El Realismo literario

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Anexo IV
El Realismo literario
1. EL REALISMO
MARCO HISTÓRICO
En Europa van teniendo gran importancia la industrialización y los movimientos
obreros, asociados a ella. España los incorpora lentamente. El poder económico
reside fundamentalmente en la burguesía, apegada a la realidad del momento
(rompe con los ideales del Romanticismo). Crecimiento de la banca, la industria y
el comercio. Triunfo de las ideas positivistas, dando importancia a todo lo que
procede de la experiencia y la observación. Junto a los avances científicos, se
dan numerosos avances técnicos (fotografía, teléfono, telégrafo, máquina de
vapor…).
EL REALISMO Y EL NATURALISMO
Son las dos corrientes literarias fundamentales de la segunda mitad del siglo XIX.
Surgen para reflejar la realidad tal como es, como una reacción contra la
estética romántica y sus excesos. Utilizan especialmente la novela, por su gran
extensión y permitir reflejar múltiples facetas de la sociedad (historias, caracteres,
ideas…).
Realismo
Se interesa por la realidad externa, frente a la exhibición de la intimidad del autor
del Romanticismo. El autor habla de lo que le rodea, y no de sí mismo,
observando todo meticulosamente e intentando dar una referencia objetiva de
1
eso. La atención se centra en lo próximo y fácilmente observable más que en lo
lejano y exótico. Se tiende a hablar de escenas de la vida cotidiana y de temas
económicos, sociales e ideológicos del momento. Se utiliza una expresión sobria y
precisa, cediendo la intención estética frente al propósito docente. Frente al
idealismo y apasionamiento romántico, el autor se caracteriza por un espíritu
sensato, moderado y práctico, es decir, burgués. Los personajes están sacados de
la vida de la época (descripciones minuciosas, físicas y psíquicas). Usan un
lenguaje adecuado a cada uno, mezclando lo culto y lo vulgar, con giros
coloquiales, muletillas… Se relaciona la vida privada de los personajes con la vida
pública en la que se desenvuelven, cercana al escritor y al lector. Los escenarios
son cercanos y reconocibles por el lector (calles, casas y paisajes próximos y
reales). El narrador es omnisciente: conoce perfectamente el ambiente, a los
personajes y valora y emite juicios sobre ellos o los hechos. Se plantean posturas
ideológicas y reflexiones sobre los valores morales de la sociedad.
Naturalismo
Surge hacia 1870, derivado del Realismo, pero con algunos elementos nuevos. Su
autor más significativo es Émile Zola. Aparece marcado por el determinismo
positivista: los hechos psíquicos que obedecen a leyes tan inexorables como los
fenómenos físicos. Se escogen ambientes de degeneración y miseria y personajes
marginales para mostrar los instintos más brutales y primarios del hombre y la
opresión ejercida sobre los humildes por una sociedad injusta. En consecuencia,
asume un compromiso social y político frente al egoísmo de la poderosa clase
burguesa.
Autores realistas más detacados:
Inglaterra: Charles Dickens: Oliver Twist, David Copperfield, Papeles del Club
Pickwick.
Francia: Honoré de Balzac: La comedia humana. Gustave Flaubert: Madame
Bovary. Stendhal: Rojo y negro, La cartuja de Parma. Victor Hugo: Nuestra Señora
de París, Los miserables. Émile Zola (Naturalismo): Germinal.
Rusia: Lev N. Tolstoi: Guerra y paz, Ana Karenina. Fiodor M. Dostoievski: Crimen y
castigo, Los hermanos Karamázov, El jugador, El idiota.
EL REALISMO EN ESPAÑA
Por encima de los demás géneros, utiliza la novela, por considerarla el vehículo
más adecuado para reflejar la sociedad y la realidad. Comienza con la
aparición, en 1868, de La fontana de oro, de Pérez Galdós. Hay varias tendencias
dentro del realismo, según los aspectos de la realidad que reflejan y las
orientaciones ideológicas.
BENITO PÉREZ GALDÓS (1843-1920)
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Nace en Las Palmas de Gran Canaria, aunque realiza sus estudios (Derecho) en
Madrid, donde pasa el resto de su vida. Participa en la política de la época (fue
diputado dos veces), radicalizando sus posturas progresivamente. Desde muy
joven se dedica a la literatura, debiéndose a él la renovación de la novela
española. En su amplia producción literaria muestra los distintos enfoques que
adopta la narrativa: realismo, naturalismo y espiritualismo. Además de la novela,
también es importante su producción teatral.
Los Episodios Nacionales
Son 46 volúmenes, agrupados en cinco series:
1ª: Referida a la Guerra de la Independencia: Trafalgar (1873), Bailén, Zaragoza…
2ª: Trata de las luchas políticas entre absolutistas y liberales, hasta la muerte de
Fernando VII: El equipaje del rey José, El terror de 1824.
3ª: Dedicada a la guerra carlista.
4ª: Desde la revolución del 48 hasta el destronamiento de Isabel II.
5ª: Hasta la restauración borbónica.
Ofrece una historia novelada del siglo XIX español. Pasa de un tono épico de las
primeras novelas a transmitir desengaño en las últimas con las intrigas políticas
posteriores. Historia y novela se entrecruzan con una técnica animada y realista,
mostrando una imagen verosímil de la época en que se ambientan.
Las novelas de la primera época
En esta época está muy influido por la ideología krausista y se siente preocupado
por las resonancias sociales del problema religioso.Resultado de su liberalismo
anticlerical son las novelas de tesis en que la realidad queda excesivamente
esquematizada. Opone el mundo liberal (partidario del progreso, el trabajo y el
respeto) y el tradicional (intransigente, fanático, adicto a la Iglesia).
Consiguientemente, según sus ideas los personajes son “buenos” o “malos”, sin
reconciliación posible. Obras: Doña Perfecta (odioso personaje que causa la
muerte de un ingeniero de amplios ideales), La familia de León Roch, Gloria (las
diferencias religiosas separan a dos jóvenes que se aman), Marianela.
Las “Novelas españolas contemporáneas”
Abandona la defensa de una tesis para centrarse en la descripción de la
sociedad española de la época, especialmente la madrileña. Adopta una
técnica realista cercana al naturalismo, mostrándose como un gran observador
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de la realidad y creador de caracteres. Aparecen personajes de todas las clases
sociales, pero sobre todo de la clase media, con sus virtudes y vicios. Esta
sociedad le desilusiona, ya que no tiene ideales y es mediocre, incapaz de
reformar la sociedad, como había pensado. Obras: Tormento, Fortunata y
Jacinta, Tristana, Miau, la serie de Torquemada.
Las novelas espiritualistas
Pasa del materialismo anterior a centrarse en el espíritu, exaltando la justicia y el
amor de los personajes sobre las mezquindades de la sociedad. Obras: Nazarín,
Misericordia.
LEOPOLDO ALAS, CLARÍN (1852-1901)
Nació en Zamora en 1852 y muere en Oviedo en 1901, donde había residido la
mayor parte de su vida. Fue catedrático de Derecho, pero destaca sobre todo en
la literatura, como crítico y como narrador. Como crítico se caracteriza por su
acritud y su fina intuición para descubrir valores literarios. Su tono es fuertemente
liberal y sus comentarios son duros, agrios y satíricos. Escribe numerosos artículos
llamados Solos y Paliques. Como narrador, escribe dos novelas extensas (Su único
hijo, La Regenta), varias novelas cortas (Pipá, Doña Berta) y cuentos (El gallo de
Sócrates, ¡Adiós, Cordera!).
Estilo Se inspira en la realidad, que intenta exponer objetivamente.
Utiliza una descripción detallista, pormenorizada, tanto para personajes como
para el ambiente. En los personajes describe minuciosamente su modo de pensar,
su psicología. En el ambiente, recrea lo que le rodea a él mismo (Oviedo y sus
alrededores). Emplea un lenguaje “natural, sencillo, expresivo y modesto”,
adaptado a las características de cada personaje. Busca denunciar los males y la
hipocresía de la sociedad que le rodea.
La Regenta (1885)
Para muchos, es la segunda mejor novela de la literatura española, después de El
Quijote. Fue publicada en dos partes, cada una de 15 capítulos, que narran
respectivamente, la primera, 3 días y, la segunda (más extensa) 3 años.
Características:
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Tiene gran importancia la caracterización psicológica de los personajes. Su retrato
moral lo hace por medio de los recuerdos del pasado, las dudas, deseos,
frustraciones y ambiciones. Son personajes en permanente conflicto personal y
moral. Describe con detalle a muchos personajes secundarios por su relación
directa con la historia o para recrear el ambiente de Vetusta. Hace una crónica
de la ciudad (habitantes, costumbres, fiestas, calles…) y una fuerte crítica social,
con un humor irónico y amargo. Vetusta es un trasunto de la sociedad española
de la época, dominada por los convencionalismos y el desdén por las
innovaciones. Todos los grupos sociales son caracterizados, reservando una
especial dureza para la Iglesia y la aristocracia.
Estilo
Se caracteriza por la perfección formal. Adapta el ritmo narrativo a los
acontecimientos que relata. En la primera parte (3 días), abundan las
descripciones minuciosas y los recuerdos del pasado. En la segunda parte (3
años), la acción avanza a un ritmo mucho más rápido, incluso tiene
anticipaciones que anuncian el desenlace. Hay abundantes diálogos, monólogos
y disertaciones del autor.
1.2 Selección de textos
La sociedad presente como materia novelable
“Imagen de la vida es la Novela, y el arte de componerla estriba en reproducir los caracteres
humanos, las pasiones, las debilidades, lo grande y lo pequeño, las almas y las fisonomías, todo lo
espiritual y lo físico que nos constituye y nos rodea, y el lenguaje, que es la marca de raza, y las
viviendas, que son el signo de familia, y la vestidura, que diseña los últimos trazos externos de la
personalidad: todo esto sin olvidar que debe existir perfecto fiel de balanza entre la exactitud y la
belleza de la reproducción”.
Benito Pérez Galdós
Misericordia
Tenía la Benina voz dulce, modos hasta cierto punto finos y de buena educación, y su rostro
moreno no carecía de cierta gracia interesante que, manoseada ya por la vejez, era una gracia
borrosa y apenas perceptible. Más de la mitad de la dentadura conservaba. Sus ojos, grandes y
oscuros, apenas tenían el ribete rojo que imponen la edad y los fríos matinales. Su nariz destilaba
menos que las de sus compañeras de oficio, y sus dedos, rugosos y de abultadas coyunturas, no
terminaban en uñas de cernícalo. Eran sus manos como de lavandera y aún conservaban hábitos
de aseo. Usaba una venda negra
bien ceñida sobre la frente; sobre ella, pañuelo negro, y negros el manto y vestido, algo mejor
apañaditos que los de las otras ancianas. Con este pergeño y la expresión sentimental y dulce de
su rostro, todavía bien compuesta de líneas, parecía una Santa Rita de Casia que andaba por el
mundo en penitencia. Faltábanle sólo el crucifijo y la llaga en la frente, si bien podía creerse que
hacía las veces de ésta el lobanillo del tamaño de un garbanzo, redondo, cárdeno, situado como
a media pulgada más arriba del entrecejo.
Benito Pérez Galdós
Actividades
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1. Realiza un resumen del texto
Fortunata y Jacinta
Se consideraba Fortunata en aquel caso como ciego mecanismo que recibe impulso de
sobrenatural mano. Lo que había hecho, hacíalo, a juicio suyo, por disposición de las misteriosas
energías que ordenan las cosas más grandes del universo, la salida del Sol y la caída de los
cuerpos graves. Y ni podía dejar de hacerlo, ni discutía lo inevitable, ni intentaba atenuar su
responsabilidad, porque esta no la veía muy clara, y aunque la viese, era persona tan firme en su
dirección, que no se detenía ante ninguna consecuencia, y se conformaba, tal era su idea, con ir
al infierno.
«Esto de alquilar la casa próxima a la tuya -dijo Santa Cruz-, es una calaverada que no puede
disculparse sino por la demencia en que yo estaba, niña mía, y por mi furor de verte y hablarte.
Cuando supe que habías venido a Madrid, ¡me entró un delirio...! Yo tenía contigo una deuda del
corazón, y el cariño que te debía me pesaba en la conciencia. Me volví loco, te busqué como se
busca lo que más queremos en el mundo. No te encontré; a la vuelta de una esquina me
acechaba una pulmonía para darme el estacazo... caí».
-¡Pobrecito mío!... Lo supe, sí. También supe que me buscaste. ¡Dios te lo pague! Si lo hubiera
sabido antes, me habrías encontrado.
Esparció sus miradas por la sala; pero la relativa elegancia con que estaba puesta no la afectó. En
miserable bodegón, en un sótano lleno de telarañas, en cualquier lugar subterráneo y fétido
habría estado contenta con tal de tener al lado a quien entonces tenía. No se hartaba de mirarle.
«¡Qué guapo estás!».
-¿Pues y tú? ¡Estás preciosísima!... Estás ahora mucho mejor que antes.
-¡Ah!, no -repuso ella con cierta coquetería-. ¿Lo dices porque me he civilizado algo? ¡Quia!, no lo
creas: yo no me civilizo, ni quiero; soy siempre pueblo; quiero ser como antes, como cuando tú me
echaste el lazo y me cogiste.
-¡Pueblo!, eso es -observó Juan con un poquito de pedantería-; en otros términos: lo esencial de la
humanidad, la materia prima, porque cuando la civilización deja perder los grandes sentimientos,
las ideas matrices, hay que ir a buscarlos al bloque, a la cantera del pueblo.
Fortunata no entendía bien los conceptos; pero alguna idea vaga tenía de aquello.
«Me parece mentira -dijo él-, que te tengo aquí, cogida otra vez con lazo, fierecita mía, y que
puedo pedirte perdón por todo el mal que te he hecho...».
-Quita allá... ¡perdón! -exclamó la joven anegándose en su propia generosidad-. Si me quieres,
¿qué importa lo pasado?
En el mismo instante alzó la frente, y con satánica convicción, que tenía cierta hermosura por ser
convicción y por ser satánica, se dejó decir estas arrogantes palabras:
«Mi marido eres tú... todo lo demás... ¡papas!».
Elástica era la conciencia de Santa Cruz, mas no tanto que no sintiera cierto terror al oír expresión
tan atrevida. Por corresponder, iba él a decir mi mujer eres tú; pero envainó su mentira, como el
hombre prudente que reserva para los casos graves el uso de las armas.
Benito Pérez Galdós
Actividades
1. En este pasaje intervienen dos personajes: Fortunata, una muchacha de humilde origen
social, y Juanito Santa Cruz, hijo de una de las más importantes familias de la época.
Ambos han sido amantes, pero Juanita acabó casándose con Jacinta, una mujer de su
clase. Fortunata, por su parte, también ha contraído matrimonio. En este momento, los dos
personajes se vuelven a reencontrar. En tales circunstancias, ¿cómo valora Fortunata su
situación en el primer párrafo?, ¿quién cree que guía sus acciones?
2. Se suele considerar a Galdós como un maestro en el arte del diálogo: analiza los diálogos
de este fragmento y fíjate en las particularidades de la lengua de cada uno de los
personajes.
3. Fortunata, a diferencia de Juanito, es una persona del pueblo. Precisamente en este texto
6
ambos hacen referencia al pueblo: ¿con qué sentido?
4. Aunque las intervenciones del narrador no son muy extensas en este fragmento, sí permiten
que observes los rasgos principales de su estilo y la consideración en que tiene a sus
personajes. Anota lo que juzgues más importante de ambos aspectos.
La Regenta
«¡Pero ese hombre está loco!», pensaba Quintanar, que le seguía jadeante, con un palmo de
lengua colgando y a veinte pasos otra vez.
El Magistral procuraba orientarse, recordar por dónde había bajado pocas horas antes de la casa
del leñador (1). Se perdía, confundía las señales, iba y venía... y don Víctor detrás, librándose de
las arañas como de leones, de sus hilos como de cadenas.
«Lo mejor es subir por la máxima pendiente, ello está hacia lo más alto... pero arriba hay meseta,
vaya usted a buscar...».
Se detuvo. Como si nada hubiera dicho don Víctor, con cara amable y voz dulce y suplicante
advirtió: -Señor Quintanar, si queremos dar con ellos tenemos que separarnos; hágame usted el
favor de subir por ahí, por la derecha...
Don Víctor se negó, pero el Magistral insistiendo, y con alusiones embozadas al miedo positivo de
su compañero, logró picar otra vez su amor propio y le obligó a torcer por la derecha.
Entonces, en cuanto se vio solo, De Pas subió corriendo cuanto podía, tropezando con troncos y
zarzas, ramas caídas y ramas pendientes... Iba ciego; le daba el corazón, que reventaba de celos,
de cólera, que iba a sorprender a don Álvaro y a la Regenta en coloquio amoroso cuando menos.
« ¿Por qué? ¿No era lo probable que estuvieran con ellos Paco, Joaquín, Visita, Obdulia y los
demás que habían subido al bosque?». No, no, gritaba el presentimiento. Y razonaba diciendo:
don Álvaro sabe mucho de estas aventuras, ya habrá él aprovechado la ocasión, ya se habrá
dado trazas para quedarse a solas con ella. Paco y Joaquín no habrán puesto obstáculos, habrán
procurado lo mismo para quedarse con Obdulia y Edelmira respectivamente. Visitación los habrá
ayudado. Bermúdez es un idiota... de fijo están solos. Y vuelta a correr cuanto podía, tropezando
sin cesar, arrastrando con dificultad el balandrán (2) empapado que pesaba arrobas, la sotana
desgarrada a trechos y cubierta de lodo y telarañas mojadas. También él llevaba la boca y los
ojos envueltos en hilos pegajosos, tenues, entremetidos.
Llegó a lo más alto, a lo más espeso. Los truenos, todavía formidables, retumbaban ya más lejos.
Se había equivocado, no estaba hacia aquel lado la cabaña. Siguió hacia la derecha,
separando con dificultad las espinas de cien plantas ariscas, que le cerraban el paso. Al fin vio
entre las ramas la caseta rústica... Alguien se movía dentro... Corrió como un loco, sin saber lo que
iba a hacer si encontraba allí lo que esperaba..., dispuesto a matar si era preciso... ciego...
-¡Jinojo! que me ha dado usted un susto... -gritó don Víctor, que descansaba allí dentro, sobre un
banco rústico, mientras retorcía con fuerza el sombrero flexible que chorreaba una catarata de
agua clara.
-¡No están! -dijo el Magistral sin pensar en la sospecha que podían despertar su aspecto, su
conducta, su voz trémula, todo lo que delataba a voces su pasión, sus celos, su indignación de
marido ultrajado, absurda en él.
Leopoldo Alas Clarín
(1)
(2)
Lugar donde pocas horas antes el Magistral había tenido un encuentro erótico con una criada de la Regenta
Vestidura ancha hasta los pies, que solían usar los eclesiásticos.
Actividades
1. En un día de excursión, una tormenta sorprende a los excursionistas, gentes de la buena
sociedad de Vetusta. Entre ellos se encuentran Ana Ozores (la Regenta) y el tenorio
vetustense don Álvaro Mesía, que la pretende. El confesor de la Regenta (el Magistral don
Fermín de Pas) y su marido (don Víctor Quintanar) salen en su busca. Don Fermín, también
enamorado secretamente de Ana, es el más interesado en encontrarlos. Señala el
contraste entre la actitud del Magistral y la de don Víctor: ¿cuál parece en realidad el
marido de la Regenta?
2. Comenta el retrato de don Fermín de Pas que se ofrece en el texto
7
3. Señala cómo el medio, la naturaleza, se relaciona con la situación y el comportamiento de
los personajes
4. Todo el desarrollo de la escena está hábilmente graduado por el autor: señala los medios
de que se vale el narradorpara que vaya creciendo la tensión a lo largo del fragmento y
juzga en relación con ello el modo en que finalmente se resuelve la situación.
5. Clarín intercala en sus narraciones diálogos y pensamientos valiéndose tanto del estilo
directo, como del indirecto y del indirecto libre. Indica en el texto ejemplos de estos tres
procedimientos narrativos.
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