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EECQ;tTEE...
BEGQUEB..
-e
COMPOSICIONES SUELTAS.
EDlCIO::i DEL "St:"FRAGIO LIBRE. "
- - - ---......;...--
lUEXlf O.
J 875.
POESIAS
DE GUSTABO A. BECQUER.
Desde hoy comenzaremos' engala.nar nuestro
diario, publicando en I!IU folletin lns bel1!simas
poesías de Becquer.
Poco conocida en México esta obra, deseamos
popularizarla, haciendo con ella un agradable
obsequio IÍ nuestros suscritore8.
Becquer es el poeta del sentimiento unido ¡{ la
filos06a. 8us primorC?sas riml:\S hablan al corazon
y " la inteligencia. En la belleza del idioma,
en la armonia del canto,' en la grandeza y propiedad de las imagenes, se ven envuelto. a.ltísimos pensamientos, ideas grandiosas, conceptos
verdaderamente sublime•.
6
Becquer dá una nueva 'forma á la poesiaj sa:
crifica 10. rima, á la idea y al pensamiento.
Cuanto puede suponerse, de encantadol', tlo
armonioso, de elevado, de gl'andioso, se encuen·
tra en esas poesiasj de las cuales, unas hacen
palpitar el corazon y llenan los ojos de l"grimas,
y otras producen esa arruga en lo. frente tras de
la que se ocnlta la meditacion.
El jeSven poeta, en sus bellísimas poesias nos
dieS á conocer la galannra y sentimiento del escritor castellano y la profnnda filosofía del gel'mano.
Nuest·ra pluma, no puede trazar el verdadero
. elogio d. las poesías de Becquerj al conocerlas
nuestros lectores, con sus llÍgrimas, con las palpitaciones de su cornzon apreciadn el m~rito de
los sentidos versos de ese jeSven, que despnes de
dar al mundo 8US tiernCsimos escritos, dejeS de
existir.
Estamos seguros de que nnestros snscritorel
recibiran con pla.cer, casi con amor nuestro folletino Y pues que deseamos agradar IÍ nuestros
abonados, al terminar, las poesias de Becquer,
publicaremos otro libro magnífico. liLa profesion
de fé del Siglo XIX," por eleminente eiCcritor
fraDces Mr. Pclletnu.
.
l.
Yo sé UI1 himno gigante y estraño
Que anuncia en la noche del alma una. aurora,
y estas plÍginlls son de ese himno
Cadencias que el aire dilata en las sombras.
Yo quisiera escribil'le, del hombl'e
Domando el rebelde, mezquino idioma,
Con palabras que fliesen á un tiempo
Suspiros y risas, colores r notas.
Pero en vano es luchar; que no hay cifra
Cllpnz de encerrnrlo, y npénas ¡oh hermosa!
Si, teniendo en mis manos las tuyas,
Pudiern al oido contártelo ¡{ solas.
--
8
11.
Saeta que voladora
C.·uza arrojada al azar,
Sin adivinarse dónde
Temblnndo se clavará;
Hoja que del árbol seca
Arrebata el vendabal,
Sin que nadie acierte el surco
Donde JI caer volveraí,
Gigante ola qne el .viento
Riza y empuja la mar,
y rueda y pt\Sa, y no sabe
Qo6 playa buscando va;
Luz que en cercos temblorosos
Brilla próxima á espirar,
Iguordndose cnal de ellos .
El último brillarlÍ;
Ese soy yo, que al a~aso
Cruzo el mundo, sin pensar
De dónde vengo, ni " deSnde
• Mis pasos me lle\'llrdn.
IIJ.
Sacudimiento extraño
Que agita las ideas,
Como huraean que empuja
Las olas en tropel;
Murmullo que en el alma
Se eleva. y va creciendo,
Como volcan que sordo
Anuncia.que va ar~er;
Deformes siluetas
De sé res impOlible~;
Paisajes que aparecen
Como " traves de un tul;
Colores que fundiéndose
Remedan en el aire
Los átomos del Iris,
Que nadan en la luz;
Ideas sin palabras,
Palabra sin sentido;
Cadeneias que uo tieDen
Ni ritmo Ili COlllp~8;
10
MelDorias y deseos
De cosas que no existen;
AccesoS de alegría,
Impulsos de llorar;
Actividad nerviosa
Que no halla en que emplearse;
Sin dendlll quo le guié
Caballo volador;
Locura que el espíritu
Exalta y enardece;
Embriaguez divina
Del g6nio creador ...•
¡Tal es Jo. inl'piracion!
Gigante voz que ,1 ca08
Ordena en el cerebro.
y entre las sombraS hace
La luz aparecer;
Bl'illante rienda de oro,
Que poderosa enfrena
De la exaltada mente
El volador corcel¡
Hilo de luz que en hacea
pODsalpieJllos llU\;
~s
11
Sol qoe las nubes rompe
y toca en el zt"oit;
Ioteligellte mano,
'lue en un colJar de pel'las
Consigoe las inddciJes
Palabras reunir;
Armonioso ritmo,
Que con cadencia y número
Las fugitivas notas
Encierra en el co~pa~i
Cincel que el bloque muerde
La est&tua modelando,
y la belleza plútica
Añade á la ideal;
Atm6sfera en que giran
ideas,
Con 6rden
Coal átomos que agrupan
R~cdndita atraccion;
Ju
Raudal en cuyos ondas
Su sed la fiebre a poga j
Oaeis que DI el1píl'ilu
Devuelve su vigor .••.
¡Tnl es nuestra razonl
19
Con ambas siempre en locha
y de Ambas vencedor,
Tan 1010 el génio puede
A un yugo atar las dos.
IV.
No digais que agotado su toso ro,
De asuntos falta, enmudecicS lo. lira:
Podrá no haber poetas¡ pero siempre
HabrIÍ p-oesla.
Miéotras las hondas de la loz al beso
Pal piten encendidas;
Miéotras el 101 las desga.rradas nubes
De fllego y oro vista;
Mienta'as el aire en sn regazo lleve
Perfil mes y armonlas;
Miéntras baya en el mundo primavera,
llAbrd poeala! .
13
Mientras la ciencia aí descubrir no alcance.
Lns fuentes de la vida,
y en el mar d en el cielo haya un abismo
Que al cálculo resiata;
Miéuh'as 10. humanidad siempre avanzando
No sepa .t dd camina¡
Miéutras hayo. Ull misterio paro. el hombre,
Habrá poesía!
Miéntras sintamos que se alegra el alma,
Sin que los labios rian;
Miéntl'lls se llore, sin que el llanto acuda
A llublar la. pupila;
Miéntl'as el corazon y la cabeza
Batallando prosigan;
Miéntras haya esperanzas y l'ecuerdos,
Habrá poesía!
Miéntras haya unos ojos que reBejen
Los ojos que los mira;
Miéntras responda el labio suspirando
Al labio que suspira¡
Miéllh'as sentirse puedan en un beso
Dos almas confundidas;
DECQUlll,
41
Kiéntras exista una mojer hermosa,
Habra{ poeaíul
v.
Espíritu Bin nombre,
Indefinible esencia,
Yo vivo con Ja Tido.
Sin formas de Jo. idea.
Yo nado en el vacio,
Del sol tiemblo en Ja hogu~ra,
Palpito entr~ las sombras
y floto con las nieblas.
Yo soy el fleco de oro
De la lejana estrella;
Yo soy de la alta luna
La luz tibio. y serena.
Yo soy lo. ardiente nube
Que en el· ocaso ondea;
Yo soy·del astro-errante
La lumlDosa estela.
15
Yo lOy nieve en lu cumbres,
Soy fuego en las arenu,
Azul onda en 108 mares,
y espuma en las riberas.
En ellaud soy nota,
Perfume en la violeta,
Fugaz llama en las tumbas
y en las ruinas hiedra.
Yo atrueno en el torrente,
y silbo en la centella,
y ciego en el relÚllpago,
y rujo en la tormenta.
Yo rio en los alcores,
Susnrro en la alta yerba,
Snspiro en la honda pura,
y lloro en la. hoja seca.
Yo ondulo con los ¡(tomos
Del humo que .e eleva,
y al cielo lento sube
En espiral inmensa.
Yo, en los dorados hilo!
Que los insecto,) cuelgan,
16
Ke mezco entre los drbolel,
En la ardorosa siesta.
Yo corro tras las ninfas
Que en la corriente frelca,
Del cristalino arroyo
Desnndas juguetean.
Yo en bosquea de corales
Que alfombran blancas pbrlas,
Persigo en el Océano
Las náyadel ligeras.
Yo, en las cavernas ccSncaval.
Do el sol nunca penetra,
MezcllÍnd9me .. los g09mos,
Conte~plo 8US l'iq\1e~.
Yo bnsco de los siglos
Las ya borradas huellas,
y sé de esos imperios
De que "ni el nombre queda.
Yo sigo "en raudo vértigo
Los mundos que voltean.
y mi pupila abarca
La creacion"entera.
17
Yo s~ de esas regiones
A dtS un rumor no llega,
y donde informes astros
De vida un soplo esperan.
Yo soy sobre el abismo
El puellte que Atraviesa;
Yo 10y la ignota escala
Que el cielo une :t la tierra.
Yo soy el invisible
Anillo que sogeta.
El mundo de la forma
Al mundo de 1& idea.
Yo, en fin, !oy ese espírito,
Desconoci da esencia,
Perfume misterioso
De que es vaso el poeta.
18
VI.
Como la brisa qua la sAngre orea
Sobre el oscuro campo de bAtallA,
CA1'gada de perfumes y Armronío.s.
En el silencio de la noche vaga;
Símbolo del dolor '1 la ternura,
Del bardo inglés en tI horrible drama,
La dulce Ofelia, la razon perdida,
Cogiendo flores y cantando pasa.
VII.
Del salon en el "ugulo oscuro,
De su duello tal vez olvidada,
Silenciosa y cubierta de polvo
Veíase el arpa.
¡Cu6nta nota dormia en 80S cuerdo.s,
Como el pijaro doerme en las roma.,
19
Esperando la lDano de nieve
Que snbe nrrancnrla!
¡Ay! pensé; ¡cuántas veces ,1 genio
Aaí duerme en el fondo del almn,
y una voz, como Lázaro, espera
Que le diga: 'I¡Levantnte y anda!"
VII[.
Cuando miro el nzul horizonte
Pel'd-erse á 10 léjos,
Al traves de una gasa d8 polvo
Dorndo é inq oieto;
Me parece posible arrancarme
Del mísero suelo,
y flotar con la niebla dorada
En átomos leves
Cunl ella deshecho.
Cuando miro denoche en el fondo
Oscuro del cielo
Las estrellas temblar como ardientes
Pupilas de fuego;
Me parece posible" do brillan
Subir en un vuelo,
y anegarme en su luz, y con ellas
En lumbre encendido
Fundirme en un beso,
En el mar de la duda en que vogo
Ni aun lé en lo que creo;
Sin embargo, estas 'nsias me dicen
Que yo llevo algo
Divino aqul dentro! ••••
IX.
Besll el aura que gime blandamente
Las leves hondas que jugando riza;
El sol besa d la nube en Occidente,
y de púrpura. y oro la matiza;
La llama en derredor del tronco ardieute
POI' besar Ú otl'a lInmo. (ce desliza,
21
y hasta el sauce, inclindndose " su peso,
Al rio que le besa, vuelve un beso.
X.
Los invisibles dtomns del aire
En derredor palpitan y se inflaman;
El cielo se deshace en rayos do oro;
La tierra se estremece alborozada;
Oigo flotando en olas de armonía
Rumor de besos y batir de alas;
Mis pdrpados se cierran ••• ¡Qué sucede?
-¡ES el amor que pala!
XI.
-Yo soy ardiente, yo soy morena;
Yo soy el símbolo de la pasion;
De ¡{nsia, de goces, mi alma esta{ llena.
-¿A mí me buscaa1-No es " tí; no.
-Mi frente es pdlida, mis tI'enzas de oro:
Puedo brindarte dichas .in fin;
Yo de ternura guardo un tesoro.
-¿A mí me lIamasT-Noj no es d tí.
92
- Yo soy un sneño, un imposible•
. Vano· fastasma de niebla y luz:
Soy incorpcSrea, soy intangiblej
No puedo amarte.· ¡Oh, ven j ven tá!
xn.
Por.que son, niña, tus ojos
Verdes como el mar, te quejasj
Verdes 101 tienen las n'yades,
Verdea los tuvo· Minerva,
y verdes 80n las pupilas
De las hurls del Profeta.
El verde es gala y ornato
Del bosque en la primavera.
Entre 8U8 siete colorea
Brillante el fria lo ostenta.
Las esmeraldas Ion verdea,
Verde el color del que espera,
y las ondas dol Océano,
y ellanrel de los poetas.
E~ tu mejilla temprana
Rosa de escarcha cubiel'tu"
En que el carmin de los pétalos
Se ve al travez de las perlas,
y sin embargo
Sé que te (lnejas,
Porque tus ojos
Crees que la afean:
Pnes no lo creas;
Que parecen tus pupilas,
Húmedas, verdes inquietas,
Tempranas hojas de almendro,
Que al soplo del aire tiemblan.
Es tn boca de rubíes
Purpúrea graDada abierta,
Que en el estlo convida
A apagar la sed en ella.
y sin embargo
Sé que te quejas,
Porque tus ojos
Crees que ]0. afean;
Pues no lo creas;
Que parecen, si enojada
Tus pupilas centelleaD,
Laa olas del mar que rompen
En las cantalbricas peñas.
Es tu frente que corona
Crespo el oro en ancha tren.za,
Nevada cumbre en que el dia
Su postrera luz refleja.
y sin embargo
S, que te quejas,
Porque tus ojos
Orees que la afean:
Pues no lo creal¡
Que, entre. las rubias pestañas,
Junto al laa sienes, semejan
Broches de esmeralda y oro,
Que un blanco armiño sujetan.
XIII.
Tu pupila es azul, y cuando ries,
Su claridad suave me recuerda
El trémulo fulgor de la mañana
Que en el mar se refleja.
23
1U pupila es azul, y cuaRdo lIoraa,
Las trasparenüa l4grima-s en ella
86 'M fIguran gotas rU roelo
SolJre una moleta.
To popilo. es nlol, y si en su Condo,
Como un ponto de luz ddia uoa id es,
~{e po.rece en el cielo de 10. tarde
Uno. perdido. eslrello.\
XIV.
Te vI un punto, y Botando nute mis ojos,
Lo. imageu de tos ojOl 80 quedd,
Como lo. mancha oqcuro, orlada ell fnego,
Que floto. y ciega, si se miro. nI sol.
.A. lIonde quicm quo la visltl. fijo,
Tol'llo Ú \' ('f 80S pupilas IIllmeo.r¡
Mas 110 te encuentro ti tí¡ que el ln mirada:
Unos oja.. los tnyOfl; no.do. mns.
D!'t'rlUD.
a.
96
De mi alcoba en el áugulo los mil'o
Delasidos, fllntdsticos lucir:
Ouando duermo, los sien to que se ciernen
De pnr en par abiertos sobre mí.
Yo sé que hay fuegos fátuos que en la noche
Llevan al caminante ú perecer:
Yo me siento arrastrado por tus ojos,
Pero Ú d6nde me arrastran, no 10 sé,
xv,
Oendal flotante de leve bruma,
,Rizada cinta de blanca espuma,
Rumor sonoro
De arpa de oro,
Beso del aura, onda. de luz,
Eso eres tú,
Tú, sombra aérea. que, cuantas veces
Voy a( tocarte, te desvaneces
Oomo la lIamu.; COlDO el SOllillo,
27
Como la niebla, como el gemido
Del Jago azul.
En mar sin playas onda sonante,
En el vacto cometa erran te,
Largo lamento
Del ronco vien to,
Ansia perpétua de algo mejor,
Eso soy yo.
Yo, que ti tos ojos en mi agonía
Los ojos vuelvo de noche y diaj
Yo, que incansable corro y demente
Tras una sombra, tras la hija ardiente
De ODa viaion!
XVI.
Si al nacer las azules campanillas
De to balcon,
Crees que suspirando pn~n. t'1 viento
Murmurado,',
28
SILbe que oculto entre las verdes hojas,
Suspiro yo,
Si al resollar confu80 ~ tu" espaldas
Vago rumor,
Crees que por tu nombl'e to ha llamado
Lejana voz,
Sabe qne, entre llls 80mbrlll que te cercan,
Te llamo yo,
Si se tUl'ha medroso en alkl nocho
Tu corl1zon,
Al sentir en tus labios 1111 alien·to
Abrasador,
Sabe qne, aunque invisible, al ludo tuyo .
Respil'o yo.
XVII.
Hoy la tierl'a, y los ciel08 me sonríen;
Hoy llega al fondo de mi a,lma el 801;
Hoy )1\ he visto ... la, he visto 1. me ha mirado...
¡Hoy creo en Dios!
29
XVIII.
Fatigudll del baile,
Encendido .el COIOI', bl'eve el aliento,
Apoyada en mi brazo,
Del ialon se detuvo en UII e:'dl'emo,
Entre ]0. leve gasa
Qne levautaba 01 palpitante seno,
Una BOl' se mecia
En compasado y dulce movimiento.
Como en cuna. de nácar
Que empuja el mar y que acaricia el céfil'O,
Tal vez allí dOlomia
Al soplo de sus labios entreabiertos.
-¡Oh! ¿Quién así, pensaba,
Dejar pudiera deslizarse el tiempo?
¡Oh, si las fiores duermen,
Que dulcísimo sueño!
XIX.
Cllamlo sobre el pecho inclinns
!AL melancólica frente,
•
o
80
U na azucena. tronchada
Me pareces.
Porque al dal'te la pureza,
De que es símbolo celeste,
Como á ella te hizo Dios
De oro y nieve.
xx.
Sabe, si alguna vez tus labios rojos
Quema invisible atmósfel'a. abrasada,
Que el alma que hablar lmede COIl Jos ojos,
Tambien puede besar con ]1\ mil'aua.
XXI.
¿Que es poesía? dices mieutras clavlls
En mi pupila tu pupila. azul;
¡Qué es poesía? ¡Y tú me lo preguntas?
Poella. • •• eres t6!
XXII.
¿Cómo vive esa rosa que has prendido
Junto ,{ tu cornzon1
31
Nuuca hasta ahoJ'a contemplé en la tierra
SobrE! el ,·olean la ft.or.
XXIII.
Por ona mirada. un munJo;
Por una sonrisn.. un cielo:
Por un beso. . •• ¡yo no 116
Qué te diera- por un beso!
XXIV.
Dos rojas lenguas de fuego
Que. á un mismo tronco enlazadas
Se aproximan y al "besarse
FOl'man una sola llama;
Dos notas que del laud
A UD tiempo la mano Rl'r:lUCU.
y en el espacio se encuentran
y ftl'moniosas se abrazan;
Dos olas que vienen juntas
A moria' sobre UIIIl playa.
y que al romper se r.oronan
Con un penacho (le plMn'
32
Dos girones de vapor
Que del lago se levantan,
y al juntarse allá en el cielo,
Forman una nube blanca;
Dos ideas que al par brotan,
Dos besos que IÍ un tiempo estallan,
Dos ecos que se confunden •••..
Eso son nriestras dos almas.
nv.
Cnando en la noche te envuelven
Las alas de tul del sueño,
y tus tendida.s pestañas
Semejan arcos de ébano;
Por escuchar los latidos
De tu corazon inquieto,
y reclinar tu dormida
Cabeza sobre mi pecho,
Diera, alma mia,
Cuanto poseo,
La Iaz, el aire
Y· el pensllmiento!
ss
Cuando se clavan tus ojos
En un invisihle objeto,
y tus labio! ilumina
De una sonrisa el reflejo;
Por leer sobre to CI'ente
El callado pensamiento
Que pasa como la nube
Del mal' sobre el ancho espejo,
Diera, alma mía,
Cuanto deseo;
La.fama, el aro,
La glol'in, el géuio!
Cuando enmudece tu lengua,
y se apresura tu aliento,
y tus mejillas se encienden,
y entornas tns ojos negros;
Por ver en tI'e sus pestañas
Bl'i1lar con húmedo Cuego
La ardiente chispa que brota
Del volean de los deseos,
Diera, almB min,
Por cuhnlo espero.
La Cé, el espíritu,
IAL tierro, el cielo!
34:
XXVI,
Voy contra mi illteres al confesarloj
Pero yo, amada mia,
Pienso, cual t6, que uua oda sola es buena.
De uu billete del Banco al dors(' escrita.
No fllltal'lí allUU lI(~cio que al oirlo
Se haga cruces y diga:
"Mujer al fin del siglo diez y n,ueve,
Material y pl·osáica ...... " ¡Boberla!
¡Voces que hacen correl' cuatro poetas
Que en iDvierno se embo~aD con la lira!
¡Ladridos de perros ~ lo. InDa!
Tú sabes y yo sé que en esta vida,
COD génio, es muy contado quien la etC7'We;
y COD oro, cualquiera hace poes{l1.
XXVII·
Despierta, tiemblo al mirarte.
Dormida, me atrevo IÍ ver,te;
Por eso, alma de mi nlma,
Yo valo miéDtras t6 duermes.
Desrierta. riel; '1 al reir. tu. l.lbiOl
Iuquietos me parece u
BeJimpapl de graDa. que IIerpean
Sobre UD cielo de ni",e.
Despierta. 101 eztremOl de tll boca
Pliega. IODrisa ley".
Su."e como el rastro hUDiDOIO
Qlle deoJa. liD 1101 'lile muera ......
-¡Duermel
De.pierta. mina¡ 1 .1 mirar, tUI ojOl
B6.medOl resplalldecen,
Como la oDda uul, en cuya crelta.
ChispeaDdo el sol hiere.
Al tra"es de tUI p¡[rll&dOl, dormida,
Tranquilo flllgor Yierta;
Cllal derrama de luz templado rayo
Ldmpara traspareDte ••••
-iDuermel
Despierto, ha.blu¡ yal b:ablar, vibraDtes
Tus IJIIlabru pareceD
LID,,!a de perla que en dorada cora
Se derrama al torreulrl.
36
Dormida en el murmullo de tu alicnto
Acompasado y Moue,
Escucho yo un poema, que mi alma
Boamorada en tiende ..•.
-¡Duermel
Sobre el corazon la inono
Me he puesto, porque no luene
.Su latido, y de la noche
Turbe la calma solemne.
De tu balcoil las persianas
Cerré ya, porquo no entre
El resplandor enojoso
De la aurora y te despierte •...
-¡Dnerme!
XXVIII.
Cuando entre la sombra oscura
Perdida tina voz murmura
Turbando su triste calma,
Si del Condo de mi alma
La oigo dulce resonar;
. Dime: ¿Es que el vieJito en sus giros
Se queja eS que tus suspiros
Me hnblnn de amor al rl1SRl"?
37
Cunndo el sol en mi ventalla
Rojo bl'illa ú la. mañana,
y mi amOl' lu sOlubra. evoc.'"
Si en mi boca de oh'a, bot'.::\.
Sentir creo la impresioD¡
Dime: ¿es que ciego deliro,
O que un beso en un suspiro
:Me envia tu corazon?
Si en el luminoso dia,
y en la alta lIocho s9IUbl'ÍI'¡
Si en todo cuanto rodea
Al alma que te desea
Te Cl'CO sentir y ver;
Dime: ¿es que toco y I'esph'o
Soñando, eS que en Ull suspiro
~Ie das tu nliento ú bebel'?
XXIX
Subre lit r",ltl:\ tenia
El libro abicl'tO¡
Nn mi mejilla tocaban
Sl18 l'izos negros;
N() veCnmós 10.8 letro.l
Dzt4!un,
38
N inglll.lo, crco;
Mas gunrdJbamo8 ambos
Hondo silencio.
¿CuJnto dur,ST ni nUII entdnces
Pude sabel'lo;
Solo sé qnc no se oia
~lns que el aliento,
Que apresurado escapaba,
Del 14bio seco.
Solo sé que .nos volvimos
Los dos á un tiempo,
y nuestros ojos se baIlaron,
y sonó un brso!
......................
Creacion del Dante era el libro,
Era su Infierno.
Cuando ú él bajarnos lo~ ojos, .
Yo dije trémolo:
¿ComJlrendes ya que nn poema
Cabe en un verso?
y ella respOll~ió encendida:
-¡Yn lo comprendo!
39
xxx,
Asomaba al sus ojos una lúgl'ima
y ú mi labio una frase de perdon;
Habló el ol'gullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labial espil'ó.
Yo voy por un camino, ella. por otro;
Pero al I'cnsar en nuestro múLuo amor,
Yo digo aún: ¿por qué callé aquel diaT
y ella dirá: ¿por qué no 1l01'é yo?
XXXI.
N ucstra pasion fué UD ta'úgico saiuete
En cuya absurda fúbula
Lo ccSmico y lo grave confundidos
Risas y llantos al'l"ancan.
Pero fué 10 peor de aquella historia
Que al fin de la JOI"nada,
A ella tOOOI"On lJgrimns y risuB,
y á mí solo las lágl'imlls!
40
XXXII.
Plisaba arrolladora en IIU he.·mosura,
y rl pu"o la dejé¡
Ni nun IÍ mil1ll'ltJ me vol\l{, y 110 obstante
Algo al mi oido murmureS: I'esa ei'
¿Quién reuuid lB tarde d In manana?
Lo ignoro: solo sé
Que en una breve noc~le de verano
Se unieron 108 crepú <culos, y ... ';tut."
XXXIIl
Es cuestion de palabras, y no obstant.,
Ni tú ni yo jamar.,
De:,! ues de lo pasndo convendremos
En qniéll In cnlpn estafo
¡Lástima c¡ue el amor un diccionario
No lcng:\ don(le hallar
Cll~nclo
cl ol·gullo cs simplemente orgullo.
y cuúudo el!l dlgnidadl
XL~IV.
Crolla aallada. y 800 IIU8 mnvimieDtOl
Silenciosa armonla:
Suenan IIUII 11a1Oll1. al IIOnar. reonen1_D
Del.himuo alaelu 1" cadeucia rítmica.
Loa ojol eotreabre, aquella. ojos
TaD c:lal'Oll como el día i
y la tierra '1 el cielo. cuoto abarcaD •
.Arden COD DOey. ID. eD 101 pDpilu.
.u
Bie. '7 carcajada lleno Dotu
Del agua fugiti\"Di
Llora. 111 cada I"'grima. ou poema
Du lerDara inflolta.
Ella tieae la In•. tiene 1"1 perfume,
El color '1 )a Unea.
r.a formo. engeadradoro do dNCOl,
La eXl,re ion. fucllte eterna .1e poclla .
•(1a.' e8 estúpida1.... IBahl mi6ulru eaUando.
Guardo OICnro el eallm".
Rl~mpre TDldrA •• IIIL·yer. 10 que ella (!Gil.
M•• qae 10 que cllllqulera otra •• dlp.
4:2
xxxv·
¡No me adlUireS tu olvido! Aunque de UD dia,
Me admireS tu cal'iño mucho mas;
Porque lo que hay en mí que vale algo,
F~o .. , ni lo pudiste sospechar!
XXXVI,
Si de nuestro. agra.viOl en uu libro
Se escribiese la historia,
y se borrase en nuestras almas cuauto
Se borraso en 8US hojas¡
Te qniero tanto aúo, dejó eo mi pecho
Tn alnOl' huellas tan houdas,
Que slllo co~ que tú borrases Ulla,
Las borraba yo todas!
XXXVII.
A ntes que tú me morir~: escondido
l~n ]as entrañas yo.
~l hierro llevo con (Iue abt'icS tu mano
La anch& heridll Inortal!
018
Au. que td me moriai: 1 mi .plrita
1m. IU empelo tea...
SeatiodOlo " la pUlrta de la muerte.
AIIl te III",nar.r.
CoD 111 horu 101 di.., cou 101 di..
Loa atiOl yolariu,
y • aqullla puerta namará al cabo ••••
,Quido deja de llamar!
EUloacea que tu culpo. 1 tu delpojOl
La tierra pardar.r.
Lay'¡udote eo 1.. Olida de la muerte
Comn~en otro JordaDi
AlU, dODde el murmul!o de la vid.
TemblaDdo " morir ya.
COIDO la o)a que á l. playa vieDe
8i1eDcioaa " eepirar¡
A111. donde el
Ahre
B
UDS
pulcro que se it'rm
l'terllidlul ..••
Todo CIIDllto 10.. II.iS helUtll caU.do
lA lellClocw quc hablarl
4f:
XXXVIII.
Los suspiros son aire, y van al aire,
LI\s lúgrilllas son agua, y van al !Dar.
Dime, mujer: cuando el alUor so olvida:
¡Sabes tú á dónde va?
XXXIX.
.
.
¿A. qué mc lo decia? lo sé: es mudable,
Es altanera y vana y caprichosa;
Antes qnc el se~timiento de BU alma,
Brotar€L el agua de la esléril roca.
Sé que en su corazón, nido de sierpes,
No hay UDa fibra que nI amor responda;
Que es una estátuu illauimada .•• pero •••
i Es tan bermosal
XL, '
Su mallo entre mis manos,
Sus ojos en mil ojos,
La amorosa cabeza
A poyada en mi hombro,
!Dios sabe cudnta" veces
Con paso perezoso,
Hemos vagado juntos
Bajo 101 altos olmos,
Que de su casa prestan
Misterio j sombra al pdrtico! .
y ayel' ••••. . un año 'apénas
Pasado como un soplo,
!Con qu6 exquisita. gracia.,
Con qué admirable aplomo,
Me dijo al presentarnos
Un amigo oficioso:
-"CI'CO que en algullo plute
Hc visto á usted"- i Ab! boho~,
Que sois ele los salones
Comadl'cs de buen tOllO,
y audais por nlll QCOZl\
De plantel t'mbrollolj
46
iQué histol'ia hnbeis perdido!
!Qué manjar tall sabro8o
Para ser devol'ado
SoUo tl0C6 en un corro,
Detrús del abanico
De plumas y de oro!
........... ....... . ...
!DisCl'eta y calta. lona,
Copudos y altos olmos,
Paredes de su casa,
Umbrales de su pdl,tico,
Callad, y qoe el SeCfl'to
No salga de vosotros!
Callad; qoe por mi pal'tli
Lo he olvidado todo:
y ella .•• ella ••• !uo hl\y miÍac,m,
Semejante á fl U rosh'o!
XLI.
T6 el'as el huracau, y yo la alta
Totl e (}tle desafla. su roder:
¡Tenias qaa estrellarte eS abatirme! ..••
INo pudo .r!
T6. eras el Océauo. J 1u la enhiesta
Boca que Grane aguarllll 8n VIIivPII:
¡Tenia qae rom perta eS qlle nrrancnrme!. •••
INo I,udo ser!
HarmOl& td. 10 altivo; acostalnbrado.
Uao d Arrollar. el otro Ii no coder:
La Rnda .trecha. ¡uet ¡tabla el choque ...
iNo I,udo lerl
XLII.
Canndo me 10 contaron srlltC el rrio
De una hoja de acero eo 181 eotrañu¡
](e apor' coatra el muro. r nn iastante
lA concieacia perdí de deSode eltaba.
e-reS RObre mi .pCrita la noche;
Ea ira 1 en piedad se anegó el alma ..••
IY entoaces comprendC por qa' se llora,
y aaleSnae. compreadl por qa~ le mata!
48
PaslS la nube de dolol' .. ,. con pena
Logré balbucear breves palabras ..
¿Quién me dicS la noticia? .. , Un fiel amigo ...
¡Me hacia un gran f¡,vor! ... Le de las gl'acias,
XLIII.
Dejé la luz IÍ un lado, y en el borde
De la revuelta cama me senté,
Mudo, 80mbl'lo, la pupila inmóbil
Clavada en la pared.
¿Qué tiempo estuve así? No I!é: al dejarme
La embriaguez horrible del dolor,
Eepiraba la luz, y en mis balcones
Reia el sol.
Ni sé tampoco en tun tel'l'ibles hOI'as
En quo pensaba ó que paRó pOI' lI~f;
Solo l'ecncrdo que 1101'0 y lIIn.hlijt',
y qne eu aquella lIoche env~jec(!
._-
49
XLIV.
Como en un libro abierto
Leo de tus pupilas en el fondo;
¿A qué finjir el labio
Risas que se desmienten con 101 ojos?
!Llora! No te avergüences
De confesar que me quisiste un poco.
¡Llora! Nadie nos mira.
Yo. veSj yo 80y un hombre ... y tambien lloro
XLV.
En la clave del arco mas seguro,
Cuyas piedras el tiempo enrojecid.
Obra de cincel ¡'udo, campeaba
El gdtico blasono
Penacho de su yelIDo de granito,
La hiedra que colgaba en derredor
Daba sombra al escudo, eu que uno. mano
Tenia un corazon,
A contemplarle en la desierta pIlla
Nos paramos 101 dOl:
Jl~uD.
Ji.
50
y "ese, me dijo, es el cllbal emblema
De mi constante amor,"
¡Ay! es verdad lo qua me dijo entdnces:
Verdad que el cora.zon
Lo llevará. en la mano .•• en cualquier parte...
Pero en el pecho; ndl
XLVI.
Me ha h.erido recatúndose en las sombras,
Sellando con un beso su traicion,
Los brazos me c::chd al cuello, y por·la espalda
Partidme á sangre fria el corazon.
y ella prosigue alegr~ so camino,
Feliz, risueiia, impaviJa; ¿y por qué?
Porque no brota saogre da la. herida ..••
¡Porque el muerto está en piél
XLVIL
Yo me he asomado IÍ las profundas simas
De la tiera'a y del cielo,
51
y les he visto el fin d con los ojos,
O con el pensamiento.
Mas ¡ay! de un corazon llegué al abismo,
y me incliné por verlo,
y mi alma y mis ojos se turbaron:
¡Tan hondo era y tan negro!!
XLVIII.
Como se arranca el hierro de una berida
Su amor de las entrañas me arranqué,
Aunque sentí al bacedo, que la yida
Me arrancaba con él.
Del al tar qne la alcé en el alma mia
La volunt.ad 8U ¡múgen arrojd,
y la luz de la fé que en ella ardia
Ante el ara desierta se apagd.
Aun para combatir mi firme empeño
Viene á mi mente su vision tenaz ....
¡Cuándo podrá dormir con ese suefio
En qne acaba el soñar!!
XLIX.
Algo.na vez la. encuentro por el mundo
y pasa junto d ml:
y pasa sonriéndose, y yo digo:
¡JOdmo puede. reir?
Luego asoma' mi ldbio otra sonrisa;
Maíscara del dolor,
y cntónces pi~oso:-AC&\so ello. se rie,
Como me rio yo!
L.
Lo qne el salvaje que con torpe mano
Hace de un ti·ooco á su capricho un dios,
y luego aote 8U obra se arrodilla,
Eso hicimos tú y yo,
Dimos formas reales 6. un fantasma,
De In. mente ridlcuhl invencioo,
y hecho el ídolo yo., sacrificamos
En ~ll altar nuestro amor!
53
LI
De 10 poco de vida. que me resta
Diera con gusto los mejores añog,
Por saber lo que :í oh'os
De mí hu hablado.
y esta vida inmortal ... y de la eterna
Lo que me toque, si me toca algo,
Por saber lo que á solas
De mí has pem1ado.
LII.
Olas gigantes que os rompeis bramando
~n las playas desiertas y remotas,
I~nvllelto entre la súbana de espumas,
Llevadme con vosotras!
RJfllgns de huracaD, que arrebntais
Del alto bosque las marchitas hojus,
Al'rasta'ado en el ciego torbellino,
Llevndme con ,"osotras!
54
Nubes do tempestad, que rompe .1 rayo
y en fuego ornais las desprendidas orlas,
Arrebatado entre la niebla oscura,
Llevadme con vosotras!
Llevadme, por piedad, a1 donde el vértigo
Con la razon me arranque la memoria oooo
¡Por piedad ••• ¡Tengo miedo de quedarme
Con mi dolor á solas!
LIlIo.
Volveran las oscuras golondrinas
En iu balcon sus nidos á colgar,
Y, otra vez, con el ala ~ sus criltales
Jugando llamarlÍn
Pero aquellas quU' el vuclo refrenaban
Tu hermosura y mi dicha á contemphuo,
Aquellas que aprendieron nuestros nom o
breso o••
Esas ••• ¡no volverán!
Volverdn las tupidas madreselvas
De tu jardin ]118 tapias á escalar,
55
y otra vez á la tarde, aun mas hermosa.,
Sus flores Be abrirlÍoj
Pero aquellas, cuajadas de roclo,
Cuyas gotAs mir"bamos temblar
y caer COIDO l"grimas del dia ••••••
Esas ••. ¡no volverdu!
Volverdn del amor en tus oidos
Las palabras ardientes ú sonar;
Tu corazon de 8U profundo sueño
Tal vez despertarúj
Peru mudo y absorto y de rodillas,
Como S& adora d Dios nnte 9U altar,
Como yo te he querido •.• dcsengMñate,
As! no te querrlÍlI!
LIV.
Cuando 1'0lvemos las fugaces h?f1ls
Del pasado IÍ evocar,
Temblando brilla en sus pestañas negr~.
Una lágrilnn pront.a ¡{ resbal~f~
56
'Y al1io resbala, y cae como gota
De roela, al pensar
Que, cual hoy por ayer, por hoy mañana,
Volveremos los do! á sllsI,irar.
LV.
Entre el discorde estruendo de la orgía
Acaricid mi oido,
Como nota de música lejana,
El eco de un snspiro.
El eco de un suspiro que conozco,
FOl'mado de nn aliento que he bebido,
Perfume de una flor, que oculta crece
En un claustro sombrío:
Mi adorada de un dia, cariñosa,
-¿En qué piensas? me dijo.
-En lladn ... -tEn nada, y lloras?-Es que
tengo
Alegre la ti isteza y triste el villa.
"7
LVI.
Hoy como ayer, mañana como hoy,
y siempre igual!
Un cielo gris, un horizonte eterno,
y andar •....• andar!
Moviéndose á compás. como una estúpida
Miquina, el ~orazon:
La tOl'pe inteligencia del cerebro,
Dormida en un rincon.
El alma. que ambiciona un paraíso,
Buscándole sin fé;
Fatiga sin objeto. ola que rueda
Ignorando por qué!
Voz que incesante oon .1 milmo tono
Canta el mismo CIntar;
Gota de agua moncStona que cae,
y cae sin cesar!
Así van deslillÍndose los dias
Un08 de otros en pt's,
Hoy ]0 mismo que ayer. . . . y todos ellos
Sin goce ni dolor.
58
¡Ay! á veces me acuerdo suspirando
Del antiguo SUrdl'" •.
Amargo es el dolor; pero siquiera,
Padecer os vivir!
LVII.
Este armazon de huesos y pelÍejo,
De pasear una cabeza 1000
Cansado se halla al fin, y no lo extraño;
Pues, aunque el la verdad que no soy viejo,
De la parte de vida que me toca
En la. vida del mundo, por mi dallo
He hecho un uso tal, qne juraria
Que he condensado un siglo en cada dia.
Así, aunque ahora muriera,
No podl'ia decir <iue no he vivido;
Que el sayo, al parecer nuevo por fuera,
Conozco que por dentro ha envejecido.
Ha envejecido, sí; pese. IÍ mi estrella!
Harto )0 dice ya mi liJan doliente;
Que bay dolor que al pasar, su horrible
huella
Gral.m en el COl'uzon, si no en la fl·ente.
59
LVIIl.
¿Qnieres que de ese uéctal' delicioso
No te amargue la hez?
Pues aspíl'ale, acél'cllle ú tus labios,
y déjale despllcs.
¿Quieres que CODsenemos Ulla dulce
Memoria de este amol':l
Pues amérnODOS hoy mncho, y mafia Jln
D~gúmonos ¡adios!
LIX,
Yo sé cuál el objeto
De tus suspiros es;
Yo conozco la callsn de tu dulce
Secreta languidez.
¿Te ries? .. :. AIguD llin
Sabl'ús, niña, por qué:
Tú acaso lo sospeclll\fI,
y yo 10 sé,
60
Yo sé lo que tú sueftas.
y lo que en sueños ves;
Como en un libro puedo lo que call1l8
En ·tu freute leer.
¿Te ries? •••• AIguu dia
Sabds, niña, por qué;
Tú aoaso lo sospechas,
y yo losé.
Yo sé por qué Bonríes
y lloras al la vez:
Yo penetro en los seno! misteriosos
De tu alma de mujer.
¿Te ries. . •• Algun dia
Sabrá, nifta, por qué;
Kiénlras tú lienles mucho",! nada sabes,
Yo que no siento ya, todo lo sé.
LX.
:Mi vida es un erial;
Flor que toco se deshoja;
Que eu mi camino flltal,
Alguien va sembrando el mal
Para que ~ lo l'ecoja.
61
LXI. t.
.Al ver mis horas de fiebro
E insomnio lentas pasar,
.A. la orilla de mi lecho,
?Quién se sentarú!
Cuando la trémula mano
Tienda, prdximo á espirar,
Buscando 1lUa mano amiga,
¿Quién la estrechara!
CUillldo la muerte vidrie
De mis ojos el crista],
Mis párpados aun abiertos,
¿Quién los cerrará?
Cuando la campana suene
(Si suena en mi funeral),
Una oracion al oirla,
¿Quién mnrmurará?
Ouándo mis pálidos restos
Oprima la tierra ya,
Sobre 1& olvidada fo~a,
t,Quién véndrá d llorar?
8.
62
¿Quiéo, en fin, úl otro dia,
Cuando el Bol vuelva á brillar,
De que pasé por el mundo
¿Quién se acordaran
LXII'
Primero es un albor trémulo y vagó,
Raya de inquieta luz que corta el mar;
Luego chispea y crece y se dilata
En ardiente explosico de claridad,
La brilladora luz es la alegría,
La temerosa sombro. es el. pesar:
i Ay! en la oscuro. noche de mi alma,
?Cnándo alIianecer¡(?
LXIII,
Como enjambre ele abejas irritadas,
De un 08COl'O I'illcon de la memoria
Slll('D Ú pCI'lS eguirme los I'ecuerdos
De los paeadas horas,
os
Yo los quiero ahuyentar. ¡Esfuerzo inútil!
Me rodean, me acosan, .
y unos tms otros á clavarme vienen
El agudo aguijon que el alma encona!
LXIV.
Como guarda el avaro 8U tesoro,
Guardaba mi dolor;
Yo queria probar que hay algo eterno
A ]0. que eterno me jurd su amor.
Mas hoy le llamo cn vano, y oigo al tiempo
Que le agotd, decir:
!Ah, barro miserable, eternamente
No podrús ni aun sufrir!
LXV.,
Llegd la noche y no encontré un asilo;
¡Y tuve sed, ••••• , Mis Iafgrimas bebí;
IY tuve hambre! ¡Los hinchados ojos
. Cerré !Jara morir!
¡Eqtaba. en un llesierto! Aunque IÍ mi oido
De I:lB tUI'has llegaba el rOllco hervir,
Yo era. hu6rft\Do y pobre ••• jEI munelo t'staba
Desiel'to, , •• para mn
LXVI,
¿De dónde vengo?",' El mas hOl'l'ible y áspero
De los sendt>l'os busca;
Las huellas de unos piés ensan~rentados
Sobra la roca dura;
Los despojos de un alma. becha giroues
En las zarzas agudas,
Te dirlÍn el camino
Qne conduce tí mi cUila:
¿A. dónde voy? El mas sombríQ y triste
De los plÍramos cruza;
Valle de eternas nieves y de eternas
Melancdlicas urumas,
En dónde es(é una piedra solitaria
Sin inscl'ipcion alguDa,
Donde habite el olvido,
AlU Eslt\l'¡{ mi tl1mbA,
LXVII.
¡Qué hermoso es ver el di"
Coronado de fuego levantal·se,
y á 8n beso de lumbre
Brillar las olas y encenderse el aire!
Qué hermoso es tras la lluvia
Del triste otono en la azulada tnrtl~,
De llls húmedas flores
El perfume aspirar hn~ta sacial·sl'!
¡Qu6 hermoso es cuando eu copos
La blanca. nieve 8ileuciosa caej
De las ioquietns llamas
Ver las rojizas lenguas agitarse!
¡Qué hermoso es cuando hay sueño
Dormir bien ... y roncar como un sClchanh·e •.•
y comer .••. y engordar! .•• ¡y que detlgrn.cia
Que esto solo no baste.
66
LXVIII.
No lé lo que he lofiado
En. la noche pasado.;
Triste, muy triste debid ser el sueño,
Pues delpierto, la. angustia me duraba.
Noté al incorporarme,
Húmeda la almohada,
y por primera vez sentí, al notarlo,
De un amargo placer henchirse el alma.
Triste cosa el el sueAo
Que llanto ooa arranca;
Mas tengo en mi tristeza una alegría ....
¡Sé que aun lDe quedan lúgrimasl
LXIX.
Al brillar nn relá.mpago nacemos,
y aun dura su fulgor cuando morimos:
¡Tan COl·to es el vivir!
14a glorill y el amor tras quo correll1os,
67
Sombras de uu saefto son que perseguimos:
¡Despertar es morir!
LXX.
¡Cuáutas veces al pié de las musg08ILS
Paredes que la guardan,
Oí la esquila que al mediar la noche
A los maitines llama!
¡Cuálltas veces trazó mi triste sombra
La luna plateado I
Junto IÍ lo. del CiPl'és, 'lile de su huerto
Se asoma por las tapia.!
Cuando en sombras la iglesia le envolvia,
De sn ojiva calada,
¡Cuantas veces temblar sobre los vidrios
Ví el fulgor de la IJmpara!
Aunqtle el viento en los Angulol olcuros
De la torre silbara,
Del coro entre las \'oces percibía
Sll voz vibrtlOte y Olara.
68
Eo las nocbes de !Dvierno, si on medroso
Por la desierta plaza
Se atrevia tÍ cruzar, al divisarme
El paso aceleraba.
y no falM ona. vieja., que en el torno
Dijese d la maiiana,
Que de algon sacristan muerto en pecado
Acaso er~ yo el alma.
A oscuras.conocia los rinconell
Del atrio y la portada;
De mis piás las ortigai qne alU crecen
Las bueHas tal vez goardan.
LIS bubos que espantados me seguian
COD sos ojos de llamas,
Llegaron 1\ mirarme coo el tiempo
Como IÍ nn bllen camarada.
A mi lado sin miedo los reptiles
Se movian ú ¡'astros;
¡Hasla
lo~
mUllos SlIutos de granito
flnludabau!
ve 'lue me
--
69
LXXI.
No dOl'mia¡ vagaba en ese limbo
En qoe cambinn de formnlos objetos.
Misteriosos espacios qne separaD
La vigilia del sueño.
Las ideal, qoe en ronda silenciosa
Daban vueltas en torno á mi cerebro,
Poco á poco en su danza se movian
Con un compas mas lento.
De la luz qne entra al alma por los ojos
Los púrpados ,'elaban el reflejo,
lIas otra loz el mundo de visiones
Alumbraba por dentro.
En este ponto resoneS en mi oido
Un rumor semejante al que en el templo
V oga confoso al terminar los nelea
Con un Amen sus re~ol.
y oí como una voz deJ¡ada y il'iste
Que por mi nombre me llameS al lo ll'josl
y sentí olor de cirios apagados,
De humedi1d y de inC!ienso.
'10
............................
.... .. .. .... ...... . . . . .. ..... .
Entrd la uoche, y del olvido en brazos
Caí cual pi(!dl'o., en su profundo seno:
DormI, y nI despertar exclamá: II¡Algnno
Que yo queria ha muerto!"
LXXII.
PRIIlERA
voz,
-Las ondas tieuen vaga armonía,
Las violetas suave olor,
Brumas de plata la noche fria,
Luz y oro el dio.,
Yo algo mejor:
¡Yo tengo amor!
SEGUNDA
voz,
-Ául'a de nplusolI, nube I'lldiosa,
011\ ,te envidia que besa el ,pié,
Isla de sueños
~nude repo~"
Ellllma ausios8,
¡Dulce embrioguez
Lo. Gloria e.!
TDlCER¿ TOZ.
-A.!cuo. encendido. e. el tesoro,
Sombra que hoye Jo. vanidad.
Todo es mentira: la glorio, el oro.
Lo que yo adoro
Solo es verdad:
¡La Libertad!
...................................
Así los barqueros pnsabau caotaudo
Lo. eterna cancioo,
y al golpe del remo snltllbo. la espnmo.
y heríala el sol.
t,Te embarcas? gritaban; y yo souriendo
Lea dije al puar:
-Hd tiempo lo hice¡ por cierto que Dnn
tellgo
La ropo. l'U la. ploya tendidu ú Sel'llr!
'9
LXXIII.
Cerraron SU8 ojos
Que aun tenilL abiertos j
Taparon su cara
Con un blanco lienzo¡
y un08 sollozando,
Otros en silencio,
De la triste alcoba
Todos se salieren.
La luz; que en un VI1S0
Al'dia en el suelo,
Al muro arrojablL
La sombrlL derIechoj
y entre aquelllL .sombrlL
Velase á intérvalos,
Dibujarse rfgida
La forma del cuerpo.
DespertlLba el dia,
y d su albor primero
Con sos mil ruidos
De~partaba
el pnéblo
73
Ante aquel contraste
De ",ido. y misterios,
De luz j tinieblas,
lIedité un momento:
"¡Di08 mio qué 80108
Se quedan ·los muer.tos/ n
De la casa en hombros
LlevlÍronla al templo,
y en una ca pilla
Dejaron el féretro.
Allí rodea.roll
Sus p~lidos restos
De amarillas ,eJas
y de paños DE'gros.
Al dar de las doimas
El toque postrero,
Acabó una vieja
80S últimos rezos;
Cruz6 la aocha na\'e,
Las puertas gimieron,
y el aaoto recinto
Quedóse desierto.
BECQUIB.
74:
De un reloj se oia
Compasado el péndulo,
y de algunos cirios
El chisporroteo.
Tan medroso '1 triste,
Tan oscuro y yertp
Todo se encontraba.", ,
Que pens~ un momento:
"¡Dios mio, (ju( BOlos
Se quedan. los mu~rtos!"
De la alta campana
La lengua de hierro,
Le (lid, Toltcando,
Su adios lasti.lDero.
El luto en las ropas,
Amigos y deudos
Cl'u!&aron en fila,
Formando el cortt'jC',
Del último asilo,
y estrecho,
Abrió la piqueta
El Dicho ;{ un extl'emo.
AlU In l1r.nstnrolJ,
09C\11'O
75
Tapiar6nle luego,
y con un saludo
Despidióse el duelo.
La piqueta al hombro,
El sepulturero
Cantando entre dientes
Se perdi6 tÍ lo lejos.
La noche se entraba,
Reinaba el silencio
Perdido en las sombras,
Medité uu momento:
"¡Dios mio gut 80108
86 quedan los tmle,·tos!'
En las largas noches
Del helado invierno,
Cunndo las maderas
Crujir hace el viento
y azota los vidrios
El fuerte aguacero,
De la pobre niña
A solas me acuerdo .
.A 1Ií Clle
]0.
HUTia
Con un son eterno¡
76
AHlla combate
El soplo del cierzo.
Del húmedo muro
Tendida en el hueco,
Acaso de frio
Se hielan sus huesos!
000
......................
¡Vuelve el polvo al polvo?
Vuela el almo. al cielo?
tTodo es vil materia,
Podredumbre.y cieno!
No sé; pero hoy algo
Que explicar no puedo,
Que al par DOS infunde
Repuguancia y duelo,
Al dejar tan triste8,
Tan solos ]08 mllertos!
Ti
LXXIV'.
ropas desceJlidlll,
De!nud:ls los eErnrlu!!I
Ea el dintel de oro de lo. ruerta.
Dos dngeles Te!llbaD,
LIS
lIe aproxim' dIos hiel'rol
Que delenden la entrada.
y de las doble. rejll~ en pi foudo
La. vI confasa yo blanca.
La TÍ como la imílgen
Que en leve enscefto pa!Il,
Como raro de lUI, tEnue '1 diro!""
Que entre tiniebTal nada,
lle lentí de "UD ardiente
Deseo llena el alma:
IComo atrae UD abismo, aquel misterio
H-rci. así me arrllstraba!
lIas !ay! que de los dngeles
PareciaD decirmelu
. mirada.:
.
-El umbral dé' esta puerta
Solo DioBlo truplll,
'18
LXXV,
¿Será verdad que cua.ndo toca el sneño
COD sus dedos de rosa nuestros ojos,
De la clÍrcel que habita huye el espíritu
En vuelo presnroso?
¿Sed verdad que, huésped de las nieblas.
la brisa noctnrna al ténue soplo,
Alado sube á la region vac{a
A encontrarse con otros?
n.
¿Y allí, desnudo de la homana forma.
Am, ....1os lazos terrenales rotos,
Breves horas habi"ta de la idea
El mondo silencioso?
¿Y rie y llora y aborrece y ama,
Y goarda un rastro del dolor y el gozo,
Semejante al que deja cuando Cl'oza
El cielo un meteoro?
Yo no sé si ese mundo de visiones
Vive foera, d Ta dentro de nosotros;
Pero sé que cODozéo á muchas gentes
A quienes no CODOICO!
79
LXXVI.
En la imponente nave
Del templo bizantino,
V í la. gótica tumba, á la indecisa
Luz que temblaba en los pintadoR vidrios.
Las manos sol)1·e el pecho,
y en las manos u~ libro,
N na muger hermosa reposaba
Sobre lo. urna, del cincel prodigio.
Del cuerpo abar:donado
Al dulce peso hundido,
Cual si tle blanda pluma. r raso fnera,
Se plegabll su lecho de granito.
De la postrer sonrisa,
El resplandor divino
Guardaba el rostro, como el cielo guarda
Del sol que muere el rnyo fugitivo.
Dal cabezal de piedra
Spntndos en el fiJo,
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Dos lÍogules, el dedo sobre el labio,
Imponian siltmcio en el recinto.
No parecia mnerta;
De los arcos macizos
Parecia dormir en lo. penumbra,
y qae en saeños veia el paraíso.
Me acerqué de la nave
Al ángulo sombrío,
Como quien llega con callada planta
Junto IÍ la cana donde dnerme un niño'.
La contemplé un momento,
y aquel resplandor tibio,
Aquel lecho de piedra que.ofrecia
PrcSximo al muro otro lugar vacIo.
En el alma avivaron
La sed de 10 infinito,
El dnsia de eso. vida de la muerte,
Para la que un instante son los siglos ...
...... ...... ...... ... . .. .. ..... .
.... .... ...... .... .... .... ..... .
Cansado del combate
En que luchando vivo,
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Alguna vez recuerdo con envidia
Aquel rincon OSCUI'O y escondido,
De aquella muda y púlida
Moger, me acuerdo y digo:
¡Oh, qué a~or tan callado el de la muerte
¡Qué sueño el del sepulcro tan tranquilo!
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