IMPACTO DE LA AUDITORÍA DE TI EN LA AUDITORÍA FINANCIERA * Lic. Freddy Ramírez Mora. CPA. “La auditoria de tecnologías de información, un ciudadano de segunda clase dentro del proceso de auditoría financiera…” La auditoría financiera ha experimentado una serie de cambios que la han impactado de forma integral, como resultado de la incorporación de soluciones tecnológicas en el procesamiento de la información financiera. Parte de los cambios, es la incorporación de profesionales en auditoría de tecnología de información a los equipos de trabajo de auditoría financiera externa, como respuesta a la dependencia tecnológica de las organizaciones y los riesgos asociados a ellas. Sin embargo, a pesar de la incorporación de profesionales con éstas características y habilidades, lo cual representan un logro evolutivo para la profesión, la auditoría financiera sigue considerando a la auditoría de tecnologías de información como: “ciudadano de segunda clase”, ya que a pesar de que teóricamente se requiera realizar procedimientos previos a la planeación de la auditoria para la compresión del ambiente de control interno y la planificación de las pruebas de cumplimiento y sustantivas de la empresa a auditar, el auditor de TI no se ve involucrado en las actividades mencionadas. Actualmente, la labor de los auditores de tecnología de información, que participan en un equipo de auditoría financiera, se enfoca al desarrollo de un plan predeterminado de evaluación de controles generales de tecnología de información, contando para su ejecución con una asignación arbitraria de recursos, que son definidos de forma empírica por los profesionales de la auditoría financiera. Adicionalmente, los resultados provistos por una auditoria de tecnologías de información, no generan mayor impacto respecto a la opinión emitida por los auditores financieros y se minimiza los potenciales efectos que podrían causar las oportunidades de mejora detectadas a lo largo del estudio realizado. En gran parte los auditores financieros ubican como “anexos” a la carta de gerencia, los resultados obtenidos por el auditor de tecnología de información, bajo una errónea concepción de que el producto final de la auditoria de tecnologías de información es un resultado para la organización auditada, cuando en realidad es un insumo que debería tener impacto real dentro del juicio profesional integral que sustenta la opinión del dictamen de auditoría financiera. Para sustentar lo anterior muestro dos ejemplos: Ejemplo 1: Consideremos una organización que cuente con niveles de madurez entre 0 y 1 para los Objetivos de Control de Tecnología de Información (COBIT) siguientes: P09 evaluar y administrar los riesgos de tecnología de información, DS2 administrar servicios de terceros, DS3 administrar desempeño y capacidad, DS4 garantizar la continuidad del servicio, DS5 garantizar la seguridad de los sistemas, DS8 administrar la mesa de servicio y los incidentes, DS10 administrar los problemas, DS11 administrar los datos y ME2 monitorear y evaluar el control interno. Esta organización, presenta un nivel de riesgo tecnológico ALTO ya que ante una potencial alineación de situaciones particulares, las cuales tienen una probabilidad real de materializarse, podría sufrir la interrupción de sus operaciones y dependiendo de la criticidad de su naturaleza de negocio y el tiempo necesario para retornar a su estado normal, el impacto respecto a una potencial violación a una de las hipótesis fundamentales de los estados financieros, definida por el marco conceptual de las NIIF como: “negocio en marcha”, es muy alto. Ejemplo 2: Consideremos una organización que cuente con niveles de madurez entre 0 y 1 para los Objetivos de Control de Tecnología de Información (COBIT) siguientes: P01 definir un plan estratégico de TI, P02 definir una arquitectura de información, P03 determinar la dirección tecnológica, P04 definir procesos, organización y relaciones de TI, P05 administrar la inversión en TI, P010 administrar proyectos, AI2 adquirir y mantener el software aplicativo, AI3 adquirir y mantener la infraestructura tecnológica y ME1 monitorear y evaluar el desempeño de TI. Además, de lo anterior, que esta organización se encuentre desarrollando un proyecto de tecnología de información el cual tenga un alcance en su desarrollo que abarque diferentes periodos contables. Esta organización presenta un nivel de riesgo de inversión y dirección tecnológica ALTO ya que, no se tiene claro a lo interno, como se podrán invertir recursos financieros en proyectos de tecnología de información y el respectivo retorno de la inversión. Es importante resaltar que un nivel 0 (no existente) en COBIT, significa que no se aplican procesos administrativos en lo absoluto y un nivel 1 (inicial), significa que los procesos son específicos y desorganizados, adicionalmente se cuenta con los niveles adicionales denominados: repetible, definido, administrado y optimizado 2,3,4 y 5 respectivamente. La omisión de una revelación significativa en el dictamen de los auditores financieros respecto a este punto, podría de forma directa inducir a los usuarios de los estados financieros a errores en inversiones y en general en la toma de decisiones. Aunque es claro que los estados financieros y la opinión del auditor financiero de su razonabilidad, no son el único insumo a valorar al realizar inversiones, las potenciales pérdidas que surjan de riesgos por mal desempeño en los recursos invertidos en proyectos de tecnología de información, en los periodos corrientes que abarcan el dictamen de auditoría financiera y su respectiva materialidad si son un riesgo a considerar por el auditor financiero en su opinión. A pesar de los ejemplos anteriores, la auditoría financiera no ha comprendido aún el impacto real de las oportunidades de mejora identificadas por la auditoría de TI y en general el potencial efecto negativo de un nivel de madurez tecnológica bajo, para organizaciones con una dependencia de tecnología de información alta, ya que siguen siendo minimizadas al ser ubicadas como parte de la carta de gerencia sin una revelación oportuna en la opinión de los estados financieros emitida. A nivel de propuesta, debe realizarse una conciencia real a los auditores financieros, para que como parte de su competencia profesional, exista un entendimiento correcto de las oportunidades de mejora identificadas por una auditoria de tecnología de información y que comprendan que podrían a corto plazo tener efectos materiales negativos sobre los usuarios de los estados financieros. Como segunda propuesta, es importante que la profesión de auditoría de tecnología de información, establezca un estándar que permita formular una opinión respecto a la plataforma tecnológica de las organizaciones auditadas y su nivel de riesgo real, a partir de las mejores prácticas de la industria de TI. Dicha opinión brindaría un insumo de mayor comprensión para el auditor financiero, el cual a su vez y conforme a su criterio, tendría un respaldo adicional al cual hacer referencia en la presentación del dictamen que respalda su opinión. En conclusión, es claro que el desarrollo tecnológico de las organizaciones ha incrementado la dependencia de la tecnología de información, y por ende esto ha generado un impacto significativo sobre la forma de desarrollar las auditorías financieras. Por lo tanto, la competencia profesional de los auditores financieros respecto a la gestión de tecnología de información en las organizaciones, debe de incrementarse de forma significativa en el corto plazo, ya que no contar con el conocimiento adecuado y oportuno, podría considerarse como una ausencia de competencia profesional al inducir a error a los usuarios de los estados financieros. Asimismo, los auditores de tecnología de información deben realizar significativos esfuerzos, ya que es todo un reto para la profesión incorporarse de manera proactiva en las fases de la auditoría financiera, desde la planeación, ejecución y comunicación de resultados, ya que cada vez más se vislumbra que el auditor financiero, tiene mayor dependencia de las competencias propias del auditor de tecnología de información, tanto en la maximización de los recursos invertidos en el proceso de auditoría, como en el manejo del riesgo de forma integral. FUENTE: TOMADO DEL BOLETIN DEL COLEGIO DE CONTADORES PUBLICOS DE COSTA RICA, Nº 112, ENERO 2010