El ciudadano cristiano VI ...sino amables. El buen ciudadano

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El ciudadano cristiano VI
...sino amables.
El buen ciudadano cristiano es amable. La palabra original es epieikés, que describe a la persona
que no se basa en la letra de la ley. Aristóteles decía de esta cualidad que denota una
consideración indulgente con las flaquezas humanas,» y la habilidad «de considerar no sólo la letra
de la ley, sino también la mentalidad y la intención del legislador.» El que es epieikés siempre está
dispuesto a evitar la injusticia de la extrema justicia, de pasarse de justo» (Eclesiastés 7:16).
El ciudadano cristiano debe ser amable con todo el mundo; hasta cuando tenga que criticar y
mostrar una falta, debe hacerlo con la cortesía que nunca quiere herir. Debe
ser comprensivo; como su Maestro, si le insultan, no debe devolver los insultos; debe poder
aceptar insultos e injurias, desprecios y humillaciones, como los aceptó Jesús. Puede que haya
pecados mayores que las susceptibilidades, pero no los hay que causen más daños en la Iglesia
Cristiana. Debe disciplinar a sus oponentes con cortesía; como un cirujano, tiene que ser infalible
para encontrar el punto enfermo, pero nunca causando dolores innecesarios ni por un momento.
Debe amar a las personas, no someterlas a la verdad a fuerza de golpes.
Está amabilidad es la palabra griega (jréstótés). Trench la llama una palabra preciosa para una
cualidad preciosa. Los escritores antiguos definían jréstótés como la virtud de la persona para la
que el bien de su prójimo le es tan deseable como el suyo propio. Josefo la usa en la descripción
de Isaac, que hacía pozos y luego se los daba a otros para no pelearse con ellos y por ellos (Génesis
26:17-25). Se usa del vino que ha madurado con la edad y perdido la aspereza. Es la palabra que
usa Jesús para decir: "Mi yugo es fácil" (Mateo 11:30). La bondad es a veces rígida;
pero jréstótés es la bondad amable, aquella que mostró Jesús con la mujer pecadora que Le ungió
los pies (Lucas 7: 3750). No cabe duda de que Simón el fariseo era un buen hombre; pero Jesús era
más que bueno, erajréstós. Algunas versiones lo traducen por benignidad. Una de las
características del cristiano es esa bondad amable.
La amabilidad y la bondad están íntimamente relacionadas. A la amabilidad corresponde, como ya
dije, la palabra original jréstótés. También se traduce corrientemente por bondad (Romanos 3:12;
11:22; Efesios 2:7; Colosenses 3:12; Tito 3:4). Alguna versión la traduce en 2 Corintios 6:
6 por dulzura. Plutarco dice que tiene una amplitud mayor que la justicia. El vino añejo se
llama jréstós. El yugo de Cristo se nos dice que es jréstós (Mateo 11:30), que no hace daño.
Encierra la idea de una bondad que es amable. La palabra que usa Pablo para bondad
(agathosyné) es típica de la Biblia, y no ocurre en el griego secular (Romanos 15:14; Efesios 5: 9; 2
Tesalonicenses 1:11). Es la palabra más amplia, para bondad; se define como "la virtud totalmente
equipada". ¿En qué se diferencian?Agathosyné puede, y debe, reprender y disciplinar; jréstótés no
hace más que ayudar. El gran lexicógrafo del Nuevo Testamento Trench dice que Jesús dio
muestras de agathosyné cuando limpió el templo y echó a los que lo habían convertido en un
bazar; pero de jréstótés en Su actitud para con la mujer pecadora. Los cristianos necesitamos esa
bondad que es al mismo tiempo amable y fuerte.
Qué gran responsabilidad para los cristianos. Tenemos que reproducir esa amabilidad propia de
nuestro maestro a cada una de las personas; la amabilidad debe ser un distintivo de los hijos de
Dios, es como parte de su ADN. Siempre resultará una gran mentira escuchar a una persona
definirse como cristiana cuando sus acciones y reacciones sean violentas o hirientes, tanto en su
trato como en su lenguaje.
Juan Arenas
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