La crisis del Guano y la ilusión del salitre: 1870 a 1879 En 1865, Manuel Pardo fue nombrado Secretario de Hacienda por el gobierno de Mariano Ignacio Prado, integrando así el famoso Gabinete de los Talentos durante la Guerra con España. Más tarde, entre 1869 y 1872, fue Alcalde de Lima. En este cargo mostró dotes de eficiencia y liderazgo. Cuando el Estado puso fin al sistema de consignaciones del guano para entregarlo como monopolio a la empresa Dreyfus, alentó la organización de la Sociedad Independencia Electoral en 1871. En las elecciones de 1872 la Sociedad se transformaría en el Partido Civil, el primer partido político moderno de la historia peruana que estaba integrado por empresarios y hombres formados en universidades europeas. Pardo fue el líder del partido y su primer candidato a la presidencia de la República. Los proyectos modernizadores y las ideas liberales de este conjunto de civiles que habían decidido ingresar en la vida política peruana parecían las claves para usar mejor los enormes recursos del guano. Lamentablemente la buena suerte parece serle esquiva al Perú. Entre 1870 y 1872, el precio del guano en el mercado mundial cayó casi todo lo que había subido entre 1840 y 1870. Por esta razón fue que Manuel Pardo y Lavalle recibió en 1872 un Estado en una grave situación fiscal: pocos ingresos por el guano y muchas deudas con los acreedores ingleses que le habían vuelto a prestar. En 1872 la Casa Dreyfus dejó de enviar puntualmente las remesas mensuales al Estado peruano y, finalmente, se retiró del negocio en 1875. El gobierno debió reducir drásticamente el gasto del Estado: dejó de pagar sus deudas, despidió a muchos empleados del Estado y licenció a la mitad de los efectivos de su fuerza armada (de 12 mil a solo 6 mil). También tuvo que paralizar las obras públicas, aunque no estuvieran terminadas como el ferrocarril central andino que quedó detenido a pocos kilómetros de La Oroya. En aquellos años casi no se discutió la posibilidad de cobrarle impuestos directos a la clase alta (hacendados, mineros, grandes comerciantes que habían estado ligados al guano), se consideró inadecuado restaurar la contribución de indios y se prefirió buscar un recurso salvador de la economía peruana. Una vez más el Perú tenía en su territorio un fertilizante cuya demanda venía creciendo, al igual que su precio, y que ya había desplazado al guano en el mercado mundial: el salitre. Este recurso estaba siendo explotado libremente por empresarios chilenos y algunos británicos en la sureña provincia de Tarapacá. El gobierno de Pardo, agobiado por la crisis fiscal, en 1873 decretó el Estanco del Salitre por el cual sólo el Estado podía exportar los nitratos, quedando los particulares obligados a venderle toda su producción a un precio inferior al del mercado internacional. En 1875 se radicalizó la medida al ordenar la expropiación de las salitreras de Tarapacá por parte del Estado peruano. No se tomaron en cuenta los reclamos que hicieron las delegaciones diplomáticas de Chile y Gran Bretaña en el Perú. El Estado decidió que necesitaba tener el monopolio del recurso. De inmediato formó la Compañía nacional del salitre, cuyo manejo fue concedido a algunos ex consignatarios nacionales y al francés Dreyfus. Para 1878 el salitre se convirtió en el 30% de los ingresos del Estado. Aunque era aún muy poco lo que este nuevo recurso estaba rindiendo en comparación con lo que daba el guano, al estallar la guerra con Chile en 1879 la economía peruana daba síntomas de recuperación La guerra llegó para matar esa ilusión.