Publicación quincenal de izquierda popular Año 3 Número 35 Del 16 al 29 de marzo de 2016 Precio: $12 ¡NI UN PASO ATRÁS! Unidad contra la derecha y el imperialismo Especial a 40 años del golpe 2 En este número... S alir a las calles. Esa es la tarea del momento. Llenarlas de rostros y sonrisas memoriosas, de puños cerrados de la lucha por justicia, de portavoces convencidos de la verdad histórica. Ser miles, cientos de miles, quizás millones de personas en todas las ciudades del país. Algunos, los más jóvenes, marcharán por primera vez, otros lo hacemos hace 10, 20 y más de 30 años. La lucha por los derechos humanos de ayer y hoy es una de las principales reservas morales de nuestro pueblo. Es un pilar para enfrentar la política empresarial del gobierno, la ofensiva @PatriaGrandeArg yanqui en toda América Latina y la extorsión de los buitres. Justamente este 24, después de 19 años, un presidente yanqui volverá a visitar nuestro país para respaldar la política exterior de coloniaje y desintegración latinoamericana. Obama mismo declaró con satisfacción que “Argentina es un buen ejemplo de cambio en cuanto a las relaciones de Estados Unidos con otros gobiernos”. Por otro lado, el mediador de la justicia norteamericana, Dan Pollack, felicitó a Mauricio Macri por su “actitud heroica”, al llegar a un acuerdo con los fondos buitres que nuestros historiadores recordarán como una nueva traición a la patria, cargo en el que entrarán también los legisladores que sean cómplices de su aprobación. Con el mismo “heroísmo buitre”, Macri aseguró que si el Congreso Nacional no respalda el acuerdo “habrá ajuste o hiperinflación”. Nuestra respuesta será la masividad de las movilizaciones. La campaña que realizamos con otras organizaciones por #UnaSolaMarcha logró una muy buena acogida popular, sin embargo no consiguió su objetivo inmediato. Pero sí dejó planteado en el seno de la militancia popular la necesidad estratégica de construir la unidad popular. Hacia allá vamos. Patria Grande Colectivo Editorial: Tristán Basile, Ulises Bosia, Diana Broggi, Daniel Dveksler, Juan Manuel Erazo, Ignacio Gelso, Verónica Ibáñez, Manuel Martínez, Cecilia Pato, Julia de Titto, Pablo Wahren. Corrección Micaela Difalcis Diseño y diagramación Ignacio Fernández Casas Cambio es una publicación de PATRIA GRANDE. Se realiza bajo licencia de Uso Creativo Compartido. Está permitida la copia y utilización de la obra siempre y cuando se mencione la fuente y no se utilice con fines comerciales. Las notas firmadas no reflejan necesariamente la opinión del colectivo editorial. Podés conseguir en Ciudad de Buenos Aires: Constitución Balvanera Barracas Boedo Almagro Flores Ciudad Oculta Villa 1.11.14 Parque Avellaneda V. del Parque Villa Urquiza Lugano Parque Centenario Loma Alegre Parque Patricios Universidad de Buenos Aires Instituto Superior Joaquín V. González ENS Nº1 ENS N°2 Mariano Acosta ENS Nº7 Universidad Nacional del Arte Barrio Carlos Mugica. Provincia de Buenos Aires: La Matanza: La Tablada González Catan Villa Celina Lanús: Lanús Centro Villa Caraza Florencio Varela: Barrio Santa Rosa Lomas de Zamora: Barrio Mariano Moreno Barrio Miró Universidad Nacional de Lomas de Zamora Quilmes Berazategui Ensenada San Martín: Centro La Cárcova Barrio Independencia Vicente López San Isidro Escobar: Villa Alegre Morón Moreno: Centro General Rodríguez Barrio Villa Ángela Luján: Centro Centro Cultural “José Artigas” Barrio Villa del Parque Barrio San Fermín Barrio Ameghino Universidad de Luján Chivilcoy: Centro Cultural La Ronda San Andrés de Giles San Miguel: Universidad Nacional de General Sarmiento Pinamar Tandil La Plata: Centro Centro Social y Cultural “Olga Vázquez” Universidad Nacional de La Plata Barrio Los Hornos Abasto Mar del Plata: Centro Cultural “América Libre” Centro Barrio Gral Pueyrredón Barrio Palermo Barrio Gral Pueyrredón Universidad Nacional de Mar del Plata Colón Olavarría Ayacucho. Santa Fe: Rosario: Centro Barrio Bella Vista Barrio Hospitales Universidad Nacional de Rosario Casilda Santa Fe. “ Hay períodos de la historia, como el que atravesamos, donde las expectativas de cambio retroceden a zonas pantanosas. Pero la misma historia demuestra que hay flujos y reflujos y que la expectativa vuelve. Todo esto tiene que ver con la utopía. Juan Gelman Córdoba: San Juan: Córdoba Capital: Centro Barrio Güemes San Juan: Centro Cultural “El Barro” Barrio Alberdi Barrio Ciudad Oculta Barrio Observatorio Sede Universidad Nacional de Villa María Universidad Nacional de Córdoba Villa María: Universidad Nacional de Villa María Río Tercero: Barrio Escuela Barrio parque Montegrande Malvinas Argentinas Juárez Celman. Santiago del Estero: Universidad Nacional de San Juan Calingasta. Salta: Salta: Centro Universidad Nacional de Salta. Jujuy: San Salvador: Barrio Coronel Arias. Universidad Nacional de Santiago del Estero Barrio La Católica. Corrientes: La Pampa: Nacional del Nordeste. Gral Pico Santa Rosa Universidad Nacional de La Pampa Neuquén: Neuquén San Martín de Los Andes Universidad Nacional del Comahue. Río Negro: Bariloche Cipolleti Fiske Menuco (General Roca) El Bolsón Universidad Nacional del Comahue. Corrientes: Centro Universidad Entre Ríos: Paraná Chaco: Resistencia: Centro Universidad Nacional del Nordeste. Misiones: Posadas. “ EDITORIAL ESCENA NACIONAL 3 Cambio Publicación quincenal de izquierda popular Año 3 Número 35 Del 16 al 29 de marzo de 2016 Unidad para resistir No nos han derrotado El triunfo de Macri significó un duro golpe. Pero nuestro pueblo tiene la fuerza aprendida en 40 años de enfrentar adversidades. Hoy, lo esencial es construir la resistencia al macrismo, reorganizarnos como campo popular y decidirnos a construir una propuesta superadora. Por Ulises Bosia L “ a elección de un nuevo gobierno es momento propicio para terminar con las mentiras sobre los años 70 y las actuales violaciones de los derechos humanos”. Con estas palabras, La Nación sintetizaba su editorial del 23 de noviembre de 2015, el día siguiente al balotaje que llevó a Mauricio Macri a la presidencia. Fue el punto de partida de una ofensiva de conjunto contra la lucha por la memoria, la verdad y la justicia de todos estos años. La continuación fue la publicación de artículos en los medios que desempolvaron la teoría de los dos demonios, la desarticulación de los programas dependientes del poder ejecutivo que apoyan la realización de los juicios, las declaraciones y acciones de distintos funcionarios que relativizan la cifra de compañeros detenidos-desaparecidos, avalando asociaciones pro impunidad y promoviendo la prisión domiciliaria de los genocidas. Es una misma ofensiva que entrelaza sus objetivos con las necesidades del gobierno en la actualidad. La persecución ideológica de miles de empleados públicos, la sanción del protocolo represivo y la prisión de Milagro Sala son muestras elocuentes de un gobierno que considera la militancia y la organización popular una amenaza. Ellos entienden muy bien que en estos 40 años la lucha por los derechos humanos “ nunca fue solamente una lucha por el pasado. Todo lo contrario, es ante todo una lucha por el presente y por el futuro. Por eso ellos siguen dando batalla. Y nosotros también. ¡Qué diferente sería nuestro país sin el ejemplo inextinguible de aquella generación que dejó todo por los ideales de una patria socialista! ¡Quién puede imaginar los últimos 40 años sin el empuje de las madres y abuelas, presentes en todos aquellos acontecimientos que marcaron la resistencia y el avance para el pueblo! ¡Cómo proyectar un futuro de felicidad y dignidad si no es apoyado en los pisos de memoria, verdad y justicia conseguidos! Esto no es un punto de llegada. La lucha por los derechos humanos sigue, y deberá profundizarse mucho más, algo evidente a 10 años de la desaparición impune de Jorge Julio López, recordando a Luciano Arruga y a todos los pibes y pibas de los barrios perseguidos por la policía, a las mujeres presas de redes de trata para explotación sexual, a los talleres de trabajo esclavo, a los pueblos fumigados y contaminados, entre tantos ejemplos. Obama, los buitres y la manipulación de los derechos humanos Este gobierno de empresarios viene por todo lo que conseguimos hasta ahora. A la par del cinismo del presidente, que habló de “nunca La persecución ideológica de miles de empleados públicos, la sanción del protocolo represivo y la prisión de Milagro Sala son muestras elocuentes de un gobierno que considera la militancia y la organización popular una amenaza. más” en la apertura de sesiones legislativas, se encuentra un gobierno que representa una continuación del modelo económico neoliberal iniciado en la dictadura y profundizado en los años 90. En especial, el acuerdo con los fondos buitres es un regreso al megaendeudamiento. No se trata de resolver un problema del pasado, como lo presentan los funcionarios, sino fundamentalmente de reforzar las cadenas de la dependencia del país a la deuda externa y el capital financiero internacional. Una decisión de estas características debería ser tomada de forma democrática por el conjunto del pueblo argentino en una consulta popular. Ellos se niegan porque apuestan a conseguir los votos de una parte suficiente de la “oposición”, que pone por delante sus propios intereses por sobre el bienestar de millones. Aprobar este acuerdo con los buitres es un acto de traición a la patria. En lugar de negar en el discurso la lucha por los derechos humanos, la política del macrismo es tergiversarla y cambiarle el contenido. Para eso cuenta con el presidente de los Estados Unidos como aliado. La visita de Barack Obama tiene como trasfondo una fuerte ofensiva continental para contrarrestar la pérdida de influencia yanqui en los primeros 15 años del siglo XXI. Su objetivo es desandar los pasos dados hasta ahora hacia la integración latinoamericana y someternos al poderío de su economía mediante la firma de tratados de libre comercio, nuevas versiones del ALCA que enterramos en Mar del Plata en 2005. El gobierno argentino es el instrumento con el que los Estados Unidos pretenden avanzar en sus planes en todo el continente. Los ataques a la Revolución Bolivariana utilizando los argumentos de la defensa de los “derechos humanos” recuerdan el sinsentido del premio Nobel de la Paz que obtuvo Obama. 40 años después del Plan Cóndor, de las dictaduras apoyadas por Estados Unidos, de los cursos de tortura y represión interna de la Escuela de las Américas, la visita de Obama despierta nuestro más profundo repudio. Desafíos por delante En estos primeros tres meses de gobierno macrista, el campo popular inició un proceso de reorganización de cara a la nueva etapa política abierta en la Argentina. En ese marco, un conjunto de organizaciones sociales, políticas, culturales y de derechos humanos lanzamos una campaña en todo el país para llegar a este 24 de marzo con #UnaSolaMarcha, de forma tal de asestar un golpe político a la ofensiva conservadora. Sin embargo, no fue posible lograrlo en la marcha a Plaza de Mayo, ni tampoco en muchas ciudades del país. Este es hoy uno de los principales límites a la hora de construir la resistencia al macrismo. A pesar de que sobran los motivos para la unidad en una fecha como esta, siguen estando por delante diferencias secundarias que solamente benefician al gobierno. Los próximos meses nos encontrarán en las calles. Para impedir un retroceso de magnitudes históricas, es fundamental asumir una actitud autocrítica y ponernos a la altura de las necesidades de nuestro pueblo, que en este momento empiezan por construir mayores marcos de unidad del campo popular para resistir. Inspirémonos en la entrega de los compañeros y compañeras caídos bajo el terrorismo de Estado y el coraje de las madres y las abuelas durante estos 40 años para los grandes desafíos que tenemos por delante. 4 ECONOMÍA POLÍTICA Neoliberalismo: de la dictadura a la democracia Con la última dictadura se inició una larga etapa histórica de nuestro país marcada por las transformaciones económicas, políticas y sociales debidas a la aplicación de las políticas neoliberales. En la actualidad, el macrismo retoma el impulso para profundizar esa línea. Por Pablo Wahren y Daniel Dveksler E l golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 tuvo, en lo económico, un objetivo muy claro: instaurar a sangre y fuego el neoliberalismo en la Argentina. Para ello, desplegó un conjunto de medidas –en línea con lo propuesto por los principales organismos internacionales– que reconfiguraron la economía local y su inserción en la economía internacional. A su vez, dieron paso a una brutal transferencia del ingreso de los sectores asalariados a los capitalistas a través de la represión estatal más violenta de la historia argentina, en complicidad con algunas de las empresas más importantes del país. Neoliberalismo a sangre y fuego La dictadura cívico-militar no fue simplemente un cambio en el régimen político en Argentina. El gobierno de facto vino a impulsar un profundo proceso de transferencia de ingresos y a quebrar el modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones que imperaba en el país para reemplazarlo por un esquema donde las finanzas tomaron un rol preponderante. En relación a la distribución del ingreso, se observa que los salarios reales se retrajeron un 52% entre 1976 y 1983, es decir, perdieron la mitad de su poder de compra. De esta manera, se redujo la participación de los trabajadores en el ingreso de 47,5% en 1976 a tan solo 33,2% en 1983. Esta brutal transferencia de ingresos no hubiera sido posible sin la desarticulación y censura total del movimiento obrero, que presentaba altos niveles de organización y sindicalización. Para ello, el gobierno de facto recurrió a la prohibición de los sindicatos, a la brutal represión y desaparición de personas y al desmantelamiento de las industrias. Justamente en el sector industrial se encontraban los sindicatos más fuertes (ver entrevista a Victoria Basualdo en la página 8 de este mismo número). En línea con los preceptos del neoliberalismo, la dictadura retrajo la intervención del Estado en el comercio exterior y en el mercado financiero, impulsando así un nuevo modelo económico. Asistimos a una liberalización de las importaciones a partir de la rebaja de aranceles que permitió el ingreso de productos de manera indiscriminada. Resulta interesante ver la propaganda de la época que muestra que los productos nacionales que se vendían en el país eran de mala calidad y que, una vez liberadas las importaciones, la competencia haría que la producción nacional mejorara. Lo cierto es que los productos extranjeros desplazaron a los locales y, como resultado, la participación de la industria en la producción total del país se redujo del 21,8% en 1976 al 13,2% en 1983. A su vez, se eliminaron regulaciones y subsidios a las exportaciones luego de una fuerte campaña contra la intervención estatal. De este modo, se observó una caída en la participación de las exportaciones industriales: de 20,8% al inicio de la dictadura, a 13,3% al finalizar. En este marco, las empresas transnacionales se vieron beneficiadas por la nueva Ley “ Los productos extranjeros desplazaron a los locales y, como resultado, la participación de la industria en la producción total del país se redujo del 21,8% en 1976 al 13,2% en 1983. “ Los salarios reales se retrajeron un 52% entre 1976 y 1983, es decir, perdieron la mitad de su poder de compra. De esta manera, se redujo la participación de los trabajadores en el ingreso de 47,5% en 1976 a tan solo 33,2% en 1983. de Inversiones Extranjeras que estipulaba la igualdad de derechos y obligaciones entre el capital nacional y el internacional y, entre otras cosas, eliminaba la posibilidad de que el Estado oriente el capital extranjero a determinadas actividades. Al mismo tiempo que la industria perdía protagonismo en la economía, las finanzas se convertían en el foco central. En febrero de 1977, se aprobó la Ley de Entidades Financieras que sentaba las bases institucionales para el proceso de apertura financiera y posterior endeudamiento. Para dimensionar la magnitud de este movimiento, entre 1978 y 1979 se autorizó la apertura de 1.197 sucursales financieras. Hasta mayo de 1977, la cantidad de bancos y entidades de esta índole apenas superaban las 100 en todo el país. El gobierno de facto generó un modelo en el que las tasas de interés locales eran muy altas y las internacionales, bajas. Esto gestó una afluencia de fondos especulativos hacia la plaza financiera argentina, proceso conocido como “bicicleta financiera”: las empresas nacionales y extranjeras se endeudaban barato en dólares en el exterior, ingresaban el dinero en la plaza financiera local para ganar con tasas de interés más altas que las extranjeras, y luego compraban nuevamente dólares y giraban la plata al exterior. Como la plata que salía en el mediano plazo era mayor que la que ingresaba, de alguna manera fue necesario garantizar los dólares para este proceso. Así fue que la deuda externa cumplió el rol de garantizar que esta dinámica se pueda llevar adelante. Si en 1976 la deuda externa argentina era de 8.200 millones de dólares, para 1983 se había quintuplicado a 45 mil millones. Esta deuda no fue solamente generada por préstamos internacionales otorgados por organismos de crédito a Argentina. Mucha de esta deuda se originó producto de la intención deliberada del gobierno militar de beneficiar a diferentes grupos económicos. Por ejemplo, en 1981 se comenzaron a aplicar seguros de cambio donde el gobierno le aseguraba a las empresas cubrir la diferencia del tipo de cambio que pudiera surgir entre determinados periodos. Esto generó un aumento del endeudamiento externo, tan solo en 1981, del 32%. A su vez, muchas de las empresas que se endeudaron en esos años no devolvieron los préstamos que solicitaron en el exterior. Así fue que hacia el fin de la dictadura, y bajo el argumento de que si esas empresas quebraban el país iba a entrar en crisis, el gobierno de facto decide nacionalizar esas deudas y hacerse cargo de ellas. Se estima que el Estado argentino se hizo cargo de 23 mil millones de dólares de empresas privadas que declararon no poder afrontar los pagos que tenían que hacer, entre ellas Socma y Sevel, firmas pertenecientes a Franco Macri, padre del actual presidente. De la coerción al consenso Mientras en la década del 70 la instauración del neoliberalismo se dio a la fuerza, en “ A pesar de que el kirchnerismo desafió algunas de estas tendencias y postulados, las continuidades son claras: siguen vigentes las leyes de Entidades Financieras y de Inversiones Extranjeras Directas y la estructura productiva heredada de ese entonces. los veinte años posteriores se intentó crear un consenso en torno al nuevo sistema económico, tarea que en Argentina la dictadura cívico-militar había allanado al desaparecer a una generación entera de personas que resistían estas políticas. Para dar legitimidad a estas ideas, un grupo de economistas y pensadores en la década del 50, entre los que se destacan los de la Universidad de Chicago, creó diversas instituciones, revistas académicas y premios, entre ellos el Nobel de economía, donde desarrollaban y premiaban sus ideas. La caída del muro de Berlín, sumado a la derrota de los principales intentos revolucionarios y movimientos de resistencia de las últimas décadas, contribuyó a instaurar la idea de que el capitalismo había triunfado irremediablemente. Como se proclamó en ese entonces, era “el fin de la historia”. Por eso, no es casual que el decálogo de políticas neoliberales impulsado por los Estados Unidos para llevar adelante en todo el mundo esta ideología económica se haya denominado “Consenso de Washington”. De repente, el neoliberalismo era un sistema de “consenso” que se 5 Cambio Publicación quincenal de izquierda popular Año 3 Número 35 Del 16 al 29 de marzo de 2016 Decálogo del “Consenso de Washington” Empresas beneficiadas por la estatización de su deuda (1982) Disciplina presupuestaria, sin déficit público. Reorientación del gasto público con recorte de subsidios. Reforma tributaria. Liberalización financiera, tasas de interés determinadas por el mercado. Disminuir barreras aduaneras para liberalizar el comercio internacional. Tipo de cambio competitivo. Eliminar barreras a las inversiones extranjeras directas. Privatización de empresas estatales. Desregulación del mercado laboral y de productos y servicios. Legislación a favor de la protección de la propiedad privada. Deuda externa, en millones de dólares 50 43,6 40 35,7 30 27 19 20 11,7 10 0 45 13,6 8,2 1976 1977 aplicó desde el Chile de Pinochet a los países de la ex Unión Soviética. Lo cierto es que el nuevo esquema de producción mundial, basado en la globalización y la deslocalización de la producción, requería el fortalecimiento de las medidas de desregulación de la economía. La liberalización financiera era necesaria para poder desplazar los capitales de un país a otro y la reducción de las barreras aduaneras para deslocalizar la producción en distintos países hasta ensamblar los productos: el Estado no debía intervenir en estas decisiones. Este nuevo esquema de producción, sustentado en las políticas neoliberales, dio lugar a una transferencia de ingreso regresiva (es decir, en detrimento de los que menos tienen), no solo en la Argen- 1978 1979 1980 1981 tina, sino en el mundo entero. Como plantea el reconocido economista Thomas Piketty, mientras que durante la década del 40 el 10% más rico de la población se apropiaba el 35% del ingreso, hoy se queda con el 50%. El consenso de la deuda A partir de las crisis que azotaron nuestra región a principios del siglo XXI, Latinoamérica registró un quiebre en la tendencia y se registró una mejora en la distribución del ingreso, a contramano de lo que seguía sucediendo en Europa y Estados Unidos. Sin embargo, actualmente en Argentina estamos asistiendo otra vez a una redistribución regresiva del ingreso. Como demostró un reciente trabajo del CITRA-CONICET, las medidas tomadas por el 1982 1983 01 – Cogasco SA 1.348.000.000 02 – Autopistas Urbanas SA 951.000.000 03 – Celulosa Argentina SA 836.000.000 04 – Acindar SA 649.000.000 05 – Banco Río 520.000.000 06 – Alto Paraná SA 425.000.000 07 – Banco de Italia 388.000.000 08 – Banco de Galicia 293.000.000 09 – Bridas SA 238.000.000 10 – Alpargatas SA 228.000.000 11 – CitiBank 213.000.000 12 – Cía. Naviera Pérez Companc 211.000.000 13 – Dalmine Siderca 186.000.000 14 – Banco Francés 184.000.000 15 – Papel De Tucumán 176.000.000 16 – Juan Minetti SA 173.000.000 17 – Banco Mercantil 167.000.000 18 – Aluar SA 163.000.000 19 – Banco Ganadero 157.000.000 20 – Celulosa Puerto Piray 156.000.000 21 – Banco Crédito Argentino 153.000.000 22 – Banco Comercial del Norte 137.000.000 23 – Banco de Londres 135.000.000 24 – Banco Tornquist 134.000.000 25 – Banco Español 134.000.000 26 – Sade 125.000.000 27 – Sevel 124.000.000 28 – Banco de Quilmes 123.000.000 29 – Parques Interama 119.000.000 30 – Cía. De Perforaciones Río Colorado 119.000.000 31 – Swift Armour 115.000.000 32 – IBM 109.000.000 33 – Banco Sudameris 107.000.000 34 – First National Bank Of Boston 103.000.000 35 – Astra A Evangelista SA 103.000.000 36 – Mercedes Benz 92.000.000 37 – Banco De Crédito Rural 92.000.000 gobierno de Macri afectaron principalmente a los más pobres. Tras la suba de precios que implicó la devaluación, la quita de retenciones, la suba de la luz y el aumento de los alquileres, el 10% más pobre de la población vio reducido su poder adquisitivo en un 24%, siendo la franja de la población más afectada. Asimismo, la inflación se ubica actualmente en torno al 35% anual en un contexto en el que el gobierno nacional manifestó su intención de cerrar las paritarias en 25%, lo que generará disputas a lo largo de todo el año. La dictadura cívico-militar marcó el quiebre de una serie de políticas proteccionistas y el final de un Estado de tipo benefactor, dando paso a una ideología y a un sistema económico que se mantiene al día de 38 – Deutsche Bank 90.000.000 39 – Industrias Metalúrgicas Pescarmona 89.000.000 40 – Banco Roberts 89.000.000 41 – Banco General de Negocios 87.000.000 42 – Alianza Naviera Argentina 82.000.000 43 – Propulsora Siderúrgica 81.000.000 44 – Ford 80.000.000 45 – Astilleros Alianza SA de Construc. 80.000.000 46 – Masuh SA 80.000.000 47 – Continental Illinois National Bank 76.000.000 48 – Banco Shaw 73.000.000 49 – Pirelli 70.000.000 50 – Deere and Company 69.000.000 51 – Cemento Noa 67.000.000 52 – Banco Supervielle 65.000.000 53 – Alimentaria San Luis 65.000.000 54 – Loma Negra 62 .000.000 55 – Selva Oil Incorporated 61.000.000 56 – Macrosa 61.000.000 57 – Sideco Argentina 61.000.000 58 – Chase Manhattan Bank 61.000.000 59 – Bank Of America 59.000.000 60 – Astra Cía. Argentina de Petroleo 59.000.000 61 – Deminex Argentina 57.000.000 62 – Industrias Pirelli 56.000.000 63 – Esso 55 La Penice S A 53.000.000 64 – Manufactures Hanover Trust 53.000.000 65 – Petroquímica Comodoro Rivadavia 52.000.000 66 – Cía. General Fabril Financiera 52.000.000 67 – Panedile Argentina 51.000.000 68 – Fiat 51.000.000 69 – Banco Pcia. de Buenos Aires 50.000.000 Otros 11.116.000.000 TOTAL: u$s 23.000.000.000 hoy. A pesar de que el kirchnerismo desafió algunas de estas tendencias y postulados, las continuidades son claras: siguen vigentes las leyes de Entidades Financieras y de Inversiones Extranjeras Directas y la estructura productiva heredada de ese entonces. En este continuum, las instituciones económicas internacionales cumplen un rol preponderante y determinante ya que exigen ciertas políticas que no pueden ser modificadas a gusto de cada país si quiere permanecer en los mercados internacionales. Un ejemplo de esto son los límites que impone la Organización Mundial del Comercio al manejo de la política comercial. Actualmente, el PRO busca “reinsertar” a Argentina en el mundo a partir del acuerdo multimillonario con los fondos buitres para iniciar un nuevo ciclo de endeudamiento externo. Esto sería la plena reinserción de Argentina a un mundo donde perduran las reglas del Consenso de Washington. Un mundo donde la soberanía nacional debe abandonarse para dar paso a las reglas internacionales dictadas por los organismos internacionales y las grandes potencias. Un mundo donde la deuda opera como mecanismo de dominación y transferencia de rentas de los países pobres a los ricos. Los planteos ideológicos del PRO justifican que la apertura de Argentina en el mundo será beneficiosa, el sentido común instaurado durante décadas por un mundo neoliberal lleva a que esta idea no suene descabellada a pesar de que la historia ha demostrado lo contrario. 6 MEMORIA HISTÓRICA Aquella militancia Un rescate de la militancia setentista, con sus luces y sombras. La mirada de un compañero cuyo compromiso fue forjado en aquel tiempo, pero renovado durante los 40 años siguientes, llegando hasta el presente. Una respuesta ante la ofensiva conservadora. Por Manuel Martínez C uando llegó la noticia de que el Che había caído en un valle de Bolivia en 1967, algún nudo en la garganta apretó a nuestra generación. Éramos jóvenes, algunos muy jóvenes. La onda expansiva de la Revolución Cubana ya había llegado años antes, dando lugar a una nueva militancia que rompía con las viejas estructuras de la izquierda reformista de los años 60. Pero aquel acontecimiento, nada menos que la inmolación del Che, el mayor ejemplo de entrega y compromiso por la revolución, se tradujo en una invitación a la vida heroica para quienes apenas balbuceábamos algún proyecto político socialista en Nuestra América. Nos interpeló en primera persona, nos puso en la disyuntiva de seguir pensando en una salida individual o de emprender el camino de la lucha buscando de manera colectiva la liberación social. Y esto último prendió en miles y miles de jóvenes. Nos preguntábamos: “y ahora, ¿qué vas a hacer?”, “¿vas a seguir pensando en las bondades de la sociedad de consumo?”, “¿vas a seguir pensando en ser un profesional exitoso?” El desafío planteado era inmenso, y muchos de nosotros decidimos por la militancia. Sí, absolutamente, por esa militancia que significaba romper con la normalidad del sistema, aprendiendo a vivir de otra manera, entregándolo todo por la liberación de nuestros pueblos. La Revolución Cubana, la enorme gesta del Che, la lejana y al mismo tiempo cercana guerra de Vietnam, el Mayo Francés y la Primavera de Praga de 1968, el Cordobazo de 1969, el proceso revolucionario chileno de principios de los 70: acontecimientos que se entremezclaban, que forjaban nuestra conciencia y encendían el fuego de nuestros corazones. Ese fue el contexto. Ese fue el escenario en el que se formó la militancia multiforme de los años 70, sumándose a la de los 60, no como “ simple suma aritmética sino como extraordinaria suma potencial que jugaría un rol extraordinario en la historia de nuestro país. Se puede –y se debe– debatir aciertos y errores: si el método guerrillero fue correcto o no, si la construcción de organizaciones que buscaban enraizarse en el movimiento obrero era la mejor política, si era imprescindible estructurarse en el movimiento peronista o construir por fuera tendiendo puentes hacia el peronismo, etc. En cierta medida, 40 años después, estos debates siguen planteados, tal vez, o seguramente, con una mirada más reflexiva, por cierto positiva, respecto de cómo se debatía en el fragor de la lucha de aquellos años. Se dice que la historia juega sus propias volteretas, pero volver para atrás, pensando en el presente y jugando alguna apuesta al futuro, resulta fundamental. Las nuevas generaciones militantes, que viven plenamente su juventud, no empezaron su acción desde un punto cero. Aunque no lo hayan vivido, tienen atrás un pasado que no deja de transmitirse, de interpretarse y de juzgarse de una u otra manera. Siguió estando, más como legado que como “pasado”, con luces y sombras, recreándose en tantas luchas de los años 80, en la resistencia al neoliberalismo de los 90, en la propia rebelión popular de diciembre de 2001, en la generación que se incorporó a la política más adelante, Las nuevas generaciones militantes, que viven plenamente su juventud, no empezaron su acción desde un punto cero. Aunque no lo hayan vivido, tienen atrás un pasado que no deja de transmitirse, de interpretarse y de juzgarse de una u otra manera. motivada por la defensa de los derechos humanos, la soberanía nacional y la justicia social. Y hoy, aunque no siempre se lo perciba, ese pretérito subyace en la cotidianeidad de jóvenes y no tan jóvenes que seguimos ensayando e inventando formas, estilos y métodos militantes en este siglo XXI. Juicio crítico y reivindicación La militancia de los años 60 y 70 no debe endiosarse. Por eso hablamos de luces y sombras. Se la debe juzgar de manera crítica, particularmente por su fragmentación nunca superada, por sus excesivas cargas ideológicas, por su confrontación interna, etc. El fervor revolucionario era realmente transversal: comprometía a los activistas de fábricas, de oficinas, de bancos, a estudiantes de universidades y colegios, a intelectuales, artistas y periodistas, a los primeros grupos feministas, a sacerdotes, a nuestra gente de las villa. Ese inmenso fervor, que se vivía por todas partes, nunca cuajó en una propuesta política unificada o mayoritaria que pudiera construir una alternativa popular sumando fuerzas de la izquierda peronista y marxista. Es más, esa posibilidad parecía un imposible. Fue impedida por un dogmatismo destructivo, vigente por entonces, que iba más allá del debate sobre la participación electoral, más aún cuando prácticamente todas las organizaciones, incluyendo las diferentes formaciones armadas, finalmente estaban a favor de utilizar los mecanismos de la democracia burguesa. Fue un debate-no debate, en realidad bloqueado, porque cada sector –con pocas excepciones– se consideraba “la alternativa”. Gran problema que también se ha trasladado al presente. Sin embargo, con todas esas sombras, la militancia de los 60 y 70 contenía características realmente sublimes. La idea de Hombre Nuevo del Che encuadraba una práctica militante que se desafiaba constantemente, y desde la cual la entrega por la causa significaba múltiples renuncias, “privaciones”, digámoslo así, capacidad de moverse a donde sea necesario, lejos de la casa, de la familia y de las amistades. El compromiso militante político-social no sólo contenía alta autodisciplina –algo fundamental en tiempos de confrontación–, también incluía, por ejemplo, la posibilidad de proletarizarse, es decir, de transformarse en obrero, asumiendo todo lo que ello implica. En este contexto, la solidaridad, la camaradería, el aprender a compartir todo, la casa y la comida, fueron una constante. Nuestras relaciones personales se inscribían en ese marco, con libertad, lejos del moralismo y la hipocresía del sistema. Todo esto, que es inmenso y que trasciende la visión de que lo nuestro era voluntarismo, contenía valores humanistas que estaban lejos de cualquier prebenda. Los actuales ataques a la militancia, publicados por periodistas y otras especies que se reciclaron en la derecha, pretenden mostrar otra cosa, asocian la militancia con el clientelismo, incluso ponen en cuestión que haya habido 30 mil desparecidos en la noche negra de la dictadura. Es infame que esto suceda a 40 años del golpe de 1976. En la militancia de los 60 y los 70 existían convicciones por las cuales se luchaba. Lo que se disputaba, incluso en medio de la fragmentación, era el poder realmente existente. La valoración crítica de esa militancia, como corresponde, nos devuelve ideales y valores que hoy debemos resignificar. INTERNACIONAL 7 Cambio Publicación quincenal de izquierda popular Año 3 Número 35 Del 16 al 29 de marzo de 2016 La gira de Obama busca una nueva subordinación a EEUU En su segundo mandato, Obama decidió recalcular su estrategia y avanzar en una nueva ofensiva, con las dos facetas habituales, zanahoria y garrotes. Por estos días, podemos apreciar ambas: el avance de la distensión con Cuba y, a la vez, un nuevo ataque contra Venezuela. ¿Cómo debe leerse esta gira clave, que incluye la histórica visita a Cuba y la vuelta a la Argentina? Por Leandro Morgenfeld Docente UBA. Investigador Adjunto del CONICET. Autor de Vecinos en conflicto. Argentina y Estados Unidos en las conferencias panamericanas, de Relaciones peligrosas. Argentina y Estados Unidos y del blog vecinosenconflicto.blogspot.com E n sus últimos meses como presidente, Barack Obama intensifica la ofensiva de Estados Unidos para recuperar el liderazgo regional. Si en la posguerra fría su hegemonía en América Latina y el Caribe parecía estar exenta de grandes desafíos, en los primeros años de este nuevo siglo debió enfrentar tanto los proyectos de cooperación política e integración alternativa que impulsaron los llamados gobiernos progresistas, como la competencia china, que se transformó en un socio comercial y financiero indispensable para muchos países. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos consolidó su dominio regional y llevó a fondo la doctrina Monroe de 1823: América para los (norte)americanos. Logró erigir un sistema interamericano bajo su dominio, en torno a la Organización de Estados Americanos (OEA), cuya sede no casualmente se encuentra en Washington, a escasos metros de la Casa Blanca (un “ministerio de colonias”, según la caracterizó el Che) y cuyo instrumento militar, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), solo se invocó cuando Estados Unidos lo necesitó y no, por ejemplo, cuando debió intervenir en favor de la Argentina en el conflicto con Gran Bretaña, en 1982. Esa hegemonía fue desafiada por la Revolución Cubana y por los movimientos de liberación nacional y de izquierda en los años sesenta y setenta. Estados Unidos impulsó la Doctrina de Seguridad Nacional, entrenó a millares de militares latinoamericanos en la Escuela de las Américas y apañó golpes militares y dictaduras, además de esquemas represivos como el Plan Cóndor. Tras la caída de la Unión Soviética, la guerra fría y el consecuente peligro rojo ya no pudieron usarse como excusas. Se impuso el llamado “Consenso de Washington” y el gobierno de George Bush lanzó la “Iniciativa para las Américas”, que luego se transformaría en el proyecto del ALCA. Esa iniciativa pretendía consolidar la subordinación económica latinoamericana y otorgar mejores condiciones al gran capital estadounidense para competir contra los de otros países y, a la vez, subsumir más acabadamente el trabajo. La ofensiva neoliberal avanzó raudamente en la última década del siglo pasado, pero provocó crisis económicas y levantamientos políticos y sociales. El cambio en la correlación de fuerzas a nivel continental y el surgimiento del llamado ciclo progresista o posneoliberal permitió a Nuestra América resistir y derrotar el ALCA hace una década y, a la vez, construir herramientas novedosas como la UNASUR, la CELAC o el ALBA. La hegemonía estadounidense fue doblemente desafiada, con relativo éxito, lo cual implicó una singularidad histórica. Promesas rápidamente defraudadas En 2009, Obama llegó a la Casa Blanca con la promesa de impulsar un giro radical en la política exterior de su país, en particular hacia Nuestra América, que tanto había re- “ pudiado a su antecesor, George W. Bush. Sin embargo, más rápido que tarde, las expectativas que había generado se vieron defraudadas: continuó la militarización (mantuvo la IV Flota del Comando Sur y la cárcel de Guantánamo, instauró nuevas bases militares y continuó con la nefasta “guerra contra las drogas”), el injerencismo (golpes de nuevo tipo en Honduras y Paraguay, intentos de desestabilización en Venezuela, Ecuador y Bolivia), espionaje contra gobiernos (denunciados por Edward Snowden) y las agresivas políticas hacia Cuba (bloqueo económico, comercial y financiero, boicot a su inclusión en las Cumbres de las Américas, financiamiento de grupos opositores, campañas políticas e ideológicas contra la isla). Nuestra América, en tanto, avanzó en la integración regional y profundizó los vínculos con potencias extra hemisféricas, como China y Rusia, disminuyendo la subordinación con Estados Unidos. En los últimos años, sin embargo, la crisis internacional afectó el precio de los commodities, generando estancamiento y recesión en la región, luego de una década de acelerado crecimiento y, en marzo de 2013, con la muerte de Chávez, se ralentizó además el proceso de integración alternativa. Estos cambios económicos y políticos impulsaron a Estados Unidos a intentar recuperar la hegemonía en lo que históricamente consideraron su exclusivo “patio trasero”. Obama busca realzar internacionalmente la figura de Macri e impulsarlo como el nuevo líder regional de la restauración conservadora. Obama inició negociaciones con Raúl Castro para retomar las relaciones diplomáticas – hito concretado el 20 de julio pasado–, para disminuir el rechazo que la anterior política agresiva hacia la isla generó en el mundo entero, pero aún resta mucho para normalizar las relaciones bilaterales –persisten el bloqueo, la ocupación de Guantánamo, la injerencia en los asuntos internos y la demanda de indemnización por las pérdidas multimillonarias que causó el bloqueo. El saliente mandatario estadounidense busca pasar a la historia como el primero en visitar la isla en 88 años y, a la vez, apuesta a impulsar la restauración capitalista en la isla y un movimiento político que reclame el fin de la revolución. Como esa política de distensión le generó críticas internas de los sectores más anti-castristas, equilibró el viaje incluyendo en la gira a la Argentina. Obama busca realzar internacionalmente la figura de Macri e impulsarlo como el nuevo líder regional de la restauración conservadora: en las antípodas del eje bolivariano, impulsor de una política exterior alineada con Estados Unidos y la Unión Europea, y de una política económica de matriz neoliberal, en el marco de las exigencias de los organismos financieros internacionales. Además, pretende que Argentina se incorpore al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica y que la DEA y el Pentágono trabajen más estrechamente con las fuerzas de seguridad que comanda Patricia Bullrich. Aunque con una estrategia distinta a la empleada por Henry Kissinger en los años setenta para alinear a los dictadores latinoamericanos, la Casa Blanca sigue procurando mantener su hegemonía regional y evitar que avancen proyectos de integración alternativa como los que impulsaron los países bolivarianos en los últimos años. El desafío, para los movimientos populares de la región, es desenmascarar las políticas imperialistas, más allá de las distintas formas que adopten. El 24 de marzo, organismos de derechos humanos, sindicatos, centros de estudiantes y múltiples agrupaciones políticas repudiarán las complicidades imperiales con la última dictadura militar, pero también los intentos actuales para volver a subordinar a una región que sigue a la expectativa de construir la patria grande que imaginó Bolívar hace dos siglos. 8 SINDICALES Entrevista a Victoria Basualdo, investigadora de CONICET y del Área de Economía y Tecnología de FLACSO “La dictadura cambió laborales de manera Victoria Basualdo es historiadora y hace más de 15 años trabaja interrogando nuestro pasado. El grabador todavía estaba apagado y en el primer cruce de palabras ratificamos que la historia es un arma cargada de futuro. Que en todas las voces trabajadoras, reprimidas, desaparecidas, que resisten el olvido, está nuestro presente. Por Cecilia Pato Cambio: ¿Cuál fue el marco de organización obrera y sindical que precedió al golpe? Victoria Basualdo: En primer lugar, está bueno pensar los 40 años del golpe desde el proceso de organización sindical y desde la historia de la clase trabajadora. Hay que hablar de los orígenes de la organización sindical en la Argentina en la segunda mitad del siglo XIX con consolidación en las primeras décadas del siglo XX, de un proceso de estructuración del movimiento sindical durante el peronismo muy significativo, que se caracterizaba, por un lado, por ser muy centralizado, verticalizado en gremios por ramas de actividad; y por una presencia muy fuerte en los lugares de trabajo, por otro. Es una marca muy significativa de nuestro país. Esto supuso una estructura sindical que creció exponencialmente durante el peronismo. Para tener una idea, desde mediados de los años 40 hasta mediados de los 50 se triplica la cantidad de afiliados. Pero, además, estamos hablando de un movimiento con fuerte presencia en los establecimientos laborales, lo que marca una capacidad del movimiento sindical de llegar al lugar de trabajo, y una capacidad de los trabajadores de poner presión sobre el liderazgo gremial. Y aun después de la ofensiva que operó después del ‘55, cuando no hubo solo una contra el peronismo sino contra el movimiento sindical y contra la clase trabajadora, en los 60 se dio una reactivación del proceso de disputa, desde antes del Cordobazo. C: ¿Y qué Cordobazo? significó el VB: A mediados de los años 60, existieron disputas muy significativas en muchos gremios, procesos de organización y huelgas muy largas como la de los portuarios en el 68, la creación de la CGT de los Argentinos como polo de articulación de un sector sindical combativo. Lo que hace el Cordobazo es visibilizar a nivel nacional la existencia de este activismo tanto estudiantil como obrero, que son las dos líneas que confluyen, y marcan de algún modo un límite muy acentuado de disputa entre el 69 y el 73, hasta que se logra el retorno a la democracia. Esto es central para entender lo que está en disputa entre el 73 y el 76, que no es sólo un proceso de militancia política sino, además, una disputa, en torno a las formas de organización económica y social, de los distintos proyectos de país que estaban en juego. Y yo diría que eso fue muy complejo, porque no se daba sólo a niveles de los sectores dominantes y de los trabajadores, sino que también existían distintos proyectos dentro del movimiento sindical. C: ¿Cómo podés describir a esos sectores? VB: Por un lado, estaban los sectores vinculados con el gobierno peronista, con un gran poder en los años 74-75. Y otros sectores, crecientemente radicalizados, algunos vinculados a las organizaciones políticas y político-militares que buscaban una transformación radical, y que criticaban a los más ortodoxos por querer obtener mejoras parciales que no alcanzaban para delinear lo que ellos defendían como un proyecto de transformación radical de la sociedad y de la economía. C: Y en ese contexto, ¿cuál era el poder de la clase trabajadora? VB: Hay algunos elementos que nos permiten mirar el grado de poder obrero en esa etapa, como la participación en el ingreso o su distribución funcional, que mide los salarios y beneficios en el Producto Bruto nacional. Antes del derrocamiento del peronismo había una participación que se acercaba a los “ Había un conjunto de empresarios que no eran víctimas sino parte misma del proceso represivo, que no presentaron quejas formales ni informales durante ni después de la dictadura. 48 puntos, luego de haber alcanzado el famoso “50-50”. Esto es lo que se busca reconfigurar de la Revolución Libertadora en adelante, y se va recuperando con el ciclo de conflictividad desde fines de los años 60 hasta alcanzar nuevamente una participación cercana a los 45 puntos en el año 1974, antes de las políticas de ajuste de Rodrigo y luego de Mondelli. Otro elemento que ayuda a ver el grado de poder de la clase trabajadora es el nivel de movilización y el grado de respuesta que tuvieron ante momentos de ajuste. Hubo históricas movilizaciones entre junio y julio de 1975 que muestran una respuesta muy grande frente a los intentos de ajuste. Y si hay algo que marca la conflictividad de la clase en la primera mitad de los años 60 es su importancia, su alcance y su extensión dentro de los lugares de trabajo. Se daban procesos de organización desde las bases con delegados y comisiones internas que se enfrentaban no sólo a la patronal sino también a sus propias direcciones sindicales, y estos representantes de base lideraron muchos procesos de organización. C: ¿Qué significó el 24 de marzo en todo este proceso de organización? VB: Para entender el golpe sí o sí hay que entender la represión a los trabajadores que se acentúa desde 1974 en adelante. En una investigación reciente sobre 25 casos de empresas en todo el país, confirmamos que existió un proceso represivo muy fuerte en Córdoba en 1974, con el cambio de gobierno y el avance del sector de derecha del peronismo, una persecución sistemática a los líderes sindicales como Tosco o Salamanca, que están en la clandestinidad desde ese momento. Hay un proceso de represión muy fuerte en Tucumán que coincide con el Operativo Independencia, que tiene una rama de represión al movimiento sindical muy importante. También en casos emblemáticos, como el Ingenio Ledesma, el proceso represivo empieza en 1975 y la persecución se acentúa desde ese momento. Lo mismo en todo el cordón industrial de la zona norte del Gran Buenos Aires hasta el sur de Santa Fe, en donde se produce un proceso de represión muy fuerte desde 1975, un año exacto antes del golpe, con epicentro en Villa Constitución, donde se toma por asalto la localidad y se detiene a dos camadas sucesivas de dirigentes obreros de Acindar. Frente a esto, los trabajadores responden con dos meses de huelga y una gran inserción territorial. Y en el 24 de marzo hay un punto de inflexión y una transformación. Se impuso una prohibición de derechos básicos de toda organización, prohibición del derecho a huelga, de la petición colectiva, una reconfiguración de todos los derechos de organización que van a barrer con el proceso de acumulación del que hablábamos. Eso es lo que se desarticula. Y todo un sector, que en la etapa previa daba la disputa incluso desde la clandestinidad, es un sector que va a ser desaparecido, exiliado, que va a tener que esconderse bajo las piedras. C: Intentando profundizar en ese punto de inflexión que supuso la dictadura, ¿podés explicar la conexión entre las fuerzas militares y el poder económico? 9 Cambio Publicación quincenal de izquierda popular Año 3 Número 35 Del 16 al 29 de marzo de 2016 las relaciones brutal” VB: La dictadura impuso un enorme cambio estructural a partir de la reforma financiera de 1977, de la apertura en 1979, de una transformación brutal de los precios relativos de la economía y de una dramática reconfiguración del endeudamiento externo. En el golpe confluyeron elementos de carácter económico, laboral y represivo. No podemos pensar a las fuerzas armadas como un sujeto excluyente, sino que hubo un entramado de poder que la sostuvo. Y, en este sentido, claramente el papel de los empresarios fue fuerte en términos de las redes que hicieron posible la configuración de un equipo económico liderado por una figura empresarial como Martínez de Hoz, que pasó de ser presidente de Acindar a ministro de Economía de la dictadura. Y, además, por la densidad e intensidad que asumió la confrontación capital-trabajo. En la etapa previa hay un involucramiento muy importante del empresariado en la represión. C: ¿Podés contar con más detalle ese rol de los empresarios y las complicidades civiles? VB: Hubo una relación orgánica, de provisión de cuadros. “ sión, a partir de cuestiones muy concretas: la elaboración de listas de trabajadores a ser detenidos, la provisión de vehículos para detener, la no presentación de alguna queja ante la utilización de la propiedad privada para fines represivos que incluye la provisión de recursos financieros. Luego registramos la presencia de varios empresarios en momentos de tortura y en 5 de los 25 casos registramos la existencia de centros clandestinos de detención y tortura en los propios predios de la fábrica. Esto es lo que nosotros llamamos proceso de “militarización de la fábrica”, es decir, una presencia militar explícita con operativos masivos con tanques, helicópteros. Y no se restringió al momento del golpe, sino que existieron operativos muy significativos o incluso presencia militar permanente. Había un conjunto de empresarios que no eran víctimas sino parte misma del proceso represivo, que no presentaron quejas formales ni informales durante ni después de la dictadura. Las empresas son núcleos centrales del poder económico en la actualidad y aquello que pasó en la dictadura reconfiguró relaciones económicas, sociales y laborales que permitieron otra forma de explotación y disciplinamiento de los trabajadores que permanece hasta la actualidad. En un informe abordamos la forma en que se involucraron las empresas en la represión a través de 25 casos en todo el país y confirmamos tendencias más amplias. El caso de Acindar, el papel de Martínez de Hoz y el tipo de represión que allí existió no era un caso único. Y vimos que, efectivamente, en estos 25 casos de grandes empresas hay una participación muy fuerte de los empresarios en la repre- Suscribite por un año a Cambio r popula uierda l de izq incena ción qu Publica tad a ¡Liber ro Milag ! Sala Año 3 ro 34 Númeal 15 de Del 2 de 2016 marzo: $10 Precio Precio: $10 IÓN incenal de izquierda popular ACión qu FbliLcac y cada 15 días recibilo en tu domicilio N IPu C: ¿Se pudo revertir el impacto de la desarticulación de la clase en sus lugares de trabajo? Año 3 Número 33 rero Del 17 de feb de 2016 al 1 de marzo 24F EO Publicación quincenal de izquierda AQU popular S ¡Libertad a Milagro Sala! io: $15 eArg @PatriaGrand Patria Grande Precio: $10 Año 3 Número 32 Del 3 al 16 de febrero de 2016 de izquierda pop ular Precio solidario: $15 @PatriaGrandeArg Patria Grande Año 2 Número 31 Segunda quin diciembre 2015 cena de y enero 2016 o RAN emos el par S O Bp S y O o tales MOATIAV LA s estaAJUSTE PARdDeADlo UNI Precio: $10 Precio solidar DE SP ID RE PR E SIÓ N N ACI Ó DEV ALU Este 24 rzo de Ma Estamos viviendo los primeros días de una nueva etapa política en el país. Una mirada sobre la ofensiva de la nueva derecha. Escribinos a contacto@patriagrande.org.ar cia E, sisten zo: reopuHlaArSTA SIEMPR S r a m 8 de inista y p LOHANA BERKIN fem POR UNA MARCHA 24 DE MARZO: pag. 3 Pág. 2 UNITARIA EN TODO EL PAÍS Pág. 7 io: $15 @PatriaGrand eArg Patria Grande www.patriagra nde.org.ar FORTALECER LA IZQUIERDA P OPUNICEM LAR OS ORGA Ni un paso atr ARCHA Más CA A L O BRON LA S #UNA OS OB AM A Publicación qui ncenal Precio solidar Venezuela: ¡aqu í no se rinde na die! VB: Es muy difícil revisar estas historias y tienen que ver con una reconfiguración del papel de los trabajadores en la sociedad. El caso de Jorge Julio López es muy claro en ese sentido, su propia familia no conocía parte de su historia justamente porque él no había querido transmitirles lo que le había sucedido. Padecían el miedo, la estigmatización, la participación sindical como algo peligroso, de la mano de un proceso complejo que es el afianzamiento de otra práctica de militancia sindical. Las patronales no quieren evitar del todo esa militancia porque la necesitan de algún modo, entonces la dictadura implicó persecución sistemática de los sectores combativos, pero también un proceso de reconfiguración de las estructuras sindicales fortaleciendo a los sectores dirigentes más reaccionarios y vinculados a las dirigencias patronales. En los 80 se produce una recuperación parcial de algunos sectores de la militancia sindical pero en un marco que condiciona muy fuertemente sus capacidades de organización, con crisis crecientes hasta llegar a la hiperinflación de 1989 y a lo que va a ser la “ Hubo históricas movilizaciones entre junio y julio de 1975 que muestran una respuesta muy grande frente a los intentos de ajuste. Y si hay algo que marca la conflictividad de la clase en la primera mitad de los años setenta es su importancia, su alcance y su extensión dentro de los lugares de trabajo. segunda ola de reformas neoliberales. Esto venía acompañado de un fortalecimiento de los sectores que van a avalar las reformas liberales y van a sacar beneficios personales e institucionales de ese segundo enorme retroceso de los trabajadores. Entonces, claramente la dictadura instauró una nueva etapa en las relaciones laborales, cambió las relaciones de fuerza de manera brutal. Por ejemplo, en 1974, los trabajadores tenían 45 puntos del ingreso nacional y en 1982, entre la crisis inflacionaria y la salida de la dictadura, 22 puntos del ingreso nacional. Esto implicó una reconfiguración de relaciones sociales que marcaron nuestra historia posterior. C: ¿Ves alguna relación de lo que sucedía entonces con lo que estamos viviendo en los últimos meses en nuestro país? VB: Estas empresas que comentaba son muchas que a la vez investigamos por violación de los derechos laborales y sindicales de manera sostenida en la actualidad, a partir de la implementación de políticas empresariales como la tercerización (factor de disciplinamiento y división del colectivo laboral que divide trabajadores de primera y de segunda, es decir, trabajadores de planta reconocidos con todos los derechos y trabajadores tercerizados, que son externos, que no son parte del colectivo laboral formalmente y por los cuales las empresas no responden). Estas empresas no son parte del pasado, son núcleos centrales del poder económico en la actualidad y aquello que pasó en la dictadura reconfiguró relaciones económicas, sociales y laborales que permitieron otra forma de explotación y disciplinamiento de los trabajadores que permanecen hasta la actualidad. El nuevo intento de refundación económica y social que está haciendo el macrismo hay que verlo desde esta perspectiva. De algún modo, a 40 años del golpe tenemos una disputa histórica: si como trabajadores elaboramos estos procesos podemos encontrar vías de salidas en la actualidad. 10 DERECHOS HUMANOS Voces por #UnaSolaMarcha Junto a distintas organizaciones políticas, sociales, culturales y de derechos humanos hemos trabajado en el último mes para que en todo el país las movilizaciones por el 24 de marzo sean en unidad. Mediante una campaña de afiches, mesas en las esquinas, intervenciones en las redes sociales y en los medios de comunicación, la propuesta fue muy bien recibida por miles de personas y conseguimos instalar el debate en el seno de la militancia popular, si bien en la mayor parte de las ciudades por ahora no logramos nuestro objetivo. Recopilamos acá algunas de esas voces, que para nosotros representan un punto de partida para la tarea de largo aliento de construir la unidad popular en la Argentina. José Schulman, secretario nacional de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH) Carlos del Frade, periodista y diputado provincial de Santa Fe por el Frente Social y Popular Natalia Vinelli, docente universitaria, referente de la comunicación popular e integrante de Barricada TV Obama viene a la Argentina cual un cónsul imperial romano que acaba de recuperar el control pleno de un territorio lejano y apreciado. No solo quieren nuestras riquezas y agraviar la causa de la unidad americana. Buscan borrar el carácter subversivo de la memoria construida como invocación de las luchas por la Patria socialista y pretenden transformarlas en un miserable repudio a la “violencia política”, como ha dicho Macri en el Congreso. Pretenden robarnos hasta el 24 de marzo y ponerlo al servicio de la “guerra al terrorismo”. Si el genocidio fue contra todo un pueblo, solo en unidad se podrá romper el ciclo de derrotas posibilitadas por la ausencia de una alternativa popular verdadera. ¿Si no nos unimos el 24, con qué cara miraremos a los despedidos, golpeados, verdugueados y hambreados por el macrismo? La división siempre hace más fuerte al enemigo. Unirse, entonces, no solo es la opción más eficaz políticamente, sino la más ética y coherente con la memoria de los treinta mil. El cambio de gobierno es fundamental para analizar todo lo que está pasando en materia económica, política y, fundamentalmente, social. Lo que hay que decir es que este 24 de marzo necesitamos tener en las calles de las grandes ciudades de la Argentina la mayor cantidad de gente posible. A partir de eso, lo importante es que se pueda convocar desde un mismo lugar y con una sola marcha. Claramente, existen diferencias, pero si hacemos hincapié en lo que significa para las grandes mayorías esta fecha no nos vamos a equivocar. Las diferencias pequeñas tienen que minimizarse por la presencia de las grandes mayorías en las calles. Cuando pensamos en los 40 años, estoy convencido de que no nos han vencido, como dice la vieja consigna. Creo que es una frase que nos identifica a todos los sectores y creo que, además de muy linda, es muy acertada. Y la puede enarbolar cualquiera que quiera ocupar un lugar público el 24 de marzo, y en este sentido nos podemos unir. Este aniversario del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 cobra una relevancia especial por dos razones fundamentales. La primera es que se recodará el golpe en el marco del nuevo gobierno de la derecha liberal, que es portadora de muchos de los valores que la dictadura había venido a imponer a sangre y fuego. Podemos decir que hoy gobiernan los civiles del “proceso”. La segunda razón es la presencia de Barack Obama en el país, lo cual es una novedad después de las reiteradas visitas de presidentes yanquis en la década menemista. La llegada de Obama será el broche de oro con el que Mauricio Macri y su banda de CEOs pretenden coronar los cuatro meses de gestión. En esta nueva situación política, es necesario que las diferencias entre las organizaciones y movimientos del campo popular y la izquierda sean puestas en el lugar que corresponde, que para nosotros es el debate hacia adentro que permite profundizar sin chicanas. El enemigo es uno y claro, y viene por todo. No podemos enfrentarlo divididos, a riesgo de que se consolide cada día más. Diego Montón, referente del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) y de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC – Vía Campesina) Jonathan Thea, referente de Seamos Libres Laura Ferrer, secretaria general del Sindicato de Docentes e Investigadores de la Universidad Nacional de Rosario (COAD) Para nosotros, el golpe del 24 de marzo del 76 no significó solamente un golpe a la democracia sino, principalmente, la imposición por medio de la violencia de la subordinación de nuestro país y nuestra economía a los intereses del capital financiero internacional. Hoy estamos viviendo un contexto en el que, si bien el macrismo llegó al gobierno por medio de las elecciones, vemos de nuevo el intento de subordinarnos a los intereses del capital financiero y también vemos distintos resortes de violencia institucional. Frente a eso creemos que es bien importante que los sectores populares, en todas sus expresiones, nos mostremos unidos y contra ese proyecto de subordinación y en defensa de la democracia, la soberanía nacional y la justicia social. El contexto político debe servirnos a las fuerzas sociales y políticas de la democracia para comprender que debemos estar unidas en este momento. Tenemos que mostrar una posición unificada frente al rumbo que han tenido las políticas en materia de memoria, verdad y justicia durante los últimos años. Hay una embestida, tanto a través del vaciamiento de agencias y programas estatales destinados a trabajar estos temas como a partir de declaraciones de distintos funcionarios del gobierno de Mauricio Macri, que han amenazado con paralizar los juicios por crímenes de lesa humanidad, intentando reinstalar la teoría de los dos demonios y cuestionando la cantidad de compañeros desaparecidos por el Estado genocida. Este 24 de marzo, a 40 años del golpe cívico militar, que entre otras muchas cosas prohibió el derecho a huelga y anuló los convenios de trabajo, anulando las paritarias, buscando debilitar el poder de la clase obrera organizada, que secuestró, encarceló y asesinó a miles de trabajadores y trabajadoras en nuestro país, es importante estar unidos. Hoy nos imponen un “protocolo antipiquete”, devalúan nuestro salario, hoy nos debemos ocupar en la construcción de una nueva mayoría gremial sólida y unificada con la que podamos enfrentar la realidad que intentan imponernos desde los sectores dominantes. No podemos darnos el lujo de un paso atrás en las conquistas alcanzadas. 11 Cambio Publicación quincenal de izquierda popular Año 3 Número 35 Del 16 al 29 de marzo de 2016 Los juicios, una conquista a seguir defendiendo A pesar de los vaivenes en las voluntades políticas y de la demora en el curso de los procesos, los juicios que se están llevando adelante en distintas provincias del país son una conquista obtenida por el movimiento popular en estos 40 años de lucha por memoria, verdad y justicia. Un resumen de la actualidad de los juicios. Más que nunca, ni olvido ni perdón. Jujuy Grupo Tumbaya – La causa investiga el secuestro de 17 militantes del Partido Comunista conocidos como el Grupo Tumbaya. Son juzgados 14 ex militares, policías jujeños, federales y agentes del servicio penitenciario. Salta La Veloz del Norte – Investiga la participación de Marcos Levín, dueño de La veloz del Norte, en el secuestro y tortura de uno de los empleados y delegado de la UTA. Víctimas de Oran – Es el noveno juicio que se lleva adelante en esta provincia e inició en octubre de 2015. De las 24 víctimas hay 19 que fueron asesinadas o se encuentran desaparecidas. El 29 de junio de 2015 un tribunal dictó sentencia contra seis represores por el secuestro y homicidio de 17 víctimas, entre ellas el ex gobernador Miguel Ragone, en marzo de 1976. Catamarca En noviembre de 2015 terminó el tercer juicio por delitos de lesa humanidad de esta provincia. Se dictaron dos sentencias de 9 y 12 años de prisión y absolvió a otros tres. La Rioja Megacausa Batallón 141 – Entre los imputados está Roberto Catalán, ex juez de la dictadura que se juzga como cómplice civil de la represión, y tiene como máximo responsable a Luciano Benjamín Menéndez, que ya acumula 10 condenas a prisión perpetua. San Juan Represores libres – Con 42 procesados, la mitad de ese número goza del beneficio de prisión domiciliaria. San Luis Juicio abreviado a Menéndez – Este juicio tiene como único imputado a Menéndez ya que no pudo ser juzgado junto a los 28 represores condenados el 10 de abril de 2015. Investiga 11 homicidios calificados, 29 hechos de tormentos con privación de la libertad y 29 hechos de privación abusiva y agravada de la libertad. Mendoza El juicio a los jueces – En este proceso se encuentran, entre los 40 imputados, cuatro ex integrantes del poder judicial de la provincia. Iniciado en febrero del 2014, el juicio está en etapa de alegatos. San Rafael – Tiene 27 imputados. Los delitos investigados son contra 78 víctimas. Chaco Brigada de Investigaciones - En marzo inicia en Chaco el cuarto juicio por delitos de lesa humanidad de la provincia. Hay 11 imputados. Ligas Agrarias – Se encuentra en etapa de instrucción, y hay procesado en enero de este año a 1 ex militar y 5 ex policías. Córdoba Megacausa La Perla – En la última semana de enero se reinició el Juicio “La Perla” donde se investigan los delitos cometidos contra 716 víctimas y que tiene 44 imputados. Santa Fe Megacausa Santa Fe – Es el primer juicio en la capital provincial. Hay 52 víctimas y se espera escuchar el testimonio de 185 personas. Rosario – Inició en junio de 2015. Se investiga el secuestro y asesinato de Osvaldo Cambiaso y Eduardo Pereyra Rossi en mayo de 1983. Entre los 12 imputados se encuentra Luis Patti. Entre Ríos Área Paraná II – El expediente tiene ocho imputados y se investigan secuestros, apremios ilegales y torturas contra 22 detenidos políticos. Capital Federal Megacausa ESMA - Es uno de los procesos más grandes del país, y se encuentra en su etapa final. La causa tiene 56 imputados y se investigan 789 delitos. Plan Cóndor - En el juicio “Operación Cóndor” se estima que el veredicto podría conocerse en abril. Provincia de Buenos Aires En la provincia de Buenos Aires inició en febrero de este año un juicio ante el TOF N° 1 de San Martín. El proceso tiene 11 imputados y se investigarán delitos cometidos contra 60 víctimas. Causa Triple A, Bahía Blanca – En septiembre de 2015 se dictó la prisión preventiva de cinco civiles acusados de integrar la Triple A entre 1974 y 1975. Causa “Base Naval III”, Mar del Plata – Tiene 16 acusados de cometer delitos contra 123 víctimas. El juicio se inició en mayo de 2015 y es el séptimo juicio que se realiza en la ciudad. Concentración Nacionalista Universitaria, Mar del Plata– En febrero reinició el juicio por los 8 asesinatos cometidos por la CNU en 1975. Están siendo juzgados nueve civiles y un militar retirado, que habrían sido liderados por el ex fiscal Gustavo Demarchi. Neuquén La Escuelita IV – El juicio comenzó en diciembre del 2015 y tiene 22 imputados. Muchos de ellos ya tienen condena en juicios anterior por delitos de lesa humanidad. De las 28 víctimas, 14 continúan desparecidas. Fuente: notas.org.ar 12 COMUNICACIÓN POPULAR Medios y dictadura La complicidad de los medios ayer y hoy De cómplices y aplaudidores de la dictadura a promotores de la teoría de los dos demonios, tras cuatro décadas, los medios hegemónicos, operadores por excelencia en la conciencia social, siguen estando en la vereda de enfrente del pueblo y la lucha por los derechos humanos. Por Julia de Titto E n 2001 se hizo famosa aquella frase pintada con aerosol en las calles argentinas: “Nos están meando y los medios dicen que llueve”. Si hubiera que aplicarla al rol de la mayoría de los grandes medios de 1976 en adelante, se podría reformular “Nos están desapareciendo y dicen que jugamos a las escondidas”. “Las Fuerzas Armadas asumen el poder; detúvose a la Presidente”, anunciaba La Nación en su tapa el 25 de marzo. “Nuevo gobierno”, afirmaba Clarín, sin decir quiénes o cómo habían llegado allí. Quisieron mostrar cierta “naturalidad” en los acontecimientos. Vale mirar con atención cómo las condiciones para el golpe cívico-militar fueron instaladas desde antes del 24 de marzo. Pero no se quedaron ahí. Así como con los secuestros, las torturas y las desapariciones, como con las medidas económicas, políticas y culturales, el silencio, la justificación y la repetición acrítica del discurso de las fuerzas armadas fue lo Tapas de Clarín y La Nación del 24 de marzo de 1976. Los medios intentaron construir un escenario de “normalidad” frente al golpe. que predominó en los medios. El régimen necesitaba quienes lo legitimen, le den posibilidades de existir y aire para accionar. Los medios gráficos fueron, entonces –salvo honrosas excepciones–, cómplices del genocidio. Allí estaba La Nación, histórico diario de expresión de las clases dominantes argentinas, oligárquico casi de nacimiento, exultante –con su sobrio estilo propio– con la “lucha antisubversiva” y, al menos en un primer momento, defensor sin matices del plan económico. Clarín, que por entonces tenía una línea marcadamente desarrollista, también apoyó la represión y la dictadura, pero marcó cierta distancia con el plan económico de Martínez de Hoz. A ninguno de los dos medios le tembló el pulso para hacerse con las acciones de Papel Prensa ni para vivar el triunfo mundialista ni tratar de “antiargentinas” a las denuncias por violaciones de los derechos humanos. En Decíamos ayer. La prensa argentina bajo el Proceso, Eduardo Blaustein y Martín Zubieta aseguran que el periodismo de la época dejó Editorial de La Nación del 2 de abril de 1977. En referencia a un discurso de Videla se refiere a la democracia como “espíritu ciudadano más que la fachada de las instituciones”. de hacer las dos preguntas más significativas: por qué y cómo. Está claro que Clarín y La Nación no han sido los únicos medios que apuntalaron el silencio y la aceptación social de la dictadura (basta con mencionar al entonces masivo La Razón, Crónica, Revista Gente, entre otros), pero su rol en la actualidad los coloca en un lugar destacado para el análisis. Es desde sus mismas páginas que defendieron los indultos de Menem y reivindicaron, desde la vuelta de la democracia, la teoría de los dos demonios. La Nación, en un artículo Gente y todos los medios gráficos publicaron en tapa la noticia de la muerte de Norma Arrostito, dirigente montonera. Mientras tanto, “la Gaby” se encontraba detenida ilegalmente en la ESMA y sería luego asesinada. 13 Cambio Publicación quincenal de izquierda popular Año 3 Número 35 Del 16 al 29 de marzo de 2016 “ Así como con los secuestros, las torturas y las desapariciones, como con las medidas económicas, políticas y culturales, el silencio, la justificación y la repetición acrítica del discurso de las fuerzas armadas fue lo que predominó en los medios. El régimen necesitaba quienes lo legitimen, le den posibilidades de existir y aire para accionar. Los medios gráficos fueron, entonces –salvo honrosas excepciones–, cómplices del genocidio. editorial de 1989, afirmaba: “Los acontecimientos iniciados por el terrorismo ideológicamente comprometido con la extrema izquierda –y ese carácter de haber sido el iniciador del drama desatado no puede ignorarse– y los que siguieron, a raíz de una metodología represiva que no atendió como era menester principios éticos insoslayables, dejaron huellas imborrables en la memoria de los argentinos”. “La acción subversiva trajo consigo la represión y se conformó un círculo de hierro cuya lógica final no era sino la matanza entre hermanos”, decía Clarín en 1990. Si el periodismo “es la primera versión de la historia”, como sintetizaba el ganador del premio Pulitzer Bill Kovachs, el accionar de los medios de comunicación es la usina de construcción de los relatos sobre el pasado y el presente. Lo dicho y lo silenciado intenta convencer a la sociedad y dialogar con el poder político en un único acto. Es así que desde la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, las posiciones editoriales se tornaron más moderadas y tácticas en este tema (no en tantos otros), sabiendo que Clarín informa en tapa la adquisición de Papel Prensa. Luego se sabría que fue vendida a Clarín, La Nación y La Razón por la presión -secuestros y tortura mediante- a los sucesores del antiguo dueño David Graiver, muerto en un misterioso accidente aéreo en México en 1976. el contrato de credibilidad y confianza de la sociedad con los medios se había roto o por lo menos ajado. Juzgar a los genocidas, reivindicar la militancia setentista, destruir el concepto de “inocencia” de las víctimas para construir el de plan sistemático de secuestro, tortura, desaparición y apropiación de niños y niñas, tal como organismos de derechos humanos y organizaciones políticas y sindicales habían sostenido a lo largo de las décadas, fue un simbronazo que desplazó la verdad mediática sobre lo acontecido en la dictadura como discurso único a nivel masivo. Clarín, convertido en grupo multimediático y decidido a ser un actor político y empresarial de peso, supo leer que el público policlasista a quien se dirigía ya no compraba acríticamente. La Nación, en cambio, con un arraigo mucho más firme en las clases altas y media altas, sectores agrarios, eclesiásticos y castrenses, sostuvo –y sostiene– su mirada sobre la dictadura, los juicios de lesa humanidad y los derechos humanos en general. En 2007, el centenario diario se sinceraba contra la decisión de la Corte Suprema de anular el indulto a un miembro del ejército: “Desde esta columna editorial, hemos sostenido en reiteradas ocasiones, frente a la violencia de los años 70, la necesidad de encaminarnos hacia una reconciliación nacional, que por ahora no parece fácil. Pero si se fragmenta caprichosamente la realidad, si la memoria y las lecciones del pasado no son asumidas de manera integral, sino como una forma de obtener venganza y prolongar los conflictos, sólo lograremos retroalimentar odios y aquella ansiada reconciliación estará cada vez más lejos”. A fines de 2015, el periódico fundado por Bartolomé Mitre volvió a la carga. En la nota editorial titulada “No más venganza”, publicada un día después del triunfo de Mauricio Macri en el balotaje, insistió con la estigmatización de la militancia de aquella época y abogó por la prisión domiciliaria y el ablandamiento de las penas contra los genocidas. El rechazo fue tan grande que los trabajadores del propio diario alzaron su voz, junto con decenas de referentes de la lucha por los derechos humanos y dirigentes políticos. Ediciones de La Razón, con una tirada de 480 mil ejemplares en 1970 y 305 mil en 1980 (por encima de los 250 mil de La Nación de la época), los días antes del golpe. “ Está claro que Clarín y La Nación no han sido los únicos medios que apuntalaron el silencio y la aceptación social de la dictadura, pero su rol en la actualidad los coloca en un lugar destacado para el análisis. Pero aun con esa contundente reacción, necio sería pensar que la batalla cultural por definir qué pasó en la dictadura, qué responsabilidades les cabe a militares, empresarios, curas y los distintos miembros de la sociedad civil que fueron partícipes, apoyaron o corrieron la mirada del genocidio que ocurría en nuestro país, está ganada. Sostener la mirada crítica sobre el rol de los medios de comunicación ayer, es parte crucial de comprender y cuestionar la construcción de relatos hoy y, como militantes populares, darnos las herramientas para influir en ellos. Cínica tapa de La Nación sobre la reunión entre Videla y el entonces presidente estadounidense. Los medios, en consonancia con el discurso oficial, aseguraban que las denuncias por violaciones de derechos humanos eran “antiargentinas”. 14 FEMINISMO POPULAR La dictadura utilizó las armas del patriarcado, desde la agresión simbólica y cultural hasta la más cruda tortura, persecución y muerte por violencia de género. Sin embargo, paradójicamente, en medio del terror surgieron las Madres de Plaza de Mayo, resignificando y politizando la maternidad y los lazos de familia. Una experiencia para seguir reflexionando y aprendiendo. Por María Paula García P ara llevar a cabo el control, el terror y el disciplinamiento social, la dictadura cívico militar apeló fuertemente a las armas del patriarcado, tanto en lo simbólico y cultural como en la violencia material concreta. Los años de represión produjeron un enorme retroceso en materia de género respecto de la década anterior. Mientras que a las mujeres se les impusieron roles tradicionales que las relegaban al espacio doméstico y las anclaba en la pasividad, a las identidades sexuales disidentes se las persiguió. La violencia hacia las mujeres fue el arma de dominio y de castigo, fundamentalmente hacia todas aquellas que se corrían del rol tradicional y eran militantes políticas: casi todas las que estuvieron detenidas en centros clandestinos de detención reconocen haber sufrido alguna forma de violencia y/o abuso sexual. Y aunque no figuraron ni en la CONADEP ni en los reclamos de los organismos de derechos humanos, también existieron personas detenidas y desaparecidas por su orientación sexual: Carlos Jáuregui en su libro La Homosexualidad en la Argentina estima que unos 400 homosexuales fueron detenidos durante la dictadura, muchos de ellos torturados, violados y hasta asesinados, y agrega que “el trato que recibieron fue similar al de los compañeros judíos desapare- Las Madres, de la casa a la plaza cidos, especialmente sádico y violento”. La familia como institución fue la otra pieza clave del terrorismo de Estado. Sus mismos ideólogos estaban convencidos de que era imposible la “reorganización nacional” sin el aporte de “una familia fuerte, arraigada profundamente a las más nobles tradiciones de la Patria”. Todos sus integrantes estaban llamados a colaborar con los objetivos del “Proceso”, pero recaía especialmente sobre las madres cuidar a los hijos e hijas de “la subversión”. Justamente, por ser quienes se encargaban de las tareas de cuidado y de crianza, las madres debían controlar las lecturas, las compañías, los lugares que frecuentaban, las actividades. La familia era considerada la base fundamental para formar a las nuevas generaciones: tenía la misión de “extirpar” las “células enfermas” del tejido social, con el fin de formar un país “sano”. Tal es así que muchos apropiadores justificaron el robo de bebés, niños y niñas, a través de la cínica explicación que los asignaban a otras familias respetables para que crecieran a salvo del “veneno de la subversión”. Con mujeres tendrán que pelear Como una ironía del destino, fueron mujeres las que llevaron adelante la más contundente de las oposiciones a la más feroz de las dictaduras, y la hicieron tambalear. Un día de 1977 aparecieron “ Como una ironía del destino, fueron mujeres las que llevaron adelante la más contundente de las oposiciones a la más feroz de las dictaduras, y la hicieron tambalear. catorce madres que aún no se habían ganado la “M” mayúscula. Se dieron cita en Plaza de Mayo para entregarle un petitorio a Videla. Querían saber el paradero de sus hijos e hijas secuestrados por comandos misteriosos. Ser mujeres y madres no las colocaba fuera de peligro: algunas de ellas pagaron con su vida tamaña osadía, como Azucena Villaflor, Esther Ballestrino y María Ponce de Bianco, iniciadoras del movimiento que fueron secuestradas y desaparecidas por el trabajo de Alfredo Astiz, que se infiltró entre sus filas. Las madres se juntaban en la plaza. Llegaba la policía y las echaba. Ellas volvían. Las llevaban presas. Y volvían. Como les ordenaban circular, comenzaron a dar vueltas alrededor de la Pirámide, con la fotografía de sus hijas e hijos desaparecidos. Empezaron poniéndose un pañal en la cabeza para reconocerse entre ellas. Luego, comenzaron a marchar lle- vando la foto de cualquiera. Su ronda de los jueves restituyó a la Plaza de Mayo como un espacio de movilización contra el poder. Y rondando y rondando comenzaron a ser las Madres de todos, las madres de los 30 mil, encarnando un discurso y una práctica que echó por tierra aquellos mandatos sobre la maternidad que los viriles padres uniformados pretendían imponerles. La maternidad como un hecho político Las Madres de Plaza de Mayo se constituyeron como un movimiento que, a partir de la coyuntura política y en medio del terror y el dolor, llegó a consolidarse como un grupo social de lucha y transformación social. Un grupo de mujeres que, basándose en su condición de madres, entró al mundo público y político que hasta ese momento les había sido vedado. Se trata de una experiencia inédita sobre la que hoy, 40 años después, es necesario seguir reflexionando y sacando lecciones. Todo lo que afrontaron lo politizaron. Frente a la imposición del silencio y la resignación dentro de las casas, politizaron el duelo. Y ante los mandatos, ejercieron una maternidad desobediente de las reglas patriarcales, resignificando los lazos de sangre sobre la base de una construcción política y colectiva. En ese camino, también enfrentaron el sentido común del poder que las tildaba de “madres de los terroristas”. El temor frente a la dictadura hacía que muchas familias dijesen “mi hijo no hizo nada”, “mi hija solamente iba al barrio”, “mi hijo solamente estudiaba”. Y así, miles y miles de militantes quedaban marginados y la militancia era estigmatizada. Las Madres no lo permitieron y los reivindicaron como revolucionarios y revolucionarias. Todos revolucionarios: quienes tomaron las armas, quienes alfabetizaban, quienes militaban en la Iglesia del Tercer Mundo, en la fábrica o en el centro de estudiantes; los que escribían o cantaban; en fin, los que soñaban y luchaban por un país más justo y solidario. “Nuestros hijos nos parieron. Yo lo tomé desde la realidad más pura: nuestros hijos desaparecieron, y nacimos nosotras. Yo, hasta el 7 de febrero de 1977, era todo lo que viví en el pueblecito chiquitito donde me crié. Y el día en que me desapareció mi hijo me convertí en Hebe de Bonafini”, relataba Hebe en un reportaje realizado por Graciela Di Marco. Pero también es verdad que las Madres nos parieron a todas y todos con su lucha. Sus experiencias y su intransigencia frente al poder, plasmadas en consignas como “Aparición con vida” durante la dictadura y “Ni un paso atrás” y “No olvidamos, no nos reconciliamos” después, en las primeras épocas de la democracia, transmitieron grandes enseñanzas para las nuevas generaciones militantes. DEPORTES 15 Cambio Publicación quincenal de izquierda popular Año 3 Número 35 Del 16 al 29 de marzo de 2016 Mundial 78 Cuando la política abusó del fútbol Repensar la manipulación que se hizo de la práctica deportiva para el fortalecimiento de un proyecto político, económico y social en tiempos de dictadura resulta interesante a días de cumplirse 40 años del golpe genocida en Argentina. “ Por Verónica Ibáñez E l régimen militar instaurado en 1976 tuvo entre sus objetivos imponer el disciplinamiento de la sociedad, terminar con el llamado “flagelo subversivo” y establecer un sistema de claro tinte liberal. Al dictador Jorge Rafael Videla nunca le interesó el fútbol hasta que halló en él una herramienta para difundir pautas de comportamiento que afianzaran una nueva concepción de sociedad. El denominado Proceso de Reorganización Nacional se ejecutaría también desde el deporte, por lo que el XI Campeonato Mundial se tornó una obsesión para los militares. Bajo la responsabilidad del general Omar Actis, la Junta Militar creó el Ente Autárquico Mundial 78. Días antes de presentar su proyecto mundialista, el general fue asesinado. Tras su dudosa muerte, la entidad quedó en manos del almirante Carlos Lacoste, amigo íntimo de Emilio Massera. La remodelación total del edificio de ATC y la construcción de un faraónico centro de producción significó un gasto millonario. Además, la construcción de los estadios en Córdoba, Mar del Plata y Mendoza, así como la realización de obras en River Plate, Rosario Central y Vélez Sársfield costaron alrededor de 700 millones de dólares. En la inauguración de la Copa el 1 de junio, Videla condecoró a Joao Havelange presidente de la FIFA. Como si fuera poco, dirigentes fascistas (como Henry Kissinger, secretario de Estado norteamericano) se florearon por el palco oficial. El día en el que empezó el horror El 24 de marzo de 1976 quedará grabado en la historia del fútbol nacional. La selección se encontraba de gira por Europa y el itinerario marcaba que ese día debía enfrentar a Polonia. Este fue el escenario en el que los dirigidos por el A partir de conceptos como eficiencia, organización, disciplina y modernización, los militares creyeron dar un mensaje hacia el interior y el mundo. Los triunfos obtenidos en 1978 y el campeonato mundial juvenil 1979 fueron aprovechados por el gobierno de facto. “Detrás de la pantalla: la realidad”. Afiche del boicot francés al Mundial. Flaco Menotti se enteraron del golpe de Estado. Ante la noticia, algunos jugadores expresaron la necesidad de regresar al país, pero el secretario general de la AFA, Pedro Orgambide, recibió un llamado: se debía cumplir con el partido y continuar con la gira. En medio de la conmoción, Argentina salió al campo de juego y venció 2-1 a Polonia. La Junta Militar que había interrumpido la programación de radio y televisión para difundir los comunicados por cadena nacional sorprendía con su comunicado número 23: la transmisión del partido Polonia-Argentina. Aquel día, Massera y Videla ratificaron su sueño de montar un proyecto político a partir del fútbol. El modelo deportivo Nadie podría negar que la selección argentina de Menotti tuviera la capacidad para salir campeón, pero la conquista de la Copa quedará empañada de algunas sospechas. La historia pondrá en duda eternamente el 6-0 frente a Perú. El trabajo realizado por la albiceleste contó con un prolongado tiempo de preparación, algo atípico en el fútbol local. El supuesto proceso de modernización por el que atravesaba el país se vio reflejado en el modelo deportivo. El periodismo de aquellos tiempos aseguraba que el jugador argentino era bien dotado técnicamente pero que carecía de ambición. Las mejoras llegarían con la incorporación de valores tecnocráticos: se descartaría la improvisación y los jugadores estarían sujetos a las normas de trabajo y de disciplinamiento fijadas por los expertos. Resulta interesante visualizar cómo el régimen militar tejió un discurso monolítico acerca de los motivos por los cuales se consiguió aquel campeonato. Para llevar adelante su plan, la Junta contó con el apoyo incondicional del diario Clarín, la revista El Gráfico y el periodista José María Muñoz. A partir de conceptos como eficiencia, organización, disciplina y modernización, los militares creyeron dar un mensaje hacia el interior y el mundo. Los triunfos obtenidos en 1978 y el campeonato mundial juvenil 1979 fueron aprovechados por el gobierno de facto. La final del mundo fue contra Holanda en el estadio Monumental, a tan solo mil metros de la Escuela de Mecánica de la Armada, el mayor centro de tortura y exterminio. Los locales se consagraron en tiempo de alargue por 3 a 1. En la ceremonia de premiación, los jugadores holandeses se negaron a saludar a los jefes de la dictadura. El otro Mundial La Copa arrancó el 1 de junio con una fastuosa ceremonia pero, en ese mismo momento, otro derby se jugaba frente a la Casa Rosada. El arquero de la selección sueca Ronnie Hellstrom acompañaba en su ronda a las Madres de Plaza de Mayo. Periodistas de Holanda y Francia encabezaron una campaña para obstaculizar el Mundial. Se creó así el Comité Organizador de Boicot contra la Argentina (COBA), encabe- zado por el periodista Francois Geze con el objetivo de denunciar las atrocidades de las fuerzas armadas. El holandés Johan Cruyff, considerado uno de los cuatro mejores jugadores del siglo XX, decidió no participar del campeonato denunciando la violación de DDHH y las desapariciones forzadas de personas. El 23 de junio, días antes de la final del mundo, Adolfo Pérez Esquivel, preso por la dictadura, era liberado gracias a la presión internacional. Un día después del partido final, en el Hospital Militar, nacía Guido, el nieto de Estela de Carlotto. Tanto en tiempos de dictadura como en democracia, el fútbol es un poder en disputa y la capacidad de mimetización con la política es una constante a lo largo de la historia. Basta pensar en el Fútbol para Todos o el recorrido biográfico del actual presidente Macri para encarnar esta indisoluble relación. Con tan solo conocer los aportes que la AFA ha percibido de los distintos gobiernos y las enormes deudas que acorralan a los clubes argentinos, es posible comprender el hilo de plata que mantiene irremediablemente la dependencia fútbol-política. VÁYANSE AL CARAJO Que aquí hay un pueblo digno