Influencia de la edad, sexo y hábitos de vida sobre las concentraciones plasmáticas de urea y ácido úrico en la senilidad Mussart, Norma B. - Coppo, Diego J. Cátedra de Fisiología General - Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales (UNAM). Félix de Azara 174 - (3300) Posadas - Misiones - Argentina. Tel./Fax: +54 (03752) 425414 E-mail: biolo@ fceqyn.unam.edu.ar ANTECEDENTES La senilidad, a pesar de las extensas investigaciones sobre ella realizadas, obedece a mecanismos que aún permanecen desconocidos 7 . En la tercera edad el concepto de salud se restringe a estar “razonablemente sano” porque la senescensia altera -entre otras- las funciones hepática y renal, siendo frecuente la malabsorción intestinal, agravada por una alimentación que usualmente no se adecúa al estadio ontogénico 6, 9 . Ello provocaría variaciones en la concentración sanguínea de varios analitos, entre ellos los relacionados al metabolismo nitrogenado, cuyas modificaciones son aún motivo de controversia. Según algunas investigaciones, en la vejez aumentarían en ambos sexos los niveles plasmáticos de urea 1, 3 y ácido úrico8 , pero otros reportes indican que la urea variaría escasamente 4 , como también que el ácido úrico no se alteraría en varones 3 o –por el contrario– aumentaría más en varones que en mujeres 1 . La urea, producto terminal del catabolismo de los aminoácidos, es sintetizada en el hígado y excretada por los riñones; su nivel en sangre es dependiente de la cuantía proteica de la dieta, descendiendo en ciertas hepatopatías y aumentando en los bloqueos renales 15 . El ácido úrico proviene de los ácidos nucleicos ingeridos con los alimentos (purinas) y de la síntesis endógena realizada por los tejidos, siendo eliminado por orina (60-85%) y heces (15-40%). Las hiperuricemias pueden provocar gota y urolitiasis; la concentración plasmática de ácido úrico también se eleva en algunos trastornos renales y hepáticos 6 . El propósito de este trabajo, enmarcado los proyectos Q/070-UNAM y 217-UNNE (“Valores de referencia hematológicos y bioquímicos para la población geriátrica del nordeste argentino”), fue indagar eventuales aumentos de los indicadores del metabolismo nitrogenado en población de la tercera edad e interrelacionarlos con los hábitos de vida declarados (ejercicio físico, consumo de alcohol y tabaco, dieta, índice de masa corporal, estrés, ocupación, lugar de residencia), así como con la edad, sexo y estado civil. MATERIALES Y METODOS Con la ayuda de alumnos de las Facultades de Ciencias Exactas de UNAM y UNNE, se efectuaron encuestas domiciliarias que incluyeron preguntas que posibilitaron indagar presuntos estados de estrés y evaluar los hábitos alimentarios de los pacientes (dieta normal, sobrealimentación y restricción por regímenes u otras causas). A partir de peso y talla se calculó el índice de masa corporal (IMC), agrupándose a los pacientes en delgados (<20), normales (20-25) y obesos (>26). En la muestra estudiada no hubo ancianos que encuadraran en IMC<20. Se indagó el consumo de alcohol y tabaco, así como la práctica de ejercicios físicos. Los ancianos fueron también clasificados por estado civil, lugar de residencia (ámbito urbano o rural, así como pacientes internados en instituciones geriátricas), provincia (Misiones, Corrientes, Chaco), actividad laboral actual (trabaja-no trabaja) y ocupación anterior. Esta última categoría se programó para constatar el eventual impacto que las profesiones ejercidas durante muchos años por los individuos investigados, pudieran tener sobre los parámetros a valorar, configurándose grupos acorde a pautas laborales como grado de esfuerzo físico demandado, índole intelectual del trabajo, grado de responsabilidad emergente de la tarea, riesgo involucrado (para sí mismo y para terceros) y ámbito donde se desarrollaron las tareas (escuela, campo, hogar). Combinando varias de estas variables se conformaron grupos con las siguientes características: trabajo sedentario, poco esfuerzo físico, poca responsabilidad, poco riesgo (Grupo 1), trabajo semiesforzado, poca responsabilidad, poco riesgo (Grupo 2), trabajo esforzado, ámbito urbano, poca responsabilidad, riesgo moderado (Grupo 3), trabajo esforzado, moderada responsabilidad, alto riesgo (grupo 4), trabajo esforzado, ámbito rural o suburbano (Grupo 5), trabajo de alto riesgo (Grupo 6) y trabajo intelectual, alta responsabilidad, no exento de riesgo (Grupo 7). Se reunieron datos de 103 individuos de 60-69 años (n=47), 70-79 años (n=34) y 80-94 años (n=22), cuyos sexos estaban homogéneamente distribuidos en cada grupo. La muestra de sangre fue tomada en horario matutino (8-9 AM), con la persona descansada (en ayunas) y en posición sentada. Con el suero obtenido se efectuaron valoraciones de urea (técnica de la ureasa, lectura a 540 nm) y ácido úrico (uricasa, 505 nm) en un espectrofotómetro Labora Mannheim digital provisto de microprocesador automático, con reactivos Wiener. Se utilizó un diseño completamente aleatorizado, donde las variables dependientes fueron los datos de laboratorio y las independientes (categóricas) incluyeron los hábitos de vida y características personales de los ancianos encuestados. La normalidad distributiva fue verificada por test de Wilk-Shapiro. Se efectuaron estadísticas descriptivas paramétricas de tendencia central (media aritmética, ξ) y dispersión (desvío estándar, DE). Mediante un programa informático (Statistix 1996) se calculó el análisis de la variancia a un criterio (Anova), previa verificación de homogeneidad (test de Bartlett). Las comparaciones múltiples de medias (post-Anova) se realizaron mediante test de Tukey. Para todas las inferencias se estipuló una p < 0.05 (α = 5%) , por debajo de la cual se rechazó la hipótesis nula de igualdad. RESULTADOS Y DISCUSION En la población estudiada, los valores generales de urea fueron 40.4 ± 11.5 mg/dl y los de ácido úrico de 4.8 ± 1.9 mg/dl. El promedio de la concentración de urea resultó sensiblemente más alto que el reportado para población general por algunos autores, de 8 a 18 mg/dl 2 , 15 a 35 mg/dl 7 y de 11 a 36 mg/dl 15 , o bien se inscribió en proximidad del límite máximo admitido por otros, de 20 a 40 mg/dl 10 , 15 a 45 mg/dl 11 y 21 a 43 mg/dl 13 . Por su parte, al ácido úrico encuadró holgadamente en el intervalo de referencia utilizado para población general, de 2 a 7 mg/dl 2, 11 , 2.5 a 7 mg/dl 10 , 2.5 a 7.7 mg/dl 15 , 1.5 a 8 mg/dl 13 y 2.3 a 8.5 mg/dl 7 . No obstante, si aplicáramos ξ ± 2 DE como intervalo de referencia (abarcando el 95% de la distribución gaussiana), nuestro límite máximo sería más alto, de 8.6 mg/dl. Tabla 1: Concentraciones de urea y ácido úrico según edad, sexo y estado civil (ξ ± DE). edad (años) sexo estado civil 60-69 70-79 80/+ masc. femen. soltero casado separado viudo urea (mg/dl) 36.5±6 40.5±8 44.1±8 40.8±8 39.5±7 39.6±7 38.2±6 42.8±8 41.3±6 ácido úrico (mg/dl) 3.7±1.2 4.6±1.4 5.8±1.3 5.2±1.4 4.3±1.2 4.7±1.1 4.8±1.3 5.2±1.5 4.9±1.4 parámetro La Tabla 1 detalla que ambos parámetros se incrementaron con la edad, resultando significativo el test de Tukey. El nivel de urea no registró diferencias significativas entre sexos, pero el ácido úrico fue significativamente más alto en varones que en mujeres. Los gerontes viudos y separados obtuvieron valores más altos de urea y ácido úrico con respecto a los casados y solteros, pero las diferencias no fueron significativas. Los resultados confirman que la urea aumentaría en la tercera edad 1, 3, en discrepancia con quienes afirman su invariabilidad 4 . También se corroboraría la elevación de ácido úrico en la senilidad 8 , más pronunciada en varones 1 , al contrario de lo sostenido por otros autores 3 . Tabla 2: Concentraciones de urea y ácido úrico según hábitos de vida (ξ ± DE). parámetro urea (mg/dl) ácido úrico (mg/dl) dieta ejercicio alcohol tabaco restring. normal excesiv. si no si no si no 38.2±7 39.5±6 44.1±9 39.3±7 40.8±8 41.1±8 39.4±6 40.5±7 38.9±6 4.4±1.3 4.2±1.2 6.0±1.5 4.0±1.1 5.8±1.4 4.6±1.2 4.8±1.1 4.9±1.3 4.5±1.2 La Tabla 2 indica que las concentraciones plasmáticas de urea y ácido úrico se incrementaron en forma directamente proporcional a la cuantía alimentaria; las diferencias no fueron significativas entre dietas restringida y normal, pero sí entre éstas y la sobrecarga dietaria. La concentración plasmática de ambos metabolitos dependería estrechamente de la dieta 6, 7 . La práctica regular de ejercicios no influyó sobre la tasa ureica, pero el nivel de ácido úrico fue significativamente menor en los ancianos que desarrollaban actividad física. Este hecho quizás debiera relacionarse con los efectos benéficos del ejercicio sobre el metabolismo general 7 , especialmente teniendo en cuenta que por el sudor se eliminaría parte del nitrógeno no proteico 6 . El consumo moderado de alcohol y tabaco no produjo diferencias estadísticamente significativas para ninguno de los parámetros estudiados. Tabla 3: Concentraciones de urea y ácido úrico según características personales (ξ ± DE). índice masa corp. estrés actividad laboral lugar de residencia 20-25 >26 si no con sin urbano rural geriatr. urea (mg/dl) 37.9±6 41.8±7 42.1±8 38.3±6 39.2±6 40.7±7 38.2±7 37.8±6 43.5±8 ácido úrico (mg/dl) 4.5±1.2 5.1±1.5 4.9±1.2 4.7±1.1 4.7±1.3 4.8±1.4 4.7±1.2 4.7±1.3 4.9±1.5 parámetro La Tabla 3 muestra que tanto urea como ácido úrico fueron significativamente más altos al incrementarse el índice de masa corporal. En coincidencia, se afirma que la obesidad frecuentemente se asociaría a la hiperuricemia 14 . Ambos parámetros se elevaron en gerontes que declararon estar sujetos a situaciones de estrés (depresión, ansiedad, insomnio), significativamente para la urea y no significativamente para el ácido úrico. La hipercortisolemia del estrés promovería la catabolia proteica, por lo cual aumentarían las tasas de urea en sangre y orina 5 . La circunstancia de trabajar regularmente o permanecer laboralmente inactivo no influyó sobre los metabolitos estudiados. Si bien el ámbito de residencia urbano o rural afectó escasamente a las concentraciones de urea y ácido úrico, los gerontes internados en instituciones geriátricas revelaron valores más elevados, que resultaron no significativos para el ácido úrico pero significativos para la urea. Para la interpretación de este hallazgo debería tenerse en cuenta que en tales instituciones usualmente residen las personas de más alta edad, la cual per se es capaz de aumentar ambos parámetros 1, 3, 8 . No hubo grandes diferencias entre personas residentes en cada una de las tres provincias encuestadas. En cuanto a la ocupación anterior, cabe destacar que si bien los niveles plasmáticos de urea fueron más elevados en los Grupos 4 y 6 (profesiones de riesgo, ¿estrés?) y los de ácido úrico en el Grupo 1 (oficios predisponentes a un mayor sedentarismo), las diferencias no fueron estadísticamene significativas. Las tasas de mortalidad general y de mortalidad cardiovascular variarían en forma inversamente proporcional con el nivel de actividad física. Tal protección revelaría ser mayor en el sexo masculino y sería demostrable incluso en edades avanzadas 12 . El papel exacto de los factores laborales, sociales y emocionales sobre los componentes sanguíneos y la patogenia de enfermedades como la cardiopatía coronaria permanecerían aún en terreno especulativo, quizás debido a imprecisiones en su cuantificación. La hiperuricemia sería indirectamente aterogénica, efecto probablemente mediado por la asociación de hipertensión, hiperlipidemia y obesidad. La artritis gotosa estaría fuertemente correlacionada al riesgo aterogénico y la hiperuricemia asintomática probablemente estaría asociada con la estenosis coronaria 14 . CONCLUSIONES En individuos de la tercera edad, los niveles plasmáticos de ácido úrico enmarcaron en el intervalo de referencia reportado para población general, pero los de urea sobrepasaron el límite superior. Ambos parámetros se incrementaron progresivamente desde edades de 60 hasta 80 o más años. En los ancianos de sexo masculino el ácido úrico resultó significativamente más alto que en los de sexo femenino. No se registraron diferencias significativas para la provincia de origen, estado civil, ocupación actual ni consumo de alcohol/tabaco. Los gerontes que vivían en casas de familia, tanto en el ámbito urbano como rural, mostraron menores valores de urea y ácido úrico que aquéllos internados en instituciones geriátricas. Sobrecarga alimentaria y alto índice de masa corporal correlacionaron con niveles elevados de ambos parámetros. El estrés habría provocado el aumento de ambos metabolitos (significativamente para urea); la urea plasmática apareció más elevada en ancianos que durante su vida laboral desarrollaron ocupaciones de alto riesgo (no significativamente). La práctica regular de ejercicios físicos coincidió con menores tasas de ácido úrico, en tanto que los oficios sedentarios tendieron a aumentarlo. Se evidencian cambios indicativos de que las características personales y el modus vivendi (actual y anterior) influyen significativamente sobre los metabolitos nitrogenados del plasma, en la tercera edad. BIBLIOGRAFIA 1. Alva Estrada, S.I. y Himmelstine, M.C.: Valores de referencia para glucosa, urea, creatinina, ácido úrico y colesterol en población mexicana. Acta Bioq. Clin. Lat. 20: 449-467, 1986. 2. 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