EXPEDICIÓN ANDARIEGOS DE CAMINOS CÓRCEGA 2008 Un recorrido por la isla de la belleza Máximo Chulvi Julio 2008 EXPEDICION CICCP- CÓRCEGA JULIO 2008 Un recorrido por la isla de la belleza Jueves 3 de julio 2008 MADRID – SANTA TERESA DI GALLURA En julio de 2007, el grupo de Andariegos de Caminos salimos de España por vez primera y cumplimos nuestro sueño de ascender el Toubkal, que con sus 4.187 m. es el punto más alto de la cordillera del Atlas marroquí y de toda Africa del Norte. Para entrenar y aclimatarnos hicimos previamente cumbre en el Mulhacén (3.482 m.), techo de la Península Ibérica. Tan alto dejamos el pabellón que este año tuvimos serias dudas sobre qué reto acometer. Finalmente, sacrificamos altura a alcanzar por duración del trekking y belleza paisajística y decidimos realizar un recorrido de diez días por la isla montañosa por antonomasia: ¡Córcega!. Dado que las alturas en Córcega no requerían aclimatación sino entrenamiento, la marcha preparatoria consistió en ascender Cabezas de Hierro, segunda altura del Guadarrama madrileño con sus 2.383 m., pero con una dura pendiente por su cara norte, al ascender por el tubo izquierdo N de la Cabeza Menor, al que llegamos desde Cotos por la senda que nace en el refugio Pingarrón y pasa por el precioso circo de Las Cerradillas. El retorno, tras las Cabezas Mayor y Menor, por el cerro Valdemartín, la Bola del Mundo y la Loma del Noruego hasta el Puerto de Cotos. Tras este aperitivo nos embarcamos en la tarde del jueves 3 de julio en un vuelo de Ryanair que por un módico precio nos transportó de Madrid a Alghero, en el norte de Cerdeña. La organización del viaje fue como siempre coordinada de forma espléndida por Mayte y el trekking lo montó Geographica bajo la dirección de Miguel Angel, quien aportó dos guías, uno de ellos el propio Miguel Angel, buen conocedor de Córcega, siendo el segundo guía el eficaz y siempre atento Erik. En Alghero alquilaron tres furgonetas, dos de ellas para ser conducidas por los guías y la tercera por quien esto escribe, que con mayor o menor fortuna procuró cumplir con su papel auxiliar al menos con todo su empeño. El grupo al completo estuvo formado por María Luisa, Mayte, Juan Manuel, Cristina y Alfonso, Marisa y Juan Manuel, Ana y Jóse, Margarita y Rafa, Zoe y Agustín, Olga y Miguel Angel, Esperanza y Jesús, Alicia y Lorenzo, Cristina y Jesús jr., Teresa y yo mismo. Dada la hora avanzada ya no había ferry disponible para Córcega, por lo que la primera noche la pasamos en Cerdeña, en el hotel L’Ancora de Santa Teresa di Gallura, a unas dos horas de coche desde el aeropuerto y al que llegamos después de una parada para comer unas riquísimas pizzas, como es lógico estando en tierras italianas. 2 Viernes 4 de julio 2008 SANTA TERESA DI GALLURA - CORTE Desayunamos temprano en el hotel y salimos con las furgonetas para embarcar en el ferry que nos llevaría a Bonifacio. La travesía, de poco más de una hora, es magnífica, con las islas de Cerdeña y Córcega siempre a la vista, y el colofón de la misma fue la entrada al puerto de Bonifacio, que constituye un espectáculo imposible de olvidar, con la ciudad vieja cabalgando sobre los blancos acantilados, visible desde todos los ángulos de la estrecha rada que da acceso al puerto natural, uno de los más protegidos del Mediterráneo. Los guías no nos dan tregua y avanzamos hacia el este hasta una solitaria cala, creo que llamada Schiumara, a la que accedimos andando y donde nos dimos un espléndido baño en sus transparentes aguas que, teniendo en cuenta que quien dice esto es mallorquín, casi se podrían equiparar a las de alguna recóndita cala de la isla de Mallorca. Esto es una broma, la cala era insuperable. Tras el baño nos vamos caminando por la costa hasta llegar a Bonifacio, unos seis kilómetros de recorrido, donde comeremos en los pequeños y típicos restaurantes de la ciudadela. Después de comer, carretera y manta hacia Corte, vía Alèria, en un recorrido lentísimo en el que encontramos un formidable atasco provocado por unos vehículos de bomberos que celebraban algún festejo que no logramos descifrar. La lentitud de la marcha nos permitió contemplar con calma los magníficos alcornoques que poblaban las márgenes de la carretera. Pero todo llega a su fin y ya cerca de las nueve de la noche llegamos a Corte. Corte fue capital entre 1755 y 1769 del denominado “gobierno de la nación corsa” de Pasquale Paoli y es una ciudad histórica, que tiene una Universidad con más de 4.000 estudiantes, lo que le da una animada vida invernal. Está edificada sobre una colina dominada por una fortaleza, conservando la ciudad alta su antiguo carácter con sus callejuelas adoquinadas y los viejos edificios. Allí se encuentra nuestro alojamiento, el Hotel de la Paix, un dos estrellas francés más o menos pasable, en el que, al menos, todas las habitaciones tienen baño, aunque los armarios no tengan puertas. La ciudad está situada en el corazón del Parque Regional Natural de Córcega, a los pies de las cimas más altas de la isla, por lo que es el lugar ideal como base para realizar todo tipo de ascensiones y recorridos senderistas. Sábado 5 de julio 2008 CORTE: RESTONICA-TAVIGNANU-CORTE ¡Por fin comenzamos la actividad montañera! Miguel Ángel nos ha citado a las 7.30 h. para desayunar y a las ocho en punto estamos montados en las furgonetas para subir 3 hacia el valle de Restonica. Allí nos separaremos en dos grupos y el primero de ellos, que en adelante voy a denominar de nivel B, va a hacer una marcha algo menos exigente, pero no por ello menos interesante, ascendiendo a los lagos Melo y Capitelo para retornar a las furgonetas y volver en ellas a Corte. Por otra parte, el grupo de mayor nivel, en adelante denominado como nivel A, realizará la travesía Restonica-Tavignanu, ascendiendo a las Bergeries de Capellaccia, a la cota 1.650, punto más alto del recorrido. Esta marcha sigue el sendero denominado Mare a Mare nord y acaba en la ciudad de Corte, concluyendo la caminata en el hotel tras un larguísimo recorrido que estimo en 23 km. y que nos llevó 9 horas justas para ascender 941 m. y descender 1.383 m., dada la menor altitud de Corte respecto al punto de salida, al estar la ciudad a una cota aproximada de 400 m. Pero el recorrido es precioso y durante la ascensión admiramos el macizo del Monte Rotondo (2.622 m.), segunda cima de Córcega, mientras que al llegar a las Bergeries, el colosal Monte Cintu (2.706 m.) apareció de forma súbita ante nuestros ojos permitiéndonos contemplar el techo de Córcega. En una fresca poza nos dimos un reconfortante baño en la bajada, que se hizo algo pesada por su longitud. Por la noche disfrutamos de los restaurantes de Corte y sus terrazas, donde pude probar por vez primera el sanglier (jabalí), plato emblemático de la gastronomía corsa y muy adecuado tras un día montañero pleno de arduos esfuerzos. Domingo 6 de julio 2008 CORTE: EST. VIZZAVONA-MONTE D’ORO El grupo al completo sale en las tres furgonetas a las 8 de la mañana hacia la estación de ferrocarril de Vizzavona donde iniciaremos nuestro camino. A las nueve ya estamos listos para andar y contemplamos con cierta aprensión el enorme macizo del Monte d’Oro que corona el valle a la cota 2.380 y que parece inalcanzable desde los humildes 920 m. de la estación. A los pocos minutos el grupo de nivel B se despide de nosotros, ya que va a continuar por el GR-20 siguiendo el valle de Agnone, mientras que el nivel A inicia la subida, “sin piedad” en palabras de Erik, que hoy va de guía principal, por los bosques que tapizan las partes bajas de la montaña, entre los que podemos observar hayas y abedules, además de los pinos laricios. Poco a poco vamos ganando altura y el bosque se aclara, apareciendo las primeras pedreras. 4 Casi no nos hemos dado cuenta y ¡el bosque ha desaparecido! Llegamos a la alta montaña alcanzando un collado donde paramos unos minutos para reponer fuerzas y admirar el paisaje. Nuestra senda se encarama por unos potentes ventisqueros bordeados por pedreras en un tramo que el mapa denomina “la escala” y que nos obliga a utilizar con frecuencia las manos para progresar. La dura pendiente pronto hace mella en Jesús y le obliga a aminorar la marcha. Pero ¡la cumbre ya no está lejos! Jesús se queda descansando al comienzo de los bloques cimeros, que van a obligar al grupo a exigirse a sí mismo para culminar la pequeña trepada. Erik y yo ayudamos a algunos andariegos en los pasos más complicados y por fin, a las 5h. 10’ desde la salida alcanzamos la ansiada cima del Monte d’Oro que nos ha obligado a superar 1.447 m. de desnivel y poner a prueba nuestros músculos. Las vistas desde la cima son simplemente insuperables, con las grandes montañas de Córcega rodeándonos por doquier y el mar, siempre el mar, de un azul purísimo envolviendo el horizonte. La cima me da paz y tranquilidad, el esfuerzo está olvidado y la camaradería prima sobre cualquier otra consideración: hemos llegado juntos arriba y esto es lo que cuenta. No podemos comer en la cima porque tenemos a Jesús algo más abajo, así que retornamos sobre nuestros pasos para llegar hasta él y, afortunadamente, le encontramos muy recuperado. Al viento fresquito de la montaña vamos a hacer nuestra comida, tan apetitosa y gratificante como siempre que se come en lo alto de las montañas. Estaba previsto que íbamos a continuar hacia el valle de Agnone, pero como es tarde Erik decide con buen criterio volver por el camino de subida, más corto que el otro. A pesar de esta precaución el recorrido total nos va a llevar diez horas y cuarenta minutos, a los que hay que sumar el buen rato que pasamos en la hospedería de la estación, en una mesa al aire libre, bajo los árboles, saboreando un par de cervezas por cabeza, acompañadas de una selección de almendras y frutos secos que reunimos entre todos de las sobras de nuestras mochilas. El otro grupo ya había regresado, por lo que nuestras dos furgonetas llegaron las últimas, como era habitual, a nuestro Hotel de la Paix. 5 Lunes 7 de julio 2008 CORTE: BASTIA - CABO CORSO ¡Día de descanso! Pero no nos vamos a quedar ociosos por lo que enfilamos nuestras furgonetas hacia Bastia y de allí hacia el norte, Cabo Corso, agudo espolón que señala hacia el continente y que contiene espléndidas playas. Visitamos Erbalunga y Macinaggio y allí por el denominado sendero de los aduaneros caminamos varios kilómetros, nos bañamos en la playa y comemos en un chiringuito, francés pero chiringuito al fin y al cabo, en el que no faltaba la cerveza fría. Ya de vuelta, visita de la ciudad antigua de Bastia, sobre todo el puerto viejo, para volver a nuestro cuartel general de Corte y prepararnos para la dura marcha del día siguiente. Martes 8 de julio 2008 CORTE: HAUT ASCO-MONTE CINTU (2.706 M.) ¡Por fin llegó el gran día!: vamos a ascender al techo de Córcega, el Monte Cintu cuyo impresionante macizo alcanza los 2.706 m. y su ascensión por cualquier ruta que se escoja requiere arduo esfuerzo y muchas horas de dedicación. La ruta escogida por Miguel Angel es la de la vertiente Norte, exigente pero también bellísima desde los puntos de vista paisajístico y montañero. Desayunamos como siempre a las 7.30 h. y a las 8.00 h. ya estamos listos para partir hacia la antigua estación de esquí de Haut Ascó, hoy abandonada como tal, pero en la que pervive un pequeño refugio-hotel con restaurante, ya que es una de las etapas del GR-20 y uno de los tres puntos en que este sendero de gran recorrido se apoya en algo parecido a una población (los otros dos puntos son la estación de Vizzavona, desde la que ascendimos el pasado domingo al Monte d’ Oro, y el pequeño pueblo de Bavella). El viaje se retrasó algo, ya que ¡nos dejamos a Lorenzo y Alicia en el hotel! y, claro está, hubo que volver a por ellos. Cuatro andariegas dedicaron el día a visitar Ajaccio, cuna de Napoleón, en tren desde Corte y el resto nos dividimos en dos grupos, el primero de ellos ascenderá al Cintu y el segundo realizará la preciosa travesía de la Punta Stranciacone (2.150 m.). Comenzamos nuestra ascensión a las 9.45, partiendo de la cota 1.420. El sendero se interna en el bosque de pinos laricios y comienza muy suave, incluso con ligeras bajadas. Pronto cruzamos el arroyo Tighiettu por una pasarela y ya desde el primer momento el Cintu se revela exigente y nos obliga incluso a usar las manos para superar los primeros escarpes rocosos. Hemos comenzado a andar con un fuerte viento y esto nos preocupa un poco: ¿qué pasará en la arista somital, por encima de la cota 2.600?. Además por esta cara norte se ven muchos 6 neveros y no estamos seguros si la senda los salva o se ve obligada a pasar por ellos. Reconozco que tengo una cierta preocupación ¿podremos hacer cumbre?, me pregunto. El grupo que intenta la cumbre está compuesto por María Luisa, Mayte, Cristina y Alfonso, Marisa y Juan Manuel, Ana y Jose, Juan Manuel, Rafa, además de mí y, obviamente, Miguel Angel, nuestro guía. La montaña sigue exigente y la fuerte pendiente y los tramos rocosos nos obligan a emplearnos a fondo. Llegamos a unos tramos más erosionados, rodeados por pedreras inestables, con pequeñas cascadas y algún que otro nevero. El ambiente es casi alpino y subo feliz y disfrutando del paisaje. La cima del Cintu, coloreada por los líquenes que tapizan la roca, se ve justo encima de nosotros, aparentemente cerca, pero ¡cuánto esfuerzo nos costará pisarla! A las 4 horas justas conseguimos alcanzar por fin la cresta, nada menos que a la cota 2.600, y allí comemos algo y reponemos fuerzas. El viento no molesta demasiado, por lo que ya sí nos lo creemos ¡vamos a hacer cima!. La cima nos costará una hora y veinte minutos más, ya que la arista es muy compleja y hay que destrepar bastantes metros para poder progresar. En el camino se queda Ana, que prefiere admirar el paisaje sin este destrepe y continuamos los demás. A las tres y diez de la tarde, el Cintu está vencido. La foto da fe: toda Córcega está a nuestros pies y el mar nos rodea por doquier. ¡Objetivo cumplido! Pero más importante todavía: las maravillosas vivencias de cumbre que vamos a disfrutar. En la siguiente foto, Miguel Ángel con el equipo femenino al completo. 7 ¡Tenemos que volver y recoger a Ana!. Iniciamos de nuevo la arista y retornamos al punto en que la senda alcanza la cresta: Allí nos espera la comida, que tanta falta nos hace, y entre bocado y bocado nos extasiamos con el paisaje. El Paglia Orba, el Capu Tafunatu, el Monte Rotondo, el Monte Renoso, cumbres y cumbres de Córcega: Y el mar, siempre el mar, rodeando con su azul prístino todo el perímetro. ¡Increíble! A las cinco de la tarde acometemos la bajada final. Nos va a llevar tres horas y cuarenta y cinco minutos, vamos a resbalar por las pedreras, nos obligará a aferrarnos con las manos a la roca, pero no importa: hemos hecho cumbre y nadie nos quitará el disfrute de haber ascendido esta maravillosa montaña. En total, once horas andando y 1.650 metros de desnivel. El GPS me ha dado sólo un recorrido de 12 km., no sé si será correcto, pero es indiferente: nuestras vivencias son las que valen. Al hotel de Corte llegamos a las once de la noche, algo tarde, pero con el convencimiento de que el esfuerzo ha valido la pena. Miércoles 9 de julio 2008 CORTE-PORTO: C. VERGIO-CAPU TAFUNATU ¡Nos vamos de Corte! Tras cinco noches en el Hotel de la Paix llegó el momento de ir en búsqueda del mar y nuestras furgonetas se dirigen a Porto por una carretera de montaña bellísima en la que los cerdos negros semisalvajes, que casi parecen jabalíes, recorren las cunetas de forma incesante buscando algo que comer. La carretera asciende trabajosamente hacia el Colle di Vergio, a la cota 1.464, confín natural entre los bosques de Aitone y Valdu-Niellu y en el que hay una pequeña estación de esquí alpino. Un par de kilómetros antes del puerto aparcamos en una curva nuestras furgonetas para alcanzar el GR-20 y ascender por él al refugio de Ciottulu di i Mori, situado a la cota 1.990, por lo que es el más alto de Córcega. El GR-20 cruza las Bergeries de Radule y asciende por el valle del río Golo, que deja en su cauce unas espléndidas pozas de cristalinas aguas, conectadas entre sí por pequeñas cascadas. Alcanzamos la cuerda un poco antes del refugio y el mar, siempre el mar, vuelve a ser nuestro referente. 8 Al llegar al refugio abandonamos el GR20 y tomamos una senda que nos lleva al Col des Maures, que separa los impresionantes picos del Capu Tafunatu (2.335 m.) y Paglia Orba (2.525 m.). Mi guía dice que para alcanzar la cumbre del Capu ¡hay que sobrepasar pasos de III y IV!, que ya constituirían pasos de escalada en los que la cuerda sería necesaria. Pero Erik, que hoy es el guía del grupo A, nos dice que sólo vamos a llegar al arco natural que se alza en el centro de la pared cimera. Ni siquiera eso conseguimos, ya que en el Col des Maures hay otro pequeño arco natural y con este nos conformamos. Fotos y más fotos y retornamos al refugio. Allí improvisamos un espléndido picnic que pudimos acompañar con la magnífica cerveza Pietra, con aromas de castañas, y que al módico (sic) precio de 5 € vendían en el refugio, eso sí, en latas de medio litro. Las chovas piquigualdas fueron nuestras fieles compañeras y se disputaron todas las sobras. Con la cerveza, la bajada hasta las furgonetas se hizo mucho más corta, con baño incluido en una de las pozas del recorrido. En total, fueron siete horas y cuarenta y cinco minutos de marcha, con 970 m. ascendidos. La bajada a Porto es increíble, pasando en sólo 25 km. del paisaje alpino del Colle di Vergio a los colores mediterráneos del golfo de Porto. Allí nos alojaremos en el hotel Kallisté, tres estrellas, muy acogedor y situado cerca del mar. La circunstancia de ser conductor de una de las furgonetas y por ello tener que aparcarla, me permitió disfrutar ya este primer día de uno de los espectáculos más fantásticos que se pueda uno imaginar: la puesta del sol en la bahía de Porto. En vano intenté ver el rayo verde, pero no importa mi fracaso, ya que el espectáculo fue incomparable. Jueves 10 de julio 2008 PORTO: LA GIROLATA – BOCCA DI CROCCE Por segunda vez en este viaje vamos a caminar todos juntos, recorriendo la costa en las furgonetas hasta el Col de Pamarella, cota 408. Allí comenzamos a andar, dirigiendo nuestros pasos hacia la Punta Linterniccia, a 780 m., gozando de un paisaje mediterráneo puro, con espeso matorral de lentiscos, madroños, brezos, acebuches, enebros y un pinar salvador del fuerte sol de julio. Pero lo mejor está por llegar: la increíble bajada hasta el nivel del mar de la playa de La Girolata, a la que sólo se puede llegar por mar o andando, con unas vistas sencillamente increíbles, en una mezcla inverosímil de granitos rosáceos, los bosquetes y el mar intensamente azul con playas doradas que las olas lamen suavemente. 9 En la playa comimos, tomamos el sol, seguimos bebiendo cerveza y nos bañamos. Al terminar, Erik y yo iniciamos una tremenda ascensión a pleno sol hasta el Col de Pamarella para recuperar dos de las furgonetas y recoger en la Bocca di Croze, a la cota 265, a parte del grupo, que llegaría hasta este punto después de haber pasado por una solitaria playa cuyo nombre creo era Turana. El resto tenía pensado volver tranquilamente a Porto por mar, en uno de los barcos que hacen ese trayecto. Pero ¡oh desilusión!, los barcos sólo admitían pasaje de ida y vuelta, por lo que todos/todas los que confiaban en el muelle en un cómodo regreso tuvieron que emprender el arduo y caluroso camino que lleva a la Bocca. Al final, con más o menos sed y cansancio, el grupo al completo llegó en buen estado a Porto. Viernes 11 de julio 2008 PORTO: CAPU D’ORTO (1.294 M.) ¡Última montaña! La nostalgia nos invade, pero no vamos a dejar que la pena por que esto se acabe empañe esta ascensión postrera. El Capu d’Orto aparece majestuoso y desafiante visto desde Porto, al nivel del mar, dando una clara imagen de ser inaccesible por la vertiente que domina la villa. Como estamos a muy baja altura el calor nos va a castigar sin piedad, pero esto no nos desanima lo más mínimo. La carretera hacia Los Calanchis (barrancos) de Piana es espectacular, el granito anaranjado-rojizo se descompone en formas fantásticas y la vista no se cansa de buscar parecidos con objetos reales en comparaciones imposibles con osos, elefantes con su trompa, perros, tortugas, águilas…. Los dos grupos nos separamos y los más esforzados iniciamos la ascensión desde la cota 480, bajo un sol de justicia que nos recuerda que estamos en una isla mediterránea, lo que a veces se nos olvida por sus montañas casi alpinas. A pesar de esto, la subida no es pesada y como todavía tengo agua las tres horas justas de ascensión casi se me hicieron cortas, disfrutando del paisaje y de la compañía del grupo. 10 A las doce y veinticinco hacemos cumbre, tras haber ascendido 875 metros y desde la cima nos maravillamos con la vista de Porto, casi a nuestros pies, pero 1.300 metros más abajo. Tenemos que bajar y en la bajada nuestros problemas van a aumentar considerablemente, ya que se nos va a acabar el agua (¡yo había infravalorado la montaña!) y sufriremos un poquito hasta que al fin alcancemos el merendero de Les Roches Bleus, seis horas y media más tarde de nuestra hora de salida. Allí, como si hubiéramos llegado a un oasis, la cerveza nos da nueva vida. Para los conductores, entre los que me incluyo como ya he dicho varias veces, tuvo que ser coca-cola, pero también ésta nos devolvió a la vida. Por la noche, cena de despedida en un precioso restaurante al borde del mar. Brindaremos por lo que hemos hecho y por lo que falta por hacer, agradeceremos a Miguel Ángel y Erik su trabajo y su compañía y quedaremos emplazados para repetir el año que viene ¿en qué montañas? Es indiferente, lo que importan son los momentos, la compañía y las sensaciones. Sábado 12 de julio 2008 PORTO-BONIFACIO-ALGHERO-MADRID ¡El regreso! Como conductor de furgoneta nunca pude imaginar que éste iba a ser el día más duro de la expedición. Pero las carreteras corsas son implacables, no hay variantes de población y los domingueros invadían como una plaga nuestro camino, dado que se iniciaba un puente que culminaba el lunes 14 de julio, fiesta nacional francesa. Salimos antes de las ocho de Porto hacia el norte, por la carretera que ya conocíamos del día de la Girolata, para continuar hacia Calvi en cuyo aeropuerto teníamos que dejar a Rafa, cuyo plan de vuelo era distinto al del resto, ya que llegó un día más tarde. Desde Calvi continuamos hacia el norte hasta que encontramos la carretera que nos llevaría a Corte y luego a Alèria, donde ya enfilábamos directamente hacia el sur hasta Bonifacio. Pero el tráfico era cada vez mayor y más incómodo y al final perdimos el ferry que teníamos previsto, lo que nos permitió una rápida comida en el puertecito de Bonifacio y a las tres y media de la tarde embarcamos hacia Santa Teresa di Gallura. Al llegar y sin perder un minuto nuevamente carretera hacia Alghero, en cuyo aeropuerto estábamos a las siete, con tiempo suficiente para coger el avión de Ryanair. En la espera me dediqué a repasar mis notas montañeras y aquí las resumo: Desnivel total ascendido: 6.650 m. Desnivel total descendido: 7.120 m. Horas de marcha: 51 (sin incluir los días de Bonifacio y Cabo Corso) A las 21.30 horas el avión, un B-737-800, despega y nuestra aventura toca a su fin. Como las despedidas siempre son tristes no voy a relatar ésta, así que me limitaré a mirar hacia el futuro: ¡Hasta el año que viene, en el que seguro habrá una nueva expedición! 11