Bridges for Peace (Puentes para la Paz) Los Estudios de Israel Vol. # 779806S ¿Dónde se encontraba el Amor y la Misericor dia? La Historia del Antisemitismo Cristiano - Par te 1 • ¿Sabía usted que la Iglesia Primitiva era predominantemente judía? • ¿Qué sucedió para que la primera Iglesia se desconectara de sus raíces judías y se creara una Iglesia compuesta casi enteramente por gentiles? • ¿Por qué la Iglesia estableció tantos edictos en contra de los judíos? • ¿Son los judíos verdaderamente los “asesinos de Cristo”, según se les ha denominado en muchos círculos cristianos? • ¿La Iglesia ha suplantado a Israel? • ¿Porqué el enfoque de algunos eventos históricos, tales como las Cruzadas y la Inquisición, era el de perseguir a los judíos? • ¿Sabía usted que Martín Lutero tuvo inicialmente una relación positiva con la comunidad judía, y luego se convirtió en uno de los más viles antisemitas de la historia? • ¿Qué podemos hacer para cambiar las actitudes y las acciones antisemitas que han caracterizado a la Iglesia durante los últimos 1,800 años? En Romanos capítulo 11, el apóstol Pablo le exhorta a los cristianos gentiles sobre su relación con el pueblo judío. Nos dice que no seamos arrogantes hacia ellos (v.20), y que ellos son “amados por causa de los padres” (v.28), para que “por la misericordia concedida a [nosotros], ellos también alcancen misericordia.” (v.31). Los cristianos frecuentemente repetimos frases tales como, “Conocerán que somos cristianos por nuestro amor”. Desafortunadamente, la comunidad judía, en raras ocasiones, ha sentido amor o respeto alguno de parte de los que se autodenominan cristianos. Por lo general, ha recibido odio, desprecio, persecución e incluso la INTERNATIONAL HEADQUARTERS: P.O. Box 1093, Jerusalem, Israel, Tel: 972-2-624-5004, FAX: 972-2-624-6622 U.S.: P.O. Box 33145, Tulsa OK 74153-1145, Tel: (918) 461-8800, FAX: (918) 461-8808 " CANADA: P.O. 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En lugar de demostrar amor y misericordia hacia el pueblo judío, muchos cristianos intercambiaron la cruz por una espada en su contra. El Dr. Eduardo Flannery, en su libro La Angustia de los Judíos, dijo que los únicos capítulos de la historia cristiana que han conocido los judíos fueron redactados en páginas que la Iglesia ha arrancado de sus libros de historia y quemadas a fuego. Al investigar volumen tras volumen de libros, enciclopedias y diccionarios de la historia cristiana, encontré escasa referencia sobre la gran cantidad de material escrito por la Iglesia en contra de los judíos. Estos escritos existen como parte de los procedimientos y conclusiones de la mayoría de los Concilios y edictos eclesiásticos hasta nuestro siglo, pero la mayoría de los escritores prefieren no mencionar estos pasajes porque no son alagadores. Simplemente los hemos barrido por debajo de la alfombra para no enfrentarlos. Lo anteriormente expuesto es razón por la cual deseo hacer algo un poco diferente en los próximos dos Estudios de Israel. En lugar de hacer una interpretación correcta de las Escrituras, observaremos los resultados de una interpretación equivocada y el desastre que ésto generó. Ya que este tema es tan central para nuestra relación cristiana con Israel y la comunidad judía, es muy importante que lo estudiemos juntos. A pesar de que es un tema muy extenso, le aseguro que no se aburrirá. Cuando analizamos los últimos 2,000 años de nuestra historia, creo que es acertado afirmar que las organizaciones e individuos cristianos que demuestran solidaridad con el pueblo judío, y que educan a la Iglesia acerca de las raíces judaicas de la fe cristiana, son una rareza histórica. Permítame ilustrarlo de esta manera: si se hubiese celebrado una reunión en algún momento durante los últimos 1,800 años (de los casi 2,000 años de la historia de la Iglesia) para enseñar a cristianos acerca de los judíos sobre judaísmo, sobre las raíces judaicas de nuestra fe cristiana, o para celebrar las fiestas mencionadas en el libro de Levítico, los cristianos hubieran sido, cuanto menos, denunciados y excomunicados y, en muchos casos, muertos. También, cualquier miembro de la comunidad judía que hubiese participado en esta reunión, o que simplemente hubiese asistido, sería acusado de “judaizante” y sería penalizado a una muerte segura por las autoridades de la Iglesia. De hecho, un artículo de este tipo tampoco se hubiese permitido publicar. La historia es muy compleja y, aunque es cierto que han existido algunos momentos históricos de libertad religiosa, la observación anterior es muy cierta. Afortunadamente, en la actualidad tenemos libertad para discutir las raíces judaicas del cristianismo, como también podemos hablar sobre nuestro triste expediente en contra de los judíos. De hecho, ya podemos reunirnos con personas judías para aprender el uno del otro con relación a estos temas. Esta nueva tendencia es definitivamente positiva. Nuestro estudio no pretende ser una mera lección histórica, sino una lección para nuestras vidas. No es una acusación a alguien en particular, ya que la Iglesia moderna es una excepción a la regla histórica. Al contrario, quiero infundir un sentido de responsabilidad para que no permitamos que se repita esta historia. Mediante la presente, voy a hacer referencia a los padres de la Iglesia primitiva, a la Iglesia Católica, a Martín Lutero y otros líderes, y a edictos de la Iglesia Católica. Le ruego que no tome ofensa personal por los hechos históricos que voy a presentar. Los expongo para que éstos nos ayuden a aprender, crecer y adelantarnos en nuestro camino de la fe, y no para insultar a una denominación en particular. Comencemos, pues, nuestra jornada hacia el entendimiento. Los Primeros Cuatro Siglos Después de Cristo En el primer siglo d.C., la Iglesia estaba bien unida a sus raíces judías, y Jesús no pretendió que fuese de otra manera. Después de todo, Jesús era judío y la base de Sus enseñanzas era consistente con las Escrituras Hebreas. Jesús declara en Mateo 5:17-18: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará 2 de la ley, hasta que todo se haya cumplido.” Es conocido, también, que todos los escritores del Nuevo Testamento, con la excepción de Lucas, eran judíos. Los apóstoles y los primeros discípulos eran judíos. Ellos adoraban en Shabat (sábado), celebraban las fiestas judías, y se congregaban en las sinagogas. Aún los miembros de la Iglesia primitiva en Jerusalén y en las regiones de Judea, Samaria y Galilea eran predominantemente judíos. Se sabe, por ejemplo, que ningún nombre no-judío aparece mencionado entre el liderato de la Iglesia en Jerusalén hasta 135 d.C., cuando aparece el primer nombre griego. Veamos ahora porqué sucedió así. Las congregaciones cristianas en otras partes del Imperio Romano tenían raíces judías relativamente fuertes, puesto que eran guiadas por la escuela de pensamiento de Jerusalén. Esto se observa a través de los nombres de muchas de las epístolas del Nuevo Testamento: las cartas para los corintios, romanos, gálatas, efesios, filipenses, colosenses y tesalonicenses fueron originadas desde la comunidad en Jerusalén. Los autores de las otras epístolas también estaban muy vinculados a la congregación judeo-cristiana en Jesús era judío y la base de Sus Jerusalén. enseñanzas era consistente con las Escrituras Hebreas. Antes de la Primera Revuelta Judía del año 66 d.C., el cristianismo era básicamente otra secta más dentro del judaísmo, como lo eran los fariseos, los saduceos y los esenios. Los cristianos también eran conocidos como nazarenos. Antes de la destrucción del Templo en el año 70 d.C., cuando Jerusalén fue arrasada por los romanos, era común el debate en torno a las ramas del judaísmo en la cosmopolita y bulliciosa ciudad de Jerusalén. ¿Qué ocasionó la ruptura entre las primeras comunidades cristianas y las judías, extendiéndose hasta el día de hoy? Comienza la Separación: A manera general, la separación vino como resultado de las diferencias religiosas y sociales entre el pueblo judío. De acuerdo con David Rausch en su nuevo libro, Un Legado de Odio, hubieron varios factores contribuyentes: 1) La invasión romana de Judea y la amplia aceptación del cristianismo por los gentiles que complicó la historia del judeo-cristianismo. 2) Las guerras romanas contra los judíos que no solamente destruyeron al Templo y a Jerusalén, pero también obligaron que la Iglesia en Jerusalén renunciara a su posición como centro de la fe cristiana en el mundo romano. 3) La acelerada aceptación del cristianismo por parte de los gentiles que condujo a un conflicto prematuro entre la Iglesia y la Sinagoga. Los viajes misioneros de Pablo extendieron la fe cristiana al mundo gentil y, a medida que iba creciendo el número de cristianos, creció también su influencia, la cual desligó el cristianismo de sus raíces judías. Muchos gentiles cristianos interpretaron que la destrucción del Templo y de Jerusalén era señal de que Dios había abandonado al judaísmo, y que había provisto a los gentiles la opción de desarrollar su propia teología cristiana libre de la influencia de los judíos creyentes en Jerusalén. Desafortunadamente, los judeo-cristianos se habían distanciado de la guerra contra los romanos y de la tragedia que había acontecido a la nación. Creyendo que la guerra era una señal del fin, huyeron a Pella, al este del Río Jordán, abandonando a los demás judíos para que se defiendan por sí solos. Al finalizar la guerra y al haber sufrido la destrucción de Jerusalén y del Templo, los judíos Sabios (Sages) que pudieron sobrevivir la victoria romana se reunieron en Yavné, una ciudad en las planicies de Sarón cerca de Jope. Al iniciarse el período post-Templo, consideraron que era necesario consolidar la práctica del judaísmo y el Jalajá, o la Ley. El judaísmo adoptó la escuela del pensamiento rabínico de Bet Hillel, la más apegada a la secta de los fariseos. Las enseñanzas farisaicas enfatizaban la relación de cada individuo con Dios, y alentaban las masas hacia una santidad basada en la rígida observación de la Torá, a 3 diferencia de la enseñanza de los saduceos, la cual estaba más interesada en la práctica de los ritos del Templo. A pesar de que el judaísmo farisaico había demostrado tolerancia hacia los judeo-cristianos, o los nazarenos, previo a la destrucción del Templo, la asamblea de Yavné exigió la separación entre el cristianismo y el judaísmo. Contribución de Adrián: Más tarde, en el año 132 d.C., cuando Bar Kochba organizó la Segunda Revuelta Judía contra Roma, los judeo-cristianos tuvieron otra razón por no querer participar en ella. Bar Kochba fue proclamado el Mesías por el Rabino Akiva. Ya que los cristianos habían creído que Jesús (Yeshúa) era el Mesías, el participar en la revuelta bajo el liderato de Bar Kochba significaba la negación de su fe. En 135 d.C., cuando la revuelta fue aplastada por el emperador romano Adrián, expulsó a todos los judíos de Jerusalén, permitiéndoles regresar únicamente una vez al año, en Tisha Be'av, el día destinado para la lamentación de la destrucción del Templo. Esta prohibición también aplicaba a los judeocristianos, por lo que encontramos el registro, por primera Imagen de Adrián en una moneda, vez, de un nombre griego entre el liderato de la iglesia en ilustrando a Judea como una mujer. Jerusalén. En este momento histórico, la influencia hebraica de la iglesia de Jerusalén desaparece a manos del cristianismo mundial, determinando así el rumbo que tomaría la Iglesia de allí en adelante. Adrián también convirtió a Jerusalén en una ciudad romana y cambió su nombre a Aelia Capitolina, ya que Aelius era el apellido de su familia. Ésto fue percibido como un insulto para el Dios de Israel, quien había seleccionado a Jerusalén como su ciudad. Adrián también cambió el nombre de toda Judea, Samaria y Galilea por Siria Palestina, asociando el nombre de un antiguo enemigo de los judíos a la tierra, el de los filisteos. Haciendo así, se erradicaba cualquier conexión judía con la ciudad de Jerusalén y la tierra de Israel. Este intercambio de nombres todavía los asedia hasta el día de hoy. Separación del cristianismo y judaísmo: A este momento histórico, la Iglesia ya se había separado, para todos efectos, del judaísmo. El poder teológico y político se trasladó de manos de hombres judeo-cristianos hacia centros de mando de tipo cristiano-gentil, tales como Alejandría, Roma y Antioquía. Es importante comprender este cambio, porque ejerció gran influencia sobre los Padres de la Iglesia Primitiva para que hicieran declaraciones antijudías a medida que se fueron desvinculando de sus raíces judaicas. A la vez que la Iglesia fue ampliando su alcance dentro del Imperio Romano, y su membresía no-judía fue aumentando, el pensamiento de tipo griego y romano insidiosamente penetró y totalmente alteró la manera de interpretar las Escrituras: desde uno de tipo judío o hebraico, a uno de tipo griego. Esto ocasionaría muchas herejías en el futuro, algunas de las cuales la Iglesia todavía practica en la actualidad. Una vez que el cristianismo y el judaísmo comenzaron a tomar rumbos separados, la distancia se hizo cada vez mayor. Los romanos habían casi en efecto suprimido al judaísmo, pero el cristianismo se dispersaba rápidamente. Esto causó gran preocupación en Roma, y su nueva presión política contra los cristianos fue otro factor para ampliar aún más la brecha entre cristianos y judíos. Más tarde, con intención de unificar el Imperio Romano, todos los ciudadanos deberían adorar y sacrificar en honor a los dioses romanos, Mosaico ilustrando mujeres cristianas siendo incluyendo al emperador, el cual era también consiechadas a los leones, de una villa en Cártago. derado un dios. Bajo la ley romana, el judaísmo se 4 consideraba una religio licita, una religión legal, ya que existía previo a Roma. Sin embargo, como el cristianismo comenzó a existir después de establecerse el Imperio, se denominó una religio ilicita. Obviamente, los cristianos no podían cumplir con esta requerida adoración pagana, por lo que se rehusaron a ella, enojando así a la autoridad romana. Su desobediencia conllevaba castigo. Es durante este tiempo que encontramos que los cristianos eran utilizados como deporte en los coliseos y circos romanos, como gladiadores, o echados a los leones y otras bestias salvajes. El emperador Nerón usaba a cristianos como antorchas humanas para alumbrar su jardín de noche. Comunmente arropaban cristianos con brea, los amarraban a postes y los incendiaban. Para protegerse de ser arrestados, los cristianos adoptaron durante este período identificarse con el símbolo de un pez en lugar de la cruz. Usaron las letras griegas ICTHUS, que significa “pez” en griego, para representar la frase “Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador”. Intentando mitigar la persecución, los apologeAún cuando los romanos se hacían cristas cristianos trataron de convencer a Roma de que el tianos, continuaban sus sacrificios a dioses paganos. Aquí, un sacerdote de Isis celebra cristianismo era simplemente una extensión del un rito, dibujo encontrado en un calendario judaísmo. Sin embargo, Roma no fue convencida. La hecho para un cristiano en 354 d.C. continua persecución y resultante frustración de los cristianos engendró mayor animosidad contra la comunidad judía, que para ese entonces tenía libertad para adorar libremente. Más adelante, cuando la Iglesia llegaría a ser la religión del estado, se legislaría en contra de los judíos en retribución a ésto. Teología de la Suplantación: La animosidad por parte de los cristianos hacia los judíos comenzó a reflejarse en los escritos de los primeros Padres de la Iglesia. Por ejemplo, Justino Mártir (cerca de 160 d.C.), refiriéndose al pueblo judío dijo: “Las Escrituras no son de ustedes, sino nuestras”. Ireneo, obispo de León (alrededor de 177 d.C.) declaró: “Los judíos han sido desheredados de la gracia de Dios”. Tertuliano (160-230 d.C.), en su tratado Contra los Judíos, anunció que Dios había rechazado a los judíos para favorecer a los cristianos. A principios del siglo 4, Eusebio escribió que las promesas de las Escrituras Hebreas eran para los cristianos y no para los judíos, pero que las maldiciones eran para los judíos. Argumentó que la Iglesia era la continuación al Antiguo Pacto y que, por lo tanto, es la sucesión al judaísmo. La joven Iglesia se declaró como la verdadera Israel, “Israel según el Espíritu”, y heredera de las promesas divinas. Encontraron imperativo el desacreditar a “Israel según la carne” para comprobar que Dios había descartado a su pueblo y había transferido su amor a los cristianos. Con ésto, nació la Teología de la Suplantación, donde la “triunfante” Iglesia suplantaba al “derrotado” judaísmo y a Israel. Esta teoría de la Suplantación llegó a ser un fundamento principal para justificar el antisemitismo cristiano hasta el día de hoy. Sin embargo, lo que realmente dice el Nuevo Testamento con respecto a la relación de la Iglesia con Israel y sus pactos es que hemos sido injertados en el olivo (Rom.11:17), de haber “sido hechos cercanos” (Ef. 2:13), que somos descendientes según “la fe de Abraham” (Rom.4:16), y “participantes de sus bienes espirituales” (Rom.15:27), NO usurpadores del pacto y suplantadores de la Israel física. Nosotros, los cristianos gentiles, nos hemos unido a lo que Dios está realizando con Israel, siendo que Dios no ha quebrantado su pacto ni sus promesas para con Israel (Rom.11:29). La Iglesia Triunfante: A principios del 4to siglo, ocurrió un evento monumental para la Iglesia. En el año 306 d.C., Constantino llegó a ser el primer emperador romano cristiano. En sus comienzos, tenía un punto de vista pluralista y permitió que los judíos tuvieran los mismos 5 derechos religiosos que los cristianos. Sin embargo, en 321 d.C. instituyó al cristianismo como religión oficial del Imperio. Esto marcó el fin de la persecución de los cristianos, pero el principio de la discriminación y persecución del pueblo judío. Previamente, en el Concilio de Elvira (España) en 305 d.C., se habían hecho declaraciones para mantener separados los judíos de los cristianos; inclusive, se ordenaba que los cristianos no compartieran sus alimentos con los judíos, que no se casaran con judíos, que no utilizaran a los judíos para bendecir a las cosechas, y que no observaran el shabat judío. La Roma Imperial, en 313 d.C., promulgó el Edicto de Milán, lo cual favorecía al cristianismo y prohibía la existencia de sinagogas. Luego, en 315 d.C., otro edicto permitía quemar a judíos al ser convictos de quebrantamiento a la ley. A medida que el cristianismo se convertía en la religión del estado, más leyes fueron establecidas en contra de los judíos: - Los anteriores privilegios otorgados a los judíos fueron removidos. - La jurisdicción rabínica fue abolida o severamente coartada. - El proselitismo era prohibido y severamente castigado con muerte. - Se excluía a los judíos de altos cargos en el gobierno o carreras militares. Estas y otras restricciones fueron reafirmadas vez tras vez por varios Concilios Eclesiásticos durante los próximos 1,000 años. En 321 d.C., Constantino decretó que todo comercio cesara en “el día venerado del sol”. Al sustituir el sábado por el domingo como día de adoración cristiana, agudizó aún más la separación. Esta controversia en torno al shabat judío o domingo cristiano surgió en el primer concilio ecuménico de Nicea (325 d.C.), el cual estableció que el domingo debiera ser el día de descanso para los cristianos. El debate continuó posteriormente durante largo tiempo. De la noche a la mañana, se le otorgó al cristianismo el poder del Estado Imperial, y los emperadores comenzaron a aplicar los conceptos y aseveraciones de teólogos cristianos en contra de los judíos y del judaísmo. En lugar de la Iglesia aprovechar esta oportunidad para difundir su mensaje del Evangelio de amor, se transformó en una Iglesia triunfalista, empeñada en derrotar a sus enemigos. Luego del año 321, el carácter de los escritos de los Padres de la Iglesia cambió. Ya no se expresaban de manera defensiva o apologética, sino agresiva, dirigiendo su veneno a todo aquel que estuviera “fuera del redil”, en particular al pueblo judío que pudiera encontrarse en casi cualquier comunidad y nación. LA EDAD MEDIA Miremos ahora los próximos 700 años de la historia, desde el tiempo de Constantino hasta la Primera Cruzada en 1096 d.C. Este período es conocido como la Edad Media, o la Edad del Oscurantismo. El Santo Imperio Romano estaba procurando expandir su nueva fe a las tribus paganas de Europa Occidental, a los ostrogodos en el norte y este, a los visigodos en el oeste, y al Imperio Franco (el área general alrededor de la Francia moderna). Durante este período encontramos más ejemplos de prejuicio anti-judío en la literatura eclesiástica escrita por líderes de la Iglesia: - Hilario de Poitiers (291-371 d.C.) escribió: “Los judíos son una nación maldecida por Dios eternamente”. 6 - Gregorio de Hyssa (fallecido en 394 d.C.), Obispo de Capadocia, dijo: “Los judíos son una cría de serpientes, aborrecedores de todo lo bueno...” - San Jerónimo (347-407 d.C.) describe a los judíos como “...serpientes, portando la imagen de Judas, sus salmos y oraciones son el bramido de asnos.” Juan Crisóstomo: Al final del 4to siglo, el gran orador y Obispo de Antioquía, Juan Crisóstomo, escribió una serie de ocho discursos contra los judíos. Había visto a cristianos conversando con judíos, haciendo juramentos delante del Arca, mientras que otros guardaban las fiestas judías. El quería detener ésto y, en un esfuerzo por hacer retornar a su gente a lo que llamaba “la verdadera fe”, los judíos llegaron a ser el chivo expiatorio para su serie de discursos. Citando a Crisóstomo, dijo: “La sinagoga no es solamente un centro de prostitución y un teatro; es también una casa de ladrones y hospedaje para bestias salvajes. Ningún judío adora a Dios...los judíos son asesinos empedernidos, poseídos por el diablo; su libertinaje y borrachera les da los modales de un cerdo. Se matan y se mutilan entre sí...” Bajo esta presión, uno puede ver la gran dificultad que representaba el querer mantenerse fiel a la herencia judía, o que un cristiano gentil aprendiera sobre la paternidad del cristianismo. Más aún, Crisóstomo intentó separar el cristianismo totalmente del judaísmo. Escribió en su Cuarto Discurso, “He dicho suficiente en contra de los que dicen estar de nuestro lado, pero mantienen los ritos judíos...mi verdadera guerra es contra los Juan Crisóstomo judíos...los judíos han sido abandonados por Dios, y por el crimen de este deicidio no hay expiación posible.” Observamos que Crisóstomo era bien conocido por su predicación fogosa contra lo que él percibía como amenazas a su rebaño, incluyendo las riquezas, el entretenimiento, los privilegios y los ornamentos externos. Sin embargo, su predicación contra la comunidad judía, la cual creía tener una influencia negativa sobre los cristianos, es inexcusable y abiertamente antisemita en su contenido. Los Asesinos de Cristo: Otra desafortunada contribución que hizo Crisóstomo al antisemitismo cristiano fue el adjudicar a todo el pueblo judío la culpa de la muerte de Cristo. La etiqueta de “asesinos de Cristo,” aplicada al pueblo judío, sería utilizada por antisemitas durante los próximos 16 siglos. Miremos este asunto por un momento, y extingámoslo de una vez y por todas. Para justificar esta etiqueta de “asesinos de Cristo,” se ha citado a Mateo 27:25. En este pasaje, se interpreta que el pueblo judío admite su responsabilidad colectiva por la crucifixión de Jesús: “Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.” Primeramente, la responsabilidad colectiva de un pueblo entero por todas las generaciones no puede ser validada por las palabras de unos pocos. Ellos hablaban por sí mismos, y no por todo Israel o por todo el pueblo judío. En segundo lugar, si ellos fuesen encontrados culpables por su participación en la muerte de Jesús, entonces el mundo gentil también sería 7 “Ecclesia y Synagoga” - un par de estatuas encontradas en catedrales góticas europeas para simbolizar la Iglesia Triunfante y la Sinagoga Derrotada. La Iglesia se ilustra como una doncella coronada y orgullosa, pero modesta, y la Sinagoga como una doncella con la corona caída, y con su báculo partido, sus ojos vendados y las tablas de la Ley quebradas ensus manos. culpable por su propia participación, porque fueron soldados romanos quienes realmente efectuaron la crucifixión, enclavando a Jesús y colgándolo en la cruz. Y si no podemos culpar a todos los gentiles, ¡por lo menos podemos culpar a todos los italianos! Bueno, creo que ya entienden mi punto, y lo ridículo que es hacer esta clase de acusación. En tercer lugar, Jesús se entregó a sí mismo voluntariamente para morir por los pecados de la humanidad. De esta manera, fue nuestro pecado lo que le colgó a la cruz - y no una multitud judía ni un ejército romano. En último lugar, antes de que muriera Jesús, dijo, “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Luc.23:34). Si Jesús perdonó tanto a los judíos como a los romanos por su participación en este evento, ¿cómo podremos nosotros hacer menos? Los judíos como un Pueblo Testigo: Adelantándonos un poco en el período de la Edad Media, encontramos algunos líderes eclesiásticos un tanto perplejos. Si fuese cierto lo que habían estado enseñando por siglos, que los judíos y que el judaísmo era maldecido por Dios, entonces, ¿cómo se puede explicar su perpetua existencia? San Agustín se refirió a este asunto en su “Sermón contra los judíos”. Expresó que, aunque los judíos merecían el más severo castigo por haber asesinado a Jesús, habían sido preservados por la Divina Providencia para servir, al igual que sus Escrituras, como testigos a la verdad del cristianismo. Más aún, su existencia era justificada para que atestiguaran, a través de su humillación, en torno al triunfo de la Iglesia sobre la Sinagoga. Habrían de ser un “Pueblo Testigo” - esclavos y sirvientes que debieran ser humillados. De esta manera, los monarcas del Santo Imperio Romano consideraban a los judíos como siervos de la cámara (servi camerae), y los utilizaban como esclavos bibliotecarios para cuidar las escrituras hebreas. También los utilizaban en otra función - la del usuario o prestamista. La prestación de dinero era algo necesario para acrecentar la economía, pero la usuria era considerada como peligrosa para la salvación del cristiano y, por ende, prohibida. Sin embargo, la Iglesia permitía que los judíos practicaran la prestación del dinero porque, según su razonamiento, sus almas judías ya estaban perdidas. Más tarde en la historia, vemos que el pueblo judío sería utilizado por los países occidentales como agentes negociantes, explicando así cómo los judíos llegaron al ámbito bancario y comercial. Ya hemos podido ver que el arsenal ideológico del antisemitismo cristiano se encontraba completamente desarrollado para el tiempo de la Edad Media. Se manifestó, además, a través de ciertos eventos eclesiásticos que sentaron precedente para el futuro, como cuando el patriarca Cirilo, obispo de Alejandría, expulsó a los judíos y entregó sus pertenencias al tumulto cristiano. Todavía para esta fecha, la virulenta judeofobia se encontraba solamente entre el clero, el cual siempre intentaba mantener su rebaño alejado de los judíos. Luego, la población creciente de clase media sería la mayor fuente de actividad antisemita. Conclusión A pesar de que hayamos revisado sólo los primeros 1,000 años del cristianismo, creo que ya ha podido ver parte de la trágica relación entre la Iglesia y el pueblo judío. En Romanos 11:28 y 31, Pablo dice que los judíos son “...amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios...” y que, “por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia.” Sólo recientemente este mensaje ha sido predicado por la Iglesia. El próximo mes veremos los siguientes 1,000 años de la historia cristiana con relación al pueblo judío. Veremos por qué la Iglesia obligó a que los judíos usaran distintivos, identificándolos como “profanadores de sangre” y “blasfemos de los Sagrados Elementos de Comunión”, y los pusieron en barrios o ghettos. También veremos cómo los judíos sufrieron bajo las Cruzadas, la Inquisición, la Reforma, los Pogroms y el resultante horror del Holocausto (a manos de “cristianos” inspirados por los escritos muy antisemitas de Martín Lutero). Reconozco que esta información es difícil de aceptar, pero ahora los cristianos podrán saber lo que los judíos han conocido durante todo este tiempo acerca del cristianismo. ¿Es de sorprenderse que ellos tengan temor de nosotros? Esta lección, aunque histórica y post-bíblica, 8 nos enseña cómo es posible utilizar incorrectamente las Sagradas Escrituras. Habiéndose hecho ya el presente daño, veremos en la conclusión de nuestra próxima edición algunas sugerencias para ayudarnos a presentar una imagen más positiva del cristianismo hacia Israel y la comunidad judía alrededor nuestro. Shalom desde Jerusalén, Clarence H. Wagner, Jr. Director Internacional P.D. Puentes para la Paz ha producido un pequeño libro en inglés, el cual resume las acciones antisemitas perpetuadas a través de la historia, y fechadas en forma cronológica. Es preciso que este libro, compilado por JoAnn Magnuson, Directora Educativa de Puentes para la Paz en Estados Unidos, forme parte de toda biblioteca (solamente en inglés). El mismo se titula “Anti-Se and the Jewish Experience: A Brief Introduction for Christians,” y por una contribución de $10.00, le enviaremos una copia. Favor de solicitar este librito a través de nuestra oficina en Estados Unidos a la siguiente dirección: Bridges for Peace P. O. Box 33145 Tulsa, OK 74153-1145 Traducido por: Teri S. Riddering Versión de La Biblia: Reina Valera, 1960 Muchos pastores, maestros bíblicos y personas laicas han escrito preguntando si pueden utilizar estas notas para sus mensajes y clases. La respuesta es un enfático, ¡sí! Por tal razón enviamos estos Estudios de Israel. Es mi esperanza que la información contenida en ellos pueda ser diseminada vez tras vez, ya sea oralmente o por medio de copias fotostáticas. "Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová." (Is. 2:3) 9