, TENTATIVA DE APROXIMACION AL PSICOANALISIS DE LAS IDEOLOGÍAS , FILOSOFICAS por WILLY BARANGER Todaoia existe otro aspecto desde el cual puede la filosofía recibir impulso del psicoanálisis, r es pasando a ser objeto del mismo 1. 1ntrodueción Entre otras perspectivas de inagotable fecundidad, la obra de Freud abre camino al estudio de las formas superiores del pensamiento. Partiendo del estudio de las neurosis, el psicoanálisis extiende su investigación a todas las formas, adecuadas o no a la realidad, del pensamiento humano individual o colectivo, a todas las producciones de la actividad humana y de la civilización. Freud mismo aportó los primeros ejemplos de lo que se podría llamar "psicoanálisis de las ideologías". Así estudia los procesos psicológicos involucrados en la producción de las conductas y de los valores morales, el origen de la civilización y sus conflictos, el significado psicológico de las religiones y del arte. Otros autores han podido extender la aplicación del método psicoanalítico al desarrollo de la concepción científica del mundo 2. El estudio psicoanalítico de las ideologías filosóficas parece entonces posible y deseable [A] 3. Varios motivos llevan aún a admitir que el interés de tal tarea no es de índole tan solo teórica. 1. Un motivo técnico: desde que el psicoanálisis dejó de interesarse solamente por la curación de síntomas neuróticos y reconoció 1 2 3 FnEUD: El múltiple interés del psicoanélisis. La [ormation. de l'esprit scientijique. Las mayúsculas se refieren a notas que se encuentran al final de este trabajo. BAC'HELA'RD: WILLY BARANGER 480 que su fin era la curacion de personalidades humanas vistas como totalidades, se desarrolló un enfoque caracterológico total, teniendo en cuenta todos los aspectos observables del ser humano. Entre estos aspectos, la actitud filosófica explícita o implícita de cada ser humano civilizado es de particular importancia. Expresa su modo de vivenciar el mundo interno y externo, y de adaptarse a la civilización. Por eso el análisis de la actitud ideológica y filosófica de un paciente puede ser .de gran interés. Esto es más evidente todavía en el caso de pacientes de formación intelectual o de pronunciados intereses ideológicos. 2. Un motivo relacionado con el mismo analista: las posiciones ideológicas extra-analíticas del analista inciden en forma inevitable, en mayor o menor grado, en la evolución del tratamiento. Aunque trate con la más completa buena fe de conservar una actitud "objetiva" frente al paciente, el analista no puede dejar de considerar como "neurótica" o "adecuada" tal posición ideológica del paciente, y, en el primer caso, de analizarla como tal. Aunque el analista se cuide muy bien de no influir en el paciente con sus propias posiciones ideológicas, éstas no dejan de incidir en el curso del tratamiento, por lo menos en la selección del material, que necesariamente tiene que realizar el analista [B]. 3. Un motivo ligado al desarrollo del movimiento psicoanalítico: la evolución del conocimiento analítico llegó en forma relativamente tardía a considerar los problemas caracterológicos. Ya se saben las incidencias de este inevitable desconocimiento previo en las "enfermedades infantiles" del movimiento psicoanalítico. Basta citar a este respecto los nombres de Jung, Adler, Rank, etc... Existía el riesgo de que permanecieran en los analistas remanentes caracterológicos no analizados. En igual forma existen remanentes ideológicos no analizados, coexistentes con conocimientos analíticos adecuados y aislados de ellos, Tales remanentes contribuyen a crear puntos ciegos en el trabajo analítico, y favorecen la creación de distorsiones ideológicas en el conocimiento analítico teórico. El estudio analítico de las ideologías reviste, pues, gran importancia en lo que se refiere a los análisis didácticos. El presente trabajo tiene por finalidad intentar la investigación de un determinado tipo de ideologías. No es más que un intento; las ,'" " 481 PSICOANÁLISIS DE IDEAS FILOSÓFICAS conclusiones que puede alcanzar tienen un sentido hipotético y tendrán que ser sometidas a verificaciones ulteriores. Nos queda por determinar más exactamente el contenido de la noción de "ideología filosófica" y por indicar los caminos que puede seguir su investigación. Por "ideología" se entiende todo conjunto coordinado de nociones abstractas expresado o expresable verbal. mente (ciencias, religiones, filosofías, posiciones políticas y estéti-cas, etc ... ) \ Por "distorsión ideológica", entendemos toda inadecuación entre una ideología determinada y la forma superior (más verificada) del conocimiento alcanzable en el mismo campo en nuestra cultura -esto último para evitar el planteamiento del problema de criterios absolutos. Por "ideología filosófica" se entiende la concepción general que un individuo determinado tiene del mundo y de su propia existencia en este mundo físico y cultural (es decir: los principios de su conocimiento y los valores que rigen su vida). Esta ideología filosófica puede ser formulada y sistematizada o implícita. Dado el aspecto cultural de tales sistemas conceptuales, se puede también hablar de ideologías filosóficas en el sentido colectivo, o de corrientes filosóficas, haciendo abstracción de su manifestación en un individuo determinado. El estudio psicoanalítico de las ideologías filosóficas puede realizarse en varias direcciones que, lógicamente, apuntan a una convergencia final. 1. Se pueden estudiar las ideologías filosóficas como producto cultural - o conciencia que una cultura determinada puede tomar de sí misma, de sus condiciones y de su porvenir. En este caso, el método' de investigación será el análisis sociológico 2. 2. Se pueden estudiar las ideologías filosóficas partiendo del principio de la continuidad genética de las formas del pensamiento. En el curso del desarrollo del pensamiento individual, las formas abstractas del pensamiento se derivan de las formas primitivas por determinadas transformaciones (pasaje del proceso primario al secundario, etcétera ... ). Pero las formas primitivas persisten como 1 Preferimos esta definición, la más amplia posible, a la de H. BARTH (Verdad e ideología), que restringe el concepto de ideología a las múltiples distorsiones ideológicas. 2 Cuyo modelo está proporcionado por Psicología de las masas y análisis del yo, Totem y Tabu, las obras de ROHEIM, KARDINER, etc ... WILLY BARANGER 482 fantasías inconscientes por debajo de las formas más evolucionadas. a título de contenido latente. Se puede entonces analizar el contenido' latente de una filosofía como el de cualquier producción del peno samiento. 3. En el curso de la evolución de la cultura, los conceptos filosóficos aparecen como transformaciones de conceptos anteriores, a menudo de orden mitológico. Se puede suponer que el contenido latente de los conceptos filosóficos sigue siendo el mismo que el contenido de los conceptos mitológicos correspondientes. El concepto mitológico proporciona un dato más claro (más cercano al contenido inconsciente) sobre el significado del concepto filosófico. Por ejemplo, el contenido mitológico de la tierra puede aclarar algo el concepto de materia y el sentido del materialismo. 4. También se puede investigar la posición filosófica individual en relación con el carácter. La relación entre posición filosófica y carácter es evidente aun para la caracterología clásica (Kretschmer, Spranger, Le Senne, Gaston Berger,etcétera.). Todos coinciden en ver en la posición filosófica una expresión de la personalidad (veremos que también tiene otra función). Esta relación parece sumamente digna de investigación psicoanalítica. Algunos individuos sienten también una particular necesidad de verbalizar y coordinar sus conceptos filosóficos. No todos son filósofos: ¿a qué condiciones psicológicas, a qué necesidad corresponde esta actitud filosófica explícita? En el trabajo siguiente me limitaré a este último aspecto del problema. Las personalidades con fuerte necesidad de formular su posición filosófica parecen proporcionar un acceso más evidente hacia procesos psicológicos que se producen, con menor amplitud, en cada hombre civilizado. Trataremos, pues, de ver qué función cumple en el equilibrio intrapsíquico la adopción de una posición filosófica determinada, qué conflictos inconscientes se propone resolver, qué mecanismos emplea, en qué forma expresa y en qué forma intenta modificar una relación determinada entre las instancias psíquicas y entre el yo y su mundo. 483 I. La filosofía PSICOANÁLISIS y DE IDEAS FILOSÓFICAS el carácter La noción misma de filosofía nos plantea un problema preliminar: su contenido puede variar mucho según las múltiples definiciones que se han dado de ella. Ya se conocen sus variaciones, en el curso de la evolución de la cultura. Se considera generalmente que todo ser humano civilizado tiene una posición filosófica, por lo menos implícita. En esta posición filosófica intervienen concepciones de origen muy diverso, todas las ideas sobre el mundo, nuestro conocimiento, el sentido de la vida humana, los valores según los cuales los actos se deben determinar. Pero, por lo general, los seres humanos no sienten una particular necesidad de formular estas concepciones ni de unificarlas en un sistema coherente. Esta necesidad de formulación sistemática parece constituir el punto de diferenciación entre el filósofo en sentido estricto y el hombre común. La caracterología clásica ya solía oponer a los filósofos según su tipo caracterológico. (Por ejemplo los filósofos "introvertidos" como Platón a los "extravertidos" como Aristóteles.) Pero tendían a considerar la posición filosófica individual como una mera expresión y no como un factor dinámico en el equilibrio intrapsiquico. Por el contrario, parece que no se pueden entender las relaciones de la filosofía y del carácter sino estudiándolas en su interrelación y su funcionamiento común. La posición filosófica no expresa meramente el carácter, sino que le aporta un elemento original y reacciona sobre él. Una caracterología dinámica, como la que se está constituyendo con el método psicoanalítico, es la única susceptible de dar cuenta del doble aspecto, sintomático y funcional, de la filosofía. Las posiciones filosóficas deben entenderse con la perspectiva de una caracterología total, multidimensional, fundamentada en el estudio histórico y genético de la personalidad. Estudia ésta los rasgos de carácter en su formación, dentro del interjuego de mecanismos que rigen su funcionamiento en una personalidad en el curso de su historia individual. Ningún aspecto observable de la vida individual es ajeno a tal concepción, sino que todos se examinan en su interdependencia. Es interesante saber que, en determinada época, un sujeto ha adoptado una posición filosófica o cambiado de concepción del mundo y de ética, como es interesante saber que se ha casado, que ha engor- WILLY BARANGER ' 484 dado, o que ha tenido una fobia. En ciertas personalidades, la adopción de una posición filosófica o la conversión de una posición a otra cobran aún una importancia mayor que muchos otros aspectos de su existencia. ¿Quién, por ejemplo, podría entender la evolución psicológica de Descartes sin tener en cuenta la noche del 11 de noviembre de 1619, en la cual tuvo en sueños la revelación de su vocación filosófica? [e]. El análisis de las posiciones ideológicas tiene por lo tanto pleno derecho a ocupar un lugar importante en el análisis caracterológico. Nos enfrentamos entonces con un problema preliminar: ¿cuál puede ser la función psicológica de la posición filosófica individual? Esta función parece tener dos aspectos esenciales: expresar la personalidad, e intentar por medio de una técnica específica hacer conscientes los conflictos psicológicos y dominarlos. Una posición filosófica -y una obra filosófica- tienen primero un valor de expresión. En este sentido cumplen la misma misión catártica que la obra artística Permiten exteriorizar conflictos y fantasías inconscientes. El pensamiento filosófico expresa el grado de conciencia que un individuo puede tener de sus problemas internos. Esta expresión es evidentemente muy indirecta, más o menos distorsionada según el aparato conceptual a disposición del filósofo, según el grado y la intensidad de sus represiones. Aun deformada, esta conciencia de los problemas internos y de las dificultades de adaptación a la realidad no carece de valor. Permite dominar los conflictos en cierta medida. Desde el punto de vista económico, permite, como lo hacen el juego, el arte o la acción, disminuir las tensiones internas. El juego de los conceptos permite una manipulación simbólica activa de los objetos internalizados, una realización de fantasías inconscientes encubiertas por las abstracciones. Por este motivo es exacto decir que la filosofía ayuda a vivir. Ayuda a dominar activamente 10 que es pasivamente sufrido. La arquitectónica conceptual, la coherencia de los argumentos, la sutileza del análisis, la impresión de inteligibilidad sentida por el lector, producen un sentimiento estético que permite la aceptación de los contenidos inconscientes simbolizados por los conceptos abstractos. Este aspecto formal de la filosofía asume una función análoga a la de la forma artística. Se diferencia sin embargo de ésta porque se halla más alejada de los contenidos expresados. 485 PSICOANÁLISIS DE IDEAS FILOSÓFICAS En otros términos, la expresión filosófica supone una mayor represión de los contenidos inconscientes y una mayor distancia -es decir, mecanismos más complejos- entre lo que expresa y lo expresado. Se notará en este sentido que los poetas - filósofos expresan sus contenidos psíquicos en una forma menos espontánea y más disfrazada que los poetas que no tienen intenciones filosóficas. Así Baudelaire y Valéry. Desde el punto de vista catártico, la expresión filosófica se diferencia de la expresión artística por la importancia, en la primera, de ciertos mecanismos psicológicos. Se podría encontrar en la marcha de la civilización la génesis de estos procesos: la noción de materia se vuelve símbolo materno cuando reemplaza al símbolo apenas disfrazado de la diosa - tierra. La expresión filosófica asume luego un valor catártico sólo para ciertos tipos de personalidad, que suelen ser menos asequibles a formas de expresión más directas. Estas personalidades utilizan hasta el extremo los mecanismos de aislamiento e intelectualización, así como manifiestan una gran desconfianza con respecto a las formas espontáneas de expresión. Sienten una gran necesidad de defenderse contra posibles críticas, de no entregar su intimidad en sus escritos, de desprenderse lo más posible de sus propias producciones haciéndolas inatacables. Por eso se encuentran en los filósofos los mecanismos de defensa obsesivo - paranoides particularmente desarrollados. Hasta aquí, la filosofía no .se diferencia esencialmente de otros tipos de actividades. No ayuda a vivir más que el juego o el arte. Pero tiene la función, esencial esta vez, de un regulador de las fuerzas psíquicas, de un sistema director de la adaptación al mundo. Desde el punto de vista individual, la filosofía representa un modo determinado de tomar conciencia del yo, del mundo, y de su adaptación recíproca en su interacción donde el yo es a veces pasivo, a veces activo. Orienta la actuación según sistemas de valores relativamente fijos y coherentes, asegura la coherencia dinámica entre el yo y el mundo. Su valor práctico depende del grado de objetividad que haya podido alcanzar en el conocimiento del mundo y del yo, grado necesariamente análogo en uno y otro campo (contrariamente a lo que ocurre en el campo de las ciencias de la náturaleza) pues el mundo y el yo se dan o se construyen correlativa- WILLY BARANGER 486 mente en este caso. La filosofía se encuentra en el punto de inter'sección dinámica entre lo interno y lo externo. Esta posición privilegiada le permite asegurar la integración relativa del yo individual en el mundo físico y en el mundo humano. La filosofía no es el único sistema regulador de este tipo; se encuentran otros ejemplos de tales sistemas en ciertas concepciones mitológicas o religiosas, o en algunas ideologías políticas. Su carácter privilegiado reside en que constituye una tentativa de conocimiento objetivo y de posesión eficaz de la existencia individual. Estos sistemas reguladores existen en todo ser humano. En los primitivos, bajo la forma de mitos, de conjuntos de rituales mágicos, de modos de pensar tradicionales. En un ser civilizado pero no filósofo en el sentido estricto, bajo la forma de concepciones ideológicas de origen diverso, ya sea tradicional, religioso, político, etcétera. Pero en este caso, el sistema regulador es aceptado pasivamente sin que se 10 discuta. Por el contrario, el filósofo trata de tomarlo entre sus manos, de hacerlo coherente, de depurarlo, de elaborarlo para volverlo más adaptado a la realidad y por consiguiente más eficaz. Todos estos sistemas reguladores ideológicos y conscientes descansan sobre otros sistemas reguladores, no ideológicos e inconscientes. Se expresan, por ejemplo, por un conjunto de restricciones a la conducta, impuesta por la civilización. Estas restricciones provienen en parte de imperativos ambientales originariamente irracionales, que contribuyeron, mediante identificaciones sucesivas, a la constitución del superyo y del yo. Vale decir, que el sistema regulador de base está constituído por la estructura que forman entre sí las instancias psíquicas.. El yo, por sus mecanismos de defensa, por el modo en que acepta las necesidades instintivas, por la medida en que se somete a las exigencias del superyo, por el modo en que administra el equilibrio de las fuerzas psíquicas, y bloquea o permite consciente o inconscientemente el acceso de la energía de las pulsiones a la ac'tuación sobre la realidad, constituye el sistema regulador fundamental. Pero muchos factores concurren para impedir que este sistema 'regulador del yo funcione sin tropiezos; en primer lugar, las contradicciones entre las exigencias instintivas y la realidad; y después el hecho de que la civilización exija la represión, la modificación, -o meramente el bloqueo consciente de muchas pulsiones. Además, 487 PSICOANÁLISIS DE IDEAS FILOSÓFICAS también intervienen en este sentido las contradicciones entre el yo y el superyo, y, finalmente, las contradicciones inherentes al mismo yo, que se originan en los complicados procesos que presidieron su formación. El yo adulto resulta de la integración de una cantidad de elementos y sistemas diversos, de origen múltiple y necesariamente discordantes en algún grado. Algunos de estos elementos son hereditarios: por ejemplo el umbral más o menos elevado a partir del cual una tensión de pulsión creciente provoque o no una conducta, sea ésta activa o puramente emocional \ lo que concretamente se manifiesta en el lactante por una mayor o menor tolerancia al hambre. Las situaciones de la gestación, del nacimiento, de la primera infancia, los estímulos endógenos y exógenos, las fijaciones, exigen la utilización de mecanismos de defensa múltiples y a menudo contradictorios. La ambivalencia infantil hacia los objetos primitivos, que nunca se supera totalmente y se desplaza hacia los objetos ulteriores, produce igualmente en la estructura del yo un buen número de contradicciones. Por último, las identificaciones introyectivas con figuras muy diversas imponen al yo conductas, rasgos de carácter, y actitudes contradictorias que se superponen en sedimentaciones que nunca llegan a integrarse en una estructura totalmente coherente. El yo conserva la huella de cada una de sus etapas evolutivas, de cada una de sus identificaciones. Aun en el caso de la integración más lograda, persisten las contradicciones en los aspectos inconscientes y reprimidos del yo. [DJ. El yo considerado como sistema regulador presenta luego fallas más o menos importantes. Llegado a determinado grado de evolución, el yo trata de encargarse de la tarea de su propia integración. Acepta o rechaza tal o cual aspecto de sí mismo, en busca de su propia unificación. Trata aún de seleccionar los estímulos y las influencias que deben contribuir a formarlo. Se da a sí mismo fines conscientes, de acuerdo con su visión del mundo y sus intenciones para el porvenir. Trata de conocer, de prever, de conocerse, para realizar sus proyectos y formarse a sí mismo. El esfuerzo de autoformación y el de unificación no pueden separarse. En esta forma el sujeto llega 1 Cí. RAPAPORT: Organization. and pathology 01 thought, WILLY BARANGER a constituir para sí mismo un sistema regulador consciente que se superpone al sistema regulador automático del yo propiamente dicho, lo expresa en parte, y en parte reacciona sobre él y lo modifica. Cuando este sistema regulador ideológico adquiere cierta coherencia y cierta autonomía, cuando se adapta a ciertas formas y a ciertos métodos cultural mente determinados, forma el nombre de sistema filosófico. Si tal es la función de la filosofía en el equilibrio psíquico, podemos determinar sus relaciones con el carácter. Este último se define psicoanalíticamente en varios planos: se refiere en general a la modalidad particular de un individuo en la medida en que difiere de los demás, pero esta modalidad se interpreta desde varios puntos de vista. El carácter se puede enfocar según los niveles de organización instintiva (por ejemplo un carácter oral o anal); -o según los procesos defensivos del yo relacionados con los conflictos instintivos (por ejemplo el carácter obsesivo o esquizoide--; o según la interrelación de las instancias psíquicas (por ejemplo el carácter inhibido que se define por la actitud sádica del superyo, el sometimiento y la restricción del yo, y la represión acentuada del ello); - o según determinados tipos de conducta (por ejemplo "los que fracasan ante el éxito"). Todos estos enfoques, aunque ponen más énfasis en tal o cual aspecto del carácter, no se pueden aislar y deben considerarse en sus aspectos complementarios. La unificación de estos distintos enfoques podría intentarse desde el punto de vista de las fantasías inconscientes y del manejo de los objetos internalizados. Podrían así relacionarse los aspectos instintivos y estructurales del carácter. La relación entre filosofía y carácter se vuelve más complicada si se piensa que la posición filosófica interviene como un factor distinto en el equilibrio psíquico, como un sistema regulador consciente que se superpone a otro parcialmente inconsciente. Existe pues una contradicción más o menos intensa entre estos dos sistemas. La contradicción ocurre no sólo entre la filosofía y los aspectos inconscientes del yo, sino también entre la filosofía y algunos de los aspectos conscientes del yo, considerados como indeseables. Por ejemplo el "inmoralismo" de Nietzsche constituye una lucha contra el hipermoralismo de su yo, del cual él mismo tenía plena conciencia. ,La filosofía como sistema regulador se superpone al ·yo y al 489 PSICOANÁLISIS DE IDEAS FILOSÓFICAS carácter, sin poder nunca coincidir exactamente con ellos. Su función consiste en establecer un nuevo equilibrio entre las instancias, una nueva forma de experimentar el mundo y de dominar sus relaciones con el yo. Representa en sí misma una tentativa de modificar el yo y su mundo de vivencias y de hacerse cargo del destino del primero frente al segundo. De esto resulta que las concepciones filosóficas oscilan, en su relación con el carácter, entre dos límites teóricos nunca alcanzados en la realidad: el de la coincidencia absoluta y el de la contradicción total. En la realidad, los filósofos se sitúan entre estos dos límites opuestos, más o menos cerca del uno o del otro según la medida en que consiguen resolver sus propias contradicciones y unificar su propio yo. En el límite alcanzable de la coherencia, encono traríamos a Spinoza o a Kant. En el límite opuesto, a 'personalidades como Pascal, Nietzsche o Rousseau. En el primer caso, la coherencia se consigue a expensas de una severa represión de ciertos aspectos de los instintos y del yo. En el segundo, esta represión fracasa en parte, y las contradicciones del yo se vuelven a encontrar en la posición filosófica o en los cambios de posición, con lo cual la pro· ducción de angustia es mucho mayor. La diferencia entre ambos casos radica en el grado de elaboración del conflicto y, de unificación del yo. La solución mejor desde el punto de vista psicológico consistiría en la mayor aceptación posible de los elementos del yo merced a una represión. 11. La filosofía y el ideal del yo La elaboración del sistema permite al filósofo establecer un nuevo equilibrio intrapsíquico entre sus instancias. Su propósito evidente es aumentar la amplitud y la fuerza de su yo a expensas de las demás instancias. Esta tarea implica primero una tentativa de amaestrar el superyo, y, correlativamente, una tentativa de integra. ción de ciertos elementos de su ello. Amaestrar el superyo consiste en transformarlo en ideal del yo, para después intentar identificar' el yo con este ideal del yo. Si el concepto psicoanalítico de superyo es bastante claro, no lo es tanto el de ideal del yo. La dificultad proviene de la evolución WILLY BARANGER 490 del pensamiento de Freud sobre este punto, de sus tanteos teóricos y de la transformación de su terminología. Por eso se impone un breve examen histórico de este concepto. Freud tuvo que crear el concepto del ideal del yo en un texto de 1914: "Introducción al narcisismo". En este trabajo, Freud considera el ideal del yo como un residuo del narcisismo infantil. El yo "no quiere renunciar a la perfección de su niñez, y, ya que no pudo mantenerla ante las enseñanzas recibidas durante su desarrollo, y ante el despertar de su propio juicio, intenta conquistarla de nuevo bajo la forma del yo ideal" 1. Este yo ideal, proyectado por el yo ante sí mismo, está ligado a la represión, porque incrementa las exigencias del yo. La conciencia moral sería entonces "una instancia psíquica especial encargada de velar por la satisfacción narcisista en el yo ideal" y que "vigila de continuo el yo actual y lo compara con el yo ideal" 2. Freud fundamenta estas consideraciones sobre el estudio de las neurosis, en el delirio de observación y en la censura onírica. La teoría está apenas esbozada; Freud duda manifiestamente entre considerar la conciencia moral como una "instancia particular" o hacer de ella una función del yo ideal. En 1921, en "Psicología de las masas y análisis del yo", Freud vuelve a considerar el problema partiendo de observaciones diversas: la melancolía y la manía, el enamoramiento, la hinopsis, la psicología de las masas, y la identificación. Entonces, acentúa notablemente la importancia de este concepto: ... "hemos tenido que construir la hipótesis que en nuestro yo se desarrolla una tal instancia que puede separarse del otro yo y entrar en conflicto con él. A esta instancia le dimos el nombre de ideal del yo (ich ideal) y le adscribimos como funciones la autoobservación, la conciencia moral, la censura onírica, y la influencia principal en la represión" 3. Este ideal del yo, más todavía que el del narcisismo infantil, depende de las primitivas identificaciones con los padres. En "El yo y el ello", 1923, Freud introduce una importante modificación en la terminología. Denomina entonces "superyo" a la instancia psíquica anteriormente descrita bajo el nombre de "ideal 1 2 3 FREUD: Obr. compl., t. 1. Madrid, 1948, p. 1106. Loe. cit., p. 1107. Loe. cit., p. 1161. 491 PSICOANÁLISIS DE IDEAS FILOSÓFICAS del Yo", pero no hace totalmente la sustitución en este texto. Emplea los dos términos como sinónimos. Este cambio de terminología expresa una reestructuración profunda del concepto, que hace en extremo inexacto el término primitivo de ideal del yo. Esta reestructuración fué exigida por la consideración de varios fenómenos (sentimientos inconscientes de culpa; papel de la culpa en la melancolía y la neurosis obsesiva; reacción terapéutica negativa), lo que modificó profundamente la concepción freudiana de la génesis y de la función del superyo. . En primer lugar, este superyo se concibe ahora como inconsciente en su mayor parte. Luego considera que su origen debe buscarse más en los instintos primitivos que en una diferenciación del yo: "la amplia comunicación del ideal del yo con los sentimientos instintos inconscientes nos explica el enigma de que el ideal pueda permanecer en gran parte inconsciente e inaccesible al yo" 1. La proximidad del superyó y de los instintos explica la naturaleza agresiva del primero, por ejemplo en la melancolía: "Según nuestra concepción del sadismo, diremos que el componente destructor se ha instalado en el superyo y vuelto contra el yo. En el superyo reina entonces el instinto de muerte que consigue con frecuencia llevar a la muerte al yo, cuando éste no se libera de su tiranía refugiándose en la manía" 2. Se concibe luego que el término "ideal del yo" ya no pueda aplicarse a este "tirano", "cruel", "implacable", arcaico, cargado de toda la destructividad de los instintos primitivos. Parece entonces que la noción de superyo proviene de una profundización de la de ideal del yo, y es una sustitución de ésta. Sin embargo Freud no abandona el Ideal del yo, pues le es todavía neo cesario para explicar toda una serie de fenómenos más evolucionados, más conscientes, y que se encuentran en una relación más directa con las ideologías y la ética consciente. Concretamente: un superyo tiránico, cruel y destructivo puede coexistir en un mismo individuo con un ideal del yo muy civilizado, muy racionalizado, y muy liberal. Este caso se presenta con frecuencia entre los intelectuales, y más todavía entre los filósofos. Sin embargo es imposible considerar el superyo y el ideal del yo como dos instancias radicalmente sepa1 2 Loe. cit., p. 1225. Id., p. 1232. WILLY BARANGER 492 radas. El origen de ambos es el mismo. El ideal del yo se encuentra en una continuidad genética con el superyo, es su prolongación di. recta, aunque existan contradicciones violentas entre ambos. He aquí cómo Freud explica sus relaciones en un texto ulterior: "Hemos de citar aún una importantísima función que adscribimos a este superyo. Es también el substrato del ideal del yo, con el cual se compara el yo, al cual aspira, y cuya demanda de perfección siempre creo ciente se esfuerza en satisfacer. No cabe duda que este ideal del yo es un residuo de la antigua representación de los padres, la expresión de la admiración ante aquellas perfecciones que el niño les atribuía por entonces" 1. Y, más adelante, en el mismo texto: "Le hemos atribuído (al superyo) las funciones de autoobservación, conciencia moral e ideal ... " ... "El superyo es para nosotros la representación de todas las restricciones morales, el abogado de toda aspiración a un perfeccionamiento" 2, Se ve en seguida que estos dos últimos aspectos del superyo implican una contradicción: el superyo prohihidor es cruel para con el yo; la aspiración al perfecciona. miento trata por el contrario de enriquecerlo. Esta aspiración debe luego ser atribuída a un aspecto determinado del superyo: el ideal del yo. Estos últimos textos de Freud determinan en forma satisfactoria las relaciones del superyo y del ideal del yo. El ideal del yo es una función o un aspecto del superyo evolucionado. Descansa sobre los aspectos inconscientes y primitivos del superyo, se encuentra en continuidad con ellos, pero los contradice en parte. Se concibe además que el superyo, originado en las introyecciones e identificaciones efectuadas sucesivamente a lo largo de la evolución psíquica individual, presente aspectos inconscientes y arcaicos mal armonizados con sus aspectos evolucionados. La contradicción entre el superyo y el ideal del yo no radica tan sólo en sus respectivos grados de evolución; descansa además sobre una oposición más profunda entre los objetos introyectados. Así lo nota Nunberg: "En tanto que el yo se allana, por temor al castigo, a las exigencias del superyo, se somete por amor, al ideal del yo" 3. Completando lo anteriormente expuesto, y basándonos en 1 2 3 División de la personalidad psíquica, Obr. Compl., t. TI, p. 817. p. 817. Teor. Gen. de las Neurosis; Barcelona, 1937, p. 147. u; 493 PSICOANÁLISIS DE IDEAS FILOSÓFICAS conocimientos analíticos más recientes, llegaríamos al esquema siguiente: el núcleo básico del superyó· ideal del yo se forma por la introyección de un objeto bueno y de un objeto malo (en primera instancia un pecho bueno y un pecho malo). A medida que se va estructurando la personalidad, el objeto malo (perseguidor) se complementa por las introyecciones sucesivas de figuras sádicas y prohibidoras, y llega en esta forma a constituir el superyó, Mientras tanto, el yo sigue buscando el amor de su objeto bueno (gratifi-cador), lo idealiza, trata de identificarse con él y se somete a sus exigencias: así se estructura el ideal del yo. Claro está que esta oposición es tan sólo esquemática, y que no se pueden separar totalmente ambas cosas: el yo sigue buscando el amor de su superyo, y sigue sometiéndose a las exigencias de su ideal del yo. Siguiendo estos conceptos, el intento del filósofo sería disociar el ideal del yo y el superyo (el objeto bueno del malo), para preservar el objeto idealizado. Así predomina en el filósofo el deseo de preservar y restaurar, correspondientes a una culpabilidad de tipo depresivo, y no a un deseo de aplacamiento que correspondería a una culpabilidad de tipo paranoide: el primer deseo caracteriza un determinado tipo de conducta hacia la ética que R. E. Money Kyrle califica de "humanista" 1. La personalidad del filósofo está caracterizada por un superyo .arcaico muy poderoso y cruel. La represión de la agresividad manifiesta en los filósofos supone un incremento de la agresividad del superyo hacia el yo. El filósofo intenta luego restablecer la armonía entre su yo y los aspectos de su superyo que llega a hacer conscientes. Desarrolla en el mayor grado posible ciertas funciones del superyo, la autoobservación y la conciencia moral, porque se siente amenazado por los aspectos inconscientes y crueles de su superyo, y porque quiere preservar su ideal del yo igualmente amenazado (preservar el objeto bueno idealizado contra los ataques del malo). Puede en· tonces intentar librarse "de los arrepentimientos y remordimientos que suelen agitar a los espíritus débiles y tambaleantes" 2. El intento se desarrolla en dos tiempos: traer a la conciencia al superyo lo más po_sible, y transformarlo en ideal del yo. Unificación del superyo y del 1 2 Psychoanalysis and ethics. Int. Jour. of Psy., 1952, vol. 33, Parto Il, p. 231·233. Discours de la méthode, lI1" parte. DESCARTES: WILLY BARAt'<GER 494 ideal del yo; disociación y represion de los aspectos inasimilables del superyo; identificación del yo con el ideal del yo (y preservación del objeto bueno idealizado): tal sería la fórmula sintética de la tentativa fi.losófica. Los aspectos arcaicos, sádicos, inmorales o hipermorales del superyo se eliminan así del ideal del yo elaborado por el filósofo. Luego se produce la identificación del yo con el ideal del yo, lo que, expresado en el plano abstracto, constituye el nuevo sistema regulador del equilibrio intrapsíquico. El éxito de este intento nunca es posible sino dentro de ciertos límites: los aspectos arcaicos del superyo y del objeto malo no dejan de existir por haber sido eliminados del ideal del yo elaborado. La tentativa filosófica implica la represión de determinados aspectos del superyo. Correlativamente, el nuevo equilibrio intrapsíquico se halla amenazado por el objeto malo, por las pulsiones instintivas incompatibles con el ideal del yo, y que el yo debe bloquear o reprimir: cuanto más intensa es esta doble represión, y más amenazado el equilibrio intrapsíquico del filósofo, menos cumple con su función la tentativa filosófica. Por el contrario, cuanto más se ha logrado el amaestramiento del superyo, y del perseguidor, más acepta el yo los elementos del ello, más fuerte se hace el yo, y más lábil y productivo se vuelve el equilibrio buscado por la tentativa filosófica. Se entiende entonces la estrecha relación que existe entre la posición filosófica, el ideal del yo y los objetos introyectados. Vista como sistema regulador, la posición filosófica es una estructura destinada a manejar las relaciones del yo, del ideal del yo y del mundo; a identificar el yo con su ideal del yo (su objeto bueno idealizado). y a defender al yo y al ideal del yo contra los aspectos inasimilables del superyo, del ello, y contra su objeto perseguidor. 111. La filosofía como actividad defensiva Un sistema filosófico formulado y expresado tiende a regular conscientemente las relaciones del individuo con su mundo .. Vale decir que intenta elaborar determinados conflictos mediante técnicas defensivas específicas. Como estas últimas aparecen en forma evidente en el mismo sistema filosófico, nos proporcionan una vía de acceso hacia los conflictos contra los cuales el filósofo se defiende. 495 PSICOANÁLISIS DE IDEAS FILOSÓFICAS Si vemos en la creacion de un sistema filosófico la tentativa de la elaboración de ciertos conflictos, nos podremos interrogar -sobre el significado general de esta tentativa, y sobre los mecanismos de defensa específicos que utiliza. Trataremos entonces de comprobar este análisis por el estudio genético de la elaboración filosófica en la historia de la personalidad. La filosofía tiene el sentido general de una actividad constructiva o más exactamente restauradora. Esta construcción o restauración no se refiere a un objeto en particular, sino al mundo en su totalidad. Ya se sabe que toda reconstrucción del mundo no puede sino corresponder a una reconstrucción del yo, pues el yo, el esquema corporal y el mundo se construyen en forma paralela, como lo enseña la observación psicoanalítica de los niños y de los psicóticos. Efectivamente, la experiencia enseña que nadie puede hacerse filósofo sin pasar por la vivencia de la inexistencia del mundo como substancia. La mera distinción entre realidad y apariencia, que sirve de punto de partida a todo pensamiento filosófico, supone ya que el mundo percibido en su totalidad ha sido vivenciado como apariencia. Lo mismo podría decirse del mundo de los valores; la investigación crítica de todos los valores adquiridos espontáneamente por herencia cultural supone que han sido experimentados inicialmente como carentes de valor, es decir que el filósofo se ha sentido separado del mundo humano. En este sentido toda filosofía empieza necesariamente por una "weltanschauung" que, si se pudiera cristalizar en una forma conceptual, podría calificarse de idealismo solipsista. Es significativo el hecho de que ningún filósofo se detenga en esta posición: sería renunciar a la actividad restauradora de la filosofía, a la filosofía misma. El sentimiento de inexistencia y de carencia de valor de las cosas parece haber existido universalmente entre los filósofos en determinado período de su evolución. Antes del "cogito" y del universo matematizado, encontramos en Descartes la duda metódica. Antes de la serenidad de la "Ética", Spinoza expresa en el "Tractatus de intellectus emendatione" el recuerdo de su desesperación. Antes de Sócrates, existe, en el mismo Sócrates, el sofista. La meditación y la construcción ulteriores defienden al filósofo contra la angustia de la inanidad del mundo. WILLY BARANGER 496 Esta vivencia inicial del mundo representa el correlativo de un determinado estado del yo. Un mundo inexistente expresa un yo desintegrado, un mundo sin valores corresponde a un yo sin porvenir, sin intereses, sin deseos. Encontramos la huella de" esta vivencia en un pasaje de las "Meditaciones" donde Descartes se pregunta no sin angustia qué seguridad tiene de que los hombres a quienes ve en la calle sean realmente seres humanos, con sentimientos y conciencia, y no autómatas mecánicos perfeccionados y disfrazados de hombres. La actividad filosófica tiene pues, como finalidad la de reencontrar la coherencia del mundo, y su existencia concreta; la de recuperar y manejar las relaciones intencionales del yo con este mundo - lo que equivale a una reintegración del yo. Este propósito general se consigue mediante la utilización de mecanismos determinados. El carácter más llamativo de esta restauración del objeto es la naturaleza abstracta y general de éste. No se trata de un objeto parcial o total en el sentido corriente, sino de un objeto abstracto. El mundo real se recupera mediante la construcción de una representación abstracta del mismo. Las motivaciones de esta sustitución del objeto concreto por el abstracto son de sumo interés. El objeto restaurado en el plano de la abstracción ofrece evidentes ventajas con respecto al objeto concreto inicial. Se maneja con una facilidad mucho mayor, y se presta mucho más a modificaciones de índole mágica, Por otra parte, constituye un sistema protector contra las amenazas de la realidad, y permite al mismo tiempo un cierto contacto con ella. El mundo restaurado en la abstracción ha sido amaestrado, ha perdido sus aspectos insatisfactorios o amenazadores, y obedece al pensamiento. Ya no le es más heterogéneo. Pero la razón esencial de esta sustitución del objeto humano por el objeto abstracto parece ser la erotización de la actividad de pensar que se encuentra entre los filósofos. El conflicto básico contra el cual se establece la defensa del filósofo implica una intensa represión de la instintividad. El filósofo pierde contacto con la realidad -deja de vivenciarla como taly carga las representaciones abstractas con las catexias ya sin objetos. Secundariamente, el lenguaje se vuelve el medio de recuperar el contacto con los objetos. Pero, en el intervalo, el manejo de los objetos reales y la administración de las cargas afectivas a ellos ligadas, han 497 PSICOANÁLISIS DE IDEAS FILOSÓFICAS sido reemplazados por el manejo de los objetos abstractos (palabras . o ideas), actividad que se vuelve entonces esencial y generadora de satisfacciones intensas. Erotización del pensamiento, aislamiento del afecto y de la representación, intelectualización, tales son los mecanismos que apa· recen a primera vista en la actividad filosófica, lo que implica el uso específico de mecanismos obsesivos. Pero el conjunto de estos procesos puede describirse también en términos de relaciones de objeto, y esta descripción permite entender la importancia de los mecanismos de tipo paranoide en el carácter de los filósofos. La vivencia inicial que pone en marcha todo el proceso filosófico es la pérdida de un objeto total, es decir, una vivencia depresiva. El objeto internalizado es a la vez amado y odiado,· es decir "bueno" y "malo". En la regresión que sigue a este mecanismo depresivo, este objeto es otra vez disociado en un objeto "bueno" y otro "malo". Dicha disociación objetal acompaña una disociación del yo, característica del proceso esquizoide. El yo se defiende entonces de los peligros internos que lo amenazan por la proyección paranoide del objeto malo, que asume en este momento el papel del perseguidor externo. El filósofo trata entonces de neutralizar a este perseguidor externo desplazando todo el conflicto al plano de la abstracción. Utiliza a este fin el mecanismo de racionalización. Los elementos concretos que habían intervenido en el conflicto son reemplazados por equivalentes abstractos, y éstos últimos son unificados y sistematizados con el fin de proteger al yo contra la amenaza externa del perseguidor. La unificación del sistema y la unificación del yo corren a la par, y el yo se protege mediante la racionalización del ataque perseguidor. Este perseguidor se manifiesta en sus expresiones más elaboradas, bajo la forma de críticos posibles o reales del sistema, de las corrientes ideológicas contra las cuales se levanta, o que trata de suplantar. (Toda filosofía se construye a favor de algo y en contra de algo.) También reaparece el perseguidor dentro del mismo sistema, bajo la forma de lo inasimilable intelectualmente (cí. todos los equivalentes filosóficos de Sátanás: el mal, lo absurdo, el error, lo irracional, etcétera). La sustitución del objeto concreto por el abstracto está posibilitada por un cierto número de negaciones que inciden sobre ciertos WILLY BARANGER 498 aspectos del objeto inicial y del mismo sujeto. Estas negaciones inciden en igual forma sobre el sustituto conceptual del objeto inicial. y proporcionan la medida de la distorsión ideológica. El filósofo no puede recuperar su universo y su unidad personal sino considerando· como inexistentes algunos aspectos de sí mismo y del mundo "real". Estas negaciones se hallan determinadas por la relación del filósofo con su objeto humano inicial. No forman parte necesariamente del proceso filosófico: .por el contrario, su descubrimiento y su análisis pueden reducir el margen de distorsión ideológica inevitable. En particular, necesitan a menudo para establecerse el apoyo de las ideologías colectivas. Si este apoyo les llega a faltar, se destruyen por sí mismas, Así por ejemplo, la negación de la existencia de un pensamiento infantil distinto del pensamiento adulto "racional" deja de actuar en el pensamiento filosófico, debido a la evolución de las concepciones colectivas en este terreno. La primera y más importante negación que pesa sobre el pensamiento filosófico es la de lo psíquico. Casi toda la filosofía occidental hasta nuestros días acepta el mito del pensamiento "puro" separado de su base inconsciente y de sus orígenes irracionales. El pensamiento filosófico tiene que negar y olvidar sus orígenes psicológicos, las pulsiones sexuales y agresivas. El pensamiento occidental consigue abstraerse de lo sensible y elaborar sus herramientas intelectuales al precio de la negación de sus orígenes instintivos. La negación de la realidad psíquica tiene su paralelo en la representación del mundo externo. Así como se aisla el pensamiento de sus fuentes instintivas, se concibe el mundo como aislado de su historia. Se encuentra pues en la filosofía, una tentativa radical de negación del tiempo [E]. Éste se considera como apariencia, como auxiliar de la imaginación, como forma a priori de la organización fenoménica, pero nunca como una noción primordial. Se creería que la finalidad de la mayoría de los filósofos es exorcizar el tiempo para considerar las cosas "sub specie aeternitatis". Así se eliminan los obstáculos que amenazan sin cesar la integridad del mundo y del yo: lo incomprensible y la muerte. El alcance de estas negaciones en un sistema filosófico proporciona la medida de la omnipotencia mágica necesitada por el filósofo para reintegrarse, y el grado de su permeabilidad a la experiencia interna y externa. Estas negaciones 499 PSICOANÁLISIS DE IDEAS FILOSÓFICAS aclaran asmusmo otro aspecto de los mecanismos de elaboración utilizados por el filósofo: la negación de las realidades displacientes o traumáticas y la consecución de una sintonía entre las instancias psíquicas entre sí y con el mundo; a esto acompaña un sentimiento de euforia omnipotente caracterizando el éxito del proceso filosófico. Se ven entonces los aspectos esenciales de los mecanismos que actúan en la creación de un sistema filosófico: mecanismos obsesivos (aislamiento, intelectualización, erotización del pensamiento), encubriendo mecanismos paranoides (proyección del perseguidor, sistematización, racionalización) e hipomaníacos (negación y conquista de la omnipotencia mágica). Estos mecanismos defienden a la persona del filósofo de un conflicto básico específico. Pero se establecen en determinados períodos de la evolución psicológica, yeso nos puede orientar hacia la explicitación de este conflicto. Existe en la vida humana un período típicamente filosófico, correspondiente a la edad en que la experiencia pedagógica demostró que convenía enseñar la filosofía: se trata del período que sigue a la pubertad. Las observaciones psicoanalíticas han permitido entender los aspectos esenciales de la crisis puberal y post-puberal: se trata de un abandono de la latencia, de una reactivación de las pulsiones y del conflicto edípico, y al mismo tiempo, de una reestructuración del yo amenazado de desintegración por el incremento de las tensiones instintivas 1. El yo reacciona por nuevas represiones a las demandas instintivas incrementadas, trata de dedicarse a intereses ideales y de intensificar sus tendencias epistemofílicas. Es de notar que el peligro de desintegración del yo llega a veces a concretarse en brotes esquizofrénicos o hebefrénicos, siendo este período de la vida particularmente favorable a la eclosión de la enfermedad. Se entiende, pues, que la necesidad de recuperar el objeto en el plano abstracto y de conseguir una nueva integración del yo sea más apremiante en esta época, y que los adolescentes de esa edad se entreguen con facilidad a las especulaciones filosóficas. Se entiende también por qué lo hacen en el período que sigue a la pubertad, y no en el punto culminante del proceso: se trata de una actividad defensiva de restauración. Una parte de los adolescentes 1 Cf. M. KLEIN: Psicoanálisis ele niños. WILLY BARANGER 500 que cursan estudios secundarios desconfía en cambio de la filosofía por considerarla "disolvente", es decir por temor a criticar a sus padres internalizados y a perder sus represiones. Estos últimos concentran sus tendencias epistemofilicas en materias menos peligrosas para el yo consciente (matemáticas, etcétera ... ) . El hecho de que el período más propicio para la desintegración esquizofrénica coincida con el de la mayor aptitud filosófica, aclara una relación muy íntima entre ambas cosas. El adolescente trata de dominar la amenaza de la primera mediante el uso de la segunda. Esta crisis de pubertad particular que vivencian los futuros filósofos, repite en otros planos conflictos infantiles. Se observa en el análisis de niños pequeños la aparición de una curiosidad y de ano gustias específicamente metafísicas en su forma. Estas angustias se relacionan a menudo con el tiempo, el espacio, el mundo, la muerte. Este interés filosófico precoz está particularmente desarrollado entre los niños esquizoides. En realidad, se trata de una tentativa de su yo para escapar al sentimiento de desintegración en sus distintas formas: disociación en el tiempo y el espacio, sentimiento de fin del mundo, angustia de desintegración por la muerte. Se puede entonces suponer, y esta hipótesis se verifica en muchos casos, que estos niños adoptan en la pubertad, cuando se encuentran frente a una nueva amenaza de desintegración, con medios transmitidos por la herencia cultural, una solución de su conflicto que ya habían adoptado antes. IV. Hipótesis sobre el desarrollo psicológico del filósofo Podemos ahora tratar de sintetizar las anteriores consideraciones sobre los mecanismos de defensa que intervienen en la vocación filosófica, la función del sistema filosófico en el equilibrio psíquico, y el equilibrio que intenta instaurar entre las instancias. La génesis de la vocación filosófica parece descansar sobre un conflicto básico; utiliza una determinada forma de elaboración, y corresponde a .una estructura específica de la evolución psíquica que se podría describir según la hipótesis siguiente. Se deben encontrar en la primera infancia del futuro filósofo situaciones traumáticas de particular importancia vividas en la fase 501 PSICOANÁLISIS DE IDEAS FILOSÓFICAS del desarrollo llamada por M. Klein "fase depresiva". Estas situaciones traumáticas son vividas como pérdida de un objeto total, es decir a la vez unificado y amado - odiado. El sujeto reacciona por una regresión parcial a la fase anterior, o fase esquizoide. Este proceso se acompaña de una disociación del yo y del objeto, con una desintegración incipiente: lucha de los objetos buenos y malos, pérdida parcial de la separación de lo interior y de lo exterior, sentimiento de extrañeza del mundo, vivencia de la inexistencia y de la falta de valor del mundo y del yo. Este mecanismo se relaciona con una represión particularmente intensa de la agresión (bien conocida entre los filósofos, aún para una observador superficial). El yo lucha contra la desintegración por la proyección del objeto malo. Luego desplaza todo el conflicto hacia el plano de lo abstracto, proyecta el objeto bueno y niega el objeto malo. En este plano abstracto, el yo recupera el objeto bueno, lo reconstruye y se reintegra correlativamente. La lucha contra la desintegración se desplaza hacia el plano de lo obstracto, y esto parece constituir un mecanismo específico. De donde las preocupaciones filosóficas de la primera infancia. Después del período de latencia, en el curso del cual varios factores pueden reforzar estos mecanismos (por ejemplo las identificaciones) el conflicto de desintegración se produce otra vez con la pubertad y los años siguientes. La defensa del yo dispone entonces de recusos muy superiores. La recuperación del objeto en la abstracción y la reintegración del yo se vuelven actividades socialmente valiosas, y la técnica de elaboración (la lógica, la problemática, el arsenal de conceptos) es suministrada por la civilización. La elaboración del sistema filosófico tiene por finalidad el establecimiento de un equilibrio entre las distintas instancias psíquicas. Este equilibrio descansa sobre la eliminación del perseguidor interno. En él interviene el ideal del yo en forma determinante. El yo puede expulsar a su perseguidor si se une con su ideal del yo (es decir, en un nivel más arcaico, con su objeto idealizado). El sistema trata de armonizar el yo con el superyo y el ello por elaboración del ideal del yo. Por consiguiente, el sistema considerado como objeto, es el estadio terminal de la elaboración del objeto idealizado; y considerado en su aspecto funcional, es una estructura reguladora de las relaciones de las instancias entre sí y con el mundo. El proceso implica WILLY 502 BARANGER una disociación del superyo, con represión y proyección de sus aspectos perseguidores. Asimismo, implica la represión de los aspectos del ello incompatibles con el sistema establecido. El filósofo trata de elaborar su superyo para transformarlo, en la medida de lo posible, en ideal del yo, y trata de identificar su yo con el ideal del yo, lo que le permite aceptar ciertos aspectos de su ello. El éxito de esta tentativa es obstaculizado por una dificultad intrínseca: el proceso implica la represión de ciertos aspectos del superyo y del ello, tanto como del mismo yo, que son incompatibles con la anhelada integración. Estas represiones se consiguen al precio de sus correspondientes negaciones de parte de la realidad. La medida de estas represiones y negaciones, su carácter más o menos radical, el grado de labilidad o de rigidez de la integración conseguida -es decir el funcionamiento de las instancias mediante el regulador filosófico- proporcionan un dato de gran valor para poder apreciar el grado de objetividad de cualquier sistema filosófico. Pero este último punto plantearía problemas nuevos que merecerían ser tratados por separado. NOTAS [Al Un intento similar a éste y obedeciendo a idénticos principies, fué llevado a -cabo por JOHN OULTON WrSDOM, en su libro The unconscious origin 01 Berkeley's philosophy, ("The International psycho-analitical Iíbrary", London, 1953). En esta obra notable, Wisdom interpreta las ideas filosóficas de Berkeley como una tentativa de elaboración de una fantasía básica (hipocondríaca) de envenenamiento. Este autor muestra en forma totalmente convincente cómo los distintos estadios del pensamiento de Berkeley elaboran el conflicto básico, neutralizando el veneno afuera (negación de la, existencia de la materia, "Esse est percipi"); o adentro (el agua de alquitrán como panacea purificadora). Cabe agregar que no tuve conocimiento de la obra de Wisdom sino muchos meses después de redactado el presente trabajo, y que me alegré mucho de la coincidencia de nuestros puntos de vista metodológicos. [B] Por ejemplo: es un hecho bien conocido que' distintos analistas valoran en forma distinta (es decir como expresión "inadecuada" o "adecuada" de los conflictos) las posiciones políticas o religiosas de los pacientes. En ciertos casos (exceptuando actitudes evidentemente neuróticas desde todo punto de vista), determinada posición puede o no aparecer como "neurótica", [ C 1 Según sus biógrafos, Descartes consideraba de suma importancia un sueño que tuvo en la época en que estaba meditando los fundamentos de su futura filosofía. Él mismo dió de este sueño una interpretación simbólica que hacía de él una revelación filosófica. Máxime Leroy, biógrafo de Descartes, pidió a Freud indicaciones sobre este sueño, y Freud -aunque se haya negado por razones obvias a analizarloconcluye que el sueño, y las correspondientes ideas filosóficas, son elaboraciones de un conflicto sexual que Descartes atravesaba en aquella época. 503 PSICOANÁLISIS DE IDEAS FILOSÓFICAS. [DI Una persona psicoanalizada pudo reconstituir las' distintas capas de la foro mación de su ideal del yo. Mencionaré tan solo identificaciones con personajes ideales, míticos o literarios. El paciente se identificó en su primera infancia con una santa cristiana martirizada por los romanos (sometimiento a un superyo sádico y goce masoquista). Luego, elaborando esta situación masoquista en forma paranoide, se identificó con otro personaje histórico: una mujer que salvó a su país de los invasores muriendo en condiciones muy traumáticas. En la latencia, estas identífícacíones fueron encubiertas por otras, con personajes novelescos viriles y combativos, Al mismo tiempo seguían las identificaciones con personajes masculinos caracterizados por su bondad o el bien que hacían al género humano. En la época de la pubertad, aparecieron identificaciones de características nuevas: con hombres jóvenes intelectualmente superdotados, esquizoides y sufriendo del "mal du síécle" (tipo Chatterton, Hamlet, Werther, etc ... ). Las identííícaciones ulteriores siguieron dos líneas netamente diferenciadas: una serie die inventores en el campo intelectual, y una serie de héroes revolucionarios (desde Spartacus hasta Lenín), Las primeras identificaciones de tipo religioso fueron reemplazadas entonces por contraidentificaciones. Quedaban rasgos de todas estas identificaciones en el yo y el ideal del yo del paciente. Cada una de ellas podría analizarse detalladamente pero se necesitaría exponer toda la evolución psicológica del paciente. [El Si se busca el origen de esta negación, se la encontrará primero en Parménides y la escuela Eleática. Pero fué desarrollada por primera vez por Platón: el cambio, el movimiento, y por consecuencia el tiempo rigen el mundo sensible -es decir corresponden a un tipo de conocimiento inferior y parcial. El mundo de las "Ideas", el único "real", está exento de cambios, inmutable, sin tiempo. En todo platonismo ulterior se llega a la misma conclusión. Para Spínoza la "substancia" que incluye todo lo existente, existe como causa de sí misma, por su pura fuerza lógica - es decir independientemente del tiempo. Éste no existe más que como "auxiliar de la imaginación", esta forma parcial e insuficiente de representación. La "substancia" es tan inmutable como el mundo platónico de -las Ideas. Para Kant, el tiempo rige el mundo de los "fenómenos", pero no tiene ninguna existencia en las "cosas en sí". Es una mera "forma a priori de la sensibilidad" que organiza por lo tanto lo que percibimos (los "fenómenos") pero no existe fuera de los espíritus que perciben. Se podrían multiplicar los ejemplos: hasta una época muy reciente (con algunas excepciones) los filósofos casi no han tenido en cuenta el tiempo o lo han reducido a una mera apariencia. RESUMEN Tentativas de aproximacwn al psicoanálisis de las ideologías filosóficas Este trabajo tiene por finalidad la investigación de la ideología filosófica; sea en el creador, sea en el que la adopta. Se estudia primero la función de la ideología filosófica en el desarrollo individual en relación con la formación del carácter. Se llega así a la conclusión de que la ideología filosófica tiene una función reguladora entre las distintas instancias psíquicas y la relación de la personalidad con su mundo. Se entiende por ideología filosófica una elaboración y una tentativa de dominio de las relaciones del yo con el ideal del yo, destinada a manej ar los distintos sectores del campo WILLY 504 BARANGER vivencial del sujeto. Se estudian después los mecanismos que intervienen en dicha elahoración y se llega a una hipótesis sobre el desarrollo psíquico específico que lleva a la vocación filosófica.· Willy Baranger, SUMMARY Attemps al an. approach to the psycho-analysis o/ philosophical ideologies The purpose of this paper is the investigation of philosophical ideology, hoth in the creator or in one who adopts it. A study is first made of the function of philosophic ideology in individual development in relation to character formation. The conclusion is reached that the philosophical ideology has a regulating function hetween the various psychic powers and the relationship hetween the personality and its world. By philosophical ideology is understood an elahoration and an attempt at mastery of the relationship hetween the ego and the ego-ideal, with a view to handling the various sectors of the suhject's field of experience. The mechanisms involved in this elaboration are then examined and a hypothesis is reached as regards the specifíc psychic development leading to a philosophical vocation. RÉSUMÉ Tentative d' étude psychanalytique des idéologies philosophiques Le hut de ce travail est l'étude de I'idéologie philosophique soit chez son créateur, soit chez celui qui l'accepte, Il étudie d'abord la fonction de l'idéologie philosophique dans le développement de l'individu, en relation avec la formation du caractére. On arrive ainsi a la conclusion que l'idéologie philosophique a une fonction régulatrice des diverses instances psychiques et de la relation de sa personnalité et de son monde. On comprend l'idéologie philosophique comme une tentative d'élahorer et de dominer les relations du moi et de l'idéal du moi pour administrer les différents secteurs du champ d'existence du sujeto On étudie ensuite les mécanismes qui interviennent dans cette élahoration et on arrive a una hypothése sur le développement psychique spécifique qui mene a la voeation philosophique, 505 PSICOANÁLISIS DE IDEAS FILQSÓFICAS ZUSAMMENFASSUNG Psychoanalyse VERSUCH der philosophischen. EINES Weltanschauungen Vorliegen Arbeit verfolgt den Zweck die philosophische Weltanschauung zu erforschen, sei es in ihrem Schoepfer, sei es in ihren Anhaengern. Es wird zuers die Funktion der philosophischen Weltanschauung in der in dividuellen Entwicklung und in Beziehung zur Charakterbildung studiert. Verfasser gelangt so zu dem Schluss dass die philosophische Weltanschauung eine regulierende Funktion zwischen den verschiedenen psychischen Instanzen und in der Beziehung der Persoenlichkeit zu seiner Welt hato Unter philosophischer Weltanschauung wird eine Verarheitung und ein Versuch zur Beherrschung der Beziehung zwischen Ich und Ichideal verstanden, zwecks einer Kontrolle der versehiedenen Abschnitte des Erlebnissfeldes der Persono Danach studiert Verfassen die Mechanismen die in dieser Verarheitung mito wirken, und gelangt so zu einer Hypothese ueber jene spezifische psychische Entwicklung die zur philosophischen Begabung íuehrt,