periódico de señoras y señoritas.

Anuncio
PERIÓDICO DE SEÑORAS Y SEÑORITAS.
—
*:Í3ÍO
C O N T I E N E L O S Ú L T I M O S F I G U R I N E S I L U M I N A D O S D E L A S M O D A S D E P A R Í S , P A T R O N E S D E T A M A ? l 0 N . \ T 1 ; R A L , M O D E L O S D E T R A B A J O S A L A A Ü U I A C R O C H E T T - Í P I C E R K S D E COI O R E S
NOVELAS.—CRÓNICAS.—BELLAS A R T E S . - M Ú S I C A , ETC., ETC.
' "
'
AÑO XLIII.
MADRID,
14 DE D I C I E M B R E
DE 1884.
NUM, 46.
SÜMAHIO.
1. Vur.li.lo )• .calidn' (le baile r> lie loatríi,
— z. TraJL' de baílf.—3. Caimsiilla i!e
l;ilj(ir,—¿ )• 5, CüSLo con liipndeta..—(1
y 7. Cepillo boTdailo.—8 y 9. .•\cer¡cci
vcnja de aliiluref,.— ID. Pníio de aliar.—.
11 y J S . Vesiido do p a n d e j - leruiapelo
liiinUdo,—II, Capuiíi de tieitro,—13.
Sümlutiro de lerciopelo.—r4. Traie dfc
1eair<i i ,t['/í-.-í — i j y 16. Falda plecada y rec(iRÍJa-—17. Traje d e recibir
|iara señoras,—13. Traje de recibiy por^
se:'ioriias.— rg. CajicKna di; fcjpilla.—
20. Capulina al cmcliel.—J i á íj. Traje?, para iiifias y nifios.— sg y ; o . Abrí.
ga di; fcda brijciíada fomiiia de [licles.
—31 V 23. Vestidd de lana lisa y lai^^i
l i s t . i d á ^ í j . Traje de leiciopelo ramea,
üi), faya y lerciopelí) lifo.—34 Abripo
lar^o de felpa.— 35. Trajy de Taya y
lerciíipeio. — 36. Coníeccion de paflo
Titaiílassi y pieles.
Explicacioa de los ^mlíadoB.—Prácticas
sociales (cnnlinuaciii;i)i por Mario Hah
ka.~K
Filina, poesía, por D . P. de
T o r r e - l s r n / a . - E l etemn desear, por
D. A. del Palaciii.—Eiíplicuciiin del
iiBuria iluminado, — Pti]iiefia gacetíi,
jiarisieasc.— Sueltos.— A d veri ene i as.—
Soluciones,—Geroijlificíi.
Vestido y salitJa
de baile ó de teatro.
Núm. I.
La salida de baile es de terciopelo liso color de oro y terciopelo cincelado oro con fondo blaDCO. La espalda, que es
de terciopelo cincelado, es ajustada por medio de una costura;
la parte inferiorva vuelta _v descansa sobre una aldetu de terciopelo liso, que Ibrnia parte
del delantero, ciiyn aldeta se
abre en medio dejando un hueco, qne cubre una magnifica
borla con un .[^olpe de pasamanería oro y blanco. La manga,
que va unida á la espalda, es
de fornia puntiaguda y va rodeada d e una ceneflí de plumas
de avestruz color de oro, adornada en la punta con \x\\ golpe
de pasamanería y borlas de seda color de oro. Los delanteros,
de terciopelo liso, son rectos y
largos y se abrochan hasta la
cintura bajo una guarnición de
plumas. El borde inferior de
los delanteros y el escoi:e van
guarnecidos de las mismas plumas. El escole se cierra en un
precioKo broche de oro. Vestido escotado, de laya azul muy
pálido, plcfí-ado por delante y en
los lados, y forma cola larga.
Delantal de encaje blanco, recogido en el lado derecho con
un ramo de rosas.
Tela necesaria para la salida
del t e a t r o : 2 metros 80 centíinetros de terciopelo lisoj de 60
centímetros de ancho, y 3 metros 20 centímetros de terciopelo cÍncelailo,de 60 centimetrcs.
Se corta esta salida de baile
ó teatro por las figuras 7 á 10
de la Hoja-Siiplanenlo al presente número.
Traje de baile.—Núm. 2.
Vestido de tul bordado color
niarñ] y terciopelo mordorado.
Falda color de tafetán color
fl.—Vestido
y salida dt baile 6 de u a i i u
»,—Tíaje de baile.
• . - - : -'.•, ^•'vv^i^^v^.
? J¿-Lrk>
3G2
LA
yVLoDA
ELEGAKTEJ PEÍ^IÓDICO DE LAS FAMILIAS.
3.—Canaslillrnii' lüTior.
marfil, ribeteada de un volante
I I I I I r I I I I I I I r I I I I M I I I I I I I I
I > !••• II
1 . 1 'HBB I I I M I I I
plegado de rasn color marfil,
r I I 1 I I iDBBVB I . I i i M B a n <
I I IBB I lUB I -Mm : I » ~ ! • • M B B I I I
que sostiene sólo por delante
I { • • • B i » B n i-ia i-\ iBL'j i B B * J B a B B i i
r - B B ' I B ' ' I I I l--i(XX.: I I I I : - ! I ' B B
I
una guirnalda de pre.íill;is de
ri^.'.BBB ixxxx I K X j x x x x IB:-BB
.^
I - B B : - I B - l i l i XXX ' I I M " B I ' BB [
cinta de terciopelo inordorado,
1 IBBBB IBBB I B I ! I B l IBBB I B B B B I )
F I ! • • I IBB I ' . « B I IBB -I IBB I IBB I I
El delantero desaparece coml i l i l í IBBBBB I I I B B B B * I I I 11 I I
I B B II
I ; I IBBB I I
pletamente hajo unas bandas de
I I I I I I I M I 1 I I 1^
1 I I I I 1 1 I I
tul bordado, reco^tfidus en los
costados, }• alternando con una
S . — B o r d a d o del cepillo.
'
doble hilera de presillas. La
E x p l i c a c i ó n de los s i g n o s :
parte de de tras va adornada 2 azul pitlido; H aceiíutia oscuro;
p o r u ñ a ei^pecie de cascada de
|T] nmarillo;
1^ enciirnado; \ fondo.
tul bordado, con unos laxios notantes en el lado izquierdo, de
terciopelo. Corpino de tcrcio])elo mordorado, terminado en punta por delante y ])or detras. El
escote en punta va guarnecido tie un;t banda plef^ada de tul bordado,
prendida en los homhrns con unas presillas de cinta de terciopelo.
E n el centro, por delante, va un ramo dc margaritas blancas con
botón amai'illo. Collar de perlas. Guimakia de margaritas en los cabellos.
Tela necesaria: 4 metros 40 centímetros de tafetán, de S5 centimetro.s de ancbo, para el fondo de falda: un metro 80 centímetros
de raso para el tableado: 12 metros ele tul bordado, de 70 centímetros de ancho y 3 metros de terciopelo, de 55
centhnctros de ancho, para el corpino.
4.—Ct-sto Clin lajudera, ( Vcase el dibujú 5.)
nan la canastilla, se corta un
pedazo dc cañamazo de 8 centímetros en cuadro 3' .«e le borda al ]>unto de cruz, en felpilla
é hilillo de oro. En el borde
exterior, en cada cuadro, se hace una hilera de dientes al punto i'uso con felpilla encarnada.
( l . ^ n n r d i i i i i lie I;» eaja i!e alfilcreí.
{Véasv-el dibujo i.-}
1 I.—Vcslidolie paiietu y lerciíipL'lo bíialado.
Ksixtlda.
{ Vid Sí d dib tija 3 S.)
Canastilla de labor.—Núm, 3.
Esta canastilla, que es de mimbre color
marrón, va cubierta por la parte interior del
borde con una lira fi'uncida de lascí color de
Cesto cora tapadera.
Núms. 4 y g.
Va guarnecido de un asa y
una tapadera, que se compone de dos parles. El ciíntorno del cesto
va adornado con una cenefa, terminada en unas bolas dc lana. E n
cada mitad de la tapadera se lija una almohadilla cubierta de felpa
marrón, sobre la cual se pone un bordado,
que se hace sobre cañamazo fino con seda color de oro antiguo é hilillos de oro (véase el
dibujo 5, que representa este bordado de tamaño natural). Después dc haber pasado los
contornos del dibujo al cañamazo, se hace el
B , — Cepillii bordado,
( Viasí e¡ dibujo 7.)
N . - Acericii y taja de nlfiltri;!!,
{ V¿ase íl dibujo t|.J
oro antiguo. Se guarnece interiormente el
borde superior de unas bolitas, y la parte e.Kterior, de unas bolas más gruesas. Unas bolas
iguales van fijadas en las asas de la canastilla. El fondo va cubierto de un pedazo de
cartón y guarnecido de terciopelo mari-on roiizo. Para cada uno de los cuadros que ador-
bordado con seda color de oro antiguo al
pasado y punto de cadeneta. Se tienden unos
hilos de oro sobre las figuras bordadas al pasado, y se rodean todos los arabescos al punto
iitrüs con seda marrón.
Para la cenefa al crocliet, se ejecuta primero, con lana marrón, un galonciío al cro-
K.—Hnrdado lii: la tapadura del cesro.
i-¿a±ti A:Lp3n
1 0 . — P a R o de altar.
LA
MODA ELEGANTFJ
psí^ióDico
DE LAS J^AIVIILIAS.
S63'
12.—C;ipola IÍL' liuIlTí).
Jl 3.—Sombren) íle t t r d o p t l o .
*•*.—Traje de leatro i"> .wiiáe. Espalda.
( V¿aieel fígiíihi ilum¿nadt>¡')
•S5.—Falda, pltpada y recogiiia.
( Laili> dereí;!!!).}
• B.—Faliia pluRada yrtcíigida.
(Ludo ¡xiluicrdti.J
chet, hecho con una horquilla, y se
fijan las bolitas de lana, como indica el dibujo.
Vestido de pañete y terciopelo
bordado.
N ú m s . II y 28.
Cepillo b o r d a d o . — N ú m s , 5 y 7.
E s t e cepillo, que tiene 7 centímetros de largo por 4 y medio
ceatimetros de alto, va cubierto,
en su parte superior, de raso azul
pálido algodonado, y guarnecido
de un bordado, que se ejecuta al
punto de cruz sobre cañamazo color de aceituna oscuro, con seda de
color. El dibujo 7 representa este
bordado. El borde del cepillo va
jruariiecido de una cintita de raso
color de aceituna plegada, de un
centímetro de ancho, cuya parte
superior va cubierta d e un galón
estrecho, tejido de hilo de oro y
sedas de colores.
L a falda, que es de faya marrón,
va cubierta de unas tiras de paño
marrón sobrepuestas, de 14 centímetros de ancho, cuyas tiras llegan por delante hasta el borde superior, y por detnis basta Ó5 centímetros de altura. El vestido de
encima ó polonesa, de pañete marr o n , va guarnecido por delante de
unas tiras de terciopelo bordado
con hilos de o r o , y por detras,
de una cartera del mismo terciopelo. Por delante el vestido va ribeteado de un cordón grueso de
seda marrón. Cuello y carteras de
mangas de terciopelo marrón y
galones de oro. Cinturon de terciopelo bordado.
Acerico y caja de alfileres.
N ú m s . 8 y g.
Este acerico, que sirve al mismo tiempo de caja de alfileres, va
guarnecido de una tapadera, que
se c u b r e , asi como el borde del
Jbndo, con felpa marrón, Se fija sobre la tapadera una herradura y
una almohadilla para los alfileres,
la cual va cubierta de felpa marron. El contorno de la caja va
adornado, y se ejecuta sobre piel
negra, con sedas de dilerentes colore.s ¿ hilos de oro. El dibujo y
'representa uiux parte de e&te bordado.
Capota de fieltro.—Núm. 12.
E s de fieltro color de aceituna;
el ala va levantada por delante y
hendida á unos 3 centímetros de
distancia del borde exterior; se hacen ojetes en los dos lados de la
abertura y KC pasa un cordón de
seda por estos ojetes. El centro de
la copa, pordetras, va enlajado del
mismo modo. Después de haber
forrado el ala de terciopelo verde
aceituna extendido, se guarnece la
parte exterior del sombrero con
unos lazos de galón de lana, bordados de hilo de oro. Se fija por delante, bajo el ala, un lacito del
mismo galón.
P a ñ o de altar.—Núm, 10.
El bordado de este paño ó mantel de altar se ejecuta con galoncillo blanco y algodón fino. Se pasa
el dibujo á la tela y se fija el galoncillo siguiendo los contornos. El
galoncilío va doblado y fruncido
en los puntos que indica el dibujo.
Se liacen las barretas al punto de
festón. Para cada barreta S,G tiende la hebra yendo y viniendo, se
la rodea con puntos de festón y se
hacen los piquillos. Se ejecutan
luego los diferentes puntos de encaje y las barretas enrolladas, y se
guarnece el paño d e unas hileras
de curvas cosidas.
Sombrero de terciopelo.
Núm. 13.
í í . — T r a j e de recibir paca seíloras.
i S . ^ T r a j e de recibir pora scnoriuH,
E s t e sombrero tiene un ala doble', cuyas partes separadas van cubiertas por ambos ;ladoB de terciopelo negro, y cuyo borde de delante va ribeteado de cuentas gruesas
negras. Estas cuentas, rodeadas de
cordonciUtís de cuentas de acero,
van dispuestas sobre el ala superior, como indica et dibujo. Se cubre el fondo de terciopelo negro,
que se ha bordado antes con cuentecitas de acero. Se pliega el ter-
!
!
•
364
aG5
ciopelo po]- detras en los dos íadns, y se f^iiarnece el
horde de detrás con el centro de las bridas, que son de
terciopelo negro y lictien 5 centímetros de :incho. Se
lija por detras una ahvazadern de terciopelo. Por delante una abrazadera if^uíil va snjeta con un broche de acero. Las dos abrazaderas van bordadas de. acero. Se adorna el .sombrero con cuatro plumas negi-as.
bierto de un pedazo de terciopelo plegado, al cual se
une un tableado ancho de lana, que continiia sobre los
paños de costado y por detras. Lá falda va adornada á
cada lado con un pedazo ríe lela de lana, dispuesto en
el borde superior en pliegues verticales, y sobre el borde su]}erior en ]íliegucs que se dii^igen hacia ariiba. Se
completa la falda con un pedazo recogido al sesgo por
detrás.
Traje de teatro ó soirée. — Núm. 14.
Traje de recibir para señoras.—Núm. 17.
Este dibujo representa el mismo traje del figurín que
acompaña al prcFcnte niimcro, visto por la espalda.
Véase la explicación de dicho ligurin. Se corta el corpiño por las íigulas 11 á 15 de I;L
líoill
de
Vestido de cachemir y terciopelo, adoi'nado de galones, La chaqueta, que es de terciopelo, se abi'e sobre
iMi chaleco de raso color c r e m a ,
ribeteado en su
base de un ciníuron. La t ú n ic a,
recogida, va i'ibeteada de galones,
así como la fahla
plana, q u e es de
terciopelo.
Traje
de recibir pnra
señaritaü.
Núm. 18.
El corpino lleva una aldeta cortil, añadida y ribeteadade terciopelo cazador del
color del \'est¡do,
que e-S de cachemir. La falda forma un bullonado
en su parte superior, V se continúa en pliegues
a n c h o s , adornaJos con dos Inea o . - A í i r i i í ü d'j ijida liroi:liada
ses de terciopelo
fiírradacIcpiflL-K.
J^spalila.
( Viasí el dibnjiy 21J, 1
cazador.
píltVDIUS,
S11/'I í me ni ti al
i]iisiiiü n i'i m e r o .
Falda plegada
y recogida.
Núms, 15 y 16,
•Ift—Capulina de felpilla.
ria,—\\-M¡.:r> .u- ]m,¡l h^.L
j- kin.T. I¡:.lüii;i.
Dflnnlum, { Viasí ti Uibujo 3 r . }
Esta falda puede llevarse con un
corpino jfisfy ó
fOn una chaLpieta
de terciopelo cazador, de paño ó
de otra teJa. L a
falda, Lpie es d e
seda (se la ]íuede
hacer igualmente
de lana), va guarneciila de un vnliuite plegado, de
6 centímetros de
ancho,y de un segundo v o l a u t e
Iruncido. de terciopelo, de II
cen 11 m e l r o s de
a n c h o . El paño
de delante va cu-
í I.—AbnRíi lili pafiD vi(¡ona
para niñas de 7 á g afios.
BS.—Tríije de lereiopdo rameado, íaya }• terciopelo liso.
SJI.—Alirifo Jarjjo do felpa.
2 2 . — Levita prtra ninas
dn Í2 á i^ iinos.
Vestido de iJallcle y lereiopelu burdaiiu. Delantero.
( Véase dibujo i i . J
í S . ^ V f s i i d i i inulüs
para ninas ilu 5 rt " aflús.
C ' l —Traje para señoritas
de [4 á i^ ^ftm.
Stt,—Vusiitlii ¡lióles
para, niñas du S á 10 anas.
• B.—AbríiíO de seda brocliada fartaila de pieles. Delantero.
,(_V¿aie el dibujo ¡o.)
K<i —Tr.LJc para niños
de S i) [O aAos.
2 0 , — C i i i c l i n a a! I..T(II;II!.-1,
2 1 —Paleln para nii^os
<le ] o á i j anos.
3 1 . — Vestido d e lana lisa y lana lisiada, visto de perfil.
{Víasí el dibujo j e . )
8 S . — T m j e de faj-a }• tcTeiopelo,
38.—Confeecion de piiflo "iniíhttsi
y pieles.
LA
366
MODA ELEGANTE, JPEI^IÓDICO DE LAS J^'AAI^ILIAS.
Capelina de íelpiJIa.—Núm. i g .
Para liacer el fondo de esta capelina se emplea un ]>edazo de tul fuerte negro, de 26 centímetros de ancho por 22
de alto. Se le redondea desde el medio superior. Inicia los
ángulos inferiores, _v se pliej^a por detras dejándolo reducido á J5 cenlímetrcs de ancho, y en el borde exterior, de
manerii f|ue teni,'a 41 centiinetros de ancho. Se le guarnece con una cinta de latón y se le ribetea de tafetiin. Sobre
este fondo se dispone la parte del centro de un pedazo
frianguíar jirolongado, tejido de felpilla marrón y seda
bronce claro, el cual va guarnecido en el borde exterior
con unas presillas de felpilla, que forman un fleco. Se lija
en el pico principal del triánfíulo sobre el centro del fondo
por delante, y se le plie^i^a de manera q u e cubra el londo,
¡bi-niando unos bullones. Se completa la capelina con unas
cintas de terciopelo otomano marrón, de 11 ccntiinetros de
ancho.
cuentas color de fuego sobre terciopelo. La falda , de íaya,
formando pliegues gi'uesos por detras, va ribeteada de dos
bieses anchos de terciopelo.
Confección de paño límatelassé» y píeles.—Núm. 36.
Este modelo es una especie de manteleta cruzada sobre
el pecho, que forma por delante dos cajdas largas, las cuales se recogen para formar la manga. Ésla forma una punta cortada, y termina en un golpe de pasamanería, que se
repite por detras. La de detras es redonda y corta.
P R Á C T I C A S SOCIALES
M A R I O H A L K A .
Capelina al crochet.-—Núm, 20.
Se liace esta cajielina, al crochet, con lana azul, íorniantío
un dibujo de mallas-barretas caladas, sobre las cuales \-MI
puestas Liiuts presillas de felpilla azul claro, íijaria.s con curvas de mallas al aire, hechas con lanaaKul pálido. Los adornos consisten en un lazo de raso.
Trajes para niñas y niños.—Núms. 21 á 27.
(CONTINUACIÓN.)
' '^^•'^'^fyJ
•.i^
STÑ:?^
j3.
^^^
iN ser en modo alguno expresiva con la persona que tenga al lado, será sí nnty cortés
jiara dar las gracias por las jiequcñas atenclones que pueda tenei- con ella, asi como la
de sei'virle el agua, alargarlo los entremelucho
Tíiim. 3 1. Ahrig" de paño vi^omi para /liñas de ~ ¡i y at'h>s.
^ ^ í l dimienío puede dar lugar á juicios aventurados.
E s t e abrigo va ;dnochado en linea recta por dehuile. Paa/
y^Y
Es un error conduciráe en la mesa de una fonda
plegado por detrás y adornado á cada lado con una huera
de botones. Esclavina con cuello ancho vuelto. Mangas an^"
con menos delicadeza de la que se usaría en hi del
chas, con carteras.
más encopetado personaje. E n un circulo donde se nos
conoce, por muy elevado que sea, tendían más indulgenNújn. 22. Lc^ñta para ¡Uñas de 13 á 14 ams. Esta confeccia ]iara cualquier falta (|uec<Mnetainos, que la que han de
ción es de vigoña azul marino, y va abrochada en línea
concedernos alii donde ignoran /a dase de dase á que perrecta por delante, formando tres pliegues gruesos por detenecemos.
trás. Cuello de terciopelo.
Cuando se lleva unos dias comientio con las mismas
Núm. 33. Ve&iido inglés para niñas de 5 ÍÍ 7 años. Este
personas v se encuentra á éstas fuera del hotel, se les hará
vestido, de terciopelo rayado color de n u t r i a , va plegaun saludo muy ligero.
do por delante y abrochado un poco á la derecha. Cuello bordado. Cinturon de faya, anudado hacia el lado izEn las casas de baños y fondas de puerlo de mar donde
quierdo.
se va á pasar el verano es frecuente reunirse por las noches
en el salón del piano.
Núm. 24. Traje para señoritas de J4 á ití años. Corpinopolonesa, adornado á cada lado con un galón ancho, que
En el extranjero, por jnás cjue todos frecuenten ese saforma tres cocas, dobladas en el borde inferior. Adorno de
lón, quedan tan extraños unos á otros, como si no se engalones, dispuestos horizontalmenle por delante del pecho. contrasen contínuamenle; pero en España se presta ese
La polonesa va dispuesta en forma de delantal sobre la falcontinuo t r a t o , unas veces á conli'aer amistades, por lo
da, y recogida bajo el púiif, que es ptico abultado. Ealda
juénos innecesarias, y otras á crear posiciones difíciles
plana, adornada con cinco biesus horizontales y un tableapara la demasiada crítica y chismografía que por aquella
dito por debajo de su borde inferior. Sombrero de fieltro, atmósfera circula.
lev^antado por detras y adornado por delante con una escaE s raro que en esos establecimientos Jio se encuentre alrapela de cinta.
guna persona conocida, en cuyo caso está sah-ada la dilicultad uniéndose á ella en tales momentos : pero si no la
Núm. 25, Vestido iuglíspaya niñas de S ¡í 10 añ\}s. Este
hubiera, debe preferirse hacer la vida del que reahnente va
vestido es de paño ligero. Peto formado de galones lamiá buscar la salud á las aguas medicinales, que es acostarse
nados de oro, dispuestos horizontalmentc, y adornado á
temprano para poder madrugar.
cada lado con un tableado que termina en cocas. Túnica
recogida en punta por los lados. Falda plana, adornada con
Si no puede prescindírse de asistir á la reunión, hay que
dos bieses horizontales y un volante doble formando con- tener presente q u e atlí se creen todos autorizados para enchas. Sombrero de fieltro, de forma cónica, y guarnecido
tablar conversación unos con otros por la razón de habitar
de cocas de cinta,
bajo un mismo techo, y de consiguiente se está obligado á
ser a t e n t o , sea con quien fuere, quedando al buen juicio
Núm. 2(í. Traje para niños de S a 10 años. Este traje, que
de cada cual el considerar la conveniencia de ser sumaes de paño ingles, se compone de un paleto, que se abromente reservados en estas comunicaciones con jiersonas
cha en linea rect;i por delante con una sola hilera de botopor completo extrañas hasta entúnces á aquellas á quienes
nes, y un calzón ancho, que va sujeto por debajo de la rose dirigen.
dilla. Sombrero de fieltro, adornado con un lazo de cinta
en la derecha.
En la mesa es sabido que ocupan el último lugar los reNúm. 27. Pahtoparn niños de ]0 ¡i 12 afios. E s de paño
cien llegados, ganando en puestos conforme van cjuedando
vigoña; se le abrocha en linea recta por delante, y se le
vacantes los primeros, de modo que se adelanta por derecorta en forma de corazoji. Adorno de piel de castor en el
cho de antigüedad. Si se ve q u e , lompiendo esta regla, .se
escote. Forro de raso de China. Sombrero de fieltro.
han tomado la libertad de intercalar en puestos avanzados
á más modernos huéspedes, hay razón para formular una
Abrigo de seda brochada íorrada de pieles.
queja; pero ésta debe hacerse en particular al encargado
Núms. 29 y 30.
de la colocación, pues todas las escenas en público dejan en
mal lugar al que las provoca, por más fundados que sean
Este abrigo, que es de seda brochada negra, va guarnelos motivos que alegtie.
cido con unos pedazos largos que forman como una esclaEn los hoteles y casas de baños el servicio e s , por lo revina, con un cuello y tiras de piel gris, de 9 centímetros de
guiar, incompleto, y sólo se alcanzan atenciones mediante
ancho. L o s delanteros y la espalda del abrigo van forrados
propinas adelantadas. Si esto conviene para estar bien serde piel gris. La esclavina va forrada de raso negro.
indo, también debe exigirse el cumplimiento de las obligaVestido de lana lisa y lana listada,—Núma. 31 y 32.
ciones. La demasiada condescendencia con los criados de
las fondas los hace irrespetuosos y descuidados.
L a falda, de faya azul oscuro, va guarnecida e n .su borde
Lo primero que debe hacerse, antes de descargar el
inferior de un tableado de lana lisa del mismo calor, do 8
equipaje, es enterarse de los precios que hay que abonar.
centímetros de ancho. Los adornos de la falda se compoDespués de instalados en la habitación, se pedirán pronto
nen , por deíante y en ios lados, de un volante de lana lisa,
todos aquellos objetos que sean necesarios. E s raro que se
de 86 centímetros de alto, puesto de plano por delante,
plegado e n los costados^ y guarnecido de una tira de lana alcance nada al siguiente dia de la llegada. Todo debe exigirse en las primei'as horas. E n cuestión de pago de derelistada, de l o centímetros de ancho, y de una semitúnica
chos á los médicos, se enterará cada cual de la tarifa,
de lana listada. El "jjaño de detras va g'uarnecido de tres voobrando luego según sus medios, sin dejarse llevar de inslantes de lana lisa, de 41 centímetros de alto, ribeteados de
piraciones ajenas. Del mismo modo ha de obiai^se con restiras de lana listada. CoJ'piño de lana lisa, guarnecido de
pecto al número de criados que hay que recompensar. Se
un peto fruncido de lana listada, de un cuello y solapas de
recuerda á quiénes se ha ocupado, y se cumple con ellos.
terciopelo azul.
En España, donde por lo menos conocemos el carácter
nacional, la cuestión de propinas y ciertos derechos no
Traje de terciopelo rameado, faya y terciopelo liso.
tiene dificultades; pero nunca recomedarénios bastante el
Núm. 33.
ajuste previo en todas las fondas del extranjero, donde, al
parecer, se va á vivir m u y barato, si sólo se fija en el preE! corpino se abre sobre un ]>eto plegado, sujeto más
cio diario de la fonda; pero donde los e.xtya suben otra
abajo de la cintura con una tira ancha de terciopelo. Una
cantidad á veces maj'or i¡ue la estipulada.
guarnición de encaje ribetea el lado derecho de ia abertura. Cuello de terciopelo. La falda ^-a guarnecida ]ior delanL o primero que ha de hacerse — si se viaja con fondos
te con unas bandas separadas por tiras de terciopelo. A
modestos, en cuyo caso seria más acertado no ^-iajar—es
cada lado van unas quillas anchas de tercioi>elo i-ameado.
advertir que retii'cn las bujías, porque se prefiere tomarlas
por si mismo. Cuando se visita un país, apenas se está por
Abrigo largo de íelpa.—Núm. 34.
la noche en casa, sino al tiempo de acostarse, y como cada
Se abrocha por delante e n línea recta, y no lleva ningún
habitación paga un/i-aiico diario de luz, con esos 100 cénadorno. La manga, de forma visita, v;t separada del cuei-po
timos tiene el que la ocupa lo necesario para las bujías de
del abrigo, y termina en una tira de castor. Cuello vuelto
una semana. L o mismo ocurre con el combustible de las
de la misma piel/""-'' '''^^^'•- .
,3i|i^!.-ii*í^:_
chimeneas, que debe uno procurárselo por cuenta propia.
Los recados que se envían con los jrarfoíss se pagan en
Traje d e faya y terciopelo,—Núra. 35.
el acto. E n España se les gratifica de una ve?, al partir: en
el extranjero cada comisión debe pagarse aparte, si se
Vestido de faya y terciopelo color de nutria dorado. El
corpino, cuya aldeta termina en punta por delante, es de quiere ahorrar úesavenencias en el último dia. E n el franco
diario que se paga por el servicio, entra sólo el que presterciopelo, y se abre en dos solapas de faya sobre un chatan dentro de la fonda.
leco enteramente cubierto de un rico bordado de o r o v
CAP íT ULO
L.\
S E X T O,
INSTALACIÓN.
Los criados.— I-a vecindad.—Las visitas.
I.
LOS CH[ADOS.
Hay varios medios de procurarse los criados, que es la
priniei-a necesidad q u e se deja sentir a! tomar posesión de
una nueva morada.
Las agencias, los conocimientos particulares y el traer
de algún pueblo jóvenes que todavía no hayan servido, y á
los que se pueda enseñar al gusto especial de los amos.
E n todos estos casos, la adgiíisieion es fácil; '^i eunser.'acion, la piedra de toque.
Lo primero que hay que hacer al tratar de la admisión
de un sirviente, es informarse de sus condiciones.
En Madrid, ni se toman ni se dan infoimes con la minuciosidad que el caso requiere. El que va á preguntar se
contenta con saber cjue no recibe un José María, y el que
los da, por temor á alguna ligereza del que ha ido á tomarlos, oculta no pocos y graves defectos.
Al recibir á un criado es preciso marcarle de un modo
terminante sus obligaciones, advírtiéndole qué dias puede
salir, qué permisos se le han de conceder, sí tendrá ó no
libertad de recibir visitas, etc., etc. De la claridati con que
se estipulen tales conciicioncs depende no pocas veces la:
buena ariuonía entre amos y criados. Estos saben, al entrar, el género de vida que en ciertos extremos les espera,
y reflexionan si les conviene ó no sujetarse á él.
El servicio que se puede reclamar de un sirviente,cuando ba de estar solo para todo en la casa, es niuj"- distinto
de! que se reclamaria á cada uno de ios que hubieran d e
componer la servidumbre de otra en la que hubiese mayor
personal.
En las casas de gran boato hay un mayordojno general
para dirigir el servicio. El marca á cada criado sus obligaciones; los despide cuando no las cumplen ; recibe los nuevos, y dispone en un todo de la marcha interior de la casa.
Apenas si los amos se dirigen más que á los de su inmediato servicio. Sin embargo, en España no es costumhíe
que aquél despida y reciba criados sin anuencia de los
amos.
El mayordomo toma las cuentas, ]iaga los salarios, dirige la organización de las grandes comidas, y obliga ;t la
servidumbre á que tenga hechos todos los oficios de la
casa media hora antes del almuerzo y se presente al servicio de éste con el traje que ha de tener á la tarde ; frac y
corbata blanca los unos, y los lacayos, de librea pclii frac.
El ama de gobierno se ocupa de la parte femenina de la
servidumbre, Vigila para que las doncellas, niñeras y demas cumplan cada una sus obligaciones. Cuida de la ropa
blanca de la familia. \e sí el planchado, lavado y zurcido
de aquélla es tal cual lo requieren las personas á quienes
se destina. N o permite riñas, cantares n¡ salidas inmotivadas.
E n las casas donde el servicio está bien organizado y ¡os
amos se ocupan de que haya la mayor moralidad posible
en las costumbres, se habilitan dos piezas de reunión, una
para los criados y otra para la parte femenina de la servidumbre.
Generalmente, donde hay mayores medios para tener
buen número de criados, suele encontrarse menos celo
para procurar su bienestar en lo físico y en lo moral.
No pueden darse reglas fijas para las obligaciones de los
criados.
En esto, como en todo, hay que ponerse de acuerdo con
ia posición de cada familia y medios de fortuna de que se
dispone.
Vale más tener una buena criada, bien pagada y atendida, que dos cuyas plazas estén con fi'ecuencia vacantes por
escasez de salario y hasta de manutención.
S¡ la despedida de un criado parte de los amos y no es
originada por falta grave, es equitativo — de no permitirle
permanecer dos ó tres dias en la casa mientras busca otro
acomodo—el darle, sobre su salario, alguna pequeña cantidad con que se mantenga esos mismos días. Hubo una
é]>oca en que asi lo disponían también las Ordenanzas municipales.
En las casas en que hay ayuda de cámara ú otro criado,
éste anunciará las \'isitas á su entrada en la sala, si hubiese en ella otras personas. Después de abrir la puerta de la
escalera y dar p;iso á los que e n t r a n , la cerrará prontament e y se adelantará á aquéllos para abrir ambas hojas d e la
puerta de la sala, usando, al anunciar en alta voz, pero sin
solemnidad, esta fórmuki:
« L o s Sres, de X . » , ó
«Los Sres. Marqueses de R.»
E s t e anuncio, que es aj^ropiado á las casas en que se recibe bastante número de visitas y donde se cuenta con la
servidumbre suficiente para ello, resulta fuera de lugar
cuando se carece de esas dos circunstancias. No |íuede admitirse la idea de q u e la única sirvienta de la familia, sorprendida por el campaníllazo que da el visitante, cuando
aquélla se halla de brazos remangados lavando la ropa de
la semana, se adelante á la puerta de la sala d anunciar al
recién venido.
Anotaremos al paso que la moda de anunciar el n o m b r e
de los visitantes \-i. decayendo un tanto.
Si no hay otras personas de visita, el criado, después d e
conducirlos á la sala, les preguntará :
<í¿A quién tengo el honor de anunciar?»
P e r o la criada única se limitará á interrogar lo más suavemente posible :
«¡Tienen la bondad de decirme su nombre.^»
E n este último caso, de haber una sola, n o ' p u e d e exigírsele un gran esmero en el vestir; pero cuando haya d e
servir á la mesa, abrir la puerta ó arreglarlas habitaciones,
deberá usar delantal blanco de percal.
Las niñeras lo llevarán dentro y fuera de la casa.
Cuando hay dos muchachas, la cocinera puede usar el
de hilo, de cocina, y la doncella el de percal.
LA
MODA ELEGATÍTEJ
Cuando hav primera y segunda cinncella, aquélla no usa
'elantal ni sirve á la mesa; se supone que hav criado para
Jilo.
El criado cuida la ropa del a m o , arregla las luces, sirve
la mesa, hace los recados, abre la puerta, limpia las salas
principales.
La üoncella limpia y arregla los trajes d é l a señora, plancha, repasa la ropa, hace la limpiczíi de las habitaciones interiores.
La cocinera, ademas del guiso y an-eglo de la cocina,
barre y limpia el comedor, los corredores y el comedor de
los criados.
E n las casas donde hay mayor número de criados, el
ayuda de cámara hace el servicio de las habitaciones, y el
de librea ó lacayo es e! encargado de la antesala, donde
debe haber dos. el uno para abrir la puerta, y el otro para
introducir á los que llegan.
Los criados hablarán en impersonal : ¿Dcsai el señor?,
¿Quiere lu scüoi-iif, etc.
Los criados no saludan al que entra y sale ; éste es el que
suele usar la deferencia de hacer una ligeia inclinación de
cabeza, á la tjue aquéilos corresponden.
Las casas que, por su antigua nobleza, tienen libreas especiales, no las cambian nunca. Las que no, eligen á capricho la que han de usar en la siiy;i, V que deben conservar
en lo sucesivo, Mov, generalmente, son todas sencillas, en
contra de las brillantes y llamativas que antes se estilaban.
El Itijn se ha dejado para las esclavinas y vueltas de pieles,
en lo referente á los cocheros, y en lugar de los antiguos
guantes blancos, los llevan de color, que no marcamos,
porque la moda los varía de continuo.
Para la comida v servicio diario, el ayuda de cámara y
demás criados usarán levita, y guantes blancos de punto al
servir la mesa, y en las casas de mayor posición, frac y
corbata blanca. Cuando hay convite, frac y corbata blanca,
y calzón corto y librea los Iaca3'0s,
Manteniendo ese boato, los amos dan los trajes á los
criados, cuyos salarios, á no ser excepcionales, no bastari;m á cubrir tales gastos.
El jefe de comedor anuncia que la comida esta servida,
para lo cual, desde la puerta, sin esforzar la voz, pues
siempre los dueños de la casa están con atención en ese
momento, dice :
•<Los señores están servidos.íi
El uytida de cámara es el que avisa á sus amos que el
coche está á la ]>uerta, y les acompaña hasta él, siendo, naturalmente, el lacayo el que abre la portezuela.
Los criados no se reinin de los chistes que digan en su
presencia los convidados ni l;is visitas, continuando como
si no oyesen lo qtie se está hablando.
E n algtmas casas que necesitan sostener carrtiaje y carecen de medios de completar el servicio de un modo tan ost e n t o s o , el cochero limpia la ropa del señor y cuida del
carruaje, asi como de las lámparas de la casa, y en dias de
convidados, sirve la mesa de frac y corbata blanca, Esle
servicio es excepcional; pero lo consignamos, porque, sobre todo en el camjK), hav quien lo consigue.
En cuanto á los trajes de las mujeres que hacen el servic i o , debe de ser sencillo y limpio. Desgraciadamente las
amas de casa se han fijado poco en esas circunstancias, y
mientras ellas, una vex casadas, descuidan el adorno de su
persona, las criadas han imitado hasta tal punto los trajes
d e las señoras, que hay casas donde se levantan de buln,
visten en el dia con cogidos y volantes, y se ponen para la
tarde cuerpos de escote cuadrado y pulseras en los brazos
S i : existen esas casas y esos criados, y también
otras á cuyas amas se advierte las salidas ocultas y nocturnas de sus sirvientas, y que contestan candidamente :
í i Mientras me sin'a bien , lo demás á ella sola incumbe ! »
Cuando asi se piensa, no hay que reprochar al que nos
sirve el despego y flojedad con que lo hace.
Vístase, ])ues, á los sirvientes del sexo femenino con
cierta severidad, de modo que al entrar en una casa no se
dude quién es la que manda y quién la que obedece.
Déjese á las muchachas coser para si, bien por las noches, bien un dia á la semana. Si no se les da tiempo, ellas
han de tomarlo, pues no pueden hacer y conservar sus i'opas por arte de encantamiento, y ellas, haciéndolo á tapadillas ( q u e es, por cierto, !o que les a g r a d a ) , elegirán la
ocasión en que más se necesite de su trabajo para la casa.
Una de las cosas de peor efecto es el ruido y golpes de
la loza en el servicio de la mesa, detalle que se debe evitar
á Coda costa.
El criado, sea Ü ó ella , no entrará en las habitaciones sin
pedir permiso desde fuera, lo cual hará dando unos golpes
suaves en la puerta y preguntando ;
«liSe puede?!)
Esto se hace cuando los amos están solos ó con una visita ; pues en dia (lue se reciben muchas se da por sentado
que van entrando todas á medida que llegan.
Se abrirán siempre las dos hojas de la puerta, aunque
sólo haya de pasar por ella una pei-sona.
Todo objeto que no sea de pesado metal se presentará
en bandeja.
Cartas, periódicos, guantes, pañuelos, etc., no se darán
nunca en la mano, sino como se deja dicho.
Aunque haya visitas, el criado enli-ará las cartas en
cuanto las reciba, y atravesará la sala por el camino más
recto píira llegar á su amo ó á la señora, y presentarle la
bandeja que las contenga. Sí al atravesar tiene que pasar
delante de alguna persona, se inclinará, como para disculparse de ello.
El ama de casa cuidará las vísperas de fiesta de disponer
las horas en que sus criados hayan de salir á oir la misa.
Como todos no pueden hacerlo á un tiempo, necesitará
organizar las salidas de modo que no se quede ninguno
sin cumplir con ese precepto. Oci'ipese también en determinadas épocas del año en procurar que sus criados no
descuiden el acudir al Sacramento de la Penitencia.
• Estas parecerán cosas de poca entidad y ajenas á la marcha perfecta de una casa, y sin embai'go, á ellas se debia
en gran parte la armonía existente en otros tiempos entre
jp^^róDico
DE LAS
jp^AmiLiAs,
amos y criados. Si aquéllos no se ocupan de éstos, y por
el contrario, demuestran que su bien temporal y espiritual
les es indiferente, y asi obran siendo personas cultas, instruidas y poderosas, (¡qué se puede esperar de gentes asalariadas, rudas y bajas? No hay duda de que la ingratitud
reside en muchas de ellas, pero ias muestras de afecto que
alguna vex se les concede, obra en otras resultados sorprendentes. Citaremos como ejemplo el caso ocurrido hace
tiempo en esta corte en una familia acomodada.
Hablan recibido una doncella con todo el descuido en
los informes que aquí se acostumbra, A los pocos dias de
su entrada cayó gravemente enferma. Después de mucho
pensar en los medios de sacarla de la casa, el ama de ésta,
condolida de la situación de la muchacha, que habia aseguiTido no tener conocimiento alguno en la corte, resolvió
hacer la caridad de conservai'la, y la prodÍg('> )ior si misma
los más solícitos cuidados, Vencida la enfermedad, y cuando, fuera de la convalecencia, esperaba la señora un serví
CÍO activo y esmerado de la doncella, ésta la iiianifcHt(')
que quería marcharse de su casa, Al ver la admiración y el
justo enojo de la señora, la imichaclia, haciéndola pi'ometer un silencio absoluto, la reveló (|ue se hallaba afiliada á
una sociedad secreta, en ía cual tenía la misión de introducirse en las casasen clase de tloncella, averiguar en ellas
cuanto para su objeto se requería, y facilitar la entrada á
los ladrones, que marchalian así seguros del resultado. La
conducta que la señora había tenido para ella en su enferuiedari la hacia desistir de su propósito, y como no la era
dado continuar en la casa sin entregarla á los afiliados á la
societlad, pagaba con su marcha el beneficio recibido.
Por más que estos casos no son frecuentes, es un hecho
que la benevolencia de los ])oderosos gana el corazón de
los miserables. Si entre aquélloíí los hay tan sensibles que
socorren á veces la pobreza de los c|ue no conocen, tan
sólo por una recomendación de compromiso, justo es que
protejan al infeliz que les sirve, que casí s¡eni])re cuenta
con padres ó hermanos que se hallan pró.ximos á la miseria.
Llenados estos deberes, exíjaseles el más riguroso cumplimiento de los suyos. No se les dispense, sobre todo,
y aparte de Una honrada conducta, falla alguna de respeto.
En España, ademas de estar tan dcsmoralizaiia como en
los demás países la clase de sirvientes, tiene la doble desventaja de c]ue ignora los detalles del buen servicio.
Separando las casas c]ue pueden gastar sumas importantes en retribuir á los ]iocos criados escogidos que se encuentran, las demás tienen que educar para susres]iectivas
obligaciones á cada sirviente.
K o sucede asi en Inglaterra, donde en sus ]n-incipales
poblaciones se encuentran establecidas diferentes escuelas
gratuitas, expresamenle dedicadas á la enseñanza del críado. En ellas recogen á los niños de padres conocidos y
honrados. Les enseñan á leer, escribir y contar, ademas
de ía educación religiosa. Después de esto, dedican á unos
al guiso, á otros a! planchado, á otros á las labores de aguja, y les preparan para las diferentes colocaciones que pueden obtener. A su salida, que se fija á los diez y ocho años,
les dan un traje y 50 pesos.
En España hay también colegios con el laudable objeto
de recoger á las criadas desacomodadas y ver de encaminarlas por la senda de la honradez, al par que les dan
alguna enseñanza: pero como X'an en una edad en la que
llevan ya algunos años de caminar por sí solas, no aprovechan educación ni consejos con la facilidad que ios hubieran aprovechado en la primera infancia.
La señora tendrá señalados los toques de campanilla,
para que los criados la conii)rendan por ellos. Por ejemplo:
dos para traer luz, tres para avivar el fuego de la chimenea, etc. Si no tiene á mano el tirador de la campanilla, se
procurará un t i m b r e , siendo hoy los eléctricos los que gozan de ma^'or favor.
Cuando llame una sola vez, suponiendo que sólo sea
para dar órdenes, el criado se presentará en la sala á recibirlas, limitándose á esperar á que se las den.
Aunque conozcan á los visitantes, los criados no les dirigirán la palabra, á menos de ser interrogados por ellos.
Sin embargo, en las casas montadas á la antigua, y que
están servidas por criados antiguos también, hay cierta
benevolencia en este punto, y.hay veces que emprenden
verdaderos diálogos con los que conocen como muy amigos de sus amos, disculpando el afecto tal familiaridad.
Los criados deben siempre levantarse cuando entran los
amos, salvo el caso en <[ue estén haciendo una ocupación
para ellos, como la doncella cuando cose, que perdería en
su labor levantándose.
Cuaiido tienen que pasar por donde se hallan sus superiores, lo harán por detrás de éstos, menos en aquellas
circunstancias en que haya que molestarlos. Para servir,
por ejemplo, un vaso de agiui á un visitante, cruzará la
sala hasta donde él se halle, por el camino más corto, sin
hacer qise la gente se mueva por cumplir la cortesía de pasar por detras.
Si bien e s , al parecer, injusto el no dejar que los sirvientes canten, rían ni hablen, de modo que pueda oírseles
desde donde los amos se encuentran, no es menos cierto
que la casa donde esto se permite es considerada como
poco distinguida. A este motivo recordaremos la graciosa
manía de una señora que al recibir sus criados les decia:
— "Aquí hay ]>rohíhidas dos cosas : el estofado y el canto. Si alguna vez tiene V. fuertes deseos de cantar, viene
usted á mí y me d i c e : «Señora, que me da el canto 11, y
en el acto la autorizaré jiara que salga durante una hora
de casa, con el fin de q u e , marchando á un despoblado,
vocifere cuanto quiera, y una vez pasado el atnque, vuelva V. á ocuparse de sus deberes.))
N o con tales condiciones, sino en absoluto, es preciso
prohibir los cantares, que en edificios de tantos vecinos
como hay en la mayor parte de los de la corte, molestan
y distraen de las más importantes ocupaciones.
Nunca se regañará á los criados delante de gente.
La cuenta de la plaza debe tomarse diariamente.
L a señora d e la casa hará bien en comprar por sí misma
M7
las ñores y los postres, asi como en tener por ina3'0r cuantas provisiones le sea posible.
Cuando un criado no sirva á gusto de Jos amos, es mejor despedirlo con tranquilidad que conservarlo con frecuentes reyertas.
(ítf conímtiará.')
Á FILINA.
Antes de ver tus ojos
Vivos y negros
Y de mirar sus rayos
Llenos de fuego,
Y de sentir de cerca
Latiir tu pecho,
Y de aspirar contigo
Tu projiio aliento,
Todo era hermoso para mi en el mundo
Todo era bello.
Mas después de haber visto
Tus ojos negros
Y de mirar sus rayos
Llenos de fuego,
Y de sentir de cerca
Latir tu pecho,
Y de aspirar contigo
Tu propio aliento,
Nada en el mundo me parece hernioso
Si no te veo !
P . DE
T01ÍRI]:-ISUN"Z.'\.
EL ETERNO DESEAR.
•-?^^iOiirí^u.\K CAMARI.VAS era un honrado gallego, y no
^ C-'Ja/j hay que decir lo ])edigüeño ifue seria, por^ y ^ w V que asi como para pintar un hombre des/¡a¿''.ffíf
prendido y generoso no hay más que supoV ^i-'ÍJj^-S nerlo natural de Andalucía, con lo cual nadie
% ^Ki/y'
cltidií ya que es maníroto y espléndido, para
T ^ i W i - , retratar al interesado y económico, virtud esta
CQ^^"^
última t]ue no trato de criticar, no hav sino dei°:>^ cír que es gallego. La conocida anécdota" de aquel,
V;® (|ue después de haberle hecho montar en una caba' Hería, porque su cansancio le impedia llegar al pueblo, preguntaba ¿cjué voy ganando?, confirma á la vez que
expresa la opinión general respecto á los hijos de Galicia,
K'uestro Camarinas no era, ni mucho menos, la excepción de la regla. Arrend;idor ó HcTiador, como allá se dice,
de una exce'ente huerta, propiedad de un Sr. Sánchez, excelente suje'oá quien la fortuna permitía tratar con bastante considíracion á sus colonos, vivía, no satisfecho, poripie esto no era fácil dado el carácter de J u a n , pero st envidiado por todos sus convecinos.
Hallabas; un dia nuestro hombre delante de su casa,
examinando con aire inquieto el techo de paja que la cubría.
— Estamos medrados — exclamó — ya está toda la paja
chorreando agua. ¡ Buenos se van á poner el maíz y las ca.stañas ! ¡ Cómo ha de ser, paciencia ! A los señores les parec j que estas chozas son demasiado buenas todavía para
nosotros
— ¿Con quién va eso?—preguntó una voz á sus espaldas.
.Tuan volvió la cabeza y se encontró de manos á boca con
el propietario, que acababa de llegar y habia oído sus re[iexíones,
'
. ,
Juan le saludó confuso.
— No sabia que estuviese V. aquí, mi amo — murmuró
sin contestar.
— Pero pensabas en m i , ])or lo que he oído — replicó
soíirtendo el Sr. Sánchez. — ¿Cuándo será el dia que te vea
satisfecho ?
—Usted lo está siempre; como es V. rico y puede hacer
lo que se le antoja
— Lo estoy siempre, y hago solamente lo que puedo.
Saber limitar los deseos hasta donde alcanzitn las fuerzas,
es una máxima excelente, amigo Juan.
— Me parece que bien se puede, sin ofender á Dios, pedir un tejado que baga correr el agua.
— ¿Es decir, que sigues en la idea de poner á la casa un
techo de tejas?
•—Si tuviera dinero ya lo hubiera puesto á mi costa. E s
un gasto que me produciría beneficios, poique la habitación seria más sana y los granos estarían mejor guardados.
— ¿Y c i n eso te darías por satisfecho?
—i Anda, ya lo creo!
— Lo veremos. Aunque considero ese gasto poco provechoso para tí é inútil para mí, quiero probar si hay un medio de contentarte. En cuanto mejore el tiempo vendrán
los albañiles y colocarán tas tejas.
J u a n , sorprendido con esta inesperada concesión, dio á
su amo las más expresivas muestras de agradecimiento, y
así que éste se marcho corrió á dar la noticia á su familia
y amigos.
— ¡ Qué envidia van á tenerl^—decia, al encaminarse á
la aldea.
El siguiente dia lo empleó Juan en examinar las consecuencias de la proj'ectada reforma. Ajiarte del buen aspecto que tomaría la casa, debia reportar innumerables venlajas; pero al llegar á este punto se apercibió Juan de que
aun serían mayores le^Untando un poco las paredes que
sostenian la armadura del techo. Este descubrimiento cambió por completo el curso de sus alegres ideas. Ya no pensó más que en esta mejora y en el provecho que podría
sacar de ella. Sin esta modificación, el nuevo tejado era
una insignificante reforma ; por lo tanto, casi era iriejor dejar las cosas como estaban.
3C8
L..
MODA E L E G A N T E ,
PERIÓDICO
DE LAS J^'A.MJLIAS.
•—Xo s é , señor; y o nunca lo niedi; pero téngalo ó no,
y ]ié aquí ú Juan suiíiiijo de nuevo eji sus tristezas y tleplorando ln íiúlií de dinuroque le impedia llevuv :i cabo sus para \.m pobre es algn , y para V. no vale cosa.
-—Mira, J u a n , vamos despacio, que tenemos que ajusbeneficiosos planes.
tar cuentas — replicó el SJ'. Sanche?, con una seriedad que
Cuantío á los poiros cliiis fué á llevará su nino el impone
del iirrenclaniienlo, mostruba un semblante tan contraria- desconcertó al |)übre Juan. — -\qui tienes la nota de todo
do, que nqiié! no pudo mérioa de notarlo y le interrogó so- lo que me has ido pidiendo, cuyo importe asciende :í ocho
mil cuatrocientos reales. Añadamos ahora la tierra que sobre liiíí c;iLisas de su jnnl iiuniür.
J u a n , dcs]>ues de resistirse al^o, le confesó los moti^'os licitas, V subirá ¡a cifra á cerca de doce m i l , satisfechos en
menos de un mes. Según este cálculo, para contentar á un
de su nue\'a preocupación.
— Esto, no es que yo exija ;t mi amo que nic dé tíusto— púbye como tú necesitaría y o tener ima renta de iie¡nt:i ó
cuarenta mil duros, y todavía no serias feliz, poique tlescontinuó; — bailante lia heclio V. con concederme lo dcí
pues de mi primera concesión has ido de deseo en deseo,
tejado.
estando hoy tan descontento como antes. Ya lo v e s : de
—Vamos, ya veo qite es un;i obra de romanos el tenerte
nada sirve la riqueza pura el que no sabe ajustar sus imá ([contento, .Ajiénari ves realizado im deseo, cuando ya
pulsos á l o q u e posee. Los antiguos cuentan que las hijas
tienes otro ; pero no importa, quiero ensayar ]a cura de tu
de un rey estaban condenadas á llenar en los iníiernos un
enfermedad. Consiento en levüutar !oí tnaros de la casa.
tonel sin fondo, y esto es lo que intentas hacer, amigo
Juan declaró que semejante promesa colmaba todas sus Juan, con tu desear eterno. La felicidad no existe en la riasi)iraciones, v ¡íe volvió ;l su cas:i rebosando satisfacción. queza, ni en nada de lo que nos rodea. ¡Diosquiso colocarPocos días después Ilejíó un maestro de obras, encarga- la más :i nuestro alcance, y la puso en nosotros mismos!
do por el ¡iropietario de examinar las í|ue debian ejecutarse. Durante la conversación que sostuvo con J u a n , preA. DEI. PAI-ACIO.
guntóle este ([lié destina se podria dar :i la aruiadúra vieja
del tejado.
— Supongo que ninguno — contesl<'i el alarife; —la maE.XPLIC.^CION DEL FIGURÍN ILUMINADO,
dera e í muy endeble, y no tiene, por consiguiente, resistencia para sostener miis que paja. Lo único que con ella
podria bacersc seria un luVrreo.
Nüm. 1.792.
— ¡Precisamente lo que me hace falta! El granero que
(Súto
corresponde
&
las
Sraa. Suscritoraa de [a i.* edición de Jujo)
tengo es muy ciiico.
Fueron á reconocer el terreno, y el maestro de olnas lo
Ti-íve líe tea/n' y soirctr. Vestido de terciopelo color de
encontró muy á propósito para la nueva construcción. Inmusgo y tul blanco bordado. Fondo de falda de tafetán
dicó :i Juan las ventajas que obtendría estableciendo tamblanco,'ribeteado de un rizado del mismo tafetán, quesosbién un cobeitizo, agrandando el establo y haciejido una
tiene por delante y en los costados una falda de tul bordae.xcavacion ])ara el erflercolero. Juan apro'bi'i e! provecto
rio, dispuesta á la "^derecha en dos volantes anchos, recogicon entusiasmo, como un medio de completar las mejoras
dos con unas cintas de terciopelo color musgo, cuyas
y de dar á la finca una gran superioridad sobre las de los extremidades se pierden bajo unaiosacea de la cinta igual,
contornos. Sin este complemento las reformas no darian
que fija :L1 mismo tiempo la falda de ful. Los paños de tul
resultado proporcionado al coste, y el amo debía riecidii'sc
que forman la falda van ribeteados de un encaje igual.
á hacerlo, atmque no fuera sino por interés ¡n'opio, Juan
Cola de terciopelo verde musgo. El piítiisr de la izquierda
manifestó, sin embargo, que no se atrevía á proponérselo.
va formado por la cola, es decir, que ésta va montada so— Es c:iy>¡i7. de ncgármelí), sin com¡}iender que lo que le bre la cadera, en un solo paño, y recogida después con algunos ]íuntos, V el de la derecha se forma con la falda de
pillo es tan litíi para la finca como para mi. Si tuviese vo
encaje. Corpino' con aldeta, terminada en punta por delandinero, lo haría en seguida, sin consultarlo con nadie;
te V por detras. Los delanteros van abiertos bastante bajo
pero los pobres no podemos tener buenos pensamientos,
sobre un chaleco de seda blanca, abrochado en medio, cu— Ko te apures —replicó el contratista, que no combriéndose, por último, el chaleco y parte de los delanteros
prendía se pudiere gastar el dinero en otra cosa; — yo hacon una banda de tul blanco bordado, que va plegada y
blaré con tu amo y le luiré C]ue se decida,
cruzada de derecha á izquierda bajo una rosácea de tercioJuan le animó, rogándole le comunicase en seguida la
pelo. Kl hombro izquierdo desaparece bajo una tira de tul
respuesta de! Sr. Sánchez.
jilegado como la banda. Manga que no p'asa riel codo y va
Cuando se ciucdó solo se pusoádaí' vueltas alas ideas del
abierta en la costura sobre un volante y un lazo del mismo
maestro, que ya consideraba como suyas. liealmente, esos
terciopelo.
trabajos, en los cuales no había pensado en un ¡M-incipio,
eran adiciones necesarias, y sí él no lo había pedido, era
El dibujo 14 del periódico representa este elegante traje
por no parecer exigente : pero el amo no pedia negarse á
por detras.
su pretensión sin cometer una injusticia.
Se corta el corpino por las figs. 11 á 15 de la Iloja-SuTrasciírrieroi! algunos dias sin saber nada, convirtién- plemosh al presente número.
dose su impaciencia en una ansiedad mortal.
Tela necesaria para el traje : 4 metros 40 centímetros de
;Iria á negarse el amo i \o que le pedia?
tafetán, de i'i centímetros de ancho, para el fondo de falda
Por fin, una muñana vio aparecer al maestro de obras, y el rizado, y u metros Ho centímetros de terciopelo.—
que le gritó :
,
. , .
L a cantidad de tul bordado se calcula después de cortar e¡
fondo de falda.
— ¡Vanios, ya está hecho el negocio!
•:•:•- •
— ¿Qué negocio? — preguntó J u a n , ]io atreviéndose á
adivinarlo.
PEQUEÑA GACETA PARISIENSE.
— i Q u é torpe eres! El del cobertizo y el del ensanche
dei establo.
— ; D e veras? ¿Consiente el amor
• •
Un tulle elegante y una bonita presencia se adquieren con
— El mes que viene empezamos la obra.
••• •'- '
el corsé SuUiuia y el corsé Cofuza de la casa de PLUMIÍNT
—Venga V., y me lo contará todo. Sacaré un buen jarro
( 3 3 , me Viviemic, P a r í s ) , y los diferentes/JíJ"/^"-polisünes,
de vino para que no se le seque la garganta. Cuénteme us- que esta casa edita con gran é.xito.
ted todo lo que ha pasado — prosiguió Juan una vez sentaLa casa Pla:^[K^:•l• es conocida en el mundo entero, y
dos frente á h e n t e .
todas las bellas criollas aprecian en su justo valor la elegan—Puüs nada de particular; el amo se rió mucho, v sin
cia del corsé 5í///f;jV(/.I'ino y elegante, hace el talle natural.
oponer objeción alguna, me mandó hacer el presuptiesto
El corsé SuU<ina es delicioso para los trajes de baile, de
de las obras,
casa y de paseo, para los cuerpos-blusas, cuerpos frunciJuan .se quedó como el que ve visiones, pues no esperados, sea en raso o faya blanca y de color.
ba se arreglasen las cosas tan fácilmente. Cuando se marCon los levitones, las polonesas y los cuerpos en general,
chó el contratista, fué á reconocer de nuevo e U e r r e n o don- el corsé Coraza es maravilloso, y mantiene el talle largo
de iban á verificarse las obras. La antigua entrada á la
recto Y elegante.
huerta se hacia imposible con el nuevo proyecto; e i a nePasta enviar las medidas exactas, tomadas estando vesticesario abrir un paso, le^'antar dos cercas v rellenar una
zanja. Estas obras las costearía el de su propio bolsillo, sin, das, para recibir la clase de corsé que se desee.
decir nada al a m o ; pero lo peor era q u e , con la nueva en-'
trada, se quitaba un buen ¡}edazo á hi huerta, v esto le
E f i c a c i a de l a P á t e E p ü a t o i r e D u s s e r ! —« Muocasionaba una pérdida, de la que debía indemnizarle el
chas damas roiisuluin frecuentemente A sus méJiíoa para que k s
propietario. Justamente al otro lado del camino había un
hiitr^n desaparecer los bigotes algo mascidinüs : yo aconsejo, en
•pedazo de tierra sin cultivar, y Juan creyó desde luego po- tal casa, la PóU EpUaloire Diisser, que lu logrn muy bien.»
día reclamarlo á titulo de compensación ; por lo tanto, no
Doc/or B. de la fue. de París.
vaciló más, y se presentó en cusa del pro]}ietario con pretexto de saber cuándo iban á empezar las obras.
Un medico eminente de Londres, considlado sobre el mtíritfi
— Vamos—dijo el Sr. Sánchez al verle;—su;ipongo que
qutí como mediL-iimenuí tiene el H i e r r o B r a v a i s , escribe :
ya estarás contento
«He empleado de un modo muv e^tteiiso, lanío en mis diferentes dispensarios como m mi clíeticela, el H i e r r o E r a v a i s ,
— Los pobres no tienen derecho á quejarse cuando el
hahiéndolo administrado en casos en los cuales el H i e r r o no
pan no les falta.
podía ser tomado de otro modo. Lst;i es la mejor prepara^.¡on fer— Esa resignación cristiana te honra ; pero creo que tieruginosa que hasta hoy se ha hallado.»
nes otros motivos d e satisfacción, ¿Ko te he concedido lo
que me pedistes ?
— S i , señor, y estoy muy agi-adecido : pero e¡ amo sabe
Es suficiente enviar las medidas exactas á M i n e s , d e "V"ERque los labradores viven del jiroducto de la tierra, y que,
T Ü S , 1 2 , r u é A u b e r , P A R Í S , para recibir de esta célebre
si se les //iii/ii un pedazo de ella, es como si se les quilái'a casa un coi-sé de corle y elegancia irreprochables.—Zíf.ccwyí'ifun pedazo de pan.
jí de las falsificaciones.
— Pero, hombre, ¿quién piensa en quitarte nada?
— Dispénseme V . : pero el paso que hay que abrir ahora
El A c e i t e d e Q u i n a de E. CÜUDRAY, perfumista en Pame come un pedazo de la huerta; no me gusta quejarme'
13, rae d'Iivghien, conserva por un tiempo indeñnído el capero si fuese V. tan bueno que me diese el prdacilh que rís,
bello, y leda un brillo y una fle.xíbílidad incomparables. No es
está por frente de ta hacienda, yo me podría resarcir.
extrafio, pues, que su inventor haj-a obtenido en la última Expo— H o m b r e , ese pedacillo, según tú le llamas, tiene cer- sición Universal de, París las más alias recompensas por lodos
ca de una fanega.
los productos de su casa. ^.•.> ,„
- "•
ADVERTENCIAS.
L l a r i í a m o s la a t e n c i ó n d e mie.sti-as S e ñ o r a s Suscrit o r a s , hacia el n o t a b l e figurín qtie a c o n i p a ñ a al p r e sente n ú m e r o , y q u e ca d e b i d o a l lápiü d e u n o de los
primeros artistas de París.
Decididos á i n t r o d u c i r en n u e s t r o periódico las inn o v a c i o n e s nece-sarias jiara q u e c o n s e r v e el p r i m e r
p u e s t o e n t r e t o d o s los tle m o d a s , sin r e p a r a r en gast o s ni .sacrificios d e n i n g ú n g é n e r o , h e m o s o b t e n i d o
la c o l a b o r a c i ó n d e este d i s t i n g u i d o a r t i s t a , q u e dibuj a r á expresamente para nosotros cierto niimero de
figurines
y m a d e r a s , con a r r e g l o á los m o d e l o s m á s
n u e v o s , e l e g a n t e s y d e fácil a p l i c a c i ó n . D e l m i s m o
a r t i s t a es el g r a b a d o q u e figura e n la p r i m e r a págin a d e este n ú m e r o .
L o s jiatrones del traje r e p r e s e n t a d o p o r el figurín,
y d e la .'^alida (]e t e a t r o s e ñ a l a d o c o n el n i í m . r d e
d i c h o gi'abado. v a n e n el s u p l e m e n t o q u e forma p a r t e
d e la c u b i e r t a d e este m i s m o n ú m e r o ; o t r a m e j o r a
qtie a d o j i t a m o s d e s d e h o y . y c u y a i m p o r t a n c i a s a b r á n
utilizar las s e ñ o r a s a b o n a d a s .
E l A d m i n i s t r a d o r d e L A M O D A E L E G A N T E supli-
ca d e la m a n e r a m á s e n c a r e c i d a á las S e ñ o r a s S u s c r i t o r a s c u y o a b o n o t e r m i n a e n fin d e este m e s , y d e seen c o n t i n u a r f a v o r e c i é n d o n o s , t e n g a n la b o n d a d
d e pasar el aviso p a r a la r e n o v a c i ó n d e l m i s m o con
t o d a la aníicÍ]Dacion q u e les sea posible. E s t e r u e g o
o b e d e c e al deseo d e e\'itar á n u e s t r a s a b o n a d a s la
c o n t r a r i u d a d d e e x j i e r i m e n t a r i'etraso e n el servicio
del periódico al d a r p r i n c i p i o el n u e v o a ñ o , época d e
la m a y o r a g l o m e r a c i ó n d e trabajos e n estas oficinas.
E s d e la m a y o r c o n v e n i e n c i a , para e^^itar e r r o r e s ,
q u e á la o r d e n d e r e n o v a c i ó n se a c ü m ] í a ñ e u n a d e
las íájas, i m p r e s a s ó m a n u s c r i t a s , con q u e se recibe
el periódico, ó á íálta d e ella, q u e se exprese con t o d a
c l a r i d a d c/ nombre de hi Srcr. Sitscríiorn,
¡a edición
ii que desea síiscrthirsi\
punió de szi residencia ^ provincia (i qiw c'síe corrcpondc y señas del domicilio.
SOLUCIÓN AL UEROGLinCO DEL HÚMERO 4 3 .
U n a alforja n u n c a ae l l e n a .
l.a ]irtn prosentado las Seas, y Srias. D.* Eloilia Areiiasy RüdrÍRUCí.—Daña
CÍTmsn >- D." Julia Espinmía.—D." Társüa Pía.—D.» Alicia y D.^ Ot-Iia Armada y Lopuí.—D.* JcMisa Sciien de Gonzalc-K.—D." María y D , ' Enusmacinn
N.ivami,—D.* Mercedes MoierKi.—D,« Carmen D:ay úv la Calle.—D.» Luisu
líui?:.—D.» Pilar GarL'ia.—D.= Adela Teilo.—D,' Eiluviyis Fiiurjlcs. —Dona
linsaKa líiidriiíucí!.—D.* Maiia Aliunza y Jinifnt'K,—D.' TcoJaniíra Escriban t i . ^ D . ^ Felisa Raiiiirei.—D." Nicanora FernaiKle;;.—D.* Eruniiina Sacní.—
D.» Riwario Abascal.—D.^ Nieves Ttevifio.—D.* Susana y D . ' Concopcioa
MnnKanedo.—D.* Espernnua Marin.
GEROGLIFICO.
L.V SOLITCION BÍT tlNO DE LOS PHÓIlMOS NL MEROS.
Impreso sobre mniiulnas do Ifi cnaa P. ALAUZET, de raría (l'assRffu Stanlslass, 4). ajíííe ,IInt«« (In'Ia ríilirlea Lftrillcnx r íl.» (líJ, rué Suger, París).
Reservados lodos loa derechoB de propiedad anisUca f literaria,
M.\DRID.—Esiabieciniieiito Tipogrífico «Sucesorus de Rivaiieneyía» ,
liii]irciiOTeB lia In Bciü Ciua
Pageo de San Vicente, 20.
Descargar