1 Prodavinci Augusto Pinochet (1915-2006) / Retrato del dictador como artista cachorro; por Patricio Pron Patricio Pron · Wednesday, April 16th, 2014 01 Al llegar al poder en 1922, Benito Mussolini ordenó que se retirase de circulación Claudia Particella, la novela que había publicado en 1910, porque su anticlericalismo podía perjudicarlo. No fue el único político del siglo XX con ambiciones literarias, por supuesto: Saddam Hussein publicó bajo pseudónimo cuatro novelas y una cierta cantidad de poemas sobre cuyo valor literario existen opiniones encontradas; Saparmyrat Nyýazow, primer presidente de Turkmenistán, es el autor de un tratado moral titulado Libro del alma que debe ser memorizado por estudiantes y aspirantes a funcionario en ese país y del que en una ocasión envió un ejemplar al espacio mediante un cohete para ilustración de eventuales formas de vida extraterrestres; Prodavinci -1/4- 06.09.2015 2 Muamar el Gadafi publicó en 1993 el libro La huida en el infierno (en el que podía leerse la siguiente declaración, que destaca la humanidad del líder libio: “Soy un ser humano como vosotros. Me gustan las manzanas”) y en 2003 un opúsculo titulado Isratin: el libro blanco en el que proponía la solución pacífica al conflicto desatado por la ocupación israelí de Palestina mediante la creación de un Estado mixto denominado «Isratina». Resulta singular que todos estos políticos, que detentaron un poder prácticamente absoluto en los países que gobernaron, se viesen movidos a probarse en el ámbito literario. Una respuesta posible al enigma que esto plantea puede encontrarse en un deseo de adquisición del prestigio humanista que se desprendería de la escritura de obras literarias; otra, en la ambición de ser no sólo temido sino también admirado. Lo que parece haberlos impulsado es, sin embargo, la conciencia de una cierta incapacidad intelectual: el deseo de disimularla y, en lo posible, corregirla. 02 Esta parece haber sido, al menos, la motivación de Augusto Pinochet Ugarte. “Desde sus años de cadete militar, cuando debía esforzarse el doble que sus compañeros para conseguir logros que no superaban la medianía”, escribe Juan Cristóbal Peña, “Pinochet resintió una adversidad que muy probablemente juzgaba injusta”. El futuro dictador chileno fue un estudiante mediocre que fracasó dos veces en su propósito de ingresar a la Escuela Militar (lo consiguió a la tercera) y tampoco destacó allí: se graduó de subalférez con el décimo tercer mejor promedio entre treinta y un alumnos y de alférez con el décimo primero al año siguiente; al ingresar finalmente en la Academia de Guerra, el joven Pinochet era considerado “un oficial tropero, con condiciones especiales para la vida de cuartel y el mando de soldados”, pero también como un alumno de inteligencia sólo “satisfactoria” que necesitaba mejorar su dicción para ser tomado en serio. Fue precisamente la Academia de Guerra, donde Pinochet consiguió un puesto como profesor auxiliar gracias a la intercesión del general Gregorio Rodríguez Tascón, el lugar que escogió para disimular sus falencias intelectuales mediante la escritura. En 1953 publicó una Síntesis geográfica de Chile, Argentina, Bolivia y Perú y dos años después una Síntesis geográfica de Chile, en 1967 una obra titulada Geografía militar y a continuación Geopolítica: en todos los casos se trataba de obras divulgativas construidas laboriosamente a partir de apuntes de clases en los que no se citaban las fuentes ni se incluía bibliografía; el último de ellos, plagia abundante y descaradamente una obra de Rodríguez Tascón, quien nunca perdonó a su alumno. 03 A comienzos de la década de 1970 Pinochet “era consciente del menosprecio intelectual que Allende y otros políticos de la Unidad Popular sentían por él”, afirma Peña. El sangriento golpe militar del 11 de setiembre de 1973 adquiere, tras esta afirmación, un carácter distinto: Pinochet parece no sólo haber querido obtener el poder sino también poner punto final a una rencilla intelectual y castigar a quienes lo habían menospreciado. En el gobierno continuó publicando libros, los cuales (a diferencia de sus obras anteriores) trascendieron el círculo de los interesados en Prodavinci -2/4- 06.09.2015 3 asuntos militares y recibieron reseñas atemorizadas y obsecuentes en los principales medios de prensa chilenos: Ensayo sobre un estudio preliminar de una geopolítica de Chile en el año 1965 (1979), El día decisivo (su memoria personal del golpe), una selección de exabruptos titulada Política, politiquería y demagogia (a la que la revista La Bicicleta describió como el resultado de “una nueva fulgurante estrella de las letras nacionales, de un narrador con voz encendida de poeta, de un maestro sin par en el uso de la metáfora de alto vuelo, de un semidiós del punto y coma y la frase intercalada”, todo ello aparentemente sin ironía) y los discursos de Patria y democracia [sic]. Más tarde, tras su derrota en el plebiscito de 1988 y su sustitución por el demócrata cristiano Patricio Alwyn (Pinochet mantuvo el cargo de comandante en jefe del Ejército hasta 1998 y a continuación se hizo designar senador vitalicio), publicó Camino recorrido (que incluye una frase ya famosa acerca de la ciudad de Arequipa: “Una gran visión de belleza, tal como si fuera una ciudad de leyenda espolvoreada de azúcar flor”), primer tomo de unas memorias personales y políticas a las que siguieron otros dos más publicados en 1991 y 1993. 04 “La secreta vida literaria de Augusto Pinochet” que narra Juan Cristóbal Peña en su libro homónimo (continuación, por lo demás, del ensayo “Viaje al fondo de la biblioteca de Pinochet”) no se limitó a la escritura de libros, sin embargo: una investigación por enriquecimiento ilícito iniciada en 2006, poco antes de su muerte, reveló que su biblioteca personal se componía de unos cincuenta y cinco mil volúmenes entre “primeras ediciones, antigüedades y rarezas” que había adquirido con dinero público o sencillamente robado de instituciones gubernamentales cuya tasación alcanzó los tres millones de dólares. Buena parte de esos títulos componía una de las bibliotecas de textos marxistas más importante de América Latina. Al igual que en muchos otros dictadores del siglo XX, Augusto Pinochet parece haber tenido una actitud ambivalente en relación a los libros y a la literatura: destruyó la Editora Nacional Quimantú, encarceló y asesinó o forzó al exilio a decenas de escritores e intelectuales chilenos e instauró la censura editorial, pero también escribió incesantemente, acumuló libros, convirtió el Premio Nacional en un coto privado de los autores afines al régimen (a uno de los cuales, el hoy desconocido Enrique Campos Menéndez, le pagó con él la reedición de un libro suyo sobre la guerra del Pacífico), se esforzó por que lo visitase Jorge Luis Borges y lo consiguió el 22 de setiembre de 1976 (a Borges esto le costó el Premio Nobel de Literatura, como se sabe), aceptó con satisfacción ditirambos como el de Manuel Araya Villegas, quien afirmó: “si don Augusto Pinochet se hubiera dedicado a la literatura en forma exclusiva, se habría destacado como un connotado escritor en América”. El escritor chileno Rafael Gumucio sostiene en Historia personal de Chile: De Almagro a Bachelet (Santiago de Chile: Hueders, 2013) que “todo (atentados, fracasos, conspiraciones) lo sobrellevó Pinochet. Sólo una herida nunca pudo cerrarse: la de sentirse íntimamente fuerte, bello, marcial y brillante, y ver sin embargo en el espejo a un hombre sin gracia y sin cuello, la sombra de un funcionario público cazurro y tramposo”. Quizás la aspiración de ocultar esa herida esté en el fondo de sus decisiones políticas; en no menor medida, sin embargo, esas decisiones parecen haber sido el resultado de la aspiración de ser un escritor: Juan Cristóbal Peña menciona que Prodavinci -3/4- 06.09.2015 4 el 11 de setiembre de 1973, en la hora de su triunfo, Pinochet prefirió no sumarse a las celebraciones de sus subordinados; se retiró a su despacho y ordenó que le trajeran al escritor Álvaro Puga para hablar de literatura: cuando Puga se retiraba, Pinochet le dedicó dos libros suyos. *** Juan Cristóbal Peña La secreta vida literaria de Augusto Pinochet Santiago de Chile: Debate, 2013 *** [Publicado originalmente en El Cultural de El País de Montevideo. 14 de marzo de 2014.] This entry was posted on Wednesday, April 16th, 2014 at 12:30 am and is filed under You can follow any responses to this entry through the Comments (RSS) feed. You can skip to the end and leave a response. Pinging is currently not allowed. 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