas internas, de
fuentes de financiamiento internas o externas, de
dinámicas institucionales, de orientación hacia
las metas y del manejo de recursos, son fundamentales. Los métodos de trabajo empleados en
este ámbito son los vinculados a procesos de planificación, tales como la planificación estratégica,
diseño de proyectos y la prospectiva, entre otros.
Las principales tareas que predominan en este
ámbito de acción profesional son la administración, la coordinación, el trabajo en redes, diseño,
ejecución y evaluación de proyectos sociales y/
o productivos, junto con la gestión de recursos
humanos, materiales y/o económicos, siendo
estos en lo general de un volumen moderado.
Las redes son un soporte de gran envergadura
utilizadas para establecer relaciones entre distintos profesionales e instituciones, tanto a nivel
interno como externo. El manejo de tecnologías
3 Se utiliza la denominación de dimensión de intervención en el sentido propuesto por De Robertis (1994) considerando que no establece
relación jerárquica entre los diferentes métodos de intervención.
115
PATRICIA CASTAÑEDA / ANA MARÍA SALAMÉ
–software y sistemas en línea asociados a bases
de datos– es determinante para contar con información actualizada y relevante.
• El ámbito docencia, investigación y/o formación
continua: Conformada por la intersección entre
valores, ideas e ideologías y conocimiento, información y datos. Las actividades distintivas de este
ámbito son la práctica pedagógica y el ejercicio
de la investigación social. En este ámbito el conocimiento, la información y los datos cumplen
un papel central para la transferencia del conocimiento, así como para la reinvención permanente
del capital teórico, metodológico y técnico de
Trabajo Social; las actividades - docencia e investigación- se desarrollan con el apoyo cada vez
más presente de las tecnologías de información y
comunicaciones. Las tareas docentes se apoyan
en entornos virtuales de aprendizaje destinadas
a apoyar el proceso de enseñanza-aprendizaje, a
la vez que constituirse en sistemas de registro en
línea. Este ámbito se relaciona directamente con
los valores, a través de la constante interacción y
relación con la comunidad estudiantil, representando el espacio por excelencia del saber actuar
profesional. Las ideologías se sitúan en la centralidad de la profesión al otorgar sentido a la acción
profesional, y que puesto en perspectiva histórica se ha ido modificando con el tiempo: primero
al ser considerada como un apostolados, luego
como una práctica política, hasta llegar a la actualidad donde se aprecia un desplazamiento del
componente ideológico desde el centro hacia la
periferia de los procesos de formación. Los repertorios de desempeño profesionales propios del
ámbito, están asociados a la práctica pedagógica
en la docencia de pre y post grado, junto con la
valorización de la participación de profesionales
en actividades de actualización y formación especializada, inscrita en una lógica de aprendizaje
permanente, motivada por las rápida obsolescencia del conocimiento.
• El ámbito político decisional Ámbito resultante del
cruce de los ejes ideas, valores, ideologías y sujetos de atención. Se comprende como el conjunto
de puestos laborales cuya finalidad es la adopción
de decisiones en contextos políticos relativos a lineamientos de acción para las organizaciones y/o
instituciones públicas o privadas. Se vincula al
manejo de datos e información de sujetos, como
individuos y/o como colectivos, en el marco
del respeto a las garantías ciudadanas. Entre las
principales tareas profesionales está el diseño de
116
políticas y/o líneas de intervención para grandes
colectivos. Las funciones distintivas de este conjunto de puestos laborales son la coordinación,
la negociación, la gestión y la administración de
importantes volúmenes de recursos humanos,
materiales y financieros, en una escala provincia,
regional y/o nacional. El campo de autonomía y
responsabilidad está determinado por los niveles de información, recursos y decisiones que se
manejan profesionalmente, las ideologías y los
niveles de concordancia o discrepancia entre los
valores profesionales y los grupos de negociación. La relación de coherencia entre valores y
decisiones se aprecia con fuerza en este ámbito,
encontrando su mayor expresión en el concepto
de la transparencia. En este nivel de trabajo, es
característica la inserción en equipos multidisciplinarios que asesoran en la toma de decisiones a
las autoridades y en las orientaciones de las políticas públicas..
Reflexiones finales
El análisis realizado precedentemente permite identificar con precisión cuatro perfiles profesionales
básicos, rutas posibles de desarrollo de la profesionalidad del Trabajo Social, redescubriendo el
quehacer de una profesión que, desde la consolidación de un núcleo histórico caracterizado por la
intervención directa, ha amplificado su desempeño
hacia ámbitos político decisionales, gestión y gerencia social, docencia, investigación y formación
continua.
El esquema propuesto, realiza una función de
modelación y desde dicha condición estiliza los ámbitos de Trabajo Social, no obstante reconocer que
en ocasiones, estos se superponen y se entrelazan
en lo cotidiano. Aún así, cada profesional identifica
en su ejercicio profesional la predominancia de un
ámbito respecto del que los restantes quedan subordinados.
El referente conceptual de competencias utilizado
en el análisis, (Le Boterf, 2001: 92-94) y los ámbitos de desempeño identificados, generan una matriz
de síntesis, que modela los perfiles profesionales
factibles de identificar en los diversos ámbitos de
desempeño de Trabajo Social.
PROFESIONALIDAD DEL TRABAJO SOCIAL CHILENO
PERFILES PROFESIONALES DE TRABAJO SOCIAL
COMPETENCIAS
COMPONENTES
CLAVES EN EL
SABER ACTUAR
CONTEXTOS DE
DESEMPEÑO
FINALIDAD
Y SENTIDOS
VALIDACIÓN
SOCIAL
INTERVENCIÓN
DIRECTA
Sujetos de atención
Redes recursos
tecnología
Práctica Social
DEFINIDA POR
PROBLEMAS Y
NECESIDADES
SOCIALES
Profesional de
Trabajo Social
POLÍTICO
DECISIONAL
Sujetos de atención.
Valores ideas
ideologías
Modelos y
estrategias de
desarrollo nacional.
Definida por la
agenda pública
Asesoría profesional
experta
GESTIÓN SOCIAL
GERENCIA SOCIAL
Recursos redes
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Conocimiento
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Definida por
opciones de desarrollo
institucional
Profesional de las
Ciencias Sociales
DOCENCIA,
INVESTIGACIÓN,
FORMACIÓN
CONTINUA
Ideas valores
ideologías.
Conocimiento
información datos
Académico
Definida por
desarrollo
disciplinario
Docencia
universitaria
AMBITOS DE
DESEMPEÑO
El resultado obtenido es un potente indicador de
la creciente transversalización del quehacer profesional, en el marco de contextos de desempeño,
finalidades y sentidos cada vez más dinámicos e inciertos, y de una validación social que legitimada
permanente, aporta nuevas oportunidades de inserción y desarrollo futuro para Trabajo Social.
LE BOTERF, G. (2001). Ingeniería de las competencias.
Ediciones Gestión 2000, S.A. Barcelona.
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117
ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 76 / Julio / 2009 / P. 119-131
Familias, Estado y Políticas Sociales.
La trama de nuevas formas de gobierno
Families, State and Social Policy.
The plot of the new forms of government
MÓNICA DE MARTINO
La Dra. Mónica De Martino Bermúdez se desempeña en el Departamento de Trabajo Social –Facultad de Ciencias Sociales– Universidad de la República - Montevideo Uruguay, como Profesora Agregada en Régimen de Dedicación Total. Actualmente es
coordinadora del Programa de Doctorado en Trabajo Social. Coordinadora del Área de Infancia y Familia. Su dirección postal es
Constituyente 1503 Piso 4. CP 11200. Montevideo. Uruguay. Su dirección de correo electrónico: monicad@fcs.edu.uy
Resumen
En el artículo se problematizan rasgos de las políticas sociales referidas a familias a partir de la
apertura democrática hasta ya iniciado el nuevo milenio, en Uruguay. Retomamos los resultados
de una investigación orientada a analizar, en dicho período, las transformaciones en los fundamentos y diseño de las Políticas Sociales involucradas y sus impactos en la intervención del Trabajo Social y en las funciones que le son asignadas. El dominio empírico remitió al Poder Judicial y al
Instituto Nacional del Menor (INAME), instituciones claves en la temática. El diseño metodológico
fue básicamente cualitativo, aplicándose diversas técnicas: análisis de documentos institucionales, tanto político-burocráticos como profesionales; entrevistas en profundidad a agentes políticos, políticos-institucionales y profesionales que desempeñaron y/o desempeñan funciones en el
período analizado, y grupos focalizados de discusión conformados por Trabajadores Sociales con
amplia experiencia en el campo familiar. Tanto las autoridades políticas como profesionales de
ambas instituciones, así como especialistas externos, pudieron aportar su opinión sobre el objeto
de estudio.1
Palabras claves. Políticas sociales, familias, gubernamentalidad, intervenciones técnicas.
Abstract
In this article features of social policies related to families from the democratic opening up and
started the new millennium in our country are problematized. The research uses results from an
investigation that analyses the changes in principles and design of social policies occurred in
that period, and the impact of that in social work intervention and the functions assigned to it.
The empirical data remits to judicial system and to the National Institute for Minors (INAME),
key institutions in the field. The design methodology was primarily qualitative, using various
techniques: analysis of institutional documents, political and bureaucratic; professional in-depth
interviews with politicians, institutional politicians and professionals performing functions in the
period analyzed, and discussion focus groups with social workers with extensive experience in the
family. Political authorities as well as professionals and external experts, were able to contribute
their views on the subject of study.
Keywords. social policy, families, government, technical interventions.
Introducción.2
No es nada original señalar que todo proceso de investigación es sinuoso, una vez iniciado el diálogo
del investigador con su objeto de estudio. Muchas
veces desborda manuales o formatos estandarizados
y esa suerte de sinergia con el objeto se logra no en
Nos referimos al Proyecto de Investigación Trabajo Social con Familias: Políticas Sociales y modalidades de intervención profesional.
(1985-2004), desarrollado en el marco del Área de Infancia y Familia del Departamento de Trabajo Social, bajo el Régimen de
Dedicación Total, durante los años 2005-2008.
2 Advertimos a los lectores que todas las traducciones son de nuestra responsabilidad.
1
119
MÓNICA DE MARTINO
el momento de formular un proyecto, sino cuando
éste comienza a desarrollarse y cobra dinamismo y
envergadura. El diseño original del proyecto, con
la estrategia metodológica brevemente reseñada en
el Resumen, tenía como línea de indagación básica
que las transformaciones percibidas en términos de
Políticas Sociales destinadas a familias implicaban
nuevas formas de control social específicamente
destinadas a los segmentos más vulnerables y un
fuerte retroceso en términos de gasto público destinado a las mismas. A lo largo de su implementación,
quedaron registradas las opiniones de las más altas
autoridades de ambas instituciones en el período
reseñado. En el caso de I.NA.ME3, es sabido que se
trataban de cargos estrictamente políticos, ocupados por representantes de los partidos tradicionales
que presidieron los destinos de Uruguay a lo largo
de las décadas analizadas. También escuchamos la
opinión de parlamentarios de todo el espectro político, especializados en las temáticas de infancia y
familia. Del mismo modo, toda la cadena jerárquica
de mandos medios de estas instituciones aportaron
valiosa información. Desde la entonces Presidenta de la Suprema Corte de Justicia, las directoras
del Instituto Técnico Forense –ITF– y la División
de Asistencia Social - DAS, jueces de las materias
pertinentes –Familia, Adolescentes, Especializados
en Violencia Doméstica– y Trabajadoras Sociales
de campo, todos estos agentes, pues, dejaron sus
palabras grabadas en un largo circuito de diálogos,
puntos y contrapuntos. En I.N.A.ME., como ya se
dijo, desde las máximas autoridades hasta mandos
medios de relevancia y parte del cuerpo de supervisoras del Departamento de Servicio Social. Por
último, agentes externos a estas instituciones, con
reconocida trayectoria, brindaron su tiempo para
debatir en grupos, el objeto de investigación. Otros
lo hicieron accediendo a ser entrevistados. Paralelamente, la pródiga legislación sobre infancia y
familia que caracterizó el período fue también analizada así como también una muestra de documentos
del Banco Interamericano de Desarrollo –BID– y
el Banco Mundial - BM, ambos también con fuerte
presencia en lo que refiere a recomendaciones y financiamiento.
De acuerdo con el análisis del material empírico recolectado, podemos indicar como primera
aproximación, sin lugar a dudas, que las décadas
investigadas se caracterizan por su fertilidad con
3 INAME: Instituto Nacional del menor.
120
relación a la implementación de nuevas políticas y
programas que, aunque de forma mediada, abordan
a las familias. Del mismo modo la legislación relativa a temáticas vinculadas a la infancia, la familia y a
la condición de la mujer se amplió sustantivamente.
También estas décadas son sumamente significativas, de acuerdo al relevamiento de los documentos
pertinentes, si tenemos en cuenta la incidencia de
los organismos internacionales de financiamiento
ya mencionados en lo que respecta a las políticas
sociales en general y a la Reforma del Estado en
particular. Se trata de un período altamente productivo desde el punto de vista de la elaboración de
diagnósticos y recomendaciones que, como señala
Midaglia (1998, p.85): “... apuntaban, entre otras
cosas, a reorganizar y racionalizar la intervención
del Estado en el campo social, a incorporar actores
privados o comunitarios en el diseño e implementación de servicios públicos y fundamentalmente a
redefinir la categoría de beneficiarios, priorizando a
los sectores de pobreza extrema...”
En las propuestas que se crearon en diversos campos, tres términos se tornaron recurrentes: pobreza,
familia y riesgo. Vinculados éstos a tres aspectos
claves de las nuevas intervenciones tecno-políticas sobre la cuestión social: (i) focalización de las
intervenciones estatales en los sectores pobres,
fundamentalmente urbanos; (ii) redefinición del
papel de la familia en las nuevas modalidades de
gestión de los problemas sociales; e (iii) incorporación del riesgo como criterio para la categorización
y ponderación de los problemas y de los grupos de
población. Lo cuál no significa que en el período
haya existido una política social destinada a familias.
Por el contrario, todos los entrevistados así como
los documentos analizados, indican la ausencia de
políticas de familia no sólo en el período abordado,
sino como rasgo típico de nuestra conformación
histórica y política.
A la hora colectivizar hallazgos no solamente se
hace necesario encontrar ese punto de equilibrio
entre capacidad de síntesis y claridad conceptual
sino seleccionar aquellos que consideramos más
pertinentes para expresar el espíritu de una época.
A ello nos abocaremos a continuación colocando a
disposición del lector algunos elementos del material empírico que, esperamos, funcionen como
disparadores.
FAMILIAS, ESTADO Y POLÍTICAS SOCIALES. LA TRAMA DE NUEVAS FORMAS DE GOBIERNO
A la búsqueda de la familia y la
comunidad
Las siguientes apreciaciones fueron respuestas a la
pregunta sobre las expectativas de las instituciones a
las que pertenecen los y las entrevistados/as, sobre las
expectativas respecto del papel asignado a la familia y
la comunidad en el período analizado. Veamos:
“Creo que hay una búsqueda más intensiva por rescatar
elementos de familia que en el fondo no llegan a constituir todo el ensamblaje tradicional, pero que pueden
asegurar un marco afectivo, estable y de protección que
pueda hacerlos considerarse una familia, no?. Yo creo
que en los inicios de los 85 fines de los 80 hubo una
cantidad de políticas, programas, acciones que trataron
justamente de evitar la familia que cae, se caiga, desaparezca, que pierda la capacidad de sostener Yo creo
que lo que hay es una conciencia de que la familia es
la que está con problemas, en que está cayendo, tiene
que ser sostenida en algún tipo de reformulación o de
reciclaje, no dejarla caer, no dejarla que explote.” (Integrante Directorio I.NA.ME., 1985-1990)
“Es decir, más allá de las formas que tengan las familias,
yo siempre digo que el gran impacto que ha generado
sobre todo la Convención de los Derechos del Niño, pero
también las Convenciones vinculadas a los Derechos de
la Mujer, es convertir al núcleo familiar, más allá de
la forma que tenga, en un ámbito de relaciones donde
se deben aplicar los principios del Estado de Derecho”
(Ministro General de Apelaciones de Familia, asesor, consultor)
“Hay una familia débil por distintas razones (...). Entonces, esas instancia técnicas van a tener como una de
sus prerrogativas el ver en qué medida se puede volver a
dar a la familia el lugar terapéutico social que se supone
que podría tener y que estaba bastante desvalorizado,
por lo menos en el trabajo con el tipo de población con
que mas comúnmente trabaja el organismo. La idea era
hacer el link a familia.” (Ex integrante del Directorio
de I.NA.ME, 1995-2000)
“La meta era poder insertarlo de vuelta con la familia,
desinstitucionalizarlo lo antes que se pudiera, porque
además viste como son las cosas, pasa el tiempo, pasa
el tiempo, y después, “está bien, está cuidado y saben
ponerlo en su sitio...” y el chico va quedando, quedando,
quedando. El rol de la familia era que volviera a absorber a sus integrantes”. (Ex integrante del Directorio
de I.NA.ME., 1990-1993)
“Más allá de eso, creo que hubo en este período, y creo
que no es casual que las internaciones bajan, ese es un
indicador posible, creo que realmente se recoloca a la familia, por lo menos como alguien que puede, con soporte
y con ciertos cuidados acompañar un proceso con el niño
(...) Por otro lado, hoy el Nuevo Código de la Niñez y
el discurso de gran parte de la institución es la familia
como parte de la población objetivo del Instituto, planteo con el que yo no estoy de acuerdo porque creo que,
hasta nuevo aviso, nuestro cometido son los niños(...) en
todo caso la familia sí como unidad: el niño y familia.
(...) la familia como un sujeto mucho más universal en
el plano de las políticas sociales y nuestra responsabilidad: el niño, miembro de una familia. La familia como
un recurso en la cual el niño está inserto o no” (Mando
medio de I.N.A.ME, consultora)
“Que la familia sea lo más normal posible. Lo primero es que la familia dialogue, que pueda ver desde otro
punto de vista, que pueda razonar. Se espera que llegue
la normalidad” (Ex - Presidenta de la Suprema Corte
de Justicia)
“Yo creo que lo que nosotros esperamos es que las familias no vengan acá y que cuando vienen, que estén
poquito tiempo y se puedan poner de acuerdo y resolver,
pasando por encima de lo que son las heridas narcisistas. Creo que lo que esperamos es que, por encima de
ese dolor, que sabemos que existe y que es muy fuerte,
que puedan resolver, mediar, transar, negociar, poder
perder” (Directora del DAS - Poder Judicial)
“Yo creo que en el 85, la emergencia de la sociedad civil como actor en la política social es un tema central
para mí. Nosotros tuvimos, después de la larga siesta de
la dictadura, en los últimos años de la dictadura, una
emergencia de distintas organizaciones se constituyeron
en un actor, en un momento muy complicado, digamos,
incluso, sustitutivo del Estado, en determinados temas:
políticas de alimentación, de salud, etcétera, etc. Al
recuperar la democracia, el Estado también recupera
roles, y ahí se produce toda una -en término de diseño de nuevas políticas públicas- una situación que dio
lugar, yo creo que, a dos fenómenos. Por un lado algunas políticas públicas, digamos, estatales, tomaron esa
emergencia de la sociedad civil desde el inicio, PLAN
CAIF, un ejemplo de eso. Incluso el actor ahí internacional, UNICEF, tiene mucho que ver con el inicio de
esto, la posibilidad también de generar un modelo que
de alguna manera traía cosas de otros lados. Entonces,
yo creo que eso abrió campo a una cosa que después
nosotros empezamos a ver en el diseño de una política
pública, que fue el tema de la cogestión entre Estado
y sociedad civil. O sea, lo que podemos llamar como
gestión asociada o gestión concertada. Y que dio lugar al
tema de las políticas de convenios que todos conocemos,
en el I.NA.ME., Intendencias, incluso en Montevideo y
otras, pasaron por ese mecanismo.” (Trabajador Social, Asesor)
“El territorio empieza a pesar también en la política
pública. Lentamente. Porque este es un tema creo que
121
MÓNICA DE MARTINO
mucho más actual. Por lo menos, desde la experiencia
que yo más conozco y que pude vivir, que es el Plan
CAIF, las organizaciones, las asociaciones civiles, básicamente asociaciones civiles de base territorial, que
de alguna manera se convierten en un actor de política
pública social” (Trabajador Social, Asesor)
“En el tema “Niños en situación de Calle” teníamos tres
programas, uno propio que estaba funcionando bastante
bien pero con capacidad limitada, otro que se venía manejando y que prácticamente se había caído. Era Plan
Trescientos, donde estaba Tienda Inglesa, Canal 4, Tea
Deloitte & Touche4. Había una serie de empresas que
era para sacar a niños en situación de calle que se pedía
colaboración en las cajas de Tienda Inglesa, ese proyecto había quedado un poco (...) las empresas estaban
desdibujándose, y nosotros logramos volver a retomar
ese tema. Se hizo una auditoria, se hizo una encuesta y
se hizo una evaluación de ese proyecto. Realmente fue
notoria la ventaja de la salida de los chicos de la situación de calle, y la incorporación a la actividad escolar,
donde más o menos el setenta u ochenta por ciento seguían fuera de la situación de calle luego de un año de
cerrado el proyecto. Se le daba un dinero a la familia,
se firmaba un contrato con la familia que se le daba el
dinero mensual si los chicos concurrían a la Escuela,
cumplían determinadas actividades y estaban fuera de
la zona de la calle y se le entregaban útiles escolares, había una serie de beneficios. Entonces, frente al éxito de
eso se logró recomponer la situación, se volvió a largar
la tercera etapa del Plan Trescientos, que la llamamos
“Plan Quinientos”. (Ex - Integrante del Directorio de
I.NA.ME. - 2004)
¿Cómo puede ser interpretado esto? El lugar privilegiado que, desde la apertura democrática, ocupan
las familias en la actual ingeniería de las Políticas
Sociales puede ser considerado un tanto paradojal.
Las familias, conformadas históricamente como entidades privadas, íntimas, o refugios ante un mundo
competitivo y complejo, y concebidas como matrices de identidad social y como sustentos de vínculos
sociales primarios y básicos, hoy son colocadas en
el centro de las preocupaciones de la sociedad pero
como recursos activos. (De Martino, 2001). En líneas generales podemos decir que las familias son
abordadas como responsables de déficits de socialización que atentan contra la administración
eficiente de riesgos múltiples. Esta tendencia expresa una nueva relación entre las tecnologías sobre
la vida (Foucualt, 1995) y las familias, incorpora
y dota de sentido a aquellas prácticas políticas y
4
profesionales que abordan a las familias como espacios para generar formas de conducir conductas.
(Foucault, 2001)
En el Siglo XIX, el pauperismo, el higienismo y el
voluntarismo educativo fueron principios de interpretación de determinadas prácticas políticas,
vinculadas a la preocupación sobre el papel de la
familia con relación a la cohesión social, en un contexto societal de profundos y vertiginosos cambios.
(Cicchelli-Pugeault, y Cicchelli, 1999). En este nuevo pasaje de siglo, esa nueva relación entre tecnologías
sobre la vida y las familias ya no puede considerarse
como mero criterio interpretativo, sino como una
racionalidad que incorpora a la familia ya no como
entidad pasiva ante la colonización o invasión técnica respectivamente. (Donzelot, 1986; Lasch, 1991)
sino como un agente activo en la implementación
de nuevas formas del ejercicio del poder. Familias
y comunidad resurgen. Las primeras como unidades que deben resolver sus problemas, obviamente
multicausales y muchos de ellos generados por el
propio modelo de desarrollo - pobreza, desempleo,
etc. La segunda como compañera del Estado en
asumir los costos de los ajustes efectuados a las políticas de protección y reproducción social de los
ciudadanos. En otras palabras, ambas son convocadas como co-gestoras de programas y proyectos
permitiendo la reducción de sus costos.
Lo que subyace en estos procesos es la percepción de la familia como relativamente incapaz, lo
que fundamentaría la intervención socio-política
pero en otro registro. Si en el Estado de Bienestar,
las intervenciones socio-políticas apuntaron a una
sustitución de sus funciones por parte de diversos servicios asistenciales. (Donzelot, 1986; Lasch,
1991), en una sociedad neoliberal, se trata de la
intrusión de sistemas abstractos - saberes, conocimientos técnicos, formas de monitoreo para ayudar
a las familias en el desempeño de sus funciones básicas. Se advierte pues una mutación fundamental: de
modalidades de intervención básicamente sustitutivas de las familias hacia modalidades prescriptivas
sobre las mismas. “En las últimas décadas, cuando
la familia quedó en el limbo, era casi un consenso
que Estado o mercado podían sustituir a la familia
en su papel formador (...) Hoy se retorna a la familia como anclaje principal de la socialización de sus
miembros” (Carvalho, 2000, p. 17).
Algo similar ocurre con la comunidad, o más específicamente con la denominada sociedad civil.
Se refiere a diversas empresas. La primer es una cadena de supermercado de capitales nacionales; la segunda un canal de televisión
privado asociado a uno de los partidos tradicionales; la tercera es un empresa de comunicaciones y servicios.
122
FAMILIAS, ESTADO Y POLÍTICAS SOCIALES. LA TRAMA DE NUEVAS FORMAS DE GOBIERNO
Como se desprende de los discursos transcriptos,
la comunidad o sociedad civil se transforma en un
recurso para las tareas de gobierno, a través de la
instrumentalización de lealtades personales y de
activas responsabilidades, pero eliminando el punto de vista social, de la ciudadanía y de una matriz
unificadora de solidaridad típicas de la sociedad keynesiana. (Rose&Miller, 1992. Dean 1999) Por un
lado el estado apela a las comunidades, promueve
su constitución y participación en tareas de gobierno, como lo ilustran los discursos transcriptos.
Se trata, por supuesto, de una noción restringida
de participación, que a menudo apunta a que los
propios gobernados gestionen activa y responsablemente su propia miseria.
En el período analizado dos casos pueden ser considerados paradigmáticos y que han sido sumamente
señalados por nuestros entrevistados y entrevistadas:
el Plan Centros de Atención a la infancia y la Familia –Plan CAIF– y el Programa Nuestros Niños de
la Intendencia Municipal de Montevideo - IMM. El
primero de ellos, iniciado en la segunda mitad de
la década de los ochenta, a iniciativa de I.NA.ME
y UNICEF, se caracterizó por su coordinación con
otras instituciones públicas (Instituto Nacional de
Alimentación –INDA; Ministerio de Salud Pública– MSP, etc.) El segundo, definido ya en la década
de los noventa, a iniciativa de la IMM. Los mimos
apuntan a la franja etaria de cero a cinco años, brindando servicios a través de jardines de infantes,
co-gestionados por asociaciones civiles integradas
por simples grupos de vecinos. Tales asociaciones
civiles reciben el traslado de fondo por parte del
Estado y son responsables de la administración,
gestión y control de todos los aspectos del servicio.
Desde otra perspectiva, puede también considerarse
el desarrollo paulatino y sostenido de la filantropía
empresarial, que impulsa iniciativas vinculadas a
la temática de estudio. Basta un ejemplo: el Plan
Trescientos y Plan Quinientos destinados a niños y
niñas en situación de calle.
Merece especial atención la abrumante tercerización de servicio en el período. El I.NA.ME posee
una fuerte tónica al respecto, que hizo que casi se
invirtieran los guarismos históricos relativos a niños
y niñas atendidos en el Instituto propiamente dicho
y aquellos atendidos por ONGs.
“Para que vean el peso que pueden tener las ONGs, en
este momento es casi el 80% de la población atendida la
que está en ONGs, básicamente el Plan CAIF, el gran
peso lo tiene el Plan CAIF, pero no quiero decir cifras
porque las tuve en un momento y.... ahora creo que casi
un 60% en Plan CAIF y un 20% en otras ONGs por
otros convenios” (Trabajadora Social, mando medio
de I.NA.ME, consultora).
El reinado del enfoque de riesgo
Algunas de las apreciaciones de las y los entrevistados se presentan a continuación.
“Entonces es interesante eso, cómo se van potencializando las dos cosas, el caso a caso y la visión más macro.
Ahora hay un rastreo inteligente de situaciones de riesgo
en la pobreza y ver cómo se conjuga allí el fenómeno
de la familia, no? Entonces no decir: No, en la pobreza
no pueden crearse familias”, sino decir: “Bueno, en este
contexto de pobreza como podemos detectar los riesgos,
prevenir los riesgos, cauterizar esos riesgos, fortalecer
las familias de manera que puedan también salir de la
pobreza o enfrentarla de una mejor manera” (Ex. Integrante del Directorio de I.NA.ME, 1985-1990).
“Sí, yo creo que es una ecuación interesante, sobre todo
el concepto de riesgo social, que habría que desagregarlo
un poco más, tal vez. Es decir, ¿qué se entiende por Riesgo Social? Yo recuerdo cuando yo era niño, la pobreza
no se cruzaba con otros elementos, ciertamente que no
se cruzaba con la violencia. Yo jamás, de muchacho, no
se me ocurría el concepto de miedo.(...). Entonces, yo
creo que ahí hay un elemento: el concepto de la inseguridad. ¿Qué quiere decir riesgo social? ¿ para él o para
los demás? Cuando se habla de pobreza, familia y riesgo
Social, él (se refiere al niño en general) está en riesgo
porque pierde calidad de vida, porque su salud está en
riesgo, porque su capacidad de insertarse socialmente,
en el inserción laboral está en riesgo Cuando pensamos en término de familia, ahí sí también vemos eso,
el riesgo social para la propia familia ya es un riesgo
colectivo. (Ex Integrante del Directorio de I.NA.ME,
1995-2000)
“Los informes o debates de los equipos técnicos introducen categorías teóricas como riesgo y vulnerabilidad. Si
bien hay instancias de supervisión al interior del DAS,
como ámbitos de discusión, si se trabaja, por ejemplo,
desde la perspectiva de los derechos, no aparecen los ejes
teóricos que atraviesan la discusión.” (Trabajadora Social de Campo –D.A.S.– P. Judicial)
“Hay riesgo social a veces hasta por conformaciones de
familias, hay riesgo social por la pobreza que incrementa el riesgo social, las necesidades básicas insatisfechas.
Realmente familia y riesgo social están muy imbrincadas una y otra, ¿no? Entonces, por eso digo, que están
muy imbrincadas, y me parece que ese análisis es muy
complejo. (Ex.- Integrante del Directorio de I.NA.
ME, 2004)
“Creo que toda esta cuestión de familia, pobreza, riesgo
social, está de la mano, va de la mano con la necesidad
123
MÓNICA DE MARTINO
de diseñar nuevas políticas. Tiene que ver con algunas
cosas, por ejemplo, focalización-universalización, digamos y que tiene que ver con el tema de los nuevos
fenómenos de exclusión social y cómo se responde a esos
fenómenos desde la política pública.” (Trabajador Social, Asesor)
Más allá de lo señalado por entrevistados o por lo
debatido en grupos focalizados, en primer lugar, si
la articulación entre programas de gobiernos nacionales y aquellos pertenecientes a organismos
financieros internacionales es parte constitutiva del
diseño de las políticas sociales analizadas, resulta pertinente, dentro del conjunto de documentos
analizados, partir de la lectura de cuatro documentos del Banco Mundial.
Estos documentos son sugerentes teóricamente en
la medida que plantean el Manejo Social del Riesgo
por parte de individuos, familias y diversos agentes
públicos de diferente orden. También lo son políticamente ya que señalan que la experiencia del
este-asiático y su posterior crisis financiera impulsó
al G7 a solicitar al Banco Mundial la formulación
de Principios Sociales y Buenas Prácticas de Política
Social, tarea que el Banco Mundial cumplió en varios documentos.
La implementación de Políticas Sociales focalizadas,
en tanto prácticas políticas, tiene precisamente una
de sus manifestaciones en la progresiva adopción
del enfoque de riesgo –Risk Approach– como forma
de implementar la selección de servicios y cuidados y también de las poblaciones objetivo de las
mismas. No es necesario aclarar que el concepto de
riesgo social se encuentra presente no solamente en
muchas políticas y programas destinados a la infancia y la familia, sino también en la legislación del
periodo respecto a niñez y adolescencia.
Por otra parte, en el campo de la infancia y familia,
parece que las nuevas estrategias políticas colocan
su razón de ser en el bienestar de aquellas pero
paralelamente en la administración y gestión del
riesgo (Castel, 1986). La noción ontológica del niño
o de familia, como expresiones particulares de tendencias universales, se disuelve ante el reinado de
la combinación, políticamente aleatoria y manipulable, de los factores de riesgo. Si bien la noción de
riesgo apela a una supuesta objetividad basada en
el cálculo de los montos de riesgo, la contingencia o virtualidad es la sustancia de su definición
(Douglas, 1990). Ejemplo claro de una economía
analítica (Foucault, 1992a) actual, nos atrevemos a
decir que los trabajadores sociales –con excepciones, claro está– se presentarían ya no sólo como
eficientes operadores sino como agentes a-críticos
124
que facilitan la circulación de construcciones de
verdad y conocimiento supuestamente objetivas , al
menos de lo derivado del material empírico analizado. Pero el concepto de riesgo también se vincula
con la vivencia del tiempo y del espacio. Desde su
consolidación el capitalismo se caracterizó por una
distribución del espacio y el tiempo perfectamente
calculados, buscando extraer de los sujetos el mayor provecho posible. De esta manera, el tiempo fue
asumido como mensurable, ordenable y evolutivo,
dividido en segmentos definidos, distribuidos analíticamente, que se suceden unos a otros. Se trata
del tiempo concebido como lineal. Dicha concepción permitió, a su vez, tener previsibilidad sobre
el futuro, habilitó a naciones, grupos, individuos y
familias a proyectarse, a mediano y largo plazo, con
razonable estabilidad. La sociedad del pleno empleo
así lo permitía. En la sociedad del capitalismo flexible (Harvey, 1992) o tardío, las vivencias del tiempo
y del espacio han mutado sustancialmente. La característica primordial de estas sociedades: “Es su
habilidad para combinar la organización gobernada
conforme a reglas con la flexibilidad, con la apertura y la clausura, la descentralización y la dispersión
(temporo) espacial” (Fraser, 2003, p. 91).
A lo que debería agregarse, apertura y clausura en
tiempos de incertidumbre, en palabras de los Teóricos de la Modernización Reflexiva (Beck, Giddens y
Lash, 1997). El futuro se concibe como imposible
de ser medianamente planificado ante la existencia
de riesgos de toda índole y envergadura. Las formas
de gobierno deben adecuarse a ello. Deben transmitir, pues, la necesidad de aprehender a vivir en la
incertidumbre y en una sociedad de riesgos (Beck,
1988) donde la proyección a largo plazo puede ser
distorsionada en cualquier momento. Es en esta dirección que apuntan los referidos documentos del
Banco Mundial: individuos, familias, comunidades,
empresas, Estados deben asumir singularmente o
de manera mancomunada la responsabilidad en la
administración social de los riesgos.
Pero cabe realizar algunas precisiones al respecto. En
primer lugar, si bien para los autores reunidos bajo
el rótulo de teóricos de la Modernización Reflexiva,
el retiro de las estructuras fordistas otorgan nuevos
márgenes a la agencia humana y subrayan que los contextos de incertidumbre y los riesgos se transforman
en contextos de construcción reflexiva de biografías,
parecería que olvidan el carácter estructural de estos
procesos. Dentro de esta corriente de pensamiento,
tal vez sea Lash (1997:148) el que coloca este aspecto
con más fuerza: “la estructura fuerza a la agencia a ser
libre en el sentido de que la acumulación estructural
FAMILIAS, ESTADO Y POLÍTICAS SOCIALES. LA TRAMA DE NUEVAS FORMAS DE GOBIERNO
de capital es posible solo con la condición de que
la agencia pueda liberarse de estructuras “fordistas”
vinculadas a las normas” (op. cit5).
En segundo lugar, si bien tales autores redescubren
un sujeto más libre, multi-identitario, adecuado a
los procesos de mundialización, la construcción reflexiva de biografías, individuales o colectivas, que
tanto invocan implica necesariamente un sujeto
racional, aquel sujeto que, si bien hijo de la Ilustración, no es totalmente transparente para sí. Vaya
paradoja: el sujeto reflexivo constructor de su autobiografía en contextos de riesgo e incertidumbre
es aquel que ellos mismos intentan demoler en la
vorágine globalizadora (Zizek, 2001).
En tercer y último término, cabe resaltar que es el
propio Beck (1998) el que resalta que el concepto
de “riesgo” no tiene un estatuto ontológico sino que
es producto de la razón del analista, del científico y
por lo tanto, agrega Douglas (1990), altamente manipulable políticamente. Entonces, ¿que significa
“población en riesgo” o “familia en riesgo”? Lo que
los diseñadores e implementadores de las Políticas
Sociales consideren en un contexto socio-histórico
específico y ello no implica que el carácter adjetivo
de “en riesgo” pueda ser imputado ontológicamente
a los sujetos involucrados. Pero lo que sí bien señala y demuestra Mitjavila (1999), es que el enfoque
de riesgo se ha transformado tanto en un dispositivo
biopolítico como en una nueva tecnología biopolítica para la gestión tecnocrática e individualización
de los riesgos.
El entrecruzamiento entre familias,
comunidad y riesgo social
“Ahí entramos en el Programa Nacional de Complementación Alimentaria, el PNCA. Vimos que la
alternativa era hacer llegar víveres a las familias. Entonces condicionábamos lo que dábamos a que si era un
niño menor de seis años, la madre tenía que mostrarnos, nosotros tratamos de imponer el carné pediátrico.
Tenía que mostrarnos que había llevado al niño a control, nos daba mucho más confianza que lo que nosotros
le dábamos en cantidad de alimentos, el hecho de que
estábamos involucrando a una madre que iba a tener
que llevar al niño al Ministerio de Salud Pública. Lo
mismo para las embarazadas, la embarazada tenía
una canasta especial, pero tenía que mostrarnos el carné obstétrico ginecológico de ese embarazo controlado”.
(Ex Integrante del Directorio de I.NA.ME, sobre sus
funciones en el Instituto Nacional de Alimentación
en el período 1985-1990)
5
El planteo de Mitjavila (1999) nos da pie para indicar otro de los hallazgos en términos de nuevas
formas de ejercicio del poder y las racionalidades en
las que se basan. Nos referimos a una sutil y constante individualización de los problemas sociales.
“Las grandes transformaciones en juego podrían
resumirse diciendo (...), que la flexible figura del
mercado transnacional reemplaza a la rígida planificación estatal de la economía nacional; las viejas
responsabilidades sociales welfaristas se trastocan y
se recodifican en formas mercantilizadas, crecientemente de-socializadas, de previsión individual y
familiar; simultáneamente, se inyecta en los sujetos
una conducta empresarial que debe reemplazar la
“pasividad” y la “dependencia” propias de una época pasada” (De Marinis, 1999, p. 93).
En tanto las instituciones sociales que organizaban
y canalizaban los comportamientos han perdido su
fuerza estructurante como marcos colectivos que
funcionaban como orientadores de acciones y estructuradores de identidades, en un proceso que
podríamos denominar de desintitucionalización, se
percibe esta individualización creciente de las problemáticas sociales abordadas por las instituciones
que conforman el dominio empírico de la investigación.
Así, la desvinculación respecto de los marcos objetivos que estructuraban la existencia de los sujetos
se traducen en un imperativo social que obliga
al individuo a ser autónomo y responsable. Del
material empírico recogido, especialmente de documentos nacionales e internacionales (BM), cobra
fuerza un discurso que apunta a la responsabilidad
individual y familiar. Así mismo, tanto la Convención de los Derechos del Niño como nuestro Nuevo
Código de la Niñez y Adolescencia aprobado en setiembre de 2004, colocan la responsabilidad de la
concreción de los derechos establecidos, tanto en el
Estado y la comunidad, como en la familia, aunque
las familias vinculadas a las instituciones analizadas tengan, en su amplia mayoría, sus derechos
conculcados, lo que paradójicamente sería responsabilidad estatal. Del mismo modo, documentos de
organismos financieros internacionales (BID, BM)
colocan énfasis en la necesidad de fomentar estilos
de vida saludables, lo que encuentra su correlato,
de manera homóloga estrictamente- lo que constituye además una falta de imaginación a la hora de
titular un servicio - en un sub-programa del Plan
CAIF. Tomamos este Plan como modo de ejemplarizar esta tendencia. Para lograr fomentar tales estilos
En definitiva Lash & Urry dedican el Capítulo VI de “Economies of Signs and Space” (1994) al análisis de este tipo de condicionamiento
estructural.
125
MÓNICA DE MARTINO
de vida se observan: las orientaciones profesionales
en torno de la modificación de los hábitos alimenticios, patrones de consumos, elección y fomento
de un determinado recorrido educacional para los
hijos, el adiestramiento en técnicas de estimulación
temprana, el fomento de la participación en actividades relativas al mantenimiento de los Centros,
etc. Estos lineamientos de las prácticas profesionales podrían entenderse como componentes de las
tecnologías del yo que se pretende los beneficiarios
asuman. En palabras del propio Foucault (1995, p.
98): “Las tecnologías del yo permiten a los individuos efectuar por cuenta propia o con la ayuda de
otros, cierto número de operaciones sobre su cuerpo y su alma, pensamientos, conducta o cualquier
forma de ser, obteniendo así una transformación de
sí mismos con el fin de alcanzar cierto estado de
felicidad, pureza, sabiduría o inmortalidad.”
Con relación a esto, De Marinis (1999) habla de
una racionalidad que apunta a la creación de una
nueva subjetividad, que denomina homo prudens,
haciendo referencia al imperativo de que cada individuo y familia sea capaz de administrar sus propios
riesgos. Los ejemplos colocados son algunas de las
posibilidades que tienen los beneficiarios de los
servicios analizados de ponerse en movimiento, de
transformarse en sujetos activos, que desarrollan
técnicas de cuidado de sí, de autocontrol y autogobierno, aún en el limitado campo de acceso a un
servicio asistencial. No estarán totalmente solos,
obviamente los técnicos o expertos los acompañan,
en el limitado marco de sus afectos familiares más
cercanos.
Un ejemplo claro de este tipo de individualización
de los problemas sociales, además del mencionado
en la cita que abre este ítem, puede serlo el Plan
Trescientos y el Plan Quinientos. Familias a las que
se les impulsa a cumplir sus funciones básicas (hijos
escolarizados, controles de salud periódicos, etc.) a
cambio del acceso a una prestación material. Las
palabras de nuestros entrevistados y entrevistadas
denotan también esa preocupación sobre la familia para que pueda administrar de la mejor manera
posible los riesgos sociales, o, en palabras ya transcriptas y metafóricas, pueda evitar el descenso, el
quiebre, la caída, la explosión. Para ello hay que
apoyarla, otorgarle instrumentos, o, en palabras de
uno de los entrevistados, transformarla, reciclarla.
Pero la familia ya no será un simple agente pasivo:
controlará la salud de sus hijos, la mujer controlará
sus embarazos, la familia abrirá las puertas de sus
casas a la psicomotricista del Plan CAIF para acceder a técnicas de estimulación temprana.
126
Derechos Humanos como despolitización
de la política y de la ética
Es obvio señalar el impacto que tuvo en las décadas analizadas la Convención Internacional de los
Derechos del Niño - CIDN y de nuestro Nuevo Código de la Niñez, promulgado en setiembre de 2004.
Del mismo modo los avances en materia legislativa
como la denominada Ley de Violencia Doméstica.
Del mismo modo los avances objetivos en términos
de derechos de la mujer. Todo ello se desprende del
material empírico analizado. Pero, ¿qué papel juegan, en verdad, en término de políticas sociales e
intervenciones familiares? Ya lo ha señalado una trabajadora social de campo del Poder Judicial, a la hora
de realizar informes o en los espacios de supervisión,
si se trabaja desde una perspectiva de derechos no
existen ejes teóricos, predominando el lenguaje del
enfoque de riesgo. Agreguemos otros elementos y
pedimos disculpas por la larga trascripción:
“El año 2002 y el año 2003 hasta el 2004 marca un momento importante en la cantidad de jóvenes privados de
la libertad. Son chicos privados en sus derechos. Entonces
yo llego a esta conclusión, muy a trazo grueso, que sería
una línea muy interesante de investigación que alguien
podría tomar, a mi entender estos fenómenos sociales
han derivado de una diferenciación de la demanda al
Sistema Judicial vinculados al tema de la pobreza y de
la exclusión. Entonces hoy tenemos que el peso de la demanda judicial en materia penal de adultos claramente
va a la justicia penal, y en personas menores de 18 años
de edad pasan por los nuevos Juzgados de Adolescentes,
creados en el período que ustedes investigan, que suplen
a los antiguos Juzgado de Menores. En materia de familia en general, y la violencia doméstica es materia de
familia y el Nuevo Código de la Niñez ha entendido que
niños amenazados o vulnerados en sus derechos es un
tema importante, el aumento de la demanda se focaliza
en esto que podría llamarse los “Juzgados de las Clases
Carenciadas”, que son los Juzgados Especializados en
Violencia Doméstica y los Juzgados de Adolescentes que
entienden el tema de la infracción juvenil. De alguna
manera, lo que son los juicios tradicionales de familia
, divorcios, tenencias, pensiones alimenticias, quedan
cada vez mas reservados a un nivel social que va de
la clase media baja hacia arriba, que no se adapta a
la investigación social que ustedes realizan. Ocurren
también situaciones de violencia doméstica en estos
segmentos que no llegan al sistema. Entonces creo que
lamentablemente cada vez más la justicia, como valor,
como derecho a tenerla, sea más, pese a la ampliación
del trabajo y los nuevos juzgados, sea más una cosa
reservada a unos pocos. (Ministro General de Apelaciones de Familia, asesor, consultor)
FAMILIAS, ESTADO Y POLÍTICAS SOCIALES. LA TRAMA DE NUEVAS FORMAS DE GOBIERNO
Creemos que el problema es más profundo y trascienda a nuestra disciplina. Los Derechos del
Hombre, los Derechos Humanos, los de los niños,
niñas y adolescentes, los de las mujeres, minorías
étnicas, sexuales, etc. parecerían ser hoy una suerte de panacea frente a lo que nosotros hemos dado
en llamar la reproducción ampliada del dolor en
nuestras sociedades actuales. Las dosis de violencia,
material y simbólica, que se reflejan en los niveles de
pobreza de la población beneficiaria de los servicios
analizados, en las problemáticas que atraviesan, y
en el tipo de respuesta institucional que reciben con
relación a la magnitud de sus necesidades, más allá
de buenas intenciones, parecerían ser activamente
aceptadas, pasivamente contempladas por la sociedad en su conjunto. A ello llama Zizek (2005) , la
suspensión política de la ética y ante ella, el discurso basado en derechos parecería ser un contrapeso.
No obstante, ese contrapeso aparece como despolitizado, en palabras de Brown (2004, p. 453):
“... se presenta como algo antipolítico, una pura defensa de los inocentes y desposeídos contra el poder,
una pura defensa del individuo contra las inmensas
y potencialmente crueles o despóticas maquinarias
de la cultura, el Estado, la guerra, el conflicto étnico, el tribalismo, el partriarcado y otras acciones
o decisiones del poder colectivo contra lo individuos.” Pero la pregunta que plantea la autora es
interesante: “¿Qué clase de politización ponen en
marcha (aquellos que intervienen a favor de los derechos humanos) contra los poderes a los que se
oponen? ¿Sostienen una formulación diferente de la
justicia o se mantienen contrarios a los proyectos de
justicia colectiva? (Brown, 2004, P. 454).
Jaques Rancière (2004, p. 305) proporciona otra
mirada sobre la antinomia entre derechos humanos
y la politización de los derechos civiles y políticos.
La antinomia no es entre la universalidad de los derechos humanos y una esfera política específica, la
brecha más importante es la que “separa a la totalidad de la comunidad en sí misma.”
Podríamos plantear la siguiente paradoja presente en nuestros países: muchas veces los derechos
humanos se reducen al ámbito de aquellos que precisamente ya no tiene derechos, son tratados como
inhumanos o infrahumanos, pero los derechos son,
como ya los sabemos, normas jurídicas de carácter
universal y abstracto.
Esta paradoja se desliza a umbrales difíciles de
superar pero que debemos visualizar. Una vez
concebidos los derechos humanos sin hacer referencia a los derechos universales y meta-políticos,
perdemos como referencia a la propia política, lo
que constituye una verdadera ingenuidad o perversidad. Reducimos la política a un mero juego de
negociación de intereses particulares, ya sea en el
ámbito cerrado de la política, ya sea entre los que
ya nada tienen y el Estado, vía programas y políticas sociales. Esta sana convocatoria de los Derechos
Humanos, en sentido amplio, también debe ser
analizada como un componente sustantivo de las
políticas sociales que caracterizaron el período.
“...cuando no son de utilidad, hacemos lo mismo
que las personas caritativas con sus ropas viejas.
Se las damos a los pobres. Aquellos derechos que
parecen ser inútiles en su lugar son enviados al
extranjero junto a remedios y ropas, con destino a
gente privada de remedios, ropas y derechos. Es de
este modo, como resultado de este proceso, que los
derechos se convierten en los derechos de aquellos
que no tienen derechos, los derechos de seres humanos desnudos sujetos a una represión inhumana
y a condiciones inhumanas de existencia. Se convierten en derechos humanitarios, los derechos de
aquellos que no pueden ejercerlos, las víctimas de
la negación absoluta de derechos. Por todo esto no
son vacíos. Los nombres y lugares políticos nunca
se vuelven meramente vacíos. El vacío es llenado
por algo o por alguien. (...) El derecho a la intervención humanitaria puede ser descripto como una
especie de “retorno al remitente”: los derechos no
usados que han sido enviados a los despojados de
ellos son devueltos al remitente “Rancière, 2004, ps.
307-309).
Siguiendo a Rancière, en obra ya citada, si bien
es posible construir ciertas subjetividades políticas en los límites de lo “inhumano”, el problema
con el humanismo de los derechos humanos, valga la redundancia, es que oculta la parte demencial
y monstruosa de lo humano como tal, dotándola
de un barniz de sensibilidad y presencia humana.
Oculta lo ya señalado por Lemke (2000): el neo-liberalismo como práctica anti- humanista. Ante tales
contradicciones sustantivas - históricamente establecidas, por cierto - del material empírico analizado
se desprende una adhesión sin discusión respecto a
la CIDN, en términos políticos o ideológicos. Pero
paralelamente se identifican prácticas profesionales
que no abrevan en ella, sea por su carácter rutinario,
sea por la ausencia de innovaciones teórico-metodológicas, como fue señalado en el grupo focalizado
de discusión conformado por trabajadores sociales
de amplia trayectoria en el tema. La ambigüedad al
respecto es clara. Aún permanecen formas del control social más arcaico y riguroso.
Las construcciones discursivas y prácticas sobre los
127
MÓNICA DE MARTINO
Derechos enfatizan especialmente aquellos vinculados a los niños, niñas y adolescentes, no así los
derechos de las familias, reconociendo, en algunas
instancias, que algunos dispositivos institucionales
expulsan a la familia biológica, hecho históricamente constatado pero que mantiene vigencia en el
período analizado. No obstante, surgen en el período políticas que apuntan a subsanar esto. Así, por
ejemplo, el Plan CAIF, el Programa Nuestros Niños
de la IMM, la tendencia percibida en el INAME
de sustituir el internado tradicional por “Pequeños Hogares” y/u “Hogares para Hermanos”. Se
rescata, además, la re-edición de dos experiencias
desarrolladas en etapas pre-dictatoriales, donde el
internado pasa a ser una comunidad autogestionada
por los adolescentes. Sin embargo, la ausencia de
una reflexión sobre Derechos que supere la mera
doctrina y alcance los sentidos de la justicia es un
debe en el ejercicio profesional del período. (De
Martino, 2007)
Más allá del objeto de estudio: nuevas
formas de estado y ejercicios del poder
Reconocemos que la riqueza de la investigación no
ha podido quedar plasmada en el presente artículo. Quedan otros hallazgos que merecerían igual
atención. Así, por ejemplo, una suerte de desprofesionalización en el área temática de familia que ha
sido planteada con fuerza por parte de aquellos entrevistados pertenecientes a nuestra disciplina, más
allá de nuevos espacios o técnicas que surgen en
el período. Tal vez sea este tema objeto de futuros
artículos.
Pero queremos cerrar este artículo con una mirada
más amplia que surgió a partir del material empírico recogido. Si en la formulación del proyecto
hablábamos de nuevas formas de disciplinamiento
destinadas a los segmentos más empobrecidos de
Chile, la implementación del mismo nos impuso
una mirada más amplia. A lo largo del texto palabras como tecnologías del yo, ejercicio del poder,
han sido deslizadas de manera conciente como
forma de ir anunciando otro de los hallazgos que
creemos aporta esta investigación. Creemos que en
el período analizado, más que de disciplinamiento,
nos enfrentamos a un nuevo estado y a nuevas formas de ejercicio del poder. El punto de inflexión
que se observa, en la obra de Foucault, a partir de
La Historia de la Sexualidad. Volúmen I La Voluntad
de Saber y más explícitamente en su conferencia sobre La gubernamentalidad fueron los insumos que
nos permitieron ir más allá de nuestro objeto de
investigación. En estos textos el autor abandona la
128
hipótesis Nietzsche, para el análisis del poder, en
el entendido que la guerra ya no posee capacidad
heurística para el análisis del poder en sociedades
modernas y complejas. “La gubernamentalidad
puede entenderse como una determinada economía del poder –una forma de gobierno definida
por la masa de la población, su volumen, su densidad–que apunta a las diversas prácticas, destinadas
a controlar individuos y colectivos y a generar las
formas de auto-gobierno que se pretenden alcanzar.” (Foucault, 1992b, p. 292-293). El autor coloca
de esta manera la problemática del gobierno y del
Estado. Foucault modifica, así, su anterior noción
de poder, lo que le permite analizar las relaciones
entre cómo el ejercicio del poder gubernamental estatal logra fomentar, por un lado, el auto-gobierno o
gobierno de sí y, por otro, la conducción de la conducta de los otros, o en otras palabras, el gobierno
de una nación.
Este nuevo arte de gobierno no consiste en aplicar
medidas represivas sino en lograr que tanto la disciplina como el control de sí sean interiorizados.
En el orden social así analizado no sólo se fuerza
al individuo, a los cuerpos y a las cosas, sino que
éstos juegan, paralelamente, un papel activo. Las
técnicas de dominio gubernamental no se basan en
la regulación exterior de sujetos autónomos y libres
sino en la regulación de las relaciones mediante las
cuales éstos se constituyen a sí mismos como tales,
como sujetos, en el sentido estrictamente foucaultiano (Foucault, 1992b).
Si, como ya señalamos, en el primer volumen de
Historia de la Sexualidad, Foucault hablaba de las
tecnologías de poder sobre la vida, relacionando el
disciplinamiento de los cuerpos concretos con el del
cuerpo social, en las clases magistrales que dictó en
1978 y 1979 fue aún más allá. Desplegó con mayor
énfasis su microfísica del poder hasta llegar a estructuras y procesos macroscópicos (Lemke, 2000,
2001). En estas clases analizó las transformaciones
de las tecnologías del poder y su centralización en
el estado moderno, en un proceso que dio en llamar
gubernamentalización del estado (Foucault, 2006).
Entendiendo por tal el entrelazamiento estructural
del gobierno de una nación con las técnicas de gobierno de sí (Lemke, 2000).
A este Estado Gubernamentalizado, propio del
período que analizamos y que fomenta, como
ya hemos visto, el autocontrol y la capacidad individual o familiar de administrar riesgos bajo un
discurso basado en derechos, le corresponde una
específica forma de ejercicio del poder. “El ejercicio del poder consiste en guiar las posibilidades de
FAMILIAS, ESTADO Y POLÍTICAS SOCIALES. LA TRAMA DE NUEVAS FORMAS DE GOBIERNO
conducta y disponerlas con el propósito de obtener
posibles resultados. Básicamente el poder es menos una confrontación entre dos adversarios, o el
vínculo de uno respecto del otro, que una cuestión
de gobierno (...) El “gobierno” no se refiere sólo a
estructuras políticas o a la dirección de los estados;
más bien designa la forma en que podría dirigirse
la conducta de los individuos o de los grupos (...)
Gobernar, en este sentido, es estructurar un campo
posible de acción de los otros.” (Foucault, 2001, p.
253-254).
Ya hemos visto como familia y comunidad se tornan
en elementos centrales para guiar conductas. O, al
menos, hemos visto la intencionalidad de las políticas y programas analizados al respecto. Pero esta
forma de ejercicio del poder tiene un fundamento:
“(...) se trataría de una especie de desinversión. (...)
Actualmente el Estado se halla ante una situación
tal que no puede ya permitirse ni económica ni socialmente, el lujo de ejercer un poder omnipresente,
puntilloso y costoso. Está obligado a economizar su
propio ejercicio del poder. Y esta economización va
a traducirse, justamente, en ese cambio del estilo
y de la forma del orden interior “ (Foucault apud
Marinis, 1999, p.79).
La economización del ejercicio del propio poder
se relaciona, paralelamente, con la complejización
del Estado, proceso que como ya vimos, Foucault
dio en llamar gubernamentalización del mismo. Se
recodifica su función y se replantean las de sus instituciones anexas y complementarias. Pero también
se erigen nuevos espacios sociales de intervención
y surgen nuevos agentes que desafían la clásica lógica dicotómica Estado - Sociedad Civil. En otras
palabras, lo que está en juego, teóricamente, es el
esquema analítico establecido hace más de dos siglos por la Filosofía Política en el marco de la crítica
liberal a la razón de Estado absolutista. Siguiendo
a Foucault estrictamente, lo que está en juego es
encontrar respuesta a preguntas tales como: ¿hasta
qué punto gobernar? ¿de qué manera economizar el
ejercicio del poder estatal? (Foucault, 2006).
Así, organismos estatales y supraestatales, ONGs, organismos internacionales financieros o humanitarios,
agencias de consultoría, think tanks, conglomerados
de medios de comunicación, lobbies, partidos políticos, organizaciones sociales y comunitarias de
diverso tipo (empresariales, sindicales, profesionales, vecinales, de base étnica o de género, etc.) pasan
a constituir una densa red en cuyo marco se planifican, diseñan, ejecutan y evalúan políticas, planes y
programas de gobierno (De Marinis, 1999).
Retomando a Foucault y a los autores reunidos bajo el
rótulo de gubernamentality stadies (Dean, 1999; Gordon, 1991; Lemke, 2000,2001; Rose&Millar,1992)
se verifica, como medio y como efecto de esta nueva
situación, una creciente economía de los medios de
gobierno que utiliza el Estado. Esquemáticamente:
el Estado economiza, racionaliza, optimiza cada vez
más sus energías, aprovechándose, sirviéndose de
y apelando a la energía de los gobernados mismos,
para gobernarlos mejor. Para ello también apela a
ONGs, financiamientos externos (BID - BM), agentes omnipresentes en el período analizado.
Se procura la economización más efectiva posible
de los medios de gobierno, y se trata entonces de
gobernar contando con la mayor cantidad posible
de la energía que, para su propio gobierno, aporten
los gobernados y otras entidades que clásicamente
no han sido entendidas como parte de la estructura
estatal. En suma, un Estado “adelgazado” (O´Malley,
1991,1996) pero presente, que imbricado con comunidades activas e individuos y familias (Barman,
2003) conforma la nueva trama de la gubernamentalidad neoliberal. Basta recordar los porcentajes
de niños y niñas atendidos en I.NA.ME a través de
convenios y en la propia institución, indicados por
una de nuestras entrevistadas.
Esta economización no implica simplemente, la lisa
y llana expansión de la economía sobre la política, sobre el Estado o sobre la sociedad. Tampoco es
una suerte de ocupación de la sociedad por parte
del mercado, en una suerte de juego de suma cero
según el cual a cada avance del mercado le seguiría
necesariamente un retroceso del Estado. Si esto fuera así, habría todavía un cierto margen de actuación
para una intervención desde la política para recuperar el terreno perdido, para poner límites a los
desbordes del capitalismo.
De este modo, economización no significa simplemente retirada, retroceso o desaparición del Estado.
Tal como lo formula comprimidamente Lemke
(2001, p. 198): “Lo que se puede observar no es
una disminución de la soberanía estatal o de sus capacidades de planificación, sino un desplazamiento
desde formas formales hacia formas informales
de gobierno. Esto comprende la relocalización de
modelos de acción definidos estatalmente hacia niveles supraestatales, así como el establecimiento de
nuevas formas de subpolítica, que al mismo tiempo
operan “por debajo” de aquello que tradicionalmente constituyó lo político”
Aunque podría sostenerse que el Estado transfirió
y delegó algunas de sus tradicionales funciones y
responsabilidades, eso no significa de ninguna manera afirmar que haya disminuido su centralidad
129
MÓNICA DE MARTINO
como espacio de decisiones, como usina central
de gubernamentalidad. Como bien sostiene Garland
(1997, p. 175), el Estado sigue siendo un nodal point de las prácticas de gobierno. Aunque, también
debe admitirse, ha dejado de ser la única fuente
de actividad gubernamental. Asistimos entonces a
una autonomización del Estado de otras numerosas
entidades de gobierno, con las que, sin embargo,
permanece vinculado a través de una compleja cadena de relaciones, responsabilidades, empowerment
de diferentes sectores y agencias, distantes del centro estatal. Mecanismos indirectos por los cuales se
produce un nuevo tipo de alineación de la conducta
personal, social y económica con objetivos sociopolíticos de más amplio espectro.
Estos procesos pueden observarse claramente en las
décadas analizadas: tercerización de servicios otorgando un papel relevante a ONGs, el surgimiento de
la filantropía empresarial –muchas veces vinculada
a problemáticas asociadas al mundo de la infancia y
de la familia– vínculos cada vez más estrechos con
los organismos financieros internacionales, transversalidad en el diseño de políticas y programas
dentro de la propia estructura estatal.
No es nuestro deseo culminar este artículo sin antes
señalar que Foucault no imputa a la gubernamentalidad ni a otros conceptos analizados, valoraciones de
tipo positivo o negativo, son en sí mismos descriptivos. Por esa razón Gordon (1991) indica que en
la fase de reformulación de lo que el autor entendía
por poder, es en la que más se acerca a Weber, con
relación a una postura académica prudente axiológicamente hablando. Postura que pretendimos
compartir en este artículo.
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ZIZEK, S. (2001). El espinoso sujeto. El centro ausente de la
ontología política. Buenos Aires: Paidós.
131
M A G Í S T E R ACREDITADO
COMISIÓN NACIONAL DE ACREDITACIÓN - CHILE
F ACULTAD
E SCUELA
DE
Los interesados pueden postular a la
Beca para estudios de Magíster en Chile,
año académico 2009 del CONICYT.
Plazo hasta el 27 de noviembre de 2008.
Ver en: http://www.conicyt.cl/573 /
propertyvalue-1784 .html
Postulaciones
Desde el 1 de octubre 2009 .
Coordinador académico
Profesor Rodrigo Flores.
DE
C IENCIAS S OCIALES
2009
T RABAJO S OCIAL
Inscripción e informaciones
Av. Vicuña Mackenna 4860
Teléfonos 354 4606 / 354 4665
Fax 354 4667
E mail mvelizn@uc.cl
www.trabajosocialuc.cl
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES - ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL
Postítulo
Estudios
de la
Familia
www.trabajosocialuc.cl
PERÍODO DE POSTULACIÓN
Hasta el 19 de octubre de 2009
COORDINADOR ACADÉMICO DEL POSTÍTULO
Profesora Fabiola Cortez-Monroy M.
INSCRIPCIÓN E INFORMACIONES
Secretaría Postítulo Estudios de la Familia, Pontificia Universidad
Católica de Chile, Escuela de Trabajo Social, Campus San Joaquín.
Av. Vicuña Mackenna 4860, Santiago (Metro San Joaquín).
Secretaria Sra. María Elena Contreras H.
Teléfonos: 354 4589 - 354 4665. Fax: 354 4667.
E-mail: mcontreh@uc.cl
Escuela de Trabajo Social
Programa de Educación Continua 2009
Un espacio intelectualmente estimulante
que anima el juicio crítico,
la generación de conocimiento
y la intervención innovadora.
134
Programa de Extensión 2009
Diploma de Especialización en mediación familiar
Sence: 12-37-7404-15 / Duración: 220 hrs. / Postulaciones hasta el 27 marzo
Diploma de Pericia social en el juicio oral
Sence: 12-37-7997-10 / Duración: 100 hrs. / Postulaciones hasta el 27 marzo
Diploma de Gestión organizacional para el trabajo social
Sence: 12-37-758548 / Duración: 110 hrs. / Postulaciones hasta el 27 marzo
Diploma de Especialización en el sistema de seguridad social chileno
Sence: 12-34-7165-63 / Duración: 120 hrs. / Postulaciones hasta el 27 marzo
Diploma de Marketing social y estrategias de implementación de programas
Sence: 12-37-7793-48 / Duración: 100 hrs. / Postulaciones hasta el 27 marzo
Diploma de Gestión de sistemas de bienestar en la empresa
Sence: 12-37-7997-12 / Duración: 120 hrs. / Postulaciones hasta el 17 julio
Diploma de Intervención en abuso sexual infantil
Sence: 12-37-7997-17 / Duración: 100 hrs. / Postulaciones hasta el 17 julio
Diploma de Intervención social con adolescentes infractores de ley
Sence: 12-37-7585-54 / Duración: 100 hrs.
Postulaciones hasta el 17 julio
Diploma de Mediación comunitaria
Sence: 12-37-7793-50 / Duración: 100 hrs. / Postulaciones hasta el 17 julio
Diploma de Actualización en teorías sociales
Sence: 12-37-7995-13 / Duración: 123 hrs. / Postulaciones hasta el 13 marzo
Diploma de Investigación social aplicada
Sence: 12-37-7995-15 / Duración: 138 hrs. / Postulaciones hasta el 13 marzo
Diploma de Actualización en intervención social
Sence: 12-37-7995-11 / Duración: 123 hrs. / Postulaciones hasta el 13 marzo
16ª Convención de bienestar 2009
Sence en trámite / Duración: 8 hrs. / Viernes 6 de noviembre
Inscripciones hasta el 5 de noviembre
www.trabajosocialuc.cl
136
Revista Trabajo Social
ISSN 0716-9736
CONDICIONES DE PUBLICACIÓN
De los objetivos y política editorial
Trabajo Social es una revista especializada en materias sociales,
de publicación semestral, cuyo objetivo, desde 1970, es difundir
trabajos referidos a intervención social, políticas públicas, problemáticas sociales, temas disciplinares en Trabajo Social y Ciencias
Sociales, privilegiando las investigaciones de carácter disciplinario e interdisciplinario que puedan resultar de utilidad para la
toma de decisiones, con especial referencia a los países americanos y latinoamericanos.
Del arbitraje de los artículos
Los originales que se envíen para su publicación serán sometidos
a un proceso editorial que se desarrollará en dos etapas. En primer lugar, los artículos recibidos serán objeto de una evaluación
preliminar por parte de los miembros del Consejo Editorial, el
Director y/o Editora, quienes determinarán la pertinencia de su
publicación en Trabajo Social. Una vez establecido que el artículo cumple con los requisitos temáticos, además de los requisitos
formales indicados en estas instrucciones, será enviado a dos árbitros del Consejo Asesor Nacional o Internacional, quienes determinarán en forma anónima: a) publicar sin cambios, b) publicar
cuando se hayan cumplido correcciones menores, c) publicar una
vez que se haya efectuado una revisión a fondo y d) rechazar. En
caso de discrepancia entre ambos resultados, el texto será enviado a un tercer árbitro, cuya decisión definirá su publicación. Los
resultados del proceso de dictamen académico serán inapelables
en todos los casos.
Centro o departamento a que se encuentra(n) adscrito(s) laboralmente; Grados Académicos, Dirección postal institucional; Dirección de correo electrónico.
Presentación y extensión de los artículos
• Los artículos no deben revelar ninguna evidencia de las identidades ni de las afiliaciones institucionales de los autores, salvo
donde ello se solicita, según norma.
• Los textos deberán ser presentados en tamaño carta, espacio
simple, en tipo garamond o arial de 10 puntos; con una extensión de entre 6.000 y 10.000 palabras para el caso de artículos
científicos (incluidos resumen, notas, título de gráficos, mapas
y cuadros, y referencias bibliográficas); y de 2.500 para las reseñas de libros.
• El archivo no deberá contener formato alguno: sin sangrías,
espaciado entre párrafos, no deberá emplearse hoja de estilos,
caracteres especiales ni más comandos que los que atañen a las
divisiones y subdivisiones del trabajo.
• Los artículos deberán incluir un título, en el cual, con el menor número posible de palabras, se describa adecuadamente el
contenido del artículo. El título del artículo debe ser traducido
al inglés.
• También se deberá incluir un resumen en la lengua original en
que está escrito el artículo y otro en inglés, que no exceda las
150 palabras. En él se debe ofrecer un sumario breve de cada
una de las secciones principales: introducción, metodología,
resultados y discusión.
De los derechos de autor
Al momento de aceptar la publicación de sus artículos en Trabajo
Social, se entenderá que los autores ceden a ésta los derechos
respectivos.
• Palabras claves: deberá ir acompañado de una relación de entre
3 y 5 descriptores o palabras clave separadas por (,), en el idioma original del artículo y en inglés, para efectos de indización
bibliográfica.
De las normas para la presentación de artículos
Los artículos que se propongan para su publicación en Revista
Trabajo Social deberán ser originales y no publicados en otra
revista.
Los artículos deben enviarse por correo electrónico, en formato
Word, y podrán ser presentadas en idioma castellano o inglés.
Para ello, los autores deberán tomar en cuenta la diversidad de
lectores a los que se dirige, por lo que cada artículo deberá estar
redactado de manera clara, sencilla y bien estructurada.
• Existirán dos niveles de jerarquización en los subtítulos: uno
en negritas minúsculas y otro en cursiva (no negritas); se aconseja no numerarlos.
Información del autor(es)
En la primera página de toda colaboración deberán incluirse los
datos generales del autor(es), incluyendo: Nombre completo;
• Se debe utilizar comillas solo para citas textuales. Si se desea
destacar una palabra o frase, utilizar negrita. Para anglicismos
o palabras en idioma distinto a la lengua original en que está
escrito el artículo, utilizar cursiva o itálica.
• En cuanto a las siglas, debe proporcionarse –al menos la primera vez– la equivalencia completa de las empleadas en el texto,
en la bibliografía, en los cuadros y figuras.
137
Cuadros y figuras
Aparte del texto solo existirán cuadros y figuras. Éstos serán los
estrictamente necesarios y deberán explicarse por sí solos (sin tener que recurrir al texto para su comprensión), no incluir abreviaturas, indicar las unidades de medición, y contener todas las
notas al pie y las fuentes completas correspondientes.
Respecto a los cuadros, cada uno deberá encabezarse con la expresión Cuadro N° y, en la línea siguiente, el título, ambos en
minúsculas. Al final se indicará la fuente de la información o del
cuadro; si es propio se indicará: Elaboración propia. El título y
la fuente se ubicarán fuera del recuadro principal. Su formato
deberá ser una hoja de cálculo de Excel. Se numerarán correlativamente con cifras arábigas. Siempre habrá que aludir a ellos
explícitamente en el texto (Cuadro N° 7).
Con la denominación de figuras se incluyen los gráficos, mapas y
fotografías. Cada figura debe encabezarse con la expresión Figura
N° y, en la línea siguiente, el título, ambos en minúsculas. Al final
se indicará la fuente de la información; si la fotografía es propia se
debe indicar. El título y la fuente se ubicarán fuera del recuadro
principal. Su formato debe ser JPG, en blanco y negro o en tonos
de grises, con una resolución mínima de 300 DPI. Se numerarán
correlativamente con cifras arábigas. Deberá aludirse a ellos explícitamente en el texto (Figura N° 51).
Cuadros y figuras deberán enviarse de forma separada, en el formato que se indica, y serán incluidos sólo si el autor menciona en
el texto la ubicación exacta, entre el título y la fuente respectiva.
Una línea limpia y fina que defina el área del cuadro o figura se
recomienda como límite visual.
Notas y referencias bibliográficas en el texto
Las notas deben ser las imprescindibles y se situarán al final de
cada página. No se incluirán notas a pie de página con referencias
bibliográficas. Para las referencias dentro del texto se usará la normativa APA (American Psychological Association), edición 2001,
es decir: apellido del autor, año y página, escrito entre paréntesis:
(Christoff, 1996, p. 21). La referencia completa deberá constar
en la bibliografía.
Referencias bibliográficas
Las referencias bibliográficas no deben extenderse innecesariamente (la estrictamente citada en el texto), y deberán aparecer
completas al final del artículo, ordenadas alfabéticamente y, para
cada autor, en orden cronológico, de más antiguo a más reciente.
Las referencias bibliográficas se harán según las normas APA,
que establecen, entre otras, las siguientes formas:
138
• Libro de un autor: Autor (Apellido e inicial del nombre), Año
de publicación (entre paréntesis), Título del libro (cursiva),
Edición (entre paréntesis), Lugar de edición (seguido de dos
puntos), Editorial. Si no tiene editorial se escribe [s.n] del latín sine nomine que significa sin nombre. Ejemplo: Castel, R.
(1997). Las metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del
asalariado. (1ª ed.). Argentina: Paidós.
• Libro con más de un autor: Autor(es) (Apellido e inicial del
nombre), Año de publicación, Título del libro (cursiva), Edición (entre paréntesis), Lugar de edición (seguido de dos puntos), Editorial. Ejemplo: De Mattos, C. & Ducci, M. E. (2005).
Santiago en la globalización: ¿una nueva ciudad? (2ª ed.). Santiago: Lom.
• Artículo de revista científica con un autor: Autor del artículo
(Apellido e inicial del nombre), Año de publicación (entre paréntesis), Título del artículo, Título de la revista (en letra cursiva, seguido de coma), Volumen (seguido de coma), Número,
Paginación (separadas por un guión). Ejemplo: Winchester, L.
(2006). Desafíos para el desarrollo sostenible de las ciudades
en América Latina y El Caribe. EURE, 32, 96, 7-25.
• Artículo de revista científica disponible en Internet: Autor (es)
(apellido e inicial del nombre), Fecha de edición o de publicación (año, día y mes, entre paréntesis), Título del artículo,
Título de la revista (en letra cursiva), Volumen, Coloque la expresión “Recuperado el”, Fecha de consulta (día, mes y año),
Coloque la expresión “de”, Dirección electrónica. Ejemplo:
Winchester, L. (2006, agosto). Desafíos para el desarrollo sostenible de las ciudades en América Latina y El Caribe. EURE,
32, 96. Recuperado el 24 de enero de 2007, de http://www.
scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0250-16120060
00200002&lng=es&nrm=iso.
Los artículos que cumplan con los requisitos temáticos y formales
indicados en estas instrucciones, serán declarados como “recibido” y puestos a consideración del Comité Asesor Internacional
para su evaluación. Los artículos que no se ajusten a estas normas
serán devueltos a sus autores y serán declarados como “no recibido”. Trabajo Social, se reserva el derecho de hacer los cambios
editoriales que considere convenientes.
Las consultas y los envíos de artículos para todas las secciones,
se deben remitir a Revista Trabajo Social, a la dirección de correo
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