EECQ;tTEE... BEGQUEB.. -e COMPOSICIONES SUELTAS. EDlCIO::i DEL "St:"FRAGIO LIBRE. " - - - ---......;...-- lUEXlf O. J 875. POESIAS DE GUSTABO A. BECQUER. Desde hoy comenzaremos' engala.nar nuestro diario, publicando en I!IU folletin lns bel1!simas poesías de Becquer. Poco conocida en México esta obra, deseamos popularizarla, haciendo con ella un agradable obsequio IÍ nuestros suscritore8. Becquer es el poeta del sentimiento unido ¡{ la filos06a. 8us primorC?sas riml:\S hablan al corazon y " la inteligencia. En la belleza del idioma, en la armonia del canto,' en la grandeza y propiedad de las imagenes, se ven envuelto. a.ltísimos pensamientos, ideas grandiosas, conceptos verdaderamente sublime•. 6 Becquer dá una nueva 'forma á la poesiaj sa: crifica 10. rima, á la idea y al pensamiento. Cuanto puede suponerse, de encantadol', tlo armonioso, de elevado, de gl'andioso, se encuen· tra en esas poesiasj de las cuales, unas hacen palpitar el corazon y llenan los ojos de l"grimas, y otras producen esa arruga en lo. frente tras de la que se ocnlta la meditacion. El jeSven poeta, en sus bellísimas poesias nos dieS á conocer la galannra y sentimiento del escritor castellano y la profnnda filosofía del gel'mano. Nuest·ra pluma, no puede trazar el verdadero . elogio d. las poesías de Becquerj al conocerlas nuestros lectores, con sus llÍgrimas, con las palpitaciones de su cornzon apreciadn el m~rito de los sentidos versos de ese jeSven, que despnes de dar al mundo 8US tiernCsimos escritos, dejeS de existir. Estamos seguros de que nnestros snscritorel recibiran con pla.cer, casi con amor nuestro folletino Y pues que deseamos agradar IÍ nuestros abonados, al terminar, las poesias de Becquer, publicaremos otro libro magnífico. liLa profesion de fé del Siglo XIX," por eleminente eiCcritor fraDces Mr. Pclletnu. . l. Yo sé UI1 himno gigante y estraño Que anuncia en la noche del alma una. aurora, y estas plÍginlls son de ese himno Cadencias que el aire dilata en las sombras. Yo quisiera escribil'le, del hombl'e Domando el rebelde, mezquino idioma, Con palabras que fliesen á un tiempo Suspiros y risas, colores r notas. Pero en vano es luchar; que no hay cifra Cllpnz de encerrnrlo, y npénas ¡oh hermosa! Si, teniendo en mis manos las tuyas, Pudiern al oido contártelo ¡{ solas. -- 8 11. Saeta que voladora C.·uza arrojada al azar, Sin adivinarse dónde Temblnndo se clavará; Hoja que del árbol seca Arrebata el vendabal, Sin que nadie acierte el surco Donde JI caer volveraí, Gigante ola qne el .viento Riza y empuja la mar, y rueda y pt\Sa, y no sabe Qo6 playa buscando va; Luz que en cercos temblorosos Brilla próxima á espirar, Iguordndose cnal de ellos . El último brillarlÍ; Ese soy yo, que al a~aso Cruzo el mundo, sin pensar De dónde vengo, ni " deSnde • Mis pasos me lle\'llrdn. IIJ. Sacudimiento extraño Que agita las ideas, Como huraean que empuja Las olas en tropel; Murmullo que en el alma Se eleva. y va creciendo, Como volcan que sordo Anuncia.que va ar~er; Deformes siluetas De sé res impOlible~; Paisajes que aparecen Como " traves de un tul; Colores que fundiéndose Remedan en el aire Los átomos del Iris, Que nadan en la luz; Ideas sin palabras, Palabra sin sentido; Cadeneias que uo tieDen Ni ritmo Ili COlllp~8; 10 MelDorias y deseos De cosas que no existen; AccesoS de alegría, Impulsos de llorar; Actividad nerviosa Que no halla en que emplearse; Sin dendlll quo le guié Caballo volador; Locura que el espíritu Exalta y enardece; Embriaguez divina Del g6nio creador ...• ¡Tal es Jo. inl'piracion! Gigante voz que ,1 ca08 Ordena en el cerebro. y entre las sombraS hace La luz aparecer; Bl'illante rienda de oro, Que poderosa enfrena De la exaltada mente El volador corcel¡ Hilo de luz que en hacea pODsalpieJllos llU\; ~s 11 Sol qoe las nubes rompe y toca en el zt"oit; Ioteligellte mano, 'lue en un colJar de pel'las Consigoe las inddciJes Palabras reunir; Armonioso ritmo, Que con cadencia y número Las fugitivas notas Encierra en el co~pa~i Cincel que el bloque muerde La est&tua modelando, y la belleza plútica Añade á la ideal; Atm6sfera en que giran ideas, Con 6rden Coal átomos que agrupan R~cdndita atraccion; Ju Raudal en cuyos ondas Su sed la fiebre a poga j Oaeis que DI el1píl'ilu Devuelve su vigor .••. ¡Tnl es nuestra razonl 19 Con ambas siempre en locha y de Ambas vencedor, Tan 1010 el génio puede A un yugo atar las dos. IV. No digais que agotado su toso ro, De asuntos falta, enmudecicS lo. lira: Podrá no haber poetas¡ pero siempre HabrIÍ p-oesla. Miéotras las hondas de la loz al beso Pal piten encendidas; Miéotras el 101 las desga.rradas nubes De fllego y oro vista; Mienta'as el aire en sn regazo lleve Perfil mes y armonlas; Miéntras baya en el mundo primavera, llAbrd poeala! . 13 Mientras la ciencia aí descubrir no alcance. Lns fuentes de la vida, y en el mar d en el cielo haya un abismo Que al cálculo resiata; Miéuh'as 10. humanidad siempre avanzando No sepa .t dd camina¡ Miéutras hayo. Ull misterio paro. el hombre, Habrá poesía! Miéntras sintamos que se alegra el alma, Sin que los labios rian; Miéntl'lls se llore, sin que el llanto acuda A llublar la. pupila; Miéntl'as el corazon y la cabeza Batallando prosigan; Miéntras haya esperanzas y l'ecuerdos, Habrá poesía! Miéntras haya unos ojos que reBejen Los ojos que los mira; Miéntras responda el labio suspirando Al labio que suspira¡ Miéllh'as sentirse puedan en un beso Dos almas confundidas; DECQUlll, 41 Kiéntras exista una mojer hermosa, Habra{ poeaíul v. Espíritu Bin nombre, Indefinible esencia, Yo vivo con Ja Tido. Sin formas de Jo. idea. Yo nado en el vacio, Del sol tiemblo en Ja hogu~ra, Palpito entr~ las sombras y floto con las nieblas. Yo soy el fleco de oro De la lejana estrella; Yo soy de la alta luna La luz tibio. y serena. Yo soy lo. ardiente nube Que en el· ocaso ondea; Yo soy·del astro-errante La lumlDosa estela. 15 Yo lOy nieve en lu cumbres, Soy fuego en las arenu, Azul onda en 108 mares, y espuma en las riberas. En ellaud soy nota, Perfume en la violeta, Fugaz llama en las tumbas y en las ruinas hiedra. Yo atrueno en el torrente, y silbo en la centella, y ciego en el relÚllpago, y rujo en la tormenta. Yo rio en los alcores, Susnrro en la alta yerba, Snspiro en la honda pura, y lloro en la. hoja seca. Yo ondulo con los ¡(tomos Del humo que .e eleva, y al cielo lento sube En espiral inmensa. Yo, en los dorados hilo! Que los insecto,) cuelgan, 16 Ke mezco entre los drbolel, En la ardorosa siesta. Yo corro tras las ninfas Que en la corriente frelca, Del cristalino arroyo Desnndas juguetean. Yo en bosquea de corales Que alfombran blancas pbrlas, Persigo en el Océano Las náyadel ligeras. Yo, en las cavernas ccSncaval. Do el sol nunca penetra, MezcllÍnd9me .. los g09mos, Conte~plo 8US l'iq\1e~. Yo bnsco de los siglos Las ya borradas huellas, y sé de esos imperios De que "ni el nombre queda. Yo sigo "en raudo vértigo Los mundos que voltean. y mi pupila abarca La creacion"entera. 17 Yo s~ de esas regiones A dtS un rumor no llega, y donde informes astros De vida un soplo esperan. Yo soy sobre el abismo El puellte que Atraviesa; Yo 10y la ignota escala Que el cielo une :t la tierra. Yo soy el invisible Anillo que sogeta. El mundo de la forma Al mundo de 1& idea. Yo, en fin, !oy ese espírito, Desconoci da esencia, Perfume misterioso De que es vaso el poeta. 18 VI. Como la brisa qua la sAngre orea Sobre el oscuro campo de bAtallA, CA1'gada de perfumes y Armronío.s. En el silencio de la noche vaga; Símbolo del dolor '1 la ternura, Del bardo inglés en tI horrible drama, La dulce Ofelia, la razon perdida, Cogiendo flores y cantando pasa. VII. Del salon en el "ugulo oscuro, De su duello tal vez olvidada, Silenciosa y cubierta de polvo Veíase el arpa. ¡Cu6nta nota dormia en 80S cuerdo.s, Como el pijaro doerme en las roma., 19 Esperando la lDano de nieve Que snbe nrrancnrla! ¡Ay! pensé; ¡cuántas veces ,1 genio Aaí duerme en el fondo del almn, y una voz, como Lázaro, espera Que le diga: 'I¡Levantnte y anda!" VII[. Cuando miro el nzul horizonte Pel'd-erse á 10 léjos, Al traves de una gasa d8 polvo Dorndo é inq oieto; Me parece posible arrancarme Del mísero suelo, y flotar con la niebla dorada En átomos leves Cunl ella deshecho. Cuando miro denoche en el fondo Oscuro del cielo Las estrellas temblar como ardientes Pupilas de fuego; Me parece posible" do brillan Subir en un vuelo, y anegarme en su luz, y con ellas En lumbre encendido Fundirme en un beso, En el mar de la duda en que vogo Ni aun lé en lo que creo; Sin embargo, estas 'nsias me dicen Que yo llevo algo Divino aqul dentro! •••• IX. Besll el aura que gime blandamente Las leves hondas que jugando riza; El sol besa d la nube en Occidente, y de púrpura. y oro la matiza; La llama en derredor del tronco ardieute POI' besar Ú otl'a lInmo. (ce desliza, 21 y hasta el sauce, inclindndose " su peso, Al rio que le besa, vuelve un beso. X. Los invisibles dtomns del aire En derredor palpitan y se inflaman; El cielo se deshace en rayos do oro; La tierra se estremece alborozada; Oigo flotando en olas de armonía Rumor de besos y batir de alas; Mis pdrpados se cierran ••• ¡Qué sucede? -¡ES el amor que pala! XI. -Yo soy ardiente, yo soy morena; Yo soy el símbolo de la pasion; De ¡{nsia, de goces, mi alma esta{ llena. -¿A mí me buscaa1-No es " tí; no. -Mi frente es pdlida, mis tI'enzas de oro: Puedo brindarte dichas .in fin; Yo de ternura guardo un tesoro. -¿A mí me lIamasT-Noj no es d tí. 92 - Yo soy un sneño, un imposible• . Vano· fastasma de niebla y luz: Soy incorpcSrea, soy intangiblej No puedo amarte.· ¡Oh, ven j ven tá! xn. Por.que son, niña, tus ojos Verdes como el mar, te quejasj Verdes 101 tienen las n'yades, Verdea los tuvo· Minerva, y verdes 80n las pupilas De las hurls del Profeta. El verde es gala y ornato Del bosque en la primavera. Entre 8U8 siete colorea Brillante el fria lo ostenta. Las esmeraldas Ion verdea, Verde el color del que espera, y las ondas dol Océano, y ellanrel de los poetas. E~ tu mejilla temprana Rosa de escarcha cubiel'tu" En que el carmin de los pétalos Se ve al travez de las perlas, y sin embargo Sé que te (lnejas, Porque tus ojos Crees que la afean: Pnes no lo creas; Que parecen tus pupilas, Húmedas, verdes inquietas, Tempranas hojas de almendro, Que al soplo del aire tiemblan. Es tn boca de rubíes Purpúrea graDada abierta, Que en el estlo convida A apagar la sed en ella. y sin embargo Sé que te quejas, Porque tus ojos Crees que ]0. afean; Pues no lo creas; Que parecen, si enojada Tus pupilas centelleaD, Laa olas del mar que rompen En las cantalbricas peñas. Es tu frente que corona Crespo el oro en ancha tren.za, Nevada cumbre en que el dia Su postrera luz refleja. y sin embargo S, que te quejas, Porque tus ojos Orees que la afean: Pues no lo creal¡ Que, entre. las rubias pestañas, Junto al laa sienes, semejan Broches de esmeralda y oro, Que un blanco armiño sujetan. XIII. Tu pupila es azul, y cuando ries, Su claridad suave me recuerda El trémulo fulgor de la mañana Que en el mar se refleja. 23 1U pupila es azul, y cuaRdo lIoraa, Las trasparenüa l4grima-s en ella 86 'M fIguran gotas rU roelo SolJre una moleta. To popilo. es nlol, y si en su Condo, Como un ponto de luz ddia uoa id es, ~{e po.rece en el cielo de 10. tarde Uno. perdido. eslrello.\ XIV. Te vI un punto, y Botando nute mis ojos, Lo. imageu de tos ojOl 80 quedd, Como lo. mancha oqcuro, orlada ell fnego, Que floto. y ciega, si se miro. nI sol. .A. lIonde quicm quo la visltl. fijo, Tol'llo Ú \' ('f 80S pupilas IIllmeo.r¡ Mas 110 te encuentro ti tí¡ que el ln mirada: Unos oja.. los tnyOfl; no.do. mns. D!'t'rlUD. a. 96 De mi alcoba en el áugulo los mil'o Delasidos, fllntdsticos lucir: Ouando duermo, los sien to que se ciernen De pnr en par abiertos sobre mí. Yo sé que hay fuegos fátuos que en la noche Llevan al caminante ú perecer: Yo me siento arrastrado por tus ojos, Pero Ú d6nde me arrastran, no 10 sé, xv, Oendal flotante de leve bruma, ,Rizada cinta de blanca espuma, Rumor sonoro De arpa de oro, Beso del aura, onda. de luz, Eso eres tú, Tú, sombra aérea. que, cuantas veces Voy a( tocarte, te desvaneces Oomo la lIamu.; COlDO el SOllillo, 27 Como la niebla, como el gemido Del Jago azul. En mar sin playas onda sonante, En el vacto cometa erran te, Largo lamento Del ronco vien to, Ansia perpétua de algo mejor, Eso soy yo. Yo, que ti tos ojos en mi agonía Los ojos vuelvo de noche y diaj Yo, que incansable corro y demente Tras una sombra, tras la hija ardiente De ODa viaion! XVI. Si al nacer las azules campanillas De to balcon, Crees que suspirando pn~n. t'1 viento Murmurado,', 28 SILbe que oculto entre las verdes hojas, Suspiro yo, Si al resollar confu80 ~ tu" espaldas Vago rumor, Crees que por tu nombl'e to ha llamado Lejana voz, Sabe qne, entre llls 80mbrlll que te cercan, Te llamo yo, Si se tUl'ha medroso en alkl nocho Tu corl1zon, Al sentir en tus labios 1111 alien·to Abrasador, Sabe qne, aunque invisible, al ludo tuyo . Respil'o yo. XVII. Hoy la tierl'a, y los ciel08 me sonríen; Hoy llega al fondo de mi a,lma el 801; Hoy )1\ he visto ... la, he visto 1. me ha mirado... ¡Hoy creo en Dios! 29 XVIII. Fatigudll del baile, Encendido .el COIOI', bl'eve el aliento, Apoyada en mi brazo, Del ialon se detuvo en UII e:'dl'emo, Entre ]0. leve gasa Qne levautaba 01 palpitante seno, Una BOl' se mecia En compasado y dulce movimiento. Como en cuna. de nácar Que empuja el mar y que acaricia el céfil'O, Tal vez allí dOlomia Al soplo de sus labios entreabiertos. -¡Oh! ¿Quién así, pensaba, Dejar pudiera deslizarse el tiempo? ¡Oh, si las fiores duermen, Que dulcísimo sueño! XIX. Cllamlo sobre el pecho inclinns !AL melancólica frente, • o 80 U na azucena. tronchada Me pareces. Porque al dal'te la pureza, De que es símbolo celeste, Como á ella te hizo Dios De oro y nieve. xx. Sabe, si alguna vez tus labios rojos Quema invisible atmósfel'a. abrasada, Que el alma que hablar lmede COIl Jos ojos, Tambien puede besar con ]1\ mil'aua. XXI. ¿Que es poesía? dices mieutras clavlls En mi pupila tu pupila. azul; ¡Qué es poesía? ¡Y tú me lo preguntas? Poella. • •• eres t6! XXII. ¿Cómo vive esa rosa que has prendido Junto ,{ tu cornzon1 31 Nuuca hasta ahoJ'a contemplé en la tierra SobrE! el ,·olean la ft.or. XXIII. Por ona mirada. un munJo; Por una sonrisn.. un cielo: Por un beso. . •• ¡yo no 116 Qué te diera- por un beso! XXIV. Dos rojas lenguas de fuego Que. á un mismo tronco enlazadas Se aproximan y al "besarse FOl'man una sola llama; Dos notas que del laud A UD tiempo la mano Rl'r:lUCU. y en el espacio se encuentran y ftl'moniosas se abrazan; Dos olas que vienen juntas A moria' sobre UIIIl playa. y que al romper se r.oronan Con un penacho (le plMn' 32 Dos girones de vapor Que del lago se levantan, y al juntarse allá en el cielo, Forman una nube blanca; Dos ideas que al par brotan, Dos besos que IÍ un tiempo estallan, Dos ecos que se confunden •••.. Eso son nriestras dos almas. nv. Cnando en la noche te envuelven Las alas de tul del sueño, y tus tendida.s pestañas Semejan arcos de ébano; Por escuchar los latidos De tu corazon inquieto, y reclinar tu dormida Cabeza sobre mi pecho, Diera, alma mia, Cuanto poseo, La Iaz, el aire Y· el pensllmiento! ss Cuando se clavan tus ojos En un invisihle objeto, y tus labio! ilumina De una sonrisa el reflejo; Por leer sobre to CI'ente El callado pensamiento Que pasa como la nube Del mal' sobre el ancho espejo, Diera, alma mía, Cuanto deseo; La.fama, el aro, La glol'in, el géuio! Cuando enmudece tu lengua, y se apresura tu aliento, y tus mejillas se encienden, y entornas tns ojos negros; Por ver en tI'e sus pestañas Bl'i1lar con húmedo Cuego La ardiente chispa que brota Del volean de los deseos, Diera, almB min, Por cuhnlo espero. La Cé, el espíritu, IAL tierro, el cielo! 34: XXVI, Voy contra mi illteres al confesarloj Pero yo, amada mia, Pienso, cual t6, que uua oda sola es buena. De uu billete del Banco al dors(' escrita. No fllltal'lí allUU lI(~cio que al oirlo Se haga cruces y diga: "Mujer al fin del siglo diez y n,ueve, Material y pl·osáica ...... " ¡Boberla! ¡Voces que hacen correl' cuatro poetas Que en iDvierno se embo~aD con la lira! ¡Ladridos de perros ~ lo. InDa! Tú sabes y yo sé que en esta vida, COD génio, es muy contado quien la etC7'We; y COD oro, cualquiera hace poes{l1. XXVII· Despierta, tiemblo al mirarte. Dormida, me atrevo IÍ ver,te; Por eso, alma de mi nlma, Yo valo miéDtras t6 duermes. Desrierta. riel; '1 al reir. tu. l.lbiOl Iuquietos me parece u BeJimpapl de graDa. que IIerpean Sobre UD cielo de ni",e. Despierta. 101 eztremOl de tll boca Pliega. IODrisa ley". Su."e como el rastro hUDiDOIO Qlle deoJa. liD 1101 'lile muera ...... -¡Duermel De.pierta. mina¡ 1 .1 mirar, tUI ojOl B6.medOl resplalldecen, Como la oDda uul, en cuya crelta. ChispeaDdo el sol hiere. Al tra"es de tUI p¡[rll&dOl, dormida, Tranquilo flllgor Yierta; Cllal derrama de luz templado rayo Ldmpara traspareDte •••• -iDuermel Despierto, ha.blu¡ yal b:ablar, vibraDtes Tus IJIIlabru pareceD LID,,!a de perla que en dorada cora Se derrama al torreulrl. 36 Dormida en el murmullo de tu alicnto Acompasado y Moue, Escucho yo un poema, que mi alma Boamorada en tiende ..•. -¡Duermel Sobre el corazon la inono Me he puesto, porque no luene .Su latido, y de la noche Turbe la calma solemne. De tu balcoil las persianas Cerré ya, porquo no entre El resplandor enojoso De la aurora y te despierte •... -¡Dnerme! XXVIII. Cuando entre la sombra oscura Perdida tina voz murmura Turbando su triste calma, Si del Condo de mi alma La oigo dulce resonar; . Dime: ¿Es que el vieJito en sus giros Se queja eS que tus suspiros Me hnblnn de amor al rl1SRl"? 37 Cunndo el sol en mi ventalla Rojo bl'illa ú la. mañana, y mi amOl' lu sOlubra. evoc.'" Si en mi boca de oh'a, bot'.::\. Sentir creo la impresioD¡ Dime: ¿es que ciego deliro, O que un beso en un suspiro :Me envia tu corazon? Si en el luminoso dia, y en la alta lIocho s9IUbl'ÍI'¡ Si en todo cuanto rodea Al alma que te desea Te Cl'CO sentir y ver; Dime: ¿es que toco y I'esph'o Soñando, eS que en Ull suspiro ~Ie das tu nliento ú bebel'? XXIX Subre lit r",ltl:\ tenia El libro abicl'tO¡ Nn mi mejilla tocaban Sl18 l'izos negros; N() veCnmós 10.8 letro.l Dzt4!un, 38 N inglll.lo, crco; Mas gunrdJbamo8 ambos Hondo silencio. ¿CuJnto dur,ST ni nUII entdnces Pude sabel'lo; Solo sé qnc no se oia ~lns que el aliento, Que apresurado escapaba, Del 14bio seco. Solo sé que .nos volvimos Los dos á un tiempo, y nuestros ojos se baIlaron, y sonó un brso! ...................... Creacion del Dante era el libro, Era su Infierno. Cuando ú él bajarnos lo~ ojos, . Yo dije trémolo: ¿ComJlrendes ya que nn poema Cabe en un verso? y ella respOll~ió encendida: -¡Yn lo comprendo! 39 xxx, Asomaba al sus ojos una lúgl'ima y ú mi labio una frase de perdon; Habló el ol'gullo y se enjugó su llanto, y la frase en mis labial espil'ó. Yo voy por un camino, ella. por otro; Pero al I'cnsar en nuestro múLuo amor, Yo digo aún: ¿por qué callé aquel diaT y ella dirá: ¿por qué no 1l01'é yo? XXXI. N ucstra pasion fué UD ta'úgico saiuete En cuya absurda fúbula Lo ccSmico y lo grave confundidos Risas y llantos al'l"ancan. Pero fué 10 peor de aquella historia Que al fin de la JOI"nada, A ella tOOOI"On lJgrimns y risuB, y á mí solo las lágl'imlls! 40 XXXII. Plisaba arrolladora en IIU he.·mosura, y rl pu"o la dejé¡ Ni nun IÍ mil1ll'ltJ me vol\l{, y 110 obstante Algo al mi oido murmureS: I'esa ei' ¿Quién reuuid lB tarde d In manana? Lo ignoro: solo sé Que en una breve noc~le de verano Se unieron 108 crepú <culos, y ... ';tut." XXXIIl Es cuestion de palabras, y no obstant., Ni tú ni yo jamar., De:,! ues de lo pasndo convendremos En qniéll In cnlpn estafo ¡Lástima c¡ue el amor un diccionario No lcng:\ don(le hallar Cll~nclo cl ol·gullo cs simplemente orgullo. y cuúudo el!l dlgnidadl XL~IV. Crolla aallada. y 800 IIU8 mnvimieDtOl Silenciosa armonla: Suenan IIUII 11a1Oll1. al IIOnar. reonen1_D Del.himuo alaelu 1" cadeucia rítmica. Loa ojol eotreabre, aquella. ojos TaD c:lal'Oll como el día i y la tierra '1 el cielo. cuoto abarcaD • .Arden COD DOey. ID. eD 101 pDpilu. .u Bie. '7 carcajada lleno Dotu Del agua fugiti\"Di Llora. 111 cada I"'grima. ou poema Du lerDara inflolta. Ella tieae la In•. tiene 1"1 perfume, El color '1 )a Unea. r.a formo. engeadradoro do dNCOl, La eXl,re ion. fucllte eterna .1e poclla . •(1a.' e8 estúpida1.... IBahl mi6ulru eaUando. Guardo OICnro el eallm". Rl~mpre TDldrA •• IIIL·yer. 10 que ella (!Gil. M•• qae 10 que cllllqulera otra •• dlp. 4:2 xxxv· ¡No me adlUireS tu olvido! Aunque de UD dia, Me admireS tu cal'iño mucho mas; Porque lo que hay en mí que vale algo, F~o .. , ni lo pudiste sospechar! XXXVI, Si de nuestro. agra.viOl en uu libro Se escribiese la historia, y se borrase en nuestras almas cuauto Se borraso en 8US hojas¡ Te qniero tanto aúo, dejó eo mi pecho Tn alnOl' huellas tan houdas, Que slllo co~ que tú borrases Ulla, Las borraba yo todas! XXXVII. A ntes que tú me morir~: escondido l~n ]as entrañas yo. ~l hierro llevo con (Iue abt'icS tu mano La anch& heridll Inortal! 018 Au. que td me moriai: 1 mi .plrita 1m. IU empelo tea... SeatiodOlo " la pUlrta de la muerte. AIIl te III",nar.r. CoD 111 horu 101 di.., cou 101 di.. Loa atiOl yolariu, y • aqullla puerta namará al cabo •••• ,Quido deja de llamar! EUloacea que tu culpo. 1 tu delpojOl La tierra pardar.r. Lay'¡udote eo 1.. Olida de la muerte Comn~en otro JordaDi AlU, dODde el murmul!o de la vid. TemblaDdo " morir ya. COIDO la o)a que á l. playa vieDe 8i1eDcioaa " eepirar¡ A111. donde el Ahre B UDS pulcro que se it'rm l'terllidlul ..•• Todo CIIDllto 10.. II.iS helUtll caU.do lA lellClocw quc hablarl 4f: XXXVIII. Los suspiros son aire, y van al aire, LI\s lúgrilllas son agua, y van al !Dar. Dime, mujer: cuando el alUor so olvida: ¡Sabes tú á dónde va? XXXIX. . . ¿A. qué mc lo decia? lo sé: es mudable, Es altanera y vana y caprichosa; Antes qnc el se~timiento de BU alma, Brotar€L el agua de la esléril roca. Sé que en su corazón, nido de sierpes, No hay UDa fibra que nI amor responda; Que es una estátuu illauimada .•• pero ••• i Es tan bermosal XL, ' Su mallo entre mis manos, Sus ojos en mil ojos, La amorosa cabeza A poyada en mi hombro, !Dios sabe cudnta" veces Con paso perezoso, Hemos vagado juntos Bajo 101 altos olmos, Que de su casa prestan Misterio j sombra al pdrtico! . y ayel' ••••. . un año 'apénas Pasado como un soplo, !Con qu6 exquisita. gracia., Con qué admirable aplomo, Me dijo al presentarnos Un amigo oficioso: -"CI'CO que en algullo plute Hc visto á usted"- i Ab! boho~, Que sois ele los salones Comadl'cs de buen tOllO, y audais por nlll QCOZl\ De plantel t'mbrollolj 46 iQué histol'ia hnbeis perdido! !Qué manjar tall sabro8o Para ser devol'ado SoUo tl0C6 en un corro, Detrús del abanico De plumas y de oro! ........... ....... . ... !DisCl'eta y calta. lona, Copudos y altos olmos, Paredes de su casa, Umbrales de su pdl,tico, Callad, y qoe el SeCfl'to No salga de vosotros! Callad; qoe por mi pal'tli Lo he olvidado todo: y ella .•• ella ••• !uo hl\y miÍac,m, Semejante á fl U rosh'o! XLI. T6 el'as el huracau, y yo la alta Totl e (}tle desafla. su roder: ¡Tenias qaa estrellarte eS abatirme! ..•• INo pudo .r! T6. eras el Océauo. J 1u la enhiesta Boca que Grane aguarllll 8n VIIivPII: ¡Tenia qae rom perta eS qlle nrrancnrme!. ••• INo I,udo ser! HarmOl& td. 10 altivo; acostalnbrado. Uao d Arrollar. el otro Ii no coder: La Rnda .trecha. ¡uet ¡tabla el choque ... iNo I,udo lerl XLII. Canndo me 10 contaron srlltC el rrio De una hoja de acero eo 181 eotrañu¡ ](e apor' coatra el muro. r nn iastante lA concieacia perdí de deSode eltaba. e-reS RObre mi .pCrita la noche; Ea ira 1 en piedad se anegó el alma ..•• IY entoaces comprendC por qa' se llora, y aaleSnae. compreadl por qa~ le mata! 48 PaslS la nube de dolol' .. ,. con pena Logré balbucear breves palabras .. ¿Quién me dicS la noticia? .. , Un fiel amigo ... ¡Me hacia un gran f¡,vor! ... Le de las gl'acias, XLIII. Dejé la luz IÍ un lado, y en el borde De la revuelta cama me senté, Mudo, 80mbl'lo, la pupila inmóbil Clavada en la pared. ¿Qué tiempo estuve así? No I!é: al dejarme La embriaguez horrible del dolor, Eepiraba la luz, y en mis balcones Reia el sol. Ni sé tampoco en tun tel'l'ibles hOI'as En quo pensaba ó que paRó pOI' lI~f; Solo l'ecncrdo que 1101'0 y lIIn.hlijt', y qne eu aquella lIoche env~jec(! ._- 49 XLIV. Como en un libro abierto Leo de tus pupilas en el fondo; ¿A qué finjir el labio Risas que se desmienten con 101 ojos? !Llora! No te avergüences De confesar que me quisiste un poco. ¡Llora! Nadie nos mira. Yo. veSj yo 80y un hombre ... y tambien lloro XLV. En la clave del arco mas seguro, Cuyas piedras el tiempo enrojecid. Obra de cincel ¡'udo, campeaba El gdtico blasono Penacho de su yelIDo de granito, La hiedra que colgaba en derredor Daba sombra al escudo, eu que uno. mano Tenia un corazon, A contemplarle en la desierta pIlla Nos paramos 101 dOl: Jl~uD. Ji. 50 y "ese, me dijo, es el cllbal emblema De mi constante amor," ¡Ay! es verdad lo qua me dijo entdnces: Verdad que el cora.zon Lo llevará. en la mano .•• en cualquier parte... Pero en el pecho; ndl XLVI. Me ha h.erido recatúndose en las sombras, Sellando con un beso su traicion, Los brazos me c::chd al cuello, y por·la espalda Partidme á sangre fria el corazon. y ella prosigue alegr~ so camino, Feliz, risueiia, impaviJa; ¿y por qué? Porque no brota saogre da la. herida ..•• ¡Porque el muerto está en piél XLVIL Yo me he asomado IÍ las profundas simas De la tiera'a y del cielo, 51 y les he visto el fin d con los ojos, O con el pensamiento. Mas ¡ay! de un corazon llegué al abismo, y me incliné por verlo, y mi alma y mis ojos se turbaron: ¡Tan hondo era y tan negro!! XLVIII. Como se arranca el hierro de una berida Su amor de las entrañas me arranqué, Aunque sentí al bacedo, que la yida Me arrancaba con él. Del al tar qne la alcé en el alma mia La volunt.ad 8U ¡múgen arrojd, y la luz de la fé que en ella ardia Ante el ara desierta se apagd. Aun para combatir mi firme empeño Viene á mi mente su vision tenaz .... ¡Cuándo podrá dormir con ese suefio En qne acaba el soñar!! XLIX. Algo.na vez la. encuentro por el mundo y pasa junto d ml: y pasa sonriéndose, y yo digo: ¡JOdmo puede. reir? Luego asoma' mi ldbio otra sonrisa; Maíscara del dolor, y cntónces pi~oso:-AC&\so ello. se rie, Como me rio yo! L. Lo qne el salvaje que con torpe mano Hace de un ti·ooco á su capricho un dios, y luego aote 8U obra se arrodilla, Eso hicimos tú y yo, Dimos formas reales 6. un fantasma, De In. mente ridlcuhl invencioo, y hecho el ídolo yo., sacrificamos En ~ll altar nuestro amor! 53 LI De 10 poco de vida. que me resta Diera con gusto los mejores añog, Por saber lo que :í oh'os De mí hu hablado. y esta vida inmortal ... y de la eterna Lo que me toque, si me toca algo, Por saber lo que á solas De mí has pem1ado. LII. Olas gigantes que os rompeis bramando ~n las playas desiertas y remotas, I~nvllelto entre la súbana de espumas, Llevadme con vosotras! RJfllgns de huracaD, que arrebntais Del alto bosque las marchitas hojus, Al'rasta'ado en el ciego torbellino, Llevndme con ,"osotras! 54 Nubes do tempestad, que rompe .1 rayo y en fuego ornais las desprendidas orlas, Arrebatado entre la niebla oscura, Llevadme con vosotras! Llevadme, por piedad, a1 donde el vértigo Con la razon me arranque la memoria oooo ¡Por piedad ••• ¡Tengo miedo de quedarme Con mi dolor á solas! LIlIo. Volveran las oscuras golondrinas En iu balcon sus nidos á colgar, Y, otra vez, con el ala ~ sus criltales Jugando llamarlÍn Pero aquellas quU' el vuclo refrenaban Tu hermosura y mi dicha á contemphuo, Aquellas que aprendieron nuestros nom o breso o•• Esas ••• ¡no volverán! Volverdn las tupidas madreselvas De tu jardin ]118 tapias á escalar, 55 y otra vez á la tarde, aun mas hermosa., Sus flores Be abrirlÍoj Pero aquellas, cuajadas de roclo, Cuyas gotAs mir"bamos temblar y caer COIDO l"grimas del dia •••••• Esas ••. ¡no volverdu! Volverdn del amor en tus oidos Las palabras ardientes ú sonar; Tu corazon de 8U profundo sueño Tal vez despertarúj Peru mudo y absorto y de rodillas, Como S& adora d Dios nnte 9U altar, Como yo te he querido •.• dcsengMñate, As! no te querrlÍlI! LIV. Cuando 1'0lvemos las fugaces h?f1ls Del pasado IÍ evocar, Temblando brilla en sus pestañas negr~. Una lágrilnn pront.a ¡{ resbal~f~ 56 'Y al1io resbala, y cae como gota De roela, al pensar Que, cual hoy por ayer, por hoy mañana, Volveremos los do! á sllsI,irar. LV. Entre el discorde estruendo de la orgía Acaricid mi oido, Como nota de música lejana, El eco de un snspiro. El eco de un suspiro que conozco, FOl'mado de nn aliento que he bebido, Perfume de una flor, que oculta crece En un claustro sombrío: Mi adorada de un dia, cariñosa, -¿En qué piensas? me dijo. -En lladn ... -tEn nada, y lloras?-Es que tengo Alegre la ti isteza y triste el villa. "7 LVI. Hoy como ayer, mañana como hoy, y siempre igual! Un cielo gris, un horizonte eterno, y andar •....• andar! Moviéndose á compás. como una estúpida Miquina, el ~orazon: La tOl'pe inteligencia del cerebro, Dormida en un rincon. El alma. que ambiciona un paraíso, Buscándole sin fé; Fatiga sin objeto. ola que rueda Ignorando por qué! Voz que incesante oon .1 milmo tono Canta el mismo CIntar; Gota de agua moncStona que cae, y cae sin cesar! Así van deslillÍndose los dias Un08 de otros en pt's, Hoy ]0 mismo que ayer. . . . y todos ellos Sin goce ni dolor. 58 ¡Ay! á veces me acuerdo suspirando Del antiguo SUrdl'" •. Amargo es el dolor; pero siquiera, Padecer os vivir! LVII. Este armazon de huesos y pelÍejo, De pasear una cabeza 1000 Cansado se halla al fin, y no lo extraño; Pues, aunque el la verdad que no soy viejo, De la parte de vida que me toca En la. vida del mundo, por mi dallo He hecho un uso tal, qne juraria Que he condensado un siglo en cada dia. Así, aunque ahora muriera, No podl'ia decir <iue no he vivido; Que el sayo, al parecer nuevo por fuera, Conozco que por dentro ha envejecido. Ha envejecido, sí; pese. IÍ mi estrella! Harto )0 dice ya mi liJan doliente; Que bay dolor que al pasar, su horrible huella Gral.m en el COl'uzon, si no en la fl·ente. 59 LVIIl. ¿Qnieres que de ese uéctal' delicioso No te amargue la hez? Pues aspíl'ale, acél'cllle ú tus labios, y déjale despllcs. ¿Quieres que CODsenemos Ulla dulce Memoria de este amol':l Pues amérnODOS hoy mncho, y mafia Jln D~gúmonos ¡adios! LIX, Yo sé cuál el objeto De tus suspiros es; Yo conozco la callsn de tu dulce Secreta languidez. ¿Te ries? .. :. AIguD llin Sabl'ús, niña, por qué: Tú acaso lo sospeclll\fI, y yo 10 sé, 60 Yo sé lo que tú sueftas. y lo que en sueños ves; Como en un libro puedo lo que call1l8 En ·tu freute leer. ¿Te ries? •••• AIguu dia Sabds, niña, por qué; Tú aoaso lo sospechas, y yo losé. Yo sé por qué Bonríes y lloras al la vez: Yo penetro en los seno! misteriosos De tu alma de mujer. ¿Te ries. . •• Algun dia Sabrá, nifta, por qué; Kiénlras tú lienles mucho",! nada sabes, Yo que no siento ya, todo lo sé. LX. :Mi vida es un erial; Flor que toco se deshoja; Que eu mi camino flltal, Alguien va sembrando el mal Para que ~ lo l'ecoja. 61 LXI. t. .Al ver mis horas de fiebro E insomnio lentas pasar, .A. la orilla de mi lecho, ?Quién se sentarú! Cuando la trémula mano Tienda, prdximo á espirar, Buscando 1lUa mano amiga, ¿Quién la estrechara! CUillldo la muerte vidrie De mis ojos el crista], Mis párpados aun abiertos, ¿Quién los cerrará? Cuando la campana suene (Si suena en mi funeral), Una oracion al oirla, ¿Quién mnrmurará? Ouándo mis pálidos restos Oprima la tierra ya, Sobre 1& olvidada fo~a, t,Quién véndrá d llorar? 8. 62 ¿Quiéo, en fin, úl otro dia, Cuando el Bol vuelva á brillar, De que pasé por el mundo ¿Quién se acordaran LXII' Primero es un albor trémulo y vagó, Raya de inquieta luz que corta el mar; Luego chispea y crece y se dilata En ardiente explosico de claridad, La brilladora luz es la alegría, La temerosa sombro. es el. pesar: i Ay! en la oscuro. noche de mi alma, ?Cnándo alIianecer¡(? LXIII, Como enjambre ele abejas irritadas, De un 08COl'O I'illcon de la memoria Slll('D Ú pCI'lS eguirme los I'ecuerdos De los paeadas horas, os Yo los quiero ahuyentar. ¡Esfuerzo inútil! Me rodean, me acosan, . y unos tms otros á clavarme vienen El agudo aguijon que el alma encona! LXIV. Como guarda el avaro 8U tesoro, Guardaba mi dolor; Yo queria probar que hay algo eterno A ]0. que eterno me jurd su amor. Mas hoy le llamo cn vano, y oigo al tiempo Que le agotd, decir: !Ah, barro miserable, eternamente No podrús ni aun sufrir! LXV., Llegd la noche y no encontré un asilo; ¡Y tuve sed, ••••• , Mis Iafgrimas bebí; IY tuve hambre! ¡Los hinchados ojos . Cerré !Jara morir! ¡Eqtaba. en un llesierto! Aunque IÍ mi oido De I:lB tUI'has llegaba el rOllco hervir, Yo era. hu6rft\Do y pobre ••• jEI munelo t'staba Desiel'to, , •• para mn LXVI, ¿De dónde vengo?",' El mas hOl'l'ible y áspero De los sendt>l'os busca; Las huellas de unos piés ensan~rentados Sobra la roca dura; Los despojos de un alma. becha giroues En las zarzas agudas, Te dirlÍn el camino Qne conduce tí mi cUila: ¿A. dónde voy? El mas sombríQ y triste De los plÍramos cruza; Valle de eternas nieves y de eternas Melancdlicas urumas, En dónde es(é una piedra solitaria Sin inscl'ipcion alguDa, Donde habite el olvido, AlU Eslt\l'¡{ mi tl1mbA, LXVII. ¡Qué hermoso es ver el di" Coronado de fuego levantal·se, y á 8n beso de lumbre Brillar las olas y encenderse el aire! Qué hermoso es tras la lluvia Del triste otono en la azulada tnrtl~, De llls húmedas flores El perfume aspirar hn~ta sacial·sl'! ¡Qu6 hermoso es cuando eu copos La blanca. nieve 8ileuciosa caej De las ioquietns llamas Ver las rojizas lenguas agitarse! ¡Qué hermoso es cuando hay sueño Dormir bien ... y roncar como un sClchanh·e •.• y comer .••. y engordar! .•• ¡y que detlgrn.cia Que esto solo no baste. 66 LXVIII. No lé lo que he lofiado En. la noche pasado.; Triste, muy triste debid ser el sueño, Pues delpierto, la. angustia me duraba. Noté al incorporarme, Húmeda la almohada, y por primera vez sentí, al notarlo, De un amargo placer henchirse el alma. Triste cosa el el sueAo Que llanto ooa arranca; Mas tengo en mi tristeza una alegría .... ¡Sé que aun lDe quedan lúgrimasl LXIX. Al brillar nn relá.mpago nacemos, y aun dura su fulgor cuando morimos: ¡Tan COl·to es el vivir! 14a glorill y el amor tras quo correll1os, 67 Sombras de uu saefto son que perseguimos: ¡Despertar es morir! LXX. ¡Cuáutas veces al pié de las musg08ILS Paredes que la guardan, Oí la esquila que al mediar la noche A los maitines llama! ¡Cuálltas veces trazó mi triste sombra La luna plateado I Junto IÍ lo. del CiPl'és, 'lile de su huerto Se asoma por las tapia.! Cuando en sombras la iglesia le envolvia, De sn ojiva calada, ¡Cuantas veces temblar sobre los vidrios Ví el fulgor de la IJmpara! Aunqtle el viento en los Angulol olcuros De la torre silbara, Del coro entre las \'oces percibía Sll voz vibrtlOte y Olara. 68 Eo las nocbes de !Dvierno, si on medroso Por la desierta plaza Se atrevia tÍ cruzar, al divisarme El paso aceleraba. y no falM ona. vieja., que en el torno Dijese d la maiiana, Que de algon sacristan muerto en pecado Acaso er~ yo el alma. A oscuras.conocia los rinconell Del atrio y la portada; De mis piás las ortigai qne alU crecen Las bueHas tal vez goardan. LIS bubos que espantados me seguian COD sos ojos de llamas, Llegaron 1\ mirarme coo el tiempo Como IÍ nn bllen camarada. A mi lado sin miedo los reptiles Se movian ú ¡'astros; ¡Hasla lo~ mUllos SlIutos de granito flnludabau! ve 'lue me -- 69 LXXI. No dOl'mia¡ vagaba en ese limbo En qoe cambinn de formnlos objetos. Misteriosos espacios qne separaD La vigilia del sueño. Las ideal, qoe en ronda silenciosa Daban vueltas en torno á mi cerebro, Poco á poco en su danza se movian Con un compas mas lento. De la luz qne entra al alma por los ojos Los púrpados ,'elaban el reflejo, lIas otra loz el mundo de visiones Alumbraba por dentro. En este ponto resoneS en mi oido Un rumor semejante al que en el templo V oga confoso al terminar los nelea Con un Amen sus re~ol. y oí como una voz deJ¡ada y il'iste Que por mi nombre me llameS al lo ll'josl y sentí olor de cirios apagados, De humedi1d y de inC!ienso. '10 ............................ .... .. .. .... ...... . . . . .. ..... . Entrd la uoche, y del olvido en brazos Caí cual pi(!dl'o., en su profundo seno: DormI, y nI despertar exclamá: II¡Algnno Que yo queria ha muerto!" LXXII. PRIIlERA voz, -Las ondas tieuen vaga armonía, Las violetas suave olor, Brumas de plata la noche fria, Luz y oro el dio., Yo algo mejor: ¡Yo tengo amor! SEGUNDA voz, -Ául'a de nplusolI, nube I'lldiosa, 011\ ,te envidia que besa el ,pié, Isla de sueños ~nude repo~" Ellllma ausios8, ¡Dulce embrioguez Lo. Gloria e.! TDlCER¿ TOZ. -A.!cuo. encendido. e. el tesoro, Sombra que hoye Jo. vanidad. Todo es mentira: la glorio, el oro. Lo que yo adoro Solo es verdad: ¡La Libertad! ................................... Así los barqueros pnsabau caotaudo Lo. eterna cancioo, y al golpe del remo snltllbo. la espnmo. y heríala el sol. t,Te embarcas? gritaban; y yo souriendo Lea dije al puar: -Hd tiempo lo hice¡ por cierto que Dnn tellgo La ropo. l'U la. ploya tendidu ú Sel'llr! '9 LXXIII. Cerraron SU8 ojos Que aun tenilL abiertos j Taparon su cara Con un blanco lienzo¡ y un08 sollozando, Otros en silencio, De la triste alcoba Todos se salieren. La luz; que en un VI1S0 Al'dia en el suelo, Al muro arrojablL La sombrlL derIechoj y entre aquelllL .sombrlL Velase á intérvalos, Dibujarse rfgida La forma del cuerpo. DespertlLba el dia, y d su albor primero Con sos mil ruidos De~partaba el pnéblo 73 Ante aquel contraste De ",ido. y misterios, De luz j tinieblas, lIedité un momento: "¡Di08 mio qué 80108 Se quedan ·los muer.tos/ n De la casa en hombros LlevlÍronla al templo, y en una ca pilla Dejaron el féretro. Allí rodea.roll Sus p~lidos restos De amarillas ,eJas y de paños DE'gros. Al dar de las doimas El toque postrero, Acabó una vieja 80S últimos rezos; Cruz6 la aocha na\'e, Las puertas gimieron, y el aaoto recinto Quedóse desierto. BECQUIB. 74: De un reloj se oia Compasado el péndulo, y de algunos cirios El chisporroteo. Tan medroso '1 triste, Tan oscuro y yertp Todo se encontraba.", , Que pens~ un momento: "¡Dios mio, (ju( BOlos Se quedan. los mu~rtos!" De la alta campana La lengua de hierro, Le (lid, Toltcando, Su adios lasti.lDero. El luto en las ropas, Amigos y deudos Cl'u!&aron en fila, Formando el cortt'jC', Del último asilo, y estrecho, Abrió la piqueta El Dicho ;{ un extl'emo. AlU In l1r.nstnrolJ, 09C\11'O 75 Tapiar6nle luego, y con un saludo Despidióse el duelo. La piqueta al hombro, El sepulturero Cantando entre dientes Se perdi6 tÍ lo lejos. La noche se entraba, Reinaba el silencio Perdido en las sombras, Medité uu momento: "¡Dios mio gut 80108 86 quedan los tmle,·tos!' En las largas noches Del helado invierno, Cunndo las maderas Crujir hace el viento y azota los vidrios El fuerte aguacero, De la pobre niña A solas me acuerdo . .A 1Ií Clle ]0. HUTia Con un son eterno¡ 76 AHlla combate El soplo del cierzo. Del húmedo muro Tendida en el hueco, Acaso de frio Se hielan sus huesos! 000 ...................... ¡Vuelve el polvo al polvo? Vuela el almo. al cielo? tTodo es vil materia, Podredumbre.y cieno! No sé; pero hoy algo Que explicar no puedo, Que al par DOS infunde Repuguancia y duelo, Al dejar tan triste8, Tan solos ]08 mllertos! Ti LXXIV'. ropas desceJlidlll, De!nud:ls los eErnrlu!!I Ea el dintel de oro de lo. ruerta. Dos dngeles Te!llbaD, LIS lIe aproxim' dIos hiel'rol Que delenden la entrada. y de las doble. rejll~ en pi foudo La. vI confasa yo blanca. La TÍ como la imílgen Que en leve enscefto pa!Il, Como raro de lUI, tEnue '1 diro!"" Que entre tiniebTal nada, lle lentí de "UD ardiente Deseo llena el alma: IComo atrae UD abismo, aquel misterio H-rci. así me arrllstraba! lIas !ay! que de los dngeles PareciaD decirmelu . mirada.: . -El umbral dé' esta puerta Solo DioBlo truplll, '18 LXXV, ¿Será verdad que cua.ndo toca el sneño COD sus dedos de rosa nuestros ojos, De la clÍrcel que habita huye el espíritu En vuelo presnroso? ¿Sed verdad que, huésped de las nieblas. la brisa noctnrna al ténue soplo, Alado sube á la region vac{a A encontrarse con otros? n. ¿Y allí, desnudo de la homana forma. Am, ....1os lazos terrenales rotos, Breves horas habi"ta de la idea El mondo silencioso? ¿Y rie y llora y aborrece y ama, Y goarda un rastro del dolor y el gozo, Semejante al que deja cuando Cl'oza El cielo un meteoro? Yo no sé si ese mundo de visiones Vive foera, d Ta dentro de nosotros; Pero sé que cODozéo á muchas gentes A quienes no CODOICO! 79 LXXVI. En la imponente nave Del templo bizantino, V í la. gótica tumba, á la indecisa Luz que temblaba en los pintadoR vidrios. Las manos sol)1·e el pecho, y en las manos u~ libro, N na muger hermosa reposaba Sobre lo. urna, del cincel prodigio. Del cuerpo abar:donado Al dulce peso hundido, Cual si tle blanda pluma. r raso fnera, Se plegabll su lecho de granito. De la postrer sonrisa, El resplandor divino Guardaba el rostro, como el cielo guarda Del sol que muere el rnyo fugitivo. Dal cabezal de piedra Spntndos en el fiJo, 80 Dos lÍogules, el dedo sobre el labio, Imponian siltmcio en el recinto. No parecia mnerta; De los arcos macizos Parecia dormir en lo. penumbra, y qae en saeños veia el paraíso. Me acerqué de la nave Al ángulo sombrío, Como quien llega con callada planta Junto IÍ la cana donde dnerme un niño'. La contemplé un momento, y aquel resplandor tibio, Aquel lecho de piedra que.ofrecia PrcSximo al muro otro lugar vacIo. En el alma avivaron La sed de 10 infinito, El dnsia de eso. vida de la muerte, Para la que un instante son los siglos ... ...... ...... ...... ... . .. .. ..... . .... .... ...... .... .... .... ..... . Cansado del combate En que luchando vivo, 81 Alguna vez recuerdo con envidia Aquel rincon OSCUI'O y escondido, De aquella muda y púlida Moger, me acuerdo y digo: ¡Oh, qué a~or tan callado el de la muerte ¡Qué sueño el del sepulcro tan tranquilo!