Vidas Truncadas

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Vidas Truncadas
4TO CERTAMEN LITERARIO
“De Ana Frank a nuestros días”
Para la realización de esta composición, se nos ha dado como punto de
partida el tema de “La memoria como herramienta para la comprensión de los
fenómenos de nuestros días”. A partir de esto, he decidido trabajar con fragmentos
del diario de Ana Frank, en los que se cuenta la vida de esta adolescente durante
el Holocausto Judío de los años 40’, narrado por ella misma antes de ser llevada a
los campos de concentración; y con documentación sobre los hechos ocurridos
durante la dictadura en nuestro país, entre 1976 y 1983, durante la cual se
registraron sistemáticas y terribles violaciones a los Derechos Humanos, tomando
como ejemplo el caso conocido como “La Noche de los Lápices”, acontecido en
septiembre de 1976.
Los temas que trabajaré en este ensayo en relación con estos hechos son
la discriminación, los prejuicios y las violaciones recurrentes a los Derechos en el
mundo, especialmente dirigidas a adolescentes que conocieron en horror infinito, y
la memoria viva de un pasado que no podemos ni debemos olvidar.
A fines de la década de 1930 y a principios de la del 40’, en el contexto de
la Segunda Guerra Mundial, se produjo en toda Europa una masacre en la que
perdieron la vida unas seis millones de personas, mayoritariamente judíos, llevada
a cabo por los Nazis. Para ellos, los judíos encarnaban todos los males, ya que
decían que eran, básicamente, el enemigo racial, que corrompía y contaminaba a
las naciones, debilitándolas. Para ejecutar el siniestro plan, el régimen nazi debió
idear, con una minuciosidad impecable, una sincronizada maquinaria, los “campos
de concentración”, que le permitiera, con la mayor “pureza”, llevarlo a cabo.
El 12 de junio de 1942, con motivo de su decimotercer cumpleaños, los
padres de Ana Frank le regalaron un diario para que ella pudiese escribir cuando
quisiera, del que no se separaría hasta el 4 de agosto de 1944, cuando las SS
alemanas detuvieron a la familia y a aquellos que se refugiaban con ellos. En su
diario, Ana escribió todas sus vivencias durante los dos años de refugiada junto a
los otros siete perseguidos, y todos los episodios que ocurrieron en ‘La Casa de
Atrás’. En cada relato, se observan las diferentes posturas que la joven
adolescente debía adoptar, de acuerdo a las situaciones a las que se enfrentaban:
actitudes normales para su edad, como cuando escribe “Esta mañana ha vuelto a
caer sobre mí una tormenta de palabras (…) Que esto y que aquello, que «Ana
mal» y que «Van Daan bien», que patatín y que patatán”1; actitudes de indignación
hacia el mundo y al suceso que estaba ocurriendo en contra de los judíos, como
en el caso de “¿No es lógico que uno se pregunte por qué se está librando esta
guerra tan larga y difícil? ¿Acaso no oímos siempre que todos juntos luchamos por
la libertad, la verdad y la justicia?”2; y además, gestos y modos que hacen notar la
madurez que debió desarrollar estando encerrada durante tanto tiempo, por
ejemplo aquellas duras palabras que escribe en contra de su padre, cuando
1
2
El Diario de Ana Frank, editorial Debolsillo, edición Contemporánea, 2010. Página 101.
Op. Cit. Página 334.
finalmente le declara como se siente, diciéndole “Si supieras lo mucho que he
llorado por las noches, lo desesperanzada y desdichada que he sido; lo sola que
me he sentido, comprenderías por qué quiero ir arriba. No ha sido de un día para
otro que me las he apañado (…) para saber vivir sin una madre y sin la ayuda de
nadie en absoluto”3. Este cambio de mentalidad frecuente puede ser considerado
como algo típico de la adolescencia, aunque en este caso, Ana Frank tuvo que
forzarse a tomar ciertas decisiones y a adoptar ciertas opiniones que se relacionan
directamente con los hechos que ocurrían en el mundo en ese momento. Es
admirable la forma en la que esta mujercita encaró los problemas a los que tuvo
que enfrentarse.
Entre las tareas más letales durante la guerra estaban los decretos por los
cuales las victimas desaparecían sin dejar rastro. “La gente vivía y desaparecía de
un día para otro en este lugar”, escribió el superviviente del Holocausto, Elic
Wiecel.
Cuarenta años después, en nuestro país, un golpe de Estado anticipó el
surgimiento de un Estado terrorista entre 1976 y 1983. Durante este período, el
terror se diseminó, como una peste, en la vida cotidiana. Los jefes militares
llevaron a cabo un plan macabro, perfeccionando los métodos y sofisticando los
instrumentos creados anteriormente. Como sus predecesores nazis, no querían
dejar ningún rastro de aquellas cosas que entorpecieran su proyecto.
Penosamente, en nuestro país, muchos años después de la tragedia que azotó a
la familia de Ana Frank, la historia volvió a repetirse.
3
El Diario de Ana Frank, editorial Debolsillo, edición Contemporánea, 2010. Página 313.
A mediados de septiembre de 1976 en la ciudad de La Plata un grupo de
estudiantes secundarios fue secuestrado por las Fuerzas Armadas. Este suceso
fue uno de los más representativos dentro de la represión impuesta por esta
dictadura, ya que las desapariciones se realizaron sobre estudiantes, en su
mayoría, menores de edad. Estos estudiantes habían estado reclamando durante
el último año el otorgamiento del boleto de autobús con descuento estudiantil
secundario. Entre los jóvenes secuestrados, y posteriormente torturados, se
encuentran Francisco López Muntaner, María Claudia Falcone, Claudio de Acha,
Horacio Ángel Ungaro, Daniel Alberto Racero, María Clara Ciocchini, Pablo Díaz,
Patricia Miranda, Gustavo Calotti y Emilce Moler, de los cuales solo los últimos
cuatro pudieron sobrevivir. Los restantes continúan “desaparecidos”, término que
les dio el General Jorge Rafael Videla, cuando en 1978 frente a las cámaras de
televisión dijo: “…no están ni vivos ni muertos, están desaparecidos”.
El episodio de La Noche de los Lápices se conoció públicamente durante el
Juicio a las Juntas Militares, en el año 1985, cuando Pablo Díaz, uno de los
jóvenes sobrevivientes, narró su historia ante la justicia. Un año después de ese
testimonio, la historia de “los chicos” de La Noche de los Lápices logró
amplificarse a través del libro escrito por los periodistas Héctor Ruiz Núñez y
María Seoane, y la película, basada en éste, dirigida por Héctor Olivera.
Este caso, al igual que el diario de Ana Frank, son a su vez una invitación a
recordar la vida de aquellos jóvenes que lucharon y participaron para construir un
futuro mejor. Tanto Ana como estos chicos que reclamaban por sus derechos,
tuvieron adolescencias truncadas, cortadas por la violencia y por la injusticia.
Ambos hechos fueron fríamente planificados y argumentados por los
criminales. Dijeron que lo que hicieron fue ‘justo’, y defendieron su postura hasta el
final. Hoy en día podríamos considerar estas persecuciones como injustificables,
debido a que son claras violaciones a los Derechos Humanos, ya que, como dice
el Artículo 1, “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y
derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse
fraternalmente los unos con los otros”4, y el Artículo 2 “Toda persona tiene todos
los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna
de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole,
origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra
condición. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política,
jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una
persona, (…)”5, entre otros. Estas violaciones conllevan una irresponsabilidad por
parte de las autoridades y de cada uno de los ciudadanos.
Después del genocidio de los años 40’, la humanidad juró que la historia
nunca volvería a repetirse. Y, a pesar de todo, en Argentina, así como en otros
lugares del mundo, la situación de lesa humanidad se vivió nuevamente. Hoy en
día pensamos que el hombre ya aprendió, que ya se perdieron suficientes vidas
como para que vuelva a ocurrir un suceso de dicha envergadura. Lo mismo que
pensó el mundo después del Holocausto Judío.
4
5
Declaración Universal de Derechos Humanos. Artículo 1.
Op. Cit. Fragmento del Artículo 2.
No nos olvidemos: la historia siempre parece apuntar hacia otro lado, pero
la maldad y la perversidad encuentran la forma de surgir entre las tinieblas.
Seamos conscientes de lo que hacemos. De cada acción. Porque una decisión
errónea puede llevarnos a que la historia vuelva a repetirse.
Reflexionemos acerca de las consecuencias del uso y abuso del poder, que
me lleva a pensar en las responsabilidades individuales y colectivas, de las
sociedades y de sus gobiernos, frente a las violaciones de los Derechos Humanos
Universales. Los testimonios de personas que estuvieron detenidas, son la voz de
todas las voces que en esos lugares se acallaron. Mantener viva la memoria, es
garantizar a las nuevas generaciones que el triste pasado no vuelva y se repita.
Otro tiempo, otros nombres, el mismo horror, la misma tragedia. Tengamos
memoria. Que sea definitivo el “NUNCA MAS”6.
6
Título del Informe emitido por la CONADEP en 1984.
Bibliografía.
El Diario de Ana Frank. Editorial Debolsillo, Edición Contemporánea. 2010.
Historia Argentina desde 1830 hasta nuestros días. Di Tella, Torcuato. Editorial
Troquel.
“Argentinos”. Tomo 2. Lanata, Jorge.
Making History: World History from 1914 to the Present Day. Christopher
Culpin.
http://www.museodelholocausto.org.ar/fundacion.asp
http://www.abuelas.org.ar
www.me.gov.ar/a30delgolpe/home/pdf/.../16nazismoydictadura
http://portal.educacion.gov.ar/secundaria/files/2010/12/Holocausto-BajaRes.pdf
http://educacionymemoria.educ.ar/primaria/6/terrorismo-de-estado/la-noche-delos-lapices/
http://www.un.org/es/documents/udhr/
La noche de los lápices. Dirigida por Héctor Olivera. 1986.
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