Paul Lewis PIANO 19:30 HORAS Miércoles, 16 de mayo de 2012 Auditorio Nacional de Música sala sinfónica Obras de SCHUBERT Pedimos el máximo silencio posible en la sala, en especial en las pausas entre los movimientos, y no aplaudir hasta el final de cada bloque de obras. 1 programaLewis.indd 1 8/5/12 11:21:49 2 programaLewis.indd 2 8/5/12 11:21:50 Programa I FRANZ SCHUBERT (1797-1828) Danzas alemanas, D 783 (1823-1825) La mayor Re mayor Si bemol mayor Sol mayor Si menor Si bemol mayor Si bemol mayor Mi bemol mayor Do mayor Fa menor Fa menor La menor Allegretto en do menor, D 915 (1827) Sonata nº 14 en la menor op. 42, D 784 (1823) Allegro giusto Andante Allegro vivace II Sonata nº 16 en la menor op. 42, D 845 (1825) FOTO: RAFA MARTÍN Moderato Andante, poco mosso Scherzo: Allegro vivace. Trio: Un poco piú lento Rondo: Allegro vivace 3 programaLewis.indd 3 8/5/12 11:21:51 Schubert, camino de la perfección Santiago Martín Bermúdez Schubert va a resultar el gran protagonista de nuestro ciclo durante su primer semestre. Y a ello contribuye de manera especial este recital, que en realidad corresponde al año pasado, pero que ha tenido que esperar hasta ahora. Danzas alemanas D,783 y Allegretto en do menor D, 915 Las Danzas alemanas, publicadas en 1825 y compuestas sin duda el año anterior, son miniaturas para engarzar en una secuencia. A esa secuencia le añade Lewis –que aborda doce de las dieciséis que integran la serie completa-, sin solución de continuidad, el Allegreto en do menor. Todavía no ha surgido en serio el nacionalismo centroeuropeo, que causará estragos. Con piezas como estas, Schubert y tantos otros marcan el camino a los compositores que de veras serán nacionalistas, y uno de los que mejor sabrá componer danzas para piano será el checo Bedrich Smetana, que nacía justo cuando Schubert componía las suyas. Los austriacos se consideraban parte de Alemania, no lo olvidemos. Austria al margen de Alemania es algo muy posterior. En esos años de la aparente victoria del neoabsolutismo, época del Biedermeier, del Antemarzo, la potencia más importante del área germánica es la de la Casa de Habsburgo. Falta mucho para que se imponga Prusia a los pequeños reinos, ducados, cortes alemanas, y aun así lo hará de manera más aparente que real. Schubert es Viena, y Viena es la capital alemana por excelencia, porque todavía no ha perdido su hegemonía; de manera que Schubert bien puede llamar alemanas a estas danzas breves, alegres, populares, de bodas y bautizos. Después de la serie o ristra de bailes más o menos castizos, sorprenderá el cierre de esta primera tanda schubertiana con el Allegretto en do menor, que es una secuencia breve en sí misma pero más amplia y con mayor desarrollo que las danzas que preceden; al contrario que éstas, es un fragmento introspectivo, melancólico, con numerosos ritardandi y silencios que crean una atmósfera de nostalgia, sugerencias de dolor punzante, y que parece plantear dos discursos: uno quisiera volar, mientras que el otro le retiene de manera explícita y, al final, este logra la victoria, como la había logrado en esa parte central de tres en que se divide el “diálogo”. El Allegretto es algo menos de tres años posterior a la composición de las Danzas, pero han pasado demasiadas cosas en el progreso de la madurez de Schubert. Que quedará truncada a finales del año siguiente. Entre otras cosas, habían “pasado” las dos sonatas que oímos a continuación, una anterior y otra posterior. 4 programaLewis.indd 4 8/5/12 11:21:52 Sonata en la menor, D 784 La publicación de la Sonata D 784, una de las tres en la menor, fue muy posterior a la muerte de Schubert, como la mayor parte de las suyas, por otra parte. Compuesta hacia 1822-1823, el editor le puso como número de opus nada menos que el 143, y así se ha quedado en tanto que opus póstumo. También le puso el título de Gran sonata. La sonata parece bastante aislada de las anteriores y posteriores en cuanto a cronología, y muestra cierto desequilibrio en lo que se refiere a duraciones: un Allegro giusto que, según el tempo del pianista y si se hacen o no todas las repeticiones, puede llegar a los quince minutos; seguido de un breve Andante y de un finale en forma de Allegro vivace. Estos dos movimientos duran juntos menos que el primer Allegro. En el Allegro giusto hay una doble atmósfera, alternativa; no ya una doble temática propia de la forma sonata, sino dos humores que parecen oponerse, y que se complementan. Por una parte, la temática doliente, intimista, ensimismada. Por otro, esa marcha aparente que, en realidad, es exclamación, acaso de dolor. Es cierto que la escritura es fundamentalmente pianística, pero da la impresión de que nos encontráramos ante una introducción liederística que se mueve entre esos dos climas y que, después, avanza por tandas temáticas que provienen sobre todo del primero de aquellos, el que hemos considerado intimista. Aunque se insinúe la forma Lied, lo que sería el acompañamiento tiene gran importancia aquí en su ambigüedad y su negativa a afirmar o enfatizar: el canto y el acompañamiento se presentan como línea y contracanto pero en una síntesis que no resulta conflictiva. Al final, más que una coda hay un desistimiento ante la resolución. La lentitud de casi todo el discurso de este movimiento se corresponde con una tensión que está marcada por una obstinación métrica sencilla y eficaz a lo largo de los episodios. Más que Allegro giusto, le correspondería a este movimiento algún matiz de andante. Pero es que ya llega el realmente llamado Andante. Y al principio parece que seguimos en el mismo clima. En realidad se trata de una introducción que lleva a un canto mediante una modulación. Es un coral diáfano en su diatonismo de belleza serena, sencilla. Se ha sugerido algo muy concreto tras esta secuencia: el discurso introductorio sería una procesión de peregrinos; el canto coral sería el de esos peregrinos. ¿Antecesores de Tannhäuser? Para el “desenlace” (más que coda) nos encontramos ante una solución muy parecida a la ausencia de solución del Allegro anterior. Y, sin embargo, se trata de una solución. El Allegro vivace hace honor a su calificativo desde los primeros ágiles compases: valores mínimos, tresillos, una tormenta. Pero esto no es más que una manera de introducción para, a continuación, 5 programaLewis.indd 5 8/5/12 11:21:52 proponernos un nuevo episodio introspectivo. Pronto regresa la tormenta, la secuencia de valores mínimos, y hasta el final del movimiento tendremos esa alternancia que podría mantenerse mucho más tiempo pero que se resuelve por fin, tras el canto intimista, en una verdadera coda (ahora, sí) cuando el amago de regreso a la temática vivaz resulta sorprendido por la emboscada de una temática repentina, feroz podríamos decir. Así concluye una de las obras en las que el pesimismo de Schubert, ya atrapado por la enfermedad, empieza a alcanzar a toda su obra. Sonata en la menor, D. 845 Cuando la sensibilidad Biedermeier se convierte en auténtica obra de arte lleva a menudo el nombre de Schubert. ¿Es más o menos Bierdermeier la Sonata en la menor, D. 845? La intimidad como refugio de la negación política y la calamidad pública es acaso una de las características de aquella época que se han mantenido durante años y años. Esa intimidad como sentimiento dolido y como introspección es lo que preside esta sonata dedicada al archiduque Rodolfo de Austria, destinatario de dedicatorias de Beethoven, nada menos que los conciertos para piano Cuarto y Quinto. Advirtamos que el archiduque era discípulo de Beethoven en aquel entonces. Pero ahora estamos en 1826, la Sonata D. 845 la ha compuesto Schubert el año anterior y Beethoven vive todavía. ¿Quién podía pensar que Schubert iba a sobrevivirlo durante menos de dos años? Estamos ante una de las grandes sonatas de la época final del compositor. Se ha dicho y escrito que no es una sonata de carácter o alcance trágico. Claro que no, la introspección y el tono menor casan mejor con la discusión que el espíritu mantiene para aceptar lo irremediable (sea eso lo que sea, Schubert no lo sabe); y más que melancolía, estado de regreso inacabable del duelo, estamos ante la tristeza a veces sonriente del crepúsculo; pero de un crepúsculo que hubiera decidido anticiparse (según eso: ¿lo intuye, lo sabe…?). Es un soliloquio para ser escuchado por otros; y no hay contradicción: soliloquio y otros -“mi soliloquio es plática”… El lied schubertiano está presente, no de manera abrumadora, pero sí por derecho propio de quien tanto compuso para el género: semejanzas o citas ocultas, acaso premoniciones. Es preciso advertir todo esto para indicar que el primer movimiento, Moderato, es forma sonata bastante estricta. Para que no asociemos el concepto de forma sonata necesariamente a un Allegro de sonata. Hay dos grandes temas, al margen de células e insinuaciones que ahí asoman, y el segundo tarda en “asomar”: tras la sugerente introducción, el primero muestra una línea obstinada cantabile y, al mismo tiempo, unos poderosos acordes; es el carácter de la primera tanda temática, al que parece responder el segundo con oposición, más que como contraste: do mayor frente a la menor, energía frente a cierto desmayo. Un movimiento tan amplio, de unos doce 6 programaLewis.indd 6 8/5/12 11:21:52 minutos, permite que este entrevero temático se desarrolle mediante la ortodoxia, aunque lo que importa es que uno penetre al otro, lo estimule y le haga regresar a su sentido. Ahora bien, el sentido predominante es el de ensueño, dulce caída, visiones interiores. Si el Scherzo es bastante más breve que los dos primeros movimientos, y ello es natural y habitual, si se permite siempre un episodio matizador de alegrías en su interior, el Andante anterior, que sigue al Moderato, se permite por su parte eso, alguna alegría en su centro, una carrera que alterna con los tonos elegíacos. No sorprenderá que sea de nuevo bajo el signo de lo cantabile, en el que Schubert no tuvo igual, pero lo hace en forma variaciones, que no es lo acostumbrado por el compositor en las sonatas pianísticas. El despliegue dura más o menos lo mismo que el Moderato que empezaba la sonata, y aunque la segunda variación tiene su poquito de alegría, de marcha, de carrerita danzante, hay que esperar a la cuarta de las cinco para que esto “se anime” de verdad. El Scherzo, Allegro vivace, es danzante, una danza irregular, con cambios métricos y síncopas que dan picante a la secuencia, con cambios de tonalidad, y la consiguiente abundancia de modulaciones. De repente, la dulzura del trío interior, fa mayor; ya no es introspección, sino, qué sé yo: ¿pastorale? Podríamos esperar un amplio finale, pero Schubert nos da aquí apenas cinco minutos en forma rondó para despedir una sonata con episodios y movimientos tan densos y ricos como los anteriores. Y no es que el rondó sea pobre, es que sabe a poco después de lo que hemos escuchado. ¿Apresurado? No, más bien surgido de otro tiempo, un movimiento más clasicista en su vibración de lo que pudiéramos esperar. Temas y refrán presentan una aparente alegría. Pero no hay alegría en ningún momento de esta sonata, tanto si “nos ponemos románticos”, como si “posamos” de clasicistas y danzarines que miran hacia la Bohemia profunda, como en el rondó. Por eso la celeridad y la relativa brevedad pueden parecer un guiño de júbilo, cuando acaso sea una mueca. Una mueca… ¿de qué? 7 programaLewis.indd 7 8/5/12 11:21:52 Biografía Paul Lewis estudió con Ryszard Bakst en Chethams School of Music y con Joan Havill en la Guildhall School of Music and Drama, antes de pasar a formarse en privado con Alfred Brendel. Junto a su esposa, la violonchelista noruega Bjørg Lewis, es director artístico de Midsummer Music, un festival de música de cámara anual que se celebra en Buckinghamshire, Reino Unido. Hoy, Lewis es reconocido internacionalmente como uno de los pianistas más importantes de su generación. Entre sus numerosos premios destacan el de Instrumentista del Año de la Royal Philharmonic, el South Bank Show Award, el Diapason d’Or de l’Année en Francia, dos premios sucesivos Edison en Holanda y el 25º Premio Internazionale Accademia Musicale Chigiana de Siena. Su grabación del ciclo completo de las sonatas de Beethoven para Harmonia Mundi recibió elogios unánimes, la del año 2010 de Winterreise de Schubert, con Mark Padmore, fue galardonada con un premio Gramophone y la serie completa de los conciertos para piano de Beethoven, con Jiri Belohlavek y la Sinfónica de la BBC, fue Disco del Mes en las revistas Gramophone y Classic FM y Excepcional de Scherzo. Igualmente, sus Variaciones Diabelli de Beethoven fueron Disco del Mes en BBC Music Magazine y en International Record Review. MAQUETACIÓN: ARANTZA QUINTANILLA, IVAN PASCUAL Lewis es un invitado habitual en muchos de los festivales más prestigiosos del mundo como la Schubertiade de Schwarzenberg, La Roque d’Antheron y el Klavier Festival Ruhr. Tiene una relación particularmente estrecha con el Wigmore Hall de Londres, donde ha aparecido en más de cuarenta ocasiones. Ha actuado con muchas de las mejores orquestas del mundo, incluyendo todas las principales del Reino Unido, Filarmónica de Los Ángeles, Sinfónica de Chicago, Gewandhaus de Leipzig, Sinfónica de Bamberg, NDR-Philharmonie, Sinfónica de Viena, Sinfónica de Seattle, Mahler Chamber Orchestra, Orquesta de Cámara de Australia, Sinfónica de Sydney, y Sinfónica de Melbourne. Sus recitales como solista le han llevado a aparecer en el Royal Festival Hall de Londres, Toppan Hall de Tokio, Symphony Centre de Chicago, Concertgebouw de Amsterdam, Tonhalle de Zúrich, Auditorio Nacional de Madrid, Centro Kennedy de Washington, y Konzerthaus de Viena. Durante el año 2011 Paul Lewis se embarcó en un proyecto de dos años de duración titulado Schubert y el Piano: 1822-1828 en el que interpreta las obras de madurez del compositor, que abarcan desde la Wandererfantasie en adelante y que esta siendo presentado en los escenarios de Londres, Nueva York, Chicago, Tokio, Rotterdam, Florencia, Schubertiade de Schwarzenberg y, ahora, Madrid. Recientes grabaciones incluyen obras para piano de Schubert, así como el resto de sus ciclos de canciones con Mark Padmore. www.fundacionscherzo.es www.scherzo.es PRÓXIMO CONCIERTO Richard Goode 6 piano 19:30 horas Martes, 29 de mayo de 2012 8 programaLewis.indd 8 WOLFGANG AMADEUS MOZART Fantasía en do menor, K 475 Sonata nº14 en do menor, K 457 LUDWIG VAN BEETHOVEN Sonata en mi bemol, op. 31 nº 3 JOHANNES BRAHMS Fantasías, op. 116 FRYDERYK CHOPIN Barcarola en fa sostenido mayor, op. 60 8/5/12 11:21:53