DIÁLOGOS ENTRE ARTESANOS. REPUBLICANISMOS Y

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Revista UNIVERSUM
.
Nº 13
.
1998
.
Universidad de Talca
DIÁLOGOS ENTRE ARTESANOS.
REPUBLICANISMOS Y LIBERALISMOS POPULARES EN
CHILE DECIMONÓNICO
Andy Daitsman (*)
1. INTRODUCCIÓN
Hasta 1973 el movimiento obrero chileno se destacaba entre los latinoamericanos tanto por el nivel de coordinación entre sus organizaciones políticas y sindicales
como por la sofisticación de la ideología con que sus representantes públicos expresaban las reivindicaciones obreras. Poderosos partidos políticos, autoidentificados
de marxistas y fuertemente ligados con el sindicalismo, competían exitosamente en
elecciones a todo nivel, hasta que en 1970 eligieron, en coalición con partidos nomarxistas, a Salvador Allende a la presidencia de la nación.1 La victoria de 1970, una
clara demostración del poder de las organizaciones obreras, fue entendida por sus
protagonistas como el primer paso en la llamada "vía chilena al socialismo", un esfuerzo sin precedente en el mundo para efectuar una pacífica y constitucional tran(*) Doctor en Historia latinoamericana, Universidad de Wisconsin. Profesor del Instituto de Estudios Humanísticos Abate
Juan Ignacio Molina, de la Universidad de Talca.
1
Berins Collier, Ruth y Collier, David, Shaping the Political Arena: Critical Junctures, the Labor Movement,
and Regime Dynamics in Latin America, Princeton University Press, Princeton, 1991, pp. 502- 512; Bergquist,
Charles, Labor in Latin America: Comparative Essays on Chile, Argentina, Venezuela and Colombia, Stanford
University Press, Stanford, 1986; Petras, James y Zeitlin, Maurice, El radicalismo político de la clase trabajadora
chilena, Centro Editor de América Latina, Santiago, 1969, pp. 47-48; Morris, James O., Elites, Intellectuals, and
Consensus: A Study of the Social Question and the Industrial Relations System in Chile, New York State
School of Industrial and Labor Relations, Ithaca, 1966, pp. 4-16, 78-116; Valenzuela, J. Samuel, "The Chilean Labor
Movement: The Institutionalization of Conflict" en Valenzuela, Arturo y Valenzuela, J. Samuel (editores), Chile:
Politics and Society, Transaction Books, New Brunswick, 1976, pp. 135-171.
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Andy Daitsman
sición al socialismo. El fracaso rotundo de ese proyecto utópico, y su posterior desembocadura en una dictadura militar, llevó a la izquierda chilena, ahora desde el
exilio, a abrir un debate público, realizado a un nivel teórico muy alto, sobre las
causas del desastre político sufrido.2 Tanto el intento por realizar "la vía chilena"
como el debate teórico sobre su fracaso demuestran el fuerte grado de ideologización
alcanzado por el movimiento obrero en Chile, el resultado de un proceso de apropiación y chilenización de larga envergadura.
La historiografía chilena tradicionalmente considera que el movimiento obrero
como tal nació dentro del Partido Demócrata a fines del siglo XIX,3 pero hay evidencia de actividades políticas e ideológicas obreras casi un siglo antes, en la época
misma de la independencia política del país.4 La independencia de Chile, cabe recordar, fue bastante prolongada y violenta, y durante el difícil proceso de reorganización interna, los llamados años de la Anarquía en la década de 1820, el artesanado
santiaguino participaba activamente, principalmente a partir de su convocación por
2
Almeyda, Clodomiro, Chile, 1970-1973: Economic Development and Its International Setting: Self-Criticism
of the Unidad Popular Government's Economic Policies, Martinus Nijhoff, The Hague, 1979; Altamirano, Carlos, Dialéctica de una derrota, segunda edición, Siglo XXI, México, 1978; Bitar, Sergio, Transición, socialismo y
democracia: la experiencia chilena, Siglo XXI, México, 1979; Corvalán, Luis, Chile, 1970-1973, Sofia Press, Sofia,
1978; Garcés, Joan, Allende y la experiencia chilena: las armas de la política, Seix Barral, Barcelona, 1976;
Palacios C., Jorge, Chile: An Attempt at 'Historic Compromise', Banner Press, Chicago, 1979; Smirnow, Gabriel,
La revolución desarmada (Chile 1970-1973), Ediciones Era, México, 1977.
3
Véanse las fuentes citadas en la nota uno, y DeShazo, Peter, Urban Workers and Labor Unions in Chile, 19021927, University of Wisconsin Press, Madison, 1983; Alba, Victor, Politics and the Labor Movement in Latin
America, Stanford University Press, Stanford, 1968, pp. 86-98, 246-254; Poblete T., Moisés, El movimiento obrero
latinoamericano, Fondo de Cultura Económica, México, 1946, pp. 121-184; Garcés, Mario, "Izquierda y movimiento popular: viejas y nuevas tensiones de la política popular chilena," Proposiciones 24, agosto, 1994, pp. 259263. Sucesos anteriores a la fundación del Partido Demócrata se suelen describir como "precursores" a la toma de
conciencia de la clase obrera, véanse Vitale, Luis, Las guerras civiles de 1851 y 1859 en Chile, Universidad de
Concepción, Concepción, 1971 e Interpretación marxista de la historia chilena; Ramírez Necochea, Hernán,
Historia del movimiento obrero. Antecedentes. Siglo XIX, segunda edición, Ediciones LAR, Concepción, 1986;
Jobet, Julio César, Precursores del pensamiento social en Chile, tomo 1, Editorial Universitaria, Santiago, 1955; y
Segall, Marcelo, Las luchas de clases en las primeras décadas de la república de Chile, 1810-1846, Editorial
Nascimento, Santiago, 1962.
4
Existe una nueva tendencia en la historiografía que ha comenzado a ver las primeras expresiones de movilización de artesanos bajo sus propios términos, pero aún en este trabajo el énfasis sigue siendo en los artesanos de
izquierda. Véanse Romero, Luis Alberto, La Sociedad de la Igualdad: los artesanos de Santiago de Chile y sus
primeras experiencias políticas, 1820-1851, Instituto Torcuato di Tella, Buenos Aires, 1978, y "La Sociedad de la
Igualdad, liberales y artesanos en Santiago de Chile", Siglo XIX, Revista de Historia, México, II:3, enero-junio, 1987,
pp. 15-35; Illanes, María Angélica, La revolución solidaria: Historia de las Sociedades Obreras de Socorros
Mutuos, Chile, 1840-1920, Servicio para el Desarrollo de los Jóvenes, Santiago, 1990; Gazmuri, Cristián, El "48"
chileno: igualitarios, reformistas, radicales, masones y bomberos, Editorial Universitaria, Santiago, 1992, y "Santiago Arcos, un Quarente-huitard chilienne," tesis doctoral, Sorbonne, París, 1988; Grez, Sergio, "Estudio crítico"
en La "Cuestión Social" en Chile: ideas y precursores (1804-1902), recopilación y estudio crítico de Sergio Grez,
DIBAM, Santiago, 1995, pp 9-45, y De la "Regeneración del pueblo" a la huelga general: génesis y evolución
histórica del movimiento popular en Chile (1810-1890), DIBAM, Universidad de Santiago, Santiago, 1998, pp.
177-219; y Woods, James A., Legislación y praxis política en Chile, 1828-1851, FLACSO, Santiago, 1996.
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Diálogos entre artesanos. Republicanismos y liberalismos populares en Chile decimonónico
miembros de la elite social.5 Las repetidas llamadas a la actividad política, en la
práctica tuvieron el efecto de convertir al artesanado en un interlocutor político válido, y desde ese momento, aún antes de la toma de poder del grupo alrededor de
Diego Portales, algunos artesanos chilenos comenzaron a desarrollar un discurso
propio, que tenía por propósito defender su ciudadanía. Durante el primer decenio
del periodo portaliano, los partidarios del gobierno en la clase popular consolidaron
ese naciente discurso en un republicanismo conservador, lo que reivindicaba fuertemente sus derechos políticos pero también situaba a los artesanos en un lugar subordinado en una bien definida jerarquía social.
En la década de 1840, jóvenes románticos introdujeron otro elemento al emergente republicanismo popular, traduciendo al castellano un discurso liberal radical
originalmente elaborado en Francia, que reclamaba la igualdad como una característica fundamental de una república que quisiera llamarse libre. Ya en los años
1820 federalistas y estanqueros habían apelado al apoyo de los artesanos con una
retórica igualitaria, pero ésta se había perdido en la fuerte centralización del poder
que sucedió bajo la dirección de Portales. La reintroducción del igualitarismo resultó en la construcción de un discurso contestatario del artesanado, republicano, popular y democrático, abriendo paso a una conversación entre artesanos, unos republicanos conservadores y otros liberales radicales. Sugerimos como tema de investigación futura, la hipótesis de que esta conversación entre igualitarismo y jerarquía
estuviera presente en todos los momentos importantes en la historia del movimiento obrero chileno, como la fundación de la Sociedad de la Igualdad en 1850, la guerra civil contra el gobierno de Manuel Montt en 1859, el mutualismo, el sindicalismo, y la creación de partidos políticos orientados a obreros en el siglo XX.6
2. LIBERALISMO Y REPUBLICANISMO
La conversación entre el republicanismo conservador autóctono y el liberalismo
radical francés formó parte integral del proceso de apropiación del radicalismo en
5
Para la independencia chilena, véanse Jocelyn-Holt, Alfredo, La independencia de Chile: tradición, modernización y mito, Editorial MAPFRE, Madrid, 1992 y El peso de la noche: nuestra frágil fortaleza histórica, Ariel,
Buenos Aires, 1997; Eyzaguirre, Jaime, Ideario y ruta de la emancipación chilena, decimoctava edición, Editorial Universitaria, Santiago, 1989; Donoso, Ricardo, Las ideas políticas en Chile, Editorial Universitaria de Buenos Aires, Buenos Aires, 1975; Collier, Simon "The Historiography of the Portalian Period (1830-1891) in Chile",
Hispanic American Historical Review, 57:4, November, 1977 e Ideas and Politics of Chilean Independence, 18081833, Cambridge University Press, Cambridge, 1967; Villalobos, Sergio, Portales, una falsificación histórica,
Editorial Universitaria, Santiago, 1989. El carácter anárquico de este momento ha sido cuestionado, comenzando
con Heise González, Julio, Años de formación y aprendizaje políticos; 1810-1833, Editorial Universitaria, Santiago, 1978; y más recientemente por los trabajos de Jocelyn-Holt y Villalobos ya citados.
6
Gazmuri, El "48" chileno, pp. 27-83; Illanes, La revolución solidaria, pp. 7-50; Grez, Sergio, "Balmaceda y el
movimiento popular" en Villalobos, Sergio et al. (editores), La época de Balmaceda, Dirección de Bibliotecas,
Archivos, y Museos, Santiago, 1992; Poblete, El movimiento obrero, pp. 121-123; Alba, Politics and the Labor
Movement, pp. 86-90, 246-247.
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Andy Daitsman
Chile, pero fue estorbado y a la vez facilitado por las fronteras imprecisas, fluidas,
poco definidas entre liberalismo y republicanismo. Estas dos filosofías políticas,
entrelazadas desde sus orígenes comunes en la filosofía ilustrada del siglo XVIII y
que compartían una preocupación común por el bien colectivo y la ventaja individual, no obstante, proponían caminos distintos para lograr sus metas parecidas. El
liberalismo, por una parte, se preocupaba, fundamentalmente, por la libertad individual frente a un Estado que aunque invasor y potencialmente tiránico se consideraba absolutamente necesario para proteger los derechos básicos de sus ciudadanos. Por lo tanto el escollo central del liberalismo sería el cómo restringir o limitar el
poder del Estado. El republicanismo, por su parte, se preocupaba de fomentar o
mantener el bien común, es decir la colectividad, lo que requería la participación
activa y consciente de cada uno de sus miembros. Al fondo del republicanismo, por
lo tanto, había un intento de crear virtud patriótica entre los ciudadanos, para que
ellos con su propia acción pudiesen garantizar un Estado responsivo.7 Irónicamente, son los liberales, preocupados por el individuo, quienes se dirigían al Estado y
los republicanos, con sumo interés en la colectividad, al individuo.
Según Wilentz, el republicanismo norteamericano involucraba cinco conceptos
relacionados:
primero, que el objetivo último de cualquier sociedad política debía ser la
preservación del bien común, o del "commonwealth"; segundo, que para
mantener el "commonwealth", los ciudadanos de una república necesitaban la capacidad y la voluntad de ejercer virtud, es decir, de subordinar
fines privados a la legislación del bien común cuando éstos entraran en
conflicto; tercero, que para tener virtud, los ciudadanos tenían que ser
independientes de las voluntades políticas de otros hombres; cuarto, para
prevenir las incursiones de pretendidos tiranos, los ciudadanos tenían que
ser activos en la política, tenían que ejercer su ciudadanía. A estos conceptos, americanos [sic] del siglo XVIII, especialmente comerciantes medianos y artesanos, agregaron la igualdad, la idea liberal que todos los ciuda-
7
Sobre republicanismo, Pocock, J. G. A., The Machiavellian Moment: Florentine Political Thought and the
Atlantic Republican Tradition, Princeton University Press, Princeton, 1975; Wilentz, Sean, Chants Democratic:
New York City and the Rise of the American Working Class, Oxford University Press, New York, 1984; Sewell,
William, Work and Revolution in France: The Language of Labor from the Old Regime to 1848, Cambridge
University Press, New York, 1980. Por discusiones del liberalismo, véanse Manning, D.J., Liberalism, Dent,
London, 1976; Black, Eugene C., (compilador), European Political History, 1815-1870; Aspects of Liberalism,
Harper and Row, New York, 1967; Appleby, Joyce O., Liberalism and Republicanism in the Historical
Imagination, Harvard University Press, Cambridge, MA, 1992; Kahan, Alan S., Aristocratic Liberalism: The
Social and Political Thought of Jacob Burkhardt, John Stuart Mill, and Alexis de Tocqueville, Oxford University
Press, Oxford, 1992; De Ruggiero, Guido, The History of European Liberalism, R.G. Collingwood (traductor),
Oxford University Press, London, 1927.
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Diálogos entre artesanos. Republicanismos y liberalismos populares en Chile decimonónico
danos debían disfrutar sus naturales derechos civiles y políticos bajo un
sistema democrático y representativo de leyes.8
La igualdad política a que se refiere Wilentz no implicaba necesariamente una
correspondiente igualdad social; de hecho, artesanos republicanos franceses del siglo XIX reconocían la existencia de distinciones sociales, como por ejemplo el mismo artesanado como un grupo distinto a la burguesía o al campesinado, para así
defender mejor sus intereses particulares.9 En Chile, como se apreciará más tarde, la
cuestión de la igualdad fue tal vez el punto más controvertido en el diálogo entre
artesanos.
Si la figura central del republicanismo era el ciudadano, y la preocupación principal su representación en la república, la del liberalismo era el individuo, entendido como entidad única y particular, y la preocupación es la defensa de su libertad y
de una serie de derechos fundamentales. A pesar de la evidente dificultad de definir con precisión el liberalismo decimonónico (los mismos liberales tenían profundas diferencias entre ellos), sí es posible identificar por lo menos un punto de consenso que compartían prácticamente la totalidad de los liberales de la época: una
creencia en la igualdad formal de todos sus ciudadanos ante la ley.
Este principio fácilmente podría llegar a significar una igualdad social más amplia, pero teóricos liberales evitaban abogar "demasiado" por la participación popular en el proceso político. En su clásico Principes de Politique, el preeminente liberal francés Benjamin Constant defendía una democracia censataria en los siguientes
términos:
"Aquellos a quienes retiene la indigencia en una eterna dependencia y que condena a trabajos cotidianos, no son ni más cultos que los niños ni más interesados que
los extranjeros, en una prosperidad nacional cuyos elementos desconocen y de cuyas ventajas sólo indirectamente participan." 10
En su médula, entonces, el liberalismo contenía una contradicción básica: prometía de un lado que "los hombres nacen y viven libres" y que "todos los ciudadanos
son iguales ante la ley", pero del otro quería negar la ciudadanía, y por lo tanto la
igualdad, a los miembros de las clases consideradas peligrosas.
Europa en el siglo XIX fue testigo de batallas políticas e ideológicas cada vez
más fuertes que nacieron de esta contradicción entre la inclusión y la exclusión den-
8
Wilentz tomó los primeros cuatro de estos conceptos de Pocock; véase Wilentz, Sean, Chants Democratic: New
York City and the Rise of the American Working Class, 1788-1850, Oxford University Press, New York, 1984, p.
14, traducción mía.
9
Véase la nítida explicación de este concepto en Sewell, Work and Revolution in France, especialmente en las
páginas 194-218.
10
Constant, Benjamin, Principios de política, nota preliminar de Francisco Ayala, traducción de Francisco Ayala
y Antonio Zozaya, Editorial Americalee, Buenos Aires, 1943, p. 68.
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Andy Daitsman
tro del liberalismo; a mediados de siglo, Karl Marx rompería decisivamente con el
Estado liberal como el mecanismo para lograr el ideal liberal de la igualdad individual.11 Pero Marx no fue el único intelectual en Europa quien, inspirado por la promesa igualitaria del liberalismo, se frustraba con la realidad de sociedades divididas en clases. Socialistas utópicos, radicales cristianos, y románticos (el ala radical
del liberalismo), todos apuntaban dedos acusadores a las condiciones difíciles de
vida y de trabajo que soportaban las clases obreras mientras el capitalismo industrial entró plenamente en furiosa vigencia.12
3. CONTEXTO HISTÓRICO-SOCIAL DEL
ARTESANADO EN CHILE
"Artesano" en la temprana república chilena era una categoría social bastante
imprecisa, que incluía a todos aquellos que trabajaban con sus manos y vendían
directamente el producto de su trabajo. En su extremo superior, el artesanado se
confundía con las capas más bajas de la elite, especialmente aquellos artesanos que
se especializaban en bienes de lujo, como peleteros y plateros. Al otro extremo,
artesanos pobres con bajos niveles de calificación, como zapateros y hojalateros, ganaban un sueldo ínfimo y no se diferenciaban mayormente de la plebe urbana. La
palabra "artesano" también se usaba para referirse a los artistas, incluyendo pinto-
11
Halevy considera que el rompimiento entre liberalismo y socialismo viene mucho antes, en el mismo desarrollo
del socialismo utópico por St.-Simon y Auguste Comte a partir de 1818; Halevy, Élie, L'ere des tyrannies: études
sur le socialisme et la guerre, deuxième edition, Gallimard, Paris, 1938. Sin embargo, se ve todavía en Marx una
inspiración en las promesas liberales de igualdad y libertad individual, como por ejemplo en la clásica cita de la
Ideología Alemana: "en la sociedad comunista, donde cada individuo no tiene acotado un círculo exclusivo de
actividades, sino que puede desarrollar sus actividades en la rama que mejor le parezca, la sociedad se encarga de
regular la producción general, con lo que hace cabalmente posible que yo pueda dedicarme hoy a esto y mañana
a aquello, que pueda por la mañana cazar, por la tarde pescar y por la noche apacentar el ganado, y después de
comer, si me place, dedicarme a criticar, sin necesidad de ser exclusivamente cazador, pescador, pastor o crítico,
según los casos." Marx, Carlos y Engels, Federico, La ideología alemana, cuarta edición, Wenceslao Roces (traductor), Ediciones Pueblos Unidos y Ediciones Grijalbo, Montevideo y Barcelona, 1972, p. 34; cf. Marx y Engels,
Manifiesto Comunista, Mauricio Amster (traductor) Editorial Universitaria, Santiago, 1970, pp. 46-47. Por otras
referencias a la relación cercana entre liberalismo y marxismo, véanse Habermas, Jurgen, Historia y crítica de la
opinión pública: la transformación estructural de la vida pública, segunda edición, Antoni Domènech (traductor), Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 1981, p. 159; Meiksins Wood, Ellen, "What is the 'Postmodern' Agenda?
An Introduction", Monthly Review 47:3, July/August, 1995, p. 1; Pocock, J.G.A., The Machiavellian Moment, pp.
501-502; Anderson, Perry, "Norberto Bobbio y el socialismo liberal," en Anderson, Perry et al, Liberalismo,
socialismo, socialismo liberal, J. Tula (traductor), Nueva Sociedad, Caracas, 1991, pp. 11-29, 38-39, 69-71.
12
Para el socialismo utópico y el liberalismo radical, véanse Henri de Saint-Simon, The Political Thought of
Saint-Simon, Ghita Ionescu (editor) Oxford University Press, London, 1976; Félicité de Lamennais, Hugues, Le
livre du peuple; Du passé et de l'avenir du peuple, novena edición, Levy, París, 1872; y Paroles d'un croyant;
Une voix de prison; De l'esclavage moderne, novena edición, Calman Levy, París, 1877. Para los románticos,
véanse Zola, Emile, Germinal, Garnier Freres, París, 1979; Victor Hugo, Les misérables, Garnier Freres, París,
1957.
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Diálogos entre artesanos. Republicanismos y liberalismos populares en Chile decimonónico
res, escultores, compositores y músicos.13 Complicando aún más la identidad social
del artesanado como grupo distinto fue la casi completa ausencia de gremios
artesanales, los que habían prácticamente desaparecido hacia fines de la colonia.14
El artesanado santiaguino sólo comenzó a confeccionar una conciencia de sí
mismo durante la larga lucha por la independencia política del país, respondiendo
al hecho de que en las luchas intestinas de la llamada "Anarquía" todas las facciones
políticas de elite buscaban su apoyo político. A veces, incluso, el discurso empleado
en las llamadas a los artesanos les reconocía un derecho propio a participar en la
política. Por ejemplo, el periódico federalista El Descamizado (sic) de 1827 se inspiraba en "el epíteto francés sans-culotte (sin calzones)", y en su prospecto declaraba
poéticamente que "El prestigio fatal del nacimiento,/ De la riqueza, del poder se
hollaron,/ Y el hombre quebrantó sus duros hierros./ Al fin somos iguales, somos
libres,/ La distincion se debe solo al merito."15 Dos años más tarde, un folleto
infantista halagaba "la IGUALDAD, don precioso que trae el hombre consigo al nacer" mientras aseveró que "el dogma santo de la UNION presenta centenares de
hombres ántes degradados á alternar en el rango de los destinos públicos." El documento terminó con un llamado a la "LIBERTAD, IGUALDAD Y UNION."16 Otro
folleto de 1829, publicado en la estanquera Imprenta de Ramón Rengifo, denunciaba la
ya vieja práctica en la milicia nacional de "llevarlos [a la tropa, principalmente artesanos] á votar por el partido que sus oficiales indiquen"; un poco más abajo agregaba
que "en toda república la libertad de parte de los ciudadanos, en todo lo concerniente á su felicidad, y en especial á elejir a sus gobernantes, es lo único que puede imprimir el carácter de validez" a las elecciones.17 O sea, el anónimo estanquero autor de
este documento confería discursivamente a los artesanos el derecho a elegir libremente entre candidatos, y alegó que la coartación de ese derecho en la actualidad
deslegitimaba al gobierno.
Los llamados al apoyo artesano que hicieron los pipiolos, en el poder al comienzo de la crisis política de 1829, carecían de esa fuerte carga retórica. Mientras estan13
Para descripciones de las distinciones sociales en Chile, véanse los trabajos de Romero, Luis Alberto, Los
sectores populares en las ciudades latinoamericanas: La cuestión de la identidad, PEHESA, Buenos Aires, 1987,
La Sociedad de la Igualdad, "Liberales y artesanos", y "Urbanización y sectores populares; Santiago, 1830-75,"
EURE XI-31, octubre, 1984; y también el de Zapiola, José, La Sociedad de la Igualdad y sus enemigos, segunda
edición, G. E. Miranda, Santiago, 1902.
14
Góngora, Mario, "Urban Social Stratification in Colonial Chile," Hispanic American Historical Review, 55:3, 1975,
pp. 442-444.
15
El Descamizado 1, (2 de mayo de 1827). Nota: se mantiene la ortografía original en todos los documentos primarios citados de aquí en adelante.
16
"Las Sociedades Unidas a los Habitantes de la Provinc.ª de Santiago," Imprenta de la Federación, 1º de mayo de
1829, (Biblioteca Nacional, Biblioteca Americana Diego Barros Arana, 1-37-4-18, pieza xxiv), énfasis en el original.
17
"CUESTIONES que deben resolverse ántes del domingo," Imprenta de Ramón Rengifo, 2 de mayo de 1829
(BNBADBA 1-37-4-18, pieza 33), énfasis en el original.
89
Andy Daitsman
queros y federalistas apelaron directamente a los artesanos como ciudadanos libres
e iguales de la república, los pipiolos les llamaron, repetida e insistentemente, a
defender el orden y la Constitución, sin llegar nunca a atribuirles un papel protagónico
en la sociedad. Un buen ejemplo de las ambigüedades del discurso pipiolo se encuentra en un panfleto de junio de 1829:
"COMPAÑEROS -- Correis ciegos á un precipicio, engañados por un faccioso que os prometerá mucho y nada os cumplirá, porque nada puede
tampoco: os halagará sin duda con esperanzas de revoluciones y desórden.
¿No sois patriotas? ¿No teneis obligaciones que cumplir como padres de
familia, como ciudadanos, al fin? ¿Cual sería el ecsito de esas locas empresas? Vuestra ruina y esterminio, el de vuestras esposas é hijos. La
Nacion toda marcharia sobre Santiago y su fuerza inmensurable os
oprimiria. Entónces llorariais al pie de los patibulos vuestro engaño y ya
no tendría remedio." 18
Hay dos elementos sumamente interesantes aquí. Primero, el documento define al artesano en primer lugar como padre de familia y sólo después como ciudadano, representando jerárquicamente su inserción en la sociedad. En el fondo, esta
construcción desestima la ciudadanía del artesano, subordinándola a su papel más
esencial, el de padre de familia. Segundo, el documento pretende ganar el apoyo
político de los artesanos mediante un discurso profundamente amenazante, advirtiéndoles de su futuro "ruina y esterminio" si quitan su apoyo al gobierno.
A pesar de amenazas como ésta, un sector no despreciable del artesanado respondió favorablemente al discurso pipiolo, en parte sin duda porque ni estanqueros
ni federalistas eran aliados cien por ciento confiables. Por ejemplo, los federalistas,
la banda política que utilizaba el lenguaje más igualitario de la época, provocaron la
batalla del 18 de julio de 1828, durante la cual el oficial federalista Pedro Urriola al
mando de tropas sublevadas del ejército derrotó una fuerza de milicianos leales al
gobierno pipiolo, y dejó un saldo de un centenar de heridos y 24 muertos entre los
artesanos milicianos. De hecho, el texto amenazante de los pipiolos que citamos
más arriba contiene en parte un homenaje a los artesanos mártires que cayeron defendiendo el gobierno el 18 de julio anterior.19
18
"Los Guardias Nacionales de los Batallones de Esta Ciudad a sus Compañeros Estraviados" Imprenta Republicana, 5 de junio de 1829 (BNBADBA 1-37-4-18, pieza 68); por otras referencias al orden en panfletos pipiolos,
véanse "CHILENOS" Imprenta de la Independencia, 13 de mayo de 1829 (BNBADBA 1/37/4/18, pieza 44); "La
Sociedad de Constitucionales, conocida bajo la denominacion de Ministerial a los Chilenos" Imprenta Republicana, 29 de abril de 1829 (BNBADBA 1/37/4/18, piezas 15 y 16); y "Unos miembros de la Sociedad de Artesanos
contestan cuatro palabras al anónimo titulado -- 'Refutacion al aviso importantísimo etc'" Imprenta Republicana,
16 de abril de 1829 (BNBADBA1/37/4/18, pieza 14).
19
Véase Barros Arana, Diego, Historia jeneral de Chile, tomo xv, Josefina M. de Palacios, Santiago, 1897, pp. 247260. Esta batalla en el discurso pipiolo se convirtió en un tropo del barbarismo de sus enemigos. Además de "Los
Guardias Nacionales ... a sus compañeros estraviados," véanse también "Compatriotas" Imprenta Republicana, 1º
de mayo de 1829 (BNBADBA 1/37/4/18, pieza 21); y "La Sociedad ... conocida de Ministerial", 29 de abril de 1829
(loc. cit.)
90
Diálogos entre artesanos. Republicanismos y liberalismos populares en Chile decimonónico
Cuando estalló la crisis político-militar a fines del año 29, los artesanos se inclinaron hacia la coalición opositora, dando así la victoria en la batalla ideológica a los
estanqueros y federalistas.20 Este apoyo, sin embargo, no se tradujo automáticamente
en un protagonismo político mayor: aunque artesanos vieron confirmado su derecho a sufragio en la Constitución de 1833, alcanzaron este logro a cambio de su
independencia política. El gobierno autoritario que implementó Diego Portales, como
parte de una consolidación generalizada de poder en el ejecutivo, desmovilizó a los
artesanos, incorporándolos al Estado bajo disciplina militar en la Guardia Nacional.21
En el régimen que construyó Portales, la Guardia Nacional era una institución
netamente política, en la cual destacaba su función electoral. Los abusos de los
pipiolos, denunciados innumerables veces por los estanqueros cuando estuvieron
afuera del poder, volvieron a repetirse en la democracia autoritaria que caracterizaba a Chile a mediados del siglo XIX. Usualmente no se precisaba más que una sugerencia del mando militar, reforzada con la amenaza explícita de retener las credenciales electorales, para que la tropa votara por la lista oficial, pero existían también
casos de encarcelamientos de milicianos para evitar que votaran en contra de la lista
oficial, como igualmente hay casos de oficiales usando indebidamente las credenciales en su poder para votar en nombre de sus tropas.22
He aquí la contradicción que enfrentaban los artesanos chilenos a mediados
del siglo. De un lado, el derecho formal al sufragio les dio un interés nominal en
el sistema, superficialmente ya participan políticamente. Del otro lado, no obstante, el sistema político corrupto les miraba únicamente como una fuente de votos,
y sistemáticamente les negaba una voz efectiva en la sociedad política. La ideología de inclusión se chocaba con la realidad de la falta de poder real, y dejó a los
artesanos con muy pocos recursos prácticos para enfrentar el estado existente de las
cosas.
20
Wood, Legislación, pp. 11-12; “A los Guardias Nacionales”, Imprenta Republicana, 9 de noviembre de 1829
(BNBADBA 1-37-4-18, pieza 123); “Invitación Popular”, Imprenta de la Federacion 13 de noviembre de 1829
(BNBADBA 1-37-4-18, pieza 139); “PROCLAMA: El comandante del Batallon num. 1 de la Guardia Cívica á sus
Soldados, en el dia de la jura de Banderas”, Imprenta de la Opinion 6 de junio de 1830 (BNBADBA 1-37-4-18 pieza
259).
21
Grez, Regeneración del pueblo; Wood, Legislación, pp. 8-16; Vitale, Interpretación marxista, volumen 3,
"Independencia política, la rebelión de las provincias y los decenios de la burguesía comercial y terra-teniente", p.
187; y Hernández Ponce, Roberto, "La Guardia Nacional de Chile: apuntes sobre su origen y organización,",
Historia 19, 1984, pp. 53-113.
22
Por un ejemplo concreto de la manipulación a que fue sujeto la Guardia Nacional, ver el conflicto desatado
entre la sala municipal de Talca y su Intendente, en marzo de 1851. "El Intendente a la Sala Municipal" Archivo de
la Intendencia de Talca, tomo 20 (12 de marzo de 1851); Donoso Vergara, Guillermo, "La Revolución de 1851 en
Talca", parte V, Revista Chilena de Historia y Geografía 145, 1977, pp. 20-21.
91
Andy Daitsman
4. UN REPUBLICANISMO CHILENO Y
CONSERVADOR
Durante las elecciones en la época portaliana, las bandas contrincantes solían
publicar periódicos destinados a ganar el apoyo de los artesanos ciudadanos. En la
campaña presidencial de 1841, el oficialismo publicó El Artesano redactado por el
hijo de "una madre pobre, esposa de un carpintero honrado". Esta persona, debida
a la pobreza de sus padres, únicamente podía educarse gracias a la caridad de un
padre franciscano.23 Agresivamente conservador en su política, hasta el punto de
abogar la violencia en contra de la oposición, El Artesano no dudaba en usar la primera persona para dirigirse a los miembros de su propia clase social. Se mostró
escéptico de las motivaciones de los opositores liberales, haciendo notar amargamente que:
"...no queremos convertirnos en pueblo soberano, segun nos aconsejan los
caballeros que se recrean en ver padecer al pobre. Talvez ellos serian los
primeros en darnos de palos, como nos los dieron en otro tiempo, a nombre de la libertad, y de eso que llaman principios." 24
En su tercer número, El Artesano publicó "El Voto de un Guardia Nacional," una
propaganda destinada a ganar los votos de los artesanos.25 Una deconstrucción retórica del poema revela la presencia del republicanismo conservador.
En su primera estrofa, el poema evoca el orgullo del artesano por sí mismo, en
su oficio, en su carácter de ciudadano: "Soi civico, a honor lo tengo/ Mi profesion artesano:/ Mi patria - Chile do gozo/ Derechos de ciudadano." En las estrofas segunda y tercera, el Guardia se refiere a su deber, a los servicios que presta a su
gobierno, y a los beneficios que ese le ha dado a él: "Muchos años ha que sirvo/ A
este gobierno, que ha dado/ A mi tierra órden y gloria;/ Proteccion a mi trabajo//
La jineta de sarjento/ Que se divisa en mi brazo/ Es de mis servicios prémio/ De mi
antiguedad el lauro."
Lo que sorprende aquí son los elementos en común entre los principios expresados en el "Voto" de El Artesano con los que vimos anteriormente identificados por
Wilentz en los Estados Unidos. Éstos, vale recordar, son: 1) el bien común, 2) la
virtud ciudadana, 3) la independencia política del individuo, 4) el ejercicio activo de
23
El Artesano 1 (17 junio 1841). Briseño pensaba que el redactor del periódico era Ramón Rengifo, el dueño de la
Imprenta La Opinión y el hermano del antiguo ministro de Hacienda Manuel Rengifo; Briseño, Ramón, Estadística bibliográfica de la literatura chilena, Santiago, 1862, p. 29; Céspedes, Mario y Garreaud, Lelia, Gran diccionario de Chile (biográfico-cultural), vol. 2, Santiago, 1988, p. 639. El Hombre del Pueblo (un periódico de oposición) alegaba que El Artesano no era chileno; El Hombre del Pueblo, nºs 4, 5 (21 junio, 22 junio 1841) pero el estilo
literario de la revista, especialmente el uso convincente de modismos populares, sugiere que el redactor efectivamente provenía de la clase popular.
24
El Artesano, 4 (22 junio 1841), énfasis en el original. Las palizas probablemente se refieren a la violencia política
de 1828-1829, posiblemente la misma batalla del 18 de julio.
25
El Artesano 3 (20 junio 1841), reproducido en el anexo 1.
92
Diálogos entre artesanos. Republicanismos y liberalismos populares en Chile decimonónico
la ciudadanía, y 5) la igualdad. Actuando en un contexto social y político diferente
y utilizando fuentes bien distintas a las norteamericanas, igualmente el Guardia en
las primeras estrofas de su poema expresa claramente por lo menos tres de los cinco
conceptos wilentzianos. A saber, el Guardia habla de su servicio al gobierno (el
ejercicio activo de ciudadanía, número cuatro de los conceptos wilentzianos), lo que
resulta en "orden y gloria" para la patria (el bien público, el primer punto), y por lo
cual ha recibido su "jineta de sarjento" (reconocimiento de su virtud ciudadana, el
segundo).
El Guardia va todavía más lejos, incluyendo en su "Voto" una defensa retórica de
la democracia: "Van a elejir Presidente/ ... Y le voi a dar mi voto/ Y muchos que he
conquistado." No sólo representa su propia opción para quien vota como libre, sino
implícitamente representa el proceso electoral como libre y contestatario. Tiene que
"conquistar" los sufragios de los otros milicianos, y su mismo "Voto" representa un
mecanismo persuasivo y no coercitivo, un ejemplo concreto del método por el cual
piensa "conquistar" los votos de los demás. El ciudadano individual retiene el poder de decidir por sí mismo, es decir retiene su independencia política, el número
tres de los conceptos wilentzianos.
En total, hemos identificado cuatro de los cinco conceptos en el discurso del
Guardia, pero el quinto, la igualdad, no está presente. De hecho, su ciudadanía
depende del lugar que ocupa en un conjunto de relaciones jerárquicas. Él lo dice así:
"Por mis jefes y oficiales/ Me veo considerado,/ Y en toda mi compañía,/ Soi querido y respetado." Sabemos ya que el Guardia es un sargento, que tiene hombres a su
mando, y ahora nos dice que su estatus de ciudadano requiere la aprobación de sus
superiores (los oficiales de su batallón) y sus inferiores (las clases a su mando).
El remplazo del igualitarismo con una visión jerárquica que hace el Guardia en
su Voto representa una innovación importante en el discurso popular durante los
primeros años del régimen portaliano. Como hemos visto, fue precisamente la retórica republicana e igualitaria de estanqueros y federalistas la que ganó el apoyo del
artesanado en las luchas políticas de 1829. Una vez que los estanqueros consolidaron su poder, construyendo una democracia autoritaria, sus seguidores en la clase popular tuvieron que acomodar su propio discurso a las realidades políticas del país.
Un texto aislado, "El Voto de un Guardia Nacional" no demuestra que el
artesanado en su totalidad aceptaba una visión jerárquica de la república. No obstante, el texto sí responde a ciertas condiciones objetivas y subjetivas de la inserción
de los artesanos en la sociedad chilena de la época y expresa con una claridad excepcional la complejidad de la ciudadanía artesana durante el régimen portaliano. El
Voto representa un intento de dar forma al artesanado como un grupo social definido y de ligar este grupo subordinadamente con la clase dominante, evidentemente
un artefacto ideológico.26 La mera articulación de una ideología no indica el entu26
Eagleton, Terry, Ideology, Verso, London, 1991, pp. 28-31.
93
Andy Daitsman
siasmo de su recepción, pero sí demuestra clara e indiscutiblemente que era inteligible, y disponible, al artesanado chileno a mediados del siglo.
De hecho, considerando los tintes netamente elitistas del discurso opositor en
1841, hasta se puede aseverar que el republicanismo conservador era hegemónico
entre el artesanado en la época cuando por primera vez se elegía a Bulnes. Los
periódicos que la oposición dirigía a los artesanos, por ejemplo, no le ponían ningún
contrapeso eficaz, ni expresaban los sentimientos de los artesanos mismos. Uno, El
Hombre del Pueblo, incluso usaba la tercera persona para referirse a sus pretendidos
lectores:
"Nuestros cívicos no son una masa tosca e ignorante, susceptible de impresiones, como hasta ahora lo ha creido el gobierno; son ciudadanos que
poseen la ilustracion suficiente para conocer los avances de la autoridad,
y hasta donde llegan los beneficios de una administracion republicana y
benévola."27
Al fin y al cabo, el republicanismo conservador encontró una articulación pública en 1841, en la boca de un hijo de artesano, mientras que cualquier corriente contraria a ese discurso no logró manifestarse públicamente, por lo menos no en un
medio duro, capaz de sobrevivir el traspaso del tiempo. Les gustara o no a los artesanos de la época, el republicanismo conservador era la opción más relevante para
expresar su condición social.
5. TENSIONES DENTRO DEL LIBERALISMO
La hegemonía indiscutida del republicanismo conservador duró muy poco tiempo: el año posterior a la publicación de El Artesano se fija comúnmente como el comienzo de un florecimiento cultural importante en el Chile decimonónico. En gran
parte, lo que llamamos la "Generación de 1842" era el descubrimiento por jóvenes
intelectuales chilenos de nuevas corrientes ideológicas derivadas del radicalismo
europeo (el socialismo utópico, el romanticismo, el liberalismo radical) y la traducción al castellano de unos textos básicos de esos movimientos, actividades que tuvieron un fuerte impacto en la expresión ideológica del artesanado.28 El liberalismo
radical, en particular, deslumbraba la reestructuración profunda del poder y la riqueza, interpelando directamente al artesanado como la clase social protagónica y
27
El Hombre del Pueblo 1 (18 junio 1841), énfasis agregado.
28
Stuven, Ana María, "La generación de 1842 y la conciencia nacional chilena", Revista de Ciencia Política, 9:1, 1987,
pp. 61-80; Thomas, Jack Ray, "The Impact of the Generation of 1842 on Chilean Historiography", The Historian,
41:4, August, 1979; Jocelyn-Holt L., Alfredo, "Tres aproximaciones a la generación de 1842: Lastarria, Bello y
Monvoisin", Revista Chilena de Historia y Geografía, 151, 1983; Pinilla, Norberto, La generación chilena de 1842,
Ediciones de la Universidad de Chile, Santiago, 1943; Woll, Allen, A Functional Past: The Uses of History in
Nineteenth Century Chile, Louisiana State University Press, Baton Rouge, 1982.
94
Diálogos entre artesanos. Republicanismos y liberalismos populares en Chile decimonónico
beneficiada de esa reestructuración, un concepto capaz de erosionar el aspecto jerárquico del republicanismo popular chileno.
Las nuevas corrientes resonaron fuerte e inmediatamente en Chile, debido a ciertas experiencias en común entre artesanos chilenos y franceses, lo que les permitió a
los chilenos reconocerse en el discurso importado. Según Sewell, el liberalismo radical emergió en la década de 1830, inventado mediante la expresión de antiguas
reivindicaciones gremialistas del artesanado francés en un nuevo lenguaje individualista que emergió durante la Revolución francesa. Este discurso validó a los
artesanos franceses "como actores legítimos en el escenario público, y [les] confirió
el poder de hablar comprensiblemente." 29 Los artesanos chilenos vivían condiciones similares a sus pares franceses: una sociedad dominada por mitos liberales de
igualdad ante la ley y soberanía popular, pero con su autonomía política severamente restringida. Sin sobrestimar las comunidades entre Francia y Chile, este parentesco en la simbología política de los dos países ayudó a la rápida aprehensión
por artesanos chilenos de las ideas extranjeras.
Dentro de los textos importados y traducidos, la obra del san-simonista cristiano Félicité de Lamennais (1782-1854)30 en particular tenía una importancia crítica.
Como otros radicales de su época, Lamennais llevó hasta su límite la lógica individualista del liberalismo, cuestionando explícitamente por qué una sociedad política
supuestamente basada en la igualdad excluía una porción significativa de la población. En una serie de libros y panfletos, comenzando con la incendiaria Palabras de
un creyente (1834), Lamennais propuso la reorganización de la sociedad en una
comunidad radical-democrática compuesta únicamente de los que trabajasen productivamente.31
El chileno Francisco Bilbao, en 1843, tradujo dos opúsculos de Lamennais al castellano, y escribió una interpretación propia de la sociedad chilena en 1844 que mostraba claras influencias del ex-cura francés.32 Inspirados principalmente por estas
29
Sewell Jr., William H., Work and Revolution in France, p. 200, traducción mía.
30
Stearns, Peter N., Priest and Revolutionary: Lamennais and the Dilemma of French Catholicism, Harper and
Row, New York, 1967; Vidler, Alexander, Prophecy and Papacy: a Study of Lamennais, the Church, and the
Revolution, Scribner's, New York, 1954; Félicité de Lamennais, Hugues, Le livre du peuple; Du passé et de
l'avenir du peuple, precedido por un estudio sobre Lamennais por Renan, Ernest, novena edición, Levy, París,
1872; Spindler, Frank MacDonald, "Francisco Bilbao, Chilean Disciple of Lamennais", Journal of the History of Ideas
41:3, July-September, 1980, y "Lamennais and Montalvo: A European Influence on Latin American Political
Thought", Journal of the History of Ideas 37:1, January-March, 1976, pp. 137-146.
31
Lamennais, Félicité Robert de, Essai sur l'indifference en matière de religion, novena edición, Garnier Freres,
París, 1859; Le livre du peuple; Paroles d'un croyant, Une voix de prison, De l'esclavage moderne, novena
edición, Calman Levy, París, 1877. La influencia de Saint Simon en las ideas lamenesianas es obvia, cf. Henri de
Saint-Simon, The Political Thought of Saint-Simon; Manuel, Frank, The New World of Henri Saint-Simon,
Harvard University Press, Cambridge, 1956.
32
F. Lammenais [sic], De la esclavitud moderna, Francisco Bilbao (traductor), Imprenta Liberal, Santiago, 1843;
Bilbao, Francisco, "La sociabilidad chilena," en La América en peligro, evangelio americano, sociabilidad chilena, prólogo y notas de Luis Alberto Sánchez, Ediciones Ercilla, Santiago, 1941.
95
Andy Daitsman
traducciones, artesanos radicales durante la campaña presidencial de 1846 protagonizaron una prensa autónoma opositora del artesanado, con periódicos escritos por
artesanos opositores, dirigidos hacia artesanos, y que promovieron una agenda política radical para artesanos. En 1846, en franco contraste con 1841, un discurso
contrario al republicanismo conservador encontró su voz pública.
El periódico El Pueblo, redactado por el tipógrafo Santiago Ramos, fue posiblemente el más radical de la época. Llevaba dos lemas en su encabezamiento: uno,
tomado directamente de las traducciones por Bilbao de Lamennais, decía: "La causa
del pueblo, es la causa santa, causa de Dios: Ella triunfará”;33 el otro, un eco obvio a
la célebre formulación del Abbé Sieyès en la Revolución francesa, decía: "Qué es el
Pueblo? Nada. Qué será? Todo." 34 Los primeros números de El Pueblo abrieron con
otra cita directa de Lamennais: "La libertad, quiere ser conquistada, jamas es concedida voluntariamente, i en todas partes ha sido debida a los esfuerzos jenerosos
DEL ARTESANO, siempre el primero en reclamarla, el primero en obtenerla, muriendo por ella." 35
En sus números dos y tres, El Pueblo publicó una "Cartilla Republicana" 36 la que
atribuyó a "unos verdaderos liberales", pero una lectura minuciosa del texto sugiere
que es un panfleto originado en Francia, escrito posiblemente por el san-simonista
Louis Blanc.37 Lo cierto es que el texto responde o reformula a la "Declaración de los
derechos del hombre y del ciudadano", el documento fundacional del liberalismo
moderado francés escrito durante las embriagantes jornadas revolucionarias del
verano de 1789.38
Las primeras dos líneas de la Cartilla, "todos los hombres son hermanos," y "donde
la igualdad no ecsiste, la libertad es mentira," hacen eco a la cláusula primera de la
33
El Pueblo, nºs 1-7 (14 enero - 8 marzo 1846); Lammenais [sic], De la esclavitud moderna, pp. 26; cf. Lamennais,
Paroles d'un croyant, p. 254.
34
El Pueblo, nºs 1-7 (14 enero - 8 marzo 1846); cf. el comienzo de "Qué es el Tercer Estado": "El plan de este escrito
es muy simple. Nos planteamos la pregunta: 1. ¿Qué es el Estado Llano? Todo. 2. ¿Qué ha sido hasta el presente
en el orden político? Nada. 3. ¿Qué pide? Llegar a ser algo", Sieyès, Manuel José, "Sobre la importancia y las
exigencias del Tercer Estado" en Rolle, Claudio et al. (compiladores), La Revolución Francesa en sus documentos. Lecturas escogidas, Hachette, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 1988, p. 47.
35
El Pueblo, nºs 1-7 (14 enero - 8 marzo 1846); Lammenais [sic], De la esclavitud moderna, p. 3; cf. Lamennais,
Paroles d'un croyant, pp. 217-218.
36
El Pueblo, nºs 2 y 3 (25 enero 1846 - 1 febrero 1846), reproducida en el anexo 2.
37
Compárese por ejemplo el párrafo seis de la Cartilla con un opúsculo de Blanc que apareció dos años después,
y que emplea un lenguaje bastante similar: "Ils ... se rappelant que les hommes du peuple avaient cessé d'etre
esclaves, pui d'etre serfs, ils se demandaient, émus d'un généraux espoir, si les hommes du peuple ne cesseraient
pas d'etre proletaires, le proletariat n'étant qu'une derniere forme de l'esclavage." Blanc, Louis, Le Socialisme,
droit au travail: réponse a M. Thiers, duodécima edición, Michel Levy Freres, París, 1848, p. 11.
38
Pacheco G., Máximo, Los derechos humanos. Documentos básicos, segunda edición actualizada, Editorial
Jurídica de Chile, Santiago, 1992, pp. 50-52, reproducida en el anexo 3.
96
Diálogos entre artesanos. Republicanismos y liberalismos populares en Chile decimonónico
Declaración de derechos, "los hombres viven y nacen libres en derecho, las distinciones sociales no pueden justificarse más que en la utilidad común." La Cartilla sin
embargo introduce una modificación importante al planteamiento liberal; con la
aseveración de que la libertad es inseparable de la igualdad, la Cartilla reclama que
"las distinciones sociales" - permitidas en la Declaración de derechos bajo el lema de
la utilidad común - nunca son admisibles en una sociedad libre.
En su tercera línea, la Cartilla vuelve al punto, situándose plenamente como un
enfrentamiento radical a la problemática liberal: "La sociedad no podria subsistir
sino por la desigualdad de las aptitudes i la diversidad de las funciones, pero aptitudes superiores no deben conferir mayores derechos: imponen sí, mayores deberes."
Aquí el texto reconoce la existencia de desigualdades entre seres humanos, pero
insiste en su preocupación primera, la inseparabilidad de la igualdad con la libertad. Para alcanzar un estado libre en una situación donde los hombres son desiguales, se necesita entonces un mecanismo, social o político, que compense las desigualdades y nivele la sociedad. Este mecanismo es la imposición de mayores deberes en
los que tienen mayores aptitudes, sin conferirles mayores derechos.
La cláusula II de la Declaración de derechos se refiere a los motivos que tienen
las personas para entrar en asociaciones políticas, principalmente para asegurar una
serie de "derechos naturales e imprescriptibles" (libertad, propiedad, etc.). La Cartilla en cambio identifica a la "ASOCIACIÓN" (en mayúsculas y sin apellido) como la
"FORMA NECESARIA" de la igualdad, y plantea que el fin de la asociación es satisfacer "las necesidades intelectuales, morales i materiales de todos." Más aún, "el
estado de ASOCIADO" representa la culminación de un proceso histórico mediante
el cual "los trabajadores" logran su liberación total de la esclavitud. Así, la asociación se eleva de un medio para lograr un fin en la Declaración de derechos hacia un
fin en sí mismo en la Cartilla.
Estas preocupaciones fundamentales de la Cartilla la sitúan claramente dentro
del ambiente político francés de la primera mitad del siglo XIX: el documento es una
lectura radical de una serie de planteamientos básicos que se discutían repetidamente mientras se buscaba una institucionalidad estable en el país europeo después
de los trastornos de la revolución. Aunque realizado lejos de Chile, en un contexto
social y político distinto, los términos de ese debate no eran completamente ajenos a
la realidad chilena. Pero en dos puntos precisos, los franceses que escribieron el
documento tocaron asuntos de gran interés para los artesanos chilenos, la democracia y el servicio militar. En su segunda parte, la Cartilla proclama que "todos los
ciudadanos [tienen] un derecho igual de concurrir al nombramiento de los mandatarios del pueblo y a la formación de la lei," y más abajo "todo ciudadano debe pasar
por la educacion de soldado. Nadie puede librarse por medio del dinero, del deber de
concurrir a la defensa de su pais." En Chile en 1846 todavía no existía el sufragio
masculino universal, e incluso aquellos artesanos que sí tenían derecho a voto, como
hemos visto, generalmente sufrieron la coartación de su libertad electoral, precisa-
97
Andy Daitsman
mente por presiones al interior de la Guardia Nacional. La Guardia Nacional por su
parte era poblada mayormente por artesanos, a pesar del requisito constitucional a
que todos los electores sirvieran. Estos puntos, el sufragio efectivo y el servicio
militar obligatorio, eran dos de las preocupaciones políticas mayores del artesanado
chileno, y la Cartilla les ofrecía posibles soluciones a ambas.
6. CONCLUSIÓN
Aunque tenía cierta relevancia en Chile, el programa articulado en la Cartilla
respondía directamente a la actualidad francesa, lo que revela la gran debilidad de
los primeros esfuerzos de traducir el radicalismo francés a Chile. Las declaraciones
teóricas, la redefinición del liberalismo desde una perspectiva radical, las implícitas
y aun explícitas afirmaciones de ciudadanía para las clases trabajadoras, podían resonar, de hecho resonaban, con el concepto republicano y con las condiciones particulares en que vivía el artesanado; era, precisamente, esa reformulación del liberalismo desde abajo que atraía el interés de los traductores chilenos.
No obstante, las traducciones francesas en su forma pura no pudieron lograr la
misma resonancia con un público más extenso. Al contrario, las traducciones mostraron un poder de convocatoria bastante débil entre la clase popular chilena, un
público que vivía un momento histórico bien distinto al de los autores franceses de
los textos. A comienzos y mediados del siglo XIX, cuando se inventaba el radicalismo liberal francés y cuando ese se trasladaba a Chile, Francia empezaba una transición al capitalismo industrial, con una incipiente mecanización del trabajo y el primer desarrollo de una fuerza laboral proletarianizada, mientras la economía chilena
experimentaba un clásico boom agro- y minero-exportador, con fuertes tasas de crecimiento y un cierto grado de desarrollo económico, pero con un producto global
mucho menor al francés.39 Es decir, los referentes sociales del liberalismo radical en
Francia eran distintos a la realidad vivida de los artesanos chilenos, un hecho que
dificultaba el traslado de los conceptos de un lugar al otro.40 Antes de hacer uso
efectivo de los conceptos que se les había presentado, los chilenos tenían que traducirlos no sólo al castellano sino también a su propio ambiente político y social. El
proceso de traducción cultural tomó la forma de un diálogo entre el autóctono
republicanismo conservador chileno y el liberalismo radical francés, entre un énfa39
Para Francia, véase Sewell, Jr., William H., Work and Revolution in France, pp. 143-161; las principales exportaciones desde Chile durante este periodo eran cobre y trigo, Ortega, Luis, "Economic Policy and Growth in
Chile from Independence to the War of the Pacific," in Latin America, Economic Imperialism, and the State: The
Political Economy of the External Connection from Independence to the Present, Christopher Abel and Colin
Lewis (editores), Athlone Press, London, 1985, pp. 147-171.
40
Eagleton, Ideology; Schwarz, Roberto, Misplaced ideas: essays on Brazilian culture, John Gledson (editor),
Verso, New York, 1992.
98
Diálogos entre artesanos. Republicanismos y liberalismos populares en Chile decimonónico
sis en la especificidad de ser artesano y otro en los derechos iguales de todos los
ciudadanos de la república, entre jerarquía e igualdad. Una vez establecido, este
diálogo volvió a emerger en distintos momentos del desarrollo del movimiento obrero
en el siglo XIX, en la Sociedad de la Igualdad (1851), en la guerra civil de 1859, en el
mutualismo (1853-Década de 1890), e incluso con el surgimiento del anarquismo y
marxismo chilenos a finales del siglo. En el fondo, este diálogo es la apropiación
orgánica en Chile de doctrinas de izquierda.
En 1846, los chilenos todavía leían el lenguaje nuevo, sin embargo, no habían
llegado a pensar en sus términos. Es decir, los nacientes radicales chilenos habían
aprendido a reconocer las nuevas construcciones "gramaticales", la gramática de un
liberalismo radical o popular, pero les faltaba todavía saber cómo producir sus propias oraciones originales. Hasta dominar esta última tarea, su capacidad de aplicar
el nuevo lenguaje creativamente a su propio ambiente, y así atraer un público más
amplio se veía seriamente limitado. El diálogo recién comenzaba.
99
Andy Daitsman
ANEXOS
ANEXO 1
EL VOTO DE UN GUARDIA NACIONAL
Soi cívico, a honor lo tengo
Mi profesión - artesano
Mi patria - Chile do gozo
Derechos de ciudadano.
Muchos ha que sirvo
A este gobierno, que ha dado
A mi tierra órden y gloria;
Protección a mi trabajo,
La jineta de sarjento,
Que se divisa en mi brazo,
Es de mis servicios prémio;
De mi antiguedad el lauro.
Por mis jefes y oficiales
Me veo considerado,
Y en toda mi compañía,
Soi querido y respetado.
Cuando fue mi Jeneral
al Perú, ahora tres años
Quise ir con él, y hubiera ido
A no haber sido casado.
Que feliz fuera yo ahora
De mi Jeneral al lado,
Paseándome victorioso
Por las calles de Santiago!
Van a elejir Presidente;
Por Bulnes me corto un brazo,
Y le voi a dar mi voto
Y muchos que he conquistado.
Como él salga, veré siempre.
A mi Chile, que tanto amo,
Libre, rico, fuerte y docto
Por tierra y mar respetado.
Fuente: El Artesano 3 (20 junio 1841).
100
Diálogos entre artesanos. Republicanismos y liberalismos populares en Chile decimonónico
ANEXO 2
CARTILLA REPUBLICANA
Todos los hombres son hermanos.
Donde la igualdad no ecsiste, la libertad es mentira.
La sociedad no podria subsistir sino por la desigualdad de las aptitudes i la
diversidad de las funciones, pero aptitudes superiores no deben conferir mayores
derechos: imponen si, mayores deberes.
Este es el principio de la igualdad: LA ASOCIACION ES SU FORMA NECESARIA.
El fin de la asociacion es de llegar a la satisfaccion de las necesidades intelectuales, morales i materiales de todos, por medio del empleo de sus aptitudes diversas,
i el concurso de sus esfuerzos.
Los trabajadores han sido ESCLAVOS, han sido SIERVOS, hoi son ASALARIADOS: es necesario hacerlos llegar al estado de ASOCIADOS. Este resultado no podria
conseguirse sino por la accion de un poder democrático.
Un poder democrático es el que tiene la soberania del pueblo por principio, el
sufrajio universal por orijen, i por fin, la realizacion de esta fórmula: LIBERTAD,
YGUALDAD, FRATERNIDAD.
Los gorbernantes [sic] en una democracia bien constituida, no son sino los mandatarios del pueblo: por consiguiente, deben ser respetables i revocables.
Parte II.
Los empleos públicos no son distinciones, no deben ser privilejios: son deberes.
"Todos los ciudadanos teniendo un derecho igual de concurrir al nombramiento
de los mandatarios del pueblo y a la formacion de la lei, es necesario que para que
esta igualdad de derecho no sea ilusoria, toda funcion pública sea recompensada.
"La lei es LA VOLUNTAD DEL PUEBLO, formulada por sus mandatarios, todos
deben obediencia a la lei; pero todos tienen el derecho de apreciarla públicamente
para modificarla si es mala.
"La libertad de la prensa debe ser mantenida y consagrada como garantia contra
los errores posibles de la mayoria, y como instrumento necesario del progreso del
espíritu humano.
"LA EDUCACION DE LOS CIUDADANOS DEBE SER COMUN Y GRATUITA.
AL ESTADO LE TOCA PROVEERLA."
"Todo ciudadano debe pasar por la educacion de soldado. Nadie puede librarse
por medio del dinero, del deber de concurrir a la defensa de su pais.
"Al estado le toca tomar la iniciativa en las reformas industriales que sean capa-
101
Andy Daitsman
ces de producir una organizacion de trabajo, que eleve a los trabajadores de la
condicion de asalariados, a la de asociados."
"Importa sostituir el crédito del estado, al crédito individual. El estado hasta
que los proletarios (los pobres) no esten emancipados, debe hacerse el banquero de
los pobres."
"El trabajador tiene el mismo título que el soldado al reconocimiento del estado.
Al ciudadano vigoroso y sano, el estado le debe trabajo; al anciano o enfermo, le dede
[sic] trabajo y proteccion."
Fuente: El Pueblo, 2 y 3 (25-I-46, 1-II-46). Comillas y énfasis en el original.
102
Diálogos entre artesanos. Republicanismos y liberalismos populares en Chile decimonónico
ANEXO 3
DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE Y DEL CIUDADANO
(adoptada por la Asamblea Nacional Constituyente de Francia el 26 de agosto de
1789 y aceptada por el Rey Luis XVI el 5 de octubre de 1789)
Los representantes del pueblo francés, constituidos en ASAMBLEA NACIONAL,
considerando que la ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos del hombre
son las únicas causas de los males públicos y de la corrupción de los gobiernos, han
resuelto exponer, en una Declaración solemne, los derechos naturales, inalienables y
sagrados del hombre, a fin de que esta Declaración, teniéndola siempre presente
todos los miembros del cuerpo social, les recuerde constantemente sus derechos y
deberes; a fin de que los actos del poder legislativo y del ejecutivo, pudiendo ser, en
todo instante, comparados con el objeto de toda institución política, sean más respetados; y a fin de que las reclamaciones de los ciudadanos, fundándose desde ahora
en principios simples e incontestables, tiendan siempre al mantenimiento de la Constitución y a la felicidad de todos.
En consecuencia, la ASAMBLEA NACIONAL reconoce y declara, en presencia
y bajo los auspicios del Ser Supremo, los siguientes derechos del hombre y del ciudadano.
Artículo Primero.- Los hombres nacen y viven libres e iguales en derechos. Las
distinciones sociales sólo pueden fundarse en la utilidad común.
Art. 2º.- El objeto de toda asociación política es la conservación de los derechos
naturales e imprescriptibles del hombre. Estos derechos son: la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión.
Art. 3º.- El principio de toda soberanía reside esencialmente en la nación. Ninguna corporación ni individuo puede ejercer autoridad que no emane expresamente de aquélla.
Art. 4º.- La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no daña a otro; por
lo tanto, el ejercicio de los derechos naturales de cada hombre no tiene más límites
que aquellos que aseguran a los demás miembros de la sociedad el goce de los mismos derechos. Estos límites sólo pueden ser determinados por la ley.
Art. 5º.- La ley no tiene derecho a prohibir más acciones que las nocivas a la
sociedad. Todo lo que no está prohibido por la ley no puede ser impedido, y nadie
puede ser constreñido a hacer lo que ella no ordena.
Art. 6º.- La ley es la expresión de la voluntad general. Todos los ciudadanos
tienen derecho a concurrir, personalmente o por medio de representantes, a su formación. Debe ser la misma para todos, sea que proteja o sea que castigue. Todos los
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Andy Daitsman
ciudadanos, siendo iguales a sus ojos, son igualmente admisibles a todas las dignidades, cargos y empleos públicos, según su capacidad y sin otra distinción que la de
sus virtudes y talentos.
Art. 7º.- Ningún hombre puede ser acusado, arrestado ni tenido sino en los casos
determinados por la ley y con las formalidades prescritas en ella. Los que soliciten,
expidan, ejecuten o hagan ejecutar órdenes arbitrarias, deben ser castigados; pero
todo ciudadano llamado o preso en virtud de la ley debe obedecer al instante y si
resiste se hace culpable.
Art. 8º.- La ley no debe establecer otras penas que las estricta y evidentemente
necesarias, y nadie puede ser castigado sino en virtud de una ley establecida y promulgada con anterioridad al delito, y legalmente aplicada.
Art. 9º.- Debiendo presumirse todo hombre inocente mientras no sea declarado
culpable, si se juzga indispensable arrestarlo, todo rigor que no sea necesario para
asegurar su persona, debe ser severamente reprimido por la ley.
Art. 10.- Nadie debe ser molestado por sus opiniones, aunque sean religiosas,
con tal de que su manifestación no perturbe el orden público establecido por la ley.
Art. 11.- La libre comunicación de los pensamientos y de las opiniones es uno de
los más preciosos derechos del hombre; por lo tanto, todo ciudadano puede hablar,
escribir e imprimir libremente, salvo la responsabilidad por el abuso de esta libertad, en los casos determinados por la ley.
Art. 12.- La garantía de los derechos del hombre y del ciudadano necesita una
fuerza pública; por lo tanto, esta fuerza se halla instituida en beneficio de todos, y no
para la particular utilidad de aquellos a quienes es confiada.
Art. 13.- Para el mantenimiento de la fuerza pública y para los gastos de administración, es indispensable una contribución común. Esta debe ser repartida por
igual entre todos los ciudadanos, en razón de sus medios.
Art. 14.- Todos los ciudadanos tienen el derecho de comprobar por sí mismos o
por medio de sus representantes, la necesidad de la contribución pública, de consentirla libremente, seguir su empleo, y determinar la cualidad, la cuota, el sistema
de cobro y la duración.
Art. 15.- La sociedad tiene derecho a pedir cuenta de su administración a todo
empleado público.
Art. 16.- Toda sociedad en la cual la garantía de los derechos no está asegurada,
ni determinada la separación de los poderes, carece de constitución.
Art. 17.- Siendo la propiedad un derecho inviolable y sagrado, nadie puede ser
privado de ella, sino cuando la necesidad pública, legalmente justificada, lo exija
evidentemente y a condición de una justa y previa indemnización.
Fuente: Pacheco G., Máximo, Los derechos humanos. Documentos básicos,
segunda edición actualizada, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1992, pp. 50-52.
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