Una guitarra en el silencio - Centenario

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Una guitarra en el silencio
Por Nadia S. Rivera Castillo
nadia.rivera3@uprm.edu
PRENSA RUM
viernes, 15 de mayo de 2009
Déjame escuchar los latidos
en tu resonancia
para saber cómo transito
los laberintos de tu diapasón.
Déjame desnudarte con acordes
para que tu madera
se rinda ante mis dedos.
¡Tanta vida!, ¡tanta vida!
me has brindado y por ti pienso
cómo se desnuda el alma
ante una guitarra en el silencio.
Samuel González
(Poeta puertorriqueño)
Las luces del teatro bajaron su intensidad. De momento, esa
oscuridad tomó por compañero al silencio. Los segundos
transcurrieron con alas y unos versos intensos sorprendieron
a todos, convirtiéndolos en cómplices de la noche, que
invitaba a algo más que admirar o contemplar. Volvió el
momento original y en medio del éxtasis callado, surgieron los
acordes de una guitarra en el silencio.
Esa fue la magia que se vivió el pasado 30 de abril, en el
Teatro Yagüez de la Sultana del Oeste, donde un concurrido
público se congregó para presenciar el Primer concierto
didáctico magistral RUMbo a los 100 años de historia del
Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), que ofreció el
doctor y guitarrista clásico José Antonio López.
El artista, quien es catedrático asociado del Departamento de
Humanidades, presentó un extenso y variado repertorio en
una velada coordinada por el Comité para la Celebración del
Centenario del RUM y por la serie de conciertos Travesía…
una pausa musical.
El guitarrista José Antonio López ofreció el
“La guitarra del doctor López manifiesta genialmente nuestra
Primer concierto didáctico magistral RUMbo
a los 100 años de historia del RUM.
aspiración de celebrar dignamente nuestra centenaria historia.
Al mismo tiempo, nos permite reflexionar sobre el futuro y
reafirmar nuestro compromiso de contribuir aún más en los próximos cien años al acervo artístico y
científico de Puerto Rico, fomentando los más altos valores universitarios en beneficio de nuestra patria”,
reiteró en un mensaje de bienvenida, el doctor Antonio González Quevedo, director del Comité del
Centenario.
El concierto, titulado Una guitarra en el silencio, tomó su nombre del poema homónimo del escritor
puertorriqueño Samuel González. Sus versos fueron declamados como hilo conductor a lo largo de toda
la velada, por la doctora Lydia Margarita González Quevedo, catedrática del Departamento de
Humanidades, cuya voz conmovió a todos los presentes.
La profesora también dio lectura a un breve ensayo en el que el guitarrista convocó a los presentes a
meditar sobre la necesidad del silencio.
“Es mi deseo, que juntos podamos escuchar el silencio. Ése es el mejor regalo a un artista de parte de la
audiencia. Para entonces, juntos, le permitamos acceso a la indeterminada y misteriosa inmensidad del
arte”, pronunció la voz femenina.
Como parte del componente didáctico, cada pieza del repertorio, que comprendía desde los siglos XVII
al XX, estuvo precedida por un vídeo en el que López disertó sobre el compositor de cada obra, el
contexto histórico en el que fueron creadas y las complejidades técnicas para ejecutarlas en la guitarra.
El concierto comenzó con la Sonata L. 143, K.9, de Domenico Scarlatti, obra que transcribió López para
la guitarra, ya que, según explicó, la misma fue compuesta originalmente para interpretarse en el
clavecín barroco. El doctor en música confesó que fue muy cuidadoso en el proceso de transcribirla por
las particularidades de cada instrumento y por su deseo de acercarse lo más posible al sonido del
clavecín.
A la sonata le prosiguieron Preludio, Balleto y Gigue del mexicano Manuel Ponce, cuyas piezas
pretenden imitar el estilo barroco al estilo de Silvius Leopold Weiss. La primera y la tercera se destacaron
por las melodías alegres, brillantes y un marcado virtuosismo del artista, mientras que en la segunda
imperaba el tiempo lento y la nostalgia.
La velada continuó con Serenata Andaluza sobre una Leyenda en La Alhambra, parte del concierto que
unió los títulos de las cuatro obras que se interpretaron. La primera pieza del grupo, Serenata, es una
obra del compositor español neoromántico Joaquín Malats, quien la dedicó al guitarrista catalán
Francisco Tárrega.
Prosiguieron las piezas Andaluza y Leyenda, esta última caracterizada por su complejidad que, a juicio
de López, representa un desafío técnico para los guitarristas. La pieza Recuerdos de La Alhambra
culminó esta sesión del evento, con un retrato del famoso palacio en Granada por su majestuosidad e
imponencia.
Luego de un breve intermedio, el recital continuó con la Gran Sonata, Opus 39, del genovés Nicolo
Paganinni, la cual constó de tres movimientos: Allegro risoluto, Romanza, Piu tosto largo. Amorosamente
y Andantino variato. En el vídeo didáctico de esta Sonata, el doctor López destacó que “las obras de
Paganinni son como el compositor: brillantes y virtuosas”.
Para cerrar el concierto, el artista rindió un Tributo a Mangoré, con las piezas Choro de Saudade, Vals
Opus 8, No.3, Vals Opus 8, No.4 y Una limosna por el amor de Dios del virtuoso guitarrista clásico y
compositor paraguayo de origen guaraní, Agustín Barrios Mangoré.
Antes de culminar el concierto con la famosa ñapa o encore solicitada por los aplausos, López expresó
su agradecimiento al público por su presencia. “Gracias por compartir conmigo en silencio, por compartir
este repertorio que tanto disfruto tocar”, reiteró el concertista.
Finalizada la función, varios integrantes del Comité para la Celebración del Centenario, hicieron un
reconocimiento al artista.
Un nutrido público se congregó en el Teatro Yagüez para disfrutar del concierto.
Antes de interpretar cada pieza, López disertó sobre la obra y su compositor.
El Comité para la Celebración del Centenario hizo un reconocimiento al artista. Desde la izquierda: la profesora Angie Hernández, Joanne
Savino, la profesora Nilsa Velásquez, los doctores José Antonio López y Antonio González Quevedo, y Norma Sojo.
Fotos por Carlos Díaz / Prensa RUM
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