PERIÓDICO DE SEÑORAS Y SEÑORITAS. — *:Í3ÍO C O N T I E N E L O S Ú L T I M O S F I G U R I N E S I L U M I N A D O S D E L A S M O D A S D E P A R Í S , P A T R O N E S D E T A M A ? l 0 N . \ T 1 ; R A L , M O D E L O S D E T R A B A J O S A L A A Ü U I A C R O C H E T T - Í P I C E R K S D E COI O R E S NOVELAS.—CRÓNICAS.—BELLAS A R T E S . - M Ú S I C A , ETC., ETC. ' " ' AÑO XLIII. MADRID, 14 DE D I C I E M B R E DE 1884. NUM, 46. SÜMAHIO. 1. Vur.li.lo )• .calidn' (le baile r> lie loatríi, — z. TraJL' de baílf.—3. Caimsiilla i!e l;ilj(ir,—¿ )• 5, CüSLo con liipndeta..—(1 y 7. Cepillo boTdailo.—8 y 9. .•\cer¡cci vcnja de aliiluref,.— ID. Pníio de aliar.—. 11 y J S . Vesiido do p a n d e j - leruiapelo liiinUdo,—II, Capuiíi de tieitro,—13. Sümlutiro de lerciopelo.—r4. Traie dfc 1eair<i i ,t['/í-.-í — i j y 16. Falda plecada y rec(iRÍJa-—17. Traje d e recibir |iara señoras,—13. Traje de recibiy por^ se:'ioriias.— rg. CajicKna di; fcjpilla.— 20. Capulina al cmcliel.—J i á íj. Traje?, para iiifias y nifios.— sg y ; o . Abrí. ga di; fcda brijciíada fomiiia de [licles. —31 V 23. Vestidd de lana lisa y lai^^i l i s t . i d á ^ í j . Traje de leiciopelo ramea, üi), faya y lerciopelí) lifo.—34 Abripo lar^o de felpa.— 35. Trajy de Taya y lerciíipeio. — 36. Coníeccion de paflo Titaiílassi y pieles. Explicacioa de los ^mlíadoB.—Prácticas sociales (cnnlinuaciii;i)i por Mario Hah ka.~K Filina, poesía, por D . P. de T o r r e - l s r n / a . - E l etemn desear, por D. A. del Palaciii.—Eiíplicuciiin del iiBuria iluminado, — Pti]iiefia gacetíi, jiarisieasc.— Sueltos.— A d veri ene i as.— Soluciones,—Geroijlificíi. Vestido y salitJa de baile ó de teatro. Núm. I. La salida de baile es de terciopelo liso color de oro y terciopelo cincelado oro con fondo blaDCO. La espalda, que es de terciopelo cincelado, es ajustada por medio de una costura; la parte inferiorva vuelta _v descansa sobre una aldetu de terciopelo liso, que Ibrnia parte del delantero, ciiyn aldeta se abre en medio dejando un hueco, qne cubre una magnifica borla con un .[^olpe de pasamanería oro y blanco. La manga, que va unida á la espalda, es de fornia puntiaguda y va rodeada d e una ceneflí de plumas de avestruz color de oro, adornada en la punta con \x\\ golpe de pasamanería y borlas de seda color de oro. Los delanteros, de terciopelo liso, son rectos y largos y se abrochan hasta la cintura bajo una guarnición de plumas. El borde inferior de los delanteros y el escoi:e van guarnecidos de las mismas plumas. El escole se cierra en un precioKo broche de oro. Vestido escotado, de laya azul muy pálido, plcfí-ado por delante y en los lados, y forma cola larga. Delantal de encaje blanco, recogido en el lado derecho con un ramo de rosas. Tela necesaria para la salida del t e a t r o : 2 metros 80 centíinetros de terciopelo lisoj de 60 centímetros de ancho, y 3 metros 20 centímetros de terciopelo cÍncelailo,de 60 centimetrcs. Se corta esta salida de baile ó teatro por las figuras 7 á 10 de la Hoja-Siiplanenlo al presente número. Traje de baile.—Núm. 2. Vestido de tul bordado color niarñ] y terciopelo mordorado. Falda color de tafetán color fl.—Vestido y salida dt baile 6 de u a i i u »,—Tíaje de baile. • . - - : -'.•, ^•'vv^i^^v^. ? J¿-Lrk> 3G2 LA yVLoDA ELEGAKTEJ PEÍ^IÓDICO DE LAS FAMILIAS. 3.—Canaslillrnii' lüTior. marfil, ribeteada de un volante I I I I I r I I I I I I I r I I I I M I I I I I I I I I > !••• II 1 . 1 'HBB I I I M I I I plegado de rasn color marfil, r I I 1 I I iDBBVB I . I i i M B a n < I I IBB I lUB I -Mm : I » ~ ! • • M B B I I I que sostiene sólo por delante I { • • • B i » B n i-ia i-\ iBL'j i B B * J B a B B i i r - B B ' I B ' ' I I I l--i(XX.: I I I I : - ! I ' B B I una guirnalda de pre.íill;is de ri^.'.BBB ixxxx I K X j x x x x IB:-BB .^ I - B B : - I B - l i l i XXX ' I I M " B I ' BB [ cinta de terciopelo inordorado, 1 IBBBB IBBB I B I ! I B l IBBB I B B B B I ) F I ! • • I IBB I ' . « B I IBB -I IBB I IBB I I El delantero desaparece coml i l i l í IBBBBB I I I B B B B * I I I 11 I I I B B II I ; I IBBB I I pletamente hajo unas bandas de I I I I I I I M I 1 I I 1^ 1 I I I I 1 1 I I tul bordado, reco^tfidus en los costados, }• alternando con una S . — B o r d a d o del cepillo. ' doble hilera de presillas. La E x p l i c a c i ó n de los s i g n o s : parte de de tras va adornada 2 azul pitlido; H aceiíutia oscuro; p o r u ñ a ei^pecie de cascada de |T] nmarillo; 1^ enciirnado; \ fondo. tul bordado, con unos laxios notantes en el lado izquierdo, de terciopelo. Corpino de tcrcio])elo mordorado, terminado en punta por delante y ])or detras. El escote en punta va guarnecido tie un;t banda plef^ada de tul bordado, prendida en los homhrns con unas presillas de cinta de terciopelo. E n el centro, por delante, va un ramo dc margaritas blancas con botón amai'illo. Collar de perlas. Guimakia de margaritas en los cabellos. Tela necesaria: 4 metros 40 centímetros de tafetán, de S5 centimetro.s de ancbo, para el fondo de falda: un metro 80 centímetros de raso para el tableado: 12 metros ele tul bordado, de 70 centímetros de ancho y 3 metros de terciopelo, de 55 centhnctros de ancho, para el corpino. 4.—Ct-sto Clin lajudera, ( Vcase el dibujú 5.) nan la canastilla, se corta un pedazo dc cañamazo de 8 centímetros en cuadro 3' .«e le borda al ]>unto de cruz, en felpilla é hilillo de oro. En el borde exterior, en cada cuadro, se hace una hilera de dientes al punto i'uso con felpilla encarnada. ( l . ^ n n r d i i i i i lie I;» eaja i!e alfilcreí. {Véasv-el dibujo i.-} 1 I.—Vcslidolie paiietu y lerciíipL'lo bíialado. Ksixtlda. { Vid Sí d dib tija 3 S.) Canastilla de labor.—Núm, 3. Esta canastilla, que es de mimbre color marrón, va cubierta por la parte interior del borde con una lira fi'uncida de lascí color de Cesto cora tapadera. Núms. 4 y g. Va guarnecido de un asa y una tapadera, que se compone de dos parles. El ciíntorno del cesto va adornado con una cenefa, terminada en unas bolas dc lana. E n cada mitad de la tapadera se lija una almohadilla cubierta de felpa marrón, sobre la cual se pone un bordado, que se hace sobre cañamazo fino con seda color de oro antiguo é hilillos de oro (véase el dibujo 5, que representa este bordado de tamaño natural). Después dc haber pasado los contornos del dibujo al cañamazo, se hace el B , — Cepillii bordado, ( Viasí e¡ dibujo 7.) N . - Acericii y taja de nlfiltri;!!, { V¿ase íl dibujo t|.J oro antiguo. Se guarnece interiormente el borde superior de unas bolitas, y la parte e.Kterior, de unas bolas más gruesas. Unas bolas iguales van fijadas en las asas de la canastilla. El fondo va cubierto de un pedazo de cartón y guarnecido de terciopelo mari-on roiizo. Para cada uno de los cuadros que ador- bordado con seda color de oro antiguo al pasado y punto de cadeneta. Se tienden unos hilos de oro sobre las figuras bordadas al pasado, y se rodean todos los arabescos al punto iitrüs con seda marrón. Para la cenefa al crocliet, se ejecuta primero, con lana marrón, un galonciío al cro- K.—Hnrdado lii: la tapadura del cesro. i-¿a±ti A:Lp3n 1 0 . — P a R o de altar. LA MODA ELEGANTFJ psí^ióDico DE LAS J^AIVIILIAS. S63' 12.—C;ipola IÍL' liuIlTí). Jl 3.—Sombren) íle t t r d o p t l o . *•*.—Traje de leatro i"> .wiiáe. Espalda. ( V¿aieel fígiíihi ilum¿nadt>¡') •S5.—Falda, pltpada y recogiiia. ( Laili> dereí;!!!).} • B.—Faliia pluRada yrtcíigida. (Ludo ¡xiluicrdti.J chet, hecho con una horquilla, y se fijan las bolitas de lana, como indica el dibujo. Vestido de pañete y terciopelo bordado. N ú m s . II y 28. Cepillo b o r d a d o . — N ú m s , 5 y 7. E s t e cepillo, que tiene 7 centímetros de largo por 4 y medio ceatimetros de alto, va cubierto, en su parte superior, de raso azul pálido algodonado, y guarnecido de un bordado, que se ejecuta al punto de cruz sobre cañamazo color de aceituna oscuro, con seda de color. El dibujo 7 representa este bordado. El borde del cepillo va jruariiecido de una cintita de raso color de aceituna plegada, de un centímetro de ancho, cuya parte superior va cubierta d e un galón estrecho, tejido de hilo de oro y sedas de colores. L a falda, que es de faya marrón, va cubierta de unas tiras de paño marrón sobrepuestas, de 14 centímetros de ancho, cuyas tiras llegan por delante hasta el borde superior, y por detnis basta Ó5 centímetros de altura. El vestido de encima ó polonesa, de pañete marr o n , va guarnecido por delante de unas tiras de terciopelo bordado con hilos de o r o , y por detras, de una cartera del mismo terciopelo. Por delante el vestido va ribeteado de un cordón grueso de seda marrón. Cuello y carteras de mangas de terciopelo marrón y galones de oro. Cinturon de terciopelo bordado. Acerico y caja de alfileres. N ú m s . 8 y g. Este acerico, que sirve al mismo tiempo de caja de alfileres, va guarnecido de una tapadera, que se c u b r e , asi como el borde del Jbndo, con felpa marrón, Se fija sobre la tapadera una herradura y una almohadilla para los alfileres, la cual va cubierta de felpa marron. El contorno de la caja va adornado, y se ejecuta sobre piel negra, con sedas de dilerentes colore.s ¿ hilos de oro. El dibujo y 'representa uiux parte de e&te bordado. Capota de fieltro.—Núm. 12. E s de fieltro color de aceituna; el ala va levantada por delante y hendida á unos 3 centímetros de distancia del borde exterior; se hacen ojetes en los dos lados de la abertura y KC pasa un cordón de seda por estos ojetes. El centro de la copa, pordetras, va enlajado del mismo modo. Después de haber forrado el ala de terciopelo verde aceituna extendido, se guarnece la parte exterior del sombrero con unos lazos de galón de lana, bordados de hilo de oro. Se fija por delante, bajo el ala, un lacito del mismo galón. P a ñ o de altar.—Núm, 10. El bordado de este paño ó mantel de altar se ejecuta con galoncillo blanco y algodón fino. Se pasa el dibujo á la tela y se fija el galoncillo siguiendo los contornos. El galoncilío va doblado y fruncido en los puntos que indica el dibujo. Se liacen las barretas al punto de festón. Para cada barreta S,G tiende la hebra yendo y viniendo, se la rodea con puntos de festón y se hacen los piquillos. Se ejecutan luego los diferentes puntos de encaje y las barretas enrolladas, y se guarnece el paño d e unas hileras de curvas cosidas. Sombrero de terciopelo. Núm. 13. í í . — T r a j e de recibir paca seíloras. i S . ^ T r a j e de recibir pora scnoriuH, E s t e sombrero tiene un ala doble', cuyas partes separadas van cubiertas por ambos ;ladoB de terciopelo negro, y cuyo borde de delante va ribeteado de cuentas gruesas negras. Estas cuentas, rodeadas de cordonciUtís de cuentas de acero, van dispuestas sobre el ala superior, como indica et dibujo. Se cubre el fondo de terciopelo negro, que se ha bordado antes con cuentecitas de acero. Se pliega el ter- ! ! • 364 aG5 ciopelo po]- detras en los dos íadns, y se f^iiarnece el horde de detrás con el centro de las bridas, que son de terciopelo negro y lictien 5 centímetros de :incho. Se lija por detras una ahvazadern de terciopelo. Por delante una abrazadera if^uíil va snjeta con un broche de acero. Las dos abrazaderas van bordadas de. acero. Se adorna el .sombrero con cuatro plumas negi-as. bierto de un pedazo de terciopelo plegado, al cual se une un tableado ancho de lana, que continiia sobre los paños de costado y por detras. Lá falda va adornada á cada lado con un pedazo ríe lela de lana, dispuesto en el borde superior en pliegues verticales, y sobre el borde su]}erior en ]íliegucs que se dii^igen hacia ariiba. Se completa la falda con un pedazo recogido al sesgo por detrás. Traje de teatro ó soirée. — Núm. 14. Traje de recibir para señoras.—Núm. 17. Este dibujo representa el mismo traje del figurín que acompaña al prcFcnte niimcro, visto por la espalda. Véase la explicación de dicho ligurin. Se corta el corpiño por las íigulas 11 á 15 de I;L líoill de Vestido de cachemir y terciopelo, adoi'nado de galones, La chaqueta, que es de terciopelo, se abi'e sobre iMi chaleco de raso color c r e m a , ribeteado en su base de un ciníuron. La t ú n ic a, recogida, va i'ibeteada de galones, así como la fahla plana, q u e es de terciopelo. Traje de recibir pnra señaritaü. Núm. 18. El corpino lleva una aldeta cortil, añadida y ribeteadade terciopelo cazador del color del \'est¡do, que e-S de cachemir. La falda forma un bullonado en su parte superior, V se continúa en pliegues a n c h o s , adornaJos con dos Inea o . - A í i r i i í ü d'j ijida liroi:liada ses de terciopelo fiírradacIcpiflL-K. J^spalila. ( Viasí el dibnjiy 21J, 1 cazador. píltVDIUS, S11/'I í me ni ti al i]iisiiiü n i'i m e r o . Falda plegada y recogida. Núms, 15 y 16, •Ift—Capulina de felpilla. ria,—\\-M¡.:r> .u- ]m,¡l h^.L j- kin.T. I¡:.lüii;i. Dflnnlum, { Viasí ti Uibujo 3 r . } Esta falda puede llevarse con un corpino jfisfy ó fOn una chaLpieta de terciopelo cazador, de paño ó de otra teJa. L a falda, Lpie es d e seda (se la ]íuede hacer igualmente de lana), va guarneciila de un vnliuite plegado, de 6 centímetros de ancho,y de un segundo v o l a u t e Iruncido. de terciopelo, de II cen 11 m e l r o s de a n c h o . El paño de delante va cu- í I.—AbnRíi lili pafiD vi(¡ona para niñas de 7 á g afios. BS.—Tríije de lereiopdo rameado, íaya }• terciopelo liso. SJI.—Alirifo Jarjjo do felpa. 2 2 . — Levita prtra ninas dn Í2 á i^ iinos. Vestido de iJallcle y lereiopelu burdaiiu. Delantero. ( Véase dibujo i i . J í S . ^ V f s i i d i i inulüs para ninas ilu 5 rt " aflús. C ' l —Traje para señoritas de [4 á i^ ^ftm. Stt,—Vusiitlii ¡lióles para, niñas du S á 10 anas. • B.—AbríiíO de seda brocliada fartaila de pieles. Delantero. ,(_V¿aie el dibujo ¡o.) K<i —Tr.LJc para niños de S i) [O aAos. 2 0 , — C i i i c l i n a a! I..T(II;II!.-1, 2 1 —Paleln para nii^os <le ] o á i j anos. 3 1 . — Vestido d e lana lisa y lana lisiada, visto de perfil. {Víasí el dibujo j e . ) 8 S . — T m j e de faj-a }• tcTeiopelo, 38.—Confeecion de piiflo "iniíhttsi y pieles. LA 366 MODA ELEGANTE, JPEI^IÓDICO DE LAS J^'AAI^ILIAS. Capelina de íelpiJIa.—Núm. i g . Para liacer el fondo de esta capelina se emplea un ]>edazo de tul fuerte negro, de 26 centímetros de ancho por 22 de alto. Se le redondea desde el medio superior. Inicia los ángulos inferiores, _v se pliej^a por detras dejándolo reducido á J5 cenlímetrcs de ancho, y en el borde exterior, de manerii f|ue teni,'a 41 centiinetros de ancho. Se le guarnece con una cinta de latón y se le ribetea de tafetiin. Sobre este fondo se dispone la parte del centro de un pedazo frianguíar jirolongado, tejido de felpilla marrón y seda bronce claro, el cual va guarnecido en el borde exterior con unas presillas de felpilla, que forman un fleco. Se lija en el pico principal del triánfíulo sobre el centro del fondo por delante, y se le plie^i^a de manera q u e cubra el londo, ¡bi-niando unos bullones. Se completa la capelina con unas cintas de terciopelo otomano marrón, de 11 ccntiinetros de ancho. cuentas color de fuego sobre terciopelo. La falda , de íaya, formando pliegues gi'uesos por detras, va ribeteada de dos bieses anchos de terciopelo. Confección de paño límatelassé» y píeles.—Núm. 36. Este modelo es una especie de manteleta cruzada sobre el pecho, que forma por delante dos cajdas largas, las cuales se recogen para formar la manga. Ésla forma una punta cortada, y termina en un golpe de pasamanería, que se repite por detras. La de detras es redonda y corta. P R Á C T I C A S SOCIALES M A R I O H A L K A . Capelina al crochet.-—Núm, 20. Se liace esta cajielina, al crochet, con lana azul, íorniantío un dibujo de mallas-barretas caladas, sobre las cuales \-MI puestas Liiuts presillas de felpilla azul claro, íijaria.s con curvas de mallas al aire, hechas con lanaaKul pálido. Los adornos consisten en un lazo de raso. Trajes para niñas y niños.—Núms. 21 á 27. (CONTINUACIÓN.) ' '^^•'^'^fyJ •.i^ STÑ:?^ j3. ^^^ iN ser en modo alguno expresiva con la persona que tenga al lado, será sí nnty cortés jiara dar las gracias por las jiequcñas atenclones que pueda tenei- con ella, asi como la de sei'virle el agua, alargarlo los entremelucho Tíiim. 3 1. Ahrig" de paño vi^omi para /liñas de ~ ¡i y at'h>s. ^ ^ í l dimienío puede dar lugar á juicios aventurados. E s t e abrigo va ;dnochado en linea recta por dehuile. Paa/ y^Y Es un error conduciráe en la mesa de una fonda plegado por detrás y adornado á cada lado con una huera de botones. Esclavina con cuello ancho vuelto. Mangas an^" con menos delicadeza de la que se usaría en hi del chas, con carteras. más encopetado personaje. E n un circulo donde se nos conoce, por muy elevado que sea, tendían más indulgenNújn. 22. Lc^ñta para ¡Uñas de 13 á 14 ams. Esta confeccia ]iara cualquier falta (|uec<Mnetainos, que la que han de ción es de vigoña azul marino, y va abrochada en línea concedernos alii donde ignoran /a dase de dase á que perrecta por delante, formando tres pliegues gruesos por detenecemos. trás. Cuello de terciopelo. Cuando se lleva unos dias comientio con las mismas Núm. 33. Ve&iido inglés para niñas de 5 ÍÍ 7 años. Este personas v se encuentra á éstas fuera del hotel, se les hará vestido, de terciopelo rayado color de n u t r i a , va plegaun saludo muy ligero. do por delante y abrochado un poco á la derecha. Cuello bordado. Cinturon de faya, anudado hacia el lado izEn las casas de baños y fondas de puerlo de mar donde quierdo. se va á pasar el verano es frecuente reunirse por las noches en el salón del piano. Núm. 24. Traje para señoritas de J4 á ití años. Corpinopolonesa, adornado á cada lado con un galón ancho, que En el extranjero, por jnás cjue todos frecuenten ese saforma tres cocas, dobladas en el borde inferior. Adorno de lón, quedan tan extraños unos á otros, como si no se engalones, dispuestos horizontalmenle por delante del pecho. contrasen contínuamenle; pero en España se presta ese La polonesa va dispuesta en forma de delantal sobre la falcontinuo t r a t o , unas veces á conli'aer amistades, por lo da, y recogida bajo el púiif, que es ptico abultado. Ealda juénos innecesarias, y otras á crear posiciones difíciles plana, adornada con cinco biesus horizontales y un tableapara la demasiada crítica y chismografía que por aquella dito por debajo de su borde inferior. Sombrero de fieltro, atmósfera circula. lev^antado por detras y adornado por delante con una escaE s raro que en esos establecimientos Jio se encuentre alrapela de cinta. guna persona conocida, en cuyo caso está sah-ada la dilicultad uniéndose á ella en tales momentos : pero si no la Núm. 25, Vestido iuglíspaya niñas de S ¡í 10 añ\}s. Este hubiera, debe preferirse hacer la vida del que reahnente va vestido es de paño ligero. Peto formado de galones lamiá buscar la salud á las aguas medicinales, que es acostarse nados de oro, dispuestos horizontalmentc, y adornado á temprano para poder madrugar. cada lado con un tableado que termina en cocas. Túnica recogida en punta por los lados. Falda plana, adornada con Si no puede prescindírse de asistir á la reunión, hay que dos bieses horizontales y un volante doble formando con- tener presente q u e atlí se creen todos autorizados para enchas. Sombrero de fieltro, de forma cónica, y guarnecido tablar conversación unos con otros por la razón de habitar de cocas de cinta, bajo un mismo techo, y de consiguiente se está obligado á ser a t e n t o , sea con quien fuere, quedando al buen juicio Núm. 2(í. Traje para niños de S a 10 años. Este traje, que de cada cual el considerar la conveniencia de ser sumaes de paño ingles, se compone de un paleto, que se abromente reservados en estas comunicaciones con jiersonas cha en linea rect;i por delante con una sola hilera de botopor completo extrañas hasta entúnces á aquellas á quienes nes, y un calzón ancho, que va sujeto por debajo de la rose dirigen. dilla. Sombrero de fieltro, adornado con un lazo de cinta en la derecha. En la mesa es sabido que ocupan el último lugar los reNúm. 27. Pahtoparn niños de ]0 ¡i 12 afios. E s de paño cien llegados, ganando en puestos conforme van cjuedando vigoña; se le abrocha en linea recta por delante, y se le vacantes los primeros, de modo que se adelanta por derecorta en forma de corazoji. Adorno de piel de castor en el cho de antigüedad. Si se ve q u e , lompiendo esta regla, .se escote. Forro de raso de China. Sombrero de fieltro. han tomado la libertad de intercalar en puestos avanzados á más modernos huéspedes, hay razón para formular una Abrigo de seda brochada íorrada de pieles. queja; pero ésta debe hacerse en particular al encargado Núms. 29 y 30. de la colocación, pues todas las escenas en público dejan en mal lugar al que las provoca, por más fundados que sean Este abrigo, que es de seda brochada negra, va guarnelos motivos que alegtie. cido con unos pedazos largos que forman como una esclaEn los hoteles y casas de baños el servicio e s , por lo revina, con un cuello y tiras de piel gris, de 9 centímetros de guiar, incompleto, y sólo se alcanzan atenciones mediante ancho. L o s delanteros y la espalda del abrigo van forrados propinas adelantadas. Si esto conviene para estar bien serde piel gris. La esclavina va forrada de raso negro. indo, también debe exigirse el cumplimiento de las obligaVestido de lana lisa y lana listada,—Núma. 31 y 32. ciones. La demasiada condescendencia con los criados de las fondas los hace irrespetuosos y descuidados. L a falda, de faya azul oscuro, va guarnecida e n .su borde Lo primero que debe hacerse, antes de descargar el inferior de un tableado de lana lisa del mismo calor, do 8 equipaje, es enterarse de los precios que hay que abonar. centímetros de ancho. Los adornos de la falda se compoDespués de instalados en la habitación, se pedirán pronto nen , por deíante y en ios lados, de un volante de lana lisa, todos aquellos objetos que sean necesarios. E s raro que se de 86 centímetros de alto, puesto de plano por delante, plegado e n los costados^ y guarnecido de una tira de lana alcance nada al siguiente dia de la llegada. Todo debe exigirse en las primei'as horas. E n cuestión de pago de derelistada, de l o centímetros de ancho, y de una semitúnica chos á los médicos, se enterará cada cual de la tarifa, de lana listada. El "jjaño de detras va g'uarnecido de tres voobrando luego según sus medios, sin dejarse llevar de inslantes de lana lisa, de 41 centímetros de alto, ribeteados de piraciones ajenas. Del mismo modo ha de obiai^se con restiras de lana listada. CoJ'piño de lana lisa, guarnecido de pecto al número de criados que hay que recompensar. Se un peto fruncido de lana listada, de un cuello y solapas de recuerda á quiénes se ha ocupado, y se cumple con ellos. terciopelo azul. En España, donde por lo menos conocemos el carácter nacional, la cuestión de propinas y ciertos derechos no Traje de terciopelo rameado, faya y terciopelo liso. tiene dificultades; pero nunca recomedarénios bastante el Núm. 33. ajuste previo en todas las fondas del extranjero, donde, al parecer, se va á vivir m u y barato, si sólo se fija en el preE! corpino se abre sobre un ]>eto plegado, sujeto más cio diario de la fonda; pero donde los e.xtya suben otra abajo de la cintura con una tira ancha de terciopelo. Una cantidad á veces maj'or i¡ue la estipulada. guarnición de encaje ribetea el lado derecho de ia abertura. Cuello de terciopelo. La falda ^-a guarnecida ]ior delanL o primero que ha de hacerse — si se viaja con fondos te con unas bandas separadas por tiras de terciopelo. A modestos, en cuyo caso seria más acertado no ^-iajar—es cada lado van unas quillas anchas de tercioi>elo i-ameado. advertir que retii'cn las bujías, porque se prefiere tomarlas por si mismo. Cuando se visita un país, apenas se está por Abrigo largo de íelpa.—Núm. 34. la noche en casa, sino al tiempo de acostarse, y como cada Se abrocha por delante e n línea recta, y no lleva ningún habitación paga un/i-aiico diario de luz, con esos 100 cénadorno. La manga, de forma visita, v;t separada del cuei-po timos tiene el que la ocupa lo necesario para las bujías de del abrigo, y termina en una tira de castor. Cuello vuelto una semana. L o mismo ocurre con el combustible de las de la misma piel/""-'' '''^^^'•- . ,3i|i^!.-ii*í^:_ chimeneas, que debe uno procurárselo por cuenta propia. Los recados que se envían con los jrarfoíss se pagan en Traje d e faya y terciopelo,—Núra. 35. el acto. E n España se les gratifica de una ve?, al partir: en el extranjero cada comisión debe pagarse aparte, si se Vestido de faya y terciopelo color de nutria dorado. El corpino, cuya aldeta termina en punta por delante, es de quiere ahorrar úesavenencias en el último dia. E n el franco diario que se paga por el servicio, entra sólo el que presterciopelo, y se abre en dos solapas de faya sobre un chatan dentro de la fonda. leco enteramente cubierto de un rico bordado de o r o v CAP íT ULO L.\ S E X T O, INSTALACIÓN. Los criados.— I-a vecindad.—Las visitas. I. LOS CH[ADOS. Hay varios medios de procurarse los criados, que es la priniei-a necesidad q u e se deja sentir a! tomar posesión de una nueva morada. Las agencias, los conocimientos particulares y el traer de algún pueblo jóvenes que todavía no hayan servido, y á los que se pueda enseñar al gusto especial de los amos. E n todos estos casos, la adgiíisieion es fácil; '^i eunser.'acion, la piedra de toque. Lo primero que hay que hacer al tratar de la admisión de un sirviente, es informarse de sus condiciones. En Madrid, ni se toman ni se dan infoimes con la minuciosidad que el caso requiere. El que va á preguntar se contenta con saber cjue no recibe un José María, y el que los da, por temor á alguna ligereza del que ha ido á tomarlos, oculta no pocos y graves defectos. Al recibir á un criado es preciso marcarle de un modo terminante sus obligaciones, advírtiéndole qué dias puede salir, qué permisos se le han de conceder, sí tendrá ó no libertad de recibir visitas, etc., etc. De la claridati con que se estipulen tales conciicioncs depende no pocas veces la: buena ariuonía entre amos y criados. Estos saben, al entrar, el género de vida que en ciertos extremos les espera, y reflexionan si les conviene ó no sujetarse á él. El servicio que se puede reclamar de un sirviente,cuando ba de estar solo para todo en la casa, es niuj"- distinto de! que se reclamaria á cada uno de ios que hubieran d e componer la servidumbre de otra en la que hubiese mayor personal. En las casas de gran boato hay un mayordojno general para dirigir el servicio. El marca á cada criado sus obligaciones; los despide cuando no las cumplen ; recibe los nuevos, y dispone en un todo de la marcha interior de la casa. Apenas si los amos se dirigen más que á los de su inmediato servicio. Sin embargo, en España no es costumhíe que aquél despida y reciba criados sin anuencia de los amos. El mayordomo toma las cuentas, ]iaga los salarios, dirige la organización de las grandes comidas, y obliga ;t la servidumbre á que tenga hechos todos los oficios de la casa media hora antes del almuerzo y se presente al servicio de éste con el traje que ha de tener á la tarde ; frac y corbata blanca los unos, y los lacayos, de librea pclii frac. El ama de gobierno se ocupa de la parte femenina de la servidumbre, Vigila para que las doncellas, niñeras y demas cumplan cada una sus obligaciones. Cuida de la ropa blanca de la familia. \e sí el planchado, lavado y zurcido de aquélla es tal cual lo requieren las personas á quienes se destina. N o permite riñas, cantares n¡ salidas inmotivadas. E n las casas donde el servicio está bien organizado y ¡os amos se ocupan de que haya la mayor moralidad posible en las costumbres, se habilitan dos piezas de reunión, una para los criados y otra para la parte femenina de la servidumbre. Generalmente, donde hay mayores medios para tener buen número de criados, suele encontrarse menos celo para procurar su bienestar en lo físico y en lo moral. No pueden darse reglas fijas para las obligaciones de los criados. En esto, como en todo, hay que ponerse de acuerdo con ia posición de cada familia y medios de fortuna de que se dispone. Vale más tener una buena criada, bien pagada y atendida, que dos cuyas plazas estén con fi'ecuencia vacantes por escasez de salario y hasta de manutención. S¡ la despedida de un criado parte de los amos y no es originada por falta grave, es equitativo — de no permitirle permanecer dos ó tres dias en la casa mientras busca otro acomodo—el darle, sobre su salario, alguna pequeña cantidad con que se mantenga esos mismos días. Hubo una é]>oca en que asi lo disponían también las Ordenanzas municipales. En las casas en que hay ayuda de cámara ú otro criado, éste anunciará las \'isitas á su entrada en la sala, si hubiese en ella otras personas. Después de abrir la puerta de la escalera y dar p;iso á los que e n t r a n , la cerrará prontament e y se adelantará á aquéllos para abrir ambas hojas d e la puerta de la sala, usando, al anunciar en alta voz, pero sin solemnidad, esta fórmuki: « L o s Sres, de X . » , ó «Los Sres. Marqueses de R.» E s t e anuncio, que es aj^ropiado á las casas en que se recibe bastante número de visitas y donde se cuenta con la servidumbre suficiente para ello, resulta fuera de lugar cuando se carece de esas dos circunstancias. No |íuede admitirse la idea de q u e la única sirvienta de la familia, sorprendida por el campaníllazo que da el visitante, cuando aquélla se halla de brazos remangados lavando la ropa de la semana, se adelante á la puerta de la sala d anunciar al recién venido. Anotaremos al paso que la moda de anunciar el n o m b r e de los visitantes \-i. decayendo un tanto. Si no hay otras personas de visita, el criado, después d e conducirlos á la sala, les preguntará : <í¿A quién tengo el honor de anunciar?» P e r o la criada única se limitará á interrogar lo más suavemente posible : «¡Tienen la bondad de decirme su nombre.^» E n este último caso, de haber una sola, n o ' p u e d e exigírsele un gran esmero en el vestir; pero cuando haya d e servir á la mesa, abrir la puerta ó arreglarlas habitaciones, deberá usar delantal blanco de percal. Las niñeras lo llevarán dentro y fuera de la casa. Cuando hay dos muchachas, la cocinera puede usar el de hilo, de cocina, y la doncella el de percal. LA MODA ELEGATÍTEJ Cuando hav primera y segunda cinncella, aquélla no usa 'elantal ni sirve á la mesa; se supone que hav criado para Jilo. El criado cuida la ropa del a m o , arregla las luces, sirve la mesa, hace los recados, abre la puerta, limpia las salas principales. La üoncella limpia y arregla los trajes d é l a señora, plancha, repasa la ropa, hace la limpiczíi de las habitaciones interiores. La cocinera, ademas del guiso y an-eglo de la cocina, barre y limpia el comedor, los corredores y el comedor de los criados. E n las casas donde hay mayor número de criados, el ayuda de cámara hace el servicio de las habitaciones, y el de librea ó lacayo es e! encargado de la antesala, donde debe haber dos. el uno para abrir la puerta, y el otro para introducir á los que llegan. Los criados hablarán en impersonal : ¿Dcsai el señor?, ¿Quiere lu scüoi-iif, etc. Los criados no saludan al que entra y sale ; éste es el que suele usar la deferencia de hacer una ligeia inclinación de cabeza, á la tjue aquéilos corresponden. Las casas que, por su antigua nobleza, tienen libreas especiales, no las cambian nunca. Las que no, eligen á capricho la que han de usar en la siiy;i, V que deben conservar en lo sucesivo, Mov, generalmente, son todas sencillas, en contra de las brillantes y llamativas que antes se estilaban. El Itijn se ha dejado para las esclavinas y vueltas de pieles, en lo referente á los cocheros, y en lugar de los antiguos guantes blancos, los llevan de color, que no marcamos, porque la moda los varía de continuo. Para la comida v servicio diario, el ayuda de cámara y demás criados usarán levita, y guantes blancos de punto al servir la mesa, y en las casas de mayor posición, frac y corbata blanca. Cuando hay convite, frac y corbata blanca, y calzón corto y librea los Iaca3'0s, Manteniendo ese boato, los amos dan los trajes á los criados, cuyos salarios, á no ser excepcionales, no bastari;m á cubrir tales gastos. El jefe de comedor anuncia que la comida esta servida, para lo cual, desde la puerta, sin esforzar la voz, pues siempre los dueños de la casa están con atención en ese momento, dice : •<Los señores están servidos.íi El uytida de cámara es el que avisa á sus amos que el coche está á la ]>uerta, y les acompaña hasta él, siendo, naturalmente, el lacayo el que abre la portezuela. Los criados no se reinin de los chistes que digan en su presencia los convidados ni l;is visitas, continuando como si no oyesen lo qtie se está hablando. E n algtmas casas que necesitan sostener carrtiaje y carecen de medios de completar el servicio de un modo tan ost e n t o s o , el cochero limpia la ropa del señor y cuida del carruaje, asi como de las lámparas de la casa, y en dias de convidados, sirve la mesa de frac y corbata blanca, Esle servicio es excepcional; pero lo consignamos, porque, sobre todo en el camjK), hav quien lo consigue. En cuanto á los trajes de las mujeres que hacen el servic i o , debe de ser sencillo y limpio. Desgraciadamente las amas de casa se han fijado poco en esas circunstancias, y mientras ellas, una vex casadas, descuidan el adorno de su persona, las criadas han imitado hasta tal punto los trajes d e las señoras, que hay casas donde se levantan de buln, visten en el dia con cogidos y volantes, y se ponen para la tarde cuerpos de escote cuadrado y pulseras en los brazos S i : existen esas casas y esos criados, y también otras á cuyas amas se advierte las salidas ocultas y nocturnas de sus sirvientas, y que contestan candidamente : í i Mientras me sin'a bien , lo demás á ella sola incumbe ! » Cuando asi se piensa, no hay que reprochar al que nos sirve el despego y flojedad con que lo hace. Vístase, ])ues, á los sirvientes del sexo femenino con cierta severidad, de modo que al entrar en una casa no se dude quién es la que manda y quién la que obedece. Déjese á las muchachas coser para si, bien por las noches, bien un dia á la semana. Si no se les da tiempo, ellas han de tomarlo, pues no pueden hacer y conservar sus i'opas por arte de encantamiento, y ellas, haciéndolo á tapadillas ( q u e es, por cierto, !o que les a g r a d a ) , elegirán la ocasión en que más se necesite de su trabajo para la casa. Una de las cosas de peor efecto es el ruido y golpes de la loza en el servicio de la mesa, detalle que se debe evitar á Coda costa. El criado, sea Ü ó ella , no entrará en las habitaciones sin pedir permiso desde fuera, lo cual hará dando unos golpes suaves en la puerta y preguntando ; «liSe puede?!) Esto se hace cuando los amos están solos ó con una visita ; pues en dia (lue se reciben muchas se da por sentado que van entrando todas á medida que llegan. Se abrirán siempre las dos hojas de la puerta, aunque sólo haya de pasar por ella una pei-sona. Todo objeto que no sea de pesado metal se presentará en bandeja. Cartas, periódicos, guantes, pañuelos, etc., no se darán nunca en la mano, sino como se deja dicho. Aunque haya visitas, el criado enli-ará las cartas en cuanto las reciba, y atravesará la sala por el camino más recto píira llegar á su amo ó á la señora, y presentarle la bandeja que las contenga. Sí al atravesar tiene que pasar delante de alguna persona, se inclinará, como para disculparse de ello. El ama de casa cuidará las vísperas de fiesta de disponer las horas en que sus criados hayan de salir á oir la misa. Como todos no pueden hacerlo á un tiempo, necesitará organizar las salidas de modo que no se quede ninguno sin cumplir con ese precepto. Oci'ipese también en determinadas épocas del año en procurar que sus criados no descuiden el acudir al Sacramento de la Penitencia. • Estas parecerán cosas de poca entidad y ajenas á la marcha perfecta de una casa, y sin embai'go, á ellas se debia en gran parte la armonía existente en otros tiempos entre jp^^róDico DE LAS jp^AmiLiAs, amos y criados. Si aquéllos no se ocupan de éstos, y por el contrario, demuestran que su bien temporal y espiritual les es indiferente, y asi obran siendo personas cultas, instruidas y poderosas, (¡qué se puede esperar de gentes asalariadas, rudas y bajas? No hay duda de que la ingratitud reside en muchas de ellas, pero ias muestras de afecto que alguna vex se les concede, obra en otras resultados sorprendentes. Citaremos como ejemplo el caso ocurrido hace tiempo en esta corte en una familia acomodada. Hablan recibido una doncella con todo el descuido en los informes que aquí se acostumbra, A los pocos dias de su entrada cayó gravemente enferma. Después de mucho pensar en los medios de sacarla de la casa, el ama de ésta, condolida de la situación de la muchacha, que habia aseguiTido no tener conocimiento alguno en la corte, resolvió hacer la caridad de conservai'la, y la prodÍg('> )ior si misma los más solícitos cuidados, Vencida la enfermedad, y cuando, fuera de la convalecencia, esperaba la señora un serví CÍO activo y esmerado de la doncella, ésta la iiianifcHt(') que quería marcharse de su casa, Al ver la admiración y el justo enojo de la señora, la imichaclia, haciéndola pi'ometer un silencio absoluto, la reveló (|ue se hallaba afiliada á una sociedad secreta, en ía cual tenía la misión de introducirse en las casasen clase de tloncella, averiguar en ellas cuanto para su objeto se requería, y facilitar la entrada á los ladrones, que marchalian así seguros del resultado. La conducta que la señora había tenido para ella en su enferuiedari la hacia desistir de su propósito, y como no la era dado continuar en la casa sin entregarla á los afiliados á la societlad, pagaba con su marcha el beneficio recibido. Por más que estos casos no son frecuentes, es un hecho que la benevolencia de los ])oderosos gana el corazón de los miserables. Si entre aquélloíí los hay tan sensibles que socorren á veces la pobreza de los c|ue no conocen, tan sólo por una recomendación de compromiso, justo es que protejan al infeliz que les sirve, que casí s¡eni])re cuenta con padres ó hermanos que se hallan pró.ximos á la miseria. Llenados estos deberes, exíjaseles el más riguroso cumplimiento de los suyos. No se les dispense, sobre todo, y aparte de Una honrada conducta, falla alguna de respeto. En España, ademas de estar tan dcsmoralizaiia como en los demás países la clase de sirvientes, tiene la doble desventaja de c]ue ignora los detalles del buen servicio. Separando las casas c]ue pueden gastar sumas importantes en retribuir á los ]iocos criados escogidos que se encuentran, las demás tienen que educar para susres]iectivas obligaciones á cada sirviente. K o sucede asi en Inglaterra, donde en sus ]n-incipales poblaciones se encuentran establecidas diferentes escuelas gratuitas, expresamenle dedicadas á la enseñanza del críado. En ellas recogen á los niños de padres conocidos y honrados. Les enseñan á leer, escribir y contar, ademas de ía educación religiosa. Después de esto, dedican á unos al guiso, á otros a! planchado, á otros á las labores de aguja, y les preparan para las diferentes colocaciones que pueden obtener. A su salida, que se fija á los diez y ocho años, les dan un traje y 50 pesos. En España hay también colegios con el laudable objeto de recoger á las criadas desacomodadas y ver de encaminarlas por la senda de la honradez, al par que les dan alguna enseñanza: pero como X'an en una edad en la que llevan ya algunos años de caminar por sí solas, no aprovechan educación ni consejos con la facilidad que ios hubieran aprovechado en la primera infancia. La señora tendrá señalados los toques de campanilla, para que los criados la conii)rendan por ellos. Por ejemplo: dos para traer luz, tres para avivar el fuego de la chimenea, etc. Si no tiene á mano el tirador de la campanilla, se procurará un t i m b r e , siendo hoy los eléctricos los que gozan de ma^'or favor. Cuando llame una sola vez, suponiendo que sólo sea para dar órdenes, el criado se presentará en la sala á recibirlas, limitándose á esperar á que se las den. Aunque conozcan á los visitantes, los criados no les dirigirán la palabra, á menos de ser interrogados por ellos. Sin embargo, en las casas montadas á la antigua, y que están servidas por criados antiguos también, hay cierta benevolencia en este punto, y.hay veces que emprenden verdaderos diálogos con los que conocen como muy amigos de sus amos, disculpando el afecto tal familiaridad. Los criados deben siempre levantarse cuando entran los amos, salvo el caso en <[ue estén haciendo una ocupación para ellos, como la doncella cuando cose, que perdería en su labor levantándose. Cuaiido tienen que pasar por donde se hallan sus superiores, lo harán por detrás de éstos, menos en aquellas circunstancias en que haya que molestarlos. Para servir, por ejemplo, un vaso de agiui á un visitante, cruzará la sala hasta donde él se halle, por el camino más corto, sin hacer qise la gente se mueva por cumplir la cortesía de pasar por detras. Si bien e s , al parecer, injusto el no dejar que los sirvientes canten, rían ni hablen, de modo que pueda oírseles desde donde los amos se encuentran, no es menos cierto que la casa donde esto se permite es considerada como poco distinguida. A este motivo recordaremos la graciosa manía de una señora que al recibir sus criados les decia: — "Aquí hay ]>rohíhidas dos cosas : el estofado y el canto. Si alguna vez tiene V. fuertes deseos de cantar, viene usted á mí y me d i c e : «Señora, que me da el canto 11, y en el acto la autorizaré jiara que salga durante una hora de casa, con el fin de q u e , marchando á un despoblado, vocifere cuanto quiera, y una vez pasado el atnque, vuelva V. á ocuparse de sus deberes.)) N o con tales condiciones, sino en absoluto, es preciso prohibir los cantares, que en edificios de tantos vecinos como hay en la mayor parte de los de la corte, molestan y distraen de las más importantes ocupaciones. Nunca se regañará á los criados delante de gente. La cuenta de la plaza debe tomarse diariamente. L a señora d e la casa hará bien en comprar por sí misma M7 las ñores y los postres, asi como en tener por ina3'0r cuantas provisiones le sea posible. Cuando un criado no sirva á gusto de Jos amos, es mejor despedirlo con tranquilidad que conservarlo con frecuentes reyertas. (ítf conímtiará.') Á FILINA. Antes de ver tus ojos Vivos y negros Y de mirar sus rayos Llenos de fuego, Y de sentir de cerca Latiir tu pecho, Y de aspirar contigo Tu projiio aliento, Todo era hermoso para mi en el mundo Todo era bello. Mas después de haber visto Tus ojos negros Y de mirar sus rayos Llenos de fuego, Y de sentir de cerca Latir tu pecho, Y de aspirar contigo Tu propio aliento, Nada en el mundo me parece hernioso Si no te veo ! P . DE T01ÍRI]:-ISUN"Z.'\. EL ETERNO DESEAR. •-?^^iOiirí^u.\K CAMARI.VAS era un honrado gallego, y no ^ C-'Ja/j hay que decir lo ])edigüeño ifue seria, por^ y ^ w V que asi como para pintar un hombre des/¡a¿''.ffíf prendido y generoso no hay más que supoV ^i-'ÍJj^-S nerlo natural de Andalucía, con lo cual nadie % ^Ki/y' cltidií ya que es maníroto y espléndido, para T ^ i W i - , retratar al interesado y económico, virtud esta CQ^^"^ última t]ue no trato de criticar, no hav sino dei°:>^ cír que es gallego. La conocida anécdota" de aquel, V;® (|ue después de haberle hecho montar en una caba' Hería, porque su cansancio le impedia llegar al pueblo, preguntaba ¿cjué voy ganando?, confirma á la vez que expresa la opinión general respecto á los hijos de Galicia, K'uestro Camarinas no era, ni mucho menos, la excepción de la regla. Arrend;idor ó HcTiador, como allá se dice, de una exce'ente huerta, propiedad de un Sr. Sánchez, excelente suje'oá quien la fortuna permitía tratar con bastante considíracion á sus colonos, vivía, no satisfecho, poripie esto no era fácil dado el carácter de J u a n , pero st envidiado por todos sus convecinos. Hallabas; un dia nuestro hombre delante de su casa, examinando con aire inquieto el techo de paja que la cubría. — Estamos medrados — exclamó — ya está toda la paja chorreando agua. ¡ Buenos se van á poner el maíz y las ca.stañas ! ¡ Cómo ha de ser, paciencia ! A los señores les parec j que estas chozas son demasiado buenas todavía para nosotros — ¿Con quién va eso?—preguntó una voz á sus espaldas. .Tuan volvió la cabeza y se encontró de manos á boca con el propietario, que acababa de llegar y habia oído sus re[iexíones, ' . , Juan le saludó confuso. — No sabia que estuviese V. aquí, mi amo — murmuró sin contestar. — Pero pensabas en m i , ])or lo que he oído — replicó soíirtendo el Sr. Sánchez. — ¿Cuándo será el dia que te vea satisfecho ? —Usted lo está siempre; como es V. rico y puede hacer lo que se le antoja — Lo estoy siempre, y hago solamente lo que puedo. Saber limitar los deseos hasta donde alcanzitn las fuerzas, es una máxima excelente, amigo Juan. — Me parece que bien se puede, sin ofender á Dios, pedir un tejado que baga correr el agua. — ¿Es decir, que sigues en la idea de poner á la casa un techo de tejas? •—Si tuviera dinero ya lo hubiera puesto á mi costa. E s un gasto que me produciría beneficios, poique la habitación seria más sana y los granos estarían mejor guardados. — ¿Y c i n eso te darías por satisfecho? —i Anda, ya lo creo! — Lo veremos. Aunque considero ese gasto poco provechoso para tí é inútil para mí, quiero probar si hay un medio de contentarte. En cuanto mejore el tiempo vendrán los albañiles y colocarán tas tejas. J u a n , sorprendido con esta inesperada concesión, dio á su amo las más expresivas muestras de agradecimiento, y así que éste se marcho corrió á dar la noticia á su familia y amigos. — ¡ Qué envidia van á tenerl^—decia, al encaminarse á la aldea. El siguiente dia lo empleó Juan en examinar las consecuencias de la proj'ectada reforma. Ajiarte del buen aspecto que tomaría la casa, debia reportar innumerables venlajas; pero al llegar á este punto se apercibió Juan de que aun serían mayores le^Untando un poco las paredes que sostenian la armadura del techo. Este descubrimiento cambió por completo el curso de sus alegres ideas. Ya no pensó más que en esta mejora y en el provecho que podría sacar de ella. Sin esta modificación, el nuevo tejado era una insignificante reforma ; por lo tanto, casi era iriejor dejar las cosas como estaban. 3C8 L.. MODA E L E G A N T E , PERIÓDICO DE LAS J^'A.MJLIAS. •—Xo s é , señor; y o nunca lo niedi; pero téngalo ó no, y ]ié aquí ú Juan suiíiiijo de nuevo eji sus tristezas y tleplorando ln íiúlií de dinuroque le impedia llevuv :i cabo sus para \.m pobre es algn , y para V. no vale cosa. -—Mira, J u a n , vamos despacio, que tenemos que ajusbeneficiosos planes. tar cuentas — replicó el SJ'. Sanche?, con una seriedad que Cuantío á los poiros cliiis fué á llevará su nino el impone del iirrenclaniienlo, mostruba un semblante tan contraria- desconcertó al |)übre Juan. — -\qui tienes la nota de todo do, que nqiié! no pudo mérioa de notarlo y le interrogó so- lo que me has ido pidiendo, cuyo importe asciende :í ocho mil cuatrocientos reales. Añadamos ahora la tierra que sobre liiíí c;iLisas de su jnnl iiuniür. J u a n , dcs]>ues de resistirse al^o, le confesó los moti^'os licitas, V subirá ¡a cifra á cerca de doce m i l , satisfechos en menos de un mes. Según este cálculo, para contentar á un de su nue\'a preocupación. — Esto, no es que yo exija ;t mi amo que nic dé tíusto— púbye como tú necesitaría y o tener ima renta de iie¡nt:i ó cuarenta mil duros, y todavía no serias feliz, poique tlescontinuó; — bailante lia heclio V. con concederme lo dcí pues de mi primera concesión has ido de deseo en deseo, tejado. estando hoy tan descontento como antes. Ya lo v e s : de —Vamos, ya veo qite es un;i obra de romanos el tenerte nada sirve la riqueza pura el que no sabe ajustar sus imá ([contento, .Ajiénari ves realizado im deseo, cuando ya pulsos á l o q u e posee. Los antiguos cuentan que las hijas tienes otro ; pero no importa, quiero ensayar ]a cura de tu de un rey estaban condenadas á llenar en los iníiernos un enfermedad. Consiento en levüutar !oí tnaros de la casa. tonel sin fondo, y esto es lo que intentas hacer, amigo Juan declaró que semejante promesa colmaba todas sus Juan, con tu desear eterno. La felicidad no existe en la riasi)iraciones, v ¡íe volvió ;l su cas:i rebosando satisfacción. queza, ni en nada de lo que nos rodea. ¡Diosquiso colocarPocos días después Ilejíó un maestro de obras, encarga- la más :i nuestro alcance, y la puso en nosotros mismos! do por el ¡iropietario de examinar las í|ue debian ejecutarse. Durante la conversación que sostuvo con J u a n , preA. DEI. PAI-ACIO. guntóle este ([lié destina se podria dar :i la aruiadúra vieja del tejado. — Supongo que ninguno — contesl<'i el alarife; —la maE.XPLIC.^CION DEL FIGURÍN ILUMINADO, dera e í muy endeble, y no tiene, por consiguiente, resistencia para sostener miis que paja. Lo único que con ella podria bacersc seria un luVrreo. Nüm. 1.792. — ¡Precisamente lo que me hace falta! El granero que (Súto corresponde & las Sraa. Suscritoraa de [a i.* edición de Jujo) tengo es muy ciiico. Fueron á reconocer el terreno, y el maestro de olnas lo Ti-íve líe tea/n' y soirctr. Vestido de terciopelo color de encontró muy á propósito para la nueva construcción. Inmusgo y tul blanco bordado. Fondo de falda de tafetán dicó :i Juan las ventajas que obtendría estableciendo tamblanco,'ribeteado de un rizado del mismo tafetán, quesosbién un cobeitizo, agrandando el establo y haciejido una tiene por delante y en los costados una falda de tul bordae.xcavacion ])ara el erflercolero. Juan apro'bi'i e! provecto rio, dispuesta á la "^derecha en dos volantes anchos, recogicon entusiasmo, como un medio de completar las mejoras dos con unas cintas de terciopelo color musgo, cuyas y de dar á la finca una gran superioridad sobre las de los extremidades se pierden bajo unaiosacea de la cinta igual, contornos. Sin este complemento las reformas no darian que fija :L1 mismo tiempo la falda de ful. Los paños de tul resultado proporcionado al coste, y el amo debía riecidii'sc que forman la falda van ribeteados de un encaje igual. á hacerlo, atmque no fuera sino por interés ¡n'opio, Juan Cola de terciopelo verde musgo. El piítiisr de la izquierda manifestó, sin embargo, que no se atrevía á proponérselo. va formado por la cola, es decir, que ésta va montada so— Es c:iy>¡i7. de ncgármelí), sin com¡}iender que lo que le bre la cadera, en un solo paño, y recogida después con algunos ]íuntos, V el de la derecha se forma con la falda de pillo es tan litíi para la finca como para mi. Si tuviese vo encaje. Corpino' con aldeta, terminada en punta por delandinero, lo haría en seguida, sin consultarlo con nadie; te V por detras. Los delanteros van abiertos bastante bajo pero los pobres no podemos tener buenos pensamientos, sobre un chaleco de seda blanca, abrochado en medio, cu— Ko te apures —replicó el contratista, que no combriéndose, por último, el chaleco y parte de los delanteros prendía se pudiere gastar el dinero en otra cosa; — yo hacon una banda de tul blanco bordado, que va plegada y blaré con tu amo y le luiré C]ue se decida, cruzada de derecha á izquierda bajo una rosácea de tercioJuan le animó, rogándole le comunicase en seguida la pelo. Kl hombro izquierdo desaparece bajo una tira de tul respuesta de! Sr. Sánchez. jilegado como la banda. Manga que no p'asa riel codo y va Cuando se ciucdó solo se pusoádaí' vueltas alas ideas del abierta en la costura sobre un volante y un lazo del mismo maestro, que ya consideraba como suyas. liealmente, esos terciopelo. trabajos, en los cuales no había pensado en un ¡M-incipio, eran adiciones necesarias, y sí él no lo había pedido, era El dibujo 14 del periódico representa este elegante traje por no parecer exigente : pero el amo no pedia negarse á por detras. su pretensión sin cometer una injusticia. Se corta el corpino por las figs. 11 á 15 de la Iloja-SuTrasciírrieroi! algunos dias sin saber nada, convirtién- plemosh al presente número. dose su impaciencia en una ansiedad mortal. Tela necesaria para el traje : 4 metros 40 centímetros de ;Iria á negarse el amo i \o que le pedia? tafetán, de i'i centímetros de ancho, para el fondo de falda Por fin, una muñana vio aparecer al maestro de obras, y el rizado, y u metros Ho centímetros de terciopelo.— que le gritó : , . , . L a cantidad de tul bordado se calcula después de cortar e¡ fondo de falda. — ¡Vanios, ya está hecho el negocio! •:•:•- • — ¿Qué negocio? — preguntó J u a n , ]io atreviéndose á adivinarlo. PEQUEÑA GACETA PARISIENSE. — i Q u é torpe eres! El del cobertizo y el del ensanche dei establo. — ; D e veras? ¿Consiente el amor • • Un tulle elegante y una bonita presencia se adquieren con — El mes que viene empezamos la obra. ••• •'- ' el corsé SuUiuia y el corsé Cofuza de la casa de PLUMIÍNT —Venga V., y me lo contará todo. Sacaré un buen jarro ( 3 3 , me Viviemic, P a r í s ) , y los diferentes/JíJ"/^"-polisünes, de vino para que no se le seque la garganta. Cuénteme us- que esta casa edita con gran é.xito. ted todo lo que ha pasado — prosiguió Juan una vez sentaLa casa Pla:^[K^:•l• es conocida en el mundo entero, y dos frente á h e n t e . todas las bellas criollas aprecian en su justo valor la elegan—Puüs nada de particular; el amo se rió mucho, v sin cia del corsé 5í///f;jV(/.I'ino y elegante, hace el talle natural. oponer objeción alguna, me mandó hacer el presuptiesto El corsé SuU<ina es delicioso para los trajes de baile, de de las obras, casa y de paseo, para los cuerpos-blusas, cuerpos frunciJuan .se quedó como el que ve visiones, pues no esperados, sea en raso o faya blanca y de color. ba se arreglasen las cosas tan fácilmente. Cuando se marCon los levitones, las polonesas y los cuerpos en general, chó el contratista, fué á reconocer de nuevo e U e r r e n o don- el corsé Coraza es maravilloso, y mantiene el talle largo de iban á verificarse las obras. La antigua entrada á la recto Y elegante. huerta se hacia imposible con el nuevo proyecto; e i a nePasta enviar las medidas exactas, tomadas estando vesticesario abrir un paso, le^'antar dos cercas v rellenar una zanja. Estas obras las costearía el de su propio bolsillo, sin, das, para recibir la clase de corsé que se desee. decir nada al a m o ; pero lo peor era q u e , con la nueva en-' trada, se quitaba un buen ¡}edazo á hi huerta, v esto le E f i c a c i a de l a P á t e E p ü a t o i r e D u s s e r ! —« Muocasionaba una pérdida, de la que debía indemnizarle el chas damas roiisuluin frecuentemente A sus méJiíoa para que k s propietario. Justamente al otro lado del camino había un hiitr^n desaparecer los bigotes algo mascidinüs : yo aconsejo, en •pedazo de tierra sin cultivar, y Juan creyó desde luego po- tal casa, la PóU EpUaloire Diisser, que lu logrn muy bien.» día reclamarlo á titulo de compensación ; por lo tanto, no Doc/or B. de la fue. de París. vaciló más, y se presentó en cusa del pro]}ietario con pretexto de saber cuándo iban á empezar las obras. Un medico eminente de Londres, considlado sobre el mtíritfi — Vamos—dijo el Sr. Sánchez al verle;—su;ipongo que qutí como mediL-iimenuí tiene el H i e r r o B r a v a i s , escribe : ya estarás contento «He empleado de un modo muv e^tteiiso, lanío en mis diferentes dispensarios como m mi clíeticela, el H i e r r o E r a v a i s , — Los pobres no tienen derecho á quejarse cuando el hahiéndolo administrado en casos en los cuales el H i e r r o no pan no les falta. podía ser tomado de otro modo. Lst;i es la mejor prepara^.¡on fer— Esa resignación cristiana te honra ; pero creo que tieruginosa que hasta hoy se ha hallado.» nes otros motivos d e satisfacción, ¿Ko te he concedido lo que me pedistes ? — S i , señor, y estoy muy agi-adecido : pero e¡ amo sabe Es suficiente enviar las medidas exactas á M i n e s , d e "V"ERque los labradores viven del jiroducto de la tierra, y que, T Ü S , 1 2 , r u é A u b e r , P A R Í S , para recibir de esta célebre si se les //iii/ii un pedazo de ella, es como si se les quilái'a casa un coi-sé de corle y elegancia irreprochables.—Zíf.ccwyí'ifun pedazo de pan. jí de las falsificaciones. — Pero, hombre, ¿quién piensa en quitarte nada? — Dispénseme V . : pero el paso que hay que abrir ahora El A c e i t e d e Q u i n a de E. CÜUDRAY, perfumista en Pame come un pedazo de la huerta; no me gusta quejarme' 13, rae d'Iivghien, conserva por un tiempo indeñnído el capero si fuese V. tan bueno que me diese el prdacilh que rís, bello, y leda un brillo y una fle.xíbílidad incomparables. No es está por frente de ta hacienda, yo me podría resarcir. extrafio, pues, que su inventor haj-a obtenido en la última Expo— H o m b r e , ese pedacillo, según tú le llamas, tiene cer- sición Universal de, París las más alias recompensas por lodos ca de una fanega. los productos de su casa. ^.•.> ,„ - "• ADVERTENCIAS. L l a r i í a m o s la a t e n c i ó n d e mie.sti-as S e ñ o r a s Suscrit o r a s , hacia el n o t a b l e figurín qtie a c o n i p a ñ a al p r e sente n ú m e r o , y q u e ca d e b i d o a l lápiü d e u n o de los primeros artistas de París. Decididos á i n t r o d u c i r en n u e s t r o periódico las inn o v a c i o n e s nece-sarias jiara q u e c o n s e r v e el p r i m e r p u e s t o e n t r e t o d o s los tle m o d a s , sin r e p a r a r en gast o s ni .sacrificios d e n i n g ú n g é n e r o , h e m o s o b t e n i d o la c o l a b o r a c i ó n d e este d i s t i n g u i d o a r t i s t a , q u e dibuj a r á expresamente para nosotros cierto niimero de figurines y m a d e r a s , con a r r e g l o á los m o d e l o s m á s n u e v o s , e l e g a n t e s y d e fácil a p l i c a c i ó n . D e l m i s m o a r t i s t a es el g r a b a d o q u e figura e n la p r i m e r a págin a d e este n ú m e r o . L o s jiatrones del traje r e p r e s e n t a d o p o r el figurín, y d e la .'^alida (]e t e a t r o s e ñ a l a d o c o n el n i í m . r d e d i c h o gi'abado. v a n e n el s u p l e m e n t o q u e forma p a r t e d e la c u b i e r t a d e este m i s m o n ú m e r o ; o t r a m e j o r a qtie a d o j i t a m o s d e s d e h o y . y c u y a i m p o r t a n c i a s a b r á n utilizar las s e ñ o r a s a b o n a d a s . E l A d m i n i s t r a d o r d e L A M O D A E L E G A N T E supli- ca d e la m a n e r a m á s e n c a r e c i d a á las S e ñ o r a s S u s c r i t o r a s c u y o a b o n o t e r m i n a e n fin d e este m e s , y d e seen c o n t i n u a r f a v o r e c i é n d o n o s , t e n g a n la b o n d a d d e pasar el aviso p a r a la r e n o v a c i ó n d e l m i s m o con t o d a la aníicÍ]Dacion q u e les sea posible. E s t e r u e g o o b e d e c e al deseo d e e\'itar á n u e s t r a s a b o n a d a s la c o n t r a r i u d a d d e e x j i e r i m e n t a r i'etraso e n el servicio del periódico al d a r p r i n c i p i o el n u e v o a ñ o , época d e la m a y o r a g l o m e r a c i ó n d e trabajos e n estas oficinas. E s d e la m a y o r c o n v e n i e n c i a , para e^^itar e r r o r e s , q u e á la o r d e n d e r e n o v a c i ó n se a c ü m ] í a ñ e u n a d e las íájas, i m p r e s a s ó m a n u s c r i t a s , con q u e se recibe el periódico, ó á íálta d e ella, q u e se exprese con t o d a c l a r i d a d c/ nombre de hi Srcr. Sitscríiorn, ¡a edición ii que desea síiscrthirsi\ punió de szi residencia ^ provincia (i qiw c'síe corrcpondc y señas del domicilio. SOLUCIÓN AL UEROGLinCO DEL HÚMERO 4 3 . U n a alforja n u n c a ae l l e n a . l.a ]irtn prosentado las Seas, y Srias. D.* Eloilia Areiiasy RüdrÍRUCí.—Daña CÍTmsn >- D." Julia Espinmía.—D." Társüa Pía.—D.» Alicia y D.^ Ot-Iia Armada y Lopuí.—D.* JcMisa Sciien de Gonzalc-K.—D." María y D , ' Enusmacinn N.ivami,—D.* Mercedes MoierKi.—D,« Carmen D:ay úv la Calle.—D.» Luisu líui?:.—D.» Pilar GarL'ia.—D.= Adela Teilo.—D,' Eiluviyis Fiiurjlcs. —Dona linsaKa líiidriiíucí!.—D.* Maiia Aliunza y Jinifnt'K,—D.' TcoJaniíra Escriban t i . ^ D . ^ Felisa Raiiiirei.—D." Nicanora FernaiKle;;.—D.* Eruniiina Sacní.— D.» Riwario Abascal.—D.^ Nieves Ttevifio.—D.* Susana y D . ' Concopcioa MnnKanedo.—D.* Espernnua Marin. GEROGLIFICO. L.V SOLITCION BÍT tlNO DE LOS PHÓIlMOS NL MEROS. Impreso sobre mniiulnas do Ifi cnaa P. ALAUZET, de raría (l'assRffu Stanlslass, 4). ajíííe ,IInt«« (In'Ia ríilirlea Lftrillcnx r íl.» (líJ, rué Suger, París). Reservados lodos loa derechoB de propiedad anisUca f literaria, M.\DRID.—Esiabieciniieiito Tipogrífico «Sucesorus de Rivaiieneyía» , liii]irciiOTeB lia In Bciü Ciua Pageo de San Vicente, 20.